Walsh W H - Introduccion a La Filosofia de La Historia

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Teoría de la Hstoria

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  • INTRODUCCIN A LA FILOSOFA DE LA HISTORIA

    por W. H. WALSH

    traduccin de FLORENTINO M. TORNER

    UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES F A C U L T A D D r i l O S O F A Y L E T R A S

    D I R E C C I O N D E B I B L I O T E C A S

    m siglo veintiuno editores MEXICO k ESPAA ARGENTINA COLOMBIA

  • siglo veintiuno editores, sa CERRO DEL A G U A 248. MEXICO 20 . O.F.

    siglo veintiuno de espaa editores, sa C/PLAZA 5, MADRID 33. ESPAA

    siglo veintiuno argentina editores, sa

    siglo veintiuno de coiombia, ltda AV. 3a. 17-73 PRIMER PISO. BOGOTA, D.E. COLOMBIA

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    portada de anhelo hernndez

    primera edicin en espaol, 1968 decimoprimera edicin en espaol, 1983 siglo xxi editores, s. a. de c. v. I S B N 968-23-0278-1

    primera edicin en ingls, 1961 tercera edicin en ingls (revisada), 1967 w. h. walsh, publicada por hutchinson & co., Itd. ttulo original: an introduction to philosophy of history

    derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en mxico/printed and made in mexico

    NDICE

    PREFACIO A LA TERCERA EDICION ^ \ PREFACIO A LA PRIMERA EDICIN 2 UNO Q ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA? 4

    1. General recelo hacia la materia, 4; 2. Filo-sofa crtica y especulativa de la historia, S; 3. Fi-losofa crtica de la historia, 12; 4. Filosofa es-peculativa de la historia, 23; 5. Plan del libro, 27

    DOS HISTORIA Y CIENCIAS * ^ 29 * 1. Caracterizacin preliminar de la historia. La historia y la percepcin sensorial, 29; 2. Caracte-rsticas del conocimiento cientfico, 35; 3. His-toria y conocimiento cientfico, 38; 4. Dos teoras acerca del pensamiento histrico, 44 ^ !

    TRES LA EXPLICACIN HISTRICA 52 1. Teora de la historia de Collingwood, 52; 2. Crticas a la teora de Collingwood, 58; 3. La "coligacin" en historia, 66; 4. La Mstoria y el conocimiento de la naturaleza humana, 72; Nota adiciona], 82

    CUATRO VERDAD Y HECHO EN HISTORIA 84 1. Introduccin, 84; 2. La verdad como corres-pondencia y la verdad como congruencia, 86; 3. La historia y la teora de la correspondencia, 93; 4. La historia y la teora de la congruencia, 101; 5. Crticas a la posicin intermedia, 107

    CINCO PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? 1 1 1 1. Importancia de la idea de objetividad en his-toria, 111; 2. Enunciado preliminar del proble-ma, 115; 3. Factores que contribuyen al des-acuerdo entre historiadores, 118: 4. Recapitula-cin, 128; 5. Escepticismo histrico, 129; 6. Teo-

    [v]

  • Vi NDICE ra de la perspectiva, 134; 7. La teora de la conciencia histrica objetiva, 138

    SEIS FILOSOFA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA: KANT Y HERDER 1 4 2 1. Caractersticas generales, 142; 2. Filosofa de la historia de Kant, 145; 3. Crtica de la teora de Kant, 152; 4. Filosofa de la historia de Her-der, 157

    SIETE FILOSOFA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA: HEGEL -- , 1 6 3 1. Transicin a Hegel, 163; 2. La dialctica y la filosofa del espritu, 164; 3. Filosofa de la historia de Hegel, 165; 4. Crtica de las teoras de Hegel, 174

    OCHO ALGUNOS AUTORES POSTERIORES 1 8 3 I. Comte y el movimiento positivista, 183; 2. Marx y el materialismo histrico, 187; 3. Estu-dio de la historia de Toynbee, 194

    ENSAYOS ADICIONALES A. Los lmites de la historia cientfica, 205; B. Causalidad histrica, 230

    NOTAS SOBRE LIBROS PARA AMPLIAR LAS LECTURAS 2 5 4

    PREFACIO A LA TERCERA EDICIN

    En esta edicin ampliada el texto principal aparece ta] como fue corregido para la edicin de 1958, salvo algu-nos pequeos cambios verbales. Se han aadido algunas notas, que aparecen entre corchetes. Fue completa-mente revisada la nota sobre libros para ampliar las lec-turas. Pero el principal cambio consiste en que, gracias a la generosidad de los editores, pude aadir dos ensa-yos ms recientes dentro del mismo campo genetal. "Los lmites de la historia cientfica", que originariamente fue publicado en Historical Smdies, m, en 1961 y se reimprime aqu por autorizacin de los seores Bowes y Bowes, desarrolla puntos tratados brevemente en mi an-terior apndice n, ahora suprimido. "Causalidad hist-rica", que es trabajo presentado a la Aristotelian Society en 1963 y reimpreso aqu por autorizacin de dicha sociedad, intenta llenar una laguna bastante grave del tratamiento precedente. Ambos ensayos, como resultar evidente, estn escritos con la mirada puesta sobre la prctica histrica ms de lo que lo fue el libro mismo.' Si me pusiera a- escribir el libro de nuevo, esperara hacer ms completo dicho cambio.!

    Me complace dedicar este libro en su nueva forma a mi amigo y antiguo preceptor en historia Robin Harri-son, rector del Merton College, de Oxford. -

    1967 i . , . . > - : r . ' W . H . W.

    DI

  • PREFACIO A LA PRIMERA EDICIN

    El campo de temas que este libro se propone abarcar es materia de su primer captulo. Para resumir la ma-teria en trminos cmodos aunque pretenciosos, aadir que los captulos 2 a 5 tratan cuestiones de lgica del pensamiento histrico, mientras que los captulos 6 a 8 constituyen un estudio crtico de diversos intentos para llegar a una metafsica, o a una interpretacin meta-fsica, de la historia. Si algn lector se muestra sor-prendido de que materias tan diferentes sean tratadas en un solo libro, puedo salir a encontrarlo a medio ca-mino admitiendo que me doy cuenta de la incongruen-cia, aunque no vea tan claro como en otro tiempo que los problemas que toco en mis ltimos captulos sean totalmente impertinentes respecto de, los tratados en la primera parte del libro. :

    Para evitar confusiones, dir claramente que mi objetivo primordial es escribir para filsofos, no para historiadores. Me parece cosa un tanto singular que los maestros de filosofa esperen de manera tan un-nime que sus discpulos discurran sobre la lgica de las ciencias naturales y de la matemtica, materias de las cua-les pocos de ellos tienen un conocimiento muy pro-fundo, y apenas alguna vez Ies preguntan acerca de cuestiones sobre los procedimientos y los enunciados de los historiadores, aunque en muchos casos son tanto es-tudiantes de historia como de filosofa. Si puedo demos-trar que hay problemas relativos a la historia a los que muy bien podran prestar su atencin los filsofos, ha-bra conseguido mi principal propsito. Naturalmente, me placera que los historiadores mostrasen inters por lo que tengo que decir, aunque s se me dice que mis asuntos son en gran parte, o hasta totalmente, ajenos a los estudios histricos propiamente dichos, no lo con-

    [2]

    PREFACIO A LA PRIMERA EDICIN 3

    siderar un gran reproche. Los filsofos son hombres notoriamente arrojados, pero sustento la esperanza de que no se piense de m que tengo la presuncin de decir a los historiadores cmo han de conducirse en sus pro-pios asuntos.

    Se advertir con evidencia cunto debo a Colling-wood, aunque procur no seguirlo sin ningn sentido crtico. Tambin aprend mucho en las discusiones con el Sr. P. G. Lucas, de la University de Manchester, que ley las primeras redacciones de cuatro de mis primeros cinco captulos, y cuyos comentarios llamaron mi aten-cin hacia algunas inadmisibles simplicidades de pen-samiento. No hay que culparle a lT,de las que an subsistan. Me complazco en darles las gracias a l y tambin al profesor Patn, que ley todo el libro escrito a mquina y me salv, entre otras cosas, de un fuerte desatino en el captulo 6.

    w. H. w. Diciembre de 1950

  • 1

    QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    1. GENERAL RECELO HACIA LA MATERIA

    Quien escriba sobre filosofa de la historia tiene que em-pezar, al menos en Gran Bretaa, por justificar la exis-tencia misma de dicha materia. Puede producir alguna sorpresa que ello sea as, pero los hechos son claros. Ningn filsofo discutira el aserto de que hay un grupo bastante bien definido de problemas que pertenecen a la filosofa de las ciencias fsicas, y que se plantean cuando reflexionamos sobre los mtodos y los supuestos funda-mentales de esas ciencias, o tambin sobre la natura-leza y las condiciones del conocimiento cientfico mismo. Se est de acuerdo en que la filosofa de la ciencia, en algn sentido, es una empresa legtima. Pero no existe un acuerdo semejante en lo que afecta a la filosofa de la historia.1

    Quiz vale la pena preguntarse cmo lleg a pro-ducirse esta situacin, ya que puede esperarse que la pesquisa arroje alguna luz sobre la materia de la rama de estudios de que nos proponemos tratar aqu. Los estudios histricos han florecido en Gran Bretaa du-rante dos siglos y aun ms, pero hasta aos recientes la filosofa de la historia fue virtualmente inexistente. Por qu?

    Una razn de esto se encuentra, indudablemente, en la orientacin general del pensamiento filosfico en Eu-ropa. La filosofa occidental moderna naci de la refle-xin sobre los extraordinarios progresos realizados por

    1 [Se escribi esto en 1949, y las "Notas sobre libros" que van al final de este volumen demostrarn que desde entonces $e han hecho obras muy importantes sobre este asunto. Aun as, la filosofa de la historia sigue siendo slo marginalmente respetable en las universidades inglesas.]

    [4]

    GENERAL RECELO HACIA LA MATERIA 5

    la fsica matemtica a fines del siglo xvi y principios del xvn; y-su-conexin con la ciencia natural no se interrumpi nunca desde entonces. La igualdad entre conocimiento adecuado y conocimiento adquirido por los mtodos de la ciencia la han afirmado casi todos los grandes filsofos desde la poca de Descartes y Bacon hasta la de Kant. Es cierto que entre esos filsofos pue-den distinguirse sealadamente dos escuelas: la de los que destacan el aspecto matemtico de la fsica mate-mtica, y la de los que consideran base de ella la ob-servacin y el experimento. Pero aunque divididos de esta suerte, los autores en cuestin se mantenan uni-dos en sostener que, dejando a un lado la metafsica y la teologa, la fsica y la matemtica eran las nicas depositaras del verdadero conocimiento. Y no es sor-prendente que los filsofos clsicos por lo menos sus-tenten esa opinin, al ver que esas dos ciencias eran realmente (salvo, una vez ms, la metafsica y la teolo-ga) las nicas ramas desarrolladas del saber en el tiempo en que ellos escriban.

    Que los filsofos ingleses hayan tenido hasta ahora poco que decir acerca de la historia puede, en conse-cuencia, explicarse en parte por el carcter general de la tradicin filosfica europea moderna. Esa tradicin busc siempre materia para su estudio en las ciencias naturales, y form sus criterios de lo que puede acep-tarse como conocimiento por referencia a los modelos cientficos. La historia, excluida del corpus del verdadero conocimiento por Descartes en la parte primera de su Discurso, an es mirada hoy con recelo por sus suceso-res. Y en todo caso, la historia tal como hoy la cono-cemos, como una rama desarrollada del saber con sus mtodos y sus normas propios, es cosa relativamente nueva; en realidad, apenas si existi antes del siglo xix. Pero estas consideraciones, aunque vlidas, no pueden explicar toda la situacin. Porque en otros pases euro-peos la filosofa de la historia ha llegado a ser una acre-ditada rama de estudios. En Alemania y en Italia, al

  • 6 QU ES LA FILOSOFIA DE LA HISTORIA?

    menos, los problemas del conocimiento histrico desper-taron, y siguen despertando, un vivo inters; pero en Gran Bretaa hay un conocimiento de ellos extraa-mente escaso. Cmo puede explicarse esta diferencia de actitudes?

    La respuesta hay que buscarla, segn creo, por re-ferencia a algunas caractersticas predominantes de la mentalidad y el temperamento ingleses. Hay alemanes que declaran creer que la actitud filosfica no figura entre los dones que poseen los habitantes de estas islas, porque han mostrado poca aficin a la especulacin me-tafsica aun del gnero ms remoto. Pero decir esto es olvidar las contribuciones muy distinguidas que hi-cieron escritores como Locke y Hume a la filosofa cr-tica, contribuciones que son cuando menos tan notables como las de los pensadores de cualquier otro pas.. Los pensadres ingleses han sobresalido en el planteamiento y la solucin de problemas de anlisis filosfico, pro-blemas que aparecen cuando reflexionamos sobre la na-turaleza y condiciones de actividades como la consecu-cin de conocimientos en las ciencias, o sobre la ejecucin de actos morales. Esos problemas han sido muy ade-cuados para el genio nativo, con su combinacin de cautela y agudeza crtica. Por el contrario,. la metaf-sica, entendida como un intento de concebir una inter-pretacin general de la experiencia o de explicar todas las cosas de acuerdo con un sistema universal y nico, encontr aqu poco favor, relativamente. Han sido pocos sus cultivadores distinguidos, y en general se la ha mi-rado con escepticismo y desconfianza.

    Teniendo en cuenta esos hechos, se hace ms inte-ligible el desdn de los pensadores ingleses hacia la filosofa de la historia en el pasado. Porque la filosofa de la historia, tal como tradicionalmente se la conce-ba, era sin duda una materia metafsica, segn po-demos ver echando una breve ojeada a su desenvol-vimiento.

    Quin fue el creador de la filosofa de la historia es

    GENERAL RECELO HACIA LA MATERIA 7

    cosa muy discutida. Podra defenderse su atribucin al filsofo italiano Vico (1668-1744), aunque su obra pas ampliamente inadvertida en sus propios das; o podra-mos remontarnos mucho ms atrs, hasta San Agustn, o aun hasta algunas partes del Antiguo Testamento. Mas, para fines prcticos, estaremos justificados si decimos que la filosofa de la historia fue reconocida por pri-mera vez -como materia independiente en el perodo que se inici con la publicacin en 1774 de la primera parte de las Ideas para la filosofa de la historia de la humanidad, de Herder, y termin poc despus de la apa-ricin en 1837 de la obra pstuma de Hegel Lecciones sobre filosofa de la historia. Pero ese estudio, tal como se le conceba en aquel perodo, era mucho materia de especulacin metafsica. Tena por finalidad llegar a comprender el curso de la historia en su conjunto; de-mostrar que, no obstante las muchas anomalas e incon-secuencias manifiestas que presentaba, poda verse la historia como una unidad que encarnaba un plan gene-ral, un plan que, si alguna vez llegbamos a captarlo, iluminara el curso detallado de los acontecimientos y nos permitira considerar satisfactorio para la razn en un sentido especial todo el proceso histrico. Y sus expositores, al tratar de realizar ese propsito, desple-garon las cualidades habituales de los metafsicos especu-lativos: imaginacin audaz, fertilidad de hiptesis, un inters por la unidad que no tema ejercer violencia sobre los hechos considerados "meramente" empricos. Pre-tendan ofrecer una visin de la historia ms penetrante que la que podan presentar los historiadores ms labo-riosos, visin que, en el caso de Hgel, el ms grande con mucho de aquellos escritores, no se basaba en el estudio directo de los testimonios histricos (aunque Hegel no desde los hechos tanto como se pretende al-gunas veces), sino en consideraciones puramente filo-sficas. La filosofa de la historia, tal como la practica-ban aquellos autores, vino a significar un tratamiento especulativo del curso total de la historia, tratamiento

  • 8 QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    en que se esperaba poner al desnudo, de una vez para siempre, el secreto de la historia.

    Todo esto lo abominaba la cautelosa mentalidad bri-tnica.2 Saba demasiado a la filosofa de la naturaleza en que ya se haban hecho notorios los metafsicos ale-manes de la poca. Los filsofos de la naturaleza pare-can, al menos segn los crticos adversos, prometer un atajo para la comprensin de la naturaleza, un modo de descubrir los hechos sin pasar por la tediosa ocupacin de la investigacin emprica. Segn su propia confesin, su finalidad era conseguir un tratamiento ^'especulativo" de los procesos naturales; y en este caso la especulacin no se distingua fcilmente de la conjetura. En los peores ejemplos, su trabajo se sealaba por un apriorismo fan-tstico que lo desacreditaba por completo a los ojos de la gente sensata. En consecuencia, la filosofa de la naturaleza fue mirada con honda desconfianza por los pensadores ingleses, que trasladaron el disgusto que esa filosofa les produca a la filosofa de la historia, que para ellos no era otra cosa que el intento de hacer en la esfera de la historia lo que intentaban hacer en su propio campo los filsofos de la naturaleza. En uno y otro caso se consideraban absurdos tanto el propsito como los resultados. %

    La predisposicin as engendrada contra la filosofa de la historia sigui siendo un rasgo permanente de la filosofa inglesa. Es sumamente instructivo a este res-pecto sealar que la antipata no se limita de ningn modo a una sola escuela. No son slo los empristas quienes desdearon esta rama de estudio. Hacia fines del siglo xix y en los primeros aos del xx los filsofos continentales de mentalidad idealista (pueden citarse como ejemplos Dilthey y Rickert en Alemania, Croce en Italia) pensaban que la historia ofreca una forma de co-

    2 Hubo, desde luego, algunos en quienes eran congnitas esas maneras de pensar, como en los casos de Coleridge y de Carlyle. Pero en general el romanticismo tuvo una pobre actua-cin en la filosofa inglesa. -

    FILOSOFIA CRTICA Y ESPECULATIVA 9

    nociiniento que poda considerarse concreta e individual en comparacin con el conocimiento abstracto, general, que ofrecan las ciencias naturales, y construyeron sus sistemas en torno de ese hecho o supuesto hecho. Pero no hubo un movimiento =.correspondiente en el idea-lismo britnico. Es cierto que Bradley empez su carrera escribiendo un penetrante ensayo titulado ' T h e Presup-positions of Critical History"; pero no hay nada que revele que daba especial importancia a la historia en el desarro-llo de su opinin metafsica general. Su colega Bosanquet no tuvo, ciertamente, ninguna duda acerca de la materia. "La historia dijo es una forma hbrida de experiencia, incapaz de cualquier grado considerable de /ser y de ver-dad'."3 Un verdadero idealismo poda fundarse en los hechos de la experiencia esttica o religiosa, o tambin en los de la vida social; era en esas esferas, y no en la historia, donde debamos buscar el conocimiento concreto de que hablaban los escritores continentales. Y la opi-nin de Bosanquet fue compartida en general por todos los idealistas ingleses antes de Collingwood. An hoy la historia sigue siendo objeto de recelo para algunos indi-viduos de esta escuela, aunque no sea por otra cosa que por la tendencia que manifiestan0 los que se interesan por ella a decir que, como nica forma vlida de conocimien-to, debiera absorber a la filosofa misma.4

    2. FILOSOFA CRTICA Y ESPECULATIVA DE LA HISTORIA

    Siendo sa la reaccin general de los filsofos britnicos a la materia que nos proponemos tratar, muy bien podra

    3 T h e Principie of Individuality and Valu, pp. 78-9. 4 Esta tendencia a lo que se llama historicismo (que no

    tiene relacin esencial con la filosofa de la historia) est bien representada en la ltima obra de Collingwood, quien fue influido para adquirirla por Croce y Gentile. Para la actitud hacia ella de un idealista contemporneo el lector debiera con-sultar la introduccin del profesor T. M. Knox a Idea de la historia, obra pstuma de Collingwood. s-

  • 10 QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    preguntarse por qu supondramos que diferimos de ellos. Si la filosofa de la historia es, pues, generalmente menos-preciada, por qu arriesgarse a resucitarla? Ahora bien, a esto podra contestarse que la filosofa de la historia en su forma tradicional no lleg a su fin con la muerte de Hegel. Fue continuada, aunque de manera muy diferen-te, por Marx, y fue practicada de nuevo en nuestros das por escritores como Spengler y Toynbee. La filosofa de la historia, en realidad, como otras partes de la metafsi-ca, parece ejercer una constante fascinacin sobre los se-res humanos a pesar del repetido clamor de sus adversa-rios segn el cual consiste en una serie de asertos i>;u sentido. Y muy bien podra hacerse segn estos linca-mientos la justificacin de nuevas investigaciones sobre los problemas tradicionales de la materia. Pero en la oca-sin presente no deseo basarme sobre argumentos que, por lo menos algunos lectores, no dejaran de hallar poco convincentes. Quiero, por el contrario, demostrar que hay un sentido en el cjue los filsofos de todas las escuelas concederan que la filosofa de la historia es el nombre de una investigacin autntica.

    Como preliminar a esto debo sealar el simple y fa-miliar hecho de que la misma palabra historia es ambi-gua. Comprende: 1) la totalidad de los pasados hechos humanos, y 2) la narracin o explicacin que ahora da-mos de ellos. Esta ambigedad es importante porque abre al mismo tiempo dos campos posibles para la filosofa de la historia. Ese estudio puede versar, como lo hizo en su forma tradicional brevemente descrita arriba, sobre el curso real de los acontecimientos histricos. O, por otra parte, podra ocuparse de los procesos del pensamiento his-trico, y los medios por los cuales la historia en este se-gundo sentido lleg a l. Y evidentemente su contenido ser muy distinto segn cul de esos dos campos elijamos.

    Para advertir la importancia de esta distincin respec-to de nuestros actuales propsitos, no tenemos ms que enfocar nuestra atencin por un momento en el caso pa ralelo de las ciencias naturales. Aqu hay, en realidad, dos

    FILOSOFA CRTICA Y ESPECULATIVA 11

    denominaciones para las investigaciones correspondientes a las que estamos distinguiendo, aunque no siempre se usan con estricta exactitud. Son ellas filosofa de la natu-raleza y filosofa de la ciencia. La primera se interesa por el curso real de los acontecimientos naturales, con vistas a la formulacin de una cosmologa o explicacin de la naturaleza en su totalidad. La segunda tiene por asunto la reflexin sobre los procesos del pensamiento cientfi-co, el examen de los conceptos bsicos usados por los cientficos, y cuestiones de ese gnero. Segn la termino-loga del profesor Broad, la primera es una disciplina especulativa, la segunda una disciplina crtica. Y es muy poca la reflexin que se necesita para advertir que un filsofo que rechaza la posibilidad del primero de estos estudios no por ello est obligado a rechazar el segundo.

    Puede ser, como sostienen algunos filsofos, que la filosofa de la naturaleza (en cuanto estudio del curso de los acaecimientos naturales, suplementario en cierto modo del realizado por los cientficos naturales) sea una empresa falsa, que las cosmologas son, en realidad, o bien resmenes de resultados cientficos (caso en el cual lo mejor sera dejar a los cientficos que las formulasen), o bien ociosas fantasas de la imaginacin. Pero aun cuan-do sea as, no se sigue de ah que no haya una materia como la filosofa de la ciencia. Aun cuando el filsofo no puede aumentar de ninguna manera la suma de nuestros conocimientos sobre la naturaleza o nuestra comprensin de los procesos naturales, puede, con todo, tener algo til que decir sobre el carcter y los supuestos previos del pensamiento cientfico, sobre el anlisis correcto de las ideas cientficas y las relaciones de una rama de la ciencia con otra, y su dominio de las tcnicas lgicas puede con-cebirse que ayude a resolver dificultades prcticas del tra-bajo cientfico. Apenas si es posible que diga algo valioso sobre estas materias si no tiene suficiente conocimiento del gnero de cosas que hacen los cientficos; pero, con todo, las cuestiones que plantee no sern cuestiones cien-tficas. Pertenecern no a la investigacin directa de la

  • 12 QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    verdad de hecho o de la comprensin que es objeto de la investigacin cientfica, sino ms bien a la etapa de re-flexin que se sigue cuando hemos empezado a conside-rar el carcter e implicaciones de las actividades cientfi-cas mismas.

    Ahora, como dijimos al comienzo, habra un acuerdo general en que la filosofa de la ciencia es una rama de estudios perfectamente autntica. Hasta el filsofo de men-talidad ms antimetafsica lo admitira. Pero en ese caso tambin habra de admitir la posibilidad de la filosofa | de la historia por lo menos en una de sus formas. Pues as como el pensamiento cientfico da lugar a dos estudios posibles, uno consagrado a la actividad misma, y otro de-dicado a sus objetos, as tambin el pensamiento histrico da lugar a dos conocimientos. "Filosofa de la historia" es, en realidad, el nombre de un doble grupo de proble-mas filosficos: tiene una parte especulativa y una parte analtica. Y aun quienes rechazan la primera de ellas muy bien pueden (y en realidad deben) aceptar la se-gunda.

    3. FILOSOFA CRNCA DE LA HISTORIA

    Qu cuestiones estudian, o deben estudiar, quienes se | interesan por las dos partes de nuestro asunto aqu distin-guidas"? Me parece que los problemas de filosofa crtica de la historia, si puedo empezar por esto, pertenecen a cuatro grupos principales. Puede ser una ayuda para el lector que yo intente en este momento indicar brevemente cules son esos grupos.

    a] La historia y otras formas de conocimiento. Constitu- \ | yen el primer grupo cuestiones relativas a la naturaleza misma del pensamiento histrico. Qu es la historia y cmo se relaciona con otros estudios? El problema aqu planteado es el problema decisivo de saber si el conoc- I miento histrico es sui generis} o si puede demostrarse que | su naturaleza es idntica a la de alguna otra forma de co-

    FILOSOFA CRTICA DE LA HISTORIA 13

    nocimiento: el conocimiento que se busca en las ciencias naturales, por ejemplo, o tambin el conocimiento per-ceptivo.. y .'P . . i i, -i. .

    El concepto de la historia ms comnmente admitido la coordina con el conocimiento perceptivo. Sostiene que la tarea esencial del historiador es descubrir hechos indi-viduales acerca del pasado, as como la tarea esencial de la percepcin es descubrir hechos individuales acerca del presente. Y as como los datos de la percepcin constitu-yen el material sobre el cual trabaja el cientfico de la naturaleza, se arguye que, de manera anloga, los datos del historiador proporcionan material al cientfico social, cuya misin es contribuir a la importantsima ciencia del hombre. Pero esta clara divisin del trabajo, que asigna al historiador la tarea de averiguar lo que sucedi y al cientfico social la de explicarlo, se viene abajo cuando examinamos ejemplos reales de trabajo histrico. Lo que inmediatamente nos impresiona aqu es que los historia-dores no se contentan con el simple descubrimiento de hechos pasados: aspiran, por lo menos, no slo a decir lo que sucedi, sino tambin a mostrar por qu sucedi., La historia no es precisamente un simple registro de aconte-cimientos pasados, sino lo que ms adelante llamaremos un registro "significativo", vuna exposicin en la que los hechos estn conectados entre s. E inmediatamente se plantea la cuestin de lo que implica esa conexin para la naturaleza del pensamiento histrico^

    Ahora bien, una solucin posible de ese problema (que a veces se considera la nica solucin posible) es que el historiador relaciona sus hechos precisamente de la misma manera que el cientfico natural relaciona los suyos: con-siderndolos como ejemplos de leyes generales. Segn este modo de argumentar, los historiadores tienen a su dispo-sicin todo un conjunto de generalizaciones de la forma "situaciones del tipo A originan situaciones del tipo B", por medio de las cuales esperan dilucidar sus hechos. Esta creencia es la que est detrs de la teora de los positivis-tas del siglo xix, segn la cual el pensamiento histrico

  • 14 QU ES LA FILOSOFIA DE LA HISTORIA?

    es, en realidad, una forma de pensamiento cientfico. Sos-tenan esos autores que hay leyes de la historia lo mismo que hay leyes de la naturaleza, y decan que los historia-dores deban dedicarse a hacer explcitas dichas leyes. Pero en realidad de verdad los historiadores han mostrado poco o ningn inters por ese programa, prefiriendo en su lu-gar prestar atencin, como anteriormente, al curso deta-llado de los acontecimientos individuales, aunque preten-diendo, no obstante, dar alguna explicacin de aqullos. Y el que lo hagan as sugiere la posibilidad de que el pen-samiento histrico es por lo menos, despus de todo, un forma de pensamiento peculiar, coordinada con el pensa-miento cientfico, pero no xeductible a l. No podemos admitir que sea as slo porque las otras teoras mencio-nadas ofrezcan una o dos dificultades manifiestas: la au-tonoma de la historia, si es autnoma, tiene que ser de-mostrada claramente sobre bases independientes. Pero hay algunas razones para que esta opinin sea difcil de negar.

    b] Verdad y hecho en historia. Las cuestiones relativas a la posicin del pensamiento histrico y su relacin con otros estudios debieran, creo yo, considerarlas legtimas los filsofos de todas las escuelas. Y lo mismo puede decirse del segundo grupo de problemas concernientes a la filosofa crtica de la historia, que giran en torno de los conceptos de verdad y de hecho en historia. Aqu, como en el problema de la objetividad histrica que es-tudiar a continuacin, nos hallamos ante cuestiones que se presentan en la teora del conocimiento en general, pero presentan ciertos rasgos especiales cuando las exa-minamos en relacin con Ja esfera de la historia.

    Esos rasgos son bastante obvios cuando nos pregunta-mos qu es un hecho histrico, o tambin en virtud de qu podemos sentenciar que los enunciados de los histo-riadores son verdaderos o falsos. Podemos suponer que los hechos de cualquier rama del saber deben estar abiertos de algn modo a la inspeccin directa, y que las mani-festaciones de los expertos en cada rama pueden some-

    FILOSOFA CRTICA DE LA HISTORIA 15

    terse a prueba por su conformidad con aqullos. Pero cualesquiera que sean las otras virtudes de esta teora, no puede aplicarse de manera admisible al campo de la his-toria. i ; - yfryfTA fi... .

    Lo ms sorprendente de la historia es que los hechos que intenta describir son hechos pasados, y los hechos pasados ya rio son accesibles a la inspeccin directa. En una palabra, no podemos someter a prueba la exactitud de las exposiciones histricas viendo simplemente si co-rresponden a una realidad independientemente conocida. Gomo podemos, pues, someterlos a prueba? La respuesta que un historiador en ejercicio dara a esta pregunta se-ra que lo hacemos por referencia a los testimonios hist-ricos. jAunque el pasado no es accesible a la inspeccin directa, dej amplias huellas de s en el presente, en for-ma de documentos, construcciones, monedas, institucio-nes, procedimientos, etc. Y sobre esto reconstruye todo historiador que se estime aquellos hechos: todo aserto que haga el historiador, nos dira, debe estar apoyado en alguna suerte de testimonio, directo o indirecto. No se dar crdito a supuestos asertos histricos que descansen sobre cualquier otra base (por ejemplo, sobre la sola ima-ginacin del historiador). En el mejor caso, son conje-turas inspiradas, en el peor son mera ficcin.

    Esto nos da ciertamente una comprensible teora til de la verdad histrica, pero no una teora que satisfaga todos los escrpulos filosficos* Podemos advertir esto si reflexionamos sobre el carcter del testimonio histrico mismo. Las huellas del pasado de que se dispone en el presente incluyen, como ya dije, documentos, monedas, procedimientos, etc. Pero cuando nos ponemos a pensar acerca de ellas, esas cosas no llevan en la cara ni su sig-nificado ni su autenticidad. As, pues, cuando un histo-riador lee un aserto en una u otra de las "fuentes origi-narias" concerniente al perodo que est estudiando, no lo admite automticamente. Su actitud hacia l, si sabe su oficio, es siempre crtica: tiene que decidir si ha de creerlo o no, o tambin qu parte de l creer. La verda-

  • 16 QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    clera historia, como Collingwood no se cans nunca de repetir, ^no puede considerarse asunto de tijeras y de en-grudo: i los historiadores no la hacen tomando trozos de informacin digna de toda confianza de una "autoridad" o de todo un conjunto de "autoridades". Los hechos his-tricos tienen que ser comprobados en cada caso; no son nunca simplemente dados.jY esto se aplica no meramente a los productos acabados del pensamiento del historiador, sino tambin a los asertos de los cuales parte; aunque, como veremos ms adelante, esto no es incompatible con reconocer que considera algunos de tales asertos mucho ms dignos de crdita que btros.

    Podemos resumir esto diciendo que es deber del his-toriador no slo basar todos sus asertos sobre los testimo-nios disponibles, sino adems decidir cules de ellos me-recen confianza^ En otras palabras, el testimonio histrico no es un dato decis*vo al que podemos referirnos para probar la verdad de los juicios histricos. Pero esto, como es obvio, vuelve a plantear toda la cuestin relativa al hecho y la verdad en historia. No podemos examinar aqu otros intentos de resolverla, entre los cuales podemos mencionar la teora de que algunos testimonios histricos (especialmente ios suministrados por ciertos juicios de me-moria) son, despus de todo, irrebatibles, y la tesis idea-lista contraria segn la cual toda historia es historia con-tempornea (es decir, que el pensamiento histrico no se interesa en realidad por el pasado, sino por el presen-te). Dichos intentos sern materia de estudio en un ca-ptulo posterior. Pero quiz se ha dicho ya bastante para indicar que surgen problemas serios cuando empezamos a reflexionar sobre esas cuestiones, y para hacer ver ca-ramente que stas son materia adecuada para la investi-gacin filosfica. ^ ;

    c] Objetividad histrica. La tercera de nuestra serie de cuestiones concierne a la nocin de objetividad en la his-toria, nocin de la cual no es mucho decir que pide a gritos un examen crtico. Las dificultades que crea este

    FILOSOFA CRTICA DE LA HISTORIA 17

    concepto5 quiz se pongan mejor de manifiesto con el examen de las dos posiciones siguientes, no evidentemen-te compatibles. ^ > .

    1) Por una parte, todo historiador honorable recono-ce la necesidad de algn tipo de objetividad y de impar-cialidad en su trabajo: distingue la historia de la propa-ganda y condena a los escritores que permiten que sus sentimientos y sus prejuicios personales afecten a la re-construccin del pasado como malos trabajadores que no conocen su oficio. Si se les plantease a ellos la cuestin, la mayor parte de los historiadores estaran de acuerdo en que la suya es una actividad primordialmente cognos-citiva, consagrada a una materia independiente, el pasa-do, cuya naturaleza tuvieron que investigar por su propio inters, aunque indudablemente aadiran que nuestro conocimiento de dicha materia siempre es fragmentario e incompleto. Pero 2) siempre subsiste el hecho de que los desacuerdos entre historiadores no slo son frecuen-tes, sino desconcertantemente pertinaces, y que, una vez consideradas resueltas cuestiones tcnicas relativas preci-samente a la conclusin que puede sacarse de este o aquel testimonio, en vez de una interpretacin acorde del perodo en cuestin, se produce una multitud de ellas diferentes y palmariamente incompatibles: marxista y li-beral, catlica, protestante, racionalista, monrquica y re-publicana, etc. Esas teoras son sustentadas de tal modo, que sus partidarios piensan que cada una de ellas es, si no la verdad definitiva acerca del perodo estudiado, es, de todos modos, exacta en los puntos esenciales, convic-cin que les hace rechazar todas las opiniones rivales como positivamente errneas. Y todo lo que esto puede sugerir a un observador externo imparcial es que la pre-tensin del carcter cientfico de la historia que con fre-cuencia manifiestan los historiadores modernos es por lo menos insostenible, ya que los historiadores no han crea*

    5 La referencia a las pp. 37-8 infra puede resultar til para la comprensin de .lo que sigue. . . ? ir .

  • 18 QU ES LA FILOSOFA DE LA HISTORIA?

    do, notoriamente, lo que puede llamarse "conciencia ge-neral" histrica, es decir, un conjunto de cnones conve-nidos de interpretacin que todos los que trabajan en la materia estn dispuestos a admitir.

    Qu diremos de esta situacin? Parece que hay tres modos segn los cuales podramos tratarla.

    En primer lugar, podramos intentar sostener no slo que los historiadores estn influidos por factores subjeti-vos, sino que tienen que estarlo. \ La historia imparcial, lejos de ser un ideal, S una imposibilidad absoluta.jEn apoyo de esto podramos advertir que cada historiador mira el pasado desde un punto de vista determinado, cosa que no puede evitar, lo mismo que no puede salirse de su propia pieli Tambin podramos sostener que los des-acuerdos de los historiadores, cuando se analizan cuida-dosamente, parecen versar sobre puntos que no son ma-teria de argumentacin, sino que ms bien dependen de los intereses y los deseos de las partes contendientes, ya personales o bien de grupo. En consecuencia, las disputas histricas, segn esta manera de pensar, en el fondo no versan sobre lo que es verdadero o falso, sino sobre lo que es o no es deseable, y, en consecuencia, los juicios histricos fundamentales no son estrictamente cognosci-tivos, sino "emotivos". Esto llegara hasta abolir la dis-tincin entre historia y propaganda y, por lo tanto, a so-cavar el alegato de que la historia es (o puede llegar a ser) un estudio verdaderamente cientfico.

    En segundo lugar, podramos tratar de argir que el hecho de que en el pasado los historiadores no hayan al-canzado la verdad objetiva no es prueba de que sta los eludir siempre, e intentar demostrar que el desarrollo de una conciencia histrica comn no es ajeno a la cuestin. Al hacerlo, adoptaramos la posicin de los positivistas del siglo xix, de la cual parti el filsofo alemn Dilthey (aunque Dilthey cambi despus de actitud acerca de ella): que la historia objetiva debera descansar sobre el estudio objetivo de la naturaleza humana. Las dificulta-des de ese plan son evidentemente enormes, y el concep-

    FILOSOFA CRTICA DE LA HISTORIA 19

    to positivista del mismo es por lo menos demasiado sim-ple; pero no se le rechazara slo por esa razn. Un punto claramente a su favor es que, como veremos despus, los juicios generales sobre la naturaleza humana tienen un papel importante que desempear en la interpretacin y la explicacin histricas.

    Finalmente, podramos sostener que el concepto de objetividad histrica es radicalmente diferente del de ob-jetividad cientfica, manifestndose la diferencia en el hecho de que mientras todos los historiadores estimables condenan el trabajo influido por prejuicios y tendencio-so, no respaldan con la misma claridad l ideal cientfico del pensamiento absolutamente impersonal. El trabajo del historiador, como el del artista, puede considerarse en cierto modo como una expresin de su personalidad, y es admisible que se arguya que esto es de vital importancia para la materia que estamos examinando. Pues aunque est de moda considerar el arte como una actividad total-mente prctica, siempre queda el hecho de que muchas veces hablamos de l como si en cierto modo fuera tam-bin cognoscitivo. El artista, decimos, no se contenta slo con tener y expresar sus emociones; necesita tambin co-municar la que l considera una visin exacta o una pe-netracin en la naturaleza de las cosas, y por esa misma razn proclamara la verdad y la objetividad de su traba-jo. Y podra sostenerse que el mejor modo de tratar el problema de la objetividad histrica es asimilar el pensa-miento histrico en este respecto al pensamiento del ar-tista. Podra decirse, entonces, que la historia nos da una serie de imgenes del pasado diferentes pero no incompa-tibles, cada una de las cuales lo refleja desde un punto de vista distinto.

    Hay dificultades evidentes en esta como en las dos teoras precedentes, pero no podemos estudiarlas aqu. Todo lo que puedo esperar haber conseguido en este breve examen es haber demostrado que mi tesis origina-ria de que el concepto de objetividad en historia pide a gritos un escrutinio crtico no es sino manifiestamente

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    verdadera, y haber dirigido la atencin del lector hacia algunas orientaciones del pensamiento acerca de ella. Con esto, tengo que abandonar la materia por el momento y pasar al cuarto y ltimo de mis grupos de problemas de filosofa crtica de la historia.

    d] La explicacin en historia. El problema central en este grupo es el de la naturaleza de la explicacin histrica. La cuestin aqu es averiguar si ofrece algunas peculiari-dades el modo como el historiador explica (o intenta ex-plicar) los acaecimientos que estudia. Ya vimos que hay motivo para decir que la historia es, tpicamente, la na-rracin de acciones pasadas dispuestas de tal manera que vemos no slo lo que sucedi, sino por qu sucedi. Aho-ra hemos de preguntarnos qu suerte o suertes de "por-qus" estn implcitas en la historia.

    La mejor forma de abordar esta cuestin consiste en examinar el modo en que se usa en las ciencias naturales el concepto de explicacin. Es un lugar comn filosfico que los cientficos no intentan ya explicar los fenmenos de que tratan en ningn sentido definitivo: no se propo-nen decirnos por qu las cosas son lo que son hasta el punto de revelar el propsito que est detrs de la na-turaleza. Se contentan con la tarea mucho ms modesta de formular un sistema de uniformidades observadas de acuerdo con el cual esperan dilucidar cualquier situacin que haya de ser examinada. Dada tal situacin, su actua-cin consiste en demostrar que es un ejemplo de una o ms leyes generales, las cuales puede verse que siguen a otras leyes de carcter ms general o que estn conec-tadas con ellas. Los principales rasgos de este proceso son, primero, que consiste en la reduccin de aconteci-mientos particulares a casos de leyes generales, y segun-do, que eso slo requiere la visin extema de los fen-menos estudiados (pues el cientfico no pretende revelar el propsito que est detrs de ellos). Puede decirse que esto da por resultado un conocimiento que se define ade-cuadamente como "abstracto", Ahora bien, muchos escri-

    FILOSOFL4 CRTICA DE LA HISTORIA 21

    tores de filosofa de la historia han pretendido que el conocimiento histrico no es abstracto, sino que en cierto modo es concreto. Es cosa bastante clara que la cuestin de si hay algo de verdad en esa pretensin depende de que los historiadores expliquen sus hechos del mismo modo que el cientfico de la naturaleza explica los suyos, o de que puede demostrarse que poseen una penetracin peculiar en su materia que les permite captar su natura-leza individual.

    \ Hay algunos filsofos que en cuanto se plantean esta cuestin la resuelven negativamente. La explicacin, di-cen, es y slo puede ser de un tipo, el tipo empleado en el pensamiento cientfico. El proceso de la explicacin es esencialmente un proceso de deduccin, y en su centro siempre hay, en consecuencia, algo expresable en trmi-nos generales. Pero concluir a base de esto que no puede haber un concepto especial de explicacin en historia es todo lo contrario de convincente., El modo correcto de abordar la cuestin podra suponerse que sera empezar por examinar los pasos que realmente dan los historiado-res cuando se ponen a dilucidar un acontecimiento o una serie de acontecimientos histricos. Y cuando hacemos eso, nos sorprende inmediatamente el hecho de que no parecen emplear generalizaciones como lo hace el cient-fico. Aparentemente al menos, los historiadores no in-tentan aclarar situaciones particulares por referencia a otras situaciones del mismo tipo; su conducta inicial en todo caso es totalmente diferente. As, cuando se les pide que expliquen un acontecimiento particular por ejem-plo,, la huelga general inglesa de 1926, empezarn por buscar conexiones entre ese acontecimiento y otros con los que tiene una relacin interna (en el caso en cues-tin, ciertos acontecimientos previos en la historia de las relaciones obrero-patronales de Gran Bretaa)^ El supues-to subyacente aqu es que acontecimientos histricos di-ferentes pueden considerarse conjuntamente como cons-titutivos de un solo proceso, de un todo del cual slo son partes y al que pertenecen conjuntamente de un modo

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    especialmente ntimo. Y lo primero que busca el historia-dor, cuando se le pide que explique un suceso u otro, es verlo como parte de un proceso, localizarlo en su contexto mencionando otros sucesos con los que est ligado.

    Ahora bien, este proceso de "coligacin''^ como pode-mos llamarlo (siguiendo el uso del lgico del siglo xix Whewell) es ciertamente una peculiaridad del pensa-miento histrico, y, en consecuencia, es de gran impor-tancia cuando estudiamos la naturaleza de la explicacin histrica. Pero no nos detendremos demasiado en l. Al-gunos autores sobre esta materia parecen saltar desde la proposicin de que podemos establecer conexiones inter-nas entre ciertos acontecimientos histricos hasta el aser-to mucho ms general de que la historia es totalmente inteligible, y, en consecuencia, afirman que, por ello, es superior a las ciencias naturales. Esto es un error, evidentemente. La verdad parece ser que aunque el pensamiento histrico posee, pues, ciertas peculiaridades propias, no es toto celo diferente del pensamiento cien-tfico. En particular, es difcil negar que el historiador, como el cientfico, recurre a proposiciones generales en el curso de su estudio, aunque no las hace explcitas de la misma manera que el cientfico. La historia difiere de las ciencias naturales en que el propsito del historiador no es formular un sistema de leyes generales; pero esto no quiere decir que tales leyes no son supuestos previos del pensamiento histrico. De hecho, como espero demostrar detalladamente ms adelante, el historiador hace uso cons-tante de generalizaciones, en particular de generalizacio-nes sobre los diferentes modos en que los seres humanos reaccionan a diferentes tipos de situaciones. La historia, pues, presupone proposiciones generales sobre la natura-leza humana, y no sera completa ninguna explicacin del pensamiento histrico sin la adecuada apreciacin de este hecho.

    Y ya basta en cuanto a la descripcin preliminar de los que parecen ser los principales problemas de la filosofa

    FILOSOFA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA 23

    crtica de la historia. Nuestro examen habr hecho ver claramente que hay muchas dificultades verdaderas en la materia y que pertenecen a la clase de dificultades que tradicionalmente tratan los filsofos analticos (aunque no han sido estudiadas en absoluto de un modo cuida-doso por los filsofos ingleses hasta tiempos recientes). La principal dificultad que ofrecen es quiz que parecen estar relacionadas entre s de un modo particularmente estrecho, de suerte que al tratar de un grupo por ejem-plo, las concernientes a la objetividad histrica nos ve-mos obligados a plantear cuestiones que estrictamente per-tenecen a otro: cuestiones acerca de las relaciones entre la historia y las ciencias, por ejemplo, o tambin acerca de la explicacin histrica. Pero esta dificultad, aunque aguda en filosofa de la historia, de ningn modo se li-mita a esa materia, y tenemos que hacer cuanto podamos para resolverla, recordando que no hay que pensar que nuestra agrupacin de problemas posea en s misma un valor intrnseco, sino que es simplemente un recurso me-todolgico destinado a evitar que planteemos demasiadas cuestiones a un mismo tiempo.

    4. FILOSOFA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA

    Para atender ahora a los problemas que pertenecen a la filosofa de la historia en su parte especulativa o metaf-sica, tenemos que admitir desde el principio que hay mu-cho ms desacuerdo sobre si sos son o no verdaderos problemas. Algunos filsofos dirn que los nicos asuntos que interesan a la-filosofa de la historia son problemas analticos de la clase ya descrita, y que todas las dems investigaciones (como las realizadas por escritores como Hegel) son en realidad vanas. Pero hay que confesar que existe, en todo caso, una fuerte tendencia a plantear cues-tiones sobre el curso de la historia as como sobre la na-turaleza del pensamiento filosfico.

    Podemos distinguir dos grupos de tales cuestiones. El primero comprende todos los problemas metafsicos que,

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    como ya hemos aclarado, fueron tratados en lo que llamo filosofa tradicional de Ja historia. El punto funda-mental en que se interesaron esos filsofos puede formu-larse si decimos que trataban de descubrir el sentido y finalidad de todo el proceso histrico. La historia tal como Ja presentan los historiadores corrientes es pareca consis-tir en poco ms que en una sucesin de acontecimientos desconectados, carentes por completo de consonancia o de razn. No haba el intento en la historia "emprica", como se la llamaba, de ir ms all de los acontecimientos reales hasta el plan que est detrs de ellos, el intento de revelar la trama subyacente de la historia. Considera-ban evidente que exista tal urdimbre, si no haba de considerarse a la historia totalmente irracional, y, en con-secuencia, se pusieron a buscarla. Pensaban que la tarea de la filosofa de la historia consista en escribir una ex-posicin del curso detallado de los acaecimientos histri-cos de tal suerte que quedaran de manifiesto su "verdade-ro" sentido y su "esencial" racionalidad. Como ya hemos visto, es bastante fcil criticar semejante proyecto; y en realidad el programa era condenado tanto por los histo-riadores en activo (que vean en l un intento de supri-mir su ocupacin) como por los filsofos antimetafsicos (que lo juzgaban totalmente incapaz de realizacin). Pero el problema fundamental que plantea el proble-ma, para decirlo de un modo crudo, del sentido de la historia tiene con toda evidencia un inters recurrente, y ningn examen de nuestra actual materia puede olvi-darlo por completo.

    El segundo grupo de cuestiones quiz no es en abso-luto estrictamente filosfico, aunque, gracias a la boga del marxismo, el pblico en general cree ms comnmen-te que es el que interesa a la filosofa de la historia. La supuesta filosofa marxista de la historia tiene ms de un aspecto: en cuanto intenta demostrar que el curso de la historia tiende a crear una sociedad comunista sin clases, est cerca de ser una filosofa de la historia del tipo tra-dicional. Pero su principal objeto es presentar una teora

    FILOSOFA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA 25

    de la interpretacin y la causalidad histricas. Si Marx est en lo cierto, las principales fuerzas motrices de la historia son todas econmicas, y ninguna interpretacin del curso detallado de los acontecimientos que deje de reconocer esto tiene algn valor. Ahora bien, hay que decir desde el principio que el problema de cules son Jas principales fuerzas motrices de la historia no parece ser un problema filosfico. Es un asunto que slo puede resolverse mediante el estudio de las conexiones causales reales en la historia, y no est claro por qu ha de Consi-derarse a un filsofo especialmente equipado para ese es-tudio. Sin duda podra llevarlo a cabo con mucho ms provecho un historiador inteligente en activo. Adems, dara por resultado no la formulacin de una verdad evi-dente por s misma, sino de una hiptesis emprica, que se probara por su eficacia para proyectar luz sobre situa-ciones histricas individuales. Hasta donde esto es cier-to, la formulacin de una teora de la interpretacin his-trica parece corresponder a la historia misma ms que a la filosofa de la historia, as como la determinacin de cules son los factores causales ms importantes en el mundo material corresponde a las ciencias y no a la filo-sofa de la ciencia.

    Tiene, sin embargo, alguna excusa considerar las opi-niones de Marx sobre estas materias como poseedoras de algo ms que un toque filosfico acerca de ellas. Pode-mos decir que la teora marxista de la interpretacin his-trica es filosfica por cuanto presenta su principal tesis no como una mera hiptesis emprica, sino como algo mucho ms parecido a una verdad a priori. Marx, como veremos si examinamos cuidadosamente sus opiniones, no parece sostener slo que los factores econmicos son en realidad las fuerzas ms poderosas que determinan el cur-so de la historia; parece sostener, adems, que siendo las cosas lo que son, esos factores son y tienen que ser los elementos bsicos de toda situacin histrica. No tene-mos ms que reflexionar sobre el modo en que los mar-xistas usan su tesis para ver que le atribuyen una validez

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    historia del tipo metafsico, y sacar pedante la reflexin sobre ellos algunas conclusiones sobre la posibilidad de toda la empresa. A manera de apndice de esta parte i me propongo emprender un breve examen del materialis-mo histrico, desarrollando los puntos enumerados en el presente captulo. Si algn lector queda insatisfecho de la brevedad de este tratamiento, slo puedo decirle que lo lamento; pero tengo que aclarar que, en mi opinin, la decisin final acerca de la validez de la teora en cues-tin no corresponde al filsofo, sino al historiador mismo.

    2

    HISTORIA Y CIENCIAS

    1. CARACTERIZACIN PRELIMINAR DE LA HISTORIA. LA HISTORIA Y LA PERCEPCIN SENSORIAL

    En el captulo anterior supusimos que hay una clase es-pecial de pensamiento llamada pensamiento histrico, y sealamos algunos de los problemas que a primera vista parece plantear. Ahora tenemos que someter a examen nuestro supuesto e intentar decir con ms exactitud qu es el pensamiento histrico y en qu se diferencia de otras clases de pensamiento, del pensamiento en las ciencias naturales, por ejemplo. Plantearemos, pues, todo el pro-blema de la naturaleza del conocimiento histrico, y to-caremos las difciles cuestiones que plantea el averiguar si la historia puede pretender ser un estudio cientfico y en qu sentido.

    Probablemente la mejor manera de abordar la cues-tin sea preguntarnos qu es lo que el historiador trata de investigar y qu es lo que espera descubrir. La primera solucin que se ofrece es obvia: aspira a una reconstruc-cin inteligente del pasado. Y podra pensarse que eso por s solo servira para distinguir la historia como rama independiente de conocimiento. Es fcil suponer que las ciencias naturales se interesan por el mundo que nos rodea; dependen, para sus datos, de la percepcin senso-rial. La historia, a modo de contraste, se interesa por el pasado, y las impresiones recordadas tienen, por lo tanto, que formar una parte indispensable de su materia prima. Pero, en realidad, el contraste entre la historia y las cien-cias naturales no es tan agudo. En primer lugar, no es verdad que el cientfico se interese por el presente con exclusin del pasado. Completamente aparte de que el conocimiento memorstico entra en todos los juicios per-

    [29]

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    ceptivos presentes acerca de objetos, slo se necesita re-cordar la existencia de estudios como la geologa y la paleontologa para ver que hay ramas de la investigacin cientfica que estudian el pasado y no el presente. Y adems no puede sostenerse que la historia es, sin limi-taciones, el estudio del pasado. Hay grandes porciones del pasado de las que la historia, tal como normalmente se la entiende, no toma ningn conocimiento, por ejemplo, todas las edades que precedieron la evolucin del hom-bre hacia algo parecido al tipo de criatura que es ahora.

    Definir la historia como el estudio del pasado y tratar de fundar su autonoma como forma de conocimiento so-bre ese punto es algo que no puede defenderse. Pero, des-de luego la historia es, en cierto sentido, un estudio del pasado. De qu pasado? La respuesta es: el pasado de los seres humanos. La historia empieza a interesarse por el pasado cuando por primera vez aparecen en l seres hu-manos. Su esencial incumbencia son las experiencias y las acciones humanas. Es cierto, desde luego, que la his-toria registra no simplemente lo que hicieron y sufrieron seres humanos, sino tambin un nmero considerable de acontecimientos naturales del pasado: terremotos, inun-daciones, sequas y cosas anlogas. Pero su inters en esos acontecimientos es estrictamente circunstancial. El historiador no se interesa en ningn momento de su tra-bajo por la naturaleza en s misma, y s slo como me-dio ambiente de las actividades humanas. Si menciona hechos naturales, es porque esos hechos tuvieron algunos efectos sobre las vidas de los hombres y las mujeres cu-yas experiencias describe. Si no hubieran tenido esos efec-tos, no los habra mencionado.

    Que esto no es puro dogmatismo puede verlo el lector por s mismo si reflexiona sobre escritos histricos reales. Una historia del mundo no suele empezar con especula-ciones sobre los orgenes del universo, ni contiene una exposicin de las mutaciones de las especies vegetales y animales una vez aparecida la vida en este planeta. Su campo efectivo es mucho ms reducido: se concentra so-

    CARACTERIZACIN PRELIMINAR 31

    bre las actividades del hombre conocidas en un lapso re-lativamente breve. Y en el caso de que alguien piense que esto es simple miopa por parte de los historiado-res, que refleja la tendencia anticientfica de su educacin, y seala que H. G. Wells ofrece en su Outline of His-tory algo mucho ms amplio, puede ser pertinente aqu decir que aun Wells se interes primordialmente en su obra por las actividades de seres humanos, y que sus pri-meros captulos, sea cualquiera su propsito ostensible, en realidad los incluy porque pensaba que arrojaban luz sobre la naturaleza humana. Qu importancia dar al am-biente natural en relacin con las acciones de los hom-bres, y hasta qu punto conectar esas acciones con la naturaleza animal del hombre, son puntos que cada his-toriador ha de decidir por s mismo. Wells decidi re-montarse mucho en el pasado, pero no cambi, al hacerlo, la naturaleza de la historia.

    Por lo tanto, demos por sabido que es el pasado hu-mano el objeto primordial del estudio de la historia. El siguiente punto a examinar es el tipo de conocimiento a que aspira.

    Aqu tenemos que examinar dos posibilidades. La primera es que el historiador se limita (o debiera limi-tarse) a la descripcin exacta de lo que sucedi, cons-truyendo lo que puede llamarse un sencillo relato de los acontecimientos pasados. La otra es que el historiador va ms all de ese sencillo relato y se propone no meramente decir lo que sucedi sino tambin (en algn sentido) explicarlo. En el segundo caso la clase de relato que cons-truye debe describirse como "significativo" y no como 'sencillo". "

    La relevancia de la distincin que aqu se sugiere puede ser advertida mediante el examen de un problema paralelo. El estudio del tiempo para una zona dada y un perodo dado podra hacerse, indudablemente, en dos niveles, que podemos distinguir, un tanto desagradable-mente, como amateur y profesional. En el primero, el observador se limita a registro completo y exacto de

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    detalles de presiones baromtricas, temperaturas, direc-cin y fuerza del viento, lluvia, etc., produciendo as una simple crnica del tiempo en la zona. En el segundo, no se contentara con esa crnica, sino que se esforzara no slo por registrar sino tambin, hasta donde se lo permi-tieran los datos, por comprender los acontecimientos de que trata, rastreando en ellos la accin de las leyes natura-les que formula la meteorologa.

    La cuestin relativa a si el historiador construye un relato sencillo o un relato que yo he llamado "significa-tivo", de los acontecimientos pasados, es la cuestin acerca de si su proceder se acerca al del meteorlogo amateur o al del profesional de mi ejemplo. Pero no hay que confundir el problema. El punto a discusin no es la identidad definitiva del pensamiento histrico con el cientfico: es sta una cuestin que no aparece hasta una etapa posterior. Es, ms bien, si el nivel en que se mueve la historia es comparable al de la simple percepcin o al de la ciencia. Si lo primero es la solucin verdadera, po-demos decir que la tarea del historiador es decirnos, segn la famosa frase de Ranke, "exactamente lo que ocurri", y dejar la materia en eso; si lo es lo segundo, tenemos que convenir en que el tipo de relato que tiene que cons-truir el historiador es un relato "significativo", dejando la cuestin de cmo puede serlo (esto es, en qu con-siste su significacin) para ulteriores investigaciones.

    Ahora bien, yo creo que no es difcil demostrar que la historia propiamente dicha implica un relato signifi-cativo y no sencillo de la pasada experiencia de seres humanos. El historiador no se contenta con decirnos meramente lo que ocurri, quiere tambin hacernos ver por qu ocurri. En otras palabras, aspira, como se in-sinu al principio, a una reconstruccin del pasado que sea a la vez inteligente e inteligible. Es verdad que con frecuencia los historiadores no llegan a este elevado nivel: carecen de pruebas o de la penetracin necesaria para una reconstruccin adecuada, y en consecuencia se ven im-pulsados a recitar hechos aislados sin poder ajustados en

    CARACTERIZACIN PRELIMINAR 33

    un cuadro coherente. Pero el que procedan as no hace sino atestiguar las dificultades generales bajo las cuales trabajan los historiadores, y no una debilidad inherente al ideal histrico. La verdad es que la historia es materia mucho ms difcil de lo que con frecuencia se cree, y que su afortunado cultivo requiere que se den muchas condiciones, no todas las cuales dependen de los historia-dores. Pero que sea difcil alcanzar la verdad histrica no es razn para negar su especial naturaleza. ..

    Hace Croce una distincin en su Teora e historia de la historiografa que puede ser esclarecedora en este respecto. Croce contrapone la historia propiamente dicha y la crnica, y describe la primera como el pensamiento vivo del pasado, mientras que la segunda est, por de-cirlo as, muerta y es ininteligible. El uso que el propio Croce hace de esta distincin en inters de su teora de que toda historia es historia contempornea, no tiene por qu interesarnos aqu. Pero pienso que hay que recono-cer que dicha distincin responde a una diferencia real de niveles del conocimiento histrico. La clase de cono-cimiento que tenemos de la historia de la pintura griega, para poner un ejemplo del mismo Croce, es muy diferente del que tenemos, por ejemplo, de la historia poltica de la Europa del siglo xix, y en realidad la diferencia es tan profunda que casi puede decirse que pertenecen a gneros diferentes. No es slo que en el caso de la historia poltica del siglo xix tengamos mucho ms material sobre el cual trabajar que cuando tratamos de la his-toria de la pintura griega, de la cua? quedan muy pocos testimonios directos. Hay tambin el hecho de que, por estar ms cerca del siglo xix, podemos penetrar mu-cho ms fcilmente las ideas y los sentimientos de la poca y, en consecuencia, usar nuestros testimonios de manera mucho ms efectiva. El relato que podemos cons-truir de la historia poltica del siglo xix es a la vez com-pleto y coherente: en l pueden presentarse los aconte-cimientos de tal modo que su desarrollo parezca orde-nado e inteligible. Una historia de este tipo est estre-

  • 34 HISTORIA Y CIENCIAS

    chmente entrelazada y es consecuente. Pero una historia de la pintura griega, o lo que pasa por tal historia, es, en comparacin, una cosa lamentable, consistente en poco ms que los nombres y las fechas aproximadas de algu-nas celebridades, con los ttulos de sus obras tal como los registraron autores antiguos. No nos da ninguna idea del desenvolvimiento real de la pintura en el mundo antiguo, sino que en realidad es slo una crnica insatisfactoria, el mero esqueleto de una historia.

    El punto sobre el cual deseo insistir es que, aunque es posible encontrar esos dos niveles de crnica y de historia propiamente dicha en toda la historia escrita si bien es posible hallar elementos de crnica en la historia ms ela-borada, y de historia propiamente dicha en la crnica ms primitiva, el ideal histrico siempre es rebasar la fase de la crnica y llegar a la de la historia. Lo que todo historiador busca no es un relato escueto de hechos in-conexos, sino una fluida narracin en la que cada acon-tecimiento est, por as decirlo, en su lugar natural y forme parte de un todo inteligible. En este respecto el ideal del historiador es en principio idntico al del nove-lista o el dramaturgo. As como una buena novela o una buena comedia parece consistir no en una serie de epi-sodios aislados, sino en el desarrollo ordenado de la si-tuacin compleja de la cual parte, as una buena historia posee cierta unidad de argumento o tema. Y cuando no encontramos esa unidad experimentamos un sentimiento de insatisfaccin: creemos no haber entendido los hechos que nos pusimos a investigar lo mejor que pudimos.

    Ahora bien, si esto es totalmente exacto (y debe ad-vertirse al lector que se formula no como un anlisis defi-nitivo, sino simplemente como una descripcin a primera vista del proceder y las aspiraciones reales de los historia-dores), creo que podemos concluir con seguridad que todo intento de considerar la historia simplemente coordi-nada con la percepcin sensorial tiene que ser errneo. Si se nos pregunta si el pensamiento del historiador se mueve en el nivel perceptivo o en el nivel cientfico, considerando

    CONOCIMIENTO CIENTFICO: CARACTERISTICAS 35

    exhaustiva esta alternativa, no podemos dar ms que una respuesta. Pero dar esa respuesta no es resolver el pro-blema de la categora del pensamiento histrico. Porque plantea al mismo tiempo la cuestin del sentido, si lo hay, en que es apropiado identificar el pensamiento his-trico y el cientfico, por ejemplo, en las conocidas pala-bras de J. B. Bury, segn las cuales "la historia es una ciencia, ni ms ni menos". A este asunto debemos prestar ahora nuestra atencin.

    2. CARACTERSTICAS DEL CONOCIMIENTO CIENTFICO

    Qu queremos decir cuando llamamos ciencia a un corpas de conocimientos? Queremos decir, en primer lugar, que lo distinguimos de un conjunto de trozos for-tuitos de informacin. Todos los hechos que conoc ayer pueden necesitar, para ciertos propsitos imaginables, que se les considere en conjunto, pero nadie creera que cons-tituyen una ciencia. Las diferentes proposiciones de una ciencia, al contrario de los ingredientes de aquel agre-gado, estn sistemticamente relacionadas. Una ciencia, sea lo que fuere, es un cuerpo de conocimientos adqui-ridos como resultado de un intento de estudiar cierta materia de un modo metdico, segn un conjunto deter-minado de principios guas. Y el hecho de que abordemos nuestro material teniendo presente dicho conjunto de principios es lo que da unidad y sistema a nuestros re-sultados. El punto fundamental aqu es que nos plantea-mos cuestiones desde un conjunto definido de supuestos previos, y nuestras respuestas estn conectadas precisa-mente a causa de esto. Habra que aadir que la verdad de esta tesis no es afectada por el hecho de que los inves-tigadores cientficos ignoren con frecuencia sus propios supuestos previos: no necesitamos tener explcitamente presente un principio para poder usarlo en nuestros pen-samientos.

    Una ciencia ha de ser considerada por lo menos como un corpus de conocimientos sistemticamente

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    relacionados y dispuestos de un modo ordenado. Pero basta eso para formar una definicin? Se ha indica-do1 que no basta, pues si bastase tendramos que convenir en que un horario de trenes o un direc-torio telefnico son ejemplos de libros de texto cien-tficos. La informacin de esos libros fue adquirida por averiguaciones metdicas y dispuesta de un modo orde-nado, pero no se dira normalmente que es informacin cientfica. Qu nos mueve a negarle ese ttulo? La res-puesta es que tendemos a emplear la palabra "cientfico" slo cuando se trata de un conjunto de proposiciones ge-nerales. Una ciencia, diramos, es una serie no de verda-des particulares sino de verdades universales, expresadle en ,proposiciones que empiezan con palabras como "siem-pre", "si", "todo", /ningn".# Es un lugar comn decir que los cientficos no se interesan en las cosas particulares por s mismas, sino slo en cuanto pertenecientes a deter-minada clase, como ejemplos de principios generales. Esta explicacin deI~chocmint cientfico la dio " Aristteles,

    >, y hasta hoy se viene repitiendo en los libros de texto sobre el mtodo cientfico./

    Esta cuestin acerca del carcter general de las pro-posiciones que llamamos cientficas est estrechamente relacionada con otra.l Tendemos a considerar el pensa-miento cientfico como un conocimiento que es siempre til en algn grado, til porque nos permite dominar el presente o predecir el futuroi No hay que interpretar mal esta aseveracin. La cuestin no consiste en que ne-guemos el nombre de ciencia a un estudio cuya utilidad no pueda verse inmediatamente; hay multitud de ramas de la ciencia que, vistas las cosas superficialmente, pare-cen ser cultivadas por s mismas, sin pensar en los resul-tados prcticos que podamos esperar de ellas. Es ms bien que, cuando tenemos un conocimiento cientfico, siempre suponemos que podra ser aplicado para fines prcticos,

    1 Cf. Introduction to Logic and Scieritific Method, de Cohn y Nagel, p. 81 de la edicin abreviada. |

    CONOCIMIENTO CIENTFICO: CARACTERSTICAS 37

    del mismo modo que los resultados abstractos de la geolo-ga, por ejemplo, se aplican prcticamente en las opera-ciones mineras o en las mecnicas de la construccin de puentes. Y la caracterstica de las verdades cientficas que hace posible ese resultado es precisamente su carcter general, que hace que puedan usarse para predecir el futuro. A causa de que el cientfico se interesa en los acon-tecimientos que estudia no como acontecimientos indivi-duales sino como casos de un tipo determinado, su cono-cimiento lo lleva ms all de los lmites de su experiencia inmediata y le permite prever, y en consecuencia quiz dominar, los acontecimientos futuros. Porque la ciencia generaliza y as da lugar a predicciones, puede hacernos, segn la sorprendente frase de Descartes, "amos y posee-dores de la naturaleza".

    Hay un ltimo rasgo del pensamiento cientfico tal como comnmente se le entiende que merece ser mencio-nado antes de que pasemos a preguntarnos cmo afecta todo esto a la situacin de la historia. Me refiero al hecho de que generalmente se piense que la verdad o la falsedad de las hiptesis cientficas es independiente de las cir-cunstancias personales o de las opiniones privadas de las personas que las formularon. Los enunciados cientficos, segn esta interpretacin, aspiran a ser umversalmente admitidos; no son campo apropiado para el despliegue de partidarismos de ninguna especie. Decir esto no es, na-turalmente, adherirnos a la absurda teora de que no pue-de haber discusin sobre los resultados cientficos; puede y debe haber controversias dentro de toda ciencia, y hasta los resultados admitidos deben estar abiertos a la rectifi-cacin al conocerse pruebas nuevas o modos nuevos de in-terpretar las pruebas antiguas. Pero todo esto es posible sin que el cientfico renuncie a su principio fundamental se-gn el cual las conclusiones a que llega las alcanza sobre bases que otros observadores pueden escudriar y compar-tir. Las teoras y las argumentaciones cientficas pueden ser difciles de comprender para el profano, pero si han de merecer su nombre, nunca deben ser esotricas en el mal

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    sentido de sustentarse slo sobre la autoridad de algn supuesto atisbo personal o de ser cognoscibles slo para un grupo de personas especialmente privilegiadas. Me-diante esta prueba rechazamos las pretensiones cientficas de la astrologa y tenemos dudas acerca del carcter to-talmente cientfico de por lo menos algunos de los estu-dios agrupados bajo el ttuio de investigacin psquica.

    Podemos resumir los resultados de este breve intento de exponer las principales caractersticas del concepto comn de la ciencia y del conocimiento cientfico en los trminos siguientes.- Aplicamos la palabra "ciencia" al co-nocimiento que a] se adquiri metdicamente y est sis-temticamente relacionado; b] consiste en un cuerpo de verdades generales o por lo menos lo contiene; c] nos per-mite hacer predicciones acertadas y en consecuencia con-trolar el curso futuro de los acontecimientos, en alguna medida al menos; d] es objetivo, en el sentido de que todo observador sin prejuicios debera admitirlo si se le presentasen las pruebas, cualesquiera que fuesen sus pre-dilecciones personales o sus circunstancias privadas.,f

    3. HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTFICO

    Teniendo presente estas consideraciones, tratemos ahora de determinar la cuestin relativa a si la historia es una ciencia.

    Que la historia es un estudio cientfico en el sentido de que se realiza de acuerdo con un mtodo y una tcnica propios probablemente no lo negar nadie. A las conclu-siones que los historiadores tratan de formular se llega mediante el examen de una materia claramente definida las acciones y los sufrimientos de seres humanos en el pasado, realizado de acuerdo con reglas que generaciones sucesivas de investigadores han hecho cada vez ms pre-cisas. Sobre esta materia difcilmente hay lugar para con-troversias serias. No tenemos ms que pensar en que hay una clase de historiadores profesionales cuya capacidad para tratar el material que estudian es totalmente dis-

    HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTFICO 39

    finta de la del hombre corriente. La enseanza superior de la historia, como sabe todo el que tiene alguna expe-riencia del asunto, no es tanto cuestin de comunicar hechos como de ensear cierta tcnica para establecerlos e interpretarlos. Y esta tcnica, como ya hemos observado, fue sustancialmente perfeccionada en el curso del tiempo, por lo menos particularmente durante los dos ltimos siglos, de suerte que errores en que incurran frecuente-mente en el pasado escritores altamente preparados pue-den evitarlos ahora eruditos de slo mediana compe-tencia. .< y

    Se objetar aqu que esto es exagerar las dificultades del conocimiento histrico. Seguramente se dir lo que ms sorprende al comparar las producciones de los historiadores con las de los cientficos naturales es que las primeras son inteligibles para personas sin prepa-racin profesional, mientras que las ltimas estn llenas de tecnicismos que slo un experto puede comprender. Pero del hecho de que la historia se escriba en el lenguaje corriente, y de que no haya creado un vocabu-lario especial propio, no se sigue que pueda escribirla cualquier mentecato. Lo cierto es que hay la mayor dife-rencia del mundo, en esta como en otras ramas del saber, entre el enfoque de un aficionado y el de un profesional, aunque la distincin es menos palmaria en historia que en otras materias. Esto lo explica el hecho de que todos esta-mos obligados por las exigencias de la vida cotidiana a hacer algn uso de las tcnicas del historiador. No pode-mos leer inteligiblemente nuestros peridicos diarios sin plantearnos cuestiones acerca del crdito que merece la informacin que contiene: la valoracin del testimonio, que es una de las tareas ms importantes del historiador, es algo que todos tenemos que hacer. Esto es bastante claro, pero es igualmente claro que no todos podemos ha-cerlo con la misma pericia, y que una persona con pre-paracin en el mtodo histrico tiene en este respecto una ventaja enorme sobre otra que slo puede confiar en su impreparada inteligencia. A cualquiera que dude

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    de esto y piense que la historia es materia de sentido comn, y nada ms, se le puede invitar a someter su opinin a una prueba prctica: tomar, pongamos por caso, una coleccin de documentos relativos a los orgenes de la primera guerra mundial y construir sobre esa base una historia de los acontecimientos que condujeron a ella. Se sorprender de las dificultades que hallar y lo disgustar la simplicidad de su pensamiento que sealar cualquier historiador profesional.

    Me propongo, por lo tanto, suponer que la historia puede describirse, en todo caso, como cientfica, es decir, que es un estudio con sus propios y reconocidos mtodos que debe dominar todo el que espere ser experto en ella. Ahora se plantea la cuestin relativa a su situacin respecto de las otras tres caractersticas sealadas arriba.

    Por lo que concierne al segundo de nuestros puntos, parece haber una clara diferencia entre la historia y las ciencias; porque basta el conocimiento ms ocasional del trabajo histrico para asentar que no termina en una serie de generalizaciones explcitas. Es cierto que se dice a veces que la historia apunta a ciertas 'enseanzas", las cuales ciertamente toman la forma de verdades generales. Un ejemplo es la famosa frase de Lord Acton segn la cual "todo poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". Pero aunque juicios de este tipo se en-cuentran de vez en cuando en obras histricas, no puede decirse que constituyen la principal incumbencia del his-toriador.

    La preocupacin central del historiador, y en esto pa-rece no .haber duda, no son las generalidades, \sino el curso exacto de los acaecimientos: ,es esto lo que espera* referir y hacer inteligible. Desea, como dijimos" antesj decir exactamente lo que sucedi y, al hacerlo, explicar por qu ocurri como ocurri. Y esto significa que su atencin debe concentrarse en los acontecimientos que son el objeto inmediato de su escrutinio; a diferencia del cientfico, no es llevado constantemente ms all de los acontecimientos a la consideracin de principios genera-

    HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTIFICO 41

    les de los que aqullos son ejemplos. Se interesa, por ejemplo, en la Revolucin francesa de 1789, o en la Re-volucin \inglesa de 1688, p en la Revolucin rusa de 1917, y no (salvo accidentalmente) en el carcter general de las revoluciones como tales. Por eso los libros corrientes de historia terminan cuando el autor termina su exposi-cin del perodo qu revisa; si el inters del historiador fuera el mismo que el del cientfico, incluira otro cap-tulo, el ms importante de la obra, en el que expondra en trminos generales las principales enseanzas de los acontecimientos en cuestin.

    Un lector escptico podra no quedar convencido con este argumento por dos razones. Una es la existencia en las obras histricas de generalizaciones explcitas del tipo a que sirve de ejemplo la frase de Lord Acton.jVolver a tratar de stas. La otra, que"puede ser tratada ms fcil-mente, es la consideracin de que el pensamiento his-trico implica cierto elemento de generalidad que la exposicin anterior parece excluir.

    Me refiero aqu al hecho de que los historiadores no se contentan con narrar los sucesos de un perodo dado ordenadamente; creen adems misin suya dilucidar, por ejemplo, el temple y las caractersticas de toda una poca o de todo un pueblo. As, escriben sobre asuntos como la Inglaterra medieval o la Ilustracin en Francia o el tiempo de los Victorianos, y se ingenian para decirnos en l curso de sus obras mucho acerca de las caractersticas generales de los hombres que vivieron en aquellos tiempos y lugares.' Pero aunque esta actividad es muy importante, e indudablemente pertenece a su campo, no ofrece en s misma fundamento para confundir el pensamiento his-trico con el cientfico. Porque los juicios que origina, aunque generales en comparacin con los enunciados de hechos individuales, no son juicios universales en el verdadero sentido; son simplemente resmenes muy con-densados de sucesos particulares.

    Una breve comparacin del proceder histrico con el cientfico propiamente dicho aclarar esto. Cuando un

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    fsico formula leyes sobre la conducta de cuerpos en mo-vimiento, esas leyes estn destinadas por l a aplicarse a todo lo que satisface, satisfizo o satisfar la definicin de aquella expresin; en el lenguaje de la lgica, esas leyes se refieren a clases "abiertas"; clases cuyos indivi-duos no pueden enumerarse nunca porque son potencial-mente un nmero infinito.1 Pero cuando los historiadores estudian, pongamos por caso, las opiniones de los hombres cultos de la, Francia del siglo xvm, se refieren a una clase "cerrada", cuyos individuos podran, en principio, enume-rarse.; No hablan, como lo hara un cientfico (por ejem-plo, un socilogo), de todos los hombres pasados, presentes y futuros, que tienen determinadas caractersticas, sino de los hombres que de hecho vivieron en cierto tiempo y en cierto pas. Y stas son dos cosas muy diferentes.

    No quiero ocultar el hecho de que este asunto de la generalizacin en historia es intrincado, y que ser nece-sario decir mucho acerca de l; pero el lector puede inclinarse a conceder en este punto que hay por lo menos a primera vista una razn para diferenciar la historia de la ciencia natural en relacin con l. Y esa impresin quiz se confirmar si pasamos a examinar el tema de la prediccin en historia. Como vimos ms arriba, la capa-cidad del cientfico para hacer predicciones acertadas brota directamente de su preocupacin de lo que es t-pico, o de inters general, en los acontecimientos que in-vestiga. Por el contrario, el hecho de que, visto super-ficialmente cuando menos, los historiadores de ningn modo se interesan en predecir significara que su actitud fundamenta] hacia los hechos es completamente distinta de la de los cientficos.

    Que los historiadores estudien el pasado por l mismo, no porque se espere que tal estudio arroje alguna luz sobre el curso futuro de los acontecimientos, por lo ge-neral se considerar como mera vulgaridad. Pero la cues-tin quiz no es tan sencilla como esto sugiere. En pri-mer lugar, tenemos que preguntarnos si el inters del historiador por el pasado es tan desinteresado como parece

    HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTFICO 43

    a primera vista. Seguramente no es absurdo sostener que estudiamos el pasado porque pensamos que dicho estudio iluminar el presente, y que no lo haramos si no creyramos esto. Si el pasado no significara nada para el presente, nos interesaramos por l? Y si se advierte que esto puede admitirse sin convertir a los historiadores en profetas (porque, despus de todo, el presente no es el futuro) , podemos replicar preguntando si no es cierto que el estudio de la historia de un pas o de un movi-miento nos pone en mejor situacin para prever su fu-turo. Una persona que sabe mucho acerca de, por ejem-plo, la historia de Alemania est, por lo menos en al-gunos respectos, mejor equipada para decir cmo se desen-volver Alemania en lo futuro que otra que ignora por completo dicha historia. Los historiadores pueden no ser profetas, pero con frecuencia estn en situacin de profetizar.

    Hay otro punto que debe examinarse a este respecto. Se ha dicho que aunque ciertamente no es incumbencia de los historiadores predecir el futuro, s lo es en alto grado "retrodecir"2 el pasado: establecer, sobre la base de pruebas presentes, cmo debi ser el pasado. Y se afirma que la conducta del historiador al "retrodecir" es exactamente paralela a la del cientfico cuando predice, ya que en cada caso el razonamiento avanza desde la con-juncin de premisas particulares (que el caso ahora es esto y lo otro) con verdades generales, en el caso de la ciencia leyes de la naturaleza, en eJ de la historia leyes que gobiernan la conducta humana en situaciones de tal o cual tipo.

    Estas consideraciones plantean de nuevo toda la cues-tin del lugar de las generalizaciones en el pensamiento histrico, pero en la presente ocasin no llevar ms lejos el examen de las cuestiones que suscitan. Debemos con-

    2 Esta til palabra fue ideada, creo yo, por el profesor G. Ryle. [En una resea de la primera edicin de este libro el profesor H. B. Acton dijo que la palabra "retrodiccin" la haba usado ya en 1895 J. M. Robertson.]

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    tentarnos con afirmar de nuevo la diferencia manifiesta entre la historia y la ciencia respecto del segundo y ter-cero de nuestros puntos. Los cientficos, como vimos, se interesan primordialmente por verdades generales y con-sideran incumbencia suya predecir; los historiadores, a manera de contraste, se ocupan primordialmente de su-cesos individuales, y rara vez expresan conclusiones ver-daderamente universales en el curso de su trabajo. Esta concentracin suya en lo que sucedi individualmente quiz explique el hecho de que no predigan, no obstante la ventaja que su trabajo les da en esta materia sobre quienes no tienen conocimientos histricos. Pero tenemos que abandonar este tema, y el de la "retrodiccin", para estudiarlos ms adelante.

    Los problemas que plantea para la historia la cuarta caracterstica del pensamiento cientfico su objetividad-son tan complicados que reclaman un captulo para ellos solos. Por el momento debo contentarme con remitir al lector al breve estudio del captulo 1, del cual concluir que hay un sentido en el que la historia pretende ser un estudio objetivo, aunque no sea ms que porque los enun-ciados y las interpretaciones histricos son considerados verdaderos o falsos por sus autores. Pero el asunto es crasamente tergiversado si intentamos formular una con-clusin acerca de l en una frmula simple, y haremos bien en reservar el juicio hasta que sea posible su estudio completo. Afortunadamente, podemos hacerlo sin perjui-cio de la determinacin de nuestro punto principal en el presente captulo. ' ' ?

    4. DOS TEORAS ACERCA DEL PENSAMIENTO HISTORICO

    Intentemos ahora resumir la situacin tal como se pre-senta en la presente etapa del razonamiento. Despus de rechazar la sugestin de que la historia est coordinada con la percepcin sensorial (esto es simplemente una ex-tensin hacia atrs de la experiencia presente), pasamos a examinar sus relaciones con las ciencias. Enumeramos

    DOS TEORIAS 45

    varias caractersticas del pensamiento cientfico, y nos pre-guntamos si poda encontrarse en la historia algo que les correspondiese. Y nuestro resultado fue un tanto inde-ciso, pues aunque vimos que la historia posee una de las caractersticas mencionadas, fue menos fcil tener alguna seguridad respecto de las otras. Era evidente, sin embar-go, que toda la orientacin del pensamiento del historia-dor es diferente de la del cientfico, y que el historiador se interesa primordialmente por lo que ocurri individual-mente en el pasado, mientras que el propsito del cient-fico es formular leyes universales. Y esta diferencia sub-sistir aun cuando resulte que en el pensamiento histrico se presuponen tambin verdades generales, sin que all se hagan explcitas. Por lo menos ningn historiador tiene como su principal objeto llegar a verdades de ese tipo.3

    Cul es la moraleja de esta situacin? En realidad Jos filsofos han sacado de ella dos conclusiones totalmente distintas y formulado dos teoras diferentes del pensa-miento histrico para resolver los diversos puntos tratados arriba. Terminar este captulo esbozando esas teoras rivales y estudiando brevemente algunos puntos fuertes y dbiles de cada una de ellas.

    La primera teora, que naci en Alemania a fines del siglo pasado, fue adoptada poco despus por el filsofo italiano Croce y pas a la filosofa inglesa a travs de su partidario R. G. Collingwood; es la explicacin idealista tpica del conocimiento histrico.4 Aproximadamente es como sigue. La historia es una ciencia porque ofrece un cuerpo conexo de conocimientos a los que se lleg met-dicamente, pero es una ciencia de un tipo peculiar. No es una ciencia abstracta, sino concreta, y termina no en conocimientos generales sino en el conocimiento de ver-dades individuales. El que esto sea as (si la pretensin es correcta) no debe contarse como un punto dbil de la

    3 El profesor Toynbee quiz parezca una excepcin. Para un breve estudio de sus opiniones vase infra captulo 8.

    4 Aunque no la aceptaron todos los idealistas ingleses: v. supra pp. 8-9. , .

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    historia, sino ms bien como un punto fuerte. Podemos ver esto si reflexionamos sobre las consideraciones a] de que el propsito definitivo de todo juicio es caracterizar la realidad en su detalle individual, y b] que las ciencias abstractas (por las cuales podemos entender las que nor-malmente se llaman en ingls las ciencias, o sea las ciencias naturales) no realizan, notoriamente, ese pro-psito. Pues, como vio Descartes al estudiar el mtodo cientfico hace mucho tiempo,5 esas ciencias no des-criben hechos concretos sino que tratan de meras posi-bilidades. "Si p, entonces q", es la forma que toman sus conclusiones, y esas proposiciones hipotticas pueden ser formuladas, y lo que es ms, pueden ser verdaderas, aunque no haya casos reales de las conexiones en cues-tin. Esto no es negar la verdad manifiesta de que las ciencias inductivas tienen, en todo caso, un punto de contacto con la realidad por el hecho de que nacen de la reflexin sobre los datos de la percepcin y constante-mente vuelven a ella. Es, ms bien, subrayar que ninguno de los resultados a que llegan dichas ciencias, precisa-mente porque se proponen expresar conexiones universa-les, es categricamente verdadero de hecho. En lenguaje lgico, se formulan en proposiciones que carecen de sentido existencial. No dicen lo que realmente es el caso, sino