EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, … · populares contra el imperialismo, al que están...

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  • JUAN EMILIO BOSCH Y GAVIO (1909-2001, Santo Domingo) fue cuentista, ensayista,novelista, narrador, historiador, educador y poltico. Fue tambin el primer presi-dente de la Repblica Dominicana elegido democrticamente, en 1963. Conside-rado entre los ms prominentes escritores de la literatura dominicana, es tambinuna de las figuras ms relevantes de su pas y Amrica Latina. Su contribucin a laliteratura lo convirti en paradigma para generaciones de escritores, periodistas ehistoriadores.

    Entre sus libros destacan los de cuento: La mujer (1933), Camino real (1933), Labella alma de don Damin (1939), Dos pesos de agua (1941), Luis Pie (1942), Mara-villa (1946), En un boho (1947), Callejn Pontn (1948), La Muchacha de LaGuaira (1955), Cuentos de Navidad (1956), Cuentos escritos en el exilio (1962), Mscuentos escritos en el exilio (1962), Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos (1983),Cuentos selectos (1992); las novelas: La maosa (1936) y El oro y la paz (1975); ylos ensayos: Indios (1935); Mujeres en la vida de Hostos (1938); Hostos, el sembra-dor (1939); Cuba, la isla fascinante (1955); Trujillo: causa de una tirana sin ejem-plo (1959); Simn Bolivar, biografa para escolares (1960); David, biografa de unrey (1963); Bolvar y la guerra social (1964); El pentagonismo, sustituto del impe-rialismo (1966); De Cristbal Coln a Fidel Castro (1969); La revolucin haitia-na (1971); De Mxico a Kampuchea (1975); EL Napolen de las guerrillas (1976);Viaje a los Antpodas (1978); Mximo Gmez: de Monte Cristi a la gloria, tres aos deguerra en Cuba (1987); El Estado: sus orgenes y desarrollo (1987); Breve historia de lospueblos rabes (1991).

    La excelencia de su magisterio, y de su obra literaria y periodstica ha sido recono-cida con importantes distinciones nacionales e internacionales.

  • EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 2010

  • Imagen de cubierta: leo Cristbal Coln de Manuel Mendive, 1984.Coleccin del Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Cuba.

    Agradecemos al artista plstico la cesin de los derechos para esta edicin.

    Edicin y correccin: DIANA FERNNDEZ FERNNDEZDiseo del perfil de la coleccin: RAFAEL LAGO SARICHEV, AXEL RODRGUEZ GARCA

    ADOLFO IZQUIERDO MESARealizacin de cubierta: YADYRA RODRGUEZ GMEZ

    Composicin computarizada: MADELINE MART DEL SOL

    Primera edicin: Ediciones Casa de las Amricas, 1981Segunda edicin: Editorial de Ciencias Sociales, 1983Tercera edicin: Editorial de Ciencias Sociales, 2003Cuarta edicin: Editorial de Ciencias Sociales, 2010

    Juan Bosch, 2010 Sobre la presente edicin:Editorial de Ciencias Sociales, 2010

    ISBN 978-959-06-1293-0

    Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinin,por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

    Coleccin ALBA BICENTENARIOEDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES

    INSTITUTO CUBANO DEL LIBROCalle 14, no. 4104 e/ 41 y 43,

    Playa, Ciudad de La Habana, [email protected]

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    JUAN BOSCH

    A MANERA DE PRLOGO

    El libro del conocido poltico y escritor dominicano Juan Bosch, DeCristbal Coln a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, queahora publica la Editorial de Ciencias Sociales en una nueva edicincubana la primera correspondi a Casa de las Amricas (1981),es sin duda un clsico de la historiografa latinoamericana. Este pro-loguista tiene en lo personal un gran apego a esta valiosa obra: ellano slo me permiti profundizar en la apasionante historia caribea,sino tambin conocer a su autor, lo que he contado en otra parte.1

    Fue en los primeros das de agosto de 1980 cuando me reun conBosch en La Habana, a peticin de Roberto Fernndez Retamar, pre-cisamente para hablar con el escritor dominicano sobre la prepara-cin editorial de este libro dado ya a conocer en Barcelonaen 1970 para su primera publicacin en Cuba.

    Juan Bosch, nacido en La Vega Real, Repblica Dominicana, yrecientemente desaparecido (Santo Domingo, 2001), es una perso-nalidad descollante de las letras y la historia de Amrica Latina. Des-pus de ms de veinte aos de exilio, una parte de los cuales los pasaqu, en la Mayor de las Antillas, donde form una familia y escribivarias de sus mejores obras, entre ellas Cuba, la isla fascinante (1955),Bosch regres a la Repblica Dominicana tras el asesinato del dicta-dor Rafael Lenidas Trujillo (1961) y se involucr en las lides polti-cas y electorales de su patria. Para entonces ya tena una bien ganadafama como narrador, de lo que dan fe obras como la novela La ma-osa y los libros de cuentos Camino Real, Indios, Dos pesos de agua,Ocho cuentos, La muchacha del Guaira y Cuento de Navidad.

    Como lder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y conel aval de su larga oposicin al rgimen de Trujillo, gan las eleccio-nes presidenciales celebradas en diciembre de 1962, que le permitie-ron iniciar su gobierno el 27 de febrero de 1963. Durante su brevemandato reverti al estado las extensas propiedades trujillistas e ini-ci una reforma agraria, pero esas medidas progresistas dieron por

    1 Sergio Guerra Vilaboy: Mi encuentro con Juan Bosch, en La Repblica, dice lo que otroscallan, New York, Semana del 3 al 9 de diciembre de 2001. Reproducido en Unicornio,Suplemento Cientfico y Cultural de Por Esto!, Mrida, Yucatn, 16 de marzo de 2003.

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    resultado que en septiembre de ese mismo ao fuera derrocado porsectores derechistas de las fuerzas armadas. Hasta su muerte siguien la vida poltica activa al frente del Partido de la Liberacin Domi-nicana (PLD) del que fue fundador.

    El levantamiento constitucionalista del 24 de abril de 1965, quellev como bandera su nombre y la exigencia de su retorno al poder,y el consiguiente aplastamiento de este movimiento popular por labrutal intervencin militar de Estados Unidos, radicaliz el pensa-miento de Juan Bosch. Ello explica la elaboracin de El Caribe, fron-tera imperial durante su obligado exilio en Espaa a fines de los aossesenta. La tesis que recorre esta obra, ciento por ciento nacionalista,es que la historia del Caribe, desde la conquista de Amrica hasta lavictoria cubana en Playa Girn, se resume en el enfrentamiento per-manente de sus pueblos contra las injerencias y apetitos de los gran-des imperios, que ha llegado a sus peores momentos con lasintervenciones de Estados Unidos. En palabras del propio Bosch enla primera pgina del captulo 1: La historia del Caribe es la historiade la lucha de los imperios contra los pueblos de la regin para arre-batarles sus ricas tierras; es tambin la historia de las luchas de losimperios, unos contra otros, para arrebatarles porciones de lo quecada uno de ellos haba conquistado; y es por ltimo la historia delos pueblos del Caribe para libertarse de sus amos imperiales.

    Para probarlo, Bosch parte de la resistencia aborigen a la conquistaespaola y contina despus con la descripcin de las sublevacionesde los esclavos africanos, las guerras coloniales entre las grandes po-tencias y la ocupacin por ellas de territorios en el Caribe, los efec-tos de la independencia de las trece colonias inglesas de Norteamricay la Revolucin Francesa, el gran levantamiento esclavo en Hait, laguerra social venezolana donde ofrece una controvertida inter-pretacin de la ofensiva realista de Boves contra la segunda repbli-ca de Venezuela presidida por Bolvar y la emancipacin de lascolonias espaolas, la resistencia nacional centroamericana contralas depredaciones del filibustero norteamericano William Walkery las guerras de liberacin nacional de Cuba (1868-1898), para cerrarcon las intervenciones militares de Estados Unidos en el Caribe. Es-tos y otros episodios increbles, como califica a algunos de ellos elpropio Bosch, estn contados con lujo de detalles, excelente prosa ygran apasionamiento, por lo que permiten comprender al lector todoel drama de la atribulada historia caribea.

    Las concepciones historiogrficas de Juan Bosch que aparecen re-flejadas en esta obra que presentamos pueden seguirse tambin en

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    otros libros suyos dedicadas especficamente a la evolucin socio-poltica de su tierra natal. Nos referimos a Composicin social do-minicana, Breve historia de la oligarqua, Tres conferencias sobrefeudalismo, Las clases sociales en Repblica Dominicana y Crisisde la democracia en la Repblica Dominicana.

    Al margen de los indiscutibles mritos de El Caribe, frontera im-perial y otros textos poltico-sociales de Bosch, hay que decir que enmuchas de sus obras la historia se reduce a la lucha de las masaspopulares contra el imperialismo, al que estn aliadas las oligarquasnativas, y en ellas se puede apreciar adems cierto descuido meto-dolgico, como evidencian la ausencia del aparato crtico, el limitadouso de la bibliografa, la falta de fuentes primarias y cierta tendenciaa acomodar algunos hechos histricos a su interpretacin.2

    A pesar de estas limitaciones, la publicacin De Cristbal Coln aFidel Castro, El Caribe frontera imperial caus un gran impacto enla intelectualidad progresista del continente y en amplios sectoresde la poblacin latinoamericana, a los que ha contribuido a con-cientizar al desenmascarar la fachada seudodemocrtica de mu-chos gobiernos del hemisferio y todo el farisesmo de la polticanorteamericana. En este sentido esta gran obra de Juan Bosch sedistingue por pronunciarse abiertamente contra la apologa del pa-sado colonial y la situacin dependiente de Amrica Latina y el Ca-ribe, as como por la particular atencin que presta a los aspectospolticos de la historia y al papel de los movimientos sociales y na-cionales en el proceso liberador de Nuestra Amrica. Por su com-prometida defensa del desarrollo econmico y poltico independientede los pases latinoamericanos y caribeos, la necesidad de profun-das transformaciones democrticas y socioeconmicas y la denun-cia de la poltica imperialista de las grandes potencias, en especial deEstados Unidos, esta obra de Bosch tiene ya un lugar imperecederodentro de lo mejor de la historiografa de este continente.

    SERGIO GUERRA VILABOY

    2 Una valoracin puede encontrarse en Roberto Cass: Historiografa de la Repblica Domi-nicana, Ecos, Universidad Autnoma de Santo Domingo, 1993, #1.

  • UNAS PALABRAS DEL AUTOR

    Al gran pblico no le gusta leer libros con notas, y ste ha sidoescrito para l, no para eruditos. Eso explica que ni siquiera se ha-yan sealado las fuentes del algunas citas, si bien se dice quinesfueron sus autores. Aunque al final se ofrece una bibliografa ex-tractada, hay algunas obras que no tienen por qu aparecer en ella.Tal es el caso, por ejemplo, de las ms conocidas entre las que serefieren al Descubrimiento y la Conquista: Diarios de viajes de Cris-tbal Coln, la Biografa de Coln, escrita por su hijo Fernando; laBrevsima relacin de la destruccin de las Indias y la Historia gene-ral de las Indias, del Padre Las Casas, Historia General y Natural delas Indias, de Gonzalo Fernndez de Oviedo, y la Descripcin de lasIndias Occidentales, de Antonio de Herrera. Esos son libros funda-mentales para todo el que aspire a conocer en detalle cmo fuerondescubiertos y conquistados los territorios del Caribe.

    A la hora de estudiar las rebeliones de los negros es indispensableleer la Historia de la esclavitud de los Indios en el Nuevo Mundo,por Jos Antonio Saco (dos tomos, Coleccin de Libros Cubanos,Cultural S.A., La Habana, 1932), como son tambin indispensables,para el conocimiento de las actividades de los piratas del siglo XVII, laHistorie des Aventuriers et Bucaniers, en tres tomos, de AlexanderOlivier Oexmelin, de la que ha hecho recientemente una edicin,copia exacta de la original, la Librairie Commerciale & Artistique dePars, y la conocida obra de C. Haring, Los Bucaneros de las IndiasOccidentales en el siglo XVII, segunda edicin, hecha por la AcademiaNacional de la Historia, Caracas, impresa en Brujas en 1939.

    El autor recomienda especialmente algunos libros; en primer lu-gar, la excelente History of the British West Indies, por Sir AlanBurns (George Allen and Unwin Ltd. Reviewed Second Edition,London, 1965), rica en informacin de fuentes inobjetables, y FrenchPioneers in the West Indies, 1624-1664, de Nellis M. Crouse, edi-cin de Columbia University Press, New York, 1940. Como resu-men de la revolucin de Hait, sobre la cual hay una bibliografamuy abundante, conviene leer La Revolucin Haitiana y Santo

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    Domingo, de Emilio Cordero Michel, Editora Nacional, Santo Domin-go, 1968. Para un conocimiento detallado de las actividades milita-res de Bolvar, la mayor suma de datos se halla en Crnica razonadade las guerras de Bolvar, tres tomos, por Vicente Lecuna (The Colo-nial Press, Inc., Clinton, Mass.). La campaa del trnsito, 1856-1857,de Rafael Oregn Loria (Librera e Imprenta Atenea, San Jos, CostaRica, 1956), es una buena gua para conocer las fechoras que lleva cabo en Nicaragua William Walter, as como lo es The Untold Storyof Panam, de Hardin Earl (Athenae Press, Inc. New York, sin fe-cha, aunque en el prefacio est fechado el 11 de febrero de 1959),para tener datos veraces sobre la intervencin de Theodore Roo-sevelt en Panam.

    Hay muchas personas que hicieron posible, con su ayuda, la re-daccin de esta historia del Caribe; entre ellos deben mencionarseel escritor espaol don Enrique Ruiz Garca, el diplomtico inglsCampbell Stafford, el doctor Claudio Carrn, Roberto Guzmn,Pablo Mariez y el poeta ngel Lzaro, el escritor haitiano G. Pierre-Charles y su mujer Suzy Castor Pierre-Charles. Esta ltima tuvo labondad de facilitar al autor una copia de su libro indito sobrela ocupacin norteamericana de Hait; y todos los mencionadosenviaron obras de consulta, desde Londres, desde Madrid, desdePars, desde Mxico. Merecen una mencin especial las altas auto-ridades y los funcionarios de la Biblioteca del Instituto de CulturaHispnica, de Madrid, pues durante ao y medio pusieron en ma-nos del autor, envindolas por correos a Benidorm, todas las obrasque les fueron solicitadas. Sin esa ayuda hubiera sido imposible es-cribir este libro.

    Por ltimo, esta historia del Caribe fue escrita casi totalmente, enBenidorm, Espaa, gracias a la hospitalidad que le brind al autoren aquel hermoso lugar, durante ms de ao y medio, con clsicagenerosidad espaola, don Enrique Herrera Marn.

    Para todos los mencionados queda aqu constancia de la gratituddominicana de

    J. B.Pars, junio de 1969

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    CAPTULO IUNA FRONTERA DE CINCO SIGLOS

    El Caribe est entre los lugares de la Tierra que han sido destinadospor su posicin geogrfica y su naturaleza privilegiada para ser fron-teras de dos o ms imperios. Ese destino lo ha hecho objeto de lacodicia de los poderes ms grandes de Occidente y teatro de la vio-lencia desatada entre ellos.

    Hasta el momento, est por hacerse un estudio de geografa eco-nmica que abarque el conjunto de los pases del Caribe. Sin embar-go, muchas gentes tienen una idea ms o menos acertada sobre laregin; conocen por s mismas, de odas o a travs de lecturas,la variedad de sus climas, la abundancia y la bondad de sus puertos ysus aguas y la hermosura de sus tierras. Se sabe que, adems de her-mosas, esas tierras son de excelente calidad para la produccin de lacaa de azcar, de maderas, tabaco, cacao, caf, ganados. En los lti-mos cincuenta aos la imagen de la riqueza del Caribe se multiplic,pues se vio que adems de cacao, caf, tabaco, y caa de azcar, allhaba criaderos casi inagotables de petrleo, de bauxita, de hierro, denquel, de manganeso y de otros metales valiosos.

    Tan pronto se conoci la calidad y la riqueza de esas tierras sedespert el inters de los imperios occidentales por establecerse enellas. Cada imperio quiso aduearse de una o ms islas, de alguno ode varios de sus territorios, a fin de producir all los artculos de la zonatropical que no podan producir en sus metrpolis o a fin de tener eldominio de sus depsitos de minerales y de las comunicacionesmartimas entre Amrica y Europa.

    La historia del Caribe es la historia de las luchas de los imperioscontra los pueblos de la regin para arrebatarles sus ricas tierras, estambin la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros,para arrebatarse porciones de lo que cada uno de ellos haba con-quistado; y es por ltimo la historia de los pueblos del Caribe paralibertarse de sus amos imperiales.

    Si no se estudia la historia del Caribe a partir de este criterio, noser fcil comprender por qu ese mar americano ha tenido y tiene

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    tanta importancia en el juego de la poltica mundial; por qu en esa re-gin no ha habido paz durante siglos y por qu no va a haberlamientras no desaparezcan las condiciones que han provocado eldesasosiego. En suma, si no vemos su historia como resultado de esasluchas no ser posible comprender cules son las razones de lo queha sucedido en el Caribe desde los das de Coln hasta los de FidelCastro, ni ser posible prever lo que va a suceder all en los aospor venir.

    La conquista del Caribe por parte de los muchos imperios quehan cado sobre l caus la casi total desaparicin de los indgenasen la regin y la desaparicin total de ellos en las islas, y caus,desde luego, las naturales sublevaciones de unos pueblos que senegaban a ser esclavizados y exterminados en sus propias tierraspor extraos que haban llegado de pases lejanos y desconocidos.Esa conquista caus la llegada a la fuerza y la subsiguiente expan-sin demogrfica de los negros africanos, conducidos al Caribe encondicin de esclavos, y caus sus terribles y justas rebeliones, queprodujeron inmensas prdidas de vidas y bienes. Las actividades delos imperios han provocado guerras civiles y revoluciones que hantrastornado el desenvolvimiento natural de los pases del Caribe,y ese trastorno ha impedido su desarrollo econmico, social y poltico.

    Algunas de las revoluciones del Caribe, como la de Hait y la deVenezuela, dieron lugar a matanzas que asombran a los estudiososde tales acontecimientos, y desataron fuerzas que operaron o sereflejaron en pases lejanos. La violencia con que han luchado lospueblos del Caribe contra los imperios que los han gobernado da lamedida de la fiereza de su odio a los opresores. Los pueblos delCaribe han llegado en el pasado, y sin duda estn dispuestos a llegaren el porvenir, a todos los lmites con tal de verse libres del sometimientoa que los han sujetado y los sujetan los imperios. Slo si se com-prende esto puede uno explicarse que Cuba haya venido a ser un passocialista.

    Lo que cada pueblo puede dar de s, econmica, poltica, cultu-ralmente, viene determinado por lo que ha recibido en el pasado,por la calidad de las fuerzas que lo han conformado e integrado.Las fuerzas que han actuado y estn actuando en el Caribe han sidodemasiado a menudo ciegas, crueles y explotadoras. Nadie puedeesperar que los pueblos formados e integrados por ellas sean mode-los de buenas cualidades.

    Los Estados Unidos fueron el ltimo de los imperios que se lanza la conquista del Caribe, y a pesar de que sus antecesores les lleva-

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    ban varios siglos de ventaja en esa tarea, han actuado con tantafrecuencia y con tanto podero, que poseen total o parcialmenteislas y territorios que fueron espaoles, daneses o colombianos.Hasta en la Cuba socialista mantienen la base naval y militar deGuantnamo.

    Adems de usar todos los mtodos de penetracin y conquistaque usaron sus antecesores en la regin, los Estados Unidos pusie-ron en prctica algunos que no se conocan en el Caribe, aunque yalos haban padecido, en el continente del norte, Espaa en el casode las Floridas y Mxico en el caso de Texas. En el Caribe nadiehaba aplicado el mtodo de la subversin para desmembrar un pasy establecer una repblica ttere en lo que haba sido una provinciadel pas desmembrado. Eso hicieron los Estados Unidos con Co-lombia en el caso de su provincia de Panam.

    Lo que da al episodio panameo de la poltica imperial norteame-ricana en el Caribe un tono de escndalo sin paralelo en la historiade las relaciones internacionales, es que Panam fue creada repbli-ca mediante una subversin organizada y dirigida por el presidentede los Estados Unidos en persona, y lo hizo no ya slo para tener ensus manos una repblica dcil, por dbil, sino tambin para dispo-ner en provecho de su pas de una parte de esa pequea repblica.Esa parte la llamada Zona del Canal fue dada a los EstadosUnidos por los panameos en pago de los servicios prestados por elgobierno de Theodore Roosevelt en la tarea de desmembrar a Co-lombia y de impedirle defenderse. En la porcin de territorio obte-nido en forma tan tortuosa construyeron los norteamericanos elcanal de Panam y establecieron la llamada Zona del Canal. Esazona, es a ambos lados y a todo lo largo del canal, una base militar.Adems, el canal es propiedad de una compaa comercial, la cual,a su vez, es propiedad del gobierno de los Estados Unidos. Es difcilconcebir un procedimiento ms audaz para violar las normas de lasrelaciones internacionales. Arrebatar a un pas una provincia y crearen esa provincia una repblica para obtener de sta una porcin,que adems la corta por la mitad, era algo que el mundo no habavisto antes. Su antecedente el caso de Texas no lleg a tanto.

    Los Estados Unidos iniciaron en el Caribe la poltica de la sub-versin organizada y dirigida por sus ms altos funcionarios, porsus representantes diplomticos o sus agentes secretos; y ensaya-ron tambin la divisin de pases que se haban integrado en largotiempo y a costa de muchas penalidades. El mundo no acert a dar-se cuenta a tiempo, de los peligros que haba para cualquier pas de

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    la Tierra en la prctica de esos nuevos mtodos imperiales, y suce-di que aos ms tarde la prctica de la subversin se haba exten-dido a varios continentes y el procedimiento de dividir naciones seaplicaba en Asia. Donde durante largos siglos haba habido una China,donde haba habido una Corea y una Indochina, acab habiendodos Chinas, dos Coreas, dos Viet Nam, cada una en guerra contrasu homnima.

    Despus de la guerra mundial de 1914-1918, los lderes ms sen-sibles a la opinin pblica lo mismo en Europa que en los EstadosUnidos comenzaron a aceptar la idea de que haba llegado la horade poner fin al sistema colonial, tan en auge en el siglo XIX. Se pen-saba, con cierta dosis de razn, que la enorme matanza de la guerrase haba desatado debido, principalmente, a la competencia entrelos imperios por los territorios coloniales. Al terminar la segundaguerra la de 1939-1945 comenzaron las de Indochina y Arge-lia, lo cual reforz la posicin anticolonialista de pueblos y gobier-nos en todo el mundo. En consecuencia, Francia e Inglaterra, grandesimperios tradicionales, iniciaron la poltica de la descolonizacin,que alcanz al Caribe algunos aos despus.

    La descolonizacin comenz a ser aplicada en territorios ingle-ses del Caribe, y en cierta medida tambin en las islas holandesas yfrancesas; y lgicamente, nadie poda esperar que despus de ini-ciada esa etapa, nueva en la historia, volveran a usarse los ejrcitospara imponer la voluntad imperial en el Caribe. Pero volvierona usarse.

    Cuando se produjo la revolucin dominicana de 1965, y con ella eldesplome del ejrcito de Trujillo que era una dependencia virtualde las fuerzas armadas norteamericanas, los Estados Unidos desa-fiaron la opinin pblica mundial, olvidaron ms de treinta aos de loque ellos mismos haban llamado Poltica del Buen Vecino y Alianzapara el Progreso, resolvieron violar el pacto mltiple de no interven-cin que haban firmado libremente con todos los pases de Amricay desembarcaron en Santo Domingo su infantera de Marina.

    Santo Domingo es un pas del Caribe y el Caribe segua siendo enel ao 1965 una frontera imperial, la frontera del imperio america-no. Esa circunstancia justificaba a los ojos del poder interventory de muchos otros poderes la intervencin norteamericana enSanto Domingo. Pues una frontera como se sabe es una lneaque demarca el lmite exterior de un pas, y todo pas tiene derecho adefenderse si es atacado. Y pues Santo Domingo es parte de la fron-

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    tera imperial, a los ojos del imperio y de sus partidarios era lgico yjusto que ese pequeo pas padeciera su sino de tierra fronteriza.

    Claro que sera ponerse a pensar, siquiera, cmo se hubierandesarrollado los pueblos del Caribe de no haber sido las vctimas delos imperios que han operado en ese mar de Amrica. Si Espaa nohubiera descubierto y conquistado el Caribe, y si no hubiesen inter-venido all los ingleses o los franceses o los portugueses, qu rum-bo habran tomado esos pueblos?

    Pero es el caso que la historia se hace, no se imagina, y Espaalleg al Caribe, y con ella los hombres, la organizacin social, lasideas, los hbitos y los problemas de Occidente. Uno de esos pro-blemas, el que ms ha afectado la vida del Caribe, fue la lucha entrelos imperios, su debate armado dirigido a la conquista de tierrasnuevas y a su explotacin, mediante el uso de esclavos y a travs delmando rgido, en lo poltico y en lo militar, de los territorios con-quistados. Los esclavos podan ser indios, blancos o negros. Ingla-terra us en las islas de Barlovento esclavos blancos, irlandeses eingleses, mantenidos en esclavitud bajo la apariencia de sirvien-tes (white servants). Estos esclavos blancos se comportaban en ho-ras de crisis igual que los indios y los negros; se ponan de parte delos que atacaban las islas inglesas o simplemente peleaban por con-quistar su libertad. Por ejemplo, cuando la isla de Nevis fue atacadapor una flota espaola en septiembre de 1629, los llamados sir-vientes que formaban parte de la milicia colonial inglesa deserta-ron y se pasaron a los espaoles a los gritos de Libertad, dichosalibertad!; y en otros casos se comportaron en igual forma o enfranca rebelda.

    Decamos que Espaa lleg al Caribe; tras Espaa llegaron Fran-cia, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Escocia, Suecia, Estados Uni-dos, y trataron de llegar los latvios; y fueron llevados negrosafricanos; y los indios arauacos, los ciguayos, los siboneyes, losguanahatabibes, y tantos otros de los que habitaban las grandes Antillasfueron exterminados, y los caribes pelearon de isla en isla, a partirde Puerto Rico hacia el sur, con tanto denuedo y tesn que todavaen 1797 atacaban a los ingleses en San Vicente. En el siglo XIX sellevaron a Cuba, como semiesclavos, indios mayas de Yucatn, chi-nos de las colonias portuguesas de Asia; a Trinidad y a otras islasinglesas llegaron miles de chinos y de hindes.

    Todo ese amasijo de razas, con sus lenguas y sus hbitos y tradi-ciones y las medidas polticas, a menudo turbias, que hacan faltapara mantener el dominio sobre ese amasijo, tenan necesariamente

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    que producir lo que ha sido y es y lo que sin duda ser durantealgn tiempo el difcil mundo del Caribe: un espejo de revueltas,inestabilidad y escaso desarrollo general.

    Sin embargo, el observador inteligente se fijar en que no todoslos pases del Caribe son ejemplos extremos de inestabilidad, y sepreguntar por qu sucede as. En el Caribe hay pases cuyos gra-dos de turbulencia son distintos. Veamos el caso de Costa Rica.

    A menudo se alega que Costa Rica es ms tranquilo y msorganizado que sus vecinos de la Amrica Central, que Santo Domingo,Hait, Venezuela o Cuba, debido a que su poblacin es predomi-nantemente blanca, lo que no sucede en los pases mencionados.Pero entonces, habra que preguntarse por qu los ingleses tuvieronuna revolucin sangrienta en el siglo XVII; por qu los franceses produ-jeron la espantosa revolucin de 1789; y las revueltas de 1830y 1844 y el alzamiento de la Comuna en 1870; por qu los norteame-ricanos hicieron la revolucin contra Inglaterra y la guerra civil delsiglo XIX; por qu Alemania ha iniciado las mayores turbulenciasde Europa, esto es, las guerras de 1870, de 1914 y de 1945, y porqu se organiz all el nazismo, con su secuela de millones de judoshorneados hasta la muerte. Todos sos eran y son pases blancos yadems estn entre los ms civilizados del mundo. (En los EstadosUnidos haba negros, pero no desataron ninguna de las dos revolu-ciones norteamericanas y ni siquiera participaron en ellas.) Si lainestabilidad de los pases del Caribe tuviera algo que ver conla presencia de sangre negra o de otros orgenes en la composicinde sus pueblos, habra que hacer una pregunta que seguramenteninguno de los imperios podra contestar. La pregunta es sta: Quinllev a los negros, a los chinos y a los hindes al Caribe? Los lleva-ron los imperios. Luego, si se aceptara la tesis de que las sangresmezcladas producen pueblos incapaces de vivir civilizadamente, losimperios tendran la responsabilidad por lo que ha estado sucedien-do y por lo que suceder en el Caribe.

    El observador inteligente que haya advertido la diferencia quehay entre Costa Rica y sus vecinos de la regin, observar que aCosta Rica no ha llegado nunca un ejrcito imperial, ni siquiera elespaol; de manera que por azares de la historia, aunque el impe-rialismo en su forma econmica y con sus consecuencias polti-cas ha estado operando en Costa Rica desde casi un siglo, esepequeo pas del Caribe se ha visto libre de los grmenes malsanosque deja tras s una intervencin militar extranjera. Costa Rica esun pueblo que se form a partir de un pequeo ncleo de espao-

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    les, establecido en el siglo XVI en un territorio, que se mantuvo ais-lado largo tiempo, y la formacin del pueblo costarricense no fuedesviada, por lo menos en sus orgenes, por intromisin de poderesmilitares de los imperios.

    En el extremo opuesto, en cuanto a causas, se halla Puerto Rico.Puerto Rico no se rebel contra Espaa. En 1898, Puerto Rico pasa poder de los Estados Unidos sin que su pueblo hiciera ningnesfuerzo ni por seguir siendo espaol ni por ayudar a la derrota delos espaoles. La isla pas de un imperio a otro como si a su pueblole tuviera sin cuidado ese cambio. Sin embargo, en Puerto Rico ha-ba habido conspiraciones contra el poder espaol, aunque no pasa-ron de ser obra de grupos muy pequeos; y ha habido luchas contralos Estados Unidos, pero tambin llevadas a efecto por sectorespequeos y tardamente, cuando ya era imposible desafiar con pro-babilidades de xito el podero imperial norteamericano.

    Los puertorriqueos lucharon bravamente por Espaa en los dasde Drake, de Cumberland y de Henrico, cuando ingleses y holande-ses quisieron arrebatarle la isla a Espaa. Ahora bien, Espaa con-virti a la isla en una fortaleza militar, un bastin de su imperio queera prcticamente inexpugnable, como puede verlo cualquier viaje-ro que vaya a Puerto Rico y se detenga frente a los poderosos fuer-tes que defendan a San Juan. El puertorriqueo no poda rebelarseporque viva inmerso en un ambiente de poder militar que lo para-lizaba. A su turno, los norteamericanos hicieron lo mismo. PuertoRico qued convertido en una formidable base militar de los Esta-dos Unidos y resulta difcil hacerse siquiera a la idea de que esepodero puede ser derrotado por los puertorriqueos mediante unaconfrontacin armada. Sin embargo, Puerto Rico ha conservado sulengua y sus hbitos de pueblo diferente al norteamericano; ha man-tenido su personalidad nacional con tanto tesn, que el observadorslo puede explicrselo como una respuesta a un reto. Es como silos puertorriqueos se hubieran planteado ante s mismos el pro-blema de su supervivencia como pueblo y hubieran resuelto que niaun todo el poder de Norteamrica, el ms grande que ha conocidola historia humana, podr hacerles cambiar su naturaleza nacional.

    Hay pases del Caribe donde al parecer nunca hubo convulsio-nes; tal es el caso de las islas inglesas, como Jamaica, Barbados,Trinidad y tantas ms. Pero cuando se entra en el estudio de suhistoria se advierte que las islas inglesas del Caribe fueron factorasazucareras organizadas sobre el esquema de amos blancos y escla-vos negros, y que en casi todas, si no en todas, hubo sublevaciones

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    de esclavos, y aun de sirvientes blancos, como hemos dicho ya.Esas sublevaciones fueron aniquiladas siempre con rigor tpicamenteingls, es decir, sin llegar a los lmites de la hecatombe pero sinquedarse detrs del lmite del castigo que sirviera como ejemplo.Por lo dems, en muchas de esas islas por no decir en todashubo choques, a veces muy repetidos y casi siempre muy violentos,con otros poderes imperiales. De manera que la historia de esasislas no es tan plcida como suponen los que no la conocen.

    Hubo otras colonias, como las danesas en las Islas Vrgenes o lasde Holanda en Sotavento, que se mantuvieron y se mantienenen un estado de tranquilidad. Pero debemos observar que la islams importante de las primeras y la ms importante de las segundasSaint Thomas y Curazao, respectivamente fueron abiertas alcomercio como puertos libres casi desde el momento en que losimperios se establecieron en ellas; y esa condicin de puertos libresles confiri categora de territorios neutrales, respetados por todoslos contendientes. En el caso de Saint Thomas, vendida junto con elgrupo de las Vrgenes a los Estados Unidos en 1917, sigui siendopuerto libre bajo Norteamrica, y todava lo es. De todos modos,conviene recordar que en Curazao hubo por lo menos dos rebelio-nes de esclavos, una en 1750 y otra en 1795, y algo parecido suce-di en Saint Thomas, si bien no fueron realmente serias. Por lo querespecta a las otras Islas Vrgenes y a las de Sotavento, son tanpequeas y su poblacin fue tan escasa en los das lgidos de lasluchas imperiales, que mal podan darse disturbios en ellas. Otrotanto sucede con varias islas mnimas de Holanda, Francia e Ingla-terra en el rea de Barlovento.

    Digamos, porque es importante tenerlo en cuenta, que el lanza-miento de una fuerza militar sobre un pas, grande o pequeo, essiempre la expresin armada de una crisis. Puede ser que a su vezesa crisis genere otras, pero no estamos en el caso de estudiar lacadena o las cadenas de acontecimientos desatados en el Caribepor esta o aquella agresin militar. El que se propusiera hacer lahistoria de una frontera imperial tan vasta y tan compleja como esel Caribe con el plan de relatar uno por uno todos los episodios detipo econmico, social, poltico y de otra ndole que han estadoenvueltos en esa historia de tantos siglos, necesitara dedicar su vidaentera a esa tarea. Para la ambicin del autor es bastante y puedeque sea demasiado para su capacidad ceirse a exponer los mo-mentos crticos, es decir, aquellos en que se lanz un ataque militar

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    o se realiz la conquista de un territorio de la regin o aquellos en quese obtuvo un resultado parecido con otros medios que los militares.

    El solo relato de esos momentos culminantes del debate armadode los imperios en las tierras del Caribe puede parecer a menudola invencin de un novelista. En verdad, causa sorpresa recorrer lahistoria del Caribe en conjunto no un episodio ahora y otro ma-ana, uno en este pas y otro en aquel, organizada sobre un es-quema lgico. Esa historia sorprende porque ni aun nosotros mismos,los hombres y las mujeres del Caribe, acertamos a percibirla entoda su dramtica intensidad debido a que la estudiamos en porcio-nes separadas. Es como si en medio de una epidemia que ha estadoasolando la ciudad, cada uno alcanzara a darse cuenta nada ms delos enfermos y los muertos que ha habido en su familia.

    La aparicin de propsitos, voluntad y planes imperiales en pa-ses de Europa fue un hecho que obedeci a un conjunto de causas.Pero a un solo conjunto. Que ese nico fenmeno producido porese nico conjunto de causas se manifestara por diversas vas, noimplica que tuviera varios orgenes. Hubo imperio ingls, imperioholands, imperio francs, porque Europa es decir, Occidenteestaba dividida en varias naciones y cada una de ellas quiso ejerceren su exclusivo provecho, las facultades que le proporcionaba elfenmeno de la expansin de los imperios en la poca del capitalis-mo mercantil. Pero como el origen de ese fenmeno era uno slo,sus resultados en el Caribe obedecan a una misma y sola fuerzahistrica. El Caribe fue conquistado y convertido en un escenariode debates armados de los imperios y por tanto, en frontera im-perial, debido a que la historia de Europa produjo de su senoel capitalismo mercantil y con l, la competencia entre las nacionescapitalistas que se repartan a caonazos los territorios que seiban descubriendo en el Nuevo Mundo.

    En buena lgica, pues, no debe verse a ningn pas del Caribeaislado de los dems. Todos surgieron a la vida histrica occidentaldebido a una misma y sola causa, y todos han sido arrastrados a lolargo de los siglos por una misma y sola fuerza, aunque en ciertastierras esa fuerza hablara ingls y en otras francs y en otras espa-ol. Al verlos en conjunto, la verdadera dimensin del drama hist-rico del Caribe se nos presenta con una estatura agobiante; y alconocer su drama mediante una exposicin organizada segn laslneas profundas que lo produjeron esto es, las lneas de las lu-chas imperiales, se comprende con meridiana claridad por qu

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    en el Caribe se ha derramado tanta sangre y se han aniquilado pue-blos, esfuerzos y esperanzas.

    Al entrar en el mbito de Occidente, el Caribe pas a sufrir losresultados de las luchas europeas, y a su vez esas luchas eran batallasinterimperiales. Si esas luchas, reflejadas en el Caribe, tuvieron en laregin del Caribe consecuencias diferentes a las que tuvieron enEuropa, ello se debi a las condiciones especiales de sus tierras, queeran apropiadas para la produccin de artculos que no podan ob-tenerse en Europa; y tambin se debi al hecho de que en este o enaquel momento, tal o cual imperio no poda defender al mismo tiem-po su territorio metropolitano y su territorio colonial. Pero al cabo,esos fueron detalles de poca importancia en una batalla de gigantesprovocada por la expansin de los imperios de la poca. El apetitoimperial apareci y actu en Europa y rebot en el Caribe, y losefectos de su accin en el Caribe impidieron la formacin natural ysana de sociedades que pudieran defenderse, a su turno, de los efectosde nuevas luchas. De todas maneras, el hecho es que todos los pa-ses del Caribe son hijos de un mismo acontecimiento histrico, yhay que verlos unidos en su origen y en su destino.

    Curiosamente, el pas que llev Occidente al Caribe o que in-trodujo al Caribe en Occidente no era un imperio en el sentidocabal del trmino, puesto que no lo era ni econmica ni socialmen-te. Espaa descubri el Caribe y conquist algunas de su tierras,pero no pudo conquistarlas todas porque sus fuerzas no le alcanza-ban para tanto, y no por defender toda la regin porque Espaa noera un imperio ni siquiera en el orden militar.

    Muchas de las acusaciones que se le han hecho a Espaa debidoal comportamiento de los espaoles en Amrica, se han basado enuna incomprensin casi total de la situacin de Espaa en esos aos,y muchos de los elogios que se han hecho acerca de la conducta delEstado espaol o para hablar con ms propiedad, de la Coronade Castilla en relacin con los hechos de la Conquista, se handebido tambin a la misma falta de comprensin. Para aclarar lo queacabamos de decir hay que establecer ciertos puntos de partida.

    En primer lugar, Espaa, tal como la conocemos ahora que es talcomo se conoca desde mediados del siglo XVI, no era un reinoen 1492; era la suma de dos reinos: el de Castilla, cuya soberanaera Isabel la Catlica, y el de Aragn, cuyo rey era Fernando V. Losdos reinos estaban unidos en la medida en que lo estaban sus reyes,pero cada uno tena sus leyes propias, su organizacin social, susfondos pblicos, sus cuerpos representativos. Isabel gobernaba en

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    Castilla, no en Aragn; y Fernando gobernaba en Aragn, noen Castilla. Aragn y Castilla vendran a tener un rey comn, perono a ser un Estado unitario, slo cuando las dos coronas se unieran,lo que vino a ocurrir, en verdad, bajo Carlos I de Espaa y V deAlemania; y pasara a ser un Estado unitario dos siglos despus,bajo Felipe V, el primero de los reyes Borbones de Espaa.

    Ahora bien, de los dos reinos que haba en Espaa en los das delDescubrimiento, el que tena poder sobre Amrica y el Caribeera Castilla. Fue Castilla quien descubri, conquist y organiz elNuevo Mundo; y ese Nuevo Mundo fue organizado a imagen y se-mejanza de su conquistador y organizador. A tal punto fue Castillala que llev a cabo esa tarea y la que tena poderes sobre el NuevoMundo, que en los primeros treinta aos que siguieron al Descu-brimiento slo los castellanos podan ir a Amrica; los aragonesesentre los que se hallaban los catalanes, los valencianos, los mur-cianos y los vasallos de Fernando V en otras regiones europeas,como Npoles y las dos Sicilias, podan pasar a Amrica si obte-nan dispensas reales, es decir, si se les conceda un privilegio parapasar al Nuevo Mundo; pues en lo que tocaba a Amrica, un sbdi-to del reino de Aragn era igual a un extranjero.

    Pues bien, de esos dos reinos que haba en Espaa al final delsiglo XV, Castilla era el ms retrasado en el orden de la evolucinsocial; y esto tiene que ser explicado brevemente.

    La sociedad europea, de la que Castilla y Aragn eran parte cuandose produjo el Descubrimiento, haba perdido sus formas econmi-cas y sociales al quedar liquidado el Imperio de Roma, y se reorga-niz lenta y trabajosamente dentro de las formas de lo que hoyllamamos, tal vez de una manera burda, el sistema feudal. De esesistema iba surgir un nuevo tipo de sociedad, cuyos centros de au-toridad econmica y social seran las burguesas locales. Pero suce-di que Castilla y Aragn mucho ms Castilla que Aragnatravesaron los siglos feudales en guerra contra el rabe, lo que diolugar a un estado casi perpetuo de tensin militar constante, y conello se aument y se prolong la importancia del noble que llevabasus hombres a la guerra, y eso oblig a los reyes castellanos y arago-neses ms a los primeros que a los segundos a conceder a susnobles guerreros privilegios que iban perdiendo los nobles de otrospases europeos.

    Desde los tiempos de Alfonso X, el Sabio (nacido en 1221 y muertoen 1284), la nobleza guerrera y latifundista castellana comenz aobtener favores reales en perjuicio de los productores y los comer-

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    ciantes de la lana, que fue durante toda la Baja Edad Media espao-la el producto ms importante del comercio de Castilla. Al finalizarel siglo XV, precisamente cuando se haca el descubrimiento de Am-rica, los Reyes Catlicos se vean en el caso de reconocer esos pri-vilegios que tenan ms de dos siglos, porque toda la organizacinsocial de Castilla descansaba en ellos. La nobleza guerrera y lati-fundista castellana lleg al final del siglo XV convertida en el podersuperior de la Mesta, que era la organizacin tradicional de los due-os del ganado lanar del pas; y al tener en sus manos el control dela Mesta, esa nobleza monopolizaba en sus orgenes la produccinde la lana, con lo cual impidi que se desarrollara la burguesa lane-ra, que haba sido el ncleo ms fuerte de la burguesa castellana.La burguesa lanera haba luchado contra esa situacin de someti-miento, pero haba sido vencida, y cuando comprendi que nopoda enfrentarse a la nobleza trat de convertirse a su vez ennobleza, ejemplo que siguieron otros grupos de burguesa ms d-biles que ella. Fue de esos ncleos de ex-burgueses de donde sali lallamada nobleza de segunda o pequea nobleza de Espaa.

    Mientras los latifundios de los nobles guerreros quedaban vincu-lados al hijo mayor mediante la institucin del mayorazgo lo queevitaba la particin de las grandes propiedades y aseguraba la per-manencia de la nobleza al frente de ellas, los restantes hijos delos nobles los llamados segundones tomaban otros canalesde ascenso hacia la preeminencia social: el sacerdocio, la carrera delas armas, las funciones pblicas. Pero suceda que los que no erannobles y aspiraban a entrar en su crculo tomaban tambin esoscanales de ascenso. Fue sa la razn de que Castilla produjera no-bles, cardenales, obispos, cannigos, guerreros, funcionarios, peromuy pocos burgueses. Y resultaba que sin tener una burguesa quesupiera cmo organizar la produccin y la distribucin de bienes deconsumo, que tuviera capitales de inversin y supiera cmo inver-tirlos de la manera ms provechosa, era imposible que un pas seconvirtiera en un imperio, precisamente al finalizar el siglo XV ycomenzar el XVI, es decir, cuando ya el sistema feudal haba queda-do disuelto en varios lugares de Occidente.

    Debido al papel dominante que iba a tener Castilla en Espaa, susituacin de retraso econmico y social se extendera a gran partede Aragn, si bien Catalua y Valencia conservaron ncleos de bur-guesa urbana, aunque no tan desarrollados como en otros lugaresde Europa. Eso es lo que explica que Espaa apenas tuvo un Rena-cimiento, pues el Renacimiento fue la flor y el perfume de la bur-

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    guesa italiana, y tal vez ms especficamente, de la burguesa deFlorencia. Todo el esfuerzo que se ha hecho, y el que pueda hacerseen el porvenir, por presentar el Descubrimiento y la Conquista delNuevo Mundo como el producto de un Renacimiento espaol, ca-rece de base histrica. Coln es un hombre del Renacimiento italia-no, pero la participacin de Espaa en el Descubrimiento no tienenada que ver con el Renacimiento; no se debi a la ciencia cosmo-grfica espaola, ni a la organizacin martima de Castilla, ni a lasuperioridad de sus navegantes; no se debi a la riqueza del reinode Isabel y ni siquiera a la de los reinos unidos de Castilla y Aragn.La causa es de otro orden.

    Cristbal Coln lleg a Espaa a pedir que se le ayudara a buscarun camino corto y directo hacia la India no a descubrir un mundonuevo, cuya existencia no sospechaban ni l ni nadie, debido aque Espaa era el pas lder de Europa; y Espaa era ese pas lderporque Europa era un continente catlico; y durante ocho siglos,en ese continente catlico, Espaa haba sostenido la guerra contrael infiel, que era el rabe. Fue, pues, la misma causa que impi-di el desarrollo de la sociedad espaola y, sobre todo, castella-na lo que dio la preeminencia europea, ms destacada precisamenteen los das en que Coln lleg a hablar con la reina Isabel; esto es, enlos das en que los nobles guerreros y latifundistas de Castilla peleabanfrente a los muros de Granada, ltima plaza fuerte del infiel en Europa.

    En camino hacia la India, Coln tropez con Amrica, y eso noestaba ni en los planes del Descubridor ni en los de Isabel y Fernan-do. Un puro azar haba puesto sobre Espaa una responsabilidad dedimensiones hasta entonces desconocidas en la Historia. Dado elpaso del Descubrimiento, absolutamente inesperado, Espaa yen Espaa Castilla tuvo que dar el paso siguiente, que fue el de laConquista. Y para eso no estaba preparado el pas conquistador.No estaba preparado porque no era una sociedad burguesa, y slouna sociedad burguesa hubiera podido explotar el imperio que ha-ba cado en manos de Espaa; y no lo estaba, porque sin haberproducido una burguesa, Espaa y especialmente Castilla es-taba viviendo una dualidad entre pueblo y Estado, o lo que es lomismo, entre los castellanos y su reina, y tambin entre Aragny Castilla.

    Para el hombre del pueblo de Castilla, que fue a la conquista deAmrica, ya no regan los hbitos sociales del sistema feudal. Esehombre quera enriquecerse rpidamente, y no era ni artesano niburgus; no saba enriquecerse mediante el trabajo metdico. Su

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    conducta desordenada en tierras americanas era, pues, producto desu actitud de hijo de un intermedio entre dos pocas. Pero Isabel,que no era la reina de un Estado burgus, y con ella muchos sacer-dotes como Las Casas y Montesinos, tena los principios moralesde una catlica sincera, y condenaba lo que sus sbditos hacan enlas regiones que se iban descubriendo. Fernando, en cambio, catli-co y rey de un Estado en el que ya haba burguesa, no poda com-partir los escrpulos de Isabel, aunque los respetara, sobre todomientras la reina vivi.

    Espaa, pues, descubri y conquist un imperio antes de que tu-viera la capacidad fsica y la actitud mental que hacan falta para serun pas imperial; y esa contradiccin histrica se acentu con laexpulsin de los judos, ocurrida precisamente en los das del des-cubrimiento de Amrica, y las posibilidades de desarrollarse mstarde a travs del paso gradual y lgico de pas artesanal a pas in-dustrial se perdieron con las sucesivas expulsiones de los moriscos.As, en los esquemas socioeconmicos de Espaa se present unvaco que nadie poda llenar. Puesto que no haba burgueses queaportaran capitales y tcnicas para administrar el imperio, el Esta-do debi hacerlo todo, lo que explica que Fernando tuviera queocuparse hasta de dar Cdulas Reales para que se enviaran ovejas,caballos y vacas a Amrica. En ese contexto se explica el mercanti-lismo como una necesidad impuesta por las circunstancias histri-cas. La riqueza metlica y comercial tena que ser controlada por elEstado a fin de llenar el vaco que haba entre la composicin socioeconmica de Espaa y su organizacin imperial; y el monopoliodel comercio con Amrica es slo un resultado natural y lgico deese estado de cosas.

    Los historiadores y socilogos latinoamericanos que culpan aEspaa por esas medidas, no alcanzan a darse cuenta de que Espaa sehallaba cogida en una trampa histrica y no poda hacer nada dife-rente, y los escritores espaoles que se empean en probar queAmrica le debe tanto y ms cuanto a Espaa, y para demostrarlopresentan un catlogo de las medidas favorables a Amrica que to-maron los Reyes Catlicos, no alcanzan a comprender que los reyesactuaban as porque no haba diferencias entre un territorio ameri-cano y uno espaol. Para esos reyes y sus hombres de gobierno,Amrica era igual a Castilla o a Aragn, no un imperio colonialdestinado a enriquecer una burguesa espaola que no exista. Slopodemos ser justos con los reyes de esos das si nos situamos en supoca y dejamos de ver sus actos con los prejuicios de hoy.

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    Si el Estado espaol represent en el Caribe una conducta moralfrente a los desmanes de sus sbditos peninsulares, se debi a queactu adelantndose a su propio tiempo histrico. Al terminar elsiglo XV y comenzar el XVI, el Estado espaol segua rigindose porlos principios religiosos que haban gobernado la Ciudad de Diosen el Medioevo de Europa, y ni los reyes ni sus consejeros hubieranconcebido que esos territorios de ultramar podan ser dados a com-paas de mercaderes para que los usaran con fines privados, cosaque haran un siglo y un tercio despus Inglaterra, Holanda y Fran-cia. Fue Carlos V, el nieto de los Reyes Catlicos, el primer sobera-no espaol que capitul con una firma de banqueros alemanes laconquista de una porcin del Caribe; y Carlos V haba nacido ycrecido en Flandes, pas donde la burguesa estaba muy desarrolla-da, punto que hay que tener en cuenta a la hora de hacer juiciossobre las relaciones de Espaa y sus territorios de Ultramar.

    En el primer siglo que sigui al Descubrimiento los dominios espa-oles en el Caribe fueron molestados por Holanda, por Inglaterra,por Francia. Pero ninguno de esos dominios le fue arrebatado aEspaa. Las flotas espaolas eran asaltadas por los corsarios holan-deses, ingleses y franceses, y muchas fundaciones fueron atacadas yalgunas destruidas. Sin embargo, los corsarios y los piratas no ocu-paron tierras. Por qu? Pues porque ni Holanda, ni Inglaterra, niFrancia eran todava imperios en propiedad. Lo que le suceda aEspaa en el 1530 les suceda tambin a esas naciones, que no dis-ponan de capitales para invertir en el Caribe ni de ejrcitos paradesafiar el poder espaol. Ahora bien, esos pases estaban desarrollandofuerzas sociales que Espaa no haba podido desarrollar debido asu prolongada guerra contra los rabes, como hemos dicho antesy eso les permitira estar, a su hora, en condiciones de actuar comoimperios antes que Espaa.

    Si Espaa hubiera dispuesto de un mercado interno capaz de con-sumir los productos del Caribe, o si hubiera tenido relaciones co-merciales con Europa para vender esos productos en otros pases,Espaa habra desarrollado en el Caribe una burguesa manufac-turera a base de la fabricacin de azcar, puesto que el azcar comenza fabricarse en La Espaola en los primeros aos del siglo XVI. PeroEspaa no tena ese mercado. Espaa se haba adelantado polticamen-te a Europa y sin embargo iba detrs de sta en el desarrollo de suorganizacin social. Los guerreros de Castilla haban tomado el lu-gar de los burgueses que no se haban formado, y suceda que losguerreros podan guerrear, pero no podan comerciar; estaban

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    hechos a la medida de las batallas, no a la medida de las negociacio-nes en el mercado internacional.

    Al llegar el 1600, y a pesar de que para esa fecha haba sacado deAmrica riquezas metlicas abundantes sobre todo de Mxico ydel Per, Espaa tena en Amrica la organizacin poltica y ad-ministrativa de un imperio, pero no era imperio. En cambio, a esafecha los pases que aspiraban a suplantar a Espaa en el Caribetenan las condiciones internas indispensables para ser imperios yles faltaban las condiciones externas, esto es, el territorio imperial.As, para el 1600 Espaa dominaba la base exterior de un imperio,pero careca de la base interior, mientras que Holanda, Inglaterra yFrancia disponan de la base interior y carecan de la exterior.

    Ahora bien, la base exterior del imperio espaol es un conceptoque no poda aplicarse al Caribe en su totalidad. Por ejemplo, fue en1523 cuando se fund en Venezuela el primer establecimiento depoblacin, y fue en 1528 cuando el Trono capitul por primera vezpara una colonizacin de Venezuela. La capital de esa gobernacinla ciudad de Tocuyo vino a ser establecida en 1546. En 1562 seestimaba que en Venezuela haba slo 160 vecinos, esto es, familiasespaolas; en 1607 llegaban a 740.

    Las costas de Puerto Rico podan verse desde la costa de La Es-paola y la conquista y la colonizacin de La Espaola haba co-menzado a fines de 1493; sin embargo, la primera expedicin sobrePuerto Rico se inici, y slo con cincuenta hombres, en 1508, estoes, quince aos despus de haberse comenzado la conquista de LaEspaola. Fue en 1511 cuando Diego Velzquez, colonizadorde Cuba, lleg a la isla mayor del Caribe, que estaba a un paso deLa Espaola. En 1540, la poblacin de La Habana era de cuarentavecinos casados y por casar; indios naborias naturales de la isla, 120;esclavos indios y negros, 200; un clrigo y un sacristn. Fue en 1584,cuando se fund en Trinidad la primera poblacin espaola, SanJos de Orua, y Trinidad era una isla importante, la quinta en ex-tensin de las Antillas, y estaba en el paso natural para las salidasdel Orinoco y la costa venezolana del Caribe. Las pequeas islas deBarlovento no fueron ni siquiera tocadas por Espaa.

    Si no tomamos nota de esa situacin de debilidad militar y econ-mica de Espaa en el Caribe durante todo el siglo XVI, no ser fcilcomprender por qu los holandeses, los franceses y los inglesespudieron penetrar la regin y establecer all su frontera imperial.

    Tenemos, pues, que en el Caribe se dieron estas condiciones: supobreza en oro o en otros metales, mucho ms si se compara con la

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    riqueza de Mxico y de Per en esos renglones, le impeda propor-cionarle a Espaa el tipo de riqueza que ella necesitaba, si se excep-tan, hasta cierto punto, los criaderos de perlas de Cubagua,Margarita y los situados frente al istmo de Panam; poblado envarios de sus territorios por indios caribes, que lucharon durantetres siglos defendiendo sus tierras, el Caribe no se ofreca comouna regin fcil de conquistar; por ltimo, el Caribe haba sido descu-bierto y conquistado por un pas que tena capacidad poltica y ciertogrado de capacidad militar, pero no tena la capacidad econmicani la capacidad social que hacan falta para desarrollar la zona comoempresa colonial. Agrguese a esto que en el momento en que Es-paa deba aplicar su mayor capacidad colonizadora en el Caribe,se descubrieron Mxico y Per, tierras fabulosamente ricas en me-tales, y Espaa, necesitada de esos metales para suplir con ellos sufalta de capital y para adquirir productos de consumo, se vio en elcaso de concentrar toda su atencin en los pases nuevos. As, pues,el vaco de poder que mantena Espaa en el Caribe se acentu demanera dramtica.

    Al mismo tiempo suceda que durante el siglo XVI otros pases deEuropa, como Francia, Holanda e Inglaterra, acumulaban capita-les, desenvolvan su organizacin social, fortalecan sus poderescentrales y creaban fuerzas militares, y se desarrollaban en su senomercados consumidores de productos tropicales.

    Podemos advertir, pues, que mientras en el Caribe se formaba unvaco de poder, en Europa se creaban las fuerzas que podan llenarese vaco. Cuando la potencia que dominaba en el Caribe Espa-a choc en Europa con las que podan llenar el vaco, esas po-tencias acudieron al Caribe. Las fronteras espaolas no estaban, enel doble sentido militar y econmico, en la pennsula de Iberia; es-taban en el Caribe, y adems, all estaba el punto ms dbil de esafrontera. All era donde los nacientes imperios, que aspiraban a sus-tituir a Espaa, podan obtener lo que necesitaban, tierras tropica-les que se podan poner a producir con trabajo esclavo; all eradonde estaban los lugares ms vulnerables en la muralla militar deEspaa; y adems esos territorios del Caribe podan servir de basespara cualesquiera planes ulteriores contra el imperio espaol detierra firme.

    Podemos decir con toda propiedad que fue en el siglo XVIII, pasa-do el 1700, cuando Espaa comenz a ser imperio en el Caribe,pero no ya en la totalidad del Caribe, sino en lo que le haba queda-do all despus de las desgarraduras hechas en sus posesiones por

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    sus enemigos europeos. Un siglo antes de eso, del 1601 en adelante,era tanta la debilidad de Espaa en el Caribe que al comenzar el sigloabandon casi la mitad occidental de La Espaola porque no podaenfrentarse con los traficantes holandeses y franceses que operabanen la isla. A mitad del siglo estuvo a punto de perder la porcin msrica de esa isla, el valle del Cibao, cuando en 1659 una columna depiratas tom la ciudad de Santiago de los Caballeros. Al firmar la pazde Nimega en el ao 1679, Espaa no hizo reclamaciones contra laexistencia de un establecimiento francs en la isla, y poco ms de unsiglo despus le ceda a Francia la parte ocupada por ella.

    En 1653 haca treinta aos que no iba a Trinidad un barco espa-ol autorizado para llevar mercancas o para sacar frutos de la isla;en 1671 el gobernador de Trinidad comunicaba al Consejo de In-dias que para defender la colonia en caso de ser atacada por algnenemigo slo dispona de ochenta indios espaolizados y de ochen-ta vecinos espaoles; y debemos suponer que entre esos espaolesuna parte importante era nacida en la isla, puesto que haca treintaaos que no iba un buque espaol. En 1655 Jamaica estaba tan des-guarnecida y tan escasamente poblada de espaoles o criollos, quecay con relativa facilidad en manos de los soldados ingleses que unosdas antes haban sido derrotados en Santo Domingo.

    Hay que tener en cuenta que esos hechos sucedan en el siglo XVII,es decir, en algunos casos a ms de ciento cincuenta; y, en otros, adoscientos aos despus de haber comenzado la Conquista espao-la. En esos tantos aos no haba habido en la regin aumento apre-ciable de la poblacin nacida en Espaa, sino de la nacida en elCaribe. El mestizaje haba comenzado muy temprano. En 1531 ha-ba en Puerto Rico cincuenta y siete espaoles casados con blancasy catorce con indias, y es de suponer que el nmero de matrimoniosmixtos deba ser mayor en la Espaola. Los hijos mestizos eran yacriollos, como lo seran tambin los hijos de espaol y espaolanacidos en las Indias. Doscientos treinta y cuatro aos despus ha-ba en Puerto Rico 39 849 hombres y mujeres libres, entre blancos,pardos y negros, de los cuales hay que suponer que por lo menos lamitad de los blancos, una porcin importante de los negros y la tota-lidad de los pardos haban nacido en la isla. Pero debemos observarque Puerto Rico fue convertido desde temprano en un bastin mili-tar espaol, por lo cual se enviaban soldados de la Pennsula, lo queno suceda en otros puntos del Caribe.

    La afluencia de espaoles peninsulares al Caribe era muy escasaen el siglo XVI. En una poca tan avanzada como el siglo XVIII, cuan-

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    1 En Inglaterra, se llam a la de 1739 guerra de la oreja de Jenkins porque un marinero inglsde este nombre fue llamado a declarar ante un comit de la Cmara de los Comunes acerca dela circunstancia en que, aos antes, unos espaoles le haban arrancado una oreja.

    do ya gobernaban en Espaa los Borbones y se haba adoptado unapoltica para conservar lo que haba quedado del imperio, llegarona La Espaola 483 familias canarias en cuarenta y cuatro aos, estoes, entre 1720 y el 1764. La proporcin anual, como puede verse,era de once familias, y no hay que olvidar que para entonces Espa-a era efectivamente un imperio en el Caribe.

    Esto quiere decir que entre 1493, cuando comenz la conquistadel Caribe, y los primeros aos del 600, cuando empez la conquis-ta de las islas caribes por parte de ingleses, holandeses y franceses,hubo ms de un siglo de posesin efectiva o legal por parte de losespaoles, y en todo ese tiempo la poblacin del Caribe creci conmuy poco aporte peninsular. De esa poblacin, una parte se rebela-ba contra Espaa porque no se consideraba espaola o porque con-sideraba que los espaoles eran enemigos. Los rebeldes eran siempreindios o negros esclavos y a veces mezcla de indios y negros. Perootra parte se senta espaola y defenda el poder espaol cuandoste era atacado por filibusteros o corsarios; y esa parte fue decisi-va en los combates que se libraron ms tarde contra ejrcitos inva-sores extranjeros, por ejemplo, contra los ingleses en Santo Domingoy contra ingleses y holandeses en Puerto Rico.

    Estamos, pues, en el caso de decir que cuando Espaa fue real-mente imperio en el Caribe, fue un imperio sostenido por los hijosde aquellas tierras, no por tropas espaolas, y entre esos hijos delCaribe los haba que no eran blancos. Al conocerse en Santo Do-mingo que Espaa haba cedido a Francia la parte espaola de la islalo que hizo mediante el Tratado de Basilea, el 22 de julio de 1795,una negra nacida en el pas muri de la impresin al grito de Mipatria, mi querida patria! No puede haber duda de que al decirmi patria aluda a Espaa.

    Al estallar la guerra de la oreja de Jenkins,1 declarada a Espaapor Inglaterra el 19 de octubre de 1739, los buques de corsos arma-dos en el Caribe, y comandados y tripulados por criollos hicierondaos cuantiosos a los ingleses. Esos corsarios criollos haban estadooperando desde mucho antes y siguieron operando largos aos des-pus. En esos aos se destacaron capitanes corsarios del Caribe, comoel llamado Lorencn, de Santo Domingo, y el mulato puertorriqueo

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    Miguel Henrquez, de oficio zapatero, que lleg a ser condecoradopor Felipe V con la medalla de la Real Efigie y arm a sus expensasuna expedicin para desalojar a los daneses de las Islas Vrgenes.

    Eso de que las bases humanas del imperio espaol en el Caribeestaban fundadas en un sentimiento natural de los nacidos en elCaribe lleg tan lejos, que en 1808 los dominicanos hicieron laguerra a las tropas francesas que ocupaban la antigua parte espao-la de la isla, pero no para declararse independientes, sino para vol-ver a ser colonos espaoles. Con la excepcin de Venezuela yColombia, donde haba habido conspiraciones contra Espaa, entodos los territorios espaoles de la regin del Caribe los pueblosdaban sustento al imperio.

    Pero no queramos llegar tan lejos en el tiempo. Para lo que va-mos diciendo debemos volver a los aos de los 600. En ese siglo XVIItodava Espaa no tena, por lo menos en el Caribe, las estructurasinternas de un imperio. A no ser porque los criollos de diversasrazas y colores los defendieron, muchos territorios espaoles delCaribe hubieran cado en manos inglesas, como cay Jamaica y comoms tarde cay Belice y como estuvo a punto de caer la costa orien-tal de Nicaragua, donde los ingleses fueron dominantes hasta finesdel siglo pasado.

    En las luchas de los imperios en el Caribe participaron los criollos,y esto sucedi no slo en las tierras espaolas, sino tambin en lasde ingleses y franceses. Pero la mayor decisin estuvo de parte delos criollos espaoles, aunque no fueran blancos. Los defensoresms tenaces del gobierno espaol en Jamaica fueron algunos criollosy los negros esclavos de criollos y espaoles. Esos negros se mantu-vieron peleando en las montaas muchos aos despus que el lti-mo espaol haba abandonado las costas de Jamaica.

    En sus luchas contra el espaol, los indios de las islas fueron alfin vencidos y luego desaparecieron, totalmente exterminados, porlo menos como raza y cultura. Igual les sucedi a los caribes deBarlovento en su batalla de casi dos siglos con ingleses y franceses.Pero los negros africanos llevados como esclavos, y muchos de sushijos y nietos, no se resignaron a su suerte y se convirtieron en elexplosivo histrico del Caribe. Al cabo del tiempo, sobre todo enlas islas donde vivieron forzados por el ltigo, acabaron siendo ouna parte importante o la mayora de la poblacin; de manera queal andar de los siglos a ellos les ha tocado o les tocar ser los amosde las tierras adonde fueron conducidos por la violencia. A ellostiene que dedicarse un captulo especial de la historia del Caribe, y

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    en este libro habr muchas pginas destinadas a sus rebeliones, algunasde las cuales como la de Hait son verdaderas epopeyas. Tambin,desde luego, habr captulos dedicados a la rebeliones indias, puestoque ellos combatieron hasta la muerte contra los imperios.

    Este libro est destinado a ser slo un recuento de las agresionesimperiales que se han producido en el Caribe, fueran hechas porgrupos aislados como piratas, filibusteros, corsarios o por ejr-citos imperiales; ser adems un recuento de las luchas de indios ynegros provocadas por la opresin y la explotacin de los imperios;ser un recuento de las agresiones hechas por los imperios a lospueblos independientes.

    Para poder hacer evidentes todos los episodios de esas luchasque son en fin de cuenta las innumerables crisis de las polticasimperiales en el Caribe se requiere un orden, no meramente cro-nolgico, sino imperial, es decir, un orden que se cia al que siguicada uno de los imperios en sus actividades por las tierras del Caribe.

    En el caso de los corsarios, piratas y filibusteros, eso no es fcil,dado que a menudo sus ataques no eran descritos en documentosoficiales y ni siquiera en relatos privados.

    El primero de los imperios que entr en el Caribe fue Espaa, as setratara de un imperio a medias; el ltimo fueron los Estados Unidos.

    El Caribe comenz a ser frontera imperial cuando lleg a las cos-tas de la Espaola la primera expedicin conquistadora, que corres-pondi al segundo viaje de Coln. Eso sucedi el 27 de noviembrede 1493. El Caribe segua siendo frontera imperial cuando lleg alas costas de la antigua Espaola la ltima expedicin militar ex-tranjera, la norteamericana que desembarc en Santo Domingoel 28 de abril de 1965.

    Como puede verse, de una fecha a la otra hay 474 aos, casi cincosiglos. Demasiado tiempo bajo el signo trgico que les imponen lospoderosos a las fronteras imperiales.

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    CAPTULO IIEL ESCENARIO DE LA FRONTERA

    Entre la pennsula de la Florida y las bocas del Orinoco hay unacadena de islas que parecen formar las bases de un puente gigantes-co que no lleg a ser construido. Esas islas son a la vez las fronterasseptentrionales y orientales del mar del Caribe y del golfo de Mxi-co, y los nudos terrestres que enlazan por la orilla del Atlntico lasdos grandes porciones en que se divide el Nuevo Mundo.

    Al llegar a la isla Hispaniola, la cadena se bifurca; el extremosuperior se dirige, desde la costa norte de la isla mencionada, a lacosta este de la pennsula de la Florida, mientras el extremo infe-rior formado por Cuba, se dirige hacia cabo Catoche, en la penn-sula de Yucatn.

    El extremo superior es el archipilago de las Bahamas, formadopor unas veinte islas pequeas y ms de dos mil islotes, cayos yarrecifes. En los aos del Descubrimiento y la Conquista ese con-glomerado se llamaba las Lucayas, y fue en una de sus islas dondetoc Cristbal Coln el 12 de octubre de 1492. Por ah, pues, co-menz la gran epopeya del Descubrimiento. Como sabe todo el quetenga noticias sobre el primer viaje de Coln, el Almirante tomposesin de la isla descubierta el 12 de octubre y pas varios dasreconociendo las vecinas. Sin embargo, ni siquiera puede afirmarsea ciencia cierta en cul de ellas desembarc aquel da memorable, ylas relaciones que mantuvieron despus los espaoles con las Luca-yas fueron pocas y discontinuas; a lo sumo las visitaban desde Cubay la Hispaniola para apresar indios destinados a ser vendidos comoesclavos.

    Por razones que no son del caso exponer ahora, las Bahamas nofueron consideradas en ningn momento como una parte del Cari-be, y no fueron, por tanto, territorio de la frontera imperial. Olvi-dadas por sus descubridores, comenzaron a ser colonizadas porInglaterra siglo y medio despus de haber sido descubiertas, y nadielleg all a disputarles a los ingleses sus posesiones. As, pues, nihistrica ni cultural ni econmicamente forman parte del Caribe;

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    geogrficamente, cierran la entrada nordeste del golfo de Mxico,que a su vez es, por sus dimensiones y por razones de historia, unaregin peculiar de Amrica.

    Aunque Mxico no es parte del Caribe, debemos tener en cuentaque la costa oriental de la pennsula de Yucatn da al Caribe; y assucede que una parte del territorio de Mxico est integrada en elCaribe hasta el punto de que a la hora de establecer los lmitesdel Caribe hay que mencionar esa costa de Yucatn y el canal quesepara Yucatn de la isla de Cuba.

    Por el norte y por el este, el Caribe queda separado del Atlnticopor las Antillas, pero debemos aclarar que por las islas de las Antillassituadas dentro del Caribe, entre ellas una tan importante como Ja-maica. Las tierras del Caribe son, pues, las islas antillanas que van enforma de cadena desde el canal de Yucatn hasta el golfo de Paria; latierra continental de Venezuela, Colombia, Panam y Costa Rica, la deNicaragua, Honduras, Guatemala, Belice y Yucatn, y todas las islas,los islotes y los cayos comprendidos dentro de esos lmites.

    El mar Caribe debe su nombre a una nacin de indios aguerridosque desde las mrgenes del Orinoco se extendieron por gran partede lo que hoy es el litoral de Venezuela y por el mayor nmero delas islas antillanas; y tambin, debido a que esas islas lo delimitan,es conocido como el mar de las Antillas. En algunos de los pases dela Amrica Central, no sabemos por qu, se le llama el Atlntico.

    A su vez, las Antillas son mencionadas a veces como las islas delCaribe, y estn divididas en el grupo de las Mayores y en el grupode las Menores. Las Menores forman tres subgrupos, el de las Vr-genes, el de Barlovento y el de Sotavento.

    Pero adems de esos tres subgrupos hay varias islas y muchosislotes dispersos, que o son adyacentes de una isla mayor o de unpas de tierra firme, o son territorios de alguna nacin europea o delos Estados Unidos. Las Antillas Mayores son cuatro: Cuba, Jamai-ca, La Espaola y Puerto Rico, cada una de ellas con sus islas o susislotes adyacentes.

    Las islas antillanas, casi en su totalidad, y la tierra firme conti-nental que da al Caribe, fueron descubiertas y exploradas por losespaoles entre los aos 1492 y 1518. La mayor parte de los descu-brimientos y una parte importante de las exploraciones a nivel delas costas fueron hechas por don Cristbal Coln. En sus cuatroviajes de Espaa a Amrica, el Almirante no sali de la zona delCaribe. Sin embargo, con la excepcin de La Espaola, Coln noconquist esos territorios. Se da el caso de que estuvo en Jamaica

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    trece meses, de junio de 1503 a junio de 1504, sin que hiciera elmenor esfuerzo por asentar all el poder espaol.

    Tendremos que detallar uno por uno los puntos del Caribe des-cubiertos por Espaa, los descubiertos y no conquistados, y slo aspodremos darnos cuenta de que la composicin histrica del Cari-be como frontera imperial, se inicia desde los primeros das delDescubrimiento y la Conquista. Tierras ricas, aun las ms peque-as, o tierras propicias a ser utilizadas como bastiones militares ocomo puntos comerciales, necesariamente deban atraer a poten-cias europeas si no estaban defendidas o pobladas. Y sucedi que ladebilidad intrnseca de Espaa el imperio sin capitales, sin mer-cados de consumo, sin tcnica para explotar un territorio impe-rial se reflej en el abandono del Caribe que era geogrficamentela avanzada de Amrica.

    Pero veamos el caso de cada isla y de cada tierra.Si vamos a hacer una descripcin somera del Caribe para expli-

    car qu pases lo forman, y si resolvemos hacer la descripcin deizquierda a derecha y de arriba a abajo, esto es, partiendo del no-roeste para dirigirnos hacia el este y el sur y de ah hacia el oeste yel norte, tenemos que comenzar por el canal del Yucatn.

    Ese canal es la nica va martima que da acceso directo del marCaribe al golfo del Mxico. Este nico paso era lo que haca de LaHabana la llave de toda la contratacin de las Indias, como sedijo cuando se orden que la ciudad pasara a ser la capital de Cuba,pues como lo explic el padre Las Casas, es la que ms concursode naos y gentes cada da tiene, por venir all a juntarse o a parar ytomar puerto de las ms partes destas Indias; esto es, porque ahse reunan todos los buques que llevaban mercancas de Espaa parala costa del golfo mexicano y para los puertos del Caribe, o los quellevaban productos del Caribe y de Mxico para Espaa.

    El canal de Yucatn tiene unas cien millas, que ya en los tiemposde la exploracin de Juan de Grijalva (1518) se recorran en tresdas. Dada esa distancia, los historiadores y los arquelogos no seexplican cmo no se extendi a Cuba la cultura maya, que produjoen la costa caribe de Yucatn ciudades tan fabulosas como Ekab,Tulum, Tancah y Xelha. Y no hay duda que esa cultura no se exten-di a Cuba, puesto que en la isla no han quedado restos que puedanidentificarse con los mayas. Es probable que en los siglos en que losmayas construyeron esas ciudades, en Cuba hubiera muy poca po-blacin, y que aun esa poblacin mnima fuera, hacia el occidentede la isla, bastante primitiva.

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    Coln toc en Cuba, cerca del extremo oriental de la costa nor-te, en el mes de noviembre de 1492, despus de haber estado msde dos semanas en las Lucayas. El Almirante mand a tierra a Ro-drigo de Xerez y a Luis de Torres con encargo de que hicieran ex-ploraciones, y los dos volvieron a dar cuenta de que haban halladoa gran nmero de indios con un tizn en las manos y ciertas hier-bas para tomar como sahumerios. Los europeos haban descubier-to el tabaco.

    Coln se detuvo en esa ocasin poco tiempo en Cuba, y a media-dos de 1504, estuvo navegando frente a la costa del sur de la isla.Esta vez dedic casi un mes a explorar el litoral y los islotes y cayosde Juana, como l la haba bautizado en su primer viaje; recorrilos Jardines de la Reina, que conservan todava el nombre que l lespuso, y lleg hasta la isla de Pinos, a la que bautiz Evangelista. Perode ah no sigui, y sali de esas aguas convencido de que Cuba erauna parte de aquella fabulosa Cipango que iba l buscando, la tierradel comienzo de las Indias y fin a quien en esas partes quisiera ira Espaa, segn asegur all mismo en declaracin solemne hechaante escribano real. Fue en 1508 cuando, gracias al bojeo hecho porSebastin de Ocampo, vino a saberse que Cuba era una isla.

    Cuba es la isla ms grande de las Antillas y su tierra result ser unade las ms ricas del mundo. Por otra parte, la posicin de Cuba, comose vio poco despus, era clave para el dominio de las rutas martimas.Cmo se explica que en una poca tan avanzada como en 1508,cuando ya La Espaola, a pocas millas hacia el este, estaba pobladapor espaoles, Cuba siguiera siendo desconocida hasta el punto deque no se saba si era parte de un continente o era una isla?

    La conquista de Cuba comenz unos veinte aos despus de sudescubrimiento, y desde los primeros tiempos el nombre de Juana,que le haba dado Coln, y el de Fernandina, que tuvo ms tarde, semezclaban con el nombre indgena que acab prevaleciendo. Es casiseguro que ese nombre de Cuba no designaba la totalidad de la isla.Los indios de las Antillas mayores no formaban pueblos unidos; a loms eran tribus, y debemos pensar que cada tribu denominaba elterritorio que ocupaba, no el de todas las tribus. El nombre de Cubadebi ser usado por la tribu que seoreaba el lugar donde toc Co-ln en noviembre de 1492.

    Esto que acabamos de decir debe aplicarse a la isla que est in-mediatamente despus de Cuba, hacia el este. Cuando Coln pre-gunt por tierras que tuvieran oro, los indios de Cuba le sealaronhacia oriente y le mencionaron Hait, Babeque, Boho. El Almirante

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    naveg por el norte y cruz el canal de los Vientos en el punto enque ste se desprende del canal de las Bahamas.

    El canal de los Vientos separa Cuba de esa tierra llamada por losindios cubanos indistintamente Hait, Babeque o Boho. Se trata deun canal estrecho. Desde la orilla cubana pueden verse, en das cla-ros, las costas occidentales de la Hispaniola. se es el nombre quele han dado los gegrafos en el siglo XX, pero Coln la bautiz Espa-ola; despus la isla se conoci como Santo Domingo debido a queel nombre de la ciudad principal se extendi a todo el territorio, ycuando los franceses pasaron a dominar la porcin del oeste, sepopulariz en Europa el nombre de Hait o la traduccin francesadel antiguo Saint Domingue. Ms tarde, al quedar la isla divi-dida en dos repblicas la Dominicana o Santo Domingo al este yla de Hait al oeste, se cre tal confusin que se consider nece-sario darle un nombre que fuera al mismo tiempo diferente de Re-pblica Dominicana, de Santo Domingo y de Hait; y as vino aresucitarse el nombre que le dio Coln, pero en lengua latina, dedonde result el de Hispaniola, que haba sido usado en algunosmapas del siglo XVIII.

    Sobre la costa norte de la Hispaniola hay una pequea isla quees hoy adyacente de Hait a la que Coln bautiz con el nombrede la Tortuga. La Tortuga desempe un papel muy importante enla historia de todo el Caribe. En su diminuto permetro lucharon amuerte los poderos imperiales: por ah pas durante medio siglo lafrontera imperial, y es aleccionador observar cmo en ese terronci-to se acumularon fuerzas tan potentes y cmo el resultado de esaacumulacin iba a afectar la vida entera de toda la regin.

    La Espaola fue descubierta por el Almirante el 5 de diciembrede 1492; all desembarc y all estuvo hasta mediados de enero de1493. Debido a que estando en La Espaola naufrag una de lastres carabelas del descubrimiento la Santa Mara us sus restospara construir un fuerte que llam de la Natividad, en conmemora-cin del da del naufragio, y dej en ese fuerte unos cuarenta hom-bres al mando de Diego de Arana y bajo la proteccin de un caciqueindio con el que haba establecido relaciones afectuosas.

    La Espaola comenz a ser conquistada y poblada al mismo tiem-po a fines de noviembre de 1493, cuando el Almirante volvi a ellaen su segundo viaje. Coln volva con diecisiete buques catorcecarabelas y tres naos de gavia, ms de 1 300 hombres, de loscuales 1 000 iban con sueldos de los Reyes y los restantes eranvoluntarios. Con ese viaje, pues, naca el imperio espaol, y es de

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    buena lgica suponer que esa isla en la que naca el imperio de Es-paa sera siempre espaola; sin embargo, como veremos luego,poco ms de un siglo despus la porcin occidental de La Espaolasera abandonada porque Espaa no poda defenderla contra corsa-rios y contrabandistas y de tal abandono provendra la divisin de laisla en dos pases diferentes.

    Al este de La Espaola est el canal de La Mona, nombre querecibi de un pequea isla situada en su centro. En esa islita estuvoColn cuando, en un parntesis de su segundo viaje, anduvo explo-rando por Jamaica y Cuba. Cinco aos despus, La Mona fue dona-da a su hermano Bartolom, que no lleg a establecerse en ella. LaMona es hoy una adyacencia de Puerto Rico, y debemos convenirque ni econmica ni militarmente tena importancia para Espaa enlos das del Descubrimiento, puesto que era difcil que una potenciaenemiga de Espaa pudiera tomarla y retenerla, hallndose, comose hallaba, en medio de La Espaola y Puerto Rico y a corta distan-cia de las dos.

    Puerto Rico fue descubierta por Coln el 19 de noviembrede 1493, cuando iba hacia La Espaola en su segundo viaje. El Al-mirante toc en un puerto situado en el ngulo noroeste de la isla yestuvo all hasta el da 22. Fue l quien bautiz la isla con el nombrede San Juan Bautista, que pas a ser luego unas veces Bautista yotras San Juan, hasta que al fin Fernando el Catlico la llam SanJuan de Puerto Rico, con lo que vino a quedarse, al andar del tiem-po, con el de Puerto Rico a secas. Los indios la llamaban Borinquen.

    Unos siete aos despus de haber pasado Coln por Puerto Ricoestuvo en la isla Vicente Ynez Pinzn, quien al volver a Espaa ne-goci con el rey una capitulacin para colonizar all. En 1506, sinembargo, Vicente Ynez Pinzn vendi sus derechos sin haber vueltoa Puerto Rico, y la isla vino a ser explorada slo en el 1508, cuando yaLa Espaola era una colonia importante con quince aos de antige-dad. Y debemos decir que lo mismo que sucede con el canal de losVientos, el de La Mona, que separa a La Espaola de Puerto Rico, esestrecho; tambin en este caso las costas de una pueden verse desdelas costas de la otra, y la existencia de La Mona en medio del canalfacilitaba enormemente el corto viaje entre las dos islas.

    Como Espaa acert a comprenderlo en el siglo siguiente, la po-sicin de Puerto Rico la converta, de manera inevitable, en unaavanzadilla del Caribe en aguas del Atlntico, razn por la cual re-sultaba militarmente inestimable. Sin embargo, segn hemos dicho,fue quince aos despus de haberse comenzado la conquista de

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    La Espaola, que estaba a un paso, cuando comenz la conquistade Puerto Rico, y durante mucho tiempo los colonos radicados enla isla no se asentaron ni en Culebras ni en Vieques, dos pequeasislas adyacentes. A tal extremo lleg el abandono de Vieques, quefue ocupada varias veces por franceses e ingleses, como veremos alo largo de esta historia.

    Tampoco llegaron los espaoles a ocupar en ningn momento elgrupo de las Vrgenes, que se halla inmediatamente despus de Vie-ques y Culebras, hacia el este. Esas Islas Vrgenes son en su mayo-ra pequeas, pero han probado ser muy importantes para losimperios que las han posedo. La mayor de ellas es Santa Cruz, queest situada al sur de las restantes. Las dems son: Saint Thomas,Saint John, Trtola, Virgen Gorda, Anegada, Jost Van Dykes y unamultitud de islotes y cayos. Trtola, Anegada, Virgen Gorda, CayoFrancs, las dos Tacht Grande y Pequea la Norman, la Peter,Tobago y Pequea Tobago a la que no debemos confundir con laisla vecina de Trinidad que lleva tambin el nombre de Tobago,las dos Jost Van Dyke Grande y Pequea y varios islotes y ca-yos de las Vrgenes, son inglesas; las dems son norteamericanas.

    Las Vrgenes fueron descubiertas por Coln en noviembrede 1493, mientras iba hacia La Espaola. En la de Santa Cruz mandhacer un reconocimiento y supo que los caribes envenenaban lasflechas con que combatan, y de esa isla se llev algunos caribes conla esperanza de que aprendieran el espaol y sirvieran ms tardecomo intrpretes.

    Algunas de esas Islas Vrgenes no tienen agua dulce, excepto laque pueden almacenar en las lluvias, que a veces estn aos sincaer; y a pesar de ese serio inconveniente, varias de ellas han sidoimportantes como parte de la frontera imperial, en ocasiones por-que han servido de trampoln para la conquista de otras, en ocasionesporque fueron convertidas en activos centros comerciales. Los cari-bes conocan el valor de esas Islas Vrgenes como sitios de paso paraatacar a los pueblos arauaco-tanos de Puerto Rico y La Espaola.Una de esas islas, la situada ms al norte y al mismo tiempo ms aleste es la llave de entrada al canal de la Anegada, que comunica elAtlntico con el Caribe. El canal lleva el nombre de la isla.

    A partir del canal de la Anegada, la cadena de islas se dirige al sur,hacia las bocas del Orinoco; al principio forma un nudo que se cierraen Monserrate y luego toma el aspecto de un arco que va a terminar enTrinidad. El arco slo queda roto por Barbados, que se sale de lalnea en direccin este.

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    Todas esas islas, a partir de Sombrero, que es la que se encuentraen el borde sureste del canal de Anegada, hasta Trinidad, forman elgrupo de Barlovento.

    Las islas de Barlovento si no todas, casi todas fueron descu-biertas por Coln. Las que se encuentran entre San Martn y Domi-nica lo fueron en su segundo viaje, es decir, en noviembre de 1493.

    La que est situada inmediatamente despus de Sombrero, haciael sureste, es Anguila; al sur de Anguila, pero a una distancia muycorta, se halla San Martn, desde donde Coln vari rumbo hacia eloeste, con lo que fue a dar a Santa Cruz. San Martn es una pequeaisla repartida desde hace siglos entre Francia y Holanda, y tiene alsureste la pequea isla francesa de San Bartolom, que fue coloniade Suecia, y algo ms lejos, hacia el sur, la holandesa de Saba. Alsureste de Saba se encuentran la diminuta San Eustaquio, holande-sa, y la antigua San Cristbal, llamada hoy Saint Kitts.

    Esta Saint Kitts, y la muy pequea Nevis, que le queda al lado,formaron una unidad histrica desde que empezaron a servir debase para la conquista de posiciones en el Caribe por parte de fran-ceses e ingleses. La importancia de Saint Kitts y Nevis en los prime-ros tiempos de la frontera imperial es slo superada por la de laTortuga y acaso igualada por la de Barbados.

    Hacia el este de Saba est Barbuda a la que no hay que confun-dir con Barbados, situada mucho ms al sur, y al sur de Barbuday al este de Saint Kitts se halla Antigua. Al sur de Antigua y al sudes-te de Nevis est Monserrate, que como hemos dicho, cierra el nudoformado por las islas que estn al borde del canal de la Anegada.Todas las islas mencionadas en este prrafo son inglesas.

    Al sureste de Montserrat se encuentra Guadalupe. Despus deTrinidad, Guadalupe es la mayor de las islas de Barlovento. Juntocon Marigalante que le queda al sureste, los islotes de los San-tos y la Deseada, San Bartolom y la mitad francesa de San Martn,forman un departamento francs de ultramar. Guadalupe fue des-cubierta por Coln en el tantas veces mencionado viaje de noviembrede 1493. Fue en esa isla donde Coln y los espaoles conocieron alos caribes, los indios que dieron nombre al mar y a toda la reginbaada por l. Adems de conocer su existencia, supieron que erancanbales porque hallaron cabezas y miembros humanos puestos alfuego, cocindose al agua, y hallaron tambin muchos huesos mon-dos de haca tiempo, que sin duda haban pertenecido a hombressacrificados para ser comidos en banquetes rituales. Esto indicabaque Turuquerie nombre indgena de la isla era una base de los

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    caribes; que desde all partan a sus expediciones de guerra a otrasislas y all retornaban con sus prisioneros y con las mujeres apresa-das, a las cuales no mataban. El Almirante y sus compaeros nota-ron tambin que la isla estaba muy poblada, que las viviendas eranmejor construidas que en Marigalante y Dominica, donde acaba-ban de estar; que los naturales de Guadalupe usaban telas buenas ymuebles vistosos. Pero lo que les afect fue el canibalismo. Y sobreesa experiencia de Guadalupe se fundament la teora aprobadams tarde por el rey Fernando de que los caribes deban ser es-clavizados porque no tenan alma, puesto que coman carne huma-na. Como era de esperar, la autorizacin real para apresar y vendera los caribes dio pie para que los indios que no eran caribes fueranapresados y vendidos como caribes, lo que a su turno provoc mu-chas sublevaciones de indios en toda la regin del Caribe.

    Marigalante fue descubierta por Coln en noviembre de 1493.La pequea isla se llamaba Ayai en la lengua de sus pobladores in-dios, y Coln le dio el nombre que conserva todava, debido a quefrente a ella se detuvo la nao capitana de la flota de diecisiete bar-cos con que l iba hacia La Espaola, y esa nao capitana se llamabaMarigalante.

    Inmediatamente al sur est Dominica, llamada Caire por sus ha-bitantes indgenas. Como Coln lleg a esa isla un domingo (3 denoviembre de 1493), la bautiz con el nombre del da. Hoy es partede la Comunidad Britnica.