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erreb Orgapo äe su Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 25.—Madrid (12). —Teléfono 12803 15 DE MARZO DE 1935 NUM. 3 S LT M J E. 10 Paz y tranquilidad, por Fr. Guillermo Vázquez.—Puntos de Religión: El hombre, criatu- ra, por Fr, Juan G. de Castro.—Mariologia del doctor Gregorio Lastruey, por Fr. Fermin Gutiérrez. —La V. Sor Clara de Jesús María, por Fr. Guillermo Vázquez.— Página Misional, por Fr. Policarpo Gazulla. —Las reformas de Roosevelt, por Guillaume.—Dos centenarios, por Fr. Gumersindo Placer.—Tirso de Molina, Poeta Mariano, por Fr. José Cereijo.— Un g uijarro en el camino, por la Srta. Julia G. Herreros.—El país de los sueños, por Celta.— A ntenidades.—Artistas Mercedarios, tomado de Ceän Bermúdez.---Radiogramas, por Ujän.— Noticias. -XT I 3D A. ns p. ii ,ti rr T_T _E2 s_ 1_4 1 "- PAZ Y TRANQUILIDAD 4- Son por sí mismas un gran bien, pues en ellas consiste la felicidad de esta Vida. Estar en paz vale tanto corno estar c ontento, ser feliz. Pero nosotros no buscamos precisa- mente la felicidad temporal, sino la eter- n a. Para llegar a la contemplación y a la unión con Dios, la paz y el sosiego del alma son condición indispensable. Esto es evidente: un alma agitada por l as pasiones, movida por todos los vien- t os de las inquietudes terrenas, es inca- Paz de recogerse a la oración. Los obje- t os que la preocupan, llenan su imagina- c ión y le es imposible fijar su pensa- Miento en Dios sin una gracia cspecialí- s ima, cuyo efecto habría de ser precisa- n - lente hacerla olvidar las cosas del 'tundo. Por eso nuestro Señor dice que una Parte de la semilla de la palabra de Dios, C ayó entre espinas y éstas la ahogaron. P or espinas entiende las inquietudes, ri- q uezas y placeres de este mundo. Y si esto sucede en los grados inferio- res de la oración y consideración, ¿qué sucederá en los más elevados a que aspiran las almas escogidas? Para oir la voz suave del Espíritu Santo, es preciso que cesen los ruidos del siglo, que in- quietan el alma. San Pablo veía la principal ventaja de la virginidad en que la mujer soltera piensa sólo en las cosas del Señor, en cómo agradará a Jesús; mientras la ca- sada tiene que pensar también en agra- dar a su marido, y así su corazón se divide. Lo mismo sucede con el hombre casado. Sin embargo, no querría que los casa- dos tratasen de separarse para abrazar vida más perfecta, por temor de que ese proyecto les absorbiese demasiado tiem- po, llenándolos de solicitud: Volo autem vos sine sollicitudine esse; no quiero que estéis acongojados.- La virgen que no apro y 2c-h6 su liber- tad para aumentar la oración y buenas 65 --

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errebOrgapo äe su Veperable Oräep

Cercera y (ofraäías

Dirección y Administración:Silva, 25.—Madrid (12). —Teléfono 12803

15 DE MARZO DE 1935

NUM. 3

S LT M J E. 10

Paz y tranquilidad, por Fr. Guillermo Vázquez.—Puntos de Religión: El hombre, criatu-ra, por Fr, Juan G. de Castro.—Mariologia del doctor Gregorio Lastruey, por Fr. FerminGutiérrez. —La V. Sor Clara de Jesús María, por Fr. Guillermo Vázquez.— Página Misional,por Fr. Policarpo Gazulla. —Las reformas de Roosevelt, por Guillaume.—Dos centenarios,por Fr. Gumersindo Placer.—Tirso de Molina, Poeta Mariano, por Fr. José Cereijo.— Unguijarro en el camino, por la Srta. Julia G. Herreros.—El país de los sueños, por Celta.—Antenidades.—Artistas Mercedarios, tomado de Ceän Bermúdez.---Radiogramas, por Ujän.—Noticias.

-XT I 3D A. ns p. ii,ti rr T_T _E2s_ 1_4

1"- PAZ Y TRANQUILIDAD 4-

Son por sí mismas un gran bien, puesen ellas consiste la felicidad de estaVida. Estar en paz vale tanto corno estarcontento, ser feliz.

Pero nosotros no buscamos precisa-mente la felicidad temporal, sino la eter-n a. Para llegar a la contemplación y a launión con Dios, la paz y el sosiego delalma son condición indispensable.

Esto es evidente: un alma agitada porl as pasiones, movida por todos los vien-tos de las inquietudes terrenas, es inca-Paz de recogerse a la oración. Los obje-tos que la preocupan, llenan su imagina-c ión y le es imposible fijar su pensa-Miento en Dios sin una gracia cspecialí-sima, cuyo efecto habría de ser precisa-n-lente hacerla olvidar las cosas del'tundo.

Por eso nuestro Señor dice que unaParte de la semilla de la palabra de Dios,Cayó entre espinas y éstas la ahogaron.Por espinas entiende las inquietudes, ri-quezas y placeres de este mundo.

Y si esto sucede en los grados inferio-res de la oración y consideración, ¿quésucederá en los más elevados a queaspiran las almas escogidas? Para oir lavoz suave del Espíritu Santo, es precisoque cesen los ruidos del siglo, que in-quietan el alma.

San Pablo veía la principal ventaja dela virginidad en que la mujer solterapiensa sólo en las cosas del Señor, encómo agradará a Jesús; mientras la ca-sada tiene que pensar también en agra-dar a su marido, y así su corazón sedivide. Lo mismo sucede con el hombrecasado.

Sin embargo, no querría que los casa-dos tratasen de separarse para abrazarvida más perfecta, por temor de que eseproyecto les absorbiese demasiado tiem-po, llenándolos de solicitud: Volo autemvos sine sollicitudine esse; no quiero queestéis acongojados.-

La virgen que no aproy2c-h6 su liber-tad para aumentar la oración y buenas

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obras, será contada entre las necias.Lo que importa (concluye el Apóstol),

es que los casados vivan como si no lofuesen; y los que poseen bienes, comosi no los tuviesen; y los que lloran, comosi nada los afligiese; y los que tratan enel mundo, como si no estuvieran en él,pues todo lo terreno es sólo una aparien-cia, que se esfuma rápidamente» (I adCorinth. VII, 40).

Todos los que aspiren a una vida só-lidamente cristiana, deben, por tanto,procurar la quietud y reposo del corazón.Recíprocamente: a medida que avance-mos en la perfección, aumentará en nos-otros la paz y tranquilidad.

Sin embargo, hay personas que por suestado o por las circunstancias en que sedesarrolla su vida, podrían gozar demucha tranquilidad y consagrar a Diossus pensamientos, y no lo hacen. Sedejan arrastrar por todos los vientos ysu imaginación marcha a la deriva, lle-vada por todas las corrientes. Están algarete, como dicen los marineros por elbarco abandonado sin anclas ni amarras.Eso eran los dejados que en los siglosXVI y XVII son condenados con losalumbrados.

Claro es que el estado de esos dejadoso abandonados, es peligrosísimo; noadelantan en el camino de la perfec-ción y están expuestos a gravísimosmales.

En cambio hay muchas personas que,en medio de innumerables cuidados, sa-ben recogerse y entregar a Dios su cora-zón. Por no hablar del Santo de losSantos, Jesús, fijémonos en San Pablo,agitado por la cotidiana solicitud de todaslas iglesias, y sin embargo, ¿con quéfervor levantaba sus manos y su corazónal cielo?

Son infinitos los santos obispos, mi-sioneros, educadores, enfermeros.., que,en medio de obras inmensas, conserva-ban su corazón libre para dedicarlo aDios, por quien emprendían todo lo exte-rior.

Muchas veces la alta oración es pre-mio que Dios Nuestro Señor concede alos que por su amor realizan grandestrabajos y llevan a cabo obras grandio-sas.

Los que, profesando vida activa, quie-ren hurtar el cuerpo al trabajo, pretex-tando la necesidad de consagrarse a laoración, suelen encontrarse burlados enella. No parece sino que la habían deobtener por sorpresa, engañando a Dios.

Procuremos, pues, el recogimiento in-terior y exterior, pero no abandonemosnuestras obligaciones ni las obras decelo en que estábamos empeñados, pueseso equivaldría a abandonar a Jesús enmanos de sus enemigos. El nos compen-sará con gracias extraordinarias lo quepor su amor trabajemos.

Un santo solitario (creo era San Anto-nio Abad), oyendo que los arrianos com-batían furiosamente a la Iglesia y trata-ban de arruinarla, abandonó el desiertoy se presentó en Alejandría para ani-mar a los católicos y combatir a los he-rejes.

Estos le dijeron: «¡Vuélvete a tu reti-rol; ¿quién te mete en esos pleitos?»Pero él contestó: «Quieren abrasar lacasa de mi padre y ¿no saldré a apagar elfuego?» Eso mismo hemos de decir nos-otros, sobre todo en las presentes lu-chas.

Pocas veces como ahora se ha com-batido y blasfemado a Cristo a cara des-cubierta. ¿Recordáis aquellos tiemposen que los impíos se decían sólo anticle-ricales? No odiaban a Cristo, sino laexcesiva influencia del Clero.

Ahora han arrojado la máscara. Arre-meten contra las iglesias, los sagrarios,los crucifijos; los destrozan, queman yarrastran, llenos de furor diabólico.¡Para que nadie se llame a engaño!

El Clero, pobre y asendereado, influíamucho menos de lo que era necesario.Bien a la vista están los resultados.

FR. G. NútniEz

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Puntos de Religión

EL HOMBRE, CRIATURA' Demostrada la recíproca equivalencia fas y diversas las operaciones, uno yde criatura y hechura total, la cuestión mismo es el que hace unas y otras.del hombre criatura queda convertida en Partiendo, pues, de esta noción del a del hombre hechura total. Como el hombre y aun de la vulgarísima, segúnhombre es un ser compuesto, si es he- la cual no se engañan ni los menos inte-c hura total, es hechura de hechuras, ligentes de nuestros semejantes, cuandoTiene, pues, la prueba dos partes; pri- dicen que esto que nace es un hombre ymera, que lo que se entiende por hombre, que aquel que murió dejó de serio, sees hechura, y segunda, que también son prueba fácilmente que el hombre es he-hechuras los elementos que le compo- chura.nen.

La razón (no hace ni deshace la fuer-Que el hombre es hechura, es el asun- za de la prueba que sea razón parcial oto de este articulito, y también como co- total) de ser yo hombre y de serio todosmo corolario, que la causa del género los que lo son, es ser hijos. Somosh umano está fuera del género humano, hombres, porque somos hijos. Si noQuedan para otro u otros artículos, que fuésemos hijos, no seríamos hombres,los constitutivos del hombre son también No éramos, somos; la filiación es la ra-hechuras, y así todo el hombre hechura, zón de nuestra existencia.O lo que es lo mismo, criatura. ¿Hay algún hombre de los existentes

Tomemos, corno punto de partida de que pueda fundadamente negar que poresta prueba, la observación, experiencia hijo es hombre y que por hijos son yexterna e interna, y, en lo que es posible, serán hombres todos los que lo son ytambién la experimentación de lo que el serán?hombre es. Es el hombre, pues, una No solamente el ser hijos es la razónsíntesis, un compuesto que vegeta, en de ser hombres, sino también es la ra-s entido progresivo creciendo, en sentido zón mediata de ser padres los que loregresivo envejeciendo, en equilibrio son. Porque no serían padres si no fue-compensando el desgaste; que siente sen hombres, y no son hombres sinoconoscitiva y afectivamente; que conoce porque son hijos. Dan, pues, la vidasup rasensiblemente, pues llega a cono- (que es la razón de ser padres), porque lacer los sensibles que caen fuera del recibieron (que es la razón de ser hijos),a lcance de sus sentidos, como la distan- Si hijos, por lo mismo hechuras. Sici a al sol, y los conceptos universales y padres los que lo son, por haber sidonecesarios que los transcienden esen- hijos, como queda demostrado; padres,cialmenfe, como cuando sabe que tal no por sí mismos, sino por lo que como

cosa es así, porque así tiene que ser y hijos tienen recibido,

n o puede ser de otra manera; y, que ade- Y así el origen del género humanornds, la vegetación, sensación e intelec- está fuera de la serie de los padres quec ión se compenetran en una unidad tan lo son o fueron, por ser hijos.admirable, que uno y mismo es el que

vegeta, siente y conoce, y siendo distin- FR. JUAN G. CASTRO

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-Iglesia de la Mercedde Querétaro-Méfico,

La estela mariana que el doctor Alas-truey va dejando por los Seminarios deSegovia y Valladolid se ha convertido yaen «el móvil perpetuo» al dar por fin a laimprenta parte de las lecciones de suclase, que desde hace más de veinte ariosen dichos Seminarios ha venido explican-do sobre materia tan atrayente cómo esestudiar toda la figura teológica de laMadre de Dios y Madre nuestra, a cuyoamplio tema dedica la mayor parte de uncurso.

Al leer el libro, con la fruición que selee una carta del padre que habla de laMadre, sentía renovarse las impresionesprimeras que recibimos al caer de manerateológica las doctrinas marianas sobrenosotros 'sus discípulos, que nos apresu-rábamos a copiar en las cuartillas blan-cas.

• He dicho que soy su discípulo, y estome impide seguir encomiando desapasio-nadamente la obra del maestro. Intentarétan sólo dar noticia, lo más ligeramenteposible, -de la obra mariana tan justamen-te alabada a columna entera por «El De-bate» del día de la Inmaculada en su ín-dice bibliográfico.

Son unas 150 cuestiones, en 649 pági-nas, las que en forma escolástica explicael doctor Alastruey, siguiendo a SantoTomás en las discrepancias.

Empieza por el nombre de María, suestirpe real y sacerdotal, y sus primerosarios (páginas. 5-58); predestinación deMaría a la divina Maternidad, de la quearrancafi • tbdas sus prerrogativas y exce-lencias (59-129).

Al explicar el dogma de la divina Ma-ternidad de María, juntamente con loantiguo y medio—con predilección loespañol—, utiliza lo más moderno que seha escrito en Encíclicas, revistas y librosteológicos.

Se ocupa. del Divino Espose de María,el Espíritu Santo, que suplió , sobrenatu-ralmente la fuerza activa; prestandoMaría toda la sustancia humana con que

se revistió el Hijo de Dios, siendo de estasuerte María más Madre de Jesús, que loson las otras madres de sus hijos.

María es consanguínea en primer gradocon la Humanidad del Verbo, y el Verbotomó como esposa a la Humanidad en launión más íntima que puede darse, lahipostática, de aquí que María tenga pa-rentesco en primer grado de afinidad conla Divinidad del Verbo, que es común alPadre y al Espíritu Santo. María es elcomplemento extrínseco de la SantísimaTrinidad, a quien da la mayor gloriaextrínseca (129-175). Parte esta impor-tante de los tratados de «Verbo Incarna,to» y «Santissima Trinitate».

Inmune del pecado original y del «fo-mes peccati» no se halla en Ella la menorimperfección. Es Inmaculada—santidadnegativa de María (175-332).

Teniendo María una santidad positivainicial superior a la de todos los ángelesy santos juntos, fué creciendo hasta lle-gar a la Gracia final inmensa, e incon-mensurable al hombre, y sólo por Diosapreciable.

Llena fué de gracia y de virtudes conios dones de su Esposo el Espíritu Santo(332-468). Todo un tratado de «Gratia».

A tan rica disposición del alma enMaría corresponde una rica y bella dis-posición del cuerpo. Retrato de María(468-506)*.

Estudiemos nuevamente unidos el almay el cuerpo de María, su pulcritud y vir-ginidad perpetua, a la luz del Antiguo yNuevo Testamento, los Santos Padres,escritores teólogos antiguos, medios ymodernos, la liturgia y todo arrehogado,como lo viene haciendo sin cesar el autor,.con fuerte razón teológica (539-610).

Aunque inmortal, María «de derecho»fué, por imitar a su Divino Hijo, mortal«de hecho». Y se termina con la Asuncióny glorificación de María (610-652).

Conjuntamente con el tomo II que sehalla en prensa—Maternidad de Maríaordenada al consorcio de la obra de la

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Mitología d g l !lulo! Modo [email protected] I

e.eLee

Redención del género humano—es, nodiré el texto para Seminarios y estudian-tados religiosos—esto es decir poco—, es,a mi juicio, el texto-fuente de los que

quieran saber y decir con orden' con-cierto algo fundamentalmente teológicode la que es Madre de Dios y Madrenuestra.

FR. F. G., O. DEM.

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lo que después había de hacer en gran-de escala. Padecía mucho interiormentecon escrúpulos.

Pretendióla en matrimonio un oficialde la Tesorería, donde su padre adoptivoera jefe, pero ella lo tomó a sainete, pre-guntando si era bestia para que la pusie-sen en venta, y manifestó su firme re-solución de consagrarse a Jesús.Ofreciéronla dote, para que fuesemonja de coro, pero quiso serlo develo blanco y en convento muy po-bre.

Por una señora amiga obtuvo pla-za en el de Mercedarias de Toro yallá se dirigió en compañía del or-

rio, que hacía el servicio de Ma-

Santora 1-J

Yendo a Salamanca para investigaren su famoso archivo universitario, mesentí enfermo. Refugiétne en el conventoque en Toro poseen nuestros PP. Des-calzos y visité de pasó a las Merceda-rias Descalzas. Unos y otras me recibie-ron con singular amor.

La iglesia de las Madres es un hermo-so salón del palacio convertido en con-vento en 1648. Allí vivieron la M. Ger-trudis de la Corona, una de las funda-doras, y la Venerable Clara, sin contara otras santas religiosas de todos lostiempos.

La vida de Sor Clara ocupa un gruesovolumen de casi 800 páginas en 8.°, y apesar de ello y de su estilo nada ligero,se imprimió dos veces, la primera apoco de morir la Venerable y la segundaen 1765. Intenté leerlo desde mi novicia-do, sin conseguirlo del todo hasta aho-ra. Los amantes de las glorias Merceda-rias me agradecerán este breve extracto.

Nació nuestra heroína en Valdeolivas(Cuenca) el 22 de enero de 1648 y reci-bió con las aguas bautismales el nom-bre de Isabel. Sus padres, Juan Portal eIsabel Ruiz, labradores acomodados ymuy cristianos, tuvieron otros hijos y loseducaron a todos en el santo temor deDios.

Las lecturas piadosas en que se entre-tenía su madre con unas amigas se gra-baron profundamente en el alma de laniña Isabel, y desde la aurora de la razónno pensó ya más que en el Niño Jesús yen su Madre Santísima, en San José y elAngel de la Guarda, que en retorno ledispensaban sus caricias.

Quizá no todas sean reales, pero ellaera sincerísima al relatarlas por ordende sus confesores. No consiste en estosfavores la santidad; San Juan de la Cruz,lo mismo que otros maestros de la vidaespiritual, no quiere que gastemos tiem-po en examinar si son reales o imagina-

la t 1648-1733

nos, que de todo puede ha be , y nuestraVenerable, al igual de Santa Teresa,tenía sobre ello sus dudas.

Las virtudes de Sor Clara, que son lomás importante, están bien comprobadasy examinadas.

Dióla el Señor a gustar desde la in-fancia las amarguras de la pobreza, pueslas continuas enfermedades de sus pa-dres fueron causa de atraso económicopara la familia. Hizo la comunión a losnueve años, aumentando con ello sufervor.

Pasó a poder de su abuela paterna,mujer irascible, que le probó la pacien-cia. Residía en Madrid con una hija ca-sada, aunque iba en los veranos a Val -deolivas. Ocasionaba a la niña gravesdolores de cabeza, con el violento pei-nado al uso, como entonces decían, o ala moda, que decimos ahora.

La sencillez de nuestra aldeanita noajustaba con la presunción de su abuelay primas en Madrid, y esto fué paraIsabel causa de nuevas pruebas, puessus parientes se avergonzaban de ella ydecían que era una criada.

Movida de compasión la llevó a sucasa D.° Damiana Anguiano, esposa deun caballero alemán, sin hijos, que eracontador del Rey. Mal que le pesasehubo la niña de vestir seda y meterse enel ridículo guardainfante, que forrabacon espinos. Menos mal que entonces lapermitieron aprender a leer.

Vivían cerca de la Merced Calzada yallí se confesó Isabel once años. Dejá-banla ir a servir a los enfermos en elpróximo hospital de Antón Martín, dondelos había muy repugnantes, y para ven-cerse llegó a poner los labios en la pos-tema.

Hacía muchas limosnas, privándosehasta de lo necesario. Consiguió entonces algunas conversiones difíciles consu oración y diligencia, ensayándose en

dinadrid.

Tomó el h1672 con el nombhaber ya otra Isabel en

Llovieron sobre la novici laciones y desprecios, pues muchr eligiosas la conceptuaban inútilPara la Comunidad. Su figura no laayudaba tampoco, y el demoniúhacía que cuantas vasijas tomaba enlas manos se hicieran pedazos, loque dió ocasión a algunas religio-sas y aun a la propia interesada paracreer que sería la ruina del conven-to. Esto la afligió mucho, pero atodo se sobrepuso con la ayuda di-Vi na.

Hizo por fin sus votos el 18 deJunio de 1673, y desde entonces des-e mpeñó todos los oficios de la Co-munidad perfectamente y con gransatisfacción de todas las monjas.

De ella puede repetirse lo que de símismo decía San Pablo: que su vivirCristo, pues en El tenía embargado con-ti nuamente su pensamiento y afectos.Creía verle a su lado ayudándola en lostrabajos y ocupaciones, aunque fueranhumildes; ¿por qué no había de mos-trarle el Señor en forma sensible algu-nas veces lo que hace siempre invisible-mente, según todos creemos?

El libro cuarto de su Vida está dedi-cado a contar sus afectos en las diferen-tes fiestas del año y la forma en queJesús y su Madre se las manifestaban,que recuerda algo las revelaciones de laVenerable Agreda en la Mística Ciudadde Dios. No son artículos de fe esos

Mercedario

La Venerable Sor Clara de Jesús Mar

äbito el 3 de junio dere de Clara, por

el convento.i a humi-

as

capítulos, pero contienen afectos muytiernos y santos. Quizá en esto hayaconsistido el principel atractivo de amboslibros.

Alternaba Sor Clara con las otras Her-manas en la cocina, por semanas, y veíaa jesús y al Angel de la Guarda que laayudaban en sus tareas. Por lo menos

La Venerable Sor Clara de Jesús María.(Verdadero retrato que conserva su convento de Toro.)

era las religiosas y los huéspedes encontra-ban muy agradables sus guisos.

La ciuda de Toro está en una elevadacolina sobre el Duero, de cuyas aguashabía de proveerse con mucho trabajo.Las monjas eran muy pobres y no po-dían pagar al aguador, padeciendo poresto gran necesidad. Cuando Sor Claraestaba en la cocina gastaba agua enabundancia y aun tenía para regar lasflores que ofrecía a Jesús, dejando lle-nas las tinajas al fin de la semana. Sa-cäbanle además agua ocultamente paracomprobar el prodigio, que se repitióvarias veces.

Esta agua aplicada a algunos enfer-

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PAGINA MISIONAL ")mos los curó de enfermedades pertina-ces, especialmente de la vista. Cuandoesto se divulgó fueron muchas personasa pedirle agua bendita; ella la presentabaen el coro a Jesús y María, para que ladieran eficacia y los favores se multipli-caron.

Obtuvo muchas conversiones ponien-do ese precio para conseguir las graciasque por su mediación se solicitaban delSeñor. Muchas veces conocía el estadode las conciencias, descubriéndolo a losinteresados que no reparaban en sus pe-cados.

Interesóse mucho por la redención decautivos, oyendo el Señor sus deseos,y lo mismo por la libertad de las almasdel Purgatorio, del que libró a muchascon sus sacrificios.

Acudían a ella muchas personas afli-gidas con trabajos espirituales y corpo-rales y a todos prodigaba consuelos ysaludables consejos. Escribió tambiénmuchas cartas a este efecto, algunas delas cuales han recogido sus Hermanasde Toro.

En todas las dificultades e imperfec-ciones que surgían en su convento y enel mundo veía la intervención diabólica,aprestándose a luchar contra ella deno-dadamente. Quejábase el enemigo deque le achacaban demasiadas culpas. Lavida de Sor Clara recuerda en materiade trabajos la de su contemporáneaSanta Verónica de luliani (1660-1727),cuyo Diario se publicó hace algunosaños. Los Bolandistas y otros críticoscreen ver en él un estado nervioso muyavanzado. Sus milagros fueron exami-

nados entonces con gran severidad;¿llegarían a España los rumores de talcontroversia?

Era Sor Clara obedientísima a los su-periores y confesores y lo mismo acon-sejaba a cuantos trataba, pues no gus-taba de penitencias que no fueran regu-ladas por la obediencia.

Aumentáronse sus dolores en la extre-ma vejez, agravándose de tal modo quefué necesario darle los últimos Sacra-mentos. Recibiólos con gran fervor, dis-poniéndose para el tránsito de esta vidacon los más encendidos afectos y aban-donó este mundo a las once de la nochedel 15 de febrero de 1733.

Toda la ciudad se conmovió al saberla noticia y las campanas de la Colegia-ta y Parroquias doblaron por su muerte,pues todos los sacerdotes la tenían engrande estima. Concurrió la poblaciónen masa a su entierro, tocando objetospiadosos a su cadáver.

Actualmente tratan sus paisanos con-quenses de que sean exhumados susrestos por el Sr. Obispo de Zamora,pues en los dos siglos transcurridos nose ha tocado a su sepultura.

En el poco tiempo que tardó en salir aluz su Vida, se registraron ya bastantesfavores obtenidos por sus reliquias (1).

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

(1) Vida prodigiosa de la Venerable Madre Sor Clarade Jesús María, virgen admirable... Su autor el Reve-rendo Padre Fray Marcos de San Antonio, lector deArtes. En Madrid. Año 1765. Segunda impresión. 24-752paginas en 8.°

España, pequeña en número de habi-tantes, pero grande en heroísmo, recibióde Dios una gran misión: el descubrir,conquistar y civilizar América.

España, pequeña en número, porqueapenas contaba con ocho millones de ha-bitantes, pero grande en heroísmo, por-que al mismo tiempo luchaba y vencía aUnos en Pavía, a otros en Roma y a losturcos en Lepanto, cumplió con esa mi-sión: en menos de cincuenta años, descu-brió y conquistó casi la cuarta parte delmundo.

Tienen razón sus émulos para envidiar-la, aunque no para calumniarla. Hazañacomo esa no se registra en la Historia dela Humanidad.

Descubrió, conquistó y civilizó al nue-vo mundo. Para eso tuvo que darle todolo que le pudo dar: su sangre, su religión,su idioma, su civilización, y si más no ledió, fué porque más no tuvo. Le dió tam-bién sus misioneros. Y precisamente, paraque la carga y el honor fuesen propios,no permitió que religiosos extranjerosdoctrinasen en América. Españoles eran4quellos hombres sencillos que sin otroequipaje que un altar, un breviario y unaCruz, dejaban su patria y su hogar y seembarcaban con rumbo al nuevo mundo.Muchos encontraron su sepultura en elfondo del mar. Los que no, llegaron adestino, cayeron de rodillas adorando aDios en las puertas de este gran escenariodonde debían actuar, miraron hacia atrásorno percibiendo el eco lejano de aque-

(1) Damos como Página Misional, la «Conclusión»del folleto del R. P. Policarpo Gazulla, mercedario,repartido profusamente entre los asistentes al Congre-so Eucarístico de Buenos Aires.

has palabras, «predicad el Evangelio entoda la tierra», tomaron la cruz y em-prendieron decididamente la marcha pararealizar los más estupendos hechos, conla mayor sencillez y naturalidad.

Unos escalan la cordillera de los Andesa cinco mil metros de altura y después detener la nieve por cabecera durante va-rias noches en las faldas del Aconcagua,llegan a Mendoza con el fin de adminis-trar los sacramentos a un puñado de es-pañoles que están sin sacerdote.

Otros, por el contrario, se abren pasopor las orillas del Amazonas, del Orinoco,del Plata, etc., y después de pasar mu-chas noches entre las ciénagas cálidas ymortíferas, logran reunir unos cuantosindios dispersos y con ellos forman sudoctrina.

Mientras que éstos bordean las sofocan-tes laderas de los volcanes por el Ecuador,atraviesan aquéllos las pampas y desier-tos del norte argentino o 'los llanos deVenezuela o las altiplanicies de Méjico,de Bolivia y de Colombia.

Sobreponiéndose a las fiebres palúdicas,esquivando a las fieras que de día los ace-chan y de noche los arrullan con su bra-mido, padeciendo la desnudez, el hambre,la sed y caminando muchas veces con lospies descalzos y sanguinolentos por entremalezas donde se ocultan reptiles vene-nosos, luchan contra la naturaleza.

Pero no importa. En pagas, por todaspartes se siembra la semilla del evangelioy por donde quiera que pasen, quedaplantada una cruz con sus brazos abier-tos, como pidiendo clemencia al cielo portanto infeliz que no conoce a Dios en latierra.

El derecho de propiedad y sus escollos

Negado o atenuado el carácter social y público del derecho de propiedad, por necesidadse cae en el llamado individualismo, o al menos se acerca uno a él.

De semejante manera, rechazado o disminuido el carácter privado e individual de esederecho, se precipita uno hacia el colectivismo, o por lo menos se tocan sus postulados.

Quien pierda de vista estas consideraciones, se despeñará por la pendiente hasta la simadel modernismo moral, jurídico y social...

Sépanlo principalmente quienes, amigos de innovaciones, no temen acusar a la Iglesiacon la infame calumnia de que ha permitido se insinuase en la doctrina de los teólogos unconcepto pagano de la propiedad, al que debe sustituir en absoluto otro que, con asombrosaignorancia, llaman cristiano.

(Pío XI en (Quadragessimo Armo».)

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¿Y hasta dónde llegaron aquellos hom-bres? No se sabe. Estando yo hace veintearios en el Cuzco, un español vecino deesa ciudad que explotaba el árbol de lagoma en las regiones del Madre de Dios,se extravió con su cuadrilla; varios mesesestuvo perdido por los bosques, abrién-dose camino a filo de machete, y mientrasél caminaba creyendo que en aquel puntono había puesto su planta persona civili-zada, tropezó con un bosque de corpulen-tos y frondosos olivos; en medio de esebosque había una fuente de agua crista-lina y a su lado los restos de una capilladerruida. ¿Era de franciscanos, dominicos,agustinos, jesuitas o mercedarios? Todos,unos después de otros, tuvimos misionespor esos lados. Los jesuitas tuvieron quedejarlas por el decreto de un rey malaconsejado; los demás, por los decretosde Bolívar en tiempos de la independen-cia. El hecho es que los hombres civiliza-dos del siglo XX, con todos sus progresosy adelantos, no se atreven a entrar amuchos puntos de América, donde hacemás de trescientos arios estuvieron y doc-trinaron aquellos misioneros.

Y no hay para qué decirlo. Muchos ca-yeron en tierra para no levantarse más,extenuados por la fatiga o atravesado elcorazón por una flecha traidora y enve-nenada; pero tampoco eso importa. QueDios que ha hecho a los hombres, les hamarcado su destino. Donde caiga un Sa-lazar, se presentará un Albarrán; ydonde herido por la espalda caiga éste,se hará presente un Diego de Porres, elapóstol incomprensible, el fraile soldadoque más de una vez empuña la lanzapara salvar la vida de sus neófitos y alfrente de ellos pone en fuga a los caníba-les chiriguanos. Conseguido eso, deja sulanza, toma la cruz, entra solo a la tribude esos antropófagos, les predica en supropia lengua y los convierte a millares,para poder después escribir a Felipe II, y

decirle con toda naturalidad: «De maneraque en las provincias del Perú, he tenidomuchas doctrinas y repartimientos en loscuales he bautizado más de setenta uochenta mil ánimas y casado más detreinta mil y hecho más de doscientasiglesias».

Y para arraigar la fe cuando comienzaa brotar en el corazón del hombre, nosiempre basta la sangre del mártir; senecesita el milagro del santo. Y entoncesDios, que a cada cual reparte sus donescomo quiere, manda a un Santo Toribio,a un San Francisco Solano y a otros que,sin estar en los altares, también son san-tos, para que vayan haciendo maravillaspor este nuevo inundo.

El campo es grande, la mies es mucha,los operarios pocos; pero se multiplicanpor todas partes, recorriendo, no se sabecómo, larguísimas distancias, y aún quedaun Pedro Claver, que pase los días y losarios entre los esclavos negros que en losbarcos llegan al puerto de Cartagena delas Indias y los catequice y los bautice ylos haga ser buenos y haga comprendertambién al mundo que aquellos infelicesson nuestros hermanos, porque todos so-mos hijos del mismo Padre Dios que estáen los cielos.

De muchos de esos héroes conocemossus hechos; de otros, no ha llegado a laposteridad ni siquiera su nombre; quemuchos mártires anónimos tienen lasOrdenes religiosas enterrados en estenuevo mundo. Con ellos, especialmente,tienen contraída los pueblos americanosuna deuda de honor.

Recorriendo las ciudades de Europa, ytambién de Estados Unidos, se suele tro-pezar con un monumento en cuyo fron-tispicio se leen estas palabras: «Al soldadodesconocido». Que es como si dijera: «Alhombre que murió matando a sus herma-nos». Las naciones de Sud-América serándeudoras, mientras en sus respectivas ca-

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pitales no levante un monumento cince- ¡Católico pueblo del Brasil! Bien repre-l ando en él estas otras palabras: «Al mi- sentado estás y lugar preferente tiene ensionero desconocido». O lo que es lo mis- este gran Congreso Eucarístico, el Eminen-mo: «Al hombre que murió por dar la tísimo Cardenal Arzobispo Dr. SebastiánVida a sus hermanos». Leme da Silveira Cintra, rodeado de cua-Porque, dígase lo que se quiera, a esos renta Obispos y seguido de miles de cató-Misioneros del siglo XVI, debe América licos en representación de los que allágran parte de lo que hoy es. En el mismo quedan.solar donde ellos tuvieron aquellas capi- ¡Ordenes y Congregaciones que en estosh itas de barro techadas con paja, se últimos tiempos habéis llegado al conti-levantan hoy las iglesias de los conventos nente americano! Manos robustas y bríos

las iglesias catedrales. Y en cuanto a lo juveniles tenéis para que continuéis lapolítico-social, lo mismo: ellos catequiza- obra de plantar nuevas cruces en los di-ron al nativo de la tierra; con él regene- latados campos de América.l'ado, formaron la familia cristiana; con ¡Ordenes de San Francisco, de Santofamilias cristianas, formaron la sociedad Domingo, de San Agustín, de San Igna-civilizada, cimiento inconmovible de cio y de la Merced! Si queréisechar sobreaquellas pequeñas poblaciones que poco vuestros hombros las glorias de vuestrosa poco han ido creciendo, han ido aumen- antepasados, tendréis que encorvarostundo, se han ido multiplicando hasta bajo tanto peso y decir mirando haciallegar a ser lo que hoy vemos: grandes arriba: «Ni el que planta ni el que rie-ciudades. Ellos hicieron con esto un con- ga es algo, sino Aquel que da creci-tinente homogéneo: el mismo Dios, la miento a las plantas». El descubrimien-Misma religión, lazo sagrado de unos to y civilización de América, es obra decon otros, la misma lengua y la misma Dios.altura de miras. Gracias a eso, la América ¡Señor! ¡Jesús! que en la cruz derra-Latina presenta hoy al mundo un record, maste tu sangre por todos y despuéssi se admite la palabra, que ningún otro dijiste: «Mi paz os doy». Dadnos la paz.continente puede presentar. Hélo aquí: ¡Señor! ¡Jesús! que con el corazón hen-

En Europa: Católicos, el cuarenta y tres cuido de amor dijiste a los cristianos:Por ciento. «Amaos los unos a los otros». No permitas

En Asia: Católicos, el dos por ciento, que el enemigo del hombre siembre la ciza-En Africa: Católicos, el cuatro por ñu de la discordia entre los católicos deciento. América, ni que siga derramándose la

En E. Unidos: Católicos, el treinta y sangre de hermanos en esos bosques don-tres por ciento, de la derramaron tus apóstoles del nrievcEn Sud-América: Católicos, el NOVEN- mundo por enseñar a todos la ley delTA Y SIETE POR CIENTO. amor. Dadnos la paz.

¡Noble España! ¡Tierra de héroes y de ¡Señor! ¡Jesús! que hace cuatrocientossantos! ¡Cumpliste con la misión que Dios arios llegaste sacramentado a esta tierrate dió! y tuviste que reclinar tu frente en un¡Heroico Portugal! ¡Cuna también de improvisado altar. Infinitas gracias porsantos, de fidalgos y navegantes! Con ello y no te alejes de nosotros, pues bien

todo derecho puedes reclamar tu parte en sabes que en el corazón de cada católicoeste record mundial, americano tienes hoy un altar.

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Las reformas de Roosevelt

El mundo no anda ya sólo, como has-ta ahora, en virtud de leyes fatales. Pre-ciso es reformar la economía o nos mo-riremos de hambre. Algo se intenta enEspaña, pero la gente rehusa dejar elcamino trillado. El ministro de Agricul-tura, señor Jiménez Fernández, sabe algode las resistencias que encuentran suspequeñas reformas.

La revolución económica del presiden-te de los Estados Unidos llama la aten-ción en todas partes, aunque no todosla aplaudan. Los norteamericanos, queson los que mejor pueden juzgarla, hanotorgado a Roosevelt un aplauso cerra-do en las últimas elecciones.

Lo que no sabíamos en Europa es quesus reformas están inspiradas por ideasfundamentalmente cristianas, por el de-seo de aliviar la pobreza de los humil-des, librándolos de la tiranía de la pluto-cracia, allí omnipotente.

Roosevelt tiene su mejor defensor einspirador en el P. Coughlin, párrococatólico en Detroit, cerca de los grandeslagos, del cual ha dicho su ObispoMgr. Gallagher: 'Si el P. Coughlin hu-biese vivido en Rusia antes de la Revo-lución, y hubiese podido hablar por ra-dio, no existirían allá probablemente niel comunismo, ni el ateísmo ni la Ligade los Sin-Dios».

Porque el apostolado del P. Coughlinse ejerce por la radio. El predica en suparroquia los domingos, y las estacio-nes emisoras trasmiten su palabra a unauditorio que no baja de cincuenta mi-llones de personas, según cálculos nor-teamericanos.

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El P. Coughlin es el principal agitadorde la opinión nacional y a él debe el pre-sidente su elección y muchas de susideas, y sobre todo el tono cristiano desus reformas.

Como tantos otros personajes yan-quis, el P. Coughlin hubo de formarse así mismo. Hijo de un pescador, fue mo-naguillo en la catedral de Hamilton,alumno aprovechado de la escuela pa-rroquial y miembro de la congregaciónde basilianos hasta 1918. Después ense-ñó algunos años, y en 1926 fue nombra-do párroco de Santa Teresita, en unbarrio popular de Detroit.

De entonces arranca su influencia.Comenzó por explicar el Evangelio losdomingos a un auditorio invisible, com-puesto en su mayor parte de paganos,pues en los Estados Unidos sólo un 40por 100 de la población es cristiana.

Al poco tiempo comenzó a recibir in-numerables cartas de aliento, que ocu-paron a veinte secretarios. Animóse acontinuar su obra, aprovechando las su-gestiones de sus oyentes.

Estos le obligaron a dejar las abstrac-ciones, concretando y aplicando la doc-trina cristiana a las necesidades actua-les de la nación. Claro es que este terre-no es resbaladizo y peligroso; entre losaplausos comenzaron a llegar por co-rreo los insultos y amenazas.

Pero el predicador es hombre templa-do y sigue impertérrito su camino. Hoynecesita un centenar de secretarios parasu correspondencia (que llegó al millónde cartas por semana) y 27 estacionesde radio trasmiten a toda la gran Repú-blica los sermones del párroco de Detroit.

Una sociedad formada por los oyentescubre los gastos de toda esta propagan-da, que son unos 8.000 dólares sema-nales.

El P. Coughlin ataca a los vicios ycrímenes, poniendo a los criminales laseñal de la bestia en la frente, como enel Apocalipsis. Condena la eugenesia,Pero señalando al doctor Clarence Little,SU principal defensor en los EstadosUnidos.

Hace el proceso de los grandes finan-cieros y no teme citar a los Morgan,Kuhn-Loeb, Dillon-Reed... Una de susÚltimas campañas fue contra las Hol-dings (compañías dedicadas a explotarlos servicios públicos) y el presidenteacaba de disolverlas.

Lo grave es que estos ataques no sonhechos a la ligera, sino con pruebasabrumadoras que imponen silencio aladversario. Nadie se ha atrevido a llevara l predicador a los Tribunales, aunquemuchas veces le han amenazado conello.

Atacando a Hoover, cuando todavíaera presidente, citaba un texto en queéste defendía a ciertos estafadores quePor medio de una empresa fantástica seapoderaron de cuatro millones y mediod e dólares: «Ese dinero está mejor enmanos de los estafadores, que en las delos idiotas que se dejaron estafar». Esosi diotas (concluía el predicador) son losque elevaron a la presidencia a MísterHoover. Este y otros descubrimientosPublicados a tiempo, hicieron imposiblesu reelección.

Por el contrario, defiende a Rooseveltcalurosamente. Cuando le acusan dehaber hecho un dólar elástico o plegableC omo un acordeón, su apologista replicaque los banqueros hicieron créditos máselásticos, invirtiendo en negocios locoslos ahorros de sus conciudadanos, a losque engañaron miserablemente.

Los créditos facilitados por la Bancanorteamericana llegan a 235.000.000.000de dólares; ¡esa es la verdadera inflacióny no la modestísima creada por Roose-velt!

Este y su mentor ven en la disminu-ción del dólar un medio de librar al pue-blo de la tiranía de los banqueros explo-tadores, que son los acaparadores deloro.

Con el aumento del papel y la revalo-rización de la plata podrá el Gobiernodisponer de créditos, sin mendigarlos alos banqueros. La solución es un pocodudosa y muy discutida en todo el mun-do, pero la intención es buena segura-mente.

Combatió del mismo modo la ley seca,que se traducía prácticamente en escan-dalosos negocios de contrabando y fal-sificación, defraudando al Estado demagníficos ingresos, que iban a parar alas Cajas de los contrabandistas.

Tanto o ms que la acumulación decapitales fabulosos en pocas manos, elpredicador ataca la tiranía de los ban-queros que dispensan a su antojo loscréditos, levantando a quien se les hu-milla y ahogando toda iniciativa de losindependientes.

Son curiosísimas las cifras que exhi-be a este propósito, cuya exactitud nopueden negar los aludidos.

El P. Coughlin miró como enemigo aAlfredo Smith, el candidato católico a lapresidencia, por sus concomitancias conlos banqueros y oposición a las refor-mas de Roosevelt.

Leyendo sus denuncias casi nos ale-gramos de haber nacido en una naciónpobre, donde los ricos se levantan pocosobre el nivel de los demás vecinos. EnEspaña, el Gobierno débil de Sampermetió en la cárcel a uno de los mayorescapitalistas, Echevarrieta, y allí continúahace medio año.

Catolicismo y economía

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Con su precisión ordinaria el PadreCoughlin asegura que hay en los EstadosUnidos tres hombres que poseen en jun-to cinco mil millones de dólares. Losmillonarios son unos cuarenta mil y po-seen entre todos ciento sesenta mil mi-llones de dólares. Esto quiere decir quela mitad de la riqueza nacional está enpoder de tres centésimas de los ciudada-nos (0,03). Salen a un promedio de cua-tro millones cada uno. Hace veinticincoaños los millonarios no pasaban de mil.Su aumento se debe al gran desarrollode la industria.

De Morgan dice concretamente el pre-dicador: El es el cerebro y los músculosdel Patrón Oro; él controla la moneda dela nación, las comunicaciones telegráfi-cas y telefónicas de la nación, la indus-tria de la nación, los transportes de lanación, las compañías de seguros de lanación; él nos tiene en un puño, y por lavoz de sus partidarios, que no son másque testaferros suyos, quiere restablecerel Patrón Oro, que había reducido a laesclavitud a un pueblo civilizado».

En vista del inmenso desarrollo de lamaquinaria yanqui, el P. Coughlin y elpresidente creen que se debe llegar a lasemana de treinta horas de trabajo, re-partiendo así entre los obreros paradosel poco que dejan las máquinas.

El predicador practica lo que enseña,emprendiendo obras para remediar el

paro de sus feligreses, distribuyendoentre ellos el trabajo sin disminuir losjornales.

Los sermones suelen terminar ofre-ciendo un crucifijo o una medalla del Sa-grado Corazón a quien la solicite, o ro-gando a sus oyentes que hagan presiónpara que el senador de su Estado votelas reformas del presidente.

Entre mil injurias y amenazas para elpredicador, el Obispo de Detroit recibióun telegrama en que se le decía: Hagausted callar a ese hereje. El Prelado con-testó: Diga usted en qué consisten susherejías.

Muchos reconocieron, por el contra-rio, el eco del P. Coughlin en las si-guientes palabras del presidente al inau-gurar su mando el 4 de marzo de 1933:«Los cambistas de moneda han sidoarrojados del templo de nuestra civiliza-ción. Tócanos ahora restaurar en estetemplo el culto de las antiguas verdades.Este culto lo restauraremos en la medi-da que aspiremos a valores sociales másnobles que las riquezas materiales» (1).

Los protestantes y paganos se hanenterado por este medio de la doctrinasocial católica, familiarizándose con losnombres de León XIII y Pío XI.

GUILLAUME

(1 ) Etudes, 20-X-1934, pág. 204.

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Este año de gracia de 1935 es para losmercedarios una fecha gloriosa: el sépti-mo centenario de la aprobación definitivacomo tal Orden Mercedaria. Desde queGregorio IX nos dió la Regla de SanAgustín y aseguró la santidad para aquelque la guardase íntegra y fielmente, hastahoy va corrida una semana de siglos.Fuerza divina nos empujó siempre, encontinuo forcejeo con nuestra naturale-za. Nos llaman héroes y segundos cris-tos, ensalzan nuestras empresas y vo-cean la obra de la redención como el es-fuerzo humano más grande que puedehacer el hombre por el hombre. Es cierto.Los mercedarios nacimos para servir ala sociedad, y para servirla en sus capasmás ínfimas, es decir, a los pobres, a losenfermos, a los locos, a los encarcela-dos, a los cautivos, a toda esa gama dei nfortunados que se mueve por la tie-rra.

Pero al hablar así me acuerdo de laesposa de los Cantares, y digo que si laOrden Mercedaria es hermosa por de-fuera, más bella es en su vida interior,en su vida claustral, en su desarrollomístico, vida de santidad y foco dondese incuban esas otras gestas.

La invitación que el Rvdmo. P. Gene-ral nos ha hecho para celebrar digna-mente este acontecimiento de familia hade encontrar eco en comunidades, órde-nes terceras, cofradías y amigos de laMerced. Por mi parte me permito recor-dar otro centenario que no debe pasar-nos desapercibido: se trata de la publica-CIÓ n de dos obras importantes de Tirsod e Molina que vieron la luz en 1635 y quePor tanto cumplen el año venidero lostres siglos de existencia. Es la una «De-l eitar aprovechando», y la otra «SegundaParte de las Comedias» del Maestro., Con «Deleitar aprovechando», títulopasado en la conocida frase horaciana:edelectando pariterque monendo», quisoel autor dar ocupación divertida, santa yúti l durante los tres días de carnaval a

tres familias madrileñas que con dichofin se reunieron en una finca cercana ala corte. El ingenio tirsiano luce aquícon todas sus galas y engarza bajo eltítulo general de la obra, novelas, autossacramentales y poesías de certamen.Entre las primeras está «El Bandolero»,y entre los segundos «El Colmenero di-vino», que bastarían a dar fama a cual-quier escritor. Es libro éste muy pecoestudiado, debido a las rarísimas edicio-nes que de él se han hecho; la costeadapor Mateo de la Bastida en 1677 es la quefigura en esta biblioteca.

La importancia del volumen que con-tiene la «Segunda Parte de las Come-dias» de Tirso, bastaría a probarlo elsaber que son de él, y que entre ellas sehalla «El condenado por desconfiado>,el drama religioso por excelencia, dra-ma del espíritu y sin igual en todas lasliteraturas conocidas. Por tratarse deobra tan conocida y sobre la que tantose ha escrito no me detendré más en ella;sólo diré que el tomo en que se contieneel texto original es de lo que más traba-jo bibliográfico dará a los críticos paraaquilatar varios puntos discutidos. Cuan-do apareció este volumen ya se habíapublicado la Tercera Parte de Comediasde Tirso, editadas en Tortosa (1634) porsu sobrino Francisco Lucas de Avila.

A las comedias en número de doce quese publicaron en dicho segundo tomo,debe añadirse otra docena de entreme-ses, género al que Tirso tenia muy pocadevoción. Estas y muchas más particu-laridades observadas en la producciónliteraria de Téllez creemos que serán di-lucidadas con toda crítica en la vida denuestro insigne hermano que preparadoña Blanca de los Ríos y que hace me-ses está imprimiéndose.

Un centenario debe ser siempre un ba-lance espiritual y comparativo que acre-dite la marcha ascendente o descenden-te de una sociedad y de un siglo. Esta-mos ya convencidos de que en nuestra

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DOS CENTENARIOS

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Nuestra Santísima Madre de laMerced, venerada en su templo deQuerétaro (Me'jico), actualmente en

poder del clero secular.

Orden la redención de cautivos no fueóbice para que algunos frailes se dedica-sen a las cátedras y a la literatura; ¿noserá hora ya de rehacer nuestros reper-torios bibliográficos? En 1935 será laconmemoración de aquel coloso de lasletras que se llamó Lope de Vega, ¿y noaprovecharemos también la fecha, paraestudiar la obra de nuestro dramaturgo,(el más grande de sus competidores»,como le llama Karl Vossler?

Recordar es revivir; y recordar estu-diando es función prolífica que desarro-lla gérmenes de vitalidad en las inteli-gencias que no nacieron para la inaccióny la muerte.

Las palabras de nuestro Reverendísi-mo P. General nos abrieron la puerta deeste doble centenario y nos llaman a co-laborar con él en el recuerdo de todo logrande que informa nuestra historia; des-de el áureo libro que contenían las pri-meras Constituciones, hace siete siglosconfirmadas, hasta la pieza literaria máspequeña salida de pluma mercedaria. Enese recuerdo está nuestra vida latente,nuestra cultura y el aliento animador quenos acuciará en los días azarosos quecorremos.

FR. GUMERSINDO PLACER

Sárria-Noviembre.

FERNANDO

Retrato deseado y milagroso,¿,quién sino quien 'os hizo, hacer supieraimagen tan perfecta y verdaderade aquel original que vi glorioso?En vos, como en espejo, mirar osoel Sol que al Sol nos diö, y como vidrierahabiéndonosle dado, quedó entera,sacando al hombre a puesto venturoso.

Pobre es un Rey para favor tan rico,mas pues mi alma con debido aletoa vuestro original se ha dedicado,a vos, divina imagen, ' os dedicomi cuerpo, y aunque inútil, os prometoque al pie de vuestro altar será enterrado.

REINA

Reina del cielo, que con mil serialesos mostrais de Fernando tan pagada,que para que él os tenga retratada,de vuestra Corte enviastes oficiales,

a cielo y tierra con favores talesnotorio hacéis que os tienen obligadasu fe; su amor, su santidad, su espada,que en grado superior son tan iguales.

Si el agua le ofrecisteis de por vidacuando ajenado el Rey mereció veros,porque los frutos nuestra edad prosperen,

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(CONTINUACIÓN)

ESCENA VI

Tirso de Molina, Poeta Mariano

Comedia titulada LA REINA DE LOS REYES

No habían aún transcurrido los quince días de la entrada de los Mancebosen la sala, cuando el rey determinó salir para Jaén, cercada ya por las tropascristianas.

Era tal el deseo de ver la obra de los Mancebos, que no quiso marchar sinver el «estado del retrato deseado». Y así dió orden de que abrieran la puertade la sala donde aquéllos trabajaban. Abrieron, en efecto, y fué su asombrogrande al ver que en ella no estaban los artistas, y que en un rincón, con undosel por delante y sobre un bufete, estaba la imagen de la Virgen, que losMancebos habían tallado.

Al verla el rey y la reina, postrados en tierra cantan sus perfecciones ensendos sonetos:

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permitid, ¡oh gran Reina esclarecida!que la alcancen también los venideroscuando a esta santa imagen la pidieren.

JORNADA TERCERA

Se encuentra el Rey haciendo la guerra al moro en el cerco de Sevilla. Leacompañan, entre otros, don Ramón de Losana, clérigo de mucha ciencia, yel Príncipe.

Hasta allí ha llevado la imagen famosa, dejándola en una ermita que paraella mandó fabricar en el Real.

ESCENA IV

(El Rey don Fernando, el Principe, don Ramón Losana, don Lorenzo Suá-rez y otros).

LOSANA

No he visto imagen que con tal imperiolevante al cielo el corazón humano.Contemplo en ella a la gloriosa Virgen,y un divino retrato verdaderode como está en el cielo.

PRÍNCIPE

Algunas cosasrepugnan al estar así en el cielo,si bien confieso que es cosa divina.

FERNANDO

Alonso siempre tiene la contraria.

LOSANA

Yo no hallo cosa que lo dificulte.

PRÍNCIPE

Pues yo hallo cinco.

FERNANDO

¿Cuáles son?

PRÍNCIPE

No es justo...

FERNANDO

En que esto se confiera tendré gusto.

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PRÍNCIPE

La primera es que tiene a Jesús niño,y no está así en el cielo. La segunda,que la Virgen murió y subió a los cielosde más edad de setenta años,y el retrato parece que es de treinta;luego no será imagen o retratode como está en el cielo. La terceraes, que tiene esta imagen por cabellouna rica madeja de oro fino,y verosímil no es, aunque es decoro,que hubiese en tal edad cabellos de oro.

Demás que a Alberto Magno le pareceque la Virgen tendría el cabello negro,porque procede de igualdad de humores:y esta misma razón viene a propósitoa la quinta objeción que se me ofrece,que es de Alberto también; el cual nos dice,que la igualdad de humores y la buenacomplexión que en la Virgen se supone,engendran un color de envés de rosa,que la cara hermosea, y que tendríaeste color el rostro de María.La imagen, como vemos, es morena,y si Cristo fué blanco y colorado,como de los Cantares se colige,y no tuvo en la tierra otra personaa quien ser parecido, bien se infiereque la Virgen fué blanca y colorada.

Es la quinta objeción, y sea la última,que estando recibida en las mujeresla pequeñez por gracia y hermosura,esta imagen es alta, y tal defetono pudo hallarse en cuerpo tan perfeto.

DON LORENZO

Bien dan en que entender las objeciones.

Estas son las objeciones con que el Príncipe (más tarde el rey Alfonso X elSabio), impugnó el retrato que de la Virgen habían hecho los Mancebos, porParecerle que no era retrato verdadero de como la Virgen está en el cielo.

A estas objeciones contesta el clérigo Losana tan magistralmente y contanta erudición, salpicada de la gracia que Tirso sabía intercalar en sus ver-sos, quedando tan bien refutadas, que al acabar de hablar Losana, reconoceel Príncipe que sus objeciones eran desvaríos.

En el número próximo, Dios mediante, saborearán los lectores esos hermo-sos versos de Tirso de Molina.¡Dichosa edad aquella en que podían llevarse al teatro temas de esta natu-

raleza, convirtiéndolo en aula de Teología, en la que los alumnos eran el pú-blico, que aplaudía estas escenas porque las entendía!...

Por la transcripción:(Continuará). FR. Josü CEREIJO MUIÑOS

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dama indicando el del joven dijo conacento ligeramente extranjero:

—Prefiero este coche; ahí no va nadie.Y dirigiendo una sonrisa al ocupante

del departamento, añadió con acento in-sinuante:

—Soy miedosa.., y me estremece el irsola.

Antonio José no sólo se apartó paradejarla pasar haciendo una cortés incli-nación, sino que ayudó al mozo a subirlas maletas que estaban cubiertas de eti-quetas de hoteles extranjeros y españoles.

La viajera entre tanto se había sentadoj unto a la ventanilla frontera a la queindicaba el sobretodo de Antonio Joséestar ocupada por éste; sacó de un lindoboleo de cocodrilo unas monedas quedió al mozo y echando hacia atras suabrigo de finísima lana blanca forradode crespón, cruzó una pierna sobre otra,dejando ver casi hasta la rodilla su fino ynervioso modelado mal velado por unamedia impalpable y terminadas por unoszapatos de piel de Rusia con taconesinverosímiles.

Antonio José había ocupado su asientoy a riesgo de ser indiscreto la contem-plaba con curiosidad.

Tal vez no fuera muy joven, pero sutez parecía de porcelana y bajo el peque-ño fieltro azul que cubría a medias sucabeza se escapaban locos ricitos rubioPlatino; sus ojos agrandados por el «ri-mel» eran castaños orlados de espesasPestañas larguísimas y rizadas; su bocaera tal vez algo grande, pero su rojosangriento hacía resaltar sus blancos ymenudos dientes algo separados y pun-tiagudos como los del lobo.

Vestía una falda de lana blanca se-mejante al abrigo y un jersey de puntoazul claro muy escotado y sin mangas,según se pudo apreciar al echar haciaatrás el abrigo.

Un perfume suave se escapaba deaquella mujer, que sin parecer apercibir-se de la atención de Antonio José, habíasacado un espejito del bolso y quitán-dose el sombrerito, se arreglaba los ca-bellos con su mano fina de rojas uñas ycuyos dedos lucían riquísimas sortijas.

El tren se había puesto en marchaentretanto; la elegante dama guardó elespejito y su mirada se cruzó con la desu compañero de viaje.

José Antonio no era un colegial; en suvida de estudiante había corrido más deuna aventura, pero la mirada que aquellamujer fijó en él la vista le turbó; le parecióque aquellas pupilas atrevidas se habíanintroducido por las suyas haciendo subirasu cerebro una oleada de fuego y, a pe-sar suyo, bajo la vista, mordiéndose loslabios con secreta rabia, pues se sentíadominado y ridículo.

Para disimular sacó su pitillera queabrió, pero una idea le detuvo.

¿No sería mirado como un descortéspor la desconocida? ¿Por un hombredesconocedor de los usos sociales, alque no se le ocurría ni la banal preguntade si le molestaba el humo?

Pero una carcajada argentina lanzadapor ésta, aumentó su azoramiento y porlo tanto su mal humor.

La miró airado, casi agresivo y la viósonriente inclinada hacia él con encanta-dora coquetería.

—Parece que coincidimos—dijo con surisita medio burlona, medio acariciadora—iba a ofrecerle un cigarrillo y me loofrece usted, ¿verdad?

Y alargando sus afilados deditos cogióuno de los pitillos que encerraba la peta-ca de Antonio José, procediendo a en-cenderle con la pericia de una consuma-da fumadora.

Esto bastó para volver al joven suaplomo, dispuesto a que aquella mujerno se riera más de él.

—Puesto que vamos a pasar unas ho-ras como buenos camaradas—dijo ellareclinando su rubia cabecita que en oca-siones tenía un aspecto casi infantil, so-bre el respaldo del sillón—debemos pre-sentarnos el uno al otro, señor de...

—Antonio José Iriarte—dijo el jovensonriendo por primera vez—, doctor enmedicina.

—Yo me llamo Ivonne Duprat.—¿Señorita... o señora?La misma risita volvió a resonar en el

vagón.--¡Oh! Señora.., pero divorciada. Mi

marido se llama León Duchatel, pero noquiero de él ni el nombre.

Y los ojos de Ivonne se entornaronocultándose bajo sus pestañas, mientrasde sus rojos labios se escapaba una nu-becilla de humo.

Reinó un breve silencio. Antonio José

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Un guijarro en el camino

aquellas de sus haciendas que requeríanun vistazo del amo, vigilando los traba-

Antonio José entró en el departamento jos de los agricultores, tratando con losde primera que debía conducirle a Vito- arrendatarios y estudiando siempre unna, su tierra natal. Iba con el alma hen- nuevo medio de mejorar tierras y culti-

chida de ilusiones y la impaciencia natu- vos.ral de un joven de veintiséis años que va Al partir a Madrid, Antonio José habíaa reunirse a su bella prometida para for- dejado en Vitoria su novia Ana Mary;matizar la palabra que debía trocarse en José Antonio no había tenido tiempo,breve plazo en santa y amorosa unión según él decía, de buscar la suya. Y node dos seres. Aquella prometida que le era porque no llevara tras sí las miradasesperaba con tanto anhelo, por lo me- de las más lindas muchachas de los con-nos, como el que agitaba su corazón tornos cuando pasaba gallardo y varonilenamorado, era no sólo la más hermosa sobre «Diamante)... pero el hidalgo cam-

joven de Vitoria, sino un modelo de vir- pesino decía sonriendo, no sin un dejotudes cristianas; más de una vez su her- de melancolía:mano José Antonio se lo había dicho con —Creo que he nacido para solterón.dulce melancolía: Tú has sacado el pre- Cuando me canse de la vida del campomio gordo en la lotería de la vida, iré a pediros hospitalidad en vuestro

Tal vez a mis lectores les extrañe esta hogar, y si alguno de mis sobrinos sacarepetición en los nombres de ambos mis aficiones le haré mi heredero.hermanos; nacidos en el mismo día, sus Conocidos ya los antecedentes de am-padres que habían querido que el hijo bos hermanos, volvamos a nuestro via-

que esperan llevara los suyos propios, jero, que después de colocar en la rejillaJosé y Antonia, no quisieron que hubiera del coche una elegante maleta de cueropreferencia entre los dos gemelos y am- con herrajes niquelados, y echar sobrebos llevaron los dos nombres. antepo- el asiento de al lado de la ventanilla unniendo en el uno el de la madre y en el sobretodo que acusaba la tijera de unotro el del padre. buen sastre, salió al pasillo acodándose

Pero los dos niños, si eran completa- en la barra dorada que protegía los cris-mente idénticos en rostro y figura, dos tales del ventanal.hermosas criaturas, en el carácter se Era ya avanzado el estío y había pocadiferenciaban totalmente; Antonio José afluencia de viajeros; un matrimonio conera revoltoso, voluble y caprichoso; José dos niños en el coche inmediato; dosAntonio más retraído, más formal y, so- sacerdotes, uno de los cuales, por elbre todo, dócil, de manera que al llegar pectoral que brillaba pendiente de sua la edad de darles carrera, el primero cuello y el anillo que rodeaba su dedodeclaró enérgicamente que quería cursar denotaba ser un obispo, en el coche dela del foro y el segundo tuvo que que- más allá; y completamente vacío el quedarse al frente de la hacienda que la seguía al ocupado por nuestro joven.muerte de su padre había dejado sin di- Poco a poco subieron algunos viaje-rección. ros más y ya estaba el tren próximo a

Ni la menor queja se escapó de los partir cuando una elegante señora subiólabios de José Antonio; se dedicó de precedida de un mozo cargado de male-lleno a los cuidados que sus fincas re- tas y sombrereras.querían y mientras su hermano vivía en Antonio José entró en su departamen-

Madrid su vida de estudiante rico, él co- to para dejar libre el paso; el mozo serría desde por la mañana temprano en su dirigía al coche contiguo, completamentehermoso potro « Diamante', visitando desocupado según he dicho, pero la

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miraba ya a su compañera sin rebozo, laencontraba cada vez más bella, más su-gestiva, y la dulce imagen de Ana Maryque poco antes reinaba como dueña ab-soluta de su pensamiento, parecía esfu-marse tras la nube de humo del cigarrillode Ivonne.

La devoraba con los ojos, admirandolas perfecciones de su cuerpo indolente-mente reclinado en el sillón, la gracia detoda su persona, aspirando el perfumeque de ella emanaba.

No, Ana Mary estaba muy lejos detener aquella gracia, aquel atractivo,aquella elegancia enteramente parisina.

La suave vocecita de la sirena le sacóde su éxtasis:

—¿Va usted muy lejos, señor deIriarte?

Antonio José se estremeció.—A Vitoria—dijo, como quien sale de

un sueño.Ivonne suspiró y se limitó a contestar

lánguidamente:—¡Qué lástima!Aquella exclamación fué como un es-

polazo para nuestro joven médico.—¿Siente usted que vaya a Vitoria?—

dijo acercándose a su vecina—. Es miciudad natal; allí tengo mi hacienda, unhermano...

—Y._ ¿a nadie más?—preguntó ellamirándole a los ojos.

—Y... amigos. ¿Usted va más lejos?—¡Oh, sí! A Biarritz; allí vivo por

ahora. ¿Conoce usted Biarritz? ¿Va al-guna vez por allí?

—Iré ahora—dijo él en voz casi baja,cambiando su asiento por el que estabaal lado de ella.

Pero la joven le indicó con un gestolleno de coquetería, el sitio que acababade dejar.

—No, no; estése usted ahí quietecito—dijo con el tono que se habla a un niñotravieso—; aquí tendría que volvermepara verle y sería incómodo para mí.Así, frente a frente, lo veo mejor, a migusto... Si va usted a Biarritz irá a visi-tarme, ¿no? Pregunta por la Villa Ivon-ne... Pero usted no irá.

—Le juro a usted que iré—respondióAntonio José con vehemencia.

La sirena volvió a reir con su carcaja-da breve y burlona.

—Si no se lo impide alguna linda pro-vincianita, ¿verdad?

Algo como una nube de rubor tiñó lafrente de él al responder:

—No hay provinciana, por linda quesea, que pueda compararse con usted,madame Duprat.

—No me llame Madame Duprat—dijoella vivamente.

—Entonces, ¿cómo quiere que lallame? ¿No dice que el nombre de Du-chatel...?

—Le aborrezco; llámeme sencillamen-te Ivonne.

— Siempre que usted me llame AntonioJosé — añadió él sonriendo amorosa-mente.

Y ella, envolviéndole en su mirada fas-cinadora, dijo suavemente:

—¿Por qué no? Pero Antonio José esmuy largo... le llamaré Tono.

JULIA G. a HERREROS

(Continuará.)

La cuestión social es principalmente cuestión moral y religiosa

En opinión de algunos, la llamada cuestión social es solamente económica siendo por elcontrario ciertísimo que es principalmente moral y religiosa, y por esto ha de resolverse enconformidad con las leyes de la moral y de la religión.

Aumentad el salario al obrero, disminuid las horas de trabajo, reducid el precio de losalimentos, pero si con esto dejáis que oiga ciertas doctrinas y se mire en ciertos ejemplos queinducen a perder el respeto debido a Dios y a la corrupción de las costumbres, sus mismostrabajos y ganancias resultarán arruinados.

La experiencia cuotidiana enseña que muchos obreros de vida depravada y desprovistosde religión viven en deplorable miseria, aunque con menos trabájo obtengan mayor salario.

Alejad del alma los sentimientos que infiltró la educación cristiana, quitad la previsión,modestia, parsimonia, paciencia y las demás virtudes morales, e inútilmente se obtendrá laprosperidad, aunque con grandes esfuerzos se pretenda.

LEÓN XIII

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No se conocen con precisión sus lími-tes y es posible que en ellos se incluyabuena parte de España. Y no aludo acierto ministro responsable que dijo nohabía perdido el sueño mientras Asturiasardía por la falta de previsión del ador-milado.

Lo digo más bien por la facilidad conque gentes de toda condición confundenl os sueños con la realidad, acogiendolos rumores más absurdos o los desva-ríos de su propia imaginación, sin exa-men de ninguna clase.

Hay momentos en que no sabe unoSi reir o llorar ante tal espectáculo. Deaquí al manicomio no hay más que unPaso.

Y lo más gracioso es que algunossostienen muy seriamente que así debehacerse y que el esperar una confirma-ción autorizada de los rumores es exi-gencia impertinente.

Lo peor es cuando los rumores soncontradictorios, lo que sucede muchasveces. Entonces el admitirlos todos noscoloca fuera del mundo racional, y elrechazarlos está en contradicción conlos principios sentados.

A todo hay quien gane, dice el refrán,Pero en esto de admitir noticias sin dis-ce rnimiento alguno creo que los espiri-t istas dan ciento y raya a los más dispa-ratados.

Hace pocos días tropecé con una re-vista ferrolana titulada: El Kardeciano(adjetivo ridículo derivado de Allan Kar-(l ec) y en ella leí cosas que me hicieronO lvidar por un rato las penas de estaVida. El periódico es espiritista, o es-Pirita, como dicen los iniciados, por notraducir el francés.

Después de un artículo donde el direc-tor hace una mezcla explosiva del Evan-

gelio con las doctrinas de la secta, vie-ne otro de pretensiones científicas (¡nadamenos!) donde se analizan las experien-cias de una famosa medium inglesa lla-mada Rosamaría, con un espíritu que sebautizó a sí mismo con los nombres deLady Nona o Télika, esto a última hora,por haberse recordado de que fue espo-sa de Amen-Otep III, faraón de la XVIIIdinastía.

Como prueba de ello aduce que pro-nunció algunas frases en egipcio deaquel tiempo.., que nadie sabía.

Después de morir ahogada en el Nilo,Télika reencarnó y fue mártir cristiana enel siglo II, y en tercera encarnaciónasistió a la guerra entre Cronwell y Car-los I, yendo a morir en los Estados Uni-dos.

Sobre tan airosa base, el autor delartículo científico edifica la teoría de lasencarnaciones sucesivas, que pareceignorar es muy vieja y se llama metemp-sícosis, discutiendo largamente sobrelas relaciones de Télika y Rosamaria,que se remontan a la corte del faraónconsabido.

¡Lástima que no recuerden algo de laedad de piedra, que sería muy interesan-te! Los demás mortales no recordamosuna palabra de nuestras existencias ante-riores y nos cuesta trabajo creer enellas.

Bien es verdad que el autor del ar-tículo nos asegura balo su palabra queno pocas almas fueron vegetales mu-chos siglos, recordando, sin duda, lostiempos en que él era alcornoque.

Va a ser preciso añadir, en las leta-nías, una petición que diga poco más omenos: De sueños, rumores y desvaríos¡líbranos, Señor!

CELTA

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El país de los sueños

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Artistas mercedarios (1)

Lorenzo Vila, que copiaba al óleo de susmodelos. Pasó después a Segorbe, de don-

Pintor y religioso de la Merced calzada. de en 4 de enero de 1706 tomó el hábitoPintó por los arios 1738 un cuadro que en los mercenarios, y falleció en diciem-está en un retablo de la capilla mayor de bre del propio ario en el convento de lasU convento en Burgos, y representa a Merced, de Valencia.San Pedro Nolasco con un esclavo, ejecu- Sus obras estimables en barro están entado con diligencia. Murcia, en Segorbe y en Valencia. Tal es

De su ruano hay más pinturas en otros el famoso Cristo, mayor que el tamaño del-conventos de su religión, natural, colocado en una ermita contigua

Pilé maestro en el dibujo de don Cele- al convento de San Diego, de ' Murcia, ydonio de Arce, escultor. otras estatuas en los demás templos de esta

Puentes: Ponz y otras noticias. ciudad. Se venera la devota imagen delSanto Cristo de la Misericordia, ejecutada

Fr. Nicolás Busi por Busi, en la ermita mayor del famosoVía Crucis, de Lorca, a donde fué condu-cido desde Murcia en hombros de sacer-dotes. Son de su mano un Eccehomo yuna Dolorosa, que están en el conventode los mercenarios, de Segorbe, y unCrucifijo en la granja llamada de Argue-nas, propia del convento. Se le atribuyóen Valencia una Virgen del Rosario, quese venera en la catedral; un San PedroNolasco, colocado sobre la puerta de laiglesia del colegio de los mercenarios, yla estatua de San José en el convento dela misma Orden.

Fuentes: Arch. del conv. de mercenar.de Segorbe.=P. Morote.=Palorn.=Ponz.=Arenan.

Fr. Gregorio Barambio

Escultor, natural de Alemania y no deItalia, como dice Palomino.

Don Juan de Austria, hijo de Felipe IV,le trajo de este último país. Sirvió y re-trató a aquel soberano y lo mismo a su •

esposa, por lo que fué nombrado escultorde cámara. Carlos II le concedió el hábitode Santiago y renta suficiente para vivircon la decencia que le correspondía.

Se retiró del bullicio de la Corte a viviren Murcia, ejerciendo la escultura con eldecoro conveniente a su distinción. Con-trajo estrecha amistad con el pintor don

(1) Ceán Bermúdez, Diccionario de Artistas.

);): *L°.ii tA,

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AMENIDADES

Frutos amargos del laicismo

La revista católica de Nueva York,América (27 de octubre de 1934), hace elsiguiente resumen de los efectos del lai-cismo en los Estados Unidos:

«Sólo desde el punto de vista econó-mico, los criminales cuestan a la nacióncerca de doce mil millones de dólares poraño. La proporción de los homicidios,es casi cincuenta veces mayor que en laGran Bretaña.»

«Esta situación deplorable procede deque el 60 por 100 de la población no tie-ne religión y el resto no posee la fuerzanecesaria para reaccionar y contrarres-tar este mal. Va para cien años que losniños en las escuelas oficiales recibenuna instrucción donde la moral no tienelugar alguno.»

«Son numerosos los hombres de leyesque pactan con los criminales e impidenpor mil medios el ejercicio de la justi-cia... Los grandes financieros esquivanlas cargas fiscales y despojan impune-mente a las gentes modestas que les con-fían sus ahorros.»

La peseta

Querida y mimada, o maldecida y has-ta insultada villanamente, ella es la com-pañera de nuestra vida, que nos saca deuna porción de apuros y nos resuelveinnumerables problemas. Pero, ¿desdecuándo suena en los bolsillos españo-les? No hay mención de ella en los clá-sicos del Siglo de Oro, y muchos creenque es invención de Isabel II. Tiene ma-yor antigüedad, sin embargo.

El «Diccionario de Autoridades», obragrandiosa de la Academia de la Lengua,a raíz de su fundación, e impreso por1730, define la peseta como medio peso,y advierte que es voz nuevamente intro-ducida. Los pesos de plata valían gene-ralmente ocho reales, y por eso losllamaban también reales de ocho. Habíaademás el peso fuerte, de diez reales, y

el de vellón, de quince, pero la monedade vellón valía un tercio menos que la deplata.

Un ateo

Des Barreaux, espíritu fuerte del si-glo XVIII, llegó un día de ayuno a unafonda y pidió una tortilla, aunque enton-ces estaban prohibidos los huevos.Mientras cenaba, descargó una furiosatormenta, con el acostumbrado acompa-ñamiento de truenos y relámpagos.

El supuesto ateo, creyendo que el es-tampido iba por él, sacando fuerzas deflaqueza, exclamó: «¡Tanto ruido por unatortilla!»

Es un caso más que sumar a los mu-chos que demuestran la poca firmezade convicciones de los supuestos incré-dulos.

Velocidad del aeroplano de serviciopúblico

La prensa aeronáutica inglesa da lanoticia de que pronto prestará servicioentre Londres y París un monoplano,trimotor, de 2.100 caballos de fuerza,capaz para treinta pasajeros, sin contarel personal de pilotaje, atención de via-jeros y servicio postal, el cual desarro-llará una velocidad horaria de 320 kiló-metros. Hará el recorrido Londres-Parísen setenta minutos.

¿Qué es el coche?

Es del coche la virtudCuando no hay necesidad,Gasto, ruido, vanidadY poquísima salud.

¿Quién dice la verdad?

Leche y agua van diciendo •Y yo creo que dirán:El lechero, una mentira,Y el aguador, la verdad.

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UNA RELIGIOSA. —¿Es licito buscar vo-luntariamente la ocasión del martirio,no huyendo, no ocultándose u ofrecién-dose espontáneamente a los revolucio-narios que busquen a una para matarlaen odio a Jesucristo o a la Religión?

Buscar voluntariamente el martirio, esbuscar voluntariamente la muerte, de lacual el martirio es inseparable. De lamuerte así buscada nace la duda y lapregunta.

Por lo cual, para claridad de la res-puesta, es preciso de antemano fijar sies lícito y cuándo buscar de alguna ma-nera la muerte.

Primero: a nadie es lícito buscar vo-luntariamente su muerte, ni la de su pró-jimo, en sí misma y por sí misma. Seríaquebrantar gravemente el quinto manda-miento.

Segundo: tampoco es lícito buscarvoluntariamente la propia muerte o laajena, como medio de librarnos de unmal. Será la muerte medio, cuando, pri-mero, acaece antes que el remedio, demodo que primero sea morirse y des-pués el remediarse, y, segundo, cuandola muerte propia o la ajena es la causadel remedio. Así comete pecado, y do-blemente mortal de homicidio y contrala piedad, la madre que mate al hijo quelleva en su seno, para librarse de lainfamia justa o injustamente merecida, opara librarse del peligro cierto de muerteprevista. Porque primero es matar alhijo, y después la muerte del hijo es lacausa del remedio de la madre; la cualmuerte, aunque condicionada, es queridaen sí misma y por sí misma, porque

a

como tal—una inteligencia recta no pue-de menos de verlo—ha sido querida,como medio de librarse de la infamia o dela muerte.

Tercero: es lícito, dándose ciertas con-diciones, hacer algo de lo cual se sigala muerte o su peligro, más o menoscierto, y aun certísimo. Es el fundamen-to de la licitud de las guerras justas, delas acciones heroicas y de la asistenciaa los enfermos con peligro de la vida.Así es lícito—y en algunas ocasionespuede ser hasta obligatorio, como cuan-do de ello depende la terminación de unaguerra, la liberación de una ciudad o deun cuerpo de ejército—al prisionero deguerra volar un barco, o una fortaleza,o un polvorín, previendo ciertamente queperecerá él mismo en la ruina, si el bienque se obtiene vale la pena de perder lavida, según el juicio de la prudenciamilitar. Es lícito también a los enferme-ros asistir a los apestados, con peligroevidente de contagio y acudir a la líneade fuego a prestar a los heridos servi-cios imprescindibles e indemorables, ano ser que el fuego sea tan intenso ycertero, que sea más cierta la muerte oimposibilitación de los enfermeros que elauxilio que puedan prestar a los heridos.

En estos casos no se busca la muerte,ni en sí misma y por sí misma, ni comomedio. Busca, en efecto, el soldado elvencimiento o desarme del enemigo conlas voladuras mencionadas; busca elenfermero la salud y la vida de los en-fermos y heridos, Ni el soldado ni losenfermeros buscan su propia muertecomo medio de sus buenas obras; por-que en lo del soldado al mismo tiempo

Y por lo mismo acaece sü muerte y elvencimiento y desarme de los enemigos,Y en los enfermeros que prudentementese exponen, primeramente y en el peorde los casos, al mismo tiempo se prevénM oralmente sus servicios a los enfermosY heridos y su peligro de muerte.

A este tercer género de buscar lam uerte, pertenece el buscar voluntaria-mente el martirio. En los casos apunta-dos es el amor de la patria y del prójimo,Y en el mártir es el honor de Dios y elb ien del prójimo el motivo de exponer laVida y perderla.

Es obligatorio, por razón de justicia,buscar voluntariamente la ocasión delmartirio, cuando el silenciar nuestrafe , el huir, o nuestro modo de pro-ceder, entrañe negación implícita de lafe , desprecio de la Religión, injuria deDios o escándalo a nuestro prójimo. (De-recho Canónico, canon 1.325, I).

Es obligatorio, por razón de caridad,exponerse al martirio, alentando a unmártir que desfallece en la prueba, cuan-do j uzgando de mis fuerzas morales yde la asistencia especial de Dios, que nofal ta, espero salir bien de la empresa,aunque en ella pierda la vida.

Es lícito hacerlo también cuando seesperan que del martirio resulten gran-des bienes de la gloria de Dios yde l provecho espiritual de los prójimos.1)orque si es lícito procurar el bien pú-blico y estorbar el mal público, aun conPel igro y pérdida de la vida, ¿cuántorna' s el bien de la gloria de Dios y elbien espiritual del prójimo?

Según esto, y resumiendo los casosde j usticia y de caridad, dice San Al-fonso María de Ligorio, en el libro III,%ni. 32: (En caso de necesidad, si deOtro modo peligra la fe o la salvación demuchos, o para evitar blasfemias, elMartirio es de precepto, o en caso deUti lidad para la exaltación de la fe y de la

gloria de Dios, entonces es lícito ofrecerseal martirio, como enseña Santo Tomás».

Objetivamente ofrecerse al martirio,me parece siempre laudable, porque elhonor que resulta para Cristo de confe-sarle ante los hombres, es motivo sufi •ciente para exponer la vida y aun per-derla, y porque si el evitar la injuria deDios que puede resultar de alguna omi-sión mía, me obliga al martirio, como seha dicho, el dar a Dios la honra tangrande de morir por su nombre, justifi-car por lo mismo también el martirio.

Subjetivamente no siempre es lauda-ble ni lícito el ofrecerse voluntariamenteal martirio. Y así fuera del caso de es-tricta obligación, cuando se teme de lapropia flaqueza, debe huirse y esconder-se. Lo contrario sería pecado de temeri-dad, peligro no necesario, ni moralmen-te vencible.

UN CURIOS0.—Deseo me diga los San-tos canonizados en el Año Santo de laRedención humana y sus nacionalida-des.

Fueron diez, si no estoy mal informa-do: San Andrés Liberto Fournet, francés;Santa María Bernarda (Bernardita, lavidente de Lourdes), francesa; SantaJuana Anticla Thouret, francesa; SantaMaría Micaela del Santísimo Sacramen-to, española, y, a mayor abundamiento,madrileña; Santa Luisa de Marillac, fran-cesa; San Pompilio María Pirrotti, italia-no; San José Benito Cottolengo, italia-no; Santa Teresa Margarita Redi, italia-na; San Juan Bosco, también italiano, ySan Conrado de Parzham, alemán.

Sólo San Andrés Fournet y San Joséde Cottolengo, fueron sacerdotes se-culares, aunque ambos fundadores deInstitutos religiosos; los ocho restantesfueron religiosos.

UJÁN

RADIOGRAMAS

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MADRID

Buena Dicha.—De las tres tandas de ejer-cicios espirituales anunciadOs en esta iglesia,se ha celebrado ya la primera, del 24 de fe-brero al 4 de marzo. Los dirigió el P. JuanG. Castro.

Santa Misión. - Accediendo a los deseosdel Sr. Obispo de esta Diócesis, el clero secu-lar y regular ha dado ya comienzo a las Mi-siones que se han de predicar en todos lospueblos de la misma. A nosotros nos han se-ñalado las de Torres y Loeches. La de Torresse celebró del 17 al 24 de febrero. Se encar-garon de. la misma los PP. Fernando Diez yEliseo Pérez, Comendador de Herencia. A lostres días el P. Fernando cayó enfermo, te-niendo que ser sustituido por el P. ManuelCereijo, Comendador de esta Comunidad. Elfruto ha sido abundante. Merecen plácemes elseñor Cura Párroco de Torres, que tan biensupo preparar al pueblo para esta Misión,como las Mallas del Sagrario de dicho pue-blo, que no han perdonado sacrificio para elbuen éxito de la misma.

Repuesto ya el P. Fernando de su dolen-cia, han señalado la fecha del 31 de marzopara la que se celebrará en Loeches, con elauxilio divino.

dia 24 de febrero tomó elsanto habito en esta Comunidad la señoritaAntonia Rodríguez Miras, que recibió en re-ligión el nombre de Sor María Antonia deJesús. Se lo impuso el R. P. Saturnino Sán-chez, Agustino. Reciba nuestra enhorabuenay que Nuestra Santísima Madre la conceda eldon de la perseverancia.

SARRIA

VII Centenario de la Confirmación dela Orden.— En su capilla particular, adorna-da con sus mejores galas y embellecida conuna sorprendente iluminación, celebraron

nuestros Postulantes un solemne Septenario— un día por cada siglo - con cánticos de buenrepertorio. El triduo final lo simultanearoncon otros trabajos científicos consagrados aenaltecer las actividades de la Merced en lasartes, en las ciencias, en las misiones, en laredención y, sobre todo, en la devoción aMaria. El primer día se inauguró una dobleexposición, iconográfica y bibliográfica. Elsegundo día se puso en escena «El condenadopor desconfiado», del eximio Tirso de Molina,cuya adaptación, vestuario y representaciónfueron sencillamente admirables. Donde, em-pero, culminó el esfuerzo de todos por hacerde esta fecha un recuerdo imborrable, fue enel dia 17. Misa solemnísima con «Te Deum».Los estudiantes sacaron en procesión a suadorada Madre por el postulantado y claustroalto.

A. las seis de la tarde comenzó la veladaliterario-musical. Hizo la presentación de losnoveles escritores el R. P. Manuel Penedo.Leyó un discurso, bueno como suyo, el Reve-rendo P. Maestro de Postulantes Fr. Gumer-sindo Placer, colaborador de esta revista,sobre los hombres ilustres de la Merced. Cerróel acto, resumiendo admirablemente los tra-bajos, proponiendo los ejemplos de nuestrosantepasados y exponiendo los anhelos de laOrden en esta fausta fecha, el R. P. Comen-dador Fr. Daniel Vázquez. Inmediatamenteprocedió al reparto de premios: estilográficas,libros de buena literatura y objetos piadosos,ganados en justa lid por los concursantes alcertamen histórico-literario. Se terminó lavelada cantándose con el mayor entusiasmo,por todos puestos en pie, el himno mercedariodel P. Galdos.— El Corresponsal.

HERENCIA

Las fiestas de Navidades se celebraron esteaño con mucha concurrencia y animación enesta villa de Herencia, dignas de especial

mención la Comunión y Hora, Santa del últi-mo día del año, como también la suerte delos Santos.

Los primeros días de enero, después de laComunión general de niños, fueron dedica-dos a la célebre «Feria de Vales» del Catecis-mo, con la bulla y apretujones propios delcaso. Más de mil niños escogieron, entre elsurtido de la «Feria», las cosas y juguetes asu gusto y a proporción de los vales quetenían.

El dia 5, las Catequistas y «Madres Cristia-nas» repartieron a los pobres cuantiosas li-mosnas.

La nueva organización hecha en el Cate-cismo ha dado por resultado que asistan unpromedio de 700 niños. Tienen clases gradua-das tres , días a la semana las niñas y dos díaslos niños. Los domingos todos.

Además de cuarenta Catequistas y los Pa-dres, cooperan poniendo clases el Sr. CuraPárroco y dos Sacerdotes de la Parroquia ytres profesores de la Sadel.

—Se organizó también el primer grado deJuventud Católica hasta trece arios, y se estáorganizando el segundo hasta los diecisiete.Tienen su Misa especial, que cantan la Colec-tiva de las Juventudes de la Diócesis, su Co-munión mensual y clases de Religión.

—El 17, fecha del séptimo centenario de laaprobación pontificia de la Orden, Misa so-l emne y Comunión general y Te Deum. Enla función de la tarde predicó el P. Comen-dador.

—También se celebró la novena de Nues-tro Santo Padre con triduo solemne los últi-mos días. Predicaron los profesores de laSadel D. Serafín Tella y D. Pablo Vázquez yel P, Comendador. Ofició en la Misa solemneel Sr. Cura Párroco.

Merecen especial mención el coro de can-toras y su director el P. Tizón, que hicieronUso de su inmenso repertorio de cantos.

JUNQUERA DE AMBIA

El VII centenario de la confirmación de laOrden se celebró con gran solemnidad, asis-tiendo las parroquias comarcanas.

—El Catecismo celebró el dia de San Ilde-fonso con una velada de homenaje a nuestro

comendador y cura el P. Ildefonso Sánchez.Tomaron parte en ella los profesores, sociosprotectores y cooperadores—los más y losmejores de la parroquia—y los alumnos delas clases superiores; fué un homenaje popu-lar y parroquial en todo el sentido de la pa-labra. Habló el señor alcalde don José PérezCid, los maestros nacionales señorita MariaAcosta y don Antonio Amado, los socios pro-tectores el doctor don José Ferreiro y donJaime Rodríguez, y el profesor del Catecismodon José Guede. Los alumnos, con declama-ción perfecta de obritas literarias y con cantode hermosas composiciones entretuvieron ale-gremente a los concurrentes. Se leyó el cua-dro de honor del trimestre y todos fueronObsequiados con dulces. El P. Comendadoragradeció el homenaje, del que conservare-mos imborrable recuerdo.—El corresponsal.

BILBAO

MM. Mercedarias.— El dia centenario dela confirmación de nuestra Orden la celebra-mos en intimidad de familia, dejando para lanovena de Nuestra Santísima Madre y a finde que los archicofrades puedan tomar parte,el solemnizarla con más pompa. Por la ma-ñana, antes dé la Comunión, nos dirigió unafervorosa plática el R. P. Vicario, dándonosla absolución general, y a continuación dehaber recibido la Comunión, reiteramos larenovación de los Votos. Resultó un actoconmovedor. Después de la misa solemne secantó el «Te Deum».

La novena del Santo Padre Fundador lacelebramos desde el 23 al 31, con asistenciade las alumnas y demás fieles. Las niñascantaron los gozos del Santo y motetes de laComunión general del dia de la festividad.Predicó el M. R. P..Pable Desantiago, C. M. F.

—A primeros de noviembre tuvimos visitay elecciones, presididas por el M. I. Sr. Visi-tador general de monjas, don Asunción Gu-rruchaga. Fué elegida Comendadora la Re-verenda Madre Carmen Carvajal, PrimeraConsultora, Vicaria y Directora del Colegio laReverenda Madre Mercedes Olavegoya, Se-gunda y Tercera Consultora la M. Maria delSocorro Gorostiza y M. Corazón de Maria

NOTICIAS

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Gazaigorta, Secretaria la M. Maria Inmacu-lada Zorrozúa.

—El dia 21 de enero dieron las niñas unaveladita en honor de la Madre directora, queresultó muy bonita y bien. —La corresponsal.

Del Instituto de las Mercedariasde la Caridad

CARABANCHEL BAJO(Madrid)

Por orden de la Dirección general de Sani-dad se han encargado de un nuevo sanatorioantituberculoso nuestras Hermanas Merceda-rias de la Caridad.

El edificio, que se llama «Sanatorio Itu-rralde», de nueva construcción, está empla-zado en Carabanchel Bajo, próximo al ferro-carril de via estrecha. Por ser el más moder-no de los sanatorios del Estado, reune todaslas condiciones y adelantos necesarios enesta clase de establecimientos: amplias terra-zas cubiertas para el reposo de las enfermas,soleadas habitaciones-dormitorios, espaciosocomedor, quirófano, rayos X, oratorio, etc.

Es director del mismo el doctor don JoséCodina.

Aunque en la actualidad no hay mas detreinta enfermas, podrá alojar hasta cientoveinte.

La nueva Comunidad está formada por lasHermanas siguientes: Rvda. M. Sor JosefaErviti, superiora; Sor Benita Urrutia, SorClemencia Sáinz, Sor Irene Alzaga, Sor Ma-ría Alarcón, Sor Mercedes Rodrigo y SorManuela Escurdia.

Nuestra enhorabuena al Instituto de Her-manas Mercedarias de la Caridad por estanueva fundación y a la nueva Comunidad.

GRANADA

El dia 2 de febrero, festividad de la Puri-ficación de la Santísima Virgen, se verificóen la iglesia de la Casa general de HermanasMercedarias de la Caridad, la función de latoma de santos hábitos de las señoritas Higi-nia Tajuelo, Carmen Collado, Ana Narbonay Carmen Alonso, con los nombres de SorJosefa, Sor Inés, Sor Clara y Sor Ana delSagrado Corazón.

Ofició la ceremonia el M. I. Sr. Dr. D. JoséSánchez Quero, Arcediano de la Santa IglesiaMetropolitana, quien les dirigió una fervo-rosa plática, estimulándolas a practicar lasvirtudes propias del estado religioso y po-niendo de relieve la felicidad que se experi-menta en la práctica de dichas virtudes encontraposición de los bienes del siglo, quecuanto más se poseen más se desean, por nosatisfacer nunca el corazón humano, creadopara amar al infinito bien que es Dios.

Deseamos a las novicias la perseveranciaen el camino emprendido.

ZUMARRAGA (Noviciado)

Solemne novenario a Nuestro SantoPadre.—Dió comienzo el 23 de enero contodo entusiasmo y fervor posibles. Todos losdias hemos tenido Exposición Mayor duranteel ejercicio de la tarde. El coro interpretópreciosos y variados cantos a tres voces. Elpanegirico estuvo a cargo de D. AntonioAmundarain.

Ingresos.—El 30 de enero ingresaroncomo postulantes las señoritas Angela Vichy Ramona Portela (maestra titulada), ambasnaturales de El Ferrol. Pedimos a NuestraSantísima Madre acoja bajo su manto a estasnuevas hijas y les conceda la perseveranciafinal.

Viajes.—EI dia 6 de febrero salió de nues-tra casa de Mondragón con destino a La-guardia (Alava), la Reverenda Madre Mar-garita •Uribesalgo, donde continuara con elcargo de Superiora del Asilo-Hospital deaquella villa.

—El 22 del mismo tuvimos el gusto de sa-ludar en ésta a la Reverenda Madre PiedadGauchegui, que con dirección a Escoriazapasó unas horas en nuestra compañia.— Co-rresponsal.

SANTIAGO

De acontecimiento para Galicia podemoscalificar el hecho de que nuestras HermanasMercedarias de la Caridad se hayan encar-gado de un sanatorio en Santiago, por ser laprimera Comunidad que el Instituto tiene enesta hermosa región.

Copiamos de «El Faro de Vigo», del 24-II-935:

« Concluidas ya las obras de adaptaciónque desde hace algunos meses vienen efec-tuándose en la hermosa finca del insigneY malogrado doctor Nóvoa Santos, pode-rnos enterar hoy al público de la reali-zación de un proyecto concebido por trescompetentes y acreditados médicos compos-telanos, los doctores don Julio Fernández,don José Rojo Moreira y don José Maria Ba-llesteros, quienes al pretender ampliar elcampo de sus actividades profesionales, con-tribuyen también a sostener el rancio presti-gio de esta ciudad, creando un nuevo mode-lo de sanatorio con especiales característicasque le distinguen de todos los establecimientosanálogos actualmente existentes en Galicia.

El Sanatorio de la Merced, que este es sunombre, estará dedicado al tratamiento de

toda clase de afecciones •

La asistencia de los enfermos estará enco-inendada a las Hermanas Mercedarias de laCaridad, Orden Religiosa que se dedica ex-clusivamente a este menester, teniendo asu cargo establecimientos de gran importan-cia, tanto de carácter benéfico como particu-lar, en los cuales vienen constantementedemostrando la excelente preparación y espí-ritu de sacrificio que las distingue.

Y en efecto, el día 22 de febrero llegaron aSantiago las Hermanas Mercedarias encar-gadas del Sanatorio. Las esperaban en LaCoruña los médicos directores.

Forman la nueva Comunidad las Herma-nas Rvda. M. Sor Florencia Sanso, Superiora;Sor Patrocinio Lazcurain, Sor VenanciaArruabarrena y Sor Leonor Rodríguez, quefueron acompañadas, hasta dejarlas instala-das en la nueva casa, por la Rvda. M. Vicariageneral del Instituto, Sor Juliana Viguristi,que para este fin vino desde Granada, y porla M. Sor Encarnación Maeztu, Superiora delSanatorio del Dr. León, de Madrid.

ALCALA LA REAL (Jaén)

También aquí lo principal es lo principal.Nos considerariamos infelices si nuestros mi-nisterios de caridad con las miserias del

cuerpo no llegasen también a remediar lasdel alma. Nuestro Señor nos concedió en pocomás de un año hacer que de los acogidos eneste hospital, una niña de ocho arios y unniño de trece, hiciesen su primera comuniónen su lecho de enfermos, y que también co-mulgase por primera vez Amor Torres, detreinta años. Se legitimaron tres matrimo-nios, uno in articulo mortis, y los hijos quetenían, y se bautizaron dos de ellos. Por lodemás, nuestras fiestas son servir a Dios enlos enfermos y tratar de ganar el cielo. —Lacorresponsal.

CAZORLA

Nuestras juventudes, con el entusiasmo desiempre, han festejado a San Pedro Nolascocon todo el esplendor de que son capaces,sin omitir sacrificio alguno, dentro de susmodestos recursos económicos.

Un triduo con exposición del Santísimo haprecedido a la gran fiesta que ha tenido lugarel día de la Candelaria.

A las diez de la mañana, la misa a todaorquesta, celebrada en honor de San PedroNolasco, y las naves del templo abarrotadasde fieles, formando en el centro dos filas desimpáticos Nolascos de todas edades, confervoroso silencio, luciendo sus distintivos,ansiando recibir el Pan Eucarístico.

La sagrada cátedra la ocupó el doctorRojo, arcipreste de esta localidad; hizo unpanegírico elocuente y acabado, y comobroche de oro, exhortó a los jóvenes a seguirsin desmayos el camino emprendido, comoverdaderos adalides de la bandera de lashuestes cristianas, seguros de la victoria.

Terminada la misa, la Junta directiva,llena de gozosa satisfacción, invitó a los aso-ciados y a las jóvenes cantoras a un suculen-to chocolate.

Por la noche, y como último acto despuésdel triduo, con la misma concurrencia, sehizo por los ámbitos del templo la procesióncon el Santísimo, en la que los fieles cantaroncon desbordante entusiasmo el himno euca-rístico.

Enhorabuena a todos los que han contri-buido a tan magníficos cultos, y adelante,

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Page 17: Orgapo äe su Veperable Oräep erreb Cercera y (ofraäías VIRTUAL/Publicaziones... · dejan arrastrar por todos los vientos y su imaginación marcha a la deriva, lle-vada por todas

jóvenes Nolascos, que Dios os lo premiarapor mediación del Santo de vuestra predilec-ción.—A. A. M.

LOJA (Granada)

Entierro de la Madre Ambrosia, Mer-cedaria de la Caridad.—E1 entierro de laMadre Ambrosia ha constituido una grandio-sa demostración de dolor, al que se ha suma-do todo el pueblo. El comercio, espontánea-mente, se sumó al póstumo homenaje cerran-do sus puertas; lo hicieron así incluso cafés,«bares» y tabernas.

A las cuatro y media salía el ataúd delhospital de San Francisco, llevado por obre-ros que se disputabn el honor de conducirlo.Lbs alrededores del benéfico establecimientoestaban ocupados por más de dos mil perso-nas.

Las cintas eran portadas por las MadresMercedarias del Asilo de San Ramón, y rom-pían marcha el clero con cruz alzada, másde cien mujeres con velas y la Hermandadde las Animas.

La presidencia estaba compuesta del alcal-de don Julio Ruiz Morón, el juez de primerainstancia don Francisco Garcia Guerrero yel párroco de San Gabriel y arcipreste deestas parroquias don Gabriel López Toro,a las que seguían el Ayuntamiento en pleno,el cuerpo de médicos, representaciones detodas las actividades, las fuerzas francas deservicio y una inmensa muchedumbre perte-neciente a todas las clases sociales.

El trayecto estaba cubierto asimismo deuna cantidad enorme de público que saluda-ba con incontenida emoción el paso del cadá-ver.

Frente al cuartel de la Guardia civil eiclero rezó un responso y se despidió el duelo,siguiendo hasta el cementerio centenares depersonas.

Por lo sincera y espontánea ha sido unamanifestación de duelo como pocas veces serecuerda.

Descanse en paz la que tanto bien ha sa-bido hacer por sus semejantes.. —Recital deRamos.

(De «Ideal», del 5 de febrero de 1935, deGranada.)

SANATORIO SANTA CRUZ(Brasil)

El dia 28 de enero nos vimos gratamentesorprendidas con la visita del señor obispo.Como buen conocedor de España, nos estu-vo recordando jodas sus bellezas, teniendofrases de elogio para nuestra querida Pa-tria.

El dia 31 celebramos lo mejor que se pudola fiesta de nuestro Santo Padre. El mismodia profesó de votos perpetuos Sor Estrella,de nuestra Comunidad. Nuestro confesor ce-lebró la misa, durante la cual cantaron lasHermanas preciosos motetes.

Se ha inaugurado el Sanatorio de Santos,del que se encargaron nuestras Hermanas.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.

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