Destino Desconocido

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DESTINO DESCONOCIDO AGATHA CHRISTIE Título original: Destination unknown. Selecciones de Biblioteca oro. vol. 149. Christie, Agatha (1890-1976). Traducción de C. Peraire del Molino. Editorial: Molino. (1995)

Transcript of Destino Desconocido

  • DESTINO DESCONOCIDO AGATHA CHRISTIE

    Ttulo original: Destination unknown.

    Selecciones de Biblioteca oro. vol. 149.

    Christie, Agatha (1890-1976).

    Traduccin de C. Peraire del Molino.

    Editorial: Molino. (1995)

  • GUA DEL LECTOR

    Los principales personajes que intervienen en esta obra, relacionados en un orden alfabtico convencional: ARISTIDES: anciano potentado y filntropo griego. Un hombre que con sus dedos mueve hilos que se extienden por todo el mundo.

    BAKER, Calvin: tpica turista norteamericana, parlanchina, decidida y chismosa.

    BARRON, doctor Louis: cientfico dedicado apasionadamente a la investigacin bacteriolgica, que no dudara en suprimir la vida de la tierra, si la ciencia as se lo exigiera.

    BETTERTON, Thomas Charles: joven genio que descubri la fisin ZE (ZEF) y ltimo cientfico desaparecido.

    BETTERTON, Olive: esposa en segundas nupcias del citado anteriormente, que planea un misterioso viaje a Marruecos.

    CRAVEN, Hilary: protagonista de esta novela. La misin de esta joven y bella pelirroja es completamente suicida.

    ERICSSON, Torquil: un joven cientfico noruego con ideas un tanto radicales.

    GLYDR, Boris: comandante del ejrcito polaco. Primo de la primera esposa de Betterton, rgido y poco expresivo, que da muestras de excepcional inters por su desaparicin.

    HEIDEM, doctor Paul van: holands altsimo y bien parecido, que tiene una voz clida y amable, aunque su mirada es fra e impasible. Polglota.

    HETHERINGTON, Janet: austera turista inglesa, de viaje por tierras africanas, con problemas por el cambio de moneda.

    JENNSEN: eficiente empleada de la organizacin cientfica.

    JESSOP: agente britnico, astuto y dinmico.

    LA ROCHE: seorita encargada del vestuario femenino en la organizacin cientfica aludida.

    LAURIER, Henri: tpico turista francs, galante y encantador, al que adems le gusta hablar de meteorologa.

    LEBLANC: agente de investigacin francs, excelente para obtener resultados en tierras yermas.

    MARICOT, Jeanne: personaje casual, excelente para hacer comparaciones.

  • MURCHISON, Bianca: esposa de Simon.

    MURCHISON, doctor Simon: compaero de trabajo de Betterton.

    NEEDHEIM, doctora Helga: alemana, arisca y orgullosa. Tiene ms de cientfica que de mujer.

    NIELSON: cabeza administrativa de la Unin.

    PETERS, Andrew: investigador qumico estadounidense que hara cualquier cosa por el bien de la humanidad.

    WHARTON, coronel: agente britnico.

  • A Anthony,

    al que le gusta viajar por el extranjero tanto como a m.

    CAPTULO PRIMERO

    El hombre sentado tras el escritorio corri el pesado pisapapeles de cristal diez centmetros a su derecha. Su rostro mostraba una expresin ms impasible que pensativa. Tena la tez plida de los que pasan la mayor parte del da bajo la luz artificial. No haba ninguna duda de que se trataba de un hombre de espacios cerrados, de escritorios y ficheros. En cierto sentido resultaba apropiado que, para acceder a su oficina, hubiera que recorrer un laberinto de pasillos subterrneos. Era difcil precisar su edad. No pareca viejo ni joven. La piel de su rostro se vea lisa y sin arrugas, y en sus ojos se reflejaba un profundo cansancio.

    El otro ocupante de la oficina era mayor, moreno y con un bigote marcial. Mostraba un temperamento nervioso y enrgico, siempre alerta. Incluso ahora, incapaz de permanecer sentado, se paseaba arriba y abajo, haciendo de cuando en cuando algn brusco comentario.

    Informes! deca exaltado. Informes, informes y ms informes, y ninguno sirve de nada!

    El hombre del escritorio mir los documentos sobre la mesa. Encima de ellos haba una ficha con el nombre Betterton, Thomas Charles, seguido de un signo de interrogacin. El hombre del escritorio asinti pensativo.

    Ha estudiado todos estos informes y ninguno sirve de nada?

    El otro se encogi de hombros.

    Quin puede decirlo?

    El hombre sentado suspir.

    S, eso es cierto. Nadie puede decirlo.

    El ms viejo prosigui con la violencia de una ametralladora:

  • Informes de Roma, de Touraine; fue visto en la Riviera, en Amberes; lo identificaron en Oslo; tambin sin duda en Biarritz; lo observaron comportndose de un modo sospechoso en Estrasburgo; lo vieron en la playa de Ostende con una rubia despampanante y paseando por las calles de Bruselas con un galgo. Todava no lo han visto en el zoolgico dando de comer a los monos, pero me atrevo a asegurar que todo llegar.

    No tiene alguna idea, Wharton? Personalmente confiaba en el informe de Amberes, pero no nos ha conducido a ninguna parte. Claro que a estas alturas... El joven dej de hablar y pareci entrar en coma. Al fin volvi a hablar enigmticamente. S, es probable y, sin embargo, quisiera saber...

    El coronel Wharton se sent bruscamente sobre el brazo de un silln.

    Pero tenemos que averiguarlo afirm obstinadamente. Tenemos que llegar a la raz de todos estos cmo, por qu y dnde. No podemos perder un cientfico cada mes sin tener idea de cmo se van, porqu se van y dnde van. Est donde suponemos o no? Siempre lo hemos dado por hecho, pero ahora no estoy tan seguro. Ha ledo los ltimos informes sobre Betterton que han llegado de Estados Unidos?

    El hombre sentado tras el escritorio asinti.

    Las acostumbradas tendencias izquierdistas durante la poca en que todos las tuvieron. Nada duradero o permanente por lo que hemos podido averiguar. Hizo buenos trabajos antes de la guerra, aunque nada espectacular. Cuando Mannheim escap de Alemania, Betterton fue destinado como ayudante suyo y termin casndose con su hija. Despus de la muerte de Mannheim, sigui solo con las investigaciones y realiz trabajos muy brillantes. Se hizo famoso con el sorprendente descubrimiento de la fisin ZE. La fisin fue un descubrimiento revolucionario que llev a Betterton a la cima. Pareca el principio de una carrera brillante, pero su mujer muri poco despus de su matrimonio y l qued muy afectado. Vino a Inglaterra. Ha estado en Harwell durante los ltimos dieciocho meses. Y slo hace seis meses que se ha vuelto a casar.

    Algo en esa direccin? pregunt Wharton con presteza.

    Su interlocutor mene la cabeza.

    No descubrimos nada. Ella es la hija de un abogado local. Trabajaba en una agencia de seguros antes de su matrimonio. Por lo que hemos descubierto, no tiene inclinaciones polticas radicales.

  • Fisin ZE mencion el coronel Wharton con tono lgubre y disgustado. Me apabulla el significado de esos trminos. Soy de otra poca. Soy incapaz de imaginarme una molcula, pero aqu las tenemos haciendo saltar el universo en pedazos. Bombas atmicas, energa nuclear, fisin ZE y todo eso. Y Betterton era uno de los principales investigadores. Qu dicen de l en Harwell?

    Que tena una personalidad muy agradable y, en cuanto a su trabajo, nada sobresaliente o espectacular. Slo variaciones sobre las aplicaciones prcticas de la fisin ZE.

    Los dos hombres guardaron silencio unos instantes. Su conversacin haba sido inconexa, casi automtica. Los informes amontonados sobre el escritorio no les haban proporcionado ninguna pista de valor.

    Lo investigamos a fondo cuando lleg aqu.

    S, y todo result satisfactorio.

    Eso fue hace dieciocho meses coment Wharton pensativo. Pronto se desmoralizan. Las medidas de seguridad. La sensacin de estar siempre bajo un microscopio. Vivir en reclusin. Se ponen nerviosos, raros. Lo he visto muy a menudo. Comienzan a soar con un mundo ideal. Libertad, hermandad, compartir todos los secretos y trabajar por el bien de la humanidad! se es el momento en que alguien que pertenece ms o menos a la escoria de la humanidad ve su oportunidad y la aprovecha. Se frot la nariz. Nadie tan crdulo como un cientfico. Todos los falsos mdiums lo dicen. No comprendo porqu.

    Su interlocutor exhibi una sonrisa de cansancio.

    Oh, s, es tal como dice. Ellos creen que saben. Eso siempre es peligroso. Nosotros somos distintos, de mentes ms humildes. No esperamos salvar al mundo, slo arreglar un par de piezas rotas, o retirar una llave inglesa que traba los engranajes. Tabale con los dedos sobre la mesa: Si supiera algo ms de Betterton, no precisamente sobre su vida y actividades, sino sobre sus costumbres cotidianas, que son las ms reveladoras: los chistes que le hacan gracia, lo que le molestaba, cules eran las personas que admiraba y cules las que le ponan furioso.

    Wharton le mir con curiosidad.

    Y qu hay de su esposa. Ha intentado hablar con ella?

    Varias veces.

  • Y no puede ayudarnos?

    El otro se encogi de hombros.

    Hasta ahora no lo ha hecho.

    Cree que sabe algo?

    Ella insiste en que no sabe nada. Muestra todas las reacciones habituales: preocupacin, pena, ansiedad, desesperacin; no tuvo ninguna pista ni sospecha previa. La vida de su marido era perfectamente normal, ningn estrs ni nada de todo eso. Su teora es que lo han secuestrado.

    Y usted no la cree?

    Yo tengo un defecto dijo el hombre sentado tras el escritorio con amargura. Yo nunca creo a nadie.

    Bien replic Wharton. Supongo que hay que mantener una actitud abierta. Cmo es ella?

    Una mujer corriente, de esas que conoces cada da jugando al bridge.

    Wharton asinti.

    Eso lo hace todava ms difcil.

    Est aqu. Ha venido a verme. Volveremos a repasarlo todo otra vez.

    Es el nico medio seal Wharton, aunque yo no podra. No tengo paciencia. Se puso en pie. Bien, no le entretengo ms. No hemos adelantado mucho, verdad?

    Desgraciadamente, no. Podra hacer un repaso especial del informe de Oslo. Es el lugar adecuado.

    Wharton asinti antes de salir. El otro hombre levant el telfono interior.

    Ver a Mrs. Betterton ahora. Hgala pasar.

    Se qued mirando el vaco hasta que llamaron a la puerta y entr Mrs. Betterton. Era una mujer alta, de unos veintisiete aos. Lo ms sobresaliente de su persona era la magnfica cabellera cobriza. Ante tanto esplendor, su rostro pareca insignificante. Tena los ojos azules y las pestaas claras que suelen acompaar con frecuencia al

  • cabello rojo. Observ que no iba maquillada, e intent descifrar su posible significado, mientras la saludaba y ella se acomodaba en una butaca cerca de la mesa. Eso le inclin a creer que Mrs. Betterton saba ms de lo que deca saber.

    Segn su experiencia, las mujeres que sufren un gran dolor o ansiedad no descuidan el maquillaje. Consciente de los estragos que el dolor puede causar en su aspecto, hacen todo lo posible por repararlos. Y se preguntaba si la calculada falta de maquillaje de Mrs. Betterton sera para dar mejor la sensacin de una esposa desconsolada.

    Oh, Mr. Jessop! le dijo casi sin aliento. Hay alguna noticia?

    El aludido mene la cabeza.

    Siento haberla hecho venir, Mrs. Betterton respondi amablemente. Lamento no tener ninguna noticia concreta.

    Lo s. Eso me deca en su carta se apresur a responder Olive Betterton. Pero me preguntaba si desde entonces... oh, me alegro de haber venido. Estar en casa pensando y pensando es lo peor de todo. Porque una no puede hacer nada!

    El hombre llamado Jessop dijo para tranquilizarla:

    No debe molestarse, Mrs. Betterton, si vuelvo una vez y otra a machacar sobre lo mismo, preguntndole las mismas cosas, y volviendo a los mismos puntos. Siempre cabe la posibilidad de que pueda surgir alguna pequea pista. Algo que no haya pensado hasta ahora, o que quiz no hubiera considerado digno de mencionar.

    S, s. Comprendo. Vuelva a preguntarme lo que quiera.

    La ltima vez que vio a su marido fue el veintitrs de agosto?

    S.

    Eso fue cuando l dej Inglaterra para dirigirse a Pars para asistir a un congreso.

    S.

    l asisti los dos primeros das continu Jessop a toda prisa, y al tercero no se present. Al parecer le dijo a uno de sus colegas que se ira de excursin aquel da en un bateau mouche.

  • Un bateau mouche? Qu es un bateau mouche?

    Jessop sonri.

    Uno de los pequeos barcos tursticos que navegan por el Sena. La mir fijamente. Le parece poco propio de su marido?

    S, bastante contest vacilante. Yo hubiera dicho que estara ms interesado en lo que se discuta en el congreso.

    Posiblemente. No obstante, el tema de aquel da no era de inters especial para l, de modo que muy bien pudo tomarse un da de asueto. Pero, de todos modos, lo considera completamente impropio de su marido?

    Ella asinti.

    Aquella noche no regres al hotel continu Jessop. Por lo que hemos podido averiguar, no cruz ninguna frontera con su pasaporte. Usted cree que podra haber tenido otro pasaporte, tal vez con otro nombre?

    Oh, no. Por qu iba a tenerlo?

    Jessop la observaba atentamente.

    Usted no vio nunca que tuviera otro?

    Ella volvi a menear la cabeza con vehemencia.

    No, y no lo creo. En absoluto. Ni que se marchara deliberadamente, como ustedes tratan de insinuar. Algo le ha ocurrido. Quiz haya perdido la memoria.

    Su salud era normal?

    S. Trabajaba mucho y algunas veces se senta algo fatigado. Slo eso.

    No le pareci preocupado o deprimido?

    No estaba preocupado ni deprimido por nada! Con dedos temblorosos abri el bolso para sacar un pauelo. Todo esto es horrible. Su voz tembl. No puedo creerlo. No se hubiera marchado sin decrmelo. Algo le ha ocurrido. Lo han secuestrado o tal vez lo hayan asaltado. No quiero pensarlo, pero algunas veces creo que sa debe ser la causa. Debe haber muerto.

    Vamos, Mrs. Betterton, por favor. No hay necesidad de

  • ponerse as. Si hubiese muerto, ya hubiera aparecido su cadver.

    Quiz no. Suceden cosas espantosas. Puede que le hayan ahogado o arrojado a una alcantarilla. Estoy segura de que en Pars puede ocurrir cualquier cosa.

    Puedo asegurarle, Mrs. Betterton, que Pars es una ciudad muy bien vigilada.

    Ella apart el pauelo de sus ojos y le mir furiosa.

    S lo que piensa, pero no es as. Tom no vendera ni revelara ningn secreto. No es comunista. Su vida entera es un libro abierto.

    Cules eran sus ideas polticas, Mrs. Betterton?

    Creo que en Estados Unidos era demcrata. Aqu vot a los laboristas. No le interesaba la poltica. Ante todo era un cientfico. Y muy brillante concluy desafindole.

    S replic Jessop, era un cientfico muy brillante. se es el meollo de todo este asunto. Comprenda, pudieron ofrecerle considerables alicientes para abandonar este pas y marcharse a cualquier otro lugar.

    No es cierto. Resurgi su furia. Eso es lo que los peridicos pretenden demostrar. Eso es lo que piensan todos ustedes cuando me interrogan. No es cierto. No se habra marchado sin decrmelo, sin darme alguna explicacin.

    Y no le dijo nada?

    Nuevamente le dirigi una mirada escrutadora.

    Nada. No s dnde est. Yo creo que ha sido secuestrado, o si no, como le dije, est muerto. Pero si ha muerto, debo saberlo. Debo saberlo pronto. No puedo continuar as, aguardando y haciendo cbalas. No como ni duermo. Estoy enferma de tanto pensar. No pueden ayudarme? No pueden ayudarme de algn modo?

    Crea que lo siento muchsimo, Mrs. Betterton, muchsimo murmur Jessop. Se puso en pie para situarse al otro lado del escritorio: Permtame asegurarle que hacemos cuanto podemos para averiguar lo que le ha ocurrido a su marido. Recibimos informacin a diario desde muy distintos puntos.

    Informes de dnde? pregunt ella con viveza. Qu dicen?

  • Todos tienen que ser investigados y comprobados. Pero en general todos son muy vagos.

    Debo saberlo musit de nuevo con voz ronca. No puedo continuar as.

    Quiere mucho a su marido, Mrs. Betterton?

    Claro que lo quiero. Slo llevamos casados seis meses. Seis meses.

    S, lo s. Perdneme la pregunta: No hubo ninguna clase de discusin entre ustedes?

    Oh, no!

    Ningn problema por causa de otra mujer?

    Desde luego que no! Ya se lo he dicho. Nos casamos en el pasado abril.

    Por favor, crame, yo no insino que sea probable algo as, pero hay que considerar toda posibilidad que pudiera explicar el que se hubiera marchado de esta forma. Usted dice que ltimamente no estuvo preocupado, ni nervioso. En ningn sentido?

    No, no, no!

    Ya sabe, Mrs. Betterton, que muchas personas se ponen nerviosas cuando realizan un trabajo como el de su marido, viviendo bajo condiciones de seguridad tan exigentes. Sonri. Es bastante normal ponerse nervioso.

    Ella no le devolvi la sonrisa.

    Estaba como siempre repiti con firmeza.

    Le hablaba de su trabajo? Estaba satisfecho con lo que haca?

    No. Era un trabajo muy tcnico.

    Y no cree posible que tuviera algn escrpulo por sus posibilidades destructivas? Algunos cientficos los sienten algunas veces.

    Nunca dijo nada de eso.

    Comprenda, Mrs. Betterton dijo Jessop, inclinndose sobre la mesa y abandonando parte de su impasibilidad, intento hacer un

  • retrato de su marido. Saber qu clase de hombre era. Y no me est usted ayudando.

    Qu ms puedo decir o hacer? He contestado a todas sus preguntas.

    S. Ha contestado usted a todas mis preguntas, y la mayora en sentido negativo. Yo deseo algo positivo, constructivo. Comprende lo que quiero decir? Se puede buscar mucho mejor a un hombre cuando se sabe qu clase de hombre es.

    Ella reflexion unos momentos.

    Ya comprendo. Por lo menos, eso creo. Tom era alegre y de buen carcter; e inteligente, desde luego.

    Jessop sonri.

    Esa es una lista de cualidades. Pasemos a algo ms personal. Lea mucho?

    S.

    Qu clase de libros?

    Biografas. Obras que le recomendaban en la Sociedad del Libro, novelas de crmenes cuando estaba cansado.

    Un lector bastante convencional. Ninguna preferencia especial? Jugaba a las cartas o al ajedrez?

    Al bridge. Solamos jugar con el doctor Evans y su esposa una o dos veces por semana.

    Tena muchos amigos?

    S, era muy sociable.

    No me refera precisamente a eso. Quiero decir si era un hombre que apreciara mucho a sus amigos.

    Jugaba al golf con dos de nuestros vecinos.

    Ningn compaero o amigo ntimo particular?

    No. Naci en Canad y pas mucho tiempo en Estados Unidos. Aqu no conoca a mucha gente.

    Jessop consult una anotacin.

  • Tengo entendido que lo visitaron tres personas de Estados Unidos recientemente. Aqu tengo sus nombres. Por lo que hemos podido averiguar, se trata de las nicas personas del exterior con las que tuvo cierto contacto. Por eso les hemos dedicado una atencin especial. Primero Walter Griffiths. Fue a verles a Harwell.

    S, estaba en Inglaterra y vino a ver a Tom.

    Cul fue la reaccin de su marido?

    Tom se sorprendi al verlo, pero se alegr mucho. En Estados Unidos eran muy buenos amigos.

    Qu le pareci Griffiths? Descrbalo a su manera.

    Sin duda ya sabrn todo lo referente a l, no?

    S, pero deseo saber tambin su opinin.

    Ella reflexion unos instantes.

    Era un hombre serio y buen conversador. Estuvo muy amable conmigo; pareca querer mucho a Tom y se mostr ansioso por contarle las cosas que haban ocurrido desde que mi marido se vino a Inglaterra. Supongo que chismes locales. A m no me resultaban muy interesantes, porque no conoca a ninguna de aquellas personas. En cualquier caso, yo iba preparando la cena mientras ellos recordaban.

    No surgi la cuestin poltica?

    Trata de insinuar quiz que era comunista? Olive enrojeci. Estoy segura de que no lo era. Tena un empleo gubernamental, creo que en la oficina del fiscal del distrito. De todas formas, cuando Tom dijo riendo algo sobre la caza de comunistas en Estados Unidos, afirm muy serio que aqu no las comprendamos. Que eran muy necesarias. De modo que eso demuestra que no era comunista!

    Por favor, Mrs. Betterton, no se altere.

    Tom no era comunista! No dejo de decrselo y usted no me cree.

    S, la creo, pero es un punto sobre el que hay que insistir. Ahora pasemos al segundo visitante extranjero: el doctor Mark Lucas. Tropezaron con l en Londres, en el Dorset.

    S. Habamos ido a ver un espectculo y luego cenamos en el Dorset. De pronto, ese hombre, Luke o Lucas, se acerc a saludar a

  • Tom. Era investigador qumico o algo por el estilo, y la ltima vez que vio a Tom fue en Estados Unidos. Era un refugiado alemn que haba adoptado la nacionalidad estadounidense. Pero sin duda usted...

    Pero, sin duda ya lo s? S, Mrs. Betterton. Se sorprendi su marido al verlo?

    S, mucho.

    Agradablemente?

    S, s, creo que s.

    Pero no est segura la presion.

    Era un hombre que no le inspiraba gran simpata o, por lo menos, eso me dijo despus. Nada ms.

    Fue un encuentro casual? No quedaron en verse otra vez ms adelante?

    No, slo fue un encuentro casual.

    Ya. La tercera visita fue una mujer. Mrs. Carol Speeder, tambin de Estados Unidos. Cmo ocurri?

    Creo que ella tena algo que ver con la ONU. Haba conocido a Tom en Estados Unidos. Lo telefone desde Londres para decirle que estaba aqu y preguntarle si podramos ir a almorzar con ella algn da.

    Y fueron?

    No.

    Usted no, pero su marido s.

    Qu? Se sobresalt.

    No se lo dijo?

    No.

    Olive Betterton pareca desconcertada e inquieta. El hombre que la interrogaba se compadeci de ella, pero no se abland. Por primera vez le pareci que haba encontrado una pista.

    No lo comprendo dijo ella en tono inseguro. Me parece muy raro que no me dijera nada.

  • Almorzaron juntos en el Dorset, donde se hospedaba Mrs. Speeder, el mircoles doce de agosto.

    El doce de agosto?

    S.

    S, estuvo en Londres por esas fechas. Nunca me dijo nada Se interrumpi para preguntar: Cmo es esa mujer?

    No es nada atractiva, Mrs. Betterton se apresur a responder para tranquilizarla. Una mujer de carrera, de unos treinta y tantos aos, muy competente, pero poco agraciada. No existe el menor indicio de que estuviera en tratos ms ntimos con su marido. Por eso resulta extrao que l no le dijera nada de ese encuentro.

    S, s. Lo comprendo.

    Ahora recapacite con toda atencin, Mrs. Betterton. Observ algn cambio en su marido por esa poca? Digamos a mediados de agosto. Eso debi ser una semana antes del Congreso.

    No, no not nada. Nada destacable.

    Jessop suspir.

    Son el telfono y l atendi la llamada.

    S.

    La voz al otro extremo del hilo anunci:

    Aqu hay un hombre que desea hablar con el que lleva el caso Betterton, seor.

    Cul es su nombre?

    La voz carraspe discretamente.

    Bueno, no estoy muy seguro de cmo se pronuncia, Mr. Jessop. Tal vez sea mejor que lo deletree.

    De acuerdo. Hgalo.

    Escriba las letras en un bloc a medida que le dictaban.

    Polaco? pregunt al final.

    No lo ha dicho, seor. Habla perfectamente ingls, pero con algo de acento.

  • Dgale que espere.

    Muy bien, seor.

    Jessop colg el telfono. Luego mir a Olive Betterton que le miraba callada con una placidez conmovedora. Arranc la hoja del bloc con el nombre escrito y se la tendi.

    Conoce a alguien con este nombre?

    Los ojos de la mujer se abrieron desmesuradamente al verlo. Por un momento pareci asustada.

    S replic. S, lo conozco. Me escribi.

    Cundo?

    Ayer. Es un primo de la primera esposa de Tom. Acaba de llegar al pas. Estaba muy preocupado por la desaparicin de Tom. Me escribi preguntndome si tena alguna noticia y para ofrecerme su ms profunda simpata.

    Nunca haba odo hablar de l antes de ahora?

    Ella mene la cabeza.

    Alguna vez su marido le habl de l?

    No.

    De modo que podra no ser primo de su marido.

    Bueno, supongo que no. Nunca se me haba ocurrido pensarlo. Pareca sobresaltada. Pero la primera esposa de Tom era extranjera. Era hija del profesor Mannheim. Por lo que me dice en su carta, este hombre da la impresin de conocer muy bien todo lo referente a ella y a Tom. Es muy correcta, formal y extranjera. Parece autntica. Y de todas formas, cul sera su intencin, si no es un primo?

    Ah, eso es lo que uno se pregunta siempre. Jessop sonri vagamente. Aqu lo hacemos tanto que la ms pequea cosa se nos hace una montaa!

    S, lo creo. Se estremeci. Es como este despacho suyo en el centro de un laberinto que parece una de esas pesadillas en la que piensas que nunca ms podrs escapar.

    S, la comprendo. Entiendo que pueda producir cierta

  • claustrofobia seal Jessop amablemente.

    Olive Betterton se apart los cabellos de la frente.

    No podr soportarlo mucho tiempo. Eso de permanecer sentada esperando. Quisiera marcharme a alguna parte para cambiar de ambiente. Al extranjero, por ejemplo. A algn sitio donde no me telefoneen constantemente los periodistas, ni me mire la gente. Siempre encuentro amigos que me preguntan si tengo noticias de mi marido. Creo... creo que voy a volverme loca. He intentado ser fuerte, pero es demasiado para m. Mi mdico est de acuerdo conmigo. Dice que debera marcharme unas tres o cuatro semanas fuera. Me ha escrito una carta. Voy a ensersela.

    Revolvi en su bolso hasta dar con un sobre que tendi a Jessop.

    Ah ver lo que dice.

    Jessop tom la carta y la ley.

    S. S, ya veo.

    Volvi a introducir la carta en el sobre.

    As que puedo marcharme? Sus ojos lo observaron inquietos.

    Naturalmente, Mrs. Betterton replic l enarcando las cejas sorprendido. Por qu no?

    Pens que tal vez usted tendra alguna objecin.

    Objecin, por qu? Eso es cosa exclusivamente suya. Podr arreglarlo de modo que pueda comunicarme con usted mientras est ausente, en caso de tener alguna noticia?

    Oh, desde luego!

    Dnde ha pensado ir?

    A algn lugar donde haya mucho sol y pocos ingleses. A Espaa o Marruecos.

    Hermosos lugares. Estoy seguro de le sentar muy bien.

    Oh, gracias! Muchsimas gracias.

    Se puso en pie excitada y gozosa, aunque sin abandonar su nerviosismo.

  • Jessop tambin se levant. Le estrech la mano y llam para que la acompaaran hasta la salida. Luego volvi a ocupar su puesto. Por unos momentos su rostro permaneci tan inexpresivo como antes; luego sonri muy lentamente y cogi el telfono.

    Ahora recibir al comandante Glydr.

  • CAPTULO II

    Comandante Glydr? Jessop vacil al pronunciar aquel nombre.

    S, es difcil. El visitante habl en un tono humorstico. Sus compatriotas durante la guerra me llamaban Glider. Y ahora en Estados Unidos, he cambiado mi nombre por el de Glyn que resulta ms fcil para todos.

    Viene ahora de Estados Unidos?

    S, llegu hace una semana. Es usted, perdneme, Mr. Jessop?

    S.

    El otro lo mir con inters.

    He odo hablar bastante de usted.

    De veras? A quin?

    El hombre sonri.

    Tal vez vayamos demasiado rpido. Antes de que usted me permita hacerle algunas preguntas, quiero presentarle esta carta de la embajada de Estados Unidos.

    Se la entreg con una reverencia. Jessop ley las breves y corteses frases de presentacin y la dej sobre la mesa. Dirigi una mirada apreciativa a su visitante: un hombre alto y muy erguido, de unos treinta aos poco ms o menos. Llevaba el pelo rubio cortado a la moda continental. Su modo de hablar era lento y con un marcado acento extranjero, aunque gramaticalmente correcto.

    Jessop observ que no estaba nervioso o inseguro, algo poco corriente. La mayora de personas que pisaban su oficina estaban nerviosas, excitadas o recelosas. Unas veces se mostraban inquietas y otras vehementes.

    Aqul era un hombre completamente dueo de s mismo, un hombre con cara de pker que saba lo que haca y porqu, y a quien no le resultara fcil engaar para que dijera ms de lo que quera.

    Y en qu podemos servirle? pregunt Jessop cortsmente.

  • He venido a preguntar si tienen alguna noticia de Thomas Betterton, que desapareci recientemente, al parecer, de un modo sensacional. S que no se debe dar pleno crdito a la prensa y por eso pregunt dnde poda obtener informacin digna de confianza. Ellos me dijeron que usted me la dara.

    Lo siento, pero no tengo ninguna noticia concreta de Betterton.

    Pens que tal vez le hubieran enviado al extranjero con alguna misin. Hizo una pausa y agreg de un modo singular: Ya sabe, todo muy secreto.

    Mi querido seor Jessop pareca dolido, Betterton era un cientfico, no un diplomtico o un agente secreto.

    Acepto el reproche. Pero las etiquetas no siempre son correctas. Thomas Betterton y yo ramos primos polticos.

    S. Usted es sobrino del difunto profesor Mannheim.

    Ah, ya lo saba usted. Est muy bien informado.

    La gente pasa por aqu y nos cuenta cosas murmur Jessop. La esposa de Betterton estuvo aqu y me lo dijo. Usted le escribi.

    S, para expresarle mis condolencias y preguntarle si tena nuevas noticias.

    Fue muy atento.

    Mi madre era la nica hermana del profesor Mannheim. Se queran mucho. Cuando era pequeo, estaba casi siempre en casa de mi to en Varsovia y su hija Elsa fue para m como una hermana. Cuando mis padres murieron, fui a vivir con mi to y mi prima. Fueron das muy felices. Luego lleg la guerra, las tragedias, los horrores, de los que es mejor no hablar. Mi to y mi prima Elsa huyeron a Estados Unidos. Yo me un a la Resistencia y, cuando termin la guerra, realic ciertas misiones.

    Una vez fui a Estados Unidos a ver a mi to y a mi prima, eso fue todo. Pero lleg el momento en que mi cometido en Europa termin. Tena intencin de residir permanentemente en Estados Unidos. Esperaba vivir cerca de mi to, mi prima y su marido. Pero, cielos extendi las manos, llego all y me encuentro con que mi to ha muerto, mi prima tambin, y su marido ha venido a este pas y se ha vuelto a casar. De modo que otra vez estoy sin familia. Y luego leo en los peridicos la noticia de la desaparicin del conocido

  • cientfico Thomas Betterton y he venido para ver qu se puede hacer.

    Hizo una pausa y mir interrogativamente a Jessop.

    ste le dirigi una mirada inexpresiva.

    Por qu ha desaparecido, Mr. Jessop?

    Eso es lo que nos gustara saber replic el aludido.

    Quiz usted lo sabe?

    Jessop observ con cierto inters qu fcilmente podan cambiarse los papeles. En aquella habitacin estaba acostumbrado a interrogar a la gente. Aquel desconocido no era el inquisidor.

    Le aseguro que no lo sabemos respondi Jessop sin dejar de sonrer amablemente.

    Pero lo sospechan?

    Es posible que el asunto siga un determinado esquema respondi Jessop con precaucin. Ya haban ocurrido casos de este tipo.

    Lo s. El visitante cit media docena de casos y agreg: Y todos cientficos.

    S.

    Habrn cruzado todos el Teln de Acero?

    Es una posibilidad, pero no lo sabemos.

    Pero se fueron por su propia voluntad?

    Tambin eso es difcil de decir.

    Piensa que no es asunto mo?

    Oh, por favor!

    Pero es cierto. Mi nico inters es Mr. Betterton, crame.

    Me perdonar si le digo que no comprendo del todo su inters. Al fin y al cabo, Betterton slo es pariente suyo por su primer matrimonio. Ni siquiera lo conoca.

    Eso es cierto. Pero, para nosotros, los polacos, la familia es muy importante. Hay ciertas obligaciones. Se puso en pie y se

  • inclin con rigidez. Lamento haber abusado de su tiempo, y le doy las ms expresivas gracias por su amabilidad.

    Jessop se levant.

    Siento no poder ayudarle, pero le aseguro que estamos en la oscuridad ms completa. Si averiguo algo, dnde puedo encontrarlo?

    En la embajada de Estados Unidos me encontrarn. Gracias.

    Se inclin de nuevo cortsmente.

    Jessop toc el timbre. El comandante Glydr sali y l cogi el telfono.

    Dgale al coronel Wharton que venga a mi despacho.

    Cuando Wharton entr en la habitacin, Jessop le dijo:

    Esto empieza a moverse.

    Cmo?

    Mrs. Betterton quiere marchar al extranjero.

    Wharton lanz un silbido.

    A reunirse con su marido?

    Eso espero. Vino provista de una carta de su mdico que le aconseja completo descanso y cambio de aires.

    Esto promete!

    Aunque puede ser cierto, desde luego le advirti Jessop. La simple exposicin de un hecho.

    Aqu nunca adoptamos ese punto de vista replic Wharton.

    No. Debo confesar que ella desempea su papel de un modo convincente. No se descuida ni un momento.

    No habr conseguido nada nuevo en su ltima entrevista, supongo.

    Una ligera pista. Mrs. Speeder, con quin Betterton comi en el Dorset.

    S?

  • No le dijo nada a su esposa.

    Vaya! Wharton reflexion. Usted lo considera un dato revelador?

    Pudiera ser. Carol Speeder fue citada por el Comit de Investigaciones de Actividades Antiamericanas. Sali limpia, pero de todas maneras estuvo, o pensaron que estaba, manchada. Es un posible contacto, el nico de Betterton que hayamos descubierto hasta ahora.

    Y qu hay de los contactos de Mrs. Betterton? Ha tenido alguno ltimamente que le haya instigado a marchar al extranjero?

    Ninguno personal. Ayer recibi una carta de un polaco. Un primo de la primera esposa de Betterton. Ha venido aqu para preguntarme detalles.

    Qu le ha parecido?

    Falso replic Jessop. Todo muy extranjero y correcto, parece autntico, pero su personalidad resulta irreal.

    Cree que es el contacto para sacarla de aqu?

    Podra ser, no lo s. Me intriga.

    Va a vigilarlo de cerca?

    Jessop sonri.

    S. Puls el timbre dos veces.

    La vieja y astuta araa, siempre con sus trucos. Wharton volvi a hablar en serio. Esa mujer ha dicho dnde piensa ir?

    Espaa o Marruecos.

    Suiza no?

    Esta vez no.

    Yo hubiera pensado que Espaa o Marruecos les resultaran ms difciles.

    No debemos menospreciar a nuestros adversarios.

    Wharton manose con desprecio los informes de seguridad.

    Los dos nicos pases en los que Betterton no ha sido visto

  • coment mortificado. Bueno, seguiremos adelante. Dios mo, si fracasamos esta vez...

    Jessop se reclin en su butaca.

    Hace mucho tiempo que no me tomo unas vacaciones coment. Estoy un poco harto de este despacho. Quizs haga un viajecito al extranjero.

  • CAPTULO III

    1

    Pasajeros del vuelo 108 de Air France a Pars. Por aqu, por favor.

    Las personas que aguardaban en la sala de embarque del aeropuerto de Heathrow se pusieron en pie. Hilary Craven cogi el maletn de piel de lagarto para dirigirse con los dems viajeros a la pista. El azote del viento le pareci fro despus del calor de la sala de embarque.

    Hilary se estremeci y se ajust ms el abrigo de piel. Sigui a los otros pasajeros hasta donde aguardaba el avin. Al fin! Se marchaba, hua! Lejos de la tristeza, la soledad y los sufrimientos. Escapaba hacia la luz del sol, el cielo azul y una nueva vida. Dejara atrs todo este lastre, el peso muerto de los sufrimientos y las desilusiones. Subi la escalerilla del avin, inclin la cabeza para entrar y sigui a la azafata hasta su asiento. Por primera vez en muchos meses senta disminuir aquel dolor tan intenso que casi resultaba fsico.

    Tengo que marcharme se dijo esperanzada. Y me marchar.

    El rugido de los motores la excit. Parecan tener algo salvaje. La miseria de la civilizacin es lo peor. Gris y sin esperanza. Pero ahora me escapar.

    El aparato carrete suavemente por la pista.

    Abrchense los cinturones, por favor dijo la azafata.

    El avin vir, encar la pista de despegue y se detuvo aguardando una seal para despegar.

    Tal vez el avin se estrelle pens Hilary. Quiz no llegue a elevarse, entonces sera el fin, la solucin de todo. Nunca conseguir escapar, nunca. Me retendrn aqu como una prisionera.

    Le pareci que llevaban varias horas esperando la orden para despegar con rumbo hacia la libertad. El avin comenz a avanzar.

    Ah, por fin!

    Un rugido final de los motores y el avin carrete cada vez ms deprisa, ms deprisa, a toda velocidad por la pista.

  • No se levantar. No podr, ste es el fin, pens Hilary. Al parecer ya estaban en el aire. No era tanto que el avin tomara altura, sino ms bien que la tierra se iba alejando, hundindose, dejando sus problemas, contrariedades y desilusiones debajo de la criatura que orgullosamente se elevaba entre las nubes. Y continuaron subiendo, trazando un crculo sobre el aeropuerto, que ahora pareca de juguete. Diminutas carreteras y trenes en miniatura. Un ridculo mundo infantil donde la gente amaba, odiaba y destrozaba sus corazones. Ninguno de sus habitantes tena importancia ahora, tan pequeos, absurdos e insignificantes. Luego las nubes formaron una masa de un gris blanquecino y le impidieron la visin.

    Deban estar volando sobre el Canal. Hilary se reclin en el asiento y cerr los ojos. Escapar. Escapar. Haba abandonado Inglaterra, a Nigel y al pequeo y triste montculo que era la tumba de Brenda. Abri los ojos para volver a cerrarlos con un profundo suspiro. Se durmi.

  • 2

    Cuando Hilary despert, el avin iniciaba el descenso.

    Pars, pens Hilary mientras se sentaba y recoga su bolso. Pero no era Pars. La azafata recorri el pasillo diciendo en tono alegre y como si se dirigiera a una clase de prvulos:

    Vamos a aterrizar en Beauvais porque la niebla es muy espesa en Pars.

    Su tono pareca decir: No os parece divertido, nios?

    Hilary mir por la ventanilla. Se vea muy poco. Beauvais tambin apareca cubierto de niebla. El avin volaba en crculos. Tard un rato en tomar tierra. Luego los pasajeros fueron conducidos a travs de niebla fra y hmeda hasta un rstico edificio de madera, donde haba algunas sillas y un gran mostrador.

    Hilary se senta deprimida, pero trat de animarse. Un hombre que estaba prximo a ella murmur:

    Un viejo aerdromo de la guerra. Aqu no hay calefaccin ni comodidades. Afortunadamente, como es francs, nos servirn algo de beber.

    Casi inmediatamente apareci un hombre con varias llaves y no tardaron en servirles distintas bebidas alcohlicas para levantarles la moral. Las copas ayudaron a entretener la larga e irritante espera.

    Transcurrieron varias horas. Otros aviones aparecieron entre la niebla y aterrizaron, desviados de su destino: Pars. La reducida sala no tard en quedar repleta de gente irritada que protestaba por la demora y el fro.

    A Hilary todo aquello le pareca irreal. Era como si estuviera soando y su sueo la protegiera de la realidad.

    Aquello era slo un retraso. Cuestin de esperar. Segua su viaje, su viaje hacia la libertad. Continuaba escapando de todo. Iba de camino al lugar donde comenzara una nueva vida. Conserv el nimo y lo mantuvo durante la larga y fatigosa espera y los momentos de confusin cuando se anunci, mucho despus de oscurecer, que haban llegado los autobuses que los conduciran a Pars.

    Hubo un gran revuelo. Idas y venidas, pasajeros, pilotos,

  • mozos que llevaban los equipajes a toda prisa y chocaban en la oscuridad. Al fin, Hilary se encontr con los pies y las piernas heladas, en un lento autobs camino de Pars en medio de la niebla.

    Fue un largo y tedioso recorrido de cuatro horas. Era medianoche cuando llegaron a Les Invalides e Hilary agradeci poder recoger su equipaje y dirigirse al hotel donde le haban reservado habitacin. Estaba demasiado cansada para comer, de modo que tom un bao caliente y se derrumb en la cama.

    El avin para Casablanca sala de Orly a las diez y media de la maana siguiente, pero cuando llegaron a Orly, todo era confusin. Muchos aviones permanecan en tierra en distintas partes de Europa. Las llegadas y las salidas haban sufrido considerables retrasos.

    Un empleado del mostrador de embarque le coment muy nervioso:

    Es imposible que madame salga en el avin en el que haba reservado billete! Se han tenido que cambiar todos los horarios. Si madame quiere sentarse unos momentos es posible que todo se arregle.

    Al fin la llamaron para comunicarle que haba una plaza en el avin a Dakar y que normalmente no haca escala en Casablanca, pero que lo hara en esta ocasin.

    Si toma este avin, slo llegar con tres horas de retraso. Eso es todo, madame.

    Hilary se avino sin la menor protesta y el empleado pareci sorprendido y, desde luego, encantado por su actitud.

    Madame, no tiene idea de las dificultades que me han puesto esta maana le dijo. Enfin, los viajeros son muy poco razonables. No fui yo quien puso la niebla! Naturalmente eso produjo las alteraciones. Pero yo digo que uno debe afrontar las contrariedades de buen humor, por desagradable que resulte tener que alterar los propios planes. Aprs tout, madame, qu importa un pequeo retraso de una, o dos, o tres horas? A quin le puede importar en qu avin llega a Casablanca?

    No obstante, precisamente aquel da importaba mucho ms de lo que crea el francs cuando pronunci aquellas palabras. Porque, cuando Hilary finalmente lleg por fin y pis la pista iluminada por el sol, el mozo que caminaba junto a ella empujando el carretn de los equipajes coment:

  • Ha tenido mucha suerte de no haber tomado el avin anterior a ste, el del vuelo regular a Casablanca, madame.

    Por qu? le pregunt ella. Qu ha ocurrido?

    El mozo mir inquieto a su alrededor. Pero, al fin y al cabo, la noticia no poda quedar en secreto. Se inclin hacia ella y, bajando la voz, le inform:

    Mauvaise affaire! Se estrell al aterrizar. El piloto y el navegante, as como la mayora de pasajeros, han muerto. Se salvaron cuatro o cinco y los han llevado al hospital. Algunos estn muy graves.

    La primera reaccin de Hilary fue de furia.

    Por qu no viajara yo en ese avin? se pregunt. De haberlo hecho, ahora todo habra terminado. Estara muerta. No ms quebraderos de cabeza, no ms sufrimientos. En cambio, las personas que volaban en l queran vivir y a m no me importa. Por qu no me habr sucedido a m?

    Pas la Aduana, mero trmite, y se dirigi al hotel. Era una tarde radiante y el sol comenzaba a ponerse. La luz dorada y el aire difano eran como los haba imaginado. Al fin haba llegado! Haba abandonado la niebla, el fro y la oscuridad de Londres, dejado atrs las penas, las indecisiones y los sufrimientos. Aqu senta palpitar la vida, el calor y la luz del sol.

    Atraves su dormitorio, abri las persianas de par en par y contempl la calle. S, era todo tal como se lo haba imaginado. Se apart de la ventana y fue a sentarse en la cama. Escapar, escapar! sa era la idea que no se apartaba de su mente desde que dejara Inglaterra. Escapar. Escapar. Y ahora comprenda, con una frialdad terrible y aplastante, que no exista escape posible.

    Todo era exactamente igual aqu que en Londres. Hilary Craven era la misma, y era de Hilary Craven de quien quera escapar. Hilary Craven era la misma en Marruecos que en Londres.

    Qu tonta he sido musit. Qu tonta soy! Cmo pude creer que me sentira de otro modo si me iba de Inglaterra?

    La tumba de Brenda, aquel pattico montoncito de tierra, estaba en Inglaterra, y Nigel no tardara en casarse en Inglaterra con su nueva novia. Por qu imagin que esas dos cosas le importaran menos aqu? Deseos tontos. Bueno, ahora ya haba llegado y deba enfrentarse con la realidad. Una realidad que no podra soportar, y

  • que no soportara. Hay cosas que se soportan mientras existe una razn para sufrirlas. Soport su larga enfermedad, el abandono de Nigel y las circunstancias crueles y brutales en las que ocurri. Haba soportado todas aquellas cosas porque estaba Brenda. Luego vino la larga y lenta batalla por la vida de Brenda, y la derrota final. Ahora ya no le quedaba nada por qu vivir. Y aquel viaje hasta Marruecos se lo haba demostrado. En Londres sinti la extraa sensacin de que, si se marchaba a otro sitio, podra olvidar el pasado y comenzar de nuevo. Y por eso emprendi el viaje hasta este lugar nuevo para ella y que posea las cualidades que tanto le agradaban: mucho sol, aire puro y otras gentes y costumbres sin la menor relacin con su pasado. Pens que aqu las cosas seran distintas y eran las mismas. Los hechos eran sencillos e innegables.

    Ella, Hilary Craven, no senta el menor deseo de seguir viviendo. As de sencillo.

    Si la niebla no hubiera desviado su camino, si hubiera tomado el avin en el que tena plaza, ahora su problema quiz estara ya resuelto. Su cuerpo estara en cualquier morgue francesa. Un cuerpo destrozado con el alma en paz, libre de sufrimientos. Bueno, poda llegar al mismo fin, pero de un modo bien distinto. Le hubiera resultado muy sencillo de haber llevado consigo pastillas para dormir. Record la respuesta del doctor Grey y la extraa expresin de su rostro cuando se las pidi.

    Es mejor que no tome nada. Debe aprender a dormir sin la ayuda de somnferos. Puede que al principio le cueste, pero ya se acostumbrar.

    Qu extraa expresin la de su rostro! Habra sabido o sospechado que llegara a aquel extremo? Se puso en pie con decisin. Ahora mismo buscara una farmacia.

  • 3

    Hilary siempre haba imaginado que era fcil adquirir drogas en las ciudades extranjeras. Con sorpresa comprob que no era as. El primer farmacutico slo le vendi dos dosis. Para ms cantidad, le dijo, deba presentarle una receta mdica. Ella le dio las gracias con una sonrisa indiferente. Sali de la farmacia con tanta prisa que tropez con un joven alto y expresin solemne que se disculp en ingls. Ella le oy pedir un tubo de pasta dentfrica.

    En cierto modo le hizo gracia. Pasta dentfrica. Le pareci tan ridculo, tan normal, tan cotidiano. Luego sinti una aguda punzada, porque la marca que haba pedido era la preferida de Nigel. Cruz la calle y entr en otra farmacia. Cuando regres al hotel haba recorrido cuatro farmacias. Le pareci divertido que en la tercera se volviese a encontrar con el joven de cara de bho preguntando nuevamente por la misma marca de dentfrico que, sin duda, no era muy corriente en las farmacias francesas de Casablanca.

    Hilary se sinti casi optimista mientras se cambiaba el vestido y se maquillaba para bajar a cenar. Baj lo ms tarde posible, porque no deseaba encontrar a ninguno de sus compaeros de viaje o a la tripulacin del avin, cosa poco probable porque el avin haba continuado hasta Dakar y ella era la nica que haba desembarcado en Casablanca.

    El restaurante estaba casi vaco, aunque advirti que aquel joven ingls estaba terminando de cenar en una mesa junto a la pared. Pareca muy absorto en la lectura de un peridico francs.

    Hilary pidi una buena cena y media botella de vino. Se senta excitada. Y qu es esto al fin y al cabo, sino mi ltima aventura?, pens. Luego orden que le subieran a su habitacin una botella de agua de Vichy y, despus del ltimo bocado, se retir.

    El camarero le trajo el Vichy, destap la botella, la dej sobre la mesa y, tras desearle buenas noches, abandon la habitacin. Hilary exhal un suspiro de alivio. En cuanto cerr la puerta de la habitacin, ech la llave. Sac del cajn del tocador los cuatro paquetitos que haba comprado en las farmacias y los desenvolvi. Puso las pastillas sobre la mesa y se sirvi un vaso de agua de Vichy. Slo tena que tragarlas con un poco de agua.

    Se desnud, se puso la bata y volvi a sentarse. El corazn le lata ms deprisa. Sinti algo parecido al miedo, pero su temor era en parte fascinacin y no del que le hubiera tentado a abandonar su

  • plan. Estaba muy tranquila. sta era la huida final, la verdadera. Mir al escritorio, dudando entre dejar o no una nota. Decidi no hacerlo. No tena parientes ni amigos ntimos, nadie de quien despedirse. Y en cuanto a Nigel, no deseaba cargarle de intiles remordimientos en el supuesto caso de que los sintiera al recibir su nota. Seguramente Nigel leera en los peridicos que una tal Mrs. Hilary Craven haba fallecido de resultas de haber ingerido una sobredosis de somnferos en la habitacin de un hotel de Casablanca., Sera una noticia breve. Pensara: Pobre Hilary, qu mala suerte! Y en el fondo probablemente se sentira aliviado, porque adivinaba que le pesaba la conciencia, y Nigel era un hombre que deseaba sentirse tranquilo.

    Nigel le pareca ya muy lejano e insignificante. No haba nada ms que hacer. Se tomara las pastillas y luego a dormir. Un sueo del que no despertara. No tena, o eso pensaba, ningn sentimiento religioso. La muerte de Brenda haba terminado con todo aquello.

    De modo que no tena nada ms en qu pensar. Una vez ms era una viajera como lo fuera en el aeropuerto de Heathrow. Una viajera que aguardaba partir con destino desconocido, sin el engorro del equipaje, ni molestas despedidas. Por primera vez en su vida era libre, completamente libre para actuar como deseaba.

    El pasado ya no contaba para ella. Aquel dolor punzante de sus horas de insomnio haba desaparecido. S, ligera, libre, sin estorbos. Dispuesta a emprender su nuevo viaje.

    Extendi la mano para coger la primera pastilla y, al hacerlo, oy unos discretos golpes en la puerta. Hilary frunci el entrecejo y se qued con la mano detenida en el aire. Quin sera? La doncella? No, la cama ya estaba preparada. Quizs algn trmite del pasaporte. Se encogi de hombros. No contestara. Por qu iba a preocuparse? Fuera quien fuese, ya volvera en otra ocasin.

    Volvieron a llamar, esta vez algo ms fuerte, pero Hilary no se movi. No sera tan urgente y, de todas formas, pronto desistiran.

    Miraba fijamente la puerta y de pronto se qued asombrada. La llave giraba lentamente y vio como sala de la cerradura y caa al suelo con un ruido metlico. Luego se abri la puerta y entr un hombre: el joven de rostro de bho que estaba comprando dentfrico. Hilary lo mir demasiado asombrada para poder hacer o decir nada. El joven se volvi para cerrar la puerta, recogi la llave, la puso de nuevo en la cerradura y cerr. Luego se acerc a ella y tom asiento al otro lado de la mesa.

    Mi nombre es Jessop dijo.

  • Ella lo consider una observacin incongruente. A Hilary se le subieron los colores. Se inclin hacia l y replic furiosa:

    Qu cree que est haciendo aqu?

    l la mir muy serio y parpade.

    Es curioso. Yo he venido a preguntarle lo mismo. Dirigi una mirada de soslayo a las pastillas.

    No s lo que quiere decirreplic Hilary, tajante.

    Oh, s que lo sabe!

    Hilary busc desesperadamente una respuesta. Quera decir tantas cosas: expresar su indignacin, ordenarle que saliera de la habitacin. Pero, extraamente, le venci la curiosidad. La pregunta sali de sus labios con tal naturalidad que apenas se dio cuenta de haberla hecho.

    Esa llave ha girado sola en la cerradura?

    Ah, eso! El joven mostr una sonrisa infantil que transform su rostro. Meti la mano en el bolsillo y sac un instrumento metlico que le tendi para que lo examinara.

    Ah tiene. Es una herramienta muy til. Se introduce en la cerradura desde fuera, agarra la llave y la hace girar. Volvi a cogerla de manos de Hilary y la guard. Los ladrones la utilizan.

    De modo que es usted un ladrn?

    No, no, Mrs. Craven, no me hace justicia. Yo llam. Los ladrones no llaman. Y luego, cuando me pareci que no iba a abrir, utilic esto.

    Pero, por qu?

    De nuevo la mirada del visitante se pos en las pastillas.

    Yo de usted no lo hara. No es como usted cree. Usted se imagina que slo es cuestin de acostarse y no volver a despertar, pero no es as. Los efectos son muy desagradables. Algunas veces aparecen convulsiones, y otras erupciones en la piel. Si es resistente a la droga, tarda mucho tiempo en hacer efecto, y entonces alguien llega a tiempo y le hacen multitud de cosas desagradables: Lavados de estmago. Aceite de ricino, caf caliente, bofetadas, todo muy indigno, se lo aseguro.

  • Hilary se reclin en su silla con los prpados entrecerrados. Apret los puos y se oblig a sonrer.

    Qu ridculo es usted! Se imagina que iba a suicidarme o algo por el estilo?

    No slo lo imagino respondi Jessop, estoy completamente seguro. Estaba en la farmacia cuando usted entr, comprando pasta dentfrica. No tenan la marca que quera, de modo que fui a otra y all estaba usted pidiendo ms pastillas para dormir. Bueno, lo encontr un poco extrao, de modo que la segu. Compr todas esas pastillas en distintos sitios. Eso slo poda significar una cosa.

    Su tono era amistoso, desenvuelto, pero convencido. Ella abandon todo fingimiento.

    Entonces, no considera una impertinencia intolerable por su parte pretender impedrmelo?

    l reflexion unos instantes y al fin mene la cabeza.

    No, sta es una de esas cosas que usted no debe hacer. No s si me comprende.

    Usted puede impedrmelo de momento replic Hilary con viveza. Quiero decir que puede llevarse las pastillas, tirarlas por la ventana o lo que le parezca, pero no podr impedir que compre ms otro da, o que me arroje desde el ltimo piso o me tire a la va del tren.

    El joven consider este punto.

    Estoy de acuerdo con usted. No puedo impedir que haga ninguna de esas cosas. Pero est la cuestin de si las har. Maana, quiero decir.

    Usted cree que maana pensar de otro modo? pregunt Hilary con cierta amargura en su voz.

    Ocurre replic Jessop, casi disculpndose.

    S, es posible Hilary medit un instante. Cuando se hacen las cosas en un momento de acaloramiento. Pero si lo decides en fro, es muy distinto. No tengo nada por lo que vivir.

    Jessop lade la cabeza y parpade como un bho.

    Interesante observ.

  • No, en absoluto. No soy una mujer interesante. Mi marido, a quien yo amaba, me abandon, y mi nica hija muri de meningitis. No tengo parientes ni amigos ntimos. Tampoco ninguna vocacin, ni arte, ni oficio, ni trabajo que me guste hacer.

    Es duro. dijo Jessop comprensivo, y agreg con cierta vacilacin: Entonces no considera que obra mal.

    Por qu sera malo? replic Hilary con calor. Es mi vida.

    Oh, s, s! se apresur a responder Jessop. No es que yo sea un gran moralista, pero hay gente que considera que eso est mal.

    Yo no soy de sas replic Hilary.

    Desde luego dijo Jessop, que la mir con expresin pensativa.

    Entonces puede que ahora, mster...

    Jessop.

    En ese caso, tal vez ahora quiera dejarme sola.

    El intruso mene la cabeza.

    Todava no. Me interesa saber lo que haba detrs de todo esto. Y ahora ya lo s, no es cierto? Usted no siente inters por la vida, no desea seguir viviendo y le seduce la idea de morir.

    S.

    Bien respondi Jessop alegremente, ahora sabemos dnde estamos. Damos un paso ms. Tiene que ser con somnferos?

    Qu quiere usted decir?

    Bueno, ya le he dicho que no son tan romnticos como parecen. Y arrojarse desde lo alto de un edificio tampoco es demasiado agradable. No siempre se muere en el acto. Y lo mismo digo de dejarse aplastar por un tren. Lo que quiero decir es que hay otros medios.

    No le comprendo.

    Le sugiero otro sistema. Un mtodo ms deportivo, la verdad, y adems emocionante. Le ser sincero. Slo hay una posibilidad entre cien de que no muera. Pero no creo que, dadas las

  • circunstancias, le importe mucho.

    No tengo la menor idea de lo que me est hablando.

    Claro que no! exclam Jessop. Todava no he comenzado a explicarlo. Me temo que primero tendr que hacer un poco de historia. Puedo empezar?

    Supongo que s.

    Jessop hizo caso omiso de su irona y comenz con su peculiar estilo:

    Usted es de esa clase de mujeres que lee los peridicos y se mantiene al corriente de la actualidad. Y habr ledo la noticia de la desaparicin de varios cientficos. Un italiano har cosa de un ao, y hace unos dos meses un joven cientfico llamado Thomas Betterton.

    Hilary asinti.

    S, lo le en la prensa.

    Hay bastante ms de lo que apareci en los peridicos. Han desaparecido otras personas y no siempre fueron cientficos. Algunos de ellos jvenes que estaban trabajando en importantes investigaciones mdicas. Otros qumicos, algunos fsicos y un abogado. Unos cuantos de aqu, de all y de todas partes. El nuestro es un pas libre. Uno se puede marchar si quiere. Pero en estas peculiares circunstancias tenemos que saber por qu se han marchado estas personas, dnde fueron, y tambin es importante cmo se fueron. Se fueron por su propia voluntad? Los secuestraron? Los chantajearon? Qu ruta tomaron? Qu clase de organizacin interviene en esto, y cul es su objetivo? Montones de preguntas. Queremos las respuestas. Usted podra ayudarnos a encontrarlas.

    Hilary lo mir estupefacta.

    Yo? Cmo? Por qu?

    Voy a referirme al caso particular de Thomas Betterton. Desapareci en Pars har unos dos meses. Dej a su esposa en Inglaterra. Estaba desolada, o por lo menos as lo dijo. Jur no tener la menor idea de por qu se haba ido, o dnde y cmo. Puede ser o no cierto. Algunas personas, y le digo que yo soy una de ellas, creen que no es verdad.

    Hilary se reclin en su silla. A pesar suyo se iba interesando.

  • Sometimos a Mrs. Betterton a una discreta vigilancia continu Jessop. Har unos quince das vino a verme y me dijo que el doctor le haba ordenado marchar al extranjero para gozar de un reposo absoluto y distraerse un poco. No tena nada que hacer en Londres, donde la gente no dejaba de importunarla: periodistas, parientes, amigos.

    Me lo imagino dijo Hilary secamente.

    S, una lata. Es natural que quisiera marcharse una temporada.

    Muy lgico.

    Pero en nuestro departamento somos muy mal pensados. Desconfiamos de todo. Decidimos no perder de vista a Mrs. Betterton. Ayer sali de Inglaterra y vino a Casablanca.

    Casablanca?

    S, de camino hacia otros lugares de Marruecos. Todo a la vista, con un plan trazado y reservas con antelacin. Pero es posible que este viaje de Mrs. Betterton a Marruecos termine llevndola a lo desconocido.

    Hilary se encogi de hombros.

    No veo como encajo en todo esto.

    Jessop sonri.

    Encaja porque tiene una esplndida cabellera roja, Mrs. Craven.

    Cabellera?

    S. Es el rasgo ms sobresaliente de Mrs. Betterton: su cabellera. Quiz se ha enterado de que el avin anterior al suyo se estrell al aterrizar.

    S. Yo deba haber estado en ese avin. Tena reservado billete.

    Muy interesante. Bien, Mrs. Betterton iba en ese avin, pero no ha muerto. La sacaron con vida de los restos del aparato y ahora est en el hospital, aunque segn los mdicos no llegar a maana.

    Una pequea luz se hizo en el cerebro de Hilary, que le mir interrogativamente.

  • S dijo Jessop, tal vez vea la forma de suicidio que le ofrezco. Sugiero que Mrs. Betterton contine su viaje. Le propongo que se convierta usted en Mrs. Betterton.

    Pero sin duda eso es imposible. Quiero decir que ellos en seguida se darn cuenta de que yo no soy Mrs. Betterton.

    Jessop lade la cabeza.

    Eso, desde luego, depende enteramente de quines sean ellos. Es un trmino muy vago. Quines son ellos? Existen unas personas que son ellos? Lo ignoramos. Pero puedo decirle una cosa. Si aceptamos la explicacin ms popular sobre quienes son ellos, entonces esas personas trabajan en clulas muy aisladas. Lo hacen por su propia seguridad. Si el viaje de Mrs. Betterton tiene un propsito y ha sido planeado, entonces las personas que acten aqu no sabrn nada de ella. En el momento convenido y en determinado sitio se pondrn en contacto con cierta mujer y continuarn desde aqu. La descripcin que aparece en el pasaporte de Mrs. Betterton es la siguiente: Estatura cinco pies y siete pulgadas, pelirroja, ojos azules, boca mediana, sin marcas visibles.

    Pero las autoridades de aqu, sin duda...

    Por ese lado no tiene que preocuparse. Los franceses han perdido algunos cientficos y qumicos muy valiosos. Cooperarn. La pelcula es la siguiente: Mrs. Betterton, que sufre una conmocin, es llevada al hospital. Mrs. Craven, otra pasajera del avin siniestrado, ingresa en el mismo hospital. Al cabo de uno o dos das Mrs. Craven morir en el hospital y Mrs. Betterton ser dada de alta. No est del todo repuesta de la conmocin, pero s en condiciones de continuar su viaje. La catstrofe ha sido autntica, la conmocin tambin y adems le proporcionar una buena excusa para muchas cosas, como algn lapsus de memoria y cierto comportamiento extrao.

    Qu locura! exclam la joven.

    S, es una locura. Es una empresa difcil y, si nuestras sospechas son acertadas, la matarn. Ya ve que le soy franco, pero segn usted, est dispuesta a morir. Y entre arrojarse a la va del tren o algo por el estilo, yo dira que esto le resultar mucho ms divertido.

    De repente y contra todo pronstico, Hilary se ech a rer.

    Creo que tiene usted razn.

    Lo har?

  • S, por qu no?

    En ese caso dijo Jessop, irguindose en su asiento con bro, no hay tiempo que perder.

  • CAPTULO IV

    1

    No es que hiciera fro en el hospital, pero causaba esa sensacin. Ola a desinfectante. De vez en cuando se oa el tintineo de cristales e instrumental de los carritos de ciruga en el pasillo. Hilary Craven estaba sentada junto a una cama.

    Olive Betterton yaca en la cama con la cabeza vendada. Haba una enfermera a un lado de la cama y un mdico en el otro. Jessop ocupaba una silla en un rincn. El doctor le habl en francs.

    No tardar mucho. El pulso es mucho ms dbil.

    No recobrar el conocimiento?

    Eso no puedo decirlo contest el francs encogindose de hombros. Es posible que s, al final.

    No puede hacer nada... algn estimulante?

    El doctor mene la cabeza y se march, seguido de la enfermera, que fue reemplazada por una monja que se coloc a la cabecera de la cama, donde permaneci pasando las cuentas del rosario. Hilary mir a Jessop y se acerc a l obedeciendo a su gesto.

    Ha odo lo que ha dicho el doctor? le pregunt l en voz baja.

    S. Qu quiere preguntarle?

    Quiero que obtenga toda la informacin posible, cualquier contrasea, seales, mensajes, todo. Comprende? Es ms probable que le hable a usted que a m.

    Quiere usted que traicione a alguien que se est muriendo? dijo Hilary con repentina emocin.

    Jessop lade la cabeza como un bho.

    Es eso lo que piensa?

    S.

    Muy bien. La mir pensativo. Haga y diga lo que le parezca. Yo no puedo tener escrpulos! Lo comprende?

    Desde luego, es su deber. Usted puede hacerle tantas

  • preguntas como desee, pero no me pida que yo lo haga.

    Usted es un agente libre.

    Hay otra cuestin que debemos discutir. Hemos de decirle que se est muriendo?

    No lo s. Tendr que pensarlo.

    Ella asinti y volvi junto a la cama. Ahora senta una profunda compasin por aquella mujer agonizante, una mujer que se diriga al encuentro del hombre amado. O estaban todos equivocados? Haba venido a Marruecos simplemente en busca de solaz, a pasar el tiempo hasta tener noticias definitivas de si su marido estaba vivo o muerto? Hilary hubiera querido saberlo.

    Pasaba el tiempo. Haban pasado casi dos horas cuando ces el chasquido de las cuentas del rosario y la monja dijo con voz suave e impersonal:

    Ha experimentado un cambio. Creo que se acerca el fin. Voy a buscar al doctor.

    Sali de la habitacin. Jessop se acerc a la cama y no se apart de la pared de modo que quedaba fuera del campo visual de Mrs. Betterton. Sus prpados se agitaron y acabaron por abrirse. Los ojos azules se fijaron en Hilary. Los cerr para volverlos a abrir en seguida y en su mirada apareci un ligero aire de perplejidad.

    Dnde...?

    La palabra se escap de sus labios resecos en el momento en que entraba el mdico. Le tom el pulso sin dejar de mirarla.

    Est en el hospital, madame le dijo. El avin sufri un accidente.

    El avin?

    Repiti sus palabras con voz apenas perceptible.

    Hay alguien a quien desee ver en Casablanca? Algn mensaje que quiera enviar?

    Su mirada se fij dolorosamente en el rostro del doctor.

    No.

    Volvi a mirar a Hilary.

  • Quin...?

    Hilary se inclin sobre ella y habl con suma claridad.

    Yo tambin vine de Inglaterra en avin. Si hay algo que pueda hacer por usted, dgamelo, por favor.

    No, nada. A menos...

    Qu?

    Nada.

    Volvi a parpadear y entrecerr los ojos. Hilary alz la cabeza, su mirada se cruz con la imperiosa mirada de Jessop. Mene la cabeza con energa.

    Jessop se adelant para colocarse junto al doctor. La moribunda abri los ojos. En su mirada apareci una expresin de reconocimiento.

    A usted lo conozco.

    S, Mrs. Betterton, me conoce. Quiere decirme alguna cosa de su marido?

    No.

    Los prpados cayeron sobre sus cansados ojos. Jessop, dando media vuelta, abandon la habitacin. El doctor mir a Hilary,

    C'est la fin! dijo en un susurro.

    La mujer volvi a abrir los ojos. Su dolorida mirada recorri el cuarto hasta fijarse en Hilary. Olive Betterton hizo un ligero gesto y la joven instintivamente tom aquella mano blanca y fra entre las suyas. El mdico se encogi de hombros y se despidi con una leve reverencia. Las dos mujeres se quedaron solas. Olive Betterton intentaba hablar.

    Dgame, dgame...

    Hilary comprendi lo que le preguntaba y repentinamente supo cmo actuar. Se inclin decidida sobre la moribunda.

    S dijo en voz clara, se est usted muriendo. Es eso lo que quera saber, no es cierto? Ahora, esccheme. Voy a tratar de llegar hasta su marido. Quiere enviarle algn mensaje por si tengo xito?

  • Dgale... dgale que tenga cuidado. Boris... Boris es peligroso.

    Su voz volvi a apagarse en un suspiro. Hilary se inclin todava ms.

    Hay algo que pueda ayudarme en mi viaje? Para ayudarme a ponerme en contacto con su marido.

    Nieve.

    La palabra son tan leve que intrig a Hilary. Nieve? Nieve? La repiti sin comprender. Una risita dbil, fantasmal, sali de los labios de Olive Betterton, seguida de unas palabras apenas perceptibles.

    Snow, snow, beautiful snow! You slip on a lump, and over you go!1

    Repiti la ltima palabra.

    Go, go? Vaya y dgale lo de Boris. Yo no lo creo. No quera creerlo. Pero tal vez es cierto. Si es as... si es as... Una mirada agonizante apareci en los ojos de Olive. Tenga cuidado.

    Un ruido extrao, que son como un castaeteo, sali de su garganta. Sus labios se contrajeron.

    Olive Betterton haba muerto.

    1 Nieve, nieve, hermosa nieve! Resbalas en una bola y all vas! (N. del T.)

  • 2

    Los cinco das siguientes fueron mentalmente extenuantes, aunque fsicamente inactivos. Confinada en una habitacin del hospital, Hilary se puso a trabajar. Cada noche pasaba un examen de lo que haba aprendido durante el da. Todos los detalles de la vida de Olive Betterton de que disponan, se ponan por escrito y ella tena que aprenderlos de memoria. Las casas en las que haba vivido, las asistentas que acudan a limpiarla, sus parientes, el nombre de su perro y el de su canario; cada detalle de los seis meses de vida matrimonial con Thomas Betterton. Su boda, los nombres de las damas de honor, sus vestidos. Los dibujos de las cortinas, las alfombras y los tapizados. Los gustos de Olive Betterton, sus predilecciones y sus actividades diarias. Sus preferencias en alimentos y bebidas. Hilary se qued maravillada de la cantidad de informaciones, aparentemente insignificantes, que haban reunido. En cierta ocasin le dijo a Jessop:

    Algo de todo esto es importante?

    Probablemente no replic l sin inmutarse. Pero usted tiene que convertirse en el personaje original. Imagnese que es escritora y que est escribiendo una novela cuya protagonista es una mujer. Se llama Olive. Usted describe escenas de su niez, de su adolescencia. Luego su matrimonio, la casa en que vive. Mientras lo hace, ella se va convirtiendo en un ser real para usted. Luego repite la experiencia, pero esta vez como si escribiera una autobiografa. La escribe en primera persona. Comprende lo que quiero decir?

    Hilary asinti lentamente, impresionada a pesar suyo.

    No puede creerse Olive Betterton hasta que sea Olive Betterton. Sera mucho mejor si tuviera tiempo para aprenderlo todo, pero no lo tenemos. De modo que tengo que empacharla como a un estudiante que se presenta a un examen difcil e importante. Y agreg: Gracias a Dios, posee usted una inteligencia despierta y una buena memoria.

    Las descripciones que aparecan en los pasaportes de Olive Betterton e Hilary Craven eran casi idnticas, pero los dos rostros eran completamente distintos. Olive Betterton haba tenido una belleza vulgar e insignificante. Obstinada, pero no inteligente. En cambio, el rostro de Hilary tena fuerza y una cualidad intrigante. La mirada de los ojos azules, debajo de las oscuras cejas mostraba inteligencia y viveza. Su boca se curvaba hacia arriba en una lnea amplia y generosa. El corte de su mentn era perfecto. Un escultor

  • hubiera considerado interesantes los rasgos de su rostro.

    Aqu hay pasin y cerebro pens Jessop. Y en alguna parte reprimido, pero no muerto, hay un espritu alegre y resuelto que disfruta de la vida y busca la aventura.

    Lo conseguir. Es una buena discpula.

    Este desafo a su intelecto y a su memoria haban estimulado a la joven. Se iba sintiendo interesada, y deseaba tener xito en su empresa. Se le ocurrieron un par de objeciones y las comunic a Jessop.

    Usted dice que me aceptarn como Olive Betterton. Que ignoran que aspecto tiene, excepto a grandes rasgos. Pero, cmo puedo estar segura?

    No podemos estar seguros de nada. Jessop se encogi de hombros. Pero sabemos bastante bien cmo funcionan estas cosas y, al parecer internacionalmente, existe muy poca comunicacin entre un pas y otro, La verdad es que eso representa una gran ventaja para ellos. Si conseguimos descubrir un eslabn dbil en Inglaterra, y le aseguro que siempre hay un punto dbil en todas las organizaciones, ese eslabn de la cadena no sabe nada de lo que ocurre en Francia, Italia o Alemania, o donde sea, y nos estrellamos contra un muro. Ellos slo saben su pequeo papel en el esquema general y nada ms. Lo mismo ocurre en todas partes. Jurara que la clula que opera aqu lo nico que sabe de Olive Betterton es que llegar en tal avin y que hay que darle tales instrucciones. Comprenda, ella no es importante. Si piensan conducirla hasta su marido, es porque l quiere que se la lleven y porque ellos creen que trabajar mejor tenindola a su lado. Ella es un mero pen en el juego.

    Tambin debe recordar que la idea de sustituir a Olive Betterton ha sido una improvisacin ocasionada por el accidente del avin y el color de sus cabellos. Nuestro plan era seguir a Olive Betterton y averiguar dnde iba, cmo y a quin encontraba. Y eso es lo que esperarn los del bando contrario.

    Y no lo han intentado antes? pregunt Hilary.

    S, se intent en Suiza con gran discrecin. Y fue un fracaso en cuanto se refiere a nuestro principal objetivo. Si alguien se puso en contacto con ella all, lo ignoramos. De modo que el contacto debi ser muy breve. Naturalmente, ellos esperarn que alguien siga los pasos a Olive Betterton. Estarn preparados para eso. A nosotros nos corresponde realizar el trabajo ms a conciencia que la ltima vez.

  • Tenemos que intentarlo y ser ms astutos que nuestros adversarios.

    De modo que ustedes me seguirn?

    Desde luego.

    Cmo?

    l mene la cabeza.

    No se lo dir. Es mucho mejor para usted no saberlo. Lo que no sepa no podr contarlo.

    Usted cree que lo dira?

    Jessop volvi a adoptar la expresin de bho.

    Ignoro lo buena actriz que es usted, si sabe mentir. No es fcil, comprenda. No se trata de decir algo indiscreto. Puede ser cualquier cosa: un repentino sobresalto; una pausa momentnea en una accin, por ejemplo, encender un cigarrillo; reconocer un nombre o un amigo. Podra disimular fcilmente, pero un solo instante de vacilacin sera suficiente.

    Eso significa estar en guardia en todo momento.

    Exacto. Mientras tanto, seguiremos con las lecciones. Es como volver a la escuela, no le parece? Ahora que conoce bastante bien a Olive Betterton, pasemos a otra cosa algo distinta.

    Claves, contraseas, respuestas, situaciones cambiantes. La leccin continu: el interrogatorio, las repeticiones, el inters por confundirla, de hacerla caer; luego situaciones hipotticas para ver sus reacciones. Al fin, Jessop se declar satisfecho.

    Servir le dijo, dndole unas palmaditas en el hombro. Es una buena alumna. Y recuerde esto: aunque muchas veces le parezca que est usted sola, probablemente no ser as. Digo probablemente, ya que no puedo prometerle nada. Son unos tipos muy listos.

    Qu ocurrir si llego al trmino de mi viaje?

    Qu quiere decir?

    Me refiero si al fin me veo frente a Tom Betterton.

    Jessop asinti con gravedad.

    S, se es el momento ms peliagudo. Slo puedo decirle que en ese momento, si todo ha salido bien, tendr usted proteccin. Es

  • decir, si las cosas han salido como esperbamos. Pero, como supongo que recuerda, el concepto bsico de la operacin es que hay pocas probabilidades de que usted sobreviva.

    No dijo usted un uno por ciento? replic Hilary secamente.

    Creo que ahora podemos ampliarlo un poco. No saba cmo era usted.

    No, supongo que no replic ella pensativa. Supongo que para usted slo era...

    Jessop concluy la frase por ella.

    ... una mujer con una magnfica cabellera roja y sin el valor para seguir viviendo.

    Ella enrojeci.

    Es un juicio muy duro.

    Es cierto, no? No acostumbro a sentir compasin por los dems. En primer lugar es insultante. Slo se siente compasin por las personas que se compadecen de s mismas. La autocompasin es una de las principales trabas en este mundo.

    Tal vez tenga razn. Se compadecer de m cuando me hayan liquidado, o como se diga, en el cumplimiento de esta misin?

    Compadecerla? No. Maldecir haber perdido a alguien por quien vala la pena preocuparse un poco.

    Vaya, al fin un cumplido. A pesar suyo se senta complacida. Continu en tono prctico: Se me ocurre otra cosa. Usted dice que es probable que nadie sepa cmo es Olive Betterton, pero, y si alguien me reconoce a m? Yo no conozco a nadie en Casablanca, pero hay personas que viajaron conmigo en el avin. O tal vez puedo tropezar con algn conocido entre los turistas que vienen aqu.

    No necesita preocuparse por los pasajeros del avin. Las personas que salieron de Pars con usted eran hombres de negocios que continuaron hasta Dakar. Ir usted a otro hotel cuando salga de aqu, al hotel donde esperaban a Mrs. Betterton. Llevar sus ropas y su peinado, y algunas tiras de esparadrapo en las sienes que le darn un aspecto muy distinto. Por cierto, va a venir un mdico para prepararla. No le har dao. Con anestesia local, pero es necesario que tenga algunas seales autnticas del accidente.

  • Son ustedes muy concienzudos.

    Tenemos que serlo.

    No me ha preguntado si Olive Betterton me dijo algo antes de morir.

    Tuve la impresin de que tena usted escrpulos.

    Lo siento.

    No lo sienta. Yo la respeto por eso. Yo tambin quisiera tenerlos, pero el trabajo no me lo permite.

    Dijo algo que tal vez deba usted saber. Me dijo: Dgale refirindose a Betterton, dgale que tenga cuidado. Boris es peligroso.

    Boris. Jessop repiti el nombre con inters. Ah! Nuestro correcto extranjero, el comandante Boris Glydr.

    Lo conoce? Quin es?

    Un polaco. Vino a verme a Londres. Se supone que es primo poltico de Tom Betterton.

    Se supone?

    Digamos ms exactamente que, si es en realidad lo que pretende ser, es primo de la difunta primera Mrs. Betterton. Pero slo tenemos su palabra.

    Olive estaba asustada dijo Hilary frunciendo el entrecejo. No puede describirlo? Me gustara poder reconocerlo.

    S. Pudiera ser que se lo encuentre. Un metro ochenta. Ochenta kilos. Rubio, cara de pker, ojos claros, modales extranjeros. Habla un ingls muy correcto, pero con un acento muy marcado, y su porte es marcial. Y agreg: Lo seguimos desde que abandon mi despacho. Nada de particular. Fue derecho a la embajada de Estados Unidos, completamente normal. Me haba enseado una carta de presentacin de all. Las que acostumbran a enviar cuando desean ser amables y no comprometerse. Presumo que sali de all en el automvil de otra persona o por la puerta trasera disfrazado o algo por el estilo. El caso es que nos despist. S, yo dira que es posible que Olive Betterton tuviera razn al decir que Boris Glydr es peligroso.

  • CAPTULO V

    1

    En el pequeo saln del hotel Saint Louis se hallaban sentadas tres seoras, cada una enfrascada en sus asuntos. Mrs. Calvin Baker, baja, regordeta, de cabellos blancos con toques azulados, escriba cartas con la misma energa que aplicaba a todas sus actividades. Nadie la hubiera tomado por otra cosa que una acomodada viajera yanqui, con una sed insaciable por obtener detalles precisos sobre cualquier cosa bajo el sol.

    Miss Hetherington, sentada en una incmoda butaca estilo imperio, la inconfundible viajera inglesa, teja una de esas melanclicas prendas de forma ambigua que las damas inglesas de mediana edad siempre tejen. Miss Hetherington era alta y delgada, de cuello descarnado, cabellos mal peinados y expresin de desaprobar moralmente a todo el Universo.

    Mademoiselle Jeanne Maricot, sentada graciosamente en una silla de respaldo recto, contemplaba lo que ocurra al otro lado de la ventana, bostezando de cuando en cuando. Era una morena teida de rubio, de rostro vulgar, pero provocativamente maquillado. Vesta muy elegante y no demostraba el menor inters por las otras ocupantes del saln, a quienes despreciaba secretamente por ser exactamente lo que eran. Estaba experimentando un gran cambio en su vida amorosa y no tena inters en desperdiciar el tiempo con aquellas estpidas turistas.

    Miss Hetherington y Mrs. Calvin Baker, despus de pasar dos noches bajo el techo del hotel Saint Louis, haban trabado amistad. Mrs. Calvin Baker, campechana como todas las norteamericanas, charlaba con todo el mundo. Y miss Hetherington, a pesar de que ansiaba tener compaa, hablaba slo con ingleses y estadounidenses que, a su juicio, tenan cierto rango social. Con los franceses no se trataba, a menos que llevaran una vida respetable de familia, como el matrimonio que sentaba a sus hijos a su mesa en el comedor del hotel.

    Un francs con aspecto de prspero empresario ech una ojeada al saln e, intimidado por el ambiente de solidaridad femenina, volvi a salir tras dirigir una mirada melanclica a mademoiselle Maricot.

    Miss Hetherington comenz a contar puntos sotto voce.

    Veintiocho, veintinueve... ahora qu he podido hacer mal. Oh, ya s!

  • Una mujer alta, con el pelo rojo, asom la cabeza en el saln y luego se dirigi por el pasillo hacia el comedor. Mrs. Calvin Baker y miss Hetherington se pusieron alertas de inmediato.

    Ha visto a esa mujer pelirroja que se ha asomado, miss Hetherington? pregunt Mrs. Baker en un susurro emocionado desde el escritorio. Dicen que es la nica superviviente del avin que se estrell la semana pasada.

    La vi llegar esta tarde respondi miss Hetherington a quien la excitacin le haca perder otro punto. En ambulancia.

    Directamente desde el hospital, me dijo el gerente. Me pregunto si habr hecho bien en dejar el hospital tan pronto. Creo que sufri una fuerte conmocin.

    Lleva un vendaje en la cara; cortes quiz producidos por los cristales. Tuvo suerte en no quemarse. Creo que lo ms terrible de estos accidentes de aviacin son las quemaduras.

    No quiero ni pensarlo. Pobrecilla. Me pregunto si ira acompaada de su marido y si l muri en la catstrofe.

    No lo creo. Miss Hetherington mene la cabeza. Los peridicos hablaban de una pasajera.

    Es cierto. Y tambin vena su nombre. Una tal Mrs. Beverly. No, Betterton, eso es.

    Betterton repiti la inglesa, pensativa. Ese nombre me recuerda algo. Betterton. En los peridicos. Oh, s, estoy segura de que era ese nombre.

    Mademoiselle Maricot dijo para sus adentros:

    Tant pis pour Pierre. Il est vraiment insupportable! Mais le petit Jules, lui, il est bien gentil. Et son pre est tres bien place dans les affaires. Enfin, je me decide!1

    Y con un andar gil y atltico, mademoiselle Maricot sali del saln y de la historia.

    1 Tanto peor para Pierre. Es verdaderamente insoportable. Pero el pequeo Jules es muy agradable. Y su padre est bien situado en los negocios. En fin, me decido.

  • 2

    Mrs. Thomas Betterton haba abandonado el hospital aquella tarde, a los cinco das del accidente. Una ambulancia la condujo hasta el hotel Saint Louis.

    Muy plida, con aspecto enfermizo y el rostro vendado, fue acompaada inmediatamente a su habitacin por el gerente que se deshizo en atenciones.

    Cuntas emociones debe haber experimentado, madame! coment despus de preguntarle con amabilidad si le satisfaca la habitacin, y encendi todas las luces, cosa innecesaria. Y qu suerte de haber salido con vida! Qu milagro! Qu afortunada ha sido! Slo tres supervivientes, y tengo entendido que uno de ellos se halla todava muy grave.

    Hilary se dej caer en su butaca.

    S, desde luego murmur. Apenas puedo creerlo. Incluso ahora recuerdo muy poco. Las ltimas veinticuatro horas anteriores al accidente todava me parecen muy confusas.

    El gerente asinti con simpata.

    Ah, s. se es el resultado de la conmocin. Eso le ocurri a mi hermana. Durante la guerra estaba en Londres. Cay una bomba y ella perdi el conocimiento. Luego se levant, estuvo paseando por la ciudad y tom un tren en la estacin de Euston. Y figurez-vous, se despert en Liverpool y no recordaba nada de la bomba, ni de su paseo por Londres, ni del tren. Lo ltimo que recordaba era que estaba colgando un vestido en su armario de Londres. Son cosas muy curiosas, verdad?

    Hilary convino en que s lo eran, y el gerente se retir con una reverencia. La joven se levant para mirarse al espejo. Estaba tan compenetrada con su nueva personalidad que senta la flojedad de sus miembros, cosa natural en quien acababa de abandonar el hospital tras una grave dolencia.

    Haba preguntado en la recepcin, pero no haba ningn recado ni carta para ella. Los primeros pasos en su nueva vida tendra que darlos a ciegas. Quizs Olive Betterton tuviera que telefonear o encontrarse con determinada persona en Casablanca. En cuanto a esto no tenan la menor pista. Todos sus conocimientos se reducan al pasaporte de Olive Betterton, su carta de crdito y la cartera de la

  • agencia Cook con los billetes y las reservas. stas consistan en dos das de estancia en Casablanca, seis en Fez y cinco en Marrakech. Claro que ahora aquellas reservas haban caducado y tendran que renovarse. El pasaporte y la carta de crdito se haban hecho de nuevo. Ahora la fotografa del pasaporte era la de Hilary, y la firma de la carta de crdito deca Olive Betterton, pero con la letra de Hilary. Sus credenciales estaban todas en orden. Slo restaba representar bien su papel y aguardar. Su mejor carta era el accidente del avin que explicaba la prdida de memoria y el despiste general.

    El accidente era autntico y, efectivamente, Olive Betterton se encontraba a bordo del avin. La conmocin sufrida disculpara que dejara de poner en prctica las instrucciones que pudiera haber recibido. Atontada, dbil y desorientada, Olive Betterton esperara nuevas rdenes.

    Lo ms natural en su caso era descansar y, por lo tanto, se tendi sobre la cama. Durante dos horas repas todo lo que le haban enseado. El equipaje de Olive result destruido en la catstrofe. Hilary tena unas pocas cosas que le fueron proporcionadas en el hospital. Se pas el peine por los cabellos, se retoc la pintura de los labios y baj al comedor para cenar.

    Not que la miraban con cierto inters. Haba varias mesas ocupadas por hombres de negocios que apenas le dirigieron una mirada, pero en otras, evidentemente ocupadas por turistas, vio que cuchicheaban.

    Esa mujer de all, la pelirroja, es una superviviente del avin que se estrell, querida. S. Vino del hospital en una ambulancia. Yo la vi llegar. Todava parece muy enferma. No s si han hecho bien en dejarla salir tan pronto del hospital. Qu experiencia ms terrible. Escap de milagro!

    Despus de cenar, Hilary se sent en el saln preguntndose si alguien la abordara. Haba un par de seoras all sentadas y, finalmente, una baja y regordeta, de cabellos con reflejos azules, ocup una silla vecina a la suya y comenz a charlar con agradable y vivaz acento norteamericano.

    Espero que me perdone, pero me gustara hablar con usted. Es usted la pasajera que escap milagrosamente del accidente areo del otro da?

    Hilary dej la revista que estaba leyendo.

    S le contest.

  • Vaya! Debi ser terrible. Me refiero a la catstrofe. Dicen que slo hay tres supervivientes. Es cierto?

    Slo dos replic Hilary. Uno de los tres muri en el hospital.

    Vaya! No me diga! Ahora si me permite que le haga una pregunta miss... Mrs....

    Betterton.

    Bueno, si no le molesta, puede decirme dnde iba sentada en el avin? En la parte delantera o cerca de la cola?

    Hilary conoca la respuesta y la solt en el acto.

    Cerca de la cola.

    Siempre dicen que es el lugar ms seguro, no es cierto? Yo siempre insisto en que me coloquen cerca de las puertas posteriores. Ha odo, miss Hetherington? Volvi la cabeza para incluir en la conversacin a la otra dama de mediana edad. Se trataba de una dama inglesa de rostro alargado, triste y de aspecto caballuno. Es lo que yo le deca el otro da. Siempre que viaje en avin no consienta que la azafata la coloque en la parte delantera.

    Supongo que alguien tendr que sentarse delante dijo Hilary.

    Bueno, pero no ser yo dijo su nueva amiga con presteza. A propsito, mi nombre es Baker, Mrs. Calvin Baker.

    Hilary acept la presentacin y Mrs. Baker monopoliz la conversacin con suma facilidad.

    Acabo de llegar de Mogador y miss Hetherington de Tnger. Nos hemos conocido aqu. Va usted a visitar Marrakech, Mrs. Betterton?

    Tena el pasaje respondi Hilary. Claro que este accidente ha desbaratado todos mis planes.

    Desde luego, lo comprendo. Pero la verdad, no debe dejar de ver Marrakech. No le parece, miss Hetherington?

    Marrakech resulta carsimo replic la aludida. Y esa miserable cantidad de dinero que nos permiten llevar lo hace todo muy difcil.

  • Hay un hotel maravilloso, el Mamounia continu Mrs. Baker.

    Carsimo insisti miss Hetherington. Est fuera de mi alcance. Claro que para usted es distinto, Mrs. Baker, me refiero a los dlares. Pero alguien me dio el nombre de un hotel pequeo, pero muy bonito y limpio, y dicen que la comida no est del todo mal.

    Adonde ms piensa ir, Mrs. Betterton? le pregunt la estadounidense.

    Quisiera visitar Fez manifest Hilary con precaucin. Claro que tendr que volver a reservar.

    Oh, s, desde luego, no debe perderse Fez ni Rabat.

    Ha estado usted all?

    Todava no. Tengo pensado ir pronto, lo mismo que miss Hetherington.

    Creo que la ciudad antigua se conserva perfectamente coment la inglesa.

    La conversacin continu por el estilo durante algn tiempo ms. Luego Hilary apel al cansancio del primer da fuera del hospital y las dej para subir a su habitacin.

    Hasta entonces todo haba sido muy impreciso. Las dos mujeres pertenecan a un tipo tan corriente de turistas que resultaba difcil creer que fueran otra cosa que lo que aparentaban. Decidi que, a la maana siguiente, si no reciba comunicacin de ninguna clase, ira a la agencia Cook para hacer nuevas reservas en Fez y Marrakech.

    A la maana siguiente no haba cartas, ni mensajes, ni llamadas telefnicas, y a las once emprendi el camino de la agencia de viajes. Haba cola y, cuando al fin le toc su turno y hablaba con el empleado, hubo una interrupcin. Otro encargado mayor y con gafas apart a su lado al joven y salud a Hilary animadamente.

    Mrs. Betterton, verdad? Ya tengo todas sus reservas.

    Me temo que se han pasado las fechas dijo Hilary. He estado en el hospital y...

    Ah, mais oui, ya lo s. Permtame que la felicite por haberse salvado, madame, pero recib su mensaje telefnico pidiendo las nuevas reservas y ya las tenemos todas dispuestas.

    Hilary sinti que se le aceleraba el pulso. Por lo que ella saba

  • nadie haba telefoneado a la agencia de viajes.

    Aquellos eran signos definitivos de que los preparativos del viaje de Olive Betterton eran supervisados.

    No estaba segura de si haban telefoneado o no.

    Pues s, madame. Aqu tiene, se lo ensear.

    Le mostr los billetes de ferrocarril, los resguardos de los hoteles, y a los pocos minutos haban realizado todas las transacciones. Hilary deba salir para Fez al da siguiente.

    Mrs. Calvin Baker no estaba en el restaurante ni a comer ni a cenar. Miss Hetherington s, y correspondi al saludo de la joven cuando sta pas junto a su mesa, pero no hizo nada por entablar conversacin. Al da siguiente, tr