Relatos de zombis

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Relatos elaborados por alumnos del IES Salvador Victoria

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Page 1: Relatos de zombis

Relatos

de

zombis

Relatos

de

zombis

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-¿Te pasa algo?-le pregunté por su extraño color azul.

-Sí, soy un zombi - . Y sacó como de la nada una cuerda y empezó a estrangularme.

… comenzaron a ascender por el sendero de la montaña una larga fila de zombis vestidoscon harapos y portando en sus manos teas de brezo con las que se iluminaban.

Pensamos un plan mientras veíamos una película de zombis, a ver si conseguíamos algo. Sí

que salió algo: Teníamos que gritarles al oído: “ NO SOY ZOMBI”,

La luz de la luna atravesaba la ventana de mi habitación y el viento azotaba las ramas de los

árboles.

Preparé una tortilla francesa para cenar y mi hermano mejoró, pero al igual que yo tenía

miedo. Nos juntamos en una habitación y la cerramos bien.

… pero mi abuela ya se había convertido en uno de ellos.

Paola Fogued Fermín,3º ESO A

Luis José Fogued Fermín, 1º ESO B

lena Esteban Villuendas, 1º ESO A

Rebeca Blasco Muñoz 2º ESO A

Mizar Torrijo Salesa, 2º ESO A

Sudeica Contreras, 3º ESO B

E

Los zombies ya han llegado al I.E.S SalvadorVictoria.

El grupo de biblioteca quiere agradecer y felicitar a todos los participantes en elprimer concurso de relatos zombis del instituto. Gracias a todos.

Aquí os ofrecemos un selección de vuestros espeluznantes relatos, si te atreves, enlas páginas que siguen encontrarás calles solitarias, gritos en la noche, criaturas quesurgen bajo las camas, niebla, extraños sueños, puertas selladas para evitar ataques,persecuciones, pistolas de agua llenas de jabón antizombi, sombras que zancadillean enla noche, pueblos enteros transformados en muertos vivientes, y muchas terroríficascosas más.

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SOIS NUESTROS

Todo comenzó aquella noche oscura y fría. Estábamos todos en el parque, los árboles nodejaban de moverse por el viento que hacía. Nosotros estábamos muy tranquilos haciendo botellóny comiendo …De repente, empezamos a ver gente andando; eran personas desconocidasque pasaban por el parque. También había niños jugando en el tobogán y en los columpios. Miscolegas y yo nos empezamos a rayar y a asustarnos.

Al cabo de un rato vino un niño con el rostro tapado y con un traje muy extraño. Todos nosquedamos flipando; el niño no decía nada, nos miraba, silbaba y se escondía.Enseguida pensamosque era Michelín, un chico conocido de Torrijo. Pero no, no era él.

Volvió otra vez el niño y con voz seria nos dijo: “Pin-pan, quiero ”. Todos nosotrosnos echamos a reír y nos burlamos de él, tirando al suelo y pisándolos.

El niño se dio la vuelta y pegó un gran chiflido que hizo eco en las montañas. De repente,empezó a venir gente hacia nosotros. Nos miramos unos a otros y nos montamos en el coche,dejando el botellón y los en el parque. Ellos voceaban y decían: “Sois nuestros…”.

Lacasitos

Lacasitos

lacasitos

lacasitos

Javier Aragó Sancho, 4º Diversificación

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EL NUEVO COMPAÑERO

Hace unos años, cuando estaba todavía en el instituto, llegó en el mes de febrero un nuevocompañero a clase del que aún hoy no sé su nombre. Era un chico un poco raro: tenía la piel muypálida, la mirada perdida y desprendía un hedor espantoso. No tenía amigos, nadie sabía dóndevivía, quiénes eran sus padres y apenas salía a la calle.

Los primeros días vino a clase, pero tras faltar vario días, regresó todavía más pálido,aunque a diferencia de la última vez que lo vi, notenía la mirada perdida, sino que la fijaba en micompañero de clase,Aurelio.

Una semana más tarde, Aurelio llegó a clasepálido y con la mirada también perdida, y mástarde le sucedió lo mismo a Concha y así, poco apoco, a casi todos mis compañeros de clase.

Pasaron varias semanas desde la llegada de esteextraño chico a mi clase y cada vez la ciudad estabamás vacía y la gente que se veía por la calle tenían,en su mayoría, la mirada perdida.

Una tarde, cuando volvía a mi casa, noté quealguien me seguía. Giré la vista para comprobarloy ¡ahí estaba él! Cuando volví la cabeza otra vezhacia delante me habían empezado a rodear diezpersonas pálidas y con la mirada clavada en mí.Intenté escapar de ellos, pero me fue imposible:me acababa de convertir en uno de ellos, ¡era unzombi!

Escribo esta historia diez años después de aquel terrible día, para recordar cómo comenzó atransformarse todo el mundo en un zombi.

Pilar Blas Pérez. 2º ESO A.

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LA NOCHE DE LOS ZOMBIS

Por fin había terminado los deberes de Naturales. Eran las nueve y media de la noche. Fuera hacía frío y no

había nadie en las calles. Entré en mi habitación, me puse el pijama y, antes de dormir, decidí leerme un libro como hacía

todas las noches. De modo que me levanté a mi estantería para buscar uno adecuado. Estuve un buen rato mirando

todos aquellos libros, hasta que me percaté de uno más pequeño, al fondo de la estantería, titulado .

No sabía de dónde había salido y tampoco figuraba ningún autor. Como estaba muy aburrida, comencé a leerlo. La

historia trataba de un cementerio en el cual los muertos salían de sus tumbas durante una noche cada 20 años para

vengarse de todo aquello que les hubiera causado daño en vida. El tema no era nada novedoso, pero había algo en

aquellas líneas que hacía que pareciera especial, real. Casi sin darme cuenta, llegué a acabar el libro, pues era muy corto,

aunque debido al cansancio acumulado durante la lectura, fui cerrando los párpados hasta que me quedé dormida.

De repente, un ruido proveniente de la calle me despertó. Algo sobresaltada, miré el reloj: las tres y cuarto de la

madrugada. Parecía mentira que hubiera alguien en la calle a esas horas. Me asomé a mi ventana, pero no vi nada fuera

de lo común. Entonces oí otro semejante a un alarido, pero este último provenía de la casa. Me dije: “Será el gato dando la

lata”, pero cuando volteé suavemente la puerta, no había nadie. Lo extraño es que recordaba haberla cerrado. Iba a irme

a dormir, cuando de repente, oí un tercer ruido, como si alguien se arrastrara bajo mi cama. No pude evitar quedarme

paralizada, aunque pensé “No es más que mi imaginación”.

Entonces, las sábanas comenzaron a

moverse poco a poco, y una criatura lenta y

horripilante del tamaño de una persona emergió

de debajo de mi cama. En aquel momento estaba

demasiado asustada como para pensar que eso no

era real. Creí que el libro me había afectado

demasiado y que ahora veía visiones. De todas las

cosas que me rondaban por la cabeza, de si eso era

una broma, una alucinación o simplemente, no

era real, no se me ocurrió echar a correr hasta que

la criatura se arrastró a una distancia a la que

podía dañarme. Fue entonces cuando corrí.

Crucé todo el pasillo, abrí la puerta

principal y bajé a la calle a toda velocidad. Quizás

fuera un ladrón. Fuera lo que fuera, allí estaría a salvo, pero ¿y mis padres? Podrían correr peligro. La puerta a la calle

estaba cerrada, así que fui a por la llave, que estaba sobre la mesa. Cuando me giré a cogerla, distinguí en la oscuridad la

silueta de otra persona con el mismo andar ralentizado, e iba seguida de otra. En ese momento palidecí. Podía haber

todo un ejército de aquellas criaturas. Fue entonces cuando me vino a la cabeza todo lo que había leído en aquel libro. No

sabía quiénes eran esas personas, si es que eran personas, pero podían andar buscando algún tipo de venganza. No se

apreciaban bien las formas en la oscuridad y la cabeza me daba vueltas, así que en un último intento quise hacerme con

la llave para salir a la calle y escapar de aquella pesadilla. Sin embargo, uno de ellos tiró la mesa al suelo con una gran

fuerza, emitiendo un sonoro alarido. Imposible encontrar la llave en la oscuridad. Retrocedí, temblando, y observando

todas las figuras que con su andar lento venían hacia mí. Debía haber unas quince. No podía huir por ninguna parte: me

habían acorralado. Conforme se aproximaban me preguntaba qué era lo que querían. Aterrada como estaba,

tropecé y caí al suelo, pero no me dolió en comparación con lo que sentía por dentro. En el último de los intentos, me

cubrí la cara antes de que dos de ellos alzaran sus manos para arañarme con sus afiladas uñas, y todo se volvió negro…

En el momento en que abrí los ojos, me encontré gritando en mi habitación, con la luz encendida y con el libro

sobre zombis entre mis manos.Aún exhausta, miré a mi alrededor, y solo vi mi habitación. Me sequé la frente de sudor, y

miré el libro con curiosidad. Al final, todo había resultado ser un sueño, pero aquella noche no me atreví a dormirme de

nuevo.

La noche de los zombis

Blanca Lázaro Pérez 2º ESO A

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RELATO ZOMBI

Un día oscuro y lluvioso mi amiga Josefa y yo estábamos jugando a la güija.

De repente, las luces se apagaron y la pared se iba rompiendo poco a poco. De ella salióun monstruo repugnante y maloliente. Nosotras gritamos y corrimos a encerrarnos en la habitaciónde mi abuela.

El monstruo nos siguió y enseguida nos dimos cuenta de que se trataba de un zombi. Miabuela estaba dormida y no se enteró porque era sorda y, además, el zombi le mordió. Nosotrascogimos un palo y pegamos al zombi, que se deshizo. Pero mi abuela ya se había convertido en unade ellos. Nos mordió y nos convertimos nosotras también en zombis.

Salimos por las calles con el fin de convertir a todo el mundo. En menos de tres horas yahabíamos convertido a todo el pueblo. Se puso el Sol y todo volvió a la normalidad. Pero en cuantose escondió el Sol volvimos a ser zombis y así seguimos, hasta ahora. Por el día somos sereshumanos, mientras que por la noche somos zombis. Nadie sabe el origen del misterio de estepueblo…

Sudeica Contreras. 3º ESO B

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Page 7: Relatos de zombis

UN SUEÑO ZOMBI

Me levanté a las ocho, como todos los días. El silencio reinaba en mi casa, excepto cuando mihermana empezó a toser y a vomitar; vi que estaba enferma. Había dos posibles causas de suenfermedad: un constipado o un ataque de un zombi en la tarde anterior. Bajé a la cocina y eldesayuno se encontraba en la mesa, pero ni mi padre ni mi madre estaban presentes. Me tomé eldesayuno y me dispuse a salir por la puerta.

Detrás de una esquina había un zombi que sigilosamente esperaba mi llegada. En cuantopasé, el zombi se echó a correr por detrás de mí. Tras un largo lo perdí de vista. Llegué a laavenida Madrid y en ésta había un atasco de coches sin conductor por los dos carriles. Salté por loscoches hasta la otra acera y seguí mi camino. De repente oí un grito y vi correr a un grupo de chicasdelante de un zombi y, desde un portal, una mujer con una pistola disparando a un zombi.Mientras, yo observaba la escena. Uno de los tiros alcanzó al zombi que perdió el equilibrio y trasunos segundos perdió a las chicas.

Fui al portal donde siempre quedaba con mi amigo, pero él no estaba. Espere un poco. Élmismo me puso la zancadilla y se dispuso a arrancarme el cerebro y yo, tras un fuerte mochilazo, loaparte de mí y emprendí otra carrera aunque esta vez más rápida.

Al volver a comer no ocurrió nada extraño por el camino, pero al llegar a casa descubrí quemis padres todavía no estaban y pensé que se habían convertido en zombis. Sellé las puertas yventanas para evitar posibles ataques de dichos seres.

En cuanto a mi hermana, era tan solo un simpleresfriado. A las ocho sonó el teléfono y una extraña voz dijo:“Os quedan siete días; no más”. Segundos más tardellamaron a la puerta. Miré por una rendija de la persiana y vi aun endemoniado ser. Preparé una tortilla francesa para cenary mi hermana mejoró, pero al igual que yo, tenía miedo. Nosjuntamos en una habitación y la cerramos bien.

No pudimos dormir. A eso de las doce mis padresllegaron a la habitación, destrozaron una pared y entrarona…

sprint

¡Pi, pi, pi, piiiii!

¡Jesús, a desayunar!

- Ya voy, mamá.

Mizar Torrijo Salesa. 2º ESO A

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UNA NOCHE FIERA

Era ya de noche, no había nadie por la calle, solo yo. Iba muy tranquila pensando en losdeberes que me había puesto el profesor de Matemáticas,que eran muy difíciles (además, no se me daban bien lasMatemáticas). De repente, alguien gritó detrás de mí. Nosabía qué hacer, me quedé paralizada. Era una voz rara; medi la vuelta y… ¡ERAUN ZOMBI! Aún estaba un poco lejos,así que me eché a correr, pero no era solo uno, ¡eranmuchos! Se me acercaban cada vez más. Eran unas criaturasmuy desagradables que tenían movimientos torpes. Yaestaban cerca de mí. Entonces imaginé convertida en unzombi…Al poco rato ya lo era.

Karima Kassal Houchlaf. 4º Diversificación.

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ZOMBISUEÑO

La noche deera

fría. Estabasola en casa,con lo cualdecidí irme adormir. La luzde la lunaatravesaba laventana de mihabitación y elviento azotabalas ramas delos árboles.

Al dormirme entré enseguida en un profundo sueño. Soñaba que los zombis mordían a toda lagente de mi alrededor y yo no podía hacer nada, solamente huir de ellos para que no me mordierany terminaran también conmigo. Pero tampoco podía dejar que mis amigos se convirtieran enzombis.Así que corrí a mi casa y cogí la pistola de burbujas, la llené de agua y jabón y salí ala calle para matarles.

Ya no había nadie. Estaba sola cuando, de repente, un zombi me tocó el hombro. Estaba frío.Grité y rápidamente disparé la pistola. Me desperté asustada. Me levanté para comprobar que todohabía sido un sueño. No, no lo había sido; yo también me había convertido en un zombi y toda mihabitación estaba llena de sangre…

Halloween

antizombi

Rebeca Blasco Muñoz. 2º ESO A.

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RELATO DE ZOMBIS

Mientras iba paseando con mi amiga algo me tocó en laespalda y de repente se oyó un sonido muy horrible. Eraun zombi que le salía sangre de la boca .Nos echamos acorrer a toda castaña y cada tres pasos que daba yo, él dabaun paso más y tenía aún más miedo.

Mi amiga se escondió y yo seguí corriendo hasta queamiga le pegó en la cabeza con un hierro y cayó al suelo. Miamiga y yo fuimos corriendo hasta que llegamos a mi casa ymi amiga tenía muchísimo miedo y llamamos a la guardiacivil y le dijimos donde había caído. La guardia civil llegó al

sitio y no lo encontraron, fueron más adelante y lo encontraron siguiéndolo por la calle y cuandoestaba más cerca de él hicieron un ruido para que se diera la vuelta y le pegaron con la pistola en lacabeza. Cayó al suelo y es cuando se murió y yo y mi amiga ya no tuvimos más miedo porque nosdijeron que ya se había muerto.

Maria Sadiki 1º PAB

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LOS ZOMBIS EN LA CIUDAD

Un día, estaba haciendo los deberes de Mates, cuando, de repente, entraron dos zombis;mordieron a mi familia y se fueron. Dos horas más tarde, bajé a cenar y mi madre no había hecho lacena porque… ¡era un zombi! Así que me fui a la cama sin cenar. No podía dormir porque teníamucho miedo. Se oían unos ruidos extraños y por eso me impedía conciliar el sueño. Vamos, que nodescansé apenas y solo dormí tres horas. A la mañana siguiente, aún tenía miedo así que me vestí,me lavé la cara, cogí la mochila y me fui al instituto. En el instituto, bueno para ser precisos, en clasede Lengua, el profesor me echó la bronca tres veces porque estaba pensando en mi familia zombi. EnSociales y en Plástica me pasó lo mismo. Luego me fui a casa y no había nadie; así que me preparé yola comida. Comiendo vi TONTERÍAS LAS JUSTAS y salió un tío en patinete paseando a un perro. Yde normal me reiría, pero no. Simplemente era porque seguía teniendo miedo. Luego llamé a Inés yera, zombi. Y Abril, lo mismo. Y María Andrea también. Así que me quedé en casa haciendo losdeberes de Ciencias Naturales. Sobre las cinco y media me llamó Julia, que estaba de viaje en OjosNegros y me dijo:

-¡Elena, Elena! Ven que tengo un problema.-¿Cuál? -- dije yo -- ¿Cuál es el problema?-Todo el pueblo se ha hecho zombi.-¡Hala!Aquí también. Oye Julia… ¿Vienes a Monreal y luego vamos a Ojos Negros?-¡Vale! Espera en casa diez minutos.-Vale, aquí te espero, viendo la televisión.

Esperé y a los diez minutos tocó el timbre. No me atreví a abrir así que pregunté:-¿Quién es?-Soy Julia, la que estaba en Ojos Negros.

Así que abrí y sí, era Julia. Pensamos un plan mientras veíamos una película de zombis; a versi conseguíamos algo. Sí que salió algo: Teníamos que gritarles al oído NO SOY ZOMBI.Empezamos a buscar a alguno y comenzamos a gritar. A laprimera que le gritamos era mi madre y cuando le gritamos medio mucha alegría verle. Al hacerse de noche, a las siete y media,aproximadamente, Julia se quería ir a casa pero no pudo porquese la habían destrozado. Así que se vino con mi madre y conmigoa mi casa. La mitad de los habitantes del pueblo eran ya personasy la otra mitad, zombis. Cuando nos despertamos estaba mi padrepegándole patadas al sofá y le gritamos. También me dio muchaalegría verle cambiado. Luego fuimos por el pueblo y nos encontramos con los padres de Julia,zombis claro. Les gritamos y no pasó nada raro. Sólo estuvimos gritando. A las siete y media yahabíamos hecho personas a todo el pueblo excepto a mis hermanos. Estuvimos buscándoles hastalas ocho y a las ocho nos fuimos a casa porque no los encontramos. Los padres de Julia también sevinieron con nosotros. Al día siguiente nos fuimos a Ojos Negros y encontramos a mis hermanos.Estaban jugando con otros zombis. Y otra vez a la rutina del día anterior: a volver a los zombis enpersonas. A la hora de comer me encontré con Elisa y con Pablo, que eran personas y no hizo faltaconvertirlos. Es que estaba Rocío buscando a su familia zombi. Así que le ayudamos a buscarlos. Porla noche, tampoco tenía casa, así que otra más en la mía. Al día siguiente me fui a nadar con mispadres, Julia, sus padres y Rocío. Nadando, nos encontramos con los padres de Rocío. Losconvertimos en personas y se vivieron con nosotros. Cuando volvimos a casa; los dos puebloshabían vuelto a la normalidad y las tres familias nos quedamos a vivir en mi casa.

Elena Esteban Villuendas, 1º A

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Hoy cuando me he levantado lo primero que hepensado es que ayer había quedado con unaamiga y tenia que ir a buscarla. Había niebla, nose veía nada y se oían muchos ruidos que yo nosabía de qué eran. Iba llegando a su casa y derepente alguien me puso la zancadilla y me diouna torta y me caí al suelo, pero yo no sabía quiénera y me fui corriendo. Llegaba ya tarde a por miamiga pero no había nadie en su casa. Yo me fui alinstituto pero allí tampoco había nadie. Cómo nose veía nada no sabía qué había pasado y derepente veía gente que se acercaba a mí y eran¡mis amigos!.

Vanessa Lainez 1ºB

UNA HISTORIA DE ZOMBIES

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ZOMBIFIESTA

Estábamos yo y mis amigos felices y contentos.Comiendo, jugando a todo.A las 12 de la noche seacabó la fiesta, volvimos a nuestras casas y derepente nos salió un zombí en la calle. Cogimosnuestras chaquetas y empezamos acorrer a todala velocidad que podíamos, y nos salían de todaslas partes y nos rodean. Juan tenía una barra ensu mano le pegó al zombi de rojo y no le pasónada, le pegó al brazo se quitó y no le pasó nada,la metió por su tripa y no le pasó nada y el zombile cogió de su cuello le dio dos tortazos y se quedoahí tumbado. Luego no sé lo que pasó y se ibanhacia el cementerio. Mis amigos no han creídoque han visto zombis en su vida.

Abdessadek El Bassite, 1º P.A.B.

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Destino imprevisible

Como viaje de fin de curso, decidimos ir todos los que habíamos aprobado al Norte de Finlandia, durante unmes del verano, a un pueblecito llamado Norgood. Cuando llegamos tras varias horas de viaje en avión, cogimos lasmaletas en el aeropuerto de Helsinki. Allí nos esperaba a todos un coche para llevarnos hasta nuestro destino.Estuvimos toda la noche viajando, hasta que por fin, al amanecer el conductor, el señor Curstand nos despertó y nosdijo que ya habíamos llegado a Norgood. Que fueran los meses de verano no quería decir que no hubiese nieve, todo locontrario, al menos habría un metro de esta. Estoy segura de que las gentes de aquel pueblo estarían un poco cansadosde que nevara tanto, pero como nosotros pocas veces veíamos tantísima nieve nos emocionó y encantó el paisaje.

Tras instalarnos en nuestra acogedora cabaña, todos los alumnos, con nuestros respectivos profesores, Teresa yFernando, nos dirigimos a que, tanto transportista, como nuestro guía Curstand nos hiciera una pequeña ruta turística,cuando de repente nos percatamos de que prácticamente todos los habitantes de Norgood se estaban yendo del pueblo.

Teresa, asustada, preguntó rápidamente a Curstand que qué era lo que estaba ocurriendo. Curstand contestóque en Finlandia, al tener y ser prácticamente polar, treinta días estaban totalmente a oscuras y treinta días totalmentecon la luz del sol.

-¿¡Y no nos podría haber dicho esto antes ¡? ¡Vamos a tener que estar treinta días de vacaciones totalmente aoscuras y sin nadie en el pueblo!- Dijo Teresa totalmente exasperada.

-En realidad, sí que les avisé- le reprochó el señor Curstand.-¿Cómo que si que nos avisó? Yo no sabía nada de esto.- Dijo Teresa.-Bueno…En realidad…yo…yo le dije al señor Curstand que quería que fuese algo siniestro ya que no pude

pasar un buen día de Halloween, disculpa que no te lo hubiese comentado antes- Respondió Fernando.Teresa puso cara de pocos amigos y se encerró en su cabaña.-Bueno, chicos- dijo Fernando, o Fer como solía llamarleAndrea.- Mañana es el último día de sol y tenemos

que aprovecharlo al máximo.Después de la cena, que resultó ser deliciosa, todos nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos levantamos a

la luz del alba, nos vestimos y como a esas horas no se tiene mucha hambre, la mayoría nos fuimos en ayunas. El señorCurstand nos estaba esperando en un barco de pesca bastante, bastante viejo… Fue un día estupendo, pudimos verballenas y focas.Al volver, nos dimos cuenta de que ya no quedaba nadie en el pueblo.

-Este era el último día de sol, a partir de ahora tendréis que pasar los treinta días sin mí. – Tras decir esto, elseñor Curstand se fue.

Teresa intentó decirle que volviera y fue corriendo tras él. Ya se puso el sol. Todos observamos a Teresa y ledecíamos que volviese, y cuando nos dimos cuenta un hombre se abalanzó sobre ella y empezó a morderle por la cara yel cuello; jamás había visto algo tan sangriento, ni siquiera en las películas. Teresa gritaba despavorida; Fernando salióen su ayuda pero otro extraño personaje sin que nadie pudiésemos verlo, le cortó la cabeza con una especie de hoz.

Todos nos encerramos en la cabaña, estábamos atónitos y llorando. Me instalé sobre una mesita y me tumbéboca arriba pensando que iba a morir; pero cuando todos se durmieron, escuche una voz que salía del reloj, un extraño,grande y viejo reloj que estaba pronunciando mi nombre. Intenté gritar pero me atrapó y me metió dentro de este. Eraun hermoso muchacho de unos quince años. Me dijo que su familia le abandonó en el pueblo y que se escondió allí. Yole pregunte que quienes eran aquellas personas y empezó a contarme lo que desde hacía tantos años habían echo en elpueblo, cuando oí el grito desesperado de Laura, aquellos seres se habían comido a todos mis amigos. Me caí de culo alsuelo y vi que había una especie de linterna ; la cogí y alumbré al chico, estaba azul y vestía con unos harapos horribles ymal olientes.

-¿Te pasa algo?- Le pregunté por su extraño color azul.-Sí, soy un zombi.- y sacó como de la nada una cuerda y empezó a estrangularme.Me desperté, miré el reloj y solo eran las tres y cuarenta y dos de la madrugada. Todo había sido una extraña

pesadilla, llamé a mi madre, pero no estaba en mi casa, sino en Finlandia, en aquel remoto pueblo llamado Norgood, y… la pesadilla… se volvió a repetir de nuevo…

Paola Fogued Fermín, 3º A

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RELATO ZOMBI

Era finales de verano, me encontraba pasando unos días en una bonita aldea situada en laprovincia de Asturias. Al atardecer, las nubes oscurecían el cielo hasta caer una terrorífica tormentade agua y granizo. La aldea comenzó a inundarse y junto al resto de habitantes del pueblo tuvimosque subir a una cueva situada en lo alto de la montaña. Esta cueva era usada por los aldeanos paracurar los ricos quesos que se hacían en el valle. La noche era oscura y sin luna, teníamos queiluminarnos con candiles de aceite que había colgados dentro de la cueva. De repente sucedió unhecho inesperado, comenzaron a ascender por el sendero de la montaña una larga fila de zombisvestidos con harapos y portando en sus manos teas de brezo con las que se iluminaban. Según seacercaban hasta nosotros podíamos diferenciar que se trataba de seres mugrientos, con la piel desus cuerpos llena de heridas ensangrentadas. Con celeridad cerramos la puerta de la cueva conmaderas y clavos para impedir la entrada de esos seres monstruosos. Fueron momentos en los queel miedo se apoderó de nosotros aunque permanecimos unidos hasta que amaneció. Hasta que loszombis desaparecieron.

Luis José Fogued Fermín, 1º B