Etica, Valores y Referentes

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70 Etica, Valores y Referentes La Dignidad y la Cohesión Social en Venezuela. Por Arnaldo Esté Universidad Central de Venezuela Vamos a hablar de cuatro temas que tienen que ver con la ética (ética, para nuestro discurso, tiene que ver con aquello que cohesiona y amalgama a un individuo o a un grupo: lo que alimenta el ethos de un sujeto): La falta de dignidad del venezolano La desintegración de sus grupos, familias y comunidades. La grave exclusión de la mayoría de sus hombres y mujeres El abandono y “exclusión” de una porción mayoritaria de su territorio. Vamos a incidir sobre el tema de los valores humanos. Aún cuando sobre ellos hay que incidir menos con prédicas y más con acciones y comportamientos. Vamos a detenernos, un tanto, en nuestra exposición a dos valores éticos: la dignidad y la cohesión e integración social. Dignidad tiene que ver con comprender y producir. Con ejercicios del sujeto, con logros y creaciones. Integración tiene que ver con comunicación y solidaridad. Con comunidades activas en su condición de sujetos colectivos. Venezuela: magra república precozmente cerrada Venezuela como República se ha venido cerrando, dando por constituida, sin percibirse que ese acto de cerrar, ese alinderamiento de la Nación se ha hecho más que

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    Etica, Valores y Referentes

    La Dignidad y la Cohesin Social en Venezuela.

    Por Arnaldo Est

    Universidad Central de Venezuela

    Vamos a hablar de cuatro temas que tienen que ver con la tica (tica, para nuestro

    discurso, tiene que ver con aquello que cohesiona y amalgama a un individuo o a un grupo:

    lo que alimenta el ethos de un sujeto):

    La falta de dignidad del venezolano

    La desintegracin de sus grupos, familias y comunidades.

    La grave exclusin de la mayora de sus hombres y mujeres

    El abandono y exclusin de una porcin mayoritaria de su territorio.

    Vamos a incidir sobre el tema de los valores humanos. An cuando sobre ellos hay

    que incidir menos con prdicas y ms con acciones y comportamientos.

    Vamos a detenernos, un tanto, en nuestra exposicin a dos valores ticos: la

    dignidad y la cohesin e integracin social.

    Dignidad tiene que ver con comprender y producir. Con ejercicios del sujeto, con

    logros y creaciones.

    Integracin tiene que ver con comunicacin y solidaridad. Con comunidades activas

    en su condicin de sujetos colectivos.

    Venezuela: magra repblica precozmente cerrada

    Venezuela como Repblica se ha venido cerrando, dando por constituida, sin

    percibirse que ese acto de cerrar, ese alinderamiento de la Nacin se ha hecho ms que

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    sobre pretensiones legales o civilizadoras que entorno a la condicin real del territorio y

    sus habitantes. El efecto de ello ha sido la exclusin: se ha venido excluyendo una

    proporcin mayoritaria de nuestra gente y nuestro territorio que no han estado

    contemplados por esa artificiosa cerrazn e institucionalizacin.

    Se trata, entonces, de reabrir la Repblica para que a ella y a la produccin

    econmica y cultural se incorporen tanto nuestra gente excluida como nuestro vasto

    territorio abandonado.Se trata de legitimar y legalizar nuestros hombres, tierras y bienes

    asumiendo, en primer lugar su naturaleza y carcter, su historia, cultura y mbito para

    desde all lanzar el proyecto.

    En esa tarea de legitimar y legalizar, de dignificar y proyectar tiene un papel

    fundamental la educacin. Educacin que debe despojarse de la tradicional intencin

    civilizadora y culturizadora que lleg con los invasores espaoles y se ha quedado. Se

    tratar de una educacin que exprese lo que somos como gente y territorio para potenciarlo,

    para construir desde all nuestra utopa, para comprometernos con ella a sabiendas de que

    ella somos nosotros sin exclusin ni menosprecio.

    El abandono y la depredacin de la tierra.

    La exclusin de nuestra gente.

    La idea general de Nacin, muy vinculada a la continuidad de un patrimonio,

    cultural y territorial, resulta extraviada en varias oportunidades de nuestra aventura

    histrica. La invasin espaola cuando no extermin, desarraig al aborigen obligndolo

    a huir a tierras extraas.

    La precaria legitimidad encomendera

    El abolengo que se inicia con encomiendas y asignaciones reales, que quieren

    generar una legitimidad supletoria, no slo resulta corta por las disputas y despojos entre

    los mismos conquistadores y colonizadores, sino que esa precariedad legitimadora, que

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    apenas se logra colocar en el perodo mantuano, es nuevamente revocada por la costosa

    inmolacin de una generacin completa marcada por el terremoto de 1812 y que se va en

    el desangre de los catorce aos de guerra independentista proseguida por el guerrillaje

    civilizador que le sucede. Cuando se reemplaza a buena parte de los precarios propietarios

    mantuanos degollados y huidos de las largas montoneras, con los caudillos y advenedizos

    de ese extravo violento.

    Esta nueva ocupacin y este batido migratorio apenas haba logrado frgiles y poco

    escrupulosos cursos legitimadores de propiedades, sangres, apellidos y modos culturales,

    cuando el brote petrolero, la industrializacin y urbanizacin forzadas y no logradas- traen

    una nueva cada, con olvido de pasado, abolengos, ttulos y apellidos. Migrantes de una

    tierra extraa a otra tierra extraa, siempre invasores invadidos: con esa ilegitimidad, la

    necesaria dignidad nunca termina de llegar.

    Conciencia de ilegitimidad que se prolonga en la calidad migrante que posee:

    migrante o invasor del campo a la ciudad a donde llega en la condicin de hijo natural

    (ilegitimo), que vive con una mujer (u hombre) con quien no est casado (concubino), que

    es padre o madre de hijos naturales (no legtimos) y vive en una casa construida

    ilegalmente (sin permiso) en un terreno que ha invadido (sin ttulos ni papeles).

    A veces no puede ingresar a la escuela porque no tiene papeles. En una sociedad que

    sin mayor razn ha igualado escolarizacin con identidad. Cuando logra ingresar es

    regresado a la ilegitimidad del excluido escolar, que es una condicin de anonimia, una

    pena de la que no alcanza a comprender su culpa.

    Para completar el cuadro, vive en una vecindad de migrantes que no se constituyen

    como comunidad por su recin arribo y por la no-posesin u olvido de un acervo cultural y

    un equipaje de valores y referentes que les permitan reconocer, con rapidez y proximidad,

    al nuevo vecino como connacional y menos an- como copartcipe de una comunidad con

    derechos y proyectos. Es apenas un conjunto humano que, por lo reciente e irregular de su

    formacin, en un territorio ocupado, invadido, no ha tenido tiempo ni condiciones para

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    constituirse como comunidad real, como subjetividad colectiva cohesionada en capacidad

    de producir cultura e identificarse en ella.

    Estas condiciones se agregan a otras de carcter sociopoltico y econmico para

    ubicar estos problemas de ilegitimidad y desintegracin individual y colectiva en el rango

    de rasgos sobresalientes del venezolano.

    1. - Los valores.

    Hablar de valores es hablar de recursos o constituyentes de los hombres que se

    hacen particularmente vigentes para engendrar sus creaciones, sus maneras de comprender

    lo que tropiezan y relacionarse con los otros.

    Los valores - que deben diferenciarse aqu de los trminos de significado

    econmico, con los cuales tienen inevitable parentela - son comprensiones posedas como

    constitutivas de la subjetividad. A partir de ellas el individuo y el grupo construye sus

    aprendizajes, conocimientos y proyectos.

    Tienen papel positivo o negativo, pero siempre de gran vigencia. Positivo en cuanto

    que el conocimiento puede estar referido convergentemente a ellos. Negativo en cuanto que

    el conocimiento o proyecto pueda referirse a ellos para fugarse de ellos, para irse de ellos.

    Pero, en todo caso, el valor firmemente establecido es necesario para trazar la ruta de lo

    que se aceptar como verdadero o como deseable.

    La concepcin de lo que se tiene como valor y su papel en el juego social ha variado

    en las historias y culturas.

    La maduracin de la racionalidad occidental llev a un enjuiciamiento de los

    valores desde un punto de vista absolutizado por el conocimiento cientfico y racional.

    Desde esa condicin, la razn as organizada se piensa a s misma como el nico valor

    capaz de producir verdades, reduciendo los otros orgenes a la condicin de ideologas. Es

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    decir, formas falsas del conocer, dolos en el lenguaje de Bacon. En realidad no podemos

    contraponer a una verdad ideolgica una verdad verdadera. Toda verdad, como todo valor,

    lo es en cuanto que verdad de una cultura y una historia, pero as existe y as es

    imprescindible para la vida humana y su actividad cognoscitiva y creativa.

    En ese mismo punto de vista moderno y occidental, durante mucho tiempo se

    argument que los valores como ideologas slo servan para preservar un sistema de poder

    establecido, poder que poda ser cuestionado sustancialmente con argumentos de la

    ciencia. Lo que no estaba claro era que con el tiempo la misma ciencia se

    institucionalizara, tornndose una realidad simblica de fuerte intencin preservadora.

    Pienso que, por lo contrario, los valores y referentes hay que entenderlos como

    interventores en un proceso dialctico donde representan el papel de plataforma sobre la

    cual se asienta la subjetividad, la calidad de la persona. Una calidad que es indispensable

    para toda creacin incluyendo la misma creacin que habra de cuestionar los valores y

    referentes sobre los cuales se asentaba el sujeto creador.

    La ausencia de valores y referentes es la disolucin de la persona, del sujeto capaz

    de crear y cuestionar. El problema es, entonces, de equilibrio, de juego social entre la

    preservacin y el cambio. Juego que estar siempre, en buena medida, subordinado a los

    intereses y poderes de aquellos que se puedan escudar o hacer fuertes detrs de los valores

    imperantes, negando su carcter dignificador y acentuando su carcter obediente. Esto

    marcar la diferencia entre el uso autoritario y doblegador de los valores y su uso

    liberador y creativo

    Un valor, repetimos, es un referente estable a partir del cual se traza una ruta de

    accin, de conocimiento o creacin.

    El referente es un elemento sobresaliente, constitutivo de una cultura y del sujeto en ella

    inscrito.

    Se puede decir que el individuo esta inscrito en esa cultura en la medida en la que posee

    esos referentes.

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    Una cultura es fuerte en la medida en la que existe como conjunto estable de referentes en

    sus integrantes.La nica manera de existir una cultura es en sus integrantes, en sus

    personas, en sus miembros.

    Los valores y referentes, entonces, son conjuntos de saberes, actitudes,

    comportamientos y disposiciones perceptuales y cognoscitivas que constituyen y

    cohesionan al sujeto, a los grupos, comunidades y naciones y desde los cuales se disparan

    y producen conocimientos, riquezas, creaciones. Los referentes permiten procesar la

    informacin y, eventualmente, transformarla en saber. La informacin entra en el cuerpo

    tamizada por esos referentes y se transforma, es construida como conocimiento. En virtud

    de esos valores y referentes. Los valores compartidos, - y es cuando son valores, es su

    manera de existir, como convencin - son pauta de cohesin social. Los valores

    reivindicados en el individuo son pauta de su dignidad, de su calidad de sujeto.

    2. - La necesidad de los valores

    2.1. Para la calidad del sujeto.

    Los valores y referentes son constituyentes del sujeto, lo hacen. De all que la

    calidad del sujeto tenga que ver con la vigencia e integracin de sus valores. Es lo que

    llamamos dignidad. En esa condicin los valores, como referentes vigentes, pueden ser

    seguidos o pueden ser adversados. Pero tanto la convergencia como la aversin son

    posibles en la medida de la solidez y claridad del referente.

    2.2 Como freno a la relatividad en un ambiente constructivista.

    Algunos crticos del Constructivismo encuentran en esa posicin filosfica un

    relativismo total. Crtica que resulta ms fundamentada ante las posiciones del

    Constructivismo radical. El supuesto crtico es que al ser el conocimiento construido por

    el sujeto, puede entenderse que cualquier sujeto tiene su propia verdad. Verdad que puede

    convenir a ese mismo individuo o trascender a un grupo, prevaleciendo sobre otro.

    El freno a este relativismo viene dado por el carcter social de esas construcciones. Son

    convenciones que se desprenden del juego social.

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    Los valores refieren esas verdades construidas a las convenciones previas que dan lugar a

    los valores. Son entendidos socialmente establecidos.

    De all que los valores y referentes a la vez: Posibilitan la creacin y el conocimiento y

    Establecen el orden de su legitimidad.

    As, las sociedades y naciones se establecen culturalmente en la medida en la que

    llegan a conformar conjuntos o sistemas de valores y referentes que, a su vez, dan lugar a

    cuerpos de conocimientos, saberes y comportamientos los que regresan a incidir sobre los

    conjuntos de valores y referentes en procesos y ciclos de ritmos muy variables.

    Entre los individuos, grupos, sociedades y culturas se dan intercambios y negociaciones que

    se estabilizan como reas de negociacin comunicativa, como ambientes en los que la

    comunicacin se hace posible porque se comparten, en mayor o menor medida, valores,

    saberes, significados o comportamientos. Estas reas de negociacin permiten la

    ampliacin de las verdades y convenciones aceptadas y su eventual universalizacin.

    Esos intercambios y negociaciones, frecuentemente, no tienen ese carcter de intercambio

    y negociacin, sino ms bien carcter de invasin y dominio. Una cultura o sociedad

    poderosa se las arregla para imponerse a otra, la que, con no rara frecuencia, tambin,

    busca o se acomoda a esa relacin de dominio, negando su curso y diversidad causndose,

    no solamente gran penuria tica y econmica, sino empobreciendo tambin al mundo al

    privarlo de una de las culturas e historias que hacen su riqueza.

    2.3 Para la cohesin e integracin de la comunidad, de la nacin.

    Los valores y referentes, sobre todo los ticos y sus expresiones estticas, son

    fundamentales para la cohesin e integracin de las comunidades y la nacin. La

    comprensin de los otros y su comportamiento, su aceptacin y permanencia en el grupo

    tienen que ver con el reconocimiento que tenga cada cual como miembro, como integrante.

    Ese reconocimiento es posible en la medida en la que muestre la posesin y ejercicio de

    esos valores y referentes.

    El menoscabo o descrdito de los propios valores, la perdida de dignidad enturbia

    ese reconocimiento. La mirada sobre el vecino se hace condicionada por la comparacin y

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    medida con relacin a un tercero modlico o ideal o a un representante de la cultura

    dominante, asumida en lugar de la propia. En ambos casos el efecto es de vergenza y

    disolucin, de desintegracin social y comunitaria con la consiguiente esterilidad que ello

    trae.

    3.Una clasificacin (con propsitos puramente comunicativos) de los valores o

    referentes.

    La filosofa clsica abordaba los valores en la perspectiva genrica de la moral, de

    manera que Dios, el bien, la verdad, lo bello, la naturaleza aparecan como diversos

    momentos de la misma bsqueda: el bien o la virtud. Esa forma de lenguaje hoy ayuda

    poco a comprender al hombre, sus motivaciones, sus maneras de comprenderse a s mismo,

    a los dems y a la naturaleza. Una naturaleza vista ahora con proximidad y responsabilidad

    crecientes, en cuanto que suficiente, como los hombres, de una accin humana que con

    frecuencia ignora a los otros y diversos hombres y a la misma naturaleza, como una

    prolongacin inevitable y necesaria de su misma vida. Desde esta consideracin

    proponemos una clasificacin comunicativa que permita una discusin ms fluida y

    pertinente del problema de los valores o referentes.

    3.1. EPISTMICOS O GNOSEOLGICOS.

    Lo que se exige para aceptar a un saber como verdadero. Lo que se acepta como

    organizacin y exposicin correcta, tanto con relacin a las maneras del razonar, como a

    las maneras del comunicar.

    3.2. ECOLGICOS

    Lo que se recibe o percibe del mbito y la naturaleza.

    La herencia biolgica

    La manera de relacionarse con el mbito ecolgico.

    3.3. ESTTICOS

    Lo que se tiene como forma, belleza, expresin o apariencia genuinamente significativa.

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    Lo que se logra como smbolo de una relacin social, de otro valor, de un cierto acontecer.

    Incluye las artes y los deportes, pero, adems, las formas generales en las que se manifiesta

    y hace percibir una cultura.

    3.4. TICOS

    Lo que se tiene como cosa integradora, cohesionadora, preservadora de la propia persona

    y del grupo. Los comportamientos.

    La manera de percibir al otro, a la diversidad.

    As, lo tico es lo integrador del individuo o del grupo, lo moral, dentro de lo tico, es el

    comportamiento, la manera de comportarse para preservar la cohesin grupal.

    3.5. RELIGIOSOS

    Lo que se tiene como smbolo animado y generatriz.

    Lo que se cree o acepta como poder trascendente que escapa a la voluntad humana.

    Esta clasificacin, repetimos, tiene una intencin puramente expositiva. En realidad

    los valores no son decantables o separables en estos rdenes o tipos. Ellos se dan confusa e

    inseparablemente. Se presentan como referentes indiferenciados en los que puede

    predominar lo que se atribuye a uno de estos rdenes pero sin excluir las otras funciones u

    rdenes.

    De tal manera que lo esttico, por ejemplo, puede ser al mismo tiempo tico y

    religioso. Una obra de arte puede proyectarse con gran fuerza simblica y determinar

    comportamientos, actitudes, devociones y puede, en esa condicin ser pauta de cohesin

    grupal, familiar, comunitaria. Una proeza deportiva, en su fuerza y belleza, puede tener

    resonancias religiosas y ticas de gran efecto en los comportamientos y cohesin de una

    comunidad).

    LOS VALORES PARA VENEZUELA COMO PAIS EN CONSTRUCCION.

    Se puede aceptar la idea de que Venezuela es un pas en construccin. No obstante,

    esta expresin, que implica una confesin de minusvala, se emparienta con otras como

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    tercer mundo, en desarrollo, subdesarrollados que suponen la aceptacin de una

    condicin lineal y universal de desarrollo. Un desarrollo inevitable y necesario en el cual

    hay hermanos mayores y experimentados que deben llevarnos de la mano. Ayuda que,

    como hay que esperar, debe ser remunerada en trminos y condiciones que establecen, no

    muy negociadamente, los hermanos mayores. De eso y de muchos recuerdos similares se

    alimenta nuestra malicia.

    Pero podemos tambin proponer la idea de que todos los pases y naciones estn en

    permanente construccin y que ello obedece a la condicin ordinaria del hombre de

    construir, la de agregar sus creaciones y organizaciones a lo naturalmente existente. Y que

    esas construcciones y creaciones se realizan a partir de valores y referentes que las dotan de

    singularidad, de diversidad. Y que la suma de las creaciones diversas de todos los pases

    habidas y por haber, conforman la riqueza del mundo, el encanto que alimenta la sed de

    viajar, migrar, encontrarse con otros.

    Construir es, en ese sentido, crear y realizar su propio curso. Ello no significa negar

    el aporte o negociacin con otros cursos de otros pases o culturas. Todo lo contrario, la

    percepcin del otro, como referente, como valor, es la imprescindible necesidad del otro

    para percibir y disear lo propio. Pero es desde la propia decisin y existencia como se

    negocia con otros valores y naciones y se las acepta o incorpora.

    5. La comunicacin con los otros y sus nuevas formas.

    Ms all de los peligros de enajenacin tcnica o de sumisin a monopolios en las

    vas y maneras, en el nuevo ambiente comunicativo se revalorizan las formas de

    interaccin, que van por un curso distinto a lo meramente verbal y, sobre todo, a lo verbal

    escrito. La interaccin entendida como una relacin verbo - gestual, en contextos cada vez

    diferentes supone un mayor enriquecimiento y una mayor democratizacin de la

    comunicacin al abrirle paso a las formas no escrituradas o no verbales de las culturas. Esto

    es de mayor importancia para un pas como el nuestro donde la comunicacin es

    inseparable de la presencia corprea y donde las modalidades indirectas y postergadas de la

    comunicacin escrita o falsamente oralizada (son versiones orales de comunicaciones

    escritas) no han terminado de instalarse en las formas cotidianas del juego social.

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    En este nuevo contexto es de relevancia mayor la vigencia creciente de elementos

    comunicativos hasta hace poco exclusivos de la oralidad presencial, de mayoritaria

    vigencia en nuestro pas. Pas no escriturado que necesita permanentemente de la presencia

    y el gesto para hacer profunda la comunicacin. La telemtica y los multimedia amplan

    con fuerza creciente la resumida comunicacin verbal escrita haciendo que la gestualidad,

    los acompaamientos metalingsticos y otros condimentos ocupen campos mayores en la

    actividad comunicativa. Esto abre perspectivas muy nuevas que obligan a concebir la

    educacin en trminos y referentes bastante diferentes que incrementan su crisis y

    presionan su cambio.

    6. La paradoja de la globalizacin. La proximidad de otros valores.

    Para muchos la globalizacin es concebida como la extincin de la diversidad,

    Como la homogeneizacin humana. Tal es el ideal transnacional de la produccin en masa

    y el mensaje estndar de los medios publicitarios. Esta es una aberracin que habr de

    desaparecer en la medida en la que el hombre reivindique su dignidad y su derecho a ser

    diverso. Paradjicamente a estas tendencias homogeneizadoras, lo que estamos viviendo es

    la presencia de una creciente manifestacin de la diversidad y la riqueza cultural que no

    puede ser vetada en los medios de comunicacin y en los recursos de la telemtica, Internet,

    multimedia, televisin.

    El mismo inters en la venta transforma la informacin de la cultura ignota en

    noticia mercadeable, tal como ocurre con la presencia de la cultura brasilea en nuestras

    casas, como antes no ocurra. Tal como ocurre con las informaciones que ahora podemos

    obtener de los nativos australianos, sus bellas creaciones estticas, su formidable

    naturaleza. Tal como podemos colar en la red nuestras modestas proposiciones sin que

    tengan que ser filtradas por los congresos, las revistas especializadas, las cofradas y

    roscas internacionales que manejan y privilegian cierto conocimiento cientfico, las

    jerarquas y lenguajes.

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    7. Lo que se debe hacer o predicar en la escuela y en la sociedad como valor.

    Es muy difcil, si acaso no imposible, hacer un listado de valores y referentes

    existentes o deseables para la actividad educativa.

    De primera mano, la preocupacin mas extendida es la referida a ciertos valores morales

    sitiados por la violencia y la corrupcin administrativa de los dirigentes polticos,

    empresariales y gremiales.

    El enjuiciamiento por malversacin de los dineros pblicos a dos presidentes. El

    saqueo de los ahorros por los banqueros. El carcter trajinador y subordinado, a partidos

    polticos en crisis, de muchos dirigentes gremiales. La severa incertidumbre judicial. Las

    luchas pandilleras y sus muertes por causas ftiles. Los robos, atracos y arrebatones y el

    tratamiento que, a todo ello, dan los medios de comunicacin, al hacer festn noticioso de

    la miseria humana. Todo ello crea un ambiente de gran exigencia por severidad moral en

    cuanto a los valores de honradez, fidelidad, respeto por la vida y por la dignidad.

    Con toda la importancia que estos valores morales tienen, la discusin sobre la crisis

    de valores no se agota con ellos. Aqu estamos exponiendo el gran campo que los valores y

    referentes en general cubren y, dentro del cual, lo moral es apenas una parte del problema

    y, probablemente, no el mayor, al presentarse, como lo hacen, como parte de la crisis tica

    total que amenaza la propia integracin y permanencia de la Nacin.

    Se puede incluir un conjunto de referentes deseables, sin nimo de agotar la lista ni

    jerarquizar: .

    Dignidad de la persona.

    Cultivo de la cohesin social y la solidaridad.

    Amistad

    Preservacin de la familia. De las diversas formas de hacer familia.

    Honestidad

    Sinceridad

    Respeto y cultivo de la diversidad: tnica, lingstica, sexual, personal.

    Derecho a la participacin como compresin de la democracia

    Comprensin con la naturaleza.

    Preservacin del patrimonio cultural

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    Preservacin del patrimonio econmico.

    Cultivo de la memoria histrica de la nacin y sus comunidades

    Respeto a la religiosidad.

    8. El aprendizaje de valores y referentes.

    Buena parte de los valores se inscriben en la actividad escolar en lo que bien se ha

    llamado curriculum oculto. En muchas oportunidades han aparecido formalizados como

    asignaturas: Moral y Cvica, Religin, Ed. Artstica, Historia, etc. Entonces, ms que

    educar valores se educa acerca de ellos. Se habla de ellos en peroratas muy fastidiosas,

    pero no, necesariamente, se acta en ellos.

    La discusin sobre esta pedagoga de los valores es tan antigua como la filosofa.

    Los griegos se interrogaban sobre su origen y carcter, si eran innatos, naturales,

    culturales, dotados por las divinidades o adquiridos en el juego social. Pienso que son

    aprendizajes muy especiales, suerte de meta-aprendizajes, que en muchos casos, realizan

    potencialidades biogenticas consecuentes a cosas como la preservacin de la vida

    individual, la especie, los dispositivos comunicativos, lingsticos, gustativos que vienen

    con el ser humano. Pero esa realizacin atiende, en buena parte, al ambiente e interaccin

    social donde se verifican. Ambientes de aprendizaje que implican una interaccin interna

    y externa de los sujetos en ellos, en su cultivo actual y cotidiano donde, como para todo

    aprendizaje, el discurso verbal y predicativo del maestro, o de alguna otra fuente de

    informacin autorizada, es reafirmador y precisador. Pero pocas veces establece

    aprendizajes al no estar en continuidad con el acervo y necesidad del sujeto.

    El carcter constitutivo de la subjetividad y personalidad de los valores y referentes los

    hace sumamente complejos. No son ubicables ni son de igual magnitud o espacio

    ocupado de una persona a otra.

    El valor no se arma voluntariamente como decisin consciente. Se forma en

    maceracin social del acervo corpreo: gentico, histrico, social. Con frecuentes races en

    todo el cuerpo y en su herencia biolgica, trascienden el rea habitual que podemos atribuir

    a los aprendizajes. Por ello, no se puede hablar de un aprendizaje de valores en los

    trminos en los que se habla de los aprendizajes habituales y propuestos por las escuelas.

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    Es difcil hablar de cambios en los valores de un individuo o comunidad por una induccin

    directiva o predicativa. Ni siquiera por los cursos interactivos de mayor fertilidad, ya que

    no se trata de simples aprendizajes como los que conducen a saberes especficos o destrezas

    y desempeos operacionales.

    Al estar el valor o referente en la constitucin misma de la persona y la comunidad,

    hay que pensarlo, ya lo hemos dicho, como enlazado, imbricado con toda su corporeidad y

    tejido. Por ello hay que concebir su cambio como procesos que van simultneamente al

    individuo y su grupo. Cuando las crisis o aperturas debilitan los valores previos y generan

    necesidad de nuevos y cuando los nuevos tiene que ver - en positivo o negativo - con los

    viejos acervos.

    Por ejemplo, la concepcin clientelar paternalista del Estado tiene jerarqua de valor

    tico- poltico en Venezuela. Valor de muy largo ancestro, de complejo trazado pero,

    ciertamente, reforzado, en las ltimas dcadas, por la riqueza petrolera concentrada en el

    Estado. Sustituir ese valor por otro que implique el esfuerzo comunitario y la percepcin

    del Estado como un servidor social y no como un padre poderoso y eventualmente

    dadivoso, es tarea muy compleja que la pensamos lograble, principalmente, como

    consecuente al ejercicio mismo de la dignidad personal y el esfuerzo comunitario.

    No tienen lugar all las acusaciones denigrantes de la condicin del venezolano,

    sobre todo cuando tales acusaciones vienen de algunos que, con particular devocin, se han

    enriquecido de ese Estado Petrolero o del anterior Estado Gomero, legtimo generador de

    aquel. Tratar de colocarse fuera de la condicin de venezolano para, desde esa artificial

    posicin, emitir juicios es cmodo y falso, y no hace sino incrementar la propia crisis.

    No se trata en principio de cambiar al venezolano, de cambiar sus valores, de cambiar su

    cultura. De hacerlos parecer occidentales, desarrollados, norteos o europeos. Eso no

    slo no es posible sino que su proposicin y ejercicio, largamente intentado por las

    escuelas y, en especial, y enftico ejercicio por buena parte de los medios de comunicacin,

    se traduce en una mayor vergenza tnica y una mayor desmoralizacin: cosa esta muy

    incidente como causa del fracaso escolar.

    Se trata, mejor, de precisar y establecer sus valores, reivindicarlos como

    constitutivos, dignificarlos y, desde all, con la fuerza as establecida, adelantar los

    cambios que esa misma dinmica vaya gestando.

  • 84

    Para bien o para mal, no hay persona sin referentes y valores. Lo frecuente, s, es

    que el conjunto de valores o referentes entren en crisis y se debiliten. De tal forma que el

    sujeto pareciera retornar a sus maneras elementales o aculturales de comportamiento.

    Acta sin referencias ni proyectos. Al garete y a la pulsin inmediata, en condicin que lo

    aproxima al sobreviviente. No slo pierde la condicin de gestionar o proponer sino que

    menos an puede evaluar. Extraviada su condicin poco puede hacer por percibir la

    condicin ajena y reducirla a su punto de vista o escoger de ello lo realmente necesario.

    Esta situacin hay que entenderla como un gradiente de infinitos matices, donde el primer

    escaln es apenas concebible como humano.

    Cuando hablamos de dignidad como una necesidad primordial para el venezolano,

    estamos hablando de esta condicin de crisis y descreimiento.

    Ms fcil, tal vez, que cambiar valores es rescatar los existentes aunque menguados

    y, a partir de ellos, dignificada la persona en su condicin, hacerlo actor de su propio

    cambio. Ms que de aprendizaje, para los valores se puede recurrir a una vieja palabra de

    uso educativo: cultivo. Cultivo quiere significar un proceso externo - interno de juego -

    comprobacin - reiteracin - consolidacin, que se inicia en la intimidad de una relacin

    inter-subjetiva y se prolonga en diversas intensidades a los grupos sociales. Podramos

    pensar que el ciclo de necesaria reafirmacin social de un valor es mucho mayor que el de

    un aprendizaje ordinario. Tal vez el sujeto presienta que la repercusin de un valor en todo

    su ser es mucho ms comprometedor que el de un saber habitual y le exija, para aceptarlo y

    vivir en l, mayor tiempo y requisitos.

    Podra hablarse de ciclos que incluyan:

    prctica e interaccin

    refuerzo por prdica e informacin autorizada.

    consagracin simblica.

    Lo sacralizado toma carcter simblico: existe slidamente para ser slidamente

    aceptado o cuestionado. En estos casos el referente puede ser causa de digresin o ruta

    separante. El referente es imprescindible en su solidez, para trazar un curso de

    distanciamiento.

  • 85

    9. Los valores en el diseo curricular.

    Ahora se han adelantado importantes proposiciones de cambio curricular en la

    primera etapa de la Educacin Bsica y se coloca el aprendizaje de valores como ejes

    transversales. En cuanto que los valores son comunes a toda actividad o aprendizaje, esto

    aparece conveniente y amerita cierta discusin.

    Las maneras de proponer los valores para su aprendizaje y formacin en ellos podra

    hacerse de muchas maneras, entre ellas aparecen dos:

    - como ejes transversales reafirmados coherentemente

    - en programas especficos.

    Pienso que la discusin sobre el concepto de ejes transversales atiende a toda la

    discusin sobre teora del curriculum. No la vamos a abordar plenamente pero es

    conveniente para el caso una importante observacin como ejemplo de uso de los valores

    asumidos para los diseos curriculares, en este caso de valores epistmicos.

    La tradicin acadmica, de antecedente aristotlico, impuso y conserva valores de

    pretensin sistematizadora de los diseos curriculares. Como sistemtico queremos indicar

    la intencin de organizar el estudio conforme a un listado de temas u objetivos que

    comprende los saberes asumidos como necesarios para el conocimiento integral de una

    disciplina, de una clase de conocimientos. En el entendido, no siempre explcito, de que la

    disciplina existe objetivamente y que, como tal, es transmisible, es educable por prdica.

    Los criterios de sistematizacin son varios pero, predominantemente epistemolgicos o

    histricos.

    Epistemolgicos: se trata de incluir todos los componentes esenciales de una rama del

    saber, o

    Histricos: se incluye la evolucin de los saberes - sociales o naturales en un curso de

    necesaria e inevitable progresin histrica.

    El efecto de esto - como valor, insistimos - es que se consagra la existencia de

    saberes como sistemas que nunca coinciden con su manera de presentarse cotidianamente.

    Ello resulta por lo menos, en dos graves problemas:

  • 86

    se aprende - de lograr hacerlo - un saber de validez slo acadmico

    a la dificultad ordinaria del aprendizaje, se agrega la de aprender el cdigo de abstraccin

    de esa sistematizacin.

    Las variantes en esos diseos obedecen a grados de dificultad que imponen

    versiones infantiles, juveniles o adultas que se verifican en programas para Primero,

    Tercero o Noveno grados.

    En lugar de ello estamos de acuerdo con diseos ms bien problemticos o

    problematizadores (donde problematizar es despertar, poner a participar al sujeto como

    integralidad corprea) Donde los problemas son abordados como se dan, ntegramente, y la

    discusin de clase ubica las especificidades (por correlacin) para satisfacer las

    exigencias acadmicas. Esto se ha recomendado en muchos momentos y por muchos

    autores y se ha incluido parcialmente en varios programas de Educacin Bsica y en los

    ya mencionados y recientes cambios para la Primera Etapa de la misma bsica.

    Estos programas se pueden realizar negociadamente, cubriendo el temario deseable

    con los problemas desarrollados, de tal manera que los problemas generan muchos

    aprendizajes - no necesariamente listados - que se desprenden de la dinmica propia de la

    interaccin y de la pertinencia y actualizacin de cada problema.

    Este curso de cambios en las maneras de entender los diseos curriculares forma

    parte de cambios sustanciales en las maneras de educar y aprender que ya se han iniciado y

    que habrn de incluir, a su debido tiempo, un cese de la vigencia de las escuelas tal y como

    ahora las conocemos. Esos cambios curriculares implicarn, progresivamente, la

    desaparicin de otros actores y componentes agotados como ahora los conocemos:

    los maestros

    las asignaturas

    las calificaciones

    las aulas de grupos receptores

    En su lugar tenderemos grupos de interaccin real, comunidades reales con

    proyectos propios y necesidades de aprendizajes legtimos. Con personas dignificadas en

    sus condiciones, tradiciones y cultura, dispuestos a la comunicacin, a la comprensin de la

  • 87

    diversidad y su riqueza, preparados con conocimientos pertinentes para la produccin

    econmica y cultural

    10. La negociacin con lo diverso

    La comprensin de la diversidad - de la diversidad como cultura y de la diversidad

    como persona - es un valor deseable y no existente en la propuesta educativa, ni en la

    cultura tradicional.

    An cuando el pueblo venezolano puede sobresalir en su cualidad para aceptar a

    otros, a no discriminar, la escuela, portadora de valores occidentales, no acepta buena

    parte de los valores y referentes que traen los nios de su familia. Una actitud civilizadora,

    no dispuesta a negociar con lo que los nios creen y traen, genera ambientes hostiles y de

    poca tolerancia que se agregan a otros componentes para precipitar el fracaso y obligar a

    los nios a abandonar el sistema educativo.

    Resulta difcil para los maestros comprender que los ritmos y desarrollos de las

    propias estrategias constructivas con frecuencia son muy singulares y personales de cada

    nio. Esta diversidad es de tal suerte que problematiza el refrn aprender a aprender. No

    hay una manera de aprender que sea aprendible, no hay ninguna llave secreta que deba ser

    aprendida. El ejercicio constante de la propia subjetividad, de la interaccin y juego social,

    de la exploracin de lo propio y ajeno presenta una demanda al cuerpo que lo lleva al

    desarrollo de los recursos y procedimientos ms adecuados a cada cual para lograr

    aprendizajes. Nunca es una tcnica que detrs del mencionado dicho pudiese entenderse

    y que tambin se expresa en otro repetido refrn: no le des un pez, ensale a pescar .

    11. La democracia como participacin desde la diversidad. los modos y formas de la

    participacin:

    La democracia con jerarqua de valor es propuesta legal y curricularmente, con la

    limitacin de que aparece como un concepto ciego, no explicado. El trmino democracia,

    en muy largo y variado uso, ha perdido su significado. De tal manera que si no se le explica

    es un cartucho de salva, con grave sabor demaggico.

  • 88

    Para nosotros, pueblo con malas huellas de exclusin, migracin y desintegracin,

    el concepto de democracia tiene que estar atado al de participacin. En la conciencia de que

    la participacin madura y acendra los valores, reforzando la calidad de sujeto en individuos

    y comunidades. Pero la participacin, en la tradicin de la democracia formal, se entramp

    como delegacin, como representacin y sta, para empeorar el tremedal, se ritualiz

    como sistema electoral. Por lo contrario, la participacin, como accin dignificadora y

    cohesionadora, como fuerza social, debe entenderse y practicarse educativamente con otros

    criterios: es otro valor. Democracia como participacin es la realizacin del individuo como

    quien es, desde su particular condicin, desde su diversidad, en la direccin, en la

    constitucin y en el disfrute del todo social y sus problemas, situaciones y productos y tan

    directa y no mediada como sea posible.

    12. Los medios de comunicacin y sus contravalores: la disolucin de la nacin y sus

    comunidades.

    En este ambiente y en este tema, es necesario, y deberan estar aqu sus actores -

    productores y propietarios - el juicio crtico sobre el papel de los medios de comunicacin

    en la formacin de valores y referentes.

    Con valiosas excepciones los medios de comunicacin, sobre todo las televisoras,

    presentan un panorama, varias veces estudiado, del que se pueden mencionar algunos

    caracteres. Para un pas multicultural y mestizo como Venezuela es oprobiosa la

    sistemtica discriminacin racial que se percibe en los canales de televisin. Es un mundo

    de rubios donde los negros o mestizos concurren como sirvientes o malvados cuestionables.

    Es un mundo de ambientes cerrados donde la tropicalidad es pecaminosa.

    Es un mundo de consumos inveterados e innecesarios donde la modestia es un pecado.

    Es un mundo que legitima la violencia como lenguaje habitual.

    Es un mundo donde el amor y la sexualidad es siempre una patologa

    Es un mundo donde poca gente trabaja y los que trabajan son de cuello blanco y empleos

    turbios difcilmente legitimables.

    Es un mundo donde las mujeres jvenes son prfidas, cuando no gafas, las viejas son

    dignas de lstima y los hombres son engaadores.

  • 89

    Un mundo de esttica corporal de saln de belleza, artificial y sobre maquillado donde no

    tienen lugar, como sujetos principales, los gordos, los feos, los bajitos, es decir, los

    hombres y mujeres comunes que producen y mantienen el pas.

    Aparece como una severa y meticulosa programacin destinada a matar la dignidad de este

    pas.

    Afortunadamente la vida y el acervo venezolano distancia teatralmente ese mundo

    y no lo asume como el propio, ni sigue regularmente sus enseanzas, disminuyendo sus

    posibles daos. Mecanismos sublimes de defensa de la propia condicin lo impiden.

    Pero aun as, es tan escasa la inteligencia o tan bajos los deseos de los productores y

    propietarios que no pueden ayudar un poco la labor educativa en este pas?. Es eso lo que

    tenemos que aceptar como consecuencia de las leyes del mercado?.

    Una programacin que resulta grande y tristemente contrastante con la de algunos

    canales norteamericanos como el CNN, para mencionar uno, donde resulta mucho mejor

    parada la latinidad. Hasta que punto estos medios de comunicacin son los propios y

    peores enemigos de la libertad de expresin?

    13. El problema de la preparacin o capacitacin de los docentes.

    La capacitacin pedaggica no es una dotacin genrica o universal. Es especfica y

    muy variable. Es relativa a un proyecto y a una concepcin pedaggica. As ha sido y ser.

    La pretensin de hacerla universal y, por lo tanto, vlida para toda enseanza, para toda

    prdica, para todo objeto es falsa y ha fracasado.

    El maestro que ahora existe fue formado con el proyecto de la educacin como

    accin predicativa, de la educacin necesaria para el mundo moderno de la ciencia

    occidental, que arranc con un ideario humanstico y termin como una aberracin

    cientificista, tecnicista. Ella concibe el conocimiento como nico, verdadero y objetivo y,

    por lo tanto, transmisible, independientemente de las condiciones del aprendiz y su

    participacin o actividad. Lo resultante es un maestro predicador transmisor que no se

    implica en lo que hace, sino que trata de hacerlo objetivamente es decir, siguiendo los

    textos y programas.

  • 90

    Lo anterior representa un severo obstculo para las universidades. Para formar un

    maestro diferente ellas tienen que cambiar su concepcin militante, activa. Por ello no

    pueden formar maestros para el cambio. Ellas son objeto de cambio: mal pueden, entonces,

    ser sujetos de ello. Tendran que integrase a un proyecto nacional, bastante amplio pero,

    no por ello menos cierto y claro, que suponga la formacin de maestros en otros conceptos,

    en otras prcticas pedaggicas, con otros propsitos.

    14. Los cambios sociales y los cambios de valores.

    El Cambio Educativo supone el cambio de ciertos valores y referentes propuestos

    en el sistema educativo actual, adems de sus criterios organizativos y funcionales.

    Los valores se establecen, - como cultura que son, se construyen y echan races- por la

    combinatoria de las facultades intelectuales, sociales y naturales. Los actos conscientes,

    responsables y voluntarios se combinan activamente con los hbitos individuales y sociales.

    En ciertas situaciones una accin voluntaria encaja oportunamente y se transforma en un

    cambio. Desata un cambio o lo consagra y hace explcito. En muchas otras situaciones no.

    El acto pasa inadvertido o sin mayores repercusiones. Esa oportunidad o encajamiento,

    eso que bien pudiera llamarse la fuerza poltica de una accin voluntaria, es propia de la

    inteligencia y sensibilidad humana.

    Actuar oportunamente y en el sentido de la necesidad o de la voluntad no representa

    siempre el deseo explcito del conjunto social. Es, ms bien, un acto de creacin, es la

    explicitacin de un saber escondido. Los historicistas lo han llamado interpretacin del

    sentido de la historia (8), en una expresin destinista de fuerte resabio religioso. Yo lo

    veo como un juego ms complejo: no hay tal cosa como una necesidad histrica, nica

    existente ah, que espera ser conocida. Hay s un juego socio - histrico - ecolgico que

    implica la participacin activa de los productores de voluntades, intereses, sueos y utopas.

    Ese juego tiene diferentes ritmos, secuencias, componentes y contradicciones en los que se

    agotan, o hacen crisis, los referentes y valores ms sustanciales para su ethos. Para aquello

    que mantiene o preserva el estado precedente. Se hace conciencia de la necesidad de

    cambiar.

  • 91

    Esa situacin, que parece ser la que ahora existe en el ambiente educativo

    venezolano, es mucho mejor que la anterior, cuando se pensaba que bamos por buen

    camino y que simplemente se trataba de mejorar, pero no de cambiar.

    La participacin activa en esos procesos es cosa de conciencia y compromiso, pero debe

    hacerse en conocimiento del carcter de ellos.

    Dada esa complejidad y dinamicidad los cambios sociales no se pueden planificar,

    como quien planifica la construccin de una casa cuando controla sus variables y

    componentes. No. Un proceso social se puede iniciar, apoyar y estimular con un Proyecto

    que tenga fuerza utpica cohesionadora y ruteadora de las primeras direcciones y sentidos.

    Pero si se quiere seguir con l, y no detenerlo o congelarlo, amarrndolo a los intereses del

    poder obtenido por primeros logros, se debe estar prevenido para sus inevitables

    variaciones y enriquecimientos y su naciente y necesaria autonoma y fuerza propia. Para

    no desvirtuar la riqueza pretendida por el cambio y hacer del cambiar un nuevo referente,

    deben desarrollarse los instrumentos que comprendan y realicen el cambio en su caos

    creativo inevitable, ms que en su racionalidad sobredeterminante - como planificacin.

    Esta condicin catica de los cambios sociales supone el constante seguimiento e

    investigacin de su curso, para retroalimentar as los pasos ulteriores, con los

    enriquecimientos, que de ese ejecutar, de ese mismo proceso, se van desprendiendo.

    15. Todas estas reflexiones las hacemos en conciencia de lo que est ocurriendo en el

    mundo. Las seas de un nuevo renacimiento.

    Los cambios polticos de los ltimos aos, la voracidad financiera y mercantil que

    despierta nuevos demonios, el renacer de religiosidades que se pensaban extinguidas por el

    racionalismo y la ciencia, la intensidad y densidad de la informacin y la comunicacin que

    dejan atrs el -hasta hace poco pensado como insuperable- valor de los libros y el saber

    escrito.

    Para slo citar cuatro de los muchos nuevos actores, que, ms que anunciar, inician

    un nuevo mundo con severas torceduras para los cursos de las tradicionales relaciones de

  • 92

    poder y dominio, de guerra y de paz, de saber y creencia, de hambre y opulencia, de

    poblacin y migracin, de hombre y naturaleza.

    En este mundo y en estos cambios, Venezuela debe preservarse y engrandecerse

    para s, para los que ahora vivimos y para nuestros herederos. En la conciencia de que

    somos importantes para la produccin y para el disfrute de nuestra propia riqueza material

    y cultural, en el encuentro pacfico y solidario con todos los otros pueblos, especialmente

    con nuestros ms prximos hermanos latinos.