Innovación crítica. Una propuesta para la La docencia como ...

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41 PERFILES EDUCATIVOS El presente ensayo es el resultado de diversas experiencias y reflexiones, fruto de la participación en varios proyectos de formación de profesores y de investigación educativa, tanto dentro como fuera de la UNAM. Dicho trabajo aborda la problemática de la docencia como una de las funciones sustantivas de toda universidad. Inicia con una problematización general de la tarea docente, sus condiciones y posibilidades, para luego caracterizarla, subrayando su complejidad y profesionalidad. Se incursiona en el vínculo docencia-investigación presente en la apropiación o construcción del conocimiento, apoyándose en tipos y perspectivas específicas de investigación educativa. Se desarrolla una propuesta de docencia en forma de investigación como alternativa deseable y posible en la educción superior. En suma, este trabajo centra su preocupación en subrayar la necesidad e importancia de investigar y transformar la docencia universitaria. This article is the result of different experiences and reflections and of having been part of several teacher training and educational research projects, within the UNAM and in other institutions. It tackles the problem of teaching as one of the universities’ most important functions. Starting from an overall view of teaching, its conditions and possibilities, the author describes its main features, with a special emphasis on its complexity and professionality. The author also analyzes the link between teaching and research in seizing or building knowledge, based on specific types and perspectives of educational research. He then draws up a teaching proposal featured as research work as a possible –and desirable— option for higher education. In short, this work focuses on the need and relevance of research as a way to bring up changes withing teaching in higher education. Docencia / Investigación / Construcción de conocimiento / Formación de profesores / Profesionalización Teaching / Research / Building of knowledge / Teacher training / Professionalization La docencia como recreación y construcción del conocimiento Sentido pedagógico de la investigación en el aula PORFIRIO MORÁN OVIEDO * Recepción: 3 de junio de 2003 / aprobación: 26 de mayo de 2004 * Maestro en Pedagogía, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Es profesor e investigador del Centro de Estudios Sobre la Universidad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se especializa en formación para la docencia, evaluación y currículum. Es autor (2003) de El vínculo de la docencia y la investigación en el trabajo académico de la UNAM, México, CESU/Plaza y Valdés.

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The Task Force on Higher Education and Society (2000), Higher education in developing coun-tries, peril and promise, Washington, The World Bank.

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ponencia presentada en el Coloquio de Innovación Curricular. Universidad Autónoma delEstado de México – Cátedra UNESCO “Universidad e integración regional”, 8 y 9 de diciem-bre, México.

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Innovación crítica. Una propuesta para la... Didriksson y Herrera (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 7-40

El presente ensayo es el resultado de diversas experiencias y reflexiones, fruto de la participación en varios proyectos de formación de profesores y de investigación educativa, tanto dentro como fuera de la UNAM. Dicho trabajo aborda la problemática de la docencia como una de las funciones sustantivas detoda universidad. Inicia con una problematización general de la tarea docente, sus condiciones y posibilidades,para luego caracterizarla, subrayando su complejidad y profesionalidad. Se incursiona en el vínculodocencia-investigación presente en la apropiación o construcción del conocimiento, apoyándose en tipos yperspectivas específicas de investigación educativa. Se desarrolla una propuesta de docencia en forma de investigación como alternativa deseable y posible en la educción superior. En suma, este trabajo centra su preocupación en subrayar la necesidad e importancia de investigar y transformar la docencia universitaria.

This article is the result of different experiences and reflections and of having been part of several teacher trainingand educational research projects, within the UNAM and in other institutions. It tackles the problem of teaching asone of the universities’ most important functions. Starting from an overall view of teaching, its conditions and possibilities, the author describes its main features, with a special emphasis on its complexity and professionality. The author also analyzes the link between teaching and research in seizing or building knowledge, based on specifictypes and perspectives of educational research. He then draws up a teaching proposal featured as research work as a possible –and desirable— option for higher education. In short, this work focuses on the need and relevance of research as a way to bring up changes withing teaching in higher education.

Docencia / Investigación / Construcción de conocimiento / Formación de profesores / ProfesionalizaciónTeaching / Research / Building of knowledge / Teacher training / Professionalization

La docencia como recreación y construcción del conocimientoSentido pedagógico de la investigación en el aula PORFIRIO MORÁN OVIEDO*

Recepción: 3 de junio de 2003 /

aprobación: 26 de mayo de 2004

* Maestro en Pedagogía, Facultadde Filosofía y Letras, UNAM. Esprofesor e investigador del Centrode Estudios Sobre la Universidad dela Universidad Nacional Autónomade México. Se especializa en

formación para la docencia,evaluación y currículum. Es autor(2003) de El vínculo de la docenciay la investigación en el trabajoacadémico de la UNAM, México,CESU/Plaza y Valdés.

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nalizante. Me refiero a la preeminencia que ha tenido la investi-gación con respecto a la docencia en términos de prioridad,reconocimiento y apoyo, dentro de las propias limitaciones quese viven en la educación superior; paradójicamente el desarrolloy las aportaciones de la investigación en general y de la investi-gación educativa en particular no han estado ni están a la alturade los principales problemas y expectativas de la sociedad y delsistema educativo de hoy.

Habría que subrayar que la docencia no consiste únicamenteen transmitir conocimientos sino en despertar en el alumno elgusto y la alegría por aprender, crear en su alma un vínculo afec-tivo con los otros que le rodean; desarrollar al individuo desdeadentro y entender que no se puede enseñar a las masas y enserie, porque todos son diferentes. La misión de la docencia esla de formar personas conscientes de su mundo y de lo que soncapaces de hacer a favor de ese mundo. La verdadera docencia esaquella que propicia que el alumno se forje la necesidad deaprender por su cuenta y que encuentre en el profesor un guía,un acompañante de travesía para llegar al conocimiento y en elgrupo un espacio de encuentro, de intercambio, discusión y con-frontación de ideas.

Pues bien, siendo la docencia una de las más antiguas profe-siones de ayuda al desarrollo integral del ser humano, es preocu-pante que hasta el momento actual los docentes, en la mayoríade los casos, no hayan tenido la formación adecuada para el ejer-cicio cabal de su profesión.

El aprendizaje de conocimientos, de actitudes y de buenasformas de comunicación no están reñidas. Que se hallen diso-ciados hasta ahora en las instituciones educativas no significaque deban permanecer de este modo.

Aquí comienza la renovación de la imagen y el accionar deldocente. Su misión es la de proporcionar las situaciones y expe-riencias que permitan el logro de los conocimientos para el desa-rrollo académico y el ejercicio profesional, en un ambiente derelación interpersonal que facilite una identidad adecuada,teniendo en cuenta que la mayoría de las dificultades que encon-trará en su camino se deben a que en muchas ocasiones está antela necesidad de reeducar, para después educar. Al respecto el dra-maturgo inglés Bernard Shaw sarcásticamente decía: “mi proce-so educativo iba bien, hasta que me lo interrumpió la escuela”.Pienso que a los educadores no nos haría nada mal reflexionarsobre el significado de esta aparente broma.

La mayoría de los teóricos de la educación plantean el proble-ma del miedo que viven los estudiantes –y el maestro– cuando

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Hoy se habla, con insistencia, del profesor investigador. En mi opiniónlo que hay de investigador en el profesor no es una cualidad o unaforma de ser o de actuar que se agregue a la de enseñar. La indagación,la búsqueda, la investigación, forman parte de la naturaleza de lapráctica docente. Lo que se necesita es que el profesor, en su formaciónpermanente, se perciba y se asuma, por ser profesor, como investigador.

PAULO FREIRE

INTRODUCCIÓN

La docencia actual, a pesar de los avances de la investigacióneducativa y de los programas de formación de profesores de losúltimos años, con demasiada frecuencia se ha convertido en unaactividad mecánica, improvisada y fría. El profesor ha olvidado,no le interesa o no sabe cómo impartir una docencia que ade-más de informar, forme. El alumno recibe información, acumu-la teoría, pero no es capaz de usar crítica y pertinentementedicha teoría, tampoco de pensar por sí mismo y de tomar posi-ción frente a la realidad y al propio conocimiento. El profesor,las más de las veces, asume el papel protagónico y el alumno elde escucha obediente, desapareciendo así la opción primordialdel diálogo en el acto de enseñar y aprender.

Esta actitud educativa fomenta pasividad, dependencia y con-formismo en el alumno, convirtiéndolo en lo que De Zubiríallama un pasmado mental; donde el profesor ignora o pretendeignorar la riqueza y complejidad espiritual del estudiante y envez de estimular, termina por represar su potencial y energíascreativas. Es esta una forma de procesar al estudiante industrial-mente, en lugar de ayudarlo a crecer intelectual, emocional ysocialmente (1985, p. 109); es decir, el estudiante en esta situa-ción es una persona que cree aprender, porque acumula saberes,emite respuestas, obtiene notas y acredita materias, pero sincomprender qué aprende, cómo aprende y para qué aprende.

Basta una mirada atenta a la vida académica de las universi-dades del país para cerciorarse de que existen deficiencias en ladocencia que se practica en sus aulas. Y es que estas institucio-nes han olvidado su compromiso ético y moral con la sociedad,entregando la mayor parte de su tiempo a otras tareas y funcio-nes que, si bien son importantes en esta era de cambios y moder-nizaciones, no son su misión fundamental. Sobre todo si toma-mos en cuenta que muchas de las universidades han tenido,desde su origen, una orientación preponderantemente profesio-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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nalizante. Me refiero a la preeminencia que ha tenido la investi-gación con respecto a la docencia en términos de prioridad,reconocimiento y apoyo, dentro de las propias limitaciones quese viven en la educación superior; paradójicamente el desarrolloy las aportaciones de la investigación en general y de la investi-gación educativa en particular no han estado ni están a la alturade los principales problemas y expectativas de la sociedad y delsistema educativo de hoy.

Habría que subrayar que la docencia no consiste únicamenteen transmitir conocimientos sino en despertar en el alumno elgusto y la alegría por aprender, crear en su alma un vínculo afec-tivo con los otros que le rodean; desarrollar al individuo desdeadentro y entender que no se puede enseñar a las masas y enserie, porque todos son diferentes. La misión de la docencia esla de formar personas conscientes de su mundo y de lo que soncapaces de hacer a favor de ese mundo. La verdadera docencia esaquella que propicia que el alumno se forje la necesidad deaprender por su cuenta y que encuentre en el profesor un guía,un acompañante de travesía para llegar al conocimiento y en elgrupo un espacio de encuentro, de intercambio, discusión y con-frontación de ideas.

Pues bien, siendo la docencia una de las más antiguas profe-siones de ayuda al desarrollo integral del ser humano, es preocu-pante que hasta el momento actual los docentes, en la mayoríade los casos, no hayan tenido la formación adecuada para el ejer-cicio cabal de su profesión.

El aprendizaje de conocimientos, de actitudes y de buenasformas de comunicación no están reñidas. Que se hallen diso-ciados hasta ahora en las instituciones educativas no significaque deban permanecer de este modo.

Aquí comienza la renovación de la imagen y el accionar deldocente. Su misión es la de proporcionar las situaciones y expe-riencias que permitan el logro de los conocimientos para el desa-rrollo académico y el ejercicio profesional, en un ambiente derelación interpersonal que facilite una identidad adecuada,teniendo en cuenta que la mayoría de las dificultades que encon-trará en su camino se deben a que en muchas ocasiones está antela necesidad de reeducar, para después educar. Al respecto el dra-maturgo inglés Bernard Shaw sarcásticamente decía: “mi proce-so educativo iba bien, hasta que me lo interrumpió la escuela”.Pienso que a los educadores no nos haría nada mal reflexionarsobre el significado de esta aparente broma.

La mayoría de los teóricos de la educación plantean el proble-ma del miedo que viven los estudiantes –y el maestro– cuando

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Hoy se habla, con insistencia, del profesor investigador. En mi opiniónlo que hay de investigador en el profesor no es una cualidad o unaforma de ser o de actuar que se agregue a la de enseñar. La indagación,la búsqueda, la investigación, forman parte de la naturaleza de lapráctica docente. Lo que se necesita es que el profesor, en su formaciónpermanente, se perciba y se asuma, por ser profesor, como investigador.

PAULO FREIRE

INTRODUCCIÓN

La docencia actual, a pesar de los avances de la investigacióneducativa y de los programas de formación de profesores de losúltimos años, con demasiada frecuencia se ha convertido en unaactividad mecánica, improvisada y fría. El profesor ha olvidado,no le interesa o no sabe cómo impartir una docencia que ade-más de informar, forme. El alumno recibe información, acumu-la teoría, pero no es capaz de usar crítica y pertinentementedicha teoría, tampoco de pensar por sí mismo y de tomar posi-ción frente a la realidad y al propio conocimiento. El profesor,las más de las veces, asume el papel protagónico y el alumno elde escucha obediente, desapareciendo así la opción primordialdel diálogo en el acto de enseñar y aprender.

Esta actitud educativa fomenta pasividad, dependencia y con-formismo en el alumno, convirtiéndolo en lo que De Zubiríallama un pasmado mental; donde el profesor ignora o pretendeignorar la riqueza y complejidad espiritual del estudiante y envez de estimular, termina por represar su potencial y energíascreativas. Es esta una forma de procesar al estudiante industrial-mente, en lugar de ayudarlo a crecer intelectual, emocional ysocialmente (1985, p. 109); es decir, el estudiante en esta situa-ción es una persona que cree aprender, porque acumula saberes,emite respuestas, obtiene notas y acredita materias, pero sincomprender qué aprende, cómo aprende y para qué aprende.

Basta una mirada atenta a la vida académica de las universi-dades del país para cerciorarse de que existen deficiencias en ladocencia que se practica en sus aulas. Y es que estas institucio-nes han olvidado su compromiso ético y moral con la sociedad,entregando la mayor parte de su tiempo a otras tareas y funcio-nes que, si bien son importantes en esta era de cambios y moder-nizaciones, no son su misión fundamental. Sobre todo si toma-mos en cuenta que muchas de las universidades han tenido,desde su origen, una orientación preponderantemente profesio-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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selección apropiada de información y a la habilidad para formu-lar preguntas y encontrar respuestas más apropiadas. Más aún,la labor del docente universitario se tendrá que orientar hacia laformación de habilidades de razonamiento y formación de valo-res, dejando a un lado la enseñanza rígidamente memorística(Barnés, 1997, p. 12). Lamentablemente este planteamiento teó-rico, las más de las veces, poco o nada tiene que ver con lo quepasa en la realidad universitaria.

Es más, si nos atenemos a lo que se vive cotidianamente alinterior de nuestras universidades, el reto es enorme y complejoporque hoy, en los albores del siglo XXI, todavía nos encontra-mos en muchas de sus aulas una docencia infestada de improvi-sación, burocratización, deshumanizada, con marcada naturalezainformativa más que formativa, carente de humor, limitada enuna actitud crítica y autocrítica, etc. (De Zubiría, 1985, pp.105-113); además con un docente llevando a cuestas una ima-gen devaluada ante los demás y, lo que es peor aún, una imagendevaluada ante sí mismo, producto de las precarias condicionesde sueldo, contratación y estabilidad laboral en que frecuente-mente realiza su tarea.

Como podrán observar quienes se interesen en su lectura, esteensayo se relaciona de alguna manera con preocupaciones, inves-tigaciones, reflexiones y propuestas que sobre una docencia uni-versitaria alternativa han realizado profesores e investigadores dediversos centros de educación superior de México y otros paísesdel mundo, pertenecientes todos ellos a dependencias e instan-cias académicas abocadas al desarrollo de programas y proyectosde formación de profesores e investigación educativa. Tales refle-xiones han aparecido en diversas publicaciones y se han debati-do en innumerables congresos, simposios, encuentros, coloquios,foros, etcétera.

La docencia, una tarea profesional compleja

La docencia ha sido punto de debate desde la formalización dela educación hasta nuestros días; sin embargo, los tópicos adebatir no han cambiado mucho pues siguen concentrándoseen métodos, técnicas, corrientes pedagógicas, teorías psicológi-cas, planes y programas de estudio, evaluación, etc.; con ello sepretende responder a las problemáticas que presenta el sistemaeducativo.

Por eso ahora es necesario hurgar en el otro rostro de ladocencia para interrogarla desde su quehacer, desde sus fines,desde la construcción de las personas como seres individuales y

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se presentan situaciones de aprendizaje diferente, digamosalternativo; los primeros en pedir la vuelta al sistema conocidoson los mismos estudiantes, temerosos de la novedad queimplica encontrarse con la posibilidad de aprendizajes no sólointelectualizados sino aquellos que les modificarán realmentesu persona.

En este sentido, se puede afirmar que la docencia ha sido, es,y seguramente será, a pesar del embate de la era virtual que sevive hoy, fin y función sustantiva de cualquier institución deeducación superior. De ahí que impartir educación en este nivelsea un quehacer constitutivo del concepto que se asuma y decualquier modalidad histórica de institución educativa.

En esta línea de pensamiento, se puede afirmar que la trans-formación académica de toda institución de educación supe-rior pasa necesariamente por una docencia renovada y por undocente innovador, formado en una doble perspectiva: la disci-plinaria y la pedagógico-didáctica. De ahí que en estos tiem-pos se requiere ejercer una docencia transformadora, profesio-nal, creativa; enseñar para el cambio, para lo nuevo, inclusopara lo desconocido.

Hay dos caminos para ello, ambos prometedores. Primero,enseñar para el cambio, enseñando a producir conocimientos,no sólo a consumirlos; aludimos aquí a la figura del docente y delinvestigador universitarios que alternativamente enseñan lo queinvestigan y hacen de su práctica docente un objeto de estudio.

Segundo, enseñar para la transformación, transmitiendo críti-ca y creativamente los conocimientos prácticos de la profesión;es la figura del profesor que es un profesional en ejercicio, queenseña lo que practica y transmite criterios y procedimientospara superar su propia práctica profesional (Sánchez, 1990, pp.33-34).

En consecuencia, la docencia actual necesita urgentementerevisar y replantear sus supuestos teóricos y sus prácticas en losespacios del aula; imprimir ingenio, creatividad y compromiso enla acción de todos los días, de todas las veces. Porque en la tareadocente, quien no cambia en el acontecer cotidiano de enseñary aprender, no cambia nada.

Por ello, me parecen relevantes los planteamientos que sobredocencia hace el proyecto del Plan de Desarrollo 1997-2000 dela UNAM cuando afirma enfáticamente que los cambios académi-cos de la institución pasan necesariamente por un fortalecimien-to de la enseñanza.

Al respecto, señala que la nueva pedagogía requiere orientar alos jóvenes al desarrollo de capacidades y destrezas creativas, a la

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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selección apropiada de información y a la habilidad para formu-lar preguntas y encontrar respuestas más apropiadas. Más aún,la labor del docente universitario se tendrá que orientar hacia laformación de habilidades de razonamiento y formación de valo-res, dejando a un lado la enseñanza rígidamente memorística(Barnés, 1997, p. 12). Lamentablemente este planteamiento teó-rico, las más de las veces, poco o nada tiene que ver con lo quepasa en la realidad universitaria.

Es más, si nos atenemos a lo que se vive cotidianamente alinterior de nuestras universidades, el reto es enorme y complejoporque hoy, en los albores del siglo XXI, todavía nos encontra-mos en muchas de sus aulas una docencia infestada de improvi-sación, burocratización, deshumanizada, con marcada naturalezainformativa más que formativa, carente de humor, limitada enuna actitud crítica y autocrítica, etc. (De Zubiría, 1985, pp.105-113); además con un docente llevando a cuestas una ima-gen devaluada ante los demás y, lo que es peor aún, una imagendevaluada ante sí mismo, producto de las precarias condicionesde sueldo, contratación y estabilidad laboral en que frecuente-mente realiza su tarea.

Como podrán observar quienes se interesen en su lectura, esteensayo se relaciona de alguna manera con preocupaciones, inves-tigaciones, reflexiones y propuestas que sobre una docencia uni-versitaria alternativa han realizado profesores e investigadores dediversos centros de educación superior de México y otros paísesdel mundo, pertenecientes todos ellos a dependencias e instan-cias académicas abocadas al desarrollo de programas y proyectosde formación de profesores e investigación educativa. Tales refle-xiones han aparecido en diversas publicaciones y se han debati-do en innumerables congresos, simposios, encuentros, coloquios,foros, etcétera.

La docencia, una tarea profesional compleja

La docencia ha sido punto de debate desde la formalización dela educación hasta nuestros días; sin embargo, los tópicos adebatir no han cambiado mucho pues siguen concentrándoseen métodos, técnicas, corrientes pedagógicas, teorías psicológi-cas, planes y programas de estudio, evaluación, etc.; con ello sepretende responder a las problemáticas que presenta el sistemaeducativo.

Por eso ahora es necesario hurgar en el otro rostro de ladocencia para interrogarla desde su quehacer, desde sus fines,desde la construcción de las personas como seres individuales y

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se presentan situaciones de aprendizaje diferente, digamosalternativo; los primeros en pedir la vuelta al sistema conocidoson los mismos estudiantes, temerosos de la novedad queimplica encontrarse con la posibilidad de aprendizajes no sólointelectualizados sino aquellos que les modificarán realmentesu persona.

En este sentido, se puede afirmar que la docencia ha sido, es,y seguramente será, a pesar del embate de la era virtual que sevive hoy, fin y función sustantiva de cualquier institución deeducación superior. De ahí que impartir educación en este nivelsea un quehacer constitutivo del concepto que se asuma y decualquier modalidad histórica de institución educativa.

En esta línea de pensamiento, se puede afirmar que la trans-formación académica de toda institución de educación supe-rior pasa necesariamente por una docencia renovada y por undocente innovador, formado en una doble perspectiva: la disci-plinaria y la pedagógico-didáctica. De ahí que en estos tiem-pos se requiere ejercer una docencia transformadora, profesio-nal, creativa; enseñar para el cambio, para lo nuevo, inclusopara lo desconocido.

Hay dos caminos para ello, ambos prometedores. Primero,enseñar para el cambio, enseñando a producir conocimientos,no sólo a consumirlos; aludimos aquí a la figura del docente y delinvestigador universitarios que alternativamente enseñan lo queinvestigan y hacen de su práctica docente un objeto de estudio.

Segundo, enseñar para la transformación, transmitiendo críti-ca y creativamente los conocimientos prácticos de la profesión;es la figura del profesor que es un profesional en ejercicio, queenseña lo que practica y transmite criterios y procedimientospara superar su propia práctica profesional (Sánchez, 1990, pp.33-34).

En consecuencia, la docencia actual necesita urgentementerevisar y replantear sus supuestos teóricos y sus prácticas en losespacios del aula; imprimir ingenio, creatividad y compromiso enla acción de todos los días, de todas las veces. Porque en la tareadocente, quien no cambia en el acontecer cotidiano de enseñary aprender, no cambia nada.

Por ello, me parecen relevantes los planteamientos que sobredocencia hace el proyecto del Plan de Desarrollo 1997-2000 dela UNAM cuando afirma enfáticamente que los cambios académi-cos de la institución pasan necesariamente por un fortalecimien-to de la enseñanza.

Al respecto, señala que la nueva pedagogía requiere orientar alos jóvenes al desarrollo de capacidades y destrezas creativas, a la

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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sionalización de la docencia, entendida ésta como el proceso pormedio del cual el personal académico de nuestra universidadadquiere una formación epistemológica, teórica, metodológica einstrumental para ejercer, estudiar, explicar y transformar supráctica docente y/o educativa.

La estrategia de profesionalización de la docencia universita-ria, como se entendió en el desaparecido Centro de Investiga-ciones y Servicios Educativos de la UNAM, puede ser representa-da como un conjunto de rasgos, de carácter evolutivo, que laexpresan en niveles diversos y que la definen por el énfasis quese le otorga a los siguientes referentes específicos (CISE, 1982,pp. 5-7):

• Al nivel de dedicación: como una consagración exclusiva yprioritaria a la actividad docente. Esto implica que estamisma actividad constituya la principal fuente de ingresos, deinterés y vocación profesional. Esta tendencia es, de algunamanera, condición de posibilidad para la concreción de lassiguientes.

• Al nivel de una formación especializada: como el conjunto deconocimientos y habilidades específicas de un área o discipli-na determinada, y en los aspectos científicos y técnicos querequiere el propio ejercicio de la docencia.

• En relación con la investigación: como binomio inseparable deésta con la docencia, en la perspectiva de enseñar lo que seinvestiga e investigar lo que se enseña. Asimismo, como laposibilidad de convertir la docencia en objeto y práctica de lainvestigación.

• Al nivel de inserción institucional más amplia: como la realiza-ción de las tareas académicas que desembocarán en serviciosconcretos de enseñanza en el aula, elaboración de materialesdidácticos, diseño de planes y programas de estudio, asesoríase investigaciones específicas; en el ejercicio responsable de lalibertad de cátedra, como actividad que ejerce la crítica en elmarco de los fines de la propia universidad, y la participaciónde los mismos profesores en los procesos académicos de la ins-titución.

• En relación con la sociedad: como actividad consciente de la fun-ción social de la universidad, en el sentido de orientar susprogramas y actividades a la satisfacción de las necesidades yrequerimientos de la comunidad. Del mismo modo, como ins-trumento social de preservación, transmisión y acrecentamien-to del acervo cultural de la nación y como posible instrumentopara lograr una sociedad autónomamente desarrollada. Esto

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sociales. Es preciso saber ¿qué significan las acciones de profeso-res y estudiantes? ¿Cómo se organiza la vida en el aula? ¿Se ense-ña por gusto y se aprende por placer? ¿Cómo se relaciona lavivencia de la escuela con lo que pasa fuera de ella? Esta actitudinquisitiva pretende ser una invitación a retornar al mundo dela escuela para dar cuenta de los valores que se viven, se enseñany se aprenden en ella, de sus tensiones y conflictos y de cómo laspersonas llevan a la práctica social esos valores aprendidos.

Así, en los medios académicos generalmente se entiende pordocencia todo lo concerniente a la transmisión de conocimien-tos, en tanto que por investigación, todo lo relacionado a lageneración y/o producción de conocimientos.

En términos teóricos más estrictos, la docencia se concibemás que como transmisión, como un proceso complejo dondeinteractúan diversidad de elementos, entre ellos, de manera des-tacada, la información y la relación pedagógica entre profesores,estudiantes y otras instancias académicas, donde la atención secentra en los procesos de diversos aprendizajes: conocimientos,habilidades, destrezas, actitudes, valores, etcétera.

La intencionalidad de una docencia renovada es propiciaraprendizajes individual y socialmente significativos. Esta activi-dad, además del dominio de la disciplina o área de conocimien-to y de la conciencia clara de las implicaciones del ejerciciodocente, requiere de una formación específica y de una dedica-ción que trasciende el trabajo en el aula y que se inserta en uncurrículum, dentro de una estructura y una organización insti-tucional que rebasa la actividad individual de los profesores yque debe ser asumida como una tarea colectiva del conjunto delos involucrados en dicha labor: profesores, alumnos, autorida-des, padres de familia, etcétera.

La docencia es un espacio atravesado por muchos factores eintenciones en el que maestros y alumnos aprenden formas deconstruir conocimiento: saber y saber pensar, investigar y ense-ñar a pensar la realidad. Es decir, la docencia es un proceso crea-tivo a través del cual los sujetos que enseñan y los que aprendeninteractúan con un objeto de conocimiento, develando así supropia lógica de construcción y transformándose mutuamente.Ello supone a la docencia como una tarea compleja y trascen-dente, cuyo desempeño cabal exige una actitud profesional en elmás estricto de los sentidos (Morán, 1995, pp. 14-15).

El problema medular, entonces, no radica en hacer docentesa los investigadores o viceversa, lo cual no se descarta, sino enformar a los actuales y futuros docentes dentro del ser y hacerde la investigación; es decir, desde un punto de vista de la profe-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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sionalización de la docencia, entendida ésta como el proceso pormedio del cual el personal académico de nuestra universidadadquiere una formación epistemológica, teórica, metodológica einstrumental para ejercer, estudiar, explicar y transformar supráctica docente y/o educativa.

La estrategia de profesionalización de la docencia universita-ria, como se entendió en el desaparecido Centro de Investiga-ciones y Servicios Educativos de la UNAM, puede ser representa-da como un conjunto de rasgos, de carácter evolutivo, que laexpresan en niveles diversos y que la definen por el énfasis quese le otorga a los siguientes referentes específicos (CISE, 1982,pp. 5-7):

• Al nivel de dedicación: como una consagración exclusiva yprioritaria a la actividad docente. Esto implica que estamisma actividad constituya la principal fuente de ingresos, deinterés y vocación profesional. Esta tendencia es, de algunamanera, condición de posibilidad para la concreción de lassiguientes.

• Al nivel de una formación especializada: como el conjunto deconocimientos y habilidades específicas de un área o discipli-na determinada, y en los aspectos científicos y técnicos querequiere el propio ejercicio de la docencia.

• En relación con la investigación: como binomio inseparable deésta con la docencia, en la perspectiva de enseñar lo que seinvestiga e investigar lo que se enseña. Asimismo, como laposibilidad de convertir la docencia en objeto y práctica de lainvestigación.

• Al nivel de inserción institucional más amplia: como la realiza-ción de las tareas académicas que desembocarán en serviciosconcretos de enseñanza en el aula, elaboración de materialesdidácticos, diseño de planes y programas de estudio, asesoríase investigaciones específicas; en el ejercicio responsable de lalibertad de cátedra, como actividad que ejerce la crítica en elmarco de los fines de la propia universidad, y la participaciónde los mismos profesores en los procesos académicos de la ins-titución.

• En relación con la sociedad: como actividad consciente de la fun-ción social de la universidad, en el sentido de orientar susprogramas y actividades a la satisfacción de las necesidades yrequerimientos de la comunidad. Del mismo modo, como ins-trumento social de preservación, transmisión y acrecentamien-to del acervo cultural de la nación y como posible instrumentopara lograr una sociedad autónomamente desarrollada. Esto

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sociales. Es preciso saber ¿qué significan las acciones de profeso-res y estudiantes? ¿Cómo se organiza la vida en el aula? ¿Se ense-ña por gusto y se aprende por placer? ¿Cómo se relaciona lavivencia de la escuela con lo que pasa fuera de ella? Esta actitudinquisitiva pretende ser una invitación a retornar al mundo dela escuela para dar cuenta de los valores que se viven, se enseñany se aprenden en ella, de sus tensiones y conflictos y de cómo laspersonas llevan a la práctica social esos valores aprendidos.

Así, en los medios académicos generalmente se entiende pordocencia todo lo concerniente a la transmisión de conocimien-tos, en tanto que por investigación, todo lo relacionado a lageneración y/o producción de conocimientos.

En términos teóricos más estrictos, la docencia se concibemás que como transmisión, como un proceso complejo dondeinteractúan diversidad de elementos, entre ellos, de manera des-tacada, la información y la relación pedagógica entre profesores,estudiantes y otras instancias académicas, donde la atención secentra en los procesos de diversos aprendizajes: conocimientos,habilidades, destrezas, actitudes, valores, etcétera.

La intencionalidad de una docencia renovada es propiciaraprendizajes individual y socialmente significativos. Esta activi-dad, además del dominio de la disciplina o área de conocimien-to y de la conciencia clara de las implicaciones del ejerciciodocente, requiere de una formación específica y de una dedica-ción que trasciende el trabajo en el aula y que se inserta en uncurrículum, dentro de una estructura y una organización insti-tucional que rebasa la actividad individual de los profesores yque debe ser asumida como una tarea colectiva del conjunto delos involucrados en dicha labor: profesores, alumnos, autorida-des, padres de familia, etcétera.

La docencia es un espacio atravesado por muchos factores eintenciones en el que maestros y alumnos aprenden formas deconstruir conocimiento: saber y saber pensar, investigar y ense-ñar a pensar la realidad. Es decir, la docencia es un proceso crea-tivo a través del cual los sujetos que enseñan y los que aprendeninteractúan con un objeto de conocimiento, develando así supropia lógica de construcción y transformándose mutuamente.Ello supone a la docencia como una tarea compleja y trascen-dente, cuyo desempeño cabal exige una actitud profesional en elmás estricto de los sentidos (Morán, 1995, pp. 14-15).

El problema medular, entonces, no radica en hacer docentesa los investigadores o viceversa, lo cual no se descarta, sino enformar a los actuales y futuros docentes dentro del ser y hacerde la investigación; es decir, desde un punto de vista de la profe-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

Page 8: Innovación crítica. Una propuesta para la La docencia como ...

je, afectos, motivaciones, etc. Se trata de una globalidad del suje-to inmerso en su momento histórico-social y capaz de trascen-derlo en tanto se transforme a sí mismo y pueda incidir en latransformación del mundo.

He aquí la responsabilidad de las instituciones educativas encuanto a qué tipo de formación provocan. Se requiere tener con-ciencia de que la subjetividad se forma mediante un complejoproceso de lo exterior a través de lo interior y lo interior a travésde lo exterior (Vigotsky, 1968, p. 98). Igualmente, debe consi-derarse una dialéctica individuo-sociedad con determinacionesrecíprocas, en la cual el sujeto es artífice de su propio destino.

La concepción constructivista del conocimiento y del apren-dizaje, en este sentido, se sustenta en la idea de que la finalidadde la docencia que se realiza en las instituciones educativas espromover los procesos de crecimiento personal del alumno en elmarco de la cultura del grupo al que pertenece. Estos conoci-mientos no se producirán satisfactoriamente a no ser que seofrezca una ayuda específica que propicie la participación delalumno en actividades intencionales, planificadas y sistemáticasque logren promover en éste una actividad mental constructiva.

De acuerdo con César Coll (1990, p. 76), la concepciónconstructivista se organiza en torno a tres ideas fundamentales:

• El alumno es el responsable último de su propio proceso deaprendizaje. Él es quien construye (o más bien reconstruye)los saberes de su entorno cultural, sucediendo que puede serun sujeto activo cuando manipula, explora, descubre o inven-ta; incluso cuando lee o escucha la exposición de los otros.

• La actividad mental constructiva del alumno se aplica a con-tenidos que poseen ya un grado considerable de elaboración.Esto quiere decir que el alumno no tiene en todo momentoque “descubrir” o “inventar” en un sentido literal todo elconocimiento escolar. Dado que el conocimiento que se ense-ña en las instituciones educativas es en realidad el resultadode un proceso de construcción a nivel social, los alumnos yprofesores encontrarán en buena parte los contenidos curri-culares ya elaborados y definidos. En este sentido es que deci-mos que el alumno más bien reconstruye un conocimientopreexistente en la sociedad, pero lo construye en el plano per-sonal desde el momento que se acerca en forma progresiva ycomprehensiva a lo que significan y representan los conteni-dos curriculares como saberes culturales.

• La función del docente es engarzar los procesos de construc-ción del alumno con el saber colectivo culturalmente organi-

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supone que los profesores sean conscientes de las implicacioneshistórico-sociales que conlleva el ejercicio de la docencia.

Por ello, desde la visión de la formación de profesores univer-sitarios en la UNAM, particularmente desde la postura teórica delDiplomado: La docencia, un espacio de reflexión, creatividad eintervención pedagógica, que coordino en la Facultad de Conta-duría y Administración de la UNAM, se trata de propiciar que ladocencia constituya un quehacer profesional, que se conviertaen una actividad exclusiva o prioritaria inserta en un nivel insti-tucional y de que las tareas del docente rebasen el ámbito delaula y trasciendan la misma universidad.

Ampliando la perspectiva, puede hablarse legítimamente de ladocencia universitaria como práctica social especializada que puedeconsiderarse profesional, en tanto práctica específica que implicaun papel determinado y que requiere de una formación acadé-mica para su desempeño; es decir, la docencia universitariapuede considerarse una práctica social de carácter profesional,en la perspectiva de la división social del trabajo.

Esta noción de docencia plantea la práctica educativa comopunto de partida para el análisis, como eje de la formación,como objeto de reflexión y, como exigencia de transformación.

La docencia y la investigación en la apropiación y/o construcción del conocimiento

El cognitivismo y el constuctivismo derivados de Bruner (1969)y Piaget (1971) respectivamente, señalan que cada sujeto cons-truye sus conocimientos, a la vez que sus estructuras cognitivas,por lo que el maestro sólo puede enseñar a aprender, a investi-gar, a cuestionarse y trazar estrategias para descubrir los princi-pios y las leyes que rigen el mundo físico, químico, biológico ysocial. Esto presupone estudiantes curiosos, ansiosos de saber ycapaces de adquirir, con ayuda del maestro, las habilidades nece-sarias para localizar la información, procesarla, comunicarla yactuar en función de ella, mientras se construyen una concep-ción del mundo basada en los adelantos de la ciencia actual, enpermanente proceso de elaboración.

Por otro lado, Vigotsky y sus seguidores plantean que es nece-sario empezar por comprender que si somos seres genéticamentesociales, la educación precede al desarrollo, a partir de la activi-dad y la comunicación que el sujeto tiene oportunidad de reali-zar en las distintas etapas de su vida. Esta multideterminaciónes recíproca entre las instancias psíquicas: pensamiento, lengua-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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je, afectos, motivaciones, etc. Se trata de una globalidad del suje-to inmerso en su momento histórico-social y capaz de trascen-derlo en tanto se transforme a sí mismo y pueda incidir en latransformación del mundo.

He aquí la responsabilidad de las instituciones educativas encuanto a qué tipo de formación provocan. Se requiere tener con-ciencia de que la subjetividad se forma mediante un complejoproceso de lo exterior a través de lo interior y lo interior a travésde lo exterior (Vigotsky, 1968, p. 98). Igualmente, debe consi-derarse una dialéctica individuo-sociedad con determinacionesrecíprocas, en la cual el sujeto es artífice de su propio destino.

La concepción constructivista del conocimiento y del apren-dizaje, en este sentido, se sustenta en la idea de que la finalidadde la docencia que se realiza en las instituciones educativas espromover los procesos de crecimiento personal del alumno en elmarco de la cultura del grupo al que pertenece. Estos conoci-mientos no se producirán satisfactoriamente a no ser que seofrezca una ayuda específica que propicie la participación delalumno en actividades intencionales, planificadas y sistemáticasque logren promover en éste una actividad mental constructiva.

De acuerdo con César Coll (1990, p. 76), la concepciónconstructivista se organiza en torno a tres ideas fundamentales:

• El alumno es el responsable último de su propio proceso deaprendizaje. Él es quien construye (o más bien reconstruye)los saberes de su entorno cultural, sucediendo que puede serun sujeto activo cuando manipula, explora, descubre o inven-ta; incluso cuando lee o escucha la exposición de los otros.

• La actividad mental constructiva del alumno se aplica a con-tenidos que poseen ya un grado considerable de elaboración.Esto quiere decir que el alumno no tiene en todo momentoque “descubrir” o “inventar” en un sentido literal todo elconocimiento escolar. Dado que el conocimiento que se ense-ña en las instituciones educativas es en realidad el resultadode un proceso de construcción a nivel social, los alumnos yprofesores encontrarán en buena parte los contenidos curri-culares ya elaborados y definidos. En este sentido es que deci-mos que el alumno más bien reconstruye un conocimientopreexistente en la sociedad, pero lo construye en el plano per-sonal desde el momento que se acerca en forma progresiva ycomprehensiva a lo que significan y representan los conteni-dos curriculares como saberes culturales.

• La función del docente es engarzar los procesos de construc-ción del alumno con el saber colectivo culturalmente organi-

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supone que los profesores sean conscientes de las implicacioneshistórico-sociales que conlleva el ejercicio de la docencia.

Por ello, desde la visión de la formación de profesores univer-sitarios en la UNAM, particularmente desde la postura teórica delDiplomado: La docencia, un espacio de reflexión, creatividad eintervención pedagógica, que coordino en la Facultad de Conta-duría y Administración de la UNAM, se trata de propiciar que ladocencia constituya un quehacer profesional, que se conviertaen una actividad exclusiva o prioritaria inserta en un nivel insti-tucional y de que las tareas del docente rebasen el ámbito delaula y trasciendan la misma universidad.

Ampliando la perspectiva, puede hablarse legítimamente de ladocencia universitaria como práctica social especializada que puedeconsiderarse profesional, en tanto práctica específica que implicaun papel determinado y que requiere de una formación acadé-mica para su desempeño; es decir, la docencia universitariapuede considerarse una práctica social de carácter profesional,en la perspectiva de la división social del trabajo.

Esta noción de docencia plantea la práctica educativa comopunto de partida para el análisis, como eje de la formación,como objeto de reflexión y, como exigencia de transformación.

La docencia y la investigación en la apropiación y/o construcción del conocimiento

El cognitivismo y el constuctivismo derivados de Bruner (1969)y Piaget (1971) respectivamente, señalan que cada sujeto cons-truye sus conocimientos, a la vez que sus estructuras cognitivas,por lo que el maestro sólo puede enseñar a aprender, a investi-gar, a cuestionarse y trazar estrategias para descubrir los princi-pios y las leyes que rigen el mundo físico, químico, biológico ysocial. Esto presupone estudiantes curiosos, ansiosos de saber ycapaces de adquirir, con ayuda del maestro, las habilidades nece-sarias para localizar la información, procesarla, comunicarla yactuar en función de ella, mientras se construyen una concep-ción del mundo basada en los adelantos de la ciencia actual, enpermanente proceso de elaboración.

Por otro lado, Vigotsky y sus seguidores plantean que es nece-sario empezar por comprender que si somos seres genéticamentesociales, la educación precede al desarrollo, a partir de la activi-dad y la comunicación que el sujeto tiene oportunidad de reali-zar en las distintas etapas de su vida. Esta multideterminaciónes recíproca entre las instancias psíquicas: pensamiento, lengua-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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Esta distinción es fundamental en la docencia universitaria yno universitaria, ya que no podemos continuar enfrentando alalumno sólo con un producto acabado; por el contrario, hay quepromover el desarrollo de capacidades críticas y creativas comoestrategia para transformar los productos en algo abierto a nue-vos conocimientos; es decir, recrear la teoría y no sólo repetirmecánicamente lo que dice un profesor, un libro o cualquierotro recurso tecnológico sofisticado como los que hoy abundan,pero que las más de las veces ayudan a repetir mejor lo repetido.

Más aún, se diría que al alumno hay que enfrentarlo consituaciones y experiencias que enseñen formas de construir elpensamiento, con textos fundantes y estrategias didácticas quedesarrollen y develen lógicas de pensar que posibiliten los descu-brimientos, que historicen y problematicen el conocimiento;antes que consumir diversos libros o usar redes electrónicas, conmucha información pero que, en el mejor de los casos, se le indi-gesta teóricamente en lugar de ejercitar la inteligencia.

Estos planteamientos nos confirman la necesidad e importan-cia que tiene la vinculación entre la docencia y la investigación enel campo de la educación y, de manera especial, en las estrate-gias pedagógicas, como lo veremos más adelante. Incluso puedeafirmarse que el futuro investigador, el profesor o el profesionalen general, se están desarrollando en embrión ya en la prácticadocente que han vivido como estudiantes. De ahí que si la ense-ñanza es pasiva o libresca, o si la enseñanza es erudita, especula-tiva y poco crítica y, en consecuencia poco creativa, se podráinvestigar desde los libros derivando hipótesis, sin que ello signi-fique pensar, investigar y transformar la realidad.

En este contexto, es pertinente señalar que toda actividaddocente requiere de un dominio de la disciplina, de una actitudfrente al mundo y de un uso pertinente y crítico del saber.

Por eso hoy, construir conocimientos, recrearlos o enriquecer-los ante el devenir histórico, se convierte en un desafío de todoprofesor. Para que esta labor sea provechosa y trascendente elmaestro mantiene en el aire preguntas como las siguientes:¿quién es el sujeto al que va a formar?, ¿cómo y para qué se va acomunicar con él?, ¿en qué medida compartirán y lograránemprender el camino del aprendizaje juntos?, ¿cuáles son lastareas y los compromisos que ambos asumirán en el quehacercotidiano del aula?

Porque transmitir de la mejor manera un conocimiento en laperspectiva “de quien sabe a quien no sabe” puede ser una laborsencilla, consabida y hasta cómoda. No así cuando nos involu-cramos teórica, metodológica y técnicamente en un proceso de

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zado. Esto implica que la función del profesor no se limitaráa crear condiciones óptimas para que el alumno despliegueuna actividad mental constructiva, sino que debe orientar yguiar explícita y deliberadamente dicha actividad.

Puede decirse entonces que la construcción del conocimientoeducativo es en realidad un proceso de elaboración, en el sentidode que el alumno selecciona, organiza y transforma la informaciónque recibe de muy diversas fuentes, estableciendo relaciones entredicha información y sus ideas y conocimientos previos.

Lo anterior supone la necesidad de que el profesor se prepareteórica y metodológicamente para ejercer la tarea docente. Porello se afirma que la formación de profesores en México es unproblema complejo que requiere ser atendido a todos los nive-les. Su abordaje plantea una serie de retos a las instituciones deeducación media superior y superior que implican buscar solu-ciones en situaciones muy diversas, que van desde la delimita-ción de políticas de promoción laboral, tendientes a fortalecer lacarrera académica en la perspectiva de la profesionalizacióndocente, hasta la propuesta de programas específicos de forma-ción y actualización pedagógica y disciplinaria.

No obstante que han existido y existen esfuerzos cada vez másintermitentes que llevan más de tres décadas, todavía hoy losprofesores de enseñanza media superior y superior, principal-mente, se enfrentan cotidianamente con problemas relacionadoscon la consabida transmisión del conocimiento, con sus propiasformas de pensar lo educativo, con el manejo incierto del pro-pio campo disciplinario y, de manera más desarmada, epistemo-lógicamente hablando, con el reto de la construcción del cono-cimiento, punto nodal de su quehacer pedagógico.

De ahí la importancia de establecer un puente entre teoría delconocimiento y enseñanza, dado que la teoría del conocimientotiene una función muy importante que cumplir en la enseñan-za, en la medida en que puede ayudar al docente a colocar sobrela mesa de la discusión los problemas sobre la construcción delconocimiento que se transmite.

Por ello, para Ernst Bloch resulta sumamente necesario esta-blecer una diferencia entre lo que es un producto de lo que es unproducente en el ámbito del conocimiento; siendo esta diferen-ciación una clave importante para el accionar docente. Un cono-cimiento no es sólo algo dado, no es sólo un producto; es tam-bién una manera de pensar ese producto y, por tanto, derecrearse como producto o crear a partir de él otro producto(Bloch, 1987, pp. 84-85).

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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Esta distinción es fundamental en la docencia universitaria yno universitaria, ya que no podemos continuar enfrentando alalumno sólo con un producto acabado; por el contrario, hay quepromover el desarrollo de capacidades críticas y creativas comoestrategia para transformar los productos en algo abierto a nue-vos conocimientos; es decir, recrear la teoría y no sólo repetirmecánicamente lo que dice un profesor, un libro o cualquierotro recurso tecnológico sofisticado como los que hoy abundan,pero que las más de las veces ayudan a repetir mejor lo repetido.

Más aún, se diría que al alumno hay que enfrentarlo consituaciones y experiencias que enseñen formas de construir elpensamiento, con textos fundantes y estrategias didácticas quedesarrollen y develen lógicas de pensar que posibiliten los descu-brimientos, que historicen y problematicen el conocimiento;antes que consumir diversos libros o usar redes electrónicas, conmucha información pero que, en el mejor de los casos, se le indi-gesta teóricamente en lugar de ejercitar la inteligencia.

Estos planteamientos nos confirman la necesidad e importan-cia que tiene la vinculación entre la docencia y la investigación enel campo de la educación y, de manera especial, en las estrate-gias pedagógicas, como lo veremos más adelante. Incluso puedeafirmarse que el futuro investigador, el profesor o el profesionalen general, se están desarrollando en embrión ya en la prácticadocente que han vivido como estudiantes. De ahí que si la ense-ñanza es pasiva o libresca, o si la enseñanza es erudita, especula-tiva y poco crítica y, en consecuencia poco creativa, se podráinvestigar desde los libros derivando hipótesis, sin que ello signi-fique pensar, investigar y transformar la realidad.

En este contexto, es pertinente señalar que toda actividaddocente requiere de un dominio de la disciplina, de una actitudfrente al mundo y de un uso pertinente y crítico del saber.

Por eso hoy, construir conocimientos, recrearlos o enriquecer-los ante el devenir histórico, se convierte en un desafío de todoprofesor. Para que esta labor sea provechosa y trascendente elmaestro mantiene en el aire preguntas como las siguientes:¿quién es el sujeto al que va a formar?, ¿cómo y para qué se va acomunicar con él?, ¿en qué medida compartirán y lograránemprender el camino del aprendizaje juntos?, ¿cuáles son lastareas y los compromisos que ambos asumirán en el quehacercotidiano del aula?

Porque transmitir de la mejor manera un conocimiento en laperspectiva “de quien sabe a quien no sabe” puede ser una laborsencilla, consabida y hasta cómoda. No así cuando nos involu-cramos teórica, metodológica y técnicamente en un proceso de

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zado. Esto implica que la función del profesor no se limitaráa crear condiciones óptimas para que el alumno despliegueuna actividad mental constructiva, sino que debe orientar yguiar explícita y deliberadamente dicha actividad.

Puede decirse entonces que la construcción del conocimientoeducativo es en realidad un proceso de elaboración, en el sentidode que el alumno selecciona, organiza y transforma la informaciónque recibe de muy diversas fuentes, estableciendo relaciones entredicha información y sus ideas y conocimientos previos.

Lo anterior supone la necesidad de que el profesor se prepareteórica y metodológicamente para ejercer la tarea docente. Porello se afirma que la formación de profesores en México es unproblema complejo que requiere ser atendido a todos los nive-les. Su abordaje plantea una serie de retos a las instituciones deeducación media superior y superior que implican buscar solu-ciones en situaciones muy diversas, que van desde la delimita-ción de políticas de promoción laboral, tendientes a fortalecer lacarrera académica en la perspectiva de la profesionalizacióndocente, hasta la propuesta de programas específicos de forma-ción y actualización pedagógica y disciplinaria.

No obstante que han existido y existen esfuerzos cada vez másintermitentes que llevan más de tres décadas, todavía hoy losprofesores de enseñanza media superior y superior, principal-mente, se enfrentan cotidianamente con problemas relacionadoscon la consabida transmisión del conocimiento, con sus propiasformas de pensar lo educativo, con el manejo incierto del pro-pio campo disciplinario y, de manera más desarmada, epistemo-lógicamente hablando, con el reto de la construcción del cono-cimiento, punto nodal de su quehacer pedagógico.

De ahí la importancia de establecer un puente entre teoría delconocimiento y enseñanza, dado que la teoría del conocimientotiene una función muy importante que cumplir en la enseñan-za, en la medida en que puede ayudar al docente a colocar sobrela mesa de la discusión los problemas sobre la construcción delconocimiento que se transmite.

Por ello, para Ernst Bloch resulta sumamente necesario esta-blecer una diferencia entre lo que es un producto de lo que es unproducente en el ámbito del conocimiento; siendo esta diferen-ciación una clave importante para el accionar docente. Un cono-cimiento no es sólo algo dado, no es sólo un producto; es tam-bién una manera de pensar ese producto y, por tanto, derecrearse como producto o crear a partir de él otro producto(Bloch, 1987, pp. 84-85).

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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A partir de las reflexiones precedentes y a propósito de la in-tención de este punto acerca de los cuestionamientos que la epis-temología plantea a la enseñanza y al puente imprescindibleentre la docencia y la investigación en la tarea educativa, convie-ne formular preguntas como las siguientes:

• ¿Cómo es posible que todavía hoy, en los inicios del tercermilenio, en nuestras instituciones de enseñanza superior seamás importante enseñar a repetir cosas sabidas y no a descu-brir nuevos saberes?

• ¿Cómo puede ser más importante enseñar a ser consumidorpasivo de información, que sujeto activo y responsable de supropio aprendizaje?

• ¿Cómo puede ser más importante para una institución deeducación superior el engrosar las filas de profesionistas egre-sados que el formar profesionales capaces, polivalentes, autó-nomos, con actitudes de compromiso para enfrentar y trans-formar la realidad que enfrenten?

Asumiendo una postura como la anterior, se pierde la maravi-llosa oportunidad que tienen los alumnos (jóvenes principalmen-te) de un pensamiento que se está reestructurando y por lo tantomantiene la capacidad de preguntarse y preguntar a la realidad.

Por eso en nuestra Universidad requerimos una nueva relaciónpedagógica que transite de un mundo cerrado por la razón abso-luta y las verdades acabadas que se convierten en mitos, en dog-mas; a la necesidad de plantearse nuevas formas de pensar queden origen y posibiliten aperturas de la razón, a pensar lo impen-sado pero posible de imaginar, a estar atentos a las dudas, a lasinterrogantes, a los retos de una realidad compleja y dinámica.

Ya el gran pedagogo Paulo Freire (1972, p. 103) advertía,cuando señalaba al alumno pasivo, la educación bancaria, elcúmulo de datos sin sentido, por el simple prurito de acumulary poseer: premisas que siguen siendo credencial de acceso alpoder y las oportunidades en nuestra sociedad.

Así, se enseña por medio de productos elaborados, se simpli-fica esta labor a través de manuales, de compiladores de textosque “facilitan” el mundo complejo del saber. En esta voráginesupuestamente educativa los maestros también imitamos, tam-bién nos incorporamos a la mecanización como en la películaTiempos modernos de Chaplin: recurrimos a la maquila, la me-morización, la búsqueda del detalle, el exceso en el dato, la ato-mización del conocimiento, etc. Ello nos conduce a un estadode enajenación, en una palabra, a una pérdida de rumbo y, lo

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enseñanza-aprendizaje, donde el vínculo profesor-alumno seconcibe como un fenómeno complejo y que en consecuenciaexige mínimamente de un conocimiento psicológico, pedagógi-co y sociológico, es decir, donde a los educandos se les conside-re no sólo como objetos de enseñanza sino como sujetos deaprendizaje.

Por ello, la pregunta urgente en el debate académico de hoyno se centra en cómo transmitir un conocimiento didácticamen-te instrumentado, sino en cuestionar cómo es que los educadoresllevan a cabo esa mediación, no para reiterar, repetir y compro-bar, sino para inducir, descifrar, contrastar e innovar y, con ello,recobrar el asombro y pensar para construir, no sólo para consu-mir pasivamente el conocimiento.

De ahí que resulte extraño que la pedagogía postule el desa-rrollo integral del ser humano bajo la responsabilidad de plan-tear los fines de la educación, buscando formar al hombre en susmáximas capacidades y, sin embargo, en las prácticas educativasse convierta al alumno en un pasivo receptor de un saber legiti-mado y cerrado.

En la enseñanza, el maestro que transmite un saber acabadoconvierte al mismo en un producto desde una lógica explicativaque no promueve una revisión del conocimiento acumulado. Enesta visión de ciencia y de conocimiento, las verdades provenien-tes de un determinado paradigma se absolutizan, se conviertenen dogmas.

Mediante la lógica de transmisión de conocimientos acudi-mos a un ritual de exposición, de presentación, donde el maes-tro enseña verdades, sus verdades, sus maneras de entender laspremisas de un saber disciplinario, pero que no es capaz con ellode distanciarse de un discurso cerrado, que muestra la realidadcomo ya descubierta y como territorio conquistado. Como dije-ra el doctor Zemelman, se confunde saber con pensar la reali-dad; saber mucho desde un conocimiento acumulado no nece-sariamente implica saber pensar la realidad en el presente(Zemelman, 1986, p. 45).

De ahí la importancia de no perder de vista que el poder delas instituciones educativas, de las comunidades científicas, de losorganismos institucionales tanto nacionales como internaciona-les, de los partidos políticos y de los centros de educación supe-rior como instancias de control y decisión, instauran su verdad,su visión de la sociedad, misma que les posibilita un manejo delpoder a través de una forma de promover, organizar y adminis-trar el conocimiento como recorte de la realidad que les permitela continuidad en el poder.

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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A partir de las reflexiones precedentes y a propósito de la in-tención de este punto acerca de los cuestionamientos que la epis-temología plantea a la enseñanza y al puente imprescindibleentre la docencia y la investigación en la tarea educativa, convie-ne formular preguntas como las siguientes:

• ¿Cómo es posible que todavía hoy, en los inicios del tercermilenio, en nuestras instituciones de enseñanza superior seamás importante enseñar a repetir cosas sabidas y no a descu-brir nuevos saberes?

• ¿Cómo puede ser más importante enseñar a ser consumidorpasivo de información, que sujeto activo y responsable de supropio aprendizaje?

• ¿Cómo puede ser más importante para una institución deeducación superior el engrosar las filas de profesionistas egre-sados que el formar profesionales capaces, polivalentes, autó-nomos, con actitudes de compromiso para enfrentar y trans-formar la realidad que enfrenten?

Asumiendo una postura como la anterior, se pierde la maravi-llosa oportunidad que tienen los alumnos (jóvenes principalmen-te) de un pensamiento que se está reestructurando y por lo tantomantiene la capacidad de preguntarse y preguntar a la realidad.

Por eso en nuestra Universidad requerimos una nueva relaciónpedagógica que transite de un mundo cerrado por la razón abso-luta y las verdades acabadas que se convierten en mitos, en dog-mas; a la necesidad de plantearse nuevas formas de pensar queden origen y posibiliten aperturas de la razón, a pensar lo impen-sado pero posible de imaginar, a estar atentos a las dudas, a lasinterrogantes, a los retos de una realidad compleja y dinámica.

Ya el gran pedagogo Paulo Freire (1972, p. 103) advertía,cuando señalaba al alumno pasivo, la educación bancaria, elcúmulo de datos sin sentido, por el simple prurito de acumulary poseer: premisas que siguen siendo credencial de acceso alpoder y las oportunidades en nuestra sociedad.

Así, se enseña por medio de productos elaborados, se simpli-fica esta labor a través de manuales, de compiladores de textosque “facilitan” el mundo complejo del saber. En esta voráginesupuestamente educativa los maestros también imitamos, tam-bién nos incorporamos a la mecanización como en la películaTiempos modernos de Chaplin: recurrimos a la maquila, la me-morización, la búsqueda del detalle, el exceso en el dato, la ato-mización del conocimiento, etc. Ello nos conduce a un estadode enajenación, en una palabra, a una pérdida de rumbo y, lo

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enseñanza-aprendizaje, donde el vínculo profesor-alumno seconcibe como un fenómeno complejo y que en consecuenciaexige mínimamente de un conocimiento psicológico, pedagógi-co y sociológico, es decir, donde a los educandos se les conside-re no sólo como objetos de enseñanza sino como sujetos deaprendizaje.

Por ello, la pregunta urgente en el debate académico de hoyno se centra en cómo transmitir un conocimiento didácticamen-te instrumentado, sino en cuestionar cómo es que los educadoresllevan a cabo esa mediación, no para reiterar, repetir y compro-bar, sino para inducir, descifrar, contrastar e innovar y, con ello,recobrar el asombro y pensar para construir, no sólo para consu-mir pasivamente el conocimiento.

De ahí que resulte extraño que la pedagogía postule el desa-rrollo integral del ser humano bajo la responsabilidad de plan-tear los fines de la educación, buscando formar al hombre en susmáximas capacidades y, sin embargo, en las prácticas educativasse convierta al alumno en un pasivo receptor de un saber legiti-mado y cerrado.

En la enseñanza, el maestro que transmite un saber acabadoconvierte al mismo en un producto desde una lógica explicativaque no promueve una revisión del conocimiento acumulado. Enesta visión de ciencia y de conocimiento, las verdades provenien-tes de un determinado paradigma se absolutizan, se conviertenen dogmas.

Mediante la lógica de transmisión de conocimientos acudi-mos a un ritual de exposición, de presentación, donde el maes-tro enseña verdades, sus verdades, sus maneras de entender laspremisas de un saber disciplinario, pero que no es capaz con ellode distanciarse de un discurso cerrado, que muestra la realidadcomo ya descubierta y como territorio conquistado. Como dije-ra el doctor Zemelman, se confunde saber con pensar la reali-dad; saber mucho desde un conocimiento acumulado no nece-sariamente implica saber pensar la realidad en el presente(Zemelman, 1986, p. 45).

De ahí la importancia de no perder de vista que el poder delas instituciones educativas, de las comunidades científicas, de losorganismos institucionales tanto nacionales como internaciona-les, de los partidos políticos y de los centros de educación supe-rior como instancias de control y decisión, instauran su verdad,su visión de la sociedad, misma que les posibilita un manejo delpoder a través de una forma de promover, organizar y adminis-trar el conocimiento como recorte de la realidad que les permitela continuidad en el poder.

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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Intención formativa de la investigación en el aula

El problema de la superación humana ha sido, de una u otraforma, la principal demanda que se ha hecho históricamente ala educación. En nuestro tiempo dicha superación está vincu-lada estrechamente con la investigación en todos sus tipos ymodalidades.

Advierto que estas ideas no pretenden descubrir esa pólvoramaravillosa de la investigación, sino aprovechar su energía,intención y potencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.Tampoco se pretende explicar exhaustivamente la naturaleza y elsignificado de la investigación en sí, sino plantearnos cómo apli-carla formativamente en la docencia universitaria.

Al respecto, es muy probable que estas ideas merezcan parano pocos académicos universitarios estudiosos de este tema elcalificativo elegantemente compasivo de utópicas. Pero podríaser que con todo y su utopía sirvieran a un futuro investigadory, más aún, a todo profesor y a todo estudiante, y consecuente-mente a todo futuro profesional como una herramienta intelec-tual básica para enfrentar con mayores elementos teóricos ymetodológicos tanto su proceso formativo como su propio ejer-cicio profesional.

Así, el propósito de estas consideraciones sobre la docencia ysobre el vínculo de la docencia y la investigación no tienen otrapretensión que señalar un itinerario académico, esperando quedichas señales sirvan de reflexión y guía a profesores y estudian-tes en tanto que sujetos sociales protagónicos del quehacer coti-diano en las aulas.

Por otro lado, es muy probable que no exista universidadactual que reste importancia a la investigación en todas sus for-mas dentro de su actividad académica. Es, asimismo, factibleque no haya mayor desacuerdo en admitir que la investigaciónes una de las funciones sustantivas de la enseñanza superior y,sin duda alguna, se le incluye dentro de las funciones básicas decualquier universidad; pero posiblemente sí haya marcadasdivergencias en cuanto que en la UNAM y otras universidades delpaís se definan, diseñen y apliquen obligatoriamente estrategiasdidácticas de la investigación en sus actividades de docencia.

Esta actitud dubitativa y a veces excluyente, tan común eninstituciones de educación superior, confina la investigación aun espacio sumamente restringido de la vida académica univer-sitaria, y respetuosamente se le ubica en un lugar seguro, bajola custodia y ejercicio de unos cuantos destacados académicoscon el correspondiente aval institucional, pero sin la osadía de

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que es peor aún, a una pérdida del sentido de la educación, valedecir, de la existencia humana.

A este respecto Olac Fuentes (1990, p. 12) señala que la cáte-dra tradicional, como un mal recurso del saber, la seguimosempleando en tiempos donde el acceso a la información ya nolo justifica. Hoy el libro, las revistas, los periódicos, el teatro, elaprendizaje virtual, el ciberespacio, las redes electrónicas deinformación, y las lecturas posibles de la realidad en el contextohistórico, son mejores fuentes del conocimiento.

Sin duda el maestro tiene su papel, no se le elimina, pero sehace necesario replantear su quehacer, redefinir su tarea deacuerdo con un mundo que ha cambiado con las nuevas aporta-ciones científicas, tecnológicas y las propias de la investigacióneducativa.

La utilización de modelos educativos que orientan tanto loscontenidos como las formas de enseñanza son rápidamenteadoptados porque de alguna manera nos salvan de la incerti-dumbre, del reto o del conflicto de pensar la realidad.

Mediante la lógica explicativa subyacente en el uso convencio-nal de la teoría, la realidad se subsume y se petrifica en la búsque-da de propiedades que se adicionan al objeto de conocimiento.

Hacer un uso crítico de las teorías significa no adoptarlascomo enunciados de verdades absolutas y mucho menos comodogmas bajo exigencias de religiosidad.

Por ello en la UNAM la pluralidad de ideas y formas de pensares benéfica, es indispensable, porque suscita la comparación, laconfrontación y el diálogo que trasciende el dogmatismo en eluso de las corrientes de pensamiento, que no necesita de fervo-rosos creyentes. Sin embargo, el peligro que encierran las prácti-cas comunes de transmisión y transferencia de conocimientos noreside en preguntar cuál es la mejor teoría y cuál es la más com-pleta como explicación de la realidad. El peligro está en su con-cepción y en la práctica de la docencia, en tanto despojan alalumno de una conciencia histórica, de una visión crítica de larealidad. Así, la tarea de los docentes ha obviado el uso de lasteorías, la adopción de las mismas y su manejo como adormeci-miento de la conciencia.

Hoy el docente requiere usar las teorías como formas de pro-blematizar la realidad, una realidad cambiante y desafiante queno puede seguirse mirando bajo la óptica de los manuales, loscompiladores y los malos traductores de contenidos, en que noshemos convertido hasta ahora muchos de los maestros.

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Intención formativa de la investigación en el aula

El problema de la superación humana ha sido, de una u otraforma, la principal demanda que se ha hecho históricamente ala educación. En nuestro tiempo dicha superación está vincu-lada estrechamente con la investigación en todos sus tipos ymodalidades.

Advierto que estas ideas no pretenden descubrir esa pólvoramaravillosa de la investigación, sino aprovechar su energía,intención y potencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.Tampoco se pretende explicar exhaustivamente la naturaleza y elsignificado de la investigación en sí, sino plantearnos cómo apli-carla formativamente en la docencia universitaria.

Al respecto, es muy probable que estas ideas merezcan parano pocos académicos universitarios estudiosos de este tema elcalificativo elegantemente compasivo de utópicas. Pero podríaser que con todo y su utopía sirvieran a un futuro investigadory, más aún, a todo profesor y a todo estudiante, y consecuente-mente a todo futuro profesional como una herramienta intelec-tual básica para enfrentar con mayores elementos teóricos ymetodológicos tanto su proceso formativo como su propio ejer-cicio profesional.

Así, el propósito de estas consideraciones sobre la docencia ysobre el vínculo de la docencia y la investigación no tienen otrapretensión que señalar un itinerario académico, esperando quedichas señales sirvan de reflexión y guía a profesores y estudian-tes en tanto que sujetos sociales protagónicos del quehacer coti-diano en las aulas.

Por otro lado, es muy probable que no exista universidadactual que reste importancia a la investigación en todas sus for-mas dentro de su actividad académica. Es, asimismo, factibleque no haya mayor desacuerdo en admitir que la investigaciónes una de las funciones sustantivas de la enseñanza superior y,sin duda alguna, se le incluye dentro de las funciones básicas decualquier universidad; pero posiblemente sí haya marcadasdivergencias en cuanto que en la UNAM y otras universidades delpaís se definan, diseñen y apliquen obligatoriamente estrategiasdidácticas de la investigación en sus actividades de docencia.

Esta actitud dubitativa y a veces excluyente, tan común eninstituciones de educación superior, confina la investigación aun espacio sumamente restringido de la vida académica univer-sitaria, y respetuosamente se le ubica en un lugar seguro, bajola custodia y ejercicio de unos cuantos destacados académicoscon el correspondiente aval institucional, pero sin la osadía de

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que es peor aún, a una pérdida del sentido de la educación, valedecir, de la existencia humana.

A este respecto Olac Fuentes (1990, p. 12) señala que la cáte-dra tradicional, como un mal recurso del saber, la seguimosempleando en tiempos donde el acceso a la información ya nolo justifica. Hoy el libro, las revistas, los periódicos, el teatro, elaprendizaje virtual, el ciberespacio, las redes electrónicas deinformación, y las lecturas posibles de la realidad en el contextohistórico, son mejores fuentes del conocimiento.

Sin duda el maestro tiene su papel, no se le elimina, pero sehace necesario replantear su quehacer, redefinir su tarea deacuerdo con un mundo que ha cambiado con las nuevas aporta-ciones científicas, tecnológicas y las propias de la investigacióneducativa.

La utilización de modelos educativos que orientan tanto loscontenidos como las formas de enseñanza son rápidamenteadoptados porque de alguna manera nos salvan de la incerti-dumbre, del reto o del conflicto de pensar la realidad.

Mediante la lógica explicativa subyacente en el uso convencio-nal de la teoría, la realidad se subsume y se petrifica en la búsque-da de propiedades que se adicionan al objeto de conocimiento.

Hacer un uso crítico de las teorías significa no adoptarlascomo enunciados de verdades absolutas y mucho menos comodogmas bajo exigencias de religiosidad.

Por ello en la UNAM la pluralidad de ideas y formas de pensares benéfica, es indispensable, porque suscita la comparación, laconfrontación y el diálogo que trasciende el dogmatismo en eluso de las corrientes de pensamiento, que no necesita de fervo-rosos creyentes. Sin embargo, el peligro que encierran las prácti-cas comunes de transmisión y transferencia de conocimientos noreside en preguntar cuál es la mejor teoría y cuál es la más com-pleta como explicación de la realidad. El peligro está en su con-cepción y en la práctica de la docencia, en tanto despojan alalumno de una conciencia histórica, de una visión crítica de larealidad. Así, la tarea de los docentes ha obviado el uso de lasteorías, la adopción de las mismas y su manejo como adormeci-miento de la conciencia.

Hoy el docente requiere usar las teorías como formas de pro-blematizar la realidad, una realidad cambiante y desafiante queno puede seguirse mirando bajo la óptica de los manuales, loscompiladores y los malos traductores de contenidos, en que noshemos convertido hasta ahora muchos de los maestros.

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qué, entonces, no buscar la fuente y las condiciones idóneasdonde se desarrollen ambas, el vehículo que siempre las conduz-ca, el ser que hace de dos, una?

Ese ser fuente, vehículo, puente y unitaria naturaleza es loque el maestro José Mata Gavidia llama docencia en forma deinvestigación, que hace de la docencia un método de enseñar ainvestigar y de la investigación un método de enseñar a apren-der (Mata, 1967, p. 21), como lo veremos en el último segmen-to de este trabajo.

Por eso sostenemos que una docencia sin rigor teórico ymetodológico (es decir, sin los atributos, cualidades y rasgos dela investigación) puede conducir a formar profesionistas especu-lativos, o bien tecnócratas, autómatas aplicadores de teorías, defórmulas y de procedimientos quizá sofisticados, pero sin unmanejo conceptual y su correspondiente desarrollo de habilida-des específicas y el criterio académico para enfrentar situacionesproblemáticas con solvencia, dominio e ingenio profesional.

Tipos y perspectivas de investigación en la enseñanza superior

Las formas de investigación en nuestra Universidad refieren a unproceso autónomo generalmente desarrollado en los institutos ycentros, bajo la coordinación de investigadores experimentados,o a una labor supeditada al proceso formativo, que tiene comofin el apoyo a la docencia en las escuelas y facultades. En el pri-mer sentido se ubica a la investigación para la producción delsaber social, científico y técnico. En el segundo, a la investiga-ción de la docencia, para la docencia y como docencia.

En el ámbito del primer conjunto se encuentran los trabajosde indagación que intentan aportar conocimientos no analiza-dos previamente: formulaciones teóricas, leyes de la práctica yreorganizaciones de la misma, que establecen las bases de un tra-tamiento o condicionan posiciones del conocimiento social exis-tente. Puede referirse a un solo campo de estudio o ser interdis-ciplinario, y ser avalada por instituciones y grupos de alto nivelde formación y especialización. En el del segundo conjunto seubican los trabajos de investigación que tienen carácter deapoyo, instrumentación o servicio y un rango de impacto de di-ferente alcance (Glazman, 1990, p. 61), que para efectos del pro-yecto de investigación –La problemática de la investigación enla UNAM. Su incidencia en programas de formación de profeso-res– de donde se deriva el presente trabajo, hemos llamadoinvestigación como procedimiento didáctico e investigacióncomo praxis pedagógica.

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

llevarla al centro neurálgico de la actividad universitaria, desdenuestra perspectiva un ámbito muy apropiado dadas susimplicaciones formativas, éste sería la entraña misma de lapráctica docente, que es donde se forjan los futuros profesio-nales, sean técnicos, profesores, investigadores u otros agenteseducativos.

Si la investigación como función y como tarea universitariaes una necesidad tan importante para el individuo y para el desa-rrollo armónico y sustantivo de la sociedad, la sistematizaciónde ese espíritu de búsqueda, orientado a fines específicos de for-mación, requiere expresarse formalmente en un régimen y ope-racionalizarse como un método, múltiple en procedimientos yestrategias, echando mano para ello de todos los recursos posi-bles que encaminen esta actividad hacia propósitos claros demejoramiento de la tarea académica.

Reiteramos que esta estrategia es, de alguna manera, el gene-rador más poderoso de la energía científica y cultural de cual-quier universidad que se precie de serlo. De ahí que se considerea la investigación como el método pedagógico superior de ladocencia universitaria.

Por ello, si la docencia universitaria se aleja del sentido intrín-seco de la investigación sólo transmite conocimientos legitima-dos. Tal posición entiende al conocimiento como algo dado yacumulado y no como la experiencia misma que le dio origen.Conocer en un nivel superior es saber un qué y un cómo llegó aser descubierto algo, pero además, un para qué.

De ahí que separar la docencia de la investigación es quitar alacto de aprehender la oportunidad de conocer el proceso dehallazgo y el sentido de su finalidad1 –que es otra forma deinvestigación–, además de que por ello se transmite al educandouna verdad unilateral y se propicia un conocimiento estéril,corriéndose el riesgo de privar del poder fecundo de asimilar yhacer propia una estrategia de aprendizaje para recrear y/o pro-ducir otros conocimientos, en otras situaciones acaso inéditas deenseñanza-aprendizaje.

Este planteamiento tiene el propósito de superar un viciomuy acendrado en la tarea docente: el sujeto sabe porque acu-mula información, pero no tiene elementos para hacer progresarsu saber. No olvidemos que el proceso de investigación es gene-ralmente tan fecundo, o más, que el resultado mismo, el cuallleva a nuevas indagaciones que incrementan el conocimiento.

Si partimos del hecho de que en algunos ámbitos universita-rios existe en teoría, un cierto consenso en el sentido de que ladocencia y la investigación son dos actividades articuladas, ¿por

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1. Conviene tener presenteque de acuerdo con elmarco legal del Estatuto de Personal Académico quefundamenta la estructuraacadémica de la UNAM,queda de alguna maneranormada una distinción,mas no una separación delas funciones de docencia e investigación en su trabajo académico, aunquesilencia la importancia de su vinculación.

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qué, entonces, no buscar la fuente y las condiciones idóneasdonde se desarrollen ambas, el vehículo que siempre las conduz-ca, el ser que hace de dos, una?

Ese ser fuente, vehículo, puente y unitaria naturaleza es loque el maestro José Mata Gavidia llama docencia en forma deinvestigación, que hace de la docencia un método de enseñar ainvestigar y de la investigación un método de enseñar a apren-der (Mata, 1967, p. 21), como lo veremos en el último segmen-to de este trabajo.

Por eso sostenemos que una docencia sin rigor teórico ymetodológico (es decir, sin los atributos, cualidades y rasgos dela investigación) puede conducir a formar profesionistas especu-lativos, o bien tecnócratas, autómatas aplicadores de teorías, defórmulas y de procedimientos quizá sofisticados, pero sin unmanejo conceptual y su correspondiente desarrollo de habilida-des específicas y el criterio académico para enfrentar situacionesproblemáticas con solvencia, dominio e ingenio profesional.

Tipos y perspectivas de investigación en la enseñanza superior

Las formas de investigación en nuestra Universidad refieren a unproceso autónomo generalmente desarrollado en los institutos ycentros, bajo la coordinación de investigadores experimentados,o a una labor supeditada al proceso formativo, que tiene comofin el apoyo a la docencia en las escuelas y facultades. En el pri-mer sentido se ubica a la investigación para la producción delsaber social, científico y técnico. En el segundo, a la investiga-ción de la docencia, para la docencia y como docencia.

En el ámbito del primer conjunto se encuentran los trabajosde indagación que intentan aportar conocimientos no analiza-dos previamente: formulaciones teóricas, leyes de la práctica yreorganizaciones de la misma, que establecen las bases de un tra-tamiento o condicionan posiciones del conocimiento social exis-tente. Puede referirse a un solo campo de estudio o ser interdis-ciplinario, y ser avalada por instituciones y grupos de alto nivelde formación y especialización. En el del segundo conjunto seubican los trabajos de investigación que tienen carácter deapoyo, instrumentación o servicio y un rango de impacto de di-ferente alcance (Glazman, 1990, p. 61), que para efectos del pro-yecto de investigación –La problemática de la investigación enla UNAM. Su incidencia en programas de formación de profeso-res– de donde se deriva el presente trabajo, hemos llamadoinvestigación como procedimiento didáctico e investigacióncomo praxis pedagógica.

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

llevarla al centro neurálgico de la actividad universitaria, desdenuestra perspectiva un ámbito muy apropiado dadas susimplicaciones formativas, éste sería la entraña misma de lapráctica docente, que es donde se forjan los futuros profesio-nales, sean técnicos, profesores, investigadores u otros agenteseducativos.

Si la investigación como función y como tarea universitariaes una necesidad tan importante para el individuo y para el desa-rrollo armónico y sustantivo de la sociedad, la sistematizaciónde ese espíritu de búsqueda, orientado a fines específicos de for-mación, requiere expresarse formalmente en un régimen y ope-racionalizarse como un método, múltiple en procedimientos yestrategias, echando mano para ello de todos los recursos posi-bles que encaminen esta actividad hacia propósitos claros demejoramiento de la tarea académica.

Reiteramos que esta estrategia es, de alguna manera, el gene-rador más poderoso de la energía científica y cultural de cual-quier universidad que se precie de serlo. De ahí que se considerea la investigación como el método pedagógico superior de ladocencia universitaria.

Por ello, si la docencia universitaria se aleja del sentido intrín-seco de la investigación sólo transmite conocimientos legitima-dos. Tal posición entiende al conocimiento como algo dado yacumulado y no como la experiencia misma que le dio origen.Conocer en un nivel superior es saber un qué y un cómo llegó aser descubierto algo, pero además, un para qué.

De ahí que separar la docencia de la investigación es quitar alacto de aprehender la oportunidad de conocer el proceso dehallazgo y el sentido de su finalidad1 –que es otra forma deinvestigación–, además de que por ello se transmite al educandouna verdad unilateral y se propicia un conocimiento estéril,corriéndose el riesgo de privar del poder fecundo de asimilar yhacer propia una estrategia de aprendizaje para recrear y/o pro-ducir otros conocimientos, en otras situaciones acaso inéditas deenseñanza-aprendizaje.

Este planteamiento tiene el propósito de superar un viciomuy acendrado en la tarea docente: el sujeto sabe porque acu-mula información, pero no tiene elementos para hacer progresarsu saber. No olvidemos que el proceso de investigación es gene-ralmente tan fecundo, o más, que el resultado mismo, el cuallleva a nuevas indagaciones que incrementan el conocimiento.

Si partimos del hecho de que en algunos ámbitos universita-rios existe en teoría, un cierto consenso en el sentido de que ladocencia y la investigación son dos actividades articuladas, ¿por

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1. Conviene tener presenteque de acuerdo con elmarco legal del Estatuto de Personal Académico quefundamenta la estructuraacadémica de la UNAM,queda de alguna maneranormada una distinción,mas no una separación delas funciones de docencia e investigación en su trabajo académico, aunquesilencia la importancia de su vinculación.

La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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da formación del docente en ejercicio (tanto disciplinaria comopedagógico-didáctica) y segundo, la incorporación de una orien-tación de la investigación en lo concerniente a la teoría curricu-lar, es decir, como una propuesta formal en torno a planes y pro-gramas de estudio:

• En el primer caso, habría que situar todas aquellas activida-des que requieren de una sistematización de conocimientosmínimos indispensables para el manejo y/o dominio de undeterminado número de asignaturas, así como de una deter-minada formación pedagógica para enfrentar y resolver losproblemas teórico-metodológicos de la enseñanza y el apren-dizaje en sus distintas modalidades: cursos, seminarios, talle-res y laboratorios, etcétera.

• En el segundo, se deben identificar todas aquellas activida-des establecidas institucionalmente (currículo formal, pro-gramas especiales) en la perspectiva de formar profesionalesque en el futuro se inserten eficiente y críticamente en elcampo laboral.

El terreno del proceso de enseñanza-aprendizaje no deja deser importante en la discusión que aquí nos ocupa, y llama laatención que sea el ámbito menos estudiado. En este sentido, laidea de la investigación está más ligada al proceso formativo y ala perspectiva didáctica de las estrategias de aprendizaje en cuan-to formas de aproximación al conocimiento por parte del docen-te y del alumno: nos referimos a la docencia en forma de inves-tigación.

En este contexto, se puede afirmar que es a partir de la segun-da mitad de la década de los setenta cuando surge la preocupa-ción por el tema de la vinculación entre la docencia y la investi-gación, y se empiezan a perfilar por lo menos tres tendenciasclaras al respecto: a) la investigación de la docencia, b) investiga-ción para la docencia y c) la investigación como docencia:

• La investigación de la docencia coloca a ésta como un objetode conocimiento. El especialista en investigación decide cono-cer cómo se presenta ésta, las variantes que existen, las carac-terísticas de una y otra modalidad según el campo disciplina-rio, o la orientación conceptual de una asignatura o área deconocimiento, entre otras. Las preguntas que orientan al tra-bajo del investigador son: ¿Qué es la docencia? ¿Cuáles sonsus supuestos? ¿Cómo es la docencia? ¿Qué tipos de docenciase generan en cada una de las instituciones? ¿Cuál es la efica-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

Las expresiones de la investigación esbozadas antes, en elcaso de la UNAM, conducen a indicar que investigar para apren-der no es lo mismo que investigar para buscar las precisionesconceptuales o metodológicas que demanda la producción delconocimiento. Si bien ambas pueden compartir un objeto o uti-lizar técnicas comunes, no siempre requieren del mismo rigormetodológico ni son igualmente exhaustivas; su nivel de com-plejidad presenta finalidades diferenciadas, como lo exponemosa continuación.

Por lo que hace a la investigación básica o pura, orientada alinterés de contribuir a la generación de conocimiento nuevo, tocaal investigador y las dependencias, llámense institutos o centros,el establecer el tipo de parámetros y de criterios que normendicha actividad. Este tipo de investigación hace referencia a losavances del conocimiento en cada uno de los campos disciplina-rios respectivos, más que a las demandas sociales e institucionalesque coyunturalmente se establecen como prioritarias.

Compete aquí a sus respectivos órganos colegiados recoger losresultados de una amplia discusión originada desde los mismosacadémicos, así como formalizar el campo de la investigaciónque define a cada una de las dependencias involucradas. Asi-mismo, toca a las respectivas coordinaciones de la investigaciónlegitimar institucionalmente tales principios no sólo a nivel delos consejos técnicos, sino también en el plano de su correspon-diente interpretación en el marco del Estatuto del Personal Aca-démico, en particular distinguiendo y definiendo la carrera deinvestigador de la del profesor, ambos de tiempo completo;situación que no sucede en la normatividad académica actual.En este caso, la vinculación de la actividad de investigación severía incorporada a la docencia en la medida que la primera ofre-ciera un conocimiento actualizado en los distintos campos delsaber y la segunda replanteara sus supuestos teóricos, metodoló-gicos y técnicos, convirtiéndose así en una práctica profesional(Pacheco, 1990, p. 4).

El papel de la investigación en el ámbito de la formación derecursos de alto nivel en el posgrado adquiere una relevanciamuy semejante a la que acabamos de esbozar para el caso de ins-titutos y centros. Se trata de un nivel que requiere del manejode un campo del conocimiento especializado y cuyo procesodebe estar sujeto a reglas, procedimientos y estrategias determi-nados por el campo de conocimiento de referencia.

Con respecto al tipo de investigación ligada a la docencia pro-piamente dicha, es necesario plantear algunas precisiones.Primero, los requisitos de investigación que establece la requeri-

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da formación del docente en ejercicio (tanto disciplinaria comopedagógico-didáctica) y segundo, la incorporación de una orien-tación de la investigación en lo concerniente a la teoría curricu-lar, es decir, como una propuesta formal en torno a planes y pro-gramas de estudio:

• En el primer caso, habría que situar todas aquellas activida-des que requieren de una sistematización de conocimientosmínimos indispensables para el manejo y/o dominio de undeterminado número de asignaturas, así como de una deter-minada formación pedagógica para enfrentar y resolver losproblemas teórico-metodológicos de la enseñanza y el apren-dizaje en sus distintas modalidades: cursos, seminarios, talle-res y laboratorios, etcétera.

• En el segundo, se deben identificar todas aquellas activida-des establecidas institucionalmente (currículo formal, pro-gramas especiales) en la perspectiva de formar profesionalesque en el futuro se inserten eficiente y críticamente en elcampo laboral.

El terreno del proceso de enseñanza-aprendizaje no deja deser importante en la discusión que aquí nos ocupa, y llama laatención que sea el ámbito menos estudiado. En este sentido, laidea de la investigación está más ligada al proceso formativo y ala perspectiva didáctica de las estrategias de aprendizaje en cuan-to formas de aproximación al conocimiento por parte del docen-te y del alumno: nos referimos a la docencia en forma de inves-tigación.

En este contexto, se puede afirmar que es a partir de la segun-da mitad de la década de los setenta cuando surge la preocupa-ción por el tema de la vinculación entre la docencia y la investi-gación, y se empiezan a perfilar por lo menos tres tendenciasclaras al respecto: a) la investigación de la docencia, b) investiga-ción para la docencia y c) la investigación como docencia:

• La investigación de la docencia coloca a ésta como un objetode conocimiento. El especialista en investigación decide cono-cer cómo se presenta ésta, las variantes que existen, las carac-terísticas de una y otra modalidad según el campo disciplina-rio, o la orientación conceptual de una asignatura o área deconocimiento, entre otras. Las preguntas que orientan al tra-bajo del investigador son: ¿Qué es la docencia? ¿Cuáles sonsus supuestos? ¿Cómo es la docencia? ¿Qué tipos de docenciase generan en cada una de las instituciones? ¿Cuál es la efica-

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Las expresiones de la investigación esbozadas antes, en elcaso de la UNAM, conducen a indicar que investigar para apren-der no es lo mismo que investigar para buscar las precisionesconceptuales o metodológicas que demanda la producción delconocimiento. Si bien ambas pueden compartir un objeto o uti-lizar técnicas comunes, no siempre requieren del mismo rigormetodológico ni son igualmente exhaustivas; su nivel de com-plejidad presenta finalidades diferenciadas, como lo exponemosa continuación.

Por lo que hace a la investigación básica o pura, orientada alinterés de contribuir a la generación de conocimiento nuevo, tocaal investigador y las dependencias, llámense institutos o centros,el establecer el tipo de parámetros y de criterios que normendicha actividad. Este tipo de investigación hace referencia a losavances del conocimiento en cada uno de los campos disciplina-rios respectivos, más que a las demandas sociales e institucionalesque coyunturalmente se establecen como prioritarias.

Compete aquí a sus respectivos órganos colegiados recoger losresultados de una amplia discusión originada desde los mismosacadémicos, así como formalizar el campo de la investigaciónque define a cada una de las dependencias involucradas. Asi-mismo, toca a las respectivas coordinaciones de la investigaciónlegitimar institucionalmente tales principios no sólo a nivel delos consejos técnicos, sino también en el plano de su correspon-diente interpretación en el marco del Estatuto del Personal Aca-démico, en particular distinguiendo y definiendo la carrera deinvestigador de la del profesor, ambos de tiempo completo;situación que no sucede en la normatividad académica actual.En este caso, la vinculación de la actividad de investigación severía incorporada a la docencia en la medida que la primera ofre-ciera un conocimiento actualizado en los distintos campos delsaber y la segunda replanteara sus supuestos teóricos, metodoló-gicos y técnicos, convirtiéndose así en una práctica profesional(Pacheco, 1990, p. 4).

El papel de la investigación en el ámbito de la formación derecursos de alto nivel en el posgrado adquiere una relevanciamuy semejante a la que acabamos de esbozar para el caso de ins-titutos y centros. Se trata de un nivel que requiere del manejode un campo del conocimiento especializado y cuyo procesodebe estar sujeto a reglas, procedimientos y estrategias determi-nados por el campo de conocimiento de referencia.

Con respecto al tipo de investigación ligada a la docencia pro-piamente dicha, es necesario plantear algunas precisiones.Primero, los requisitos de investigación que establece la requeri-

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los respectivos planes y programas de estudio y a la actitud crí-tica que tanto profesor como alumno asuman frente al conoci-miento.

La reflexión acerca de la diversidad de posibilidades y moda-lidades que plantea la investigación no tendría sentido si no esretomada en el plano de la reglamentación universitaria. Estosupone modificar y precisar lo relativo tanto al marco de la LeyOrgánica como en lo concerniente al Estatuto del PersonalAcadémico de la UNAM.

Esto obviamente no resolverá de inmediato la problemáticateórica de la vinculación docencia-investigación ni las prácticasexistentes respecto a ella; sin embargo, puede ser el inicio de unadiscusión académica que atañe no sólo a los académicos univer-sitarios sino a la función social global de la universidad mexica-na y a su capacidad para intervenir consecuentemente en losdiversos sectores de la sociedad (Pacheco, op. cit., p. 5).

El hecho de considerar a la investigación educativa como uncomponente significativo del trabajo educativo de las institucio-nes de enseñanza media superior y superior implica romper conel mito que entraña el quehacer de la investigación; es decir,intenta acabar con esa disociación frecuente en el sistema educa-tivo nacional donde por un lado están los que investigan, pien-san y planean las acciones educativas y, por otro, los que las ins-trumentan, los que las aplican, o sea que se ratifica una vez másla añeja y nefasta concepción dualista de productores y consu-midores de conocimiento en las tareas académicas del sectoreducativo. Esta actitud es riesgosa tanto por las implicacionesque tiene en los procesos formativos de los estudiantes como enel desempeño profesional de los egresados.

Asimismo, en el campo de la investigación educativa, especí-ficamente desde la línea de la formación de profesores, que esdonde se inserta propiamente este trabajo, se pueden considerartres orientaciones analíticas, cuyos rasgos son los siguientes:

La investigación como un proceso cuya finalidad consiste enpropiciar y fomentar el interés y el espíritu creativo en un proce-so de aprendizaje. En este sentido la investigación no se propo-ne como intención primaria (aunque no se descarta) producirconocimientos nuevos; es más bien un procedimiento didáctico.

Nos referimos aquí al tipo de investigación que en el ámbitoescolar, de cualquier nivel educativo, se requiere para la obten-ción de información y que constituye un medio de aprendizaje,es decir, la investigación como un procedimiento didáctico quepropicia en el que aprende no sólo la obtención de informaciónsino la adquisición de múltiples habilidades. Por ejemplo, cuan-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

cia que tiene una variante de docencia en un nivel escolar?,etcétera.

• La investigación para la docencia se entiende como la propues-ta de acciones reflexivas sobre el quehacer docente, propuestaque insiste, entre otros, en la formación del maestro a partirdel análisis de su práctica. Implica un acceso a la administra-ción del saber, por la vía de la indagación, en un proceso queintegra la adquisición de conocimientos, la detección de erro-res y la transformación de concepciones y ejercicios relacio-nados con las tareas de enseñanza y aprendizaje, medianteuna labor de análisis de los docentes sobre la importancia desu tarea, de una definición personal de los alcances y límitesde su responsabilidad y de una reflexión de sus funciones yejercicio (Glazman, 1990, p. 62). La investigación para ladocencia aborda el estudio de problemas y fenómenos rela-cionados con la transmisión del saber y son múltiples losenfoques desde los cuales se le aborda.

• La llamada investigación como docencia representa un cami-no para introducir al alumno al quehacer de la indagación yes concebida como una aproximación a los procedimientos dela investigación en sus múltiples manifestaciones o como elproceso para la propuesta de soluciones a problemas diversos.En todos estos casos se busca que el alumno conozca los cri-terios que guían la selección de un problema para su trata-miento, las finalidades de la investigación, su significado eimplicación (Mata, op. cit., p. 25).

La investigación como docencia parte de considerar laacción docente como una actividad profesional que persiguela generación, recreación y apropiación de conocimientosque se inscriben en un proyecto de formación del sujeto y quese realiza en un espacio colectivo, caracterizado por la inte-racción.

Por lo tanto, esta forma de investigación presume que la cons-trucción del saber es imposible por la vía de la recepción pasivade contenidos; por el contrario, propugna por la participacióndel alumno con problemas específicos a los que tendrá que bus-car soluciones.

Los estudiantes son considerados como investigadores encierne, esto es, en proceso de desarrollo y de maduraciónmediante su integración a un ambiente fundamentalmentecientífico.

En este nivel, la formación en investigación alude más a losprocesos y estrategias de elaboración del contenido plasmado en

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los respectivos planes y programas de estudio y a la actitud crí-tica que tanto profesor como alumno asuman frente al conoci-miento.

La reflexión acerca de la diversidad de posibilidades y moda-lidades que plantea la investigación no tendría sentido si no esretomada en el plano de la reglamentación universitaria. Estosupone modificar y precisar lo relativo tanto al marco de la LeyOrgánica como en lo concerniente al Estatuto del PersonalAcadémico de la UNAM.

Esto obviamente no resolverá de inmediato la problemáticateórica de la vinculación docencia-investigación ni las prácticasexistentes respecto a ella; sin embargo, puede ser el inicio de unadiscusión académica que atañe no sólo a los académicos univer-sitarios sino a la función social global de la universidad mexica-na y a su capacidad para intervenir consecuentemente en losdiversos sectores de la sociedad (Pacheco, op. cit., p. 5).

El hecho de considerar a la investigación educativa como uncomponente significativo del trabajo educativo de las institucio-nes de enseñanza media superior y superior implica romper conel mito que entraña el quehacer de la investigación; es decir,intenta acabar con esa disociación frecuente en el sistema educa-tivo nacional donde por un lado están los que investigan, pien-san y planean las acciones educativas y, por otro, los que las ins-trumentan, los que las aplican, o sea que se ratifica una vez másla añeja y nefasta concepción dualista de productores y consu-midores de conocimiento en las tareas académicas del sectoreducativo. Esta actitud es riesgosa tanto por las implicacionesque tiene en los procesos formativos de los estudiantes como enel desempeño profesional de los egresados.

Asimismo, en el campo de la investigación educativa, especí-ficamente desde la línea de la formación de profesores, que esdonde se inserta propiamente este trabajo, se pueden considerartres orientaciones analíticas, cuyos rasgos son los siguientes:

La investigación como un proceso cuya finalidad consiste enpropiciar y fomentar el interés y el espíritu creativo en un proce-so de aprendizaje. En este sentido la investigación no se propo-ne como intención primaria (aunque no se descarta) producirconocimientos nuevos; es más bien un procedimiento didáctico.

Nos referimos aquí al tipo de investigación que en el ámbitoescolar, de cualquier nivel educativo, se requiere para la obten-ción de información y que constituye un medio de aprendizaje,es decir, la investigación como un procedimiento didáctico quepropicia en el que aprende no sólo la obtención de informaciónsino la adquisición de múltiples habilidades. Por ejemplo, cuan-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

cia que tiene una variante de docencia en un nivel escolar?,etcétera.

• La investigación para la docencia se entiende como la propues-ta de acciones reflexivas sobre el quehacer docente, propuestaque insiste, entre otros, en la formación del maestro a partirdel análisis de su práctica. Implica un acceso a la administra-ción del saber, por la vía de la indagación, en un proceso queintegra la adquisición de conocimientos, la detección de erro-res y la transformación de concepciones y ejercicios relacio-nados con las tareas de enseñanza y aprendizaje, medianteuna labor de análisis de los docentes sobre la importancia desu tarea, de una definición personal de los alcances y límitesde su responsabilidad y de una reflexión de sus funciones yejercicio (Glazman, 1990, p. 62). La investigación para ladocencia aborda el estudio de problemas y fenómenos rela-cionados con la transmisión del saber y son múltiples losenfoques desde los cuales se le aborda.

• La llamada investigación como docencia representa un cami-no para introducir al alumno al quehacer de la indagación yes concebida como una aproximación a los procedimientos dela investigación en sus múltiples manifestaciones o como elproceso para la propuesta de soluciones a problemas diversos.En todos estos casos se busca que el alumno conozca los cri-terios que guían la selección de un problema para su trata-miento, las finalidades de la investigación, su significado eimplicación (Mata, op. cit., p. 25).

La investigación como docencia parte de considerar laacción docente como una actividad profesional que persiguela generación, recreación y apropiación de conocimientosque se inscriben en un proyecto de formación del sujeto y quese realiza en un espacio colectivo, caracterizado por la inte-racción.

Por lo tanto, esta forma de investigación presume que la cons-trucción del saber es imposible por la vía de la recepción pasivade contenidos; por el contrario, propugna por la participacióndel alumno con problemas específicos a los que tendrá que bus-car soluciones.

Los estudiantes son considerados como investigadores encierne, esto es, en proceso de desarrollo y de maduraciónmediante su integración a un ambiente fundamentalmentecientífico.

En este nivel, la formación en investigación alude más a losprocesos y estrategias de elaboración del contenido plasmado en

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especificidad en algunos programas de formación de profesores,específicamente en el apartado “Estrategias pedagógicas del vín-culo docencia-investigación”. Los planteamientos básicos se fra-guaron en los debates y discusiones del Seminario Problemas yretos del vínculo de la docencia y la investigación.

Hemos mencionado que para Mata Gaviria la docencia enforma de investigación no constituye una utopía educativa más,y asienta que es posible lograr que el estudiante realice por símismo la tarea informativa y adquiera, con la guía del profesory la vivencia del proceso grupal, el espíritu y la actitud favorableen torno a la investigación, concibiendo a ésta como la forma dedocencia creadora que permite contribuir a las indispensablestransformaciones de la práctica educativa universitaria.

La docencia en forma de investigación consiste simplementeen aplicar las estrategias, procedimientos y técnicas de investiga-ción en el aprendizaje por descubrimiento y practicar las habili-dades intelectuales del investigador en la búsqueda del conoci-miento y los métodos básicos de la información necesaria dentrode una rama del saber.

La concepción de docencia que subyace en estos supuestosdesarrollados en los puntos anteriores nos confirma que se tratade una tarea de indagación necesaria que trasciende la naturale-za de un quehacer docente improvisado, intuitivo y rutinario,para orientarse hacia la formación de un docente problematiza-dor, investigador y transformador de su propia práctica, lo cualno es tarea fácil, pero ese es el reto si verdaderamente estamosconvencidos e interesados en mejorar cualitativamente los pro-cesos de enseñanza y aprendizaje.

Como se puede apreciar, nos pronunciamos por la figura deun docente intelectual, capaz de percibir, interpretar y proble-matizar las situaciones relevantes que cotidianamente le ofrecenla práctica docente. Al respecto, queremos destacar la problema-tización como un concepto estratégico de la propuesta de estetipo de docencia.

La problematización la entendemos, siguiendo a RicardoSánchez Puentes, como un cuestionamiento radical del ser yactuar del profesor universitario. El profesor que se asume comoinvestigador de su práctica se interroga sobre su función, sobresu papel y sobre su figura; se pregunta sobre su quehacer y susobjetivos de enseñanza, revisa los contenidos y métodos, asícomo los instrumentos y procedimientos que utiliza; regula eltrabajo didáctico, evalúa el proceso y los resultados. La proble-matización así es revisión a fondo de propósitos, de estrategias,de programas y de acciones concretas.

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do un estudiante acude a la biblioteca o al laboratorio parainvestigar sobre un tema o problema, al mismo tiempo que reca-ba la información adquiere la habilidad en el manejo de fuentes,reafirma su destreza para indagar y discriminar información, asícomo para construir y redactar puntos de vista e ideas propiasde manera relativamente original.

La investigación, que además de generar actitudes críticasfrente a fenómenos educativos concretos, se orienta al conoci-miento y análisis de fondo sobre determinadas problemáticasdetectadas en la realidad educativa para su transformación ysolución posible. Así, es medio eficaz para la praxis pedagógica.En este tipo de actividades de investigación se enmarca y enfati-za el binomio acción-reflexión/reflexión-acción, cuyo puntomedular es la acción, que se pretende eficaz y eficiente, sobre unarealidad determinada que se quiere transformar. Para ello se ne-cesita del conocimiento y análisis de la realidad en la que se pre-tende intervenir (Arredondo, 1988, p. 24).

En este tipo de investigación se enfatiza la praxis, entendidaésta como relación dialéctica entre teoría y práctica e implicauna dimensión colectiva de participación de los sujetos involu-crados dentro de un proceso de toma de conciencia, de compro-miso y de responsabilidad personal y profesional.

Finalmente, está la investigación como un quehacer profesio-nal especializado que implica la concepción de la investigaciónmisma, como un proceso formal que conduce a la producciónde conocimientos nuevos. Esta orientación supone un vastoconocimiento sobre los fenómenos mismos a investigar en vistasa su explicación e interpretación más fecunda.

Este tipo de actividades de investigación, consistiría en aquelenfoque cuyo interés está centrado sobre el conocimiento, laexplicación e interpretación de problemas o fenómenos, y queimplica procedimientos rigurosos y sistemáticos, así como elrecurso de referentes teórico-metodológicos pertinentes.

Evidentemente esta orientación de la investigación exige con-diciones materiales de carácter institucional y supone una dedi-cación plena, es decir, la adopción de la investigación como pro-fesión, como oficio y como práctica prioritaria.

La docencia en forma de investigación: una propuesta deseable y posible

Como decíamos al principio de este trabajo, la presente propues-ta recoge ideas y conceptos del proyecto de investigación: Pro-blemática del vínculo docencia-investigación en la UNAM. Su

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especificidad en algunos programas de formación de profesores,específicamente en el apartado “Estrategias pedagógicas del vín-culo docencia-investigación”. Los planteamientos básicos se fra-guaron en los debates y discusiones del Seminario Problemas yretos del vínculo de la docencia y la investigación.

Hemos mencionado que para Mata Gaviria la docencia enforma de investigación no constituye una utopía educativa más,y asienta que es posible lograr que el estudiante realice por símismo la tarea informativa y adquiera, con la guía del profesory la vivencia del proceso grupal, el espíritu y la actitud favorableen torno a la investigación, concibiendo a ésta como la forma dedocencia creadora que permite contribuir a las indispensablestransformaciones de la práctica educativa universitaria.

La docencia en forma de investigación consiste simplementeen aplicar las estrategias, procedimientos y técnicas de investiga-ción en el aprendizaje por descubrimiento y practicar las habili-dades intelectuales del investigador en la búsqueda del conoci-miento y los métodos básicos de la información necesaria dentrode una rama del saber.

La concepción de docencia que subyace en estos supuestosdesarrollados en los puntos anteriores nos confirma que se tratade una tarea de indagación necesaria que trasciende la naturale-za de un quehacer docente improvisado, intuitivo y rutinario,para orientarse hacia la formación de un docente problematiza-dor, investigador y transformador de su propia práctica, lo cualno es tarea fácil, pero ese es el reto si verdaderamente estamosconvencidos e interesados en mejorar cualitativamente los pro-cesos de enseñanza y aprendizaje.

Como se puede apreciar, nos pronunciamos por la figura deun docente intelectual, capaz de percibir, interpretar y proble-matizar las situaciones relevantes que cotidianamente le ofrecenla práctica docente. Al respecto, queremos destacar la problema-tización como un concepto estratégico de la propuesta de estetipo de docencia.

La problematización la entendemos, siguiendo a RicardoSánchez Puentes, como un cuestionamiento radical del ser yactuar del profesor universitario. El profesor que se asume comoinvestigador de su práctica se interroga sobre su función, sobresu papel y sobre su figura; se pregunta sobre su quehacer y susobjetivos de enseñanza, revisa los contenidos y métodos, asícomo los instrumentos y procedimientos que utiliza; regula eltrabajo didáctico, evalúa el proceso y los resultados. La proble-matización así es revisión a fondo de propósitos, de estrategias,de programas y de acciones concretas.

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

do un estudiante acude a la biblioteca o al laboratorio parainvestigar sobre un tema o problema, al mismo tiempo que reca-ba la información adquiere la habilidad en el manejo de fuentes,reafirma su destreza para indagar y discriminar información, asícomo para construir y redactar puntos de vista e ideas propiasde manera relativamente original.

La investigación, que además de generar actitudes críticasfrente a fenómenos educativos concretos, se orienta al conoci-miento y análisis de fondo sobre determinadas problemáticasdetectadas en la realidad educativa para su transformación ysolución posible. Así, es medio eficaz para la praxis pedagógica.En este tipo de actividades de investigación se enmarca y enfati-za el binomio acción-reflexión/reflexión-acción, cuyo puntomedular es la acción, que se pretende eficaz y eficiente, sobre unarealidad determinada que se quiere transformar. Para ello se ne-cesita del conocimiento y análisis de la realidad en la que se pre-tende intervenir (Arredondo, 1988, p. 24).

En este tipo de investigación se enfatiza la praxis, entendidaésta como relación dialéctica entre teoría y práctica e implicauna dimensión colectiva de participación de los sujetos involu-crados dentro de un proceso de toma de conciencia, de compro-miso y de responsabilidad personal y profesional.

Finalmente, está la investigación como un quehacer profesio-nal especializado que implica la concepción de la investigaciónmisma, como un proceso formal que conduce a la producciónde conocimientos nuevos. Esta orientación supone un vastoconocimiento sobre los fenómenos mismos a investigar en vistasa su explicación e interpretación más fecunda.

Este tipo de actividades de investigación, consistiría en aquelenfoque cuyo interés está centrado sobre el conocimiento, laexplicación e interpretación de problemas o fenómenos, y queimplica procedimientos rigurosos y sistemáticos, así como elrecurso de referentes teórico-metodológicos pertinentes.

Evidentemente esta orientación de la investigación exige con-diciones materiales de carácter institucional y supone una dedi-cación plena, es decir, la adopción de la investigación como pro-fesión, como oficio y como práctica prioritaria.

La docencia en forma de investigación: una propuesta deseable y posible

Como decíamos al principio de este trabajo, la presente propues-ta recoge ideas y conceptos del proyecto de investigación: Pro-blemática del vínculo docencia-investigación en la UNAM. Su

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Problematizar es una manera de ser del científico, es unaforma de proceder del investigador. El catequista no problemati-za, transmite su enseñanza sin cambio, siempre igual. El cate-quista es rutinario; más aún, no importa que se repita, él exigeque su mensaje se memorice y se diga al pie de la letra. El dog-mático tampoco problematiza; no acepta alteraciones en su doc-trina ni de forma ni de fondo: para él hay cánones, catálogos deverdades que no se tocan, reglas y preceptos cuyos meros enun-ciados son objeto de absoluto respeto.

En este sentido, el profesor que se asume como investigadores distinto al repetidor de consignas, al profesor anquilosado yal sectario; no tiene que ver nada con el doctrinario: el proble-matizador es un científico, no un catequista ni un instructor; esun técnico, no un fanático ni un domesticador (Sánchez, 1993,p. 70).

En el campo de la pedagogía y de la investigación educativaeste vínculo, en teoría, se fortalece y cobra mayor significacióncuando a la docencia se le considera como objeto de investiga-ción y al docente, como investigador de su propia práctica edu-cativa.

Para Aristóteles, por ejemplo, hacer ciencia, es decir buscarexplicaciones a los fenómenos, a los hechos o a las cosas, tienesu origen en la curiosidad intelectual. En este sentido, solamen-te el profesor con actitud de investigador, con capacidad de sor-presa, termina vinculando la docencia con la investigación.

La incredulidad, por ejemplo, ante resultados inesperados derendimiento escolar de su grupo; la extrañeza por las dificulta-des en la apropiación de los contenidos programáticos por partede los estudiantes; la perplejidad ante reacciones insospechadas delos alumnos, son motivos que desencadenan el cuestionamientoa su quehacer y llevan a investigar su programa de estudios, aestudiar su desempeño en el aula. Si no hay capacidad de asom-bro, la problematización disminuye sensiblemente y el deseo deinvestigar se apaga (ibid, pp. 53 y 54).

Por ello, desde la perspectiva de la formación de profesoresy de la investigación educativa, la propuesta de una docenciaen forma de investigación es la estrategia pedagógica que puedeviabilizar y dar concreción al vínculo crítico y creativo entre ladocencia y la investigación en la cotidianidad del trabajo en elaula.

Desde nuestra perspectiva, la propuesta de docencia en formade investigación recoge la esencia teórico-metodológica del Di-plomado: La docencia. Un espacio de reflexión, creatividad eintervención pedagógica que impartimos en la UNAM, cuyo pro-

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pósito era contribuir a la profesionalización del ejercicio docentede los profesores universitarios, por medio de su formacióncomo docentes intelectuales e investigadores de su práctica, encuanto aporta elementos para la construcción de un marco teó-rico del proceso educativo tendiente a detectar problemas y pro-poner soluciones a las tareas académicas propias de las institu-ciones de enseñanza superior.

Ahora bien, la formación del docente-investigador en estesentido significa reconocer niveles y tipos de investigación edu-cativa (como los que apuntamos en el inciso anterior), análisisde la lógica de organización y transmisión del conocimiento ensu disciplina y su papel en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Pensamos que la polémica figura del docente-investigador,2además de la tarea de enseñar, problematiza, explica, reflexionay transforma su quehacer; es el promotor y el animador perma-nente que impulsa y sostiene este concepto de docencia; es, asi-mismo, un colega, un guía, un compañero de travesía de losestudiantes, ya que éstos son desde el principio aprendices de lainvestigación, como investigadores noveles que echan mano, ase-sorados de los recursos técnicos y las capacidades investigativasforjadas en la docencia en forma de investigación para alcanzarel doble propósito de su auto-información y autoformación. Talpretensión nos llevaría necesariamente a preguntarnos: ¿acaso unprofesor convencional, básicamente expositor, transmisor deinformación, podría actuar como docente promotor de la bús-queda y la indagación, si no ha vivido la investigación ni se haformado en ella?

En este sentido, el filósofo alemán Karl Jaspers afirmaba queel mejor investigador es a la vez el único docente idóneo. Porqueel investigador puede ser poco hábil para la mera conducción dela materia a enseñar, pero sólo él pone en contacto con el pro-pio proceso del conocimiento y, por intermedio de éste con elespíritu de la ciencia, en vez del contacto con los conocimientosacabados, cerrados y legitimados, quizá fáciles de asimilar, másno de hacerlos suyos, de transformarse como persona y comoprofesional en virtud de ellos.

Sólo él mismo es ciencia viva, tal cual es originalmente. Éldespierta impulsos similares en los alumnos. Él conduce a lafuente del conocimiento. Sólo el que personalmente investigapuede enseñar a investigar en estricto sentido. El otro sólo trans-mite lo fijo, ordenado e instrumentado didácticamente. Pero launiversidad no sólo es escuela, en el sentido convencional de ins-tancia transmisora de saberes, sino alta escuela, que además dela tarea de transmisión cumple con la muy importante misión

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2. Hablar de la figura del docente-investigador es hablar de la estrategia del vínculo de la docencia y la investigación y, másampliamente, de la profesionalización de ladocencia como propuestapedagógica que la haceposible. Por ello, es indispensable avanzar en los aspectos más operativos,relacionados con las modalidades y estrategiasde esa vinculación: la teoríay la práctica que estándemasiado unidas para pretender separarlas; másaún, en este punto particular, los conceptos y las acciones efectivas se han ido apoyandomutuamente. En este sentido, llega el momentoen que el discurso sobre la vinculación docencia-investigación corre el riesgode caer en generalidades sino se hace referencia concreta a la figura del profesor-investigador, másaún, si no se sitúa en alguno de los quehaceresdel proceso de generaciónde conocimientos. Se dicemetafóricamente que elprofesor-investigador es unestratega cuando es hábil y diestro en todo procesode generación de conocimientos científicos.En particular, al problematizar, el profesor-investigador desarrolla una profunda vocación de estratega.

La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

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Problematizar es una manera de ser del científico, es unaforma de proceder del investigador. El catequista no problemati-za, transmite su enseñanza sin cambio, siempre igual. El cate-quista es rutinario; más aún, no importa que se repita, él exigeque su mensaje se memorice y se diga al pie de la letra. El dog-mático tampoco problematiza; no acepta alteraciones en su doc-trina ni de forma ni de fondo: para él hay cánones, catálogos deverdades que no se tocan, reglas y preceptos cuyos meros enun-ciados son objeto de absoluto respeto.

En este sentido, el profesor que se asume como investigadores distinto al repetidor de consignas, al profesor anquilosado yal sectario; no tiene que ver nada con el doctrinario: el proble-matizador es un científico, no un catequista ni un instructor; esun técnico, no un fanático ni un domesticador (Sánchez, 1993,p. 70).

En el campo de la pedagogía y de la investigación educativaeste vínculo, en teoría, se fortalece y cobra mayor significacióncuando a la docencia se le considera como objeto de investiga-ción y al docente, como investigador de su propia práctica edu-cativa.

Para Aristóteles, por ejemplo, hacer ciencia, es decir buscarexplicaciones a los fenómenos, a los hechos o a las cosas, tienesu origen en la curiosidad intelectual. En este sentido, solamen-te el profesor con actitud de investigador, con capacidad de sor-presa, termina vinculando la docencia con la investigación.

La incredulidad, por ejemplo, ante resultados inesperados derendimiento escolar de su grupo; la extrañeza por las dificulta-des en la apropiación de los contenidos programáticos por partede los estudiantes; la perplejidad ante reacciones insospechadas delos alumnos, son motivos que desencadenan el cuestionamientoa su quehacer y llevan a investigar su programa de estudios, aestudiar su desempeño en el aula. Si no hay capacidad de asom-bro, la problematización disminuye sensiblemente y el deseo deinvestigar se apaga (ibid, pp. 53 y 54).

Por ello, desde la perspectiva de la formación de profesoresy de la investigación educativa, la propuesta de una docenciaen forma de investigación es la estrategia pedagógica que puedeviabilizar y dar concreción al vínculo crítico y creativo entre ladocencia y la investigación en la cotidianidad del trabajo en elaula.

Desde nuestra perspectiva, la propuesta de docencia en formade investigación recoge la esencia teórico-metodológica del Di-plomado: La docencia. Un espacio de reflexión, creatividad eintervención pedagógica que impartimos en la UNAM, cuyo pro-

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

pósito era contribuir a la profesionalización del ejercicio docentede los profesores universitarios, por medio de su formacióncomo docentes intelectuales e investigadores de su práctica, encuanto aporta elementos para la construcción de un marco teó-rico del proceso educativo tendiente a detectar problemas y pro-poner soluciones a las tareas académicas propias de las institu-ciones de enseñanza superior.

Ahora bien, la formación del docente-investigador en estesentido significa reconocer niveles y tipos de investigación edu-cativa (como los que apuntamos en el inciso anterior), análisisde la lógica de organización y transmisión del conocimiento ensu disciplina y su papel en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Pensamos que la polémica figura del docente-investigador,2además de la tarea de enseñar, problematiza, explica, reflexionay transforma su quehacer; es el promotor y el animador perma-nente que impulsa y sostiene este concepto de docencia; es, asi-mismo, un colega, un guía, un compañero de travesía de losestudiantes, ya que éstos son desde el principio aprendices de lainvestigación, como investigadores noveles que echan mano, ase-sorados de los recursos técnicos y las capacidades investigativasforjadas en la docencia en forma de investigación para alcanzarel doble propósito de su auto-información y autoformación. Talpretensión nos llevaría necesariamente a preguntarnos: ¿acaso unprofesor convencional, básicamente expositor, transmisor deinformación, podría actuar como docente promotor de la bús-queda y la indagación, si no ha vivido la investigación ni se haformado en ella?

En este sentido, el filósofo alemán Karl Jaspers afirmaba queel mejor investigador es a la vez el único docente idóneo. Porqueel investigador puede ser poco hábil para la mera conducción dela materia a enseñar, pero sólo él pone en contacto con el pro-pio proceso del conocimiento y, por intermedio de éste con elespíritu de la ciencia, en vez del contacto con los conocimientosacabados, cerrados y legitimados, quizá fáciles de asimilar, másno de hacerlos suyos, de transformarse como persona y comoprofesional en virtud de ellos.

Sólo él mismo es ciencia viva, tal cual es originalmente. Éldespierta impulsos similares en los alumnos. Él conduce a lafuente del conocimiento. Sólo el que personalmente investigapuede enseñar a investigar en estricto sentido. El otro sólo trans-mite lo fijo, ordenado e instrumentado didácticamente. Pero launiversidad no sólo es escuela, en el sentido convencional de ins-tancia transmisora de saberes, sino alta escuela, que además dela tarea de transmisión cumple con la muy importante misión

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2. Hablar de la figura del docente-investigador es hablar de la estrategia del vínculo de la docencia y la investigación y, másampliamente, de la profesionalización de ladocencia como propuestapedagógica que la haceposible. Por ello, es indispensable avanzar en los aspectos más operativos,relacionados con las modalidades y estrategiasde esa vinculación: la teoríay la práctica que estándemasiado unidas para pretender separarlas; másaún, en este punto particular, los conceptos y las acciones efectivas se han ido apoyandomutuamente. En este sentido, llega el momentoen que el discurso sobre la vinculación docencia-investigación corre el riesgode caer en generalidades sino se hace referencia concreta a la figura del profesor-investigador, másaún, si no se sitúa en alguno de los quehaceresdel proceso de generaciónde conocimientos. Se dicemetafóricamente que elprofesor-investigador es unestratega cuando es hábil y diestro en todo procesode generación de conocimientos científicos.En particular, al problematizar, el profesor-investigador desarrolla una profunda vocación de estratega.

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congruente con una metodología de la investigación, una sólidaformación disciplinaria y, como marco, una cultura general. Sumisión es, además de compleja, ambiciosa: desarrollar las habili-dades autoformativas latentes en el estudiante, así como alentarsu poder creador.

Una tarea docente con estas características ha de ponercimientos firmes para sobre ellos poder edificar nuevos conoci-mientos, proyectar formas de pensar y de problematizar inéditasy hacer que hasta lo que se “transmite” se redimensione y ad-quiera rasgos de recreación, de elaboración conjunta entre pro-fesor y alumno.

La docencia, en esta perspectiva, conlleva a la construccióny/o recreación del conocimiento, tiene su manifestación princi-pal en una visión renovada y crítica del proceso de enseñanza-aprendizaje. Si bien éste requiere de un encuadre institucional,de una propuesta de aprendizajes plasmada en el currículum y deuna conducción ejercida por el profesor, lo verdaderamenteimportante es propiciar un espacio en el que el profesor aprendaa la vez que enseñe y el alumno enseñe a la vez que aprenda.

Este punto de vista es importante en cuanto a la naturalezadel aprendizaje y su transferencia; así, éste será más real si seaprende apropiadamente, es decir, de acuerdo con las condicio-nes favorables que prevalezcan al aprender. Para ciertas teoríaspsicológicas esto es cierto a tal grado que el aprender en condi-ciones óptimas lleva a aprender el modo de aprender.

Al respecto, Bruner afirmaba que el primer objetivo de cual-quier acto de aprendizaje, además del placer que pueda causar,es que nos sirva en el futuro. El aprendizaje no sólo debe con-ducirnos a alguna parte, sino permitirnos seguir todavía máslejos, con mayor facilidad y, si fuera posible, con satisfacción(Bruner, 1963, p. 45).

El verdadero aprendizaje no únicamente incide en el aspectointelectual, en el uso del raciocinio, como suele ser concebidopor muchas de las teorías psicológicas que nutren el debate edu-cativo en nuestra cultura occidental. Aprender, desde la perspec-tiva de la psicología social (Bleger, 1977, p. 138) significa uncambio y una transformación en las pautas de conducta. Esdecir, en las formas de pensar, de sentir y de actuar del indivi-duo, lo que involucra al ser humano en su totalidad. Además, leda una dimensión más comprensiva y profunda al acto de apren-dizaje y, más aún, un reconocimiento a la complejidad del pro-ceso educativo y, por ende, a la complejidad del ser humano.

Con esta propuesta pedagógica se busca que el estudiantecobre conciencia y asuma su responsabilidad como sujeto de su

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La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

de crear y recrear el conocimiento, mismo que nutre de conteni-do y orientación a la propia docencia (Jaspers, 1954, p. 428).

La meta primordial de la docencia renovada procura realizarun hábil desarrollo de aquella conciencia de la manera de apren-der, la cual no se orientaría en primer término hacia el abordajede determinados objetos de estudio, sino hacia el desarrollo dela habilidad de enseñar a aprender. Éste es, quizá, el mayor desa-fío que enfrenta el docente universitario y no universitario tantoen su proceso formativo como en su práctica concreta.

La actitud del docente será, en todo momento, la de hacerque el estudiante actúe siempre por sí mismo: “que vuestroalumno –decía Rousseau– no sepa algo porque se lo habéisdicho, sino porque lo haya comprendido por sí mismo; que noaprenda la ciencia, sino que la cree, que viva su proceso y deve-nir” (Mondolfo, 1943, p. 26).

En toda experiencia de enseñanza-aprendizaje que busquecomprender y explicar la tarea docente, no puede interesar sola-mente los resultados, sino el proceso que lleva a ellos. Si bien sonimportantes las evidencias de aprendizaje y las comprobacionesde conocimientos, lo verdaderamente formativo es la posibilidadde recrear las experiencias significativas en cada nueva situaciónde aprendizaje.

De ahí que el maestro deba hacer que todo lo que diga surjadelante de los oyentes; no debe contar lo que sabe, sino repro-ducir su propio acto de conocer, para que ellos no acumulensolamente conocimientos y ejerciten la especulación y hagangimnasia intelectual, sino que contemplen siempre en formainmediata la actividad de la razón, la emoción y la acción en laproducción del conocimiento; porque ciencia sin conciencia,decía Pascal, no es más que ruina del alma.

En este mismo orden de ideas, cabe preguntarse: ¿Cómoimpartir la enseñanza universitaria científica, que tan esencial eindispensable es para toda formación académica profesional dehoy? Podemos responder esta pregunta con una sencilla sentenciay de sentido muy evidente: tenemos que promover la apropiaciónde los conocimientos científicos reconstruyendo el proceso histó-rico de su adquisición: su devenir, sus vicisitudes, sus rupturas.

Según lo expuesto, profesores y estudiantes trabajan conjun-tamente, y sin esta conjunción de metas y esfuerzos, donde secomparten responsabilidades, la tarea docente no podrá promo-ver una formación académica que satisfaga demandas y expecta-tivas de los estudiantes, de las instituciones y de la sociedad.

Así, en la propuesta de Docencia en forma de investigación,el profesor requiere estar fundamentado en un marco teórico

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congruente con una metodología de la investigación, una sólidaformación disciplinaria y, como marco, una cultura general. Sumisión es, además de compleja, ambiciosa: desarrollar las habili-dades autoformativas latentes en el estudiante, así como alentarsu poder creador.

Una tarea docente con estas características ha de ponercimientos firmes para sobre ellos poder edificar nuevos conoci-mientos, proyectar formas de pensar y de problematizar inéditasy hacer que hasta lo que se “transmite” se redimensione y ad-quiera rasgos de recreación, de elaboración conjunta entre pro-fesor y alumno.

La docencia, en esta perspectiva, conlleva a la construccióny/o recreación del conocimiento, tiene su manifestación princi-pal en una visión renovada y crítica del proceso de enseñanza-aprendizaje. Si bien éste requiere de un encuadre institucional,de una propuesta de aprendizajes plasmada en el currículum y deuna conducción ejercida por el profesor, lo verdaderamenteimportante es propiciar un espacio en el que el profesor aprendaa la vez que enseñe y el alumno enseñe a la vez que aprenda.

Este punto de vista es importante en cuanto a la naturalezadel aprendizaje y su transferencia; así, éste será más real si seaprende apropiadamente, es decir, de acuerdo con las condicio-nes favorables que prevalezcan al aprender. Para ciertas teoríaspsicológicas esto es cierto a tal grado que el aprender en condi-ciones óptimas lleva a aprender el modo de aprender.

Al respecto, Bruner afirmaba que el primer objetivo de cual-quier acto de aprendizaje, además del placer que pueda causar,es que nos sirva en el futuro. El aprendizaje no sólo debe con-ducirnos a alguna parte, sino permitirnos seguir todavía máslejos, con mayor facilidad y, si fuera posible, con satisfacción(Bruner, 1963, p. 45).

El verdadero aprendizaje no únicamente incide en el aspectointelectual, en el uso del raciocinio, como suele ser concebidopor muchas de las teorías psicológicas que nutren el debate edu-cativo en nuestra cultura occidental. Aprender, desde la perspec-tiva de la psicología social (Bleger, 1977, p. 138) significa uncambio y una transformación en las pautas de conducta. Esdecir, en las formas de pensar, de sentir y de actuar del indivi-duo, lo que involucra al ser humano en su totalidad. Además, leda una dimensión más comprensiva y profunda al acto de apren-dizaje y, más aún, un reconocimiento a la complejidad del pro-ceso educativo y, por ende, a la complejidad del ser humano.

Con esta propuesta pedagógica se busca que el estudiantecobre conciencia y asuma su responsabilidad como sujeto de su

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de crear y recrear el conocimiento, mismo que nutre de conteni-do y orientación a la propia docencia (Jaspers, 1954, p. 428).

La meta primordial de la docencia renovada procura realizarun hábil desarrollo de aquella conciencia de la manera de apren-der, la cual no se orientaría en primer término hacia el abordajede determinados objetos de estudio, sino hacia el desarrollo dela habilidad de enseñar a aprender. Éste es, quizá, el mayor desa-fío que enfrenta el docente universitario y no universitario tantoen su proceso formativo como en su práctica concreta.

La actitud del docente será, en todo momento, la de hacerque el estudiante actúe siempre por sí mismo: “que vuestroalumno –decía Rousseau– no sepa algo porque se lo habéisdicho, sino porque lo haya comprendido por sí mismo; que noaprenda la ciencia, sino que la cree, que viva su proceso y deve-nir” (Mondolfo, 1943, p. 26).

En toda experiencia de enseñanza-aprendizaje que busquecomprender y explicar la tarea docente, no puede interesar sola-mente los resultados, sino el proceso que lleva a ellos. Si bien sonimportantes las evidencias de aprendizaje y las comprobacionesde conocimientos, lo verdaderamente formativo es la posibilidadde recrear las experiencias significativas en cada nueva situaciónde aprendizaje.

De ahí que el maestro deba hacer que todo lo que diga surjadelante de los oyentes; no debe contar lo que sabe, sino repro-ducir su propio acto de conocer, para que ellos no acumulensolamente conocimientos y ejerciten la especulación y hagangimnasia intelectual, sino que contemplen siempre en formainmediata la actividad de la razón, la emoción y la acción en laproducción del conocimiento; porque ciencia sin conciencia,decía Pascal, no es más que ruina del alma.

En este mismo orden de ideas, cabe preguntarse: ¿Cómoimpartir la enseñanza universitaria científica, que tan esencial eindispensable es para toda formación académica profesional dehoy? Podemos responder esta pregunta con una sencilla sentenciay de sentido muy evidente: tenemos que promover la apropiaciónde los conocimientos científicos reconstruyendo el proceso histó-rico de su adquisición: su devenir, sus vicisitudes, sus rupturas.

Según lo expuesto, profesores y estudiantes trabajan conjun-tamente, y sin esta conjunción de metas y esfuerzos, donde secomparten responsabilidades, la tarea docente no podrá promo-ver una formación académica que satisfaga demandas y expecta-tivas de los estudiantes, de las instituciones y de la sociedad.

Así, en la propuesta de Docencia en forma de investigación,el profesor requiere estar fundamentado en un marco teórico

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pia UNAM ha privilegiado en todos sentidos una tarea –la deinvestigar– sobre la otra –la de enseñar– y ha propiciado, porende, un distanciamiento casi irresoluble entre los que se dedi-can a la investigación y los que destinan sus esfuerzos a ladocencia.

Este panorama parece suficiente para demostrar que, en laUNAM, la investigación resulta particular y desequilibradamentefavorecida. Frente a una situación así, no es de extrañar que losmiembros del personal académico busquen su realización pormedio de la investigación y no del magisterio, de ahí que inten-ten formar parte de un centro o instituto más que de una escue-la o facultad; es decir, que aspiren a trascender por medio deltrabajo de investigación y no por el de la docencia.

Así las cosas, resulta un grave error considerar la docenciacomo algo estático, la mera repetición de saberes consagrados,legitimados e inmutables. La docencia en cualquier nivel, peroespecialmente en el universitario, para que sea de alta calidad,entraña la obligación de estar informado, formado, actualizadoe indagar críticamente nuevos conocimientos; exige plantearproblemas y buscar soluciones, proponiendo para ello un méto-do de trabajo que, indudablemente, sea profesional y constituyapara el alumno una propuesta para que en el futuro puedaenfrentar otros problemas; es decir, la práctica docente en todomomento debe mover a la reflexión. De esta forma, la docenciacontiene en sí misma los deberes y exigencias de la investigacióny la difusión. De ninguna manera la docencia puede resultar delmero deseo de comunicar acríticamente lo que otros investigan,como si los productos de la investigación fueran saberes absolu-tos, acabados y cerrados.

Por lo anterior, pensamos que el estudio del vínculo docen-cia-investigación en las universidades públicas y demás institu-ciones educativas de enseñanza media superior y superior esimportante porque aborda el contenido de un problema de lapráctica educativa que ha sido objeto de análisis y discusiones enreuniones universitarias durante las últimas tres décadas, pero nose ha reflexionado suficientemente todavía en sus implicacionesy posibilidades ni en sus condiciones de desarrollo en los centrosde enseñanza superior, tanto en las estructuras académicas comoen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Nuestro interés no está en comprobar hipótesis en ámbitosespecíficos de la realidad educativa, más bien buscamos contri-buir en la construcción de ciertos elementos teóricos y metodo-lógicos sobre este campo y, sobre todo, plantear una propuestapedagógica del vínculo docencia-investigación, primero para la

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propio aprendizaje y que no espere pasivamente a ser enseñadoy evaluado por un docente, una institución o la misma sociedad.

En suma, la docencia que se requiere para formar a los estu-diantes y profesionales del siglo XXI debe ser muy diferente a laque predomina en la actualidad, centrada en el profesor y latransmisión de conocimientos, es decir, la que se sustenta en elconcepto tradicional de enseñanza y aprendizaje. Por el contra-rio, si pretendemos además de enseñar, educar, formar, tenemosque abrevar en los cinco retos de la educación del futuro, que yaestán en marcha: a) que los alumnos aprendan a conocer, b) queaprendan a hacer, c) que aprendan a convivir y trabajar conotros, d) que aprendan a ser y, fundamentalmente, e) que apren-dan a aprender por toda la vida (Delors, 1996, pp. 16 y 17).

Algunas consideraciones sobre el vínculo docencia-investigación

La propuesta de vincular la investigación y la docencia parecesubyacer a la consideración de que la universidad se mejoraría silos investigadores atendieran el rubro de la enseñanza, ya que enpocas ocasiones se alude a los problemas teórico-metodológicosde qué, cómo y para qué enseñar, o bien incorporar en el proce-so de enseñanza-aprendizaje los productos de la investigación,sea ésta propia o ajena.

En los últimos tiempos, y sin ninguna discriminación, sesuele afirmar que la investigación y la docencia se hayan desvin-culadas en la formación universitaria. Esta afirmación se derivade dos supuestos: uno sostiene que la investigación y la docen-cia son dos tareas nítida y totalmente diferenciadas, y el otro,que éstas deberían estrechar sus relaciones. Proponer esta cone-xión como necesaria responde, al parecer, a dos finalidades:difundir en las aulas el conocimiento adquirido por medio de lainvestigación, o sea, que se enseñe a investigar a los estudiantesuniversitarios y mejorar el nivel académico de la enseñanza. Enconsecuencia, la posibilidad de perfeccionar las condiciones dela enseñanza recae en el hecho de que los investigadores impar-tan clases, como si los profesores no participaran de manera sig-nificativa en este proceso.

Esta afirmación, según la cual la investigación y la docenciaestán desvinculadas, no hace sino reflejar la valoración que seotorga en el ámbito universitario, en mi opinión equivocada-mente, a ambas funciones. Dicha valoración surge sin embargo,de la observación de los numerosos problemas que enfrenta laenseñanza. En buena medida, la estructura académica de la pro-

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pia UNAM ha privilegiado en todos sentidos una tarea –la deinvestigar– sobre la otra –la de enseñar– y ha propiciado, porende, un distanciamiento casi irresoluble entre los que se dedi-can a la investigación y los que destinan sus esfuerzos a ladocencia.

Este panorama parece suficiente para demostrar que, en laUNAM, la investigación resulta particular y desequilibradamentefavorecida. Frente a una situación así, no es de extrañar que losmiembros del personal académico busquen su realización pormedio de la investigación y no del magisterio, de ahí que inten-ten formar parte de un centro o instituto más que de una escue-la o facultad; es decir, que aspiren a trascender por medio deltrabajo de investigación y no por el de la docencia.

Así las cosas, resulta un grave error considerar la docenciacomo algo estático, la mera repetición de saberes consagrados,legitimados e inmutables. La docencia en cualquier nivel, peroespecialmente en el universitario, para que sea de alta calidad,entraña la obligación de estar informado, formado, actualizadoe indagar críticamente nuevos conocimientos; exige plantearproblemas y buscar soluciones, proponiendo para ello un méto-do de trabajo que, indudablemente, sea profesional y constituyapara el alumno una propuesta para que en el futuro puedaenfrentar otros problemas; es decir, la práctica docente en todomomento debe mover a la reflexión. De esta forma, la docenciacontiene en sí misma los deberes y exigencias de la investigacióny la difusión. De ninguna manera la docencia puede resultar delmero deseo de comunicar acríticamente lo que otros investigan,como si los productos de la investigación fueran saberes absolu-tos, acabados y cerrados.

Por lo anterior, pensamos que el estudio del vínculo docen-cia-investigación en las universidades públicas y demás institu-ciones educativas de enseñanza media superior y superior esimportante porque aborda el contenido de un problema de lapráctica educativa que ha sido objeto de análisis y discusiones enreuniones universitarias durante las últimas tres décadas, pero nose ha reflexionado suficientemente todavía en sus implicacionesy posibilidades ni en sus condiciones de desarrollo en los centrosde enseñanza superior, tanto en las estructuras académicas comoen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Nuestro interés no está en comprobar hipótesis en ámbitosespecíficos de la realidad educativa, más bien buscamos contri-buir en la construcción de ciertos elementos teóricos y metodo-lógicos sobre este campo y, sobre todo, plantear una propuestapedagógica del vínculo docencia-investigación, primero para la

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propio aprendizaje y que no espere pasivamente a ser enseñadoy evaluado por un docente, una institución o la misma sociedad.

En suma, la docencia que se requiere para formar a los estu-diantes y profesionales del siglo XXI debe ser muy diferente a laque predomina en la actualidad, centrada en el profesor y latransmisión de conocimientos, es decir, la que se sustenta en elconcepto tradicional de enseñanza y aprendizaje. Por el contra-rio, si pretendemos además de enseñar, educar, formar, tenemosque abrevar en los cinco retos de la educación del futuro, que yaestán en marcha: a) que los alumnos aprendan a conocer, b) queaprendan a hacer, c) que aprendan a convivir y trabajar conotros, d) que aprendan a ser y, fundamentalmente, e) que apren-dan a aprender por toda la vida (Delors, 1996, pp. 16 y 17).

Algunas consideraciones sobre el vínculo docencia-investigación

La propuesta de vincular la investigación y la docencia parecesubyacer a la consideración de que la universidad se mejoraría silos investigadores atendieran el rubro de la enseñanza, ya que enpocas ocasiones se alude a los problemas teórico-metodológicosde qué, cómo y para qué enseñar, o bien incorporar en el proce-so de enseñanza-aprendizaje los productos de la investigación,sea ésta propia o ajena.

En los últimos tiempos, y sin ninguna discriminación, sesuele afirmar que la investigación y la docencia se hayan desvin-culadas en la formación universitaria. Esta afirmación se derivade dos supuestos: uno sostiene que la investigación y la docen-cia son dos tareas nítida y totalmente diferenciadas, y el otro,que éstas deberían estrechar sus relaciones. Proponer esta cone-xión como necesaria responde, al parecer, a dos finalidades:difundir en las aulas el conocimiento adquirido por medio de lainvestigación, o sea, que se enseñe a investigar a los estudiantesuniversitarios y mejorar el nivel académico de la enseñanza. Enconsecuencia, la posibilidad de perfeccionar las condiciones dela enseñanza recae en el hecho de que los investigadores impar-tan clases, como si los profesores no participaran de manera sig-nificativa en este proceso.

Esta afirmación, según la cual la investigación y la docenciaestán desvinculadas, no hace sino reflejar la valoración que seotorga en el ámbito universitario, en mi opinión equivocada-mente, a ambas funciones. Dicha valoración surge sin embargo,de la observación de los numerosos problemas que enfrenta laenseñanza. En buena medida, la estructura académica de la pro-

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• considerar la situación laboral del personal académico• especificar funciones, tareas y tiempos en los planes de trabajo• mejorar las condiciones materiales de infraestructura, salarios

dignos e intercambio académico• apoyo efectivo a los grupos de investigadores y académicos

que se integren para el trabajo de proyectos colectivos, entreotros.

Para que el docente coadyuve a elevar la calidad del procesode enseñanza-aprendizaje en el aula y en la institución, generan-do cambios, necesita, en primera instancia, ser un observador,un planeador, un observador de su propia práctica educativa;situarse siempre en un contexto institucional y social.

En esta perspectiva, es necesario que el docente no se concibay actúe como un ser aislado de la sociedad. Por el tipo de activi-dad, por su vocación, por las relaciones sociales que establece apartir de su profesión, la docencia aparece como un ejerciciocompartido por todos los implicados en el proceso de forma-ción. Es así como la investigación se confunde con el procesomismo del aprendizaje colectivo y como el docente se forma,entre otras modalidades, investigando su práctica educativa.

Finalmente, hay que insistir en que la docencia no es sino unaforma de investigación que posee metas, metodologías, agentesy formas de difusión específicas. Se puede ser un excelente inves-tigador sin sobresalir nunca en la docencia, pero no se podrájamás ser un buen profesor si no se hace de la investigación y laactualización una práctica constante, un sistema de vida.

REFERENCIAS

ARREDONDO, M., et al. (1988), “Vinculación docencia-investigación” en Memoria del foro rela-ción docencia-investigación, Xalapa, Ver., Colección Pedagogía Universitaria, núm. 16,

BARNÉS de Castro, F. (1997), “Proyecto de Plan de Desarrollo 1997-2000”, en Gaceta UNAM,Suplemento especial, México, UNAM.

BLEGER, J. (1977), Psicología de la Conducta, Buenos Aires, Paidós.BLOCH, E. (1987), El principio esperanza, citado por Zemelman. H., en: “El conocimiento como

construcción y como información”, Foro nacional sobre formación de profesores universita-rios, México, SEP / ANUIES / UNAM.

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— (1963), El proceso de educación, México, Editorial Hispano-Americana.delors, J. (1996), “La educación o la utopía necesaria”, en La educación encierra un tesoro, Informe

para la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, México,Ediciones de la UNESCO.

Centro de Investigación y Servicios Educativos (1982), “Comisión de docencia”, mimeo., CISE,UNAM.

COLL, C. (1990), “Un marco de referencia psicológico para la educación escolar: La concepciónconstructivista del aprendizaje y la enseñanza”, en C. Coll, J. Palacios y A. Marchesi,Desarrollo psicológico y educación 11, Madrid, Alianza.

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práctica docente de la UNAM y, después, a otros centros educati-vos que estén interesados en el tema.

Las reformas universitarias, la formación de profesores, la pro-fesionalización de la docencia, el vínculo docencia-investigación,la superación académica, las innovaciones curriculares, las for-mas departamentales de organización académica y los procesosde evaluación educativa, entre otros, son ejemplos de una agen-da que aparece ante los sujetos responsables del trabajo acadé-mico universitario como conceptos estelares, pero las más de lasveces, portadores de un discurso vacío de contenido, o bien, pre-sentado en nuevas envolturas, pero aludiendo a añejos proble-mas en la discusión de las instituciones de enseñanza superior.

Así, el vínculo docencia-investigación es fundamento paracomprender elementos relativos a la organización y desarrollo deuna buena parte de las actividades académicas, y la precisión teó-rico-metodológica que se haga del mismo coadyuvará a esclarecerprocesos, procedimientos y funciones de importancia. Ejemplode lo anterior son la revisión de concepciones y formas de opera-ción de la docencia y la investigación en los distintos centros deenseñanza superior, de la formación de investigadores, de los pla-nes y programas de estudio y de la evaluación educativa.

La vinculación docencia-investigación pertenece a una con-cepción de pedagogía y de didáctica que a mediados de los añossetenta se le llamó Crítica o Alternativa, la cual planteaba que elquehacer docente no puede ser estudiado al margen de un marcoteórico, de un interjuego de los factores institucionales y escola-res, en la conjugación de lo político, lo sociológico, lo psicológi-co y lo pedagógico, es decir, al margen de las condiciones con-textuales que marcan las políticas educativas del país y la vidaacadémica situacional de las instituciones de educación superior.

La vinculación docencia-investigación es una de las modali-dades asumidas en las universidades para profesionalizar ladocencia. La vinculación de la docencia y la investigaciónrequiere, además de reconceptuarla, analizar sus posibilidadesreales en el ámbito del profesor pero también en el de la institu-ción, abarcando las estructuras, la organización y, fundamental-mente, la vida académica; es decir, el acontecer diario de la prác-tica educativa.

El factor clave para la vinculación de la docencia y la investi-gación es el nivel organizativo, como punto intermedio entre lopropiamente estructural y el plano de los protagonistas directos.Las tareas básicas de quienes tienen interés por profesionalizar ladocencia a través de la investigación del significado estricto deenseñar y aprender son:

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• considerar la situación laboral del personal académico• especificar funciones, tareas y tiempos en los planes de trabajo• mejorar las condiciones materiales de infraestructura, salarios

dignos e intercambio académico• apoyo efectivo a los grupos de investigadores y académicos

que se integren para el trabajo de proyectos colectivos, entreotros.

Para que el docente coadyuve a elevar la calidad del procesode enseñanza-aprendizaje en el aula y en la institución, generan-do cambios, necesita, en primera instancia, ser un observador,un planeador, un observador de su propia práctica educativa;situarse siempre en un contexto institucional y social.

En esta perspectiva, es necesario que el docente no se concibay actúe como un ser aislado de la sociedad. Por el tipo de activi-dad, por su vocación, por las relaciones sociales que establece apartir de su profesión, la docencia aparece como un ejerciciocompartido por todos los implicados en el proceso de forma-ción. Es así como la investigación se confunde con el procesomismo del aprendizaje colectivo y como el docente se forma,entre otras modalidades, investigando su práctica educativa.

Finalmente, hay que insistir en que la docencia no es sino unaforma de investigación que posee metas, metodologías, agentesy formas de difusión específicas. Se puede ser un excelente inves-tigador sin sobresalir nunca en la docencia, pero no se podrájamás ser un buen profesor si no se hace de la investigación y laactualización una práctica constante, un sistema de vida.

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práctica docente de la UNAM y, después, a otros centros educati-vos que estén interesados en el tema.

Las reformas universitarias, la formación de profesores, la pro-fesionalización de la docencia, el vínculo docencia-investigación,la superación académica, las innovaciones curriculares, las for-mas departamentales de organización académica y los procesosde evaluación educativa, entre otros, son ejemplos de una agen-da que aparece ante los sujetos responsables del trabajo acadé-mico universitario como conceptos estelares, pero las más de lasveces, portadores de un discurso vacío de contenido, o bien, pre-sentado en nuevas envolturas, pero aludiendo a añejos proble-mas en la discusión de las instituciones de enseñanza superior.

Así, el vínculo docencia-investigación es fundamento paracomprender elementos relativos a la organización y desarrollo deuna buena parte de las actividades académicas, y la precisión teó-rico-metodológica que se haga del mismo coadyuvará a esclarecerprocesos, procedimientos y funciones de importancia. Ejemplode lo anterior son la revisión de concepciones y formas de opera-ción de la docencia y la investigación en los distintos centros deenseñanza superior, de la formación de investigadores, de los pla-nes y programas de estudio y de la evaluación educativa.

La vinculación docencia-investigación pertenece a una con-cepción de pedagogía y de didáctica que a mediados de los añossetenta se le llamó Crítica o Alternativa, la cual planteaba que elquehacer docente no puede ser estudiado al margen de un marcoteórico, de un interjuego de los factores institucionales y escola-res, en la conjugación de lo político, lo sociológico, lo psicológi-co y lo pedagógico, es decir, al margen de las condiciones con-textuales que marcan las políticas educativas del país y la vidaacadémica situacional de las instituciones de educación superior.

La vinculación docencia-investigación es una de las modali-dades asumidas en las universidades para profesionalizar ladocencia. La vinculación de la docencia y la investigaciónrequiere, además de reconceptuarla, analizar sus posibilidadesreales en el ámbito del profesor pero también en el de la institu-ción, abarcando las estructuras, la organización y, fundamental-mente, la vida académica; es decir, el acontecer diario de la prác-tica educativa.

El factor clave para la vinculación de la docencia y la investi-gación es el nivel organizativo, como punto intermedio entre lopropiamente estructural y el plano de los protagonistas directos.Las tareas básicas de quienes tienen interés por profesionalizar ladocencia a través de la investigación del significado estricto deenseñar y aprender son:

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72PERFILESEDUCATIVOS

La docencia como recreación y construcción del conocimiento. Morán (2004), vol. XXVI, núms. 105-106, pp. 41-72

Indagar en la forma en la que el conocimiento se usa para la formulación de políticas públicas resalta, inexorablemente, ciertos atributos que deben prevalecer en una democracia liberal (interés público, pluralismo, libertad de prensa y crítica al poder). En América Latina, al igual que en los países desarrollados,el número de analistas de políticas y funcionarios públicos que estudian y promueven la relación entreinvestigación y política es creciente, por lo que este artículo desea contribuir a este debate identificando algunos factores políticos y organizacionales que podrían ser un punto de arranque para analizar de maneramás sistemática la relación entre conocimiento y política pública educativa. En primer lugar, se discuten algunas posturas sobre el uso del conocimiento en el ámbito educativo y enseguida, se describe la metodologíamás idónea para examinar “la ruta de convergencia” entre la teoría y la práctica. Posteriormente, se analiza el ambiente político mexicano y se concluye diciendo que a pesar de la complejidad en que los especialistas dela educación deben operar, su labor ha logrado influir las funciones de los decisores y practicantes. Este hechoconstituye una valiosa experiencia regional y un acicate para emprender estudios más profundos sobre el tema.

To investigate how knowledge may inform the process of policy formulation one necessarily has to look at the prerequisites that constitute a model of liberal democracy, such as public interest, pluralism, free press and criticism.In Latin American countries, like in long-established democracies, a larger number of policy analysts and government’s officers are concerned with the practical use of knowledge. This article seeks to contribute to this debateby identifying some political and organizational factors that could serve as a basis for the development of a comprehensive framework of analysis. Firstly, it discusses some theoretical perspectives in regard to the study of thelinkage between knowledge and public policy. Then, it describes the preferred approach to assess how ideas can shapepolicy-making. It outlines Mexican politics, stressing the difficulties that policy scholars may face to make their intellectual function more practical. It was found that specialists have gained a position to influence Mexico’s educational policies and this constitute a remarkable experience in Latin America and, furthermore, opens up the opportunity for embarking on deeper analyses.

Conocimiento / Política educativa / Especialistas / Redes de políticaKnowledge / Education policy / Specialists / Policy networks

Conocimiento y política educativa en México.Condiciones políticas y organizativasPEDRO FLORES-CRESPO*

Recepción: 20 de enero de 2004 /

aprobación: 26 de mayo de 2004

* Maestro en Ciencias de laAdministración y Problemas delDesarrollo y doctor en Política conespecialidad en Desarrollo, por laUniversidad de York, Inglaterra. Esprofesor-investigador del Instituto

de Investigaciones para el Desarrollode la Educación de la UniversidadIberoamericana y Coordinador delComité Ejecutivo de ObservatorioCiudadano de la Educación, A. [email protected]