Ciencia Ficcion, Seleccion 27 - Varios Autores
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Estas antologías son una selección de los relatos publicados en la revistaestadounidenseTheMagazineofFantasyandScienceFiction,consideradala más importante del mundo en los géneros de anticipación y fantasíacientífica.
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VV.AA.
Cienciaficción.Selección27ePubr1.0
viejo_oso30.01.14
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Títulooriginal:Cienciaficción.Selección27VV.AA.,1977Traducción:G.Cantore&M.GiménezSalesPortada:ChrisFoss
Editordigital:viejo_osoePubbaser1.0
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Contenido
Presentación:Cienciaficciónyhumor,CarloFrabetti.Lajaula(TheCage),BertramChandler,1957.AmorS.A.(Love,Inc.),RobertSheckley,1956.HarrisonBergeron(HarrisonBergeron),KurtVonnegut,Jr.,1961.Lanochemuere(TheDyingNight),IsaacAsimov,1956.Misiónderescate(RescueMission),GordonR.Dickson,1957.Emily y los bardos sublimes (Emily and the Bards Sublime), Robert F. Young,
1956.Unacuriosaexcursióndeplacer (ACuriousPleasureExcursion),MarkTwain,
1874.Pliegueeneltiempo(StitchinTime),JohnWyndham,1961.Elmalentendido(Moonshine),RuthGoldsmith,1956.
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PRESENTACIÓN
Cienciaficciónyhumor
Se ha dicho a menudo que la ciencia ficción, con sus habituales visionesalarmantes del porvenir, se inscribe en la corriente del pesimismo crítico. Pero lociertoesque,porlogeneral, lacienciaficciónnopretendellevaracaboprofecíasagoreras(nideningúntipo),sinomásbienseñalarlospeligrosaquenosexponemosdepersistirendeterminadasactitudes,yenestesentidoeladjetivo«alarmante»(ensuacepciónliteral:quedalaalarma)esmuchomásadecuadoqueelde«pesimista».
Comogéneroeminentementeespeculativo,investigador,lacienciaficciónsetopanecesaria y constantemente con las contradicciones de nuestra sociedad.Contradicciones que no sólo son alarmantes, sino a menudo también cómicas, otragicómicas,siseprefiere,loqueexplicaqueelhumorraravezsehalleausentedelacienciaficción(alfinyalcabo,elhumoresunatécnicaofensivo-defensivacontraaquelloquenosacosayabruma,yamenudounexcelenterecursocrítico).
No sólo la ciencia ficción humorística propiamente dicha constituye unaimportante y sugestiva vertiente del género (como habrán podido comprobar loslectores de nuestra reciente antología Humor cósmico[*]), sino que, además, ennumerosas narraciones no clasificables como estrictamente humorísticas juega elhumorunpapelimportante.
ContalvezlaúnicaexcepcióndePliegueeneltiempo,deliciosoypatéticorelatodelmaestroWyndham,todaslasnarracionesdeestaselecciónparticipandelhumoren mayor o menor grado. Desde relatos claramente humorísticos en cuanto aconcepciónytratamiento,comoMisiónderescate,Elmalentendido,olabreveperojugosaaportacióndeTwain,hastalossutilmenteirónicoscomoEmilyylosbardossublimes,pasandoporunsarcasmocasicruel,comoeldeLajaulaoAmor,S.A.,ellectorencontraráenlaspáginassiguienteslosmásdiversosgradosytiposdehumor.Aunqueenalgunoscasos…talveztiembledespuésdehaberreído.
CARLOFRABETTI
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LAJAULA
BertramChandler
Dentrodeunaciertalíneadepesimismocríticomuytípicadelacienciaficción,Chandlerconsigueconesterelatounpequeñoclásico:elviejotemadelanaturalezade la inteligencia, o más bien de su «diagnóstico» (¿cómo descubrir si un sercompletamenteextrañoesinteligente?,o,viceversa,¿cómodemostraríaunhombreaserescompletamenteextrañosquees inteligente?), tienesindudaenTheCageunadesusversionesdefinitivas.
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El encarcelamiento siempre es una experiencia humillante, pormucha filosofíaquetengaelpreso.Elencarcelamientoporotrapersonadelamismarazayaesmaloen sí, pero al menos el preso puede hablar con sus captores, logrando que lecomprendan;inclusopuedeabogarporsucausa.
Elencarcelamientoesdoblementehumillantecuandolosaprehensores,contodahonestidad,letratanaunocomoaunanimalinferior.
Elgrupodelanavedereconocimientotenía,quizá,unaexcusaalnoconsideraralos supervivientesdel crucero interestelarLodeStar como seres racionales.Habíantranscurrido almenosdoscientos días desde su aterrizaje en el planeta sin nombre,aterrizajeforzosocuandolosgeneradoresEhrenhaftdelanave,funcionandomuyporencima de su capacidad normal por culpa de un fallo del regulador electrónico,apartaronalanavedesurumboregularhaciaunaregióninexploradadelespacio.LaLodeStaraterrizósinproblemas,peropocodespués(losmalesnuncavienensolos),subateríasedescontrolóyelcomandanteordenóalcontramaestrequeevacuasealospasajerosyalosmiembrosdelatripulaciónquenofuesennecesariospararepararlaavería,llevándolesatodoslomáslejosposibledelanave.
Hawkinsy sus evacuados estabanyamuy lejos cuando se produjo el luminosodesprendimiento de energía, con una explosión poco violenta. Los supervivientespretendieronvolverseacontemplarelsiniestro,peroHawkinscontinuóobligándolesa caminar, mediante maldiciones y algunos golpes. Por suerte, se habían alejadomuchodelanaveynosufrieronlosefectosdelaradiactividad.
Cuandolosfuegosartificialesparecieronhaberterminado,Hawkins,acompañadopor el doctor Boyle, cirujano de la nave, volvió al lugar de la catástrofe. Los doshombres, temerosos de la radiactividad, tomaron precauciones y permanecieron aprudentedistanciadelcráter,pocohondoyaúnhumeante,queseñalabaelsitiodondehabía estado la nave. Resultó obvio para ellos que el comandante, junto con susoficiales y técnicos, no eran ya más que una parte infinitesimal de la nubeincandescentequehabíaformadounasetasobrelapenumbrainferior.
Después, los cincuenta y pico de hombres y mujeres, los supervivientes de laLode Star, fueron degenerando. No fue un proceso rápido, puesto que Hawkins yBoyle, ayudados por un comité compuesto por los pasajeros más responsables,ofrecieronunafuerteresistenciaaladegeneración,peroeraunaluchasinesperanzas.El clima estaba en contra de ellos, para empezar. El calor era excesivo, siemprefluctuando alrededor de los 30 grados centígrados.Y había humedad: una lloviznacaliente que caía de manera constante. El aire contenía abundantes esporas dehongos, que, si bien no atacaban la piel humana, sí se alimentaban con lamateriaorgánicamuerta,conlaropa.Tambiéncorroían,aunqueenmenorgrado,losmetalesylastelassintéticasquellevabanmuchosdelosnáufragos.
Elpeligro,unpeligroexterior,habríaayudadoamantenerlamoral.Peroallíno
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había animales peligrosos. Sólo unas criaturas de piel lisa, parecidas a ranas, quesaltabanporentrelamalezay,enlosnumerososriachuelos,unosanimalesacuáticoscuyos tamaños iban desde el del tiburón al del renacuajo, si bien todos poseían labelicosidaddelprimero.
La comida no fue problema después de las primeras horas de hambre. Losvoluntarios probaronunhongograndey suculento que crecía en las hojas de unosárboles semejantes a helechos. Anunciaron que eran sabrosos. Al cabo de cincohoras,ningunohabíamuertonisequejabadedoloresabdominales.Aquelloshongosse convirtieron en la dieta única de los náufragos. Unas semanas más tardeencontraronotroshongos,asícomomorasyraíces,todoscomestibles,queaportaronunavariaciónmuybienrecibida.
Elfuego,apesardelcalorquetodoloinvadía,eraloquemásechabademenosaquellagente.Conélhabríanpodidoenriquecersudietaatrapandoycociendoloqueparecíanranasdellluviosobosqueylospecesdelosríos.Algunosmásvalientessecomieronencrudoaesosanimales,pero losdemásmiembrosde lacomunidad lesmiraronconelceñofruncido.Además,elfuegohabríaayudadoadisiparlaoscuridaddelaslargasnoches,ylasensacióndefríoproducidaporlasincesantesgotasdeaguaquecaíandecadahoja,decadarama.
Alhuirdelanave,casitodoslossupervivientesposeíanencendedoresdebolsillo,peroéstosseperdieroncuandolosbolsillos,juntocontodalatelaquelesrodeaba,sedesintegraron.De todosmodos, los intentosdehacer fuegoen losdías enqueaúnposeíanencendedoreshabíanfracasado,pues,comomascullóHawkins,noexistíaunsolositiosecoentodoelmalditoplaneta.Ahoraeraimposibleyahacerfuego,puestoqueaunquehubieseestadopresenteunexpertoenelartedefrotardospalossecos,nohabríaencontradomaterialconquetrabajar.
Construyeronunrefugiopermanenteenlacrestadeunaloma.(Porloquehabíanvisto,nohabíamontañasenelplaneta.)Allí,elterrenoestabamenosarboladoqueenlasllanurascircundantes,yelsuelonoeratanpantanoso.Consiguieroncortarramasde los supuestos helechos y fabricaron unas chozasmuy toscas,más por gozar decierta intimidad personal que por las escasas comodidades aportadas. Se aferraroncon desesperación a las formas de gobierno del mundo que habían abandonado,eligiendounconsejo.Boyle,elcirujano,fuenombradopresidente.Hawkins,antesusorpresa, fue elegidomiembro del consejo por unamayoría de sólo dos votos. Almeditar sobre ello comprendió que muchos náufragos todavía debían de estarenojadoscontraelpersonaldelanaveporsusituaciónactual.
Laprimeraasambleadelconsejotuvolugarenunachoza,siasípodíallamarse,construida con tal propósito. Losmiembros del consejo se acuclillaron en círculo.Boyle, el presidente, se puso lentamente en pie. Hawkins sonrió torvamente alcompararladesnudezdelmédicoconlapomposidadqueparecíahaberasumidocon
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elrangoadquirido,alcompararsudignidadconelaspectoandrajosoofrecidoporsucabellogris,sincortarnipeinar,ysubarbaenmarañada.
—Damasycaballeros—empezóBoyle.Hawkinscontemplóasualrededorloscuerposdesnudosypálidos,lascabelleras
polvorientas, despeinadas, las uñas largasy suciasde loshombres, y los labios sinpintardelasmujeres.
«Supongo que yo—pensó— tampoco ofrezco el aspecto de un oficial, de uncaballero.»
—Damas y caballeros—repitió el doctorBoyle—, hemos sido elegidos, comosabéis,pararepresentaralacomunidadhumanadeesteplaneta.Sugieroqueenestaprimera asamblea discutamos nuestras posibilidades de sobrevivir, no comoindividuos,sinocomoraza…
—MegustaríapreguntaralseñorHawkinscuálesson lasprobabilidadesdequenosrescaten—dijounodelosdosmiembrosfemeninos,unamujerseca,solterona,conlascostillasylasvértebrasmuyvisibles.
—Pocas—repusoHawkins—.Comosaben,noesposible lacomunicaciónconotrasnavesniconlasestacionesplanetariasmientrasfuncionaelimpulsointerestelar.Cuando lo cerramos, dispuestos a aterrizar, mandamos una llamada de socorro…,pero sin poder fijar nuestra situación. Además, no sabemos si alguien recibió lallamada…
—Señorita Taylor—le interrumpió Boyle—, señor Hawkins, debo recordarlesqueyosoyelpresidenteelectodeesteconsejo.Mástardeiniciaremosunadiscusióngeneral. Como la mayoría de nosotros sabrá ya, la edad de este planeta,biológicamente hablando, corresponde más o menos a la de la Tierra en la eracarbonífera.Comotodossabemos,noexisteaúnningunaespeciequepuedadesafiarnuestra supremacía. Cuando surja esta especie, o sea, algo análogo a los lagartosgigantescos de la era triásica de la Tierra, deberíamos ya estar firmementeestablecidos…
—¡Estaremosmuertos!—exclamóunodelosasistentes.—Estaremos muertos —concedió el médico—, pero nuestros descendientes
vivirán.Portanto,hemosdedecidircómopodemosofrecerlesuncomienzolomejorposible.Hemosdeinculcarlesunlenguaje…
—Ellenguajenoimporta,doctor—gritólaotramujermiembrodelconsejo.Erauna rubia delgada, de rostro duro—.Yo estoy aquí para tratar de la cuestión de ladescendencia. Represento a las mujeres en edad de concebir, pues, como saben,somosquince.Todaslaschicashansidohastaahoramuy,peroquemuycuidadosas.Y tenemos razón para serlo. ¿Puede usted, comomédico, garantizar (considerandoqueno tenemosmedicinasni instrumentos)unospartosseguros?¿Puedegarantizarquenuestroshijosvivirán?
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Boyledejódeladosupomposidadcomountrajeraído.—Serésincero.Notenemos,comoustedhadicho,señoritaHart,nimedicinasni
instrumentos.Peropuedoasegurarle,señoritaHart,quelasposibilidadesdeunpartosegurosonmuchomejoresquelasexistentesenlaTierraen,digamos,elsigloXVIII.Y le diré por qué. En este planeta, por lo que sabemos (y llevamos ya el tiemposuficiente para conocer todos sus problemas), no existenmicroorganismos nocivosparaelhombre.Dehaberexistido,loscuerposdetodoslossupervivientesserían,enestemomento,unasmasasdesupuración.Naturalmente,lamayoríayahabríamuertohacemuchodesepticemia.Ycreoqueestocontestaasusdospreguntas.
—Todavía no he terminado—exclamó ella—.Hay algomás.Entre hombres ymujeres somos cincuenta y tres. Hay diez parejas casadas… de modo que no lascontaremos. Esto deja a treinta y tres personas, de las cuales veinte son hombres.Veinte hombres y trece mujeres (¿verdad que siempre tenemos mala suerte lasmujeres?).Notodassomosjóvenes…perosomosmujeres.¿Quéclasedematrimonioestableceremos?¿Monógamo?¿Poliándrico?
—Monógamo,claro—opinóconsequedadunindividuoaltoydelgado.Eraelúnicodelospresentesqueestabavestido…oalgoporelestilo.Lasramas
formaban como un taparrabos desde su cintura, con un cinto hecho de tallo deenredadera,aunquetalprendaapenasservíaparasupropósito.
—Deacuerdo—asintió la señoritaHart—.Monógamo.Yo también loprefiero.Perolesadviertoquedeestamanerahabráconflictos.Yentodoasesinatopasionaloporcelos,lavíctimasueleserlamujer…yenciertasocasiones,elhombre.Yestonointeresa.
—Entonces—quisosabereldoctorBoyle—,¿quéproponeusted?—Esto,doctor.Cuandosetratedelapareamiento,hemosdeprescindirdelamor.
Sidoshombresquierencasarseconlamismamujer,queluchen.Elmejorsellevaráalachica…ylaconservaráconsigo.
—Selección natural—murmuró Boyle—.Me gusta. Propongo que se ponga avotación.
En la cumbre de la loma había una depresión superficial, un coso natural. Entornoalrebordesesentaronlosnáufragos…menoscuatrodeellos.UnodeéstoseraeldoctorBoyle,quehabíadescubiertoquesusdeberesdepresidentecomportabanelde árbitro. Habían sostenido que él podría juzgar mejor cuándo uno de loscontendientesestabaapuntodesufrirlesionespermanentes.OtrodeloscuatroeralaseñoritaHart.Habíaencontradounaramitaaserradaconlaquesepeinabaelcabello,ytambiénhabíaconfeccionadounaguirnaldadefloresamarillasparaelvencedor.
¿Sería, se preguntó Hawkins al sentarse con los miembros del consejo, un
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encuentro de acuerdo con las ceremonias nupciales de la Tierra, o retrocederían aalgomuchomásantiguoyoscurantista?
—Lástimaqueesosmalditosmohoshayandestruidonuestrosrelojes—sequejóel hombre sentado a la derecha de Hawkins—. De haberlos tenido, podríamoscronometrarlosasaltos,organizandouncombateperfecto.
Hawkins asintió. Contempló a los cuatro que estaban en el coso: la mujeraltanera,bárbara;elpomposoanciano,losdosjóvenesbarbudosdecuerposblancosyrelucientes. Los conocía bien a ambos: Fennet había sido cadete mayor de ladesdichadaLode Star, y Clemens, al menos siete años mayor que Fennet, era unpasajero,prospectordelosmundosdelafrontera.
—Sipudiéramosapostaralgo—continuóelotro—yoloharíaporClemens.Esecadetenotienelamenorprobabilidad.Leentrenaronparalucharlimpio…yClemenssabelucharsucio.
—Fennet está en mejores condiciones físicas —replicó Hawkins—. Se haejercitado, mientras que Clemens se ha limitado a comer y dormir. ¡Fíjese en supanza!
—No hay nada malo en un cuerpo gordo, sano y musculoso —objetó suinterlocutor,acariciándosesupropiabarriga.
—¡Nadadeatacaralosojos,nadademordiscos!—advirtióelcirujano—.¡Yquevenzaelmejor!
Retrocedió,apartándosedelosluchadores,colocándosejuntoalamujer.Losdosantagonistassecontemplaronunpococohibidos,conlospuñoscolgando
asuscostados.Ambosparecíanlamentarquelascosashubiesenllegadoatalpunto.—¡Adelante!—gritóalfinMaryHart—.¿Nomequeréis?¡Aquíviviréismuchos
años…yseríahorriblesinunamujer!—Mary,siemprepodránesperarhastaquetushijasseanmayores—seoyólavoz
deunadesusamigas.—¡Silastengoalgunavez!—respondióMary—.¡Aestepasonuncalastendré!—¡Adelante!—rugiólamultitud—.¡Adelante!Fennet esbozó un ataque. Avanzó con desconfianza y alargó el puño derecho
haciael rostrodescubiertodeClemens.Nofueungolpe fuerte,perodebió resultardoloroso,porqueClemenssellevóunamanoalanariz,laretiróymirólasangrequela manchaba. Gruñó, y se precipitó hacia adelante con los brazos abiertos, paraabrazaryaplastarasucontrincante.Elcadetesaltóhaciaatrás,amagandodosvecesmásconladerecha.
—¿Porquénolepega?—preguntóelvecinodeHawkins.—¿Para romperse los huesos de los dedos? —sonrió Hawkins—. No llevan
guantes…Fennet decidió plantar cara. Se mantuvo firme, con los pies ligeramente
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separados,yvolvióaponerenmovimientosuderecha.Estaveznoapuntóalrostrode su contrario, sino al vientre. Hawkins se sorprendió al ver que el prospectoraceptabalosgolpesconaparenteecuanimidad.Debíadesermuchomásresistentedeloqueparecía.
El cadete se hizo a un lado con presteza… y resbaló en la húmeda hierba.Clemenscayópesadamentesobresurival;Hawkinsoyóel¡ufff!cuandoelairesalióde los pulmones del joven. Los gruesos brazos del prospector le rodearon… y larodilla de Fennet subió con malas intenciones hacia la ingle de Clemens. Elprospector chilló, pero no soltó su presa. Tenía una de sus manos en tomo a lagarganta de Fennet, y la otra, con los dedos engarfiados, apuntando a los ojos delcadete.
—¡Nadadesacarlosojos!—gritóBoyle—.¡Nadadesacarlosojos!SedejócaerderodillasyasióconaunabasmanoslagruesamuñecadeClemens.AlgoobligóaHawkinsa levantar lavista.Se tratabadeun sonido, aunqueera
dudoso. Los espectadores se estaban comportando como los fanáticos de unencuentrodeboxeo.Peronoselespodíareprochar…yaqueeralaprimerasituaciónexcitantealaqueasistíandesdelapérdidadelanave.PudoserunsonidoloquehizoqueHawkins levantase lamirada, pudo ser el sexto sentido que poseían todos losastronautas.Loqueviolehizochillar.
Planeando sobre el coso se hallaba un helicóptero. Había algo extraño en suforma, una rareza sutil, que le dio a entender a Hawkins que no era un aparatoterrestre.Depronto,desuvientrelisoybrillantecayóunareddeunmetalopaco.LaredenvolvióalosdoscontendientesdelsueloyatrapóaBoyleyaMaryHart.
Hawkinsvolvióagritar…,unsimplealarido.Sepusoenpieycorrióparaayudara sus atrapados compañeros. La red parecía viva. Se enredó sola en torno a lasmuñecasytobillosdelexcontramaestre.Otrosnáufragossedispusieronaayudarle.
—¡Apártense!—gritóél—.¡Dispérsense!Elzumbidodelhelicópteroaumentóestridentemente.Elaparatoseelevó.Enun
tiempoincreíblementebreve,elcosofuealosojosdeHawkinssólounplatilloverdepálido en el que correteaban alocadamente unas hormigas. Luego, la máquinavoladorasubiómás,atravesólabasedelasnubesbajas,yHawkinsyasólodistinguióunainfinitablancura.
Cuandoporfindescendió,Hawkinsnosesorprendióaldivisarlatorreplateadadeunaenormenaveespacialqueestabaentrelosarbustosdeunamesetanivelada.
El mundo al que habían sido trasladados habría sidomuchomejor que el quehabíanabandonado,denoserporelamableerrordesuscaptores.Lajaulaenlaquelos tres hombres fueron metidos imitaba, con notable fidelidad, las condicionesclimáticasdelplanetasobreelquehabíaaterrizadolaLodeStar.Eradecristal,yde
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unas duchas del techo caía una constante llovizna de agua caliente. Un par dehelechosproporcionabanproteccióncontraaquelleveaguacero.Dosvecesaldíaseabríaunaescotillaalfondodelajaula,hechadeunaespeciedecementoarmado,ypedazosdehongosimilaresalosqueleshabíanalimentadoenelotroplanetalesibansiendo entregados. En el suelo de la jaula había un agujero, que los prisionerossupusieroneraparapropósitossanitarios.
Al ladohabíaotras jaulas.Enunaestabasola…MaryHart.Ellapodíahacerlesgestos, saludarles… pero nada más. La jaula del otro lado contenía a un animalparecido a una langosta con cierta mezcla de calamar. AS otro lado del ampliocaminohabíaotrasjaulas,aunquelospresosnoveíanquéalbergaban.
Hawkins,BoyleyFennetsesentaronsobreelsuelomojadoymiraronatravésdelgruesocristalylasrejasdelosque,asuvez,lesmirabandesdefuera.
—Sialmenos fuesenhumanoides—rezongóeldoctor—.Si tuvieran lamismaforma que nosotros, podríamos tratar de convencerles de que somos seresinteligentes.
—No tienen la misma forma —replicó Hawkins—. Y a nosotros, de ser lasituaciónalrevés,noscostaríamuchoconvencernosdequeesosbarrilesdecerveza,con seis patas son hombres y hermanos nuestros…Prueba otra vez el teorema dePitágoras—leordenóalcadete.
Singranentusiasmo,eljovenrompióunasramasdelhelechomáspróximo.Lasrompióenpedazosmáspequeños,yluegolosdispusosobreelsueloenformadeuntriángulorectángulo,concuadradosenlostreslados.Losextraterrestres,unogrande,otromáspequeñoyunocasienano,lemirabansincuriosidadconsusojillosplanos,opacos.Elmayormetiólapuntadeuntentáculoenunbolsillo,puesllevabanropas,ysacó un paquete brillantemente coloreado, que entregó al enano. Este le quitó laenvolturayempezóametertrozosdealgoazuldentrodelaranuradesucostado,enlapartesuperior,quesindudaleservíadeboca.
—Ojaláalimentaranasía losanimales—suspiróHawkins—.Yaestoyhartodeéstosmalditoshongos.
—Recapitulemos—propusoBoyle—.De todosmodos,nopodemoshacernadamás.Nossacarondenuestrocampamentoporhelicóptero…aseisdenosotros.Nosllevaron a la nave de reconocimiento…, que en manera alguna parecía superior anuestras naves interestelares.Usted nos aseguró,Hawkins, que la nave utilizaba elimpulsoEhrenhaftoalgotanigualcomosuhermanogemelo.
—Correcto—asintióHawkins.—En la nave nos metieron en jaulas separadas. No hubo malos tratos, nos
alimentaron y nos mojaron a intervalos frecuentes. Aterrizamos en este extrañoplaneta,delquenadahemosvisto.Ynosencajonaronenjaulascomoalganadoenuncamión.Sólosabíamosquenosllevabanaalgunaparte.Elcamiónsepara,seabrela
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puertayunpardeesosbarrilesdecervezaanimados introduceunospalosconunaediciónmáspequeñadeaquellaredensusextremos.CogenaClemensyalaseñoritaTaylor,yselosllevan.Nohemosvueltoaverles.Losdemáspasamoslanocheytodoeldíasiguienteenjaulasindividuales.Yaldíasiguientenostraenaeste…zoológico.
—¿Creequeleshabránmatadoparasuestudioanatómico?—preguntóFennet—.Clemensnomegustaba,pero…
—Temoque sí—repusoBoyle—.Gracias a esto, nuestros carceleros debendehaber aprendido las diferencias de nuestros sexos. Por desgracia, por medio de lavivisecciónnoesposibledeterminarelgradodeinteligencia.
—¡Losmuybrutos!—exclamóelcadete.—Calma, hijo —le aconsejó Hawkins—. No podemos censurarlos. Nosotros
hemosviviseccionadoaanimalesmuchomásparecidosanosotrosdeloquenosotrosnosparecemosaesos…bichos.
—Elproblema—continuóelmédico—esconvenceraesos…bichos,comoustedlesllama,Hawkins,dequesomosseresracionalescomoellos.¿Cómodebendefiniraunserracional?¿Cómodefinimosnosotrosaunserracional?
—LoeselqueconoceelteoremadePitágoras—repusoelcadete,malhumorado.—Leínosédónde—tercióHawkins—quelahistoriadelhombrees lahistoria
delanimalqueusaherramientas,quehacefuego…—Entonces,hagamosfuego—sugirióelcirujano—.Fabriquemosherramientasy
usémoslas.—No sea tonto.Ya sabe que no tenemos nada aquí.Ni siquiera una dentadura
postiza ni un diente de metal. Y con todo…—hizo una pausa—. Cuando yo erajoven,huboentreloscadetesdelasnavesinterestelaresunaresurreccióndelasviejasartesyartesanías.Nosconsiderábamosdescendientesenlíneadirectadelosantiguosmarineros a vela, de forma que aprendimos a empalmar cuerdas y cables, a hacernudosmarineros y todo lo demás. Luego, a uno se le ocurrió confeccionar cestos.Estábamos en una nave de pasajeros y confeccionábamos los cestos secretamente,pintándolos con colores chillones, que vendíamos a los pasajeros como auténticossouvenirs de los planetas de Arturo VI. Hubo un poco de alboroto cuando elcomandanteyelcontramaestrelodescubrieron…
—¿Quéinsinúa?—seinteresóelcirujano.—Sólo esto. Demostraremos nuestra destreza manual trenzando cestas… Les
enseñarédequémodo.—Podría dar resultado —opinó Boyle, lentamente—. Podría darlo… Por otra
parte,noolvidequealgunasavesyanimaleshacenlomismo.EnlaTierratenemoselcastor, que construye estupendas presas. Y el pájaro tinolorinco, que fabricaenramadasparasucónyugecomopartedelritualnupcial.
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Eljefecarcelariodebíaconocerserescuyoshábitosconyugalesseparecíanalosdel tinolorinco terrestre.Alcabode tresdíasdefabricarcestos febrilmente, locualdespojódetodassusramasaloshelechos,altiempoquelesdejósincamas,sacaronaMaryHart de su jaula y la pusieron junto a los tres hombres.Una vez se le hubopasado su histérico placer por tener alguien con quien hablar otra vez, se mostróindignada.
Eraagradable,pensóHawkinsamodorrado,queMaryestuvieseconellos.Unosdías más de encierro solitario seguramente habrían acabado con los nervios de lajoven. Pero tener a Mary en la jaula también ofrecía algunos inconvenientes.HawkinsteníaquevigilaraFennet.YtambiénaBoyle…¡elviejochivo!
Marychilló.Hawkins se despertó por completo. Veía la forma pálida de Mary (en aquel
planeta nunca era totalmente de noche) y, al otro lado de la jaula, las formas deFennetyBoyle.Selevantóapresuradamenteysetambaleóhacialajoven.
—¿Quépasa?—preguntó.—Yo…nosé…Algopequeño,congarrasafiladas…Corriósobremí…—Ah—sonrióHawkins—,eraJoe.—¿Joe?—repitióella.—Noséexactamentequées—respondióél.—¡Perodecididamenteesunmacho!—aseguróelmédico.—¿YquiénesJoe?—insistióMary.—Debedeserloequivalentealratóndeesteplaneta—explicóBoyle—,aunque
noselepareceennada.Atraviesaelsuelo,nosécómo,enbuscaderestosdecomida.Estamosintentandodomesticarlo…
—¿Domesticar a ese monstruo? —gritó Mary—. ¡Exijo que hagan algo! ¡Almomento!¡Queloenvenenenoloatrapen!¡Ahoramismo!
—Mañana—decidióHawkins.—¡Ahora!—Mañana—volvióadecirHawkinsconfirmeza.
LacapturadeJoefuesencilla.Doscestosplanos,unidoscomolasvalvasdeunaostra,formaronlatrampa.Dentrohabíauncebo…ungranpedazodehongo.Yhabíaunmuellehábilmentecolocado,demodoquealmenortirónalcebocaería.Hawkins,queyacíainsomneensumojadolecho,oyóeldébilchasquidoquesignificabaquelatrampahabíafuncionado.OyólosindignadoschillidosdeJoe,quearañabadentrodelatrampa.
MaryHartdormía.Ladespertó.
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—Lohemosatrapado—lecomunicó.—Entonces,mátenlo—dijoella,adormilada.PeronomataronaJoe.Lostreshombresleteníansimpatía.Aldíasiguiente, lo
trasladaronaunajaulaconfeccionadaporHawkins.Inclusolajovencallócuandoviola indefensabola depelajemulticolor saltando con indignación en su cárcel.Maryinsistióenalimentaralanimal,ygritóalegrementecuandolostentáculosdelbichosealargaronparacogerdeentresusdedoselfragmentodehongo.
Durante tres días casi lo amaestraron. Al cuarto día, los seres a los queconsideraban sus carceleros entraron en la jaula con sus redes, inmovilizaron a losocupantesysacaronaJoeyaHawkins.
—Creo que no hay esperanza —se lamentó Boyle—. Hawkins ha seguido elmismocaminoque…
—Los habrán disecado a todos, exhibiéndolos en algún museo —añadiótristementeFennet.
—¡No!—gritóMary—.¡Noseatreverían!—Oh,sí—suspiróelmédico.Bruscamente,seabriólaescotilladelajaula.Antesdequelostresamigospudieranretrocederenbuscadelainútilprotección
delrincón,llamóunavoz:—¡Todovabien!¡Salgan!Hawkins entró en la jaula. Estaba afeitado, y el comienzo de un saludable
bronceadooscurecíalapalidezdesupiel.Llevabauntaparrabosconfeccionadoconunateladeunrojovivo.
—¡Salgan!—repitió—.Nuestros anfitriones se han disculpado sinceramente, ynoshanpreparadounalojamientomásadecuado.Después, tanprontocomotenganunanaveapunto,recogeremosalosotrossupervivientes.
—Notandeprisa—suplicóelcirujano—.Cuéntelotodo,¿quiere?¿Quélesdioaentenderqueéramosanimalesracionales?
ElrostrodeHawkinsseensombreció.—Sólolosseresracionales—contestó—metenaotrosseresenjaulas.
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AMOR,S.A.
RobertSheckley
HeaquíunavisiónrealmentedesazonadoradelaTierradelfuturo,convertidaenungigantescomercadodondetodotieneunprecio,ydondelavidaolossentimientoshumanos no son, desde luego, las mercancías más caras… Pero ¿acaso es mejornuestro mundo actual? Al menos, en la Tierra futura descrita por Sheckley lapublicidadnomiente,locualesmuchomásdeloquepodemosdecirahora.
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AlfredSimonhabíanacidoenKazangaIV,unpequeñoplanetaagrícolacercadeArturo,dondedirigíaunasegadora-trilladoraporentreloscamposdetrigo,yenlasnocheslargasycalladasescuchabacancionesdeamorgrabadasenlaTierra.
LavidaresultabaagradableenKazanga,dondelaschicaseranbonitas,joviales,francasysencillas,buenascompañerasparahacerexcursionesalasmontañasoparanadarenel río, esposasexcelentes…pero ¡nunca románticas!EnKazangaexistíanantañobuenasdiversiones,deunmodoalegre.Peroahorayano.
Simonsabíaquealgolefaltabaasuexistencia.Yundíadescubrióquéera.LlegóaKazangaunbuhoneroenunanavedesvencijada,cargadade libros.Era
unhombredelgado,depeloblanco,algoloco.Secelebróunafiestaensuhonor,yaquelanovedaderamuyapreciadaenlosmundosexteriores.
El buhonero les contó los últimos chismes; habló de la guerra de precios entreDetroit IIy III,de lospreciosde lapescaenAlana,de loquevestía la esposadelpresidentedeMoracia,ydelextrañolenguajequeusabanloshombresdeDoranV.
—HáblanosdelaTierra—lerogaronalfin.—¡Ah! —exclamó el buhonero, enarcando las cejas—. ¿Queréis noticias del
planetamadre?Bien,amigos,noexisteotrolugarcomolaviejaTierra,ninguno.EnlaTierra,amigos,todoesposible,nadaesdenegado.
—¿Nada?—preguntóSimon.—Allíexisteunaleycontralasdenegaciones—explicóelcomerciantesonriendo
—.Ynosesabedenadieque lahayaquebrantado.LaTierraesdiferente,amigos.¿Vosotros estáis especializados en agricultura? Pues la Tierra está especializada encosas impracticables, como la locura, la belleza, las guerras, la contaminación, lapureza,elhorror,yhaypersonasqueviajanañosluzparacomprobarlo.
—¿Yelamor?—seinteresóunamujer.—Oh,muchacha…—volvióasonreírelvendedor—.LaTierraeselúnicolugar
de la galaxia que todavía posee el amor. Detroit II y III también lo intentaron, yvieron que era demasiado costoso, yAlana decidió que era un trastorno; tampocohubo tiempo para exportarlo aMoracia oDoranV. Pero, comodije, laTierra estáespecializadaencosaspocoprácticas,ylevabien.
—¿Levabien?—repitióungruesogranjero.—¡Claro!LaTierraesvieja,careceyademineralesysuscamposestánáridos.
Suscoloniassehan independizado,poblándosedegentesobriacomovosotros,quedesea hacer valer sus productos. Entonces, ¿con qué otra cosa puede comerciar laTierra,apartedelascosasquenosonesencialesparalavida?
—¿EstuvisteenamoradoenlaTierra?—inquirióSimon.—Ah, sí —se entristeció el buhonero—. Estuve enamorado, y ahora viajo.
Amigos,estoslibros…Porunprecioexorbitante,Simonadquirióunantiguolibrodepoemas,yalleerlo
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soñó con la pasión bajo la luz de la luna, con el alba destellando sobre los labiosunidos de unos amantes, los cuerpos abrazados en una playa, llenos de amor yensordecidosporelrumordelasolas.
¡EstosóloeraposibleenlaTierra!Pues,comodijoelbuhonero,losdiseminadoshijosdelaTierrateníandemasiadotrabajohaciendofructificarsussuelosparapoderocuparsedeotrascosas.EltrigoyelmaízcrecíanenKazanga,yenDetroitIIyIIIaumentaban las factorías. Las pesquerías de Alana eran el asombro del cinturónestelar del Sur, y había animales peligrosos enMoracia,mientras que enDoranVhabíanconquistadounterrenoyermo.Yasíeracomodebíaser.
Perolosnuevosmundoseranausteros,planeadoscuidadosamente,estérilesensuperfección.Algosehabíaperdidoenlaslejaníasdelespacio,ysólolaTierraconocíaelamor.
Yasí,Simontrabajó,ahorróysoñó.Ya losveintinueveañosvendiósugranja,empaquetósuscamisaslimpiasdentrodeunabolsa,sepusosumejortrajeyunpardezapatos,ysubióabordodelanaveKazanga-Metrópoli.
AlfinllegóalaTierra,dondelossueñosdebíanconvertirseenrealidad,yaqueexistíaunaleycontrasudefraudación.
PasóvelozmenteporlasaduanasdelAerospaciodeNuevaYorkyfueenMetrohastaTimesSquare.Allísurgió,parpadeando,alaluzdeldía,asiendoconfuerzalabolsa,yaquelehabíanprevenidocontralosrateros,lospracticantesdeltirónyotrosespecímenesdelagranciudad.
Sinalientoantetantasmaravillas,miróasualrededor.Loprimeroqueleasombrófuelagrancantidaddecinesconatraccionesendos,
tresycuatrodimensiones,segúnlosgustospersonales.¡Yquéatracciones!Aladerecha,unamarquesinaproclamaba:«¡Lascivia enVenus! ¡Undocumental sobre las prácticas sexuales del Infierno
Verde!¡Estremecedor!¡Revelador!»Quisoentrar.Peroalotro ladode lacalleexhibían tunapelículadeguerra.Los
cartelespregonaban:«¡LossoldadosdelSol!¡Dedicadoalosintrépidoscomandosdelespacio!»Más abajo exhibían una película titulada ¡Tarzán contra los monstruos de
Saturno!Tarzán,segúnrecordabadesuslecturas,eraunantiguohéroeétnicodelaTierra.Todoeramaravilloso,peroaúnhabíamás.Observópequeñas tiendasdondeera
posiblecomprartodaclasedecomida,yespecialmenteplatosterrestrescomopizza,perroscalientes,spaghettiyotros.Yhabíatiendasenquevendíanlasropassobrantesdelasflotasespacialesterrestres,yotrasenquesóloservíanbebidas.
Simonno sabíapordóndeempezar.Deprontooyóuna salvadedisparosa sus
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espaldasydiomediavuelta.Setratabadeunagaleríadetiro,unagaleríaestrechaylarga,pintadaconcolores
chillones, con un mostrador que llegaba a la cintura. El encargado, un individuogordo con un lunar en la barbilla, estaba sentado en un taburete y sonrió a Simonastutamente.
—¿Quieresprobarsuerte?Simon se aproximó y vio que, en lugar de las dianas normales, había cuatro
jóvenes, semidesnudas, al extremo de la galería, sentadas sobre butacas baleadas.Teníanpintadosenlafrenteunosdiminutosblancos,yencimadecadapecho.
—Pero¿aquídisparanbalasdeverdad?—seasombróSimon.—¡Naturalmente!EnlaTierraexisteunaleycontralafalsapublicidad.¡Balasde
verdadymuchachasvivas!¡Paseyderribeuna!—¡Vamos,deportista!—lellamóunadelaschicas—.¡Seguroquefallas!—¡Noseríascapazdetocarelcostadodeunanaveespacial!—gritóotra.—¡Seguroquepuede!—exclamólatercera—.¡Vamos,cariño!Simonse frotó la frente, intentandonomostrardemasiadoasombro.Al finyal
cabo,estabaenlaTierra,dondetodoestabapermitidomientrasfuesecomercialmenteviable.
—¿Haytambiéngaleríasdondedisparancontrahombres?—quisosaber.—Claro—asintióelencargado—.Perotúnoserásunpervertido,¿verdad?—¡Oh,no!—¿Eresdeotromundo?—Sí.¿Cómolosabe?—Poreltraje.Siempremelodiceeltraje—elgordocerrólosojosycanturreó—:
¡Pasa, pasa ymata a unamujer! ¡Libérate de tu carga de represiones! ¡Aprieta elgatillo y siente cómo la ira te abandona! ¡Mejor que un masaje! ¡Mejor queemborracharse!¡Pasa,pasaymataaunamujer!
—¿Osmoríscuandoosmatan?—preguntóSimonaunajoven.—Noseasestúpido.—Peroelchoque…—Podríaserpeor—ellaseencogiódehombros.Simon estaba a punto de preguntar qué podía ser peor, pero el encargado se
inclinósobreelmostrador,hablándoleconfidencialmente:—Mira,chico,miraloquetengoaquí.Simonmiróalotroladodelmostradorydivisóunaametralladora.—Porunprecioridículamentebajo—continuóelgordo—tedejousarla.Puedes
rociartodoellocal,derribarlaslámparasydestrozarlasparedes.Llevabalasdel45,amigo, y cocea como unamula. Cuando dispares con este trasto sabrás lo que esdisparar.
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—Nomeinteresa—repusoSimonconseveridad.—Tengo un par de granadas —añadió el encargado—. Naturalmente, sólo
fragmentación.Podrías…—¡No!—Porotroprecio, tambiénpuedesdispararcontramí, sies tucapricho,aunque
jamáslohubieraadivinado.¿Quédices?—¡No!¡Nunca!¡Estoeshorrible!—¿No estás de humor ahora?—el encargado le miró compasivamente—. De
acuerdo.Estoestáabiertolasveinticuatrohorasdeldía.Hastalavista,chico.—¡Nunca!—repitióSimon,saliendoalacalle.—¡Teaguardaré,amor!—legritóunadelasjóvenes.
Simonsefueaunestablecimientoderefrescosypidióunvasopequeñodecoca-cola.Le temblaban lasmanos.Hizounesfuerzoporserenarseyse tomólabebida.Recordóquenodebía juzgar laTierradeacuerdoconsuspropiasnormas.Sia losterráqueoslesgustabamataralagenteylasvíctimasnoseoponían,¿porquénadieteníaqueoponerse?
¿Osí?Meditabaenestocuandounavozasuladoleinterpeló:—Hola,muchacho.Simon, al volverse, vio a un hombrecito de cara furtiva y arrugada, con una
gabardinamuygrande,queestabajuntoaél.—¿Extranjero?—lepreguntóelreciénllegado.—Si.¿Cómolosabe?—Loszapatos,siempremiroloszapatos…¿Legustanuestroplaneta?—Es…perturbador—manifestóSimoncautelosamente—.Bueno,noesperaba…—Claro.Ustedesunidealista.Unasolamiradaasuhonradosemblantemeloha
dicho,amigo.UstedvinoalaTierraconunpropósitodefinido.¿Estoyenlocierto?Simonasintió.—Yconozcosupropósito,amigo—continuóelhombrecillo—.Ustedbuscauna
guerraquelibrealmundodealgo,yhavenidoalmejorsitio.Tenemosseisgrandesguerrasconstantes,yningunasuperaalaotra.
—Losiento,pero…—Enesteinstante—leinterrumpióelotro—,losobrerospisoteadosdelPerúse
hallan enzarzados en una lucha desesperada contra una monarquía corrompida ydecadente. ¡Un hombre podría inclinar la balanza! ¡Usted, amigo mío, podríadesequilibrarlalucha!¡Ustedgarantizaríalavictoriasocialista!
AlobservarlaexpresióndeSimon,elhombrecillosecorrigiórápidamente:—Aunquetampocoestámalunaaristocraciainteligente.Elprudenteyviejorey
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del Perú (unmonarca filósofo en el sentidomás platónico de la palabra) necesitaayuda.Supequeñocuerpodecientíficos,humanitaristas,guardiassuizos,caballerosdel reino y aldeanos reales se hallan acorralados por la conspiración socialista, deinspiraciónextranjera.Unsolohombrepodría…
—Nomeinteresa.—EnChina,losanarquistas…—No.—¿Prefiere los comunistas deGales? ¿O los capitalistas de Japón? ¿Acaso sus
afinidades se hallan del lado de un grupo minoritario como los feministas, losrohicionistas,losplateristasfranceses?Estopodríasolucionarse…
—¿Y quién podría censurárselo? —el hombrecillo asintió velozmente—. Laguerraesuninfierno.Enestecaso,ustedhavenidoalaTierraenbuscadeamor.
—¿Cómolosabe?—inquirióSimon.—El amor y la guerra —sonrió su interlocutor con modestia— son los dos
productos más buscados de la Tierra. Los hemos convertido en nuestrasespecialidadesdesdeelprincipiodeltiempo.
—¿Esdifícilencontrarelamor?—Camine dos manzanas más arriba —le indicó el hombrecillo—. No puede
perderse.DígaleaTatequeJoeleenvía.—¡Estoesimposible!Noesposibleirenbuscade…—¿Quésabeusteddelamor?—Nada.—Pueshayexpertosenamor—explicóJoe.—Séloquedicenloslibros—replicóSimon—.Lapasiónbajolaluna…—Seguro,yloscuerposabrazadosenlaplaya,ensordecidosporelrumordelas
olas.—¿Haleídoeselibro?—Esunfolletopublicitario.Bien,hedelargarme.Dosmanzanasmásarriba.No
puedeperderse.Ysaludandoconlacabeza,Joeseperdióentrelamuchedumbre.Simon apuró su coca-cola y anduvo lentamente Broadway arriba, fruncida la
frente,aunquedecididoanoformarjuiciosprematuros.Cuando llegó a la Calle 44, divisó un enorme letrero de neón. Anunciaba:
«AMOR,SOCIEDADANÓNIMA».Otrasletrasmáspequeñasañadían:«¡Abiertotodoeldía!¡Todalasemana!».Y
másabajo:«Sólountramodeescaleras».Simon volvió a fruncir el ceño, ya que acababa de cruzar por su mente una
terrible sospecha. Sin embargo, subió y penetró en una recepción pequeña y bienamueblada.Aunladoseabríaunlargocorredorhaciaunaestancianumerada.
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En lahabitación sehallabaun individuoelegante,decabellosgrises, el cual sepusoenpiedetrásdesuimpresionanteescritorioyagitólamano,preguntando:
—Hola,¿quétallascosasporKazanga?—¿CómosabequesoydeKazanga?—Lacamisa.Siempremirolacamisa.MellamoTate,yestoyaquíparaservirle
lomejorquepueda.Ustedes…—Simon.AlfredSimon.—Siéntese,porfavor.¿Uncigarrillo?¿Unacopa?Ah,nosearrepentirádehaber
venido.Somoslafirmaproveedoradeamormásantiguadelnegocio,ymuchomayorque nuestramás próxima competidora, Pasión Ilimitada.Además, nuestros preciossonmásrazonablesyleofrecemosproductosdelamejorcalidad.¿Haoídohablardenosotros?¿HavistonuestroanuncioatodapáginadelTimes?Obien…
—MeenvíaJoe.—Ah, es muy activo —aprobó Tate, moviendo la cabeza placenteramente—.
Bien,nohaymotivosparademorarse.Ustedharecorridounlargotrayectoenbuscadelamorylotendrá.
Alargólamanohaciaunbotóndelamesa,peroSimondetuvosugesto.—Noquisieraparecerletorpe,pero…—murmuróSimon.—¿Sí?—leanimóTatesonriendo.—No lo entiendo—explicó Simon, ruborizándose y con gotas de sudor en la
frente—.Creoquemeheequivocadodesitio.NohevenidoalaTierrasólopara…Bueno,ustedesnopuedenvenderamor,¿verdad?¡Noamor!Esdecir,nosetratadelamorreal…
—¡Naturalmente!—exclamóTate, incorporándoseensusillón,conasombro—.¡Estaeslaclave!Cualquierapuedecomprarsexo.Dehecho,eslacosamásbaratadeluniverso, despuésde la vidahumana.Pero el amor es raro, el amor es especial, elamorsóloexisteenlaTierra.¿Haleídonuestrofolleto?
—¿Loscuerposabrazadosenlaplaya?—Sí,elmismo.Loescribíyo.Ofreceunabuenaideadeesesentimiento,¿eh?No
esposibleobtenerlodecualquierpersona,señorSimon.Sólodealguienqueleame.—Aunquenoseaunverdaderoamor,¿eh?—preguntóeljoven,dubitativamente.—¡Claroquesí!Sivendiéramosamorsimulado,loetiquetaríamoscomotal.Las
leyessobrepublicidadsonmuyseverasen laTierra,se loaseguro.Puedevendersetodo,perohayqueanunciarlodebidamente.¡Estoesética,señorSimon!
Taterespiróhondoycontinuóconuntonomáspausado:—No,señor,noseconfunda.Nuestroproductonoesunsucedáneo.Eselmismo
sentimientoquelospoetasyescritoreshanpregonadodurantemilesdeaños.Graciasalasmaravillasdelacienciamoderna,nosotrospodemosofrecerleestesentimientoasuconveniencia,atractivamenteempaquetado,completamenteasudisposiciónypor
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unpreciosumamentebajo.—Pensabaenalgomás…másespontáneo.—Laespontaneidadtienesuencanto—concedióTate—.Nuestroslaboratoriosde
investigaciónestánocupadosenello.Créame,nohaynadaquelaciencianopuedaproducir,mientrashayaunmercadoparaello.
—No quiero esto—rechazó Simon, poniéndose en pie—. Será mejor que mevayaalcine.
—¡Aguarde!—leatajóTate—.Ustedcreequeintentamosengañarle.Creequelepresentaremosunachicaquefingiráestarenamoradadeusted,peroqueenrealidadnoloestará,¿noesasí?
—Esocreo.—¡Puesno,señor!Porunlado,resultaríademasiadocostoso.Porotro,encontrar
ymanteneralachicaseríatremendo.Ademásseríaperjudicialpsicológicamenteparaella,alintentarvivirtanmonstruosamentira.
—Entonces,¿cómolohacen?—Utilizandonuestrosconocimientoscientíficosydelamentehumana.ASimonestoleparecíacharlatanería.Sedirigidalapuerta.—Una cosa—le detuvoTate—.Usted parece inteligente. ¿No cree que podría
distinguirelverdaderoamordeotrodementirijillas?—Ciertamente.—¡Estaessugarantía!Ustedhadequedarsatisfecho,onohadeabonarmeniun
centavo.—Lopensaré—decidióSimon.—¿Aquédemorarlo?Losmejorespsicólogosafirmanqueelverdaderoamores
untónico,unrestauradordelacordura,unbálsamoparaelegoherido,unniveladordelequilibriohormonalyunperfeccionadordelestadogeneraldelcuerpo.Elamorquenosotrosproporcionamosestodoesto:esmiafectoprofundoylegal,unapasiónsinlímites,unafidelidadcompleta,uncariñocasimísticohacialosdefectosyhacialasvirtudes, eldeseodecomplacer,y además,undetalleque sóloAmor,SociedadAnónimapuedeofrecer:esachispaprimeraeincontrolable,¡eseinstantecegadordeamoraprimeravista!
Tatepresionóelbotón.Simonfruncióelceño,llenodedudas.Seabriólapuerta,aparecióunajovenySimondejódemeditar.
Eraaltayesbelta,conelcabellocastaño,dematicesrojizos.Simonnosuponadadesurostro,salvoquelepusolágrimasenlosojos.Ydehaberlepreguntadoporlafigura,habríamatadoalpreguntón.
—LaseñoritaPennyBright—presentóTate—.EsteeselseñorAlfredSimon.Lamuchachaquisohablar,peronoencontrólaspalabras,ySimontambiénestaba
comoatontado.Lamiróyloentendió.Lodemásnoimportaba.Enlomásprofundo
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desucorazónsabíaqueeraamadofielyrealmente.Semarcharonalmomento,cogidosdelamano,yunaviónlesllevóaunpabellón
enmedio de unpinar,mirando almar, y allí charlaron, rierony se amaron, ymástardeSimoncontemplóasuamadaarropadaporlasllamasdelsolponientecomounadiosa de fuego. Y a la luz del crepúsculo, ella le miró con sus enormes ojos, suconocidocuerpootravezunmisterio.Saliólaluna,brillante,cambiandolacarneensombras,yellalloróygolpeóelpechodeSimonconsuspequeñospuños,ySimontambién lloró, aunque sin saber por qué. Al fin amaneció, con una claridad débil,inmaculada,temblandosobresuslabiossedientos,sobresuscuerposentrelazados,ymuycerca,elrumordelasolaslesensordeció,lesinflamó,lesenloqueció.
AmediodíaestabanderegresoenlasoficinasdeAmor,S.A.PennyestrechóporuninstantelamanodeSimonydesaparecióporunapuertainterior.
—¿Fueamorverdadero?—seinteresóTate.—Sí.—¿Fuetodosatisfactorio?—Sí.¡Oh,sí,fueamorrealysatisfactorio!Pero¿porquéinsistióellaenvolver?—Ordenposthipnótica—explicóTate.~¿Cómo?—¿Quéesperaba?Todoelmundoanhelaelamor,peroalgunosnodeseanpagar
porél.Aquítengosucuenta.Simonpagó,enfurecido.—Estonoeranecesario—protestó—.Claroquelepagaríaparavolveraunirnos.
¿Dóndeestáahora?¿Quélehahechousted?—Porfavor—murmuróTate—.Serénese.—¡Noquieroserenarme!—gritóSimon—.¡SóloquieroaPenny!—¡Imposible! —arguyó Tate, con cierta frialdad en la voz—. Deje de dar el
espectáculo,porfavor.—¿Acaso quiere sacarme más dinero? —voceó Simon—. Está bien, pagaré.
¿Cuántohedepagarparasacarladeentresusgarras?Simonexhibiósucartera,quearrojósobrelamesa.Tateseñalólacarteraconelíndiceinmóvil.—Vuelvaameterseesoenelbolsillo.Nosotros somosuna firma respetable.Si
vuelvealevantarlavoz,meveréobligadoaecharledeaquí.Simonseserenóconungranesfuerzo,semetió lacarteraenelbolsilloy tomó
asiento.Respiróprofundamenteantesdehablar.—Losiento.—Así está mejor—aprobó Tate—. No tiene que gritarme. No obstante, si es
ustedrazonable,yotambiénloseré.Bien,¿quélepasa?—¿Quémepasa?—repitióSimon, empezando agritar.Sedominó—.Que ella
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meama.—Claro.—Entonces,¿cómopuedeseparamos?—¿Quétienequeverunacosaconlaotra?—seasombróTate—.Elamoresun
intermedio delicioso, una relajación, bueno para el intelecto, para el ego, para elequilibriohormonalyparaelcolordelapiel.Perounindividuoapenaspuededesearquecontinúe,¿eh?
—Yosí—afirmóSimon—.Esteamoresespecial,único.—Siempreloson.Perotodosestánproducidosdeigualforma.—¿Qué?—Usteddebedeconocerelmecanismoqueproduceelamor,¿no?—No.Penséqueera…natural.—Hace siglos que abandonamos la selección natural —explicó Tate—, poco
despuésdelaRevoluciónMecánica.Erademasiadolenta,pococomercial.¿Porquédepender de ella, cuando nosotros podemos producir cualquier sentimiento avoluntad,medianteelacondicionamientoylosestímulosadecuadosdeciertoscentroscerebrales?¿El resultado?¡Penny, totalmenteenamoradadeusted!Supropioamor,queyacalculamosenfavordesusomatipoespecial,locompletó.Siemprellevamosalaparejaalaplaya,alaluzdelaluna,alalbapálida…
—Entonces, hubieran podido lograr que amase a cualquier otro —murmuróSimon.
—Pudimosenamorarladecualquierotro—lecorrigióTate.—Oh,Diosmío,¿cómoseprestóellaaestamaquinación?—exclamóSimon.—Ellaentróyfirmóuncontratodelmodousual—explicó—.Dabuenresultado.
Y al término del contrato… de arrendamiento, le devolvemos la personalidadprimitiva…¡sintocar!Pero¿porquélocalificademaquinación?Enelamornohaynadareprensible.
—¡Noeraamor!—chillóSimon.—¡Lo era! ¡El artículo auténtico! Las firmas científicas han llevado a cabo
análisiscualitativos,encomparaciónconelamornatural.Entodosloscasosnuestroamor, comprobado al máximo, demostró ser más profundo, más apasionado, másfervoroso,másextenso.
—Óigame—dijoSimon,despuésdecerraryabrirdenuevolosojos—.Nadameimportansusanálisiscientíficos.Yolaamo,ellameama,estodoloquecuenta.¡Dejequehableconella!¡Quieroquenoscasemos!
—¡Vamos, vamos!—Tate arrugó la nariz, enojado—. ¡Querer casarse con unachica como ésta! Claro que si lo que busca es un matrimonio, también podemossolucionarloconunamorespontáneoeidílico,conunavirgeninspeccionadaporelmédicogubernamental…
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—¡No!¡AmoaPenny!¡Almenos,déjemehablarconella!—Imposible—declaróTate.—¿Porqué?Tatepulsóelbotóndelamesa.—¿Por qué cree? Porque ya le hemos lavado el cerebro. Penny, ahora, está
enamoradadeotro.Simonlocomprendió.ComprendióquePennyestabayamirandoaotrohombre
conlamismapasiónconquelehabíamiradoaél,experimentandohaciaotrohombreun amor completoyprofundo, ese amorque la empresahabíademostradoque eramejorqueeldelaselecciónnatural,pococomercialyanticuado,yqueenlamismaplayaanunciadaporelfolleto,Pennyyelotroseamarían…
Simon se abalanzó hacia la garganta de Tate. Dos ayudantes, que habíanpenetrado en el despacho unosmomentos antes, le cogieron y empujaron hacia lapuerta.
—¡Recuérdelo! —le advirtió Tate—. ¡Esto no invalida en modo alguno suexperiencia!
Demanerainfernal,SimonintuyóqueTateledecíasólolaverdad.Yseencontróenlacalle.AlprincipiosólopensóenhuirdelaTierra,dondelascosasimpracticableseran
peoresdeloqueunhombrepuedesoportar.Echóaandarabuenpaso,ysuPennyibaasulado,surostroglorificadoporsuamorhaciaél,yél…yél…ytú…ytú…
Y,naturalmente,llegóalagaleríadetiro.—¿Quiereprobarsusuerte?—leofrecióelencargado.—Ahoramismo—mascullóSimon.
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HARRISONBERGERON
KurtVonnegut,Jr.
Uncorrosivorelatoamediocaminoentrelacienciaficciónylaalegoría,enelpeculiarestilodelautordeMataderocincoyLassirenasdeTitán.
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Corríaelaño2081,yporfintodoseraniguales.NosóloeranigualesanteDiosylaley:loeranentodosentido.Nadieeramáselegante,nidemejoraspecto,nimásvigorosoomáslistoquelosotros.TaligualdadsedebíaalasEnmiendas211,212y213 de laConstitución, y a la incesante vigilancia de los agentes delDisminuidorGeneraldelosEstadosUnidos.
Sin embargo, algunas cosas todavía no alcanzaban la perfección. Abril, porejemplo,nohabiendoflorecidolaprimavera,aúnenloquecíaalagente.Yenesefríoyhúmedomes, loshombresdelDGapresaronaHarrison,decatorceaños,hijodeGeorgeyHazelBergeron.
Fue trágico,escierto,peroGeorgeyHazelno tuvieron tiempodeprolongar suaflicción.Hazelposeíauna inteligencia términomedio, loquequieredecirqueeraincapaz de pensar nada excepto por breves ráfagas. Y George, cuya inteligenciasuperaba levemente lo normal, tenía en su oído una pequeña radio de disminuciónmental: la ley le obligaba a usarla permanentemente. Estaba sintonizada con untransmisor gubernamental que cada veinte segundos emitía unos ruidos agudosdedicadosaevitarqueelcerebrodepersonascomoGeorgeseaventajara.
GeorgeyHazelestabanmirandolatelevisión.HabíalágrimasenlasmejillasdeHazel,perodemomentoolvidóaquésedebían,mientras lasbailarinas finalizabanunadanza.
En la cabeza deGeorge vibró un zumbido. Sus pensamientos alzaron el vueloempavorecidos,comoladronessorprendidosporunaalarma.
—Ladanzaqueacabandebañaresbellísima—dijoHazel.—¿Eh?—sesobresaltóGeorge.—Esadanza…erahermosa…—repitióHazel.—Yup—hizoGeorge.Tratódepensarenlasbailarinas.Noeranmuybuenas…,entodocasonomejores
que otras. Llevaban su lastre colgado, sus sacos llenos de perdigones y estabanenmascaradas,demaneraque,contemplandounmovimientosueltoygraciosoounrostrobonito,nadiesintiesecomosiungatolearañarainteriormente.Georgejugabaconlavagaideadequelasdanzarinasquizánodebieranserdisminuidas.Antesdeque esta noción pudiera afianzarse, un nuevo ruido de su audífono dispersó suspensamientos.
Georgehizounamuecadedesagrado.Hazelviosugesto.Puestoquenousabadisminuidormental,preguntóaGeorge
porlascaracterísticasdelúltimosonido.—Sonócomoelgolpedeunmartillo repiqueteandoenunabotellade leche—
respondióGeorge.—Supongo que debe de ser interesante oír los diferentes sonidos—reflexionó
Hazelconenvidia—.¡Quécosasseinventan!
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—Hum—rumióGeorge.—Si yo fuese Disminuidora General, ¿sabes qué haría? —Hazel se parecía
manifiestamente a la DG, una mujer llamada Diana Moon Glampers—. Si yoestuvieraenel lugardeDianaMoonGlampers, losdomingospondríacampanas…,solamentecampanas.Comosihomenajearaalareligión.
—Yaveo;siestofuerancampanas…—sequejóGeorge.—Lasharíamelodiosas—seexaltóHazel—.CreoqueyoseríaunabuenaDG.—Tanbuenacomocualquiera—convinoGeorge.—¿Quiénsabemejorqueyoquéeslonormal?—dijoHazel.—Sinduda…George tuvo una fugacísima visión de su hijo anormal, Harrison, que se
encontrabaencarcelado,perounasalvadeveintiúncañonazosdentrodesucabezaleimpidióaclararsuvislumbre.
—¡Muchacho!…—exclamóHazel—.Esofueunaconmoción,¿no?Eraunaconmoción tal,queGeorgesepusopálidoy trémulo,y las lágrimasse
agolparonensusojosenrojecidos.Dosde lasochobailarinassedesplomaronenelpisodelestudio,yseapretabanlassienes.
—Ahorase tevemuycansado—observóHazel—.¿Porquéno teestirasenelsofá y descansas tu sacode lastre sobre las almohadas, querido?—se refería a losdiecinuevekilosdeperdigonesenunabolsadelonaqueibasujetaconuncandadoalcuellodeGeorge—.Veydejareposarelsaco.Nomepreocuparáqueseasdistintoamíporunrato.
Georgesopesósucarga.—Estonomeimporta.Nolonotomás:espartedemí.—Últimamentetenotofatigado…,algoasícomoagotamiento—comprobóHazel
—.Sisepudieraagujerearelfondoysacaralgunasbolasdecontrolgubernamental…—Dosañosdeprisiónydosmildólaresporcadaboladelaquemedeshaga—
calculóGeorge—.Noesnegocio.—Si te atrevieras a desprenderte de unas pocas al volver del trabajo—sugirió
Hazel—.Quierodecir…túnocompitesconnadie:sóloandasporaquí.—Si osara quitarme esto de encima—George se puso serio— otras personas
haríanlomismo…ymuyprontoretrocederíamosalasépocasoscuras,cuandocadaunorivalizabaconlosdemás.Notegustaría,¿eh?
—Loodiaría—convinoHazel.—Ya ves—meditó George—. ¿Qué crees que sucedería con la sociedad si se
empiezaatransgredirlaley?SiHazelestuviese incapacitadapara responderaesapregunta, tampocoGeorge
hubierapodidoproveeruna.Elestridordeunasirenaresonabaensucráneo.—Supongoquesedesmoronaría—conjeturóHazel.
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—¿Qué?—Georgeempalideció.—Lasociedad—dijoHazelvacilante—.¿Nohablabasdeeso?—Quizá—admitióGeorge.Unboletíninformativointerrumpiósúbitamenteelprogramadetelevisión.Enun
principio la información era confusa, porque el locutor, como todos los locutores,teníaseriasdificultadesconelhabla.
Durante unminuto, y presa de gran excitación, el locutor se esforzó por decir:«Señorasyseñores.»
—Está bien—aprobóHazel—, lo intentó.Eso es lo importante.Lohizo comomejorpudocon loqueDios ledio.Conseguiráunaumentode sueldo,porhaberseesmerado.
—Señorasyseñores—dijolabailarinaleyendoelboletín.A juzgarporsuhorriblemáscara,debíaserextraordinariamentehermosa.Podía
versefácilmentequeeralamásfuerteyagraciadadelasbailarinas,porquesusbolsasdisminuidoraserandeltamañodelasusadasporhombresdecincuentakilos.
Sedisculpóseguidamenteporsuvoz,muydesagradableenunamujer:unacálida,luminosa,eternamelodía.
—Perdónenme—dijo,ycomenzónuevamente,hablandoenuntonosinmatices—.HarrisonBergeron,decatorceañosdeedad—anunciócasigraznando—,acabadefugarsedelacárcel,dondeseencontrabacomosospechosodesubversióncontraelgobierno.Esungenioyunatleta.Estáinsuficientementedisminuidoyespeligrosoenextremo.
Una fotografía policial de Harrison Bergeron apareció fugazmente en lapantalla…del revés, luego oblicuamente, otra vez del revés, de nuevo oblicua.LaimagenmostrabaaHarrisonentodasuestaturasobreuntelóndefondocalibradoencentímetros.Medíaunmetronoventaycinco.
Lodemásdelaimageneraquincallería.Jamássehabíansoportadodisminuidoresmáspesados.
Harrisonhablasorteadolaedaddifíciltanrápidamente,queloshombresdelDGnoloadvirtieron.Envezdeunpequeñoaudífonodedisminuciónmental,portabaunpardetremendosauriculares,yunasgafasdeespesosyonduladoslentes.Lasgafascasilecegabanyleproducíanundolordecabezaquegolpeabaruidosamente.
Trozosdemetallecolgabanportodoelcuerpo.Generalmente,losdisminuidorespreparados para personas corpulentas guardaban cierta simetría, cierta pulcritudmilitar;peroHarrisonsemejabaunparquedechatarraambulante.Enlacarreradelavida,Harrisonarrastrabasetentaycincokilos.
Para contrapesar sus atractivos, los hombres del DG le exigieron el usopermanentedeunaboladegomarojasobrelanariz,conservarafeitadaslascejasycubrirsusdientesblancoseigualesconcapasnegrasalternadas.
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—Siseencuentranconestemuchacho—dijolabailarina—,notraten(repito:notraten)dediscutirconél.
Seoíaelchirridodeunapuertagirandosobresusgoznes.Ladridos y gritos de consternación provenían del estudio de televisión. La
fotografíadeHarrisonBergeronaparecióunayotravez,comosidanzaraalritmodeunterremoto.
GeorgeBergeronidentificóclaramenteelterremoto;paramuchaspersonasenesemomentosupropiohogardanzabaalsondelamismamelodíaestruendosa.
—Diosmío—exclamóGeorge—.EsedebedeserHarrison.Unruidodecolisióndeautoseliminóalinstantelasuposicióndesumente.CuandoGeorgepudoabrirlosojos,lafotografíadeHarrisonhabíadesaparecido.
Anhelanteyplenodevida,Harrisoncolmabalapantalla.UnHarrisongrotescoyquesonabaametalseencontrabadepieenelcentrodel
estudio. Aún sostenía en su mano el tirador de la puerta reventada. Bailarinas,técnicos,músicosylocutores,derodillasanteél,esperabanmorir.
—¡Soy el Emperador!… —gritó Harrison—. ¿Me oyen? ¡Soy el Emperador!¡Todoelmundoharáloqueyoordene!
Pateóelpisoyelestudiotembló.Luegovociferó:—¡Tal comomeven, estropeado, cojo, enfermo, soy elmás grandegobernante
que haya vivido jamás! ¡Ahora, mirad cómo me transformo en lo que puedoconvertirme!
Harrison despedazó las correas de sus arreos disminuidores como un papel desedamojado…,correasgarantizadasparasoportarelpesodesetentaycincokilos.
LostrozosdehierrodeldisminuidordeHarrisonseestrellaronenelsuelo.Harrisonmetiósuspulgaresbajolabarradelcandadoquesujetabaelarreoasu
cabeza, y aquélla crujió igual que un apio al quebrarse. Harrison destrozó susauricularesysusgafascontraelmuro.
Arrojósunariz-boladegomaydescubrióaunhombrequeimpondríarespetoaThor,eldiosdeltrueno.
—¡AhoraelegiréamiEmperatriz!—anunció,mirandoalagentehincada—.¡Laprimeramujerquesearriesgueaponersedepie,puedereclamarasucompañeroysutrono!
Luegodeunmomento,unabailarinaseirguió,meciéndosecomounsauce.Harrison le arrancó de la oreja el disminuidor mental, retiró los lastres de su
cuerpoconinfinitadelicadeza.Finalmente,lequitólamáscara.Eradeslumbradoramentebella.—Ahora —Harrison la tomó de la mano—, enseñaremos a esta gente el
significadodelapalabradanza.¡Música!—ordenó.Los músicos se apresuraron a sentarse, y Harrison les despojó de sus
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disminuidores.—Tocadconvuestramayordestreza,yosharébarones,duquesycondes.La música comenzó. En un principio era normal: barata, estúpida, fácil. Pero
Harrisonarrebatóadosmúsicosdesusasientos,losagitócomobatutasyconturreóindicándolescómoqueríaquesetocara.Losdevolvióasussillas.
Empezónuevamentelamúsica,ysonómuchomejor.Harrisony suEmperatriz, por un rato, se limitaron a escuchar; escucharon con
airegrave,comosiloslatidosdesuscorazonesseinternaranenlamelodía.Todosupesoreposóenlapuntadesuspies.LasgrandesmanosdeHarrisonseposaroneneldelicado tallede lamuchacha,
haciéndolesentirlaingravidezqueprontolaposeería.¡Yentonces,enunestallidodealegríaydegracia,saltaronenelaire!Ignoraron las leyesde laTierra,y también la leyde lagravedady las leyesdel
movimiento.Voltearon, giraron vertiginosamente, volaron, hicieron cabriolas, brincaron y
dieronvolteretas.Saltaroncomociervosenlaluna.Elcielorasosealzabaadiezmetros,perocadasaltodelosbailarineslosacercaba
aél.Evidentemente,queríanrozareltecho.Lotocaron.Y entonces, neutralizando la gravedad con amor y pura voluntad, quedaron
suspendidosenelaireysebesaronlargamente.Diana Moon Glampers, la Disminuidora General, irrumpió en el estudio
enarbolandounaescopetadedoscañonesdelcalibrediez.Hizofuegodosveces,yelEmperadorylaEmperatrizcayeronmuertosasuspies.
DianaMoonGlampers recargó el arma.Apuntó a losmúsicosy les conminó acolocarsesusdisminuidoresantesdediezsegundos.
Enesemomento,eltubodeltelevisordelosBergeronsefundió.HazelsevolvióparacomentarconGeorgeelapagón.PeroGeorgehabíaidoala
cocinaporunalatadecerveza.George regresó, deteniéndosemientras lo sacudía una señal disminuidora.Y se
sentó.—¿Hasllorado?—preguntóaHazel,viéndolasecarselaslágrimas.—Yup—hizoella.—¿Porqué?—Loolvidé.Habrásidoalgotristeenlatelevisión.—¿Quéera?—Sientoquemerondanchifladurasenlacabeza—explicóHazel.
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—Desechalascosastristes—aconsejóGeorge.—Siemprelohago.—¡Esta esmi chica!—alentóGeorge. Se estremeció. El sonido de una pistola
machacabaensucerebro.—¡Vaya!Meparecequehasidounaconmoción—susurróHazel.—Repiteeso—pidióGeorge.—¡Caramba!—accedióHazel—.Meparecequehasidounaconmoción.
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LANOCHEMUERE
IsaacAsimov
Nuestros lectores no sólo conocen perfectamente a Asimov, sino también suinclinación por lo detectivesco, manifestada en su pintoresca serie de los «BlackWidowers».HoylespresentamosaWendellUrth,unodelospersonajesfavoritosdesu autor. Gordo y sutil comoNeroWolfe, maniático y genial comoHolmes, y tanvanidosobajosufinacapadefalsamodestiacomoelpropioAsimov.
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PRIMERAPARTE
Era casi una reunión de clase, y aunque estaba marcada por la ausencia decordialidad, no había aún ningúnmotivo para sospechar que iba a producirse unamuerte.
Edward Talliaferro, recién llegado de la Luna y con las piernas todavía sinacostumbrar a la gravedad, se reunió con losotrosdos en lahabitacióndeStanleyKaunas.Este se levantópara saludarle deunmodo sojuzgado.BattersleyRyger selimitóaseguirsentadoeinclinarlacabeza.
Talliaferrohundiósucorpachóneneldiván,apercibiéndosedesuextraordinariopeso.Hizounamueca,torciendoloslabioshaciadentrodelbordedesubigoteysubarba.
Ya se habían visto los tres antes en condicionesmás ceremoniosas.Ahora, porprimeravez,estabansolos.
—Estaesunagranocasión—manifestóTalliaferro—.Nosreunimosporprimeravezendiezaños.Porprimeravez,dehecho,desdequenoslicenciamos.
Ryger arrugó la nariz. Se la habían roto poco antes de su licenciatura y habíarecibidoeldiplomadeastrónomoconunvendajequeledesfigurabaelrostro.
—¿Hapedidoalguienchampañauotracosa?—preguntógruñendo.—¡Vamos! —exclamó Talliaferro—. La primera gran convención astronómica
interplanetariadelahistorianoesmotivoparaenfadarse.¡Ymenosentreamigos!—EslaTierra—rezongóKaunas—.Nomesientabien.Nologroacostumbrarme.Sacudiólacabeza,peroconservólaexpresióndeprimida.—Losé—asintióTalliaferro—.Yomesientopesado.Yestomerestaenergías.
Sinembargo, túestásmejorqueyo,Kaunas.LagravedaddeMercurioes0,4de lanormal.EnlaLuna,essólo0,16.—InterrumpiólafrasequeibaapronunciarRyger,añadiendo—: Y en Ceres el campo de seudogravedad está regulado a 0,8. Tú notienesningúnproblema,Ryger.
—Esel aire libre—mascullóel astrónomodeCeres—.Measombraaúnpodersalirfuerasinuntrajeespecial.
—Deacuerdo—asintióKaunas—.Ylamismasensaciónproducequeelsoltedéenelcuerpo.
Talliaferro se sintió transportado al pasado. Los otros dos no habían cambiadomucho.Niél.Naturalmente,teníandiezañosmás.RygerhabíaengordadounpocoyelrostroafiladodeKaunasestabaalgoarrugado,perohabríareconocidoaambosdehaberlesencontradosinprevioaviso.
—NocreoqueseaculpadelaTierra—dijo—.Enfrentémonosconlaverdad.Kaunas le miró sagazmente. Era un individuo de manos muy nerviosas y
habitualmentellevabaunostrajesqueparecíanprestadosporalguienmuchomayor.—¡Villiers!Losé—afirmó—.Avecespiensoenél.—Conciertadesesperación
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añadió—:Recibíunacartasuya.Rygerseirguióensuasiento,oscureciéndosesuoliváceatez.—¿Deveras?¿Cuándo?—Haceunmes.—¿Ytú?—lepreguntóRygeraTalliaferro.Elastrónomolunarparpadeóplácidamenteyasintió.—Se ha vuelto loco—aseguró Ryger—. Afirma haber descubierto un método
práctico de transposición de masa a través del espacio. ¿Os contó lo mismo avosotros? Exacto, entonces. Siempre ha sido un poco… chiflado. Y ahora se hadesquiciado.
SefrotóconfuerzalanarizyTalliaferrorecordóeldíaenqueVilliersselahabíaroto.
Durante diez años, Villiers les había perseguido como la vaga sombra de unaculpa que en realidad no era suya. Se habían graduado juntos, cuatro hombresinteligentes y estudiosos, dedicados a una profesión que había alcanzado nuevasalturasenlaeradelosviajesinterplanetarios.
Los observatorios escrutaban otros mundos, rodeados por el vacío, sin estarveladosporelaire.
Estaba el observatorio lunar, desde el que podían estudiarse la Tierra y losplanetasinteriores;unmundosilenciosoencuyocielocolgabaelplanetamadre.
ElobservatoriodeMercurio,elmáspróximoalSol,encaramadoenelpolonortedel planeta, donde el terminator apenas se movía y el Sol se hallaba fijo en elhorizonte,pudiendoserestudiadoensusmásmínimosdetalles.
ElobservatoriodeCeres,elmásmoderno,elmásnuevo,abarcabadesdeJúpiteralasgalaxiasmásexteriores.
Claro está, había desventajas. Siendo aún difíciles los viajes interplanetarios,habíapocospermisos, era imposible llevarunaexistencianormal,ynoobstante setratabadeunageneraciónmásfeliz.Losnuevoscientíficosencontraríanbienaradoslos campos del saber y, hasta el invento de los viajes interestelares, no se abriríaningúnotrohorizontemejor.
Esoscuatrodichososmortales,Talliaferro,Ryger,KaunasyVilliers,ibanagozardelaposicióndeunGalileoque,porvirtuddeposeerelprimertelescopioauténtico,apenasloapuntabahaciaelcielosinhacerunnuevodescubrimiento.
Depronto.RomanoVillierssepusoenfermodefiebrereumática.¿Dequiéneralaculpa?Elcorazónlefallaba,dejándoledesvalido.
Era el más inteligente de los cuatro, el que ofrecía más esperanzas, el másintenso…ynisiquierapodíaahoraterminarsusestudiosyconseguireldiploma.
Peoraún,nuncapodríaabandonarlaTierra,yaquelaaceleracióndeldespeguedeunanaveespaciallemataría.
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Talliaferro fue destinado a la Luna, Ryger a Ceres yKaunas aMercurio. SóloVillierssequedócondenadodeporvidaalaTierra.
Intentaron darle muestras de su compasión, pero Villiers los rechazó con algopróximoalodio.Losdespidió,maldiciéndoles.CuandoRygerperdió losestribosylevantóelpuño,Villierssaltóhaciaélgritandoylerompiólanariz.
Naturalmente,Rygernolohabíaolvidado,yaqueahoraseestabaacariciandoelapéndicenasalconundedo.
LafrentedeKaunaseraunconjuntodearrugas.—Formapartedelaconvención.Ocupalahabitación405deestehotel.—Noquieroverle—exclamóRyger.—Va a venir. Dijo que quería vernos. Pensé… Bueno, dijo a las nueve. No
tardará.—Entalcaso—mascullóRyger—,sinoosmolesta,yomelargo.—Oh,esperaunpoco—ledetuvoTalliaferro—.¿Quémalhayenverle?—Ninguno.Peroestáloco.—Aunasí.Noseamosquisquillosos.¿Oacasoletemes?—¿Temerle?—exclamóRygerdesdeñosamente.—Bien,estásnervioso.¿Porqué?—Noestoynervioso.—Claroquesí.Todosnossentimosmipococulpables,sinelmenormotivo.Lo
ocurridonofueculpanuestra.PeroTalliaferrohablabaaladefensivaylosabía.Ycuando,casialmomento,sonólaseñaldelapuerta,lostressesobresaltarony
sevolvieronamirarlabarreraquelesseparabadeVilliers.
Se abrió la puerta y entró Romano Villiers. Los otros se pusieron en pie y lesaludaronenvaradamente,continuandoconciertoembarazo,sinqueunasolamanosealargase.
Villierslescontemplósardónicamente.«Hacambiado»,pensóTalliaferro.Era cierto. Se había encogido casi en cada dimensión. La pequeña joroba
disminuíasuestatura.Lapieldelcráneorelucíaporentreelralocabello,lapieldeldorso de sus manos estaba surcada por innumerables venillas azules. Parecíaenfermo. Nada podía relacionarle con los recuerdos pasados, excepto el gesto deprotegerselosojosconunamanocuandomirabaintensamenteycuandohablabaconsuvozdebarítono,regular,controlada.
—¡Amigos míos!—exclamó—. ¡Mis amigos trotaespacios! Hemos perdido elcontacto.
—Hola,Villiers—dijoTalliaferro.
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—¿Estásbien?—inquirióVilliers,mirándolefijamente.—Bastantebien.—¿Yvosotrosdos?Kaunasesbozóunasonrisaymurmuróunaspalabras.—Todovabien,Villiers—repusoRyger—.¿Porqué?—Ryger,elhombrecolérico—comentóVilliers—.¿CómotevaporCeres?—Estababiencuandosalídeallí.¿YlaTierra?—Yaloves—peroVilliersapretóloslabiosaldecirlo.Continuó—.Esperoqueel
motivo de que los tres asistáis a la convención será escuchar mi lectura pasadomañana.
—¿Tulectura?¿Quélectura?—sepasmóTalliaferro.—Oh, todo lo tengo escrito en un papel.Mimétodo sobre la transposición de
masa.Rygersonriótorcidamente.—Sí,losé,aunquenohabíasdichonadadeningúnpapel,nirecuerdoquefigures
enlalistacomoorador.Delocontrario,mehabríafijado.—Exacto, no estoy en la lista. Ni he preparado ningún extracto para su
publicación.VilliersenrojecióyTalliaferrotratódecalmarle:—Noteexcites,Villiers.Notienesbuenaspecto.—Micorazónaúnresiste,gracias—rezongóVilliersdandomediavuelta.—Oye, Villiers—intervino Kaunas—, si no estás en la lista ni has hecho un
extracto…—Óyemetúamí.Heaguardadodiezaños.Vosotrostenéisvuestrosempleosenel
espacioyyohedeenseñaraquí,enlaTierra,perosoymásinteligentequecualquieradevosotros.
—Deacuerdo—asintióTalliaferro.—Tampocodeseovuestracompasión.Mandel lovio.Supongoquehabréisoído
hablar de Mandel. Es el presidente del departamento de Astronáutica en laconvencióny lehiceunademostraciónde la transposiciónde lamasa.Fueconunaparato burdo, que se quemó después de la primera prueba, pero… ¿Me estáisescuchando?
—Teescuchamos—replicóRygerfríamente—,enloquevale.—Medejóhablaramiaire.Seguroquesí.Sinprevioaviso.Sinanuncios.Ymi
demostracióncaerácomounabomba.Cuandoyodé las relaciones involucradas, laconvención se derrumbará. Semarcharán todos a sus respectivos laboratorios paracomprobarmis palabras ymi descubrimiento.Y verán que es la verdad.Conseguíqueunratónvivodesaparecieradeunrincóndemilaboratorioyaparecieseenotro.Mandellovio.
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Lesmiró,primerofijamenteunacarayluegolasotras.—Nomecreéis,¿verdad?—concluyó.—Sinodeseaspublicidad—preguntóRyger—,¿porquénosloestásexplicando?—Vosotros sois diferentes. Sois mis amigos, mis condiscípulos. Os fuisteis al
espacio,dejándomeenlaTierra.—Nofueculpanuestra—objetóKaunasconunhilodevoz.Villiersignorólaobservación.—Demodoqueahoraquieroque losepáis—prosiguió—.Loqueejerceefecto
enunratóntambiénloejerceráenelcuerpohumano.Yloquepuedetrasladarsedosmetrosenunlaboratorio,podrátrasladarseporelespacio.YoestaréenlaLunayenMercurio,oenCeres,entodaspartesadondequierair.Meequipararéconcualquieradevosotrosymásaún.Ycontribuiréalaastronomíaconalgomásqueconenseñaren la academia;más que vosotros en vuestros laboratorios con los telescopios, lascámarasylasnavesespaciales.
—Bien, esto me complace mucho—observó Talliaferro—.Más poder para ti.¿Podríaverunacopiadeesepapel?
—Oh,no—Villierscruzólasmanossobreelpechocomosiprotegieseunpapelfantasmalcontratodaobservación—.Vosotrosaguardaréiscomotodoelmundo.Sóloexisteunacopiaynadielaveráhastaqueyoquiera.NisiquieraMandel.
—¿Unacopia?—seasustóTalliaferro—.¿Ysiseextravíao…?—Oh,no.Yenesecaso,lollevotodoenlacabeza.—Si tú…—Talliaferro estuvo a punto de decir «mueres», pero se contuvo a
tiempo. En cambio, prosiguió, tras una pausa imperceptible— tuvieras un poco desentidocomún,almenosfotocopiaríaseldocumento.Porcuestióndeseguridad.
—No —rechazó Villiers—. Pasado mañana lo oiréis todo. Ante vosotros seensanchará el horizonte humano de una vez, como nunca antes. —Volvió acontemplarlosunoauno—.Diezaños…—murmuró—.Adiós.
—Estáloco—exclamóRyger,mirandolapuerta,comosiVilliersaúnestuvieraenelumbral.
—¿Túcrees?—observóTalliaferropensativamente—.Sí,supongoque,enciertomodo,sí.Nosodiapormotivosirracionales.Ynisiquierafotografíaofotocopiaesedocumentocomoprecaución.
Talliaferro exhibió su propia minicámara. Era un cilindro de color neutro,corriente,máscortoqueunlápizordinario.Enlosúltimosaños,eraalgoasícomoeldistintivodeloscientíficos,comoelestetoscopiodelmédicoylamicrocomputadoradelestadístico.Laminicámarasellevabaenunbolsillodelachaqueta,oprendidaaunamanga,colocadadetrásdelaorejaobalanceándosealextremodeunacadena.
Talliaferro,aveces,ensusmomentosmásfilosóficos,seadmirabadelostiemposen que los investigadores tenían que tomar laboriosas notas o archivar copias de
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tamañonatural.¡Quéengorro!Ahora bastaba con fotografiar todo lo escrito o impreso para lograr un
micronegativo que luego podía ampliarse a voluntad. Talliaferro ya habíaminifotografiadotodoslosextractosincluidosenelprogramadelaconvención.Susdoscompañeros,suponíaconfiadamente,habríanhecholomismo.
—En estas circunstancias—observó—, es una locura negarse a fotografiar esacuartilla.
—¡Despacio!—gruñóRyger—.Nohay cuartilla, no haydescubrimiento.Diríacualquierembustecontaldehumillamos.
—Yentonces,¿quéharápasadomañana?—preguntóKaunas.—¿Cómopuedosaberlo?Esunchiflado.Talliaferroseguíajugueteandoconlaminicámaraysepreguntódistraídamentesi
debía sacar y revelar algunos de los fragmentos de película guardados dentro delaparato.
—NosubestiméisaVilliers—dijo—.Tienecerebro.—Hace diez años, quizá—replicóRyger—.Ahora está loco. Propongo que le
olvidemos.Lodijoenvozalta,comoparaahuyentaraVilliersytodolorelacionadoconél
conlaextrañafuerzaconquediscutíaotrostemas.HablódeCeresysulaborallí:elradiotrazado de la Vía Láctea gracias a los nuevos radioscopios capaces de laresolucióndelasestrellasaisladas.
Kaunas escuchaba y asentía, y después aportó la información referente a lasemisiones radiadasde losdiversos soles,y respectoa sucolaboraciónen laprensasobre la asociación de las tormentas de protones con los gigantescos destellos dehidrógenoenlasuperficiesolar.
Talliaferrocontribuyópocoalaconversación.Eltrabajolunarteníapocointerésen comparación. La última información respecto a la previsión del tiempo a largadistanciaatravésdelaobservacióndirectadelastempestadesterrestresnoeranadaalladodelastormentasdeprotonesylosradioscopios.
Además, continuaba pensando en Villiers. Era un cerebro. Todos lo sabían.InclusoRyger,contodosuenfado,debíasaberquesilatransposicióndelamasaeraposible,Villierseraeldescubridorlógicodelamisma.
La discusión de sus tareas les llevó a reconocer que entre los tres no habíanconseguidograncosa.Talliaferroestabaalcorrientedetodossusensayosylosabía.Suspropiosescritoscarecíandeimportancia.Losotrosnohabíanpublicadonadademásvalor.
Ningunode los tres (había que reconocerlo) había descubierto algoquehicieraestremecerlosespacios.Loscolosalessueñosdelosdíasdeestudiantenosehabíancumplido.Eranhombresmuycompetentesenel trabajorutinario.Sóloeneso,y lo
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sabían.Villiers habría logrado algo más. Y también lo sabían. Era esta seguridad, así
comolaculpa,loquelesoponíaaVilliers.Talliaferro intuía con inquietud queVilliers, a pesar de todo, todavía seríamás
que ellos. Los otros debían de opinar lo mismo, y la mediocridad podía llegar aresultarles intolerable.Eldocumentosobrela transposicióndelamasasería leídoyVilliersseríaelgranhombrealfinyalcabo,comohabíasidosiempre,mientrassuscompañeros de clase, con todas sus ventajas, quedarían olvidados. Su papel sereduciríaaaplaudirentrelamultitud.
Presentía supropia envidia, supesar,y esto le avergonzaba…aunquenopodíadesprendersedetalespasiones.
Laconversaciónsefueextinguiendo.—Oíd—propusoKaunas—,¿porquénovamosavisitaraVilliers?Habíaunafalsacordialidadenlavoz,unesfuerzoporconseguiruntonocasual
muypococonvincente.—Nosirvedenada—añadió—albergarresentimientos…«Quiereasegurarserespectoalatransposicióndelamasa—pensóTalliaferro—.
Deseaquesólosealapesadilladeunloco,parapoderdormirtranquiloestanoche.»Pero como también sentía curiosidad, no objetó, y hasta Ryger se encogió a
regañadientes.—Bien,¿porquéno?Eraunpocoantesdelasonce.
ATalliaferroledespertóelinsistentetimbredelaseñaldesupuerta.Seincorporósobre un codo en la oscuridad, sintiéndose molestado. El suave resplandor delindicadordeltechoseñalabaqueaúnnoeranlascuatrodelamadrugada.
—¿Quiénes?Eltimbresiguiósonandointermitentemente.Gruñendo,Talliaferrosepusoelbatín.Abriólapuertayparpadeóantelaluzdel
corredor.Reconocióalhombreque teníadelanteporhaberlevistoamenudoen lostridimensionales.
—MellamoHubertMandel—sepresentóaquél.—Sí,señor.Mandel era uno de los nombres importantes de la astronomía, lo bastante
importanteparagozardeuna fructíferaposiciónadministrativaenelDepartamentoMundial deAstronomía, lo bastante activo para ser el presidente de la Sección deAstronáutica,delaConvención.
De pronto, Talliaferro recordó que Villiers había afirmado haberle hecho aMandelunademostracióndelatransposicióndelamasa.PensarenVilliersleserenó
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unpoco.—¿EsustedeldoctorEdwardTalliaferro?—inquirióMandel.—Exacto.—Entonces vístase y venga conmigo. Es muy importante. Se refiere a una
amistadcomún.—¿AldoctorVilliers?Mandel parpadeó un poco. Sus cejas y pestañas eran tan claras que parecía
carecerdeellas.Supeloteníalafinuradelaseda.Tendríaunoscincuentaaños.—¿PorquéVilliers?—preguntó.—Éllemencionóaustedanoche.Ynosédeningunaotraamistadcomún.Mandelasintió,aguardóaqueTalliaferroterminasedevestirse,diomediavuelta
y ambos salierondel cuarto.Ryger yKaunas aguardabanya en unahabitacióndelpiso de encima al de Talliaferro. Kaunas tenía los ojos enrojecidos y extraviados.Rygerfumabauncigarrilloconimpaciencia.
—Yaestamostodosaquí—rezongóTalliaferro—.Otrareunión.Sesentó,ylostressecontemplaronmutuamente.Rygerseencogiódehombros.Mandelsepaseabaporlaestancia,conlasmanoshundidasenlosbolsillos.—Caballeros, disculpen esta molestia, y acepten mi agradecimiento por su
colaboración, que desearía fuese completa. Nuestro amigo Romano Villiers hafallecido…Haceunahorasellevaronsucadáverdelhotel.Elmédicocertificóparocardíaco.
Hubounsilenciodeasombro.ElcigarrillodeRygersequedóamediocaminodesuslabiosybajólentamentesincompletareltrayecto.
—¡Pobrediablo!—murmuróTalliaferro.—¡Horrible!—susurróKaunasroncamente—.Élera…Lefallólavoz.—Bien—seestremecióRyger—,teníaelcorazóndébil.Yanoesposiblehacer
nada.—Sólounacosa—lecorrigióMandelquedamente—.Recuperación.—¿Quéquieredecir?—preguntóRygerconacritud.—¿Cuándolevieronlostresporúltimavez?—inquirióMandel.—Anoche—declaró Talliaferro—. Fue una reunión. Los tres nos veíamos por
primeravezendiezaños.Nofueunaentrevistaagradable, lamentodecirlo.Villierscreíatenerunmotivoparaestarenojadoconnosotros,ysemostrócolérico.
—¿Cuándofueesto?—Laprimeravez,hacialasnueve.—¿Laprimeravez?—Levimosdenuevomástarde.—Noshabíadejadofurioso.Nopodíamosconsentirlo.—Kaunasparecíaturbado
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—.Teníaqueintentar…Habíamossidobuenosamigosdiezañosatrás.Demodoquefuimosasuhabitacióny…
—¿Estuvierontodosensuhabitación?—interrogóMandel.—Sí—asintióKaunas,sorprendido.—¿Hora?—Hacialasonce—miróalosotros.Talliaferroasintió.—¿Cuántotiempoestuvieron?—Dos minutos —intervino Ryger—. Nos ordenó salir, temiendo quizá que
quisiésemos quitarle su cuartilla —hizo una pausa como si esperase que Mandelpreguntasequécuartilla,peroéstecalló.Prosiguió—:Creoquelaguardabadebajodesualmohada.Almenos,setumbóencima,gritandoquenoslargáramos.
—Talvezfallecióentonces—murmuróKaunasdébilmente.—Entonces no —replicó Mandel con sequedad—. Así, seguramente, todos
ustedesdejaronhuellasdactilares.—Seguramente —repitió Talliaferro. Estaba perdiendo parte de su automático
respeto hacia Mandel, recobrando su antigua impaciencia. Eran las cuatro de lamadrugada,Mandelono—.Bien,¿dequésetrata?
—Caballeros—empezóMandel—,enlamuertedeVilliershayalgomásqueelsimplehecho.EldocumentodeVilliers, laúnicacopiaqueexiste,queyosepa,fueembutidoenlaunidaddondesondestruidaslascolillasdecigarrillo,ysóloquedaronunosrestos.Nuncavinileíesepapel,perosísélosuficientedelmismoparapoderjuraranteeltribunal,encasonecesario,quelosrestosdepapelnodestruidoendichaunidadpertenecenalahojaqueVilliersplaneabaleerenlaconvención.Eh…Pareceusteddudarlo,doctorRyger.
—Dudo de que fuese a leer algo —sonrió torvamente Ryger—. Si desea miopinión, estaba loco. Durante diez años estuvo prisionero en la Tierra y fantaseósobre la transposiciónde lamasacomounescape.Probablementeestoera loúnicoque lemantenía con vida.Había fabricado una demostración fraudulenta.No digoque fuese un fraude deliberado. Probablemente era sincero en su locura, y estabafrancamente loco. Anoche llegó a su culminación. Vino a vernos (nos odiaba porhaberpodidoabandonarlaTierra),ypretendiótriunfarsobrenosotros.Esosdiezañossólo había vivido para ese instante.Y pudo haber sido un trauma para él recobrarcierta forma de cordura. Sabía que no podía leer el papel, pues no podía seguirengañando.Demodoqueloquemó…ylefallóelcorazón.Unapena.
MandelescuchabaalastrónomodeCeresconexpresióndesaprobadora.—Bien expuesto, doctor Ryger —masculló—, pero equivocado. No me dejo
engañar tanfácilmenteporunademostraciónfraudulenta.Bien,según losdatosdelregistro, que me he visto obligado a comprobar apresuradamente, ustedes fueroncondiscípulossuyosenlauniversidad.¿Cierto?
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Lostresasintieron.—¿Hayalgunoscondiscípulosmásenestaconvención?—No—repusoKaunas—.Nosotros fuimos los únicos cuatro calificados aquel
añoparaeldoctoradodeAstronomía.Almenos,élsehubieracalificadoanoser…—Entiendo—asintió Mandel—. Entonces, en ese caso, uno de ustedes visitó
anocheunavezmásaVilliers.Hubounbrevesilencio.—Yono—declaróRygerfríamente.Kaunas,conlosojosmuyabiertos,negóconlacabeza.—¿Quéestádandoaentender?—quisosaberTalliaferro.—Uno de ustedes fue a ver aVilliers amedianoche e insistió en ver el papel.
Desconozcoelmotivo.Seguramenteconlaintencióndeliberadadecausarleelfallodelcorazón.CuandoVillierscayó,elcriminal,sipuedollamarleasí,estabadispuesto.Cogióelpapelque,podríaañadir,probablementesehallabadebajodelaalmohada,ylofotografió.Luegometióeloriginalenlaunidaddestructoradecolillas,perolohizodeprisayelpapelnoquedótotalmentedestruido.
—¿Cómo sabe usted todo esto?—le interrumpió Ryger—. ¿Fue usted testigoocular?
—Casi —respondió Mandel—. Villiers no estaba muerto cuando cayó. Almarcharseelcriminal,Villiersconsiguiólevantarelteléfonoyllamóamihabitación.Pronunció ahogadamente unas frases, suficientes para comprender lo ocurrido. Pordesgracia, yo no estaba en mi cuarto, retenido por una conferencia tardía. Sinembargo,lacintagrabadorarecogióelmensaje.Cuandoregresoamihabitaciónoamidespacho,siempreescucholacinta.Costumbreburocrática.LlaméaVilliers.Yaestabamuerto.
—Entonces—seinteresóRyger—,¿aquiénacusóVilliers?—Anadie.Osilohizo,noresultóinteligible.Peroescuchéunapalabracontoda
claridad:condiscípulo.Talliaferro extrajo suminicámara del bolsillo de su chaqueta y la tendió hacia
Mandel.—Si desea revelar la película de este aparato, puede hacerlo.Ahí no hallará la
fotocopiadelpapeldeVilliers.Kaunashizolomismoalmomento,yRyger,aunquefrunciendoelceño,lesimitó.Mandelaceptólastresminicámaras.—Presumiblemente —dijo—, el que haya cometido ese, digamos crimen, ya
habrádispuestodelfragmentodepelículaconelpapelfotografiado.Sinembargo…—Puederegistrarmeamíymicuarto—exclamóTalliaferro.—Unmomento—Rygeraúnfruncíaelceño—,unmomento.¿Perteneceusteda
lapolicía?
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—¿Deseaustedalapolicía?—Mandellemirófijamente—.¿Quiereunescándaloyunaacusacióndeasesinato?¿DeseaquenosecelebrelaconvenciónyquelaprensadelSistemahagatrizaslaastronomíayalosastrónomos?LamuertedeVillierspudoseraccidental.Sufríadelcorazón.Yelquefueaverleenúltimolugarseguramenteactuóimpulsivamente.Nodebiódeseruncrimenpremeditado.Demodoquesiquienseadevuelveelnegativo,nosahorraremosunaseriedemolestias.
—¿Tambiénelcriminal?—inquirióTalliaferro.—Éltalvezno.Noleprometolainmunidad.Peroaunquehayamolestias,nose
producirá unmalestar público ni una condena a perpetuidad, como si interviene lapolicía.
Silencio.—Esunodeustedestres—insistióMandel.Silencio.—Creo —continuó Mandel— que comprendo el razonamiento original del
culpable.Elpapelquedaríadestruido.Sólonosotroscuatroestábamosenteradosdeloreferentealatransposicióndelamasaysóloyohabíaasistidoaunademostración.Además, ustedes sólo tenían su palabra, quizá la palabra de un loco, de que yo lahabía presenciado.Muerto Villiers por ataque al corazón y desaparecido el papel,seríafácilcreer la teoríadeldoctorRygerdeque la transposiciónde lamasanosehabía descubierto. Pasarían un par de años y nuestro criminal, en posesión de losdatos necesarios, revelaría poco a poco, mediante varios experimentos parciales ypapelespublicados,eldescubrimientoquefinalmenteleotorgaríadineroyfama.Nisuscondiscípulossospecharíannada.Alosumo,creeríanquelaspalabrasdellocodeVillierslehabíanimpulsadoainiciarlasinvestigacionesalrespecto.Nadamás.
Mandelpaseósuescrutadoramiradaporlostressemblantesqueteníaantesí.—Pero ahora esto ya no servirá. El que de ustedes tres proclamase haber
descubierto la transposición de la masa, se declararía criminal. Yo he visto lademostración;séquefuereal,yséqueunodeustedesposeeunacopiadelpapel.Porlotanto,estainformaciónyanosirvedenada.Bien,quehableelcriminal.
Silencio.Mandelfuehacialapuertaydiomediavuelta.—Lesagradeceréquenosalgandeaquíhastaqueregrese.Notardaré.Esperoque
el culpable reflexione mientras tanto. Si teme que la confesión le haga perder suempleo, le recordaré que una sesión con la policía le haría perder la libertad y lecostaríaelsondeopsíquico—cogiólastresminicámaras,conexpresiónadormilada—.Bien,revelaréestascintas.
—¿Y si intentásemos huir mientras usted está ocupado? —forzó Kaunas unasonrisa.
—Sólounodeustedestienemotivosparaello.Creoquepuedoconfiarenquelos
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dosinocentescontrolaránaltercero,aunquesóloseaporsupropiaprotección.Salió.
Eranlascincodelamadrugada.Rygerconsultóindignadosureloj.—¡Unverdaderoinfierno!Yoquierodormir.—Podemos enroscarnos aquí… —dijo Talliaferro filosóficamente—. ¿Planea
alguienhacerunaconfesión?KaunasdesviólamiradayRygercurvóellabioinferior.—Melotemía.—Talliaferrocerrólosojos,apoyólacabezaenelrespaldodesu
butaca y continuó con voz cansada—: En la Luna están en la estación sosegada.Pasamosunanochequeduradossemanasydespuésvolvemosaestarmuyocupados.Luegohaydossemanasdesol,consólocálculos,correlacionesysesionesajetreadas.Esuna temporadadifícil.Laodio.Sialmenoshubiesemásmujeres;si lográsemosarreglaralgopermanente…
Entresusurros,KaunasserefirióalhechodequeeraimposiblecaptartodoelSolsobre el horizonte con el telescopio de Mercurio. Pero con otro tramo de treskilómetrosqueprontoensancharíalavisióndelobservatorio(ah,sí,trasladarlotodo,una serie de fuerzas tremendas implicadas, uso directo de la energía solar), podríasolucionarse.Sesolucionaría.
Incluso Ryger consintió en hablar de Ceres después de escuchar las vocessusurrantesdesuscompañeros.EnCeresexistíaelproblemadelperíododerotacióndedoshoras, loque significabaque las estrellas cruzabanel cielo aunavelocidadangular doce veces mayor que en la Tierra. Una red de tres luminoscopios, tresradioscopios y tres más de todo, captaban los campos de estudio a medida quepasaban.
—¿Nopodríaisutilizarunodelospolos?—seinteresóKaunas.—TúpiensasenMercurioyelSol—replicóRygerconimpaciencia—.Hastaen
lospolosgiraelcielo,yademás, lamitaddelmismoestá siempreoculta.SiCerespresentase sólo una cara al Sol, como en Mercurio, gozaríamos de una nochepermanente,dondelasestrellasgiraríanlentamenteunavezentresaños.
Elcieloseaclaraba.Amanecíadespacio.Talliaferroestabasemidormido,aunquetambiénconservabaunasemiconciencia.
Nopodíadormirseydejardespiertosalosotrosdos.Estabasegurodequelostressepreguntaban:«¿Quién?¿Quién?»
Exceptoelculpable,claro.
TalliaferroabriólosojosalentrarMandel.Elcielo,desdelaventana,seveíaazul.Talliaferro se alegró de que la ventana estuviera cerrada. El hotel gozaba de aire
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acondicionado, claro, pero las ventanas las abrían aquellos terrestres que, en lasestaciones calurosas, albergaban la ilusión del aire fresco. Talliaferro, con el vacíolunarensumente,seestremecióantetalideacomounaincomodidadauténtica.
—¿Hadeconfesaralgounodeustedes?—inquirióMandel.Todoslemiraronfijamente.Rygersacudiólacabeza.—Hereveladolaspelículas,caballeros,yheescrutadolosresultados—arrojólas
minicámarasylaspelículasreveladassobrelacama—.¡Nada!Temohabermezcladolaspelículas.Losiento.Bien,aúnquedalacuestióndelapelículaquefalta.
—Sifalta—bostezóRyger.—Lessugiero,caballeros,quemeacompañenalcuartodeVilliers.—¿Porqué?—preguntóKaunassobresaltado.—¿Psicología?—añadióTalliaferro—.Llevaralcriminalalaescenadelcrimen
paraquelosremordimientoslehaganconfesar,¿eh?—Larazón,menosmelodramática—replicóMandel—,esquemegustaríaque
los dos inocentes me ayudaran a encontrar la película extraviada con el papel deVilliersfotografiado.
—¿Creequeestáallí?—preguntóRyger,retador.—Es posible. Es un comienzo. Luego, registraremos sus habitaciones. El
simposio sobreAstronáutica no empieza hastamañana a las diez.Tenemos tiempohastaentonces.
—¿Ydespués…?—Talvezavisemosalapolicía.
Penetraron sombríamente en la habitación de Villiers. Ryger estaba colorado,Kaunaspálido.Talliaferrointentabaaparecersereno.
Lanocheanteriorhabíanestadoallíconluzartificial,conunVilliersdespeinadoy furioso, asido a la almohada, retándoles y ordenándoles marcharse. Ahora aúnflotabaenelaireeloloramuerte.
Mandel manipuló el polarizador de la ventana para que entrase más luz, y loajustóconexcesivarapidez,demodoqueelsoldelevantepenetróenlahabitación.
—¡ElSol!—chillóKaunas, protegiéndose los ojos con el brazo.Losdemás sequedaroninmóviles.
ElrostrodeKaunasexpresabaunterroranimal,comosifueseelsoldeMercurioelquelehabíacegado.
Talliaferroseacordódesuactitudantelaposibilidaddelairelibreyrechinólosdientes. Todos estaban condicionados por los diez años que llevaban lejos de laTierra.
Kaunascorrióalaventana,manejóelpolarizadoryacabórespirandoconfuerza.—¿Quélepasa?—lepreguntóMandel,yendoasuladojuntoconlosotrosdos.
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La ciudad se extendía ante ellos, hacia el horizonte, como un monumento depiedrayladrillos,bañadaporelsolnaciente,conzonasensombra.Talliaferroleechóunamiradafurtivaeinquieta.
Kaunas, con el pecho contraído hasta el punto de no poder gritar,miraba algomuchomás próximo. Allí, en la parte exterior del alféizar de la ventana, con unaesquinametidaenunagrietaenelcemento,habíaunfragmentodepelículadecolorgrislechoso,deunoscentímetrosdelongitud,yenellaincidíanlosrayosdelsol.
Mandel,soltandoungritocoléricoeinarticulado,abriólaventanaycogióaquelfragmento.Loocultóensusmanos,mirándoloconojosenrojecidos,furiosos.
—¡Aguardenaquí!—rugió.No había nada que decir. Cuando Mandel se marchó, los tres se sentaron,
mirándoseestúpidamenteentresí.
Mandelregresóalosveinteminutos.—La esquina que estaba en la grieta —murmuró con una voz que daba la
impresióndequesonabatranquila,sóloporquesudueñoyahabíapasadodelestadofurioso—noestuvoexpuestaalsol.Conseguírevelarunaspalabras.EselpapeldeVilliers.Elrestoestávelado.Nopuedesalvarsenada.Hadesaparecido.
—¿Yahoraqué?—quisosaberTalliaferro.—Yanadameimporta—Mandelseencogiódehombros—.Latransposiciónde
la masa no se podrá llevar a cabo hasta que alguien tan inteligente comoVilliersvuelva a descubrirla. Yo trabajaré en ello, pero no me hago ilusiones sobre micapacidad.Habiendodesaparecidolafórmula,supongoqueyanoimportacuáldelostresseaelculpable.¿Cuálseríaladiferencia?
Todosucuerpoparecíahaberseaflojado,hundiéndoseenladesesperación.—Eh,unmomento—seoyópotentelavozdeTalliaferro—.Asusojos,unode
los tres es culpable. Yo, por ejemplo. Usted es un personaje importante y nuncavolvería a hablar bien de mí. Lo cual puede inducir a pensar que yo soy unincompetente. No quiero verme arruinado por la sombra de una culpa. Hay quesolucionaresteasunto.
—Nosoydetective—objetóMandel,cansado.—Entonces,¿porquénollamaalapolicía?—Aguarda,Tal—intervinoRyger—.¿Estásdiciendoqueelculpablesoyyo?—Sóloafirmoqueyosoyinocente.—¡Esto significa la sonda psíquica para todos! —gritó Kaunas, asustado—.
Puedeproducirnostrastornosmentales…—¡Caballeros, por favor, caballeros! —Mandel levantó ambos brazos—.
Podemos hacer algo, sin recurrir a la policía. Tiene razón, doctorTalliaferro: seríainjustoparalosinocentesnoprofundizarenestecaso.
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Todoslemiraroncondistintosgradosdehostilidad.—¿Quésugiere?—inquirióRyger.—TengounamigollamadoWendellUrth.Talvezhabránoídoelnombre,talvez
no,perotalvezpodríamosverleestanoche.—¿Yqué?—interpusoTalliaferro—.¿Dequénosservirá?—Esuntiporaro—explicóMandel—.Muyraro.Ymuyinteligenteasumodo.
Yahaayudadootrasvecesalapolicíayquizápuedaayudarnosanosotros.
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SEGUNDAPARTE
EdwardTalliaferronoresistíalavistadeaquellahabitaciónysusocupantes.Leparecíavivirenaislamiento,formarpartedeunmundonoreconocido.LossonidosdelaTierranopenetrabanenaquelnidosinventanas,apruebaderuidos.Laluzyelaire de la Tierra habían sido desterrados por la iluminación artificial y el aireacondicionado.
Era una habitación amplia, mal alumbrada y enclaustrada. Habían entrado porentre un suelo atestado de objetos hasta un diván del que habían quitadoapresuradamentegrabacionesdelibros,queahorayacíanamontonadosenunrincón.
Eldueñodelaestanciaposeíaunrostroredondoygordo,conuncuerpobajoyobeso.Andabavelozmentesobresuscortaspiernas,yestuvomoviendolacabezaalhablarhastaquesusgruesasgafasdescendieronporelbultoquehacíadenariz.Susojos, protuberantes, de gruesos párpados, brillaban demaneramiope cuando tomóasientoensucombinaciónsillón-escritorio,iluminadodirectamenteporlaúnicaluzdelahabitación.
—Encantadodequehayanvenido,caballeros.Ruegodisculpenelestadodeestapieza—la indicó con un amplio gesto de sumano—. Estoy catalogando distintosobjetos de interés extraterrestre que he acumulado. Es un trabajo tremendo. Porejemplo…
Saltódesuasientoybuscóentreunmontóndeobjetosjuntoalescritorio,hastahallarunodecolorgris,semitraslúcidoycasicilíndrico.
—Esto—explicó—esunobjetocalistano,talvezunareliquiadeunasentidadesinteligentesnohumanas.Sólosehandescubiertounadocenayésteeselmásperfectoqueconozco.
LoarrojóaunladoyTalliaferrodiounsaltoensuasiento.—Noesrompible—explicóUrth.Volvióasentarse,cruzólasregordetasmanos
sobreelvientreyrespiróprofundamente—.Yahora,¿enquépuedoservirles?HubertMandelyahabíahecholaspresentaciones,yTalliaferroreflexionaba.Sí,
eraun talWendellUrthel autordeun libro reciente tituladoProcesosevolutivosycomparativosenlosplanetasdeaguadeoxígeno.PeroeraimposiblequefueseeseUrth.
—¿UstedeselautordeProcesosevolutivos,doctorUrth?—¿Loha leído?—inquirióasuvezel interrogado,extendiéndoseporsurostro
unabeatíficasonrisa.—No,aúnno,pero…LaexpresióndeUrthcambióalinstante.—Puesdebeleerlo.Ahoramismo.Tome,aquítengounejemplar…VolvióadejarelsillónyMandelgritó:—¡Aguarde,Urth,loprimeroesloprimero!Setratadealgograve.
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VirtualmenteobligóaUrthavolvera su sillónyempezóahablar con rapidez,comositemieraotrainterrupción.Contótodoelcasocongraneconomíadepalabras.
Urthibaenrojeciendomientrasescuchaba.Asiólasgafasyselassubióhastaelpuentedelanariz.
—¡Transposicióndelamasa!—exclamó.—Loviconmispropiosojos—leaseguróMandel.—Ynomelodijo.—Juréguardarelsecreto.Elinventorera…peculiar.Yaselohecontado.—¿Cómoconsintió,Mandel,queesedescubrimientocontinuaraenpoderdeun
excéntrico?—Urth aporreó el escritorio—.Hubiese debido obligarle a declarar sufórmula,inclusoconlasondapsíquica,sieranecesario.
—¡Estohabríasidosumuerte!—protestóMandel.PeroUrthseestabameciendoconlasmanospegadasasusmejillas.—La transposición de la masa… La única forma en que el hombre decente y
civilizado podría viajar. El único modo posible. El único concebible. De haberlosabidoyo…Dehaberestadoallí…Peroelhotelsehallaacasicuarentakilómetrosdedistancia.
Ryger,queescuchabaconexpresiónenojada,intervino:—CreoqueexisteunalíneadirectaalPalaciodelaConvención.Hubiesellegado
alláendiezminutos.UrthseenvaróymiróaRyger.Seleabultaronlasmejillas.Sepusoenpieysalió
delaestancia.—¿Quédiablos…?—gruñóRyger.—Maldición,debíadvertírselo—dijoMandel.—¿Elqué?—EldoctorUrthnoviajaenningunaclasedevehículos.Esunafobia.Sólovaa
pie.—Pero—parpadeóKaunas—¿noesextrañoenunextraterrólogo?¿Unexperto
enlasvidasdeotrosplanetas?Talliaferrosehabíalevantadoyestabadelantedeunalentegalácticamontadaen
unpedestal.Contemplabaelresplandorinternodelossistemasestelares.Nuncahabíavistounalentetangrandenitanelaborada.
—Sí —afirmó Mandel—, es un extraterrólogo, pero jamás ha visitado losplanetas de su especialidad, ni nunca lo hará. Dudo que en treinta años se hayaalejadoamásdeunkilómetrodeéstamansión.
Rygerrió.—Puedeencontrarlogracioso—seenfurecióMandel—,peroleagradeceríaque
tuvieracuidadoconsuspalabras,cuandovuelvaeldoctorUrth.Elextraterrólogoentróunmomentodespués.
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—Mis disculpas, caballeros —susurró—. Y ahora, abordemos su problema.¿Deseaacasoconfesarunodeustedes?
Talliaferro frunció agriamente los labios. Aquel hombrecillo no podía forzar aconfesaranadie.Porsuerte,noibananecesitarlo.
—Doctor Urth —dijo el astrónomo lunar—, ¿está usted relacionado con lapolicía?
Elrubicundorostrodelinterrogadoenrojecióaúnmás.—No tengo relaciones oficiales, doctor Talliaferro, aunque mis relaciones
extraoficialessonmuybuenas.—Enesecaso,lediréalgoquepodrátrasladaralapolicía.Urth metió el estómago hacia dentro y se sacó el faldón de la camisa. Luego
limpióconelfaldónsus lentes.Unavezse loshuboencaramadonuevamenteenlanariz,preguntó:
—¿Dequésetrata?—LediréquiénestabapresentecuandomurióVilliers.Quiénfotocopiósupapel.—¿Hasolucionadoyaelmisterio?—Todoeldíahemeditadoenello.Ycreohaberloresuelto—afirmóTalliaferro,
gozandoconlasensacióncreada.—Adelante.Talliaferro respiró hondamente. No era una cosa fácil, aunque llevaba horas
planeándola.—ElculpablesólopuedesereldoctorHubertMandel.Mandelmiróasuacusadorconsúbitaindignación.—¡Oiga,doctor,sitienealgunabase…!—Déjele hablar —se interpuso la voz tenoril de Urth—; oigámosle, Hubert.
Ustedsospechódeélynohayningunaleyqueleprohíbasospechardeusted.Mandelsetragósufuror.—Esmásqueunasospecha,doctorUrth—aseguróTalliaferro,sindejarquesu
vozvacilase—.Laevidenciaesmuyclara.Cuatrodenosotrosestábamosenteradosdeldescubrimientodelatransposicióndelamasa,perosólouno,eldoctorMandel,asistióaunademostración.Elsabíaqueerareal.Conocíalaexistenciadelafórmula.Nosotros tres sólo sabíamos que Villiers estaba más o menos desequilibrado. Oh,podíamospensarqueexistíaunaprobabilidad.Poresolevisitamosa lasonce,sólopara comprobarlo, aunque no lo dijimos… Bien, Villiers se mostró más loco quenunca.Porconsiguiente, el conocimientoespecialyelmóvil sehallandel ladodeldoctorMandel.
»Perohayalgomás,doctorUrth.ElqueseenfrentóconVilliersamedianoche,levio caer y fotocopió su papel (dejémosle por elmomento en el anonimato), debiósobresaltarse de forma terrible al ver queVilliers volvía aparentemente a la vida y
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hablabapor teléfono.Nuestrocriminal,enelpánicodelmomento,comprendióunacosa:quedebíadeshacersedeunapiezaqueleincriminabamaterialmente.Sí,teníaquedeshacersedelapelículaaúnnoreveladayteníaquehacerlodetalmaneraque,sinadie leacusaba,pudiera rescatarlay revelarla.Elalféizarexteriorde laventanaeraellugarideal.
»Abrió,pues,laventana,dejóallíelfragmentodepelículaysemarchó.AunqueVilliers sobreviviera, o si su llamada telefónica aportara algún resultado, seríasencillamente la palabra de Villiers contra la suya, y no resultaría muy difícildemostrarquenuestroamigoeraundesequilibrado.
Talliaferrocallótriunfante.Unateoríairrefutable.WendellUrth parpadeó ymovió los pulgares de susmanos cruzadas, demodo
quegolpearoncontralapecheradesucamisa.—¿Yelsignificadodetodoesto?—El significadoesque laventana fue abiertay lapelículadejadaal aire libre.
Ryger ha vivido diez años en Ceres; Kaunas, en Mercurio, y yo, en la Luna…,gozando de permisos muy cortos, y no a menudo. Ayer estuvimos comentando ladificultad que teníamos para aclimatarnos a la Tierra de nuevo. Nuestros mundosactuales son astros sin aire. Jamás salimos al exterior sin el traje protector. Esimpensable exponemos al espacio exterior. Ninguno de nosotros habría abierto laventanasinunagranluchainterior.EldoctorMandel,sinembargo,sólohavividoenlaTierra. Para él, abrir la ventana era únicamente cuestión de fuerzamuscular.Lohizo.Nosotrosnopodíamoshacerlo.Ergo…éleselcriminal.
Talliaferrosesentóysonrió.—¡Porelespacio,esoes!—exclamóRygerconentusiasmo.—Esonoestodo—gruñóMandel,levantándosecomoconánimodeabalanzarse
contraTalliaferro—.Niegoestamiserableconfabulación.¿YlagrabaciónqueposeodelallamadadeVilliers?Usólapalabracondiscípulo.Esagrabacióndemuestra…
—Se estaba muriendo —le interrumpió Talliaferro—. Usted admitió que lamayoríadesuspalabrasfueronincomprensibles.Yolepregunto,doctorMandel,sinhaberoídolagrabación,sinoesciertoquelavozdeVilliersestádistorsionadahastaserimposiblereconocerla.
—Pues…—tartamudeóMandel.—Seguro.Entonces,ustedpudoamañarlagrabaciónporanticipado,dejandooír
conclaridaddichapalabra.—¡Dios mío! —exclamó Mandel—. ¿Cómo podía saber yo que habría
condiscípulos en la convención? ¿Cómo iba a saber que estarían enterados deldescubrimientodelatransposicióndelamateria?
—Villierspudoinformarle.Ysupongoquelohizo.—Oiga—seenfurruñómásMandel—.Ustedes tresvieronvivoaVilliersa las
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once. El forense, cuando vio el cadáver a las tres, declaró que llevaba muerto almenosdoshoras.Estoesseguro.Portanto,lahoradelamuertesefijóentrelasoncey la una,Anoche yo estuve en una conferencia. Puedo dar cuenta demis actos, avarioskilómetrosdelhotel,entrelasdiezylasdos,graciasaunadocenadetestigosimposiblesderefutar.¿Nobastaconesto?
Talliaferronocontestóalinstante.Luegolohizo,obstinadamente:—Deacuerdo.Supongamosqueustedvolvióalhotela lasdosymedia.Fueal
cuarto de Villiers para hablar de su conferencia. Halló la puerta abierta, o poseíausted un duplicado de la llave. Bien, le encontró muerto. Y aprovechó estaoportunidadparafotocopiarelpapel…
—Ysiélyaestabamuertoynopodía llamarpor teléfono,¿porquéescondí lapelícula?
—Para apartar toda sospecha. Podía tener una segunda copia en su poder. Enrealidad,sólotenemossupalabradequeelpapelfuedestruido.
—¡Basta! ¡Basta! —exclamó Urth—. Es una hipótesis interesante, doctorTalliaferro,perosederrumbabajosupropiopeso.
—Estaessuopinión…—Talliaferrofruncióelceño.—Yseríaladecualquiera.Esdecir,conelpoderdelpensamientohumano.¿No
comprendequeHubertMandelhizodemasiadoparaserelcriminal?—No.—Como científico—sonrió bonachonamenteWendell Urth—, indudablemente
conoce el riesgo de enamorarse de una teoría propia con exclusión de todorazonamiento lógico. Hágame el favor de comportarse como un buen detective.Consideremosque si el doctorMandel hubieramatado aVilliers, fabricándoseunacoartada,olehubiesehalladomuerto,aprovechándosedeestacircunstancia,apenasteníaquehacernada.¿Porquéfotocopiarelpapelopretenderquealguienlohabíahecho?Podía,simplemente,cogerlo.¿Quiénmásconocíasuexistencia?Realmente,nadie.NohabíamotivosparacreerqueVilliersse lohubiesecontadoanadiemás.Villierseraunserpatológicamentereservado.Yexistíanmuchasrazonesparapensarquenohabríahablado.
»Nadie sabía que Villiers iba a pronunciar una conferencia, excepto el doctorMandel.Eraunactosinanunciar.Nosehabíapublicadoningúnextracto.EldoctorMandel podía apoderarse del papel confiadamente. Aunque se descubriese queVilliershabíacontadoasuscondiscípuloselasunto,¿qué?¿Cuálseríalapruebadesusamigos, salvo lapalabradealguienalqueellosmismosconsiderabanun loco?Anunciando,encambio,quehabíasidodestruidoelpapeldeVilliers,declarandoquesu muerte no era enteramente natural, buscando una copia fotográfica de lapelícula…, en resumen, haciendo todo lo que ha hecho el doctor Mandel, hadespertadounassospechasqueúnicamenteélpodíadespertar,cuandosólonecesitaba
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nohacernadaparahabercometidoelcrimenperfecto.»De ser él el criminal, seríamás obtuso, más estúpido que nadie. Y el doctor
Mandel,peseatodo,noloes.Talliaferroreflexionósinencontrarningunarefutación.—Entonces—quisosaberRyger—,¿quiénlohizo?—Esobvio:unodeustedestres.—Pero¿cuál?—Bien, también eso es obvio. Supe quién era el culpable tan pronto como el
doctorMandelterminóladescripcióndeloshechos.
Talliaferrocontemplóalgordoextraterrólogocondisgusto.Aquellahumoradanoleasustaba,perosíhabíaafectadoalosotrosdos.Rygerteníaloslabiosproyectadoshaciafuera,ylamandíbuladeKaunasparecíaapuntodecaeralsuelo.Parecíandospecesenelanzuelo.
—Entonces,¿cuál?—insistió—.Dígalo.—Primero—parpadeóUrth—,quierodejarbiensentadoqueloqueimportaesla
transposicióndelamasa.Ytodavíapuederecuperarse.—¿Dequédiabloshabla,Urth?—exclamóMandelfrunciendoelceño.—Elhombre que fotocopió el papel probablementemiró la fórmula.Dudoque
tuviesetiempo,olapresenciadeánimodeleerlaconatención,ysilohizo,dudoquela recordase… conscientemente. Sin embargo, existe la sonda psíquica. Simiró elpapel,podríasersondeadoloqueimpresionósuretina.
Seprodujounmovimientodeinquietud.—No hay por qué asustarse de la sonda —les tranquilizó Urth—. Manejada
adecuadamente es muy segura, particularmente si el sondeado se ofrecevoluntariamente.Cuandoseproducendañossueleseracausadeunaresistenciadelavoluntad, una especie de desgarro mental. Pero si el criminal confiesa su culpavoluntariamente,sisecolocaenmismanos…
Talliaferrorió.Elsúbitosonidoparecióuntruenoenelsilenciodelaestancia.Lapsicologíaerataningenuacomofaltadearte.
WendellUrthpareciósorprendidoanteaquellareacciónycontemplóaTalliaferroporencimadesusgafas.
—Tengo bastante influencia con la policía—declaró— paramantener lo de lasondacompletamenteconfidencial.
—Yonomepresto—rezongóRyger.Talliaferronosedignócontestar.Kaunasmoviónegativamentelacabeza.—Entonces —suspiró Urth—, tendré que nombrar al culpable. Será, algo
traumático.Harálacosamásdifícil—apretó lasmanoscontrasuvientreyretorció
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unpocolosdedos—.EldoctorTalliaferroindicóqueelfragmentodepelículaestabaenelalféizarexteriordelaventana,demodoqueestabaasalvodeservistoylibredetododaño.Yestoydeacuerdoconél.
—Gracias—dijosecamenteelaludido.—Sinembargo,¿porquéunapersonapuedeconsiderarelalféizarexteriordeuna
ventana como un sitio particularmente seguro? La policía lo registraría con todaseguridad. Incluso fue descubierto sin la policía ¿Quiénpodría considerar un lugarexterior de un edificio como especialmente seguro? Obviamente, una persona quehayavivido largamenteenunmundosinaire,haya trabajadoallí;unmundodondenadie salga al exterior sin la adecuada precaución. Para alguien de la Luna, porejemplo,todoloescondidoenelexteriordeunacúpulalunarestaríarelativamenteasalvo.Loshombressalenfueraencontadasocasionesysóloparatareasespecíficas.De modo que podría superar el temor de abrir una ventana y exponerse a lo quesubconscientementeconsideraríaunvacío,en favorde lograrunescondite.La idearefleja«hayseguridadfueradeunaestructurahabitada»haríaelresto.
—¿PorquéhamencionadolaLuna,doctorUrth?—preguntóTalliaferroentresusapretadosdientes.
—Sólocomoejemplo—repusoblandamenteWendellUrth—.Loqueacabodedecir seaplicaaustedes tres.Peroahora llegamosalpuntocrucial, al asuntode lanochequemuere.
—¿SerefierealanocheenquemurióVilliers?—leinterrumpióTalliaferro.—Merefieroacualquiernoche.Bien,aunconcediendoqueelalféizarexteriorde
una ventana sea un escondite seguro, ¿cuál de ustedes sería lo bastante loco comopara considerarlo un lugar seguro para un fragmento de película sin revelar? Unapelícula impresionada no es demasiado sensible, pero hay que revelarla bajo unascondicionesdeluzespeciales.Lailuminaciónnocturna,lapenumbradelanoche,nolaafectaríanmucho,peroladifusaclaridaddeldíalaarruinaríaenpocosminutos,ylaluzsolardirectaencuestióndesegundos.Estolosabetodoelmundo.
—Adelante,Urth—leinvitóMandel—.Pero¿adóndenosllevaesto?—Ustedquierehacermecorrer—protestóelextraterrólogo—.Yyodeseoquelo
comprendanporcompleto.Elcriminaldeseaba,porencimadetodo,dejarlapelículaasalvo.Eralaúnicapruebadealgodeunvalorsupremoparaélyelmundo.¿PorquédejarladondeinevitablementelavelaríalaluzdelSol?SóloporquenoesperabaqueelSolsaliesenunca.Sólopensabaquelanoche,pordecirloasí,erainmortal.Perolasnochesnosoninmortales.EnlaTierra,lasnochesmuerenydanpasoaldía.Inclusoenlanochepolardeseismeses,lanochemuerealllegarsumomento.LasnochesdeCeres sólodurandoshoras; lasde laLuna,dos semanas.También sonnochesquemueren,ylosdoctoresTalliaferroyRygersabenqueluegovieneeldía.
Kaunassepusoenpie.
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—¡Eh,unmomento…!WendellUrthlemirófijamente.—Nohaymásmomento,doctorKaunas.Mercurioeselúnicoplanetadelsistema
solarquesólopresentaunacaraalSol.Aunteniendoencuentaeldesequilibrioaxial,tresoctavosdesusuperficiequedanenuncompletaoscuridad,ynuncavenelSol.Elobservatoriopolarestásituadoalbordedeesapartenegra.Durantediezaños,ustedse ha acostumbrado al hechodeque las noches son inmortales, queuna superficieoscuraloestáeternamente,demodoqueustedexpusoelfragmentodepelículaalanocheterrestre,olvidandoensuexcitaciónqueaquílasnochesmueren…
—Aguarde…—Kaunasdiounpasoalfrente.—Me dijeron —Urth continuó implacable— que cuando Mandel ajustó el
polarizadordelcuartodeVilliers,ustedgritóantelaluzdelsol.¿GritóporeltemorsubconscientealsoldeMercurio,oporquecomprendióquelaluzpodíaarruinarsusplanes? Usted corrió a la ventana. ¿Para reajustar el polarizador o para mirar lapelículadestruida?
Kaunascayóderodillas.—No quería hacerlo. Sólo deseaba hablar con él, peroVilliers se encolerizó y
cayó.Creíquehabíamuertoyelpapelestabadebajodelaalmohada.Bien,lodemásfuesólounaconsecuencia.Unacosallevaaotrayantesdedarmecuenta…Oh,nopuedomás.Peronoqueríahacerlo…¡Lojuro!
Habían formadoun semicírculo a su alrededor, yWendellUrth contemplaba algimienteKaunasconpiedadensuspupilas.
Llegóysemarchóunaambulancia.—Espero, señor—logró articular por fin Talliaferro, dirigiéndose aMandel—,
quenoestaráresentidoconmigo.—Creoquelomejorseráolvidartodoloocurridoenestasveinticuatrohoras—
fuelaenvaradarespuestadeMandel.Estabanenlapuerta,dispuestosamarcharse,cuandoUrthsonriótímidamentey
dijo:—Claroestá,aúnfaltalacuestióndemishonorarios.Mandellemirósobresaltado.—Nada de dinero—le tranquilizóUrth—. Pero cuando se haya establecido la
transposicióndelamasaparalossereshumanos,quierogozardeunviajearregladoamimodo.
—Unmomento—Mandelseguía inquieto—.Losviajesespacialesaún tardaránenpoderrealizarse.
—Noporelespacioexterior—Urthseapresuróamovernegativamentelacabeza—.Nadadeeso.SólomegustaríairaLowerFalls,enNewHampshire.
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—Estábien,pero¿porqué?Urth levantó la cabeza. Ante la enorme sorpresa de Talliaferro, el rostro del
extraterrólogomostrabaunaexpresióndetimidezyavidez,apartesiguales.—Hacemuchotiempo—tartamudeóUrth—,conocíallíaunachica…Oh,hace
muchosaños…,peroavecespienso…
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MISIÓNDERESCATE
GordonR.Dickson
Cuandoelhumorylacienciaficciónsejuntan,elresultadopuedeserunafelizunión…tanfelizcomoladeunpidyunillobar,porejemplo.
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—Mira,Archie—dijoJimTimberlake,atisbandoatravésdeunhuecoexistenteentrelospesadostroncosdelacárcel—.Ahívieneelcurandero.
Archie Swenson miró por el mismo lugar. Era un tipo moreno, delgado ytenebroso,yahorasuaspectoparecíaaúnmástenebrosodelonormal.
—Nomegustanadalaexpresióndesucara—comentósiniestramente.Losdoshombresseajustaronatodaprisasusequiposdetraducción,elmicrófono
contra el cuello, los auriculares perfectamente ajustados en las orejas. Observarondespuéscómoelcorpulentocentineladepielverdosaseapartabadelapuertadelacárcel, permitiendo la entrada del chamán. Era un viejo delgado pero fuerte, cuyocolor se había desvanecido con la edad hasta adquirir un débil tono amarillento.Llevabaunalargadagaenlacintura,unavejigadeanimalhinchadaenunamano,ysu pequeña cabeza de pelo gris y ensortijado estaba adornada con varios huesospequeños.Apartedeesto,nollevabaningúnotroadornoy,consuabultadabarriga,ofrecíaunaspectonomuyagradable.
—Saludos,diablos—dijoalegremente.Losequiposdetraduccióndieronunsentidoalaspalabraspronunciadasenuna
lenguallenadegruñidosychasquidos.—Ya le he dicho—observó Timberlake, poniéndose un pocomás roja su piel
quemada por el sol—, que no somos diablos. Somos seres humanos como usted.Tenemoslosmismosantepasadoscomunes.Parecequesugentehasidoolvidadaenestemundolobastantecomoparaadaptarsefísicamenteaély…
—Claro, mi querido amigo, claro —le interrumpió el chamán, moviendograciosamentelavejiga—.Nodudoenabsolutodeloquemedicen.¿Perosefigurausted laconmociónqueseproduciríaaquí simemostraradeacuerdoconustedes?Despuésdetodo,Romanosehizoenundía.
—¡AdmiteustedconoceralgodeRoma!—gritóTimberlake.—Es una de nuestras más queridas leyendas—espetó el chamán—. Y ahora,
volviendoanuestroasunto…Llenodedesesperación,Timberlakeechóloshombroshaciaatrás,deseandotener
laalturadeSwenson,juntoconsuspropiosmúsculos,yelevóalmáximoelvolumendesuequipodetraducción.
—¡Exijoquenospongainmediatamenteenlibertad!—Vaya, vaya—dijo el chamán, con un acento de admiración—.Uno de estos
díastieneustedqueenseñarmecómofuncionanesosaparatos…siesqueaúnquedaaquíalgunodeustedes.
—¿Qué quiere decir con eso de si aún queda algunos de nosotros aquí? —preguntóSwensonconvozrecelosa.
—Bueno,elconsejoyahatomadounadecisiónsobreustedes…—Consuconsejo—gruñóTimberlake.
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—Tengoqueadmitirquenodejódeescucharsemiopiniónsobre lacuestión…Encualquiercaso,elasuntohasidoresueltodespuésdeunalargadiscusión,teniendoencuentaquecuandoustedesdos,demonios,desembarcaronaquíconsudemoníacanaveespacial,admitieronquehabíanllegadopararescataraalgunosotrosdemonioscomo ustedes. Ahora, el problema con que se enfrentaba el consejo (un problemadelicado, por cierto) era decidir si se les permitíamarchar, para evitar el riesgodeatraer las iras de unos demonios frustrados, o bien hervirles lentamente en aceite,comoadvertenciaparaotrosdemoniosquepuedandesearvenirhastaaquí.
Swensontragósaliva.—El consejo, atrapadoentre los cuernosdeundilema,ha llegado finalmente a
una solución que podría haber sido tomada por el legendario Salomón. Para serbreves:unodeustedesserápuestoenlibertadyelotroseráquemado.Yesosucederádentrodepoco,enlanochedelunallena.
Enestaocasión,Swensonnisiquierapudotragar.Parecióquedarparalizado.FueTimberlakequientragósaliva.
—¿Cuál…denosotrossemarchará?—selasarreglóparapreguntar.Graciosamente,elchamán trazóenelaireuncírculoconsuvejigadeanimaly
señalóaSwenson.—Iggle—dijo.Swensoncayóderodillas.—Biggle —continuó diciendo el chamán, señalando con la vejiga hacia
Timberlake, que estaba manipulando frenéticamente los controles del equipo detraducción.
Las palabras debían estar formadas por sílabas sin sentido, pues ningúnsignificadolellegabaatravésdelequipo.
—…Tigglerawg—seguíadiciendoelchamán,almismotiempoquecambiabaladirección de la vejiga a cada palabra—. Jaby oogi siggle blawg. Ibber jobi nabersawg.Iggle,biggle,tigglerawg.Yfuera…semarcha…usted—ylavejigadejódeseñalar a Swenson, que se puso blanco—. Felicidades —añadió el chamán,dirigiéndose a Timberlake—. Parece haber sido escogido usted para cumplir sumisión. Los dos diablos que usted busca se encuentran amedio día de camino deaquí. Baje directamente por el valle y doble hacia la derecha cuando llegue a lamontañaroja.
Ante la señal del chamán, dos centinelas atravesaron la puerta de la cárcel yempezaronasacaraSwensondeallí,aempujones.
—¡Espere!—gritóTimberlake,pensandoenlaestanteríadearmasdelasaladecontrol—.Tengoquerecogeralgodeminave…
—¡Ah… eso no! —dijo el chamán, como si estuviera sintiendo el no poderpermitírselo—.Puedequeseamosalgoprovincianos,perotenemosunsentidocomún
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elemental.Tendráustedquellegarhastaelfinaltalycomoestá,demonio.Ahora,novalelapenaluchar.Centinelas,serámejorqueledenungolpeenlacabezaparaquelepuedanllevaralalínealímite.
Unamediahoramástarde,Timberlakeseencontrósentadoconunfuertedolordecabeza.Sehallabaenunaagradablecolinadesdelaquepodíamirarhaciaatrás,alolargo del verde valle, observando la empalizada de troncos del pueblo del queacababa de ser arrojado. Había comprobado cuidadosamente el estado en que seencontrabaelequipodesucasco,peronoparecíahaberquedadodañadoporelgolpeque le diera el centinela con su cachiporra. Con mucho cuidado, manipuló loscontrolesdelaradio.
—¿Swenson?¿Archie?—preguntó,apretándoseelmicrófonocontrasugarganta—.Archie,¿puedesoírme?
—Te oigo—contestó una voz hueca que parecía proceder de lasmás alejadasprofundidadesdelreinodeladesesperación.
—¡Anímate! —empezó a decir Timberlake, pero se tuvo que quitar losauriculares,manteniéndolosalejadoshastaqueSwensonsedesahogó,yalnotarquesuvozibadescendiendodetonoselosvolvióacolocar—.Archie—dijo,enuntonodereproche—,notepuedoculparporestartandisgustado,pero…
—¡Disgustado!—gritólavozporlosauriculares—.Mevanacomer.—¿Acomerte?—Después de que esté bien frito en ese aceite.Timberlake, eres una rata; todo
estoesculpatuya.Túlohiciste…—No,no—espetóTimberlake—.Archie,créeme,fuetodoporpuracasualidad.
Asínosseleccionaron.Yasabes…pito,pito,colorito…—Sabes muy bien de lo que estoy hablando. Quise coger las armas cuando
desembarcamosdelanave.Perotútenegaste.No,medijiste,elíndiceaseguraquelosabentodosobrelahistoriahumanaysobreeldesarrollogaláctico…
—Bueno,ylosaben.Loquesucedeesquenolocreen.—… Y además, todo este asunto ha sido idea tuya. Si nos hubiéramos
preocupado de nuestros propios asuntos y hubiéramos ido directamente a llenarnuestrafichaenDrachmaeVII,nohabríasucedidonada.Peroteníasquecontestaraunallamadadesocorro.¡Unallamadadesocorro!Apuestoaquetodoelasuntonohasidomásqueuna trampa. ¿QuéclasedeSOSes el quedice: «¡Socorro! ¡Socorro!Tenganpiedaddedosmadrescondenadas.Salvenanuestroshijos»?
—Archie —preguntó Timberlake en tono de reproche—, ¿es que no sientesningunasimpatíahumanaporgentequeestáendificultades?
—¡Eso sí quemehace gracia!—gritaron los auriculares—. ¡Mira quiénhabla!Aquíestoyyo,apuntodeserhervidoenaceite,yahíestástú,librecomounpájaro,
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planeandorecogeraesosdospequeños,volandoacasaentunave,recogiendoalgunaenormerecompensaydispuestoavivirricoporelrestodetuvida…Ymehablasamídesimpatíaporgentequeestáendificultades.Esosíquemehacegracia…
Suavemente y sintiéndolo mucho, Timberlake cortó la comunicación con suamigo y compañero y buscó la onda de emisión del SOS, que seguía sonando.Laagujadesumarcadordedireccióndiounsaltoyquedófija,señalandohacialapartebaja del valle. Evidentemente, el viejo curandero les había dicho la verdad. ¿Quéhabíadichoconcretamente?¡Ah,sí!Amediodíademarcha.
Timberlakecomenzóacaminar.
Fuebastantefácilmientrascontinuóenlínearecta.Elvalle,pobladoportímidasmanadasdeloqueparecíanserantílopes,estabatanclaro,abiertoyllenodehierbaverde como el prado situado frente a su casa, en laTierra. Pero cuando llegó a lamontañaroja,todalaimagenempezóasermásincierta.¿Cómoconsigueunodoblaraladerechaenunamontaña?Esdecir,sepuedegiraraladerechacuandosellegaalamontaña,ojustodespuésdehaberpasadoanteella…Timberlakeaminoróelpaso,llenodeperplejidad.
Sinembargo,cuandoseacercóalflancodelamontaña,observólapresenciadeunodeloshombresdepielverdedelatribu,apoyadoenunalanzaymirandohacialadirección opuesta. Timberlake se detuvo, preparándose para echar a correr; perocuandovioqueelotronosemovía,pensóquepuestoqueelchamánlehabíadejadoenlibertad,noteníanadaquetemer;asíesqueseaproximócontodocuidado.
—¡Eh!…¡Hola!—dijo,dirigiéndosehaciaelhombre.—¡Iggle, protégeme!—dijo el hombre, volviendo bruscamente a la realidad al
reconocerley adquiriendoun tonodepieldecolorverde limón—.Estaba soñandodespiertoynoleviacercarse.Serámejorquenointentenada,demonio.Tengoaquí,enmibolsa,loshuesosdelosdedosdemiabuelo.
—Nolevoyahacerningúndaño—dijoTimberlake,asombrado—.Sóloquieroencontraralosdosjóvenesdemoniosquevivenporaquí.
—¿Son jóvenes?—preguntó el hombre, con una expresión de duda—.Uno esbastantepequeño,peroelotroestangrandecomolacabañadelconsejo.¿Estásegurodequeesesotodoloquequiere,demonio?¿Sólodirecciones?
—Esoestodo—contestóTimberlake.—Claro… Bueno, yo… Sólo tiene que doblar aquí a la derecha y seguir esa
pequeña corriente que se ve ahí.Llegaráusted a una especie de cañada.Nopuedeperderse.Yahora,simelopermite,tengoquecazaralgunodeesosseresparacenar.Adiós.
Yelhombredelatribusemarchórápidamente.Mientras le observaba marcharse, Timberlake tuvo un repentino impulso de
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golpearse en la cabeza. Ahora que el hombre se había marchado, pensó en unadocenadebuenasrazonesparahaberleretenido.Conservarlocomorehén;quitarlelalanza que llevaba…, pero ahora ya era demasiado tarde. Timberlake se volvió ycomenzóasubirlaligerapendientedelamontaña,andandojuntoalacorriente.
Mientrassubía,imaginóunaseriedeplanes.Lalunallena…¿cuándoseríaeso?Deseaba haber tenido la ocurrencia demirar al cielo la noche anterior, o la nocheantes de su desembarco; pero, al no haber esperado nada de aquello, nunca se leocurrióhacerlo.Podíarecordarqueambasnocheshuboluna.Pero¿quéformatenía?Suabotargadamemoriasenegabaadecírselo.
Bueno, aunque sólo faltaran unos pocos días, las cosas no eran aún tandesesperadas. La señal de SOS que habían interceptado tenía que significar que lanave—fueracual fuese—nohabíasufridogravesdaños.Ytodanavedecualquiertiposignificabaarmasdealgúntipo.
Siconseguíaelequivalentedeunbuenriflelanzallamas,podríaregresar,limpiarelpobladoyrescataraSwenson.Pensóenllamarasucompañeroydecírselo,perolaprecipitadasuposicióndeSwensondequelehabíaabandonadolehizoalgúndañoaTimberlake.ElviejoArchiedebíaconocerlealgomejor.Quesudaraahoraunpoco,siera ésa toda la confianza que tenía depositada en él. De esemodo, le enseñaría aapreciarasucompañeroenelfuturo.
Resoplando un poco, porque el camino se hacíamás empinado, Timberlake seintrodujoenunbosquecillodeárbolesylarepentinasombralehizorecordarelhechode que eramediodía cuando fue puesto en libertad, y que ahora la tarde ya estabamuy avanzada. Se inclinómás sobre la elevación del terreno y aceleró el paso.Elsuelo,juntoalacorriente,sehizomásrocosoyempezóaaparecercubiertodealgoquesemejabalasagujasdeunpinocaídasdelosárboles.Pocodespués,llegóaunacascadayaunpequeñorisco.
Subió al risco con un gran esfuerzo y se encontró finalmente con un pequeñovalle en miniatura, de laderas escarpadas. En el centro del valle, la corriente seextendía, convirtiéndoseenundiminuto lago,yenelpradoabiertoque lo rodeabavioporesteorden,unapequeñaperoagradablecasadepiedra,unenormemontóndeárboles jóvenes, apiladospara formaruna inestable especiede elevadocolgadizoyunanaveespacialdeconstrucciónextraña.
Lanaveespacialhabíachocadocontralamontañayquedadoreducidaachatarra.Timberlake tragó saliva y se sentó sobre una piedra cercana. Esperaba ver una
nave dañada; había concebido la posibilidad de encontrarse con una navesemidestruida; pero el hallar una nave completamente deshecha era algo que nisiquiera se le había ocurrido. Si era esto lo que había sucedido, ¿cómo se lasarreglaronlosniñosalosquesereferíaelmensajeparasobrevivir?
Poniéndoseenpie,sedirigiórápidamentehaciaelpradodondeseencontrabala
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pequeñacasadepiedra,pueséstaeralamáscercanadelasdosestructuras.Setratabade una notable tarea de construcción; las piedras habían sido cimentadasmediantealgunaclasedearcilladecolorgrispurpúreo,y la casaestabadotadadeventanas,aunque no tenían cristales. También poseía lo que parecía ser una puerta tallada amano y una pequeña chimenea cuadrada de la que surgía un agradable hilillo dehumo.
Unpocorecelosamente,Timberlakellamóalapuerta.—¡Entre!Elequipodetraducciónsonó,conunavozagudaquelehablódesdeelotrolado
delapuerta.Timberlakelaabrióyentró,adelantandolacabeza.Se encontró en una habitación única, grande y cuadrada, amueblada con una
precisiónmatemáticayunasimplicidadespartana.Juntoaunade lasparedeshabíauna caja cuadrada sobre la que se veía hierba seca, amodo de colchón. Las otrasparedes donde no había ventanas estaban amuebladas con estanterías, cajones yarmarios,todoselloshechosamano.Laúnicaexcepcióneraunaespeciedemesadedibujo, algo inclinada y estropeada, ante la que se hallaba sentada una criaturapequeña, de aproximadamente unmetro de altura, de piel grisácea, dotada de unagran cabeza y unos enormes ojos, Tenía en lamano una pluma de ave, y sobre lamesahabíaunbotedeloqueparecíasertinta,asícomounmontóndegrandeshojasblancascubiertasdeseñalesdetinta.
—Aunquesólosoyunpequeñodenuevemesesdeedad—chirriólacriatura—,puedo reconocerle como miembro de la especie humana. Querrá usted saber minombre.MellamoAgg.Quizáquierausteddecirmeelsuyo.
—Yo…,sí,claro,JimTimberlake—dijo—.¿Quétalleva?—Lohago todocon laexcelenteeficaciadeunpid—dijoAgg—,aunquesólo
tengonuevemesesdeedad…comoustedmismopuedever.¿Quépuedohacerporusted,Jim?
—Bueno—dijoTimberlake,sintiéndoseunpocoestúpido—.Micompañeroyyoacudimosencontestaciónaunallamadadeauxilio…
—Ybastanteprovidencialmente—dijoelpid.Se rascó la larga nariz, que, según observó entonces Jim, era extremadamente
agudaensupunta,comosisetrataradelapuntadeunalanzaodeuncuerno.—Recogeréestoyestaréenseguidaconusted.—Bueno, el caso es —dijo Timberlake— que no podremos despegar con
facilidad…YacontinuaciónexplicólamalasuertequehabíantenidoSwensonyél.—¡Ah!—exclamóelpid—.Enesecaso,noguardarénada,porque,despuésde
todo,nopodrémarcharme,Gracias.Adiós.—¡Eh,espere!—exclamóTimberlakecuandoelpidvolvióacogersupluma—.
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Aúnpodemosconseguirlo.LoquetenemosquehaceressacaraSwensondemanosdeesossalvajesyrecuperarnuestranave.
—¿Cómo?—preguntóelpid.—Bueno,suponíaquehabríapodidoustedsalvaralgunasarmasdesunave…—¿Quéarmas?Todoloquehabíaenlanavequedódestruido,exceptoloquese
encontrabaen lacámaradedesaceleración…nuestroshuevosy labiblioteca,de laque he recogido los textos técnicos para asegurar mi subsistencia—el pid señalóhacia una de las estanterías en la que había apilados numerosos microfilmes—.Nuestrasmadressacrificaronsuspropioscuerposcomocombustibleparaasegurarsede que la nave pudiera llegar a este planeta. Cuando salí del huevo, después deldesembarco,loscondicionamientosheredadosmeinformarondeloquedebíahacer.PuseenfuncionamientoelfarosecundariodelSOSycomencémieducación.Ahora,hanpasadonuevemesesdesdeentoncesyporelmomentosólohecubiertolateoríageneraldelosorígenesgalácticos.Asípues,debeexcusarme.Adiós.
—Peromicompañero…—Nopuedohacernadaporayudarle.Adiós.—¡Escuche!—gritó Timberlake—. Hemos venido aquí para rescatarle. De no
habersidoporeso,Swensonnoestaríametidoahoraenproblemas.¿Esquenotieneningunaconciencia?
—Claroqueno.Lasconciencias sebasanen laemoción.Enconsecuencia, sonilógicasipsofacto—contestóelpid—.Ynosotros,lospids,somosseressupremosenelcampodelalógica.Adiós.
Demasiadoenfurecidoparaseguirdiscutiendo,Timberlakesalió,cerrandodeunportazo.
Sevioenvueltoporlaluzcrepusculardelsoldelatarde.Aunostreintametrosdedistancia se encontraba el enorme colgadizo. Sintiéndose demasiado enojado comoparapensarparaquésenecesitaríaunrefugiotangrande,Timberlakesedirigióhaciaél.
Amedidaqueseacercósefuedandocuentadeunaespeciedeprofundozumbidoquesurgíadesusombríointerior.Elzumbidoaumentóyseconvirtióenunpequeñogritoyenunaexclamaciónqueelequipodetraduccióninterpretócomoun:
—¡Diosmío!—¿Hay alguien ahí? —preguntó Timberlake, penetrando en el interior de la
construcción.Se encontró de pronto frente a un enorme ser similar a un dragón, con una
pequeñacabezadesigual,dealgúnmodoparecidaaladeuncanguro,conunaespeciedeantenasobre losojos.Estabasentado,consuenormecola reforzadadeescamasenrollada a su alrededor, en la esquinamás alejada de la gran cabaña, rodeado demicrofilmesynumerososdesperdicios.Mientras leobservaba,eldragónse llevó la
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antenahaciasufrenteyleobservó.—¿Qué…qué…quiénesusted?Eldragónplegósus relativamentecortaspatasdelanteras, introduciéndolasbajo
suenormecuerpoyparecióapartarsedeTimberlake.—MellamoTimberlake—gruñóJim—.Micompañeroyyohemosvenidopara
rescatarle.Nosotros…—¡Rescate!—exclamóeldragóncomoenunéxtasis,extendiendosusbrazos—.
¡Oh,quéalegría!¡Oh,quétriunfo!Cuántohesufridoenestedesiertopaís,peroahoraha llegadoelmomentodemi liberación.¿Cómodijoustedquese llamaba?YomellamoYloo.
—JimTimberlake.Soyunserhumano—dijoTimberlake,llevándoseunamanoauno de los oídos, que parecía haberse cerrado por completo ante el impacto de latremendavozdeldragón.
—¡Ah,québonito!¡Humano!Alfinhanllegado…;pero,¡ah!,demasiadotarde,demasiadotarde…—yeldragónestallóensollozos.
—¿Demasiadotarde?—Mimamá…—balbucióeldragón,quenopudoseguir.Seechóallorardetalformaquepartíaelcorazón.YTimberlake,quenoeraun
hombre insensible, se dejó llevar por el impulso de acercarse y acariciarlereconfortantemente la cabeza. El dragón adelantó el hocico, similar a un barril, loapoyóentrelosbrazosdeTimberlakeysollozó.
—Vamos,vamos—dijoTimberlake,sintiéndosemuyincómodo.—Perdóneme…,perdóneme.Nopuedoevitarlo.Soymuysensible,esoesloque
meocurre.Soysensiblepornaturaleza,comomimamá.—¿Quiénerasumadre?—preguntóTimberlakeparaapartarlosproblemasdesu
mente.—¿Cómo?—preguntó el dragón, elevando la cabeza con sorpresa—. Era una
illobar, como yo. ¡Oh, era muy hermosa! Con unos colmillos tan grandes y tanblancos;conunasgarrastanbrillantes;conunacolatanenormeymagnífica.Y,sinembargo,conuncorazóntandelicadocomounaflor.Sicaíaunpétalo,unalágrimasuyacaíaconél.
—La recuerda, ¿verdad?—preguntó Timberlake, tomando notamental de estehecho, lo que significaría que el illobar era más antiguo que el pid, quien aún seencontrabaensuhuevoenelmomentodelaccidente.
—¡Oh, no!He fabricadomimemoria sobre su amada imagen a partir de estasnovelas románticas que ella aseguró colocándolas en la cámara líquida dedesaceleración,conmigo—elillobarmoviólacabezaydijo,conunavozazorada—:conmihuevo.Unapersonaqueamaratalescosastendríaqueserdelaformaenqueyo me la imagino. ¿Acaso no fue su amorosa mano la que puso en marcha el
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educadoren lacámaradedesaceleración,paraquesuhijo iniciarasueducaciónencuantorompieralacáscara?¡Sí!—exclamóelillobarconlosojosllenosdelágrimas—.Siseunetodoeso,sedice¡madre!—ElevóentonceslanarizysesonóconunadelasgrandeshojasblancasqueTimberlakeyahabíavistoantes,encasadelpid,yqueésteutilizabacomopapeldeescribir—.Peroyaestábienderecordarmidolorosopasado.Sihavenidoarescatarme,podemosmarcharnos.
—Bueno,nonospodemosmarchar así, tan sencillamente—dijoTimberlake—.¿Sabe?Sehaproducidounpequeñoinconveniente…
Yacontinuación,lecontóalillobarlahistoriadeSwensonydeloshombresdelatribudepielverde.
—¿Qué?¿Cautivo?¿Ycondenado?—trompeteóelillobar,levantándosesobresupartetraserayllameándolelosojos—.¿Esquepuedeocurrirunacosaasí?¡No!¡Alrescate!¡Alacarga!
Extendióunadesuspatas,yTimberlake, llenodealegríaanteestareacción tanmarcial,saliódelacabaña…sóloparadescubrir,cuandoyaseencontrabafueradeella,queelillobarnolehabíaseguido.
Volvió a penetrar en el interior. El illobar, evitando sumirada, echó el alientosobre sus garras y les sacó brillo frotándolas contra la plancha ósea de su pecho,produciendoalmismotiempounzumbidodemalestar.
—¿Quéocurre?—lepreguntóTimberlake.—¡Oh, bueno!—dijo el illobar débilmente—. Sólo pensé… que ellos tendrán
lanzasycosas.Nopuedosoportarlaideadeserherido.Timberlakelanzóunfuriosogruñidoysesentó,llenodedesesperación.—¡Oh,porfavor,nosesientamal!—gimoteóelillobar—.Nopuedosoportarver
nadaquesesientamal.Timberlakelanzóunbufido.—No tiene que sentirse de ese modo —continuó el illobar—. Por favor,
escúcheme. Permítame leerle las hermosas líneas pronunciadas por Smgna en elPxrion de Gother cuando oyó decir que su causa estaba perdida. —Después,rápidamente,colocóunmicrocarreteensuantenaycomenzóaleerconunavozmuysentidayentonoalgoelevado—:…Asíeldestinoestelarserásiempreindicativodefiloprogenitud.SiGnruthnofueramásqueuncómodo,uncompletocómodoysólouncómodo,yohabríafirmadosucontrato.Perocomoesunbrxl,llevarésurecuerdoa la fosa de la muerte… Ahora —dijo el illobar, interrumpiéndose para subir laantena sobre su frente y verter algo contenido en lo que parecía ser un pequeñobarrilete enalgoque separecía aungrancuenco—.¿Le importaríaprobar elvinohechoenmihogar?
Conciertaindiferencia,Timberlaketomóelcuenco.Oliósucontenido.Teníaundébilolor a alcohol,peroparecía tratarsedealgodenso, aceitosoy sincolor. ¡Qué
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demonios!, pensó, y se lo acercó a la boca, lanzándolo hacia abajo, a través de sugarganta.
Sintióentoncescomosiunverdaderofuegoleestuvieraestrangulando.Sintió,además,comounterriblegolpeenlanuca.…Yesofuetodoloquepudorecordar.
Timberlakegruñóyabriólosojos.Laluzdelsoldelamañanapenetrabaentrelasramasdelcolgadizo.Sucabezaledolíaenormemente,yparecíacomosiuncamellolehubierapateadolaboca.
—¿Quéhabíaeneso?—gruñó.Nadielecontestó.Elcolgadizoestabavacío.Timberlakesepusoenpieyavanzó
unadocenademetroshaciaelbordedelpequeñolago,introduciendoenélsucabeza.Elaguafríafuecomounbálsamo.
Una media hora después, tras haberse echado agua por todas partes y haberbebido,atándoseunempapadopañueloalrededordesudoloridacabeza,TimberlakerecordóaSwensonconunrepentinoataquedeconciencia.
¡Oh,no!,pensóTimberlake,sintiéndoseinvadidoporelremordimientorespectoasucompañerocautivo.HabíatenidolaintencióndellamaraSwensonencuantoéstehubieratenidounpocomásdetiempoparatranquilizarse.Pero,enlugardehacerlo,había dejado que el desgraciado se enfrentara solo a su miseria durante la larganoche.ElautodesprecioqueacompañaaunabuenaintenciónnocumplidaseestabaapoderandodeTimberlake.Se imaginóaSwensonsolo,desamparado,enfrentadoauna terriblemuerteysintiéndosecruelmenteseparadode todos, inclusodeunavozamistosa.
Con unos dedos temblorosos a causa del sentido de culpabilidad, Timberlakeactivólaradioyseapretóelmicrófonocontrasugarganta.
—¡Archie! —llamó—. ¡Archie! ¡Vamos, Archie! Contéstame. ¿Estás bien?¿Archie?
Atravésdelosauricularesunsonidocuriosoyrítmicoparecióflotarenelinteriordesusoídos.
—¡Archie! —exclamó Timberlake, conmocionado—. ¡Dios mío, Archie, nollores!¡Nohagaseso!
—¿Y quién está llorando? —escuchó entonces que preguntaba la voz,ligeramentezumbona,deSwenson—.Meestoyriendo.Ríe,yeluniversoenteroseríecontigo.Llora,yllorarássolo.¡Grita!Estanocheseréhervidoenaceite,hervidoenaceite,hervidoenaceite.Estanocheseréhervidoenaceiteytodoenunanochedelunalleeeeena.
—¡Archie! —gritó Timberlake, olvidándose de su propia miseria ante aquellarespuestatansorprendente—.¿Quétehaocurrido?¿Quétehanhecho?
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—¡Nada!—lecontestóArchie,conuntonodevozindignado—.Sehanportadomaravillosamenteconmigo.¡Maravillosamente!Mehandadoestamaravillosacárceltodaparamíytodalajubixquequieramasticar…
—¿Todalaqué?—Lajubix.Jubix.—¿Quéeseso?—Algo exquisito—contestó Swenson—. Pero bueno para los nervios. Jim, no
podríascreerlorelajadoquemesiento.Simplementerelajado,muyrelajado…—¡Archie,idiota!—gritóTimberlake—.Tehandrogado.Nocomasmásjubixde
ésa.Esunadroga.—Nodigastonterías.Essólotunaturalezarecelosa.Siemprefuistedesconfiado
contodo.Peronomeimporta.Detodosmodos,meagradas.ElviejoybuenodeJim,elviejoybuenodelcurandero,elviejoybuenode…—ylavozseconvirtióenunronquido.
—¡Archie! ¡Archie! Despierta… —de repente, algo de lo que había dichoSwenson apareció de repentemuy claro en el neblinoso cerebro de Timberlake—.¿Hasdichoqueteibanahervirestanoche?
—… zzz… ¿eh?… Claro. Hay luna llena esta noche. Una gran reunión. Mehervirán…volarélanave…
—¡Volarlanave!—gritóTimberlake—.Archie,¿dequéestáshablando?—Bueno,queríahacertambiénalgoporellos—dijoSwensonconuntonodevoz
defensivo—.Parecíacomosiyanolafuéramosautilizarmás.—Ydespuésañadióconansiedad—:Noestarásenfadadoconmigo,¿verdad,Jimmy?
Con unamano fría y temblorosa, Timberlake desconectó la radio. El sudor seacumulósobresuscejas.Ensuinterior,parecíasentirelincesantegolpeteodeunosmartillos.Sucerebrofuncionóatodavelocidad.
Noeramomentodemedidasamedias.Considerólasituación.SíqueríasalirdelplanetaconvidaysalvaraSwenson,tendríaquehaceralgoantesdequetuvieralugarlaceremonia,aquellamismanoche,enaquelpueblo.¡Quésituación!Allíestaba,sinningúnarma,sinpodercontarconnada,exceptounpardeniñosextrañoseidiotas…
Delasprofundidadesmaquiavélicasquedejaaldescubiertountremendodolordecabezaenlamentedelhombremásnormal,surgióunarepentinaidea.
¡Claro!, pensó Timberlake. Después de todo, eso eran el pid y el illobar. Sólounosniños.Habíaquedadoconfundidopor laagudezade lamentedelpidyporeltamañodel illobar. Pero ningún adulto de ninguna especie hace:a) presumir de lobuenoqueesparasuedad,ob)llorarporsumadre.
¡Vaya!,pensóTimberlake.NoteníaningunaesperanzadepoderrescataraSwensonsindisponerantesdeun
arma;ysusarmasseencontrabanenlanaveespacial.Ylanaveespacial,fueraono
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fueseelmomentodelaceremonia,estaríasindudaalgunabienvigilada.Yél,élsolo,nopodíaconfiareneliminaraloscentinelasportadoresdelanzas.
Porotraparte…¿Porquénopodíaatraerdealgúnmodolaatencióndeloscentinelas,haciéndoles
alejarsedelanave?¿Algoasícomounalucha?Y,parasermásespecífico,¿porquéno una lucha entre un pid y un illobar? Una vez que la nave se encontrara sinvigilancia, él,Timberlake,podríadeslizarsepor lapuerta, cogerunarmayhacerseinmediatamentedueñodelasituación.Encuantoalosdosjóvenesextraños,elillobarteníaasufavoreltamaño,perocasiestaríadispuestoaapostaraqueelpidteníalavalentíanecesaria.Nodebíanhacersemuchodañoelunoalotro.
Timberlakesepusoenpie,alillobarnoselepodíaverporningunaparte;perodela chimenea del pid surgía el acostumbrado hilillo de humo,Timberlake se dirigióhacialapequeñacasadepiedra,reflexionandosobresuplan.
Alllegarantelapuerta,llamó.—Entre—gritócasielpid.Penetróenlaestancia.—Acabodedesarrollarmipropia teoría sobreununiversoenexpansión—dijo
orgullosamente el pid—. Siéntese, Jim, y escuche mientras le cuento lo que hepensado.Quedaráustedasombrado.
—Espere un minuto—le dijo Timberlake—. Quería preguntarle algo sobre suamigo.
—¿Quéamigo?—Elillobar.—La amistad es algo ilógico—dijo el pid, sacando algoqueparecía una larga
piedra de afilar y empezando a rasparse con ella la aguda punta de su nariz—.Elillobarnomeimportaparanada.Esunacriaturaquenotienelógicaalguna.
—Entonces,noestaríadiciendonadamalosiafirmaraquehequedadobastantedesilusionadoconél—dijoTimberlakecongranatrevimiento—.Notuvocapacidadsuficienteparacomprenderqueexisteunaformaperfectapararecuperarnuestranaveyabandonaresteplaneta.
—Claroqueno…;¿qué?—preguntóelpid—.¿Diceustedqueexisteunaformaperfectadeabandonaresteplaneta?
—Vamos,vamos—dijoTimberlake—.Seestaráburlandodemí.Estoysegurodequeyahabrápensadoenellaporsímismo.
—Yo…,claro,sí—dijoelpid,moviendolanarizconunaciertaincertidumbre—.Supongo…,sí,sóloparaestarseguro.
—Claro.Unpidseríaelprimeroenverlo.Bueno,enesecaso,¿nosmarchamosinmediatamente?
—Claro—dijoagudamenteelpidsaltandodesusilla—.Vayámonos.No,antes
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tengoquerecogermiscosas.—Me temo que no habrá sitio para sus cosas en la nave. Desde luego, podrá
remplazarlascuandoregresemosalacivilización.—Naturalmente—admitióelpid,yélmismofueelprimeroensaliralexterior.
Estaban cruzando el prado, cuando el illobar reapareció, saliendo de unbosquecillo situado en la ladera de lamontaña. Se les acercó galopando, haciendoretemblarlatierra,aunavelocidaddesetentaaochentakilómetrosporhora.Alaluzdelamontaña,inspiróaTimberlakeunasensacióndeextrañeza.
—¿Dóndeva?—lepreguntóaTimberlake.—Vamosarescataramicompañero,recuperarnuestranaveymarcharnosdeeste
planeta.—¡Oh,querido!—exclamóel illobar, dandopalmadas con suspatasdelanteras
conciertonerviosismo—.¿Noseránadapeligroso?—¿Yquéocurriríasilofuera?—Bueno…,creoqueyonoiría.Adiós—dijoelillobar.—Adiós—ledijoTimberlake—.Vamos,Agg—añadió,dirigiéndosealpid.—¡Illobars! —exclamó el pid cuando echaron a andar—. Son unas criaturas
inútiles.Nosécómoamimadreseleocurrióviajarporahíencompañíadeuna.Elillobarlesobservómarcharse.Llegaronalacascadadeaguaybajaronporla
ladera rocosa de lamontaña.Cuando llegaron al valle, escucharon un retumbar depiesdetrásdeellosy,depronto,vieronapareceralillobar,quelesalcanzótrotando.
—Hola—dijoapresuradamente.—Hola—contestóTimberlake—.Creíaquenovenía.—¡Oh,novoy!—dijoelillobarrápidamente—.Sólopenséenacompañarleuna
parte del camino… al ver que estaba usted solo, sin ninguna verdadera compañía,únicamenteconesepid.
—Losillobars—dijoelpidaTimberlake,conuntonoconfidencial—siempresepiensanquelagenteestáinteresadaporellos.
—Lospids—dijoelillobarenlaotraorejadeTimberlake—sontanegocéntricosqueresultanfastidiosos.
—¡Oh,bien!—exclamóTimberlakeconsuavidad.Yelgrupocontinuósumarchaalolargodelvalle,queparecíaunparque.Probablemente, el illobarpodríahaberhechoel viaje enunahora, e incluso en
menos. Para Timberlake, recorrer el camino en cuatro horas habría sido ir muyrápido.Encuantoalpid,yacausadesuspiernasrelativamentecortas,setratabadeunviajedeundía.Ycomoseveíanobligadosaavanzaralavelocidaddelmáslento,todosellossemovíanalpasodelpid.YestonoresultabanadatranquilizadorparalaansiedaddeTimberlake,sobretodoamedidaqueavanzabaeldíayelpidinsistíaen
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discursearsobrelabellezadelasmatemáticas,mientrasibancaminando,yelillobar,paranoquedaraislado,recitabacitaspoéticasdeextraordinarialongitud.Finalmente,sinembargo,elpuebloapareciósobreunapequeñaelevación,aunkilómetroymediodedistancia; justodetrásdelpueblo,mostrandouncolor rosadobajo la luzdel solponiente,seveíalaelevadafiguraplateadadelanaveespacial.
—Está bien, chicos —dijo Timberlake—. Ahora daremos un rodeo y nosacercaremosalpuebloviniendodesdedetrásdelanave.
—Unalínearecta—objetóelpid—esladistanciamáscortaentredospuntos.—No siempre es así—replicó el illobar, mostrándose disconforme—. No hay
nadamejorquedarunrodeo,unbuenygranrodeo—añadió,connerviosismo.Timberlakesolucionóladiscusiónavanzandohaciasuizquierda.Losotrosdosle
siguieron.A medida que avanzaban por el valle, las sombras empezaron a extenderse
visiblementeporél,ycuandolostresaventurerosseencontrabanenlaparteopuestadelpueblo,laúnicacosavisiblealresplandordelatardecereralabrillanteproadelanave espacial. Rápidamente, Timberlake aceleró el paso, pero el sol no tardó endesaparecer,asícomoelresplandordelcrepúsculo.
Timberlakemaldijo,apesardeloagitadodesurespiración.Estaballevandolasprecauciones demasiado lejos. Siguiómeditando su plan y al cabo de unos veinteminutosnotóqueel illobar le tirabade lamanga.Sedetuvo,yextendióunamanoparadetenertambiénalpid.
—¡Oh,Diosmío!—exclamóelillobar—.Ahíestá,¿love?Condificultad,Timberlakesiguió ladireccióndeunade laspatasdeYloo,que
señalaba hacia delante. A través de la oscuridad, se las arregló para ver, noexactamentelanaveespacial,sinounasombraoscuraqueocultabaalgoelresplandordeunfuegoqueempezabaaelevarsealotroladodelaempalizadadelpueblo.
—¡Shhh!—advirtió.Escuchó.Pusoenmarchaelequipodetraducción,situándoloatodovolumen.En
susauricularessonóunmurmulloprocedentedealgunaparte,delantedeél.—…Así es que a la noche siguiente llega a casa y sumujer está cociendo de
nuevolacarnedexer.Yélledice:«Creíhabertedichoquenomegustabalacarnedexercocida.»Yellalediceentonces…
—¿Cuáleslarazóndetodoesteretraso?—preguntóelpid—.Loencuentroalgoilógicoysinsentido.
—Shhh—leindicóTimberlake.Peroyahabíadescubierto loquedeseabasaber.El fuego,dentrodelpueblo, se
elevabaahoraporencimadelaempalizada;yahoranosólopodíadistinguirelbultonegrodelanave,sinotambiéndossombras,apoyadasensuslanzasysituadasjuntoalaaberturadelanave.Debíaponersuplanenpráctica.
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—Voyadarunrodeoparasorprenderlesporlaespalda—dijo,dirigiéndosealpidyalillobar.
Inmediatamente después, se apartó de ellos un poco, sin darles tiempo a decirnada.Alcabodeuninstante,cuandojuzgóqueyasehabíaalejadolosuficientecomoparaquelaoscuridadleocultara,sevolvióhaciaellosysusurró:
—Manténgasequieto.Ynoimportalasobservacionesquehagaeseestúpido,noseenfadenidiscutaconél.
Rápidamente,Timberlake sealejóunpocomás, aunqueno tantocomoparanoescuchar lo que dijeran. Después, se sentó sobre la blanda tierra, escuchando yesperando el desarrollo de los acontecimientos. Por un momento, no se produjoningúncomentarioporpartedelosdosjóvenesextraños.Después,elillobardijoenvozbaja:
—Asíloharé.—¿Quéquieresdecirconesodequeasíloharás?Elhumanoseestabadirigiendo
amí.—¡No!—replicóelillobar,tratandoderestringireltonodesuvoz—.Mehablóa
mí.¿Cómopodríahabersedirigidoati?Notienesningunaemocióncomoparaquevalgalapenahablarcontigo.
—Perotúereselúnicoqueesestúpidoaquí.—¡Oh!—balbucióelillobar—.¡Nolosoy!—Claroqueloeres.Todoslosillobarssonestúpidos.—¡Retiraesoquehasdicho!—exigióelillobar,empezandoaelevarunpocolos
tonosbajosdesuvoz—.Estáshablandodelamamáaquienamaba,túquenoeresmásqueuninsignificanteadictoalasmáquinasdesumar.
—¡Esoesunamentira!—espetóelpidfuriosamente—.Ningúnpidhautilizadoensuvidaunamáquinadesumar.Tú…
Susvocesseestabanelevandosatisfactoriamente.Timberlakelesdejóyempezóaarrastrarsehacia lanaveespacial.Seencontrabaamitaddecaminocuando losdoscentinelaspasaronasu lado,corriendo,atraídospor laescenade lapelea.Unavezhubieronpasado,Timberlakeselevantó,sesacudióelpolvoyechóacorrerhacialanave. Las armas seguían estando en la estantería donde se encontraban cuandoabandonaronlanave.Cogióunriflelanzallamasysedirigióhaciaelpueblo.
Detrásdeélparecíahaberestalladounacontiendallenadegritosygruñidos.Unremordimiento de conciencia preocupó entonces a Timberlake. No había esperadotenertantoéxito.Perohizounesfuerzoparaapartarlacuestióndesumente.
Llegó al pueblo procedente de la parte de atrás. En la entrada secundaria sólohabíaundespistadocentinela,ytantoélcomoelrestodelpuebloestabanocupadosenmirar en la dirección de donde procedía la animada discusión entre el pid y elillobar,quesepodíaescucharconclaridadenelairedelanoche.Timberlakeagarró
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bien la culata del rifle, se deslizó en el interior del pueblo y se dedicó a buscar aSwenson.
Eltiempopasadoenprisiónlehabíafamiliarizadoconladisposicióngeneraldelpueblo. Se deslizó entre las cabañas y llegó ante la cárcel sin mucha dificultad.Swensonseencontrabasentadoenelsuelo,antelacárcel,sinestarencadenadoysinningún centinela que le vigilara. Estaba cantando Ja, Vi Elsker Dette Landet, conlágrimasdeemociónensusojos.Evidentemente,estabamuytriste.
—¡Archie!—siseóTimberlake,sacudiéndoleporelhombro—.Vamos.Salgamosdeaquí.
—¿Salir de aquí?—preguntó Swenson, mirándole—. ¿Por qué, Jimmy? ¿Paraquémellevascontigo?¿Escaparydesilusionaratodaestagentetanamablequehanestado calentando un caldero para mí desde el mediodía? Eso no tiene sentido.Toma…—yextendióalgoqueparecíaunrecipientedelicor—,bebealgodeestoyestarásdeacuerdoconmigo.
Timberlakeseapartóanteaquellasustanciacomotisetrataradealgúnservivo.—¡Archie! —le llamó frenéticamente—. ¡Deja eso de una vez! Tenemos que
llegaralanaveylargarnosdeaquí.Archie lanzó una risa sofocada, sin poder evitarlo. Timberlake buscó
frenéticamenteensumentealgolosuficientementeastutocomoparainfluirsobresucompañerodrogado.
Unainspiradaideaacudióasumente.—Espera,Archie—ledijo—.Tengounaidea.Enrealidad,nonosmarcharemos.
Sólo nos alejaremos un poco del pueblo y haremos como si nos ocultásemos.Después,cuandoellosvenganabuscarnos,saldremosasuencuentroylesdiremos…
—Déjamellevarelarma—pidióSwenson,conrecelo.—Encuantosalgamosporlapuertadelpueblo.—No,¡ahora!—No,Archie,tú…—Ahora,onoirécontigo.Demuymalagana,Timberlake lealcanzóelarma.Swenson lacogióyconun
bruscomovimientolalanzósobreeltechodeunadelascabañas.—¡Sorpresa!¡Sorpresa!—exclamó,gritando—.Venganacogerlo.¡Sorpresa!Se produjo un revuelo desde detrás de las sombras de las cabañas que les
rodeabanyTimberlakefue lanzadoalsuelo,cayendobajounamultituddepesadoscuerpos. Después, le obligaron a levantarse, y se encontró frente a frente con elcurandero.
—¡Québienquesehayaunidoanosotros!—dijoelhombre.Timberlakesedesmayó.
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Cuando recuperó el sentido, tanto él como Swenson se encontraban frente alfuego, sobre el que un gran caldero lanzaba chisporroteos de aceite hirviendo. SupeculiarfraganciallegóalasnaricesdeTimberlakeylehizoponersepálido.
—¡Nopuedehaceresto!—legritóalchamán.—¿Porquéno?—preguntóéste,queestabadepie,juntoaél.—Porque…porquesinoshacedaño,cientosdedemoniosvendránencentenares
denaves.Ellos…ellosincendiaránsupueblohastaloscimientos…,lesharánpasarpor una fase de reacondicionamiento psicológico y restablecerán su estructurasocial…
—Vamos—dijo el chamán—, eso es lo que dicen los demonios antes de serhervidos.Esasterriblesamenazasnonosasustan.
—¡No son simples amenazas! —gritó Timberlake—. Pónganos en libertadinmediatamenteolelanzaréunamaldición…Impshi,bimpshi…
—Miqueridodemonio—protestóelchamán—,porfavor,dejedehacertonterías.Estoesdolorosoparatodosnosotros.Tome,mastiqueestounpoco…
Frenéticamente, Timberlake tiró el recipiente con el licor que el curandero letendía.
—¡Ayudadme,espíritus!De pronto, Timberlake se dio cuenta de que los sonidos de lucha que antes
procedíandelalejanía,habíancesadoahora.¿Seríaposibleque…?—¡Socorro, Yloo! —gritó con toda la potencia de su voz—. ¡Socorro, Agg!
¡Socorro!¡Socorro!¡Socorroooo!—¡Demonio,dejadegritar!—espetóelchamán.Derepenteypordetrásdeél,
unapartedelaempalizadasehinchóhaciadentroyterminópordesgajarse.—¿Hapedidoalguiensocorro?—preguntóelillobar,apareciendoenlaabertura.—¡Atrás,demonio!—gritó el chamán,muy segurode símismo, arrojandouna
lanzaquerebotóinofensivamentecontraelpoderosopechodelillobar.—¡Vaya! —exclamó el illobar, sintiéndose ahora muy seguro de sí—. Esas
pequeñascosasnomehacenningúndaño.Avanzó después hacia el fuego. Timberlake quedó atónito al ver que el pid se
habíasubidoalcuello,similaraldeundragón,yconsulargayagudanarizenpuntaaguijoneabalanucadelillobar.
—¿Está usted bien, señor? —gritó el pid, y añadió—: Le ruego disculpe mianteriorfaltadebuenasmaneras.
—En cuanto a usted —dijo el illobar, dirigiéndose al chamán—. ¿Va a dejarmarcharaestosagradablessereshumanos?¿Otendréquesentarmeensuscabañas,unatrasotra?…¡Así!—ydiciendoestoúltimosedejócaersobreunadelascabañas,quequedócompletamentedemolida.
—¡No…,no!—exclamóelchamánrápidamente—.Loqueusteddiga,demonio.
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Márchensedeaquí.Se había puesto tan pálido que su verde casi parecía haberse convertido en
blanco.—¡Yoquieroserhervidoenaceite!—gritóentoncesSwenson,conobstinación.—No le haga caso—dijo Timberlake, dirigiéndose al illobar—.No está en su
sanojuicio.Cójalo,porfavor…,así,esoes.Gracias.Swenson, elevado limpiamente sobre el lomo del illobar, rompió a llorar con
lágrimasdedesilusión.—Serámejorquemelleveamítambién—dijoTimberlake—,yrápido.Se sintió elevadoy después percibió cómo el viento zumbaba en sus oídos.Al
cabodeuninstante,seencontróenelsuelo,juntoalapuertadelanaveespacial.Timberlakedejóqueelillobarpenetraraporlapuerta,estrechándosetodoloque
pudo,ydespuéssedirigiórápidamentealasaladecontrol.Dieciochosegundosmástarde,lapuertasecerraba.Laslucesrojasseencendieronenelpaneldeinstrumentosy la nave despegó. El cielo de las profundidades del espacio la acogió en suspacíficosyvacíosbrazos.
Detrásdeél,enlasaladecontrol,Timberlakeescuchóunruido.Pusoenmarchaelpilotoautomáticoysevolvió.Elillobar,conelpidclavadotodavíaenél,acababadepenetrarcongranesfuerzoenlasala.
—Hedejadoasuamigoenlacabinaparaquedurmiera—dijoelillobar—.¿Hehechobien?
—Perfecto—dijoTimberlake.Selevantódesuasientoylesestudió.—Veamos —dijo—. Si quieren agacharse un poco, traeré una palanca para
desengancharles.—¿Unapalanca?—preguntóelillobar.—Claro…, yo… para soltarles —dijo Timberlake, ligeramente confundido—.
Parecenustedesestarmetidoselunoenelotro…—¡Oh!—exclamóelpid—.Asíestábien.¿Nocomprende?Pertenecemoseluno
alotro,justodeestaforma.—¿Qué?—exclamóTimberlake.—¡Oh,sí!—observóelillobar—.Sóloeraunacuestióndetiempoantesdeque
nos enzarzáramos en un combate ritual y llegáramos a esto. Los illobars y pidspequeñoscomonosotrossientenunodiorecíproconatural.Peroesonoesmásqueeliniciodesumadurauniónyamor.
—Pero,Yloo…—empezóadecirTimberlake,asombrado.—No,no,nocomprendeusted—dijoelillobar—.Enrealidad,yanosoyYloo,
delmismomodoqueélyanoesAgg.Enrealidad,ahorasomoscomodospartesdeunmismosercompleto:Aggyloo,unpidillobar.
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—Comove,setratadeunarelaciónsimbiótica—dijoelpid—.Unafusióndelomentalydeloemocionalenunsoloyúnicoegoperfeccionado.
—¡Oh!—exclamóTimberlake.—Sí—confirmóAggyloo,elpidillobar.Situósusenormesancassobreelsuelo,seacariciólaconexiónnasalycontinuó
hablandoconsuvozchillona:—De no haber sido por la devoción demismadres, nosotros nunca habríamos
podidosobrevivirparallegaraesto.Peromismadressabíanmuybienloqueteníanquehacer.Seimaginaronquealguiencomoustedpasaríaporaquí.Comoustedpodráver,mismadres…
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EMILYYLOSBARDOSSUBLIMES
RobertF.Young
Quelagentenoseinteresademasiadoporlapoesíaesalgoquenoprecisaserrecalcado.Que una exposición de automóviles tienemayor poder de convocatoriaque una asamblea de poetas, tampoco.Pero tal vez convenga señalar (como haceYoung en este relatomediante una sugestiva alegoría) que poesía y tecnología notienenporquéestarnecesariamenteenfrentadas.
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Emilyhacíalarondadelassalasasucargotodaslasmañanas,tanprontocomollegabaalmuseo.Oficialmente,eralaayudantedelencargado,acargodelaSaladePoetas.Asuspropiosojos,noobstante,eraalgomásqueunasimpleayudante:eraunmortal privilegiado, en privilegiada intimidad con losmás grandes Inmortales: losbardossublimes,segúnlaspalabrasdeunodeellos,cuyospasosdistantesresuenanporloscorredoresdelTiempo.
Lospoetasestabandispuestosporordenalfabéticomásquecronológico,yEmilyempezaba por los pedestales de la izquierda de la sala—los de la A—, dando lavueltaentornoalimponentesemicírculo.Deestamanera,podíadejaraAlfred,lordTennyson,paraelfinal,ocasielfinal.LordAlfrederasufavorito.
Saludaba con un agradable «buenos días» a cada uno de los poetas, y ellos lecontestabandelaformacaracterística;peroparalordAlfredañadíaunpardefrases,como:«Buendíaparaescribir,¿eh?»,obien:«¡EsperoquelosIdiliosyanotecausenmástrastornos!»
Naturalmente,sabíaqueAlfredyanoescribiríamás,quelaanacrónicaplumaylaresma de papel del escritorio al lado de su butaca no servían, y que su talentoandroidenoibamásalláderecitarlospoemasquesumodelodecarneyhuesohabíaescrito varios siglos atrás; pero era igual, no había ningún mal en pensarlo,especialmentecuandosusgrabacionesdeTennysoncontestabanalgoasícomo:
«Enprimavera,elliriomásbellosecambiaenlapalomalustrosa;enprimavera,lafantasíajuvenilseorientaalossueñosdeamor»,o:«Rosa,reinadeljardíndelasjóvenes, ven acá; las danzas concluyeron entre el rumor del satén y el fulgor deperlas;lirioyrosa,Reinasenuna…»
CuandoEmilyestuvoporprimeravezacargode laSalade losPoetas,albergógrandesesperanzas.Igualquelosdirectoresdelmuseoquehabíanconcebidolaidea,creía que la poesía no había muerto, y que una vez que la gente viera que podíaescuchar laspalabrasmágicasen lugarde leerlasen librospolvorientos,y,además,escucharlosdelabiosdeunmodelodetamañonatural,animado,desucreador,nielinfiernoni losaltospreciospodrían impedirqueelmuseoestuviese lleno. Ideaquedemostróquetantoellacomolosdirectoresestabandesfasados.
ElciudadanonormaldelsigloXXIestabataninmunizadocontralaideadevolvera la vida aBrowning como lo estaba contra sus libros.Y en cuanto a los literatosmenores,preferíansusplatospoéticosservidosalestiloantiguo,yenvarioscasossemanifestópúblicamentequeinvestiramonigotesanimadosconlasfrasesinmortalesdelosGrandesMaestrosAntiguoserauncrimentecnológicocontralashumanidades.
Peroapesardelosañosdevacío,Emilycontinuabafielasutrabajo,yhastalamañana en que el firmamento poético se derrumbó, siguió creyendo que algún díaalguienenfilaríaelcorredorquesalíadelvestíbuloamanoderecha(enlugardeldelaizquierda,queconducíaalSalóndelosAutomóviles,oeldelcentro,quellevabaal
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delosAparatosEléctricos),yllegandoantesumesa,lepreguntaría:—¿EstáaquíLeighHunt?SiempremehaintrigadoporquéJennylobesó,yhe
pensadoquetalvezélmeloexplicaríasiselopreguntase.Obien:—¿Está muy ocupado ahora Bill Shakespeare? Me gustaría discutir con él la
melancolíadeDante.Pero pasaron los años y las únicas personas que enfilaban el corredor de la
derecha, aparte de Emily, eran los empleados del museo, el portero y el vigilantenocturno.Enconsecuencia,llegóafamiliarizarsemuchoconlosbardossublimes,yasimpatizarconellosensuostracismo.Enciertomodo,Emilyestabaembarcadaenelmismobotequeellos…
La mañana en que se derrumbó el firmamento poético, Emily hizo la rondahabitual, sin sospechar la inminente calamidad. Robert Browning pronunció suacostumbrado«Buenosdíasalassiete;hayrocíoperlíferoenlaladeradelacolina»,comorespuestaalsaludodeEmily;yWilliamCooperrespondió:«Elañoveinteyapasódesdequenuestroprimercielosenubló.»EdwardFitzgeraldcontestó(unpocobebidotalvez,pensóEmily)consuparrafada:«Antesdequemurieseelfantasmadela falsa mañana, oí una voz gritar dentro de la taberna: Si todo el Templo estáengalanado,¿porquésedemoranlosadormiladosadoradores?»
Emilypasóantesupedestalrápidamente.Jamáshabíaestadodeacuerdoconlosdirectores respecto a la inclusión de Edward Fitzgerald en la Sala de los Poetas.Segúnella,Fitzgeraldnopodíareclamarlainmortalidad.Cierto,habíaadornadosuscincotraduccionesdeOmarconabundanciadeimágenesoriginales,peroestonoleconvertíaenunauténticopoeta.NoenelsentidoenqueloeranMiltonoByron.NocomoloeraTennyson.
Emilyapretóelpasoalpensaren lordAlfred,yensusmejillas florecierondosrosasrojas.Apenasteníapacienciaparallegarhastasupedestalyoírsuspalabras.Alrevésquelasgrabacionesdeotrospoetas,suscintassiempredecíanalgodiferente,talvezporserunodelosmodelosmásnuevos,aunqueaEmilynolegustaballamarlesmodelos.
Así llegó por fin al terreno adorado y contempló el rostro juvenil (todos losandroides estabanmodelados según el aspecto de los distintos poetas a los veinteañosdeedad).
—Buenosdías,lordAlfred—lesaludó.Loslabiossensitivos,aunquesintéticos,formaronunavividasonrisa.Lascintas
giraronsilenciosamente.Loslabiossesepararonysurgieronestaspalabras:
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Semueveunabrisamatutina,yelplanetadelAmorestáenloalto,empezandoadiluirseenlaluzqueamaenunlechodenarcisoscelestes…
Emily se llevó unamano a su pecho, las palabras resonando en el vacío de sumente.Estabatanencantadaquenopodíapensarsiquieraenningunadesusbromasantelasexigenciasdelapoesía,yporestopermanecióallíensilencio,contemplandola figura del pedestal con un sentimiento parecido al temor. Después avanzó,murmurando los buenos días de forma distraída a Whitman, Wilde, Wordsworth,Yeats…
LesorprendióveralseñorBrandon,elencargado,esperándolaensuescritorio.Elseñor Brandon casi nunca visitaba la Sala de los Poetas, ocupándose casiexclusivamenteconlasexhibicionestecnológicas,paradejarelcuidadodelosbardosasuayudante.Llevabaunlibrovoluminoso,observóEmily,locualfueotrasorpresa:elseñorBrandonnoeraungranaficionadoalalectura.
—Buenosdías,señoritaMeredith—dijo—.Tengobuenasnoticiasparausted.Inmediatamente, Emily se acordó de Percy Bysshe Shelley. El modelo actual
teníaunagrabacióndeficienteyhabíahabladodelasuntovariasvecesconelseñorBrandon,sugiriéndolequeescribieseaAndroides,Co.pidiendounrecambio.Talvezlohabíahechoyhabíarecibidolarespuesta.
—¿Sí,señorBrandon?—preguntóconavidez.—Comoya sabe, señoritaMeredith, laSalade losPoetasha sidounamolestia
paratodos.Segúnmiopinión,desdeelprincipiofueunsitiopocopráctico,mascomosólosoyelencargado,nadadijesobreelasunto.LaJuntadeDirectoresdeseabaunasaladeandroidespoetas,demodoque terminamosconunasala llenadeandroidespoetas.Ahora,ysoyfelizaldecirlo,losmiembrosdelajuntahanrecobradoalfinelsentido común. Incluso ellos han comprendido que los poetas, en lo tocante alpúblico,estánmuertosyquelaSaladelosPoetas…
—Oh, estoy segura de que el interés del público se despertará pronto —leinterrumpióEmily,tratandodecontenereltembleteantecielo.
—LaSaladelosPoetas—repitióelseñorBrandon—esunconstantesumiderodelosrecursosfinancierosdelmuseo,yahoranecesitamosdesesperadamenteespacioparaampliarlaexposicióndelSalóndeAutomóviles.Aúnsoymásfelizaldecirquelajuntahallegadoaunadecisión:apartirdemañanaporlamañana,sedesmantelarála Sala de los Poetas para dejar sitio a la Edad del Cromo en la exposición deAutomóviles.Setratadelperíodomásimportantede…
—Pero¿ylospoetas?—volvióainterrumpirleEmily—.¿Ylospoetas?Elcielosedesplomabaasualrededor,yentremezcladosconlosrestosdeazulse
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hallabanlosfragmentosmagulladosdelasnoblespalabrasylosrestosdelasantiguasyorgullosasfrases.
—Claroestá, losalmacenaremos—los labiosdel señorBrandonesbozaronunasonrisadesimpatía—.Luego,sialgúndíaelpúblicoseinteresa,sólonecesitaremosdesembalarlosy…
—¡Peroseahogarán!¡Morirán!—¿Nocreequeesustedunpocoridícula,señoritaMeredith?—elseñorBrandon
la contempló con severidad—. ¿Cómopuede ahogarse un androide? ¿Cómopuedemorir?
Emilysabíaqueestabaencendida,peronohizomarchaatrás.—Si no las pronuncian, se ahogarán sus palabras. Su poesíamorirá si nadie la
escucha.El señor Brandon estaba enojado. En sus hundidas mejillas había una nota de
colorrosaysusojospardossehabíanoscurecido.—SeñoritaMeredith, usted no es realista.Me defrauda, por cierto. Creí que le
encantaría saber que estaba a cargo de una exposición progresiva, en lugar de unmausoleollenodepoetasfallecidos.
—¿QuieredecirquetendréamicargoelperíododelaEdaddelCromo?ElseñorBrandontomólaaprensióndeEmilyporrespeto.Instantáneamente,su
vozsehizomáscálida.—Claro está. No podríamos cederle su dominio a nadie más, ¿verdad? —se
estremeció,comosiestaideafueserepulsiva.Enciertomodoeracomodecir:otrapersonaexigiríamássueldo.—Desdemañanapodrádesempeñarsusnuevasobligaciones.Hemoscontratado
unos obreros para que trasladen esta noche los coches, y mañana vendrá aquí unejército de decoradores que pondrán esta sala a la moda. Con un poco de suerte,pasadomañana todo estará listo para el público…¿Está usted familiarizada con laEdaddelCromo,señoritaEmily?
—No—musitóEmily—,oh,no…—Eso pensé, demodo que le he traído esto—el señor Brandon le entregó el
libraco—.EsUnanálisis delmotivo cromadoen el artedel sigloXX.Laobramástrascendentaldeestesiglo.
El último fragmento de cielo se había derrumbado y Emily se hallabadesamparadaenmediodelosmontonesderestosazules.PorfincomprendióqueelobjetoqueteníaensusmanoseraUnanálisisdelmotivocromadoenelartedelsigloXXyqueelseñorBrandonsehabíamarchado.
Nosupocómopasóelrestodeldía,yaquellanoche,antesdeirse,sedespidióde
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los poetas. Estaba llorando cuando cruzó la puerta electrónica hacia la calle deSetiembre, y lloró durante todo el trayecto hasta su casa en el aerotaxi. Suapartamentoparecíaatestadoyfeo,igualqueañosantes,cuandolosbardossublimesaúnnohabíanentradoensuexistencia,ylapantalladelequipovideolamirabadesdelas sombrascomoelojopálidoydespiadadodeunmonstruode lasprofundidadesabisales.
Tomó una cena insignificante y se acostó temprano. Permaneció tendida en lavacíaoscuridadmirandopor laventana el gran letrerodelotro ladode la calle.Elletrero parpadeaba, comunicando un mensaje doble. En el primer parpadeoanunciaba:TomeSomnitabletas.Enelsegundo:Zzzzzzzz.Estuvodespiertalargorato.PartedeltiempoeralaDamadeShalott,ataviadadeblanco,flotandoporelríohaciaCamelot, y el resto del tiempo retenía la respiración debajo de la superficie de lapiscina, esperando con desesperación que los chicos del barrio, que la habíanatrapadonadandodesnuda,acallasensuscruelescarcajadasysuspalabrasobscenas,marchándose,paraqueellapudierasalirdelaguafríayvestirse.Finalmente,despuésde haber sumergido su ardiente rostro por sexta vez, se fueron, y ella logró subir,moradaytemblando,luchandofuriosamenteconelsantuariodesuvestidodedacrón.
Deprontoestabacorriendo,devueltaalpueblo,ysinembargo,cosaextraña,nocorría en absoluto, sino que flotaba, tendida en la barca y ataviada de blanco, ríoabajo hacia Camelot. Flotaba como una figura resplandeciente, con palidez demuerte entre, las altas casas, hacia el silencioso Camelot. Y los caballeros y elpueblo acudieron almuelle, comohacían siempre, y leían sunombre en laproa, yaparecíaLanzarote…LanzaroteoAlfredo,yaqueaveceseraunoyotraseraelotro,y finalmente los dos.Tiene una cara muy bella, murmuraba Lanzarote-Alfredo, yEmilydeShalottleoía,aunquesesuponíaqueestabamuerta.DiosensupiedadleconcedasugraciaalaDamadeShalott…
Los obreros habían trabajado toda la noche y la Sala de los Poetas estabairreconocible. Los poetas habían desaparecido, y en su lugar centelleabanrepresentacionesdelartedelsigloXX.Habíaalgo llamadoFiredomo8dondehabíaestadoRobertBrowningsentado,soñandoensuE.B.B.,yunobjetolargoybajoconel nombre imposible de Pájaro de Trueno ocupando el lugar que Alfred, lordTennyson,habíaconsagrado.
El señor Brandon se le acercó, con unos ojos tan brillantes como el decoradocromadoquetantoleapasionaba.
—Bien,señoritaMeredith,¿quéleparecelanuevaexposición?Emilycasi se lodijo.Pero se tragó suamargura.Undespido sólo serviríapara
apartarla de sus poetas para siempre, mientras que si continuaba trabajando en el
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museo,almenoslostendríacerca.—Es…esalgodeslumbrante.—Ahoraloencuentradeslumbrante,peroespereaqueterminenlosdecoradores
—elseñorBrandonnopodíaocultarsuentusiasmo—.Ah,casi laenvidio, señoritaMeredith.Tieneasucargolaexposiciónmásatractivadetodoelmuseo.
—Sí, eso supongo—Emily miraba asombrada a su alrededor—. ¿Por qué lospintaronconcolorestanllamativos,señorBrandon?
ElresplandordelseñorBrandonseempañóunpoco.—YaveoquenisiquierahahojeadoUnanálisisdelmotivocromadoenelarte
del siglo XX—le recriminó—.Aunque sólo hubiera leído la solapa de la cubierta,sabríaqueelcolordelcocheamericanoerauncomplementoinevitabledelaumentodeapliquescromados.Losdosfactorescombinadosdieronnacimientoaunanuevaeradelarteautomovilísticoquedurómásdeunsiglo.
—Parecen huevos de Pascua —sonrió Emily sin alegría—. ¿De veras losconducíalagente?
LosojosdelseñorBrandonhabíanrecobradosubrillonormal,ysuentusiasmoyacíaasuspiescomounglobopinchado.
—¡Claroque losconducían!Creoqueustedsemuestradeliberadamentedifícil,señoritaMeredith,ynoaprueboestaactitud.
Diomediavueltaysealejó.Emilynoqueríadiscutirconél,porloqueintentóllamarleydisculparse.Peroni
aúnacostadesuvidahubiesepodidohacerlo.LatransicióndeTennysonalPájarodeTruenolahabíaamargadomásdeloquecreía.
Pasó muy mala mañana, contemplando desvalidamente a los decoradores, queestabancambiando toda la sala.Gradualmente, losmuroscolorpastel adquiríanuntonomásbrillante,desapareciendo lasventanasgóticasdetrásdeunaspersianasdecromo. El sistema de luz indirecta fue transformado en una serie de lucesfluorescentes; el suelo de parquet quedó despiadadamente escondido debajo de unenlosado sintético. A mediodía, la sala tenía el aspecto de un lavabo enorme. Loúnicoquefaltaba,pensóEmilycínicamente,eraunahileraderetretesdecromo.
Sepreguntósi lospoetasestaríancómodosensuscajas,ydespuésdealmorzarsubió al almacén del ático para averiguarlo. Pero en el polvoriento desván noencontró las cajas de los poetas; no encontró nada que no estuviera allí antes, lasreliquiaspasadasdemodaacumuladasatravésdelosaños.Unasospechaempezóaformarseensumente.BajódenuevorápidamenteybuscóalseñorBrandon.
—¿Dónde están los poetas? —le preguntó, cuando lo halló dirigiendo laalineacióndeunautomóvil.
Laculpaenel rostrodel señorBrandonfue tan inequívocacomo lamanchademohoenelparachoquesdecromoanteelquesehallaba.
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—Oh,señoritaMeredith…¿nocreequeesustedunpoco…?—¿Dóndeestán?—repitióella.—Pues…lospusimosenelsótano.La cara del señorBrandon estaba tan colorada comoel óxidodel guardabarros
queestabaexaminando.—¿Porqué?—SeñoritaMeredith,adoptaustedunaactitudequivocada…—¿Porquélospusoenelsótano?—Temo que hubo un leve cambio en nuestros planes originales —el señor
Brandonpareciódeprontoabsortoeneldibujodelenlosadosintético—.Envistadequelaapatíadelpúblicohacialapoesíapuedeserpermanente,yenvistadequeelpresupuestodelanuevadecoraciónesmayordelosupuesto,nosotros…
—¡Piensan venderlos comoobjetos viejos!—el rostro deEmily estaba blanco.Teníalosojosarrasadosenlágrimas,ytambiénleresbalabanporlasmejillas—.¡Leodio!—proclamó—.¡Austedyalosdirectores!¡Soncomocuervos!Sialgoestádemoda,locogenylocolocanensuviejomuseo,arrojandodelmismotodolobuenoymagnífico…¡Lesodio!¡Lesodio!¡Lesodio!
—Porfavor,señoritaMeredith,intenteserrealista…ElseñorBrandoncallóalverquehablabaalvacío.Emilyerayaunaseriedepasosapresuradosyunrevoleodevestidofloreadopor
entrelasfilasdecoches.ElseñorBrandonseencogiódehombros.Peroelgestofueunesfuerzofísico,nounactocasual.
Recordaba los años pasados, cuando la joven delgada, de ojos tristes y sonrisatímidaseleacercóenlaSaladeAparatosEléctricos,pidiéndoleempleo.Yrecordabalo astuto que él había sido (sólo que «astuto» no era el calificativomás adecuadoahora)alnombrarlaayudantedelencargado,queerauntítulovacuoquenadiequeríaporquesignificabamenossueldoqueelportero,ysobretodo,alponerasucargolaSala de los Poetas, a fin de poder él dedicarse a sus salas preferidas. Tambiénrecordabaelinexplicablecambiosufridoporlajovenenlosañosposteriores,cómolaexpresióntristehabíahuidodesusojos,cómosupasosehabíaapresurado,cómosusonrisasehabíaalegrado,especialmenteporlasmañanas…
Furioso, el señorBrandonvolvióaencogersedehombros.Pero loshombros leparecíandeplomo.
Los poetas estaban amontonados en un rincón siniestro. La luz de la tarde sefiltrabapor el altoventanal del sótano, iluminando los rostros inmóvilesypálidos.Emilysollozóalverlos.
TardóbastanteenencontraraAlfred.Loapoyócontraunaanticuadabutacadel
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sigloXXyellasesentóenotra.Éllacontemplócasiinterrogándolaconsusojosdeandroide.
—LocksleyHall—lepidióEmily.
Camaradas,dejadmeaquímientrasaúnesjovenlamañana;Dejadmeaquí,ycuandomenecesitéis,tocadelclarín…
CuandoterminóderecitarLocksleyHall,Emilypidió:—Morted’Arthur.AlconcluirMorted’Arthur,siguióLoscomedoresdeLotos.Mientraselpoetarecitaba,lamentedeEmilyestabadivididaendospartes.Una
absortaenlapoesía,laotraeneldilemadelospoetas.Hasta la mitad de Maud, Emily no se dio cuenta del paso del tiempo.
Sobresaltada, comprendió que ya no veía el rostro de Alfred, y al mirar hacia laventanaobservó la penumbra crepuscular.Alarmada, se puso enpie y fue hacia laescalera.
Buscóel interruptorde la luzen laoscuridadysubióalprimerpiso,dejandoaAlfreda solasconMaud.Elmuseo estaba sumido en tinieblas, exceptuando la luzqueardíaenelvestíbulo.
Emilysedetuvobajoelconoluminoso.Aparentemente,nadielahabíavistobajaralsótano,yelseñorBrandon,suponiendoquesehabíamarchadoacasa,habíadejadoel museo al cuidado del vigilante nocturno, marchándose también. Pero ¿dóndeestaba el vigilante? Si quería salir tenía que encontrarle y rogarle que abriera lapuerta.Pero¿deseabamarcharse?
Emily meditó la pregunta. Se acordó de los poetas amontonadosignominiosamente en el sótano y en los relucientes vehículos que usurpaban aquelsuelo sagrado. En aquel momento crucial, sus ojos captaron el brillo metálicoprocedentedeunapequeñaexhibiciónjuntoalapuerta.
Era una exposición de bomberos antiguos, con el equipo apagaincendios queusaban un siglo atrás. Había un extintor químico, una escalerilla con ganchos enminiatura,unamangueradelonaenrollada,unhacha…Fueelbrillodelarelucientehojadelhachaloqueprimeroatrajosuatención.
Apenasconscientedeloquehacía,fuehaciaallí.Cogióelhacha,lalevantóyvioque podía manejarla con facilidad. Una neblina le ofuscó el cerebro y suspensamientoscesarondefuncionar.Llevandoelhacha,recorrióelpasilloqueundíaantesconducíaalaSaladelosPoetas.Enlaoscuridadencontróelinterruptorylosnuevos fluorescentes destellaron como estrellas novas alargadas, brillando sobre lacontribuciónalartehechaporelhombredelsigloXX.
Loscochesestabancasipegadosentresí,enunampliocírculo,comoenzarzados
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enunacarrera.DelantedeEmilyhabíauncochecromadoengris…Unmodelomásantiguoquesuscompañeros,perobuenoparaempezar.Emilyseacercó, levantoelhachayapuntóalparabrisas.Ydeprontosedetuvo,alcomprenderquecometíaunerror.
Abatió el hacha, dio un paso al frente y atisbo por la abierta ventanilla. Asícontempló el tapizado de los asientos, imitando la piel de leopardo, el tablero demandos,elvolante…Derepente,supocuáleraelerror.
Avanzó en círculo. Aquella sensación errónea creció. Los coches variaban detamaño, color, cromados, caballos de vapor o capacidad de asientos, pero en unaspectonovariabanenabsoluto.Todosestabanvacíos.
Sinelconductor,uncocheestabatanmuertocomounpoetaenelsótano.Bruscamente, a Emily empezó a palpitarle con fuerza el corazón. El hacha se
deslizóentresusdedosycayóalsuelo.Emilyretrocedióhaciaelvestíbulo.Acababadeabrirlapuertaquedabaalsótanocuandoladetuvoungrito.Reconociólavozdelvigilanteyaguardóimpacienteaqueéllaidentificase.
—Oh, señorita Meredith —exclamó el hombre, al aproximarse—, el señorBrandonnodijoqueustedsequedaríaatrabajarestanoche.
—Probablemente lo olvidó—repusoEmily,maravillándose por su facilidad enmentir.Deprontolaasaltóunaidea:¿porquécontentarseconunasolamentira?Nicon laayudadelmontacargas resultaría sencilla su tarea. ¿Porquéno?—.El señorBrandonmedijoqueustedpodríaayudarmesilonecesitaba—dijo—.¡Ytemoquenecesitarémuchaayuda!
El vigilante nocturno frunció el ceño. Consideró si la cláusula sindical eraapropiada a la situación, la que estipulaba que un vigilante nocturno nunca debededicarseaactividadesquemenoscabenladignidaddesucargo;dichodeotromodo:atrabajar.PeroenelrostrodeEmilyhabíaunaexpresiónquenohabíavistoantes,unaexpresióndecididaquenoteníanadaqueverconlascláusulassindicales.
—Estábien,señoritaMeredith—suspiró.
—Bueno,¿quéleparece?—preguntóEmily.LaconsternacióndelseñorBrandoneraun fenómenodignodever.Susojosse
desorbitaronligeramenteylamandíbulacayómásdeuncentímetro.Peroconsiguióarticularun:
—¡Anacrónico!—Oh, esto se debe a los trajes de la época—objetó Emily—. Más adelante,
cuandolopermitaelpresupuesto,lescompraremosropasmodernas.El señor Brandon contempló el asiento del conductor del «Buick» color
aguamarina,acuyoladosehallaba.HizounesfuerzoparaimaginarseaBenJohnson
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conropadelsigloXXI.Antesusorpresa,elesfuerzoresultócompensador.Susojosvolvieronasulugaryrecobróeldondelapalabra.
—Talvezhayaestadoacertada, señoritaMeredith—concedió—.Ycreoque lajuntaestarácomplacida.Enrealidad,noqueríamosdeshacernosde lospoetas,peronoencontrábamosunusoprácticoparaellos.
ElcorazóndeEmilyparecióesponjarse.Alfinyalcabo,enunasuntodevidaomuerte,eraunpreciomínimo.
Cuando se hubo marchado el señor Brandon, Emily hizo la ronda de la sala.Robert Browning contestó con su habitual «Buenos días a las siete; hay rocíoperlíferoenlaladeradelacolina»,enrespuestaasusaludo,aunquesuvozsonóunpoco amortiguada en el interior del «Packard» de 1958, yWilliamCooper repusovigorosamentedesdesutapizadoasiento:«Elañoveinteyapasódesdequenuestroprimer cielo se nubló.» Edward Fitzgerald daba la impresión de que iba a todavelocidadensu«Chrysler»de1960,yEmilyarrugóseveramenteelentrecejoantesuingratareferenciaalatabernadeKhayyám.
DejóaAlfred,lordTennyson,paraelfinal.Estabamuynaturaldetrásdelvolantede su «Ford» de 1965, y un observador casual hubiera supuesto que estaba tanocupadoguiándoloque sólo teníaojospara la trasera cromadadel cocheque teníadelante. Pero Emily sí lo sabía. Sabía que en realidad veía Camelot y la isla deShalott,yaLanzarotecabalgandoconlareinaGinebraporunacomarcainglesa.
Odiabainterrumpirsuensueño,aunqueestabaseguradequeaélnoleimportaría.—Buenosdías,lordAlfred…Élvolviólanoblecabeza,ysusojosdeandroideseencontraronconlosdeella.
Parecíanmásbrillantes,ysuvoz,cuandohabló,fuevibranteypotente:
Elordenantiguocambió,dandolugaralnuevo.YDiossesatisfizoaSímismoenmuchasmaneras…
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UNACURIOSAEXCURSIÓNDEPLACER
MarkTwain
Heaquíunbreveydesenfadadodivertimento deunode losmayores escritoreshumorísticosdetodoslostiempos.¿Onotandesenfadado?
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ADVERTENCIA
Sirva ésta para informar al público que en sociedad con el señor Barnum hearrendadoelcometaporunnúmerodeaños;ydeseo tambiénsolicitarel favordelpúblico para una empresa benéfica que estamos proyectando. Nos proponemosinstalarenelcometacómodosyhastaelegantesasientosparatodaslaspersonasquenoshonrenconsu favor,y realizarunaprolongadaexcursiónporentre loscuerposcelestes. Prepararemos 1.000 camarotes en la cola del cometa (con agua fría ycaliente,gas,mirador,paracaídas,sombrilla,etc.,encadauno),yconstruiremosmássielfavordelpúblicoasíloexige.Habrásalasdebillar,decartas,demúsica,bolerasymuchosteatrosespaciosos,asícomobibliotecasgratis;yenlaestructuraprincipalnos proponemos instalar un parque para coches, conmás de 15.000 kilómetros decarretera.Publicaremos,asimismo,periódicostodoslosdías.
PARTIDADELCOMETA.ElcometasaldrádeNuevaYorkalasdiezdelanochedeldía20,yportantoesconvenientequelospasajerossehallenabordoalasochocomomáximo,paraevitarconfusionesdeúltimahora.Se ignorasiseránnecesariosonolos pasaportes, pero es mejor que los señores pasajeros los lleven consigo, paraprevenir todacontingencia.Abordono sepermitirá tenerperros.Estaexigenciaesunadeferenciaalossentimientosexistentesrespectoatalesanimales,yseráaplicadacon todo rigor.Sevigilarácon todocelo la seguridadde lospasajeros.En tornoalastro se colocará una barandilla de hierro y no se permitirá a nadie llegar hasta elbordeyasomarse,amenosqueseaencompañíademisocioodemímismo.
SERVICIOPOSTAL.Elserviciopostalserá lomáscompletoposible.Naturalmente,sólo se utilizará el telégrafo; en consecuencia, los amigos que ocupen camarotesalejados entre sí 30 millones o hasta 50 millones de kilómetros, podrán enviar yrecibirmensajeseneltérminodeoncedías.Losmensajesnocturnospagaránmediatarifa.Todo el sistemapostal estará bajo la supervisióndel intendente depersonal,señorHale,deMaine.Serviciodecomidasatodashoras.Lascomidasservidasenelcamarotesufrirán,comoeshabitual,unleveaumentoenelprecio.
Que se sepa, no hay hostilidad en ninguno de los grandes planetas, peropreferimos jugar sobre seguro y, por tanto, hemos adquirido cierta cantidad demorteros, cañones y picos de abordaje. La historia enseña que las comunidadespequeñasyaisladas, como lasde las islas remotas,puedenmostrarsehostiles a losextranjeros,yéstepodríaserelcasodelosHABITANTESDELASESTRELLASdedécimaovigésimamagnitud.Enningunaocasiónofenderemosataleshabitantes,sinoquelostrataremosconurbanidadycortesía,sincomportamosnuncaconunasteroidecomonopodemoscomportarnosconJúpiteroSaturno.Repitoquenoofenderemosanadiede las estrellas, pero, almismo tiempo, rechazaremos cualquier injuria quepuedan
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hacernos, cualquier insolencia que nos demuestren los partidos o los gobiernosresidentes en cualquier estrella del firmamento.Aunque contrarios a verter sangre,nos mantendremos firmes y valientes en esta postura, no sólo con respecto a lasestrellasaisladas,sino tambiéna lasconstelaciones,Deseamosdejaranuestropasopor cada nación que visitemos, desde Venus a Urano, una buena impresión deAmérica,Y a pesar de todo, sí no podemos inspirar amor, almenos trataremos deinspirarrespetohacíamuestrapatria.Llevaremosconnosotros,totalmentegratis,UNGRANEJÉRCITODEMISIONEROS,loscualesderramaránlaverdaderaluzsobretodosloscuerpos celestes que, físicamente esplendentes, todavía vivan en las tinieblas. Seestableceránescuelasdominicalessiemprequeseaposible.Tambiénseintroducirálaeducacióncompulsiva.
ElcometavisitaráprimeroMarte,paracontinuarhaciaMercurio,Júpiter,VenusySaturno.LaspersonasrelacionadasconelgobiernodelDistritodeColumbiayconelantiguo gobierno de la ciudad deNuevaYork que deseen inspeccionar los anillos,gozarándel tiemponecesario,otorgándoseles todas las facilidades.Sevisitarácadaestrella demagnitud prominente, con excursiones a los puntos interiores demayorinterés.
Se ha tachado de nuestro programa la ESTRELLA DEL CAN. Pasaremos muchotiempoenlaOsaMayoryencadaconstelacióndeimportancia.LomismocabedecirdelSol, laLunay laVíaLáctea, aparte de laCorriente delGolfo del firmamento.SeráconvenientellevartrajesadecuadosparalavisitaalSol.Hemosprogramadoelviajedeformaquenoserecorranmásde100.000.000kilómetrosdeunsolotrechosinparar en alguna estrella.Estoharáque las paradas sean frecuentesy conservenalto el interés de los turistas. Se revisará el equipaje en cada alto de la ruta. Laspersonasquesólodeseentomarparteenlosprimerostrayectosdelviaje,ahorrándosegastos,podránapearseenlaestrellaqueelijanyaguardarnoshastaelviajederetomo.
Después de visitar las estrellas y las constelaciones más famosas de nuestrosistema, e inspeccionar personalmente lasmás remotas chispas que ni siquiera lostelescopios más potentes han detectado en el firmamento, continuaremos de todocorazónconUNESTUPENDOVIAJEdeexploraciónentrelosinnumerablesmundosquegiran en torbellino por las inmensidades del espacio que extiende sus solemnessoledades,susinimaginablesvastedadesdebillonesybillonesdekilómetrosmásalládel límite visual de cualquier telescopio, como un destello fosforescente delentejuelas al que la hazaña de un viajero tropical dio vida por un instante, y quequincemilkilómetrosdemares fosforescentesyunmonótono lapsode tiempohandisminuido desde entonces a un incidente sumamente trivial en sus recuerdos.Losniñosqueocupenasientosenlaprimeramesapagaránelpreciocompleto.
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LosBILLETESDEPRIMERACLASEdesdelaTierraaUrano,incluyendovisitasalSolylaLunaytodoslosplanetasprincipalesdelaruta,secobraránalpreciomínimode2dólaresporcada100.000.000kilómetrosdeviaje.Enbilletesdeidayvueltahabráunagranreduccióndeprecios.Elcometaesnuevoytotalmentereconstruido,siendoéstesuprimerviaje.Eselmásvelozdelalínea.Hace30millonesdekilómetrosaldía,consusmecanismosactuales;peroconunatripulaciónamericanaybuentiempo,confiamos en llegar a los60millones.Sin embargo,nunca aceleraremoshastaunavelocidad peligrosa, quedando prohibidas las carreras con otros cometas. Lospasajeros que deseen desviarse hacia otros puntos o regresar a la Tierra podránenlazarconotroscometas.Tenemosenlacescontodoslospuntosprincipalesdelasmejores líneas.Lospasajerospuedenconfiarennuestrasmedidasdeseguridad.NopuedenegarsequeelcieloestáinfestadodeCOMETASVIEJOSYDESVENCIJADOSquenohan sido inspeccionados o examinados en 10.000 años, y que ya deberían estardestruidosoconvertidosenbarcazas,peroconéstosnotenemosenlacesnirelaciónalguna.Lospasajerosdelaantecámaranodeberánabrirlaescotillaprincipal.
Sehanentregadobilletescomplementariosdeidayvueltaalmayordomogeneral,señorShepherd,alseñorRichardsonyaotroseminentescaballeroscuyosserviciospúblicos les dan derecho al descanso y la relajación de un viaje de esta clase.Laspersonasquedeseen el billete de idayvuelta gozarándeuna instalación extra.SecompletarátodoelviajeylospasajerosaterrizarándenuevoenNuevaYorkel14dediciembrede1991.Estosignificaunarapidezdealmenoscuarentaañosmayorquela de cualquier otro cometa.Casi todos losmiembros prominentes del país deseanrealizarelviajedeidayvuelta,sisusconstituyenteslespermitenunasvacaciones.Abordo estarán permitidas todas las diversiones inocentes, pero no se permitiránapuestas durante el viaje del cometa, ni ninguna clase de juego con dinero.Respetaremos todas las estrellas fijas, pero fijaremos aquellas que al parecer lonecesiten.Siestocausaperturbacioneslolamentaremos,peroloharemos.
ComoelseñorCoggianoshaarrendadoelcometa,éstenoostentarásuantiguonombre sino el de mi socio. Los pasajeros N-B, pagando doble precio, tendránderecho a una participación en todas las nuevas estrellas, soles, lunas, cometas,meteoros y almacenes de truenos y relámpagos que descubramos. Los agentes depatentesmedicinalesdeberánobservarqueLLEVAMOSTABLASDEANUNCIOSyunpincelpara usarlos en las constelaciones, todo lo cual estará a su disposición a un preciomódico.Serecuerdaaloscremacionistasqueiremosdirectamentealugarescalientes,conpreciossumamentereducidos.Paralospasajerosengeneral,nuestraempresaessólounaexcursióndeplacer,peroindividualmenteesunnegocio.
Volaremosconnuestrocometaparasacarleeljugo.
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PARAMÁSDETALLES,oparacargaypasajes,solicitarlosabordoamisocio,peronoamí,puestoquenomeharécargodelcometahastaqueestébiencargado.Yesnecesario, en talesmomentos, quemimente no esté preocupada por los pequeñosdetallescomerciales.
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PLIEGUEENELTIEMPO
JohnWyndham
Apartirdeuntemaclásicodelacienciaficción,elinolvidableautordeEldíadelos trífidos construye un relato lleno de ternura, sensibilidad y patetismo, a la vezserenoydesgarrador.
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En el ladomás resguardado de la casa, el sol quemaba.Dentro de las abiertasvidrieras, la señoraDolderson apartó su silla unos centímetros para que su cabezacontinuaraenlasombramientraselcalorconfortabaelrestodesucuerpo.Después,apoyólacabezaenunalmohadón,mirandohaciafuera.
Paraella,aquellaescenacarecíadetiempo.Al otro ladode la avenida, el cedro se erguía como siempre.Sus ramasplanas
bien extendidas debían llegar, suponía, un pocomás allá de cuando ella era niña,aunqueeradifícilaseverarlo:elcedroyaeraenormeentonces,lomismoqueahora.Además,elsetofronterizoestabatanbienrecortadoypulidocomoenotrostiempos.La cancela del espino aún seguía flanqueada por dos pájaros sin posibleidentificación,CockyyOlly, y eramaravilloso que aún estuviesen allí, aunque lasplumasdelacoladeOllysehubiesenretorcidounpococonlaedad.
Elcuadrodefloresdelaizquierda,delantedelplantíodearbustos,estaballenodecolor,comosiempre…Bueno,talvezunpocomásbrillante;seteníalasensacióndequelasfloreseranunpocomáschillonasqueantes,aunquetambiéndeliciosas.Sinembargo,elhuertomásalládelsetohabíacambiadounpoco:másárbolesjóvenes,yalgunosdelosviejoshabíandesaparecido.Entrelasramas,sedivisabaalgúndestellode tejado rojo donde vivían los vecinos de otros tiempos. Salvo por esto, era casiposible,porunmomento,olvidartodaunaexistencia.
La tarde dormitaba en tanto los pájaros descansaban, las abejas zumbaban, lashojas susurraban suavemente, y el pom-pom de la pista de tenis a la vuelta de laesquina no cesaba, con alguna voz ocasional que anunciaba el tanteo. Lo mismopodíaserunatardesoleadadecincuentaosesentaveranosantes.
LaseñoraDoldersonsonrió,amándolotodo;lohabíaamadodeniña,yahoraaúnloamabamás.
Habíanacidoenestacasa;aquísehabíacriado,sehabíacasado,habíavueltoaella almorir su padre; aquí había criado a sus dos hijos, aquí había envejecido…UnosañosdespuésdelaSegundaGuerraMundialestuvoapuntodeperderla…,peronofueasídeltodo,yaúnestabaenella…
EraHaroldquien lohabíahechoposible.Unchico listo,unhijomaravilloso…Cuando se vio claramente que ella ya no podría mantener la casa, que tenía quevenderla,fueHaroldquienconvencióasuempresaparaquelaadquiriese.Suinterés,le dijo a sumadre, no radicaba en la casa sino en el emplazamiento…como ladecualquiercomprador.Lacasaensícarecíadevalorahora,perosusituacióneramuyconveniente.Comocondicióndeventa,habíanconvertidocuatroestanciasdel ladosur en un apartamento que debería ser de ella hasta su muerte. El resto de laresidencia se había convertido en hotel, albergando a unos veinte jóvenes quetrabajabanenloslaboratoriosyoficinasconstruidosenlapartenorte,enellugardelosestablosypartedelpaseodecaballos.
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Ellasabíaqueundíaderribaríanlaviejacasa,puesyahabíavistolosplanos;peroporelmomento,ensutiempo,tantolamansióncomoeljardíndelsuryoestenolostocaríanadie.Haroldlehabíaaseguradoqueparaelloteníanquetranscurriralmenosquince o veinte años…, mucho más del tiempo que ella los necesitaría, con todaseguridad…
Y no era que, pensaba serenamente la señoraDolderson, lamentase demasiadodesaparecerdeestemundo.Unoacabaporserinútily,ahoraqueellaestabaenunasilladeruedas,unacargaparalosdemás.Además,teníalasensacióndequeyaeracomouna forastera…,unaextranjeraenelmundodeotrosseres.Todoestabamuycambiado;primero,convirtiéndoseenunlugardifícildeentender,despuésllegandoaformaruncomplejoimposibledecomprender.Noeraextraño,pensó,quelosviejossetornenposesivosrespectoalascosas;queseaferrenalosobjetosquelesunenalmundoquepuedenentender…
Harold era unmuchacho estupendoy, por él, la señoraDoldersonhacía lo queestabaensumanoparanoparecerexcesivamenteestúpida…,aunqueavecesestoeradifícil. Hoy, por ejemplo, en el almuerzo, Harold se mostró muy excitado por unexperimentoquedebíanrealizarporlatarde.Teníaquehablardeello,aunquedebíasaberqueprácticamentenadadeloquedecíaresultabacomprensibleparaella.
Era algo sobre dimensiones… Ella había captado la idea, aunque se limitó aasentir sin intentar ahondar más en el asunto. La última vez que salió el tema acolación,ellaobservóqueensujuventudsólohabíatres,ynocomprendíacómoelprogresomundialpodíahaberañadidomás.Estohabía lanzadoalmuchachoaunadisertación respectoa laopiniónde losmatemáticos, según lacualenelmundoesposible,aparentemente,percibirlaexistenciadeunaseriededimensiones.Inclusoelmomento de existencia en relación con el tiempo era, al parecer, una especie dedimensión. Filosóficamente, Harold había empezado a explicarlo…, pero ella seperdió en aquella elucubración. Harold se había metido en algo muy confuso. LaseñoraDoldersonestabaseguradequeensujuventudlafilosofía,lasmatemáticasyla metafísica eran tres asignaturas separadas, pero en la actualidad,incomprensiblemente,parecíanhabersefundidoentresí.
Demodoqueestavezellaleescuchótranquilamente,dejandooíralgunossonidosalentadores de cuando en cuando, hasta que al final él sonrió tímidamente,asegurandoqueellaeramuybondadosaalsoportaraquelrollo.Luego,diolavueltaalamesa y la besó en lasmejillas, abrazándola, y ella le deseómucha suerte en elexperimentomisteriosodelatarde.Después,Jennyquitóelserviciodelamesaylaacompañóensusillaalaventana.
Elcalorde ladeslumbrante tarde lasumióenunadulcemodorraque la llevóacincuenta años atrás, cuando en otra tarde como ésta también se sentó junto a laventana,aunqueentoncesnopensabaenabsolutoenunasilladeruedas,aguardando
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a Arthur…, aguardando a Arthur con el corazón anhelante…, aunque Arthur nollegó…
Eraextrañocómosucedíanlascosas.SiArthursehubierapresentadoaqueldía,seguramenteellasehabríacasadoconél.YHaroldyCynthianohabríanexistido.Sí,ella habría tenido hijos, pero no habrían sido Harold ni Cynthia… ¡Qué curiosacasualidadeslaexistencia!Sólopordecirle«no»aunhombre,o«sí»aotramujer,esposibledarlaexistenciaaunarzobispoenpotenciaoaunfuturoasesino.¡Quétontoseranhoydía,tratandodesuavizarlotodo,deasegurarlavida,entantoquedetrás,enel pasado de cada cual, se extendía la fila llena de casualidades, de mujeres quehabíandicho«sí»o«no»,segúnelcaprichodelmomento!
EracuriosoqueahoraseacordaradeArthur.Hacíaañosquenopensabaenél.Estabaseguradequeaquellatardehabríapedidosumano.Eraantesdequeella
oyesehablardeColinDolderson.Yellahabríaaceptado.Oh, sí,habríaaceptadoaArthur.
Nunca hubo explicaciones. Ella nunca supo por qué él no se había presentadoentonces… ni nunca más. Tampoco le había escrito. Diez días, tal vez quincedespués, recibióunacarta impersonalde lamadredeArthurcomunicándolequesuhijoestabaenfermoyqueelmédicoaconsejabaunviajealextranjero.Perodespuésnadaenabsoluto…hastaeldíaenqueviosunombreenunperiódico,másdedosañosmástarde…
Naturalmente, se había enfadado (una joven tiene su orgullo, ¿no?), y durantealgún tiempo tambiénsesintiódolida.Peroal final,¿cómopuedesaberunaque loocurridonofuelomejor?¿Habríansidosushijostancariñososconella,tanamables,taninteligentescomoCynthiayHarold?
Unaserie infinitadeprobabilidades…conlosgenesyotrascosasde lasquesehablahoyendía…
El rumor de la pelota de tenis ya había cesado y los jugadores se habíanmarchado, volviendo seguramente a su recóndita labor. Las abejas continuabanzumbando entre las flores; también revoloteaba media docena de mariposas. Losárboles demás allá temblaban bajo la calma. Lamodorra se tornó irresistible. LaseñoraDoldersonnolacombatió.Reclinólacabezahaciaatrás,oyendoamediasotrozumbido, más estridente que el de las abejas, pero no suficiente para molestarla.Cerrólosojos…
Depronto,apocosmetrosdedistancia,perofueradesucampovisualdesde lasilla, sonaron unas pisadas en el sendero. El sonido empezó bruscamente, como sialguienhubierasaltadoalsenderodesdeelcésped…sóloquenohabíavistoanadiecruzando por allí. Simultáneamente se oyó una voz de barítono, que cantabaanimadamente,aunquenomuyalto.Enrealidad,lacanciónempezóporlamitaddeunafrase:
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…mundohaciéndolo,haciéndolo,haciéndolo…Miraeste…
Derepente,lavozcalló.Ylaspisadascesarontambién.La señora Dolderson tenía ya los ojos abiertos… muy abiertos. Se asía a los
brazos de la silla con sus delgadasmanos. Recordaba la canción,más aún, estabasegurade reconocer lavoz…alcabode tantosaños.«Bah,unsueñoestúpido», sedijo.Lehabíarecordadosólounosinstantesantesdecerrarlosojos…¡Quétontería!
Y no obstante, cosa curiosa, no parecía un sueño. Todo era tan claro, tandelimitado,tanfamiliarmenterazonable…,conlosbrazosdelasillamuysólidosbajosusdedos…
Otra idea se presentó a su cerebro. Había muerto. Por eso no era un sueñoordinario. Sentada al sol, debía de haber fallecido quedamente.Elmédico le habíadichoquepodíamorir inesperadamente…¡yahorahabíaocurrido!Experimentóunmomentodealivio;noeraque temiesemuchoa lamuerte,perosíal trastornoquepodíahaberdespués…Yahoratodohabíaacabado…sinperturbaciones.Tansencillocomo quedarse dormida.De pronto se sintió feliz, totalmente dichosa.Aunque eraextrañoqueaúnparecieseatadaalasilla…
Lagravacrujióbajolaspisadasdeaquellospies.—¡Estoesraro!¡Rarísimo!¿Quédiabloshasucedido?LaseñoraDoldersonestabainmóvilensusilla.Nohabíalamenordudarespecto
alavoz.Unapausa.Los pies semovieron, como con incertidumbre.Después, siguieron
avanzando, lenta,vacilantemente.Lospies trajeronun jovena lavista.Oh,parecíatanjoven…Laancianasintióoprimírseleelcorazón.
Vestía una chaqueta azul a listas y pantalones blancos de franela. Había unabufandade sedaen tornoa sucuelloy, echadohacia atrás llevabaun sombrerodepajaconunacintacoloreada.Teníametidaslasmanosenlosbolsillosdelpantalónysujetabaunaraquetadetenisbajoelbrazoizquierdo.
Ella le vio primero de perfil, y no con su mejor expresión, ya que parecíaasombrado,conlabocaentreabierta,almirarhaciaelgrupodeárboles.
—Arthur…—murmurólaseñoraDolderson.Élsesobresaltó.Laraquetaresbalóycayóalsuelo.Intentórecogerla,quitarseel
sombreroyrecobrarlacompostura,todoalmismotiempo,conpocoéxito.Cuandoseirguiódenuevo,sucaraestabasonrojada,conunaexpresiónaúnconfusa.
Miróalaancianadelasilla,conlasrodillasprotegidasporunamanta,susmanosdelicadassobrelosbrazosdelasilla.Lamiradapasómásalládeella,haciaelsalón.Aumentósuconfusión,conunanotadealarma.Susojosvolvieronalaviejadama.Éstalecontemplabaintensamente.Eljovennorecordabahaberlavistoantes,nisabía
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quién era… y no obstante en sus ojos parecía haber algo que le era ligeramentefamiliar.
Laancianasecontemplólamanoderecha.Laestudióuninstantecomounpocointrigada,yvolvióalevantarlavistahaciaél.
—¿Nomeconoces,Arthur…?—preguntósuavemente.Había una nota de tristeza en su voz que él tomó por desengaño, teñido de
reproche.Anteesto,eljovenhizoloposibleporserenarse.—Metemo…,metemoqueno—confesó—.Usted…yo…eh…—Seatascó,y
continuó con angustia—: Usted debe de ser… la tía de Thelma…, de la señoritaKilder,¿verdad?
La anciana lemiró fijamente unosmomentos. Elmuchacho no comprendió suexpresión.
—No—murmuróella—,nosoylatíadeThelma.Lamiradadeljovenvolvióapasearseporelsalón.Estavezmoviólacabezacon
asombro.—Todo es diferente…No, sólo amedias—manifestó con inquietud—.Oh, no
puedo haberme equivocado…—se interrumpió y volvió a contemplar el jardín—.No,ciertamentenomeheequivocado…Pero¿qué…quéhasucedido?
Suextrañezayanoerasimple;parecíatremendamenteturbado.Susasombradosojosvolvieronaposarseenlaanciana.
—Porfavor…noloentiendo…¿Cómoesquemeconoceusted?Lacrecienteinquietuddelmuchacholaturbóaella,obligándolaamostrarsemás
cauta.—Tehereconocido,Arthur…Nosconocimosmuchoantes,¿no?—¿Deveras?Nomeacuerdo…Losientomucho…—Parecesangustiado,Arthur.Cogeaquellasillaydescansaunpoco.—Gracias,señora…eh…señora…—Dolderson—terminóella.—Gracias, señora Dolderson—dijo él, frunciendo el ceño al intentar situar el
nombre.Laanciana levio acercar la silla.Cadamovimiento, cada rasgo le era familiar,
inclusoelmechóndepeloquelecaíasobrelafrentesiemprequeagachabalacabeza.Él se sentó y estuvo callado unos momentos, mirando, con el entrecejo arrugado,haciaeljardín.
LaseñoraDoldersontampocosemovió.Sehallabacasitansorprendidacomoél,aunquenolodabaaentender.Obviamente,laideadehabermuertoeraunatontería,Estabacomosiempre,en su silla,dándosecuentadeldolorde laespalda,capasdeasirlosbrazosdelasillaysentirlos.Noeraunsueño…,todoestabaentrelazado,tansólido,tan…real;muydiferentedecomosonlascosasenlossueños.
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¿Sería una simple alucinación, un engaño de su mente al colocar el rostro deArthur enun joven completamentedistinto?Volvió amirarle,No, no era eso…Élhabía contestado al nombre de Arthur, y además llevaba su chaqueta, En laactualidad,laschaquetasyanoteníanaquelcorte,yhacíamuchísimosañosquelosjóvenesnollevabansombrerosdepaja.
¿Unaespeciede…fantasma?Oh,no;Arthurerasólido;lasillahabíacrujidoalsentarse,loszapatoshabíanrechinadosobrelagrava.Además,¿quiénhaoídohablarnunca de un fantasma tan asombrado y, sobre todo, de un joven fantasma reciénafeitado?
Elmuchachointerrumpiólospensamientosdelaviejaalvolverlacabeza.—CreíaqueThelmaestaba aquí—observó—.Me lohabíadicho.Dígame, por
favor,dóndeestá.Comounniñoasustado,pensóella.Deseabaconsolarle,noasustarlemás.Perono
seleocurriódecirmásque:—Thelmanoestálejos.—Deboencontrarla.Ellameexplicaráloocurrido.Hizoademándelevantarse.Laancianaposóunamamosobreelbrazodeljoven,impidiéndoselo.—Unmomento.¿Quéparecehaberocurrido?¿Quéesloquetantotepreocupa?—Esto—agitóunamano,incluyendocuantolerodeaba—.Todoestádiferente…,
peroeslomismo…Ysinembargo,noloes.Sientocomosi…,comosiestuvieraunpocoloco.
Ellalemirófijamenteyluegosacudiólacabeza.—Nolocreo.Dime,¿quétepasa?—Veníahaciaaquíparajugaraltenis…Bueno,paraveraThelma,enrealidad—
añadió,corrigiéndose—.Todoestababien,comodecostumbre.Ibaporelsenderoydejé la bicicleta apoyada en el abeto que hay al comenzar la avenida. Empecé acaminarporellaydepronto,aldoblarlaesquinadelacasa,todoresultó…diferente.
—¿Diferente?—repitiólaseñoraDolderson—.Diferente…¿enqué?—Bueno,casientodo.Elsolparecióconvulsionarseenelcielo.Losárboleseran
más grandes, no como antes. Las flores del jardínmostraban un color distinto. Laenredaderacubríayatodoelmuro…yderepente,sóloestuvohastamediaaltura…yparecíaotraclasedeenredadera.Habíaotrascasasmásallá.Casasquenohabíavistonunca…,puesallísólohabíauncampo,alotroladodelhuerto.Inclusolagravadelaavenida estaba más amarilla de lo que recordaba. Y este salón… es el mismo desiempre. Conozco el escritorio, la chimenea…y los dos cuadros. Pero el papel esdiferente. Nunca lo había visto… y sin embargo, no es nuevo. Por favor, dígamedóndeestáThelma…,quieroquemeloexplique…Sí,debodeestarunpocoloco…
Laancianaleapretóelbrazoconmásfuerza.
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—No—repusocondecisión—.Sealoquesea,seguroquenoeseso.—Entonces…¿qué?—seinterrumpióbruscamenteyescuchóladeandolacabeza.
Elsonidofueenaumento—.¿Quéesesto?—inquirióconansiedad.LaseñoraDoldersonaumentólapresióndesumano.—Nopasanada,Arthur…Nopasanada—ledijocomoaunniño.Sentíaelaumentodelatensióneneljovenamedidaquecrecíaelruido.Pasópor
encima, a menos de trescientos metros, con los eyectores atronando el espacio,dejandoatrásunaesteladegasblanco,entantoelaireseestremecíaygradualmentevolvíaasuanteriorplacidez.
Arthurlocontempló.Yloviodesaparecer.Cuandovolvióamiraralaanciana,surostroestabablanco,muyasustado.
—¿Qué…—preguntóconvoztemblorosa—,quéhasidoeso?—Sólo un avión, Arthur—contestó ella, para obligarle a calmarse—.Oh, son
terriblementeruidosos.Arthurmiróhaciaelsitiopordondesehabíadesvanecidoelaparatoysacudióla
cabeza.—Peroyoheoídoavionesyloshevisto.Ynosonasí.Estehacíaunruidocomo
unamotocicleta…peromás fuerte. ¡Era terrible!No lo entiendo…,no entiendo losucedido…—suvozsonabapatética.
LaseñoraDoldersonibaacontestar,cuandodeimprovisorecordólacharlaconHarold referente a las dimensiones, a su trasmutación en planos diferentes, a susimplicacionesdeltiempoenformadeotradimensión…Conundestellointuitivolocomprendió…No, comprender no era la palabra adecuada…Lo percibió. Pero alpercibirlosehallóperdida,desorientada.
Miró otra vez al joven. Estaba tenso, temblando levemente. Se estabapreguntandositeníaelcerebrodesquiciado.Bien,estoteníaqueterminar.Noexistíaningúnmediosuave,pero¿cómohacerlodeotromodo?
—Arthur…—exclamósúbitamente.Elmuchacholamiróveladamente.Condeliberación,laancianahablóconaplomo:—Hallarásunabotelladecoñacenlaalacena.Cógela,porfavor,ytraedoscopas.Conunmovimientocasihipnótico,élobedeció.Laancianallenóparaéluntercio
deunacopaconcoñac,ysesirvióunpocomenos.—Bebeesto—leordenónuevamente.Élvaciló—.Vamos…Hassufridounagran
impresión. Te hará bien. Quiero hablar contigo, y no puedo mientras no te hayasrepuestodelasorpresa.
Arthurbebió,tosióunpocoytomóasiento.—Apura la copa —insistió ella. Él la apuró. La anciana se interesó—: ¿Te
encuentrasmejor?
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Eljovenasintió,peronodijonada.Ellasedecidióyrespiróprofundamente.—Arthur,dimequédíaeshoy.—¿Quédía?—sesorprendióél—.Pues,viernes.Elveintisiete…dejunio.—Elaño,Arthur.¿Quéaño?Elmuchachovolvióelrostrohaciaella.—Noestoycompletamenteloco,¿sabe?Séquiénsoyydóndeestoy…oesocreo.
Estodolodemásloqueestámal,noyo.Puedoasegurarle…—Arthur,quieroquemedigaselaño.Lavozdelaancianaeradenuevoautoritaria.Eljovenmantuvolosojosfijosenellamientrashablaba.—Milnovecientostrece,claro.LamiradadelaseñoraDoldersonvolvióaconcentrarseeneljardínylasflores.
Asintió suavemente. Aquél era el año… y había sido en viernes; qué extraño queahoralorecordase.Debíadehabersidoelveintisietedejunio.Pero,desdeluego,fueun viernes del verano de 1913 el día en que él no acudió. Hacía tanto… tantotiempo…
Lavozdeljovenladevolvióalpresente.Sonabainseguraporlaansiedad.—¿Porquémelohapreguntado…?Merefieroalaño.Su frente estaba muy arrugada, sus ojos muy ansiosos. Era muy joven. A la
anciana le dolía por él el corazón.Volvió a coger con sumano frágil la fuerte deArthur.
—Creo…,creoqueyalosé—murmuróél,estremeciéndose—.Ignorocómo…,peroustednome lohabríapreguntadoamenosque…Sucedióunacosamuy rara,¿eh?Yanoestamosenmilnovecientostrece,¿verdad?¿Queríadecireso?Laformadecrecerlosárboles…,elavión…—Calló,mirándolaconlosojosmuyabiertos.Yluego—:Tiene que decírmelo. Por favor, por favor, ¿quéme ha ocurrido? ¿Dóndeestoy?¿Quéesesto?
—Mipobremuchacho…—murmuróella.—¡Oh,porfavor…!TheTimes,conelcrucigramaresueltoamedias,sehallabaenunasillapróxima.
Locogióconreluctancia.Luego,lodoblóyseloentregóaljoven.Altomarlo,aélletemblabalamano.
—Londres,lunes,primerodejulio—leyó.Después,susurróconincredulidad—:¡Milnovecientossesentaytres!
Bajóeldiarioylamirósuplicante.Laancianaasintiólentamentedosveces.Estuvieron contemplándose sin hablar. Gradualmente, la expresión de Arthur
cambió.Selejuntaronlascejas,comopenosamente.Luegomiróasualrededor,conlosojospenetrantesaquíyallí,cualsiquisieranescapar.Porfin,volvieronafijarse
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enella.Loscerróunmomento.Despuéslosabrió,llenosdedolor…ymiedo.—¡Oh,no,no!¡No!Ustednoes…,nopuedeser…Ustedmedijoqueera…la
señoraDolderson.Dijoqueloera.Ustednoes…,nopuedeser…Thelma…La señoraDolderson calló. Semiraron otra vez. El rostro deArthur se arrugó
comoeldeunchiquillo.—¡Oh,Diosmío!¡Oh,Diosmío!—gritó,ocultandolacaraentrelasmanos.LaseñoraDoldersonentornólosojosuninstante.Cuandolosabrióyaeradueña
desí.Tristemente,mirósustemblorososhombros.Sumanoizquierda,delgada,conmuchas venillas azules, se tendió hacia la cabeza inclinada para acariciarlesuavementeelcabello.
Lamanoderechaencontróeltimbrequeestabasobrelamesitaqueteníaallado.Loapretó,sinapartareldedo.
Abrió los ojos al oír el movimiento. La persiana dejaba en la sombra lahabitación,perohabíaluzsuficienteparaquedivisaseaHaroldalladodesucama.
—Noqueríadespertarte,madre—sedisculpóeljoven.—No me has despertado, Harold. Estaba soñando, pero no dormía. Siéntate,
querido.Quierohablarcontigo.—Notefatigues,madre.Hassufridounaleverecaída,¿sabes?—Sí, pero resulta más fatigoso estar intrigada que saber la verdad. No te
entretendrémucho.—Estábien,madre.Acercóunasillaalacamaysesentó,cogiendounamanodelaancianaentrelas
suyas.Ellaescrutóelrostrodesuhijoenlapenumbra.—Lohicistetú,¿verdad,Harold?¿Fuetuexperimentoloquetrajoaquíalpobre
Arthur?—Fueunaccidente,madre.—Cuéntamelo.—Estábamos comprobándolo. Sólo una prueba preliminar. Sabíamos que era
posibleteóricamente.Habíamosdemostradoquesípodíamos…¡Oh,estandifícildeexplicar…!Sipodíamos,bueno,doblarunadimensión,doblarlasobresí,dospuntosnormalmenteseparadostendríanquecoincidir.Temoqueestonoestámuyclaro…
—Noimporta,querido.Adelante.—Bien,cuandotuvimosdispuestonuestrogeneradordistorsionadordelcampo,lo
doblamosparaunirdospuntosseparadosnormalmentecincuentaaños.Piensaenunatiradepapeldobladaendosmarcas,demodoquecoincidanlasmarcas.
—Sí…—Fue muy arbitrario. Pudimos escoger diez años o cien, pero elegimos
cincuenta. Y nos acercamos de manera asombrosa, madre, muy asombrosa. Sólo
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cometimosunerrordecuatrodíasencincuentaaños.Estonosdejóestupefactos.Loqueahorahemosdehaceresdescubrirelorigendelerror,perosinospidierasqueapostásemos,nosotros…
—Sí,querido.Estoyseguradequefuemaravilloso.Pero¿quésucedió?—Oh, lo siento. Bueno, como dije, fue un accidente. Sólo tuvimos el aparato
conectadotresocuatrosegundos…yéldebiópenetrarentoncesenel terrenodelacoincidencia.Unaprobabilidadentreunmillón.Ojalánohubiese sucedido…,peronopodíamosprever…
Laancianagirólacabezasobrelaalmohada.—No,nopodíaispreverlo—concedió—.¿Ydespués?—Realmente,nada.NosupimosnadahastaqueJennycontestóatutimbrazoyte
encontródesmayadayaeseindividuo,Arthur,completamentedesquiciado;entonces,fueabuscarme.
»Unade lasdoncellas teayudóa llegarhasta lacama.VinoeldoctorSoley tereconoció. Luego, le dio un tranquilizante a ese Arthur. El pobre chico lonecesitaba…Claro,esalgoterribleloquelesucedió,cuandosóloesperabajugarunpartidodetenisconsuchica.
»Cuando se calmó, nos dijo quién era y de dónde venía. ¡Bueno, era algoestupendo!Unapruebavividaaccidentalalprimerexperimento.
»Peroloúnicoqueelpobremuchachoqueríaeraregresarloantesposible.Estabamuyangustiado…Sí,unmalasunto.EldoctorSolequisoponerlebajosedantesparaque no se volviera loco. Lo parecía…, aunque cuando volvió en sí no daba laimpresióndeestarmejor.
»Ignorábamossipodíamoshacerleregresar.Latransferenciahaciaadelante,paraexpresarlo toscamente, puede considerarse como una aceleración infinita de unaprogresión natural, pero la idea de la transferencia “hacia atrás” está llena deimplicacionesdesconcertantes,cuandosereflexionaenello.Huboundebate,peroeldoctor Sole lo solucionó. Sólo con que existiese una posibilidad mínima, dijo, elsujetoteníaderechoaintentarlo,ynosotrosestábamosobligadosatratardedeshacerlo que habíamos hecho. Aparte de esto, si no lo intentábamos, tendríamos queexplicar cómo teníamos en nuestras manos un chiflado, y naturalmente, apartadocincuentaañosdesucurso.
»Intentamos hacerle comprender aArthur que no estábamos seguros de que laoperacióntuvieseéxitoalrevés;además,existíaelerrordecuatrodías,demodoqueel regreso no sería exacto. Creo que no lo entendió. El pobre chico estaba en unestadolamentable;sóloqueríaunaprobabilidad,cualquierclasedeprobabilidad,paralargarsedeaquí.Eraunaideafija.
»Demodoquedecidimoscorrerelriesgo;alfinyalcabo,sinoeraposible,él…Bueno,noseenteraríaniocurriríanadaenabsoluto.
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»El generador aún estaba en la misma dirección. Pusimos un tipo a la tarea,colocamosaArthurenlaavenidaquedaalsalón,yloalineamosconlamáquina.
»Leindicamosquecaminara,talcomocuandoocurrió.»Dimoslaseñaldefuncionamiento.Claroqueacausadelsedanteadministrado
porelmédicoy todo lodemás,Arthurestabamuyalicaído,perohizo loquepudopara sobreponerse. Empezó a avanzar, tambaleándose. Un chico obstinado; casilloraba,peroconvozextrañaydesafinadasepusoacantar:“Todoelmundolohace,lohace…”
»Derepentedesapareció…,seesfumóporcompleto.—Haroldcallóyañadióapesar suyo—: Las pruebas que ahora poseemos no son muy convincentes…, unaraquetadetenisprácticamentenueva,peromuyanticuada,yunsombrerodepaja.
LaseñoraDoldersoncontinuótendidaenlacamasinhablar.—Hicimosloquepudimos,madre—agregósuhijo—.Sólopodíamosintentarlo.—Naturalmente, querido.Y tuvisteis éxito.No fue culpa tuyaquenopudierais
deshacer lo hecho. No,me preguntaba solamente qué habría ocurrido si hubieseispuesto en funcionamiento esa máquina unos minutos antes o después. Aunquesupongoqueestoeraimposible,delocontrariotúnohabríassidotú.
Haroldlamiróconinquietud.—¿Quéquieresdecir,madre?—Nada,querido.Hicisteloquepudiste…yesperoqueestohayasidolomejor…—Estabamuyangustiadoante la ideadeque lemantuviéramosaquí.Sehabría
vueltoloco.¿Quépodíamoshacer?—Nolosé…,nada.Supongoqueestabaescrito…—¿Porquécreesqueconseguimoshacerleregresar,madre?—Sé que lo lograsteis, querido. —Hizo una pausa, y con voz queda, como
recordandoalgo,citó—:«ArthurWaringBatley.Subteniente,porheridasrecibidasenactodecombateenFrancia.Tresdenoviembredemilnovecientosquince.»
Cerró los ojos y de ellos se escapó una lágrima que resbaló lentamente por sumejilla.Haroldsacósupañueloparasecársela.Ellaleapretólamano,peronohabló.Muy arriba, fuera de la casa, el estruendo de un jet fue creciendo y acabó porenmudecer.
—No me apena irme —murmuró la señora Dolderson—. Me dolerá dejarte,Harold,querido,peroestoesloúnicoquemeimportarácuandollegueelmomento.TalvezyoseaunpococomoelpobreArthur:nomegustamuchotumundo…nilascosasqueenseñaahacer.
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ELMALENTENDIDO
RuthGoldsmith
El malentendido, o de cómo unos observadores extraterrestres aprendieronmuchomásdeloqueesperabansobrelanaturalezahumana.
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EldíaenqueestallóelalambiquedeOciePowell,hizocaerdospatosqueibanhacia el norte y una nave ixiana que se deslizaba muy baja. Sólo que los patoslograrondesaparecer,perdiéndosetodalaconfusión.
Poralgúntiempo,Ocieysussocios,LeeOliveryRanseHawkins,permanecierontumbados donde acababan de aterrizar, en un grupo de palmeras. En talescircunstancias,eraagradabledescansarallí, inclusonecesario.Lacocción leshabíaresultado calurosa, fatigosa y aburrida, y se habían ofrecido mutuamente sushallazgoscomorazonesparahacerpruebasdurantelaoperación…hastaquedejarondedarsemotivos.Entonces,continuaronsimplementeobteniendomuestras.Cuandoabrieron los ojos, las ramas de los árboles giraron encima de ellos. Cuando loscerrarondenuevo,fueronellosmismoslosquegiraron.
Perolosixianos,decolorverde,concuatropiernasydoscabezas,bajarondesunave,decididosalocalizarlacausadesudescenso.
Los tres hombres esperaban, paciente y pacíficamente, a que el mundo seasentara,hastaqueelruidodeunaspisadasleshizolevantarlacabeza.Ellugarhabíasidoelegidoconvistasalpanorama.Enundíaclaroyconlavisiónnormal,podríandivisarhastamuylejosaniveldelsuelo,graciasalosescasosárbolesdelparaje…,hasta lo bastante lejos como para tener tiempomás que suficiente para largarse siaparecíaalguienconquiennoquisierantenerrelaciones.
Así,vieronalosixianosalolejos,separarseenabanicoyavanzarhaciaellos.Elsol de Florida chispeaba sobre las avanzantes figuras, y los tres cogieron sussombrerosdevaquero,decopabaja,yselosencasquetaronhastalosojos.
—Porlovisto,elsheriffhacompradouniformesnuevos—comentóOcie.—Seguro, son muy brillantes—asintió Lee—. Deben de poner buenas multas
parapoderadquiriresosequipos.—Serámejorquenoslarguemos—propusoOcie.Todavía había musgo en las ramas y la cebada molida goteaba lentamente
mientrasestudiabansusposibilidades.Éstasconsistíanenincorporarse,llegarhastalacamioneta, arrancar (cosa que podía ser difícil porque era un trasto viejo ydesvencijado), y traquetear en campo abierto hasta llegar a la carretera. Era unamedidadeemergencia.
Porotraparte,comofinalmentedijoRanseHawkins:—Sinosquedamosquietos,quizánonosvean.Laspisadasseoíanmásfuertes.Ocieencontróelembudoasulado,yllevándolo
alosojoscomountelescopio,atisboporentrelaspalmerasydescubriólasantenasencunadelascabezasverdes.
—Walkie-talkie—susurróasqueado,metiéndoseelembudoenelbolsillo—.Esoesjugarsucio.
Lasantenasse inclinaron, señalandoalescondrijode los tressocios, temblando
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unahacialaotra.Lospiesavanzaronunpocomásysedetuvieron.Lostreshombrespodíanoírmejorquever,ycomprendieronqueestabancopados.
Selevantaronhumildemente,conlasmanosenalto.—Hola,sheriff—murmuraron,yendolentamentehacialosreciénllegados.Lasdelicadasantenasretrocedieronsilenciosamente.Fue como unmalentendido interplanetario: un sheriff, como todo elmundo, y
más particularmente un sheriff, ha de mostrarse amistoso y contestar cuando lehablan, pero los ixianos sólo podían comunicarse pormedio de sus antenas.De locontrario, tal vez estuvieran recibiendo grandes honores por haber llevado a buentérminosuexpedición.
Trashaberagitadouncordial«¿Quétal?»conlasantenas,retrocedieronhaciaellugardedondevenían,oseahacialanave,convencidosdequenodebíanllevarmásadelante laexploración,aunquedecididosaseñalarensusmapasaquel lugarcomopeligroso.
Ocie,LeeyRansefuerontrasellos,aúnconlasmanosenalto,aunqueperdiendolapacienciaylaplacidez.Eraunaprocesiónextraña.
Losixianos,intrigadosperosindetenerse,sepasabanmensajesentresípormediode las antenas, mientras los tres socios formaban una cola algo agitada: Ocie,gordinflón, aunque lo parecía más porque siempre llevaba los bolsillos llenos deobjetos; los otros dos, altos y flacos, y un poco elásticos por las rodillas. Estabanpreocupados por la afrenta de no haber recibido respuesta a su saludo, y con lascabezasgachasparaevitarlaluzdelsol,nisiquierasedieroncuentadequeibanenlacola.
Lavistadelanaveenelsueloaúnexcitómássussentimientosheridos.—¡Segastaneldinerodeloscontribuyentesencochesnuevosyaparatosos—se
quejóLee,indignado—,enlugardepavimentarloscaminos!—Esoesculpadevotaratiposindeseables—remachóOcie.Estaba ya a punto de trepar por la escotilla, pero de pronto dio media vuelta.
Estaba tan enojado que arrojó lo primero que halló amano, el embudo, contra elcostadodelanave,ynisiquieraobservócómoretrocedíalaantenaanteaquelruido.
—¡Sheriff—exclamó—,niyoninadiedemifamiliavolveremosavotarle!Las tinieblas lesabsorbierondentrode lanave,dondeelúnicosonidofueelde
susjadeos.Eraunlugardondetodoelquesintierarecelosestaríajustificado.—No estoy seguro de que sea el sheriff —masculló Lee—. Parece un poco
diferente.—Deserfederaleslohabríandicho—replicóOcie,aúnsudadobajoelcuello—.
Yvoyapreguntárselo.Estánobligadosahablarnos,seanquienessean.Empezóasubir,perolanavesebalanceóyentoncesyafuedemasiadotardepara
dudasyreproches.Aldespegarlanave,lostresperdieronelconocimiento.
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Unahabitacióncomounacaja,conlasparedesmetálicasysinventanas,unasolapuertaconrejas,unaluzamortiguada…,asíeraellugardondesehallabanlostres.Seincorporaronhastasentarseytodosbuscaronlosavíosdefumar.
—Estonoeslacárceldelcondado—afirmóOcieconautoridad.—Pero es un sitio—objetó Ranse, tratando de sostener el papel del cigarrillo
quietoensumano—quehacequeeltabacosaltecomofrijolesmexicanos.—Seráunaprisiónfederal—aventuróLee.Ocieretorciólentamentelapuntadesucigarrillo.—Nopuedenmeternosenunaprisiónfederal—replicó—,almenossinunjuicio.Perosuspalabrassonabansosegadas;nolequedabanfuerzasniparaindignarse.Fue entonces cuando un ixiano apareció tras las rejas de la puerta.
Silenciosamente, los tres lomiraron y vieron a un ser verdoso con dos cabezas ycuatro patas, y algo que surgía de las cabezas. El extraño ser alargó una serie debrazosretráctilesparaasirlasrejascuandoquisovermejoralosprisioneros.
—Extranjeros—musitóOcie,conlagargantaseca.—EnemigosdelosEstadosUnidos…—concluyóRanse.Sí, recordabanhabersidocapturados.Usualmente,no lesatrapaban.Entreotras
razones, usaban los alambiques para elevar sus ánimos; recordaban los tiempos enque, según se decía, todo hombre que se respetase poseía un alambique, y portradiciónlesenojabaversemandadosentodo.
Fuesuánimoloquelesobligóaabrirlaboca,sentadosconlaespaldaapoyadaenla pared, y proferir un chillido de rebeldía; pero fue el miedo lo que hizo que suchillidoresultasetanestridente.
Los chillidos emprendieron la única dirección posible: la de la puerta, y allíestabael serverdequenopodíahablarnioír, ano serpormediode sus sensiblesantenas.
Lasantenasretrocedieron,yempezaronadescenderhacialasfrentesdelixiano.Ésteseapartódelapuertaybuscóatientasasuscompañeros.Unavezhospitalizadoyalimentado,elixianorecobrarlasusfacultades,perolaheridaeralobastantegravecomoparainquietaraaquellosseres.
AlsalirdeIxleshabíanordenadomásomenos:Pensar.Pensar.Pensar.Ponerelsatéliteen tornoa laTierra, sindejarsedetectar.Recoger informaciónmediante losinstrumentosdelsatéliteyconviajesalaTierra…,analizandoycorrelacionandolosdatos. Evitar la provocación de incidentes, aunque, a ser posible, capturar algunosespecímenessindespertarsospechas.Pensar.Pensar.Pensar.
Habíanseguidoestasinstruccionesalpiedelaletraporquelaobedienciaerasusegundanaturaleza.YhabíaocurridoqueunadelasnavesenviadasalaTierraparaexplorarhabíancaídoporaccidente,yalgunoshabitantesdelaTierrahabíansubidoa
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bordo por voluntad propia, acompañándolos hasta la base. En su calidad deinvestigadores,sehallabanmuycontentosconlosespecímenes;yconlaobstinacióninnata de los investigadores, no deseaban perder aquella oportunidad de conseguirmásinformación.
Peroaquellosprototipos sehabíanvuelto repentinamentepeligrosos, llegandoaponerenpeligroeléxitodelaexpedición.
Enviaron una llamada urgente a Ix, preguntando qué debían hacer con losespecímenes, y decidieron que, mientras llegaba la respuesta, tratarían a losterráqueos con los honores debidos a los grandes pensadores, el mayor honorconcedidoenIx.
Cuandootrosdos ixianoshubieronsufrido lapérdidadesusantenasacausadeloschillidosrebeldes,comprendieronqueaquellospensadoresterráqueosnopodíanpensarenuncubículocerrado.
Se abrió la puerta del calabozo, y Ocie, Lee y Ranse se encasquetaron sussombreros de vaquero en la cabeza, de una forma que pregonaba su absolutadeterminación, y salieron como si llevaran pistoleras en la cadera. Los ixianos lessaludaronreverencialmente.
—Porlovisto,esospatosintentanmostrarseamistosos—murmuróOcie.Los llamaban «patos» porque los ixianos anadeaban al caminar. Pero aquella
súbita amistad no les trastornó y se contentaron con llevarse unamano al ala delsombrero;susojoscontinuaronrecelosos.
Con orgullo que se transparentaba a través de su deferencia, los ixianos lesenseñaron el gran laboratorio donde pesaban, medían, analizaban y archivaban lainformaciónrecogidarespectoalaTierraylavidaenella.Alosnuevosespecímenesaquellonolesinteresabaenabsoluto.Noteníanmotivosparareconocerresultadosdelos estudios, y miraban suspicazmente incluso cosas tan simples como losequivalentesixianosdelosmecherosBunsenylascalculadoras.
Los jardines eranmejores. Las plantas crecían en algo semejante a tierra y lasregabanconloquepodíaseragua.Los«patos»lesofrecieroncomidayladevoraron,descubriendoquelesdejabasatisfechos.
—Noestámal—opinóOcie.Le gustaban los dulces y las féculas, y ahora comía una cosa tremendamente
dulce, aunque parecía más bien una berenjena, y después algo parecido al trigoaunquecongustoacebada.
—Preferiríaunplatodequimbombóonabosverdes,ofríjoles—objetóLee.—Bien,haymuchacomida—observóRanse—.Almenosnonosmoriremosde
hambre.Sin embargo, la comida no les embotó el cerebro, por lo que su próximo
descubrimiento fue mucho peor. Apremiados con insistencia hacia el telescopio,
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vieronque laTierraaparecíamuyabajo.Entonces,alguiendejóoírunsilbidobajoquehizoretrocederalos«patos»aprensivamente.
Ocie señaló hacia la lejana Tierra, luego se señaló a sí mismo y a los demás,gesticulandocomoqueriendovolarmoviendo losbrazos.Aliviadosydichosos, los«patos»movieronagitadamentelasantenascomorespuesta.
—Porlovisto,tendremosquesalirdeaquícomopodamos—murmuróOcie.—Sí, saldremos de aquí como podamos —observó Ranse—, y la caída será
mortal.Lostresregresaronasuceldademutuoacuerdo.Allíestudiaronelproblemaen
todasumagnitud,perosinencontrarelmediodevolveralaTierra.—Siempre llueve sobre mojado —citó Ocie, rebuscando en sus bolsillos—.
Prisionerosdeunpuñadodeextranjerosynisiquierasédóndetengoeltabaco.Sacóalgodelbolsillo,peronoeraeltabaco.Erajiste,elfermentodelacerveza,y
naturalmente,elplanllegóporsísolo.—Berenjenasdulces…—recordóLee.—Yloquesabeacebadadebedesercebada…—añadióOcie.—Con instrumentos para trabajar en abundancia… —concluyó Ranse,
levantándoseyechándoseelsombrerohaciaatrás,enunaposiciónastuta.
A los ixianos les encantó que los especímenes terráqueos utilizaran susinstrumentos y los estudiaran. Iban al laboratorio siempre que disponían de unosminutos libres para verles trabajar, y admiraban la extremada atenciónque los tresamigos prestaban a sus operaciones. Experimentaban una gran afinidad hacia losinvestigadores,yesperabanaprendermuchodeellos.
Aprendieron.Elresultadodelosestudiosnofuemuybueno…perofuewhisky,claro,caliente,ydeunefectopoderosoenlos«patos».
—Vaya—observóOcie—,sehanemborrachadoconsólomojarsusantenasenellíquido.
Muchomástarde,Ransecomentó:—Nuncahabíavistounaborracheratanlargacontanpocabebida.Los pobres ixianos, obreros de precisión del cosmos, que siempre medían
mediante los instrumentos más delicados, siempre calculaban más lugares de lonecesario,siemprecomprobabanunayotravezlosresultados,comovictimasdeunaconductacompulsivayllenadecomplejos…Bien,imaginémonosalosixianoslibresporprimeravezdelacargadeserexactos.
EnviaronaIxelinformedequelaTierraeralomásextrañoquehabíanvisto:sedoblaba sobre sí misma y saltaba en su órbita; desafiaba toda descripción; y,finalmente,quenopodíanpensarenella.LasnavesquedebíanviajarhacialaTierra,avecesibanyaveceshacíancarrerasespacialescomocoheteslocos.
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DesdeIxefectuaronansiosaspreguntas,perotodaslascartulinasfueronextraídasdelasmáquinassinleerlas,dobladasennavesespacialesenminiaturaylanzadasalespacio.Hacialostresmaestrosdestiladores,losixianossentíanunrespetonoexentodeafecto,palmeándolesen laespaldacon lasantenasymetiéndoles los sombreroshastalosojoscuandolosteníancerca.DemodoqueOcieysusamigosnointentaronyahacerleshablar,permaneciendoelmayortiempoposibleensucelda.
—Bien—musitóOcieaguisadeconsuelo—,hasidounabuenacarrera.—Sí—asintióLee—,es agradableno tenerque estar al acechopor si viene el
sheriff.—Seguro—confirmóRanselentamente.Yesque,porentonces,elplanhabíadadoexcelentesresultados.—Túhablas«pato»mejorquenosotros—ledijoLeeaOcie—.Yandasmejor,
porloquepuedesescucharlesmejorquenosotros.Puesbien,háblalesyconvéncelesparaquetebajenalaTierra.Asegúralesquenoteperderándevistaparasiempre.
Elentendimientodelos«patos»sehabíaampliadoextraordinariamente.DejaronaOciecercadelosrestosdelalambique,yélleshizoseñasdequeaguardasenysemarchóalaciudadconlafurgoneta.
Mientrasestabaenlatiendaadquiriendoveintecajasdefrascosdefruta,tuvolamalasuertedetropezarseconelsheriff.
—Hola,Ocie—lesaludóelsheriff—.Estoesmuchafrutaparaunhombresolo.—Seguro,sheriff—asintióOcie—.Ylejuroqueestomismoledijeamiamigo
cuandomerogóqueselacomprase.Peroestácortejandoaunaviuda,ypensóquesileregalabatodaestafrutayalgunasverduras,lamujerleinvitaríaacompartirlotodoconella.
—Meencantaoírtedeciresto,Ocie—respondióelsheriff—.Sí,meencanta.Nomegustaría tenerqueacompañarte,sóloporcumplirconmideber,ydescubrirqueempleasestafrutaparaalgoilegal.
—Yo, en su lugar, nomemolestaría, sheriff—leadvirtióOcie, francamente—,porquenoaveriguarlanada.
Portanto,cuandoOcieregresóalsatéliteyrelatóaquelencuentro,lostresamigosacordaronqueseríamejordemorarlaprimeraentregaalaTierra,mientraselsheriffaúnpudieradescubrirlotodo.
Cuandofinalmenteestuvieronlistosparabajar,yateníanotracochuraapuntodedestilar.Lesenseñaronalos«patos»elintrincadoprocesoylostressemarcharonarealizarlaventa.Peronopensaronenladiversiónquelos«patos»tendrían,pudiendomostrarseirresponsablesporunavez.
Los ixianos los dejaron en tierra con su cargamento y los tres trasladaron lasjarrasllenasdewhiskydelanavealafurgoneta,tapándolasconunalona.
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LeeyRanseseinstalaronenlacabinaconOcie,ylosfelicesixianossesentaronsobrelamercancíayenlapartetrasera,conlaspatascolgando.Lesentusiasmabalasensación del aire fresco azotando sus antenas, y el impredecible traqueteo delvehículo,quetantohacíareíraaquellosseresverdes.Sereíandelaformaenqueelfollajeylospostesdelteléfonoretrocedíanantelaluzdelosfarosysedesvanecían.EnlaTierrahabíacosasquenisiquierahabíansoñado.
Los tres ixianos que se quedaron en el satélite sospecharon que estabanperdiéndose una gran diversión y despegaron para unirse a los otros. Así, dejaronencendidoelfuegodebajodelalambique.
Uncoche-patrulladecarreterasaparcadoenuncrucehizopararlafurgoneta.—Sehafundidoelfarodelaizquierda—manifestóelpatrulleroaOcie,queiba
alvolante.—Oficial—respondió aquél—,piensohacerlo arreglar en laprimerapoblación
queencuentre.—Enséñeme la licencia—pidió con severidad el agente, paseando la luz de su
linternaporlacabinadelcoche.Ocieempezóabuscarensusbolsillos.—Tienequeestarporaquí.Elpatrulleroretrocedióypaseólalinternaporlatraseradelvehículo.Anteaquel
resplandor,losixianoscentellearonyrefulgieron.Todaslascabezasylaspataseranverdesybrillantes.Perolosixianossólovieronaunhombreyellosestabasllenosdebuena voluntad hacia los hombres. Las antenas se proyectaron para palmearle laespalda;surgieronlosbrazosyencasquetaronelsombrerodelagentehastalosojos.
Ocieaceleróyenlaprimeracurvahizogirartefurgonetaensentidocontrario.
Aquella noche hubo un destello misterioso en el cielo, sobre el que algunaspersonas todavía comentan y hacen cábalas. Pero los tres amigos adivinaron loocurridocuandohallaronalostres«patos»quehabíandejadoalcuidadodelaretortaaguardándolesjuntoalasotrasnaves.
—Elalambiquehabráestallado—gruñóLee.—Yconéltodoelsatélite—añadióOcie—,yesunalástimaporqueeraunlugar
estupendo.Tardaremosmuchoenhallarotroigual.—Tal vez podríamos repararlomás adelante—propusoRanse—. Por ahora, lo
másurgenteesesconderellicor.—Lo enterraremos en la carretera —indicó Ocie—. Los «polis» nunca lo
buscaranallí.Acababan de empezar a cavar en la tierra cuando oyeron unos pasos que se
aproximaban.Peronosetratabadelapatrulladecaminos,nidelsheriffosuscomisarios,nide
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losagentesdelDepartamentoFederaldeImpuestossobreelAlcohol.Porprimeravezen la historia de Ix, habían enviado una fuerza policíaca para hacer volver a unosexpedicionarios.
Lospolicíasseinclinaronceremoniosamenteyempezaronadiscutirrápidamentecon los renegados de las antenas. Ya más sobrios, los «patos» contestarontartamudeando;yserenosdeltodo,agitaronsusantenastristementehaciasusamigosysemarcharonobedientementeconsuspolicías.
Lostresamigosvolvieronacavar.—Probablementelesimpondránunamultaolessuspenderándeempleoysueldo
—reflexionóOcie,intentandonomostrarsedemasiadoapenado.Duranteunratosóloseoyóelsonidodelaspalas.—Ordinariamente no soy bebedor —rezongó al cabo Ocie—, pero opino que
seríaunavergüenzaenterrartodosestosfrascos,despuésdeloocurrido.—Seguro—asintióLee.—Seguro—repitióRanse.
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Notas
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[*]Editadoenestamismacolección,LibroAmigon.º450.<<
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