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CIENCIAS SOCIALES

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CIENCIAS SOCIALES

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Ciencias SocialesCiencias SocialesJulio de 2007 / Revista de la Facultad de Ciencias Sociales N° 67 / UBA

Morir joven en la ArgentinaMorir joven en la ArgentinaESCRIBEN: Alberto Pelaez y Alexis Blanklejder; Shila Vilker; Flavia Llanpart Gobbi; Ana Longoni; Susana

Checa; Silvia Guemureman; Ana Clara Camarotti y Pablo Francisco Di Leo; Analía García, Germán Pérez y

Melina Vázquez // TEMA ÚNICO: Reforma del Estatuto Universitario, por Mariano Mestman, Sandra Carli

y Eduardo Grüner // Previsión social. Opción: los jubilados o los bancos, por José Luis Di Lorenzo //

ENTREVISTAS: Sociólogos en el Estado / TESIS DE MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y CULTURA: "El aire

estaba quieto. La cultura popular en la discografía del Dúo Salteño" // INSTITUCIONAL: Cincuenta años

de creación de la Carrera de Sociología de la UBA / Congreso Internacional de Relaciones del Trabajo /

Avances de investigación / Libros de docentes

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Ciencias SocialesCiencias SocialesJulio de 2007 / Revista de la Facultad de Ciencias Sociales N° 67 / UBA

Morir joven en la ArgentinaMorir joven en la ArgentinaESCRIBEN: Alberto Pelaez y Alexis Blanklejder; Shila Vilker; Flavia Llanpart Gobbi; Ana Longoni; Susana

Checa; Silvia Guemureman; Ana Clara Camarotti y Pablo Francisco Di Leo; Analía García, Germán Pérez y

Melina Vázquez // TEMA ÚNICO: Reforma del Estatuto Universitario, por Mariano Mestman, Sandra Carli

y Eduardo Grüner // Previsión social. Opción: los jubilados o los bancos, por José Luis Di Lorenzo //

ENTREVISTAS: Sociólogos en el Estado / TESIS DE MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y CULTURA: "El aire

estaba quieto. La cultura popular en la discografía del Dúo Salteño" // INSTITUCIONAL: Cincuenta años

de creación de la Carrera de Sociología de la UBA / Congreso Internacional de Relaciones del Trabajo /

Avances de investigación / Libros de docentes

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Previsión socialOpción: los jubilados o los bancos 5

Tema único

REFORMA DEL ESTATUTO UNIVERSITARIO

La Reforma del Estatuto: tendencias y

horizontes del debate universitario 8

Notas sobre la Reforma 10

Sobre un agónico (no) debate 12

DossierMORIR JOVEN EN LA ARGENTINA 19Los riesgos para la salud en trabajadores jóvenes 20

Muertes sin llanto. El procesamiento social de la muerte del joven delincuente 22

La vulnerabilidad de los jóvenes en el tránsito 24

El mandato sacrificial 27

Muertes silenciadas. Adolescentes y jóvenes que mueren por aborto 30

Muertes evitables en jóvenes. El rostro de la barbarie punitiva y la insensibilidad ante el castigo, la exclusión y la violencia social 32

Cuerpos juveniles y consumos de drogas: entre la negación y la recreación 34

"Poner el cuerpo". Sobre los significados de la Masacre del Puente Pueyrredón 36

Editorial 1

Institucional 2

Cincuenta años de creación de la

Carrera de Sociología de la UBA 3

Congreso Internacional de Relaciones del Trabajo 4

Entrevista a graduados: "Pensar la relación entre la

Sociología y el Estado es un desafío que debería asumir

la Facultad en su conjunto" 15

Entrevista a Carlos Juárez Aldazábal por su Tesis de

Maestría en Comunicación y Cultura:

"Estamos en un momento donde se ha desvinculado

lo estético de lo político" 39

Libros de docentes 42

Avances de investigación 44

sumariosumario

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AutoridadesDecanoFederico SchusterVicedecanoDamián LoretiSecretario AcadémicoJorge LuloSecretario de Gestión InstitucionalGustavo BullaSecretario de Cultura y Extensión UniversitariaJavier BráncoliSecretario de Hacienda y AdministraciónBruno OpromollaSecretario de Posgrado Pablo AlabarcesSecretario de Investigación Ricardo Sidicaro

Directores de CarrerasCiencia PolíticaJorge MayerCiencias de la ComunicaciónGuillermo MastriniRelaciones del TrabajoViviana VegaSociologíaLucas RubinichTrabajo SocialMaría Isabel Bertolotto

Directora del Instituto de Investigaciones Gino GermaniCarolina Mera

StaffEditor responsableGustavo BullaRedacción y coordinaciónMarcela Aszkenazi, Pablo Livszyc, Ramiro LehkuniecDiseño gráficoCristina Agostoni - [email protected]ónRicardo M. Rodríguez

Han colaborado en este númeroAlexis Blanklejder, Ana Clara Camarotti, Sandra Carli,Susana Checa, Pablo Francisco Di Leo, José Luis DiLorenzo, Analía García, Eduardo Grüner, SilviaGuemureman, Ana Longoni, Flavia Llanpart Gobbi, MarianoMestman; Alberto Pelaez, Germán Pérez, Melina Vázquez yShila Vilker.

Agradecemos la colaboración y el asesoramiento deGraciela Ahumada, Pablo Belardinelli, Emiliano Bisaro,Daniel Fernández y Carlos Juárez Aldazábal.

Fe de erratasLas autoras de los libros La diversidad es y está en ladocencia. Conceptos y estrategias y Una escuela en y parala diversidad, reseñados en el número 65, son Alicia Devallede Rendo y Viviana Vega.El artículo "Argentina y el Este Asiático. China y Corea delSur modifican el mapa de relaciones interculturales del sigloXXI" es coautoría de Paula Iadevito, tal como figura en lanota.Los artículos firmados expresan las opiniones de los autoresy no reflejan necesariamente la opinión de la Facultad deCiencias Sociales.

Contacto: [email protected] 1666-7301

VCR IMPRESORES S.A.Rivadavia 755 - PB [email protected]

EDITORIAL

Es antinatural que los padres entierren a sus hijos, sin embargo la nuestra es una sociedad que mata

a sus jóvenes de diversas maneras. Nuestro Dossier está destinado a describir e hipotetizar las cau-

sas por las cuáles demasiados argentinos mueren antes de tiempo. Para ello convocamos a docen-

tes de la Facultad que nos vuelcan sus conocimientos.

La reforma del Estatuto Universitario está en pleno proceso de concreción: éste es pues nuestro

Tema único, a través del cual nos brindan su opinión asambleístas que representan a distintos claus-

tros de la Facultad.

Después de la desarticulación del Sistema Previsional que supuso la liberalización implementada a

partir de 1994, convocamos a un especialista de la Casa para que nos trace un panorama sobre las

consecuencias que puede traer la reforma propiciada por el actual Gobierno.

Un tesista nos presenta su investigación sobre un tema original: la vinculación entre la trayectoria

musical del Dúo Salteño y la cultura popular.

Graduados de Sociología que se desempeñan profesionalmente en distintos niveles del Estado nos

relatan sus experiencias y repiensan su formaciones.

En las páginas institucionales recordamos el cincuentenario de la creación de la Carrera de

Sociología e informamos sobre la próxima realización de un Congreso de Relaciones del Trabajo. En

su página habitual, el Decano se refiere a la emergencia presupuestaria que han declarado varias de

las Facultades de nuestra Universidad.

El reciente resultado electoral de la Ciudad de Buenos Aires no es una buena noticia para la

Universidad Pública. Si bien la articulación entre el Gobierno local y la UBA nunca se ha profundi-

zado en la medida de lo necesario, no habría razones para ser optimistas. A pesar de que hay quie-

nes siguen considerando que cuanto peor, mejor -haciendo caso omiso a las ciencias sociales que

han demostrado lo contrario una y otra vez-, no parece que Buenos Aires vaya a estar demasiado

bueno, ojalá nos equivoquemos...

Revista Ciencias Sociales 67 -UBA- julio de 2007

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Varias facultades de la Universidad de Buenos Aires se declararon recientemente en estado de emergencia presu-puestaria, entre ellas nuestra Facultad de Ciencias Sociales. Por diferentes situaciones, que van desde la necesidadde fondos para la designación de docentes en cursos superpoblados o en carreras con matrícula en permanentecrecimiento hasta la imposibilidad de afrontar el deterioro edilicio, pasando por la existencia de docentes que tra-bajan sin percibir salario alguno por su tarea o la falta de insumos y equipamiento para las tareas de docencia einvestigación o hasta para el más elemental funcionamiento cotidiano de nuestras casas de estudio, nuestraUniversidad ha llegado a un estado calamitoso. La crisis institucional que vivió la UBA el año pasado y cuyos efec-tos al día de hoy no han desaparecido tiene parte de su referencia en el abandono sistemático al que el Estadonacional la ha venido condenando, del mismo modo que a todas las grandes universidades nacionales. Entre 1958 y 1966 la Universidad de Buenos Aires, aun siendo autónoma y entrando muchas veces en franca con-frontación con los gobiernos de turno, constituía para el Estado una herramienta fundamental en un proyecto demodernización y desarrollo, para un país con una economía en expansión y una importante movilidad social. Lanoche de los bastones largos fue un factor decisivo en la ruptura de un proceso universitario con inmensas poten-cialidades intelectuales y sociales. En 1973, a las demandas ya existentes se le agregó la de la democratización del conocimiento, así como de su uti-lidad social. El proyecto universitario iniciado entonces fue rápidamente interrumpido por la intervención deOttalagano. En 1975 el famoso rodrigazo incluyó medidas fuertemente antiuniversitarias, como la derogación de laequiparación del salario de los profesores universitarios con el de los jueces, que inicia la caída libre de los salariosde nuestros docentes.No resulta seguramente necesario recordar el nivel de destrucción que la dictadura iniciada en 1976 produjo en launiversidad, ya que fue parte de la política de terror y represión del gobierno militar en el conjunto del país y lasociedad, puesta al servicio de un proyecto de concentración de la riqueza y devastación de la capacidad producti-va nacional. En el camino, industrias estratégicas intensivas en conocimiento (como la electrónica, entre otras) fue-ron desmanteladas. Desde 1983 hasta acá recuperamos nuestras instituciones y muchos profesores proscriptos, expulsados y persegui-dos pudieron volver a las cátedras y los departamentos. No ha habido, sin embargo, ninguna política sistemáticade reparación del daño producido a la universidad en los años de plomo ni tampoco ningún proyecto estatal dedesarrollo de la universidad. Es más, da fuertemente la sensación de que la universidad no ocupó ni ocupa lugaralguno en los proyectos de país que han sustentado los diferentes gobiernos nacionales en estos casi veinticuatroaños. Más allá de su capacidad para contener a los jóvenes en épocas de crisis (la así llamada universidad playade estacionamiento) o el interés político particular de caudillos provinciales o locales, parecería que la universidad,en tanto productora de conocimiento y generadora, al mismo tiempo, de derechos y de recursos sociales, no leinteresa a nadie. La proliferación de universidades en el país no ha significado de modo alguno un reflejo de algúnaumento de la importancia y el valor público que se asigna a estas instituciones. La crisis de legitimidad de la insti-tución universitaria, que tan bien ha descrito Boaventura de Sousa Santos, su mercantilización y pérdida de senti-do, se han unido a los intereses inmediatos y estratégicos de las corporaciones y naciones más poderosas del pla-neta en un doble sentido: el usufructuo comercial de los mercados universitarios de nuestros países y la restricciónal desarrollo de producción competitiva de alta tecnología y conocimiento crítico. En un país que tendió a achicarsey venderse, la cruda pero sincera frase que un ministro de economía pronunció en 1990 ante científicos del CONI-CET resulta de por sí definitoria: "¿Para qué invertir en ciencia y tecnología en el país, si sale más barato importar-la?".Visto así, resulta evidente por qué estamos como estamos. La universidad mantiene un relativo prestigio social y laresistencia sistemática de sus miembros la ha salvado de una destrucción mayor; pero si el Estado no asume laincorporación de la misma como bien público en el corazón de un proyecto de país, el futuro es un negro horizonte,tanto para la universidad como para el país mismo. Es que no hay en el mundo actual sociedad justa ni naciónsustentable sin conocimiento. Son las autoridades nacionales las que hoy tienen la respuesta. Esperamos que lasabiduría las ilumine. Quienes conducimos las instituciones universitarias, mientras tanto, ya no admitimos vercómo el bien que nuestras comunidades y la sociedad toda nos ha encargado tutelar se destruye día tras día.

Institucional

La UBA: ¿emergencia o abandono del Estado?

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Federico SchusterDecano

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Cincuenta años de creación de la Carrera de Sociología de la UBA

¿Cuál es y cuál fue el papel de la sociología en Argentina? Ésta es una pregunta que los aniversarios, si no quierentransformarse en rituales burocráticos de cristalización de las tradiciones, deben permitir formular aunque no pue-dan responderse en un pequeño artículo. Los cincuenta años de la sociología argentina moderna son cincuenta añosmarcados profundamente por la fortísima implicación en la vida pública de sus principales referentes intelectuales:con diferentes y agresivas marcas de época, es la constante de este complejo camino recorrido.En el contexto de derrota de los fascismos y de la lucha contra el comunismo que supuso la Guerra Fría, se crearonen América Latina, promovidas por organismos internacionales luego de los años cuarenta, instituciones que valo-rizaban el papel de los científicos sociales en los diagnósticos que posibilitarían el crecimiento, el despegue de lospaíses subdesarrollados. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue una de las más significativas. Asícomo luego, otros organismos regionales encargados de formar y relacionar los nuevos científicos sociales, ademásde fundaciones financiadoras de ese nuevo mundo académico. La utilidad de las ciencias sociales en tanto recur-sos que posibilitarían la puesta en marcha y ejecución de proyectos de desarrollo parecía ser el fundamento de estosproyectos regionales promovidos por organismos internacionales. La revolución cubana en primer lugar, la radica-lización del catolicismo latinoamericano luego y, quizás en simultáneo, el aggiornamiento del marxismo en algunoscentros culturales mundiales fueron cambiando los significados políticos de esa intervención de la sociología en lavida pública. Aunque se seguiría manteniendo una concepción que la relacionaría con los cambios sociales: prime-ro con el paso del subdesarrollo al desarrollo y muy inmediatamente después con la posibilidad de explicar condi-ciones que posibilitaran una revolución social.Como he sostenido en otro lado, en la sociología argentina o, por lo menos en el significativo espacio de la sociolo-gía argentina influenciado por la Carrera de Sociología de la UBA, hay, en lo que se puede denominar la década delos años sesenta -marcada por la radicalización política-, tres momentos que van desde la creación de esa carreraen 1957 hasta la intervención de la Universidad a comienzos de la segunda mitad de 1974. El primer momento es elde la afirmación institucional y el de los primeros conflictos entre el fundador Gino Germani y los nuevos. El segun-do es el de la extrema radicalización de grupos de los nuevos con significación simbólica al interior del campo, amedida que avanza la segunda mitad de los años sesenta y comienzan los setenta. Y el tercero es la realización ins-titucional de la politización en la universidad montonera 1973-74. Los referentes más significativos de estos dife-rentes momentos, además de sus relaciones con el estricto mundo universitario desde ya politizado, poseían otrasque eran redes político- culturales más amplias, que podían incluir al grupo parauniversitario antiperonista -quesobrevivía luego del golpe de Estado de 1955 en lugares institucionales-; los espacios culturales del PartidoComunista argentino, de prestigio intelectual hasta los primeros años sesenta; la revista con identidad de nuevaizquierda, o alguno de los muy diversos grupos político-culturales del área politizada del mundo cultural. Se podría pensar en otros tres momentos en las últimas dos décadas -que quizá necesiten más tiempo para ser ana-lizados- en los que algunas franjas o referentes de distintas zonas de la comunidad sociológica tienen un papel deintervención en la vida pública. El primero tiene que ver con el análisis de la experiencia del terrorismo de Estado y,en este sentido, las disputas desde el campo científico con los sentidos comunes construidos y el cambio, entonces,de caracterización de las víctimas de ese terrorismo. El segundo, con la preocupación por la construcción de unorden democrático. Y el tercero es la experiencia de inficionamiento de la relativa autonomía académica en los añosnoventa, cuando el mundo tecnocrático que legitima las políticas públicas de la transformación neoliberal cuentapara esa legitimación con una zona del mundo de las ciencias sociales. Lo cierto es que, como herencia de esa acci-dentada trayectoria, deben quedar tal vez algunas grandes cuestiones inclusivas de la diversidad existente en estacomunidad académica y cultural: la sociología necesita fortalecer espacios estructurales como la Universidadpública para hacer lo que hay que hacer, que es construir conocimiento no "para", sino "sobre" el poder; la únicaforma de intentar decir algo productivo sobre el hecho social.

Lucas RubinichDirector de la Carrera de Sociología

Revista Ciencias Sociales 67 -UBA- julio de 2007

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Institucional

CONGRESO INTERNACIONAL DE RELACIONES DEL TRABAJO

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Ya iniciado el siglo XXI, sigue resultando de interés dar cuenta del impacto que el neoliberalismo produjo en el mundo del trabajo en cuanto a las prácticas

sociolaborales. Desde esta perspectiva, el deterioro del empleo, su precariedad y escasez continúan constituyendo el núcleo duro del debate. En este senti-

do, seguir pensando el "trabajo decente", la economía solidaria, así como los antecedentes históricos que nos llevaron a estar atravesando este momento his-

tórico-político son deudas pendientes que la Universidad aún tiene con el conjunto de la sociedad. En otros términos, pretendemos actualizar el compromi-

so del mundo académico con la sociedad en orden de entender que la Universidad debe ponerse al servicio tanto de las necesidades estructurales de la so-

ciedad argentina como de la emergencia.

En este escenario los últimos años han sido testigo de las más diversas transformaciones que ha sufrido el mundo del trabajo. Han surgido -o más precisa-

mente, se han construido- nuevas configuraciones en torno a las relaciones del trabajo, las que se están presentando cada vez más en un amplio espectro

de formas alternativas junto a nuevos problemas que ameritan ser abordados reflexivamente. Esto es así porque el trabajo resulta una categoría analítica e

histórica de excelencia para dar cuenta -siguiendo a Castel- "de la metamorfosis de la cuestión social". En este mismo sentido, también cabe destacar su ca-

rácter complejo y multidisciplinario que no admite reduccionismo alguno, sin poner en riesgo su genuina naturaleza.

Desde este marco, la Carrera de Relaciones del Trabajo como espacio universitario específico sobre el tema debe asumir el compromiso de promover la ges-

tión de un encuentro académico que posibilite la generación y sistematización de dicho conocimiento. Esto equivale a plantear el respeto por la diversidad

disciplinaria como así también por las voces de todos los actores que componen el mundo del trabajo, tanto académico como sociolaboral. Asimismo me-

rece especificar la adhesión al principio del tripartismo propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la presencia del Estado, los sindicatos

y los empleadores como forma de regulación de las relaciones laborales, intrínsecas al concepto de trabajo decente.

Por otro lado, la experiencia acumulada en los últimos cinco años -en particular en las I y II Jornadas de Discusión y Participación de la Carrera de Relacio-

nes del Trabajo y en el Foro por un Derecho Social Mundial de 2003- permite afirmar que estas actividades de corte socio-académico se han consolidado en

el contexto de la Facultad de Ciencias Sociales como saludables prácticas hacia el avance en la construcción y sistematización de conocimiento.

En consecuencia, es en este entorno que cobra fundamental importancia la firme decisión de llevar a cabo un Congreso Internacional sobre las Relaciones

del Trabajo como forma de dar continuidad y profundizar los espacios de estudio y discusión citados precedentemente en la convicción de la imperiosa ne-

cesidad de la formación académica continua siempre vinculada con la realidad social. El eje central del Congreso será pues las "Nuevas perspectivas en el

mundo actual de las Relaciones del Trabajo" y se llevará a cabo los días 26, 27 y 28 de septiembre de 2007.

Éstas son las áreas temáticas sobre las cuales se trabajará:

1. Los actores: el Estado, la empresa y los trabajadores (CGT y CTA). Organización, estrategias, desafíos.

2. La negociación colectiva: rama, empresa y macro. Legislación del trabajo.

3. Estructura ocupacional, pobreza y mercado de trabajo. Dinámica del empleo y desempleo.

4. Conflictos: expresiones, intereses y estrategias.

5. Salud, condiciones y medio ambiente de trabajo.

6. El mundo de trabajo desde una perspectiva histórica.

7. Propuesta de reforma del sistema (Estado, empleador y sindicatos).

8. Empleo y formación profesional.

9. Políticas sociales, laborales y de seguridad social: su impacto sobre el mercado de trabajo.

10. Desempeños en las organizaciones productivas: calificaciones, saberes adquiridos y capacitación. Estrategias empresariales.

11. Las relaciones del trabajo en las formas asociativas. Economía social solidaria.

12. Género, trabajo y mercado laboral.

13. Trabajo infantil.

14. El trabajo decente. Nueva perspectiva de la OIT.

15. Salarios y distribución del ingreso: de la convertibilidad a la pos convertibilidad

El Congreso tendrá lugar en el Salón Auditorio Islas Malvinas del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (apertura), Alem 670 piso 17; en la sede

del Instituto Nacional de Educación Técnica (INET), Saavedra 789 y en la sede de la Facultad de Ciencias Sociales, Marcelo T. de Alvear 2230.

Para más información, visitar www.relacionesdeltrabajo.fsoc.uba.ar. cs

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Revista Ciencias Sociales 67 -UBA- julio de 2007

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por José Luis Di Lorenzo*

La creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, sus AFJP y la capitalización tuvo como objetivo indubitado saquear los recur-sos sociales a manos del sistema financiero especulativo. Consolidó las políticas liberales, sustituyó el pacto intergeneracional por la cuen-ta de ahorro individual y convirtió en negocio los derechos de los trabajadores. Se trata de un sistema inconstitucional e inmoral, que nocumple con lo que manda el art. 14 bis de nuestro norma suprema y es fuente de usura a favor de los bancos disfrazados de AFJP cuyas comi-siones han llegado a ser de hasta el 50% del capital administrado.Transcurridos más de doce años de aquella reforma previsional, mucho se ha dicho, escrito, mentido y seguramente se lo seguirá haciendo.Si bien no parece feliz utilizar la misma matriz individualista para modificar la pertenencia previsional, haber abierto la opción, es un paso.Lo urgente es ayudar a ver si vale la pena asumir la libertad que por seis meses y cada cinco años otorga la ley 26.222. Queda poco tiempo,no lo perdamos adentrándonos en teorizaciones que, a sabiendas o no, terminan siendo funcionales a ocultar lo obvio.

Las cuentas del almaceneroLa propaganda, disfrazada como información periodística, se esfuerza en intentar explicar cuáles son los presuntos dilemas de la opciónprevisional, a quién le conviene y a quién no, o no tanto, seguir en una AFJP. Si es joven, si es viejo, si tiene hijos, si los tiene discapacita-dos…Los argentinos ya sabemos lo que vale la palabra de un banquero, y también sabemos que cuando alguien complica demasiado lo que tieneque ser muy claro es porque intenta engañarnos. Por eso, mientras los "expertos" proyectan o simulan qué pasará en el futuro, hagamos lascuentas del almacenero para ver qué pasó en estos últimos trece años desde que se creó el sistema. Si cada uno es el que decide, que cada uno revise su propia historia en el sistema de capitalización. La lógica del modelo de "no país" con-venció a la ciudadanía de que, para preservar sus "ahorros" previsionales, nada mejor que una cuenta individual en la que cada uno viera laevolución de sus aportes mensuales. Es tiempo de usarla.Para hacer sencillo lo que algunos explican de forma complicada simplemente propongo que cada uno sume y reste. Que sume los pesos delaporte sobre el sueldo que paga mes a mes desde su afiliación a la AFJP hasta la fecha; que sume los pesos del sueldo pagados en conceptode comisión y seguro que le cobró su AFJP durante el mismo período. Al total de los aportes acumulados, réstele el total de las comisiones yseguros pagados, y vea por sí mismo. Es fácil, a quien le parece que hizo negocio, que siga en su AFJP. Si perdió plata… ¡no sueñen con un futuro en el que los bancos siempre pro-meten y nunca cumplen!

El recibo de los jubiladosSi tras haber intentado que un simulador le tire las cartas financieras para saber cuál puede llegar a ser su jubilación, si sigue dudando, lepropongo algo mejor, transitar el camino casuístico consultando a alguno de los 300 mil casos jubilados por una AFJP.A cualquiera de ellos pregúntenle cuál era su último sueldo y cuánto cobra en concepto de jubilación. Pero, además, que les diga cuántospesos del total los percibe como "Jubilación ordinaria" (JO), lo único que le paga realmente la AFJP, y cuántos pesos cobra en concepto de"Prestación básica universal" (PBU) y cuántos en concepto de "Prestación compensatoria" (PC), prestaciones que paga el Estado. Si la JO noexcede del 20 o 30% del haber jubilatorio total, entonces cada uno se deberá preguntar por qué pagarle a un banco un 20% 1 de comisiónpara que el Estado siga pagando el 80% del monto de la jubilación.Es cierto que algo mejor le da la cuenta a algunos de los 190 mil beneficiarios de un retiro programado, pero pregúntenles hasta qué edadprogramó cobrar su jubilación, y si tiene decidido cómo mantenerse si vive más del tiempo por él mismo esperado, ya que después de la edadfijada no cobra nada más.Puede resultar muy ilustrativo también revisar el caso de alguna pensionada o pensionado por fallecimiento del trabajador para compararel salario de actividad con lo que le paga la AFJP en concepto de seguro por muerte del afiliado. O comparar el sueldo que cobraba un acti-vo hasta incapacitarse con el monto que la AFJP le paga en concepto de seguro por invalidez.Porque en suma, la verdad es la única realidad.

Opción: los jubilados o los bancos

PREVISIÓN SOCIAL

1. Nivel porcentual a partir de la aplicación del tope fijado por la ley 26.222.

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Quedarse es carísimoSiguiendo con la lógica de la conveniencia personal, nada mejor que ver cómo la capitalización afecta cada bolsillo, para lo que es ilustra-tivo comparar qué cobran los bancos a otros clientes por administrar fondos similares a los que integran el fondo de pensión, por ejemplo,por administrarle la inversión en un Fondo Común de Inversión.La actual reforma a la Ley de Jubilaciones ha emparejado los aportes para el sistema de capitalización y para el de reparto a la fecha en queefectivamente se perfeccionará la opción. Como a principios de 2008, todos pagarán 11% de su sueldo en concepto de aporte personal 2,tomaré este valor.En términos prácticos, vemos que sobre un sueldo de $100 el aporte mensual que se descuenta al trabajador es de $11, de los cuales sóloingresan a la cuenta del afiliado a una AFJP $9 ya que la AFJP le cobra de entrada $1 por el seguro obligatorio y otro $1 como costo de admi-nistración3 . En cambio, si el afiliado colocara libremente los mismos $11 pero en un Fondo Común de Inversión, este fondo común apenas le cobra $0,44como costo de administración, por lo que puede invertir $10,56 de los $11 y no $9 de los $11 como ocurre en el sistema obligatorio. Resumiendo: en la AFJP los descuentos sobre lo aportado alcanzan al 18,18% ($2 de $11); en cambio, en un Fondo Común de Inversión losdescuentos sobre lo aportado serán sólo el 4% ($0,44 de $11). Recordemos que en los países centrales -ésos del primer mundo4 al que, nos decían, debíamos ingresar- el sistema previsional es público,solidario y obligatorio. Solamente permiten que quienes tengan excedente, si quieren, lo inviertan en algún sistema de capitalización com-plementario. Por el contrario, en Argentina se hizo obligatorio lo que debió ser voluntario, atrapando a millones de trabajadores en un régi-men privado del que no se podía salir. Se creó un sistema en el que las AFJP, amparándose en la presunta libertad de mercado, cobran cua-tro veces y media más caro a 11 millones de clientes cautivos que lo que sus bancos le cobran a un cliente individual5 . Obviamente, por algono se permitió la libertad de elegir. Por eso, ahora que se puede optar hay que darse cuenta de que quedarse en una AFJP ¡es carísimo!

Expertos en negocios (propios) La lógica del modelo de "no país" convenció a la ciudadanía de que nada mejor que encomendar a "expertos" la colocación del fondo de pen-sión para obtener la mejor rentabilidad. Es tiempo de recordar cómo actuaron los "expertos" cuando decidieron por sus representados y cuálfue el valor de su palabra.Quienes hoy proponen estimar jubilaciones futuras con una rentabilidad del 4 al 6% real -por encima de la inflación- son los que "garanti-zaron" la devolución de dólares porque decían que los respaldaban sus casas matrices. Y nunca lo cumplieron.Quienes hoy dicen "AFJP, jubilación segura" son los que compraron a sabiendas títulos en default de una Argentina en crisis. Lo que no podí-an desconocer, como lo demuestra la condena de la Justicia italiana, a las casas matrices de muchos de los bancos que aquí tienen su AFJP.La propaganda dice que el gobierno argentino obligó a las AFJP. Que compraron bonos en default por la presión del entonces ministro deEconomía Domingo Cavallo. Lo cierto es que nadie puede decir seriamente que el Estado argentino tuviera poder real para obligar a los ban-queros a lo que no quisieran, o no les conviniera, y menos quien encabezaba el deteriorado gobierno de De la Rúa.En vez de repetir lugares comunes, es bueno ejercitar nuestra propia mirada. En esa época, en la que se dice que se los "obligó" en formasimultánea a la compra de títulos públicos de un Estado insolvente, se dictó el decreto 1387/2001 (De la Rúa-Cavallo), que bajó el aportepara las AFJP al 5%, manteniendo en el 11% del sueldo el aporte para el sistema estatal. Lo que claramente incentivó el traspaso al régimenprivado, ya que un trabajador afiliado al sistema de reparto sólo por pasarse al sistema de capitalización lograba un aumento de sueldo del6% 6 . Lo objetivo es que desde noviembre de 2001 a febrero de 2007, gracias a ese decreto, se pasaron al sistema de capitalización 2.600.000 clien-tes nuevos. Datos que claramente demuestran que los bancos -bajo el ropaje de AFJP- privilegiaron su conveniencia a la de los inversores.Compraron lo que sabían que eran bonos de un Estado en cesación de pagos a cambio de acrecentar su negocio con más clientes que, natu-

2. El aporte de cada afiliado a la AFJP fue cambiando. Desde la creación del sistema hasta noviembre de 2001 fue del 11% del sueldo. Desde noviembre de2001 y hasta febrero de 2003 del 5%. Desde hasta marzo de 2003 del 7%. Volverá a ser del 11% en enero de 2008.

3. Valores topeados por la actual reforma legal. Fueron superiores.4. Estados Unidos de Norteamérica, Reino Unido, España, Francia, entre otros.5. Si se toma el nivel de comisión vigente a la época en la que el aporte personal fue del 5% o del 7%, se verifica que la comisión de las AFJP alcanzó a ser

entre 15 y 12 veces más cara que la cobrada por un banco a un inversor individual.6. Época de la convertibilidad y de salarios congelados o aún deflacionados.

Opción: los jubilados...

PREVISIÓN SOCIAL

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ralmente, incrementaron la recaudación por comisiones. A la hora de optar habrá que preguntarse si uno cree que cambiarán su conducta presente y futura. ¿Su experticia financiera la aplicarán aadministrar e invertir en defensa del interés de sus "ahorristas" o del propio?

¿Cuál rentabilidad?Sin ánimo de complicar, tratando de evitar enredarnos en números, anoto que en los primeros seis años del Sistema Integrado de Jubilacionesy Pensiones, fue superior la rentabilidad otorgada por una caja de ahorro común capitalizable que la obtenida por los fondos de pensión 7.Sin embargo, en el marco del default, la salida de la convertibilidad, la pesificación asimétrica, la quita y reestructuración de la deudapública, se autorizó a las AFJP a contabilizar los títulos públicos en cartera por lo que se denomina face valu (valor nominal) 8, gracias a locual hoy pueden "exhibir" una rentabilidad de libros del orden del 56% para el año 2002, lo que termina arrojando una rentabilidad del 15%para los primeros años del sistema9.Cabe consignar que la comisión, en los casi trece años transcurridos, promedió el 33% del aporte de cada trabajador. Cada $100 aportados,$67 se destinaron al fondo de pensión y $33 a las AFJP. Por lo que ese 15% exhibido como un logro sólo significa que los afiliados perdieronmenos. Al descontar a la renta obtenida la comisión pagada fácilmente se verifica que la "experticia" de los bancos les costó un 17% pro-medio (33-15=17). Es más, cuando rija el tope actualmente dispuesto, las comisiones serán del orden del 20% del aporte, por lo que de man-tener igual rentabilidad, quienes sigan en una AFJP perderán el 5% (20-5) del capital invertido. A lo que además siempre deberán agregar lainflación del período.Queda claro que… ¡de ganancia, ni hablemos!

No se olviden de la PAPPara comparar ambos sistemas los cálculos habituales toman en cuenta el nivel de aporte personal -que, como adelanté, se fue modifican-do-, la rentabilidad obtenida y la PAP, prestación que se paga como adicional a cada trabajador por cada año que se mantuvo en el siste-ma de reparto. Esta Prestación Adicional por Permanencia (en el sistema público) era retribuida a razón de un 0,85% por año en el reparto,en tanto la actual reforma la ha duplicado, dato relevante a tener en cuenta ya que a pesar de enjuagues que pretenden acreditar rentabi-lidades "fantásticas" para las AFJP, determina una diferencia económica notable a favor del reparto, llevando los haberes jubilatorios delsistema público al 70% del último sueldo. Comparto que "es muy difícil, por no decir imposible, adivinar las futuras tasas de rentabilidad, pero es evidente que con las reformas intro-ducidas, el gobierno actual les está diciendo algo muy importante a millones de afiliados; el Estado ya no es el impulsor, soporte o promo-tor del Sistema de Capitalización como lo fue anteriormente" 10. Dato no menor y a tener en cuenta. Además, a la hora de decidir, no hay queolvidarse del incremento de la PAP que, de paso decimos, es causalmente ignorado por alguno de los simuladores que utilizan las AFJP, esosque dicen ayudar a que el afiliado decida. Criticar, como lo hago, el sistema especulativo no significa en modo alguno justificar las debilidades públicas u olvidar las modificacionespendientes. Sin embargo, no puede dejar de verse que hasta septiembre de 2006 la ganancia total (comisiones) de las AFJP había superadolos 10 mil millones de dólares11, es decir, que mientras nos decían que el Estado no podía gastar en sus jubilados, los bancos se embolsaronel equivalente a dos ciudades completas como la de La Plata. Ciudades que si las hubiéramos construido nosotros hubieran generado, enigual período, unos 4 millones de nuevos puestos de trabajo.Este es el dilema a la hora de optar: el derecho de los jubilados o el negocio de los bancos; el modelo especulativo o el productivo; el pro-yecto de otro o el propio proyecto. Todo lo que bien mirado, también tiene que ver con las conveniencias personales.

* Profesor de Derecho de la seguridad social de la Carrera de Relaciones del Trabajo.

7. Guillermo J. Jáuregui: "La rentabilidad de la cuenta individual de capitalización a seis años del comienzo del sistema (actualización)" en Revista de Jubilaciones y Pensiones.

8. El decreto 1387/2001 determina que los títulos públicos y letras de tesorería reprogramados sean contabilizados bajo la modalidad "a vencimiento", en lugar de tomar el valor de mercado hasta allí vigente (sustancialmente menor). En tanto el decreto 1375/2004 extiende el criterio de valuación nominal para los títulos públicos que se incorporen a la reestructuración de la deuda pública.

9. Verónica Stamatis y Guillermo J. Jáuregui: "El dilema de la opción y el resurgimiento del Reparto" en Revista de Jubilaciones y Pensiones.10. Op. Cit.11. Fuente: Estimaciones Gerardo Gentile

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La Reforma del Estatuto: tendencias y horizontes del debate universitariopor Sandra Carli*

El proceso en marcha de reforma del Estatuto Universitario de la Universidad de Buenos Aires responde a una demanda de largadata. Más allá de la valoración general del Estatuto aprobado en 1958, existe un consenso respecto de que es necesario introdu-cir modificaciones profundas y actualizarlo a la realidad universitaria del presente. Esto, teniendo en cuenta el conjunto de trans-formaciones que ha sufrido la Universidad en los últimos 30 años si consideramos, entre otros fenómenos, el aumento de las plan-tas docentes, el crecimiento de la matrícula estudiantil y la mayor complejidad propia de la actividad político-académicas en susdiferentes niveles (docencia e investigación, gestión, gobierno, etcétera). Si bien esta demanda de reforma fue un tópico destacado en los discursos de distintos sectores durante el año pasado, la convul-siva elección de Autoridades en la Asamblea de diciembre de 2006 fue un cierre poco auspicioso para el inicio del debate sobre lareforma del Estatuto. Pero lo concreto es que, más allá de disidencias y diferencias, está en marcha el debate y está fijada la fe-cha de la Asamblea para el 6 de agosto. Quisiera en este texto señalar cuatro cuestiones:1) Desde el punto de vista práctico el debate se ha producido en las distintas comisiones que el Consejo Superior estableció paratratar los títulos en los que se dividió el Estatuto para su discusión. En las comisiones participaron decanos, representantes deprofesores, graduados y estudiantes en forma proporcional de distintas Facultades. Cada una de las comisiones puede ser anali-zada como una especie de UBA en pequeño (por lo menos en lo relativo a sus representantes) y una escena en la que se ponen enjuego voces, cosmovisiones, lenguajes e intereses disímiles que responden a tradiciones ideológicas, a experiencias instituciona-les y a formaciones teórico-epistemológicas diferentes, pero también distintas creencias respecto del valor y el sentido del deba-te. Esta heterogeneidad ha permitido para algunos un proceso de reconocimiento de los "otros" y para otros avanzar hacia cier-tos consensos. El silencio de muchos asambleístas o la falta de quórum de algunas comisiones clave como la de presupuesto de-be ser leído también como síntoma. Podemos decir que muchas veces la comisión ha sido un espacio de puesta en escena de es-trategias definidas previamente y otras veces una ocasión para modular articulaciones políticas en torno a algunos temas clave yconflictivos. Cabe pensar también que no todos juegan el mismo juego en la Universidad, como señala Pedro Krotsch. El horizontepróximo puede ser que se fortalezcan los desacuerdos y que se mantengan las posiciones fijas de ciertos actores de la política uni-versitaria o que se posibilite la configuración de articulaciones que favorezcan algún avance sustantivo en esta compleja Univer-sidad de Buenos Aires. Será un buen analizador en este sentido la propia Asamblea, si ella será escenario de un esfuerzo de los ac-tores por lograr ciertos avances y acuerdos o si será un espacio de enunciación de discursos conservadores en sus distintas ver-siones. 2) En el debate sobre el Estatuto que se produce en las comisiones o en otras instancias (agrupamientos políticos transversales),y considerando la proximidad de la Asamblea, ronda una duda que se vincula con qué corresponde a la "letra" del Estatuto y quéla excede y, por lo tanto, cuáles son los temas del debate. En otras palabras, si la discusión debe restringirse porque si se abre de-masiado se avanza sobre cuestiones que tienen que ver con la política y la gestión institucional y no con la "letra" del Estatuto.Esta duda demanda una respuesta de orden teórico: si la "letra" del Estatuto, como todo texto escrito constituye la ley de la ins-titución que indica una función estratégica, su lectura debe habilitar -como todo proceso de lectura- una apertura y permitir ima-ginar otra institucionalidad1. Si la lectura del mismo, el trabajo intelectual sobre lo escrito vuelve a ajustarse a la ley de la insti-

Reforma del Estatuto Universitario

El proceso de reforma del Estatuto Universitario se encuentra en vías de definiciones. El Rectorde la UBA ha convocado a la Asamblea que deberá analizar los proyectos para el lunes 6 deagosto. Asambleístas de nuestra Facultad, dos profesores y un graduado*, nos ofrecen susmiradas sobre este acontecimiento de enorme trascendencia institucional.

* El consejero directivo estudiantil por la minoría -Frente Oktubre- aceptó inicialmente el convite a escribir, pero finalmente desistió.

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tución dando lugar solamente a una especie de lectura "disciplinada", no será posible pensar la transformación real de la institu-ción, limitándose entonces los alcances del debate. Es evidente que no hay un punto cero de la institución y que un Estatuto re-formado no tiene un papel fundacional al modo que operaría en una universidad recién creada. En este caso la reforma se produ-cirá en una institución con casi dos siglos de existencia, aunque 1958 pueda identificarse como fecha inaugural que correspondea la actual Universidad. Sin embargo, si la reforma del Estatuto no se asienta en cierta confianza del conjunto de los actores engenerar un giro, una cierta refundación de la UBA, estamos en problemas. En este sentido la duda es si el nuevo Estatuto operaráexclusivamente como una especie de reconocimiento -cristalización de lo existente, conteniendo lo que se ha instituido en el ci-clo histórico que va desde 1983 hasta el presente (por ejemplo, que adquieran estatuto legal construcciones institucionales queestán por fuera del Estatuto como es el caso del CBC) o si también puede ser ocasión para pensar una nueva institucionalidadabierta que demanda poner en juego formas de autoevaluación del proceso histórico recorrido e hipótesis sobre las tendencias afuturo . 3) Otro dilema del debate actual se vincula con la demanda de democratización y la cuestión de la representación política en elgobierno de la UBA. No me detendré en las posiciones sobre el tema (representante por claustros, ciudadanía de los interinos, con-formación de los claustros, etcétera) que se están delineando en esta etapa y que seguramente se harán públicas en las instan-cias correspondientes. Lo que sí me interesa destacar es una impresión general: la pasión que genera el debate sobre la represen-tación no es la misma que la que generan otros temas cruciales de la vida universitaria y que no corresponden al gobierno. Temasque quedan en un lugar subordinado o secundario y que deben ser considerados a la hora de pensar una democratización en seriode la Universidad. La notable deserción de estudiantes en el primer año de la universidad o la ausencia de bibliotecas actualiza-das son fenómenos indicativos de una falta de democratización: la selectividad social termina operando después del "ingresoirrestricto" y el acceso al conocimiento es retórico en tanto los libros son mercancías que dependen de la capacidad de consumoindividual y no bienes culturales disponibles para todos en las instituciones públicas. El avance de las representaciones partida-rias en algunos claustros y el debilitamiento de las representaciones político-académicas por la propia complejidad de la activi-dad académica, genera que algunas cuestiones académicas queden fuera de agenda sin leer la politicidad que contienen. La pre-gunta por la representación debe llevar a interrogarnos no sólo sobre quiénes deben ocupar el lugar de la representación, sino tam-bién qué universidad se pretende representar. 4) Son muchos los textos publicados en los últimos años en América Latina y en Argentina sobre las transformaciones del sistemauniversitario, sobre la situación de debilidad en la que quedaron posicionadas las universidades públicas y sobre la implosión so-bre las mismas de fenómenos como la masificación, el déficit presupuestario y los cambios globales. Más allá de las posiciones fa-vorables o críticas frente a estas transformaciones en curso, lo que resulta evidente es que ponen una lupa sobre la UBA, dan cla-ves de lectura para interrogar la historia reciente, las características actuales y los horizontes futuros de la Universidad. La UBA esuna macrouniversidad que tiene pendiente alguna forma de descentralización, que se maneja con un presupuesto insuficiente, queestá desactualizada tecnológicamente con solo recorrer sus bibliotecas2, que carece de un mantenimiento edilicio adecuado te-niendo en cuenta las masas de personas que circulan en ella y los requisitos mínimos para una institución de formación universi-taria, que está anclada en una ciudad que no ha contemplado facilitar la movilización cotidiana de los estudiantes en la misma oel cuidado de los espacios públicos cercanos a las facultades, que tiene políticas insuficientes para atender la realidad social dela población estudiantil que estudia y trabaja3, que ha generado culturas institucionales y lógicas individualistas, endogámicas ycorporativas propiciadas por la decadencia institucional y el atraso, pero también procesos de extrañamiento o desconexión ins-titucional, que todavía no tiene decidido qué rol desempeñará en relación con los destinos inciertos de este país. Si algunas de estas cuestiones no entran en el debate sobre "la letra" del Estatuto, tendremos un nuevo texto ajustado al presen-te y a las demandas parciales de algunos actores, pero no tendremos abierto el arduo y largo camino para imaginar cómo saldarla situación de anacronismo y atraso de la Universidad de Buenos Aires y cómo lograr nuevas metas de mejoramiento y desarrolloinstitucional para el corto, mediano y largo plazo.

*Consejera directiva por el claustro de Profesores.

1 Recupero aquí la distinción que realiza Michel de Certeau entre escritura y lectura. Véase La invención de lo cotidiano. Artes de Hacer,México, Universidad Iberoamericana, 1996. Pág.145-187. 2. El área de Humanidades y Ciencias Sociales requiere en forma urgente una biblioteca única centralizada, informatizada, que cuide,resguarde y permita el acceso al patrimonio bibliográfico para profesores, investigadores, becarios y estudiantes de grado y posgrado. o haydemocratización sin acceso democrático al conocimiento. 3. Cuestión que demandaría tanto ajustes horarios en la programación docente como comedores estudiantiles.

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Notas sobre la Reforma por Mariano Mestman*

La crisis que atraviesa desde hace un tiempo la UBA y estalló en los sucesos del año pasado tiene una estrecha relación con la es-casez presupuestaria pero remite también a la pérdida de rumbo en lo referido a su función social y su relación con el entorno:con la sociedad que delega en ella la tarea de la formación superior, la investigación y la extensión, así como con sus reales ypotenciales ingresantes. La ausencia de un programa y una perspectiva totalizadora en el gobierno universitario hace que lo (po-co) que se discute, se aborde desde lógicas endogámicas y ombliguistas, cuando no en relación con intereses privados, de gru-pos particulares, con la pregunta ausente respecto de su lugar en la Argentina y el mundo.Si bien hay en esto un problema básico, fundamental, en la medida en que en los últimos tiempos la "crisis institucional" se ex-presó en relación con cuestiones de gobierno en estas líneas me referiré a esto último. Se trata, además, de uno de los aspectosdel Estatuto que quedó más "desfasado" en relación con la actual Universidad "de masas".Una primera observación del proceso de Reforma vigente, es que se enmarca en una situación de "transición", de la cual no pue-de esperarse demasiado. Desde mi punto de vista, la participación del Espacio de las cuatro Facultades (Arquitectura, Exactas,Filosofía y Letras y Sociales) en el "cogobierno" actual no es más que el reconocimiento de la existencia de una situación espe-cial que comprometía en lo inmediato el funcionamiento de las unidades académicas, y el consecuente interés por no dejar li-brada a su "suerte" la gestión de la actual mayoría representada en el rector Rubén Hallú, en torno a quien se rearticulan aque-llos responsables del gobierno de la UBA en las últimas décadas (mayoritariamente representados por el radicalismo universita-rio). Entonces, entiendo que el gobierno actual de la UBA expresa un "acuerdo institucional" entre sectores históricamenteopuestos en su visión de Universidad; un acuerdo que no suprime las diferentes prácticas y concepciones, al contrario están a lavista, pero que se plantea apostar a una convivencia en un proceso de transición que reordene las reglas de juego ampliamentecuestionadas.En ese marco, creo que la principal apuesta hoy se refiere a la modificación del Estatuto. Pero difícilmente se pueda avanzar, du-rante el actual cogobierno, con propuestas integrales como aquellas del amplio y ambicioso programa que acompañó la candi-datura del profesor Alberto Kornblihtt promovida por las cuatro Facultades (sus mayorías). Quiero decir, la modificación del Es-tatuto por sí misma no traerá aparejado un funcionamiento nuevo por parte de los diversos sectores involucrados; ni mucho me-nos un mejoramiento académico-institucional. Entre otras razones, porque esto último requiere del desplazamiento previo dequienes han gobernado la UBA durante tantos años y hoy detentan puestos claves de su gestión; es decir, requiere de otro mar-co político-institucional, intelectual, de una fuerza alternativa y de tiempos más largos.En este sentido, hay cuestiones básicas como la organización de las unidades académicas en cátedras (y sus composiciones), larepresentación en "claustros" o la ausencia de articulación de los concursos con una Carrera Docente, cuya (necesaria) modifi-cación replantearía el problema del Gobierno mismo. Pero, por lo señalado, quedan fuera de estas líneas. Así, las notas que si-guen no son más que "apuntes" sobre aspectos del Gobierno de la Universidad.Si se parte de la idea de replantear el cogobierno en la línea de la paridad proporcional del espíritu de la Reforma histórica, talvez el principal problema se refiere a la ausencia de "ciudadanía" para la gran mayoría de sus trabajadores, docentes y "no-do-centes". Me parece que existe un cierto consenso respecto de la inclusión de la representación de éstos últimos en los consejos.Sin embargo, la situación de los docentes es objeto de discusiones cruzadas. Los dos problemas principales, entiendo, se refie-ren a los derechos electorales de los profesores interinos (titulares, asociados y adjuntos, no concursados) y de los docentes au-xiliares (JTP, ayudantes).En el caso de los profesores interinos, podría establecerse algún tipo de "cláusula transitoria" que les otorgue derechos electo-rales hasta que el porcentaje de profesores concursados sea realmente significativo. Sería un modo de hacerse cargo de que siluego de 25 años de democracia más de la mitad de los profesores de materias concursables mantienen sus cargos en forma in-terina, no se trata de una responsabilidad de éstos, sino de la propia institución. Y, en consecuencia, mientras perdure la situa-ción, es ella quien debería otorgarles los mismos derechos que a aquellos que pudieron concursar.En el caso de los docentes auxiliares el problema es más grave; ya que va más allá de la situación de interinato de la mayoría (elproceso ininterrumpido de regularización de nuestra Facultad es una excepción). El actual Estatuto apenas contempla la inser-ción de los auxiliares docentes en el claustro de graduados (Art. 106). Pero no los reconoce en su propia condición docente. Y sibien es cierto que en la organización actual de la enseñanza no es lo mismo la responsabilidad de un profesor a cargo de la ma-teria, que la de un JTP o ayudante, uno de los cambios más significativos de esta Universidad respecto de aquella del Estatuto,

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es que la masificación llevó a que hoy los auxiliares docentes tengan a su cargo gran parte de su sostenimiento. En la medida en que en la mayor parte de los casos los docentes auxiliares de una unidad académica son egresados de la misma,podrían incorporarse en un mismo "claustro" con los graduados, como ocurre hoy en las Juntas de Carrera de nuestra Facultad.Si bien tal vez sería más pertinente su organización en un claustro independiente, porque de hecho se relacionan de modo dis-tinto con la Facultad, la condición señalada en el párrafo anterior, así como la diversidad entre Facultades, hacen pensar que suagrupamiento en un mismo "claustro" -garantizando una cláusula transitoria que permita, también aquí, el voto de los interi-nos, y estableciendo algún tipo de requisito para que la mayoría de los representantes de ese claustro sean docentes-, podría seruna alternativa que garantice sus derechos electorales.Pienso que no hay una fórmula o proyecto único para contemplar estos cambios. Pero en la línea de la paridad proporcional re-ferida, la propuesta de la gestión de Sociales de hace cuatro años (ignorada por el Consejo Superior de la gestión Jaim Etche-verry), constituye una buena base para buscar acuerdos.Allí se hablaba de un tipo de representación para los Consejos Directivos de Facultad como la actualmente vigente en nuestrasJuntas de Carrera (5 profesores, 5 graduados/auxiliares, 5 estudiantes). Con ello se ampliaría en términos absolutos y relativosla representación estudiantil, se establecería un alto porcentaje de representación de los trabajadores docentes (repartida en-tre "profesores" y "auxiliares", sean o no graduados), y se mantendría la presencia de los graduados que por su actividad profe-sional (o por limitaciones de la propia institución) no están tan ligados a la Universidad. A ello faltaría incorporar algún tipo derepresentación de los trabajadores "no-docentes".Hay otros aspectos que creo necesario mencionar, algunos incluidos en el proyecto citado. Uno es el de los Colegios Preuniversi-tarios. Entiendo que allí, al igual que en el CBC, debería instrumentarse la participación de docentes y estudiantes en el gobier-no, acorde con las particularidades de cada caso. Otro tema es el de los mecanismos de elección de autoridades. Si bien existeel pro y el contra en el establecimiento de la elección directa proporcional, me parece que se trata de un gesto necesario hacialo interno y hacia la comunidad. No ignoro el peso que la elección directa otorga a los aparatos partidarios y profesionales, ni elriesgo del "presidencialismo" que acarrea. Y en relación con esto último entiendo que deberían establecerse mecanismos de con-trol precisos por parte de los consejos e incluso de revocatoria de mandato. O la posibilidad de que los "vice" sigan siendo ele-gidos por los respectivos consejos. Pero luego de tantos años de negociaciones "de palacio" para la elección de consejeros su-periores (que tampoco estaría mal votarlos de modo directo) y autoridades, pienso que la elección directa puede colaborar a unadiscusión pública, más abierta de propuestas.Finalmente, no creo que sea fácil alcanzar consensos en torno a ejes de reforma democratizadores. Y las condiciones para avan-zar, por supuesto, no son las mejores. Como no lo fueron el año pasado cuando fracasó la apuesta coyuntural más fuerte del es-pacio de las cuatro Facultades. Recuérdese que en su momento, caída la candidatura de Atilio Alterini, se generó una situaciónde "empate" entre dos bloques de consejeros. En medio de las suspensiones de la Asamblea, las cuatro Facultades retiraron lacandidatura a Rector de Kornblihtt para ampliar el espacio opositor en torno al candidato Buzzi (Decano de Medicina). Se trata-ba de un acuerdo con un sector del anterior (histórico) oficialismo universitario pero desplazando al núcleo "duro" del mismo, yen el cual el espacio de las cuatro Facultades mantenía una importante presencia (como sector más grande). Un acuerdo que in-cluía un programa de Reforma y bastante avanzado en torno a lo presupuestario y que nos tendría hoy en otras condiciones dediscusión en las comisiones y la Asamblea. En la situación de virtual empate en que dicha propuesta se encontraba respecto dela candidatura oficial del decano Boveris, el espacio de las cuatro Facultades no logró articular todos los apoyos necesarios. Porejemplo, el de las fuerzas estudiantiles que dirigen la FUBA, que aun siendo un número reducido (una veintena) hubiese permiti-do volcar la elección y evitar que la Reforma del Estatuto quedase en manos de la mayoría "alterinista/boverista". Pero habien-do participado de las conversaciones, dichas fuerzas se retiraron en vísperas del acuerdo.Por supuesto no se trata de un reclamo, ya que a esta altura está claro que cada uno juega su propio juego. Pero no está de másrecordar dicha situación para pensar que la construcción de un espacio que permita modificar el actual Estatuto requerirá de untrabajo político institucional de nuestra Facultad (de sus autoridades, de su mayoría) difícil y de futuro incierto; donde las va-riables en juego son muchas y complejas.

* Consejero directivo por el claustro de Graduados.

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Sobre un agónico (no) debatepor Eduardo Grüner*

La UBA -se ha repetido hasta el hartazgo en los últimos años, y muy especialmente, por razones de dominio público, durante el año2006- está en crisis. En aquel momento sospechábamos que era más que eso: la UBA, decíamos, está en franca decadencia -comodecía Oscar Masotta, es un concepto que no tenemos por qué dejarle a la derecha. Incluso -arriesguemos algo más de drama- enagonía. La diferencia era clara: entendíamos por "crisis" una situación de conflicto que tendría que resolverse de una u otra ma-nera, según la sacrosanta regla política de las relaciones de fuerza; entendíamos por "decadencia" una más o menos pausada ago-nía dentro de la cual no llegaba a plasmarse siquiera un conflicto nítido que obligara a tomas de posición, estrategias, alianzas ydefiniciones precisas y decididas. No era, tal conflicto, el simple impedimento -fueran o no justas sus motivaciones- para realizarla Asamblea, puesto que, en nuestra opinión, esas acciones eran más bien un síntoma de la no voluntad, si no directamente la im-potencia, por parte de todas las partes, para lograr esos alineamientos y posiciones de manera lo suficientemente clara como pa-ra delimitar campos antagónicos, sin los cuales no hay política.¿Continúa, hoy, este proceso de agonía? Si respondemos afirmativamente se nos dirá, quizá, que somos injustos. Que el haber po-dido finalmente realizar la Asamblea -aun en las patéticas condiciones que todos sabemos- ha contribuido a abrir una nueva eta-pa (un nuevo "escenario", como se dice en la jerga sugestivamente teatral de los "cientistas sociales") en la cual modificar el ejedel debate, y empezar a discutir en serio los serios problemas de la UBA, incluido el recientemente abierto proceso de Reforma. Esmuy posible, y por eso había que hacer la Asamblea (no es que la asamblea en esas condiciones fuera "necesaria", "conveniente",mucho menos "deseable": parecía ser inevitable; como un destino trágico, digamos). Pero todos sabemos también que la Asambleaera solamente (aunque no fuera poca cosa) una piedra en el camino que había que apartar. El camino mismo, sin embargo, es lar-go, es cuesta arriba, y está plagado de dificultades y peligros. Porque la Asamblea, desde luego, no era el problema de la UBA. Elproblema sigue siendo su "agonía". La agonía de la UBA puede verificarse en al menos cuatro zonas que, por supuesto, son discriminables tan solo desde un punto devista analítico:

1. Agonía económico-financiera: el presupuesto es ya, desde hace mucho, manifiestamente insuficiente siquiera para seguir fun-cionando inercialmente, no digamos ya para dar algún salto cualitativo en materia salarial, de solución definitiva a los problemasedilicios y de infraestructura, de aceleración de los concursos, de renta para los ad-honorem, de gratuidad de los postgrados, deexpansión de las actividades de investigación y extensión, etcétera.2. Agonía intelectual-académica: tanto en el plano de la enseñanza como de la investigación, la UBA continúa -y profundiza casiinsensiblemente- su sometimiento a criterios académicos (muchos de ellos dictados desde afuera de la UBA e incluso del país)completamente anti-creativos, burocratizadores, abstractos y cuantitativistas, que "premian" (para colmo magramente, como sesabe) la rutina y la repetición de lo ya probado, en lugar del riesgo, la audacia intelectual y el pensamiento crítico, y donde el ma-yor mérito del docente/ investigador parecería consistir en su habilidad para llenar planillas interminables, acertar con los datosque den mayor puntaje, publicar el mismo paper reciclado ad infinitum en revistas "indexadas" (¿alguien recordará aún el sentidohistórico del término index, tan vinculado a la Inquisición?), someterse a las demandas temáticas y estilísticas que aseguren elpróximo subsidio UBACyT cuyos resultados de investigación serán desaprensivamente "cajoneados" por los siglos de los siglos, pa-sar de C a B en las calificaciones posgraduales de la CONEAU, y vaya a saber cuántas distracciones más. Todo lo cual, en el mejorde los casos, desalienta el trabajo intelectual profundo, y en el peor, produce una "subjetividad académica" estrechamente indi-vidualista, mezquinamente competitiva, tediosamente oficinesca. Por supuesto que, desde un punto de vista estrictamente admi-nistrativo, se nos dirá, son cosas necesarias, o por lo menos inevitables. El problema es cuando ese "administrativismo" se trans-forma en la (ideo)lógica dominante. Es un gigantesco desperdicio de energía intelectual sacrificada en el altar de la morosidad ob-nubilante -porque llamarla "kafkiana" sería darle una dignidad literaria que no merece.3. Agonía normativa-institucional: los Estatutos de la UBA -en esencia los mismos desde la Reforma de 1918, aunque hayan sufrido al-gunas modificaciones posteriores-, y precisamente por ello muchos peores que aquellos (puesto que han pasado 90 años y la UBA dehoy es otra) han quedado hace rato totalmente obsoletos, tanto en lo que hace a las propias operaciones de gestión -que continúaobedeciendo a una lógica anacrónica de centralización burocrática con casi nula participación efectiva de las unidades académicas-como, sobre todo, en lo que hace al funcionamiento de una democracia sustantiva de la organización, la conducción y la toma de de-cisiones, y a una ciudadanización completa y cualitativa de los miembros de todos los claustros (y ello para no hablar todavía de lanecesidad, que muchos vienen discutiendo desde hace tanto, de una reforma del sistema "claustral" realmente existente).

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4. Agonía política: la más grave de todas, y a la que por lo tanto debemos dedicarle mayor reflexión, ya que en cierto modo de elladependen todas las demás.No existe, dentro de la UBA, una auténtica actividad política. Por ello entiendo, sin mayores complejidades, una práctica sistemá-tica, organizada y sostenida, en el seno de todos los claustros, orientada a promover -y a dar la batalla política correspondientepor ellas- posiciones diferenciadas respecto de "qué hacer" con la UBA para eliminar aquellas zonas de agonía y, en el límite, apun-tar a una efectiva y consecuente re-fundación institucional. Una práctica, quiero decir, cuya finalidad sea, en primerísimo primertérmino, la UBA, y no la mera construcción de "trampolines" comiteriles hacia el exterior, sean, ese "exterior", el Estado, el "siste-ma político", los partidos, o sencillamente los negocios. Entiéndase bien: de ninguna manera estoy recusando los cruces (no sólo inevitables sino imprescindibles: pensar otra cosa sería in-genuo, cuando no directamente reaccionario) entre la política universitaria y la política-política. Al contrario: puesto que la tancacareada "autonomía" de la UBA lo debe ser, sin duda, respecto del Estado y las empresas, pero en modo alguno respecto de lasociedad que la sostiene y a la cual sirve, es lógico e indispensable que la política "interna" de una institución nacional -y tantomás de una institución productora de saber, de pensamiento, de ciencia- exprese los posicionamientos, los conflictos, las diferen-cias y los proyectos generales a nivel del país en su conjunto. Pero la "bisagra" y el eje de esa articulación debería ser la especifi-cidad, relativa pero real, de los problemas de la UBA. Este no es, en modo alguno, el espíritu que prima hoy en la política universitaria. Al contrario, cada vez más esa "(no)política" sereduce al tironeo -revestido de las jergas ideológicas que correspondan a cada tribu- por la conquista de "kioscos" de diversa ín-dole. Un tironeo que por supuesto se reduce a los pequeños grupos de "interesados" de cualquiera de los claustros, y al cual la in-mensa mayoría de los miembros de la (in)comunidad universitaria es ajena. Y este es justamente el fondo del problema. Porque aun en el mejor de los casos, vale decir en el caso de los que auténtica, desinteresada y honestamente "militan" en/por laUBA, lo hacen -por falta de legítimas "bases materiales" que les exijan otra cosa- al estilo (aunque sea con otras intenciones) delas "camarillas" que los militantes estudiantiles denuncian obsesivamente -por supuesto que sin parar mientes en el sayo que lescabe a ellos mismos.Sería demasiado largo y complejo exponer/especular aquí sobre las múltiples razones históricas que han producido esta (no)polí-tica, desde la dictadura, el shuberoffismo y la década infame del menemato hasta, digamos, del lado docente, la miseria salarial(cuando hay salarios) o edilicia y el profesorado-taxi que no ha hecho más que "serializar" a la comunidad docente, apartándolode toda libido militante, asambleística o siquiera buscadora de información sobre los problemas de la UBA; y del lado estudiantil,limitándose (insisto: en el mejor de los casos) a votar -y cada vez con menos ganas y en menor volumen- por estos o aquéllos, mien-tras "estos y aquéllos" se limitan a no se sabe qué "acumulación de fuerzas" (de debilidades, habría que decir más bien) para cual-quier dislatada exterioridad. Es evidente que en estas condiciones sería absurdo esperar que los "debates" en el seno de la UBA superaran el nivel sotánico delaño pasado, atrincherados en el insulto o la diatriba más o menos ad hominem, sostenidas por "teorías" tan interesantes y consis-tentes como que las dirigencias estudiantiles son meros rejuntes de irresponsables que no saben qué hacer con su vida, o que las"camarillas de profesores" representan a las clases dominantes dentro de la universidad -y el que crea que esto es una caricaturaexagerada, es porque nunca siquiera se asomó, por ejemplo, a una sesión del CD de la Facultad. Pero, nuevamente: la cuestión en la que quisiera concentrarme ahora es el resultado que hoy tenemos de todo esto. Admitámoslo:todos -y el "todos" no pretende desde ya igualar estilos, éticas ni objetivos- estamos en la misma, en el sentido de que conforma-mos minúsculas "vanguardias" (de algún modo hay que llamarlas) de, estrictamente, nadie. La profunda desmovilización y des-participación de nuestras respectivas "masas" ha provocado que las peleas, conflictos o tironeos entre, por ejemplo, decanos yasambleístas por un lado, y fubistas por el otro, con "terceras posiciones" (y cuartas, quintas, etcétera) en ambos lados, fueranefectivamente, en los hechos si no en las intenciones, peleas de "camarillas" pedaleando en el aire. Si se le quiere dar alguna dig-nidad sociológico-política, se puede, supongo, recordar la circulación de las elites paretiana. Pero no hay más que eso. No tenía por qué ser así, al menos no tan pobremente así. Hubo, efímeramente, alrededor de mediados de 2006, la posibilidad deconformar un espacio diferenciado alrededor de la candidatura de Alberto Kornblihtt, con ideas y políticas claras, que debió asu-mirse como una corriente de pensamiento y acción crítica a mediano plazo, no jugando a un "triunfo" (¿?) inmediato, sino a mili-tar sistemáticamente durante cuatro años en el seno de la comunidad universitaria, para pelear por una auténtica y profunda re-forma universitaria, y para llegar a la siguiente renovación de autoridades como una fuerza político-académica capaz de disputarla conducción de la UBA con un programa conocido y debatido por toda la comunidad. Por muy complejas razones (entre las cualesno fue la menor la dudosa política de la Fuba, que con todas sus diferencias y matices podía haber ensayado un "frente único" quele permitiera incluso profundizar o radicalizar desde "adentro" las posiciones del movimiento, mientras que jugaron a aislarlo, pa-

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ra obligarlo a acuerdismos no siempre queridos, y así confirmar su estrecha caracterización previa, con una típica táctica de "pro-fecía autocumplida"), eso no pudo ser. Por supuesto, ese espacio no está desaparecido y está activo, haciendo lo que puede. Pe-ro lo está haciendo, sin remedio, en los términos de la misma lógica que venimos describiendo, sin condiciones para romper su in-sularidad y su distancia respecto del socius universitario, no digamos ya de la sociedad en su conjunto -que, desde ya, tiene otrascosas de qué ocuparse, y las va a seguir teniendo mientras no seamos capaces de hacerle entender a esa sociedad que la agoníade la UBA la compromete de manera directa y dramática. Y es un interesante y sintomático lapsus que nuestro espacio se haya he-cho conocido como el "los cuatro decanos": da cuenta de que todavía no se trata de un auténtico movimiento político-académi-co, sino de lo que puedan (o no) hacer sus direcciones más visibles.Todo este contexto no puede menos que expresarse, de uno u otro modo, en los debates de las comisiones de Reforma. "Debates",es un eufemismo desmesurado, o una concesión retórica, inevitablemente teñida de ironía. Cualquiera pensaría que, ante la mag-na tarea histórica de aquella re-fundación de la UBA, o al menos de una profunda transformación constituyente de sus Estatutos,las sesiones de esas comisiones (y muy en particular de la comisión 4, sobre las formas de Gobierno, a la que pertenece el que es-to escribe) tendrían que ser tensas e intensas, calientes y apasionadas, verdaderos campos de batalla de las ideas, usinas de cre-atividad intelectual, académica, política. Pero no. El clima -y no sólo el meteorológico, que tampoco ayuda- es frío, cansino, bu-rocrático, oficinesco. Como ha venido ocurriendo sistemáticamente (y la expresión dista de ser inocente) desde que uno tiene me-moria, por ejemplo en las Asambleas cuatrienales para elegir rector, o lo que sea, todo está cantado de antemano: nada de sor-presas, mucho menos emergencia de nuevas posiciones surgidas del debate, o de estimulantes torneos retóricos (en el pleno, no-ble y griego sentido del término) que interroguen, critiquen, incluso arrinconen las posiciones del otro. Y entonces todo se vuelveuna suerte de trámite formal bastante hueco, que por supuesto beneficia a los sectores -me temo que hoy mayoritarios- que, re-signados a que "algo hay que hacer", juegan a un más o menos velado gatopardismo: que algo cambie para que todo quede igual.Problemas absolutamente definitorios para determinar qué tipo de reforma estamos (si es que estamos) haciendo -las eleccionesde autoridades de la UBA, la inclusión de los docentes auxiliares y de los "no docentes", la ciudadanización de los docentes inte-rinos, el aumento de la representación estudiantil, y un larguísimo etcétera- se discuten como si fueran casilleros a llenar en untablero de palabras cruzadas, o piezas que colocar en un rompecabezas que buscara mantener precarios equilibrios, conformar ala mayor cantidad de sectores posibles y evitar toda confrontación de fondo. Todo lo cual sería muy loable, si: a) estuviera en-marcado en un debate sobre el proyecto político-académico a mediano plazo para la Universidad (se trata, finalmente, de una es-tructural reforma universitaria, y no simplemente de adecuar esta o aquella norma procedural); b) si a su vez ese debate estuvie-ra acompañado por un debate análogo sobre cuál debería ser el lugar y la función de la UBA en la sociedad argentina (lo cual, cla-ro está, obligaría a una discusión política mucho más amplia entre las diferentes posiciones de la política-política que existen enlas comisiones, y no fingiendo que todos salimos ayer de un repollo); c) si el tan cacareado (y necesario: ¿quién lo duda?) con-senso fuera considerado un producto a construir como efecto del debate, y no un presupuesto voluntarista del cual se parte (y que,como todos sabemos que no existe, planea como un fantasma a conjurar, impidiendo a su vez la profundización del debate); d) sihubiera aunque fuera un tímido intento de cruce o articulación con los debates de las otras comisiones, que permitiera construirese proyecto de conjunto para la universidad (¿o nada tienen que ver las formas de gobierno y representación con, para no ir máslejos, la lucha por el presupuesto universitario, para planificar la cual no se ha escuchado una sola palabra en las comisiones?).Pero -otra vez-, no. Esas discusiones -sin las cuales mal podemos pretender llegar a una verdadera reforma - están obturadas des-de el vamos por la misma razón por la cual, decíamos más arriba, hemos llegado a esta instancia en estas condiciones: nadie noslas demanda. El desconocimiento (o, lo que sería aún peor, la indiferencia) de la comunidad universitaria respecto de lo que está(no) ocurriendo es casi completa. No es ya que dicha comunidad no asista en masa a las reuniones de las comisiones -mal podrí-amos pedir eso, cuando a veces no se digna asistir siquiera el presidente de la comisión, al menos en la que yo puedo dar fe-: nohay siquiera un modesto cronista de la página de educación de algún matutino que lo considere relevante. Y, a su manera, tienenrazón. Como la tiene -con muchas más razones- la comunidad universitaria. Quizá, entonces, tenga que desdecirme de lo que aca-bo de afirmar: la comunidad universitaria sí está "movilizada"… para no perder el tiempo.

* Consejero directivo por el claustro de Profesores.

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seguir Sociología, motivado por expli-carme qué es lo que pasa actualmente enel país. Necesitaba herramientas parapensar el presente. En el año 2001 megradué y comencé a trabajar como admi-nistrativo en la Secretaría Nacional deNiñez, Adolescencia y Familia a la vezque era docente en el CBC y en la carrerade Ciencia Política. En mi caso tambiénrenuncié a la docencia, lo cual fue uncorte con la academia. Actualmente con-tinúo en la Secretaría coordinando undispositivo de formación laboral para jó-venes con derechos vulnerados, donde seles enseña oficios con el objetivo de ins-cribirlos dentro de la cultura del trabajo. Pablo Belardinelli –Llegué a Sociologíapor la militancia política. Quería nutrirmi participación política con herramien-tas para comprender la realidad. Fue unadecisión completamente desconectadade una apuesta estratégica profesional.Cuando me preguntaban de qué pensabatrabajar, no tenía una respuesta porquela elección de la carrera tenía que vercon una cuestión meramente política. Amedida que avanzaba en la cursada, fuiidentificando mis áreas de interés: el Es-tado y los movimientos sociales, en par-ticular, el movimiento obrero. Luego es-tudié la maestría en Administración pú-blica en la Facultad de Ciencias Econó-micas e ingresé al Programa de Forma-ción de Administradores gubernamenta-les, del cual formo parte desde hace diezaños. Fue entonces que de un modo algocasual, mi vocación política y mi forma-ción académica se articularon en unaactividad profesional propiamente di-cha. También realicé un posgrado en Mo-vimientos sociales y organizaciones sin

ENTREVISTA A GRADUADOS

Ciencias Sociales –¿Cómo fue su inserción laboral en el Estado?Graciela Ahumada –Tengo 40 años y elegí estudiar Sociología a los 17. Hice un posgrado enEstadística, una maestría en Demografía y cursé el doctorado aunque no lo concluí. Al prin-cipio, me dediqué fundamentalmente a la investigación, fui becaria del CONICOR y de-sarrollé mi actividad docente tanto en grado como en posgrado. Pero llegó un momento enque lo académico me aburrió y decidí renunciar a la Facultad. Veía cómo los papers de in-vestigación quedaban muchas veces en los cajones. Y en el año 2001 me inserté de otra for-ma en el sector público vinculándome al SEDRONAR, que es la Secretaría de Programaciónpara la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico. Allí trabajo en elÁrea de Investigación del Observatorio Nacional de Drogas, que es un área nueva que mepermitió integrar la investigación para el diagnóstico y la gestión. Por ejemplo, en un pro-grama de fortalecimiento institucional para observatorios provinciales de drogas. Pude ar-ticular distintos intereses: la investigación, la capacitación y la gestión.Emiliano Bisaro –Yo había hecho un breve tránsito por la carrera de Historia cuando decidí

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"Pensar la relación entre la sociología y el Estado es un desafíoque debería asumir la Facultad en su conjunto"

Los graduados entrevistados para la Revista Ciencias Sociales.

En esta edición convocamos a cuatro sociólogos que se desempeñan profesio-

nalmente en el Estado. Pablo Belardinelli, Daniel Fernández, Graciela Ahumada y

Emiliano Bisaro nos relatan su inserción laboral y nos ayudan a pensar de qué

modo los graduados de la carrera intervienen en la gestión pública.

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ENTREVISTA A GRADUADOS

fines de lucro en la Universidad Di Tella ydesde el año pasado investigo en la Uni-versidad de Tres de Febrero sobre el mo-vimiento social en Gualeguaychú a partirde la instalación de las papeleras. En lolaboral, actualmente soy gerente de Ad-ministración del INCAA, Instituto Nacio-nal de Cine y Artes Audiovisuales, y aun-que suene algo alejado del mundo de lasociología, no lo es tanto.Daniel Fernández –Yo soy uno de los ve-

teranos, ya que ingresé en la carrera enel '73, guiado también por la militanciapolítica. Fueron años accidentados: lue-go de mi primer año, se cerró la Facultad.Cuando se reabrió, decidí dejarla por loscambios en el plan de estudio. Retomémás tarde, con la vuelta de la democra-cia, e incluso tuve que volver a dar el in-greso. Tuve la suerte de comenzar a tra-bajar antes de recibirme gracias a JulioAurelio. Por un tiempo dejé de lado lacursada porque aprendía mucho más enel desarrollo temprano de la consultora,cuando la informática estaba naciendo ytodo estaba por hacerse. Y por otra par-te en 1991 me convocaron para sumarmeal Ministerio de Justicia. Durante onceaños continué con los dos trabajos hastaque por fin resolví dedicarme de lleno alMinisterio. Hasta ese entonces nadieimaginaba poder llevar adelante investi-gaciones sociológicas en el campo de la

política criminal.Ciencias Sociales –Una pregunta que siempre les hacemos a los entrevistados tiene que vercon aquellos puntos fuertes y débiles en la formación.Graciela Ahumada –Por un lado, incluso hoy en los graduados más recientes se observa quela formación en sociología posibilita una mirada holística y que, a su vez, también permi-te poder trabajar en lo relativo y particular. Durante mis años de estudiante, por otra par-te, considero que faltó mayor profundización en lo que respecta a la investigación. Uno serecibía sin saber formular un proyecto. En el grado, los seminarios de investigación se con-vertían en materias porque en realidad no se realizaba ninguna práctica concreta de in-vestigación. También en el doctorado de la Facultad algunas materias de investigacióndictaban la misma bibliografía que en el grado. En nuestra carrera se hace mucho hincapié

en la herramienta descuidando el método: uno sabe calcular un índicepero desconoce cómo plantear un problema de investigación.Daniel Fernández –A mí me pasó algo similar: por supuesto que rescatolos aspectos teóricos, pero la falta de especialización y de práctica seconvierten en problemas a la hora de salir a trabajar. Yo encontré en eltrabajo una manera de desarrollarme que no me ofrecía la Facultad.Pablo Belardinelli –Me gustaría introducir algunos matices respecto delo que se viene diciendo. Por un lado, sí comparto el tema del aprendi-zaje de la metodología de investigación. Pero, además, pienso que unotermina la carrera con un herramental teórico razonable pero tambiénlimitado. Cuando me tocó enfrentarme a un mundo completamenteajeno a la sociología, con ingenieros, abogados, contadores y todosaquellos profesionales que abundan en la administración pública, medi cuenta de que, en términos de disciplina teórica, la sociología se re-duce a tres o cuatro certezas del siglo XIX. Y que surge un contraste an-

te la realidad a la que uno debe hacer frente. Esas verdades que se reproducen una y otravez dejan de lado el campo más general de discusiones teóricas sobre las problemáticas so-ciales. Hoy en día nuestra formación teórica sigue siendo holística pero limitada: existe unciclo de formación obligatoria, que aborda a Marx, Durkheim y Weber, pero después se dis-paran las sociologías especiales, en donde parecería que todos los temas dan lugar a su es-tudio. Es claro que deberíamos introducirnos en un debate más amplio que el de la discipli-na sociológica, pero a su vez no tenemos identidad profesional. Y entonces, si nos abrimosmucho en la discusión teórica, tampoco vamos a lograr definir el rol del sociólogo. Emiliano Bisaro –Yo cursé la carrera a fines de los '90. Valoro en especial lo extracurricu-lar: estar en la Facultad fue muy movilizante. Las charlas, los ciclos de cine, las moviliza-ciones fueron muy productivas. Ahora bien, aparecen puntos de contacto muy fuertescuando uno trabaja en el Estado y pasa al mismo tiempo tantas horas en la Facultad: am-bas son instituciones burocráticas en crisis, con muchas dificultades, en donde la políticaadquiere una importancia muy significativa. Todo ese conocimiento, esta vivencia que qui-zás no tiene valor curricular, a mí me sirvió para entender la dinámica de mi lugar de tra-bajo. Otro aspecto que destaco es la predisposición de los docentes, ya que cuando tuveinquietudes y me acerqué a varios de ellos, siempre recibí un estímulo para seguir adelan-te. Por ello pude ir subsanando las dificultades para investigar antes señaladas. Aquí se dauna especie de vocación por actualizarte permanentemente en la indagación teórica. Ciencias Sociales –¿Qué posición ocupa el graduado en Sociología en la gestión estatal?Emiliano Bisaro – En el Estado se vincula al sociólogo con la idea del técnico, del asesor. Setrata de una cuestión que tenemos que complejizar porque la identidad de técnico no es

Pablo Belardinelli Daniel Fernández

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para nada la más conveniente si quere-mos transformar a ese Estado en crisis.Hay compañeros sociólogos cuyo estilode trabajo resulta en algunos casos muyadaptable al estado de cosas que se danen lo público. En la formación curricularfaltan herramientas para la gestión yaunque la investigación debe seguir de-sarrollándose, no obstante, el campoprofesional es mucho más amplio. Porejemplo, basta observar la gran cantidadde sociólogos que trabajan en ONGs.Pablo Belardinelli –Ése es el desafío de launiversidad. Porque uno, como indivi-duo, es parte del vínculo laboral. Pensarla relación entre la sociología y el Estadoes un desafío que debería asumir la Fa-cultad en su conjunto y que hasta ahorano lo ha hecho. Es ver qué pasa en la es-cena real con la producción de conoci-miento, que apunta a transformar al Es-tado para mejorar la calidad de vida delas personas. Esto corresponde a la uni-versidad u otras instituciones porque demanera individual no se puede resolver.En otras palabras, no es la práctica pro-fesional de una persona la que va a podercambiar las cosas. Es cierto que durantela década del '90 la universidad se atrin-cheró y defendió cuestiones importan-tes, pero también se instaló en un lugarcómodo, limitando su existencia al temade la educación pública y gratuita. Enese tiempo se perdió la capacidad depensar productivamente las relacionesentre la universidad como productora deconocimiento y el Estado como organiza-dor de la sociedad. El Estado que siempreaparece como débil y ausente es el que asu vez agrede y reprime. La universidaden su conjunto se limitó a una estrategiadefensiva de sus logros y privilegios y nose planteó sistemáticamente una rela-ción más fluida con los problemas delejercicio del poder.Graciela Ahumada –Es claro que un so-ciólogo que se desempeña en la gestiónpública puede hacerlo en mejores condi-

ciones que otras profesiones. Por ejemplo, en lo que respecta al análisis de legitimidad,que es un concepto que no tienen incorporado profesionales provinientes de otras discipli-nas. Lo mismo ocurre con la cuestión de la internalización. Son nociones del campo socio-lógico que se vuelven fundamentales en la gestión pública. Sin embargo, cuando realicé unseminario de posgrado sobre planificación estratégica, me di cuenta de que hay herramien-tas operativas que sería conveniente estudiar en la carrera.Daniel Fernández –Aun en el Ministerio de Justicia, donde no ser abogado es casi un delito,el sociólogo supone cierto respeto. Hay algo que nos resulta más fácil por esa especie devisión holística que describimos antes: podemos salirnos del molde e inmiscuirnos en otroscampos a partir de la creatividad. Y así como nos explayamos en las críticas, también de-bemos agradecer a la universidad pública nuestra formación, incluso con las carencias y

debates pendientes.Pablo Belardinelli–Durante los '90 hu-bo un estilo tecno-crático de gestiónestatal que generóuna importante de-manda laboral desociólogos desdedistintos ámbitos,como los Ministeriosde Trabajo o de De-sarrollo social. Estademanda indujo laformación de pos-

grados afines por parte de la universidad, porque es probable que el posgrado en Políticassociales, por ejemplo, sea funcional a ese sesgo tecnocrático del Estado. Ambos lados serealimentaron debido a un déficit inicial, que es no haber analizado esta perspectiva. De-berían observarse los efectos de la incorporación de esa gran cantidad de profesionales ala gestión pública. A pesar de convertirse en algo novedoso, habría que considerar si sertécnico no se limita en muchos casos al dominio de una herramienta informática.Emiliano Bisaro –La UBA mantuvo una actitud de resistencia pero al mismo tiempo nutriócon cientos de cuadros para las sucesivas reformas del Estado que hoy padecemos. El ba-lance de la carrera tiene que dar cuenta de cuántos profesionales que transitaron por es-tas aulas terminaron formando parte de las reformas estructurales del país. Por ello hayque replantear cuál es la definición del rol del sociólogo. Aunque resulta muy difícil hacerun seguimiento de los graduados, no podemos dejar de complejizar nuestra mirada atentaa este fenómeno. Por otra parte, pese a que el Estado siga en crisis, las unidades acadé-micas deberían articularse mejor para trabajar en aras de la transformación social.Graciela Ahumada –No hay duda de que hay que priorizar líneas de formación de acuerdocon el modelo de país. El rol de técnico a veces resulta cómodo porque uno puede resguar-darse en esa figura, pero hay una decisión política que acompaña cada labor: uno puedesostener, proponer o correrse.

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Graciela Ahumada Emiliano Bisaro

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El 30 de diciembre de 2004 quedará en la memoria negra de nuestro

país como la noche en que murieron casi dos centenares de jóvenes en

el marco de un recital de rock. La desaprensión estatal, empresarial y

hasta la del propio público quedó de manifiesto. El poco cuidado por la

vida de los jóvenes en nuestra sociedad es el mensaje inapelable de

aquella tragedia. Pero no es la única forma en que la sociedad argenti-

na mata a sus jóvenes. Consumo de drogas letales, abortos clandesti-

nos, criminalización de la pobreza, accidentes de tránsito, accidentes de

trabajo, por represión a la militancia social y política... Hay muy distin-

tas formas de morir joven en la Argentina de hoy: describir algunas de

ellas y determinar posibles causas es lo que nos proponemos con este

dossier. Por eso convocamos a docentes de la Facultad que nos pre-

sentan diversos enfoques sobre la realidad social que investigan y cono-

cen, y que esperamos que nos sirva a todos como material de reflexión.

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morirjovenen la Argentina

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DOSSIER

La información sobre accidentes de traba-jo y enfermedades profesionales sufridaspor los jóvenes trabajadores en nuestro pa-ís son escasas y las existentes de dudosaprecisión, no obstante recurriendo a fuen-tes extranjeras, en general de origen euro-peo y estadounidense, es posible estable-cer una analogía que permite analizar laproblemática, elaborar conclusiones y loque es más importante proponer recomen-daciones para minimizar las dramáticasconsecuencias que quienes trabajamos yestudiamos este fenómeno venimos obser-vando con preocupación.Las estadísticas sobre el tema, cualquierasea la fuente, dejan ver claramente que lostrabajadores jóvenes sufren más acciden-tes de origen laboral que el resto de los tra-bajadores y que de hecho están expuestosa condiciones y medio ambiente de trabajode mayor riesgo. Esta combinación permi-te entonces terminar con la idea generali-zada de que la mayor siniestralidad obede-ce a factores exclusivos del joven trabaja-dor, sino por el contrario, los trabajos des-tinados a los jóvenes llevan de por sí unmayor riesgo. En otras palabras: ¡a los jó-venes lo peor!, lo que otros no quieren o nopueden hacer.Las causas que se citan a la hora de anali-zar la elevada siniestralidad son muchas y

sin poder establecer en qué medida partici-pa o contribuye cada una, conforman unconjunto tétrico que sin duda es necesarioatacar cuanto antes. A grandes rasgos po-demos citar las siguientes:Duración del empleo: Gran parte de las ac-tividades que emplean trabajadores golon-drina incluyen al jefe de familia adulto y alos hijos menores o jóvenes de su familia;estos trabajos que responden a demandastransitorias del mercado de trabajo hacenpoco proclive el cumplimiento de registrarestas actividades, generando la injustifica-da falta de protección y los futuros puntosciegos sobre los resultados de estas activi-dades en la salud de estos individuos.Trabajo precario: Esta población se en-cuentra con un alto nivel de desempleo/su-bempleo, mayor que el resto de la pobla-ción activa, y además están sometidos alos contratos temporales como las pasantí-as, en muchos casos utilizadas en francoincumplimiento de las normas pertinentes.La precariedad remite a la vulnerabilidadde este grupo respecto de las condiciones ymedio ambiente de trabajo que le toquenvivir, por la permanente presión para evitarla pérdida del sustento. Empleo exclusivo para jóvenes: Tambiénse suma a esta problemática, el permanen-te incremento de las actividades de servi-cios, en detrimento de las actividades in-dustriales, como ser los servicios de gas-tronomía, venta, comunicaciones, mensa-jería (sobre todo con traslados en motos),entre otros. Estos trabajos apuntan a unapoblación joven ofreciendo tareas poco ca-lificadas, con beneficios restringidos quegeneran una alta rotación, la cual deja sinefecto y hace impropias la implementaciónde la debida inversión en prevención, todoesto agravado por la circulación de jóvenesde un empleo a otro, muchos de ellos en lainformalidad, haciendo imposible la detec-ción de los efectos de estos sobre su salud.Se llega así a una ceguera temporal que se-guramente se expondrá dentro de años,cuando los riesgos ya se hayan convertidoen enfermedad o muerte. Todo esto porquelos exámenes de salud periódicos sólo sonletra muerta de la ley, lo mismo que losexámenes post-ocupacionales. Así, sin da-tos precisos, difícilmente se pueda preve-nir los efectos de estos riesgos.Factores inherentes a los jóvenes: falta dedestreza, de conocimiento, exposición in-necesaria al peligro, etcétera, lamentable-

mente estas causas son las que utilizanmuchos empleadores para justificar en re-alidad la pobre gestión que se lleva a caboen materia de prevención de accidentes yenfermedades profesionales y en generalsu afán por la explotación de la fuerza detrabajo de los jóvenes, que como se sabe,son los que se quejan menos del mal tratoque se les da. Basta recordar lo dicho sobreel derecho de piso que debe pagar quienquiere aprender.El afán de obtener un empleo puede, en elcaso de los jóvenes, ser el impedimentopara reconocer limitaciones que un traba-jador experimentado ya conoce, claro estáque esto pondrá en tela de juicio la cues-tión de dar oportunidades a los jóvenes,cuestión para la cual deberá haber supervi-sores capaces de notar estas diferencias enla capacidad para realizar las tareas.Es central no estigmatizar al trabajador jo-ven como responsable principal de los si-niestros, sin antes haber analizado todoslos factores concurrentes para que el mis-mo se desarrolle.Es cierto que el trabajador joven al iniciode la actividad puede carecer de destreza,así el corte de madera en una sierra circu-lar por ejemplo requiere de sensibilidad,de paciencia, del saber interpretar los soni-dos y las vibraciones que se producen, pe-ro también es cierto que difícilmente seobserve hoy en día que un supervisor oresponsable capacite a ese joven trabaja-dor en cómo debe efectuarse la tarea y losriesgos intrínsecos que lleva esta activi-dad. Hay tareas que hasta el día de hoy, ypor lo que sabemos por mucho tiempomás, sólo pueden ser adquiridas a travésdel aprendizaje por imitación, mal que lepese esto a los presupuestos destinados a lacapacitación o a los problemas operativosde falta de mano de obra. Puede haber mucho de cierto en el senti-miento de invulnerabilidad de los jóvenes,¿pero no es acaso el motivo por el cual seles asigna determinado trabajo?Los datos estadísticos que pueden obser-varse dan cuenta clara del resultado de lascondiciones a las que finalmente están ex-puestos los trabajadores jóvenes. Estos da-tos pertenecen a países que seguramentetienen una problemática menor a la delnuestro, por lo cual hasta podrían ser con-siderados un piso de referencia.La Agencia Europea para la Seguridad y laSalud en el Trabajo presentó en marzo de

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este año unos datos según los cuales los jó-venes europeos de edades comprendidasentre los 18 y los 24 años sufren un acci-dente laboral grave cada minuto y unamuerte en el puesto de trabajo cada dos dí-as (dentro de la actual comunidad euro-pea). Asimismo, tienen un 50% más deprobabilidades de sufrir un accidente labo-ral que los trabajadores del resto de lasfranjas de edad.

Los actores y las propuestasCuando hablamos de prevención de ries-gos laborales podemos referirnos a lospropios trabajadores, los cuales en este ca-so no cuentan ni con el conocimiento, ni lacapacidad política, ni tampoco con carac-terísticas de desarrollo personal suficien-tes.

Por lo tanto nos debemos remitir a:Los sindicatos y respecto de esto no en-contramos por lo general políticas preven-tivas dirigidas a los trabajadores jóvenes,como ser un sistema de inducción en elempleo que incluya obligadamente una ca-pacitación sobre los riesgos a los que esta-rá expuesto o la acción de dar a conocer ví-as de comunicación para denunciar condi-ciones de trabajo riesgosas. Hay que agre-

garle a esto la tendencia a la baja en las ta-sas de sindicalización, así también el ata-que a estas instituciones con el subsecuen-te socavamiento de la confianza en lasmismas y en la posible protección que lasmismas pueden otorgar.El Estado, con un mercado de trabajo se-mi-registrado y con la falta de inspecciónsuficiente, hace dudoso que pueda respon-der a las necesidades de esta parte de la po-blación, como así también al resto de lostrabajadores.Es posible que las asignaturas pertinentesa esta temática, que se deben incluir en laeducación formal, logren una acción másefectiva en la concientización de esta pro-blemática; pero queda claro que nunca conel mismo tenor que si el Estado fuera elrector directo de la cuestión.Las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo(ART) son asimismo las primeras respon-sables de supervisar la labor del emplea-dor, pero no cuentan con herramientas es-pecíficas para los más jóvenes, además tra-bajan de manera competitiva y no coordi-nada, lo que impide que acciones sobre es-te particular sean ampliamente divulgadas.La Superintendencia de Riesgos del Tra-bajo (SRT), entidad por excelencia dedica-da a esta problemática, ha implementadomedidas tendientes a reducir la siniestrali-dad que no necesariamente están enfoca-das a la población trabajadora más joven.Vale recalcar que las estadísticas que ad-ministra permanentemente este organismo

no son atravesadas por la variable edad delsiniestrado, si bien este dato se puede ex-traer al momento de llevar a cabo la de-nuncia de estos sucesos.

La inmoralidad de la situación de los jóve-nes trabajadores está planteada, los actoresque deben poner en marcha las accionescorrectivas son expertos y están citados,¿entonces qué esperar? ¿Es posible queuna modificación del marco legislativo délugar a acciones concretas al respecto? ¿Esposible que una acción preventiva desde laeducación permita la conformación de jó-venes ciudadanos conscientes de los ries-gos que el mundo del trabajo les puede de-parar? ¿Se incrementará la acción del Es-tado sobre esta problemática, atendiendo alos datos reconocidos a nivel mundial?¿Será éste algún día un tema que los me-dios de comunicación informen con fre-cuencia suficiente, antes de tener que co-municar tragedias? Nada de esto lo pode-mos saber hoy, sólo sabemos que podemostrabajar desde muchos lugares para quehaya que comunicar menos tragedias.

* Profesores de Condiciones y medio am-biente de trabajo en la Carrera de Rela-ciones del Trabajo.

20 21

1996 2004Todos los trabajadores 67 5916-19 años 115 13920-24 años 87 90Total debajo de 24 años 92 9925-29 años 77 6330-39 años 66 5640años en más 57 49

Fuente: UGT

Contrato ilimitado Contracto con plazo Otros Totaldefinido

Edad WA IR WA IR WA WA IR16-119 4546 8624.58 26375 12933.23 1091 32012 12544.7020-224 38943 7466.07 101156 12998.16 4936 150035 11211.7025-229 62496 5052.22 97290 10357.71 6281 166067 7631.0530-334 61828 4172.21 74832 11436.96 5924 142584 6674.3435-339 59650 4188.61 59754 11548.90 5427 124831 6429.6240-444 52510 3970.81 44783 12526.71 4875 102168 6081.7944-449 42826 3724.00 30657 13300.22 3830 77313 5600.3650-554 38623 4280.51 25052 15219.93 3593 67268 6305.0055-559 28737 4437.46 13602 14080.75 2484 44823 6022.9860-664 13245 4626.27 5436 13194.17 1172 19853 6060.13Sobre 660 aaños 1445 4339.34 679 16560.98 208 2332 6252.01No eespecificados 98 1475 51 1624Total 405593 4473.44 492450 12084.37 40145 938188 7139.02

España: Accidentes con baja de al menos un día, por tipo de contrato y por edad del trabajador

España: Número de accidentes cada1.000 trabajadores en 1996 y en 2004

distribuidos por edad.

Fuente: Computer records work accident reports, Ministry of Labour and Social Affairs, 2002.WA: Accidentes totales.IR: índice calculado como número de accidentes/100.000 trabajadores en esquema de seguridad so-cial.

Trabajo de día, de noche y rotativo en España distribuido por edad

Edad Trabajo Trabajo Trabajodiurno Nocturno t.rotativo

18-224 81.4% 1.2% 17.3%25-334 83.0% 0.5% 16.4%35-444 84.1% 0.7% 15.2%45-554 87.7% 0.6% 11.7%55-664 87.9% 0.5% 11.6%65 aand oover 90.9% 0.0% 9.1%Fuente: 5th working conditions survey, 2003

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DOSSIER

No todas las muertes valen lo mismo.En un mundo dominado por la sensa-ción de inseguridad, la muerte del jo-ven delincuente "no existe"; esto sig-nifica que no se llora, no se expone, nocuenta siquiera como noticia. Nuestrasociedad no está dispuesta a procesarla muerte del joven delincuente; por-que del joven delincuente hay muchasotras cosas que develar: sobre todo, suamenaza. A continuación daremoscuenta del modo en que se tematiza enel "Gran Diario Argentino" el asesina-to de un joven que estaba delinquien-do con una pistola de juguete y se to-pó con un justiciero de verdad. El titular de Clarín dice: Cada vez haymás chicos asaltantes // Matan a uno

de 11 años y a otro de 15. Faltan co-nectores. La comprensión se enrarece,salvo que apelemos al siguiente razo-namiento: los matan mientras delin-quen. Desde esta afirmación queda enclaro que los chicos son asaltantes:alarman. Pero en nuestra sociedad:¿hay calificativo para los matadores?Esta es la contracara del proceso, y noparece merecer reflexión alguna, ni si-quiera cosecha la simple enunciación.El ejercicio de la violencia contra jó-venes no merece ser noticiado. En es-ta estructuración del mundo, parecieraque sólo se debe tomar conocimientode las tendencias violentas de ciertossectores de la población -en este caso,los jóvenes. Recién en el copete Clarín aclara laconexión: La muerte de dos chicosque quisieron asaltar a dos automovi-listas confirman una tendencia: cadavez hay delincuentes más jóvenes (su-brayado en el original). Del recorte yla argumentación parece desprenderseuna interpretación que no poco debe ala reflexología, ya que el estímulo na-ce de la nada y la respuesta es descon-tada como por acto reflejo. Además de lo expuesto, Clarín haceintervenir un elemento más: el Gobier-no. El mismo aparece con una doblefunción: por un lado, es tanto produc-tor como garante de la información (setrata de informes oficiales: El Gobier-no reconoce el aumento de la partici-pación de jóvenes en hechos de vio-lencia; y luego: Así lo confirma un in-forme oficial); por el otro, se lo pre-senta en calidad de responsable de lasituación y con la obligación de tomarcartas en el asunto. El director nacio-nal de Política Criminal del Ministe-rio de Justicia, manifestó su preocu-pación por el aumento de la partici-pación de jóvenes en hechos de vio-lencia y delictivos. // De ahí que el Mi-nisterio haya organizado un semina-rio donde se buscarán cursos de ac-ción tendientes a reducir la violenciay los delitos en los que están involu-crados los jóvenes (subrayado en el

original).La incorporación del Gobierno comoagente y su desempeño no son inope-rantes, más bien todo lo contrario:constituye el pilar sobre el que seasienta la noticia. Repetimos: si la no-ticia es el aumento de la participaciónde jóvenes (cada vez más jóvenes) enlos delitos, el Gobierno deja de tenerun papel secundario para pasar a tenerun papel central. Lo que pasa ahora a segundo plano esla noticia "fresca" del intento de asal-to fallido y el asesinato del joven.Aunque no es exactamente lo que po-dríamos denominar un segundo plano,sino más bien un elemento demostrati-vo de una teoría más amplia: este casojunto a otro (el del joven de 15 añosasesinado que aparece en la página si-guiente, componiendo una doble pági-na de horror para el ciudadano amena-zado: Otro caso de un chico ladrón)son las premisas que por insistencia yjunto con encuestas [que] indican unaumento de la participación de meno-res en casos de robo a mano armada,pero también en delitos de homicidios(subrayado en el original) construyeneste espacio endemoniado del joven.Se trata de una generalización a partirde casos. Apuesta inductiva por exce-lencia. Esta generalización, a su vez,establece la constatación de un nuevoperfil de delincuente y permite que selo conciba como un problema social:Las condiciones de seguridad se en-cuentran vulneradas por el nuevo per-fil del delincuente (subrayado en eloriginal). Así el caso puntual es arque-tipizado y llevado a la arena de losproblemas político-institucionales dela seguridad social, donde un nuevo ti-po de salvajismo urbano parece tomarcuerpo en la figura del joven. Pero debemos ser precavidos. No po-demos afirmar que la juventud sea, sinmás, endemoniada, por lo menos nomás que en otros tiempos no tan aleja-dos en nuestra historia de represióndonde el joven sí realmente era porta-dor de un estigma que lo expulsaba a

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los márgenes de la sociedad hasta elpunto de no merecer la vida. El ojo po-licíaco y malicioso de la sociedad re-cae en una zona de cruce: joven y dedeterminada extracción social, preci-samente humilde. Así, no se trata decualquier joven sino de uno muy par-ticular: el habitante de las zonas po-bres y peligrosas. Hay una topologíade la distribución del delito, cuyoscentros están radicados allí donde lamiseria. Tan es así que en un recuadro de lamisma nota se lee en el título y a ma-nera de recordatorio -para refrescar yreactualizar las suspicacias-: Una zo-na pesada // Fue en el barrio de "So-papita". Los barrios son adueñadospor maleantes. El joven mafioso, pa-trón del barrio. Sopapita: mafioso depoca monta pero a quien durante suentierro, sus amigos lo despidieroncon tiros al aire y fumando marihua-na, en una demostración de fuerza pa-ra los policías que estaban escondidosdetrás de los árboles. Pero en estaconstrucción no se trata sólo de espa-cios malditos: el paralelismo que seestablece entre este caso del menorasaltante con Sopapita -en tanto queestaba considerado como el "jefe debandas de la zona" y controlaba laventa de drogas en la villa El Merca-do (subrayado en el original) y queademás solía llevar encima una pisto-la 9 milímetros que le había robado ala Policía Federal y estaba enfrentadocon los líderes de la villa Carlos Gar-del-, establece una serie de significa-dos que, tal vez por un delirio conta-gioso producto de la comparación, ter-mina por asimilar al menor con el ma-fioso. Pero volvamos a los barrios misera-bles: son asimismo un lugar de cultivoy de aprendizaje de las prácticas delic-tivas: El partido de Tres de Febrero esla cuna de algunos barrios "pesados";o bien: Villa Pineral, El Mercado,Carlos Gardel, Paredón y San Eduar-do son barrios humildes del partido deTres de Febrero que están signados

por un común denominador: está fre-cuentado por narcotraficantes, asesi-nos y ladrones (subrayado en el origi-nal). La idea de "cuna" remite, justa-mente, a la noción de crianza y forma-ción: espacio de generación y desarro-llo del sujeto delictivo. Así, no sólo setrata de espacios donde se localizanmás crímenes sino además del espaciosociogenético de la práctica criminal.El barrio es desviante. Estos elementos dispersos son subsu-midos bajo la chapa que encuadra a lanoticia e instala el tema: Inseguridad,que ya implica toda una organizacióny una economía del sentido: la amena-za. Inseguridad: podría decirse quefunciona performativamente. Sin pro-ponérselo, un acto del lenguaje. Inse-guridad = amenaza = temor. Y bien:temámosles ahora también a los jóve-nes. Si antes los menores se nos mos-traron sexuados, ahora también se nosmuestran delictivos: se viene la hordade pequeños criminales. La inseguri-dad: la gran metáfora que da sentido alactual universo del crimen es la quevincula la serie del propietario hones-to a la del embravecido criminal. Sitoda metáfora implica la búsqueda deun modelo en otro lado, en otra serie,una conexión isomórfica que nos per-mita explicarnos, ordenar el sentidofrente a algo que nos resulta nuevo,inexplicable, o por lo menos no fácil-mente formalizable, podemos concluirque la inseguridad cumple precisa-mente esta función; pero es tambiéncierto que cumple otra, la de ser vehí-culo de orden, de control social 1. Unaabstracción que parece ser muy con-creta: la abstracción radica en que elconcepto no remite a más que una ela-boración post-factum de una serie dehechos, es el mote perceptivo de unnuevo contexto de mayor miseria ymarginalidad. Tal vez más concretosea el miedo de los ciudadanos. El ar-marse, el disparar, o los mismos he-chos delictivos. La inseguridad apare-ce como un problema social -la "pes-te" social de estos tiempos-, de ahí la

importancia de que el Estado interven-ga y el papel protagónico en el casoaquí tratado.Hemos dicho muy poco sobre la muer-te -o el homicidio- del joven. Perotambién hemos dicho muy poco sobrela figura del justiciero. Hemos dichopoco porque su procesamiento, el dela supresión de la vida joven, es casinulo. El justiciero es aquel que reorde-na una situación que ha dejado vícti-mas. El justiciero, entonces, es laemergente de una sociedad estructura-da en torno a víctimas: nuestra socie-dad victimológica. En esta estructura,la supresión de la vida joven ímprobano merece ser llorada. Por eso, en me-dio de ese desplazamiento de los últi-mos años que databa el pasaje juvenildel vivir rápido, morir joven, ser uncadáver bello, a la victimización de lamuerte joven, deberíamos introducireste secreto, el de la muerte indigna deser llorada.

* Docente del Seminario de Informáti-ca y sociedad en la Carrera de Cien-cias de la Comunicación.

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1. Aníbal Ford (1996): Navegaciones.Comunicación, cultura y crisis, BuenosAires, Amorrortu.

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DOSSIER

Las muertes y lesiones ocasionadaspor el tránsito conmueven en la actua-lidad a la opinión pública en nuestropaís. Tragedias brutales como la deSanta Fe han puesto en entredicho es-tos acontecimientos como consecuen-cias naturales e inevitables de la movi-lidad, como el término mismo de acci-dente sugiere, permitiendo preguntar-se acerca de las posibilidades de pre-vención de este tipo de hechos. Los organismos internacionales hanrealizado una de las principales inter-venciones sobre la magnitud del fenó-meno, enfatizando la posibilidad deevitar y disminuir las muertes y lesio-nes asociadas al tránsito. La Organiza-

ción Mundial de la Salud indicó a lostraumatismos generados por el tránsi-to como la onceava causa de muerte anivel mundial, estimando que por añofallecen en el mundo 1,2 millones depersonas. Las discapacidades de causaexterna es otro de los amargos resulta-dos de los accidentes de tránsito quelesionan a 50 millones de personasanualmente1.Si bien esta problemática puede ser re-tratada como una epidemia mundial,tiene un impacto regional y nacionaldiferencial. Son los países con bajos ymedianos ingresos aquellos que mues-tran elevados índices de mortalidad ymorbilidad con una tendencia crecien-te. La deficiente infraestructura vial yla composición del tránsito, con unelevado número de sectores vulnera-bles, tanto en su movilidad -peatones,ciclistas y motociclistas que presentanuna exposición total del cuerpo anteun choque vehicular-, así como en as-pectos socioeconómicos -que limitansus respuestas de recuperación anteestos hechos-, indican esta afectacióndesigual. Sin embargo, es claro queuna de las principales falencias vincu-ladas a los accidentes es el escaso des-arrollo de políticas integrales en posde la prevención. Dentro de esta realidad mundial, laArgentina ocupa el tercer lugar res-pecto a las tasas de mortalidad y lesio-nes ocurridas en siniestros viales. Poresa causa mueren entre 27 y 33 perso-nas por día, lo que significa más deuna persona por hora2. Realizar undiagnóstico de este fenómeno en nues-tro país no es tarea fácil. Por un lado,la distribución de los accidentes en elterritorio argentino no es uniforme, ytampoco parecen serlo los gruposafectados y los factores causales. Porel otro, la información disponible esfragmentada y disímil. La ausencia deun registro único sobre accidentados ylas diferencias conceptuales, los dis-tintos tratamientos de los datos y unaltísimo índice de subregistro, haceque la información suministrada por

los distintos organismos difiera en lascifras3. Reconociendo estas limitaciones, yutilizando la base de datos del Progra-ma de Seguridad Vial de la Defensoríadel Pueblo de la Ciudad, año 2005 y2006 -confeccionada a partir de la in-formación suministrada por la PolicíaFederal Argentina4 -, analizaremos al-gunas características de los siniestrosen esta jurisdicción, en la que los jó-venes se presentan como uno de losgrupos más afectados por este fenó-meno.La Ciudad Autónoma de Buenos Aires(CABA), en relación con provinciasdensamente pobladas, muestra un pe-queño número de muertos, así comouna altísima cantidad de lesionados(ver Cuadro 1). A diferencia de zonas

rurales, la baja velocidad, posibilitadapor las características de los caminosurbanos y por la alta concentración detránsito, propicia a que las colisionesentre vehículos sean menos brutales.Por otro lado, la interconexión de losdistintos caminos, la dimensión de lossistemas de urgencia y la cercanía deservicios de atención en salud permi-ten una prevención secundaria rápida

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Buenos Aires 1.034 18.685Santa Fe 443 15.285Mendoza 267 5.403Entre Ríos 213 1.944Misiones 208 1.385Tucumán 182 24.283Chaco 143 4.578Salta 128 2.252Córdoba (Cap.) 121 7.163C.A.B.A 116 11.472

Fuente: Renat (web) sobre la base de la PFA

Cuadro 1. Víctimas fatales y lesionadaspor provincia de más de 1 millón de

habitantes. Argentina - 2006

Tipo de lesionados

Provincias Fatales Lesionados

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por parte del sistema de salud, evitan-do la muerte de muchos de los acci-dentados. En cambio, el elevado nú-mero de lesionados se debe a la altadensidad de usuarios de la vía pública,consecuencia de su calidad de centroeconómico, administrativo y cultural. Si bien la CABA presenta una bajamortalidad, es llamativa la concentra-ción de muertos entre los jóvenes desexo masculino. De un total de 227muertes sucedidas durante los años2005 y 2006, el 32% tenía entre 15 y29 años. Si bien dentro de la totalidadde los muertos existe una sobre- repre-sentación5 del sexo masculino respec-to al femenino, esta diferencia es másacuciante en edades jóvenes. El 83%de los jóvenes muertos eran varones.Sólo a partir de los 65 años de edad,las mujeres se mostraron como el gru-po más vulnerable.Las tasas de mortalidad, que permitenajustar el número de víctimas al pesodemográfico, dan cuenta nuevamentede la sobre-representación de varonesfallecidos, con una tasa de 11,3% encontraposición a un 3,4% en el caso delas mujeres. Sin embargo, son losadultos mayores de 75 años quienespresentan la tasa de mortalidad másalta (11,3%). La mayor probabilidadde muerte de los ancianos estaría dadapor la vulnerabilidad de su cuerpo an-te un impacto de estas características,con traumatismos más severos y me-nores posibilidades de recuperación.Por otro lado, al considerar el peso po-blacional, se observa que esta proble-mática afecta, en tanto probabilidad demuerte, al sexo masculino entre los 15y 44 años; extendiéndose la vulnerabi-lidad de los varones hasta edades másavanzadas.A diferencia del total de fallecidos, enel que peatones (44,5%), automovilis-tas (16%), y motociclistas (15%) apa-recen como los grupos de mayor ries-go, en el caso de los jóvenes -entre 15y 29 años- podemos observar que au-menta la proporción de los motociclis-tas (35%) y disminuye -aunque man-

teniéndose como un grupo de altoriesgo- la proporción de peatones(35%)6. Los ciclistas se expresan co-mo la tercera forma riesgosa de movi-lidad para este grupo etario, mientraslos conductores de automóvil -yacompañantes- sólo representan el10% de los muertos (ver Gráfico 1).

Estos datos ponen de manifiesto quela vulnerabilidad de los jóvenes estáasociada a tipos de desplazamientoseconómicos en relación al automóvil -y por lo tanto accesibles a distintosgrupos socioeconómicos. El riesgo delesiones graves y de muerte en estasformas de movilidad es muy alto debi-do a que la descarga sobre el cuerpoante una colisión es directa. Debemos tener en cuenta que el uso dela moto, el ciclomotor y también la bi-cicleta por parte de este grupo dentrode la ciudad, y con mayor densidad enel micro y macrocentro, está relacio-nada con dos prácticas laborales: lamensajería y el delivery. La distribu-ción de los días y horarios de los acci-dentes apoyan la existencia de esta re-lación. De los 24 motociclistas muer-tos, 19 de ellos se accidentaron duran-te días laborables, y 16 de estos du-rante la franja de 7 a 19 horas. Dado el tipo de actividad, el grado deexposición del grupo es elevado. Por unlado, permanecen gran cantidad horasen la vía pública, por el otro, su salariosuele depender del número de entregas,factor que muchas veces los lleva a mo-vilizarse rápidamente, a altas velocida-des sin respetar señales de tránsito.Además, la no utilización del casco-protección que permitiría atenuar lagravedad de las lesiones- es recurrente,sobre todo entre los conductores de mo-tos de baja cilindrada y ciclistas.La disparidad entre el sexo femeninoy masculino no logra explicarse en sutotalidad -ni en el grupo etario, ni en elresto de la población afectada- comoresultado de una alta proporción devehículos de uso predominantementemasculino. Si bien, en el caso de losjóvenes motociclistas, la altísima pro-porción de accidentados varones estáasociada a que este vehículo es utiliza-do predominantemente por este sexo;no sucede lo mismo para el caso depeatones -grupo más heterogéneo. El accionar del Estado sobre estas for-mas de movilidad vulnerables ha sidolimitado. En cierta medida, el abordaje

peatón

35%

auto

10%

moto/ciclo

motor

35%

bicicleta

14%

sin

información

6%

Gráfico 1: Víctimas fatales jóvenessegún forma de movilidad.

CABA. Año 2005–2006.

Fuente: Elaboración propia sobre la base dedatos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.Año 2005 y 2006

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de los accidentes como consecuenciairremediable del aumento y expansióndel vehículo automotor, ha privilegia-do la intervención sobre el automóvil,tanto en lo que refiere a normativa, in-fraestructura y ordenamiento del trán-sito, así como en las campañas de co-municación. En este sentido, las políti-cas preventivas orientadas a los jóve-nes deben correr el foco a estas formasde desplazamiento -alguna de ellas enexpansión, como las bicicletas7.Por otro lado, la aceptación -arraigadaculturalmente- de los accidentes detránsito como hechos fortuitos y uni-causales (o al menos con una únicacausa importante) presente en el ac-cionar de los organismos que inter-vienen en estos hechos -policía, ase-guradoras, justicia- también dificultael tratamiento de esta problemática8.Desde esta concepción, ante un cho-que, en el que una motocicleta se des-plaza a altas velocidades, se asume demanera automática que el conductores el responsable del hecho, omitiendodel análisis factores precedentes y ca-racterísticas del entorno; como ser lascaracterísticas del tipo de actividad -mensajería y/o delivery- que realiza eljoven, o la falta de adecuación de lared vial. El Libro Blanco del Trans-porte de la Unión Europea (2001), enel que toman cuerpo las políticas re-gionales de la Unión respecto a trans-portes, reconoce que las investigacio-nes realizadas por los juzgados y ase-guradoras son "inútiles para mejorar

la seguridad, dado que no se realizanpara determinar causas, sino para de-terminar responsabilidades". La reformulación de este abordaje apartir de perspectivas holísticas, enfo-cadas hacia un análisis multicausal, enuna visión más integral de esta proble-mática, que identifique factores expli-cativos tanto en el acontecimiento, co-mo el pre y post acontecimiento, ayu-daría a la comprensión más cabal, ypermitiría la formulación de interven-ciones eficaces.

* Se desempeña en el Programa deSeguridad Vial de la Defensoría delPueblo de la Ciudad de Buenos Aires.Participó en la elaboración de los In-formes de seguridad vial 2005 y 2006de dicha institución.

1. OMS, Organización Mundial de laSalud, Informe sobre la prevención detraumatismos causados en el tránsito2004 en http://www.who.org

2. Defensoría del Pueblo de la Nación,Informe especial sobre seguridad vialen la Argentina, en ColecciónBiblioteca del Defensor, 2005.

3. Defensoría del Pueblo de la Ciudad,Estado de la información y estadísticassobre siniestros viales 2005, enwww.defensoria.org.ar

4. La PFA informa como muertos aquellaspersonas que murieron en el lugar delhecho. Si bien el trabajo con esta fuen-te ha permitido evidenciar que, enalgunos casos presentan información delas personas fallecidas en traslado,aquellas que mueren en la internaciónno son computadas por la policía.Organismos internacionales proponenun factor de corrección del 30% paralos datos producidos a partir de estafuente. Los datos presentados a conti-nuación no tienen computado el factorde corrección.

5. Se utiliza el concepto de sobre-repre-sentación debido que la distribución delos accidentados en tránsito altera ladistribución poblacional entre sexos.Según el Censo 2001, en la CABA, el55% de la población es de sexo feme-nino, mientras el 45% de sexo masculi-no.

6. Defensoría del Pueblo de la Ciudad,Informe sobre siniestros viales 2006 enwww.defensoria.org.ar

7. Los reductores de velocidad en lasesquinas, la separación del tránsitoautomotor de estos tipos de desplaza-miento -red cicloviaria, zonas peatona-les, etcétera-, la estructuración de unared apropiada a las condiciones de lospeatones y otros vehículos, así como lageneración de campañas comunicacio-nales dirigidas a estos grupos vulnera-bles son algunas de las medidas quepueden tomarse.

8. CONAPRIS, Aspectos demográficos ysociales de los accidentes de tránsitoen áreas seleccionadas de la Argentina,Ministerio de Salud, 2006.

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Presento aquí algunos pasajes del libroTraiciones. La figura del traidor enlos relatos acerca de los sobrevivien-tes de la represión, aparecido hace po-cos meses 1. En él expongo una seriede hipótesis y preguntas acerca de lafuerte estigmatización que pesa sobreaquellos desaparecidos que reapare-cieron, centrándome en particular enlos modos en que la literatura se hizoeco de ella o incluso contribuyó a di-fundirla. Para intentar una comprensión de laconstrucción cultural que sostuvo (ytodavía sostiene, en cierto sentido) di-cha descalificación, pienso que es útilreferirme a los códigos éticos de la mi-litancia revolucionaria2. Propongo una aproximación al regis-tro no tanto público sino íntimo de lasformas que adoptó en los años setentala política entre quienes optaron porintegrarse a la lucha armada. Allí apa-rece aquella estructura de culto al he-roísmo, al sacrificio y a la abnegaciónque puede leerse como el revés deldiscurso público triunfalista que seproclamaba contra todo sentido co-mún, cuando -desde 1975, y mucho

más después del golpe de Estado- ha-bía señales más que evidentes del efi-caz y aniquilador accionar represivo.Encuentro indicios de una cierta con-ciencia -incluso previa al golpe del'76- entre los militantes de las organi-zaciones armadas, de que se dirigíanirremediablemente a una derrota mili-tar aplastante y a la propia muerte. Sinembargo, esta conciencia no se tradu-jo en la deserción de la lucha armadani en una rebelión generalizada contrala línea de la dirección. La preguntaaquí es: ¿por qué persistieron? Creo que hay un quiebre profundo en-tre lo que proclamaban públicamente,y lo que percibían íntimamente: quie-ro insistir en la contradicción que apa-rece velada entre la línea explícita,formal, pública de las conducciones,que proclaman una victoria segura ypróxima, por un lado, y la "estructurade sentimiento" -en términos de Ray-mond Williams- que empieza a cuajaren el conjunto de la militancia, su au-toconciencia de las señales de derrotay la proximidad de la muerte, por otro. Otra respuesta posible: en muchos deestos militantes (o al menos en susconducciones) opera el autoconvenci-miento de que aunque aislados, tienenla razón (histórica) y deben marcar elcamino (para el futuro), dejar un testi-monio escrito con sangre para las nue-

vas generaciones.El culto de la valentía, del coraje, delarrojo, del riesgo, de la hombría, es uncomponente a tener en cuenta para en-tender la persistencia en realizar ac-ciones armadas aisladas, sin sentidopolítico, repudiadas por la poblaciónen general y por los mismos trabaja-dores o sectores populares que preten-dían defender y representar las organi-zaciones armadas. "La praxis del co-raje no admite cuestionamientos sub-alternos"3, escribe Brocato: frente alvalor demostrado por los que ya mu-rieron, sólo queda seguirlos, para serdignos de ellos. Hay otra posible respuesta a la persis-tencia de la militancia en la lucha ar-mada que apunta a la responsabilidadde las conducciones políticas de nohaber tomado medidas para proteger asus bases4. Un especulativo MarioFirmenich contesta en una entrevistarealizada en 1977, cuando la masacresobre Montoneros era un hecho incon-trastable: "No se trata de ver cuántoshan muerto, sino de cuántos se incor-poran"5. E insiste en 1981, "nosotroshacemos de la organización un arma,simplemente un arma, y por lo tanto,sacrificamos la organización en elcombate a cambio de prestigio políti-co. Tenemos cinco mil cuadros menos,pero ¿cuántas masas más?" 6.

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1. Buenos Aires, Norma, 2007.2. Aclaro que muchas de las observaciones que propongo no son generalizables a todas

las organizaciones de la izquierda revolucionaria argentina de los años '70. Cadagrupo, por su origen, su cultura política, su modalidad organizativa, su inserciónsocial, su historia, plantea un mundo específico que merece ser distinguido. E inclusodentro de un mismo grupo, se viven sucesivas etapas muy distintas, en las que haytendencias que se exacerban y otras que se diluyen. Más allá de estos reparos, haycuestiones similares, aires de familia que son comunes a aquellas organizaciones queoptan por la lucha armada y definen su paso a la clandestinidad.

3. Carlos Brocato (1985): La Argentina que quisieron, Buenos Aires, Sudamericana-Planeta.

4. En su libro Política y/o violencia (Buenos Aires, Norma, 2005), Pilar Calveiro analizapormenorizadamente los rasgos de la dinámica interna de Montoneros entre 1976-1980, los "mecanismos políticos, militares y organizativos que junto al ímpetu represi-vo asfixiaron a la organización y definieron su derrota político militar". Un documen-tado análisis del pragmatismo, la desinserción en los sectores populares, el reemplazodel análisis político por la ciega apelación a los principios.

5. Entrevista a Mario Firmenich, en Cambio 16, Nº 295, Madrid, 7 de agosto de 1977.6. Entrevista a Mario Firmenich, en Bohemia, Nº 2, La Habana, 9 de enero de 1981.

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Al pie del patíbulo

Leila Sade El Juri, una psicóloga san-tafesina militante del ERP cuyo nom-bre de guerra era Ramona, desapare-ció el 17 de julio de 1977 y fue vistaen el Club Atlético. Poco antes, le re-galó a Rita, la madre de Eduardo Fa-vario, quien había sido su compañero,y cayó acribillado en un enfrentamien-to con fuerzas militares en 1975 sien-do capitán del ERP, el libro de JuliusFucik, Reportaje al pie del patíbulo.En él, Ramona escribió la siguientededicatoria:

"Para que comprendaque su hijo no eligió la muerte, sinoque lo mataron porque eligió una for-ma de vida. Para que comprenda queen eso no estuvo ni estará solo, sinoque muchos revolucionarios lamenta-blemente tendremos que dar la vidapara afirmar la vida. Lo único que po-demos hacer ahora por él es seguirlo.Para la madre, de la que fue su com-pañera en los últimos años" (los subra-yados son míos).

La idea de resignación de la vida, deinevitabilidad de la muerte, tambiénestá inscripta en la Carta de la Direc-ción política y militar del ERP a la"compañera madre de 'Jorge'", el nom-bre de guerra de Favario (manuscritofechado en Rosario, 21-10-75):

"Es que debe resultarextremista a los ojos de la burguesíaun hombre que renuncia a una vidacómoda, a la seguridad para sí mismo,a pensar en lo individual para entregarlo mejor de sus fuerzas a la lucha poruna Patria de todos (...) Jorge sabía tanbien como lo sabemos cada uno denosotros que la muerte lo podía sor-prender en cualquier parte, pero tam-bién sabía por qué lo hacía y que sufusil sería inmediatamente recogidopor otros brazos" (los subrayados sonmíos).

Son muchas las cartas de despedidadel mismo tenor que la citada que es-cribieron los militantes a sus hijos (aveces muy pequeños o en gestación)7,cartas para ser leídas y releídas mu-chos años después, escritas en las te-rribles condiciones de sentirse perse-guidos, acorralados e intuyendo unapróxima e inevitable caída. Son de al-guna manera testamentos (políticos ypersonales), raccontos biográficos deesas jóvenes vidas que se saben arro-jadas a la encerrona final. En ellas, ha-cer la revolución y amar a los hijos (oa la pareja, o a los padres, a la vida) aveces parecen llevarse de la mano y aveces no, y esa disyuntiva debe habersido desgarradora. Son textos de des-pedida, tensionados entre el mandatosacrificial de la militancia y el afectopor los suyos, entre la resignación a lamuerte y el apego a la vida. Ensayanuna explicación a sus seres queridos ya la vez un solitario ejercicio de auto-convencimiento en un contexto de cre-ciente aislamiento y terror.De aquel libro de Fucik que recibió demanos de Ramona, Rita tomó una citaque hizo grabar como epitafio en la lá-pida de su hijo: "Y lo repito una vezmás: hemos vivido para la alegría; porla alegría hemos ido al combate y porla alegría morimos. Que la tristeza nosea unida nunca a nuestro nombre".Esta homología, esta vez entre Favarioy Fucik, preso y condenado a muertepor la Gestapo en la Checoslovaquiade la segunda guerra, no es gratuita.Reportaje al pie del patíbulo fue asi-duamente leído por la izquierda argen-tina de esos años, fundamentalmentedentro del comunismo y, por exten-sión, por todo el espectro marxista. Laprimera edición local es de 1950 y si-guió reeditándose hasta la última dic-tadura militar, en diversas traduccio-nes. El texto de Fucik permite ser leí-do en los términos de un decálogo delmilitante revolucionario, en cuantoaparecen apelaciones inscriptas en latópica que recién recorría. Uno de lostraductores al español (el oficial), elescritor comunista Alfredo Varela, lee

el testimonio de Fucik, en su prólogode 1965, en esa clave. Para él, encuanto a la relación con la muerte, Fu-cik era "ajeno a cualquier esperanzade salvar su vida"; lo nombra como aun "moribundo" (pág. 10). "Si aceptala muerte con serenidad, es porque re-sulta la única manera de continuar vi-viendo, de reafirmar los ideales queinspiraron su existencia"8. Y sigue:"Porque cuando lo ajusticiaban, cuan-do interrumpían su llama creadora, eraél -sin paradoja alguna- quien triunfa-ba sobre sus enemigos, los enemigosdel hombre, del futuro" (pág. 8). Lamuerte de Fucik se vuelve contra losenemigos, igual que la del Che en Bo-livia, de acuerdo a la lectura de Casta-ñeda. El sacrificio carga a la muerte deuna dimensión mística que las mise-rias de la vida terrena no tienen.

La imposibilidad de retroceder

Hay una serie de lugares comunes,una tópica que tiene que ver con unadimensión ética y hasta religiosa pre-sente en la concepción de la militanciapolítica como sacrificio. El renuncia-miento a los "proyectos personales",las condiciones sacrificadas de la vidaclandestina, el culto a la resistencia ala tortura, la resignación a la muerte,son expresiones crecientes de la políti-ca entendida como renuncia. Lo quesigue es apenas un señalamiento, unesbozo de algunos de estos tópicos,cada uno de los cuales merece un tra-tamiento más exhaustivo.

* La muerte (del guerrillero) alimentala vida (de la revolución). ¿Cuál es, en el caso de los hombres ymujeres entregados a la lucha armada,esa "satisfacción superior" que los lle-va a enfrentar el riesgo de una muerteviolenta? La consigna que apareció envolantes y discursos, en coronas flora-les y banderas sobre los ataúdes de loscombatientes dice mucho al respecto:"Ha muerto un revolucionario... ¡Vivala revolución!"."Los guerrilleros en la Argentina sabí-

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an que la lucha en que se habían em-peñado los colocaba en un trato coti-diano con la muerte. Morían y mata-ban", escribe Héctor Schmucler9. Es-ta cotidianeidad de la muerte se resig-nifica y deja de ser un costo excesivo,cuando se la considera parte del costodel triunfo final. La muerte (la sangrede los caídos) nutre el gran cuerpo co-lectivo de la Revolución (el cuerpo deuno subsumido en ese cuerpo mayor).La muerte individual no es tal porquese redimensiona como vida (mítica)colectiva.

* La proximidad de la muerte. A me-dida que el aparato represivo va cer-cando y aniquilando a las organizacio-nes armadas, la muerte de los comba-tientes puede vivirse como inevitable.Aun la muerte de los que aún no hanmuerto. No hay marcha atrás, ni rever-sibilidad del proceso. Un sino trágicolos constreñía a seguir: un mandatoque no se puede comprender desde unaracionalidad de la lógica política o mi-litar, sino desde un orden distinto. Aquíactúa una dimensión de la ética: hayque morir para ser dignos de los que yamurieron, aun sin alentar expectativasde inminencia de triunfo revoluciona-rio. Resignar la vida, encaminarse(concientemente) a la propia muerte,es un compromiso ético de reparación,un gesto circular ("otros brazos levan-tarán el fusil del caído") para ocupar supuesto. Que termina siendo no el pues-to del que triunfará, sino lamentable-mente el del próximo en caer...

Es esta lógica la que lleva a que sentirmiedo o querer preservarse se experi-mente como signo de debilidad. Y si-gue operando como trasfondo en eljuicio que sobre los sobrevivientes dela represión se cierne: la culpabiliza-ción (propia y ajena), la suposición deuna traición porque no dieron la vida.

* El hombre nuevo. Son varios los au-tores que vinculan el desprecio por lamuerte que traslucen los discursos ylas acciones de las organizacionesguerrilleras con la doctrina del "hom-bre nuevo" que enunciara el Che Gue-vara.Este modelo de la militancia, que im-peró en los años '60/'70, es herencia,de algún modo, de aquel que genera-ron las duras condiciones de construc-ción del Partido Bolchevique en Rusiaantes del triunfo de 1917: "militantesque sólo viven por y para la revolu-ción (...) Su existencia privada está to-talmente sometida a las contingenciasde la lucha revolucionaria, sin permi-tirse un solo instante de reposo (...),una especie de ascesis permanente" 10.Pero incluso sus orígenes se puedenremontar mucho más atrás, a algunosexponentes del socialismo utópico, in-cluso a los que identificaban emanci-pación social con redención cristiana.Un ejemplo típico lo ofrece el Abatede Lamennais 11. En Palabras de uncreyente (1833) ya aparece formuladauna concepción de la revolución comoredención y de la lucha para alcanzar-la en términos de una ética del sacrifi-

cio. En un principio el hombre vivióuna felicidad edénica, sin necesidadde trabajar, pero la codicia diabólicavolvió a la tierra "tenebrosa y fría".Sin embargo, Lamennais anuncia que"los tiempos se acercan", ve a los pue-blos rebelarse y nos recuerda que en lalucha ya han muerto hombres y pue-blos enteros, y que es necesario "unpueblo mártir, que muera por la reden-ción del género humano". El mismoCristo ha muerto para redimirnos y "eldía de su muerte fue día de pánico pa-ra el infierno y de inmenso júbilo parael cielo". Más abajo dice: "Y muchosmorirán en el combate; empero susnombres vivirán eternamente en la tie-rra, como destellos de la gloria deDios"12. ¿Cuánto de esto ha sobrevivido o se hareproducido de nuevas formas en unmodelo de militancia política que seasumía laico?El modelo de militancia que se impu-so en aquellos que optaron por el pasea la clandestinidad extendió comomandato moral incuestionable el re-nunciamiento a la vida privada, a losámbitos de pertenencia y de actividadespecíficos y terminó convirtiéndose,al entrar en una cruenta lógica bélica,en una disposición resignada a perderla vida. El peso que los militantes caí-dos tenían entre los que quedaban vi-vos como motor para seguir comba-tiendo es indudable.Se trata de una forma de entender lapolítica que se instala en el registro delo sacrificial: la pasión política pareceincluir un sentido de la ética que nopermite regresar tras los propios pasosni resguardarse ni abandonar, sin serconsiderado un traidor.

* Profesora del Seminario de doctora-do "La imaginación radical" en la Fa-cultad de Ciencias Sociales y de lamateria Teoría de los Medios y la Cul-tura en la Facultad de Filosofía y Le-tras.

7. Entre ellas, por mencionar sólo algunas, la carta de José Joe Baxter y la carta de Julio Roqué a sus hijos que estructura la película "Papá Iván", realizada por María Inés Roqué. Véase también el texto de Sebastián Hacher, "La carta de Mariana", en: VVAA (2006): Treinta ejercicios de memoria, Buenos Aires, Ministerio de Educación.

8. Cito la edición: Julius Fucik (1976): Reportaje al pie de la horca, Buenos Aires, Sílaba. El subrayado es mío.

9. En revista Controversia, México, 1979, pág. 8. 10. Denise Avenas y Alain Brossat: "Nuestra generación" en revista Praxis, Nº 5, Buenos Aires,

verano de 1986.11. El Abate de Lamennais (1782-1854) fue un antecesor del catolicismo social, un proto-socialista,

muy influyente en las elites intelectuales latinoamericanas del siglo pasado, leído y difundido por Esteban Echeverría, Francisco Bilbao y toda la generación del '37.

12. Abate de Lamennais (1945): Palabras de un creyente, Buenos Aires, Partenón, pág. 13.

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Quisiera comenzar este artículo para-fraseando a José Pablo Feinmann enun artículo en el que hace alusión alholocausto indígena1. Escribe Fein-mann: "... hay muertes de todo tipo yvalor. Hay muertes de primera, de se-gunda y hay muertes que no valen na-da, ni una línea en algún diario pue-blerino…".Esto es precisamente lo que sucedecon las muertes de adolescentes y jó-venes por aborto, son muertes invisi-bles, muertes que se producen debido aque el Estado no pudo protegerlas paraque su vida continúe con autonomíareproductiva y libertad sexual y eviteque se vulneren sus derechos más ele-mentales, como es el derecho a la au-todeterminación, a la planificación dela familia o a estar libre de todas lasformas de coerción o violencia sexual,entre otros de sus derechos. La mortalidad de mujeres por causasasociadas a la salud reproductiva estánconsideradas mayoritariamente como"muertes evitables". Son efectivamen-

te evitables, ya que el proceso de em-barazo y parto conlleva escasas proba-bilidades de complicaciones que ter-minen en muerte. Sin embargo, sonuna realidad en nuestro país y en lamayoría de los países de la región. Sonademás muertes asentadas principal-mente entre las mujeres pobres, que vi-ven en regiones de extrema pobreza yque son muy jóvenes, o si son adultaspresentan serios problemas de salud, otienen, en contextos de pobreza y ex-clusión, múltiples hijos para los cualesla sobrevivencia es un azar. Mayorita-riamente las muertes que se encuadranen el término "Mortalidad Materna"tienen como causa el aborto. Si bienlas estadísticas no discriminan si sonespontáneos o provocados, a través deinvestigaciones cualitativas con pres-tadores del sistema público de salud ycon las mismas mujeres se constataque son mayoría los provocados, sien-do además los más altos entre las res-tantes causas de mortalidad materna.Estas muertes representan la negacióna un mandato del que es difícil sus-traerse, que es el de la maternidad. Porello, cuando una mujer recurre al abor-to y en ese intento muere, es adecuadodestacar que son muertes por la gesta-ción, ya que son muertes precisamentepor no querer -debido a distintos y va-rios motivos- continuar un embarazoque no se encontraba en el horizontede sus vidas. Estas muertes se debenfundamentalmente a la ilegalidad delaborto en nuestro país, que induce aque ante la necesidad de interrumpir elembarazo las mujeres se vean obliga-das a utilizar los circuitos clandestinospara lograrlo en vez de ser atendidasadecuadamente y sin riesgos para suvida en el sistema público de salud. Como es sabido, el aborto es una reali-dad insoslayable en todo el espectro demujeres aun de distintas pertenenciassociales. Sin embargo gran número delos mismos se realizan en condicionessanitarias adecuadas según la inserciónsocial, económica y educativa de lamujer (y en especial en la etapa ado-lescente) así como del apoyo brindadopor su familia o pareja. Otros, por el

contrario, se realizan a través de peli-grosos procedimientos caseros o conpersonas no idóneas y en condicionessépticas. Estas mujeres llegan a los ser-vicios públicos de salud con severashemorragias e infecciones que derivanen problemas futuros para su fertilidado, en el caso extremo, la muerte. Entre las razones más frecuentes paradecidir una interrupción del embarazoencontramos temas de violación (fre-cuentemente en el seno familiar o cer-cano), coerción (hasta de sus propiasparejas estables), pobreza, problemasde salud (ya sea física o mental), uotros factores, que inducen a las muje-res que no planificaban ese embarazo abuscar distintos mecanismos y proce-dimientos para evitar que ese fetoprospere, ya que no es sentido comoun futuro y querido hijo. En el marco de la legislación vigentesobre el tema, que figura en el artículo86 del Código Penal, el aborto está pe-nalizado y es para la legislación un de-lito. Sólo admite dos excepciones quelo hacen no punible y que se estable-cen en dos incisos: el primero, quepermite el aborto terapéutico cuandohay peligro para la vida física o psíqui-ca de la mujer y, el segundo, que lo ha-bilita (en teoría) cuando es debido auna violación sobre una demente oidiota, es decir, cuando se verifica unadiscapacidad mental de la mujer 2.

Las jóvenes y adolescentes que mueren por aborto

¿Por qué se producen las muertes poraborto en mujeres adolescentes y jóve-nes? Debido a múltiples y complejasrazones que nos remiten a la inequidadde género, al sometimiento, a las difi-cultades en el acceso a la informacióny a la prevención. Pero también y fun-damentalmente al manejo perverso dedos instituciones estatales: el sistemade salud y los servicios públicos, in-cluyendo a sus comités de bioética y elpoder judicial, que felizmente no eshomogéneo, y, como lo han demostra-do casos recientes de embarazadasadolescentes violadas e incapaces

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mentales, obligan al efector público apracticar la interrupción de embarazoscuando estos se encuadran en las cau-sas de no punibilidad. Entre las adolescentes, los abortos sonfrecuentes aunque también lo son lasmaternidades, ya sean producto o node una decisión. Las estadísticas de2005 señalan que murieron por aborto19 jóvenes entre los 15 y los 24 años.Ello significa que el 24% de las muer-tes por aborto se produce en ese tramode edad. Si bien es un guarismo eleva-do, las muertes por aborto han dismi-nuido en los últimos años, en parte -aunque en el corto plazo no se verifi-que en las estadísticas vitales- por ma-yor acceso a la información y disponi-bilidad de anticonceptivos desde que laLey Nacional 25.673 está vigente. Apesar de las dificultades de su imple-mentación -debido a que los sectoresmás conservadores junto a las jerar-quías de la Iglesia Católica tienen unfuerte poder- es necesario reconocerque ha habido significativos avancesen la legislación -como son las recien-tes resoluciones ministeriales sobreAnticoncepción Hormonal de Emer-gencia (AHE) o píldora del día des-pués y la ley de educación sexual- yque estos impactarán necesariamenteen la disminución de embarazos yabortos de las mujeres menores de 20años.

El perverso circuito de poderes: del poder médico al poder judicial

Existen múltiples situaciones que pue-den tipificarse como "casos testigos"de mujeres que solicitan abortar encua-dradas en las excepciones del códigopenal. Sin embargo, a pesar de los re-clamos, las presiones desde el movi-miento social, y en especial, desde laCampaña nacional por el derecho alaborto legal, seguro y gratuito quedesde 2005 actúa como un referentepolítico y movilizador de la sociedadcivil, estas situaciones suelen judiciali-zarse. Los médicos que tienen la co-bertura legal necesaria, suelen derivarlos casos al sistema judicial, aun en

aquellos casos donde es incuestionablela aplicación de los incisos 1 y 2 del ar-tículo 86 del Código Penal. De estamanera se entra en infinitos e intermi-nables circuitos entre los servicios desalud y la justicia, sometiendo a la mu-jer que solicita por los canales adecua-dos la interrupción de un embarazo aque prosiga con una gestación que esinviable o que opera negativamente so-bre su salud ya sea física o mental,obstaculizando la oportuna asistenciamédica para dar respuesta a la solicitudde manera expeditiva y evitando ma-yores sufrimientos.Quisiera concluir este artículo hacien-do referencia a un caso paradigmáticosucedido recientemente en la provinciade Santa Fe. Es el conocido y trágicocaso de Ana María Acevedo, quienmurió el 17 de mayo en un hospital pú-blico (Hospital Iturraspe) como conse-cuencia de un cáncer de sarcoma, po-cos días después de que murió tambiénsu bebé prematuro. Ana María tenía 19años, tres hijos pequeños, una escasaeducación (prácticamente era analfa-beta) y su ingreso y el de su familiaprovenía de un plan social debido a laextrema pobreza en la que se encontra-ba. Al momento que supo de este em-barazo tenía tres semanas de gestación.Debido a terribles dolores en la bocaconsultó a una odontóloga en su pue-blo santafecino Vera, que fueron trata-dos con antibióticos. Al continuar losfuertes dolores le detectaron un sarco-ma. En diciembre, cuando va al hospi-tal, alerta a los médicos sobre un posi-ble embarazo y ningún profesional leindica la posibilidad de un aborto tera-péutico, sino que le explican que debeninterrumpir los tratamientos de qui-mioterapia y rayos. En la víspera de laNavidad pasada es asistida sólo conanalgésicos como simples paliativos asu sufrimiento. Además, un año atrás,debido a la incompatibilidad sanguíneaque le había causado problemas consus otros partos, solicitó una ligadurade trompas que le fue negada. El per-verso circuito médico llevó a que estaadolescente no tuviera acceso al abor-to terapéutico según claramente lo in-

dica el inciso 1 del Código Penal sinoque le interrumpieran el tratamientooncológico. A lo largo de cinco mesesen los que su madre solicitó el abortoterapéutico, éste le fue negado en fun-ción de privilegiar la vida del embriónsobre su propia vida. Recién el 22 defebrero los médicos del Servicio deOncología le pidieron al Comité deBioética que analizara el caso, y estecomité aconseja no realizar el abortoterapéutico a pesar del cáncer, argu-mentando razones religiosas y cultura-les, sugiriendo que se induzca el partoen la semana 24. Debido a la incompa-tibilidad sanguínea con el feto se reali-za esta inducción, con el resultado delnacimiento prematuro de una beba de450 gramos de peso que sobrevivióapenas unas horas. Poco tiempo des-pués muere Ana María. El caso de esta joven se transforma enuno más de los casos testigo de nuestroheterogéneo e inequitativo país dondelos derechos de las mujeres pobres sondesconocidos de manera llana: el dere-cho a disponer sobre su cuerpo, el de-recho a la salud, el derecho a decidir elmomento oportuno para tener hijos ono tenerlos, el derecho a la integridad,el derecho a no ser objeto de violenciainstitucional. Estos derechos son, entrevarios de los que competen a los sereshumanos, los que han sido vulneradosy culminaron con la muerte de AnaMaría Acevedo.

* Profesora del seminario de investigación"Embarazo y maternidad en la adolescen-cia: un estudio sobre comportamientos se-xuales y reproductivos intergeneracionalesen adolescentes de sectores populares ur-banos" y de Sociología de la salud en laCarrera de Sociología.

1. Página/12, 27-05-2007. 2. Según el Código Penal argentino, elaborto no es punible cuando lo practicaun médico diplomado: 1) para evitar unpeligro para la vida o la salud de lamadre, si este peligro no puede evitarsepor otros medios; o 2) con consentimientodel representante legal, cuando el embara-zo proviene de una violación o de unatentado al pudor cometido sobre unamujer idiota o demente.

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DOSSIER

Según las estadísticas oficiales demortalidad, la muerte en segmentosetarios jóvenes es atribuible en primerlugar a causas externas. "¡Qué nove-dad!", dirán algunos, si las causas ex-ternas vienen siendo el primer motivode muerte después del año de vida, yrecién después de los 30, toman la de-lantera otras afecciones, como los tu-mores y sólo para las mujeres, y en ca-so de hombres, hay que esperar a los50 para que las enfermedades circula-torias le arrebaten la primacía a lascausas externas. Es cierto. Pero también es cierto que de una in-cidencia del 27,4% en el intervalo de 2a 5 años, las causas externas llegan atener una incidencia del 59,8% en elintervalo que va desde los 15 a los 29años1. Esto significa nada más ni na-da menos que, dentro de esa franja, ca-si 6 de cada 10 jóvenes que mueren,fenecen por motivos ajenos a la ex-pectativa natural y la lógica del ciclovital. Causa externa significa precisa-mente eso, una causa que no obedecea motivos biológicos o de salud, sino

que obedece a la contingencia y al ac-cidente. Claro que si se trata de con-tingencia y/o accidente, cuesta pensarque sean tantos los jóvenes que falle-cen por estos motivos. Según la esta-dística general, las causas externasconstituyen la cuarta causa de muerte.Para el año 2004, esta causa registróun 6,2% de las muertes constatadas enel total de la población, sin embargoen los jóvenes comprendidos entre los15 y los 29 años es la primera causa, yse llevó a 4.828 de los 8.073 jóvenesque perdieron la vida ese año, con pre-valencia nítidamente masculina. Sirespetamos la distribución global quediferencia causa externa "accidente"del resto de las causas2, tenemos quelas muertes por causa externa no acci-dental alcanzaron a 2.076 jóvenes. Asíexpresado resulta sólo una cifra más,claro que adentrándonos en la entidadde esas muertes, ingresamos en el te-rreno escabroso de la violencia, la ex-clusión y las muertes producto de "es-tilos de vida" como las denomina laCEPAL (2004), en cuyo informe sos-tiene que "las bajas tasas de mortali-dad juvenil tienen un sustrato fisioló-gico poderoso, pues en aquella etapaes poco probable desarrollar patologí-as endógenas graves y el organismoestá apto para responder a agentes mi-crobianos exógenos. Por lo tanto,prácticamente toda la mortalidad quese produce, es evitable". Y esta morta-lidad afecta más a los sectores pobresque a los sectores de clases medias yaltas, si bien, la violencia atraviesa to-dos los sectores sociales . En la Argentina, donde es imposibledisociar la muerte de los jóvenes de lavida de los jóvenes, las expectativasde vida, de los proyectos vitales quepergeñan y que tienen a su alcance, lacifra de 2.076 cobra otra dimensión,sobre todo si se empiezan a poner enjuego otros indicadores que hacen alos jóvenes un blanco privilegiado delas agencias de control social duro, dela demanda social de punición, y delimaginario de la inseguridad ante lacual sólo cabe la expectativa de "manodura" y criminalización de la pobreza. Ya en 2004 cuando se discutían lasmodificaciones al Código Contraven-

cional, hubo una avanzada muy fuertetendiente a bajar la edad de imputabi-lidad contravencional a los 16 años. Sibien esas iniciativas no prosperaron,su instalación en el centro del debatevino a armonizar con un discurso cri-minalizador de la pobreza que fue ecode propuestas equivalentes presenta-das a nivel nacional. Los mismos sec-tores que hace algunos años atrás ga-naron en las elecciones legislativas, yahora han triunfado en las eleccionesdel ejecutivo porteño, fueron los queen el año 2004 propusieron las modifi-caciones más duras y punitivas en elCódigo Contravencional (ley1472/2004), aquellas vinculadas aluso del espacio público, contenidas enel Título III del Código "Proteccióndel espacio público o privado". Cuesta pensar que aquellas fraccionesque pocas veces han creído en las vir-tudes de la democracia, y muchas ve-ces la han bastardeado golpeando laspuertas de los cuarteles y los mercadosfinancieros, hayan alcanzado el 46%en las últimas elecciones de la ciudaden primera vuelta, y ganado con el60% en el ballotage. Más triste aun,que esos "cruzados" hayan arrastradotras de sí a otros muchos, "gente comouno", ciudadanos honestos que sim-plemente se hartaron de que las cosasno funcionen, se cansaron de los veri-cuetos burocráticos para lograr que ac-ciones urgentes se lleven a cabo, se lesacabó la paciencia ante el desorden ur-bano, de que la ciudad sea espacioobstruido, se les agotó la solidaridadhacia los personajes pintorescos delpaisaje urbano (piqueteros, cartone-ros, animadores circenses de las esqui-nas, cuidadores de coches y limpiado-res de vidrios) a los que ya no losmancomuna la misma desgracia -queun diciembre de 2001 produjo un cu-rioso encuentro- y hartos como están,quieren creer que las nuevas "viejas"alternativas pueden constituir la solu-ción a todos los males. En muchos ca-sos se trata de ciudadanos esperanza-dos en que los chicos puedan volver ajugar tranquilos en la plaza, que la in-seguridad y el delito sean cosa del pa-sado, y que la vida en la ciudad vuel-va a ser apacible. Discurso comprable,

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entonces. Sueños soñables, entonces."Manipulan nuestros sueños y nues-tros temores/ Sabedores de que el mie-do nunca es inocente" (Serrat, J. M."Las macarras de la moral"). Sueños soñables… en una sociedadcon más del 40% de pobreza, y más deun 15% de población en situación deindigencia, con claros indicadores deexclusión y precarización de aquellosaún incluidos, en un espacio urbanodonde la brecha entre los que más tie-nen y los que menos es de 20 a 1. Enese contexto, proponer una vida apaci-ble suena a utopía, ya que esa tranqui-lidad, cuando no se plantea como con-dición necesaria un cambio radical enla distribución del ingreso y la riquezasocial, cuando no se proponen im-puestos progresivos en vez de regresi-vos, se conseguirá -porque sólo asípuede conseguirse- a expensas de laeliminación, erradicación, segrega-ción, o represión de todos esos feos,sucios y malos que afean, ensucian ymalicean el paisaje. Y si los jóvenes son demonizados porpersonificar el mal, si concitan sobreellos todas las atribuciones de peligro-sidad, también son víctimas del males-tar en la cultura y en la "barbarie", y elmodo en que mueren podría estar dan-do una pauta clara de esta aseveración.Así, según nos refieren las estadísticasde la Dirección General de Estadísti-cas y Censos de CBA, en 2004, la ta-sa de mortalidad de jóvenes, se distri-buyó tal como indica el cuadro 1.Puede observarse en este cuadro que latasa de muertes violentas en varones esmuy alta. La mayor incidencia se da enel segmento de 20 a 24 años, y su des-

agregación por motivo da cuenta quesuicidios y homicidios desfilan entrelas causas frecuentes, aunque cabemencionar que las otras violencias, sinespecificar, son altamente representati-vas. Contrariamente a lo que podría es-perarse, la tasa de mortalidad derivadadel accidente de medios de transportees la más baja.Dentro de esas otras violencias, queoscilaron entre el 28,6 y el 46,2% delas muertes de jóvenes en la Ciudad deBuenos Aires en el año 2004, se ins-criben las muertes por uso de la vio-lencia letal de la policía, las muertesen las prisiones, las muertes productode violencia intrafamiliar, y otrasmuertes que todavía no alcanzaron nisiquiera una denominación distintiva.A estas muertes, habría que agregarleslas muertes por enfermedades que soncurables, y que han insólitamente rea-parecido con brutal fuerza expansiva:la sífilis y la tuberculosis. Además, lascomplicaciones agregadas del SIDA,y la permanente exposición a situacio-nes de riesgo sanitario de la poblaciónque llega a los institutos de menores ya las unidades penitenciarias.Recordemos que es este segmento elque engrosa la población carcelaria, yque sumados los segmentos de 18 a 24años y de 25 a 34, tenemos a un 63%del total de la población carcelaria queestaba alojada en el SPF en el año2004, guarismo que se eleva al 70%para iguales segmentos en todo el país. Rodeados de violencia y castigo paralos jóvenes la muerte se vuelve fami-liar, la experiencia de la muerte cerca-na, lejos de ser un traumatismo excep-cional, es parte de la vida cotidiana y

de la supervivencia.En ese contexto, seguir reclamandomayor dureza punitiva, mayor encie-rro, y penas más prolongadas, no es si-no alentar la espiral de muerte que yade por sí se cierne sobre los jóvenes.

"El mes pasado se murieron tres, auno lo atropelló un coche porque esta-ba dado vuelta y cruzó la avenida, aotro la cana en un tiroteo y a una chi-ca, pobre piba, no se sabe, pero paramí que tenía sida o tuberculosis, lamadre no quiere decir nada, tenía 15o 16 años. Fue un mes jodido, la ver-dad que eso te da angustia, yo vi mu-cho el tema de la muerte con la psicó-loga de la comunidad donde estuve in-ternada, qué loco, ¿no? Yo trataba dematarme todos los días y no lo logré,pero la verdad es que yo tengo que vi-vir para mi hija (…)".Flavia (entrevista, en Daroqui y Gue-mureman, 2007)

* Profesora del seminario "Desafíos en lainvestigación de las agencias de controlsocial penal" en la Carrera de Sociologíay del seminario "Infancia y control social"de la Carrera interdisciplinaria de espe-cialización de posgrado en las Problemá-ticas sociales infanto-juveniles.

Referencias bibliográficasInforme CEPAL (2004): La juventud enIberoamérica: Tensiones y paradojas. Lasmuertes violentas y los jóvenes, Anuarioestadístico 2004, Dirección General de Es-tadísticas y Censos del Gobierno de laCiudad de Buenos Aires.Daroqui y Guemureman (2007): "Ni tan'grande', ni tan 'chico': realidades y ficcio-nes de los vínculos familiares en los secto-res urbanos pauperizados" en revista Des-afío(s), Nº 5, sobre "Jóvenes y adultos: eldifícil vínculo social", Universidad deBarcelona, España.

1. Fuente: Indec. Estadísticas de Salud.Tasas de Mortalidad. Año 2004.

2. En la estadística general de mortalidad,se informa que las muertes totales porcausas externas fueron 18.094 en elaño 2004, de las cuales un 57% corres-pondió a accidentes, y un 43% al restode los motivos, entre los cuales, la vio-lencia y sus consecuencias, encuentranun lugar preponderante.

Grupo de edad 15 a 19 años 20 a 24 años 25 a 29 años TotalTotal de muertes varones 49 93 113 257Total de muertes mujeres 24 25 41 90Total de muertes violentas de varones 34 61 57 152Total de muertes violentas de mujeres 12 7 13 32

Fuente: DGEyC-CBA.

Cuadro 1: Mortalidad de jóvenes según grupos de edad

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DOSSIER

El consumo de drogas no puede pen-sarse como un fenómeno desconectadode los procesos socioculturales, políti-cos y económicos que configuran encada momento histórico definiciones yarticulaciones de cuerpos, juventudesy consumos. En este sentido, paraaproximarnos a las relaciones actualesentre juventudes, "muertes" y consu-mos de drogas no podemos soslayarlas consecuencias de la consolidacióndel modelo neoliberal en Argentina.La profundización de la desigualdadsocial fue generando una marcada di-ferenciación en las formas de relaciónde los sujetos con el consumo. Parapensar estas nuevas configuracionesen torno al consumo de drogas resultaproductiva la categoría foucaultiana debiopolítica (Foucault, 1996). El autorplantea que las definiciones de loscuerpos y las subjetividades se vanconfigurando a partir de relaciones de

poder, instituciones y saberes sociales.Sin embargo, estos dispositivos no segeneran en el vacío sino frente a las re-sistencias que oponen los cuerpos so-bre los que actúan. Podemos establecer al menos dos tiposde configuraciones diferentes en las re-laciones entre los jóvenes, sus cuerposy el consumo. En la década de 1990 enlos sectores más vulnerables se fueronexpandiendo fundamentalmente lasdrogas baratas y de mala calidad comola pasta base, el paco, pegamentos, et-cétera, mientras que los jóvenes desectores sociales medios-altos se incli-naron por las denominadas drogas desíntesis, entre ellas éxtasis, popper, ke-tamina y anfetamina en polvo.

¿Consumos recreativos legítimos?

El denominado "consumo recreativode drogas" no es legítimo para todoslos jóvenes sino sólo para los sectoresmejor posicionados socioeconómica-mente y con altos niveles de instruc-ción. Resulta interesante remarcar queen Argentina de manera simultánea seconsolidaba, por un lado, un nuevo ti-po de consumo que al definirse comorecreativo habilitaba la experimenta-ción, las búsquedas de conexiones conel "sí mismo", la apertura a nuevas for-mas de percepciones que no se alcan-zarían de otra manera. En el otro extre-mo social, entre los jóvenes urbanos deniveles socio-económicos bajos, conaltos niveles de fracaso escolar y difi-cultades de inserción social, se negati-viza el consumo de drogas desplazan-do toda conexión con su aspecto recre-ativo e imponiéndose los discursos queasocian droga-delito-juventud. Esta aparente heterogeneidad ocultalas similitudes en las búsquedas de pla-cer, emoción, desrutinización y rupturacon la cotidianeidad que se encuentranpresentes en todas las experiencias -almenos iniciales- de los jóvenes queconsumen drogas. Lo recreativo estáasociado a la búsqueda de formas desocialización y pertenencia a grupos depares, así como también estrategias dedistinción entre categorías socioeconó-micas, de género y etárias. Simultáne-amente, estas prácticas son muchas ve-

ces reconocidas por los propios prota-gonistas como impuestas e ineludibles.

Cuerpos que importan y cuerpos negados

Cada una de las dimensiones, búsque-da personal (placer) e imposición so-cial, adquieren distinto peso según lasrelaciones que se establezcan entre losjóvenes, sus cuerpos y el uso de dro-gas. Para algunos jóvenes (con mejo-res condiciones socioeconómicas yculturales) el mandato social los habi-lita a distintas formas de reflexividadesentre las que se destaca la estética, entanto reconocimiento de nuevas for-mas de relación con su propio cuerpo ycon el del otro. El cuerpo se construyecomo objeto de cuidado, de placer"controlado", es decir, manteniendocondiciones de seguridad, valorizadocomo ícono de una juventud llena depotencialidades y promesas. En este sentido los consumidores deéxtasis buscan estar informados sobrelos componentes de las pastillas, to-man recaudos para asumir menoresefectos adversos, eligen este tipo dedrogas por considerarlas "más natura-les, menos nocivas, más limpias, de fá-cil administración y poco adictivas",realizan los consumos en contextosgrupales, espacios y tiempos acotados(fiestas raves y recitales de músicaelectrónica).Por otro lado, la imposición social enlos usos de drogas de los jóvenes encontextos socioculturales y económi-cos desfavorables se convierten en de-terminantes de trayectorias vitales sig-nadas por las crisis permanentes, em-pujados a una individualización nega-tiva que multiplican las situaciones devulnerabilidad y persecución que enmuchos casos lleva a la negación delpropio cuerpo. El VIH/sida y la hepati-tis C en este contexto emergen comosíntomas de estas construcciones decuerpos y juventudes negados, per-diendo sus dimensiones de potenciali-dades, de placer y de existencia. Lasexperiencias de los usuarios y usuariasde drogas se encuentran fuertementemarcadas por las muertes de sus com-pañeros y compañeras de consumo. La

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categoría de "sobreviviente" atraviesasus relatos autobiográficos, en dondela soledad, el abandono y las pérdidasson muchas veces significadas comocondenas inevitables por los "excesos"encarnados en sus cuerpos.La negación de estos cuerpos se vio re-forzada durante la década de 1990 porel debilitamiento de la autonomía esta-tal en el campo social y, específica-mente, por la inexistencia de políticasdirigidas a estos grupos. Paradójica-mente, esta situación comienza a con-trarrestarse a partir del trabajo inci-piente de algunas ONGs que dirigieronsu trabajo en los consumidores de dro-gas por vía endovenosa. Los progra-mas que llevaron a cabo estas institu-ciones rápidamente visibilizaron estasproblemáticas, que hasta el momentono habían salido a la luz, y comenza-ron a realizar acciones acordes con és-tas nuevas necesidades.Estos programas, basados en la lógicade la reducción de daños, permitieronevidenciar cómo las escasas respuestasestatales planteadas hasta el momentopara hacer frente al consumo de drogas-centradas en la represión y en el mo-delo terapéutico psicológico-, teníanuna escasa cobertura y una falta decompromiso con la problemática queabordaban. Los nuevos programas lo-graron acceder a una población consu-midora de drogas que nunca antes ha-bía realizado tratamiento, a la vez quenunca se había conectado con el siste-ma de salud (Camarotti, 2006).Los últimos diagnósticos de infecciónpor VIH/sida (INFOSIDA, 2003) mar-can una caída de la proporción de per-sonas con antecedentes de uso de dro-gas inyectables respecto de períodosanteriores. Consideramos que los pro-gramas de reducción de daños puedenhaber contribuido en este resultado fa-vorable. Sin embargo, un dato a consi-derar es que más de la mitad de losnuevos diagnósticos del grupo deusuarios de drogas por vía inyectablese realizan en un período sintomático(donde aparecen enfermedades oportu-nistas que generan un mayor nivel deriesgo), mientras que en el resto de losgrupos desciende esta proporción con-siderablemente.

Asimismo las ONGs de personas vi-viendo con VIH lograron distintos gra-dos de autonomía y de fortaleza insti-tucional. Mientras que los grupos dehombres que tienen sexo con hombresson las que lograron mayores nivelesde organización, articulación y finan-ciamiento, las que representan a losusuarios de drogas son escasas, con di-ficultades organizativas, de reconoci-miento oficial y de perduración en eltiempo, lo que las hace más vulnera-bles a la hora de tener que luchar porsus propios derechos.

Juventudes negadas

Para concluir nos resulta interesanteretomar la síntesis formulada por Ma-riana Chaves (2006: 24) en su estadodel arte sobre estudios sobre juventu-des: "las miradas hegemónicas sobre lajuventud latinoamericana responden alos modelos jurídico y represivo delpoder. Tomando la propuesta foucaul-tiana sostengo que la juventud está sig-nada por 'el gran NO', es negada (mo-delo jurídico) o negativizada (modelorepresivo), se le niega existencia comosujeto total (en transición, incompleto,ni niño ni adulto) o se negativizan susprácticas (juventud problema, juven-tud gris, joven desviado, tribu juvenil,ser rebelde, delincuente, etcétera)."Estos discursos se refuerzan desde losabordajes oficiales a la "problemáticadel consumo de drogas" en los sectoresmás vulnerables. Aquí los jóvenes apa-recen como "delincuentes-margina-les", culpabilizados y condenados a lanegación por múltiples vías: enferme-dades, muertes violentas, falta de aten-ción sanitaria, represión policial.La contracara de estos discursos sobre"la juventud negada" son aquellos que,continuando con el mandato moraliza-dor de constituirse como individuosdesde las instituciones modernas, pos-tulan que los jóvenes deben incorpo-rarse a las mismas "a como dé lugar".De esta manera, no se problematizanlas relaciones de fuerza y los imagina-rios efectivos que reproducen las de-sigualdades sociales. Dentro de estegrupo se encuentra la política estataldominante en relación al consumo de

drogas: los programas de supresión delconsumo basados en la lógica absten-cionista y represiva. Desde los mismosse busca rehabilitar a los jóvenes a par-tir de su internación en institucionescerradas en donde impera la lógica deldisciplinamiento y la normalización delos sujetos (Reguillo, 2004).Otro conjunto de discursos se desliza"hacia una conceptualización del suje-to joven centrada en el placer, en el no-madismo y en prácticas que no parece-rían tener otra razón de ser que la per-petuación indefinida de un goce sintiempo y sin espacio" (Reguillo,2004). Esta visión, muchas veces apli-cada al consumo recreativo de drogas,genera una sobreatención en el carác-ter grupal de las construcciones identi-tarias, en detrimento de las dimensio-nes sociales, institucionales e indivi-duales de las mismas. De esta manera,se invisibiliza su participación conflic-tiva en los diversos escenarios socia-les, negándoles su capacidad de agen-cia reflexiva.

* Profesora de Psicología social en laCarrera de Sociología.** Profesor de Filosofía en la Carrerade Sociología.

Referencias bibliográficasAna Clara Camarotti (2006): Política so-bre drogas en Argentina. Disputas e impli-cancias de los programas de supresión deluso y de reducción de daños, Tesis deMaestría en Políticas Sociales, UBA, mi-meo.Mariana Chaves (2006): "Investigacionessobre juventudes en Argentina: estado delarte en ciencias sociales" en Faur, E. (coord.): Estudio Nacional sobre Juventuden la Argentina, La Plata-Buenos Aires,IDAES.Michel Foucault (1996): "Omnes et singu-latim: hacia una crítica de la razón políti-ca" en La vida de los hombres infames,Buenos Aires, Altamira.INFOSIDA (2003): Publicación de la Co-ordinación de Sida del Gobierno de laCiudad de Buenos Aires, año 3, número 3,Buenos Aires.Rossana Reguillo (2004): "La performati-vidad de las culturas juveniles" en Estu-dios de Juventud, 64.

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DOSSIER

El 26 de junio de 2002 distintos movi-mientos nucleados en la Coordinadorade Trabajadores Desocupados AníbalVerón (MTDs y la CTD), el BloquePiquetero Nacional, el MovimientoIndependiente de Jubilados y Desocu-pados y Barrios de Pie, se proponíanllevar adelante cortes a los distintosaccesos a la Ciudad de Buenos Airesque formaban parte de una serie de ac-ciones de protesta conjuntas, en lasque se demandaba: pago de planes deempleo, aumento del monto de losmismos, implementación de un planalimentario, otorgamiento de insumosa escuelas y centros de salud de los ba-rrios, desprocesamiento de los lucha-dores sociales, entre otros reclamos.Durante aquel año, el modo en que elgobierno de Eduardo Duhalde se rela-cionaba con las diferentes organiza-

ciones de desocupados reflejaba su in-tento de dar por tierra con el procesode movilización ampliado a partir dediciembre de 2001 y, junto con aquel,con el protagonismo de dichas organi-zaciones. Mediante una estrategia de"planes y palos", se acordaba con al-gunos sectores del arco piquetero elotorgamiento de "más planes" en fun-ción del alejamiento de las calles y elcomienzo de un proceso de institucio-nalización. Pero aquellas organizacio-nes que se negaban a desmovilizarse,debieron sufrir "más palos" ante supersistencia en llevar adelante accio-nes de protesta. Entre enero y junio de2002, la CTD Aníbal Verón denunció23 hechos (entre amenazas, persecu-ciones y asesinatos) que involucrabana miembros de las fuerzas de seguri-dad y personas relacionadas con el po-der político (Diario Página/12, 16 dejunio de 2002). El mismo día de labrutal represión desatada en el puentePueyrredón, el diario Clarín publicabalas declaraciones del Jefe de Gabinete,Alfredo Atanasof, y el vocero presi-dencial, Eduardo Amadeo, dejando enclaro que ya no se tolerarían los cortesde ruta y que se utilizarían "todos losmecanismos necesarios para hacercumplir la ley" (Diario Clarín, 26 dejunio de 2002).La represión en el Puente Pueyrredónfue llevada a cabo conjuntamente porla policía federal y bonaerense, gen-darmería y prefectura, cuando las or-ganizaciones intentaron cortar la cir-culación del puente. El saldo de lamisma fue de 160 detenidos, 70 heri-dos de bala y 2 jóvenes asesinados:Darío Santillán (21 años) y Maximi-liano Kosteki (22 años). Las fotos queaquella semana se multiplicaron en latapa de los diarios mostraban la bruta-lidad de la ejecución de dos jóvenes enla estación de Avellaneda, mientrasuno de ellos intentaba asistir al com-pañero herido. Los rostros y actitudesde los ejecutores daban cuenta de unaimpunidad que sólo la complicidaddel poder político podía conferirles.

La protesta piquetera: política de los cuerpos y jóvenes en la ruta

Frente a las transformaciones estruc-turales profundizadas durante la déca-da del noventa, los procesos de replie-gue territorial dieron lugar a la forma-ción de los movimientos de desocupa-dos, que encontraron en el corte de ru-ta no sólo su principal repertorio demovilización sino, fundamentalmente,un escenario de reconocimiento colec-tivo que los sustraía de la exclusión in-dividualizada y disciplinada por lamultiplicación de redes clientelares te-rritoriales. Los cortes significaron lareaparición del cuerpo vivo en la luchapolítica y el espacio público que unmodelo delegativo y mediatizado derepresentación había prácticamenteclausurado (Pérez, 2005). Para los jóvenes de "la Verón" el pi-quete opera de un modo específico:funciona como un espacio de encuen-tro y reconocimiento que permite ins-tituir, además, una nueva territoriali-dad al revertir la relación cotidianaque mantienen con la policía en losbarrios, donde "los pibes sólo tienendos posibilidades: agachar la cabezao esquivar los palos del milico" (MTDAníbal Verón, 2003: 30). Los cortesconfrontan con un poder político an-clado territorialmente que se organizay legitima en tanto poder sobre la vi-da; combinando la amenaza inmediatade la represión con estrategias de asis-tencia y disciplinamiento focalizadas,concebidas como compensaciones alos grupos expulsados del proceso demodernización excluyente. De modoque la participación en los piquetessubvierte esa relación de sometimien-to individualizado, generando un es-pacio de reconocimiento donde con-frontación e integración al colectivose conjugan: "al milico que tenés en-frente (…) le decís `yuta puta´. Le de-cís en la cara que es un hijo de puta.Eso te da un sentido de integración"(MTD Aníbal Verón, 2003: 29). Así,su participación es vivida como una de

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las formas de dignificación que en-cuentran a partir de la incorporación aun movimiento de desocupados; pues-to que el sentido de pertenencia a estecolectivo permite expresar el rechazo yel antagonismo con la policía y lospunteros de un modo que resulta impo-sible desde la individualidad en la vidacotidiana de los barrios populares.En este sentido, el piquete es una delas formas de construcción política delos Movimientos de Trabajadores De-socupados (MTDs). Estos estructuransus actividades a partir de una "divi-sión espacial del trabajo", puesto quelos recursos obtenidos en la ruta sonluego destinados al desarrollo del tra-bajo territorial en los barrios (Armes-to 2005). Por eso, el corte es interpre-tado como la "lucha" que permite"arrancarle" al Estado aquellos recur-sos materiales y de ese modo hacerposible la construcción de autonomía,en este caso concebida como autoges-tión, en la vida cotidiana de los movi-mientos en sus respectivos anclajes te-rritoriales. Esta dinámica recursiva entre la ruta yel barrio permite también construir elsentido de la "dignidad" al que antesnos referíamos. Es la participación enel movimiento la que marca un"antes" y un "después" para quienes locomponen, al revertir su identificacióncomo desocupados, mediante la crea-ción de instancias de reconocimientoya no desde la falta, sino como sujetosde derechos a ser construidos desde lopúblico antes que protegidos o recono-cidos por el Estado (Lefort, 1990). La trágica paradoja de aquel 26 de ju-nio, observada por los propios militan-tes, consiste en que fue a partir de latrascendencia que cobró el asesinatode los jóvenes de "la Verón", que losmovimientos empezarán a ser vistosno sólo como aquellos que llevan ade-lante cortes de ruta, sino también enrelación con el trabajo cotidiano en losbarrios. En palabras del propio Darío:"Nosotros somos un movimiento detrabajadores desocupados y hay una

construcción todos los días de lo quees esa organización del trabajo y laorganización como movimiento dedesocupados (...) Nosotros necesita-mos que eso se difunda, que no sólosomos un movimiento de desocupadosque tiramos gomas en la ruta, junta-mos gente y salimos a cortar, que te-nemos un trabajo real y queremos quese difunda...." (Archivo MTD Lanús).

El impacto de la "Masacre del Puente"

Sin perjuicio de los efectos conocidosa nivel de la política nacional, el ade-lantamiento de la convocatoria a elec-ciones por parte del gobierno de Du-halde, la masacre del puente tuvo di-versas consecuencias al interior delpropio arco piquetero. Profundizó demanera irreversible la separación entrelas organizaciones que habían elegidola vía de la negociación -el "eje ma-tancero"- y aquellas que se habían en-contrado aquel día en el puente. Peropara "la Verón" supuso también la pre-sencia de diferentes lecturas sobre lasconsecuencias de "la masacre" y elaumento de su visibilidad pública. Porun lado, implicó la revisión tanto delos métodos como de las oportunida-des para el desarrollo de acciones deprotesta y, por el otro, significó un im-portante debate acerca de la estrategiaa seguir frente a su constitución comoactor relevante en el conflicto piquete-ro en el marco de la política nacional.Esto se tradujo en la posterior fracturade la coordinadora y la formación delMTD Aníbal Verón (Vázquez y Bur-kart, 2007).Al interior del MTD, la narrativa sobreel asesinato de los dos jóvenes esconstruida como la máxima expresiónde la concepción que estos movimien-tos poseen respecto del tipo de cons-trucción política que promueven. Lamuerte de Darío se produce cuando,en medio de las corridas producidaspor la represión, éste decide volver alhall de la estación Avellaneda a soco-

rrer a Maximiliano Kosteki, quien ha-bía sido herido de bala. Una imagencasi mítica mostró a Darío con unamano tomando la de su compañero yla otra levantada frente a las armas po-liciales pidiendo que no disparen.Obligado por las fuerzas policiales,Darío debe salir corriendo y, una vezde espaldas, es alcanzado por otra ba-la que le causa la muerte. En el relato la muerte no aparece sig-nificada como un momento sacrificialen la lucha por una causa trascenden-te, sino como el mayor testimoniopensable del vínculo solidario: aquelen el cual el riesgo de una vida sólo sejustifica a través de la protección deotra. Lejos de las estrategias electora-les y la participación en instituciones,para estos movimientos el cambio so-cial está asociado con la transforma-ción de los valores y las relaciones co-tidianas, generando vínculos de soli-daridad y cooperación, la creación demecanismos de toma de decisionesasamblearios donde se promueve laparticipación y el mutuo reconoci-miento, y la (re)creación del trabajo apartir de formas autogestivas y "sinpatrón". En este sentido aparece rei-vindicada la figura de estos dos jóve-nes: "Recordamos a los compañeroscaídos como si estuvieran vivos, y rei-vindicamos su práctica. A Darío comoun auténtico revolucionario: primeroa la hora de la solidaridad, primero ala hora del trabajo, primero a la horadel estudio, y primero a la hora de lalucha. A Maxi como a un joven llenode solidaridad, de arte y de pasión,propia de los espíritus inquietos queestán en la búsqueda" (Documento del2º Aniversario de la masacre delPuente Pueyrredón, Movimiento deTrabajadores Desocupados Aníbal Ve-rón, junio de 2004).La tragedia incluye también un aspec-to generacional. Darío representaaquella generación de jóvenes que im-pulsó, en sus comienzos, los movi-mientos de desocupados del sur delconurbano, desde una concepción de

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la política atravesada por una clavegeneracional. Las experiencias de mi-litancia política de jóvenes en organi-zaciones de Trabajadores Desocupa-dos autónomas se vincula con la co-producción de marcos interpretativosa partir de los cuales la noción de "au-tonomía" adquiere una connotacióngeneracional: la participación juvenily la formación de referentes jóvenesaparece como condición de posibili-dad para construir formas novedosasde concebir y proyectar la política(Vázquez, 2005).Esta generación revela la presenciatanto de un proceso de politización en-tre los jóvenes -oponiéndose a las vi-siones sobre la apatía política y la ano-mia-, como también de novedosas for-mas de territorialización del conflictosocial. Ambas dimensiones dan cuentade un tipo de militancia juvenil que sealeja y rechaza los canales tradiciona-les de participación política e integra-ción social. En este sentido resultamuy significativo el hecho de que enla marcha convocada el 3 de julio, araíz de los acontecimientos del 26, sehubiera acordado que no iba a haber"nada de aparateos, disputas por loslugares de las banderas o por el lugarde los discursos en el palco (…) Noconvocamos, ni permitimos que se su-maran reconocidas figuras sociales ypolíticas, ni siquiera las que respeta-mos y habían jugado un rol destacadoen los días previos. Las 'reconocidasfiguras' (…) serían los compañeros ylas compañeras de los pibes asesina-dos, las viejas y los jóvenes, los pique-teros de los barrios, esos que le ponenel cuerpo todos los días al trabajo debase" (MTD Aníbal Verón, 2003:139-40). También en la construcción de lamemoria aparecen como protagonistaslas redes asociativas de proteccióncercana, aquellos compañeros integra-dos al vínculo de solidaridad y resis-tencia del que la muerte es el más cru-do y heroico testimonio. Como la vo-luntad política en proceso de perma-nente construcción, la memoria trági-

ca de la muerte, testimonio último delvínculo solidario y del sentido de lalucha, resulta absolutamente indelega-ble e irrepresentable.En junio se cumplieron cinco años dela Masacre del Puente Pueyrredón.Más allá del reclamo por las evidentesresponsabilidades políticas de los ase-sinatos aún no establecidas, ni sufi-cientemente investigadas, el régimenpolítico argentino se ha mostrado pe-nosamente refractario a dialogar conel potencial democrático de estas lu-chas, que han logrado constituir un es-pacio público no estatal, territorializa-do, comunitario y resistente a su cap-tura sistémica y funcional. Es en eseespacio de resistencia donde puede en-contrarse un laboratorio de experien-cias políticas que enfocan los proble-mas urgentes para la profundizaciónde una democracia que ya no se dejadescribir como mera competencia par-tidaria o puja corporativa. Nuevas for-mas de participación política que re-claman autonomías locales y formasasamblearias de toma de decisiones, laresignificación del trabajo como ma-triz de integración social en el ocasode la sociedad salarial, la constituciónde nuevos sujetos políticos de derechoorientados a la deliberación y reacios ala tutela estatal, son algunos de estostemas fundamentales. La muerte joven de Darío y Maxi tes-timonia el valor de la solidaridad co-munitaria en la reconstrucción del vín-culo social y alumbra el significado deuna lucha que ya no concibe a lamuerte como un sacrificio por unacausa trascendente, sino como la reve-lación trágica de una búsqueda abier-ta, participativa y democrática.

* Miembros del Grupo de estudio so-bre Protesta social y acción colectiva(GEPSAC), Instituto de Investigacio-nes Gino Germani. Germán Pérez enprofesor de Filosofía y métodos de lasciencias sociales en la Carrera deCiencia Política. Melina Vázquez esdocente de Sociología general en la

Carrera de Sociología.El dibujo es del Taller "Serigrafía 26".

Referencias bibliográficasMelchor Armesto (2005): "La productivaintroducción del espacio en el análisis delas confrontaciones políticas. Apuntes so-bre el movimiento de desocupados en laArgentina reciente" en revista Política ySociedad, vol. 45, Nº 2: 115-131.Burkart y Vázquez (2007): "Reflexionessobre las experiencias de coordinacióny/o articulación entre las organizacionesde trabajadores desocupados autónomasen Argentina", ponencia presentada alCongreso CEISAL 2007. http://www.resau-ameriquelatine.fr/ceisal_bruxelles/ESE/ESE-2-Burkart-Vazquez.pdf. Bélgica, Bruselas.Claude Lefort (1990): "Derechos delhombre y política" en La invención demo-crática, Buenos Aires, Nueva Visión. MTD Aníbal Verón (2003): Darío y Maxi.Dignidad piquetera. El gobierno de Du-halde y la planificación criminal de lamasacre del 26 de junio en Avellaneda,Buenos Aires, Ediciones 26 de junio.Germán Pérez (2005): "Pálido fuego:Hannah Arendt y la declinación de la fi-gura del trabajador en las sociedades con-temporáneas. Apuntes sobre los piquete-ros en la Argentina" en Federico Schuster,Francisco Naishtat, Gabriel Nardaccioney Sebastián Pereyra (comp.): Tomar lapalabra. Estudios sobre protesta social yacción colectiva en la Argentina contem-poránea. Buenos Aires, Prometeo. Melina Vázquez (2006): "Apuntes sobrela socialización política de jóvenes pique-teros" en Villanueva (comp.): Los movi-mientos sociales y la acción colectiva. Al-cances y perspectivas de su protagonismosocial y político, en prensa.

DocumentosMovimiento de Trabajadores Desocupa-dos Aníbal Verón: "Documento del 2ºAniversario de la masacre del PuentePueyrredón", 26 de junio de 2004. Archivo de fuentes secundarias del Grupode Estudios de Protesta Social y AcciónColectiva: "Vuelven los piquetes a lospuentes", diario Clarín, 26/06/02; "Daríohizo lo que muchos deberíamos haber he-cho", diario Página/12, 09/01/06.Comunicado de prensa del 3 de julio,CTD Aníbal Verón.Entrevista con Darío Santillán, en elPuente Pueyrredón. Archivo de entrevis-tas del MTD Lanús.

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Ciencias Sociales -¿Podrías precisar cuál ha sido el objeto de tu investigación? Carlos Juárez Aldazábal -Aunque parece simple, ésa es una pregunta metodológica compleja. Diferenciaría el objeto deanálisis del objeto de estudio. En mi caso el objeto de estudio es la cultura popular y el objeto de análisis, en cambio, escómo aparece representada cierta cultura popular en una producción cultural específica, como es la obra discográficadel Dúo Salteño. Podría haber analizado la obra de un pintor o un escritor, y sería una situación análoga. Centralmente,intenté leer ciertos tipos de representaciones sociales presentes en mi objeto de análisis. CS -¿Y cuál fue el interés que te llevó al Dúo Salteño?CJA -La complejidad de su música. En esta obra discográfica yo ubico una particular relación entre la alta cultura y lacultura popular, y a la vez la mediación de lo masivo a través de la industria discográfica. En la discografía del Dúo Sal-teño, integrado por Chacho Echenique y Patricio Jiménez, encontramos una síntesis de la obra musical del Cuchi Leguiza-món y de una de las obras poéticas más importantes del Noroeste, la obra de Manuel J. Castilla. Mi interés, en este tra-bajo, ha sido indagar cómo esa propuesta original llegó a plasmarse en una obra discográfica que está producida y gra-bada por una empresa transnacional, en este caso Philips, que hoy se ha convertido, luego de sucesivas fusiones empre-sariales, en Universal Music. A esa empresa hoy le pertenece la producción más representativa de la discografía del Dúo.Habría que agregar, en cuanto a este dato y como paréntesis, que -gracias a sus políticas empresariales- la industriadiscográfica argentina, transnacional desde sus orígenes, ha capturado un importante catálogo que pertenece al patri-monio cultural de nuestro país, y que hoy parece irrecuperable tanto para los artistas involucrados como para el Estado.CS -¿En qué consistiría el contraste, que percibís en esta producción, entre lo popular y lo masivo?CJA -Desde el planteo de Jesús Martín Barbero en De los medios a las mediaciones, se puede reconocer que, primero, haycierta continuidad entre lo popular y lo masivo, porque lo masivo recupera elementos de lo popular. Pero además de unacontinuidad, también se puede advertir que lo masivo desarticula las cuestiones conflictivas, es decir, homogeniza, es-tandariza. En el caso del Dúo Salteño tenemos la particularidad de una obra musical pensada desde una lógica artísti-ca: el mismo Cuchi Leguizamón se oponía a grabar, y de hecho, fuera de la producción del Dúo Salteño y de alguna tra-vesura de juventud, no grabó discos como solista. No quería negociar con empresas discográficas ni que le impongan elmodo de producción de su música. Entendía, por el contrario, que su propuesta era parte de un proyecto cultural -vin-culado a su vez a un proyecto de Estado- y que como tal tenía que estar vehiculizado por las secretarías de Cultura de lasprovincias.

"Estamos en un momento donde se ha desvinculado lo estético de lo político"

TESIS DE MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y CULTURA

"El aire estaba quieto. La cultura popular en la discografía del Dúo Salteño"

Carlos Juárez Aldazábal (1974) es magister en Comunicación y

Cultura (FCS-UBA), licenciado en Ciencias de la Comunicación

(FCS-UBA), docente del Seminario de Cultura Popular y Masiva

(Carrera de Ciencias de la Comunicación, FCS-UBA) y becario

doctoral del CONICET. Publicó, junto a la socióloga Julieta Mira,

el ensayo Reconstruir el tejido social: La Trama de Palermo Viejo

(Corregidor, 2003). En 2002 obtuvo la Beca Nacional en Investi-

gación Literaria del Fondo Nacional de las Artes. Actualmente in-

vestiga la relación entre cultura popular y música folclórica.

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CS -¿Tendríamos que reconocer entonces también una tensión particular entre la lógica artística y la lógica indus-trial?CJA -Desde el momento en que existe una industria cultural, todo producto artístico -un disco, un libro o una pelí-cula- siempre está llamado a negociar con ella. Pero hay obras que tienen cierta negatividad, en términos de Ador-no, cierta resistencia a ser transformados por la masividad. En el consumo de los discos del Dúo Salteño uno puedever esta resistencia: son artistas de culto, muy respetados por otros músicos, que han recurrido a armonizacionescomplejas, y que por esta misma propuesta ha resultado difícil que alcancen una amplia difusión. El público masivoconsume productos más accesibles en términos de formación musical. Además, el del Dúo Salteño era un arte poli-tizado, que apelaba a cierta subjetividad de izquierda que -dictadura y menemismo mediante- se ha perdido. En elpresente, ahora que el Dúo ha vuelto a los escenarios, encontramos que la instancia política de su obra no se en-cuentra tan valorada. Estamos en un momento donde se ha desvinculado lo estético de lo político.CS -Vos señalás este anudamiento entre un vanguardismo estético y un compromiso político en tu tesis.CJA -Claro. Compromiso político en relación con el tipo de canciones que cantaban, pero además, si uno hace un re-corrido por las biografías de Chacho Echenique y Patricio Jiménez, se encuentra con dos típicos jóvenes de los añossetenta, comprometidos con la causa de una posible transformación social. Tenían un canto que apuntaba precisa-mente a denunciar la desigualdad, con mucha esperanza de un cambio -que en ese momento se veía como posible.Sin embargo, a pesar de esta inscripción en el clima de época, la mayor parte de su producción discográfica no ca-yó en lo panfletario. Esto es sumamente meritorio, porque muchas de las obras de la época, a diferencia de las delDúo, eran muy poco elaboradas. El vanguardismo estético, por su parte, viene aportado por la producción de Legui-zamón y de Castilla, quienes además de conocer íntimamente la cultura de la región, conocían la tradición de la mú-sica y de la literatura universales. El Cuchi, por ejemplo, estaba atento a las experiencias de Debussy y Schöenberg,y Castilla conocía de cerca la tradición de las grandes vanguardias poéticas latinoamericanas, principalmente Va-llejo y Neruda. En ambos casos, estos conocimientos estaban amalgamados con una relación muy singular con elpaisaje, que podría ser entendida como una forma especial de mirar la realidad de la región. Sin ser antropólogos,tenían una preocupación antropológica en sus producciones e intentaron dar cuenta de la densidad de las experien-cias humanas de aquellos que retrataban. La producción de Castilla y Leguizamón es una de las primeras que, den-tro del género, intenta utilizar nombres propios para denominar subjetividades populares que, en otras produccio-nes folclóricas, aparecían simplemente como "paisanos", "chinas" o "gauchos", tipificación esencialista y román-tica que remite a los orígenes del folclore, en tanto concepto.CS -Nos resultó muy interesante el esquema de posiciones diferenciales que hacés entre Los Chalchaleros, en primertérmino, el Dúo Salteño, en segundo, y Los Nocheros, en tercer lugar.CJA -Son tres instancias dentro del mismo género: la música folclórica argentina, o el "folclore contemporáneo", entérminos de Ricardo Kaliman. Los Chalchaleros estarían ubicados en un momento inaugural, de constitución del gé-nero, cuando cierta música de provincias es tomada por las industrias discográficas transnacionales. Proceso si-multáneo a las migraciones internas que consolidan el despegue industrial de los conglomerados urbanos durante elprimer peronismo. Hablamos de una producción nostálgica teñida de esencialismo: la migración a la ciudad signifi-ca progreso económico, pero, al mismo tiempo, pérdida de la identidad propia. El Dúo Salteño sería representativo de un segundo momento, finales de la década del sesenta, comienzos de los se-tenta, donde el género construye una identidad que articula lo nacional, lo popular y lo latinoamericano. El Dúo ga-na el festival de Cosquín en el 69, año en el que se produce el Cordobazo. Es un momento en el que el folclore deja delamentarse para pasar a producir canciones de protesta que apelan a una construcción política de izquierda, vincu-lada fuertemente al peronismo proscrito. De hecho, muchos de los que escuchaban al Dúo, en el momento de su apa-rición, eran militantes peronistas de izquierda, a pesar de que Chacho Echenique, por ejemplo, era un militante co-munista, y el Cuchi Leguizamón un anarquista intransigente. Finalmente, Los Nocheros pertenecen a un tercer momento del género, posterior a la dictadura, en donde el folclorevuelve a tener cierta masividad y cierto alcance de difusión, es decir, en donde se reorganiza un circuito de produc-ción, circulación y consumo similar al de las etapas anteriores. Esta tercera instancia se produce amparada en la he-gemonía cultural menemista, y vuelve a apelar a los lugares comunes del esencialismo romántico, resignificándolosen vistas a una clara estrategia de marketing: Los Nocheros pretendieron entrar al mercado de Miami, y lo lograron,y con ese propósito incorporaron al género la llamada "música latina", por eso terminaron interpretando esas can-

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ciones melosas del Paz Martínez. Es un caso que permite apreciar cómo se desarticuló la densidad estética de la se-gunda etapa a partir de las imposiciones homogenizantes de la industria cultural. CS -En una parte de tu tesis retomás una sugerente contraposición entre las propuestas metodológicas de Michel deCerteau y Ginzburg. ¿Podrías ubicar cuál es la discusión?CJA -Esta es una cuestión que venimos trabajando desde hace mucho en el Seminario de Cultura popular y masiva dela Carrera de Ciencias de la Comunicación. La discusión retoma un viejo texto de Michel de Certeau que se titula, "Labelleza de lo muerto", en el que De Certeau se pregunta si existe lo popular por fuera del gesto que lo suprime. En esetexto, él explica cómo ciertos folclorólogos estudian prácticas populares luego de que éstas fueron reprimidas y con-denadas a su desaparición. Es decir, lo popular se inscribe en un gesto doble, porque lo que aparece como objeto deestudio es a la vez lo que es censurado. Esto es algo similar a lo que hizo en nuestro país la generación del Centena-rio, con Lugones a la cabeza, que reivindicaba al gaucho como esencia de lo nacional en el mismo momento en el quese perseguían y censuraban a los inmigrantes anarquistas. Ginzburg hace explícita su crítica a esta posición -es decir,

a la imposibilidad de estudiar lo po-pular- cuando afirma, en El queso ylos gusanos, que es posible el estudiode la cultura popular mediante la lec-tura de indicios. En otros términos:mediante una lectura de las media-ciones culturales. En el caso que analicé en mi tesis, unaproducción discográfica que estámediada por la alta cultura y por laindustria cultural, lo popular aparececomo marcas de producción que re-miten a otredades culturales especí-ficas, especialmente campesinos in-dígenas de los Valles Calchaquíes. CS -¿En tu análisis destacás más laposición de Ginzburg, entonces?

CJA -Sí. Es más útil para un análisis cultural como el que me propuse. Aunque no debemos olvidar que posteriormen-te, en La invención de lo cotidiano, De Certeau superó su propio planteo epistemológico, quizá reconociendo la críti-ca formulada por Ginzburg.CS -¿Podés ampliar, por último, el problema de la negatividad adorniana al que hiciste una breve referencia?CJA -En mi análisis apelo a esta tesis de la negatividad adorniana a partir de la fuerte influencia de las vanguardiaseuropeas en las complejas armonizaciones armadas por el Cuchi Leguizamón para las voces del Dúo. Que el Cuchi ha-ya recurrido a las disonancias, entre otros recursos sonoros, hizo que el consumo masivo del Dúo Salteño haya sidoimposible, tanto en su época, donde de todos modos se vieron favorecidos por el correlato político, como en la ac-tualidad, donde el Dúo es un grupo de culto, muy estudiado en los conservatorios, o por otros artistas. Un grupo deculto que se vuelve prácticamente inaccesible para aquellos que escuchan a Horacio Guaraní, Soledad o Los Noche-ros. Si ya era difícil escuchar al Dúo Salteño en el momento en el que producen su discografía, hoy son, para el públi-co no especializado, estéticamente incomprensibles. Algo tiene que ver con esto, me parece, el presente despolitiza-do que vivimos. Pero eso es otro tema.Creo que el mérito del Dúo Salteño, lo que lo hace interesante como objeto de investigación para una tesis de Maes-tría, está en su doble posición de vanguardia, tanto estética como política, evidente en las composiciones poéticas ymusicales, pero también en las interpretaciones vocales. En este sentido, su vanguardismo tiene que ser entendidocomo capacidad para reinterpretar el pasado y retomar esas zonas que no habían sido incluidas en la constituciónmisma del género. En este punto, y para ir cerrando, quería destacar que el Cuchi Leguizamón tuvo la capacidad de in-corporar el estrato cultural local a la vez que leía las vanguardias musicales europeas. Por eso, en la producción delCuchi difundida por el Dúo, no está sólo Schöenberg, sino también Béla Bartók, o mejor dicho, la manera en que Bar-tók produjo música de vanguardia remitiendo a las sonoridades del folclore húngaro.

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Norberto Alayón

Historia del Trabajo social en Argentina

Buenos Aires, Espacio Editorial, 2007,

240 páginas.

A 28 años de haberse editado por primera

vez, esta quinta edición es una cartogra-

fía, producto de un paciente rastreo de ar-

chivos acerca de los cuales no se tenía re-

ferencia en la época en que el autor inves-

tigó. Hacer historia es siempre seleccio-

nar, y la selección de los hechos aquí

abordados marca períodos de ruptura,

pudiendo inferir los sentidos unificadores

de la asistencia, de la formación profesio-

nal en diferentes períodos. La lectura del

material da pautas de la interacción en el

seno de nuestra sociedad y de temáticas

de cambio y transformación. En síntesis,

este libro es valioso para iniciar no sólo a

trabajadores sociales sino a los profesio-

nales del campo educativo social; y es

además un clásico porque es un relato

que nos invita a indagar, reflexionar, criti-

car, desnaturalizar, constituyéndose en

una referencia digna de emular.

Adriana Clemente, Mónica Girolami

(editoras)

Territorio, emergencia e intervención

social. Buenos Aires, IIED-AL, Espacio

Editorial, 2006, 144 páginas.

Este trabajo problematiza sobre la crisis

de 2001 no como fenómeno aislado sino

como una coyuntura de ruptura excepcio-

nal que permite observar las derivaciones

de las políticas de reforma y proyectar la

evolución de la cuestión social en el tiem-

po. En este sentido se presenta la situa-

ción del contexto económico, político y

social que configuró el escenario de la

emergencia social de fines de 2001 y des-

cribe el desempeño de actores políticos y

sociales en torno al conflicto y sus deriva-

ciones en materia de intervención social.

Para esto, la perspectiva de análisis que

se utiliza pone el foco en las políticas so-

ciales y sus implicancias tanto a nivel de

los gobiernos municipales, como del mo-

vimiento social.

Isidoro Cheresky (compilador)

La política después de los partidos

Buenos Aires, Prometeo, 2006,

437 páginas.

La fortaleza de los partidos políticos ha

sido considerada un signo distintivo y

uno de los pilares de la democracia. Los

mismos han llegado a constituirse en si-

nónimos de la competencia política y del

pluralismo en la vida pública. Hoy se

constata que los partidos están dejando

de ser lo que eran, se ha debilitado la

identidad partidaria. A la vez, la amplia-

ción y fluidez del espacio público se tra-

duce en la gran significación que adqui-

rieron las elecciones como expresión pri-

vilegiada de una ciudadanía poco identifi-

cada con pertenencias asociativas o cor-

porativas y más interpelada por nuevos li-

derazgos de popularidad. Se propone así

el desafío de encontrar la manera de

adaptar las instituciones representativas y

políticas a la irreversible mutación que se

ha producido en la vida pública de nues-

tras sociedades, evitando al mismo tiem-

po, una excesiva concentración del poder.

Emilio de Ipola

Althusser, el infinito adiós. Buenos

Aires, Siglo Veintiuno editores, 2007,

235 páginas.

Althusser fue el primer y único marxista

de alto nivel que produjo Francia, pero

también el último marxista europeo del

siglo XX. Desde comienzos de los setenta,

su nombre fue asociado a la crisis del

marxismo y al posterior derrumbe de los

regímenes del Este. Para agravar el pano-

rama, fue protagonista en 1980 de un

drama pasional que lo condujo al asesina-

Libros de nuestros docentes

Adriana Clemente, Mónica Girolami (editoras)

Territorio, emergencia e intervención social.

Isidoro Cheresky (compilador)

La política después de los partidos

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Norberto Alayón

Historia del Trabajo social en Argentina

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Silvia Lago Martínez, Ana Laura Marotias y Guillermo Movia.

Internet y lucha política: los movimientos sociales en la red.

Lila Luchessi, María Graciela Rodríguez (coordinadoras)

Fronteras globales.

Cultura, política y medios de comunicación.Emilio de Ipola

Althusser, el infinito adiós.

Alberto Marradi, Nélida Archenti, Juan Ignacio Piovani

Metodología de las Ciencias Sociales

to de su esposa, por el que fue declaradoinimputable. Desde entonces su obra fuemarcada por un estigma y arrojada, luegode su muerte en 1990, al puro olvido. Doshechos modificaron este panorama: la pu-blicación póstuma de su autobiografía y lade una gran cantidad de trabajos inéditos.Este libro propone restituir su valiosa em-presa teórica y contribuir a poner fin al in-justo destino que fue reservado a su pen-samiento.

Silvia Lago Martínez, Ana Laura Marotiasy Guillermo Movia.Internet y lucha política: los movimien-tos sociales en la red. Buenos Aires, Edi-torial Capital Intelectual, 2006.Organizaciones y movimientos socialesde todo tipo están atravesando una trans-formación completa que incluye -en loinstrumental- una nueva forma de comu-nicar e intervenir en la política nacional ymundial. El uso de Internet (páginas web,correo electrónico, foros, etcétera) y otrastecnologías han potenciado notablementea las organizaciones insertas en la socie-dad de la información. El destacado grupode investigadores a cargo de este librocuenta la historia de este fenómeno quepermite a diversas comunidades la apro-piación creativa no sólo de la red de redes

sino también de lenguajes, símbolos, dis-cursos y modelos organizativos. El creci-miento de la comunicación alternativapermite a los autores ofrecer un panora-ma amplio de la contra-información, conejemplos concretos y ofreciendo una guíapráctica para navegar en la cada vez másamplia trama movimientista. Casos testi-gos de este auge son los sitios conocidoscomo Indymedia y La Vaca, estudiadosprofundamente aquí.

Lila Luchessi, María Graciela Rodríguez(coordinadoras)Fronteras globales. Cultura, política ymedios de comunicación. Buenos Aires,La Crujía ediciones, 2007, 310 páginas. Las reflexiones sobre ciudadanos que sevuelven consumidores son abundantes.Pero si se acepta acríticamente estenuevo rol, lo político pierde sentido paratornarse en producto. El poder, desplaza-do de la institucionalidad, se ubica enotras áreas de la hegemonía que luchanpor conducirlo. Es así como la mediaciónentre ciudadanos y el poder encuentranotros caminos. Consultores en marketingpolítico, encuestadores, asesores de ima-gen y comunicación cobran importancia.Sus recetas se repiten y encuentran en losmedios masivos de comunicación el espa-

cio propicio para discutir los lineamientosde la nueva política, esto es, la detracciónde su práctica y de la ideología.

Alberto Marradi, Nélida Archenti, Juan Ignacio PiovaniMetodología de las Ciencias SocialesBuenos Aires, Emecé, 2007, 322 páginas.La obra se propone aportar en el campode la didáctica de la metodología, partien-do de manera articulada del tratamientode aspectos teórico-filosóficos como téc-nicos. Su originalidad es la de recurrir auna estrategia de reconstrucción socio-histórica, raramente utilizada en la ense-ñanza de los métodos de las ciencias so-ciales, a partir de la cual se busca elabo-rar una propuesta que no se circunscribaa un solo conjunto especializado de sabe-res entre todos aquellos que en la actuali-dad constituyen el patrimonio metodoló-gico de las ciencias sociales. Se ha bus-cado presentar el panorama pluralista delos métodos y técnicas de investigación,prestando especial atención a la actualiza-ción del conocimiento, incluyendo losmás recientes desarrollos metodológicosy la utilización de instrumentos tecnológi-cos.

Revista Ciencias Sociales 67 -UBA- julio de 2007

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Avances de investigación

e ha trabajado en los últimos añossobre el proceso de construcción de un

espacio de producción, circulación y con-sumo de servicios de seguridad organizadoen torno a lógicas mercantiles. En estemarco, nos hemos interrogado sobre lacomposición de la clientela de las empre-sas de seguridad privada, el tipo de nece-sidades de protección que satisfacen através de este vínculo mercantil y el tipode racionalidad que se expresa en el com-portamiento de los consumidores. A partirdel análisis de llamados a licitación y con-tratos de prestación de servicios, publica-ciones especializadas y un centenar deentrevistas con empresarios, trabajadoresy clientes de servicios de seguridad pri-vada, hemos determinado que el consumode este tipo de prestaciones se organiza entorno a dos polos: la gestión de la insegu-ridad y el control de pérdidas. Son estosresultados que nos interesa presentaraquí.Con independencia de las variaciones delos servicios prestados, los agentes deseguridad realizan concretamente unaserie de tareas simples que no estánausentes en ningún caso. En primer lugar,observan… y a veces toman notas. La pro-pia presencia del guardia uniformado,sentado detrás de un mostrador o paradodelante de una puerta, constituye de porsí una práctica fundamental para la pres-tación del servicio. También lo son las ron-das internas o el control perimetral, esdecir, caminar por pasillos, mirar dentrode oficinas y depósitos, verificar el cierrede puertas y candados, o trasladarsejunto a los alambrados o rejas exterioresde un predio. Estas prácticas, en aparien-cia triviales, conforman, sin embargo, el

elemento activo de un dispositivo racio-nalmente organizado para la prevenciónde riesgos múltiples. La tarea más frecuente entre los guardiasde seguridad es el control de accesos. Enefecto, la frontera entre el adentro y elafuera, sobre la cual se instituye el dere-cho de propiedad, es el lugar más sensiblepara la seguridad de los ámbitos privados.En este límite se produce -justamente porel acto mismo de ser traspasado- el "robohormiga", tan frecuente en supermerca-dos, comercios y empresas. Es allí dondepueden ser rechazadas preventivamentelas personas que pudieren constituir unaamenaza para las personas o los bienesque se encuentran dentro, o simplementeaquellas que -por atributos de clase, edado simple apariencia- resulten indeseablespara los responsables de un determinadoámbito. Los agentes de seguridad conocena una gran parte de las personas que habi-tan, trabajan o visitan con frecuencia ellugar vigilado y suelen repetir el ritual dedecirles "buen día" cada vez que entran osalen. Se trata de un modo de marcar elterreno, de confirmar el reconocimientodel derecho al acceso o la simple circula-ción. Los agentes de seguridad vigilan los acce-sos de predios y edificios, observanvisualmente el movimiento de cosas y per-sonas, registrándolos muchas veces en uncuaderno de servicio. Esto incluye muchasveces el control de los horarios del perso-nal de la empresa o el organismo que hacontratado un servicio de seguridad pri-vada. El vigilador constituye así el ele-mento activo de un dispositivo que incluyetambién a otras personas y objetos. Enefecto, las puertas y portones, las rejas y

ventanas, las cámaras de video y los dis-positivos infrarrojos, las pistolas y loscuadernos son "medios de producción" deuna prestación que entraña el trabajo vivode uno o varios seres humanos. En otroscasos, los elementos materiales estánreducidos al mínimo, pero el vigiladorforma parte de un sistema de roles orien-tados a la producción de seguridad delque también participan cajeros, vendedo-res, porteros, residentes y otros. Ahorabien, el dispositivo de prevención se poneen funcionamiento ante la presencia dedesconocidos. El procedimiento típicoconsiste en preguntar al visitante qué es loque desea, a quién vienen a visitar, porqué asunto. Esta puesta en guardia esta-blece la primera frontera para impedir elacceso de individuos que podrían consti-tuir una amenaza.Además de las vigilancias fijas, que guar-dan las fronteras, los vigiladores realizanrondas internas. En los edificios residen-ciales o de oficinas, los agentes de seguri-dad vigilan que todo esté en su lugar: esnecesario verificar que ciertas puertasestén cerradas, constatar que no hayaelementos extraños en los pasillos, ins-peccionar los baños públicos y otros luga-res "sensibles". Estas rondas se hacennormalmente en un horario determinado yson realizadas varias veces a lo largo deldía. En los barrios privados, hay vigilado-res ocultos entre los árboles del perímetro.Allí las rondas se hacen a veces en bici-cleta o en pequeños vehículos eléctricos.Los guardias que vigilan el acceso a loscomercios, clínicas o universidades custo-dian con frecuencia también los estacio-namientos anexos. En supermercados,librerías y farmacias, hay personal encar-

S

El consumo de servicios de seguridad privadaEntre la ganancia empresarial y el miedo al delito

Proyecto UBACyT S828: "Estado, mercado y seguridad. Interacciones entre actores del sector público y actores del sectorprivado en la conformación del mercado de vigilancia y protección de bienes y personas"Director: Federico Lorenc ValcarceIntegrantes: Alejandra Beccaria, Gabriel Calvi, Khalil Esteban, Tomás Guevara, Mariana Ramos Mejía, Marisa Rodríguez Brunengo, Mariano SzkolnikContacto: [email protected]

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gado de vigilar a través de un monitor losmovimientos captados por cámaras devideo dispuestas dentro del local. Sedetectan los comportamientos sospecho-sos y se pone en funcionamiento el dispo-sitivo de respuesta. Los guardias de segu-ridad de los supermercados, por ejemplo,conocen los lugares más vulnerables, quevarían según la categoría de los individuosdetectados como potenciales amenazas:las estanterías donde se encuentran laspilas y las hojas de afeitar para los"mecheros" más tradicionales, el área delos adhesivos de contacto en el caso de los"chicos de la calle", la zona de discoscompactos y artefactos electrónicos en elcaso de los "jóvenes".No hay dudas de que estas prácticas devigilancia tienen algo que ver con la "inse-guridad". Sin embargo, la seguridad pri-vada sigue estando estructuralmente vin-culada a la gestión racional de riesgos deempresas industriales, mineras, petrole-ras, de comercialización y de transporte.Incluso los organismos públicos recurren aeste tipo de servicios para gestionarracionalmente la protección de sus patri-monios y la circulación de personas enámbitos espaciales restringidos. En elcaso de las empresas, los servicios deseguridad privada tienen por fin principalaquello que se denomina técnicamente el"control de pérdidas": el robo realizadopor clientes, empleados y proveedores ensupermercados o plantas industrialesforma uno de los principales focos deatención de los vigiladores y los dispositi-vos electroópticos de detección, seanalarmas, sensores o cámaras de videomonitoreadas a distancia. En efecto, unaparte mayoritaria de los servicios deseguridad privada -consumidos porempresas y organismos públicos- no seinscriben en un paradigma de la "inseguri-dad", sino más bien en un paradigma de la"gestión de riesgos". Estos riesgos inclu-yen las amenazas exteriores de tipo delic-tivo, pero también los incendios y acci-dentes, los comportamientos negligentesdel público visitante y el fraude cometidopor los propios empleados. En cualquier caso, lejos de expresar sola-mente la demanda creciente de las fami-

lias que buscan respuestas frente aldelito, el desarrollo de la seguridad pri-vada responde a la demanda de organiza-ciones que procuran evitar pérdidas, seapor robos de clientes o de empleados, oque pretenden ofrecer a los clientes unambiente "seguro", como es el caso de losshoppings, los restaurantes y los coun-tries. En estos casos, la seguridad privadaes más bien un modo de gestión de riesgosmultiformes que un instrumento de luchacontra el delito. Esta forma de control yvigilancia ha sido transferida en los últi-mos años a los organismos de Estado: noes extraño encontrar vigiladores privadosen escuelas, universidades, hospitales,centros municipales, empresas estatales,oficinas de atención al público, organis-mos descentralizados y ministerios.Es por ello que este proceso debe, sindudas, ser comprendido en el marcode las transformaciones organizati-vas del Estado. cs

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Avances de investigación

ste proyecto forma parte de la investi-gación colectiva "Institucionalización y

profesionalización de la sociología en Ar-gentina. Un estudio de larga duración",realizada en el marco de la cátedra deHistoria sociológica de la sociología enArgentina de la Carrera de Sociología de laUBA, en coordinación con la Comisión deHistoria de la Sociología del Instituto deInvestigaciones Sociológicas (IDIS) delConsejo de Profesionales en Sociología(CPS). A través de un conjunto de investi-gaciones particulares, coordinadas porDiego Pereyra, se busca explorar las basesintelectuales e institucionales de la so-ciología como ciencia y de la investigaciónsociológica como una práctica de indaga-ción empírica sobre la sociedad argentinaa lo largo del siglo XX. De esta forma, sepropone articular una dimensión cognitivay una dimensión institucional, y recons-truir una historia de las normas y estrate-gias institucionales, los modelos teóricos,los usos sociales y políticos de los concep-tos y las metodologías que hicieron posi-ble el desarrollo de la investigación socio-lógica en Argentina durante el período es-tudiado.En este caso, este proyecto busca indagarcuáles fueron las preocupaciones intelec-tuales centrales de la sociología argentinaen el marco de la recuperación de las ins-tituciones democráticas en la década de1980. Atendiendo tanto los cambios en lastradiciones intelectuales producidos des-de 1970, en el contexto de la llamada "cri-sis de los grandes relatos", como la formaen que esas tradiciones influyeron en lasociología argentina, se plantea estudiarcómo el debate socio-político y la apertu-ra democrática configuró el campo aca-démico y profesional de la sociología en el

país. Se estudiarán entonces los planes deestudio, los temas de debate y las discu-siones más salientes en foros disciplina-rios, ya sean seminarios o revistas acadé-micas y culturales con orientación socio-lógica, tratando de realizar un aporte alestado de la cuestión de la sociología ar-gentina desde una perspectiva históricade los últimos 25 años, y dar cuenta de laspreocupaciones centrales de la disciplinaen la actualidad.La Argentina, al igual que otros países la-tinoamericanos, sufrió importantes trans-formaciones político-sociales entre 1960y 1980, transitando desde la radicaliza-ción política de ciertos sectores de la so-ciedad, la posterior instauración de regí-menes dictatoriales, hasta el advenimien-to de la democracia. Estos avatares invo-lucraron, de manera concomitante, cam-bios en el campo cultural. Si en la décadade 1960 en el campo académico-intelec-tual el debate giraba en torno al tema dela revolución, en la década de 1980 éste secentró en el tema de la democracia. Dilu-cidar los diversos factores que incidieronen que esta transformación del debate in-telectual fuera de esta manera, y no deotra, es una tarea que contribuye a la re-alización de una historia del campo aca-démico-intelectual.En este sentido, el objetivo del proyecto esdar cuenta de las principales preocupa-ciones del debate del campo intelectualargentino -en este caso, de aquel sectorrelacionado con el campo de la sociologíaacadémica- suscitado en el contexto de latransición democrática, a través de unaperspectiva de análisis que prioriza la in-dagación de los cambios en las relacionesdel campo intelectual con el campo políti-co y con el campo académico internacio-

nal. Asimismo, el análisis está sostenidoen el supuesto de que en un contexto defuerte debilidad de las instituciones uni-versitarias argentinas, los canales de di-fusión, producción y circulación de ideas ysaberes han tenido un desarrollo que invo-lucra zonas más amplias que los clásicoscanales universitarios (Sigal, 1991; Rubi-nich, 1999; Sarlo, 1999; Pereyra, 2005).Por lo tanto, el estudio de las principalespreocupaciones académico-intelectualesde los años '80 implica la indagación deaquellos resortes que hicieron posible laproducción y difusión de las mismas. Entre los principales medios se encuen-tran: por un lado, las revistas culturalesmás significativas del campo cultural, quereunieron a los principales académicos delas ciencias sociales (tales como Contro-versia, Crítica y Utopía, Punto de Vista,Unidos y La Ciudad Futura, entre otras);por otro, los libros de prestigiosos intelec-tuales que se destacaron por el impactoque generó su recepción en los espaciosacadémico-intelectuales, constituyéndo-se en referentes en los procesos de inter-cambio de ideas; asimismo, los centros deinvestigación privados tales como el CE-DES y el CISEA, que se constituyeron tantocomo espacios de comunicación entreacadémicos, como en productores de cier-tos lineamientos de orientación político-cultural a través de sus programas de in-vestigación; por último, el plan de estudiode la Carrera que, si bien no es exacta-mente un medio de producción y difusiónde ideas y saberes, aparece en esta etapacomo un referente ineludible para darcuenta del proyecto de un determinado ti-po de sociología que se estaba gestando apartir de ese debate.En el estado actual de la investigación se

Cultura, modernización y democracia

Influencias y preocupaciones intelectuales de la sociología argentina (1980-2005)

Coordinador: José CascoIntegrantes: Roberto Algasi, Jesica Azar, Micaela Baldoni, Leandro Larison, Pablo Stropparo, Edgardo Sánchez, MaríaSchwartzer, Ana Suárez Anzorena y María Luz Vegas

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ha relevado exitosamente el estado de lacuestión sobre la temática y se han deli-neado los principales ejes de indagación.El eje principal es el análisis del debateacadémico-intelectual a partir de su te-mática central: la democracia. Las líneassecundarias refieren a: a) la reconstruc-ción de los principales lineamientos deldebate en la década de 1970, en tanto an-tecedente; b) el análisis de los principalesresortes de producción, circulación y difu-sión del debate sobre la democracia (enespecial de revistas culturales y libros); c)la indagación de la posición y trayectoriade los actores involucrados en el debateen el campo académico-intelectual, apartir de fuentes primarias (entrevistas enprofundidad) como de fuentes secunda-rias (biografías, autobiografías, etc.); d)el análisis de la plasmación de dicho de-bate en el ámbito sociológico a través deproyectos concretos como los programasde investigación (del CEDES y el CISEA) y elplan de estudio de la Carrera. En el mismo sentido, en la actualidad se

están trabajando varias líneas de investi-gación con referencia a varias produccio-nes destacadas, donde sobresalen el aná-lisis de la obra de Ernesto Laclau y su re-cepción en la sociología académica en Ar-gentina y los libros de Juan Carlos Portan-tiero y Emilio de Ipola publicados en la dé-cada de 1980.

ReferenciasDiego Pereyra (2005): "Las revistas acadé-micas de sociología en Argentina. Ra-ccon-to de una historia desventurada", RevistaArgentina de Sociología, Consejo de Profe-sionales en Sociología, Buenos Aires, III, 5:285-293.Beatriz Sarlo (2002): La batalla de las ideas(1943-1973), Ariel, Buenos Aires.Silvia Sigal (1991): Intelectuales y poder enla década del sesenta, Puntosur, Buenos Ai-res.Lucas Rubinich (1999): "Los sociólogosintelectuales: cuatro notas sobre la so-ciología en los 60", Apuntes de investiga-ción, 4.

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l proyecto se propone analizar el fenó-meno de conformación y desarrollo de

la profesión académica en el país y su re-lación con la institucionalización de lasactividades de investigación en las uni-versidades públicas. Se inserta en una lí-nea de indagación que lleva ya una déca-da de desarrollo y que se plantea estudiarlas características que ha adoptado elproceso de institucionalización de la cien-cia en la Argentina. Como en la mayoría delas sociedades periféricas, en nuestro pa-ís este proceso ha estado centralmentevinculado a la historia de las universida-des públicas y a sus procesos de moderni-zación. En nuestras indagaciones prelimi-nares asociamos las condiciones y carac-terísticas del proceso de institucionaliza-ción, en su etapa inicial, al desarrollo detradiciones científicas en campos discipli-narios acotados: el campo biomédico -enparticular la fisiología y la bioquímica- yla física, entre otros. Los cambios se ma-nifestaron como una diferenciación pro-ducida al interior del sistema de educa-ción superior, en particular, la emergenciade una "cultura de laboratorio" y sus arti-culaciones institucionales -internas al or-ganismo académico y en relación con elaparato estatal. Posteriormente estas in-novaciones se ampliaron a otros camposdisciplinarios. Si observamos la evolución histórica denuestro sistema universitario, podemosseñalar que durante el último medio siglose destacan dos momentos singulares sig-nados por un fuerte impulso hacia latransformación de las estructuras y acti-vidades de la institución universitaria: unproyecto sustancialmente endógeno im-plementado en la fase pos peronista; y lossucesos que en la última década del siglofueron impulsados por actores del aparato

estatal mediante instrumentos de políticapública y que hallan expresión paradigmá-tica en el Programa de Incentivos (PI).Ambos momentos forman parte de la pre-ocupación actual del proyecto por carac-terizar las iniciativas de modernizaciónacadémica clave para el desarrollo de laactividad de investigación. Por un lado, los sucesos que se desarrolla-ron en la Universidad de Buenos Aires du-rante el período conocido como la "granmodernización académica" (1955-1966)son particularmente significativos para alcomprensión de los procesos de profesio-nalización de la investigación en el país.En este caso, hemos analizado los sucesosocurridos en la Facultad de Ciencias Exac-tas de la UBA: a) en relación con la confor-mación de un entorno científico a partirdel proyecto de reforma impulsado y lle-vado a cabo por un grupo de académicosinnovadores; y b) en relación con los com-ponentes políticos e ideológicos, en parti-cular al conjunto de ideas heredadas de latradición del movimiento de la ReformaUniversitaria y las ideologías del desarro-llo, que caracterizaron la génesis y de-sarrollo de esta iniciativa.Por otro lado, las acciones de reforma de lainvestigación universitaria de los años '90-condensadas en el PI- constituyen un ca-so testigo de las políticas públicas aplica-das en esa década. Estas acciones revistenuna peculiar complejidad, tanto por sucontenido intrínseco, que refiere a uno delos elementos centrales y más sutiles de lacultura académica -la producción de co-nocimiento-, como por las implicacionesde su implantación en cuanto transforma-ción de muchas características y circuns-tancias de la ocupación académica.La reproducción del conocimiento disci-plinar existente, la producción de nuevo

conocimiento y la transferencia del mismoa la sociedad extendida son prácticas re-gulares en el ámbito universitario queevocan tradiciones foráneas y locales res-pecto a las "misiones" de la instituciónuniversitaria. En la actualidad el signifi-cado de estas prácticas está definido muyfuertemente por el modo en que se consti-tuye profesionalmente el rol del investiga-dor universitario. Convergen en estos cam-bios factores asociados a la naturalezaactual de la empresa científica -la com-plejidad de los modos actuales de produc-ción del "conocimiento", la internacionali-zación de los grupos de trabajo, los flujosde financiamiento, entre otros- así comofactores propios del contexto local univer-sitario -características de la profesionali-zación académica argentina, el lugar de launiversidad pública en la sociedad, las re-formas compulsivas de la labor universita-ria desde el Estado. Las reformas de los '90fueron acompañadas por una serie de me-didas públicas específicas para el sectorcientífico-tecnológico, se filtra la idea dela importancia de la actividad de los cien-tíficos como "productos" beneficiosos pa-ra la sociedad, íntimamente ligada a laidea de "ciencia aplicada". En la comprensión de estos procesos nopuede soslayarse la ocurrencia de cambiosde naturaleza global en la dinámica de laproducción y circulación de conocimientocientífico en el mundo contemporáneo,que están directamente relacionados conla conformación de nuevos roles para elcientífico profesional. Asimismo los cam-bios ocurridos en la conformación del Es-tado y la redefinición de sus competenciasen el marco de una economía de mercadono son ajenos a los cambios ocurridos enlos "entornos" del trabajo científico uni-versitario.

Profesión académica y actividad científica en el contexto de procesos de modernización

Proyecto UBACyT SO93 Director: Carlos Prego Integrantes: María Elina Estébanez, Jose Buschini y Lucía Romero Contacto: [email protected] / [email protected] / [email protected]

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