Un mundo feliz, de Huxley, antiutopia fascismo y futurismo

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Pontificia Universidad Católica De Valparaíso Un mundo feliz Aldous Huxley Antiutopía, fascismo a la luz del Futurismo

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Propuesta de lectura de "Un mundo Feliz" de Aldous Huxley, como antiutopía en el marco del Futurismo e ideología fascista

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Pontificia Universidad CatólicaDe Valparaíso

Un mundo felizAldous Huxley

Antiutopía, fascismo a la luz del Futurismo

Francisca Baeza MunitaProfesora Eda Hurtado28 de julio 2008

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Índice

I. Introducción 3

II. Un mundo Feliz, de Aldous Huxley 7

III. Antiutopía y Futurismo 13

IV. Un mundo feliz, Fascismo y futurismo 18

V. Conclusiones 20

VI. Bibliografía 21

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I. Introducción

Luego del siglo XVIII, pasadas las revoluciones francesa e industrial; el nuevo orden

mundial experimenta una aceleración en su tiempo: las comunicaciones se hacen más

rápidas y expeditas, las naciones entran en conversaciones, acuerdos (y posteriores y

constantes enfrentamientos), las industrias se hacen cada vez más productivas y la

sociedad se conforma determinada por la economía.

La modernidad, señalada por Marshall Berman en “Todo lo sólido se desvanece en el

aire” es el conjunto de experiencias de tiempo y espacio; de uno mismo y de los

demás, de las posibilidades y los peligros de la vida.

Al llegar al siglo XX, a través de este quiebre espacio-temporal, las corrientes estéticas

tienen una duración mucho más corta debido a la aceleración de la historia; el tiempo

objetivo pasa a ser un tiempo cuya duración está concebida según la duración de la

propia experiencia vivida, por lo tanto está marcado por nuestra subjetividad y

actividad. El espacio también es subjetivo, es visto en la pintura (cubismo), ya si bien

se tiene como herramienta desde hace algunos siglos la perspectiva en la pintura, se

quiebra ésta, subjetivándola y expresando el espacio de modo propio y subjetivo. Para

ilustrar este modo de ruptura de espacio y tiempo, podemos tomar como ejemplo

“Ulises” de James Joyce, en el que la obra entera, se relatan tan solo 24 horas de la

vida del personaje.

De estas nuevas concepciones artísticas, nacen las llamadas “Vanguardias”.

La palabra Vanguardia viene de una terminología militar, denominación ocupada para

referirse a los de primera línea, los de adelante, de avanzada en un pelotón o ejército.

Vanguardia por tanto, son los de avanzada, los que se adentran (primero) en un

territorio desconocido.

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Dentro de las Vanguardias, el primer movimiento consolidado es el Futurismo, que se

despliega en París a través de un manifiesto firmado por el italiano Filippo Marinetti,

publicado en el diario Le Fígaro, el 20 de febrero de 1909. En París porque sigue

siendo, en ese entonces, la guardería de todo brote cultural, en parte por su

reconocida mística, y en parte por su céntrica posición geográfica que le permite

recibir y exportar influencias culturales.

En este primer manifiesto, propone una ruptura con el clasicismo académico y quiere

crear una estética proyectada al futuro y ligada temáticamente a la tecnología moderna

en sus aspectos más dinámicos. El Futurismo capta la velocidad. Para Marinetti: "La

velocidad es la fuente de toda belleza" y añade: "Un automóvil de carreras es más

hermoso que la Victoria de Samotracia". (Marinetti, 1978: 130), disponible en línea).

Rompe con estéticas anteriores, deshumaniza al humano, idolatra la máquina: “No

teníamos Señora ideal […] Nada por quien morir, sino es por el deseo de

desprendernos al fin de nuestro valor audaz” (Marinetti, 1978: 127)

Se plantean once puntos que constituyen el cuerpo del Manifiesto, de los cuales, uno

señala que “El Tiempo y el Espacio han muerto ayer” (Marinetti, 1978: 130), tomando

como parámetro la velocidad y partiendo del concepto de dinamismo universal de

Bergson. El futurismo aboga por una destrucción de lo antiguo, de lo establecido, por

una libertad que consiste en liberarse de las cargas sociales y vivir en peligro.

El Manifiesto es rudo, crudo, violento; y es uno de sus principales rasgos: la violencia:

“Queremos glorificar la guerra- única higiene del mundo […] combatir la moralidad”

(Marinetti, 1978: 130-131) y sigue: “El arte no puede ser más que violencia, crueldad e

injusticia” (Marinetti, 1978: 135) “Los futuristas llevaron la glorificación de la tecnología

moderna a un extremo grotesco y autodestructivo” (Berman, 1991:19)

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Lo que Marinetti y sus seguidores llamaron Futurismo es tanto un repudio al pasado

como una preocupación exacerbada y de adoración por los augurios del futuro. Para

los futuristas, el futurismo era una filosofía de vida con grandes preocupaciones

políticas y fundada en el rechazo de un conjunto de fuerzas que creían

obstaculizantes del crecimiento y la modernización de Italia, de ahí a la idea de

destrucción. En este contexto podemos destacar que aunque Marinetti publicó su

Primer Manifiesto en París, era italiano y en esta época, las naciones estaban recién

surgiendo como naciones propiamente tal, y es por esta razón que se impregna de

progresismo todo el arte, de un nacionalismo pogresista; no de un progreso mundial

sino localista. Italia ha sido una de las zonas más productivas artísticamente, la cuna

de la Modernidad, del Renacimiento y sus huellas han quedado allí. Los futuristas

luchan contra todo ese pasado en pro del progreso, la velocidad “porque queremos

librar a nuestro país de su gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y

anticuarios. Italia ha sido durante muchos años la bolsa de chamarilleros, y nosotros

queremos desembarazarla de sus museos innumerables, que la cubren de

innumerables cementerios” (Marinetti, 1978: 132).

En este vasto marco nos centramos para ocuparnos de la novela futurista “Un mundo

feliz” de Aldous Huxley que intentaré abordar desde el futurismo como una antiutopía

social vinculada al fascismo.

El fascismo, en tanto, es una ideología (principalmente) nacida en Italia, que “parece

ser una especie de respuesta a la crisis estructural y coyuntural que azota a las

sociedades capitalistas europeas en el periodo de entreguerras. El fascismo se

presenta, por tanto, como un arma de combate, que se pretende absoluta, en la lucha

contra las clases explotadas. El fascismo propone los principios de una estrategia

política: liquidación total y definitiva del movimiento obrero mediante la destrucción del

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bolchevismo, instauración de un Estado totalitario conservando un orden jerárquico

inexorable que aplaste definitivamente a las masas, con intenciones de expansión

imperialista declaradas y justificadas. El fascismo propone una solución radical frente

al comunismo, y significó una nueva y aterradora realidad para las clases explotadas”

(Bourderon, disponible en línea)

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II. Un mundo Feliz, de Aldous Huxley

Empezaré, como es necesario, dar una breve biografía de su autor.

“Aldous Huxley nace el 26 de julio de 1894 en Godalming, condado de Surrey, cerca

de Londres, en el seno de una familia inglesa de gran tradición intelectual. Por parte

paterna, su abuelo fue el célebre biólogo británico Thomas Henry Huxley y su padre,

Leonard Huxley, biólogo también, dirigió la revista Cornhill Magazine. Su madre, Julia

Arnold, una de las primeras mujeres en estudiar en Oxford, era sobrina del poeta

Matthew Arnold y hermana de la novelista Mrs. Humphry Ward, la cual, ejerció de

protectora de Aldous cuando a los catorce años, se produjo la muerte de su madre

debido a un tumor.

Se educó en Eton y se graduó en Oxford en 1916. Escribe su primera novela (no

publicada) a los 17 años y empieza a escribir, seriamente, a los 20. Periodista y crítico

de arte, viaja por todo el mundo y se relaciona con la intelectualidad de la época. En

París frecuenta a los surrealistas y escribe varios ensayos acerca de este movimiento.

Pasó largas temporadas en Italia durante los años 30, hasta que en 1937 se fue a

California. En este momento sus trabajos fueron influenciados por el efecto del uso de

drogas como LSD.

Su esposa, María, murió de cáncer de mama en 1955. En 1956, se casó con Laura

Archera, que también era escritora y escribió una biografía de Aldous. En 1960, le fue

diagnosticado un cáncer de garganta, y en los años que le siguieron escribió su novela

“La isla”. Rechazó el título de Caballero de la corona británica. Sus ideas habían

ayudado a formar el Human Potential Movement .Fue invitado a dar charlas en

prestigiosas universidades.

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En su lecho de muerte, incapaz de pronunciar una palabra le pidió, por escrito, a su

esposa 100 µg de LSD intramuscular. Murió pacíficamente la mañana siguiente.

Aldous decía que un momento tan importante como la muerte nunca debía ser

afrontado bajo el estupor proporcionado por los sedantes, sino bajo la claridad de los

psicodélicos. El anuncio de su muerte se vio eclipsado por la de John F. Kennedy, que

ocurrió el mismo día.” (Fragmento de “Aldous Huxley, el escritor que escribía bajo el

efecto de las drogas”, disponible en línea)

Obra

“Un mundo feliz” fue publicado en 1932.

Es necesario, antes de dar a conocer la historia, hacer una descripción del mundo en

que ésta ocurre. Huxley presenta una utopía, pero a diferencia de otras, ésta no se

limita a describir ese mundo, sino que además contiene una historia que se sitúa en

ese mundo utópico lo que hace más compleja su novela, pues la combinación de

“mundo” más “historia” forma un sistema (en el que, obviamente, el total de la obra es

mayor a la suma de sus partes).

Londres, cerca del año 2050, una sociedad “civilizada” y “feliz”, al tener al alcance

todos los placeres que pueden desear, que ha abolido las relaciones familiares a

través de la “creación” en serie de individuos en probetas según un establecido un

sistema de castas las cuales tienen diferentes funciones y “privilegios” pero cada una

está contenta (a través de condicionamiento) de ser lo que es; están determinadas por

su estatura, su inteligencia y su uniforme, así los Alfa son la primera casta, son seres

únicos (un óvulo, un adulto) la élite normativa y administrativa, los Betas (los

ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones

(destinados a trabajos arduos) que “decantan” (decantan, no nacen; nadie nace)

muchos mellizos de un solo óvulo.

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Los niños son condicionados para enfrentar la muerte como algo natural, para no

enamorarse, para no amar nada que detenga el progreso, se inculca la moral a través

de un método de “Hipnopedia” que consiste en repetidas grabaciones mientras

duermen con mensajes consumistas, por ejemplo: “tirarlos es mejor que remendarlos,

a más remiendos, menos dinero” (Huxley, 2002:78), a “valorar” su casta (los alfa

gustan de ser alfas pues son inteligentes y se morirían de tedio de realizar labores de

epsilones y los epsilones gustan de ser epsilones pues no tienen que pensar y sus

tareas son fáciles, se promueve la promiscuidad “todo el mundo pertenece a todo el

mundo” (Huxley, 2002:103), a no amar la naturaleza (pues si la amaran sería gratis y

eso rompe el patrón de crecimiento económico)

El régimen político es un autoritarismo, sin religión, regido por los principios de Su

Fordería (en alusión a Henry Ford, creador de la producción en serie, en el año 1908 y

esta fecha es el punto de partida para la civilización), un autoritarismo con disfraz de

democracia, puesto que se creen libres de hacer lo que desean, aman su esclavitud.

Los libros “antiguos” están vetados, sólo hay bibliotecas de referencia, libros

instructivos para los deberes y trabajos y reservados para las clases elevadas.

La ciencia es amada, es todo: un axioma hipnopédico, pero no es libre: “toda nuestra

ciencia no es más que un libro de cocina, con una teoría heterodoxa sobre el arte de

cocinar que nadie puede poner en duda y una lista de recetas a la cual no debe

añadirse ni una sola sin un permiso del jefe de cocina” por lo tanto su ciencia se limita

a aprender y aplicar lo que ya está establecido y sólo se pueden hacer mejoras, pero

no innovación radical.

Las palabras como “padre” o “madre” son consideradas obscenidades. No están

permitidos, ni difundidos, la religión ni los valores y virtudes tanto personales como

para con los demás. La diversión es obligatoria y respaldada por hipnopedia, así

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existen juegos como el gol electromagnético y la bola centrífuga, los viajes son cortos

y cómodos, para desplazarse utilizan aparatos voladores que alcanzan más de

doscientos cincuenta metros de altura manejados por epsilones o deltas.

La soledad no existe, se considera un comportamiento inapropiado no disfrutar de la

compañía y diversión de la sociedad en todo momento, nunca se está solo.

Está estipulado también (hipnopédicamente) que los impulsos (sobre todo sexuales)

no deben ser reprimidos, son infantiles en ese aspecto.

Todo lo que desean lo pueden alcanzar, y no desea nada que no esté a su alcance,

así nunca se ven frustrados, y si algo les molesta o les causa ira, el gobierno

proporciona la droga “soma” que no tiene efectos secundarios, sólo hace desparecer

el problema; dependiendo el problema que se desee eliminar es la cantidad de soma

que se toma, así se pueden tener unas vacaciones de soma, de una semana, por

ejemplo.

Todos estos aspectos están en función de la Estabilidad, que es el primordial concepto

de la sociedad, es lo que determina, y permite la felicidad. Una estabilidad en base a la

ignorancia y a la negación de los individuos a cambio de una masa social.

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La historia en la novela.

Bernard Marx es un Alfa más que por un error en su proceso de producción, tiene el

cuerpo más bajo y menos fornido que el estándar de su casta, lo que genera un

quiebre en él y esté desconforme; dentro de este mundo feliz, él no encaja. Bernard

gusta de Lenina Crown, una Alfa que se muestra muy conforme con el sistema social y

cuya conciencia el trabajo hipnopédico ha moldeado perfectamente, se horroriza y

sorprende ante el “extraño” comportamiento de Bernard de no querer hablar de su

posible relación en público, sus celos y aprensiones, sus críticas contra el “perfecto”

sistema.

Bernard y Lenina van juntos a una reserva de salvajes en Nuevo México; ella queda

espantada al ver gente vieja arrugada, vestidos remendados, mujeres despiojándose,

vivíparos: salvajes. Conocen a un salvaje, John, cuya madre provenía de la

civilización, (y cuyo padre era el director actual del Centro de Fecundación, revelación

que surge al unir la conversación que sostuvo el director con Bernard cuando éste

último fue a pedir el permiso para partir, con la historia que contó la madre) Linda.

Lenina después de ese día, se toma unas vacaciones de soma, para reponerse del

impacto; mientras Bernard se reúne con autoridades para plantearles el regreso de

Linda y John a la civilización; permiso que fue concedido.

Al volver a la civilización, Bernard es acogido como un héroe y controla el itinerario del

salvaje, John como un espécimen de exposición, Linda no puede con la humillación y

se toma unas eternas vacaciones de soma hasta su muerte, el director tampoco puede

con su vergüenza y desaparece de la historia, Lenina sale con muchos hombres

(como es normal).

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Al morir Linda, John abre los ojos y, si bien en un principio se muestra maravillado con

todo lo que ve en este nuevo mundo, y va a una planta de trabajo en donde unos

gamas están recibiendo su dosis de soma y llama a rebelarse, se le suma un amigo de

Bernard, Bernard se queda al margen y no sabe de qué lado ponerse, finalmente llega

una patrulla de control y los tres son llevados a Mustafá Mond, el interventor de la

civilización de Londres, su Fordería, el máximo jefe.

En esta reunión surge una conversación de debate entre el salvaje y Mond, quien

algún día se dio cuenta de la falsa perfección de ese mundo, pero eligió quedarse y

sacrificar su “felicidad” por la de los demás. El amigo de Bernard y éste son exiliados y

se les da a elegir una isla, Bernard se descontrola y es llevado a una habitación solo,

los otros dos siguen conversando con Mond, exponen sus ideas acerca de lo que

significa la felicidad, los valores antiguos versus los no-valores de la nueva civilización,

la necesidad de religión, la vejez y el sentido de la estabilidad como perfección de la

sociedad.

Bernard y su amigo se van a la isla elegida, y John decide alejarse de la civilización,

se auto flagela para expiar los pecados de los demás, por los suyos propios; cultiva un

huerto en la soledad de un faro deshabitado, pretende allí no ser feliz inspirado por un

sentido de trascendencia y eternidad espiritual, por Linda.

Un día llega un periodista, pero John lo rechaza con insultos en su idioma indio, luego

es asediado por más periodistas, hasta que un “sensoramatógrafo” (que hace

sensoramas, como el cine, pero en el cual se trabajan todos los sentidos) y graba su

auto flagelación, se exhibe su filmación causando conmoción en la civilización y luego

es visitado por un gran número de gente que reclama el “show” hasta que John se

suicida frente a la multitud.

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III. Antiutopía y Futurismo.

Un mundo feliz se presenta como una novela que no es futurista en su forma, no tiene

violencia y destrucción en sus páginas como podríamos haberlo esperado, sino que

presenta una sociedad conformada en futurismo, la sociedad es futurista. Si bien el

libro fue publicado en 1932, y el futurismo nació en 1909, con la publicación del

Manifiesto Futurista de Marinetti, fueron estas ideas las que influyeron a Huxley, quien

vivió en Italia y se empapó de el vertiginoso ideal futurista, llevándolo a esta obra de la

manera más compleja y con una intensa y variada intertextualidad.

La sociedad está basada en la ciencia, pero una ciencia restringida, que no avanza

libremente, está siempre en función de mantener esa estabilidad cómoda y artificial.

Utopía y antiutopía

Una utopía es la conformación de un mundo ideal, una sociedad supuestamente

perfecta en todos sus sentidos, pero a su vez, inalcanzable. Por lo tanto siempre

tendrá como base una ideología (existente ya como tal, o no) está formada por los

vocablos griegos no- topoz: no-lugar.

Un mundo feliz se construye como una antiutopía; en las novelas antiutópicas, los

habitantes de esa sociedad se proclaman a sí mismos como perfectos, como la mejor

de las sociedades posibles, (Hipnopédicamente “Oh que maravilloso nuevo mundo”

(Huxley, 2002: 45) pero un personaje, generalmente principal, representa la disidencia,

contra esa sociedad perfecta. La antiutopía tiene dos niveles: primero, se hace una

revisión del pasado, de sus problemas y contrariedades, que se han erradicado por

distintos medios hasta llegar a esa sociedad libre de esa lacra; en el segundo nivel, los

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personajes disidentes hacen una exposición crítica de la sociedad perfecta en la que

viven encontrando problemas diferentes y, más que formular soluciones, dudan si la

sociedad en que viven son las mejores o no. Estos niveles se contraponen

dialógicamente.

Luego, otro aspecto que encontramos en la obra, es que la sociedad perfecta aparece,

de un momento a otro, y es un reemplazo de una sociedad anterior, así en Un mundo

feliz, vemos que uno de los personajes relata cómo, de hecho, “los primeros

reformistas fueron rechazados por la sociedad y completamente ignorados. Sólo

después de una espantosa guerra global donde artefactos bélicos llamados "bombas

de ántrax" acabaron con una inmensa cantidad de seres humanos es que el mundo

abraza la opción propuesta por los reformadores y se somete tranquilamente a una

serie de controles que llevan a la instauración del Estado Mundial”. (Bezada, En este

contexto, se marca otra de las particularidades de la Utopía, que debe haber

aislamiento geográfica, pero como es un Estado Mundial, no necesita ese aislamiento,

porque el quiebre relevante es de tiempo, no de espacio; siempre quedarán, además,

las reservas de salvajes.

La sociedad, al ser perfecta, no necesita cambiar, es más: “No queremos cambiar.

Cada cambio es una amenaza a la estabilidad. Ésta es otra razón por la que estamos

tan poco inclinados a aplicar invenciones nuevas" (Huxley, 2002:193).

En la obra de Huxley, una de las palabras clave, y forzadamente repetidas en muchas

oportunidades es la de “Estabilidad” que constituye la base para toda la civilización.

Una sociedad inmóvil, que se encuentra, supuestamente, en la cumbre de lo perfecto,

el progreso en su punto más álgido, inmejorable, necesita quedarse estable, si ya ha

logrado la perfección no queda nada más que mantenerla.

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La sociedad está construida en armonía de poderes, existen castas, y cada una está

feliz con lo que es, “el tipo de población de óptima es lo más parecido a un iceberg:

ocho novenas partes por debajo de la línea de flotación y una novena por encima.”

(Huxley, 2002:189)

Otro aspecto importante de una utopía (y por lo tanto de una antiutopía también) es el

concepto de “Comunidad”, y no sólo de “Todo el mundo pertenece a todo el mundo”

(porque a diferencia de la primitiva Utopía de Moro, la propiedad privada no es del

todo abolida) sino de cooperación y conciencia de la formación de un cuerpo,

conciencia de responsabilidad social, de que cada uno, en cada diferente casta, es útil,

primordial (y si bien son reemplazables por ser simples productos) los humanos son

valorados por pertenecer a esa comunidad. Los hombres que piensen y amenacen

esta estabilidad son exiliados; la soledad es castigada, es mal visto querer estar solo,

es preocupante. El mejor remedio para esto es mantenerlos felices: nunca estar solos,

entretenimiento siempre al alcance, drogas sin efectos indeseados, sustitutos de

necesidades psicológicas como la “pasión violenta” o sustitutos de embarazo, porque

de todas maneras siguen siendo animales, es más, el instinto animal está exacerbado,

los impulsos no se deben reprimir “no dejes para mañana la diversión que puedes

tener hoy” (Huxley, 2002: 92) el placer no se debe postergar.

En la obra de Huxley, la felicidad no es un fin, es tan sólo un medio para retener la

estabilidad, no preocupa que un individuo se sienta desdichado por el individuo en sí,

sino por el peligro que significa para la estabilidad de producción y, por ende, de toda

esa perfecta sociedad. Es de esto de lo que se da cuenta el personaje disidente

señalado anteriormente, en los niveles.

En el personaje (que fue el principal en un primer momento) de Bernard Marx se

genera la ruptura de esa comunidad, el es distinto, por un error en su “fabricación” es

diferente, es individuo lo que le lleva a desear su soledad y pensar que la sociedad no

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le satisface. Pese a que los alfa son distintos entre sí, porque de cada óvulo sale un

solo adulto, todos tienen el mismo estatus; recodemos que éste está dado por la

estatura corporal y la atracción sexual (lo que podría presentar un problema al ser

distintos y poder elegir) está dada por el deseo, y “un gramo de soma resuelve más de

diez sentimientos” (Huxley, 2002: 64)

La sociedad que presenta Huxley está determinada por el tecnicismo y la ciencia. El

hombre está sometido a las máquinas que él mismo creó; pero su vida es fácil. Se

pierde toda trascendencia de la vida, es por esto que es considerada futurista, es la

idolatría a las máquinas, la tecnología.

“Parece ser que algunos tipos muy importantes de sentimientos humanos mueren

cuando nacen las máquinas. De hecho, en los escritos posteriores [a Marinetti]

“buscamos la creación de un tipo no-humano para quien se hayan abolido los

sentimientos morales, la bondad de corazón, el afecto y el amor, esos venenos

corrosivos de la energía vital, interruptores de nuestra poderosa electricidad corporal””

(Marinetti, “Multiplied man and the reign of the machina”, en Berman, (1991): 12)

En Un mundo feliz, más allá de la felicidad “terrenal” del individuo no hay nada, se

muestra una falsa libertad, el hombre huye de su libertad, no hay religión ni nada por

qué auto negarse. “La estética futurista apelaba a la sensación. Consideraba

imprescindible la exaltación sin límites de maquinicismo, ya que el hombre estaba

llamado a ser absorbido por la materia” (Corte, 2003:161). “La civilización sólo es

posible cuando no existe la auto negación. Es precisa la autosatisfacción hasta los

límites impuestos por la higiene y la economía. De otro modo las ruedas dejarían de

girar. […] la civilización no tiene ninguna necesidad de nobleza ni de heroísmo. Ambas

cosas son síntomas de ineficacia política” (Huxley, 2002:194). Como señala Marinetti

en el Manifiesto Técnico de la Literatura Futurista, “Destruir en la literatura el “yo”,o

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sea toda psicología, […] debemos sustituirlo por la materia” (Marinetti, 1978:161) lo

que se incorpora dentro del mundo creado, porque evidentemente los personajes

poseen un valor psicológico tanto como sociológico destacables.

Sólo está lo tangible, el placer de los sentidos, lo material, las máquinas y el humano

como producto, y cabe aclarar: como producto, no se vende, no se producen niños

para sustituir el parto, se sustituye todo lazo familiar inestable, sino sólo como

resultado de la ciencia, de procesos técnicos biológico- químicos aun estando inserto

este concepto dentro de la sociedad altamente capitalista representado en “tirar es

mejor que remendar, a más remiendos, menos dinero” (Huxley, 2002: 78)

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IV. Un mundo feliz, Fascismo y futurismo

“Fascismo y Futurismo estuvieron indisolublemente unidos, su visión de una nueva

Italia se asentaba en el material y experiencia cognitiva compartida en mayor o menos

medida con sus compatriotas” (Humphreys, 2000:15)

Históricamente, las conexiones establecidas entre los tres componentes del título del

capítulo son: que el futurismo se consolida con la publicación del Manifiesto Futurista,

en París, pero refiriéndose a Italia y haciendo un llamado a todos los hombres del

mundo, dándole así un carácter universal a una proposición muy nacionalista; Huxley

vivió ese período de su vida en Italia, empapándose del espíritu destructivo y

desolador que planteaba este movimiento.

Al mismo tiempo, en 1910, aparece como héroe Benito Mussolini en Italia, quien sería

el principal caudillo realizador del régimen Fascista. Marinetti, mantiene siempre

lealtad personal a Mussolini; su fascismo, lo mantienen en sus posiciones

anticlericales, mezclando nacionalismo revolucionario, corporativismo político y viejas

propuestas de socialización de la tierra, amor libre y la disolución gradual de la familia.

Numerosas de sus publicaciones están ligadas al fascismo directamente como

“Futurismo y fascismo” de 1924, o “Canto de la máquina de la guerra mussolianiana”

de 1942.

En la novela de Huxley, encontramos algunos aspectos relacionados con, más allá de

la (anti)utopía, el fascismo; por ejemplo, el hecho de que la historia narrada se trate de

seres Alfa, de clases superiores, y no de una revolución o descontento de las masas

más trabajadoras, también es considerable el parámetro del capitalismo e

industrialización, que la sociedad esté basada en un patrón de consumo y no en base

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a la sociedad misma; la colectividad es importante, pero mantienen la jerarquía

despectiva: las clases superiores son más “individuo” que las trabajadoras, los

trabajadores de trabajos de fuerza no sólo son hechos todos iguales, en grupos y

condicionados todos al mismo tiempo, por lo que no hay una distinción de ellos,

mientras las clases de elite se permiten hasta ser educados como “antiguamente” en

salas y estudiando, además del condicionamiento de rigor. Otro aspecto es la

diversión, medida tomada con gran éxito por Mussolini, creando la Opera Nazionale

Dopolaboro (Obra Nacional del Descanso) que daba vacaciones y múltiples

recreaciones y opciones deportivas a los trabajadores, muy parecido a lo que

encontramos en la novela de Huxley. Por otra parte, encontramos los simbolismos de

los nombres de los personajes: Lenina Crown, haciendo alusión a Lenin, Bernard

Marx, alusivo a Karl Marx (recordemos la fuerte contraposición de fascismo-

comunismo) y Bernard Shaw.

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V. Conclusiones

Si bien la obra de Huxley fue publicada en 1932, años después de que dejáramos el

período Futurista, la sociedad construida es de características futuristas; es una novela

que presenta la existencia del hombre en un futuro lejano, y destructivo, suplantando y

negando la civilización anterior, que sería la nuestra, negando al individuo, dejando así

toda subjetivación del “yo”, aunque exponiendo solapadamente toda la psicología del

humano actual. Es una novela, como toda utopía, anacrónica, útil de estudiar en todo

momento de la historia humana.

El final del libro es de gran violencia, Bernard y su amigo, considerados peligrosos son

desterrados, y aunque en un principio la idea no le era del todo molesta a Bernard,

cuando se hace inexorable se turba, de todas maneras le gusta esa sociedad, no es

firme, es de una tibieza que representa al humano en su totalidad, porque nunca ha

creído en nada; en cambio el salvaje tiene dos opciones, letales, para vivir: o se queda

en la civilización negando su libertad y sometiéndose a un sistema de felicidad falsa, o

vivir libremente, pero solo para siempre en un rincón del mundo; pero está galvanizado

de sus creencias religiosas y tiene un motivo para vivir o morir. Al elegir la libertad, es

asediado por los civilizados lo que lo lleva finalmente a morir, a auto inflingirse muerte.

De todas maneras, se deja ver que la única solución habría sido someterse, es un

triunfo de la civilización. El vacío de la existencia, no hay trascendencia humana, no se

cree en algo más allá; con la ruptura de los lazos familiares cada individuo es algo útil

efímeramente, para mantener la estabilidad requerida para facilitar las labores de los

gobernantes.

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VI. Bibliografía

Anónimo. Biografía Aldous Huxley, Disponible en línea:

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