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  1 Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales Carrera de Sociología Documento de Cátedra 76: Ellis, Carolyn (2004) “A Call of Autoethnographic Stories”, en The Ethnographic I. A Methodological Novel  About Autoethnograph y , Walnut Creek: Altamira Press. Traducción resumida del inglés al español por: Florencia Lederman y Gabriela Plotno (2011) Cátedra de Metodología y Técnicas de la Investigación Social Profesora Titular: Ruth Sautu Este Documento de Cátedra forma parte de una serie que tiene como propósito contribuir a la formación de alumnos de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires en cuestiones vinculadas al diseño y realización de investigaciones científicas en el campo de las ciencias sociales. Su contenido complementa los textos de metodología de lectura obligatoria y optativa incluidos en cada uno de los tres cursos que se dictan en la Carrera. Estos documentos son material de uso interno y no pueden ser incorporados a ediciones impresas ni reproducidos comercialmente. La Cátedra solicita a los usuarios de estos Documentos que citen a sus autores indicando las referencias completas, es decir: autores, fecha, título, número y tipo de documento (traducción, resumen, elaboración propia, etc.). En los casos en que el usuario utilice sólo parte del documento, haciendo referencia a algunos de los autores/obras originales allí incluidos, consignar que fue tomado de nuestro Documento de Cátedra. Por ejemplo: E. O. Wrigth (1985), Classes, London: Verso, citado en Documento de Cátedra II.1., Plotno, G., Lederman, F. & Krause, M. (2007) “Escalas Ocupacionales”.

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Universidad de Buenos AiresFacultad de Ciencias SocialesCarrera de Sociología

Documento de Cátedra 76: Ellis, Carolyn (2004) “A Call of Autoethnographic Stories”, en The Ethnographic I. A Methodological Novel 

 About Autoethnography , Walnut Creek: Altamira Press.

Traducción resumida del inglés al español por:Florencia Lederman y Gabriela Plotno (2011)

Cátedra de Metodología y Técnicas de la Investigación SocialProfesora Titular: Ruth Sautu

Este Documento de Cátedra forma parte de una serie que tiene como propósito contribuira la formación de alumnos de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Airesen cuestiones vinculadas al diseño y realización de investigaciones científicas en el campode las ciencias sociales. Su contenido complementa los textos de metodología de lecturaobligatoria y optativa incluidos en cada uno de los tres cursos que se dictan en laCarrera.Estos documentos son material de uso interno y no pueden ser incorporados a edicionesimpresas ni reproducidos comercialmente.La Cátedra solicita a los usuarios de estos Documentos que citen a sus autores indicandolas referencias completas, es decir: autores, fecha, título, número y tipo de documento(traducción, resumen, elaboración propia, etc.). En los casos en que el usuario utilicesólo parte del documento, haciendo referencia a algunos de los autores/obras originalesallí incluidos, consignar que fue tomado de nuestro Documento de Cátedra. Por ejemplo:E. O. Wrigth (1985), Classes, London: Verso, citado en Documento de Cátedra II.1.,Plotno, G., Lederman, F. & Krause, M. (2007) “Escalas Ocupacionales”.

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Clase 2: El llamado de las historias autoetnográficas

Antes de cada clase, levanto la basura tirada en el suelo y muevo algunas de las sillasque sobran a una esquina. Miro la larga y abultada mesa de conferencias que se ve másatractiva de lo que realmente es. Uno de los alumnos la describió como “con forma deataúd”. Luego de que ella lo dijo pensé, “si, y mata las conversaciones también”. Losestudiantes sentados a cada lado no pueden mantener contacto visual con otros sentadosdel mismo lado, lo que resulta en un constante movimiento de cabezas cuando alguienhabla. Yo me siento en una punta cerca del pequeño pizarrón así puedo ver a todos. Estaposición de poder contrasta con la forma relajada en que normalmente doy clase y mepermite moverme más cómodamente entre una figura más relajada y más autoritaria.

Luego de las usuales tareas de limpieza digo, “hablemos sobre etnografía en general,como una revisión para quienes han tenido un curso de metodología cualitativa y comouna mini-introducción para quienes no lo han tenido. Luego podemos ver que lugarocupa la autoetnografía en ésta imagen”. Los estudiantes toman sus lapiceras,preparados para escribir, y yo saco mis notas, preparada para dar la clase. En esemomento entra Valerie. Jack la sigue. Me sorprende que el haya regresado.

Contextualizando la autoetnografía dentro de la etnografía

  “Antes de comenzar, ¿podríamos hablar sobre los términos metodología cualitativa,etnografía y trabajo de campo? Parece usar estos términos en forma intercambiable”,dice Héctor, inclinándose sobre la mesa.

 “OK, buen lugar para empezar”. Me paro y agarro la tiza. “La metodología cualitativa”,digo escribiendo en el pizarrón, “es el término más general e inclusivo. Refiere a unavariedad de técnicas de investigación y procedimientos asociados al objetivo de intentarcomprender las complejidades del mundo social en que vivimos y como pensamos,actuamos, y construyendo significado en nuestras vidas. Estas prácticas de investigaciónenfatizan el acercamiento a quienes estudiamos, intentando ver el mundo a través de losojos de los participantes, y transmitiendo la experiencia de un modo que sea fiel a susvidas de todos los días1. Las técnicas cualitativas incluyen observación participante,

entrevistas, historias de vida, grupos focales, y teoría fundamentada en datos”. Escribocada término en el pizarrón. “También, métodos autoetnográficos, fenomenológicos,narrativos, performativos, visuales y la mayor parte de los métodos etnometodológicos yfeministas; formas particulares de análisis documental, de contenido, de discurso yconversacional; y algunos tipos de análisis critico, estudios culturales, e investigación-acción”, agrego, mirando a los estudiantes. Hago una pausa, tiza en el aire, tratando dedecidir si seguir adelante o discutir estos términos.

1 Rock, 2001.

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 “¿Qué pasa con la etnografía?”, pregunta Penny, tomando la decisión por mi.

  “Por ahora, busquen el resto de estos términos en el manual de Denzin y Lincoln2 siquieren saber más”, digo. “Si, pasemos a la etnografía. Desarmemos la palabra. Etno 

significa gente o cultura, grafía significa escribir o describir. Etnografía significa entoncesescribir sobre o describir la gente y la cultura, usando observación de primera mano yparticipación en una determinada situación o contexto. El término refiere tanto al procesode llevar a cabo un estudio, como al producto escrito”.

 “¿Y el trabajo de campo?”, pregunta Judy.

 “El trabajo de campo etnográfico incluye todo lo que uno hace para recoger informaciónen el campo, especialmente pasar tiempo en el lugar, conversar con la gente ypreguntar, así como también entrevistas formales y otras formas informales de reunirinformación”.

 “La etnografía es ante todo una perspectiva, un ‘marco para pensar acerca del mundo’,como escribe Stuart Sigman3. Esta perspectiva refleja un modo de ver el mundo –holísticamente y de un modo naturalista- y una forma de estar en el mundo como un

participante involucrado4

. Buddy Goodall observa que uno no elige la etnografía, sino quelo elige a uno. Yo estoy de acuerdo. Muchos etnógrafos cuentan relatos dramáticos sobreaquello que los empujó hacia la etnografía. Para Buddy, fue el momento en que recibió lacarta otorgándole la titularidad de su cargo docente (tenure) en 1984. Su reacción detristeza, más que de exaltación, lo encaminó en una búsqueda para reconectar su almacomo escritor creativo a sus raíces como científico social. Está búsqueda lo llevó a laetnografía5.

 “Para Lyall Crawford, ver a un amigo siendo comido por un cocodrilo cambió su vida. Sevolcó a la etnografía cuando comenzó a interesarse en el ‘misterio de ser una persona’.Comenzó a vivir lo que Dan Rose llama ‘la vida etnográfica’, que para Crawford proveyóun camino para despertarse y prepararse para la muerte” 6.

 “¿Y usted? ¿Qué la llevó a la etnografía?”, preguntó Judy, cuando hice una pausa.

  “Yo siento que siempre fui etnógrafa, desde que era una niña tratando de entender larelación de mis padres, mis relaciones, y los dramas ocultos y no tan ocultos en elpequeño pueblo donde vivía”. Me limpió la tiza amarilla de las manos y me siento.  “Observaba y escuchaba con atención, a menudo –o especialmente- cuando no debía.¿Qué sucede detrás de esas puertas cerradas?, me preguntaba. ¿Qué están pensando y

2 Denzin y Lincoln, 2000b.3 Sigman, 1998, 354.4 Rose, 1990; Rawlins, 1998.5 Goodall, 2000.6 Crawford, 1996, 161; Rose, 1990.

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haciendo? ¿Cuáles son sus motivos? Tempranamente me interesé en la incongruenciaentre lo que la gente dice y lo que hace. La clave para entender estas contradiccionesparecía ser acercarse al mundo como un etnógrafo, que intenta comprender ‘qué sucedeaquí’. Ser entrometido y saber escuchar son los dos pre-requisitos para ser un buenetnógrafo”.

Entre la risa de los estudiantes, Héctor pregunta, “¿todos los etnógrafos comparten

esencialmente la misma visión del mundo y perspectiva?”.  “Para nada”, respondo. “Como deben sospechar, los etnógrafos vienen en distintostamaños y colores. Permítanme hablarles por un momento sobre como veo el ampliocontinuo de etnógrafos, que nos conducirá a posicionar a los autoetnógrafos.

  “La investigación cualitativa cae dentro de un continuo que va desde una orientacióncercana a la ciencia positivista, a una más cercana al arte y la literatura”, digo, mirandomis notas7. “En el medio hay un vasto terreno intermedio donde están presenteselementos de ambas orientaciones”. Dibujo tres columnas en el pizarrón y las encabezo:ciencia, terreno intermedio, arte.

  “Moviéndonos a lo largo del continuo cualitativo, desde la ciencia hasta el arte y laliteratura, encontramos quienes ven la vida social como algo allá afuera a serdescubierto, independiente del investigador; quienes ven la vida social como algo

construido a través de la interacción y la participación en el mundo; y quienes se centranmás cercanamente en la persona describiendo la vida social y los modos y prácticas de ladescripción8. A lo largo del continuo, el foco cambia desde estudiar a los otros que seasume están separados del investigador, a incluir las posiciones, opiniones políticas,valores e historia del investigador que interactúa con otros”. Completo el cuadro conunas cuantas palabras descriptivas mientras hablo: descubierto independientemente,interacción, focalizado en el investigador.

  “En el espectro cualitativo, del lado de la ciencia los investigadores se aproximan a lainvestigación cualitativa como una extensión de la investigación cuantitativa. Soninvestigadores positivistas cuyo objetivo es producir conocimiento proposicional acercadel comportamiento humano, generalizable a poblaciones específicas. Toman unaposición objetiva, neutral y usan métodos formales para producir conocimiento y predecircomportamientos subsecuentes”.

  “Ese es el tipo de investigación con la que estoy familiarizado”, interrumpe Jack. “Lasuposición es que el mundo real existe y puede ser estudiado científicamente. Los

7 Estos párrafos sobre el contínuo entre arte y ciencia están adaptados de Elli y Ellingson, 2000.8 Crotty, 1998; Denzin, 1997.

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investigadores tratan de descubrir las propiedades fundamentales de ese mundo –desarrollan y prueban teorías acerca del ellas. La relación entre los conceptos debe estarclaramente definida y reducida a su forma más simple, ya que los investigadoresintentan explicar una porción de realidad lo más grande posible”.

 “Bien explicado Jack”, lo felicito. “Es bueno para nosotros tener un entendimiento sobreeste tipo de ciencia, aunque en este caso estemos más interesados en el medio del

continuo y en el extremo más cercano al arte. Entre ciencia y arte hay un extensoterreno intermedio de investigadores cualitativos que buscan analizar eventos, encontrarpatrones, y crear modelo desde sus datos. Aquí, los investigadores no adhierenrígidamente a las reglas del empirismo, pero a menudo trabajan desde una visión de larealidad objetiva y externa y se ven a sí mismos como observadores neutrales”.

 “¿Es esta la posición realista de la que habla Van Maanen?”, pregunta Laura, haciendoreferencia a un libro que leyó en una clase sobre métodos cualitativos el año pasado9.

  “Si, exactamente”. Giro hacia el pizarrón, etiqueto la columna del medio “realista” ytacho la columna “ciencia”. Los problemas metodológicos son muy importantes para lamayor parte de los investigadores realistas. En una de las estrategias analíticas másútiles y utilizadas, los investigadores enfatizan la generación de categorías y teoría apartir de una codificación y un análisis sistemático de los datos cualitativos10. Losinvestigadores que utilizan la teoría fundamentada en datos a menudo creen que si seaplica un acercamiento metodológico sistemático y válido se logrará una representaciónmás acertada de la realidad.

  “Al analizar datos, hay quienes adhieren rígidamente a los pasos formales de la teoríafundamentada en datos –notas de datos, clasificación, códigos abiertos, códigos axiales,codificación selectiva- con la escritura de memos a lo largo de todo el proceso11. Otros

ven al proceso en un modo más constructivista social, permitiendo múltiplesinterpretaciones de la realidad social y la generación colaborativa de conocimiento entreel observado y el observador12.

  “Los investigadores realistas privilegian la generación de teorías, tipicidad, ygeneralización a un mundo más amplio, por sobre los relatos evocativos, el detallar

9 Van Maanen, 1988.10 Charmaz, 1990; Glaser y Strauss, 1967; Janesick, 1994.11 Charmaz, 1990; Neuman, 1997; Strauss y Corbin, 1994.12 Charmaz, 2000; Guba y Lincoln, 1994.

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experiencias concretas y las múltiples perspectivas que incluyan las voces de losparticipantes y sus interpretaciones. Tienden a escribir relatos realistas en una vozomnipotente del autor, utilizando pequeños extractos del trabajo de campo pararepresentar las historias de los participantes, ilustrando conceptos generales, patrones ytemas13”. Escribo más palabras ilustrativas en el pizarrón.

  “Durante las últimas dos décadas, sin embargo, muchos investigadores cualitativos se

han movido hacia un énfasis en lo impresionista y los aspectos artísticos del trabajocualitativo”. Escribo las palabras “impresionista / interpretativo” sobre la columna deartes y humanidades14.

 “Trabajando desde una orientación que mezcla las prácticas de las ciencias sociales conuna sensibilidad estética y formas expresivas del arte, estos investigadores intentanrelatar historias que muestren una experiencia corporal, cognitiva, emocional y espiritual.El objetivo es practicar una ciencia social artística, poética y empática en la cual loslectores puedan tener en mente y sentir en sus cuerpos las complejidades de losmomentos concretos de la experiencia vivida. Estos escritores quieren que los lectoressean capaces de ponerse en el lugar del otro, en una cultura de experiencia queprofundice su conciencia social y empatía. Sus objetivos incluyen: ‘uno, evocar laexperiencia emocional en los lectores15; dos, dar voz a historias y grupos de personasque tradicionalmente se deja afuera de la investigación científica16; tres, producir escritos

de alta calidad literaria y artística17

; y cuatro, mejorar la vida de los lectores, losparticipantes y los autores18’”. Para enfatizar, numero con los dedos cada objetivo.

  “El proyecto interpretativo, narrativo, autoetnográfico cuenta con las siguientescaracterísticas que lo identifican: el autor usualmente escribe en la primera persona,haciendo de sí mismo el objeto del estudio19. El texto narrativo focaliza en lageneralización al interior de un solo caso a través del tiempo20. El texto es presentadocomo una historia repleta con un narrador, una caracterización, y una trama, similar aformas de escritura asociadas a la novela, o la biografía. La historia a menudo reveladetalles escondidos de la vida privada y resalta la experiencia emocional. El flujo de lasexperiencias de relaciones es representado en un formato episódico que dramatiza elmovimiento de las vidas conectadas a través del tiempo. Existe una relación reflexivaentre las vidas de los participantes y los investigadores que debe ser explorada. Y larelación entre escritores y lectores es de involucramiento y participación21”.

 “¿Podrías repetirlos?”, pregunta Valerie.

 “Tengo un resumen para darles que contiene esta información”, respondo, sentándome ymirando mis notas22.

  “En lugar de creer en la presencia de una verdad externa y no construida, losinvestigadores de este lado del continuo aceptan una verdad narrativa, lo que significaque las experiencias que describen se convierten en creíbles, naturales, y posibles 23. Através de la narrativa aprendemos a entender el significado y la significancia del pasadocomo incompleto, tentativo y cambiante, de acuerdo con las contingencias de lascircunstancias de la vida actual24. En el trabajo interpretativo, impresionista y narrativo,los autores también se preocupan por cuestiones de validez, confiabilidad y

13 Van Maanen, 1988.14 Van Maanen, 1988; Wolcott, 1995.15 Ellis, 1997.16 De Vault, 1990.17 Richardson, 2000a18 Denzin, 1997; Fine, 1994.19 Jackson, 1989; Tedlock, 1991.20 Geertz, 1973.21 Ellis, 1996b; Bochner, 1994; Bochner, Ellis y Tillman-Healy, 1998.22 Ver apéndice 2.23 Spence, 1982; ver también Bochner, 2001.24Crites, 1971.

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generalización, pero estos términos tienen un significado distinto en la investigaciónnarrativa25”.

Miro para arriba. Los estudiantes están escribiendo furiosamente, “Esto nos lleva al temade esta clase, la autoetnografía”.

Autoetnografía: una introducción

Me paro y dibujo dos grupos de tres círculos interconectados en el pizarrón.

  “Adapté esto de ideas en Wolcott26. El definió a la etnografía como parte arte y parteciencia, pero también es algo en sí mismo” digo, señalando el segmento del círculo de laetnografía que no se superpone con los otros dos.

  “También podemos ver a al autoetnografía de esta manera, saliendo de un modo depensar de uno u otro. Como un tipo de etnografía, la autoetnografía se superpone con elarte y la ciencia; es parte auto, o “yo” (self) y parte ethno, o cultura. Es también algodistinto de las dos, más grande que sus partes”. Digo, completando el segundo juego decírculos superpuestos. “Eso es lo que vamos a buscar acá, qué es eso distinto. De modosimilar a la etnografía, la autoetnografía refiere al proceso y a lo que es producido apartir de ese proceso”.

  “Entonces, ¿es su mayor compromiso en la investigación con la autoetnografía?” 

pregunta Héctor, respondiendo a mi tono apasionado.  “Si, a la etnografía interpretativa o narrativa, de la cual la autoetnografía es una granparte”, respondo, sentándome. “Cuando pasé de la etnografía tradicional a escribiretnografía del “yo” como una trama dialógica, evocativa, desplegada, escénica, sentí unllamado mayor del que sentía con la etnografía tradicional. Amo contar y escribirhistorias. Está en mi alma”.

25 Denzin, 1997.26 Wolcott, 1995.

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 “Eso suena místico”, dice Jack. “Entonces, ¿cómo es este tipo de investigación?, ¿es solocontar historias?”.

  “Las historias son el modo en que los humanos le dan sentido a sus palabras. Lashistorias son esenciales para el entendimiento humano, y no son exclusivas de laautoetnografía. Las historias son el foco de la literatura homérica, las tradiciones orales,el análisis narrativo, y los cuentos de hadas. Dado su importancia, mi argumento es que

las historias deberían ser tanto un sujeto como un método en la investigación en cienciassociales”, respondo.

  “¿Cómo sabe cuando una historia debería ser contada?” pregunta Judy. “Yo hecomenzado un número de historias, pero muchas están incompletas. También hayhistorias que siento que debería escribir pero no lo hago”.

 “Eso es cierto para mí también”, digo. “No estoy segura que distingue la historia pública–la que es contada- de la privada –la que se queda en un archivador; la que debería sercompartida de la que debería ser escrita para tu propio entendimiento y nada más. Perosi se que algunas historias insisten en ser contadas. Como Final Negotiations(Negociaciones Finales) y “There Are Survivors” (Hay sobrevivientes), la historia sobre lamuerte de mi hermano. No podía no contarlas. Sé que esto también suena místico”,admito, mirando a Jack, “y lo fue. Cuando pensaba en esos hechos los pensaba comohistorias”.

 “Esta puede ser una pregunta tonta”, dice Valerie, “¿pero a qué se refiere con historias?¿No es todo una historia?”.

 “El arte postula que una historia ‘sigue ciertas convenciones’” digo, mirando mis notas.  “Contienen ‘elementos similares y siguen patrones similares de desarrollo’. Estosincluyen: (a) la gente presentada como personajes; (b) una epifanía o crisis que proveetensión dramática, alrededor de la cual se resuelven los eventos de la historia, y hacia loscuales se dirige una resolución o explicación; (c) un orden temporal de los eventos; y (d)un punto o moraleja de la historia que provee una explicación y da significado y valor a lacrisis” 27.

  “Mi historia de la enfermedad crónica y muerte de Gene y la historia de la muerterepentina de mi hermano cumplen con ese criterio. En ambos casos, la crisis formó elcentro de la historia, y la historia se dirigía a algún tipo de resolución. Estos dos eventosfueron los más profundos e inquietantes de mí vida. Me sentí obligada a compartir esaparte de la condición humana –la pérdida y la enfermedad. Utilicé la sociología paracomprender estos eventos, y gané entendimiento de conceptos sociológicos y procesos apartir de la experiencia. Algo espiritual, emocional –de la “tripa”- me llevó a escribirsobre lo que había sucedido, y la forma de escritura que resultó fue la historia. Laescritura fue terapéutica, pero hubo algo más indefinible”. Leigh sonríe, pareciendoapreciar mi apertura a los aspectos más espirituales de la vida.

 “La naturaleza mística del proceso no significa que no haya sido trabajo duro. Lo fue”.

 “¿Cuándo sucede, lo místico, quiero decir? ¿Qué elemento debe estar presente para quesienta de ese modo?”, pregunta Judy.

  “Tiendo a escribir historias sobre eventos que me toman por sorpresa y desafían a laconstrucción de sentido que armé para mí misma”, continúo, encantada de estarrespondiendo estas preguntas y descubriendo lo que pienso a medida que hablo. “Escribocuando mi mundo se viene abajo o cuando el significado que he construido para mí misma está en peligro de venirse abajo también”.

 “Yo siento lo mismo”, dice Judy. “Tengo que compartir mi historia acerca de cuidar a mipadre y la decisión de terminar su vida. No puedo sacarme los pensamientos de lacabeza”.

27 Bochner, 2002, 80.

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  “Yo me he sentido de esta forma cuando escribí y re-escribí mi historia sobre abusodoméstico”, dice Penny. “Cada versión me ayuda a comprender mi propia experiencia enuna forma nueva. Es doloroso a veces, insoportablemente, pero abrirme al dolor en vezde ahogarlo me abrió los ojos”.

 “¿Y el corazón?” pregunto amablemente, reconociendo que Penny se arriesgó al hacersevulnerable tan temprano en la clase.

 “¿Qué?”  “¿Abrió tu corazón?”.

 “Ah, sí”, responde Penny. “El escribir me hace mucho más compasiva”.

  “Yo estoy aprendiendo mucho sobre mi misma al escribir también”, dice Leigh. “Me lapaso pensando sobre cómo escribir una historia y cómo transmitir una experienciaespiritual, los sentimientos, los dilemas éticos a los lectores. Quiero decir algo queagregue a la literatura sobre la espiritualidad, así no escribo la historia solo para mí, perotambién para otros atravesando la misma experiencia, y para investigadores que estánintentando comprender que lleva a la gente a la espiritualidad”.

 “Yo solo espero que mi historia sea tan esclarecedora para aquellos que la lean como fuepara mí escribirla”, agrega Penny.

 “Nunca se puede predecir cómo otros van a percibir la historia” prevengo, “o cómo la vana interpretar. En la autoetnografía, a menudo escribimos acerca epifanías en nuestrasvidas, y al hacerlo, nos abrimos a la crítica respecto de cómo hemos vivido. Paranuestros lectores, y para nosotros mismos, nos volvemos nuestras historias”, agregotranquilamente.

 “No sé si quiero que los otros me vean como una mujer abusada”, dice Penny.

 “Pueden llegar a hacerlo –algunos probablemente lo hagan”, respondo. “Y harán algunos  juicios sobre tu vida. Esto es lo que pasó cuando Art y yo escribimos nuestra historiasobre el aborto, la cual tienen que leer para la semana que viene. Ahora somos vistoscomo una pareja que ha tenido –y escrito sobre- un aborto. Dado en lo que nos hemosconvertido, dudo que tomáramos la misma decisión ahora. No estamos seguros de si nosgusta la caracterización, pero como este relato está impreso, está aquí para quedarse.

Los lectores a menudo asumen que uno sigue siendo la historia que escribió”. Tragó condificultad.

 “¿De dónde saca el coraje para escribir esas historias?” pregunta Ken, quien ha estadoescuchando la conversación el silencio.

 “Solo me imagino que hay otra gente con experiencias similares a la mía” respondo, “yque no soy la única que ha sufrido o ha tenido que tomar decisiones difíciles. Cuandopubliqué por primera vez narrativas personales, no sabía cuál iba a ser la respuesta. Unavez que me repuse de las críticas iniciales, encontré que nada realmente malo habíapasado. No perdí mi trabajo, terminé en la cárcel, o perdí a mis amigos; ni fuiseveramente discriminada. La gente habla. Pero hablan de todos modos. Cuando unoprovee la historia, quita un poco la inclinación al chisme, ya que la gente no tiene queespecular respecto de lo sucedido. Uno se los cuenta. Por supuesto, especulan sobre siuno está diciendo ‘La Verdad’ o no, del modo que realmente ocurrió”.

 “¿Cómo maneja las críticas negativas?” pregunta Penny.

 “Quiero que mis historias generen conversación, así que me digo que cualquier respuestaes algo bueno. Uno aprende de los otros, y sobre uno mismo de cómo lo interioriza. Esdifícil a veces, pero si uno no puede salir de su propia experiencia y entrar a laexperiencia de otros sobre la experiencia de uno, entonces está demasiado absorto en sí mismo”.

 “Siempre tengo miedo de que los lectores piensen que estoy demasiado absorta en mimisma”, dice Laura. “¿Cómo responde a esta cuestión?”.

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 “Respondo diciendo que es egoísta pretender que uno está de algún modo por fuera deaquello que estudia, y no está impactado por las mismas fuerzas que los otros. Esegoísta pensar equivocadamente que nuestras relaciones y acciones no requierenpensamiento reflexivo28. Escribir acerca del “yo” es escribir acerca de la experienciasocial, dice Mykhalovskiy. Si la cultura circula a través de todos nosotros, entonces¿cómo puede la autoetnografía no estar conectada a un mundo más allá del “yo”? Estono significa que la autoetnografía nunca sea autoindulgente; puede llevar a la auto-

adoración, o al auto-odio sin ser lo suficientemente autoconsciente o autocrítica, y sintener en cuenta las limitaciones y posibilidades culturales. Cuando eso pasa, lo escrito noes demasiado útil para nadie, ni siquiera para uno29”.

  “¿No piensa que el trabajo de los investigadores cuantitativos está afectado por susexperiencias de vida también?” pregunta Laura.

 “Seguro”, respondo. “Algunos lo reconocen. Por ejemplo, Graham Spanier escribió acercade como su experiencia siendo criado como un niño abusado en una familia disfuncionalafectó su interés en la sociología de la familia, especialmente en la resiliencia de lainstitución de la familia30”.

 “Y a veces el trabajo afecta su vida personal”, dice Judy. “Sandra Bem escribió un librollamado   An Unconventional Family (Una famila no convencional) que mostró cómo susideas sobre la igualdad de género se daban en su familia no convencional31”.

 “Pero cuando los investigadores tradicionales usan sus experiencias de vida”, dice Jack, “no hacen de su experiencia el foco del estudio”.

 “Así es”, respondo.

 “¿Son la mayoría de las respuestas que recibe de su trabajo negativas?”, pregunta Ken.

  “No, usualmente recibo una gran cantidad de respuestas positivas. Mis historiasestimulan a otros a contar sus historias. A veces la gente me dice que una de mishistorias cambió su vida. Tengo que decir que eso es como mana del cielo para unautoetnógrafo. Eso es lo que uno desea –cambiar nuestra vida y la vida de otros-, paramejor por supuesto.” 

 “Penny, ¿qué pensás acerca de esa pregunta?”, pregunto.

 “¿Disculpe?”. “Sobre tener el coraje de escribir una autoetnografía.” 

 “Encontré el escribir y re-escribir tan terapéutico que no podría haber frenado el procesoaún si hubiera querido. Me sentí fortalecida y empoderada al escribir mi historia en laúltima clase que tomé con usted. Los compañeros que leyeron mi historia me apoyaronmucho. Quiero publicarla y escuchar lo que lectores que no me conocen tienen paradecir”.

  “Lo harás”, digo. “Esa es una de las mejores recompensas de este trabajo. La genteresponde a él. Puedo contar con una mano la gente que me ha escrito sobre mi trabajomás ortodoxo, pero he recibido cientos de respuestas a mis historias autoetnográficas”.

 “No son todas positivas, ¿verdad?”, dice Hector.

 “La mayoría lo son. La gente que me escribe directamente usualmente ha sido afectadaen forma positiva por mi trabajo. Sin embargo, algunas críticas han sido negativas”,digo. “Pero la mayor parte de las respuestas negativas me llegan indirectamente. Porejemplo, un colega me dijo que un amigo no leería mi libro a pesar de su insistenciaporque se oponía a las relaciones entre profesores y alumnos. Un profesor me contó de

28 Okely y Callaway, 1992, 2.29 Mykhalovskiy, 1997; ver también Babcock, 1980; Bochner y Ellis, 1996; Oakely y Callaway, 1992;Sparks, 2002.30 Spanier, 1989.31 Bem, 1998.

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uno de sus alumnos en su clase sobre movimientos sociales quien, luego de leer mi librodijo, ‘Esto no es sociología. Todo lo que hizo la autora fue escribir autobiográficamentesobre su vida, utilizando su propia intuición sobre lo que estaba sucediendo.’ El profesorle recordó a su estudiante como su proyecto para la clase había estado basadoprofundamente en su propia experiencia de unirse a un movimiento social.

 “¿Qué sucedió entonces?” preguntó Judy.

 “El profesor dijo que tuvieron una animada discusión sobre la introspección, la biografía yel método”.

  “Y vos Judy, ¿no tuviste respuestas a la historia que publicaste sobre tu discapacidadauditiva?”.

  “¿Qué?” pregunta, tocándose la oreja. Elaboro mi pregunta hablando másdistintivamente.

 “Ah”. Judy sonríe, dándose cuenta que sin querer ha entrado en un mal chiste. “Escribirmis historias ha sido una bendición para mí. Mi tesis de maestría sobre mi discapacidadauditiva me ayudó a comprender mi enfermedad en una forma más profunda,especialmente cuando Carolyn me hizo ir a esos malditos grupos de apoyo.” Decirmaldito es tan poco característico de Judy que los estudiantes se ríen. “No quería vermea mí misma como ‘una de ellos’. Pero cuando lo hice, eso abrió nuevas avenidas de

exploración. Los lectores me han escrito sobre sus experiencias con la discapacidadauditiva. Es emocionante”.

 “Yo tuve una experiencia similar cuando escribí un artículo sobre mi padre para su clasesobre emociones”, agrega Leigh32. “Mi padre está en una institución para enfermosmentales,” explica, mientras que los estudiantes se mueven para hacer contacto visualcon Leigh. Nerviosamente pasa sus dedos por su largo cabello marrón, aunque su voz escalma. “Muy raramente le cuento esa parte de mi vida a la gente, ni siquiera a misnovios hasta que salí con ellos durante mucho tiempo. Cuando la gente me preguntabapor mi padre decía que vivía en otro pueblo, y le inventaba un trabajo. Pensaba que elque estuviera en una institución para enfermos mentales hablaba mal de mí, que lagente se iba a preguntar si yo también estaba loca, o que no iban a querer estarasociados conmigo. Leer mi historia en clase me quitó un peso de los hombros. Luego,otros estudiantes me dijeron que mi historia era poderosa. No parecían pensar distintode mí por tener un padre en una institución mental. Ahora puedo responder preguntassobre mi padre fácilmente”.

  “Recuerdo lo imprecisa que eras sobre tu padre cuando te conocí”, digo. “Pensé quequizá tus padres habían pasado por un divorcio complicado del que no querías hablar.Saber sobre tu padre te transforma en una persona mucho más compleja para mí, y megusta la complejidad.” 

 “A mí también”, concuerda Leigh, terminando con su particular risa.

 “¿Esto responde tu pregunta?”, le digo a Ken.

  “Si, esto es fascinante. Me pregunto si alguna vez estaré tan cómodo como paracompartir mi historia”.

 “¿Te gustaría contarle a la clase algo sobre ella ahora, o preferís esperar?”.

Ken duda, abre la boca para hablar, luego, “creo que voy a esperar”.

 “Ok, esperamos escuchar tu historia cuando estés listo”.

  “¿Cómo sabe cuando la historia es más que solo su propia experiencia?”, preguntaPenny, llenando el silencio.

Miro a Leigh. “Las historias siempre son sobre más que la propia experiencia”, dice.

32 Berger, L., 1997a

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Miro a Judy, “Aprender sobre uno mismo es justificativo suficiente para hacer unestudio.” 

Miro a Jack, que está prestando mucha atención. “Jack, ¿qué pensás?”.

  “Todavía no estoy seguro si esto es investigación. ¿Qué pasa si uno no tiene ningunahistoria para contar?” 

 “Todos tenemos historias para contar”, varios estudiantes agregan al mismo tiempo.

Cuando los estudiantes me miran, digo, “Yo pienso que todas las historiaspotencialmente son sobre más que la propia experiencia. Pero depende de nosotroscontarlas de modo tal que esto sea aparente. Aprenderemos a hacer eso en esta clase.Por supuesto, algunas historias son más interesantes que otras, pero eso es otracuestión. ¿Cómo decidimos si algo es lo suficientemente interesante para ser contado?”.

 “¿Entonces?” dice Laura, golpeando la mesa con los dedos impacientemente y esperandouna respuesta.

 “No respondamos eso todavía. No podemos responder todas las preguntas inquietantesen las primeras clases. Primero, me gustaría hablar sobre el contexto. Particularmente,definir autoetnografía y discutir las diferentes formas de autoetnografía. Por ahora,hablamos principalmente sobre la autoetnografía como la historia personal del

investigador. También quiero explorar el rol de la autoetnografía en la etnografíareflexiva o narrativa, donde el autor se enfoca en un grupo o cultura y usa su experienciaen esa cultura reflexivamente para ir hacia atrás y mirar más profundamente lasinteracciones entre el yo y los otros33.” 

Los estudiantes se mueven para ponerse en una mejor posición para tomar nota, algunosapoyan la cabeza en una mano y codo; otros se sientan derechos; todos buscandoajustar su línea visual hacia mí y el pizarrón. Laura se para y gira todo su cuerpo haciami dirección.

Autoetnografía: definición e historia

  “Autoetnografía refiere a escribir sobre lo personal y su relación con la cultura. En ungénero autobiográfico de escritura e investigación que desarrolla múltiples capas deconciencia”, leo de mis notas34. “Los autoetnógrafos miran hacia atrás y hacia adelante:primero miran a través de una lente etnográfica más amplia, focalizando en el afuera, enaspectos sociales o culturales de su experiencia personal; luego, miran hacia adentro,exponiendo un yo vulnerable que es movido y se mueve a través, refracta y resisteinterpretaciones culturales35. A medida que miran hacia atrás y adelante, hacia adentro yhacia afuera, las distinciones entre lo personal y lo cultural se vuelven borrosas, a vecesmás allá del reconocimiento.

  “Usualmente escritos en primera persona, los textos autoetnográficos aparecen en unavariedad de formas –cuentos cortos, poesía, ficción, novelas, ensayos fotográficos,guiones, ensayos personales, diarios, escritos fragmentados, y prosa de las cienciassociales. Muestran acciones concretas, diálogo, emoción, personificación, espiritualidad einseguridad. Estas características aparecen como historias relacionales e institucionalesafectadas por la historia y la estructura social, que son reveladas dialécticamente através de acciones, sentimientos, pensamientos y lenguaje.

 “Esa es la mejor definición que puedo darles”, digo, levantando la mirada de mi texto.

 “¿Usted fue la primera en usar el término autoetnografía?” pregunta Héctor.

  “Oh, no”, me rio. “Ha estado en circulación por al menos dos décadas. El antropólogoKarl Heider usó autoetnografía en 1975 para referirse al relato de Dani sobre lo que la

33 Ellis y Bochner, 2000.34 Partes de esta sección están adaptadas de Ellis y Bochner, 2000, 739-43.35 Deck, 1990; Neumann, 1996; Reed-Danahay, 1997.

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gente hace, pero David Hayano es usualmente acreditado como el inventor del término.Hayano limitaba el significado a estudios de tipo cultural realizados por antropólogospertenecientes al grupo bajo estudio, en los cuales el investigador es alguien de adentropor ser nativo, por adquirir una familiaridad íntima con el grupo o por adquirir unaafiliación completa en el grupo bajo estudio. Su estudio sobre jugadores de pókerprofesionales, siendo el uno de ellos, es un ejemplo de este enfoque 36.

  “Los científicos sociales a menudo hoy usan el término para referirse a historias queinvolucran el “yo” o incluyen al investigador como un personaje. Los críticos literarios oculturales aplican el término a autobiografías que tímidamente exploran el inter-juego delyo introspectivo y personalmente involucrado con las descripciones culturales mediadas através del lenguaje, la historia, y la explicación etnográfica37. Por ejemplo, Lionnet yDeck describen las memorias de Nora Neil Hurston como una autoetnografía38. En estasautoetnografías, el marco histórico tradicional y las fechas y eventos específicos queusualmente se esperan en las autobiografías son minimizados. En cambio, los autores,como Hurston, intentan demostrar la experiencia vivida y su propia humanidad a lasaudiencias externas”.

 “Así que, ¿es claro dónde está el límite entre el uso literario y el sociológico?” 

 “No creíste que iba a ser tan sencillo, ¿no? Por un lado, la gente sí hace una distinción.Deck, por ejemplo, compara la autoetnografía literaria al trabajo de campo auto-

reflexivo, como el de Shostak’s y Campanzano’s39. El libro de Shostak Nisa: The Life and Words of a !Kung Woman (Nisa: la vida y palabras de una mujer !Kung) cuenta la vidade Nisa, un miembro de los cazadores y recolectores !Kung del desierto de Kalahari enBotsuana. El libro de Crapanzano Tuhami: Portrait of a Moroccan (Tuhami: el retrato deun marroquí) trata sobre un fabricante de baldosas marroquí, quien es un maestro demagia y un gran contador de historias. En estos relatos, los autores se conectaron con laexperiencia del trabajo de campo, y referencian a otros científicos sociales que validanlos personajes en sus historias, mantienen los componentes autobiográficosprincipalmente en la introducción y el epílogo, y enfocan las revelaciones personalesdirectamente en el trabajo de campo, más que en su propio desarrollo personal.

  “Por un lado, estamos hablando de géneros borrosos40. Quiero mantener los límitesdifusos e inclusivos. No quiero entrar en el juego de ‘esto entra, eso no’”.

Miro las notas que preparé sobre el tema, contenta de haber anticipado esta cuestión.  “Los científicos sociales también escriben etnografía literaria y poética”, empiezo. “DanRose, por ejemplo, distinguió entre su propia poesía personal, que no está conectada consu trabajo antropológico, y la poesía de otros antropólogos, como la de Stanley Diamond,quien focaliza en la experiencia etnográfica de los antropólogos en tanto observadores 41.Antropólogos como Edward Sapir y Ruth Benedict han publicado etnografía realista enimportantes revistas antropológicas y poesía personal en revistas literarias42. Ahora, Anthropology and Humanism (Antropología y Humanismo) publica ficción y poesía escritapor antropólogos”.

  “Laurel Richardson, en sociología, ha publicado ensayos en revistas literarias y deciencias sociales, y poesía como etnografía”, agrega Judy43.

 “Buen punto”, digo, contenta de que Judy se haya unido a la discusión que Héctor y yo

estamos teniendo. Ha estado un poco retraída este semestre, con su atención enfocadaen la deterioración de su padre. También soy consciente por conversaciones que hemos

36 Heider, 1975; Hayano, 1979, 100.37 Deck, 1990; Lionnet, 1989, Pratt, 1994.38 Deck, 1990; Lionnet, 1989, Hurston (1942) 1991.39 Deck, 1990; Shostak, 1981; Crapanzano, 1980.40 Geertz, 1980.41 Rose, 1990; Diamond, S. 1982.42 Ver Bruner, 1993, 3.43 Richardson, 1994b; 1995; 1996.

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tenido que por su discapacidad auditiva, a veces se le dificulta entrar en una discusión.Para el momento en que ella escucha la última palabra, alguien más ha entrado en ladiscusión.

  “Entonces, ¿cuándo llamamos a un trabajo en ciencias sociales una autoetnografía?”,pregunta Héctor.

 “En muchos casos, el llamar a un trabajo una autoetnografía o una etnografía depende

del autor, y de quienes escriben sobre el tema. Si un trabajo es llamado ficción orealidad, autoetnografía o memoria, está conectado a las prácticas de escritura. Porejemplo, las autoetnografías en ciencias sociales usualmente contienen citas de otrosescritores académicos, y usan un vocabulario específico de la disciplina. Las etiquetastambién dependen de las prácticas de publicación, como el quién publica un libro, comoes promocionado (por ejemplo, el campo identificado en la tapa) y etiquetado (númerode ISBN), y quien es la audiencia objeto. Finalmente, las prácticas de revisión –quieneslo apoyan, quien la revisa, y quien escribe sobre el- también determinan como esllamada una publicación. Los críticos literarios tratan a algunas autobiografías comoautoetnografías y no a otras. Hurston, quien se ve a sí misma como una ensayista,antropóloga y escritora de ficción, es un buen ejemplo del desorden y la superposición44.

 “Las ciencias sociales clásicas tienden a clasificar a las autoetnografías45 y las historias devida sobre las carreras académicas46 como memorias o autobiografías”.

  “Eso es lo que Zussman hizo con Final Negotiations en su crítica para la revistaContemporary Sociology (Sociología Contemporánea)”, dice Judy47.

  “Así es. Él lo clasificó como una autobiografía y biografía. Zussman cuestionó sipertenecía a la sociología porque no respondía al análisis tradicional de las cienciassociales”.

  “¿Es esta aplicación flexible del término autoetnografía algo bueno o algo malo?”,pregunta Laura.

 “¿Qué pensás vos?”, pregunto.

 “Es algo bueno, porque implica una mayor tolerancia para los diversos propósitos de laetnografía. Todo está más mezclado”, responde Laura.

 “E implica un mayor entendimiento sobre la falibilidad e indeterminación del lenguaje ylos conceptos”, agrega Héctor.

 “¿Es tan importante qué usemos el término autoetnografía?, pregunta Laura. “¿Qué haydel empirismo radical de Jackson, o la autobiografía crítica de Church, por ejemplo?” 48.

 “¿O la etnografía fenomenológica?”, pregunta Judy. “O psico-biografía49”.

 “O narrativas personales, narrativas del yo, auto-historias, ensayos personales, historiasde escritura, etnografía personal, etnografía del yo, etnografía evocativa, auto- patografía, escritura personal, etnografía reflexiva, memoria etnográfica, emocionalismo,etnografía narrativa, etnografía nativa… ¿sigo?”, pregunto retóricamente. “Miren alescrito para el Manual que escribí con Art donde mencionamos más de sesenta términosen la literatura con significados similares a autoetnografía50. Desde mi perspectiva,autoetnografía se ha convertido en el término elegido. Aún los críticos del género lo

usan51

. El amplio uso del término representa un movimiento hacia el reconocimiento dela narrativa personal como su propio género.

44 Lionnet, 1989; Hurston, (1942) 1991.45 Por ejemplo Ellis, 1995a.46 Por ejemplo Berger, 1990; Goetting y Fenstermaker, 1995; Riley, 1998.47 Zussman, 1996.48 Jackson, 1989; Church, 1995.49 McAdams y Ochberg, 1988.50 Ellis y Bochner, 2000.51 Por ejemplo, Gans, 1999; Murphy y Dingwall, 2001.

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 “¿Qué piensa el resto? ¿Es importante estar de acuerdo en un término?”, pregunto.

 “Me parece que es una buena estrategia política”, dice Leigh.

Cuándo pregunto por qué, Leigh responde dudosamente, “Con un término común, todossabrían de que estamos hablando”.

 “¿Por qué es eso político?”.

  “Porque nos daría más poder, haría que la gente vea que una comunidad deinvestigadores están haciendo este trabajo. Los de afuera lo notarían, y la comunidadmás amplia de las ciencias sociales podría estar más inclinada a aceptar su legitimidad yver a sus defensores como un movimiento social”.

 “Bien, ¿y algo de lo qué cuidarse en ese caso?” 

 “De que también podría asustar a la gente”, agrega Penny. “Podrían pensar ‘tenemos queaplastar a esta gente que se está volviendo poderosa y amenazadora’. Quizá deberíamosser más callados y no pretender que estamos haciendo todos lo mismo”, dice Penny enchiste.

 “El sentido de comunidad también va a atraer a otros a la autoetnografía, aquellos quepueden no verse a sí mismos haciendo lo que hacemos porque usan un término distinto.Esto parece más importante que preocuparse por aquellos a quienes podríamos estar

amenazando”, dice Laura. “Estoy de acuerdo. Podríamos asustar a alguna gente, y eso puede llevarlos a criticar loque hacemos, pero conocen el dicho ‘la mala publicidad es mejor que la no publicidad’”,digo, tratando de alivianar un poco la conversación. Mi intento falla.

  “Volvamos al tema del lenguaje en la autoetnografía específicamente”, dice Héctor. Medoy cuenta de que está disfrutando esta discusión sobre el lenguaje y los génerosborrosos, aunque puedo ver por posturas y miradas al reloj que algunos estudiantesestán listos para avanzar. “¿Cuándo uso usted el término por primera vez?”.

  “Guardá la pregunta y nos tomamos un recreo primero. Empezaremos por ahí cuandovolvamos”.

A medida que vuelvo a mi oficina, veo a Jack conversando con Laura. Bien, ella habla su

lenguaje, pero también puede promover una apertura hacia la autoetnografía. Otrosestudiantes hablan y ríen en voz alta en el camino a buscar algo de comer y tomar. Lacamaradería es importante, especialmente en una clase donde se contarán historiaspersonales”.

 “Carolyn”, grita Héctor. Me doy vuelta, y se apura para alcanzarme. “Estoy tratando deentender porque usted es tan apasionada sobre este tema. ¿No es solo una forma deevitar la teoría? ¿O no tener que entrevistar a otra gente? Eso es lo que algunosestudiantes están diciendo”.

Me río, haciendo tiempo hasta sentirme menos a la defensiva. “¿Qué pensás vos?”.

 “Todavía no estoy seguro. Estoy tratando de no formar una opinión hasta escuchar más”.

 “Eso está bien Héctor”.

 “¿Cómo está su madre? Escuché que está enferma”.  “Está teniendo algunos problemas viviendo sola ahora, por su osteoporosis. Estamostratando de decidir qué hacer”.

 “Eso debe ser difícil”, dice Héctor.

 “Lo es”, digo asintiendo, temiendo llorar si digo algo más.

 “Nos vemos en la clase”, dice Héctor.

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Autoetnografía: el término elegido.

  “Veamos, ¿cuándo use por primera vez autoetnografía para referirme a mi propiotrabajo?”, me pregunto a mí misma, a medida que los estudiantes se acomodan luegodel recreo. “En el final de los 80’ y principio de los 90’ estaba casada con términos comointrospección sociológica y sociología emocional 52, y luego narrativa personal 53. Use porprimera vez el término autoetnografía en Final Negotiations, publicado en 1995, junto

con un número de otros términos que significaban autoetnografía, comoetnografía del 

yo, etnografía interpretativa, etnografía experimental, sociología autobiográfica, novelaintrospectiva, novela etnográfica, etnografía introspectiva, relato impresionista y narrativa personal 54. Art y yo también usamos autoetnografía como encabezado de unasección en Composing Ethnography (Componiendo Etnografía) en 1996, y yo la incluí enel título de un artículo publicado en 1997, así como en varias presentacionesanteriormente55. Luego de que Reed-Danahay publicara su libro titulado   Auto/Etnografía56, Art y yo empezamos a usar el término más a menudo”, continúo. “Ahora lo uso en casi todo lo que escribo”.

 “¿Es significativo que palabra usa?”, pregunta Penny.

  “En cierta medida. Puedo trazar mi propia transición a través de los términos quefavorecí a través del tiempo. Noten que al principio parece que les estoy hablando a lossociólogos y tratando de ampliar lo que era considerado en el ámbito de la sociología.

  ‘Introspección sociológica sistemática’ enfatizaba mi interés de hacer que la narrativapersonal siguiera las reglas de la ciencia. Inicialmente presenté mi acercamiento comosistemático y riguroso, y argumenté que era un tipo legítimo de método de las cienciassociales. Luego de una serie de una serie de críticas a mi artículo sobre laintrospección57, decidí que no importaba si mi trabajo era visto como ciencia social, osiquiera sociología, y que estaba tan interesada en las posibilidades artísticas y creativasde lo que estaba haciendo, como en las posibilidades científicas”.

  “Mi siguiente elección, sociología emocional , indicaba mi deseo de personalizar yhumanizar la sociología, y ampliarla para incluir los aspectos vividos de la emocionalidad.Ese interés continuó en la conferencia sobre emociones que dimos con Mike Flaherty en1990, de la cual publicamos Investigating Subjectivity (Investigando la Subjetividad)58.En ese libro incluimos una gran variedad de trabajos sobre la subjetividad, desdetrabajos cualitativos más tradicionales, hasta narrativa personal. Poco tiempo después deeso comencé a cuestionar si cambiar la sociología valía el esfuerzo, o si era siquieraposible.” 

 “¿Cómo logró que publicaran Investigating Subjectivity ?”, pregunta Laura.

 “Mitch Allen era el director de sociología en Sage en ese momento. El se interesó en loque estábamos haciendo y fue a nuestra conferencia. El fue el responsable de que sepublicara el libro y, de paso, es el quién publicó la serie que Art y yo tenemos conAltamira Press (ahora parte de Rowman y Littlefield) sobre ‘Etnografías Alternativas’.Mitch ha sido una parte muy importante de este movimiento, si es que se lo puedellamar así.” 

 “Al mismo tiempo, comencé a recibir respuestas positivas de gente en los márgenes deun número de disciplinas, incluyendo a la sociología, y esta trabajo comenzó a seraceptado en publicaciones que proveen alternativas a la sociología clásica”.

 “¿Cuáles?”, pregunta Laura.

52 Ellis, 1991a, b.53 Ellis, 1993.54 Ellis, 1995a, 310. 55 Ellis, 1995e, 1996c.56 Reed-Danahay, 1997.57 Ellis, 1991a.58 Ellis y Flaherty, 1992.

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 “Las publicaciones editadas por Norman Denzin, por ejemplo, como Studies in Symbolic Interaction, (Estudios en Interaccionismo Simbólico)  , The Sociological Quarterly y luegoQualitative Inquiry. Algunos de los editores de otras revistas cualitativas como Symbolic Interaction, y  Journal of Conemporary Ethnography comenzaron a mostrar interés en lanarrativa personal. También, John Harvey, un psicólogo de la Universidad de Iowaapreció como este trabajo se relacionaba con la pérdida y la muerte. El hizo una críticade Final Negotiations en Contemporary Psychology  (Psicología contemporánea)59 , y

comenzó a incluir narrativa personal en su   Journal of Personal and Interpersonal Loss60 (ahora llamado   Journal of Loss and Trauma), así como en otras de sus coleccioneseditadas61.

 “Por supuesto que mi relación con Art tuvo mucho que ver también”.

Miro mis notas y estoy por cambiar de tema, cuando Judy pregunta, “¿Qué tipo deefecto?”.

 “A ustedes les gusta el chisme”, digo en chiste. “Ok, ok. Conocí a Art en enero de 1990,unos días antes de nuestra conferencia SSSI sobre emociones. El había venido a unacharla que yo había dado en la Escuela de Negocios sobre ‘Introspección sociológicasistemática e investigación sobre emociones’. El me hizo muchas preguntas ese día y nos juntamos a hablar sobre algunos de los temas que él había sacado.” 

 “Sí, claro”, alguien dice en chiste, y todos, incluida yo se ríen. “Bueno, una cosa llevó a la otra”.

 “Detalles, queremos los detalles etnográficos”, dice Laura imitándome.

 “Ok, ok. Fuimos a mi casa a hablar sobre juntar programas para graduados en sociologíay comunicación en la Universidad del Sur de Florida. Yo de casualidad tenía una botellade vino y las luces se bajaron un poco cuando él llegó”, digo en chiste.

 “Más, más”.

 “Van a tener que esperar al libro”.

 “¿Por qué nunca escribiste sobre Art?”, pregunta Judy.

  “Lo hice, más o menos, en el trabajo sobre el aborto” digo, “pero salvo eso, no ha

habido, por suerte, suficientes tensiones en nuestra relación para armar una buenatrama”.

 “¿Siempre tienen que ser cosas negativas las que escribe?”, pregunta Valerie.

 “Esos temas tienen a ser los que si escribimos”, digo. “Art dice que es porque las cienciassociales desde sus inicios se han preocupado en entender la desviación, el mal, ladisfunción, la enfermedad mental, el abuso, y el comportamiento anormal. Yo creo quetiene razón. Pero también creo que esas son cosas que tratamos de resolver, o de lascuales reponernos. Cuando estamos felices, no queremos dejar de hacer lo que estamoshaciendo para escribir sobre ello. La felicidad y lo mundano no siempre son la mejortrama, la que funciona mejor con la acumulación de tensión y usualmente algún tipo deresolución. Incluso es difícil escribir sobre el romance. Cuando escribí sobre enamorarmeen Final Negotiations, parecía una mala novela romántica, o peor, pornografía. Terminésacando mucho de lo mundano y el amor, y expandiendo los celos y la historia trágica dela enfermedad. Siempre pienso en Anne Tyler que escribió   Accidental Tourists y otrostrabajos en los que hace de lo mundano tan intrigante62. Me gustaría ser capaz de hacereso con la autoetnografía. También espero que podamos resolver como escribirevocativamente sobre la felicidad.

59 Harvey, 1995.60 Berger, L. 1997a; Davis, 196; Ellis, 1996b; Perry, 2001b; Secklin, 2001a, b.61 Ellis, 1998a; 2000b.62 Tyler, 1985.

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 “Ok, me fui de tema, el resultado final es que Art y yo vivimos felices por siempre”. Losestudiantes se ríen.

 “¿Cómo influyó la relación en lo que sucedió?”, pregunta Laura.

  “Es difícil contar mi historia con Art sin contar mi historia con la escritura, ya quenuestras vidas y nuestros trabajos están tan mezclados”.

 “Cuente eso”, insiste Laura.

  “Art me influyó a dejar de ser defensiva y a enfocarme en mostrar lo que mi trabajopuede hacer. Hasta que lo conocí, pensé que tenía que empezar cada artículo con una  justificación de mi trabajo como sociología legítima. Ese punto de inflexión se vuelveaparente en ‘Sociología Emocional’. Luego Art y Laurel Richardson leyeron un capítuloescrito para Final Negotiations sobre la muerte de mi hermano. Los dos dijeron que eralo mejor que había escrito y sugirieron que lo publicara por separado. Lo publiqué en1993 como mi primera historia autoetnográfica.” 

 “En 1995 publiqué ‘Speaking of Dying’ en Symbolic Interaction. Lo subtitulé ‘una historiacorta autoetnográfica’, en contraposición con ‘artículo’ o ‘nota de investigación’. Tambiénme referí a ‘The Other Side of the Fence’, publicado en Qualitative Inquiry en 1995, y ‘Maternal Conections’, publicado en 1996 en una colección editada como ‘historias cortasetnográficas’. Me había cansado de escribir del modo ortodoxo, tratando de convences a

los sociólogos de que mi trabajo era sociología. Puse ‘historias cortas etnográficas’ en suscaras –estoy escribiendo historias cortas sin un análisis convencional y las estoyllamando etnografía. ¡Ahí tienen! Dos de las historias no tenían análisis tradicional en loabsoluto. La historia sobre mi hermano fue analizada en términos de los beneficios de laescritura narrativa; ‘The Other Side of the Fence’ estaba englobada por una historiarelacionada sobre la raza. Este no era el tipo de análisis conceptual al cual los científicossociales estaban acostumbrados. Norman Denzin fue fundamental en apoyar estetrabajo.” 

 “Parece obvio que empezaste hablando a una audiencia diferente”, comenta Valerie.

  “Estaba hablando a cualquiera que quisiera escuchar, sin importar al disciplina, yesperando que mi trabajo llegara a una audiencia más amplia –al menos entre losestudiantes.” 

  “Ahora estoy más abierta a incluir análisis tradicional en la historia. Por un tiempo,rechacé la teoría tradicional porque, como Art dice en ‘Theories and Sotries’, la teoríasiempre fue privilegiada por sobre las historias en las ciencias sociales 63. Cuando unoestá intentando algo diferente a lo aceptado ortodoxamente, es natural ofrecer la versiónmás extrema de tu posición. Pero cuando mis estudiantes empezaron a decir que notenían que escribir teóricamente sobre sus temas, sospeché que había ido demasiadolejos.

  “Entonces, en una historia, escribí sobre el estigma corporal menor de hablar con unseseo y combiné lo narrativo con el análisis tradicional y conexiones a la literatura enciencias sociales64. Encontré que mi entendimiento del estigma se vio incrementado alcombinar ambos acercamientos. Contar y analizar mi historia personal no solo ayudó agenerar y hacer visible la categoría de estigma corporal menor, también fue una formade ir más allá de la categoría. La historia categorial ofreció un nombre a misexperiencias, donde antes solo había temor; la historia personal conectó a la gente real ysus sentimientos con las etiquetas, cuando antes solo había tácticas de ocultamiento ynegación. Esta investigación me ayudó a entender las conexiones inextricables entrehistoria y teoría. Hay un lugar para las historias solas en las ciencias sociales, así comotambién hay lugar para la teoría sola. Pero también hay un espacio para combinar lahistoria con el análisis tradicional.” 

63 Bochner, 1994.64 Ellis, 1998b.

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  “Me alegro que te hayas vuelto un poco menos radicar,” interrumpe Laura, incapaz decontener su pensamiento. Cuando pregunto por qué ella responde, “Porque quiero que elanálisis tradicional sea una gran parte de mi trabajo. Estoy más cómoda analizandohistorias que escribiendo solamente de forma creativa.” 

 “¿Por qué estás más cómoda de esa forma?”.

Viéndose un poco incómoda, dice, “probablemente porque fui entrenada de esa forma, y,

no para ser poco modesta, pero creo que soy buena. Además, quiero que la gente quehace análisis tradicional en comunicación en salud respete mi trabajo. Después de todo,tengo que conseguir un trabajo”.

  “Entonces deberías hacerlo así”, respondo, resistiendo el impulso de querer que misestudiantes hagan el mismo tipo de escritura que yo hago.

Acercamientos Autoetnográficos 

  “Esto nos lleva al tema de diferentes acercamientos a la autoetnografía,” digo, ansiosapor cubrir más terreno. “Cuando uno piensa acerca de todos los términos que tenemospara este tipo de escritura, algunos de ellos designan tipos particulares, como etnografía personal y etnografía reflexiva, mientras que otros términos se refieren a aproximaciones

metodológicas, como introspección sociológica sistemática, investigación narrativa ymétodo biográfico. 

 “Hasta ahora hemos hablado principalmente de narrativa personal, donde los científicossociales se ven a sí mismos como el fenómeno y escriben historias evocativasespecíficamente enfocados en sus vidas académicas y personales. Esto es lo que Judy yPenny están haciendo –Judy con su historia sobre el cuidar a su padre y Penny con suhistoria de abuso doméstico. El propósito principal de la narrativa personal es entenderun ‘yo’ o algún aspecto de una vida vivida en un contexto cultural. En los textos denarrativa personal, los autores se convierten en ‘yo’, los lectores se convierten en ‘tu’, losparticipantes en ‘nosotros’. Los participantes son alentados a comprometerse enrelaciones personales con los autores/investigadores, a pensarse a sí mismos como co-investigadores, a compartir autoridad, y a relatar sus propias vidas con sus propiasvoces. Los lectores, también, toman un rol más activo siendo invitados al mundo del

autor, llevados a un nivel de sentimientos sobre los eventos que están siendo descritos, yestimulados a usar lo que aprenden allí para reflejarse, entender, y enfrentarse con suspropias vidas. El objetivo es escribir con sentido y evocativamente sobre temas queimportan y que podrían marcar una diferencia, incluir la experiencia sensorial yemocional, 65 y escribir desde una ética de cuidado y preocupación.” 66 

  “¿Esto es lo que quiere que yo haga?” pregunta Héctor. “¿Escribir una narrativapersonal?” 

  “Quiero que descubras qué es lo que querés hacer” contesto. “Pero este es el tipo deproyecto que tengo en mente. En realidad tu autoetnografía también puede caber bajootro subtítulo –ese sobre narrativa indígena o nativa.” 

 “¿Qué es eso?” 

 “Las etnografías indígenas son escritas por investigadores que comparten una historia decolonialismo o subordinación económica, incluyendo la subyugación por parte deetnógrafos que han hecho de ellos sujetos de su trabajo. Podrías escribir como bicultural,desde adentro y desde afuera [insider/outsider] y construir tu historia cultural propiapara describir un tipo de vida. Kinkaid, que escribió sobre el criarse en Antigua, y

65 Shelton, 1995.66 Denzin, 1997; Noddings, 1984; Richardson, 1997.

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Rodríguez, que escribió sobre los costos de ser bicultural mexicano americano, sonbuenos ejemplos para explorar” 67.

 “Hey, me gusta eso,” contesta Héctor. “Elevaría cuestiones de relaciones de poder, queson importantes para mí. De todas maneras, ¿quién tiene la autoridad para escribir sobreotros?” 

Estoy contenta de haber despertado el entusiasmo de Héctor. “Hasta podrías decidir usar

tu posicionamiento dual como latino/caucásico, investigador/nativo para problematizar ladistinción entre observador y observado, insider  y outsider .” 68 Héctor garabatea notaslocamente. “Eso, si estuvieras interesado en cuestiones sobre método,” le digoprovocando.

 “Puede que usted me convierta”, dice Héctor.

 “¿Dónde encaja mi investigación?” pregunta Laura. “Yo no estoy interesada en contar mihistoria personal per se aunque la estoy usando para entender las relaciones médico-paciente en la clínica.” 

 “Tu proyecto entra en la categoría de etnografía reflexiva o narrativa.” 

  “Esencialmente, las etnografías reflexivas/narrativas se enfocan en una cultura osubcultura y los autores usan su historia de vida en esa cultura para mirar más

profundamente las interacciones yo-otro. Este acercamiento permite comprender mejorcómo el investigador cambió como resultado de observar a otros –como dice Dilthey, elYo es descubierto en el Tú69. La experiencia personal del investigador también esimportante por cómo ilumina la cultura bajo estudio. Las etnografías reflexivas existen alo largo de un continuo que va desde comenzar la investigación desde la propia biografía,hasta etnografías en las cuales la vida del investigador es verdaderamente estudiada junto con las vidas de otros participantes, o cuentos confesionales donde el esfuerzo delinvestigador en hacer el estudio se vuelve el foco de la investigación.” 

 “Entonces cuando uso mi cáncer y las interacciones con el equipo médico para entenderqué es lo que está sucediendo en la clínica de cáncer, ¿eso encaja con la primera de ellas–empezar la investigación desde la propia experiencia?” 

 “Si, y no está claro en este momento cuánto vas a estudiar tu propia experiencia juntocon la de otros participantes”.

  “A mí me gustaría hacer algo de eso”, responde Laura, “pero sigo preocupada por lalegitimidad”.

  “Sé que ese es uno de tus inconvenientes,” le digo, “y va a afectar en qué y cómoescribas. Pero recordá –el campo cambia y lo que es visto como investigación legítima,también”.

Laura se ve preocupada, como si esa idea no se le hubiera ocurrido a ella. Luego, “perono veo evidencia de que la comunicación sobre la salud se esté moviendo en estadirección”.

  “Vos podrías influir en eso en gran medida”, le digo, “incluso si tuvieras que limitar tucreatividad de alguna manera con el propósito de cumplir las expectativas de otraspersonas sobre cómo debería ser un estudio. Mientras la literatura sobre comunicación

de la salud aún, en gran parte, es escrita a distancia, la voz autoral de un investigadorintentando ser objetivo e imparcial, ahí veo algunos cambios. Por ejemplo, algunosinvestigadores están explorando acercamientos narrativos. Sharf y Vanderfordargumentan en su artículo ‘Ilness Narratives and the Social Construction of Self’ (Narraciones de la enfermedad y la construcción social de la salud) que los estudiosos dela comunicación de la salud han hecho contribuciones significativas a las narraciones

67 Kinkaid, 1988; Rodríguez, 1983.68 Ver, por ejemplo, Motzafi-Haller, 1997; Trinh, 1989; para una discusión más detallada, ver Neumann,1996; Reed-Danahay, 1997; Tedlock, 1991.69 Dilthey, [1926] 1961.

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relacionadas con la salud como un campo de estudio.70 En un nuevo libro sobrecomunicación de la salud, Geist-Martin y co-autores incluyen un capítulo llamado ‘Personal Complexities of Communicating Health and Illness’ (Complejidades personalesde la comunicación sobre la salud y la enfermedad), en el cual señalan a las narracionescomo las bases para el entendimiento de problemas personales en la comunicación de lasalud.71 Ese capítulo incluye la experiencia personal de Geist-Martin con la enfermedad yla pérdida.” 

  “Es todo muy emocionante”, contesta Laura, “pero estoy preocupada porque miinvestigación es feminista y a la vez encaja dentro del género de comunicación de lasalud.” 

  “El feminismo ha jugado un rol en el movimiento narrativo/autoetnográfico”, digo. “Hacontribuido significativamente a legitimar la voz autobiográfica asociada a la etnografíareflexiva. Revisen Behar, Behar y Gordon, Krieger, el Grupo de Narraciones Personales yRichardson.” 72 Mantengo la bibliografía que repartí el primer día de clases. “Muchosescritores feministas evocan comenzar la investigación desde la propia experiencia.73 Así,en una mayor o menor medida, los investigadores incorporan sus experienciaspersonales y su punto de vista en su investigación empezando con una historia sobreellos mismos, explicando su conexión personal con el proyecto, o usando conocimientopersonal para ayudarse en el proceso de investigación.” 74 

  “Eso es lo que estoy haciendo” dice Laura, “empezando con mi historia de vida, perodespués quiero pasar a las relaciones de género y de poder”.

 “Yo voy a ir un paso más en la autoetnografía que Laura”, interviene Valerie. “Además deempezar con mi vida, voy a estudiar que me pasó a mí junto con mis participantes.Quiero entrelazar mi historia con la de ellos.” 

  “Yo también”, dice Leigh. “Mi foco está en ellos, pero también examino nuestrasinteracciones mientras trato de entender sus perspectivas y su intento de convertirme.Además, estoy mirando cómo mis propias creencias y prácticas religiosas cambian comoresultado. Entonces estoy observándome a mí misma tanto como investigadora y comoparticipante en relación a otros miembros de la comunidad.” 

  “Tedlock se refiere a eso como etnografía narrativa”, le digo a Leigh, “donde lasexperiencias del etnógrafo son incorporadas a la descripción y análisis etnográficos deotros y el énfasis está en el diálogo o encuentro etnográfico entre el narrador y losmiembros del grupo estudiado.” 75 

  “Jackson usa el término empirismo radical  para referirse al proceso que estásdescribiendo”, continúo. “El empirismo radical incluye las experiencias e interacción deletnógrafo con otros participantes como partes vitales de lo que está siendo estudiado. 76 Los etnógrafos reflexivos idealmente usan todos sus sentidos, sus cuerpos, sentimientos,y todo su ser –ellos usan el sí mismo para aprender sobre el otro, 77 y usan susexperiencias en otros mundos para reflejar críticamente el suyo propio.” 

  “Jackson, por ejemplo, estudió el significado de en casa [at home] mirando a la gentenómada así como a su propia experiencia de hogar nómada, especialmente cuando hizo

70 Sharf y Vanderford, 2003.71 Geist-Martin, Ray, y Sharf, 2002.72 Behar, 1996; Behar y Gordon, 1995; Krieger, 1991, 1996; Grupo de Narrativas Personales, 1989; yRichardson, 1997.73 Por ejemplo, Smith, 1979.74 Ver Holman Jones, 1998; y Linden, 1993; para ejemplos; y Reinharz, 1992, 258-263, para unresumen de estudios reflexivos.75 Tedlock, 1991, 78.76 Jackson, 1989.77 Coffey, 1999; Cohen, 1992; Jackson, 1989; Okely, 1992; Turner y Bruner, 1986.

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trabajo de campo en Australia. Él reflexiona sobre cómo, en la definición de hogar ,continuamos definiéndonos a nosotros mismos.” 78 

Me volví hacia Jack. “Jack, vos quizás querrás hacer algo de etnografía reflexiva, siterminás entrevistando a alguno de tus participantes.” 

 “¿Cómo podría hacer eso?” pregunta, parece curioso.

 “Podrías pensar qué de tu propia vida te trajo hasta este estudio”, sugiero, “y a lo mejorhasta contar tu historia. Podrías grabar tus propias experiencias de la entrevista y cómote viste afectado al observarlos y estudiarlos.” 

  “¿Qué diría eso sobre el punto de vista de los sujetos o del fenómeno que estoyestudiando?” A pesar de su resistencia, Jack no parece tan cerrado como antes.

  “Nos daría una mejor idea de tu punto de vista y nos ayudaría a entender quién soscomo el investigador que está contando esta historia. Los lectores quieren saber por quédeberían creerte.” 

 “Deberían creerme porque estoy contando una historia correcta”.

Suspiro, “¿Creés que la gente cuenta la misma historia a todo el mundo en cada situacióntodo el tiempo?” 

 “No”, admite él de mala gana. “¿Creés que los investigadores obtienen la historia completa?” Él sacude la cabeza.

 “¿Qué determina la historia que el investigador obtiene?” 

  “Creo que cómo se sienta el sujeto ese día, si él confía en y le gusta el entrevistador,quién piensa que va a leerla –todo eso.” 

 “Así como también cómo se desarrolla la interacción, qué es lo que dice y lo que no diceel entrevistador. ¿Verdad?” 

 “¿Entonces Ud. está diciendo que quién soy y cómo actúo como entrevistador influye enla historia que obtengo?” 

  “Si”, le digo, haciendo el signo de la victoria con ambas manos. De repente Jack selevanta y hace una reverencia. Los estudiantes aplauden fuertemente, y, aunquesorprendida, estoy contenta con su sentido del humor. Por primera vez siento laaceptación de los otros estudiantes hacia Jack.

 “Como dicen Jay Gubrium y Jim Holstein,” continúo, “la gente cuenta historias para losentrevistadores y las cuentan en ciertos sentidos” 79.

Jack toma notas, luego dice, “entonces mi historia es parte de lo que está pasando en laentrevista.” 

 “Uf”, digo, dejando escapar un largo suspiro. Al final sonrío, también lo hace Jack.

  “A ver. Todavía hay tres categorías, una es lo que Peter y Patricia Adler llamaninvestigadores miembros completos [complete member researchers],80 la segunda es loque John Van Maanen llama cuentos confesionales,81 y a la tercera la llamoautoetnografía contingente.” 

  “Los investigadores miembros completos están totalmente comprometidos con einmersos en el grupo que estudian,” explico. “Durante el proceso de investigación, elinvestigador ‘convertido’ se identifica con el grupo y ‘se vuelve el fenómeno’ estudiado.” 82 

 “¿Puede dar un ejemplo?” pregunta Penny.

78 Jackson, 1995, 163.79 Gubrium y Holstein, 1997.80 Adler y Adler, 1987.81 Van Maanen, 1980.82 Mehan y Wood, 1975.

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  “Seguro. Jules-Rosette se bautizó, se convirtió en una verdadera creyente en la IglesiaApostólica Africana que estudiaba.” 83 

 “Entonces si Leigh se convierte, ella se vuelve el fenómeno,” dice Laura.

 “Ella ya es bastante el fenómeno,” bromea Héctor. Levanto mis cejas mirándolo y Leighse sonroja.

 “Los investigadores oportunistas84 (algunas veces llamados investigadores ‘indígenas’ enantropología)85 estudian escenarios de los cuales ya son miembros.” 

 “¿Por ejemplo?” pregunta Penny con la lapicera en el aire.

  “Por ejemplo, el estudio de Hayano sobre el póquer o el estudio de Krieger sobre unacomunidad lesbiana,” respondo, apuntando a textos de su bibliografía86.

 “Yo quizás quiera hacer eso,” dice Ken. Siendo esta la primera vez que habla en un rato,yo hago una pausa. “Yo soy miembro de un grupo de ayuda,” continúa dubitativo, “parahombres y mujeres que quieren convertirse en padres. Podría estudiar ese grupo.” 

 “Es una idea maravillosa, Ken,” le digo.

Cuando es obvio por el silencio que Ken dijo todo lo que iba a decir, cambio el foco haciaotro lado. “No estoy segura que alguien aquí esté escribiendo etnografía confesional, en

la cual el etnógrafo, quien es el foco de la historia, relata un cuento personal sobre quépasó tras los bastidores de llevar a cabo un proyecto de investigación ”.

 “Yo quisiera escribir un capítulo como ese”, ofrece Laura, “ya que también hay muchascosas interesantes ocurriendo en el centro oncológico. Ocasionalmente el personal mepregunta qué estoy escribiendo. A veces siento que estoy en el medio del camino y queno tengo lugar dónde estar. O tengo que ocuparme de mi pierna, que me duele de estarparada. O estoy pendiente de mis reacciones cuando veo un paciente desnudo.” 

 “Entonces, ¿cómo reaccionás?” pregunta Héctor.

 “Sos un entrometido, Héctor,” dice Valerie.

  “Miro hacia otro lado o trato de parecer ocupada en otra cosa, como en mis notas,” responde Laura, sin verse provocada por el interés de Héctor.

  “Quizás podrías escribir tu capítulo confesional como tu proyecto para esta clase,” lerespondo a Laura.

Laura asiente con la cabeza.

 “Yo realmente odio el término confesional ,” confieso.

 “¿Por qué?” pregunta Valerie. “Parece describir lo que Ud. hace.” 

  “Lo asocio con confesar nuestros pecados y contárselos a alguien más poderoso quenosotros. Es un término que connota debilidad: nosotros confesamos; hay algo de lo quedeshacerse. Yo prefiero memorias etnográficas, aunque luego tenés todo el bagajeasociado con la memoria.” 

  “Los términos confesional o memorias etnográficas están enraizados históricamente enlos diarios personales de Malinowski,” continúo, retomando mis notas.87 “Muchos

etnógrafos que lo siguieron escribieron historias confesionales sobre su investigación enun volumen separado del documento de investigación más que como un capítulo en sudisertación o libro.88 Temían que estas historias socavaran la historia de la investigacióno quizás temían que sus etnografías no serían publicadas si incluían información

83 Jules-Rosette, 1975.84 Riemer, 1977.85 Tedlosk, 1991.86 Hayano, 1982; Krieger, 1983.87 Malinowski, 1967.88 Por ejemplo, Dumont, 1976, 1978; Rabinow, 1975, 1977.

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personal. Algunos, como Bowen y Cesara, escribieron con seudónimos para no perdercredibilidad académica.89 El desarrollo de este tipo de escritura reflexiva está conectado,según Tedlock, a un cambio en la década de 1970, desde un énfasis en la observaciónparticipante hacia la ‘observación de la participación’ –donde los investigadores observanla interacción que tienen con los participantes –y hacia un énfasis en el proceso deescritura.90 Este cambio fue inspirado por la duda epistemológica asociada con la crisis derepresentación91 y la cambiante composición de aquellos que se convirtieron en

etnógrafos –con más mujeres, clase trabajadora, grupos étnicos y raciales, gays ylesbianas, y académicos del tercer y cuarto mundo ahora representados.” 92 

  “Me gusta esta idea, pero no estoy segura de querer escribir un libro entero comoconfesión,” dice Laura, volviendo a su proyecto. “Estaría preocupada por que laspersonas del Centro de Cáncer no les gusten algunas cosas que tengo para decir.” 

 “Es una preocupación legítima”, respondo.

  “Yo podría escribir una memoria etnográfica”, dice Leigh, “porque de mi trabajo salenmuchos temas éticos.” 

 “Si, el tuyo sería un gran proyecto para una memoria etnográfica,” le digo a Leigh. “Tusparticipantes no serán tan fácilmente reconocibles como los de Laura. Su escenario tienesolo dos físicos y uno para cada miembro del personal.” 

  “Puedo considerar al rabino y a su esposa,” reflexiona Leigh, “pero puedo trabajaralrededor de eso.” 

 “Eso lleva a autoetnografía contingente, donde el autor escribe sobre otros, mayormenteplaneando no estudiar nada sobre sí mismo. Luego en el proceso de investigación, elinvestigador o investigadora descubre su conexión con el material y con el mundoestudiado. Tal vez, como resultado, el investigador luego reescribe su propia historiavida. El trabajo de Laurel Richardson sobre Louisa May encaja aquí. Laurel empezómirando las vidas de las madres solteras y comenzó a verse a sí misma y a la maternidadde una nueva manera93.

  “Otro ejemplo de autoetnografía contingente es el estudio de Angrosino sobre adultoscon retardo mental.94 A pesar de que su libro no es sobre Angrosino, los lectores puedensentir cómo, como resultado de su proyecto, su relación con los participantes creció y

cambió así como también algunos puntos de vista que él tenía sobre sí mismo.”  “Quizás eso me pase a mí,” dice Jack, y yo asiento con la cabeza.

  “Creo que hicimos bastante por esta semana,” digo, cerrando mis notas. “Tómenseveinte o treinta minutos para entrevistar a su compañero de clase ahora y escriban lashistorias de sus entrevistas para la semana que viene.” 

 “¿Cómo debemos hacerlo? ¿Qué clase de cosas debemos incluir?” pregunta Penny.

 “Sigan su instinto,” le digo. “No hay una manera correcta.” Divido la clase en parejas.

Interrumpiendo la diádica charla sobre la conducción de entrevistas, digo, “La semanaque viene, veamos en detalle las diferentes formas de hacer investigaciónautoetnográfica. Nos concentraremos en las estrategias para entrevistar y usaremos lashistorias de sus entrevistas como datos. Esto también nos ayudará a conocernos entre

nosotros un poco más. Me gustaría que lean ‘Interactive Interviewing’ y la parte de ‘Co-constructed Narrative.’ 95 Vamos a volver sobre el resumen de sus proyectos, dónde están

89 Bowen, 1954; Cesara, 1982.90 Tedlock, 1991.91 Denzin y Lincoln, 2000a.92 Bochner y Ellis, 1999;Tedlock, 1991, 2000.93 Richardson, 1992b.94 Angrosino, 1998.95 Ellis, Kiesinger y Tillmann-Healy, 1997; Bochner y Ellis, 1995.

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con ellos, qué preguntas tienen, cómo está saliendo el trabajo. Traten de estarpuntuales, ¿está bien?” 

 “Perdón,” dice Valerie, quien ha participado en clase, pero aun parece distante, como siestuviera pensando en otra cosa.

 “¿Estás bien?” le pregunto, mientras camina con su compañero de entrevista.

  “Estoy bien,” responde escuetamente. Estoy preocupada, pero muy cansada paracontinuar más su historia.

Mientras recojo mis papeles, Ken se acerca y me pregunta si puede hablarme. “¿Por quéno hacés tu entrevista y luego nos encontramos en mi oficina” le digo.

Interludio: Tutorando de proyectos autoetnográficos

Más tarde, Ken, el estudiante de sociología, toca a mi puerta. Apenas se sienta,comienza, “Me encanta esta clase hasta ahora, estoy fascinado con cuán abiertos sonusted y sus estudiantes respecto a sus vidas. En mis otras clases, nuestras vidaspersonales han estado tan separadas de nuestras vidas laborales. No estoyacostumbrado a una atmósfera tan informal en clase, donde los estudiantes se ríen,hablan sobre sus vidas, y expresan sentimientos. Pero, francamente, todavía estoy reacio

a hablar de mi proyecto.”  “Sigo teniendo la esperanza de que te vas a sentir lo suficientemente confiado como paraabrirte, y una vez que empieces vas a experimentar cuánto apoyo te da la comunidad.” 

 “¿Puedo ser honesto con Ud.?” 

 “Por supuesto. Por favor.” 

 “Me siento bien con todos los estudiantes, excepto por Jack. Él es tan macho, y todavíamira por debajo de su nariz en este tipo de investigación.” 

 “¿No creés que está madurando?” 

 “Tal vez, pero cuando me habla, no es muy maduro. Me ve como un aliado contra lo queusted hace. Tengo miedo de cómo vaya a reaccionar cuando yo hable sobre el ser gay.

Estoy preocupado en dos frentes –en que él piense que me vendí y en sea unhomofóbico.” 

 “¿Llegaste a conocer bien a Héctor?” 

 “No realmente.” 

 “¿Por qué no hablás con Héctor sobre esto?” sugiero. “Él va a apoyar tu proyecto, a pesarde que sea un poco reacio al método.” No le digo que Héctor es gay. Mejor que Héctor selo diga directamente a Ken.

Caminando hacia el auto, vuelvo a pensar en mi conversación con Ken. Pienso cuáncomprometida estoy con esta riesgosa y difícil investigación. ¿Qué pasa si Jack nuncaentra en razón y Ken nunca llega a sentirse suficientemente cómodo para escribir suhistoria? Quizás yo puedo ayudar a Ken a encontrar un tema que sea menos amenazantey dejar a Jack escribir una prosa más tradicional. ¿Qué pasa si tanto Ken como Jack noescriben lo suficientemente bien como para que funcionen sus proyectos? Me preocupaque Judy esté escribiendo sobre algo que está pasando ahora y que es tan doloroso.¿Cómo será cuando su padre muera? ¿Y por qué Valerie estaba tan distante esta noche?¿Estará teniendo otras ideas sobre su proyecto? ¿Estará teniendo problemas de salud denuevo?

Siempre me sorprendo de cuánta tutoría demandan estos proyectos autoetnográficos.Tengo que ser madre y consejera así como también asesora académica. Pero cuando losestudiantes están investigando sus propias enfermedades, espiritualidad, la muerte de

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los padres, no sería práctico pensar que yo podría dirigir una disertación sin que lasconsideraciones de la vida real sean una parte vital.

También siento que ser tutora de estos proyectos demanda que yo me convierta en unmodelo a seguir, demostrando tanto fortaleza como vulnerabilidad y mostrando que losdos pueden venir en el mismo paquete. Si hay algún momento en el que lucho, es en elbalance entre estar para otros y anticipar cuando necesito cuidar de mí misma.

Recientemente le escribí a mi amiga Janice Rushing, que tiene aproximadamente miedad, “robé unos días y me quedé en casa para escribir y leer propuestas dedisertaciones, pero la locura del semestre se me vino encima. Solo me pregunto cuándopodré escribir la próxima oración coherente –una que no sea escrita sobre el trabajo dealguien más. Los estudiantes siguen llegando…” 

Ella respondió, “Me siento identificada… ¿Te das cuenta que cuánto más grande, sabia yexperimentada te volvés, más partes tuyas quiere la gente?” 

 “Oh, sí”, respondí. “¡¡Ellos quieren grandes trozos de material que no se regenera!! Peropor supuesto siempre temo que van a parar de querer partes de mí, y entonces ¿quiénvoy a ser? Entonces, si empiezan a querer irse, sutilmente los aliento a volver (a algunosde ellos). Es un baile extraño.” 

Reflexiones de vivir una vida autoetnográfica: interpretando relaciones

Continuar el proyecto autoentnográfico hubiera sido mucho más difícil si no hubieratenido una unión romántica e intelectual con Art. Juntos, podemos ser padres; sola, yohubiera tenido responsabilidades de madre soltera. Art es la persona a la que yo voypara que me reconforte y me dé fuerzas. Él es la persona a la que le hablo sobre losproyectos de mis estudiantes, balanceando mi vida, y las ideas para mi próximo artículo.Claro, trabajar con alguien con quien estoy involucrada íntimamente también significaque cuesta alejarse del trabajo. Como le dije a los estudiantes, el trabajo se convierte enla vida –especialmente dado que Art y yo no tenemos hijos biológicos que se llevennuestra atención.

En el camino a casa, pienso cómo nuestra relación emergió en paralelo con nuestrosintereses en autoetnografía. Las escenas se forman en mi mente como dos personas, una

obra de teatro, una repetición acortada de una charla que escribimos y actuamos juntosen Helsinki, Finlandia, en la Universidad de Arte y Diseño.96 

Cómo nos conocimos (por Arthur Bochner y Carolyn Ellis)

Escena: Art y Carolyn están parados en dos estrados. Periódicamente se juntan en unamesa en el centro del escenario. 

ART: (Agarra el diario de la escuela en su oficina, se vuelve hacia su estudiante) Mirá,hay una charla hoy en la Escuela de Negocios llamada ‘Instrospección SociológicaSistemática e Investigación en Emociones’. La autora es Carolyn Ellis del departamentode Sociología. Eh, nunca escuché de ella. Vamos.

(Art se sienta. Carolyn mueve el estrado hacia Art) 

CAROLYN: Y en conclusión, lo que he hecho en esta presentación es exponer cómo unopodría usar una forma sistemática, científica de introspección sociológica para tratar deentender la intersección de los aspectos personales y sociales de las emociones. En milectura del libro manuscrito Final Negotiations sobre la enfermedad y muerte de micompañero, Gene Weinstein, traté de ayudarlos a Uds. a imaginar cómo se vería lanarración escrita desde la introspección –una historia con un argumento, el desarrollo deun personaje, escenas, y acción, que los invitan a entrar a nuestra experiencia connosotros, sentir lo que nosotros sentimos, o imaginar lo que Uds. hubieran sentido en

96 Bochner y Ellis, 2001.

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circunstancias similares. En ese sentido, ustedes tienen sus propias emociones paraexaminar, la mejor manera que conozco de transmitirles cómo se sienten las emociones.

Ahora me gustaría iniciar esta sesión con preguntas de la audiencia. Si…

ART: (se para y levanta su mano; Carolyn asiente con la cabeza): Dra. Ellis, me gustómucho su charla. La ciencia social realmente necesita más corazón y emoción. Tengosolo un pequeño punto que acotar. Usted parece aceptar los términos que los científicos

sociales ortodoxos usan para describir su trabajo –objetividad, validez, confiabilidad. Estotermina haciéndola sonar muy defensiva. ¿Por qué no dejar de lado todo lo que hablósobre ciencia? Y simplemente dar por sentado que lo que usted está haciendo esimportante. Eso solo la distrae a usted y a sus lectores del sentido tan humano delsufrimiento y la pérdida que usted comunica tan bellamente… (pausa) y tengo otrapregunta…

CAROLYN (Ambos, Art y Carolyn, se sientan. Mientras Carolyn camina a su asiento, lehabla a la audiencia): Y así es como nos conocimos. Di esta charla en la Escuela deNegocios a principios de la década de 1990. Yo estaba preocupada por que los miembrosde la facultad no estuvieran interesados en introspección y emociones. Traté de anticiparsus objeciones hacia mi trabajo.

Me pregunté quién podría ser el hombre de la audiencia que hacía preguntas. Eran

preguntas interesantes, sin embargo no pude evitar pensar que él era uno de esas “personas para quienes la lengua es todo” [“language is everything peolple”]. De todasmaneras, yo estaba acostumbrada a defenderme contra las acusaciones sobre que lo queestaba haciendo no era ciencia. Pero este hombre estaba acercándose a mí desde unángulo totalmente diferente. ¿Por qué estás siendo tan defensiva acerca de que tutrabajo sea ciencia? Ciertamente eso me dio mucho en qué pensar. Además tambiénestaba fascinada con lo buen mozo que era. ¿Quién ES esta persona?

ART: Me senté con asombro escuchando hablar a Carolyn. Cuando ella mencionó a sucompañero Gene Weinstein, no lo pude creer, ya que su trabajo había influidofuertemente en mi investigación veinte años antes. Entonces, mientras ella continuaba,me di cuenta qué parecida era ella a mí en la forma en que describía qué era lo quehabía que hacer para resurgir a las ciencias sociales y darles sentido. Pensé, ella estádando MI charla. ¿Quién ES esta mujer? ¿Cómo pudimos estar en el mismo campo

durante los últimos seis años y nunca nos conocimos?Por supuesto, la verdad es que me sentí inmediatamente atraído por su pasión y suenergía (para no decir nada de su belleza). Ella parecía tener aproximadamente la mismaedad que yo, poniendo o sacando algunos años, y su charla estaba enfocada en cómohabía cuidado a un compañero que murió. No pude evitar preguntarme: ¿Estádisponible? ¿Sin compromisos? Si sí está, ¿está todavía velando su pérdida? Hmmmm,me gustó su vitalidad y su sentido del humor. Pensé, debo por lo menos hacer el intento,ir hacia delante y conocerla, descubrir las posibilidades. Entonces esperé hasta que elgentío a su alrededor se disipara y me presenté. Salimos de la sala y caminamos juntoshasta el estacionamiento.

CAROLYN: Después de conversar, decidimos intercambiar artículos que habíamospublicado. El lunes, un estudiante llevó algunas cosas a través del campus hasta el buzónde Art. Ese día y el siguiente, cada vez que iba a mi buzón tenía otro artículo de Art. Aveces con solo una hora de diferencia. “Hm”, pensé, “esto es definitivamente una formaacadémica de coqueteo.” Entonces le escribí una nota agradeciéndole por los artículos, yagregué, “Estoy contenta que nos encontramos uno al otro”. Esa fue mi manera decoquetear.

ART Y CAROLYN (al unísono): Y como dice el refrán, una cosa lleva a la otra. (Carolyn y  Ary se paran) 

CAROLYN: (hablándole a la audiencia) Cuando Art y yo empezamos a hablar sobrenuestro trabajo, observamos cuán similares eran nuestros proyectos. Los dos queríamosuna ciencia social diferente, más ingeniosa centrada en los significados y las historias. Yo

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estaba desarrollando un estilo de escritura narrativo y conversacional que se sentíanatural y ejemplificaba mi manera de mostrar la interacción en la cual las emociones sonsentidas y expresadas. Yo era una narradora de historias de corazón. Art había enseñadoy escrito sobre filosofía de la comunicación y teoría de la comunicación y como ex-polemista universitario siempre estuvo más cómodo con una voz crítica, teórica yconceptual. En cierta medida él era la voz de la teoría; la mía, la voz de las historias. Apesar de que él nos veía emergiendo como compañeros en un proyecto sobre llevar la

voz personal hacia la ciencia social, en principio confiamos en nuestras fortalezasindividuales para articular el significado del proyecto. Mientras yo estaba completandoFinal Negotiations y la historia sobre la muerte de mi hermano, Art publicó “Theories andStories” (Historias y Teorías) en 1994.97 Allí él subrayó, en una voz conceptual, las cincocaracterísticas de la perspectiva narrativa en la escritura en ciencias sociales.

ART: (profundiza en las características de la narrativa personal, incluyendo: 1. en una perspectiva narrativa, escribir sobre “otros” está problematizado y se transforma en unfoco para la investigación social; 2. una voz autobiográfica es incentivada y legitimada;3. la atención está puesta en las maneras en que las prácticas narrativas históricamenteinfluyen las cuentas del pasado y del futuro; 4. formas nuevas y alternativas de expresar y/o evocar experiencias vividas son exploradas; 5. la imagen que tenemos de lasconcepciones entre escritores y lectores de textos de ciencias sociales es convertida deneutral y distante a participante e involucrada.) 

CAROLYN: A través de nuestro trabajo, así como de nuestra relación personal, nuestrasdos voces –una más histórica, la otra más teórica- comenzaron a unirse. Nosencontramos a nosotros mismos co-construyendo lo que queríamos de nuestra vida juntos, personal como académicamente. ¿Qué se necesitó para mover estas voces haciaun mayor contacto entre uno y otro? A este período de nuestras vidas lo llamamos“moviéndonos juntos” (al unísono).

(Los dos se sientan a la mesa.)

ART: Cuando nos conocimos con Carolyn, cada uno estaba establecido como una personasoltera e independiente. Yo tenía mi casa; ella la suya. Ella trabajaba en sudepartamento; yo en el mío. Cuando tomamos la decisión de estar juntos, no estábamoscompletamente seguros de lo que eso significaba. ¿Ella se mudaría a mi casa; yo memudaría a la suya? ¿O crearíamos la nuestra? Mi casa estaba en los suburbios, lejos delcampus. De todos modos, yo había querido estar más cerca de la universidad, entoncessi se iba a hacer una mudanza a un lugar u otro, su casa parecía el hogar más lógico. Sucasa, sin embargo, era un poco más pequeña que la mía, solo 1400 pies cuadrados. Undomingo, yo vine a planificar con Carolyn mi mudanza a su casa.

A: ¿Dónde voy a poner mi ropa?

C: Bueno, los guardarropas están bastante llenos, pero probablemente pueda hacer lugaren uno de los más pequeño para algunas de tus cosas.

A: ¿Y exactamente qué habitación tenías en mente para mi oficina?

C: Seguramente podrás meter un escritorio en una esquina de mi habitación paraejercitar.

A: De repente, me encontré apretado entre algunas sillas y la pared, metafóricamenteexpresando lo que estaba pensando, que esto nunca funcionaría. Ambos tendríamos quemudarnos, crear nuestro propio nuevo espacio. No sería de ella, tampoco mío, sería(dicen juntos) nuestro. El año siguiente, hicimos eso.

Las imágenes que se forman en mi mente me hacen reír y sentir regocijo por dentromientras doblo en la esquina acercándome a nuestra creación conjunta, 3000 piescuadrados de espacio. Pienso acerca de la pequeña ceremonia de matrimonio y la granfiesta de casamiento que tuvimos allí varios años después de que nos conocimos. Me río

97 Bochner, 1994.

5/9/2018 DC 76 Traducción Ellis - slidepdf.com

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nuevamente cuando pienso en la renovación masiva que estamos haciendo ahora –queempezó con el objetivo de arreglar la plomería e incrementar el tamaño de nuestrosguardarropas.

Mis pensamientos cambian hacia nuestro hijos académicos –especialmente ChristineKlesinger y Lisa Tillman-Healy. Ellas son nuestras hijas, y también son mis colaboradorasen la escritura sobre entrevistas interactivas.