La Conquista Espiritual - Methol Ferre

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    La conquista espiritualLas MisionesAlberto Methol Ferr

    San Roque. Tal la en madera misionera

    1. Dialctica de Evangelioy dominacin

    Desde la Pennsula Ibrica se inicia a fines del siglo Xgran movimiento unificador de la historia del homColn y Vasco da Gama abren las puertas de la historiaversal, que recin en nuestros das adquiere su plena yjunta dinmica planetaria. Antes, a travs de pausadoslenios, el mundo histrico no era una unidad inteligsino que estaba como desperdigado en mltiples frelativamente independientes.Es a travs de la constitucin de "Imperios Universaque poco a poco la historia comienza a concentrarsregiones cada vez mayores, y en el ltimo milenio puvisualizarse cuatro grandes reas de civilizaciones: CIndia, el Islam y la Europa Cristiana, situadas en el heferio Norte de la gran Isla Mundial (Europa, Africa, Aen tanto que emergan en las vsperas del Descubrimien la Isla Continental (Amrica), las altas culturasprimitivas de los Imperios Azteca e Inca pero totalmmarginales y aislados de los otros. Todos eran como graislotes civilizados en un ocano de barbarie neoltica oleoltica, al que penetraban lentamente, por difusin.embargo, el aislamiento de las cuatro grandes reas crales nunca fue completo, incluso su semilla remota lecomn: la Mesopotamia. Slo que su parentesco fuecindose oscura extranjera. Pero sus contactos no serrumpieron totalmente. Europa comunicaba con el Isste con la India, y sta con China. Y a su vez, Creverta a travs de las estepas sobre Europa, y de esacin ser Rusia.

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    "Yo soy el camino, la verdad y la vida".

    Desde el alba de la historia, en Mesopotamia, ninghazaa comparable a ese segundo gran salto histricorealizan Espaa y Portugal. Seala el momento crticoque, de la dispersin milenaria, las etnias humanas ghacia o en el vertiginoso y explosivo proceso de reenCUtro. Si la historia universal empieza como historia univeen Europa, su primer nombre ser de Espaa y Portuy el Papado de Roma, con Alejandro Borgia, trazar deel apogeo renacentista, en su lt imo gesto de autoritemporal medieval, la l nea divisoria de Tordesillasdividir, uniendo, al mundo entero.Esa Europa en su pica comercial y guerrera decunvalacin, es tambin cristiana. Es hija a travs de edaoscuras y luminosas de la Iglesia. Y qu es la Iglesia?dnde viene? Proviene de un diminuto pueblo, Israel,genie del nmade Abraham, en la encrucijada del mumesopotmico, y que recibi de Moiss la suprema relacin de Dios: "Yo soy el que Es". En el principio, eorigen, es Alguien y no Algo, y el hombre no es mmomento de la cosa, sino el "alguien" por quien todascosas adquieren sentido. Primero es la Persona y no la CEsta revelacin y mensaje inslito de Israel culmina eEncarnacin, la apertura del centro, alfa y omega de latoria, Cristo, Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Cristo eEvangelio, la Buena Nueva: "Yo soy el Camino, la Ver)' la Vida". As, en Cristo la historia universal revela yfirma su sentido inmanente y trascendente, su unidad onaria y de destino, rompe la aparente noria del eteretorno de la Naturaleza, del cambio infinito de la Cosabre la conciencil de la historicidad, del futuro, de la eranza, en el dinamismo ascendente de la escatologa, eedificacin de "los nuevos cielos)' las mevas tierras", cuna segunda creacin en agraz, con dolores de parto, eintimidad misma de la Creacin, puesta en manos dlibertad humana, en la decisin y quehacer del hombrEsta irrupcin de lo Eterno en la historia, que pa la luz el valor de la historicidad humana y csmicaresuelve en la hondura abismal de la sencillez: DiosLagos, es Amor: "por haber amado tanto al 11l1mdo leSti hijo l1ico", tal la razn del Universo y del homLo proclama Juan: "El amor es de Dios, )' ettalquieraame es l1acido de Dios)' conoce ti Dios. Aquel que no110 es cOl1ocido de Dios, pu:es Dios es amor". "Si algdice: Yo amo a Dios, )' odia a su hermano, es mentirpuesto que aquel qte 120 ama a StI hermano a quiencmo puede amar a Dios a qttiel1 no z'e?" El amoDios, primer mandamiento, y el ms grande, se asemehace lo mismo con el segundo: ama a tu prjimo comti mismo. El amor es fundamento y sentido de la histla atraviesa y penetra a travs de la contradiccin, gestay en pos del Reino de Dios, la plenitud de los tiemdonde no habr: "ni judo ni griego, ni seior ni esclni hombre ni mujer, pues todos somos uno con CJess" (S. Pablo, Glatas, III-28).Esta dimensin radical, motora e imperativa de latoria, explica cmo en tierras cristianas germinan sin csus imgenes, las utopas secularizadas, que asomanvez que la Iglesia se instala y oscurece su inherentefetismo. Su protesta y accin contra la realidad emptada de la dominacin, de la explotacin del hombre

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    el hombre, donde la persona se trasmuta en cosa, naturaleza, instrumento.Que Dios se haya hecho hombre en un menospreciablerincn de la Tierra es escndalo para los judos y locurapara los gentiles. Pero de Dios es: "no ser encerrado el1lo ms gral1de, ser contenido sil1 embargo el1 lo ms pe-queo", Y de esta imperceptible pequeez de Cristo, sal-dr la comunidad apostlica, la Iglesia, "philum" de lanueva Humanidad, con la misin de predicar el evangelioa todas las naciones, ser el signo visible y difundidor del"kerigma", el Mensaje liberador de Cristo: Dios es amory la significacin de la muerte redentora de Cristo y sugloriosa resurreccin.Por supuesto, la Iglesia no escapa a su insercin enla contradiccin del hombre con el hombre, ella tambinest en el rculo de la iniquidad, del mal, pues la cizaay el trigo crecen juntos. Por eso se sufre "por la Iglesiay a causa de la Iglesia". La Iglesia, desgarrada y en tensinentre 10 particular y. lo universal, entre 10 visible y loinvisible, no coincide consigo mismo, es "peregrina, su-friente, militante", hasta la reconciliacin del hombre conel hombre en Cristo. La Iglesia es a la vez contenida ycontinente, englobante y fraccin, de la historia universaly ese desgarramiento, que le exige reformarse sin cesar,ser hasta el ltimo da.El cristiano, la Iglesia, es crisis. En la ambigua y enmaraada historia humana, dinmica dialctica de contrariedad, posesin y privacin, que se precipita hacia el extremode la contradiccin, la enemistad y la muerte del otro, ose reasume hacia la amistad del otro, en la reciprocidadde conciencias, en la dialctica de la relacin, siempre precaria y presta a la cada. Pues el servicio fraterno se degradade continuo en dominio-esclavitud, y esa traicin (Non Ser-viam!) est latente en cada hombre y se objetiva y coa-gula en instituciones, habitualidades sociales, mbito delucha y compromiso. Y cuando la Iglesia apaga su con-ciencia crtica, su amor, la crtica.se vuelve sobre la Iglesia,y el cristianismo se exiJa en no cristianos. "El atesmo des-garra a la Iglesia, en la medida que la Iglesia desgarra aDios", De ah que Europa al expandirse dominadora sobtela Tierra, haya tambin exportado la ms terrible conciencia autocrtica. Le viene de su imborrable gnesis cristiano.

    Slo en el segundo viaje de Coln vienen clrigos alNuevo Mundo, encabezados por el benedictino Fray BernalBoyl, como tanteo de la nueva realidad. Aqu ya se abrela historia de las tensiones entre los poderes civil y ecle-sistico en esta tierra. En su Historia Eclesistica Indianaanota Mendieta que "estuvo Fray Boyl dos aos el1 IslaEspaola, y lo ms de este t iempo se lo pas el1 pendel1ciasCOl1 el Almirante", defendiendo a sus compaeros, enfermos y desesperados, de los rigores disciplinarios. Pero delos indios, Fray Boyl ni pudo aprender la lengua, ni quisovolver nunca ms al Nuevo Mundo:

    Fray Barlo lom de lEn rigor, el verdadero nudo de la cuestin se vaparando con el paso rpido de los aos, madura y ems avanzada la conquista espaola. Ya Coln enintenta vender algunos indios como esclavos, pero larona se lo impide y ordena. su libertad. Pero lueg"reparticiol1es" de Coln, precursoras del rgimen demiel1das" son confirmadas como el mal menor al sedel evangelio y provecho econmico. Aunque la Cen la Real Orden de 1503 dispona que los indios "hy cumplal1 como persol1as libres que son, y 110 comovos", en la realidad de los hechos cunda una desenfrexplotacin Fue as que en la Catedral de Santo Domen la Navidad de 1511 el domnico Fray Antonio detesinos apostrof en su clebre sermn a los colonos.les deca la voz de Cristo? "que todos estis en pecado

    tal y en l viv s y mors, por la crueldad y tirana queCOl1 estas inocentes gentes. Decid, c'con qu derecho yqu justicia tenis el1 tal1 cruel y horrible serviduaquestos il1dios? Cmo los tel1is tal1 opresos y fatigsin darles de comer 1 curarlos en sus el1fermedadesde los excesivos trabajos que les dis il1curren y se osrel1, y por mejor decir los matis, por sacar y adquiricada da? Y qu cuidado tel1is de quiel1 los doctriCOl1ozcan a su Dios y Criador, seal1 bautizados, aiRangttardel1 fiestas y domil1gos? Estos /110 SOl1 hombres?tiel1el1 nimas raciol1ales? No sois obligados a amcomo a vosotros mismos? Esto 110 lo entendis, estrents? Cmo estis el1 tal1ta profundidad, de sueogico, dormidos? Tened por cierto que, en el estado enestis, 110 os podis ms salvar que los moros o turcoscarecel1 y no quierel1 la fe de Jemcristo". As, la t ~ mtad de la pre:licacin de Montesinos, y su discpulo

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    Bartolom de las Casas, es el signo de la honda crisis de laconciencia cristiana hispnica ante la nueva conquista delas Indias. Incluso dar pie a la "leyenda negra" contra laaccin de Espaa.La extraordinaria polmica de los "justos ttulos", parajustificar o no la dominacin de las Indias, que hasta hacevacilar a los Reyes que apelan a la consulta de juntas detelogos y juristas, enseorea la escena espaola hasta me-diados del siglo XVI. Las posiciones antitticas de LasCasas y Seplveda, el uno por la liberrad indgena, el Otropor el desconocimiento de su condicin humana, se resuelvefinalmente en las "Relectiones" del telogo dominico Vic-toria que, ante los hechos consumados de la conquista, afir-ma sin embargo la necesaria libertad y racionalidad de losindios, la responsabilidad del Estado, la no validez del podertemporal del Papa, etc., y echa las bases modernas del Dere-cho Internacional. El jesuita Surez ser su magistral con-tinuador. De tal modo, el impacto del "mundo ancho yajeno" en los viejos moldes de la cristiandad europea, encrisis, impona a sta nuevas dimensiones y problemas dehecho ms ecumnicos.Por otra parte, la cuestin no slo se abra a lo inter-nacional sino a lo social, y all est el impulso de las "LeyesNuevas" de 1542 en defensa del indio, que provocan elalzamiento de Gonzalo Pizarro en Per. Bien conocido esel largo conflicto de las "Leyes de Indias" con la realidadfacmal de las encomiendas, y los disturbios incesantes quese produjeron. Pero la verdadera respuesta, en el ordenprctico, la rplica a las encomiendas fueron las "misiones".Oreste Popescu delimita bien esa dualidad: "La con-quista y colonizacin espaola de Amrica se lograron me-diante el empleo de dos sistemas concomitantes: laico y

    religioso; el tmovalindose del sable, el otro dejndolla Cmz: en uno priv la fuerza material, en el otrofuerza espiritual. Expresin del primero fiteron las emiendas, del ltimo las misiones". Se toma aqu "misionen su acepcin ms amplia, que abarca la accin de vardenes religiosas y comprende "reducciones" y "doctrinPero es obvio sealar que no hay una dicotoma pentre lo laico y lo religioso, pues se presenta de contiel hecho de la degradacin clerical, de provechos y ppas, en contraste con la accin gubernativa de grandes lacristianos. Entonces Estado e Iglesia estaban en ntima sbiosis, e intercambiaban sus lacras y virtudes.Fray de las Casas, en su escrito parcialmente perd''Del nico modo de atraer a todos los pueblos a la verdera religin" y en su accin en Tuzutln, que convide "Tierra de Guerra" -por las tribus feroces quemerodeaban- en "Tierra de Vera Paz", centra todoapostolado en el testimonio de vida y la predicacin dePalabra. Persuadir, respetar, no forzar. Esta difcil y autica va misional tendr su culminacin en los puebHospitales" de Mjico, maravillosa empresa del obispo DVasco de Quiroga, inspirado en la "Utopa" de TomMoro, el decapitado santo de la reforma anglicana. Yestamos aqu en las puertas de nuestro objeto princilas Misiones Jesuticas del Paraguay, que sern comoapoteosis de una larga, compleja y spera historia prepatoria. Ser la Cuenca del Plata el vasto escenario demxima hazaa de la conciencia cristiana en las IndCon los Jesuitas y Guaranes, tendr su plenitud trgicadialctica Evangelio y Dominacin.y bien, para ir entrando por orden al centro del asto: qu son los jesuitas?

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    --- - . .. -::=':::::::'--,-:-:-"Id, e incendiad al mtmdo/" Esta consigna de Igde loyola para los suyos, apunta la circunstancia y respque significa desde su otigen la Compaa de Jesestaba abriendo el abigarrado mundo planetario pamovilidad y la aventura, y los jesuitas sern la nuevpuesta de la Iglesia a esta nueva situacin. lo s jerompen la tradicin contemplativa de las antiguas rdy se definirn por su "accin en el rmmdo". Son la feclesial del hombre moderno que alborea.El espritu de la Compaa, puede compendiareste fragmento de la "Frmttla" que Loyola sometiePapa el 3 de setiembre de 1539: "Nosotros hemos jusoberano expediente que cada mIO de nosotros se commeta por tm voto especial, de suerte que, todo lo qPapa actual o sus sucesores nos ordenen para berIefic

    las almas y propagacin de la fe, en cualquier pas qnos qttiera enviar, nosotros iremos sin tergiversar, sinsas, sin retardo, en tanto dependa de nosotros; nosotroobligamos a obedecer, sea que se nos mande a pas de To de otros Infieles, ettalesquiera sean, mismo en lo qflama las Indias, o tambin con todos los herticos y cticos, o entre los fieles". As, a los tres votos monclsicos, obediencia, castidad y pobreza, se agrega elcial de obediencia directa al Papa y su disponibilidadluta para parti r donde fuera, para predicar la Palabrmajorem Dei gloriam".la Iglesia suscita diferentes respuestas a cadacircunstancia. Con la Orden Benedictina, en la formde Europa, en un mbito agrario, recorrido por bguerreras y "girovagos", afirm la estabilidad pacficabilitas loci-Pax) , la vida fraterna, sobria, en comn,jando y orando, centrada en la liturgia, el Oficio D

    lo s benedictinos, separados del mundo, sedentarios,diaron educadores. luego, en el siglo XIII, con lacin de las burguesas, el comercio, y su gran revolintelectual y universitaria, surgieron las rdenes mendtes. Los dominicos predicadores de la inteligencia: sues "Veritas"; los franciscanos contra el naciente feticdel dinero, afirmaron la "pobreza" y la simplicidadcaridad. Con los mendicantes, los claustros se abren aldo. Pero los jesuitas darn Otro paso: suprimirn eltrO, el coro, para introducirse totalmente en el fragomundo. De ah su larga preparacin de catorce ao"Ejercicios Espirituales", que no es un libro sino unatica ahondada de la conciencia, una interiorizacin assin mortificaciones exteriores, para formar cristianossern hombres solos movilizados en los mltiples avdel mundo. De tal modo, obediencia e individualidcomplementan la libertad cristiana de cadasometida

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    As, en pleno proceso de conquista y colonizacin deAmrica en el siglo XVI, la reforma protestante se expandevigorosamente y la Iglesia senta resquebrajarse la cristiandad medieval europea y su autoridad magisterial. Losjesuitas sern entonces la mxima expresin de la reformacatlica, del Concilio de Trento, a la vez que se lanzarnapostlicos a ese mundo ancho y ajeno del Extremo Oriente, India y Amrica, cerrando filas junto al Papado enmedio de la separacin de las naciones, desentendindose dela pirmide feudal y rompiendo las jerarquas intermedias.La Espaa de entonces estaba en plena vitalidad religiosa, por precedentes reformas que la preservaron de lacrisis protestante y le permitieron ser la impulsora de lareforma catlica. Era un pas dinmico y complejo, y elconjunto de la sociedad hispnica se reflejaba en los distintos niveles eclesisticos, desde prelados aristocrticos acannicos guerreros, humanistas letrados, telogos y msticos, y convivan en su seno la gran propiedad con el pulular de clrigos ignorantes y rdenes remozadas. Hasta finesdel siglo XVI sern los franciscanos y dominicos los querealizarn el mayor esfuerzo evanglico y ellos abrirnrumbos. Pero los jesuitas estaban como predestinados alNuevo Mundo. Y, en trminos generales, puede reconocerse que el subsuelo bsico principal de Amrica Latinaque se configura bajo el signo del Concilio de Trento ysu espritu, ser predominantemente jesuita. De ah la importancia que tiene an hoy para nosOtros comprender suobra y sentido.Los jesuitas iniciarn su obra americana por va lusitana en Brasil donde tendrn el papel decisivo. Y ser elProvincial de los jesuitas en Brasil, el clebre Manuel deNobrega el primero en concebir las misiones rioplatenses,por contacto con paraguayos de Asuncin en 1552. Todava nadie tena muy claro los territorios que delimitaba lalnea de Tordesillas. Pero finalmente este no ser el camino.Toda el rea rioplatense integraba el mbito del Virreinatodel Per, y fue San Francisco Borja (bisnieto del Papa Alejandro Borgia), tercer General de la Compaa (1565-1572)quien enva los primeros jesuitas a las Indias espaolas:Per en 1567 y Mjico en 1572.En el Per eran entonces los Concilios de Lima. Y esespecialmente en el Tercer Concilio Limense donde, bajola direccin del arzobispo San Toribio de Mogrovejo, seproceda a la americanizacin del Concilio de Trento. Toribio, el gran organizador de la Iglesia sudamericana, tuvoya el consejo jesuita. Una de las tareas primordiales delIII Concilio Limense, comenzado en 1582, ser la redaccinde un catecismo trilinge, en quechua, aymar y castellano,que tomarn a su cargo los jesuitas Jos de Acosta, Barzana,Valera y Bartolom de Santiago (los dos ltimos mestizos).Este ser el catecismo luego traducido al guaran por- el

    apstol franciscano Luis Bolaos, precursor en las "reducciones", y el utilizado en las Misiones del Paraguay. Fueel primer libro impreso en Amrica del Sur y su ttulocomenzaba: "Doctrina cristiana y catecismo para instmc-cin de los indios y dems personas". Y su modelo es elcatecismo de Trento, el clebre Catecismo Romano de 1556.Al Tercer Concilio Limense vino el obispo de Tucumn, el portugus dominico Francisco de Victoria (Espaay Portugal se haban unido en la Corona de Felipe II en

    1580) y all pidi a los jesuitas que bajaran haciaeIRde la Plata, cosa que hicieron en 1585. Pero el obispoTucumn, impaciente por la tardanza, haba solicitadvenida de otros jesuitas desde Brasil, que llegan a BueAires en 1587. Y son de estos ltimos, los padres Sa(espaol), Ortega (portugus) y Fields (escocs) losse trasladan al Paraguay y preparan el terreno para lassiones. Iban a ser lusitanas? No, porque el General dCompaa, Claudia Aquaviva, no secunda tales proyectoen 1607 crea la Provincia del Paraguay en la jurisdiccespaola. De tal modo, desde su origen, las Misiones sezona fronteriza y de tensin. Las vacilaciones de juriscin de su fundacin sealaban el destino, lo que serdesgarramiento dramtico para Jesuitas y GuaranesAmrica del Sur.

    i\tapa reproducido del libro Jesftitas :Y la cftlturariopldtende Guillermo Furlong Cardiff S. ].

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    Quines eran los "buenos salvajes" con que los Jtas levantarn las Misiones? En el mbito de la Cdel Plata, y ms all, hasta Ecuador y las costas atlnextendase corno raza dominante la Tup-Guaran, contenares de tribus afines y gran variedad de denominnes. Formaban una gigantesca rea lingstica commayor de Amrica del Sur. Y con un idioma tan ricmatices diferenciales que el Padre Lozano deca que esC071troversia, de los ms copiosos y elegantes del( . . . ) causando j1lJta admiracin que en tanta barcomo era la de la nacin guaran, cupiese tan admiartificio y tanta propiedad en expresar los conceptonimo". La mayor parte de las tribus tenan un acultural concordante, y sus modos de subsistencia setaban en la caza. Adems en la pesca y una agricurudimentaria. Imperaba el principio matrilineal y lagamia era comn. Construan enormes chozas de lopaja, y vivan en promiscuidad. No eran ajenos a la apofagia y gustaban de la borrachera con "chicha".tribu estaba sometida a la auroridad de un caciq"Rubichs", y el cacicazgo era normalmente herediCrean en un Ser Supremo, Tupa, al que no ofrecanexterior ni sacrificio. Tenan sus hechiceros. Las relacentre tribus eran escasas, de vecindad. Y es sintomque Guaran venga de "guarini", que significa guerreLas primeras relaciones importantes de los Guarcon el proceso conquistador espaol fueron a part1537, con la fundacin de Asuncin por Salazar eEn realidad, es la ltima zona americana afectada pola de dominacin hispnica, que haba ya sumergidolas Antillas al Imperio Azteca y, bajando por los Aal Imperio Inca. La Cuenca del Plata ser su postrernario. La penetracin y asentamiento es en sus comicatico e incierto, lleno de violencia. Ser el mismoquien establece el sistema de encomiendas sobre los ivencidos que era de hecho una servidumbre persontrabajo obligatorio y permanente, avaluado slo por elmendero. Este reciba la encomienda corno premioservicios a la Corona, a la que vena a sustituir en elcho de cobrar triburo, con la obligacin de protegindio e instruirlo en la religin. Dems est decir qencomendero cuidaba poco de sus obligaciones. Ya ebernador Velazco en 1597 intenta regular de modohumano las encomiendas, y sus ordenanzas empezaban"en esta gobernacin no hay orden ni tasa en el trde los indios y los dichos encomenderos se Jirven decon gran desorden, ompndolos todo el ao y an losque la Santa Madre Iglesia manda guardar".Pero el proceso conquistador va a sufrir un procambio con el ascenso a la Gobernacin del Paraguayslo en 1617 se dividir con la de Buenos Aires) dhijo de la tierra, el caudillo criollo Hernandarias,encauzar definitivamente la colonizacin del RoPlata. En 1598 y 1603 ampla la legislacin humanista

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    las encomiendas y abre el camino a las grandes ordenanzasde Francisco de Alfaro, fiscal de la Audiencia de Charcas,en 1618 promulgadas y aprobadas por el Rey. Esta accinde Hernandarias sobre el rgimen de encomiendas, paraterminar con el "servicio personal" del indio, est ntima-mente ligada con su impulso a la fundacin misionera delas reducciones, su autntica rplica.En la raz de la obra de Hernandarias est su vnculocon el franciscano Francisco Bolaos, ApstOl del Paraguay,quien 1581 inicia la fundacin de reducciones, reunin enpoblados de indios libres. Y ser Bolaos el>gran maestrode los jesuitas en el mundo guaran. Hernandarias, apoyadopor los dos primeros obispos de Asuncin, los frailes fran-ciscanos Martn Ignacio de Loyola y dominico Reginaldode Lizrraga, llama a los jesuitas que constituyen en 1607su Provincia del Paraguay, poniendo a l frente al PadreDiego de Torres. Lo que fue tarea emprendida . por. losfranciscanos adquirir entonces una dimensin sistemtica,metdica y de una envergadura inaudita. Podramos>acotar,que fueron los franciscanos los que fundaron los primerospoblados en la Banda Oriental en 1624.

    EstOs vastOs espacios de la Amrica meridional alcan-zaban entonces apenas una poblacin de 40.000 espaoles,criollos y mestizos, inmersos y dispersos entre un pulularde 500.000 indgenas. La obra jesuita se abre en tres fren-tes: Las Misiones del Paran, zona meridional del aCtualBrasil hasta el norte de Corrientes; las Misiones del Guair,en las regiones del noreste paraguayo; las Misiones de losGuaycures, al Oeste de Asuncin, que fracasaron. El avancefue exitOso en el Paran y en el Guair. Unos pocos jesui-tas, sin armas, internndose de ms en ms en la selva,comienzan un sorprendente y vertiginoso proceso de atrac-cin evanglica de los indios, superando todo gnero dedificultades. Las fundaciones se suceden rpidamente y enlos primeros veinte aos de labor apostlica los jesuitasllegan a travs de la Sierra de los Tapes a slo doscientosquilmetros del Ocano Atlntico. El poder de la palabray el ejemplo, fue sancionado por la sangre de mrtires, con

    ~ i i i l ~ i f ! l ~ i t t ~ % t ~ ~ i ~EXPLICACION'DE ELATECHI8MN LENGUA GVARANPORNICOLAS YAPUGUAION DIRECCIONEL P. PA U L O R E S T 1 VO'DELA COMPAIA

    DElESUS

    E"tI Pue!>IQ de S. MARIA La M.yor.AO DE MDCCXXIV

    los padres Roque Gonzlez de Santa Cruz, fundadoYapey, Juan de Castillo y Alonso Rodrguez.Desde el principio, dos grandes amenazas se cernisobre las Misiones. En su retaguardia, la hostilidad penente de los encomenderos, que perdan mano debarata y deban soportar la creciente prosperidad dereducciones. Y en su vanguardia, tenan frente el nidguilas de San Pablo, los bandeirantes proveedores de evos para las fazendas. Para qu cazar indios en la sdispersos, si ahora estaban all, a la vista, reunidos en gdes poblados, educados y ms aptos para los trabajos?deirantes y encomenderos, con la complicidad de audades lusitanas y espaolas, tendrn alianza implciexplcita para la destruccin y saqueo de las Misiones. G

    ranes y jesuitas sern tOmados por las tenazas defrentes de lucha, interno y externo, que terminar fmente por aniquilarlos. Los sistemas de dominacin nodan convivir en una comunidad evanglica tan dilataautnoma.El perodo que corre desde las primeras fundacien 1610 (la de San Ignacio Guaz, por el Padre Lozana, en la zona de Paran, y las de LoretO y San Ignde Mini, por los padres italianos Cataldino y Macetala zona de Guair) hasta el Tratado de Lmites en 17su consecuencia la gran Guerra Guarantica, que seacomienzo del ocaso de las Misiones, puede dividirstres etapas fundamentales.La etapa de la Expansin hasta 1631, fecha .ense desencadena la mayor invasin bandeirante, capItanpor Raposo Tavares. Es una dcada terrible, de devastanes, de poblaciones enteras reducidas aetapa del Reflujo misionero, que obligaxodo de los pueblos guaranes,parangn rioplatense. Desde losasolados, del Guair, Itatines y Tapes,gan y emigran hacia las reduccionestico retO hace que los jesuitas

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    sioneras y obtengan permiso para equipadas con armas defuego. Y es as que finalmente, en la memorable batallade Mboror, en 1641 se extermina a los mamelucos. Apartir de esa fecha, puede abrirse la etapa de la Estabili-zacin y Apogeo, que llega hasta el Tratado de Lmites de1750 y la Guerra Guarantica. Luego ser la agona ymuerte.Esta tercera etapa de Estabilizacin no dej de tener,por cierto, graves avatares, pues las tensiones y amenazasdel mundo colonial en torno fueron incesantes. Y comolos guaranes no tenan acabada conciencia de sus complejidades, los jesuitas ejercieron una vigilia sin desmayo. Enco-menderos y comerciantes no cejaban en su presin sobregobernadores y obispos, y hasta llegaban a la Corona. Unode los momentos ms significativos fue la rebelin de loscomuneros encabezados por Don Jos de Antequera. Esteepisodio sealado por la historiografa liberal como precursor de la Independencia, fue el de la lucha de la oligarqua de encomenderos contra el poder civil y las misionespara imponer su ley. El sometimiento de Asuncin en 1735conjur el peligro.El crecimiento de las Misiones fue inmenso. Su poblacin pas de 50.000 en 1650 a 100.000 en 1700 y casi150.000 en 1732. Pero las Misiones del Paraguay no slofueron el "foco de desarrollo" ms portentoso de la Cuenca

    del Ro de la Plata. Sirvieron de centro de experimentaciy gua a la fundacin de una cadena de Misiones en Amrica del Sur: en los Llanos Orientales de Colombia (162en el Maran (1637), en los Llanos del alto y medAmazonas (1639), en los Llanos de Chiquitos al surede la Bolivia actual (1692) Y en los Llanos de los Model noreste boliviano (1700); etc. De tal modo, una espede lnea ms o menos continua desde las Misiones Guanes a las de Chiquitos, Mojos, Maynas y Casanase forun cinturn al borde de la selva, y configura la verdadey actual frontera entre los mundos hispnico y lusitanFormaban como la prefiguracin del intento contempornde la "Carretera de la Selva". Una lmpida visin estragica plasm el orden geopoltico de las distintas MisionAdems, hacia el sur, las Misiones Guaranes alczaban hasta el Ro Negro en el actual territorio uruguayy tuvieron un papel decisivo en la toma. de la Colonia dSacramento, punta de lanza anglo-portuguesa que las flaqueaba, as como en la fundacin de Montevideo, hija desfuerzo de los indios tapes. Ya fuera del rea propiamenmisionera, las estancias jesuitas "Nuestra Seora de los Dsamparados" en el Rincn de los Santa Luca y "deVacas", en la Calera de las Hurfanas, Colonia, de algmodo aseguraban su conexin directa con la salida al Rde la Plata.

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    El Tercer Concilio Limense, rectOr de la evangelizacinsudamericana, recomendaba en sus captulos que los indiosfueran instruidos a vivir polticament : "La vida cristianay celestial, que ensefia la fe evanglica pide y premponetal modo de vivir, que no sea contrario a la razn naturale indigno de hombres y conforme al Apstol, primero eslo corporal y animal. que lo espiri tual e interior, y as nosparece que importa grandemente que todos los curas ydems personas, a quienes toca el cargo de indios, se ten-gan por muy encargadas de poner particttlar diligencia enque los indios, dejadas ms costumbres brbaras y de sal-"'ajes se hagan a viL ,ir con orden y costumbres polticas,como es, que a las iglesias no vayan sucios y descompuestos,sino lavados aderezados y limpios; que las mujeres cubranC011 algn tocado sus cabezas { . . . } que en sus casas ten-gan mesas para comer y camas para dormir, que las mismascasas y moradas suyas no parezcan corrales de ovejas sinomoradas de hombres en el concierto y l impieza y aderezo

    y las dems cosas, que fueren semejantes a stas, lo ctodo no se ha de executar haciomdo molestia y fuerzalos indios, sino con buen modo y con cuidado y autoridpaternal". Las Misiones del Paraguay fueron la aplicacsistemtica del espiritu del Concilio, con la creacin decondiciones sociales y econmicas requeridas.El encuentro de dos culturas de muy distinto niconstitua el nudo de la problemtica misional. No slopenetrar el idioma, sino de una radical "promocin.

    desarrollo" desde un nivel cultural y tcnico inferior a Osuperior. Las arraigadas caractersticas de la vida indgenanivel de la recoleccin y la agricultura rudimentarias geraban una existencia presentista, con escasa capacidadprevisin y clculo, de planificacin. El "impresionismindio era la desesperacin de los misioneros. Cuentajesuita Cardiel de los indios: "Y ellos mismos nos suedecir: Padres, esta nuestra capacidad es distinta de lalos espaoles, porque estos son comtantes en su entenmiento; pero nosotros slo lo tenemos a tiempos". YefectO, para los europeos los indios eran como "niodada su peculiar inconstancia "infantil". Azara los defin"no se octtpan del pasado ni del porvenir".

    La creacin de nuevas condiciones materiales paraevangelizacin global no era por ciertO sencilla. Exiga ureeducacin tOtal, una transformacin general de los h

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    tos indios, un cambio profundo de sus modos de ser, parapoder levantar comunidades estables de grandes dimensio-nes polticas, con tcnicas y productividad superiores, sinlas cuales la selva tomaba otra vez a los hombres. Por esoCardiel registraba: "Cuando los indios de nuestros pueblostienen la economa suficiente para su manutencin, aunquecorta, los Padres poco o nada cuidan de lo temporal, comosucede en algtmos pueblos de Mxico y Per. Todo el empeo es en lo espiritual. Cuando su economa es algunapero no lo suficiente, cuidan mucho ms de ejercitar lasobras de misericordia temporales, cuidando de sus haciendas, de los haberes comunes, etc., dirigindolos en los tratos, enseiJndoles todos los oficios repblicos; y si no sehace as no habr asistencia a la iglesia y a las obligacionesde cristianos. fuman lo temporal y lo espiritual; unas obrasde misericordia con otras, porque en esta gente no se consigue el bien de ms almas, ni se alcanza lo espiritttal sinlo temporal. Si lo temporal est bueno, lo espiritual va muyadelame; si malo, lo espiritual muy malo; vanse a los montes, bosques y campos, por caza y frutas silvestres y a lasestancias de los ganados". De ah que los misioneros tuvie-ran necesidad de realizar una verdadera Asistencia Tcnicaen gran escala, con una sistemtica planificacin econmica.

    Para poder constituir las misiones, fue esencial la luchade los jesuitas conera las encomiendas y el servicio personalde los indios. El primer provinchl jesuita del Paraguay,Diego Torres sostuvo inmediatamente la necesidad de des-terrar el servicio personal. Afirmaba en un memorial: "Tresrazones hay de la injusticia del servicio personal { . . . } laprimera es por imponer perpetua servidttmbre a hombrelibre { } la segunda es que 120 se les paga el justo pre-cio { } que debe ser por lo menos suficieme para sus-tentarse y vestirse l y su mujer y ahorrar algo { . . . } eltercer agravio es trabajarlos demasiado". As vinieron lasordenanzas de Alfaro, y en 1612 el Padre Diego GonzlezJeca: "Quitado ahora el servicio personal se abre la puertaa que podamos hacer Reducciones a pueblos de los indioshuidos y derramados por ese temor, y an alzados engtterracontra los Espaoles" El historiador Pablo Hernndez sea-la: "Miemras estuvo en vigor el servicio personal, 11adaconsiguieron los jesuitas en ese sentido. Pero el da en quepudieron asegttrar a los indios que formando volumariamente redttccin, no iran a servir a ningn e11comendero,sino slo al Rey, ese da empezaron a fundarse multitttdde pueblos como por encanto".Durante el ciclo de la Estabilizacin de las Misiones,que dur ms de un siglo, stas reunan un total de 30Pueblos de dos a cinco mil habitantes cada uno, los cualestenan una economa relativamente independiente, perodentro de un solo espacio geoeconmico cuyo centro regu-lador estaba en la Candelaria, sede del Padre Superior delos Jesuitas. A su vez cada pueblo tena la direccin de unSacerdote, asistido por una decena de caciques, pues losjesuitas mantuvieron la organizacin tradicional de los gua-ranes, amplindola en su dimensin, transfigurndola ydndole nuevo sentido. Con el tiempo se comenz a orga-nizar la autoridad civil de los Pueblos, con Cabildos elec-tivos todos los aos.L?s jesuitas procuraron desarrollar la educacin por elt r a ~ a j o , . y darle a ste el carcter menos penoso posible.Comenta Azara: "ellos se contentaba11 con hacerles traba-

    jar ce rca de la mitad del da, y an el trabajo tenaaire de fiesta; porque cuando los trabajadores salan pel campo en su tarea, marchaban siempre en procesinmsica, llevando eh andas una pequeiJa image11. Se comzaba por formar una enramada para colocar la imagenla msica 110 cesaba hasta volver al ptteblo, tocando igmente a la vuelta". Los guaranes eran msicos notabPero adems los jesuitas procuraban ocuparlos en toda cde habilidades artesanales, para comb:ltir su proclividalo ociosidad. El Padre Jos Perams testimoniaba q"Las habilidades de estos indios es grande: trabajancttriosidades en madera y hueso: imitan e x c e l e 1 ~ t e m e m pintura J' bordados, pero lo que hacen con eminenciacopiar o imitar lo impreso. . . El indio Guaran era cade todo, cuando llegaba a sacudir la pereza, que era euna segunda naturaleza, y hemos reconocido que, Si11sin mayor, con el ejemplo y con oportunas exhortacioobtttvieron los misioneros que los indios trabajaran enu otra labor, yeso desde los doce a los cincttenta aodesde la primera hora del da hasta la ltima. Eso ovieron, pero jams consiguieron que el ritmo de ese trajar tuviera la celeridad del europeo. Lo que un esp

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    1ndios mmoneros encerrando la cabal/ada en sus coDibuio del P. Plorian Paucke.

    hara sin prisas en una hora, el indio requera tres boras.si estaba solo, y cinco en compaa de otros, pues son gran-des conversadores entre si y grandes materos".La base econmica de las Misiones era esencialmenteagropecuaria. Sus rubros fundamentales eran la yerba matey la ganadera bovina. Y no hay duda que las bases delsistema, en la creacin de! abastecimiento y los excedentes,radicaba en el Tupamba (propiedad de Dios), es deciten la explotacin colectiva, social, y no en la propiedadindividual. De ah que se haya calificado de "socialista" o"colectivista" e! rgimen social de las Misiones. Era enormeel consumo de reses de cada pueblo, y esto estaba posibi-litado por las gigantescas estancias de propiedad comn,que como el Yapey o San Miguel tenan hasta 200.000vacunos cada una. Pero el Tupamba coexista con la pro-piedad familiar de! /lbamba (posesin del ind io ), queconsista en una pequea chacra para cada familia, no here-dable, puestO que se readjudicaba al fallecimiento de! tim-lar, y a las tareas de tejido domstico, que asegurabane! sustento mnimo y la vestimenta. Es de recordar la tenazlucha jesuita contra la poligamia y la promiscuidad, y queprocuraron entonces asegurar a cada familia monogmica

    su casa individual, rompiendo las tradiciones ancestrEn el Abamba las cosechas eran de cada indio, perosemillas, e! transporte, ete., pertenecan a la comuniy la distribucin de carne, racionada igualitariamente. Gzalo de Doblas en un informe que le fuera solicitadoAzara, expresa que entonces: "Cada semana sealblos tres primeros das para que todos los indios trabajapara la comunidad en los trabajos que el Padre dispoy los tres restantes haban de ir a trabajar a sus chaclo que asimismo celaba el Padre que lo cumplieran". Pen conjunto, el Tupamba era el fundamento de viabilidel Abamba.Este sistema en que la propiedad pblica era decisexiga una direccin centralizada, que estaba compenspor la autonoma de los Pueblos, que slo comerciaentre s en la medida de lo necesario para el sustesuficiente. Pero a la vez, dentro de las Misiones e! comcio era en base al trueque, y no exista la moneda. Hel exterior, slo a lugares prefijados, los Tambos, podconcurrir mercaderes a hacer sus ofertas. Y slo podpermanecer hasta tres das. Los controles eran estrictos.otra parte, los jesuitas tenan sus oficinas de "come

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    exterior" en Santa Fe y Buenos Aires, cuya base era lacomercializacin de la yerba mate y otros productos secun-darios como tabaco, cuero, artesanas, etc. Estas exporta-ciones permitan a las Misiones el pago en moneda de lostributos al Rey y el procurarse las importaciones necesariaspara su desarrollo.As puede caracterizarse, en rasgos muy generales, elrgimen imperante en las Misiones del Paraguay. Una litesacerdotal tuteladora y servicial basada en el consentimiento

    indgena, racionalizaba y planificaba la economa, cuyamotivacin no era el lucro sino el establecimiento de lasbases sociales de sustento, relativamente constantes, para laincorporacin del indio a una vida cristiana. Esta extraor-dinaria experiencia de jesuitas y guaranes, que fueron deuna excepcional solidaridad mutua, seala'uno de los msgrandiosos intentos del hombre para promover el desarrollode un pueblo primitivo, dentro de la justicia social y elrespetO, a tal puma que no existi la pena de muerte. Perolos sistemas de dominacin iban a aplastar prontO estasingular comunidad evanglica, que ha hecho evocar en laliteratura tOdas las utOpas comunistas imaginadas.

    La hostilidad en torno a las Misiones fue permaneEl primer golpe mortal fue el Tratado de Lmites de 1entre Espaa y Pormgal. All se trata de dirimir deftivamente el engorro de los lmites de Tordesillas,facilitaba el avance portugus en la Cuenca del Plata10 que se hace es consolidarlo. En realidad ya estamosel ciclo de retroceso general del Imperio Hispnico,resista apenas el embate de Inglaterra y su cua POguesa. Esta penetra en las Misiones, que eran el gran amural defensivo del Ro de la Plata y el AltO PerEspaa cede en el Tratado a las Misiones Orientales,sus 7 Pueblos entonces habitados por 30.000 indioscambio de la Colonia del Sacramento ya ocupada.y no slo se cedan los territOrios, sino que se exppiaba los bienes indgenas, avaluados en 5 millonespesos, con una indemnizacin de 28 mil pesos. Los Jesuprotestan: "El trasladar a los indios de los i Pueblos parser contra el derecho natural de dichos indios a S1t libtad, a sus haciendas, a stlS tierras. y bienes 1'aces y acomervacin; por que los/obl iga a perpetuo destierro.m patria, a perder sus tierras nativas, cultivadas y sinlarmente fecundas, y trocarlas por un yermo incgnitocarecer de todo o a padecer grandes penurias de las csobredichas, necesa1'ias para su vida, y a fabricar de nucon suma pobreza y trabajo, habiendo perdido el frutoStt sttdor, indttstria y afanes de ms de cie11to trei11ta aen establecer SIIS habitaciones ( . . . ) los indios de dicsiete Ptteblos son verdaderos, absoltttos y legitimas dttede SttS pueblos". Todo fue intil. La propia CompaaJess en peligro. Vino la orden de acatamiento, y separ la mudanza de los pueblos. La indignacin bullalos indios y los jesuitas estaban desgarrados en su drade conciencia, sin salida. FurIong relata hechos as:Padre Lorenzo reuni a los indios (en el pueblo San MigNavidad de 1752) al son de campanas e1t la plaza, y sde la iglesia en procesin con la estattta del Nio Jeles predic con vehemencia, amenazndoles con grancastigos del cielo si no obedecan el mandato del Reydespus, hincado de rodillas, bes los pies a los principindios, rogndoles Cf)1l lgrimas que accediesen a muday que si no obedecan, sufriran ellos y los misio1zegravsimas penalidades". Pero ya la rebelin comenzabcundir. Algunos curas y cabildantes indios son heridosoponerse. Y en febrero de 1753 como un incendio esla Guerra Guarantica. Todos los Pueblos se solidarizanlas Misiones Orientales. La guerra se prolonga sangricontra los ejrcitOs lusitanos y espaoles hasta 1756, dolos guaranes son derrotados definitivamente en la bade Chumieb. Sin embargo, el escndalo fue tan inmeque con el ascenso de Carlos III se anula el Tratado1760. Los guaranes volvieron a sus Misiones, pero ya ela mitad.

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    Poco despus las Misiones eran descabezadas. Los jesui-tas son expulsados de Espaa y todos sus dominios porla Real Pragmtica de 1767. Ya haban sido expulsadosen 1758 de Portugal y en 1764 de Francia. Era una horaaciaga para la Iglesia Catlica. Y el Papa, presionado porlas Cortes europeas, firma en 1773 la supresin de la Com-paa de Jess. Qu haba pasado?La Iglesia estaba en plena decadencia en su centroeuropeo. Haba perdido las lites intelectuales, que nega-

    ban la Revelacin, y careca de fuerza para resistir losEstados Absolutistas. El siglo XVIII ser uno de los msindigentes de la Iglesia, que ante la Realeza, los intelec-tuales y las logias se converta en smbolo de un pasadosupersticioso definitivamente superado por las "luces". Losjesuitas eran el sector ms dinmico que an sostena alPapado, por lo que congregaban todos los ataques. De ahque la disolucin de la Compaa por el propio Papa fuecomo el lmite de la debilidad. Antecedente apenas entreinta aos a la prisin del Papa en las convulsiones dela Revolucin Francesa y el Imperio Napolenico.La crisis anrijesutica vena ya preparndose desde elsiglo XVII, con la querella con los jansenistas y el clebre

    ataque de BIas Pascal en "Las Provinciales", donde acua los jesuitas de un optimismo moral "laxista". Paradcamente, los herederos de la lucha del POrt Royal rigosern los ilustrados del siglo XVIII que estaban simcamente en el otro extremo. La cuestin de las Misiodel Paraguay fue otro aspecto de la lucha. Desde Pomaparecieron toda clase de panfletos contra la Compadenuncindola como un "Estado detltro del Estado" y cilaron todo tipo de libelos e infundios sobre su acumulade riquezas y ansias de dominio. El hecho cierto, eralos Jesuitas por estar sujetos directamente al Papadodependan tan estrechamente del Estado como los epipados y dems rdenes, en el tiempo de las formacionacionales y europeas y del Patronato Regio de la Corde Espaa. No eran tan domesticables por los poderes tporales. Hay que sealar, sin embargo, que los enciclodistas, sus acrrimos enemigos, fueron unnimes en coderar a las Misiones del Paraguay como una obra gdiosa, desde Voltaire a DAlembert.y claro est, una fuente capital de la propaganda ajesutica provino de los sectores colonialistas de Amdel Sur, tanto espaoles como portugueses. Finalmente,propsitos fueron logrados. Veamos su resultado.

    Misin de Id Candelaria. La casa aislada al costadola iglesia y del cementerio estaba destinada a las viu

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    Ruinas de la Iglesia de la Misin de San Miguel. Dibujo deV. Lancelot sobre esbozo de M. Demersay.

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    muerteMisiones

    El talentoso marqus Francisco de Bucareli, homde la ilustracin espaola, fue el escogido para la expulsde los jesuitas y la reorganizacin de las Misiones. A pode la partida de los ciento cincuenta jesuitas del Rola Plata, que todo abandonaron con "abnegacin fantsticsegn el protestante Mannsfield, El Cabildo del pueblola Misin de San Luis le enva a Bucareli un , elocuedocumento que sintetiza la situacin: "Ah! Seor Gobnador!, 1Osotros, que verdaderamente somos tm hijos, hmillndonos ante t, te rogamos con las lgrimas enojos, que permitas que permanezcan siempre con nosotlos Padres Sacerdotes de la Compaa .de Jess, y que plograr esto, lo representes y lo pidas a nuestro bum Ren nombre de Dios y por amor suyo. Esto te piden consemblantes baados en lgrimas el pueblo entero: indiosmujeres, mozos y muchachas: y particularmmte los pobry en fin, todos. . . Adems, tenemos que decirte que notros no somos en modo algtmo esclavos, ni lo fueron nutros antepasados; ni es de nuestro gusto e.l modo de viparecido al de los espaoles, que miran cada tinO solamepor s, sin ayudarse ni favorec(;'fJe unos a otros. Estosencillammte la verdad: te lo decimos. Quieres que tedigamos todos? Pues este pueblo, y otros tambin, se pderne1 breve tiempo para t y para el Rey y para Diocaeremos bajo la influencia del demonio, y c'dnde entoces encontraremos socorro en la hora de nuestra muerte(28 de febrero de 1768). y lo que sigui, fue la prdims atroz de las Misiones, que an prolongaron su vitenazmente varias dcadas, bajo la conjuracin de las falidades.El enfoque de Bucareli responda las concepciones madelantadas del iluminismo espaol, era netamente proptarista individual y, queriendo hacer libres a los indiosmodo burgus, los desquici o les hizo desertar masivmente de sus Pueblos. Los religiosos que reemplazabanlos jesuitas, por lo comn franciscanos, no esraban preprados para este nuevo ambiente y los nuevos Administrdores, casi todos correntinos y paraguayos, estaban ligada los viejos intereses del comercio y la encomienda. Uvido latrocinio se desencaden sobre los bienes y tierrindgenas. La libertad de comercio termin por descomponer todo el sistema misionero, en complicidad conburcratas. En 1793, en su Diario, consignaba Juan Fracisco Aguirre: "es notoriamente ms veloz la ruina pormayor desmembracin de los pueblos, enajenacin primem usufructo, luego en propiedad, de la tierra y dembienes".Las Misiones no se terminaron abruptamente, sique se desangraron sin pausa. La desercin de rapes, arsanos y vaqueros, ya hacia el Litoral, ya hacia los dominiportugueses fue incesante. Estos ltimos, como lo indiAurelio Porto en su Historia das Missoes OrimtalesUruguay, variaron su poltica tradicional, y procurabatraerse la emigracin de familias enteras. Y apenas se

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    present la oportunidad, en 1801, ocuparon sin dificultadeslas Misiones Orientales. La administracin portuguesa nofue aqu menos devastadora.Jos Artigas es el lt imo gran captulo de la historiade las Misiones. El primer caudillo de los orientales fueel ltimo de los guaranes. Quizs all resida la ms pro-funda originalidad y fuerza del artiguismo, la de haberconjugado dos tradiciones que parecan antitticas: la exis-rencial de las Misiones y el mejor espritu de las viejasLeyes de Indias, con las nuevas corr ientes de la I lustracinespaola. Lo que Azara no comprenda, fue lo ms vital deArtigas. Por eso, el artiguismo fue un profundo movi-miento social revolucionario, el ms grande que conocierala Cuenca del Plata. De tal modo, las oligarquas lo rodea-ron con sus tenazas desde Buenos Aires y Ro de Janeiro.y as, con la derrota de Artigas, se consuma tambin latragedia definit iva de las Misiones.El Exodo del Pueblo Oriental de 1811, haba sidoen realidad el repliegue de Artigas hacia sus bases desustento, el Yapey, su centro de poder, en el corazn dela Cuenca del Plata. Artigas nunca ms abandonar suplataforma guaran. Por eso, cuando la invasin portuguesade 1815, el escenario de las batal las decisivas es las Misio-nes. Su hijo adoptivo tape, Andresi to Artigas, gobernador

    del Yapey, sostendr el mayor peso de la guerra yresistencia. Ser la ruina total de las Misiones, s istemcamente arrasadas por el general Chagas. Todos los puebde las Misiones fueron saqueados e incendiados, exceplos que quedaron bajo jurisdiccin paraguaya. . La laagona, se concentr en un postrer esfuerzo y colapso.As, tras casi cincuenta aos de pasividad, los guanes se movilizaron juntO a Artigas para la epopeya finque cierra la historia de las viejas Misiones JesuticHabr todava algn coletazo de estertor. De las MisioOrientales, los lt imos centenares acompaan a FructuoRivera en su fulminante campaa de 1828. Y con ellRivera fundar el pueblo de Santa Rosa del Cuare im (lugo Bella Unin). Trasladados en 1832 al centro del nueEstado Orienta l del Uruguay, a Durazno, los tapes termnarn diluyndose entre el paisanaje, al que, por otra pahaban contribuido a formar desde sus orgenes.Con los Tratados de 1851, Andrs Lamas remata judicamente la cuestin. El Estado Oriental del Uruguay renoce la pertenencia de las Misiones Orienta les al Impedel Brasil. De tal modo, la vieja rea misionera queddescoyuntada ent re Paraguay, Argentina , Brasil y el Uguay, que qued con los aledaos de las grandes vaquerque alcanzaban hasta el Ro Negro.

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    "San Roque". Talla en madera de la Escuela de imaginera jesutica-guaran. (Museo Histrico Nacional. Montevideo).

    "Yo deseo que los indios, en sus pueblos, se gobiemenpor s, para que cuiden de sus itltereses como nosotros delos nuestros. As experimentarn la felicidad prctica y sal-drn de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta ladesgracia. Recordemos que ellos tienen el principal derecho,y que sera una degradacin vergonzosa para nosotros, mantenerlos en aquella exclusin vergonzosa que hasta ahorahan padecido {Jor ser Indianos. Acordmonos de su carc-t er noble y generoso, ememosles a ser hombres seoresde s mismos. Para ello demos la mayor i 1 7 J p o r t a n ~ i a a susnegocios".

    JOS ARTIGASNota al Gobernador de Corrie,nte,s,de 3 de mayo de

    Hemos recorrido, en apretadas sntesis, desde eltido de Cristo, que da razn del sentido de la obra jetica con los guaranes, hasta el enclave histrico y geoltico en que se constituyeron las Misiones, y mostracmo stas configuraron un singular rgimen poltico-nmico, que finalmente es destrozado. De qu modoausencia aCtual nos es presente?La guerra ideolgica desatada alrededor de las Mnes Jesuticas del Paraguay no ha terminado. En el sXVIII fue tema poltico candente y controvertido. Interra, Holanda y Portugal fueron usina de libelos ansu itas, y stOs han dejado una firme huella en la concienque la investigacin histrica moderna, sistemtica, hacartado esencialmente. No slo estuvieron en juego allintereses del colonialismo, de los encomenderos, sino tbin los del naciente Imperio Britnico, que a travs dembajador Keene "tuvo un rol muy a c t i ~ l o en la prepCil1 del Tratado de 1750 y en la expulsin de los jesuisegn anota Clovis Lugon.Todo estO es ya historia pasada, pero tienenque mostrarnos todava las Misiones Jesuticas? Vemsomeramente.Durante el siglo XIX rioplatense, las Misiones,ron tema de "clericales" y "anticlericales" o liberales.fuentes primeras entre nosotros, estn para los liberen Flix de Azara, aqul gran ilustrado espaol queembargo defendi el puntO de vista de los encomeros, en tanto que la literatura reivindicativa la inel Den Funes, con su "Ensayo de la Historia civilParaguay, Buenos Aires y Tuettmll" de 1815-17. Casi tlos historiadores prominentes del siglo, emitieron sustos de vista sobre la cuestin de acuerdo a esas coordenideolgicas primordiales. El ltimo gran detractOr serpoldo Lugones en su obra: "El Imperio Jesutico" en 1si bien posteriormente reneg de ella. El asunto qluego en manos de grandes investigadores jesuitas, argnos y brasileos, cuya mxima expresin ser la dellermo Furlong. No tOmamos en cuenta aqu, claro estcopiosa literatura europea al respectO.En el Uruguay, la preocupacin por las Misiones Jtas puede resumirse en dos nombres fundador7, el "ral" Andrs Lamas y el "jesutico" F r a n c i s c o > B a u z primero, artfice final de la entrega de l a s M i s i o n ~ ~ O r tales al Brasil, tuvO sin embargo una intensa preocupa

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    BlBLIOGRAFIA

    ERRATA

    LA CONQUISTA ESPIRITUAL

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    En el N'.' 3 de la Enciclopedia. pg. 53, las lineas 9, 10 Y 11, aldel g rab ado. d eben ser su stitu id as po r el siguien te tex to : dom in io is lmicse hizo madrina de la S ama Ina ui si ci n . volvindose una oveja sumisalos dominicos. promovidos a .Cartula: Reduccin jelltJicil de San jum 11750i.

    por el mundo Misionero, como SI este fuera un fantasmadel que su conciencia no pudiera desembarazarse. El segundo, dedicando un libro entero de su obra, capital en laconfiguracin de la historiografa uruguaya, 'Historia dela Dominacin EspaJiola en el Urttgttay" (1880-82). Peroluego, las Misiones quedaron borrosas en la conciencia histrica uruguaya. El pas haba sido acotado por el puertode Montevideo, miraba hacia los ocanos y no hacia susespaldas americanas. Y hoy, lgicamente, con la crisis dela insercin histrica uruguaya en los sistemas ultramarinoseuropeos, acorde con los nuevos rumbos latinoamericanosde nuestras necesidades, con la reaparicin forzosa comoescenario primordia l de la Cuenca del Plata, nuestra conciencia histrica tiene otra vez las Misiones a la vista.

    La vuelta hacia adentro del Uruguay, le conduce a reasumir en profundidad todo su contexto histrico de laAmrica meridional, a penetrar los caminos del tape. Nuestro futuro nos abre las puertas de un pasado ms rico yde potencialidades an inditas.Una de esas potencias histricas sun las Misiones. Ystas no slo nos despejan una dimensin poco comprendida de la significacin de Artigas, sino que, con l, apuntan a las ms candentes urgencias de nuestro tiempo. Pueslas Misiones fueron una experiencia de desarrollo social,tcnico y econmico, de promocin de pueblos atrasados,a altos niveles para su poca, por una singular conjugacinde socialismo y conciencia cristiana. Como un "cristianismo primitivo" americano, y entendiendo primitivo en elsentido de primigenio."La Repblica Cltaran era sin duda demasiado comltI/ista para los cristianos burgueses y demasiado cristianapara los COlll111Zistas de la poca burguesa", define con justeza el catlico Clovis Lugon. En efecto, las tradicionessocialistas desde el siglo pasado estn demasiado contaminadas por los viejos prejuicios de sus enemigos, y por sulucha contra formas religiosas caducas, como para distinguir y apreciar lo esencial de las Misiones Jesuticas. Aquy all pueden sealarse excepciones, como la de R. B.Cunningham Graham (A Vallisbed Arcadia. Londres, 1901).Por otra parte, los cristianos de la "poca burguesa", seaferraron a ideas propietaristas individuales, y queran disminuir a toda costa la ndole colectivista del rgimen misionero. Queran hacer de la propiedad comn de los recursosproductivos un mero pasaje transitOrio para la propiedadindividual. La estructura misma de las Misiones desmientetales pretensiones. Por el contrario, pone a la luz hasta quepuntO es viable entre los hombres, con eficiencia, con estabilidad, con empuje solidario, una actividad econmicabasada en la propiedad colectiva y en el incentivo, no delucro, sino moral, de fundacin religiosa, cristiana, respetuosa y promotora de la persona humana. Pues la raznltima del colectivismo, para que no degenere en despotismo, reside en la conciencia comn y enraizada del amor,y su misteriosa potencia sustentadora y valiosa de suavidad,fuerza y responsabilidad, paciencia y esperanza.As, las Misiones estn enclavadas, mudo y elocuentetestimonio, ms all de las tuinas de la dominacin, en laentraa misma de la problemtica ecumnica de nuestrotiempo, del nuestro propio, uruguayo, rioplatense y latinoamericano.

  • 8/4/2019 La Conquista Espiritual - Methol Ferre

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