WAJCMAN, Gérard - El Ojo Absoluto

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    Gérard Wajcman

    El ojo absoluto

    MANANTIALBuenos Aires

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    Título original:  L'oeil absoluÉditions Denoel, 2010

    (D Éditions Denoél, 2010

    Diseño de tapa: Eduardo Ruiz

    TRADUCCIÓN: ÍRENE AGOFF

    Wajcman, Gcrard

    El ojo absoluro. - la cd. - Buenos Aires : Mananria!, 2011.

    280 p.; 22x14 cm.

    Traducido por: Irene Miriam Agoff

    ISBN 978-987-500-155-8

    1. Ciencias Sociales. I. Agoff, Irene Miriam, trad. II. Título.

    CDD 300

    Hecho ei depósito que marca la ley 11.723Impreso en la Argentina

    © 2011, de esta edición y de la traducción al castellano,Ediciones Manantial SRL, 2011

    Avda. de Mayo 1365, 6o  piso(1085) Buenos Aires, Argentina

    Tel: (54-11) 4383-7350/4383-6059iní[email protected]

    Impresos 2.000 ejemplares en diciembre de 2011en Talleres Gráficos Leograf SRL,

    Rucci 408, Valentín Alsina, Argentina

    Derechos reservadosProhibida la reproducción parcial o toral, el almacenamiento, el alqui-ler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier formao por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias,dígitalización u otros mérodos, sin el permiso previo y escriro del editor.Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

    mailto:[email protected]://www.emanantial.com.ar/http://www.emanantial.com.ar/mailto:[email protected]

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    índice

     Nueva civi lización 15

    El apocal ips is de lo visible 21

    El animal hipe rmod erno 24

    El hombre neuronal 27

    El principio de transparencia 33

    El niño imagen 35

    La galaxia Argos 39

    El derecho a lo oculto 42

    La antinomia Dubuffet 46

    El elogio de la sombra 47

    Get out of my mind   48

    Microcosmos  4 9

    Contemplación 53

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    La fáb rica de lo real 54

    ¿Es el ar te soluble en la cienc ia? 56

    Mu ro de pan tal las 61

    Civilización par ano ica 69

    Gra mát ica de la mir ada 72

    Política de la mi rada 73

    Sociedad de tra nsp are nc ia 76

    Oz is the World   86

    Zo na de delinc uencia 89

    Cach eo vir tua l del cuer po 97

    La par re os cu ra 98

    ADN y videovig ilanc ia 101

    TV 103

    Mir ada mor al 107

     Ñame and Shame, la mi ra da y la vi rtud 112

    Elisión 118

    Fiasco 120

    El hilo y la fr on te ra 124

     New Frontier   135

    Un héroe hi pe rm od er no 139

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    El ojo abs olu to 9

    El ho mb re invisible 156

    Un ar te de lo invisible 158

    Mo st ra r, esconderse 161

    Identidad 162

    Prever 164

    Visiones, previs ión , prev idencia 169

    At en ta do co nt ra la imag en 175

    El ho rro r estético 187

    La hu ma ni da d puesta en escena 190

     Loft Prinzip  192

    Mi ra da develada 195

    El sí nd ro me Salomé 198

    Cu er po ex tra ño 199

    Autopsia 200

    Develamiento 211

    La ca íd a del mur o de lo ín tim o 21 5

     Nueva historia del develamiento 217

    Ser mi ra do , ser visto 22 3

    El co rr ed or de la ima gen perd ida 22 5

    Go og le Ea rt h y yo 2 26

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    lo sono sempre vista.

    Una paciente

    Un Príncipe cuyos ojos saben ver en los corazones.

    M O U É R E ,Tartufo, ac to V, escena 7

    Oh Dear, we become a race of Peeping Toms.

    Dios mío, nos hemos vuelto una raza de voyeristas.Srella, en  La ventana indiscreta

    de Alfred HITCHCOCK

     No se ve nada.Daniel ARASSE

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    Una mutación sin precedentes está teniendo lugar en la historria de los hombres.

    Ella cambia nuestra relación con el mundo, con nuestro cuerr po, hasta con nuestro ser. Esa mutación no se realiza en secre-

    to, sino ante nuestra vista. Sin embargo, no la distinguimos con precisión y en toda su ampl i tud. No es una evolución, ni unarevolución, ni un accidente; tampoco es una oscura amenaza,un complot; no la ha deliberado ninguna conciencia, no la efecttúa ninguna potencia oscura. No hay Estados que denunciar niS.P.E.C.T.R.E. que combatir por parte de algún James Bond sal-vador de la humanidad.* Ella se produce. Hemos entrado en otromundo. El siglo XXI acaba de ponerse en marcha y ya se revela

    que ha nacido una nueva modernidad, una nueva civilización.Hechos dispersos se hacen notar aquí y allá, pero son tan nume^

    rosos, proliferan con ral rapidez y en tantas direcciones al mismqtiempo, que no tenemos tiempo de detenernos en cada uno ni lasuficiente distancia para considerarlos todos juntos. Ellos pueblannuestra cotidianeidad, la habitan, insensiblemente la cambian. Algu*nos nos sorprenden, pero todo va tan rápido que no hay tiempo para pensar en ellos y, apenas surgidos, ya los miramos como si f ormaran

    * Sigla de  Special Executive for Counter-intelltgence, Terrorism, Revenge attd Extortion, organización terrorista secreta concebida porel autor británico lan Fleming en sus novelas sobre el espía James Bond(n. de t.).

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     parte del paisaje. Sólo me asombra que nos acostumbremos tan rápi-damente a ellos. A veces, sin embargo, algunos hechos nos llaman la

    atención o nos alertan, se haccn entonces oír voces, algunos diariosles dedican artículos, hasta un informe especial. Pese a esto, no cun-de la alarma. En definitiva, recibimos esos cambios con curiosidad,como signos de progreso, y con sus consecuencias, las buenas y lasotras, más o menos enojosas. De una u otra manera, tales cambios

     pertenecen ya a nuestras vidas, y porque están ahí parecen ir rever-sibles, a veces casi naturales. Y la mutación se opera.

    Hay otros hechos que ignoramos, no porque nos los disimulen

    sino porque no llegamos a conocerlos forzosamente. O bien, alser demasiado singulares o demasiado técnicos, se nos escapan,

    no advertimos en qué podrían concernirnos directamente y los

     pasamos por alto. Como si, puesto que no los comprendemos,carecieran de efectos, de gravedad.

    Así pues, vemos pero no sabemos bien lo que vemos, o novemos y sufrimos las consecuencias de causas que se nos escapan.O bien, simplemente, cerramos los ojos. Por último, todo cola-

     bora para que no advir tamos que todos esos hechos, conocidoso desconocidos, masivos o minúsculos, serios o insignificantes,comprensibles o misteriosos, fascinantes o inquietantes, trazanel nuevo paisaje de este siglo y producen juntos una mutación sin precedentes en la historia de los hombres.

    Hemos entrado en los tiempos de la hipermodernidad. Sepá-moslo: por más que hagamos, no volveremos al tiempo anterior.

    Será inútil protestar. ¿Qué nos queda? Mostrar. Abrir los ojosal hecho de que tamaña mutación se está operando, revelar loscontornos y los meandros de esta nueva civilización, sus envites,

    sus facetas impensadas, sus ilusiones, sus mentiras. Hacer surgirlo que tenemos ante la vista, que no siempre vemos y que sin

    embargo transforma nuestras vidas de cabo a rabo. Ver y saber:he aquí la libertad que poseemos, nuestro poder. Decir lo que está

    cambiando y lo que nos cambia, para no mantenernos ciegos o

    estúpidos ante lo que está moldeando tanto el mundo como nues-tro ser. Exponer esos hechos dispersos, aparentemente inconexos,y poner en evidencia que una lógica los anima, los enlazarlosordena, que construyen juntos nuestra nueva realidad. Mostrarque está naciendo una nueva civilización de la que somos los suje-tos: según las veces, víctimas o actores, objetos y agentes.

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    realmente generalizado. Esto significa que el aficionado a la tele-rrealidad, el pornófilo, el informante o el cientificista están tam- bién el los ba jo la mirada . La del clínico clasificador, de hecho el

    de la ciencia, de esa ciencia creyente. Aquí es donde se consuma elgiro hipermoderno, el Full TV. Estamos en la época en que todoel mundo es voyerista, y en que todos los voyeristas son observa-dos. De ahí que la mirada sea una cultura común y global.

     Nues t ro ojo es cada vez más un aparato . Videocámara, televi-

    sión, teléfono celular, webcam, computadora, en suma nos pasa-mos la vida entre todos estos aparatos, yendo de la pantalla a

    la cámara y de la cámara a la pantalla. Al mismo tiempo, estemovimiento cansador, el hecho de tener que pasar sucesivamentede la una a la otra, tiende a resultar inútil, puesto que ahora las

     propias panta l las son voyeristas.Hoy se habla mucho de las imágenes. Las imágenes hacen

    hablar mucho. Sin embargo, cuando se discurre sobre las imá-genes, finalmente se deja en la sombra lo que está detrás de laimagen, su reverso, se deja en la sombra el hecho de que toda

    imagen esconde una mirada. Bajo su aparente planitud, la imagentiene profundidad, espesor: hay un ojo en el fondo. A diferenciade los voluminosos televisores de antes, la pantalla plana ya nodeja imaginar que detrás habría alguien de veras. O sea que las pantallas planas vienen a esconder el espesor de la imagen, vienena esconder que detrás hay una mirada. Al mismo tiempo ocurrelo inverso: justamente, con la tecnología de las pantallas planasesa construcción del espíritu se hizo ver de pronto materialmente,

    en un objeto simple, accesible en cualquier supermercado, en elque las pantallas que se compran vienen ahora con una pequeñacámara integrada, discreta, casi invisible. Casi siempre son moni-

    tores de computadora que traen una webcam, a causa de Inter-net y de Skype. Pero en verdad, la presencia de esta cámara estáenlazada a la pantalla misma. La idea general es que ahora, allídonde hay una imagen para ver, tiene que haber un ojo que mira.Y yo predigo que dentro de poco todas las pantallas de televisiónlo incluirán. Esta predicción no es muy fiable porque sabemos quede todos modos la diferencia entre computadora y televisión estádestinada a extinguirse. Todas las pantallas estarán conectadas auna mirada. Prácticamente esto significa que, gracias a Internet,mi pantalla, que me conecta con el mundo, está al mismo tiempo

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    suizos. Todo esto para que estemos siempre listos, siempre listos para ver y dar a ver   [donner á voir)  en todo el planeta. MichaelJackson en ambulancia o la caída de un avión en pleno mar. Vertodo, todo lo que puede ser visto y todo lo que correría el riesgode no ser visto. Potencialmente, todos los objetos están destinadosa recibir la etiqueta Full TV.

    Aunque ya sabía que se instalan ojos en todos lados, descubrícon sorpresa la existencia de un viejo edificio parisino en un barrio

     popular donde los habitantes instalaron un C C T V (Closed Cir-

    cuit Televisión), cadena de televisión en circuito cerrado que emite

    durante las veinticuatro horas del día. Cada cual puede ver desdesu casa, en directo, sobre la pantalla de su televisor, lo que sucedeen todo el edificio, en todos los pisos, en el hall de entrada, en los

     pasillos, en las inmediaciones de las puertas de los vecinos. Por

    supuesto, la razón de este equipamiento es la preocupación securi-taria. Pero los efectos de la presencia de las cámaras exceden conmucho esta función. Entrevistada en su pequeño departamento,

    una anciana declaraba que durante el día entero eso era lo único

    que miraba en la televisión, en los dos televisores que posee, unoen el living, el otro en la cocina. Los inmuebles privados o públicosse rodean de cámaras de vigilancia a fin de extender al máximosu zona de seguridad hacia el exterior, si es posible más allá de los

    muros que los circundan. En el edificio de viviendas al que aludo,las cámaras vigilan, por supuesto, las idas y venidas de extraños al

    inmueble, pero de ese modo también, forzosamente, las idas y veni-das de sus habitantes. Es decir que el ojo de cada uno extiende su

    campo de visión hacia el interior, cruza la puerta, se desliza por los pasillos, baja las escaleras y va a darse una vuelta por el lado de los

    vecinos. Seguridad y voyerismo, voyerismo de proximidad, peque-

    ñas violaciones de intimidad entre amigos. El espacio de lo íntimose ensancha a través de los ojos. Con esto, se revela el sentido del

    «circuito cerrado» de televisión: es la mirada en circuito cerrado.Su consumación última es el espectador que se mira en el televisor

    mirando la televisión, vigilándose a sí mismo. O sea que ia pantallaes a la vez pantalla en la que él se ve y ojo que lo mira. El colmo delCCTV: cada uno vigilado por su propia pantalla de vigilancia.

    Finalmente, esto significa también que se mira a los otros comose miraría uno a sí mismo, y se mira a uno mismo como se mira alos otros. Es un zapping íntimo: de uno mismo al otro y del otro a

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    estrella más lejana hasta la ne ur on a, el oj o hi pe rm od er no quiere

    verlo todo, animado y provisto de esta nueva creencia: que la ver-

    dad está en lo visible, a diferencia de Dios, para quien la verdadestá en el detalle. Creencia antinietzscheana, porque Nietzsche, al

    que no se le escapaba nada, decía: «Ya no creemos que la verdad

    siga siendo verdad si se le quitan los velos».

    Visible verdad. Cuidado con las verdades opacas, no serían más

    que ilusiones. Se pide ver. Todo y todo el mundo pide todo el tiempo.

    Estos tiempos nuevos han llegado con una idea, la de que todo

    lo real es visible. A lo que sigue !a idea de que todo lo que se ve

    es real. Idea nefasta. Fuente de todas las quimeras, de todas las

    supercherías, de todas las mentiras del mundo.

    El imperativo de ver todo y la suposición de que todo es visi-

     ble, de que la verdad debe necesariamente revelarse, dejarse ver ,

    son los pilares de la nueva sabiduría; sin embargo, esa verdad no

     parece imposibi litar n inguna ment ira , n inguna impos tura , nin-

    guna mistificación o fraude: al contrario, ella los convoca, los

    estimula y ciende a hacer que piquemos cada vez más el anzuelo.¿La verdad se ve? Entonces se nos da a ver. Como las imágenes

    falsificadas de las fosas de Timisoara.* En la época del Fotoshop,

    de los programas informáticos de tratamiento de imágenes, la

    imagen pasa a ser más que nunca la verdad.

    Lo fascinante es que, por más que las ilusiones crezcan y la

    revelación de las me nt ira s nos indigne, ins isti mos en creer y en

    querer separar    imagen exacta  de  sólo una imagen.  Na da parececapaz de mellar la fe en la imagen. La idea de que la verdad se ve

    es la que tiene más fuerza. Es decir que eí triunfo del ver significa

    que se puede ver todo, incluso la mentira y la ilusión. Esto invita

    a disponer todavía de más cámaras por todas partes, a equipar a

    cada quien con una cámara fotográfica que las atrape. La verdad

    de la ilusión debe también verse.

    * Imporrante ciudad rumana en la que, a fines de 1989, comenzó lainsurrección contra el dictador Ceausescu. A los pocos días, la televi-sión de ese país exhibió fosas comunes en las que aparecían cadáveresde presuntos torturados por el régimen criminal. Luego se supo que laverdadera historia de esas fosas había sido adulterada con diversos fines políticos (n. de t.).

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    Et ojo ab so lu to 23

    La imagen llama a la imagen, pide que haya cada vez más, quese multipliquen. Ya no hay que pensar la imagen «en la época de sureproducibilidad técnica», como decía Benjamín, porque la repro-ducibilidad es el modo de la imagen, lo múltiple, su esencia.

     Nues t ra civilización es idólatra de la imagen.

    La fotografía es el culto que se le rinde. Y como ahora, con el

    celular, todo el mundo tiene una cámara de fotos en el bolsillo,

    cada cual es susceptible de oficiar. Fue Jean-Luc Godard quien,

    en  El soldadito, de 19 61 , al hac er el elogio del cine , en un ci ó la

    teología de la fotografía: Bruno Forestier (Michel Subor) saca una

    foto a Verónica Dreyer (Anna Karina) y dice: «La fotografía esla verdad. Y el cine es la verdad veinticuatro veces por segundo».

    A lo cu al Brian De Pal ma resp ond ió: «La cá m ar a mi ente to do el

    tiempo. Miente veinticuatro veces por segundo».

    Lo más importante es, sin embargo, que esa creencia en la ima-

    gen, en el Todo Visible, deja resonar en su cara opuesta otro pensa-miento: si todo lo real es visible, entonces lo que no se ve no es real.

    Correlato lógico, nacido de la fe en lo visible. Correlato trágico.

    La creencia en lo Todo Visible contiene un negación ismo en potencia.

    Por otra parte, la aparición pública de la doctrina negacionista endiciembre de 1978 en una carta de Robert Faurisson publicada por

    un diario titulada «El problema de las cámaras de gas, o el rumor

    de Auschwitz» y cuya lectura sacudió dramáticamente a Primo Levi,

    hace eco a la tesis que proclama que todo real es visible. Para Fauris-

    son, el «rumor» viene a ocupar el lugar de la imagen de que no hay

    cámaras de gas. Lo que no tiene imagen se vuelve rumor.Sólo creo en lo que veo. Esta teología de la imagen consuena

    con el discurso de la ciencia y, a la inversa, el proyecto de la cien-

    cia comulga con san Lucas, aquel que dijo: «Pues nada hay oculto

    que no haya de mostrarse y nada secreto que no deba conocerse

    y salir a la luz» (Lucas 8, 17]. El discurso que dice que nada es

    oscuro, que lo secreto y lo escondido no son, en suma, sino lo

    visible en potencia, a la espera de revelación, es creyente.Por su fe en lo visible, hoy en día es la ciencia la que se encarga

    de escribir un nuevo Libro del Apocalipsis, es decir, del devela-

    miento, de la revelación según san Juan: «Escribe, pues, lo quehas visto, lo que es, y lo que ha de ocurrir luego» [Apocalipsis, 1,

    19]. Lo que es, es lo que has visto.La hipermodernidad es el apocalipsis de lo visible.

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    EL ANIMAL HIPERMODERNO

    Investigadores japoneses del Instituro de Biología de Anfibios,

    en la Universidad de Hiroshima, descubrieron cómo observar elinterior de una rana sin disecarla, sin efectuar ningún exameninvasivo y sin someterla a rayos X. Presentemos ya mismo la clave

    de este misterio: aplicando la ingeniería genética a especímenes

    albinos de ranas blancas japonesas ( Rena japónica), volvieron a

    esa rana transparente. Milagro de la ciencia.

    Este peque ño an imal encar na por sí solo el apocalips is de lo visi-

     ble. Se eleva a emblema del Ojo universal, tótem del Ojo Absoluto.Asombrosa realización, el proyecto está guiado por una exi-

    gencia: extender los límites de la visibilidad. Se pasa primero de

    ver las ranas a ver dentro de las ranas, para ver más allá de las

    ranas. «Se puede observar a través de la piel el crecimiento delos órganos o hasta la manera en que un cáncer se inicia y se

    desarrolla», explicó el profesor Masayuki Sumida, jefe del equipode investigaciones. «Es posible mirar los órganos de la rana a lo

    largo de su vida sin necesidad de disecarla.» De poder ver dentrode las ranas, se pasa ahora a vigilar continuamente lo que ocu-

    rre dentro del cuerpo de las ranas. La captación de imágenes enmedicina, campo en pleno auge, resulta de pronto enteramenteconsumada y a la vez superada. Los investigadores pueden obser-

    var también, y con menor costo, de qué modo las toxinas afectana los huesos, el hígado y los demás órganos. Se podrá observar

    asimismo el nacimiento y la evolución de eventuales cánceres.Ahora bien, con este proyecto de vigilar en forma continua, en

    el interior del cuerpo, la evolución y los daños causados por sus-

    tancias nocivas o células excedentarias, surge la idea de crear undispositivo destinado a cercar a un enemigo interior, de obser-

    var desde dent ro a l O tr o cu an do está destru yend o el cue rpo ,

    evidentemente para combatirlo mejor y vencerlo. Se salta, pues,a un grado de mirada extra: se pasa de ver a prever, de vigilar

    el interior de las ranas a vigilar más allá de las ranas, o sea, sufuturo. Lo que es más, el equipo investigador prevé mejorar elespécimen creando ranas que se iluminarán cuando comience adesarrollarse en ellas un cáncer. La analogía entre observación

    médica y vigilancia securitaria se robustece. No sólo se busca latransparencia, la luz permanente, sino que se instala en el cuerpo

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    estadio de la transparencia se pasa de una imagen a otra, de laimagen del cuerpo propio a la del interior de ese cuerpo, y tam-

     bién de la imagen de sí pa r a sí a la imagen de sí pa ra el o t r o . Elestadio de la transparencia no sólo llama al ojo, no sólo llama aver, sino que supone ofrecerle aún más de lo visible para ver. Esdecir que se pasa no sólo de «verse» a «ser visto», del estadio devidente al de mirado, sino que además accedemos al estadio delser íntegramente vis ible mirado íntegramente.

    Al volverse transparente, la rana se transforma en un seríntegramente visible, pero para el Otro, ese dios-hombre incli-

    nado sobre ella; para una rana, la mirada del señor MasayukiSumida tal vez no diste de parecerse a algo así como el ojo deDios, del dios de las ranas.

    Y a ia inversa, en la rana el hombre podría verse como si estu-viera bajo la mirada de Dios. Al fin y al cabo, cabría pensar quela creación de la rana transparente es la experimentación cientí-

    fica de un misterio del poder divino. En efecto, ¿cómo cuernosse las arregla Dios para ver a través de cada hombre y de este

    modo descubrir los secretos de su alma y el mal agazapado en sutrasfondo, sin que este hombre sienta nada? El profesor Masa-yuki Sumida aporta la respuesta de la ciencia. En el siglo XII, enépocas de san Bernardo de Claraval, tuvo lugar un debate teo-

    lógico. Agitaba entonces los espíritus un interrogante racional:¿cómo pudo la Virgen quedar encinta sin ser desflorada, cómo

     pudo ser p e ne t r a do su c ue r po sin last imárselo? San Berna rdo

    ofreció la respuesta en un objeto: el vitral. Dios es luz, atraviesael vidrio sin romperlo y, al atravesarlo, pare el color. La Virgen

    es un vitral. De esto derivó una teología, teología de la luz, de lo

    que no es visible pero permite ver todas las cosas. Esta teología

    fue el orig en de la ar qu it ect ur a cisterciense, arq ui tec tu ra de luz,

    y del desarrollo del arre del vitral. La rana japonesa sería pro-ducto de una teología tecnológica. Ella sería el nuevo vitral, y el

     profesor M a s a y u k i Sumida el nuevo dios omniv idente , capaz de

    ver, con un a mi ra da , el mal d en tr o de noso tro s. De igual mod o,los exámenes médicos podrían efectuarse ahora a dis tancia , en pantal la de c o m p u ta d o r a , gracias a una simple we bca m. Y todo

    esto, desde luego, para salvar al pecador.Un gran temor surge en el momento de imaginar que esa

    rana podría ser el futuro del género humano. ¿No somos todos,

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    elevado y homogéneo así como un equipamiento electrónico einformático especializado. La IRM permite así observar órganos profundos con una sensibilidad que se incremenra en proporción

    a la intensidad del campo magnético. Las IRM de uso corrientedisponen de un campo magnético de 1,5 tesla;* NeuroSpin dispo-

    ne de una potencia de 17 teslas para pequeños animales y de un

    imán de 11,7 teslas para los enfermos y voluntarios sanos.

    Esta máquina, gran instrumento para la biología, será capaz,

    dicen, de registrar la anatomía en sus menores detalles. En parti-

    cular, abre nuevas posibilidades de investigación en el campo de

    la captación de imágenes cerebrales con destino a la exploracióndel funcionamiento del cerebro, los gastos de energía, los flujos

    de moléculas.

    En el sitio en Internet del Instituto, un título anuncia el progra-

    ma:  NeuroSpin - Comprender el cerebro por medio de la imagen.

    Un pá rr af o explica el proyecto: «Com pren der el cerebr o hu ma no ,su funcionamiento, su desarrollo y disfunciones constituye uno de

    los mayores retos del siglo XXL En esta indagación del cerebro

    humano, el registro de imágenes neuronales ha pasado a ser unenfoque instrumental y conceptual extraordinario, en el sentido deque permite obtener en forma automática informaciones  in vivo  ein situ  acerca de la fisiología y el fu nc io na mi en to del cerebro ».

    Capaz de producir una imagen cuya precisión es veinte vecessuperior a la de los antiguos sistemas y que pasa de una resolu-

    ción espacial de pocos milímetros a conjuntos de varias neuronas,

    esta máquina permitiría cartografiar el «cerebro esquizofrénico»y visualizar las funciones normales: emociones, aprendizajes ,

    memoria, cálculos, conciencia...: ¿conciencia? El beneficio cien-

    tífico de NeuroSpin será, por cierto, considerable.La verdad es que se cree haber construido el aparato que per-

    mitirá fotografiar el pensamiento. Esto es lo que el ministro deEducación e Investigación francés a cargo entonces del proyecto,

    Gilíes de Robien, escribía en 2006: «Francia estará dotada de

    una plataforma de imágenes médicas del hombre, única en elmundo. El proyecto NeuroSpin, cuyo costo se acerca a los 100millones de euros y que el CEA está construyendo en Saclay,

    * Tesla: unidad de densidad de flujo magnético (n. de t.).

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    ofrecerá un gran equipamiento de inigualada sofisticación queabrirá nuevas vías investigativas en materia de afecciones comola epilepsia o la esquizofrenia... La ANR* otorgó así subsidios

     por 17,5 mil lones de eu ros en 2 00 5 , especí f icamente para los proyectos de investigación en neurociencias, a los que se agregancasi 14 mi ll ones pa ra las te cno logí as de la salu d. D ot ad a de esta

    energía nueva, la investigación francesa hallará quizá respuesta para u n o de los mayores en igmas de la h um a n id ad : ¿cómo nacen

    nuestros pensamientos?» Sería interesante y hasta urgente exa-minar el cerebro que piensa esto.

    Instrumento para ver nuestros pensamientos, la resonanciamagnética es una técnica dirigida a conocer el secreto de éstos.

    En resumen, NeuroSpin es una máquina destinada a sonsacarlo íntimo, la máquina que este mundo esperaba. En la práctica,

    esto significa que se irá a mirar cuáles son las áreas del cere- bro que se encienden c u a n d o sucede ral o cual cosa, gracias a locual sin duda se podrá determinar exactamente el color que hayque ponerle al contenedor de lavandina para que den más ganas

    aún de comprarlo. Y cuando se pueda ver pasar el pensamiento,cuando se puedan ver formarse las ideas, se habrá resuelto, conseguridad, uno de los más grandes misterios humanos.

    La ingenuidad de estas formulaciones cientificistas nos des-arma. Y la inocencia de quienes las profieren nos encoleriza.Porque, en el momento de leer estas palabras que exaltan un pro-

    yecto de vanguardia, nos sentimos reenviados muy atrás, al sigloXIX, a la época de Auguste Comte. Sin embargo, a este dato

     pe r tur bador el psicoanal is ta Éric Laurenr le añade un comenta-rio que, demoliendo un poco más la ilusión, salva a la ciencia alrecordar «que en Estados Unidos, ciertos psiquiatras se apartandecepcionados de la utilización masiva de la resonancia magné-tica en el campo de la salud mental» [en «Les organes du corpsdans la perspective psychanalytique»,  Quarto  n° 9, nov iem bre

    de 2007). Para confirmar lo verídico de esta decepción, remitea un artículo norteamericano de 2005 en el que se explica que

    * CEA: Sigla del Commissariat á Pénergie atomique (Comisariado para la Energía Atómica), organismo estatal que se ocupa, entre otrascosas, de la tecnología aplicada a la salud. ANR: sjgla de Agence Natio-nale de la recherche (Agencia Nacional de la Investigación) (n. de t.).

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    -las tecnologías de la imagen no han estado a la altura de lasesperanzas que alentaron en los años noventa llamados por laAmerican Psychiatric Association "década del cerebro", cuando

    muchos científicos creyeron que las imágenes cerebrales iban aexplicar los misterios de la mente humana... Existe una sensa-

    ción creciente de que la investigación basada en imágenes estámuy lejos de poder ofrecer a la psiquiatría algo parecido a los

    claros tests de enfermedad mental que esperábamos» [Benedict

    Carey, «Secret of Brain Scans Difficult to Decipher»,  Le Monde,

    29 de octubre de 2005]. La salvación de la ciencia viene de Esta-

    dos Unidos. Por lo menos algún signo de salvación, digamos. Yasí como nos alegra que la creencia cientificista en el poder delas imágenes no haya engullido entero el cerebro de todos los

    científicos, nos descorazona el hecho de que, en Francia, algunos

    continúen esperando la revelación de la mente. «¿NeuroSpin será

    el próximo Concorde?», se pregunta Éric Laurent.Al margen de la poca esperanza que esto nos deja, de ver

    algún día el pensamiento, la IRM funciona, y su utilidad y efica-

    cia reales están fuera de toda duda.Por eso es importante reflexionar sobre algunos efectos indu-

    cidos por semejante imaginería, sobre lo que constituye en ciertomodo su arquitectura conceptual. Se estudiará, pues, en cada sujeto

    el funcionamiento del cerebro. Con la resonancia magnética, auncuando se trate del cerebro de una persona esquizofrénica, lo que se

    va a estudiar es «el cerebro esquizofrénico», es decir que no estaráen juego «su» cerebro o «mi» cerebro, sino «el cerebro», un cerebro

    universal, el cerebro de todas las personas normales o el cerebro de

    todos los esquizofrénicos. La ciencia estudia, pues, el cerebro como

    un atributo del «para todos». Funciona por esta razón en lo univer-

    sal. Es decir que el sujeto en su singularidad ni siquiera es desalojado:

    simplemente, no entra en el sistema. Al intentar hacer transparenteel cuerpo, se hace transparente al sujeto, que termina ausentado,

    fundamentalmente excluido. En resumen, debe decirse que la cap-

    tación médica de imágenes vuelve al sujeto invisible. Asombrosaconsecuencia. A modo de metáfora de este efecto fundamental, unespecialista me señalaba como rasgo técnico característico el hechode que, cuando se realiza una resonancia magnética de la cara, la

    imagen producida es en cierto modo opuesta a la del retrato, enel sentido de que lo que se obtiene es una imagen absolutamente

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    anónima, despojada de todas las facciones de la persona: una cara

    sin rostro. Al parecer, desaparece incluso la diferencia de sexos. La

    imagen IRM devuelve el sujeto a la especie.Se idolatra la imagen, y esta idolatría de la imagen marcha junto a la idolatría del cuerpo , idolatría científica de un cue rpo

    que posee supuestamente el secreto de sí mismo, del sujeto. Fueradel cuerpo, no hay salvación científica.

    Lo extraño es que algunos científicos invocan el cuerpo y elmaterialismo justo en el momento de mostrarse más cautivos

    de la ilusión de la imagen, alienados en el silogismo de lo real

    todo visible, y si no es visible no es real. En esta línea, Jean-Pie-rre Changeux, neurobiólogo, profesor del Collége de France, ha

    emprendido un combate por la «naturalización» del espíritu. Esta«naturalización»» adopta tintes de cruzada. Dice lo siguiente: «Tras

    el desciframiento del genoma humano, la investigación científica

    nos permite hoy fundar esperanzas en una mejor comprensión del

    cerebro y sus funciones, tanto a nivel del individuo como de lasociedad. Todo lo que pertenecía tradicionalmente al ámbito de lo

    espiritual, de lo trascendente y de lo inmaterial está en vías de sermateri alizado , nat ural izad o y, digámoslo, sencillamente hu ma ni -zado)»  [L'Homme de vénté, Éditi ons Odil e Jac ob , 20 02 ).

    E! peligro de esta idea de «naturalización» del espíritu no reside

    sólo en la amenaza que cierne sobre las disciplinas «psi», tenidas enmira; también en que la empresa de desintegración que Jean-Pierre

    Changeux llama materialización de lo «inmaterial» contiene una

    idea débil de la materia, modelada sobre la imagen. ¡Si algo es real,es preciso que se vea! En esta antífona cientificista encontramos el

    límite que ella induce en la ciencia.

    El hombre de verdad se revela en su verdad en Jean-PierreChangeux: es el hombre «naturalizado». La palabra sugiere cla-

    ramente cuál es el fondo de este pensamiento sobre «el hombre».Es decir: que en el instante en que se pretende «humanizar» el

    espíritu sosteniendo que la verdad es visible en el cuerpo, decir

    que se trata de «naturalizar» equivale a decir, exactamente, quela verdad del hombre está en el cadáver.

    La ciencia fu nc io na sob re lo universa l. Si excluye lo uni ver sal ,se plantea la cuestión de saber dónde éste resurge. Porque, real-

    mente, si bien todos tenemos un cerebro, el mismo, todos somos

    desiguales. Como todos tenemos un cerebro que funciona igual,

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    EL PRINCIPIO DE TRANSPARENCIA

    Es necesario que se piense sobre la civilización de la mirada. No

    se piensa. Estamos metidos en ella hasta el cuello, así son las cosas yno tienen vuelta atrás; sin embargo, no se dice gran cosa al respecto.

    De la imagen, en cambio, se habla mucho, sin parar. Todo el mundo

    lo hace. En general, la imagen produce pensamiento blando. Por-

    que los discursos sobre la imagen, que enmascara por naturaleza,

    están esencialmente cautivos de ella. La arquitectura invisible de la

    mirada que tensa las imágenes se escabulle. Se escabulle, así como

    la mirada arquitectura el mundo.Por ejemplo, antes de saber si soy reducible a lo que se puede ver

    de mí, a mis neuronas o a mis conductas en la calle, y por lo que el

    hombre, condensado entonces en su visibilidad, podría ser entera-

    mente cognoscible, una pregunta: la inmensa máquina de mirar en

    la que nos hallamos, ¿es un efecto o una causa? De manera espon-

    tánea, pensaremos que a través del discurso de la ciencia se difundióla idea de un real potencialmente transparente, y fue así como el

    mundo visible se transformó en máquina de ver. Considerado según

    la lógica de la relación entre teoría y práctica, el gigantesco escánerque expide lo real en lonjas de imágenes parece aplicar la idea de que

    todo lo real se ve, de que nada de lo humano escapa a la mirada. Estediscurso recibe así el acuerdo natural de un imaginario común.

    ¿Y si fuera al revés? ¿Si la teoría fuera secundaria a su aplicación

    y la ideología un producto de la tecnología? ¿Si el hecho de que los

    hombres deseen ver se debiera a que la técnica cultiva desde siemprecampos de ojos artificiales? ¿A que desde la utilización empírica de

    lentes o de vidrios de aumento en la Antigüedad, la invención de las

    gafas en el siglo XIII, la del microscopio en Holanda en e! XVI y del

    escáner hoy, la técnica permite ver cada vez un poco más y mejor,

    generándose así la hipótesis del hombre-imagen? De ver más se pasa

    a pensar que se puede ver rodo y que rodo puede verse, que todo lo

    real es visible y, por consiguiente, que sólo lo visible es real.

    Salvo que hay ahí un salto. Del deseo humano de ver a la ideade que rodo puede verse, ese salto es el que dio un positivismo

     para el cua l el hombre sería soluble en lo visible, en teramenteobjetivable. Lo real del hombre es visible, por lo tanto su cuerpo,

    sus neuronas, sus conductas, que son lo más visible y lo más realque hay en el hombre.

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    Los sujetos pueden ser reducidos a su imagen: tal es el prin-cipio de transparencia. Resumiendo, se trata de  comprender alhombre por ¡a imagen. No por lo que dice, po r eje mplo . Ahor a

     bien, ¿es el sujeto reducible a cualquier cosa?El principio de transparencia vendría así a conferir un carácter

    absoluto al rendimiento técnico. Como contrapartida, las cáma-ras o la captación de imágenes en medicina permitirían verificar

    la legitimidad de ese principio. Que el principio de transparencia

    sea fruto del despliegue tecnológico de la mirada constituye una

    hipótesis digna de considerarse.

    Lo que hay que pensar, entonces, es lo que funda esa creencia,esa nueva cultura del ver, es decir, en verdad, sus ilusiones, las

    fantasías sobre las cuales se alzan sus principios, la lógica de estas

    fantasías, sus mecanismos y sus peligros. La tarea equivale a deli-

    near el porvenir de esa ilusión. Mostrar que el Ojo absoluto es unafantasía, que la transparencia es una ideología confusa, una creen-

    cia, pese a lo que el cientificismo quiere hacer creer. La transparen-cia adquiere una dimensión política, amenazadora. Porque no hay

     peligro más grande que una ilusión soñando con volverse realidad.La utopía no es amable. Hoy el peligro viene, sin duda, más quede una amenaza de deriva securitaria de los Estados, de la actual

    tiranía general de la transparencia. Si, junto con Pascal, entende-

    mos este peligro como «deseo de dominación, universal y ajeno asu orden», sí, la transparencia se ejerce en forma de tiranía.

    Mi proyecto aquí no es filosófico. No vengo a denunciar un

    nihilismo moderno, a analizar discursos y doctrinas encaminadosa un mundo transparente y sin sentido del que, al haberse suprimi-

    do a todo sujeto, se habría suprimido todo misterio. En todo caso,

    yo querría hacer filosofía a martillazos -un poco en el sentido de

     Nietzsche- , para derribar ídolos, supercherías, pero ante todo en

    el sent ido de un pen sam ien to mater ial. Pe nsa ndo pr ime ro en el

    martillo. Porque los fundamentos de la civilización de la mirada noestán primeramente en los discursos. Sus creencias y fantasías no se

    comunican con pensamientos. El Ojo universal, la mirada absolutade la que se trata no es una idea, un concepto abstracto, metafí-sico y trascendente, no es una teoría: es un objeto, una máquina,una cámara «dome» dotada de un objetivo capaz de filmar a 360

    grados, un GPS, o un nuevo escáner que nos prometen ver el pen-samiento con nuestros ojos.

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    Estamos rodeados de objetos que piensan. Que piensan por sísolos, tal vez más que quienes los concibieron. Es como si hubiera un pensamiento inconsciente pensando dentro de los objetos. A la m ane-

    ra de los cuentos, habría que aprender a frotar los objetos, a frotarsecon los objetos para que salte de pronto su genio, bueno o malo.

    Esto es lo que debemos tratar de hacer y pensar. En esta opor-tunidad, las series televisivas norteamericanas o ciertas películas

    nos serán de gran ayuda.

    EL NIÑO IMAGEN

    Hoy el ser humano nace al Ojo universal. Antes de ver, incluso

    antes de nacer, el hombre es, primero, un ser mirado. No me refiero a Dios y a cosas trascendentes. Me refiero a

    hechos materiales. Sea como fuere, en su filme  Crímenes y peca-

    dos  (1989), Wo od y Alien plan tea un te ma interesan te. El pr ot ago -nista, Judah Rosenthal (Martin Landau), cuenta que durante su

    infancia el padre le repetía: «Los ojos de Dios nos miran siempre»,y así fue como Judah se hizo oftalmólogo. ¿Para ser el oftalmólo-go de Dios? En todo caso, debía de planteársele inevitablemente

    una duda: ¿es posible cometer un pecado, un crimen, sin que Dioslo vea? Problema oftalmológico, si se quiere. También puede uno

    esperar aliviarse de la culpa que sea y tomarse entonces comple-

    tamente a risa eso de ser visto por Dios. En tal caso, el problemaoftalmológico pasa a ser un problema de psicoanalista o de rabi-

    no. Lo que cuadra muy bien con Woody Alien.

    A todo esto, la dificultad con que hoy nos topamos es que Dios

    se ha vuelto oftalmólogo. Para nosotros, los ojos de Dios los tiene

    la ciencia.

    Pero no estoy hablando de Dios. Cuando hablo de seres mira-

    dos, me refiero a que está naciendo una humanidad murante. Unéxito reciente en biotecnología fue la fabricación del primer cro-

    mosoma sintético, el cual permite imaginar la creación de nue-vas formas de vida y de un hombre poshumano. Ahora bien, estáteniendo lugar otra mutación. No la de que los hombres vendríanal mundo con un tercer ojo en medio de la frente, sino ia de que

    nacen con un ojo encima de ellos. Que los mira fijo. El hombreci-to, ya antes de ser presa de la videovigilancia, al llegar al mundo e

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    incluso antes de llegar al mundo se encuentra bajo la mirada. Estocambia el mundo tanto como al niño. ¿Cómo concebir que pasear-nos con un ojo encima no habría de cambiar hasta nuestro ser?

    Esto no es una idea, una imagen o una metáfora. Nacer es, incluso antes de abrir los ojos, estar inmerso en un

    gran baño de ojos, en un mar de miradas. Miradas húmedas de los

     padres, desde luego, pero también mirada clínica del médico y ojo

    de máquinas que lo escrutan bajo todas las costuras; miradas parano olvidarse, fotografías que lo fijan en imagen sobre todo para no

     perder n ad a , para ver después, mucho tiempo después, y dejar lo

    ver a otros: es decir, finalmente para no ver nada; mirada admi-

    nistrativa que toma nota de su llegada y lo inscribe en el gran libro

    de los presentes; mirada del Cielo, si la nueva alma es presentada a

    Dios; ojo de la webcam doméstica que permite a los padres mirarla televisión en paz mientras él duerme o vigilar el comportamien-

    to de la niñera (excelente entrenamiento para ia videovigilancia);mirada inevitable del ejército de psicólogos, neurólogos, sociólo-

    gos, cognitivistas, conductistas y especialistas en neurociencias,

    evaluadores de toda clase que justiprecian las posibilidades quetiene el nene de ir a la cárcel a los quince años, etcétera.

    Jamás solo, un bebé no está jamás solo. Se dirá: qué bueno, porsuerte. Da igual: aun cuando sea por su bien, todas esas miradassobre él lo cosifican. Un bebé hoy: objeto-bajo-mirada. En verdad,

    no se está a su escucha, se lo observa, se lo vigila. No es lo mismoy no es tan bueno.

    Algunas sociedades proponen hoy a las madres angustiadas

    sistemas de vigilancia por webcam. De hecho, en estos dispositi-vos de vigilancia no se escucha a los niños, y no se les habla. Estossistemas privados que permiten seguir a distancia, eventualmente

     por Internet , lo que sucede en el cua r to del bebé, no consideranla posibilidad de escuchar ni de poder hablar. Solamente de ver.

    Estos dispositivos son, obviamente, de sentido único: nada másque para las madres y nada más que para sus ojos. Ellas comen bebé con la mirada, lo devoran. Sólo el n iño bajo mirada , y lascuidadoras bajo control. Montaje de muñeca rusa de la mirada:la cuidadora vigila al bebé y la madre vigila a la cuidadora quevigila (o no) al bebé. Pero, ¿quién vigila a la madre?

    Se habla aquí de «microvigilancia». Como es obvio, el obje-to tiene otros usos además del de  baby-sitting   a dis tan cia ; en

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    com ercios, po r eje mplo. Se trar a de una tecn ologí a que perm iteuna vigilancia «integrada en los objetos de la vida corriente».La cámara, que utiliza los avances de la miniaturización, está

    disimulada bajo una lámpara, reloj de pared o detector de humo.Una empr esa qu e pr es um e de ser nú m er o un o en el ca m p o dela microvigilancia, se asignó el simple y claro nombre de «Visio

    Control», con la siguiente divisa: -Ver sin ser visto».La microvigilancia es testimonio de que la civilización de la

    mirada, científica, tecnológica, pasó a ser una cultura popular

    (existen actualmente en el mercado, y en régimen de venta libre,

    toda clase de gadgets  de espionaj e ultrasofist icados, especialmenteen Inglaterra). Al mismo tiempo, debe registrarse el hecho de quela mirada es ahora un objeto, un objeto en el sentido común, un

    objeto que se ha vuelto mercancía, que genera un mercado. Video-vigilancia, cá ma ra s fot ogr áfic as, cá ma ra s digitales o má qu in as

     para la captación de imágenes en medicina: existe un mercado p lanetar io de la mi rada .

    El bebé, que aún no puede comprar él mismo un televisor, es

    objeto estrella de las pantallas. La mirada ha pasado a ser el pri-mer compañero del bebé. No realmente un compañero de juegos,

    no un objeto transicional, tranquilizador, apaciguador, como unosito de peluche o la vieja colcha para chupar; más bien un obje-

    to difuso, inaprehensible, i localizable, invasor, que planea porencima de él, a su alrededor: un objeto más bien angustiante.

    ¿Qué quiere él de mi?  La microvigilancia, que sirve de extensión

    tecnológica al ojo materno, encarna esta mirada. Para sentirsea resguardo de mirada semejante el bebé tendrá que hacer algomás que acurrucarse contra las barras de la cuna o taparse el

    rostro con la sábana.

    En su pequeña habitación atestada de cámaras ocultas, en ver-dad el bebé no es mimado con los ojos, tampoco observado, ni

    siquiera vigilado: es espiado.

    Si se prest a a tenció n al dispos itivo de la mic rov igi lancia , si se

    supone una utilidad, esto tiene consecuencias. El uso de cámaras,el hecho de que sean casi invisibles, de que estén disimuladas enobjetos comunes, genera dos efectos. Por un lado, un engaño. Peroun engaño que engaña sólo a las madres, que creen estar escon-

    didas y no traumatizar a su hijo. Salvo que, como consecuencia,esta vez por el lado del hijo, todo objeto, todos los «objetos de la

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    vida corriente», se vuelven potenciaImente amenazadores; todoslos objetos familiares, simplemente por estar ahí, colocan al niñoen la posición de estar rodeado sólo de objetos provistos de ojos

    que lo observan. La bonita lámpara, el cuadro de colores en la pared, el osito de peluche, la mesa, el biberón, t ienen, de pronto,ojos. En un sentido, estos objetos no son miradas ocultas, sino

    miradas al desnudo. Fijas sobre él. La habitación infantil vira a

    escuela de paranoia, la tierna historia de la mirada de la madre

     protectora sobre su bebé se muta de golpe en guión de película deterror.  El biberón tiene ojos.

    Ahora bien, la microvigilancia no es más que un productológico del universo de mirada tecnológica en el que el bebé hiper-

    moderno nace.Ya la primera aparición del niño, incluso antes de que nazca,

    su surgimiento a) ser, tiene lugar en lo visible, por la mirada. Hoy,un feto es primero un ser virtual, una imagen. Antes de su naci-miento, el niño arriba hoy al ser en un cliché ecográfico. La inte-

    rrupción de las menstruaciones, el test positivo de embarazo, los

    malestares, el vientre redondeado, los cambios del cuerpo no sonmás que índices. Hasta aquí, el niño era primero un ser de pala- bra, aquel del que se hablaba, los fu turos padres que acariciaban el

    deseo de un hijo o que temían su llegada, la familia, el médico. Loque significa que el niño podía venir a la existencia incluso antesde ser concebido, pero como un ser de lenguaje, como una ficciónque era posible imaginar:  Me gustaría una niña, se parecería a

    ti  o  Nuestro varón será presidente de la República.  Hoy, el ni ño

    abandona su ser de ficción para pasar a la televisión, debe ser

    visto. Ya no es imaginado, es visto. Desde el principio de los tiem- pos había que esperar nueve meses, el par to , para ver al hijo por

     primera vez. Su llegada al mundo y su en trada en lo visible tenían

    lugar juntos. Hoy, las dos cosas están separadas. Importa que seavisto en el vientre de su madre a las pocas semanas de gestación,apenas formado. La seguridad médica es una seria razón para el

    actual uso sistemático de la ecografía prenatal. Está bien. Pero,¿cómo descuidar el hecho de que, más allá de asegurar una mejorvigilancia del embarazo, la imagen ecográfica tiene otros efectosaparte de los médicos, más inadvertidos, pero fundamentales?

    La imagen del feto, con el sonido también, los latidos de sucorazón, tiene ese valor precioso de atestiguar la vida. Ver de este

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    modo al niño produce en los padres un efecto tranquilizador. Aho-

    ra bien, la imagen, la fotografía que la madre guarda en su carte-

    ra, adquiere asimismo una dimensión ontológica más esencial. Esmás que una certificación de existencia, porque la captación deimágenes prenatales, capaz de mostrar la imagen intrauterina delniño, de mostrarlo «entero» y de mostrar cada parre de su cuerpo,

    de mostrar sus movimientos, significa que ahora el niño nace en

    la imagen. Nace, por lo tanto, antes de nacer.

    Las imágenes médicas inventan un nuevo nacimiento. El niño

    ya no es anticipado por la palabra, es realizado, puesto en presen-

    cia en la pantalla. Al poner en evidencia que hoy, en la ciencia,el niño es y nace primero en imagen, no se trata de abundar porenésima vez en el tema crístico,  imagen y encarnación, si no de

    adver tir qu e en nuestro m u n d o el ni ño pend e de una m ir ad a, que

    es primeramente un ser mirado. Lo cual significa que esa mirada,lejos de dirigirse simplemente a un ser que ya se encuentra ahí,es creadora. La mirada puesta en la imagen del feto crea ai niño.

    Verdaderamente, el niño accede al ser en la imagen, por la mira-da; pero lo que debe comprenderse es que, por la mirada, el niñoaccede al ser como imagen.

    El bebé es el testigo impotente de la mutación sin precedentesque tiene lugar en la historia de los hombres debido a que se nosobserva, todo el t iempo, por todas partes, bajo todas las costu-

    ras. Esa mutación está cargada de consecuencias, pues tiende aimponer la creencia de que seríamos íntegramente solubles en lo

    visible, sin resto. Nacimiento del bebé-imagen: bienvenido al m u n d o del hom-

     bre t ransparen te .

    LA GALAXIA ARGOS

    Lo s añ os sesenta anu nc ia ba n la civilizació n de la im age n.

    McLuhan profetizaba la extinción de la «galaxia Gutenberg» y taentrada en la «galaxia Marconi». Hoy se advierte que esta profe-

    cía no se cumplió exactamente, que la edad de la informática y delas pantallas engendró, junto con el desbordamiento de las imá-

    genes, una multiplicación de lo escrito. Al mismo tiempo, y comodecía Jacques-Alain Miller, lo que caracteriza a la revolución digi-

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    tal es que lo escrito -bajo la especie del cálculo-, el sistema dealgoritmos que» en cuanto  hardware, arq ui tec tu ra y hace ma rc ha r

    todas las máquinas de pantalla, todo esto crea una configuracióninédita en la cual la matemática, por esencia fuera de lo visible, alfinal termina sometida a lo visible, a lo que se ve en la pantalla. Lo

    simbólico queda puesto al servicio de la imagen. Ahora, si McLu-

    han no hubiese anticipado la revolución digital y esa sujeción de

    lo escrito a la imagen, el anuncio de la explosión de las imágenes

    sería una manera de anunciar una potencialidad nueva del ojo. En

    este sentido, la «civilización de la imagen» era sin duda el signo

     precursor del ascenso de la mirada al cénit de la civilización, su premisa o, en cierto aspecto, su primer t iempo.

    Hasta entonces, como índice de un cambio de civilización se

    había retenido básicamente la multiplicación de las imágenes, laidea de que miramos cada vez más, de un triunfo de io visual. Los

    infinitos discursos sobre la televisión son una extenuante conse-

    cuencia de ello. Se trata de ver sólo un poco más lejos, más allá de

    la «galaxia Marconi», ligeramente al costado, en esa zona oscure-cida por la luz encandilante de las imágenes. Quiero decir que elhecho sobre el cual nos detenemos y que nos fascina tanto como

    nos angustia, el del imperio de las imágenes, el de esa marea que

    nos sumerge, el hecho de que nos consagramos cada vez más a laimagen, parece tener el efecto primero de cegarnos, de desviarnos

    de este otro, del otro hecho, de la otra modalidad de lo visible: la

    de que, al mirar cada vez más, somos cada vez más mirados.

    En este sentido, habría que decir que el poder primordial delas pantallas es el de disimular las cámaras. Al mismo tiempo,sabemos perfectamente que hoy, al comprar una computadora,

    compramos una minúscula webcam integrada en la pantalla y

    que apun ta de man era pe rm ane nt e sobre noso tros. Aun que el que

    decida su uso sea el usuario (salvo que alguien tome desde afuerael control de su computadora), la presencia de la cámara integra-

    da en la arquitectura de la computadora supone que mirar una

     pantal la es ser potencialmente m i r a d o por ella. Entre mantenerseen la penumbra de la habitación frente a la pantalla para escribirun diario íntimo, y ser filmado, es decir, posiblemente visto por

    codas las pantallas del planeta, la diferencia es sólo de un minús-

    culo diodo encendido o apagado. El blog es finalmente la formaque responde a la reducción a nada de esa distancia concebida

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    ayer como un precipicio. Lo íntimo expuesto, inmediatamenteexpuesto, es una característica de este tiempo.

    Visto por la pantalla. Esta pequeña tecnología insignifican-te, simple miniaturización de la cámara, pone al descubierto laestructura profunda de la época en que la distancia y la índole'heterogénea de naturaleza entre el sujeto que ve y el objeto vistose reducen para, finalmente, suprimirse. Ante la pantalla, hoy,el sujeto vidente deviene objeto visto, y el objeto visto devienevidente. La webeam de la pantalla de computadora encarna yconsuma la borradura progresiva de la distancia entre ver y sei*

    visto, mirar y mostrarse. Después de la galaxia Gutenberg y de lagalaxia Marconi, hemos ingresado en la galaxia Argos.

     No obstante, permanecemos tranquilamente sentados antenuestras pantallas como ante un pequeño tragaluz desde el que podemos contemplar el mundo, sin que nos preocupe saber que esquizás el mundo el que en ese instante nos mira por esa ventana.El interés por la imagen parece tener el efecto de enmascarar ellugar conquistado, bajo la imagen, por la mirada. Nuestras ansiasde ver ciegan en parte el hecho de saber que somos mirados. La pregunta por lo que vemos nos desvía de la pregunta por lo quenos mira. Y por quién nos mira.

    En este sentido, la crítica de la hipermediatización política y de ioque se da en llamar «gobierno por la imagen» participa de la ilusióndel poder. Por un lado, porque la imagen cumplió siempre una fun-ción política y una función en política, desde Luis XFV hasta Stalin.

    Después, porque la historia reciente ha revelado la fuerza de otros,objetos, la fuerza de lo que sería un gobierno por la voz, por ejemplo.Podemos pensar en Hitler. La voz que truena y ordena, la voz lan-zada a las multitudes por los micrófonos y altoparlantes, la voz que,transmitida por los micrófonos y los altoparlantes, forma a las mul-titudes, es algo que debería suscitar interés. ChapSin, en E¡ dictador,fue sin duda el primero que apreció en un filme el poder de la voz y laimportancia del micrófono en la historia política del siglo XX.

    Hoy, sin embargo, la ilusión se debe sobre todo a que la críticade la importancia ganada por la imagen en política no sirve endefinitiva sino para desviar un poco más del verdadero poder, queno se ejerce tanto en la «política espectáculo» por las cámarasvueltas hacia los políticos, como por las miradas vueltas hacianosotros, que nos vigilan, nos miden, nos controlan.

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    Es extraño, pero las imágenes nos gustan tanto, estamos tan prendados de ellas, somos tan cautivos de ellas que no paramos deadorarlas, salvo para dedicar el resto del tiempo a vituperarlas.

    En verdad, nos dan a ver cada vez más, e incluso si de ese modonos hacen criticar cada vez más, esto tiende a hacernos olvidar quesomos cada vez más mirados. El propio espectador es un ser mirado,medido, disecado. Nada, aparre de los comités de ética, impediríadotar a cada pantalla de televisión de una cámara; ya han sido equipa-das con ella los voluntarios testeados por Médiametrie* para estable-cer las estadísticas de las «porciones de mercado». De todas maneras,

    sabemos cuán constantemente se invita al oyente de radio a tomar la palabra durante los programas, cuánto tiende el telespectador a hacer-se día a día más actor de la televisión. Mientras que en otro tiempo etnacimiento del espectador suponía que se podía ver por fin el espectá-culo del mundo retrayéndose de éste, sin ser visto, hoy ser espectadores pasar continuamente de un lado de la pantalla al otro.

    La cámara no cesa de girar entre sujeto vidente y objeto mirado.En realidad, está todo el tiempo girando, cada vez más rápido.

    Con esto, el tema de la protección de la vida privada pierdecada día un poco más de su sentido. En lo cual hay urgencia. Noshallamos en estado de legítima defensa de la vida privada.

    Ahora bien, ¿tanto perturba esto hoy? Tal vez haya que tenertambién en cuenta un nuevo factor de la vida moderna: el hechode que la vida privada ha entrado en el mercado, sobre el merca-do, como un objeto intercambiable, como un objeto cualquiera,el hecho de que ha pasado a ser una mercancía.

    EL. DERECHO A LO OCULTO

    Hay amenaza sobre lo íntimo.El territorio de lo íntimo podría definirse de un modo simple:

    es la posibilidad de lo oculto. Que haya frente al mundo un lugar

    del sujeto, un lugar que sea su lugar, en el que pueda sustraerse aia mirada del Otro, a su voluntad de transparencia, es decir, a suvoluntad de reducir al hombre a la condición de cosa: hombre ente-ramente librado, en su verdad, a su mirada clarividente.

    * Compañía francesa de medición de audiencias (n. de t . ) .

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    Lo íntimo es el lugar en que el hombre no sería ese ser diáfa-no. Un lugar también donde el sujeto que se encuentra fuera de

    toda mirada puede mirarse a sí mismo. Tal es el corazón doblede lo íntimo: poder sustraerse a la mirada omnividente, y mirarsea sí mismo.

    Ahora bien, esto no significa en absoluto que, en el secreto desu habitación, el sujeto sea transparente a sí mismo. Por el con-trario, lo que él descubre es su opacidad. Dicho de otra manera,descubre que no se reduce a su intimidad. «Sólo mediante esegesto complejo, mediante esa mirada de sí en el alejamiento mis-

    mo de sí, puede constituirse algo del orden de un sí mismo. El«sí mismo» no surgiría sino en una división respecto de sí. Ese«gesto complejo» que describe aquí Heidegger es, en el fondo, elque se muestra y se realiza en la penumbra del consultorio del psicoanalista, quien finalmente encarnaría para cada cual «esamirada de sí en el alejamiento mismo de sí».

    De este modo se manifiesta que el sujeto no está soldado a sí

    mismo, que está dividido de sí mismo. Y si bien no es un objetocaptable bajo la mirada del Otro, no es posible reducir lo íntimoa un lugar en el que, escondido, liberado del Otro, el sujeto seliberaría de él mismo y de toda mirada. Lo íntimo es tambiénel lugar en que el sujeto se mira interrogativamente y en el quese hace enigma, en el que se revela que no es transparente parasí, en el que se manifiesta su parte de sombra. Esa parte cerradaa la mirada del Otro resulta opaca para su propia mirada. Se

    descubre que hay en él algo más interior que su intimidad. SanAgustín llamaría a esto «Dios»: «Tu autem eras interior intimomeo» (Pero Tú, tú eras más interior que lo íntimo de mí mismo).Lo cierto es que esa cosa exterior a mí que sería interior a mi

     propia intimidad podría convenir perfectamente a lo inconscien-te. Admitiendo entonces esa topología bizarra en la que «lo másinterior» del sujeto sería exterior a éste, lo más íntimo por fuera

    de la intimidad, lo más «sí» fuera de sí. Ahora bien, ¿no es así ellenguaje para cada uno? ¿Lo más íntimo y lo más exterior al mis-mo tiempo? Perseguir la subjetividad dentro de uno mismo es lailusión en la que se apoltrona toda una literatura «autoficcional».Sin embargo, todos sabemos que ella navega por el fondo de losmares, que tiene un extraño morro de monstruo, de ballena, quese llama Moby Dick o como se quiera. Me digo que, en todo caso,

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    Humanidad mutante de un mundo bajo observación, ¿noshemos percatado lo suficiente de que por primera vez desde que

    naciera el primer hombre ningún hombre puede ya, realmente,estar solo en la Tierra? ¿Se aprecia esto en toda su dimensión? Me pregunto si tan siquiera se ha tomado conocimiento dei hecho.Todos los focos están encendidos sobre el mundo. No existe aho-ra en el planeta ningún rincón donde sustraerse al gran Ojo. El juego de las escondidas, tan esencial a todas las infancias, se havuelto impracticable, impensable. Ya no hay ningún sitio dondeesconderse. Ya no se puede exclamar: «¡Cucú!» No nos quitan

    más la mirada de encima. En cuanto a los niños que, por suerte o por malicia, escaparon a la microvigilancia y se les ocurrió tomarel camino más largo en vez del camino de la escuela, debido alo cual se los perdió de vista por un rato, ya se inventaron ves-timentas dotadas de un chip integrado RFID (Radio FrequencyIdentification). Esto permite a los padres hacer trampas en el juegode las escondidas, seguir por satélite los pasos de su prole y saberen todo momento dónde están sus hijos: es decir, forzosamentedónde se escondieron. Aprovechemos para saludar el hecho deque, en la gran carrera tecnológica mundial, Europa lanzó el pro-yecto Galileo, sistema de navegación satelital competidor del GPSnorteamericano y en principio más eficaz que éste (treinta satélites puestos en órbita circular de altitud media, que estarán operativosen 2013, permitirán conocer una posición en tiempo real con pre-cisión de 10 a 1 metro, contra los 15 a 10 metros del GPS).

    La embriaguez de lo visible y la pasión de verlo todo han hecho presa de la sociedad entera . Los sujetos son llamados a avanzarsin velos por un mundo atosigado de claridad hasta la transpa-rencia. El amo moderno, equipado por la ciencia y la técnica, hacreado un mundo sin escondite, transparente, virtualmente, de punta a punta. Incluso por las noches. Es exactamente el mismomundo de antes, más una mirada. En él, todo se ve. Y por lo tan-to, todo ha cambiado. Todo es inquietante.

    ¿Qué cambió? Falta la sombra.Si, frente a la importancia creciente del Ojo, la defensa de la

    libertad pasa por el derecho a lo oculto y al secreto: es urgente preservar una parte de sombra sobre la Tierra.

    En otro tiempo era la sombra la que portaba la amenaza, sus-citando la confusión o el miedo. Fue preciso apartar la sombra

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    y el oscurantismo. De este modo se echó luz por todas partes,se generalizó el alumbrado público. Agua, gas y electricidad entodos los pisos. Fue una conquista del siglo XIX. Fue también elmomento en que Wagner decidió sumir las salas teatrales en laoscuridad; para ver mejor, sin duda, y fundir al mismo tiempoa los espectadores en el anonimato colectivo; en el instante dehacerse la oscuridad, volvían a ser indistintamente «uno», «el».

    Hoy un exceso de luz enceguece.El hombre mutante es también el nacimiento del hombre sin

    sombra.  La mujer sin sombra  de Hofmannsthal dejaba el romanti-

    cismo alemán, desgarrada por saber, a la vez, que no viviría ningúnverdadero ainor mientras no poseyera una sombra y que comprar lasombra de alguien significaba matarlo... Sin embargo, en el mundodel cientificismo las cosas son, en definitiva, como en el del roman-ticismo: arrancarle la sombra a alguien significa también matarlo.

    La sombra, esencial a lo íntimo, a nuestra humanidad, amena-za con sernos arrancada. Signo de ios tiempos, Singapur acaba decrear la primera gran carrera de fórmula 1 que se corre de noche.La ciudad instaló un sistema de iluminación del circuito por elque reina en é! tanta luz como en pleno día, si no más. Nues-tras noches son más claras que nuestros días. ¡El Gran Premioautomovilístico de Singapur gana el Gran Premio hipermoderno!Los sujetos se encuentran frente a los poderes de la transparencia, poderes oscurantistas de la luz totalitaria.

    Serge Daney, crítico de cine, decía que la televisión había mata-

    do a la sombra. Hoy, todas las tecnologías de la mirada se han uni-do bajo la consigna de la ideología cientificista: ¡Abajo la sombra!Salvar lo íntimo, salvar al sujeto es hoy salvar a la sombra.

    LA ANTINOMIA DUBUFFET

    La guerra de la sombra ha comenzado.

    En 2001, el norteamericano John E. Bortle (Stormvil)e, NY),astrónomo aficionado, propuso una escala de negrura del cielo.Va de la clase 1, excelente cielo negro, a la clase 9, cielo del centrode la ciudad, pasando por cielo rural, cielo de suburbios y cielourbano. Esta escala fue admitida como norma. Para los astróno-mos, la luz, la iluminación artificial, devino en contaminación del

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    cielo nocturno. Las calles quedan ahogadas bajo los megavatios,el cielo carece de estrellas. La luz de las ciudades nos enceguece,verificando lo que yo llamaría antinomia Dubuffet, que enuncia:

    cuanto más claro está, menos se ve.  Hacía falta un artista paraformular con rigor una ley de lo visible. La ciencia viene a demos-trarla experimentalmente.

    En 1992, la Unesco proclamó que las generaciones futurastendrían derecho a un cielo no contaminado. Los astrónomosreclaman ahora que el cielo noc turno sea declarado «patr imoniomundial de la humanidad». Se fundó una asociación internacio-

    nal, la International Dark Sky Association. En 1995 se creó enFrancia la Asociación Nacional para la Protección del Cielo Noc-turno, destinada a relevar en este país la acción internacionalcontra la contaminación luminosa.

    Dicen que la mayoría de los niños de las ciudades jamás vieronla Vía Láctea. El presidente de la ANPCN se moviliza: «Sería unalástima verla desaparecer».

    EL ELOGIO DE LA SOMBRA

    Pronto irán contra las sombras.El desafío es restaurar los derechos de la oscuridad. Nunca se releerá lo suficiente el admirable  Elogio de la som-

    bra  de Junichiro Tanizaki (1933) [ Éloge de l'ombre, Publicationsorientalistes de France, París, 2001]. Este magnífico escritor hablaaquí del amor, de su amor por la sombra, del lugar y las funcionesde la sombra en el arte de vivir japonés. He aquí un mundo don-de situarse en armonía con la sombra constituye un modo de sery de pensamiento, y es el disparador, ante todo, de una intensaemoción estética. Es también una posición ética, orientada por loreal y no por ideales trascendentes.

    Hoy, para nosotros, se trata de una posición política.

    Se repite que Japón es un mundo distinto, poblado de signosmisteriosos, extraños y extranjeros al nuestro, donde, en cambio,la afición a ía luz nos aleja del canto de amor a la sombra. Enverdad, cuando leemos a Tanizaki, comprendemos que todo estoson tonterías. Que en Japón es como aquí, que los japoneses soniguales a nosotros, tan semejantes y singulares como nosotros,

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    y que su relación con la sombra no tiene nada de extraño ni deexótico: es sólo magnífica. Y que si queremos entender algo delo que sucede en nuestras comarcas, es urgente leer el admirable

     Elogio de la sombra  de Junichiro Tanizaki.

    GETOUT OF MY MIND

    La guerra política del sujeto ha comenzado.Si se quiere hoy un poco de pensamiento agudo, crítico o com-

     bativo, no puede hacerse nada mejor que apelar a Bruce Nauman.Un artista. Norteamericano. Gran artista de nuestro tiempo. Locual debe entenderse de dos maneras posibles: se trata de uno delos más importantes artistas actuales, y el objeto de su arte esnuestro tiempo.

    Hablaré de una pieza sonora que tuve la suerte de ver dos veces,en el Centro Pompidou de París y en la Tate Modern de Londres.

    Se ent ra libremente a una pequeña habitación acolchada ,

    oscura y vacía. Nada llama especialmente la atención. Pero,al acercarse uno a las paredes, oye algo vagamente, y luego, alaproximarse más, puede distinguir una voz que murmura confirmeza: «Get out of my mind, get out of this  room». Es la vozdel propio Bruce Nauman.

    Get out of my mind, get out of 'this room  es el título de laobra, que data de 1968.

    Uno va al museo, entra tranquilamente a un espacio para veralgo, como debe ser, y, una vez en el interior, descubre, primero,que no hay nada que ver y, luego, que uno estaba  inside tke mind ofBruce Nauman y que haría bien en salir corriendo a todo vapor.

    Con todo, una obra que nos saca de allí a empellones es dema-siado como obra de arte en un museo.

    Entonces, si yo tuviera que conceder un Gran Premio anti- NeuroSpin y anti-«autopsia psicológica», pr ivilegiando la obra

    que con más agudeza denuncia ese deseo experto de entrar ennuestras cabezas y ocupar nuestras mentes, de ir a mirar en elfondo de nuestros cráneos para ver pasar por ellos nuestros pen-samientos, la obra de salud pública que hace público el hechode que los evaluadores se encuentran ya en nuestras cabezas, laobra, en fin, que con más encarnizamiento defiende la libertad y

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    la sombra, el espacio de lo íntimo, el territorio del sujeto, elegiríasin vacilar esta pieza:  Get out of my mind, get out of this room.

    H.S.U.O.D.B.N.A.A.L.S. 1

    MICROCOSMOS

    En otro tiempo, el mundo estaba oscuro. Era un gran libro poblado de signos misteriosos. Había quienes dedicaban su vida ainterpretarlos. En esa oscuridad de los signos, los dioses miraban a

    los hombres, en ellos, pero los hombres no veían nada, o no mucho.Leían, escuchaban. Cuando alzaban los ojos al ciclo, era para verla mirada de los plañeras centelleantes y para inrenrar descifrar sudestino en las estrellas. Fue mirando las estrellas como la medici-na, al comienzo, hizo del hombre un objeto de ciencia. La primeratentativa clínica consistió en establecer una correlación entre lossignos del zodíaco y el estado del cuerpo. Se continúa haciendoesto en el horóscopo, aunque ya casi no veamos las estrellas desde

    nuestras ventanas. También debe comprenderse que mirar hacia losastros para conocer el cuerpo, enlazar de este modo el microcosmocon el macrocosmo, imaginar una isomorfía del macrocosmo y elmicrocosmo, equivalía a modelar al viviente según las estrellas, esdecir, a identificar al hombre con objetos, con materia inanimada.

    Más tarde, los hombres miraron a su alrededor y vieron el mun-do, que era bello. El problema ya no estaba solamente en descifrar

    signos, sino en observar la naturaleza desde todos los ángulos, yen penetrar sus secretos. No horadar los misteriosos designios delGran Arquitecto, sino mirar las cosas y comprender la causa de lascosas y de lo que no marcha bien en las cosas. La meta era abarcar«todo cuanto se ve bajo el sol», como decía Poussin. Era el Rena-cimiento, tiempo de la ciencia y de los descubrimientos. Tiempoasimismo de la pintura, que, como la ciencia, hacía ver para luegocelebrar la vista como el más elevado de los sentidos.

    Tiempo de la ciencia, tiempo de los grandes descubrimientos ytiempo del cuadro, la edad moderna fue la era de las grandes con-quistas del ojo. Los hombres se propusieron ver el mundo, penetrar

    1 . Hay-s iempre-una-obra -de- Bruce-Nauman-adccuada-a - la -s i tuac ión .

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    con ia mirada lo visible y más allá, desde lo más grande hasta lomás pequeño, desde lo más cercano hasta lo más lejano, desde lomás claro hasta lo más oculto. Ellos crearon la luz del mundo. Ver,

    conocer lo que está alrededor, pero también mirar dentro de unomismo, conocerse, observar su alma y sus pensamientos, y tambiénintroducir el ojo en el interior de los cuerpos. Para esto, abrirlos.

    En el siglo XIX, Wilhelm Róntgen y los rayos X hacen cadu-car el dicho: «Para ver, hay que abrir». Tiempo de la radiografíay de la «psicología de las profundidades», se busca verlo todo sinnecesidad de abrir. Momento crucial en la historia de la mirada:

    ia superficie, la opacidad, ya no son un límite.Hoy, gracias al genio de la genética, la rana transparente haceculminar en cierto modo la conquista del cuerpo por la mirada. Losmédicos han dejado de elevar los ojos al cielo para volverlos hacia elsuelo y posarlos sobre la más miserable de las criaturas. Entonces,¡magia!: el sapo pasó a ser un bello joven. El hombre es ahora unobjeto diáfano bajo ia mirada de los dioses magos de la medicina.

    En el nuevo milenio, con el hombre, lo virtualmente transparen-

    te es el mundo. Tal es ia promesa del discurso de la ciencia. Se ima-gina poder iluminarlo todo enteramente para contemplarlo comoun gran libro de estampas, para apresarlo con una mirada, paracomprenderlo, leer allí nuestro futuro y conducirnos a él. Ver es lavía regia de la respuesta a los misterios y amenazas del mundo, denuestro mundo y de los otros, tan fascinantes como inquietantes.

    Entonces, ai mismo tiempo que se instalan cámaras en las ace-

    ras, lanzamos telescopios al espacio, grandes ojos para que explo-ren el más allá y transporten nuestra mirada hasta los confinesdel universo y del tiempo. Todo se presenta como si el universoinfinito y negro empezara a la vuelta de la esquina. Mañana, eluniverso oscuro será sin duda como nuestras calles: transparente.

    Entre la edad moderna y la hipermoderna hemos pasado, pararesumir, de la conquista de lo visible y de todo lo que se ve a laconquista de la transparencia y de todo lo que no puede verse.

    Se ha puesto al mundo bajo mirada. Se lo escruta de día y denoche, de cerca y de lejos, desde lo más profundo de los mareshasta el corazón de los bosques, desde la gigante roja hasta lamás pequeña mata de hierba. Toda parcela de tierra salvaje estáatestada de cámaras. Ya no hay, por lo tanto, una sola parcela detierra salvaje. Di una noche en la televisión con un documental

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    sobre una familia de suricatas, pequeñas y divertidas mangostasdel desierto. A la entrada de su madriguera, en pleno desierto

    del sur africano, los científicos habían plantado una cámara devideovigilancia exactamente del mismo modelo que la instaladaen la plaza de la Ópera de París, en el paso peatonal.

    Mirada dispuesta en todos los puntos del globo y que vigila entodas las direcciones. Se extiende como una apretada red y abarcael planeta entero para mirar la naturaleza, es decir, para ponerlaen observación bajo control. El mundo es un inmenso mirador.

    La idea de observar la naturaleza irt vivo  ha perdido su razón de

    ser. En un mundo donde cada centímetro cuadrado es encuadrado por una cámara, la naturaleza en directo es observada  in vitro.  Yademás, cada cual puede seguir esto desde su sala de estar por treso cuatro canales de televisión. O en el cine. Hoy la gente va al cinea ver durante dos horas lo que pasa bajo el césped de su casita de lasafueras. En verdad, el mundo es presa del síndrome  Microcosmos.El título de esta película de culto lo dice todo: el mundo micro es el

    mundo puesto bajo el microscopio. Es importante agregar que está puesto bajo el microscopio no para ser estudiado, como lo hacen botánicos y zoólogos, sino para ver las maravillas de la naturalezay fascinarse con ellas. Se vive en lo espectacular. Existía la socie-dad del espectáculo, ahora existe la naturaleza del espectáculo.Sin embargo, más que del lado de la observación científica o de loespectacular,  Microcosmos  estar ía del lado de la religión y de lasloas a la creación. En verdad, esa mirada que arroja luz sobre la

    naturaleza entera es propia del oscurantismo. Naturaleza salvaje puesta bajo la mirada, ella es puesta en esce-

    na. El salvajismo y la naturaleza se distancian.  ¿Dónde está lanaturaleza?  Sólo está ah í cuando se abare en forma de huracán ode tsunami, golpeando de manera mortífera las ciudades. Y ade-más, se corre entonces a ver en ello la mano del hombre, el fracasode los gobernantes en cuanto a dominar los elementos o la rapa-

    cidad de los empresarios ávidos. Con cada tormenta, se los quierearrastrar a rodos a la Justicia. En este mundo ya no hay real.Desde lo alto de nuestros miradores, contemplamos la creación.

    Ponemos cámaras en todas partes, pero no vemos llegar nada. Unacrisis de amplitud terrorífica sacude al mundo y la miramos desenca-denarse, asombrados. Prometiéndonos ser más vigilantes la próximavez. La ciencia y la técnica han fabricado tal vez una mirada omni-

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    CONTEMPLACIÓN

    Ver, mirar, contemplar, etc. Las palabras diversas de la visióndescriben, como sabemos, modalidades diversas de visiones. Enel sentido corriente, mirar no es simplemente ver, pura percep-ción, sino, de una u otra manera, estar comprometido en la pro- pia visión, por voluntad, in terés, deseo, etc . Ver una cosa, ver elmundo, no es, en principio, apoderarse del mundo o de la cosa,servirse de ellos, gozar de ellos. Se supone que la visión es desin-teresada, pura.

    El Renacimiento cambió la visión. Reveló la falsa inocencia, elaparente desapego. Hizo de ella una mirada. Es decir, un acto. Loque es igual: un arma de conquista. Toda la historia de la invenciónde la forma cuadro confirma esta transformación de la visión enmirada, en ejercicio de poder. Ver es tener a distancia: esto es loque se decía. Y la historia del nacimiento de la perspectiva cuentade qué modo el ojo se fue enseñoreando del mundo. En el universoenvuelto en la mirada de Dios, único dueño y poseedor, el hombre privatiza una parte de lo visible. El campo de visión pasa a serterreno de su propiedad. La naturaleza bajo la mirada del hom- bre, por la mirada, pasa a ser paisaje, y el paisaje bajo su mirada, por su mirada, pasa a ser su tierra, su terr itorio. La conquista delespacio se efectúa por la mirada. En este aspecto, los grandes des-cubrimientos son: «Vamos a ver en otra parte, para poseerla». Elojo viaja y se apodera de lo que ve. El mundo se conquista primero

     por la mirada. Las otras armas vienen después. La mirada posee ysomete. La fuerza es el instrumento de esa mirada que conquista,el medio de preservar aquello de lo que se apropió. Estamos ahoraante una visión altamente interesada. Mirar es gozar de ver y de loque se ve. Es tener el goce del mundo.

    Evidentemente, nuestra cultura ha propuesto también un idealde visión mucho más distante: la contemplación. Se la elevó a

    ideal de conocimiento que permite acceder a la verdad en directo, puesto que en ella se dejaría de lado cualquier interés personal,cualquier beneficio, cualquier meta libidinal. Una visión delibera-damente pura, depurada.

    La clínica objeta semejante pureza. Muestra que tal depura-ción es solamente una represión, que el goce así desmentido esinherente a la propia condición de los seres videntes.

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    Surge entonces la pregunta: la cámara de vigilancia, ¿goza demirarnos? En todo caso, está curiosamente interesada, pues su programa es: tenernos a la vista.

    LA FÁBRICA DF. LO REAL

    Basta ir una noche a la web y abrir Google Earrh para com- probar, en la penumbra de nuestro cuarto y con un simple clic,que no existe un centímetro cuadrado de la Tierra que no esté

    visto. Es verdad que algunas zonas permanecen vacías, comoen Indonesia; no se ha puesto el pie en todas partes, pero se ha puesto en todas partes el ojo, el planeta ha sido enteramente foto-grafiado. Visto y revisto. Fotografía integral. Gracias a nuevastecnologías satelitales y de compresión digital, la imagen de laTierra puede ahora ser actualizada por completo todas las sema-nas. En cuanto a la precisión, el satélite GeoEye-1, de la SatelliteImaging Corporation, puesto en órbita en 2008 a 684 kilómetros

    de la Tierra, proporciona al servicio de geonavegación GoogleEarth y al Gobierno norteamericano imágenes en muy alta reso-lución de 0,41 m. GeoEye-2, actualmente en fase de desarrollo,será capaz de discernir objetos no más grandes que 0,25 m. Sinembargo, sólo el Gobierno norteamericano y sus aliados tienenacceso a las imágenes ofrecidas con este nivel de resolución,mientras que las empresas comerciales reciben imágenes con un

    nivel de resolución de 0,50 m, o sea, el nivel autorizado por lalegislación norteamericana. No hay duda de que es posible enumerar los beneficios deri-

    vados de estas técnicas que permiten reunir valiosas informacio-nes en materia de cartografía, estudio de los recursos naturales,vigilancia de los bosques para el control de la deforestación, pro-tección del entorno, meteorología, prevención de catástrofes natu-rales, etc. Sólo pretendo dejar claro que estas maravillas tienen su

    otra cara, que producen efectos y que, sin quererlo, inocentemen-te, estos milagros tecnológicos generan una gran revolución quecambia la realidad así como nuestra relación con el mundo. Se lo puede decir en forma simple: el problema de esas fotografías no esque ciertas máquinas permitan hacer más y mejores imágenes delmundo, sino que, debido a ellas, el mundo pasa a ser una imagen,

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    cada día un poco más.  Capture dreaming,  decía un aviso publici-tario de Kodak. C/ic, sueño de lo real capturado; pero,  ciic, lo realse disuelve. Engullido por el pajarito. Magia de la fotografía.

    En esta época, las imágenes son las fábricas de lo real.De la ilusión de lo real. Brecht enunció un principio que se

    esmeró en formular como mandamiento de un decálogo: «Noharás imagen del mundo para sustituirlo por ella». Brecht, quiendejaba ahí el segundo mandamiento de Dios, es decir, la prohi- bición de representación  (No te harás imagen tallada ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra,

    ni en las aguas debajo de la tierra), enunciaba un mandamien-to para los tiempos modernos, para el tiempo de las imágenes,según el cual las imágenes no deben esconder el mundo sinomostrarlo. La ley de Brecht, dirigida al arte, inauguraba una-nueva querella de las imágenes. Podríamos afirmar que Jean-LucGodard, al repetir que «el cine sustituye», adoptaba la posturaopuesta a la de Brecht (Godard tomaba su fórmula de AndréBazin: «El cine sustituye nuestra mirada por un mundo acorde

    con nuestros deseos»).Hoy ya no es época para una querella de las imágenes.

    GeoEye-1 y Google Earth han resuelto el problema, han barridoa Brecht, sus leyes y sus detestables prohibiciones. ¡Al diablo conlas controversias ideológicas y todos los inútiles debates artísticosy estéticos! La ciencia y la técnica han sustituido alegremente elmundo por la imagen del mundo. Se terminó. Hoy, ni siquiera

    es cuestión de hablar de imagen del mundo. En la época en que,gracias a la manipulación genética, una rana prefigura al Hom- bre-Imagen, las tecnologías visuales efectúan una manipulaciónontológica que produce el Mundo-Imagen.

    Hay un devenir-imagen del mundo.Sería el grado último de la sociedad del espectáculo.Porque ya no estamos en la época denunciada por Feuerbach,

    que «prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la repre-

    sentación a la realidad, la apariencia al ser» [prefacio a la últimaedición de  La esencia del cristianismo]: la cosa, el original , larealidad, el ser han sido engullidos