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Gigi Tchividjian relata en ‘Más historias en aguas refrescantes’ una anécdota sobre lo que nos ofreció Jesús con Su muerte y Su resurrección.

Cuenta que había un hombre que sufría grandes remordimientos a causa de un pecado cometido en su juventud. Creía que Dios no lo podía perdonar.

Un día oyó hablar de una anciana que conversaba con Dios.

Finalmente se armó de valor y fue a verla. Mientras tomaban un té, le preguntó si le podía hacer el favor de consultar algo al Señor de parte suya.

—Con mucho gusto —repuso ella—. ¿De qué se trata?

—¿Tendría la bondad de preguntarle qué pecado cometí en mi juventud?

Picada por la curiosidad, la señora accedió de buen grado.

Al cabo de varias semanas, el hombre fue a verla de nuevo. Taza de té de por medio, le preguntó con cautela y timidez:

—¿Ha conversado con Dios últimamente?

La anciana dijo que sí, y añadió que le había preguntado cuál había sido el pecado cometido por el hombre en su juventud.

Él, nervioso, vaciló un momento. Por fin se atrevió a decir:

—Y ¿qué le respondió?

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¡Qué extraordinario es Tu amor, Jesús! ¡Es ¡Qué extraordinario es Tu amor, Jesús! ¡Es indescriptible! ¡Y pensar en todo lo que estuviste indescriptible! ¡Y pensar en todo lo que estuviste

dispuesto a sufrir por mí! dispuesto a sufrir por mí!

¡Qué alegría debiste de sentir cuando resucitaste y ¡Qué alegría debiste de sentir cuando resucitaste y te diste de cuenta de que tu odisea había te diste de cuenta de que tu odisea había

terminado! ¡Habías logrado la victoria! Habías terminado! ¡Habías logrado la victoria! Habías cumplido Tu misión. Habías hecho posible que el cumplido Tu misión. Habías hecho posible que el

mundo se salvara. Después de pasar por los mundo se salvara. Después de pasar por los horrores del Infierno y de la muerte por nosotros, horrores del Infierno y de la muerte por nosotros,

todo estaba consumado. todo estaba consumado.

Resurgiste victorioso, feliz, libre de las ligaduras y Resurgiste victorioso, feliz, libre de las ligaduras y las garras de los hombres malvados, sabiendo que las garras de los hombres malvados, sabiendo que nunca tendrías que volver a pasar por lo mismo y nunca tendrías que volver a pasar por lo mismo y

que nos habías librado de tener que hacerlo. que nos habías librado de tener que hacerlo.

Al pensar en la aparente gran derrota que sufriste y Al pensar en la aparente gran derrota que sufriste y en cómo se tornó en la mayor de las victorias, me en cómo se tornó en la mayor de las victorias, me lleno de asombro, de esperanza y de paz. No me lleno de asombro, de esperanza y de paz. No me cabe duda de que Tu amor me ayudará a superar cabe duda de que Tu amor me ayudará a superar cualquier tribulación a la que me enfrente, desde cualquier tribulación a la que me enfrente, desde

ahora hasta la eternidad. Amén. ahora hasta la eternidad. Amén.