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(g®(a^a®^sia©í^ AGEBCH DEL SISTEMA

;.»on',Ji...,C* f l i ' i f i ! V- : • ••

srjr^a^^ig^s^í--?

si;vii.E.iL. lüPnsSTA T UBVERTA DE D. A. ALVARBK,

' corte de Genova número 40.

¿•. /¿f/ / / / ^

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Es fToj^eliif del autor, quien la pre­sentó á su revisión á las ««toridades senilú'y ecletiistíca, ydádolesube-alf^eilojwaaiainfriaion. -

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DEDffilkTORU.

- • • • , i • ; , .' -XiAú . • • • : • •

,, ¿Ai qaé me arrpJQ con valor iocajitQ á cp.ntei)ei; del rio U coirriente, sin esperanza H^ff r ísiftir .^^puediijil^, de ser anegado

ta ^ oíif ta ,y,. )j*»»c;ipa, M í^i., imagii ^cion un IIIe§enas que a« poder,; J .aipparo. ipf fortaljeciese f y á quien pudiese dedicarla^ y consintiendo en que nadie hubiese queri« do quedar sin lucimiento por no poder sal* varmc no lie comunicado mi pensamieoto, y convencido en q^e era necesario un po­der mas que humano, recurro á quien eS' tá concedido todo el divjno. Si ¡ó Virgen

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M.»al en memoria de la Concepción en «acU yo te .aludo é invoco-, ya non trrne-ZZlI quoniam tu mecvm es. A vos dedi-

!^e rasgo de mi pobre imaginación, s.

Mico, I «en¿. que'57Sígn¿ de su acogí.

do de esponer lo. errores que se signen de un .«tema que es en « i p.recer con-Í ^ la Escritura, contra l-fgUsia, y por «onsiRuiente contra Dios-, y vos, Señora,

„o. de otro hombre mas apropóí to pat*

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Apído lflc,tQr,'¿'op#c¿!¿ m preftfntP a la consldepc^ipii e trd^sj* qnecoii^gW' io ^e tomado por,ser)?, i l c» *t«o* J . ^ popiendo er«s ei;i%a(tnp c^tplicq, ?ipQ»W»cp ^pippao, na puedes fM'BW. ' W'' '*^*''**' "i,^o, p«e,. f^úm? *M^P;^;ft; á no dar erédito ^ ^ e njefñqVf, »» ewm es tan general-, si ali lo haces darás gracias á Dio» porque me ha dictado lo que he es­crito, no habiendo en mi motivo desque gloriarme: lo qoe teog* 4e b*eno inhe re-cibido , ptíe. Huminar Bt9i'omnm hmtnem venieniminhunc munium: y lo que de ma­lo, si es lo propio mió lo que te pido disi­miles. Conosco para muchos no será de so agrado, pero se persuadirán áqiM!»»eo-do cosa de que debe resultar honra y S»*-ria de Dios, es también prorecho para «» prójimo. « •

No fiandome, como es debido, de mi pa­recer lo he presentado apersona, q-e lo

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examinen de íeñalada prodetocía y ciencia, y todos me lo han vuelto sin enmienda y con su aprobación.

Si quieres puedes tomarlo como proble­mático , pues asi lo trato, poniendo argO' mentos que de una y otra parte hay en los autores, y ademas yo he podido instar é inventar, las que pesarás en la fiel ba­lanza de tu entendimiento, el que se incli­nará á lo que mas fuerza le parezca tenga tu afecto servidor—JIF. C.

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acerca del sistema Gopernicano.

DIALOGO:

Don Andrés y Don Segundo.

S. Aun molesta mucho el sol no obstante estar ya casi en el ocaso*, ha api'ocstrna-do á él nuestro tió^tico el mundo y nos quema.

A. ¿El mundo ha nprocslmado el trópico, ó el sol se ha venido sobre él?

S. No Señor, el mundo ha ido y no el sol ha venido; ¿pues qué ahora se desayuna V. de e!«o al cabo de sus años que el sol está quieto y el mundo es el que va y viene?

A. besde mis tiernos años sé ese sistema, el que repudié cuando lo conocí-

S.. Habrá V. procedido por su capricho •ofundado, pues no puede estar mas cla­ra sn evidencia^ está admitido por lodo^ lo« hombres sensatos, y seguí Jo eu i\}-<las las escuelas.

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8 A. Pues e8o^Ji<;imbres y esas escuelas se

c.quivooaOf.Aéñor.niio... S. Seguiv eso Y, solo, afiejrta, y todos los

d^É^»}^yerras ) no diría otro tanto un Séneca.

¡i. ¿Y quién le lia dicbo á V. que soy so­lo en mi opjaion? Todos los hombres desde Adán, y todas las escuelas hasta el presente siglo han sido de la misma. Dn ios dos últimos y principios de este se ha mirado como una hipótccis infun-

, dadia, ahora que los hombres se han ilus* irado, porque ellos lo dicen que lo es­tán, hab dado cuerpo á esa fantasma, y ccsistencia á lo que no puede tenerla.

S. Como se conoce que está V. templado á lo antiguo^ ¿pues no sabe V. que to­das las cosas en ciencias y arles se baii adelantado, y que no debemos estar a lo qnc nuestros padres y abuelos Jbicieron y dijeron?

A. Sé que en ulras cosas se adelanta y sicm< pru ha saccdido. y sucederá lo m«smo j pero en eso se ha atrazado eú lugar de adelantar. ¿No está V. observando que hay moda, en todas las cosas? asi suce-de en las opiniones científicasj no se a-tíendc á las razones, y sí á la novedad. ¿Cuántos cnorcs bao seguido reinoi

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p enteros, que también b^o s^iwádq á e-tros ya que no con la iríuoa co» *» es­pada? ¿Coántos absurdo^ ie ba» cr#ido, y han hecho, á los Jioaabr s saqnfaear sus bienes, su ecsistencia y su alma por un capricho tonto? . , i

S ; Y s i reduciéndolo á cuestión a íars pn. meras razones no tiene Y. que responder?

A. Me daré por vencido. . . . S. Pues cuando V. guste principiaremos. A. Bien, quedan tomados puntoa para ma-

ñaña, pues yo como me ocnpé en mis principios en las ciencias y las dejé, y esa cuestión y fisica particular mo fue ascideotal, y lo principal de mi vid», que es cuando se discurre, la he gasta­do en negocios muy distintos, tengo bor­radas las ideas y necesito aclararlas; al contrario dé V. que estando enseñándo­las las tiene presente»

S. Bien, esa materia nos ocuj)ará en el paseo que auoslumbramos*, y roe parece estoy viendo á V. que á la primera ba­tida se me rinde. ; •

A. No será estraño, pues es \ . ta^^tfo en esa esgrima. Pero debemos convenir 41 es espada ó florete con que UQS ,vawM?s a batir; es decir, que los argui»entQ8 »ean físicos pues lo» astronómico» no lo» en-tiendo.

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io 8 . Como V. gaste, yo me convengo á

todo y no hay que alterarse ^eiDásíadoj qne miré soliv la rázon y no la pasión 6'el capricho, y come estamos en el ri* gor del calor, no sera estraño que nos irritemos y tengamos que llamar á olru

- 6sico que nos lleve las pesetas. A. Yo procuraré contenerme porque no

llegue ese caso ', les temo mucho y no quiero verlos en casa^ el vaso de refres-co qae aeostombramos tomar será antes dé entrar en acción; y si fuere nfcesario ca los intermedios y fío tomaremos aun­que sea una doeena.

S. Estamos convenidos: A- Me admiro que al cabo demás de dus

siglos que se discute de esta cuestión, no se haya decidido una cosa que debe­mos esperimentar tvdos si el mundo se mueve ó nó. Ideas se presentan á mi imaginación de pronto y en confuso que creo poder poner en orden y con clari­dad para mañana.

A« Vamos, Sr. D. Segando, estamos en la palestra, desenvainemos las armas.

8 . Pues vamos, siento hablar en un estilo que no acostumbro, pues debiéndome dejar entender de V. es necesario usar de espreciooes eomunes.

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11 A. En hablando V. en castellano ó en ]a«

tía lo entenderé, en otra leo^aa no sé. S. Gomo me ha prohibido V. haUar de

cosas de astronomía, y vamos á tratar del sol y el mundo que lo son, es una contradicción que no sé como convenir.

A. Pues el mundo es caerpo fisico como el sol.

S. Bien, V. tobrá que la atracción es ana cualidad esencial al cuerpo; y esta debe­rá estar en los dos; y sicodo mucbns ve­ces mayor el sol que el mondo llamará a» quel á este asi , y no este á aqnel; y siendo la atracción una fuerza centrípe­ta, tenicudo ademas otra centrífuga como todos ios demás astros hacen dichas dos fuerzas circule el mundo estando el sol en el centro; asi sueede á todos los sa­télites respecto de sus astros, y k la la­na respecto del mundo.

A. Ha sentado V. en pocas palabras mu­chas proposiciones que todas y cada una de ellas necesitan califícaciou. Eu pt'imer lugar dícü que la atracción es cualidad esencial al cuerpo, lo que niego. Pues puede estar sin ella. ¥ esencia sabe V. que es perqued res esl id quod est adeo vt pocila esencia pomlur res, et subíala esen­cia loltlur res. Y aonqac el mundo la

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12 tflogaf Bd Mbemoa. si elidoí'ia tencb-á 'y M teniéf4ola olwara ^ iahto .dUtanciá. y sí la tieoé. y ohra ¿pordiuéno «e lleva tambiea el sol á la ioaa y todos los «a-télites? Después de colocar la atracción «orno faerzA centrípeta pasa á . darle la

, ceotrífoga pocfoe 4jce la tienen los der-mas planetas^ y supone lo es el mando. ¿Y si uo 'le;,ea^ ¿a qúe saca como de su bolsillo esos^eascabeles para corgarselos? En planetas que los vemos girar está biea se lé pongan; pero el mando que lo vemos tan quietecito st no hay terremo-los ¿por qué se le ban de poner? Pero :estas dos fuerzas precisamente se equi« libraiiy le falta el movimiento, es neee' sario se lo dé V.

S , Xo tiene :Como los denaas planetas. A» Bueno,, con que V. lo diga basta.

Voy & reducir .el «reámenlo de V. á es-: .tas patabras. El soL es mayor que .el .tattttdioi- luego es el que debe estar quie> to, yiel.mjlndo andar: es ana razón de coocrue/icia, que tendría alguna fuerza

, y no evidencia si convíoiesc á .todos j es . asi que no conviene á la lana ioi á les

ftatélites, luego ninguna faerz« tiene. Por fio me faa llevado V. á donde no quería ir, tan AMO .como es la carrera

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13 d« los astros^ y ««iit[ué SAfaia iba solo

. el penáamiento^ este siiele d'aronos tro­piezos de errores, qué le dejan: entor­pecido {.ara disenrrir, |)iiés'nó tcéiendo tnuckas veces datos fijos sobre qué esU-i-vár, se eneoentran (aS más de ellas me* tidas en unos enredos que no sftbea por donde salir, y echan por donde qaiera

. segiin su antoje) por lo q«e ihi arn^u-«ento será solo de> este mbh^o ^oiide estamos, y ^dee^os ver>y -tocar lo ^ue pasa en él. ' i -

Recurdemos el sistemh de V . : el mnodo tiene dos movimientos y el primero ver­tical, que es una vuelta qiie- da sobre 8U eje eáda veinte y éuatro boras; y cal-colándose la cirtiuuferencia del mnOdo en 6 3 0 0 legraas^ deben asdar cada dia sus partes dicba cantidad ^ que cebada la cuenta corresponde á cada minuto mas de cuatro leguas: el segundo es circular,

• y es que describe «n círculo alred«(dor del sol cada añoj y poniendo la dulan* «ía del raliodo al sól en 3 2 uilloiteü de leguas, que es el radio, y siendo la circunferencia seis y on once itvos ma­yor, tiene esta 1 9 » milloneé, y, le cor-responde andar en cbda instante ó se­gundo mas de seis leguas*, pues demos

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ha ido 2 1 6 0 0 lega*» de donde se le-

S^^o^se ha ¡do tan lejo, como V. pien-«Tertá en «t«a<»on de joWer caaado

'•-« al sitio de donde «e levanto, 2 í ^ e l ^ ^ ' e "onde e.U la ha llevado y K Lffoido la marcha del mando, j la» Srrecfiooe. que ha hecho, sea en íavor ó en contra del aire que la lleva, cs lo nae tiene qae rolar para desacerlo.

*^MaY bien: JO le concedo á V. ese mo-Vimiepto del aire tan velor como el

?ñdo- V que el correr ya dM Norte o S ; S s e ' a V n movimienio>rcial , y no ««eraTcomo el q«e dice, pues as. co-S o vo le concedo^so, concédame esto

la /ravedad? ¿Pae» q«í, «equcJ» ^ «'» I X r s e i co'nccderlo? Ve . V a pruc-ha- esta moneda la hago subir al in»pul-Ío'de mi mano: luego de I. "pc"f": cia consta que puede ser superior i U

1 j

S ^TV^nuedo o^^garlo! porque «i d pe«o es

vence este á aquel.

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15 A. Pacs bien, estancos loa dos ciejrtos de

esto^ ¿Podemos estar lo mismo qoe el aire; tiene el mismo. mp,vimieoto qoe el mando sopuesto este en él? ¿Y qoe. el mando y ei aire llevan consigo todo lo qoe en ellos se baila?

S. Si señor, no bsy duda. A. Y qoé correrá coalquier cuerpo que

en ellos esté tanto como ellos? S. Si seSor. A. ¿Convienen en eso todos Iqs científicos? 8 . Si señor. A. Poes déme V. Ja mano yaque no sean

los brazos; venció V . , venció V. ami­go mió, y me alegro de baber sido ven­cido; síf ya se va á verificar lo qoe i I-gunas veces be soñado con placer; ¡que alegre estaré y me divertiré!

S. Poro qné ha sucedido? A. Nada una 'friolera, ¿V. sabe nadar? S. Si señor. A . Pues yo también, vamos a ser felices,

lo' dejaremos para mañana que Ira boy es tarde: mire V. yo conozco al c im-paoéro de la catedral, le aviso esta po. «be que nos abra mañana al ser de disj vamos, sobimos á la torre, se e-cba y . fuera, yq bfigo lo mismo viendo d feliz écsito de V. el aire nos lIcTa

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cdtiftii noviáitéiitV» "á i|^al distancia del ' sitio qo«r hem'M dejado, no podemos caer 'ó tiájarsino Ai'ny despacio de un modo ilki|lferé«.ptib4e^ poirduf! el impulso que

' tlíaé^os es mas Tefoz ó Uajor qne la bala cuando sale del caBon , j esta no cae mientras-áqtiel le dora, en nosotros

" lío pnedie ftiltar eV impnlsó porque es continuo^ y tá'A tiodo descuido nos echa­mos á nadar por el aire, y como estamos cotr ti[>dá libertad cchhndo un medio bra< cete nos vamos donde se nos antoje y 8tibíiái6» lo poco enie hayamos Ira jado.

8 . ¿Se le htít&a á V. el JMSCÍO? A. Si«<:aiié ka ndo e» pdr Irábér diado eré.

dito ál atepto tíé' V. que el niio no puede faltar. '

S. ¿Y como penetra' V. «)ue el movimien­to del mundo y el aire es mas TCIOK que la bala cuando «ale del cañún?

A. De este modo : cuando lus fran­ceses b|>iDbearon á Gadiz en los »• ños de 8 f i y 1% estuve a l l i /y rc)trli. dds veces vi por el relox quetardabn no minuto ta caer la bomrba, lo qu« 'se advertía pbr la Camp'aiia que nvtsn. basa salida y el ruido que; hftciu .•) la tfá^dli; «I que sí no «re oía por taér IÜ-

' jai tfü juegfttbA se había yerificirdo pasado

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47 el minuto; la distancia del Caño del Trocadero (qu« tra donde tenían los níoiteros) á Cádiz es de una y media lewua; y tics cuartos que le coricspou-de poi- sei- la línea que dcscríbia seini-circulu ó parabólica, euniponc Ja car/e­ra de dos y cuarto leguas: es asi que lo corresponde andar al mundo y a l a i -re en un minuto trescientas sesenta le­guas , \ue¡ta la velocidad de estos c» ma­yor que lude la bomba, es asi que auu cuando sea mayor la velocidad de la ba­la en su salida que la de la bomba, no puede llcjrar a tanto , luego es mayor la velocidad del mundo y el aire que la de la baía cuando sale del canon. Ya ha visto V . el resultado de su sistema; vamos ahora á discurrir srg'un vemos. Supon|ya V . que* estando co lo alto de la misma torre soltamos una piedra fue­ra de cUaj ésta cae y se precipita bu-mentando su velocidad conio uno, tres, cinco, siete ¿ce. y cae perpendicularmen* t e : demos que tardase un solo segun­do en su desenso; en ese tiempo ba an­dado la torre con el mundo roas de seis leguas; y aunque la mano que la soltó la baya comunicado una fuerza bor¡zon> lal seguo ella lleva, esta se va cstiu-

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goiendo ja por si naisma, yo por j u n ­tarse en anjfulo con la gravedad, por lo que parle se destruye, mo» el nire que «¡irue al mnnd<» no pui'de darlo lodo el móvitnieulu que el Hfva por sor un ílui-du raro-, y aun(|'ie l« impola nl¡f»» no puede pom'iniciirle íod» AU vclociil.d ; porque su-» pnríeí *e huyen \un- lodo* la­dos, m'parándos'* del oslaculo y sigitini-du «u marcli!»: asi vcin<i« qu<> el «iré separa la paja d.l grniuo Uvváudose a -quella ma» itj»» que eote, audrtuílo ma* lo ma« leve y nunca eslo tanto como ¿Ij por lo que no pnede caer la pi«'din Jun­to á la torre. Para mas counprencion, nongamOA un pémlulo que por ni «»i>lo qufde parado: ¿q«é vemos en él? V e - . tnnt que e t;» perlVetamcnte p T p c n l i -cular , no estaría á^ «i ondubiesc el mundo, pues andando el punto de don­de él puede, no podría liacer andar el peso , Iwsta que tirando de el lulo lo Iiii-(cse subir alguna cona. y l«e¡TO se 1)0 'dilíi en movimi«'nlo olK'diciendo a la irfHvrdiid y quedaría oblttruo; pue« es como pod'ría bj»cerlo andar: y d b e o ,;„„*Mí.r:ir!ie en él do» í'uerra», una per-¿oudicoJar por su peso, y otra lioiizun-t«) jfvt el mttvimieolu del puol« de don-

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n de pende; y sieiulu estíi tanto innyoi* ijiií' ar|iiclla SCJMIU he prnliartn, lo liarla es-lai- t';\-,\ liiiri'/ttiilal. I*IMM IICUKIS que fue-»'• esii' I ii> una pciiilula de n lox en Su iii.'iiiM¡a y Ciiruia Ya sahe V (IUK asi .«.e U»;Í p.iiíi «ji»c el ñire lui eiituipez^ ca sus oc-.ilacio>i<'*, pues no 'iicoeulru oi)'>laeulo por nealwir ¡oil/i mi ciiCUitlV-reneiji, cii filo pueü puniéndolo en la paile de la torre que mira ai íSul», st es que v« el mundo rn MU moviuiienlo circular lincia el . \MI (V , y recto el filo ó cauto de él al Sud , y en sitio que luefpt que se rompa ci hilo CB¡{ra (ueía de la torre. Pues verifíquese el «ollar-In estando por sí solu parado y desi* dirá nuestra cuestión. Si tarda un se-(Tuiídu en caer y se halla á S ó mas te­lenas distante de la turre gana V. ni se h;iita al pií- de ella, {|ano y».

C«iiin>-inaciun <ie !o diuliu: el péndulo en su (ijrnra y situación nini>;una fuerza uiira en él mas que la ^ravedail, v es á la que olifíit'Ci-; Y ''' "t''o obrara estando el t!o>no esta eu equilibrio como lo mués* tra en suii repelidas i)CSÍlueion«ts ha«la quedarse parado, la menor tuerza hori­zontal lo liai-ia variar: pues ya rutu el hilo que lo «oftcnia, nada puede obra;

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en él mas que la gravedad qae la bnce bajar, y el aire donde «stíi', el impulso de este de ningún modo puede hacer su movimienlo tan veloz como él llevo-, lo uno por ser un fluido que oprimiendo hacia lodas direeciones por dó quiera se huye y pasa-, y lo otro no presentando el cuerpo sólido resistencia alguna por ir su circunferencia corlando el viento con su filo: y »"»» V. habrá visto ú oido que un barco andando según su rumbo hizadas las velas, y queriendo abordar otro que le sigue, vira, se pone en fa­cha, y queda parado, es decir; que vuel­ve la proa á donde viene el aire ; las velas flamean y no cogen viento porqu? las encuentra de canto, y este obra se-gan la superficie que se le opone, y no encontrando alguna casi muy poco obla­ra- y no hay otro medio para que lo hiciese andar tanto coDkO el que se con­densara como el agua elada ó cuajada: por consiguiente el cuerpo que cae sigue descndiendo perpcndicularmcnte mien­tras la torre sigue su marcha horixon-tal, y el «'""e siguiendo á esta se deja «tras el cuerpo sólido aun cuando lo ha­ga andar alguna cosa, por lo que no si­guiendo igual el que c«e como la torre

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I"» deberá caer distante ^ en asi que caerá a« fíie de ella, Jueg'o es una prueba ó demostración que el mundo está parado.

S . Consta de la espcriencia, á que se ba­iló presente el célebre fiiósclb Pedro Gazendo, baber en «n barco soltado una piudra en lo mas alto del mástil y caer junto á el; no obstante ir andando coa gran velocid.id.

A . Hace mas de cincuenta anos he oido, ese esperimenlo; pero nadie me ba d i ­cho lo baya bocho ó visto: y digo que no puede ser. Suponj^aiao» que lleva el barco velocidad como cuatro, que es la fuerza borizontal, no puede comunicarle al soltar la velocidad mas que como cuatro , esta se va estinguieatío por si mismo y por juntarse en ángulo con la gravedad, y el barco sigue andando co* mo cuatro, el tiempo que faa tardado en caer parte de ella se ba estinguido^ lue­go no «puede caer junto al mástil, y es­tá eu razón directa la distancia de la altura. Illas claro, la csperiencia dicha 81 fuese cierta siempre sucedería lo mis­ino á todas las alturas: pues suponga­mos que en un punto «e sueltan dos pie. dras, una en lo mas alto f otra en su mitad*, caaado esta llegue abüjn aquella

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n estará en la mitad y algnn tiempo tar­dara fn acabar de raer; en cuyo lipm-po el barco algo liabrá andado, por con. siijuiente tú la ana cayó junto al mástil; la otra no puede «cr lo mÍHm((. Y' a ba visto V . que la experiencia con que res­ponde no tiene lugar ¿b»y otra cotia?

S . S i «eñor ¿ha viajado V.crabari:adu? A . Si señor. S . ¿Y ba observado que por mucha velo-

cida que se lleve nu parece que se moe> ve , pueg todos ios objfl«ts que le ro« deán guardan el mismo orden que si ningaiio se moviese? ¿qué se pasee s o ­bre Cubierta de pOjia ó proa j de esta á a.]uetla, que se siente, que se duer, ma, sin mover pies ni muoos, y sin ad­vert ir lo , despit-rte y se hallii veinte ó treinta leguas nías allá de ilonde se qoe« dó durmido? ¿qu¿ asi cnnlioue su viaje lia>ta que llega y desemlinrca en una cus» ta de otra psirlc del muudn, distante mi» l«>s Irgutis del puerto de donde sulio? Pues lo mismo nos sucede en el mundn ; él es un grandísimo bajel (pie nos lleva Sin nosotros adverti'ln, y todos los mu» vímientO'4 y variaciones que nolamcs, es lo único que tenemos por moví, miento; eoiisideraudw todo el glolw, eu

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23 é\ non liáltaiBOS, i)i{;;o¡ondo y sin no t a r ­lo loda« las visicitu<le.sa (|iie c»tá sujetó spfíun el orden de U naluleza.

A . Todo eso eí( cierto, ülas ¿\ sí al p r in-c¡|»io, mi ciio ó fin de i'hc viaje pa^a la lanclia y de ella á liei i« Hcjjniía rl n»is-mo «I den de cti*n.s ieN|H'Cto del l»iir»'0 q<i»' sijfue iindandif? ;S<p,nirn con e l , He-{{Hrá al puei lo <íoiKÍ<' se dit i je «enliidM ó pajeando, dormiilii ó despir i lo? de nin­gún mudo: ya tiada I ¡ene que ver »••«>« et ItHien <le donde salió: este se lia ido y él lia (jneibdu: pne»^ lo mifmo HII« SU-Ceiíeiia g¡ el m o n d o luvirse ese m n v í -mieiilo : en caliendo dos dedilos de é i , aunque ande ya, corra ó vuele ; nada tiene que ver c«n el que de él «ale.

S . ¡,Y qué llama V . aalir del mundo? A . Ponerse en el a i re . S . ¿Y ai ei aire ea. una nii^ma cosa coo

el mundo? A . Ko Kcñor^ P1 aire r s a i re , y el mundo

e» mundo , me espÜcaré. P o r mundo cn t i tndo el {jlulio; y aunque r l a í r e l o fodea es muy distinto uno do o l r o , por la «tuperfícic de aquel andamos, ain que este ñus .im{)ida el movimiento: pues aunque al^Qoaa veces nos resiste aieiD-l»'e le vencemos, euya o|»o»tciuu ea pwt

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24 el movimiento parcial, y no general se­gún V. conviene en clío por ser arre­glado á SM sistema; según este principio y en este sentido, le He puesto los ar­gumento del pajaro volando: de la pie­dra desprendida de la torre: del péndu­lo perpendicular estando parado, y suel­to ya y cayendo de la torre, y todo en P1 aire: y los he considerado siguiendo el orden natural y sin variar lo mas mínimo, y le he probado y demostrado los absurdo) que del sistema de V. se siguen , ya en el pajaro que á la hora de salir volando se hallaría miles leguas

. distantes del sitio de donde salió: y de la . .;respuesta de V. á este argumento se si­

gue, como consecuencia Icjitima otro her* ror uiayor qae ¿s, que podíamos echar» nos de la turre á nadar por el aire sin

•'T»eligrD de caernos: Jel péndulo que de» ijicodit quedar parado perpendicularmen-te, quedaria oblicuo y casi horizontal, y este que últimamente suelto cacria á cinco ó mas leguas distante de la torro: y la respuesta de V. á ellos las he sol-

• ventado. Me parece conveniente dejt'mos )a cuestión por hoy, tomaremos otro va­so de reftieseo^ pues creo lo nceesitamos

"Ay fuaaaaa-eitat'muaremo».

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as-Vamos Sr. D. Sejrando ¿h» pensado V .

ya otras razones para responder á mis argumentos?

S. Si señor, continué V. lo que tenga que decir, y después satisfaré á todos.

A. Pues Ijíen, vaya otro: si el movimien­to del mundo fuese cierto , no podría­mos estar sobre su superficie sino incli­nados hacia aquella parte á donde se dirijjiese el movimiento, tanto roas cnan­to es la velocidad con que se mueve , pues sin esa inclinación nos caeríamos: y es la prueba que obrando dicha fuer-ja si se está sobre los píns en ellos, los lleva sejjun á donde se dirige , atra­sando lo demás del cuerpo por lo que debe caer, sino lo lleva vencido con tiempo para no perder el equilibrio, pues la rejyla que hay para saber cuando un Cuerpo podrá ó no conservarse, es lirhr ó calcular una linea perpendicular, que pa-salido por el centro de jjravedad si ésta »>o sale de la base se conserva, y sa­liendo cae^ asi vemos hace uno que cor-••Pj inclina el cuerpo adelante tanto mas Cuanto mas corre; y siendo á caballo, aunque la parte inferior va sujeta , la superior que no lo está tiene que iuc|i-uarse tanto corao ir doblado si es que va

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ii etcjpe, y M la eaoM qae llevando una continua y aubceitiva mutación de lu­gar, la parle infiriíir que es la bate, es nececarioque el centro de gravfditd <le la superior e^té sulire din. C<im|MUfl)a lo dicli» on aconleciinienlo : y«>i>tlo \o i>n una lancha y liegddu al COÜIÍIJO de un barco, «Htandoyaen pie para pasiir a él, un marinero que en ella iba se a|r¡irró di* la bord;i del i)»rco y liró Con f'ufrKa, i ña que la lanchü fuese mns adclauie, cuya acción no advt'rlí y caí di< i>s|ialfla: ¿Qué debí pues beccr para no batn-r cai-•dot inaiinar «•! cuerpo adfi.inte antes ó al ini^oia tiempo que la lancha He movia.

S. Dt'berá V. «dfei-tir qo« el aire que nos rotea e tts siempre enlorpecieniio nuf>8> tras acciones ó movimiento'*, y el que curre sea á pie ó i caballo tiene «|ue chocar con él para abrir pa-iu, y esc »!>.«• tiiculo le fuerza á adelantar el cuerpn para vencerle.

A- 1^* cierto} pero aunque tenga qae ha« certo para vencer el aire no quita lo ba< ga alemas ai hay movimiento en ei mundo; pues tas reglas que á V. he da« do son inf.ilibles: y por «speriencia res­pecto del qu« corre si lo hace á favor del aire, no necesita ¡acunarse pues va

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27 a su favor} j vemos siempre lo hace: con la direrencio que sea mas cuando lo lleva en contra, y menos cuando en favor: y vemos que cuamlo estomot p«-rudos nus sostenemos perfectamente de­rechos aunque s<>a en ta punta de un pit>; lo que no Aucoiloria si nn lubiese i*t mundo , tendi-iainos que i^iclinarnos s<'|rnti la dirección en qui' no4 enooiitra* seniiis, y ycmlo con tiinta velocidi l q<ic el esc;>pu de un ctiballo sea <n cu tro midiilos m<'4li<-i li'fritii, y ^ uiiitid < e i diclio li<'m|M» «l(*li«rii nutl.'ir mil cufilro-ci«>(it<i.<t eufireiila li-^rnns; ro'* par«»ce q«ie si enlo fufse cierto deberiamos e.tlar sieinpi-e tendidos par.i nt> c»erMi»«: y vc« mot á un li<inil)re iiml'ir ^lor el caltiilie» te dé nn t<'j,'ido con do* culto* en In4 III'líos Im derecho cociiu una vela, y á oti'O d<'<<' oiiltos sobre una cuerd<i ó ma­roma. Se neorlii mi imaginación creyen» do escusitilo poner mns razones por pa-recernie estar solirmliiinente proba In. y mas no hnltando contradicción en V.

S Cniín'io ha>a V. coouinidu iiie avisará. A . Mas len(>;o p(>ro deseo oírle. S ille oirá en UCMIIÍMI'I<I. A. I*ue's vaya otro: Un cuerpo que sube - «upussto es impelido de una fueria to«

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28 ^ perior á la gravedad ^ va dismiauyen-ao sa velocidad ea la miüma propor-cida que 1» v» aumentaado al caer; por eoQsiguieote, la bomba que tardó un mi* nulo en bacer toda su carrera, tardó me­dio en estar en toda su elevación; cu*

. yd tiempo fué contra la gravedad; y an* . duvo una y un octavo legua y en el mismo . le corresponde andi>r al mundo en su mo­

vimiento circular, IBO leguas: de esto se infiere, que el movimiento ó impulso que lleva es superior á la gravedad, resulta de esto que todos los cuerpos que están ó estamus* sueltos en su superficie, seria* roos arrojadas de él; y es la prueba que la fuerza mayor obra sobre la menor, y en cualquier dirección que sea, una rue­da moviéndose si su velocidad es supe-

, rior á Ifl gravedad, arroj<i de si todo lo que sobre ella se ponga- Alas claro una

. hunda con ana piedra, á el impulüo de la mano puede dar vuclttés alrededor de e lb; y en cualquier tiempo que se suelte u< na punta saldrá describiendo una linea recia, que será tanjcnte del cirouiu que dejó. l*or consiguieule dcbiamos ser ar. rojados del mundo en linea recta; y no seguir la curva que él lleva, pues por

•v.grRode que sea el círculo siempre la

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l¡ni>« de su circnn£erenc¡a es car va. Quisiera conclair pues deseo oirle; pe­ro no puedo menos deeir alg'o, de la destrucción á que todo el mundo se re-dufírii.^ todos ios cuerpos sólidos y flui> dos seriamos impelidos por el con Bn movimiento destructor con tanta TÍolea-cia. que en cada seg^undo subiríamos 4 lejruas pues el mundo sigfuiéndo su oír-culo á los tres meses se habría aparta­do la linea recta oue correrían los cuer. pos arrojados ti sij^aierao su díreaeion de la curva que «1 lleva, 3 2 millones de lejjoas, que corresponde á cada se-g nndo 4 ieg'uas; no seria esto solo, s i ­no qae luego que perdiésemos la veloci­dad adquirida, eaeriaioos sobre el mun­do; j en el mismo punto de toear su superficie, seríamos vueltos a arrojar; y calcule V. cual quedaríamos a las po­cas idas y venidas: los hombres y to­dos \os animales terrestres y también los acuátiles, y todo lo que la gravedad le hace estar sobre él, ios mares y los ríos coa las navesque sobre ellos esta»ydel mismo modo que V. puede arrojar dasu vaso el liquido qne «ontenga todo se­ria arrojado. Los edificios que se eon> servan por ia gravedad ^ serian .levtia-

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80 IfidoB' de su» eimientoa por el impulso^ todo «eria un cauz. Ale parece que pa­ra til deiitru.>cion del mundo cu el .fin del tiempo, con poner Dius en práctica el sititciua de V. era baHlante.

S. ('Uandu el autor de todu lo criado pro* dujo de la nada el universo dr jó ludas las cosait arregUílas, para que nunca t,e opufiieran uuait a uiraM^ aiii le d» vir­tud á cadA una para hacerse verifique la •rintmioitN perspectiva que al hombre le r»d<'a, y »»« ijue la aaturaleza por si «ola, pufda variar en lo oía» iniuim», si-gun el orden y leyes puestas poi Hins en todiis las eosas ; sometido^ á CHIUS principios los roortnles , ven y observan Chtíi miüteriosa aliernativa de «conteci-míenlot conociendo ser la prodifrinsn ma­no del artífice supremo, quien le d» im* puUo y virtud para que se verifique euanto ea confúrme á su.4 fines.

A. Coarencido quedo y no se q»ie decir ma*, que las ciencias to>la4 nada son si se interpone la palabra de Díoi. La ma> no omnipotente, pues, ella üola puede hacerse verifique, lo que á nuestra mente parece imposible: j nni navntra eonlienda se acabó. ¿Pero V. está cier» to qoe Dios quiere sea asi como pión-

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31 «a V. y no como yo?¿H« rfvfUdo qae (ifbnnoA cifcr? ¿Él oráculo d«* I» Igle-sl» liii (ladu á rsBs rrví'bcioors fi '«s liay» el ciéiiilu y fírint'ZM ÍJUP ii>(<ililíl»'W«'i»(e «(• .s¡{>u<'n li SII.4 (l« cisionrti? ¿U» lihl»i»lü, |).-tlriaic;is ó prui*' l»!t, ftiioln<i poilrt'i» ó lii> tériircicü snifrailo» ^ i]d«> di* clin liallnn Iiiil)l;i<io, ciiyo4 i'ftcrili'4 por cniíónicoit ha-yH(i MÍ(1M docliii'HiltiK? Pero V. callat «li|ra V, lo (|tii> nccrca <it' e>lo liayn i*u AU fa-vor. Si nadíi dice yo diré. al{fo. tlonué cap. 10. Sol ron ira Gabaonne movearU, et luna contra vallem Aijalon, Slelerunl sol el luiia. Doñee iilcisireiur se segem de immi-cis siiii. Sieiü sol iii medio cmh et non fesiiiiavit octiniheri' espacio umem diii. fié* n«• i!* c«|». 19 S>l eijrritiis et aupi-r ler^ rain. I*«las cap. 53. Kcce er/o revertt fa-ciain umbram tinmram ver qnax desendeíat tu horiKi'io Arhnz, m «"<*' rdiorsim desem liiim k rcttcrsus esl sol desem íineis per gnidijs quos descmderal. Bclé capite pri-Ino. Orüur sol el occide el ad IOCUM sum revertilur: ibi que egredieus qiral per meri-diem, el fieciilur m Aquiíonem. Joaué cap. 10 . Firmavü Deus orbem ierre qiñnon con-tnoveviiur Í*s. 8Í2. Fundavil Deai lerram super eslabtlitatem suan: non incUmbihir in saeculum sacuhy y otros que cita el A Uieri al lomo 3 * párrafo 1 6 1 .

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32 S . Todo» esos te»tinM)nio8 de ]a Escritura

ja están interpretado: que los profetas hablaron según ia creencia en que es ­taban loa hombres para poder ser en* tendidos.

A ' ¿Y esa creencia en que estaban quién la ba contradicho? ¿Qué hemos visto, qué hemo» tocado, qué errores se han seguido de que el mundo esté parado y el sol se mueve, para tener que espU-car lo que es sagrado? ¿Y quién tiene facultad ó autoridad en ese caso? «¿Será V.? ¿Serán los qne opinan como V.7

. ¿Por ser tantos? eí mundo entero no po­drá Tartárea lo mas leve de io que Dios

. á la iglesia ha revelado por medio de

. sus profetas. S Si V. me hubiese dejado decir algo á

cerca de los astros, con un solo urgu» mentó fácilmente le hubiera demosli-u-do ser imposible que el muado esté parftdo>

S . Pues dígalo V. S. Si el mundo no se mueve es necesario

lo haga el sol, y dé una vuelta alrede­dor de él cada 2 4 horas , igualmente todos los planetas y las estrellas iiji.s '• y con una velocidad que es absolutamen­te imposible. Pues sicado la di&tancia

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33 del mundo al sol 32 miliones do l<"(juas debe andar en dicho ticin|)o 193 millo­nes: pues Saturno, que seguD lodos los astrónomo», dista del mundo diez tantos mas, debe andar mil novecieulas eio-cuenta miliones : se pierde la imaginación contemplando semejante velocidad, pues si de Saturno subimos á las cstreilaít fijas, crece la difieultad. Eslua áe\ miir mo modo que los otros deben dar una Tuelta alrededor del mundo cada .24 horas ; pero por una órbita mucho ma­yor que la de Saturno; pues aunque los copernicanos les dan mayor distan­cia á las fijas, todos convienen en /qué es mncbo mns: euya elevaeido se d<rr muestra porque ¿Jaturno Varia!-teces e-clipsa ya ana estrella ya otra, lo que no suceduri» si estas no'estuviesen so­bre él; y de tanta velocidad resultaria tener que andar en una parte indivitibli: de tiempo dos partes de espacio, loque es imposible (Argumento de Freijó á que no responde).

A. Aunqne me ha argüido V . según as-(rolo^'a, voy á responderle según fisi. ea; me parece que toda la dificultad con­siste en que se le hace imposible tátnta velocidad; lo que ti mi nic partice muy

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81 fácil, po«s yo mismo pinedo constroir miiquina qae se raneva con tanta y mas velocidad qne el sol, Saturno y las «8« trellas fijas: y según mi debilidad poe-óe V. inferir qae podrá el Omnipotente qae crió estrellas y astros, los colocó y marcó las carreras que habian de seg^oir.

H. Es imposible haga V. lo qae ofrece. A. Si otro lo dijese no lo estrañoria^ pe­

ro V. qae posee lo mas díficil de la ciencia ya veo que es distraceion la que pad^e, pues es lo mas fácil lo que le parece imposible; creo que cuanto prin* eipie ácspllcarnae seré bastante.

S. Pues vamos, tagalo V. A. Considere V. qoince ruedas de doce

pulgadas de diámetro, las catorce con cien dientes cada una que subcesiva-mcnte vayan peinando un pifión de diez que esté en el eje de la otra.

8 . Basta ya, lo comprendo. A. Poes ya que be principiado déjeme ha­

cer la cuenta á ver i donde llega, la primera dará una vuelta, y «amentando cada una diet dará la décima quinta cieu biltooes, y siendo doce polgada» el dia« metro de cada una hacen 3 6 de circun* ferencia que es «na vara : y teniendo ana legua 6 € 6 6 coinpoaeD díeha cáati-

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3S dad de vueltas quince mil millones de leguas. Y si quiere V. mas se puede aamentar ruedas, y poniendo un mano, olo á la primera dándole una vuelta vea V. si en una parte indivisible de tiem­po puede andar la última muchas par-tes de espacio.

IVo me lia parecido omitir un argumento de congruencia que aunque etU al al-canee de todos, algunos aunque asi no es üsr á entender que lo ignorao, ó que quirren obcureecr la verdad eon ano brilla : dicco es debido y conforme á ra­zón ocupe el aol el centro y esté quie­to, y todos los demás globos andan al­rededor de él, por causa de ser mayor, mayor es el paUnsio que el R e y , y á este se tributan los honores y noa aquel: mayor es la caja que la piedra preciosa que contiene; y de esta se pondera el mé­rito y de aquella: ñas cu eauUdad es la paja que el graoo^ y d« este se apre­cia su cualidad y no de «qoella: íino tenemos á la vista los prineipíos oe en-eontraremtos los fines: el piloto que no cuenta eon el puerto que dej8,i no pue­de dirijir el rumbo a doade va. Con­siderando Oíos la infinidad de sus atri­butos quiso coaMMÍcarlos; y asi dispu«o.

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36 criar unos entes, á quienes dar parte de su {icr: para eso hizo ni 4n{]fel suiamenlc espirilual, y al hombre espiritual y ma­terial vt T i cs uno y otro de conocerle y amarle: para ellos crió el cielo, y a-demas para el hombre mientras viador la tierra, y en ella todo lo necesario á BU conserracion. Este es el mundo de que hablamo8;e8tc esel palacio coastrui-do por el artífice Supremo para que lo habiten sus hijos ; aquellos que crió a su. imagen y semejanza, y que es so de­licia estar con. ellos. Y esos, esos astros á quienes VV. quieren dar la preferen­cia seres solamente materiales son cria­dos para servir ai hombre ; unos para comunicarles su luz, y otros para que brillando en los espacios sirvan de ador­no y señales para conocer, que no sien­do la mano del hombre apta par» su ec^isteaeia, conservación y movimiento, vengo é concluir que ellos nos mues­tran la griuria de l>ios y son obras de «US manos. l>c esto se infiere^ que sien­do el iiumbre lo mas esoelentc de todo iu que vemos, y siendo- el mundo su habitación, es el que debe estar en el dentro, y los domas globos para su ser­vicio y adorno rodearle.

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37 Válgante IMo» Sr. D. Segondo, \^w ao

hombre c6mo V. acostumbrado á dis­currir toda stt TÍda quiera dispooer de Cosas agenas y dejar perder las suya»! ¿Cual es el hombre prudente que deje quemar su casa por favorecer la de o -Iro? ¿y por librar á uno que está al bor­de del precipicio caer en él ^ y <»>* cuando las COSM ajenas hay quien cui­de de ellas y sepa y poeda mas qme V.7 Se inquieta V. de que astros y estre­llas jiren eon tanta velocidad; y no se cuida de que el ntUndo donde reside perezca y V. Con él : dirá V. que e s ­tos son hipérboles que no vienen al ca­so, pues supone la tranquilidad en el mundo según esperimenta ; pero «sa la tiene porque no hay tal sistema: no po­demos asegurar asi será en adelante: terremotos hi>mos esperimentado, y nía-yores nuestros ppdres, que temeroso», nílijidos y huntildns hemos conocido qoe aunque sean efectos naturales, una ma­no, á la que no hay fuerta que »• [" oponga, dirige la natwalea» • •" •"*{" trio, y pnede baeer para nuestro casti­go «c verifique ona parlé aunque pe-quena, se» del aistem» copernicano j y vü creo firmemente lo que le he pro-

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as liado y demoptNd» en BU rcsuUado: á cayo castigo se espume el que oree, y mas el que enseña (MchQ :8Ísteain} pues ofioniéndose al sentido literal de la 8a« grada Escritura, qac es (a misma pala* Dra divina, la que no <pi|ed« fallar aun cuando falte el ciclo y la tierra, se ha­ce acreedor á dicho castiga. Dirá V. que las interpretaciones con que esplioan di-chos testimonie^ lo absuelven: roas no se fie de eso j piies nu están hechas por quien time facultad par» ello; y vea lo que dicen lo* que la tienen: Según el Allieri fono 5,*, foUe 6 t , párrafo 166 dice: que ta4«*' los ^ n t o s Padres y to-dos los iatérprt^es api^abados por la igle­sia, esponieedo los citados oráculos de las sagradlas páginas los han esplicado de la real y verdadrr^ inmoviliiiad de la tierra, y del verdadero y real mev¡mien« to del «<il, en donde cita un copiosísimo catálogo de ,iai¿rpretes: y en el folio 6 2 , párrafo 16Q dice: que la congre­gación de Oirdeiulcs de la Santa Igle* sin Romana una vfz y otra, ha cuiüle-oado la opinión coperolcana como erró« nea y herética ^ y aunque ellos ponen esplicaciones y quieren eludir estos gol-pcS) dicen clia* ipi»iiios, srgun el oiis*

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39 mo áator al párrafo 1 7 0 , que loiCar-denales de la I{;lesia Romana en los libros de censara así han condenado el sistema copernieano, i lus que están prontos á declarar, qoe el sistema del moirimiento de la tierra no es contra­rio á la (Sagrada Esoritora; y en el Seo-lien aiguiente e) mismo autor se decide i que dichos Santos Padre* prohibieron se defendiese dicho altífetaii eonio- rér-dadera tesis.

Por eonclaslon Sr. mío, ya h* visto V . qne si el mundo anduviese no podrían volar las aves mas de una vec; puea no lo harían tanto'ConM pHra alcanzarlo, j si quiere V . que asi Seu podriainas volar todos. Ha visto lambled^que' ño péndulo en sus repelidas o<si1»éí%mcs para quedarse parado muestra estar en equilibrio horizontal, y queda mAS per-feeiamente perpendicular, que el mas arreglado peso después de ri'prtidos ha* laoees su exactitud quedando en caja; lo que seria absolutamente impogibje si el mundo se movieae aunque fue^e lo iktas tenue; ¿y qué seria si lo hiciese con tan­ta velocidad? y ademas ha visto que ese Eéndulo dcsendiendo de la torre, no ha-

ieudo fuerza horizontal que to llame á

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40 . ellsf ni vicot? ^ae lo obligue debería ; caer no como Temos al pie de ella si-^ no irguas distantes. Y tiene á la vista

las consecuencias de ese movimiento insufrible que seria para poder andar;

- y últimamente ser arrojados de él. Y . si al fin no le mueve para abandonar . su sistema la razón, la esperiencia y la

demostración fisica, muévale la veidad . teológica, y advierta que en los últimos

dias de su vida si tiene la buena suerte de oírlo, le han de preguntar si cree y confiesa todo loque cree y confiesa oues-

, tra Santa Madre la Iglesia. Si los demás argumentos astrológicos aun . le hacen fuerza déjelos por ahora, pueü

nada le importa que los astros estén di­rectos, estacionarios óretrogadns, ó que se espliquen ó no los d«*mas fenómenos;

. sí solo le importa allanar el camino dei mundo, que es por donde anda y tiitne i la vista tantos precipicio»; y de la tier* ra se va al cielo y no del cielo á la Uer-ra; y tenga cuidado no se^ que después de mirar tanto al cielo se quede sin ir allá.

Page 41: on',Ji,C*dani/ebooks/astronomia... · S. Aun molesta mucho el sol no obstante estar ya casi en el ocaso*, ha api'ocstrna-do á él nuestro tió^tico el mundo y nos quema. A. ¿El

41 NOTA.

Fáltame hacerle á V. una advertencia qoe todas las pruebas que le he dado pa* ra hacer ver la imposibilidad del moTÍ-miento del mundo, están calculadas por la distancia que ponen los autores de est« al sol que son 3 2 millones de leguas, y no he contado con su magnitud; pues es se­gún su circunferencia, asi debe ser ma­yor la velocidad del mundo para darle vuel­ta, lo que no he incluido, lo uno por te ­ner con lo dicho bastante y sobrado^ y lo otro por ver la enormísima desproporción que hay en los autores, pues según Thicho es 1 4 0 veces mayor el sol que el mundo: se* gun Ruciale 5 8 , 6 0 0 : según Eugenio nn mil lón569078: segúnWalpho5,Sl 1 8 0 8 , tomando un millón solamente de veces el sol mayor que el mundo, debiendo ser el radio de este mil y cincuenta leguas, será el de aquel otros tantos millones, y au­mentando la distancia de uno á otro 52 millones hace 1 0 8 2 , cuya circunferencia sin contar el quebrado hacen 6 4 9 2 millo­nes de lefuas que debe andar el mundo en un año: y lo que está calculado es 1 9 5 millones, que corresponde á 3 5 veces mas, y lo que era seis leguas en un segundo ei 198.