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LA-CARTOMAGIA DE HOFZIN6EQ

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OITOKAD FI6CHED Editorial Frakson

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CLASICO* DF. LA MAGIA

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La Cartomagia de Hofzinser

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JOHANN NEPOMUK HOFZINSER

CA R T O M AGÍACompilado y editado por Ottokar Fischer

Prólogo por Juan Tamariz

Estudio introductorio por Reinhard Müller

Traducido por Rafael Benatar

IEditorial Frakson

LIBROS DE MAGIA

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©I .aura Aviles - Editorial Frakson Silva, 4-2». B 28013- MADRID Tel. (91) 541 16 11

©Juan Tamariz pe* el prólogo ©Rafael Benatar por la traducción Diseño de portada: Marga Nicolau Edición a cargo de Laura Aviles

I.S.B.N.: 84 - 86861 -24-1 Dep. Legal: M - 16482 -Impreso en España por Gráficas Urgcl- Tel. 472 88 87 Mayo de 1992

EL POÉTICO ARTE CARTOMAGICO DE UN PRECURSOR ACTUAL

por Juan Tamariz

Esta traducción directa del alemán del gran conocedor Rafael Benatar está precedida de un estudio del especialista alemán Reinhard Müller, escrita especialmente para la edición española, así que mi prólogo será breve.

Tan solo decir que el libro es de la más alta calidad (la magia del siglo XIX, con sus saltos, empalmes, forzajes, cambios por enfile y carta corrida en cuanto a las técnicas, y las cartas de doble cara y media cara en cuanto a los trucajes). Añadir que aquí estas técnicas están exquisitamente estudiadas y mejoradas (el empalme por abajo que termina con la baraja en la punta de los dedos izquierdos, el enfile "de Hofzinser", elforzaje de la carta bajo el abanico, el medio salto, etc.)

Que los efectos son enormemente interesantes, algunos apasionantes y muchos muy novedosos (incluso algunos como "Recuerdey Olvide ", novedosos hoy día...). Que las rutinas son complejas, barrocas a veces, inteligentemente construidas y densas (en el mismo juego, a veces hay cuatro y cinco efectos consecutivos) y que las charlas y las presentaciones son absolutamente deliciosas, poéticas, memorables, ¡lenas de ingenio y humor y que son el traje perfecto, bien diseñado, bien cortado, para el cuerpo del juego.

La cartomagia del siglo XIX que tuvo en los libros del Tío Cigüeño en España (1839), Ponsin (1854) y Roben Houdin (1868) en Francia, Sachs (1879) y Hoffman (1876) en Inglaterra y Roterberg (1898) en Estados Unidos sus más interesantes muestras escritas, alcanzó en la magia del genial Hofzinser y algunos de sus alumnos "' una cima única y extraordinaria.

Pero que no se engañe el lector: esta cartomagia "antigua " es también absolutamente moderna: las rutinas, la emoción derivada de las sugerentes y artísticas charlas, la fuerza de los efectos y el impacto de la continuada repetición con variaciones de los mismos una y otra vez a lo largo del juego (aunque utilizando inteligentemente diferentes métodos: manipulativos y trucados), son, hoy, cuando ya vislumbramos el siglo XXI, una lección actual, una auténtica maravilla de creación artística comparable a las de Vernon, Daley, Ascanio, RenéLavand, Paul Harris, Mario, Larry Jennings, Flip o Luis García (por citar solo algunos de los grandes de ¡a cartomagia del siglo XX).

Enlrt ellos su amigo Cari Campars Herrmann, decano de la dinastía de los Herrmann (Alacander y Adelaida). Por cierto que el maravilloso salto Hermann Jue probable creación de Cari Camparsy no de Alexander, ¿O quizás tuvo Hofanser algo que ver en su creación?...

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Así pues me resta tan solo pedir al lector que estudie en profundidad la concepción tan moderna de las rutinas; un rápido análisis de ellas sería este: primero se presenta un tema interesante mediante la charla, muy a menudo mediante una pregunta directa al público, luego se pone en escena el tema con las cartas tratando de mantener el justo y difícil equilibrio charla-efecto mágico. En esta primera fase se utilizan técnicas manipulativas, se entrega todo a examen, se añaden secretamente las cartas trucadas (si las hay), se repiten los efectos anteriores utilizando estos elementos y consiguiendo un redoblado efecto y deshaciendo de paso las soluciones manipulativas que el espectador pudiera imaginar. Se termina reteniendo estas cartas trucadas y entregando la baraja de nuevo, mientras de deshace uno del material trucado. Toda una auténtica y compleja obra maestra de construcción.

Hofzinser tuvo además la suerte de nacer en el momento y sitio oportunos: la Viena del siglo XIX, el centro cultural del mundo occidental, donde aún se escuchaban las melodías de Mozart y Beethoven, donde Schubert componía las más hermosas canciones jamás escritas y el ingenio, la alegría, la belleza y el arte estaban entre los valores más apreciados y cultivados. Todo ello influyó sin duda en la sensibilidad de Hofzinser y por tanto en su magia, expresión artística de su mundo interior. Se encontraron así el artista y su público, capaz, sensible, degustador. Esto podría ayudar a explicar el probable menor éxito que tuvieron las salidas de Hofzinser de Viena para presentar su arte.

No ocultaré que no es fácil la lectura y estudio del libro, dado el método utilizado por Ottokar Fischer para la descripción (me refiero a que no se describe o adelanta el efecto, ni se resume al final). Hay que leerlo todo con cuidado, visualizar lo descrito y a ser posible escribir uno mismo un resumen del efecto para poder tener una clara idea de la generalmente compleja rutina. Las variantes de los mismos juegos y una cierta germana descripción reiterativa, dificultarán quizás al lector latino la lectura rápida que su temperamento gusta, pero este libro es una auténtica joya. Descubre tú mismo, lector, su brillo y su belleza, engárzala y móntala a tu gusto y deslumhra con ella la sensibilidad artística y poética de tus espectadores, vía la emoción del misterio (clave esencial de toda la magia).

Si además, los problemas "propuestos" por Hofzinser y los efectos resueltos sirven para provocar tu pensamiento, aumentar tu sensibilidad, sugerirte nuevas ideas y ayudar a que tu magia crezca y se enriquezca...el milagro de la magia de Hofzinser se habrá cumplido, siglo y medio después de ser creado, una vez más.

ESTUDIO INTRODUCTORIO

Reinhard Müller

Fechas importantes y notas biográficas

Johann Nepomuk Hofzinser nació en Viena el 18 de Julio de 1806. Su familia,

procedente de Schwaben, Alemania, pertenecía a la clase media-alta vienesa, que

era una clase con inclinaciones artísticas.

En su juventud fue un entusiasta violinista, aunque nunca llegó a la perfección

que hubiera deseado en este arte. Este dato es importante para comprender su

habilidad con las cartas y algunas de sus técnicas cartomágicas.

Afínales de la década del 1820 se doctoró en filosofía por la universidad de

Viena.

En 1828 ya tenía un interés activo por la magia, como puede entenderse de sus

cartas a su amigo Cari v. Pospischil (ver Fischer/Hatch: THE MAG1C OF

HOFZINSER 1985, pág. 206). Gran parte de su inspiración provenía de Ludwig

Dóbler (1801-1864) y de Bartholomeo Bosco (1793-1863).

Al acabar sus estudios entró a trabajar como funcionario en la agencia de

ventas de la tabacalera vienesa.

En 1839 se empleó en el Ministerio de Finanzas del Real e Imperial ("K y K")

Gobierno Austríaco, donde hasta 1856 estuvo a las órdenes del famoso poeta y

dramaturgo austríaco Franz Grillparzer (1791-1872), lo que también muestra la

relación entre arte y oficio en Viena en aquella época.

Alrededor de 1851 Hofzinser conoció a Compars Herrmann (1816-1887) y se

hicieron amigos.

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En 1853 se casó con Wilhelmine Bergmann, propietaria de un salón en la calle Walfisch, quien resultó ser una ayudante dispuesta y capaz.

A partir de 1852 empezó a organizar sus veladas mágicas, a las que llamaba 'Una Hora de Engaños", en su casa en Wollzeile y desde 1864 en el salón de la calle Walfisch y con la ayuda de su esposa Wilhelmine, quien murió el 5 de Mayo de 1900.

Debido al alto precio de admisión (un ducado de oro), estas actuaciones entretenían exclusivamente a las clases más pudientes. El salón estaba extraordinariamente bien equipado, tanto técnicamente como en su decoración exterior en el estilo de la época, con óleos en las paredes, asientos tapizados de terciopelo, y alfombras y cortinas por todas partes. Aquel espléndido marco, unido al selecto grupo de espectadores cautivos e inteligentes reunidos alrededor del ilusionista, conformaban el ambiente ideal para que Hqfzinser desarrollase plenamente su talento mágico, con sus poéticas charlas y sus respuestas audaces. Con sus cartas ilustraba tanto un cuento de hadas como alguna alusión o comentario político. Sus actuaciones eran como la música de cámara de Mozart llevada a la magia. El mentalismo, que practicaba junto a su esposa, causó sensación en aquella época, en la que tales actuaciones eran toda una novedad. De este modo Hofzinser se convirtió en el favorito de la sociedad víenesa de la década del 1850.

Hofzinser se dedicó con gran pasión a la cartomagia. En su época se conocían ya varias técnicas, como el salto, las falsas mezclas y cortes, el forzaje, el enfile, la baraja biselada, las cartas divididas diagonalmente y otras, pero Hofzinser empleó esos recursos con excepcional ingenio. No centraba la atención en la baraja sino en el espectador a quien presentaba los naipes como sus fieles servidores.

En una carta dirigida a Cario Mancini el 15 de Marzo de 1872 escribía: "...en lo que a mí respecta, la cartomagia es la poesía de la magia. Si no existiese la poesía no existirían los poetas. Por mucho que se puedan realizar otros milagros, ¿No son acaso las cartas, hábilmente manejadas, la mejor prueba de una destreza increíble? ...En fin, vuelvo a confesarte mi debilidad, mi pasión incondicional por las cartas".

Hofzinser fue un caso excepcional, pues continuó siendo funcionario casi por el resto de su vida hasta que en 1865 tuvo que retirarse por motivos de salud. Esta fecha fue de gran relevancia, ya que desde entonces se dedicó por completo a la magia y empezó a realizar giras por todas las provincias. El éxito económico no le acompañó en sus giras, y una vez agotados los ingresos que percibía por su pensión, vendió su valiosa colección de arte y se trasladó a una vivienda más modesta en los suburbios de Viena. También vendió muchos de sus secretos y aparatos. Apenas podía permitirse comprar los medicamentos más imprescindibles. Con tal amargura en el alma, decidió que todos sus secretos y sus aparatos fuesen destruidos después de su muerte.

Hofzinser era tan apasionado por la magia que sacrificó todo su tiempo y su fortuna por ella. La muerte le llegó justo a tiempo para salvarle del asilo. El hombre que una vez había tenido a la sociedad vienesa a sus pies, murió casi en el anonimato el 11 de Marzo de 1875.

El reconocimiento que le fue negado por sus contemporáneos, resurgió en sus discípulos, y su reputación permanece viviente gracias al tributo que le rindió Ottokar Fischer con la publicación de LA CARTOMAGIA DE J.N. HOFZINSER y LA MAGIA DE J.N. HOFZINSER.

Fischer escribe 'J.N. Hofzinser KartenkünsW y Sha/pe "J.N. Hofzinser's Cara Conjuring"

En el libro de Fischer, junto al prólogo, se encuentra la siguiente declaración: "Esta obra no está destinada a diletantes, pero complacerá al artista experimentado" (que no aparece en la traducción inglesa de Sharpe).

Sabemos que todos los aparatos y las notas de Hofzinser fueron destruidos por su viuda Wilhelmine, quien más tarde se casó con un alto funcionario de apellido Biela. Y según Fischer señala en una carta a Sharpe con fecha 10 de Marzo de 1933, la Sra. Biela le había asegurado al propio Fischer que las notas y aparatos habían sido realmente destruidos. Fischer recibió como regalo de la Sra. Biela el último

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accesorio de magia que quedaba de Hojzinser: un monedero de punto con doce monedas de plata.

Ottokar Fischer se sirvió de varias fuentes para reconstruir las rutinas de Hojzinser:

1) Se hizo discípulo del profesor Georg Heubeck (1829-1899), quien había sido a su vez discípulo de Hojzinser, aunque debido a su limitada cultura no pudo captar la profundidad del pensamiento de su maestro. Heubeck llegó a dominar perfectamente la técnica, pero en cuanto a los principios teóricos se tomó demasiadas libertades al citar a Hojzinser.

2) Fischer fue capaz de reconocer los principios subyacentes en la evolución de las ideas de Hojzinser e intentó reconstruir todo aquello que parecía no cuadrar.

3) Reunió las cartas de Hojzinser. Durante más de catorce años procuróobtener una colección de ellas lo más completa posible.

Fischer se valió de estas tres fuentes para describir las rutinas cartomá-gicas de Hojzinser. Hacia finales del verano de 1909 entregó el manuscrito a la imprenta y afines de ese mismo año recibió 502 copias. La venta de libros era muy lenta en Alemania y al no haber revistas de magia no se podía anunciar el libro, que además era muy caro y Fischer acabó por regalar buena parte de los ejemplares.

Como puede verse en "Publicaciones en las que aparecen juegos de Hojzinser", en 1909 se publica un efecto de Hojzinser por primera vez en ingles: Everywhere and Nowhere (En Todas Partes y en Ninguna).

La serie de Singleton sobre LA CARTOMAGIA DE HOFZINSER (1922), estimuló a H. S. Sharpe a traducir estos poéticos y artísticos experimentos cartomágicos con la ayuda de un diccionario alemán-inglés y la valiosa correspondencia con Fischer. La traducción de Sharpe, sin embargo tiene muchos fallos. Se han perdido numerosos detalles psicológicos y técnicos así como de coordinación entre la charla y el procedimiento, debido en parte al abandono del formato original del texto de Fischer, en el que vienen charla y procedimiento en columnas paralelas tal como en la presente traducción española.

La Cartomagia de Johann Nepomuk Hojzinser

Las siguientes publicaciones contienen efectos con cartas de Hojzinser:

(1) Gallien, F.: Eine Stunde der Tüuschung (Una Hora de Engaños), Viena, sinjecha (finales del siglo XLX).

(2) Morían, R.: Das Ganze der Salon-Magie (Toda la Magia de Salón), Viena, 1889.

(3) Manan, R.: Das Buch der Kartenkünste (El Libro de la Cartomagia), Viena, 1890.

(4) Willman, C.: Zauberwelt (revista de magia) Vol. 7, serie de 1901; La Cartomagia de Hojzinser (manuscritos de Pospischil, en posesión de Willibald Lukesch, de Viena).

(5) Conradi-Horster: Der Moderne Kartenkünstler (El CartómagoModerno), 1896; en las páginas 51 y 54 hay dos efectos atribuidos aHojzinser y en la página 74 hay otro efecto en cuyo título aparece elnombre de Hojzinser.

(6) Conradi-Horster: Der Zauberspiegel (revista de magia) Vol. 3, 1897;pág.106, reimpresión, Berlín, 1975.

(7)Hilliard,J.N.: The ArtofMagic, T.NelsonDowns, 1909; J.N.Hojzinser's Everywhere and Nowhere (En todas Partes y en Ninguna), reimpresión Dover, 1980, pág.55. Ver también "Everywhere and Nowhere, New Method", pág.63.

(8) Fischer, O.: J.N.Hojzinser Kartenkünste, Viena 1910; 502 copias impresas aparentemente por "Verlag Jahoda & Siegel", aunque se sabe quejue una edición privada.

(9) León, J.: Anuncio publicitario de una traducción de J.N.Hojzinser Kartenkünste en Sphinx Vol.9, N°10, Diciembre 1910 (10 copias, traducción en sólo 3000 a 4000 palabras).

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(8) Goldstone, W.: Modern Card Tricks Without Apparatus (Cartomagia Moderna sin Accesorios), 1915; cinco juegos procedentes de una traducción que estaba en poder de Houdini desde 1911, págs. 65-109.

(9) Singleton, F.: Traducción por entregas de La Cartomagia de Hofzinser en Sphinx Vol.21, 1922.

(10)Sharpe, S.H.: J.N. Hojzinser's Card Conjuring by Ottokar Fischer, Londres 1931, 500 copias; traducción inglesa de La Cartomagia de Hojzinser con anotaciones de Sharpe.

(11)Fischer, O: Táuschungen mit Karten im Klassischen Mass en Magie (revista del Círculo Mágico Alemán) Vol.34, N°10,1954. págs. 281-289; variaciones de las presentaciones de Hojzinser por O. Fischer, seleccio-nadas por K. Volkman; posteriormente publicado por el Magic Circle (Círculo Mágico inglés).

(12)Fulves, K.: Hojzinser en The Pallbearers Review, folio 3, Invierno 1969, págs. 295-302.

(13)Fulves-Miesel-Muller-Woodward.J.N. Hojzinser's CardProblems, en Epilogue N°9, 1970, pág.8: N°10, 1970, pág.6; N°ll, 1970, pág.6.

(16) Reproducción Jotomecánica de (8) por Edition Volker Huber,Offenbach am Main, 1972 (250 copias numeradas y con una interesanteintroducción por el famoso coleccionista y comerciante de arte VolkerHuber, quien posee material de Hojzinser. Edición agotada).

(17) Segunda edición de (12) con un nuevo prólogo y un apéndice con los célebres "problemas", Karl Fulves , Guttenberg Press, 1973.

(18) Reimpresión de (8), Edition Olms, Zürich, 1983, serie Bibliotheca Mágica, Vol. 6; edición agotada por problemas de derechos con Edition V. Huber.

(19) Nueva publicación de (17), Dover Publications, Inc., Nueva York, 1986.

Reflexiones sobre la Importancia de Hofzinser en la Cartomagia

La reputación actual de Hofzinser entre los magos de habla inglesa se debe, en granparte a la traducción de Sharpe de 1931. Allí se reproduce el entusiasmo de Fischer en el texto original alemán y se presenta a Hojzinser como un gran pionero y renovador, años por delante de su época. Emergiendo de una época en que la magia estaba en un estado primitivo, ideó métodos y rutinas que hoy en día, casi 150 años después, siguen teniendo vigencia. Podría decirse que poseía el genio creador de Beethoven y el taienio interpretativo de Paganini. Dai Vernon, el "Profesor" dijo: "Hojzinser ha sido para mí una constante Juente de inspiración."

Los efectos más conocidos de Hojzinser han sido "En Todas Partes y en Ninguna" y "Recuerde y Olvide". "En Todas Partes y en Ninguna" ha causado verdadero impacto yjue el juego preferido del gran Paul Rosini. Hugard también contribuyó a la popularidad de este efecto con la publicación, en 1935, de una versión simplificada en Card Manipulations N°4. Muchos magos han elaborado sus propias versiones de este juego, siendo un notable ejemplo de esto la versión de Vernon descrita por Ganson en "Further Inner Secrets of Card Magic", 1961, pág.69. Frederik Braue señaló, en "Expert Card Technique", que este efecto posee todas las virtudes de un buen efecto: se puede presentar sobre un escenario o como un efecto de cerca, el argumento es fácil de seguir, hay elementos de sorpresa y entretenimiento, y tiene un final impactante.

El Empalme por abajo de Hojzinser, El Enfile de Hofzinser, Las técnicas por debajo de la extensión como forzaje y como control, el forzaje psicológico y la cuenta del meñique son sólo algunas de /as técnicas que encontrará el atento lector del texto de Hofzinser. He de mencionar también que Hofzinser utilizó cartas de doble cara conjuntamente con la técnica hoy conocida como la "Wild-Card Turnover Move", que es a veces atribuida a Bert Allerton.

Karl Fulves, de Teanek, Nueva Jersey, ha renovado el interés por Hojzinser con la publicación del Hojzinser Folio en 1969, "Los Problemas Cartomágicos de Hojzinser" en Epilogue en ¡970, quejueron omitidos por Sharpe en 1931, y la segunda edición de la traducción de Sharpe con un nuevo prólogo de Sharpe y un apéndice con los "problemas" en 1973.

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Pero los problemas fueron incorrectamente traducidos hasta el punto de cambiar por completo el efecto en ciertos casos. Más tarde apareció en Epilogue una traducción más fiel por Fulves-Miesel-Müller y Woodward.

El llamado "Problema de Hofzinser" estimuló a los cartómagos. Incluso Father Cyprian parece haber dado con la solución "original" de Hofzinser, o al menos ha llenado los requisitos (ver "Father Cyprian on the Hofzinser Card Problem", 1978).

En 1985, la traducción de Richard Hatch de "La Magia de J.N. Hofzin-ser" marcó el comienzo de una nueva era. Se trata de una completa recopilación de Fischer de juegos no cartomágicos, incluyendo fotos de los accesorios colocados junto a una cinta métrica. Ello fue necesario para convencer a los magos de que aquellos accesorios realmente existían.

Con la presente traducción, otra nueva era está por comenzar cuando los brillantes y creativos magos del mundo hispano-parlante tengan la oportunidad de estudiar la obra de este genio de los naipes vienes.

El Nombre de Hofzinser en Títulos de Juegos y Juegos con Títulos de Hofzinser

(1) Hofzinser-70, Father Cyprian, Epilogue 17, Marzo 1973, pág.7 (Hofzinser Ace Problem).

(2) Double Hofzinser, David Reichler, Epilogue 13, Noviembre 1979, pág. 10. Un Comodín se transforma en una y luego en otra carta elegida.

(3) Hofzinser's All-Backs, John Thompson, Epilogue 12, Julio 1971, pág. 3. Tres cartas se transforman en una elegida, luego se muestra que dichas cartas tienen dorsos por ambas caras. Las cartas vuelven a su condición original y la carta elegida desaparece. Una carta previamente introducida en el bolsillo resulta ser la elegida.

(4) 5-card Hofzinser, Francis Haxton, Epilogue 18, Julio 1973, pág. 6,basado en el problema de "Las Cinco Cartas Cambiantes" de Hojzinser,ver Epilogue 10, 1970, problema N°S.

(5) Hofzinser's All Backs, Bruce Cervon, Epilogue 19, Noviembre 1973, pág. 2.

(6) Remember and Forget, Karl Fulves, Epilogue 3, Julio 1968, pág. 6. Versión matemática del efecto de Hofzinser.

(7) Hofzinser's Departure, Father Cyprian, The Elegant Card Magic of Father Cyprian, por Frank García, 1980, pág.54. El Problema de los Ases de Hofzinser.

(8) Father Cyprian on the Hofzinser Card Problem, Karl Fulves, 1978. Father Cyprian parece haber dado con el procedimiento empleado por Hofzinser.

(9) Hofzinser's Triumphs, en Arch Triumphs, Jon Racherbaumer, 1978, pág. 6. Efecto tipo Triunfo, combinado con el problema de Hofzinser, idea de Jean Fare. Versión de Dave Solomon en el mismo libro, pág. 10. La idea de Fare puede encontrarse en su libro Card Tricks French Style, Magic Inc., Chicago, 1977, pág.32.

(10) A Problem with Hofzinser, Larry Jennings, The Classic Magic of Larry Jennings, por Mike Maxwell, 1986, pág. 17. Solución de Jennings al problema de los cuatro Ases.

(11) Hofzinser Predicts the Collectors, Richard Kaufman, Cardmagic, 1979, pág. 100 (Collectors con predicción combinado con la idea de la Extraña Armonía de Hofzinser.

(12) Hofzinser in my Pocket, Peter Duffie, Alternative Card Magic, por Peter Duffie y Jerry Sadowitz, 1982, pág. 22. Combinación de Sandwich en el bolsillo, Twisting the Aces (Girando los Ases) y el problema de los Ases de Hojzinser.

(13) The Red-Backed Hofzinser, Karl Fulves, Packet Switches Part One, 1971, pág. 8. El problema de los Ases de Hofzinser, con los Ases de dorso rojo y la baraja de dorso azul.

(14) Decking Hofzinser, Jon Racherbaumer, en MUM, vol.67, N°4, Septiembre 1977, pág. 16. El problema de los Ases de Hofzinser con los

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Ases en el centro de la baraja en vez de estar sobre la mesa.

(15) Platform Hqfzinser; Peter Warlock, Francis Haxton, Paul Ryland y Milton Kort; New Pentagram, vol.2, N°10, 1970, pág.81; vol.3, N°2, 1971, pág. 13 y vol.4, N°4, 1972, pág.30. El problema de los Ases de Hqfzinser colocando cada As en un vaso.

(16) Hofzinsers EJfekte und Techniken mit Karten (Efectos y técnicas cartomágicas de Hqfzinser), Roberto Giobbi, Magie, vol.67, 1987, pág. 45: cuenta del meñique, pág. 108: Los Ases de Hqfzinser: el llamado problema de Hojzinser, p.174: En Todas Partes y en Ninguna.

(17) Special Hqfzinser's Issue, Pete's Leaflet, vol.l, N°6, Junio 1973,publicado por Peter Biro como suplemento a Son ofBat Jr. de Lloyd E.Jones, Junio 1973. Ffying Cards, incluyendo la historia de Dai Vernonde Las Cartas en el Mar y "Hqfzinser Revisited" (Moneda en la Carta).

El Problema Cartomágico de Hqfzinser

(1) Kart Fulves: Dos problemas cartomágicos sin resolver en el Folio de Pallbearers Review dedicado a Hqfzinser, Invierno 1969, págs. 299 y 302. El segundo de los problemas es el de los Ases, llamado "El Problema de Hqfzinser". Escribe Fulves: "El segundo problema parece derivarse del efecto "En Todas Partes y en Ninguna"... El efecto: Se enseñan los cuatro Ases y se dejan a un lado. Se da a elegir una carta la cual se inserta luego en el centro de la baraja. Se pide al espectador que se concentre en el palo de la carta. Se extienden los Ases y se observa que el As del palo correspondiente se ha convertido en la carta elegida. Existen diversas versiones del manejo, aunque todas coinciden en que Hqfzinser hacía el juego de principio a fin sin saber en ningún momento el orden de los Ases. Se han ofrecido soluciones con forzajes, cartas duplicadas y cartas trucadas, pero no parecen convincentes. No hay duda de que Hqfzinser tenía un método, pero los detalles del mismo permanecen en la oscuridad. Fulves añade: "Los problemas no resueltos provienen de correspondencia (cuyo autor ha sido identificado como "Herrmann ") que a su vez proviene de los archivos de Stanley Jaks. " En el apéndice de la segunda edición de "La Cartomagia de Hqfzinser', 1973, se encuentran los elementos del problema. Ver el segundo efecto

de la lista, "Los Ases que se Transforman", en el que el efecto es realizado con los Ases y los palos no entran en juego.

(2) Larry Jennings: Tell-Tale Aces, en Dai Vernon 's Ultimóte Secrets of Card Magic, por Lewis Ganson, 1967, pág.49.

(3) Chesbro y West: Flipper, en Tricks You Can Count On, área 1968, pág.25.

(4) Paul Swinford: Three Different Ways, en Epilogue N°9, Julio 1970. Versión de Swinford de (3), pág. 3.

(5)JackAvis: TheLostAce Trick, en Epilogue N°ll, Marzo 1971, pág. 1. Avis: "Esta rutina fue desarrollada en 1958. El título surgió después, cuando Dai Vernon, al ver la rutina, observó: 'Ese es el juego del As perdido de Hqfzinser». Dai explicó que él había leído años antes una carta en la que se describía un efecto de este tipo. A principios de 1959 le envié la rutina a Ed Mario. A él le pareció una variación de su Devilish Miracle (A Devilish Miradle, Mario y D'Amico, 1948). Yo pienso que la influencia proviene de Dúo Ace de Ed Víctor (Ed Víctor: Magic ofthe Hands, New York, pág. 29), pero debido a los comentarios de Ed decidí no publicarla. En los años 1968 y 1969 varios cartómagos han publicado rutinas de las llamadas de los Ases de Hqfzinser. "

(6) David Britland: Tell-Tale Aces, en Ganson's Teach In, enMagigram, vol.9, N°l, Septiembre 1976. Versión de Britland de (2).

(7) Father Cyprian: Hqfzinser 70, Epilogue 17, 1973, pág. 7.

(8) Father Cyprian: Father Cyprian on the Hqfzinser Card Problem, por Karl Fulves, 1978.

(9) Father Cyprian: Hqfzinser 's Departure, en The Eleganl Card Magicqf Father Cyprian, por Frank Garda, 1980, pág.54.

(10) Jon Racherbaumer: Hqfzinser 's Triumphs, enArch Triumphs, 1978,pág. 6. Efecto tipo Triunfo, combinado con el problema de Hqfzinser,idea de Jean Fare. Ver también (11) y la idea original (12).

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(11) Dave Solomon: Triumphant Aces, en Jon Racherbaumer: Arch Triumphs, 1978, pág.10.

(12)Jean Fare: Criss-Cross Triumph, en Card Tricks French Style, 1977, pág.32. Idea desarrollada en 1973, ver (10).

(13) Jon Racherbaumer: About the So-Called Hojzinser Problem, en Arch Triumphs, 1978, pág.8.

(14) B. Nelson: Jennings Improved, en John Mendoza: The Book ofJohn, 1978, pág. 119, ver (2).

(15) Karl Fulves: The Red-Backed Hojzinser, en Packet Switches Pan One, 1971, pág.8. Los Ases son de dorso rojo y la baraja de dorso azul.

(16) J.L. Christensen: Pyramid Aces, en Pabular, vol.3, N°12, 1977, pág. 447, parecido a (5).

(17) Jon Racherbaumer: Decking Hojzinser, en MUM, vol.67, N°4, Septiembre 1977, pág. 16. Una versión sin Triunfo de "A Triumph for Hojzinser", ver (10), (11) y (12).

(18) Ed Mario: Choice Transposition, en New Tops, vol.5, N°ll, Noviembre 1965, pág. 3 7. Una carta elegida cambia de lugar con un As indicado. La transposición es repetida.

(19) Peter Dujjte: Hojzinser In My Pocket, en Alternative Card Magic, por Peter Duffie y Jerry Sadowitz, 1982, pág. 22. Combinación de un juego de Sandwich, Twisting the Aces (Girando los Ases) y el problema de los Ases de Hojzinser.

(20) ; Peter Warlock, Francis Haxton, Paul Ryland y Milton Kort;Platform Hojzinser, en New Pentagram, vol.2, N°10, 1970, pág. 81;vol.3, N°2, 1971, pág. 13 y vol.4, N°4, 1972, pág.30. El problema delos Ases de Hojzinser colocando cada As en un vaso.

NOTA DEL TRADUCTOR

Para facilitar la comprensión del texto que sigue, explicaré los criterios adoptados al traducirlo. He procurado en lo posible mantener el estilo y la forma del original. Cuando esto no ha sido posible, como ocurre en algunos juegos de palabras propios del alemán que pierden su significado al traducirse he recurrido a "notas de traductor". He adoptado criterios similares a los que propone Fischer en una carta a Sharpe, la cual reproducimos al final de "La Sensación". Sin embargo, me he permitido añadir unos pocos comentarios y aclaraciones donde lo he creído necesario o importante. A lo largo del texto se encuentran también algunas palabras añadidas por mí entre corchetes f ] que no son comentarios sino unas pocas palabras, a veces una sola, que facilite la comprensión de la correspondiente frase o párrafo.

Las cartas trucadas más empleadas en los experimentos de Hojzinser son aquellas cuyas caras están divididas. En dos ocasiones se menciona la palabra "diagonalmente" en relación con estas cartas divididas. Pero las cartas divididas y el modo de emplearlas hace suponer que sus caras están divididas transversalmente. La palabra alemana "schrag", empleada en esas dos ocasiones presenta una ambigüedad al respecto. Existen varias razones para asumir que la división es transversal: a) El uso de cartas de figura, las cuales se dividen mejor transversalmente, b) La manera de describir el manejo de estas cartas, por ejemplo: "Cubrien-do la mitad inferior", c) Las cartas nunca son mostradas en abanico en las descripciones, lo cual sería la gran ventaja de las divisiones diagonales y d) La última ilustración de "La Pareja de Enamorados", primera versión, y el párrafo correspondiente.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Cristina Andrade, Ramón Mayrata, Reinhard Müller y Roberto Giobbi, quienes me ofrecieron su valiosa ayuda con desbordante generosidad...y yo, por supuesto, la acepté.

Rafael Benatar Madrid, Mayo 1992

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J. N. HOFZINSER

KARTENKUNSTE

GESAM.MF.LT UND HERAl'SCEGEBEN

vos

OTTOKAR FISCHER M. M. C.

WIEN UND LEIPZIG 1910.VERI.AG JAHODA & SIEGEL.

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PROLOGO

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Esta obra no está destinada a diletantes. Pero complacerá al artista experimentado.

En el campo de la magia moderna de salón y especialmente en la cartomagia apenas se han creado efectos tan geniales como los surgidos de la mente del mago añcionado vienes Johann Nepomuk Hofzinser. Por razones que se explicarán mejor en la biografía que sigue, no se conservan documentos auténticos de Hofzinser describiendo sus experi-mentos. Lo que queda de sus conocimientos son las enseñanzas impartidas a sus pocos alumnos. ¿Habrá dado lo mejor?

La primera persona en transmitirme el arte de Hofzinser fue el ilusionista vienes Georg Heubeck, quien gozó de la especial confianza de Hofzinser. Yo reconocí inmediatamente la extraña belleza de este arte cartomágico y no necesito explicar que me tomé el más profundo interés al respecto.

Pero Heubeck, debido a su limitada cultura no fue capaz de absorber toda la profundidad del pensamiento de Hofzinser y no pudo transmitirme dichos conocimientos en su forma original. Los detalles que no entendía los acomodaba a su manera, interfiriendo a menudo con la lógica y mermando la belleza de los experimentos. Pero debe decirse que Heubeck dominaba la ejecución técnica de los experimentos cartomágicos a la perfección.

Después de que yo, tras varios años, obtuve todos los experimentos que poseía Heubeck y dominé la técnica a su entera satisfacción, fui capaz de reconocer el desarrollo de las ideas de Hofzinser y me propuse reconstruir los experimentos que me parecían incorrectos, lo cual me tomó varios meses. Me alegra poder decir que mis seguimientos fueron correctos, no sólo de acuerdo a mi propia experiencia sino también por confirmaciones de otras fuentes que no son menos que cartas originales de Hofzinser que han llegado a mi posesión. He descrito cada uno de los experimentos de manera clara y concisa, trabajo que ofrezco aquí en este volumen. Por supuesto, no he dejado escapar ninguna pista que sirviese

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para mejorar o complementar el presente material. He examinado cada detalle, por más vago que pareciese y no permití que el

considerable costo ni los largos intercambios de correspondencia interfiriesen con mi propósito. Han pasado catorce años desde que comencé, pero creo poseer toda la información existente sobre el tema.

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Por mucho tiempo ha permanecido mi trabajo recluido en mi estudio sin que fuese visto por más que unos pocos confidentes, quienes me animaron a publicarlo. Por mucho tiempo me opuse a ello, por dos razones: La primera era que no quería desvelar mi tesoro y la segunda que dudaba de que la individualidad de Hofzinser pudiese ser comprendi-da incluso con mis exactas descripciones, porque las sutilezas y matices de Hofzinser son imposibles de transmitir a través de la palabra impresa.

Después de más maduras reflexiones superé mis objeciones y me decidí finalmente a revelar los experimentos. En honor a la memoria de Hofzinser, honor que ya merecía hace 70 años, renuncio al disfrute egoísta de este tesoro y deseo que todo el que lo tenga en sus manos lo disfrute tanto como lo he hecho yo al prepararlo. Espero que aquellos a quienes está destinado este trabajo reciban una clara idea de la fuerza creativa de Hofzinser. Quiero señalar que estos experimentos datan de hace por lo menos unos 50 ó 70 años, cuando la magia y su técnica estaban en estado primitivo y ni siquiera se soñaba con ideas tan geniales que aún hoy nos dejan sorprendidos.Espero, mediante esta obra, poder dar a conocer a Hofzinser a diestra y siniestra y erigirle un duradero monumento en la historia de la magia.

Johann N. Hofzinser,

uno de los más geniales y sin duda el más inteligente exponente del arte mágico del siglo XIX, nació en Viena el 19 de Julio de 1806, donde murió el 11 de Marzo de 187S.

Se sabe muy poco de la vida de Hofzinser. Sabemos apenas que sus padres provenían de Schwaben. Su padre era un pudiente corsario que le impartió una cuidadosa educación. El joven Hofzinser, tras acabar sus estudios se doctoró en filosofía y trabajo para el gobierno austríaco, alcanzando una alta posición en la tabacalera del Ministerio de Finanzas hasta que recibió la jubilación.

El arte mágico no fue la primera pasión de Hofzinser. Antes le atrajo la música, la cual le propició numerosas frustraciones, por lo que pronto la abandonó. En un libro publicado por el escritor A. Patuzzi en 1857 titulado: "Magia, según el diario de J.N.Hofzinser", este último se expresa con estas palabras: "En mi temprana juventud amaba la música, tocaba el violm, participaba en conciertos y llegué a presentarme en importantes círculos, siempre con gran aplauso. Un día, después de un corto intermedio salió un niño, acompañando a su padre, y también tocó. Comencé a escucharlo superficialmente, con cierto desprecio, pero luego captó mi atención y empecé a ruborizarme, y al ver la energía y la genial naturalidad de este chico me llené de tristeza pero me di cuenta de que había elegido el camino equivocado, abandoné el violín y olvidé mis sueños de virtuosismo."

Ese hecho puede haber sido la causa de que Hofzinser se buscase otra afición, la cartomagia, disciplina que elevó a un clásico virtuosismo.

No se puede determinar con certeza cuándo Hofzinser se volvió hacia la magia. Se sabe por sus cartas que para 1828 ya se ocupaba intensa-mente de sus experimentos cartomágicos y de aquellos tiempos datan algunas de las ideas para sus fenomenales rutinas.

Recibió, sin duda, gran inspiración por parte de Dóbler, quien celebraba su triunfo en Viena y contaba a Hofzinser entre sus admirado-res. Sus entusiastas críticas de las actuaciones de Dóbler en el Báuerles Theaterzeitung [periódico de arte] son prueba elocuente de ello. También con el profesor Kompars Herrmann, quien utilizó algunas ideas de

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Hofzinser, cultivó éste una profunda amistad.Durante más de cuarenta años Hofzinser fue el favorito declarado de la

aristocracia y de la alta sociedad vienesa. No se anunciaba ninguna velada en la que no participara Hofzinser. Según el mismo decía, tenía "algo que hacer casi cada dos días". Pintores y dibujantes competían por hacer su retrato y exhibirlo en las galerías de arte. Pero fue en 1853 cuando alcanzó la cima de su popularidad cuando abrió un "salón" en Wollzeile 789 (hoy en día el 36), en el que presentaba veladas mágicas tres veces por semana, que presentaba con el título de "Una Hora de Engaños".

Como su posición no le permitía llevar este salón a su propio nombre, lo puso a nombre de su mujer Wilhelmine. La señora Hofzinser, mujer de gran inteligencia y deslumbrante belleza, además de ser una hospitalaria anfítriona, asistía activamente a su marido en las actuaciones, en las que se presentaba como la extraordinaria Pythia, la mejor "lectora del pensamiento" de aquellos días. La "lectura del pensamiento", una novedad en aquellos tiempos, era una de las atracciones del programa de Hofzinser. Los periódicos elogiaban cada vez más estas veladas, considerándolas superiores a todas las presentaciones musicales y teatrales. Como puede deducirse, el salón Hofzinser fue un importante centro de la vida social y artística y era un honor el haberlo visitado alguna vez.

En lo que respecta al desarrollo artístico de Hofzinser, debe tenerse en cuenta que la magia en su época estaba en un estado primitivo. El principio del "doble-fondo" parecía hecho para Hofzinser y el arte mágico parecía estar predestinado a que llegara Hofzinser y vertiera su ingenio en viejos experimentos, que en sus manos, substancialmente mejorados, parecían novedades y él los presentaba como tales. Cuando ya había mejorado todo lo mejorable, se dedicó a inventar. Lo que surgió entonces de su fructífera mente tiene apenas comparaciones en la historia del arte mágico. Bajo sus maravillosos dedos nacieron principios nuevos, no conocidos hasta entonces, que fueron, por décadas, el orgullo de todo ilusionista y que aún hoy, 50 ó 60 años después de su creación, se siguen empleando en su forma original. La Bola y el Cofre, el Espejo Rosa, el Vaso de Tinta, el Cuadro Enmarcado, la Varita Flotante, la Linterna de Diógenes y muchos otros experimentos, cada uno una obra maestra. afloraron de su cerebro. Grande también es la cantidad de accesorios y técnicas que inventó para orientar el arte mágico en una nueva dirección, lo cual no hubiese podido hacer con las técnicas entonces existentes.

Con lo importante que fue Hofzinser como inventor y creador en el campo de la magia en general, infinitamente más importante fue su contribución a la cartomagia, a la que gustaba llamar "la poesía de la magia". Allí hizo brotar toda su gigantesca fuerza creadora, uniendo su genialidad a su inteligencia hasta rayar en el borde de lo apabullante. Según él mismo informó, descubrió y combinó más de 60 experimentos cartomágicos originales, todos de gran belleza y acompañados de charlas llenas de la más hermosr poesía. Hofzinser parece haber alcanzado, con mente y alma, la máxima profundidad que es posible alcanzar.

El que su capacidad v sabiduría no sean tan conocidas como debieran, incluso entre círculos de conocedores, se debe a que Hofzinser era muy celoso de su arte y no permitía el más mínimo vistazo a sus secretos. Sus celos, o su amor al arte, como también puede llamárseles, llegaba tan lejos que dejó una orden escrita de que se destruyeran todos sus escritos después de su muerte. Su viuda quien, como hemos dicho, fue una de las primeras magas y una admiradora de su arte, cumplió el último deseo de su querido esposo y quemó hasta la última hoja de papel, sin dejar documento alguno del legado de Hofzinser y así las huellas de su genio creativo fueron borradas del mundo.

Sólo con lástima puedo pensar en los últimos años de Hofzinser. Su vida entera estuvo conducida por grandes ideales, sacrificó todas sus posesiones por la magia y nunca se detuvo a pensar que algún día su cuerpo le fallaría y que sus manos de acero se cansarían. Y así le llegó también a él el triste final de tantos artistas y sólo la generosidad y protección de algunos amigos le separaban de la miseria absoluta. La muerte le llegó justo a tiempo para salvarle del asilo.

Sus restos yacen en el Cementerio Central de Viena. Nadie tiene idea de que bajo esa lápida en blanco descansa un cerebro prodigioso, un eminente maestro del arte mágico. Honremos su memoria.

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Cómo utilizar este libro.

"Esta obra cartomégica, bien enten-dida y ejecutada con virtuosismo, garantiza el mayor de los éxitos. Pero sin un excelente cartómago de principio a fin no puede esperarse éxito alguno."

Hofzinser, 1853.

No tengo mejores palabras introductorias para esta obra que esta frase que el propio Hofzinser utilizó para referirse a algunos de sus experimen-tos, aunque es igualmente aplicable a todos ellos. En esas pocas palabras reside el gran secreto del éxito: Entender, estudiar y ejecutar con virtuosismo. Los experimentos de Hofzinser tienen una construcción lógica y requieren un razonamiento igualmente lógico por parte del artista, para que éste sea capaz de comprender la estructura de los experimentos. Luego debe estudiarse cada una de las fases del experi-mento por separado y cada pase, cada movimiento, debe ser ensayado hasta se pueda ejecutar exitosamente y con el necesario virtuosismo.

Hofzinser empleaba, en sus experimentos, cartas que mandaba a fabricar según sus indicaciones. Los puntos y figuras de las cartas eran especialmente marcados para que los espectadores pudiesen reconocer claramente sus valores a distancia. Las cartas estaban hechas de un papel flexible y los dorsos eran de color carne. Eran cartas muy elásticas y flexibles. Podían ser dobladas y aplanadas sin que quedaran marcas, es decir, que no se partían por donde eran dobladas.

La presentación de los experimentos podía llevarse a cabo también de pie cerca de una mesa y preferiblemente sin espectadores a las espaldas del artista. Generalmente se utiliza una baraja de 32 cartas y a veces una

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de 52. La baraja se sujeta a la vista en la mano izquierda de modo que un tercio de la misma sobresalga por delante de la mano. Al final de cada rutina, después de haber retirado las cartas adicionales empleadas, se recomienda dar a examinar la baraja.

Se recomienda, en favor del éxito, no presentar más de seis rutinas de Hofzinser en una misma velada. Los experimentos deben ser elegidos combinando efectos con cartas adicionales con otros sin ellas y no deben elegirse rutinas similares.. También es recomendable hacer unos cuantos juegos de otra procedencia antes de presentar los experimentos de Hofzinser.

Como puede deducirse de las explicaciones, los experimentos de Hofzinser pueden clasificarse en varias categorías: Aquellos con baraja normal, aquellos con barajas especialmente preparadas y aquellos en que se emplean diversas cartas adicionales.

Las barajas especialmente preparadas serán descritas a su debido tiempo.

Las cartas adicionales pueden ser de cinco tipos: normales, divididas, de doble cara, transparentes y preparadas.

Las normales son simplemente cartas adicionales que se extraen de otra baraja.

Las divididas son cartas cuyas caras tienen dos valores diferentes, uno por cada extremo, y que se muestran cubriendo una de las mitades de su cara para mostrar el valor o figura correspondiente. El empleo de estas cartas era el gran secreto de Hofzinser.

Las cartas de doble cara tienen por una cara, por ejemplo, una figura y por la otra cara, en vez del diseño de los dorsos, la cara de una carta numérica, por ejemplo.

Y finalmente, las cartas transparentes son cartas artísticas, muyespeciales, que a simple vista no parecen tener trucaje alguno, pero alcolocarlas delante de la luz se observa otro valor a través del dorso.

Y para concluir tenemos también las cartas artísticamente preparadaspor encargo, que serán descritas en los experimentos correspondientes.

La presentación de los experimentos debe hacerse en un orden predeterminado para poder tener las cartas trucadas convenientemente disponibles. Las cartas adicionales necesarias se introducen, en su momento, en el bolsillo derecho del pantalón, de donde se obtienen en el transcurso del juego para luego añadirlas secretamente a la baraja. Al acabar un experimento en el que se hayan empleado cartas adicionales, éstas deben ser retiradas inmediatamente.

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La ejecución de las rutinas debe ser pausada, sin prisas. Tanto la charla como la secuencia de acciones deben ser perfectamente memoriza-das para que todo se desarrolle con fluidez y sin trabas. El artista puede imponer, en mayor o menor grado, su propia personalidad, pero no se equivocará si mantiene las versiones originales de Hofzinser, que son producto de una larga evolución y la cima de la excelencia técnica.

Si se observan estas instrucciones, el éxito no se hará esperar.He mantenido las charlas originales de Hofzinser, sin cambiar nada, lo

cual he querido hacer notar para que algunas peculiaridades de los gustos de la época de Hofzinser puedan ser comprendidas y disculpadas.

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Experimentos con cartas normales

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Concordancia Numérica

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. De la misma se cuentan previa-mente 10 cartas y se obtiene una separación bajo ellas con el meñique izquierdo. Los cuatro Dieces se colocan en las posiciones 11, 12, 13 y 14. Debe haber un lápiz y una hoja de papel sobre la mesa.

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Charla:En estos tiempos, en que la mente

humana es tan prolífica para la in-vención pero lamentablemente tam-bién para el engaño, hemos llegado a un punto en el que me permito hacer una pregunta. ¿Creen ustedes en la asociación de ideas o, mejor dicho, asociación de pensamientos? ¿Creen ustedes que yo puedo determinar sus pensamientos claramente antes de que ustedes los hayan pensado?

¿No? ¡Pues a veces es posible! Voy a escribir aquí unas palabras.

¿Quiere sujetar este papel por un momento, por favor?

Yo cuento cartas sobre la mesa. Cuando usted quiera, diga "alto".

Procedimiento:

Respuesta: No.

El mago escribe en el papel: "Us-ted dirá «alto» en la décima carta", enrolla la hoja y se la entrega a una dama.

Seguidamente, dirigiéndose a la espectadora que sujeta el papel:

Mientras pronuncia estas pala-bras, el mago va colocando las diez

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¿Ha dicho usted "alto" por su propia voluntad, sin ninguna in-fluencia por mi parte?

Ahora, por favor, coloque su mano sobre las cartas.

¿Serían ustedes tan amables de coger algunas cartas?

¿Puede usted decirme, señora mía, cuántas cartas tiene bajo su mano?

¿Diez cartas?Señor, por favor, ¿Qué número

tiene su carta?¿Y la suya?¿Diez también? ¿Y usted, señor,

por favor?

cartas, bajo las cuales mantiene la separación, una a una sobre la mesa, y mirando fijamente a la espectadora, la obliga a decir "alto" en la décima carta (forzaje median-te la mirada). Si al acercarse a la décima carta la espectadora no se ha decidido, el mago coloca las cartas cada vez más lentamente para lograr el forzaje. Si la espec-tadora dice "alto" antes de la déci-ma carta, el mago coge todas las cartas que queden encima de la separación con la mano derecha y las coloca, como una, sobre las que ya están en la mesa, en el mismo movimiento empujándolas hacia la dama, disimulando asi la acción secreta. La dama, entonces, ha dicho "alto".

Respuesta: Sí.

Hecho. Dirigiéndose ahora a varios caballeros:

Se les hace coger a cada caballero uno de los cuatro Dieces. Dirigiéndose ahora a la dama:

La dama cuenta: Diez. A los señores:

Respuesta: Diez. Respuesta: Diez.

Respuesta: Diez.

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¿Otro Diez? ¿Y usted, por favor? Respuesta: Diez.¿También Diez? A la dama:¿Ve usted,

señora mía? Todosestos caballeros concuerdan con sunúmero. Y ahora, le pido porfavor que lea el papel.La señora lee.

¿Y qué hubiera hecho yo si depronto los señores hubiesen sacadolos Ochos?No hay respuesta.Mejor aún, p

ues ello me hubiera permitido

contar los ojos de la señora y añadir así un detalle de interés al juego, (l)

1) El vocablo alemán "Augen", que significa "ojos", también se utiliza para designar los puntos de las cartas. Por lo tanto, se trata de un juego de palabras propio del idioma.

Pensamientos Idénticos

Primera versión

Preparación:

Se necesitan dos barajas de 32 cartas cada una y sin ninguna prepara-ción.

Charla: Procedimiento:Es bien sabido lo frecuente que es

en la vida el caso de que dos perso-nas piensen la misma cosa al mismo tiempo. Una mirada entre dos personas puede ser, en determina-das circunstancias, suficiente para comunicarse mutuamente senti-mientos que no se pueden, o no se quieren, expresar con palabras. La siguiente frase apoya lo arriba dicho:

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"Dos almas y un mismo pensa-miento, dos corazones y un mismo latido."

Pero la triste realidad es que la poesía de estas palabras suele sufrir una prosaica alteración en la vida, que sena la siguiente: "Dos almas y ningún pensamiento, dos corazones y constantes golpes."(1)

Pero volviendo a nuestro objeti-vo, ¿Tendría usted la amabilidad de pensar una carta?

¿Ya la ha pensado?Para que ya no pueda cambiar de

idea, ahora le ruego que saque esa carta de la baraja y la ponga sobre la mesa.

Piense usted también una carta, por favor, y büsquela también en la baraja.

Ahora les pido devolver ambas cartas a la baraja.

Dirigiéndose a un espectador.

Respuesta: Sí.

Se entrega la baraja al espectador y este hace lo que se le ha pedido.

Seguidamente, a un segundo espectador:

Hecho.

El mago extiende la baraja en sus manos y la primera carta es intro-ducida. Apenas esto haya sucedido, los dedos mayor y anular de la mano derecha entran en contacto con la carta, por el lado de la cara, y tiran de ella hacia la derecha por debajo de la extensión, extrayéndo-la así de la misma. Simultánea-mente, el pulgar izquierdo se colo-ca sobre el dorso de la carta vecina, a la derecha de la carta apenas introducida, y tira de ella hacia la izquierda, haciéndola ocupar el

lugar que la otra carta ha dejado vacante. Se cierra inmediatamente la extensión con ambas manos, lo cual llevará la carta pensada al fondo de la baraja.

Se procede igualmente con la se-gunda carta.

Una vez controladas ambas cartas al fondo de la baraja, serán empal-madas en la mano izquierda me-diante el "Giro por abajo".

El "Giro por abajo" es un pase original de Hofzinser y se ejecuta de esta manera: El meñique iz-quierdo mantiene las dos cartas inferiores separadas del resto de la baraja. La mano derecha coge la baraja con los dedos mayor y anular por el extremo exterior y el pulgar por el extremo interior. El índice derecho descansa sobie el costado izquierdo de la baraja, cerca de la esquina exterior. Si la mano derecha se desplazase hacia la derecha con la baraja, sin soltar-la, quedarían las dos cartas inferio-res en la mano izquierda, para lo cual habrán efectuado medio giro, siendo conducidas por el índice derecho y el meñique izquierdo, entre los cuales pivotan estas car-tas. Pero la mano derecha no debe alejarse, porque lo que debe apa-rentar esta manipulación es que la baraja es simplemente arrimada un poco hacia adelante en la mano

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Para evitar todo tipo de sospe-chas, cojo otra baraja, la mezclo

y me la guardo en el bolsillo de la chaqueta. Y ahora me voy a permitir pensar

izquierda, hasta que queda sujeta por la esquina interior izquierda-La mano izquierda, entonces, sujeta la baraja y las dos cartas.

Estas dos cartas serán llevadas a la mano derecha y luego "coloca-das" sobre la otra baraja mediante la "Transferencia".

La "Transferencia" se realiza así: La mano derecha se acerca a la izquierda como si fuese a coger la baraja. En cuanto las manos se

hayan acercado y el pulgar e índice derechos hayan cogido la baraja por la esquina interior

derecha, lo cual ocurre sólo de modo transito-rio, los otros dedos de la mano derecha

se colocan sobre las puntas de los dedos izquierdos. En ese preciso instante, el mayor izquierdo se dobla hasta que la uña entre en contacto con la cara de la carta más cercana a la palma y empuja enton-ces ambas cartas hacia la mano derecha, la cual inmediatamente las empalma y, en una acción conti-nua, coge la otra baraja depositan-do las dos cartas sobre ella. Al mismo tiempo, la mano izquierda

deja la baraja a un lado. Todo ello acompañado por la charla.

Mezcla en falso, manteniendo las posiciones de las dos cartas superiores.

(1) La palabra alemana "SchlSge" significa "latidos" pero también "golpes" o "batidas". Se trata por lo tanto de un juego de palabras en alemán que pierde su significado al traducirse.

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yo también dos cartas y sacarlas de la baraja.

Aquí en mi mano tengo esta carta, o sea, mi pensamiento. Ustedes pueden observar el más mínimo movimiento de mi

mano. Yo ya no puedo cambiar la carta. Es mi pensamiento original.

¿Tendría usted la amabilidad de decirme cuál era su pensamiento?

¿El Rey de Corazones? Pues ya ve usted. ¡Es la misma que yo pensé!

Y usted,

por favor, pensó...

¡La Jota de Trébol fue también mi pensamiento original!

Y así el problema queda resuelto.

El mago introduce su mano en el bolsillo simulando buscar la carta mientras mira fijamente al primer espectador, extrae la carta superior de la baraja y la coloca cara abajo sobre la mesa. Se repite el procedimiento con el otro espectador y se coloca igualmente la segunda carta cara abajo sobre la mesa. Luego saca la baraja del bolsillo y la coloca también sobre la mesa.

A continuación el mago coge la primera carta con su mano derecha.

Al primer espectador:

La carta es nombrada. Por ejemplo: El Rey de Corazones.

Se enseña la carta y, sin más, se coloca sobre la primera baraja.

Al segundo espectador:Nombran la carta. Por

ejemplo: La Jota de Trébol.

Se coge la carta, se enseña y se deja sobre la primera baraja.

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Muy bien. Cuente por favor estas cartas.

¿Cuántas cartas?O sea que usted me ha parado en

la ... .En la undécima. Bien. ¿Fue ese

"alto" en la undécima carta por su propia voluntad y sin influencia por mi parte?

¡Pero, por favor! Debido a la armonía que hay entre nuestras mentes, usted se vio obligada a decir "alto" en la undécima carta. Para demostrarlo le voy a pedir que lea el papel en voz alta.

¿Cuántas cartas tiene bajo su ma-

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Mientras se pronuncian esas pala-bras, se cuentan secretamente once cartas y se obtiene una separación bajo ellas con el meñique izquier-do. Se van colocando cartas sobre la mesa y, mirando fijamente a la espectadora, se procura obligarla a decir "alto" en la undécima carta (forzaje mediante la mirada). Si la señora no se decide a decir "alto", se cuentan las cartas cada vez más lentamente. Si dice "alto" prema-turamente, se cogen el resto de las cartas [hasta la separación] y, sin prisas y sin pausas, se empuja hacia adelante el montón de la mesa, al mismo tiempo depositando sobre el mismo las cartas empalmadas. En cuanto diga "alto":

La dama cuenta: Once. Respuesta: Once.

Respuesta: Undécima carta.

Respuesta: Sí.

La dama lee. Al mismo tiempo, el mago transfiere los cuatro Seises del fondo de la baraja al dorso de la misma mediante un Salto.

A la dama de la derecha:

no.'Bien. Voy a poner unas cartas

sobre la mesa.

La dama ha de indicar una de estas cartas. De la primera a la octava.

El número de la carta que usted ha elegido coincidirá con el número de cartas de más que hay bajo su mano.

¡Un Seis! ¡Atención! Cuente, por favor, en voz alta y pare al llegar a veinte.

Alto, suficiente.

¿Cuántas cartas tiene de más? ¡Seis, igual que el número que salió! Ahora, por favor, le pido

Respuesta: Veinte.

El mago coloca ocho cartas cara abajo sobre la mesa, que serán los cuatro Seises seguidos de cuatro cartas indiferentes.

4 Seise* 4 indiferentes

Dirigiéndose a una tercera dama:

La dama dice el número. Si el número es cuatro o menor se cuenta de izquierda a derecha y si es mayor se cuenta de derecha a izquierda, de modo que la carta elegida sea siempre un Seis.

A la primera dama:

Se vuelve la carta elegida y se recogen las otras.

La dama cuenta. El mago, mientras tanto, empalma en la mano derecha tres cartas de las que tiene en su mano. Apenas la espectadora haya colocado la vigésima carta sobre la mesa, el mago extiende la mano de nuevo sobre el montón, con las palabras:

Las tres cartas empalmadas son depositadas sobre el montón.

Respuesta: Seis.

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45 que me diga si quiere que le dé tres, cuatro, cinco o seis cartas más.

¿Tre

s? ¡Entonces no tiene usted

v¿

do el número de cartas correspon-diente y depositando esas cartas sobre el montón al empujar el mismo hacia la espectadora.

La dama cuenta.

Charla: En la vida social nos encontramos con

EA

baraja, que está en la mano izquierda.

Se hace el Salto y se fuerzan los cuatro Ochos a cuatro espectado-res. Se hace de nuevo el Salto y se obtiene una separación con el meñique izquierdo bajo los tres Sietes.

Los

c Corazones, el Ocho de Picas encima,

Los Cuatro Ochos

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas [N.T.: Se asume el uso de cartas sin índices. Para hacer este juego con cartas modernas son necesarias algunas modificaciones en el manejo]. Sobre la misma se encuentran los cuatro Ochos en este orden: Corazones, Diamantes, Picas y Tréboles. La quinta, sexta y séptima carta son: el Siete de Tréboles, el Siete de Picas y el Siete de Diamantes, respectivamente. El Siete de Corazones no se utiliza. Los Sietes deben estar orientados con el punto central hacia losespectadores....................................... A !♦ ♦ ILas cuatro cartas siguientes son las Jotas. | ♦*♦ 5

i ',* ♦! 2

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otro más,y finalmente el cuarto Ocho.

tenemos los cuatro

¡Ah! ¿Creen que ya no son los Ochos?

¡Por favor! Uno, dos, tres y cua-tro.

Son todavía los Ochos.

el de Picas sobre ambos, y el de Tréboles encima de los tres. Se vuelven las cuatro cartas cara abajo, dejando así el Ocho de Corazones en la posición superior del pequeño paquete.

El mago recoge los Ochos con la mano derecha de un modo eviden-temente sospechoso, cuidando de no exponer las cartas empalmadas, y seguidamente deposita las mismas sobre la baraja, que ha sido cogida por la mano izquierda.

Mirando hacia la baraja.El pulgar izquierdo extiende las

cuatro cartas superiores de la bara-ja, una a una, hacia la derecha. Estas cartas se cogen entre el pulgar e índice derechos y se abren en abanico. Las tres primeras cartas son los Sietes y la cuarta es el Ocho de Corazones. Puesto que las porciones interiores de las caras de los Sietes quedan ocultas por el abanico y la carta que está total-mente visible es un Ocho, parece que las cuatro cartas fuesen Ochos [N.T.: Para lograr esto utilizando cartas con índices, es necesario abrir las cartas en abanico de dere-cha a izquierda, como apunta Shar-pe en la traducción inglesa]. Se alza la mano derecha a la altura del pecho.

Se cuadran las cartas sobre la mesa y se dan a un caballero para que las vigile.

¿Le importaría colocar su mano sobre los Ochos?

Cuento ahora cuatro cartas sobre la mesa

y muestro la baraja para que se vea que los Ochos no están,

porque los tiene usted. Déjeme, por favor, uno de los Ochos.

Aquí el primer Ocho. Luego el segundo.

Aquí el segundo Ocho y ahora el tercero.

El caballero cubre las cartas con su mano. Debe observarse que las cartas no sean giradas durante estas acciones, para que el séptimo punto de los Sietes permanezca orientado hacia los espectadores.

El mago coloca cuatro cartas sobre la mesa de derecha a izquier-da.

Se extiende la baraja entre ambas manos y se muestra. Entonces, mirando hacia la mano del especta-dor:

El mago baja la mano izquierda con el abanico hacia la mesa, coge la carta superior de las que están bajo la mano del caballero (el Siete de Tréboles), la extrae cara abajo y la introduce por la parte izquierda del abanico dejando que sobresalga la mitad exterior, que contiene cinco puntos. Se levanta la mano por un breve instante dejando ver la carta sobresaliente.

Se toma el segundo Siete de debajo de la mano del espectador y, mientras la mano izquierda se mantiene abajo, se introduce la carta del mismo modo, esta vez por el centro del abanico. Se levanta la mano y se enseña de nuevo el abanico.

Se procede de igual manera,

Entonces Ochos.

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Aquf el tercer Ocho. Y finalmente el cuarto y último Ocho.

Cuadramos la baraja.

Y ahora, utilizando mis poderes, convertiré estas cartas de nuevo en

introduciendo el tercer Siete por la parte derecha del abanico y, una vez más, se levanta la mano y se enseña.

Se coge la carta que queda bajo la mano del espectador. Como esta carta es realmente un Ocho (el Ocho de Corazones), se puede dejar ver entera e incluso dejarla caer cara arriba sobre la mesa de modo aparentemente accidental, demostrando así que se trata de un Ocho normal y corriente. Final-mente se coloca el Ocho al extremo derecho y como carta superior del abanico, dejándola también algo sobresaliente.

El artista enseña la baraja en esta posición varias veces y cierra el

abanico con ayuda de la mano derecha, cuadrando completamente las cartas sobresalientes con el resto de la baraja. El Ocho de Corazones permanece en la posición superior.

Mirando hacia las cuatro cartas que están en la mesa:

Ochos.

La primera carta. ¡Cambia!

¡Y aquí está ya el primer Ocho!

Ahora la segunda carta. ¡Vamos!

¡Y aquí de inmediato tenemos el segundo Ocho! Ahora la tercera. ¡Pasa!

¡He aquf el tercer Ocho!

¡Y finalmente la cuarta carta! Yo simplemente digo: Uno, dos ....

Se coge la carta de la extrema derecha por su esquina interior derecha.

El artista coloca el meñique de la mano izquierda junto a la esquina interior derecha de la baraja, que está en esa mano y, al decir "cam-bia", tira hacia abajo dejando esca-par las esquinas de las cartas, produciendo así un nudillo pene-trante. Inmediatamente el mayor derecho produce un chasquido, escapando de detrás del índice y golpeando la cara de la carta que permanece sujeta entre el pulgar e índice derechos. Este ruidillo y chasquido simultáneos son un efectivo recurso de nuestros antece-sores para aparentes transformacio-nes de cartas y perfectamente aplicables a muchos experimentos.

Se deja el Ocho cara arriba sobre la mesa.

La mano derecha coge la carta siguiente.

Se produce el ruidillo y chasquido al decir "vamos". Se coloca la carta cara arriba junto a la anterior.

Se coge la tercera carta.Ruidillo y chasquido al decir "pa-

sa". Se deja la carta cara arriba junto a las anteriores.

Se coge la cuarta carta (Jota de Tréboles) en la mano derecha.

Al decir "uno, dos.....................,ruidillo y chasquido. Entonces, interrumpiendo la frase anterior:

'osición de U mono izquierda. vista por el artista.

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Ah, creen que este es ya el cuartoOcho, ¿No? Se alza la mano derecha a la

altura del pecho para enseñar laJota de Tréboles.¡Por supuesto que no! Se baja la mano y se hace el

Enfile, cambiando la Jota por la carta superior de la baraja, que es el Ocho de Picas.

El Enfile se efectúa de esta manera: Se sujeta la Jota de Trébolesentre el pulgar e índice derechospor la esquina interior derecha,muy cerca del borde. El pulgarizquierdo empuja la carta superiorde la baraja (el Ocho de Corazones), un poco hacia la derecha. Lamano derecha permanece fija juntoal cuerpo y la mano izquierda seacerca, con la baraja, a la carta dela mano derecha (y no al contrario), hasta que los dedos índice ymayor derechos alcancen la cartaque sobresale por la derecha de labaraja sin tener que efectuar unaacción de coger. En ese precisoinstante, la carta de la mano derecha es retenida por el pulgar izquierdo sobre la baraja y la manoizquierda se aleja de nuevo.Sólo cuando yo diga "tres" Ruidillo y chasquido al decir

"tres".aparece aquí el cuarto Ocho". Se enseña el Ocho y se coloca

cara arriba sobre las tres cartas anteriores. Inmediatamente se transfieren las dos cartas superiores al fondo de la baraja por medio del Salto [medio Salto], de modo que queden vueltas caras arriba bajo el resto de la baraja.

Ustedes se estarán preguntando a dónde habrá ido a parar la Jota. ¿Quieren verla? O prefieren ver las cuatro Jotas? ¡Pues les enseño las cuatro!

El mago ha humedecido de ante-mano los dedos pulgares y mayores de ambas manos. Al formular la pregunta anterior, los dedos pulgar y mayor derechos aprietan firme-mente la baraja de modo que las cartas superior e inferior se adhie-ran a ellos. Entonces lanza la baraja a la mano izquierda, quedándose con las dos cartas adheridas a los dedos en la mano derecha. El pulgar y mayor izquierdos aprietan igualmente la baraja y la dejan resbalar a la mesa, reteniendo las cartas superior e inferior. Entonces hay dos Jotas en cada mano.

Se da a examinar la baraja.¡Pues aquí están!

1) La palabra alemana "ungezogen" puede significar "no elegido (a)" o bien "travieso (a)" o "mal educado (a)", según el contexto. Hofzinser, una vez más, hace uso de esta ambigüedad para jugar con las palabras.

2) Otro juego de palabras que se pierde en la traducción. La palabra "Acht", que significa "Ocho" en alemán, puede significar también "atención". Hofzinser, en la charla, da una pista anunciando la aparición de los Ochos que pasa desapercibida hasta que más adelante, una vez aparecidos los Ochos, repite las mismas palabras.

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Experimentos con cartas duplicadas normales

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En Todas Partes y en Ninguna

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas y además dos cartas iguales, por ejemplo dos Nueves de Picas. Estas dos cartas se colocan sobre la baraja y el Nueve de Picas de la baraja debe ocupar la penúltima posición.

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Charla:Los juegos de cartas suelen hacer-

se a una cierta distancia. A mí me gusta al contrarío: Cuanto más cerca mejor, sobre todo si hay damas presentes.

Le pido, por favor, que tome una carta. La que usted quiera.

Mire la carta, por favor, recuér-dela bien y vuelva a introducirla aquí en la baraja.

El número de cartas es demasiado grande para yo saber qué carta ha elegido usted. Pero para ello voy a emplear recursos psicológicos y me permitiré hacerle dos preguntas.

Procedimiento:

A un caballero:

Se hace el Salto y se fuerza el Nueve de Picas que estaba en la posición superior y luego se hace otro Salto, llevando así el segundo Nueve de Picas a la posición supe-rior.

La mano derecha levanta una por-ción de la baraja, que está en la mano izquierda. El espectador coloca el Nueve de Picas sobre el paquete de la mano izquierda y se coloca encima el paquete de la mano derecha, obteniendo una separación con el meñique izquier-do.

Durante estas palabras se lleva el Nueve de Picas del centro de la baraja a la posición segunda por

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arriba mediante una mezcla. Los dos Nueves de Picas ocupan ahora las posiciones segunda y tercera de la baraja. Para la "mezcla para subir" se procede de esta manera: La mano derecha coge el paquete de encima de la separación con el pulgar por el lado izquierdo [sobre el dorso del paquete] y los dedos Índice, mayor y anular derechos [por el lado derecho, con sus ye-mas] en contacto con la cara del paquete (por debajo). [N.T. Más adelante, en la siguiente versión de este juego, se da a entender más claramente que las cartas de la mano derecha se extienden como en abanico, como muestra la figura. Obsérvese que el resultado es el mismo que el de la mezcla Zarrón].

El pulgar izquierdo empuja el Nueve de Picas que está encima de la baraja y los dedos índice, mayor y anular de la mano derecha intro-ducen las cartas que están en esa mano (empezando por las inferio-res) entre el Nueve de Picas y el resto de las cartas de la mano izquierda. Esta mezcla, que tiene la apariencia de una imbricación,

¿Se ha fijado bien en su carta?¿No la olvidará?¡Sí! ¡No! Sus respuestas suenan

muy seguras, pero yo ni siquiera sé cuál es su carta. Pero entre las tres cartas que le voy a mostrar tiene que estar la suya. Pues declaro que la primera de estas cartas es la suya.

¿No?

Entonces la dejo aquí sobre la mesa.

Pero esta sí tiene que ser su carta. ¿Cómo? ¿Que esta tampoco es?

no es otra cosa que deslizar unas cartas encima de otras, y debe realizarse de un modo ágil y natu-ral. Se corta entonces por cualquier lugar y se repite la "mezcla para subir" una carta, dejando los dos Nueves de Picas en las posiciones segunda y tercera de la baraja.

Sí.No.

El artista coge la carta superior por su esquina derecha y la enseña. El espectador dice: No.

Esta carta equivocada es secreta-mente cambiada por el Nueve de Picas que está encima de la baraja (enfile por arriba). Una vez que esto ha ocurrido:

Sin llamar la atención a ello, se inserta en la baraja la carta indife-rente que ha quedado encima de la misma. Así el segundo Nueve de Picas es llevado a la posición supe-rior. El artista coge entonces una carta cualquiera del centro de la baraja y la enseña.

El espectador dice: No.Durante estas preguntas se hace el

Enfile, cambiando esta carta indife-rente por el segundo Nueve de Picas.

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¡Vaya! Pues la dejamos aquí tam-bién sobre la mesa. Entonces tiene que ser la última de abajo. Fíjese que la baraja está bien mezclada. El artista extiende las cartas, suje-

tándolas verticalmente a la altura del pecho, pasándolas de la mano izquierda a la mano derecha. El pulgar izquierdo va empujando las cartas, empezando por las superio-res, y la mano derecha las va reci-biendo. Antes de exponer el Nueve de Picas, que es la penúltima carta, el artista baja las manos y coloca el pulgar izquierdo encima de dicha carta. El pulgar entonces desliza esa carta un poco hacia atrás y, al mismo tiempo, la mano derecha cierra la extensión y recompone la baraja. El Nueve de Picas queda sobresaliente aproximadamente un centímetro por el extremo interior. La mano derecha coge ahora la baraja con las puntas de los dedos, por el extremo exterior, y describe con ella un cuarto de circunferencia, llevando el extremo interior de la baraja hasta las puntas de los dedos izquierdos sin exponer el Nueve de Picas en cuestión. La baraja queda ahora sujeta horizontalmente entre las puntas de los dedos:

Entonces, ¿Es esta su carta? ¿Tampoco?

Entonces voy a tener que recurrir a los poderes de una dama. Si las damas son capaces de hacer mara-villas con una mirada, ¿Qué les impide tener una milagrosa influen-cia sobre las cartas?

Por favor, señora mía, dígame cuál de estas tres cartas quiere usted que sea la que el señor ha elegido.

Aquí tiene, señor, su carta, ¿No?

Señora mía, si usted hubiese tenido que elegir entre estas dos, ¿Cuál hubiese elegido?

No. La mano izquierda coloca la baraja en la mano derecha (con un cuarto de giro), de modo que el Nueve de Picas sobresalga por el extremo exterior. En ese mismo instante, las manos descienden y la mano izquierda extrae el Nueve de Picas y lo coloca en la mesa junto a las otras dos cartas. Se pasa la baraja a la mano izquierda. Se hace el Salto, o se introduce la carta inferior por el centro de la baraja.

A una dama:

La dama sigue las instrucciones. El artista coge la carta por su esquina interior derecha.

El caballero: Sí. Una vez ense-ñada la carta se hace el Enfile, cambiándola por la carta superior de la baraja y se coloca esta última, supuestamente un Nueve de Picas, cara abajo sobre la mesa. Entonces dirigiéndose a una dama y refirién-dose a las otras dos cartas que están en la mesa:

Durante estas preguntas se trans-fiere el Nueve de Picas de la posi-ción superior a la inferior de la

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¿Esta? Entonces esta también es la carta del señor.

Pero si solamente hubiésemos tenido esta carta,ya no tendríamos elección, enton-ces le pido que coquetee usted un poco con ella y enseguida se con-vertirá también en la carta del caballero.

Yo sé lo que ustedes, respetables damas y caballeros, están pensan-do. Ustedes creerán, seguramente, que esta carta

está repetida tres veces, o sea aquí,

aquí y aquí.

Pero no es así, porque la carta está solamente aquí,

y no aquí,

baraja mediante un Salto, se empal-ma la carta en la mano izquierda y se introduce discretamente en el bolsillo. Mientras tanto, la dama ha indicado una de las dos cartas.

Se coge la carta señalada por la esquina interior derecha y se ense-ña. Después de varios comentarios con esta carta en la mano, se hace una vez más el Enfile, cambiándola por la carta superior de la baraja, y se coloca esta última, supuestamen-te el segundo Nueve de Picas, cara abajo sobre la mesa. Entonces a la dama:

Indicando la última de las tres.

Se levanta la última carta, se enseña que es un Nueve de Picas y se deja sobre la mesa cara arriba.

Señalando el Nueve de Picas que está cara arriba,señalando el Nueve de Picas que está cara arriba,señalando las dos cartas que quedan cara abajo.

Señalando el Nueve de Picas que está cara arriba,volteando una de las otras cartas

cara arriba con ayuda del Nueve de ni aquí.

Si ahora ustedes miran de pronto

hacia abajo,aparece la carta aquí abajo,

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y aquí ya no está. Picas sujeto por la mano derecha, volteando la carta restante cara arriba también con el Nueve de Picas de la mano derecha.

Después de haber recogido las dos cartas y haberlas [enseñado y] perdido en la baraja, se transfiere la baraja a la mano derecha, que la coge por los extremos, y se sujeta de modo que la carta inferior quede hacia los espectadores, con el pulgar por el extremo superior y los otros dedos por el extremo inferior.

Mientras se dice esto, se coloca la baraja en la mano izquierda y se transfiere inmediatamente el Nueve de Picas de la posición superior a la inferior mediante un Salto. Entonces el pulgar e índice dere-chos cogen el Nueve de Picas, que está cara arriba sobre la mesa, por la esquina interior izquierda, [se vuelve la carta cara abajo], y se hace instantáneamente un Enfile, cambiándola por la carta indiferente que ha quedado encima de la bara-

ja. Apenas efectuado el Enfile, la mano izquierda gira para mostrar el Nueve de Picas del fondo de la baraja a los espectadores, exten-diendo el índice izquierdo para que se vea claramente la carta inferior.

Inmediatamente después del Enfile:

Ahora se gira la mano.Se señala la carta inferior con la

carta de la mano derecha,Se enseña la carta de la mano

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Si yo pongo la baraja sobre la mesa,¿Está usted seguro de que su carta está aquí abajo?

Se la enseño una vez más,

porque si no hay convicción no hay sorpresa. ¿Seguro que está abajo? Pero si yo digo: "Carta, ¡Sube!", aparece la carta aquí arriba,

y deja de estar aquí abajo.

Tenga, por favor. Una baraja de 32 cartas.

derecha y se inserta en la baraja. Entonces se coge la baraja por los extremos en las puntas de los dedos de la mano derecha, de modo que todos puedan ver el Nueve de Picas de la posición inferior.

Entonces, dirigiéndose al caballe-ro:

Hecho.

Sí (o no).Se levanta la baraja, se enseña la

carta, y se vuelve a colocar la baraja sobre la mesa.

Sí.

Se voltea la carta superior (Nueve de Picas).

Al pronunciar estas palabras se coloca el pulgar derecho sobre el dorso de la baraja, la cual es reco-gida con ayuda de los otros dedos derechos (que se introducen bajo el extremo exterior). El extremo interior de la baraja se mantiene apoyado sobre la mesa hasta que la baraja esté bien dentro de la mano. Entonces se encorvan los dedos, ejerciendo una ligera presión sobre la última carta hasta que esta quede empalmada, mientras se coge el resto de la baraja cara arriba entre el índice y el pulgar y se da a

examinar:

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Los Cuatro Ases

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. Sobre la misma se encuentran los cuatro Ases en cualquier orden.

En algún lugar conveniente: 16 Ases de un palo cualquiera, por ejemplo de Diamantes.

Charla: Procedimiento:Se obtiene una separación con el

meñique entre los cuatro Ases y el resto de la baraja. Ahora se trata de una multiplicación. Pero no una multiplicación de las deudas

estatales. Eso seria terrible, puesto que estas por sí solas han alcanzado ya el Non Plus Ultra. Aquí sólo se trata de multiplicar la plantilla de Ases, (l)Les puedo ase

gurar, por ejemplo, que en el juego del Whist uno no puede entenderse con los Ases. No hace falta ser un gran psicólogo para leer en las mentes de los que juegan su ferviente deseo de recibir cada vez los cuatro Ases. Y para ser sincero, cuando yo juego también deseo tener cada vez los cuatro Ases. O sea que el que reparte las cartas necesita tener 16 Ases sino quiere tener enemigos. Después de estas palabras, elartista empalma los cuatro Ases enla mano derecha.Como la baraja solo tiene cuatroAses, yo he empleado mis poderesdiabólicos para lograr que se multipliquen. El artista aleja la mano izquierda

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Me voy a permitir retirar cuatro Ases de la baraja.

Aquí están los cuatro: El de Trébol, el de Picas, el de Diamantes y el de Corazones.

Ahora pido que alguien se encar-gue de vigilar los Ases.

del cuerpo y hojea las cartas hacia abajo con el meñique izquierdo produciendo un nudillo penetrante.

La mano derecha, al mismo tiem-po, produce los cuatro Ases empal-mados, llevándolos a las puntas de los dedos y abriéndolos instantánea-mente en abanico, como si los hubiese extraído visiblemente de la baraja.

Con estas palabras, se pasan los Ases a la mano izquierda, sin aban-donar la baraja, nombrando sus palos en orden y dejándolos cara abajo (en un montón) sobre la mesa. La mano derecha se dirige entonces hacia los Ases y los ajusta un poco. Durante esta acción, el artista apoya el pulgar sobre la esquina interior izquierda de los Ases y los dedos índice, mayor y anular sobre el extremo exterior y empuja firmemente hacia adelante con el pulgar, impartiendo a las cartas una curvatura y dejándolas notoriamente marcadas por la esquina interior derecha. La mano derecha se coloca de nuevo sobre la baraja, se cuentan discretamente cuatro cartas y se obtiene una sepa-ración bajo ellas con el meñique izquierdo.

Con estas palabras, el artista em-palma en la mano derecha las cuatro cartas que ha separado y

separa esa mano de la baraja.¿Quién tiene la amabilidad? Al formular esta pregunta, elartista empuja firmemente con elpulgar derecho hacia el interior dela mano, impartiendo así a lascartas empalmadas una curvaturaexactamente igual a la de los Asesque están en la mesa. Mientrastanto alguien ofrece su ayuda.¿Usted, caballero? En ese momento, la mano dere-

cha se extiende hacia los cuatroAses y deposita sobre ellos lascartas empalmadas. Se cogeninmediatamente las ocho cartas, secolocan sobre la baraja y se cuentan cuatro cartas para el caballero,que todos asumirán que son losAses, puesto que tienen la esquinadoblada.Aquí tiene, señor: Uno, dos tresy cuatro. Coloque la mano encima, si es tan amable. Hecho. Al contar la cuarta carta,debe girarse la mano izquierdainmediatamente hacia el cuerpopara evitar exponer la curvatura delos Ases que se encuentran sobre labaraja. Al girar la mano, el pulgarizquierdo aprieta la baraja haciaabajo y los dedos índice, mayor yanular ejercen una firme presiónpor el lado derecho, haciendo asídesaparecer la curvatura de losAses.Ahora mezclo. El artista mezcla, manteniendo

los Ases sobre la baraja y añadiendo una carta sobre ellos (la "mezcla para subir" está explicada en "En Todas Partes y en Ninguna"). Se vuelve la carta superior, la que

los

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ha sido añadida, cogiéndola con el pulgar e índice derechos por la es-quina interior derecha y, sin separar la carta de la baraja, gira la mano de modo que la carta quede cara arriba y su dorso entre en contacto con el pulgar izquierdo, de este modo:

cuerpo, al mismo tiempo extendien-do el índice para que se vea bien la carta inferior de la baraja.

La mano derecha da entonces un golpecito con su carta (el As) sobre la carta inferior de la baraja, con las palabras:

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Con estas palabras, el pulgar iz-quierdo empuja el primer As un poco hacia adelante, siempre sin separar la carta de la baraja, y se gira la mano derecha volviendo la carta cara abajo, la cual pivota en torno a la yema del pulgar izquier-do.

Apenas vuelta la carta, se desliza la misma bajo la yema del pulgar izquierdo hasta que las puntas del índice y mayor derechos puedan coger el As sobresaliente mientras el pulgar e índice derechos abando-nan la otra carta, la cual es tranqui-lamente retenida sobre la baraja por el pulgar izquierdo.

(La manipulación apenas descrita es un Enfile).

La mano derecha se mantiene inmóvil en la misma posición en que cogió el As apenas cambiado y la izquierda gira inmediatamente de modo que su dorso quede hacia el

Aquí no hay ningún As.

Yo simplemente digo: "¡Pasa!"

Y aquí está ya el primer As.

La mano izquierda revierte el giro, volviendo a su posición ante-rior y, simultáneamente, el meñi-que izquierdo hojea rápidamente las cartas produciendo un ruidillo penetrante; el mayor [derecho], que está junto al índice, resbala esca-pando de este ultimo dando un golpeciilo contra la cara del As mientras la mano derecha, que ha permanecido abajo, asciende a la altura del pecho y muestra la cara de la carta.

Se deja el As cara arriba sobre la mesa y se introduce, sin más, la carta indiferente que ha quedado sobre la baraja por cualquier lugar de la misma. Se mezcla de nuevo en falso, llevando otra carta indife-rente a la posición superior me-

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Mezclo otra vez.

Pueden ver que no hay Ases aquí ni aquí, pero basta con que yo diga: "¡Pasa, pasa!" y aquí está el segundo As.

Y vuelvo a mezclar.

Fíjense muy bien: No hay Ases aquí y tampoco aquí. Pero yo digo: "¡Pasa ya!", y aquí está el tercero.

Mezclo por última vez

y les enseño que no hay Ases aquí ni aquí, pero con sólo decir la palabra: "¡Pasa!", ya está aquí el cuarto As.

diante la "mezcla para subir", con las palabras:

(En la segunda, tercera y cuarta mezclas, se introducen algunas de las cartas de la mano derecha bajo las de la izquierda de modo que al volver la mano izquierda se vea cada vez otra carta en el fondo de la baraja).

El índice y pulgar derechos cogen entonces la carta indiferente que ha quedado sobre la baraja y se proce-de exactamente igual que con la primera carta:

Se deja el As sobre la mesa y se introduce la carta superior en el centro de la baraja.

Se hace la "mezcla para subir", introduciendo una carta debajo.

Se procede igual que con la pri-mera carta.

Se enseña el As, se deja sobre la mesa, se introduce la carta superior en la baraja y se mezcla de nuevo en falso.

Se efectúa de nuevo la mezcla, añadiendo una carta arriba y otra abajo.

Se procede igual que con la pri-mera carta.

Se enseña el As y se coloca sobre

los anteriores.

Usted cree, caballero, que bajo su mano hay también cuatro Ases ¿No? ¡Por favor! Levante la mano, si es tan amable, y convénzase usted mismo.

De estos cuatro Ases, caballero, elija por favor dos: Los dos de la derecha o los dos de la izquierda.

¿Esos dos? Muy bien. Y ahora de estos dos, uno.

¡El As de Diamantes! ¿Cuántos Ases de Diamantes quiere usted que yo saque de esta baraja? ¿Ocho? ¿Nueve? ¿Diez? ¿Doce?

¿Diez? Como quiera usted. Aquítiene: Diez Ases de Diamantes:Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,siete, ocho, nueve, diez...................

........................y si usted hubiera

Hecho.

Hecho.

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pedido once, doce, trece, catorce, quince o dieciséis Ases, ¡Yo estaría igualmente encantado de sacarlos!

Dirigiéndose al sujeta la carta:

Mientras el caballero sigue estas instrucciones, el artista coge los 16 Ases de Diamantes que tiene prepa-rados en algún lugar conveniente y

los coloca sobre la baraja, que está en la mano izquierda. Una vez examinadas las otras

cartas, el artista las coloca bajo la baraja y coloca los cuatro Ases, uno al lado del otro, cara arriba sobre la mesa. Al mismo caballero:

Se fuerza laelección del As

de Diamantes.

Respuesta: Diez.

El artista cuenta los Ases cara arriba sobre la mesa.

Se cuentan los Ases restantes.

Después de estas palabras, se colocan rápidamente los 16 Ases sobre la baraja, se empalman inme-diatamente en la mano derecha, y

quecaballero

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la mano izquierda coloca la baraja sobre la mesa, dándola a examinar.

La mano derecha descarga los Ases (en un bolsillo, chaleco, servante, etc.).

1) En alemán se suele denominar "Ases" a aquellas personas que sobresalen en su campo, como también ocurre excepcionalmemeen español, de un modo mucho menos generalizado.

La Carta que se Transíorma en el Aire

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas y un duplicado de una carta, por ejemplo el Rey de Diamantes. Un Rey de Diamantes se coloca en la posición superior de la baraja y el otro en la posición inferior.

Charla: Procedimiento:¿Saben ustedes como se sabe si

un hombre es soltero o casado?Muy simple: Por la manera de

hablar. Cuando un hombre solterohabla con una guapa señorita, lohace sin parar, de un solo tirón, sinmirar a su alrededor. Pero cuandoun hombre casado habla con unaguapa señorita, mira diez veces asu alrededor después de cada palabra, para ver si aparece su mujerpara interrumpir su conversación.Así se sabe si un hombre es solteroo casado. Entonces, a una dama:

Pero ahora voy a pedirle algo, señora mía. ¿Tiene usted un bolsi-

lio en su vestido?Entonces le voy a pedir que

guarde la baraja en el bolsillo.Y ahora, un segundo favor. Dé-

me, por favor, rápidamente una carta del bolsillo, pero de prisa, muy de prisa.

Devuélvame, por favor, el resto de las cartas.

Ahora le pido por favor que elija una carta.

Una carta también, por favor.

Coja usted también una carta, por favor.

Respuesta: Sí.

La dama guarda la baraja.

Mediante estas palabras de pre-sión la dama sentirá un cierto apuro y sacará casi siempre la carta superior o la inferior de la baraja, que es lo que se persigue. En caso de que no saque un Rey de Dia-mantes, éste le será forzado más adelante. Una vez que la dama haya sacado la carta, se le dice que se quede con ella y se continúa:

Al recibir la baraja, el artista ob-serva cuál Rey es el que falta. Si es el de arriba, se pasa el de abajo a la posición superior mediante un Salto. Si es el de abajo, se deja la baraja como está.

Entonces, a un caballero:

El caballero elige libremente una carta; esta es devuelta a la baraja y controlada arriba mediante un Salto. Se mezcla en falso y se fuerza la misma carta a un segundo caballero con las palabras:

Se devuelve la carta otra vez a la baraja, se controla arriba con un Salto y se le fuerza a un tercer caballero.

Se recibe la carta de manos del espectador y se hace inmediatamen-te el Enfile, cambiándola por el

Sí, por favor, convénzase de que en toda la baraja hay un solo As de Diamantes.

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¿Cuál era su carta, caballero?

¿Y la suya, por favor? ¿Cómo? ¿También el Ocho de Picas? ¿Y la suya, caballero? ¿También el Ocho de Picas?

Perdonen ustedes, caballeros, para ello tendría que haber varias cartas iguales en la baraja. Para asegurarnos de que no sea ese el caso, les pido por favor que exami-nen bien la baraja.

Su carta no está en la baraja. ¡Claro! ¡Es que está allí!

Ahora quiero hacer posible lo imposible y transformar la carta

Rey de Diamantes de encima de la baraja. Teniendo en la mano el Rey, aparentemente la última carta elegida, se pregunta al primer caballero:

Respuesta: El Ocho de Picas (por ejemplo). Al segundo caballero:

Respuesta: El Ocho de Picas.

Al tercer caballero:Respuesta: El Ocho de Picas.Con estas palabras se coloca el

Rey de Diamantes, supuestamente el Ocho de Picas, cara abajo sobre la mesa.

Con estas palabras se vuelve la baraja cara arriba en la mano iz-quierda y se obtiene una separación con el meñique izquierdo entre la segunda y la tercera carta por abajo. Las dos cartas inferiores se mantienen juntas y firmemente sujetas. El artista extiende las cartas, mostrándolas a los especta-dores y haciendo notar especial-mente las cartas de Picas. El Ocho de Picas permanece oculto bajo la penúltima carta y parece no estar en la baraja.

Señalando el Rey de Diamantes que está en la mesa.

que sacó la dama de su bolsillo en aquella que no está en la baraja. ¿Qué carta es la que falta en la baraja?

¿Y cuál es su carta, señora mía?

¿Qué prefiere usted, que cambie la carta cara arriba o cara abajo?

¿Cara arriba? Entonces la coloco aquí sobre la baraja

y simplemente digo: ¡Pasa!

¡Y aquí está su carta!

Y, por favor, vuelva usted misma su carta.

Señalando la carta de la mesa.Respuesta: El Ocho de Picas.Respuesta: El Rey de Diamantes.

Se toma la carta de la mano de la dama.

Respuesta: Cara arriba.

La respuesta es irrelevante. Una vez pronunciada la respuesta, el artista coloca el apenas recibido Rey de Diamantes cara arriba sobre la baraja (que está cara abajo) y, bajo la cobertura de la mano dere-cha, desplaza la carta superior de la baraja y el Rey de Diamantes que se está colocando encima, como una carta, unos 2 centímetros hacia la derecha, lo cual no debe ser notado por los espectadores.

Con estas palabras, el artista alza la mano derecha con la baraja unos 60 centímetros sobre la superficie de la mesa y deja caer la baraja verticalmente. La resistencia del aire hará que las dos cartas despla-zadas se vuelvan al caer, quedando el Ocho de Picas encima cara arriba y el Rey de Diamantes cara abajo como primera carta de la baraja.

Se coloca sobre la mesa el Ocho de Picas que está sobre la baraja.

Indicando la carta, supuestamente el Ocho de Picas, que fue colocada

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Experimentos con cartas de doble cara

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La Sensación

Preparación:

Para este juego se necesita una baraja de 32 cartas ordenadas según el esquema siguiente:

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As de Corazones Diez de Picas Jota de Diamantes Nueve de Corazones Rey de Tréboles Ocho de Picas Dama de Diamantes Siete de Corazones As de Tréboles Diez de Diamantes Jota de Corazones Nueve de Tréboles Rey de Picas Ocho de Diamantes Dama de Corazones Siete de Tréboles

As de Picas Diez de Corazones Jota de Tréboles Nueve de Picas Rey de Diamantes Ocho de Corazones Dama de Tréboles Siete de Picas As de Diamantes Diez de Tréboles Jota de Picas Nueve de Diamantes Rey de Corazones Ocho de Tréboles Dama de Picas Siete de Diamantes

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Se necesita, además, una baraja de 16 cartas de doble cara preparadas de modo que por las caras sean 16 figuras y por los dorsos, en vez de tener el diseño habitual, tengan 16 caras de cartas de número. La disposición de dichas cartas de doble cara es la siguiente:

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Por las caras: Corazones - As -Rey

- Dama-Jota

Diamantes - As -Rey- Dama-Jota

Picas - As- Rey- Dama -Jota

Tréboles - As

- Rey- Dama -Jota

Como variación, Hofzinser solía utilizar también la siguiente disposi-ción de las cartas de doble cara:

Por las caras: Corazones - As

- Rey- Dama -Jota- Diez- Nueve- Ocho- Siete

Diamantes - As-Rey- Dama -Jota -Diez- Nueve- Ocho- Siete

Por los dorsos: Corazones - Diez -Nueve

- Ocho-Jota

Diamantes - Diez -Nueve- Ocho- Siete

Picas - Diez-Nueve- Ocho- Siete

Tréboles - Diez-Nueve- Ocho- Siete

Por los dorsos: Picas - Siete

- Ocho -Nueve -Diez -Jota- Dama- Rey -As

Tréboles - Siete- Ocho -Nueve- Diez -Jota- Dama- Rey -As

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Estas 16 cartas están en el clasificador (ver "Los Tres Poderes"), en un bolsillo de la chaqueta, ordenadas por palos.

Charla:Procedimiento: Se enseña

la baraja, previamente ordenada, extendiéndola en las manos sin alterar su orden.

Aquí ven ustedes una baraja como cualquier otra. Le pido que la exa-mine y que' cuente las cartas si quiere.

Me permitiré presentarles una experiencia en la que las sensacio-nes son lo más importante. De hecho, las sensaciones han de ser lo más importante para todo ser humano, pero ¿Por qué? Porque vienen del corazón. Están en el

corazón.¿Pero saben ustedes, señoras,

donde percibe un mago las sensa-ciones?

No en el corazón, por Dios, sino en el bolsillo. Para que se conven-zan, me guardo la baraja aquí en el bolsillo.

Ahora pido que nombren una carta e inmediatamente la sacaré a la luz mediante mis sensaciones. ¿Sí?

¿Entonces quiere usted el Rey de Picas? Encantado.

Por cierto, sin linterna es muy difícil encontrar la carta en este lugar tan oscuro, pero aquí está el

Se da la baraja a un espectador, pero cuidando de que no la mezcle.

Se guarda la baraja en el bolsillo junto al clasificador.

Nombran una carta, por ejemplo el Rey de Picas.

Se busca ceremoniosamente en el bolsillo.

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Rey de Picas.

Tome, por favor, una carta de la baraja.

;Cuál es su carta?

La dejo aquí sobre la mesa y pido que alguien por favor me deje un pañuelo.

Se deja sobre la mesa el Rey de Picas, que ha sido extraído del clasificador, cuidando de no expo-ner su otra cara.

Se saca entonces la baraja normal del bolsillo. De acuerdo a la tabla anterior, el artista sabe que el Nueve de Picas, que es la carta de la otra cara del Rey de Picas que está en la mesa, es la carta número veinte de la baraja. Se introduce el meñique en ese lugar de la baraja (con mucha práctica se puede lograr determinar o cortar un nú-mero exacto de cartas), y se hace el Salto, llevando el Nueve de Picas a la posición superior (l). A otro espectador:

Se fuerza el Nueve de Picas. Una vez hecho esto, se recompone el orden inicial de la baraja (mediante el Salto) e inmediatamente se lleva el Rey de Picas, que ocupa la decimotercera posición de la bara-ja, a la posición superior mediante el Salto.

Se pregunta entonces:Respuesta: El Nueve de Picas. Se

recibe la carta de manos del espectador, se hace un Enfile, cambiándola por el Rey de Picas que está sobre la baraja y se coloca esta carta, presuntamente el Nueve de Picas, cara abajo sobre la mesa.

Entonces:

Se recibe el pañuelo. Al primer

Colocamos su carta aquí dentro del pañuelo.

Ahora, ante sus propíos ojos transformaré la carta que usted eligió

en la que está dentro del pañuelo. ¿Y cuál está en el pañuelo? ¡Pasa! ¡Ya!

¡Ahí tiene! ¡Su carta!

espectador:

Se dobla el pañuelo dos veces (una si es pequeño), y se introduce dentro del mismo la carta de doble cara. Una vez que la carta esté oculta se vuelve rápidamente el pañuelo de modo que la cara del Nueve de Picas quede hacia arriba. A la segunda persona, que sacó el Nueve de Picas:

Señalando la carta que está cara abajo sobre la mesa.

Respuesta: El Rey de Picas.Se vuelve la carta que está cara

abajo y al mismo tiempo se desdo-bla el pañuelo, dejando visible la cara del Nueve de Picas.

Se deja caer la baraja sobre la carta de doble cara, se recoge la baraja, se empalma la carta trucada y se da la baraja a examinar.

1) En la traducción inglesa, Sharpe señala que estas manipulaciones son mis fáciles de decir que de hacer y ofrece una serie de alternativas. Sharpe, sin embargo, escribió a Fischer consultándole sobre el tema y tuvo la nobleza de citar su firme respuesta:

"En cuanto a encontrar la carta necesaria en 'La Sensación' de Hofzinser, debo decirle que no hay otro método que ensayar y ensayar de nuevo. Permítame esta ocasión para decirle, querido amigo, que nunca he estado de acuerdo con su intención de 'simplificar' o alterar las técnicas y métodos de Hof/.inser, porque se pierde la originalidad cuando se hacen los juegos de cualquier manera diferente a la de Hofzinscr. Usted no ha debido dar indicaciones ni consejos, sino dejar que los 'chicos' que estén interesados en la cartomagia de Hof/.inser busquen sus soluciones de acuerdo a su propia habilidad. Yo no seguí mi propio consejo al decir en mi libro que las explicaciones en 'La Cartomagia de Hofzinser' no están destinadas a aficionados de poca habilidad y que sólo el experto podrá disfrutar los juegos. El aconsejar a los aficionados el uso de cartas 'largas' o 'cortas' en los juegos de Hofzinser me parece un sacrilegio contra el espíritu de Hofzinser, ya que él jamás utilizo ese tipo de cartas.

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En cuanto al gran secreto de encontrar cualquier carta en una baraja ordenada, este reside en la habilidad de hojear el número deseado de cartas con la yema del pulgar. Y en segundo lugar, un absoluto conocimiento de la secuencia numérica de las cartas en la baraja. Se necesita algo de memoria, con el apoyo de la mnemotecnia. Sólo hay que memorizar las ocho primeras cartas para determinar la posición de cada carta de la misma denominación. En nuestro caso, los Dieces ocupan las posiciones: 1 - 9 - 17 - 25, las Jolas: 2 - 10 - 18 -26, los Nueves: 3 - 11 - 19 - 27 y así sucesivamente (Recuerde: La carta superior, el As de Picas, es prácticamente la carta 32 de la baraja. Hofzinser la colocó en la posición superior para despistar. Hay que tener esto en cuenta y añadir 'uno' al número de cartas en cuestión o bien colocar el A» de Picas en el fondo de la baraja). Una vez que se conocen estos dos secretos fundamentales, no presentará mayores dificultades el hojear con el pulgar hasta llegar a la carta deseada y llevarla a la posición superior mediante un Salto. Aprenda primero a separar el número de cartas deseado mediante el sentido del tacto, es perfectamente posible."

El Pensamiento Forzado (i)

(La pensée quand-méme.)

Preparación:

Se necesitan para este experimento:1. Una baraja de 52 cartas. Las cartas bajas [del Dos al Seis] deben

estar juntas. De ellas, el Tres de Picas se coloca secretamente sobre la baraja de Piquet [que son las 32 cartas altas]. Las otras 19 cartas bajas se colocan casualmente a un lado sobre la mesa antes de empezar.

2. Una baraja de 32 cartas, preparada de modo que en vez del diseño de los dorsos, cada carta tenga pegado un Tres de Tréboles.

3. Dos bandejillas de metal especialmente preparadas y dos pequeños tapetes, también preparados especialmente, sobre los cuales se colocarán las bandejas.

Los tapetes son tejidos de lana roja y amarilla, en ganchillo, rodeados de flecos amarillos muy juntos. Una vez hecho el tapete, éste será cosido a una base de un cartón no muy rígido de 13 x 13 centímetros.

Lo más importante de la preparación son cuatro bolsillos que van pegados debajo de las bandejas y de los tapetes.

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Estos bolsillos se hacen de una tira de cartulina de 140 milímetros de largo y 65 de ancho. En el centro de la longitud de esta tira se mide una franja de 65 milímetros. Los segmentos a los lados de esta franja se doblan hacia atrás y sus extremos se pegan entre sí por la porción en la que quedan superpuestos.

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Así resulta un bolsillo con dos aberturas. Serán necesarios 16 de ellos, cuatro para cada bandeja y cuatro para cada tapete, como hemos dicho.

Los bolsillos van pegados debajo de las bandejas y tapetes según el siguiente esquema, prestando especial atención a las medidas.

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Una vez pegados los bolsillos del modo indicado, se distribuyen en ellos las cartas de la baraja preparada. En cada bolsillo van dos cartas

del mismo palo, que sobresalen cada una por una abertura (ver esquema),

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repartidas así:En una bandeja las cartas de Picas y en el tapete correspondiente las

de Tréboles;en la segunda bandeja las cartas de Corazones y en el tapete corres-

pondiente las de Diamantes, de modo que los Treses de Tréboles de los reversos queden hacia afuera, es decir, hacia abajo. La disposición de las cartas en los bolsillos es la siguiente:

10 A

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ríjrr7 J

Las bandejas y tapetes que contienen las cartas negras se colocan hacia el lado izquierdo (sobre una mesa, silla, etc.) y las que contienen las cartas rojas hacia el lado derecho, cada bandeja sobre su respectivo tapete. El lado de las bandejas que contiene los Sietes y las Jotas debe estar orientado hacia el artista.

Para que la presencia de las bandejas no levante sospechas, es aconsejable utilizarlas para colocar objetos que se vayan a emplear durante la velada o bien, durante la misma, utilizar la bandeja maneján-dola con soltura.

Charla: Procedimiento:Los pensamientos son libres de

impuestos. ¿Por qué? Porque no tienen base. De lo contrario, ya seguramente hubiesen sido tasados.

Pero aún así, ahora voy a mani-pular sus pensamientos, dirigirlos, conducirlos, determinarlos, total-mente a mi antojo. Sí, voy a forzar sus pensamientos. Voy a obligarles a que piensen exactamen-

te lo que yo quiera.¿Creen que es imposible? Pues

voy a demostrar la veracidad de mis afirmaciones.

Pongo aquí una carta.

¿Puedo pedirle que piense la carta que quiera? ¿Será usted tan ama-ble? Fantástico. Ahora debo decirle que usted ha pensado, ha tenido que pensar, la misma carta que yo he colocado aquí. ¿Le parece imposible?

Diga, por favor, qué carta pensó.

Y, les doy mi palabra de honor, esa carta no será movida ni cam-biada por otra y ni siquiera tocada por mí.

De la baraja de 32 cartas, se coge el Tres de Tréboles que se ha colo-cado previamente sobre la misma y se coloca cara abajo sobre la mesa. A un espectador:

Nombra la carta, por ejemplo el Siete de Diamantes.

Señalando la carta de la mesa.

Se coloca la baraja sobre la ban-deja de la derecha, se coge inme-diatamente la bandeja con su res-pectivo tapete y se ofrece así la baraja al espectador. Mientras se llevan a cabo estas acciones, el dedo mayor tira del Siete de Dia-mantes del bolsillo del tapete hasta que el borde de la carta quede apenas visible para el artista, quien entonces se dispone a coger el paquete de las cartas bajas que está sobre la mesa:

Se colocan esas cartas sobre la bandeja, exactamente sobre la carta que sobresale (la pensada). Y se dice al espectador:

K

Q

9

8

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Tenga también las cartas bajas de la baraja de Whist.

Como he dado mi palabra al decir que esa cartano sería tocada por mí, tengo que pedirle que me preste usted una carta. Una cualquiera.

Nada por ninguna parte. Pueden ver que nada entra y nada sale. El Tres de Tréboles.

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Se coloca el pulgar derecho sobre el paquete y los dedos índice y ma-yor debajo, los cuales alcanzan también la carta que sobresale por debajo del tapete.

Se coge así la baraja, al mismo tiempo añadiendo secretamente bajo ella la carta sobresaliente. Se cuadra la baraja contra la bandeja y se deja cara arriba (con la cara del Tres de Tréboles también hacia arriba) y se le da tranquilamente al espectador para que la vigile.

Se continúa:

Señalando la carta de la mesa.

El artista se dirige al espectador que sujeta las cartas bajas y coge, sin más, la carta superior (el Tres de Tréboles), la enseña con cuida-do de no exponer su otra cara (pero con naturalidad) y la deja sobre la mesa. Entonces enseña las manos vacías y se remanga.

Se coge la carta de doble cara entre el pulgar y mayor derechos.

:

¡Ningún contacto directo!

¡Atención!¡Ahí la tiene! La carta que usted

pensó.Ya ven. He mantenido mi pala-

bra. Lo imposible se ha hecho posible. El problema queda resuel-to.

Y aquí tiene la carta que usted tuvo la amabilidad de prestarme.

Con estas palabras se introduce la carta trucada bajo la que está cara abajo en la mesa y se vuelven ambas cartas mientras se dice:

Una pequeña pausa.

Señalando el Siete de Diamantes:

Al caballero que sujeta las cartas bajas: Dándole el Tres de Tréboles:

Se retira discretamente la carta trucada.

Observaciones:a) En cuanto al manejo de las

bandejas: Si la carta pensada es dePicas, se coge sólo la bandeja de laizquierda; si es de Tréboles secogen la bandeja y el tapete de laizquierda; si es de Corazones secoge sólo la bandeja de la derecha;si es de Diamantes se cogen labandeja y el tapete de la derecha.

b) Es importante entregar primero la baraja de Piquet y luego las cartas bajas para que haya tiempo de tirar de la carta del bolsillo del tapete sin prisas.

c) Las posiciones de las cartas en los bolsillos deben ser perfectamen-te memorizadas, de modo que al escuchar el nombre de la carta pensada se sepa instantáneamente la posición que ocupa. Apenas se conozca la identidad de la misma,

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se gira la bandeja para que el lado en que se

encuentra la carta nombrada quede hacia el

cuerpo al colocar la baraja.

1) Esta es la primera de tres versiones de este juego. En el original, sin embargo, no está numerada y las dos versiones siguientes, pertenecientes a la sección de experimentos con barajas combinadas (ver índice), aparecen como primera y segunda. Habiendo señalado esto hemos preferido dejar las cosas como están para evitar eventuales confusiones. El subtítulo, que viene en francés en el original puede servir para identificar esta versión.

El Pensamiento

Preparación:

Se necesitan dos barajas: Una de 52 cartas y otra de 32. La de 52 cartas es una baraja normal, pero marcada por los dorsos mediante cualquier sistema. Basta con marcar sólo las 32 cartas altas [del Siete al As]. Las cartas bajas son un medio para conseguir un fin, pero un medio importante. Estas últimas deben estar juntas al fondo de la baraja, siendo el Tres de Diamantes la carta inferior. La otra baraja se prepara de una manera muy particular. Mientras las caras son las de una baraja normal, todas las cartas llevan un Tres de Diamantes pegado por el lado del dorso. Esta baraja se ordena según el esquema dado en "El Pensamiento Forzado". Sobre esta baraja se colocan dos Treses de Diamantes normales (para ocultar los reversos de las cartas trucadas). Deben tenerse a mano, además, un lápiz y una hoja de papel blanco.

Charla: Procedimiento:Los pensamientos son funciones

de la mente, por lo cual son abs-tractos. Y por consiguiente son invisibles, inaudibles e indetermina-bles. Se dice que los pensamientos son libres de impuestos. ¿Por qué? ¡Claro! Porque si se pudiesen determinar, hace tiempo que los

hubiesen tasado.Pero hay ciertos momentos,

ciertas circunstancias en la vida en que se pueden no sólo determinar y explorar los pensamientos, sino incluso dirigirlos, conducirlos y hasta forzarlos.

Ahora voy a demostrar una fun-ción similar de la mente que tam-bién requiere unas condiciones especiales. ¿Creen que esto es imposible o que está basado en el engaño? Por ello me voy a tomar la libertad de demostrar la veracidad de mis palabras ante la presencia de tres testigos.

Aquí tenemos dos barajas.

No vamos a necesitar las cartas bajas de esta baraja, por lo que las dejo aquí cara arriba sobre la mesa.

Cada baraja tiene entonces 32 cartas.

Ahora le pido que piense una carta, la que quiera. Y ahora me voy a permitir obligarle a que piense precisamente la carta que yo pongo sobre la mesa.

¿Cree que es imposible? Pues mire y convénzase de que hay

El artista coge la baraja de 52 cartas. La mano izquierda separa las cartas bajas y las deja cara arriba sobre la mesa, de modo que el Tres de Diamantes quede visible encima del paquete.

Se vuelve a colocar la baraja en la mesa.

A un espectador:

El artista coge la baraja prepara-da, coloca el Tres de Diamantes de la posición superior sobre la mesa cara abajo y vuelve a dejar la baraja.

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momentos en que lo imposible se hace posible.

Busque, por favor, la carta que pensóy colóquela cara abajo junto a esa otra.

Entonces estas dos cartas

serían los dos testigos que hemos conseguido. Pero siempre es mejor tener tres testigos que dos,

Con estas palabras se entrega al espectador la baraja marcada.

Señalando la carta de la mesa.

El espectador coloca la carta que pensó junto a la otra. El artista determina la carta pensada mediante el mareaje, coge inmediatamente la baraja preparada con las caras hacia el cuerpo y hace un Salto, llevando la carta pensada, cuya posición conoce gracias a la ordenación previa, a la posición superior. (Debe evitarse exponer los Treses de Diamantes. La baraja se sujeta junto al cuerpo, algo inclinada, y cubierta por los dedos de ambas manos).

Se empalma entonces la carta en la mano derecha y se deja la baraja cara arriba a un lado con la mano izquierda.

Mientras se llevan a cabo estas acciones se dice:

Señalando las dos cartas de la mesa.

Con estas palabras se hace la Transferencia de esta manera: Las manos se acercan hasta que las puntas de sus dedos se encuentren. Entonces el mayor derecho se dobla detrás de la carta empalmada y la empuja hacia la mano izquier-da, la cual la empalma inmediata-mente. La cara con el Tres de

por ello me permito colocar en su mano un tercer testigo, esta vez por escrito.

Usted tuvo la amabilidad de pensar una carta y lo hizo bajo la firme convicción de haber actuado por su propia voluntad. ¡Pues no fue así! Usted se vio obligado a pensar la carta que yo coloqué previamente sobre la mesa. Permí-tame volverla con una de las bajas.

Diamantes queda hacia la palma.

Mientras pronuncia estas palabras el artista coge con la mano derecha el lápiz, que debe estar junto a las 20 cartas bajas; al mismo tiempo, la mano izquierda alcanza el paquete de 20 cartas, aparentemente para apartarlo a un lado, pero realmente para depositar sobre él casualmente la carta empalmada, lo cual pasará desapercibido gracias a la previa presencia de un Tres de Diamantes en la cara de la baraja. Una vez hecho esto, el artista coge la hoja de papel con la mano izquierda y escribe, sin dejar que los especta-dores vean lo que se escribe, las palabras: "Usted tiene que pensar ....................(el nombre de la cartapensada por el espectador)." Se dobla el papel y se le da al especta-dor, diciéndole:

El artista coge la carta, que fue antes colocada sobre el paquete, entre las puntas del pulgar, índice y mayor derechos mientras vuelve la baraja [en la mesa] con la mano izquierda para evitar exponer el segundo Tres de Diamantes. Se introduce la carta de la mano dere-

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cha bajo la que fue colocada pre-viamente en la mesa (el Tres de Diamantes) y se vuelven ambas cartas. Al volver las cartas, una de ellas resulta ser la pensada y la otra el Tres de Diamantes. Entonces:

Y mientras se vuelve casualmente la otra carta:

Señalando el papel sujeto por el espectador: El espectador lee.

Se recogen las dos cartas y se coloca la de doble cara sobre la baraja preparada y el segundo Tres de Diamantes bajo la misma. Se guarda esta baraja y se deja la otra baraja sobre la mesa para que sea examinada.

El Poder del Pensamiento

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. Sobre la misma se colocan las cuatro Jotas: Tréboles, Picas, Diamantes y Corazones. En algún lugar conveniente [como el bolsillo derecho de la chaqueta]: Otras cuatro Jotas en el mismo orden, preparadas de modo que tengan cada una, en lugar del diseño de los dorsos, la cara de un Ocho de su mismo palo.

Charla:

rocedimiento: A un espectador:

Se hace el Salto y se fuerza la

Dividimos la baraja en dos partes

y usted, caballero, tenga la amabili-dad de elegir uno de los dos paque-tes: Este o este.

¿Este?Tome, por favor, una carta de este

paquete, pero no la vea ni deje que nadie la vea, déjela simplemente sobre la mesa.

Coloque, por favor, otra carta encima. Como las cosas buenas son siem-

Este es el pensamiento que yo he puesto sobre la mesa.

Este es el pensamiento que ha puesto usted mismo.

Y allí, lea, por favor. Entonces tres testigos han confirmado la veracidad de mis palabras.

Tome, por favor, una carta de labaraja.

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Jota de Tréboles. Se hace de nuevo el Salto llevando las tres Jotas restantes otra vez a la posición superior.

Se hace lo dicho y se colocan ambos paquetes, uno al lado del otro sobre la mesa. A un segundo espectador:

Indicando primero el paquete que tiene las tres Jotas encima y luego el otro. Se pone énfasis al pronunciar el segundo "este", ya que así ese paquete será a menudo el elegido, lo cual es lo más conveniente. En tal caso, el artista desliza el paquete elegido hacia el espectador y coge el

otro para sí mismo con la mano derecha.

Si el espectador elige, por el con-trario, el paquete de las Jotas, se coge ese paquete, se empalman las Jotas y se entrega el paquete al espectador con la mano izquierda, mientras la mano derecha deposita las tres Jotas sobre el otro paquete.

Entonces al segundo espectador:

Hecho. Durante la elección de esta carta y de las dos siguientes, el mago empalma las tres Jotas de su paquete. El resto de las cartas se dejan a un lado hacia la izquierda.

Hecho.

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pre tres, coloque entonces una Hecho. tercera carta encima.

Devuélvame, por favor, las cartas restantes.

El artista acepta las cartas en la mano izquierda, las coloca sobre las que están en la mesa a la izquierda y recoge las tres cartas elegidas (sacadas del paquete) de la mesa, introduciendo los dedos bajo los lados izquierdos de las mismas. Apenas las cartas puedan ser asidas por el pulgar, los otros dedos se extienden, dejando las caras en posición diagonal sobre la mano. El pulgar empuja entonces los bordes izquierdos de las cartas un poco hacia arriba, haciéndolas pivotar en torno al meñique hasta que las cartas queden completamente dentro de la mano. Una vez alcanzada esta posición, las cartas son sujetas firmemente entre el índice y el meñique, los cuales se encorvan un poco para ello. El mayor y el anular sobresalen, sin sujetar la carta, por el extremo exterior. La esquina interior izquierda se oculta bajo la base del pulgar. Se alza entonces la mano a la altura del pecho, con el dorso de la misma hacia el cuerpo y los dedos hacia arriba.

¿Ven ustedes? De todos los misteriosos poderes que la naturaleza a sembrado en el ser humano, el más maravilloso es el del pensamiento. Los pensamientos bendicen. La mitad de una bendición es ya felicidad. Entonces con tan sólo medio pensar, ya es uno feliz.

Concéntrese, por favor, en la palabra "igual".

En cuanto lo haga, estas tres cartas

tienen que coincidir con las que se,

eligieron anteriormente. Tienen que ser

iguales.

Los dorsos de las cartas quedan hacia los espectadores y debe evitarse exponer las caras.

Una vez que la mano alcanza la posición de la figura:

Al segundo espectador:

Con estas palabras, se baja la mano izquierda cerrando los dedos y empalmando así las tres cartas. (Cuidado: No separar los dedos). En ese mismo instante se acerca la mano derecha (con las tres Jotas empalmadas) como si fuese a coger las tres cartas, pero en realidad lo que ocurre es que el pulgar e índice izquierdo cogen las cartas empalmadas de la mano derecha, intercambiando así las cartas invisiblemente. En la mano izquierda hay ahora seis cartas: Tres empalmadas y tres en las puntas de los dedos.

Haciendo un gesto con la mano derecha hacia el caballero, patética-mente:

Refiriéndose a las cartas

sujeta la mano izquierda.

Refiriéndose al caballero N° 1:

que

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Si el caballero hubiese elegido un As, por ejemplo, usted tendría que haber colocado aquí tres Ases (1).

Si hubiese elegido un Nueve usted tendría que haber colocado tres Nueves.

Diga, por favor, caballero, en voz alta, qué carta eligió.

Entonces usted tiene que haber colocado aquí tres Jotas. Le pido que lo compruebe.

Refiriéndose al caballero N° 2:

Con estas palabras, la mano dere-cha coge las Tres Jotas y las deja cara abajo sobre la mesa, mientras las cartas empalmadas de la mano izquierda se deshace de las cartas empalmadas (lo mejor es introdu-cirlas tranquilamente en el bolsillo del pantalón).

Al caballero N° 1:

Responde: La Jota de Tréboles. Al caballero N° 2:

El caballero N° 2 vuelve las cartas. Mientras tanto el artista empalma en la mano derecha las cuatro Jotas trucadas del lugar en el que estaban convenientemente dispuestas, de modo que la Jota de Corazones esté orientada hacia la palma. Una vez que los espectado-res hayan inspeccionado las Jotas, el artista las ordena con la mano izquierda: Se coloca primero la Jota de Tréboles cara arriba sobre la mesa y sobre ella la de Picas, la de Diamantes y finalmente la de Corazones, todas cara arriba. La mano izquierda coge la baraja de modo que las caras queden hacia arriba. La mano derecha coge simultáneamente las cuatro Jotas que están en la mesa, depositando

Ahora dejo todas las Jotas cara arriba sobre la mesa.

Le pido por favor que elija una de las Jotas.

¿Tréboles? Entonces cubro estas Jotas con tres cartas indiferentes.

sobre ellas las cuatro cartas empal-madas y coloca todas estas cartas sobre la baraja en la mano izquier-da. Queda ahora a la vista la cara de la Jota de Corazones trucada.

El artista coge de la baraja las cuatro Jotas de doble cara y las coloca una a una sobre la mesa.

Corazones DiamantesTréboles

La baraja se sujeta inclinada hacia la mesa para evitar exponer el Ocho del fondo. Las tres primeras Jotas pueden colocarse sin mayor preocupación, pero al coger la cuarta Jota de la baraja, se gira simultáneamente la mano izquierda hacia el cuerpo para no exponer las Jotas de Corazones normales.

A un espectador:

la de Tréboles por

El artista extiende la baraja, de modo que sólo él pueda ver las caras, y lleva el Tres de Tréboles

Picas

Elige una, ejemplo.

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(de acuerdo a la elección) a la posición superior. Se recogen las Jotas y se colocan, sin más, al fondo de la baraja. Se bajan las manos para que los espectadores puedan ver las caras de las cartas y se buscan abiertamente tres cartas numéricas (que no sean Ochos). Se colocan las tres cartas junto a la Jota de Tréboles de la mesa y luego se coloca esta última sobre las otras tres (todas cara arriba). Al buscar las cartas hay que tener cuidado de no acercarse demasiado al ñnal de la baraja para no exponer las cuatro Jotas normales. Continuando: Por aquello de la igualdad de derechos cubriré también las otras

Jotas con cartas indiferentes. Se procede con las tres Jotas

como se hizo con la primera, se buscan abiertamente las cartas numéricas (que no sean Ochos) y se colocan tres de ellas sobre la Jota correspondiente. Una vez hecho esto se vuelve la baraja de nuevo cara abajo en la mano izquierda, al mismo tiempo obteniendo una separación con el meñique entre las Jotas, que están ahora encima, y el resto de la baraja.

Entonces se coge, con la manoderecha, una de las Jotas no elegidas junto con las cartas indiferentescorrespondientes, por ejemplo laJota de Corazones, y se dice:¿No eligió usted la Jota de Corazones? Responde: ¡No! La Jota de Tréboles.Ah, ¿La Jota de Tréboles? Se vuelve a colocar la Jota de

A mí me hubiera dado igual que

usted eligiese esta Jota, o esta, o esta

otra,

pero como usted eligió la Jota de Tréboles, le pediré que cubra la Jota de Tréboles

y las otras tres cartas,

poniendo su mano encima.

Ahora, las Jotas que están bajo su

mano se colocarán en el orden que yo

quiera.

Aquí tenemos la Jota de Picas y

Corazones en su sitio, siempre cara arriba. Se coge la Jota de Tréboles con sus tres cartas indiferentes, entre el pulgar y el índice, por la esquina interior izquierda y se hace un Enfile, cambiando esas cartas, tras haberlas enseñado, por las cuatro Jotas normales que están sobre la baraja (cuidando de mantener las cuatro cartas cuadradas para no exponer el Ocho del fondo). Mientras se llevan a cabo estas acciones se dice:

Con estas palabras se utilizan las Jotas normales, que han llegado a la mano derecha mediante el Enfile, para señalar las Jotas de la mesa según se van nombrando.

Se enseña el pequeño paquete de las cuatro Jotas exponiendo la cara de la Jota de Tréboles (sin descuadrar las cartas).

Se gira la mano de modo que la Jota de Tréboles quede hacia abajo y, simultáneamente, se abren las cuatro cartas en abanico, mostrando cuatro dorsos. Se cierra entonces el abanico (sin girarlo) y se dejan las cuatro cartas (Jotas) cara abajo sobre la mesa.

Hecho.

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otras tres cartas.

La primera carta es una de las indiferentes.

La segunda, también indiferente.

Con estas palabras el artista coge la Jota de Picas con las tres cartas que están sobre ella, introduciendo el pulgar derecho bajo la esquina interior izquierda del pequeño paquete y levanta las cartas a la altura del pecho, abriéndolas en abanico con la misma mano para enseñarlas. El abanico se sujeta junto al cuerpo para evitar que algún espectador sentado a un lado vea los Ochos por detrás del abani-co. Una vez enseñadas las cartas, el artista baja la mano, cuadra las cartas en la mesa y las coge en la posición que muestra la figura.

Seguidamente levanta la mano mientras empuja la carta inferior entre el pulgar y las puntas de los otros dedos (ver figura) y lanza la carta empujada (cara arriba) a la mesa con las palabras:

Entonces empuja igualmente la carta siguiente (la nueva carta infe-rior) y la lanza también cara arriba a la mesa, mientras dice:

Ahora se empuja, no la tercera carta sino la Jota, con las puntas del índice, mayor y anular. Al lanzar la carta se baja la mano, hasta cerca de la mesa y se lanza o, más bien, se pone la carta de modo que quede la cara del Ocho

La tercera, otra indiferente.

Ahora viene la Jota de Picas. ¡Vamos!

Aquí la Jota de Diamantes y tres cartas indiferentes. La primera indiferente, la segunda indiferente, la tercera indiferente y (¡Atención!) ahora viene la Jota de Diamantes. ¡Vamos!

hacia arriba y la de la Jota hacia abajo, mientras se dice:

La mano derecha se separa del cuerpo (hacia la derecha) de modo que los espectadores puedan ver sólo el dorso de la carta, mientras se dice:

Con estas palabras el mayor dere-cho golpea la cara inferior de la carta, produciendo un chasquido, y se deja caer la carta sobre las otras tres. Las cartas trucadas se van echando hacia un lado (sin que esto se note), de modo que al final que-den las tres juntas para poderlas recoger y disponer de ellas.

Debe procurarse, al lanzar las cartas, que las normales queden más o menos juntas en un montón y que las trucadas queden ligera-mente separadas, aunque no de manera evidente, hacia el lado del artista.

Se coge el segundo paquete con la Jota de Diamantes, se enseña, se lanza, etc., exactamente como con la Jota de Picas, cuidando de no exponer los reversos de las cartas trucadas.

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Y aquí finalmente la Jota de Corazones y tres cartas indiferen-tes. La primera carta indiferente, la segunda carta indiferente, la tercera carta indiferente y (¡Atención!) ahora viene la Jota de Diamantes. ¡Vamos!

Ahora le ruego que compruebe: Tienen que estar las cuatro Jotas bajo su mano, ¡Y en el mismo orden!

Aprovechando la sorpresa del espectador al encontrar las cuatro Jotas bajo su mano, se transfieren las cuatro cartas superiores de la baraja al fondo de la misma me-diante un Salto, tras el cual quedará la Jota de Tréboles trucada en el fondo de la baraja. Se coloca la baraja sobre las tres cartas trucadas que están a un lado (la baraja cara abajo), se recogen las otras cartas, se cuadran y se colocan encima de la baraja. Se empalman las cuatro cartas trucadas del fondo de la baraja, se dispone de ellas conve-nientemente y se da a examinar la baraja.

1) De acuerdo a lo dicho anteriormente en la charla, «cría mil lógico decir aquí: "...lia carui que usted ha colocado aquí «on ahora Aaea" o "...ae han convertido en Aaea", pero recordemos que la charla fue reconatruida por Fiacher. Lo miamo ocurre en la fraic ■¡guíente.

Charla:

Le ruego, señora mía, que piense una carta.

¿Por qué he de molestar a tantas damas? ¿Tendría usted la amabili-dad de decirme el palo de la carta que pensó?

¿Tréboles? Entonces le pido que piense la misma carta en Corazo-nes, Diamantes y Picas.

Procedimiento: El artista

extiende la baraja a la altura del

pecho mientras se dirige a una dama:

Se pasan solamente unas 8 ó 10 cartas de derecha a izquierda, empezando por las inferiores. Como el Rey de Tréboles se desta-ca de las cartas que le rodean, esta será seguramente la carta pensada. Entonces el artista se vuelve [por un instante] hacia otra dama como si también fuese a pedirle que mire una carta, pero aparenta cambiar de idea, diciendo:

Respuesta: Tréboles.

Entonces se coge el tercer paquete, se enseña, se lanza, etc., exactamente como con la Jota de Picas y la de Diamantes. ¡Cuidado con los reversos!

Los Cuatro Reyes

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. Los cuatro Reyes se encuentran distribuidos en la misma de la siguiente manera: Como carta superior de la baraja el Rey de Corazones, seguido del Rey de Diamantes y del Rey de Picas. El Rey de Tréboles es la séptima carta por abajo. Las seis cartas sobre este último y las seis bajo él deben ser números. Las dos cartas sobre este Rey y las dos bajo él deben ser rojas. En algún lugar conveniente debe haber cuatro cartas de doble cara, que tengan por una cara los cuatro Reyes y por la otra los cuatro Ochos de los palos respectivos, en este orden: Corazones, Diamantes, Picas y Tréboles. Cuando estas cartas sean empalmadas debe quedar el Rey de Corazones hacia la palma de la mano.

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É

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Ahora me voy a permitir mostrar-les un excelente juego de cartas.

No vayan a pensar que soy pre-tencioso por decir esto, pero el hacer juegos de cartas realmente buenos ya no tiene absolutamente ningún mérito. ¿Por qué? Porque los realmente malos están ya agota-dos.

Este juego se basa en lo siguien-te: Las damas lo pueden todo. Bueno, cuando quieren. Entonces le pido, señora mía, para complacer a los presentes, que nos haga un juego realmente bueno; y si no le importa, permítame dirigir yo los acontecimientos.

Mezcle, por favor, la baraja y deje que alguien corte. Muy bien. Ahora por favor divida la baraja en dos paquetes y quédese con uno de ellos.

Coloque, por favor, las tres primeras cartas de su paquete cara abajo sobre la mesa [en un mon-tón].

Con estas palabras el artista empal-ma los tres Reyes de encima de la baraja y le entrega la misma a la dama.

Se empuja un paquete hacia la dama, depositando sobre él las cartas empalmadas.

Mientras la dama coloca las tres cartas, el artista inspecciona rápida-mente el otro paquete para ver si en él se encuentra el Rey de Tréboles y, si es así, lo coloca encima y deja el paquete sobre la mesa, a la derecha. De lo contrario, coge el paquete de la dama después de que las tres cartas hayan sido coloca-

El resto de las cartas las dejamos aparte, en el bolsillo del caballero.

Como la dama ha pensado cuatro cartas, déme usted rápidamente una más del bolsillo, luego me devuelve las demás.

Entonces, señora mía, usted misma ha mezclado, luego corta-ron, usted dividió la baraja en dos paquetes y eligió uno de ellos, colocó tres cartas indiferentes sobre la mesa y una cuarta la sacó el señor de su bolsillo. Yo me lavé las manos [N.T. en el original en alemán se incluye la expresión italiana "dolce far rúente"] y no tuve nada que ver con ello.

Pero ahora repase mentalmente las cartas que pensó mientras yo

das, busca el Rey de Tréboles y lo coloca encima. El hecho de que se extiendan las cartas no extrañará a nadie, puesto que se desconoce la finalidad. Se recompone la baraja, dejando el Rey de Tréboles como carta superior, y se introduce en un bolsillo de la chaqueta de un caba-llero, con los dorsos hacia afuera, de modo que el Rey sea la carta más alejada de su cuerpo, asegu-rando así su posterior elección.

Al caballero en cuestión:

Se pone énfasis al decir "rápida-mente" para que el caballero no se entretenga buscando. Una vez ex-traída la carta del bolsillo, el artista la recibe y la coloca sobre las tres que están en la mesa; ahora están allí los cuatro Reyes. Se deja la baraja cara arriba sobre la mesa y se continúa:

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toco estas cuatro cartas.

¿Qué cartas había pensado usted?

Aquí están sus cuatro cartas pensadas.

Pero para demostrar la extraordi-naria influencia que tiene usted sobre las cartas, vamos a utilizar otra vez sus pensamientos,

es decir, los cuatro Reyes.

Se tocan las cartas con la mano izquierda mientras la mano derecha empalma las cuatro cartas trucadas que fueron colocadas en un lugar conveniente para este fin.

Respuesta: Los cuatro Reyes. El artista vuelve las cuatro cartas de la mesa (con la mano izquierda) y las extiende, enseñándolas.

El Rey de Corazones queda ahora en la cara del paquete de cuatro Reyes, que deben mantenerse en el orden en que están. A la dama:

Con estas palabras, la mano dere-cha deposita las cuatro cartas truca-das sobre los cuatro Reyes de la mesa y, en la misma acción, recoge las ocho cartas, que seguidamente coloca sobre la baraja que fue cogida cara arriba, entretanto, por la mano izquierda.

La baraja se sujeta en la mano izquierda con toda tranquilidad, ya que se sigue viendo el mismo Rey en la cara de la baraja y no se observa ningún cambio.

El artista coloca los cuatro Reyes (trucados) sobre la mesa, dispues-tos en un cuadrado.

Al colocar el Rey de Tréboles es de vital importancia girar la mano izquierda, con la baraja, hacia el cuerpo para evitar exponer los Reyes normales.

Elija mentalmente uno de los Re-yes. ¿Ya? ¿Cuál, por favor?

¿El de Picas? Muy bien. Enton-ces coloco tres cartas indiferentes bajo este Rey.

Y por aquello de la igualdad de derechos colocamos también tres cartas bajo cada Rey.

Corazones DiamantesTréboles

A la dama:

La dama elige, por ejemplo, el de Picas. Apenas haya escuchado la respuesta, el artista transfiere el Rey correspondiente a la cara de la baraja [sin dejar ver las caras] y luego coloca los cuatro Reyes debajo. A la dama:

El artista extiende la baraja ante los espectadores, extrae tres cartas de número y las coloca bajo el Rey de Picas, de acuerdo a la elección. Entre estas cartas de número no debe haber Ochos.

Se colocan tres cartas bajo cada Rey. El artista vuelve la baraja cara abajo en la mano izquierda, cuenta secretamente cuatro cartas de arriba (los Reyes normales) y

Picas

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Pues mire usted, poder elegir entre cuatro Reyes es una situación envidiable para una dama. Bajo su mano, en ese pequeño espacio, tendrá lugar la reunión de estos cuatro Reyes. ¿Cuál ha elegido usted?

Este es el Rey que usted eligió y tres cartas indiferentes

y esos son los otros tres. O sea, aquí de nuevo su Rey

obtiene una separación bajo ellas con el meñique izquierdo, en pre-paración para un Enñle. A la dama:

Respuesta: El de Picas.El artista coge entonces el Rey de

Picas y las respectivas tres cartas con la mano derecha y abre esas cuatro cartas en abanico a la altura del pecho, mostrando claramente cada carta, cuidando de no exponer el reverso del Rey, mientras dice:

Después de esta fugaz enseñada se cuadran las cartas sobre la mesa, se cogen entre las puntas del pulgar y el índice y se hace un Enfile, cambiando estas cartas por los cuatro Reyes normales que están sobre la baraja. La mano izquierda señala enfáticamente los otros tres Reyes que están en la mesa, mien-tras se dice:

El artista levanta la mano a la altura del pecho y enseña el Rey de Picas normal sin descuadrar las cuatro cartas, baja inmediatamente la mano hasta que las caras queden fuera de vista y extiende las cartas en abanico. Los espectadores ven los cuatro dorsos, creyendo que son el Rey y tres cartas indiferen-

y tres cartas indiferentes.

Extienda su mano, por favor. ¿Cuál Rey quiere primero?

¿Este? Aquí tenemos el Rey de...........y tres cartas indiferentes.

La primera carta, una indiferente.

La segunda carta, una indiferente.

La tercera carta, una indiferente.

Y ahora viene el Rey de ¡Vamos!

tes, mientras que son los cuatro Reyes. El artista les convence aún más, al decir:

Entregando estas cartas a la da-ma:

Hecho. A la dama:Nombra uno de los tres de la

mesa.

Se extienden las cuatro cartas a la altura del pecho y luego se cuadran sobre la mesa. La mano derecha coge ahora las cartas de modo que queden totalmente dentro de la mano [ver ilustración en "El Poder del Pensamiento"]. El pulgar empuja la carta inferior, se levanta la mano a la altura de la cabeza y se - lanza la carta empujada cara arriba sobre la mesa con las pala-bras:

El pulgar empuja la carta siguien-te de abajo, se levanta la mano, y se lanza también esa carta sobre la mesa.

Esta vez se empuja el Rey truca-do con los dedos mayor y anular, se levanta de nuevo la mano, y se lanza la carta de modo que la cara del Ocho quede hacia arriba.

La cuarta carta, la que queda en la mano derecha se sujeta ahora entre las puntas del pulgar e índice y, mientras el mayor derecho golpea la cara inferior de la carta produciendo un chasquido, dice el artista:

Se lanza la carta sobre las otras

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¡Se ha ido!¿Qué Rey elige ahora?Aquí tenemos entonces el Rey de

.............y tres cartas indiferentes.La primera, indiferente. La

segunda, indiferente. La tercera,indiferente. Ahora viene el Rey de..............¡Vamos!

Y aquí finalmente el Rey de . . . ... y tres cartas indiferentes. La primera, indiferente. La segunda, indiferente. La tercera, una carta indiferente. Y ahora el Rey de . . . . . . ¡Vamos! ¡Pasa!

Ahora le pido, señora mía, que mire bajo su mano. Allí tienen que estar los cuatro Reyes ¡Y en el mismo orden en que usted los ha nombrado!

tres. A la dama: Lo nombra.

Se enseñan delante del pecho.

Como con el primer Rey.

Se enseñan y se lanzan como con el primer Rey.

Si no están en el mismo orden, no importa. ¡Los espectadores jamás recuerdan el orden!

Al lanzar las cartas indiferentes, se lanza la carta de doble cara ligeramente hacia un lado para así poder apartarla más fácilmente al final. Para ello, primero se pasan las cuatro cartas superiores al fondo de la baraja mediante un Salto, llevando así la cuarta carta de doble cara al fondo de la baraja. Se lanza entonces la baraja entera sobre las tres cartas trucadas, que están en un montón separado y se recoge la baraja con las cartas trucadas. Estas cuatro cartas se empalman (Giro por abajo) y se da

la baraja a examinar.

Observación: En una versión anterior de este experimento, Hofzinser colocaba los otros tres Reyes bajo el elegido, forzaba la elección de ese paquete y lo entregaba al espectador. Para ello, Hofzinser empleaba un forzaje matemático o un dado trucado. Pero precisamente esta elección forzada, que no reducía significati-vamente la manipulación, mermaba la belleza de la rutina, por lo cual más tarde desarrolló esta versión.

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Experimentos con barajas combinadas

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El Pensamiento Forzado

Preparación:

Para este experimento se necesitan tres barajas. Una completa, de 32 cartas, ordenada. Las otras dos no son barajas reglamentarias, sino combinadas de manera que ninguna de las cartas de una baraja esté en la otra [aunque sí hay cartas repetidas dentro de cada una de ellas]. Una de estas barajas consta de 30 naipes y la otra de 27.

Ordenación de las cartas:

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de la baraja completa:

de la primera baraja combinada:

de la segunda baraja combinada:

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As de Corazones Diez de Picas Jota de Diamantes Nueve de Corazones Rey de Tréboles Ocho de Picas Dama de Diamantes Siete de Corazones As de Tréboles Diez de Diamantes Jota de Corazones Nueve de Tréboles Rey de Picas Ocho de Diamantes Dama de Corazones Siete de Tréboles As de Picas

Ocho de Corazones Diez de Tréboles Rey de Diamantes Nueve de Picas Dama de Tréboles Diez de Diamantes Rey de Picas Nueve de Corazones Siete de Picas As de Tréboles Jota de Diamantes Ocho de Tréboles Siete de Diamantes Jota de Picas As de Corazones Diez de Tréboles Ocho de Corazones

Diez de Picas Jota de Corazones Nueve de Tréboles Dama de Picas As de Diamantes Rey de Tréboles Diez de Corazones As de Picas Dama de Diamantes Ocho de Picas Jota de Tréboles Nueve de Diamantes Siete de Tréboles Siete de Corazones Diez de Picas Jota de Corazones Nueve de Tréboles

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Diez de Corazones Jota de Tréboles Nueve de Picas Rey de Diamantes Ocho de Corazones Dama de Tréboles Siete de Picas As de Diamantes Diez de Tréboles Jota de Picas Nueve de Diamantes Rey de Corazones Ocho de Tréboles Dama de Picas Siete de Diamantes

Estas dos barajas se colocan sobre la mesa.

Charla:En este experimento evitaré utili-

zar todo tipo de artificios matemáti-

cos pero me voy a permitir influir en la libertad de sus pensamientos. ¿No lo tomarán a mal?

Entonces pongo una carta sobre la mesay les aseguro que esa carta no se moverá de aquí ni será cambiada. Otra baraja.

Mire las cartas y piense una. ¿Ya tiene una?Le ruego que se quede

con la carta que ha pensado, que no cam-

bie de idea. ¿Ha pensado usted la carta libremente, sin ninguna in-fluencia por mi parte?

No, no, perdone usted. Yo me he permitido obligarle a que piense precisamente en esa carta que yo coloqué previamente sobre la mesa.

¿Me da la baraja, por favor?

¡No, no! Quédese usted más bien con las cartas.

Como prueba, haré desaparecer una carta de la baraja. Sin tocar las cartas, sólo digo: ¡Pasa! y su pensamiento se va de la baraja. Dígame, por favor ¿Cuál era su pensamiento?

Un cambio sena imposible y usted tiene la prueba de ello en su mano. Compruebe que su carta ya no está en la baraja.

As de Diamantes Dama de Picas Diez de Corazones Rey de Tréboles As de Picas Dama de Diamantes Ocho de Diamantes Jota de Tréboles Nueve de Diamantes Rey de Corazones

Nueve de Picas Diez de Diamantes As de Tréboles Jota de Diamantes Dama de Tréboles Nueve de Corazones Rey de Picas Ocho de Tréboles Rey de Diamantes Siete de Picas Jota de Picas Siete de Diamantes Dama de Corazones

El artista lleva esta baraja en algún lugar de fácil acceso.

Procedimiento:

Respuesta: No.

El artista coloca la primera carta de la baraja completa (As de Corazones) cara abajo sobre la mesa.

Se saca la baraja combinada de 30 cartas y se le entrega a un espectador.

Hecho.Respuesta: Sí.

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Respuesta: Sí.

Mientras se dicen estas palabras se empalma en la mano derecha la segunda baraja combinada, de 27 cartas.

El caballero entrega la baraja, que es recibida por el artista en su mano izquierda. Esta baraja es inmediatamente cambiada por la que está en la mano derecha, con ayuda del "Giro por abajo", e inmediatamente guardada.

Se entrega al caballero la baraja que acaba de entrar en juego (la de 27 cartas), como si fuese aquella de la cual ha pensado una carta.

La carta es nombrada.Al mismo tiempo, el artista coge

la baraja normal, busca la carta nombrada, la lleva a la posición superior mediante el Salto y vuelve a dejar la baraja sobre la mesa. Durante esta manipulación se dice lo siguiente:

La persona comprueba y respon-

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¿Seguro?Y esta carta que yo coloqué antes

sobre la mesa, ¿Prefiere usted que que la vuelva o que esperemos un poco más?

¿Que la vuelva? Pues entonces, por favor, sea usted testigo de lo que voy a hacer con esa carta.

............de................ ¡Su pensamiento! Pues aquí está la prueba demi testimonio.

de: No. Respuesta: Sí.

La respuesta es irrelevante. Su-pongamos que dice: Que la vuelva.

Con estas palabras, el artista coge la carta superior de la baraja nor-mal, que es la misma que la pensa-da, entre el pulgar y mayor dere-chos por el centro del lado derecho de la carta, la cual se introduce bajo el As de Corazones que está en la mesa hasta que esta carta sea alcanzada por la punta del pulgar. El pulgar tira entonces del As hacia la derecha, sobre la otra carta, hasta que el As pueda ser cogido entre el pulgar y el mayor, mientras la carta inferior (la pensada) queda apenas sujeta por la punta del mayor. La mano se desplaza hacia la izquierda volviendo la carta [inferior] cara arriba. Se coloca el As sobre la baraja normal. Cuando se realiza el volteo correctamente, parece que la carta que estaba previamente en la mesa ha sido vuelta con la ayuda de la carta superior de la baraja [N.T.: Esta técnica es la conocida hoy día con el nombre de Enfile Mejicano]. Señalando la carta de la mesa:

El Pensamiento Forzado

(Segunda

versión)

Preparación:

Para esta versión son necesarias tres barajas:1. Una baraja normal completa, ordenada.2. Una baraja compuesta, de 30 cartas.3. Una baraja compuesta, de 27 cartas. Para la ordenación y dispo-

sición de las barajas, ver la primera versión de "El Pensamiento Forzado".Sobre la baraja normal se coloca una carta de doble dorso, que es una

carta con el diseño del dorso por ambas caras.Se necesitan, además, 16 cartas que van distribuidas en cuatro

bolsillos.Bolsillo derecho de la chaqueta:El As, la Dama, el Diez y el Ocho de Corazones.Bolsillo izquierdo de la chaqueta:El As, la Dama, el Diez y el Ocho de Tréboles.Bolsillo derecho del pantalón:El Rey, la Jota, el Nueve y el Siete de Diamantes.Bolsillo izquierdo del pantalón:El Rey, la Jota, el Nueve y el Siete de Picas.Estas cartas pueden llevarse también en un sólo bolsillo, ordenadas y

dispuestas en un clasificador.

Charla: Procedimiento:Los pensamientos son funciones

de la mente, por lo cual son abs-tractos. Y por consiguiente son invisibles, inaudibles e indetermina-bles. Se dice que los pensamientos son libres de impuestos. ¿Por qué? ¡Claro! Porque si se pudiesen determinar, hace tiempo que los hubiesen tasado.

Pero hay ciertos momentos, ciertas circunstancias en la vida en

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que se pueden no sólo determinar y explorar los pensamientos, sino incluso dirigirlos, conducirlos y hasta forzarlos.

Ahora voy a demostrar una fun-ción similar de la mente que tam-bién requiere unas condiciones especiales. ¿Creen que esto es imposible o que está basado en el engaño? Por ello me voy a tomar la libertad de demostrar la veracidad de mis palabras ante la presencia de tres testigos.

Le voy a pedir que coloque sus pensamientos aquí en la mesa o, mejor aún, los envolvemos en su pañuelo. ¿Podría prestarme su pañuelo?

Aquí tiene una baraja. Mire las cartas, por favor, y piense una de ellas.

¿Ya tiene una?

El artista coge la baraja normal y coloca la carta de doble dorso sobre la mesa.

Se recibe el pañuelo, se envuelve en él la carta de doble dorso y se le da a la dama para que lo sujete o se deja en la mesa.

Se entrega entonces a la dama la baraja de 30 cartas.

Hecho.Respuesta: Sí.Mientras la dama mira las cartas,

el artista coge la baraja compuesta de 27 cartas y la mantiene empal-mada en la mano derecha. Cuando la carta haya sido pensada, se recibe la baraja de manos de la dama en la mano izquierda. Se coloca encima la baraja que está empalmada en la mano derecha y se retira secretamente la baraja de

Le ruego que se quede con la que ha pensado y que no la cambie. Yo haré que su pensamiento desaparezca invisiblemente de la baraja y aparezca en mi lsillo. ¿Cuál es su pensamiento?

¿El Rey de Diamantes? Lo saco invisiblemente

y lo lanzo a mi bolsillo.

Como prueba, lo coloco sobre la mesa.

Por favor, observen.

Ahora, por favor, mueva un poco el pañuelo y eche fuera la carta.

Volvemos esta carta.

30 cartas mediante el "Giro por abajo", disponiendo de ella conve-nientemente.

La carta es nombrada, el Rey de Diamantes, por ejemplo.

El artista hace un gesto de coger, sobre la baraja.

Se hace un gesto de lanzar, hacia el bolsillo en el que se encuentra desde el principio el Rey de Dia-mantes.

Con estas palabras, el artista saca el Rey de Diamantes del bolsillo correspondiente y lo deja cara abajo sobre la mesa.

Mientras la persona mira la carta, se coge la baraja normal.

Mientras la dama sigue las ins-trucciones, se lleva el Rey de Diamantes a la posición superior de la baraja normal mediante un Salto. Una vez que la carta de doble dorso esté sobre la mesa, el artista coge el Rey de Diamantes de la baraja entre las puntas del pulgar y mayor derechos. Con las palabras: Se introduce el Rey bajo la carta de doble dorso y se hace el falso volteo (descrito en "El Pensamiento Forzado", primera versión), dejan -

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Por favor, observen.Aquí el Rey de Diamantes y aquí

el Rey de Diamantes. Esos son dos testigos y usted es el tercero. O sea que tres testigos constatan la veracidad de mis palabras.

do visible el Rey de Diamantes. Se coloca de nuevo la carta de doble dorso sobre la baraja.

Señalando los dos Reyes de Dia-mantes:

Si se desea, se puede dejar que miren la baraja de 27 cartas, para que se convenzan de que la carta pensada no está, y luego se retira dicha baraja.

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124 Experimentos con cartas divididas

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Recuerde y OlvidePrimen versión

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. El artista debe conocer las identidades de las seis cartas superiores, por ejemplo: As de Tréboles, Diez de Diamantes, Rey de Picas, Dama de Diamantes, Diez de Tréboles y Ocho de Corazones. La cara de la penúltima carta debe estar dividida transversaimente de modo que por una mitad tenga ei Rey de Picas y por el otro la Dama de Diamantes. Mientras que la primera, segunda, quinta y sexta cartas pueden ser cartas cualesquiera, la tercera y la cuarta deberán siempre corresponder con la carta dividida (Rey de Picas y Dama de Diamantes) y los colores de esas seis cartas deben estar alternados: Negro - rojo.

Charla: Procedimiento:El artista mezcla la baraja sin alterar el orden de las seis primeras cartas,

mientras explica: Me voy a permitir hacer posible algo que es doblemente imposible, o sea, recordar y olvidar. Esto no les sonará muy claro, pero al final lo van a comprender.

Yo pongo cartas sobre la mesa hasta que me digan "alto", cuandoquieran. El artista va colocando cartas de

la baraja sobre la mesa, volviéndo-las cara arriba, hasta que alguien diga "alto". Deben colocarse al menos las seis cartas memorizadas. Apenas digan "alto", el artista

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Repartimos algunas de estas cartas. Dos para usted.

Otras dos por aquí.

Y dos más.

Les pido que miren muy bien esas dos cartas. Recuerden una de ellas, pero la otra, les pido que la olviden. Olvidar es fácil, recordar es difícil, y lo que uno olvida ya no lo sabe.

deja la baraja en la mesa y luego coge las cartas contadas en la mano izquierda y las reparte, con las palabras:

A un espectador sentado a la iz-quierda,

A otro espectador sentado por el centro,

A un espectador sentado a la derecha, dos cartas a cada uno.

Las cartas restantes se vuelven a dejar, sin más, sobre la baraja.

Una vez hecho esto, se coge la baraja, se separan las dos cartas inferiores y se hace un Salto, lle-vando así la carta trucada a la posición superior.

El artista se vuelve hacia el pri-mer espectador y coge sus dos cartas, de la mesa o de sus manos, con la mano derecha, y las enseña, sujetando ambas entre el pulgar e índice, extendiéndolas como en abanico. Aprovechando esta cir-cunstancia, el artista observa si la carta de la derecha es roja o negra y entonces coloca el mayor derecho detrás de la carta de la derecha, pinzando firmemente su esquina interior derecha entre el índice y el mayor, doblando así la esquina y dejando la carta discretamente marcada para poder reconocerla

Ha recordado ya una carta y olvi-dado la otra?

Voy a mezclar las dos cartas de modo que ni usted ni yo podamos saber cuál es la recordada y cuál la olvidada.

Colocamos la pensada aquí sobre la mesa,

y la olvidada la perdemos aquí en

posteriormente. Este método se emplea cuando no se han marcado de antemano los dorsos de las cartas de acuerdo a sus colores (con puntos, etc.). Enseñando así las cartas, se pregunta:

Respuesta: Sí.

Con estas palabras se intercam-bian las cartas en las puntas de los dedos de ambas manos, colocando una encima de la otra varias veces. Las manos descienden de modo que las caras de las cartas queden hacia abajo. La baraja se mantiene en la mano izquierda durante estas accio-nes.

Posición de tas manos al mezclar las dos cartas.

Al mezclar, se reconoce por el tacto, con la mano derecha, la esquina doblada.

Se coloca sobre la mesa la carta con la esquina doblada y, en la misma acción, se dobla la esquina en sentido contrario para que la carta quede plana sobre la mesa.

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la baraja.

¿Ha recordado ya una carta y olvidado la otra?

Entonces mezclamos también estas dos cartas de modo que ni usted ni yo podamos saber cuál es la recordada y cuál la olvidada.

Dejamos la recordada aquí sobre la mesa y perdemos la olvidada en la baraja.

La segunda carta se introduce bajo la carta superior (la trucada) de la baraja. Para ello, el pulgar izquierdo empuja esta última un poco hacia la derecha para que la mano derecha pueda introducir su carta con facilidad.

Se coge entonces el segundo par de cartas (Rey de Picas y Dama de Diamantes) y se sujetan ante el segundo espectador como se hizo con el primero, esta vez sin doblar la esquina.

Respuesta: Sí.

Se mezcla como la vez anterior.

Después de estas palabras se cua-dran perfectamente ambas cartas y, sujetándolas por sus esquinas inte-riores derechas entre el pulgar e índice derechos, se hace un Enfile cambiando ambas cartas por la carta trucada que está sobre la baraja. Al completar el Enfile se obtiene una separación con el meñique izquierdo bajo las dos cartas y se coloca la trucada sobre la mesa con las palabras:

Con estas palabras se cogen las dos cartas bajo las cuales se man-tiene la separación con el meñique izquierdo, con el pulgar por el dorso y las puntas de los otros dedos por la cara de la carta infe-rior y se introducen, como una, por

Le pido, también que recuerde una carta, pero que olvide la otra. ¿Lo ha hecho ya?

Entonces mezclamos también estas dos cartas de modo que nadie pueda saber cuál es la recordada y cuál la olvidada.

Ponemos también su carta recor-dada sobre la mesa,

y la olvidada de vuelta a la baraja.

¿Será cierto que es posible saber lo que piensa otra persona?

Por supuesto que no, lógicamen-te.Sin embargo, a veces es posible, puesto que las cartas que ustedes pensaron están aquí sobre la mesa.

¿Qué carta recordó usted, por favor?

cualquier lugar de la baraja, inser-tando primero la esquina interior derecha por el extremo exterior y describiendo con ellas un semi-círculo hacia la derecha, hasta introducirla por completo.

Se cogen entonces las dos cartas del tercer espectador y se enseñan, mientras se dobla la esquina de la carta de la derecha, mientras se dice:

Respuesta: Sí.

Se mezcla como las dos veces anteriores.

El artista coloca la carta marcada, cuya identidad conoce, sobre la mesa.

Esta carta se introduce, como la primera vez, bajo la carta superior de la baraja, de modo que las dos cartas superiores sean ahora una carta de cada uno de los dos prime-ros espectadores.

Respuesta: No.

Al primer espectador:

La carta es nombrada. Si resulta ser una de las que están en la mesa, se enseña, luego se hace un

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¿Y cuál fue la carta que usted pensó?

¿Y su carta recordada, cuál es?

Enñle cambiándola por la carta superior de la baraja y se deja esta ultima, aparentemente la nombrada, sobre la mesa.

Si la carta nombrada no está en la mesa, se coge la que sí lo está y se hace el Enñle, cambiándola por la carta superior de la baraja, y se muestra que esta última es la pen-sada. Se hace entonces otro Enfile, cambiando la carta por la que está encima de la baraja y se coloca esta última sobre la mesa como si fuese la que se acaba de enseñar. Al final quedan sobre la mesa las cartas que estaban allí originalmente.

Al segundo espectador:

La carta es también nombrada y tiene que ser el Rey de Picas o la Dama de Diamantes. Si es el Rey, se coge la carta trucada por la parte interior, cubriendo la mitad de la Dama y enseñando el Rey. En el caso contrario, se coge la carta por la esquina derecha, cubriendo el

Rey y mostrando la Dama. En todo caso, se deja luego la carta sobre la mesa con la parte enseñada hacia el público.

Al tercer espectador:Nombra también la carta.Mientras se hace esta pregunta se

pasa casualmente la segunda carta de la baraja (perteneciente al tercer par) a la posición superior.

Cuando sea nombrada la carta se efectúan las manipulaciones necesa-

La segunda imposibilidad es que yo pueda saber cuáles son las cartas olvidadas. Si de verdad han olvidado las cartas olvidadas, me voy a permitir refrescarles la me-moria. Tomo de nuevo en mi mano las recordadas,

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digo: ¡Pasa! Y enseguida se trans-forman en las olvidadas y el asunto queda resuelto.

rias como con el primer par de cartas. Al final debe quedar sobre la mesa la carta que no fue nom-brada.

Se deja entonces la baraja sobre la mesa a la izquierda.

El artista continúa:

Se nombran las tres cartas recor-dadas con cierta vacilación, como tratando de acordarse, se cogen las cartas de la mesa por sus esquinas interiores derechas y, girándolas en semicírculo, se pasan a la mano izquierda, que las coge por el que hasta hace poco era el extremo exterior. La primera y tercera cartas no se enseñan al levantarlas, mientras que la segunda se muestra fugazmente como una de las recor-dadas, cubriendo la parte corres-

pondiente. Se colocan las cartas en abanico en la mano izquierda (con la trucada en el centro) y se da un golpecito con el mayor derecho por los dorsos.

Con ello se levanta la mano iz-quierda, se enseñan las tres cartas y se colocan sobre la baraja. Se coge entonces la baraja, se pasan las dos cartas superiores al fondo de la misma con un Salto, se em-

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palma la carta trucada mediante el Giro por abajo y se da a examinar la baraja.

Recuerde y Olvide

(Segunda versión)

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas.Sobre la misma se colocan tres cartas divididas, que son:Jota de Diamantes/Rey de Tréboles, como primera carta;Dama de Corazones/Dama de Picas, como segunda;Rey de Corazones/Jota de Tréboles, como tercera.Bajo la baraja se encuentran las seis cartas de la misma que corres-

ponden con las cartas divididas:Jota de Tréboles, como última carta;Rey de Corazones, como penúltima;Dama de Picas, como antepenúltima;Dama de Corazones, la cuarta por abajo;Rey de Tréboles, la quinta por abajo;Jota de Diamantes, la sexta por abajo.Las mitades rojas de las cartas divididas deben estar orientadas hacia

el público, y pueden ser marcadas con un punto para evitar errores.

Charla: Procedimiento:

Pongo tres cartas aquí sobre la mesa.

Vean ustedes, señoras, este juego surgió a partir de una peculiar coincidencia. Yo tenía un buen amigo que era todo corazón. De hecho, tenía dos corazones. Un

defecto orgánico que se da frecuen-temente. El amaba a dos mujeres con la misma pasión. Pero como la ley no iba a hacer una excepción con él, tenía que elegir una de las dos. Yo le visité justamente en el momento en el que acababa de decidirse por una. Me dijo: "Muéstrame tus poderes de adivi-nación y dime por cuál me he decidido." Y yo se lo dije.

Ahora mostraré mis poderes de adivinación sin poner a nadie en un apuro. Vamos a reducirlo a las cartas. Pero para que no parezca una casualidad, voy a adivinar su

ección mental no una vez sino

Mezclamos las cartas.

Tome, por favor, dos cartas.

Tome usted también dos cartas, por favor.

Usted también, por favor, otras dos cartas.

Ahora les ruego que se fijen muy bien en las cartas, tal como mi amigo en las caras de las dos chi-cas.

¿No le importa?

Se mezcla en falso, sin alterar el orden de las seis cartas inferiores. Luego se pasan estas cartas encima de la baraja mediante un Salto y luego al centro, en preparación para un forzaje. A una dama:

Se fuerzan la Jota de Diamantes y el Rey de Tréboles. A una segunda dama:

Se fuerzan la Dama de Corazones y la Dama de Picas. Entonces, a una tercera dama:

Se fuerzan el Rey de Corazones y la Jota de Tréboles.

A la primera dama: Respuesta: No.

Se colocan las tres cartas divididas, una al lado de la otra.

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Ahora le ruego que mezcle las dos cartas usted misma en la baraja-

Ahora, por favor, decídase por una de las dos cartas. Fije la carta muy bien en la memoría pero la otra, por favor, olvídela.

Usted también, por favor, pierda sus cartas en la baraja. Fije una de ellas en la memoría pero, por favor, olvide la otra.

Usted también, por favor, intro-duzca sus cartas en la baraja y decídase por una y olvide la otra, si es tan amable.

Ustedes admitirán que yo no puedo saber qué carta han recorda-do ni cuál han olvidado. Pero aún así, las cartas que he colocado aquí

tienen que ser, o se convertirán en, las que ustedes han fijado en la memoria. Colocamos las tres cartas encima de la baraja ante sus ojos,

y hago que entren en armonía con sus pensamientos

y aquí está su pensamiento.

Aquí está el suyo.Y aquí el suyo.Pero ahora tengo que pedirles que

nombren sus cartas. Y por favor díganme la verdad, ya que si no lo

La dama sigue las instrucciones.

A la segunda dama:

A la tercera dama:

Señalando las tres cartas trucadas que están en la mesa.

Se colocan las tres cartas trucadas encima de la baraja.

Después de estas palabras, se vuelven a colocar las mismas tres cartas sobre la mesa y se continúa diciendo, dirigiéndose a la primera dama:

A la segunda dama: A la tercera:

hacen tendré que resignarme y no podré siquiera protestar. ¿Cómo se puede comprobar una cosa que está en la memoria?

¿Cuál era entonces su carta? ¿Por cuál se decidió? ¡Aquí está!

¿Y su carta, por favor?

¿Y la suya, por favor?

A la primera dama:

La carta es nombrada. De acuer-do a la carta que nombren, se coge la respectiva carta trucada por uno u otro extremo y se enseña la mitad correspondiente mientras se cubre la otra mitad.

A la segunda dama:Mientras se hace esta pregunta se

coge la carta trucada por el lado derecho entre las puntas del índice y mayor y se cambia (mediante el "Enfile por abajo") por una carta de encima de la baraja. Se coloca sobre la mesa la carta que queda en la mano derecha como si fuese la que se acaba de mostrar.

Entretanto, la segunda dama nom-bra su carta y se muestra la carta trucada correspondiente del modo indicado. Al dirigirse a la tercera dama,se hace otro Enfile, igual que el anterior y se deja igualmente la carta sobre la mesa. Mientras tanto, la tercera carta es nombrada y se procede de igual modo que con las anteriores, haciendo el Enfile y dejando la carta en la mesa. Se retiran entonces las tres cartas trucadas que han quedado al fondo de la baraja mediante el "giro por abajo", se dispone de ellas convenientemente y se coloca la baraja sobre la mesa. Se conti-

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Y entonces aquí las tres cartas pensadas.

¿Pero por qué han preferido estas tres y no las otras? ¿O quizás quie-ran ver las olvidadas? Muy fácil: ¡Pasa!

Ya no son las que han recordado sino las que han olvidado.

¿No? ¿Y cómo lo saben? Lo que uno olvida ya no lo sabe.

núa:

Con estas palabras el artista recoge las tres cartas de la mesa y las extiende cara abajo en abanico en la mano izquierda. Se da un gotpecito a las cartas con el mayor derecho al decir "¡Pasa!" y se enseñan las cartas.

Los espectadores lo niegan.

Charla:Fijar un pensamiento en la memo-

ria es siempre más difícil que eliminarlo, que olvidarlo. Olvidar es fácil. Y lo que uno olvida, ya no lo sabe.

Ahora me permitiré, ante sus ojos, hacer precisamente lo que dos, tres o más personas decidan mentalmente hacer. Aunque parez-ca enigmático, los resultados de-mostrarán la veracidad de mis palabras.

Aquí las cartas de Piquet y aquí las bajas. Cogemos unas de aquí,

y otras de aquí, así.

Creo que bastará con estas.

Aquí tiene algunas cartas. Por favor, cuéntelas y mézclelas, así.

Entonces nueve cartas. Ni más ni menos.

Procedimiento:

El artista divide la baraja, suje-tándola cara arriba, dejando la baraja de Piquet en una mano y las veinte cartas bajas en la otra, y muestra ambos paquetes.

Se colocan sobre la mesa las seis cartas de encima de la baraja de Piquet, entre ellas las que se colo-caron previamente.

Se colocan las tres cartas superio-res del paquete de las bajas, entre ellas el Cinco de Picas y el Tres de Diamantes.

Se deja a un lado el paquete de las cartas bajas y se coge la baraja de Piquet en la mano izquierda. Se entregan las cartas que se han colocado en la mesa a un especta-dor.

Hecho. Se reciben las cartas de vuelta y se extienden cara arriba sobre la mesa.

Al pronunciar estas palabras se pasan encima de la baraja las tres

Recuerde y Olvide

(Tercera versión)

Preparación:

Para este experimento se necesita una baraja de 52 cartas. Las treinta y dos cartas de la baraja de Piquet [del Siete al As] deben estar juntas, así como las veinte cartas bajas. Sobre la baraja de Piquet están, de dorsos a caras: El Diez de Corazones, la Dama de Corazones y la Jota de Tréboles. Como última carta de este paquete se coloca una carta indiferente, como penúltima una carta que tenga dos puntos de Diamantes dispuestos como en la figura [N.T.: Se asume el uso de cartas [ ♦ sin índices] y como antepenúltima una carta dividida: Dama de | ♦Corazones/Jota de Tréboles. Las dos cartas superiores del paquete [____________________________________________________________,de las 20 cartas bajas son, por ejemplo, el Cinco de Picas y el Tres de

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Fíjese, por favor, en estas dos cartas y recuerde una de ellas. ¿No le importa?

Mezclamos las dos cartas de modo que ni usted ni yo podamos saber cuál es cuál. Pero aún así yo pondré aquí la carta que usted ha recordado;

cartas inferiores mediante un Salto. Las dos cartas trucadas están ahora sobre la baraja. Se cogen de las nueve cartas, como por casualidad, el Diez de Corazones y el Cinco de Picas y se enseñan a un espectador a la izquierda.

Respuesta: No.Ahora se mezclan esas dos cartas,

intercambiándolas una y otra vez entre los dedos (sin soltar la bara-ja). Debe seguirse la pista de una de estas cartas (el Diez de Corazones, por ejemplo). Para ello, al enseñar las cartas, se dobla la esquina interior derecha de la carta de la derecha, colocando el dedo mayor detrás de la carta y presionando.

Mientras se mezclan las cartas:

El artista coloca sobre la mesa la carta con la esquina doblada y, en la misma acción, dobla la esquina en sentido contrario con el pulgar y el índice, haciendo desaparecer la

y la otra la devolvemos a la baraja.

Fíjese usted también, por favor, en las dos cartas. Pero no quiero ver a cuál mira. Ahora, por favor, recuerde una de ellas y olvide la otra. ¿No le importa?

Mezclamos las dos cartas para que ni usted ni yo podamos saber cuál es cuál;

pero aún así, la carta que usted ha fijado en la memoria la coloco aquí,

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y la otra la devolvemos a la baraja.

¿Podría usted también, por favor, fijarse en las dos cartas? Una de ellas le pido que la recuerde, pero la otra olvídela. ¿Ya lo ha hecho?

marca.Se introduce la carta en la posi-

ción tercera por arriba. Se coge, de las cartas que están en la mesa, como por casualidad, la Dama de Corazones y la Jota de Tréboles, y se enseñan ambas cartas, como se hizo con el primer par, a un segun-do espectador.

Respuesta: No.El artista baja ambas manos y

mezcla las dos cartas como antes.

Se cuadran las dos cartas y se hace un Enfile, cambiando ambas por la trucada que está sobre la baraja y obteniendo una separación con el meñique izquierdo entre las dos cartas y el resto de la baraja.

Se coloca la carta trucada sobre la mesa.

Se introducen en cualquier lugar de la baraja las dos cartas que están, como una, en la mano dere-cha. Se cogen entonces el As de Diamantes y el Tres de Diamantes de la mesa y se muestran a un tercer espectador.

Respuesta: Sí.

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Mezclamos también estas dos cartas para que ni usted ni yo podamos saber cuál es cuál;

pero la carta que usted ha recorda-do la coloco aquí también, y la otra la devolvemos a la baraja.

Me parece que el número de cartas es suficiente para demostrar que aquí no hay casualidades. Pero tengo que pedirles que no cambien la carta que están pensan-do. Con ello no me engañarían, pero ¿Cómo comprobar una cosa que está en la memoria?

Aquí hay tres cartas que ustedes han tenido la amabilidad de recor-dar; yo he hecho exactamente lo que ustedes han fijado en su memo-ria. ¿Pueden nombrar sus cartas, por favor?

Entonces, por favor, para que se convenzan: Usted ha nombrado el As de Diamantes y aquí está el As de Diamantes.

Se bajan las manos y se mezclan las dos cartas como antes.

Se hace un Enñle, como con el segundo par de cartas, cambiándo-las por la carta trucada "de Dia-mantes" que está sobre la baraja.

Se coloca la carta trucada. Se introducen las dos cartas como una en cualquier lugar de la baraja.

Señalando las tres cartas de la mesa:

Las tres cartas son nombradas.

Se muestra la carta trucada cubriendo el punto [Diamante] más cercano al extremo exterior, de modo que parezca el As de Dia-mantes y se deja de nuevo en la mesa.

Si nombran el Tres de Diaman-tes, se cubre el espacio vacío para que parezca el Tres. Los esperta -

Entonces la Dama de Corazones.

Y Diez de Corazones.

Y ahora me permito preguntar-les: ¿Saben ustedes qué cartas han olvidado? ¿O puedo permitirme refrescarles la memoria? Aquí tiene la carta que ha olvidado: ¡El Diez de Corazones!

¡La Dama de Corazones!

¡Y el As de Diamantes! ¿No?

Ahora con las tres cartas a la

dores asumirán que el tercer punto está bajo los dedos.

Se enseña la segunda carta como la Dama de Corazones o la Jota de Tréboles, según el caso, y se vuelve a colocar en la mesa.

Si efectivamente nombran el Diez de Corazones, se enseña sin más; si esto no ocurre se hace un Enfile, cambiando el Diez de Corazones por la carta superior de la baraja (el Cinco de Picas). Después de enseñar esta carta se hace otro Enñle y se coloca sobre la mesa la carta "olvidada" como si se fuese la que se ha enseñado y se coloca la baraja sobre la mesa.

Se coge la primera carta de la mesa y se pasa a la mano izquierda sin enseñarla, girándola en semicír-culo, es decir, se coge por el extre-mo interior y la mano izquierda la recibe por el otro extremo.

Se muestra la carta trucada como la Dama de Corazones (cubriendo la mitad interior) y se transfiere a la mano izquierda girándola en semicírculo.

Se enseña la tercera carta como el As de Diamantes, se transfiere a la mano izquierda girándola en semi-círculo, y se disponen las tres cartas en abanico.

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vez, digo: ¡Pasa! ¡Cambia! El artista da un golpecito con el

mayor derecho al dorso del abanico que sujeta la mano izquierda y levanta dicha mano a la altura del pecho, mostrando las caras, mientras la mano derecha recoge la baraja de la mesa. ¡Ya está! Las cartas que olvidaron: El Cinco de Picas, la Jota deTréboles y el Tres de Diamantes. Se colocan entonces estas cartas

sobre la baraja, se empalman las dos cartas trucadas y se da la baraja a examinar.

La Omnipotencia de las Damas

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas.Sobre la misma se colocan las cuatro Damas: La Dama de Tréboles

como carta superior, seguida de la Dama de Picas, la Dama de Corazones y la Dama de Diamantes. La quinta carta por arriba es el Nueve de Corazones, en la sexta posición la Jota de Tréboles, en la séptima el As de Diamantes y en la octava el Rey de Picas. En algún lugar conveniente se colocan las cuatro cartas siguientes, de dorsos a caras:

Nueve de Corazones Dama de Corazones/Jota de Tréboles As de Diamantes

Dama de Diamantes/Rey de Picas. Estas cartas se colocan de modo que al cogerlas del bolsillo queden las Damas hacia las puntas de los dedos.

Charla: Procedimiento:Nada en el mundo es perfecto, a

excepción de las damas, por su-puesto. Es que las damas son

como un eje magnético alrededor del cual gira todo. Para verificar mis palabras me permitiré sacar las cuatro Damas de la baraja o, más bien, ¿Puedo permitirme ofrecerle una carta?

¿Ven ustedes la solidaridad de las damas por las Damas? Las damas han tenido la bondad de sacar las cuatro Damas de la baraja. Para que se convenzan: No hay más Damas en la baraja.

Con estas palabras se hace el Salto, llevando las cuatro Damas al centro de la baraja. El artista se dirige entonces a cuatro damas del público y les fuerza una Dama a cada una. Después del forzaje se hace otro Salto para recomponer el orden de la baraja, llevando el Nueve de Corazones a la posición superior.

El artista extiende la baraja y muestra que, efectivamente, no hay más Damas. Entonces [se vuelve la baraja cara abajo,] se cuentan [secretamente] cuatro cartas de encima de la baraja y se obtiene una separación bajo ellas con el meñique izquierdo, en preparación para un Enfile. Se reciben de vuelta las cuatro Damas en la mano derecha y se disponen en este orden, de dorsos a caras: Dama de Tréboles, Dama de Picas, Dama de Corazones y Dama de Diamantes.

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Y ahora, las Damas en diversas situaciones. Primero van a desapa-recer de mi mano y volver a apare-cer cuando ustedes quieran y luego cada Dama cambiará de lugar con la carta que ustedes mismos deter-minen.

Pero le pido que sujete firmemente usted misma las cuatro Damas.

Ahora cojo cuatro cartas, da igual cuáles sean: Una, dos, tres y cua-tro.

Se extienden las Damas en la mano derecha y se muestran como en la figura.

Con las últimas palabras se cua-dran las cuatro Damas sobre la mesa y se cogen entre el índice y el mayor.

En ese instante se hace el Enfile (por abajo), cambiando las cuatro Damas por las cuatro cartas bajo las cuales se mantiene la separación. El Enfile debe hacerse con mucha calma. La mano derecha debe moverse lo menos posible, manteniéndose preferiblemente junto al cuerpo mientras la mano izquierda se acerca y lleva a cabo el Enfile. Para ello la mano izquierda se agita llamativamente al señalar al espectador a quien se van a entregar supuestamente las cuatro Damas, mientras se dice con énfasis: "...le ruego que sujete las Damas firmemente, etc...". Entonces se entregan a ese espectador las cuatro cartas como si fuesen las Damas.

El artista coge las cuatro Damas

Y ahora, desde esta distancia, desaparecerán las cuatro Damas y aparecerán en mi mano.

Vean ustedes como las Damas vienen a mi mano,

aquí están las cuatro: Tréboles, Picas, Corazones y Diamantes.

Por favor, ¿Qué cartas ha llevado la casualidad a su mano?

Entonces el Nueve de Corazones,

que han quedado bajo la baraja y las coloca cara abajo sobre la mesa, superpuestas de modo que quede la Dama de Diamantes debajo, sobre ella la Dama de Corazones, luego la Dama de Picas y encima la Dama de Tréboles. Se cogen entonces las Damas en la mano derecha:

(Vista del artiau)

El artista abre las Damas en abanico, sin enseñarlas.

Se levanta la mano súbitamente, enseñando las cuatro Damas en abanico.

Después de enseñar las cartas, se deja la baraja y se colocan las cuatro Damas en la mano izquierda en la posición en que se suele sujetar una baraja; y se dirige el artista al espectador que tiene las cuatro cartas:

Manteniendo las Damas en la mano izquierda, el artista coge las cuatro cartas de la mano del espec-tador, las muestra y las reparte a otros cuatro espectadores, empe-zando por la izquierda.

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la Jota de Tréboles, el As de Dia-mantes y el Rey de Picas. Ahora cambiarán cada una de estas cartas.

Le ruego que compruebe que, aparte de estas cuatro,

no hay más Damas en la baraja.

Se extienden las Damas en abani-co y se enseñan. Entonces se entrega la baraja a un espectador.

Enseñando las Damas fugazmente una vez más.

Mientras la baraja es examinada, el artista obtiene con la mano derecha las cuatro cartas que se colocaron previamente en un lugar conveniente para este fin y las mantiene empalmadas, con el dorso de este pequeño paquete hacia la palma de la mano. En cuanto el espectador se disponga a devolver la baraja, la mano derecha coge las cuatro cartas de la mano izquierda, al mismo tiempo depositando secre-tamente sobre ellas las cartas em-palmadas. El paquete es cogido entre los dedos mayor y anular por un extremo y el pulgar por el otro. La mano izquierda recibe entonces la baraja de manos del espectador.

Una vez hecho esto, se levanta la mano derecha y enseguida los dedos, mayor y anular por un extremo y el pulgar por el otro, ejercen cierta presión sobre las cartas, doblándolas hacia el interior de la mano.

Suele decirse erróneamente que las damas son duras e inflexibles. Yo no creo que sea asf. Las damas son muy dóciles y flexibles. Basta con causarles una buena impresión para hacerlas entender.

Vuelvo a colocar las cuatro Da-mas,

aquí la de Tréboles, la de Corazo-nes, la de Picas y la de Diamantes,

Modestia aparte, me siento orgu-lloso de la impresión que he causa-do a las Damas. Y ello por una razón muy simple: Que todavía está

Si los dedos aflojan la presión, las cartas se enderezan debido a la elasticidad. Este apretar y aflojar se repite ininterrumpidamente, impidiendo así que los espectadores noten el grosor del paquete.

Mientras tanto, la charla:

Se deja de presionar y aflojar y se colocan las cartas visiblemente sobre la baraja [que ha sido recogi-da, entretanto, por la mano izquier-da]. Las cartas aparecerán algo dobladas, pero se dejan así. Se colocan entonces las cuatro cartas superiores sobre la mesa.

Se coloca la primera carta a la izquierda,la segunda a su derecha y así suce-sivamente, dejándolas dobladas como están. Sobre la baraja están ahora las cuatro verdaderas Damas, también algo dobladas. Una vez colocada la última supuesta Dama sobre la mesa, se gira la baraja hacia el cuerpo y se dobla la totali-dad de la misma hacia atrás con el pulgar, haciendo desaparecer así la curvatura de las cuatro cartas. Entonces:

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visible.

Pero mis buenos modales me exi-gen borrar la impresión que he cau-sado a las Damas y para ello es necesaria una cierta presión en sentido contrario. Lo haré primero con la primera Dama, la de Dia-mantes.

Luego la segunda Dama, la de Corazones,

la tercera, la de Picas, y finalmente la cuarta, la de Diamantes.

Ya están borradas todas las im-presiones y la Dama de Tréboles va a tener ahora la amabilidad de cambiar de lugar con su carta.

Señalando las cuatro cartas de la mesa.

El artista apoya el mayor y anular derechos sobre la primera carta de la izquierda, supuestamente la Dama de Tréboles, en realidad el Nueve de Corazones, y levanta el extremo interior de la carta, desha-ciendo así la curvatura.

El artista apoya el pulgar sobre la segunda carta (dividida) y levanta el extremo exterior con los dedos índice y mayor, mostrando así la carta como la Dama de Corazones.

Como con la primera carta.

Como con la segunda carta.

Volviéndose hacia dama de la izquierda:

¿Cuál es su carta? ¿El Nueve de Corazones?

Introduzco el Nueve de Corazo-nes en la baraja y mezclo. Así no puede marcharse.

Fíjese, señora, de verdad que no es difícil.

Y ahora la Dama de Corazones cambiará de lugar con su carta.

¿Cómo? ¿Que no es la Dama de Corazones? Por favor, apenas he tocado esa carta. Se las enseño con dos dedos.

Respuesta: El Nueve de Corazo-nes.

Se coge la carta de la mano del espectador, se pierde en la baraja y se mezcla en falso [manteniendo las Damas encima].

El artista coge la carta de la iz-quierda, supuestamente la Dama de Tréboles, en realidad el Nueve de Corazones, por la esquina interior derecha, entre el pulgar y el índice.

Se enseña el Nueve de Corazo-nes. Se baja la mano en prepara-ción para el Enfile.

Al segundo espectador:

Con estas palabras se hace el Enñle, cambiando el Nueve de Corazones de la mano derecha por la Dama de Tréboles que está sobre la baraja (Enfile por arriba), y la mano izquierda señala enfáticamente la segunda carta de la mesa (Dama de Corazones/Jota de Tréboles). El artista aparenta percatarse de que el público no está convencido de que esa carta sea la Dama de Corazones.

[Se deja la carta de la mano dere-cha sobre la mesa], se enseña la Dama, con el debido cuidado de no exponer la Jota, y se vuelve a colo-car como estaba.

la primera

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Pero ¿Cuál era su carta?

¿La Jota de Tréboles? La perde-mos en la baraja,

cojo la Dama de Corazones y digo: ¡Anda! e inmediatamente se trans-forma en la Jota de Tréboles.

Y aquí tenemos la Jota de Trébo-les.

Respuesta: La Jota de Tréboles. Se recibe la carta de vuelta.

La mezcla es sólo aparente [se mezcla como la vez anterior].

Se coge la carta dividida y se enseña fugazmente la Dama de Corazones, cubriendo la otra mitad. Se gira la carta ágilmente entre los dedos de modo que quede la Jota de Tréboles hacia el publico, mientras se cubre con los dedos la mitad de la Dama de Corazones. Para girar la carta, el pulgar y el índice forman un eje y los otros dedos giran la carta de adelante hacia atrás, apoyándose contra la cara de la carta y tirando hacia el interior de la mano. El giro se efectúa al mismo tiempo que se aleja la mano del cuerpo, con el dorso de la carta hacia los especta-dores, y luego se enseña la Jota de Tréboles, cubriendo la otra mitad.

Se coloca la carta de nuevo sobre la mesa con la Jota hacia el públi-co.

Después de haber enseñado la carta, se intercambian muy discre-tamente las posiciones de las dos cartas superiores de la baraja, llevando así la Dama de Picas a la posición superior. Esto se puede hacer con absoluta tranquilidad ya que aunque los espectadores lo notasen no le darán ninguna impor-tancia.

Al tercer espectador:

Ahora la Dama de Picas va a cambiar de lugar con su carta. ¿Cuál es su carta, por favor?

Perdemos también el As de Dia-mantes en la baraja y cojo la Dama de Picas.

Por favor, señora, conviértase en el As de Diamantes. Y aquí está ya el As de Diamantes.

Y finalmente la última Dama,

la Dama de Diamantes, cambiará de lugar con su carta. ¿Cuál es su carta, por favor?

¿El Rey de Picas? Hacemos lo mismo que con las otras y la perde-mos en la baraja,así no podrá escapar. Entonces cojo la cuarta Dama, la Dama de Diamantes,

y digo: ¡Cambia!................

Perdón, un momento. ¿Creen que la Dama ya está cambiada? No, por favor.

Respuesta: El As de Diamantes. Se recibe también esta carta de vuelta.

Se hace lo dicho. Se levanta la tercera carta (As de Diamantes) sin enseñarla.

Se enseña el As. Al cuarto es-pectador:

Con estas palabras se hace un Enfile (por arriba) cambiando el As de Diamantes por la Dama de Picas y se señala enfáticamente con la mano izquierda la supuesta Dama de Diamantes, mientras la mano derecha coloca el supuesto As de Diamantes sobre la mesa.

Respuesta: El Rey de Picas. Se recibe el Rey de vuelta.

Se hace lo dicho.

Se levanta esta carta como se hizo con la Dama de Corazones.

Se simula un mal Enfile para que los espectadores crean que se ha cambiado la carta.

Se enseña la carta como la Dama de Diamantes, cubriendo el Rey de

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Entre cuatro damas siempre hay una que no obedece, pero lo intento de nuevo: ¡Cambia ya!

y aquí está ya el Rey de Picas.

Pero para dejar bien claro hasta donde llega la omnipotencia de las damas, cojo de nuevo las cuatro cartas elegidas, que son:

El Nueve de Corazones, ¿No?

¿La Jota de Tréboles? ¿SI?

El As de Diamantes, ¿No?

Picas.

Se gira la carta como se hizo con la Dama de Corazones, cubriendo la Dama de Diamantes y enseñando el Rey de Picas.

Se coloca la carta cara abajo sobre la mesa con el Rey hacia el publico. Se deja a un lado la baraja, que ha estado hasta ahora en la mano izquierda.

Señalando hacia el primer espec-tador, reflexionando:

Se recoge con la mano derecha la carta de la izquierda, supuestamen-te el Nueve de Corazones (en realidad la Dama de Tréboles) por el extremo interior y se pasa, cara abajo, girándola en semicírculo, a la mano izquierda, que la coge por el extremo que estaba hacia el público. Al segundo espectador, pensativo:

Se coge la segunda carta igual-mente por el extremo interior y, cubriendo esa mitad, se enseña fugazmente la Jota de Tréboles. Se pasa la carta a la mano izquierda girándola en semicírculo. Al tercer espectador:

Se coge la tercera carta, supuesta-mente el As de Diamantes, en realidad la Dama de Picas, y se pasa a la mano izquierda girándola en semicírculo sin enseñarla. Al

Y el Rey de Picas, ¿No?

Pero ahora, digo yo, que si no hay damas en juego, se acaba el interés. Por ello les pido, señoras, que vuelvan a mi mano. Y ya ven ustedes la omnipotencia de las damas, aquí están otra vez las cuatro:

La de Tréboles, la de Corazones,

cuarto espectador:Se coge la carta por el extremo

interior, se enseña fugazmente el Rey de Picas y se pasa a la mano izquierda girándola. Las cuatro cartas forman ahora un abanico en la mano izquierda.

La mano se mantiene baja mien-tras recibe las cartas.

Con estas palabras se alza la mano izquierda a la altura del pecho mostrando las cuatro Damas. La mano derecha coge inmediata-mente la tercera y cuarta cartas, sin alterar su orden, y las sujeta, con soltura, entre el pulgar y el índice. Como la primera y tercera cartas son normales y se pueden enseñar libremente, la convicción de que las cuatro son normales aumentará significativamente. El artista ense-ña dos cartas en la mano izquierda y dos en la derecha, mientras dice:

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la de Picas y la de Diamantes. Finalmente se bajan ambas manosy se introduce la tercera carta entre la primera y la segunda, de modo que la segunda y cuarta cartas, que son las trucadas, queden juntas. Antes de cuadrar las cartas, se introduce el índice derecho entre las dos cartas centrales. Se intro-ducen entonces la primera y tercera cartas por el centro de la baraja, la cual es cogida de nuevo en las manos, o bien pueden colocarse bajo la misma, mientras que las cartas dos y cuatro se dejan sobre la baraja. Las cuatro cartas que fueron añadidas quedan juntas sobre la baraja y pueden ser esca-moteadas para dar la baraja a examinar.

Engaña al Prójimo como a ti Mismo

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas.Sobre la misma se coloca el Nueve de Corazones seguido de la Jota de

Tréboles, el As de Diamantes y el Rey de Picas. Se tienen preparadas las cuatro cartas siguientes en un lugar conveniente, de dorsos a caras:

Nueve de CorazonesDama de Corazones/Jota de TrébolesAs de DiamantesDama de Diamantes/Rey de Picas

Estas cuatro cartas deben estar colocadas de modo que al cogerlas del bolsillo sus dorsos queden hacia la palma de la mano y que las cartas trucadas queden orientada? con las Damas hacia las puntas de los dedos.

Procedimiento:Charla: Aquí tenemos,

señoras, una baraja completa, de 32 cartas. ¿Puedo pedirle que tome una'.

Se hace el Salto y se fuerza el Nueve de Corazones, empezando por un espectador a la izquierda.

A una segunda dama:

Se fuerza la Jota de Tréboles. A una tercera dama:

Se fuerza el As de Diamantes. A una cuarta dama:

Se fuerza el Rey de Picas. El artista entrega la baraja a un caballero.

Mientras el caballero busca las cuatro Damas, se empalman en la mano derecha las cuatro cartas del bolsillo. Cuando las Damas hayan sido encontradas, el artista acepta la baraja de vuelta con la mano izquierda y la coloca ante sí mismo, un poco hacia la izquierda. Luego se reciben las cuatro Damas y se ordenan dejando la Dama de Tréboles cara arriba sobre la mesa, sobre ella la Dama de Picas, luego la de Corazones y finalmente la Dama de Diamantes encima. Se cogen entonces las cuatro cartas

Usted también, por favor, una carta.

Y usted, por favor, coja una tam-bién.

Elija una usted también, por favor.

Ahora, caballero, le ruego que saque las cuatro Damas de la bara-ja, si es que no han sido elegidas.

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[volviéndolas] cara abajo en la

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La Sagrada Escritura dice: "Ama al prójimo como a ti mismo." Pero eso no lo puedo decir yo aquí. Yo más bien diría: "Engaña al prójimo como a ti mismo." ¿Y saben ustedes, señoras, cómo puede engañarse uno a gusto?

Si usted se imagina que es la Dama de Tréboles; usted, señora mía sería la Dama de Picas; usted la de Corazones; y usted, señorita, la Dama de Diamantes. ¿Ven ustedes? Así se engaña uno a gusto. Pero ahora me voy a permitir engañarlas a ustedes, convirtiendo estas cuatro Damas,

ante sus ojos, en las cuatro cartas que ustedes han elegido.

Suele decirse erróneamente que las damas son duras e inflexibles. Yo no creo que sea así. Las damas son muy dóciles y flexibles. Basta con causarles una buena impresión para hacerlas entender.

mano izquierda, en la posición en que suele cogerse la baraja, y se dice:

A las cuatro damas en cuestión:

Se muestran las cuatro Damas, extendiéndolas en la mano izquier-da.

La mano derecha coge las Damas de la mano izquierda, depositando secretamente sobre ellas las cartas empalmadas y cogiendo las ocho cartas con los dedos mayor y anu-lar por el extremo exterior y el pulgar por el extremo interior. Inmediatamente se hace el "apretar y aflojar" explicado en "La Omni-potencia de las Damas", mientras se dice:

Se colocan las ocho cartas sobre

Aquí están las cuatro Damas:

la de Tréboles,

la de Picas,

la de Corazones y la de Diamantes.

Modestia aparte, me siento orgu-lloso de la impresión que he causa-do a las Damas,y ello por una razón muy simple: que todavía están visibles. Pero mis buenos modales me exigen borrar la impresión que he causado a las Damas y para ello es necesa-ria una cierta presión en sentido contrario. Lo haré primero con la primera Dama, la de Tréboles,

luego la segunda, la de Corazones,

la tercera, la de Picas, y Analmente la cuarta, la de Diamantes.

la baraja que, entretanto, ha sido cogida [por la mano izquierda], sin tratar de ocultar la curvatura im-partida a las cartas.

El artista coge la carta superior, supuestamente la Dama de Tréboles (en realidad el Nueve de Corazo-nes), y la coloca sobre la mesa a la izquierda, con las palabras:

Colocando la segunda carta a la derecha de la primera, la tercera a la derecha de la anterior, y luego la cuarta.

Al colocar la cuarta carta, se gira la baraja hacia el cuerpo y se dobla la totalidad de la misma hacia atrás con el pulgar, haciendo desaparecer así la curvatura de las cuatro cartas.

Señalando las cuatro cartas.

Se levanta el extremo interior de la carta, flexionándola y dejándola plana (ver "La Omnipotencia de las Damas");levantando esta vez el extremo exterior, levantando el extremo interior,

levantando el extremo exterior.

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Las impresiones quedan borradas.

Déme, por favor, la carta que eligió.

La Dama de Tréboles. ¿Qué carta eligió?

¿El Nueve de Corazones? ¡Vamos, señora! ¡Pase! Bueno, ya no señora, sino Nueve de Corazo-nes.

¿Ve? Así se vería usted. Sí, así se vería usted si tuviese nueve corazones.

Su carta, por favor.

La Dama de Corazones.¿Cuál era su carta?¡Vamos, señora! ¡Cómo? Creen

que ya no es la Dama de Corazo-nes? ¡Pero, por favor! ¡Apenas la he tocado!

A la primera dama de la izquier-da:

Se recibe la carta (el Nueve de Corazones) y, sin verla ni dejarla ver, se inserta en la baraja. Se coge entonces la carta de la izquierda de las que están en la mesa, supuestamente la Dama de Tréboles (en realidad el Nueve de Corazones), entre las puntas del índice y pulgar, sin verla ni dejarla ver.

A la dama:Respuesta: El Nueve de Corazo-

nes.

Se enseña el Nueve de Corazo-nes.

Se baja la mano y se hace un Enfile, cambiando la carta por la Dama de Tréboles que está sobre la baraja, la cual se coloca entonces sobre la mesa como si fuese el Nueve de Corazones.

A la segunda dama:Se recibe la carta, se pierde en la

baraja y se coge la segunda carta de la mesa, sin enseñarla.

A la segunda dama:Respuesta: La Jota de Tréboles:

Se enseña la Dama de Corazones,

Pero si digo: ¡Vamos, señora! ¡Pase! Aquí tenemos la Jota de Tréboles, la segunda carta elegida.

La tercera carta elegida, por favor.

La Dama de Picas. ¿Cuál era su carta? ¡Adiós, señora! Aquí está: El As

de Diamantes.

Y aquí la cuarta Dama, la Dama de Diamantes, como pueden ver.

Su carta, por favor.

Cojo la Dama de Diamantes,

cubriendo la mitad interior.

Se [enseña la Jota de Tréboles, cubriendo la otra mitad y se] coloca la carta sobre la mesa con el lado de la Jota hacia el público. Se intercambian, sin más, las posicio-nes de las dos cartas superiores de la baraja, dejando la Dama de Picas como carta superior.

A la tercera dama:

Se recibe la carta, se inserta en la baraja sin enseñarla y se coge la tercera carta de la mesa entre el índice y el pulgar.

A la tercera dama:Respuesta: El As de Diamantes.

Se enseña el As, se baja la mano y se hace el Enfile, cambiando la carta enseñada por la Dama de Picas que está sobre la baraja, la cual se coloca sobre la mesa como si fuese el As de Diamantes. Se coge entonces la cuarta carta de la mesa y se enseña como la Dama de Diamantes, cubriendo la mitad interior, mientras se dice:

Se deja caer la carta sobre la mesa con el Rey de Picas hacia el público. Entonces a la cuarta dama:

Se recibe la carta, se inserta en la baraja y se coge la cuarta carta de la mesa:

A la cuarta dama:

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¿Cuál era su carta?¿El Rey de Picas? ¡Ya está!

¡Aquí está su carta!

Pero ahora les pido toda su aten-ción. Cojo aquí la ... . veamos ....

. . . ¡Ya! ... el Nueve de Cora-zones.

Su carta: La Jota de Tréboles.

¡Ah! El As de Diamantes. Y finalmente su carta,

el Rey de Picas,

pero lo que pasa es que si no hay damas en juego, no hay interés. Por ello les pido, señoras, que vuelvan a mi mano.

Respuesta: El Rey de Picas.

Se enseña la carta superficialmen-te. cubriendo la mitad interior.

Dejando la baraja en la mesa: Se levanta la carta de la mesa (la Dama de Tréboles) y se mira su cara sin dejar que nadie más la vea, diciendo:

Se pasa la carta a la mano iz-quierda girándola en semicírculo.

Se coge la segunda carta por la mitad interior y se dice, dirigiéndo-se a la segunda dama:

Se muestra la carta, cubriendo la mitad interior y se pasa a la mano izquierda, girándola también en semicírculo. Se mira la cara de la tercera carta sin dejarla ver y se pasa a la mano izquierda girándola en semicírculo.

A la cuarta dama:Se coge la última carta por su

mitad interior y se enseña:Se pasa la carta a la mano iz-

quierda girándola igualmente en semicírculo.

Dejando escapar la punta del mayor derecho de la yema del pulgar, el artista da un golpecito a las cuatro cartas de la mano iz-quierda, que hasta ahora se han mantenido abajo, junto a la mesa. Se levanta la mano izquierda a la

Y aquí están las cuatro: La de Tréboles, la de Corazones, la de Picas y la de Diamantes.

Charla: Le ruego que coja una carta de la baraja, la cual representará a Cupido.

Entonces la Jota de Tréboles. Espero que represente bien su papel, porque con el amor no se juega. ¿Por qué? Porque a través del amor suelen perderse buenos partidos.

altura del pecho, con las cartas extendidas en abanico, y se dice:

Y se enseñan del modo explicado en "La Omnipotencia de las Da-mas".

Procedimiento:

Se hace un Salto, se fuerza la Jota de Tréboles y se coloca cara arriba sobre la mesa.

A un espectador:

La Pareja de Enamorados

(Primera

versión)

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas.

Sobre la misma se coloca la Jota de Tréboles. En algún lugar conveniente se colocan las dos cartas siguientes [trucadas, con las caras divididas]:

Dama de Corazones/Jota de Tréboles como primera carta, Rey de Corazones/Jota de Tréboles como segunda carta.

Estas cartas se colocan de modo que, al empalmarlas, queden los dorsos hacia la palma de la mano y que la Dama y el Rey estén orienta -

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Le ruego que me dé una pareja de enamorados de la baraja, por ejem-plo el Rey y la Dama de Corazo-nes.

Una pareja de Corazones, una pareja de enamorados. Con ellos ocurrió que se prometieron antes de nacerse promesas, pero ¿Para qué sirven las promesas si luego no se prometen? Lo mejor es prometerse para entonces poder prometerse (l).

Introducimos esta pareja en la baraja.

Ahora son inseparables, como marido y mujer. Pero muy libera-les, porque él anda por su lado

Hecho.El artista recibe esas dos cartas

entre el pulgar e índice derechos (la Dama encima del Rey), las sujeta a la altura del pecho y pide de vuelta el resto de las cartas, que se reciben en la mano izquierda.

El pulgar y mayor izquierdos abren un poco la baraja por el lado derecho y se introducen allí las dos

cartas. En el mismo instante se introduce el meñique entre el Rey y la Dama de Corazones y se hace inmediatamente el Salto, llevando el Rey a la posición superior de la baraja y la Dama a la inferior. Se coloca la baraja sobre la mesa.

aquí arriba

y ella por el suyo aquí abajo.

Mientras se querían de verdad, vivían bajo las alas de Cupido. Cuando se casaron, él se mudó al ala derecha

y ella al ala izquierda.

¿Dónde está él, entonces? Sí, a la derecha.

¿Y dónde está ella?

Entonces está a la izquierda. Pero

basta con que yo diga:

Se coge la carta superior, se enseña y se coloca en la mesa a la derecha, junto a la baraja.

Se vuelve la baraja cara arriba y se coloca a su lado la Dama de Corazones que ha quedado visible. Se coge de nuevo la baraja en la mano izquierda.

Se coge el Rey y se coloca cara abajo hacia la derecha.

Se coge la Dama, se hace un Enñle, cambiándola por la carta superior de la baraja y se coloca la supuesta Dama cara abajo sobre la mesa hacia la izquierda. Se trans-fiere la Dama de la posición supe-rior a la inferior de la baraja me-diante un Salto.

Espectador: A la derecha.Se coge el Rey por la esquina

interior derecha y se enseña. Se baja entonces la mano, en prepara-ción para otro Enfile.

Espectador: A la izquierda.Mientras se hace esta pregunta se

hace el Enfile, cambiando el Rey por la carta superior de la baraja, la cual se coloca sobre la mesa como si fuese el Rey. En cuanto el espectador responda "a la izquier-da", el artista señala hacia la carta de la izquierda.

Se coloca la baraja entre las dos cartas que están en la mesa, pre-suntamente el Rey y la Dama.

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¡Cambia! y de nuevo está él aquí arriba, muy solo

y aquí está ella, totalmente sola.

¿Creen que esta es otra pareja de enamorados? Pues no.

Sin embargo les pido que revisen la baraja. Sólo hay una pareja de estas.

Se vuelve la carta superior de la baraja y se coloca a la derecha de la misma.

Se vuelve la baraja entera cara arriba, exponiendo la Dama de Corazones, la cual se coloca cara abajo a la izquierda de la baraja.

Disposición de las cartas

II

'1

mSeñalando las dos cartas de los

extremos:

Se vuelven arriba.

Señalando el Rey y la Dama de Corazones. Se colocan las dos cartas de los extremos sobre la baraja y se entrega la misma a un espectador. Mientras éste la exa-mina se empalman las dos cartas trucadas (el Rey sobre la Dama, dorsos hacia la palma). Con la mano izquierda se coloca el Rey sobre la Dama y ambas cartas sobre la baraja una vez que esta haya sido examinada y devuelta. En ese mismo instante, la mano derecha coge la baraja, al mismo

Señoras, les pido que prueben suerte de nuevo. Aquí Cupido, dios del amor,

aquí está "él"

y aquí está "ella"

tiempo depositando sobre ella las cartas empalmadas, y la coloca sobre la mesa.

Se coge de la mesa la Jota de Tréboles con la mano izquierda y se enseña.

Se coge el Rey que está sobre la baraja (correspondiente a la carta trucada) con la mano derecha y se enseña, cubriendo la otra mitad (Jota de Tréboles). Se bajan ambas manos y se coloca el Rey diagonal-mente sobre la verdadera Jota de Tréboles de modo que el Rey quede sobresaliente y la mitad con la Jota de Tréboles quede oculta bajo la verdadera. Se cogen inmediatamente ambas cartas en la mano derecha.

Se coge la carta superior (la trucada) con la mano izquierda, cubriendo la mitad interior y se enseña la Dama. Luego se baja la mano y se coloca la carta sobre las dos de la mano derecha, de modo que la Dama sobresalga hacia la izquierda.

Disposición de las canas vista por el artista

Caras hacia el público

Se enseñan otra vez las cartas, dispuestas de esta manera y se cogen con la mano izquierda. Se

Jl* n

ambas cartas

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Dejamos a Cupido aquí en el me-dio,

"él" a la derecha

y "ella" a la izquierda.

¿Dónde está "él", entonces?

¿Aquí?

Ahora, vean ustedes, si pensa-mos en el Rey de Corazones, el rey de los corazones, nos tropezamos inevitablemente con Cupido, el rey del amor.

¿Cómo? ¿No me creen?

¡Ya está!

¿Y dónde está la Dama de Cora-zones?

¿Aquí?

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baja de nuevo la mano.

Con la mano derecha se saca la Jota de Tréboles del centro, se enseña y se coloca cara abajo sobre la mesa.

Se coge la carta con la mano derecha, cubriendo la mitad inte-rior, se enseña de nuevo el Rey y se coloca cara abajo sobre la mesa.

Se enseña la carta que queda en la mano derecha (cubriendo la mitad interior) y se coloca cara abajo hacia la izquierda.

El espectador señala hacia la derecha.

El artista señala hacia el mismo sitio.

Se levanta la Jota de Tréboles con la mano derecha, se enseña y se vuelve a colocar cara abajo donde estaba.

Se coge la carta de la derecha por la esquina exterior derecha (intro-duciendo los dedos debajo) y se enseña la Jota de Tréboles, cu-briendo la otra mitad (Rey de Corazones).

Se deja la carta cara abajo sobre la mesa, con la Jota orientada hacia el público.

El espectador dice que a la iz-quierda. Señalando hacia la izquierda.

Si se piensa en la Dama, la dama de los corazones, ocurre lo mismo. Se encuentra uno también con Cupido.

¿No me creen ahora tampoco? Ya está.

Entonces tenemos tres dioses del amor, pero ¿Dónde estará la pareja de enamorados? Pues están bajo mi protección.

Para mostrarles el afecto que esas dos cartas sienten por mí, digo: Uno, dos, tres, ¡Ya!

Y aquí están los dos: "El" en el ala izquierda y "ella" en el ala derecha. Y no tienen ningún in-conveniente en acariciarse y besar-se.

Se enseña la verdadera Jota de Tréboles.

Se levanta la carta, se enseña y se vuelve a colocar como se hizo con el Rey. Se coge entonces la baraja y se pasa el Rey de la posición superior a la inferior mediante un Salto [medio Salto], de modo que quede vuelto cara arriba. Se hume-decen el pulgar y mayor izquierdos y se presiona con esos dedos las cartas superior e inferior, que son la Dama y el Rey de Corazones.

Con estas palabras el artista lanza la baraja lateralmente de la mano izquierda a la mano derecha, la cual la coge en el aire. Debido a la presión del pulgar y el mayor, quedan la Dama y el Rey de Cora-zones adheridos a estos dedos. Se enseñan estas cartas y se dice:

Con estas palabras el artista mueve los dedos, frotando ambas cartas entre sí. Luego se coloca el Rey sobre la baraja y la Dama bajo

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Entonces tenemos ahora una pareja y tres Cupidos.

Esta proporción de tres a uno no es correcta, pero sí muy actual. Hoy en día hay más retratistas que caras, más músicos que oídos, ¿Por qué no puede haber, entonces, más Cupidos que parejas? Pero, bromas aparte, yo solamente poseo una baraja normal, con una sola Jota de Tréboles, que está aquí,

y una sola pareja de corazones ena-morados que está aquí,

Pero si yo digo: ¡Vamos! desapa-rece la pareja de aquí

y aparece aquí, bajo la protección de Cupido, el dios del amor.

la misma.

El artista levanta primeramente la carta de la derecha, cogiéndola [con la mano izquierda] por la esquina interior izquierda, enseña la Jota de Tréboles, cubriendo la otra mitad, y la vuelve a colocar en la mesa girándola en semicírculo, de modo que la Jota de Tréboles quede en la mitad interior. Se procede exactamente de igual ma-nera con las otras dos cartas para no levantar sospechas. Las cartas se enseñan fugazmente, con cierta rapidez.

Se levanta la carta central de las de la mesa, se enseña y se vuelve a colocar.

Se enseña el Rey de Corazones que está encima de la baraja y la Dama que está debajo. Se hace un Salto, juntando así ambas cartas en el centro de la baraja.

El artista enseña la carta superior y la inferior y deja la baraja a un lado.

El artista coge la carta de la dere-

cha con la mano derecha, la enseña como el Rey de Corazones (cu-briendo la mitad interior) y la pasa a la mano izquierda. Luego enseña la carta de la izquierda como la Dama de Corazones y la transfiere igualmente a la mano izquierda. Se levanta finalmente la Jota de Tréboles, se enseña y se coloca bajo las otras dos cartas, de modo que cubra las dos "medias" Jotas de Tréboles. La Dama sobresale hacia la izquierda y el Rey hacia la derecha. Una vez que las cartas han sido suficientemente enseñadas en esa posición, se pasan a la mano derecha, se coge la baraja en la mano izquierda y se dejan las tres cartas encima. Se empalman las dos cartas trucadas y se da a examinar la baraja.

1) Complejo juego de palabras imposible de traducir. En su lugar hemos construido otro juego de palabras parecido.

La Pareja de Enamorados

(Segunda

versión)

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas.Sobre la misma se coloca una de las Jotas, por ejemplo la de Picas. En

algún lugar conveniente se colocan las dos cartas siguientes con las caras divididas transversalmente:

Rey de Corazones/Dama de Corazones como primera carta, Dama de Corazones/Rey de Corazones como segunda carta.

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Charla: Busque, por favor, en la baraja una pareja de corazones enamorados, o sea, el Rey de Corazones y la Dama de Corazones.

Y ahora, por favor, eüja una carta, que puede ser un As, un Ocho, un Siete, un Diez, en fin, una carta que ha de representar a Cupido, el dios del amor.

Entonces, Cupido, el dios del amor. Me pregunto si representará bien su papel, porque con el amor no se juega. ¿Por qué? Porque se pueden perder buenos partidos.

Una pareja de corazones, una pareja de enamorados. Con ellos ocurrió que se prometieron antes de hacerse promesas, pero ¿Para qué sirven las promesas si luego no se prometen? Lo mejor es prometerse para entonces poder prometerse. Introducimos esta pareja en la

Procedimiento:

Se entrega la baraja a un especta-dor para que busque y extraiga de la misma las dos cartas nombradas. Se recibe la baraja de vuelta y se comprueba si la Jota se encuentra aún sobre la misma. Se hace entonces el Salto, en preparación para forzar dicha Jota.

Se fuerza la Jota de Picas, se recibe la carta de vuelta y se coloca sobre la mesa cara arriba, mientras se dice:

El artista coge el Rey y la Dama de Corazones con la mano derecha, la Dama colocada sobre el Rey, y enseña ambas cartas sujetándolas en las puntas de los dedos, mientras continua la charla:

baraja.

Ahora son inseparables, como marido y mujer. Pero muy libera-les, porque él anda por su ladoaquí arriba

y ella por el suyo aquí abajo.

Mientras se querían de verdad, vivían bajo las alas de Cupido. Luego se casaron y él, en un gesto de nobleza, se mudó al ala derecha

y ella al ala izquierda.

El pulgar y mayor izquierdos abren un poco la baraja por el lado derecho y se introducen allí las dos cartas. En ese mismo instante se introduce el meñique entre el Rey y la Dama de Corazones y se hace inmediatamente el Salto, llevando el Rey a la posición superior y la Dama a la inferior de la baraja. Se coloca la baraja sobre la mesa.

Se coge la carta superior, se enseña y se coloca en la mesa a la derecha, junto a la baraja.

Se vuelve la baraja cara arriba y se coloca la Dama de Corazones, que acaba de exponerse con esta acción, a la izquierda, junto a la baraja. Se coge de nuevo la baraja en la mano izquierda.

Se coge el Rey con la mano dere-cha y se coloca sobre la mesa cara abajo hacia la derecha, antes desli-zándolo sobre la baraja llamativa-mente, simulando un Enfile.

Se coge la Dama en la mano derecha, se hace el Enfile, cam-biándola por la carta superior de la baraja y, en una acción continua, se coloca la carta de la mano derecha hacia el lado izquierdo de la mesa como si fuese la Dama. La Dama, que ha quedado sobre la baraja gracias al Enfile, se transfie-

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¿Dónde está "él", entonces? Está a la derecha.

¿Y dónde está "ella"?

Entonces "ella" está a la izquier-da.

Pero baste que yo diga: ¡Cambia! y ahora está él aquí arriba, total-mente solo

y ella por aquí abajo totalmente sola.

re al fondo de la misma mediante un Salto.

Respuesta: A la derecha.Se levanta el Rey, sujetándolo por

la esquina interior derecha, y se enseña. Se baja entonces la mano, en preparación para otro Enfile.

Respuesta: A la izquierda. Mien-tras se hace este pregunte, se lleva a cabo el Enñle, cambiando el Rey por la carta superior de la baraja, y se coloca este última sobre la mesa como si fuese el Rey de Corazones. Apenas un espectador haya respondido "a la izquierda", se señala con la mano izquierda la carta que está sobre la mesa a la izquierda.

Se coloca la baraja entre las dos cartas que están en la mesa (pre-suntamente el Rey y la Dama de Corazones).

Se coge la carta superior de la baraja y se deja cara arriba junto a la misma.

Se vuelve la baraja cara arriba y se coloca a su izquierda la Dama que acaba de quedar expuesta.

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*J

¿Creen que este es otra pareja de enamorados? Pues no.

Sin embargo les pido que revisen la baraja. Sólo hay una pareja de estas.

Aquí está de nuevo Cupido, dios del amor.

En el ala derecha está "él"

Señalando las dos cartas de los extremos:

Se vuelven ambas cartas cara arriba.

Se colocan las dos cartas de los extremos sobre la baraja y se entre-ga este a un espectador. El Rey y la Dama permanecen sobre la mesa. Mientras el espectador examina la baraja se empalman las dos cartas trucadas (el Rey sobre la Dama, por la parte que está orien-teda hacia las puntas de los dedos).

Con la mano izquierda se coloca el Rey sobre la Dama y ambas cartas sobre la baraja una vez que este haya sido examinada y devuel-ta. En ese mismo instante, la mano derecha coge la baraja, al mismo tiempo depositando sobre ella las cartas empalmadas, y la coloca sobre la mesa. Señalando la Jote de Picas que está en la mesa:

Se coge con la mano derecha el Rey de Corazones de la mesa, se enseña y se sujete en preparación para el Enfile.

Se baja la mano derecha, se hace el Enfile, cambiando la carta truca-da de la mano derecha por el ver-dadero Rey que está sobre la baraja y se deja éste último sobre la mesa a la derecha. Apenas hecho esto, se transfiere la segunda carta de la baraja (la otra trucada) a la posi-

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ción superior. Ello ocurre de esta manera: La mano derecha coge discretamente las dos cartas supe-riores de la baraja, con el mayor y anular por el extremo exterior y el pulgar por el interior, y las desplaza un poco hacia la derecha. El pulgar izquierdo se apoya sobre la carta superior y tira de ella hacia la izquierda, de modo que quede una sola carta, trucada, en la mano derecha. Esa carta se extrae com-pletamente hacia la derecha y se vuelve a dejar sobre la baraja. Esta maniobra ocurre bajo la cobertura de la mano derecha y es apenas perceptible cuando se ejecuta correctamente, más aun cuando los espectadores no tienen idea de lo que está sucediendo. Una vez hecho esto, con la segunda carta trucada sobre la baraja, la mano derecha coge la verdadera Dama de Corazones de la mesa y la enseña. Se baja la mano y se hace el Enfile, cambiando la Dama por la carta trucada, con las palabras:

La carta se gira en los dedos antes de colocarla en la mesa, de modo que el Rey, y no la Dama, quede orientado hacia el público. Se coge de nuevo el Rey que está en la mesa a la derecha y se enseña fugazmente mientras se dice: y se señala ostensivamente con la misma mano hacia la carta que está en la mesa a la izquierda, exten-diendo el índice, mientras se baja la mano y se continúa diciendo:

"ella" a la izquierda.

Pero yo digo: ¡Pasa! y ya está otra vez a la derecha

y "él" a la izquierda.

Pero como usted tiene que tener razón alguna vez, digo simplemen-te: ¡Cambia! y el señor está de nuevo a la derecha

y la señora a la izquierda.

En estos matrimonios modernos nunca se sabe: El a la derecha y ella a la izquierda *o ella a la dere-cha y él a la izquierda, pero al final todo acaba bien.

Mientras se baja la mano derecha y se señala hacia la carta de la izquierda, se gira la carta en los dedos, orientando la Dama hacia el público y luego se coloca sobre la mesa a la derecha.

Se levanta la carta de la derecha y se enseña. Al volver a colocar la carta se vuelve a girar la misma en los dedos, orientando el Rey hacia el público.

Se enseña la carta de la izquierda y al colocarla se gira también en los dedos, orientando la Dama hacia adelante. (No es necesario explicar que el giro de la carta debe realizarse con habilidad y discreción, para que el manejo de las cartas trucada no levante sospe-chas).

Se levanta la carta que está sobre la mesa a la derecha, se enseña y se vuelve a colocar.

Se levanta la carta, se enseña y se coloca sobre la anterior.

Con estas palabras se pasa la carta superior de la baraja, la verdadera Dama de Corazones, a la posición inferior, al mismo tiempo volviéndola cara arriba. Previamen-te se han humedecido el mayor y el

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pulgar izquierdos, los cuales aprie-tan la baraja firmemente, haciendo que las cartas superior e inferior se adhieran a los dedos. La mano derecha coge entonces las dos

Rey y la Dama de Corazones que están adheridos a los dedos. Los dedos se mueven, como imitando un baile, mientras se dice:

y así bailaron hasta el final de sus días.

La Dama de Corazones

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cartas trucadas de la mesa, sujetándolas por el lado derecho y diciendo, sin enseñarlas:La pareja de corazones enamorados. La vida es un baile, Al pronunciar estas palabras se

lanzan las dos cartas trucadas de la mano derecha hacia arriba unos 20 ó 30 centímetros, con los dorsos hacia arriba (no de canto). Se cogen las cartas en el aire antes de que caigan a la mesa, empalmán-dolas al mismo tiempo. Simultá-neamente, la mano izquierda lanza la baraja hacia la derecha, quedán-dose con las cartas superior e inferior, la Dama y el Rey de Corazones, adheridas a los dedos. La acción conjunta causa la impre-sión de que la mano izquierda a tirado la baraja para poder coger a tiempo las cartas lanzadas por la mano derecha. Una vez que esto ha sucedido, la mano derecha dispone de las dos cartas empalmadas. Se abre entonces la mano izquierda para que se vean bien el

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Preparación:

Para este experimento se necesita una baraja de 32 cartas. Se requieren, además, tres cartas trucadas [con las caras divididas]:

Rey de Corazones/Dama de Corazones Rey de Tréboles/Dama de Corazones Rey de Diamantes/Dama de Corazones

Los cuatro Reyes, las cuatro Damas y las cartas trucadas se distribu-yen en la baraja de esta manera:

El Rey de Picas es la carta superior, el Rey de Diamantes la segunda, el Rey de Tréboles la tercera, y el Rey de Corazones la cuarta carta por arriba. La Dama de Corazones es la carta inferior de la baraja, la trucada Rey de Diamantes/Dama de Corazones la penúltima, Rey de Tréboles/Da-ma de Corazones la antepenúltima, Rey de Corazones/Dama de Corazo-nes la siguiente, y luego las Damas de Tréboles, Diamantes y Picas.

Procedimiento:Charla:

Esta es una vieja historia que se mantiene aún nueva. Es la historia de un desafortunado amor.

Para no ser acusado de indiscreto, reduciremos la historia de estas personas a las cartas.

Yo tenía entonces cuatro amigos,Se colocan los cuatro Reyes cara

arriba sobre la mesa: El de Picas a179

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este es el primero,

este es el segundo, el tercero y el cuarto.

Nunca se cumplió mejor el dicho: "Hechos con el mismo molde" que con esos cuatro. Su unanimidad llegaba tan lejos que se enamoraron los cuatro de una misma chica

y la eligieron como la dama de sus corazones, lo cual casi destruye la armonía entre ellos.

La dama de sus corazones se dio cuenta. Los cuatro amigos le caían igual de bien, pero como la ley no le permitía casarse con todos al mismo tiempo, ella resolvió salvar los lazos de amistad existentes

la derecha, a su izquierda el de Diamantes, luego el de Tréboles y el de Corazones.

El artista coge el Rey de Corazo-nes y lo vuelve a colocar sobre la baraja,lo mismo con el Rey de Tréboles, lo mismo con el de Diamantes, y lo mismo con el Rey de Picas, que queda como carta superior de la baraja.

Con ello se extrae la Dama de Corazones del fondo de la baraja con el mayor, anular y pulgar derechos. Se enseña la carta y se deja cara arriba sobre la mesa, cuidando de no exponer la carta trucada que queda ahora bajo la baraja.

Mientras pronuncia estas pala-bras, el artista cuenta secretamente las tres cartas inferiores de la baraja (las trucadas) y las pasa arriba mediante un Salto.

Se cogen las cuatro cartas supe-riores de la baraja y se disponen en abanico en la mano derecha. Se enseñan esas cartas y se colocan

y alejarse de la vista de sus cuatro amigos.

Ella recitó: "La distancia todo lo cura".

Pero, al contrario, los amigos le tomaron aún más cariño.

El primero,

que era quien la amaba más apasio-nadamente, soñaba con ella día y noche,

hasta que se vio inmerso en ella.

Colocamos a la dama de los cora-zones aquí en la mesa.

Al segundo amigo

tampoco le fue muy bien. El tam-bién pensaba constantemente en su dama de corazones hasta que per-dió la cabeza por ella.

cara abajo sobre la mesa de iz-quierda a derecha, una al lado de la otra.

Mientras se pronuncian estas palabras se hace un Salto, se coloca la Dama de Corazones en el centro de la baraja (sobre los tres Reyes) y se hace otro Salto, llevando la Dama a la posición superior.

Se levanta el Rey de Picas con la mano derecha y se enseña.

Después de estas palabras se hace un Enfile, cambiando el Rey de Picas por la Dama de Corazones, que está sobre la baraja.

Se enseña la Dama de Corazones y luego se hace otro Enfile, vol-viendo a cambiar la Dama por el Rey

y se coloca este último sobre la mesa como si fuese la Dama. Se transfiere la Dama de Corazones al fondo de la baraja mediante un Salto.

Se levanta el Rey de Diamantes con la mano derecha y se enseña, cubriendo la mitad interior.

Con estas palabras se gira la carta

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Colocamos también la segunda Dama de Corazones aquí sobre la mesa.

El tercer amigo

intentó borrar de su mente a la dama de los corazones, pero fue un esfuerzo en vano.

Su imagen se le aparecía cada vez que pensaba en su primera cita con ella.

Colocamos también esta Dama sobre la mesa.

Y aquí finalmente el cuarto ami-

go-

El tampoco pudo escapar a los mágicos poderes del amor y tam-bién con sólo pensar en ella, apare-cía su imagen ante sus ojos.

en los dedos, orientando la Dama de Corazones hacia el extremo exterior. Se enseña la Dama cu-briendo la otra mitad, se hace un Enfile por abajo, cambiando la carta trucada por el Rey de Dia-mantes que está sobre la baraja y se coloca este último sobre la mesa como si fuese la Dama.

Se enseña el Rey de Tréboles, cubriendo la mitad interior.

Se gira la carta.

Se enseña la Dama de Corazones, cubriendo la mitad interior y luego se hace otro Enfile por abajo, cam-biando la carta trucada por el Rey de Tréboles, el cual se coloca sobre la mesa como si fuese la tercera Dama de Corazones.

Se enseña el Rey de Corazones con la mano derecha, cubriendo la mitad interior.

Se gira la carta y se enseña la Dama de Corazones, cubriendo la otra mitad. Se hace otro Enfile por abajo, cambiando la carta trucada

Colocamos también esta Dama sobre la mesa.

Pero como el tiempo todo lo cura, así lo hizo con las heridas de los corazones de estos cuatro amigos y antes de pasado un año la embriaguez amorosa se había eva-porado, sus mentes estaban sanas y la dama de sus corazones olvidada.

Pero ya en la Biblia dice: "No es

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bueno estar solo".También mis amigos, después de

un tiempo, consideraron la posibili-dad de buscarse un alma gemela.

Pero esta vez no siguieron el

por el Rey de Corazones que está sobre la baraja y se coloca este último sobre la mesa como si fuese la cuarta Dama de Corazones.

Con estas palabras se vuelven las cuatro cartas de la mesa, que para el público eran Damas de Corazones, revelando los cuatro Reyes.

Luego se retiran las tres cartas trucadas del fondo de la baraja me-diante el "giro por abajo" y se dispone de ellas. Las cuatro

Damas que están bajo la baraja se transfieren arriba mediante un Salto, luego se hacen sobresalir por el extremo interior y se sujeta así la baraja en la mano izquierda.

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camino dictado por sus corazones sino que permitieron que la casuali-dad eligiera sus compañeras.

Y eso es lo que vamos a hacer ahora.

Aquí quedan otras 28 cartas. Díganme, por favor, cuatro núme-ros entre el 1 y el 28. Las cartas que correspondan con sus números las colocaremos cada una sobre un Rey.

Los espectadores dicen los núme-ros, por ejemplo 6, 12 , 15 y 20. El artista cuenta entonces cinco cartas [de las que no están sobresalientes] y coge como sexta la Dama de Picas de encima, la cual coloca cara abajo sobre el Rey de Picas. Se procede igualmente con las otras tres Damas, colocando cada Dama sobre el Rey del respectivo palo. Una vez hecho esto, se vuelven las Damas cara arriba, mostrando que las Damas y los Reyes correspon-den.

Y así resultaron, en vez de cuatro desdichadas aventuras amorosas, cuatro matrimonios felices.

La Baraja Maravillosa

Preparación:

Para este experimento se necesitan:1. Una baraja en la que todas las cartas sean iguales (Dieces de Picas,

por ejemplo) sobre la cual se coloca una carta diferente (por ejemplo el Ocho de Diamantes).

Charla:

Por favor, caballero, tome una carta, mírela y devuélvala a la baraja.

Por favor, tome usted también una carta. .

Tome usted también una carta, si es tan amable.

¿Qué carta eligió usted?

¿Y usted, caballero?

Procedimiento: A un caballero:

Se fuerza el Ocho de Diamantes. A un segundo caballero:

Se fuerza de nuevo el Ocho de Diamantes. A un tercer caballero:

Se vuelve a forzar el Ocho de Diamantes. Una vez devuelta la carta se hace el Salto, transfirién-dola a la posición superior, se empalma inmediatamente en la mano derecha y se dispone de ella convenientemente.

Entonces, al primer caballero:Respuesta: El Ocho de Diaman-

tes.Al segundo caballero:Respuesta: El Ocho de Diaman-

tes.Al tercer caballero:

2. Una de las llamadas barajas de transformación, que es una baraja con

las caras de una baraja reglamentaria de 32 cartas mientras que por los reversos, en vez del diseño de los dorsos, cada carta lleva pegada una [misma] cara dividida transversalmente, por ejemplo Rey de Corazo-nes/Jota de Tréboles. La última carta de esta baraja tiene por una cara la cara entera del Rey de Corazones y por el reverso la cara entera de la Jota de Tréboles. La carta superior tiene también una cara dividida transversalmente (Rey de Corazones/Jota de Tréboles) pero con un dorso normal.

3. Una baraja normal, completa.4. Un clasificador de cartas (opcional).El experimento comienza con la primera baraja. Las otras dos barajas

y el clasificador deben tenerse en algún lugar de fácil acceso.

Señalando hacia la baraja:

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¿Y usted, por favor?

¡Pero esto sí es curioso! Vamos a empezar de nuevo, si no van a creer que sólo tengo Ochos de Diamantes en la baraja.

¿Y qué carta han elegido ahora que ya no pueden sospechar que yo haya influido en su elección? ¿El Diez de Picas? ¿Usted también el Diez de Picas? ¿Y usted también? ¡Esto es realmente extraño! ¡Primero eligen todos el Ocho de Diamantes y luego el Diez de Picas! Pero en realidad, el que todos hayan elegido la misma carta no me sorprende. ¿Por qué no

Respuesta: El Ocho de Diaman-tes.

Se extiende la baraja sobre la mesa y se invita a varios espectado-res a elegir cartas, mirarlas y volverlas a introducir en la baraja. Mientras esto sucede, el artista obtiene y empalma la baraja de transformación de modo que los Reyes queden orientados hacia las puntas de los dedos. Entretanto, varios espectadores han mirado cartas. Se recoge la baraja con la mano izquierda y se sujeta en posición de dar. Simultáneamente, la mano derecha se coloca sobre la baraja depositando sobre ella la baraja empalmada y se introduce el meñique izquierdo entre ambas. La mano derecha hace girar la baraja inferior (según la técnica del "giro por abajo") y la mano izquierda empalma dicha baraja y dispone de ella convenientemente. Se pregunta entonces al público: Respuesta por todas partes: El Diez de Picas.

pueden diferentes personas tener preferencia por una misma carta? Es cuestión de gustos. Pero lo que sí me sorprende es que hayan elegido el Ocho de Diamantes y el Diez de Picas cuando en esta baraja no hay un solo Ocho de Diamantes n¡ Diez de Picas sino únicamente ¡Reyes de Corazones!

¿Ahora dirán que el Ocho de Dia-"tes y el Diez de Picas se han formado en Reyes de Corazo-es? Pero hoy me encuentro en la cómoda posición de tener que irles que están equivocados, rque no tengo en toda la baraja solo Rey de Corazones, como edén ustedes comprobar.

Con estas palabras se alza la mano derecha a la altura del pecho y se van pasando las cartas de la mano derecha a la mano izquierda, comenzando por las inferiores. Una vez pasadas todas las cartas, el artista coge la baraja por el extremo interior entre el pulgar y mayor derechos, de modo que se vea el Rey de Corazones entero, y la coloca en la mano izquierda con las Jotas de Tréboles orientadas hacia el público. Se vuelve entonces, secretamente, el Rey de Corazones que está bajo la baraja para que aparezca la Jota de Tréboles como la carta inferior.

Se alza la mano derecha de nuevo a la altura del pecho, se pasan las Jotas de Tréboles de derecha a iz-quierda y se vuelven a bajar las manos.

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Apuesto a que nadie está conven-cido de que yo utilizo una baraja con todas las cartas iguales.

Y pueden constatar que no tengo más que una baraja de Piquet total-mente normal. ¡Aquí está!

Piense una carta, por favor, la que quiera.

Usted también, por favor. Y también usted. Entonces han pen-sado ustedes tres cartas. Ahora les mostraré el instinto que yo tengo

Con estas palabras se introduce el meñique izquierdo entre la carta superior (la de dorso normal) y el resto de las cartas. La mano dere-cha sujeta entonces esa carta enci-ma de la baraja y los dedos izquier-dos vuelven secretamente la baraja de modo que las caras divididas queden hacia arriba.

Se vuelven a extender las cartas a la altura del pecho o sobre la mesa. La mano izquierda recoge la baraja de nuevo, mientras la mano dere-cha obtiene y empalma la baraja normal. Una vez cuadradas las cartas de la mano izquierda, la mano derecha coloca sus cartas encima. La mano izquierda se lleva inmediatamente la baraja preparada mediante el "giro por abajo" y dispone de ella mientras la mano derecha da a examinar la baraja normal.

Otro final, que permite deshacer-se fácilmente de la baraja de trans-formación es, después de que dicha baraja ha estado en la mesa y ha sido dada por normal, guardarla en el bolsillo con las palabras:

A otro espectador: Yaun tercer espectador:

Las cartas son nombradas. El artista introduce la mano en bolsi-llo, aparentemente para buscar las cartas en la baraja apenas guardada allí.

En realidad se extraen las cartas del clasificador, el cual contiene una baraja ordenada, y las muestra.

Finalmente se introduce la mano de nuevo en el bolsillo como para volver a sacar la baraja, pero se saca una tercera baraja, totalmente normal, como si fuese la misma que se ha guardado, y se da a examinar.

En Todas Partes y en Ninguna(Segunda versión)

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. Sobre la misma, de dorsos a caras: el Rey de Diamantes como carta superior, una carta numérica indiferente en la segunda posición y el As de Diamantes como tercera. Como última carta de la baraja se coloca una carta numérica indiferente, como penúltima un segundo Rey de Diamantes y como antepenúltima una carta con la cara dividida: Rey de Diamantes/Dama de Picas.

Procedimiento:Charla: Los juegos de

cartas suelen hacerse a una cierta distancia. A mí me gusta al contrario: Cuanto más cerca mejor, sobre todo si hay damas presentes.

Con estas palabras se hace un Salto, llevando el Rey de Diaman-tes de la posición superior al centro

pgra las cartas. ¿Qué cartas pensa-

ron, por favor?

¡Ya está! ¡Ahí tienen!

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Le pido, entonces, que tome una carta

y que la devuelva a la baraja.

El número de cartas es demasiado grande para yo saber qué carta ha elegido usted. Pero para ello voy a emplear recursos psicológicos y me permitiré hacerle varías preguntas. ¿Es su carta una carta de ntímero?

¿Se ha fijado bien en la carta?¡Sí! ¡No! Sus respuestas parecen

muy seguras.

¿Sabe usted, entonces, cuál fue la

carta elegida?

¿No? Yo tampoco lo sé, pero tiene

que estar entre las tres que le voy a

enseñar.

¿Es quizás esta de encima?

de la baraja y obteniendo una separación con el meñique izquierdo. A un caballero:

Se fuerza el Rey de Diamantes y se hace otro Salto, recomponiendo el orden de la baraja.

El artista divide la baraja en dos paquetes, recibe la carta elegida sobre el paquete inferior y coloca el superior encima, obteniendo una separación con el meñique izquierdo. Se mezcla en falso (mezcla en abanico, ver "En Todas Partes y en Ninguna", primera versión), llevando el Rey de Diamantes a la posición superior. Se hace otra vez la mezcla, colocando así una carta indiferente sobre el Rey de Diamantes. Mientras se mezcla:

Respuesta: No.

Respuesta: Sí.

Dirigiéndose a un segundo espec-tador:

Respuesta: No.

Al caballero que eligió la carta: Se

enseña la carta superior al caballero.

■ O quizás esta de abajo?

3? Pero si

enseño todas s cartas así,

tarde o temprano llegaremos a la

elegida.

Entonces esta no es

y esta tampoco.

Se enseña la carta inferior. Respuesta: No.

El artista coge de nuevo la carta superior y, enseñándola:

Se hace un Enñle, cambiando la carta de la mano derecha por el Rey de Diamantes que está sobre la baraja, y se coloca este ultimo sobre la mesa como si fuese la carta que se acaba de enseñar.

Se introduce en la baraja la carta que mediante el Enfile ha llegado a la posición superior.

Se enseña entonces de nuevo la carta inferior, sujetando la baraja entre las puntas de los dedos. Se bajan entonces ambas manos, vol-

^¡r

viendo a coger la baraja con la mano izquierda, y se hace La Carta Corrida, es decir, el índice derecho desliza la carta inferior un poco hacia el cuerpo y coge la penúltima carta (el segundo Rey de Diamantes), la cual se coloca cara abajo sobre la mesa como si fuese la que se acaba de enseñar. Seguidamente se pasa la carta que ha quedado bajo la baraja (el As de Picas) a la posición superior mediante un Salto.

¿Tampoco.'

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Pero las cosas buenas son siempre tres. Mientras pronuncia estas palabras, el artista extiende la baraja enabanico en la mano izquierda[N.T.: Probable error en el original: La figura debería mostrar lamano izquierda en vez de la derecha. Esto es confirmado más adelante por el texto] y acomoda laúltima carta de la baraja (trucada)en posición transversal bajo elabanico, con el Rey de Diamantesorientado hacia la derecha.

La baraja vista desde abajo

Ahora le pido, por favor, quetoque una carta, y la carta quetoque será la suya. El espectador toca una carta de la

baraja. El artista coge las cartas a la izquierda de la que han tocado y las separa un poco hacia la izquierda. La mano derecha cuadra entonces la parte superior de la baraja, incluyendo la carta indicada, haciendo que la mitad de la carta trucada que tiene el Rey de Dia-mantes quede en la mano. El público debe creer que la carta elegida es ahora la inferior del pa-quete de la mano derecha. El artista levanta dicha mano y enseña el paquete de modo que los espec-

.-Como? ¿Esta tampoco?

ya es grave.

Pero ahora me dirijo a las damas, quienes con una mirada pueden producir milagros. ¿Qué les impi-de, entonces tener una maravillosa influencia sobre las cartas?

Le pido, señora mía, que mire hacia una de estas cartas. En cuanto lo haga, esa carta se trans-formará en la elegida.

¿Cuál era su carta?

¡Aquí está! Su carta.

tadores vean la mitad de la carta trucada que tiene la Dama de Picas.

El espectador niega, entonces, que esa sea su carta.

El artista deja sobre la mesa la parte de la baraja que está en la mano izquierda, la cual recibe entonces las cartas de la mano derecha. La mano derecha extrae la carta trucada de debajo de ese paquete y la enseña con soltura, cubriendo el Rey, mientras se dice:

Se coloca la carta en la mesa, entre las otras dos, y se vuelve a coger la baraja.

A una dama:

La dama indica una carta.Al caballero en cuestión:Respuesta: El Rey de Diamantes.El artista levanta la carta indicada

por la dama y la enseña. Si no resulta ser la trucada, se sujeta entre las puntas del índice y mayor.

Después de enseñar la carta se baja la mano y se hace un Enfile, cambiando el Rey por la carta superior de la baraja (Enfile por abajo), la cual se coloca sobre la mesa como si fuese el Rey que se acaba de enseñar.

A la dama:

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Ahora le pido que mire hacia una de las otras cartas.

¡Aquí está! La carta que usted ha elegido.

Ahora le pido que coquetee un poco también con la última carta y ya está aquí también la carta que ha pensado.

Pero yo sé lo que todos están pensando. Creen que tengo la carta por triplicado y que está aquí, aquí y aquí.

¡Pues no! La carta sólo está en el lugar al que ustedes miren;

y aquí está la carta que usted ha pensado.

Pero no está aquí como usted ha visto antes, ni aquí,

sino únicamente aquí.

Pero si usted aparta la mirada del Rey de Diamantes y mira hacia esta carta de encima,

La dama indica otra carta.

Se enseña la carta y si no es la trucada se hace un Enfile (por arri-ba) y se coloca en la mesa la carta de la mano derecha.

A la dama:

Se enseña igualmente la última carta y se coloca sobre la mesa.

Señalando las tres cartas.

Sin hacer caso a qué carta miren se coge la carta trucada y se enseña el Rey.

Se utiliza entonces la carta ense-ñada para volver una de las otras dos cara arriba.

Se vuelve también la otra carta.Se vuelve a enseñar la carta de la

mano derecha.Se introducen en la baraja, sin

más, las dos cartas de la mesa.

El artista señala hacia la baraja, que está en la mano izquierda, utilizando la carta trucada para señalar y al mismo tiempo girando la misma de modo que la Dama de Picas quede hacia el extremo exte-

ten atención, la carta deja de ¡T el Rey de Diamantes,

naturalmente, porque ahora está aquí.

Pero si usted aparta su mirada de esta carta de aquí arriba

y mira hacia abajo, entonces el Rey de Diamantes está abajo y, por supuesto, deja de estar aquí arriba. ¡Ya está!

Y si mira para otro lado, ya no

rior y el Rey de Diamantes dentro de la mano.

El artista enseña la carta de la mano derecha como la Dama de Picas.

Con estas palabras, el artista vuelve la carta superior de la baraja. Para ello, el pulgar empuja la carta hacia la derecha hasta que pueda ser cogida entre el mayor, anular y meñique por debajo y el pulgar por encima. Girar la mano [hacia la izquierda], al mismo tiempo relajando la sujeción de los dedos, bastará para que la carta se vuelva.

Se introduce, sin más, la carta trucada en la posición tercera por arriba de la baraja. Se coge enton-ces en la mano derecha el Rey de Diamantes que se acaba de expo-ner.

Con estas palabras el artista efectúa un Enfile, cambiando el Rey de Diamantes por la carta superior de la baraja (el As de Dia-mantes), y gira la mano izquierda, extendiendo el índice, para mostrar la carta inferior de la baraja.

Se enseña el As de Diamantes que está en la mano derecha y se deja a un lado sobre la mesa.

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está el Rey de Diamantes ninguna parte.

Gracias a usted, señora mía, la carta está en todas partes y en ninguna.

El siguiente apéndice proviene del manuscrito de Hofzinser. Aunque no está directamente relacionado con el presente experimento, lo reproduzco aquí para complementar la informa-ción.

¿Sabían ustedes que es posible reconocer las cartas mediante el tacto?

Por ejemplo, el As de Diamantes tiene sólo una pequeña superficie coloreada;

¡Siéntala usted también!

Pero el Rey de Diamantes, por ejemplo, tiene mucho color.

Con estas palabras se coge la baraja con la mano derecha, con el pulgar encima y los otros dedos debajo, [por el extremo exterior], y se vuelve cara arriba [haciéndola pivotar sobre el extremo interior]. Mientras se vuelve la baraja, los dedos se cierran firmemente, em-palmando la carta inferior, el Rey de Diamantes, que parece haber desaparecido. Luego se volverá a colocar el Rey sobre la baraja.

Se coge el As de Diamantes que stá en la mesa y se enseña fugaz-

Se pasan los dedos por la cara de la carta, como tratando de recono-cerla con el tacto, y se entrega la misma a la dama para que pruebe ella también.

Se recibe de vuelta el As y se coloca de nuevo sobre la mesa.

Se coge el Rey de Diamantes de

El As es agradable al tacto.

Sujete usted el As

y yo el Rey.

¿Siente usted cuánto color tiene la carta?

Mire usted hacia la carta que está bajo su mano y así tendrá usted el Rey de Diamantes y yo...¡Claro! ¡Ya no tengo el Rey de Diamantes sino el As!

Pero mire ahora hacia otro lado y ya no está el Rey de Diamantes por ninguna parte.

encima de la baraja, se muestra brevemente, se pasan los dedos como antes, y se coloca la carta en la mesa junto al As. Se coge el As y se enseña fugazmente.

Se vuelve a palpar la carta breve-mente y se hace entonces un Enfi-le, cambiándola por el Rey de Diamantes que está sobre la baraja. La mano izquierda hace un enérgi-co gesto hacia la señora.

Se coloca el supuesto As, en realidad el Rey, frente a la señora.

Se levanta el Rey de la mesa con la mano derecha, se enseña fugaz-mente y se vuelve a palpar, pre-guntando:

Se hace entonces otro Enfile, cambiando el Rey de la mano por el As de Diamantes de la baraja y se señala vivamente con la mano izquierda hacia la carta de la seño-ra.

Ambas partes constatan lo dicho y el artista enseña su carta. Se recupera el Rey de manos de la señora, se coloca sobre la baraja y se empalman las tres cartas de encima, que son los dos Reyes y la trucada.

Se da a examinar la baraja.

por

está en mente

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En Todas Partes y en NingunaCTercera versión)

Preparación:

Se necesita una baraja de 32 cartas. Sobre la misma se colocan oncecartas en este orden: Rey de Diamantes una carta

numérica indiferente As de Diamantes Nueve de Picas Dama de Corazones una carta numérica indiferente una carta numérica indiferente Jota de Tréboles una carta numérica indiferente una carta numérica indiferente Dama de Picas luego una carta numérica indiferente, etc.,

Bajo la baraja se colocan:

As de Picas

Rey de Diamantes (un duplicado)

Rey de Diamantes/Dama de Picas

La carta dividida debe estar orientada con

Disponibles, en algún lugar conveniente:

Rey de Diamantes la primera

Rey de Diamantes/Dama de Picas la segundaRey de Diamantes la tercera

Rey de Diamantes la cuarta

Rey de Diamantes/Jota de Tréboles la quinta

Rey de Diamantes la sexta

Rey de Diamantes la séptima

Rey de Diamantes/Dama de Corazones la octava

Nueve de Picas la novena

Cuando estas nueve cartas sean colocadas sobre la baraja, deben

quedar la Dama de Picas, la Jota de Tréboles y la Dama de Corazones

orientadas hacia el público.

Charla:

Los juegos de cartas suelen hacerse a una cierta distancia. A mí me gusta al contrario: Cuanto más cerca mejor, sobre todo si hay damas presentes.

pido, entonces, que tome unacarta

y que la devuelva a la baraja.

Son demasiadas cartas para yo saber cuál es la suya. Pero para ello voy a emplear recursos psicológicos y me permitiré hacerle varias preguntas. ¿Es su carta una carta de número?

¿Se ha fijado bien en la carta?

Procedimiento:

Con estas palabras se hace un Salto, llevando el Rey de Diamantes de la posición superior al centro de la baraja, obteniendo una separación con el meñique izquierdo.

A un caballero:

Se fuerza el Rey de Diamantes y se hace otro Salto, recomponiendo el orden de la baraja.

El artista divide la baraja en dos paquetes, recibe la carta elegida sobre el paquete inferior y coloca el superior encima, obteniendo una separación con el meñique izquierdo. Se mezcla en falso (mezcla en abanico [explicada en "En Todas Partes y en Ninguna", versión con cartas normales, como "mezcla para subir"]), llevando el Rey de Diamantes a la posición superior. Se hace otra vez la mezcla, colocando así una carta indiferente sobre el Rey de Diamantes, el cual queda en la segunda posición. Mientras se mezcla:

Respuesta: No. Respuesta: Sí.

la primera la segunda la tercera la cuarta la quinta la sexta la séptima la octava la novena la décima la undécima ad libitum.

la última la penúltima la antepenúltima el Rey hacia el público.

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¡Sí! ¡No! Sus respuestas parecen muy seguras.

¿Sabe usted, entonces, cuál fue la carta elegida?

¿No? Pero es muy simple: Entre las tres que le voy a enseñar, tiene que estar la pensada.

¿Es quizás esta de encima?

¿O quizás ésta de abajo?

¿Tampoco? Pero si enseño todas las cartas así, tarde o temprano llegaremos a la elegida.

Entonces ésta no es

y ésta tampoco.

Dirigiéndose a un segundo espec-tador:

Respuesta: No.

Al caballero que eligió la carta: Se enseña la carta superior al caballero. Respuesta: No. Se vuelve a colocar la carta sobre la baraja.

Se enseña la carta inferior, giran-do la baraja. Respuesta: No.

El artista coge de nuevo la carta superior y la enseña.

Después de pronunciar estas pala-bras se hace un Enfile, cambiando la carta de la mano derecha por el Rey de Diamantes que está sobre la baraja, y se coloca este último sobre la mesa como si fuese la carta que se acaba de enseñar. Se introduce en la baraja la carta que mediante el Enfile ha llegado a la posición superior. Se enseña de nuevo la carta inferior, sujetando la baraja en las puntas de los dedos.

Se bajan ambas manos y se hace La Carta Corrida, es decir, el índice derecho desliza la carta inferior un poco hacia el cuerpo y

Pero las cosas buenas son

siempre tres.

Ahora le pido, por favor, que le una carta, y la carta que ue será la suya.

coge la penúltima carta, la cual se coloca sobre la mesa como si fuese la que se acaba de enseñar. Segui-damente se pasa la carta que ha quedado debajo a la posición supe-rior mediante un Salto.

Mientras pronuncia estas pala-bras, el artista abre la baraja en abanico en la mano izquierda [N.T. probable error en el original: La figura debería mostrar la mano izquierda en vez de la derecha. Esto es confirmado más adelante por el texto] y acomoda la última carta de la baraja (trucada) en posición transversal bajo el abanico, con el Rey de Diamantes orientado hacia la derecha.

El espectador toca una carta de la baraja. El artista coge las cartas a la izquierda de la que han tocado y las separa un poco hacia la izquierda. La mano derecha cuadra entonces la parte superior de la baraja, incluyendo la carta indicada, y haciendo que la mitad de la carta trucada que tiene el Rey de Dia-mantes quede en la mano. El público debe creer que la carta

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¿Cómo? ¿Esta tampoco?

Esto ya es grave.

Pero ahora me dirijo a las damas, quienes con una mirada pueden producir milagros. ¿Qué les impide, entonces tener una maravillosa influencia sobre las cartas?

Le pido, señora mía, que mire hacia una de estas cartas. En cuanto lo haga, esa carta se transformará en la elegida.

¿Cuál era su carta?

¡Aquí está! Su carta.

elegida es ahora la inferior del paquete de la mano derecha. El artista levanta dicha mano y enseña el paquete de modo que los espectadores vean la Dama de Picas, mientras se cubre la mitad interior de la carta trucada.

El espectador niega, entonces, que esa sea su carta.

El artista deja sobre la mesa la parte de la baraja que está en la mano izquierda. La mano derecha pasa sus cartas a la mano izquierda, extrae la carta trucada de debajo de ese paquete y la enseña con soltura, cubriendo el Rey, mientras se dice:

Se coloca la carta también cara abajo sobre la mesa entre las otras dos. Este paquete se coloca sobre el otro y se coge la baraja entera en la mano izquierda.

A una dama:

La dama indica una carta.

Al caballero en cuestión:

Respuesta: El Rey de Diamantes.

El artista levanta la carta indicada

por la dama y la enseña. Si no resulta

ser la trucada, se sujeta entre las puntas

del índice y mayor.

Después de enseñar la carta se baja la

mano y se hace un Enfile,

Ahora le pido que mire hacia una de

las otras cartas.

•Aquí está! La carta que usted ha

elegido.

Ahora le pido que coquetee un poco

también con la ultima carta y ya está

aquí también la carta que ha pensado.

Pero yo sé lo que todos están pensando. Creen que tengo la carta por triplicado y que está aquí, aquí y aquí.

¡Pues no! La carta sólo está en el

lugar al que ustedes miren;

y aquí está la carta que usted pensó.

Pero no está aquí como usted ha visto antes, ni aquí,

sino únicamente aquí. Pero si usted

aparta la mirada del Rey de Diamantes

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cambiando el Rey por la carta superior de la baraja (Enfile por abajo), la cual se coloca sobre la mesa como si fuese el Rey que se acaba de enseñar. A la dama:

La dama indica otra carta.

Se enseña la carta y si no es la

trucada se hace un Enfile (por arriba) y

se coloca en la mesa la carta de la

mano derecha.

A la dama:

Volviéndose hacia el caballero, se

enseña igualmente la última carta y se

coloca sobre la mesa.

Señalando las tres cartas.

Independientemente de a dónde

miren, se coge la carta trucada y se

muestra el Rey.

Se utiliza entonces la carta enseñada

para volver una de las otras dos cara

arriba.

Se vuelve también la otra carta. Se

vuelve a enseñar la carta (trucada)

de la mano derecha.

Se enseña fugazmente de nuevo la

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y mira hacia esta carta de encima,

presten atención, la carta deja de ser el Rey de Diamantes,

naturalmente, porque ahora está aquí.

Pero si usted aparta su mirada de esta carta de aquí arriba

carta de la mano derecha.El artista señala hacia la baraja,

que está en la mano izquierda, utilizando la carta trucada para señalar y al mismo tiempo girando la misma de modo que la Dama de Picas quede hacia el extremo exte-rior y el Rey de Diamantes dentro de la mano.

El artista enseña la carta de la mano derecha como la Dama de Picas.

Con estas palabras, el artista vuelve cara arriba la carta superior de la baraja. Para ello, el pulgar empuja la carta hacia la derecha hasta que pueda ser cogida entre los dedos mayor, anular y meñique por debajo y el pulgar por encima. Girar la mano [hacia la izquierda], al mismo tiempo relajando la suje-ción de los dedos, bastará para que la carta se vuelva.

Se introduce, sin más, la carta trucada en la posición tercera por arriba de la baraja (contando la que se ha vuelto). Se coge entonces en la mano derecha el Rey de Dia-mantes que se acaba de volver.

Con estas palabras el artista efectúa un Enfile, cambiando el Rey de Diamantes por la carta superior de la baraja (As de Dia-mantes), y gira inmediatamente la mano izquierda, extendiendo el índice, para mostrar la carta inte

y mira hacia abajo, entonces el Rey

de Diamantes está abajo y, por supuesto, deja de estar aquí arriba. ¡Ya está!

Y si mira para otro lado, ya no está el Rey de Diamantes por ninguna parte.

Gracias a usted, señora mía, la carta está en todas partes y en ninguna.

Y ahora, la carta pensada va a estar en todas partes y en ninguna parte de la manera más espectacu-lar, todo gracias a la imaginación. Si todo es imaginario en este mun-do, ¿Por qué no imaginar que el As de Picas es el Rey de Diamantes?

rior de la baraja.

Se enseña el As de Diamantes que está en la mano derecha, se inserta en cualquier lugar de la baraja y se coloca la baraja sobre la mesa.

Con estas palabras se coge la baraja con la mano derecha, con el pulgar encima y los otros dedos debajo, por el extremo exterior, y se vuelve cara arriba haciéndola pivotar sobre el extremo interior. Mientras se vuelve la baraja, los dedos se cierran firmemente, em-palmando la carta inferior, el Rey de Diamantes, que parece haber desaparecido. Se dispone entonces del Rey convenientemente.

El artista coge ahora la baraja (cara abajo) con la mano izquierda y coloca sobre la mesa el Rey de Diamantes que está encima, mien-tras se escamotea [se empalma y se dispone de ella] la carta trucada que está también encima.

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Se dice también que la voluntad del hombre es libre. ¡Pues no! Todo viene determinado por una fuerza superior. Yo no intentaré influir en su voluntad a través de ninguna fuerza superior, pero lo haré de todos modos con toda mi humildad.

Como pueden ver, en toda la baraja no hay un sólo Rey de Dia-mantes.

Miren: Una a una. Si no hay convicción no hay sorpresa.

Como ven, sí hay un Rey de Dia-mantes, pero ninguno más.

Ahora le pido que diga "alto" en una carta.

El artista escribe el número "9" sobre una hoja de papel, permitien-do a varios espectadores que mi-ren, pero no a aquel que se ha prestado a colaborar, es decir, el que ha elegido el Rey de Diaman-tes; o bien se dobla el papel y se pide a este último que lo sujete.

El artista extiende la baraja, lla-mando la atención hacia todas las cartas de Diamantes.

El artista coge las dos cartas que están cara arriba sobre la mesa y las coloca bajo la baraja. Se coge también el Rey de Diamantes de la mesa y se enseña.

Se vuelve a dejar el Rey en la mesa. Al espectador que colabora:

Ya al pronunciar estas palabras, el artista ha comenzado a colocar cartas sobre la mesa (cara abajo) y obliga al espectador, mediante la mirada, a decir "alto" en la novena carta. El Nueve de Picas es enton-ces la primera carta que se coloca sobre la mesa, luego la Dama de Corazones, etc. En cuanto el caballero diga "alto", el artista

¿Entonces esta no?¿Puedo pedirle que ponga su

mano sobre estas cartas?Fíjese que mis manos no tienen

truco.

¡Nueve cartas!¿No? Entonces usted ha determi-

nado que sean nueve cartas. ¿Lo ha hecho por su propia voluntad?

Perdone usted, pero ¡No! No ha sido su voluntad sino la mía.

Todos son testigos.

Entonces, como puede ver, yo he predeterminado su voluntad.

Y ahora mismo las nueve cartas, mediante su imaginación, se trans-formarán ante sus ojos en Reyes de Diamantes.

Todas estas cartas, sin excepción, incluso el Nueve de Picas, la Dama de Corazones y la de Picas, en fin, todas ellas se transformarán, me-

coloca la décima carta, como sin querer, pero simula darse cuenta y la recoge de nuevo.

El caballero pone la mano.

Señalando hacia las cartas del espectador: El caballero cuenta y asiente.

El caballero asiente.

Dirigiéndose a los espectadores a quien se mostró antes lo escrito: (o se hace desplegar el papel diciendo: "La prueba está en sus manos").

Al pronunciar estas palabras, el artista coge las nueve cartas que tiene previamente preparadas y las coloca sobre la baraja, obteniendo una separación bajo ellas con el meñique izquierdo; luego se cogen las nueve cartas de la mesa con la mano derecha.

El artista extiende las nueve cartas, haciendo notar especialmente el Nueve de Picas y las Damas de Picas y de Corazones.

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diante su mirada,

en Reyes de Diamantes.

Por favor, para que no pueda haber ningún cambio, sujete usted la baraja.

El Rey de Diamantes, la carta que usted pensó ¿No?

Pero ahora aparte usted la mirada de aquí, del Rey de Diamantes y mire hacia la primera de estas cartas,

y el Rey de Diamantes está aquí. Ahora deje de mirar aquí

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Señalando hacia la señora en cuestión:

Con estas palabras, que se pro-nuncian al señalar hacia la señora, y con ayuda de la enérgica acción de señalar, el artista efectúa un Enfile, cambiando las nueve cartas de la mano derecha por las nueve que se han añadido a la baraja e inmediatamente coloca la baraja cara arriba sobre la mesa, volvién-dose hacia un espectador:

Se colocan las nueve cartas añadi-das, una a una, cara abajo sobre la mesa.

a o I O 9 * 3 2 1

DDDDDDDDD

El artista levanta entonces el Rey de Diamantes de la mesa y lo ense-ña.

Se vuelve a dejar el Rey cara abajo en la mesa.

Señalando el Rey.

Se vuelve la primera carta cara arriba.

Se levanta el primer Rey de Dia-mantes con la mano derecha, se enseña, se vuelve a colocar cara abajo y se levanta enseguida la se-

mire hacia la segunda carta,

y también está aquí el Rey de Dia-mantes.

Mire ahora hacia aquí, y también es el Rey de Diamantes.

Una mirada hacia esta carta y también es el Rey de Diamantes.

Aparte la mirada rápidamente de esta carta y mire a esta otra,

y también se convierte en el Rey de Diamantes.

Basta con una mirada y ya tene-aquí el Rey de Diamantes.

Y si mira hacia ésta, también el ey de Diamantes.

gunda carta, mostrando la Dama de Picas.

Se aleja la mano del cuerpo y se gira la carta en los dedos, orientan-do el Rey de Diamantes hacia el extremo exterior. Se cubre la Dama de Picas y se enseña el Rey de Diamantes.

Se utiliza esta carta para volver la siguiente cara arriba.

Se coloca la segunda carta (truca-da) sobre el primer Rey de las nueve cartas añadidas y se coge la tercera carta, con la cual se vuelve la cuarta carta.

Apenas vuelta la carta se coloca el tercer Rey sobre los otros dos, se coge el cuarto, se enseña y se coloca sobre los otros tres, mien-tras se dice:

Se coge la carta trucada (la quin-ta) y se enseña como la Jota de Tréboles. Se extiende entonces la mano, se gira la carta y se enseña como el Rey de Diamantes.

Se utiliza la carta para volver la sexta y se coloca sobre el montón.

Con la sexta carta se vuelve la séptima y se coloca la sexta sobre el montón.

Se coloca este Rey sobre los ante-riores. Ahora se cogen en la mano

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Todavía quedan dos cartas: La Dama de Corazones y el Nueve de Picas.

Mire ahora hacia aquí, hacia

la Dama de Corazones,

y aquí está el Rey de Diamantes.

Y mire finalmente aquí

izquierda las siete cartas que se han enseñado. Luego se levantarán y enseñarán juntas la octava y novena cartas, cuidando de que el Nueve de Picas cubra la mitad interior de la carta trucada, de modo que se vean el Nueve de Picas y la Dama de Corazones.

Se vuelven a dejar las dos cartas en la mesa y se coge sólo la truca-da, que tiene la Dama de Corazo-nes orientada hacia el extremo exterior.

Señalando la carta superior de la mano izquierda y enseñando even-tual mente el Rey de Diamantes.

Se enseña la Dama en la mano derecha, se extiende la mano y se gira la carta, orientando el Rey hacia el extremo exterior, y se enseña este último.

Se coloca esta carta trucada sobre el paquete de la mano izquierda y se coge el Nueve de Picas mientras se hace sobresalir un poco hacia adelante la última carta del paquete de la mano izquierda, la que está más cerca de la palma. Se enseña el

Nueve de Picas.La mano derecha señala la carta

superior del paquete, la levanta un poco, con cuidado, entre los dedos, dejando ver el Rey, y se hace un Enfile, cambiando el Nueve de

al Nueve de Picas

y en un instante está aquí el Rey de Diamantes.

Gracias a usted, a su mirada, tenemos Reyes de Diamantes por todas partes.

Pero si no mira usted hacia ninguna carta,

no hay Reyes de Diamantes por ninguna parte.

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Picas de la mano derecha por la carta inferior sobresaliente. La mano derecha se aleja del cuerpo, manteniendo la carta cara abajo, se vuelve la cara de la carta hacia adelante [para enseñarla] y luego se deja sobre el montón.

A la dama:

El artista coloca ahora las nueve cartas añadidas sobre la mesa y recibe las cartas que se entregaron a un espectador.

Señalando hacia las nueve cartas añadidas.

Con estas palabras el artista

extiende la baraja, contando secre-tamente las nueve cartas de encima y obteniendo una separación bajo ellas con el meñique izquierdo. Se bajan ambas manos e inmediatamente la mano derecha empalma las nueve cartas de encima y la izquierda coloca la baraja cara arriba sobre la mesa. La mano izquierda coge entonces las nueve

cartas añadidas.La mano derecha se coloca tam-

bién sobre la baraja, como ayudan-do a cuadrarla, al mismo tiempo depositando las nueve cartas nor-males que estaban empalmadas y el meñique izquierdo obtiene una separación bajo esas cartas. Apenas depositadas las cartas de la

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Y si aparta su mirada de todas las cartas, tampoco hay aquí Reyes de Diamantes por ninguna paite.

Entonces en todas partes y en ninguna.

Y ahora le pido una mirada más hacia esta carta

y se transforma en el Rey de Cora-zones.

Y como pueden ver, sólo uno y en la baraja ninguno.

mano derecha, la mano izquierda empalma el paquete inferior (las nueve cartas añadidas) mediante el 'giro por abajo", recoge la baraja de la mesa, al mismo tiempo depo-sitando sobre la misma las cartas empalmadas y sujeta la baraja cara arriba en posición de dar. En la mano derecha están entonces las nueve cartas normales de la baraja.

La mano derecha extiende sus nueve cartas sobre la mesa.

El artista extiende la baraja para sí mismo y obtiene una separación con el meñique izquierdo entre las nueve cartas añadidas y el resto de las cartas.

Señalando hacia el único Rey de Diamantes que queda en la mesa.

Mientras los espectadores centran su atención en la carta, la mano izquierda empalma las nueve cartas añadidas mediante el "giro por aba-jo". La mano derecha, sujetando la baraja, vuelve la carta mientras la izquierda dispone de las nueve cartas empalmadas (bolsillo, etc.).

La mano derecha extiende ahora toda la baraja cara arriba sobre la

mesa.Señalando el Rey de Diamantes de la mesa:

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Experimentos con otros tipos de cartas trucadas

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Pensamientos IdénticosSegunda versión

Preparación:

Para esta versión se necesita una carta preparada de la siguiente [jera:

d) Jota de Tréboles entera

A

c) Rey de Corazones

'.*■:•*£ J**j

Se despega el dorso de una carta de figura, por ejemplo el Rey de Corazones. En su lugar se pega media Jota de Tréboles. En la mitad inferior se vuelve a pegar medio dorso, formando un bolsillo, en el cual pueda introducirse una Jota de Tréboles entera.

Al juntar b y d se ve el Rey de Corazones entero. Si se dobla b hacia abajo se ve la Jota de Tréboles, siendo su mitad superior la mitad de la carta entera (d), y su mitad inferior la que está pegada al dorso del Rey de Corazones (b). Teniendo la mitad trucada en el interior de la mano, se puede dejar que un espectador saque la Jota de Tréboles y se dispone inmediatamente de la parte trucada. Esta carta trucada se tiene desde el principio en un bolsillo, en el cual más tarde se guardará una de las dos barajas normales que se emplean en esta rutina. Sobre una baraja se coloca el Rey de Corazones en la posición superior, seguido de la Jota de Tréboles.

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Charla:Es bien sabido lo frecuente que es

en la vida el caso de que dos perso-nas piensen la misma cosa al mis-mo tiempo. Una mirada entre dos personas puede ser, en determina-das circunstancias, suficiente para comunicarse mutuamente senti-mientos que no se pueden, o no se quieren, expresar con palabras. Un poeta lo expresó con la conocida frase:"Dos almas y un mismo pensa-miento, dos corazones y un mismo latido."

Pero la triste realidad es que la poesía de estas palabras suele sufrir una prosaica alteración en la vida, que sería la siguiente: "Dos almas y ningún pensamiento, dos corazones y constantes golpes". (l)

Pero volviendo a nuestro objeti-vo, ¿Tendría usted la amabilidad de tomar una carta de la baraja

y colocarla en la mesa frente a us-ted?

Coja usted también una carta, por favory colóquela sobre la mesa delante de usted.

Para evitar todo tipo de sospe-chas, aquí tengo otra baraja, méz-clela usted, por favor, me la guardo aquí en el bolsillo y ahora me voy a permitir pensar yo también dos cartas y sacarlas de

Procedimiento:

Se hace el Salto y Rey de Corazones.

A un segundo espectador:

Se fuerza la Jota de Tréboles.

Hecho.

la baraja.

Yo tengo esta carta, o sea, mi pensamiento, aquí en mi mano. Ustedes pueden observar el más mínimo movimiento de mi mano. Yo ya no puedo cambiar la carta. Es mi pensamiento original.

¿Tendría usted la amabilidad de decirme cuál era su pensamiento?

¿El Rey de Corazones? Pues ya ve usted. ¡Es la misma que yo pensé!

Usted, por favor, ¿Ya ha pensa-do?

La Jota de Tréboles fue también mi pensamiento original,

Tenga, por favor, la carta.

Con estas palabras el artista intro-duce la mano en el bolsillo y tras una aparentemente laboriosa bús-queda, saca la carta trucada (como el Rey de Corazones), mantenién-dola cara abajo.

Al primer espectador:

La carta es nombrada.

Se alza la mano y se enseña el Rey de Corazones. Luego se pasa la carta a la mano izquierda con la parte separada en el extremo exte-rior.

Al segundo espectador:

Nombra la carta.

El artista acaricia la carta doblan-do b hacia abajo y enseña la carta, ahora como la Jota de Tréboles.

Se sujeta la carta ahora con la mano derecha de modo que la mi-tad interior quede dentro de la ma-no mientras se ofrece la carta al espectador. El espectador extrae la carta entera, mientras la mitad preparada queda en la mano del artista, quien enseguida dispone de ella convenientemente.

se fuerza el

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1) Juego de palabras en ilemín. Ver primera versión.

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El Misterio Insoluole

Preparación:

Como para este experimento se necesita un Dos de p Corazones, es necesaria una baraja de 52 cartas. El Dos de Corazones se coloca sobre la misma. Se necesita además un segundo Dos de Corazones "abierto", cuya cara y dorso no estén completamente pegados, sino que solo lo estén por los dos lados y por uno de los extremos, por una superficie de aproximadamente un centímetro, formando así un bolsillo a lo largo de la carta, por dentro de la misma.

Esta carta se dobla aproximadamente a tres quintos de su longitud, juntando las dos mitades de su cara y luego por cada lado se pliega hacia atrás una porción de aproximadamente un centímetro, de modo que la abertura quede hacia arriba. Eventualmente se aprieta un poco por los lados para que el bolsillo permanezca abierto. Entonces se unta una leve franja de unos dos milímetros de pegamento por el borde interior de la abertura.

La carta así preparada se coloca detrás de la rodilla derecha y se dobla la piema firme-mente hacia atrás para que la carta permanezca sujeta, con la abertura hacia afuera. U

Si se desea presentar este experimento de pie, se coloca la carta en un bolsillo de fácil acceso, con la abertura hacia arriba.

Finalmente se necesita una falsa alianza de caballero, que se tiene preparada en algún lugar de fácil acceso.

Charla:

Están convencidos de que la baraja está co

mpleta, ¿No? ¿Puedo permitirme ofrecerle u

que

m

Procedimiento: Se entrega la baraja para cuenten las cartas.

A una dama:

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nacarta.'

Ahora quisiera que me preste un objeto, pero que no sea un sómbre-lo o algo así, sino algo más bien delicado, por ejemplo una alianza, si es usted tan amable.

Colocamos el anillo aquí sobre la mesa y de momento lo cubrimos con la baraja.

Le ruego que se fije bien en su carta. No es difícil, ya que coser fijarse son las actividades prefe-das de las damas.

¿Cuál era su carta, por favor? ¿El Dos de Corazones? Entonces os corazones. Ahora, por favor,

Se fuerza el Dos de Corazones y luego, volviéndose hacia un caba-llero:

Mientras pronuncia estas pala-bras, el artista obtiene el anillo falso y lo mantiene empalmado en la mano izquierda. Entretanto, se recibe el anillo prestado con la mano derecha. Se aparenta trans-ferir el anillo a la mano izquierda, pero en realidad se empalma en la mano derecha. Se ensena fugaz-mente el anillo falso y se coloca sobre la mesa.

Se coloca la baraja sobre el anillo. A la dama:

Con estas palabras el artista baja discretamente la mano derecha e introduce el anillo auténtico, que está empalmado en la mano dere-cha, en la abertura de la carta que ha estado sujeta detrás de la rodilla, tras lo cual cierra inmediatamente la abertura apretando con el pulgar e índice. El anillo queda encerrado dentro de la carta.

A la dama:Respuesta: El Dos de Corazones.

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doble la carta transversalmente.Ablandar los corazones. Eso sólo

las damas lo comprenden.¡Fantástico! Una vez más si no le

importa. Así, a lo largo, muy bien.

Ahora le pido que rompa la carta por la mitad. Así.

La carta está indiscutiblemente rota, los dos corazones están sepa-rados. Ha sido una tarea deseo ra-zonadora, pero sin peligro alguno para ninguna de las partes.

¿Me puede prestar un pañuelo por unos instantes?

Sujete, por favor, ambos trozos, debajo del pañuelo. Así, pero no muy fuerte, porque los corazones separados son muy sensibles.

La dama sigue las instrucciones.

La dama continúa según las ins-trucciones.

Hecho. El artista obtiene la carta de detrás de la rodilla, disponién-dola de modo que sólo quede do-blada a lo ancho y la mantiene empalmada en la mano derecha, la cual se apoya sobre la mesa. La mano izquierda recibe entonces las dos mitades de la carta rota.

El artista sujeta ahora las dos mitades entre las puntas del pulgar e índice derechos.

A una dama:

La dama entrega el pañuelo. El artista lo despliega utilizando sólo la mano izquierda de modo que cubra toda la superficie de la pal-ma.

A la primera dama:

Con estas palabras el artista lanza el pañuelo sobre la mano derecha. El pulgar e índice izquierdos alcan-zan ahora (junto al pañuelo) las dos mitades de la carta rota y las suje-

Y ahora, la misma mano que ha separado los corazones debe volver a unirlos. Los corazones separados deben volver a unirse y aparecer en su mano. Apretamos un poco

y la carta está de nuevo entera. Déjela caer, por favor.

Los corazones parecen algo can-sados, pero la carta está entera. Aquí está. No hay ninguna duda.

Pero admito que esto no es total-mente inexplicable. El anillo que el caballero tuvo la amabilidad de prestarme hará que este misterio quede sin resolver.

Sujeto el anillo frente a sus ojos y •ügo: ¡Pasa a la carta, dentro de la

tan firmemente, mientras la mano derecha (bajo el pañuelo) suelta los trozos. En ese mismo momento, la mano derecha, (con el anillo) lleva la carta empalmada a las puntas de los dedos, hasta que el índice y mayor izquierdos puedan cogerla (además del pañuelo). En ese instante el pulgar e índice izquier-dos sueltan la carta rota que sujeta-ban hasta ahora, la cual es empal-mada al caer en el interior de la mano derecha. Se entregan a la dama el pañuelo y la carta para que los sujete mientras la mano derecha desciende y dispone de la carta rota.

El artista aprieta un poco la carta con las puntas de los dedos.

La dama deja caer el pañuelo y la carta. El artista recoge la carta y la alisa.

El artista coge el anillo que está bajo la baraja y lo enjeña agitando la mano enérgicamente.

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carta, al interior de la carta!

¡Pasa! Y aquí en el medio está su anillo.

Les ruego que miren muy bien la carta. Estos son los bordes,

sin ninguna entrada por ninguna parte; no puede entrar aire y mucho menos un cuerpo sólido. La cara, el dorso, ninguna abertura como pueden ver.

Pero si yo rompo la carta, usted podrá pensar que cambio el anillo. Para que eso no pueda ocurrir, le pido que usted mismo rompa la carta y saque el anillo.

¿Es su anillo?¿Alguien tiene una explicación? Entonces he dicho la verdad. El misterio queda sin resolver.

El artista simula colocar el anillo en la mano izquierda, pero en realidad lo empalma en la derecha y hace un movimiento de lanzar con la mano izquierda hacia el Dos de Corazones que está en la mesa.

El artista levanta la carta con la mano izquierda, mientras la mano derecha dispone del anillo empal-mado.

Se enseñan los cuatro bordes de la carta, al mismo tiempo apre-tando a lo largo de los mismos entre el pulgar e índice, con espe-cial atención al borde que se ha cerrado durante el juego, para asegurar que no se despegue.

Se enseñan ambas caras. Al caballero:

Hecho. Respuesta: Sí. No hay respuesta.

Charla:

Le ruego que mezcle bien la bara-ja.

Gracias.Y ahora, por favor, tome una

carta.Introduzca la carta en la baraja,

así mismo,

y mezcle usted mismo.

Su carta está en la baraja, ¿No?

Procedimiento: Se

empalma el Rey de Corazones de

encima de la baraja y se entrega la misma a un espectador.

Hecho.Se recibe la baraja de vuelta.

Se fuerza el Rey de Corazones.

Se introduce el Rey en la baraja, se lleva a la posición superior mediante un Salto y se empalma inmediatamente. Entregando la baraja a un espectador:

La baraja es mezclada y el artista, entretanto, dispone del Rey de Corazones. Una vez mezclada la baraja:

Respuesta: Sí.

El Rey Desaparecido

Preparación:

Para este experimento se necesita una baraja de 32 cartas y dos cartas especialmente preparadas: Una Dama de Tréboles y un Rey de Corazo-

nes. La cara y el dorso de la Dama de Tréboles no están totalmente pegados, sino solamente por una superficie de un milímetro a lo largo de !

OP bordes largos y uno de los extremos, de modo que la carta misma sea un bolsillo. Al Rey de Corazones se le corta un milímetro por cada uno de

los mismos lados, de modo que pueda introducirse en el bolsillo de la Dama de Tréboles. Al cortar los lados se dejan de cortar las dos esquinas

de un extremo para que el Rey pueda ser extraído de dicho bolsillocon facilidad. Estas cartas trucadas se tienen en un lugar conveniente de fácil

acceso. La carta superior de la baraja debe ser el Rey de Corazones.

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Compruébelo. Si no hay convic-ción no hay sorpresa.

¿No está? ¿Cuál era su carta?¿Entonces ha desaparecido un

Rey? Uno siempre lee que ha desaparecido un director o un cajero, pero un Rey, eso nunca lo había oído.

Quizás sea un asunto íntimo, o alguna corazonada del Rey. Si pensamos que ha desaparecido un Rev> y precisamente el de Corazo-nes, creo que tenemos que buscar bien. A lo mejor usted no se ha ñjado bien, vamos a hacer una revisión exhaustiva.

Busque, por favor, la Dama de Tréboles en la baraja.

Aquí tenemos entonces la Dama de Tréboles. Pero le agradezco que no llegue usted a conclusiones prematuras. Lo mejor es que usted cuente carta por carta sobre la Dama de Tréboles y tiene que haber 31 cartas.

Así estaremos seguros de que falta el Rey.

¿Entonces, de verdad sólo 31? El Rey ha desaparecido efectivamente.

Coloque, por favor, la Dama de Tréboles aquí encima.

El espectador extiende la baraja y no encuentra la carta. Respuesta: El Rey de Corazones.

Hecho.

El espectador cuenta las cartas y el artista, entretanto, obtiene la carta trucada, empalmándola en la mano derecha. La persona cuenta 31 cartas.

Se coge la baraja en la mano iz-quierda, dejando la Dama de Tré-boles sobre la mesa.

Hecho. La mano derecha se dirige inmediatamente hacia la

Aquí entonces, la Dama de Tré-boles. Y ahora ordeno: Rey de Corazones, ¡Aparece!

Y aquí el Rey, el asunto íntimo queda aclarado.

baraja como para cuadrar, y depo-sita sobre ella la carta empalmada. Se enseña la carta que se acaba de colocar como si fuese la verdadera Dama de Tréboles.

Con ello el pulgar e índice se deslizan a lo largo de los bordes de la carta y extraen el Rey.

Se colocan ambas cartas sobre la baraja y se dispone de ellas en un momento conveniente.

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Experimento con cartas transparentes

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Charla:Todo en la vida sufre cambios, ya

sea en cuanto a la forma o bien en cuanto al carácter.

Sólo las cartas son incambiables, en lo que al carácter se refiere. Por ejemplo: La Dama de Corazones será siempre la Dama de Cora-zones y siempre tendrá sus dos corazones.

Pero sin embargo me voy a per-mitir mostrarles cómo se puede cambiar una carta en un abrir y cerrar de ojos. Tomen, por favor, algunas cartas.

Usted también, por favor.

Le ruego que me dé el As de Corazones de la baraja.

Las otras cartas, por favor, méz-clelas en la baraja.

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Procedimiento:

El artista se vuelve hacia un espectador sentado a la derecha y le fuerza el Diez de Picas. Se hace introducir la carta en la baraja y se fuerza a otro espectador que esté sentado por el lado opuesto. Se deja la carta en manos de este segundo espectador.

Se fuerzan la Jota de Tréboles, la Dama de Corazones y el Nueve de Corazones a otros tres espectado-res, y se dejan las cartas en sus manos.

Se entrega entonces la baraja a otro espectador.

Hecho.

El espectador hace lo dicho mien-tras el artista obtiene con la mano derecha las cinco cartas previamen-te preparadas, las cuales se deposi-tan sobre la baraja al recibir esta última. Mientras se sujeta la baraja

Aquí ven el As de Corazones.

Totalmente transparente.

en la mano izquierda, se coge el As de Corazones de la mesa y se enseña, sujetándolo por su borde largo derecho, entre las puntas del pulgar, índice y mayor derechos.

Vista del artisu

Se pasa el índice derecho al dorso de la carta y se coloca el pulgar en la cara de la misma, presionando entonces hacia el cuerpo hasta volver el As de Corazones con el dorso hacia el público, mientras el dedo mayor se aparta, dejando la carta sujeta entre el índice y pulgar. En esta posición se sujeta la carta frente a la vela:

V 0~ ó 7

1Visla del artista

231

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Entonces, tal como cambia el amor en los corazones, cambiaré yo su carta.

;Es ahora ésta su carta?

Mire mi mano fijamente para que vea el momento del cambio.

,\Es ésta su carta?

¿Cuál era su carta, por favor?

232

Se baja entonces la mano y al mismo tiempo se coloca el dedo mayor en la cara del As y se retira el pulgar, dejando la carta sujeta, con la cara hacia abajo, entre las puntas del índice y mayor.

Mientras se pronuncian estas palabras, el pulgar izquierdo empu-ja un poco hacia la derecha el Diez de Picas que está sobre la baraja y se hace inmediatamente un Enfile por abajo, cambiando dicha carta por la de la mano derecha, que queda entonces bajo la baraja.

Al caballero a quien se forzó el Diez de Picas:

Respuesta: Sí. Se sujeta la carta entre el pulgar e índice por su esquina interior derecha, se enseña solamente al caballero en cuestión sin permitir que sea vista por el segundo espectador, y se baja la mano.

El artista se vuelve hacia el se-gundo caballero, a quien también se forzó el Diez de Picas, sin permitir que el primer espectador vea la carta.

Respuesta: Sí. Se baja inmediata-mente la mano y se hace otro Enfile por abajo, cambiando el Diez de Picas por la carta dividida. Volviéndose hacia el tercer especta-dor:

Respuesta: La Jota de Tréboles.Se enseña la carta como la Jota

Y aquí está ya la Jota de Tréboles. ¿Y la suya cuál era?

Y aquí está ya la Dama de Cora-zones.

¿Y cuál es su carta, por favor?

Como pueden ver, siempre la Dama de Corazones; pero ahora digo: ¡Pasa!

Y ahora es el Nueve de Corazo-nes.

¿Cuál era su carta, que fue la última que introducimos en la bara-ja?

de Tréboles, cubriendo la mitad de la Dama de Corazones.

Al cuarto espectador:Respuesta: La Dama de Corazo-

nes.Al hacer esta pregunta se gira la

carta orientando la Dama de Cora-zones hacia el público. Se cubre la otra mitad y se alza la mano.

Tras enseñar la carta se baja la mano y se hace otro Enfile por abajo, cambiando la carta por la primera de las transparentes. Entonces, al espectador siguiente:

Respuesta: El Nueve de Corazo-nes.

Una vez escuchada la respuesta, se sujeta la carta frente a la vela con el dorso hacia el público, como se hizo con el As de Corazones. Los espectadores estarán seguros de haber visto la Dama de Corazo-nes, gracias a la transparencia de la carta.

Se vuelve la carta hacia los espec-tadores, que verán ahora el Nueve de Corazones.

Tras enseñar la carta se hace otro Enfile por abajo, cambiándola por la otra transparente.

Respuesta: El As de Corazones. Se sujeta la carta que está ahora

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Fíjense bien: Aquí sigue el Nueve de Corazones, pero ahora, ¡Pasa!

Y aquí está el As de Corazones.

Totalmente transparente.

Si todos los corazones humanos fuesen tan transparentes como esta carta no habría tantos engaños en la vida.

en la mano derecha frente a la vela, moviendo la mano de arriba a abajo. Los espectadores creerán estar viendo el Nueve de Corazo-nes.

Se vuelve la cara de la carta hacia los espectadores.

Tras mostrar la carta, se hace inmediatamente otro Enñle por abajo, cambiándola por el As de Corazones que está sobre la baraja, el cual se sujeta entonces frente a la vela.

Se deja el As de Corazones sobre la mesa.

Mientras pronuncia estas pala-bras, el artista cuenta secretamente las cinco cartas inferiores de la baraja y las empalma en la mano izquierda mediante el "giro por abajo". La mano derecha da a examinar la baraja, colocándola sobre la mesa, mientras la mano izquierda dispone convenientemente de las cartas empalmadas.

Experimentos con recursos mecánicos

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Fíjense bien: Aquí sigue el Nueve de Corazones, pero ahora, ¡Pasa!

Y aquí está el As de Corazones.

Totalmente transparente.

Si todos los corazones humanos fuesen tan transparentes como esta carta no habría tantos engaños en la vida.

en la mano derecha frente a la vela, moviendo la mano de arriba a abajo. Los espectadores creerán estar viendo el Nueve de Corazo-nes.

Se vuelve la cara de la carta hacia los espectadores.

Tras mostrar la carta, se hace inmediatamente otro Enñle por abajo, cambiándola por el As de Corazones que está sobre la baraja, el cual se sujeta entonces frente a la vela.

Se deja el As de Corazones sobre la mesa.

Mientras pronuncia estas pala-bras, el artista cuenta secretamente las cinco cartas inferiores de la baraja y las empalma en la mano izquierda mediante el "giro por abajo". La mano derecha da a examinar la baraja, colocándola sobre la mesa, mientras la mano izquierda dispone convenientemente de las cartas empalmadas.

Experimentos con recursos mecánicos

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juego protagonizado por las sensa-ciones.

Es que las sensaciones son la base de todo ser humano, porque vienen del corazón, residen en el corazón.

¿Saben dónde tengo yo mis sensa-ciones en este instante? No en el corazón, sino en la mano.

Y ahora, como una pequeña prueba de la veracidad de mis palabras, su pensamiento saldrá a la luz a través de las sensaciones. Eso es muy difícil, pero la magia no es imposible. Pensamiento, ¡Sal!

Aquí está su pensamiento, a sus pies.

Mientras se pronuncian estas palabras se hace perder la carta en la baraja y mezclar.

Con estas palabras el artista señala hacia su corazón con la mano derecha, al mismo tiempo empalmando en esa mano el dispo-sitivo del bolsillo del chaleco.

Con estas palabras, el dispositivo, que está cubierto por delante y por detrás con el mismo diseño que el de los dorsos de las cartas que se estén empleando, es colocado sobre la baraja y se enseña la mano izquierda, haciendo un gesto. Se transfiere entonces la baraja de la mano derecha a la mano izquierda, la cual la sujeta entre los dedos pulgar y mayor.

Con estas palabras el artista extiende la mano izquierda decidi-damente hacia adelante, extrayendo la aguja del dispositivo y haciendo saltar la Dama de Corazones.

Al agacharse para recoger la carta, el artista empalma el disposi-tivo y dispone de él conveniente-

mente. La aguja que queda colgan-do se introduce en el bolsillo del chaleco en un momento oportuno. La otra Dama de Corazones se retira igualmente de la baraja en un momento oportuno.

Los Tres Poderes

Preparación: Esta rutina consiste de cuatro

experimentos cartomágicos independien-

1. El Pensamiento Forzado (primera versión),2. La Cartas Ascendentes,3. El Cuadro Enmarcado y4. El Candelabro.

Para "El Pensamiento Forzado" se necesitan dos barajas combinadas: de 30 cartas y B de 27:

A

Ocho de Corazones Diez de Tréboles Rey de Diamantes Nueve

B

Diez de Picas Jota de Corazones Nueve de Tréboles Dama de Picas As de Diamantes Rey de Tréboles Diez de Corazones As de Picas Dama de Diamantes Ocho de Picas Jota de Tréboles Siete de Diamantes Siete de Tréboles

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de Picas

Dama de

Tréboles Diez de Diamantes Rey de Picas Siete de Corazones Siete de Picas As de Tréboles Jota de Diamantes Ocho de Tréboles Nueve de Diamantes

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Jota de Picas As de Corazones Diez de Tréboles Ocho de Corazones Nueve de Picas Diez de Diamantes As de Tréboles Jota de Diamantes Dama de Tréboles Siete de Corazones Rey de Picas Ocho de Tréboles Rey de Diamantes Siete de Picas Jota de Picas Nueve de Diamantes Dama de Corazones

La baraja A se coloca en la parte delantera de la mesa como si fuese una baraja normal. La baraja B se coloca también sobre la mesa, de modo que sobresalga por el borde interior de la misma, sobre el servante. El cuadro enmarcado se coloca con uno de sus bordes sobre la baraja B, evitando que ésta se caiga y al mismo tiempo ocultándola. Hofzinser utilizaba un cuadro de la famosa bailarina Pepita de Oliva. Más adelante lo sustituyó por un retrato de sí mismo.

En el bolsillo izquierdo exterior de la chaqueta se coloca uno de los llamados dispositivo de resorte con mecanismo de aguja. Este dispositivo contiene tres cartas de doble dorso, hechas con dorsos que se han despegado previamente de seis cartas, resultando así tres cartas con dorsos por ambas caras.

El dispositivo propiamente dicho se prepara de esta manera: En una

cajita de hojalata en la que quepan tres o cuatro cartas se coloca un resorte metálico a, cuyo extremo sujeta una abrazadera b de aproximadamente medio centímetro de largo y n.'dio centímetro de altura, de

Nueve de Corazones Diez de Picas Jota de Corazones Nueve de Tréboles As de Diamantes Dama de Picas Diez de Corazones Rey de Tréboles As de Picas Dama de Diamantes Ocho de Diamantes Jota de Tréboles Siete de Diamantes Rey de Corazones

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hojalata muy fina. Bajo esta abrazadera va soldado un pequeño lazo c de alambre fino. Presionando el resorte hacia abajo (con un cuchillo) se hace pasar el lazo de alambre a través de un agujero d en la base de la cajita. Para instalar el dispositivo se hace pasar a través del lazo una corta aguja enhebrada, la cual mantiene el resorte en tensión. Se cose con la aguja enhebrada a través del forro de la chaqueta y se lleva el hilo hasta el bolsillo correspondiente de modo que llegue hasta el borde del mismo. Se tensa entonces el resorte [haciendo pasar el lazo por el agujero de la cajita], se introduce la aguja por el lazo y se introducen las cartas correspondientes en la cajita, la cual se guarda en el bolsillo. Se tensa con cuidado el hilo que cuelga del forro de la chaqueta y se ata a un botón del chaleco.

Es necesario además un clasificador de cartas, que se lleva en el bolsillo interior derecho de la chaqueta. El clasificador contiene sólo 16 cartas, que corresponden con las de

la baraja combinada: El As, la Dama, el Ocho y el Siete de Corazones; el As, la Dama, el Ocho y el Siete de Picas; el Rey, la Jota, el Diez y el Nueve de Diamantes; y el Rey, la Jota, el Diez y el Nueve de Tréboles. El artista lleva, además, una baraja normal completa en el bolsillo trasero derecho del pantalón, sobre la cual están colocadas las tres cartas que se forzarán para Las Cartas Ascendentes, por ejemplo el Diez de Diamantes, la Dama de Corazones y la Jota de Picas.

Para Las Cartas Ascendentes se requieren duplicados de las tres cartas, las cuales ascenderán de un vaso. Hofzinser ideó el siguiente montaje para las cartas ascendentes:

Se abren sendos agujeros, de aproximadamente 1 milímetro de diámetro, a unos 2 ó 3 milímetros del borde de un extremo de cada una de cuatro cartas. Debe observarse que los agujeros queden perfectamente planos y que no sean rugosos ni afilados. A través de dichos agujeros se pasa un pelo de mujer largo, castaño y no graso, el cual se ata a la primera carta. La otra punta del pelo va unida a una porción de cera________

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del tamaño de un guisante. Entre esas cartas se intro-ducen entonces los tres duplicados de las cartas a forzar: En la primera posición la Jota, en la segunda la Dama y en la tercera el Diez.

Una vez preparadas las cartas del modo indicado se divide en seis partes un trozo de papel negro de 18 x 16 centímetros, de modo que las dos superficies centrales b y d correspondan con el ancho de una carta y d con la longitud entera. A la derecha y a la izquierda del pliegue central se recortan dos esquinas. Se coloca el conjunto de siete cartas sobre la superficie b con las caras hacia arriba y el pelo hacia afuera.

Entonces se doblan las sec- «____.ciones laterales a y c sobre las cartas y finalmente se dobla la sección d hacia adelante, dejando visibles sólo dos esquinas de las cartas. Este simple bolsillo de cartas se fija a la mesa, junto al borde interior de la misma, con cuatro chin che tas.

El pelo queda colgando y la bolita de cera es adherida a la mesa, apretándola contra la misma. Finalmente se necesita un vaso cilindrico corriente en el cual pueda introducirse una baraja, la cual no debe quedar ni demasiado suelta ni demasiado fija.

El Cuadro Enmarcado, invento de Hofzinser, cuya construcción básica es más o menos conocida, es un artefacto mecánico. Consiste en un marco de unos 37 a 47 centímetros, un vaso, dos cuadros (o retratos, etc.) idénticos de una bailarina y un fondo. Estos cuadros se colocan uno detrás del otro. El de adelan-te, visto por delante tiene un carrete de resorte que es fijado bajo el borde derecho del marco.

El segundo cuadro va pegado sobre cartón y a él se fijan tres lazos de pelo. Detrás de dichos lazos se introducen las tres cartas que deberán aparecer más

adelante. Una de las tres cartas es de las llamadas cartas de solapa. A dicha carta le falta una esquina, la cual será entregada a un espectador como prueba. La carta es de figura, en nuestro caso la Dama de Corazones, y lleva una solapa añadida la cual, al desplegarse, hace parecer que la carta está entera. El Cuadro Enmarcado se prepara de esta manera: Se coloca el marco sobre la mesa cara abajo, con el cristal hacia abajo. Se desenrolla el cuadro del carrete y se coloca sobre él el otro cuadro. Se coloca entonces el fondo. Tocando el cristal con cierta firmeza, se suelta el resorte del carrete y el cuadro se enrolla instantáneamente, dejando a la vista el otro cuadro con las tres cartas.

El candelabro está preparado para causar la impresión de que se dispara una carta a la llama de una vela. La pistola que se utiliza juega un papel importante. El candelabro consta de un tubo de latón de 40 centímetros de largo y 6 milímetros de diámetro en el interior del cual encaja perfectamente un pistón de metal. Cerca de un extremo del tubo hay una ranura de 6 centímetros de largo y 1,5 milí-metros de ancho. A través de la ranura pasa una perilla que va unida al pistón, la cual permite deslizar el pistón hacia arriba con el pulgar.

Sobre el candelabro va una vela falsa, hecha de un tubo de latón de unos 7 centímetros de largo, cubierto de papel blanco. En el borde superior del tubo, el cual debe tener el diámetro de una vela, se inserta una pequeña porción de una vela, que no debe quedar demasiado ajustada. Al encenderla parecerá una vela. Al fondo de este tubo se coloca un pequeño receptáculo como para recoger la cera derretida, dando así al artefacto la apariencia de un verdadero candelabro. Dentro del cañón de la pistola va también un cilindro que calza perfectamente dentro de la falsa vela. Sobre la mesa se coloca un candelabro con varias velas largas, a cada una de las cuales se hace un corte secreto con un cuchillo afilado a unos 6 ó 7 centímetros de la punta, de modo que al romperlas se separen justamente por ese punto de su longitud. La pistola

ia va tamoien un

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se carga con un cartucho de salva, cerillas.

Charla:Tres poderes totalmente heterogé-

neos son la base de este experimen-to: El poder mental, el poder mag-nético y el poder mecánico.

El primero de ellos es ajeno a todo lo material, por lo que me permito entregarle la baraja, y pedirle que la extienda y que se ñje en una carta.

Quiero que observe que no voy a seguir su mirada y que no ejerzo influencia alguna sobre su elección.

¿Puedo pedirle lo mismo?

Fíjese usted también, por favor, en una carta.

Aquí tenemos a un famoso perso-naje, Madame Pepita, que ha tenido la gentileza de ofrecemos su ayuda para este juego.

Ustedes han tenido la amabilidad de pensar tres cartas de la baraja y yo no he hecho ninguna pregunta al respecto. Bajo estas condiciones las tres cartas desaparecerán de la baraja y aparecerán aquí en mi

Sobre la mesa debe haber unas

Procedimiento:

Se entrega la baraja A.

A un segundo espectador: El segundo espectador elige también una carta. A un tercer espectador:

Una vez que el tercer espectador se haya fijado en una carta, se recibe la baraja de vuelta en la mano derecha, la cual se dirige entonces hacia el cuadro enmarca-do. Con ello se deja caer la baraja A en el servante y se coge en su lugar la baraja B, junto al cuadro.

Se cuelga el cuadro en un lugar apropiado.

bolsillo.

Pero no, yo no, mejor sujete las cartas usted mismo.

Extraigo sus pensamientos.

¡Cartas fuera! ¡Pasen!

Y ya tengo sus pensamientos en mi bolsillo. Apenas me creen, ¿No? La baraja entera es la prueba. No, no entera, porque faltan las tres cartas. Compruébelo usted mismo.

Claro que ya no están en la bara-ja, porque están aquí en mi bolsillo, pero para que se convenzan de ello voy a hacerlas salir de paseo ante sus ojos. ¿Quieren ver?

¡Pasen!

Aquí están sus tres pensamientos. ¿Cuáles cartas pensaron, por favor?

Se señala hacia el bolsillo en el cual se encuentra el dispositivo de resorte.

Se entrega la baraja B a un espec-tador como si fuese la otra.

Se pasa la mano alrededor de la baraja, simulando extraer las tres cartas.

Se hace un movimiento como lanzando las cartas al bolsillo.

Los tres espectadores buscan sus cartas y no las encuentran.

Respuesta: Sí.Con estas palabras se extrae la

aguja del dispositivo de resorte, haciendo saltar las tres cartas de doble dorso, las cuales caen al suelo. Los espectadores creen que las cartas han caído cara abajo.

Los tres espectadores nombran sus cartas y el artista, apenas haya escuchado las respuestas, busca las tres cartas correspondientes en el clasificador y las empalma. Se imparte entonces una curvatura a las cartas mientras la mano izquier-da recoge las tres cartas del suelo.

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Tanto la aparición de las cartas como la desaparición de la baraja son fenómenos materiales. ¿Quieren ver cómo desaparece la baraja entera de mis manos? Ah, claro, las tres cartas que han pensa-do también forman parte de la baraja.

La baraja entera desaparecerá, primero hacia atrás, luego hacia adelante. Aquí están las cartas.

¡Vamos! ¡Ya!

La mano derecha deposita sus cartas sobre las que ha recogido la mano izquierda, obteniendo una separación con el meñique izquier-do. Se empalman las tres cartas de debajo de la separación mediante el "giro por abajo" y se ensenan las tres cartas pensadas en la mano derecha, tras lo cual se dejan sobre la mesa y se continua diciendo:

Se recogen las tres cartas que están separadas entre sí sobre la mesa y se colocan sobre la baraja.

Se sujetan las cartas entre las puntas del pulgar, mayor, anular y meñique, mientras el índice se apoya sobre el dorso de la baraja.

Con estas palabras el artista coloca la palma de la mano derecha sobre la baraja y hace un movi-miento con ambas manos como si fuese a lanzar las cartas, pero se

¡Por favor! La baraja sigue aquí.

Entonces aquí ¡Vamos! ¡Ya!

¡Fuera!

No está aquí,

tampoco aquí ni aquí.

detiene súbitamente como si hubie-se notado el escepticismo de un espectador ante ese movimiento.

Se coge la baraja en la mano derecha y se abre en abanico. Se cierra el abanico y se colocan las cartas como estaban en la mano izquierda.

Con estas palabras el artista coloca la palma de la mano derecha sobre la baraja mientras el pulgar izquierdo se extiende a lo largo del costado izquierdo de la misma y hojea rápidamente las cartas produ-ciendo un nudillo penetrante. Después de hacer esto dos o tres veces, la mano derecha empalma la baraja y mientras se dice: ambas manos hacen un movimiento de lanzar.

La mano derecha señala hacia la mano izquierda vacía y seguida-mente se hace la Transferencia [explicada "Pensamientos Idénti-cos", primera versión], pasando las cartas secretamente a la mano izquierda, la cual señala entonces hacia la mano derecha:

Con estas palabras la mano dere-cha tira del escote del chaleco, separándolo un poco del cuerpo. La mano izquierda hace lo mismo por su lado, antes lanzando la baraja dentro del espacio apenas creado por la acción de la mano derecha. No es necesario retirar la mano inmediatamente, ya que se aparenta mostrar que no hay nada

está la baraja.

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No, sino justamente aquí, donde ustedes no pueden ver, aquí atrás, en mi bolsillo.

¡ Ya está! Y ahora hacia adelante, o sea hacia aquí. Lo difícil es que ya he dicho lo que voy a hacer. Así es fácil para el ojo, pero lo voy a intentar. Sujeto las cartas por un momento ante sus ojos. Aquí, por supuesto, no se ven. Y aquí menos. Pero aparecerán aquí, donde no están. ¡Ya está! Aquí están otra vez.

Y ahora, el segundo poder: Elmagnético.

Tengo que pedirle, por favor, que tome una carta.

Y otra usted, por favor.

Y también usted, por favor.Y ahora, por favor, pierdan sus

oculto detrás del chaleco. Entonces la mano izquierda tira del lado izquierdo del escote del chaleco y la mano derecha señala de manera análoga, indicando que en el otro lado tampoco hay nada oculto. Esta manipulación se efectúa al pronunciar las palabras "ni aquí".

Con estas palabras el artista se vuelve de espaldas al público y extrae la baraja normal del bolsillo trasero del pantalón, cuyas tres primeras cartas son el Diez de Diamantes, la Dama de Corazones y la Jota de Picas.

No existe explicación alguna, ni esc rila ni transmitida oralmente, de las manipulaciones a efectuar para acompañar esta charla. Hofeinscr parece no dar gran importancia a esta "desaparición de las cartas", ya que en sus notas originales escribió: "Se puede prescindir de la desaparición".

Para Hofzinser, parecía tratarse de un ejercicio para las manos.

Pero es probable, sin embargo, que la segunda baraja se coloque detrás del chale-co, como la primera vez, para ser extraída de allí.

A un espectador:

Se fuerza el Diez de Diamantes de la baraja normal. A un segundo espectador: Se fuerza la Dama de Corazones. A un tercer espectador:

Se fuerza la Jota de Picas. cartas en la baraja.

Un vaso como cualquier otro. Por favor, examínenlo, y la baraja, que ustedes mismos han mezclado.

La coloco ante sus ojos aquí dentro de este vaso.

Ya lo ven. Y para que puedan verlo mejor me acerco aún más.

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¡Así! Ahora las cartas saldrán de paseo según mis órdenes "rápido"

Se entrega la baraja a cada uno de los espectadores, los cuales pierden su carta en la misma y la mezclan. Después de las mezclas se recibe la baraja de vuelta. Se coge el vaso de la mesa y se apro-vecha la ocasión para dejar la baraja cara arriba sobre la sección central del papel negro que está fijado a la mesa, en el cual están preparadas las mismas tres cartas junto a las otras cuatro, en prepara-ción para Las Cartas Ascendentes.

Al mostrar el vaso:

Se entrega el vaso.

Con estas palabras se coge la baraja por el extremo exterior con el índice y pulgar derechos, cogien-do también las siete cartas del bolsillo de papel. El índice se apoya sobre la baraja y se tira hacia atrás extrayendo las cartas duplicadas del bolsillo.

Se introduce entonces la baraja en el vaso con las caras hacia adelan-te.

Con estas palabras el artista coge el vaso de la mesa con la mano izquierda, mientras la mano dere-cha despega la bolita de cera y la mantiene oculta. El artista se acerca a los espectadores.

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o "lento", según ustedes indiquen. Pueden ver que no hay truco por ninguna parte.

Ustedes mismos han mezclado las cartas. ¿Cuál era su carta, por favor? ¿La quiere rápida o lentamente?

Ahora, por favor, la segunda carta. ¿Lento o rápido?

¿No aparece la carta? ¿Qué cartaes esa, que no hace caso a misórdenes? .... ¿Si?..................

Una dama. Claro. A las damas no les gustan las órdenes. Están acostumbradas a la más fina galan-tería. Tendré que hablarles de otra manera.

Madame, por favor, dénos el gus-to.

Vean ustedes. Ya coquetea un poco.

Pero, madame, por favor, tenga usted la amabilidad de salir. Ya saben el principio y el final: La

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Señalando el vaso con la mano derecha:

Al primer espectador:Respuesta: El Diez de Diamantes.Dependiendo de la respuesta se

tira del pelo rápida o lentamente. Esta acción es llevada a cabo por la mano izquierda, la cual se aleja con el vaso mientras la mano derecha se mantiene junto al cuerpo de modo aparentemente casual. Se coloca el Diez de Diamantes sobre la mesa una vez que haya ascendi-do del vaso. Se coge el vaso en la mano derecha como antes.

Al segundo espectador:

El espectador responde, pero la carta no aparece.

Respuesta: La Dama de Corazo-nes.

Mirando hacia el vaso:

En ese instante se tira un poco del pelo.

cabeza y los pies son lo más intere-sante de las mujeres. Venga, madame, a mi corazón.

Perdonen ustedes, que haya corte-jado a la Dama delante de ustedes, pero es que cuando una dama se pone cabezota no hay otra solución y esta tiene dos cabezotas.

Pero para la tercera carta no escatimaré cortesía.

Por favor, tenga usted la amabili-dad de salir.

¿Puedo rogárselo?¿Cómo es que la cortesía no fun-

ciona? ¿Qué carta será esa? ¿Cuál era, por favor?

¡Una Jota! Ha debido decírmelo antes, porque a las Jotas hay que hablarles de otra manera.

¡Rayos! ¿De dónde has salido tú?

Se extrae por completo el pelo, haciendo salir la Dama. Al público:

Se transfiere el vaso a la mano derecha y con la mano izquierda se enseña la Dama y se coloca sobre la mesa. Se coloca entonces el vaso sobre la mesa de modo que la bolita de cera quede colgando por el borde interior de la misma.

Entonces:

Volviéndose hacia el vaso:

La carta no sale. Tras una pausa: Sigue sin manifestarse.

Respuesta: La Jota de Picas.

Con estas palabras el artista coge el pañuelo, lo enrolla con ambas manos y lo lleva hacia la mesa. La mano izquierda coge la bolita y la mano derecha golpea la mesa con el pañuelo enrollado de modo aparentemente enérgico, en realidad golpeando suavemente el hilo, con lo cual subirá la Jota rápidamente.

Se coge la carta en la mano dere-cha y se suelta la bolita.

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Otra prueba del efecto que tienen la bondad y la tolerancia sobre la divina juventud.

Y ahora el tercer y último poder, el mecánico.

Para no volver a molestarlos, utilizaré las tres cartas que han pensado. Para que no pueda haber ningún cambio, les pido que las marquen con un lápiz,

o rompemos la esquina de una de ellas, asi.

¿A quién he cogido? La Dama de Corazones. Tenga este trozo,

por favor, como prueba.Aquí tenemos colgada a Madame

Pepita.Ella tendrá la amabilidad de

recibir a las tres cartas cuando yo lo ordene.

Entonces:

Se cogen las tres cartas.

Con estas palabras el artista simula buscar un lápiz en el bolsi-llo del chaleco, pero en realidad lo hace para hacerse con la esquina de la carta solapada (Dama de Corazo-nes), la cual está en el cuadro en-marcado y, aparentando no haber encontrado el lápiz, continua:

Se rompe la esquina de la Dama de Corazones y se sujeta sin dejar ver su cara.

Girando la carta:

Se entrega a un espectador la es-quina rota que se ha extraído del bolsillo, que ha sido cambiada por la que apenas se ha arrancado.

Señalando el cuadro colgado:

El artista coge su pañuelo y lo sacude como expulsando del mismo las tres cartas. Las cartas, en realidad, se empalman en la mano derecha y se dispone de ellas con-venientemente mientras se dobla el

¡Pasen!

¡Ahí están las tres cartas!No les puedo asegurar que esto

no tiene truco, pero les entrego el cuadro y dejo que se imaginen lo que quieran.

No creo que Madame Pepita lo tome a mal si yo la muestro en transparente detalle, pero todo en ella es de verdad, hasta el pelo.

Usted se ha quedado con un trozo, fíjese bien, por favor. Es increíble, coincide perfectamente.

Si quiere podemos recomponer la carta y dejarla de nuevo entera. No es nada fácil pero si usted lo desea todo es posible.

Fíjese bien que la carta está real-mente rota. Mírela bien por delante y por detrás para que no haya lugar a dudas. Y ahora la carta se recompondrá ante sus ojos, muy cerca de usted, y ello sin la ayuda de ningún aparato sino aquí en mi mano.

pañuelo. Con esta palabra se lanza el pañuelo con fuerza hacia el cuadro, con lo cual aparecerán las tres cartas.

Al pronunciar estas palabras se desarma el cuadro, se enseña cada una de sus partes y se cogen las tres cartas.

Se deja el cuadro a un lado y se coge la carta de solapa (Dama de Corazones), a la cual le falta la esquina.

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Este candelabro tiene una granventaja para mí: Que el disparo nome dará en las manos. Al caballero:

Ahora le pido que dispare cuandoyo cuente "tres", apuntando a lallama de la vela para matar elpensamiento de este caballero, queestá allí dentro. ¡Uno, dos, tres! El caballero aprieta el gatillo y en

el mismo instante el artista empuja la perilla del candelabro hacia arriba con el pulgar. La carta empuja el extremo de la vela, haciéndolo caer al suelo, causando la impresión de que la vela se ha apagado.

Se extrae la carta de la supuesta vela y se enseña. Y aquí está su carta. Así queda

resuelto el misterio de los trespoderes.

256

APÉNDICE

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APÉNDICE

Además de los experimentos cartomágicos descritos en las páginas precedentes

Las Cartas Amaestradas

de Hofzinser constituyen una de las manipulaciones más difíciles y asombrosas con cartas normales. Pero la descripción o información escrita de estas manipulaciones es imposible. Incluso dibujos y esquemas no pueden más que mostrar una fase de las fiorituras, pero no su desarrollo. Por ello me he visto obligado a renunciar al intento de describir en palabras Las Cartas Amaestradas y me limitaré a enumerar sus fases.

"Las Cartas Amaestradas" de Hofzinser consta de las siguientes flori turas:a) El desfileb) La rosetac) Rueda pequeñad) Rueda grandee) Extracción largaf)El collarg) El puente h) El arcoi) La hélice de aguak) Media rueda

l) Mezcla alta Quiero señalar que existe además una charla original de Hofzinser para un experimento con el título de "Tres es Uno". Aunque es posible seguir el desarrollo del juego conociendo las técnicas de Hofzinser, el final queda sin resolver. Para no ofrecer dicho experimento incompleto, he decidido no incluirlo.

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Las siguientes interpretaciones de las fiorituras arriba enumeradas nos han sido cedidas gentilmente por Reinhard Müller, quien las escribió originalmente para Karl Fulves en 1970, justo antes de la publicación de la segunda edición de la traducción inglesa de Sharpe. Reinhard señala que es muy difícil dar una justa interpretación a estos vocablos y» que, con pocas excepciones, no aparecen en los otros escritos de Fischer o en las obras cartomágicas de Conradi-Horster y tampoco están en uso hoy en día.

a) El desfile: Extender las cartas mostrándolas al pasarlas de una mano a otra (?). "The Ribbon Drop", ver Tarbell, vol.2, Tannen 1944, pág.194.b) La roseta: Pequeño abanico circular con el centro de las cartas como eje.c) Rueda pequeña: Abanico circular (?) o un abanico normal pequeño (?).d) Rueda grande: Abanico gigante, hecho después de una Faro Incompleta (?) o un abanico normal grande (?).e) Extracción larga: Extensión en cinta sobre el brazo (?).f) El collar: ???g) El puente: Conclusión de una mezcla por imbricación cogiendo ambos paquetes en las manos y arqueándolos hacia abajo (puente) para hacer que las cartas caigan una a una, cuadrándose. "La Cascada" que suele hacerse después de una mezcla por hojeo.h) El arco: Ver "g". "La Cascada" que suele hacerse después de una mezcla por hojeo.i) La hélice de agua: Abanico circular doble (?).k) Media rueda: Abanico parcial en semicírculo (?).1) Mezcla alta: Flexionar las cartas y dejarlas escapar a presión de una mano a otra.The Cascade", ver Tarbell, vol.2, Tannen 1944, pág.194,

Finalmente enumeramos aquellos

Experimentos Cartomágkos,

atribuidos a Hofzinser aunque sin documentación auténtica.

La Elección de Palos. Ocho cartas son elegidas libremente de la baraja y colocadas sobre la mesa cara abajo. Luego nombran un palo y las ocho cartas resultan ser todas del palo nombrado.

Los Ases que se Transforman. Se colocan dos Ases sobre la mesa. Se da a elegir una carta y luego se devuelve la misma a la baraja y se mezcla. Uno de los Ases desaparece y la carta elegida aparece en su lugar. Luego la carta se transforma en el otro As.

La Caja de Puros. Una carta es elegida e introducida en una caja de puros, la cual es sujetada firmemente por un espectador. Se da a elegir otra carta. Tras una orden, la carta que estaba en la caja de puros viaja a la mano del artista y la otra carta, que estaba en la mano, viaja a la

caja.

El Misterioso Rey de Picas. Se colocan cuatro cartas de figura cada una en un atril, por ejemplo, los Reyes de Corazones y de Diamantes, la Jota de Tréboles y la Dama de Corazones. Se giran los atriles de modo que los dorsos de las cartas queden hacia el público. El artista muestra el Rey de Picas en su mano. Este Rey desaparece. El artista pide que indiquen una de las cuatro cartas, la cual se transforma en el Rey de Picas. Luego se transforman las otras cartas, una a una en el Rey de Picas. Finalmente las cartas se vuelven a transformar en las cuatro que se habían enseñado y el Rey de Picas aparece en otro lugar.

Las Cinco Cartas que se Transforman. Se dan a elegir cinco cartas, las cuales son devueltas a la baraja, y se mezcla. El artista hace aparecer tres de las cinco cartas. Dos de ellas se transforman en las dos que faltan.

Carta Blanca. Se da a elegir una carta, la cual es devuelta a la baraja, y se mezcla. Aparece entonces una carta blanca. En esta carta va apareciendo lentamente la cara de la carta elegida.

El Anillo Mágico. Una carta elegida aparece enrollada dentro de un anillo prestado.

La Extraña Coincidencia. Un espectador levanta un paquete de cartas de la baraja. Del resto de la baraja se dan a elegir dos cartas. La suma de los valores de las dos cartas elegidas coincide con el número de cartas del paquete que ha cortado el espectador.

Carta y Billete. Se dan a elegir varias cartas de una baraja. Se piden varios billetes prestados y se pide que elijan uno de ellos. La suma de los valores de las cartas elegidas coincide con la suma de los dígitos del número de serie del billete.

Carta y Pañuelo. Se envuelve una carta elegida en un pañuelo. Después de la charla correspondiente se abre el pañuelo. La carta es ahora una carta blanca. La carta aparece pintada en el pañuelo.

Carta y Reloj. Una carta es elegida y colocada sobre la mesa. La

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cara de un reloj aparece pintada sobre la carta. Se determina una hora. Se hace un movimiento de un lado a otro con la carta y las agujas del reloj pintado indican la hora señalada. El reloj desaparece y vuelve a aparecer la cara de la carta elegida.

La Separación Mágica. El artista enseña una baraja, extendiéndola. Los palos están desordenados. Luego coloca la baraja sobre la mesa y la divide en dos paquetes. En un paquete están las cartas rojas y en el otro las negras. Baraja normal.

El Rompecabezas de las Flores. Se da a elegir una carta de la baraja, la cual resulta ser la Dama de Corazones. A las damas les gustan las flores. ¡Transfórmate! La ñgura de la Dama se transforma en una flor pintada. El artista simula coger la flor y tiene en su mano flores verdaderas. La flor pintada desaparece y vuelve a parecer la ñgura de la Dama de Corazones.

El Lanzamiento de Cartas (¿Desaparición?). El artista tiene en su mano una baraja y comienza a lanzar cartas de la misma hasta agotarla. En un instante, el artista vuelve a tener una baraja en la mano. Luego lanza esa baraja al aire, extiende la mano hacia las cartas que caen y vuelve a tener la mano llena de cartas. Lanza también esas cartas. Sus manos están vacías. Inmediatamente vuelve a tener una baraja en sus manos.

Rübezahl [Personaje legendario, gigante de las montañas que cuenta zanahorias y apuesta con el diablo]. El artista enseña un plato lleno de zanahorias. Se pide que señalen una zanahoria. Se da a elegir una carta. La carta desaparece de la mano. Se corta la zanahoria y se encuentra en ella la carta elegida.

La Tarjeta de Visita. Se pide una tarjeta de visita, se guarda en un sobre. Se da a elegir una carta la cual desaparece de la mano, apareciendo en su lugar la tarjeta de visita. La carta elegida aparece dentro del sobre.

El Juego de los Lansquenetes [Mercenario de la infantería alemana durante los siglos XV a XVII]. Una baraja se transforma, en la mano, en pequeñas banderas. Se dan a elegir cuatro banderitas y en ellas aparecen

las cuatro Jotas como lansquenetes.

La Carta Misteriosa. Se da a elegir una carta y se pide a una dama que extienda ambas manos. En una de sus manos se coloca la carta elegida y en la otra el resto de la baraja. Se pide a la dama que introduzca la carta en la baraja y que sujete esta ultima firmemente. La carta aparece en otro lugar y no está en la baraja.

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ÍNDICE

Prólogo por Juan Tamariz .................................................................................................7Estudio Introductorio por Reinhard Müller

Fechas importantes y notas biográficas ........................................................................9Fischer escribe "J.N. Hofzinser Kartenkünste* ySharpe "J.N. Hofzinser's Card Conjuring" .................................................................. 11L* Carlomagia de J.N. Hofzinser.................................................................................... 13Reflexiones sobre la Importancia de Hofzinser en la Carlomagia.................................. 15El Nombre de Hofzinser en Títulos de Juegos y Juegos conTirulos de Hofzinser ..................................................................................................... 16El Problema Cartomágico de Hofzinser ....................................................................... 18

Nota del Traductor por Rafael Benalar.............................................................................. 21

LA CARTOMAGIA De HOFZINSER

Prólogo............................................................................................................................... 25Biografía de Johann N. Hofzinser...................................................................................... 27Cómo utilizar este libro ................................................................................................... 30

Experimentos con cartas normales:Concordancia Numérica..................................................................................................... 35Pensamientos Idénticos. Primera versión ....................................................................... 37Asociación de Ideas........................................................................................................... 42Los Cuatro Ochos ........................................................................................................... 46

Experimentos con cartas duplicadas normalesEn Todas Partes y en Ninguna. Primera versión ........................................................... 57Los Cuatro Ases ............................................................................................................. 65La Carta que se Transforma en el Aire .......................................................................... 72

Experimentos con cartas de doble caraLa Sensación .................................................................................................................. 79El Pensamiento Forzado ............................................................................................... 84

El Pensamiento ................................................................................................................ 90El Poder del Pensamiento.................................................................................................. 94

Los Cuatro Reyes .......................................................................................................... 105

Experimentos con Barajas CombinadasEl Pensamiento Forzado. Primera versión .................................................................... 117El Pensamiento Forzado. Segunda versión....................................................................... 121

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Experimentos con cartas divididasRecuerde y Olvide. Primera versión ...............................................................................127Recuerde y Olvide. Segunda versión ...............................................................................134Recuerde y Olvide. Tercera versión ................................................................................138La Omnipotencia de las Damas ......................................................................................144Engaña al Prójimo como a ti Mismo ...............................................................................156La Pareja de Enamorados. Primera versión ...................................................................163La Pareja de Enamorados. Segunda versión ....................................................................171La Dama de Corazones ....................................................................................................179La Baraja Maravillosa .......................................................................................................184En Todas Partes y en Ninguna. Segunda versión ............................................................189En Todas Partes y en Ninguna. Tercer* versión .............................................................198

Experimentos con otros tipos de cartas trucadasPensamientos Idénticos. Segunda versión..........................................................................215El Misterio Insoluole .....................................................................................................218El Rey Desaparecido .......................................................................................................223

Experimento con cartas transparentesEl As de Corazones .........................................................................................................229

Experimentos con recursos mecánicosEl Pensamiento Volador ................................................................................................237

Los Tres Poderes.................................................................................................................239

Apéndice.............................................................................................................................259

Experimentos Cartomágicos atribuidos a Hofzinser .......................................................260

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Este libro —traducción directa del alemán— marca el comienzo de una nueva era para los brillantes y creativos magos del mundo hispano-parlante, pues con él surge la oportunidad de conocer y estudiar la obra de este genio de los naipes.

"La cartomagia del siglo XIX —afirma JUAN TAMARIZ en el prólogo— alcanzó en la magia de HOFZINSER y algunos de sus alumnos una cima única y extraordinaria."

"...Pero que no se engañe el lector, continúa. Esta cartomagia "antigua" es también absolutamente moderna: las rutinas, la emoción derivada de las sugerentes y artísticas charlas, la fuerza de los efectos y el impacto de la continuada repetición con variaciones de los mismos una y otra vez a lo largo del juego (utilizando inteligentemente diferentes métodos: manipulativos y trucados) son, hoy, cuando ya vislumbramos el siglo XXI, una lección actual, una auténtica maravilla de creación artística comparable a las de Vernon, Daley, Ascanio, Rene Lavand, Paul Harris, Mario, Larry Jennings, Flip o Luis García (por citar solo algunos de los grandes de la cartomagia del siglo XX)".