REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo...

40
REVISTA EUROPEA. NÚM. 120 DE JUNIO DE 1876. AÑO ni. VIAJES Y DESCUBRIMIENTOS EFECTUADOS EN LA EDAD MEDIA, EN SU RELACIÓN CON LOS PROGRESOS DE LA (¡EOGRAFÍA Y DE LA HISTORIA. III. * En los primeros siglos de la Edad Media Noruegos y Daneses habían explorado los mares septentriona- les de Europa: Other remontó la costa de la penín- sula Scandinava, aventurándose en el dédalo de islas que se extienden más allá del círculo polar Ártico, y después, hombres de su misma raza diri- gieron atrevidas expediciones al Norte de las islas Británicas, fundaron colonias en las Shetland, Feroe é Islandia, y establecidos en esto último país, vi- vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- blos de Europa. La Groenlandia sirvió como de puente para que los hijos de los primeros colonos islandeses pisaran los terrenos donde hoy se levan- tan las ciudades de Boston y Nueva-York. La idea de tierras separadas de Europa por las turbulentas aguas del Océano, no es idea nueva y que pertenezca exclusivamente á los hombres del siglo XV. Las exploraciones de Fenicios y Cartagi- neses al otro lado de las columnas de Hércules nos indican la tendencia irresistible que desde las más antiguas edades conduce al género humano hacia Occidente. Cuando la antigua civilización se der- rumba para dar paso á la barbarie, los primeros pueblos que en la Edad Media heredan la misión de Fenicios y Cartagineses, son los Normandos: como ellos, marinos intrépidos, unos navegan ai acaso en la ancha sábana de agua que se dilata al Oeste, y otros descienden al Sur buscando fértiles países donde acampar y dar fin á su vida aventurera. El Norte de Europa había pasado de las tinieblas de la ignorancia al crepúsculo de la fábula; ahora los Nor- mandos van á hacer brillar sobre aquella parte del globo los primeros rayos de luz de la verdad y de la historia. Llegará el siglo XV, y con él hechos que señalan inmenso adelanto en la inteligencia hu- mana; pero hechos que no serán producto de gene- neracion espontánea, sino de gérmenes fecundos sembrados aisladamente en los siglos anteriores. * Véanna los numeres -US y 416, páginas 380 y 407. TOMO VII, Si tan felices descubrimientos inmortalizan la época de Colon y Vasco de Gama, debido es á causas an- tiguas, como la naturalización del hombre y de la ciencia, los progresos de la náutica, el conocimiento de las tierras interiores y orientales de Asia, pro- pagado por los monjes embajadores cerca de los Tártaros y extendido por los mercaderes que revol- vieron el mar de las Indias para encontrar el codi- ciado país de las especias, y finalmente, los descu- brimientos de los Normandos que, con más ó menos exactitud, eran ya conocidos por los geógrafos ita- lianos en los últimos dias de la Ltlad Media. Consideraciones son estas que justifican la nece- sidad de estudiar con algún detenimiento los hechos en virtud de los que adquirieron los Normandos im- portancia capital en la historia de la Geografía. Nacidos en tierras pobres y estériles, al par que osados navegantes, entregáronse á merced de las olas, y hacia fines del siglo Vil debieron desembar- car en Irlanda, pues por mucho tiempo se dio en aquella isla el nombre de danair ó danés al extran- jero. Desde allí les fue ya fácil ocupar las islas Shet- land y Hébridas que, de seguir la ruta del Norte en su viajo á Irlanda, parece natural que fueran visita- das antes que aquella; pero lo cierto es que la his- toria pone la fecha de la ocupación de dichas islas en la segunda mitad del siglo IX. Por la misma épo- ca, un buque scandinavo, impelido háeia el Norte por los vientos ó por la audacia de sus tripulantes, llsgó al archipiélago Fcroc, cuyas remotas islas preludiaban la existencia de otras tierras, y el pirata noruego Nadoi confirma las suposiciones, siendo arrojado por la tempestad á las playas de Islandia. Los primeros viajeros scandinavos señalaron á Islandia una extensión muy aproximada á la que hoy le conceden los geógrafos: en siete dias, dije- ron, puede darse la vuelta al país. Sin embargo, parece que no era la primera vez que hombres de Occidente abordaban en Islandia: los noruegos en- contraron allí libros cristianos, campanas y otros objetos que no hacen aventurado el juicio de Le- tronne, para quien misioneros irlandeses expulsa- dos de las islas Feroe, visitaron la Islandia hacia 798, apoyándose, sin duda, en la obra de Dicüil, donde se dice, y refiriéndose á la misma fecha, que monjes irlandeses habían pasado á Thule. De ser esto así, preciso seria afirmar que las Feroe fueron descubiertas por los Normandos antes de la época asignada lineas más arriba, pues que Normandos 43

Transcript of REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo...

Page 1: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

REVISTA EUROPEA.NÚM. 120 DE JUNIO DE 1876. A Ñ O n i .

VIAJES Y DESCUBRIMIENTOS

EFECTUADOS EN LA EDAD MEDIA, EN SU RELACIÓN

CON LOS PROGRESOS DE LA (¡EOGRAFÍA Y

DE LA HISTORIA.

III. *En los primeros siglos de la Edad Media Noruegos

y Daneses habían explorado los mares septentriona-les de Europa: Other remontó la costa de la penín-sula Scandinava, aventurándose en el dédalo deislas que se extienden más allá del círculo polarÁrtico, y después, hombres de su misma raza diri-gieron atrevidas expediciones al Norte de las islasBritánicas, fundaron colonias en las Shetland, Feroeé Islandia, y establecidos en esto último país, vi-vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo,entonces completamente desconocido de los pue-blos de Europa. La Groenlandia sirvió como depuente para que los hijos de los primeros colonosislandeses pisaran los terrenos donde hoy se levan-tan las ciudades de Boston y Nueva-York.

La idea de tierras separadas de Europa por lasturbulentas aguas del Océano, no es idea nuevay que pertenezca exclusivamente á los hombres delsiglo XV. Las exploraciones de Fenicios y Cartagi-neses al otro lado de las columnas de Hércules nosindican la tendencia irresistible que desde las másantiguas edades conduce al género humano haciaOccidente. Cuando la antigua civilización se der-rumba para dar paso á la barbarie, los primerospueblos que en la Edad Media heredan la misión deFenicios y Cartagineses, son los Normandos: comoellos, marinos intrépidos, unos navegan ai acaso enla ancha sábana de agua que se dilata al Oeste, yotros descienden al Sur buscando fértiles paísesdonde acampar y dar fin á su vida aventurera. ElNorte de Europa había pasado de las tinieblas de laignorancia al crepúsculo de la fábula; ahora los Nor-mandos van á hacer brillar sobre aquella parte delglobo los primeros rayos de luz de la verdad y dela historia. Llegará el siglo XV, y con él hechosque señalan inmenso adelanto en la inteligencia hu-mana; pero hechos que no serán producto de gene-neracion espontánea, sino de gérmenes fecundossembrados aisladamente en los siglos anteriores.

* Véanna los numeres -US y 416, páginas 380 y 407.

TOMO VII,

Si tan felices descubrimientos inmortalizan la épocade Colon y Vasco de Gama, debido es á causas an-tiguas, como la naturalización del hombre y de laciencia, los progresos de la náutica, el conocimientode las tierras interiores y orientales de Asia, pro-pagado por los monjes embajadores cerca de losTártaros y extendido por los mercaderes que revol-vieron el mar de las Indias para encontrar el codi-ciado país de las especias, y finalmente, los descu-brimientos de los Normandos que, con más ó menosexactitud, eran ya conocidos por los geógrafos ita-lianos en los últimos dias de la Ltlad Media.

Consideraciones son estas que justifican la nece-sidad de estudiar con algún detenimiento los hechosen virtud de los que adquirieron los Normandos im-portancia capital en la historia de la Geografía.

Nacidos en tierras pobres y estériles, al par queosados navegantes, entregáronse á merced de lasolas, y hacia fines del siglo Vil debieron desembar-car en Irlanda, pues por mucho tiempo se dio enaquella isla el nombre de danair ó danés al extran-jero. Desde allí les fue ya fácil ocupar las islas Shet-land y Hébridas que, de seguir la ruta del Norte ensu viajo á Irlanda, parece natural que fueran visita-das antes que aquella; pero lo cierto es que la his-toria pone la fecha de la ocupación de dichas islasen la segunda mitad del siglo IX. Por la misma épo-ca, un buque scandinavo, impelido háeia el Nortepor los vientos ó por la audacia de sus tripulantes,llsgó al archipiélago Fcroc, cuyas remotas islaspreludiaban la existencia de otras tierras, y el piratanoruego Nadoi confirma las suposiciones, siendoarrojado por la tempestad á las playas de Islandia.

Los primeros viajeros scandinavos señalaron áIslandia una extensión muy aproximada á la quehoy le conceden los geógrafos: en siete dias, dije-ron, puede darse la vuelta al país. Sin embargo,parece que no era la primera vez que hombres deOccidente abordaban en Islandia: los noruegos en-contraron allí libros cristianos, campanas y otrosobjetos que no hacen aventurado el juicio de Le-tronne, para quien misioneros irlandeses expulsa-dos de las islas Feroe, visitaron la Islandia hacia798, apoyándose, sin duda, en la obra de Dicüil,donde se dice, y refiriéndose á la misma fecha, quemonjes irlandeses habían pasado á Thule. De seresto así, preciso seria afirmar que las Feroe fuerondescubiertas por los Normandos antes de la épocaasignada lineas más arriba, pues que Normandos

43

Page 2: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

562 REVISTA EUROPEA. 11 DE .JUNIO DE 1 8 7 6 . N." 120

eran los que arrojaron de aquellas islas á los mi-sioneros, y que la llamada Thule por Dicuil es efec-tivamente la Islandia. Pero dejando de mano estacuestión crítica, de suyo difícil por la falta de do-cumentos y de escasa importancia para nuestro ob-jeto y para la historia de la Geografía en general,diremos que de 875 á 878 una colonia conducidapor Leifó Ingolf fundó en Islandia el primer esta-blecimiento normando, tierra hospitalaria entonces,porque, aunque rodeada de hielos, hallábase cu-bierta de bosques que hoy han desaparecido.

Prospera la colonia con nuevos emigrantes, y unode ellos, Gumbiorn, piérdese en los escollos quellevan su nombro y ve la costa oriental do la granisla ó península llamada Groenlandia. Cien años des-pués, en 983, recibe una colonia de islandeses, ydesde aquí, siguiendo la playa en dirección Sud-oeste, no fue ya difícil que so llegara á América. El¡efe de la colonia era el islandés Erico Rauda ó elRojo, noble noruego desterrado por asesino. En ellibro denominado Espejo de los reyes se dice queios primevos viajeros desembarcaron en la punta deHvarf, y como allí abundaban los bosques y sotos deabedules, dieron al país el nombre de Groenlandiaó Tierra-verde. Al Norte, los hielos acumulados porefecto de las corrientes pusieron coto á la audaciade los más atrevidos piratas, y los establecimientosnormandos quedaron limitados á las tierras que seextienden al Sud del cabo Desolación, como loatestiguan ruinas de aldeas ó iglesias y otros vesti-gios de colonización scandinava hasta el grado 76 delatitud, entre ellos una piedra rúnica con la fechade H3S.

Causa admiración la actividad de los marinos nor-mandos, que en poco más de un siglo descubren,exploran y colonizan las islas Shetland, Hébridas,Feroe, Islandia y Groenlandia. Pero los colonos sonhombres de poca cultura, la dureza del clima empo-brece más su espíritu, y sólo cuando las misionesdifunden entre ellos la luz del Evangelio, empiezaEuropa á adquirir noticias de los nuevos países quehan conquistado aquellos normandos que tanto ter-ror la inspiraban. Apesar de todo, las comunicacio-nes entre el Norte de Europa y Groenlandia eran es-casas; más de dos años se empleaban en el viaje, yen 1383 la muerte del arzobispo de Groenlandiasúpose á los seis años de fallecer el prelado. Deaquí maravillas y prodigios que referir de aquel país:se decía que un pastor de la Scandinavia, acompa-ñado de una cabra, pasó por encima de los hielos deNoruega á Groenlandia, poblada de gigantes mons-truosos que se alimentaban de bellotas como man-zanas y vivían entre sorprendente rocas de hielo. Yaen los primeros años del siglo XV se hacen más(recuentes las relaciones con Europa: los colonosgroenlandeses rinden tributo á San Pedro,ylos ma-

rinos del Mediodía se atreven á visitar la Islandia yallí completan sus conocimientos geográficos, vuel-ven á su patria, refieren ó escriben lo que han vistoú oido, detallan en un plano los perfiles de las nue-vas tierras, y enlazando estos descubrimientos conlos descubrimientos realizados en el Oriente deAsia, aventúranse peregrinas ideas sobre la exis-tencia de remotas y desconocidas islas en los maresde Occidente.

Empero, isla ó península la Groenlandia, está ane-ja al continente Americano, del que la separa tansólo un brazo de mar, el estrecho de Davis. En lasproximidades del año 1000, Leif, hijo de Erico Rau-da, marchó con Biorm en busca de unas tierras ádonde éste había sido arrojado por la tempestad al-gunos años antes. Avanzaron los expedicionarios endirección Sur hasta el grado 41 ó 40, y desde aquísubieron costeando las playas á que se referíaBiorm; hicieron su primera escala en la isla de Nan-tukel, un grado al Sur de Boston, y pasaron des-pués á Nueva-Escocia y Nueva-Findlandia ó Terra-nova. La Tierra del Labrador, tan inmediata áGroenlandia, fue de las últimas en descubrirse, loque no debe causarextrañeza atendidos los escasosmedios de navegación de aquella pobre colonia. Esmuy probable que visitaran también los países queriega el San Lorenzo, pues dicen sus historiadoresque remontaron las aguas de un rio en cuyas már-genes no se veían más que bosques y matorrales, ydonde en el dia más corto el sol permanecía ochohoras sobre el horizonte, prueba de que el rio sedeslizaba bajo el paralelo 49 ó SO.

En las costas reconocidas por Leif era muy co-mún la vid silvestre, y de aquí que los Scandinavosdenominaran al país Vinlandia ó Tierra del vino.

Diferentes viajes continuaron efectuándose, y yaen 1121 hay noticia de que un obispo groenlandéspasó á Vinlandia, con objeto de predicar á los colo-nos el cristianismo. Se sabe también que si en unprincipio se hicieron cruda guerra indígenas y nor-mandos, en breve el mutuo interés obligó á unos yotros á presentarse en actitud más pacífica, y entróla colonia en relaciones de comercio con los natu-rales, skrelingas ó enanos, que le suministrabanpreciosas pieles.

En consecuencia, se puede afirmar que los mari-nos islandeses y groenlandeses conocieron la Amé-rica cinco siglos antes que Colon, hecho indudable,según los testimonios de Erico el Rojo, ThorfinnKarlsefue y Snorre Turlesson, y comprobado ade-más por los monumentos ó piedras con inscripcio-nes rúnicas, descubiertas en aquellas latitudes ypertenecientes á los siglos XI y XII.

La Islandia es un país célebre por sus cronistas éhistoriadores. Ya en los siglos mencionados eranmuy populares en todas las costas del Norte los

Page 3: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° -120 BELTRAN. LOS PROGBESOS DE L4 GEOGRAFÍA Y DE LA HISTORIA. 563

Sagas ó cuentos históricos, admirable depósito dehistoria tradicional, donde se narran, mezclando lapoesía y la historia, las primeras empresas y aven-turas de los pueblos normandos en los países sep-tentrionales. Tras los cantores épicos, sabios islan-deses recorrieron las cortes scandinavas, dondehallaban datos y noticias de interés para completarsus estudios históricos y geográficos, á que eran enextremo aficionados, y redactaron las crónicas quehoy constituyen una de las principales fuentes deconocim.iento en la historia de la Geografía. Y aquíobservamos otra vez la íntima relación que existeentre ambas ciencias. Los primitivos viajes y descu-brimientos de los Normandos suministraron asuntoá los poetas para cantar las glorias y excelencias desu raza, y á estos viajes so debe en gran parteel alto lugar que ocupa la Historia en las literaturasdel Norte, porque allí los cronistas no tuvieron quelimitarse á consignar únicamente las empresas desus reyes; hallaron además multitud de hechoscumplidos por un pueblo que no vivía sujeto alterruño, por hombres de inquieto genio que cifra-ban su dicha en adquirir un barco que les diera elabsoluto dominio de los mares. Se descubren apar-tadas tierras, y es preciso decir á la posteridadcuándo y cómo se descubrieron, quién hizo el des-cubrimiento y á qué pueblo pertenece el osadomarino que arribó á sus playas: la Historia hallaaquí un estímulo poderoso, y á la vez, los mismoshechos que eterniza infunden nuevos alientos aotras generaciones y mantienen vivos el entusiasmoque suscitan los viajes y la afición á los esludiosgeográficos.

Siendo, pues, indudable, por el testimonio de suscronistas y demás razones expuestas, que los Nor-mandos conocieron algunos territorios de América,aparece como exigencia inmediata averiguar si es-tos viajes llegaron á oídos del intrépido genovós ypudieron influir en la inquebrantable firmeza quemostró para llevar á cabo sus propósitos (-1).

Base de toda consideración que sobre este asuntose haga, será el estudio de las relaciones que desdeel siglo XI al XV mantuvieron los pueblos del Me-diodía. Que los colonos de Groenlandia no vivíanapartados de toda comunicación con su antiguapatria, con Islandia, nos lo prueba el hecho de en-contrar las principales fuentes para la historia desus empresas marítimas en cronistas islandeses; que

(1) Anliqrñlalcs americana?, S'Ve ucrtplüfes septentrionales re~rtim ante-Colitmbitiitarum ín America: libro publicado por la Sociedadde anticuarios del Norte, establecida en Copenhague. Contiene antiguosdocumentos, en que se hace mención de Vinlandia; interesantes noticiasreferentes k América, entresacadas de los Anales de lslamlia; compendiosde algunos libros geográficos islandases, y curiosos (latos sobre el viajeil*>| obispo Krik en 1121, y otros de que hacemos mención en el texto,como c' de los colonos de firoealandia, en Í347, al país de Markland.

la Islandia no permaneció olvidada de las nacionesseptentrionales de Europa ni estas de Islandia, loconfirman las misiones que aquella isla recibió deEuropa y envió á Groenlandia, la crónica eclesiás-tica de Adam do Brema y otras anteriores al si-glo XIV, donde se da noticia de viajes emprendidosá islas norte-occidentales, ora de noruegos ó scan-dinavos, animados aún por el espíritu de aventuras,ora de comerciantes que deseaban adquirir en tanlejanas tierras pieles y otros productos naturales:sirva de ejemplo el viaje atribuido á Madoc-ap-Omen en -1170.

En 1347 zarpó de Groenlandia un buque para Mar-kland ó Nueva-Escocia, en busca de maderas deconstrucción, y al regresar, los vientos le arrojaroná la costa occidental de Islandia: esta es la últimanoticia que hay tocante á las relaciones de islande-ses y groenlandeses con América; pero las comuni-caciones de Islandia con Europa, aunque escasas,nunca se interrumpen, y así en 1383 pudo saberse lamuerto de su prelado. Adam de Brema, en su yacitada crónica, describe un país, que parece ser elconocido con el nombre de Vinlandia, según noti-cias que le comunicaron Swen Eslridson, rey de Di-namarca, y sabios cronistas daneses; luego había yaen el viejo continente idea más ó menos exacta deaquellos descubrimientos. Y si alguna duda puedecaber en este punto, la disiparán las cartas y docu-mentos de los hermanos Zoni, nobles de Venecia.

Nicolás Zeno equipó un navio en 4380, y doblan-do el estrecho de Gibraltar, tomó rumbo hacia elNorte; la tempestad le condujo más allá de Ingla-terra, encontrando refugio en las islas Feroe ó enlas Shetland, cuyo rey le encomendó la direcciónde sus escuadras. El disponer do una flota numerosahace verosímil la creencia de que Zeno, no sola-meífte recogiera noticias y descripciones de los paí-ses descubiertos al Norte y al Oeste, sino que tam-bién los visitara, contribuyendo así á aclarar ycompletar las tradiciones noruegas, cuya nocióntan confusamente había llegado basta Europa. Des-do este momento las tierras visitadas por los isleñosdel Norte entran en los dominios de la Geografía,porque Nicolás Zeno no sólo dirige á su hermanointeresantísimas cartas relatando sus viajes, sinoque además traza un mapa de los mares del Nortey colonias normandas. Al Sur y hacia el Este sedibuja la Escocia; más al Sudeste, Dania ó Dina-marca, y al Oriento la Golia ó Suecia; al Oeste deNoruega hay una isla grande, rodeada de otraispequeñas, formando ua^archipiélago que lleva elnombre de Estlandia y debe ser el grupo de las is¡-las Shetland, y más al Occidente la Islandia. Entrelos 61" y 65° do latitud al Sur de Islandia y Noroestede Escocia, so ve la tierra denominada Frislandia,que el príncipe pirata Zicno arrebató al rey de No-

Page 4: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

REVISTA EÜBOP.EA. 1 1 I>K JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

niega; mas como en los parajes que señala Zeno noexiste hoy ninguna isla, háse abierto ancho campo¡i la discusión y á las hipótesis: para unos os Améri-ca, para otros las islas Feroe, no faltando quien su-ponga la desaparición de Frislandia en las aguas,siendo un resto de la catástrofe la isleta de Bus óBry al Sud de Islandia. Más al Septentrión so obser-va una gran península enlazada con el Norte de No-niega por una línea vaga, donde se lee: mare é térraincógnito; es la Groenlandia donde, según Zeno, ha-bía una iglesia y un monasterio de frailes junto á unvolcan y manantial de agua caliente ó geyser, sien-do por esta causa aquellos territorios más accesi-bles á la vida humana. Añade que en primavera yen estío, es decir, en la época del deshielo, cruzanlos mares embarcaciones de Islandia, Suecía y No-ruega, que les llevan la leña de sus bosques; otrodato que pudiéramos aducir como prueba de lasrelaciones existentes durante la Edad Media entre elNorte de Europa y los Normandos de Groenlandia yAmérica.

Cítanse además en el mapa y cartas de Zeno doscostas denominadas Eslotilandia y Droceo, á milmillas al Oeste de Frislandia, y al Sur de Groen-landia. Cuenta que unos pescadores frislandesesnaufragaron próximos á las playas de Estotilandia,donde permanecieron bástanlos años y llegaron áhablar el idioma del país, cuyos naturales, un tantocivilizados, comerciaban con Engroenlandia en azu-fre, pieles y pez, y poseían en su real biblioteca li-bros latinos. Suponen los geógrafos que la Estoti-landia es la isla de Terranova, poblada por los colo-nos seandinavos de Vinlandia y Groenlandia, que entres siglos habían alterado su lenguaje hasta el pun-to de hacerse ininteligible á los hombres de su ra-za; los libros latinos serían tal vez llevados por elobispo que en 1121 pasó á Vinlandia á predicar elEvangelio. Confirman estas suposiciones la pala-bra Estotilandia, palabra scandinava, que vale tantocomo tierra exterior del Este. El soberano detistotilandia confió á los náufragos la misión de ex-plorar los mares que se extendían al Sur de susdominios, y al cumplirla llegaron los frislandeses ála isla de Drogeo, cuyos habitantes, antropófagos,los devoran, menos á uno que por ser diestro pes-cador lo retienen como esclavo. Después de largocautiverio, pudo huir á su patria, y allí refirió que latierra donde había sufrido esclavitud era muy dila-tada, y parecía un nuevo mundo, y que si los indí-genas de la costa se señalaban por sus bárbarascostumbres, hacia el Sudoeste halló pueblos máscultos que tenían ciudades y templos. Sabido estopor el príncipe reinante, dirigió una expedición áaquellos lugares, la que, después de descubrir unaisla llamada Icaria, tuvo que buscar refugio en last,:ostas do Groenlandia, obligada por las tempestades.

Drogeo parece ser la Nueva Escocia, y MalteBrun cree que los pueblos civilizados que vivían enciudades y oraban en templos son pueblos de laFlorida, Luisiana ó Méjico, en cuyo caso el frislan-dós debió recorrer por el interior toda la costaoriental y meridional de la América del Norte.

En los Sagas seandinavos se vislumbran huellasde otra expedición á América verificada por los Ir-landeses antes del año 1000. Los Normandos esta-blecidos en Vinlandia oyeron de los Skrelingas quehacia el Sur, y más allá de la Bahía do Chesapeak.vivían hombres de piel blanca que caminaban lle-vando delante de sí especie de banderas y hablandoen alta voz, y los colonos les creyeron puebloscristianos que iban en procesión con estandartes yentonando himnos religiosos. Karlscfue llama Paísde los hombres blancos á las costas situadas entrela Virginia y la Florida y, según referencias de lasegunda mitad del siglo XI, el islandés Ari Marsonfue arrojado por la tempestad en 982 á la costadonde vivían los misteriosos hombres blancos. Deaquí suponer que pueblos convertidos ya al Evan-gelio visitaron y poblaron la América años antes deldescubrimiento de Leif.

Pero todo esto no son más que vagos indiciosque han ido entresacándose de antiguos monumen-tos de carácter poético, y adonde tal vez acudieranlos cronistas islandeses para dar más amenidad ásus narraciones históricas; así es que, prescindien-do del hecho que, aun caso de allegar todas lascondiciones de certeza, tendría escasísimo interés,volvamos á nuestro principal objeto, resumido enestas palabras: Importancia do los viajes y descu-brimientos de los Normandos y su influencia en losprogresos realizado por la Geografía en los últimosaños del siglo XV.

Las regiones septentrionales de Europa eran deantiguo poderoso imán que atraía á los hombresavezados á los peligros del mar. Naves de Fenicia,de Cartago y de Marsella surcaron las olas querompen en las playas de Inglaterra, Suecia y Dina-marca; pero el hombre vive sujeto á las influenciasde la Naturaleza, el lugar en que nace crea en élpropias condiciones de vida, y los países del Norteofrecían tenaz resistencia á los marinos del Medi-terráneo. Para acaudalar la Geografía con la des-cripción y conocimiento de las comarcas situadasmás allá del paralelo 60, fue preciso que aparecieraen la historia un nuevo pueblo de costumbres ma-rítimas, de carácter osado y desenvuelto en unclima análogo al de las latitudes que iban á ser tea-tro de sus viajes y audaces correrías. Cumplen estamisión los Normandos. Unos toman rumbo hacia elSur y van á asombrar á los hijos de los bárbaroscon la barbarie de sus padres, y otros se dirigen alOeste, descubren islas, penínsulas y continentes, y

Page 5: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 BELTRAN. LOS PROGRESOS DE LA GEOGRAFÍA Y DE LA HISTOP1A. 365

sólo se detienen cuando de Nort3 á Sur so levantala tierra como valladar opuesto á su audacia sin li-mites. Las islas Feroe, Shetlandia é lslandia, lascostas occidentales de Groenlandia, la península deNueva-Escocia y los países que hoy forman los flo-recientes Estados de Massachusets, Rhode-island yConnecticut, puéblanse con numerosas colonias dela raza scandinava, y créase una cultura que, aun-que muy inferior á la de los Árabes, contribuye po-derosamente á revelar y rectificar la geografía delNoroeste de Europa, lslandia vino á ser el centro deaquella civilización, y las empresas de sus príncipesnoruegos son trasmitidas á la posteridad por cro-nistas cuyas narraciones prueban evidentementeque jamás se rompieron los lazos que la unían á laque pudiéramos llamar metrópoli, á la vez que ellalo era de las colonias establecidas en Groenlandiay América.

Siendo tan escasos los documentos de aquellaépoca, tampoco podían ser abundantes los datosque hemos aducido como prueba de las relacionesmantenidas entre Islandeses, Groenlandeses y co-lonos de América; pero la situación geográfica delas tierras que nos ocupan y el carácter y costum-bres de los hombres que fueron á poblarlas, pira-tas unos, pescadores otros, dan, á nuestro juicio,suficiente motivo para afirmar que se repitieron,con más frecuencia de lo que puede inferirse detales noticias aisladas, los viajes entre unas yotras islas, y de aquí que al iniciarse la Edad deoro en la Geografía, y al extenderse por Europamaravillosos relatos de las tierras septentrionales,marinos y geógrafos del Mediodía encontraran enlslandia elementos de gran valor en la esfera de losconocimientos geográficos.

Así pudo Nicolás Zeno trazar su interesante carta,y el marino genovés recibir la primera impresiónque, andando los tiempos, hizo madurar en su es-píritu la idea de buscar tierras orientales en losmares de Occidente. En las Cinco zonas habitables dela tierra, dice Cristóbal Colon que en Febrero de1177 visitó la lslandia, y aunque nada más añadesobre este punto, seria verdaderamente extrañoque un hombre como Colon permaneciera indife-rente en aquellos lugares que había ya descrito sucompatriota Zeno. Lo más probable es que Colonoyera hablar de tierras situadas al Oeste, concep-tuadas como islas por los naturales de lslandia, quetal vez tuviera noticia del extenso viaje del pesca-dor frislandés hacia las regiones meridionales, con-tribuyendo todo ello á afianzar en su ánimo lasteorías científicas que habían de producir el totaldescubrimiento de América.

Humbold opina que Colon no adquirió en lslandiael menor vestigio de América* fundándose en quesi hubiera querido buscar ese país no hubiera mar-

chado en su primer viaje en dirección Sudoeste.Tal argumento sólo prueba que Colon no aspiraba ávisitar de nuevo las tierras descubiertas por losNormandos y, en electo, sabido es que al fin del si-glo XV el único pensamiento que preocupaba á losmarinos y á los pueblos mercantiles ora facilitar lascomunicaciones con Asia y llegar al Oriente por loscaminos de Occidente. A esto aspiraba Colon, y héahí por qué tomó la dirección Sudoeste; las tierrasocupadas por los Normandos tal vez parecieran alsabio genovés los últimos limites septentrionales deaquellas otras de que se hacían lenguas Marco Poloy los demás viajeros del Oriente; tal vez alentaransus propósitos, porque cuando en latitudes tan ele-vadas veía el navegante tierras donde reposar delas fatigas de un largo viaje, ¿no era lógico que sediera idéntico fenómeno en las zonas templadas,clima donde la Naturaleza se muestra más pródigaen creaciones vivientes y que necesitan de un me-dio, de un suelo donde explayar su actividad y suvida?

Dicho se está que tampoco nos avenimos con lasconclusiones de Vivien Saint Martin, cuando diceque la América para los Normandos fue una tierra,una isla más vista por ellos; que no supieron la ex-tensión de lo descubierto, y la noticia que dio la ca-sualidad se perdió como había venido, sin dejarrastró, contradiciéndose á renglón seguido, puesañade que si Colon conocía estas tradiciones, nin-guna relación tuvieron con los cálculos cosmográ-ficos que fueron el punto de partida de su empresa;luego si, como pone en duda, logró conocer dichastradiciones, algún rastro dejarían, y los rastros enmateria de descubrimientos tienen más importanciado lo que á primera vista parece.

,^uy cierto es que el descubrimiento de Américapor los Normandos no tuvo, ni con mucho, la im-portancia que el descubrimiento do Colon, ya por laescasa cultura de los pueblos que lo llevaron ácabo, ya también por la naturaleza especial de loslugares á que se limitaron sus exploraciones, queofrecían |>oco aliciente al colono y al navegante;muy posible es también que no llegara á ios pue-blos civilizados de la Europa meridional ninguna no-ticia clara y concreta de aquellas recientes colonias,como en absoluto afirma Humbold; pero la histo-ria testifica que los hombres del Mediodía fueron alNorte á buscar lo que hasta ellos no llegaba, y des-pués de los hechos expuestos sería ceguedad des-conocer que la Europa septentrional y los viajónositalianos del siglo XV tuvieron noticia más ó memosexacta de los descubrimientos de islandeses ygroenlandeses. Navegó Colon en los mares delNorte, y fuera incomprensible que un hombre quemaduraba en su pensamiento la idea de buscar laIndia hacia el Oeste, despreciase ni aun los ruino-

Page 6: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

o (i 6 REVISTA EUROPEA. 1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

res más vagos sobre aquellos confines de la tierra.Que el descubrimiento de América por los Nor-

mandos no fue un verdadero descubrimiento, comoilion Vivien Saint Martin: ¡lié aquí el poder inmensode la gloria y de la fortuna! Los graneles hombreseclipsan siempre á los más pequeños, y por levan- Itai1 á Colon y concederle el primer puesto en la jconquista del mundo, se rebaja el mérito do lososados marinos del Norte. No; Colon dio al antiguocontinente un continente nuevo, y para pregonarmuy alto la gloria del inmortal genovós, no es pre-ciso olvidar á los Normandos, ni obstinarse en dis-minuir la importancia de sus empresas marítimas.Lo cierto es que en el siglo XI plantas europeas ho-llaron el suelo americano y una nueva raza fundóen él establecimientos y colonias que comercia-ban activamente con sus hermanos de Groenlandia;pronto el conocimiento de las nuevas tierras cundióentre los islandeses, y sus cronistas tuvieron á galanarrar los viajes de sus compatriotas y cantar lasexcelencias de los países descubiertos y coloniza-dos; y en los albores del siglo XV un italiano pres-tará á la fortuna y audacia de los hombres del Nortela ciencia que les falta, se dibujará un mapa deaquellas regiones, y al Oeste se verán trazos de lí-neas que señalan en las soledades del Océano loslugares donde viven los descendientes de Biorm yde Leif.

Si la noción de América no logró generalizarse enlos grandes Estados europeos, culpa fue, no de losNormandos, sino del aislamiento en que vivierondurante la Edad Media los pueblos del Norte y lospueblos del Mediodía. No se eonoce todo el conti-nente Americano ni lo conocen todos los hombres,pero Europa ha puesto el pié en América, é Islandiasabe que existen colonias fundadas por gentes desu raza en aquellos territorios; la noticia llega á lasmonarquías scandinavas y al Norte de Alemania, ytres siglos después del descubrimiento, Nicolás Zenoperfila en su mapa las costas do Vinlandia, trabajoimperfecto para dar á conocer aquella exigua partedel Muevo-Mundo, pero lo suficiente para mostrarque ha comenzaao ya el prólogo del drama Descu-brimiento de América.

IV.

Al caer el Imperio Romano, la Geografía siguió lasuerte de la civilización antigua. Los pueblos quelograron establecerse en las ruinas del caduco Im-perio de Occidente eran pueblos oscuros que traíanuna cultura muy inferior á la de los vencidos, y lascontinuas guerras é invasiones de aquellos primerossiglos imposibilitaron que las nuevas razas, orgullo-sas con el timbre de conquistadoras, se apropiaranlos conocimientos adquiridos por la Antigüedadclásica. Todo desapareció por el momento; las re-

giones de Asia y de África que Griegos y Romanoshablan descrito, quedaron olvidadas; no hay quehablar de otras que los latinos conocieron imper-fectamente, y á falta de nociónos geográh'eas, lafantasía, excitada por la superstición, creó multitudde países y pueblos imaginarios.

Algo so debe en esta época á los Griegos del BajoImperio; pero nuestro objetivo es ahora el Occi-dente, y aquí sabemos que los Scandinavos y losapóstoles del Cristianismo son los que abren seriede exploraciones de cierto interés topográfico éhistórico. Wutfstan y Olher, San Bonifacio, Ar-culfo y San Villibaldo dieron el primer impulso; co-menzó á viajarse por mar y por tierra; se describie-ron regiones del Norte y Oriente de Europa, y á lavez que aparecían itinerarios, relaciones de viajes yotros escritos de carácter geográfico, la ciencia an-tigua se enlazaba con los nuevos descubrimientospor medio de la Iglesia, que conserva aquella y ladifunde, auxiliando á los Árabes, entre los pueblosque van á constituir la sociedad moderna. Los Ara-bes llegan á los últimos extremos de Asia, al Ecua-dor en África, al Atlántico en Europa, y dominandoen tres continentes, aproximan países y pueblosque jamás se conocieron. Y en tanto que los misio-neros cristianos predican y convierten, y los musul-manes declaran al mundo su guerra santa, los Nor-mandos, los Argonautas del Norte, desafían conaudacia las tempestades del Océano, sobrepujan!á todos los marinos de la Antigüedad, y despre-ciando peligros, desembarcan en las costas del con-tinente Americano.

Así es que nueve siglos después de Jesucristo, sibien es cierto que la Geografía vive aún en el pe-ríodo de su infancia, también lo es que se despiertanotable afición á los estudios geográficos é históri-cos, gracias á estos primitivos viajes, sobre todoentre los Árabes y Scandinavos: se recorre la tierradesde las costas orientales de Asia hasta la No-ruega, desde la Etiopía hasta la Tartaria; se explorael interior de los países; se estudia el carácter, reli-gión y costumbres de pueblos que vienen á la vidacomún do la especie humana, y el comercio terres-tre y marítimo adquiere prodigioso vuelo, porquelas caravanas atraviesan los desiertos, y los buquesse entregan á merced de las olas, que suelen lle-varlos á remotas playas; en suma, se pierde eltemor, nace el deseo, se aviva la curiosidad, y lasmismas maravillas y prodigios que so refieren deotros países y otros hombres inducen al marino, alcomerciante, al misionero, al político á visitar lasapartadas regiones que tales portentos ofrecen.

Sin embargo, la cultura cristiana en general esmuy pobre en los siglos que preceden á las Cruza-das. Los primeros progresos alcanzados por la Geo-grafía en virtud de las misiones al Norte de la Ger-

Page 7: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 ÜELTRAN. LOS PROGRESOS DE LA GEOGRAFÍA Y DE LA HISTORIA. 367

inania, y las peregrinaciones á Jerusalen, dieronorigen á alguna que otra obra de importancia his-tórica, como la del monge irlandés Dicuil, siglo IX,que contiene varias noticias referentes al Nilo é is-las de Escocia, y descubrimientos de la Islandia é'slas Feroe, y la de Alfredo el Grande, que ya cono-cemos; pero esto era una excepción dentro de laregla común, eran muy pocos los llamados á parti-cipar del botín; en breves palabras, la escasa cien-cia que había en la sociedad occidental era cienciamonástica y cortesana. No así los Árabes que, ayu-dados de los Judíos, crearon una brillante culturaen los primeros períodos do la Edad Media, porquelos Árabes no vivían separados de la Naturalezacomo los cristianos perdidos en estéril misticismo ybárbara ignorancia. Además, su profeta santificó elcomercio, y la profesión de mercader valía entreellos tanto como el más preciado título de noblezaentre las razas germanas. Se comprende, pues, quela Geografía en el hecho y en la ciencia se acauda-lara con nuevas conquistas y obras de no escasomérito durante el breve, pero vivo esplendor de lacivilización arábiga. Pero en este punto los Judíosno siguieron á los Árabes, ni podían hacerlo por ca-recer de nacionalidad: un pueblo que ha perdido sulibertad y su independencia podrá crear filósofos,poetas, naturalistas, comerciantes, pero ni directani indirectamente puede contribuir á engrandecerlos dominios del hombre en la tierra descubriendoremotos países; la guerra y la propaganda religiosa,móviles poderosos en la Edad Media para este or-den de acontecimientos, son imposibles en la razahebrea, esclavizada y perseguida en todas partes:su comercio va inficionado de ruindad y avaricia,y vive sometido siempre al de otro pueblo, Arabosó Bizantinos, Venecianos ó Genoveses. Un Judío,Benjamín de Tudela, de gran autoridad hasta el si-glo XVI, describió en 1160 ci Sur de Europa, Gre-cia, Palestina, Egipto, Etiopía, Mesopotamia ó In-dia; pero su obra no nos dice de un modo positivoque hubiera llegado él mismo á todos los países quecita ydescribe, y respecto de los no europeos, puededesde luego asegurarse que habla de oidas, puesfrecuentemente se refiere al testimonio do otrosviajeros (1). Sin embargo, no es de despreciar laobra del español Benjamín de Twdela, porque nosmuestra cómo los conocimientos adquiridos por los

( l ) Caso ile habev visitado todos los países que cila, he aquí el itine-

rario de su viaje: Barcelona, Marsella, Genova, Luca, Roma, Ñapólo»,

Otranto, Zeitun (Valaquia), Constantinopla, islas do! Archipiélago, Trí-

poli, Tiro, Jerusalen, Damasco, Balbek, Mossul, Ninive, Bagdad, Ba-

sora, Arflaria, Amadstn, lepaban, Samarcanda, falda del Tbibet, Chiues-

tan (en las riberas del Tigris), mar de Ornan, Quilon (costa de Mala-

bar), Ceilan, China, mar Rojo, Abisinia, El Cairo, Gizeh, Alejandría,

Damifjía, Mesina, Roma, Luca y París. Describe con gran copia do da-

tos los lugares donde moran gentes do su raza; es Árido en sus relacio-

nes y, según Baraticr, abunda en errores geográficos.

Árabes en el Oriente y África van tomando carta denaturaleza en Europa, y cómo se prepara el terrenopara que don opimos frutos en el campo do las cien-cias geográfieo-histúricas los viajes de osados mer-caderes ó navegantes italianos y portugueses. ¿Y envirtud do qué causas los pueblos de Occidente seapropiaron los conocimientos adquiridos por losÁrabes?

Terminaba el siglo XI, cuando un Concilio y unhombre, el Concilio de Clermont y Pedro el Ermi-taño, haciéndose intérpretes del sentimiento gene-ral y do las creencias populares, iniciaron la em-presa memorable y heroica que lleva en la historiael nombre de Cruzadas. El mundo cristiano se diri-gió al Asia, pronto á recabar de los sectarios deMahoma el sepulcro del divino Jesús y los lugaresen que padeció y murió por el hombre; y esta in-mensa agitación do pueblos, es'a sangrienta luchaentre dos religiones y dos razas, reobra en bene-ficio de la cultura humana y del progreso intelec-tual, moral y político de la sociedad europea. Lasrudas y groseras costumbres de los pueblos euro-peos suavízanse en su contacto con la civilizaciónarábiga, se conocen nuevos productos de la indus-tria ó de la naturaleza, y de aquí necesidades quees preciso satisíacei' abriendo amplias relaciones decomercio con los orientales. Los pueblos del Medi-terráneo, principalmente los Griegos y las Repúbli-cas italianas, mantienen activo comercio con el Asiamenor, y de este modo Venecia, Genova y Pisa, á lapar que se alzan con el poderío marítimo en el Me-diodía de Europa, contribuyen á difundir por Italiala ciencia de los Árabes, y particularmente el cono-cimiento de las tierras que habian descubierto ó vi-sitado y descrito en las obras ya citadas. Teatroademás el continente Asiático de grandes revolucio-nes que trajeron á la escena pueblos hasta aquellaépoca desconocidos, se creó la necesidad de enta-blar relaciones con las tribus de Tartaria y con laChina, dando así nuevos alientos á ese espíritu ro-mántico y ávido de emociones y peligros, propio dela Edad, que engendraba vivo deseo de emprenderlargos viajes y atrevidas exploraciones, prediciendoy preparando en los siglos XIV y XV los descubri-mientos de América y de la ruta á las Indias por elcabo de las Tormentas.

Al derrumbarse el Califato, diferentes pueblos ysectas religiosas se van sucediendo, y levantlansobre sus ruinas imperios más ó menos poderosos.Los Aglabitas se extienden por África y Sicilia; Zeirífunda su reino al Occidente de África; los Fatimittasse hacen dueños de Egipto; al mediar el siglo XI losAlmorávides edifican la ciudad de Marruecos y seenseñorean de la España musulmana, y tras ellosAlmohades y lienimerines continúan tremolando enÁfrica y en Esparta los estandartes del Profeta. A la

Page 8: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

•'i 6 8 REVISTA EUROPEA. \ \ DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

vez, pueblos nómadas y medio salvajes recogían losgirones del Imperio de Bagdad y de Damasco enAsia, y los Turcomanos avanzaban hasta lo que hoyse ¡lama Turquía europea; en 10H7 Togrul Bez con-quista el Korassan y el Asia menor, y á los Gazne-vidas y Seldjiucidas sucederá en 1308 el poder Oto-mano. Pero nuevos Hunnos cayeron sobre aquellosBárbaros del Oriente: los pueblos que moraban enlas vertientes del Altai oriental, los Mongoles, le-vantaron un dia sus tiendas, y á la voz de Temud-gin, que toma el título de Tchinghiz-khan ó GranKhan de los Khanes, abandonan sus desiertos, caensobre el Sur y avasallan á los Turcos orientales;atraviesan el Gran Desierto de Cobí, toman porasalto a Pekin y se derraman por el Norte de laChina; invaden la Bukaria, y dueños del Kliarizim yo! Korassan, llegan á las costas del mar Negro. Ogo-dai, sucesor de Gengis-Khan, conquista la Siria, Asiamenor, Georgia, Armenia, y no satisfecho con for-mar, cual nuevo Alejandro, uu solo imperio de Asia,conduce sus hordas á Rusia, Polonia, Silesia y avan-za hasta Hungría.

Los Cruzados y los Mongoles tropezaron en Siriacon un mismo enemigo, los Musulmanes, y los queantes exclamaban en sus rezos a/urore Tartaro-rum, libera nos, Domine, envían ahora misiones yembajadas á los señores de Asia y se les cree me-dio cristianos, enlazando la existencia de los pue-blos Mongoles con la tradición del Imperio delPreste Juan en el Asia Oriental. Una espantosa re-volución ha mostrado á Europa tierras y pueblosque desconocía, y es necesario averiguar quiénesson y de dónde vienen osos Bárbaros y convertirlosal Cristianismo, si son paganos. Además, Cristianosy Mongoles tenían un mismo pensamiento, debilitará todo trance el poderío musulmán, y esta manco-munidad de interés abrió fácil camino á los en-viados del Pontífice y á los embajadores de los prin-cipes cristianos cerca de los khanes tártaros, jefesde tribu, entre quienes se hubo de repartir el dila-tado imperio de Ogodai. De la Persia se hizo unprincipado casi independiente, un nuevo reino quelindaba con los estados del Sultán de Egipto, y deaquí excisiones entre Musulmanes y Tártaros quelos cristianos fomentaban porque así convenía á susintereses y propósitos. Pero el Imperio mongolcontinuaba fraccionándose; el khan persa se vio enpeligro y buscó un apoyo fuera de los suyos, con-vidando con su alianza á los pueblos occidentales,y éstos, que veian al Cristianismo inclinar su cabe-za en Siria bajo los repetidos golpes del Sultán deEgipto, accedieron á las excitaciones del rey dePersia, que ponía á disposición de Felipe el Her-moso 200.000 caballos y 100.000 caballeros tár-taros. De esta manera se irán afianzando de cadavez más las relaciones entre Oriente y Occidente,

y las embajadas á tos generales tártaros, señoresde Persia, Armenia y Georgia, reportarán conse-cuencias de inmensa utilidad para la geografía y lahistoria del Asia. Se desconocía la mayor parto deAsia Central, y ahora las misiones y embajadas vaná derramar claridad sobre aquellos países, de talmodo, que en los primeros años del siglo XIV po-drá escribirse un Indicador de los caminos de laOran Tartaria para uso de los misioneros.

Antes de comenzar la breve reseña que nos pro-ponemos hacer de los principales viajes emprendi-dos por un interés religioso ó político al Turkestany países circunvecinos, bueno será advertir quepresentan en general graves dificultades cuando setrata de seguir paso á paso al viajero con escrupu-losa exactitud: hay oscuridad, achaque comunatodos los viajes de la Edad Media y que nace de va-rias causas. Los viajes y exploraciones por tierrahan ofrecido siempre obstáculos de gran monta,que es preciso ir superando á la vez que se camina;el hombre más intrépido y entusiasta se desanimay pierde la serenidad necesaria para observar y es-tudiar fielmente lo que ve, y si á esto agregamoslas circunstancias especiales del viaje y tenemos encuenta lo imperfecto de los medios disponibles parallevarlo á cabo, obvio será comprender cómo en lasrelaciones de los viajeros de la Edad Media se in-volucran países, pueblos y nombres, y se hace delas islas continentes y de los continentes islas. Porotra parte, los misioneros desconocían las observa-ciones de sus predecesores y de los que á la vezque ellos vagaban entre las tribus mongolas; todosanotaban sus primeras impresiones, y de aquí con-tradecirse unos á otros y referir maravillas y pro-digios, fábulas y portentos. Además, los originales-se han perdido, y como las copias no son su fieltrasunto, faltan á veces medios hábiles de asignar aui¡ determinado viajero tal ó cual hecho de impor-tancia suma para el acaudalamiento de la Geografíaó de la Historia. El mismo Marco Polo, que tantorenombre ha alcanzado, no distingue como debieralos países que visitó de aquellos otros que cita porreferencias, aunque la verdad es que de Marco Polono se han encontrado dos manuscritos iguales. Porestas razones, después de haber examinado deta-lladamente cada uno de los viajes ó embajadas alOriente, será preciso agrupar los resultados gene-rales obtenidos, y de ellos deducir el tanto de bene-ficio que reportó la Humanidad en el conocimientode su mundo desde que Tártaros y Cristianos des-envuelven mayor intimidad de relaciones entre Eu-ropa y Asia.

En 1245, siendo Papa Inocencio IV, los frailesfranciscanos Lorenzo de Portugal, Benito de Polo-nia y Juan de Plan Uarpino fueron enviados á lasregiones del Volga, pertenecientes á Batu, khan

Page 9: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 BfiLTRAN. LOS PROGRESOS DE LA GEOGRAFÍA V DE LA HISTORIA. 569

de Kaptchaek, y por la misma época Ascelino, Si-món de San Quintín, Alejandro y Alberto, domini-cos, se dirigieron á los dominios de Jiatchú, khande Persia y Armenia, agregándoseles en el caminoAndrés de Lonjumel y Ouichard de Gremona.

Durante trece meses viajaron los de la primeraembajada, y fue su cronista Juan de Plan Carpino,nacido en Perusa en el año 1182. Después do atra-vesar la Gemianía, la Hungría y ia Sarmatia, llega-ron á la residencia del khan Batu y le hicieron en-trega de las cartas del Pontífice. Aún no estabacumplida su misión; debían continuar en busca delGran Khan de los Khanes, y entonces por voz pri-mera, después de Zeiumark, dos europeos v'sitaronlas vastas regiones del Asia interior, lugares com-pletamente nuevos para aquellos frailes que no te-nían la menor noticia de la embajada de Justino. Laviuda de Ugodai, regente del principe Kuyné, oyóen audiencia solemne y bajo una inmensa y lujosatienda de púrpura á los enviados del Papa, quienestuvieron que permanecer entre aquellas hordashasta que el hijo du Ugodai fue consagrado empe-rador y se dignó recibirlos. Carpino aprovechó ma-ravillosamente el tiempo estudiando el país y lascostumbres de sus pobladores. Lluvias de granizo,violentos huracanes y frecuentes tempestades, enque el rayo ocasionaba numerosas víctimas, hacíande la Tartaria un país inhospitalario, donde entreelevadas montañas y llanuras de ardiente y move-diza arena habitaban hombres de mediana estatura,de chata nariz, ojos pequeños y barba rala, afeitadala cabeza y cubiertos con túnicas que se abrían dealto á bajo y prominentes gorros do púrpura. Pue-blos supersticiosos, creían en un Dios que recom-pensa y castiga, adoraban el sol, la luna, el fuego,el agua y la tierra, y en la tumba donde yacía elcadáver de un guerrero ó elevado personaje, colo-caban un hondo plato lleno de carne, una taza dekumis, un pollino y un corcel embridado y con silla.Hombres y mujeres usaban la misma vestidura, yla ocupación favorita de unos y otras ora la caza,el arco y la equitación.

Por fin, Kuyné despidió á los embajadores, entre-gándoles cartas para el Pontífice, que terminabancon esta arrogante frase: Adoramos á Dios, y con suayuda destruiremos la tierra entera desde Orientehasta Occidente.

Como premio á sus servicios, fue nombrado PlanCarpino en 1247 arzobispo de Antivari, en Dalma-cia. Falleció hacia 1250.

Ascelino y sus compañeros se dirigieron por mará la Siria, y por Mesopotamia y Persia alcanzaronlas fronteras del Kharizim, donde se hallaba Batchú.Ascelino anotó también sus observaciones; peroson de menor importancia, por referirse á paísesya bastante conocidos,

Para los fines políticos de nada sirvieron estasdos embajadas, y el mismo resultado se obtuvo delas que San Luis, durante su cruzada á Palestina,confió al monje Andrés en 1248, y al franciscanoRuysbrook ó Rubruquis en 1253.

Corrió la voz de que el Gran Khan se había con-vertido á la religión cristiana, y el rey de Franciaenvió á Rubruquis y á Bartolomé de Cremona, queen el mes de Junio del citado año se embarcaron enConstantinopla. Atravesando primero los países ydesiertos que se extendían entre el Don y el Volga,y después el rio Jaick ó üral, llegaron á una ciudadllamada Kenchat, admirable por la multitud deviñedos que adornaban sus campos, y luego á otrasdos, Talach y Equius, cuya situación, asi como lade Kenchat, aún no se ha podido determinar conexactitud: supónese, sin embargo, que el gran rioque hallaron en Kenchat es el Yaxartes ó Syr Deria.Designa Rubruquis la China Septentrional con elnombre de Catay, y da término á su viaje en laciudaddeKara-Korun, cerca de Tangut y del Thibet,capital del gran Imperio mongol y corte á la sazónde Mangú-Kan, donde vivían prisioneros de guerrafranceses y alemanes empleados en la explotaciónde minas y fabricación de armas, no muy descon-tentos do su suerte (1). El Khan le permitió resi-dir dos meses en la corte, y en este período tuvoocasión de admirar las extrañas costumbres deaquellos pueblos, más que tolerantes, latitudinaris-tas, que se diría hoy, en ideas religiosas, porqueMangú y los suyos asistían indiferentemente á ce-remonias de cristianos, musulmanes y budhistas.

La ruta seguida por el embajador de San Luis es,con escasa diferencia, la que siguió Plan Carpino,y también hay gran semejanza en los datos que unoy oUsp nos conservan. Sin embargo, la relación deRubruquis es menos interesante porque el monjebelga no se distingue por ese atento espíritu deobservación que caracteriza al fraile italiano.

Desde Kara-Korum regresó por el mismo caminoá Trípoli de Siria.

Tanto en el manuscrito de Rubruquis, descubier-to en una biblioteca de Cambridge, como en la re-lación de Plan Carpino, se cita más de una vez alfamoso Preste Juan, monarca cristiano que residíaen el centro do Asia: Alberto de Aix y Othon d«Freisinga hablaron de él á principios del siglo XII,,y cronistas árabes, como Abul-Faradge, consignantambién la tradición. Rubrnquis encuentra ya uníser real en quien encarnar al imaginario Preste, ydíeenos que es el principe mongol y nestorianoi

( t ) Converso Ritbruqtiiis con una mujer de Mclz, prisionera de losi

Mongoles en Hungría y destinada al servicio de una lie las esposas dei

Mangú, cristiana también. Adornaban el salón del trono en el palacio

de Karakorun un árbol y cuatro leopes de plata, construidos por Gui-

llermo Boucher, platero parisién.

Page 10: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

570 REVISTA EUROPEA. 1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

Ung-Khan, á quien en nombre de San Luis propusouna alianza contra los Mongoles enemigos del Cris-tianismo. Plan Carpino lo hizo príncipe indio, y enel siglo XV los Portugueses le convirtieron en reyde Abisinia.

Las relaciones de Carpino y Mubruquis formanépoca en la historia de la Geografía, porque descu-bren nuevos horizontes á los pueblos de Occidenteque habían olvidado los conocimientos de la anti-güedad clásica y aún no tenían noticia de los escri-tos de Árabes y Bizantinos, y recogen curiosas éimportantes observaciones acerca do la situacióngeográfica de los lugares y distribución de razas ypueblos á mediados del siglo XIII. Asienta R%br%-qviit que los Himnos y los Húngaros son de razafinlandesa, originarios de los montes Urales, y nosdice que en la Crimea halló hombres de raza godaque hablaban aún su lengua primitiva y que él en-tendió por ser originario de los Países-Bajos. Lospueblos musulmanes de las orillas del mar Caspio,el Kachgar, los Morduinos, Búlgaros y Samoyedos,los Alanos, los Gaznaros de Crimea, los Iberios, lastribus mongolas que vagan errantes en torno delImperio Chino, y otros países y pueblos son citadosy descritos en la relación de Plan Carpino, quehabla además detalladamente de cuatro tribus ysiete ciudades tártaras y del Benitabeth, como éldice, región que parece ser el Thibet. Se sabe porRubruquis que ya en su tiempo los kanes mongolesobtenían considerable producto de los lagos saladosde Crimea; que la bebida favorita de estos beduinosdel Norte era el Komis, preparado con la leche deyegua, y el aguardiente de arroz; que en sus cam-pos nacían plantas de gran aplicación á la medicina,como el ruibarbo, ala vez que abundaban las cepas,sobre todo en las orillas del Syr Deria. Y por supermanencia durante algún tiempo entre las tribusque lindaban con el mar Caspio, se demostró queeste era un lago sin comunicación alguna con elOcéano del Norte, como en pasadas épocas se creía.

En aquellos siglos y dentro del mundo cristiano,la ciencia vivía refugiada en los claustros, donde seconservaban las noticias que recogieron los monjesembajadores. Pero algo llegaba á oidos del pueblo,trasfigurado y con maravillosos tintes, lo que notenía su razón de ser únicamente en la fantasía ge-neral, sino en las mismas narraciones de los frailesque mezclaban lo verdadero y posible con lo falsoé inverosímil; así es que mientras por un lado nosdescriben con acierto las costumbres, produccionesy ciudades de los pueblos sometidos á los Khanestártaros, por otro admiten consejas y sorprendentesmaravillas, y las refieren como cosa común y cor-riente. Carpino habla con mucha formalidad de losParossilas, cuya boca y estómago son tan pequeños,que no pueden alimentarse más que de humo, y

RubruqvÁs halló un país cerca del Catay, donde losextranjeros se conservan sin envejecer desde elmomento que establecen en él su morada, amén deotros prodigios que hubieron de encontrar en elOriente. Nada de esto, sin embargo, nos causaasombro; lo extraño sería que los frailes del si-glo XIII se hubieran hecho superiores al influjo de laimaginación y al brillo mágico de lo desconocidoque de tal modo ofusca las inteligencias. Eran lostiempos en que vivían, tiempos de general ignoran-cia, en que el más sabio pasaría hoy como muy me-diano erudito; los monjes aún no figuraban en pri-mera línea, y escasos en conocimientos y des-envuelta su razón en la atmósfera del siglo, nopudieron levantarse sobre el común de las gentes,y tomaron las cosas tal como las veían ó se las con-taban. Lo nuevo extasiaba todavía más al vulgo delos campos y al guerrero; oyeron con asombro re-ferir prodigios de lejanos países, y entonces lo fa-buloso y sobrehumano tomó proporciones extraor-dinarias.

Por esto ni Ascelin, ni Carpino, ni Rubruquisbastan para dar á conocer el Asia Central. Las Cru-zadas han abierto las puertas del Oriente, y los en-viados del Pontífice y de San Luis son los primerosque las franquean y revelan la existencia de paísesque vagamente se descubren en las obras de losRomanos y en las Geografías de los Árabes, mas porlo mismo que son los primeros, sus noticias apare-cen incompletas y muchas veces inexactas ó dudo-sas, necesitándose verdaderas legiones de viajeros,unos conducidos por el afán de propagar el Evan-gelio ó dar cima á una misión política, y otros porel deseo de apropiarse las tan ponderadas riquezasdel Asia Oriental, para ir familiarizando á la genera-lidad de los hombres con los pueblos de allende elCaspio, construir la geografía y la historia de susinquietas tribus y variados países, y hacer saber ála Europa que más allá de sus limites existe un vastomundo habitado por razas y naciones, ricas y po-pulosas y no ajenas del todo á las ventajas de lacivilización. Así se procede en la historia: las cien-cias caminan paso á paso, y la ciencia descriptivade la Tierra obedece á esta ley general. Durantetres siglos, monjes, caballeros y mercaderes, explo-rando y reconociendo las tierras interiores de Asia,excitarán la curiosidad de los pueblos y harán ger-minar en los espíritus ideas más atrevidas y aspira-ciones más levantadas, que preparen los grandesdescubrimientos con que termina la Edad Media y seinaugura la moderna.

A otras esferas de no menor interés trasciende nlas favorables consecuencias que para el buen cum-plimiento de los lines generales de la humanidadderivan de las Cruzadas primero, y después, enmayor escala, del conocimiento de las tierras y

Page 11: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 A. PULIDO. LA CORTE DEL REY OHATES. 571

pueblos centrales del Asia, mediante los viajes yescritos de los monjes embajadores.

Los dos continentes, Asiático y Africano, separa-dos del nuestro por la debilidad del Bajo Imperioy por el cisma de Focio, vuelven, mediante las Cru-zudas, á unirse con Europa; el europeo despiertade su letargo y ve nuevos pueblos y nuevos hom-bres, otras costumbres y otros estudios; admiraseen Italia y en Constantinopla, y nota el adelanto delos Musulmanes y la aparición de nuevas razas enel vasto escenario de la sociedad humana; Arabos yPersas, Turcos y Mongoles se mueven y se agitansin cesar en Asia; caen unos imperios y se levantanotros en sus ruinas; al espanto y al terror sucedenel asombro y la curiosidad, y á la guerra las rela-ciones de política y de comercio; empiezan la mi-sión y la embajada, y si el primer embajador corregraves peligros, los enviados do San Luis son reci-bidos con menos barbarie, aunque con cierto or-gullo y menosprecio; después los cristianos se nie-gan á prosternarse ante un rey infiel, y el principetártaro no se muestra enojado por esta conducta al-tanera; y así, y no obstante diferencias de raza, dereligión y de costumbres, latinos y germanos, semi-tas y mongoles irán estrechando sus lazos, y dila-tándose el horizonte do la vida y del pensamiento,nuevos destinos se abrirán á la cultura y perfecciónmoral y material do los hombres. Desdo este mo-mento podrán resplandecer en la historia la verdady la imparcialidad, porque ya la ignorancia y el fa-natismo de secta ó de partido no llevarán sus som-bras á la inteligencia: para los primeros historiado-res de las Cruzadas son los Musulmanes gentesdespreciables, subditos del vicio y ajenos á todavirtud, casi unos caníbales; y Guillermo de Tiro, Ja-cobo de Vitry y Villehardouin los consideran yacomo hombres capaces de sentimientos generosos,tan afables en su trato y dignos en sus manerascomo bravos en el combate. Y de la misma suerteparticipan los Tártaros; las floras hordas de Ogo-dai, que hicieron temblar de espanto á la cristian-dad, reciben en sus tiendas y ciudades á los que an-tes rezaban á su Dios que los librase de ellas.

En suma, las relaciones de Carpino y de Rubru-quis son el punto de partida de la ciencia históricadel Oriente: describiendo, á la vez que países, la or-ganización militar y política y las costumbres do lospueblos del Turkestan, del Thibet y de la China oc-cidental, dan á conocer el genio y carácter de raza,y conociendo esto es ya posible depurar los hechosque integran la historia de Asia durante los si-glos XI, XII y XIII.

Merced á estas primeras negociaciones de losprincipes cristianos con los kanes de Tartaria, nosolamente se desvanecen errores históricos y seadquiere una noción más justa de la forma y exten-

sión de las comarcas orientales, sino que, conti-nuando vivo en toda la Edad Media el sentimientode curiosidad que aquellos viajes excitaron, se pue-de conjeturar el origen y camino de los grandesdescubrimjentos científicos é industriales, la pólvo-ra, la imprenta, la estereotipia, el grabado en ma-dera y la artillería (4). En el siglo X usaban loschinos carros de fuego, semejantes á nuestros ca-ñones, y el nieto de Tchinghiz-Khan marchó á laconquista de Persia llevando consigo un cuerpo deartillería china. Desde tiempos remotos conocíaseen esto país la polaridad del imán; cinco siglos an-tes de Gultcnberg, en 958, aparecieron los prime-ros libros impresos mediante una plancha de made-ra de una sola pieza, tal como comenzó á usarse laimprenta en Occidente, y en HM circulaba papel-moneda entre los Tártaros. Los naipes, una de lasprimeras aplicaciones del arte de grabar en made-ra, se inventaron por los Chinos en 1120, y no seoye hablar de ellos en Europa hasta 1832 en queAlfonso XI de Castilla prohibió su uso á los caba-lleros de la Vanda.

Todo esto llegaba á Europa, gracias á una mayorcomunicación de los pueblos occidentales con losde Asia, y do tal modo, que Tártaros originarios delas fronteras de China, iban á Roma, Paris, Lyoii.Barcelona, Londres; y Franceses, italianos, Espa-ñoles, Ingleses y Flamencos atravesaban el con-tinente asiático para estudiar las artes, idioma,creencias y costumbres de sus moradores, y reco-ger nuevas ideas que habían de introducir notablesadelantos en la Geografía, en la Historia, en la Po-lítica, en la Religión y en los procedimientos cien-tíficos 6 industriales.

RICARDO KELTRAN Y RÓZPIDE.

BOSQUEJOS MÉDICO-SOCIALES PARA U MUJER.

LA CORTIi DEL KEY ORATES.

¿VÍ estamos Irxlos ios que somas,

ni somos lodos los que estamis.

Sentencia célehre do un loco det

manicomio provincial de Zaragoza,

I.

Si nuestras lectoras recuerdan lo que acerca dela razón dijimos en el artículo precedente (2), com-prenderán ahora con facilidad la formación ó m©canismo de la locura.

Los sentidos todos nos acusan impresiones quereciben las facultades perceptivas.

(1) Abel Remusal. Memoires sur les reltitions Jiolitiques de» Vrit>-

ces Chrel. nvec les empereui's mongols.

(2) Véanse los números 112 y 113.

Page 12: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

572 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

Estas facultades elaboran ideas, que guardan re-lación con dichas impresiones.

Las ideas comparadas y analizadas conveniente-mente por las facultades reflexivas, producen á suvez juicios sensatos.

Tanto los juicios como el buen estado de los ins-tintos y sentimientos determinan voliciones, que eje-cutamos con el auxilio de los medios de relacióndependientes de la voluntad, como la voz, los mo-vimientos musculares, etc., etc.

Cuando todas estas facultades funcionan bien,impera la razón; lo mismo que cuanto todas laspiezas de un aparato de relojería se correspondenperfectamente y obedecen al fin de su existencia,el reloj señala con exactitud la hora.

Pero supóngase trastornada cualquiera de suspiezas, y sobrevendrá una perturbación, un desor-den, relacionado en su intensidad á la mayor ó me-nor importancia de la pieza alterada.

Pues un hecho parecido acontece con la locura.Perturbada cualquiera de las facultades que jue-

gan en el estado de razón, tiene que resultar laanarquía de esta: y las perturbaciones dichas pue-den consistir en un aumento, en una disminución, óen una perversión.

11.

El desorden de los sentidos y de las facultadesperceptivas provoca la ilusión.

Las falsas impresiones cerebrales, habidas inde-pendientemente de los sentidos externos, determi-nan la alucinación.

Y tanto una como otra pueden despertar el deli-rio, que es la operación intelectual falsa que pre-cede de ordinario á un acto ó deseo insensato, comológica consecuencia de un juicio erróneo.

Procuraré explicar mejor y más claro estas tresfuentes de la locura.

111.

Ilusión es toda sensación equivocada que un su-jeto experimenta de lo que realmente impresionasus sentidos.

Y como los sentidos son varios, de aquí que pue-da haber, y haya diferentes clases de ilusiones.

Un hombre toma por montes de oro las pintadasi'olinas del horizonte; por ejércitos, las nubes queavanzan tumultuosamente en el espacio; por unlago, cualquiera extensa llanura... etc., etc.

Todas estas son ilusiones de la vista; es decir, fal-sas impresiones de cuerpos que existen realmente.

El seco cerebro de D. Quijote, trasformando engigantes los molinos de viento, y en ejércitos hosti-les los rebaños de ovejas, nos presenta excelentesejemplos de ilusión óptica.

A un loco del hospital General de esta corte le

sorprendió una vez mi maestro y amigo, el doctorEsquerdo, examinando con cuidado una paja quehabía extraído de cierto jergón tirado en medio delpatio.

—¿Qué busca usted ahí?—le preguntó el profesordicho.

La contestación no es posible sospecharla.—Busco,—respondió el vesánico,—un soldado de

caballería que he visto dentro do ella.Esquirol habla de una señora que padecía accesos

de furor, los cuales desaparecían siempre que la ta-paban los ojos y se la impedía ver.

El mismo autor refiere otro caso no menos no-table.

Un joven militar, emparentado con la familia deBonaparte, se volvió maniaco.

Creía que todos los individuos que le rodeaban ensu casa eran miembros de la familia imperial, y seencolerizaba contra ellos. Por el contrario, siempreque veia á uno de sus criados, á quien tomaba porel emperador, se prosternaba ante sus pies y le pe-dia gracia y protección.

Un dia Esquirol le vendó los ojos; entonces reco-bró la tranquilidad y habló razonadamente de susilusiones.

El oido también experimenta ilusiones con mu-chísima frecuencia.

Cualquier ruido que perciben algunos infelicesmonomaniacos lo equivocan fácilmente con vocesconocidas, amenazas, mandatos, estruendos horri-bles, músicas melodiosas... etc.

El olfato á su vez trueca los olores, como el sa.bor la naturaleza sápida de las sustancias.

Así, hay locos que hablan de exquisitos y fragan-tes aromas, donde en realidad existen olores detes-tables, y viceversa.

Un loco andaba en cierta ocasión lamiendo lasparedes y el suelo, porque, según decía, tenian unexquisito sabor de naranja. -

De las ilusiones del tacto, lo mismo externo queinterno, se relieren las aberraciones más curiosas.

Una mujer, por ejemplo, se quejaba de que teníay sentía en su vientre un regimiento, cuyas mar-chas y maniobras militares la hacían mucho daño.

Otra que tenía en el mismo sitio todos los perso-najes del Antiguo Testamento.

Otra no se atrevía á moverse porque sus piernaseran de cristal.

Un loco se quejaba dolorosamente cada vez quealgún compañero pisaba la sombra de su cuerpo.

Ahora bien, las ilusiones no son atributo exclu-sivo de los locos, pues todos las sufrimos con fre-

i cuencia.¿Quién, en la soledad de la noche, no ha creído

percibir rumores extraños, que son rechazadoscomo falsos por la razón?

Page 13: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

A. PULIDO. LA CORTE DEL REY O1UTES. 573

Pero hay más; la ilusión es efecto natural muchasveces de la disposición de nuestros sentidos y de ladistancia á que están colocados los objetos.

Por eso, cuando tendemos la vista al horizonte,muchas veces tomamos por colinas algunas nubes,y viceversa.

Una torre cuadrada nos parece, si la vemos á dis-tancia, do forma redonda.

Si ponemos un punto luminoso en rápido movi-miento, vemos un círculo, una raya ó un arco defuego.

Los dibujos ó fotografías que examinamos al tra-vés de lentes toman cuerpo como si fuesen de re-lieve.

Todos estos son ejemplos que prueban ilusionesaun en las personas más cuerdas. La diferencia queexiste entre las nuestras y las de los verdaderosilusos es que éstos carecen de la facultad reflexivasuficiente para desecharlas como ilegítimas.

IV.

Las alucinaciones, al revés de las anteriores, seforman en el cerebro sin obedecer á impresionesexteriores.

Hay ciertos locos (los llipemaniacos) que se venperseguidos incesantemente por hogueras ó porasesinos.

El ilustre matemático Pascal veía, siempre quequería andar, un precipicio abierto ante sus piesque le obligaba á marchar retrocediendo.

Aquí ya no existe una alteración de sensacionesverdaderas; todo es fruto de la perturbación cere-bral; son, por decirlo así, abortos ideales que severifican con entera independencia de los sentidos,amalgamas desordenadas de ideas anteriores al es-tado de locura.

Por ejemplo, la idea de una hoguera, más la deun cuerpo que se abrasa, se asocian en el lipema-niaco y le hacen creer que su cuerpo se está que-mando entre llamas.

Lo mismo que hemos dicho de las ilusiones repe-timos de las alucinaciones; no son atributo exclu-sivo de los locos, tiénenlas con demasiada frecuen-cia los mismos cuerdos.

¿Qué es la poesía más que un plantel de bellasalucinaciones?

¿Qué os la imaginación misma sino el campo dondesin cesar se mueven imágenes propias y fantásticas?

V.

Si la locura se caracteriza con frecuencia por loserrores de sentido y de las ideas, también muchasveces obedece á multiplicidad de sensaciones, abun-dancia de ideas y versatilidad de afectos, que sedesenvuelven y asocian atropelladamente, sin or-den, fijeza ni objeto.

Esta exuberancia de vida psicológica prohibe alenajenado detenerse largo tiempo sobre cada sen-sación ó cada idea, para separar las que no guardandependencia mutua; por eso se los ve formar con lamás leve impresión extrañas combinaciones que de-terminan actos de delirio.

Y entiendo yo por delirio, como anteriormentedije, esa operación intelectual falsa que radica prin-cipalmente en las facultades reflexivas, por la cualel enajenado toma como real cuanto impresiona suimaginación, y despierta en consecuencia un acto,un deseo ó un impulso irresistible, manifiesto yaal exterior y que constituye el atentado.

Por ejemplo:Cuando yo era alumno oficial vi, en el departa-

mento de locos que hay en el Hospital de Madrid, unenajenado suicida, quien, interrogado discretamen-te, dijo que su oficio era el de zapatero, y que antesde ingresar en el hospital escuchaba voces que ledecían: ¡Mátate, mátate!

Fié aquí una alucinación.Estas voces eran imperiosas, le perseguían por

todas partes, le fatigaban, le encolerizaban, se re-volvía contra ellas, disputaba acaloradamente, hastaque una tarde, lleno de furor, se dispone á ejecutartan atroz mandato; coge la cuchilla de cortar sue-la, y se da un corte en el cuello.

Hó aquí el delirio y su consecuencia práctica.Otro lipemaniaco que estaba tranquilo en su apo-

sento, ve de pronto una sombra, la toma por unasesino, y se lanza á la calle a! través do una ven-tana.

Hé aquí bien distintas la ilusión, el delirio y elatentado.

VI.

Eí*grado de certeza que tanto las alucinacionescomo las ilusiones adquieren en los locos, es idén-tico al que despiertan en nosotros los objetos queexaminamos, y de cuya existencia nos atestiguan,sin ninguna duda posible, todos los sentidos.

Algunos locos vueltos á la razón han dicho: Yohe visto entonces las más grandes aberraciones, comoveo ahora las personas con quienes hablo y los obje-tos que me rodean.

Existe un estado en las personas sanas de enten-dimiento, por medio del cual podemos formarnosidea exacta de las sensaciones que experimentanmuchos vesánicos, y los delirios que las siguen.Este es el ensueño.

El sueño es el estado de reposo de todas las fa-cultades que nos sirven para la vida de relación.

Cuando estas facultades, que han sido citadas enel capítulo anterior, gozan de descanso ó suspen-den sus funciones, el sueño es completo.

Pero esto raras veces sucede. Lo ordinario es

Page 14: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

:>74 REVISTA EÜROPKA. 1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

que algunas de las cerebrales se mantengan en es-Uido de vigilia, y entonces existe el ensueño, queloma especialmente el nombre de pesadilla cuandocontrista el espíritu, fatiga el pecho y oprime elcorazón.

Pero sea cualesquiera la tema ó asunto del en-sueño, es producto de sólo unas cuantas facultadosen vigilia, por cuyo motivo falta esa coordinacióndo ideas que constituye la razón, y para la cualesindispensable el consensus, ó la armonía general detodas las facultades del alma.

De esto se deducen las grandes analogías queexisten entre el ensueño y la locura; por las cualespodemos decir que el ensueño no es más que unalocura pasajera, ó, viceversa, que la locura es unensueño prolongado.

Las imágenes del ensueño, que son verdaderasalucinaciones, las creemos por entonces, y en laesfera de actividad con que cuenta nuestro espiri-to, tan vemos y palpamos aquello que bulle en nues-tra cabeza, que unas veces gozamos y otras sufri-mos; nos reaccionamos contra lo que nos amenaza,tiritamos, forcejeamos, y en ocasiones trabamosuna lucha corporal que dura hasta que despertamosanhelosos, cubiertos de sudor y víctimas de unamortal angustia.

Pues bien: suponed esta pesadilla con mayor fuer-za, y más constante en la misma tema; despejadesa vaguedad que da á todas las concepciones deun ensueño la apariencia de cuadros desvanecidosentre bruma; delinear mejor sus contornos, y queaparezca todo más en relieve, con toques más vi-gorosos y decisivos; añadid á esto que el individuose agita en la claridad del dia, que sus músculostodos obedecen ala voluntad, lo cual no sucededurante el sueño sino en los sonámbulos, y tendréislas misteriosas aberraciones de la locura.

Esto es claro, terminante y gráfico.Con el auxilio de dicha simulación es fácil infil-

trarse en el embrollado pensamiento del loco, com-prender sus delirios y los actos que le siguen, comola fuerza impulsiva que le arrastra inconsciente-mente.

Mata y otros muchos autores consideran el sueñocomo un estado de transición entre la razón y lalocura; yo avanzo un poco más.

Yo ereo que el ensueño y la locura por alucina-ciones son estados casi idénticos, son hermanosgemelos, y la única diferencia que encontramos esque en aquel el descanso de las facultades motorasimpide al dormido entregarse á los impulsos propiosde su locura.

Por eso cuando se examinan los actos de lossomnámbulos se ve en ellos un parecido exacto conlos de la locura, tan parecido que más no puede ser.

Por ejemplo, entre los hechos, notabilísimos to-

dos, que se refieren del tan célebre somnámbulodel monasterio de Burdeos, se llalla el siguiente:

«Una noche soñó que se ahogaba un niño.«Era en invierno y él se estaba paseando por la

ribera de un rio cuando vio al niño ahogándose.«Arrastrado por sus bellos sentimientos de huma-

nidad, desprecia el frió de la estación y se lanza ensu socorro; se arroja sobre la cama en la actitud deun hombre que nada, y no sin grandes esfuerzos,llega hasta el chico, avanzó la mano y cogió laalmohada.

»Segura ya su deseada presa, llegó nadando conuna sola mano hasta el borde del rio, dejó la almo-hada y salió temblando y dando diente con dientecomo si saliese de un rio helado.

»Dijo á los que le rodeaban, testigos de su heroicoarrojo, que iba á morirse de frió, y pidió aguar-diente para entrar en calor.

»No habiéndole á la mano le dieron un vaso deagua; pero notando no era lo que deseaba, pidió conmás ahinco aguardiente, encareciendo el peligro enque se hallaba.

«Se le dio, al fin; le tomó con placer; dijo que sesentía aliviado; siguió dormido; se acostó y quedótranquilo.»

VII.

Las formas de la locura no se reducen á las ex-puestas, hay otra sumamente notable que no reco-noce por causa una ilusión, ni una alucinación, niuna influencia desordenada de ideas.

Hay, efectivamente, una forma en la cual el indi-viduo percibe los objetos, se impresiona y discurrecomo una persona de acabado juicio, pero sesiente lanzado por un impulso interno, que rechazahasta su misma conciencia, á cometer actos más ómenos criminales.

Estos sujetos que obran sin pasión y sin motivo,en vano luchan contra la aberración de sus instin-tos, temas y sentimientos; una fuerza poderosa, ir-resistible, dominante, les arrastra, y ante ella seestrellan su voluntad y los gritos más poderososde su conciencia.

Muchísimos ejemplos podríamos citar de esta va-riedad, que si bajo el punto de vista legal debe to-marse como un acto de locura, bajo el punto devista psicológico no puede figurar donde las ante-riores.

Elegiremos tan solo uno de entre los muchos querefiere el Dr. Mata, tomado de los anales de Henke,y que basta para dar idea exacta de ella.

«Catalina Olhaven, de edad de treinta y tres años,hija de una madre que ya había querido matarla áella, nodriza del hijo del Dr. S... tuvo un fuertecólico que duró algunos dias, cierto movimiento enel estómago y una especie de ansiedad.

Page 15: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

'120 A. PULIDO. LA CORTE DEL REY ORATES. 575

Una noche, habiendo quedado sola con dos niñosen su cuarto, vio un cuchillo encima de una mesa,y al momento la asaltó la idea de degollar á su hijode leche, al que tenía á la sazón sobre su falda.

Espantada'de su idea se va del gabinete con elcuchillo en la mano, se baja á la cocina, tira elcuchillo; y pide á la cocinera que no la deje, puestoque la están atormentando malos pensamientos.

La cocinera no accede; Catalina vuelve al gabi-nete y siente la misma diabólica inclinación, de laque procura distraerse cantando y bailando con losniños, á los cuales, en fin, acuesta.

Catalina vuelve á pedir á la cocinera que no ladeje, que olla saldrá á buscar á sus amos; y sinpoder obtener nada de lo que pide, acaba poracostarse.

Apenas se duerme, despierta súbitamente másacosada que nunca del deseo de matar al niño; selevanta, y afortunadamente llegan sus amos.

Con esto se tranquiliza; vuelve á dormirse, y denuevo reaparece la horrible idea; grítala infeliz, ypide que no la dejen sola, quería asaltan malos pen-samientos; pero no explica sobre qué actos versan.

Tan pronto exclama: «¡Dios mió, qué pensamien-tos tan espantosos, tan horribles!» tan pronto:«¡Pero eso es ridículo, abominable!»

Al propio tiempo se informa del estado del niño;pregunta si está junto á su madre, y le llama conuna voz tierna y cariñosa.

Le dan una taza de manzanilla y se tranquiliza.»

Catalina no tardó en curarse de esta horrible ten-dencia. Sólo otra vez la volvió á sentir, y felizmentetampoco se consumó.

Más tardo el niño enfermó y murió, y Catalinamostró señales evidentes de un profundo dolor.

Recordamos en este momento algunos crímeneshorribles que han consternado á los habitantes deMadrid, y que por las circunstancias que les acom-pañaron y modos de verificarse se asemejan mu-cho á los provocados por esto irresistible deseo dematar.

Razones fáciles de comprender nos obligan árespetar su crítica y hasta no mencionarlos siquiera.

VIII.

Existen además de las aberraciones citadas, otrasenfermedades mentales, muy diferentes en su esen-cia de las expuestas, por más que estén fuera delestado que hemos llamado do razón, y, por con-secuencia, dentro de la locura, según la entiendeMata.

Son estas la demencia, la imbecilidad, la tonte-ría, la estupidez y el embrutecimiento ó muerte in-telectual.

Las causas que las determinan son, ó una falta de

desarrollo, ó un desgastamiento, ó una destrucciónde las facultades intelectuales; por eso las presen-ciamos como naturales en las primeras edades dela vida, y cuando ésta llega á su ocaso.

La inteligencia vive sometida á las mismas le-yes que la vida toda: nace, crece y caduca.

Forma como un arco, cuyos extremos se hundenen la negación.

En la primera edad se arranca de la ignoranciaabsoluta, se va elevando, y desde los 30 á los 60años disfruta la inteligencia su puesto más elevado;después va declinando, hasta qre vuelve á su puntode partida.

Por eso la infancia y la vejez se tocan: son losdos extremos que se juntan.

Al principio es la imbecilidad, al final es la de-mencia; una y otra palabra significan lo mismo, lanegación de la inteligencia.

Vaya á continuación una tabla analítica de Pinel,que representa las diferentes gradaciones de los es-tados intelectuales y los atributos que los caracte-rizan.

Algo antigua es, pero yo no conozco otra másmoderna que sea mejor.

IX.

i." Embrutecimiento.—No existe ningún senti-miento de las necesidades físicas. Ninguna per-cepción.

Yo he observado dos magníficos casos de esteestado, uno en el Hospital general y otro en el dela Caridad.

Tan completa era la negación intelectual de estosseres, en particular de uno, que dudo hasta tuvie-ran conciencia de su vida. De ellos me ocupé algodetenidamente en un articulo que vio la luz públicaen El Anfiteatro Amató i ico (1).

2." Estupidez.—Existe sentimiento de las nece-sidades físicas y algunas percepciones.

3." Tontería. — Percepciones y memoria muydébiles; posibilidad de hablar, propensiones vio-lentas.

Estos tres estados se comprenden bajo el nombregenérico de idiotismo.

4." Imbecilidad.—Memoria, atención y juiciomomentáneos; palabras raras; afecciones suaves;inclinaciones bastante señaladas.

5." Demencia.—Voluntad inerte, conciencia de-solada, esfuerzos inútiles de memoria, de juicio yatención.

Este estado es propio de la senectud; es, por de-cirlo así, el epílogo fisiológico de la vida.

6." Monomanía ó delirio parcial.—Inteligenciapenetrante; atención demasiado fija sobre un objeto;

(1) Tomo I, aíio 1875, jtág. 58.

Page 16: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

576 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

voluntad impotente. Conciencia exagerada en mal;juicio falso; insensibilidad moral.

7." Manía, furor.—Exaltación de toda la inteli-gencia; falta de voluntad; conciencia exaltada; erroren todas las sensaciones.

8.* Divagación.—\A divagación comprende to-das las alteraciones intelectuales, pero de corta du-ración, como, por ejemplo, la borrachera.

X.

A la altura en que nos encontramos y después dela exposición que hemos hecho de las formas fun-damentales de la locura, nos es fácil comprenderen dos grandes grupos todas las diferentes formasde esta enfermedad (1). Locuras por perversión defacultades, y locuras por impotencia de las mismas.

Circunscribiéndonos á las primeras, que son lasmás interesantes, vemos que toman diferentes nom-bres, según que la tema de la locura es única ómúltiple, alegre ó triste, y hasta según la natura-leza de las ideas predominantes.

Así es que se llama monomanía cuando versa sobreun solo orden de ideas; y manía cuando es general,ó afecta á todas las operaciones de la inteligencia.

La monomanía os la que ofrece más variaciones,la que abraza los delirios más extraños, pues todoslos desvarios del entendimiento y de la pasión pue-den encerrarse dentro de ella.

Por esta razón dicha enfermedad refleja lumino-samente el espíritu intelectual do las épocas y delos pueblos.

Por eso igualmente, para conocerla bien, es pre-ciso estudiar los grandes balances de las costum-bres, de las preocupaciones, de las empresas, de losadelantos, de los descubrimientos y de las ambicio-nes sociales.

Pasemos ya al interior del manicomio, en cuyaspuertas nos quedamos á principios del articulo an-terior.

XI.

Estamos en medio de la corte del rey Orates.En rededor nuestro adviértese grande animación,

y si dirigimos la vista por todas partes veremosque nos rodea un número respetable de locos.

Fijémonos en algunos (2).¿Veis aquel infeliz, que permanece oculto en un

ángulo del patio, recogido sobre sí mismo y fuerte-

(1) Únicamente aqut es po3Íble hacer esto, pues la clasificación di-

dáctica de la locura no puede sujetarse á '•oto los dos grupos mencio-

nados, sea cualquiera el punto de partida que se adopte para clasificarla.

Si en vez de unos bosquejos mfidtco-socivles, hubiésemos emprendido

un trabajo severamente científico, las divisiones serian otras.

[%) Los pocos casos que aquí presensamos están tomados, en su ma-

yoria, de distintos manicomios que hemos visitado: son, pues, verda-

deros.

mente pegado á la pared como si quisiera incrus-tarse en ella? Examinadle son algún detenimiento,y de seguro os compadecerá su aspecto físico.

En lo alto de un cuerpo flaco, aparece rígido,chupado y sucio, como una evocación de ultratum-ba, su descolorido semblante.

Su frente está surcada de numerosos pliegues;sus ojos, recogidos en el fondo de las huesosas ór-bitas, ya fijan la mirada en el suelo, ya la hacen va-gar inquieta de uno en otro lado, revelando la des-confianza, el recelo de alguna amenaza ó de algúnpeligro inevitable.

Cejijunto, con los labios apretados y los múscu-los todos de su cara en tensión convulsiva, bastaverle para comprender que le dominan los senti-mientos de terror y odio.

¡Desdichado! Es una de esas víctimas de la formade locura que los médicos llaman lipemanía.

La lipemanía es, sin duda, la más cruel y horriblede las monomanías, y por eso los infelices que lapadecen sufren una vida insoportable, torturada porcontinuos sobresaltos, recelos y temores.

Nada hay que les consuele; su cerebro siempredispierto, pues son muy pocos los que logran dor-mir tranquilamente, crea las más insufribles ame-nazas y las más pavorosas alucinaciones.

Creen que todo conspira contra ellos, que todoatenta contra su existencia y su honra; por eso noos raro ver que se resisten hasta probar alimentoalguno.

A unos les espanta el dia, á otros les exalta lanoche; el más pequeño ruido les estremece, y el si-lencio les espanta y acrecienta sus falsos temores.

Los cambios de su estado nervioso, las aberra-ciones de su sensibilidad, los momentos de lucidezy excitación, la comprensión de lo que se les dice,y la influencia que sobre su estado ejerce cuantoles rodea, varía hasta lo infinito.

En ocasiones se observa que hay una lucha po-derosa entre la razón y sus inquietudes, pero ge-neralmente concluye por quedar derrotada la pri-mera.

—Yo entiendo muy bien vuestras reflexiones,—decía un lipemaniaco al profesor que procuraba tran-quilizarle;—vos tenéis razón en cuanto me decís,pero no puedo creeros.

—Yo tengo miedo,—dicen otros,—y no sé dequé; pero tengo mucho miedo.

XII.

La demonomanía se considera como una varie-dad de las muchas que puede afectar esta forma delocura.

Ahí tenemos una mujer demonomaniaca. Escu-chemos lo que dice y veremos esa firmeza de ideas,esa aseveración incomprensible que en los si-

Page 17: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

A. PULIDO. LA CORTE DEL REY ORATES. 577

glos XV y XVI lanzó tantas víctimas en la hoguera.«Hace un millón de años (i), dice, que soy la mu-

jer del gran diablo.»Yo me entiendo con él; se acuesta conmigo, y

no cesa de decirme que es el padre de mis hijos.»Mi cuerpo es un saco hecho con la piel del dia-

blo, lleno de sapos, serpientes y otros animales in-mundos que son los diablos.

»No tengo necesidad de comer (sin embargo, co-rita mucho); todo lo que se me da está envenenadoy habría muerto hace mucho tiempo si no fuera eldiablo.

«Hace más de cuarenta años que no lie hecho devientre.

«He cometido toda clase de tropelías, he robadoy asesinado; y en un momento cometo más críme-nes que todos los ladrones en veinte años.»

Así como la forma general de la lipemanía es hoymuy frecuente, la demonomanía es ya muy rara.

XIII.

¿Veis aquel otro desdichado, que cruza el patiocon aire majestuoso, colocada una grotesca coronade cartón sobre su cabeza, pendiente de su cinturauna andrajosa manta, que arrastra solemnementeá guisa de manto real, y lleva en su mano derechaun palo que maneja con visible esmero?

No creáis que es un cualquiera: basta observar sudespejado semblante, en donde rebosa una satisfac-ción de sí mismo, para comprender que nos las ha-bernos con algún distinguido personaje.

Así es; preguntémosle y veréis cómo se dignarespondernos que es un poderoso monarca, á quientodos los demás de la tierra rinden pleito homenajepor su inmenso poderío, envidian por sus fastuosasriquezas y admiran por su profunda sabiduría.

Dice que desciende de Júpiter y que su voluntades tan omnipotente, que si quisiera arrancaría de suórbita á este grano de tierra que voltea en el espa-cio. Pero no temamos nada de su poder; sabe quela nobleza y la bondad deben ser atributos de unbuen monarca, y por eso le veréis munificiente y ge-neroso con todos sus compañeros, á los que colmasin cesar de honores y mercedes.

Vedle acercarse ahora á uno de los que ól llamasus más intrépidos generales: es aquel otro quecontempla á los demás con marcado desden, y llevasobre la cabeza un sombrero apuntado, hecho deun papelote, con adornos de plumas y otras chu-cherías.

Sólo su traje indica la tema de su locura.Sobre sucia y raida levita ciñe á su cintura una

soga, de la cual pende tajante sable, que creeréisvosotros es un feo palo, y sin embargo, dice ser de

(1) Esquirol. Caso observado en el hospital de ChareiUon, Parts.

TOMO Vil.

bien templado acero damasquino, con gabilanes deoro, guarnecidos de perlas y piedras preciosas enla empuñadura, cual corresponde á un obsequiodel gran Sultán de los cien Estados de la Mego-tonia.

Otro tanto puedo deciros de esos cintajos y tra-pos cruzados que ostenta sobre su pecho: son ho-noríficas bandas y cruces.

Si le escucháis, os admirarán sus proezas, tan in-trépidas como formidables y aguerridas son lashuestes que manda.

De vez en cuando se apodera de él la fiebre decombatir, y se trasforma por completo.

Llama á sus ejércitos, los ve desfilar en apretadosbatallones, los infunde alientos con sus entusiastasy atronadoras arengas, monta sobre... cualquiercosa, y se apresta al combate.

¡Ah! es un héroe. El olor y la neblina de la pól-vora le enardecen; la estruendosa confusión de lapelea le inflama; el rápido cruzar de sibilantes ymortíferos proyectiles acrece su temerario valor;adora el peligro y en medio de él lucha, se agita,da órdenes, esgrime su sable y maneja admirable-mente sus fuerzas.

El enemigo es valiente y en mayor número...¡qué importa! La victoria será tanto más gloriosa,cuanto mayor sea la desventaja del vencedor.

Después de algún tiempo de increíbles esfuerzos,el enemigo se bate en retirada; ya huye despavori-do. ¡La victoria ha sido completa! y así lo manifiestael inmenso placer que despide el rostro de estefeliz desdichado.

Estos dos y otros muchos casos análogos que po-dríamos encontrar, pertenecen á la Aeromanía ó de-lirio de las grandezas, es decir, á la antítesis de lalipemanía.

I» más fantástico, lo más quimérico, cuanto degrandioso puede forjar un ensueño es del dominiode esta locura...

De aquí que se vea felices á los que la padecen,pues gozan de los vuelos que toma su brillante ima-ginación, y ya se creen reyes ó príncipes, ya uninspirado vate que guarda en su cabeza los más aca-bados poemas, ya un inmortal tribuno que elec-triza á su auditorio con la magia de su elocuentí-sima palabra...

La lipemanía es lóbrega y meditabunda; el indi-viduo vive dentro de si mismo, no habla, no grita,roe y desgasta en su interior el pesar y los temoresque le asaltan.

La queromanía, por el contrario, es expansiva,exuberante; suelto el freno de la inteligencia, apa-rece el individuo tan pródigo y grandioso en suspensamientos, que éstos se desbordan y vierten alexterior, como el licor fermentado se desparrama

' en tumultuosos borbollones y ruidosas cascadas de44

Page 18: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

578 REVISTA EUROPEA.—1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.°120

brillante espuma apenas salta el tapón que le suje-taba en la cristalina cárcel de una botella.

Esta grande diferencia de carácter imprime, comoes consiguiente, diferencias en el físico de ambasclases de enajenados.

Tristes, atenaceados siempre por el dolor, y des-confiados los primeros, contraen bien pronto en-fermedades del pecho ó del vientre.

Ikilliciosos, inquietos, locuaces y siempre alegreslos segundos, suelen gozar de excelente salud yile envidiable robustez.

Como una variedad de la keromanía indicaremosla ieomanía, ó manía religiosa, bajo cuya influencialos individuos se creen ocupar las más altas gerar-i|UÍas eclesiásticas.

F.n el hospital ya mencionado pude observar unexcelente caso de éstos; era el de un individuo quese creía ser el Sumo Pontífice.

Este desgraciado, que se llamaba el papa Le-ckuga, y no recuerdo cuantos nombres más, nosexcomulgó á todos los alumnos que le examinába-mos, incluso al doctor Esquerdo, mi maestro enton-ces, porque llevamos nuestra profanación hasta elextremo de permanecer cubiertos en su presencia.

XIV.

Generalmente los monomaniacos suicidas son li-penianiaeos; al revés de los queromaniacos, queapetecen la vida y gozan, á veces sin preocupacio-nes tristes, de su ilusorio estado.

Tanto unos como otros, por incidentes varios,pueden hacerse peligrosos, y atentar contra laspersonas que los rodean.

Pero las monomanías más atentatorias, las queexigen más exquisita vigilancia, son otras distintasde las mencionadas, las cuales parecen radicar enperturbaciones de los instintos sociales.

Los individuos que la padecen sienten una fuerzainterior, un imperioso mandato orgánico, una in-lluencia desconocida y tiránica que automatiza alsujeto, atropella su razón, y la arrastra en ocasio-nes, contra los gritos de su conciencia, á cometerverdaderos crímenes.

Algo hemos dicho sobre esta forma de locura, yahora sólo debemos indicar que sus variedades pue-den ser infinitas.

Llámase monomanía homicida cuando, como enel caso de Catalina Olhaven, tiende á privar de lavida á cualquier prójimo.

Monomanía autropofágica cuando el crimen llegahasta el horroroso extremo de comer carne de lavictima ó de beber su propia sangre.

Monomanía incendiaria ó piromanía cuando im-pele á incendiar.

Monomanía suicida cuando el atentado recae so-bre el mismo individuo que lo ejecuta.

Y así de otras muchas.Tales enfermedades existen indudablemente y

pertenecen más á la medicina que á los tribunales.Muchos de los que la padecen, ante un examen

superficial podrían ser juzgados como despiadadoscriminales, y realmente son infelices locos.

Cn jurisconsulto célebre dijo «que ciertas mono-manías debían curarse en el cadalso.»

Estas frases en boca de un médico hubieran sidouna blasfemia científica.

Cuando se desconocían los trastornos de la razóny los ciegos impulsos del organismo, podría dudarsede la responsabilidad que envuelven cierta clase deatentados; hoy no: hoy ya la justicia debe procedercon muchísima prudencia antes de confundir á uncriminal con un loco, y viceversa.

XV.

Las manifestaciones de la locura, es decir, losactos por los cuales esta se trasluce al exterior, soninnumerables.

Desde la clásica carcajada intempestiva hasta lasimple mueca, y desde la vestidura estrafalaria ygrotesca hasta la desordenada composición musical,todos cuantos actos surgen de la persona, todascuantas actividades visibles la pertenecen, puedenservirnos para diagnosticar la existencia de la lo-cura.

El hecho ya citado del poeta Ramírez es unamanifestación del delirio por medio de la escritura.

Pascal, andando siempre hacia atrás, revelabacon este simple movimiento de retroceso su locura.

En el hospital, ya varias veces citado, había unmúsico loco, cuyo estado no se conocía más quecuando tocaba el piano. ¡Tan extraños y disparata-dos popurríes eran los que impensadamente for-maba!

Y á este tentr no acabaríamos nunca si hubiése-mos de citar las infinitas manifestaciones de que essusceptible este padecimiento.

XVI.

Debo y quiero terminar ya este artículo, el úl-timo, al menos por ahora, de mis bosquejos médico-sociales, por dos motivos: primero, porque lo mu-cho que resta decir de la locura pertenece ya áotro orden de estudios; y segundo, porque temohaya alguna lectora, á quien, con sobrado motivo,se la ocurra pensar que las muchas páginas quevengo consagrando á esta enfermedad, son tambiénuna manifestación de mi monomanía neumatógrafa,ó de la escritura.

Y por cierto que seria tanto más probable supensamiento, cuanto que esta es una de las enfer-medades propias del siglo XIX, y también una delas que más estragos ocasionan.

Page 19: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.°120 J . SAND. MARIANA. 579

Y como es posible que haya quien no comprendala tal enfermedad, voy á referir un caso notabilísi-mo de ella, cuyo sujeto vive aún, y es cartero enMadrid, por más señas. Será el último que cite.

El sujeto aludido es un hombre seneillote, un po-bre diablo que escasamente sabe leer y escribir, ycuya inteligencia jamás recibió otro cultivo que elde las primeras letras, ni osó emprender más ope-raciones que la de descifrar sobres manuscritos.

Pero llegó la revolución española del 68; lascuestionas políticas tomaron asiento on los cerebrosmás negados, y de buenas á primeras acomete al denuestro individuo el vivo deseo de publicar un fo-lleto acerca de la situación política de Roma y sufuturo desenlace.

Tan de veras y con tanto ahinco le acometió estefamespecati, como diría un festivo escritor con-temporáneo, al infeliz, que no dio tregua á su infla-mada imaginación, reposo á su abatido cuerpo, niatención á sus cuotidianas obligaciones, hasta quelogró llenar algunos centenares de cuartillas consignos cabalísticos, ideas incoherentes y párrafosde estilo detestable.

Buscó el malaventurado un editor que publicarasu trabajo; pero no hallándole por ninguna parte, ycreyendo con terquedad monomaniaca que las ex-celencias de 61, y su influencia en los destinos ulte-riores de la libertad, habían de proporcionarle im-perecedera fama y abundantes riquezas, se decidióá invertir en su publicación los modestos ahorrosde su vida.

Hízolo así, el folleto se imprimió, y se puso á laventa (1); vestido el autor con sus más pulcros ata-víos fue de embajada en embajada, dejando en (odasun ejemplar, pero los resultados no correspondie-ron á sus esperanzas, y se quedó con la tirada ysin sus ahorros.

La lección era algo dura, pero no bastó; pues re-cuerdo haberle oido decir, hace algún tiempo, quetenía pensado escribir otro sobre el mismo tema.

Como este iluso es un ser inofensivo, de intacha-ble probidad, y cumplidor exacto de sus obligacio-nes, el Estado le conserva en su antiguo destino, ysuelo verle con frecuencia por las calles de Madrid,con la indispensable cartera de su empleo debajodel brazo y la atención siempre distraída.

Quizás irá pensando en el modo de poder dar áluz su segundo folleto.

I)H. A. PULIDO.

[\) Triunfo de llalla, e l e , etc., un folíelo en 4.°, de !)(> páginas,1868. Imprenta de Ducazcal. Anuncióse su venta en las librerías de jCuesta, Carretas, 9; y de Gaspar y Iíoig. calle de! Príncipe, núm. 4. Esoriginal, y merece que las personas amigas de curiosidades conservenun ejemplar de él.

MARIANA.

XIV. *

Felipe Gaucher tuvo la mala fortuna de disgustarsoberanamente á la madre de Andrés. Era, sin em-bargo, un buen muchacho, con el corazón en lamano y el alma abierta como su fisonomía; pero laseñora Andrés no quería que un hombre se permi-tiese ser más hermoso que su hijo, que no era, sinembargo, lo que se llama en provincias un buenmozo. No tenía anchos hombros, ni barba negra, nicolorencarnado, ni pecho arqueado; era interesante,inteligente y modesto; su cara, como su persona,respiraba la distinción de una naturaleza escogida.Así es que su madre, que no había visto el mundo yque no hubiera sabido definir en qué consiste la dis-tinción, tenía un criterio cierto en sus medios decomparación. La buena señora so encontró sorpren-dida do cierta vulgaridad que se filtraba, por decir-lo así, á travos de todas las palabras, todos los ges-tos y todas las maneras de Felipe, y dedujo que susideas y sus acciones eran consecuencias de su tipo.Ella no carecía de ese talento natural y bvirlon quees propio do los habitantes del centro de Francia, yespecialmente en el bello sexo; burlóse, pues, du-rante la comida, sin que el joven se dignara obser-varlo. Verdad que, siendo ante todo los deberes dela hospitalidad, la buena señora le había hecho unbuen recibimiento y le colmaba de pequeños cui-dados y obsequios.

Felipe supo que Pedro Andrés y su madre comíanal dia siguiente en casa de la señorita de Chevreusey que se aprovecharía la ocasión para presentarle;por lo cual vio con placer que sus asuntos estabanmás^adelantados de lo que él mismo creia, y dijoen alta voz que tenía una estrella propicia brillandoen medio del cielo.

—¿Cuál es?—le preguntó maliciosamente la seño-ra Andrés.

—No sé su .nombro,—contestó alegremente;—noconozco la astronomía; pero cuando miro á la másgrande y la más hermosa, estoy seguro que es Isimia. ¿No creéis en la influencia de las estrellas,amigo Pedro?

—Si tal; creo en ello por Napoleón y por vos. Silos simples mortales como yo tienen el patronazgode un astro, el mió es tan pequeño y está tan altoque nunca he podido verle.

Felipe había prolongado la velada mucho más dvlo que se acostumbraba en Dolmor, sin saber queia anciana se acostaba á las nueve. Pedro, al ver queel reloj señalaba las once, dijo al joven:

* Véanse los números 116 y 117, págs. 425 y Wti

Page 20: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

580 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

—Debéis estar cansado del viaje; cuando queráisos conduciré á vuestro cuarto.

—Yo no estoy cansado nunca,—contestó Gau-chen—pero ese ruido de la diligencia está todavíametido en mi cabeza; si gustáis...

Pedro le condujo á una pequeña habitación nuevay fresca, cuyas persianas abrió el pintora fin dedespertar al rayar el alba, pues quería explorar lacampiña con objeto de elegir asunto para pintarlosdias siguientes.

—Dormid en paz,—le dijo Pedro;—yo me des-pierto con el dia, y vendré á buscaros si queréis queos conduzca al más hermoso sitio de nuestro vallo.

—Gracias,—contestó Felipe;—pero francamenteprefiero ir solo á la descubierta. El artista se vecontrariado cuando tiene que recibir el contraste deotra apreciación distinta de la suya.

—Es decir,—pensó Andrés,—que quieres ir á im-portunar con tu curiosidad á Mariana hasta en sucasa. Yo vigilaré, joven atrevido; ella no te perte-nece todavía, y su padrino tiene el deber de prote-gerla.

Entró en su cuarto, y para quitarse el mal humortuvo deseo de escribir; pero en vano buscó el cua-derno que había empezado la víspera; no lo encon-tró, y no acordándose bien de lo que había escritoen él, tuvo cierto temor de haberlo perdido duranteel paseo. Recordó que al entrar había puesto sugabán y su bastón en la sala, y bajó para ver si en-contraba el cuaderno.

Pero en vez del cuaderno, encontró á su madre,que parecía agitada.

—¿Qué buscas?—le preguntó la anciana.—Un cuaderno de bolsillo, donde hago mis

apuntes.—Aquí está,—contestó la madre abriendo un

cajón;— lo encontré esta mañana al limpiar y loguardé.

—Si lo has leído,—observó Andrés guardando elcuaderno en el bolsillo,—te habré parecido un loco.

—¡Leido! ¡oh! yo no soy curiosa por los manus-critos, ni nunca los he leido bien; pero, ¿porqué medices que puedes parecer un loco?

—Porque... pero dime primero, ¿por qué estás taninquieta y contrariada?

—¡Oh! yo puedo decirlo... estoy furiosa de pensarque vamos á llevsr ese lindo pintamonas á Mariana,y que, si ella le recibe bien, estaremos obligados ádecirle que nos agrada... ¡Oh! no, yo no estoy dis-puesta á este engaño; encuentro á ese jó ven ridícu-lo é insoportable, y no prometo ocultar lo que pien-so de él.

—Juzgas muy pronto,—contestó Pedro sentán-dose al lado de su madre, que se había arrojado conmal humor sobre el sofá.—Ese joven ni es mal pare-cido ni de malas condiciones; sus maneras son un

poco descaradas, ya lo sé, pero agradarán quizá áMariana... ¿Quién sabe?... Mariana no tiene el juicioque tú le atribuyes y que, fundado en tu palabra, lehe atribuido yo también.

—Mariana tiene mucho talento,—exclamó la se-ñora Andrés,—y mucha razón: tú no la conoces.

—Es verdad; ella es muy misteriosa conmigo.—Eso es culpa tuya; ¡le hablas tan poco y apro-

vechas tan mal las ocasiones de conocerla!—Algo de culpa tengo yo, es verdad; pero te ase-

guro que á Mariana le gusta el papel de esfinge, yyo no tengo el atrevimiento de Felipe Gaucher paralevantar el velo del pudor de una joven. A ella legusta ser una niña conmigo; es una mujer, y yo nosé romper á la fuerza la reserva de una mujer.

XV.

La anciana reflexionó algunos instantes, y des-pués cogió la mano de su hijo y le dijo.

—Eres tímido, muy tímido. Si tú hubieras queri-do, Mariana no habría amado más que á tí, y con-tigo se casaría.

—Me echas en cara un pecado muy antiguo. Haceseis años... recuerda que hace seis años yo no po-día pensar en el matrimonio.

—¿Por qué? ¿Eras viejo á los treinta y cinco años?—Lo bastante para juzgar del porvenir por el pa-

sado. Cuando tiene uno treinta y cinco años y noha sabido hacer fortuna, puede decir que no sabráhacerla nunca, y debe retraerse de los obtáculos yde las emociones de la vida.

—Razón de más para hacer un buen matrimonio.—Tratar de despertar el amor cuando se presenta

lo que se llama un buen matrimonio, nunca lo hesabido hacer ni lo sabré.

—Sí, sí, comprendo... yo tengo también mi orgu-llo, y respeto y estimo el tuyo; loque te censuro esno haber amado á Mariana por ella misma; me pare-ce que lo merecía y que estaba dispuesta á pagarteen la misma moneda. Cuando el amor toma su par-tido, ya no hay tuyo ni mió en las conveniencias delas fortunas.

—Es verdad, pero yo no he creido nunca queMariana pudiera amarme. Si Felipe tiene demasiadaconfianza en sí mismo, yo no tengo bastante. Ade-más, lo confieso, yo tenía la pasión de los viajes y es-peraba poder continuar. Otra persona, con un pococ'e destreza, hubiese encontrado una ocasión comola que la casualidad me presentaba. Yo no he sabidonunca ayudar á la casualidad. Ya te lo he dicho cienveces; yo no sirvo para nada de provecho respectode mí mismo. Al presente todo está consumido, ymo considero feliz porque puedo darte al menos unpoco de dicha. No mejoramos nuestra vida presentecon inútiles recuerdos del pasado. Tú dices queMariana me hubiera amado... Ella sabe bien que yo

Page 21: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N." 4 20 -MAJUANA. 581

no me he fijado, y no me lo perdonará nunca. Ahorame explico la frialdad que me demuestra, el cuidadoque pone en tenerme á distancia y el vos ceremo-nioso que ha reemplazado al cariñoso tú de otrotiempo. Una mujer, por fría y por dulce que sea, noperdona á un hombre haber estado ciego, y ahoraque ella va á ser devorada por los ojos descaradosy deslumbradores de un buen mozo sin escrúpulosy sin irresolución se va á vengar en su provecho demi tontería. ¡Que la venganza le sea dulce y que seafeliz! Este es el único deseo que nos corresponde.Yo quiero sacrificarme de buena voluntad y aprobarsu elección desde luego.

—Haces mal, Pedro; si tú quisieras, aún seríatiempo; pero tú no quieres... tú no amas á esapobre Mariana... es una desgracia para ella. Tú laharías feliz, y no lo será con un hombre que le esinferior en todo.

—Si ella tiene la superioridad que tú le concedes,lo verá á tiempo y no pronunciará el sí.

—Tú dudas que Mariana sea inteligente, y eneste particular la inteligencia que no veo es la luya,permíteme que te lo diga, hijo mió. Só que no sepuede juzgar el talento en una persona que noquiere darse á conocer como es; pero cuando sequiere amar, se intenta... y cuando se ama, so adi-vina. Si tú amaras...

Pedro besó la mano de su madre con una emo-ción que reprimió pronto. Iba á decirlo que hacia al-gunos dias estada inclinado á amar y quizá amabaya, pero se contuvo. Si confesaba su sufrimiento, losentiría mucho su madre, que quizá le obligaría áuna lucha en la cual él no osaba creer que pudieratriunfar.

—Hablaremos de todo esto pasado mañana,—ledijo.—Veamos primero cómo se presenta el preten-diente. Es tarde, y es preciso dormir. No te atormen-tes, y ten la seguridad de que soy demasiado dicho-so contigo para desear serlo más.

Ya en su cuarto, resolvió descargar su corazón yabrió su cuaderno. En la última página de su monó-logo de la víspera encontró pegado al papel un pen-samiento silvestre que no se acordaba haber puesto,pero que le hizo soñar.

—Debería hacerse un herbario de recuerdos,—pensó Pedro Andrés.—Una flor, una hoja, un pedazode musgo, tomarían el valor de una reliquia, si re-cordaran un acontecimiento de la vida interior, unaemoción del corazón ó un esfuerzo de ia voluntad.Se recuerdan los peligros y las fatigas de ciertasconquistas botánicas; se ven de nuevo los sitiosgrandiosos ó encantadores que han llamado la aten-ción; siempre el espectáculo del mundo exterior...la historia del alma desempeñaría bien distintopapel...

En aquel momento Pedro oyó andar sobre el piso

do madera de los corredores y de la escalera delchalet; después sintió abrir la puerta de abajo, y seasomó á la ventana. Era Felipe Gaucher, que por lovisto iba en medio de la oscuridad de la noche ábuscar asunto para un cuadro.

XVI.

Era la una de la madrugada. La conversación dePedro y su madre, de que hemos dado un corto re-sumen, había durado más de dos horas. ¿Qué capri-cho impulsaba al artista á salir de la casa y del cer-cado antes del dia? Una súbita indignación experi-mentó Andrés á la idea de que aquel joven loco,dominado por la ¡dea de formarse una existencia in-dependiente, quisiera comprometer á Mariana parallegar más pronto y más seguramente á sus fines.Echó á correr tras él, y le alcanzó en el camino deValidat.

—¿Dónde vais?—le preguntó con tono brusco;—¿sois sonámbulo?

—Sí,—contestó Felipe, mássorprendídoque enfa-dado de la vigilancia de Andrés.—Tengo el sonam-bulismo del amor que va derecho á su objeto sinsaber por dónde hay que pasar; pero yo encontrarífisolo el castillo ó la choza do mi bella campesina.Por aquí la vi alejarse ayer... me habéis dicho queella vivía cerca del camino, Inicia el lado de lascolinas de la derecha. La noche es clara, y será dedia dentro de una hora. No tengáis cuidado por mí,querido amigo; sentiré mucho alterar vuestras cos-tumbres.

—La primera y más importante de mis costum-bres,—contestó Pedro,—es vigilar por la seguridadde mis amigos.

—Sois demasiado bueno para mí, en verdad; peroprefiero ir solo, ya os lo he dicho.

—?&> es de vuestra seguridad de la que me pre-ocupo, sino de la de mi ahijada.

—¿Quien es vuestra ahijada?—La señorita de Chevreuse, á quien por lo visto

queréis comprometer.—¿Es ahijada vuestra?... ¡Ah!... ¡ya! ahora me lo

explico todo. Yo os tomaba por un rival celoso; peroen el momento en que sé que sois una especie depadre, reconozco vuestros derechos y debo decirosque nunca roe perdonaría á mí mismo nada que pu-diera comprometerá vuestra Mariana. Sabed, amigomió, que mis intenciones son puras como el cielo.Ayer, mi encantadora futura rehusó una flor que yole ofrecía, diciendo que la quería coger para su ca-ballo, y esta madrugada voy á cortar todos los ma-torrales del país y hacer una gigantesca guirnaldade madreselva, que colgaré de la ventana de la seño-rita de Chevreuse con este modesto billete ya es-crito que llevo en el bolsillo: A la señorita Suzon, suafectísimo servidor. Ya veis que no hay de qué en*

Page 22: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

382 REVISTA EUROPEA.- DE JUNIO DE 1876. N.M20ladarse y que vuestra ahijada se reirá de la aven-tura.

—Si vuestra ambición se cifra en hacerla reir,pienso que lo conseguiréis.

—¿Esperáis que ella so ria de mi? ¡Bueno! La grancuestión es que, simpática ó burlona, se ocupe demí, y vos rae haréis un favor poniéndome en ridí-culo. Yo sabré tomar mi revancha cuando ella ten-ga ia cabeza llena y sobrexcitada por mis extrava-gancias. Espero conseguirlo de cualquier manera,pei'o de tal naturaleza, sin embargo, que su austeropadrino no tenga nunca que llamarme al respetoque debo á su hija adoptiva.

Pedro tuvo deseos de demostrarle en seguida quela ofrenda i Suzon equivalía á una declaración deamor á Mariana, declaración que podría dar lugará que los colonos y dependientes, no sabiendo leerla dedicatoria, dijesen que eraun»í«2/o, es decir, unaprenda de desposorio para la señorita Mariana; peroKulipe parecía tan decidido, que era preciso ó dejar-le hacer ó enfadarse, lo cual le parecía soberana-mente ridículo y brutalmente contrario ú las leyesdéla hospitalidad.Pedro fingió, pues, tomar la cosa árisa, y le dejó que se alejase solo, recordándole quesu madre almorzaba á las nueve y que saldrían almedio dia para asistir á la comida de la señorita deChevreuse, que-debería tener lugar, según la eos-lumbre del país, á las tres de la tarde.

—No tengáis cuidado,—contestó Felipe,—y sobretodo no me esperéis. Si estoy lejos para llegar á iahora del desayuno, me darán pan y leche en cual-quier parte. Sabed que un paisajista no se apurapor nada. He hecho muchas más exploraciones quela de vuestra Suiza microscópica.

Pedro fingió retirarse, y tomó á través de loscampos para acercarse á Validat: quería vigilar aljoven. Al cabo de un cuarto de hora vio á Felipedetenerse enfrente del camino que desciende haciaValidat, y después continuar la senda descubiertaque se dirige al castillo de Mortsang. Felipe, al con-lemplar la alquería de Validat, no había querido su-poner que su prometida viviera en aquella casa decampesinos; divisó á lo lejos el pintoresco castillo,y á el se dirigió resueltamente.

XVII.

A pesar de esto, Pedro resolvió hacer guardia al-rededor de Validat, y volvió á su casa ú buscar subastón y su saco, accesorios que motivaban sus es-cursiones habituales y sin los cuales cualquiera sehubiese sorprendido de verle marchar á la casuali-dad por el campo. En aquel país nadie tiene el de-recho de pasear sin objeto alguno; diríase que eraun loco el que tal hiciera; pero si se tiene la apa-riencia de buscar alguna cosa, se pasa por sabio,lo cual conduce á veces á la misma opinión de lo-

cura ó á acusaciones más ó menos claras de bru-jería.

Pedro tenía bástanles nociones de agriculturapara ser un práctico en apariencia. Algunos aldeanossuponían, al verle tan curioso de las ruinas, de lasplantas y de las rocas, que estaba encargado por elgobierno de hacer la estadística del país. El aldeanodel centro de Francia no supone nunca que un par-ticular se entregue á investigaciones por su placeró su instrucción.

El sol había salido ya cuando Pedro Andrés seencontraba en los bosquecillos que rodean la cuencapor encima de Validat. Desde allí, oculto por losárboles, podía explorar con la mirada la alqueríay los caminos de los alrededores. Vio qtie habíabastante movimiento en la alquería, probablementepara la comida que preparaba Mariana; la jovenapareció á las cinco en el palio, dando sus órdenesy entrando y saliendo en la cocina y demás depen-dencias. Después sacó á Suzon de la cuadra, montóen él y se dirigió hacia el sitio del bosque en quecorre el arroyo.

Pedro bajó rápidamente de la colina y se encontróal mismo tiempo que ella en el camino.

—¿A dónde vas tan de mañana?—le preguntó conun tono de autoridad de que la joven se sorprendióno poco.

—¿Os interesa saberlo, padrino? Voy á buscarmanteca á la quinta de Mortsang. Hoy no hay encasa, y la necesito, porque deseo que no falte en lacomida nada de lo que puede obtenerse en el país.

—Envía á cualquiera, Mariana, y no vayas áMortsang; no vayas á ninguna parte, te lo suplico;no andes hoy por el campo; quédate en tu casa, ymañana sabrás si debes interrumpir ó continuar tuspaseos solitarios.

—No comprendo.—0 no quieres comprender. Pues bien: te diré que

Felipe Gaucher ha salido de Dolmor en medio de la•noche para llevarte un ramo; pero se ha equivocadoy le ha llevado á Mortsang ó á cualquiera otra parte;si tú vas por ahí, te expones á encontrarle.

—Y aunque le encontrara...—Haz lo que quieras.., yo te he advertido. Si te

agrada correr tras él...—Nadie puede suponer que yo tenga tanta prisa

por verle...—Lo supondrá él.—¿Es tonto acaso?—Yo no digo eso; tú podrás juzgarlo; pero tiene

bastante presunción y debes haberlo conocido.—Si, tiene presunción; pero de la presunción á la

tontería hay alguna distancia. Habladme de ese jo-ven, padrino, puesto que estamos solos. Renuncioá hacer por mí lo que tenía que hacer hoy, puestoque no os parece bien. Me volveré diciendo que

Page 23: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.°<I2O SAND. MAHJANA. 583

Suzon está cansado y no quiero hacerle andar hoy.Pero hablemos un poco, puesto que nos hemos en-contrado tan oportunamente.

—No es casualidad por mi parte... te acechaba.—¿A mí? ¿De veras?—Sí, á tí. Te debo consejo y protección hasta el

momento en que me digas:—Ya conozco á ese jo-ven; me conviene.—Este momento llegará quizáesta tarde o mañana. No creo que mi tutela sea delarga duración al paso que Felipe quiere llevar las«osas.

—¿Creéis que yo le conoceré esta tarde ó maña-na? Me suponéis una inteligencia que no tengo.

—Hija mia, tienes la pretensión de ser torpe;pretensión que es una pura coquetería.

—¡Ah!—esclamó Mariana, que escuchaba y exa-minaba á Pedro con una curiosidad más marcabaque de costumbre.—Explicadme todo lo que creáisde mí; deseo conocerme. ¿Decís que finjo ser torpey no lo soy?

Pedro se encontró embarazado por una preguntatan directa y que no había previsto.

—Yo no he venido á hacer de tí un estudio anató-nico ó psicológico,—contestó.—Mi titulo de padri-no no me autoriza más que á preservarte de los peli-gros de fuera. Deseas que te hablo de Felipe, acercadel cual te muestras más curiosa que de costumbre,tú, tan indiferente para todo. Pues, hija mia, nadatengo que decirte de él sino que es emprendedor yestáresuelto á agradarte por todos los medios queestén á su alcance.

—¿Quiere agradarme? ¿Es que yo le agrado á él?—Así lo dice.—¿Pero lo piensa?—No sé; yo no quiero suponer que ese joven no

te busque por tí misma.—¿Qué os ha dicho de mí? No me conoce; no pue-

de encontrarme bonita.—Sí, te encuentra bonita.—No puede creerlo, ¿noes verdad, padrino?Decid,

os lo suplico.Al hacer esta pregunta á Andrés, Mariana tenía la

fisonomía animada, resuelta y temerosa á la vez; seruborizó un poco, y su mirada adquirió un brillo sin-gular. Era una verdadera trasformacion, do la cualPedro se sorprendió mucho.

—Le amas ya,—le dijo,—porque estás linda y esél el que te da la belleza que no tenías.

—Si me da la belleza,—exclamó Mariana radiantede placer,—es un buen regalo que debo agradecer-le. Yo siempre me he considerado fea, y nadie meha desengañado.

—Nunca has sido fea... y yo no creo habertedicho...

—¡Vos! ¡oh! nunca mehaheis mirado,y porlotantono podríais saberla cara que yo tenía.

—Hé ahí la coquetería, Mariana. Siempre te liemirado... con interés.

—Sí, como un médico mira á un enfermo: creíaisque yo no viviría... Ahora que me veis viva, yano osinquietáis por mí.

—Ya ves que no me he acostado esta noche porinquietud.

—Pero ¿qué inquietud? Veamos. ¿Qué peligrospuedo correr con M. Felipe Gaucher? ¿No es unhombre honrado? A su edad no hay corrupción pro-funda, y, por otra parte, yo no soy una niña que nosepa preservarme de las bellas palabras de unjoven.

—No hay, en efecto, más peligro que el de hacerhablar á la gente antes de que tú te hayas decididoá dejar decir... tú, tan temerosa de la maledicencia,que no me permites entrar en tu casa...

—¡Oh! padrino, eso seria más grave. Ya sabéis quevos no os casaríais conmigo; vos no estáis en elmismo caso que un joven que quiere establecerse.

—¿Qué dices?¿No me casaría yo contigo si hubieratenido la desgracia de comprometerte?

—Sí, os casaríais conmigo por punto de honor, y>o no quisiera poneros en ese compromiso ni vermeobligada á aceptar el matrimonio como una repa-ración.

Las palabras de Mariana conmovían profunda-mente á Andrés. Detuviéronse ambos, ella casimetida en el agua en que Suzon había querido beber,y él apoyado en una piedra. El arroyo corría tras-parente sobre la arena, á la cual parecía que no mo-jaba. Los árboles, espesos y revestidos de sus hojasnuevas, daban á los objetos un tinte verde-dulce enque se mezclaba el rosa del sol naciente.

—Mariana,—dijo Andrés pensativo,—estás verda-deramente hermosa esta mañana, y ese joven, quepuede*vanaglonarse de haber sido el primero endescubrir tu belleza, debe tener un profundo des-precio hacia mí, que le he hablado de tí con la mo-destia que debo tener un padre cuando oye elogiosde su hija. Te lo dirá ciertamente.

—Pues bien, decidme qué debo creer.—Debes creer que un hombre en mi posición no

debía mirarte con los ojos de un pretendiente, yque no es ridículo por hacerse justicia. Tú pareceque me censuras el haber estado ciogo por descuidoó por indiferencia; pero ¿no puedes suponer que miceguera proceda más bien de honradez de corazóny de respeto?

—Gracias, padrino,—contestó Mariana con unaalegre sonrisa;—no me habéis herido nunca convuestra indiferencia. Me importa poco que no se meencuentre bella, con tal que me quieran, y yo estoysegura que siempre me habéis querido. Si M. Gau-cher no es buen partido para mí, vos me lo diréis yyo haré lo que vos queráis.

Page 24: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

REVISTA HDIlOrEA. 11 DE JUNIO PE 1 8 7 6 . N.° 120

—Esperemos á esta tarde, Mariana: si te agrada,lodo habrá cambiado y no me pedirás consejo.

—Pudiera agradarme y desagradaros á vos. Puesbien: si me gusta, tanto peor, porque estoy re-suelta á seguir vuestra opinión.

—Te burlas, hija mia; si te conviene, claro es queme agradará.

Mariana cambió de fisonomía, volviendo á ser lajoven fría á que Pedro estaba acostumbrado. Pare-cía que la resignación de su padrino la molestaba,y que, cansada de querer provocar en él un arran-que del corazón, renunciaba de nuevo, y esta vezpara siempre, á ser amada por él.

—Puesto que me dejais en tan completa libertadde espíritu, me interrogaré á mí misma. Hasta lavista, padrino.

La joven iba á volver sobre sus pasos cuando Pe-dro, impulsado por un movimiento violento, cogióla brida de Suzon, exclamando:

—¡Mariana! ¿Me dejas con esa helada frase?—Pues bien, padrino,—exclamó Mariana dulcifi-

cando su entonación,—¿qué frase debo deciros?—Una palabra de afecto y de confianza.—¿No os la he dicho ya, prometiendo no casarme

contra vuestro gusto?—¿Y no comprendes que yo no puedo aceptar tu

sumisión como un sacrificio?—Quizá no fuera un sacrificio: ¡quién sabe!—¿Quién sabe? ¡Ah, si! tú no sabes nada todavía.Intimidado y desanimado en el momento en que

iba á dejar desbordar su emoción, soltó Pedro labrida de Suzon y bajó la cabeza, pero bastante deprisa para ocultar á Mariana dos lágrimas que aso-maron á su ojos.

xvm.—¡Al fin!—exclamó Mariana regresando á su mo-

rada.—Ahora me parece que veo claro. Bien hecreído que no me amaría nunca. ¿No ha pensado yescrito que el matrimonio es una tumba y que nuncase contentaría con una dicha tranquila y segura? Sinembargo, ha experimentado pesar al verme dudar.¡Qué carácter tan singular, y cómo duda de todo!

Mariana entró en su casa y se encerró en sucuarto, presa de una agitación que no había expe-rimentado nunca. Era sincera consigo misma, y re-conocía que su encuentro con Felipe le había tur-bado un poco, y que, dejándose llevar del instinto,podía sentir algún placer al verse apreciada por eldesconocido.

—Estas personas decididas,—decía la joven,—sedan á conocer enseguida, y hay que agradecerlesque ahorran los tormentos de la duda. Pedro tienerespeto hacia mí; eso es bueno, pero es demasiado.¿Quiere que yo me anticipe á él? ¿No esta en el ordennatural de las cosas que el hombre tenga la iniciativa?

Mariana se sentía impulsada y como reclamadapor una pendiente muy lógica y muy verdadera, laque lleva al sexo débil á estimar ante todo en elsexo fuerte las resoluciones que caracterizan la vi-rilidad. Se había estremecido de placer cuando Pe-dro cogió con autoridad la brida de su caballo pararetenerlo; pero Felipe no la hubiera soltado, y Pe-dro sólo había tenido una veleidad de ánimo. Sinembargo, Felipe no hubiera vertido las dos lágrimasque Pedro no había podido retener.

—Quizá su timidez sea la consecuencia forzada dela mia,—se dijo Mariana.—Nunca he sabido decirleuna palabra, ni dirigirle una mirada que le hicieracomprender que yo deseaba su amor. Soy muy al-tiva, y él me cree indiferente ó estúpida. ¿Me amaríafrancamente si yo fuera coqueta y un poco atrevida?¿Quién sabe?

Pedro había tomado el camino de Dolmor, sinpensar ya en vigilar á Felipe; sus lágrimas corríanlentamente sin apercibirse de ello.

—Mi destino se ha realizado,—decía,—y para co-ronar la historia de mis aberraciones, heme aquíamando una vez más lo imposible. Mientras Maria-na ha sido libre y me ha parecido indiferente, no hepensado en ella; y ahora que se presenta un rivalque tiene todas las probabilidades contra mí, mesiento celoso y desesperado. Soy un verdadero loco,idiota; porque en el momento en que debería hablar,observo más que nunca que me es imposible pediramor.

Encontró á su madre levantada y preparando eldesayuno. Le refirió la entrevista que acababa detener con Mariana, y añadió:

—Sí, madre mia; es coqueta, te lo aseguro, ycruelmente burlona. Quisiera impulsarme á decirleque yo estaba enamorado de ella; tenía necesidadde este triunfo antes de vengarse. Esta tarde ó ma-ñana se hubiese reido de mi tontería con su futuro.

La señora Andrés intentó en vano disuadirle, yllegó hasta asegurarle que la pequeña vecina no ha-bía amado nunca más que á él, y que le esperabahacía cinco ó seis años; pero como la anciana nopodía afirmar que tenía las pruebas de sus palabrasen las confidencias de Mariana, Pedro rechazó todaesperanza, sin querer confesar que su corazón es-taba totalmente comprometido. Entonces su madrele dijo:

—Pues bien, resignémonos, y si ese matrimonionos contraria, al monos podremos decir que no he-mos querido impedirlo.

Felipe llegó á la hora del almuerzo y le hizo ho-nor. Refirió en seguida á Pedro que había dado mu-chos pasos inútiles para encontrar á Validat y quehabía ido á colocar su gran corona de madreselvasen la puerta de Mortsang, pero que se había infor-mado á tiempo del nombre de la localidad y de los

Page 25: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 J. SAND. MARIANA.

propietarios del castillo, que había ido más lejossin encontrar más que un desierto de landas panta-nosas, y que, por último, había regresado, llegandoá las ocho de la mañana delante de una alqueríamuy fea, que iba á abandonar sin detenerse, cuandovio en un prado un caballo pequeño. Entró, pues, enel prado á través de las zarzas, y después de haberpasado la corona á través del cuello de Suzon, re-gresó triunfante, juzgando terminada felizmente suempresa y bien empleada la mala noche.

Pedro le contesto apenas, y para desembarazarsede él le aconsejó que fuera á dormir un rato á fin deque la falta de sueño no paralizara sus medios deseducción. Felipe aseguró que era capaz de pasartres noches sin dormir, lo cual no le impidió ir atenderse sobre el musgo y saborear las dulzuras delreposo hasta el medio dia.

A las doce en punto llegó á la puerta del chaletde Dolmor el carricoche de Validat. La señora An-drés se había puesto su traje de seda, que todavíaestaba en buen uso, aunque con diez años de ser-vicio. Felipe se puso una levita negra del mejorcorte y una vistosa corbata. Pedro no cambió nadaá su traje de los domingos. La anciana subió al car-ricoche, y el marido de Mariquita se dispuso á lle-varle al paso, marchando al lado del caballo. Felipe,sentado al lado de la señora Andrés, se empeñó endirigir el caballo, pero no pudo conseguir hacerletomar el trote.

Pedro había tomado la delantera á pié, y fue elprimero que llegó á Validat; pero esperó para en-trar la llegada del carricoche. El pesado vehículoentró magestuosa y lentamente por la barrera decañas, deteniéndose en la puerta de la casa. Felipeencontró demasiado rústico su futuro castillo y seprometió cambiarlo todo. Mariana hizo entrar á sushuéspedes en la sala baja de la alquería, ni más nimenos que si so tratara de aldeanos del país. Lajoven tenía, sin embargo, su santuario al otro ladode la casa; pero no estaba dispuesta á permitir to-davía la entrada en él á un extraño, y Pedro vio conplacer que no concedía la entrada tan pronto á suhuésped.

Después de haber abrazado & la señora Andrés,Mariana tendió la mano á su padrino, saludó sin ti-midez al convidado que le presentaban, y condujoen seguida á la anciana á su cuarto para que se qui-tara su chai y su velo. En aquel tiempo las burgue-sas pobres no usaban sombreros, y sólo se poníanun velo sobre su cofia de blanquísimo lienzo.

XIX.

Pedro se divertía con el disgusto que Felipe di-simulaba mal por la sencillez y rusticidad de todolo que veía. Mariana no había cambiado nada apa-rentemente de las costumbres de su infancia. Du-

TOMO Vil.

rante mucho tiempo no había tenido otro salón quela gran pieza baja de la alquería, llena de ristras deajos colgadas en el techo. Los aldeanos son muylimpios en aquella comarca, y si las gallinas y lospatos penetran de vez en cuando en el interior, enseguida sale la mujer del colono armada de unaescoba para arrojar fuera á los intrusos y borrar lashuellas de su paso. Las camas y todos los mueblesestán muy limpios y relucientes; pero nada deaquello seducía al elegante parisién, que no veíanada que no fuera rústico y primitivo hasta la exa-geración. No le cabía en la cabeza la idea de unbienestar suficiente con aquellos medios, ni veía elmedio de poder formar siquiera un estudio de pin-tor en aquel local sin luz y sin elevación.

Pero tenía delicadeza en medio de su petulancia,y se guardó bien de decir á Andrés una palabra queexpresara su disgusto. Contenióse con preguntarsi iban á comer en aquel sitio.

—Lo presumo,—contestó Pedro.—La señorita deChevreuse tiene aparte un pequeño departamento,pero desde que lo ha arreglado yo no he entradoen él, ó ignoro, por lo tanto, si tiene comedor. Creoque ella vive bajo un pió de igualdad completa consus dependientes y come con ellos.

—¡Ah! ¿Es decir que vamos á comer juntos contodo el personal de la alquería? ¡Oh, es delicioso,es lo que llamo la verdadera vida del campo!

En aquel momento se presentó Mariquita á decirá Pedro que si deseaban dar un paseo por el jardín,encontrarían ya en él á la señorita con la señoraAndrés.

—El jardín está detrás de la 'jasa,—añadió Mari-quita;—pero si los señores quieren pasar por lashabitaciones de la señorita, no tendrán que dar lavuelta.

—preferimos dar la vuelta,—contestó Pedro, ápesar de la curiosidad que tenía por entrar en lashabitaciones de Mariana, pero deseoso de no ense-ñar el camino á su compañero.

Pasaron por detrás de la alquería y entraron enel jardin de Mariana, donde encontraron la mesapuesta en el pequeño parterre abrigado delante dela puerta que comunicaba con las habitaciones deMariana. La puerta estaba abierta de paren par, ysin entrar, porque no había nadie, vieron un peque-ño salón pintado de blanoo y barnizado de nuevo.

Los muebles eran de la época de Luis XV, y esi-taban colocados con gusto y coquetería. Con un es-fuerzo de memoria reconoció Pedro aquellos mue-bles y aquella pieza que había visto en tiempo delpadre de Mariana. Esta había tenido el buen gustode apreciar estos vestigios de otro siglo y de hai-cerlos restaurar. El suelo estaba cubierto por unaalfombra de tintas dulces. Por todas partes sevelan flores y ramos,

4b

Page 26: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

586 UEVISTA EUROPEA. 1 1 DV. .IONIO DE 1 8 7 6 . N . ° 1 2 0

—¡Oh, esto es magnifico!—exclamó Felipe.—Yasabía yo que era artista.

—¿Cómo lo sabías?—le preguntó Pedro, que en elfondo estaba más sorprendido que él.

—Eso se conoce fácilmente en la mujer al primeraspecto, sin poder definirlo. Mariana tiene el tipode duquesa.

—¿Qué tipo es ese? Yo no soy como vos; sin dudatte visto poco mundo.

—¿Y por eso estáis hoy de un humor tan malo?—exclamó Felipe riendo.

JORGE SAM>.(Concluirá.)

DISPUTAENTRE UN BURGALÉS Y UN VIZCAÍNO,

SOBRE LA LEALTAD, HONRA, HIDALGUÍA Y LIMPIEZA

DE CASTELLANOS V VASCONGADOS. *

NOTAS.

(a) EL ELEMENTO VASCO EN LA HISTORIA DE VENE-

ZUELA, por Arístides Rojas.—Folleto en 4." de 42páginas.—Caracas, imprenta Federal, calle de Ca-r-abobo, 68.—1874.

(b) LOS PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA DE ClIILE,

por Miguel Luis Amunáíet/ui, miembro de la facul-tad de Filosofía y Humanidades.—Tomo I (de lostres en 4.° que forman la obra), páginas 195 y si-guientes.—Santiago, imprenta de la República, deJacinto Nuñez.—1870.

(c) MEMORIAS PARA LA HISTORIA DE LAS ARMAS ESPA-

SOLAS EN EL PERÚ, por el general Camba.—Tomo I(de los dos de la obra), Introducción, página vn.—Madrid, Sociedad tipográfica de Hortelano y compa-ñía, editores, Pasadizo de San Ginés, nítm. 3.—1846.

NOTA PRIMERA.

FUNDACIÓN DE POTOSÍ, SUS BANDOS Y SUS GUERRAS

CIVILES.

I.

Antes de hablar de las civiles guerras que entrecastellanos españoles y vascongados españolesiiubo en la villa imperial de Potosí, á que el autordel manuscrito se refiere, bueno será dar algunaidea de la renombrada villa y del famoso cerro pe-ruano que tantaplata dio al mundo en los siglos XVIy XVII.

Cuéntase acerca del nombre de este rico cerro (1)

* Véanse los números 117 y 118, paginas 441 y 497.It) Historia de la villa imperial de! PotoH, for D. Bartolomé

Arranz (le Ursua y Veia. Manuscrito de la Biblioteca del Real Palacio.Dos lomos folio, ¡ibro Hl, cap. vm.

que uno3 años antes de la llegada de los españolesal Perú, regresando el Inga Guayna-Capac de unaguerra contra los guaraníes, á quienes había ven-cido, y hallándose próximo de Conque-Porco, ásiete leguas de Potosí, dispuso que una sección desu ejército fuese á labrar las minas que le asegura-ron existir en este punto. «Asi lo hicieron, dice elmanuscrito, y habiendo traído (las tropas) sus ins-trumentos de pedernal y de madera fuerte, subie-ron al cerro á cumplir el mandato de su rey, y alempezar los trabajos oyeron, acompañada de pavo-roso estruendo, una voz cavernosa que decía: Notoquéis la plata de este cerro, porque es para otrosdueños.» Asombrados los indios por tan extrañoaviso, abandonaron el cerro; volviéronse á Porco,dijeron al Inga lo que había sucedido, y refiriendoel caso en su idioma, al pronunciar la palabra es-truendo, decían Potoai; y de aquí se derivó (cor-rompiendo una letra) el nombre de Potosí que hallegado hasta nosotros.

Nada dice la historia de que el Inga confirmasesu orden de explotar aquellas minas, y debe, portanto, suponerse que tuviera por hecho cierto lafábula que le refirieron, cuya invención bien pudie-ra atribuirse á alguno de sus guerreros, más de-seoso de volver á las dulzuras de la familia que deremediar las fatigas de la guerra, buscando en elcerro plata para su rey. Lo del estruendo, sin em-bargo, no se resiste á creer, por la frecuencia conque en ciertas montañas de América suelen estosfenómenos producirse.

II.

No deja de ser curiosa, entre otras, una de lasversiones que por los analistas del siglo XVI se dansobre el descubrimiento de las renombradas minasde Potosí (1). El padre jesuíta Juan Luis Zamora,que con gran asiduidad se dedicó á hacer estas di-ligencias, obtuvo dichosamente de sus averiguacio-nes que, por el año de 1344, dos indios llamadosGuanquillo el uno y Chanquillo el otro, que desdeCochabamba conducían al asiento de las minas dePorco costales de maíz sobre llamas ó carneros dela tierra, llegaron cierta tarde al pió del cerro dePotosí, donde se detuvieron á sestear y pasar lanoche. En tanto que descargaban las acémilas, soescapó por el cerro arriba una de las llamas quepara remudas llevaban sueltas, con sólo costales va-cíos sobre el lomo, en cuya busca partió Guanquilloasí que hubo terminado la descarga, no pudiendorecobrarla hasta lo más elevado de la sierra.

Como estos indios se vieron obligados, desde que

(I) Inscripción de lo que ha sido y es de presente la villa imperial dePotosí en el reino del Perú, etc. Manuscrito inédito del siglo XVIII, ad-quirido para la biblioteca del Consejo de Estado, por su presidente elExcmo. Sr. Marqués de Barzanallana.

Page 27: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 Z. FUNDACIÓN DE POTOSÍ. 587

los españoles invadieron el Perú, á conocer los me-tales preciosos, por haber encontrado en ellos elmejor medio de congraciarse oon los conquistado-res, no debe extrañarse que la atención de Guan-quillo se fijara en la gran cantidad de gabarros dopiala en que tropezó durante la persecución delfugitivo llama, ni que, al alcanzar á este, llenase doaquellos gabarros el costal que la bestia encimallevaba. Rgresó el indio al lado de su compañero,con quien volvió á examinar el mineral, y al diasiguiente continuaron ambos su derrota á Porco,donde, haciendo ensayos por fundición, hallaronser los gabarros riquísimos.

Sin revelar á nadie tan afortunado hallazgo, es-tuvieron los indios mucho tiempo repitiendo furti-vamente sus viajes al cerro de Potos;; pero comoal poco tiempo se hicieran reparables sus gastos yfranquezas, y conociesen que otros indios, y aunalgunos españoles, estaban de sus pasos cuidado-sos, retrajéronse bastante, y después de cierta di-ferencia entre ambos , tuvieron que regresar á laciudad de la Plata ó Chuquisaca, en donde sus amoseran vecinos y encomenderos.

Guanquillo comunicó á Juan de Villarroel, natu-ral de Medina del Campo, que era el suyo, la noticiadel descubrimiento, y Chanquillo participó lo mis-rao á un Fulano de Quijada, de quien dependía,los cuales enviaron desde luego gente de inteligen-cia al cerro de Potosí para cerciorarse de la ver-dad; y acreditada esta, fueron allá desde Chuquisaca6o españoles para poblar aquel punto y disfrutar delos metales que pronto los enriquecieron. La pri-mera cisura que en el cerro se abrió para sangrar-le fue en una veta de metal que denominaron deCenteno, por dedicarla al famoso capitán Diego deeste apellido, que á la sazón se hallaba en la ciu-dad de la Plata, y se encontró en el propio puntodonde Guanquillo recogió los primeros gabarros;y después fueron descubriéndose y trabajando mu-chas y muy ricas minas más en todas las partes delcerro, de arriba abajo y en su circunferencia, consiguiéndose tan crecidas utilidades, que algunosaños se contaron en aquella casa de fundición másde 9.000 barras de á 150 marcos de plata fina, sincontar la destinada á vajilla de servicio y ornatode las iglesias.

El -19 de Abril de 1845 fue cuando se fundó estanombrada población, con el título de villa imperialde Potosí, en una ladera del rico cerro, por aque-llos 65 hombres; creciendo rápidamente con laafluencia de indios trabajadores, mestizos y foras-teros tratantes, ya que no con el aumento de natu-rales hijos de gente blanca, que no prevalecían porser víctimas en su más tierna edad de los vientossecos é intenso frió; teniéndose á la sazón por ciertoque sólo el interés de la plata hacía que el país fuese

habitado. D. Juan de Villarroel, á quien algunosanalistas tienen por fundador de la rica villa, comoel primero que en ella ejerció autoridad, gobernóaquella colonia, declarada muy pronto dependientedel cabildo, justicia y regimiento de la ciudad de laPlata, al cual estuvo sujeta los diez y seis añosque siguieron al de su fundación. A Potosí iban en-tonces los regidores de aquella ciudad á hacer laselecciones de ministros y oficiales de justicia, y ha-biéndose promovido en una do estas eleccionescierta reyerta, de que resultaron muertos dos elec-tores en la casa del ayuntamiento, se trató de evi-tar la repetición de tales escándalos, y al efecto fue-ron designados, para arreglar el asunto cerca delvirey del Perú, el licenciado Bribiesca de Muñetonesy Diego de Vargas Carvajal. Trasladáronse estos co-misionados á Urna y consiguieron que el virey donDiego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva,mediante un beneficio para la Real Hacienda de412.000 pesos corrientes de á ocho, autorizase á Po-tosí para constituir municipalidad, cabildo y regi-miento independiente. Aprobada esta medida por eürey U. Felipe II, y comprados los oficios por muycrecidas cantidades de dinero, empezó la imperialvilla á regirse por sí desde el 21 de Noviembrede -1561.

Durante el tiempo en que Villarroel gobernó elnuevo poblado, fue tanta la gente que h fama delrico cerro atrajo á Potosí, que en Marzo de 1547,dos años después de su fundación, el crecido nú-mero de soldados ociosos que había, llevó allí áAlonso de Urhina, partidario y comisionado de Gon-zalo Pizarro, quien desde Chuquisaca pasó á la im-perial villa á contratar soldados de aquellos paraque engrosaran las huestes con que el hermano delconquistador del Perú se oponía al establecimientode lasXirdenanzas (dictadas por el emperador Car-los V á instigación de Fr. Bartolomé de las Casas),encomendado al virey Blasco Nuñez Vela, y alcumplimiento do las provisiones reales que allállevó seguidamente el licenciado Pedro de la Gas-ea. Enterado Villarroel en Paspaya, cuyo territoriose hallaba pacificando, de la misión que á Potosíhabía llevado ílrbina, escribió á éste manifestándolesu propósito de oponerse á los traidores' capitanea-dos por Pizarro;y abandonando la reducción de losindios que allí lo tenía, regresó á Potosí, encendióel pueblo contra las gentes reunidas por Urbina, ydesordenándolas, matando en la refriega hasta cua-renta caballeros y ochenta indios que defendían álos partidarios de la traición, selló por primera vezaquella lealtad á los reyes de España jamás alte-rada en Potosí ni aun disminuida en el ardor de susluchas civiles.

Page 28: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

588 REVISTA EUROPEA. 1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.' 120

m.La promovida por Urbina fue la primera de la

larga y sangrienta serie que con cortas interrup-ciones sufrió la imperial villa en el trascurso demas de un siglo: luchas que debían ser frecuentesde precisión donde el desperdicio de la prosperidady de la riqueza sostenía abundante vagancia y noescasos criminales. De este repugnante residuo so-cial salían venganzas como la del soldado Aguirreen el juez Esquivel (4); de él las alteraciones, san-grientos encuentros y pendencias reñidas, no sóloentre soldados con lama de valientes, sino entremercaderes y tratantes, y aun de aquellos vende-dores que se llamaron pulperos por venderse ensus tiendas pulpos secos, y él inició los bandos queno pudieron á poco los corregidores, los Justiciasni las diligencias de los predicadores evitar y con-tener, y que obligaron un tiempo á las autoridadesá prohibir, bajo duras penas, que nadie se mezclasecon los desafiados y contendientes, siempre queventilasen sus diferencias fuera de las poblaciones,cuya tranquilidad alteraban.

Llegó por el año de 1552 á Potosí un Basco Godi-nez, caballero de los de poca estima, que á la Amé-rica pasaban á adquirir suma de plata, quien cuan-do tuvo alguna reunida dio en solicitar inquietudes,en las que pronto tomaron parte la mayoría, si notodos los 400 soldados que, después de castigadapor Gasea la traición de Pizarro , se hallaban enaquella villa viviendo á costa de los ricos minerosy en el merodeo para satisfacer sus necesidades yvicios. Propúsoles el turbulento Godinez «que biensería ejercitar la vida soldadesca, aunque fuese losunos contra los otros , porque haciéndose al ocio,cuando los llamasen para nuevas entradas y con-quistas, no estarían de ningún provecho;» y acep-tada la idea, comenzaron los soldados á andar beli-cosos y en diarias pendencias singulares , no sóloentre sí, sino aun con mercaderes y tratantes, áquienes pronto atrajeron a sus absurdos entreteni-mientos.

Uno de estos, que puede tenerse por primera ma-nifestación de los bandos en que se dividieron losespañoles oriundos de las distintas provincias, tuvoefecto en el mes de Febrero , domingo de Carnes-tolendas. Formáronse para el caso dos cuadrillas,una de castellanos, extremeños y naturales de In-dias, hijos de español, y otra de andaluces, vas-congados, algunos portugueses y extranjeros, quie-nes con tal ardor lucharon en el sitio del Arenal,que entre ambas cuadrillas tuvieron 26 muertos ymás de 60 heridos (2). Otra contienda , no monos

( i ) Véase en la nota 15, Lope de Agutrre, i'l hecho referido porArrenz fie Ursua, Garcitaso de la Vega y otros.

[*&) Arranz(obia cilada), lib. IH, cap. n .

reñida aunque no tan numerosa, tuvo lugar en Cun-turmarca el mes de Agosto del mismo año, entreseis mercaderes de cada parte, y otras varias pen-dencias siguieron á esta; mas como á ellas sucedie •sen de ordinario asesinatos y venganzas particula-res, determinaron, para evitar éstos, hacer un de-safio «que fuese de los de más nombre» entre todaslas naciones ó hijos de las provincias de España queen la villa estaban avecindados.

Para que aquellas absurdas matanzas se verifica-sen con cierto orden, nombráronse de uno y otrobando caudillo ó general, capitanes y cuantos ofi-cios se consideraron necesarios; y arreglados yaestos preliminares, el 20 de Noviembre se acordó elpunto de la cita para el siguiente dia. Atareadosandaban en preparativos los lidiadores, ó impacien-tes por lucir sus vistosos trajes y probar sus bríosen la contienda, y reuniéndose en corrillos, teníansus tertulias, donde anticipadamente se gozabanunos y otros en el triunfo de su respectivo bando.

Hallábanse en una de estas reuniones varios cas-tellanos, andaluces y extremeños, cuando entraronen la casa Sancho de Orduíia, Pedro de Ibarchabal yotros vascongados, y tomando parte en la conversa-ción, el Orduña dijo: «Que al dia siguiente se habíade reconocer que el valor de la nación vascongadaaventajaba al de todas las naciones del mundo,como en todas partes estaba probado.« Picados losandaluces, respondieron á esta provocación con pa-labras no menos agresivas, á las que el vizcaíno re-plicó dando con el puño cerrado en el rostro de unandaluz.-Los compatriotas de éste y los extreme-ños, no pudiendo sufrir tan brusca acometida, saca-ron las espadas para castigarla; y á la voz de «mue-ran los vizcaínos» se generalizó la lucha entre to-dos los presentes, de que resultaron allí mismo tresvascongados muertos y varios castellanos heridos.Agrupados en un solo bando los de estas dos nacio-nes, salieron á la calle pidiendo auxilio á sus ami-gos y parciales, seguidos de los contrarios que igualfavor pedían á los suyos, y engrosándose las fuerzasde arabos grupos con cuantos para el siguiente diase estaban alistando, anticiparon así la hora de lalucha, y pronto la contienda, convertida en verda-dera batalla, llenó la población de numerosas víc-timas.

Larga empresa sería la de referir todos los desa-fíos particulares, contiendas y luchas colectivas quediariamente ocurrían en Potosí. Toda fiesta lecal,cualquier suceso extraordinario ó noticia favorablerecibida de Lima ó de la Metropolitana que obligabaá manifestar público regocijo, terminaba de ordina-rio con las escenas sangrientas que producían loscombates parciales ó los torneos con que aquellosrapsodistas de los grandes capitanes de Flandes yde Italia creían mejor y más dignamente celebrar

Page 29: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.* 120 Z. FUNDACIÓN DE POTOS!. 589

los prósperos sucesos de la patria. Y sólo cuandoalguna tiranía ó levantamiento contra las autorida-des legítimas, como las de Gonzalo Pizarro, de Se-bastian de Castilla, de Basco Godinez ó de Fran-cisco Hernández Girón, ó cuando las agitaciones delos indios ú otros análogos motivos alejaban de Po-tosí la gente ociosa y aventurera; sólo en aquelloscortos períodos descansaba la rica villa y dedicabatodas sus fuerzas al desarrollo de su prosperidad.

Una simple niñería ó disparatada mocedad, comodice Arranz de Ursua, renovó los sangrientos ban-dos el dia que con fiestas públicas celebraba Potosíla elevación al trono del rey D. Felipe II. Hallábanseen la esquina del Contraste dos alemanes, cuandopróximos á ellos pasaron el capitán Diego López yel maestre de campo Padilla, y para mortificar áéste, viejo y agobiado, tiraron á los pies de su ca-ballo un cordel enovillado , que envolviéndoseledetuvo su carrera y le derribó al suelo con el ji-nete. Presuroso se apeó y fue el capitán López áfavorecer á Padilla, mientras su amigo el alférezAcevedo y otros portugueses y extremeños, indig-nados por aquella acción, arremetieron á los alema-nes, contra quienes acudió luego también el mal-tratado Padilla, que se vengó matando á uno de losagresores.

Estos, como todo el que allí se defendía, hallaroninmediatamente auxiliares en los amigos de con-tiendas, y apoyados por varios catalanes y soldadosde otras provincias, hicieron frente á los extreme-ños, portugueses y castellanos que el maestre decampo capitaneaba, y enardecieron la refriega, quesólo consiguió contener momentáneamente con susexhortaciones el licenciado Polo de Ondegardo, quepor ausencia del marisca! Alonso de Al varado sehallaba á la sazón ejerciendo autoridad en Potosí.Mas recogidos los siete muertos y 30 heridos queen el primer choque resultaron, trasladóse á lasafueras de la villa el campo de la lucha, que llevabatrazas de convertirse en prolongada guerra civil; yno hubiese sin duda terminado tan pronto á no im-pedirlo una copiosa nevada de once dias y las me-didas enérgicas y duros castigos que acordó el vi-rey, marqués de Cañete, al tener noticia de aquellosescándalos.

Cuatro años disfrutó Potosí de los saludablesefectos producidos por el eficaz remedio que el vi-rey empleó para contener las belicosas aficiones delos españoles más inquietos. Al cabo de este tiempohubo cierta alteración al verificarse las eleccionesde concejales en 1863, que tras algunas desgraciasdispuso los ánimos para nuevas contiendas. Siguió-se dos años después á este otro alboroto, que res-pondía á la provisión de la Audiencia de Chuquisacaó la Plata (Chocce-chaca, ó sea Puente do oro), quedispuso el desarme de las cuatro naciones abanda-

lizadas, á la cual se opusieron decididamente losandaluces y portugueses, que sufrieron por estadesobediencia duros destierros. Al año siguientede 4565, la desmedida codicia del general Carrionarmó la mano homicida de los hermanos Guevara,que, asesinándole, creyeron interpretar rectamenteel sentimiento público. Y originando este sucesohondas divisiones entre los partidarios de los asesi-nos y los que se inclinaron á obedecer las órdenesde la Audiencia de la Plata que los perseguía, pre-sentó de nuevo dos bandos próximos á acometerse,el uno formado por castellanos, andaluces y vas-congados, y el otro con los extremeños, portugue-ses y criollos.

No se riñó por fortuna en aquella ocasión nin-guna sangrienta batalla, á pesar de encontrarsehuérfana de justicia la villa de Potosí, puesto quede los dos alcaldes ordinarios que la gobernabaninterinamente, eran el uno andaluz y portugués elotro, que aplicaban la ley según convenia á los in-tereses do los compatriotas respectivos; y el man -tenimiento de la paz se debió principalmente á lasacertadas disposiciones y buenos oficios del licen-ciado D. Lope García de Castro, quien desde Limaconsiguió hacer generales amistades, que los tran-quilos vecinos de Potosí le agradecieron, envián-dole gran cantidad de plata para la Cámara Ueal.

Mas no fue larga esta tregua, que.se rompió porlos mercaderes en 1568 al exigirles el pago de seispesos por ciento de alcabala, contra cuyo impuestoprotestaron, atacando al tesorero de la Real Ha-cienda, aunque nada de provecho consiguieron;porque afectando la medida á una sola clase, perma-necieron las demás quietas y al lado de la autori-dad, que al verse asi apoyada castigó públicamenteá los alborotadores. Estos, que se vieron lastimados,reuniéronse para atacar al corregidor, general donPedro de Avendaño, y capitaneados por León Moría,salieron de Potosí, y cercando la villa la incomuni-caron tan en absoluto, que el corregidor creó unaSanta Hermandad para limpiar los caminos de trai-dores, y reunió la gente adicta, con la que desba-rató la de Moría, haciéndole muchos prisioneros queinmediatamente mandó ahorcar.

Tan saludable fue este castigo, que por muchosaños se disfrutaron sus buenos efectos, durante loscuales, y por las medidas del virey D. Francisco deToledo, que visitó á Potosí, creció la prosperidadde la villa y se emprendieron obras de ornato y deutilidad, como la erección, en la gran vía abiertaentre la población española y la india, de los inge-nios de la Rivera movidos por las aguas que de lasierra condujeron allí para ahorrar fuerza de san-gre en la elaboración de los minerales.

Gozando de los bienes de la riqueza pública es-taba Potosí cuando por haberse enardecido la guerra

Page 30: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

590 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

en Chile mandó el virey D. Martin Enrique al Justi-cia mayor de Potosí que designase 200 españolespara ir á guarnecer los presidios del alborotadoterritorio. Desempeñaba á la sazón el cargo de Jus-ticia mayor D. Martin García Oñes de Loyola, quienno estaba en buenas relaciones con los extremeñosy andaluces por cierto alboroto en que tuvo quesentir; y aprovechando la ocasión para mortificarles,eligió cien individuos de los de estas provincias ycien de las demás, entre los avecindados en la villaimperial, para que fuesen á prestar aquel servicio.La desigualdad en el repartimiento irritó, como erade esperar, á los andaluces y extremeños, quienespor ser desatendidas sus reclamaciones alborotaronla población, y unidos á los criollos trataron de im-ponerse. El general Loyola dispuso la prisión de al-gunos, cuyos amigos pidieron tumultuariamente sulibertad; mas Loyola, que contaba con el apoyo dosus adictos vascongados, de algunos castellanosy ciertos criollos, determinó resistirse vigorosa-mente.

Sabido esto por los presos, y enterados de que enla habitación situada encima de la que les servia decárcel conservaba el Justicia mayor doce quintalesde pólvora, quisieron aprovecharse de ella paraconseguir la libertad y su venganza. Al efecto, per-foraron el piso de tabla que del depósito de pólvorales separaba; aplicaron mecha á una de las cajas,que al estallar"con las otras en espantosa explosióncomunicó el incendio á todo el edificio; valiéndoselos presos de aquella confusión para huir mien-tras sus partidarios apoyaban la fuga atacandoá la guardia del general Loyola. Reunidos todos,saliéronse al campo provocando al general á una ba-talla; mas éste, que se veía impelido á cumplir lasórdenes del virey, reunió los doscientos hombresentre vascongados, castellanos, criollos y algunosportugueses, á los' que condujo él mismo hasta elpuerto de Arica en Diciembre de 1584, y los extre-meños y andaluces, al verse libres de aquella carga,volvieron pacíficamente á sus hogares.

Motivo fue este bastante para resucitar la amorti-guada saña de los bandos, que casi diez años habíanestado sin hostilizarse. No poco contribuyó á ahon-dar las divisiones el nombramiento que hizo Loyolaen la persona que durante su ausencia había de go-hernar en Potosí, elegiendo para el caso al alcaldeordinario Diego de Armendi, «vascongado y no demuy buena intención», según dice Arranz de Ursua,quien, deseoso de vengarse de los que habían elu-dido servir en Chile, empezó á excitarlos con gra-ves molestias á pesar del perdón que antes de supartida y para atraerlos les había concedido el ge-neral Loyola. Prudentes los extremeños y andalu-ces, rogaron al gobernante interino que no reno-vase las disturbios que Loyola había logrado aquie-

tar; pero terco Armendi en su propósito, reunió á suscompatriotas vascos, los castellanos, y algunos ex-tranjeros para castigar duramente á los que porcontrarios tenía.

Tan públicos fueron estos preparativos de ven-ganza, que enterado el virey envió á Potosí corre-gidor propietario, á quien salió á recibir fuera de lapoblación el alcalde Armendi, escoltado por nume-rosa hueste vascongada, para inclinar su ánimo encontra de los intereses de extremeños y andaluces.Estos, que en la plaza de la villa esperaban la nue-va autoridad para prestarle acatamiento, lo verifi-caron con el mayor orden, y al retirarse á sus casas,quedáronse algunos extremeños curiosos, en quie-nes Armendi quiso vengarse, ya que del corregido;1

no había podido conseguir que atendiese sus indi-caciones. Para ello trató de prenderlos, y al ente-rarse los extremeños se apearon de sus cabalgadu-ras, y espada en mano arremetieron á los vasconga-dos á las voces de «viva el Rey y mueran los tiranosmentirosos.» Defendiéronse los vascongados conespacias y pistolas, y no cejaron, á pesar de ver caermuertos al alcalde Armendi y al alguacil mayor, au-tores de aquella lucha: los andaluces acudieronluego en defensa de sus amigos: el corregidor sodirigió cuando lo supo al punto del combate, dondefue gravemente herido, y sólo pudo aplacarse aque-lla contienda, que ya contaba más de veinte muer-tos entro vascongados y extremeños, tocando lascampanas á arrebato y saliendo en procesión de losconventos los religiosos de todas las órdenes.

Irritado el General Corregidor con aquel graveescándalo y por la herida que recibió, tomó enérgi-cas medidas para castigar duramente á todos losabandalizados, y creó una guardia para su persona;demostrando, al elegir treinta vascongados y veintecriollos, que alguna huella habían dejado en su áni-mo las indicaciones del alcalde Armendi.

Comprendido así por los extremeños y andaluces,estrecharon sus filas; atrajeron á su bando á losmás nobles, los más ricos y los hombres de más va-ler que en Potosí residían, y perfectamente armadosconvidaron al general á reñir una batalla. Este, paradesbaratarlos, ordenó entonces que cuantos se tu-viesen por leales al Rey fueran á acuartelarse aledificio de los Cajas reales, cuyo mandato obede-cieron hasta quinientos entre vascongados, criollos,portugueses y extranjeros; y aunque los otros setenían por tan leales cuando menos, no acudieron,temiendo una celada.

Llegada la noticia de estos disturbios á la Audien-cia de la Plata, envió comisiones respetables paraevitar mayores conflictos, que nada consiguieron,como nada se obtuvo con las fiestas y funciones pú-blicas que se celebraron para calmar los excitadosánimos. Diarios desafios manifestaban el estado de

Page 31: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.°120 F . C. SOBRON. LOS IDIOMAS AMERICANOS. 591

los bandos, y decididos uno y otro á terminar la in-quietud pública con una sangrienta batalla, salieronal campo para reñiría.

Tres veces, en cinco horas de lucha, fueron unosy otros vencidos y vencedores, y rehechos losextremeños y andaluces al cabo de este tiempo, seaprovecharon de un raro incidente para dar á larefriega nuevo giro.

Un Martin de Gosueta, vascongado, que servía enla guardia del Corregidor, estaba á la espectativa delas órdenes que éste le comunicase, y viéndolerevuelto en lo más enardecido del combate, dijo álos vascongados, sus compañeros de la guardia,«que pues el tiempo daba tan buena ocasión, arre-metiesen juntos á los veinte criollos y los matasen átodos.» Aún no lo había acabado de proponer,cuando con grande inlidelidad acometieron los trein-ta vascongados á los veinte criollos á los voz de«mueran los traidores mestizos.» Estos trataron dedefenderse y ofenderlos, y al rumor de la nuevarefriega se desprendieron de la otra muchos solda-dos, acudiendo cada uno á la nación que aquelloscombatientes pertenecían. Aumentóse, por tanto, laconfusión y la mortandad: el General Corregidorrecibió dos mortales heridas, y su caballo desboca-do le llevó á morir al Cerro de Munay-Pata, en unachoza de indios; y cansados de luchar unos y otros,pusieron fin á aquella absurda matanza, de que re-sultaron más do cien muertos entre uno y otrobando y numerosísimos heridos.

A estas insolencias y demasías escandalosas, quepor desgracia no tuvieron término en tan sangrientabatalla, se refiere la introducción de la disputaentre el castellano de Burgos y el vascongado, quevov anotando.

(Continuará.)V...

LOS IDIOMAS AMERICANOS.

i.

Una de las cosas que más llaman la atención delos hombres reflexivos al engolfarse en el estudiode las ciencias antropológicas, en cuanto se rela-ciona con el hombre indígena de América, es sinduda alguna la multitud prodigiosa de los idiomasque eran peculiares á los naturales de tan diversosy dilatados territorios; y no sorprende menos cier-lamente el encontrar majestad, elegancia y culturaen no pocas de tales lenguas, habladas por hombresde las. más rudas costumbres y modo de vivir tanprimitivo.

Porque, como si el Nuevo Mundo hubiese sidodestinado para ofrecer una no interrumpida serie

de contrastes, es un hecho, por más que no se ex-plique, que «son los lenguajes de los indios tan re-gulares y expresivos de los conceptos, cerno la máscultivada lengua de nuestra Europa,» haciendonuestras las frases del erudito jesuíta reverendoJosé Gumilla, en su precioso libro El Orinoco ilus-trado, cuyo celoso misionero poseía varios idiomasy algunos dialectos de los indios de aquella región.

Que si nada extraño fuera entre los cultos Incasy entre los subditos del Imperio de Moctezuma laposesión de lenguas más ó menos abundosas y puli-das en armonía con su mayor adelanto, no puedemenos de admirar que tribus salvajes que vivían enel Paraguay, Brasil y otras regiones, gentes, en fin,sujetas á ningún modo de leyes, sin labranza, crian-za ni cultura, se expresasen, no obstante, en unlenguaje abundoso, lleno de majestad y de armonía;que así es el idioma Guaraní, y no mucho menosrico y bello el Tupí.

Hó aquí la razón de que exclame admirado unjesuíta francés con estas palabras: «¿En qué escue-las aprendieron en medio de sus bosques tan acer-tadas reglas de gramática, en que no falta un puntoá la perfección de la frase, de los nombres, verbos,declinaciones y conjugaciones activas y pasivas?Sorprende, añade, la delicadeza, abundancia y fa-cilidad de estos idiomas.»

Hecho es este capaz seguramente de confundir alhombre de mayor ingenio; hecho digno de severoestudio, aunque empresa asaz ardua y difícil, por-que requiere, además de otras cosas, el conocimien-to de muchos lenguajes que han pasado á la cate-goría de lenguas muertas, mediante la desapariciónde tribus. Por otra parte, las gramáticas, de muchasescritas, so han hecho muy raras.

Es también muy singular y notable que en todoslos^iomas americanos se advierta la carencia dealgunas letras consonantes, y no existe palabra querequiera tales letra». Pero no son en todos las pro-pias letras las que faltan; y así sucede que. mientrasalgunos idiomas no tienen la 11, en otros lengua-jes no sólo la hay, sino que es de un uso comuní-simo y de una pronunciación muy marcada, comola Betoya.

Tanto se abusa do esta letra en la lengua Betoya,que la vuelve dura y escabrosa en demasía: v. g.:

Day raaquirra bicarru romií, robarraiabarrorrm-cajú (porque me hurtáis el maíz os he de apalear).

Frase en que, además de lo difícil de tantas rr,está lo muy polisilábico de las voces. Al contrariode los lenguajes del Archipiélago filipino, plagadosde monosílabos.

La lengua Betoya no tiene la P, y la Situfa ca-rece de la It. Lo mismo acontece con la Quichoa,que no usa la B, D, F, O, y la Guaraní que carecede otras.

Page 32: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

592 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

Pero aun no teniendo los sonidos correspondien-tes entre nosotros á letras determinadas, son loslenguajes idóneos para expresar en prosa y versolos más delicados y tiernos conceptos, adaptándoseperfectamente á las transiciones del discurso máselocuente.

Bien se prueba, en cuanto al Guaraní, con las in-leresantes modernas poesías del Sr. Alencá; y puedeverse en el Tesoro de U lengua Guaraní del PadreAntonio Ruiz de Montoya. De la Aehagna, una de lasdel Orinoco, dice Gumilla que es la más pronuncia-ble, suave y elegante de todas las de aquella región.

Yá la vista de tan extraño contraste, nada hay departicular que el sabio brasileño Sr. Velloso de Oli-veira, exclame admirado en estos conceptos: «Saoas últimas reliquias de una sabidoria mais elevada émais activa.«Y, á no dudar, son un monumento ma-jestuoso que hace sospechar un pueblo más adelan-tado, aunque desconocido; que un idioma es tam-bién un monumento.

¿De qué otra manera se conciben tan preciososidiomas en gentes que al tiempo de la conquista seencontraron en tan degradante estado?

Pero es lo particular que no en todas las naciona-lidades indias hablaban lenguas de tan aquilatadaíndole. Bien cercanos á los Guaranís se encontra-ban I03 Chiquitos, y su idioma, bárbaro en extremo,ejercitaba sobremanera la paciencia de los que seempeñaban en la conversión de los naturales, ypocas veces lograban entenderlo algun tanto, segúnsu propio testimonio.

El jesuíta alemán Schimidels vivió algunos añosentre los Abipones y no pudo verter a su idioma elcatecismo; tal es de difícil y raro.

Cuenta un jesuíta que se aburría altamente al verque,'despues de muchos meses en la misión de Casa-nare, no podía aprender el lenguaje ni hacerse en-tender de los indios; mas estas tribus eran las másescasas y menos extendidas.

Así el Quichoa, el Aymara, el Guaraní, el Tupí, elMexicano, el Muysca principalmente, y aun el idio-ma Sarura, el de los Hurones, están harto lejos depoder justificar la gratuita calificación que el céle-bre viajero Paw lanzó á todos los idiomas america-nos en su libro titulado, algo demasiado pretencio-samente, Inveslig liciones Jilo só/icas sobre los Ameri-canos; obra que no se hace notar por la filosofía, nipor su espíritu rectamente investigador, como que,con un desenfado que sienta mal á los de su rana,acusa de sobrísimas y escasas á todas las lenguasdel Nuevo Mundo. ¿Conocería algunas dicho autor?

Cierto que no se hizo esperar mucho una juiciosay razonada réplica que, con datos concluyentes, ledirigió el sabio chileno Molina, en su Historia geo-gráfica, natural y civil del reino de Chile, en lo queatañe al idioma de los indígenas de aquel país,

Sienta también Paw que en punto á nombres nu-merales es mayor la pobreza de los idiomas que nosocupan, pues que el más rico sólo podía contarhasta diez; palabras que otros han repetido.

Pero nótese que si en el ftuichoa los vocablos denombres numerales sólo alcanzan á los diez prime-ros, mas el ciento, que se dice Pachac, y el millónque es Nunú, no por eso dejan de poderse hacertodas las combinaciones imaginables para designarlas cantidades; y el haber desconocido está circuns-tancia da una pobre idea de la ligereza con queciertos escritores abordan asuntos que les son ex-traños casi por completo.

Así, por ejemplo, si queremos decir una, nos va-lemos de la palabra Huc; Iscay equivale á dos; Pi-choca significa cinco, y sucesivamente hasta diez,que es Chunca. Para expresar la cantidad 11, sehace tomando primero la palabra diez y luego lamenor, una, y decimos Chunca-huc; para 12, Chwnca-iscay, y así sucesivamente. Llegando á 20, decimosIscay-chunca, es decir, dos diezes.

La voz yoc se adjunta á los nombres compuestosacabados en vocal, y la voz nioc (que significa pose-sión) se añade á la palabra acabada en consonante;por eso para significar 111, decimos Pachac-chunca-huc-nioc. De este modo muchísimas combinacionesque omito para no abusar de los lectores; pero ad-viértase que los nombres cardinales se varían conlas partículas posesivas (-1).

No se puede dudar que hay en estos singulareslenguajes americanos palabras que se equivocanmucho para todo otro oido que no sea el perspicazde los indígenas, y que por lo rápido de unas len-guas en la pronunciación, y por lo nasal ó por loexcesivamente gutural de otras, son de una dificul-tad casi insuperable al europeo.

Estoes verdad; pero no lo es tanto, aunque otracosa se haya escrito, que ande en ellas muy escasala moneda representativa de los conceptos, cuandohay períodos escritos en muchos de estos lenguajesque apenas pueden darse más hermosos.

Dice el Padre Chome en una epístola fechada enBuenos-Aires en Junio de 1732, é inserta en lasCarlas edificantes y curiosas de las misiones de laCompañía, estas bien significativas palabras:

«Confieso que teniendo algún conocimiento de lalengua Guaraní, extrañó mucho hallar en ella tantamajestad y energía. Cada palabra es una definiciónexacta que explica la naturaleza de lo que se quieredar á entender, y da de ello una idea clara y dis-tinta. Nunca hubiera yo imaginado que en el centrode la barbarie se hablase una lengua que, en mijuicio, por su nobleza y armonía no es inferior á lasque había aprendido en Europa. Tiene por otra parte

( i ) Et idioma chileno es mucho mas rico.—Véase n Molina,

Page 33: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.°12O F. C. SOBRON.—LOS IDIOMAS AMERICANOS. 593

sus delicadezas y agrados, y pide muchos años paraposeerla con perfección (1).»

Tiénelas, con efecto, y no carecen de tales deli-cadezas otras lenguas americanas; pero de tal índo-le, que dando á estas una fisonomía, digámoslo así,sui generis, fuera larga tarea para un artículo susola enunciación. No han reparado algunos críticosque en el guichoa basta mudarle el acento á unavoz para que adquiera significaciones distintas; nien otras construcciones singulares, que puedenverse en la gramática de F. del Canto, y en el esti-mable libro de nuestro erudito marino D. AntonioUlloa, titulado Noticias americanas. Pero donde másresalta la originalidad de las voces del Guaraní y deotros lenguajes, es en el significado de las con quedesignan las plantas.

Allí todas son verdaderas definiciones claras yprecisas de las cualidades que más se distinguenen cada especie. Ninguna cosa sorprende más quelas nomenclaturas que aplican á los vegetales; nin-guna manifiesta mejor la sagacidad de los indígenas,y aun en muchas circunstancias su espíritu obser-vador.

Ellos, frente á frente con el gran libro abierto dela naturaleza, supieron descifrar más de uno de sussecretos, acertaron á leer no pocas do sus hermo-sas páginas. Los nombres que impusieron á las yer-bas y á los árboles, lo demuestran claramente.

Con la palabra Caá, que significa yerba (concre-tándonos al Guaraní), unida á otra que designe pro-piedades especiales, componen los nombres de infi-nidad de plantas, todos admirablemente aplicados.

La voz Ibirá equivale á árbol: y al Ruprechtiasalici/olia (cuya madera es amarga) le dicen Ibira-ró, es decir, árbol amargo; y así muchos que po-dríamos apuntar.

Otro tanto sucede en cuanto la oportunidad de lasdenominaciones de las cosas inanimadas, como ríos,montañas, etc. Yabebiry, ric de las rayas, por laabundancia de ese pescado; Tacuary, rio de las ca-ñas, por las muchas de sus orillas; Ypané, rio esté-ril, porque no tiene pesca, y así de otras cosas, sonclaros ejemplos.

Entre los animales, ya mamíferos, ya volátiles, ya

(1) Tan múltiples son los idiomas y dialectos en algunas comarcasamericanas, que en sólo las riberas del rio Esmeralda hay el Cult'rapeíl»,el Ittzpiminaré y el H'jquirit,uw, como principales, con otros derivados de ellos.

Por ti Orinoco, arlemás déla fengua Miyxr:, pouliar dft! Bogóla, sehablaban la He.loy¡i y la Girara, matrices de HAyricr, E>e, LitatHti.Lolaca, Alubiica y otras varias.

De la lengua Ciriva nacen la Guay^ina, la Pulcicj, la Maptiy, laCimaiurgota y algunas más.

En la América del Sur, allomas del Gwn-xnt y del Tupi, habla el idio-ma Chana, de los indios que habitaban las boCAs de) Guazú; habla elChiriguano y tantos otros.

Los dialectos y lenguajes de distintas porciones de ,1a cordillera de losAndes son innumerables y muy asiraflos.

reptiles, también indica el nombre una cualidad quemás se destaca en la especie. La palabra Boi signi-fica lo mismo víbora que culebra (ofidio). Pues bien:á la víbora de cascabel la dicen Boi-chiini, comodesignando el ruido que hace con los cascabeles.Una culebra de un verde bellísimo (no creemos queestá clasificada) la denominan Boi-hobi: hobi es co-lor verde. A la que nosotros hemos dado en llamarvíbora coral, la dicen ellos, más propiamente, Boi-chumbe, víbora de fajas, como que tiene los colo-res blanco, negro y encarnado, dispuestos en fajasó anillos. Nosotros, diciendo coral, prescindimos delos demás matices de dicho reptil. El nombre indioes más expresivo de la cosa.

Pero si lo expuesto es digno de notarse por lasagacidad que demuestra en los indígenas, muchomás lo es en las clasificaciones, digámoslo así, queefectuaban con muchas agrupaciones de plantas.

Comprendiendo bien que innehos vegetales tienencierto parentesco y caracteres fisonómicos marca-dos, por más que luego se distingan las especies pordefinidas cualidades, diéronlas los indios un nombrecomún (genérico podíamos decir) y añadían un epí-teto para designar cada especie.

A todas las pasifloras las comprendían bajo elnombre de Mburucuyá (muy nasal), y distinguíanlas especies con los epítetos de yuazú, ele, sala,etcétera.

Otro tanto sucedía con las especies de mandioca(manihoc), y las denominaban Aipij calor anií,Aipijmacachera , Aijrijcumuní, Aipijiwrnlayapo-ya, etc., hasta once, como las apunta Vasconcellosy copian varios botánicos de dicho historiador.

Y agrupaciones hay así que son, como la anterior,verdaderos géneros científicos; y en algunas, si noson todas las especies del género, lo son de otrosmuy próximos; lo son de caracteres muy seme-jantes...

Por eso, cuando al estudiar muchas plantas sub-americanas, hemos tropezado con estas y otras su-tilezas de los indígenas, no hemos podido dejar de

¡ exclamar con el Sr. Velloso: «Sao as ultimas reli-quias de una sabidoria rnais elevada é mais ac-tiva... »

Ignoramos a! presente, y quizá continúe ignorán-dose mucho tiempo, qué pueblo precedió á unasgentes que pasaban su vida errantes por las selvasy en el mayor embrutecimiento; pero aunque noconozcamos quien les legó tan bella herencia en mnrico idioma, basta esto para revelarnos la existein-cia de otros hombres de talla intelectual más levan-tada: que sólo asi pudieron haber perfeccionado sulengua.

Yo confío muy mucho en esa juventud americanaque, libre de preocupaciones y henchida de amor á]a ciencia, se alza pujante en todas las nacionalida-

Page 34: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

594 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

des del mundo de Colon, y es fundada esperanzadel engrandecimiento de aquellos incipientes Es-tados.

Esas generaciones son las llamadas á resolver in-finidad de problemas, ahora oscuros, de las razasindígenas, á ilustrar muchos puntos prehistóricosque se ligan con diferentes ramos del saber huma-no. Ellas, no lo dudo, acometerán la empresa.

Son ellas las que han de impulsar más de un es-tudio de las ciencias antropológicas.

Ahora bien: los misioneros que, á fin de propagarel Evangelio, se dedicaron al cultivo de los idiomasque nos ocupan, prestaron un verdadero servicio ála civilización.

En sus Gramáticas, en sus Diccionarios es pre-ciso beber la índole y construcción de los idiomas;v, aunque otra cosa se haya dicho, son varios los li-bros escritos á ese fin.

Pero es una verdad harto dolorosa que muchosile los nombres de esos beneméritos obreros yacenen el más punible olvido. En el número inmediatoharemos una reseña de varios.

FÉLIX C. SOBRON.

DE PARÍS A PEKÍN POR TIERRA.

LA SIBERIA Y LA M0NG0L1A.

M. Víctor Meignan, que acaba de hacer el largo ycurioso viaje que indica el epígrafe, no es un explo-rador que se lanza al descubrimiento do nuevos paí-ses, ni un coleccionador de plantas y minerales, niun buscador de minas y explotaciones industriales;es un hombre de sociedad, joven, distinguido, ins-truido, que, en vez de ir á Niza ó á Monaco, ha te-nido el capricho de pasar el invierno en plena Sibe-ria, atravesando en ferro-carril, en trineo , ent.arantasa y en palanquín la Europa, la Rusia, la Si-beria, la Mongolia y la China, hasta Pekin, y vol-viendo á Paris, pasando por el Japón y atravesando''1 Pacífico, la América del Norte y el Atlántico.

Al dar así la vuelta al mundo por una vía, si noignorada, al menos poco conocida, el autor no halenido solamente por objeto dar alimento á su granespíritu de turista, sino que ha querido viajar ob-servando y recogiendo gran cosecha de hechos in-teresantes.

M. Víctor Meignan acaba de publicar lo que llamamodestamente sus notas de viajes, en las cuales re-sume las peripecias y las aventuras de su trayecto.I)c Paris se trasladó á Colonia, á Berlín, á San Pe-lersburgo, á Moscow, á Nijni-Novgorod, en dondeempozó el viaje en trineo. Al llegar á esta últimaciudad, se puso cuatro pares de medias de lana, en-

cima de las cuales añadió un quinto par de fieltro,se echó sobre los hombros tres pieles, ocultó su ca-beza bajo un espeso gorro de astrakan, y se metióen un trineo forrado de pieles y cubierto por dosmantas de fieltro. Todo este abrigo es ligerisimo enla atmósfera de la Siberia, donde es frecuente verel termómetro á 20 ó 30 grados bajo cero. Ei co-chero se sentó sobre el pescante de madera del tri-neo, los caballos se lanzaron al galope, y arrastrán-dose con una rapidez vertiginosa sobre la superficiehelada de los rios, ó sobre un suelo cubierto de nie-ve, permanecieron viajero y conductor muchos diasen su estrecha prisión ambulante.

M. Meignan vio á Kazan, última ciudad que, en elcamino de la Siberia, conserva su aspecto europeo;penetró en las inmensas selvas heladas de Rusia, enel seno del país de los Votiaks, verdaderos niños deaquella parte del imperio slavo. Estos habitantes,casi salvajes, recorren sus selvas deslizándose sobrela nieve con extraordinaria destreza por medio deenormes patines, y de este modo atacan y cogen álos ciervos, á los osos y los lobos. «En 1774, diceM. Meignan, los Votiaks eran unos 5S.000. Des-pués de dicha época no se ha hecho ningún censo.Muchos de ellos se han convertido á la religióncristiana; pero el mayor número han permanecidoidólatras, y practican todavía en nuestros dias lasceremonias de su culto en las profundidades de susbosques. Es uso en Rusia, cada vez que sube altrono un Emperador, hacer prestar á los Votiaksnuevo juramento de fidelidad: se extiende en elsuelo una piel de oso; se coloca sobre ella un ha-cha, un cuchillo y un pedazo de pan; cada Votiakcorta un pequeño trozo del pedazo de pan, y, antesde comérselo, recita la fórmula siguiente: «En elcaso de que yo no permanezca toda mi vida fiel á miSoberano, ó me insurreccionara contra él por mipropia voluntad y conocimiento; si llego á olvidartributarle los honores que le son debidos, ó leofendo de cualquier manera que sea, que un osocomo este me descuartice en medio de los bosques,que este pedazo de pan me ahogue en el acto, queeste cuchillo me dé la muerte y que este hacha mesepare la cabeza del cuerpo.» No hay ejemplo, diceGmelin, de que un Votiak haya violado su juramen-to, aunque se les haya inquietado y provocado ácausa de su religión.»

Las selvas heladas de la Rusia ofrecen un aspectosingular, en que sobresale un carácter de desola-ción muy marcado. «Los árboles, que no carecen demajestad, están inmóviles, y sólo de vez en cuandodescuajan una de sus ramas como para desembara-zarse de un peso de nieve bastante grande... Lagran Rusia produce á la vez la impresión del mar y*del desierto de África; es tan inmóvil como este úl-timo y tan poco hospitalaria como la mar.»

Page 35: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 fí. TISSAND1ER. DE PARÍS A PEKÍN POR TIERRA. 595

M. Meignan continúa su viaje; pasa los límitesque separan Europa de Asia; recorre el Ekaterínem-burgo, donde los industriosos habitantes explotanlos minerales de hierro y las magníficas piedras delUral; atraviesa la vasta estepa de Omsk, donde seve detenido por ráfagas de nieve que amenazan se-pultarle; más lejos recoge curiosos documentosreferentes á los Kirghiz, poblaciones supersticiosas6 ignorantes de que habla Pallas; contempla másallá de Omsk los más curiosos y admirables fenó-menos meteorológicos, y la atmósfera llena decristales de hielo que brillan al sol por medio deirrigaciones de luz y de arcos iris. El frió es tanintenso, que la nariz y la boca desaparecen bajouna espesa capa de hielo, y después de un sueñodentro del trineo es preciso deshelar los párpadospara poder abrir los ojos. Llega el viajero á Tomsk,ciudad industrial y lujosa; pasa por Krasnviarsk,donde los polacos desterrados han formado unacolonia hospitalaria, enriquecida por la explotaciónde minas de oro, y donde se encuentran instalacio-nes tan elegantes y confortables como las mejoresde Paris; recorre los bosques de pinos que se ex-tienden entre Krasnviarsk 6 Irkoutsk, y visita enesta última ciudad la prisión destinada á los presospolíticos. «Encontrábanse, dice el autor, en la ha-bitación destinada á los presos políticos unos quin-ce hombres próximamente, casi todos jóvenes yfuertes, arrojados allí sin formación de causa y pro-bablemente por mucho tiempo.»

Dejando á un lado este lamentable asunto, inevi-table consecuencia del absolutismo, M. Meignandescribe el verdadero fasto de los buscadores deoro de la Siberia oriental, y habla de los ricos mo-nasterios de aquel país opulento. Después prosiguesu camino, atraviesa en trineo y no sin gran peli-gro la superficie helada del lago Baikal, donde ad-mira un extraño espectáculo sin igual en el mundo.«En ningún punto de Siberia había encontrado,dice el viajero, un triunfo más completo del invier-no que esta verdadera mar de hielo, y en ningúnpunto de este triste país había visto á la luz tomartonos tan calientes.»

Después de atravesar el lago, M. Meignan llega ála ciudad de Verehni-Oudinsk; en breve va á aban-donar el trineo por la tarantasa, horrible coche quetiene por todo resorte cuatro troncos de árbolesentre dos sistemas de ruedas. El viajero llega alterritorio chino y penetra en Maímatcbin, donderecibe la visita del gobernador chino vestido depaño de oro y con un gorro en cuya parte máselevada se veía una bola azul adornada con dosenormes plumas de pavo real. «Maímatchin es unaciudad quizá única en el mundo en el sentido deque sólo está poblada por hombres. No solamente,en efecto, las mujeres chinas no pueden salir de su

territorio, sino que les está prohibido franquear lagran muralla de Kalkann y entrar en Mongolia.»

En esta curiosa ciudad, M. Meignan tuvo ocasióndo hacer una comida no menos curiosa. «Tuve buencuidado, dice, de no olvidar la invitación que mehabía hecho el gobernador chino, y á la hora seña-lada me presentó en su casa. Nos sentamos en elestrado por grupos de tres ó cuatro alrededor deníesitas bajas, en las cuales había para cada convi-dado un plato muy pequeño, una taza microscópicay un par de palitos. El platillo no tiene por objetorecibir la porción que cada cual ha de comer, sinosolamente vinagre caliente y negro, sin cesar reno-vado por los sirvientes como salsa indispensable,en la cual se moja cada trozo después de haberlocogido directamente del plato común con la ayudade los dos palitos.»

Para continuar su viaje, M. Meignan tiene que en-tenderse con mercaderes de the que se encargan dehacerle atravesarla Mongolia y la China septentrio-nal hasta la gran muralla. Este trayecto se recorreen pequeños carruajes chinos, especie de cofres enque se puede ir acostado y cuya trasera descansasobre dos ruedas únicas, mientras que la delanterava sostenida por un camello.

Los mongoles tienen prácticas religiosas singula-res y ceremonias fúnebres horribles. «La prácticaprincipal del culto consiste en hacer girar, como uncaballo en una noria, un gran molino que contieneuna cantidad enorme de oraciones escritas. Dar unavuelta al molino equivale, en concepto de estas po-bres gentes, á recitar todas las oraciones que con-tiene. Estos molinos son muy numerosos y existenpor todas partos...

»Es una gran desgracia, en concepto de los mon-goles, morir en su tienda... Cuando un habitante delOí$ga tiene una enfermedad incurable, cuando yano se tiene esperanza de salvarle, se le lleva á lacámara llamada de los agonizantes, especie de pe-queño edificio fúnebre, y una vez allí, en poder delos sacerdotes, ya no se piensa en aliviar sus dolo-res sino en procurar exclusivamente la salvación desu alma. Yo entré en este abominable lugar; perodebo confesar que estuve en ól tan poco tiempo,que no puedo hacer una descripción detallada. Seisó siete hombres ó mujeres tendidos en el suelo so-bre una alfombra especial agonizaban...»

Después de la muerte se llevan el cadáver c:u-j bierto con un paño al aire libre á dos kilómetros (de

distancia de la ciudad, los parientes se retiran y elcuerpo queda abandonado á la voracidad de l<osperros y los cuervos.

Después de abandonar el Ourga, M. Meignan entracon su caravana en las inmensidades del desiertode (iobí, triste viaje en medio de un vasto mar dearena; pero el trayecto termina con una aparición

Page 36: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

596 REVISTA EUROPEA. 1 1 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . 120

casi mágica, la de la muralla de China, detrás dela cual se ven las verdes praderas del Celeste Im-perio. Es como una decoración que se ve detrás deun velo que se descorre. Desdo allí, nada de cam-pos helados ni de llanuras de arena, sino fértilescampiñas, ciudades populosas, habitaciones llenasde tesoros de ane maravillosos. Ya la fria Siberia yel desnudo desierto son sólo recuerdos ante losmuros de Pekin que abre sus puertas al viajero.

GASTOX TISSANDIBR.

La Nuture.)

MENS AGITAT MOLEM.

i.

La galantería del señor director de la REVISTAEUROPEA nos coloca en situación á un tiempo gratí-sima y difícil: difícil, por la desproporción inmensaque existe entre nuestro pobre ingenio y el dignopalenque donde ha de probar sus fuerzas; gratísi-ma, por ser el primero que en sus páginas esbocela aspiración del presente.

No puede llegar este trabajo á exposición de doc-trina: ha de limitarse á defensa justa de una verdadnegada aun antes de conocida, y empleará las ar-mas corteses, únicas permitidas en lides tales, sinduda por sólo azar olvidadas del Sr. Pulido.—Graciasdadas á su impugnación, gracias á la importanciadeletérea que nos reconoce, y gracias sobre todo alepígrafe de su artículo, lema del nuestro. Entremosen materia.

11.

l'n solo principio necesitamos sentar de pasadapara afirmar nuestra bandera: El Espiritismo no hasostenido nunca la existencia de seres puramenteespirituales; lo que con el nombre de espíritus pu-ros se designa, significa almas purificadas. Monosaún puede presentar el Espiritismo visos de mate-rialismo puro, como afirma el Dr. Pulido, porque,y esta es la afirmación que anunciábamos, da baseá nuestra doctrina la creencia en la existencia delalma.

Dentro, pues, del campo espiritista no se pruebael alma, y para tiada locaríamos este debate si nocreyéramos encontrar también al Dr. Pulido enfren-te, cuando en mera filosofía le siguiéramos. Perohoy todas las escuelas principales la admiten, aun!a positivista, llámenla espíritu ó fuerza, y en lahistoria humana no hay un eclipse siquiera de su fe.Verdad tan universal, bien puede dispensarnos desostenerla; los materialistas puros han sido siempre

tan ilustrados, que formaban exigua minoría entrelos hombres y aun entre los pensadores.

El mismo Dr. Pulido admite la existencia del almacomo fuerza independiente: refiere en su artículotres hechos, por lo monos, que así lo demuestran,y entre ellos el de la hemorragia producida por lavista de una sangría. Sabe perfectamente el doctorPulido que las paredes de una vena ofrecen resisten-cia aun á la punta acerada de nuestros instrumen-tos; sabe que ningún fenómeno, ningún movimientofisiológico puede asignarse como origen en aquelinstante de aquella rotura vascular: preciso era unafuerza independiente, y el Dr. Pulido dice que laimaginación fue la causa, la imaginación, una dolas facultades, una de las formas de acción, mejordicho, de las facultades del alma.

Por esto, si la desdicha nos alcanza de que el se-ñor Pulido no crea en la existencia del alma, consteque con ello no ataca al Espiritismo: ataca en todocaso á la filosofía racionalista entera. Pero reflexio-ne un tanto en las mismas pruebas que de su doc-trina expone.

III.

El Dr. Pulido encuentra el origen de los fenóme-nos nerviosos en la impresión exterior: no todos,sin embargo, «puesto que el recuerdo de una sen-sación puede producir idénticos efectos que la im-presión misma.»

Ciertamente, la memoria sale un tanto del cua-dro estrecho asignado en regla general á los fenó-menos nerviosos por el Dr. Pulido, pero más im-portantes fenómenos que los producidos por elrecuerdo nos muestra la vida.—Recuerde el señorPulido, recuerden cuantos conocen la fisiología, losfenómenos nerviosos de la vida fetal, y sobre todolos producidos en el ejercicio de la vida vegetativadurante toda ia existencia, y que de cierto no seránproducto de impresiones exteriores para el Dr. Pu-lido si el YO se le presenta constituido exclusiva-mente por el organismo.

De igual suerte, aunque una dependencia nervio-sa se inutilice, no siempre ni por completo desapa-rece la función que tenía en nuestro organismodesignada.—El Sr. Pulido conoce sin duda la histo-ria clínica de la ciega de Sevilla, que sin globosoculares vela; el Dr. Pulido sabe que los departa-mentos nerviosos llegan á sustituirse, y en esto sefunda la curación paulatina de muchas apoplegías;y todos estos hechos, difíciles de explicar con sudoctrina, son sencillos y claros para quien, comonosotros, sólo considera esos centros nerviososinstrumento de más elevado artífice: no perece elcarpintero porque se melle su garlopa; á lo sumo,hará peor su oficio ó tendrá que sustituirla.

Inquiétanos también, por el Dr. Pulido, la dada de

Page 37: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

D R . HtJELBES. A1ENS AG1TAT MOLEM. 597

cuál explicación podrá darnos á la unidad y persis-tencia de las voliciones humanas.—Si en una célulacentral se resume cada diverso campo de acción denuestro sistema nervioso, confesamos ingenuamen-te ignorar el lazo de unión, la relación de depen-dencia entre las distintas, entre las contrarias cé-lulas centrales que nuestro cerebro encierra.—¿Cuándo y por qué se somete la célula central do lavisión á la del tacto, la senciente á la pensante, lavolitiva á la sensitiva, ó viceversa? ¿Qué ley las do-mina á todas y las hace así obedecer á un fin pre-concebido? ¿Quién señaló ese fin á la existencia hu-mana?

Además, ¿son permanentes todas esas célulascentros que el Sr. Pulido describe? ¿Cómo se sustitu-yen? ¿Quién las discierne su derecho de soberaníasobre las restantes, quién se le discierne entre lashijas de una célula centro cuando le llegue el mo-mento de renovación imprescindible?

¿Quién, ó cómo, por otra parte, conserva la he-rencia de sensaciones, la memoria especial de cadacentro nervioso? ¿Es posible una armonía sin batuta,una historia sin historiador? Si TODO el organismo serenueva algunos centenares de veces durante unavida medianamente larga, ¿es lógico colocar en elorganismo solo la fuerza constante que nos anima?

El Dr. Pulido se siente, se sabe y se quiere elmismo hoy que hace veinte años; y sin embargo,sabe también que ni una sola célula, ni una solamolécula orgánica de las que constituían su cuerpoveinte años hace, persiste en su dependencia,¿Quién es entonces el Dr. Pulido? ¿Por qué conservaun nombre que ya hace lustros no lo pertenece?

Pero sin voluntad nuestra se extiende demasiadonuestra contestación.— Dejemos terminados estospreliminares aclaratorios, y entraremos desde elpróximo párrafo en el fondo de la cuestión debatida.

IV.

Tampoco á nosotros nos impulsa el ciego apasio-namiento de escuela; y cuenta, que no nos sería enúltimo extremo imputable tal exceso á los que vi-vimos inspirados de polichinesca imaginación. Eseepíteto y el de impermanentes (?) que el Dr. Pulidonos dedica (Sxir), no nos hieren, pero, aun heridos,continuaríamos en nuestra tranquila refutación:mostremos que á lo menos estos locos son razo-nables.

Por de pronto, sentimos que el Dr. Pulido desco-nozca lo teoría magnética: va á sernos difícil expo-nerla tan brevemente como el lugar lo exige, y asísolamente á título de recuerdo presentaremos al-gunas de sus afirmaciones.

Sabe el Sr. Pulido que los antiguos fluidos im-ponderables son únicamente formas del movimientode la materia: luz, calor, electricidad v od, solos ó

combinados, producen cuantos fenómenos la vidadel universo muestra. De intento he suprimirlo enla enumeración al magnetismo, porque cada imánes una corriente eléctrica, y cada animal una pila.

Por esto hoy el hipnotismo, que sin duda no prac-tica el Dr. Pulido á pesar de sus ventajas, y el mag-netismo animal, se estudian como efectos idénticosde idéntica causa, esto es, de una corriente eléctri-ca, débil y constante, de una determinada cantidadde movimiento.

Pero el frió, la ausencia de calor, produce, delmismo modo que la electricidad, la calalepsia, y laproduce á veces la música, y á veces un golpe en elcerebro ó una violenta conmoción moral. Brutalcomo un hecho, pero hecho al fin, el magnetismoha perdido su rango entre las ciencias ocultas paraconvertirse en un sencillo, aunque oscuro todavíafenómeno fisiológico.

Obsérvese que la razón asignada por el doctorPulido á los fenómenos braídicos reposa en laafirmación de que «para obtener la insensibilidaddel cuerpo, basta suspender el ejercicio del pensa-miento, aislando los órganos de los sentidos delos agentes exteriores capaces de impresionarles,»cuando precisamente son agentes exteriores (soni-do, luz, electricidad) los que, impresionando lossentidos, producen la catalepsia.

Más sencillo sería decir que basta disminuir elgasto de electricidad nerviosa hasta producir lacongestión; pero aun así no resultaría la definiciónexacta. Un golpe, el choque por retroceso de unacentella no disminuyen el gasto nervioso; si acasole varían es aumentándole, porque no es la diferen-cia en el consumo lo que caracteriza la congestiónbraídica, sino el aumento en la producción ó la ¡asi-milación de movimientos exteriores, de fuerza viva,cuya forma se adapte á la constitución de! sujeto yal tiempo.

El magnetismo y el hipnotismo son únicamentegrandes por esa asimilación que demuestran.

V.

Y llegamos al nudo de la cuestión.¿Qué es e! Espiritismo? ¿Puede nunca esta escuela

haber defendido la existencia de espíritus insustan-ciales, como el Dr. Pulido afirma? ¿Puede presentarhoy visos de materialismo puro? ($ xix.)

Contestemos á estas tres preguntas en orden ;in-verso á su importancia.

No; no puede ser taehada de materialista la es-cuela que, aceptando la existencia y dignidad pro-pias de la materia eterna y perfecta, es cierto, de-fiende y estudia, al mismo tiempo, la vida y líosdestinos del espíritu, coeterno y coperfecto en suorden.

No; no ha podido nunca el Espiritismo sostener

Page 38: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

598 REVISTA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 1 2 0

la existencia de espíritus insustanciales, porquesustancia espiritual habían de tener si eran espíri-tus. Tal voz haya querido decir el Sr. Pulido espíri-tus inmateriales; y aquí nos es necesaria una ligeraaclaración: el espíritu, como tal, esencialmente dis-tinto de la materia, es inmaterial; pero un espíritu,un alma, no sería individual, no sería una diferentede todas las demás, sis la materia que las distingue.

Pero ¿qué es el Espiritismo? ¿Es una secta, unainiciación, una ciencia?... Nó; es una aspiración.

Hasta el día no ha inventado una sola de las ver-dades en que se apoya; ha tomado sus principios dela ciencia actual contemporánea, y se limita á pre-tender armonizarlos todos en un sistema común: esla aspiración á la Ciencia Única. Por esto confiesani Dr. Pulido que es admirable nuestro criterio,nuestra lógica inflexible mientras la discusión filo-sófica de la doctrina y en tanto que no llegamos ála reincarnacion, al progreso indefinido de las al-mas ó á las relaciones entre ser y ser, cosas queno placen al Dr. Pulido. Por él lo sentimos: paranosotros es ventura inmensa la monomanía, el mis-ticismo de escuela, que nos permite esperar des-pués de la muerte algún resultado de nuestros es-fuerzos durante la vida, alguna compensación denuestros dolores, la permanencia de nuestros másdulces afectos. No extrañará que nos apoyemos enSanta Teresa de Jesús, porque también la motejande loca los materialistas: «Desdichado el que no.sabe amar», decía; y para nosotros sería vivir sinamor, vivir sin esperanza de persistencia en nues-tros amores.

VI.

La aspiración á la Ciencia Única, que constituyeel Espiritismo, puede condensarse en pocas líneas.

Q$ posible, porque la Verdad es una en absoluto,y para una Verdad basta un sistema.

Es conveniente, porque la humanidad es tambiénuna, y mejor alcanzará la Verdad por un caminoque por muchos ó por ninguno.

Es tiempo de intentarla, porque las ciencias par-ticulares han realizado ya sus sistemas internos, ylas escuelas filosóficas conocidas son impotentespara armonizar sus tendencias.

No rechazamos ninguna, doctrina, si se nos prue-ba; ninguna teoría, si se nos demuestra; ningún cri-terio de razón; ningún hecho por absurdo, ningunacausa por ignorada. Sabemos que no sabemos nadaaún, pero esperamos saber, y hasta entonces estu-diamos.

Por de pronto, de esa armonía, de esa relaciónque procuramos establecer como andamiaje previoentre las afirmaciones do los diversos ramos de laciencia humana, hemos llegado á extender nuestraesperanza á innumerables mundos, escenarios todos

de la razón y de la vida (C. Flammarion); hemos ex-tendido la individualidad de un ser á varias diferen-tes vidas planetarias (A. Pezzani); conocemos algode lo que es la materia con Büchner, algo de lo quees ol Espíritu con Krausse, algo de Dios con Spino-za, algo del hombre con Klee y Darwin. Si estamoslocos, no nos negará el Dr. Pulido la buena com-pañia.

Locura además, aunque contagiosa, no muy da-ñina. Manú, Cristna, Sócrates, Jesús, Juana de Arco,Swedemborg, Reynaudy tantos otros, entendemosque no pecaron de egoístas, aunque pretendieronnuestro ideal. Déjesenos sondar lo desconocidocomo Crookes, ó predicar la solidaridad universalcomo Kardec, que con esto nos damos por satisfe-chos; y si de algo pueden servir más tarde nuestrosempeños, para entonces la gloria ó la diatriba.

DK. HUELBES TEMPUADO.Abril 1876.

BOLETÍN DE LAS ASOCIACIONES CIENTÍFICAS,

Real Academia de Medicina.MADRID 18 MAYO.

El Sr. Diaz Benito, como ponente de la comisiónde efemérides, leyó un informe acerca de las enfer-medades y constitución médica reinantes en losmeses de Diciembre, Enero y Febrero, llamando laatención sobre la gran mortalidad habida en dichosmeses, cuya causa no es fácil encontrar.

—El Sr. Cortejarena hizo algunas observacionessobre las fiebres puerperales y otras afecciones deesta índole, que á su juicio, y según lo que prácti-camente había tenido ocasión de observar, se ha-bían presentado en menor número que en años an-teriores en el tiempo de que se trata. Dijo que elinforme á que se referia carecía de dalos sobre laslesiones quirúrgicas.

—El Dr. Calvo Martin empezó á ocuparse del casoclínico referido en sesiones anteriores. Señaló laimportancia del estudio de los tumores malignos éhizo una rápida eseursion á las pasadas edades paradeducirlo poco que entonces se sabía de estas afec-ciones. Después se hizo cargo de las clasificacionesque en la época presente hacen las distintas escue-las, y en este punto tuvo que suspender su discursopor lo avanzado de la hora.

• * *

Academia Médico-quirúrgica.MADRID 19 MAYO.

El Sr. Cortezo hizo el resumen de la discusiónsobre el crup. Después de estudiar las ideas verti-

¡ das por los diferentes autores y por los académicos

Page 39: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

N.° 120 CRÓNICA DE LA EXPOSICIÓN DE FH.ADELF1A. 599

que han tomado parte en este debate, se adhirió álas teorías alemanas, señalando las diferencias queexisten entro la laringitis crupal, el crup propia-mente dicho, y la difteritis, y pasó al tratamiento,analizando todos los que para esta enfermedad sehan recomendado , explicando la acción ó manerade obrar de algunos medicamentos, y declarándosepartidario de la traqueotomía, siempre que se ha-llase el enfermo en condiciones para practicarla.

CRÓNICA DE LA EXPOSICIÓN DE FILADELFIA.

El. ESPÍRITU DE DESTRUCCIÓN L o s INSTRUMENTOS MUSICALES. — J.A

GHAtí MARCHA DK W A G N E R , — L o s CUADROS FRANCESES. — P.IRIS ES

MINIATURA.—EL ÓRGANO ELÉCTRICO.

Como en España solemos ser injustos con nos-otros mismos, hasta el punto de atribuir á nuestropúblico exclusivamente un cierto instinto de des-trucción que se revela en el poco cuidado de lasbellezas artísticas ó en los desperfectos do lasobras de ornato, bueno es que se sepa que en to-das partes cuecen habas, y que apenas abierta laExposición de Filadelíia empiezan á quejarse loscorresponsales de los muchos daños que se hancausado ya, por cierta clasa del público americano,á los objetos expuestos, especialmente en los cua-dros, daños que será difícil reparar. I,os comisiona-dos extranjeros se han quejado de semejantes ac-tos, impropios de un pueblo medio civilizado, y lasección austríaca ha tenido que cerrar sus puertasy poner guardia para impedir tales atentados.

—En el Memorial Hall se ha establecido unaenorme caja de hierro, destinada á guardar objetosque sirvan de recuerdo de esta Exposición. La cajase cerrará á fines de este año y se abrirá dentro deun siglo. En la tapa tiene los retratos de Washig-ton, Lincoln y Grant. Tan precioso depósito serácustodiado en el capitolio de Washington.

—El departamento de instrumentos musicales delos Estados-Unidos no está completo todavía, peroso encuentra siempre muy concurrido, porque lla-man extraordinariamente la atención unos nuevospianos de Decker, hermanos, que tienen en su me-canismo una combinación bastante complicada yproducen efectos sonoros verdaderamente nota-bles. También llaman la atención los instrumentosde Stenway é hijos, de Arion, de Knabe, de Webery de Chickering.

—Thomas sigue dando sus conciertos con bri-llante éxito. La gran marcha hecha por Wagnerpara el Centenario es difícil de comprender en va-rias audiciones, pero no abunda en los ruidos ydiscordancias de que los adversarios de la músicadel porvenir acusan á otras obras del gran pontífice

musical alemán. La nueva composición, lejos decarecer de melodías, como dicen algunos, tieneuna clara y bien expresada que sirve como de temaá la obra, que domina en toda ella y que va va-riando de tal modo que al final apenas es conocida;tal es el cúmulo de diseños y de combinacionesorquestales de que la va revistiendo para darlenovedad sin variar el motivo principal.

—La parte francesa de la Exposición de pinturasse distingue por dos cuadros de gran mérito: laDeclaración de la independencia americana, porDumarescq, que presenta un hermoso conjunto; y laRespha, de Becker, en que se ve á una amorosamadre que defiende los cuatro cadáveres de sus hi-jos ahorcados contra- las aves de rapiña que ame-nazan devorarlos. Es una pintura que conmueve,pero que infunde terror á la vez.

—Cerca del Centenial Lake se exhibe un objetomuy curioso: la ciudad de Parisen miniatura, cons-truida con pedazos de madera artísticamente traba-jados, representando edificios, puentes, etc.

—Una nueva aplicación de la electricidad eslállamando diariamente la atención: un órgano que setoca por medio de un aparato eléctrico, imitandotodos los instrumentos de viento de una banda mi-litar. Es del tamaño de un órgano común, y le ma-nejan dos personas, una que dirige el aire, no porfuelle, sino por medio de una bomba, y otra quecuida de una plancha con multitud de agujeros, lacual resbala sobro un cilindro lleno de clavitos queal pasar por los agujeros mueven los alambres ad-heridos á las teclas.

MISCELÁNEA.

El abuso del tabaco.El doctor Cordier ha publicado un estudio sobre

las afecciones nerviosas que produce el abuso deltabaco, afecciones que son mucho más frecuentesde lo que generalmente se cree.

Un gran número de casos observados por M. Cor-dier presentaba, principalmente, síntomas de afec-ciones tales como los vértigos, la cefalalgia, la dis-pepsia, la gastralgia, las palpitaciones del corazón,la ambiopía y la anafrodisia: en otros casos, ha en-contrado hasta una emiplegia transitoria y formas;vertiginosas, en las cuales el paciente mostrabauna verdadera agorafobia, es decir, la imposibilidad!de atravesar anchos espacios sin puntos interme-dios. También caen los enfermos en una intensamelancolía; y se sabe que el célebre Beau consi-deraba el abuso del tabaco como una de las causasde la angina de pecho, y en fin, otros prácticos lehan hecho representar un importante papel en laetiología de la ataxia locomotriz y la parálisis ge-neral. Lo que más sorprende en todos estos casoses la rapidez con que comienza la curación tanpronto desaparece la causa tóxica, lo que permite

Page 40: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · vían entre el viejo Continente y el Nuevo Mundo, entonces completamente desconocido de los pue- ... y el pirata noruego Nadoi

600 RKV1STA EUROPEA. 11 DE JUNIO DE 1 8 7 6 . N.° 120

ó indina á considerar todos los síntomas como sim-ples perturbaciones de la inervación.

Prescribir el tratamiento en estas formas de into-xicación, es cosa fácil sin duda, pero seguirlo esmuy dificil. No sin penosos sufrimientos pueden re-nunciar los enfermos á una larga y agradable cos-tumbre: si bien es verdad que algunos logran supropósito, estos son los menos, puesto que la ma-yor parte sufre durante algunos dias y hasta sema-nas de inútiles esfuerzos" una necesidad indefini-ble acompañada de una profunda tristeza. A otrossuele vérseles atacados de somnolencia, ú otras ve-ces de insaciable bulimia.

Casos excepcionales hacen el sacrificio imposi-ble, pues el enfermo cae en la postración y hastaen el delirio, pareciendo que ol cerebro tenga unanecesidad absoluta de aquel excitante, que, por de-cirlo así, se ha vuelto fisiológico. Entonces es pre-ciso no proscribir el uso del tabaco sino paulatina-mente; y fundado en la realidad de estos hechos,el autor concluye su trabajo suponiendo que alprincipio de una enfermedad aguda, tratándose defumadores viciosos, la súbita privación del tabacopuede modificar la marcha y los síntomas.

Union del mar Caspio con el Negro.No hay duda de que en el presente siglo se han

construido sorprendentes obras hidráulicas, talescomo el desgüe do grandes brazos de mar en Ho-landa, el canal de Suez y las ejecutadas en las bo-cas del rio Mississipi para darle mayor profundi-dad. Parece, sin embargo, que no contento elingenio humano con las obras hasta ahora realiza-das, se propone emprender otras más gigantescas.

Mr. H. F. Spalding, de Blomüeid, Estado de Nueva-Jersey, ha concebido el proyecto de unir las aguasdel mar Negro con las del Caspio, con objeto dedar á este último su primitivo tamaño, y de con-vertir los inmensos desiertos del Asia central en unavía para el comercio. Se cree que las aguas do esteantiguo mar se hallan hoy á un nivel más bajo quelas del resto del Océano, y que en el trascurso delos siglos, el Urat, el Volga y otros pequeños ríosque desaguan en él, han depositado fango en su le-cho, secándolo y esterilizando los terrenos adya-centes, no sólo por falta de irrigación, sino tambiénpor la carencia de lluvias, consecuencia natural dela falla de evaporación.

El Sr. Spalding se propone dar al mar Caspio elvolumen de agua, la profundidad y extensión queantes tenía, uniéndole con el mar Negro por mediode un canal de 150 millas de longitud y 170 yardas,poco más ó menos, de latitud en su extremidadoriental, porque en la occidental será dos terceraspartes más angos'.o. Cree que, al cabo de cuarentaaños después de haber dado principio á la obra, elnivel de esos dos mares será tan uniforme, que po-drá navegarse sin dificultad alguna por el nuevocanal. Se propone también unir el Don con el Volga,para hacer igualmente tributario del canal al marAíof.

La excavación del proyectado canal no presentagrandes dificultades; y como el gobierno de Rusiaha fijado su atención en esta obra, se propone con-sultar la opinión de hambres científicos competen-tes sobre su practicabilidad.

Nuevos féretros.Para salvar de los peligros que corre la salud pú-

blica con las emanaciones pútridas que se despren-den de los cementerios por el sistema generalmenteadoptado de sepultar los cadáveres en la tierra,M. Graty acaba de someter á la prefectura del Senael proyecto de reemplazar los ataúdes por féretrosconstruidos con cimento, indestructibles á la accióné inclemencia de las estaciones.

A la ventaja de evitar toda emanación pútrida, re-une la de construirse con suma rapidez, con las di-mensiones y forma que se quiera, y su poco peso,comparado con las cajas de plomo y hierro, lo quepermite trasportar fácilmente los cadáveres.

Se fabrican de varios modos; pero el más sencilloconsiste en hacer una armazón con listones de ma-dera sola, ó combinada con alambres, á manera deun cesto, rellenando los huecos que quedan con elcimento ó cal hidráulica hasta que queden bien cer-rados y tupidos los huecos, pudiéndose bruñir ydarle de espesor hasta dos centímetros. En estemortero hidráulico, que tiene la propiedad do endu-recerse pronto, y casi á la par que se opera con él,se pueden colocar epitafios, y los adornos que sequieran.

Podemos asegurar de una manera general que,en las primeras semanas después de la muerte, losfenómenos pútridos que se efectúan en el cadáverson peligrosísimos para la salud y la vida, y lo sontanto más, cuanto más elevada se halle la tempera-tura de la atmósfera, si la naturaleza de la organi-zación del difunto se presta más á la descomposi-ción pútrida y gaseosa, y la de aquellos que hanfallecido de fiebre puerperal., tifoidea, viruela, vó-mito negro y por el rayo, etc., estados todos enque la putrefacción sigue inmediatamente á la muer-te; de manera que el peligro que se corre no estanto por las emanaciones que se desprenden de lasfosas comunes, como el que se experimenta por losefluvios que se desprenden en los primeros diasdespués del fallecimiento. En una palabra; el dañoestá en la putrefacción gaseosa y descomposiciónpútrida propiamente dicha, y á la"que hay que acu-dir cuidadosamente con los medios preventivos.

En tal concepto, los féretros de cimento, puedenutilizarse en las estaciones de calor, y con particu-laridad en tiempo de epidemia-, pues "muchas vecesse ha notado el mal olor que han despedido los ca-dáveres en su tránsito, á pesar de las precaucionesrecomendadas de colocarlos en un lecho compuestode serrín do madera con ácido fénico.

Noticias.Acaba de publicarse en Barcelona la cuarta y úl-

tima serie de los Cuentos de Boceado, conocidoscon el titulo de El Decameron. Es la primera vezque se traducen al castellano, y su editor el señorLlordachs presta un gran servicio á los amantes dela amena literatura.

—En las cercanías de Mysora, á una jornada deMadras (India inglesa), se acaban de descubrir pla-ceres de oro extraordinariamente ricos que se ex-tienden en un espacio de seis á ocho mil hectáreas.