Revista m - Telemedellín
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q u i n c e a ñ o s d e v i d a , h i s t o r i a s y p e r s o n a j e s . q u i n c e a ñ o s d e c i u d a d
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rio
DEBATE
18Andrés Burgos Escritor, cineasta y twittero (es la verdadera identidad de @pelucavieja).
68Ómar RincónProfesor Asociado de la Universidad de los Andes. Periodista, escritor y realizador de televisión.
TEsTimonio
44Dora PatiñoComunicadora social-perio-dista, especialista en Plani-ficación Urbana. Realizadora de Telemedellín durante los quince años del canal.
34Ana María Marín P.Comunicadora social- periodista, Magíster en Ciencia Política y especialista en Periodismo Urbano. Fue directora de programación de Telemedellín dos veces.
54Luis Alirio CallePeriodista, escritor y colum-nista. Dirige La entrevista de la calle y realiza crónicas en Telemedellín.@luisaliriocalle
56Pascual GaviriaAbogado sin ejercicio, columnista, poeta en retiro, lector y escribidor de prensa, locutor vespertino. Fue presentador de 200 historias bicentenarias en Telemede-llín. @rabodeajip
Ana María Cano P.Escritora, columnista y pro-fesora. Realizó el programa Una ciudad para leer en Tele-medellín. Actualmente dirige el Fondo Editorial EAFIT.
60
70Alejandro HoyosComediante, empresarioy libretista. Creador eintérprete de Suso, el Paspi.@alegandrohoyos
crónicA
32Guillermo Cardona M,Escritor. Fue libretista, actor y músico de la Compañía de Humor Frivolidad. Es director de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín. @gajcardona
58Juan MosqueraEscritor, guionista, realizador audiovisual. Opinador a destiempo y aprendiz de aprendiz. Ciudadano. @lluevelove
20Juan Diego MejíaMatemático. Escritor después de años de fuga. Ahora escribe novelas y trabaja en la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional.
Elkin ObregónCronista, dibujante y caricaturista. Cultor de la música, la poesía y la conversación. Traductor.
46
crónicA
64Marcela MongeComunicadora de profesión, crossover por vocación. Escritora freelance y reali-zadora en pausa. Lleva tres temporadas en Telemedellín. @marcemonge
10Waldir OchoaLicenciado en Idiomas. Periodista en radio, prensa y televisión. Actualmente es gerente de Telemedellín. @waldirochoa
Luis Miguel Rivas Escritor y realizador audiovi-sual. Fue realizador de ¿Qué tal Pascual? en Telemedellín. @luismiguelere
38
crónicA
pErsonAjE
gErEnTEs
En esta ediciónM recoge la historia de quince años del pri-
mer canal local público que se fundó en el
país. Desde su nacimiento, Telemedellín unió su
suerte a la de la ciudad de la cual tomó su nom-
bre como el tatuaje de su propio destino. M reúne
en sus páginas una variada presencia de hechos
y opiniones.
Nuestros lectores pueden disfrutar de las cró-
nicas de autores con prestigio nacional que narran
su visión de este tiempo en el que Telemedellín ha
sido protagonista de la vida de la ciudad.
En esta edición también encuentran artículos
que generarán debate por las opiniones de es-
critores sobre el papel que juega la televisión en
nuestra sociedad.
Personajes que han pasado por el canal dan su
testimonio de cómo los ha marcado el oficio y su
relación con la ciudad.
M trae entrevistas con quienes tuvieron la
misión de poner en marcha el canal y asesorarlo
hace ya tres lustros.
Y no estaría completa si esta publicación no
incluyera en sus páginas a los colaboradores del
canal que día a día diseñan, producen, emiten los
programas que les llegan a nuestros televidentes.
M es la síntesis de lo que ha sido esta primera
etapa de la vida de Telemedellín. Es también una
muestra del pensamiento de esta nueva sociedad
antioqueña que sigue marcando el paso al desa-
rrollo del país.
foTogrAfíAs
MPublicación de Telemedellín
© 2012
AlcaldeAníbal Gaviria Correa
@anibalgaviria
GerenteWaldir Ochoa
@waldirochoa
Directora de Mercadeoy ComunicacionesVerónica Valencia
@verovalencia
Edición generalJuan Diego Mejía
@juandiegomej
Coordinación editorialCatalina Trujillo
@catalinapalmerMarcela Monge@marcemonge
Comité editorial
Juan Diego MejíaCatalina Trujillo
Verónica ValenciaMarcela MongeFederico Uribe
Corrección de estiloCatalina Trujillo
Diseño gráfico editorial
Laura Durango
Diseño imagen 15 años Juan Carlos Gallo
Marcela Franco
FotografíasAdrián Franco
Archivo TelemedellínAlcaldía de Medellín
Producción fotográfica
Camilo Quintero - AsistenteHenry Duván Colorado - Luminotécnico
Yuliana Ospina - ProductoraVictoria Flores - Productora
Web 2.0
Émerson GutiérrezVíctor Arias
www.telemedellin.tv@telemedellin
facebook.com/telemedellin.tv
La celebración de 15 añoses posible gracias a
Alcaldía de Medellín Área Metropolitana del Valle de Aburrá
Instituto Tecnológico MetropolitanoInder
EEVVMIsvimed
EPMEmpresa de Desarrollo Urbano, EDUEmpresa de Seguridad Urbana, ESU
Colegio Mayor de AntioquiaMetroplús
Fundación EPM - Medellín DigitalTerminales Medellín
Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad de sus autores y no
comprometen a Telemedellín.
cArTA
31 34 4214 206
Historias parala vida
Un joven porla vida
10
Fundación de Telemedellín
12
Recuerdos de un parto
En defensa de la televisión
18
El monje del Padre Amaya
Éramos pura imaginación
23
Más que dinero, ¡audacia!
26
El canal estuvo a punto de desaparecer
A unos pasos de la madurez
las manitos moradas
38
Cuando gerenciar era abrir caminos
41
Construcción de la nueva Nación
Aquí te ves
44
46 635653
Pequeñas historias
Telemedellín 15 años
48
I’m From Medellín City
50
Logramos un nuevo aire
“Oiga, ¿usté trabaja en Telemedellín?”
54A un corazón de distancia
58
Primero el público
60
Telemedellín se volvió popular
Botero, el parce
64
66
El futurodesde ya
Los feos también existen
68
El sueño continúa
70
73
Una casa de puertas abiertas
Esta es la familia Telemedellín
76
El precio de la fama
32
Televisión abierta
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS6 7
Historias para
la vida
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
En Telemedellín, aquí te ves. Un eslogan que da cuenta de
nuestro interés por hacer que esta ciudad sea la protago-
nista en la televisión pública, donde contamos las historias de su
gente, de sus calles, de sus barrios… todos los momentos y pelícu-
las de vida que se tejen en Medellín.
Todo esto tiene un sentido, lo hacemos porque la vida nos impor-
ta, y por eso le damos rostro y valor a las noticias de nuestra ciudad.
Desde nuestro canal buscamos contribuir a la formación de los
ciudadanos, trabajamos para posicionar imaginarios colectivos con el
fin de movilizar a la comunidad hacia propósitos comunes: hacer de
Medellín una ciudad habitada por la vida y la equidad.
Durante quince años Telemedellín ha sido el canal de la comu-
nidad. Hoy es la ventana de nuestra ciudad, es la voz de quienes la
habitan, es el medio que le da vida a los rostros de cada ciudadano
y que busca siempre informar con responsabilidad y coherencia.
Con orgullo podemos decir que somos un referente en la tele-
visión pública del país. En esta trayectoria hemos sido testigos de
grandes logros: innovamos en tecnología, ya contamos con señal en
el satélite, somos pioneros en la implementación de estrategias co-
municacionales en medios digitales, nuestros contenidos han tras-
cendido a la televisión nacional y hemos obtenido diversos premios
como un Simón Bolívar con el documental Valiente Valentina.
P O R A N Í B A L G A V I R I A C O R R E A
A L C A L D E D E M E D E L L Í N
Somos conscientes de la trascendencia que tiene el canal y de
ahí el compromiso para continuar fortaleciéndolo. Queremos que
siga ahí como testigo de los logros de nuestra ciudad y que avance
al mismo ritmo que lo hace Medellín.
Por eso, hemos estructurado una propuesta televisiva basada
en la participación y el diálogo ciudadano, procurando que cada
uno de los espacios responda a las expectativas y las necesidades
de la teleaudiencia, sin perder de vista que comunicar es también
un acto de gobernar.
Nuestra apuesta es que cada uno de los programas sea un esce-
nario de información, aprendizaje y entretenimiento, con conteni-
dos útiles para todos. Por eso, tenemos el reto de inventar cada día
formas creativas de relacionarnos con los televidentes, contribu-
yendo a formar ciudadanos del mundo sin generar desarraigo frente
a las culturas locales.
Somos y seguiremos siendo una gran plataforma de contenidos lo-
cales para conectar a Medellín con el mundo. Seguiremos aportando
a la construcción de ciudad, a la promoción de valores y principios.
Las calles de nuestra ciudad son el mejor escenario porque Tele-
medellín significa la voz de las pequeñas historias, que para noso-
tros siempre serán las grandes historias que hacen de Medellín un
hogar para la vida.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS8 9TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
La ciudad escenario
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 1110 gErEnTEs
por la vidaUn joven
El canal nació en 1997. Era un bebé que llegaba a un ho-
gar convulsionado. Acababa de pasar la época de dolor y
muerte de quien debería ser para todos el innombrable, el narco
que aún después de muerto le sigue haciendo daño a la ciudad.
Comenzaba además a configurarse en la calles de la periferia un
entramado de actores ilegales en conflicto: bandas, milicias, auto-
defensas y guerrillas. El niño empezó a gatear, a dar sus primeros
pasos, a crecer en esa Medellín que, a pesar de la fragilidad social,
tenía en su mente la obstinada idea de superar la violencia.
Luego el canal niño fue a la escuela a absorber como una
esponja todo el conocimiento que invitaba a promover la cul-
tura ciudadana. El chico, como buen alumno, se entusiasmó y
aprendió rápidamente de compromiso, convivencia, esperanza,
y tal aprendizaje lo compartió desde su ventana con todos sus
vecinos y amigos.
Prontamente su cuerpo cambió de tamaño. La pubertad lle-
gaba y comenzaba a moverse de otro modo, con el ritmo de
una ciudad moderna en sus espacios, pero sobre todo en sus
dinámicas culturales. Su hogar pasó de ser escenario del tango,
el porro y demás músicas populares heredadas de los padres, a
encontrar también la alegría en el rock, el rap, el hip hop y tam-
bién en el grafiti. Pero a pesar de estos cambios, el mensaje que
más recibió de la familia fue uno propio de su tradición: el valor
de la solidaridad. Por eso empezó a decirles a sus amigos: En mí
también te ves. AQUÍ TE VES.
Hoy Telemedellín es un canal adolescen-
te. Trata de encontrar su identidad definitiva,
como también lo está haciendo la ciudad.
Pero se enfrenta a dos grandes amenazas:
La primera, la del consumismo a ultranza,
que promueve en otras pantallas un ideal de
juventud cuyo discurso es “¡Goza sin lími-
te, es tu derecho!”. Ese discurso amplía los
derechos de los jóvenes pero los exonera de
deberes, además de incitarlos a hacer de la
vida un nocivo consumo inútil. Pero el joven
Telemedellín no caerá en esta trampa, es
perspicaz y tiene claro que se debe a la gente
y no a las lógicas del mercado, sabe que su
esencia es servir a todos, ser público.
Y el otro gran peligro: la muerte que aso-
ma siempre como un fantasma, y que a pe-
sar de todos los esfuerzos políticos y socia-
les, no ha querido salir. Y aquí el joven canal
pregunta: ¿Cómo se explica que la ciudad
que más inversión social ha hecho en el país
en los últimos veinte años mantenga signos
fuertes de violencia? Algo no se ha hecho
bien en Medellín en este tiempo y de eso
somos todos responsables, inclusive él. ¿No
será que, alentados por esa dinámica con-
sumista y escenificada en otras pantallas,
en el grueso de la ciudad los héroes popu-
lares siguen siendo los delincuentes: el in-
nombrable, El Capo, Rosario Tijeras y demás
“dones” criminales?
El joven canal tiene claro que la ciudad
necesita nuevos relatos ciudadanos. La delin-
cuencia y la viveza tienen que ser desterradas
como formas de heroísmo y poder. Hay que
dar paso a héroes de verdad, a la gente buena,
humilde y comprometida que trabaja todos
los días por hacer de Medellín un hogar para la
vida, un hogar para el respeto, la solidaridad,
la equidad. Esa es la meta que se le propone
hoy a toda la ciudadanía, tan exigente como
El gerente de Telemedellín revisa desde su óptica el ciclo vital de este medio y plantea el reto de comunicar a los habitantes de la ciudad que:“Tu vida me importa”. ...SERÁ UN ACTOR MÁS,
UN JOVEN MADURO Y
COMPROMETIDO, PERO
SOBRE TODO, SERVIDOR
DE SUS CONCIUDADANOS
Y DE LA CAUSA MÁS
NOBLE EN LA QUE PUEDE
SERVIR UN SER HUMANO:
DEFENDER LA VIDA EN
TODAS SUS FORMAS.
aspiracional, no exenta de dificultades, pero sí
la más profunda y humana que podamos te-
ner. El joven canal se compromete ahora a ser
luz de ese discurso, porque sabe que no pue-
de seguir siendo la muerte la que defina los
relatos de la ciudad. Medellín es más grande
que su violencia. Y el joven debe, como parte
de su esencia, rebelarse ante esta.
Pero para lograr este cometido, Teleme-
dellín tendrá que entender, como joven, que
hay que ser creador. Y para crear es absoluta-
mente necesario reconocer y dominar la tra-
dición, lo ancestral. Tarea compleja cuando,
como lo expresa el académico e investigador
Carlos Mario González, el ideal de juventud
se alimenta en el propio joven y no en su re-
lación y deuda con el otro. Este joven deberá
comprender que no se hizo solo, ni le sobra
todo lo que le antecedió ni tampoco es irrele-
vante todo lo que la tradición representa. Por
el contrario, es insumo fundamental para su
nuevo propósito: pasar a un nivel más avan-
zado y profundo de solidaridad, servir al otro
porque “TU VIDA ME IMPORTA”.
Eso sí, hoy Telemedellín no será, como
tradicionalmente se ha visto al joven, “el
todo de las esperanzas de renovación” o “la
causa de los problemas”. Será un actor más,
un joven maduro y comprometido, pero so-
bre todo, servidor de sus conciudadanos y
de la causa más noble en la que puede servir
un ser humano: defender la vida en todas
sus formas. Será entonces en esta nueva
etapa, y mientras llega a la adultez, un jo-
ven por la vida. Y para cumplir ese empeño
deberá recibir el apoyo ciudadano, el apo-
yo de todos los televidentes que han sido
fundamentales en estos quince años y de
todos los habitantes de la ciudad, que serán
el bastión para hacer de la vida y la equidad
valores supremos en Medellín.
P O R W A L D I R O C H O A
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS12 13EL cAnAL
Los antioqueños ya nos habíamos visto en te-
levisión y nos estábamos acostumbrando
a oír el acento de estas montañas a la misma hora en
que antes solo se permitían voces neutras. Lo mismo
podían venir de Chile que de México, del Caribe o de los
Andes, porque la televisión no dejaba que se vieran las
diferencias, todos debíamos hablar igual. Pero las cosas
cambian cuando la gente quiere que cambien, y por eso
entramos en una nueva época de la televisión en Co-
lombia en la que las regiones tendrían un lugar en esa
autopista por donde transitan las señales de televisión
que viajan por el espacio colombiano y que en términos
técnicos se llama “espectro electromagnético”.
El paso hacia una televisión más diversa se dio con la
Ley 182 de 1995, que se conoció como la Ley de Televi-
sión. En ella se hablaba de la posibilidad de que existie-
ran canales locales con fines comerciales o sin ánimo de
lucro. Fue entonces cuando en la Alcaldía de Medellín
empezaron a considerar la opción de crear un canal de
televisión local que estuviera al servicio de la ciudad.
Era una buena idea que en un principio no se entendió
en su verdadero alcance, pues se pensó que con nuestro
canal regional era suficiente para todo el departamento.
No se trataba de una competencia para Teleantioquia
sino de una propuesta que se centrara en la vida de la
ciudad y de los municipios vecinos.
Luego de que la recién creada Comisión Nacional
de Televisión le otorgó la licencia de funcionamiento
en septiembre de 1997, el canal se propuso salir al aire
en diciembre de ese mismo año con la transmisión en
directo del Desfile de Mitos y Leyendas. Era la etapa
final de un período de preparación en el que se armó
una empresa desde cero hasta convertirse en un equipo
consolidado, capaz de llevar una nueva televisión a las
casas escépticas de los habitantes del Valle del Aburrá.
En términos jurídicos, el canal sería una asociación
de entidades públicas en la que tendrían presencia EPM,
el Inder, Empresas Varias, el ITM, el Área Metropolitana
La fundación de TelemedellínHabían pasado diez años desde la aparición de Teleantioquia, el primer canal regional que surgió en Colombia.
del Valle de Aburrá. y la Alcaldía de Medellín.
Luego, debido a que iba a incursionar en el
mercado de la televisión por cable, EPM se
retiró de la Asociación y quedó conformada
por los otros cinco miembros. El alcance que
podría tener la señal estaba limitado geográ-
ficamente desde Barbosa hasta La Estrella y
desde Santa Elena hasta San Sebastián de
Palmitas. Las características de canal local
le imponían unas fronteras cercanas y así se
limitaban también los contenidos de acuer-
do con los intereses del público receptor. La
tecnología con la que contaba el canal para
iniciar labores no le permitía una producción
masiva y los técnicos y realizadores debían
hacer milagros con muy pocos recursos. Y
los hicieron. Finalmente el 7 de diciembre de
1997 el primer canal local sin ánimo de lucro
creado en el país salió al aire.
Quince años después es una buena oca-
sión para recordar esos momentos en los
que todo era ansiedad y agitación porque se
aproximaba la hora cero. En la casa ubicada
en El Poblado, al frente del Centro Automo-
triz, se planeó durante meses la programa-
ción con la que Telemedellín seduciría a los
televidentes. Allí trabajaron con la mística
de las aventuras nuevas que por fortuna per-
siste en el canal, unos cuantos realizadores,
camarógrafos, editores, graficadores, perio-
distas y técnicos formados en más de una
década de televisión regional. Cada producto
se pensaba como una propuesta diferente.
Se buscaba que tuviera el sabor de lo nues-
tro y la vitalidad de lo nuevo. Entonces la
ciudad empezó a ver la unidad móvil de Te-
lemedellín recorriendo las calles en busca de
escenarios, personajes, historias. Y así, poco
a poco se fue formando un nuevo relato de
ciudad, que llegó a las casas para quedarse.
El canal logró consolidarse gracias a varios
factores entre los que se destaca ese espíri-
tu joven e innovador que impulsa a todo el
grupo desde sus inicios. Es una marca que
se percibe en su programación y que siempre
promete cosas cada vez mejores. Este aliento
vital contagia y nos hace soñar.
ES UNA MARCA QUE
SIEMPRE PROMETE COSAS
CADA VEz MEJORES. ESTE
ALIENTO VITAL CONTAGIA Y
NOS HACE SOÑAR.
EnTrEvisTA TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS14 15
En la década de los noventa muchas cosas eran nuevas en Colombia. Ya
no éramos el país rural que vivió la llamada “Violencia” en los campos.
Cruzábamos la oscuridad de la otra violencia del narcotráfico, aprendíamos a
vivir con el conflicto armado que rodeaba las ciudades y estrenábamos una
nueva constitución política que reemplazaba la promulgada cien años atrás.
Habíamos vivido episodios de intensa transformación social y económica y es-
perábamos con ansias la llegada del siglo xxi.
La gente tuvo que aprender a desempeñarse bajo las condiciones de la globa-
lización del planeta que avanzaba con grandes pasos en materia de tecnología
y de organización social. Este era el panorama en los momentos en que se
sancionó la Ley de Televisión que permitía la creación de canales con un área de
cubrimiento limitado a unos pocos municipios.
A Ángela Suárez la conocen como “Pola” desde los tiempos del colegio por
defender causas perdidas, como Policarpa Salavarrieta. Es Bachiller del colegio
Jesús María y comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana, además
estudió fotografía en Estados Unidos y televisión en Brasil. Fue la primera ge-
rente de Telemedellín y a pesar de que se ha desempeñado con éxito en Co-
lombia y en Estados Unidos en otros cargos relacionados con la televisión, el
periodismo y la diplomacia, todavía recuerda con cierta nostalgia los días de la
fundación de Telemedellín.
M: ¿Cómo fue tu vinculación a este proyecto?
La vida es así. Después de que emitimos en el noticiero un informe sobre “Los
dos Maquiavelos antioqueños: Pedro Juan Moreno y Luis Pérez”, este último
me llamó a hablar a su despacho en la Secretaría de Educación. Yo no lo
conocía y pensé que era para reclamarme, me dijo que si nos tomábamos un
tinto, y era para eso. El Concejo le acababa de dar vía libre a la Secretaría de
Educación y Cultura de Medellín para que proyectara un canal de televisión
pública local, y necesitaba quién asumiera el proyecto para tramitarlo ante la
Comisión Nacional de Televisión, CNTV, viabilizarlo y montarlo.
M: ¿Y cuáles eran tus planes?
Pensaba dejar el proyecto montado e irme a un sabático que tenía ya orga-
nizado en Nueva Orleans. Pensé que sería solo hacer el estudio, la solicitud
y el plan de operación porque aún no sabíamos qué tipo de contenido podría
tener. Cuando llegó la hora de irme me llamó el alcalde Sergio Naranjo a
decirme que lo pensara, que quería nombrarme gerente, que no era la úni-
ca oportunidad que tendría en la vida pero que era una oportunidad única.
Recuerdos de un partoCuando le pregunté: “¿oportunidad de qué?”, me dijo: “de hacer lo
que considera que debe ser la televisión local”. Y ahí desempaqué
maletas. Era como dejar a Pinocho manejando el taller cuando
Gepetto salía a hacer vueltas.
M: ¿Quiénes fueron tus compañeros en esta etapa?
Durante la etapa de trámite ante la CNTV, y antes de operar, busqué
una asistente administrativa, un abogado y un ingeniero para armar
toda la solicitud de licencia y obtener la frecuencia. Adriana Vélez,
Patricia Cadavid y Carlos Duque. Mientras tanto conformé un grupo
asesor para que pensara en el concepto de programación: Adriana
Mejía, Héctor Abad, Juan Luis Mejía, Samuel Arango y el grupo ase-
sor de la Secretaría de Educación y Cultura.
M: ¿Recuerdas qué te tocó hacer?
Fueron días en los que todos hacíamos de todo y tan pronto podía
estar barriendo la sede como comprando un transmisor en Italia.
Pero me concentré en contratar los estudios técnicos y jurídicos
necesarios para que nos dieran la licencia y nos otorgaran una fre-
cuencia en la CNTV.
Nos arriesgamos mucho porque mientras todo eso seguía su trámi-
te burocrático, empezamos a montar el canal para no perder tiem-
po. Ya en la Secretaría de Educación había una bodega llena con
cajas de equipos de televisión que era necesario poner a trabajar.
Cuando superamos lo administrativo, y todavía con lo jurídico
pendiente, arrancamos con el diseño de franjas y programas. Con-
vocamos talento joven, nuevo, fresco, que fuera una alternativa
estética y una propuesta de opinión diferencial. ¡Era el sueño de
cualquier productor!
Diseñamos y contratamos la planta de personal. Hicimos la contra-
tación de talento externo y ahí sí, a marchar, porque ya teníamos la
autorización para una señal de prueba, que para el efecto era lo mis-
“CONVOCAMOS TALENTO
JOVEN, NUEVO, FRESCO,
QUE FUERA UNA
ALTERNATIVA ESTÉTICA
Y UNA PROPUESTA DE
OPINIóN DIFERENCIAL.
¡ERA EL SUEÑO DE
CUALQUIER PRODUCTOR!”.
Cuando nadie sabía qué era un canal local de televisión, en Medellín encomendaron a Ángela Suárez la misión de
fundar la primera de estas estaciones en Colombia. Quince años después, recuerda cómo fue dar a luz este proyecto.
mo que una licencia de funcionamiento, pues lo único que había que
decir claramente era eso: “Señal de Prueba”. Y probando, probando
fuimos armando programas para todos los gustos.
M: ¿Cuál era la sede cuando empezaron?
Al comienzo fue en la Secretaría de Educación. Luego encontré una
casa en El Poblado que tenía la posibilidad de expansión con la de
enfrente. ¡Ahí hicimos de todo! Creo que era una casa embrujada, se
convertía en estudio, en sala de juntas, en centro de convenciones,
en salón de capacitaciones, en background para directos y en dos o
tres ocasiones en templo para Cupido…
M: ¿Tenías suficiente presupuesto?
¡Total! Imagínate, además de un buen presupuesto de inversión ini-
cial tenía a todos los socios calmando goma e invirtiendo en con-
tenidos, en transmisiones, en campañas, en producciones bonitas,
en himno nacional interpretado por Cantoalegre y, además, con las
ganas y el entusiasmo de todos era muy fácil hacer florecer piedras
y conseguir recursos en todas partes.
M: ¿Qué pensabas de la televisión regional del momento?
A Teleantioquia se le miraba como a un hermano muy mayor al que se
le admira pero se siente distante. El parámetro eran otros regionales
más jóvenes pero no por la frescura de los contenidos sino por su
inexperiencia y novatada. Ya Teleantioquia pertenecía a las grandes
ligas, así que no había parámetros de comparación con ellos. Progra-
mamos con la independencia que da la ingenuidad de la niñez y con
la claridad de límites que no pensábamos en salir de las montañas
ni con la señal ni con el contenido. Eso fue haciendo la diferencia…
M: ¿Cómo viviste la primera emisión?
De la peor manera, porque hubo un evento en directo. Y para un
productor de televisión es una pesadilla ser funcionario público... 3,
2, 1 y discursos de rigor. Es como que el día del parto se tenga que
oficiar de materna y partera simultáneamente… pero es pura defor-
mación profesional y ganas de estar en el máster de emisión porque
el equipo de trabajo garantizaba que todo saliera bien.
El primer espacio noticioso fue Metropolitanas. Hoy se llama Noticias Telemedellín, tiene emisión online y portal para dispositivos móviles.
EnTrEvisTA16
M: ¿A quiénes de tus colaboradores recuerdas de esa época?
A muchos, ¡a todos! Sería una lista injusta de nombres. Por allí pa-
saron Selene Botero, Ana María Marín, Pilar Gómez, Carlos Duque,
Claudia Moreno, Juan Carlos Gallo, Hidania Úsuga, Eliana Gallego y
muchos otros nombres que harían interminable la lista. En cuanto a
talentos, los primeros rostros de Telemedellín fueron María Adelaida
Puyo, Andrea Duque, Andrea Marulanda, Ana Cristina Navarro, Ser-
gio Fajardo, Alonso Salazar y una lista igualmente valiosa e imposi-
ble de terminar sin excluir a alguien. ¡Esta pregunta es muy maluca!
M: ¿Cómo recibió la ciudad al canal?
Como si la ciudad lo hubiera tenido en gestación desde siempre.
Como si supiera que llegaría y que sería un espejo donde se miraría
todas las mañanas. Lo reconoció como una gran apuesta de ciu-
dad pero sin sorpresa, como que era lógico tenerlo, lo extraño sería
lo contrario… No sabría explicarlo mejor, pero debe ser un poco
ese merecimiento paisa, en esta ocasión desde buena óptica, sin la
arrogancia que siempre nos sobra.
M: ¿Cuándo te fuiste?
Me fui detrás de otro reto. Diferente pero también grande. Al lan-
zamiento de RCN como canal privado. Fue duro desprederse de un
niño que apenas caminaba pero ese espejito era muy grande y bri-
llaba mucho.
La ciudad, que hasta entonces solo se reconocía en la voz de los canales nacionales, tenía ahora un medio propio para narrar sus historias.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS18 19DEBATE
P O R A N D R É S B U R G O S
DEBATE
El desmoronamiento ontológico de un
niño no es fácil de comprender y lo fue mu-
cho menos para la empleada de mi casa,
una mujer recia, acostumbrada a los golpes
concretos de la vida y completamente im-
permeable a las tribulaciones existenciales
infantiles. Ella me confirmó que efectiva-
mente ya había pasado la hora en que tras-
mitían mi programa favorito. Sin anestesia,
respondió a mis preguntas ansiosas. No, no
había nada más que hacer por hoy. No lo
iban a pasar de nuevo en ningún otro hora-
rio. Y como si mis ilusiones ya no estuvieran
suficientemente heridas de muerte, agregó
con un tono que con los años he llegado a
entender que estaba cargado de una saña
enfermiza: “le guardé el almuerzo, es sopa
de arracacha con jugo de curuba”.
No había consuelo posible. Esa tarde
quedó archivada y accesible para siempre,
en forma de trauma, en el rincón del pecho
donde guardo las pérdidas que me marca-
ron. Inútil resultó que me dijera que al día
siguiente lo volvían a emitir, tal cual lo ha-
bían emitido el día anterior. Yo eso lo sabía.
Y también era consciente de que de la mis-
ma forma en que no hay nada nuevo bajo
el sol, tampoco había nada nuevo en Plaza
Sésamo: los capítulos se repetían una y
otra vez. El problema no era ese. Se trataba
de una cuestión de matices complejos, de
un acompañamiento, de familiaridad, con-
ceptos que la aproximación simplista de
aquella mujer descartaba de plano.
Esa situación se me viene a la mente
cada vez que me enfrento a alguien que de-
moniza la televisión a priori.
La televisión es un blanco fácil para mu-
chos a la hora de encontrar un culpable a
todos los males contemporáneos. Y si bien
a menudo les doy la razón a quienes hacen
señalamientos, también doy un paso al
costado cuando veo que sus argumentos
pretenden no tener fisuras y embisten con
la ceguera de una masa que, antorchas en
alto, no acepta ninguna otra opción que el
linchamiento del monstruo. Las opiniones
totalizantes suelen olvidar sectores que,
aunque pequeños o poco relevantes a la luz
de los grandes argumentos, no resultan de
menor importancia. En este caso, por ejem-
plo, podría mencionar al vuelo que la tele-
visión es en realidad muchas televisiones y
que las motivaciones de la gente para acer-
carse a ella, a ellas, no son uniformes.
Cuando miro las ciudades con algo de
distancia y encuentro cientos de ventanas
titilantes, mensajes de luz en código morse
que manda la televisión para informar que
habita un espacio, consigo entender los
miedos de sus detractores cuando hablan
del aletargamiento colectivo. Sin embargo,
también entreveo allí un resquicio por don-
de la soledad de muchos se matiza, imáge-
nes y sonidos que permiten llenar y hacer
acogedor el ámbito vacío de gente cansada
de lidiar consigo misma. La evasión es un
En defensa de la
televisiónNo podría asegurar que nuestra relación empezó en ese
entonces. Pero sí puedo afirmar que es el recuerdo
entrañable más lejano en el tiempo que tengo de la televisión.
Tal vez ese día las actividades en el preescolar estuvieron muy
agitadas y fui incapaz de combatir el cansancio. Después de
llegar a mi casa y descargar la lonchera en cualquier parte, me
quedé profundamente dormido, cobijado en la tibieza de la tar-
de de ese Medellín que no era tan caliente como el actual pero
ya tenía la fuerza suficiente para amodorrar a un niño indefenso
de cuatro o cinco años.
Desperté asustado, lleno de angustia, presa de la sensación
agobiante de haber incumplido un deber. No, no podía ser ver-
dad. Con la vana esperanza que da la negación de una tragedia
inminente, acudí a un último acto de desesperación. El televisor
Sharp, en blanco y negro, se tomaba su tiempo en mostrar ima-
gen alguna en la pantalla después de que se le encendía. Fueron
segundos eternos, de una incertidumbre cruel e innecesaria que
de todas formas iba a desembocar en una noticia devastadora:
me había perdido Plaza Sésamo.
puente que permite el tránsito amable en-
tre las cargas implacables de un día y las
del siguiente. Eso, de por sí, ya justifica su
existencia.
Pero hay más, porque a la par del en-
tretenimiento evasivo que predomina, hay
otras televisiones, televisiones románti-
cas si se quiere, que se empecinan tam-
bién en abrir —a su modo— nuestro pa-
norama de bípedos de corto vuelo. La caja
mágica como única ventana para muchos
e, incluso, como derrotero de aspiraciones
sensatas —entre abundantes falacias—
para otros tantos.
La televisión local, más exactamente Te-
lemedellín, jugó un papel determinante en
mi rumbo profesional. Cuando salió al aire y
vi en algunos programas la avidez de gente
con ganas de contar historias de la mejor
manera posible, sin bajar los brazos en la
lucha permanente con las limitaciones de
presupuesto, supe que eso era lo que quería
hacer en la vida. Entendí que era posible.
Quise emular a quienes, armados de len-
guaje audiovisual, se propusieron sacudir el
letargo de lo convencional. Para el realizador
en ciernes que fui, se constituyeron en el
primer referente local que quise imitar.
Han transcurrido ya muchos años y el
canal ha pasado por transformaciones, cri-
sis de personalidad, maduraciones e inclu-
so algo de esquizofrenia. He sido testigo de
todas las facetas. Aunque llevo más de una
década alejado de la ciudad, no he deja-
do de cumplir en cada retorno mi cita con
Telemedellín. Una cita como televidente,
porque ya sea para revivir la admiración que
alguna vez sentí o para alimentar con frus-
tración lo que veo en la pantalla, continúa
siendo uno de los mejores termómetros
para evaluar el estado de las relaciones en-
tre la gente y sus administraciones. Nues-
tro canal local por excelencia se consolida
como informante de excepción, voluntario
o involuntario, pero siempre significativo.
Esta es una razón suficiente para desearle
una vida larga y saludable.
Un monstruo alienante para algunos, para otros la televisión es compañía, identidady una ventana paraver más allá.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS20 21crónicA
P O R : J U A N D I E G O M E J Í A
El monje del
Padre Amayatransmisorista y que además compráramos
carne y vitualla para un sancocho. Como el
espíritu ya estaba alegre todos estuvimos de
acuerdo en llevarle además de los ingredien-
tes del almuerzo, una bolsa de almojábanas.
La trocha hacia la cima tenía cráteres
imposibles de superar por un carro que no
tuviera las especificaciones de la camio-
neta de Jorge. Lo vi maniobrar con energía
sin mostrar un solo gesto de preocupación.
Cuando encontramos a los primeros solda-
dos que salieron a seguirnos con la mirada,
dijo: estos son los del batallón del cerro.
Supe entonces que arriba había una base
militar que cuidaba las torres de telecomu-
nicaciones y proclamaba soberanía en ese
territorio que además era una zona prote-
gida con numerosas especies botánicas au-
tóctonas. Jorge mantuvo el ritmo de la ca-
mioneta hasta que llegamos. Había pasado
todos los controles saludando y sonriendo
como si fuera un soldado más y tal vez por
eso nadie le pidió que abriera la guantera y
justificara la presencia del arma.
La piel oscura de los soldados de ese
campamento se les veía marchita por el
frío. Hablaban costeño y se movían como
en cámara lenta. Estamos a más de tres mil
metros sobre el nivel del mar, dijo el Ramí-
rez pequeño. Pensé que por eso evitaban
caminar rápido y hacer esfuerzos grandes.
Se les veía la nostalgia en todos sus ges-
tos a pesar de que el paisaje sugería que
allí se vivía en paz, lejos de los agites de la
guerra. Era un terreno típico de tierra fría,
con cedros negros, caunces, magnolios de
monte, cedros de montaña y otras especies
que ya han desaparecido de casi todo el
país. Las torres de las antenas de comuni-
caciones parecían gigantes mitológicos. Y
en un extremo de la meseta estaba la casa
del transmisor que además era el hogar del
transmisorista de Telemedellín.
Cuando nos acercamos salió a encon-
trarnos. Era un muchacho que se reía apre-
tando los labios como si no quisiera que le
viéramos los dientes. Sin hablar recibió las
Hace quince años tuve la opor-
tunidad de conocer el ce-
rro del Padre Amaya. Algunas universidades
prestigiosas de Medellín querían crear un nue-
vo canal local de televisión que difundiera el
pensamiento universitario y me encargaron la
tarea de echarlo a andar. No solo debía definir
sus contenidos sino hacer los arreglos nece-
sarios para que funcionara técnicamente y la
señal llegara a los televisores de todo el Valle
del Aburrá. Era la época en que recientemen-
te se había promulgado la Ley de Televisión
que bendecía el nacimiento de canales con un
alcance limitado a unos cuantos municipios
conectados geográficamente. Telemedellín ya
había iniciado operaciones y tenía una esta-
ción de transmisión en el cerro.
Por esas cosas que caracterizan a esta
región antioqueña, los dirigentes de Teleme-
dellín le ofrecieron al nuevo canal, que ape-
nas era una idea en el papel, hospedaje para
el transmisor en su caseta de Padre Amaya.
Era una propuesta generosa, pues en esta
forma el canal universitario no tendría que
hacer inversión en terreno, construcción y
demás asuntos colaterales, sino pagar un
alquiler por utilizar el espacio de Telemede-
llín. Recibí instrucciones de los rectores y
me fui a conocer en persona las instalacio-
nes en esas alturas míticas.
Yo había visto las antenas desde mi casa
en Medellín. Me gustaba pensar que allá lejos
era donde se concentraba todo lo que veía-
mos en la televisión. Era como si en ese lugar
los actores de las películas y de las novelas
hicieran fila para esperar la orden de entrar
en escena. Lo que ocurría en ese cerro era
un misterio. El viaje lo haría con el ingeniero
del Canal Universitario, óscar Raúl Ramírez y
con su hijo Jean, un pichón de ingeniero que
se destacaba en la UPB resolviendo ecuacio-
nes diferenciales y opinando sobre el rumbo
de la electrónica en el mundo moderno. Nos
citamos a las cinco de la mañana en la es-
quina de Colpisos, en la avenida 80, ya en la
salida hacia occidente. Allí nos recogería una
camioneta 4x4 conducida por Jorge, un cho-
fer sin miedo a las trochas ni a la acechanza
de los delincuentes. Cuando me acomodé en
el puesto del pasajero, vi cómo se sacó de la
pretina del pantalón un arma. No me atrevo
a decir si era una pistola o un revólver, a es-
tas alturas de mi vida sigo sin distinguirlas, lo
cierto es que me dijo, Permiso jefe, y la metió
en la guantera, muy cerquita de mis rodi-
llas. Jorge debió notar mi nerviosismo pues
me dijo, a manera de tranquilizante, Yo fui
sargento viceprimero, jefe, no se preocupe. Y
funcionó. Desde ese momento no pensé más
en las desgracias que traen marcadas las ar-
mas y me concentré en mirar el paisaje que
ya empezaba a aclararse.
Esto ocurrió a finales de los años noven-
ta. Bin Laden no había tumbado las torres
gemelas, todavía no fracasaban las conver-
saciones en el Caguán y tampoco existía
el Túnel de Occidente que hoy comunica a
Medellín con San Jerónimo en pocos minu-
tos. La carretera entonces estaba viva. Aún
existían los negocios de frutas en la orilla,
las legumbrerías que frecuentaban algu-
nas familias de Medellín para apertrechar-
se para la semana y por ahí derecho darse
un paseo familiar en la montaña fría. Jorge
nos preguntó si queríamos aguapanela con
almojábanas. Vi cómo se les hizo agua la
boca a la dinastía de ingenieros. Paramos
en el alto de Boquerón, dimos una corta
caminada para estirar las piernas y acabar
de despertar. Más adelante estaba la des-
viación hacia Padre Amaya. El mayor de los
Ramírez sugirió que le lleváramos mecato al
almojábanas y todo lo del sancocho. Apenas
nos sonreía con los ojos y movía la cabeza
en señal de aprobación. Venimos a ver la
caseta pues tal vez compartamos el espa-
cio, le dije. El transmisorista hablaba bajito
y le entendí que había lugar suficiente para
otro transmisor. Después de guiarnos por
los metros escasos de la caseta se puso a
pelar plátanos y papas. Nosotros salimos a
dar una vuelta por el páramo de las torres
donde se percibían las diferencias del mer-
cado de las comunicaciones. Inravisión en
el centro. Teleantioquia por ahí, buscando
su sombra. Los celulares merodeando como
lobos. El viento silbaba.
Jorge conversaba con unos soldados que
acariciaban a un burrito peludo. Desde lejos
los veíamos reírse agachados en cuclillas y
fumar en un círculo. A esa hora ya empeza-
ba a bajar la niebla y las siluetas parecían
fantasmas. El frío golpeaba fuerte en la cara.
Las manos se nos congelaban, casi no po-
díamos abrir la boca sin sentir hielo en las
encías. Entonces volvimos a la caseta donde
ya el transmisorista nos esperaba con unas
tazas de café con aguapanela caliente. Ven-
gan, caliéntense detrás del transmisor, nos
dijo. Era el único lugar donde se podía estar
El frío y el silencio marcaron la experiencia de Juan Diego Mejía en su visita a las antenas transmisoras.
Y EN UN ExTREMO DE LA
MESETA ESTABA LA CASA DEL
TRANSMISOR Y EL HOGAR
DEL TRANSMISORISTA DE
TELEMEDELLÍN.
Lejos de las luces de un estudio y de los personajes que salen en pantalla, habita el silencioso guardián de las antenas que reciben y transmiten la señal de televisión.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 23gErEnTEs22 crónicA
sin temblar de frío. Afuera los huesos dolían.
Entonces sentí que en ese momento éramos
unos rehenes condenados a no separarnos
de esas máquinas. Se me acababa de morir
la fantasía que siempre había alimentado
acerca del cerro de las antenas donde ocu-
rría todo lo que veíamos en la televisión. Ya
no era posible imaginar a los actores hacien-
do fila a la espera de su turno para entrar en
escena. En cambio empecé a considerar la
idea de que el transmisorista era un prófugo
de la sociedad que había decidido esconder-
se en lo más alto de la cordillera.
Ese día comimos con avidez. Cada cu-
charada nos pareció una bendición de ese
mental. El protagonista regresa a la ciu-
dad convencido de que cuando vuelva con
comida para su hermano ya no lo va a en-
contrar con vida.
Por fortuna esto último era ficción. Pero
cuando nos despedimos y Jorge encaró el re-
greso con la misma tranquilidad de la subida,
pensé que de alguna manera ese muchacho y
mi personaje del cuento se parecían mucho.
Después, cuando ya el nuevo canal universita-
rio empezó a funcionar con el transmisor en la
caseta de Telemedellín, estuve atento a cada
comunicación de los ingenieros con el monje
de Padre Amaya. Lo oía hablar a través del ra-
dio y pensaba, Todavía está vivo.
monje que se reía con los ojos y la recibi-
mos como siervos que ansían la salvación.
Jorge y los ingenieros repitieron. Yo me
dediqué a conjeturar por qué este mucha-
cho vivía en ese lugar, aislado de toda su
familia, sin amigos, condenado a enveje-
cer entre frailejones y soldados. Recordé
uno de mis primeros cuentos en el que el
protagonista lleva a su hermano retarda-
do mental a una montaña donde había un
monasterio en ruinas. Lo deja abandonado
en ese territorio habitado por fantasmas
de la Guerra de los Mil Días porque ambos
sienten que es el único lugar en el que
la sociedad no se burla de su limitación
EL TELEMEDELLÍN DE ESE PERÍODORecuerdo el nacimiento de Telemedellín como una época maravillo-
sa en la que nos inventábamos el alcance cultural y educativo que
debía tener un canal de esta naturaleza. Buscábamos cómo diseñar
una programación masiva con recursos del gobierno y que no fuera
institucional.
El logro de los primeros años es haber constituido un equipo huma-
no que diseñó nuevas narrativas y encontró un camino para enamo-
rar a una audiencia urbana que tampoco alcanzaba a entender muy
bien el poder que tendría un canal local.
UNA ANÉCDOTA INOLVIDABLETodavía recuerdo cómo hicimos una transmisión en vivo en 1998,
cuando no teníamos unidad móvil. Transmitimos el Desfile de Au-
tos Clásicos y Antiguos con más imaginación que tecnología, y para
lograrlo extendimos cables desde la sede del canal que quedaba en
la avenida El Poblado hasta la calle.
Cada vez que Telemedellín se ha arriesgado en sus formatos ha teni-
do épocas memorables con programas que han cumplido su función
con la localidad.
EL CANAL SOÑADOSueño a Telemedellín apoyado por el gobierno local y por la empresa
privada, con la tranquilidad para explorar nuevos formatos y nue-
vas franjas de contenido multipantalla. Telemedellín debe continuar
siendo un espacio para que el talento joven tenga en el canal un
lugar para expresarse.
imaginaciónÉramos pura
S E L E N E B O T E R O . G E R E N T E D E T E L E M E D E L L Í N
J U L I O D E 1 9 9 8 · D I C I E M B R E D E 1 9 9 9
Telemedellín tuvo el reto de ofrecer una programación que, enmarcada en la educación y la cultura, fuera atractiva y cautivara la nueva audiencia.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
Una ventanaa lo cotidiano
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS26 27EL cAnAL
Las grandes inversiones que hacen los canales de televisión en el mundo llevan a pensar que es imposible competir en el universo de la pantalla si no se cuenta con un gran capital.
Más que dinero, ¡audacia!
Carlos Duque, director técnico, y Jaime Saldarriaga, director de Producción; 15 años en la orientación del
desarrollo tecnológico del canal.
LAS DECISIONES EN MATERIA
DE TECNOLOGÍA Y ADQUISICIóN
DE EQUIPOS SIEMPRE SE HAN
TOMADO DE FORMA RACIONAL,
PENSANDO EN CALIDAD,
DURABILIDAD Y COSTOS FUTUROS.
Casos como el de Telemedellín plantean una nueva realidad para
el mercado de la televisión. Con recursos limitados, pero
con una enorme creatividad la ciudad pudo tener acceso a la tecnología más
avanzada de la época y ofrecerle a los televidentes la mejor calidad que se
puede garantizar en el planeta. ¿Cómo lo hicieron? ¿Quiénes fueron los orfe-
bres que construyeron esta joya? Detrás de las imágenes que aparecen en la
pantalla, hay una historia de pioneros que vale la pena conocer. A los ingenieros
no los asustó el poder de la industria de la electrónica. En aquella primera sede
donde se planeó el viaje al futuro de los medellinenses a bordo de su nuevo ca-
nal, cuando todo era tan nuevo que parecía un sueño, los ingenieros empezaron
a explorar catálogos, a hacer diagramas y cálculos que la gerente debía aprobar
después de consultar con los encargados de las finanzas. Y finalmente armaron
la estructura, definieron el tipo de tecnología y trazaron el rumbo que tomaría
esta empresa que es de toda la ciudad.
Carlos Duque es un ingeniero que todo el tiempo está hablan-
do de sus hallazgos. Parece un buscador de tesoros que bucea
por mares lejanos y cuando sale a la superficie quiere contar a
los cuatro vientos lo que vieron sus ojos en las profundidades.
Jaime Saldarriaga es su socio de aventuras tecnológicas desde
1997. Ellos se entienden en su propio lenguaje. Ambos saben que
esa pasión es lo que le ha dado a Telemedellín la certeza de su
plataforma sobre la cual ha evolucionado hasta ser lo que es hoy,
el canal público local de mayor proyección en Colombia. Ahora
Carlos sigue al frente de las decisiones técnicas y Jaime dirige la
producción del canal.
Junto a ellos recorrimos la historia del desarrollo tecnológico
del canal.
EMPEzAR A PRODUCIREn el año de la fundación, 1997, la tecnología de video por compo-
nentes era la más popularizada y se empezaban a ver los primeros
avances de video digital pero con unos costos supremamente altos.
En ese entonces el canal contaba con un máster de emisión y el sis-
tema era Betacam SP. Se hacía edición lineal y había solo un equipo
de edición no lineal (Turbo Cube). Para hacer cosas que ahora son
normales antes se necesitaba casi que un milagro. Los accidentes
eran frecuentes. El más común era que una cinta con información
valiosa se enredara.
Las decisiones en materia de tecnología y adquisición de equipos
siempre se tomaron de forma racional, pensando en calidad, durabi-
lidad y costos futuros. Prueba de esto es que las cámaras de antes
todavía están vivas, solo que frente a las nuevas opciones aquellas
son más ciegas y poco portables.
UN MUNDO QUE NO DA ESPERACon los años el canal vivió varias evoluciones tecnológicas. De la
producción en Betacam SP con la que inició, continuó con DVCAM
y en los últimos años adoptó el P2 y el xDCAM.
El canal comenzó con video por componentes, pasó en 2005
a digitalizar todas sus señales con video SDI. En la actualidad se
están cambiando a HD-SDI y 3G.
Respecto a las cámaras, en 1997 el canal contaba con tres de re-
portería y tres de estudio, hoy tiene catorce y trece respectivamente.
EN TODO MEDELLÍNComo la señal se emitía por el canal 31 —frecuencia UHF— y en ese
entonces la mayoría de usuarios solo tenían televisores con señal
VHF —del 1 al 13—, Telemedellín le ofrecía a la gente las famosas
antenitas redondas que ayudaban a sintonizaran la señal por aire.
Incluso se realizaban brigadas para instalarlas una a una y ver que sí
funcionaran adecuadamente.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 2928 EL cAnAL
Llegó a Telemedellín en 2009 y ha acompañado grandes transmisiones del canal, entre las que se cuentan:• Inauguración de los ix Juegos Suramericanos Medellín
2010 (transmisión a 18 cámaras).• Clausura de los ix Juegos Suramericanos Medellín 2010
(transmisión a 12 cámaras).• Desfile de Silleteros 2010, 2011 y 2012 (transmisión a
8 cámaras).• Clausura Cumbre de las Américas.• Partidos del Fútbol Profesional Colombiano.
DATOS TÉCNICOS:
• Camión: Chevrolet NPR Plus, con un largo de furgón de: 5.2 m.
• Diseño y construcción: Seel• Número de entradas: 24• Cámaras cableadas: 10• Paneles externos: 3 (energía, video y audio)• Equipada con: switcher, cámaras, generador de carac-
teres, replay, equipo de monitoreo, intercom, video-grabadoras, sonido, trípodes, sistema de conversores, entre otros equipos.
Unidad móvil HDLLEGAMOS AL SATÉLITEA comienzos del año 2008 se decidió que uno de los
proyectos estratégicos sería llevar la señal del canal al
satélite. A finales de ese año se alcanzó esta meta. En
la implementación se usaron tecnologías de punta y Te-
lemedellín fue el primer canal en Colombia en tener un
uplink satelital en MPEG4/DVB-S2 que le permitió tener
grandes ahorros en el costo del segmento satelital.
El satélite le dio presencia al canal en el mundo e
hizo de este una opción para más televidentes.
TELEVISIóN CON CALIDAD HDEn 2009, debido al aumento en las producciones del
canal y teniendo en cuenta que en el año 2010 se rea-
lizarían los Juegos Suramericanos en la ciudad de Me-
dellín, se decidió adquirir una unidad móvil de última
tecnología. Luego de varios análisis y de evaluar el es-
tado de la industria en la feria NAB del 2009 se decidió
que la unidad móvil fuera 100% en alta definición. De
esta forma, a finales de ese año, Telemedellín contaba
con la unidad móvil más moderna de la ciudad y la
primera en alta definición.
SIGUEN LOS RETOSAsí como el canal fue pionero e innovador en la adqui-
sición de nuevas tecnologías y propuestas de difusión
como la unidad móvil HD, la señal en MPEG4/DVB-S2,
su estrategia Web 2.0, entre otros, ahora debe avanzar
en tener una señal en alta definición. También se espera
la regulación por parte de la Autoridad Nacional de Te-
levisión, ANTV, para la implementación de la televisión
digital terrestre (TDT).
La idea es que el canal siga creando contenidos que
muestran la ciudad ante el mundo, y que pueden verse
a cualquier hora y desde cualquier lugar.
TECNO-ECOLóGICAAhora que el canal planea tener una nueva sede, pien-
sa incorporar en su diseño, no solo los conceptos de
vanguardia en tecnología, sino también lograr que esta
se encuentre y relacione con el medio ambiente y su
protección. De esa manera, los principales aspectos a
tener en cuenta en su diseño son:
• Una edificación amigable con el medio ambiente.
Por eso se están haciendo todos los esfuerzos de
tener certificación LEED.
• Dos estudios de muy buen tamaño.
• Áreas suficientes para albergar toda la capacidad
operativa con que cuenta el canal actualmente.
• Que sea un referente urbano enmarcado en un
gran parque público.
• Contar con lo último en tecnología, tanto en equi-
pamiento de televisión, como en toda su infraes-
tructura tecnológica y de seguridad.
• Proveerla de un número importante de parqueade-
ros y áreas de bodegaje.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 31gErEnTEs
C A R L O S M A R I O G I R A L D O . G E R E N T E D E T E L E M E D E L L Í N
D I C I E M B R E D E 1 9 9 9 · D I C I E M B R E D E 2 0 0 0
Una M que recorre las calles. Que da cuenta del espíritu de un canal que ve en la ciudad un escenario y en sus ciudadanos los protagonistas.
EL TELEMEDELLÍN DE FIN DE MILENIOEmitíamos ocho horas diarias y la legislación no nos permitía co-
mercializar. Tampoco teníamos acceso a los recursos del Fondo para
el Desarrollo de la Televisión que manejaba la Comisión Nacional
de Televisión.
La Alcaldía, en algún momento, se cansó de trasladarle recursos y
más recursos y más recursos, los cuales, por las propias necesida-
des logísticas, operativas, administrativas y laborales, llegaban y se
iban, sin dejar liquidez para los días siguientes.
A LAS PUERTAS DE LA LIQUIDACIóNSe dio la orden, por acta de la junta directiva, de “buscar” la liqui-
dación del canal. Entonces configuramos un nuevo esquema que
se quitó costos de encima y nos fuimos para la Alcaldía, donde nos
habilitaron el segundo piso.
Después de ese ajuste, el canal se reacomodó: pasamos de ocho
horas diarias de emisión a veinticuatro horas ininterrumpidas.
Hicimos negocios con otros canales internacionales y eso nos per-
mitió mejorar las finanzas.
EL FUTUROSobre el modelo de canal que deseo para Telemedellín, pienso en un
canal lleno de creatividad, como lo soñaba y tenía Ángela Suárez,
moderno, ágil y como ha dicho su eslogan durante mucho tiempo,
cercano a la gente.
El canal estuvo a punto de desaparecer
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS32 33crónicA
Dicho con toda franqueza yo no sé de rating, de sinto-
nía, de cómo se puede saber cuántas personas
están viendo un programa (a lo mejor el aparato está solo en la
alcoba), o cómo diablos se mide la efectividad de la publicidad en la
televisión. Pero sí puedo hablar de mi estacional y efímero paso por
las cámaras de Telemedellín, cada vez que se avecina o se realiza
la Fiesta del Libro y la Cultura de nuestra ciudad, un certamen que
para mí es un honor dirigir y que Telemedellín acompaña desde su
primera edición en el año 2007.
Pero no voy a hablar de la Fiesta ni del Plan Municipal de Lectura.
Voy a hablar de Telemedellín y de los encuentros y desencuentros
que producen mis quince minutos anuales de fama fugaz ante las
cámaras de nuestro canal local y, sobre todo, del precio de esa fama.
Los expertos lo llaman free press, un indicador que convierte
automáticamente en pauta las noticias sobre un evento o una per-
sona, y según el cual cada participación en un programa de tv, cada
reseña en la prensa escrita, cada entrevista en la radio, puede valo-
rarse en términos comerciales según su extensión o duración. Es el
plus de las comunicaciones.
En otras palabras, si la valoración de mis apariciones en Teleme-
dellín fueran en plata blanca, la Fiesta del Libro sencillamente no
tendría con qué pagar.
Ahora bien, con la autoridad que me confiere el ser antifotogénico,
declaro sin el menor ánimo de figurar que a mí no me gusta salir en
televisión, ni que me tomen fotos. Y estoy absolutamente convencido
de que soy más pispo en persona. Pero como los deberes pesan más
que nuestras contradictorias vanidades, pues me toca ir a programas,
responder entrevistas, pasar por estaciones de maquillaje y cableado
de microfonía inalámbrica, interrumpir reuniones, almuerzos e idas al
baño, para atender a mis cronometrados colegas de la tele.
Lo digo sin el menor ánimo de ofender. Es sabido que en tele-
visión el tiempo no da espera. Antes agradezco que productores,
periodistas y realizadores de Telemedellín, con todos los eventos y
chicharrones que tienen que cubrir, nos den vitrina a los soñadores
que pregonamos el amor por los libros y la lectura.
P O R G U I L L E R M O C A R D O N A M A R Í N
famaEl free press de mis salidas por Telemedellín, que se
multiplican durante la Fiesta, transforma por unos días
mi vida cotidiana: los porteros del edificio donde vivo
me saludan distinto y me entregan cumplidamente la
correspondencia, como si de pronto les pareciera que
estoy ganando más plata; y las vecinas me saludan de
beso y aprovechan que bajan para llevarse en el ascen-
sor el carrito del mercado que acabo de desocupar. Ob-
viamente hay quienes me entregan hojas de vida o que
abiertamente me piden un puesto, y uno que otro apro-
vecha la ocasión de tenerme a mano para despacharse
contra mí como director, contra la Fiesta, la Alcaldía, el
neoliberalismo, el mal gobierno y el universo mundo. Y
no faltan los despistados que me felicitan efusivamente
y cuando les pregunto por qué, responden sin titubear:
pues porque lo vi en Telemedellín. Ahora bien, la peor
experiencia la viví con un taxista que me reconoció por
una nota del noticiero y que me agradeció durante toda
la carrera entre la Casa Museo Pedro Nel Gómez y La Al-
pujarra mi labor como director de la Fiesta, y que era en
verdad reconfortante saber que hubiese quienes invita-
ran a leer a las nuevas generaciones; una vez me bajé, le
pagué y le dejé propina y un cuentico amarillo, cuando
ya estaba acelerando para continuar con su trabajo, el
taxista sacó la cabeza por la ventanilla y me gritó, antes
de partir raudo, sin darme ocasión de replicar nada:
—¡Y ¿sabe qué?! ¡Gracias a usted volví a leer a Paulo
Cohelo!
que Explora y al Jardín Botánico, los que compraron un
libro, asistieron a una charla o se gozaron un concierto. Y
con algunos pocos de ellos he tenido ocasión de toparme
en mis correrías. Y en verdad es gratificante.
Es decir, si bien la fama tiene su precio (que nunca
tendremos cómo pagar), también tiene sus compen-
saciones.
Así que para finalizar esta gacetilla en homenaje a
los quince años de Telemedellín, y con el mismo rigor
que cité los costos de la fama, quisiera mencionar tam-
bién algunos de sus muchos otros beneficios, como la
vez que la señora que vende aguacates en la esquina de
El Palo con Maracaibo me rebajó mil pesos porque me
vio en Capicúa; o el caso del señor de la tienda de la
esquina, que apenas levantaba las cejas cuando llegaba
por leche o cigarrillos, y que luego de una Entrevista de
la calle, poco le falta para abrazarme cada vez que me
ve entrar, y con una sonrisa de oreja a oreja ya tiene por
costumbre decirme que cuando quiera, él con mucho
gusto me fía. No lo he necesitado aún, pero el día que
me toque, allá acudiré. Gracias hombre Luis Alirio.
El precio de la
Más que los grandes eventos de ciudad, nuestros protagonistas son las personas que los hacen posibles desde la planeación hasta el disfrute.
Responder a todo tipo de preguntas y ser invitado al programa infantil, es un precio que vale la pena asumir para multiplicar un evento como la Fiesta del Libro y la Cultura.
No me quejo. Por algo se empieza. Yo alguna vez leí a
Richard Bach y no creo que eso me haya hecho mucho
daño. Además, son más los que se acuerdan de la Fiesta,
de los buenos libros y las buenas lecturas, de las activida-
des y los autores invitados. Son pero muchos miles más
los que gracias a mi anual cantinela por los programas de
Telemedellín, acudieron este año con sus familias al Par-
LA SEÑORA QUE VENDE AGUACATES
EN LA ESQUINA DE EL PALO CON
MARACAIBO ME REBAJó MIL PESOS
PORQUE ME VIO EN CAPICÚA.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS34 35cArTA
P O R A N A M A R Í A M A R Í N P U L G A R Í N
cumentales o tus espacios de opinión sobre los temas que afectan
su vida cotidiana. Y lo más importante, quien quiere expresarse en-
cuentra en tus programas múltiples posibilidades de participación
en vivo, oportunidad que no le ofrece ningún gran canal nacional.
Te felicito por haber mostrado que la idiosincrasia es algo más que
un carriel o una cabalgata, que la tradición no solo la tejen los abue-
los sino también los jóvenes y que nuestra identidad no es una foto
añeja estampada para siempre en la memoria colectiva sino una su-
cesión de imágenes plasmadas de generación en generación. Llegaste
en el tren de la modernidad y sigues montado en el primer vagón.
Como canal quinceañero mereces todas las celebraciones por-
que te has hecho querer. Solo te falta crecer un poco más para que
al cumplir los dieciocho años y alcanzar la adultez puedas ostentar
la cualidad más respetada, valorada y apreciada de la madurez que
es: La Independencia. ¡Feliz cumpleaños!
A unos pasos de la
madurezHas cumplido la promesa de
subir a las lomas adonde
otros medios solo llegan para registrar la
muerte, con el ánimo de darles voz a tan-
tas personas que con su arte, su oficio, su
talento y solidaridad celebran la vida en
convivencia pacífica.
Insistes en la tarea de romper los mu-
ros imaginarios de una ciudad donde Nor-
te y Sur se han mirado con recelo, donde
oriente y occidente se han temido, pues al
mostrarlos a todos en una misma pantalla
conviertes los puntos cardinales en ejes de
encuentro entre los ciudadanos.
Te metes entre el gentío, escuchas lo
que hablan las comadres; oyes lo que dicen
en sus bancas los jubilados; prestas oído al
clamor de los que protestan, a las deman-
das de los que trabajan, al testimonio de los
dirigentes, al murmullo ciudadano. Con lo
que oyes armas tu libreto para convertir las
palabras de todos en una agenda común.
Les ofreces participación, entretenimien-
to y conocimiento a los niños y adolescen-
tes, grupos ignorados por los grandes cana-
les porque no tienen capacidad de compra,
porque el bolsillo no les da para consumir,
porque no dan rating.
Has tenido habilidad de encantador para
mezclar en un mismo brebaje la dosis de
seriedad, la pizca de desparpajo, la porción
de rigor, el tris de picardía que se necesitan
para atraer a personas que se sienten tan
distintas entre sí, pero que resultan tan pa-
recidas al pasar por el colador de los valores
sus costumbres y sus sueños.
Por todo esto te felicito Telemedellín.
Hiciste realidad el sueño de unos quijotes
que te pensaron en el papel, plasmaron sus
ideales de televisión pública en una progra-
mación, te sacaron al aire cuando no exis-
tía aún la televisión local en Colombia y te
empujaron a andar cuando pocos daban un
peso por tu trayectoria.
Tu señal se inauguró con la transmisión
del Desfile de Mitos y Leyendas, y no fal-
tó quien con ironía te señalara como una
quimera más del show. A todos les has de-
mostrado que naciste para ser imprescindi-
ble porque tu mirada es distinta; y en lugar
de competir, complementa. Mientras más
oportunidades de elección tiene un televi-
dente, más terreno gana la controversia, el
debate, el diálogo. Lo que nutre la opinión
pública es la pluralidad.
Cuando irrumpiste en el espectro, na-
cieron casi paralelamente los canales pri-
vados de televisión y muchos pensaron que
no tendrías el más mínimo impacto ante el
derroche de tecnología y recursos del poder
económico. Sin embargo, te hiciste a un lu-
gar en los hábitos de muchas familias con
una promesa sencilla: ser una alternativa.
A quien no le interesan las noticias cen-
tralistas sobre la capital colombiana, te sin-
toniza para conocer lo que pasa en las calles
de su propia ciudad; quien no sucumbe a la
evasión de un dramatizado, busca tus do-
Al Telemedellín quinceañero
llegan mensajes de felicitación,
como esta carta, escrita con la visión
crítica que aporta la distancia de
los años y con el cariño que produce
haber hecho parte de este Canal
como Directora de Programación en los períodos 1997 - 2000
y 2008 - 2009.
TE FELICITO POR MOSTRAR QUE SOMOS
ALGO MÁS QUE UN CARRIEL, QUE LA
TRADICIóN NO SOLO LA TEJEN LOS
ABUELOS SINO TAMBIÉN LOS JóVENES
15 añoscon vos
1997 1998
1999 2000
2001 2002
2003 2004
2005 2006
2007 2008
2009 2010
2011 2012
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
La vida nos importa
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS38 39crónicA
En un tiempo muy lejano que transcurrió hace poco (quince años no
son nada pero están muy lejos), al control remoto del televisor de
mi casa le sobraban casi todos los números. En el barrio en el que crecí las
antenas parabólicas tenían todavía algo de privilegio. Yo me demoraba seis
segundos haciendo el zapping que era posible: el Canal A, donde un león (de
los que nunca se han visto en las selvas colombianas) cruzaba la pantalla
sobre un fondo plano y terminaba metido en un triste y soso triángulo isós-
celes; el Canal Uno, que era representado (muy imaginativamente) por un
número “uno” metido en un círculo; y Teleantioquia, en cuyo logo resaltaba
(obviamente), una letra “T”; esas eran mis tres ventanas al mundo, mis puntos
de contacto con la “realidad”. De ellos, solo el canal regional mostraba cosas
cercanas a la vida que yo veía todos los días, gente que hablaba como yo,
lugares que hacían parte de mi historia personal; aunque todo organizado con
la precaria narrativa del bajo presupuesto y la comodidad mental: planos me-
dios de entrevistados pintados con eventuales imágenes de apoyo puestas de
acuerdo con la metodología vaca-vaca (el narrador decía vaca y en la imagen
aparecía una vaca) y el contrapunteo de un locutor que tenía la misma voz
que se escuchaba en las emisoras de radio. Eso recuerdo.
Por esa época me desplazaba muy a menudo entre Envigado y “el centro”
por la avenida El Poblado y empecé a ver una valla grande que decía: “Teleme-
dellín”. Luego me enteré de que muchas de las personas más talentosa y con
ideas frescas del mundo audiovisual de la ciudad habían sido reclutadas para
cranear y ejecutar el proyecto de un nuevo canal. Era oficial y creativo y los
responsables tenían toda la intención de que los dos términos no fueran con-
tradictorios. Cuando lo vi al aire pensé que alguien se estaba atreviendo a hacer
algo oxigenante, distinto y propio. De eso me acuerdo: de un criterio diferente
y de un atrevimiento.
Años más tarde terminé trabajando allí. En ese tiempo el canal era muy
distinto al de los inicios y funcionaba en otra sede. Pero el proyecto al que
llegué tenía mucho de atrevido: una serie argumental de varios capítulos, con
niños actores y con una historia de ciencia ficción. El programa se llamaba
¿Qué tal Pascual? y su personaje principal era un extraterrestre que venía a la
tierra y se hacía amigo de unos niños con los que aprendía sobre los seres hu-
P O R L U I S M I G U E L R I V A S
Entre los recuerdos de cómo era la
televisión, aparece en la memoria
del autor el día que Barney visitó
Telemedellín.
manos. Mi amigo David Ramírez y yo rea-
lizábamos VTR de tres minutos en los que
la voz en off de una inteligencia superior le
explicaba al extraterrestre las leyes físicas,
las costumbres humanas y otros aspectos
de la vida en la tierra.
Una tarde, en una época de aguda tensión
laboral, llegué descompuesto al canal por la
pérdida de unos casetes fundamentales para
los VTR que debíamos entregar al día siguien-
te… y por los estragos de una víspera desba-
Las manitosmoradas
te. Mientras dudaba si contarle lo que creía haber visto, escuchamos
varias voces infantiles que gritaban desde las afueras del canal:
—¡Ahí viene! ¡Ahí viene!
David vio la radical palidez de mi rostro y se apresuró a expli-
carme todo: Barney estaba en la sede. Su circo estaba visitando
la ciudad y había sido invitado para grabar un programa de Te-
lemedellín. Pero el dinosaurio era tan grande y tan pesado que
fue imposible subirlo al área de las oficinas, donde quedaba el
estudio. Conocida la verdad y vuelta el alma al cuerpo concentré
mis precarias energías nerviosas en preocuparme por los casetes
perdidos. Salimos prestos hacia el sótano del canal, donde queda-
ba la oficina de ¿Qué tal Pascual? A pesar de los inconvenientes
yo estaba feliz de poder estar asustado por un problema real. Pero
al llegar al sótano encontramos la amplia puerta metálica cerrada.
No se podía pasar porque allí estaban vistiendo a Barney. Una
turbamulta de niños, niñas, padres, madres, tíos y tías, se apiñaba
al lado de la puerta en una atmósfera de expectante agitación.
Mientras aguardábamos, un asistente de cámara nos explicó que
los enanos de la cafetería conformaban el séquito del dinosaurio;
que estaban malacarosos porque tenían problemas laborales con
Junto a sus amigos, Barney, el dinosaurio morado, fue la sensación de una tarde, no solo para los niños, sino para todos los empleados del canal.
rrancada que me había dejado el sistema muy nervioso y muy central.
Trabajé unas dos horas en la sala de edición y salí hacia la cafetería en
busca de un agua aromática y un poco de aire para la mente. El pasillo,
generalmente atareado con el hormigueo de los empleados, estaba
desierto. En la recepción, siempre en movimiento, no había un alma.
Embrollado en el marasmo de mis nervios alborotados no me percaté
de la extraña soledad del recinto; entré en la cafetería absorto en los
enredos internos y me acerqué a la greca. Cuando levanté el rostro me
quedé perplejo: frente a mí había un enano vestido de príncipe que
fumaba cigarrillo con gesto aburrido mientras miraba hacia el vacío.
Cerré y abrí los ojos. Volví a mirar y no solo no dejé de ver al enano
sino que a su lado encontré a una princesa vestida de tul, tan alta y
rechoncha como el príncipe, que vociferaba algo ininteligible. Serví la
aromática, tomé un sorbo y miré en derredor con espanto: el local
estaba lleno de enanos, casi todos malacarosos, sentados en sillas
Rimax y balanceando sus pies en el aire. Recuerdo a un Robin Hood,
a una bailarina, a un espadachín, a una reina, a un bufón y a varios
pajes, todos visiblemente aburridos o disgustados. A ninguno pareció
importarle mi presencia. Diría que más bien les repugnaba. En vez de
ofenderme por la arrogante displicencia pensé: “debo dejar de beber”.
Salí raudo sin saber si dirigirme a la sala de edición o a la EPS y en el
camino encontré a mi compañero David, que venía tranquilo, indolen-
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 41gErEnTEs40 crónicA
L U I S F E R N A N D O C A L D E R ó N . G E R E N T E D E T E L E M E D E L L Í N
F E B R E R O · J U N I O D E 2 0 0 1
La idea de una televisión que llega hasta donde están las historias y sus protagonistas, ha sido un sello de Telemedellín desde sus inicios.
UN ACADÉMICO AL FRENTEEn la gerencia de Ángela Suárez fui invitado a hacer parte del co-
mité de programación junto con Beatriz Restrepo y otros integran-
tes, y allí conocí de cerca el canal.
Cuando llegué a la gerencia en 2001, el canal pasaba un momento
particularmente difícil. Desde entonces estaba en la búsqueda de
una sede propia. Además, la asociación se había debilitado por el
retiro de EPM, uno de los socios.
ABRIR CAMINOSEn medio de todo, “gerenciar” se constituía, entonces, en tratar
de guiar al canal, posicionarlo y abrir nuevos caminos, buscar su
permanencia. La financiación, las relaciones con los socios, la bús-
queda de convenios con otros entes descentralizados, el tema de la
cobertura y el llamado rating durante mi gestión, se convirtieron en
asuntos para empujar y para darle fortaleza al canal.
EL FUTURO DEL CANALEstá dado por los mismos desafíos que enfrenta la televisión en el
mundo, entre ellos la televisión digital. Es preciso “enganchar” al
espectador mediante la interactividad, competir con la Internet; re-
novarse; abrir nuevos mercados; producir nuevos contenidos y len-
guajes; crear formatos y modelos de producción que involucren a los
jóvenes realizadores; abrir los cauces para que lleguen ofertas priva-
das diversas, sin perder de vista la razón de ser de un canal estatal.
Cuando gerenciar era abrir caminos
su jefe (al parecer el dinosaurio no les estaba pagando
un salario justo y a tiempo) y que estaban aburridos
porque llevaban mucho rato esperando a que acabaran
de vestirlo. O más bien de armarlo, porque el vestido
de Barney tenía un sistema de ventilación súper sofis-
ticado y constaba de tres compartimentos, uno sobre
el otro, en cada uno de los cuales se metía un enano
(distintos a los de la cafetería).
Suplicamos al vigilante hasta que nos dejó pasar a
la oficina. Luego de rebujar con desespero comproba-
mos con angustia que los casetes no estaban. Salimos
de nuevo y al cruzar el garaje nos encontramos con el
batallón de niños ansiosos que se decepcionaron con la
triste aparición de dos simples y estresados realizadores
de televisión. Subimos las escaleras exteriores para en-
trar al edificio y nos dirigimos apresurados hacia la sala
de edición. Pero el editor ya no estaba. También había
salido a esperar a Barney. Todo el canal se había parali-
zado. No tuvimos otra opción que unirnos a los devotos.
Bajé sin mucho entusiasmo porque siempre he intuido
algo de malicioso en la gigantesca e inmutable sonrisa
del dinosaurio y algo de maquinador en los movimientos
de sus diminutas manos moradas.
Luego de un largo rato Barney, por fin, apareció.
Los niños gritaban y se ahogaban de júbilo y algunos
se alcanzaron a intimidar con la imponente presencia
del mamotrético monstruo en persona. Pero como nada
es perfecto en el reino de la prehistoria, un asunto de-
cepcionante rompió la magia del momento: por disposi-
ciones del mánager, el dinosaurio no estaba autorizado
para dejarse tomar fotos con la gente en ese momento.
Solo el amor y la recursividad de los fans permitieron
salvar el obstáculo. Un camarógrafo, que llevaba a su
hijo en hombros como si fuera su instrumento de tra-
bajo, se acercó a nosotros y le entregó una camarita
digital a David.
—Yo me le arrimo disimulado, pongo el niño al lado de
Barney y vos tomás la foto de una —le dijo en voz baja.
Dicho y hecho: el camarógrafo, como si la cosa no
fuera con él, pasó por el lado de Barney levantando a su
hijo por las axilas y cuando estaba a la altura de la ba-
rriga del dinosaurio estiró las manos y separó el cuerpo
durante una fracción de segundo. David, siempre eficaz,
disparó en el momento preciso. Hoy, en algún lugar de
esa casa debe haber una fotografía enmarcada en la que
aparece Barney indiferente al lado de un niño con cara
de pánico sostenido en vilo por dos manos peludas cuyo
origen se pierde en el borde de la foto. Varios padres
hicieron lo mismo. Luego se llevó a cabo la grabación
del programa. Al finalizar la tarde la gente se dispersó
feliz de haber visto al ídolo de su vida y al héroe del día,
y todo volvió a la normalidad.
Nunca supe como fue la desvestida de Barney por-
que a esas alturas David y yo estábamos en la sala de
edición inventándonos los VTR con un material que no
teníamos. Cuando salí a respirar un poco ya había os-
curecido y todo estaba desierto. Barney y sus enanos se
habían ido quién sabe a dónde y quién sabe si resolvie-
ron el problema laboral.
Al día siguiente David y yo fuimos al lugar donde vis-
tieron al dinosaurio y en medio de varios pedazos de tela
encontramos los dos casetes desaparecidos. Sobre la
superficie de una de las cajas me pareció ver unas hue-
llas moradas. Ni David ni yo dijimos nunca nada sobre
el asunto. Pero yo, aún hoy, conservo mis sospechas.
AL FINALIzAR LA TARDE LA GENTE
SE DISPERSó FELIz DE HABER VISTO
AL ÍDOLO DE SU VIDA Y AL HÉROE
DEL DÍA, Y TODO VOLVIó A LA
NORMALIDAD.
EnTrEvisTA TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS42 43
Telemedellínes clave en la
construcción de la
Durante una conversación con el ahora rector de
la universidad EAFIT abordamos el tema
de la construcción de nuestra nación y cómo ha cambiado la idea
de que somos un todo homogéneo, con los mismos intereses, con
la misma cosmogonía, sin detenernos a pensar en nuestras diferen-
cias. En este proceso de autorreconocimiento, Telemedellín juega
un papel protagónico, pues se convierte en el espejo en el cual nos
vemos como sociedad en formación.
M: ¿Cómo se entiende el concepto de Identidad en el siglo xxi?
Desde los años 70 y 80 empieza a vislumbrarse en el país la crisis
del Estado-Nación. Es la culminación del gran relato de nación.
Habíamos pensado que Estado y Nación y Nación y Cultura eran un
todo homogéneo. Y habíamos construido una idea de nación pen-
sando que era homogénea, blanca, cristiana, que hablaba español.
Y esa idea empieza a hacer agua en los años 70 y 80. Las ciencias
sociales nos dicen: ojo, ese supuesto sobre el cual está construido
este país es falso.
M: ¿En qué contexto se empieza a dar ese cambio?
Fue en los años 83, 84, después de la Conferencia de México del
82, cuando las políticas culturales estaban concentradas en dos
grandes temas: uno era la “identidad nacional”, el otro era lo que ya
se llamaba la “dimensión cultural del desarrollo”, es decir, cómo la
cultura debía aportar al desarrollo.
M: ¿Y qué pasó?
Salimos a buscar esa identidad y encontramos que no existía. Ya
las ciencias sociales nos habían dicho que ese relato de nación no
existía y que ahora lo que había que hacer era relatos de regiones, o
de sectores sociales, de los que quedaron excluidos de ese relato de
nación: los indígenas, los negros, los movimientos sociales.
M: ¿Todo se quedó en pensamiento?
Lo interesante es que esto desemboca en la Constitución del 91.
En su artículo séptimo reconoce la diversidad étnica y cultural de la
nación colombiana. Es decir, reconoce la crisis del Estado-Nación
y plantea que la nación es una sumatoria de identidades. Y en ese
proceso estamos.
Ahora tengo una especie de espinita que me quedó desde cuando
era ministro de Cultura, pues creo que a esa cartera debimos nom-
brarla Ministerio de las Culturas Colombianas. Porque si estábamos
en lo plural, en lo diverso, en lo múltiple, pues entonces debimos
Juan Luis Mejía es un nombre fundamental en la cultura colombiana, aunque después de leer esta entrevista debamos decir “culturas colombianas”, en plural.
nuevaNación
“La constitución del 91 es la que [...] plantea que la nación es una sumatoria de identidades. Y en ese proceso estamos”. Juan Luis Mejía A.
procesos de autorreconocimiento nos permiten recono-
cernos en ese “vamos siendo”, en ese “ir construyendo”.
M: ¿Y qué papel juega el Estado?
Estos procesos no pueden ser conducidos porque sería
una cultura dirigida por el Estado. Este debe ser el que
propicie las condiciones a través de un medio como Te-
lemedellín en donde todas las voces puedan participar,
en donde todos nos podamos ver, porque si no es así,
entonces se da el “dirigismo estatal”, que es tan peligro-
so como la censura.
M: ¿Cómo se puede dar en el país ese diálogo de
particularidades?
Yo me pregunto qué sería de la ciudad sin Telemedellín.
Estamos conectados con las elecciones en Estados Uni-
dos, con el congreso del Partido Comunista de China,
pero no conocemos lo que pasa en la Comuna Ocho.
Entonces saber que tenemos a Telemedellín es un valor
inmenso. Pero queda un reto, que ya no depende de no-
sotros sino que son decisiones del Ministerio de Comu-
nicaciones o del de Cultura, y es lograr que lo nuestro se
vea en otras partes y nosotros veamos las particularida-
des del resto de la Nación. Ahí vamos siendo.
haber sido acordes con eso, porque no es una cultura
sino muchas culturas.
M: En esa época adelantaron desde el Ministerio
un programa llamado Diálogos de Nación.
Sí. Consistía en poner a dialogar esa diversidad. Y esa
es la misión de un ministerio de cultura, porque si no
lo hace, se generan nichos, estancos, y terminamos
como España.
M: ¿Y qué se puede esperar de un diálogo en el que
participen los excluidos?
Cuando uno se reconoce diverso, el primer papel de un
ente político es poner a dialogar esa diversidad. Enton-
ces dentro de todo ese gran relato entran los canales
locales. Son la gran apuesta que rompe ese gran relato
de nación. Es empezar a narrar la nación desde lo regio-
nal y luego desde lo local.
M: ¿Concretamente qué papel juegan los canales
locales en todo esto?
El papel de los canales locales y comunitarios es muy
especial, porque sin ellos es imposible la construcción
de esta nueva nación. Hay un verbo que me encanta:
“reconocer”, que es, además, un palíndromo, una de
esas palabras que se leen lo mismo al derecho y al revés.
Y ese proceso de reconocer es lo que hacen los medios
locales. Yo me reconozco en ellos. Son el espejo donde
nos vemos. Y ahí empieza a jugar un papel fundamental
Telemedellín.
M: ¿El papel entonces es mostrar lo que somos?
Hay una cosa que es muy importante en esto de la iden-
tidad. La identidad nunca es una foto. Puede ser una
foto al pasado, pero no en el presente ni en el futuro.
Felipe Herrera decía, “No somos, vamos siendo”. Solo
HAY UN VERBO QUE ME ENCANTA:
“RECONOCER”, QUE ES, ADEMÁS,
UN PALÍNDROMO, UNA DE ESAS
PALABRAS QUE SE LEEN LO MISMO
AL DERECHO Y AL REVÉS.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS44 45TEsTimonio
Una frase que resume, un gesto
que condensa. Eso es el Aquí
te ves, el eslogan que se acompaña de un
gesto simple y que, indefectiblemente, ter-
mina en sonrisa.
Un lema que nació en 2008 y que se ha
convertido en el saludo de la gente del co-
mún para recordar a Telemedellín. Un eslo-
gan relativamente nuevo, pero que resume
la política del canal desde siempre, desde
que se soñaba en un escritorio solitario de la
primera casa de Telemedellín en El Poblado.
La esencia de esta filosofía se vio por
primera vez en las pantallas el 7 de diciem-
bre de 1997 con la transmisión del Desfile
de Mitos y Leyendas. Telemedellín nació
Aquí te vesLa única realizadora que lleva quince
años en el Canal, cambia el video por la palabra escrita para compartir lo que ha aprendido y sentido al contar la ciudad.
¿acaso puede existir un mejor fondo que el
de la ciudad que lleva en su nombre?
Todo lo anterior no implica pretensiones.
Nunca ha pretendido ser el más grande, ni
el más visto. Solo ha tenido un sueño: ser
el más cercano, el que sepa a nuestro. Así,
como la comida de la casa o la esquina del
barrio que nos da la tranquilidad de estar en
un lugar seguro. Como ese acento que es solo
nuestro y ese “vos” que sabe a nosotros. Tres
letras que nos recuerdan que somos de acá,
que es más sencillo que un “tú” y más cer-
cano que un “usted”. Con el vos en la boca y
la M en el pecho Andrea, Silvia, Adrián, Juan
David, Jaque, Mábel, Federico, Felipe… todos
los que han sido parte del canal han recorri-
do la ciudad, buscando historias y dándoles
un nombre y un rostro. Ratificando que cada
persona es Medellín y que por eso su vida
merece ser contada y conocida.
En las calles más inclinadas, en esas
que parecen empecinadas en tocar el cielo
y donde antes parecía que solo los zapatos
viejos atrapados en sus cables querían ser
los testigos silentes de sus vidas, ha esta-
do Telemedellín. Ah, y también en los gran-
des eventos, en esos en los que la ciudad
ha sido protagonista: la inauguración de las
grandes obras, la Asamblea de la OEA, los
Juegos Suramericanos, la Asamblea del BID,
los conciertos de Juanes, ¡Cómo olvidar su
trasmisión! Es justamente eso, que todo lo
que sucede en Medellín es importante.
A la hora de recordar programas de estos quince
años, diría que son muchos. Cada quien tendrá su pre-
ferido o recordará aquel que mostró su barrio, en el que
salió su hija bailando o gracias al cual se atrevió a tras-
pasar las barreras de calles, estratos o comunas y que lo
llevó a un lugar que lo sedujo para siempre.
Bueno, y ahora me tomo la libertad de hablar en
primera persona. Es imposible hablar de un canal que
ha sido mi casa durante quince años como si fuese
algo ajeno. La subjetividad suele ganarle a la profesión
cuando de sentimientos se trata y lo que yo siento por
Telemedellín es, a riesgo de parecer cursi, amor. Aquí
he podido hacer lo que más me gusta: contar historias.
Y en esa vida de recorrer y narrar he podido enamorar-
me más de mi ciudad, redescubrirla y a veces sufrirla.
Trabajar en Telemedellín me ha dejado noches sin
sueño por ver las huellas que dejan las balas en las
paredes y la ausencia en los corazones. Pero, en honor
a la verdad, han sido muchas, muchísimas más la que
me he ido a la cama convencida de que estamos llenos
de gente buena, de personas que cada día entregan
más de lo que tienen y que al hacerlo se sienten com-
pletamente colmadas. Me ha dado la posibilidad de
hablar, frente a frente, con las personas que toman los
destinos de la ciudad, los que tienen en sus manos la
posibilidad de tomar decisiones económicas, urbanís-
ticas, de convivencia que afectan a toda la comunidad.
Y con ellos he podido conversar tranquilamente, con
respeto, pero otorgándoles la misma importancia que
a los personajes que he entrevistado en la calles y, en
honor a la verdad, los segundos me han aportado más
alegrías y han ayudado a ensanchar un poco más mi
corazón. Los nombres se confunden, pero sus obras
las conservo dentro de mí y las comparto cada vez que
puedo, con un orgullo tal que a veces siento que hago
una apropiación indebida.
Es imposible no maravillarse con la historia de una
mujer que con tres hijos y sin trabajo estable, compar-
te lo poco que tiene con otros cinco niños porque ella
considera que tienen mucho menos. O con una familia
en Bello que hace seis años les abrió sus puertas a unos
desplazados provenientes del Nordeste. O con doña
Mery, que abre su tienda del barrio La Divisa las veinti-
cuatro horas del día, la mayoría de las ocasiones para fiar
sin pensar cuándo le podrán pagar. O con el gringo que
vino a Medellín de paso, se enamoró de la parte de la ciu-
dad que no sale en los catálogos de turismo y ahora en-
seña inglés e informática en la invasión Regalo de Dios.
Ese amor real, no el que se pronuncia, sino el que se
evidencia en cada acto, es el que yo he podido cono-
cer, gracias a Telemedellín. Nuestras cámaras han sido
la ventana que permite conocer las historias que están
a la vuelta de las esquina o en un lugar de Medellín que
ni siquiera sabíamos que existía. Quizá sea por eso,
que al pronunciar el Aquí te ves siempre se dibuja una
sonrisa en el rostro. Debe ser la tranquilidad que da el
deber cumplido.
“TODOS LOS QUE HAN SIDO PARTE DEL CANAL
HAN RECORRIDO LA CIUDAD, RATIFICANDO QUE
CADA PERSONA ES MEDELLÍN Y QUE POR ESO SU
VIDA MERECE SER CONTADA Y CONOCIDA”.
P O R D O R A P A T I Ñ O
como un buen augurio al rodearse de la gente en una noche de
algarabía, al son de las comparsas y al lado de la Madremonte y
del Sombrerón. Y con una “M” como símbolo el canal se dedicó a
recorrer, a vivir la ciudad. El pacto era llevar siempre una cámara
y un periodista ávido de historias simples a lugares donde nunca
antes había estado un medio de comunicación. Un compromiso
de ser el espejo de Medellín, un reflejo que no siempre es bonito o
dulce, pero que es nuestro.
En los inicios, Operación ciudad fue un hito y, con el perdón
de sus conductores, lo más importante no fue que al frente de
la conversación estuvieran personajes de la talla de Alonso Sa-
lazar, Sergio Fajardo, Ana Cristina Navarro o el mismísimo Javier
Darío Restrepo. Lo trascendental fue que se llegó a los barrios
con la unidad móvil. Un carro lleno de equipos de televisión y de
personas cargadas de cables, de cámaras, de luces cegadoras y
de micrófonos abiertos para esas pequeñas historias, que una vez
trasmitidas por televisión adquirieron magnificencia para sus pro-
tagonistas y la visibilización para el resto de la ciudad. Y con esas
salidas Telemedellín se tomó las calles como escenario. Y es que
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS46 47crónicA
P O R E L k I N O B R E G ó N S .
I - GENERAL CON BACkGROUND
En 1954, el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla trajo a Colombia la televi-
sión, asesorado por Fernando Gómez Agudelo. Fue en eso, hay que reconocer-
lo, casi un pionero en Latinoamérica. Resumiendo (y simplificando), el general
pedía para él la mitad del horario de transmisión, y en esa mitad se exhibía,
presidiendo manifestaciones, diciendo discursos, cortando cintas o retozando
en su finca de Melgar (cuando la imagen se interrumpía, cosa muy frecuente,
aparecía su silueta, congelada, con un retrato de Bolívar al fondo). El resto del
horario lo cedió sin aparentes contraprestaciones a Gómez Agudelo, y este a
los creativos de la época, quienes se vieron de golpe y porrazo dueños de un
espacio para sus desahogos. Músicos, animadores, folcloristas, pero sobre todo
faranduleros (actores y radioactores en primerísimo lugar), entraron a saco roto
en esa especie de oasis que la vida le brindaba a sus funambulismos. De políti-
ca, por supuesto, ni hablar; ni falta que les hacía. Todos se aplicaron con entu-
siasmo a ventilar sus viejos atrezos y roperos, y con ellos al hombro se dieron
un banquete de diez años.
II - TELEBOLITOS
Recuerdo en especial tres espacios, entre mediados de los 50 y me-
diados de los 60: Telediacto, de Bernardo Romero Lozano, quien fue
desde el comienzo el gran decano de nuestros teleteatros. Romero
venía de dirigir el grupo de radioteatro de la Radiodifusora Nacional,
y se adaptó de inmediato a ese nuevo lenguaje que, empíricamente,
día a día se iba construyendo a sí mismo. Alternaba Romero Lozano
su turno (una semana sí, y otra no) con Fausto Cabrera, declamador
primero, actor después, finalmente director, el último rojo español
—de los rojos de antes— que aún pisa la tierra.
Pasaron por esos programas sin comerciales (y que se alargaban a
placer, según la duración de cada obra, sin servidumbre de horarios)
piezas de O’Neill, de Tennesee Williams, de Jean Anouilh, de Ugo
Betti, de Bernard Shaw, de Noel Coward, de J. B. Priestley, y hasta
algún auto sacramental de Calderón de la Barca; y hasta, en un alar-
de de ambición y de asumir retos, una versión en varios capítulos de
El proceso, y otra de La montaña mágica.
III - MI AMADO SE HIzO UN BARCO DE MADERA DEL LÍBANO
Creo que esos programas se emitían los jueves. Los domingos eran
para El gran teatro Coltejer, dirigido por Julio Echeverri Saavedra, al-
guien con gran sentido de la escenografía y una indomable afición
por Alejandro Casona. Vimos así montajes de La dama del alba, de La
barca sin pescador, de Otra vez el diablo, y de La sirena varada, don-
de la bella Irma Roy (ya casi vuelvo a ella, lector) recitaba con suave
cadencia gaucha unos cuantos versos de El cantar de los cantares.
Vuelvo pues a Irma, para mencionar, muy de paso, el fenómeno de
aquellos actores ambulantes que recalaban por estas tierras como
lo que en esencia eran, cómicos de la legua. Irma vino de Argentina
con su marido, Eduardo Cuitiño. Como base de su trabajo, traían
en sus faltriqueras un puñado de obras para dos voces; agotado ese
repertorio, desaparecieron sin dejar rastro, tal vez en busca de otros
puertos. Y, en fin, otra pareja, esta de españoles, José Caparrós y
Mari Carmen Gordon; mucho aportaron a esas bambalinas recién
nacidas, y luego, también, los devoró la selva.
IV - LA CASA DE ALBA
Es muy posible que Romero Lozano conociera, desde sus tiempos
de la Radio Nacional, las dotes de Esther Sarmiento, la pintoresca
doña Esthercita de Yo y tú, estupenda comedia costumbrista que
dirigió durante décadas la española bogotanizada Alicia del Car-
pio. Solo así se explica que hubiera elegido como protagonista de
su versión televisiva de La casa de Bernarda Alba, de García Lorca
(una versión impecable, puedo jurarlo, con una inusual puesta en
escena y un reparto de primera línea). Pero habérsela jugado con
doña Esthercita para encarnar uno de los caracteres más intensos
y sombríos del teatro español del siglo xx hace que uno se quite el
Pequeñas historias,
entre paréntesisHace tiempos lo tengo decidido. Cuando me
gane el Baloto, dedicaré parte de mi fortuna a
patrocinar un espacio para el teleteatro, en
alguno de los canales regionales (ni pensar
siquiera en los privados, territorios inhóspitos por
definición). Con este prologuito me tomo el
pie para airear algunos paréntesis acerca de
mejores momentos, más o menos libres de nostalgia.
sombrero ante el viejo patriarca de los teledramatizados criollos. Ha
visto este cronista varias versiones de esa obra, tres españolas, una
argentina, tal vez otra colombiana (en uno de los montajes espa-
ñoles, el director, en plena euforia del “destape”, decidió que aquel
papel lo hiciera un hombre. Fue un desastroso “miss casting”, que
el propio Federico, bien consciente de lo que se traía entre manos,
hubiera visto con horror). Pero ninguna de esas Bernardas se arrima
siquiera a la lograda por Esther Sarmiento, que debió ser para ella
una especie de culminación (por cierto, también estuvo en el elenco
la mismísima Alicia del Carpio —como La Porcia, vieja criada de la
casa, la única que no teme a Bernarda—, quien recuperó así durante
dos horas su voz nativa).
(En 1965, Esther Sarmiento recibió el Nemqueteba de Oro —premio
que otorgaba en esos años la televisión colombiana— por su actua-
ción en esa obra).
V - ÚLTIMA FUNCIóN (CON FINAL DANTESCO)
Años después, el exgalán Julio César Luna dirigió, y muy bien, un es-
pacio de teatro, que, por supuesto, duró poco. Recuerdo en especial
una comedia del norteamericano Neil Simmon, Los alegres mucha-
chos, con un conmovedor trabajo de Hugo Pérez y Luis Fernando
Orozco. Fue, digamos, un canto del cisne. Luna y el teatro desapa-
recieron. Ya nos debatíamos en los tremedales de las telenovelas
(recuerdo la primera, que muchos disfrutamos, sin comprender que
teníamos ya el enemigo en casa), lugares a los que llegan los buenos
actores para perder toda esperanza.
VI - SE ACABó EL ESPACIO
Y cuánto. Muy otros son los tiempos de hogaño, y estas mínimas
historias son agua llovida. Pensándolo bien, ni el Baloto podrá
ayudarnos.
LA PINTORESCA DOÑA
ESTHERCITA DE YO Y TÚ,
ESTUPENDA COMEDIA
COSTUMBRISTA QUE DIRIGIó
DURANTE DECADAS LA
ESPAÑOLA BOGOTANIzADA
ALICIA DEL CARPIO.
Grabación y emisión del primer
concierto de Navidad de la Red de
Escuelas de Música de Medellín.
Se estrenan los programas:
Telemedellín es una nota, Ciudad
contada y Cancheros, y se realiza
el documental Autogol, sobre el
futbolista Andrés Escobar.
Premio Asipra de España al documental
Detrás del Arco Iris y mención especial
a Verdades de Otraparte.
1999
Se inaugura en Medellín, en el
antiguo Palacio Municipal, el nuevo
Museo de Antioquia con la donación
del Maestro Botero. Telemedellín
transmitió el evento.
Realización del documental:
Fernando Botero, el artista. Grabado
en Italia.
2000
Se lanza el programa periodístico de
debate y opinión: Operación ciudad.
Mención de honor premio Simón
Bolívar en la categoría Mejor crónica
o reportaje de televisión, por:
Machuca, un mes después.
Telemedellín transmite por primera
vez para televisión el Desfile de
Autos Clásicos y Antiguos y realiza
su primera emisión del Desfile de
Silleteros, edición 41.
Telemedellín adquiere la primera
unidad móvil para un canal en
Antioquia.
1998
Nace Telemedellín. Primer canal
local de televisión en Colombia.
La primera transmisión del canal fue
el Desfile de Mitos y Leyendas.
Eslogan: Una nueva señal de
progreso.
Empieza a emitirse Metropolitanas,
el espacio de noticias del canal.
1997
Telemedellín transmite el xiii Con-
greso de la Asociación de Academias
de la Lengua Española y la visita de
los Reyes de España.
Transmisiones especiales de las
inauguraciones del Parque Bibliote-
ca España y del Parque Explora.
Comienza El cacharriadero.
2007
Telemedellín lleva su señal al
satélite.
Nuevo eslogan “Aquí te ves”.
Se realiza en Medellín la Asamblea
General de la OEA.
Comienzan los programas De la
calle, Área Silvestre y Altavoz.
En diciembre se realiza la
transmisión en directo del concierto
gratuito de Juanes en la avenida
Regional.
2008
Se estrenan los programas: Cazapi-
churrías, Capicúa, Medellín, la más
educada y Tiempo extra.
2006
Transmisión especial de la
celebración de los 330 años de
Medellín, el concierto de Juanes y
los 50 años de EPM.
2005
Conmeración de los 50 años del
Estadio Atanasio Girardot y 10 años
del Inder.
Telemedellín estrena los programas:
Con otros ojos y Arte y parte.
2003
Transmisión en directo de la inau-
guración del Metrocable de Santo
Domingo.
Inician los programas Ciudad al
derecho, Me suena y Titaramácara.
2004
Comienzan a emitirse los progra-
mas: Medellín no contado, zoom In
y Desde las terminales.
Se celebran los 50 años del teatro
Pablo Tobón Uribe, con transmisión
en directo.
20022001
Telemedellín inaugura Canal Parque,
su sede alterna de puertas abiertas.
Transmite en directo el concierto
de Calle 13 en la celebración de los
catorce años del canal.
Telemedellín llega al millón de
televidentes en la primera ola del
Estudio General de Medios, EGM.
Inicia el Sistema Informativo Clima
24/7.
2011
Premios Simón Bolívar y CIPA por el
documental Valiente Valentina.
Estreno de los programas: Mañanas
con vos, Los Maestros y Taxi.
Se presenta el nuevo diseño del
portal móvil con más contenidos e
interacción con los usuarios.
2012
Transmisión de los ix Juegos
Suramericanos Medellín 2010.
Se registra el mayor rating en la
historia del canal con el programa
The Suso’s Show: 17.35 puntos.
Telemedellín realiza la primera
producción en Colombia de fútbol
con tecnología HD.
Premio CPB Mejor Camarógrafo
por el documental Sainn Wayúu,
Corazón Wayúu.
2010
Se realiza en Medellín la Asamblea
del BID.
Telemedellín adquiere una unidad
móvil con tecnología HD.
Sale al aire The Suso’s Show.
Se lanza la plataforma tecnológica
Telemedellín 2.0.
Premio CPB por De Machuca se
olvidaron hasta para pedir perdón.
Premio CIPA por el programa Vos
Contás.
2009
Nuevo eslogan: El Canal de la
Cultura Ciudadana.
Telemedellín cambia de sede. Se
traslada a la Alcaldía.
Estreno del programa Medellín
Noctámbulo.
Estos son algunos de los hechos de nuestro canaly la ciudad en estos quince años
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS50 51
El frenético ritmo de vida en Estados Unidos, la in-
creíble dinámica de una tribu nómada en pleno
siglo xxi, la majestuosidad de la sabana africana y la di-
versidad cultural que se percibe al recorrer las calles de
la capital inglesa, bien pueden ser imágenes reservadas
a canales con altos presupuestos de producción, como
Discovery o National Geographic. Sin embargo, en 2010,
tres equipos de realización de Telemedellín viajaron hasta
allí persiguiendo historias de protagonistas que tienen en
común un acento de eses intensas y un pasaporte que
indica a Medellín como su lugar de nacimiento.
El resultado: once documentales grabados en tres
continentes y dirigidos por Federico Uribe, quien via-
jo a África; Fabián Berrío, a Estados Unidos, y ómar
Mauricio Velásquez, a Inglaterra. Estas producciones
fueron posibles gracias al programa Medellín City del
Departamento Administrativo de Planeación Munici-
pal de la Alcaldía, que busca promover el aprendizaje
del inglés como segunda lengua. Por eso, en cada do-
cumental se aprecia cómo gracias al manejo de ese
idioma, los protagonistas pudieron cumplir las metas
que se han impuesto en el extranjero.
El éxito de la serie permitió que en 2011 Adrián
Franco y Federico Uribe viajaran para contar cuatro
historias de medellinenses en Dubai, la capital de Emi-
ratos Árabes Unidos.
HISTORIAS INSPIRADORASEntre los personajes que es posible conocer mediante
los documentales, está Mego, un publicista que llegó
a Londres persiguiendo el sueño de realizarse como
Quince documentales sobre medellinenses quese aventuraron a vivir en el exterior, sirvieron
como excusa para ilustrar la importancia de hablar inglés y promover su aprendizaje en la ciudad.
I’m From Medellín City
músico y productor, meta que alcanzó luego de trabajar
algún tiempo como chef.
En África, el misionero Jairo Gómez se comunica en
inglés y en diferentes lenguas africanas con las perso-
nas más pobres de Nairobi y con los miembros de la
tribu Simburu, para brindarles ayuda, alegría y toda su
capacidad de servicio.
En Boston, Estados Unidos, Ricardo cumplió su
sueño de especializarse en ingeniería de sonido en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts, una de las uni-
versidades más prestigiosas del mundo.
Un grupo de bailarines del Ballet Nacional El Firule-
te, vive hace varios años en Dubai. Allí trabajan en es-
pectáculos de hoteles y enseñan a bailar salsa o tango
a los turistas.
MEDELLÍN, LA CIUDAD DE
COSTUMBRES ANCESTRALES
ENCERRADA ENTRE LAS GRANDES
MONTAÑAS, COMPRENDIó QUE
PARA SER COMPETITIVA EN EL
CONTExTO GLOBAL, ERA NECESARIO
MIRAR MÁS ALLÁ Y PROMOVER EL
INGLÉS COMO SEGUNDA LENGUA.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 53gErEnTEs52
B E R TA L U C Í A G U T I É R R E z , G E R E N T E D E T E L E M E D E L L Í N
1 D E E N E R O D E 2 0 0 4 · 1 5 D E E N E R O D E 2 0 0 8
Los programas se convirtieron en espacios educativos, para formar ciudadanía, para garantizar el derecho a la información y a la participación.
Logramos un
nuevo aireFINANCIACIóN DE PROGRAMASLlegué al canal cuando empezaba a recuperarse después de que es-
tuvo a punto de desaparecer. Logramos recursos de las transferen-
cias directas del Municipio y además vinculamos a las secretarías y
demás dependencias de la Alcaldía en la programación y por tanto
en la financiación de los programas.
RENOVACIóN TOTALDonde más énfasis pusimos fue en el concepto de que Telemedellín
no debería ser un canal institucional sino un canal público. Con
todo el equipo directivo del canal diseñamos una nueva programa-
ción en la que los programas de la Alcaldía dejaron de ser una vitrina
para darle lustre al funcionario de turno. Al mismo tiempo, recupe-
ramos gran parte del sello que había caracterizado a Telemedellín
en sus inicios que lo resumíamos en más calle y menos estudio;
más programas en directo, para estimular la interacción con los
televidentes; más crónicas y documentales que contaran historias
cotidianas y vibrantes.
Y no nos podíamos quedar solo con el concepto; por tanto, en 2005
empezamos el proceso de renovación tecnológica del canal, ya que
la mayoría de los equipos estaban obsoletos o a punto de serlo.
Hoy sueño con un canal que se mantenga fiel a que su papel como
televisión pública no es ser oficial ni institucional.
Luego de comprender la importancia de conectar a Medellín con el mundo, el canal ha realizado varias grabaciones en el exterior. Realizó una historia con unos estudiantes de Medellín que participaron en una feria de la ciencia internacional, en Estados Unidos, acompañó en Irlanda y en Japón al equipo nacional de Ultimate -que tiene su base en talento local-.También se realizaron varias historias, como la del gru-po de religiosos paisas que trabaja con los damnifica-dos del terremoto de Haití en la recuperación del tejido social, y la del destacado papel que cumple la Policía colombiana por su experiencia en trabajo comunitario. Para cerrar el año, Telemedellín celebra la Navidad con los antioqueños que viven en: Buenos Aires (Argenti-na), San José (Costa Rica), San Cristóbal (Venezuela), Boston y Nueva York (Estados Unidos).
Más internacional
TAN LEJOS, TAN CERCAPero más allá de mostrar la importancia del inglés, para Teleme-
dellín contar este tipo de historias propias, en contextos lejanos,
permite tener otras miradas de lo local.
“Estas historias dejan ver que afuera no todo es como lo pintan,
aquí también se tienen grandes cosas que a veces no apreciamos”,
afirma Fabian Berrío, realizador que contó cuatro historias de me-
dellinenses en Estados Unidos, haciendo un paralelo con personas
que realizaban su mismo trabajo en Medellín.
Al viajar a Dubai, “descubrí la importancia de que un canal local
pueda aventurarse a un país distante, de alguna manera esto fue
comprender que hay un punto de conexión entre Telemedellín y lo
local, pero también entre el canal y el mundo, y los paisas que viven
en él”, resalta Adrián Franco.
Para Federico Uribe, además de la satisfacción personal de poder
conocer otros países y culturas, estos viajes significaron la posi-
bilidad de mostrar a los medellinenses que no somos menos que
el resto del mundo, que incluso, hay gente igual
a nosotros, de Medellín, haciendo cosas buenas y
ayudando a otras personas, que son reconocidos
por su entrega, su carisma y su profesionalismo y
no por el estigma de violencia”.
Para ver los documentales: escanea el código QR o
ingresa a http://vimeo.com/channels/140131
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS54 55TEsTimonio
“TELEMEDELLÍN NO ES UN CANAL SINO
UN ESPACIO DE CIUDAD, UNA PLAzA
PÚBLICA TAL VEz MÁS NUTRIDA, Y MÁS
NUTRIENTE, QUE PLAzA MAYOR Y QUE
LOS PARQUES BOLÍVAR Y BERRÍO…”.
P O R L U I S A L I R I O C A L L E
“Este no es un canal de televisión. Y si no
es un canal de televisión, yo necesito
que ustedes me digan qué es, qué somos”, dijo Mauricio
Mosquera, entonces el gerente.
Todos nos miramos, como bobos.
“Mis amores, me traen la respuesta en la tarde”, agregó,
se rió a carcajadas y salió. Nadie dijo nada; todos sali-
mos de la Gerencia como si nos hubieran echado una
carga al hombro.
Pensé que nos estaba tomando el pelo, pero luego
supe que era en serio; en serio era todo lo que decía a
las carcajadas Mauricio, llamado Chocorramo a cuenta
del color de su piel, como la torta de tienda con tal
designación.
Tuve la certeza de que el hombre no nos contaba
cosas que decidía sino que contaba con nosotros para
decidir cosas; no éramos solo trabajadores de una em-
presa sino parte del pensamiento de la empresa. Ello
me hacía sentir, desde luego, con mayor compromiso y
la pregunta que hizo, cuya respuesta no olvidaría pedir
más tarde, me envolvía. Suponía que los otros seis o
siete, entre realizadores, reporteros y responsables de
departamento, estaban en la misma, llamémosla reta-
dora, zozobra de encontrar una respuesta acertada.
¿Si no es un canal de televisión, Telemedellín qué es?
¡Carajo, parecía de veras una tomadura de pelo!
Una hora más tarde conversaba durante el almuerzo
con Fabián Berrío sobre el sentido del trabajo en Tele-
medellín, sin telenovelas, sin series policíacas, sin rea-
lity shows pero con televisión de la realidad. No un ca-
mino por recorrer veíamos, sino un camino por hacer, ya
empezado, sí, pero con todo por explorar. “Es la ventaja
de ser joven”, decíamos, y joven no por corta edad ni por
en Telemedellín?”Este reconocido periodista antioqueño recuerda cómo llegó
a la conclusión de que Telemedellín más que un medio es un parche local, y por eso mismo, un punto universal.
“Oiga, ¿usté trabajacortedad en su condición de joven; tampoco, aunque sí, por la can-
tidad de jóvenes que constituyen casi el 80 por ciento del personal
del canal. Joven en el sentido de que todo está por experimentar sin
miedo a perder por equivocarse.
Me di cuenta de que trabajo en una televisión en la que equi-
vocarse puede ser tomado más como oportunidad que como error,
sin que signifique, por supuesto, que aquí el trabajo consiste en
cometer errores. Mas ello no me redime, porque siendo el más viejo,
soy sin embargo el que más equivocaciones comete.
Durante la sobremesa estábamos detenidos en el ejercicio de
reunir pequeñas frases, casi palabras: “canal público”, “canal joven”,
“canal local”. Fabián no había estado en la reunión con Chocorramo
y yo me estaba aprovechando de él para armar una respuesta para
llevarle al jefe por la tarde.
“Telemedellín es como el parche”, me había dicho hacía tiempos
un parcero en el barrio donde acabábamos de terminar la transmi-
sión de Camino al barrio.
“¡Luis, eso no se lo han dicho nunca a ningún canal de televi-
sión!”, exclamó Fabián.
“Ni a ninguna emisora, ni a ningún periódico”, repliqué.
Dijo que eso era posible porque Telemedellín es televisión pú-
blica: no depende de la gran publicidad comercial y por eso puede
darse el lujo (pocas veces el deber es un lujo) de hacer programas
en los parches del barrio sin tener que mostrar bala, sangre, sexo y
chismes para que le crean que es televisión. “Y es posible”, repliqué,
“porque Telemedellín es local: todo lo que es local acerca mucho
más porque en ello, lo local, es menos posible mentir, y porque, en
cualquier parte del mundo, lo local es el punto universal”.
“¿Sabés?, no hace mucho el gerente dijo que Telemedellín no
tiene estudio porque el estudio de este canal es Medellín”, recordó
Fabián con la certeza de quien teniendo una revelación espera a que
el otro la adivine. Respondí que algo de eso había oído, y que, claro,
Telemedellín no es un canal sino un espacio de ciudad, una plaza
pública tal vez más nutrida, y más nutriente, que Plaza Mayor y que
los parques Bolívar y Berrío, “Telemedellín es el parche mayor de la
ciudad”, expliqué.
Me miró como al que acaba de resolver un acertijo.
“Hombre Fabián, más que para trabajar, hacer
parte de Telemedellín es nuestra manera de ser
ciudadanos”, le dije.
Luis Alirio dirigió las noticias y programas especiales del canal. Ahora realiza crónicas y pregunta en La entrevista
de la calle. Hace poco le dio por usar sombreros.
Un canal que trasciende la idea de televisión y se asume como una casa de puertas abiertas. Un lugar para el encuentro de los medellinenses.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS56 57DEBATE
P O R P A S C U A L G A V I R I A
Cada día el eco de los indignados de turno refuerza la
desconfianza contra los poderes que alguien lla-
mó “el establecimiento”.
El Estado en todas sus manifestaciones y los grandes medios de
comunicación en todas sus frecuencias, están entre los principales
blancos de repudio. Solo los bancos les disputan el lugar principal
para los agravios y las rabias de todos los días. En medio de lo que
parece una encrucijada imposible, donde el Estado carga con el re-
celo que generan los políticos y la tiranía del rating impone reglas y
rutas ya marcadas, los canales públicos de televisión tienen opor-
tunidades singulares.
No se trata de peleas ideológicas por la primacía de la burocracia
y sus clanes sobre los privados y sus mañas. Es la simple posibilidad
de presentar desde las oficinas públicas una versión más opaca y
más honda, sin los brillos obligados de la publicidad, más reposada
y más atenta, menos susceptible frente al balance comercial y más
cercana a los afanes cotidianos de la mayoría.
Las tiendas, las familias con maquinaria en la plancha, las empre-
sas de subsistencia, los artistas y los artesanos de barrio, acostum-
bran guardar el recorte de prensa que alguna vez dio cuenta de cómo
empezaron y cómo siguen. Es una muestra del valor que puede tomar
el simple papel periódico. Casi nunca se trata de un alarde. Es solo la
alegría de verse enaltecido por la mirada del otro, por la posibilidad
de contar una historia y unas destrezas propias más allá del círculo
de vecinos y amigos. Esa es una de las tareas de los canales públicos:
contar las historias que a simple vista no parecen excepcionales, bus-
car detrás de lo que se nos ha hecho corriente a fuerza de costumbre.
La gente frente a la televisión siempre se detendrá al ver las imágenes
de una casa que se parece a la suya, de un hombre que habla del
trabajo de sus tíos, de un barrio que le trae recuerdos de infancia.
Esa geografía menor, esa crónica de oficios detrás de los tornos y las
freidoras es el tesoro que los canales públicos han comenzado a des-
cubrir. No en vano la mirada sin pretensiones de cronistas como Ro-
abiertabert Arlt en Argentina o como Luis Tejada en Colombia,
marcó por años el temperamento social de sus ciudades
persiguiendo mecánicos, emboladores o cocineras.
La propaganda política será siempre el gran peligro
de los canales oficiales. Cuando los candidatos elegi-
dos ceden a la tentación de apuntar las cámaras hacia
su ego y sus intereses el canal deja de ser público. Na-
die más allá de la clientela se asomará a los actos de
campaña en la televisión. Claro que se podrán reseñar
programas y ejecutorias para reforzar la confianza so-
bre lo público. Pero esa debe ser siempre una función
subsidiaria. Lo primordial será mirar la ciudad sin la
lógica estricta del funcionario y el escudero político.
Nadie espera en su programación el gran periodismo
investigativo ni los encantos del melodrama ni el juego
soso de los realities. Cuando los canales privados jue-
gan sus estrategias en el espejo permanente del rating,
los canales públicos son los encargados de arriesgar.
El debate informado y lejano al sectarismo, los reco-
rridos a pie, la historia —que todo el mundo intuye y
desconoce—, la vida universitaria, las respuestas a la
curiosidad popular deben marcar las pautas sobre lo
que se busca y lo que se muestra.
Con los años, Telemedellín ha logrado “construir” una
imagen de la ciudad según preocupaciones y miradas pro-
pias. Una televisión menos protocolaria y envarada, donde
las cámaras han dejado de ser un acontecimiento miste-
rioso y se han convertido en un reflector público para que
la gente revolotee a su alrededor, con menos libreto y más
naturalidad. El reto es que la gente se haya acostumbrado
tanto a sus maneras abiertas y francas que sea capaz de
exigir, como derecho ciudadano, una televisión pública que
mire más a la ciudad que al palacio municipal.
Libre del ego de los mandatarios
de turno y del poder del rating, la
televisión pública permite a los
ciudadanos verse y reconocerse en lo
cotidiano, compartir sueños y construir
democracia.
Televisión
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS58 59crónicA
P O R J U A N M O S Q U E R A
Caminar Medellín también es recorrer el borde de una herida.
Caminar Medellín también es acariciar una cicatriz. La ciudad no es
una isla y hace parte de este continente que hoy llamaré país. Los
problemas de Colombia, todos, están aquí. Pero también la semilla
para solucionarlos, estoy convencido. Y lo digo porque lo he visto
incluso cuando la cámara se apaga y sigue la conversación en casa
de alguien que te trata ya como parte de la familia.
Como cualquiera he sentido miedo. También he sentido confian-
za, como cualquiera.
¿Cuántas ciudades hay adentro de una
misma ciudad? Medellín es una
palabra distinta según la voz que la pronuncia. Un sitio del que
te sientes orgulloso y también del que te puedes avergonzar. Un
lugar que amas con todo el odio del que sos capaz y un lugar que
odias con todo el amor que puedes dar. Una misma calle es tantas
calles a la vez: distinta para el tendero que ve la vida pasar frente
al mostrador, distinta para el niño que cada día la cruza camino
a estudiar, distinta para el que en la esquina dio su primer beso,
distinta para el que ayer se tuvo que mudar, distinta para el que ha
pasado toda su vida en la misma casa, distinta para el que nunca
ha ido y le contaron historias sobre cómo es la vida por allá.
Esta ciudad ha sido mi hogar y caminar sus calles, de alguna
manera, es lo que otros llamarían ir a la oficina. Es aquí donde
aprendí a ser y contar.
Recuerdo que hace años salir a grabar era también salir a ven-
cer prejuicios: una cámara no es un detector de crímenes aunque
el periodista, tantas veces, sea un detective. Los niños nos veían
llegar a su barrio y pensaban que algo malo había pasado porque
la última vez que habían visto micrófonos cerca era porque el
noticiero venía de la mano de la Policía. Ese fue el asunto que
debíamos cambiar: demostrar que estábamos allí para escuchar
la voz de la vida y no solo las noticias de la muerte.
Una clase de geografía distinta a la que nos dictan las trage-
dias también se puede contar en televisión. Es necesario.
He conocido gente que con sus manos hizo un barrio. He
conocido madres que cuidan como suyos los hijos de otros. He
conocido maestros que enseñan más con el abrazo y el consejo
que con su rastro en el tablero. He conocido también al que
tiene todos los motivos para no levantarse de su cama y sale a
la vida y sonríe. He conocido campeones mundiales de deportes
que nadie nombra con el orgullo intacto. He conocido asombro-
sos bailarines a los que nadie les quita lo bailado. He conocido
literatos que jamás han publicado una página y escritores que
nos ponen un espejo frente a nosotros con sus libros. He cono-
cido héroes armados de canciones empuñando un micrófono.
gica y el reloj de las oficinas. Otro mapa tiene el que vive en un barrio
que sin planeación de por medio y sin reloj ha visto levantar un barrio
para decir dos días después “esto eran mangas”. Comprendí, cámara
en mano, que vivimos adentro de un ser vivo y cada uno de nosotros
es una célula de esta Medellín que respira como respiramos vos y yo.
Aquí siempre será posible el asombro: una biblioteca comuni-
taria adentro de la casa de un hombre que no puede salir por una
discapacidad pero que sale al mundo con cada libro que comparte,
el restaurante comunitario de una mujer que no tiene nada en su
nevera y decide alimentar a los niños de los demás, la creatividad de
las chicas que diseñan cuadernos para zurdos, una cárcel que en un
momento se la juega entera por la noviolencia y lo logran por largo
tiempo, el arriendo de lavadoras a domicilio llevadas en moto, una
urbanización con moneda propia, un barrio que después de exis-
tir veinte años se bautiza en votaciones hechas por televisión… es
usual escuchar a los académicos decir que esta ciudad es un labo-
ratorio, cabe la pregunta: ¿hemos sabido contar el experimento?
Medellín no es el cielo pero aquí he conocido a un coro de ánge-
les, de gente valiente, que nunca ha perdido la voz. Que pronuncia
sus sueños en voz alta. Y con su trabajo lo hace realidad. Para eso
me ha servido una cámara: para ser su testigo. Porque delante de
ella dicen: Yo existo.
También pierdo mis letras para escribir un silencio por los que
no están. Por las madres sin hijos. Por los hijos sin padres. Por los
hermanos sin hermanos. Porque ese silencio se tiene que escuchar
hasta aturdirnos y no olvidarlos. Una cámara en Medellín sirve y es
necesaria también para que la ausencia pueda hablar.
Antes de ser periodista siempre seré ciudadano, urbanícola que
aquí aprendió a caminar, las historias que aquí he
vivido están en mi manera de hablar. Mi acento
está pleno de rostros. Cierro los ojos para verlos
una vez más. Tantas cosas suceden a un corazón
de distancia…
A un corazón de distanciaHe conocido gente que con sus manos hizo un barrio, madres que cuidan como suyos los hijos de otros, héroes armados de
canciones empuñando un micrófono.
LAS CÁMARAS ME LLEVARON A MÍ Y A LOS
TELEVIDENTES A LUGARES QUE JAMÁS
HUBIÉRAMOS CONOCIDO SI NO HUBIÉRAMOS
ESTADO JUNTOS. Y PUEDO DECIR QUE ESOS
LUGARES DE MÍ NO SE HAN IDO.
Andar esta ciudad también es una aventura parecida a recorrer
el lado oscuro de la luna. Incluso el paisaje es el mismo y el frío
también. Es posible sentir que todo está por construirse en ciertas
esquinas de este valle: lugares altos que tienen al frente una pano-
rámica preciosa sucesión de edificios distantes como promesa de lo
que nunca van a alcanzar. Las manos de ellos construyen muchos
de esos sitios a los que nunca regresan. Estás aquí, cuentas una
crónica, y sabes que este lugar está lleno de causas perdidas por
ganar: la primera es contra la inequidad. Así aprendí que la cámara
debe estar a la altura de los ojos, ser la mirada del otro, para contar
su historia con dignidad.
Las cámaras me llevaron a mí y a los televidentes a lugares que
jamás hubiéramos conocido si no hubiéramos estado juntos. Y pue-
do decir que esos lugares de mí no se han ido. Ese efecto tiene esta
ciudad. Las puertas se fueron abriendo, igual las ventanas de casas
modestas y salas privilegiadas, hasta las cocinas han sido lugar de
visita. Igual en pisos altos, estratos altos o barrios altos que en
callejones bajos, estratos bajos y las necesidades básicas serán las
mismas: necesitamos motivos para la alegría. Tiene razón aquel que
dijo que la sonrisa es nuestro idioma universal.
En Planeación Municipal tienen un mapa con un número de ba-
rrios. Y tienen razón sus datos como la tienen las oficinas según la ló-
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS60 61DEBATE
Poder ser un canal local pú-
blico para cumplir una
tarea de identidad cultural urbana, es el
propósito con que ha persistido Teleme-
dellín durante sus quince años al aire. No
obstante ha tenido que capotear embates
económicos y también otro asunto más
complejo, el de suscribirse a gobiernos loca-
les con distintas concepciones que imponen
sobre el canal su propia noción del uso de la
audiencia que suponen cautiva.
Y es allí donde se abre la fisura entre el
deber ser para el que fue concebido el canal,
de mostrar una identidad cultural ciudadana
de Medellín y ser útil también como conduc-
to público para propiciar el diálogo entre las
distintas maneras de vivir que se agrupan en
este territorio del Valle del Aburrá, en con-
traste con lo que ha sido Telemedellín duran-
te sus quince años y lo que llega a ser en
este momento, de cara al porvenir. Un canal
que cabalga sobre la promesa de Aquí te ves,
como una función de mostrar a cada ciuda-
dano, así sea un minuto dentro de su pro-
gramación, para justificar su existencia. Y la
pregunta es si un público que está saturado
de opciones televisivas y digitales donde el
énfasis comercial y/o narcisista-individualis-
ta es común denominador, está esperando
de un canal alternativo que funcione como
un espejo, como una cámara que muestre
personas, vox populi, como si fuera un video
familiar. O si resulta escasa esta promesa.
Primeroel público
nios, entrega un valioso patrimonio: la cre-
dibilidad. Invisible pero definitivo lente que
determina el interés y la confianza; a quién
se le cree y por qué o a quién se le descarta.
Mucho más en épocas en las que a través
de redes inmediatas se tiene información de
primera mano y de personas conocidas so-
bre lo que ocurre, con lo que el poder de ve-
rificación es ahora mucho mayor que antes,
en manos de cualquier ciudadano.
El espacio que queda para un canal públi-
co local cultural como Telemedellín es poten-
cialmente enorme porque los conglomerados
de entretenimiento a los que están hipote-
cados los canales privados los hacen menos
versátiles para dar cuenta de una sociedad
cambiante y diversa. Canales comerciales
tendrán que obedecer cada vez más intere-
ses de empresas que representan, y sus con-
tenidos aparecen petrificados o “vendidos”.
Esta es la gran oportunidad para los medios
alternativos, tomar el espacio que han dejado
expósito los medios comerciales.
Como dice el analista Maxwell McCom-
bs, “la imposición de una agenda es la úl-
tima consideración ética del periodismo. El
recurso más grande es la atención del públi-
co. La agenda de temas presentada por un
medio —que debe depender exclusivamente
de la reflexión y la decisión del periodista—
puede comprometer a los ciudadanos a la
acción o solo producir su curiosidad”. Por
esto la escogencia temática y de enfoque
es el activo más valioso en un medio, el que
marca su diferencia y el que hace al público
buscar y reconocer un estilo de comunica-
ción determinado.
Por otra parte, la frase de Umberto Eco,
“ver sentidos donde otros solo ven hechos”,
para hacer un ejercicio de revisión necesario
a la hora de madurar una propuesta televisiva
como esta de Medellín que quiere ser fresca
y útil. Este análisis puede desentrañar al ca-
nal local a la luz de si es real que produzca
gobernabilidad el someter la programación a
una visión oficial de las cosas y ajustar a ella
la producción de contenidos en Telemedellín.
Los canales regionales y locales han cre-
cido en Colombia desde hace 30 años para
servir de contrapunto a la televisión comer-
cial e izan esta bandera, pero su misión se
enturbia con quienes toman sus espectros
para alcanzar beneficios temporales, con
intereses institucionales o políticos de tur-
no, sin consideración al mandato que han
recibido estos canales desde su creación.
Y se contestará que es imposible no sacar
partido a un canal público y a una audien-
cia, pero hay que recordar siempre que el
origen de la financiación de estos medios
de comunicación alternativos que buscan
ser independientes de la corriente general,
son los impuestos que pagamos los ciuda-
danos, por lo cual su auditoría en cuanto a
la función que cumplen, debería estar por
completo en nuestras manos.
Es bueno resaltar que canales públicos
locales son la BBC en la Gran Bretaña, la
CBC en Canadá, la Televisión Española, por
citar ejemplos, de cuya calidad hemos sido
testigos a través del implacable satélite:
ese recurso global nos pone en capacidad
de compararnos, y nos muestra también el
deplorable uso peruano de la televisión mi-
serabilista; o del bochornosamente gobier-
nista en Venezuela o en Argentina; o por
contraste, los canales financiados a través
de fundaciones internacionales o privadas
que con sus impuestos contribuyen a pro-
ducir una televisión de escala humana, de
Preguntarse además si la mejor manera
de consolidar un público visible es acudir
llanamente a un festival de música con un
arrastre de audiencia cautiva. Y por último,
y a manera de símbolo, poner un momento
en duda si la gran adquisición de recono-
cimiento está sustentado en un personaje
que desdobla las palabras con una letra de
más y encarna un desguarnecido miembro
del pueblo (recordar personajes mexicanos
que ya hicieron este populismo), sea la ma-
nera de dar cuenta de la cultura popular. O
si caricaturizar el eterno vividor paisa no es
más que el desfogue de una tensión interna
a la que le falta añadir dramaturgia, expre-
sión, trabajo con el lenguaje, que son los
ingredientes de una cultura urbana necesi-
tada de ser vista y oída.
Decir con convicción en próximos años,
Aquí te ves, como una parábola de la ciu-
dad toda y de su imaginario que ha logrado
abrirse y reconocerse con independencia.
órbita mundial. Televisión impecable que, si
además logra un potente contenido local,
se convierte en contenido de interés para
esta era que con razón se ha llamado glocal,
porque suma al contenido global, el cerca-
no. Y puede ser adquirida en el mundo por
otros países.
Y de regreso a Telemedellín, que inscribe
su filosofía dentro de la urgente tarea cul-
tural de promover la identidad de la ciudad,
ser el archivo natural que guarda la memoria
visual de los acontecimientos que aquí ocu-
rren y dar voz a las distintas concepciones
que promueven la democracia participativa
en la que creemos estar enmarcados. Este es
el punto de partida. Su propósito original es
ser canal alternativo e independiente, tanto
en lo económico como en lo político, para
poder cumplir su misión. Pero aquí se en-
cuentra con la contradicción de reconocerse
como canal público que tiene un dueño al
que tiene que ajustarse y que no le permite
optar por su mejor postor, su público, al que
se debe por completo como existencia y re-
presentación, porque es su sintonía, la que
justifica la inversión pública que se hace de
los impuestos privados.
Vale recalcar que es en el punto de la
financiación donde está la otra clave de la
atadura que entorpece en Telemedellín el
cumplir su tarea de canal alternativo: haber
dejado que sea el patrocinio de los entes
gubernamentales de la localidad y entregar
Cuando los medios funcionan gracias a los dineros públicos, la responsabilidad de auditarlos recae sobre los ciudadanos.
DECIR CON CONVICCIóN
EN PRóxIMOS AÑOS,
AQUÍ TE VES, COMO UNA
PARÁBOLA DE LA CIUDAD
TODA Y DE SU IMAGINARIO
QUE HA LOGRADO
ABRIRSE Y RECONOCERSE
CON INDEPENDENCIA.
a cada uno programas, con esto se sujeta
temáticamente a un rango de ciudad oficial
que deja por fuera el enorme contenido de
interés científico, social y cultural, produci-
do por un territorio urbano reverberante de
vida. Medellín es cantera de personajes y
tendencias que tendrían que estar reflejadas
en su canal local alternativo y para hacerlo
requeriría independencia en su concepción
y ejecución. De realizadores con capacidad
de reflexión y ejecución, libres de presiones.
Y en el caso del huevo o la gallina, qué
es primero, en los casos de medios alterna-
tivos —y de todos los medios— primero es
la audiencia y luego llega la sostenibilidad.
Pero cuando se ata el medio a los patroci-
Como canal público, Telemedellín debe ser un medio alternativo, presentar las dinámicas de la ciudad y al
mismo tiempo, guardarlas en la memoria.
P O R A N A M A R Í A C A N O
Por otra parte, y no menos significativa,
analizar el lenguaje del canal: si hablar de vos
(la famosa tercera persona usada en el len-
guaje oral coloquial) establece por sí mismo
y mágicamente una cercanía con el público.
O si puede lucir como manierismo a la hora
de unificar todos los enunciados del canal.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 63gErEnTEs
R ó G E R V É L E z , G E R E N T E D E T E L E M E D E L L Í N
S E P T I E M B R E D E 2 0 0 1 · D I C I E M B R E D E 2 0 0 3
Cámara en mano, Telemedellín ha recorrido toda la ciudad para darle voz y rostro a sus historias.
POSICIONAR EL CANALMe propuse sacarlo de la crisis con la ayuda de todo el equipo ad-
ministrativo y de producción. Hubo gran esfuerzo de parte de todos,
especialmente del equipo misional. Finalmente, el Canal empezó a
salir del fondo: empezó a costar menos, a obtener más ingresos, a
verse más y a ganar más credibilidad.
El siguiente logro fue posicionarlo, empezar a meterlo en la mente
de la gente. “Telemedellín, el canal de la cultura ciudadana” se con-
virtió en top of mind de los usuarios de la televisión regional y local.
EL TELEMEDELLÍN QUE SUEÑAUna mezcla perfecta de canal con programación cultural y educati-
va, sin que soslaye los géneros informativos y de opinión, a sabien-
das de que ayudar a entender los acontecimientos de actualidad, es
un derecho que a veces le negamos al televidente, para que aprenda
a tomar decisiones acertadas sobre su vida cotidiana.
Sueño con la independencia. Que sea un canal tan serio, responsa-
ble y decente, que no oculte o sobredimensione las acciones admi-
nistrativas. Que sea consecuente con la verdad y el bien colectivo,
porque solo así le prestará un mejor servicio a la sociedad y a la
misma administración municipal.
Un canal competitivo con la oferta nacional e internacional. Para
eso tiene que ser verdaderamente local, tomándole el pulso a la
Ciudad Metropolitana en absolutamente todas las áreas, para que
se convierta en el espejo de la comunidad y en el medio de satis-
facciones y soluciones.
Telemedellín se volvió popular
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS64 65crónicA
Danilo y Pocho, de quien solo supe su nombre real —Jesús— en
la entrevista para hacer este relato sobre su vueltón por
el otro lado del charco, tuvieron la oportunidad de ir a Italia en el año 2000, en
compañía del entonces gerente del canal, Carlos Mario Giraldo, y el realizador
Pedro Adrián zuluaga, para realizar un documental sobre Roma y otro sobre
Fernando Botero, el pintor vivo más importante del mundo.
Botero había donado una notable cantidad de sus obras y parte de su colección
privada al Museo de Antioquia. Para lograr que más personas conocieran sobre
su arte y comprendieran la dimensión de semejante regalo a la ciudad, se pla-
neó la realización de un documental que mostrara a los habitantes de Medellín
y del mundo cómo plasma el maestro las figuras regordetas en el lienzo y cómo
da forma a seres humanos y objetos con curvas pronunciadas y, al mismo tiem-
po, presentar algo más de ese personaje de cara seria pero con corazón, talento
y obras enormes.
Con esta gran tarea, llegaron a Pietra Santa. Nuestros enviados especiales
no olvidan la vez que lo vieron llegar a la primera cita para la grabación. A lo
lejos, zigzageaba por las calles adoquinadas sobre una moto de bajo cilindraje y
se detuvo frente a ellos y a la puerta de su taller. “Fue impresionante ver a un
personaje tan importante como él, en esa moto tan pequeña”, recuerda Pocho.
“Es que en Colombia uno lo ve siempre rodeado de cincuenta, cien personas. Y
allá él puede entrar a un café sin causar alboroto”. Y puede recibir de los tran-
seúntes saludos como “buenos días, maestro”, sin que esto los lleve —inevita-
blemente— a pedirle un autógrafo.
En las grandes bodegas que conforman su taller, grabaron los moldes en que se
hicieron las obras que adornan hoy la Plazoleta de las Esculturas, justo al lado del
Museo de Antioquia. Solo podían capturar las imágenes que el maestro les indi-
caba. Pocho y Danilo cumplieron la voluntad del maestro, pero sus acompañantes
no. Movieron algunas piezas de menor tamaño para ubicarlas en un lugar con un
fondo más digno de una obra de arte y por eso, se ganaron un regaño del artista.
Esa misma noche, el pintor y escultor les tenía preparada una cena de bien-
venida, a la que también asistieron otros periodistas colombianos y la histo-
riadora Diana Uribe. “Cuando llegamos, se levantó de la mesa y nos indicó
que nos sentáramos a su lado”, recuerda Danilo. Así fueron recompensados por
su buen comportamiento el camarógrafo y el luminotécnico, quienes mientras
el parce
P O R M A R C E L A M O N G E
El pintor recibió en Pietra Santa a Telemedellín.
A manteles, el maestro prefirió la conversación despreocupada
del camarógrafo y el luminotécnico del canal en lugar
de las preguntas de los periodistas.
Momentos inolvidables al lado
de un grande.
Botero,
se ubicaban en las sillas correspondientes, sufrían por
dentro anhelando no meter las patas si el maestro les
conversaba y pensando en cómo salir airosos del juego
de cubiertos y buenas maneras en la mesa. ¿Y qué hicie-
ron? “¡Pues fácil!”, cuenta Pocho. “Cuando llegó el me-
sero con la carta le dije: maestro yo como lo que usted
coma”. Entre las seis entradas que disfrutaron y el plato
fuerte, comieron por primera vez y sin dificultad, pez
espada y búfalo. Y todo con vino de cosechas especiales
que le daban a probar al maestro, algo nuevo para Pocho
que por primera vez cenaba con la bebida de Baco y que
para Danilo significó probar una bebida de calidad muy
superior al único vino que había tomado: Tres Patadas.
Botero quería estar con ellos y no con los periodistas,
porque le interesaba lo que podían contarle de primera
mano, sobre esa ciudad en la que nació y que tanto le
duele cuando aparece en los titulares de periódicos a
causa de la violencia y la miseria.
“Nos dijo que no creía todo lo que los medios decían
y nos pidió que le contáramos de qué barrio éramos,
cómo eran las cosas allá y qué pensábamos de todo
eso”. En ese momento, Danilo vivía en el barrio Caicedo,
que para sorpresa de él, el maestro conocía desde cuan-
do habitó una casa en la calle Mon y Velarde. “Quería
saber de los bares de La Toma, como El Bambú, que él
visitaba hace muchos años. También le conté que aun-
que había problemas con combos y violencia, la gente
no perdía la alegría”.
En cambio, al barrio de Pocho —Popular—, no lo
conocía. Así que para orientarlo, le indicó que “queda
subiendo por Lovaina, un sector que usted sí conoce”.
Botero se rió con picardía, y después de contestar pre-
guntas y dar señas, los dos técnicos de nuestro canal
intuyeron la falta que Medellín y sus barrios le hacen al
maestro y luego lo confirmaron: “La alegría de Medellín
son sus barrios”, dijo el artista mientras suspiraba.
“No se estrese, parce”, le dijo Pocho para consolarlo
mientras le pasaba el brazo detrás del hombro y lo apre-
taba un poco. Ante lo que para muchos puede ser una
imprudencia descomunal, el maestro no dio asomos de
incomodidad y su esposa, Sofía, respondió a la escena
con una mirada cómplice y una sonrisa en los labios.
El día de la inauguración del Museo de Antioquia,
Danilo y Pocho trabajaron en la transmisión especial
que hizo el canal. Desde su puesto de honor, Botero
los reconoció y levantó su mano para saludarlos. Luego,
durante el recorrido para la prensa, el maestro señaló
con una mueca al luminotécnico. Pilar Velilla, directora
del Museo en ese momento, se acercó con emoción y
exclamó: “¡Con qué vos sos el famoso Pocho!. ¿Y dónde
está el otro?”.
“NOS DIJO QUE NO CREÍA TODO
LO QUE LOS MEDIOS DECÍAN Y
NOS PIDIó QUE LE CONTÁRAMOS
DE QUÉ BARRIO ÉRAMOS, CóMO
ERAN LAS COSAS ALLÁ Y QUÉ
PENSÁBAMOS DE TODO ESO”.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 6766 gErEnTEs
El futuro
Mauricio Mosquera, exgerente del canal, habla sobre la transformación en plataforma de creación de contenidos.
El desempeño de los gerentes de Te-
lemedellín es la expresión del con-
cepto de comunicación pública que han
tenido los alcaldes en cada momento de
su historia. Es un compromiso complejo el
que reciben los directores del canal cuan-
do asumen el cargo pues no se trata solo
de mantener encendidos los equipos. En
Telemedellín han encontrado una ocasión
brillante para aportarle a la convivencia, al
optimismo, al conocimiento y al desarrollo
espiritual de la ciudad y de los municipios
a los cuales llega la señal.
Los primeros quince años de vida encuentran
a nuestro canal local lleno de vitalidad y con
un futuro promisorio. A esto han contribui-
do todos los gerentes y sus equipos directi-
vos, apoyados en el inagotable talento y la
calidad profesional de los colaboradores del
canal. Y como los aniversarios son propicios
para hacer balances y diseñar el porvenir,
aprovechamos para que Mauricio Mosquera,
gerente durante el período 2008-2012, nos
haga un panorama del canal.
M: Hemos oído hablar mucho en los
últimos años de un salto tecnológico
en Telemedellín. ¿En qué consistió la
modernización del canal?
Lo principal en ese sentido es entender a
Telemedellín como una empresa de conte-
nidos, más allá de la plataforma televisiva.
En esa medida, Telemedellín se considera y
actúa como multiplataforma de contenidos
de Medellín, apoyados principalmente por la
de que la mejor escenografía que podemos
tener es la ciudad misma.
M: ¿Cómo respondió el grupo ante es-
tos cambios?
El grupo humano de Telemedellín respondió
inmediatamente a la premisa de “Aquí te
ves”, la mejor respuesta que pudimos tener
fue la explosión de creatividad que logramos
en la gente del canal, los realizadores y téc-
nicos dieron todo de sí para hacer realidad
la promesa y esto inmediatamente se vio re-
flejado en un producto televisivo y de otras
plataformas más moderno, respetuoso de la
ciudad como escenario, más lleno de caras
de gente común.
M: ¿Cómo se expresó el cambio en la
creación de nuevos proyectos ?
Gran parte de la parrilla con que entregué el
canal hace unos meses ha estado en cons-
tante evolución. Franjas como Altavoz y Ca-
picúa han sabido reinventarse continuamen-
te. Espacios insignias en sus épocas como
Urbano, Medellín City (la serie documental),
el cubrimiento a los grandes eventos de ciu-
dad como Juegos Suramericanos, el fortale-
cimiento de nuestra parrilla en Feria de las
Flores y Navidad, documentales ganadores
de premios a nivel nacional como Valiente
Valentina, series innovadoras como El diván
rojo, Start Up, Olimpiadas del Conocimien-
to, El gran premio, son solo una muestra de
que se logró un buen matrimonio entre los
objetivos institucionales de la Alcaldía y su
expresión como productos entretenidos y
atractivos para la audiencia.
M: ¿Cómo manejaste el tema institu-
cional?
Un canal público tiene muchos matices,
entre ellos el institucional. Nuestro cami-
no fue tratar de imprimirle creatividad a
los productos institucionales y proponerles
a los secretarios dueños de los proyectos
otras formas de presentar lo que querían.
Por otra parte nos “adelantamos” tratando
de entender muy bien el plan de desarrollo
y traduciéndolo en productos audiovisua-
les de calidad.
M: ¿Cuál es el programa que caracteri-
za a esta nueva época?
Para empezar, fue Urbano, que puso de ma-
nifiesto un estilo visual del Canal. Como
ejemplo de interacción con el público Al-
tavoz marcó un hito importante. Como tv
institucional bien “traducida” a la audiencia
están Olimpiadas del Conocimiento, Área sil-
vestre, El diván rojo, Sexo a lo bien.
M: ¿Cuál es el futuro de Telemedellín?
Cuando uno sale pierde el derecho a marcar
el norte; sin embargo, me imagino un ca-
nal interactivo en todo sentido, conectado
con la ciudad y con el mundo, acompañante
de procesos sociales y protagonista de los
grandes eventos. Un canal que sepa cubrir y
explicar nuestros momentos duros y tristes
y que privilegie en todo debate la expresión
de todos los puntos de vista comprometi-
dos en la discusión.
M: ¿Cómo se explica el fenómeno de
Suso?
Es un fenómeno irrepetible, que conjuga el
inmenso talento de Dany Hoyos y su visión
con el personaje que interpreta, con un ca-
nal sin miedo a arriesgar en formatos. Para
mí, el éxito de Suso radica en que el per-
sonaje es completamente “Aquí te ves”, es
un vehículo para que mucha gente se expre-
se, que utiliza su fama para poner sobre el
tapete todo tipo de temas. Es un producto
innovador en la tv pública que logró saltar
a otras esferas sin perder su esencia. En mi
opinión, es un artista que va a mantener su
éxito muchos años.
M: ¿Qué papel jugó Telemedellín en
Altavoz?
Altavoz logró convertirse en la materializa-
ción de la Política Pública de Juventud de
Medellín. En sus inicios logró juntar a mu-
chas tribus urbanas alrededor de la música
para ponerle temas de ciudad en discusión.
Como la juventud es tan dinámica, Alta-
voz tiene el reto permanente de mantener
la conexión con un público de condiciones
cambiantes, duro en su opinión y fiel a muy
pocos productos. El éxito o fracaso de Alta-
voz dependerá de que desde la Alcaldía y el
equipo del programa se entienda que no es
“un programa de rock” sino un espacio plu-
ral que se vale de la música para amplificar
la expresión de los jóvenes de Medellín. Eso
requiere de un ejercicio constante de humil-
dad y reconocimiento de las diferencias.
Picasso, Choco y Sasha acompañan de lunes a domingo a todos los que pasan por el Canal Parque de Telemedellín. Aquí con Mauricio Mosquera R.
desde yaconvergencia digital y las posibilidades que
las redes sociales y la movilidad ofrecen.
Para este cambio de pensamiento del canal,
se requirió entonces un rompimiento con la
historia previa, el cual se materializó en un
cambio en la imagen gráfica y en una nueva
promesa de canal.
M: ¿Podrías precisar estos cambios
iniciales?
El cambio de imagen de Telemedellín buscó,
en ese momento, “desinstitucionalizar” al
canal y volverlo parte de la oferta cotidiana
de medios de nuestro entorno; debido a esa
idea se dio el cambio en colores, la prima-
cía de la “M” de Medellín y la disminución
en tamaño e importancia del prefijo “tele”.
Queríamos expresar con esto que lo impor-
tante es la ciudad y el resto es solo una he-
rramienta. Al mismo tiempo cambiamos el
eslogan a “Aquí te ves” tratando de que esta
frase más que una promesa publicitaria,
fuera un manifiesto de identidad del canal,
en el que el protagonismo del ciudadano es
manifiesto, que declara que no se requiere
ser estrella para “salir en tv” y que nos ubi-
ca como un vehículo de imágenes y noti-
cias y no como protagonistas de ellas. En el
caso de los programas, se trató de enfatizar
en géneros como la crónica y en brindar al
máximo espacios de participación a los ciu-
dadanos, ya fuera haciendo parte de los pro-
gramas en directo, o como protagonistas de
las historias pregrabadas. Privilegiamos los
exteriores sobre el estudio bajo el entendido
“PRIVILEGIAMOS LOS
ExTERIORES SOBRE
EL ESTUDIO BAJO EL
ENTENDIDO DE QUE LA
MEJOR ESCENOGRAFÍA
QUE PODEMOS TENER ES
LA CIUDAD MISMA”.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS68 69DEBATE
P O R ó M A R R I N C ó N
Cuando el pueblo llega a la televisión y busca reconocerse,
identificarse, encontrarse en la pantalla… todo mal:
ahí sí no gusta lo popular, eso es de mal gusto. Entonces, “hay que subirle el
gusto a la gente” dijo un cineasta, “hay que educar al soberano” afirmó un inte-
lectual, “hay que ponerle lujo” saboreó el artista, y es que “los pobres ensucian
las pantallas” se atrevió una señora de apellido bien.
La paradoja es que con lo popular se gobierna, con lo popular se artistea, con
los popular se filosofa pero no vale para la televisión, menos para la pública que
debe ser educativa-ilustrada-artística. El popular es bueno para todos, menos
cuando llega a la televisión. Y la cruel verdad es que la televisión es lo popular
y con-forma el nuevo popular: ese de significados-estéticas-narrativas-gustos
más comunes: y de ahí sale que somos habitantes de dos culturas populares: la
mundializada USA (familia, valores religiosos, éxito individual, cuento de hadas,
melodrama) y la localizada loquesomos.com (humor, músicas, personajes, modos
de hablar, estéticas, historias). Y ambas culturas vienen adobadas con emociones
simples pero intensas, relatos de referencia comprensibles y estéticas de la repe-
tición: por eso, lo popular es la escena en la cual se celebra la inteligencia de la
gente del común.
La buena televisión es la que se toma en serio a lo popular: produce reco-
nocimientos, promueve reencantamientos, celebra los gustos y saberes de la
gente, promete sueños deseables de amor, venganza, ascenso social y éxito. Lo
popular es, entonces, soñar que todo puede ser mejor: esa es la cotidianidad del
pobre: soñar que se puede ser distinto.
RE-CONOCER LO POPULAR TELEVISIVOLo popular televisivo está hecho de simplificaciones, pero es que la narrativa te-
levisiva se hace para cuando uno quiere relajarse, desconectar el disco duro del
aprender y asumir el goce simple-emocional como valioso en sí mismo. Algunas
claves simplificadas acerca de lo popular:
1. Produce reconocimientos más que conocimientos, luego identificaciones
más que aprendizajes: uno va a lo popular a encontrarse con uno mismo,
no a ilustrarse.
2. Practica las estéticas de la repetición más que de la innovación, luego en lo
popular se goza un placer conocido y para lo distinto se va al museo.
La televisión es el nuevo popular:
también existen
Lo popular está de moda, otra vez.
Los presidentes lo nombran, los
intelectuales lo piensan, los
políticos lo abusan, la industria cultural
lo goza. El pueblo tiene la razón, lo
dicen todos. “Calma pueblo que aquí
estoy yo”, canta Calle 13 y sueña un
señor. “Todo bien, todo bien”, diría el
Pibe y su melena popular.
3. Se significa desde la referencia a relatos cono-
cidos, esos que vienen de Las mil y una noches,
masificados por Disney y convertidos en paradig-
ma de sueño mundializado: cenicientas, príncipes,
castillos y finales felices.
4. Cuento prioritario en el género de melodrama porque
así fue como el hombre ingresó a la vida pública: des-
de su exceso ético y sentimentalidad expresiva.
5. Valores en clave de sentido común y pobreza material
pero riqueza moral, luego religión, familia y tradición.
6. Disfrute de gustos corporales, luego claves de música
y humor porque como le escuché a Piscitelli: se apren-
de sobre todo con el cuerpo más que con la cabeza.
7. Posibilidad de soñar queriéndose a uno mismo, luego
relatos para la autoestima cultural localizada: una
pantalla como página social de los deseos de pobre.
Si queremos hacer televisión pública que le sirva a la
gente, debemos recuperar con admiración y dignidad
a la gente y sus estéticas: ponerla en pantalla, cele-
brarla en sus modos de ilusión, contar sus expectativas,
aumentar su autoestima, hacerla protagonista de sus
historias. Pero, ¿eso lo hace la televisión privada? Sí,
pero ellos no celebran ni dignifican lo popular, buscan
burlarse, rebajarlo y utilizarlo sin densidad de mestiza-
jes. La diferencia estaría en que la televisión pública le
pondría dignidad y buscaría reconocimientos más que
conformaciones. (¡Bueno, eso no ha sido posible porque
la televisión pública quiere educar y subir el gusto a la
gente, le da pena el pueblo!).
Y en este contexto Telemedellín, en sus quince años,
algo ha logrado porque se ha convertido en patrimonio
de la ciudad y en un nuevo espacio público a donde la
gente, a veces, la dejan ir a divertirse/verse/contarse;
Los feos
porque, de vez en cuando, en su pantalla caben muchas
formas de ser paisa.
A Telemedellín le espera ser una real televisión pú-
blica popular donde quepan todas las formas de ser de
por aquí: y es que los feos también existen, y los otros
gustos también, y todos tienen derecho a la pantalla:
menos silicona y más verdad, menos palabra ilustrada y
mas imágenes de la gente, amén.
SI QUEREMOS HACER TELEVISIóN PÚBLICA QUE
LE SIRVA A LA GENTE, DEBEMOS RECUPERAR CON
ADMIRACIóN Y DIGNIDAD A LA GENTE Y SUS
ESTÉTICAS: PONERLA EN PANTALLA, CELEBRARLA
EN SUS MODOS DE ILUSIóN, CONTAR SUS
ExPECTATIVAS, AUMENTAR SU AUTOESTIMA,
HACERLA PROTAGONISTA DE SUS HISTORIAS.
La gente, sus estéticas y su cultura deben ser las protagonistas de la televisión pública. Verse y reconocerse en ella como son en realidad.
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS70 71pErsonAjEs
Desde que era pequeño tenía varios sue-
ños: actuar, viajar, comprar un VHS
y tener un programa de televisión. Actuar dependía de
mí; como mis abuelos maternos son de Ituango viajar ya
estaba listo, ocho horas montado en un bus por carretera
destapada es viajar, y mucho; el VHS lo compré con mi
primer sueldo y me sirvió para grabar todos los capítulos
de Friends. Faltaba el programa de televisión, ese sueño
se lo debo a Telemedellín.
Para jugarle un poco a la realidad soy humorista, pero
más que eso soy un soñador bien intencionado. Un gran
soñador, de los que les gusta cumplir los sueños. En
Telemedellín encontré cómplices, uno de ellos fue Mau-
ricio Mosquera, el Negro, Mauro o Chocorramo como es
conocido popularmente gracias al mueco. Lo conocí por
Germán Carvajal que lo definió como: “un hombre muy
respetuoso del talento, que sabe lo que vale”. Es cierto,
si algo sabe el Negro es detectar talentos con una intui-
ción que le hace ver un poco más allá, un visionario que
llaman. Los dos, conversando en una fiesta, decidimos
hacer un programa para la gente, un programa diverti-
do donde pasáramos bueno. Un proyecto sin muchas
pretensiones pero con mucho futuro. Sabíamos que
sería exitoso. Entonces comenzamos un grupo de lo-
cos optimistas con un sueño llamado The Suso’s Show,
aunque algunos escépticos y pseudointelectuales, que
creen que sentarse a idolatrar lo foráneo los hace más
inteligentes, dijeran que estaba destinado al fracaso por
su contenido local. “Eso de ‘¡Qué caja!’ no lo entienden
sino acá”, decían. La ignorancia es ciega, pero la sober-
bia que a veces da la sabiduría, lo es aún más.
Como en la película de Woody Allen, La rosa púrpurade El Cairo, un personaje se salió de las pantallasy se quedó con los televidentes de Telemedellín.Se llama Suso, y es interpretado por Alejandro Hoyos,quien nos cuenta que los sueños pueden alcanzarse.
continúa El sueño
MUCHOS PERSONAJES,HASTA UN MICO
“Mi amor por Telemedellin es proporcional a mi aversión por Arjona”.
Telemedellín recién cumplía doce añitos, cuando el 9 de
diciembre salió al aire el primer programa con seis per-
sonas en el público; al segundo programa ya teníamos
cuarenta inscritos, al cuarto la lista era de diecisiete
mil. ¡Qué tal, ah! Cada vez necesitábamos un teatro
más grande, hasta llegar al que estamos ahora, donde
cada ocho días tenemos mil personas, formando una
triada perfecta, invitado, público y Suso, en la que los
tres son protagonistas.
La gente ha respondido con sonrisas y rating, más de
cien programas lo demuestran en los que hemos teni-
do músicos, cantantes, actores, humoristas, políticos y
deportistas. Joe Arroyo, Willie Colón, Antanas Mockus,
P O R A L E J A N D R O H O Y O S
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS 7372 pErsonAjEs
Sergio Fajardo, Gina Parodi, José José, Luz
Amparo Álvarez, Gilberto Santa Rosa, Ma-
riana Pajón, René Higuita, Leonel Álvarez,
Victor Manuel y muchos otros invitados que
más de uno quisiera tener.
No todo ha sido fácil, recuerdo que una
noche, cuando hacíamos el programa los
miércoles en vivo y en directo, nuestro in-
vitado Ricardo Henao, periodista de RCN,
tuvo problemas con el vuelo y no sabíamos
si alcanzaba a llegar. ¡Acción! ¡Estamos al
aire! El público aplaude, sonríe, el corazón
late más rápido; el sueño debe continuar o
mejor dicho, empezar. Mientras hacía el mo-
nólogo me iban narrando por el apuntador:
ya viene bajando Las Palmas, ya llegó a San
Diego, ya viene por la treinta. Mandé a co-
merciales, llegó Ricardo, el programa se hizo
y todo siguió su curso.
En otra ocasión, en el estreno de nuestra
segunda temporada, invitamos a Carlos
Donoso, famoso comediante y ventrílocuo
venezolano. El programa comenzó bien pero
cuál sería mi sorpresa cuando el latoso muñeco
kini, comenzó a hacer chistes vulgares a
pesar haberle advertido que el programa
era familiar y con público infantil. Ese día
sufrimos todos el alter ego del comediante
venezolano que estaba más fastidioso que
su presidente. La gente que me encontraba
después en la calle me decía: “Oiga, sufrí
con ese mico”. Creo que a la molesta
patología muscular que a veces nos da en
el cuello y que nos impide movernos con
facilidad la llaman mico en honor a kini.
Como estas anécdotas hay muchas, pero
ni ustedes tienen el tiempo para leer ni yo
memoria para contarlas.
TELEMEDELLÍN, UN GRAN CóMPLICEAhora, ¿este proyecto lo hubiera podido
hacer en cualquier otro canal? no creo.
Uno debe entender los mensajes que le
da la vida, los planetas se alinean para
que logres el éxito. Decidí aceptar el lla-
mado de un canal joven, que de manera
moderna, a nuestro estilo, muestra la ca-
lle, la casa y la esquina de esta loca y fas-
cinante ciudad que se resiste a quedarse
quieta. Telemedellín no solo impulsó mi
carrera sino que con él aprendí a hacer
televisión pública divertida con creativi-
dad y ganas. Nietzsche decía: “A algunos
para simular profundidad les gusta en-
turbiar el agua”. Telemedellín es simple y
directo sin dejar de ser profundo. Su es-
tilo hace parte de ese mundo imaginario
donde todo es posible, donde como dicen
las mamás: se le ve el cariño.
Espero seguir haciéndole cosquillas al
corazón de los televidentes con este ami-
go y cómplice que me ha dado la libertad
y el amor que se necesitan para crear.
Deseo continuar con la idea de trans-
formar nuestra realidad desde un esce-
nario; buscando contar lo que somos,
tal vez con un poco de inocencia, pero
con franqueza; reconocernos a través de
un lente cóncavo y convexo cuyo zoom
tiene posibilidades infinitas, pues como
lo decía Tolstoi: “Describe
tu aldea y serás universal”.
Nuestra aldea es Medellín
y nosotros sus románticos
aldeanos.
Dejar de ser Alejandro Hoyos y convertirse en Suso, el Paspi, es una difícil tarea de maquillaje
que este personaje realiza por cada sonrisa.
“SOLO QUEDA DECIRLES
¡DIOS LES PAGUE! POR
CADA CARCAJADA, POR
CADA MENSAJE, POR CADA
APLAUSO, POR DEJARNOS
ENTRAR EN SUS CASAS Y
HACERNOS SENTIR COMO
SI FUÉRAMOS FAMILIA”. Esta finca, llamada Montecasino, fue construida en 1950 por el ar-
quitecto Hernán Rodríguez para una familia de grandes empre-
sarios antioqueños. Pasó a manos de paramilitares en la década de los 80, quie-
nes le anexaron dos predios aledaños para un total de 33 mil metros cuadrados,
dejando el recuerdo de una época para no repetir y como aprendizaje de que no
se debe olvidar.
Desde 2010, cuando llega el canal, esta casa se convierte en un espacio
para todos, reafirmando que Telemedellín es mucho más que televisión, es la
ventana de la ciudad al mundo, un lugar público, ese espacio donde se confirma
el: Aquí te ves.
La casa, que aparece en el libro de las cien mansiones de la época de los
cincuenta en Medellín, es un espacio abierto para que los ciudadanos visiten.
Toda el área hace parte de la escenografía de diversos programas del canal y es
también sede de salas de edición y oficinas de comunicadores.
Es así como Telemedellín ha transformado los recuerdos tristes de una época
de dolor. Donde había un rastro de violencia, por donde caminaba la soledad,
hoy pasan cientos de personas que, con el colorido de sus sonrisas y su diversi-
dad, llenan de vida el Canal Parque.
Telemedellín: Una casa de puertas abiertasEn 2010 Telemedellín recibe una casa en El Poblado para usarla como sede alterna. En 2011 pasamos la hoja de los malos recuerdos y abrimos las puertas del bosque de la vida a todas las miradas.
EL cAnAL
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
La ciudad que nos hace soñar
Como a toda quinceañera nos llegó la hora de posar
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS78 79Aquí vos sos EL proTAgonisTA
Esta es la
familiaTelemedellín
15 añosJanet Castillo
Aquí trabajamos para hacer de Medellín, un hogar para la vida
15 añosAdriana Cadavid
15 añosDora Patiño
15 añosCarlos Duque
15 añosLiliana Londoño
15 añosJohn William Fernández
15 añosWilman Ortiz
15 añosGiovanni Ospina
15 añosDanilo zuluaga
15 añosJaime García
15 añosSergio Ochoa
15 añosJuan Carlos Gallo
15 añosGloria Ramírez
15 añosJaime Saldarriaga
15 añosJesús María Álvarez
15 añosJuan Diego Hernández
14 añosJairo Fuentes
13 añosJaqueline Hurtado
12 añosRubén Uribe
12 añosJohn Jairo Agudelo
11 añosAlonso Manrique
11 añosEliana Lopera
11 añosMargarita Monsalve
11 añosHernán Marín
11 añosÁlex Acosta
11 añosViviana López
15 añosGloria Pabón
15 añosGustavo Henao
15 añosHenry Hincapié
11 añosDavid Vélez
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS80 81Aquí vos sos EL proTAgonisTA
11 añosóscar Tobón
10 añosFabio Muñoz
10 añosCarlos Andrés Vélez
10 añosÉdgar Ovidio zapata
10 añosAlfredo Laserna
10 añosJuan Fernando Castro
10 añosJuan Felipe Mejía
10 añosFederico Uribe
9 añosFabián Berrío
9 añosJuan Camilo Alzate
9 añosómar Escobar
9 añosAndrés Muñoz
9 añosJuan Guillermo Moreno
9 añosDavid Jiménez
9 añosWílber Raíllo
9 añosSergio Córdoba
9 añosMiguel Ángel Villa
9 añosNatalia Ardila
9 añosLuis Eduardo Montoya
9 añosFelipe Aramburo
9 añosJohn Jairo zapata
8 añosAdriana Montoya
8 añosÁngela Rojas
8 añosJhon Jairo Vélez
8 añosJuan Carlos Rodríguez
8 añosAlicia Henríquez
8 añosMauricio Betancur
8 añosJorge Iván Hincapié
11 añosMauricio Galeano
8 añosJosé zuluaga
8 añosLina Marcela Pérez
8 añosEdwin Londoño
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS82 83Aquí vos sos EL proTAgonisTA
8 añosJorge zuluaga
8 añosJaime Giraldo
8 añosLuis Alirio Calle
7 añosJaime Toro
8 añosNora Gómez
7 añosAdrián Torres
7 añosViviana Bustamante
7 añosAndrés Rengifo
7 añosMaría Adelaida Puyo
7 añosCarlos Alberto Sánchez
7 añosLuisa Quintero
7 añosJuliana Ríos
7 añosJuan Fernando Foronda
7 añosAlexandra Salamanca
7 añosNelson Usquiano
7 añosGladys Mesa
7 añosMónica Londoño
6 añosAlexánder Ruidiaz
6 añosGiovanni Vargas
6 añosMariana González
6 añosDiana Correa
6 añosDiana Gallo
6 añosErika Cataño
5 añosMaría Camila Rivas
5 añosDavid Mora
5 añosLina Tapias
5 añosMaría Camila Mojica
5 añosEdwin Cardona
5 añosDiego Marulanda
5 añosDalia zuleta
5 añosJuan Pablo Ortiz
5 añosLuis Fernando López
84 85AQUÍ VOS SOS EL PROTAGONISTA
5 añosVíctor Rico
5 añosMauricio Alejandro Gómez
5 añosMarcela Restrepo
5 añosLina Pulgarín
5 añosJaneth Londoño
5 añosJuan Osorio
4 añosFederico Ardila
4 añosLuz Zapata
4 añosGustavo Ospina
4 añosSebastián Regino
4 añosPaulina Gallego
4 añosAna Marly Orrego
4 añosAlejandro Polling
4 añosJuan Carlos Castaño
4 añosVerónica Valencia
4 añosOlga Patricia Álvarez
4 añosYuliet Osorio
4 añosJhonatan López
4 añosCésar Ríos
4 añosCelmira López
4 añosCristian Arango
4 añosLina Álvarez
4 añosPaula Díaz
4 añosFabio Velásquez
4 añosNelson Arroyave
4 añosAndrés Arango
4 añosMónica Parra
4 añosMaría Alejandra Cardona
4 añosIván Darío Loaiza
3 añosMarcela Franco
3 añosEsteban Agudelo
3 añosYuliana Ospina
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS86 87Aquí vos sos EL proTAgonisTA
3 añosGloria Lainez
3 añosBeatriz Montoya
3 añosLeidy Torres
3 añosTatiana Villada
3 añosJosé Jairo zapata
3 añosArley Palacio
3 añosDiana Robledo
3 añosYésica Bravo
3 añosNicolás Sierra
3 añosJuan Guillermo Gaviria
3 añosJonhatan Acevedo
3 añosOlga Ramírez
3 añosMauricio Escobar
3 añosAna zuleta
2 añosJaime Moreno
2 añosJuliana zuluaga
2 añosGiovanny Rendón
2 añosVicente zuluaga
2 añosMaría Uribe
2 añosCarlos Mario Valencia
2 añosJuan José Ramírez
2 añosMelissa Gutiérrez
2 añosVerónica Villa
2 añosJorge Luis Hernández
2 añosDaniel Montoya
2 añosNelly Vallejo
2 añosJhonny Ortiz
2 añosMaribel Ramírez
2 añosDaniel Uribe
2 añosGustavo Blanco
2 añosDiego Caicedo
2 añosLina Penagos
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS88 89Aquí vos sos EL proTAgonisTA
2 añosÁngela Salazar
2 añosJuan Carlos Yepes
2 añosAmaro Pérez
2 añosFrank Franco
2 añosJuliana Ospina
2 añosÁngela María Monsalve
2 añosGilberto Posada
2 añosInés Díaz
2 añosRichard Bermúdez
2 añosGiovany Román
2 añosDavid Barreto
2 añosManuel Gallego
2 añosAndrés Cano
2 añosJulián Serna
2 añosMarcela Monge
2 añosEsteban Santa
2 añosMaría Teresa Marín
2 añosAlejandro Tangarife
2 añosMaría Cecilia Restrepo
2 añosRóbinson Gómez
2 añosAdrián Franco
1 añoSergio Gaviria
1 añoYohan Gómez
1 añoSandra Ospina
1 añoVerónica Guzmán
1 añoTomás Molina
1 añoÉmerson Gutiérrez
1 añoNelson de Jesús Arango
1 añoJuan Esteban Morales
1 añoYerman Álvarez
1 añoSteban Martínez
1 añoElizabeth Restrepo
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS90 91Aquí vos sos EL proTAgonisTA
1 añoGuillermo Gil
1añoSebastián Misas
1 añoIván Roa
1 añoLina Arango
1 añoLina María Pérez
1 añoJuan López
1 añoSandra Castaño
1 añoGabriel Muñoz
1 añoLaura Arango
1 añoElkin Naranjo
1 añoJulio Ceballos
1 añoPaola Rueda
1 añoAlejandro Córdoba
1 añoJuan Carlos Restrepo
1 añoAndrea Tobón
1 añoDuván Colorado
1 añoJorge López
1 añoJuan Miguel Calvo
1 añoJuan David Agudelo
1 añoMauricio García
11 mesesJhon Gil
11 mesesLina Marcela zapata
11 mesesGiovani Marulanda
11 mesesMónica Prada
10 mesesPaula Jaramillo
9 mesesCatalina Trujillo
9 mesesJuan Carmona
9 mesesJavier Arboleda
9 mesesDiana Salinas
9 mesesGregorio Benavides
9 mesesAna María Vélez
8 mesesPaola Arias
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS92 93Aquí vos sos EL proTAgonisTA
6 mesesVíctor Arias
8 mesesEdilberto Torres
8 mesesLina Ríos
8 mesesAlejandro Noreña
8 mesesPaula Restrepo
8 mesesLuis Franco
8 mesesJuan Manuel Vargas
8 mesesNelson de Jesús Gallego
7 mesesSandra Lopera
7 mesesDiana Restrepo
8 mesesHéctor Franco
7 mesesDiana Montoya
7 mesesLaura Echandía
7 mesesLina Quiceno
6 mesesSantiago Londoño
7 mesesDarío Palacio
6 mesesViviana Serna
6 mesesCristian Marín
6 mesesVanessa Reyes
6 mesesCristina Torres
5 mesesAndrés Upegui
5 mesesJuan Pablo Patiño
5 mesesCamilo Gutiérrez
5 mesesLaura Melissa Sierra
5 mesesHenry Bustamante
5 mesesCamilo Quintero
5 mesesDaniel Orozco
5 mesesLaura Vargas
8 mesesIrene Rengifo Guisado
5 mesesMauricio Abad
5 mesesCamilo Arango
5 mesesMelina Garzón
TELEMEDELLÍN · 15 AÑOS94 95Aquí vos sos EL proTAgonisTA
Liliana Bedoya
4 mesesEfraín Villanueva
4 mesesJuan Camilo Aristizábal
4 mesesMarco Fidel Márquez
Andrés Pulgarín
4 mesesYonier Pacheco
4 mesesClaribel Escudero
3 mesesBrayan Stiven Racinis
3 mesesDavid Gutiérrez
3 mesesCatalina Gómez
3 mesesJuan Felipe Upegui
3 meses
4 meses
5 mesesDaniela Cortés
4 mesesMaría Pareja
4 mesesJuliana Pulgarín
4 mesesBryan Gómez
4 mesesSara Gómez
4 mesesBeatriz Burgos
4 mesesPaula González
3 mesesDavid Ramírez
3 mesesFrancisco Pineda
3 mesesYulieth López
3 mesesGladys Molina
3 mesesAndrés Blanco
2 mesesAlejandro Bedoya
2 mesesWaldir Ochoa
2 mesesStivens Álvarez
5 mesesSantiago Villegas
1 mesVictoria Flórez
1 mesSantiago Ramírez
1 mesAna María Marín
4 mesesLina Henao
3 mesesAlba López
96 Aquí vos sos EL proTAgonisTA
1 mesJuan Camilo Ramírez
1 mesJairo Esteban Calderón
1 mesDaniela Espinosa
¡Felizcumpleaños!
me
de
ll
ín ·
d
icie
mb
re
d
e
20
12
· e
dic
ión
es
pe
cia
l d
e a
niv
er
sa
rio