Antologia Gramsci - Periferias

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  • Del Comit Editorial ............................................................................................. 3

    Dossier: Escritos de Gramsci

    Cartas de la crcel ................................................................................................. 7

    Artculos periodsticos. 1918-1925 .................................................................... 33

    La Ciudad Futura ................................................................................................ 55

    Artculos

    El eje estatal, el poder y el sujeto posleninista. Algunas reflexionesMiguel Mazzeo ......................................................................................... 85

    19, 20 y despus. El viejo tema del orden nuevoDaniel Campione .............................................................................................. 111

    Comentarios de libros

    Leyendo a Gramsci, de Francisco Fernndez BueyD. C. .................................................................................................................. 129

    Cuadernos de la crcel (tomos 5 y 6), de Antonio GramsciD. C. .................................................................................................................. 131

    Una introduccin a los Cuadernos de la crcel de Antonio Gramsci, de DoraKanoussiD.C. ................................................................................................................... 133

    Foro Social Mundial en la Argentina

    La discusin en torno al ALCAJos Luis Bournasell ......................................................................................... 137

    Publicaciones recibidas ....................................................................... 141

    Homenajes

    Los oficios de DaroMiguel Mazzeo.................................................................................................. 147

    MaxiNatalia Vinelli ................................................................................................... 151

    SUMARIO

  • DEL COMIT EDITORIAL

    La edicin de Periferias que presentamos fue concebida como tal, y comenza trabajarse activamente en ella bastante antes de los sucesos de diciembre de 2001,pensando en un nmero especial ntegramente dedicado a la traduccin y el co-mentario de pasajes de la obra de Gramsci que no circulan habitualmente en caste-llano. Tampoco haba ocurrido entonces el atentado a las Torres Gemelas, y el giroabiertamente agresivo de la poltica del gobierno norteamericano, empeado desdeentonces en generar condiciones para la intervencin armada contra todo aquelloque escoja denominar terrorismo, instaurando una suerte de polica polticamundial de ribetes quizs ms opresivos que nunca antes. ste fue el estmuloinicial para que el actual nmero reflejara tamben el debate terico y polticoactual.

    Lo ocurrido luego, entre el 19 y el 20 de diciembre y el 26 de junio (el da dela muerte a manos de la Bonaerense de Maximiliano Costeki y Daro Santilln),termin de decidir la modificacin parcial del planteamiento inicial del nmero,estimulndonos a insertar algunas intervenciones vinculadas, con el proceso pol-tico-social en curso en nuestro pas, visto bajo la luz de esos ltimos sucesos, de unnuevo auge de la movilizacin popular, de las respuestas que el poder ha urdidopara stas. Y asimismo manifestar el repudio de nuestra publicacin a la barbariedesplegada una vez ms por la dirigencia poltica y el aparato represivo, en conjun-cin con el gran capital cuyos intereses alientan el camino tortuoso de la sociedady la poltica argentina del ltimo cuarto de siglo.

    En suma, el dossier de escritos Gramsci conserva el formato concebido ini-cialmente, con tres secciones que reflejan momentos diferentes de la vida y el

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    pensamiento del dirigente comunista italiano: el del veinteaero redactor de peri-dicos socialistas de La Ciudad Futura; luego, su etapa de dirigente del grupoLOrdine Nuovo y enseguida del Partido Comunista de Italia; y, por ltimo, elGramsci encarcelado, a travs de su correspondencia. Cada una de ellas va prece-dida por comentarios preliminares que intentan ubicar al lector no conocedor deGramsci, sin internarse en anlisis que requeriran mayor espacio. Creemos que elconjunto contribuye a iluminar facetas del pensamiento gramsciano que no son lasms recorridas en nuestras tierras, y lo hemos complementado con la seccin Co-mentarios de libros dedicada a tres ediciones recientes de temtica gramsciana. Elreplanteo parcial del que hablbamos oblig a dejar para mejor oportunidad un parde artculos dirigidos al anlisis del pensamiento gramsciano, que incluiremos enprximas entregas.

    Los dos artculos restantes proponen un breve recorrido, de intencin polmi-ca, en torno a las cuestiones, viejas y nuevas, planteadas en torno al movimientosocial en nuestro pas y el mundo, a partir de la consideracin de la autonoma delmovimiento, su articulacin poltica, planteando el debate con concepciones queen pos de un radicalismo antiestatal opuesto a toda nocin de conquista delpoder corren cierto riesgo de mellar el filo de la confrontacin, orientada a laconstruccin de una sociedad transformada desde su base. La propuesta implcitaes la de desarrollar una discusin amplia en torno al tema, que enriquezca un deba-te que tiene todo que ganar de la ms vasta confrontacin de ideas, mantenidas enrelacin estrecha con la evolucin del movimiento social y la atencin puesta ensus avances y retrocesos, que tenga como particular inquietud la de esclarecer aque-llos puntos oscuros de cara a la militancia concreta (como los denomina Mazzeo)de los senderos tericos elegidos. La definicin de un sujeto posleninista, la con-ceptualizacin y actitud prctica frente al Estado, la forma de articulacin polticaen torno a partido o movimiento, e incluso qu cosa es hoy una revolucinsocial?, alientan en esos dos trabajos, que entroncan de modo bastante directo, portemtica y enfoque, con algunos publicados en el nmero 8, pero tienen el agrega-do del salto cualitativo del 19-20 de diciembre.

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    Durante el ao 2001, surgi la idea de publicar un dossier con artculos deGramsci, si no inditos en espaol, al menos no difundidos en Argentina. Y a pocoandar se decidi que fuera Periferias el receptculo de esa publicacin. La iniciati-va se vincula, en ms de un sentido, con la reciente formacin de la filial argentinade la IGS (Asociacin Internacional Gramsci) y la inauguracin, tambin cercanaen el tiempo, de la Ctedra Libre Antonio Gramsci en Ciencias Sociales de la UBA.Los estudios gramscianos, que experimentaron en nuestro pas un fuerte auge en ladcada de los aos ochenta subordinado en gran medida al anlisis de la llamadatransicin hacia la democracia se opacaron bastante en los noventa, al compsdel desencanto con ciertas lecturas polticas y parecen revitalizarse hoy, en dasque el movimiento social toma una fuerza y creatividad renovada, y la tradicinque entronca con el marxismo vive un nuevo ciclo de perplejidades, desafos, perotambin de nuevas bsquedas.

    Para la tarea se tomaron como base las publicaciones en italiano de los escri-tos gramscianos de las ltimas dcadas, que incluyen escritos que no haban sidoreeditados desde su publicacin inicial, o que permanecan inditos (como parte delas Cartas). Tomar esa tarea significaba una labor de traduccin, anotacin y co-mentarios previos que acercaran al lector no tan familiarizado con la obragramsciana, al significado e importancia de esos textos. No sin algunas demoras ycontratiempos esperables, la labor se ha cumplido, y podemos finalmente presen-tarla hoy. Cupo a Toni Infranca, profesor italiano radicado en nuestro, pas el papelde animador principal de todo el trabajo, lo que incluy la obtencin de los tex-tos italianos, el asesoramiento idiomtico a los traductores y una porcin de los

    uiodhc

    DOSSIER: ESCRITOS DE GRAMSCI

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    comentarios preliminares. Gabriel Livov, muy joven estudiante de filosofa, toma su cargo la traduccin y el comentario de las Lettere incluidas aqu. Carlos Cullarfue a su vez el encargado de trasladar al espaol artculos periodsticos del pensa-dor italiano del perodo que va entre el fin de la guerra y la prisin de Gramsci,cuyo comentario preliminar fue obra del profesor Antonino Infranca. Y DanielCampione fue el traductor y comentarista de los textos de La Ciudad Futura.

    Esperamos contribuir de este modo a un mejor conocimiento de la obra deGramsci, que en nuestro pas ha tenido su referencia principal en los Cuadernos,las Cartas y, en menor medida, en los artculos de LOrdine Nuovo referidos a lalucha consejista de la primera posguerra en el norte de Italia. Si bien el resto dela obra gramsciana ha tenido parcial difusin a travs de los Escritos Polticos (quellevaron en su primera edicin estudio preliminar de J. C. Portantiero, y en la se-gunda, de Leonardo Paggi) y de la decisiva Antologa preparada por Manuel Sa-cristn, adems de otras selecciones de no tanta resonancia; una porcin amplsimade sus trabajos permanece en las sombras para el lector de habla hispana. Espera-mos poder continuar este trabajo con nuevas series de traduccin y publicacin delos escritos de este gran pensador marxista que, vale la pena recordar una vez ms,tuvo en nuestro pas la ms temprana recepcin fuera de Italia.

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    Comentario preliminar

    de Gabriel Livov

    estaba convencido de que esta vez acababa seguro en la crcel cruzamos otros pueblos antes de llegar a la autopista por la ventanilla del patrullero miraba las casas los coches que pasaban la gente a pie

    y en bicicleta la gente que iba a sus cosas aquel movimientode la gente all en las carreteras tan normal que nunca te fijas en l

    y en aquel momento me pareca algo hermoso me entr la melancolaluego en la autopista vi las montaas lejanas era el crepsculo vea

    las montaas y los pueblos blancos abajo ms abajo que haba vistodesde siempre y que tal vez no volvera a ver quin sabe

    por cunto tiempo y me pareca decirles adis para siempre

    Nanni Balestrini, Los invisibles.

    Las cartas que aparecen a continuacin han sido traducidas de la edicin ita-liana en dos volmenes que LUnit public en Roma en 1988 a cargo de AntonioSantucci, quien introduce algunas enmiendas y completa con un apndice de vein-tiocho cartas la clsica edicin de Einaudi de 1965.

    CARTAS DE LA CRCEL

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    Los ejes temticos que atraviesan las cartas de Gramsci elegidas abarcan laexperiencia en prisin, la relacin con sus dos ncleos familiares (sardo y ruso),la educacin y el dialecto, consideraciones sobre su proceso judicial y anotacionesbibliogrficas varias.

    Ahora bien, a la hora de buscar un hilo conceptual entre las misivas que vayams all de la mera alusin o rediscusin de puntos esbozados en otras cartasestrategia tpica de la forma epistolar parece que corremos el riesgo de buscar envano: la fragmentariedad y ocasionalidad de los temas abordados parecen obligar-nos a desistir y a leer las cartas de Gramsci como una coleccin asistemtica deretazos conceptuales.

    Sin embargo, analizando la cuestin con ms detenimiento, la condena a laasistematicidad que se dispara contra el epistolario gramsciano es indisociable deuna determinada forma de entender la relacin entre la crcel y la escritura, unaconcepcin que las percibe como compartimentos estancos sin ms que un merovnculo locativo, y que, en consecuencia, exige de las Cartas de la crcel unasistematicidad fuera de lugar, imposible.

    La crcel desde donde Gramsci escribe sus cartas es un dispositivo de poder.Y en tanto dispositivo de poder, no se limita al simple rol geogrfico del desdedonde, a la manera de un supuesto lugar asptico que cumplira la mera funcinde localizar la escritura, sino que atraviesa y constituye subjetividades, objetivida-des, conceptos, experiencias, visibilidades, escrituras. La forma-prisin no esexgena respecto del corpus epistolar que renen las Lettere dal carcere, como siGramsci hubiese podido escribir las mismas cartas desde la biblioteca de una uni-versidad, desde su casa o desde una plaza; sino que la crcel articula sus palabras,organiza su experiencia.

    Las primeras cartas las escribe en el confinamiento poltico de Ustica; luegoescribe en la crcel judicial de Miln o de Regina Coeli, durante el proceso demayo-julio de 1928; despus, en la penitenciara de Turi entre 1928 y 1933, yfinalmente en centros hospitalarios, tambin en estado de detencin, entre 1933y 1937, ao de su muerte. La escritura, por lo tanto, se halla desde un comienzoregimentada por los tiempos impuestos por el espacio carcelario, tanto en relacincon los momentos del da y hora en que est permitido escribir, como respecto delos das en que se entrega y retira la correspondencia. Por lo dems, se ve tambinsometida a una modelizacin y estilizacin forzadas por la reglamentacin y lacensura de las cartas.

    El mismo Gramsci, en su carta a Tania del 4/5/31, destaca la espontaneidad delas misivas que recibe de ella y de su mujer, y las contrapone, sabiendo que sus cartasson ledas por los censores de la prisin, a su costumbre de controlar cada palabra,algo invencible, que a menudo falsifica por completo el tono de lo que escribo.

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    Silencios amenazantes pesan as sobre cada una de las palabras gramscianas: nologro escribir lo que quisiera ni como quisiera (carta a Giulia, 20/11/26).

    Una vez reconocida la relacin de interconexin entre prisin y escritura,podemos emprender la bsqueda del hilo conductor de estas cartas eminentementefamiliares, personales y afectivas, que se nos aparecer en tanto tengamos en cuen-ta que Gramsci no es slo un preso, sino ante todo un preso poltico1; que el acci-dente poltica que cualifica la condena a prisin de Gramsci indica que sus actosponen directamente en cuestin la autoridad del Estado que ha decidido encerrar-lo; y que, as, toda su vida, hasta la ms cotidiana de sus miserias, adquiere unprofundo sentido poltico.

    Santucci, en el prefacio a su ltima edicin de las Cartas2, sostiene que elverdadero presupuesto del orgnico cumplimiento de la Cartas de la crcel debebuscarse en la condicin especial del autor. Privado de su libertad por el tribunalfascista, l confa al dilogo epistolar la misin de retardar los efectos devastadoresde la lima sutil que disgrega la mente y la voluntad del condenado . Compar-tiendo la opinin de que el ncleo de unidad que mantiene articulados entre s a losdiversos textos que componen la correspondencia gramsciana es el hecho de quesu autor es un prisionero poltico (quizs diramos no tanto del gobierno fascistacuanto, estructuralmente, del Estado), proponemos rastrear el ncleo conceptualde las cartas de la crcel en la lectura poltica que Gramsci hace de su experienciacotidiana en la prisin.

    Escribe Negri: [En el proceso poltico] la justicia propone y organiza, en elentramado de los poderes constitucionales, su fuerza de exclusin poltica. El pro-ceso poltico es pues el punto en el cual, a travs de la magistratura, todos lospoderes del Estado cohesionan su recproca lealtad interior, y excluyen lo diferenteformalizan la exclusin de la renovacin. El proceso poltico es, pues, un altsimoacto de Estado. Aqu se conforma el derecho, el derecho constitucional de exclu-sin, el destierro de la polis.3 Gramsci, exiliado, desterrado del curso vivo de larealidad poltica por el dispositivo de secuestro del Estado, abandonado (en elsentido poltico de Giorgio Agamben) en su reclusin y confinamiento, siente encarne propia el problema que, a nuestro entender, constituye el punto estratgicocentral de la forma gramsciana de pensar la poltica: el problema de la organicidad.

    Eje de toda su conceptualizacin de lo poltico, dicha nocin es activadapor Gramsci en el momento en que debe considerar la relacin entre el Estado yel grupo dominante-hegemnico4, entre un partido y su base social5, entre lasesferas de la economa y la poltica6, entre el sindicato y los obreros representa-dos7, entre la libertad y la futura sociedad comunista8. Tambin apela alorganicismo para redefinir el problema del fetichismo9 o de la ideologa10, paradisear su idea del derecho (no burocrtico sino en perpetuo contacto con el

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    desarrollo de la vida social)11, la relacin entre la Iglesia y el cuerpo de losfieles12, el vnculo entre el intelectual y el grupo social que lo enmarca13, y hastael status de cualquier institucin o asociacin en tanto parte de una vida cultural14.

    En realidad, ya desde la temprana intervencin terica en La Citt Futura,que coronaba su formacin juvenil, Gramsci se refiere al defecto orgnico de lasutopas, aisladas de los hechos reales, como el espejismo abstracto del Estado libe-ral15. Y en su clebre artculo de 1918 para Il Grido del Popolo, La revolucincontra El Capital, habla del partido bolchevique en clave vitalista: se tiene laimpresin de que los maximalistas han sido en este momento la expresin espont-nea, biolgicamente necesaria para que la humanidad rusa no cayera en la disgre-gacin ms horrible16. Tambin entre las filas editoriales de LOrdine Nuovo, lasrelaciones entre su grupo intelectual y las masas obreras del norte de Italia sonpensadas desde la matriz conceptual organicista17, as como el nexo entre el futuroEstado obrero y la Internacional comunista a escala mundial18. Vemos as que losprocesos socio-polticos ms diversos son abordados siempre desde un mismo cr-culo conceptual, que resulta elstico y ondulante, aplicado por analoga en sucesi-vas oportunidades.

    Intentando ofrecer una provisoria caracterizacin que sea lo suficientementegeneral como para englobar las dispares problemticas en las que esta nocin fun-ciona como operador terico, podramos decir que, en Gramsci, la organicidadhace referencia (a veces en sentido descriptivo y muchas otras con fuertes tonos deimperativo a llevar a cabo) al vnculo inmanente, bidireccional y continuamenterecreado entre dos instancias de las cuales una es forma, realizacin, superficie oexpresin, y la otra es contenido, fondo, materia o potencialidad. As, el Estado esla forma que se da el grupo dominante para consolidar su hegemona, el intelectualdebe ser expresin de su entorno societal, el partido debe ser la realizacin de laspotencialidades de la base social de la que emana, el fetichismo no es ms que laseparacin (inorgnica) de una figura jerrquica respecto del colectivo de indivi-duos que se la autoimpuso (por ejemplo, el Estado burgus), etctera.

    La nocin es deudora de la aplicacin de una metafsica vitalista-organicista ala consideracin de los fenmenos socio-polticos, aplicacin que se encuentra yaantes en algunos textos centrales de Marx (aunque en el pensador de Treveris suuso no fuera tan generalizado). Teniendo en cuenta su contrario la inorganicidady el aislamiento en trminos de fosilizacin de una forma respecto de un conteni-do, se evidencia que Gramsci entiende lo poltico en trminos de movimientoconstante de diversos grupos de poder hacia formas de autorrealizacin yautoexplicitacin que son, sin embargo, diferentes de ellos mismos, y que, en vir-tud de esta diferencia, pueden dirigirlos y encauzarlos; pero que, en la medida enque esas formas se momifican y abstraen del curso dinmico y real de la vida de

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    estos grupos, no son sino apndices parasitarios e instancias trascendentes y vacasque terminan constituyendo obstculos para el desarrollo vital hacia nuevas formas.

    La distancia respecto del mundo grande y terrible y complejo que experi-menta el prisionero poltico en las crceles del Estado se traduce en un anlisisnecesariamente poltico de la vida cotidiana (articulado a partir del principio de laorganicidad) que sostiene y confiere coherencia y unidad a sus cartas.

    En 1928, le escribe a Giulia: en general, me siento, desde hace unos meses,ms aislado y recortado de toda la vida del mundo. La carta a Tatiana del 19/5/30habla de la crcel como del ser separado no slo de la vida social sino tambin dela vida familiar.

    En las cartas que hemos traducido, Gramsci menciona su estancia en la crcelen trminos de aislamiento de toda forma de comunicacin (27/2/33), critica lasobreexcitacin de la imaginacin carcelaria, que sin anclaje en la realidad defor-ma y exagera las cosas ms simples (4/5/31), y le reprocha a Tania que no siga alpie de la letra sus indicaciones, angustindose por su encierro y por la confusin eincertidumbre que envuelven a sus palabras fuera de la crcel (5/12/32). Su mismarelacin con Giulia es caracterizada como confusa, a partir de sentimientosinorgnicos y borrosos que no pueden ser clarificados personalmente (27/2/33).Todas las esferas de la experiencia del prisionero poltico, dentro del dispositivo yfuera de la realidad, imposibilitado de participar activamente en la produccin dela historia del mundo19, slo pueden ser analizadas polticamente desde la rbitaconceptual de la organicidad.

    El pensamiento carcelario de Gramsci, en consecuencia, se ve aquejado deuna radical heteronoma.20 La prisin anula el pensar polmico del intelectualitaliano, que siempre construy su autonoma terica a partir del intercambiodialgico con oponentes directos (vase carta del 15/12/30). La crcel es el obst-culo que separa a Gramsci del terreno de la lucha directa de ideas y lo condena a undilogo mediatizado, confuso y fantasmtico, que lo recluye, al fin y al cabo, enuna batalla solipsista y recursiva contra sus propios demonios.

    Sin embargo, siempre que hay poder hay resistencia: Gramsci no se limitaa constatar la inorganicidad y la heteronoma carcelarias, sino que se obstinaen oponerse a los efectos destructivos que la lima sutil del dispositivo carce-lario opera sobre las inteligencias encerradas. En la carta del 9/2/29, Gramscise propone luchar contra la inercia penitenciaria y contra el hecho de que eltrabajo intelectual se transforme en otra costumbre pasiva dentro de la rutinade la prisin: ahora que puedo tomar apuntes en cuadernos, quiero leer segnun plan y profundizar determinados argumentos, y no ya devorar los libros.Ya antes, en la clebre carta del 19/3/27, le comunicaba a Tania el proyecto desegn un plan preestablecido ocuparme intensa y sistemticamente de algn

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    tema que me absorba y centralice mi vida interior. Se trata de una resistenciaque, sin embargo, no es pasiva: me he armado de una paciencia ilimitada, nopasiva, inerte, sino animada de perseverancia (19/12/29).

    En el texto dirigido a Tania del 20/7/28, se lee: tratar de ser ordenado y deutilizar al mximo el papel disponible; la correspondencia misma es concebidacomo un ancla para no naufragar en la apata y en la aridez intelectual21, y a talfin, autodisciplina su escritura epistolar.

    La poltica de resistencia del intelectual marxista forzado a la inorganicidadslo poda tener lugar segn una lenta y desgastante guerra de posicin, a travs demaniobras y movimientos cautelosos y subterrneos, en la que el campo de batallaslo poda coincidir con su propia vida y con su propio cuerpo: debes entenderque desde que me encuentro en la crcel he hecho todo un esfuerzo voluntario porcontrolar mis sentimientos y mis afectos y tenerlos refrenados lo ms posible: essta una forma de autodefensa (carta a Tania del 10/7/28). Guerra, trgica, deautodeconstruccin que an hoy se resiste a una derrota anunciada.

    Las cartas

    A Piero Sraffa2.1.1927Queridsimo22:

    He recibido los libros que me habas prometido en tu penltima carta y unprimer paquete de los que he ordenado yo mismo. De modo que tengo para leer enabundancia por algn tiempo. Agradezco tu gran gentileza, pero no quisiera abusarde ella. Te aseguro, sin embargo, que francamente me dirigir a ti toda vez quetenga necesidades. Como puedes imaginar, aqu no hay mucho que comprar, todolo contrario; faltan las posibilidades de comprar, si bien la compra a la que yoapunto es necesaria.

    La vida discurre sin novedades ni sorpresas; la nica preocupacin es la llega-da del catamarn, que no siempre logra hacer los cuatro viajes semanales (lunes,mircoles, viernes, sbado), para disgusto de todos nosotros, que esperamos conansias la correspondencia. Somos ya unos sesenta, entre los que se cuentan treintay seis amigos de diversas localidades; entre los que predominan relativamente losromanos. Hemos iniciado ya una escuela, dividida en cuatro cursos: 1 curso (1 y2 grado), 2 c. (3 grado), 3 c. (4 y 5 grado), curso complementario, dos cursosde francs (inferior y superior), un curso de alemn. Los cursos estn establecidosen relacin con la cultura en las materias que pueden reducirse a un cierto conjuntode nociones exactamente determinables (gramtica y matemtica); por ello los alum-

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    nos de los cursos primarios asisten a las lecciones de historia y geografa del cursocomplementario, por ejemplo. En suma, hemos tratado de amalgamar la necesidadde un orden escolar gradual con el hecho de que los alumnos, aun si a veces sonsemianalfabetos, estn intelectualmente desarrollados. Los cursos se siguen congran diligencia y atencin. Mediante la escuela, frecuentada tambin por algunosfuncionarios de la crcel e incluso habitantes de la isla, hemos evitado los peligrosde la desmoralizacin, que son enormes. No puedes imaginar a qu condiciones deembrutecimiento fsico y moral se han reducido los presos comunes. Con tal debeber, venderan hasta la camisa; muchos han vendido los zapatos y la chaqueta.Un nmero considerable de ellos no dispone ya libremente de la asignacin guber-namental de 4 liras diarias, ya que la han empeado a los usureros. La usura esreprimida, pero no creo que sea posible erradicarla, ya que los mismos presos queson vctimas de ella no denuncian a los prestamistas ms que en casosexcepcionalsimos. Se paga un inters de tres liras por semana por diez liras deprstamo. Los intereses son cobrados con una puntualidad extrema, dado que losusureros se rodean de grupitos de sicofantes, que por un vaso de vino destriparanaun a sus propios bisabuelos. Los presos comunes, salvo raras excepciones, tienenmucho respeto y deferencia para con nosotros. La poblacin de la isla es muycorts. Por otra parte, nuestra llegada ha determinado un cambio radical en el lugary dejar profundas huellas. Se est proyectando la instalacin de la luz elctrica, yaque entre los confinados hay tcnicos capaces de llevar a trmino tal iniciativa. Elreloj del campanario, que estaba parado desde haca seis meses, ha sido reparadoen dos das: quizs se retomar el plan de construir una banquina en el punto dedesembarco del catamarn. Nuestras relaciones con las autoridades son correctsi-mas.

    Me gustara escribirte algunas impresiones recogidas durante el viaje, espe-cialmente en Palermo y en Npoles. En Palermo he permanecido ocho das: heintentado cuatro veces el cruce y, despus de una hora o ms de navegacin con unmar tormentoso, he tenido que volver atrs tres veces. Ha sido el trayecto ms durode todo el traslado, el que me ha cansado ms. Haba que levantarse a las cuatro dela maana, ir al puerto con las esposas en las muecas; siempre atados y unidos conuna cadena a otros, bajar al barquito, subir y bajar numerosas escaleritas en elcatamarn, donde permanecamos atados de una sola mueca, sufrir mareos, tantopor la incmoda posicin (atados, de una sola mueca y unidos con medio metrode cadena a otros y, por lo tanto, en la imposibilidad de acostarse) como porque elcatamarn, muy pequeo y ligero, baila aun cuando el mar est calmo, para luegovolver atrs y retomar la maana siguiente la misma historia. En Palermo tenamosuna pequea habitacin muy limpia, preparada especialmente para nosotros (dipu-tados), ya que la crcel estaba superpoblada y se evitaba ponernos en contacto con

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    los arrestados de la maffia. Durante el viaje fuimos siempre tratados con gran co-rreccin y hasta con cortesa.

    Te agradezco la intencin de mandarme huevos. Ahora que han pasado lasfiestas encontrar frescos por aqu. Te agradecera la leche condensada suiza, si teagradara mandrmela. No sabra qu pedirte aun querindolo: ac falta un poco detodo y es difcil procurarse ciertas cosas; hay que hacer largos rodeos. No existe unsistema de correos con Palermo. Te estar agradecido si me mandas un poco dejabn para baarme y afeitarme y algn medicamento de uso comn que puede sertil siempre, como aspirina Bayer (aqu la aspirina es extrasima) y agua yodada,y algo para las jaquecas. Te aseguro una vez ms que en caso de necesidad teescribir: has visto cmo he aprovechado la oportunidad en el caso de los libros?Por otra parte te confieso que todava estoy un poco aturdido y no he terminado deorientarme en muchos sentidos. Cuando leas algn libro interesante, como el deLewinsohn, mndamelo.

    Te abrazo fraternalmenteAntonio.

    PD: Mndame un frasquito de agua de Colonia. Me sirve para desinfectarmeluego de afeitarme.

    26 de marzo de 1927Queridsima Teresina23:

    Me ha sido entregada hace algunos das la carta que me habas enviado aUstica, y que contena una foto de Franco24. Pude ver as finalmente a tu niito, y temando todas mis felicitaciones; me mandars la fotografa de Mim, y as estarms que feliz. Me ha impresionado mucho que Franco, al menos en la foto, separezca poqusimo a nuestra familia: debe parecerse a Paolo25 y a su estirpe cam-pestre de Oristano y Cagliari: y Mim a quin se parece? Debes escribirme a me-nudo sobre tus nios, si tienes tiempo, o al menos hacer que Carlo o Grazietta26 meescriban. Franco me parece muy vivo e inteligente: supongo que ya habla correcta-mente. En qu idioma habla? Espero que lo dejen hablar en sardo y no le dendisgustos al respecto. Ha sido un error, para m, no haber dejado que Edmea27, dechiquita, hablara libremente en sardo. Eso ha afectado su formacin intelectual yha puesto una camisa de fuerza a su fantasa. No debes cometer este error con tuschicos. Adems, el sardo no es un dialecto sino una lengua en s, a pesar de que notenga una gran literatura, y es bueno que los nios aprendan ms idiomas si esposible. Adems, el italiano que ustedes le ensearn ser una lengua pobre, muti-

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    lada, hecha slo de aquellas pocas frases y palabras de sus conversaciones con l,puramente infantil; l no tendr contacto con el ambiente general y terminar poraprender dos jergas y ninguna lengua: una jerga italiana para la conversacin ofi-cial con ustedes y una jerga sarda, aprendida a pedazos y mordiscos, para hablarcon los dems nios y con la gente que se cruza por la calle o en la plaza. Te pido,de corazn, que no cometas un error as y que dejes que tus hijos absorban todo elsardismo que quieran y se desarrollen espontneamente en el ambiente natural enque han nacido: eso no ser un obstculo para su porvenir, sino todo lo contrario.

    Delio y Giuliano28 han estado mal en estos ltimos tiempos: han tenido fiebreespaola; me escriben que ahora se han repuesto y que ya estn bien. Mira, porejemplo, Delio: ha comenzado hablando la lengua de la madre, como era natural ynecesario, pero rpidamente ha ido aprendiendo tambin el italiano, y aun cantabacancioncitas en francs, sin por ello confundirse o confundir las palabras de una yotra lengua. Yo quera ensearle tambin a cantar Lassa sa figu, puzone29, peroespecialmente las tas se han opuesto enrgicamente. Me he divertido mucho conDelio el pasado agosto: estuvimos juntos una semana en Trafoi, Alto Adige, en unacasita de campesinos alemanes. Delio cumpla en aquel tiempo dos aos, peroestaba ya muy desarrollado intelectualmente. Cantaba con mucho vigor una can-cin: abajo los sacerdotes, abajo los curas, luego cantaba en italiano: Il sole miosta in fronte a te y una cancioncita francesa donde apareca un molino. Se habatransformado en un apasionado por la bsqueda de frutillas en los bosques y queraperseguir a todos los animales. Su amor por los animales se canalizaba de dosmaneras: en la msica, en cuanto se las ingeniaba para reproducir en el piano lagama musical segn las voces de los animales, desde el oso bartono hasta el agudopollito, y en el dibujo. Cada da, cuando me encontraba con l, en Roma, haba querepetir toda la serie: primero haba que centrar la atencin en el reloj y hacerlehacer todos los movimientos posibles; luego haba que escribirle a la abuela mater-na con la figura de los animales que lo haban impresionado ese da; luego bamosal piano y tocbamos la msica animalesca, luego jugbamos de varios modos.

    Querida Teresina, has observado en tu carta que mi primera carta mandada deRoma estaba llena de desconsuelo. No creo haber estado desconsolado como tcrees. Esa carta la escrib por cierto en un mal momento; el da anterior me habasido comunicada la medida de los cinco aos de confinamiento de polica y se mehaba dicho que dentro de pocos das habra partido hacia Jubaland, en Somala30.Es verdad que en aquella noche pens constantemente en mis posibilidades fsicasde resistencia, que entonces no haba tenido ocasin de calcular y que evaluabaescasas; es posible que en la carta haya habido un reflejo de aquellos estados denimo. En todo caso creme que el desconsuelo ha pasado rpidamente y no se havuelto a repetir. Veo todo con mucha frialdad y tranquilidad, y si bien no me hago

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    pueriles ilusiones, estoy firmemente convencido de no estar destinado a marchitarmeen la crcel. T y los otros deben tratar de hacer que mam (de la que he recibidouna carta a la cual no s cmo responder) est contenta y de asegurarle que mihonor y mi rectitud no estn en absoluto en cuestin: yo estoy en la crcel porrazones polticas, no por razones de honor. Creo justamente que sucede lo contra-rio: si no me hubiera atenido a mi honor, a mi rectitud, a mi dignidad, si por lo tantohubiese sido capaz de tener una crisis de conciencia y cambiar de opinin, nohabra sido arrestado y no habra ido a Ustica31, como para empezar. De esto debispersuadir a mam; me urge mucho. Escrbeme y haz que todos me escriban: no hevisto tampoco la firma de Grazietta; cmo est?

    Abrazo a Paolo afectuosamente; muchos besos para ti y tus hijos,Nino.

    6 de junio de 1927Queridsima mam32:

    He recibido tu carta del 23 de mayo. Te agradezco porque me has escrito unacarta larga y me has mandado numerosas noticias interesantes. Deberas escribirmesiempre as y mandarme siempre muchas noticias sobre la vida local, aun si a ti no teparecen muy significativas. Por ejemplo: me escribes que en Ghilarza33 agregarnotros ocho municipios; cules son? qu significado tiene este agregado y culesconsecuencias? Habr un solo intendente y un gobierno municipal, pero las escuelas,por ejemplo, cmo estarn organizadas? Dejarn en cada municipio actual las es-cuelas primarias, o los nios de Norbello o de Domusnovas tendrn que seguir vi-niendo a Ghilarza para cursar primer grado? Establecern un impuesto municipalnico? Las tasas que los ghilarceses propietarios de tierra van a pagar en todos estosmunicipios sern utilizadas en cada pueblito o sern invertidas para embellecerGhilarza?

    sta es la cuestin principal, me parece, porque en el pasado la balanza comunalde Ghilarza era pobrsima, dado que sus habitantes posean el territorio de los muni-cipios vecinos y ellos pagaban la mayor parte de los impuestos locales. De esto tienesque escribirme, en vez de pensar siempre en mi situacin crtica, triste, etc., etc. Yoquerra dejarte tranquila sobre este punto de vista. Entendmonos: no es que yo creaque mi situacin sea muy brillante. Pero t sabes que cada cosa tiene un valor tambinsegn nuestro modo de verla o sentirla. Ahora bien, yo estoy muy tranquilo y veo todocon una gran calma y una gran confianza, no por los acontecimientos inmediatos queme involucran, sino por mi devenir ulterior; estoy persuadido, como ya le he escrito aTeresina, de que no tendr que estar eternamente marchitndome en prisin; yo creo,confiando en mi propia intuicin, que estar adentro no ms de tres aos, aunque mecondenasen, digamos, a 20 aos. Ves que te escribo con la mxima sinceridad, sin

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    tratar de crearte ninguna ilusin, porque pienso que slo as tambin t sers fuerte ytendrs paciencia. Tambin debes estar absolutamente tranquila respecto de mis con-diciones de fuerza moral y de salud fsica. Por lo que respecta a la fuerza moral, unpoco me conoces. Acurdate de aquella vez (aunque es probable que no te lo haya-mos dicho en su momento) que habamos hecho una apuesta de nios a ver quinresista ms dndose golpes con una piedra en los dedos hasta que saliera una gota desangre de las yemas. Ahora no sera capaz de resistir a esas pruebas brbaras, peroseguramente me he vuelto ms capaz de resistir los golpes de martillo sobre la cabezacon que los acontecimientos me han sacudido y me sacudirn todava. Piensa quedesde hace ms o menos diez aos me encuentro en un ambiente de lucha y que me hetemplado suficientemente; podra haber sido asesinado una docena de veces, y sinembargo me encuentro an vivo: se trata de un punto incalculable a mi favor. Por otraparte, he sido feliz por algn tiempo; tengo dos bellsimos nios que son criados ycrecen como a m me gusta y que se convertirn en dos hombres enrgicos y fuertes.Por lo tanto, estoy tranquilo y no tengo en absoluto necesidad de compasin ni deconsuelo. Tambin fsicamente estoy bastante bien. En estos meses he visto y vividoperipecias de todos los colores y he descubierto que fsicamente soy mucho, muchoms fuerte de lo que yo mismo pensaba. Estoy seguro de poder resistir tambin en elfuturo, y por ello estoy segursimo de que volver a abrazarte y a verte contenta.

    De vez en cuando tengo nostalgia de Giulia y de nuestros hijos, pero s que estnbien.

    Estoy seguro de que los nios son criados incluso con demasiadas comodidadesy cuidados: la mam, los abuelos, las tas, se privaran del pan para que no les faltasengalletitas y lindas ropas. De Nannaro34no he logrado averiguar nunca nada preciso:slo saba que viva en Pars, que trabajaba, pero nada ms. Nannaro est loco y raro,y creo que ha sido justamente l quien no quiso que supiera nada ms de su persona,porque quizs pensaba que yo estaba muy enojado, dado que l haba retirado misueldo por 5 o 6 meses sin avisarme nada, mientras yo estaba enfermo en el sanatorio.Pienso que pudo haber pasado eso; y por lo tanto pienso que est loco. Yo saba en questado se encontraba, cmo haba sido herido por mi culpa35 y no habra ni siquierapensado en retarlo o en pedirle ni un billete.

    Querida mam, s fuerte y qudate tranquila. Te abrazo afectuosamente.Nino.

    9 de febrero de 1929Queridsima Tania36:

    Has recibido la media hoja que te escrib hace 15 das en mi carta a mam?He recibido tus cartas del 4 y 5 de febrero (con la carta de Giulia37). Aqu ha habido4 o 5 das de mucho fro, con una nevada excepcional; pero ha sido un parntesis.

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    El tiempo se ha repuesto, y el sol es nuevamente primaveral. La famosa bolsa deagua caliente me ha sido muy til: me ha ayudado a superar brillantemente lasituacin, sin molestias demasiado graves. Justamente hoy he recibido los 5 nme-ros del Marzocco que no me haban llegado semana por semana. Quizs t ya hasavisado a la Librera que algunas revistas del primer ao no me llegan ms, como tehe escrito, y entonces el servicio se retoma: por el contrario, no he recibido todavala Resea Semanal de la Prensa Extranjera. Del mismo modo no he recibido elnmero del 20 de enero de la Feria Literaria, que me interesa tener (los otrosnmeros los he recibido). Te repito una vez ms que les avises que no me mandenms libros nuevos. Ahora que puedo escribir en la celda, har una lista de los librosque me sirven y la enviar de tanto en tanto a la Librera. Ahora que puedo tomarapuntes en cuadernos, quiero leer segn un plan y profundizar determinados te-mas, y no ya devorar los libros. Pienso que slo excepcionalmente, para el casode algn buen libro de actualidad, que yo no pueda conocer, se puede pasar por altomi lista. Por otra parte, la Librera, que tiene por cierto un fichero de los librosenviados, me ha mandado ya dos veces algunos libros repetidos. Sabes que yaescribo en la crcel? Por ahora slo hago traducciones, para retomar la mano: ymientras tanto pongo orden en mis pensamientos. Me olvido siempre de preguntar-te por una noticia que me interesa mucho: puedes hablar con el abogado? El JuezInstructor militar ha tenido problemas por las declaraciones hechas por Terracini38y por m en el Tribunal Especial? Se ha ido a quejar al abogado? Lo que l mehaba dicho era demasiado importante para mi defensa como para que guardaradiscrecin sobre el tema: por otra parte, no me habl a solas, sino en presencia delcanciller, con abundantes detalles, de modo que cre estar autorizado para servirmede sus afirmaciones. De todos modos, si hubiera tenido problemas, me disgustara,porque en l no haba odio hacia m. Querida Tania, escrbeme ms a menudo: tehas olvidado de las postales?

    Te abrazo,Antonio.

    PD: He recibido tambin tu carta del 8.

    19 de diciembre de 1929Queridsimo Carlo39:

    He recibido la carta del 4 de diciembre de mam y la tuya del 13. Te agradez-co por la prestancia con que has cumplido mis encargos. Entre los objetos de ves-tuario que tena en Roma, no te fue entregado tambin un sobretodo? Me parece

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    que se poda usar todava, aun si no estaba nuevo. Te hablo de un sobretodo deinvierno, porque otro, de gabardina, se haba vuelto un trapo. Pero quizs lo hasrecibido y te has olvidado de escribirme. De los dos pares de zapatos no me acuer-do ms: sin embargo, sospecho que deben estar muy estropeados, y ya inservibles.Naturalmente, te suplico que no le metas a mam en la cabeza hacer un viaje hastaTuri40: slo el pensamiento de una eventualidad as me asusta. Me parece que ellaya abusa demasiado de su fibra emocional trabajando tan duro a su edad: tendra yaderecho a su jubilacin si existieran jubilaciones para madres de familia. Piensoque el primer contacto con la crcel te ha dejado una gravsima impresin: imaginaqu impresin le dejara a ella. No se trata tanto del largo viaje, con todos susinconvenientes, para una mujer anciana que no ha hecho jams ms de cuarentakilmetros en tren y no ha atravesado el mar (quizs el viaje en s la divertira): setrata de un viaje para visitar a un hijo en la crcel. Me parece que hay que evitarloa toda costa. Qu le has contado? Espero que no hayas exagerado en ningn sen-tido: por lo dems, t mismo has visto que yo no estoy ni abatido, ni descorazona-do, ni deprimido. Mi estado de nimo es tal que, aun si fuera condenado a muerte,seguira estando tranquilo, y aun la tarde antes de la ejecucin quizs estudiarauna leccin de lengua china41. Tu carta y lo que me escribes de Nannaro me haninteresado mucho, pero tambin maravillado. Ustedes dos han estado en la guerra:especialmente Nannaro ha combatido en circunstancias excepcionales, como mi-nero, bajo tierra, sintiendo a travs del diafragma que separaba su galera de lagalera austraca el trabajo del enemigo por apurar la explosin de la mina y hacer-lo volar por los aires. Me parece que en tales condiciones, prolongadas por aos,con tales experiencias psicolgicas, el hombre debera haber alcanzado el mximogrado de serenidad estoica, y haber ganado una conviccin tan profunda de teneren s mismo la fuente de sus propias fuerzas morales, de que todo depende de l,de su energa, de su voluntad, de la frrea coherencia de los fines que se proponey de los medios que emplea para ponerlos en prctica, como para no desesperarsenunca ms y no caer ya en aquellos estados de nimo vulgares y banales que sellaman pesimismo y optimismo. Mi estado de nimo sintetiza estos dos sentimien-tos y los supera: soy pesimista con la inteligencia pero optimista por la voluntad.Pienso, en cada circunstancia, en la peor hiptesis, para poner en marcha todas lasreservas de voluntad y ser capaz de superar el obstculo. Jams me he hecho ilusio-nes y jams he tenido desilusiones. Me he armado de una paciencia ilimitada, nopasiva ni inerte, sino animada de perseverancia. Claro que hoy hay una crisis moralmuy grave, pero ha habido en el pasado crisis mucho ms graves y hay una diferen-cia entre hoy y el pasado [...]42. Por eso soy tambin bastante indulgente, y te pidoque t tambin lo seas para con Nannaro, que, yo mismo lo he visto, sabe tambinser fuerte. Slo cuando est aislado pierde la cabeza y se desespera. Quizs leescriba la prxima vez.

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    Querido Carlo, te he dado un verdadero sermn. Entre tanto, me estaba olvi-dando de encargarte que felicites y saludes a Teresina y a Paolo por su nueva hijita.Luego debo saludar en general por la Navidad y por todas las dems fiestas quevendrn. Yo pasar Navidad como mejor pueda, un poco como el famoso seorChiu, del que nos hablaba mam cuando ramos nios.

    Abraza a todos afectuosamente, y especialmente a mam,tu Antonio.

    25 de agosto de 1930Queridsimo Carlo:

    He recibido tu certificada con las 250 liras y hace poco he recibido tu cartadel 23; hace algunos das he recibido una carta de mam y de Mea. Como heescrito a Tatiana, he recibido de Nannaro una carta desde Namur del 22 de julio yluego nada ms: quisiera slo que t le informases del hecho por si l hubieraescrito una carta posterior y se hubiera perdido. Por lo que concierne a Mea, meparece que t no tienes razn. Dado que la cuestin es importante y puede decidirtodo el futuro de la muchacha, te hago saber alguna que otra observacin ma. Yohe tenido en cuenta el ambiente en que ella vive, naturalmente, pero el ambiente nojustifica nada: me parece que toda nuestra vida es una lucha por adaptarnos alambiente, pero antes que eso, por dominarlo y no dejarnos aplastar por l. El am-biente de Mea son ante todo ustedes all, luego sus amigos, la escuela, y luego todoel pueblo, Cozzoncu, con sus doas Tana y Zuanna Culemantigu, etc., etc. Decules secciones de este ambiente recibir Mea los impulsos para sus hbitos, susmodos de pensar, sus juicios morales? Si ustedes renuncian a intervenir y a guiarla,haciendo uso de la autoridad que viene del afecto y de la convivencia familiarhaciendo presin sobre ella, de modo afectuoso y con cario, pero tambin demodo rgido y firme; suceder sin duda que la formacin espiritual de Mea ser elresultado mecnico del influjo causal de todos los estmulos de este ambiente: esdecir que en la educacin de Mea har su contribucin doa Tana, Cozzoncu, donSalomn y don Juanni Bobbai, etc. (cito estos nombres como smbolos, porqueimagino que si estos tipos han muerto, existirn otros equivalentes). Un error quese comete muy a menudo en la crianza de los nios me parece que es ste (tpuedes juzgar por tu cuenta si tengo razn): no se distingue que en la vida de losjvenes hay dos fases muy distintas: antes y despus de la pubertad. Antes de lapubertad, la personalidad del muchacho no se ha formado todava y es ms fcilguiar su vida y hacerlo adquirir determinados hbitos de orden, disciplina y traba-jo. Despus de la pubertad, la personalidad se forma de modo impetuoso y toda

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    intervencin extraa resulta odiosa, tirnica, insoportable. Ahora bien, sucede quelos padres sienten responsabilidad de los hijos justamente en este segundo perodo,cuando ya es tarde: entonces naturalmente entra en escena el castigo y la violencia,que luego dan pocos frutos. Por qu no ocuparse del joven en el primer perodo,por el contrario? Parece poco, pero la costumbre de estar sentados en el escritoriode estudio de cinco a ocho horas por da es una cosa importante, que se puedeinculcar con xito hasta los catorce aos, luego ya no. Para las mujeres me pareceque sucede del mismo modo, y quizs peor, porque la pubertad es una crisis muchoms grave y compleja que en los hombres: con la vida moderna y la relativa liber-tad de las muchachas, la cuestin se agrava. Tengo la impresin de que las genera-ciones ancianas han renunciado a educar a las generaciones jvenes, y que stascometen el mismo error; el clamoroso fracaso de las viejas generaciones se re-produce tal cual en la generacin que ahora parece dominar. Piensa un poco en loque he escrito y reflexiona si no es necesario educar a los educadores.

    Por lo que concierne a las peticiones que hay que hacer por los libros deTrotsky, quizs es mejor que las hagas t. He aqu cmo tendra que formularse elrequerimiento. Quisiera que se me conceda la lectura: 1) de libros de Trotskyescritos despus de su expulsin de Rusia, esto es de su autobiografa traducidatambin al italiano y editada por Mondadori y de otros dos: La Rvolution dfigurey Vers le capitalisme ou vers le socialisme (estos dos ya los tengo, pero necesitouna autorizacin para que me sean entregados)43; 2) el libro de Flop Miller Lacara del bolchevismo traducido al italiano con prefacio de Curzio Malaparte, ac-tual director de la Stampa de Torino y clebre fascista de la primera hora; 3) estoslibros que ya poseo y que por razones por m ininteligibles no me sern concedidossin autorizacin: 1) Mino Maccari Il trastullo di Strapaes (es un cancionero fas-cista: Maccari era el jefe de los fascistas de Colle Valdesa y ahora es jefe de redac-tores de la Stampa); 2) Giuseppe Prezzolini Me parece (es una recopilacin deartculos sobre la moda, sobre las libreras, etc.): el libro ha sido impreso en Firenzepor Arturo Marpicati, actual secretario y canciller de la Academia de Italia; Prezzolinies director de la Seccin italiana del Instituto de Cooperacin intelectual y su supe-rior inmediato es precisamente el honorable Rocco, Ministro de Justicia; 3) MauriceMuret Le crpuscule des nations blanches (Muret es un escritor suizo muy amigode Italia: compila muchas rbricas de literatura italiana en diarios y revistas france-sas y suizas: el libro trata acerca de la cuestin colonial); 4) Petronio Arbitro Satyricon (es una de las obras maestras de la literatura latina: he hecho un curso dedos aos en la universidad sobre este libro y recuerdo todava gran parte de l dememoria: contiene obscenidades como todos los libros latinos y griegos, aunqueyo no hago colecciones de libros obscenos); 5) Krassnoff Del guila imperial ala bandera roja (es una novela del ex general de los cosacos Krassnoff,44 hoy emi-

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    grado zarista en Berln: est editado por Salani con las novelas de CarolinaInvernizio45); 6) Heinrich Mann Le sujet (es una novela alemana de los tiemposde Guillermo II)46; 7) Jack London Las memorias de un bebedor (no lo conozco,pero debe ser una novela de aventuras de marineros y mineros de Alaska); 8)Oscar Wilde El fantasma de Canterville etc. (son tres cuentos humorsticos contrael espiritismo y las historias inglesas sobre fantasmas)47. Escrbeme lo que hars.Abraza a todos en casa. Cordialmente,

    Antonio.

    4 de noviembre de 1930Queridsima Tatiana:

    Estoy contento de saber, por tu ltima carta, que ests de acuerdo conmigo enlo que respecta a las condiciones de salud de Giulia. Es siempre mejor, en estascuestiones, que desde el exterior se ejerza una misma presin moral; dada la escasaeficacia que en tales cosas puede tener la presin moral, que sta al menos seahomognea y acorde para que no sea completamente intil! Te sorprendes de queen Roma no haya sido tu aliado para obtener de Giulia un mtodo de vida menosextenuante en relacin con las necesidades laborales. Est bien tu sorpresa, y debe-ra justificarme. Pero eso no es posible hoy: mi justificacin se mostrara quizsgrotesca o al menos cmica o aun quizs simplemente novelesca.

    Mis condiciones de salud son siempre las mismas y mi mayor esfuerzo sedirige a mantener la estabilidad actual. El gran problema es el insomnio, que noestando determinado ms que parcialmente por causas orgnicas, y en gran partepor causas externas, mecnicas, inherentes ms o menos a la vida carcelaria, nopuede ser vencido por medios teraputicos, sino slo matizado. He realizado unaestadstica del mes de octubre: slo dos noches he dormido cinco horas, nuevenoches enteras no dorm nada, las otras noches dorm menos de cinco horas, endistintas proporciones, todo lo cual da un promedio general de poco ms de doshoras por noche. Yo mismo me sorprendo a veces de tener tanta resistencia y de nosufrir un colapso general. Tomo regularmente Benzofosfan (que casi se me termi-n) y Uroclasio, y de noche Sedobrol. Los tomo, repito, para tratar de mantener almenos el nivel actual de mis condiciones fsicas.

    Me he olvidado siempre de escribir que entre los libros entregados a Carlohaba un ejemplar intacto de los Discursos pronunciados por el Jefe de Gobiernoen 1929: este ejemplar, por error, me haba sido mandado dos veces y estara bienreenviarlo a la Librera, pidiendo otro volumen, en compensacin, por el mismoprecio. No s si estos libros estn ya en Cerdea o todava estn en Roma: te pido

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    que hagas t el envo si estn todava en Roma o que le avises a Carlo (que no meha escrito todava despus de su viaje a Turi) si estn en Cerdea. Te haba escritoque le avisaras a la Librera que no haba recibido el nmero de agosto de la revistaJerarqua y me has hecho saber que habas avisado. Habr que insistir, porqueahora tambin falta el nmero de septiembre y de octubre; por otra parte, hace unmes que no recibo la Italia literaria (el ltimo nmero recibido es del 21 de sep-tiembre). Te pido que mandes una carta certificada, as estamos seguros de que larecibieron. No he ledo el libro de Ford sobre los judos, pero conozco su punto devista a partir de sus otros libros fundamentales: la lucha contra los judos es elaspecto ms importante de su lucha contra la plutocracia que ha tratado una y otravez de apoderarse de su sistema industrial con la presin financiera y tambin atravs de la accin de los sindicatos obreros. Quin sabe qu otro odio mayorincubar Ford ahora, luego de las dos crisis de la Bolsa de New York que hanpuesto un freno a la construccin de automviles! Todo el optimismo de su visinindustrial se ha destruido de un golpe y ser difcil hacerlo resurgir. Querida, teabrazo tiernamente, Antonio.

    15 de diciembre de 1930Queridsima Tatiana:

    S, s, el libro de Zangwill48 lo recib hace mucho tiempo y me olvid de con-firmrtelo. Es un libro muy interesante, pero ya lo conoca; sin embargo lo hereledo con gusto.

    Las revistas Pegaso y Les Nouvelles Littraires las recib siempre con regulari-dad y de hecho me interesan: puedes confirmar la suscripcin en la Librera, aunquecreo que ya has confirmado todas las actuales suscripciones. En cuanto al pedido derevisin, dado que ya ha sido efectuado por un condenado, no hace falta que lo hagayo. Los elementos individuales son tiles para la apelacin, no para la revisin, en laque se pregunta slo, como justificacin, la prueba de defectos de forma, o bien decontraste con otras sentencias del mismo tribunal, etc., esto es elementos de carctertcnico-jurdico que slo un abogado puede identificar. Yo no s a qu abogadoUmberto49 puso a cargo de tratar su recurso, en caso de que sea acogido; a decirverdad, no s ni siquiera cul es el procedimiento de los recursos de revisin, si setrata de una deliberacin en la cmara de consejo o si al abogado se le permitedesarrollar las motivaciones del recurso frente al consejo del juicio. En todo caso,teniendo en cuenta nuestro proceso, que ha sido totalmente poltico, tambin elrecurso ser acogido o rechazado por motivos polticos y no por motivos jurdico-formales y, por lo tanto, es insuficiente la demanda de un solo individuo. Se trata

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    slo de ver si en el recurso todos los motivos jurdicos han sido expuestos porUmberto, y de eso dudo, por el hecho de que en el proceso los abogados, desde elpunto de vista profesional, demostraron una insuficiencia asombrosa (digo insufi-ciencia por no usar palabras peores). No nos han informado de un hecho esencial,que en otro proceso anterior al nuestro, el del grupo florentino Serafino Masieri50 eC., haba habido una absolucin para el crimen de incitacin a la guerra civil. Ennuestro proceso, por el contrario, apareca como que Masieri haba cometido elcrimen y nosotros fuimos condenados a 15 aos de reclusin como mandantes,mandantes de un crimen por el cual el mandatario haba sido absuelto! Pero tam-bin sta es una insignificancia, ya que, como te he dicho, el proceso era poltico, osea, como dijo el procurador militar y como repite la sentencia, nosotros fuimoscondenados por mero peligro, porque habramos podido cometer todos los crme-nes contemplados en el cdigo: que los hubiramos cometido o no era algo secun-dario. Por lo tanto, olvdate de la cuestin del recurso; lo importante era que fuesehecho, es decir que constara en las actas del Tribunal Especial que nosotros haba-mos agotado todas las instancias concedidas por la ley para protestar contra la con-dena; creo que nadie guardaba una esperanza de revisin efectiva, al menos yonunca lo pens y no lo pienso tampoco hoy.

    Querida Tatiana, no quiero escribirle todava a Giulia; quiero recibir primerouna carta de ella y tener directamente noticias sobre su salud. Por lo dems, piensoque t sigues mandndole todas mis cartas, aun aquellas que te escribo personal-mente a ti. Si le mandas tambin sta, leer mi deseo, que responde a una verdaderaexigencia psicolgica que no consigo superar. Ser porque toda mi formacin inte-lectual ha sido de orden polmico; tambin el pensar desinteresadamente me esdifcil, esto es, el estudio por el estudio. Slo alguna vez, pero de vez en cuando, meocurre que me pierdo en un determinado orden de reflexiones y encuentro as en lascosas mismas el inters para dedicarme a su anlisis. Ordinariamente me es necesa-rio posicionarme desde un punto de vista dialgico o dialctico, porque de otramanera no siento ningn estmulo intelectual. Como te he dicho una vez, no megusta tirar golpes al vaco; quiero sentir un interlocutor o un adversario concreto;tambin en las relaciones familiares quiero mantener dilogos. De otro modo, meparecera estar escribiendo una novela de forma epistolar, qu s yo, estar haciendomala literatura. Por supuesto que me interesara saber lo que Delio piensa de suviaje, qu impresiones ha tenido, etc. Pero ya no quiero pedirle a Giulia que obliguea Delio a narrarme algo. Lo he hecho una vez: he escrito una carta a Delio, quizs lorecuerdes, pero todo ha cado en la nada. No consigo pensar por qu se le ha oculta-do a Delio que yo estoy en la crcel, sin pensar que quizs l habra llegado a saberloindirectamente, es decir, en la forma ms desagradable para un nio que comienzaa dudar de la veracidad de sus educadores y comienza a pensar por cuenta propia ya hacer su vida. Al menos as me pasaba a m cuando era un nio: lo recuerdo

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    perfectamente. Este elemento de la vida de Delio no me mueve a escribirle directa-mente: pienso que cualquier criterio educativo, aun el peor, es siempre mejor que lasinterferencias entre dos sistemas contrastantes. Conociendo la gran sensibilidadnerviosa de Delio e ignorando casi todo de su vida real y de su desarrollo intelectual(no s ni siquiera si aprendi a leer y escribir) dudo si tomar iniciativas respecto del, en el caso justamente de determinar interferencias de estmulos sentimentalescontradictorios que, creo, seran nocivos. Qu te parece? Por eso habra que esti-mular a Giulia a que me escriba ms sistemticamente o quizs que me sugiera loque debo escribir, y habra que convencerla que no es ni justo ni til, a fin de cuen-tas, esconderle a los nios que estoy en la crcel: es posible que la primera noticiadesencadene en ellos reacciones desagradables, pero el modo de informarlos debeser elegido con criterio. Pienso que es correcto tratar a los nios como seres razona-bles y con los cuales se habla seriamente aun de las cosas ms serias; esto deja enellos una impresin muy profunda, refuerza el carcter, pero especialmente evitaque la formacin del nio sea dejada al azar de las impresiones del ambiente y a lamecanicidad de los encuentros fortuitos. Es extrao que los grandes se olviden dehaber sido nios y no tengan en cuenta sus propias experiencias; yo, por mi cuenta,recuerdo cmo me ofenda y me induca a recluirme en m mismo todo descubri-miento de subterfugio usado para ocultarme hasta las cosas que podran dolerme;me haba transformado, hacia los diez aos, en una verdadera tortura para mi ma-dre, y me haba fanatizado hasta tal punto con la franqueza y la verdad en las rela-ciones recprocas que montaba grandes escenas y escndalos.

    He recibido los dos paquetes de tabaco, que es bueno, pero demasiado fuerte.Te agradezco, pero ser mejor desistir. Quisiera que t vieras si en la revistaEducazione Fascista de diciembre ha sido publicado el reciente discurso del sena-dor Giovanni Gentile en el Instituto de Cultura Fascista. Puedes encontrar esta re-vista en la Librera del Littorio y quizs el encargado te podr decir si el discurso hasido publicado en otra revista (quizs en la Bibliografa fascista que tambin esdirigida por Gentile). De todos modos te agradecera si me hicieras llegar un nme-ro de Educazione Fascista para ver cmo est compilada ahora y si vale la penasuscribirse: el nmero de diciembre, que contiene el ndice del ao, figura comoensayo.

    Queridsima, te deseo felices fiestas y te abrazo tiernamente,Antonio.

    4 de mayo de 1931Queridsima Tania:

    He recibido la coleccin de la revista Leonardo. Estoy muy contento por tenerlay te agradezco cordialmente los esfuerzos que habrs hecho para conseguirla. No

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    consigo explicarme el motivo por el que has mandado un telegrama a la Direccin dela crcel pidiendo informacin sobre mi salud. He pensado que quizs circul algnrumor sobre m, como ha sucedido otras veces; si hubiese sido as, deberas habersido ms precavida y no creer en esas fuentes de leyendas. Creo haberte advertidootras veces de que no hay que creer nada de lo que cuentan los familiares de lospresos o de lo que tiene un origen carcelario. No imaginas las extraas deformacio-nes y ridculas exageraciones que sufren las cosas ms simples y obvias: el recuerdode los tiempos de guerra da apenas una plida idea de este proceso de creacin fan-tstica y de deducciones novelescas y pueriles. En mi caso, nada real puede haberdeterminado amplificaciones, porque no he estado mal, es ms, desde hace algunassemanas duermo bastante y por lo tanto me siento mejor que de costumbre. He esta-do preocupado porque t no me escribas y no te oculto que, cuando supe de tutelegrama, me encoleric un poco: por qu no escribirme a m, incluso una postal,en vez de mandar este telegrama? Recib tu postal del 30 de abril y la carta deGiulia con tu notita; la carta de Giulia es muy graciosa, no te parece? Me gustmucho la ancdota de la lengua delia, pero habra que recibir al menos una cartaas cada quince das. Me gust tambin tu postal. Realmente me gusta cmo escribeGiulia y cmo escribes t a veces: me gusta quizs porque es justamente lo opuestode mi modo de escribir. Vosotras tenis una gran espontaneidad, que se siente asincluso en su forma inmediata. Antes de venir a la crcel, yo escriba poqusimo y sise exceptan las cartas que escrib a Giulia en aquel tiempo, creo no haber escritonunca ms de tres cartas al ao. Desde que estoy en la crcel, la costumbre de contro-lar cada palabra que digo con cualquiera y la repugnancia que me obsesiona por lapublicidad de las cartas se refleja tambin en la escritura hacia vosotras; es algoinvencible, que a menudo falsifica por completo el tono de lo que escribo.

    Querida Tania, he roto los anteojos y no tengo otros. Dado que no se han roto loscristales sino el armazn, pude arreglarlos lo mejor que pude, uniendo y acomodan-do los pedazos, pero los lentes no estn ya en foco y me afectan la visin. Te agrade-cer muchsimo si quisieras mandarme otros: deben ser en smil-tortuga (es decirceluloide), y la medida es de tres dioptrias. Te pido que me mandes anteojos de bajoprecio; stos son transitorios, en el sentido de que para tener anteojos adecuadosdebera hacerme medir exactamente el grado de miopa. En realidad, los llevo msque nada para tener menos dolor de cabeza, si bien estoy persuadido de que granparte de la miopa se debe al dolor de cabeza, con accin recproca.

    Carlo todava no me escribi; si tienes su direccin, escrbele que su modo deproceder me doli mucho; no le escribe ni siquiera a mam, aun sabiendo de suscondiciones de salud. Te abrazo,

    Antonio.

    PD: Manda su parte a mi hermana Teresina.

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    5 de diciembre de 1932Queridsima Tania:

    He recibido tu postal del 30 de noviembre y la carta del 2. Me disgusta muchoque hayas estado enferma y que an no te hayas repuesto. Pero por qu no me lohabas mencionado? Me duele pensar que, sin saber de tu mal, pueda haber contri-buido (como ciertamente ha sucedido) a ponerte ms nerviosa y preocupada, y portanto a agravar el mal mismo. Pienso que me dices la verdad diciendo que estsmejor, y por eso te escribo ciertas cosas. De todos modos debes convencerte de queocultarme ciertos hechos es peor que anunciarlos enseguida; surgen complicacio-nes que aumentan el disgusto y dejan una huella permanente de duda angustiantede que otras cosas son tambin quizs desconocidas y nuevos disgustos se agitanen mi cabeza. Querida Tania, te suplico con todo el corazn que no quieras discutir,analizar, tratar de refutar mi carta del 14 de noviembre51. Me dara la impresin deser viviseccionado como un roedor. Entiendo muy bien que t podras responder acada punto de ella, como que cuatro y cuatro hacen ocho. Pero te pido que creasque tambin yo s las cuatro operaciones y la tablita pitagrica. No se trata enton-ces de la mayor o menor facilidad para encontrar contraargumentos para mis razo-nes. No se trata tampoco de que yo necesite expresiones afectuosas, consuelos ocaricias. Estas cosas son bellas y buenas, pero en este caso especfico estn fuera delugar y parecera (debo decirlo francamente) convencionales como el cumplimien-to de una obligacin. Te suplico por esto que no entres en discusin. Una cosa soladebes responderme: ests dispuesta a ser mi traductora frente a Giulia de lo que tehe escrito o lo crees imposible? Un s o un no, esto es lo que deseo saber. Todoperfil de discusin me disgustara inmensamente. Se trata de una operacin quirr-gica, en cierto sentido de una decapitacin, que est justificada slo si se ejecutacon un corte neto, decidido; de otra manera se transformara en un suplicio chino.Habra deseado que me hubieras respondido enseguida; no has podido hacerlo.Paciencia. Ahora, por lo tanto, no debes hacer girar el cuchillo en la herida.

    Permteme que te diga una verdad dolorosa. A menudo quien pretendeconsolar, ser afectuoso, etc., es en realidad el ms feroz de los torturadores. Aun enel afecto hay que ser sobre todo inteligente. Dentro de poco estaremos en1933: una nueva fase de mi vida carcelaria ha ya comenzado. Y bien, debo hablartefrancamente. Dado que yo no pongo en duda tu afecto hacia m (es sta una premi-sa siempre presente en mi espritu, aun cuando no la sealo, y me parece intilsealarla, como lo sera tambin recordar siempre que mam o Giulia me quieren)y dado que en definitiva pienso que mi carta del 14 de noviembre quedar an sinconsecuencias decisivas, te quiero decir que tu actitud debe cambiar en algunospuntos. Estate segura de que no quiero hacerte recriminaciones (que seran tontas),

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    pero te quiero hacer acordar de un episodio de hace algunos aos que quizs hasolvidado y sobre el que me parece no has reflexionado an lo suficiente como paraextraer de all una norma de conducta. Recuerda que en 1928, cuando estaba en eljuzgado de Miln, recib la carta de un amigo que estaba en el extranjero.52 Acur-date de que te habl de esta carta muy extraa y te cont que el juez instructor,luego de habrmela entregado, agreg textualmente: honorable Gramsci, ustedtiene algunos amigos que ciertamente desean que usted se quede mucho tiempo enla crcel. T misma me contaste otro juicio dado sobre aquella carta, juicio queterminaba con el adjetivo criminal. Y bien, esta carta era extremadamente afec-tuosa para conmigo, pareca escrita por la solicitud impaciente de consolarme,de darme nimo, etc. Tanto el juicio emitido por el juez instructor como el contadopor ti eran objetivamente exactos. Por lo tanto, se puede cometer un acto criminalqueriendo hacer el bien? Puede que alguien, querindote hacer el bien por el con-trario te encadene aun ms? Parece que s, segn la opinin del juez del TribunalMilitar Territorial de Miln; opinin que, como te consta, ha coincidido con la deotra persona que estaba en las antpodas. Se trat de un acto malvado o de unaligereza irresponsable? Es difcil decirlo. Puede que una y otra cosa al mismo tiem-po; puede ser que quien lo escribi fuera slo irresponsablemente estpido, y queotro, menos estpido, lo haya inducido a escribir. Pero es intil romperse la cabezasobre tales cuestiones. Queda el hecho objetivo, que tiene su significado.

    Querida Tania, te he dicho ya que ha comenzado una tercera fase de mi vidade preso. La primera fase fue desde mi arresto hasta la llegada de esa carta famosa:hasta aquel momento existan probabilidades (es cierto que slo probabilidades,pero qu ms puede pedirse) de un giro de la vida distinto al que finalmente severific luego; esas probabilidades fueron destruidas y podan todava pasar peo-res cosas. La segunda fase va desde ese momento a los primeros das del pasadonoviembre. Existan todava posibilidades (no ya probabilidades sino posibilida-des, pero no es tambin que las posibilidades son preciosas y que hay que tratar deaferrarse tambin a ellas?), y tambin se perdieron; te aseguro que no por culpama sino porque no se quiso prestar odos a lo que yo haba indicado en el momen-to oportuno. Esto lo debo a Carlo y a su imbecilidad fatua (no me refiero al telegra-ma, que es una estupidez secundaria). Pero por qu t no has venido a Turi en 1932,como habas prometido desde los primeros das de enero? Si no lo hubieras prome-tido y yo no hubiera contado con la promesa, te habra escrito que vinieras. Te hedicho que no quiero hacerte recriminaciones. Quiero slo que el pasado sirva almenos de gua para este tercer perodo, para que no se repitan los errores, las faltasdel pasado. Esta tercera fase que empieza es la ms dura y difcil de superar. Poreso te pido que no hagas nada sin mi consentimiento, no escuches ningn consejoque me concierna, haz slo y literalmente lo que yo te pueda indicar. Esta con-

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    viccin es la que te he querido infundir con esta larga cantinela: que no bastan lasintenciones buenas y afectuosas, sino que hacen falta muchas otras cosas antes detomar una decisin que no tenga que ver slo con s mismo: hace falta, ante todo, elconsenso explcito del interesado sobre el que caern las consecuencias desastro-sas que no siempre se saben prever. Te abrazo,

    Antonio.

    27 de febrero de 1933Queridsima Tania:

    Creo que es intil, despus de lo que te dije en persona, repetirte la mismacantinela sobre mis malestares fsicos. Creo que, en las condiciones en las que sedesarrolla nuestro dilogo, cada prolongacin suya, en vez de aportar elementos declaridad, aportara solamente elementos de confusin. Quiero, sin embargo, ha-blarte un poco de mi situacin moral, por decirlo as, es decir, de la suma de senti-mientos que me ocupan normalmente y de aquellos que predominan especialmen-te entre otros y dan el tono general. Creo poder asegurar que, al menos hasta ahora,el elemento psquico no determina el elemento fsico, y tampoco viceversa; pero esverdad que, en determinadas condiciones fsicas, determinados sentimientos sehacen ms imperiosos y tal vez se vuelven obsesivos. Se puede, por lo tanto, decirque cuando el curso de los pensamientos asume una cierta direccin, o se intensi-fica en esa direccin, ello corresponde a una determinada situacin fsica e indicauna agravacin. En mi caso particular, es cierto que en todos estos aos he pensadosiempre en ciertos hechos (especficamente, en la serie de hechos que puedenresumirse simblicamente en la famosa carta de que me habl el juez instructor enMiln y sobre la cual tambin recientemente te entretuve), pero es tambin ciertoque en estos ltimos meses estos pensamientos se han ido, lo dir as, intensifican-do, quizs porque disminua en m la confianza de poder clarificarlos personal-mente, de poder ocuparme filolgicamente de ellos, retraerme a las fuentes yllegar a una explicacin plausible de ellos. Lo que hoy te quiero decir es esto: conesta serie de hechos vinculo las manifestaciones de mis relaciones con Iulca.53 Esdecir que a esta serie de preocupaciones estaban unidas ciertas cartas que te escribhace mucho tiempo y que quizs no has olvidado, hasta la ltima que t a vecesllamas clebre y que no est muy lejana en el tiempo. De todos modos, tambinhoy estoy convencido de que en mis relaciones con Iulca hay un cierto equvoco,un doble fondo, una ambigedad que impide ver claro y ser completamente fran-cos: mi impresin es la de estar mantenido aparte, la de representar, por decirlo as,una prctica burocrtica que debe ser dejada de lado y nada ms. Mira que yo

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    antes que nadie estoy convencido de haber cometido errores, pero la impresin esque no se trata de estos errores, sino de otra cosa que se me escapa y que no logroidentificar con precisin. Por otra parte, como puedes pensar, si bien vivo en lacrcel, aislado de toda fuente de comunicacin, directa e indirecta, no debes pensarque no me llegan igualmente, elementos de juicio y de reflexin. Llegan inorgnica,intermitentemente, de a largos intervalos, como no puede no suceder, a travs delos discursos ingenuos de aquellos que oigo hablar o hago hablar y que de vez encuando traen el eco de otros ambientes, de otras voces, de otros juicios, etc. Toda-va no he perdido todas las cualidades de crtica filolgica: s separar, distinguir,atenuar las exageraciones intencionadas, integrar, etc. Algn error debe haber en elproceso, estoy listo para admitirlo, pero no decisivo, no tal como para dar unadireccin distinta al curso de los pensamientos. Por otra parte no creo oportunoescribirte otras cosas. Conoces mi forma de pensar: lo que est escrito, adquiere unvalor moral y prctico que trasciende en mucho el solo hecho de estar escrito,que aun as es una cosa puramente material... La conclusin, para decirlo en resu-midas cuentas, es sta: yo he sido condenado el 4 de junio de 1928 por el TribunalEspecial, esto es, por un determinado colegio de hombres, que se podran indicarnominalmente con direccin y profesin en la vida civil. Pero esto es un error.Quien me ha condenado es un organismo ms vasto, del que el Tribunal Especialno ha sido ms que una manifestacin externa y material, que ha compilado el actolegal de condena. Debo decir que entre estos condenadores figura tambin Iulca,creo, es ms, estoy firmemente convencido, que inconscientemente, y hay una se-rie de otras personas menos inconscientes. sta es al menos mi conviccin, yafirmemente anclada dado que es la nica que explica una serie de hechos sucesivosy coherentes entre s. No s si he hecho bien al escribirte estas cosas, lo he pensadomuchas veces, he dudado, y finalmente me convenc de que s. No creas tampocoque mi afecto por Iulca ha disminuido. Por lo que yo puedo juzgar, me parece queha aumentado, al menos en un cierto sentido. Conozco por experiencia el ambienteen que vive, su sensibilidad y el modo como puede haber acaecido en ella un cam-bio. He credo que tena que escribirte porque me parece haber llegado a un girodecisivo en mi vida, en el que es necesario, sin ulteriores dilaciones, tomar una deci-sin. Esta decisin est tomada. La lnea de conducta que te he indicado en lasltimas conversaciones y en las ltimas cartas es slo una parte condicional deestas decisiones. Ciertas veces he pensado que toda mi vida fue un gran (grandepara m) error, una obstinacin. Todava me convence de que esto no es perfecta-mente verdadero tu comportamiento y sobre todo la actitud del abogado (no teofendas si pongo al abogado antes que a ti; hay razones plausibles y que no sonofensivas para ti y t misma las puedes comprender). Pero esto no es suficiente.

    Recapitulando: quiero convencerte de que mis condiciones psquicas, si bien

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    estn vinculadas con mis condiciones fsicas, no son sin embargo ni la causa ni elorigen. Son en suma su sntoma externo, o su forma: por lo cual aun si, por hipte-sis, desaparecieran, no desapareceran los males fsicos: cambiara la forma, eso estodo, lo que no me parece gran cosa. Tomados en s mismos, los males psquicosson bastante graves (en el sentido de que mi fuerza de voluntad puede cada vezmenos controlarlos y dominarlos) y esta agravacin es un sntoma de cansanciofsico, es decir, justamente, de debilitamiento de la voluntad en el sentido fsico dela palabra: siento tambin una disgregacin de las fuerzas intelectuales en s, y deello debes tener la impresin t a partir de algunas de mis cartas. De todo el con-junto siento que estoy atravesando la fase ms crtica de mi existencia y que estafase no puede durar mucho sin determinar, fsica y psquicamente, resultados ycomplicaciones decisivos de los que no se puede volver atrs. Esto que te escriboes slo para ti y para el abogado que se ocupa de mis asuntos. No querra queestuviera reservado para Iulca, pero te dir: con ella no creo que basten las afirma-ciones formales, como las que he hecho hasta ahora. Y ni siquiera las palabrasbastaran por s solas; deberan estar acompaadas por hechos. Cree que eso mepreocupa. Tengo la impresin de que Iulca sufre un poco del mismo mal que yo,que al menos una parte de su malestar deriva de las mismas causas de las que derivami malestar psquico. No s si te es posible intervenir de algn modo. Veo la cosamuy difcil, porque conozco ciertas condiciones y ciertos precedentes que a ti se teescapan necesariamente, y sin el conocimiento de los cuales, por otra parte, meparece que toda intervencin debe parecer superficial y convencional. Piensa quesobre tales cosas reflexiono desde hace cuatro o cinco aos, y que por lo tanto lashe analizado en todas sus combinaciones posibles. No hay conclusin para lo quete he escrito. Prcticamente, me parece que la conclusin es la de siempre: prose-guir con firmeza por las lneas fijadas, sin hacer cosas intiles o superfluas, demodo que todo lo que es posible hacer con nuestra voluntad sea realizado exacta-mente; el resto, en tanto no puede entrar en el clculo, no debe preocuparnos.Agradece al abogado todo lo que ha hecho por m y lo que querr an hacer. Hablarde gratitud con l me parece ocioso. Te abrazo tiernamente,

    Antonio.

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    Comentario preliminar

    de Toni Infranca

    La pequea seleccin de artculos que aqu presentamos provienesustancialmente de dos perodos diversos de la enorme produccin gramscianaprevia a la prisin, de esa produccin de la cual Gramsci dice poder reunir 4 o 5pequeos tomos en Lettere dal carcere. En cambio, ha abarcado cinco gruesosvolmenes y representa un instrumento indispensable para una mejor comprensinde sus obras cumbre, las Cartas de la crcel y los Cuadernos de la Crcel.

    Los primeros dos artculos, La Comuna y Los catlicos italianos, apare-cieron en Il Grido del popolo del 16/3/1918 y en la edicin piamontesa de Avanti!del 22/12/1918, y tienen diferentes matrices. El primero es una breve recensin deun folleto sobre la Comuna de Pars y el otro revela la preocupacin del jovenGramsci, que a fines de la Gran Guerra vea con inquietud la formacin de unpartido catlico. En el artculo sobre la Comuna de Pars se muestra un Gramscidisconforme con que el ms importante acontecimiento de la historia del movi-miento obrero sea presentado de una forma falta de concrecin y particularidades,que lo hace aparecer como un acontecimiento banal de la historia europea. Por otrolado, no quiere que se haga una estpida apologa de la Comuna, desea concrecinhistrica y deja traslucir una fuerte pasin poltica en la lectura que hace del libritoreseado.

    ARTCULOS PERIODSTICOS. 1918-1925

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    En el artculo sobre los catlicos comienza a revelarse el olfato poltico dejoven analista. Sabe bien que los catlicos son la mayora de la poblacin italiana,pero el Risorgimento proceso de unificacin nacional fue conducido contra loscatlicos a causa de la Cuestin romana, la existencia de un Estado secular perte-neciente a la Iglesia Catlica. El Risorgimento fue necesariamente laico y redujoa los catlicos a la condicin de los derrotados de la unificacin nacional. A finesde la Gran Guerra, la situacin est revuelta; el Estado liberal ha entrado en crisisdefinitiva, esa crisis que llevar al fascismo al poder, y a los catlicos les espera latarea de salvar la herencia de ese Estado. Naturalmente, el carcter laico del Esta-do ser sacrificado para mantener a los socialistas fuera del poder, como habacomenzado a hacer Giolitti en los ltimos aos anteriores a la Gran Guerra. Dehecho, los socialistas eran los ideolgicamente ms identificados con la tradicinlaica del Estado unitario. Pero la solidaridad de clase echar a los liberales enbrazos de los catlicos. En realidad, la previsin de Gramsci se cumplir comple-tamente recin despus de la Segunda Guerra Mundial, cuando la democraciacristiana se convertir en el partido de gobierno que retendr el poder en Italia porcuarenta y cinco aos, cumpliendo una funcin especficamente anticomunista.

    Tngase en cuenta que el primer artculo fue escrito inmediatamente despusde la Revolucin de Febrero y el segundo, despus de la Revolucin de Octubre;y sobre todo, que este ltimo acontecimiento hace comprender a Gramsci que lapoltica tambin en Italia se resuma en un enfrentamiento frontal entre capitalis-tas y trabajadores.

    Los otros dos artculos, Ni fascismo, ni liberalismo: Sovietismo y Lacada del fascismo, que aparecieron respectivamente en L Unit del 7/10/1924 yen LOrdine Nuovo del 15/11/1924, fueron escritos bajo la fuerte impresin delcaso Matteotti. El frente antifascista se haba quebrantado por el retorno de loscomunistas al recinto parlamentario, el nico lugar donde se deba conducir unabatalla por el restablecimiento de la legalidad democrtica, y por la indecisin dela mayora de la formacin antifascista. A pesar de eso, Gramsci est convencidode que la cada del fascismo era ya un hecho maduro, y que sera suficiente otropequeo esfuerzo para liberarse de Mussolini. En cambio, la complicidad de laMonarqua, del Vaticano y del mundo del gran capital, permitieron a Mussolinireforzar el rgimen y terminar de liquidar la democracia. En los artculos de Gramscise entrev la intuicin de que se est jugando una partida decisiva para la demo-cracia italiana, por este motivo, Gramsci brega por una intensificacin de la luchapoltica, por una radicalizacin de sta. Tal vez fue este giro hacia la izquierda elque convence a las instituciones del Estado a alinearse con el fascismo, siemprepor aquella solidaridad de clase sealada ms arriba, contra el peligro rojo quesurga desde la izquierda. En esos mismos momentos en la Unin Sovitica se

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    estaba decidiendo la lucha por el poder al interior de la dirigencia sovitica.Los ecos de la lucha poltica se notan en el otro artculo, Cmo no se debe

    escribir la historia de la revolucin bolchevique, aparecido en LUnit del 19/11/24,donde Gramsci toma posicin contra Trotsky. Estamos ante las primeras seales dela ruptura dentro del Comit Central del Partido Bolchevique que precedi a laexpulsin de Trotsky y a la afirmacin del liderazgo conjunto de Stalin, Kamenev,Zinoviev y Bujarn; y a la liquidacin del peligro de un giro napolenico en laRevolucin Rusa, tendencia representada precisamente por Trotsky.

    Los ltimos tres artculos, La voluntad de las masas, Se trata realmente defraccionismo? y Ni fascismo ni liberalismo: sovietismo!, aparecen los tres enLUnita , y fueron escritos en el espacio de un da cada uno, el 24, 25 y 26 de juniode 1925. El fascismo est ya consolidado como dictadura a partir del discurso deMussolini en la Cmara de Diputados del 3 de enero de 1925, en el que Mussoliniasuma toda la responsabilidad del delito Matteotti y prcticamente instauraba elrgimen. A poco menos de seis meses de distancia de aquel episodio, al interior dela izquierda se desencadenaba la polmica entre los socialistas maximalistas y loscomunistas. Mientras los segundos insistan sobre la necesidad de una accin revo-lucionaria de masas contra el fascismo, los socialistas estaban ahora confiados enuna solucin no violenta de la crisis de la democracia italiana, y conjeturaban so-bre intervenciones salvadoras de parte del rey o de otras instituciones del Estado.Gramscia tena claro que el Estado liberal se estaba disolviendo y bregaba por unaaccin revolucionaria. Los socialistas, en cambio, a la accin revolucionaria, don-de saban que iban a ser desplazados por los comunistas, preferan la espera de unmilagro. De ese modo, la accin socialista tenda al aflojamiento de la propaganday de la insercin comunista entre las masas y a la ruptura del frente obrero y cam-pesino. Fue una indecisin que cost carsimo a la democracia italiana y terminpor facilitar el ascenso al poder del fascismo. Durante los aos de la dictadura y dela posguerra, permaneci siempre abierto el debate entre los socialistas y los co-munistas sobre quin fue el verdadero responsable del ascenso al poder del fascis-mo: si la indecisin y el fraccionismo socialista o bien la irresponsabilidad y elmilitantismo revolucionario comunista que favoreci la alianza de sectores mode-rados con el fascismo.

    La comuna54

    Luigi Molinari recopila bajo el ttulo Il dramma della Comune (El drama de laComuna) (Ediciones de la revista Universit popolare) seis conferencias suyasdictadas en Miln durante 1917. Debemos ser claros con nuestros lectores: el folle-to es perfectamente intil.

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    Molinari hace una reconstruccin retrica de los acontecimientos, llena depalabras, plena de un entusiasmo ficticio que no puede dejar ningn rasgo til. Notiene ningn sentido histrico: escribe sobre la Comuna como los libros escolsti-cos de las Cinco jornadas de Miln: cambia el concepto del entusiasmo, no lacualidad y la forma. Es lo peor del burguesismo, que manipula un acontecimien-to proletario como si fuese un episodio del Risorgimento. La Comuna se presentacomo una manifestacin que ocupa un sector de la ciudad, como un frenes, unaancdota, no como un hecho que tiene sus races profundas en la historia de laFrancia contempornea, que es una necesidad y en esta necesidad encuentra sujustificacin y su glorificacin. No se responde a la crtica burguesa con el entu-siasmo y las palabras altisonantes: esto puede ser cmodo, permite no pensar, nocansarse, pero en realidad, no es encomiable. Dnde va a esconderse el realismode los subversivos? Dnde van a esconderse los reproches que los subversivosdirigen a los burgueses por su obra encaminada a obnubilar los cerebros, por laeducacin falsa que imparten, desfigurando los hechos, exagerando lo bueno ybuscando de esconder lo malo?

    Del bien y del mal est entrelazada la vida, toda la vida, tambin la proletaria.En la Comuna se han cometido errores, ha habido debilidades, para qu esconder-lo? Con qu fin entonar himnos de alabanza en lugar de examinar crticamente losacontecimientos, para remarcar los valores, para hacer notar cmo los errores, lasdebilidades, son inherentes a cualquier accin humana y no pueden, no deben,sofocar los valores efectivos? De esta forma, el folleto de Molinari no cumple enabsoluto con el objetivo que se propone. Un proletario que se sienta a objetar laincapacidad administrativa, el empirismo infantil de un dirigente de la Comuna, nosabr responder otra cosa que con un fragoroso viva!; de otra manera, se sentirprofundamente humillado al tener que confesar que no haba pensado jams en esacuestin, como tampoco en controlar a sus proveedores de mercanca intelectual,para pedirles nutricin sana y vigorosa en lugar de entusiasmos ficticios y palabrasvacas.

    (Artculo sin firma, Il Grido del Popolo, 16 de marzo de 1918, XXIII,N 712, bajo la rbrica Los libros.)

    Los catlicos italianos

    Los peridicos denominados liberales le dedican mucho espacio a lo quesucede entre bastidores y a las intrigas de sacrista o de caf acerca de las nue-vas actitudes que estn asumiendo los catlicos italianos y a la intencin queva madurando y concretndose de constituir un gran partido nacional catlico

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    que se introduzca activamente en la vida del Estado, con un programa propio,y luche por ser el partido de gobierno, la corriente social que imprima al Esta-do la forma peculiar a su particular ideologa y a sus particulares interesesnacionales e internacionales.

    La constitucin de semejante partido marca la culminacin de un proceso dedesarrollo ideolgico y prctico de la sociedad italiana que es esencial en la histo-ria poltica y econmica de nuestro pas: el problema central de la vida poltica, enrelacin con la forma y la funcin del Estado capitalista, se dirige hacia una solu-cin rpida, y se perfilan speras luchas en el futuro prximo entre los distintossectores burgueses. Por lo tanto, los peridicos denominados liberales, que detes-tan toda lucha en tanto posible inicio de vastos movimientos sociales, buscan des-prestigiar preventivamente la eficiencia de la nueva organizacin que est consti-tuyndose, ahogando las noticias y las discusiones en un pantano de pequeece