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2
Moderadora
Aciditax
Traductoras
Aciditax
Didy
Guillugui
Hanna
Jhos
Maia8
Michy
Milyepes
Onnanohino Gin
Rodoni
sooi.luuli
Correctoras
Aciditax Hanna
Recopilación & Revisión
Aciditax LadyPandora
Diseño
Rodoni
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Créditos ........................................................................................................................................................... 2
Sinopsis ............................................................................................................................................................. 4
Capítulo 1 ..................................................................................................................................................... 5
Capítulo 2 ................................................................................................................................................. 20
Capítulo 3 ................................................................................................................................................. 31
Capítulo 4 ................................................................................................................................................. 49
Capítulo 5 ................................................................................................................................................. 65
Capítulo 6 ................................................................................................................................................. 75
Capítulo 7 ................................................................................................................................................. 91
Capítulo 8 ............................................................................................................................................. 110
Capítulo 9 ............................................................................................................................................. 123
Capítulo 10 ......................................................................................................................................... 140
Capítulo 11 ......................................................................................................................................... 151
Capítulo 12 ......................................................................................................................................... 162
Capítulo 13 ......................................................................................................................................... 178
Capítulo 14 ......................................................................................................................................... 191
Capítulo 15 ......................................................................................................................................... 202
Capítulo 16 ......................................................................................................................................... 214
Sobre la autora .............................................................................................................................. 230
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Traducido por Aciditax
Corregido por Hanna
afe Turner tiene un tatuaje que va desde la muñeca hasta el
hombro. Su cabello es un poco demasiado largo. No necesita
rebelarse, porque ser dueño de su vida ya está en su sangre. Está
muy lejos de su liga, a ciencia cierta, pero cuando Lily Gardner,
accidentalmente, lo ve de frente a través de la ventana de la sala de
ensayo de la banda, se forma una conexión entre Rafe y Lily que no
puede ser sacudida. Cuando Rafe le invita a tocar con su banda, Lily
sabe que el baterista mega-talentoso es exactamente lo que necesita
para arreglar su vida. ¿El hecho de que Rafe ya tiene una novia? No hay
problema. Será suficiente si la gente simplemente piensa que está
saliendo con él... ¿no? Lily está a punto de descubrir que la búsqueda de
su pasión es mucho más complicada que un novio falso... o dos.
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Traducido por Aciditax
Corregido por Hanna
os músicos viejos y muertos no tenían nada que hacer frente el
ardiente tipo que justo ahora estaba corriendo en el aparcamiento
de la Escuela de Música Mueller-Fordham.
De inmediato abandoné la práctica de mi sexta interpretación de la
Quinta de Beethoven para ver al chico, del que nunca antes me había
percatado, corriendo a grandes pasos sobre el asfalto, con su cabello
oscuro y largo, lo suficiente como para hacerme pensar que no perdía el
tiempo jugando con las reglas. Su cuerpo era delgado y atlético, con
unos pantalones negros y una camiseta y corría con la plena confianza
de un hombre moviéndose en su tiempo libre. Un chico al que realmente
no le importaba lo que los demás querían que hiciera. No sólo era
guapo, estaba buenísimo y presumía de eso.
Él era todo lo contrario a los otros doscientos estudiantes de Mueller-
Fordham, el hogar de algunos de los bichos raros y prodigios de la
música del área metropolitana de Boston.
Y después de mi verano, estaba seriamente asustada de que me
incluyera. Bicho raro, eso era. No un prodigio. Ya no.
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Me incliné hacia delante, estirando el cuello para ver lo último de él
mientras desaparecía por la esquina del edificio, fuera de mi vista y de mi
vida antes de que él se las hubiera arreglado para poner en marcha
algo por lo que valiera la pena vivir. Él estaba afuera en el sol, corriendo
libremente. ¿Dónde estaba yo? Pudriéndome en la sombra tenebrosa del
salón de prácticas número cinco. ¿Iba a haber algún episodio de
bronceado de último minuto antes de lanzarme a mi primer año de
secundaria? No mucho.
Puse mi antebrazo a través de las teclas del piano para comparar los
colores. A la sombra, mi piel era casi exactamente igual que el marfil. ¿Era
así como se suponía que me vería el último día de verano? No, se
suponía que estaría bronceada y feliz, sin parecerme a un panqueque
que se hubiera dejado en el mostrador durante mucho tiempo.
Mañana estaría comenzando la escuela secundaria. ¿Cómo iba a
empezar la escuela secundaria del mismo color que la clara de huevo?
Mis brazos delatarían que no había tenido vida en este verano.
Pasar tres meses de gira en Nueva Inglaterra con mi profesora de piano
y otros seis estudiantes de la Escuela de Música Mueller-Fordham era una
tortura que debía reservarse para los asesinos en serie y para las
personas que llevan cintas en el pelo. Tal vez no tenga la mejor vida
social del mundo, pero no caía en ninguna de estas dos categorías, así
que me merecía algún tipo de verano decente, ¿no?
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—Buenas tardes, Lily. —Mi profesora de piano, a quien apodé Crusty1 por
su mayoría de días molestos, entró en la sala privada de prácticas antes
de que pudiera bucear bajo el piano y esconderme.
Crusty era mi actual profesora de piano y lo había sido durante los
últimos tres años. El resto del mundo la llamaba señorita Jespersen. No
Señora, ni doña. Señorita. Igual que, tengo como unos cien años y sigo
soltera porque soy tan diabólica que absorbo la vida de cualquier
hombre que se acerque a mí.
Hoy llevaba una falda recta tipo lápiz y negra, botas altas con
cordones negros que parecían haber pertenecido a su bisabuela y una
blusa blanca que hacía que su rostro, ya pálido de por sí, lo pareciera
aún más. ¿Maquillaje? No mucho. Ni siquiera usaba brillo labial o
máscara. Su única joya eran un par de pequeños pendientes en las
orejas y un reloj de plata con una correa de cuero marrón.
Me recordaba a un vampiro: caminando como si estuviera viva, pero…
¿en realidad? Muerta y sin alma. Sólo un cuerpo vacío tratando de
chupar la vida de cualquiera que se cruzara en su camino. Crusty colocó
su bolso cuadrado en el suelo junto al piano y con cuidado se quitó la
chaqueta de punto blanco.
—¿Bien, Lily?
Logré una sonrisa.
—Hola.
1 Crusty: En inglés, malhumorado, refunfuñon…
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Entrecerró los ojos ante mi menos que entusiasta respuesta, como si
pudiera ver el esmalte brillante púrpura escondido debajo de mis
sensibles, completamente pasados de moda e indignos zapatos de
pianista. Traté de respirar por la boca, pero seguía oliendo a naftalina.
¿Por qué un ser humano olería siempre a naftalina? En serio. ¿Ella duerme
en su ático con murciélagos o algo así?
Sí, esta era la manera de pasar mi último día de vacaciones de verano,
pasando algo de tiempo con la señorita Jespersen en lugar de estar en
la piscina con mis amigas, mirando chicos o incluso consiguiendo un
segundo vislumbre del chico del aparcamiento. Qué suerte la mía. Según
mis padres, ser un prodigio del piano era un don. Después de tres años
de trabajo con Crusty, era un don que estaba dispuesta a devolver.
—Bueno, tengo noticias. —Agitó el periódico delante de mi cara,
demasiado rápido para mí ver lo que decía—. Recibiste una reseña de
tu recital del fin de semana pasado en Rhode Island, junto con una foto.
—¿En serio? —Tomé el recorte de su mano y entonces casi me atraganté
cuando vi la foto—. ¿De dónde consiguieron esto? —La fotografía era de
hacía al menos dos años, antes de que me las arreglara para hacer
caso omiso del estricto código de vestimenta de Crusty para los
recitales. Llevaba un jersey feo de pana con cuello de encaje blanco y
mi nariz parecía enorme. Mi moño era de estilo total de dama antigua,
cuidadosamente escondido en la nuca de mi cuello con ese lazo de
terciopelo horrible.
—Lo envié yo, por supuesto. Una foto siempre atrae más interés a la
historia. —Ella sonrió con cariño a la foto, con sus ojos verdes pálidos
mirando demasiado feliz—. Luces tan brillante, ¿no te parece?
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—No se parece a mí. —Tal vez nadie supiera que era yo... Oh. Mi instinto
se hundió cuando vi mi nombre en la leyenda bajo la foto, bien escrito y
todo. Incluso pusieron correctamente mi ciudad natal, Westway,
Massachusetts—. ¿Qué periódico es este? —Tal vez era el boletín de
noticias de la clínica en la que había actuado. Eso no sería tan malo...
—El Boston Globe.
—¿El Globe? —grazné, el horror brotó de mí en trozos fríos de la miseria—.
¿Cómo? ¿El que tiene una tirada de tropecientos setenta? ¿Cómo el que
se entrega a la puerta de cada casa en el estado el día antes de que
empiecen las clases? —¿Y si mis amigos vieron esta foto? ¡Me repudiarán
del todo!
—Sí, por desgracia. —Crusty suspiró dramáticamente—. Por fin conseguimos
una reseña en el Globe y no es bueno.
—¿No es bueno? —¿Una fea fotografía y una mala crítica? Porque el día
no iba lo bastante bien, ¿cierto? La señorita Jespersen recogió el recorte
y leyó:
—Lily Gardner tiene una cierta habilidad y con más experiencia, tiene el
potencial de desarrollarse durante varios años en el futuro. —Dejó el
periódico con un suspiro de culpa inducido—. Lily, hemos trabajado muy
duro para que obtengas críticas poco entusiastas de este tipo. Hace un
año, todos los recortes proclamaban que eras una estrella inmediata.
Ahora, estás reducida a tener potencial.
Me mordí el labio inferior, sintiendo aún menos ganas de tocar el piano
de las que tenía hace cinco minutos.
—No es una mala crítica. Podrían haber dicho que debo dejarlo todo y
empezar a coleccionar serpientes en vez de eso.
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—¿Serpientes? En serio, Lily. Esto no es una broma. —La señorita Jespersen
puso el recorte sobre el piano, así podría burlarse de mí durante toda la
lección. Sólo estaba ahí sentado, ese pequeño pedazo de papel, justo
en mi línea de visión, burlándose de mí con ese enorme lazo de
terciopelo—. Tu audición es dentro de tres semanas, pero tu rendimiento
ha ido disminuyendo durante todo el verano.
Yo me sentía tensa ante la mención de la audición. De acuerdo con
Crusty, si no lo lograba en el programa de la escuela secundaria en el
Seminario de Música de Nordeste, mi carrera como pianista habría
terminado. Para siempre. Como mi vida. Esta era mi oportunidad para
asegurar mi futuro y lo estaba arruinando. Si esa foto no había destruido
mi vida ya, por supuesto.
Personalmente, tenía miedo de que hacer estragos en el programa fuera
el golpe final a mi vida. A partir del semestre de invierno, tendría que
pasar de cuatro a seis horas al día en el SMN después de la escuela y
todo el día los fines de semana. Mi vida social ya era bastante patética
ahora, pero si entraba en el programa del SMN, todo habría terminado.
Simplemente no habría tiempo para nada más que piano y clases.
Mi estómago se revolvió y la soledad brotó en mi garganta. Yo no tenía
buenos amigos en el mundo de la música. Mis amigos estaban todos en
la escuela y yo apenas había visto a todos en el verano. Todo lo que
quería era regresar a la escuela con ellos, de vuelta a la vida donde
por lo menos tenía un cierto nivel de normalidad. Si entraba en el SMN,
nunca los vería. Los perdería. Las lágrimas ardían en mis ojos y le giré la
cabeza a Crusty para que no pudiera verme. La idea de no pasar ni un
minuto más con mis amigos fuera de clase me estaba haciendo mal y no
sabía qué hacer al respecto.
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—Lily. —La señorita Jespersen golpeó el piano para llamar mi atención—.
Ya no hay pasión en tu música y sin ella, fracasarás en la audición. No
querrás eso, ¿verdad?
Tal vez lo quería. Quiero decir, no, no lo quería. ¿Qué haría yo si no
tocaba el piano? Era todo lo que sabía. Era lo que yo era. Pero no
quería que eso lo fuera todo. No quería dejarme atrapar en este mundo
conservador, sola, como un agujero negro que me arrancaría de mi vida
hasta que mis amigos me abandonaran.
Ya estaba nerviosa por verlos mañana. ¿Y si habían cambiado durante
el verano? ¿Y si no me conocían? ¿Y si…?
—¡Lily! ¿Quieres fallar?
—¡No! —Apenas resistí el impulso de taparme los oídos y bloquearla—. No
estoy tratando de fallar —espeté—. Estoy tratando de tocar. Estoy tan
cansada y…
—No importa si estás cansada. Un artista de renombre no deja que algo
como eso lo detenga. —Crusty giró la imagen de fenomenoide hacia mí,
así que tuve que mirar a mi fea cara en la foto en la forma más cruel de
tortura—. Si no veo una mejoría en la próxima semana, necesitaremos
pensar en la posibilidad de sacarte de clase hasta la audición para
que puedas dedicarte al piano todo el día…
—¡No! —El pánico martilló en mí y las palmas de mis manos empezaron a
sudar. ¿Sacarme de la escuela? La única cosa que me había mantenido
durante todo el verano había sido la promesa de volver a la escuela y
pasar tiempo con mis amigos—. Puedo manejar la escuela y el piano, lo
prometo. —Me volvería loca si me hacía pasar 24 horas 7 días a la
semana atrapada en una habitación con ella durante las próximas tres
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semanas—. Se lo juro, señorita Jespersen. Puedo hacer las dos cosas. Se
lo prometo. —Un bulto enorme se formó en mi garganta—. Por favor.
—¡Perfecto! —Crusty asintió con la cabeza—. Ese es el tipo de pasión que
me gusta ver. Ponlo en tu música y no tendré que hablar con tu madre
acerca de la escuela.
—Está bien, lo intentaré. Se lo prometo. —Me estremecí al pensar en ella
sugiriéndole cualquier cosa como esa a mamá. Desde que Crusty me
había visto en una audición cuando tenía once años, mi madre había
caído bajo su hechizo. Era la oportunidad de mamá de ser la diva del
piano que nunca había logrado ser. Ella cargó la culpa todo el tiempo
acerca de las oportunidades que tuve por las que ella hubiera matado
y la señorita Jespersen llegó en ese gran momento. A pesar de los
intentos de mi padre para frenarlas no siempre era suficiente. Estaba
segura de que Crusty sería capaz de hablar con mi madre para sacarme
de la escuela. ¿Y entonces qué? ¿Perdería un año y sería enviada de
vuelta a la escuela secundaria si perdía lo suficiente de escuela? Oh,
querido Dios todopoderoso. No.
—Bueno, entonces, vamos a trabajar. Haz temblar de emoción las
paredes de esta habitación.
—Oh, claro. No hay problema. —Me quedé mirando la partitura, apoyé
los dedos sobre las teclas y lo único que quise hacer fue llorar. En lugar
de eso levanté la barbilla y empecé a tocar. Las notas eran correctas y
precisas, pero apenas podía leer la música porque estaba tan molesta.
La música era rígida e incómoda y Crusty inclinó la cabeza en señal de
decepción después de que sólo hubiera tocado tres compases.
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¡Oh, vamos! ¡Lo estaba intentando! Golpeé más duro las teclas,
mordiéndome los labios mientras luchaba por la música. Hubo un fuerte
golpe en la puerta.
—Estamos en medio de una lección—gritó la señorita Jespersen.
—¡Adelante! —grité al mismo tiempo, desesperada por una interrupción.
Sabía que no podía hacer esto. Hoy no. No en este momento. Estaba
demasiado molesta.
La puerta se abrió y me senté tan rápido que casi me caí de la
banqueta del piano. Agarré el borde de mi asiento para mantener el
equilibrio mientras el bombón del aparcamiento entraba en mi sala de
ensayo.
¡Santo cielo! Mi lección de piano acababa de convertirse en la mejor
de todas.
De cerca, parecía aún mejor. Su pelo oscuro caía sobre su ojo izquierdo,
sus pantalones negros tenían un agujero en la rodilla derecha, su camisa
de manga larga tenía un dulce dibujo animado de la banda JamieX en
la parte frontal de la misma. ¡JamieX! Esa era mi banda favorita de siempre
y me sabía todas las canciones de memoria. Tenía tres camisetas de
JamieX, pero sólo las llevaba en la cama porque mamá pensaba que
eran demasiado radicales para una pianista clásica. ¡Pero él estaba
usando una!
Un destello de colores brillantes se asomó por el puño de la manga
derecha de la camisa y parpadeé ante el espectáculo de color rojo,
azul, verde y negro. ¿Un tatuaje? ¿En serio? Parecía que envolvía todo el
camino alrededor de su antebrazo hasta la muñeca. ¿Hasta dónde
llegaría? Tan endemoniadamente genial.
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La estirada Escuela de Música Mueller-Fordham no era el tipo de lugar
donde musculoso tipos con tatuajes pasaban el tiempo, pero allí estaba.
Irrumpiendo en mi clase de piano.
Entró en la sala sin pedir disculpas, con su modo de andar fácil y seguro
mientras se hacía cargo de mi sala de ensayo como si fuera suya. Esto
era genial. Mientras caminaba por la habitación, dejé de tocar y me
incliné hacia la izquierda para poder ver más allá de la Señorita
Jespersen y conseguir un vistazo realmente bueno de él. Es decir, ¿por
qué no? Este momento iba a ser el mejor momento de mis vacaciones de
verano, así que tenía que valer la pena.
Sus pantalones estaban justo aflojados sobre su trasero y había un juego
de llaves de auto colgando de su bolsillo trasero, como sí las hubiera
empujado allí sin tomarse la molestia de asegurarse de que iban a
quedarse. Era un tipo que no se molestaba en hacer las cosas que eran
correctas, porque se suponía que podía manejar cualquier cosa que
sucediera.
Quería ser él.
Crusty dio un molesto resoplido.
—Estamos en medio de una lección.
—Lo sé. —Lanzó una sonrisa arrogante en nuestra dirección—. Perdón por
interrumpir, pero tengo que tomar unas cuantas sillas. —No parecía en
absoluto arrepentido, y su disculpa era tan ventosa que me di cuenta
que no tenía miedo de la señorita Jespersen.
Me senté más erguida y lo comprobé más de cerca. ¿Quién era?
Crusty tamborileó con los dedos sobre la tapa del piano.
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—Sólo sea rápido, Rafe.
¿Rafe? Un nombre totalmente caliente. Apuesto a que nunca había
llevado una corbata en su vida. Suspiré y me apoyé en el piano mientras
él izaba cuatro sillas como si no pesaran nada. Lindo y fuerte. Tenía que
tener por lo menos dieciséis años, por lo de las llaves del auto. Además,
por supuesto, no podía olvidar el tatuaje. ¿Este chico estaba en mi
escuela de música? ¿Cómo era posible? ¿Por qué nunca lo había visto
antes? Yo estaba allí todo el tiempo. Sin duda mi radar de chicos
calientes debería haberlo recogido.
—¿Rafe? ¿Vienes o qué? —Una chica entró en mi sala de práctica. Su
pecho era enorme, su camisa era de veinte tallas más pequeña y su
cabello era largo y destacado. Sus pantalones cortos blancos
mostraban piernas bronceadas y sus sandalias de cuña era
aproximadamente cinco centímetros más altas de lo que jamás yo
hubiera podido llevar. Llevaba unos aretes de oro que le llegaban a los
hombros y sus uñas eran de color verde neón con rayas negras. Era
hermosa, sexy y caminaba de la misma manera que Rafe: rezumaba
confianza y en absoluto le importaba lo que pensaran de ella.
Mi euforia por acercarme a Rafe se marchitó en el mar de la
insignificancia que de repente me absorbía hacia abajo. Agarré mi fea
fotografía del piano y la metí debajo de mi cadera. De repente, el
esmalte de uñas morado del dedo del pie escondido dentro de mis
zapatos no parecía tan rebelde. Se sentía un poco patético, la verdad.
Rafe sonrió a la chica. No era la sonrisa descuidada que habíamos
tenido, sino una sonrisa de verdad, una que hacía que sus ojos verdes se
arrugaran. Incluso tenía un hoyuelo en la mejilla derecha.
—¿Puedes agarrar dos atriles, Angel? Tengo el resto de las cosas.
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¿Angel? ¿Como si ese fuera su nombre, o como si era un apodo cariñoso
para ella? Decidí que tal vez ella no me gustaba. Me encorvé, tratando
de encogerme detrás del piano para que ninguno de ellos se diera
cuenta de mis pantalones cortos plisados negros y mi camisa blanca
almidonada.
—Hagan silencio, por favor, Rafe y Angel. —Crusty tocó la partitura en
frente de mí—. No hagas caso de ellos, Lily. Sigue adelante y toca.
—¿Quiere que toque ahora? —La miré mientras Rafe y Angel hacían un
sonido metálico, haciendo reír a Angel y susurrar a Rafe que se callara.
Como si fuera a tocar música clásica aburrida delante de ellos.
Prácticamente irradiaban actitud y yo no iba a humillarme de esa forma.
Me refiero a que ya era bastante malo que llevara el traje aprobado
por Crusty y tener una foto horrible de mí metida debajo de mi trasero.
Tocar Chopin sería un golpe de gracia del que nunca me recuperaría—.
Por favor, déjeme esperar hasta que se vayan —dije en voz baja,
rogándole a la señorita Jespersen con mis ojos. Si tenía alguna
misericordia, ella lo entendería.
—Lily. Toca. —Crusty me cubrió con su mirada más mala y me di cuenta
que estaba superado de una manera importante.
Oh, Dios. Esto era demasiado embarazoso. Por favor, que de repente se
queden sordos. Sentí el calor de mis mejillas y agaché la cabeza mientras
empezaba a tocar. Por supuesto que no podía dejar de mirarlos a
escondidas un poco más, sólo para asegurarme de que no estaban
mirando.
Una pequeña parte de mí murió cuando vi a Rafe mirar por encima de mí.
Mis dedos sobre las teclas tartamudearon y los acordes sonaron como si
acabaran de ser asesinados. Rafe alzó las cejas hacia mí y el calor me
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quemaba las mejillas. Mis dedos se olvidaron de tocar y mis manos
cayeron a mi regazo mientras miraba fijamente.
Crusty se aclaró la garganta y una pequeña sonrisa curvó los labios de
Rafe.
—Adelante, Lily —dijo él.
—¿Tú... me conoces? —Oh, no. ¿Había visto mi foto en el periódico de
hoy?
—La Señorita Jespersen acaba de decir tu nombre.
—Oh, está bien. Lo olvidé. —Un alivio corrió a través de mí y casi me sentí
mareada. No había visto la foto en el Globe. La vida podría seguir.
Rafe reajustó una de las sillas que estaba descansando en su hombro.
—No te interrumpiremos. —Había algo ligeramente burlón en su voz, pero
también había algo más. Algo que me hizo pensar que él se había dado
cuenta que era una niña. Mi vientre se calentó y se me puso la carne de
gallina en los brazos mientras nos mirábamos el uno al otro.
Él no apartó la mirada y unos escalofríos golpearon por mis brazos. Sus
ojos eran de un color verde oscuro, a juego con algunos de los colores
de su tatuaje. Intenso, especialmente la forma en que sus pestañas
oscuras enmarcaban el verde. Me había equivocado acerca de él. No
sólo era un tipo arrogante. Había algo más profundo que acechaba allí,
algo dentro de mí que alcanzó y agarró.
—Vamos, Rafe. —Angel pasó junto a él, con su hombro intencionalmente
golpeando contra el suyo, como si ella quisiera que yo supiera que era
suya al tacto—. Vámonos.
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Rafe y yo saltamos ante la interrupción y él asintió.
—Justo detrás de ti, Angel. —Me dio una última mirada especulativa que
hormigueó en mis dedos, luego dio media vuelta y salió, azotando la
puerta que cerró detrás de él con el pie.
¡Santo cielo!
Crusty golpeó la partitura.
—Toca.
El calor desapareció de mi cuerpo y mi vida llegó susurrando de nuevo a
mí como el olor del pantano podrido y plátanos demasiado maduros. La
cabeza me empezó a doler. ¿Por qué estaba en mi vida Crusty y una
chica llamada Angel tiene que correr alrededor para tomar atriles con
Rafe? He trabajado duro, ¿no? ¿No me he ganado el derecho a tener
algo bueno que me suceda en este edificio?
—Ahora —dijo Crusty con firmeza.
—Está bien. —Ahora estaba enojada. Enojada porque Rafe me había
recordado lo que mi vida podría si no estuviera pegada al piano con la
señorita Jespersen. Enojada por Angel, que tenía el coraje de llevar
esmalte de uñas neón verde. Enojada porque tenía una imagen digna
de vomitar de mí metida debajo de mi trasero. Enojada porque Angel y
Rafe se reían entre sí mientras una oleada enorme de soledad me
acechaba. ¡Esta no era la vida que yo quería!
Empecé a tocar, aplastando mis dedos sobre las teclas. Quería romper
las teclas de marfil. Yo quería castigarlas por el hecho de que mi talento
con ellas me obligara a esta vida. Crusty se sentó en silencio durante
casi tres minutos, luego sacudió la cabeza y se levantó.
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—Hoy no puedo tratar contigo. Eres un desastre. Me voy.
Entonces salió, cerrando la puerta detrás de sí. Me quedé mirando la
puerta cerrada, sorprendidísima. Nunca antes se había puesto así
conmigo. Probablemente quería torturarme obligándome a sentarme sola
durante diez minutos, contemplando todas las formas en que yo era un
fracaso y los decepcionaba a ella y a mis padres. Entonces yo debía
probablemente a empezar a ensayar para cuando volviera poder
demostrarle que era digna.
Podría hacer eso. O podría cumplir con las constantes quejas de mi
madre de que no siempre me comportaba de una manera digna de ser
de un prodigio del piano...
Pensé en un lazo para el cabello de terciopelo negro. Pensé en esmalte
de uñas neón verde y tatuajes de colores brillantes.
Me habían liberado de la cárcel. ¿Qué iba a hacer con la oportunidad?
Me tomó tres segundos agarrar mi música del piano, la lancé en mi
mochila y salí por la ventana.
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Traducido por Michy
Corregido por Aciditax
escansé en el macizo de flores, echándome suavemente sobre el
abono y un par de flores, escuchando a Crusty viniendo detrás
de mí.
Sin sonido entrante de una profesora de música psicópata.
Por un momento, no me moví. ¿Realmente estaba haciendo esto? No era
demasiado tarde para volver a subir la ventana a través del alféizar y
recuperar mi posición como la niña que mis padres pensaban que
debería ser. Pero tan pronto como pensé en sentarme de nuevo en ese
banco, mi estómago se dio la vuelta y mi pecho se sintió como si alguien
hubiera tomado un tornillo y lo hubiera atascado justo entre mis costillas.
Miré a mis blancos y limpios Keds1 cubiertos de abono, con el polvo de
las cortezas de los arboles como motas anaranjadas estropeando la
perfección de los zapatos. Hundí mis dedos en el suelo, cerrando mis ojos
mientras el viento soplaba alrededor de mi mano. El sol era cálido sobre
mi espalda y podía oír los pájaros cantando. El adiós al verano.
1 Keds: Marca de zapatos.
D
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Mi despedida.
No había tenido un verano, pero tenía una hora hasta que mi madre
viniera a buscarme. ¿Podría englobar todo un verano en una hora?
Podría intentarlo.
Tomé una respiración profunda y me levanté. No iba a volver. No en este
momento. No hoy.
Levantando mi barbilla, me llevé la mochila al hombro y luego comencé
a caminar hacia la parte posterior de la casa de ladrillo rojo que se
había convertido en una escuela de música hacía setenta años. Sabía
que había un jardín en la parte trasera, donde algunos de los cantantes
habían ensayado en los buenos días. Me hubiera gustado pasar el rato
allí hasta que mi madre llegara. Por supuesto, no era la playa ni nada,
pero sería mi espacio, mi mundo, mi elección, al menos durante unos
pocos minutos.
No había manera de que fuera a esperar en el frente donde Crusty fuera
capaz de encontrarme. Me estaba tomando el resto del día para mí. Era
yo realmente. Durante la hora siguiente, no era Lily Gardner, la oscilante
pianista. Yo era Lily Gardner, la rebelde.
Sonreí. Eso me gustó. Rebelde. Yo. ¡Ja! Pero se sentía bien.
Caminé más rápido, mi corazón empezando a bombear con entusiasmo.
Casi pude oler las flores y sentir la hierba bajo mis pies. Me había
quitado los zapatos cuando llegué allí y mostré al mundo mis dedos de
los pies. Comenzando ahora, doblé la esquina, y entonces oí la voz de
Rafe.
Me detuve en seco, el cabello en la parte de atrás de mi cuello picó. El
sonido venía seguro de una ventana abierta en el primer piso. Con la
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anticipación girando a través de mí, tomé mi camino por el bien cuidado
arbusto de debajo de la ventana y me escondí debajo de la solera
para escuchar.
Pude escuchar a Rafe y a Angel hablando. Había un par de otras voces,
todas de chicos. Estaban discutiendo acerca de algo, pero no sabría
decir de qué. Dejé que la voz profunda de Rafe derivara sobre mí y
eliminara todo el veneno de Crusty de mi organismo.
Esto era mejor que el jardín. Con los ojos cerrados, casi podía fingir que
estaba allí con ellos, pasando el rato, como si todos fuéramos amigos,
como si mi mundo incluyera chicos atléticos con todo el brazo tatuado.
Me recosté contra la pared, empezando a sentirme cómoda, cuando los
oí hablar algo sobre un teclado.
¡Un teclado! ¡Esa era mi tipo de instrumento! No pude resistirlo. Puse mi
mochila en el suelo y cuidadosamente me asomé por la ventana.
Rafe estaba sentado detrás de un conjunto de batería, Angel tenía una
guitarra eléctrica colgada del hombro y dos otros chicos vestidos con
jeans y camisetas estaban de espaldas a mí. Uno de los chicos estaba
sintonizando una guitarra eléctrica y el otro tenía un micrófono en la
mano. Un teclado eléctrico sin vigilancia estaba posado en la esquina.
¿Estaban en una banda o algo así? Apuesto a que no tenían que tocar
a Bach o a Mozart.
Después de un par de minutos, me di cuenta de que estaban
discutiendo acerca de si debían comenzar sin la desaparecida
tecladista. Rafe estaba insistente en que debían esperar y Angel estaba
quejándose de que Paige siempre llegaba tarde y estaba cansada de
eso.
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El cantante finalmente le dijo a todo el mundo que se callaran y tocaran.
¡Genial!
Cuando llegaron a la primera nota, casi me morí. ¡Estaban tocando la
nueva canción de JamieX! Lo escuchaba en mi iPod todas las noches
mientras estaba haciendo la tarea.
Me senté en el suelo y me apoyé en el fresco ladrillo, dejando que el
sonido afilado de JamieX me consumiera. Sí, era un poco escaso sin el
teclado y el cantante no estaba exactamente en la misma clase como
JamieX, pero aun así era impresionante. Especialmente en comparación
con la hoja de música clásica de mi mochila.
Cerré los ojos y dejé que el ritmo del sonido de la batería de Rafe
pasara a través de mi cuerpo, con mi pecho vibrando mientras cantaba
sola. Podría sentarme aquí durante horas y casi olvidar que había una
extraña profesora de piano detrás de mí y…
La música se detuvo y la realidad se precipitó de nuevo.
—Nuestra música es demasiado intensa en el teclado para hacerlo sin
Paige —dijo Angel—. Esta es una pérdida de tiempo y me voy a casa.
—¡No! —Salté sobre mis pies y tiré mi mochila a través de la ventana
abierta. Oí un golpe y luego puse mis manos en el alféizar de la ventana
y me levanté—. ¡No se detengan! Tocaré.
Todos ellos estaban mirándome mientras caía sobre el alféizar de la
ventana y plantaba la cara en el suelo. Inmediatamente salté y me
enfrenté a la sala. Silencio total. Lily la torpe ataca de nuevo.
El platillo de Rafe estaba en el suelo, roto bajo mi mochila. Ups.
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—Lo siento. —Pateé la mochila a un lado, enderecé el platillo y me volví
hacia el grupo—. Bueno, tocaré el teclado para ustedes.
—¿Quién eres tú? —preguntó el cantante.
—Lily Gardner, niña prodigio en mis días buenos, pedazo de tierra sin
esperanza en los malos. —Vestida con la actitud de confianza que suelo
guardar para los recitales, me acerqué al teclado y lo miré—. Así que, um,
¿dónde está el interruptor de encendido?
Había tocado un montón de veces un teclado cuando me topaba con
uno en detención o en la escuela de música. Podía tocar sin ningún
problema, siempre y cuando no me metieran con la parte del sintetizador.
Rafe no había dicho ni una palabra. Simplemente estaba mirándome
como si me hubiera brotado una segunda cabeza o algo así. Lo ignoré.
Un chico caliente es una cosa. Privarme de la invención de JamieX, todo
lo demás.
—Yo te conozco. Estabas justo tomando la lección con la tía de Rafe —
dijo Angel—. Tocas clásica y ni siquiera eres muy buena.
¿Tía de Rafe? Lancé una mirada de sorpresa a Rafe.
—¿Eres pariente de Crusty? —De ninguna manera este chico caliente
podría ser pariente de mi profesora de piano. Era imposible que
compartieran los mismos genes.
La esquina de la boca de Rafe se movió.
—¿La llamas Crusty?
—Vieja Crusty es su nombre completo. Crusty para abreviar —vacilé y
tardíamente recordé que estaba hablando mal de mi profesora de
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piano a su sobrino—. Um, ¿te agrada? Porque si te agrada, entonces
estaba hablando de alguien más.
El cantante interrumpió, por suerte apartándome de más vergüenza.
—¿Puedes tocar?
—Si alguien pudiera conectar esta cosa para mí. —Dios. ¿Soné como una
idiota o qué? ¿Qué perdedor no podría encontrar un interruptor de
energía?
—Soy Chris. La banda se llama Mass Attack. —Él caminó y accionó el
interruptor del extremo izquierdo.
Obvio. Había estado justo en frente de mí.
—Soy Lily —dije.
—Bienvenida, Lily. Espero que puedas tocar. —Chris me dirigió una sonrisa
amable que inmediatamente me relajó. Tenía el cabello rubio
ligeramente un poco más largo que el de Rafe. Se acurrucaba sobre su
cuello y parecía que nunca se hubiera molestado en peinarse. Un dedo
menique combinado y él estaba bien. Eso me gustó. Me gustó el
ambiente general de la banda, incluso la camisa demasiado corta de
Angel. Cada uno de ellos realzaba su actitud que yo no tenía. Estar
cerca de ellos me hizo sentir llena de energía y animada.
—Puedo tocar a JamieX sin problema. —Apreté algunas teclas, corrí a
través de algunas escalas y asentí—. Estoy bien. Vamos. —Miré y me di
cuenta de que toda la sala seguía mirándome—. ¿Qué?
—Déjenla tocar —dijo Rafe, su voz todo condescendiente como si fuera
el encargado de mi destino.
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Oh, qué suerte la mía. El líder del grupo me daba el visto bueno. De
repente, no se parecía tanto a un chico caliente. Más bien como el
sobrino de una pesadilla.
Puse los ojos en blanco y comencé a tocar la partitura frente a mí. ¿Qué
podía esperar de él? era pariente de la señorita Jespersen. Por supuesto
que sería un idiota arrogante y molesto que necesitaba mandar a todo
el mundo a su alrededor... Guau, ¡esta canción era increíble!
Estaba a mitad de la primera página, bailando y haciendo un meneo a
tope cuando me di cuenta de que nadie estaba tocando. Mis dedos
tartamudearon sobre las teclas.
—¿Lo estoy haciendo mal? —No podía aceptar su rechazo dos veces en
el mismo día. Di un paso atrás del teclado, con mis mejillas
repentinamente calentándose. ¿Qué había estado pensando,
irrumpiendo aquí? Era una idiota. ¿Un poco de JamieX y había
enloquecido?—. No importa. Perdón por molestarles. Tomaré mis cosas y
me ir…
—No. —Chris levantó la mano y una gran sonrisa se mostró en su rostro—.
Eres increíble.
El calor me inundó.
—¿En serio? —Me di cuenta de que hablaba en serio. Guau. ¿Cuándo fue
la última vez que alguien me había escuchado tocar el piano y luego me
miraba como si yo valiera algo? ¡Esto era asombroso!
—Oh, sí. Muy buena. —Chris se dirigió al resto del grupo—. Vamos.
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Rafe soltó un gruñido, golpeó sus baquetas en el aire durante unos
pocos conteos y luego comenzó un golpe fuerte con su batería. El otro
guitarrista se unió, seguido por Angel. Chris me señaló.
Sonreí y empecé a tocar.
Tan pronto como Chris comenzó a cantar, cerré los ojos y dejé que la
música me envolviera. Pulsaba a través mí como si estuviera viva, saltando
de mi corazón a mis dedos. La música parecía rebotar en las paredes y
techo, llenando la habitación con fuego. ¡Nunca antes había sentido la
música así! Relajé mis hombros y los sacudí abandonando la partitura,
dejando que mis dedos volaran sobre las teclas.
La voz de Chris era bastante buena, más o menos melódica y profunda y
el resto de la banda era decente. Excepto Rafe. Rafe estaba
positivamente brillante en la batería y dejé que mi música siguiera a la
suya. Sentí su ritmo cambiar de inmediato, como si se hubiera dado
cuenta de que lo había notado y quisiera ponerme a prueba. Yo jugué
con su desafío y luego volvió a cambiar. Fui con él, mi música
persiguiéndolo y siguiendo sus cambios con facilidad.
Rafe y yo nunca nos miramos el uno al otro, pero la conexión entre
nosotros se mantuvo construyéndose y construyéndose, cada vez más
intensa. Se llenó la habitación con tal energía que me sentí como si las
paredes fueran a explotar. Fue la sensación más increíble que jamás
había experimentado.
La canción terminó y añadí un poco más al final, terminando con un giro
completo, igual que hacía el tecladista en el video. Sonreí a la banda,
quienes se estaban chocando los cinco entre sí.
—Eso estuvo genial —dijo Chris.
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—Lo mejor que hemos tocado —coincidió Angel.
El otro guitarrista asintió.
—Buen trabajo, Lily.
Le sonreí.
—Lo siento, no me he quedado con la música, pero…
—No —dijo Angel—. Lo hiciste mejor que la música que teníamos.
Mi sonrisa se hizo más amplia y me sentí como saltando por la habitación.
—Gracias. —Me giré hacía Rafe—. ¿Qué piensas?
Se encontró con mi mirada, sus profundos ojos verdes fijos en mi cara con
tanta intensidad que me olvidé de respirar. El aire parecía estar
completamente inmóvil, congelado por la conexión entre nosotros.
Después de un momento, asintió.
—Lo hiciste genial.
La carne de gallina cayó en mis brazos y la intensidad en su rostro. Me di
cuenta de que Rafe no diría nada agradable a menos que lo dijera en
serio y, de repente, me sentí mejor de lo que había estado en meses. De
todas las personas de la sala, Rafe era el que tenía el verdadero don
de la música. Sabía que si decía que era buena, lo decía en serio y en
cierto modo los otros no. No podían, porque no se conectaban a la
música de la manera en que Rafe lo hacía. Un elogio de Rafe sobre mi
música significaba algo. Era real.
—¡Lily!
La sonrisa desapareció de mi cara y me di la vuelta.
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La señorita Jespersen estaba de pie en la puerta, con la mano en la
cintura y su cara toda arrugada como si hubiera estado chupando
limones durante los últimos cincuenta años.
La sala quedó en silencio y supe que estaba en serios problemas.
—Um…
Rafe comenzó a teclear de nuevo, un ritmo constante que me pareció
llenarse, ahuyentando el miedo. Su batería me hizo sentir como si
estuviera de pie junto a mí, cubriendo mi espalda.
—Le pedí a Lily que nos ayudara ya que Paige se fue —dijo—. Lo siento si
metí la pata, tía Joyce.
Llevé mi mirada hacia él, sorprendida por su buena disposición a
enfrentarse a su tía en mi defensa, pero estaba mirando a su tía, no a mí.
El rostro de la señorita Jespersen se tensó.
—Tu madre te está buscando, Lily. Si puedes alejarte, te sugiero que le
hagas saber que no has sido secuestrada.
—Sí, está bien. —Di un paso lejos del teclado, dejando que mis dedos se
arrastraran por última vez sobre las teclas. Quería quedarme y tocar más.
Quería tocar con la banda hasta que mis dedos estuvieran tan
apretados que no pudieran moverse más. Quería presionar hasta la
última nota del teclado y dejar que la música bailara con la batería de
Rafe.
Pero sabía que nunca iba a suceder. Crusty podría cortar mis dedos
antes de dejarme perder el tiempo y el talento en un teclado eléctrico.
Con un suspiro, tomé mi mochila y me la colgué al hombro.
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—Así que, um, nos vemos chicos.
Chris me tocó el brazo.
—¿Puedes ensayar con nosotros otra vez? ¿Mañana?
—No, no puede. —La señorita Jespersen movió su mano encima de mí—.
Lily es una músico talentosa y no tiene tiempo para este tipo de música.
La expresión de bienvenida desapareció de la cara de Chris. Angel miró
sorprendida y un poco ofendida, y el otro guitarrista me lanzó una
mirada de lástima. Sentí que mis mejillas se calentaban mientras trataba
de explicarme.
—Eso no es verdad, yo…
—Ahora, Lily. —Crusty me impulsó hacia la puerta.
Miré por encima de mi hombro a Rafe.
—Gracias por intentarlo —le susurré, tratando de conectarme con este
asombroso mundo por última vez antes de que me fuera arrebatado
para siempre.
Él asintió con la cabeza justo antes de que la puerta se cerrara detrás
de nosotros.
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Traducido por Onnanohino Gin
Corregido por Aciditax
afe me inspiró.
Durante el resto del día y de esa noche, estuve emocionada.
Después de un verano de tormento bajo la sombra de Crusty, Rafe
y su banda habían sido como una chispa de vida. Yo ya no era sólo Lily,
la pianista. Tenía amigos y una vida; y cuando fuese a la escuela a la
mañana siguiente, los seguiría teniendo.
Antes me había sentido emocionada por ir a la escuela, pero ahora me
encontraba tan animada que casi estaba lista para acampar en las
escaleras de la entrada de mi casa esa noche, así estaría a medio
camino del bus cuando me despertara. Necesitaba ir a la escuela
porque cuando la Señorita Jespersen me apartó de Mass Attack, el resto
del día había sido horrible. Estuvo lleno de atentados implacables y
despiadados por parte de mi madre y de la Señorita Jespersen para
deshacerse de la parte de mí que volvía a vivir cuando tocaba el
teclado.
Mi madre me hacía sentir muy culpable por hacerle creer a ella y a la
Señorita Jespersen que me habían secuestrado cuando me salté la clase.
Lo cierto es que estaba realmente sorprendida por el hecho de que la
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Señorita Jespersen se hubiese preocupado por mí. Ingenuamente, por un
momento hasta pensé que era humana, incluso me cegó la posibilidad
de que ella y mi madre me apreciaran por algo más que por mi habilidad
con el piano. Hasta que ella y mi madre volvieron otra vez con lo de la
audición, para buscar ideas que me hicieran redescubrir mi pasión por el
piano, para hacerme superar el hecho de estar convirtiéndome
rápidamente en alguien patético y fracasado. Entonces la conversación
se desviaba hacia mi mediocre actuación, a las terribles críticas y a mi
incapacidad de desarrollar mi talento. El tiempo no pasaba lo
suficientemente rápido para que se hiciera la hora de ir a la escuela, a
la mañana siguiente.
Me apresuré a entrar en el aula el lunes por la mañana, lo único que me
mantenía cuerda era pensar en mis amigos. Claro que era una de esas
escuelas de “sólo chicas”, pero llegados a este punto eso ya no
importaba. Incluso el hecho que la escuela tuviese desde el sexto al
doceavo grado, así que ser un novato no era exactamente estar
comenzando en la secundaria, no hace una diferencia. ¡Estaba
oficialmente en la secundaria y pensaba disfrutarlo!
—¡Lily! —Mi mejor amiga, Erin Fitzgerald, gritó mi nombre tan pronto como
entré en el aula. Su cabello aclarado y su piel bronceada lo decían
todo sobre el verano lleno de diversión que yo no había tenido y tenía
puesto un collar de macramé hecho con hilos de los colores del arcoíris.
—¡Erin! —Esquivé escritorios y grupos de chicos chillones, arrojé a un lado
mi mochila azul marino y me lancé hacia ella, asiéndola en un abrazo
gigante—. ¡Te extrañé!
Ella gritó y me devolvió el abrazo, y yo supe que todo iba a salir bien.
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—Oh por dios, has estado totalmente desaparecida este verano. —Erin
tomó mi brazo y me llevó hacia la esquina donde estaban acurrucadas
Valerie Collins y Delilah Somers, en medio de una conversación privada
de la que intentaban excluir al resto del mundo. A todo el mundo
excepto a Erin y a mí, por supuesto, porque mis amigas eran mi sitio, el
lugar a donde pertenecía.
Val y Delilah eran la otra mitad de nuestro grupo de cuatro, aunque ellas
no eran tan íntimas como Erin y yo. Erin y yo nos conocíamos desde la
guardería, mientras que Val y Delilah habían ingresado en nuestro
pequeño círculo cuando empezamos a asistir a la escuela St. Mary para
señoritas en sexto grado. Pero ambas eran increíbles y yo me alegraba
mucho de verlas.
El cabello de Val era castaño y rizado, caía alrededor de sus hombros
como si tuviera vida propia. Era súper extrovertida, así que su cabello
encajaba totalmente con su personalidad. El cabello de Delilah era de
un rojo ardiente, muy espeso y siempre lo llevaba con los peinados más
modernos. El de hoy era un semi recogido con pequeñas trenzas
francesas que le bajaban desde la parte delantera de la línea del
cabello y todo doblado en una masa de ondas que le caían por la
espalda. Ambas cumplían el requisito de la escuela de usar pantalones
azul marino, pero Delilah tenía puesta una cuerda de cuero negro con
una turquesa que colgaba alrededor del cuello; y Val tenía un par de
enormes aros plateados, que le daban un aire a lo gitana exótica. Oh.
Me llevé los dedos a mis pequeños aros de oro y decidí que necesitaba
ir de compras. ¿Desde cuándo nos arreglábamos tanto para ir a la
escuela? Siempre habíamos mantenido nuestro pacto de que la escuela
era un sitio para vestir ropa casual, ya que no había chicos a los que
impresionar.
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—Lily ha vuelto —anunció Erin.
Val y Delilah se giraron y sus ojos se abrieron al verme.
—¡Lily! —gritaron, saltaron y yo les devolví el grito y las abracé. ¡Síii! ¡Era tan
agradable estar de vuelta!
—¡Estoy encantada de verlas, chicas! —La emoción del momento corría
por mi cuerpo, me dejé caer en un escritorio vacío, mirándolas radiante.
Salir con el grupo de Rafe había sido genial, pero esto era mucho mejor,
porque esta era mi gente, mis chicas, gente con la que no tenía que
probarme.
—Y bueno, chicas, ¿tuvieron un gran verano o qué?
—El mejor —dijo Erin. Su cabello rubio estaba mucho más rubio de lo que
solía, e incluso parecía estar un poco más alta. Se veía preciosa, hasta
con los pantalones azul marino y la camiseta blanca que dictaban las
normas de la escuela. De hecho me recordaba a Angel, bajé la vista
para asegurarme de que no llevaba sandalias de tacón alto. Me relajé
cuando vi sus mocasines del uniforme de la escuela. Bueno, sí, aún seguía
siendo Erin.
—Pero te extrañamos la mayor parte del tiempo —agregó Val.
Al moverse, las luces de la clase le enfocaron el cabello y me di cuenta
de que tenía nuevas mechas y reflejos cobrizos, que hacían que su
cabello castaño brillara. Además, también estaba terriblemente
bronceada. Fruncí el ceño y le eché un vistazo a Delilah, que se estaba
poniendo brillo de labios. Ella también se había puesto mechas castañas
en su cabello rojizo. Claramente, me había perdido el día de “vamos a
arreglarnos el cabello” en la ciudad. Aunque tampoco podría haber
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participado. Llevar reflejos en el cabello era inapropiado para los
pianistas.
—Me encanta lo del cabello —les dije a todas, intentando sonar
animada—. Se ven geniales, chicas.
Val movió sus rizos y sacudió la cabeza con una risita halagada.
—¡Gracias! Nos lo hicimos la semana pasada. ¿No estamos fantásticas?
—Sí. —Me toqué mi aburrido cabello rubio oscuro y decidí que mañana
me pondría un sombrero.
—Lily, necesitamos tu opinión —dijo Val acercándome su teléfono
celular—. ¿Qué piensas de este chico? ¿Es guapo o no?
Tomé el celular y miré fijamente la imagen de un chico con cabello corto
rubio, uniforme de fútbol americano y barro. Estaba sonriendo y se veía
bastante amigable. Y muy atlético.
—Guapo.
—¿Lo ven? —dijo Val quitándome el celular—. Tienes que ir al semi-formal
con él.
—¿Yo? —dije. ¿Me habían arreglado una cita para el evento más
importante de nuestro primer año de secundaria, para el cual sólo
faltaban tres semanas? ¡¡Eran las mejores amigas del mundo!!
—No, tú no, boba. Estoy hablando de Delilah —dijo Val con una risa que
hizo que me dieran ganas de esconderme y hacerme una bola debajo
del pupitre—. Ella tiene miedo de que no sea lo suficientemente guapo
como para que la vean con él en público. —Agitó el celular delante de
la cara de Delilah—. Lily piensa que es guapo.
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—Es guapo. —Tomé el teléfono de Val para mirarlo otra vez. Estaba
bastante bueno, pero nunca lo había visto antes—. ¿Cómo lo conociste?
—Como todas íbamos a una escuela para chicas, conocer a chicos era
una de las cosas más importantes de nuestra lista de prioridades y una
de las más bajas en nuestra lista de actividades realizadas con éxito.
Excepto por Rafe, por supuesto. Él estaba bueno, yo lo conocía y la
vida era estupenda. Bueno, por lo menos no tan mala como lo era antes
de que me defendiera de su tía.
—Delilah conoció a Jeff por mí —presumió Val—. El equipo de fútbol
americano de Inverness estaba entrenando en el campo de al lado
mientras yo estaba en el campo de hockey.
Inverness era la escuela para chicos que estaba afiliada a la nuestra, al
otro lado de la ciudad. Los equipos universitario y universitario júnior
de nuestra escuela utilizaban los campos de juego de Inverness para
entrenar. Nunca había ido a Inverness, pero soñaba con ello. Miré a Val
con renovado interés.
—¿De verdad fuiste a Inverness?
—Claro que sí. —Sonrió—. Ahora que estamos en la secundaria, ya no
entrenamos en nuestros pequeños campos. Inverness lo es todo, nena. —
Levantó una mano y Delilah le dio los cinco.
—Pero esa no es la mejor parte —interrumpió Erin—. Delilah y yo fuimos a
ver el entrenamiento de Val y conocimos a este grupo de chicos del
equipo de fútbol americano. —Sonrió y enarcó las cejas, las cuales eran
mucho más finas desde la última vez que las había visto. ¿Mis amigas se
habían arreglado las cejas también?
—Y son estudiantes de segundo año.
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—Guau, ¿de verdad? —Sentí un poco de celos, y mi sonrisa quedó un
poco rígida—. Yo conocí al Alcalde este verano cuando…
—Keith dará una fiesta de vuelta a la escuela en la piscina el sábado —
interrumpió Erin otra vez.
—¿Keith? ¿Quién es Keith? —pregunté. Sentí que la cabeza me daba
vueltas al intentar acordarme de todos los nombres y de los chicos y de
las cosas que mis amigas habían hecho.
Delilah le dio un codazo a Erin en el brazo.
—Sabes que sólo da la fiesta para poder hacer algo contigo.
Las mejillas de Erin se pusieron coloradas.
—¡De ninguna manera! Le gustas tú.
—Nop. Jeff ya me ha pedido que vaya con él al semi —dijo Delilah.
—¡No puede ser! —gritó Erin—. ¿Cuándo?
—Anoche. Y me dijo que Keith quería pedírtelo, y que Hugh piensa
pedírselo a Val. Si ustedes van, yo voy.
Val se quedó sin aliento.
—¿Hugh? ¿De verdad? ¿Me lo va a pedir? —Se inclinó hacia atrás en su
silla—. Está muy bueno.
Me quedé mirando a mis amigas mientras chismeaban, sintiéndome más y
más excluida. No tenía ni idea de lo que estaban hablando y ellas no
parecían acordarse de que yo seguía allí. De repente, tuve la sensación
de que ellas no habían pasado tanto tiempo pensando en mí como yo
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extrañándolas. Le di un toque a Val en el brazo, intentando entrar en la
conversación.
—¿Quién es Hugh? ¿Es uno de los que juegan a fútbol americano?
—Hugh es más guapo que Jeff —se quejó Delilah—. Es muy injusto que tú te
quedes a Hugh y yo me quede a Jeff.
¿Y yo con quién me quedaba? ¿Con nadie? Tiré un lápiz del escritorio,
intentando llamar la atención. Me aclaré la garganta haciendo bastante
ruido:
—Así que chicas, ¿me van a integrar? ¿Quiénes son todos estos chicos?
Todas pararon de hablar y se quedaron mirándome, como si hubiesen
olvidado que yo seguía allí. Erin fue la primera en recuperarse.
—¡Lily! ¡Tú también necesitas una cita para el semi-formal! Tienes que venir
a la fiesta en la piscina del sábado. Estoy segura de que Keith tendrá
algún otro amigo, así que habrá cuatro chicos allí.
—¿De verdad? ¿Podríais conseguirme una cita? —Mi mal humor se
desvaneció mientras crecía mi ilusión. ¡¡Mi primera cita de verdad!! ¿No
era genial eso?
La cabeza de Delilah se movió en señal de acuerdo.
—Definitivamente, podemos. Iremos al semi-formal las cuatro juntas.
Val se quitó una pelusa prácticamente invisible de sus uñas con manicura.
Esta vez no eran de un verde neón, sino de un naranja brillante. Me pasó
cerca.
—Deberíamos actuar rápido. Sólo quedan tres semanas para el semi-
formal. Apuesto a que pronto todos los guapos estarán ocupados.
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—No pasa nada —dijo Erin, moviendo la mano quitándole importancia—.
Lily se quedará con cualquiera. Todo saldrá bien.
Oooh, no me gustaba como sonaba eso. Fruncí el ceño.
—No voy a ir con un perdedor. —Quería decir, sí, tal vez no contara con
un catálogo lleno de chicos guapos para elegir, pero tenía un nivel.
—Bueno, no, no quería decir eso —dijo Erin, tomándome del brazo—. Es
sólo que nunca conoces a nadie porque te pasas todo el tiempo
ensayando, así que no es probable que vayas a encontrar a alguien
por tu cuenta. Cualquier chico es mejor que ningún chico, ¿verdad?
Mi ceño se hundió aún más.
—No es que no tenga vida. Conocí a un montón de gente estupenda en
mi gira del verano. —Sí, de acuerdo, ninguno de los estudiantes de
Mueller-Fordham con los que había viajado se había convertido
precisamente en mi mejor amigo y ninguno de los chicos era lo
suficientemente buenos como para considerarlos como cita, pero eso no
quería decir que yo fuese una perdedora. Todavía. Pero si acababa en
el programa de la escuela secundaria NESM para el trimestre de
invierno, entonces tendrían toda la razón. Mi vida estaría acabada.
Después de tres meses alejada, estaba prácticamente fuera del grupo.
Podía notar cómo mis amigas se me iban de las manos, moviéndose sin
mí.
—Oh, vamos, Lily. —Delilah puso los ojos en blanco—. ¿A qué chicos
guapos conociste este verano? ¿A alguno con el cabello canoso,
alcalde de alguna pequeña ciudad al oeste de Mass?
—Eh, ya lo sé —intervino Val—. A algún friki que toca el violín y babea
cada vez que tiene que hablar con alguien del sexo opuesto.
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—¿Y qué de aquel chico flacucho que tocaba la flauta? ¿Estaba de gira
contigo, no? Estoy segura de que no le importará dejar su jersey de
rombos en casa para el baile. — Erin se rió —. ¿Te imaginas si fueras con
él? Te quiero, pero no podría permitir que me relacionaran contigo en
público.
Observé consternada cómo mis amigas se reían de mí y de mi vida.
—Howard no está tan mal…
—Oh, esperen, chicas —dijo Erin poniéndose en pie—. Tienen que venir al
próximo recital de Lily en Mueller-Fordham. No creerán lo perdedores que
son los músicos. O sea, si les tiras una pelota de fútbol americano a
alguno de ellos, seguramente saldrán corriendo y gritando. Hasta Jeff
parecería un dios griego en comparación con esos frikis.
Fruncí el ceño y se me tensó la garganta. Pensaba que Erin venía a mis
recitales para apoyarme, no para reírse de los otros chicos y para
bromear sobre mi vida.
—¿Así que estás diciendo que soy una friki?
—Para nada. —Erin me rodeó con el brazo mientras se reía—. Pero tú eres
la única no friki del lugar, tienes que admitirlo.
Suspiré. Excepto por Rafe, tenían razón y dudaba que Rafe o cualquiera
de Mass Attack estudiara allí. Probablemente le habrían pedido a la
Señorita Jespersen que les alquilara algún sitio barato para ensayar ya
que era la tía de Rafe.
—¿Ahora piensas que soy genial? —Buah, eso había sonado bastante
patético, ¿no? Pero me sentí más patética cuando apareció la sonrisa
de Erin y sus ojos me miraron con un poco de pena.
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—Por supuesto que eres genial, pero no es que hagas mucho a parte de
tocar el piano, ¿sabes?
Me quedé mirándola, horrorizada por dentro. Erin, efectivamente,
pensaba que era una perdedora. Ella era mi mejor amiga, sí, pero en
algún momento durante todo este tiempo, ella había decidido que no
daba la talla.
—Yo sí hago otras cosas —protesté. Levantó una ceja.
—¿Qué otra cosa haces?
—Yo… —Maldición. No se me ocurría nada más—. Como.
—Oh, no te preocupes —dijo Val—. Te encontraremos una cita para el
baile. —Me tocó el cabello—. Aunque a lo mejor tendrías que hacerte
algunas mechas. ¿No has tomado el sol en todo el verano? Tal vez te
vendría bien un poco de spray bronceador antes de la fiesta, porque
parece que hubieses estado enferma o algo.
Le aparté la mano, con el resentimiento empezando a hervir dentro de
mí.
—No necesito una cita por caridad. Yo estoy…
—Está bien, Lily —dijo Erin—. No tienes que fingir con nosotras.
—¿Fingir qué? ¿Qué tengo una vida? —La expresión idéntica de lástima
en todas sus caras me enfureció—. Puedo conseguir una cita. Y con
alguien que esté bueno. No sólo con algún marginado que no sea lo
suficientemente guapo para ustedes.
—Bien. —Sonrió Erin—. Entonces ven a la fiesta el sábado y trae a quién
quieras.
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—Lo haré. —Me volví a sentar en la silla, con los brazos cruzados,
determinada a probar que podía ser tan genial como ellas. Podía entrar
en su pequeño círculo con sus nuevos chicos… Entonces recordé que
tenía un concierto el sábado. No podía ir a la fiesta. ¡No era justo! Erin
suspiró al ver la expresión de mi cara:
—No puedes venir, ¿cierto? ¿Cosas de piano?
—Tengo que ir a un concierto para algo del banquete de un importante
ciudadano en Portland, Maine —murmuré.
Val alzó las cejas, Delilah suspiró y Erin me dio unas palmaditas en el
hombro, sacudiendo la cabeza mientras Val empezaba a decir algo. Y
entonces fue cuando me di cuenta de cómo me veían ellas. A pesar de
sus ánimos, yo era la fea, la amiga perdedora sin vida social. Ellas me
cuidaban porque yo era demasiado patética como para defenderme
sola, no porque me quisieran o porque me vieran como a una igual
dentro del grupo. Me había convertido en una extraña para las únicas
amigas que tenía. Mientras yo no estaba, ellas se habían vuelto más
íntimas. Tenían los chicos, tenían las citas, yo sólo era una carga. Todo
porque me había pasado todo el verano de gira en lugar de saliendo
con ellas. No necesitaban verme dentro de su círculo porque así es
como me percibían. Como una fea perdedora. Pero estaban
equivocadas. Tenían que estarlo. Por mi bien.
—Puedo encontrar una cita —anuncié—. Un chico que esté bueno.
Todas me miraron con la misma expresión dudosa en la cara.
—Nómbranos a un chico guapo que conozcas —dijo Erin.
—Rafe. —El nombre se le escapó a mi lengua antes de que pudiera
detenerla.
43
—¿Rafe? ¿Quién es Rafe? —Val parecía escéptica—. ¿El chico de la
gasolinera que llena el auto de tu madre?
—No. Tiene dieciséis años y es el baterista de Mueller-Fordham. Y está
mucho más bueno que Jeff. —Todo eso era completamente cierto y me
sentí mejor inmediatamente. ¿Cómo pude haberme olvidado de Rafe, mi
guapo protector? Sonreí, notando algo cálido en mi interior al pensar en
cómo me miraba Rafe cuando acabamos de tocar nuestra canción. Sí,
él me veía como algo más que una perdedora.
Delilah arrugó la nariz:
—Todo el mundo es más guapo que Jeff.
Erin me miró dubitativa, como si sintiera que yo tuviese que mentir.
—¿Conoces siquiera a ese tal Rafe? ¿O sólo lo has visto pasar por tu
lado?
—Por supuesto que lo conozco —dije hastiada—. Estoy saliendo con él. —
Oh…vaya. ¿Cómo se me había escapado eso? Rápidamente intenté
cambiar de tema—. Así que, ¿a qué hora es la fiesta del sábado? A lo
mejor puedo encontrar un modo de colarme.
Mis tres amigas me miraron como si me hubiese vuelto loca.
—¿Estás saliendo con un chico? —preguntó Erin, escéptica.
—Tus padres nunca te dejarían salir con alguien.
—Bueno, él es músico —tartamudeé, girándome para recuperar mi
mochila—. Les gusta eso de él. ¿Alguien tiene un lapicero de más? Creo
que he olvidado el mío.
Delilah se inclina hacia delante y me miró fijamente.
44
—¿Le has besado? —Su tono era muy desafiante y completamente
descarado para exponerme.
Uh, oh. Si decía que lo había besado, querrían una descripción y Val
sabría que estaba mintiendo, porque ella ya había besado a un montón
de chicos. Aunque si no lo había besado, realmente no contaba cómo
salir. Pero no iba a seguir aguantando su numerito de lástima. Más que
nada porque tenían razón y yo no quería que la tuvieran. No podía
seguir manteniendo esta conversación. Tenía que terminarla ahora.
¡Maldición!
—¿Y bueno? —preguntó Delilah—. ¿Lo besaste?
¡Oh! ¡Idea! ¿Cómo podía haber olvidado el único momento significativo
de mi verano, aparte de lo del incidente de Rafe? Me levanté la camisa
y les enseñé mi pálido estómago, que resultó ser un excelente cambio de
tema.
—Me hice un piercing en el ombligo este verano. —Allí estaba, una
piedrecita de color verde claro que brillaba en mi barriga. Me lo había
hecho a principios de verano y desde entonces no había vuelto a
pensar mucho en esto. Me sentí tan eufórica en ese momento, como una
rebelde; pero cuando me di cuenta de que mi vida no había cambiado
para nada, dejé de perder el tiempo admirándolo. Pero justo en este
momento, me encantaba.
—Genial, ¿no?
Observaron mi nueva joya y Erin se tapó la boca con la mano.
—¡No puedo creerlo! ¿Y tus padres no enloquecieron?
45
—No lo saben. —Me había hecho el piercing con Maria, una flautista de
Inglaterra con la que había ido de gira en verano. Nos escabullimos
después de un particularmente miserable concierto en una biblioteca
donde sólo había habido tres personas de público. Había sido un
sábado precioso y el resto del mundo estaba en la playa o en alguna
parte divirtiéndose. Maria era la única chica interesante de la gira y creo
que podríamos haber sido buenas amigas, pero la invitaron a dar un
sólo en una serie de conciertos en Europa, así que perdimos el contacto.
Pero por lo menos tenía el piercing. Me lo hice porque pensé que se
sentiría genial estar atrapada en un aburrido concierto con mi vestido
con volantes, sabiendo que tenía un piercing en el ombligo que Crusty y
mis padres jamás aprobarían. La verdad era que, de alguna manera, me
había hecho sentir peor; como si fuese una pegatina en mi frente que
dijese que era demasiado cobarde como para levantarme y conseguir
ser como realmente me apetecía ser, y todo lo que podía hacer era
conformarme con agujerearme el ombligo y llevar un piercing en secreto.
Además, picaba y se enganchaba a las cosas. Ahora los bikinis estaban
prohibidos en mi vida. No es que yo los hubiese sacado. Pero sentía que
mientras tuviese esa piedrecita verde en el ombligo, tenía una
oportunidad.
Val me acarició el brillante verde con veneración.
—Guau. Es tan dulce.
Sonreí, ya me sentía un poquito mejor. Mis amigas ahora me veían, y no
por encima del hombro.
—¿Lo ven? No soy una perdedora.
Delilah aun parecía escéptica.
46
—¿Y qué piensa Rafe de esto?
Rafe otra vez. ¿Es que no iba a dejar el tema?
—Fue idea suya. —Bueno, probablemente lo habría sido, ¿no? Quiero
decir, parecía el tipo de chico que llevaría un piercing en el ombligo.
Val se recostó en la silla.
—Es bonito. ¿Te dolió?
—Para nada.
Erin suspiró.
—Estoy tan celosa. Pensé que tendrías el peor de los veranos y estabas
por ahí con un novio haciéndote un piercing en el ombligo.
El alivio me invadió al ver la mirada llena de envidia en su rostro. No
tenía ni idea de cuál era la verdad y así era como se iba a quedar,
hasta que pudiese arreglar mi vida y tuviese algo de lo que realmente
valiese la pena hablar. Me bajé la camisa al ver entrar a la Señorita
Griffiths en el aula, que nos ordenó que nos sentáramos. Al deslizarme en
mi asiento al lado de Erin, ella me pasó una nota.
¿De verdad tienes novio?
Le escribí una única palabra como respuesta.
¡¡¡Sí!!!
¿Vas a invitarlo al semi-formal?
Mi euforia se desvaneció al pensar en ello. ¿Y si Rafe era mi cita? ¿No
sería increíble eso? Entonces me acordé de sus tatuajes y de Angel; me
47
estremecí. ¿Cómo podía invitar a Rafe? De ninguna manera. Jamás lo
haría.
No puede venir.
¿Y entonces con quién irás al semi?
Mi mente se apresuró a encontrar una excusa creíble. Mordí el lapicero
unos pocos segundos y escribí:
No creo que vaya. Puede que se sienta mal si voy con alguien más.
Sí, esa era la razón por la que iba a quedarme en casa. Por mi devoto
novio. Ja.
Erin resopló y la Señorita Griffiths miró en nuestra dirección. Las dos
agachamos la cabeza para escondernos detrás de nuestros libros; unos
momentos después Erin me devolvió la nota. Miré qué hacía la Señorita
Griffiths y entonces metí la nota en mi libro.
Ven a entrenar con nosotras hoy y elige un chico. Rafe puede
arreglárselas sólo.
Casi sonreí. Yo también tenía la sensación de que Rafe podía
arreglárselas sólo. Pero de ninguna manera podía ir a Inverness hoy. La
Señorita Jespersen me estaría esperando a las tres en punto en Mueller-
Fordham. Quedando menos de tres semanas para mi audición, tenía
clase casi cada día. Mis dedos apretaron el libro al pensar en volver a
esa cámara de torturas.
Erin me pasó otra nota:
¿Y bien? ¿Vienes a Inverness hoy o qué? Tienes que buscar una cuarta
cita con nosotras para el semi.
48
El ansia se apoderó de mí. Si Val, Delilah y Erin iban al semi y yo me
quedaba en casa, me sentiría aún más excluida. Y además quería ir.
Como, de verdad, de verdad, de verdad lo quería. Mi piercing del
ombligo no me salvaría otra vez.
Golpeteé el escritorio con mi lapicero y pensé en cómo podía
escaparme a Inverness para encontrar una cita para el semi. Los jueves
mi madre trabajaba hasta tarde. Como no podía llevarme hasta Mueller-
Fordham, siempre me iba en autobús a casa y ensayaba por mi cuenta.
Nadie se enteraría si en lugar de eso iba a Inverness, siempre que llegara
a casa antes que mi madre.
Los nervios se apoderaron de mí al pensar en cuántos problemas tendría
si alguien me descubría. La idea de saltarme la práctica tenía su
atractivo, sobre todo sabiendo que estaba tan mal.
Intentaré ir el jueves.
Erin leyó mi nota y alzó los pulgares. Dios, tenía tantas ganas de ir. ¿Pero
de verdad tenía agallas para saltarme la práctica?
No las tenía.
¿O sí?
49
Traducido por Jhos
Corregido por Aciditax
n mi lección, dos días después, la Señorita Jespersen finalmente me
hizo llorar.
Estaba sentada ahí al estúpido piano con las estúpidas lágrimas
goteando por mis mejillas y la cara de Crusty toda arrugada.
—¿Por qué estás llorando?
Tal vez porque sólo acabas de llamarme fracasada por enésima vez en
menos de diez minutos y no puedo aguantarlo ni un momento más? Sí.
Eso sería el porqué. Enderece mi barbilla y sollocé.
—No estoy llorando. Tengo alergia. —No podía creer que le hubiera
dejado afectarme tanto. No era ninguna endeble. En verdad no lo era.
Sus cejas se curvaron.
—Endurécete, Lily. Nunca serás un éxito si no puedes tomar las críticas.
¿Quieres decirme que eres genial? Bueno, entonces, sé genial. No voy a
apoyar los falsos elogios sólo para hacerte sentir bien. Mi trabajo es
hacer de ti una mejor pianista y eso es lo que voy a hacer.
E
50
Me clavé las uñas en mis palmas y miré a las teclas del piano. Odiaba
esas horribles teclas de marfil. Deseé que se marchitaran en un montón
miserable de estiércol de mapache. ¿Cómo pude incluso disfrutar
golpeándolas? En serio, parecía tan irreal que en un principio les hubiera
suplicado a mis padres por las lecciones. Si hubiera sabido en lo que
estaba metiéndome, en vez de eso habría pedido que me amputaran
los dedos de los pies sin Novocaína.
—¿Estas escuchándome? —continuó la Señorita Jespersen arrojando su
perorata—. A menos de dos semanas y medias para ir, y todavía estás
tocando música sin inspiración.
Apreté mis dientes con tanta fuerza que mi mandíbula comenzó a doler.
—Será mejor que dejes de poner mala cara justo ahora o me marcharé. —
Dejó caer la amenaza con una sonrisa de suficiencia que me puso al
límite.
Lo habría tenido.
—No se moleste. Lo haré por usted. —Levanté mis piernas por encima de
la banqueta del piano, me puse de pie y caminé hacia fuera cerrando
la puerta detrás de mí.
La señorita Jespersen abrió la puerta y gritó antes de que me alejara
metro y medio.
—Regresa adentro, Lily. —Su voz era baja y amenazante.
La ignoré y caminé por el pasillo alineado con salones individuales de
ensayo. Cuando caminé pasando una puerta que tenía a JamieX
borboteando de ella, no pude evitar echar un vistazo dentro. Rafe
51
estaba en la batería y parecía completamente lindo en su camiseta
blanca y pantalones azules. Me vio en la puerta y asintió con la cabeza.
Asentí de regreso, clavándome las uñas en las palmas para evitar
desmoronarme. De ninguna manera iba a precipitarme ahí dentro,
arrojarme a sus pies y suplicarle que fuera conmigo al semi-formal y
cambiar mi vida. Aunque si pensara que pudiera funcionar, lo
consideraría.
Chris me saludó en medio de su canto y le sonreí de regreso. Angel
sonrió hacia mí, pero el otro guitarrista me ignoró, tan metido en su música
como para levantar la mirada. Un poco de mi tensión disminuyo. Sí, de
acuerdo, ¿ves? Esos chicos piensan que era genial.
El teclado se puso en marcha e inmediatamente miré para ver quien
estaba en mi puesto. Era una chica con un glorioso cabello largo y
negro, perfectos pómulos y un cuerpo esbelto que la hacía parecer
como una bailarina de ballet. Estaba frunciendo el ceño con
concentración y todavía tropezando con la música. Santo cielo. Yo era
mucho mejor que ella. Como demasiado mucho mejor. Y eso me hizo
sentir tan feliz, como si tal vez no fuera algún grano en el mundo de los
pianistas. Púdrete Crusty. Ella era peor. Yo no era indigna.
Cuanto más escuchaba a la banda, el enfado que me dio al dejar a
Crusty me hizo sentir tanto sobre mí misma.
La Señorita Jespersen vino detrás de mí y envolvió sus dedos alrededor
de mi brazo, pero di un tirón para liberarme antes de que pudiera
apretar.
—Ya terminé —le dije.
52
—Terminarás cuando yo diga que has terminado —susurró, como si fuera
una amenaza secreta demasiado horrible para ser escuchada por Rafe
y sus amigos.
Giré mi rostro hacia ella.
—Usted no es mi dueña.
Sus ojos se abrieron con lo que parecía genuina confusión, pero sabía
que ella tenía que estar fingiendo. La Señorita Jespersen era tan malvada
para incluso estar confundida.
—No estoy tratando de poseerte, Lily. Estoy tratando de ayudarte.
—¿Ayudarme? ¿En serio? ¿Cómo? ¿Torturándome? Ya estoy harta de
usted amenazándome ¡y estoy tan enferma del piano! —Con mis
palabras, el rostro de Crusty se oscureció. Noté que la banda había
detenido de tocar y todo el mundo estaba escuchando.
Involuntariamente, revisé a Rafe. Estaba mirándonos, pero no pude
interpretar su rostro del todo.
—¡Lily! Deja de estar coqueteando con Rafe en este instante.
Oh, no. Dime que no acaba de decir eso. El calor llameó en mis mejillas
cuando la expresión de Rafe se transformó en sorpresa. Se asomó
subrepticiamente a la tecladista, quien estaba frunciendo el ceño hacia
mí.
Crusty se inclinó en mi espacio, su aliento como viento viciado en mi
cara.
—No tienes tiempo para chicos —dijo—. Regresa a la sala de ensayo.
Ahora.
53
Escuché a Angel reír disimuladamente y la humillación me atravesó.
¿Cómo pudo Crusty avergonzarme de eso modo frente a ellos? La
tortura privada era una cosa, pero, ¿delante de ellos? Era demasiado.
Imperdonable.
—Aléjese de mí —susurré.
Entonces giré y corrí afuera.
Salí en grandes zancadas al porche delantero de la hermosa casa de
ladrillo que ahora hospedaba la pesadilla de Mueller-Fordham y me
senté en el escalón superior. Mi madre no me esperaba hasta dentro de
otra hora, pero no me importaba. No me movería.
Apreté mis brazos a mi pecho y apoyé mi frente sobre mis rodillas,
preparándome para que Crusty viniera detrás de mí. La puerta principal
chirrió e inmediatamente comencé a tararear a JamieX, moviendo los
hombros con el ritmo. Sí, mírame, bailando por que no me importaba
nada.
—¿Estás bien? —preguntó Rafe.
¿Rafe? Levanté mi mirada con sorpresa. ¿Qué estaba haciendo aquí
afuera? Pero sin duda ahí estaba, de pie, detrás de mí, con sus
deportivas negras justo junto a mi cadera.
—Sí, bien. —Tal vez no lo suficientemente bien, pero bastante cerca,
ahora que él estaba aquí.
Se sentó junto a mí, tan cerca que casi podíamos tocarnos. No lo
bastante, pero así de cerca.
—Eso fue bastante genial —dijo.
54
Deslicé mi mirada a él, pero estaba mirando a un auto deportivo que
pasaba.
—¿Que fue genial? ¿El auto?
Se rió suavemente y me miró. Sus ojos verdes eran amigables y su sonrisa
era linda. No burlona.
—No. Tú diciéndole a la tía Joyce que ya era suficiente.
—Oh. —Una sensación de calor parpadeó a través de mí—. Bueno,
gracias. Supongo.
Golpeó sus hombros con los míos.
—No te lo tomes a personal. No es tan mala si la conocieras.
Solté un bufido.
—Ella ha estado enseñándome durante tres años y nunca he visto nada
bueno en ella.
Entonces unos pasos sonaron detrás de nosotros y miré sobre mi hombro,
esperando ver a Crusty de pie, en la puerta escuchando, pero no había
nadie. Pensé haber visto su silueta en el fondo del pasillo, pero no
estaba segura. ¿Por qué no estaba corriendo fuera de la puerta con
una camisa de fuerza para arrastrarme adentro de regreso?
Él se encogió de hombros.
—Mi tía puede ser buena.
Uh, oh. Había olvidado que era su tía. Traté de recobrarla.
—Estoy segura de que puede serlo, pero no se lo saco. La decepcionó
todo el tiempo.
55
—Tal vez. —Rafe se calló y no supe que decir, pero no se sintió como un
silencio incómodo. Se sintió como una especie de comodidad—.
¿Necesitas que te lleven? —preguntó.
Casi me atraganté con mi lengua.
—¿Qué?
—Que te lleven. ¿Lo necesitas? Paige tuvo que irse temprano, así que
vamos a reunirnos por la noche. Angel y Chris odian trabajar sin una
tecladista.
Tuve que contar hasta cinco sólo para conseguir la suficiente
compostura como parecer tranquila cuando le contesté.
—Sí, eso suena genial. —Mi corazón estaba corriendo tan rápido que mi
pecho dolía de verdad—. Sólo necesito entrar y llamar a mi madre…
Él puso un teléfono en mi mano, con sus dedos rozando mi palma. Mi
mano estaba temblando cuando marqué. Él tenía un auto y un teléfono
y… ¿iba a llevarme a casa? Tragué saliva fuertemente y me las arreglé
para hablar cuando mamá respondió el teléfono.
—Mamá, soy yo. Terminé temprano con mi lección, así que el sobrino de
Cru… la Señorita Jespersen me va a llevar a casa. ¿Está bien?
Mamá no era una idiota.
—¿Por qué tu lección terminó temprano?
—La señorita Jespersen se volvió loca y tuvo que ser llevada en una
ambulancia.
—Lily —me advirtió mamá.
56
Puse los ojos en blanco.
—Te lo diré después. Tengo que irme. Adiós. —Colgué y le entregué el
teléfono a Rafe. Sus dedos rozaron mi mano otra vez cuando tomó el
teléfono y sentí mi piel hormiguear donde él me había tocado. No iba a
lavarme la mano de nuevo. Nunca.
—¿Lista? —Se puso de pie y sostuvo su mano para ayudarme a ponerme
de pie.
Mire a su mano. ¿En verdad suponía que iba a tomarla? ¿Qué era lo que
estaba ofreciendo? No quería parecer como una idiota si no lo hacía,
pero estaba bastante segura de que es lo que pretendía. Con cautela,
levanté mi mano. La agarró y tiró de mí hacia arriba. Durante lo que
pareció una eternidad, nos quedamos allí de pie. Era casi como si
estuviéramos tomados de la mano, nuestros cuerpos a menos de un
metro de distancia… y entonces se soltó, se dio la vuelta y saltó todo
los escalones de un salto.
—Vamos, entonces.
Sí, claro que sí. ¡Vamos!
Rafe entró en el Jeep negro estacionado al final del aparcamiento. No
estaba la parte superior del jeep, sólo una barra antivuelco y el sol.
—Sube.
Oh, guau. Esto era tan impresionante. Di un paso sobre el estribo y me
empujé dentro del asiento del pasajero, sentándome junto a él. El
57
tablero y los asientos eran todos negros y había un símbolo de la paz
azul y amarillo de ocho centímetros colgando del espejo retrovisor.
—Me encanta el auto.
—Es un regalo por culpa. —Encendió el motor y tiró del cinturón de
seguridad—. ¿Dónde?
Le di las indicaciones cuando tiré de mi propio cinturón de seguridad,
asegurándome de no ensuciar el cuello redondo de mi camiseta blanca
con un bordado genial alrededor del cuello. La había elegido con la
esperanza de poder encontrarme con Rafe. Punto para mí.
—¿Qué es un regalo por culpa?
Se puso a rodar sobre la carretera.
—Mis padres se van a divorciar. Me echaron de casa para así tratar de
asesinarse el uno al otro en privado. El auto fue para hacerlos sentir
mejor.
Oh, guau. De repente lo vi con una nueva luz, como más que el baterista
súper talentoso con buenos bíceps y un tatuaje. Tiene una vida y padres
y una carga como yo.
—Eso es un fastidio importante. La cosa del divorcio, no el auto.
Él se encogió de hombros.
—Es lo que es.
Deseé poder ser así de fría sobre mi vida. ¿Era real, o de verdad le
molestaba?
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—Así que, ¿dónde vives, entonces? ¿En serio te han echado de casa? —
No podía imaginar a mis padres echándome. Enloquecería.
—Con mi tía.
No pude evitar los escalofríos hormigueando por mi columna.
—¿En serio? ¿En realidad vives con la señorita Jespersen?
—Sí. —Él desaceleró para detenerse en un semáforo en rojo, apoyó los
antebrazos en el volante y giró su cabeza hacia mí—. ¿Cuál es tu
historia?
Tenía manchas oscuras marrones en sus ojos verdes, lo noté. Sus pestañas
eran gruesas y largas, quería tocarlas pero ver si era mi imaginación.
—¿Historia sobre qué? —Mi mirada se desvió a su boca y a sus labios.
¿Eran suaves? ¿Qué se sentiría si me besara? Sería…
—Niña prodigio en tus días buenos, pedazo de tierra sin esperanza en
los malos —citó Rafe mientras las luz cambiaba a verde y comenzó a
conducir de nuevo—. ¿Qué pasa con eso?
Oh, eso. Cierto. Mi vida no era sobre Rafe besándome. Era sobre fallar
en hacer el grado.
—Toco el piano. Mis padres y tu tía tienen grandes esperanzas para mí,
pero estoy fallando miserablemente. —Mordí mi labio inferior y miré los
arboles parpadeando por el camino. De repente, la tarde no parecía
ya tan caliente y soleada. ¿Por qué Crusty y el piano tenían que seguirme
a todos lados? ¿No podía sólo disfrutar de un chico lindo llevándome a
casa y no mancharlo?
59
—A mí me pareces bastante talentosa. —Sonó totalmente genuino, no
tratando de absorberme y eso me hizo sonreír.
Le miré, pero él estaba mirando por el espejo retrovisor, no a mí.
—Tal vez puedas dejar caer una pista a tu tía durante la cena así ella
retrocedería —me burlé, bromeando sólo a medias.
—Tal vez. —Giró sobre sus luces intermitentes— ¿Justo aquí?
—Sí. —Caímos en el silencio por un rato, mientras trataba frenéticamente
de pensar en algo que decir para impresionarlo. Todo en lo que podía
pensar era en felicitarlo por su batería. Abu-rrido. Piensa en algo
brillantemente interesante.
Encendió la radio y comenzó a pasar a través de las emisoras. Genial.
Era tan aburrida que él estaba renunciando a la conversación. Entonces
sonrió y alzó la mirada.
—Una gran canción.
Y no era otra que la canción de JamieX, una antigua que seguía
triunfando.
—¡Adoro esta canción! —Comencé a cantarla inmediatamente.
Me lanzó una mirada de sorpresa.
—Eres…
—Una pésima cantante. Lo sé —Le di la vuelta hasta ahogarme más—. Es
algo bueno que pueda tocar un instrumento, ¿eh? —Comencé a cantar
de nuevo.
60
Después de un momento, Rafe también comenzó a cantar. Su voz era
como el sonido de un martillo neumático a las tres de la mañana,
cuando estás tratando de dormir.
Inmediatamente grité y lo golpeé en el hombro.
—¡Tú también eres terrible!
Me sonrió, sus hoyuelos completamente adorables y fuera de su carácter
con su brazo lleno de tatuajes y su chaqueta de cuero.
—Menos mal que pueda tocar un instrumento, ¿eh?
Me reí, una sensación de calor burbujeante explotando a través de mí.
—Creo que incluso eres peor cantante que yo y eso no es nada para
estar orgulloso.
Se rió, un profundo y cálido sonido que me llenó con la más asombrosa
sensación de vértigo. Noté que era la primera vez que incluso le veía reír.
Había sido lindo cuando estaba haciendo su expresión de misterioso
serio chico malo, pero era más allá de hermoso cuando estaba feliz.
—Definitivamente eres peor cantante que yo —dijo.
—De ninguna manera. Estás locamente celoso de mi increíble voz. —Subí
más la radio y comencé a cantar más alto.
Él se unió y cantamos el resto del camino a mi casa. Incluso no nos
detuvimos cuando golpeamos una luz de alto en el centro de la ciudad
y habían niños de pie en la acera a metro y medio de distancia. Estaban
burlándose de nosotros y sólo continuamos cantando.
Sí, esas chicas estaban mirando a Rafe. Qué mal para ellas. Era la única
haciendo mala música con él y ¡era asombroso!
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Entró en el camino de entrada a mi casa y apagó la radio. Sus mejillas
estaban en una especie de ruborizado y estaba sonriendo.
Estaba tan emocionada. ¡Qué increíble momento!
—Gracias por traerme, Rafe.
—En cualquier momento, Lily. —Levantó sus cejas, sus ojos brillando con la
risa—. A pesar de lo que dice mi tía sobre ti, no eres tan mala.
Lo golpeé suavemente en el brazo.
—Eso no es gracioso.
Su sonrisa se desvaneció.
—Lo siento.
Dispárenme. No quería que él se marchara pensando que era alguna
perdedora sensible.
—Sólo estoy bromeando. —Salté fuera de su jeep y aterricé en el camino
de entrada con un elegante golpe—. Si vuelven a necesitar un sustituto
para el teclado, házmelo saber.
Su sonrisa desapareció y apareció esa expresión realmente incomoda
en su rostro.
—Um, acerca de eso… —Toda mi felicidad de repente se desvaneció,
pero me encogí de hombros como si no importara. No quiero forzarlo a
rechazarme. La oferta sólo había caído fuera.
—No hay problema. Sé que tienes un nuevo tecladista. Sólo quiero
decir…
—Ella es mi novia.
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Me sentí enferma.
—¿Quién? ¿Angel? —¡Lo sabía!
—No, Paige. La chica que toca el teclado.
Oh… no me extraña que me frunciera el ceño cuando Crusty me había
acusado de coquetear con Rafe. Ahora ese pequeño intercambio se
sentía incluso más embarazoso. ¿Los dos habían pensado que estaba
coqueteando con Rafe cuando ambos sabían que estaba pillado?
¡Dios, eso era irremediablemente vergonzoso! Tomé una respiración
profunda y sacudí mi cabello, tratando de ser tan casual que nunca
pensaría que había ido detrás de él.
—Lo que sea.
Él frunció el ceño.
—Sólo no quiero que pienses, bueno, quiero decir, porque hoy te traje y
eso.
¡Oh, Dios, esto era peor! ¡Estaba siendo rechazada incluso antes de salir
con él!
—Rafe, en serio, no es gran cosa. Sólo estaba teniendo diversión de
camino a casa. Ya tengo novio, así que me alegro de no ser un
problema. —Solté incluso antes de poder detenerme. ¡Uff! ¿En realidad
había dicho eso?
La sorpresa cruzó a través de su rostro.
—¿Tienes novio?
Demasiado tarde para retractarme.
63
—Sí. Estudiante de segundo año en Inverness. Juega al futbol americano.
—Guau. Dos falsos novios en tres días. Mi vida social se balanceaba.
Logré una sonrisa, a pesar de que me sentía como corriendo dentro de
mi casa y enrollándome en una pequeña bola miserable. ¿Era mi vida tan
patética que tenía que mentir a todo el mundo sobre eso? Sí, sí,
aparentemente así era—. Aunque sabe cantar, así que no le digas que
apesto, ¿de acuerdo? Eso es nuestro pequeño secreto.
Su boca se curveó dentro de una sonrisa íntima y toda su tensión se fue
ahora que no tenía que preocuparse de que tuviera un enamoramiento
por él. Suspiró.
—Nuestro pequeño secreto —agregó—. Trato hecho. —Encendió el jeep
de nuevo—. Entonces, te veo luego.
—Si tienes suerte.
La misma mirada de sorpresa cruzó su rostro de nuevo, como si no
hubiera esperado que fuera tan indiferente sobre las noticias de su
novia.
—Si tengo suerte —repitió. A continuación echó marcha atrás y retrocedió
fuera del camino de entrada.
Me rehusé a permanecer allí de pie mirando detrás de él, así que me di
la vuelta y corrí dentro de la casa, saltando sobre dos geranios en caso
de que estuviera mirando. Las chicas que acababan de ser rechazadas
por un chico por el cual había tenido el mayor enamoramiento no saltan
por encima de las macetas. Ellas sollozan y lloran y son todas patéticas.
Pero no yo. De ninguna manera.
64
Salté los escalones, metí la llave en la cerradura y bailé dentro, entonces
cerré la puerta así podía colapsar en el suelo y ser una perdedora en
privado.
65
Traducido por Onnanohino Gin
Corregido por Aciditax
uando mi madre volvió a casa del trabajo, yo decidí que dos
novios falsos eran todas las mentiras que podía manejar por el
momento, así que le conté a mi madre la verdad sobre lo que
había pasado en la clase. Incluso admito que lloré, ya que simplemente
no podía seguir aguantando la presión. No sabía qué ilusión me
impulsaba, era como si pensara que de repente ella me abrazaría y diría
que no importaba cómo lo hiciera porque ella me querría de todas
formas.
No, para nada. Lo que hizo fue correr a llamar a la señorita Jespersen
para saber de qué lado estaba, en lugar de creerme cuando le dije
que la señorita Jespersen me estaba presionando demasiado. Por suerte
para mí, Crusty no estaba en casa, pero aun así mi madre me hizo
ensayar. Durante cuatro horribles horas.
Para el final de la noche, hasta mi madre admitió que sonaba fatal. Eso
me puso de peor humor, especialmente cuando empezó a hablar otra
vez de la audición. Ensayé otra hora, intentando recordar qué se sentía
al disfrutar tocando el piano, pero fallé miserablemente. Después hice la
tarea, porque no tenía nada más que hacer, a diferencia de mis amigas,
C
66
que probablemente estuviesen saliendo con esos chicos de Inverness y
tomándose un helado o algo.
Mi decisión ya estaba tomada. Había sitio en mi vida para una
decepción más. A partir del jueves empezaría a salvar mi vida e iría a
Inverness con mis amigas para conocer chicos.
Estaba muerta de miedo.
¿De verdad esto era lo que las otras chicas hacían mientras yo tocaba
el piano? No podía creerlo. Después de subir al autobús que cruzaba la
ciudad hacia Inverness, estaba sentada con Delilah y Erin, tomando los
últimos rayos de sol de la tarde en las gradas de Inverness. Los fríos
bancos de metal estaban duros, pero la brisa era cálida y el calor del
sol era como un regalo para mi pálida piel.
El campo de fútbol americano era tan verde, el cielo tan azul y el blanco
de los uniformes de los jugadores tan brillante. Los colores me parecían
vibrantes y todo era increíble. Casi podía degustar la frescura del aire y
podía sentir el cabello revoloteando alrededor de mi rostro. No había
adultos observándonos para asegurarse de que nos comportábamos
de forma apropiada y responsable. Éramos sólo nosotras, saliendo, sin
hacer nada productivo más que observar a los chicos haciendo
ejercicio y comparando los músculos de los muslos de cada uno. Había
mucho para comparar, era alucinante.
67
Me recosté en los bancos, sonriendo mientras hablábamos de chicos.
¿Desde cuando era del tipo que se saltaba las prácticas? No lo era,
pero no me sentía como si estuviese haciendo algo malo. ¡Me sentía
como si estuviese viviendo! Estaba al borde de encontrar un novio de
verdad. Era como una rebelde y era la mejor sensación.
Erin me dio un codazo:
—¿Ves al número diez? Ese es Keith. ¿Te parece guapo o no?
Estudié el campo y tuve una vaga visión del número diez antes de que
desapareciera debajo de una pila de cuerpos que gruñían.
—Me gusta su casco —contesté. Fue lo mejor que podía decir. ¿De
verdad pensaba ella que podía decirle si me parecía guapo o no
cuando estaba al otro lado del campo y llevando un casco?
Delilah señaló a la pila:
—Ese es Jeff, en la parte de abajo —suspiró—. No está tan bueno y
encima lo están aplastando. Creo que debería decirle que no puedo ir
al semi-formal con él.
—Tienes que ir —dijo Erin—. Es el mejor amigo de Keith y Hugh, y si no vas
a lo mejor ellos no nos lo piden y entonces...
—Así que, ¿cuál es el mío? —Me estaba arriesgando a ganarme la ira de
la señorita Jespersen y la de mis padres porque mis amigas me habían
jurado que los chicos tenían un amigo que necesitaba una cita para el
semi-formal. Estaba allí para conocerle. Estaba en una misión. Esta era mi
única oportunidad de darle a mi vida el rumbo adecuado y pensaba
hacerla valer.
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Como Invernes y el St. Mary organizaban juntos el semi-formal, los chicos
iban a buscar citas si nosotras no los enganchábamos a ellos primero.
Tenía que moverme hoy para ir a por todas o arriesgarme a perderme
todo lo del baile, ya que mi “novio” Rafe seguía sin estar disponible.
Si encontraba una cita, entonces tal vez mis amigas se olvidarían de lo
de Rafe. No habían parado de preguntarme por él, forzándome a decir
mentiras constantemente. Como que en este momento, Rafe y yo
llevábamos tres meses saliendo, habíamos ido a ver seis películas y me
había regalado un peluche por nuestro aniversario de tres meses. Él tenía
dieciséis años, los cumplía en marzo y había escrito una canción sobre mí.
Desafortunadamente, seguía sin estar disponible para el semi-formal, pero
ahora estaba de acuerdo conmigo en que fuese sin él. Qué chico.
Mi plan por el momento era empezar a salir con este chico de Inverness,
quienquiera que fuese, enamorarme y “dejarlo” con Rafe. O algo así,
siempre que acabara con lo de Rafe en privado y sin que nadie se
diese cuenta de que había mentido diciendo que era mi novio.
—No sé cuál es el tuyo —dijo Erin—. Su nombre es Lesley o algo así.
—¿Lesley? —Hice una mueca—. Ese es un nombre de chica. —No como
Rafe. Ese sí era un buen nombre.
—Obviamente no es un nombre de chica —dijo Delilah, poniendo los ojos
en blanco—. Al menos es más guapo que Jeff.
Los chicos rompieron el círculo alrededor de su entrenador, tres de ellos
se dirigieron hacia nosotras, corriendo hacia los bancos. Me senté. Oh…
¿Lesley era uno de ellos? ¿El futuro amor de mi vida? ¿O por lo menos mi
billete para el baile? Mi estómago de repente dio un salto y la boca se
me quedó seca. Un jugador de fútbol americano se dirigía hacia mí. A
69
conocerme. A hablar conmigo. ¿Qué se suponía que iba a decir?
¿Debería mencionar el semi? ¿O era mejor esperar a que él sacara el
tema? ¡Maldición! No estaba lista para esto…
—Hola Keith —dijo Erin, radiante ante los chicos. La tomé del brazo,
empezando a entrar en pánico. Delilah se inclinó para susurrarme al oído:
—En realidad Jeff no está tan mal con la cara llena de barro —dijo en voz
baja—. ¿O no?
—Sí, claro.
Me mojé los labios y observé a los chicos que se acercaban. El número
diez aparentemente era Keith, así que no era Lesley, ¿pero cuál de los
otros dos era el mío? Ambos tenían las caras embarradas y los dos eran
bastante guapos. No como Rafe, pero lo suficientemente buenos como
para que te vean en público con ellos. Entonces me di cuenta de que
uno de ellos me estaba mirando directamente y supe que era él. La
conexión fue demasiado vívida, demasiado directa. Me estaba
registrando y no era una inspección casual. Tenía que ser mi cita.
Rápidamente le devolví la mirada. Tenía el cabello liso y castaño, lo
llevaba corto. Barro en las mejillas, ojos marrones y una bonita nariz recta.
Me sonrió, y yo le devolví la sonrisa, conteniendo el aliento en el pecho.
Bueno, sí, este iba a estar bien. Vino y se paró delante de mí.
—Tú debes de ser Lily.
Asentí, mi lengua de repente se había quedado paralizada por los
nervios. ¿Qué debería decirle?
Me sonrió fugazmente.
—Soy Les.
70
¿Les? Eso era mucho mejor que Lesley. Podía vivir con ello. Bueno, buff.
Asentí otra vez, mis manos sudaban y mi corazón latía acelerado. ¿Qué
se suponía que debía decirle? ¿De qué les gustaba hablar a los
jugadores de fútbol americano? Los únicos chicos con los que había
hablado eran otros estudiantes de Mueller-Fordham, y hablábamos de
conciertos y música clásica. Les de ninguna manera pensaría que eso
era interesante.
Empezó a caminar y me di cuenta de que todos nos dirigíamos de
regreso al gimnasio. Podía manejar eso. Me sentía bien al estar a su lado,
era agradable descubrir que era capaz de caminar junto a él sin
tropezarme. Punto para mí. Pronto hasta sería capaz de hablar.
—Así que, ¿vas a St. Mary? —preguntó.
Asentí por tercera vez. Piensa en algo interesante que decir. Pero no me
vino nada a la cabeza, a excepción de que acababa de darme
cuenta de que los chicos embarrados estaban buenos. Sí, no iba a decir
eso.
Su sonrisa se apagó un poco:
—¿Hablas?
—Por supuesto. —Oh, Dios. Mi voz sonó totalmente ronca. Me aclaré la
garganta—. Sí. Lo siento. Así que, eh, ¿juegas al fútbol americano?
Balanceó el casco con las puntas de los dedos:
—Sí.
Buah, ¡Pregunta estúpida! ¡Vaya, Lily! Así que, a hablar de fútbol
americano.
71
—¿Marcas muchas carreras? —Él se me quedó mirando.
—¿Quieres decir touchdowns? Haces carreras en béisbol.
¿Quería decir touchdowns? Sonaba como que sí. ¡Maldición! ¿Por qué
era tan imbécil?
—Eh, sí, ¿marcas muchos touchdowns?
Su frente se frunció como si fuese un pequeño ceño que habría resultado
adorable si no fuese porque yo estaba completamente aterrorizada.
—Soy un centrocampista.
¿Y? ¿Eso debería responder a mi pregunta sobre los goles? No tenía ni
idea.
—Ah, claro. Entendido.
Silencio.
Delilah y Erin estaban delante, riéndose y coqueteando con Jeff y Keith.
Les y yo estábamos en silencio. Coquetear. Debería coquetear. Me
coloqué un mechón de cabello detrás de la oreja y probé dedicándole
una sonrisa insinuante. ¿Estaba bien? ¿Cómo se coqueteaba
exactamente? Ah…
—Bueno, eh, ¿practicas algún deporte? —preguntó.
—Toco el piano. —Inmediatamente me relajé. El piano era algo de lo que
podía hablar durante horas. Hablar de eso con un chico guapo de
repente me hizo olvidar que lo odiaba. Cualquier cosa era buena con
unas guapas caminando a mi lado. Pero él frunció el ceño.
—¿De verdad? ¿Cómo música clásica?
72
—Sí. Me pasé el verano de gira. He tocado en residencias, en un par de
almuerzos en museos y en una recaudación de fondos para limpiar lagos
en el sur de Maine. Y… —Me detuve al observar la mirada helada en su
rostro—. Y en cosas como esas.
—Lo siento, pero no estoy muy metido en eso del piano. —Se veía
asustado—. ¿Qué otra cosa haces?
Eh… Me mordí el labio e intenté pensar en algo. Tareas escolares y
mantener mi higiene personal no parecían ser las mejores respuestas.
—Y, ¿has visto alguna película últimamente? —Empezaba a sonar
desesperado.
—No, he estado bastante ocupada con lo del piano. Tengo una
audición muy importante pronto… —Otra vez me detuve al ver la mueca
de su cara. Muy bien, así que no quería oírme hablando acerca de la
audición—. Pero quiero ver una película.
Se iluminó:
—¿Cuál?
—La de Matt Damon. —Seguramente, Matt Damon estaba en alguna
película en este preciso momento, ¿o no?
Les volvió a fruncir el ceño:
—¿Tiene alguna película en cartelera ahora mismo?
O no. Maldición. Se me daba tan mal esto.
Balanceó su casco un poco más, inquieto y miró hacia sus amigos como
si estuviese deseando estar con ellos en lugar de conmigo.
73
—¿Qué me dices de la televisión? ¿Cuál es tu programa favorito?
Hice una mueca mientras mi corazón empezaba a palpitar.
—No veo mucho la tele.
Su boca se torció en una mueca de aburrimiento.
—Porque estás tocando el piano.
—Sí… —¡Pero no era una perdedora! Tenía que haber algo interesante
en mí, ¿o no? Como… eh…
Él gruñó:
—¿Ves deportes?
—No demasiado, pero, eh, realmente me gustaría aprender más sobre
fútbol americano.
El interés volvió a su rostro:
—¿En serio? ¿Te gustaría venir a verme jugar el viernes por la noche?
Hice una mueca otra vez:
—Me encantaría, pero no puedo.
—¿Piano?
Dios, la mirada de lástima y disgusto en su rostro era totalmente
embarazosa.
—No, voy a robar una tienda de comida. ¿Quieres venir? —Se me quedó
mirando—. Estoy bromeando. —Solté una débil risita—. Chiste.
74
En mi cabeza sonaba mejor que admitir que tenía que tocar el piano,
pero no me había salido tan bien. Obviamente, los chicos de Inverness
no pensaban que las bromas sobre robar en tiendas eran graciosas.
Rafe probablemente la habría encontrado graciosísima. Qué pena que
Rafe tuviese una novia que era tan mala en el teclado.
—Sí, bueno, tengo que ir a cambiarme. Encantado de conocerte. —Les se
fue enseguida, deshaciéndose de mí en medio del campo. Estaba
huyendo. De mí. Mis dos falsos novios me habían dejado antes de que
nada hubiese siquiera empezado. Eso tenía que ser algún tipo de
récord.
Vi que Erin se giraba para mirarme mientras Les pasaba corriendo a su
lado, enarcó las cejas y me alzó los pulgares. Me las arreglé para sonreír
y asentir. ¿Qué posibilidades había de que Les fuese al semi-formal
conmigo?
Cero.
Me sentía tan perdida.
75
Traducido por Didy
Corregido por Aciditax
res horas después golpeé mi frente en las teclas del piano con un
horrendo sonido metálico y grité. ¿Por qué soy tan mala? ¿Por qué
ya no puedo tocar? Cada vez que tocaba las teclas, sonaba
peor, como una horrible pesadilla de la que no podía despertar. ¿Qué
está mal conmigo?
No podía tocar el piano y había estado abatida por dos novios falsos.
Mi vida se había acabado. No había nada rescatable en absoluto. Ni
siquiera mi ombligo.
Golpeé mi cabeza en las teclas de nuevo, el sonido de las cuerdas, un
horrible sonido de miseria. Tal vez debería empezar a tocar con mi
cabeza. Sonaba mejor que cuando usaba las manos.
El teléfono sonó y di un respingo. ¡Por favor que sea Rafe llamando para
decirme que dejó a su novia porque está desesperadamente
enamorado de mí!
Mamá atendió el teléfono.
—Bueno, hola Erin. Perdón, pero Lily todavía está ensayando. ¿Puede
llamarte después?
T
76
—¡Espera! —Salté y corrí hacia la cocina, donde mamá estaba
preparando pastel de carne—. Necesito hablar con ella.
Mamá me dio su mirada severa.
—¿Terminaste de ensayar?
Colega, sí, estaba tan por encima de esa mirada. ¿Realmente me seguía
importando lo que ella pensaba de mí? Me refiero, todo lo que hice fue
decepcionarla, entonces… ¿por qué preocuparme?
—Necesito hablar con Erin sobre la tarea.
Levantó las cejas.
—¿De verdad? —Su tono sonó cargado de escepticismo.
—De verdad. —Mentira total, pero ¿qué más novedades habría para mí
en estos días?—. En serio, mamá. Tomará dos minutos.
Suspiró.
—La señorita Jespersen dijo que tienes que concentrarte. La audición
está próxima y no estás ni cerca de estar lista.
Rechiné mis dientes contra la urgencia de cerrar los ojos y gritar hasta
que mi cerebro explotara.
—Dos minutos.
Me alcanzó el teléfono.
—Te cronometraré.
—¡Gracias! —Agarré el teléfono y fui hasta la sala familiar—. ¿Erin? ¿Cómo
estás?
77
—Tienes que venir a la fiesta en la piscina de Keith el sábado.
—Quiero ir. —Suspiré y cerré la puerta—. Pero no puedo. No hay forma de
que pueda conseguirlo. Tengo este recital y…
—No, tienes que venir —me interrumpió Erin—. Les dijo que eras linda.
—¡No! —Contuve el aliento e inmediatamente me sentí mil veces mejor. Me
apuré hasta el sillón y me senté, abrazando mi almohada rosa favorita
contra mi pecho—. ¿Lo hizo? ¿De verdad? No me estás mintiendo, ¿no?
—Pero piensa que eres un poquito rara y falta de personalidad.
Oh… no era tan bueno. Agarré el teléfono con consternación.
—¿En serio? ¿Estás segura? —Como si fuese una sorpresa. Me refiero a
seriamente. ¿Había alguna posibilidad de que él pensara que era
encantadora e interesante basándose en nuestra conversación? No
demasiada.
—No sé lo que le dijiste —dijo Erin—, pero si no vienes a la fiesta y te
redimes, dudo que vaya a querer ir en serio contigo.
Comencé a llenarme de ansiedad.
—¿Redimirme? ¿Cómo? —¿Había alguna posibilidad? ¿En serio?
—Sé divertida. Habla sobre algo que no sea piano. Coquetea.
Me mordí el labio y peleé contra una risa de pánico. No tenía
personalidad, no como la de mis amigas. Soy quien soy. ¿Cómo se
supone que puedo fingir una vida que no tengo?
—Tal vez no sea buena idea. Rafe llamó anoche y dijo que no estaba
de acuerdo en que saliera con Les. —Novio falso al rescate. Suspiré.
78
Erin bufó disgustada.
—¿Y qué? Si Rafe no va contigo, es una pena. Tienes que ir. ¡Es el evento
del año! ¿No sabes que es el baile donde establecemos el grupo de
chicos con los que vamos a salir por nuestra completa carrera en la
secundaria? Si no empezamos a juntarnos con estos chicos, estaremos
haciendo la tarea los viernes por la noche durante los próximos cuatro
años, en vez de tener vida social. —Suspiró—. Tienes que ser parte del
grupo, Lily. Será horrible sin ti. ¿Por favor?
Oh, Dios. Tenía tantas ganas de ir.
—Erin…
Gimió.
—Mi madre está gritándome para que limpie mi habitación. Tengo que
irme. Hablaremos mañana en la escuela. La fiesta es el sábado a las 2.
Por favor, encuentra el modo estar ahí, ¿sí? Tengo que irme. Adiós.
Colgó y tiré el teléfono sobre el sofá. Rebotó y golpeó en el suelo. La
tapa de la batería voló y rebotó bajo la mesa de café, el teléfono sonó
y murió. ¡Era tan injusto!
Mamá abrió la puerta y metió la cabeza.
—Se acabó el tiempo. Práctica.
Salté y me apresuré al banco del piano.
—Mamá, necesito estudiar con Erin el sábado para un proyecto que
tenemos. ¿Puedo ir a su casa unas horas a la tarde?
Sus cejas se elevaron.
79
—Tienes un recital.
Apreté mis puños y enganché mis pies alrededor de las patas del banco.
—No quiero ir.
Sus cejas se elevaron aún más.
—No puedes evitar un recital. ¿Qué te pasa?
—Mamá, ¡por favor! —No podía quitar la desesperación de mi voz—. Un
día libre. Es todo lo que quiero. ¿Por qué es mucho pedir?
—Porque tu audición está a dos semanas del sábado. La señorita
Jespersen dijo que necesitas ensayar.
¡Ah! ¡La audición otra vez! Era como una pesadilla demoníaca
acosándome, picoteándome el cerebro hasta que implosionara.
—Pero, ¿qué pasa si no quiero hacerlo?
Mamá frunció el ceño.
—¿Hacer qué? ¿La audición?
—No. —Crucé los brazos sobre mi pecho—. Piano. ¿Qué pasa si no quiero
tocar más el piano?
Un oscuro silencio cayó sobre la sala. El silencio era tan grueso que
pude sentirlo presionándome hacia abajo. No podía creer lo que había
dicho. Odié el piano durante tanto tiempo. Me quejé sobre eso. Pero
jamás se me ocurrió dejarlo completamente. No quería decirlo. Ni siquiera
lo había pensado, no realmente.
Pero ahora que las palabras estaban fuera, rondando, no quería
retirarlas. Sentí esperanza por primera vez en mucho tiempo, esperanza
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de que tal vez hubiera una forma de salir de esto. No más piano. Las
palabras me hacían estremecerme en anticipación. Sí, seguro, también
había culpa, y algo de sorpresa, pero debajo de todo eso, había una
sensación de fortalecimiento. Viva yo.
—¿Está Erin intentando convencerte de dejar de tocar el piano? —
preguntó mamá finalmente—. Porque si lo está, no quiero que pases más
tiempo con ella.
—No, no es Erin. Soy yo. ¿Por qué no puedo…?
El timbre sonó y una mirada de alivio se posó en la cara de mamá.
—Abriré la puerta.
Cerró la puerta con llave, sin dudar en llamar a la señorita Jespersen para
averiguar cómo lidiar conmigo, en cuanto se librara de quien fuera que
estaba en la puerta. No sabía quién me presionaba más, si mamá o la
señorita Jespersen. Juntas, eran demasiado.
Gemí y me desplomé nuevamente en el banco del piano, mi cabeza
golpeando la madera con un ruido sordo mientras me recostaba.
—Ou. —Apoyé mis pies sobre el piano en una muestra de total falta de
respeto por el instrumento y miré al techo, pensando en la fiesta, tratando
de imaginar cómo se suponía que podría estar ahí. ¿Fiesta o recital? No
había comparación. Quería ser libre para vivir mi vida, realmente lo
quería.
—Lily.
Ni siquiera miré a mamá.
—¿Quién estaba en la puerta?
81
—La señorita Jespersen.
Hice una mueca.
—¿Dejó una lista de modos de tortura?
—No, no lo hice —dijo mi profesora de piano.
Ups. Quité mis pies del piano y me levanté, deseando que, por una vez,
pudiera arreglármelas para no hacer una total idiota de mí. Crusty
estaba al lado de mamá en la entrada con papá detrás de ellas. La
señorita Jespersen vestía un pantalón negro plisado y tacones
adecuados, papá aún estaba en su traje de trabajo. Todos me miraban
seriamente y sentí un destello de pánico subir a través de mi espalda.
Incluso pensar en Crusty como en la tía de Rafe no evitaba que quisiera
saltar por la ventana y escapar corriendo a los gritos. ¿Qué estaba
haciendo en mi casa? Este es mi mundo, el único lugar donde estoy a
salvo de ella y me rastreó como una asesina en una misión.
Tragué duro y levanté mi barbilla.
—¿Qué pasa?
Mis padres y la señorita Jespersen fueron hacia la sala familiar y se
alinearon en el sillón.
Me senté en el banco del piano, retorciéndome mientras esperaba que
atacasen.
—¿Dónde estuviste después de la escuela? —preguntó papá.
Sentí la sangre salir de mi rostro. ¿Cómo supieron que me salté de la
práctica?
82
—Vine a las tres y media para dejar la mochila que te dejaste ayer —dijo
la señorita Jespersen—. No estabas aquí. Estaba tan preocupada que
tuve que venir esta noche para asegurarme de que todo estuviera bien.
Oh, no. ¡Estaba tan atrapada! Pero al mismo momento, la rabia empezó
a crecer dentro de mí. ¿Qué derecho tenía Crusty de venir a comprobar
si estaba e irles con el informe a mis padres? Todos sabemos que esa
noche no vino para asegurarse de que estuviera bien. Si esa hubiese
sido su única preocupación, el teléfono hubiese funcionado
perfectamente. Vino a informar a mis padres y meterme en problemas.
Mamá me miró de forma perspicaz.
—No sólo estamos preocupados de que, obviamente, nos mintieras
sobre dónde estabas, sino que la mayor preocupación es la audición.
No puedes permitirte tomarte un día libre de la práctica desde ahora.
Guau. ¿Estaban más molestos porque desperdicié tres horas de mi vida
en lugar del hecho de que les mentí y correteé por la ciudad sin permiso?
Pero, claramente lo estaban, porque nunca hubieran pensado en
preguntarme dónde estuve. Era algo impactante, de hecho. ¿Y si les
dijera que tengo una identificación falsa y que he estado bebiendo con
mis amigas? ¿Les importaría? Creo que no. Para ellos, no soy más que un
conjunto de dedos que tocan el piano. Sólo eso, nada más.
Crusty asintió, sus ojos malvados y demandantes como siempre, pero
cuando vi la mirada de fastidio en la cara de papá, fue demasiado.
Papá siempre se endulzaba sobre mi piano. Era el único que era mi
alivio, quien me preguntaba sobre la escuela y la tarea en la mesa al
cenar. A él realmente no le importaba si iba a los recitales y siempre
estaba feliz de llevarme a buscar helado en vez de tenerme ensayando
83
cuando mamá no estaba. Y ahora, ¿llegaron tanto a él que me estaba
mirando como si lo hubiese decepcionado?
¡Suficiente!
—¡Deténganse! —Me puse de pie de un salto—. ¡Estoy harta de esto!
—Lily, siéntate —dijo mamá—. Ahora.
Pero papá puso la mano en su pierna y me miró.
—¿Harta de que, Lil?
—Del piano, de ser torturada, de no tener amigos ni vida. —Miré fijamente
a mamá y a la señorita Jespersen—. Que me digan que soy un fracaso
cincuenta veces por lección. ¡No soy una perdedora y estoy harta de
que ustedes intenten convencerme de que lo soy!
—Por supuesto que no eres una perdedora, ni un fracaso —dijo papá,
viéndose genuinamente sorprendido—. ¿Por qué habrías de pensar eso?
Apunté a Crusty.
—Porque ella me dice eso todo el tiempo.
Mis padres miraron a la señorita Jespersen y su dulce mirada de señora
mayor desapareció. Entornó sus ojos y me disparó una mirada hostil que
sin duda aumentaba las posibilidades de que mis padres creyeran que
era el demonio disfrazado. Le sonreí.
—Y mamá la apoya —agregué.
Era el turno de mamá para verse sorprendida.
—¡Te amo, Lily! ¡No critico tu piano!
84
¿En serio? ¿De verdad cree eso?
—Lily, solamente estoy intentando empujarte a ser la gran pianista que
puedes ser —dijo la señorita Jespersen—. No te haría ningún favor si te
elogiara cuando…
Tapé mis oídos y apreté mis ojos cerrados.
—¡Cállese! ¡Sólo deténgase! ¡Ya no puedo soportarlo!
—¡Lily! —Mamá se veía horrorizada—. ¡Discúlpate con la señorita Jespersen
de inmediato!
—¡No! —Golpeé mis pies con frustración. ¿Por qué no pueden
escucharme?—. Solía ser talentosa, ¿sí? Pero ya no lo soy. Apesto en el
piano. —Corrí hacia el piano y levanté una pila de hojas de música—.
¿Ven esto? ¡No puedo hacerlo! —La arrojé a través del piso y los papeles
se desparramaron sobre la alfombra.
Mamá se atoró con su aliento, y me sentí alegre, porque significaba que
de verdad me escuchaba.
—Lily…
—Nunca podré estar a la altura de mi potencial, ¡ni siquiera aunque
practique hasta que mis dedos se conviertan en muñones sangrientos!
¡No puedo soportar toda esta presión y estoy cansada de no ser capaz
de tener una vida! ¡Lo odio! —Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas,
pero no me importaba. Déjalos ver lo que estaban haciéndome.
Papá entrecerró los ojos y pareció pensativo, mientras que mamá
enloquecía conmigo, diciéndome que no apreciaba las oportunidades
que me dieron, y Crusty empezó a hablar sobre llevarme a terapia para
manejar el estrés de ser una niña prodigio.
85
Mi pecho subía y bajaba con sollozos, miré a papá y él me miró, ambos
ignorando a mamá y a Crusty. Normalmente papá no se involucraba en
las cosas del piano. Era un arreglo de mamá y la señorita Jespersen.
—¿Quieres dejar el piano? —me preguntó discretamente.
Mamá y Crusty se callaron rápidamente cuando asentí.
—¿Estás segura? —preguntó.
—Sí. —¿Realmente iba a dejarme hacerlo? ¿Podría realmente volverme
normal? Mi garganta se tensaba ante el pensamiento de no tener más
presión, nunca enfrentarme de nuevo a la amenaza del fracaso. Oh, Dios.
¿Realmente se acabó?
—No —susurró mamá con horror—. No puede renunciar.
La señorita Jespersen no dijo nada, pero me dio la mirada más rara,
como si nunca antes me hubiese visto.
—¿Por qué no lo mencionaste antes? —preguntó papá.
—¡Lo hago! Se lo digo a mamá todo el tiempo.
Ambos la miramos y ella palideció.
—Pero es tu sueño —dijo—. Sólo intento apoyarte a cumplirlo.
—No, mamá. Es tu sueño.
—¡Lily! —Mamá se veía enferma—. ¿Qué estás diciendo? ¡Te encanta el
piano!
—Solía hacerlo. Ahora lo odio. —No podía quitar la amargura en mi voz.
—Lily, ve arriba —dijo papá suavemente—. Necesitamos discutir esto.
86
Agradecida por el aplazamiento, asentí y salí corriendo hacia la puerta.
Erin y yo pasamos las siguientes dos horas de tortura en el teléfono,
intentando predecir el resultado de la reunión cumbre en mi sala mientras
esperábamos la sentencia.
Finalmente, alguien golpeó mi puerta.
—¿Lily? —llamó papá—. ¿Estás aún levantada?
Di un salto.
—Están aquí —susurré.
—Tienes que llamarme en cuanto se hayan ido —ordenó Erin—. No
importa la hora. ¿Lo juras?
—Lo juro. —Corté y empujé el teléfono bajo mi almohada—. Sí, estoy
levantada.
Enrollé mis brazos a mi pecho mientras mamá y papá entraban en la
habitación. Cuando vi que no había ninguna profesora de piano al
acecho detrás de ellos, suspiré con alivio.
—¿Estás bien, Lil? —preguntó papá.
—Sí. —Los miré mientras se sentaban en mi cama, cada uno a un lado,
como si fuesen a evitar que me escapara—. ¿Qué pasa?
Mamá dobló sus brazos sobre su pecho y frunció los labios a mi padre.
—¿Hank? Díselo tú.
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Oh, conocía esa mirada. Mamá no estaba muy feliz con la decisión. Por
favor, que signifique que soy libre.
Pero podría decir por la sonrisa que me dio papá que no me estaba
saliendo con la mía.
—Haremos un trato contigo —dijo.
¿Un trato? Tenía potencial. Es más lejos de lo que había llegado antes.
—¿Qué clase de trato?
—Puedes dejar de tomar lecciones con la señorita Jespersen.
Mis ojos inmediatamente se llenaron de lágrimas y sentí como si mil kilos se
cayeran de mis hombros.
—¿En serio? ¿Lo prometen?
—¿Ella es realmente tan mala? —Mamá sonaba tan triste que no podía
decirle la verdad.
No dije nada. Me refiero a que tampoco iba a mentir. Tenía que dejar
de mentir en algún momento, ¿no? Era realmente difícil seguirle el paso a
todas las falsedades que estuve diciendo últimamente.
—Pero —siguió papá—. Todos estuvimos de acuerdo en que tienes
demasiado talento para renunciar a él.
Rechiné mis dientes y sentí toda la presión de nuevo en mis hombros.
—También nos dimos cuenta de que perdiste tu pasión por la música.
Amén a eso.
88
—La señorita Jespersen dijo que vio a la antigua tú cuando estabas
tocando en la banda de su sobrino —dijo papá—. Dijo que estabas
realmente enérgica cuando tocabas el teclado.
Levanté mi mirada a su cara.
—¿Entonces?
—Por un mes, puedes dejar las lecciones de piano y prácticas regulares,
siempre y cuando ensayes con la banda de Rafe. Al parecer, es un
grupo de chicos de la escuela que se reúnen y ocasionalmente realizan
conciertos gratuitos. Sin presión. Sólo música para divertirse.
Mamá continuó.
—La señorita Jespersen cree que te ayudará a reencontrar tu pasión otra
vez.
—Pero… —¿Sentenciada a tocar con Mass Attack? Eran noticias
geniales, sin castigo. Lo juro, a veces los padres están completamente
locos, no es que esté quejándome. Dejé de abrazar mis rodillas tan
apretadamente y me senté con las piernas cruzadas en la cama—. Pero
ya tienen una tecladista. —Una chica muy linda que está saliendo con su
baterista, uno de mis novios falsos.
—La señorita Jespersen nos asegura que no será un problema. Rafe te
llamará esta noche para darte el horario de prácticas. —Papá
tamborileó mi pie con su dedo—. Si faltas a la banda sólo una vez,
volverás a las lecciones de piano con Crusty. ¿Lo entiendes? —Mamá
aclaró su garganta significativamente y papá sonrió abiertamente—. Me
refiero a la señorita Jespersen. No deberías llamarla Crusty, es grosero.
89
Sonreí, de repente incapaz de contenerme. ¡Voy a tocar con Mass
Attack! Impresionaré a Rafe con mis maravillosos talentos en el teclado,
se enamorará de mí, cualquiera pensaría que soy genial porque estoy en
una banda y saliendo con un baterista caliente y mi vida sería perfecta.
—Estoy de acuerdo con el trato.
—Hay una cosa más que agregar —dijo papá.
—¡Lo que sea!
Sonrió ante mi energía.
—Es bueno verte contenta sobre la música otra vez, corazón. —Dio una
palmadita a la mano de mamá—. ¿No?
Asintió pero su boca estaba rígida. Tenía una mirada de culpa, pero no
iba a sentirme mal por eso.
—El resto del trato es que mientras estés tocando con la banda de Rafe,
te dejaremos posponer la audición al próximo semestre, por lo que
empezarás con el SMN para las vacaciones de verano.
El alivio se deslizó a través de mí.
—¿En serio? —El verano no debería ser tan malo. Podría estudiar para el
SMN parte del día y aún tener tiempo para mis amigos, a diferencia de si
hiciera esto durante la escuela. Y no podría ir de gira con Crusty si estoy
en el SMN, ¿o sí?—. Eso sería genial.
Mamá suspiró.
—¿Realmente no quieres ir al SMN?
90
—No puedo soportarlo mamá. No en este momento. —Sólo el
pensamiento de no tenerlos presionándome dos semanas me dio la
mayor sensación de alivio y libertad.
Mamá empezó a protestar, pero papá apretó su mano.
—Dijiste que confías en la señorita Jespersen, Mary. Démosle a esto una
oportunidad.
¡No puede ser! ¿Fue todo una idea de la señorita Jespersen? ¿Tenerme
tocando con la banda de Rafe y posponer la audición? ¿Ella había
pensado en esto para mí? Tal vez Rafe tenía razón y su tía no era tan
mala. Tal vez. No estaba lista para ceder a este punto, pero para que
ella haya convencido a mamá de quitarme de las lecciones diarias…
guau. Ella y papá realmente deben haberla presionado.
El teléfono sonó de repente y mi corazón casi se me salió del pecho.
¿Era Rafe llamándome? ¿Cómo debería reaccionar? ¿Debería sonar
sorprendida? ¿Debería…?
Mamá levantó las cejas ante el sonido disminuido del teléfono, luego lo
agarró de debajo de mi almohada y lo sacó.
—¿Hola? —Suspiró y me alcanzó el teléfono—. Es Rafe.
91
Traducido por Rodoni
Corregido por Aciditax
e quedé mirando el teléfono, mi corazón acelerado. ¿Rafe iba a
estar enojado porque estaba atrapado conmigo? ¿Y qué hay
de Paige? Probablemente se enojaría y Rafe la defendería,
¿verdad? De repente, todo mi entusiasmo se secó y me di cuenta de que
él no iba a estar feliz.
O tal vez él estaría entusiasmado. Quiero decir, habíamos tenido una
impresionante práctica juntos, ¿verdad? Y nos habíamos divertido mucho
cuando él me había llevado a casa. Por lo que, tal vez estaría bien con
esto.
¿Qué debo decir? ¿Debo cantar fuera de tono otra vez para recordarle
nuestra sesión de unión sólo para asegurarme? Mi madre movió el
receptor en mi cara.
—¿Lily?
Tomé el teléfono y lo apreté contra el pecho.
—¿Puedo tener un poco de privacidad?
—Por supuesto. —Mamá pasó la mano por mi cabello y luego dejó que
papá la llevara hacia fuera de la habitación.
M
92
La puerta se cerró y yo tomé una respiración profunda. Rafe hacia
música, así que teníamos algo en común. Íbamos a estar juntos en una
banda. Él pensaba que yo tenía talento. Yo sabía que lo tenía. Por lo
tanto, estaría bien, ¿no?
Él no era como Les, un jugador de fútbol americano que pensaba que
era aburrida y extraña. Rafe era músico. Se había emocionado al
tenerme a mí tocando el teclado en lugar de alguien que no era tan
bueno como yo, ¿verdad?
Oh, hombre. No me estaba creyendo nada de eso. Él iba a estar
enojado y yo lo sabía.
Revisé mi cabello en el espejo, me puse un poco de brillo labial y
seguidamente me senté en mi banquillo rosa y crucé mis piernas. Tomé
una respiración profunda y puse el teléfono en mi oído.
—¿Aló? —Mi voz apenas tembló. Estaba en completo control.
—¿Lily? —Retumbó su profunda voz través de la línea telefónica y me
acurruqué mis dedos de los pies en la colcha.
Oh, guau. Me olvidé de lo increíble que era su voz.
—Sí, soy yo. —Bueno, entonces iba a pretender que esto estaba bien y
no le daría una oportunidad para que se enojara. Quiero decir, no era
culpa mía, ¿verdad? Además, teníamos una conexión. Iba a estar bien.
Incluso divertido. Comencé a emocionarme de nuevo—. Mis padres
acaban de venir y me dijeron que estoy en tu banda durante el siguiente
mes. Genial, ¿eh?
93
—No sé qué truco hiciste para conseguir que mi tía viniera esta noche y
me ordenara que sacara a mi propia novia de la banda, pero es una
mierda total —gruñó Rafe—. ¿Qué te pasa?
Mi euforia de evaporó en la ira de Rafe.
—¡No fue mi idea en absoluto! Les dije que quería renunciar al piano y
luego vinieron aquí y me dijeron que tenía que tocar en tu banda.
—No me importa. Paige está furiosa conmigo. ¿Crees que eres especial
porque vas a St. Mary y tienes esta pequeña vida perfecta y todo el
mundo te dice que eres una niña prodigio? Bueno, olvídalo. No tienes
derecho a arruinar mi vida sólo para que puedas tener al mundo
adorándote.
—Rafe. —Salté sobre mis pies, la ira hirviendo dentro de mí. ¿Qué pasaba
con toda esta gente pensando que estaba bien darme lastima todo el
tiempo? Yo no había hecho nada malo, ¡y estaba cansada de eso!—.
¡Cállate!
Hubo un largo silencio.
—No tienes derecho a decirme que me calle.
—¡Tú no tienes derecho a acusarme por nada de esto! ¿Crees que quiero
estar contigo todo el día? ¡Olvídalo! Mi novio también va a estar
completamente molesto, ¡así que estoy en el mismo barco! —No me iba a
sentir mal por esa mentira. Se lo merecía—. ¡Así que detente! ¡Quería dejar
el piano y no quedarme atrapada ensayando con una tonta banda!
Hubo una inhalación brusca a su lado.
—Mi banda no es tonta.
94
Me calmé un poco a la sorpresa de su voz.
—Bueno, quizás tu banda no lo sea, pero estás siendo un idiota.
—¿Soy un idiota?
—Sí. —Casi podía sentir su ira vibrando en la línea telefónica. Atravesé la
habitación y me miré en el espejo. Mi cabello era de locos por estar
echada en la cama esperando a mis padres. Mi cara estaba roja y mis
ojos estaban ardiendo. Guau. Lucía un poco como una chica con
actitud, no una debilucha pianista. Agarré el fondo de mi escritorio
blanco mientras la energía me recorría—. Me estás acusando de cosas
que no hice y ni siquiera me estás dando la oportunidad de explicarme.
—No necesito una explicación. Paige y mi banda eran las únicas dos
cosas buenas en mi vida y lograste arruinar ambas.
Si no había otra opción estaría sufriendo esto durante todo el siguiente
mes. Sólo porque Rafe estuviera buenísimo y fuera un gran baterista no
significaba que valiera la pena mi tiempo.
—¡Muy bien! ¡Iré a buscar a mis padres y les diré que no voy a hacerlo!
—¡No importa! —protestó Rafe—. Mi tía decidió que esto es lo que hay
que hacer para salvar tu preciosa carrera y ella no se retractará, no
importa lo que hagas. Tu carrera a cambio de mi vida. —La hostilidad en
su voz me dijo exactamente lo que pensaba de ese intercambio.
De repente, me detuve, justo en el medio de la habitación, un feo
entendimiento se me ocurrió.
—¿Todo esto es una prueba, ¿cierto?
Hizo una pausa.
95
—¿De qué estás hablando?
—Una prueba. Para ver si realmente soy el fracaso que creen que soy. —
Cerré los ojos y me senté en mi cama, el delgado edredón rosa
esponjándose a mí alrededor. La banda había sido divertida sólo ese
día porque lo había hecho por mí misma. Unirme a la banda porque la
tía de Rafe estaba tratando de salvar mi carrera no sería diferente de las
clases de piano. Esto era simplemente más presión, una forma más de
fallar. Apoyé la mano en mi frente. Sólo que esto era incluso peor, porque
ahora realmente me había hecho enemiga del hombre que me hacía
sonreír—. Olvídalo, Rafe. No voy a hacerlo. —Me sentí enferma de nuevo—
. Dile a Paige que está dentro.
Rafe se quedó callado por un momento.
—¿Hablas en serio?
Me miré en el espejo de nuevo y esta vez vi la cara que estaba
acostumbrada a ver. Mejillas pálidas, boca apretada, los ojos azules
mirando preocupados y tristes. No quería ser así y Crusty me volvió esa
chica. Olvídenlo. Ya estaba harta. Harta.
—Sí. —Oh, sí, lo decía en serio. Ya había tenido suficiente. Yo no podía
seguir con esto. Quería salir. Rafe había sido la única luz brillante en mi
vida y la banda había sido un buen momento único, y no iba a arruinar
ambos.
Él suspiró.
—Lily, no puedes renunciar ahora.
96
—No, voy a hacerlo. —Salté de la cama y salí de la habitación hacia la
puerta—. Sólo voy a decirles que el piano se ha acabado para mí, de
todas formas. Ni banda ni nada. No pueden obligarme.
—Olvídalo, Lily. Es demasiado tarde para eso.
Abrí la puerta y la abrí de golpe.
—No, no lo es. —Levanté mi voz—. ¿Mamá? ¿Papá? ¿Dónde están?
—Abajo —gritó mamá y empecé a correr por las escaleras, mi corazón
latía con la enormidad de lo que iba a hacer. Este era el paso final. No
más piano. Jamás. ¿De verdad quería hacer esto? Tenía que hacerlo.
Sabía que tenía que hacerlo. No podía hacerle frente un minuto más. No
quería mirar a esa chica en el espejo nunca, nunca más
—¡Lily! ¡Espera! —dijo Rafe.
Salté sobre los tres últimos escalones, golpeando mi pie desnudo en el
piso de madera pulida.
—¿Qué quieres, Rafe? Tengo que irme. —Caminé por el pasillo hacia la
sala de estar, donde mis padres estaban acurrucados en el sofá en una
profunda conversación. El brazo de mi padre estaba alrededor de
mamá y parecía que podrían haber estado llorando. La culpa me
recorrió cuando ambos miraron hacia arriba.
Rafe soltó un gruñido de fastidio.
—Mi tía estará encima de mí sí me niego a hacerlo. Me culpará y hará mi
vida miserable. —Un sonido que sonaba como un choque vino de su
lado.
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Dudé. Oh, hombre. Totalmente podía creer que la señorita Jespersen lo
hiciera sufrir si pensaba que Rafe me hizo dejar el piano para siempre. Si
yo tocaba en la banda, él me odiaría por echar a perder Mass Attack y
su relación con Paige por un mes, pero si no lo hacía, arruinaría la banda
para siempre porque Crusty se la prohibiría a Rafe.
Gemí y me recostó contra el marco de la puerta, apoyando mi cabeza
contra la madera, sin entrar a la sala. Aún.
Como si quisiera tratar con su actitud durante un mes, pero ¿cómo iba a
empujarlo hacia el despiadado camino de su tía lleno de tormentas y
destrucción? No podía abandonar a un compañero víctima,
especialmente porque de todos modos era mi culpa. Pero no quería
tocar sólo para hacer feliz a Crusty. No quería más presión. No podía
soportar la tensión. No sabía qué hacer. Había estado tan emocionada
de tocar con Mass Attack por diversión, pero ahora todo parecía tan
enredado y desastroso.
¿Qué es lo que quería? ¿me refiero a real y verdaderamente? Lo supe de
inmediato. Quería otro día como el que había tenido tocando con la
banda de Rafe. Cantando, riendo, bailando y dejando que la música
me llenara y saliera fuera de mí. Yo quería tocar por diversión, sólo
porque me daba la gana. La emoción corrió a través de mí ante la idea
de la oportunidad de hacerlo de nuevo.
El único lugar en que podía hacerlo era en la banda de Rafe, pero si
Crusty aparecía, haría que toda la libertad se esfumara.
—¿Tu tía planea asistir a los ensayos?
Rafe hizo un bufido de protesta.
—Dios, espero que no.
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—Espera. — Aún apoyada en el marco de la puerta, tomé el teléfono
lejos de mi boca y volví la cabeza hacia mis padres—. ¿La señorita
Jespersen va a venir a los ensayos?
Mi madre miró a papá.
—Creo que está planeando pasarse, cariño. No para entrenarte, sólo
para vigilarte.
Rafe oyó su comentario.
—De ninguna manera —protestó—. ¡Eso está muy mal!
—Olvídalo, mamá. —Crucé mis brazos sobre mi pecho—. No voy a tocar
en la banda si ella va a estar allí.
—Lily —dijo Rafe—. No me hagas esto.
No le hice caso.
—O hago esto de la banda por mi cuenta, sin interferencia de ambas, o
dejo el piano por completo. —Era la única solución que se me ocurrió al
final, con Rafe sin odiarme para siempre y yo no perdiendo la cordura. La
verdad es que yo quería tocar en la banda. Por diversión. Por mí. Sin
Rafe odiándome. ¡El otro día cuando yo había tocado con ellos había
sido lo más divertido que había tenido en mucho tiempo! y no estaba
dispuesta a dejarlo ir. Enfoqué mi mirada en papá, porque él era el único
que podría ir en contra de la señorita Jespersen.
—¿Papá? ¿Puedes hacer que se quede fuera?
Papá asintió.
—Está bien. —Puso su mano en el brazo de mamá antes de que ella
pudiera negarse—. Lily necesita esto. Deja que lo haga.
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Mi mamá me dio una mirada dura.
—Es mejor que estés en el teclado. Sentarte en la misma habitación y sólo
mirar no cuenta.
Sonreí, el alivio se difundió a través de mí. Lo había hecho. Lo tenía de la
manera que yo quería. Tenía otra oportunidad de sentir lo que sentí ese
día que había tocado con Rafe y su banda.
—Por supuesto que voy a tocar cuando esté allí —le dije—. Gracias.
Mi padre me dio un pulgar hacia arriba y mamá consiguió esbozar una
sonrisa preocupada. Di media vuelta y me marché, poniendo el teléfono
junto a mi boca.
—¿Feliz, Rafe? —Yo estaba feliz. Aliviada. Quería tocar y Rafe también
quería que tocara, incluso si se trataba simplemente de evitar una tortura
mayor que Crusty. Puede que no fuera perfecto, pero estaba tan
emocionada de probarlo.
—Casi lo arruinas —dijo Rafe, sonando aún de mal humor—. ¿Estás loca?
¿No me has oído decirte que si tú abandonas mi tía nunca dejará que lo
olvide?
Sonreí, demasiado aliviada para ofenderme por cómo sonaba de
gruñón.
—Tocaré con una condición.
Él gimió.
—¿Qué condición?
—No serás un idiota conmigo todo el tiempo.
100
Él soltó un bufido.
—Está bien. Voy a ser un idiota sólo una parte del tiempo.
—¡Rafe!
Él tosió para disimular la risa. Idiota.
—Seis en punto, mañana en Mueller-Fordham. Planea quedarte hasta
tarde. Tenemos un concierto en una semana, el sábado, y tú tienes un
montón de música que aprender.
Me tropecé en la escalera.
—¿Un qué?
—Concierto. Nos reservaron para tocar en un baile de la escuela
secundaria. Nos vemos.
Me quedé mirando el teléfono. ¿Un concierto? Al igual que un recital de
piano disfrazado, sólo que esta vez tendría a Rafe mirándome en vez de
mi profesora de piano cerniéndose sobre mí.
Esto apestaba completamente. ¿En qué me había metido?
Pero no podía dejar de sonreír. Sí, podría haber alguna mala actitud al
comienzo, pero mi vida de repente se volvía interesante. Loca e insana y
no tenía idea de cómo iba a resultar, pero estaba emocionada por
descubrirlo.
101
El viernes, cinco minutos antes de las seis, la madre de Erin se detuvo
delante del Mueller-Fordham para dejarme en la práctica de la banda.
¡Ensayo de banda! ¿Cuánto de mejor sonaba que clases de piano? Yo
estaba ascendiendo, sin duda. La madre de Erin nos había llevado a
nosotras cuatro al centro comercial a comprar bikinis nuevos para la
fiesta en la piscina el sábado, a la que estaría asistiendo ya que no
tenía un recital. Estaba tan emocionada, pero también nerviosa. No era
como si las cosas hubieran ido bien con Les el jueves y, ahora, ¿iba a
tener que encontrar una manera de ser interesante toda una tarde?
¡Mientras usaba un bikini!
Nunca antes había usado un bikini. Ahora lo hacía. Negro. Totalmente
sexy. Me sentía desnuda en él y de ninguna manera iba a llevarlo puesto
a la fiesta en la piscina en frente de los chicos. Estaba por llevar mi
camisa por encima.
Lo compré de todos modos, porque, bueno, tuve que hacerlo. Como si
pudiese no haberlo hecho cuando Val, Delilah y Erin se habían
comprado bikinis. Aunque tenía que admitir que estaba un poco
emocionada. De verdad.
Había estado tan exaltada de pasar la tarde con mis amigas, pero en
realidad, había sido algo miserable. No hay nada como descubrir que
eres la única que todavía lleva un sujetador elástico blanco de niña
como para hacer que te sientas como una idiota. Mis amigas habían ido
a Victoria Secret durante el verano y se habían comprado sujetadores
de verdad.
Habría sido muy amable por su parte si me hubiesen dicho eso antes de
que me quitara mi polo y todas comenzaran a reírse. Ni siquiera mi
piercing en el ombligo había sido suficiente para salvarme. Pero eso
102
había terminado, porque la madre de Erin me había comprado un nuevo
sujetador que tenía relleno y encaje, además de que estaba a punto de
ir a la práctica de banda con mi novio falso. ¡Ensayo de banda! ¡Un
baterista tatuado! ¡Teclado! Quiero decir, realmente, ¿es genial o qué? Y
estaba aún con ropa que me gustaba: un par de pantalones rasgados
que estaban demasiado apretados para cualquier pianista adecuado y
un top de tiras que se cortó tan bajo que Crusty probablemente diría
que es obsceno. ¡Me encantaba! Por primera vez en mucho tiempo, en
realidad estaba esperando salir del auto e ir a la escuela de música.
Por supuesto, eso podría tener algo que ver con el hecho de que
estaba a punto de ir a tocar con Rafe. ¿Lo creen?
Tal vez tendríamos nuestra propia sesión de un concierto privado como
el que tuvimos la última vez, cuando habíamos conectado totalmente
nuestra música.
—¿Podemos ir contigo? —preguntó Val—. Quiero conocer a Rafe.
Oh... sí, eso sería una buena idea. No.
—No. —Abracé mi bolsa de la compra en mi pecho al recordar que Rafe
no estaba todavía completamente en el club de fans de Lily en el
momento. Mi entusiasmo se desvaneció, drenado por el recuerdo de que
había estado enojado conmigo por ser obligado a usarme como su
tecladista. Después de mi humillación de esa tarde, no estaba para
hacer frente a la hostilidad de Rafe. ¿No se suponía que mi primer día
libre de la existencia de Crusty fuese perfecto?
—¿Por qué no podemos conocerlo? —Val me dio un codazo, sus oscuros
rizos castaños cayendo violentamente sobre su hombro—. ¿Rafe existe
103
siquiera? ¿Quién quiere apostar a que hoy Lily va a sus clases de piano
como siempre?
La madre de Erin nos miró, con sus gafas de sol encaramadas en lo alto
de su cabeza.
—Val. Ya basta.
Le sonreí y ella me guiñó un ojo. Me encantaba la madre de Erin. Es más
genial que la mía. Siempre llevaba jeans y camisetas y el cabello en una
media cola de caballo. Era totalmente casual, pero siempre se veía
magnífica y divertida. Estaba relajada y siempre me sentía mejor pasando
el tiempo con ella.
Delilah abrió la puerta y salió del auto.
—Estoy de acuerdo con Val. No creo que Rafe exista. Si Lily realmente
estuviera saliendo con un chico ardiente, no seguiría usando sujetadores
de niña. Vamos a ver si este baterista ficticio realmente existe. Apuesto a
que su nombre es Albert, que tiene doce años y toca el oboe, ¿verdad,
Lil?
—No, ¡estás equivocada! —Estiré mi mano y agarré su muñeca cuando
ella comenzó a caminar a la escuela de música—. ¡Hey! No entres.
Val se apresuró a salir del auto y se unió a nosotros en la acera.
—Confiesa, Lily. Nos has estado mintiendo desde que la escuela
comenzó.
Mi corazón empezó a martillar y tragué. Oh, hombre, ¿iba a ser expuesta
en este momento, verdad? ¡Justo cuando las cosas finalmente estaban
empezando a encajar!
104
—Vuelvan al auto, niñas —dijo la madre de Erin, con impaciencia,
lanzándome una mirada comprensiva que me hizo darme cuenta de que
ella también pensaba que estaba mintiendo y que estaba tratando de
salvarme de la exposición—. Tengo una cita en la peluquería en veinte
minutos y tengo que darme prisa.
Erin inmediatamente salió del auto y se quedó a mi lado.
—Yo creo a Lily.
El alivio se apoderó de mí y le sonreí a Erin. Al parecer, todavía tenía una
verdadera amiga que estaba dispuesta a creer que por lo menos había
una posibilidad de que realmente tuviera una vida.
—Y ella nos llevará allí y lo demostrará y luego ustedes dos se verán
como unas tontas —finalizó.
O no.
Erin entrelazó su brazo con el mío y me miró.
—Vamos, Lily.
Antes de que pudiera llegar a una excusa, Rafe estacionó en el
aparcamiento con su jeep negro. El motor rugía y la música sonaba a
todo volumen desde sus altavoces con un ritmo pulsante que hizo que
golpeara todo mi cuerpo. Rafe. Estaba con gafas de sol, una chaqueta
vaquera y su cabello estaba desordenado por el viento. Mi corazón
empezó a correr. ¿Este fue el tipo que tenía mi número de teléfono y me
trajo a casa? Guau. Era mucho más genial de lo que me había dado
cuenta.
Val contuvo el aliento cuando él se bajó del Jeep.
105
—¿Quién es?
Por favor, no dejes que me vea. Si él se acercaba y me gritaba por
arruinar su relación con su novia actual mientras yo estaba con mis
amigas, mi vida habría terminado. Para siempre.
—Está buenísimo. —Estuvo de acuerdo Erin, esponjando su cabello tan
rubio que parecía que incluso brillaba con los rayos del sol—. Estoy
enamorada.
—Yo también. —Delilah se escondió una de sus muchas trenzas diminutas
detrás de la oreja y se alisó el collar de macramé—. ¿Me veo bien?
Sonreí a la forma en que estaban babeando sobre él. Sí, ese era mi
chico, el que querían. Bueno, de algún modo era mi chico... "de algún
modo " era la frase operativa ...
Rafe nos miró. Por supuesto que lo haría. Había cuatro niñas de pie en la
acera justo delante de la escuela. Como si no se diera cuenta. Echó un
vistazo al grupo y sentí el calor de mis mejillas hasta que su mirada cayó
sobre mí. Su boca se apretó muy ligeramente y supe que seguía enojado.
¡Maldición!
Tenía que salir del apuro antes de llegase a nosotras y me expusiera
delante de mis amigas. Pero, ¿cómo iba a hacerlo? Si me excusaba, todo
el mundo sabría que había estado mintiendo todo el tiempo.
Sólo había una opción. Si no funcionaba, estaba muerta.
Tiré mi brazo de Erin y corrí a través del aparcamiento hacia Rafe para
interceptarlo antes de que pudiera llegar al alcance del oído de mis
amigas. Sus ojos se abrieron cuando me vio correr hacia él y levantó los
brazos como si fuera a rechazarme.
106
Me lancé hacia él. Mi cuerpo se estrelló contra él con un ruido sordo y
lancé mis brazos alrededor de su cuello.
—Rafe —dije en voz alta lo suficiente para que mis amigas lo escucharan.
Gruñó por el impacto y me agarró por la cintura para impedir que nos
golpeáramos contra el suelo. El corazón dio un vuelco a mis pies mientras
sus brazos estaban alrededor de mí. Podía sentir su cuerpo contra el mío,
puro músculo y fuerza bruta. Guau.
Rafe me puso de nuevo hacia abajo, con las manos aún en mis caderas
para que yo no le saltara de nuevo. Su rostro era cauteloso y parecía
que tenía miedo que me hubiera vuelto loca.
—¿Qué fue todo eso?
Sabía que mis amigas no podían oírnos, siempre y cuando habláramos
en voz baja. Puse mis manos alrededor de sus brazos, como que los
estaba usando para mantener el equilibrio. Sus bíceps flexionados bajo
mis palmas, ondulando sus músculos haciendo que mi cuerpo entero
cosquilleara.
—Quería disculparme por conseguir aspirarte a mi miserable vida —le dije,
mi voz un poco sin aliento mientras me obligaba a curiosear mis manos
por sus brazos—. Tu vida ya es bastante mala y lo siento. —No tenía la
intención de pedir disculpas, pero de repente, parecía que es lo que
había que hacer. Sí, no había irrumpido en su banda a propósito, pero
aun así, era mi crisis la que había provocado que Crusty llegara a esa
solución.
Sus cejas se alzaron por la sorpresa, sus ojos oscuros tan malditamente
intensos incluso en el sol de la tarde.
107
—¿Lo sientes? ¿En serio?
—Sí. —Lo sentía, pero al mismo tiempo, todavía seguía siendo injusto
cómo me había tratado. Así que le di un golpecito en el pecho—. Pero
aún eres un idiota por cómo me trataste anoche.
La comisura de su boca se curvó hacia arriba y me soltó la cintura para
apartar mi flequillo de mi cara. Cuando mi padre hacía eso, me sentía
como si estuviera tratándome como a una niña pequeña. Cuando Rafe
lo hacía, sentía que mis piernas se volvían inestables y se me olvidaba
cómo respirar.
—Yo también siento lo de anoche —dijo.
Parpadeé y esta vez tuve que aferrarme a él de verdad para no caer
otra vez en la sorpresa. Nunca había esperado que Rafe se disculpara.
Había estado tan molesto y él simplemente era... bueno, demasiado
genial.
—¿Qué?
Él se encogió de hombros.
—Hablé con mi tía después. Ella dijo que no tenías nada que ver con
eso.
Levanté la barbilla.
—Te dije que no lo hice.
—Lo sé. Lo siento por saltar sobre ti. Conozco a mi tía lo suficientemente
bien que debería haberme dado cuento de que ella nos juntó
injustamente a los dos. —Se encogió de hombros, un poco incómodo—. El
punto es que lo siento. Fui un idiota y no te lo merecías.
108
—Oh. —Bueno, eso fue un poco agradable. ¿Todavía tengo que estar
enojada con él?
Le dio un tirón mi cola de caballo y pensé que iba a morir allí mismo, a
partir de la sensación de su mano a la deriva sobre las puntas de mi
cabello mientras oh… tan poco a poco las dejaba ir.
—Entonces, ¿qué dirías de una tregua? Estamos atrapados juntos por un
mes, ¿no? También podríamos lidiar con eso.
Sonreí, mi corazón acelerado.
—Supongo que puedo perdonarte. Pero sólo porque eres un buen
baterista, no porque te lo merezcas.
Él se rió entre dientes.
—Esa actitud. ¿Cómo es que tu novio la soporta?
Oh, cierto. Me olvidé de mi novio. Él tenía una novia. Yo tenía un novio.
Que estirara de mi cola de caballo no significaba nada. Rayos. Suspiré.
—Mi novio piensa que soy una diosa. Tiene razón, por supuesto.
Su sonrisa se hizo más amplia.
—Serías imposible como novia, ¿lo sabías?
Mi sonrisa vaciló. ¿Pensaba que iba a ser una novia mala? Por un
segundo, me sentí totalmente deprimida, entonces algo me golpeó.
¿Qué estaba haciendo? No era como algo que iba a pasar entre
nosotros de todos modos, ¿no? Iba a tocar en su banda, y Rafe y yo
éramos amigos de nuevo. Eso era lo más lejos que podíamos llegar. ¡No
dejaría que la cosa novio/novia arruinara la única cosa buena que tenía
109
en mi vida ahora mismo! Entonces lo golpeé con mi mirada más
arrogante, la que usaba cuando me sentía muy asustada en un recital y
no quería mostrarlo.
—Sólo estás celoso. —Giré lejos con un movimiento de cabello y
comencé a caminar hacia el edificio.
Se echó a reír a carcajadas y me sonrió mientras me apresuraba a pie.
Miré de reojo a mis amigas mientras Rafe me alcanzaba y abría la puerta
para mí. Todas estaban mirándonos con la boca abierta y sorprendidas.
La mirada de incredulidad fue casi suficiente para compensar el hecho
de que Rafe pensara que sería una novia terrible.
Casi, pero no del todo.
110
Traducido por sooi.luuli
Corregido por Aciditax
ntré al salón de práctica unos minutos después y Chris me sonrió
ampliamente. Llevaba unos jeans azul oscuro y una camisa gris
descolorida cubierta de manchas de pintura.
—Me alegro de tenerte de vuelta, Lily.
Inmediatamente me relajé bajo su calidez y sonreí de vuelta.
—Fui torturada.
—Eso escuché. —Su cabello rubio era en cierto modo ondulado y me di
cuenta de que en realidad tenía los ojos azules. ¿Cómo podía no
haberlos notado antes?
Una mano pesada aterrizó en mi hombro y levanté la vista para
encontrar a Rafe de pie, a mi lado, frunciendo el ceño.
—No has conocido a nuestro bajista. Lily, este es Nash Lyons. Nash, Lily.
Nash estaba afinando su guitarra, pero levantó la vista y me dio un
asentimiento. El pelo de Nash podría haber sido marrón oscuro, pero
estaba cubierto mayoritariamente por la gorra de los Red Sox azul
descolorido que estaba llevando. También llevaba unos pantalones de
E
111
camuflaje que eran tan viejos que literalmente estaban desenredados en
los dobladillos y un cordón de cuero negro estaba alrededor de su
cuello con la letra "S" colgando. Asintió de vuelta hacia mí y entonces
volvió a su instrumento.
—Nash por estos días no dice mucho —dijo Rafe.
¿Por estos días? ¿Había habido un tiempo donde era hablador? Lo
estudié más de cerca y vi una gruesa cicatriz roja asomándose del cuello
de su camisa, como si su cabeza hubiera sido casi arrancada de su
cuello. ¿Qué le había pasado?
—Aunque sabe un montón. —Rafe apretó su agarre en mi hombro, me
alejó de Chris y me condujo hacia el teclado de la esquina—. Si yo no
estoy aquí, Nash es el único al que deberías ir con las preguntas.
Chris bufó y yo le eché un vistazo. Me guiñó un ojo.
—Soy el experto.
—No tengo duda —contesté, entonces sonreí cuando el ceño de Rafe
se profundizó. Le di un codazo—. Relájate, Rafe. Sólo estamos jugando
contigo.
—Estamos aquí para tocar, no para socializar.
Chris puso sus ojos en blanco y Angel guiñó un ojo.
—Tú nunca imaginarías que Rafe solía ser divertido, ¿o sí?
Rafe le echó un vistazo a Angel.
—Vete al diablo, Angel.
112
—¿O qué? —No parecía en absoluto preocupada por él mientras
rasgueaba la guitarra, afinándola—. Dejaste de tener cualquier entrada
a mí cuando dejamos de salir.
¡Lo sabía! Había habido un trasfondo de algo entre ellos ese primer día.
Eso significaba que Rafe no sólo tenía una novia actual en su banda,
sino que también una atractiva ex novia. Estaba completamente
sobrepasada en número.
Rafe apretó mi hombro.
—Ignórala.
Dirigí una mirada hacia él, lista para enderezarle su actitud por intentar
decirme qué hacer, pero apreté mis labios ante la mirada de dolor en los
ojos de Rafe. ¡Estaba molesto por lo que Angel había dicho! ¿Por qué?
¿Porque había señalado que ya no estaban saliendo? ¿O porque dijo
que solía ser divertido?
Rafe caminó hacia el teclado. Se inclinó sobre él, escondiendo su rostro
de mí mientras dejaba que sus dedos volaran sobre las teclas. Tocó una
rápida melodía con tanto talento que literalmente me quitó el aliento.
—Esa es la melodía que quiero que toques. ¿Lo tienes? —Levantó la vista
cuando no le respondí—. ¿Qué?
¿Cómo podía responderle? Estaba muy conmocionada.
—Eres increíble en el teclado. —Estaba más allá de lo increíble. Era
mágico, igual que en la batería.
Finalmente sonrió y arrastró sus dedos por encima del teclado.
—Toco un poco.
113
—Y la guitarra —se quejó Angel—. La única razón por la que necesita al
resto de nosotros es porque no tiene suficientes manos como para tocar
todos los instrumentos. Ese es el por qué piensa que está a cargo de la
banda, porque puede hacer cualquier cosa cuando se trata de música.
Encontré su mirada.
—Excepto cantar —susurré. Nuestro pequeño secreto. Había una cosa
relacionada con la música que él no podía hacer y la había compartido
conmigo.
Él sonrió y tocó su dedo índice con sus labios.
—Shh.
Mi corazón saltó en mi pecho mientras intercambiábamos miradas, su
dedo aún presionado contra sus labios. Era nuestro momento, el
intercambio de algo que nadie más sabía.
Me guiñó un ojo y entonces se alejó, rompiendo la conexión.
—Está bien, comencemos. Esta noche tengo que ponerme en marcha
temprano.
Angel alzó sus cejas, viéndose sorprendida.
—¿Temprano? ¿Desde cuándo sales disparado temprano? Es viernes por
la noche. ¿No deberíamos estar aquí hasta la medianoche?
¿Medianoche? Era peor que Crusty. Y Angel tenía razón.
—Dijiste que esta noche estaríamos ensayando hasta tarde porque
tenemos que estar listos para el recital en la secundaria —dije.
114
—Concierto —corrigió Chris—. Dios me ayude si alguna vez tuve que
hacer un recital, creo que mi cabeza produciría beneficios secundarios.
Concierto. Cierto. Tenía que recordar eso.
—Tengo que salir con Paige —murmuró Rafe mientras se sentaba en su
batería—. Hoy está de malhumor.
Oh... sí... porque la habían echado para hacer espacio para mí. Podía
imaginar que hoy no le iba a dar a Rafe todo el amor. Me aclaré la
garganta y dije algo importante sobre hojear la partitura. No era mi
culpa y no iba a sentirme mal por Paige. Sí, por eso mi estómago dolía
ante la mención de su novia. Culpa. No celos ni cualquier cosa así de
estúpida.
Empezamos con una nueva canción, la única de la que Rafe me había
mostrado la melodía. Eché a perder la primera vez. Hice una mueca,
escuchando la voz de Chris en mi cabeza sobre cómo tenía que
esforzarme más.
—Lo siento. —No levanté la vista y lo intenté una vez más, jodiendo las
notas de nuevo—. Lo siento. —Oh, Dios. Ya era un fracaso.
—Hey, Lily.
Levanté la mirada.
—¿Qué? —Iba a echarme, ¿no?
Me sonrío. No con una sonrisa burlona, sino con una sonrisa genuina,
pero no ayudó a mi estrés.
—Lo estás haciendo genial.
Sacudí mi cabeza.
115
—No, soy terrible. Sé que lo estoy fastidiando y prometo que lo
conseguiré. Estoy intentándolo, en serio.
—Relájate, Lily —dijo Chris.
Lo miré por encima, sorprendida por el gentil tono en su voz. No parecía
enojado.
Sonrió ampliamente.
—A Paige le costó un mes incluso averiguar en qué tecla estaba.
Créeme, ya estás muy por delante de donde ella nunca estuvo.
Frenéticamente, saqué el cabello de mis ojos.
—No importa. Soy mejor que esto. Los estoy decepcionando y...
—Bien, banda, vamos a cambiar de canciones —interrumpió Rafe—. La
nueva canción de JamieX. ¿Todos a bordo?
Casi lloré de alivio. Sabía que esa podía hacerla. No necesitaba música.
Le di a Rafe una mirada de agradecimiento y él me guiñó un ojo.
Rafe comenzó con la introducción de la batería de la canción y sentí
que el ritmo se movía lentamente en mis entrañas, más allá de mi
vergüenza. Nash y Angel comenzaron a tocar con sus guitarras y sentí
que la canción se entregaba a mí.
Chris asintió.
Tomé un profundo respiro y comencé a tocar. Mantuve mi atención
centrada rigurosamente en las notas repartidas por la partitura. Alcancé
cada nota con cuidado y precisión, asegurándome de acertar en
todas, determinada a ir a través de ellas sin errores.
116
Rafe se salió de la partitura y comenzó a desafiarme de la misma manera
en que lo había hecho la última vez que tocamos juntos. Sacudí mi
cabeza hacia él. No podía hacer eso esta noche. Tenía que
concentrarme.
Él continuó tocando. El desafío deslumbraba en sus ojos y finalmente le
saqué la lengua.
Sonrió y lo amplificó aún más.
Bien. Seré de esa manera. Dejé la partitura y comencé a improvisar con
él.
El resto del grupo dejó de tocar, mientras Rafe y yo tocábamos con más
fuerza, lanzándonos a la música.
Cerré mis ojos y dejé que la canción invadiera mi cuerpo mientras mi
corazón colapsaba al ritmo de la batería de Rafe. Nos abrimos paso a
través de la canción sin detenernos, terminando en una batalla entre
Rafe y yo que sacudió las paredes. Él terminó con un brillante sólo de
batería y luego arrojó sus palillos al aire con un grito, atrapándolos
perfectamente.
Me eché sobre mis talones y sonreí ampliamente, la adrenalina
atravesándome a toda velocidad.
—Si ustedes dos han dejado de presumir, podríamos intentarlo de nuevo
como una verdadera banda —remarcó Chris secamente.
—O podríais mantener el ritmo —disparó Rafe de vuelta.
—O podríamos arrojarte por la ventana —dijo Chris.
117
Angel me sonrió abiertamente y puso los ojos en blanco. Le devolví la
sonrisa.
Retiré mis quejas. Esto era mucho mejor que las lecciones de piano.
Después de que Rafe y Chris terminaran de tomarse el tiempo el uno con
el otro, comenzamos a ensayar en serio. Habíamos estado trabajando
en JamieX durante casi una hora y yo estaba teniendo una total
explosión cuando la señorita Jespersen metió su cabeza en el lugar.
Inmediatamente, mis dedos tropezaron con las teclas. Rafe me disparó
una mirada confusa, entonces siguió mi mirada hasta la puerta y frunció el
ceño.
Crusty entró al lugar y se sentó en la esquina, doblando los brazos sobre
su pecho. Lo eché a perder y ella hizo un sonido de desaprobación. Mi
garganta se apretó y mis dedos se tensaron.
¡No! ¡No dejaría que arruinara esto para mí! Alejé mis ojos de ella y me
concentré en la música y entonces lo arruiné de nuevo.
—Necesito un descanso —dijo Rafe de repente. Arrojó sus palillos a un
lado con un estrépito—. Lily, ven conmigo.
Apreté mis puños e intenté calmarme. ¿Por qué la dejaba llegar a mí así?
¿Y qué si su desaprobación era tan espesa que apenas podía respirar?
¿Qué derecho tenía para juzgarme?
Rafe caminó detrás de mí, su pecho rozando mi espalda.
—Lily. —Su voz era tranquila para mis oídos mientras se inclinaba sobre mi
hombro, su mejilla casi contra la mía—. Vamos. —Envolvió sus dedos
alrededor de mi muñeca y tiró de mi mano.
118
—Tengo soda en mi auto —dijo al resto de la banda—. Estaremos de
regreso.
Angel alzó sus cejas hacia mí, pero estaba demasiado molesta como
para preocuparme. Dejé que Rafe me sacara del lugar, delante del
rostro ciruela pasa de Crusty y me hiciera entrar en el aparcamiento.
Rafe se aferró a mi muñeca todo el camino hasta su auto y yo no intenté
alejarme de él. Ambos estábamos saliendo con otras personas (ejem) así
que su acto heroico de rescatarme de Crusty no significaba que quisiera
mi verdadero y eterno amor, pero aun así me sentía mejor con él
tocándome.
Así que demándenme. No es como si estuviera intentando romper su
relación o algo así.
Soltó mi muñeca para alcanzar la parte trasera del Jeep.
—Hablaré con mi tía y le pediré que ya no venga a los ensayos. No
dejes que te afecte.
No había necesidad de mentir. Él sabía qué me molestaba. Gemí y me
senté en los parachoques de la parte trasera.
—¿Cómo puedo hacer que no me afecte?
Sacó una bolsa de papel y la colocó en mis brazos.
—A ella le gustas, Lily. Por eso está aquí.
La bolsa era pesada, así que la apoyé en mi regazo.
—La odio.
119
La oscuridad parpadeó en los ojos de Rafe, recordándome que
estábamos hablando de su tía. Ahora me sentía mal de nuevo.
—Sólo está intentando apoyarte —dijo.
—No, ¡está intentando presionarme! ¿Tienes alguna idea de lo que es
que te llamen fracasada todo el tiempo? —Pestañeé ante la repentina
humedad en mis ojos. Oh, Dios. Qué vergüenza. Me limpié mis ojos con mi
muñeca, alejándome de tal manera que Rafe no viera lo cobarde que
era—. ¡No tiene derecho a hacerme sentir tan horrible!
Rozó mi mejilla con sus dedos y yo me congelé.
—Tú no apestas, Lily.
Tragué con fuerza y dejé que girara mi rostro hacia él. No había modo
de ocultar las lágrimas en mis ojos y sentí que una se deslizaba por mi
mejilla.
—Eso no es lo que dice ella, ni mi madre.
Rafe maldijo bajo su aliento.
—Al diablo con ellas —dijo tranquilamente mientras pasaba su pulgar por
encima de mis lágrimas.
Lo miré, demasiado sorprendida como para responder. Su pulgar
quemaba mi mejilla y su voz era tan amable. Él no me estaba juzgando
por llorar. ¿Por qué estaba siendo tan amable conmigo si no estaba
interesado en mí?
—Pero ella lo dice todo el tiempo —susurré.
120
—¿Y qué? —Su voz se endureció y se alejó, su mano cayendo de mi
rostro—. ¿A quién le importa lo que los adultos digan? ¿Piensas que
siempre tienen razón?
Me mordí el labio mientras agarraba otra bolsa del Jeep, observando la
ondulación de su tatuaje sobre sus músculos mientras levantaba la bolsa.
—¿Tú no crees que ella tiene razón?
Apoyó la bolsa en su cadera.
—Los adultos tienen su propia carga y se desquitan con nosotros. La
única cosa a hacer es hacerles caso omiso. No vale la pena llorar por
ellos. Lily, créeme.
Una sonrisa tiró de la esquina de mi boca ante su actitud impertinente.
Como si fuera así de fácil ignorarlos.
—¿Cómo se supone que haga caso omiso de ella? Está allí adentro
echándome un mal de ojo.
—¿Y qué? Puedes ignorarlo. No dejes que te moleste.
Alcé mis cejas.
—Si eres tan duro, ¿cómo es que ella era capaz de intimidarte para que
me dejaras en la banda?
Se encogió de hombros.
—Decidí que era más fácil estar de acuerdo con ella que luchar, lo cual
no es lo mismo que permitirle arruinar mi vida. Además, se lo debo. Ella nos
consiguió el espacio para ensayar gratis en la escuela. —Sus ojos se
estrecharon y apartó su mirada de mí—. Además, conseguí mantenerla lo
121
suficientemente feliz para que no se deshiciera de mí. El siguiente paso es
una familia adoptiva, ¿cierto?
No pude evitar que mi boca se abriera.
—¿En serio? ¿Tus padres te dejaron con una familia adoptiva?
Se alejó y comenzó a caminar de vuelta al edificio.
—Vamos.
—¡Oye! —Intenté alcanzarlo, pero no había manera de que pudiera
correr con mi bolsa de bebidas. Era demasiado pesada. Así que en
cierto modo cojeé por el césped, intentando alcanzarlo—. No quería
ofenderte. Lo siento.
No se giró, caminando incluso más rápido.
—¿Tienes planes para el domingo por la mañana?
Pestañeé ante el cambio de tema.
—Um, normalmente ensayo con el piano, así que supongo que estoy libre.
—Encuéntrame aquí a las nueve. Te voy a poner al día con el nuevo
material. —Se estaba alejando aún más de mí, aparentemente no
obstaculizado por el peso de la bolsa que estaba llevando.
Claramente, llevaba pelotas de algodón en su bolsa y a mí me había
dado la de bloques de cemento.
Arrugué mi nariz hacia su espalda.
—Eres más negrero que Crusty.
Él se encogió de hombros y me lanzó una mirada descuidada por
encima de su hombro.
122
—O puedes aprenderlo delante de la banda.
Ah, no gracias.
—Bien. Veré si mi madre puede llevarme.
—Te recogeré —dijo mientras se giraba para mirarme—. Está de camino.
¡Sí! Erin debería tener que pasar la noche para que pudiera ver que me
recogía.
—Supongo que estaría bien. —Mis brazos se sentían como si fueran a
caerse por llevar la bolsa.
—Bien. —Él se detuvo para dejarme alcanzarlo. Tan pronto como lo hice,
agarró mi bolsa, su brazo rozando mi estómago mientras la agarraba de
mí. Mi piel se estremeció donde me había tocado y contuve el aliento.
¡Mierda! ¿Cuál era mi problema? ¿Así que accidentalmente me tocó?
Tenía que superar eso y rápido.
Las lecciones privadas con Rafe no significaban nada. ¡Nada!
123
Traducido por Maia8
Corregido por Aciditax
amá me dejó en casa de Keith para la fiesta en la piscina a las
dos y cuarto del día siguiente, a quince minutos de la zona
elegantemente tarde, (traducción: Pensé que mis amigas estarían
allí en ese momento y no me arriesgaría a quedar varada sin ellas).
Tan pronto como salí del auto y estuve lo suficientemente lejos de mamá,
me quité la camiseta para mostrar el traje que no estaba dispuesta a
dejar que inspeccionara muy de cerca. Llevaba mi nuevo bikini debajo
de un par de pantalones cortos de jeans bajos y una camiseta
recortada lo suficiente como para mostrar mi piercing en el ombligo.
Mi corazón latía mientras me paraba en la puerta de la casa de Keith.
Traté de conseguir que Erin me trajera, así no tendría que llegar por mi
cuenta, pero mi madre insistió en llevarme para que pudiera ver la casa y
asegurarse de que no había barriles de cerveza en el césped delantero.
La miré fijamente. Ella me saludó con la mano desde el auto, esperando
un atisbo de unidad parental, Dios.
Qué vergüenza.
Tomé una respiración profunda y toqué el timbre de la puerta.
M
124
Una mujer que supuse era la madre de Keith abrió la puerta. Llevaba un
bikini con una toalla envuelta alrededor de su cintura y gafas de sol en
su cabeza. En realidad se veía bastante bien en bikini para una madre.
Ella me sonrió.
—Debes estar aquí para la fiesta de Keith.
—Um, sí. Soy Lily. —Mamá tocó su bocina y sentí el calor de mis mejillas.
¿Podría ser más vergonzoso? —. ¿Puede usted, como, saludar a mi madre
o algo así?
La madre de Keith miró más allá de mí hacia la calle.
—Saldré y diré hola. —Ella abrió la puerta más—. Sólo sigue recta por el
pasillo hasta la parte de atrás de la casa y pasa por las puertas
correderas de cristal al patio trasero.
—Está bien. —Abracé mi toalla al pecho y seguí. Aunque si mis amigas no
estaban allí, me escondería en el baño hasta que llegaran. De ninguna
manera iba a ir por ahí sola.
Me acerqué a la parte trasera de la casa hacia el sonido de
salpicaduras, con mi corazón acelerado. ¿Qué estaba haciendo aquí?
Yo no conocía a nadie. Yo no pertenecía aquí. Yo... Necesitaba una
cita para el semi.
El semi. Dios. Necesitaba una cita porque mi novio Rafe no podía venir.
Ugh.
Me detuve en la puerta y me quedé mirando a la piscina. Había cuatro
chicos y tres chicas en el agua, jugando a Marco Polo. Eran mis amigas y
los chicos de Inverness, incluido Les.
125
Todos estaban riendo, gritando y divirtiéndose. El agua salpicaba por
todas partes. Val y Erin estaban sentadas en los hombros de dos de los
chicos mientras corrían alrededor de la piscina tratando de evitar a
Delilah, quien gritaba “Marco”, mientras luchaba por mantenerse a flote
en el agua con las manos extendidas.
Mientras observaba, Val cayó de los hombros de algún chico, gritando
mientras desaparecía bajo la superficie.
Parecía que se estaban divirtiendo mucho. Yo quería estar allí con ellos.
Quería ser parte del grupo. Quería eso tanto que sentía ardiendo mi
estómago. Pero ¿cómo podría? No conocía a esos chicos. Ni siquiera
podía recordar quién era quien, ni siquiera cuáles eran sus nombres. Me
sentía como si ni siquiera conociera a mis amigas. Ellas se divertían sin
incluirme. Yo no podría hacer esto. No sabía cómo ser ese tipo de
persona.
Me giré para irme...
—¡Lily!
Mi corazón tartamudeó y me di la vuelta. Erin estaba saludándome
desde su posición.
—¡Lily! ¡Vamos! ¡El agua está genial! —Ella estaba vestida con su nuevo
bikini y se veía increíble. Morena y todo.
Los chicos también estaban todos en trajes de baño. Todo el mundo
estaba en traje de baño. Bueno, obvio. Era una fiesta en la piscina, ¿no?
Con cautela, salí al patio, todavía abrazando mi toalla a mi pecho.
—Hola, chicos. —Mierda. ¿Cómo de temblorosa era mi voz?
126
Erin gritó de repente y salió volando hacia arriba en el aire antes de
aterrizar con un toque a un metro de distancia. El chico en cuyos
hombros había estado sonrió.
—¡Te tengo!
Ella farfulló a la superficie.
—¡Keith! ¡Eres un idiota! —Pero estaba sonriendo mientras comprobaba
que su parte superior estaba bien colocada.
—¡Genial! —exclamó Val—. Ahora que Lily está aquí, somos los suficientes
para hacer peleas de pollo.
—Elijo a Val. —Un tipo que supuse que era Hugh desapareció bajo el
agua y luego volvió a surgir con Val en sus hombros. Era el mismo tipo
que había visto antes llevándola y Val le acarició la cabeza
cariñosamente.
Ella se rió y enganchó los pies detrás de su espalda.
—Creo que me toca con Hugh —anunció, pareciendo completamente
satisfecha con el hecho de que hubiera sido obligado a asociarse con
él.
Oh, Dios. ¿Iba a tener que sentarme en los hombros de Les? No podía
hacerlo.
—Vienes, ¿Lily?
Miré hacia abajo para ver a Les de pie, en la piscina, mirándome. Era
musculoso y su cabello estaba húmedo al salir de la piscina. Era
realmente muy guapo. No tanto como Rafe, pero decente. Y él me
miraba como si realmente pudiera gustarle. Lo miré fijamente.
127
—¿Tienes novia? —pregunté. Hora para establecer ciertas cosas antes de
seguir adelante.
Sus ojos se abrieron.
—No.
Punto para él. Estaba disponible. Pero me abracé a mi toalla con más
fuerza.
—¿Tienes novio? —preguntó, ladeando la cabeza con curiosidad, como
si estuviera tratando de averiguar por qué había hecho la pregunta.
—Uh. —Rápidamente inspeccioné la piscina y me di cuenta de que Val
estaba escuchando, esperando oír mi respuesta. Bueno, caramba, esto
no era un momento incómodo, ¿no? Podía salvar mi reputación con mis
amigas y decir que sí, lo que a su vez daría lugar a la estúpida decisión
de anunciar al chico con el que quería ir al baile que ya estaba pillada.
Podría decir que no y mostrarle que estaba disponible, y exponer mi
estado de completa perdedora a mis amigas. Um...
—¿No me vas a contestar? —Sus ojos se abrieron aún más—. ¿Eso significa
que tienes novio?
Mierda. Esto no iba a ayudarme a conseguir una cita para el semi-formal,
¿verdad?
Una repentina sonrisa iluminó su rostro y el interés brilló en sus ojos.
—Lily, escondes muchas sorpresas. Me gusta.
Parpadeé. ¿Le gustaba el hecho de que tuviera novio?
128
Entonces sentí como si me golpearan en la cabeza. Por supuesto que le
gustaría. Si le gustaba a algún chico, entonces debía haber algo bueno
en mí, ¿verdad? Los chicos eran esos dolores de cabeza.
—¿Vienes? —preguntó, salpicando agua sobre mis pies.
Me quité mis chanclas rosas.
—Sólo tengo que encontrar un lugar para guardar mis cosas. —Sujeté mi
toalla—. No quiero que se mojen.
—Sólo tienes que tirarla en una silla. —Sus ojos brillaban ahora con
anticipación. ¿Qué? ¿Por verme en bikini?
Ja. Como si fuera a tener la oportunidad.
—No, yo sólo...
Les se detuvo en el borde de la piscina. El agua corría por sus hombros y
noté los músculos de sus brazos mientras se flexionaban para fácilmente
izarlo fuera del agua. Sus brazos eran casi tan fuertes como los de Rafe,
pero no tenía tatuajes.
—Ven. Tengo que preguntarte algo.
Eso me puso aún más nerviosa. ¿Iba a pedírmelo en este momento? ¿Lo
del semi? Me mordí el labio y me incliné hacia él.
—¿Qué?
—¡Esto! —Él agarró mi muñeca y tiró de mí, desequilibrándome.
Grité, pero no tuve ninguna oportunidad mientras volaba por encima de
su cabeza y me estrellaba contra el agua. Oh, ahora estaba enojada.
¡Qué idiota! Me puse de pie y me limpié el agua de los ojos.
129
—¡Les!
Pero no lo vi por ninguna parte. ¿Dónde estaba? Me di la vuelta
rápidamente, pero de nuevo, nada.
Val y Erin le estaban animando y Delilah se subía a los hombros de otro
tipo, preparándose para la pelea de pollos.
—¿Dónde fue? —pregunté a mis amigas.
Erin se rió y señaló detrás de mí.
Me di la vuelta, pero no estaba detrás de mí.
—¿Dónde...? —Sentí algo rozar contra mis piernas. Grité y salté hacia atrás,
chillando mientras Les nadaba entre mis pantorrillas. Intenté retroceder,
pero me agarró de las piernas y se puso de pie debajo de mí,
levantándome del agua sobre los hombros.
Agarré su cabeza para mantener el equilibrio y sonrió mientras se
apartaba el agua de la cara
—Estamos listos —anunció.
—No, no, no, no haré peleas de pollo. —Podía sentir sus hombros
desnudos contra mis piernas. ¡Su piel estaba húmeda y caliente y yo
estaba completamente asustada! ¡No quería estar en sus hombros! ¡No
quería sus manos sobre mis piernas!—. ¡Bájame!
—De ninguna manera. Vamos a ganar. —Pasó a través del agua hacia
Val—. Voy a tratar de sacar a Hugh y tú agarra el top de Val.
—¿Quieres que le robe el bikini? ¿Es una broma? —¡Estaba tan contenta
de todavía llevar mi camisa! ¿Era esto lo que mis amigas habían estado
130
haciendo todo el verano? No tenía ninguna experiencia con este tipo
de cosas. Esto me estaba superando ahora mismo.
—Se apartará de Hugh para colocarlo y luego caerán. —Los dedos de
Les se apretaron alrededor de mis espinillas y yo quise darle una patada.
—Mi novio se enfadaría si te viera agarrarme así —le susurré mientras
avanzaba sobre Val y Hugh. Erin, Delilah y los otros dos chicos que ya
estaban con su propia lucha de pollos, estaban riendo tan fuerte que mi
cabeza dolía.
—Bueno, entonces, es algo bueno que tu novio no esté aquí, ¿verdad? —
dijo Les alegremente cuando llegamos a Val y comenzaron a girar.
Val me dio una mirada suplicante.
—Vamos a hacer algo más. Yo no quiero. —Ella me agarró del brazo y
tiró de mí hacia los lados—. ¡Oye!
Les maldijo y se lanzó hacia la izquierda para permanecer debajo de mí.
—¡Vamos, Lily! ¡No lo aceptes! Lucha.
Miré a Val.
—¡Ya basta!
—¡No! —Se rió y se abalanzó sobre mí. Me agaché y le agarré la muñeca.
Les enganchó el pie alrededor de una de las piernas de Hugh, yo tiré a
Val y de repente cayeron. Les levantó los brazos en victoria mientras Val
y Hugh desaparecían bajo el agua en un chorro y yo me aferraba a la
cabeza de Les para no caerme.
—¡Somos geniales! —cantó él. Levantó la mano para chocar los cinco y
de mala gana choqué con la palma de la mano.
131
Bueno, tenía que admitirlo, había sido algo divertido ver a Val y a Hugh
caer. Pero todavía quería que Rafe estuviera aquí. Me hubiera gustado
que fueran los hombros Rafe.
Demasiado malo para mí, ¿no?
Una hora y media más tarde, estaba acostada en un sillón junto a Erin,
tomando el sol por primera vez en todo el verano. Los chicos estaban
cocinando hamburguesas y perritos calientes en la parrilla y no nos
prestaban atención, lo cual era un alivio.
Como estaban en el otro extremo de la piscina, por fin había cedido a
la presión de Erin a quitarme la camisa.
Había mantenido mi ropa el tiempo que estuve en la piscina, caer
mientras estaba vestida había sido la excusa perfecta. Pero no había
manera de justificar tomar el sol en camisa, por lo que me la quité.
Aunque mantuve mis pantalones cortos. Me di cuenta de que Erin
también se había vuelto a poner los suyos, así que no me sentía tan
consciente de usarlos.
Val y Delilah estaban ayudando a los chicos con la parrilla, vistiendo su
bikini y nada más. ¿No se sentían desnudas? De ninguna manera iba a
hacer eso. Bueno, tal vez si Rafe estuviera aquí... ¡Argh! ¡Tenía que dejar
de pensar en Rafe!
—¿Así que ya te lo ha pedido Les? —preguntó Erin.
132
—No. —Por lo menos no había tenido que entablar una conversación
con él. Conseguir tirar a otros al agua varias veces se había ocupado
de los silencios incómodos. Sin embargo, tenía que admitir que había
sido un poco divertido. Sin duda mucho mejor que estar en casa
ensayando en el piano. ¿Era esto lo que mis amigas habían estado
haciendo todo el verano? No es de extrañar que estuvieran tan tensas.
—¿Te lo pidió Keith?
—¡Sí! —Erin me miró mientras se aplicaba un poco de protector solar sobre
sus brazos—. ¿No es maravilloso?
—Fantástico. —Miré a través de la piscina a Les. Se reía con Val y
parecía que estaba pasándoselo muy bien. Todos ellos parecía que se
estaban divirtiendo mucho, pero ahora que estábamos fuera de la
piscina, me sentía incómoda de nuevo.
¿Qué se supone que debía decirle? No me sentía tan interesada en ir al
baile con Les. Realmente no quería ir con él, pero no podía soportar la
idea de quedarme en casa sola. Quería sentirme cómoda e incluida, no
ocultarme en el otro extremo de la piscina porque no sabía cómo
coquetear mientras que los chicos estaban en la parrilla.
—Rafe es muy guapo —dijo Erin, con los ojos brillantes de interés.
Sonreí a Erin y se dejó caer hacia atrás contra las tiras de plástico de la
silla. Rafe. Sólo pensar en él hacía que mi cuerpo se relajase.
—Lo sé.
—¿Estás segura de que no puedes conseguir que vaya al semi? —Ella se
apoyó en los codos y se protegió los ojos contra el sol—. Quiero decir,
Les es lindo, pero ¿por qué ir con él si pudieras ir con Rafe?
133
—Rafe no puede ir. —Evité su mirada tirando de mis gafas de sol y
limpiándolas en mi toalla—.Voy a ir con Les porque quiero pasar el rato
con ustedes en el baile. Cita cuádruple.
—¿En serio? —Ella me miró, pareciendo demasiado escéptica—. ¿Por qué
quieres pasar el rato con nosotras cuando puedes estar con Rafe? Me
refiero a que es totalmente sexy.
—Ya paso mucho tiempo con él. —Fingí inspeccionar las uñas de mis pies,
que anoche había pintado de naranja fluorescente. No más esconderlas
en mis zapatos. Las chanclas y uñas de los pies anaranjados hoy se
sentían bien, tenía que admitirlo. Sonreí ante mis uñas. Eran fluorescentes
a rayas anaranjadas y rosadas. ¡Genial!—. Especialmente ahora que
estoy en la banda. —Le lancé una mirada astuta—. Me está dando
clases particulares para ayudarme a aprender música.
Sus ojos se abrieron.
—Y bueno, ¿es un gran besador o qué?
—Ah...
Oh, así se hace, Lily. ¿No puedes a veces pensar antes de abrir la
boca?
—¿Quieres un perrito caliente?
Miré hacia arriba para mirar a Les bloqueándome el sol, sosteniendo un
par de perritos calientes.
—Por supuesto. —No hay nada como la comida para evitar tener que
responder a una pregunta que no te gusta.
134
Erin carraspeó, se echó hacia atrás en su silla y cerró los ojos. Les se
sentó en mi silla y tuve que sacar mis pies para que no se sentara sobre
ellos. Me entregó el perrito caliente.
—Entonces, ¿quién es un buen besador? ¿Tu novio?
Di un mordisco al perrito en lugar de responder. ¡Esto iba tan mal!
—¿Cómo es que no te lleva al semi? —persistió Les.
Tragué saliva.
—Porque él es... um... —¿Qué sonaría bien?—. Tiene una audición.
Les tenía esa mirada vidriosa en sus ojos, como si pensara que iba a
hablar de piano.
—¿Por qué? —Pero ya estaba mirando a través de la piscina hacia sus
amigos, como si tratara de averiguar lo rápido que podía escapar de mí.
¡Que le jodan! Yo no era tan aburrida ni mi vida tampoco.
—Él tiene una audición para la MTV —espeté—. Toca la batería.
—¿Qué? ¿MTV? —Erin se sentó y se quitó sus gafas de sol de descuento
para mirarme—. ¡No contaste eso! ¿Desde cuándo?
—Están haciendo un nuevo reality show y necesitan un baterista guapo y
con talento asombroso. Mueller-Fordham siempre envía un par de chicos
a las audiciones. —Bueno, siempre enviaban a los chicos a las
audiciones para todos los programas clásicos en el país, como Erin
sabía. No sería raro que a Mueller-Fordham también se le pidiese que
contribuyera a un reality show de la MTV. Cuando las mejores escuelas
de música lograban ser reconocidas, fin de la historia. Sabía que Erin se
135
lo tragaría—. Rafe ganó el premio esta vez. Volará a Nueva York el fin de
semana.
La boca de Les se abrió.
—¿Va a estar en la MTV?
—Sí, pero no podría hacer el show real. —Tomé otro bocado del perrito
caliente, sintiendo una especie de satisfacción con la forma en que
ambos estaban embobados. El hecho de que mi falso novio tuviera una
audición para la MTV catapultaba mi posición social. Sí, sabía que todo
era una mentira, pero todavía se sentía bien.
Erin suspiró de forma soñadora.
—Por supuesto que lo hará. Es completamente hermoso. ¿Te imaginas? ¡Tu
novio va a ser famoso!
Les se inclinó y apoyó su brazo sobre mis rodillas, que yo había doblado.
—Supongo que no le verás mucho si hace el show, ¿eh? —Incluso parecía
más interesado en mí, lo que era un poco molesto. Quiero decir, tenía
novio, ¿verdad? Si era un buen tipo, no estaría tratando de hacer
movimientos con la novia de alguien más, ¿verdad?
Lo fulminé con la mirada.
—A mi novio no le gustaría eso. —Moví las piernas para sacarlo, pero él
no se movió. En será que no quería que me tocara. Quiero decir, él no
estaba haciendo nada, no realmente, pero lo único en lo que podía
pensar era en Rafe.
Rafe con su novia, ¿recuerdas? ¡Argh!
Decidí no hacer a Les moverse después de todo.
136
—¿Qué es lo genial de hacer una audición en la MTV? —Les me sonrió—.
No importa lo famoso que es si no está aquí para proteger su territorio. Si
fueras mi novia, pasaría el rato contigo todo el tiempo. Ningún hombre
podría tener la oportunidad de hablar contigo.
Erin me dio un pulgar hacia arriba desde detrás de Les, entonces saltó
sobre sus pies y se dirigió hacia la parrilla, dejándome sola con Les.
Oh, oh. Iba a tener que hablar de nuevo, ¿no? Realmente no era buena
en eso.
—Entonces, Lily —dijo arrastrando las palabras y dándome una extraña
mirada fija, como si estuviera tratando de ser sexy.
—Entonces, Les. —Tomé otro bocado de mi perrito y decidí masticar
durante un largo tiempo. Un tiempo muy, muy largo. Oye, sería de mala
educación hablar con la boca llena, ¿no?
Dio unos golpecitos con los dedos sobre mi espinilla.
—¿Quieres ir al semi conmigo?
Me quedé helada mientras masticaba y luego tragué el nudo entero de
una sola vez. Mi corazón latía con fuerza y me sentía mareada.
—¿No importa que tenga novio?
Él sonrió y sacudió mi flequillo de la frente con la mano libre. Era lo mismo
que Rafe había hecho, pero con Les, me hacía querer golpearle con
fuerza la mano, como si fuera un mosquito molesto a mi alrededor.
—Es sólo un baile, ¿verdad? —Se encogió de hombros—. No es para
tanto. No es como si estuviera tratando de robarle la novia.
137
Pero había un brillo en sus ojos que sugería qué era exactamente lo que
pensaba hacer. Su expresión hizo que mis dedos temblaran y no estuve
segura de si era algo bueno o malo.
—¿Y? ¿Quieres ir? —preguntó de nuevo.
Di otro bocado, pretendiendo jugar mientras trataba frenéticamente de
ordenar mis pensamientos. ¿Debía ir con él? Debería, ¿no? Quiero decir,
no es como si Rafe fuera repentinamente a quedar libre y ser capaz de ir
conmigo. E incluso si estaba sólo, él no era del tipo de chico que va al
semi-formal. ¿Pero y si lo era? ¿Y si fuera si se lo pidiera? Pero, ¿podría
preguntárselo? No podía. ¿O sí? No, él tenía novia. Pero ¿y si yo lo
invitara como amigos? Pero entonces, ¿qué? Estaría atrapada en mi
posición inicial. Les era mi oportunidad de conseguir otro tipo para que
yo pudiera, cortar, con Rafe y salir del círculo de mentiras que había
tejido.
—¿Lily? —La sonrisa de Les se había desvanecido y me estudiaba con
atención—. ¿Debo tomar el silencio como un no?
Me tragué mi perrito caliente.
—No.
Él frunció el ceño.
—¿No, de no es un no, o no, de que no vas a ir conmigo?
Está bien, así que no pude evitarlo. Era algo divertido ver a Les así
después de que había estado tan preocupada por impresionarle el
primer día. Me gustaba tener el control. Así que le sonreí.
—¿Cuál crees que es?
138
Entrecerró sus ojos hacia mí.
—¿Estás jugando conmigo?
—Sí. —De repente me sentí mucho más alegre, mirando a Les
retorciéndose. Era increíble el poder que mi novio falso me había dado.
Tendría que asegurarme y agradecérselo a Rafe la próxima vez que lo
viera.
Les entrecerró los ojos, como si estuviera tratando de desentrañarme. Lo
que, por supuesto, hacía. Lily Gardner, mujer misteriosa.
—¿Jugando conmigo como que estás a punto de decir que no, o
jugando conmigo como pensando en decir que sí, pero primero
torturándome?
—¡Exacto! —Sonreí ampliamente ante la mirada contrariada en su rostro.
Él gimió.
—¡Lily! ¿Vas a ir conmigo o no?
—¡Sí!
Empezó a sonreír y frunció el ceño.
—Sí, de que vas a ir conmigo, o si de que no.
Di unas palmaditas en su mejilla.
—Tengo que consultarlo con mi novio. Llámame el domingo por la noche
y te lo haré saber, ¿de acuerdo?
Pareció sorprendido.
—¿Jugando duro para conseguirlo?
139
—Soy difícil de conseguir. — Ah, una buena, Lily.
—Parece que sí. —Él sonrió y pasó los dedos por encima de mi rodilla,
con los ojos brillantes por un interés que no había estado allí el día que
nos conocimos en el campo—. Te llamaré. Sin duda. —Entonces se puso
de pie y caminó hacia la parrilla.
Dejé caer mis brazos sobre mi cabeza y observé a todos coqueteando
por encima de la parrilla. Yo era la única que no estaba allí. Debería
sentirme bien, ¿verdad? Quiero decir, Les me invitó. Podía ir a una cita
cuádruple con mis amigas.
Había establecido mi posición social de toda mi carrera en secundaria.
Pero no me sentía bien. En realidad, no. Quiero decir, me sentía
poderosa y eso era bueno, pero también sentía que tenía un peso en el
pecho, provocándome dolor.
A Les solamente le gustaba porque tenía novio, no porque pensara que
había algo atractivo en mi persona. Yo no era una idiota y me daba
cuenta de que había empezado a estar interesado en el momento en
que se dio cuenta de que estaba pillada. ¿Qué pasaría cuando se
enterase de que estaba socialmente libre? ¿Sería de nuevo como en el
campo de fútbol? ¿Abandonándome y saliendo corriendo?
Era popular sólo porque tenía un novio falso. Un novio falso con una
falsa audición para la MTV. Un novio falso que tenía una novia real. Un
novio falso en el que no podía dejar de pensar.
Me superaba.
140
Traducido por guillugui
Corregido por Aciditax
esde el minuto que Rafe me recogió la mañana del domingo,
todo lo que hizo fue hablar sobre la música de la banda. Fue
todo sobre Mass Attack durante todo el camino hacia Mueller-
Fordham y una vez que entramos en el salón de ensayos.
Desafortunadamente, no estaba escuchando una palabra de lo que
decía.
Mientras él hablaba, todo lo que podía hacer era pensar en que era
mucho más guapo que Les. En como no me tiraría a la piscina con toda
mi ropa puesta, al menos que supiera que yo estaba de acuerdo con
eso. En como de buen chico fue al dejar en claro que estaba con Paige
desde el primer momento, así no había mal entendidos. Al contrario de
Les, que se había encendido con la idea de robarle la novia a alguien.
Les era un idiota inmoral y aburrido. Rafe era un increíble músico
talentoso con un tatuaje, ojos hipnotizadores, una tía loca, padres
jodidos y una sonrisa genial. Llevaba una gorra de los Red Sox, un par
de pantalones cortos caqui con un montón de bolsillos y una camiseta
roja desteñida que parecía como si hubiese sido salpicada de cloro. Era
tan diferente de Les y del resto de los chicos de Inverness con sus cortes
de cabello perfectos y parrillas al lado de la piscina.
D
141
Rafe era real.
—¿Estás escuchando? —preguntó.
Pestañeé y lo miré. Estaba sentado a la batería y yo estaba en el
teclado. Tenía una cara expectante, como si hubiese esperado una
respuesta a su pregunta.
—Um, me apagué por un minuto. —Estudié su tatuaje, era una variedad
de colores brillantes y formas geométricas, pero no podía descifrar que
era. ¿Sería ofensivo si le preguntara?
—Pregunté si estabas lista para tocar.
—¿Tocar qué? —¿Investigar el arte en el cuerpo? ¿Trazar los diseños de
sus bíceps? ¿Enseñarle a la chica del piano como besar? Todo eso
sonaba como buenos tocamientos.
Me miro como si estuviese loca.
—¿Música?
—Oh, claro, música. —Suspiré, volviendo a la realidad—. Um, no. Necesito
ensayar yo sola un segundo. —Me forcé a mirar la partitura que me había
dado en la práctica pasada. Lo intenté un par de veces y no era tan
difícil. Toqué un par de líneas y luego miré a Rafe, expectante.
—¿Bien?
Para mi sorpresa, Rafe sacudió su cabeza.
—Esto no es clásico. Necesitas poner energía en ello.
Me sentí tensar ante la crítica.
—Hay energía en mi música.
142
—No, no la hay, escucha. —Tocó un par de líneas con la batería. Simple,
bien—. Ahora compara eso con esto. —Tocó exactamente lo mismo, pero
era diferente, Vibrando con energía—. ¿Ves la diferencia?
Apreté mis labios, mirando sombríamente al teclado. Esto se estaba
empezando a sentir como una lección de piano.
—Sí.
—Así que, hazlo así.
Asentí y la toqué de nuevo, luego levanté la vista. Mordí mi labio cuando
vi a Rafe sacudiendo su cabeza de nuevo.
—¿Qué estuvo mal?
—Sólo la tocaste más fuerte, fuerte no es mejor. Tócala como tocaste la
canción de JamieX.
Estaba empezando a sonar como Crusty, ¿no? Mi cabeza empezó a
doler, pero canté un par de líneas de la canción de JamieX y luego
toqué la nueva canción de nuevo.
Esta vez no necesité mirar a Rafe para saber que no había sido
suficiente. Bajé mis manos y retrocedí, mi garganta apretada mientras
toda la vieja presión chocaba contra mí. Eso era. El experimento de la
banda fue un gran error. Lily Gardner apestaba.
—Sabes, creo que la idea de la banda no es muy buena.
Rafe descansó sus palillos en sus muslos y su frente se arrugó como si no
tuviese ni idea de qué estaba hablando.
—¿Por qué estas entrando en pánico? ¿Por qué aún no te sale la
canción bien? ¿Y qué? Para eso es el ensayo.
143
—No. Esa cosa estúpida sobre la pasión. —Empecé a sacudir la cabeza
y dirigirme hacia la puerta—. Yo no lo tengo, por eso renuncié al piano,
porque no voy a hacer mi audición. Porque no puedo. —Estaba
balbuceando, pero no me importó—. Me tengo que ir, tengo que salir de
aquí.
—¿Salir de aquí? —Sus cejas se levantaron—. ¿Dónde vas?
No le respondí, sólo abrí la puerta y me disparé por el pasillo. Lejos. Sólo
tenía que irme lejos.
—¡Lily!
Rafe me alcanzó mientras bajaba las escaleras, tomó mi brazo, tropecé y
ambos salimos volando. Su impulso lo hizo chocar contra mí y caímos
bruscamente sobre el césped. Gruñí cuando quedamos tendidos sobre
el césped, mi cuerpo dolorido por el impacto.
No me molesté en levantarme, no valía la pena. En su lugar me giré sobre
mi espalda y miré hacia el cielo. El estúpido cielo azul. ¿Por qué pensé
que estar tocando con una banda iba a ser diferente que estar en una
clase de piano? Nada había cambiado.
—Perdón. —Rafe se levantó sobre su codo y me miró desde arriba—. No
era mi intención derribarte. ¿Estás bien?
—Sí. Al parecer, este es mi fin de semana para ser derribada por chicos. —
Me di cuenta de que su cara estaba justo encima de la mía. Como que
sus labios estaban a centímetros de mi cara. Todo lo que él tenía que
hacer era inclinarse un poco y... Cerré mis ojos y suspiré. Rafe nunca me
besaría y yo no necesitaba pensar en eso—. Vete.
—¿Qué audición no vas a hacer? —preguntó.
144
Oh, claro, porque eso era lo que quería discutir, otro fracaso de Lily.
—Nada.
—Lo mencionaste. ¿Qué audición? —Volvió a preguntar.
Abrí mis ojos.
—Eres molesto.
Él sonrió, pareciendo nada ofendido por mi comentario.
—Probablemente. ¿Qué audición?
—Dios, está bien. —Sacudí mis brazos con exasperación—. El programa
de la escuela secundaria del Seminario de Música del Noreste. —Él aún
estaba sobre mí, tan cerca que podía oler si perfume o su loción para
después de afeitar o lo que sea que fuese, no importaba lo que fuera,
simplemente olía impresionantemente. Así que cerré mis ojos de nuevo y
empecé a respirar por mi boca.
—¿Estás bromeando? —Sonaba realmente impresionado—. ¿Obtuviste
una audición para la SMN? ¡Eso es asombroso!
Una burbuja de orgullo apareció por su genuina admiración, pero
inmediatamente la reventé.
—No, porque voy a fallar y avergonzar a tu tía y a mi familia. Así que no
iré.
Sentí un golpe en mi frente. Abrí mis ojos para encontrar a Rafe
observándome.
—¿Qué? —Su cabello se había caído sobre su frente y lucía totalmente
lindo—. ¿De verdad no vas a ir?
145
—De verdad. —Esperé a que me dijera que estaba tirando mi futuro por
la borda, lo tan idiota que era. Pero todo lo que hizo fue girar sobre su
espalda, con su hombro descansando junto al mío—. Genial.
Esta vez me levanté yo sobre mi codo para mirarlo. No podía entender
porque no estaba dándome un sermón. Claramente sabía lo importante
que era una audición para la SMN.
—¿Genial? ¿ qué hay de genial en que no vaya?
Sus ojos verdes se volvieron hacia mí.
—Me parece genial que te encargues de tus asuntos, si no estás
preparada, entonces está bien no hacerlo.
Fruncí el ceño.
—¿De verdad? ¿Lo dices en serio? —No le creía, nadie piensa así.
Encontró mi mirada sin vacilar.
—Claro.
Me di cuenta de que lo decía en serio, que yo debía saltarme la
audición si no quería ir. El alivio corrió por mí y sentí como un poco de
presión abandonaba mi cuerpo. Estaba bien, estaba a salvo con él. Él
no iba a presionarme.
—Oh. —Caí sobre mi espalda de nuevo, ya sin tocado. O sea, quería
hacerlo, pero no iba a arrastrarme por todo el patio para hacerlo.
En su lugar, él se movió hasta que su cabeza quedó junto a la mía.
—Estás equivocada, lo sabes.
Aquí viene. Me tensé inmediatamente, esperando la crítica.
146
—¿Por no hacer la audición?
—No, por pensar que no tienes pasión. La tienes cuando tocas la
canción de JamieX.
—Oh. —Está bien, así que de verdad no le importaba la audición. Me
relajé y traté de no pensar sobre el hecho de que su cabeza estaba
tocándome—. Pero no puedo tocar con esa clase de pasión. Cuando lo
intento, es como si mutilara el piano y lo dejara morir lentamente en el
desierto. —Oh, espera, podría ser yo la que estaba muriendo lenta y
fulminantemente en el desierto...
Rafe se rió entre diente.
—No lo intentes, sólo diviértete.
—¿Divertirme? —respondí—. La música no es sobre divertirse.
Inmediatamente se sentó y se inclinó sobre mí. Esta vez estaba muy cerca,
tan cerca que podía oler su crema de dientes, de menta. Su sonrisa se
desvaneció y sus ojos eran súper intensos.
—¿Qué acabas de decir?
Um, buena pregunta. Estaba teniendo un poco de problemas pensando
con su boca tan cerca de la mía. ¿Y si Rafe fuera mi primer beso? Eso
sería tan genial.
—¿Realmente piensas que la música no es sobre divertirse? —solicitó.
Oh, claro, había dicho algo sobre eso.
—Es trabajo, una carrera. No es por diversión.
negó con la cabeza y puso una cara rara.
147
—Estás tan equivocada, nena.
¿ Nena? ¿Yo era su nena?
—Tú y yo, Martes por la noche. Tenemos una cita.
Pestañé mientras una repentina excitación me recorría.
—¿Una cita?
Una disconformidad recorrió su cara.
—Bueno, no una cita, cita.
—Porque tú tienes novia. —Estúpida novia.
—Y tú tienes novio. —Me disparó de vuelta.
Oh... sí... es verdad. Las palabras flotaron en el aire y por un momento,
con él aún mirándome desde arriba, quise decirle la verdad. Para ver si
le importaba, si cambiaba algo. Pero no dije nada, simplemente no
podía. ¿Qué pasaría si admitía que había mentido sobre mi novio y él
aún adoraba a Paige? Sólo iba a quedar como una patética. Al menos
de esta manera, yo tenía orgullo. Era una mentirosa, pero no una
perdedora.
Rafe se giró lejos de mí y se levantó, rompiendo la conexión.
—Vamos, Lily, tenemos algunas canciones que aprendernos.
—No, no puedo. —Crucé mis brazos sobre el pecho y me establecí más
firme sobre el césped—. ¿No escuchaste lo que dije? Soy horrible y lo voy
a arruinar para el resto de la vida.
—Déjalo, Gardner. —Rafe tomó mi brazo y me alzó—. Hoy te vas a
preocupar en sólo aprender la música para el concierto del sábado de
148
la secundaria. Olvídate de la pasión y toda la otra basura. Sólo
apréndete la música, ¿de acuerdo? Lo puedes hacer, ¿verdad?
Asentí.
—Bueno, sí, pero…
Rafe puso su mano sobre mi boca y mis rodillas casi se vencieron.
—No lo digas, Lily. Aprende la música, sólo eso. ¿De acuerdo? —Si no
asentía, ¿cuánto tiempo iba a dejar su mano sobre mi boca?—. Lily —
advirtió—. Di de acuerdo.
—De acuerdo. —Asentí y el sacó su mano. Qué fastidio. ¿Por qué no me
fastidió de esta manera cuando Les dejó de tocarme?
Rafe puso su mano en mi espalda y me guio hacia la escuela.
—Martes por la noche, Lily, vas a encontrar cuanta música divertida
puede haber.
Martes por la noche. Oh, guau. Tenía una cita con Rafe. No una cita,
cita, pero una cita. ¿Y si le gustaba un poco? ¿Y si no tenía que ir al
semi-formal con Les? ¿Y si le decía a Les que sí esta noche y luego el
Martes Rafe me decía que le gustaba? Como gustar. Le eché una
miradita a Rafe mientras caminábamos de vuelta.
—Um, ¿Rafe?
—Sí. —Abrió las puertas para mí.
—Está ese baile… semi-formal en la escuela en dos semanas y um, si
necesitara una cita, como si estuviese desesperada y no fuera una cita ni
nada así, pero sabes, bueno, ¿te gustaría venir conmigo, como si yo
necesitase un favor o algo así?
149
Rafe se congeló y me miro.
—¿Qué?
Oh, Dios, ¿de verdad dije eso? ¿De verdad tengo cero control sobre mi
boca? Él parecía completamente sorprendido, como si de repente un
vampiro sediento hubiese aparecido de las sombras para absorberle
toda la sangre. ¡Dios! ¡La cagué! Cruce esa línea de la amistad y él iba a
rechazarme fácilmente. Iba a estar tan avergonzada que no sería capaz
de mirarlo a los ojos de nuevo y todo va a ser incomodo entre nosotros
para siempre y todos en la banda hablaran sobre esto y sabrán que me
tiré sobre él y el me rechazó. ¡Soy tan idiota!
—No pasa nada. Olvídalo. —Mis mejillas ardían. Me aparté de su brazo y
me dirigí a la sala de ensayos.
Él no trató de llamarme, ni de alcanzarme.
Bueno, está bien, eso dijo más o menos todo lo que necesitaba saber,
ya que había desarrollado como un hábito el perseguirme cuando me
alejaba de él.
Ya estaba tocando el teclado cuando entró. ¿Iba a decirme algo? ¿Me
diría que le gustaría ir? O sea, ahora ya estaba dicho. Él podía retomarlo
donde lo dejé. Lo miré a través del escudo de mi cabello. Se giró hacia
mí y mi corazón se paró. ¿Qué es lo iba a decir? Sus mejillas estaban
rojas y parecía un poco nervioso. Inseguro. Oh, Dios. Me iba a decir que
vendría conmigo, ¿no?
Tomó un respiro.
—¿Lista para aprender algunas melodías?
150
—¿Melodías? —Le hice eco. ¿Melodías? ¿Él no iba a aceptar el hecho
de que casi lo invité a venir conmigo a mi baile semi-formal? ¿Simplemente
iba a dejarlo ahí, colgando en el aire de esa manera?
—Sí —dijo, su voz tensa—. Hoy se trata sobre aprender música,
¿recuerdas?
Justo lo había invitado a mi baile semi-formal y todo lo que él quería era
hablar sobre música.
Mi vida se había acabado.
151
Traducido por Onnanohino Gin
Corregido por Aciditax
sa noche, Erin me llamó a las ocho y media. Fue directa al grano:
—¿Y? ¿Te llamó Les?
—No. —Estaba acostada en mi cama, escuchando a JamieX. Debería
estar ensayando las canciones de la banda. O haciendo la tarea. Pero
no podía. Lo único en que podía pensar era en lo incómoda que se
había vuelto la práctica con Rafe. Apenas me había mirado y se había
asegurado de no tocarme, ni siquiera accidentalmente. Había sido
horrible. No podía creerlo. Había sido lo suficientemente estúpida como
para soltarle esa medio ininteligible especie de invitación, como una
completa idiota.
—Bien —dijo Erin—. Creo que deberías volver a preguntarle a Rafe a ver si
puede ir al semi contigo. Está tan bueno. ¿MTV? ¿Bromeas? ¡Se convertirá
en la próxima súper estrella! ¿Crees que tus padres te dejarían irte de gira
con él? Porque eso sería increíble. Podría ir a visitarte y…
—Se lo pregunté. No puede ir. —Oh Dios, se lo había preguntado. Por lo
menos no tenía que mentir en eso, aunque dudaba de que alguna vez
pudiese llegar a ser sincera y admitir que después de pedírselo, Rafe
E
152
había actuado como si yo me hubiese transformado en un zombi leproso
y rarito que intentaba matarlo. Sí, me había ido bien.
Suspiré y apoyé un pie sobre la pared, al lado del poster de JamieX. Ni
JamieX era tan apuesto como Rafe y ahora ni siquiera tenía a Rafe como
amigo, menos aún como novio. Era bastante impresionante que hubiese
sido capaz de arreglármelas para arruinar tanto las cosas.
—Vaya —dijo Erin—. Qué mal. Bueno, entonces Les, ¿no?
Suspiré.
—No me ha llamado. —Qué gran sorpresa. Probablemente habrá
decidido que ni siquiera el hecho de que tuviese novio me hacía lo
suficientemente interesante como para pasar toda una noche conmigo.
—Oh, te llamará. Estuve hablando con Keith esta noche y me dijo que
Les no podía parar de hablar de ti después de la fiesta. Le encantó tu
piercing del ombligo. Dijo que era genial.
Me miré los dedos gordos de los pies. Debería volver a pintarlos. A lo
mejor de negro. Sí, negro estaría bien. Nada de colores alegres para mí
esta noche.
—¿Lily? ¿Me oíste? Les está loco por ti.
—Sí. —No tenía esmalte de uñas negro. Puede que sí mezclaba azul,
púrpura y verde, pudiese formar un color turbio y un tono marrón vomitivo
que reflejase mi estado de ánimo. Así podría mantenerme hasta que me
pudiese comprar el negro.
Sonó el pitido de la llamada en espera y mi corazón dio un salto. Me
alejé el teléfono de la oreja para mirar la pantalla. Srta. Jespersen. Por
favor, que sea Rafe y no la señorita Jespersen.
153
—Rafe me está llamando. Tengo que irme. —Colgué incluso antes de que
Erin acabase de ordenarme que le contara si Les llamaba.
—¿Hola?
—Hola Lily. Soy Rafe.
Mi corazón dio un pequeño salto.
—¿Qué pasa?
—Olvidé decirte que no habrá ensayo mañana por la noche. Voy a salir
con Paige. Tengo que hacerlo ahora que ya no la veo en los ensayos. —
Su voz sonaba fría y reservada, como si estuviese llamando al dentista
para pedir cita.
Me hundí en la almohada.
—Ah.
—Pero puedes ensayar por tu cuenta, ¿no? Quiero decir, ya conoces
bastante la música, ¿no?
—Claro. —Arranqué una pelusa pegada en el edredón. Oh, por supuesto,
podía ensayar yo sola. Había estado sentada sola en el piano durante
años. Ya lo tenía superado.
Rafe se aclaró la garganta:
—Así que, eh, ¿te recojo el martes a las siete?
Me enderecé enseguida. ¿Aún estaba en pie lo del martes por la noche?
¡Estaba segura de que iba a cancelarlo!
154
—¿Para nuestra cita no cita? —pregunté cautelosamente, asegurándome
de haberle entendido. No iba a dar otro alocado paso en falso esta
vez.
Él dudó.
—Eh, sí.
—No puedo esperar. —Me aclaré la garganta—. Para nuestra cita no cita
—agregué, quería dejarle muy claro que sabía dónde estábamos. Habría
hecho cualquier cosa con tal de acabar con esa terrible incomodidad
que crecía entre nosotros. Hubo una pausa e hice una mueca. ¿Lo había
empeorado al enfatizarlo? ¿Es que no podía hacer nada bien?
—Eh, Lily…
—Tengo que colgar. Voy a cenar. Nos vemos el martes. —Colgué antes
de que él pudiera sacar lo del semi. Esa invitación había sido el
momento más vergonzoso de mi vida. ¿Yo le pedía que me llevara al
baile y él llamaba, doce horas más tarde, para decirme que tenía una
cita con su verdadera novia? Humillación total. El teléfono sonó otra vez
y respondí al primer timbrazo, mi corazón daba saltos ante la persistencia
de Rafe. ¿Y si había cambiado de opinión?
—¿Qué?
—¿Lily?
—Ah… —No era Rafe. Volví a recostarme sobre mi almohada,
decepcionada. Era la voz de un chico que no reconocí—. ¿Chris? —Tal
vez la banda iba a ensayar sin Rafe.
—No, soy Les. ¿Quién es Chris? Pensaba que tu novio se llamaba Rafe.
155
¿Les? ¿De verdad estaba llamando? Vaya. No podía creerlo. No es que
me emocionara demasiado. Sabía por qué Les me prestaba atención.
—Chris es mi otro novio —dije—. Lo siento. Es difícil llevar la cuenta.
—¿De verdad? ¿Tienes dos?
Puse los ojos en blanco ante el tono excitado de su voz. Estaba tan
claro que iba a perder cualquier interés cuando descubriese que no
tenía ninguno.
—¿Qué pasa, Les?
—Bueno, el semi. Dijiste que me darías una respuesta esta noche.
Me mordí el labio. ¿Qué elección tenía? Tenía que buscarme una vida y
Les era el único que me lo había pedido.
—¿Lily? No me dejes esperando.
Ir al semi con él sería el primer paso hacia la construcción de una nueva
vida social e ir con él me haría ganar algo de respeto después del
fracaso con Rafe. Tenía que aprovecharlo.
—Sí, iré.
—Excelente. —Su voz sonaba melosa, pero llena de satisfacción.
Suspiré. ¿Por qué no estaba más emocionada? Es decir, era apuesto, era
un estudiante de segundo año y yo le gustaba. O por lo menos le
gustaba la persona que él creía que era. Esto era casi el paraíso,
¿verdad?
—Bueno, los chicos están pensando en alquilar una limusina para las
cuatro parejas. ¿Suena bien?
156
Hice una mueca:
—¿De verdad? ¿Una limo? —Nunca antes había estado en una limosina.
—Sí. Será como, ¿cena primero y luego el baile? ¿Y después de regreso a
casa de Keith para post fiesta? ¿Nadar a medianoche y más cosas?
Y más cosas. No me gustaba como sonaba eso. Para nada. A ver, la
madre de Keith no salió ni una vez en todo el tiempo que nos pasamos
en la piscina. ¿Qué pasaría de noche? ¿Cómo cuando sus padres
estuviesen dormidos? ¿Qué tipo de cosas tenía en mente? De repente
me puse muy nerviosa.
—Así que, ¿la limusina debería pasarse por tu casa o tú y las chicas
piensan quedar?
Pestañeé.
—En casa de Erin. Puedes recogerme en casa de Erin. —Como si fuese a
meterme en esa limo yo sola. Había sido bastante difícil entrar a la fiesta
en la piscina sola. Así que esta vez llevaría refuerzos.
—Entendido. ¿Te parece bien a las cinco?
—Claro. —Abrí el cajón de la mesita de noche y saqué el esmalte de
uñas azul. Hora de empezar a preparar a la nueva Lily—. De acuerdo,
entonces. Tengo que irme.
Colgué y dejé el teléfono encima de la almohada. Genial. Mi vida era
genial. Tenía a Les asegurado. Nada de piano. Nada de audiciones.
Todo era perfecto. ¿Y entonces por qué estaba tan triste?
157
Para el jueves por la noche, era un manojo de nervios. Había ensayado
la música de la banda hasta memorizarla perfectamente, pero me daba
cuenta de que al tocarla sonaba pesada y sosa. Estaba tan frustrada
que quería arrancarme el cabello. Pero ser calva sólo traería dificultades
a mí ya complicada vida social, así que tenía que conformarme con
enterrar la cabeza en la almohada y gritar hasta que me ardiera la
garganta. Resultó que lo de los gritos sofocados ayudaba un poco, así
que fue un buen descubrimiento. ¿Ves? Las cosas no estaban tan mal,
¿verdad?
Me pasé todo el lunes y el martes debatiendo sobre nuestros planes
para el semi en la escuela, con mis amigas; y preocupándome más y más
por lo de la fiesta de después. Mis amigas estaban totalmente decididas
a tener algo de acción con sus parejas, pero la idea de que Les viniera
a darme un beso no funcionaba para mí. Para nada.
Mi única esperanza era que mis padres no me dejaran ir al semi y casi
había funcionado. Mamá se había puesto como loca cuando se enteró
de que el baile era la noche antes de la audición. Pero tan pronto
como lo dije mi padre se había puesto en modo “Lily necesita ir”. A ver, sí,
genial, porque eso quería decir que él había aceptado el hecho de
que no iba a ir a la audición, pero… ¡vamos! ¡No quería tener que lidiar
con lo de la fiesta de después! Aunque tampoco es que pudiese
negarme. Es decir, apenas estaba empezando a tener una reputación y
a salir de la fosa de los perdedores. Y si aguaba la fiesta, me mandarían
de vuelta a perdedorlandia.
158
Y Rafe. Ugh. No podía soportar el hecho de tener que verlo. Estaba
completamente avergonzada. Pensé en cancelar lo de la cita no cita
del martes por la noche. De hecho, hasta agarré el teléfono para
llamarlo una vez. Pero al final, no pude. Y no era sólo por la cita. Era el
hecho de pensar que había prometido mostrarme cómo la música podía
ser divertida. Tenía que averiguar si él tenía razón.
Rafe llegó cinco minutos antes. Lo vi estacionando el Jeep mientras
terminaba de ponerme los pendientes. Casi me los clavé en la mejilla
cuando oí la música atronadora que salía de los altavoces. ¡Al final
había venido! Bajé las escaleras y corrí a abrir la puerta justo cuando él
estaba estirando la mano para golpear. Parecía sobresaltado, como si
hubiese abierto la puerta y hubiese saltado sobre él. Maldición. ¡Ahora él
sabía que lo había estado espiando! Pestañeé con fingida sorpresa.
—¿Rafe? Estaba a punto de ir a recoger el correo. ¿Ya es la hora?
Él asintió, sus ojos estaban registrando el precioso modelito que me
había pasado tres horas eligiendo. Una minifalda, mis botas Uggs y un
top negro que enseñaba el bronceado de la fiesta de la piscina y el
piercing del ombligo. Su mirada se detuvo un momento en mi estómago y
noté que me acaloraba.
—¿Piercing en el ombligo? —preguntó—. No pareces de ese tipo.
Oh… Iba a derretirme si seguía mirándome tan atentamente. Él estaba
tan bueno en ese par de pantalones de jeans, con su camiseta negra y
sus botas negras. Tenía puesta una chaqueta de cuero y el cabello un
poco revuelto. También llevaba un collar de cuero anudado con una
herradura colgando, que lo hacía aún más sexy. Mis padres iban a
alucinar. Parecía el típico chico malo.
159
Sonreí.
—No les digas a mis padres lo del piercing del ombligo.
Alzó una ceja, contemplándome como si me estuviera viendo por primera
vez.
—¿No lo saben?
—No. —Me anudé un jersey alrededor de la cintura—. ¿Ves? Está
escondido.
Él sonrió.
—Qué rebelde.
—Eh, fuiste tú el que me dijo que me olvidara de los adultos, ¿cierto?
Me miró intensamente, como si estuviera intentado descifrar cómo era
posible que Lily, la pianista clásica, estuviese usando joyería para la
barriga.
—Mmm…
—¡Mamá! —grité, siendo semi consciente de lo tan atentamente que Rafe
estaba estudiándome —. ¡Rafe está aquí! ¡Nos vamos!
—¡Espera!
El sonido metálico de una olla chocando con algo nos llegó desde la
cocina y mi madre salió, limpiándose las manos en los pantalones. Mi
padre venía justo detrás de ella. Mamá miró a Rafe y recorrió su atuendo
con la mirada:
160
—Así que tú eres el sobrino de la señorita Jespersen —dijo, sonando
escéptica. ¿Y por qué no iba a estarlo? Al verlo no parecía que la
sangre de Crusty estuviese corriendo por sus venas.
—Sí, señora. —Estrechó su mano y luego la de mi padre—. Rafe Turner.
Encantado de conocerlos a ambos. No entretendré a Lily hasta muy
tarde y tendré mi teléfono conmigo en todo momento por si necesitan
localizarnos. Puedo darle mi número si quiere.
Mi padre alzó las cejas y yo noté como me llegaba el calor a las mejillas.
Rafe se estaba comportando como la cita perfecta. Como si estuviese
intentando impresionar a mis padres. La expresión de mi madre se suavizó
y sonrió.
—Sí, lo del número de teléfono sería genial.
—No hay problema. —Tomó el lapicero y el papel que le pasaba mi
padre y garabateó algo—. El espectáculo dura hasta las diez, así que
deberíamos estar de vuelta para las diez y media. ¿Les parece bien?
¿Espectáculo? ¿Qué espectáculo? ¿Es que íbamos a ir a algún
espectáculo? Mi madre frunció el ceño:
—Es un poco tarde para una noche de entre semana.
—¿Qué espectáculo? —preguntó mi padre.
Rafe sonrió, mirándome de reojo con picardía.
—Vamos a ir a un piano bar.
Fruncí el ceño.
161
—¿Qué es un piano bar? —Sonaba terrible—. ¿Es que todo el mundo se
sienta por ahí a beber y hablar de cuántos tipos de piano hay o algo
así? —Sinceramente, no me imaginaba lo que podía ser un piano bar.
Rafe me guiñó un ojo.
—Es una sorpresa. No te preocupes. Te gustará.
No pude evitar poner cara de pánico.
—No sé…
—Oh, vamos, Lily. Confía en Rafe. —Mi padre pasó el brazo alrededor de
mi madre, con una sonrisa presumida en la cara—. Diviértete.
Miré a mi padre con los ojos entrecerrados. ¿Qué era lo que él sabía y
yo no?
—Papá…
—Nos lo pasaremos muy bien, gracias. —Rafe estrechó sus manos otra vez
y entonces me aguantó la puerta, igual que si estuviéramos en una
verdadera cita. Y no lo estábamos. Yo ya lo sabía, pero no había
manera de engañarme mientras pasaba delante de él y bajaba los
escalones de la entrada. Deseaba que lo estuviéramos. Deseaba que
Rafe estuviese allí como mi novio y que me estuviese llevando a una
verdadera cita. De verdad lo deseaba.
Iba a ser una noche muy larga.
162
Traducido por Jhos
Corregido por Aciditax
einte minutos después, Rafe golpeó la puerta lateral de un bar en
el centro de Boston. ¡Un bar! ¡En serio estábamos yendo a un bar!
¡Y mis padres habían aceptado! Me moví nerviosamente junto a él,
inspeccionando la calle buscando oficiales de policía para arruinarnos.
—¿No nos vamos a meter en problemas? No es como si tuviéramos
veintiún años.
Rafe mi guiñó un ojo.
—Este no es ese tipo de bar.
Sí, lo que sea, estaba haciendo demasiado hincapié en su empalagoso
guiño. Bueno, está bien, sólo era un poco empalagoso. ¡Argh! ¡Tenía que
parar de dejarle hacerme esto! ¡Esto era sobre una noche de piano, no
una cita!
La puerta fue abierta por una hermosa mujer que parecía de la misma
edad que mi madre. Llevaba un vestido negro de seda y tacones altos y
exudaba clase y sofisticación. Nos sonrió nosotros, sus ojos brillantes
pero un poco dudosos.
V
163
—Me alegro de verte, Rafe. —Ella lo alcanzó y lo abrazó, pero vi a Rafe
tenso antes de que lo agarrara.
¿Quién era?
Lo soltó y me miró.
—¿Y quién es tu amiga?
Rafe puso su abrazo a mí alrededor.
—Esta es Lily Gardner. Ella es pianista. Lily, esta es mi madre, Rose Turner.
¿Su madre? ¿La que le había echado? De ninguna manera.
El rostro de Rose se iluminó y me sonrió con genuina calidez.
—¿Tocas el piano? ¡Que adorable! ¿Tal vez podrías tocar para nosotros
esta noche?
Me congelé.
—Um, lo siento, pero estoy retirada.
Rose sonrió con comprensión y tocó mi mejilla, de la misma manera que
antes había hecho Rafe.
—Por supuesto. —Retrocedió un paso—. Vamos adentro. Las puertas no
están oficialmente abiertas hasta dentro de veinte minutos, así que
siéntanse libre para pasear. —Ella pasó sus dedos a través del cabello
de Rafe, dándole una mirada triste, entonces dio media vuelta y se alejó
en la parte posterior del club.
—Sentarse en frente es mejor. —Rafe aclaró su garganta y comenzó a
caminar a través del club. Había mesas por todos lados, con pequeñas
velas blancas en el centro de cada una. A lo largo del perímetro de la
164
habitación había pianos negros. Había cinco en cada lado, con dos
grandes pianos en el frente de la habitación. Todos los pianos estaban
elevados, por lo que estaban a un par de pies del suelo. El techo era
bastante alto y del tipo curveado, con todo tipo de hermosas tallas.
—¿Qué es este lugar?
—Ya lo verás. —Rafe se detuvo junto a una mesa en la segunda fila, justo
en medio—. Esta es mi mesa favorita.
Me senté junto a él y exploré la sala. Había gente bulliciosa alrededor,
gritando y haciendo cosas organizadas. Era una especie de energía
frenética, pero no una mala. Del tipo de emoción y diversión. Uno de los
chicos arrojó un paquete de servilletas sobre nuestras cabezas y alguien
más la atrapó y corrió lejos, gritándole a alguien más.
Sonreí.
—Este lugar es genial.
—Sí. —Rafe se inclinó hacia atrás en su silla, observando el lugar con la
expresión de alguien que estaba muy conectado con la sala. Parecía
tan en paz, tan supremamente contento de estar aquí, a pesar de la
frenética energía del lugar.
¿Qué era este lugar para él?
Una mujer con un chaleco marrón y camisa blanca vino y puso dos
aguas, dos refrescos y un plato de vegetales y patatas fritas frente a
nosotros.
—Me alegro de verte, Rafe. Ya ha pasado un tiempo.
—Gracias, Jeannie. —Le sonrió y ella sonrió de regreso.
165
Cuando Rafe tomó su bebida, lo miré.
—¿Vienes aquí a menudo?
Se encogió de hombros.
—Normalmente. Mi madre y mi padre son los dueños, así que básicamente
crecí aquí.
Inspeccioné la sala más cuidadosamente. ¿Este lugar era de los padres
de Rafe? No me asombraba que pareciera tan en casa aquí. Este era su
territorio.
—¿Dónde está tu padre?
—Probablemente escondiéndose atrás. Ellos tratan de evitarse el uno al
otro, ya que no pueden estar en la misma habitación sin gritarse entre
ellos. —La amargura en su voz me hizo mirar de regreso a él, pero estaba
mirando a algo invisible en el escenario—. Dejé de venir cuando el lugar
se convirtió en una zona de guerra —murmuró.
—Oh. —No podía imaginar a mis padres peleando como esto. Los
hombros de Rafe estaban tensos y su mandíbula apretada. Sin pensarlo,
toqué la parte posterior de su mano—. Eso apesta.
Él miró mi mano sobre la suya, pero no la apartó.
—Sí, apesta.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que estuviste aquí?
Dio la vuelta a sus manos, por lo que su palma estaba contra la mía y
curvó sus dedos a través de los míos, frotando su pulgar en mi palma.
166
—Desde el día que me dijeron que se iban a divorciar. Cerca de ocho
meses.
Mi mano se sentía tan caliente en la suya. Era simplemente perfecto.
—Eso es una eternidad. ¿No lo extrañas?
Se encogió de hombros.
—No quería venir aquí y ver a mis padres gritándose el uno al otro.
—Sí, puedo ver eso.
Caímos en silencio por un momento y miré a una mujer arreglar un ramo
que estaba en el escenario entre los dos pianos.
—Entonces, ¿cómo viniste aquí ahora?
Me miró, había algo latente en sus ojos que no pude descifrar.
—Porque quise traerte aquí.
—Oh. —Una calidez me llenó y agaché la cabeza contra la súbita
urgencia de abrazarlo.
Miré lejos, notando que la sala estaba llenándose con clientes. Se
estaba volviendo fuerte y ruidoso.
Las personas estaban riéndose y claramente entusiasmados por una
buen rato. Entonces me enderecé y miré a una mujer a través de la sala.
Llevaba unos jeans, un top brillante rojo y le estaba hablando a la
madre de Rafe. Riendo con la madre de Rafe. Casi se parecía a…
—¿Rafe? ¿Esa es tu tía?
Él siguió mi mirada y asintió.
167
—Sí, ella es una clienta fija en los martes por la noche.
—¿En serio? —Miré a Crusty mientras se giraba hacía un hombre mayor y
atractivo que llevaba pantalones color kaki y una camisa polo. Ella dijo
algo que lo hizo reír y entonces pasó su brazo a través del suyo. Ella
estaba sonriéndole y riéndose. Parecía tan casual, relajada y feliz. Eso
era tan raro que casi incluso no podía comprenderlo—. Parece tan
normal. Nunca pensé en ella como teniendo una vida fuera de la
escuela de música. ¿Es ese su novio?
—Sí. Es un bombero.
—¡De ninguna manera! ¿Crusty saliendo con alguien que se ensucia para
vivir? —Increíble. ¿Cómo podía esta ser la misma mujer que me torturaba a
diario?
Rafe agarró un par de patatas de nuestra cesta y se las metió en la
boca.
—Te lo dije, es bastante genial. Es la única que me dio permiso para
hacerme un tatuaje. Mis padres nunca lo hubieran hecho.
Miré su tatuaje.
—¿Qué es, exactamente? No lo puedo entender.
—¿Mi tatuaje? —Rafe giró su brazo hacia mí y subió su manga, dándome
una clara vista. Era un mosaico de todo tipo de diferentes formas en
brillantes colores, tan vibrantes que casi saltaban de su brazo—. Es
música —dijo.
—¿Música? —Miré más de cerca, pero no podía ver ninguna nota o
instrumentos—. No lo entiendo. ¿Es como arte moderno o algo? —Toqué
168
una forma geométrica azul brillante en sus bíceps—. ¿Esto se supone que
es un piano?
Él se rió.
—No, esto no es literalmente música. Es como la música se siente para mí
cuando la toco. —Señaló un rayo—. ¿Ves esto? Eso es como se siente
cuando toco ese primer golpe en mi batería. Como algo que salta a la
vida dentro de mí. Todos los colores y formas son lo que siento cuando
toco. Es como… —Se detuvo, como si estuviera tratando de pensar—. Es
como una explosión dentro de mí y cada nota que toco es otro color,
otra forma, como el sol que explota y gira dentro de un millón de piezas
del arcoíris.
Lo miré asombrada, abrumada por su descripción.
—Eso es la cosa más asombrosa que he escuchado. —Estaba
repentinamente llena con una desesperada necesidad de sentir lo que
estaba diciendo—. Mi música nunca se sintió como eso —dije—. Eso es
increíble.
Él sonrió, una enorme sonrisa cálida.
—Sé que entiendes lo que quiero decir.
—Pero no. Nunca lo he experimentado. —Extendí mi mano sobre su
tatuaje, presionando mi palma en él, como si pudiera absorber ese tipo
de energía simplemente por tocarlo—. Quiero eso —susurré—. Quiero
sentir eso de lo que estás hablando.
Puso su mano sobre la mía, sosteniendo mi palma en su brazo.
—Lo harás —dijo—. Por eso estamos aquí esta noche.
169
—¿De verdad? —Busqué en su rostro y sólo vi genuina honestidad—.
¿Piensas que puedo sentirlo como tu tatuaje? —Corrí mis dedos sobre su
brazo, pretendiendo que estaba volando sobre las teclas del piano en
lugar de su piel.
—Lo sé. —Me miró y por un momento, todo quedó lejos. El ruido, el
bullicio, las deslumbrantes luces del escenario, las personas. El mundo
sólo se detuvo, hasta que no había nada salvo Rafe, yo y la promesa de
su tatuaje viniendo a la vida para mí.
Rafe se inclinó hacia mí, sus ojos buscando en los míos, todavía
sosteniendo mi mano en su brazo.
—Tengo que preguntarte algo.
Sentí un nudo en mi garganta por la intensidad en su expresión. Mi
corazón comenzó a tronar en mis oídos.
—¿Qué?
Vi las dudas en sus ojos, un anhelo que no entendí.
—El domingo —dijo—. ¿Me pediste ir al semi-formal contigo?
Oh… ¿eso es lo que quería saber? Presioné mis labios juntos. ¿Qué
respuesta quería?
—Yo…
—¿No va a ir tu novio contigo? —Estaba mirando mi cara tan
cuidadosamente que sentí que estaba tratando de derrumbar mis
defensas y sacar todos mis secretos directamente de mi mente.
Me moví inquieta en mi silla.
170
—Bueno… —Mierda. ¿Qué debería decir? Quiero decir, ¿iba a admitir
que había mentido todo el tiempo?
—¿No tienes una cita? —preguntó.
Oh, hombre. La forma en la que estaba mirándome, como si era la única
cosa en el mundo entero digno de notar, era abrumador e increíble. De
repente quería que supiera la verdad. No quería mentirle. De cualquiera
en el mundo para saber quién era en realidad, quería que fuera Rafe.
—Bueno, supongo que tengo una cita, pero sólo le dije que sí anoche
porque, bueno…
Algo brilló en sus ojos.
—Tú de verdad me lo pediste.
Abrí mi boca para decirle que sí, para confesárselo todo, cuando
recordé a Paige. Anoche, Rafe había salido con ella. No importaba lo
que dijera, no cambiaría eso y si le decía que mentí, podría pensar que
me gusta y entonces toda esta intimidad se habrá ido. No podía tener a
Rafe de nuevo porque lo estaba acechando. Quería que permaneciera
como estaba. No podía exponer la verdad y, ¿por qué debería? Él tiene
novia, así que la verdad no va a beneficiarme en algo, pero podría
hacerme perder todo.
—No, no te lo pedí. —Logré un bufido de risa y empujé mi mano libre,
incluso aunque mi corazón estaba golpeando—. Sólo estaba
preguntando en caso de que necesitara pedirlo después. Como si mi
cita fuera atropellado por un autobús o algo.
Él me disparó una mirada escéptica, haciendo claro que no me creía.
171
—¿De verdad piensas que encajaría en el semi-formal de St. Mary? —Ahí
estaba un parpadeo de vulnerabilidad en su rostro y noté que él estaba
serio.
¿Él no pensaba rebajarse por un baile en St. Mary? Estaba loco. Yo
sabía todo sobre no sentirse lo suficientemente bueno y lo superé. Así
que, lo miré directo y le dije la verdad.
—Tú encajas en cualquier parte que quieras, Rafe. En cualquier lado.
Una lenta sonrisa curvó sus labios y sonreí de regreso.
—¿Tu novio va a ir a Inverness? —preguntó.
Ahí estaba. Mi oportunidad de decirle que Les no era mi novio. Pero,
¿cuál era el punto? Él sólo tomó anoche a Paige. Ella no era falsa y no
quería que Rafe estuviera incómodo de nuevo a mi alrededor. Este
momento era tan bueno como para arruinarlo. Entonces, asentí.
—Les es un estudiante de segundo año. Juega al futbol americano.
—Ah. Un jugador de fútbol americano. —Rafe me dio una mirada
especulativa—. No creo que seas del tipo de estar con un jugador de
futbol americano.
No lo era, pero, ¿cómo lo sabía?
—¿Cuál es mi tipo? ¿Tú?
Él parpadeó.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso?
172
Oh, Dios. ¿En serio había dicho eso? ¿Sólo cuando acabábamos de
pasar la torpeza de él creyendo que me gustaba, tenía que ir y decir
bruscamente eso? ¿Qué estaba mal conmigo? ¿En serio?
—Sí —dije, tratando de convertirlo en una broma—. Eres el sobrino de la
mujer que está en este mundo para torturarme. Mi chico de ensueño.
Su mirada se estrechó y la calidez se desvaneció de sus ojos.
—¿Me juzgas por ser el sobrino de la tia Joyce?
No. Creo que eres perfecto. Como si pudiera decir eso. Entonces, me
encogí de hombros y agarré una zanahoria del plato en nuestra mesa.
—Ella me odia.
Rafe frunció el ceño.
—Ella no te odia. —Miró alrededor y entonces se inclinó hasta que sus
labios estuvieron a sólo unos centímetros de mi oído—. No se lo digas a
mis padres, pero ella me salvó cuando ellos enloquecieron, Lily. Ella es
dura, pero sin ella… —Se detuvo y lo miré. Su rostro estaba tan cerca del
mío, todo lo que tenía que hacer era inclinarme y entonces nuestros
labios…
Entonces noté sus ojos. Estaban tan tristes. Tan increíblemente solitarios.
Toqué su mejilla y agarró mi mano y la sostuvo contra su rostro.
—Sin ella, lo habría perdido. Dale una oportunidad para ayudarte
también, Lily. Es todo lo que ella quiere hacer.
Presioné mis labios juntos y traté de comprender lo que estaba diciendo.
Ella había hablado con mi madre en darme un descanso de las
173
lecciones y ella estaba aquí esta noche, ¿cierto? Además si a Rafe le
gustaba, entonces tenía que estar bien, ¿no?
Las luces de pronto se atenuaron y la madre de Rafe caminó en el
escenario.
—Quiero darles la bienvenida a nuestro tradicional noche de Martes de
la Batalle de las teclas.
Rafe y yo nos giramos hacia el escenario y sentí a Rafe inclinándose en
su silla y descansar su brazo sobre el respaldo de la mía. Probablemente
porque estaba más cómodo así. No porque estuviera haciendo un
movimiento. Pero aun así, supe que eso significaba que sintió nuestra
conexión. Tal vez era sólo como amigos, pero todavía estaba allí entre
nosotros, una comprensión. Algo muy genial.
Sonreí y me incliné contra su brazo. Rafe podía estar saliendo con Paige,
pero esta noche, éramos sólo nosotros. Pero me di cuenta de que era
bueno que fuera al semi-formal con Les. Necesitaba hacer cualquier
cosa para detenerme de pensar en Rafe como un novio, porque una
noche como esta era simplemente una forma demasiado tentadora. No
quería perderlo por hacerle creer que me gustaba o lo deseaba como
mi novio.
No iba a ocurrir y tenía que superarlo.
Rafe apretó mi hombro para conseguir mi atención, entonces me guiñó
un ojo.
—Estás a punto de ver como el piano puede ser divertido —susurró.
174
—Imposible —susurré de regreso, pero no pude evitar mirar a su tatuaje. El
anhelo apoderándose de mí. Quería sentirme como eso. De verdad, lo
quería.
Escuché un furioso estallido de música desde mi izquierda y giré
alrededor. Un tipo con un chaleco negro de cuero y con cresta estaba
al piano, tocando la más asombrosa música que había escuchado. Era
rápida, frenética y loca. Escuché con asombro, sorprendida, mientras el
golpeaba. Entonces deslizó la cuerda final y antes de se hubiera
esfumado, la música saltó desde mi otro lado.
La multitud entera volvió a girarse a la derecha, donde una mujer con un
traje azul marino estaba aplastando las teclas.
—¡Guau! Es asombrosa. —Me incliné pasando a Rafe, tratando de
acercarme a ella.
Él se rió y descansó su brazo sobre mi espalda cuando me incliné sobre
él.
—Sólo espera. Se pone mejor.
—De ninguna manera. —Y entonces sólo como eso, ella se detuvo de
tocar y la música de piano estalló desde mi izquierda. Azotó alrededor
de nuevo y el centro de atención estaba en el segundo piano. Ahí
estaba un hombre mayor con el cabello gris haciendo que las teclas
vinieran a la vida con fuego y pasión. Estaba de pie, bailando y
balanceándose a través de su canción, con la energía estallando de su
cuerpo y de la música.
Entonces se detuvo y el segundo piano de la derecha estalló dentro de
la luz. Estuve cerca de caer sobre Rafe en mi esfuerzo por ver quien
175
estaba tocando, para atrapar un vistazo de quien fuera que estaba
ejecutando esa música que me hacía explotar por dentro.
—¡Esa es tu madre!
Él estaba tocando el piano en mi espalda, golpeando su pie izquierdo
al ritmo con la música.
—Sí. Es buena, ¿eh?
—¡Increíble!
Entonces la música estalló del otro lado y volví a girarme.
—¡Nunca escuché un piano como ese! ¡Es como si estuvieran hablándose
el uno al otro!
—Por eso lo llaman la Batalla de las teclas. —Me dio un codazo y señaló
el hombre de cabello color arena derramando la música—. Ese es mi
padre.
Reboté en el borde de mi asiento.
—¡No me asombra que seas un música tan asombroso! Desciendes de la
grandeza.
Me miró.
—¿Piensas que soy asombroso?
—¡Dios, sí! Mucho mejor que cualquiera de Mueller-Fordham! —Giré
alrededor cuando el tercer piano de la derecha comenzó a tocar.
Apreté el hombro de Rafe, dejando que la música barriera sobre mí. Era
rápida, enérgica y furiosa con el poder. ¡Nada aburrido sobre eso! ¡Esto
estaba vivo! ¡Todo! Las personas estaban gritando, aplaudiendo,
176
vitoreando y alguien incluso estaba de pie. ¡Debido al piano! Por el
rabillo del ojo, incluso vi a Crusty saltando y gritando—. Esto es tan
asombroso. Increíble. ¡No puedo creerlo!
Al instante en que el padre de Rafe terminó, salté sobre mis pies como
una media docena de otras personas y comencé a aplaudir como loca,
incluso cuando el próximo pianista saltaba a la palestra. Rafe se puso
de pie, también aplaudiendo fuerte.
Él me sonrió.
—¿Te estás divirtiendo?
—¡Esto está genial! —Pasé mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé,
mi cuerpo vibrando positivamente con emoción. La energía batió a
través de la sala cuando más personas saltaron a sus pies con un
estruendo cuando el siguiente pianista comenzó a tocar—. ¡Esta es la
mejor noche de mi vida!
Sus brazos fueron alrededor de mi cintura y de repente me di cuenta que
estaba colgando de él. Retrocedí, pero él no me dejo. Y seguidamente
estábamos mirándonos el uno al otro, sus brazos sosteniéndome contra
él, mis dedos en el cabello de su nuca. La música vibró a través de
nuestros cuerpos y todo lo que pude hacer era mirarlo, con mi corazón
golpeando.
Por un largo momento, sólo estuvimos ahí, en medio de todas esas
personas. La música estaba golpeando a través de nosotros. Las luces
estaban parpadeando. El suelo estaba sordo de todos los pisotones. La
música rasgaba a través del aire. Sentí como mi cuerpo estaba
chisporroteando con electricidad y apenas podía respirar mientras
estaba ahí de pie, con la mirada de Rafe trabada con la mía. Todo lo
177
que podía pensar era que quería que él me besara más de lo que
incluso había querido cualquier cosa en mi vida entera.
Su mirada bajó a mi boca y mi estómago dio un triple salto mortal. ¿De
verdad iba a besarme? ¿Justo aquí? ¿Delante de todas esas personas?
Entonces se aclaró la garganta, bajando sus manos de mi cintura y
dando un paso atrás.
E inmediatamente tiré mis manos fuera de su cabello y apreté mis puños a
mis lados.
Nos miramos otro largo momento y luego ambos nos sacudimos y giramos
a la vez para enfrentar al pianista que estaba tocando.
No hubo ni un sólo toque accidental entre nosotros el resto de la noche.
Pero todavía era la mejor noche que nunca había tenido.
Porque, por primera vez en mi vida, la música vino a la vida para mí,
exactamente de la forma que el tatuaje de Rafe había sido pintado,
exactamente de la manera que él dijo que lo haría. Y porque algo
había pasado entre nosotros que era tan asombroso como la misma
música.
Supe que nunca la olvidaría.
178
Traducido por Onnanohino Gin
Corregido por Aciditax
Me fui directamente a casa desde el bar, corrí al salón, me senté en el
piano e intenté imitar lo que había escuchado esa noche. Cerré los ojos
y visualicé el tatuaje de Rafe, con sus colores vibrantes como si tuviese
vida, saltando de su brazo y saliendo disparado directamente al aire.
Imaginé el suelo temblando por toda la gente eufórica que saltaba.
Sentí la presión en mi pecho, como si la música me golpeara y entonces
empecé a tocar.
Me olvidé de la música clásica y del rock, simplemente golpeé las teclas,
volviéndome loca con lo que salía volando de mis dedos. Mi madre
asomó la cabeza una vez y me detuve, pensando que diría que dejase
de tocar porque ya era tarde. Pero lo único que hizo fue sonreír; cerró
las ventanas para no molestar a los vecinos y volvió a subir las escaleras.
Así que seguí tocando.
Después de una hora, estaba bañada en sudor, mi corazón latía
acelerado y estaba completamente entusiasmada. Era increíble. No
recordaba la última vez que tocar el piano me había hecho sudar,
excepto cuando estaba enferma y no estaba lista para parar. A
medianoche, saqué las partituras de la música de la banda y empecé a
179
trabajar en ellas, cerré los ojos y me imaginé que estaba en el piano bar
y que todos gritaban, bailaban y aplaudían.
A la una de la mañana, saqué el teléfono de Rafe del papelito que les
había dejado a mis padres por si querían llamarlo. Él entendería lo
eufórica que estaba. Respondió al tercer timbrazo:
—¿Sí? —Su voz sonaba atontada y adormilada, casi colgué—. ¿Quién es?
Oh vaya, lo había despertado. Me estremecí, pero ya era demasiado
tarde.
—Soy Lily. Lo siento. No quería despertarte…
—Oh, hola Lily. —Noté que lo decía sonriendo e inmediatamente me
relajé. Le gustaba que lo hubiese llamado, se le notaba—. ¿Qué pasa? —
Se aclaró la garganta y oí cómo se movía.
Sonreí y acaricié las teclas con mis dedos:
—Sólo quería darte las gracias por lo de esta noche. Fue increíble. He
estado tocando desde que he vuelto a casa y estoy disfrutando
muchísimo.
Él se rió, con una risa profunda de barítono que me atravesó como el
ritmo con el que tocaba la batería.
—Te lo dije.
Sonreí.
—Sí, bueno, tenías razón.
—Siempre tengo razón.
180
—Eres imbécil —dije riéndome—. Así que, ¿nos vemos mañana en el
ensayo?
—¿Querrás decir hoy?
—Sí, hoy. —Hice una pausa, de repente no sabía qué más decir—. Bueno,
creo que me iré a la cama. —Estaba a punto de colgar cuando oí que
pronunciaba mi nombre, así que me llevé el teléfono al oído—. ¿Qué?
—Yo también me divertí —dijo—. Gracias por ir conmigo.
Sonreí.
—Claro.
—Mi madre me llamó cuando llegué a casa. Le gustaste y quiere que
volvamos alguna otra vez.
Mi sonrisa se volvió más grande y bobalicona, empecé a dar vueltas en
el taburete, con los pies colgando en el aire.
—Me encantaría.
—Hacía semanas que no me llamaba. Creo que le gustó que fuéramos.
Dios, qué horrible debe ser que tus padres no te llamen. Mi estado de
júbilo se desvaneció y de repente me dieron ganas de abrazarlo otra
vez.
—Cuando quieras, Rafe. Iré contigo cuando quieras.
—Gracias —gruñó. Nos vemos.
—Adiós. —Colgué y apoyé el teléfono sobre mis muslos. ¿Por qué él nunca
llevó a Paige allí? ¿Por qué yo?
181
Como estaba tan animada por lo de la noche anterior y el piano, los
ensayos fueron muy bien durante el resto de la semana. Cada vez que
empezaba a hartarme de la música, Rafe me recordaba lo de la Batalla
de las Teclas. Recordaba a todos en el público disfrutándolo y me
volvía a relajar, recordándome a mí misma que tenía que divertirme.
Y funcionaba.
El sábado por la noche, cuando estábamos montando los instrumentos
en la secundaria donde íbamos a actuar, me sentía muy feliz de estar allí.
Era tan distinto a prepararme para una actuación con otras personas.
No estaba sola. Tenía un equipo dándome su apoyo y esa era la mejor
de todas las experiencias. Estábamos riéndonos y metiéndonos los unos
con los otros, pero también ayudándonos entre todos para estar
eufóricos y listos. Esta preparación no trataba de estar sentada
tranquilamente y arreglar cada mechón de cabello que se me salía de
su sitio. Era sobre volverse loco y llenarse de emoción y energía.
¡No estaba sola y eso era alucinante!
Parecía que le caía bien a todos los de la banda, la música nos salía
bien y nadie había mencionado a Paige en toda la semana. Erin incluso
iba a intentar traer a Val y Delilah para ver a la banda esta noche.
¿No era genial?
Por fin, yo era genial. Me había olvidado de los vestidos azul marino y las
medias de nylon. Esa noche llevaba puesto un par de pantalones
blancos ajustados con rayas horizontales, una camiseta blanca ajustada
182
con un chaleco corto encima, guantes de encaje rojo sin dedos y un
collar genial que había comprado en el centro comercial el jueves por la
noche, con Angel. Incluso nos habíamos comprado un tinte para el
cabello, ahora Angel y yo llevábamos mechas rojas a juego en el
cabello. Puede que no tuviese un tatuaje cubriéndome un brazo entero
como Rafe, pero me sentía totalmente llena de poder y energía
corriendo por dentro de mí. ¡Estaba lista para llevar el rock al gimnasio!
Cuando sólo faltaban un par de minutos para que empezáramos a
tocar, yo estaba en el teclado, tocando mientras el gimnasio se llenaba
y Angel vino a mi lado. Sus uñas eran de color rosa neón y yo sonreí. Las
mías eran de un dorado brillante con rayas negras. Hoy no me sentía
nada celosa, me sentía genial.
Angel inclinó la cabeza hacia mí mientras afinaba su guitarra:
—Bueno, Lily, ¿qué pasa entre Rafe y tú? —Su voz y su lenguaje corporal
parecían casuales, pero yo supe instantáneamente que la pregunta no
lo era. ¡Me estaba intentando sacar información! Noté el calor en las
mejillas y la miré con una expresión de pánico.
—¿Qué quieres decir? —Seguramente ella no había notado que yo
estaba enamorada de Rafe desde hacía bastante, ¿o sí? Es decir, sabía
que nosotros éramos sólo amigos, pero eso no significaba que pudiese
parar las fantasías sobre lo que podría haber pasado si me hubiese
inclinado más en el piano bar y él me hubiese besado…
—Quiero decir, ¿qué pasa? —preguntó Angel con un poco más de
actitud.
Me aclaré la garganta y me concentré en quitarle un polvo imaginario al
teclado.
183
—Nada.
Ella resopló, inclinándose más e invadiendo mi espacio, abandonando
totalmente cualquier intento de aparentar que esta pregunta era casual.
—Nena, has estado babeando por Rafe toda la semana en los ensayos
y ustedes dos tenéis una especie de sonrisas secretas.
¿De verdad? ¿Teníamos sonrisas secretas? La emoción corría dentro de
mí y no pude disimular la sonrisa tonta que apareció en mi rostro.
—Sólo tocamos música.
Ella me tomó por la muñeca y la miré. Me estaba estudiando
detenidamente y su cara estaba muy seria.
— Rafe es un chico genial. No te juntes con él.
—¿Yo? —La miré, molesta porque se metía y me estaba culpando por la
química que había ido en aumento entre Rafe y yo esta semana. ¡Eso era
un asunto entre nosotros dos!—. Él es el de la novia.
—Y tú eres la del novio. —Me soltó la muñeca y su hostilidad se
desvaneció—. Él vuelve a parecer feliz, y si eso es por ti…bueno… — Me
miró con una expresión especulativa, como si estuviese intentando
descubrir de qué iba todo esto exactamente—. Si lo haces feliz, entonces
quiero que estén juntos. Pero no juegues con él. Si no quieres algo serio
con él entonces no te metas en su cabeza.
Me sentí mareada. ¿Yo hacía feliz a Rafe? ¿En serio? No tenía ni idea de
qué decir. NI siquiera estaba segura de poder hablar. Todo lo que
sabía era que él también me hacía feliz y que me había mostrado cómo
disfrutar de la música esta semana. ¿Por qué tenía una estúpida novia?
¡Argh!
184
—¿Lily? —Me miró—. ¿Te gusta?
Me mordí el labio.
—Tiene novia.
Ella me estudió atentamente:
—¿Y si no la tuviera?
Sentí que mi corazón se hundía y subí la barbilla.
—Sí que la tiene, ¿así que qué más da eso? No importa lo que yo piense.
Ella sonrió inmediatamente y le dio un golpecito a su guitarra.
—¡Te gusta!
¡Buah! ¡No podía permitir que saliera la verdad! La tomé del brazo:
—¡No! Eso sería una estupidez y…
—Hola Rafe —me interrumpió, mirando sobre mi hombro, con sus ojos
risueños.
Cerré los labios y noté cómo mi cara se encendía. No iba a darme la
vuelta. Pero lo hice, por supuesto. ¿Cómo evitarlo? Rafe me sonrió, sus
ojos oscuros recorrieron mi cuerpo.
—Estás muy guapa esta noche. No pareces una aburrida pianista.
No pude hacer nada más que devolverle una sonrisa radiante. Me
había pasado todo el día eligiendo lo que me iba a poner. Llevaba
unos pendientes largos geniales y un diamante falso en el piercing del
ombligo. Y sí, había comprado un sujetador nuevo en Victoria’s Secret.
Era uno de encaje rojo y podía verse un poquito a través de la
185
camiseta. ¿Rafe se habría dado cuenta de que iba vestida para ser
puro fuego y no para parecer aburrida? ¿Finalmente se daría cuenta de
que yo era la chica de sus sueños? ¡Argh! No debía importarme. Él tenía
novia. Y a mí no me importaba.
Angel le dijo bromeando.
—Cuando dejes de babear por ella, ¿podemos empezar a tocar?
Rafe se puso rojo inmediatamente y se alejó de mí, hacia el resto de la
banda.
—¿Están listos, chicos?
Yo dirigí mi mirada hacia Angel:
—¿Estaba babeando por mí? —susurré.
Ella sonrió y asintió.
—Totalmente, pasa mucho tiempo mirándote.
Sonreí para mí mientras ella ocupaba su sitio en el escenario. Todos
gritaron que estaban listos para el rock, así que Rafe fue hacia la batería
y empezó a tocar. Nash y Angel se unieron y yo también, cerrando los
ojos y dejando que mis caderas se movieran como las de los pianistas
del bar. Entonces Chris empezó a cantar y todo el mundo se volvió loco.
Abrí los ojos, alucinando por ver que de repente todos los estudiantes
habían empezado a gritar y bailar como locos. Todo por nosotros. Era
totalmente increíble. Le sonreí a Rafe y él me guiñó un ojo. Todo esto era
tan distinto a mis recitales, donde todo el mundo simplemente se sentaba
en silencio y aplaudía educadamente. ¡Esto era impresionante!
186
El baile acabó demasiado pronto y todos chocamos los cinco entre
nosotros cuando acabamos de tocar. Incluso Angel me abrazó.
Entonces, cuando me soltó, Rafe se acercó y también me abrazó. No fue
un abrazo rápido, como el de Angel. Sino uno largo y cálido, me apretó
fuerte, como si no quisiese dejarme ir.
—Lo has hecho genial —dijo. Estaba tan calentito y olía tan bien. Enterré
la cara en su pecho. ¿Este era simplemente un abrazo de amigo? Porque
se sentía como si fuese mucho más.
—Esto es lo mejor que me ha pasado —dije—. ¡Ha sido tan divertido!
—¿Te lo imaginas? —Me alejó un poco para poder mirarme, dejando una
de sus manos en mi cadera—. La música es divertida. Vaya concepto. —
Me acarició la mejilla y mi corazón empezó a acelerarse.
—Gracias a ti —dije—. Tú me enseñaste cómo disfrutarla. Te lo debo a ti.
—Nah, ha sido un placer. —Enredó sus dedos en mi cabello mientras Chris
se acercaba a mí, pero ninguno de los dos desvió la mirada del otro.
Rafe mantuvo la mirada fija en mi rostro:
—Me prometí que no diría nada pero… —Hizo una pausa.
—¿Pero qué? —¿Qué me iba a decir? ¿Angel tenía razón? ¿Iba a decirme
que le gustaba? ¿A pedirme que dejara a mi novio por él? Eh sí, ¡la
respuesta a esa pregunta iba a ser que sí!
Rafe me tomó por la parte de atrás del cuello:
—Creo que deberías ir a la audición.
187
Pestañeé.
—¿Qué? —¿Audición? ¿Quería que habláramos sobre la audición? ¿Pero
y qué pasaba con el abrazo? ¿Y con su forma de mirarme? ¿Y qué
pasaba con lo que había dicho Angel de que yo le gustaba?
—La audición del SMN—dijo, como si yo no hubiese caído—. No vayas
para tocar algo de Mozart o de Bach. Toca la música de la banda.
Toca algo que haga que te sientas viva. No tienes que tocar algo de
clásica para hacerlo genial.
—¿Por qué me estás hablando de la audición? —Acabábamos de dar la
actuación más increíble que había dado en toda mi vida, la química
entre nosotros era muy caliente, ¿y él quería hablar sobre la audición?
Me sujetó la cadera con más fuerza, sus ojos adquirieron un brillo salvaje
e intenso que me atravesó.
—Porque eres increíblemente talentosa, Lily, y mereces ser reconocida.
Pero debes hacerlo bajo tus propias condiciones. Toca lo que te guste.
De repente sentí que se encendía una llama de esperanza en mi pecho,
ante la posibilidad de ir y hacer la audición bajo mis propios términos.
Nunca antes se me había ocurrido algo así, pero esta noche había sido
impresionante. Esta noche, había amado la música. ¿Él tenía razón?
—No quiero que la presión…
—Yo te llevaré. Ni siquiera tenemos que contárselo a mi tía o a tus
padres. Simplemente iremos. —Su mirada estaba atrapada en la mía, y me
obligaba a no desviar la vista—. ¿A qué hora es la audición?
—Diez.
—Entonces te recogeré a las ocho y media. El próximo sábado.
188
Me sentía muy tentada a decir que sí, a zambullirme en lo que me ofrecía,
pero entonces regresé a la realidad, recordé cómo era estar atrapada
en esa sensación de estar atormentada y de odiar la música. No podía
volver a estar así. No podía hacerlo otra vez. Sacudí la cabeza y me
aparté de él.
—No, no puedo. No quiero.
Él me dejó ir, observé cómo respiraba profundamente, como si estuviese
intentando serenarse.
—Muy bien. Si quieres, iré contigo. —Se acercó y volvió a meterme los
dedos en el cabello—. Y si no, también está bien. Tú seguirás… —Y se
calló.
Yo aguanté el aliento:
—¿Yo seguiré qué? —¿Gustándote?
—¡Lily! —El grito de Erin fue como una sacudida repentina que nos hizo
dar un salto.
¡No! ¡Ahora no! Ignoré la voz de Erin y no me separé de Rafe.
—¿Tú seguirás qué? —dije con urgencia, moviéndome cerca de él—. ¿Qué
ibas a decir?
—¡Lily! —gritó Erin otra vez.
Rafe desvió la mirada hacia Erin y entonces nuestro momento se perdió.
¡Argh! Me giré para mirar a Erin a la cara y entonces casi me desmayé.
Estaba allí de pie y no sólo con Val y Delilah, sino también con los chicos
de Inverness. Incluyendo a Les. El cual miraba atentamente a Rafe. ¡Oh,
189
no! Dos novios falsos en el mismo lugar tenían toda la pinta de acabar
siendo un feo y terrible desastre. Rafe dejó caer la mano de mi cabello.
—¿Estos son tus amigos?
Sonreí, preguntándome cómo iba a salir de esta.
—Sí. —Rápidamente me giré y me apresuré hacia el teclado—. Creo que
deberíamos empezar a guardar nuestros instrumentos, ¿no?
Erin subió al escenario de un salto y Les fue detrás de ella. Erin chilló y se
abalanzó sobre mí para abrazarme. Bueno, esa salida rápida de “ir a
guardar los instrumentos” no había funcionado. ¡Maldición!
—¡Eres tan genial Lily! —chilló Erin—. ¡No tenía ni idea de que tuvieses todo
eso dentro de ti! Le dijimos a los vigilantes del baile que estábamos con
la banda y nos dejaron entrar, estaban delirando al hablar de lo
excelentes que habíais estado.
—Eh, gracias. —Mientras miraba a Les abracé a Erin. Él me estaba
sonriendo con demasiado aprecio y como satisfecho de sí mismo. En
cuanto Erin me dejó ir, Les me tomó por la muñeca y me atrajo hacia él,
dándome un abrazo.
—Has estado genial —susurró contra mi oído—. Y estás buenísima. —Me
dejó ir y alzó la voz—. No puedo esperar para verte con tu vestido del
semi la semana que viene. —Mis mejillas se encendieron y miré a Rafe. Él
estaba mirando a Les con el ceño fruncido. Les le sonrió—. Tú debes ser
Rafe.
—Tú debes ser Les. —La voz de Rafe sonó fría y baja, sin el más mínimo
rastro de amistad. Ninguno extendió la mano al otro, lo cual estuvo bien
porque parecía que Rafe estuviese deseando tirar a Les del escenario.
190
—¡Rafe! ¡Rafe! —Todos nos dimos la vuelta al mismo tiempo para ver una
familiar cabellera morena perteneciente a una súper sexy pianista que
tenía puestos unos jeans incrustados con brillantes y una camiseta negra
muy corta, corriendo hacia el escenario y alzando sus brazos hacia Rafe
para que la ayudara a subir.
Paige. Qué asco.
El rostro de Rafe se iluminó, agarró sus muñecas y tiró de ella para que
pudiera subir. Entonces ella se tiró en sus brazos y le besó, era un ataque
propio de una verdadera novia.
Y Rafe le devolvió el beso.
Justo ahí.
Delante de todo el mundo.
191
Traducido por Milyepes
Corregido por Aciditax
rin fue la primera del público en reaccionar al tango lingual
Paige/Rafe.
—¡Hey! —Ella pateó la espinilla de Rafe mientras él aún besaba a
Paige.
¡Oh, mierda!
—¡Ay! —Él quitó su boca de Paige y sostuvo su pierna, saltando lleno de
dolor—. ¿Por qué fue eso?
—¡Estás engañando a Lily! —gritó ella—. ¡Justo en frente de ella!
Una mirada de total confusión se apoderó de su rostro.
—¿De qué estás hablando? —Él me miró, mientras yo retrocedía, tratando
de desaparecer.
—¡Tú! —le gritó Erin—. ¡Engañando a mi mejor amiga!
—¿Qué...? —Rafe me miró mientras una súbita comprensión se expresaba
en su rostro—. ¿Les dijiste que estamos saliendo?
E
192
Yo estaba casi al borde del escenario. Si tan sólo pudiera salir de él y
desaparecer entre la multitud, podría llegar a casa a tiempo y mudarme
a un nuevo estado antes de que todos se dieran cuenta...
Paige golpeó a Rafe en el pecho y se zafó de sus brazos.
—¿Estás saliendo con Lily? ¡Me juraste que sólo estaba en la banda
porque tu tía te obligó a preguntarle si quería tocar! ¡Te pregunté si te
gustaba y me juraste que no! ¡Sabía que tenías algo que ver con ella!
Hice una pausa. ¿Paige pensaba que yo le gustaba? ¿En serio? ¿Había
notado algo en la forma en que él hablaba de mí?
—No estoy saliendo con Lily. —Rafe trató de tomar las manos de Paige
mientras ella le golpeaba el pecho, despotricando contra él.
—¡Lily! Dile que no estamos saliendo.
Me quería morir. Morir. Justo ahí.
Les dio un paso y puso su brazo alrededor de mi hombro.
—Voy a cuidar de ti, Lily. Vas a estar mejor sin él.
Estaba demasiado entumecida para sacudírmelo. Me quedé allí,
muriendo lentamente.
Los ojos de Rafe me fulminaron, había una ira furiosa en su rostro. Y
traición. Oh, Dios, me sentía muy mal.
—¿A qué juego estás jugando? —me exigió responder.
—Rafe. —Paige lo empujó con tanta fuerza que tropezó con uno de los
cables y se estrelló contra su batería. Salió volando, los platillos giraban
por el escenario y un tambor saltó por encima del escenario y rodó por
193
el suelo. Alguien le dio una patada e hizo un horrible sonido de un
instrumento moribundo. Oh no, sus hermosos tambores...
—No puedo creer que me mintieras —le gritó Paige.
—No lo hice. —Rafe se desenredó de la carnicería y se puso de pie,
dirigiéndose hacia mí—. Díselo, Lily. Dile a Paige la verdad. —Él me miró, la
acusación se veía profundamente en sus ojos.
Tragué saliva, todo dentro de mí se marchitó por la expresión en el rostro
de Rafe. Había reventado todo. Yo lo había traicionado de la peor
manera, como una amiga, violando totalmente la confianza que
habíamos construido. Nunca se recuperaría.
—No estamos saliendo —dije en voz baja—. Nosotros nunca lo hicimos.
Paige dejó de vociferar y me miró fijamente.
—Estás mintiendo.
No me fijé ni en Les ni en Erin. Sólo sostuve la mirada furiosa de Rafe.
—Lo siento, Rafe. Fue un accidente, y entonces, bueno, yo...
Les dejó caer su brazo de mi hombro y se apartó de mí, con una
expresión de puro disgusto en su rostro.
—¿Él no es tu novio? ¿Mentiste al respecto? ¿Por qué? ¿Para tratar de
conseguir que yo te llevara al semi? ¿Eres tan perdedora?
Erin golpeó a Les en el hombro.
—Ella no es una perdedora —gritó, desatando un mundo de Defensa de
Lily sobre él.
194
Rafe los ignoró a ambos para centrarse en mí, y yo no pude apartar mi
mirada de él. Todavía parecía molesto, pero había algo más en su rostro.
Algo más suave. ¿Confusión?
—¿Él no es tu novio? —preguntó.
Me mordí el labio y negué con la cabeza. Las lágrimas ardían en mis ojos
y luché por controlarlas, por ser fuerte.
—¿Por qué mentiste? —preguntó.
—Yo…
Todo el mundo esperaba que diera una explicación, pero no tenía
ninguna. Ninguna. Así que en su lugar, me giré y salí corriendo.
No me levanté de la cama hasta el miércoles, cuando mamá por fin se
dio cuenta de que realmente no estaba enferma y me obligó a volver a
la escuela. Todas mis amigas me habían llamado varias veces, pero no
respondí a las llamadas, ni siquiera cuando mi madre golpeó mi puerta.
Incluso Angel había intentado contactar conmigo.
Pero no Rafe.
Y Les tampoco.
Era horrible.
Y fue aún peor cuando entré en el aula y vi a Erin, Val y Delilah juntas en
un rincón. Susurrando. Todas felices, sin mí.
195
Me mordí el labio y me senté en mi escritorio, haciendo caso omiso de
ellas.
Entonces la silla junto a mí fue retirada. Miré hacia arriba para ver a Erin
sentada a mi lado, Val se sentó sobre mi escritorio y Delilah se dejó caer
en la silla a mi otro lado. Alcé la barbilla y las miré, desafiándolas a que
me acosaran. Yo era muy consciente de lo tan perdedora que era y
realmente no quería escucharlo.
—Entonces —dijo Erin—. Todas hemos hablado sobre ello y hemos
llegado a una conclusión.
Ellas ahora me iban a abandonar. Lo sabía.
—No me importa. —Apreté los puños debajo de la mesa, enterrando mis
uñas en las palmas de mis manos.
—Mira, hemos visto tu desempeño toda la noche —dijo Val—. Y es
bastante obvio que Rafe está enamorado de ti.
Sentí un nudo en mi garganta y miré mi escritorio.
—Eso no es gracioso.
—Estamos hablando en serio —dijo Erin. La miré y mis entrañas quedaron
atrapadas por la expresión en su rostro.
—¿De verdad?
—Sí. —Delilah me tocó el brazo—. ¿Él realmente está saliendo con la fea
morena esa?
Asentí lentamente, tratando de entender su respuesta inesperada. ¿Por
qué no me odiaban?
196
—Bueno, entonces por eso besó a Rafe, porque pudo ver como se
obsesionaba contigo durante el concierto —dijo Val.
La miré fijamente.
—¿En serio?
—Lo juro. Quería reclamarlo porque sabía que lo estaba perdiendo.
—¿Perdiéndolo? ¿Por mí? —Las miré a todas. ¿Por qué no estaban
acosándome por mentir? Pero no lo estaban. Todas estaban serias y sus
ojos brillaban de emoción—. ¿De verdad creen... que yo le gusto?
—Tanto como a ti te gusta —dijo Erin.
Sentí el calor en mis mejillas y Erin sonrió.
—Eres tan tonta. ¿Por qué no fuiste honesta con nosotras desde el
principio?
La verdad salió de mí antes de que pudiera detenerla.
—Debido a que todas ustedes tenían a estos tipos y yo no tenía a
nadie, y me sentía como una perdedora y luego solté la lengua y no
sabía cómo detenerla y... —Tomé una respiración profunda—. No tiene
importancia. Él tiene novia.
Erin suspiró.
—Sí. Está eso.
—Y Les ya no está interesado —dije.
—Les es un idiota —dijo Val—. Me alegro de que no vayas con él. No
quería decírtelo cuando te gustaba, pero hizo algunos comentarios muy
desagradables sobre ti después de la fiesta en la piscina. Es un cretino.
197
Eso no me sorprendió.
—Por lo tanto, creo que no voy a ir al semi. —Suspiré. Estaba de vuelta a
donde había estado el primer día de clase. Pero al menos mis amigas no
parecían estar interesadas en darme una patada. Eso estaba bien. No
sólo bien. Era increíble. Sabían exactamente lo que era y, aun así,
seguían siendo mis amigas. De hecho, incluso pensaron que yo era tan
fantástica que estaban listas para declarar el amor eterno de Rafe por
mí. Todo estaba bien.
Intercambiaron miradas significativas y rápidamente se incorporaron.
—¿Y ahora qué?
Val puso su mano sobre mi hombro y lo apretó con firmeza.
—Este es el trato, Lily. La primera regla de no ser una perdedora es no ser
derrotada. Tienes que ir al semi con un chico y demostrárselo a Rafe y a
Les.
¿Aló? ¡Esa fue la situación que creó este lío en primer lugar!
—¿Sí, como quién? —¿Otro tipo Inverness? Muchas gracias, pero prefiero
quedarme en casa y sacarme los vellos de las axilas uno por uno.
—El cantante de la banda —dijo Erin—. Todas decidimos que él es
totalmente lindo.
—¿Chris? —Me senté de nuevo y pensé en ello. Huh—. Él es muy lindo. Y sus
ojos azules son impresionantes.
—Hazlo —dijo Val—. Todavía puedes tener una cita cuádruple con
nosotras.
198
Yo las miraba, dándole vueltas a la idea de Chris en mi mente. Tenía
potencial, supuse.
—Tal vez…
La señora Griffiths entró en el aula y todos se deslizaron a sus asientos.
Erin apuntó una nota y la deslizó hacia mí.
Estuviste muy bien el sábado por la noche. ¿Has pensado en buscar una
banda para tocar de verdad? Estuviste genial.
Había subrayado la palabra bien seis veces y sonreí. Seguí mi dedo
sobre las palabras. Había sido divertido, eso era seguro. Pero había sido
muy divertido sobre todo por Rafe.
¿No había sido así?
Me decidí a hacerlo. Tenía que tomar el control. Tenía que ser dueña de
mi vida. O por lo menos conseguir una cita para el semi que no implicara
ninguna mentira, novios falsos, ni nada de eso. Sólo yo. Llamé a Chris el
jueves por la noche. Colgué las tres primeras veces que marqué.
Entonces llamé a Erin, tuve una charla motivadora y luego lo llamé de
nuevo.
Él respondió casi de inmediato.
—¿Sí?
Me aclaré la garganta.
199
—Um, ¿Chris?
—Sí. ¿Quién es?
Estuve a punto de colgar de nuevo, pero me obligué a contestar.
—Soy Lily. De la banda.
—Hey, Lil. —Su voz se calentó de inmediato—. Me pareció reconocer tu
voz. Fue un gran trabajo el del sábado. Te fuiste antes de que pudiera
decírtelo.
—Sí, bueno, toque de queda. —Me apuré antes de que pudiera
mencionar el incidente con Rafe—. Así que, de cualquier manera, tengo
este baile semi-formal en mi escuela el viernes por la noche y me
preguntaba si querrías ir conmigo. —Fui tan rápida con la invitación que
no estaba segura de que hubiera entendido lo que le había dicho.
—¿Este viernes?
—Sí. Fue el único día en que pudimos conseguir el lugar que queríamos.
Quiero decir, por lo general es en sábado, pero elegimos viernes, para
así poder tener el Club de campo Red Pines. Es propiedad del padre
de una chica en mi clase y la comida va a estar muy buena, tienen una
gran pista de baile y...
—Relájate, Lily —interrumpió—. No tienes que convencerme para pasar un
rato contigo. Cuenta conmigo.
Me quedé sin aliento.
—¿En serio? ¿Sólo así?
Él se carcajeó.
200
—Sí, así de fácil. Rafe es un idiota. Yo no. Estoy por encima de eso.
—Oh. —Me incliné de nuevo en mis almohadas y aflojé mis dedos del
teléfono. El alivio corrió sobre mí y mis pulmones comenzaron a trabajar
de nuevo. Eso no estuvo tan mal, ¿verdad? ¿Pedirle a un chico que
saliera conmigo?—. Bueno. Eso es genial. —Eso era bueno. El comienzo
de mi nueva vida sin novios falsos.
—¿A qué hora empieza?
—Ocho.
Se quedó en silencio por un segundo y sentí la tensión deslizándose
sobre mí. Él me iba a sacar del apuro, ¿verdad?
—¿Qué tal si quedamos allí? —dijo—. Tenemos ensayo en la banda hasta
las ocho. Voy a llevar mis cosas, luego correr y encontrarnos.
Me di cuenta de que no me preguntó si yo iba a ensayar. Supuse que
había sido despedida.
Abandonada por dos novios falsos y despedida de la banda. Mi
semana de suerte. Pero por lo menos tenía una cita para el semi. Las
cosas estaban mejorando. Ra, ra.
—Sí, está bien si nos encontramos allá.
—¿Lily? ¿Qué pasa?
Hice girar mi pelo alrededor de mi dedo.
—Nada. —Yo no permitiría que nada fuera mal. El asunto con Rafe tenía
que ser historia y no iba a permitir que arruinara mi primer semi-formal. Chris
era agradable y lindo, estaba emocionado de ir y eso era todo lo que
iba a dejarme pensar.
201
—Vamos a pasarlo bien, lo prometo.
202
Traducido por hanna
Corregido por Aciditax
l viernes por la noche, a las ocho y cuarto, estaba de pie junto a la
puerta del salón de baile del Club de campo Red Pines. Llevaba
un vestido negro con tirantes y una chaquetita de seda que se
deslizaba sobre mi piel. Mis tacones decorados con diamantes de
imitación me daban por lo menos diez centímetros más y mi cabello
brillaba con reflejos rubios que hacían que mi sucio cabello rubio luciera
escandalosamente hermoso.
Mi vestido era ideal, pero mi corazón se sentía como si alguien hubiera
envuelto cadenas con púas alrededor de él y poco a poco se fuera
aplastando cuanto más tiempo me quedaba allí esperando. Chris no iba
a venir, ¿verdad? Vi cada chico entrar y mirarme. Sus pensamientos eran
obvios: mira la perdedora de pie, ahí sola.
El vestido de seda podía ser demasiado solamente para mí, al parecer.
¿Por qué había aceptado reunirme con Chris aquí? ¿Qué idiota era eso?
Hubiera sido mucho mejor que lo encontrara en mi casa, no importaba lo
tarde que estuviéramos aquí. Quiero decir, en serio, todo el mundo
estaba aquí con una cita. No era como si tuviera a alguien con quien
pasar el rato.
E
203
Erin se acercó detrás de mí y apoyó la barbilla en mi hombro.
—Dijiste que Chris vendría desde el ensayo, ¿no?
El alivio corrió a través de mí por tenerla allí y asentí, mirando fijamente la
puerta, agradecida de que ella hubiese zanjado a Keith durante unos
minutos para pasar el rato conmigo. Les tenía una cuádruple cita con
ellos, con una chica fea de St. Mary. Una de primero, me había dicho Erin.
De cierto modo me hizo sentir mejor.
Les había enganchado a una de primer año en el último minuto.
Yo había quedado en pie.
—Entonces, tengo una teoría —continuó Erin.
Fruncí el ceño y me giré hacia ella. Llevaba un vestido azul sin tirantes
que apenas llegaba a la parte superior de su muslo y se envolvía
alrededor de ella como si se tratara de una segunda piel. Se veía tan
caliente y yo estaba feliz de que ella y Keith se llevaran tan bien, aunque
de alguna manera acentuaba lo mala que mi noche estaba resultando
ser.
—¿Crees que Rafe le dijo a Chris que no viniera? ¿No? —Pisoteé mi pie—.
¡Lo sabía! Estaba pensando en eso, pero luego pensé que a Rafe no le
importaba lo suficiente, o que Chris era demasiado amable para
dejarme colgada. Pero eso es lo que pasó, ¿no? ¿Por eso Chris llega
tarde? ¡Estúpido Rafe!
Ella sonrió.
—En realidad, creo que Chris le dijo a Rafe que iba a traerte y Rafe le
convenció para dejarlo traerte en lugar de Chris.
204
Mi corazón tartamudeó.
—¿En serio?
Su sonrisa se ensanchó.
—Creo que la razón de que tu cita llegue tarde se debe a que Rafe te
va a llevar y tuvo que correr a casa para conseguir un traje.
Me aferré a sus brazos, la emoción saltando a través de mí.
—¿En serio? ¿Lo juras? ¡Porque te voy a matar si te equivocas!
Ella se rió, sus ojos brillaban.
—¡Rafe te ama totalmente! Cualquiera que haya visto el espectáculo lo
habría visto. Ahora que sabe que estás soltera y va a hacer su
movimiento.
Fruncí el ceño.
—El gusto de Les se detuvo una vez que sabía que yo estaba soltera.
—Eso es porque Les es un idiota. —Metió un cabello perdido de nuevo
en mi peinado—. Te ves increíble. Rafe va a morirse cuando te vea.
De repente, una mano se posó en mi hombro y vi los ojos de Erin
ampliándose hacia quien estaba detrás de mí.
De inmediato me di la vuelta.
Era Chris.
La decepción se apoderó de mí mientras sonreía.
—Hey, Lily. Te ves increíble. —Él se inclinó hacia delante y me besó en la
mejilla, sus dedos sueltos alrededor de mi muñeca.
205
Logré una sonrisa.
—También pareces bastante decente en un traje. —La verdad. Tenía el
cabello peinado hacia atrás y todo él olía bien. Por desgracia, no era
Rafe.
Me tendió un ramillete.
—Para ti.
Me quedé mirando el hermoso arreglo de rosas.
—¿Me trajiste flores?
—Por supuesto. Es un semi-formal, ¿no? —Él tiró de una banda elástica
libre—. Es un ramillete de muñeca. Extiende tu mano.
Suspiré mientras colocaba las flores alrededor de mi muñeca. Eran tan
bonitas. Las aproximé a mi cara e inhalé. Olían genial. Y Chris parecía
muy guapo. Entonces, ¿por qué me sentía como si estuviera a punto de
llorar?
Lanzó su brazo alrededor de mi hombro y empezó a caminar hacia la
pista de baile.
—Creo que necesitas un baile.
—No tengo ganas de bailar.
—Aun así. —Él me soltó y empezó a bailar—. Vamos, niña piano. Agita el
botín como lo haces cuando estás tocando el teclado.
Sentí el calor de mi mejillas elevarse incluso mientras sonreía.
—Cállate.
206
—Nunca. —Él agarró mi mano y tiró de mí hacia él—. Baila conmigo, Lily. —
Envolvió su brazo alrededor de mi cintura y puso su boca cerca de mi
oído para que yo pudiera oírle por encima de la música—. Sé que no soy
Rafe, pero todavía podemos divertirnos esta noche, ¿no?
Eché mi cabeza hacia atrás para mirarlo. ¿Él sabía que me gustaba
Rafe?
Sonrió, aparentemente leyendo mi expresión.
—Todo el mundo lo sabe —gritó sobre la música—. Esa fue una gran
escena el pasado fin de semana después de nuestro concierto. Lo
dejaste totalmente por los suelos. ¡Buena!
Sentí que un poco de tensión se aliviaba alejándose.
—¿En serio?
—¡Claro que sí! —Él me dio la vuelta—. Es bueno para Rafe ser golpeado
un poco. Fue muy gracioso ver su cara —dijo—. Ha estado abatido en la
escuela toda la semana, lo que se merece por elegir a Paige sobre ti.
Bueno, eso me hizo sentir mucho mejor, ¡saber que Rafe había sido
miserable durante toda la semana! Sonreí y comencé a bailar cuando
Chris me soltó.
—Gracias por venir conmigo.
—¿Estás bromeando? Fue increíble ver la cara de Rafe cuando le dije
que esta noche me habías pedido.
Sentí a mi corazón tartamudear.
—¿Qué ha dicho?
207
Chris alzó los brazos por encima de su cabeza y empezó a hacer un
loco movimiento agitando sus caderas.
—¡Nada! Sólo parecía sorprendido. ¡Fue genial! Estaba tan celoso que
pensé que iba a golpearme.
—¿En serio? —¡Esa fue la mejor noticia!
Chris se inclinó hacia adelante y me gritó al oído.
—Lily, sigue saliendo con Paige. Renuncia a él.
Hice una mueca. Tenía razón.
—Lo sé —grité de vuelta—. Ya lo superé.
—Bien. Tal vez entonces me tomes en cuenta.
Le miré boquiabierta mientras Chris me guiñaba un ojo y luego se dio la
vuelta hacia la música.
¿Chris y yo? Hmm...
Sonreí y comencé a bailar de verdad.
Chris y yo nos detuvimos para tomar una copa después de una hora de
duro baile. Se fue a un par de vasos de agua y yo me hice con un
asiento en una de las mesas, todavía respirando con dificultad de
trabajar en la pista de baile. Chris realmente podía moverse y me hizo reír.
La noche iba mucho mejor de lo que esperaba.
Apenas había pensado en absoluto en Rafe.
208
Sintiéndome sorprendentemente feliz, me recosté en mi asiento y examiné
la sala. Arrugué la nariz cuando me di cuenta de Les a mi derecha, de
pie, solo y mirando a todos los demás bailando.
Su rostro se ensombreció cuando notó a una muchacha hermosa en un
baile lento con otro hombre. A medida que se arremolinaban junto a él,
extendió la mano y la agarró del brazo y tiró de ella libremente.
Me incliné hacia delante para escuchar mientras la chica miraba a Les.
—Déjame en paz, Les.
—Tú eres mi cita —gritó sobre la música—. ¡No la de él!
¡Oh, de ninguna manera! ¡Esto era muy impresionante! Sonreí mientras
ponía los ojos en blanco.
—Bueno, te estoy abandonando. Sé un hombre y supéralo.
—Pero…
Ella levantó la mano para hacerlo callar y luego se dio la vuelta hacia su
nuevo chico.
Les dio la vuelta y me vio. Inmediatamente me limpié la sonrisa de mi cara.
Frunció el ceño, pareció notar que estaba sola y cabeceó hacia mí. Se
metió las manos en los bolsillos.
—Y bueno… ¿quieres bailar o qué?
Guau, ¿creía que podría haber sido atrapada con esa actitud toda la
noche? No, gracias. Sintiéndome un poco presumida, le hice una seña a
Chris, que caminaba detrás de él.
209
—Tengo una cita. —No podía dejar de reírme al ver la agría expresión en
el rostro de Les sobre el tamaño de Chris, que parecía decididamente
caliente en su traje y era un poco más alto que Les.
Vi el momento en que Chris lo reconoció. Sus ojos se estrecharon una
fracción, entonces rompió en una amplia sonrisa y una palmada en el
hombro de Les.
—Hombre, me alegro de que fueras demasiado estúpido como para
pasar de ella. Tú te lo pierdes, amigo. —Él colocó mi copa frente a mí y
puso su mano sobre mi hombro, dejando en claro que estaba conmigo y
feliz.
Sonreí en la profundización del ceño fruncido en el rostro de Les.
—¿Estás realmente con ella? —preguntó.
—Ya lo creo. No me habría perdido la oportunidad. —Chris asintió y se
sentó a mi lado, cubriendo el brazo sobre el respaldo de mi silla—. Nos
vemos —dijo a propósito.
Les nos miró a los dos y se marchó. Me eché a reír en cuanto quedó
fuera de la vista.
—¡Eso fue muy divertido!
Chris sonrió y me tendió mi bebida.
—Ese tipo es un idiota. No puedo creer que fueras a venir con él. Déjame
adivinar, ¿jugador de fútbol americano?
Asentí mientras tomaba el agua.
—Él no sabe nada de música.
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—Como dije, idiota. —Me dirigió una mirada—. ¿Es eso en lo que te estás
metiendo? ¿Los jugadores de fútbol americano?
—¿Por qué? ¿Eres uno? —Me di cuenta de que sabía muy poco acerca
de Chris, aparte de que estaba bien para mí.
Él negó con la cabeza y empujó las mangas de su chaqueta hasta los
antebrazos, poniendo una pequeña ventaja en su aspecto adecuado.
—Cantante todo el camino. ¿Eso te molesta?
—De ninguna manera. Es genial. —Tomé un sorbo de mi agua y
disfrutamos de la vista de Les merodeando por la ponchera, luciendo
molesto—. Eso sí, no me pidas que cante contigo.
Él arqueó las cejas.
—¿Crees que no puedes cantar?
¡Como si hubiera alguna duda acerca de eso!
—Oh, yo sé que no puedo cantar.
—Todo el mundo puede cantar. Sólo tienes que ensayar.
Fruncí el ceño.
—No, de verdad, no puedo.
Soltó un bufido de incredulidad.
—Claro que puedes. Sólo tienes que intentarlo.
Suspiré al pensar en Rafe y cómo había aceptado mi falta de habilidad
de cantar. Ya que él sufría de lo mismo. Él me entendió y no quería que
yo cambiara. Oh, porquería, ya estaba de nuevo pensando en Rafe. Sí,
211
está bien, no era el tren correcto del pensamiento. ¡Tenía que parar!
Levanté mi mano, mientras Chris continuó presionando con lo de cantar.
—Déjalo estar, ¿de acuerdo?
Se quedó en silencio por un momento y luego me sentí mal. Quiero decir,
él había sido muy agradable y todo. No era su culpa que no fuera Rafe.
—¿Quieres bailar?
Sonrió y relajó sus hombros.
—Por supuesto.
Lo dejé tomar mi mano y tirar de mí para levantarme. Me encantaba
bailar y yo iba a dejar fuera a Rafe y a divertirme con Chris, fin de la
historia.
Después del baile, estábamos de pie en mi patio delantero.
Yo.
Chris.
En la oscuridad.
Se metió las manos en los bolsillos, su rostro medio ensombrecido por la
luz del porche.
—Bueno, me divertí esta noche. Gracias por invitarme.
Sonreí.
212
—Gracias por venir. Eres un bailarín increíble.
—Tú también. —Sacó la mano del bolsillo y pasó los dedos sobre la falda
de mi vestido.
—Esto te queda muy bien.
Mi pulso empezó a vibrar con los nervios al ver la expresión en su rostro.
—Um, gracias.
Puso su otra mano en mi cintura y en cierto modo se inclinó.
—Lily...
Uh, oh. Iba a besarme. Me incliné hacia atrás y se inclinó más cerca, mi
corazón acelerado. Era lindo.
Estaba muy bien. Me gustaba. Debería darle un beso... ¿o no?
Debería. Rafe estaba fuera de mi vida. No iba a ser mi primer beso y esa
era la forma en que era.
Levanté mi cara y esperé a que Chris se inclinara… más cerca... casi...
luego volví la cabeza y dejé que sus labios golpearan mi mejilla. Hizo un
ruido de sorpresa y chasqueó con los ojos abiertos.
—¡Me tengo que ir! —Me di la vuelta corrí hacia dentro y cerré la puerta
antes de que pudiera hablar.
Corrí todo el camino hasta mi habitación y me tiré sobre la cama,
mientras la realidad de lo que acababa de pasar me golpeaba.
Me senté en el horror. ¿Qué había hecho? ¡Había salido corriendo y
cerrado la puerta en la cara de mi cita! El chico estaba interesado en mí
213
y yo acababa de hacer lo imposible para nunca hablar con él de
nuevo.
Agarré mi almohada, la coloqué en mi cara y grité.
214
Traducido por Didy
Corregido por Aciditax
la mañana siguiente me desperté por un suave toque en mi
puerta.
—¿Lily? ¿Estás levantada? —preguntó mamá.
Gemí y miré mi reloj.
—¡Mamá! Son sólo las 8:30. Sábado. —Empujé mi almohada sobre mi
cabeza—. ¡Déjame dormir!
—Hay un auto frente a la casa —dijo, sonando sospechosamente
complacida—. Creo que es para ti.
—¿Qué? —Salté sobre mis pies mientras mamá abría mi puerta y entraba.
Tiré la cortina a un lado y levanté la persiana.
Había un Jeep negro estacionado frente a la casa.
Rafe estaba en él, usando gafas de sol y su chaqueta de cuero. Estaba
tocando la batería sobre el volante y echando una ojeada hacia la
casa cada pocos segundos.
Brinqué hacia atrás, mi corazón latiendo desbocadamente.
A
215
—¡Es Rafe!
—Lo sé. —Mamá levantó la persiana correctamente, una pequeña sonrisa
jugando en sus labios—. ¿Hay ensayo de la banda hoy? ¿O algo… más?
—No, yo… —¡Oh! Estaba aquí para llevarme a la audición. Pero, ¿por
qué? Lo mencionó esa única vez y no hablamos del tema desde
entonces. Ni siquiera me decidí si quería ir… de hecho, no quiero, ¿o sí?
No—. Dile que se vaya.
Sacudió su cabeza, aun pareciendo entretenida.
—Un trato es un trato, Lily. Tienes que tocar en la banda. Ve.
—Pero…
Me dio su mirada de madre y salió de la habitación. ¿Cuánto tiempo me
esperaría él?
Corrí hacia la ventana otra vez y miré hacia fuera. Había inclinado hacia
atrás su asiento y se veía como si estuviera tomando una siesta.
¡Maldición! No iba a irse, sin importar cuánto tuviera que esperar.
Retrocedí, mis manos temblaban. ¿Qué debería hacer? Salir de aquí. Sí.
Así podría decirle que se fuera. Correcto.
Agarré mi pantalón de ejercicio y entonces me puse en pie. ¿Qué tal
si…? Corrí a mi armario y agarré mi atuendo del acto de la escuela
secundaria. Pantalones blancos, guantes de encaje… todo el paquete
de Lily la “patea traseros”. No es que fuera a ir a la audición ni nada.
Pero, si fuera, quería recordar exactamente bajo los términos de quién
iba. Mis términos. Lily Gardner, la chica con un aro en el ombligo, no Lily
Gardner la chica del lazo de terciopelo y vestido de pana.
216
Después corrí al baño y forcé mi cepillo de dientes en mi boca, mientras
me maquillaba rápidamente. Tomé unos minutos extra en obtener un
peinado con actitud para asegurarme de que nadie me confundiera
con una desapasionada y aburrida pianista clásica.
Respiré profundamente y me miré al espejo. Mis mejillas estaban
sonrojadas, mis ojos brillaban y me veía… Guau… me veía como si fuera
a apropiarme de cualquier piano que intentara interponerse entre mi
pasión y yo. Maldición, me gustaba esa mirada. Me gustaba quien me
miraba de regreso desde el espejo. Mucho.
—Bueno, Lily —susurré—. ¡Vamos a hacerlo!
Bajé corriendo las escaleras, salí por la puerta y bajé la parte delantera.
Rafe aún estaba ahí, como sabía que estaría. Se sentó erguido mientras
frenaba junto al Jeep. No podía ver sus ojos por las gafas de sol. ¿Qué
estaba pensando? De verdad desearía saberlo. Ninguno dijo nada por
un minuto. Luego, aclaró su garganta.
—Entonces, ¿la audición? —Mi corazón estaba martillando y cerré mis
manos en puños dentro de mis guantes de encaje.
—¿Por qué querría ir a la audición?
—Porque el piano es divertido.
—¿Y? —Estaba tentada, demasiado tentada, pero también estaba
asustada. Asustada de que el atuendo y el cabello no fueran suficiente
para evitar que cayera en el infierno que intentó devorarme antes.
—Y puedes ir y tocar lo que quieras —dijo Rafe—. No algo clásico. Hazlo
divertido.
217
Presioné mis labios, sabiendo que parte de mí estaba de acuerdo con
él. El piano había sido diferente para mí desde que conocí a Rafe.
Divertido.
—Eres brillante en el piano. Te mereces este descanso.
Sentí una burbuja de calor en mi pecho.
—Brillante, ¿eh?
—Sí.
—Oh. —Arrastré mi dedo a través de la tierra. Realmente quería ir. Bajo mis
términos. Con Rafe, pero sin mis padres, Crusty ni nadie más conocido.
Sólo nosotros. Divirtiéndonos.
—¿Lily?
Pero ¿podría manejar ir a la audición con Rafe? ¿Sabiendo que sólo
éramos amigos y que eso es todo lo que seríamos?
Pero, nuevamente, él estaba aquí, incluso sabiendo que había mentido.
No me odiaba, entonces, ¿por qué debería odiarlo? ¿Por qué debería
sentirme estúpida a su alrededor?
Respiré profundamente y salté dentro del Jeep.
—Iremos a ver. No estoy diciendo que vays a tocar ni nada.
Sonrió y encendió el motor.
—De acuerdo.
Encendió la radio, se alejó del bordillo y comenzó a cantar junto con
JamieX.
218
Sonreí y me uní inmediatamente.
Sonábamos horrible juntos y era genial.
Noventa minutos después, estaba sentada junto a Rafe atrás en el
auditorio del SMN, escuchando tocar a cada prodigio musical. La sala
era alucinante, con un tremendo techo de catedral con hermosos
grabados a través de su completa extensión. Asientos de terciopelo
bermellón oscuro combinaban con las majestuosas cortinas en el
escenario y el modo en que el sonido se transportaba era tan pleno y
rico que instantáneamente quedé fascinada.
Este era un lugar con el peso de un siglo de tradición, del estudio de la
música a una profundidad que jamás manejé. Era un lugar para vestidos
de pana y lazos de terciopelo, para artistas que sabían cómo honrar a
los grandes compositores de la historia. Estaba tan por encima de mí y lo
que era. Ahora entiendo por qué Crusty me dio una paliza tan fuerte
para esta audición. La mediocridad era un insulto para este lugar. Jamás
escuché tanta gente talentosa y sabía que no pertenecía a este lugar.
Pero quería pertenecer. No esperaba quererlo, pero lo quería. Tanto. Me
quemaba el deseo de subir ahí y hacer mío el lugar.
Pero me aterraba subir y pretender que era merecedora de este lugar.
Todo en lo que podía pensar era en sentarme frente al piano y
congelarme como el primer día que ensayé con la banda y no había
sido capaz de tocar ni siquiera las notas más básicas. El simple
pensamiento de caminar hacia ese escenario hacía que mi cuerpo se
tensara y mi corazón comenzara a correr. No quería subir ahí y tocar del
219
modo que tocaba para Crusty, seca y desapasionadamente. Ahora que
sabía lo que podía hacer, ese tipo de desempeño no sería suficiente, no
porque quisiera impresionar a Crusty, sino porque quería hacerlo por mí.
Rafe se inclinó hacia mí, su respiración cálida contra mi oído.
—Eres mejor que ellos.
Sacudí mi cabeza, sujetando mis dedos en mi regazo.
Tiró de mi cabello juguetonamente.
—¿Cómo puedes negarlo? Perteneces ahí arriba.
—¿De verdad? —Me giré para verlo, lanzándole un desafío—. No soy
mejor que tú. Si pertenezco ahí, ¿por qué no lo estás tú?
Parecía sorprendido por mi comentario.
—¿Yo?
—Sí. —Apoyé mi codo en el brazo del asiento—. ¿Por qué tú no?
Me miró fijamente por un momento y luego agitó su cabeza.
—No lo sé. Nunca pensé en eso.
Ladeé mi cabeza, una súbita idea formándose.
—Lo haré si tú también lo haces. —No podía hacerlo sola, pero con Rafe,
sabía que sería capaz de tocar como quería. Sería capaz de perderme
en nuestra música, en vez de entrar en pánico y tensarme para tocar.
Sus cejas se levantaron.
—¿En serio?
220
—Seguro, ¿por qué no? Haremos esa canción que escribiste para la
banda.
—Eso es rock duro. —Sus cejas se levantaron incluso más—. Estás
haciendo la audición para el programa clásico, no el contemporáneo.
—¿Y? Una chica puede cambiar de parecer. —Me tensé mientras la mujer
del escenario me llamaba. Oh, Dios. Aquí llegaba. Mi momento. Me posé
al borde de mi silla, queriendo desesperadamente ir, pero sabiendo que
no podría hacerlo sola—. ¿Entonces? ¿Estás dentro? La batería ya está
en el escenario.
Encontró mi mirada por un largo momento y a continuación su cara se
iluminó con determinación y entusiasmo.
—Vamos a divertirnos.
—¡Genial! —Salté a mis pies, la excitación zumbando a través de mí.
Realmente iba a hacerlo, ¡bajo mis términos! Rafe agarró mi mano y
apreté la suya firmemente, tan feliz de sentir su mano alrededor de la mía.
Éramos un equipo nuevamente, una asociación con la que nadie podría
meterse.
Sostuvo mi mano todo el camino hacia el escenario. Ni siquiera la soltó
mientras le informaba a la mujer a cargo que estaría cambiando mi
audición y que Rafe se me uniría. Ella intentó protestar, pero la ignoramos
y caminamos hacia los instrumentos de todos modos.
Me senté en el piano y mi corazón comenzó a martillar mientras miraba a
todas esas relucientes teclas blancas. Mi cuerpo entero se tensó y
súbitamente no pude respirar. No podía hacerlo. Yo…
221
El auditorio se llenó con el sonido de las baquetas de Rafe
repiqueteando una contra la otra mientras empezaba el ritmo. El sonido
pulsó en mi pecho, llenándome con la energía de su música. Miré hacia
arriba y lo vi mirándome.
Sonrió y ladeó su cabeza para quitar el cabello de sus ojos. Estaba
usando jeans negros, una camiseta desteñida y unos zapatos viejos. Su
tatuaje estaba brillando en su brazo, la luz solar se había desmenuzado
en fragmentos de arco iris. Era tan Rafe y tan fuera de mi mundo de
música clásica. Recordé cómo se había sentido en ese piano bar,
cuando la música se volvió personal y apasionada. Sentí esa excitación
de cuando Rafe y yo tocamos juntos en esas sesiones improvisadas,
nuestra música prendiendo el aire con tanto fuego que casi había
explotado dentro de mí.
Rafe no quitó su mirada de la mía mientras comenzaba a tocar. El
poderoso ritmo golpeando secamente en mi pecho, como choques
eléctrico pulsando a través de mí, sacudiéndome fuera de mi estupor y
empujándome hacia la persona que quería ser.
Le sonreí y tamborileé mis dedos sobre las teclas. El sonido era claro y
puro, llenando el aire con magia. Sonreí y toqué más. Rafe aumentó su
compás, levantando sus cejas al desafío. Me reí de él y le respondí con
el piano.
Vino justo hacia mí, un brillo arrogante en sus ojos, como si supiera que
iba a vencerme. ¡Ah! ¡No hay oportunidad! La adrenalina corría a través
de mí y liberé la música, dejándola derramarse desde mí al piano,
atravesar el escenario y directo a Rafe.
Sonrió y súbitamente sus tambores saltaron a la vida y sabía que ya no
estaba conteniéndose. Ni siquiera un poquito. La euforia me atravesó y
222
ataqué el piano. Podía sentir la energía construyéndose, como si
estuviéramos nuevamente en el piano bar, sólo que esta vez Rafe y yo
en una batalla por vida, por energía, por la verdad de quiénes éramos.
La música cobró vida, hasta que todo lo que quedaba éramos yo y mi
piano, Rafe y su batería. El resto del mundo desapareció, barrido en la
magia del infierno que estábamos creando. Era la mejor música que
jamás escuché, sentí o toqué, y entonces supe que la música era quien
yo era, y la amé con cada fibra de mi ser.
¡Aquí es donde pertenecía! Golpeé mis dedos en las teclas y las
baquetas de Rafe volaron sobre la batería con una velocidad
paralizadora de mentes, mientras nuestra música se levantaba hacia el
crescendo y luego ¡boom!
Terminamos.
La sala estaba en completo silencio. El único sonido era nuestra
respiración pesada, mi corazón golpeteando en mi pecho tan
ruidosamente que sentía que emergería libre. Rafe me sonrió y asintió.
Sólo un asentimiento, nada más, pero lo dijo todo.
La habitación súbitamente explotó en aplausos y gritos mientras la gente
se levantaba de sus sillas, gritando y alentando con un entusiasmo que
no tenía lugar en una audición de música clásica. ¡Me sentía increíble!
Supe entonces que no importaba si entraba en el SMN o no. Era
suficiente haber venido a la audición y pateado traseros a mí modo.
Porque lo hice. Encontré mi lugar.
Lily Gardner ya no era un fracaso musical. Lily Gardner era simplemente
música.
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La mujer a cargo llamó a la siguiente persona. Salté fuera del escenario y
Rafe aterrizó a mi lado. Me agarró en un gran abrazo.
—Estuviste brillante.
Lo abracé.
—¡Gracias a ti! ¡También estuviste genial!
Me bajó y me miró, su cara poniéndose seria.
—Lily…
—¡Lily! —Ambos nos giramos para ver a mi madre y a la señorita Jespersen
apurándose a llegar al pasillo a nuestro lado. Me tensé
inmediatamente—. ¿Qué están haciendo aquí?
—No tengo ni idea. —Rafe se movió a mi lado, poniendo su brazo
alrededor de mi hombro y poniéndome contra él—. Hola, tía Joyce —dijo
cuidadosamente—. ¿Qué pasa?
Crusty no contestó. Simplemente tiró sus brazos alrededor de los dos y
nos abrazó tan fuerte que pensé que iba a estallar. Cuando nos soltó,
pensé que vi sus ojos llenarse de lágrimas.
—¡Estoy tan orgullosa de los dos! —dijo. Agarró mis hombros—. Lily, sabía
que podías hacerlo.
La miré perpleja.
—Pero no toqué clásico. ¿No está enojada?
Sacudió su cabeza y se rió mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
224
—Estuviste brillante. ¿Cómo podría pedir nada más? Iré a hablar con ellos
sobre cambiar tu aplicación para el programa contemporáneo. Eso es lo
que quieres, ¿no?
Asentí instintivamente antes de poder procesar la pregunta, dándome
cuenta de que exactamente era lo que quería.
—Sí, lo quiero. ¡Sería genial!
—Haré que ocurra. —Luego se giró hacia Rafe, acariciando suavemente
su hombro—. ¡Y tú! ¡Hablaré con ellos también sobre ti! ¿Cómo pudiste
ocultarme tu talento? ¡No tenía ni idea de que eras tan bueno!
Rafe se encogió de hombros y arañó sus pies, pero no había error en la
expresión satisfecha de su rostro.
—Sólo estaba haciendo lo mío. No pensé que importara.
—Oh, Rafe, importa. Tú importas. —Nos abrazó a los dos nuevamente,
murmuró algo sobre tener una charla con la madre de Rafe y después se
fue a hablar con la mujer a cargo de la audición, dejándonos atrás con
mi madre.
También estaba mirándome radiantemente.
—Lily, corazón, esperó que no estés molesta, pero cuando vi que Rafe y
tú salieron pensé que podrían venir aquí. Llamé a la señorita Jespersen y
decidimos venir.
La miré cuidadosamente, esperando que me saltara encima por mi
elección musical.
—¿Y?
—Estoy tan orgullosa de ti.
225
El alivio corrió por mí.
—¿En serio?
—Estuviste brillante allí arriba, Lily. —Me abrazó, apretándome fuerte
cuando le regresé el abrazo—. Lamento tanto haberte presionado,
querida. La señorita Jespersen tenía razón en que necesitabas tu
espacio. Prometo retroceder y escucharte, ¿está bien?
Resoplé, pero me sentía ridículamente mareada.
—No serás capaz de hacerlo.
Empezó a defenderse, luego levantó sus manos y se rió.
—Lo intentaré, ¿está bien?
Sonreí a su honestidad.
—Está bien. —Tal vez, esto funcionará. Tal vez lo hará. ¡Estaba tan
entusiasmada!
La señorita Jespersen vino corriendo.
—¡Rafe! Les encantaste y están aceptando tu solicitud para el semestre
de invierno, aunque sea tarde. —Nos miraba radiantemente a ambos—.
No lo dijeron abiertamente, pero indicaron que ambos pasaron la
audición y empezarán en el SMN en enero. ¡Estoy tan orgullosa!
Mamá chilló y me abrazó.
—Tengo que llamar a papá. Saldremos a celebrarlo esta noche,
incluyendo a Rafe y a la señorita Jespersen. —No esperó una respuesta,
mientras desenterraba el teléfono de la cartera y se apresuraba fuera
del auditorio para llamar a papá.
226
La señorita Jespersen nos abrazó nuevamente y se apresuró para
trabajarse a la sala, sin duda intentando consolidar nuestras solicitudes.
Nuestras solicitudes. Como en Rafe y yo yendo juntos a SMN. Juntos. Le
miré y él aún parecía estupefacto. Le di un codazo.
—Tierra a Rafe.
Me miró, sonrió, luego agarró mi mano y tiró de mí hacia el pasillo y fuera
del auditorio para poder hablar. Se detuvo inmediatamente en la sala
de fuera y me giró para poder mirarme cara a cara.
—¿Vendrás a SMN si entras? —pregunté.
—Puedes apostar a que sí. —Se pasó su mano por el cabello—. No
puedo creerlo. Qué magnífica oportunidad. —Entonces me miró—. ¿Qué
hay de ti? ¿Lo harás?
Asentí.
—Creo que el programa contemporáneo será genial.
Su sonrisa se ensanchó.
—Entonces, estaremos juntos el próximo semestre. ¿Podrás tolerar verme
tanto?
Inmediatamente fruncí el ceño y retrocedí.
—La cuestión mayor es, ¿podrá Paige tolerar que pases tanto tiempo
conmigo?
So sonrisa decayó y su expresión fue seria nuevamente.
—Bueno, iba a decirte esto antes, pero no quería distraerte de la
audición.
227
Oh, aquí viene. ¿Había algún modo de evitar esta humillación?
—Rafe…
—Chris me dijo lo de anoche. Lo de que no le besaste.
Mi boca cayó abierta y quise esconderme bajo la mesa más cercana
por la vergüenza.
—¿Te lo dijo?
—Sí. —Rafe parecía tenso y algo nervioso—. Me estaba mentalizando
cuando me lo dijo.
Levanté mi barbilla y puse mis manos en la cadera. ¿Cómo se atreve a
decir que se estaba mentalizando? ¿No se dio cuenta que eso me daría
esperanzas? Era tan injusto y no iba a ir por ese camino nuevamente.
—A quien bese no es de tu incumbencia. ¿De todos modos, por qué te
interesaría? Tienes novia.
Sacudió su cabeza, sin quitar sus ojos de mi cara.
—En realidad, no. Rompí con ella.
—¿Qué? —Golpeé su pecho asombrada—. ¿Desde cuándo?
—La noche del baile de secundaria. Después de que te fueras.
Lo miré fijamente, mis oídos empezaban a tener este raro zumbido.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Me dijo que podía darse cuenta de que me gustabas por el modo en
que te miraba durante el concierto. —Se encogió de hombros—. Tenía
razón.
228
Era vagamente consciente de los estudiantes deambulando, pero no
podía quitar mi mirada de Rafe.
—Pero ¿por qué no me lo dijiste?
Se encogió de hombros.
—No sabía si te gustaba.
Le pegué nuevamente.
—¿Eres idiota?
Sonrió y agarró mi mano.
—Bueno, le pediste a Chris que fuera al baile contigo, no a mí.
—¡Tenías novia!
—No, en realidad. —Se acercó a mí, con su dedo gordo acariciando mi
barbilla—. Pero no lo besaste. Por eso decidí venir hoy.
Mi corazón se agitaba en mi pecho.
—Quizás es sólo que no quiero besar en la primera cita.
—Tal vez. —Se acercó aún más, tan cerca que pude oler su pasta
dental—. ¿Besas en salas de ensayo, a plena luz del día?
Tragué duro, mi corazón latiendo tan rápido que podía sentirlo
golpeando contra mis costillas.
—Depende.
Bajó su mirada a mis labios.
—¿De qué?
229
—Um… —No pude recordar lo que iba a decir.
Su mano se curvó alrededor de mi barbilla, levantó mi cara y entonces
me besó. Sus labios eran cálidos y suaves, pero no había errores en su
beso. No era un beso destinado a una aburrida y estirada pianista
clásica. Era un beso cálido y audaz, el tipo de beso que un baterista
tatuado daría a la chica con la que puede hacer rock en un escenario.
Era un beso que se metía en mis dedos, incendiando cada célula de mi
cuerpo y gritaba por más. Lo que me dio.
Era un beso que estaba hecho con toda la pasión que Rafe trajo a la
vida dentro de mí. El fugo que inició en mí como pianista, como persona,
como la chica a la que estaba teniendo en sus brazos tan apretados
que sentía como si nunca, nunca, dejaría que me fuera.
No más mentiras para mí. Terminé con eso. Desde ahora, si alguien me
preguntara si Rafe era mi novio, les diría la verdad.
Y esa respuesta sería: sí, él es, más que sin ninguna duda, mío.
Porque ahora mismo, con la forma en que estaba besándome, estaba
bastante segura de que lo era.
Hey mundo, ¿adivina qué? ¡Lily Gardner al fin alcanzó su potencial! Rock,
nena, todo el día. Estaba en llamas, ¡y también lo estaba mi vida!
230
La cuatro veces nominada al Premio
RITA® y ganadora del Golden
Heart®, Stephanie Rowe es una
autora de éxito a nivel nacional con
más de veinte libros. Una lectora de
larga vida, comenzó la elaboración
de sus historias a los diez años, pero
no se dio cuenta de que era su
sueño hasta que fue adulta.
Una vez se hizo la luz, inmediatamente dejó atrás "el trabajo" como el
mundo lo define y se fue a "trabajar", como ella lo define, lo que significa
levantarse cada mañana con una sonrisa en su corazón para poder
pasar el día haciendo lo que dicte su espíritu.
Stephanie cree en aprender a escuchar a tu corazón, a fin de averiguar
cuáles son tus sueños y después abrirse a la inspiración que te dirigirá.
Cree que todos merecemos el derecho a disfrutar de la vida, que el
paseo sea tan fácil como queramos que sea y que no debemos aceptar
otra cosa que no sea hacer nuestros sueños realidad.
Stephanie vive en Nueva Inglaterra y se pasa cada día esforzándose al
máximo en llenarlo de gente, de observaciones y de actividades que
eleven su alma, que incluyen la escritura, el tenis, los amigos y su increíble
familia.