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2.19. Defensa de tesis en Amiens (Althusser) kmarx.wordpress.com /2010/07/29/2-19-amiens-althusser/ Rafa Garzó Hemos querido copiar para vosotr@s un extracto de la Defensa de tesis en Amiens de esta filósofo marxista recientemente fallecido [N. de C.: 1990]. Pura polémica… Creativa. Posiblemente son algunas de las páginas más duras de la Defensa de tesis , dentro de lo que es un notorio resumen de las posiciones de Althusser en Filosofía. Leed el texto (escrito por Althusser el filósofo, el comunista) y olvidaos del pobre hombre Althusser, por favor; nos interesa la teoría, no el cotilleo. _____________________________________________________________________ En todo este asunto me apoyé tan cercanamente como era posible sobre la Introducción de Marx de 1857, y, si bien extraje de ella algunos efectos de provocación teórica necesarios, creo que le permanecí fiel. Me inspiré directamente de la letra misma de Marx, quien emplea varias veces el concepto de producción* de los conocimientos, para adelantar mi tesis central: la idea del conocimiento como producción. Tenía yo evidentemente también en mente el eco de la “producción” spinozista y obtenía ventajas del doble sentido de una palabra que aludía a la vez al trabajo, a la práctica y a la exhibición de lo verdadero. Pero en lo esencial y para provocar al lector, me mantuve lo más cercano, diría que mecánicamente, del concepto marxista de producción que, a la letra, sugiere un proceso y el trabajo de instrumentos sobre una materia prima. Entré incluso en una puja sobre el tema de la generalidad en Marx al exponer un concepto general de “la práctica” que reproducía el concepto de proceso de trabajo de El Capital y, volviendo a la práctica teórica, utilicé y, sin duda forcé un poco el texto de Marx para llegar a la distinción de las tres generalidades, jugando la primera el papel de la materia prima teórica, la segunda el del instrumental de trabajo teórico y la tercera del concepto concreto (concreto- de-pensamiento) o conocimiento. Confieso que Spinoza se encontraba de este modo implicado en este asunto, a causa de sus “tres géneros” y por el papel central del segundo: las abstracciones científicas. Lo que más me interesaba en el texto de Marx era la doble oposición radical de Marx al empirismo y a Hegel. Contra el empirismo Marx sostenía que el conocimiento no va de lo concreto a lo abstracto sino de lo abstracto a lo concreto y todo esto ocurre —y cito— en el pensamiento mientras que el objeto real, que da lugar a todo este proceso existe fuera del pensamiento. Contra Hegel, Marx sostenía que este proceso de lo abstracto a lo concreto no era producción de lo real sino sólo de su conocimiento. Y en toda esta exposición lo que me fascinaba era que comenzaba por lo abstracto. Ahora bien como Marx escribía: “El conocimiento es… un producto del pensar, del concebir… es un producto de la elaboración (ein produkt der Verar beitung) de conceptos a partir de la intuición y de la representación”, y como por otra parte él había escrito “Me parece que el buen método es comenzar por lo real y lo concreto... por ejemplo en economía política por la población… Sin embargo viendo de más cerca, se percibe que eso es un error. La población es una abstracción”. Yo concluí de ello que la intuición y la representación eran tratadas por Marx como abstracciones. Y di a esta abstracción el estatuto de lo concreto o de lo vivido que se encuentra en el primer género de conocimiento spinozista, es decir según mi lenguaje, el estatuto de lo ideológico. Por supuesto no he dicho que las Generalidades II, trabajando sobré las Generalidades I, sólo trabajasen sobre lo ideológico puesto que ellas podían trabajar también sobre abstracciones ya elaboradas científicamente o sobre las dos. Pero quedaba, con todo, ese caso límite de una materia prima puramente ideológica cuya hipótesis me permitió establecer la pareja ciencia-ideología y el corte epistemológico que Spinoza designaba entre el primer género y el segundo, mucho antes que Bachelard, y obtener de ello cierto número de efectos ideológicos que, como lo indiqué en mis Elementos de Autocrítica, no estaban exentos de un cierto teoricismo.

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Defensa de Tesis en AmiensAlthusser

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  • 2.19. Defensa de tesis en Amiens (Althusser)kmarx.wordpress.com /2010/07/29/2-19-amiens-althusser/

    Rafa Garz

    Hemos querido copiar para vosotr@s un extracto de la Defensa de tesis en Amiens de esta filsofomarxista recientemente fallecido [N. de C.: 1990]. Pura polmica Creativa. Posiblemente sonalgunas de las pginas ms duras de la Defensa de tesis, dentro de lo que es un notorio resumen delas posiciones de Althusser en Filosofa. Leed el texto (escrito por Althusser el filsofo, el comunista) yolvidaos del pobre hombre Althusser, por favor; nos interesa la teora, no el cotilleo.

    _____________________________________________________________________

    En todo este asunto me apoy tan cercanamente como era posible sobre la Introduccin de Marx de1857, y, si bien extraje de ella algunos efectos de provocacin terica necesarios, creo que lepermanec fiel.

    Me inspir directamente de la letra misma de Marx, quien emplea varias veces el concepto deproduccin* de los conocimientos, para adelantar mi tesis central: la idea del conocimiento comoproduccin. Tena yo evidentemente tambin en mente el eco de la produccin spinozista y obtenaventajas del doble sentido de una palabra que aluda a la vez al trabajo, a la prctica y a la exhibicinde lo verdadero. Pero en lo esencial y para provocar al lector, me mantuve lo ms cercano, dira quemecnicamente, del concepto marxista de produccin que, a la letra, sugiere un proceso y el trabajode instrumentos sobre una materia prima. Entr incluso en una puja sobre el tema de la generalidaden Marx al exponer un concepto general de la prctica que reproduca el concepto de proceso detrabajo de El Capital y, volviendo a la prctica terica, utilic y, sin duda forc un poco el texto de Marxpara llegar a la distincin de las tres generalidades, jugando la primera el papel de la materia primaterica, la segunda el del instrumental de trabajo terico y la tercera del concepto concreto (concreto-de-pensamiento) o conocimiento. Confieso que Spinoza se encontraba de este modo implicado eneste asunto, a causa de sus tres gneros y por el papel central del segundo: las abstraccionescientficas. Lo que ms me interesaba en el texto de Marx era la doble oposicin radical de Marx alempirismo y a Hegel. Contra el empirismo Marx sostena que el conocimiento no va de lo concreto a loabstracto sino de lo abstracto a lo concreto y todo esto ocurre y cito en el pensamiento mientrasque el objeto real, que da lugar a todo este proceso existe fuera del pensamiento. Contra Hegel, Marxsostena que este proceso de lo abstracto a lo concreto no era produccin de lo real sino slo de suconocimiento. Y en toda esta exposicin lo que me fascinaba era que comenzaba por lo abstracto.Ahora bien como Marx escriba: El conocimiento es un producto del pensar, del concebir es unproducto de la elaboracin (ein produkt der Verar beitung) de conceptos a partir de la intuicin y de larepresentacin, y como por otra parte l haba escrito Me parece que el buen mtodo es comenzarpor lo real y lo concreto... por ejemplo en economa poltica por la poblacin Sin embargo viendo dems cerca, se percibe que eso es un error. La poblacin es una abstraccin. Yo conclu de ello que laintuicin y la representacin eran tratadas por Marx como abstracciones. Y di a esta abstraccin elestatuto de lo concreto o de lo vivido que se encuentra en el primer gnero de conocimientospinozista, es decir segn mi lenguaje, el estatuto de lo ideolgico. Por supuesto no he dicho que lasGeneralidades II, trabajando sobr las Generalidades I, slo trabajasen sobre lo ideolgico puesto queellas podan trabajar tambin sobre abstracciones ya elaboradas cientficamente o sobre las dos. Peroquedaba, con todo, ese caso lmite de una materia prima puramente ideolgica cuya hiptesis mepermiti establecer la pareja ciencia-ideologa y el corte epistemolgico que Spinoza designaba entreel primer gnero y el segundo, mucho antes que Bachelard, y obtener de ello cierto nmero de efectosideolgicos que, como lo indiqu en mis Elementos de Autocrtica, no estaban exentos de un ciertoteoricismo.

  • Pero naturalmente, teniendo, como dice ms o menos Rousseau, la debilidad de creer en la fuerza delas consecuencias no me qued all y, tomando siempre apoyo sobre el texto de Marx, extraje de luna distincin importante: aquella de el objeto real y del objeto de conocimiento. Esta distincin estinscrita en las frases mismas en que Marx trata del proceso del conocimiento. Como materialista, lsostiene que el conocimiento es el conocimiento de un objeto real (Marx dice: sujeto real) que citoAntes as como despus subsiste en su independencia fuera del espritu. Y ms abajo, a. propsitode la sociedad que se estudia inscribe cito que ella permanece constantemente en el espritucomo presuposicin. Marx plantea entonces, como presuposicin de todo proceso de conocimientode un objeto real, la existencia de ese objeto real, fuera del pensamiento. Pero esta exterioridad delobjeto real es afirmada al mismo tiempo que se afirma el carcter propio del proceso de conocimientoque produce, por un trabajo de elaboracin, conceptos a partir de la intuicin y de la representacin. Yal fin del proceso, el concreto-de-pensamiento, la totalidad-de-pensamiento, que es su resultado, sepresenta como el pensamiento del concreto-real, del objeto real. La distincin entre el objeto real y elproceso de conocimiento es incuestionable en el texto de Marx, as como es incuestionable lamencin del trabajo de elaboracin, y la diversidad de sus momentos, como es incuestionable ladistincin del concreto-de-pensamiento y del objeto real cuyo conocimiento l da.

    He extrado de ello argumentos, no para fabricar una teora del conocimiento sino para hacer moveralgo en las evidencias ciegas con las que cierta filosofa marxista cree demasiado a menudoprotegerse de sus adversarios. He sugerido que, si todo conocimiento, cuando es adquirido, es enefecto el conocimiento de un objeto real que permanece antes as como despus independiente delespritu, no era posiblemente intil interrogarse sobre el intervalo que separa este antes de estedespus que es el proceso del conocimiento mismo, y reconocer que ese proceso, definido por eltrabajo de elaboracin de formas sucesivas, se inscriba justamente, desde su comienzo hasta sutrmino, en una transformacin que no se hace sobre el objeto real (1) sino sobre sus lugartenientes,sobre las intuiciones y representaciones iniciales, luego sobre los conceptos ulteriores. De all mitesis: si el proceso de conocimiento no transforma el objeto real sino solamente su intuicin enconceptos y luego en concreto-de-pensamiento y si todo ese proceso ocurre, como lo repite Marx, enel pensamiento y no en el objeto real, es entonces que con ocasin del objeto real, y para conocerlo,el pensamiento trabaja sobre otra materia distinta del objeto real: trabaja sobre las formastransitorias que lo designan en el proceso de transformacin, para producir finalmente, su concepto, elconcreto-de-pensamiento. He designado el conjunto de esas formas, incluida la ltima, producidas porese trabajo, con la categora de objeto de conocimiento. En el movimiento que hace pasar elpensamiento de la intuicin y la representacin espontneas al concepto del objeto real, cada formaapunta efectivamente al objeto real, pero sin confundirse con l, as como al fin el concreto-de-pensamiento no se confunde, como quera Hegel quien es cuestionado por Marx por esta razn, conel concreto real. Era volver a encontrar una vez ms, evidentemente, a Spinoza, cuyas palabrasazotan la memoria: la idea de crculo no es un crculo, el concepto de perro no ladra, en pocaspalabras no hay que confundir lo real y su concepto.

    Por supuesto que si esta distincin necesaria no es slidamente apuntalada puede conducir alnominalismo e incluso al idealismo. Se estima generalmente que Spinoza cedi al nominalismo. Entodo caso l tom disposiciones para cuidarse del idealismo con su teora de una substancia conatributos y por el paralelismo de los dos atributos extensin y pensamiento.

    Marx se cuid de ello de otro modo y con ms seguridad por la tesis de la primaca del objeto realsobre el objeto de conocimiento y por la primaca de esta primera tesis sobre la segunda: la distincinentre el objeto real y el objeto de conocimiento. Permanecemos con ello en ese mnimo degeneralidad es decir, en la ocasin, de tesis materialistas que, demarcndose del idealismo, abren unespacio libre a la investigacin de los procesos concretos de la produccin de los conocimientos. Yfinalmente, para quien quiera hacer la comparacin, esta tesis de la distincin entre el objeto real y elobjeto de conocimiento funciona, salvo pocas cosas, como la distincin de Lenin entre verdadabsoluta y verdad relativa, y con fines muy cercanos.

  • Lenin escriba: Esta distincin entre la verdad absoluta y la verdad relativa, dirn ustedes, es vaga.Yo les responder: es justamente bastante vaga para impedir a la ciencia el volverse un dogma en elpeor sentido de esa palabra, cosa muerta, fijada, osificada; pero es bastante precisa para trazar entrenosotros y el fidesmo, el agnosticismo, el idealismo filosfico, la sofstica de los adeptos de Hume yde Kant una lnea de demarcacin decisiva e imborrable. Lo que en claro, quiere decir: nuestra tesises bastante precisa para no caer en el idealismo, bastante precisa para demarcarse del idealismo,pero bastante vaga es decir bastante justa en su generalidad, para defender la libertad viviente de laciencia contra su entierro en sus resultados.

    Eso est guardando las proporciones, en mi tesis sobre la diferencia entre el objeto real y el objeto deconocimiento. Lo que en ella estaba en juego no era desdeable. Se trataba de impedir que seconsiderase la ciencia producida por Marx como un dogma en el peor sentido de la palabra. Se tratabade volver viviente el prodigioso trabajo de crtica y de elaboracin efectuado por Marx sin el cual l nohubiese podido hablo aqu su lenguaje que sigue siendo clsico descubrir bajo la apariencia delas cosas, y en sus antpodas, la esencia desconocible de sus relaciones ntimas. Se trataba dehacer comprender y sentir qu ruptura inaudita debi efectuar Marx con esas apariencias recibidas, esdecir con las evidencias masivas de la ideologa burguesa dominante. Y, puesto que nosotros mismosestbamos puestos en cuestin, se trataba de volvernos vivientes y activa esta verdad, que nosotrostenamos que romper con otras evidencias, a veces recubiertas con el vocabulario mismo de Marx,que la ideologa dominante o las desviaciones del movimiento obrero haba podido apartar de susentido. Se trataba de recordar que si, como dice Lenin, el alma viviente del marxismo es el anlisisconcreto de una situacin concreta, el conocimiento del concreto no est en el comienzo sino al findel anlisis, y el anlisis slo es posible sobre la base de los conceptos de Marx, y no de lasevidencias inmediatas de lo concreto, de las que no podemos prescindir, pero que no llevan suconocimiento a la vista.

    Se trataba, en fin, y sta no es la menor apuesta, de recordar, con Marx, que el conocimiento de lo realcambia algo en lo real, puesto que le agrega justamente su conocimiento, pero que todo ocurrecomo si esta adicin se anulase por s misma en su resultado. Como su conocimiento pertenece poradelantado a lo real, pues slo es su conocimiento no le agrega algo sino con la condicin paradjicade no agregarle nada (2), una vez producido vuelve a l con pleno derecho y desaparece en l. Elproceso del conocimiento agrega a cada paso a lo real su propio conocimiento, pero a cada paso loreal lo embolsa porque es el suyo, La distincin entre objeto de conocimiento y objeto real presentaas esta paradoja: slo es planteada para ser anulada. Pero ella no es nula pues para ser anuladadebe ser constantemente planteada. Es normal: es el ciclo infinito de todo conocimiento que sloagrega a lo real su conocimiento para drselo, y este ciclo es ciclo y por lo tanto viviente slo si sereproduce, porque solamente la produccin de nuevos conocimientos mantiene los antiguos con vida.Las cosas ocurren poco ms o menos como en Marx quien dice: es necesario que el trabajo vivienteagregue un valor nuevo a las materias para que el valor del trabajo muerto contenido en los mediosde produccin, sea conservado y transmitido al producto citoes por la simple adicin de un nuevovalor como l mantiene el antiguo (El Capital, Editions Sociales, t. 1. p. 199.

    Qu est en juego en estas tesis? Tomemos la ciencia marxista y supongamos que las condicionespolticas sean tales que no se trabaje ms en ellas, que no se les agregue ms nuevo conocimiento.Entonces los conocimientos antiguos que lo real ha embolsado estn all, en l, bajo la forma deevidencias enormes y muertas, como mquinas sin trabajadores, incluso no como mquinas sinocomo cosas.

    No estamos ms seguros, entonces, de poder impedir, como dice Lenin, que la ciencia se vuelva undogma, en el peor sentido de esa palabra, cosa muerta, fijada, osificada. Forma sta de decir que elmarxismo mismo corre el riesgo de repetir verdades que no son ms que el nombre de las cosascuando el mundo exige nuestros conocimientos sobre el imperialismo y sobre el Estado y sobre lasideologas y sobre el socialismo y sobre el movimiento obrero mismo. Manera de recordar laasombrosa frase de Lenin: Marx no ha hecho sino colocar las piedras angulares de una teora que

  • nosotros debemos, a todo precio, desarrollar en todos los sentidos. Manera de decir: la teoramarxista puede colocarse en retraso con la historia y en retraso consigo mismo si en alguna ocasincree que ha llegado.

    MARX Y EL HUMANISMO TERICO

    Un ltimo atajo, muy breve, para poner a prueba otra tesis provocadora: la del antihumanismo tericode Marx. Aunque fuese slo por el placer del concierto de fanfarrias ideolgicas con el que he sidopagado, dira que si yo no hubiese sostenido esta tesis, hubiera debido inventarla.

    Es una tesis seria, con la condicin de leerla con seriedad, y ante todo, de tener en cuenta seriamenteuna de las dos palabras que comporta, que no es al fin de cuentas el diablo: la palabra terico. Hedicho, he repetido que el concepto o la categora de hombre no juega en Marx un papel terico. Peroes necesario creer que la palabra terico no quera decir nada para aquellos que no queran orla.

    Intentemos orla.

    Y para esto, primero, unas palabras sobre Feuerbach del que he traducido algunos textos. Nadiecuestionara que la filosofa de Fueurbach sea abiertamente humanista terica. Feuerbach dice: todafilosofa nueva se anuncia por una palabra nueva. La filosofa de los tiempos modernos, mi filosofa,se anuncia por la palabra hombre. De hecho el hombre, la esencia humana, es el principio central detoda la filosofa de Feuerbach. No es que Feuerbach se desinterese de la naturaleza puesto que habladel sol, y de los planetas, y tambin de las plantas, de las liblulas y de los perros, e incluso de loselefantes para decir que no tienen religin. Pero l se hace la mano, si puedo decir as con lanaturaleza, exponindonos serenamente que cada especie tiene un mundo para ella, y que no es sinola manifestacin de su esencia Ese mundo est constituido de objetos, y entre ellos existe un objetopor excelencia en el que se realiza y se satisface la esencia de la especie: su objeto esencial.

    As cada planeta tiene por objeto esencial el sol, que es tambin el objeto esencial del planeta, etc.

    As puesto en condicin, podemos pasar al hombre.

    l es el centro de su mundo, como en el centro de su horizonte absoluto, de su Umwelt. No hay nadaen su mundo que no sea de l: o ms bien nada en su mundo que no sea l, pues todos los objetos desu mundo no son sus objetos sino en la medida en que son la realizacin y la proyeccin de suesencia.

    Los objetos de su percepcin no son sino su modo de percibirlos, los objetos de su pensamiento sinosu modo de pensarlos, los objetos de su afeccin sino su modo de ser afectado. Todos sus objetosson esenciales en la medida en que lo que le dan, no es nunca sino su propia esencia, proyectada enellos.

    El hombre es as sujeto, y sus atributos esenciales, objetivados bajo forma de objetos, no le remitennunca sino su propia esencia. El hombre est siempre en el hombre, el hombre no sale nunca delhombre, porque frasecita sin misterio que el joven Marx copi de Feuerbach, y sobre la cual losparticipantes del Congreso Hegel del verano ltimo en Mosc han discutido doctamente el mundoes el mundo del hombre.

    El sol y las estrellas, las liblulas, la percepcin, la inteligencia, la pasin slo estn all como otrastantas transiciones para conducirnos al umbral de las verdades decisivas: lo propio del hombre adiferencia de las estrellas y los bichitos, es tener su propia especie, la esencia de su espritu todaentera por objeto y en un objeto que no debe nada a la naturaleza, la religin. Por el mecanismo de laobjetivacin y de la inversin la esencia genrica del hombre se da al hombre, desconocible enpersona, bajo la forma de un objeto exterior, de otro mundo, en la religin. En la religin, el hombrecontempla sus propias potencias, sus fuerzas productivas como las potencias de un otro absolutoante el cual tiembla y se arrodilla para implorar piedad. Y esto es perfectamente prctico puesto que

  • resultan de ello todos los rituales del culto y hasta la existencia objetiva de los milagros, que tienenlugar, pura y simplemente, en ese mundo imaginario puesto que no son, segn la frase de Feuerbachcito sino la realizacin de un deseo (Wunscherfllung). El Sujeto absoluto que es el hombreencuentra as el absoluto en Dios, pero no sabe que lo que l encuentra es l. Toda esta filosofa queno se limita a la religin sino que se extiende al arte, a la ideologa, a la filosofa y tambin -losabemos demasiado poco a la poltica, a la sociedad, e incluso a la historia, reposa as sobre laidentidad de esencia entre el Sujeto y el objeto, y esta identidad se explica por el todopodero de laesencia del hombre al proyectarse en la realizacin de s que son sus objetos y en la alienacin quesepara el objeto del sujeto, hace al objeto exterior al sujeto, lo reifica e invierte la relacin de esenciapuesto que, escandalosamente, el Sujeto se ve dominado por s mismo, bajo la forma de un objeto,dios o Estado, etc., que no es, sin embargo, sino l.

    No hay que olvidar que este discurso, del que no doy aqu sino las premisas, tena su grandeza, puesllamaba a echar abajo la inversin producida por la alienacin religiosa o poltica; en otras palabrasllamaba a echar abajo la dominacin imaginaria de los atributos humanos sobre el sujeto humano,llamaba al hombre a entrar, en fin, en posesin de su esencia, alienada en la dominacin de Dios o delEstado; llamaba al hombre a realizar, en fin, no ya en lo imaginario de la religin, en el cielo delEstado o en la abstraccin alienada de la filosofa hegeliana; sino sobre la tierra, aqu y ahora, en lasociedad real, su esencia humana verdadera, que es la comunidad humana, el Comunismo.

    El hombre centro de su mundo, en el sentido filosfico del trmino, esencia originaria y fin de sumundo, he aqu lo que se puede llamar un humanismo terico, en sentido fuerte.

    Se me recordar que despus de haber adoptado muy profundamente la problemtica de la esenciagenrica del hombre y de la alienacin de Feuerbach, Marx rompi con l y que esta ruptura con elhumanismo terico de Feuerbach marca de manera radical la historia del pensamiento de Marx.

    Pero yo quisiera ir ms lejos. Pues Feuerbach es un extrao personaje filosfico, que presenta laparticularidad, se me perdonar la expresin, de hablar demasiado claro. Feuerbach es unhumanista terico declarado. Pero tiene tras de s una larga herencia de filsofos que, no por nohaberse declarado como l, trabajaban menos, filosficamente, en el hombre, aunque fuese de unamanera menos abierta. Lejos de m la idea de denigrar esta gran tradicin humanista cuyo mritohistrico es el de haber luchado contra la feudalidad, contra la Iglesia y sus idelogos y haber dado alhombre unos ttulos y una dignidad. Pero tambin lejos de nosotros, pienso, la idea de cuestionar queesta ideologa humanista que ha producido grandes obras y grandes pensadores, sea separable de laburguesa en ascenso cuyas aspiraciones expresaba, traduciendo y trasponiendo las exigencias deuna economa mercantil y capitalista sancionada por un nuevo derecho, el antiguo derecho romanocorregido como derecho mercantil burgus. El hombre sujeto libre, el hombre libre sujeto de sus actosy de sus pensamientos, es, primero, el hombre libre de poseer, de vender y de comprar, el sujeto dederecho.

    Salgo al paso de ello y pretendo que, salvo ciertas excepciones intempestivas, la gran tradicin de lafilosofa clsica ha retomado en las categoras de sus sistemas tanto el derecho del hombre deconocer, del que ella hizo el sujeto de sus teoras del conocimiento, desde el sujeto al sujeto empiristay al sujeto trascendental; como el derecho del hombre a actuar del que hizo el sujeto econmico,moral y poltico. Creo, lo que no puedo evidentemente demostrar aqu, tener el derecho de sostenerseque bajo las formas de los diferentes sujetos en los que se distribuye y disimula a la vez, la categorade hombre, de esencia humana o de especie humana, juega un papel terico esencial en las filosofasclsicas pre-marxistas. Y cuando hablo del papel terico jugado por una categora entiendo que ellaforma cuerpo con las otras categoras, que no puede ser suprimida del conjunto sin alterar elfuncionamiento del todo. Creo poder decir entonces que, salvo excepciones, la gran filosofa clsicarepresenta bajo formas no declaradas abiertamente, la tradicin de un humanismo tericoincuestionable. Y s, a su manera, Feuerbarch, habla demasiado claro; si pone directamente laesencia humana en el centro de todo, es porque cree, por fin, escapar a la razn que haca disimulara los filsofos clsicos el hombre que distribuan en varios sujetos. Esta divisin del hombre, digamos

  • para simplificar en dos sujetos, el sujeto del conocimiento y el sujeto de la accin, que marca lafilosofa clsica y le prohbe la declaracin fantstica de Feuerbach. Feuerbach cree, por su parte,poder reducirla: sustituye la pluralidad de los sujetos, la pluralidad de los atributos en el sujetohumano, cree reglar otro problema polticamente importante, la distincin entre el individuo y laespecie por la sexualidad que suprime el individuo puesto que hacen falta al menos dos, lo que es yala especie. Quiero decir: en la manera en que l procede se ve lo que estaba en cuestin antes deFeuerbach. Era ya el hombre pero dividido entre varios sujetos y dividido entre el individuo y laespecie.

    Se deduce que el anti-humanismo terico de Marx va mucho ms lejos que un arreglo de cuentas conFeuerbach: pone en cuestin conjuntamente las filosofas de la sociedad y de la historia existentes yla tradicin filosfica clsica y, entonces, a travs de ellas toda la ideologa burguesa.

    Dira entonces que el anti-humanismo terico de Marx es, primero, un anti-humanismo filosfico. Si loque acabo de decir tiene alguna verosimilitud basta aproximarlo con lo que adelant hace un momentosobre las afinidades de Marx con Spinoza y Hegel contra las filosofas del Origen y del Sujeto paraque la conclusin se imponga.

    Y, de hecho, si se examinan los textos que se pueden tener como probatorios de la filosofa marxistano se ve que se encuentre en ellos la categora de hombre o cualquiera de sus disfraces pasados oposibles. Las tesis materialistas y dialcticas que constituyen, en el hueco de la mano, el todo de lafilosofa marxista, pueden dar lugar a toda clase de comentarios. No veo que puedan prestarse a lamenor interpretacin humanista: muy por el contrario, estn hechas para impedirla, como una variedadde idealismo entre otras, y para invitar a pensar de una manera muy distinta.

    Pero no hemos terminado con esto, sin embargo, pues resta entenderse sobre el anti-humanismoterico del materialismo histrico, es decir sobre la eliminacin del concepto de hombre comoconcepto central por la teora marxista de las formaciones sociales y de la historia.

    Es necesario previamente descartar dos objeciones? Sin duda, puesto que ellas renacen sin cesar.La primera extrae la conclusin de que una teora marxista as concebida conduce a despreciar loshombres y a paralizar su lucha revolucionaria. Pero El Capital est lleno del sufrimiento de losexplotados, desde los horrores de la acumulacin primitiva hasta el capitalismo triunfante y estescrito para su liberacin de la servidumbre de clase. Lo que no slo no impide a Marx sino que loobliga en el mismo Capital que analiza los mecanismos de su explotacin, a hacer abstraccin de losindividuos concretos y tratarlos tericamente como simples soportes de relaciones.

    La segunda objecin opone al antihumanismo terico de Marx la existencia de las ideologashumanistas que, si en regla general sirven a la ideologa burguesa, pueden tambin, en ciertascircunstancias y en ciertas capas sociales, e incluso bajo una forma religiosa expresar la revuelta delas masas contra la explotacin y la opresin. Pero esto no constituye una dificultad desde que sesabe que el marxismo reconoce la existencia de las ideologas y las aprecia segn el papel quejuegan en la lucha de clases.

    Lo que est en cuestin es una cosa muy distinta: la pretensin terica de una concepcin humanistade explicar la sociedad y la historia, partiendo de la esencia humana, del sujeto humano libre, sujetode las necesidades, del trabajo, del deseo, sujeto de la accin moral y poltica. Yo mantengo que Marxslo pudo fundar la ciencia de la historia y escribir El Capital a condicin de romper con la pretensinterica de todo humanismo de este gnero.

    Contra toda la ideologa burguesa, penetrada de humanismo, Marx declara: Una sociedad no estcompuesta de individuos (Grundrisse), Mi mtodo analtico no parte del hombre sino del perodoeconmico dado (Notas sobre Wagner) y contra los socialistas humanistas y marxistas que habanproclamado en el Programa de Gotha que el trabajo es la fuente de todo valor y de toda riqueza lafirma los burgueses tienen excelentes razones para atribuir al trabajo este todopodero de creacinPuede concebirse una ruptura ms neta?

  • Pueden leerse sus efectos en El Capital. Marx muestra que lo que determina en ltima instancia unaformacin social y lo que da su conocimiento, no es el fantasma de una esencia o naturaleza humana,no es el hombre, no son incluso los hombres, sino una relacin, la relacin de produccin, que haceuna unidad con la Base, la infraestructura. Y, contra todo idealismo humanista, Marx muestra que estarelacin no es una relacin entre los hombres, una relacin entre personas, ni intersubjetiva, nisociolgica, ni antropolgica, sino una doble relacin: una relacin entre grupos de hombres queconcierne a la relacin entre esos grupos de hombres y cosas, los medios de produccin.

    Es una de las ms grandes mistificaciones tericas que existan al pensar que las relaciones socialesson reductibles a relaciones entre hombres o incluso de grupos de hombres pues es suponer que lasrelaciones sociales son relaciones que slo ponen en cuestin hombres cuando ponen en cuestintambin cosas, los medios de produccin, extrados de la naturaleza material. La relacin deproduccin es, dice Marx, una relacin de distribucin, distribuye los hombres en clases al mismotiempo que atribuye los medios de produccin a una clase. Las clases nacen del antagonismo de estadistribucin que es al mismo tiempo una atribucin. Naturalmente los individuos humanos sonparticipantes (por lo tanto activos) en esta relacin, pero en primer lugar en tanto que estn allprisioneros. No es porque son participantes all que estn all prisioneros; es porque estn prisionerosall que son participantes. Es muy importante ver por qu Marx considera entonces los hombresnicamente como soportes de una relacin o portadores de una funcin en el proceso deproduccin. No es en absoluto porque reduce a los hombres en su vida concreta a simples portadoresde funciones: los considera entonces como tales, porque la relacin de produccin capitalista losreduce a esta simple funcin en la infraestructura, en la produccin, es decir en la explotacin.

    Efectivamente, el hombre de la produccin considerado como agente de la produccin, slo es esopara el modo de produccin capitalista, determinado como simple soporte de relacin, simpleportador de funciones, completamente annimo, intercambiable, puesto que puede ser arrojado a lacalle si es obrero, hacer fortuna o quebrar si es capitalista. En todos los casos, est sometido a la leyde una relacin de produccin que es una relacin de explotacin, por lo tanto relacin antagonista declase, est sometido a la ley de esa relacin y de sus efectos. Si no se somete a una Epoje tericalas determinaciones individuales concretas de los proletarios y de los capitalistas, su libertad a supersonalidad, no se comprende nada de la terrible Epoje prctica a la cual la relacin capitalistasomete a los individuos a los que no trata sino como portadores de funciones econmicas y nadams.

    Pero tratar los individuos como simples portadores de funciones econmicas no es algo sinconsecuencia sobre los individuos Pues no es el terico Marx quien los trata as, es la relacin deproduccin capitalista!

    Tratar los individuos como portadores de funciones intercambiables es, en la explotacin capitalista,que es la lucha de clases capitalista fundamental, determinarlos, marcarlos de una manerairremediable en su carne y en su vida, es reducirlos a ser solamente apndices de la mquina, echarsus mujeres y sus nios en el infierno de la fbrica, alargar su jornada de trabajo al mximo y darlesjusto con qu reproducirse, es tambin constituir el gigantesco ejrcito de reserva de donde sacarotros portadores annimos para hacer presin sobre los portadores en funcin, que tienen laoportunidad de tener trabajo.

    Pero es, al mismo tiempo, crear tambin las condiciones de una organizacin de la lucha de claseobrera. Pues es el desarrollo de la lucha de clase capitalista, es decir de la explotacin capitalista, laque crea, ella misma, esas condiciones.

    Cuntas veces insisti Marx en el hecho de que era la organizacin capitalista de la produccin, esdecir de la explotacin, la que educaba por la coercin, opresin, coaccin a la clase obrera en lalucha de clases, no slo al concentrar masas de obreros en el lugar de trabajo, no solamentejuntndolos sino tambin y sobre todo al imponerles una terrible disciplina de trabajo y de vida comn,

  • que los obreros van a sufrir para convertirla en acciones comunes contra sus amos?

    Pero para esto es necesario que sean al mismo tiempo participantes y prisioneros en otras relaciones.

    Pues la formacin social capitalista no se reduce a solamente la relacin de produccin capitalista ypor lo tanto a su infraestructura. La explotacin de clase no puede durar, es decir reproducir suscondiciones sin el auxilio de la superestructura, sin las relaciones jurdico-polticas y las relacionesideolgicas que son determinadas en ltima instancia por la relacin de produccin.

    Marx no entr en este anlisis, salvo con algunas breves indicaciones. Pero todo lo que dijo nos poneen el camino de concebir que esas relaciones tratan, ellas tambin, a los individuos humanosconcretos como portadores de relaciones, soportes de funciones, donde los hombres no sonparticipantes sino porque estn aprisionados all. As las relaciones jurdicas hacen abstraccin delhombre concreto para tratarlo como simple portador de relacin jurdica, como simple sujeto dederecho, capaz de propiedad, incluso si slo posee la de su fuerza de trabajo desnuda. As lasrelaciones polticas hacen abstraccin del hombre viviente, para tratarlo como simplemente soportede relacin poltica, como libre ciudadano, incluso si su voto refuerza su servidumbre.

    As las relaciones ideolgicas hacen abstraccin del hombre viviente para tratarlo como un simplesujeto sometido o rebelde a las ideas dominantes. Mas todas esas relaciones, cada una de las cualeshace del hombre concreto su soporte, no por ello determinan y marcan menos, tanto como la relacinde produccin a los hombres en su carne y su vida. Y como la relacin de produccin es una lucha declases, es la lucha de clases la que determina en ltima instancia las relaciones de la superestructura,sus contradicciones y la sobre-determinacin con las que marcan la infraestructura.

    Y as como la lucha capitalista crea, en la produccin, las condiciones de la lucha de clase obrera, astambin se ve a las relaciones jurdicas, polticas e ideolgicas contribuir a su organizacin y a suconciencia por su opresin misma. Pues la lucha de clases proletaria ha sido efectivamente educadaen la poltica, en las relaciones burguesas y por la misma lucha de clases burguesa. Cualquiera sabeperfectamente que la burguesa no puede echar abajo el antiguo rgimen, su relacin de produccin ysu estado, sin comprometer en su lucha a las masas populares; cualquiera sabe perfectamente que laburguesa slo pudo lograr la victoria sobre la gran propiedad inmueble enrolando a los proletarios ensu batalla poltica, sin descartar el masacrarlos despus.

    Con su derecho y su ideologa, as como con su metralla y sus prisiones, la clase burguesa los educas en la lucha de clases poltica e ideolgica, incluso forzndolos a comprender que la lucha de claseproletaria no tena nada que ver con la lucha de clase burguesa y a sacudir el yugo de su ideologa.

    Es all donde la ltima instancia, y el juego contradictorio que ella realiza en el edificio interviene paradar cuenta de la dialctica de esos fenmenos paradojales que Marx piensa, no con la ayuda delirrisorio concepto del hombre sino en conceptos muy diferentes: relacin de produccin, lucha declases, relaciones jurdicas, polticas, ideolgicas.

    Tericamente el juego de la ltima instancia permite dar cuenta de la diferencia y de la desigualdad delas formas de la lucha de clases, desde la lucha econmica hasta la lucha poltica ideolgica, yentonces del juego existente entre esas luchas, y de las contradicciones que existen en esta lucha. Elanti-humanismo terico de Marx en el materialismo histrico es entonces el rechazo de fundar en elconcepto de hombre con pretensin terica, es decir como sujeto originario de sus necesidades (homoaeconomicus), de sus pensamientos (homo rationalis) de sus actos y de sus luchas (homo moralis,juridicus et politicus) la explicacin de las formaciones sociales y de su historia. Pues cuando se partedel hombre, no se puede evitar la tentacin idealista del todopodero de la libertad o del trabajocreador, es decir no se hace otra cosa que sufrir, con toda libertad, el todopodero de la ideologaburguesa dominante que tiene por funcin enmascarar e imponer, bajo las formas ilusorias del librepodero del hombre, otro podero, muy diferentemente real y poderoso, el del capitalismo. Si Marx noparte del hombre, si rehsa engendrar tericamente la sociedad y la historia a partir del concepto dehombre, es para romper con esta mistificacin que no expresa sino una relacin de fuerzas

  • ideolgicas, fundada en la relacin de produccin capitalista. Marx parte entonces de la causaestructural que produce este efecto ideolgico burgus que mantiene la ilusin de que se deberapartir del hombre: Marx parte de la formacin econmica dada, en la ocasin, en El Capital, de larelacin de produccin capitalista y de las relaciones que determina en ltima instancia en lasuperestructura. Y muestra, en cada ocasin, que esas relaciones determinan y marcan a los hombresy cmo los marcan en su vida concreta y cmo a travs del sistema de la lucha de clases los hombresconcretos son determinados por el sistema de esas relaciones. En la Introduccin de 1857 Marxdeca: lo concreto es la sntesis de mltiples determinaciones de las relaciones en las cuales estnprisioneros y participantes. Si Marx no parte entonces del hombre que es una idea vaca, es decirsobrecargada de ideologa burguesa es para llegar a los hombres concretos, si pasa por el rodeo deesas relaciones cuyos portadores son los hombres concretos es para llegar al conocimiento de lasleyes que ordenan su vida y su lucha concretas.

    Se habr notado que en ningn momento este rodeo por las relaciones ha alejado a Marx de loshombres concretos, pues en cada momento del proceso de conocimiento, es decir, de su anlisis,Marx muestra cmo cada relacin, desde la relacin de produccin capitalista, determinante en ltimainstancia, hasta las relaciones jurdico-polticas e ideolgicas, marca a los hombres en su vidaconcreta, ordenada por las formas y los efectos de la lucha de clases.

    Cada abstraccin de Marx corresponde a la abstraccin que impone a los hombres esas relaciones,y esta abstraccin terriblemente concreta, es lo que hace de los hombres, obreros explotados ocapitalistas explotadores.

    Se habr notado tambin que el trmino final de este proceso de pensamiento, el concreto-de-pensamiento al que conduce es sta sntesis de mltiples determinaciones y que define el concretoreal.

    Marx se colocaba as en posiciones de clase y tena en vista los fenmenos de masa de la lucha declases. Quera dar a la clase obrera la inteligencia de los mecanismos de la sociedad capitalista ydescubrirle las relaciones y las leyes bajo las cuales viva para reforzar y orientar su lucha. No tenaotro objeto que la lucha de clases para ayudar a la clase obrera a hacer la revolucin y suprimir luego,al trmino del comunismo, la lucha de clases y las clases.

    Todo lo que se ha podido objetar de poco serio a este antihumanismo terico de Marx, se apoya, loreconozco honestamente, en textos que retoman, en El Capital, el tema de la alienacin. Digo apropsito el tema porque no creo que los pasajes en que ese tema es retomado tengan un alcanceterico. Sugiero con ello que la alienacin no figura all como un concreto verdaderamente pensado,sino como el sustituto de realidades que no estn an suficientemente elaboradas para que Marxpueda recurrir a ellas: en el horizonte de las formas de organizacin y de lucha de la clase obrera. Eltema de la alienacin en El Capital ocupara as el lugar de un concepto o ms bien de conceptos queno estn formados todava porque las condiciones histricas objetivas no han producido an suobjeto. Si esta hiptesis es fundada se podra comprender que la Comuna, al responder a la esfera deMarx, haya vuelto superfluo este tema as como lo volvi superfluo toda la prctica poltica de Lenin.De hecho despus de la Comuna en Marx as como en la obra inmensa de Lenin ya no es cuestinms de la alienacin.

    Ahora bien es ste un problema que no compromete solamente a la teora marxista sino a las formashistricas de su fusin con el movimiento obrero. Este problema est hoy abiertamente planteado:ser necesario efectivamente examinarlo.

    (Versin castellana de Marcelo Pasternac)

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  • NOTAS(1) Y esto es as mientras el espritu tiene una actitud puramente especulativa, puramente terica(Marx). Marx distingue la actitud terica (conocimiento del objeto real) de la actitud prctica(transformacin del objeto real).(2) Cf. Engels: El conocimiento de la naturaleza tal como ella es sin adicin extraa. Cf. la tesisleninista del reflejo.

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    2.19. Defensa de tesis en Amiens(Althusser)