Conferencia de Bandung

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CONFERENCIA DE BANDUNG

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Noblejas, 41 ,

CUADERI\OS DEL

Coordinación:

Angel Bahamonde Magro, Julio Gil Pecharromán,Elena Éernández Sandoicá y Rosar¡o de la Torre del Río

Universidad Complutense

1. La historia de hoy. o 2. Las frágiles fronteras de Europa, o 3. La sociedad española de los años 40. .4. Las revolu'

ciones científicas.i5. Orígenes-de la guena fría.o6. La España aislada-o7. México: de Lázarc Cárdenas a

hoy. o $. La guerra de Coiea. o 9, Las-ciudades. o 10. La ONU. o 11. La España del-ex¡¡¡s. o 12' El Aparlheíd. o t3. Kejrnes y las bases del pensamieirto económico contemporáneo. o 14. El reparto del Asia otomana. o 15. A-

lemania 1949-Í989: o 16. USA, lá caza de brujas. o 17. Los padies de Europa. o 18. Africa: hibus y Estados, el mito

de las naciones africanas. o 19. España: nMr. Marshallr. o 20. Indochina: de Dien Bien fu q l-o-s jm-eres ro-

jos. e 21. Hollywood: el mundo del-cine. o22. La descolonización de Asia. o 23. Italia 1944.1992. o 24. Nas'

rs¡.o25. Bólgica.o26. Bandung.o27. Militaresypolítica.r28. Elperonitt¡o.o29. Tito.-o30. ElJapóndeMcA*'hur. o 31. H áesorden monetario. o 32. La descolónización de Africa. r 33. De Gaulle. o 34. Canadá. o 35. Mujer y

trabajo. r 36. Las guenas de Israel. o 37, Hungría 1956. o 38. Ghandi. o 39. El deporte de-masas. o 40._-La Cuba de

Cashb. o 41. EI Ul-ster. o 42. LaAldea Global.-Mass media, las nuevas comunicaciones. o 43. China, de Mao a la Re'

volución cultural. o 44. Espaía: la emigración a Europa. o 45. El acomodo vatica¡s. o 46. Kennedy, o -47

. El feminis',6. o 48. El tratado de'Roma. o 49. Argelia, dé la independencia a la ilusión frustrada. o 50. Bad Godes'

berg. o §1. Nehru. o 52. Kruschev. o 53. España, la revolucióh del 600. o 54. El año 1968. o 55. USA, el síndrome

del-Vietnam. o 56, Grecia, Z. o 57. El fenómeno Beatles. o 58. Praga 1968. o 59. El fin del mito del Che. o 60' W.

Brandt. o 61. Hindúes y musulmanes. o 62. Portugat 1975. o 63. El Chile de Allende. o 64. La violencia-política en Eu'

ropa. o 65. El desanol[o del subdesanollo. o 66. Filipinas. o 67, Espqña, la muerte de Franco. . 68. La URSS deB¡ez'nev. o ó9. La crisis del pehóleo. o 70. La Gran Bretáña de MargarefThatcher. o 71. El Japón a9!ua! o 72. La transi.

ción española. o 73. USA en la ópoca Reagan. o 74. Olof Palme, la socialdemocracia sueca. o 75. Alternativos y ver'

¿s5. o 76. Amórica, la crisis del iaudillismo. o 77. Los países de nueva industuialización. o 78. China, el postmaoís'

mo. o 79. La crisis de los países del Este, el desanollo de Solidarnosc en Polonia. o 80. Peru, Sendero Lumino'

so. r 81. La lglesia de Woytila. o 82. El lrán de Jomeini. o 83. La España del 23 F. o 84. Berlinguer, el eluoi.omunis'

mo. o 85. Algánistán. o 86. España 1982-1993, el PSOE en el poder. L 87. Progresismo e integrismo. o 88_. El peligro

nuclear/la ma--ncha de ozono, o'89. Gorbachov, la perestuoika y la ruptura de la URSS. o 90. La sociedad -postindus'

hial, o 91, La guena del Golfo. o 92. Los cambios-en la Europá del Este: 1989. o 93. La OTAN hoy.-o !4. La unifica'ción alemana. i gS. El SIOR. o 96. Yugoslavia. o 97. Hambró y revolucién en el cuemo de Africa. o 98. Las últimas mi-

gaciones. o 99. Clinton. o 100. La España plural.

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Ii\DICT

6Líderes v padres fundadores

del anticolonialismo

7{froasiatismo y coexistencia

pacífica

oo

Los antecedentes

10Las vísperas

12La Conferencia

t5E1 Comunicado Final

20Los principios de Bandung

22Los inicios del No Alineamiento

26El neutralismo positivo

27El ]lovimiento de los

No Alineados

30El final de un capíiulo

31Bibliografía

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Manifestantes desfrlan por las calles de Pekín portando rctratos de lvlao du¡ante larcvolución crultural, 7967

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La Confercnciade Bandung

Por Roberto MesaCatedrático de Relaciones Internacionales

Universidad Complutense de Madrid

Hl siglo xx ha estado señalado porgrandes procesos revolucionarios que hanhansformado profundamente la sociedadintemacional, rompiendo un ciclo que habíadurado más de tres cenfurias. No fueron, enmodo alguno, movimientos sísmicos queimrmpieran inesperadamente en la vida dela Humanidad. Vinieron precedidos por do-Iorosos y prolongados procesos que engen-draron convulsiones frecuentemente acóm-pañadas por destrucciones y derramamien-tos de sangre.

Muy posiblemente, cuando los historiado-res tengan la necesaria perspectiva históricay el imprescindible distanciamiento de lasideologías, se convenga en que de todosaquellos procesos transformadores destacóespecialmente uno que se impuso a los de-más por su rotundidad y por sus dimensio-nes. Nos referimos a la revolución colonial,a la liberación de los pueblos que durante si-glos habían vivido sometidos a tan oprobio-so sistema de explotación humana, econó-mica y cultural.

Alguno argüirá legítimamente que la des-colonización se había iniciado en los albo-res del siglo xx, cuando se emancipó laAmérica hispana. A ello podría respondér-sele que, en primer lugar, sólo se hataba, enaquella ocasión, del logro de una soberanía

política que, en la mayoría de los casos, nofue más que una ficción. Aquellos pueblosamericanos tropezaron con innumerablesobstáculos para alcanzar también su sobera-nía económica. Todavía, a finales del si-glo xx,.no son plenamente independientes;o, en el mejor de los casos, continúan sien-do tributarios de un modelo de explotacióneconómica y de subordinación cultural.

Y, en segundo lugar, también podría adu-cirse que, en definitiva, elgran fenómeno deexplotación colonial, el más completo porsus dimensiones totalizadoras, óomienzaprecisamente cuando está finalizando el an-terior, el ibérico, que podría calificarse deprimitivo. Durante el siglo xtx y a lo largodelxx es cuando se agi§antan y consolidánlos Imperios francés y británico, pervive di-fícilmente el otomano, Rusia emprende sucaffera asiática y se mantiene en Africa elImperio portugués.

La mayor conflagración que ha conocidoqlgénero humano, la Segunda Guerra Mun-dial (1939-1945), fue el-detonador de fenó-menos-insospechados, la mano que abrióuna sobrecogedora caja de incertidumbres.Se produce un instante histórico en el queconfluyen los movimientos de liberación na-cio¡al y los partidos independentistas, ges-tados enhe los años veintey keinta de nues-

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tra centuria, con elfin dela contienda mundial.Una guerra que se pre-sentó como Ia lucha de-cisiva contra los fascis-mos y contra todo gáne-ro de explotación. Estecúmulo de circunstan-cias se aglutina en tornoa personalidades caris-máticas que encarnan elliderazgo de sus pueblosy, por extensión, delqueempieza a llamarse, có-moda o peyorativamen-te, Tercer Mundo.

de proceso descoloniza-dor, la proclamación enPekín -Beijing- de laRepública Popular Chi-na (1 de octubre de1949), por Mao Ze dong

- Mao Tse Tung - ,

anuncia el protagonismomundial del continenteasiático. Un camarada yviejo compañero de ar-mas del llamado, en sumomento, Gran Timo-nel ocupará la carterade Asuntos Exteriores.Se trata de Zu -Chu-

La identidad entre líderes y pueblos, si-tuación por 1o demás históricamente excep-cional, traspasa las fronteras convenciona-les, y sus ideales, acompañados ciertamentede sus victorias militares y políticas, convier-ten a tales líderes en vehículos de ideologíasque se propagan vertiginosamente. Convie-ne subrayar, en este punto, larareza delmo-mento histórico en el que coinciden estas fi-guras con el momento auroral de las inde-

fendencias. Oportunidad por la que, ade-más, la descolonización alcanza un relieveuniversal en la década de los cincuenta, pro-longándose hasta bien mediados los añossesenta.

Líderes y padres fundadoresdel anticolonialismo

A veces, la tarea de designar un nombre,una genealogía concreta, no reviste gr-andes

dificultades. En este caso, la personalidad deKharamchand Gandhi (1869-1948) se im-pone sobre el resto de sus contemporáneos.Mahatma -Nma Grande-, su sobrenom-bre, basta para definirle. Padre de la no vio-lencia y dé la resistencia pacífica, supo ypudo conducir a su gran país hasta la liber-iad. Cuando el 15 de agosto de7947 laln-dia conquista su independencia, se abre elcortejo imparable de la descolonización.Asesinado por un fanático (3 de enero de1948), su sucesor, Jawaharlal Nehru(1889-1964), profundizó la vía abierta poré1, dio relieve y personalidad a la política ex-terior hindú y, rápidamente, se afianzócomo uno de los principales inspiradores delno alineamiento.

Aunque, en puridad, no puede calificarse

En Lai. Este es otro de los hombres que bus-carán una lercera vía para los pueblos que,

en aquellos años, no querían someterse-a lahegemonía de las dos superpotencias, Esta-doé Unidos y la Unión de Repúblicas Socia-listas Soviéticas.

Hoy día, nadie discute que la revolucióncolonial comenzó en Asia. El27 de diciem-bre de 1949 -las fechas se sucedían conuna rapidez vertiginosa- el furno de la in-depenáencia llegaba a Indonesia, las. anti-guás Indias Neerlandesas. Ahmed Sukarnoéra, en esta ocasión, elhombre que arrancóla independencia de su país de las manosde la Corona holandesa.

El calendario de las liberaciones producíaescalofríos, sobre todo en las espaldas de lospoderes metropolitanos. A las ya.enuncia-áas sn sumaríán: Pakistán y Ceilán -SriLanka- en1947 y Birmania en 1948' Pocomás tarde, sonaba la hora africana: Libia,en 1951; Sudán, en 1953; 1956 sería eJ añode Marruecos y de Túnez; Ghana, en 19-57 "

Un año después, en 1958, la antigua Gui-nea francesá, de la mano de Sekú Turé. Sinolvidar que, en 1954, fecha de los históricosAcuerdoi de Ginebra, Vietnam, Laos Y

Camboya alcanzaban su independencia;aunque-sobre la península de Indochina, el

Sudáste asiático, ie cernía un sombrío futu-ro de guerra y desolación. Detallar las inde-pendeñcias dé los años sesenta resulta ocio-so: prácticamente, todo el continente africa-no, con dolorosas salvedades bien conoci-das y restos exiguos de antiguas c-olonias

asiáticas. Sin embargo, la figura de PatricioLumumba y la guená de independencia deAroelia enórosarían el elenco de nombresquZ ¡ulonuñ la historia de la emancipacióncolonial.

El Tercer Mundo se había alzado sobre

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Gandhi y la no violenciaDejadme plantearos cinco

axiomas de la no violencia, talcomo yo la entiendo:

1. La no violencia implicaun esfuerzo de autopurifica-ción tan completo como seahumanamente posible.

2. La fuerza de la no vio-lencia es rigurosamente pro-porcional, no a la voluntad,sino a la capacidad en la quese encuentra de recurrir a laviolencia el adepto de la noviolencia.

3. La no violencia es, sinexcepción, superior a la vio-lencia; es decir, el poder delque dispone un adepto de lano violencia es siempre mayordel que hubiera dispuesto sihubiese recunido a la violen-cia.

4. Ia no violencia excluyela eventualidad de una deno-ta. Ia derrota más cierta es elfin de la violencia.

5. El objetivo {inalde la noviolencia es la victoria; en tan-to que tal vocablo pueda sercompatible con la no violen-cia. En realidad, allí donde ladenota no tiene sentido, lavictoria tampoco lo tiene.

(Mathama Gandhi, 1935.)

sus pies y había comenzado su andadura.Desgraciadamente, lo hacía en un universoseparado en dos, Capitalismo y Comunis-mo, y que ya había medido sus fuerzas, pre-cisamente en elcontinente asiático, en lape-nínsula de Corea. Dividida en dos como re-sultado de la Segunda Guerra Mundial, con-vertida en campo de batalla, aquel escena-rio sería un emblema de lo que -otra modade los tiempos- se llamaría periferia delsis-tema. La estrategia de este sistema y las re-glas de su juego eran de un gran rigor for-mal: Estados Unidos, al apoyar a sus alia-dos en decadencia (Francia y Gran Breta-ña), hacía que los ojos de los nuevos Esta-dos y de los pueblos que aún luchaban porsu independencia se dirigiesen hacia Moscú.Pero, tampoco, sin extremar su confianza enla otra Roma: la historia de la Komintern, dela Internacional Comunista y de la propiaURSS, no alentaban grandes esperanzas- El

dilema ante elque realmente se debatían lospueblos del Tercer Mundo era la opción en-tre dos supuestos modelos de desárrollo, elCapitalista o el Comunista.

Afroasiatismo y coexistenciapacífica

Los pueblos delTercer Mundo, reciénlle-gados a la independencia, desde el mismomomento en que enarbolan sus propiasbanderas ingresan en la historia con ún mar-cado sentido de su protagonismo. Ya en eltemprano año 1949 tiene lugar la Conferen-cia de Nueva Delhi, en la que se reúnen losnuevos Estados asiáticos, a los que se aña-dieron Australia, Egipto y Etiopíá.

¿Cuál era su aspiración, quizá no todavíaclaramente expresada? Había un punto de

Mahatma Gandhi en una fotografía tomada en los años cincuenta

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partida que era la arga-masa de la unanimidad:Ia condena del colonia-lismo y la reclamaciónde la libertad para lospueblos aún sometidos.Pero, además, de inme-diato proclaman su pro-pósito de rechazar el or-denamiento internacio-nal vigente; un ordena-miento injusto porqueles había sido impuestoy, lógicamente, no ha-bían participado en sucreación. Se proponíanelaborar un ordenamiento jurídico interna-cional nuevo, en cuyo diseño aspiraban aocupar una posición protagonista. Y no tar-daron mucho en predicar con elejemplo dela práctica.

El24 de abril de 1954, la India y la Re-pública Popular China ponían fin a Ia gueffadelTibet con la firma del Tratado de Pekín.En este documento bilateral, de carácterobligatorio para las partes signatarias, se in-corporan por primera vez los famosos clncopuntos o cinco principios: 1) Respeto recí-proco de la integridad territorial y de la so-beranía de cada uno; 2) No agresión recíproca; 3) No injerencia en los asuntos inter-nos de uno y otro; 4) Igualdad y provechomutuol 5) Coexistencia pacífica.

Ciertamente, los cuatro primeros puntoseran, ya entonces, principios generales delDerecho Internacional Público; pero tam-bién es verdad que, en la práctica de las re-laciones internacionales, habían sido esca-samente aplicados o, más correctamente, se

vulneraban de forma casi cotidiana. Elquin-to punto, la coexistencia pacífica, contabaya con un cierto recorrido doctrinal. Cuan-do, a comienzos de los años veinte, ante lospeligros que asediaban a la Revolución deOctubre, Lenin pone en marcha la NEP(Nueva Política Económica), se está enun-ciando la posibilidad de que convivan siste-mas políticos y económicos antagónicos.Luego, vendrían okas interpretaciones: una,la maoísta, que no eliminaba del horizontefuturo el enfrentamiento armado entre losdos sistemas; oka, la de Nikita I{ruschev,que preveía un porvenir eterno de compe-tencia y emulación pacífica.

La coexistencia, entendida en el sentidopreconizado por los pueblos afroasiáticos,iba mucho más allá, como tendrá ocasión

de verse. Baste, por aho-ra, con señalar que so-brevolaba la rivalidadentre bloques y se auto-definía como una terce-ra fuerza dotada de fun-ciones conciliadoras. Porlo demás, es oportunosubrayar que, en fin decuentas, se trata de unavieja polémica, al menosen el sentido doctrinal.Polémica que finalizaríacuando, el24 de octubrede 1970, la AsambleaGeneral de las Naciones

Unidas incorporase aquellos principios alor-denamiento jurídico internacional.

Y lo hace con gran solemnidad al apro-bar la Resolución 2625 (XXV), de muy ex-presivo tíiio: Declaración sobre los princi-pios de Derecho Internacional referentes alas relaciones de amistad y cooperación en'tre los Estados de conformidad con la Cartade las Naciones Unidas. Resolución históri-ca que proclama, entre otros, los siguienlesprintipiós: El principio de que los Estados,en sui relaciones internacionales, se absten-drán de recurrir a la amenaza o al uso de lafuerza contra la integridad territorial o la in-dependencia política de cualquier Estado.O,- más tajantemente: El principio de laigualdad de derechos y de la libre determi-nación de los pueblos. Se enuncian princi-pios de ius cogens, de carácter imperativopara todos los-miembros de la comunidadinternacional. Pero, en los años cincuenta,todavía se estaba muy lejos de llegar a tanrotundas afirmaciones.

Los antecedentes

A la ya citada Conferencia de Nueva Del-hi (1949) y alTraiado de Pekín (1954), hande añadirse otros hitos que jalonan el cami-no hacia elencuentro de Bandung. Así, tuvouna relativa importancia, signo de los tiem-pos que se aproximaban, la constitución deun grupo informal en el seno de la Asam-blea Géneral de la ONU, que actuaba conuna relativa disciplina de voto. Estaba cons-tituido por doce países afroasiáticos: Birma-nia, India, Irán, Iraq, Líbano, Afganistán, Si-ria, Yemen, Egipto, Arabia Saudí, Indonesiay Ceilán. Fue un banco de ensayos que tuvo

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Chu En Lai, mano derccha de lrlao y=ministuo de Asuntos Exte¡iores del gobierno chino durante largos año§.Abajo, el presidente Sukamo, aftífice de la independencia de Indoneíia del imperio holandés, á¡o PAS

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que hacer sus primeras demostraciones antela guerra de Corea y, casi inmediatamentedespués, frente al fin de la presencia colo-nial francesa en la península de Indochina.

Entre estos precedentes de Bandung, muydirectos, cuenta igualmente la Conferenciade Colombo (abril de 7954), que reunió alos jefes de Gobierno de Birmania, Ceilán,India, Indonesia y Pakistán. Su objetivo erael estudio de la situación en Indochina. Sinembargo, también comienza a hablarse dela necesidad de convocar una Conferenciaafroasiática. Se estaba haciendo vertiginosa-mente el aprendizaje de Ia diplomacia mul-tilateral y de conferencias por aquellos paí-ses que, precisamente por su pasado colo-nial, tenían una escasa experiencia en estosquehaceres.

En la fase preparatoria de Bandung tuvolugar el encuentro de Bogor (diciembre de7954). Comenzó a establecerse la relaciónde países, algunos todavía no independien-tes, que podrían ser invitados a la magnacumbre que se preparaba; sin embargo, nose abordó el complejo problema de la agen-da o del orden del día. Había que resolvercuestiones previas que podían poner en pe-ligro el éxito del evento que se preparaba.Pór ejemplo, una reunión, suscitada por laURSS, en aquellas mismas fechas, y queconcentró en Nueva Delhi a una serie de de-legaciones pertenecientes todas a formacio-nes comunistas. Era evidente el interés so-viético por estar presente en la Conferencia,cuya importancia ya se presentía. Estas ten-tativas no prosperarían. Indonesia y la Indiase opusieron rotundamente a toda manio-bra que pretendiese alinear la Conferenciade Bandung con cualquiera de los dos blo-

ques en conflicto. Bandung no podía inmo-Iarse en el altar de la guena fría.

Habría que agregar, aunque la observa-ción resulté supárflua, que las dos grandescapitales coloniales europeas, París y Lon-dres, contemplaban con escasas simpatíasestos preparativos. Francia era muy sensiblea las actuaciones del grupo afroasiático enla ONU, incansable en el tema de la inde-pendencia del Magreb, aún en sus manos.Estados Unidos, por su parte, tras la penosaexperiencia coreana, volcaba aún más susinfereses en la vertiente asiática de su polí-tica exterior. En plena guerra fría, la percep-ción de Occidente ante la anunciada Con-ferencia de Bandung se limitaba a una lec-tura reduccionista y sumamente ideologiza-da: el Tercer Mundo caería indefectiblemen-te en manos comunistas si no se actuabaenérgicamente y con mano dura.

Las vísperas

En esta óptica, ácómo se materializaba lapercepción

- de Occidente? El historiador

francés H. Grimal reproduce este expresivotexto publicado por The EconomLsf, a p_rin-

cipios del mes de enero de 7954: La Con-ferencia promete ser histórica en sus con-cepciones, incierta en su ejecución y pocosatisfactoria en sus efectos... En esta orques-ta hay instrumentos tan diferentes que po-cos son aquellos que pueden esperar aplau-sos. Sería temerario pensar que la Conferen-cia pueda ser algo más que incoherente yvana retórica. AI carecer absolutamente definalidad positiva, está obligada a sujetarse

Gamal Abdel NasserNació en Beni Mor, 1918. En 1937, comienza §u§ estudios militares y,

en l9l2,funda el Movimiento de Oficiales Libres. Joven militar, nacido

en et seno de una familia modesta, vivirá la democratización del ejérci-to egipcio. Inspirado fuertemente por el modeto de Kemal Ataturk, en'cabái el levantamiento que, en 1952, derroca la monarquía del rey Fa-

ruq. En 1954, tras un interregno ocupado por el general Neguib, Nasser

u",r-" directamente el poder. En 1956, cumple el gran sueño de §u pue-

blo, al nacionalizar el canal de suez. saldrá fortalecido de la agresión

anglo-franco-israelí y el Mundo fuabe lo reconoce como §u caudillo. Pre-

sidente de Egipto (1965), conoce su momento político más baio con oca-

sión de la gran derrota que le inflige el ejército israelí (junio de L96_7),.

El día 9 de junio dimite de todos §us cargos; pero veinticuatro horas des-

pués, ante la presién popular, retira su dimisión. Murió en 1970'

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t2

a un aspecto negativo. Elmínimo común denomi-nador de los asiáticos esel anticolonialismo. EnAsia, al antioccidentalis-mo también puede lla-mársele anticolonialis-mo, a pesar de la dramá-tica retirada de las po-tencias coloniales duran-te el último decenio.

El comunicado finaldel antes citado encuen-

las grandes sesiones, quela Conferencia actuaríaen Comisiones. Se cons-tituyeron tres: una, polí-tica; otra, de coopera-ción económica; y la ter-cera, de carácter cultu-ral. Las hes fueron presi-didas por indonesios,nacionales del país anfi-trión: el primer miniskoy los ministros de Econo-mía y de Cultura.

Desde el 18 al 24 deabril de 1955, una sema-

dena delcolonialismo. Pero, avanzando ha-cia elfuturo, también se elaboraban algunosapuntes de propuesta para dar cohesión ala independencia de los pueblos todavía so-metidos. Es de resaltar de qué forma seplanteaba ya la aspiración a una sociedadinternacional distinta, en cuyo seno los an-tes colonizados no solamente serían igualessino que también llegarían a alcanzar un no-table protagonismo.

En primer lugar, en este bonador de tra-baio se incluía el deseo de establecer lazos.o.rn.. de entendimiento y de actuaciónconjunta entre los pueblos de Asia y los deAfrica, anclados tales lazos en dos eies: re-laciones de amistad y de buena vecindad.En segundo lugar, se destacaban aquellosproblemas que afectaban específicamente a

áfricanos y asiáticos: el colonialismo y el ra-cismo. A continuación, en tercero y últimoIugar, se subrayaba el posible papel a de-sempeñar por fuia y por Africa en el siste-

ma de las relaciones mundiales de su ápocay su posible contribución a la causa de lapazy de la cooperación internacional.

Con este bagaje, elemental si se quierepero de una tremenda ambición, se aborda-iía el inicio de Bandung. Se cuidó no sólode presentar una agenda abierta, flexible,sino también de no establecer unas normasde procedimiento rígidas. Por el contrario,elreglamento sería de gran flexibilidad, paraevitai que se inscribiesen en el orden del díacuestiones que enfrentasen a los países par-ticipantes; así, por ejemplo, ningún tema delos que se debatiese sería sometido a vota-ción entre las delegaciones.

Sí se acordó, concretamente para eludirlos riesgos de la rigidez procedimental y de

na para los manuales deHistoria, se gestó el afroasiatismo. Cuandoel día 18 se inaugura la Conferencia, en susgradas toman asiento los representantes deñuevos Estados y de viejos pueblos. Por par-te de Africa: Egipto, Etiopía, Libia, Sudán yGhana (que aún conservaba el nombre co-lonial de Costa de Oro). Las delegacionesasiáticas representaban a Afganistán, ArabiaSaudí, Birmania, CamboYa -KamPu-chea-, Ceilán -Sri Lanka-, China PoPu-lar, Filipinas, India, Indonesia, Iraq, Irán, Ja-pón, Jórdania, Laos, Líbano, Ngpal, Pakis-tán, Siria, Tailandia, Turquía, Vietnam delNorte, Vietnam del Sur -separados

por lareciente firma de los Acuerdos de Ginebra,en 1954- y Yemen.

La Conferencia

La simple lectura de la lista de participan-tes, provoca ya algunas observaciones quevan más allá de lo puramente formal. En pri-mer lugar, la escasa presencia africana: en1955, ius pueblos aún se hallan en luchacontra los poderes metropolitanos europeosque se resisten a abandonar sus Imperios:Érancia, Gran Bretaña, Bélgica y Portugal,fundamentalmente. Africa todavía está com-batiendo por su futuro. Este hecho repercu-tió notablemente en el espíritu. que se man-tuvo en Bandung, impregnado por los prin-cipios básicos de1 pensamiento y de la filo-sófía asiáticos. Hegemonía que, entendidaen su sentido positivo, se verá reafirmadapor el protagonismo de tres grandes_países

v de sús resóectivos líderes: India y Nehru;China Popuiar y Chu En Lai; Indonesia ySukarno. Pero, aún podría apuntarse otrorasgo definitorio de Bandung, entonces po-

tro de Bogor catalogabaalgunos de los proble-mas que deberían exa-minarse en Bandung. Lógicamente, domi-naba sobre todos los demás aspectos la con-

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Mao habla a los dirtgentes del Partido (pintura de Luo Kung-Liu, 1950). Una muestra de mitificación

IUao, Ia paz y la guerralucionarias dirigidas contra to-das las guenai contrarrevolu-cionarias y darán a todo elconjunto el carácter de unaguefta por la paz etema. Pero,incluso si adviniese despuésotro período de guena, no es-taremos ya muy alejados de lapaz mundial.

Una vez que la humanidadhaya entrado en la época deuna paz perpetua, ya no nece-sitará más guenas. Entonces,ya no se necesitarán más ejér:-

siblemente no presentido, pero que podíadeducirse de la misma relación de pártici-pantes: el peso específico del MundoArabey, por ende, de la religión islámica. Verdadque el Magreb aún perman ecía en poder deFrancia; pero, desde Egipto a Filipinas co-menzaba a trazarse un nuevo mapa que in-cluso rompía y desbordaba los límites-conti-nentales.

En este intento de interpretación, tam-bién se observan notables- presencias, enprincipio inexplicables, pero que enrique-

cen significativamente la cita de Bandung.Es.pertinente señalarlas: Turquía, Imperiocolonial hasta fecha relativam-ente reóiente(fin de la Primera Guerra Mundial) y, des-de el a.ño 1951, miembro de la Oi§aniza-ción del Tratado del Atlántico Norte(OTAN) g, err consecuencia, claramentealineado con elbloque occidental, para uti-lizar lajerga de la guerra fría.

Japón también participó en la Conferen-cia de Bandung; país que, al igual que Tur-quía, también tenía un muy récienie pasa-

Esta guerra será mayor ymás cruelque la de hace veiñ-te años. Todos los pueblos severán inevitablemente arras-trados a ella. La guerra serámuy larga y, en fln de cuen-tas, la humanidad conocerámuy grandes sufrimientos.Pero, debido a la existencia dela Unión Soviética y del nivelde conciencia más elevado delos pueblos del mundo. en álcurso de esta guerra surgiráninevitablemente guerras ievo-

citos, ni barcos de guerra, niqvignes militares, ni gases as-Ixnntes.

A partir de este momento,comenzará la tercera época enla historia de la humaÁidad: laépoca de la vida parcífica du-rante la cual jamás habrágueffas. Por los siglos de los si-glos, ni nuestros hijos ni nues-tros nietos conocerán ya ja-más la guena.

(Mao Tse Tung, De lagueffa prolongada. 1938.)

l3

Page 14: Conferencia de Bandung

do de expansión colonial; por añadidura,había sido uno de los grandes denotados dela Segunda Guerra Mundial. Quizá, para Ja-pón, Bandung fue la plataforma para recu-perar parte de su perdido protagonismoásiático. Finalmente, la presencia en Ban-dung de China Popular también es merece-dora de atención. Sólo seis años antes, en7949, el presidente Mao había proclamadosu nacimiento. Ahora, en Bandung, no sólotomaba asiento entre los países asiáticos as-

cendentes, sino que contaba con el granprestigio personal de Chu En Lai._Pero, ade-más, án un encuenho que buscaba una ter-cera senda en el enfrentamiento de la guerrafría, China Popular se presentaba como e1

otro comunLsmo, un modelo que se queríadiferente del soviético y que aspiraba a unliderazgo entre los pueblos asiáticos.

Almárgen de las crónicas periodísticas delmomento-, entusiastas o críticas según losobservatorios interesados, los congregadosen Bandung no sólo tenían importantes te-mas de acuerdo general; también, a veces,pesaba sobre ellos la sombra de contencio-ios pendientes. Por ejemplo, entre otros, lareivindicación de Indonesia sobre NuevaGuinea, que fue unánimemente apoyadapor todas las delegaciones; !o e! balde se

hataba de una cuestión de descolonizaciínnendiente.' Otro ejemplo fue la presencia y la partici-pación de observadores del Magreb, aünqueno como miembros de pleno derecho de laConferencia, que hicieron valer sus anhelosde independencia frente al poder metropo-litano francés. En línea también reivindica-tiva, GamalAbdel Nasser recordó, en nom-bre de Egipto y de todo el Mundo Arabe, elproblema de Palestina.

Aunque, posiblemente, el rasgo más inte-resante de la Conferencia, que hizo notar supresencia sobre todo entre pasillos y queáños más tarde se confirmaría, fue la apari-ción todavía muy tenue de tres tendencias:la neutralista, la prooccidentaly la procomu-nista. No obstante, en aquellos momentos,cada uno de estos términos era muy difuso.Así, cuando se debatió el problema del-im-perialismo, muchos participantes pensabanbn la expresión colonial; otros, dirigían sus

miradas hacia Estados Unidos; mientras que

un tercer grupo clamaba por la condena de

todo tipo- de colonialismo, expresión Q9epermitíá [egar a incluir en el anatema a lamisma Unión Soviática.

Líneas atrás se subrayó la presencia en

Bandung de Turquía, miembro d-e Ia-OTAN.Pero tañ-rbién aiudieron a Ia Conferenciadelegaciones de Pakistán Jryr^em-bro de laOrgánización del Tratado del Sudeste Asiá-ticó, SEATO), así como delegaciones de

Iraq, Irán, Japón, Libia, Liberia, Sudán y Fi-lipiñas; países que, por aquel entonces, se

emplazaban claramente en la órbita de in-fluéncia de Occidente. Los delegados degran parte de países del Sudeste asiático,óor su oarte. no ocultaban sus recelos anteia presencia de China Popular. Chu En Laikahquilizó los ánimos asegurando que sugobiárno no albergaba proyectos expansio-ñistas al sur de sus fronteras.

En la línea prooccidental, la mayor carga

de profundidad procedió de Pakistán que,

duránte la Confárencia, el día 19 de abril,nresentaba un provecto de declaración que

iitulubu Los sieie pílares de la paz. Esto cons-

tituía un reto, que el primer ministro pakis-taní, F. Jamali, oponía a los cinco principiosdel'Pan Sá/a que, muy poco antes, China

La biografía de Nehru coincide con la historia contemporánea de la In'áiu, Hi'io de la burguesía, nace en Allahbad en 1898 y estudia Derecho

en Gran Bretaña. En 1919 ingresa en el Partido del Congreso, que pre-

sidié en dos mandatos (1929-1930 v 1936-1937). Aceptó el liderazgo de

Gandhi, aun manteniendo serias divergencias políticas. Participa en las

negociaciones con el Imperio Británico y cuando la India alcanza su in-

def,endencia (1947) ocupa el puesto de primer ministro. Tras el asesi-

naio de Gandhi, su protigonismo nacional se verá incrementado por su

prestigio mundial. §u vida política, primero en la lucha frente a Gran

bretaña, que lo encarceló en numerosas ocasiones, como luego en la in-

dependenóia, conoció no poco§ sinsabores. Los problemas a que ^§e -en'

frentó dieron pruebas de Ju talla de político mundial. Murié en 1964.

Page 15: Conferencia de Bandung

Un aspecto de la mesa presidencial dwante una de las sesiones de la Conferencia de Bandung, ab¡it de 1955

Popuiar y la India habían incluido en el yamencionado Tratado de Pekín.

_ Siete pilares que se expresaban así: 1)Respeto.de la soberanía y de la integridadterritorial de todas las naciones; 2) Retono-cimiento del principio de igualdad de todaslas naciones independientes y soberanas; 3)Abstención de toda injerencia en los asun-tos internos de los demás países; 4) Princi-pio de no agresión contra la integridad teni-torial o la independencia polítióa de cual-quier país; 5) Derecho de todo país a defen-derse, en solitario o colectivamente; 6) De-recho de autodeterminación de todos lospaíses y condena del colonialismo en todassus formas; 7) Solución de todos los conten-ciosos internacionales mediante vías pacífi-cal negociación, mediación o arbihaje.

Evidentemente, los principios quinto ysexto iban en contra de las posiciones dáaquellos países que, en Bandung, sosteníanplanteamientos rigurosamente ñeutralistas.El quinto era una justificación de los trata-dos multilaterales de carácter militar. Elsex-to.se dirigía_conha aquellos otros próximosa la Unión Soviética o a China Pooular.

Para salir del atolladero que suponía lapropuesta de Pakistán se recunió á remitirel tema a una Comisión a la que se encar-gaba_ la redacción de un textó final; textoque debía reunir elconsenso y la aceptación

de todas las corrientes ideológicas que, máso menos abierta o solapadamente, se en-frentaban tanto en los pásillos como en lassesiones plenarias.

El Comunicado Final

Por Comunicado Final debe entendersetanto el documento que lleva este nombre,como otros dos textos anejos que, separa-damente, también forman parte de é1.'Unode ellos expresa una rofunda condena delracismo y se dirige expresamente contra laRepública Sudafricana y su odiosa prácticadel apartheid. Elotro rccogelas inqüietudesgenerales ante los problemas planteados porel peligro de las armas nucleáres.

Sin embargo, es el Comunicado Final ensí mismo el que ha pasado a la historia. Setrata de un texto denso y ponderado que,gracias a la habilidad de sus redactores,'fuecapaz de aunar todas las voluntades v con-sensos. Una exégesis del mismo, a bástan-tes años de distancia de su redacción, reve-la una equiliblqda dosificación entre los pro-blemas de 1955 y los proyectos utópicos deuna sociedad internacionalque se qüería di-ferente. Muy simplistamente, el Cómunica-do Final de Bandung podría caracterizarse !5

Page 16: Conferencia de Bandung

1.

2.

3.

4.

5.

1 946)

ASIA EN 1955

Líbano

lsrael

Baharain

Kuwait

Sikkin

Territorios reclamadospor China

ARABIA

Yidda RiyahdMeca

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(lndep, 1947) CatcNagpur.

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Page 17: Conferencia de Bandung

Ceremonia de la fundación del Estado, óleo del pintor Tung Hai-wen (aniba). Guardias toiosrccitan el librc de los Pensamientos'de Mao-dwante lis años de Iarcvolución cultural

t7

Page 18: Conferencia de Bandung

l8

como una hábil combi-nación de realismo y deelevados componentesideológicos.

El texto del Comuni-cado Final está integra-do por las siguientes sec-ciones: Cooperacióneconómica; Coopera-ción cultural; DerechosdelHombre y autodeter-minación; Problemas delos pueblos dependien-tes; Medidas a favor dela paz y de la coopera-ción mundiales; Declara-ción sobre los problemas de los pueblos de-pendientes; Declaración sobre las medidasfavorables a la paz y a la cooperación mun-diales. El Comunicado Final ioncluía con laenumeración de los que luego se harían fa-mosos Diez Puntos.

En la Primera Sección, relativa a la Coo-peración económica, se ponía todo el énfa-sis en el desarrollo económico de la zonaafroasiática. Cooperación que debería ba-sarse en los intereses mufuos. De maneracoherente, esta aspiración al desarrollo eco-nómico también incluía la asistencia técni-ca. Ahora bien, reconociendo la insuficien-cia de los recursos propios de los paísesafroasiáticos, se convocaba para esta tareaa toda la comunidad internacional. En estesentido, se solicitaba el rápido estableci-miento de un fondo de las Naciones Unidaspara el desarrollo económico;y, en esta mis-ma dirección, que el BIRD (Banco Interna-cional de Reconstrucción y Desanollo) des-tinase gran parte de sus recursos a los paí-ses afroasiáticos. Reforzando esta línea, sedetallaban recomendaciones sobre las nor-mas reguladoras del comercio internacionalen variados aspectos: circulación de mer-cancías, estabilización de precios, diversifi-cación de exportaciones, establecimiento debancos nacionales, etcéheru.

La Cooperación cultural, Segunda Sec-ción, era percibida como uno de los mediosmás poderosos de entendimiento entre lasnaciones. Consecuentemente, el colonialis-mo se presentaba como un obstáculo insal-vable para el libre desanollo de los pueblosafroasiáticos. Los objetivos se plañteabanmodestamente: cooperación cultural me-diante un enhamado de acuerdos bilatera-les con las iniciativas particulares de cadapaís.

A renglón seguido, enla Tercera Sección seatendía a los Derechosdel Hombre y a la auto-determinación. Tras en-f.atizar los principiosenunciados en la Decla-ración Universal de losDerechos del Hombre,se proclamaba como bá-sico el derecho de lospueblos a su libre deter-minación. De esta mane-ra, se iniciaba la re-flexión doctrinal sobrelos derechos humanos

de carácter colectivo.En Sección también separada, pero en

términos muy breves, se enumeraban gené-ricamente los Problemas de los pueblos de-pendientes. En este mismo Comunicado Fi-nal, pero en otro lugar del texto, se incluíauna Declaración sobre tales problemas, endonde se condenaba al coloñialismo comocausa fundamental de los problemas de lospaíses afroasiáticos; el colonialismo queda-ba caracterizado como un mal al que debeponerse fin rápidamente. En última instan-cia, se aseveraba que el colonialismo era unsistema incompatible con los principios de laCarta de las Naciones Unidas y un obstácu-lo para la paz y la cooperación mundiales.

En el Comunicado Final, cobraba unagran importancia la Sección intitulada Me-didas en favor de la paz y de la cooperaciónmundiales. Su kasc-endáncia estri6a, entreotras razones, en que, habiendo constatadola gravedad del fenómeno de explotacióncolonial, los pueblos afroasiáticos cobranconciencia de su posible, pero entonces aúnno reconocido, protagonismo mundial. Trasverificar las catastróficas consecuencias quepara la Humanidad tendría eldesencadena-miento de una guerra nuclear, Ia Conferen-cia considera que el desarme y la prohibi-ción de la producción, de la experimenta-ción y de la utilización de armas de guerranucleares y termonucleares son unai nece-sidades imperativas para salvar a la huma-nidad y a la civilización del miedo y de laperspectiva de una destrucción total. Es deresaltar, pese a su carácter declarativo, laimportancia de tal manifestación, precisa-mente en tiempos en los que aún no se vis-lumbraba ningún síntoma de distensión en-tre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Por encima de las propuestas y declara-

Page 19: Conferencia de Bandung

I)lasser y Burguiba en una.Íotografía to-mada durante los años sesenta (aniba). El presidente indonesio Su-kamo du¡ante una reunión con dos de sus minist¡os en el año 1945, poco después de la independencia

l9

Page 20: Conferencia de Bandung

ciones examinadas,Bandung pasaría a lahistoria por dos cuestio-nes fundamentales. Una,su radical y contundentecondena del colonialis-mo. El combate todavíaduraría bastantes años,demasiados, en concluir.Pero en Bandung ya do-blaron las campanas poraquel fenómeno de ex-plotación que sojuzgódurante centurias a lasdos terceras partes delgénero humano.

Los Principios de Bandung

La otra cuestión básica que incorpora elde Bandung al elenco de hitos y dá nom-bres que, durante el siglo xx, ilustran la lu-cha de los hombres por la paz y por la liber-tad, es su Declaración de Diez Puntos. Hoy,con la necesaria perspectiva histórica, y co-nocido el desanollo posterior de los aconte-cimientos, puede afirmarse, sin ningún gé-nero de dudas, que la coexistencia óu.ffi.uno fue un mero divertimento de intelectua-les de salón, ni tampoco una sutil arma depenehación de la guena fría, en su versiónde la guerra ideológica.

Así eran, y continúan siendo, los DiezPrincipios de Bandung:

1) Respeto de los derechos humanos fun-damentales, de conformidad con los fines ycon los principios de la Carta de las Nacio-nes Unidas;

2) Respeto de la soberanía y de la inte-gridad tenitorial de todas las naciones;

3) Reconocimiento de la igualdad de to-das las razas y de la igualdad de todas lasnaciones, grandes y pequeñas;

4) No intervención y no injerencia en losasuntos internos de los demás países.

5) Respeto delderecho de toda nación adefenderse individual o colectivamente, deacuerdo con la Carta de las Naciones Uni-das;

6) Rechazo del recurso a los acuerdos dedefensa colectiva destinados a servir los in-tereses particulares de las Grandes Poten-cias, sean cuales sean;

7) Abstención de actos o de amenazas deagresión o delempleo de la fuerza conha la

integridad tenitorial o laindependencia políticade un país;

8) Solución de todoslos conflictos por mediospacíficos, tales como lanegociación o la conci-liación, el arbitraje o elrecurso ante los tribuna-les, así como okos me-dios pacíficos que pue-dan escoger los paísesinteresados, de confor-midad con la Carta delas Naciones Unidas;

9) Fomento de los in-tereses mutuos y de la cooperación;

10) Respeto de la justicia y de las obliga-ciones internacionales.

La inserción de los Diez Principios en elComunicado Final dejaba sentado clara-mente que la solución adoptada no era unafórmula de compromiso; que habían sidosuperadas las discusiones en los pasillos e in-cluso los debates habidos en las sesionesplenarias. Quedaba, bastante más que esbo-zado, no sólo un programa para Ia acción di-plomática; tambián se anunciaba la volun-tad de protagonismo que los pueblos afroa-siáticos aspiraban a desempeñar, una vezsuperado el colonialismo, en una sociedadinternacional paralizada por la guena fría yaterrorizada ante la hipótesis de un holo-causto nuclear.

El pánafo último del Comunicado Finalpodía ser üldado de utopismo voluntarista,pero también era un proyecto de cambio quese ofrecía a la sociedad intemacional: I¿Conferencia afroasiática proclama su convic-ción de que una cooperación amistoa deconformidad con estos principios, contibuiráefectivamente al mantenimiento de la paz yde la seguridad intemacionales; en tanto quela coopemción en los campos económico, so-cial y'cultural, contibuirá a proporcionar laprosperidad y el bienestar a todos.

Después de ta Conferencia

Se había consumado, en Bandung, unacontecimiento que Odette Guitard bautizócon una expresión afortunada: El despertarde los pueblos colonizados. Verdad es queno se consiguió, descendiendo al terreno delos hechos, imponer un sistema de consul-

Page 21: Conferencia de Bandung

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áQuién ha dicho que en España no se leen per¡ódicos?Diario 16 cada vez se lee más y en

más sitios diferentes. Es lógico.

Cuando un periódico está donde

se producen las noticias, la infor-

mación es mucho más cercana,

detallada e interesante. 7Dhrio16

Page 22: Conferencia de Bandung

tas que garantizase la continuidad de laConferencia; sobre todo, porque pronta-mente surgieron otras fórmulas que, en elfondo, prolongaron el espíritu de Bandung.Pero algo muy importante se había alcanza-do. Bandung logró superar las conientes di-visorias de la guena fría: ni los proocciden-tales, ni los prosoviéticos pudieron anotar ensus balances un triunfo de sus puntos de vis-ta. Para los tiempos que corrían, no era unavictoria pínica la conseguida, en el planoideológico, por los líderes del afroasiatismo.

L. S. Senghor, en cita de O. Guitard, es-cribiría más tarde: Bandung es positivamen-te, expresada a escala del planeta, la tomade conciencia de su eminente dignidad porlos pueblos de color. Es la muerte del com-plejo de inferioridad Es difícil encontrar unavoz más autorizada que la del poeta de lanegritud. No obstante, Bandung nunca fue,y pudo haberlo sido, un acto de revanchis-mo frente a los males causados por la ex-plotación colonial. Como pudo haber dicho,muchos años atrás, Sun Yat Sen, uno de losancestros más ilustres delpensamiento de laconvivencia, Bandung fue un púlpito desdeel que se predicó el Evangelio de los nuevostiempos. Chu En Lai no estaba muy aleja-do de estos planteamientos. Nehru, por suparte, era bastante más que un continuadorde aquellas posiciones que, enunciadas enAsia a principios del siglo xx, parecieron deuna emotiva ingenuidad.

Es imposible, y además una tentativa ab-surda, conocer hasta qué punto los dignata-rios reunidos en Bandung asumieron en suplenitud el espíritu y la leta del ComunicadoFinal. Algunos de aquellos líderes desapare-cieron; otos, se vieron abocados a tomar par-tido en aquel escenario mundial condenado

Chu En Lai

a la división. Al colonialismo agonizante, su-cedieron diversos fenómenos neocolonialistasy agresiones imperialistas de muy diverso tipoy de muy variada inspiración. También acae-cerían tenibles conflictos militares y guelrasque, sin ser nucleares, alcanzaron unos nive-les de crueldad y de desbucción insospecha-dos. Sin embargo, el espíritu de Bandung per-vivió y dejó su impronta en el difícil caminohacia la paz. Es imprescindible, por tanto, ypara valorar en su justa medida lo acordadoen Bandung, avanzar algo más en eltiempoy no poner el punto finaljustamente en abrildel año 1955.

Los inicios del No Alineamiento

Bandung es Ia afirmación de la identidadde los pueblos del Tercer Mundo. Una dig-nidad propia que proclamaba no sólo elfinde las mekópolis, sino también la inupciónmasiva en elescenario mundialde unos países que no querían dejarse arrastrar por losconflictos, ideológicos y armados, de laguerra fría. Para ello, tenían que elaborarpropuestas diplomáticas y ensamblar accio-nes políticas que alumbrasen una ideologíaalternativa.

Un año después de Bandung, en la isladálmata de Brioni, Yugoslavia, se reuníanNehru de la India, Nasser de Egipto y elma-riscal Tito como anfitrión (julio de 1956). Jo-sip Broz, el antiguo partisano y veterano mi-litante comunista, asumía los principios deBandung. Condenado a finales de los añoscuarenta por Moscú, había pasado a engro-sar las filas de los herejes de la ortodoxiamarxista-leninista.

Ha sido universalmente reconocido como uno de los más sagaces diplo'máticos contemporáneos. Nacido en 1898 en el seno de una familia de

mandarines, realizaría esfudios universitarios en Tien Tsin y, más tarde,en Tokio. En 1919 conocería, como trabajador, Europa. En 1920, figuracomo uno de los fundadores de la Sección parisina del Partido Conou'

nista Chino. En1924 es instructor militar en la Academia de Wangpoo,dirigida por Chiang Kai Shek. La ruptura de las alianzas políticas, en elseno del Kuomintang y el inicio del proceso revolucionario, conviertena Chu En Lai en uno de los compañeros históricos de Mao Tse Tung. Alproclamarse la República Popular China, 1949, pasa a desempeñar lasmás altas funciones en la cúpula del poder. Pero donde más destacó fueen sus funciones de ministro de Asuntos Exteriores. Murié en 1976.

Page 23: Conferencia de Bandung

Junto con Nehru y Nasser, articularía lahíada de padres fundadores delNo Alinea-miento.

Tito contaba en su haber con unas cre-denciales que le abrían las puertas para in-_cgrporarse al impulso nacido en Bandung.Yugoslavia aparecía como e1 otro comunls-mo, en fórmula acuñada por Gilles Martinet.Un sistema político que se presentaba comosuperador e integrador de los exacerbadosnacionalismos balcánicos, subsumidos enuna formación federal, V gue, frente al co-munismo de Estado soviético y de las llama-das democracias populares, exhibía el mo-delo del socialismo autogestionario. La

muerte de Tito y la desintegración del co-munismo, más de treinta años después,derribarían todas aquellas experienciás depretendida originalidad. Pero, la historia noes extrapolable, ni mucho menos predecible.

En 1956, en la reunión de Brioni, Tito sealzaba no sólo como un político por encimade toda sospecha para los pueb[os del Ter-cer Mundo, sino también como un gober-nante popular. Había mantenido su inde-pendencia frente a la Unión Soviética, 1oque le había valido su expulsión de todas lasinstituciones del bloque comunista. De pa-sada, la acusación de titista fue la pieza acu-satoria que justificaría nuevos procesos es-

Nikita Kruschev y Nixon, durante una visita de éste a la capital soviética en et año l9S9

Kruschev y la coexistencia pacíficaNuestra aspiración a la

coexistencia pacífica y a la pazno está condicionada por con-sideraciones de coyuntura yde táctica. Se deriva de la mis-ma naturaleza de la sociedadsocialista, en la que no hayclases ni grupos sociales inte-resados en enriquecerse pormedio de la guerra o enanexionarse territorios aje-nos... Nosolros, los comunis-tas, estamos convencidos deque, en definitiva, la idea delcomunismo triunfará en todo

el mundo, como ha triunfadoen nuestro país, en China y enotros muchos países... Perocuando decimos que en lacompetición entre los dos sls-temas -capitalista y socialis-ta- es nuestro sistema el quetriunfará, esto no quiere decirque alcanzaremos la victoriaingiriéndonos en los asuntosinternos de los países capitalis-tas. Nuestra certeza en la vic-toria comunista es de un gé-nero muy distinto. Se basa enel conocimiento de las leyes

del desarrollo social. Así comoen su tiempo, el capitalismo,como régimen más progresb-ta, reemplazó alfeudalismo, elcapitalismo será sustifuido ine-vitablemente por un régimenmás progresista y más justo: elcomunismo. Estamos segurosde la victoria del sistema so-cialista, porque es un sistemamás progresista que el capita-lista.

(Nikita Kruschev, Lo quepienso de la coexistencia pací-fica,7960.\

23

Page 24: Conferencia de Bandung

Aspecto de una sesión de Ia ConÍerencia de Belgado, inaugurada oficialmente el I de septiembre, 1961

talinistas, tanto en las democracias popula-res como en los partidos comunistas occi-dentales (el francés y el español, entreohos). Por silo anterior fuese poco, Tito ha-bía resistido ofertas y tentaciones para inte-grarse en el bloque liderado por EstadosUnidos. En cierta medida, Tito era elsímbo-lo de la tercera vía buscada por los líderesafroasiáticos.

Pero, los conflictos de la descolonizaciónestaban lejos de haber concluido. Y, sin em-bargo, confundidos con ellos, surgían otrosde tanta o más gravedad. El29 de octubrede 7956, en el Mediterráneo Oriental se pro-duce un conflicto armado que es un prea-nuncio de futuro: en una acción conjunta,un cuerpo de ejército franco-británico de-sencadena una invasión del suelo egipcio,fundamentalmente la zona del Canal deSuez, mientras que Israel ocupa la penínsu-la del Sinaí. Los dos antiguos Imperios,Francia y Gran Bretaña, desempolvan sus

máquinas de guena en un intento de restau-rar su periclitado poder.

La causa había sido la decisión del Go-bierno de Egipto de nacionalizar la Compa-ñía del Canal de Suez. El rais Nasser estabaponiendo en ejecución una de las grandesambiciones de los pueblos del Tercer Mun-do: la recuperación de la soberanía nacio-nal sobre todos sus recursos.

En aquel octubre de 1956, el Canal deSuez fue mucho más que un símbolo: signi-ficó el ocaso de aquellos viejos poderes im-periales; pero, al mismo tiempo, la conver-sión de Oriente Medio y, por extensión, detodo elMeditenáneo, en uno de los escena-rios privilegiados de la guerra fría. De formasimultánea al desencadenamiento de lasoperaciones militares, el presidente Eisenho-wer y el mariscal Bulganin pusieron fin a laanacrónica aventura anglo-francesa. LaCasa Blanca desautorizíla operación de sus

dos más fieles aliados y les negó Ia ayuda

Page 25: Conferencia de Bandung

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Page 26: Conferencia de Bandung

26

militar que angustiosa-mente le solicitaban. ElIftemlin, por su parte,declaró que disponía decabezas nucleares, apun-tando sobre París y Lon-dres, que serían activa-das de no retirarse deEgipto las fuerzas inva-soras. La lectura de lasMemorias de AnthonyEden es una elocuenteilustración de la amargu-ra que invadió a los res-ponsables de tan desa-fortunada actuación ar-mada.

GamalAbdelNasser, el gran caudillo ára-be del siglo xx, con su personalísimo perfilde claroscuros, salió engrandecido de Iaagresión neocolonialista. Convirtió Ia derro-ta militar en una fulgurante victoria política.Junto a Tito y Nehru, ya había conquistadoun puesto en la historia. Su país era el esce-nario más apropiado de todo el continenteafricano para albergar la Conferencia, inau-gurada en El Cairo el26 de diciembre de1957 presentada como una continuación deBandung. La función estaba al completo,pero los actores no estuvieron a la altura delevento anterior incluso, entre los asistentes,hubo una presencia que se hizo notar en de-masía, la de una delegación oficialsoviéticaque desanolló una intensa actividad a lo lar-go de todas las sesiones.

No obstante, el espíritu del No Alinea-miento ya había fraguado. El propio Nas-ser que, significativamente, se abstuvo deasistir a la Conferencia, no se privó de en-viar un mensaje, leído en la sesión de aper-tura, que no dejaba lugar a dudas sobre suadscripción ala tercera vía iniciada en Ban-dung: Los egipcios ueemos en el neutralis-mo y en el no alineamiento. Creemos que,al adoptar esta actitud, alejamos el espec-tro de la guerra, trabajamos en pro de laaproximación entre los dos bloques y crea-mos una vasta zona de paz que, poco apoco, se impondrá al mundo entero. Elneutralismo en el que ueemos significa quedebemos mantenernos al margen de losbloques internacionales, al tiempo que des-plegaremos todos nuestros esfuerzos paraaproximarlos.

Comenzaba a tomar forma una idea quesuponía una progresión clarísima, sucesiva,frente a la idea del no compromiso. Los pue-

blos afroasiáticos ya ha-bían expresado su recha-zo a aquella división ma-niquea del mundo, Ca-pitalismo o Comunismo,que les convertía en uncampo de Agramante enel que los Grandes diri-mían sus diferencias, altiempo que iban acotan-do sus respectivas zonasde influencia. Pero 1os

pueblos delTercer Mun-do tampoco querían ver-se reducidos al papel desimples comparsas, mar-

ginados de la dirección de las relaciones in-ternacionales.

El neutralismo positivo

En consecuencia, los pueblos afroasiáti-cos optaron por la neutralidad para hacerfrente a la rivalidad sin cuartelentablada en-ke los bloques. Pero no un neutralismocomo el de la Confederación Helvética o elde la República de Austria. De aquella op-ción, surge elneuhalismo positivo o neuha-lismo activo.

Sus pretensiones se consideraron, automá-ticamente como desmedidas o utópicas: porlo demás, se añadía en las cancillerías de laguena fría, nadie había invitado al TercerMundo a desempeñar una función de aproxi-mación o de mediación entre los dos Gran-des; máxime, cuando EE.UU. y la Unión So-viética lo que querían era, precisamente. am-pliar sus zonas hegemónicas sobre los tenito-rios de los pueblos afroasiáiicos. En la Con-ferencia celebrada en ElCairo ya se había ob-servado alguna tensión, que dejaba adivinarlas divisiones ideológicas que acechaban aesta nueva modalidad de neutralismo.

Mas, pese a todo, la historia continuaba.La hora de la descolonización llegaba alcontinente africano. Circunstancia que pro-pició la celebración de una serie de confe-rencias continentales; entre ellas, destaca lade Accra (abril de 1958). El viento favora-ble procedía de la emergencia de otro de losgrandes líderes del anticolonialismo, el gha-nés Kwame N'Krumah, que vendría a unir-se a los fundadores del neutralismo activo yque, junto a otros, inspiraría el nacimientodel panafricanismo, has las huellas de su

Page 27: Conferencia de Bandung

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El presidente yugoslavo Tito en una conferencia de [os Partidos Comunistas celebrada en Berlín

Tito y el No AlineamientoMe llena de orgullo el que

empezáramos a edificar con-juntamente la política de NoAlineamiento habiendo re-corrido juntos un importantetrecho en el camino que mar-ca esta gran obra. N definirhace casi dos décadas. juntocon el presidente Nasser y losdemás estadistas, las bases delNo Alineamiento, trazamosuna política de paz y coopera-ción cuyos valores se han a{ir-

mado plenamente con elcorrer de los años. Lo pruebade la mejor manera el hechode que año tras año aumentacontinuamente el número delos países y pueblos que ex-presan su fidelidad a esta lineade conducta.

Con frecuencia recuerdo elcomunicado que aprobamos araíz de las conversaciones ce-lebradas en esta capital, Nue-va Delhi, a finales de 1954, y

que contenía precisamente es-tas ideas. Fue aquéluno de losprimeros documentos interna-cionales en los cuales se defi-nió lo que más tarde iba a serconocido como idea y praxisde la política de No Alineá-miento.

(Palabras pronunciadas porelpresidente Tito en la ciudadde Nueva Delhicon motivo dela entrega del Premio Nehru,25 de enero de 1974.\

maestro, Georges Padmore. En diciembrede 1958 tendría lugar una segunda Confe-rencia, también en Accra. Los medios de co-municación mundiales se aprestaban alaprendizaje de nuevos nombres: Lumumba,Senghor, Burguiba, Ben Bella, Fanon, SekúTuré...

Todas estas corrientes confluyeron en elmagno encuentro, de carácter económico,con el que finalizaría elaño 1958. Elsiguien-fe, 1959, también conocería aquella agita-ción asambleísta.

Todo se preparaba para un nuevo impul-so, bajo designios de mayor envergadura,

que profundizase el paso hacia adelantedado en Bandung.

El Movimiento de los NoAlineados

El primer día del mes de septiembre de1961 se abría oficialmente la Conferencia deBelgrado, base organizativa y piedra angu-lar del movimiento de los países no alinea-dos, la gran esperanzatercermundista de ladécada de ios sesenta. 27

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Leónidas B¡eznev y Fidel Castuo en La Habana du¡ante una visita oficial del pfimero en los años setenta

país europeo -Yugoslavia- y otro caribe-ño -Cuba-.Los conferenciantes de Belgado insistiránen temas ya enunciados en Bandung, peroque aún estaban pendientes de solución: to-dos los concercientes a la descolonización. Secontinuaba apostando por la coexistencia pa-cífica. Y, finalmente, en la Declaración Final,se procedía a un análisis riguroso de Ia situa-ción de las relaciones intemacionales, deba-tiéndose enbe el conflicto y la armonía: laguena nunca constihtyó una amenaza tanpletórica de graves consecuencias pan la hu-manidad como hoy. Por otra parte, jamástuvo la humanidad a su disposición fuerzastan importantes y medios tan poderosos paraeliminar la guena como instumento políticoen las relaciones intemacionales.

Los no alineados eran conscientes de ladebilidad de sus fuerzas y también de la jus-teza de sus proposiciones, así como en ma-nos de quiánes se encontraban la responsa-bilidad de la gestión de los asuntos mundia-les y la opción decisiva enhe la paz y lagueffa. Con estas palabras concluía la De-

claración Finalde la Primera Conferencia dePaíses No Alineados:

Esta Conferencia considera que hay queevitar este desastre (una nueva guefta mun-dial) y, por tanto, resulta urgente e impera-tivo que las partes interesadas, y más con-cretamente los EE.UU. de Norteamérica y laUBSS, suspendan inmediatamente sus re-cientes preparativos de guerra, que no denningún paso que pueda agravar o contribuira un nLtevo empeoramiento de la sifuación.que reanuden las negociaciones para lograrun arreglo pacífico de las diferencias existen-tes entre ellos, con el debido respeto a losprincipios de la Carta de las Naciones Uni-das, y que continúen negociando hasta queellos y el resto del mundo logren el desarmetotal y una paz duradera.

El final de un capítulo

En el encuentro de Belgrado (1961), laConferencia de Bandung cerraba el ciclo

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histórico de su mensaje ideológico. El colo-nialismo ya era un nombre cóndenado enla cronología de la Humanidad. La guerranuclear podía desaparecer del horizoñte delas realidades. El Tercer Mundo estaba de-cidido a dejar de ser el basurero de la his-toria. Este era elpaso adelante que la no ali-neación daba con respecto al espíritu deBandung.

No obstante, es absurdo ignorar u ocultarque elmovimiento de los no alineados, quetantas ilusiones logró aunar, también coñtócon sus aspectos oscuros, con sus debilida-des. Lamentablemente, la guerra fría, másaún su morbo ideológico, infectaría en susúltimos años al movimiento. A la postre,EE.UU. y la URSS conseguirían dividirlo, yaque ambos fueron incapaces de ganailopara sus respectivas causas. Tampoco falta-ron políticos tercermundistas que manipula-ron elmovimiento en beneficio propio ó queactuaron como agentes alservicio de una delas dos superpotencias.

El movimiento de los no alineados nopudo contemplar el fin de la guerra fría, nituvo observadores ante la caída delmuro deBerlín. No obstante, elbalance final del ca-pítulo iniciado en Bandung, con elcorrer deltiempo, se revela altamente positivo. Dondemás importante resulta su aportación es enel c-ampo de los principios que aspiran a laedificación de una sociedad internácional enpü y gn justicia. Hoy día, con la perspecti-va de los últimos acontecimientos, no pare-ce tan ingenuo, como resultaba en su tiem-po, apostar por un mundo sin bloques libe-rado del dogal de la guerra fría.

En Bandung, conviene recordarlo, se ex-presó por vez primera la más tajante conde,

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na del colonialismo. Sin su impulso, difícil-mente la Asamblea General de la ONU oo-dría haber declarado: La sujeción de'lospueblos a una subyugación, dominación yexplotación extranjeras constituye una dé-negación de los derechos humanos funda-mentales, es contraria a la Carta de las Na-ciones Unidas y compromete la causa de lap4z y de la cooperación mundiales (Res.1514/XV, 14 diciembre 7960). También enBandung, como ya se ha indicado, se pu-sieron las bases de la Resolución 2.625(XXV), que desarrolla y amplía los principiosgenerales del Derecho Internacional, désdela perspectiva de las relaciones de amistady de convivencia pacífica entre los pueblos.Aunque sólo fuese por ello, Banduñg habíamerecido la pena.

. Uoy, con un cierto alejamiento y objetivi-dad, cuando Bandung ya es un cápftulo dela historia contemporánea, puede áfirmarsesin exageraciones que aquella Conferenciano fue un encuentro más en la crónica di-plomática, que la dinámica del No Alinea-miento fue bastante más que una simple tác-tica reactiva a la coyunfura de la guerra fría.Hoy, cuando se habla de los cambios en lasociedad internacional e incluso del adveni-mienio de un nuevo orden internacional, esjusto reconocer que, entre okos lugares, suscimientos se pusieron en Bandung. En aquellejano año 1955, cuando los cond=enados dela Tiena se pusieron en marcha y rechaza-ron un orden injusto y arcaico. Allí, precisa-mente, se inició el proceso de universaliza-ción de las relaciones internacionales, aquelque aspira al establecimiento de la libertady de la justicia, en un mundo en paz. Lasutopías nunca envejecen.

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