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Luis Luis Luis Luis Luis Alber Alber Alber Alber Alberto Fuentes Ménde to Fuentes Ménde to Fuentes Ménde to Fuentes Ménde to Fuentes Méndez 2 Alejandr Alejandr Alejandr Alejandr Alejandro Gutiér o Gutiér o Gutiér o Gutiér o Gutiérrez 3 AGROALIMENTARIA. Nº 23. Junio-Diciembre 2006 (21-41) PARADIGMAS DEL MER ARADIGMAS DEL MER ARADIGMAS DEL MER ARADIGMAS DEL MER ARADIGMAS DEL MERCADO FIN CADO FIN CADO FIN CADO FIN CADO FINANCIER ANCIER ANCIER ANCIER ANCIERO RURAL EN P URAL EN P URAL EN P URAL EN P URAL EN PAÍSES EN DESARR AÍSES EN DESARR AÍSES EN DESARR AÍSES EN DESARR AÍSES EN DESARROLL OLL OLL OLL OLLO 1 RESUMEN RESUMEN RESUMEN RESUMEN RESUMEN Recibido: 21-07-2006 Revisado: 12-12-2006 Aceptado: 15-12-2006 1 Este artículo es el resultado de una investigación documental realizada como trabajo final del seminario dirigido Mercados Financieros Rurales: paradigmas, experiencias prometedoras y opciones de políticas públicas del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela. 2 Licenciado en Administración (Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt); Magister Scientiae en Administración, mención Finanzas (Universidad de Los Andes). Cursante del Doctorado en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela). Profesor Asistente (Universidad Nacional Experimental Sur del Lago). Dirección Postal: Hacienda La Glorieta, Av. 5ª (vía Aeropuerto Santa Bárbara). Santa Bárbara del Zulia, 5110. Venezuela. e-mail: [email protected] 3 Economista (Universidad de Los Andes); Magister Scientiae en Economía Agrícola (Iowa State University, EE.UU.). Doctor en Estudios del Desarrollo (CENDES-Universidad Central de Venezuela). Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Universidad de Los Andes); investigador del Centro de Investigaciones Agroalimentarias (CIAAL), Universidad de Los Andes. Dirección Postal: Núcleo La Liria, Edificio G «Leocadio Hontoria», 2º piso, CIAAL. Mérida 5101, Venezuela. Teléfono-fax: (57) (74) 2401031; e-mail: [email protected] Este artículo tiene como objetivos i) analizar los paradigmas que explican el funcionamiento del mercado financiero rural en los países en desarrollo y ii) evaluar los resultados de las políticas públicas asociadas a cada paradigma en el acceso a los servicios financieros de las familias rurales pobres. El paradigma de las Instituciones Especializadas de Crédito Agrícola señala que, ante las fallas del mercado de crédito en las que los prestamistas informales monopolizan el mercado con tasas de interés de usura y las organizaciones financieras formales no ofrecen suficientes recursos financieros para el desarrollo, el Estado debe intervenir para garantizar el acceso al crédito. Las políticas derivadas son creación de organizaciones públicas especializadas, subsidiar la tasa de interés activa y regular la banca pública y privada para que destine parte de su cartera de créditos al financiamiento agrícola. El paradigma de los Mercados Financieros propone que un mercado sin regulaciones se acerca al modelo de competencia perfecta y por lo tanto sugiere la no intervención del Estado en su funcionamiento para lograr la máxima eficiencia económica. Este paradigma incluye entre sus políticas liberar las tasas de interés, eliminar las carteras de crédito obligatorias y liquidar las organizaciones públicas de financiamiento. El paradigma de la Información Imperfecta señala que el funcionamiento eficiente y equitativo del mercado financiero se basa en el diseño de instituciones y organizaciones que evadan los problemas generados por la existencia de fallas de información (problemas de evaluación, de incentivos y de reembolso). En el marco de este paradigma las organizaciones de financiamiento rural deben diseñar y aplicar tecnologías que aprovechen las experiencias positivas del sector financiero informal y formal, para mejorar la forma en que se capta, procesa y transmite información entre prestatarios y prestamistas y así mejorar el acceso de las familias pobres a los servicios financieros. Palabras clave: mercado financiero rural, fallas de mercado, fallas de información, ahorro y crédito rural, microfinanzas.

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AGROALIMENTARIA. Nº 23. Junio-Diciembre 2006 (21-41)

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Recibido: 21-07-2006 Revisado: 12-12-2006 Aceptado: 15-12-2006

1 Este artículo es el resultado de una investigación documental realizada como trabajo final del seminario dirigido Mercados Financieros Rurales:paradigmas, experiencias prometedoras y opciones de políticas públicas del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela.2 Licenciado en Administración (Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt); Magister Scientiae en Administración, mención Finanzas(Universidad de Los Andes). Cursante del Doctorado en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela). Profesor Asistente (UniversidadNacional Experimental Sur del Lago). Dirección Postal: Hacienda La Glorieta, Av. 5ª (vía Aeropuerto Santa Bárbara). Santa Bárbara del Zulia, 5110.Venezuela. e-mail: [email protected] Economista (Universidad de Los Andes); Magister Scientiae en Economía Agrícola (Iowa State University, EE.UU.). Doctor en Estudios delDesarrollo (CENDES-Universidad Central de Venezuela). Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Universidad de LosAndes); investigador del Centro de Investigaciones Agroalimentarias (CIAAL), Universidad de Los Andes. Dirección Postal: Núcleo La Liria,Edificio G «Leocadio Hontoria», 2º piso, CIAAL. Mérida 5101, Venezuela. Teléfono-fax: (57) (74) 2401031; e-mail: [email protected]

Este artículo tiene como objetivos i) analizar los paradigmas que explican el funcionamiento del mercado financiero rural en lospaíses en desarrollo y ii) evaluar los resultados de las políticas públicas asociadas a cada paradigma en el acceso a los serviciosfinancieros de las familias rurales pobres. El paradigma de las Instituciones Especializadas de Crédito Agrícola señala que, ante lasfallas del mercado de crédito en las que los prestamistas informales monopolizan el mercado con tasas de interés de usura y lasorganizaciones financieras formales no ofrecen suficientes recursos financieros para el desarrollo, el Estado debe intervenir paragarantizar el acceso al crédito. Las políticas derivadas son creación de organizaciones públicas especializadas, subsidiar la tasa deinterés activa y regular la banca pública y privada para que destine parte de su cartera de créditos al financiamiento agrícola. Elparadigma de los Mercados Financieros propone que un mercado sin regulaciones se acerca al modelo de competencia perfectay por lo tanto sugiere la no intervención del Estado en su funcionamiento para lograr la máxima eficiencia económica. Esteparadigma incluye entre sus políticas liberar las tasas de interés, eliminar las carteras de crédito obligatorias y liquidar las organizacionespúblicas de financiamiento. El paradigma de la Información Imperfecta señala que el funcionamiento eficiente y equitativo delmercado financiero se basa en el diseño de instituciones y organizaciones que evadan los problemas generados por la existencia defallas de información (problemas de evaluación, de incentivos y de reembolso). En el marco de este paradigma las organizacionesde financiamiento rural deben diseñar y aplicar tecnologías que aprovechen las experiencias positivas del sector financiero informaly formal, para mejorar la forma en que se capta, procesa y transmite información entre prestatarios y prestamistas y así mejorar elacceso de las familias pobres a los servicios financieros.Palabras clave: mercado financiero rural, fallas de mercado, fallas de información, ahorro y crédito rural, microfinanzas.

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Luis Alberto Fuentes Méndez; Alejandro GutiérrezParadigmas del mercado financiero rural en países en desarrollo (21-41) 22

RÉSUMÉRÉSUMÉRÉSUMÉRÉSUMÉRÉSUMÉ

ABSTRACTABSTRACTABSTRACTABSTRACTABSTRACT

1. INTRODUCCIÓNEl mercado financiero tiene como propósitos, en térmi-nos generales, la intermediación financiera y el desarrollode la técnica financiera. En el primer caso se trata de cap-tar los ahorros de los agentes con superávit para asignar-los a los agentes deficitarios que disponen de proyectosde inversión o tienen necesidades de consumo. En ambassituaciones la tasa de interés es el precio que se establecepor el uso del dinero. La técnica financiera consiste en latransformación de plazos y la distribución de riesgos. Esdecir, se trata de captar recursos mediante instrumentosfinancieros de corto plazo y su asignación entre proyectosde inversión de largo plazo, cuyos rendimientos garanti-cen el retorno oportuno del dinero y disminuyan el riesgode no retorno del crédito (FAO, 1995). Esta función esllevada a cabo por los intermediarios financieros, agenteseconómicos que son definidos como las organizaciones«financieras que aceptan dinero de los ahorradores y utilizan estos

The objective of this article is i) to analyze the paradigms that explain how rural financial markets in developing countries functionand ii) to evaluate the results of public policy associated with each paradigm concerning the access poor rural families have tofinancial services. The paradigm of Specialized Agricultural Credit Institutions points out that in light of credit market problemswhere informal money lenders monopolize the market with interest rates of money-lenders and formal financial organizations donot offer sufficient financial resources for development, the State should intervene to guarantee access to credit. The derivedpolicies are created by specialized public organizations, subsidized by active interest rates and regulate the public and private bankto assign part of the credit portfolio for agricultural financing. The paradigm of Financial Markets proposes that a market withoutregulations approaches a model of perfect competition and as such, suggests no State intervention in its management to obtainmaximum economic efficiency. This paradigm includes among its policies, liberating interest rates, eliminating obligatory creditportfolios and liquidating public financial organizations. The paradigm of imperfect information points out that efficient andequitable management of the financial market is based on the design of institutions and organization that avoid problems generatedby the existence of information failures (problems of evaluation, incentives and reimbursement). In the framework of thisparadigm, rural financial organizations should design and apply technologies that take advantage of the positive experiences of theinformal and formal financial sector to improve the form where information between lenders and borrowers is captured,processed and transmitted and thus improve access for poor families to financial services.Key Words: rural financial market, market failures, information failures, rural savings and loan, micro-financing.

Cet article a pour objectifs : 1) étudier les paradigmes qui ont été appliqué pour l’étude du fonctionnement du marché financierrural dans les pays en développement, et 2) évaluer les résultats de politiques publiques liées à chaque paradigme, en ce qui concernel’accès qui ont les familles rurales pauvres, aux services financières. Dans les conclusions du travail, on expose, d’un part, lesimplications qui ont eu, pour le Venezuela, les politiques publiques qu’émanent de chaque paradigme étudié et, d’autre part, leurseffets pour l’avenir.Mots clé : marché financier rural, failles de marché, failles d’information, épargne et crédit rural, micro financement.

fondos para hacer préstamos y otras inversiones financieras» (VanHorne y Wachowicz, 1994: 27). Entre los intermediariosfinancieros se incluyen a las organizaciones de depósitos,siendo las más conocidas los bancos comerciales y uni-versales, las entidades de ahorro y préstamo y las coope-rativas de ahorro y crédito.

Un mercado financiero desarrollado está relacionadocon el crecimiento y desarrollo económico de los países.Wenner y Proenza (2002) indican que existen tres razo-nes que sustentan esta relación: i) libera el potencial eco-nómico de la población, impulsando el crecimiento eco-nómico; ii) permite la creación de nuevas empresas y po-sibilita la expansión de las ya existentes al tener acceso aservicios de ahorro y crédito; y, iii) en el caso del mercadofinanciero rural, puede contribuir a aliviar la pobreza através de la intermediación financiera, siempre y cuandose implementen medidas macroeconómicas y sectorialescoherentes.

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El funcionamiento del mercado financiero4 rural ha sidouna materia de amplia discusión entre los científicos so-ciales especializados en el estudio del desarrollo, quieneshan expuesto diversas explicaciones acerca de la existen-cia de las limitaciones de acceso a los servicios de ahorroy crédito de parte importante de la población, así comode las políticas públicas que deben implantarse para co-rregir dicha situación. En la literatura especializada exis-ten al menos tres posiciones teóricas bien definidas queofrecen una explicación particular del funcionamiento delmercado financiero rural. Estas explicaciones son: i) delas Instituciones Especializadas de Crédito Agrícola; ii)de los Mercados Financieros; y, iii) de la Información Im-perfecta.

Cada una de las posiciones teóricas señaladas puedeser catalogada como paradigma siguiendo la línea de pen-samiento de Kuhn (2000)5, quien afirma que losparadigmas corresponden a «realizaciones científicas univer-salmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan mo-delos de problemas y soluciones a una comunidad científica» (Kuhn,2000: 13). De esta manera, cada explicación teórica delfuncionamiento del mercado financiero rural aquí consi-derada está sustentada en una visión particular del mismoen relación con la conducta de los agentes económicos,las variables determinantes que explican su buen o maldesempeño y unas medidas de políticas públicas a ser apli-cadas en cada caso.

La máxima eficiencia económica (óptimo de Pareto)ocurre sí y sólo sí se cumplen las condiciones requeridaspara un mercado de competencia perfecta. Por lo tanto,en los mercados realmente existentes en los que no se danestas condiciones se originan fallas de mercado6 que im-

4 Cuando se hace referencia al mercado financiero se considera al mercadode servicios financieros en general: ahorro, crédito, seguros y operacionesinterrelacionadas (Hoff y Stiglitz, 1990; Bardhan y Udry, 1999). Lahoud(2003: 6) define al mercado financiero como el mecanismo para realizar laintermediación financiera (ahorro y crédito). Cuando la intermediaciónfinanciera es realizada por un banco se llama indirecta; también puede serdenominada directa, cuando se efectúa mediante el mercado de capitales.Este mecanismo permite pactar las condiciones del mercado entreoferentes (agentes con excedentes) y demandantes (agentes con déficit)de dinero: monto, plazo y precio (tasa de interés).5 Aunque su trabajo sobre la forma en que se genera el progreso cientí-fico se basó en ejemplos tomados fundamentalmente de la física y laquímica, la categoría de paradigma ha sido igualmente aplicada en elestudio de las ciencias sociales.6 Las fallas de mercado son un conjunto de circunstancias o condicionesque impiden que el mercado sea eficiente en el sentido de Pareto. Unmercado es eficiente en el sentido de Pareto cuando se logra una distribu-ción de recursos tal que no es posible mejorar los beneficios de unindividuo sin perjudicar los de otro, alcanzándose la máxima eficienciaeconómica. Los mercados de competencia perfecta garantizan la obten-ción de máxima eficiencia económica (óptimo de Pareto). Las fallas demercado surgen cuando no se cumplen las condiciones que caracterizana un mercado de competencia perfecta. Éstas incluyen las estructuras demercado imperfectas (monopolios, oligopolios, monopsonios,oligopsonios), las externalidades (incluyendo el caso de los bienes públi-cos), los mercados incompletos y ausentes, las fallas de información y losdesequilibrios macroeconómicos. Estas fallas no son mutuamenteexcluyentes, es decir, pueden limitar la eficiencia de un mercado al presen-tarse de manera simultánea (Stiglitz, 1988).

piden la obtención de máxima eficiencia económica (óp-timo de Pareto), por lo que se justifica la intervención delEstado para contrarrestar los efectos negativos de dichasfallas de mercado (Stiglitz, 1988). En este argumento teó-rico se sustenta el paradigma de las Instituciones Espe-cializadas de Crédito Agrícola (IECA). Sin embargo hayque considerar al mismo tiempo el hecho de que la inter-vención del Estado puede generar, a su vez, fallas de go-bierno7. Esto sucede cuando las medidas específicas apli-cadas por los gobiernos en el mercado no generan el efec-to inicialmente deseado o, en el peor de los casos, lasmedidas producen efectos contrarios a los que original-mente se querían obtener, llegando al punto de empeorarla situación inicial que supuestamente se quería mejorar(Zezza y Llambí, 2002).

La presencia de las fallas del mercado financiero en lasáreas rurales (generadas fundamentalmente por la asime-tría de información y la inexistencia de colaterales legal-mente aceptados) origina que en muchos casos los agen-tes económicos con necesidades de financiamiento y pro-yectos de inversión viables, pero que no reúnen las condi-ciones exigidas por los prestamistas, no tengan posibili-dades de obtener el dinero que requieren para sus activi-dades de inversión. En estas circunstancias, según el pa-radigma de las IECA, se justificaría la intervención delEstado en el diseño de políticas públicas para incluir otrosfactores no financieros en los criterios de selección y otor-gamiento de los créditos, de manera tal que los pequeñosproductores y campesinos, tradicionalmente excluidos delmercado financiero formal, puedan acceder al crédito agrí-cola en condiciones preferenciales (montos suficientes,tasas de interés subsidiadas, en muchos casos negativasen términos reales y plazos flexibles). El efecto esperadoes el de reducir la pobreza, la desigualdad en la distribu-ción del ingreso y promover el cambio tecnológico (FAO,1995). La experiencia indica, como se mostrará más ade-lante, que este paradigma no ha sido exitoso en el logrode sus objetivos de desarrollo rural, a pesar de que sigueinfluyendo en las políticas de financiamiento agrícola.

El paradigma de los Mercados Financieros Rurales(MFR) centra su justificación en la crítica a las IECA y enlos pésimos resultados obtenidos por la intervención delEstado en el mercado de ahorro y crédito. En AméricaLatina la experiencia de las IECA ha sido señalada porsus resultados especialmente negativos, por lo que el para-

7 Las fallas de gobierno consisten en que el diseño e implementación delas políticas públicas no se adecúan a los objetivos iniciales de la misma,para resolver las fallas de mercado. Por lo tanto no se obtienen los resul-tados esperados debido a la diferencia entre los objetivos y el diseño eimplementación de la política, lo cual origina resultados negativos de laintervención pública (Stiglitz, 1988). Las fallas de gobierno pueden serde comisión o de omisión en la intervención.

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digma de los MFR asume los elementos teóricos del libremercado. En este caso se aboga porque sea el libre juegode la oferta y la demanda el que regule el comportamientodel mercado financiero y por ende la asignación eficientede los recursos, eliminando la intervención del Estado enel mercado. A través de este paradigma se promueven ins-tituciones de financiamiento agrícola capaces de cubrirsus costos para ser sostenibles, no limitadas exclusiva-mente al otorgamiento de créditos; esto es, capaces demovilizar el ahorro rural mediante la captación de depó-sitos. En este paradigma las instituciones definanciamiento rural (no exclusivamente para actividadesagrícolas) deben limitarse a su rol de intermediarios fi-nancieros, mediante la: i) captación y asignación de re-cursos desde los agentes con superávit (capaces de aho-rrar) hacia los agentes deficitarios con necesidades de fon-dos para financiar inversiones); y, ii) recuperando los prés-tamos y obteniendo un retorno suficiente, mediante laaplicación de tasas de interés no subsidiadas que reflejenlas condiciones del mercado, para cubrir sus costos y ase-gurar la ampliación de su cobertura y sostenibilidad en eltiempo (FAO, 1995; Izumida, 2004).

Finalmente se halla el Paradigma de la InformaciónImperfecta (PII), que se basa en los desarrollos teóricosaportados en el marco del Neo-institucionalismo Econó-mico, específicamente por la corriente de la economía dela información (Ayala, 2000). Esta última considera en-tre sus supuestos centrales que los precios no transmitentoda la información necesaria para la toma de decisionesen el mercado, haciendo énfasis en la existencia del pro-blema de información incompleta y asimétrica. Éste a suvez da origen, entre otras fallas de mercado, a los merca-dos incompletos y segmentados. Por lo tanto el paradig-ma se fundamenta en la forma en que los agentes econó-micos enfrentan y resuelven los problemas derivados delas fallas de información y del tiempo que transcurre en-tre el otorgamiento del crédito y su reembolso (Hoff yStiglitz, 1990; FAO, 1995).

En el contexto internacional -especialmente en el mer-cado financiero rural de los países en desarrollo- se reco-noce actualmente que, a pesar del crecimiento del merca-do financiero mundial producto del proceso deglobalización financiera, se ha venido incrementando enparalelo el número de personas que no tienen acceso almercado financiero formal. Estas personas, en general,están excluidas de los procesos económicos y sociales queles permitirían una vida digna. Se trata, por un lado, delcreciente número de los pobres; por otro lado, un sinnú-mero de micro, pequeñas y medianas empresas son tam-bién excluidas del mercado de ahorro y crédito, las cualesenfrentan obstáculos para su supervivencia y crecimientodebido a las limitaciones en el acceso a los servicios finan-

cieros.Luego de la implementación y auge del paradigma de

las IECA entre las décadas de 1960 y 1970 en AméricaLatina y El Caribe y del paradigma del MFR durante lasde 1980 y 1990, los resultados han sido poco satisfacto-rios. En la actualidad todavía puede decirse que los mer-cados financieros rurales «siguen siendo poco profundos, nocompetitivos y segmentados» (Alvarado et al., 2002: 14). Por lotanto no están aún resueltos los problemas de eficiencia yequidad en la distribución de los recursos financieros,como medio que contribuye a la disminución de la pobre-za de las familias rurales.

Dentro de esta perspectiva las políticas públicasimplementadas en Venezuela durante varias décadas (yaún en la actualidad) han estado orientadas por el para-digma de las IECA. Durante parte de la década de 1990,a raíz de la instrumentación de reformas económicas conorientación de mercado, se trató de imponer el paradigmadel MFR. Sin embargo el mercado financiero rural vene-zolano continúa presentando fallas de mercado que lecaracterizan como poco desarrollado, ineficiente y conaltos niveles de riesgo (Llambí et al., 2004). Esto indicaque la mayoría de las razones que dieron origen a las IECAen los países en desarrollo aún están presentes en el mer-cado financiero rural venezolano. Asimismo confirman elescaso éxito de las medidas orientadas a la liberación delmercado financiero en el sector rural de Venezuela. Estasituación revela que son necesarias nuevas políticas pú-blicas, que se nutran de los avances teóricos que permi-ten una mejor comprensión del mercado financiero ruraly de las experiencias exitosas en el mundo.

En el contexto antes señalado el presente artículo tie-ne como objetivos: i) analizar los paradigmas que expli-can el funcionamiento del mercado financiero rural en lospaíses en desarrollo; y, ii) evaluar los resultados de laspolíticas públicas asociadas a cada paradigma en el acce-so a los servicios financieros de las familias rurales. Eldocumento se organizó en cinco secciones. Luego de laintroducción se presentan las características generales delmercado financiero rural en los países en vías de desarro-llo (sección 2). En la sección 3 se plantean los fundamen-tos teóricos de cada uno de los paradigmas que explicanel funcionamiento del mercado financiero rural y los prin-cipales resultados de las políticas públicas implementadas.A continuación se resumen las políticas públicas vincula-das con cada uno de los paradigmas analizados (sección4). Finalmente, en la sección 5 se presentan las conclu-siones y las implicaciones para Venezuela, en materia depolíticas públicas, derivadas de los paradigmas analiza-dos.

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2. CARACTERÍSTICAS DEL MERCADO FINANCIERORURAL EN LOS PAÍSES EN DESARROLLOLas zonas rurales de los países en vías de desarrollo tie-nen, de manera general, similitudes en cuanto a su situa-ción económica y social. El problema de mayor enverga-dura al que se han enfrentado los gobiernos y las agenciasinternacionales de cooperación para el desarrollo ha sidoel persistente nivel de pobreza y la iniquidad en la distri-bución de la riqueza en las áreas rurales. Entre ellos seencuentran familias que realizan diversas actividades eco-nómicas, tales como agricultores, artesanos, comercian-tes e industriales de bajos ingresos. La falta de acceso aservicios financieros, aunado a otros problemas, ha gene-rado que las condiciones necesarias para el desarrollo ha-yan estado ausentes para estas familias.

El financiamiento ha sido una de las políticas públicasmás importantes diseñadas por los gobiernos de AméricaLatina y El Caribe, generalmente con el apoyo de las agen-cias internacionales, para contribuir a la solución del pro-blema de la pobreza y de la baja calidad de vida de lasfamilias rurales. Las diferencias observadas en laimplementación de las políticas de financiamiento duran-te los últimos años tienen su origen en las diversas expli-caciones e interpretaciones teóricas que se han intentadoacerca de las características del mercado financiero en laszonas rurales.

Sin embargo, antes de analizar los paradigmas que sus-tentan el diseño e implementación de las políticas definanciamiento rural en los países en vías de desarrollo,conviene presentar una caracterización de los mercadosfinancieros en las áreas rurales. De acuerdo con Bravermany Guasch (1986) y Besley (1994), entre las característicasmás relevantes del mercado de financiamiento en las zo-nas rurales en los países no desarrollados se señalan lassiguientes:

a. Debilidad de fuerzas competitivas.b. Escasez de colaterales (garantías). Esto se debe en

primer lugar a que los campesinos y pequeños producto-res, por su precaria situación en cuanto a propiedad derecursos materiales, carecen o tienen muy pocos activosque sirvan para respaldar una operación crediticia. Ensegundo lugar, no están claramente definidos los derechosde propiedad sobre la tierra, por lo que ésta no puede ser-vir de garantía.

c. Poco desarrollo de mercados complementarios y dela infraestructura para comunicarse. En particular, se ob-serva la ausencia de ciertos mercados como el de seguros,los cuales contribuirían a minimizar el riesgo de no pagopor ocurrencia de eventos no previsibles (clima, plagas,enfermedades, etc.). A esto se agrega el problema del dé-bil marco legal para asegurar la devolución de los crédi-tos.

d. Dispersión de los productores y la carencia o exis-tencia de vialidad en mal estado.

e. Existencia de mercados segmentados y de altacovarianza en los riesgos. Es común que los créditos enuna región se le otorguen a cierto grupo de productores(un segmento de los productores) dedicados a producirlos mismos rubros agrícolas y pecuarios8. El problemasurge por la naturaleza altamente riesgosa de la actividadagrícola debido a su dependencia de fenómenos naturalesy enfermedades no predecibles ni controlables. Así, si exis-te mal tiempo (exceso de lluvia-inundaciones, escasa llu-via-sequía), aparición de plagas y enfermedades, puedesurgir una situación que impida obtener los resultadosesperados en un grupo de productores simultáneamente.Y esto puede impedir el cumplimiento de la devoluciónde los créditos con sus intereses, por lo que se produciríauna situación de incumplimiento del pago con consecuen-cias negativas para los prestatarios y prestamistas.

f. Problemas de asimetría de información (los agenteseconómicos-prestamistas y prestatarios no tienen el mis-mo nivel de información) que generan la posibilidad deselección adversa por no poder distinguir entre el clientebueno y el malo (por ejemplo: otorgarle el préstamo a al-guien que no puede reembolsarlo) y de riesgo moral o moralhazard, ya que el prestatario no reembolsa el crédito opuede desviar el crédito para otros fines. Esta falla demercado (asimetría de información) se analizará en la sec-ción 3.

En cuanto a las características de los prestamistasBardhan y Udry (1999) señalan que existen en el mercadofinanciero rural en los países en vías de desarrollo dostipos de estos agentes9: los formales e informales. De estamanera el mercado formal está integrado por los bancospúblicos y privados (especializados o no en el sector agrí-cola) y las cooperativas de ahorro y crédito. Por su parteel mercado informal está integrado por prestamistas lo-cales, familiares o amigos, el arrendamiento de tierras y ladistribución de costos y beneficios a través de lamedianería. Estas fuentes de financiamiento coexisten einteractúan en el mercado financiero rural profundizando

8 Besley (1994: 32) enfatiza el problema de la segmentación del mercadode crédito en las áreas rurales, debido a que los créditos que se otorganestán concentrados geográficamente en ciertos grupos de productores,que se enfrentan a riesgos similares (common shocks) para realizar la pro-ducción y devolver los créditos.9 Anteriormente Hoff y Stiglitz (1990) habían señalado esta dualidad enel mercado de crédito rural. Mientras en el mercado formal las institucio-nes realizan intermediación entre los depositantes (entre ellos el gobier-no) y los prestatarios a una baja tasa de interés, usualmente subsidiada;en el mercado informal el crédito es otorgado por individuos privados:prestamistas profesionales, comerciantes, comisionistas, dueños de tie-rras, amigos y familiares, quienes cobran altas tasas de interés.

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10 Esto explica, según Adams y Graham (1991), la existencia de organi-zaciones similares en los países de bajos ingresos: bancos agrícolas espe-cializados, bancos de desarrollo, bancos cooperativos, cooperativas decrédito, bancos privados, agencias de crédito supervisadas, entre otras.En el marco del paradigma de las IECA se crearon en Venezuela, entrelos años sesenta y setenta del siglo XX, el Banco de DesarrolloAgropecuario (BANDAGRO), el Instituto de Crédito Agrícola y Pecua-rio (ICAP) y el Fondo de Crédito Agropecuario (FCA). Para mayores deta-lles ver Fuentes (2005).

las condiciones de un mercado segmentado de prestamis-tas y prestatarios. Es decir, que las condiciones de ahorroy crédito, tales como plazos y tasas de interés, se estable-cen de manera diferenciada, de acuerdo con el origen delfinanciamiento y las características de los prestatarios(Bardhan y Udry, 1999).

La diferencia fundamental entre ambas fuentes definanciamiento (prestamistas formales e informales) radi-ca en que utilizan tecnologías de crédito opuestas. Por unlado los bancos públicos o privados, especializados o noen el sector agrícola, requieren principalmente que el pres-tatario disponga de garantías (en forma de activos) parapoder obtener crédito, estando la cuantía del mismo su-peditada a la cobertura de la garantía y no a la necesidadde financiamiento del prestatario. Ésta, junto con el altoriesgo propio de la actividad agrícola, es una de las razo-nes fundamentales que explican por qué las organizacio-nes financieras formales tienen poco interés para operaren las áreas rurales y atender el segmento de pequeñosproductores y campesinos.

Por otro lado, los agentes del mercado informal utili-zan una tecnología crediticia más flexible. La misma estabasada en el conocimiento (la información) que el presta-mista tiene de las características del prestatario por sucercanía geográfica y social. La confianza en la responsa-bilidad del prestatario como pagador y el uso de mecanis-mos de presión social y legal (pactados directamente en-tre el prestamista y el prestatario) son las característicasmás importantes de la tecnología informal. Estas condi-ciones hacen más atractivo para el agricultor, por su opor-tunidad, bajos costos de transacción y accesibilidad, elmercado informal sobre el mercado formal. Precisamentelas interrelaciones entre los agentes descritos, laineficiencia económica, la iniquidad social y los bajos ni-veles de calidad de vida en las personas que habitan laszonas rurales son las bases sobre las que se sustentan lasdiferentes explicaciones teóricas del funcionamiento delmercado de financiamiento rural en los países en vías dedesarrollo. Las diferentes conclusiones aportadas por losinvestigadores sobre estos temas, son usadas como guíapara el diseño de políticas públicas por parte de los go-biernos y las agencias internacionales de cooperación parael desarrollo.

3. PARADIGMAS DEL MERCADO FINANCIERO RURALEn la literatura especializada se han identificado tresparadigmas sobre el funcionamiento de los mercados fi-nancieros rurales. Estos paradigmas -unos en mayor gra-do que otros- han orientado y continúan haciéndolo, laspolíticas públicas implementadas por los gobiernos paraque los agricultores, pequeños productores y en generallos habitantes de las áreas rurales tengan acceso a los ser-vicios financieros. Los objetivos últimos de estas políti-cas han sido la reducción de la desigualdad en la distribu-

ción de la riqueza y que las familias de las zonas ruralessuperen la situación de pobreza.

Sin embargo las interpretaciones que ha hecho cadauno de los paradigmas sobre la realidad del mercado fi-nanciero rural han condicionado el éxito o fracaso en susresultados. Como consecuencia se ha generado una am-plia discusión en la comunidad científica y profesional paraapoyar o respaldar medidas específicas de políticas públi-cas en materia de financiamiento rural que promuevan eldesarrollo de los países de América Latina y El Caribe.Seguidamente se pasa a explicar en qué consiste cada pa-radigma.

2.1. EL PARADIGMA DE LAS INSTITUCIONESESPECIALIZADAS DE CRÉDITO PARA LA AGRICULTURA (IECA)El paradigma de las Instituciones Especializadas de Cré-dito para la Agricultura (IECA) tuvo su auge en la décadade 1960. La expansión de las IECA se relaciona con eldiagnóstico inicial del mercado financiero rural en lospaíses en vías de desarrollo. Su objetivo consistió en dis-minuir la pobreza de los agricultores mediante el incre-mento de la producción agrícola a través del otorgamien-to de crédito. En este sentido Adams y Graham (1991)plantearon que se suponía que el crédito tenía un impor-tante peso entre los diversos insumos necesarios para elcambio en las condiciones de vida de los agricultores debajos ingresos y para la producción agrícola en general.Así, se consideró al crédito agrícola como un medio conveniente para reducir la pobreza a la vez que seincrementaba la producción agrícola. Según Vogel (2003)esta perspectiva fue reforzada debido a la visión parcialque suponía que la agricultura era la única actividad eco-nómica que se realizaba en las zonas rurales.

Adams y Graham (1991) señalaron además que, deacuerdo con esta perspectiva, las agencias de coopera-ción internacional y los gobiernos nacionales de los paí-ses en vías de desarrollo asumieron un modelo de créditoagrícola semejante. Se planteó como premisa que como elmodelo IECA había tenido éxito en los países desarrolla-dos podría ser implementado con iguales resultados enlos países de menos desarrollo. En consecuencia las leyespromulgadas, las políticas sectoriales ejecutadas y las or-ganizaciones de financiamiento a la agricultura creadasen los países en vías de desarrollo reprodujeron las carac-terísticas esenciales de sus semejantes en los países desa-rrollados10.

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Entre los elementos distintivos del paradigma de lasIECA se planteó la premisa de que para satisfacer las ne-cesidades de crédito de los agricultores, especialmente delos pequeños productores, era necesaria la intervencióndel Estado en el mercado. Esto se debía principalmente aque:

«el libre funcionamiento de los mercados de crédito noaseguran la equidad distributiva del financiamiento. Serequiere una intervención estatal que corrija y compenselos efectos polarizadores del mercado y que enfrente elproblema del atraso y la pobreza. Esta intervención debeadoptar la forma de instituciones especializadas de cré-dito a la agricultura que tomen bajo su responsabilidadla administración de los apoyos crediticios con objetivosespecíficos. La realización de estos objetivos constituirála principal e incluso la única de sus actividades» (FAO,1995: 224-225).

Adams y Graham (1991) afirman que el diseño de laspolíticas y de las organizaciones de crédito a la agricultu-ra creadas para cumplir con estos objetivos fueinfluenciado por ideas preconcebidas acerca de la con-ducta de los agentes económicos en el mercado financie-ro rural. Se suponía que los agricultores pobres no teníancapacidad para el ahorro y que como prestatarios eranincapaces de pagar la tasa de interés del mercado. De igualmanera se consideró que no estaban en condiciones deelegir la tecnología adecuada a sus necesidades de pro-ducción (uso de semillas, fertilizantes y otros insumos).A los prestamistas formales se les consideró demasiadoprecavidos para asumir los riesgos de financiar la activi-dad agrícola y se supuso que con regulaciones y normasgubernamentales era posible que ellos se abocaran a aten-der a los pequeños agricultores. Desde este punto de vis-ta, el paradigma de las IECA consideraba que la bancaprivada no ofrecía cantidades suficientes de crédito parasatisfacer la demanda real de los agricultores, debido bá-sicamente a los altos riesgos que supone la actividad agrí-cola. De esta forma se consideró que la ausencia del mer-cado formal originó una respuesta inadecuada al proble-ma de la falta de oferta de crédito: la aparición de losprestamistas informales. De este modo la visión que setuvo de los prestamistas informales fue que obtenían gran-des ganancias monopolísticas por las altas tasas de inte-rés que cobraban a los agricultores y en consecuencia seles tildó de explotadores (Adams y Graham, 1991)11.

Sobre la base de estos supuestos, tanto de las condi-ciones del mercado financiero rural como del comporta-miento de los agentes, las principales políticas derivadas

del paradigma de las IECA fueron: i) la intervención delEstado de manera directa en el mercado, mediante la crea-ción y administración de organizaciones especializadaspara el otorgamiento de créditos al sector agrícola, talescomo bancos públicos y programas de créditos dirigidos;y, ii) la intervención indirecta en el mercado, en forma deregulaciones gubernamentales para la banca privada, es-tableciendo porcentajes obligatorios de la cartera de cré-ditos a ser destinadas al sector agrícola a tasas de interéspor debajo de las del mercado. En este caso se supusoque las regulaciones gubernamentales serían el estímulosuficiente para aumentar la cantidad de recursos que dis-pondrían los prestamistas formales para financiar al sec-tor agrícola, a la vez que se eliminarían los prestamistasinformales al proveer crédito suficiente a los agricultores(González-Vega, 1994; FAO, 1995).

Adicionalmente, el crédito se otorgaba con una tasade interés subsidiada por el Estado, normalmente regula-da por debajo de la prevaleciente en el mercado y de latasa de inflación (negativa en términos reales). La ideaera evitar la disminución de la producción debido a bajasen los precios de los productos finales o al elevado costode los insumos de la actividad agrícola, entre ellos el crédi-to12. Asimismo se consideró que el crédito debía ser en-tregado en especie o destinado a usos específicos, comoparte de un paquete de insumos para la producción, parainducir a los agricultores a adoptar nuevas tecnologías(Adams y Graham, 1991).

Luego de varias décadas de implementación del para-digma de las IECA sus resultados han sido ampliamentecriticados, ya que se alejaron del cumplimiento de losobjetivos de mejorar la eficiencia productiva, reducir lainiquidad y reducir la pobreza, que inicialmente justificósu adopción, dejando intactas o aún peores las condicio-nes de pobreza y atraso de los ciudadanos de las zonasrurales. Según la FAO (1995) el paradigma de las IECAgeneró consecuencias positivas y negativas, pero el ba-lance se inclina por la aparición de mayor número de efec-tos adversos. Por ejemplo, Vogel (2003) señala que el fra-caso del paradigma de las IECA se debe a que se supusoerróneamente que el crédito subsidiado y dirigido podía ala vez incrementar la producción agrícola y mejorar el ni-vel de vida de los pequeños productores. Sin embargo,entre las consecuencias positivas se puede mencionar que

11 Hoff y Stiglitz (1990: 34) denominan a este paradigma como la visióntradicional del «Monopolistic Moneylender».

12 Adams y Graham (1991) indican que estas medidas generalmente seimplementan para contrarrestar los efectos perjudiciales que causan otraspolíticas macroeconómicas y sectoriales en la agricultura, tales como laapreciación del tipo de cambio real, los controles de precios de los ali-mentos, las regulaciones sobre la importación de insumos y las políticasfiscales.

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las IECA: i) aumentaron los recursos financieros destina-dos al sector agrícola en los países en desarrollo; ii) logra-ron satisfacer necesidades financieras que antes no eranatendidas en el sector agrícola; y, iii) impulsó de maneratemporal la democratización del crédito al sector agrícola(FAO, 1995).

No obstante las consecuencias negativas rebasaron elalcance de las anteriores debido a que, como lo enfatizanAdams y Graham (1991), González-Vega (1998),Braverman y Guasch (1986) y la FAO (1995): i) las bajastasas de interés activas (las que se cobran) perjudicaron laviabilidad financiera a largo plazo de las IECA, ignoran-do los servicios de ahorro y haciéndolas altamente de-pendientes de los recursos fiscales del Estado. Tasas acti-vas bajas ocasionaron tasas pasivas (las que se pagan pordepósitos de ahorro) igualmente bajas. En consecuenciaexistían pocos estímulos para que las IECA captaran aho-rros en las zonas rurales, destinándose los recursos al con-sumo o al ahorro en especie; ii) con frecuencia los verda-deros destinatarios del crédito «barato», a saber los cam-pesinos y los pequeños productores, no obtuvieron losbeneficios, mientras que los productores medianos y gran-des o con influencias políticas lograron acceder al crédito.En todo caso, la cobertura lograda fue muy baja; iii) pre-dominaba la poca diversificación de la cartera de clienteso la concentración del crédito en los grandes productoresy en productores que formaban parte de la clientela polí-tica del gobierno de turno; iv) las tasas de recuperaciónde los créditos fueron muy bajas debido a la alta morosi-dad; v) no se eliminaron los prestamistas informales; porel contrario, salieron fortalecidos debido a la ineficienciae ineficacia operativa de las IECA; y, v) no se aseguró quela disponibilidad de créditos «baratos» incrementara laproductividad agrícola.

De acuerdo con Vogel (2003) las altas tasas de moro-sidad y la inexistencia de estímulo para el ahorro en lasorganizaciones especializadas -normalmente de propiedadestatal- hicieron muy altos sus costos de administración,por lo cual los gobiernos tuvieron que recapitalizarlas con-tinuamente. Incluso se condonó y refinanció varias vecesla deuda de los agricultores favorecidos por los créditossubsidiados. En definitiva estos problemas obligaron a losgobiernos a liquidar las organizaciones especializadas decrédito para la agricultura, tal y como ocurrió en Vene-zuela entre 1970 y 199913. Sin embargo la eliminación oreestructuración de las mencionadas organizaciones nosignificó la solución definitiva del problema, ya que lacultura de no reembolso quedó como una dificultad parala sostenibilidad de nuevas organizaciones, porque los

prestatarios mantuvieron la percepción de que es su dere-cho recibir créditos subsidiados así como también no re-embolsarlos (Vogel, 2003).

Otro de los resultados negativos del paradigma de lasIECA lo señala Vogel (2003) cuando afirma que los pres-tatarios tuvieron el incentivo de utilizar el dinero en otrasactividades no agrícolas, con lo cual se desvirtuó el obje-tivo de incrementar la producción a través del crédito.Esto se debe a la dificultad real, en términos de costos,tiempo y efectividad, de supervisar y detectar la posibili-dad de que el agricultor use el crédito inadecuadamentemediante la sustitución o desviación de los recursos fi-nancieros otorgados14.

González-Vega (1998: 7-9) concluye que los malosresultados obtenidos por las IECA se explican en parte enlos términos siguientes: i) se le pretendió dar una respues-ta política a un problema de carácter tecnológico, esto es,de adopción de tecnologías apropiadas para ofrecer servi-cios financieros rurales a un costo razonable en un mer-cado que tiene unas características específicas; ii) se con-cibió al crédito como una «panacea» para el desarrollo ru-ral, olvidándose que el crédito agrícola tiene un efectolimitado y no puede sustituir la existencia de oportunida-des productivas; es decir, de condiciones favorables enmateria de tecnología, precios e infraestructura para laproducción. En definitiva el crédito no puede ser sustitu-to de otros motores del desarrollo; y por último, iii) elcrédito no es el único servicio financiero que los pobla-dores de las áreas rurales consideran importante. Los ser-vicios de ahorro, las facilidades para efectuar y recibirpagos y para transferir fondos también son relevantes.

En síntesis este paradigma no consideró la importan-cia de la intermediación financiera para la creación de unmercado financiero que estimulara el desarrollo de laszonas rurales, al tiempo que ignoró las propiedades esen-ciales del dinero y tuvo una concepción muy elemental dela conducta de los agentes económicos, explicándose asísus resultados poco satisfactorios en el cumplimiento desus objetivos (Adams y Graham, 1991). Una de las razo-nes por las cuales el análisis inicial del mercado financie-ro rural se desvió de las causas reales de la ausencia deservicios financieros en las áreas rurales, la propone Vogel(2003: 14) cuando afirma que antes de entender los orí-genes del problema «los funcionarios de gobierno y las agenciasinternacionales de donantes, cubrieron la evidente brecha para elservicio para el cual había más demanda: crédito agrícola barato»,motivados por la premura por ofrecer soluciones a corto

14 La sustitución consiste en que el agricultor, a pesar de haber recibido elcrédito, no invierte más de lo que ha invertido anteriormente en la pro-ducción del rubro financiado. La desviación ocurre cuando los agriculto-res que reciben el crédito no producen el rubro financiado (Vogel, 2003).

13 Mayores detalles sobre la dinámica de las IECA en Venezuela puedenhallarse en Fuentes (2005).

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plazo. Adicionalmente esta perspectiva limitó la posibili-dad de los agricultores de convertirse en ahorristas ban-carios, al no ofrecerle tasas de interés atractivas, ignoran-do el carácter fungible del dinero15 y la aparición de mer-cados secundarios para los insumos que eran otorgadoscomo sustitutos del crédito en efectivo (Adams y Graham,1991).

A pesar de los resultados adversos obtenidos por laimplementación del paradigma de las IECA en los paísesen vías de desarrollo, Adams y Graham (1991) sugierenque existen al menos cuatro razones para que el paradig-ma continúe implementándose con pocos cambios: i) quelas investigaciones realizadas hasta el momento son insu-ficientes para rebatir de manera general los resultados delparadigma de las IECA; ii) que las raíces históricas sobrelas cuales se fundamenta el paradigma de las IECA, sobretodo la concerniente al rol de los prestamistas informalescomo intermediarios financieros, son un obstáculo paraque los encargados de tomar las decisiones acepten laposibilidad de un cambio; iii) circunstancias económicasde carácter general obligan a tomar medidas que perjudi-can a la agricultura y por lo tanto se justifican las ayudasotorgadas por el gobierno a este sector para contrarrestarlos efectos negativos de las políticas no sectoriales; y, iv)razones políticas16, debido a que mediante este paradigmalos gobernantes pueden asignar discrecionalmente recur-sos a sus patrocinantes políticos.

2.2. EL PARADIGMA DE LOS MERCADOS FINANCIEROSRURALES (MFR)El paradigma de los Mercados Financieros Rurales se sus-tenta en las críticas a los resultados obtenidos por el para-digma de las IECA. Las evaluaciones realizadas al para-digma de las IECA por agencias internacionales de co-operación resaltaron el hecho de que implementar políti-cas orientadas a cobrar bajas tasas de interés (subsidiadas)por créditos otorgados exclusivamente a los agricultores,crear bancos de fomento al desarrollo especializados enel sector agrícola y obligar a la banca privada a mantenercarteras de crédito agrícola no había solucionado los pro-blemas de iniquidad e ineficiencia en la distribución delos recursos financieros. Se concluyó que en general losresultados fueron inferiores a los esperados en el momen-to de formular e implementar dichas políticas públicas enAmérica Latina y El Caribe (Wenner y Proenza, 2002).

Básicamente se resaltó que el paradigma de las IECAhabía causado las siguientes consecuencias negativas enel mercado financiero rural: i) benefició en su mayor par-te a los productores con garantías, tradicionalmente losmás grandes, quienes a su vez disponían de mayor poderde negociación política; ii) agravó la regresiva distribu-ción del ingreso en las áreas rurales de bajos ingresos alterminar favoreciendo a los productores más grandes; iii)los créditos no se entregaron oportunamente ni fueronsuficientes debido al racionamiento originado por la altademanda y a la paulatina escasez de recursos financieros;y, iv) tuvo pocos efectos sobre la producción y la produc-tividad (FAO, 1995). La política de subsidiar las tasas deinterés de los créditos así como la ausencia de estímulosal ahorro rural fueron consideradas como las principalescausas de que las organizaciones creadas bajo el paradig-ma de las IECA fueran financieramente inviables. Por lotanto las hacía altamente dependientes de los recursos fis-cales del Estado. Al mismo tiempo, debido al racionamien-to del crédito hacia los sectores políticamente favoreci-dos y al carácter fungible del dinero, los recursos otorga-dos fueron desviados hacia el financiamiento de otras ac-tividades económicas menos riesgosas y más rentables quela agrícola (FAO, 1995; González-Vega, 1998).

Besley (1994) señala que las intervenciones del Esta-do para regular las tasas de interés del crédito agrícola pordebajo de la tasa del mercado, acompañadas de pocos es-tímulos al ahorro17, originaron un exceso de demanda so-bre la oferta de fondos por parte de los agricultores. Con-secuentemente los bancos públicos y privados eligieronde manera selectiva la distribución de los recursos (racio-namiento). Éstos fueron otorgados a los agricultores mássolventes, argumento considerado como de los más fuer-tes para apoyar la liberalización del mercado financiero yla flexibilización de las regulaciones gubernamentalesorientadas a mantener las tasas de interés cobradas porlos préstamos en niveles de mercado.

Desde el punto de vista teórico el paradigma de losMFR se fundamentó en la hipótesis de que un mercadofinanciero es eficiente cuando «la información es procesadaen una forma eficiente y racional, de modo tal que los precios deequilibrio reflejan toda la información disponible en un momentodeterminado» (Rodner, 1993: 27). En otras palabras signifi-ca que el precio del bien o servicio, como la tasa de inte-rés en el caso del mercado de ahorro y crédito, se equili-brará al estar sujeta al libre juego de la oferta y la deman-15 La «fungibilidad» del dinero fue definida por Von Pischke y Adams

(1980) como la propiedad del dinero de convertirse fácilmente en cual-quier otro bien o servicio disponible dentro del mercado.16 Vogel (2003) a su vez señala que, incluso en la actualidad, el enfoquecentrado en el crédito agrícola mantiene su atractivo por razones políticaso burocráticas.

17 Las tasas de interés cobradas a los prestatarios por debajo del preciode mercado originaron que las tasas pagadas a los ahorristas fueran igual-mente bajas.

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da en condiciones de competencia perfecta18. En este casoel precio será suficiente para tomar las decisiones de con-sumo, ahorro o inversión de los agentes económicos ygarantizará la máxima eficiencia económica bajo las con-diciones de Pareto19.

Izumida (2004) resume las características de este pa-radigma destacando: i) el enfoque sistemático, esto es,concebir las instituciones financieras como intermedia-rias que obtienen a través del mercado fondos de las uni-dades económicas con excedentes (ahorros y depósitos)que luego son asignados a quienes requieren de fondospara financiar inversiones. En consecuencia, las técnicasy la eficiencia en la intermediación financiera resultancruciales. Bajo este enfoque se amplía el financiamiento alo rural (actividades no agrícolas en áreas rurales) y noexclusivamente a lo agrícola. El énfasis se coloca en elfuncionamiento del mercado, donde se encuentranoferentes y demandantes de fondos. Por lo tanto es elmercado el que coordina la oferta y la demanda que setraduce en un precio para el dinero (tasa de interés real).Cuando se interviene el mercado y se distorsiona el pre-cio resultante (la tasa de interés real) se distorsiona la asig-nación de recursos; y iii) las instituciones financieras de-ben ser sostenibles. Por lo tanto, los créditos deben serotorgados de manera que se asegure su recuperación paracubrir costos, reproducir y ampliar el proceso de otorga-miento de créditos. Esta característica implica que el go-bierno no debe intervenir fijando límites a las tasas deinterés.

El paradigma de los MFR se fortaleció en la década de1980 y principios de la de 1990 con la implementación depolíticas públicas orientadas hacia el mercado (en el mar-co de programas de ajuste estructural), orientadas a la re-forma del sector financiero, sobre todo en los países envías de desarrollo. Entre las principales medidas adoptasse encuentra la liberación de las tasas de interés para quefueran determinadas por el mercado (Wenner y Proenza,2002). Dichas políticas se centraron en que era el merca-do y no el Estado el que debía desempeñar el papel regu-lador en la asignación de los recursos financieros al sector

agrícola. Por lo tanto se diseñaron bajo el supuesto de queun mercado financiero libre de intervención se acercaríaal modelo de competencia perfecta. En este sentido laspolíticas públicas diseñadas bajo el paradigma de los MFRse centraron en la eliminación de cualquier intervencióndirecta o indirecta en el mercado financiero rural por par-te del Estado, tales como las organizaciones de créditofinanciadas por el Estado y el subsidio a la tasa de interés.

En cuanto al funcionamiento del sector privado, sefomentó la competencia en el mercado financiero al per-mitir la entrada de la banca trasnacional, se eliminó laobligación de mantener carteras de crédito sectoriales20 yse fortaleció la capacidad de las entidades de supervisiónmediante una normativa prudencial más estricta (Wennery Proenza, 2002).

El argumento para eliminar las organizaciones diseña-das bajo el paradigma de las IECA consistió en que sumayor debilidad era que su sostenibilidad estaba limitadaa la existencia de fondos públicos para su financiamiento,debido a la baja recuperación de los créditos y a la nocaptación de ahorros. A la larga los fondos insuficientesprodujeron el racionamiento de los créditos y el beneficioa los productores con mayores posibilidades económicas.Además, debido al hecho de que dichas organizacionesno recibían depósitos del público, se generó una elevadaproporción de créditos morosos por disociarse los crédi-tos de los ahorros (Adams y Graham, 1991; Vogel, 2003).

Bajo este paradigma (MFR) se asume que la funciónde los intermediarios financieros es pasiva. Consiste encaptar ahorros, los cuales contrariamente a lo que se asu-mía en el paradigma de las IECA sí existen en las zonasrurales, para asignarlos a buenos proyectos, a tasas de in-terés de mercado. De esta manera se aseguran créditos acostos normales a todos aquellos que tuvieran oportuni-dades y proyectos de inversión ventajosos individual ysocialmente (FAO, 1995).

A pesar de la aplicación de estas políticas públicas enla mayoría de los países de América Latina y El Caribe,los resultados obtenidos también adolecen de profundasdistorsiones en la distribución eficiente y equitativa delos créditos en el mercado financiero rural. La razón esque en gran parte de estos países los mercados financie-ros rurales «siguen siendo sub-desarrollados, poco profundos yno competitivos» (Wenner y Proenza, 2002: 26), mantenién-dose las dificultades de los pequeños productores agríco-

18 En el modelo de competencia perfecta existen múltiples oferentes ydemandantes, de manera que ninguno puede influir significativamenteen los precios de los bienes y servicios. Asimismo, no existen diferenciasentre los bienes que se intercambian en un mismo mercado, hay libertadde entrada y salida de las empresas, no hay intervención del Estado, noexisten externalidades ni costos de transacción, existe perfecta movilidadde los factores de producción y la información es gratuita y estásimétricamente distribuida entre los agentes económicos.19 Es importante señalar que aunque en el Equilibrio de Pareto se lograla máxima eficiencia económica, el mismo no considera el asunto de laequidad en la distribución de los recursos.

20 En Venezuela a principios de la década de 1990 se iniciaron una seriede cambios legales que llevaron a la cartera agrícola obligatoria para labanca privada desde el 22,5% de la cartera total de créditos (vigente entre1984 y 1989) hasta el 12% en 1992. Aunque el objetivo era eliminarcompletamente la regulación diversos factores impidieron llevarlo a cabo(Fuentes, 2005).

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las, los pequeños empresarios y comerciantes rurales paraacceder a servicios financieros formales, en vista de quesus condiciones de pobreza y falta de activos para ofre-cerlos como garantías aún es una característica de las zo-nas rurales.

En este último caso los servicios financieros formalespara las zonas rurales no aumentaron a pesar de las políti-cas implementadas. En cuanto al crédito, los recursos fi-nancieros provenientes de fuentes formales disminuye-ron considerablemente21, al punto de considerarse que laoferta formal de crédito agrícola no estaba adecuada a losrequerimientos de financiamiento de los productores ru-rales. Como consecuencia las fuentes informales de cré-dito se fortalecieron, aunque no llegaron a compensar to-talmente la demanda de financiamiento rural (Wenner yProenza, 2002).

En tal sentido, según los datos reseñados por investi-gaciones apoyadas en su mayoría por el Banco Mundial,se observa que a pesar de las reformas financieras el ac-ceso a servicios de ahorro y crédito formales se mantuvobajo en la mayoría de los países de América Latina y ElCaribe. En referencia al acceso de los pobladores ruralesde la región a fuentes formales de crédito, se señala quefue menor al 15% (Wenner y Proenza, 2002). Esta situa-ción se agrava si se considera que los agricultores con ga-rantías son los que acceden finalmente al crédito formal,dejando a un lado a los campesinos, pequeños y media-nos productores, quienes terminan por financiarse a tra-vés de las fuentes informales. Sin embargo, las condicio-nes y uso de este tipo de créditos, normalmente de cortoplazo y para satisfacer necesidades de emergencias o con-sumo, limitan su impacto en el desarrollo rural.

En lo que respecta al acceso al ahorro, los datos mues-tran que la situación es similar a la del acceso al crédito.En este caso, según Wenner y Proenza (2002), la tasa departicipación de los pobladores rurales en servicios deahorro formales y semiformales22 fue inferior al 15%. Estoocurre a pesar que otras investigaciones reseñadas porWenner y Proenza (2002) señalan que los pobladores ru-rales de bajos ingresos tienen capacidad de ahorro, el cualrealizan en forma de ganado, reservas de cosecha, joyas,inventarios y terrenos.

21 En Venezuela entre 1970 y 1999 la tasa de crecimiento promedio delcrédito agrícola otorgado por las organizaciones públicas definanciamiento (el Banco Agrícola y Pecuario -transformado en 1975 enel Instituto de Crédito Agrícola y Pecuario-, el Banco de DesarrolloAgropecuario y el Fondo de Crédito Agropecuario) en términos reales(bolívares constantes de 1984) fue del -8,54% (ver Fuentes-Méndez,2005).22 En esta clasificación Wenner y Proenza (2002) incluye a los bancos ycooperativas.

2.3. EL PARADIGMA DE LA INFORMACIÓN IMPERFECTA (PII)Adams, Graham y Von Pischke (1984) plantearon que laspolíticas de intervención y regulación del mercado finan-ciero rural por parte del Estado no han sido consistentescon el objetivo de ayudar a los agricultores más pobres.Las razones que explican tal resultado se han discutido enpáginas anteriores. Sin embargo la solución planteada porBesley (1994) no significa la total desregulación del mer-cado por parte del Estado. Por el contrario, el Estado debeintervenir en el mercado financiero rural de manera res-tringida cuando sean identificadas fallas de mercado23. Larazón por la cual las políticas públicas han tenido fallasen desplazar a los prestamistas informales (la mayoría delos pequeños agricultores utilizan esta fuente definanciamiento) y en disminuir las altas tasas de interésque ellos cobran, se debe a que estas políticas están basa-das en una inadecuada comprensión del funcionamientodel mercado financiero rural (Hoff y Stiglitz, 1990).

El paradigma de la información imperfecta (PII) se basaen que la teoría del mercado de competencia perfecta esdeficiente en la explicación del mercado financiero rural,porque no considera los costos de transacción y los pro-blemas de información que surgen entre los prestatarios yprestamistas. Particularmente la aplicación del modelo deStiglitz y Weiss (1981) y la teoría de la información imper-fecta ayudaron a una mejor interpretación del funciona-miento del mercado financiero rural (González-Vega,1994).

Los problemas de información que distingue el PII seoriginan por el hecho de que «el proceso de producción, adqui-sición y procesamiento de la información es costoso, porque los mer-cados no la proporcionan adecuadamente» (Ayala, 2000: 139).En consecuencia, se originan problemas de informaciónasimétrica24 y de información incompleta25. La principalconsecuencia de la existencia de información asimétricae incompleta es que el agente con menos informaciónpuede tener distorsiones en el proceso de toma de deci-siones. La razón es que la ausencia de información y sudesigual distribución contribuyen al incremento de la in-certidumbre y el riesgo y a la formación de mercados in-

23 En el mercado financiero rural ocurre una falla de mercado cuando noes posible la distribución eficiente del crédito en el sentido del Equilibriode Pareto. El Equilibrio de Pareto es logrado en el mercado financierorural si un prestatario no tiene incentivos para revender su crédito yconvertirse en prestamista (Besley, 1994).24 La información asimétrica consiste en la desigual distribución de lainformación entre los agentes que realizan intercambios económicos;uno de los agentes tiene información que el otro desconoce. Esta situa-ción genera incertidumbre y mayor probabilidad de cometer errores (Ayala,2000).25 La información incompleta supone que cierto tipo de información esdifícil y/o imposible de obtener; los precios de mercado no transmitentoda la información para el intercambio económico (Ayala, 2000).

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completos y segmentados. Tal situación, a su vez, aumen-ta los costos de adquirir, procesar y tomar decisiones enfunción de la información disponible para el agente (Ayala,2000).

Las características del mercado financiero rural en lospaíses en desarrollo comentadas en la sección 2 agravanel problema de las fallas de información. De un lado, losprestamistas tienen problemas para tener información delos prestatarios sobre su situación financiera, su capaci-dad de pago, su solvencia moral, su preferencia por pro-yectos riesgosos y sus verdaderas intenciones en cuantoal pago del crédito. Obtener dicha información puede sermuy costoso en relación con el tamaño del crédito. Estoda origen a problema de la selección adversa26 (o del tipoo de la calidad oculta27). Esto es, otorgar el crédito a quienno está en condiciones de pagar. La consecuencia es quelos bancos, para evitar este problema elevan las tasas deinterés de acuerdo con el mayor riesgo y terminan porracionar el crédito28. En definitiva, los bancos deciden otor

26 Besley (1994) señala que el problema la selección adversa ocurre en elmercado financiero cuando los prestamistas no conocen las característicasparticulares de los prestatarios. Por ejemplo el prestamista ignora la con-ducta del prestatario ante el riesgo y puede decidir la reducción (raciona-miento) de la cantidad a prestar.27 Varian (1987) señala que el problema de la acción-tipo oculto se origi-na en la imposibilidad de que un lado del mercado pueda observar lacalidad de los bienes del otro.28 Para Besley (1994) las tasas de interés tienen el efecto de equilibrar laoferta y la demanda de fondos prestables, pero también tiene el efecto dediferenciar la calidad del portafolio de clientes (prestatarios). En conse-cuencia puede que los bancos no utilicen la tasa de interés para equilibrarla oferta y la demanda de fondos prestables, prefiriendo en cambio co-brar tasas de interés más bajas (de las que equilibrarían el mercado) aclientes con mayor probabilidad de pago, con proyectos menos riesgosos,lo que implica racionar el crédito. Es decir, se trata de excluir a los presta-tarios con proyectos más riesgosos, aunque estén dispuestos a pagartasas de interés más elevadas. La existencia de información asimétricapropicia que los prestamistas aunque conozcan los rendimientos espera-dos por sus operaciones, pero desconociendo el riesgo de los proyectosque financian, prefieran racionar los recursos. Esto es, prefieren prestarmenos dinero del que los prestatarios están dispuestos a tomar aúnpagando una tasa de interés mayor. En otros términos, lo que ocurre esque el prestamista puede cobrar una tasa de interés por debajo de la queequilibraría la oferta y demanda de fondos en el mercado. La razón es quesi cobra una tasa de interés alta los rendimientos bajarán debido a quepuede aumenta el riesgo de default (no pago) al seleccionar proyectos dealto riesgo. El problema que tiene el prestamista (banco) es que si elevademasiado la tasa de interés para cubrirse contra el riesgo de su ignorancia(poca información) sobre el prestatario, terminaría por excluir a los pres-tatarios con proyectos buenos, poco riesgosos, pero que no son renta-bles con tasas de interés elevadas. El prestamista entonces tendría queotorgarle los créditos a aquellos prestatarios, dispuestos a pagar altastasas de interés pero con proyectos de mayor riesgo y con mayor proba-bilidad de no pago, lo que terminaría por reducir la tasa de ganancia delprestamista. En estas condiciones el prestamista prefiere cobrar tasas deinterés más bajas pero racionando el crédito entre los prestatarios demenor riesgo. El problema del racionamiento del crédito a que puede dar

gar el crédito a una tasa de interés más baja que aquellaque los compensaría por el mayor riesgo, para otorgarle elcrédito a un grupo selecto de prestatarios, con proyectosde menor riesgo, mejores garantías y con mayor probabili-dad de pagar el crédito (racionamiento del crédito). Laexistencia de la selección adversa termina por excluir ydiscriminar a los pequeños productores y campesinos, paraquienes el tamaño del préstamo es muy bajo en relacióncon el costo de recabar información sobre su solvenciamoral, a la par que no poseen colaterales (garantías) deaceptación por la banca formal.

Igualmente, el prestamista tiene problemas paramonitorear y asegurarse que el crédito va a ser utilizadoen el proyecto o que en determinado momento el presta-tario puede calcular los beneficios de no pagar versus losde pagar el crédito. La posibilidad de no pago del proyec-to por la dificultad del prestamista de saber que hace elprestatario con el crédito da origen al problema del riesgomoral (moral hazard)29 o de la acción oculta. La posibili-dad de no pago, riesgo moral, también es un factor queatenta contra los pequeños productores y campesinos puescarecen de garantías o al banco-prestamista se le hace di-fícil y costoso monitorear la utilización del crédito30, o noexisten instituciones que permitan conocer el historial cre-diticio del prestatario, que pueda sustituir la inexistenciade colaterales y evitar el riesgo moral (Wenner, 2001).

Por otra parte, el reconocimiento de los costos de tran-sacción31 y su efecto en la distribución de los créditos en

origen la existencia asimetría de información ha sido ampliamente anali-zado por Stiglitz y Weiss (1981). La FAO (1995: 248) concluye al respecto:«El análisis anterior muestra que incluso en situaciones monopolísticas, los presta-mistas no pueden aumentar excesivamente la tasa de interés, salvo que decidancorrer el riesgo de tener un portafolio de proyectos con altas probabilidades de nopago. La tasa de interés es, en ese caso, un mecanismo indirecto de resolución de losproblemas de evaluación e incentivos, en la medida que permite hacer una regulaciónde los proyectos financiables que garantice que los riesgos de no pago se sitúen dentrode márgenes aceptables».29 El riesgo moral se origina debido a que la información se encuentradesigualmente distribuida entre los agentes; es decir, surge como conse-cuencia de la asimetría de la información (Ayala, 2000). Basado en elcomportamiento de los agentes en el mercado de seguros, Varian (1987)define al riesgo moral como la ausencia de incentivos de un agente paratener cuidado; por ejemplo, si ha adquirido un seguro contra todo ries-go. Este comportamiento se debe a que el agente que adquiere un segurono tiene que pagar todo el costo por las consecuencias de su conductaante el riesgo, por lo cual el asegurador intenta trasladar parte del riesgo alasegurado a través de mecanismos como los deducibles por cada indem-nización pagada.30 El costo del monitoreo es demasiado elevado en relación con el mon-to de los créditos otorgados.31 Los costos de transacción son aquellos en que incurre un agente pararecabar y procesar información (Ayala, 2000). North (1990) ha definidolos costos de transacción como aquellos derivados de la necesidad deestablecer y medir los atributos de la producción o de los bienes y servi-cios en el mercado y los costos en que se incurre para obligar al cumpli-miento de acuerdos entre las partes.

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el mercado financiero rural, ofrece una mejor compren-sión de las dificultades de los paradigmas de las IECA ydel MFR para lograr sus objetivos. Para Vogel (2003) lademanda excesiva que originó el crédito agrícolasubsidiado fue restringida (racionada) mediante la trans-ferencia de altos costos de transacción desde los presta-mistas hacia los prestatarios, lo cual alejó a quienes de-bían beneficiarse del crédito (campesinos y pequeños pro-ductores) y favoreció a los clientes con mayor capacidadde cubrir los costos de transacción (medianos y grandesproductores). Las razones para explicar esta situación seencuentran en que mientras los costos de transacción novarían en relación con el monto del crédito, los costos porintereses ascienden en la medida que el mismo es de ma-yor cuantía. En consecuencia, al estar subsidiada la tasade interés, el incentivo lo tienen los prestatarios que re-quieren mayores montos porque la sumatoria de los cos-tos por intereses y los costos de transacción se diluyen enel monto del crédito. En este caso se ignora que la deci-sión de tomar un crédito por parte del agricultor está enfunción de la sumatoria de los costos de intereses más loscostos de transacción. Aún con tasas de interés bajas, losrequisitos administrativos para racionar el crédito aumen-tan significativamente los costos de transacción, debido aque para los pequeños productores los costos totales delcrédito pueden ser dos o tres veces mayores que los pagospor la tasa de interés nominal, por el efecto de los costosde transacción32 (Adams y Graham, 1991). Otro factorque eleva los costos de transacción tanto para la bancacomo para los prestamistas es la dispersión de los produc-tores, así como la inexistencia de vialidad o existencia deésta en mal estado, además de otros factores presentes enlas áreas rurales33.

Con el reconocimiento de los costos de transaccióncomo un factor importante para la toma de decisiones delos prestatarios se reinterpreta la conducta de los agricul-tores y de los prestamistas formales e informales. Es porello que Adams y Graham (1991) afirman que los inter-mediarios informales (usureros o prestamistas del pueblo)tienen ciertas ventajas que hacen que sus costos de tran-sacción y de obtener información sean muy bajos pararealizar sus operaciones (cercanía geográfica con los clien-

tes, transacciones interrelacionadas al financiamiento ta-les como la medianería (share-cropping) y la comercializaciónde la producción así como un buen conocimiento de lasolvencia moral y financiera de los clientes34. Por lo tanto,tal como lo señala Vogel (2003), dado que se ha demos-trado que los agricultores seleccionan sus fuentes definanciamiento en función de la sumatoria de la tasa deinterés y de los costos de transacción asociados a cadauna de ellas, los agricultores de menores recursos econó-micos de los países en vías de desarrollo acceden mayor-mente a las fuentes informales de financiamiento, en vis-ta de que tienen bajos costos de transacción en relacióncon las fuentes formales35. Estas últimas requieren unagran cantidad de requisitos que elevan los costos de tran-sacción, tales como: experiencia crediticia previa, esta-dos financieros avalados por contadores públicos, garan-tías de activos reales, traslados desde la finca al lugar dondese encuentra la institución financiera, entre otros. En es-tas circunstancias la mayoría de los agricultores de lospaíses en vías de desarrollo, que no disponen de garantíasreales, queda fuera del mercado formal de ahorro y crédi-to. Como consecuencia disminuyen sus posibilidades demejorar sus ingresos, se limita su potencial para contri-buir con el desarrollo económico y, en definitiva, se difi-culta el desarrollo del sistema financiero de sus respecti-vos países (Wenner y Proenza, 2002).

Otro cambio importante que sugiere el PII está rela-cionado con la perspectiva acerca de la disposición y ca-pacidad de ahorro de las familias rurales pobres. Adams yGraham (1991) señalan que si se ofrecen incentivos ade-cuados, las familias pobres estarían dispuestas a ahorrarde manera voluntaria. Entre estos incentivos se encuen-tran la seguridad a sus depósitos, liquidez y un nivel derendimientos (tasa de interés pasiva) aceptable. Convie-ne destacar que, según la evidencia reseñada por Wennery Proenza (2002), los pobladores de las zonas rurales deAmérica Latina y El Caribe sí ahorran, aunque en la ma-yoría de los casos lo hace en especie. Además, ellos esta-rían dispuestos a monetizar sus ahorros, siempre y cuan-do existan organizaciones que capten depósitos ubicadasconvenientemente en las zonas rurales y ofrezcan tasasde interés que los protejan de los efectos inflacionariossobre el valor del dinero.

34 Ver Wenner (2001: 8). Para una explicación de la existencia del créditovinculado a otras relaciones (interlinked transactions) y sus efectos en lareducción de los costos de transacción originados por la asimetría deinformación se recomienda Bardham (1991).35 En el mismo sentido se pronuncian Adams y Graham (1991: 391)cuando afirman que: «para las poblaciones pobres en áreas rurales, los préstamosinformales no necesariamente son más costosos que los formales, cuando se calculancuidadosamente los costos totales de transacción del préstamo para prestatariosnuevos y pequeños»

32 Adams y Graham (1991: 388) agregan que en estos costos se incluyen«el tiempo gastado en hacer colas, costos de transportación, sobornos,honorarios legales, gastos administrativos, y tiempo de trabajo que nece-sariamente se pierde en atender todos estos asuntos».33 Wenner (2001) afirma que las áreas rurales se caracterizan por altosniveles de pobreza, dispersión espacial de la población, alta estacionalidaddel ingreso, bajos niveles de escolaridad y débil estructura legal que obs-taculiza el cumplimiento de los contratos. Todo ello hace que los costosde transacción sean elevados y obstaculicen la realización de las transaccio-nes financieras.

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36 Esta situación también puede presentarse ante eventos que escapan ala voluntad del prestatario, tales como fenómenos naturales adversos,plagas y enfermedades de los cultivos o ganados e incluso problemas desalud o muerte del prestatario. Dichos eventos son difíciles de predecir ypueden afectar significativamente la probabilidad de pago del crédito.

Es por ello que el PII sugiere que en las etapas inicia-les del desarrollo del mercado financiero rural se otorgueprioridad a la movilización del ahorro, incluso por encimade los préstamos, los que deberían convertirse en unamedida secundaria (Adams y Graham, 1991). El recono-cimiento de la capacidad y disposición al ahorro de lasfamilias rurales pobres es un incentivo para impulsar laintermediación financiera en las áreas rurales de los paí-ses en vías de desarrollo. Esto se debe, entre otras razo-nes, a que si los préstamos están respaldados con ahorrosde los propios prestatarios se contribuye a disminuir elproblema del riesgo moral al facilitarse el reembolso opor-tuno del crédito, pues los ahorros actúan como garantías(Adams y Graham, 1991).

El hecho de reconocer que en las zonas rurales nosólo se realizan actividades agrícolas, si no también unadiversa gama de otras actividades económicas sustenta laposibilidad de que se diversifiquen los riesgos de incurriren el problema de la selección adversa, al contar con unamayor cantidad de prestatarios entre los cuales escoger almomento de otorgar crédito (Vogel, 2003). De la mismamanera aumenta las posibilidades de recibir depósitos y,por consiguiente, de estimular el ahorro local con susimplicaciones en la disminución del riesgo de no reem-bolso. Al final se lograría mejorar el proceso deintermediación financiera en las zonas rurales, movilizan-do fondos y otorgando créditos, a la vez que se disminu-yen los riesgos de no reembolso y se fortalece lasostenibilidad financiera de la institución.

En síntesis la interpretación del funcionamiento delmercado financiero rural aportada por el PII, desde la pers-pectiva de los intermediarios financieros (prestamistasformales e informales), se basa en los mecanismos queellos utilizan para enfrentar tres problemas fundamenta-les al momento de otorgar un crédito. Estos problemas,como ya se ha mencionado, surgen debido a los proble-mas de fallas de información y consisten en: i) problemasde evaluación (screening problems), vinculados con el pro-blema de la selección adversa; ii) problemas de incenti-vos, relacionados con el problema del riesgo moral y iii)problemas de reembolso, correspondientes al problema delcumplimiento forzoso del contrato de crédito. La maneraen que los intermediarios financieros resuelven estos tresproblemas, bien sea de forma individual o colectiva, de-terminará el buen o mal desempeño del mercado de aho-rro y crédito (Hoff y Stiglitz, 1990; FAO, 1995).

Los problemas de evaluación (screening problems) se re-fieren a la necesidad del prestamista de obtener informa-ción acerca de las características del prestatario (Hoff yStiglitz, 1990). El problema para el prestamista consisteen poder responder acertadamente, con base en la limita-da información que dispone del prestatario, a la pregunta

de ¿quiénes son los buenos o los malos pagadores? (FAO,1995). En vista de que la información es imperfecta yasimétrica y que el proceso de recopilarla es costoso(Ayala, 2000), si el prestamista no dispone de toda la in-formación acerca del riesgo y de los rendimientos de losproyectos de los prestatarios, estará obligado a racionar elotorgamiento de crédito mediante la solicitud de algúntipo de garantía o mediante el mecanismo de las tasas deinterés (Hoff y Stiglitz, 1990). La consecuencia más im-portante de esta asimetría de información es que al finallos créditos son segmentados y es posible que se incurraen el problema de selección adversa, rechazando proyec-tos viables y rentables ya que el prestamista no puede dis-tinguir a un costo razonable entre los buenos y los malospagadores (FAO, 1995). El mejoramiento del mercado fi-nanciero rural dependerá del diseño de mecanismos e ins-tituciones (normas-leyes) que permitan obtener informa-ción para distinguir entre los buenos y malos prestatario aun costo razonable con la finalidad de minimizar el pro-blema de la selección adversa.

Los problemas de incentivos (incentives problems) con-sisten en que el prestamista debe aplicar los mecanismosapropiados para asegurarse que los prestatarios realizaránacciones para aumentar la probabilidad de pagar el crédi-to (Hoff y Stiglitz, 1990). En otras palabras, ocurre queluego de otorgado el crédito los prestamistas se enfrentanal problema de ofrecer los incentivos adecuados para queel prestatario use los recursos en el proyecto para el cualoriginalmente fueron otorgados. En este caso la preguntaa responder es ¿cómo estimular la conducta del prestata-rio para que actúe de acuerdo con el proyecto? Es decir,que utilice los recursos financieros racionalmente y con elobjetivo de pagar el crédito. Responder esta interrogantees difícil dado que el prestamista no puede observar todolo que el prestatario hace a un costo razonable (acciónoculta). Ante esta dificultad de supervisión directa el pres-tatario puede desviar los recursos a otras actividades di-ferentes al proyecto original, e incluso no pagar el crédito,originándose el problema de riesgo moral36. El mejora-miento del mercado financiero rural dependerá del dise-ño de mecanismos e instituciones (normas-leyes) que per-mitan minimizar el riesgo moral (moral hazard).

El problema de reembolso (enforcement actions) tiene quever con el cumplimiento forzoso del contrato de crédito;es decir, de las acciones que el prestamista puede realizarpara incrementar la probabilidad de pago por parte de los

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prestatarios (Hoff y Stiglitz, 1990). El prestamista se en-frenta al problema de conocer cual es el grado de dificul-tad que tiene para obligar el reembolso oportuno del cré-dito por parte del prestatario (FAO, 1995). Aquí la claveconsiste en disponer de los mecanismos adecuados pararesponder a la pregunta ¿cómo lograr el pago oportuno ytotal del crédito? El mejoramiento del mercado financie-ro rural dependerá del diseño de mecanismos e institucio-nes (normas-leyes) que permitan obtener el reembolso delcrédito con sus respectivos intereses.

Para evadir los problemas evaluación, de incentivos yde reembolso los prestamistas utilizan mecanismos indi-rectos y directos para obtener información acerca de lascaracterísticas de los prestatarios. Los mecanismos indi-rectos están basados en el diseño de contratos que permi-ten al prestamista obtener información acerca de los ries-gos de los prestatarios para evitar la selección adversa. Almismo tiempo estos mecanismos inducen al prestatario arealizar acciones para reducir la probabilidad de incum-plimiento del pago y así poder cancelar oportunamente elcrédito, aún cuando no cuente con los recursos suficien-tes para ello, reduciendo el problema del reembolso parael prestamista. Estos mecanismos pueden estar incluidosen el mercado de crédito a través de las condiciones definanciamiento tales como el tamaño del crédito y la tasade interés37. También pueden estar incorporados en loscontratos de mercados interconectados, como en los acuer-dos de alquiler de tierras. En ambos casos los mecanis-mos indirectos influyen en el comportamiento de los pres-tatarios en el mercado de crédito (Hoff y Stiglitz, 1990).

Por su parte los mecanismos directos hacen necesarioque los prestamistas desembolsen recursos para realizaractividades de monitoreo y cumplimiento de los créditospor parte de los prestatarios y que limiten el otorgamientode los créditos a miembros de grupos familiares o relacio-nados estrechamente, residentes de regiones específicas,o a individuos solventes con quienes ellos mantienen re-laciones comerciales. Los mecanismos directos están ba-sados en relaciones personales, vínculos entre el crédito yactividades comerciales y préstamos usufructuarios, en-tre otros elementos. El uso de los mecanismos directosgenera segmentación del mercado de crédito, esto es, ta-sas de interés diferentes para cada grupo de prestatarios(Hoff y Stiglitz, 1990).

Cuando se relacionan los mecanismos indirectos y di-rectos con los prestamistas formales e informales se ob-tienen interesantes respuestas acerca del comportamien-

to del mercado financiero rural. Los prestamistas forma-les, bancos públicos y privados, utilizan normalmentemecanismos indirectos para obtener información de laconducta de los potenciales prestatarios y atenuar los pro-blemas de evaluación, incentivos y reembolso. El uso pri-vilegiado de los mecanismos indirectos por parte de losprestamistas formales se conoce como estrategia de mer-cado pasiva (FAO, 1995). En este caso la tasa de interés yel requerimiento de garantías reales, tales como títulos depropiedad de la tierra y de bienes muebles e inmuebles,tienen efectos sobre la asignación de los créditos entre losprestatarios en el mercado formal de crédito. La bancaformal tiende a racionar los créditos con preferencia ha-cia los agricultores que disponen de garantías porque deesta manera reducen el riesgo de incumplimiento del pagoy, a su vez, permite cobrar una tasa de interés que excluyea los proyectos riesgosos -que incrementan la probabili-dad de incumplimiento de pagos-, asegurándose una car-tera de créditos con bajas tasas de morosidad.

Con esta misma finalidad y con igual éxito los presta-mistas informales utilizan en mayor grado los mecanis-mos directos de evaluación y cumplimiento de contratos,como una estrategia de mercado activa, aunque con ma-yores ventajas que los prestamistas formales (Hoff yStiglitz, 1990; FAO, 1995). Esto se debe a que los meca-nismos directos proporcionan a los prestamistas informa-ción acerca de los potenciales prestatarios a un costo menorque los mecanismos indirectos. La razón se encuentra enla cercanía geográfica entre prestamista y prestatario. Enprimer lugar le permite al prestamista tener un mayor co-nocimiento sobre la conducta y actitud hacia el riesgo delos prestatarios. Al mismo tiempo se originan relacionesde confianza duraderas basadas en las interrelaciones en-tre las actividades comerciales y de medianería que mejo-ran la probabilidad de reembolso del crédito, ya que enmuchos casos las comercialización de la cosecha de losagricultores (prestatarios) se realiza a través de los cana-les del prestamista rural (comerciante-prestamista), quientambién puede ser el dueño de la tierra que se otorga enmedianería al prestatario (Hoff y Stiglitz, 1990; Bardhan,2001; Adams y Graham, 1991; Vogel, 2003).

Por otro lado el uso de mecanismos directos por partede los prestamistas informales reduce la necesidad de ga-rantías reales para los prestatarios, lo cual disminuye con-siderablemente los costos de transacción de obtenerfinanciamiento si se compara con el costo de las fuentesformales. Esta situación explica acertadamente: i) el porqué los agricultores de menores recursos acceden a lasfuentes informales de crédito; y, ii) el hecho de la super-vivencia de los prestamistas informales a pesar de las in-tervenciones del Estado para su eliminación (Hoff yStiglitz, 1990; Adams y Graham, 1991; Vogel, 2003).

37 Hoff y Stiglitz (1990) aseguran que la tasa de interés cumple la doblefunción de racionar el crédito y regular el riesgo en la composición de lacartera de crédito del prestamista.

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La explicación del funcionamiento del mercado finan-ciero rural aportada por el PII ofrece una respuesta másprecisa sobre la realidad de la segmentación del mercado,sobre la supervivencia de los prestamistas informales,sobre el fracaso del paradigma de las IECA y sobre laslimitaciones de la banca privada para atender a los agri-cultores de menores recursos económicos. Asimismo ofrecealternativas de políticas públicas que deben implementarsepara evadir los obstáculos generados por la asimetría deinformación y, en esta medida, disminuir la ineficiencia einiquidad en la asignación de los recursos en el mercadofinanciero rural de los países en vías de desarrollo38.

Una de las conclusiones más importantes y de mayorimpacto en el diseño de las políticas públicas es lareinterpretación de la función de los mecanismos directosusados por los prestamistas informales en el mercado fi-nanciero rural (Vogel, 2003). Esto se debe fundamental-mente a que los prestamistas informales presentan venta-jas frente a las IECA y a la banca formal (pública o priva-da) producto de: i) la oportunidad (rapidez) de entregadel crédito. Importante en el sector agrícola, dadas lascaracterísticas estacionales de la actividad; ii) la ventajade realizar diversas actividades económicas en las locali-dades en las cuales trabajan, les permite disponer de in-formación sobre los clientes a bajo costo. Esto es un in-centivo para que sean incluidos en las políticas públicaspara transferir fondos públicos a los productores rurales,es decir, para estimular su actividad de intermediaciónfinanciera; y iii) la disponibilidad de información, los la-zos de amistad y el conocimiento de los clientes les per-miten evadir y solucionar los problemas de evaluación(selección adversa), incentivos (riesgo moral) y de reem-bolso (cumplimiento forzoso) de los créditos adecuada-mente (Adams y Graham, 1991; Vogel, 2003).

Yaron et al. (1998: 159) y Robinson (2001: 80-81) sin-tetizan algunas de las metodologías utilizadas por institu-ciones microfinancieras (IMFS) exitosas alrededor delmundo (incluyendo América Latina), las cuales permitenevadir los problemas de asimetría de información (selec-ción adversa y riesgo moral) que generan condiciones parael no reembolso de los créditos (default). En esa medida seevita el racionamiento del crédito, se mejora la cobertura(alcance o outreach) y la profundización (otorgamiento de

38 Robinson (2001: 163-166) presenta una interesante discusión sobrelas metodologías-tecnologías utilizadas por el Banco Sol (Bolivia) y porel Banco Rakyat (Indonesia) que permiten evadir los problemas de in-formación asimétrica y consecuentemente no conllevan al racionamientodel crédito, problema central planteado por el paradigma de la informa-ción imperfecta.

créditos a pobres activos y a mujeres). Entre estasmetodologías se encuentran las siguientes: i) obtenciónde información sobre los clientes a través de personas enlos lugares donde residen; ii) utilización del mecanismode fianzas tradicionales y solidarias (peer monitoring) en elcual los prestatarios se constituyen en grupos pequeñosde personas conocidas que, a su vez, se constituyen recí-procamente en garantes de los créditos recibidos. La pre-sión social entre los miembros del grupo reduce la posibi-lidad de no pagar el crédito pues si alguien falla todo elresto del grupo se vería impedido de obtener nuevos cré-ditos; iii) incentivos para obtener más y mayores présta-mos una vez que el crédito es reembolsado; iv) adecuadoentrenamiento-capacitación a los empleados de las IMFSpara obtener información sobre los potenciales prestata-rios. A esto se unen estímulos monetarios dependiendodel desempeño y la recuperación de los créditos, lo queobliga a una mejor supervisión de los mismos; v) capta-ción de ahorros de los clientes y su utilización como ga-rantía de los créditos; vi) buen desempeño financiero, ta-sas de interés activas que permiten cubrir costos y expan-dir las operaciones y previsión mediante la habilitaciónde reservas por pérdidas de préstamos que garantiza lasostenibilidad de las IMFS; vii) adecuación del pago delservicio de la deuda (pago del principal y de los intereses)a las características de los prestamistas. Generalmente sonpréstamos para capital de trabajo con pagos frecuentes(semanal, quincenal, mensual) que permite hacer pagosen montos más pequeños, lo que a su vez sirve paramonitorear continuamente el cumplimiento del contrato;y, viii) rapidez y procedimientos sencillos para la obten-ción del crédito o que disminuyan los costos de transac-ción. En conclusión las nuevas metodologías-tecnologíasinstrumentadas han permitido el funcionamiento de IMFSen áreas rurales que no necesitan racionar el crédito por-que evaden los problemas de asimetría de información.El alcance, la sostenibilidad financiera y el impacto social(contribución a la reducción de la pobreza y a la iniquidadde género) conforman el triángulo sobre el cual se basa laevaluación de las IMFS exitosas en la actualidad (Zeller yMeyer, 2002).

4. PARADIGMAS DEL MERCADO FINANCIERO RURAL YPOLÍTICAS PÚBLICASAsí como cada uno de los paradigmas presenta un diag-nóstico particular acerca del funcionamiento del merca-do financiero rural, exponen también un conjunto de po-líticas públicas para mejorar la asignación de los recursosfinancieros. En esta sección se enunciarán las principalesopciones de políticas públicas que se derivan de cada unode los paradigmas analizados en la sección anterior.

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4.1. POLÍTICAS PÚBLICAS DEL PARADIGMA DE LASINSTITUCIONES ESPECIALIZADAS DE CRÉDITO PARA LAAGRICULTURA (IECA)El paradigma de las IECA supone que el Estado debeintervenir directamente en el mercado financiero rural pararesolver las fallas de mercado, suministrar créditos a lospequeños productores y campesinos de manera tal que sepromueva el cambio tecnológico, mejoras en la producti-vidad, reducción de la pobreza y de la desigualdad en ladistribución del ingreso. Así, el objetivo fundamental esmejorar la asignación de crédito a los pequeños producto-res agrícolas. Se trata de aumentar la oferta de crédito agrí-cola para promover el desarrollo rural, aumentar la pro-ducción, mejorar el bienestar de los agricultores y lucharcontra la pobreza (FAO, 1995). Las políticas públicas másimportantes que se derivan de este paradigma son básica-mente:

1. Participación directa del Estado como proveedorde recursos financieros (crédito) a través de la creaciónde Bancos de Desarrollo e Institutos de Crédito especiali-zados para el sector agrícola. La captación de ahorros pasaa un segundo plano porque se supone que los pobres noahorran.

2. Regulación del mercado de crédito mediante leyesnacionales que obliguen a la banca privada a destinar por-centajes mínimos de la cartera de crédito al sector agríco-la con tasas de interés activas por debajo de las del mer-cado. Esta medida busca eliminar la dependencia de losagricultores de los prestamistas informales.

3. Subsidios directos e indirectos a la tasa de interéscobrada en los créditos otorgados a los agricultores, tantopor las organizaciones públicas como por la banca priva-da, para reducir el costo del crédito.

4.2. POLÍTICAS PÚBLICAS DEL PARADIGMA DE LOSMERCADOS FINANCIEROS RURALES (MFR)Este paradigma propone que el mercado de competenciaperfecta es la situación óptima para garantizar la asigna-ción eficiente de los recursos financieros. Se critica la in-tervención del Estado, debido principalmente a la expe-riencia negativa del paradigma de las IECA. Bajo estasconsideraciones se sugieren las siguientes opciones depolíticas públicas:

1. Desregulación del mercado de crédito. Se proponela eliminación de las carteras de crédito obligatorias parael sector agrícola, debido a que favorecen especialmentea los productores más solventes y empeora la desigualdaden la distribución del ingreso en las áreas rurales.

2. Promover la captación del ahorro rural y ofrecer ser-vicios financieros, esto es, eliminar el sesgo hacia el otor-gamiento exclusivo de créditos.

3. Liberación de las tasas de interés. Esto implica co-brar tasas de interés de mercado para lograr la asignacióneficiente de los recursos financieros entre los agricultoresmás productivos. Esto a su vez garantiza la captación deahorros, el pago de tasas de interés atractivas a los depo-sitantes y la obtención de un margen de ganancia (entretasas activas y pasivas), resultados que garantizan la sol-vencia financiera y la sostenibilidad en el tiempo de losintermediarios financieros.

4. Liquidación de la Banca de Desarrollo y otras insti-tuciones de crédito sucedáneas de aquélla. Esto se funda-menta en su baja sostenibilidad financiera, lo que a su vezse debe a su alta dependencia de fondos públicos, subsi-dios y donaciones.

4.3. POLÍTICAS PÚBLICAS DEL PARADIGMA DE LAINFORMACIÓN IMPERFECTA (PII)El paradigma de la Información Imperfecta hace énfasisen la necesidad de que las organizaciones e institucionesque interactúan en el mercado financiero rural estén orien-tadas a resolver los problemas de evaluación, de incenti-vos y de reembolso. Es decir, deben avocarse a promoverpolíticas públicas, instituciones y tecnologías financierasque minimicen o eliminen los problemas de informaciónasimétrica. Este enfoque recomienda la solución local deestos problemas mediante el diseño de organizaciones quecombinen las ventajas de las prácticas exitosas tanto delsector formal como del informal. Específicamente, laspolíticas públicas sugeridas son:

1. Fomentar la creación de organizaciones financieraslocales que resuelvan acertadamente los problemas deinformación (selección adversa, riesgo moral, cumplimien-to de contratos) mediante la creación de leyes y un marcoregulatorio que estimulen la aparición de organizacionescon tecnologías microfinancieras39 y el fomento del aho-rro y el crédito entre microempresarios y agricultores.

2. Promover la movilización del ahorro rural, elimi-nando la unidimensionalidad de las organizaciones finan-cieras rurales, creando las condiciones para que puedancaptar ahorros y aumenten la oferta de otros servicios fi-nancieros atractivos (tales como transferencias, descuen-tos de instrumentos financieros, arrendamiento financie-

39 La tecnología microfinanciera comprende un conjunto de metodologíasy técnicas para ofrecer servicios financieros (ahorro, crédito, seguros, otros)y no financieros a la población excluida del mercado financiero formal.Entre las principales metodologías se encuentran grupos solidarios, ban-cos comunales (village banks), cooperativas de ahorro y crédito (unionesde crédito) y microbancos públicos o privados. Para el diseño y evalua-ción de las organizaciones que aplican dichas metodologías se toman encuenta los criterios de sostenibilidad o autosuficiencia financiera, alcancee impacto en el bienestar. Para mayor información ver, entre otros: Oteroy Rhyne (1998); Sabaté et al. (2005) y Zeller (2003).

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ro, tarjetas electrónicas, entre otros).3. Mantener tasas de interés activas y pasivas reales

positivas, que permitan lograr la sostenibilidad financierade las organizaciones y la remuneración adecuada del aho-rro. De esta manera se incentiva a los agricultores amonetizar sus reservas en activos.

4. Estimular la organización de programas de difusiónde información en general; particularmente poner énfasissobre precios, oferta y demanda de productos específi-cos, tales como bolsas de valores y de productos físicos,seguros sobre activos financiados (casas, maquinarias,animales, etc.), riesgos, calificadoras de riesgo, socieda-des de garantía, registros de información crediticia.

5. Crear un sistema eficiente de registros públicos dela propiedad que faciliten el uso de las garantías, especial-mente en lo que se refiere a la titulación de tierras.

6. Facilitar el uso de garantías convencionales talescomo las sociedades de garantías recíprocas, garantías noconvencionales y los vínculos entre actividades crediticiasy comerciales, tales como fianzas solidarias («peermonitoring»), garantías prendarias, almacenes de depósito,agricultura de contrato, entre otras.

7. Capacitar recursos humanos y difundir lasmetodologías-tecnologías microfinancieras innovadoras,que permitan minimizar los problemas de asimetría deinformación, mejorar la solvencia financiera y lasostenibilidad de las IMFS.

8. Financiar y subsidiar, en sus etapas iniciales, IMFScon tecnologías novedosas, efectivas para minimizar losproblemas de asimetría de información.

9. En general se asume que la desregulación de losmercados financieros no es suficiente; la intervención delEstado es necesaria para crear los arreglos institucionalesy fomentar la creación de IMFS con tecnologías novedosas,sostenibles financieramente, que ofrezcan servicios finan-cieros a los pobres en las áreas rurales.

Por último debe mencionarse que en Venezuela existe,por una parte, el marco institucional para lasmicrofinanzas, descrito en la Ley de Creación, Estímulo,Promoción y Desarrollo del Sistema Microfinanciero(2001a), así como también la obligación de los bancosuniversales, bancos comerciales y entidades de ahorro ypréstamo de destinar un porcentaje mínimo de su carterade crédito (3%) al otorgamiento de microcréditos o colo-caciones en aquellas instituciones, establecidas o por es-tablecerse para el financiamiento de microempresarios(señalada en el Decreto con Fuerza de Ley de Reforma dela Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financie-ras) (2001b) y las disposiciones de la Ley de los ConsejosComunales (2006) para la creación de Bancos Comunales(en la forma de cooperativas de ahorro y crédito). Por otraparte existen varias organizaciones microfinancieras del

Estado (como el Banco del Pueblo Soberano, el Banco dela Mujer, el Fondo de Desarrollo Microfinanciero), CajasRurales (Programa de Desarrollo de Comunidades Rura-les Pobres-Fundación CIARA), múltiples fondos regiona-les y municipales creados por las gobernaciones de Esta-do y las Alcaldías; y experiencias privadas exitosas comoel Banco de la Gente Emprendedora (BANGENTE).Todo ello conforma un escenario que ofrece una oportu-nidad para el desarrollo de una línea de investigación queanalice lo que está sucediendo en el mundo de lasmicrofinanzas y su contribución a la reducción de la po-breza y al logro de una sociedad más inclusiva. Se trata deconocer los resultados obtenidos en cuanto a cobertura,solvencia financiera y satisfacción de las necesidades delos pobres activos y de los microempresarios, documen-tando las causas de los éxitos y de los fracasos para apren-der de dichas experiencias.

5. CONCLUSIONES1. Luego de varias décadas de implementación de las

políticas públicas propuestas por los paradigmas de lasIECA y del MFR en los países en desarrollo, particular-mente en América Latina y El Caribe, el mercado finan-ciero rural aún conserva las características que originanque gran cantidad de familias rurales (productores agríco-las, artesanos, comerciantes, pequeños industriales ymicroempresarios en general) no tengan acceso a servi-cios financieros para atender sus necesidades de ahorro yde financiamiento para fines de consumo e inversión.

2. El escaso éxito de los paradigmas de las IECA y delMFR para resolver los problemas de acceso de las fami-lias rurales pobres a los servicios financieros se debe engran parte a sus limitaciones teóricas en cuanto a la com-prensión de las características de los mercados financie-ros en áreas rurales, específicamente de las fallas de mer-cado que se derivan de la asimetría de información y de laimportancia de los servicios financieros que van más alládel simple otorgamiento de créditos. El avance en la ex-plicación del funcionamiento del mercado financiero ru-ral aportado por el paradigma de la Información Imper-fecta (PII), al incorporar al análisis los conceptos de fallasde información y de costos de transacción, ofrecen unaoportunidad de reformular las políticas públicas para in-tentar otro tipo de solución institucional y organizacionalal problema de proveer servicios financieros a los pobresen zonas rurales.

3. La reinterpretación del comportamiento de los pres-tatarios y prestamistas a la luz del PII permite la incorpo-ración de innovaciones organizacionales en las tecnolo-gías de ahorro y crédito y otros servicios financieros. En-tre las que se presentan como más interesantes se encuentrala posibilidad de aprovechar aspectos de la tecnología

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crediticia aplicada por los prestamistas informales en eldiseño de organizaciones que presten servicios financie-ros a las familias rurales de bajos ingresos. Los mecanis-mos directos para evadir los problemas de evaluación (se-lección adversa), de incentivos (riesgo moral) y de reem-bolso (cumplimiento forzoso) aplicados por los prestamis-tas informales han resultado exitosos al incorporarse comoparte de las metodologías utilizadas en experiencias inter-nacionales para otorgar servicios financieros a las fami-lias rurales pobres. Entre los casos que destacan al nivelmundial se encuentra el Grameen Bank de Bangladesh40,que desde finales de la década de 1970 ha logrado pro-porcionar a los pobladores más pobres de su país, espe-cialmente mujeres, servicios financieros con tasas demorosidad bajas. El Grameen Bank desarrolló la metodo-logía de los grupos solidarios. En ella la garantía del cré-dito está soportada por el compromiso de pago de un gru-po de prestatarios autoseleccionados. En América Latinael Banco Sol de Bolivia41 es una de las experiencias exitosasde organizaciones microfinancieras que ha merecido es-pecial atención por parte de investigadores y agencias in-ternacionales de cooperación.

4. La promulgación de la Ley de Creación, Estímulo,Promoción y Desarrollo del Sistema Microfinanciero(2001a) por parte del Estado venezolano, ofrece el marcoinstitucional para la generación de mecanismos formalespara el desarrollo de un sistema microfinanciero rural. Enel país, particularmente en las áreas rurales, este sistemapuede convertirse en una alternativa para facilitar el ac-ceso a servicios financieros de las familias excluidas delmercado financiero formal tanto público como privado.El estado venezolano tiene un importante rol que jugaren la creación de un nuevo sistema que permita proveerde servicios microfinancieros a los pobres urbanos y rura-les, pero las experiencias exitosas al nivel internacionalindican que no es precisamente como intermediario fi-nanciero directo (Vera et al., 2002) . No obstante, la inter-vención del Estado en el diseño del marco legal, regulatorioy de apoyo a las instituciones y organizaciones que cons-tituirían dicho sistema, debe aprender de los fracasos delas IECA y de la excesiva confianza en el funcionamientodel mercado planteado por el paradigma de los MFR. El

Estado también debe desprenderse de la visiónasistencialista, clientelar y de simple repartidor de rentapetrolera. Deberá prestar atención a los avances en la ex-plicación del funcionamiento de los mercados financierosrurales expresados en el paradigma de la InformaciónImperfecta y nutrirse de las experiencias exitosas (nacio-nales e internacionales) para resolver adecuadamente losproblemas de evaluación (selección adversa), incentivos(riesgo moral) y reembolso (cumplimiento forzoso). Estose puede lograr a través de organizaciones locales, apoya-das por el Estado pero con un marco regulatorio flexibleque le permita cubrir sus costos y asegurar su solvencia-sostenibilidad financiera. Deben ser gestionadas por lascomunidades y los ciudadanos; cooperativas de ahorro ycrédito, asociaciones civiles, ONG´s o intermediarios fi-nancieros privados, que incorporen tecnologías exitosas,que abandonen la unidimensionalidad de ser solamenteotorgante de créditos. Estas organizaciones microfinan-cieras deben garantizar una adecuada cobertura-alcance,la captación de ahorros, la ampliación de la oferta de ser-vicios financieros, la solvencia-sostenibilidad financieray, sobre todo, la profundización de los servicios financie-ros hacia los pobres activos y microempresarios de laszonas urbanas y rurales.

5. Existe en Venezuela, por una parte y en el marcoinstitucional para las microfinanzas, descrito en la Ley deCreación, Estímulo, Promoción y Desarrollo del SistemaMicrofinanciero, la obligación de los bancos e institucio-nes financieras al otorgamiento de microcréditos o colo-caciones en las instituciones establecidas o por estable-cerse para el financiamiento de microempresarios y lasdisposiciones para la creación de Bancos Comunales (coo-perativas de ahorro y crédito). Existen por otra parte va-rias organizaciones microfinancieras del Estado y expe-riencias privadas exitosas como BANGENTE. Todo elloconforma un escenario para el desarrollo de una línea deinvestigación orientada al análisis de la actualidad delmundo de las microfinanzas y su contribución a la reduc-ción de la pobreza y al logro de una sociedad más inclusiva.Se trata de conocer los resultados obtenidos en cuanto acobertura, solvencia financiera y satisfacción de las nece-sidades de los pobres activos y de los microempresarios,documentando las causas de los éxitos y de los fracasospara aprender de dichas experiencias.

6. Finalmente este trabajo aspira ser una modesta con-tribución en la tarea de conocer y comprender las basesteóricas, las experiencias del pasado en materia definanciamiento rural, así como generar conocimientos yestimular la reflexión acerca de políticas públicas que me-joren el desempeño de los mercados financieros rurales.

40 Su éxito ha trascendido las fronteras de lo estrictamente económico alhacerse acreedores (el Banco y su fundador) del Premio Nobel de la Pazedición 2006, por sus esfuerzos orientados a crear desarrollo económicoy social «desde abajo», en el entendido de que la paz duradera no puedealcanzarse a menos que los grupos de población encuentren las vías pararomper con la pobreza, entre la s cuales justamente están los microcréditos.Para profundizar en este tema el lector puede consultar Yunus (2003) eigualmente la dirección electrónica del Grameen Bank (http://www.grameen-info.org).41 Ver González-Vega, Schreiner, Meyer, Rodríguez y Navajas (1996).

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