Debate Abierto

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21 Fundación DEBATE ABIERTO / Año V / 2001 / Bs. 6.000,oo Aventuras Bélicas de Bush evista a Noam Chomsky

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Es una publicación de la Fundación Debate Abierto, periódica, arbitrada, de circulación nacional e internacional dirigida a propiciar la más amplia discusión de la problemática social contemporánea. Está esición ganó mensión honorifica en el Premio Nacional del Libro 2004, Venezuela, como el mejor libro sobre el proceso revolucionario bolivariano

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22Año VII vol. VII - 2004

Director-Fundador Carolus Wimmer Subdirector Joaquín López Mujica ConsejoEditorial Víctor Ayala Olga Dragnic Jesús Faría Oscar Figuera Luis Fuenmayor ToroDaniel Hernández Roberto Hernández María León Modaira Rubio Joaquín López MujicaSaúl Rivas Rivas Viachislav Silva Laila Taj El Dine Fermín Toro Jiménez DavidVelásquez Carolus Wimmer Coordinación de Arte y Cultura Carlos Servando GarcíaDiseño y Diagramación Juan Javier Pumero Transcripciones/Traducciones NilsaMuizzi Teléfono/Fax: 0058-212-2566386 E-mail: [email protected] por: TippgrafíaK, Telf.: 2567539 Correspondencia: Caracas 1067-A, ApartadoPostal 63028, Venezuela Cuenta Bancaria: Banco de Venezuela Cuenta Corriente N°0148-6389356

Colaboradores y Arbitros Internacionales: ANGELI, José María Filósofo,

Universidad Estadual de Londrina, Brasil BARAO, Carlos Historiador, Universidad Federal

Fulmínense, Brasil BOURDIN, Nadine Economista, Filósofo, Espacios Marx, París, Francia BRAN-DIST, Craig Sociólogo, Universidad de Sheffield, Gran Bretaña DEL ROIO, Marcos Historiador,

Universidad de Sao Paolo, Brasil DEVINE, James Sociólogo, Marymont Loyola University, EE.UU.

HIRSCH, Joachim Sociólogo, Universidad de Frankfurt/Main, Alemania HOLLOWAY, JohnPolitólogo, Universidad de Edimburgo, Escocia JIMÉNEZ, Hedí Escritor, Universidad de La Habana,

Cuba

MARTINS, José Economista, Sociólogo, Brasil MONAL, Isabel Filósofo, Universidad de La Habana,

Cuba

MORALES CARBALLO, José Biotecnólogo, Centro de Investiogación, Cuba PETRAS, JamesSociólogo, Binghamton University, EE.UU. POZZI, Pablo Historiador, Universidad de Buenos Aires,

Argentina

RABY, David Historiador, Liverpool University, Gran Bretaña RIBEIRO MACHADO, Eliel Sociólogo,

Universidad Estadual de Londrina, Brasil RUBENS MASCAREHAS, José Historiador, U. Estadual do

Sudoeste de Bahía, Brasil SAFFIOTI, Heleieth Escritora, Pontifica Universidade Católica de Sao

Paulo, Brasil VALENZUELA FEIJOO, José Economista, Universidad Autónoma Metropolitana de

Iztapalapa, México VELASCO ARREGUI, Edur Economista, Universidad Autónoma de México WIT-

KER, Iván Comunicador Social, U. Carlos V de Praga, R. Checa ZARDOYA LOUREDO, RubénFilósofo, Historiador, Universidad de La Habana, Cuba.

ISSN: 1316-497XDepósito Legal: p.p. 1970DF390

La revista Debate Abierto mantiene un sis-

tema de canje con 253 instituciones nacio-

nales y 121 instituciones internacionales en

98 países.

Se permite la reproducción de los materiales

siempre que se cite la fuente y se envíe un

ejemplar a la dirección postal.

2004 / Nro. 21

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DEBATE ABIERTO

Es una publicación de la Fundación Debate Abierto, asociación civilsin fines de lucro, con sede en Caracas e inscrita en el Registro deSociedades Científicas Venezolanas de la AsoVac (AsociaciónVenezolana para el Avance de la Ciencia) y la asignación del códigoen el Registro de Publicaciones Científicas y TecnológicasVenezolanas 2002 del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología eInnovación – FONACIT. La Fundación Debate Abierto tiene la finali-dad de promover el desarrollo del conocimiento y la acción prácti-ca en torno a los problemas de la transformación de la sociedadvenezolana, en búsqueda del mayor desarrollo social y económicodel país, en un marco de creciente justicia social y participacióndemocrática plena.

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3 Editorial: Estado y Pueblo en la Guerra Venezolana

5 El Proceso Venezolano, una Expresión Nacional de la Lucha Global de los Pueblos contra el Imperialismo.Ana Elisa Osorio Granado.

21 Aventuras Bélicas de Bush.Entrevista a Noam Chomsky

31 La Relación entre los Movimientos Sociales y los Partidos.Julio Ugas.

35 Entre las Guerras.Günter Grass.

38 La Doctrina de la Guerra Permanente.Fernando Mires

44 Las Lecturas de Marx en el Siglo XXI.Robert Kurz.

72 La Historia Favorece la Petición de Bolivia.Hernán Uribe.

76 Embarazada en Venezuela: Un Encuentro con el Desamparo y la Ignorancia.Verónica Gallego Mengod.

84 El Mundo que Viene. Athos Fava.

87 Cuba y la Crítica al Programa de Gotha. Raúl Valdés Vivó.

90 Lenín y su Partido.Belisario Aguilar.

96 La Teoría Económica y la Política: más allá del Capital. István Mészáros.

123 Normas para los colaboradores

124 Pautas publicitarias

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EDITORIAL

La declaración de la Casa

Blanca sobre la necesidad de elecciones

anticipadas en Venezuela y la sesión extraordi-

naria de la Organización de Estados Americanos

(OEA), demuestran que Washington ha decidido

“remover” el gobierno de Hugo Chávez. La conclusión

de Washington es que el ciclo productivo de este

gobierno ha terminado, porque no garantiza tres ser-

vicios que el imperio considera primordiales: 1. El

suministro seguro de petróleo; 2. El control de la

población; 3. El sometimiento a sus intereses estraté-

gicos, como el ALCA y el Plan Colombia.

Toda la praxis política de la democracia estadouni-

dense parte del axioma de que el gobierno de un país

siempre debe estar en manos de las clases dominan-

tes y nunca en manos de los pobres, porque son las

primeras interesadas en preservar su patrimonio y,

por lo tanto, ejecutarán una política moderada y razo-

nable. Este axioma, reivindicado múltiples veces por

los ideólogos del sistema, está siendo violado en

Venezuela. La respuesta estadounidense al paro

petrolero, a la impunidad de los traidores a la Patria y

a los saboteadores de la economía, es un discurso en

el que se sostiene que el gobierno de Hugo Chávez

no es el amo del petróleo, ni el garante de la convi-

vencia cívica, ni el patrón del Estado, y por ese moti-

vo, la Casa Blanca ha decidido devolverle las riendas

del Estado a quienes ellos consideran los verdaderos

“dueños” de la nación: la oligarquía criolla y sus parti-

dos políticos.

Con la intervención política

directa del principal “señor de

la guerra” de las Américas, en

la guerra social venezolana, se uni-

fican formalmente los intentos desestabiliza-

dores del golpismo venezolano, de la Casa Blanca,

de la OEA y de la Comisión Europea, en un gran plan

de transformación contrarrevolucionaria transnacio-

nal. Este es el adversario antagónico del desarrollis-

mo democrático latinoamericanista, que los sectores

bolivarianos y patrióticos más conscientes del país

han tratado de implementar. Entre ambos vectores de

poder oscila la política del gobierno.

Hasta el día de ayer, los principales frentes de batalla

eran dos: la logística económica del país y la guerra

psicológica. Con la declaración de Washington se

abrió un tercer frente que es su intervención directa.

Paralelamente, los desestabilizadores avanzan en

tres teatros de operaciones complementarios: la

superestructura jurídica (Consejo Nacional Electoral,

CNE, y el Tribunal Supremo de Justicia, TSJ); la supe-

restructura legislativa (Asamblea Nacional) y la supe-

restructura represiva (policías municipales y estata-

les).

En la guerra social venezolana, el intento de estran-

gular la economía nacional y las exportaciones ener-

géticas mediante sabotajes de producción y distribu-

ción del petróleo, es equivalente, en términos milita-

res, al bloqueo bélico de un enemigo durante un con-

flicto convencional. Esa estratagema demuestra que

los desestabilizadores no diferencian entre frentes de

batalla y zonas de comunicación (retaguardia) del

“enemigo”, sino que su ofensiva es total y sin cuartel.

En el frente psicológico se libra lo que el Pentágono

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Estado y Pueblo en la GuerraVenezolana

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llamó, durante la Guerra de Vietnam, la batalla por las

“ideas y corazones” -the battle for hearts and minds-

del adversario. Washington lleva a cabo actualmente

una sofisticada campaña de guerra psicológica contra

Irak, que ya logró una temprana disolución de las

Fuerzas Armadas iraquíes, y el mismo tipo de ofensi-

va se realiza en Venezuela. Los ejecutores de esta

guerra son los representantes de los grupos económi-

cos que han transformado a los grandes medios

comerciales en aparatos de guerra psicológica.

En las guerras sociales, como la de Venezuela, hay

dos actores decisivos: el Estado y el Pueblo. El

Estado es la expresión formal del poder concentrado

de la sociedad. En términos históricos, es la máxima

expresión formal del poder de un proyecto social -pro-

gresista o reaccionario- en cuya defensa radica su

razón de ser. Si no defiende ese proyecto, no tiene

razón de existir. El pueblo, a su vez, es el sustrato

difuso del poder del Estado, a diferencia del sustrato

organizado que es la élite.

El Estado es un Leviathán; el pueblo organizado y

consciente es un gigante; sin organización ni

conciencia es un gigante miope e invertebra-

do, es decir, carente de poder real. La unifi-

cación del Estado revolucionario con la fuer-

za de las masas organizadas y conscientes

es la óptima combinación para llevar a cabo un

proyecto de transformación social progresista en

un país neocolonial. Es en este binomio, donde radi-

can las principales debilidades y contradicciones del

proceso bolivariano.

Una afirmación del vicepresidente José Vicente

Rangel sobre los medios de comunicación vene-

zolanos ilustra el problema. Rangel pidió respeto

para los canales de televisión, repudiando accio-

nes de acoso contra cualquier medio, pero afirmó

que la población también tiene derecho a manifes-

tarse y “defender su gobierno”.

El dilema es obvio. Como líder de un Estado demo-

crático, sólo tiene dos opciones: defender la inviolabi-

lidad de los medios de comunicación sobre la ficción

de que son tales, o reconocer que son aparatos de

guerra utilizados en una agresión sin cuartel contra un

gobierno constitucional. La primera opción es sinóni-

mo de rendición del proyecto bolivariano, porque es

equivalente a defenderse de una agresión

militar bajo la orden de batalla de “respetar”

y “no acosar” a las unidades de ataque del

enemigo.

Si, en cambio, el Estado venezolano reconoce que se

encuentra en una situación de guerra y que los

supuestos medios de “comunicación” son unidades

bélicas, tendrá que neutralizarlas por la vía de las

leyes y con el poder del Estado; cosa que no ha suce-

dido, sea por falta de poder, sea por falta de voluntad.

Ante este dilema, el gobierno llama periódicamente al

pueblo a defender la revolución y la constitución. Sin

embargo, en una situación como la venezolana, las

masas no pueden resolver las tareas que son propias

del Estado. Cuando se enfrentan a los aparatos de

guerra de la conspiración – a los medios comerciales,

a los grupos de la Plaza de Altamira, cedida práctica-

mente con status extraterritorial por el gobierno fede-

ral a los dirigentes golpistas, o a los matones unifor-

mados del intocable alcalde Alfredo Peña- caen vícti-

mas de las policías del Estado y de la justicia oligár-

quica.

El pueblo venezolano ha dado múltiples muestras de

firmeza y heroísmo en la guerra social de Venezuela.

Si esta guerra se pierde, será por la inoperancia del

Estado.

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Hoy, cuando conmemoramos el85 aniversario del asesinato deRosa Luxemburgo es para mí ungran honor hablar ante ustedes,para testimoniar nuestra admira-ción a la mujer que con su vida ycon su muerte mostró de una mane-ra admirable la síntesis coherenteentre la teoría y la práctica. Ella fueprofunda, crítica e incisiva en ladiscusión teórica marxista, con-frontándola permanentemente conla práctica de la lucha de clases yactivamente comprometida con laagitación y la propaganda paraencender la voluntad política de lasmasas.

Su capacidad de enfocar la totalidaden el hecho concreto, situando lo quehoy llamaríamos: “lo global vivido en lolocal y lo local como expresión de lo glo-bal”, demuestra la vigencia de su méto-do, donde la economía, la política y laideología se entrecruzan en un enfoquede la totalidad, una visión holística, quese manifiesta en una búsqueda de pro-fundizar en el conocimiento de las varia-bles subjetivas presentes en los hechos,como resortes posibles para la moviliza-ción y para enrumbar los cambios; en un

reconocimiento de la capacidad del pue-blo como constructor de alternativas, deorganización, de dirección política, en supropia dinámica, enfrentando la crisisdel capitalismo que sufre, pero que leimpele a cambiar; así mismo en el celoporque el partido no reemplace a lasfuerzas del pueblo; en el rescate de lavisión de la democracia, como necesidadde las mayorías para el ejercicio de suvoluntad de cambio y realización de lasoberanía popular, en contra de las falsasconcepciones de la democracia, reducidaal parlamentarismo (representativo) o al

El proceso venezolano, una expresión nacional

de la lucha global de los pueblos contra el imperialismo.

Jornadas en memoria de Rosa Luxemburgo. Berlín-09-01-2004

Ana Elisa Osorio Granado (*)

(*) Ministra del Ambiente y de los Recursos Naturales de la República Bolivariana de Venezuela.

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participacionismo, donde las mayoríasno deciden, sino que son cooptadas porlas fuerzas del capital.

Rosa Luxemburgo abogaba por elejercicio de una democracia directa, hoydecimos protagónica, bajo la conducciónde las fuerzas del trabajo y del conjuntodel pueblo.

Finalmente recatamos, su profundaconvicción de que en el capitalismo nohay salida para los pueblos, que sólo pro-duce la barbarie a la que asistimos en elmundo de hoy, el militarismo comomanera de imponer la dominación eco-nómica, la proliferación de guerras loca-lizadas (Afganistán, Irak, los Balcanes,Palestina) donde el Imperio norteameri-cano y sus aliados buscan el control parala ineludible expansión de las gananciasdel capital, que se ven cada vez más res-tringidas por la expansión de la pobreza,lo que lleva a las continuas crisis de laeconomía global, que a su vez se descar-gan con cada vez más furor sobre lospueblos del mundo.

Y el colmo de la barbarie: la des-trucción del planeta con el modelo dedesarrollo impuesto como objetivo yque busca ser introyectado como aspira-ción de la mayor parte de la humanidad.No hay salida para la vida en el planetacon la expansión del standard de vida delos países del primer mundo y de nues-tras capas medias, si quisiéramos queeste fuera el standard de vida de lasmayorías.

Y la humanidad necesita una alterna-tiva al capitalismo. Por eso la insistenciade Rosa Luxemburgo en “Socialismo oretorno a la barbarie”, es cada vez másvigente.

Estos son varios de los elementos desu pensamiento, que quisiera tener comotrasfondo al comentarles algunos rasgosdel proceso que hoy vivimos enVenezuela, porque lo que allí vivimostiene mucho que ver, obviamente, con elanálisis marxista de los procesos socia-les, pero sobre todo, con los aportes deRosa Luxemburgo.

El Neoliberalismo provoca cam-bios, cuando las mayorías despiertan,provocadas por una vanguardia ínti-mamente ligada con su pueblo.

De la Economía de la BonanzaPetrolera a la Crisis.

La economía venezolana basada en elpetróleo, que representa más del 80 % delas exportaciones del país y el 25,3% delPIB, mantuvo una bonanza económica enel país durante los años 60 y 70, debido alas alzas del petróleo en el mercado mun-dial provocadas por las guerras en elMedio Oriente y el fortalecimiento de laOPEP. Al mismo tiempo que se produjouna bonanza económica, se ampliaron lasdiferencias entre los sectores más ricos ylos más empobrecidos y se dio un impor-tante crecimiento de las capas medias yprofesionales. Prácticamente se destruyóla agricultura y disminuyó la producciónindustrial interna, transformando al paísen importador de bienes y servicios deconsumo. Llegamos a importar más del70% de lo que consumíamos y se inicia-ron planes de construcción de represas,empresas de acero, aluminio, etc, quehicieron aumentar la deuda del país aniveles que sólo podían ser soportadoscon altos precios petroleros.

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Cuando bajaron los precios del petró-leo, empezó a sentirse con todo su pesola deuda contraída, que se hacía impaga-ble, se mostró el desarrollo artificial dela economía y los niveles de empobreci-miento aumentaron. Y en 1983 comenzóla cadena de devaluaciones de la moneday altos niveles de inflación. Por supues-to, más empobrecimiento de la claseobrera y el pueblo y crisis de las capasmedias.

El Imperialismo busca sacaral Estado de la economía. Las Privatizaciones y la Crisis.

La receta del Imperio para las econo-mías que él mismo había llevado a la cri-sis era la privatización de toda la vida,esto es el neoliberalismo. Su plantea-miento es sacar al Estado de la econo-mía, privatizar todas sus empresas y ser-vicios y dejar a la oferta y la demandadel mercado la regulación de las relacio-nes económicas.

Así comenzó el proceso de privatiza-ción. Por la vía de la reducción de lospresupuestos estatales para la educación,la salud, la vivienda, aumentó la exclu-sión de estos servicios de amplias mayo-rías, que fueron asumidos por el capitalprivado. Aquí se genera fundamental-mente la gran deuda social que hoy tieneel Estado Venezolano para con su pue-blo. La banca, después de una gran crisisque costó al Estado más de 10 mil millo-nes de dólares, junto con el acero y lascomunicaciones, fue privatizada. Y todasestas privatizaciones fueron realizadasde la mano con el gran capital trasnacio-nal. Era el golpe de gracia a las ilusionesde la social democracia de construir una

burguesía nacional.La flexibilización laboral liquidó las

prestaciones sociales de los trabajadoresy aceleró el crecimiento del desempleo.La clase obrera fue duramente golpeada,porque ante las reacciones de los trabaja-dores la represión se generalizó, con lacomplicidad de la propia dirección de laCTV (Confederación de Trabajadores deVenezuela), que había terminado siendoparte del brazo ejecutor de las políticaslaborales neoliberales y de las privatiza-ciones. Fue el detonante de la ruptura delas masas obreras con una direcciónenvilecida.

La Crisis del Aparato Político del Estado y sus Partidos.

El Estado Venezolano va a cumplircien años como un Estado centralizado.Sólo a inicios del pasado siglo se creó unejército nacional y una administración delas finanzas públicas nacionales, lo queconstituye la columna vertebral delEstado burgués.

El Estado Venezolano, fue constitui-do históricamente por una élite herederade los grupos económicos coloniales yde burguesías emergentes, hijos de euro-peos, principalmente, impuestos sobreuna inmensa mayoría de la poblaciónconstituida por el mestizaje, formadabajo la dominación, al margen de cual-quier participación en el poder. EseEstado se había construido con algunasideas importadas desde la experienciahistórica europea, pero basado en unasociedad con relaciones económicas ysociales muy diferentes a las sociedadeseuropeas.

Este Estado se debatió desde el siglo

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XVIII al XX en guerras civiles, congobiernos dictatoriales y golpes cívico-militares continuos. Desde el año 1936,se inicia un período de búsqueda deconstrucción de un sistema democráticomoderno, que sólo viene a consolidarse apartir del año 1958, para lo cual se esta-blecen alianzas (lo que se llamó el Pactode Punto Fijo, hecho ya en el esquema dela democracia norteamericana, el biparti-dismo). Estas alianzas eran entre los par-tidos burgueses dominantes, lo que teje alo largo de 40 años una cadena de atrope-llos y complicidades de los sectores bur-gueses en el poder, siendo el gobierno elmecanismo de apropiación de la rentapetrolera. Esta estructura de Estado semantenía en base al clientelismo. Larenta petrolera podía mantener los apara-tos de los partidos en el poder, la estruc-tura sindical de la CTV, la FederaciónCampesina, las organizaciones vecinalesy por esta vía se aseguraba el control delmovimiento de masas.

Las privatizaciones, la crisis de losingresos petroleros y el servicio de ladeuda hicieron que este Estado entraraen crisis. Se inicia un proceso de luchasinternas entre los sectores de la burgue-sía por los dineros del Estado, se acaba laalianza de los partidos en el poder y conello, la descomposición de los mecanis-mos de control sobre las masas.

Todos estos elementos constituyenlas condiciones objetivas, que no sonsólo nacionales, sino que están vincula-das al proceso de crisis del capitalismomundial por la reducción de la tasa deganancias en base a la producción y elcrecimiento de la especulación finan-ciera.

La Lucha Civil y la Rebelión Militar:Fracaso e Inicio del Triunfo.

La lucha contra las privatizaciones afines de los años 80 y la década de los90, llevó a aumentar los niveles de repre-sión. La rebelión de las mayorías porencima de los instrumentos sindicales,de las organizaciones vecinales y parti-darias, ante la nueva negociación con elFMI, el alza de la gasolina y la especula-ción con productos de primera necesi-dad, llevó al estallido social conocidocomo “El Caracazo”, a fines de febrerode 1989. Las masas empobrecidas tomanlas calles, se multiplican los saqueos y larepresión deja casi 2000 muertos (hastahoy cifra extraoficial), enterrados enfosas comunes. El gobierno utilizando alEjército para masacrar a su pueblo.Resonaba el mensaje de Bolívar: “maldi-to el soldado que empuña las armas con-tra su pueblo” ¡Cuanto nos recuerdanesos días los procesos vividos en el últi-mo año en Argentina y Bolivia!

En el seno del Ejército Venezolanoentre los oficiales se organizaban peque-ños grupos que intentaban un cambio yque fueron radicalizados y crecieron araíz de la masacre de “El Caracazo” a laque fueron obligados. Es muy importan-te entender que el Ejército Venezolano,en su gran mayoría es de extracciónpopular, ya que para la burguesía, lasFuerzas Armadas siempre fueron consi-deradas como sus sirvientes y no signifi-caba ningún honor para un capitalistatener un hijo soldado, el 95 % de los sol-dados pertenecen a los sectores másempobrecidos de la población.

Estos grupos en las FuerzasArmadas, se unieron a sectores de la

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izquierda venezolana, en reorganizacióndesde la derrota de la lucha guerrillera(años 60-70), donde los jefes políticosnegociaron su pacificación pero sus cua-dros, militantes de apoyo, simpatizantes,infraestructura etc, fueron abandonadosa su suerte y permanecieron insertos enla población. Juntos, estos dos factorespreparan las rebeliones militares del 4 deFebrero y 27 de Noviembre de 1992, queson derrotadas en su intento inmediato,pero constituyen al mismo tiempo, elarranque para las masas de un procesotriunfante. Con el Comandante HugoChávez Frías a la cabeza, los rebeldesvan a prisión; pero este hecho ha marca-do ya la identificación de un líder paralas masas y un catalizador para la cons-trucción de una dirección política, haprofundizado el debate en las FuerzasArmadas y ha acelerado el derrumbe delbipartidismo. De hecho, el gobiernosiguiente que gana las elecciones (1993),al mismo tiempo que es el último esfuer-zo de la burguesía por reacomodarse enel poder y rescatar su gobernabilidad,significa el quiebre del bipartidismo y unproceso de reagrupación de fuerzas porel cambio.

Una Vanguardia con una Ideologíarescatada de Nuestra Propia Historia.El Árbol de las Tres Raíces.

Se va construyendo así, una vanguar-dia conformada por los sectores militaresy sectores civiles de la izquierda agrupa-da en el MBR200 (MovimientoBolivariano Revolucionario 200), cons-truyendo una ideología basada en larecuperación del pensamientoBolivariano, el de Simón Rodríguez y el

del General Ezequiel Zamora. Cada unorepresenta importantes núcleos de pensa-miento y de práctica política en nuestrahistoria, de gran conexión con los intere-ses de los trabajadores y el pueblo. Estoes lo que se comprende como el árbol delas tres raíces.

De Bolívar, el Libertador, asumimossu obra y su discurso antiimperialista: lalucha por la soberanía nacional asegura-da por la soberanía popular, la soberaníasiempre reside intransferiblemente en elpueblo; la integración de los pueblos deAmérica Latina, en una gran federaciónde naciones libres, con la justicia y equi-dad como base del derecho.

De Simón Rodríguez, “maestro delLibertador”, asumimos su clara visión delos rasgos subjetivos de nuestros pue-blos, el mestizaje, la contradicción entreel pueblo que somos y los esquemas eco-nómico políticos que pretenden impo-nernos. Ante esta disyuntiva plantea lanecesidad de la invención de respuestaspropias y adecuadas a nuestras circuns-tancias. “O inventamos o erramos”. Laeducación y el trabajo como base de laconstrucción de las naciones.

De Zamora, el “General de HombresLibres”, asumimos su mensaje subversi-vo contra el latifundio, y la reivindica-ción de la tierra y la propiedad para quie-nes la hacen producir. La reivindicaciónde los explotados de la Venezuela de sutiempo.

Con estas banderas, a lo largo de 5años, esta vanguardia con elComandante Hugo Chávez a la cabezarecorre el país. Proclamando la necesi-dad de activar el poder soberano del pue-blo, llamando a la constituyente, en

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medio de una gran discusión sobre si lavía era participar en las elecciones, o siera necesario activar una insurrecciónpopular. Triunfa la tesis que señala elcamino de una revolución pacífica ydemocrática, activando el poder consti-tuyente. Así se construye una alianzaelectoral (El Polo Patriótico), que da eltriunfo a los que impulsamos la revolu-ción bolivariana con más de un 52% delos votos, en Diciembre de 1998. Este esun triunfo apabullante, a pesar de laacción de los medios de comunicación,que pasaron a ser de verdad los partidosde oposición ante el descalabro de lospartidos políticos. A pesar de habermodificado las reglas del juego electoral,haciendo antes del tiempo, las eleccionesde gobernadores, aplicando fraudes portodas partes para asegurarse las cuotasde poder que hoy todavía mantienen enalgunas gobernaciones y alcaldías.

Este proceso nos muestra como enmedio de la lucha de clases, la ideologíase define desde el contexto histórico cul-tural de las masas, y en ese proceso seconstruye y redimensiona la direcciónpolítica. Todo un tema para la discusiónen torno a “La huelga de masas, los sin-dicatos y el partido”, en RosaLuxemburgo.

Del Triunfo Electoral a la Constituyente: La Soberanía Reside en el Pueblo.

La primera acción del PresidenteChávez, al tomar el gobierno, fue la con-vocatoria del poder del pueblo soberano,a través de un referéndum, para ver siquería discutir una constituyente. Estaconvocatoria sólo tuvo en contra a la

minoría de un 20% que representaba alpoder que veía perder sus privilegios. Enlas sucesivas votaciones esa oposición alproceso de cambio estará presente.

Así se convoca a la Constituyente,donde los constituyentes electos queapoyan la Revolución Bolivariana repre-sentan más del 80%.

Una Constitución Construida con el Pueblo.

Se discute por todos lados, desdediversos sectores de la sociedad lleganpropuestas, también el Polo Patrióticotiene proposiciones, los diversos partidosy el propio Presidente tiene sus plantea-mientos, en ese proceso se va confor-mando una Constitución que hoy es pro-grama de acción para la nación venezola-na, normativa de la RepúblicaBolivariana de Venezuela y paradigmapara otros pueblos latinoamericanos ydel Caribe.

Allí se declara el reconocimiento deuna sociedad y un Estado multiétnico ypluricultural. Los pueblos indígenas, lasdiversas razas, el mestizaje, las mayoríaspostergadas de siempre pasan a ocuparun lugar protagónico en la República. UnEstado Social de Derecho y de Justicia,donde lo prioritario es el interés social yla justicia, bases del derecho. La demo-cracia participativa y protagónica comosuperación de la democracia representa-tiva, la democracia directamente ejercidapor el voto, por las asambleas de ciuda-danos con carácter vinculante. La revo-catoria del mandato, los referenda apro-batorios y abrogatorios. El cúmulo dederechos políticos, económicos, socia-les, culturales y ambientales, como el

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más amplio compendio en Constituciónalguna. La descentralización del poderhasta las provincias y los municipios y ladesconcentración del poder con el tras-paso hasta las organizaciones de ciuda-danos capaces de administrar el bienpúblico en la localidad; los consejoslocales de planificación como elementoparticipativo y contralor en las políticaspúblicas locales y regionales; el apoyo yestatuto preferencial de la economíasocial, la democracia económica basadaen organizaciones productivas colectivasy comunitarias, la autogestión y lacogestión como formas de profundizarla;la propiedad privada limitada por el bienpúblico y el interés colectivo; la reservaal Estado de las industrias y recursosestratégicos de la nación; la seguridadsocial para todos los ciudadanos y el sis-tema único de salud, financiado por loscontribuyentes y por los excedentes ban-carios; la construcción del poder ciuda-dano: La Fiscalía General, la Contraloríay la Defensoría del pueblo, como instru-mentos para profundizar la defensa delos ciudadanos y la controlaría social. Enfin un programa para la transformaciónde la República y la construcción de otromodelo de desarrollo, alternativo al capi-talismo neoliberal.

Por primera vez en Venezuela, unaConstitución es construida con el puebloy votada por él. Y hoy la mayor parte delos venezolanos la tienen como guía.

A continuación todos los poderes sonsometidos a relegitimación y elPresidente Hugo Chávez Frías es reelec-to con un porcentaje mayor de votos ycon márgenes de oposición de un 30%.

Es la profundización de la democra-

cia para la clase trabajadora y el pueblo,la posibilidad de ejercer su poder, diría-mos con Rosa Luxemburgo.

Inauguración de un ProcesoConstituyente que aún no Termina.

Al ser sometida la Constitución a laaprobación de las mayorías y al ser pro-mulgada por el soberano, se abre el ver-dadero proceso constituyente, que con-siste en la reconstrucción del Estado, apartir de ese nuevo programa. Suponeadecuar las nuevas leyes, sustituir aque-llas que coliden con la nuevaConstitución y poner esas leyes en prác-tica, un proceso largo en el cual los sec-tores que rechazan los cambios, desde elexterior del país y desde el interior, hanactuado para evitar a toda costa su con-creción. La nueva Asamblea Nacional,confirió al Presidente poderes especialespara redactar, consultar a la población ypromulgar las leyes. Así se promulgaronlas 41 leyes para las cuales había sidohabilitado el Presidente.

La alianza cívico militar y el Plan Bolívar 2000.

Al momento de aprobar la nuevaConstitución ,en Diciembre de 1999, sedesató el desastre del Edo. Vargas. Másde 20.000 muertos y la necesidad deatender a decenas de miles de damnifica-dos y su reubicación en diversas regio-nes del país. Esto supuso una gran trage-dia y al mismo tiempo una gran exigen-cia económica no prevista; pero almismo tiempo fue una gran oportunidadpara la acción conjunta del pueblo y laFuerza Armada. El presidente Chávez,como Comandante en Jefe de la Fuerza

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Armada, las asoció a programas urgentesque permitieran avanzar en el pago de ladeuda social con la población, atención ala salud, mejorar la infraestructura rural,la vivienda urbana, el transporte aéreo aregiones remotas incomunicadas en elpaís, lo que permitió un fortalecimientode la relación cívico militar, implicó a lasfuerzas armadas en una labor social, loque corresponde a una nueva visión de laseguridad nacional, que no está reducidaal uso de las armas, o para proteger lasfronteras, sino que implica la seguridadintegral del pueblo.

Las leyes promulgadas por elPresidente y los deslindes.Principales leyes y rupturas.

Las leyes promulgadas y consultadasen asambleas del pueblo, de diversos gru-pos sociales, según fuera el objeto de laLey, produjeron inmediatamente las rup-turas de sectores que habían sido siempreopuestos a los cambios y de factores alia-dos en el proceso hasta entonces; pero queal ver el contenido de las leyes se dieroncuenta que enfrentaba sus intereses parti-culares.

Así, la Ley de Minas e Hidro-carburos, que reserva al Estado la explo-tación de los hidrocarburos, que aumentalos impuestos de las empresas trasnacio-nales y limita el tipo de concesiones, pro-vocó la ruptura de las empresas norteame-ricanas y sus aliados internos. Había sec-tores aliados del capital trasnacional quetrabajan desde dentro, hacía años paradebilitar a PDVSA (industria estatalpetrolera), aumentando sus costos y tras-ladando progresivamente sectores claves

de la industria a las trasnacionales, princi-palmente norteamericanas, preparando suprivatización. El presidente Chávez habíadedicado importantes esfuerzos al iniciode su mandato a recuperar la unidad de laOPEP, esto lo llevó a contactar a todos losjefes de Estado de esos países, también alos Presidentes de Irak e Irán. La sed depetróleo norteamericana y su pretextoantiterrorista a partir del 11 de septiembrearreciaron la crítica del gobierno nortea-mericano y desencadenó el proceso dedesestabilización del gobierno venezola-no. El Presidente Chávez, fue de lospocos jefes de Estado del mundo quecuestionó los bombardeos a Afganistán,señalando que al terrorismo privado no sele puede responder con el terrorismo deEstado.

La Ley de Tierras, que crea impues-tos a las tierras improductivas, que pro-mueve la entrega de tierras a los campesi-nos con un programa de créditos y asis-tencia técnica, promoviendo la justiciasocial hacia los campesinos, la seguridadalimentaria del país y el planteamiento deun desarrollo endógeno. Recordemos queVenezuela importa más del 70% de lo queconsume, incluida la alimentación. Hoyson 2 millones 265 mil Has. entregadas enuso para 160 mil campesinos y sus des-cendientes. Esto tocó importantes intere-ses del latifundio y sectores de la burgue-sía agraria, que en sus inicios habían apo-yado el proyecto bolivariano. La preten-sión de sectores que rodearon alPresidente para impedir cambios profun-dos en el país comenzó a desboronarse yesto provocó importantes rupturas en elsector civil y militar.

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La Ley de Pesca, que prohíbe lapesca de arrastre antes de 6 millas de lacosta favorece a millares de pescadoresartesanales y protege los mares de ladepredación ambiental que esa pescaproduce, por supuesto que eso tocaimportantes intereses de las empresaspesqueras.

La Ley de Costas, que toca interesesde sectores que a nombre del turismo hanprivatizado las playas y beneficia a todala población al permitir el uso de las pla-yas que antes eran monopolio privado.

La Ley de microfinanzas y susbancos: el Fondo de Microfinanzas, elBanco del Pueblo y el Banco de laMujer, que han impulsado las posibili-dades económicas de los sectores másempobrecidos, con créditos pequeñoscon bajo interés y han dado a la mujeruna relevancia en el proceso con una par-ticipación muy importante.

Así, leyes como las de tributación,de licitaciones, de carrera administra-tiva, la ley de bancos, de aduanas, dedemarcación de tierras indígenas, yotras que están en discusión como la Leyde Pueblos Indígenas, la Ley delAmbiente, la Ley de Aguas, deParticipación Ciudadana, la Ley de laSeguridad Social, fueron creando des-lindes con diversos sectores económicosque vieron agudizadas sus contradiccio-nes con los intereses de las mayorías.

Algunas de estas leyes ni siquierarepresentaban cambios radicales, simple-mente ordenaban el aparato jurídico delpaís; pero hay que entender que en nues-tro país la burguesía siempre fabricó las

leyes a su medida o creó siempre lamanera legal de evadirlas. Y ha contadohasta hoy con jueces a su servicio.

Estos conflictos y deslindes se dan enel marco del capitalismo global: cual-quier reivindicación hoy de la soberaníanacional se transforma en una posiciónantiimperialista y automáticamente setransforma en anticapitalista, porque laúnica forma de ser hoy el capitalismo esser imperialista. La batalla por la sobera-nía popular es el frente interno másimportante en este proceso, ya que es allídonde la profundización de la democra-cia enfrenta las aspiraciones de lasmayorías a los intereses de la clase capi-talista. La alianza cívico-militar y elamplio juego democrático con interven-ción directa de las mayorías son los fac-tores fundamentales en la lucha que hoylibramos. Veamos como se ha estructura-do esta lucha a partir de los deslindesvividos.

La Conspiración Externa e Interna.Ya he comentado la presencia norte-

americana en la conspiración, denuncia-da en diversas oportunidades por losdiputados bolivarianos y del Congresonorteamericano, fundamentalmente porintereses petroleros, pero también por lasrepercusiones del proceso venezolano enel nuevo despertar de Latinoamérica y elCaribe. La participación del gobiernoespañol por sus intereses en el sectorbancario y las apetencias petroleras.

También el papel de los medios decomunicación nacionales, actuandocomo partidos políticos y como manipu-ladores de toda la información e incluso

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de presión contra sectores de oposiciónque quisieron participar en algún diálogocon el gobierno. Ciertas agencias inter-nacionales, también sirvieron para trans-mitir al mundo la imagen de que vivía-mos bajo un gobierno autoritario, cuandola realidad es que nunca en nuestra histo-ria las mayorías del pueblo venezolanovivieron tanta democracia y tanta partici-pación en el poder.

El poder judicial y las fiscalías, engran parte en manos de la oposición, laspolicías de gobernaciones y alcaldías dela reacción eran y son instrumentos de laconspiración. Altos representantes de laJerarquía Católica, que veían en peligrosu tradicional financiamiento por partedel Estado sumaban sus aparatos paraprovocar la desestabilización. Todosestos instrumentos manejados por losgrupos económicos que provocaban ladesinversión, impulsaban la fuga de divi-sas y el cierre de empresas, se expresa-ron orgánicamente en el paro patronal deDiciembre 2001, que constituyó un fra-caso desde el punto de vista de los traba-jadores, quienes no acataron el llamadoal paro de los empresarios y la cúpula dela confederación sindical; pero ese paro,manipulado por los medios, inició unaescalada mediática que llevó a la confu-sión a importantes sectores de las capasmedias, calentando el ambiente en mediode marchas y campañas de atemoriza-ción de la población, hasta desembocaren el golpe de estado del 11 de abril del2002.

El golpe de Estado de abril 2002. En este ambiente, con un paro petro-

lero intentado y fracasado, llevaron a una

importante manifestación con gente traí-da de todo el país, montaron el escenario,desviando la manifestación para intentartomar el Palacio de Gobierno.Orquestaron una masacre, con francoti-radores y en complicidad con el altomando militar, que había deslindado conel Gobierno, hicieron preso al Presidentee instauraron un gobierno de facto, queinmediatamente disolvió todos los pode-res del Estado e inició una feroz persecu-ción contra las fuerzas constituyentes. Sihubo 12 asesinados por los francotirado-res el día 11 de Abril, en los dos díassiguientes pasaron de 60 los asesinadosen las calles, todos de fuerzas leales algobierno constitucional. Los canales deTV sólo trasmitían el video manipuladosobre los muertos en Puente Llaguno, laautoproclamación del nuevo gobierno, elasalto a la embajada de Cuba y posterior-mente, cuando se inicia la reconquistadel gobierno por el pueblo y las fuerzasarmadas constitucionalistas, sólo trasmi-tieron comics. Los dueños de los mediosdecidieron que la Revolución no seríatrasmitida por TV.

La respuesta contundente del pueblocon la movilización de millones de ciu-dadanos y sus Fuerzas Armadas en todoel país, hizo que los golpistas alcanzaransu objetivo sólo por 2 días. Así se inicióun proceso de profundización de loscambios, el fortalecimiento de la alianzacívico militar, el pase a retiro de todoslos mandos militares implicados en elgolpe, la multiplicación de la organiza-ción de las masas, el avance en la cons-trucción del poder local económico ypolítico, la creación de medios de comu-nicación alternativos, la discusión a nivel

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de las masas sobre el petróleo y lasimplicaciones del complot petrolerointernacional. Aún así el TribunalSupremo de Justicia ,dictaminó que nohubo golpe de Estado sino “vacío depoder”, abriendo la posibilidad de quelas fuerzas fascistas internacionales ynacionales prepararan el nuevo golpe.

Recurrieron a la intervención de laOEA, buscando crear las condicionespara la aplicación a Venezuela de laCarta Democrática. Se estableció unamesa de diálogo y negociación, que sólodespués del fracaso del sabotaje petrole-ro logró concretar algunos acuerdos.

El Sabotaje Petrolero.El golpe que se buscaba asestar

ahora, era el golpe económico. Habíaque estrangular la economía. Pensaronque cerrando las empresas privadas,parando la industria petrolera, boicote-ando sus instalaciones, cerrando lanavegación, harían renunciar alPresidente. Pensaron que en término de5 días o una semana, habrían logrado supropósito, para ello contaron con la altagerencia de PDVSA, quienes, al decre-tar el paro, enviaron a sus casas a losprofesionales medios y a los trabajado-res. Aquellos que no querían abandonarsus labores fueron sacados por los cuer-pos de seguridad de la empresa y se lesimpidió el ingreso. La gerencia media yprofesional se vio arrastrada por res-guardar privilegios: las altas sumas dedinero que devengaban, sueldos de hastaUS$ 200.000/año, junto a otra cantidadde beneficios sociales, en un país dondeel salario mínimo es aproximadamentede US$ 1.900/año. Estos privilegios

estaban en peligro porque, si no obede-cían a la alta gerencia, serían despedidoso marginados. PDVSA era un Estadodentro del Estado y pensaron que elgobierno caería.

Muchas pequeñas y medianas empre-sas fueron arrastradas al paro por presio-nes de los grandes propietarios, o losabastecedores de materias primas y estohizo que muchas empresas quebraran.Prometieron pagar los salarios a los tra-bajadores y al final los despidieron. Eldesempleo subió de 14% a 20,3 %. Laretoma de PDVSA sólo fue posible a los25 días de haberse iniciado el paro. Conlas masas de los trabajadores, el pueblo yla Fuerza Armada, fue posible quebrar elsabotaje. Sólo a los 3 meses, pudo resta-blecerse la producción. Durante tresmeses la población no tenía gasolinapara el transporte, ni gas para la comida,resistió con valor y gran solidaridad. Elsuministro racionado, que paralizó casitodo el resto de la industria, sólo pudohacerse gracias a la solidaridad interna-cional de Brasil, otros países de la OPEP,en términos de combustible y el suminis-tro de alimentos a compras de emergen-cia que hubo que hacer a países amigos.El país vivió el año 2003, los 12 meses,con el ingreso de 9 meses, y aún así lacapacidad de resistencia del puebloaumentó, y a lo largo de este año huboque desarrollar planes sociales de emer-gencia para asistir al pueblo por las con-secuencias del duro golpe económico. Elparo supuso un costo a la nación aproxi-mado de 12 mil millones de US$.

El resultado de la retoma de PDVSAes que, por primera vez el Estado tienecontrol real sobre la industria y se ha

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quebrado el trabajo solapado para la pri-vatización de la empresa. Los negocia-dos descubiertos dentro de la empresacon trasnacionales, que operaban dentrode ella, han sido cortados. Los 14 mildespedidos mostraron que había perso-nal financiado sin ser necesario, quehabía negocios banales y superfluos.Hoy el costo de producción por barril seha reducido en un 40% y estos son ingre-sos que han ayudado a salir más rápida-mente de la crisis. Hoy la empresa estáen sus niveles de producción y exporta-ción normal y la economía venezolanaque decayó este año en –8% empieza endiciembre a tener crecimiento positivo.Hoy los trabajadores participan y estruc-turan la cogestión de la empresa y se pro-picia la vinculación con el desarrollo delas comunidades. Después del golpe deabril 2002 y del sabotaje petrolero dediciembre-marzo 2003, el apoyo del pue-blo al gobierno y a su presidente seincrementó y hoy tiene un apoyo supe-rior al 50% de la población, después de 5años de gobierno, que han significado 5años de lucha continua y de dificultadeseconómicas para las mayorías.

El Poder Dual: La Acción desdelos Ministerios y las Misiones.Intentar los cambios con las mayorí-

as, en un proceso constitucional, pacíficoy democrático, supone que el viejoEstado convive con lo nuevo que estánaciendo, y que lo nuevo debe surgircomo producto de la movilización ylucha de las mayorías, en combinacióncon los sectores revolucionarios en elgobierno, esto es el poder dual que se daen nuestro proceso.

Los Ministerios y la mayor parte delos trabajadores de la administraciónpública, representan todavía la paraliza-ción burocrática que le fue implantada alEstado, a lo largo de más de 60 años. Losmecanismos de decisión y participaciónen la administración pública y su realservicio al pueblo son deficientes. LaLey de Carrera Administrativa, asegurala estabilidad a los trabajadores y granparte de ellos están allí por el clientelis-mo de los anteriores gobiernos. Cadagobierno daba trabajo a sus afiliadospolíticos, incluso se inventaban los car-gos y hoy muchos de esos trabajadoresson parte de la oposición que saboteacontinuamente la gestión pública. Estodificulta hacer marchar los planes degobierno, a través de las estructurasministeriales, o por la cultura y los meca-nismos burocráticos o por el sabotaje,además de la cultura de la corrupcióntambién presente.

Incentivar la Organización y la Participación Popular. Por eso, la tarea fundamental era

impulsar el desarrollo de las organizacio-nes populares, que han sido base para lamovilización y respuesta del pueblo. Asísurgieron decenas de miles de círculosbolivarianos, así se formó UNT, la UniónNacional de Trabajadores, que deslindóde la Central Sindical patronal, así nacióla Fuerza Bolivariana de Trabajadores,de los campesinos, de los pescadores, delos estudiantes y de las mujeres. Se for-taleció el Movimiento Indígena, la ClaseMedia en Positivo, las fuerzas de la eco-nomía social, más de 7 mil cooperativasen 5 años, múltiples formas organizati-

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vas del movimiento social, que en losmomentos de mayor confrontación hansido el baluarte de la defensa de eseproceso. Vincular la acción de losMinisterios, a la acción local de estosgrupos y movimientos ha sido tareaimportante para sobrepasar las trabasburocráticas. Por ejemplo, en vincula-ción con el Ministerio de Ambiente,del que hago parte, se han desarro-llado centenares de experiencias,de brigadas de protecciónambiental, las mesas de aguapara discutir y tomar decisionessobre la problemática del agua enlas comunidades, la protección de lascuencas, los viveros comunitarios, lareforestación a través de organizacio-nes comunitarias locales, las organiza-ciones ecológicas productivas, los mode-los de desarrollo local sustentable. Esuna fuerte lucha superar la planificaciónhecha desde los escritorios, sin el pue-blo, para pasar a involucrar a las comu-nidades y sectores sociales en la consul-ta y ejecución de todo proyecto de desa-rrollo.

Las Misiones como Alternativa Bolivariana para Saldar la Deuda Social y Aumentar el Poder del Pueblo.En la construcción del otro poder, el

Presidente con el equipo de Gobierno, habuscado alternativas para avanzar en elsaldo de la gran deuda social del EstadoVenezolano y así han nacido las misio-nes, que se caracterizan por encontrarcaminos rápidos de acción masiva en laatención a la población con su propiaparticipación.

La Misión BarrioAdentro. Hoy, gracias a un conveniocon la hermana República de Cuba, hay10.200 médicos cubanos en los sectoresmás pobres del país, junto a algunosmédicos venezolanos que se han suma-do, que atienden a 12 millones de vene-zolanos, que antes no tenían ningúnacceso a una atención primaria de salud.Ellos viven en las casas de los vecinos enlos barrios, sus consultorios están encasas de los mismos pobladores, o enescuelas, o ambulatorios que ahora seconstruyen en forma masiva en lascomunidades. Está siendo la base para la

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construcción de la Red Nacional deAtención Primaria de Salud. A causa dela oposición de algunos dirigentes delgremio médico, la población ha salido ala defensa de ese derecho conquistado.

Misión Robinson, Misión Ribas,Misión Sucre. Todas en el terreno edu-cativo. La Misión Robinson, para losanalfabetos y continuará hasta terminarla educación primaria. En 6 meses se haalfabetizado a un millón de personas.Venezuela, en algunos meses, no tendráuna persona adulta que no sepa leer yescribir. La Misión Ribas,para la edu-cación secundaria; fueron censados1.300.000 que no habían logrado termi-nar la secundaria, ya hay 400 mil queiniciaron sus estudios en diversos cen-tros de estudio, en espacios alternati-vos, con estudiantes facilitadores, delos cuales hay 100 mil estudiantesbecados. Los otros irán incorporándosea la educación a razón de 200 mil cadatres meses.

La Misión Sucre, para los que nopudieron ingresar a la universidad o laabandonaron, ya han sido censados 566mil y ya han comenzado el ciclo intro-ductorio 70 mil personas. Los demásseguirán ingresando por lotes cada 3meses.

La Misión Sucre salda la grandeuda que provocó la privatización yelitización de nuestras universidades,además se impulsó la UniversidadBolivariana donde irán a participarmuchos de los egresados de la MisiónRibas.

Aquí quiero hacer un sincero reco-nocimiento y agradecimiento al pueblo

y gobierno de Cuba. Ellos han aportadosu metodología, los equipos y materia-les para la realización de estas misio-nes. El pueblo venezolano tiene hoyuna gran deuda con el pueblo y elgobierno cubano por esta gran muestrade solidaridad revolucionaria.

Misión Guaicaipuro, dirigida a lospueblos indígenas, asumiendo comoprioridad la titularidad de sus tierras.La atención urgente a los más empobre-cidos con programas de asistencia y elobjetivo de realizar 600 proyectos dedesarrollo etnocultural en pequeñaspoblaciones. En el país hay más de 500mil indígenas y 33 etnias.

Misión Cristo, para la lucha contrala pobreza, la Misión Zamora para lareforma agraria y el desarrollo rural.

La Construcción de la Dirección Política.La constitución del MBR200,

pasando por el Polo Patriótico comocoalición electoral liderada por el MVR(Movimiento V República), elComando de la Revolución, el Frente deMovimientos Sociales, la Coordinaciónde las Misiones, siempre bajo el lideraz-go indiscutible del Presidente HugoChávez Frías, han sido instancias quehan contribuido a la formación de unadirección del proceso. No hacia un par-tido único, pero caminamos hacia unamayor unificación de la dirección, en lamedida que el mismo proceso va decan-tándola y que la comprensión y ejecu-ción del Programa, que es laConstitución, va desarrollándose.

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El Momento Político que Vivimos.El Referéndum Revocatorio, una

Decisión Constitucional.El referéndum revocatorio es fruto de

una propuesta del propio Presidente de laRepública a la Asamblea Constituyente, elcual fue rechazado por la oposición, ante eltemor del control social sobre el poder. Setrata que, después de la mitad del períodode gobierno, el pueblo pueda ser consulta-do sobre su gestión, siempre y cuando loexija el 20 % de los votantes del país. Laoposición ha usado el referéndum comoelemento movilizador, solicitándolo antesde que el Sr. Presidente Hugo Chávez,cumpla la mitad del mandato, como ins-trumento preparatorio a los dos golpesintentados. Ahora lo intenta nuevamente.Por su parte las fuerzas del cambio intentanel revocatorio de los diputados que traicio-naron el proyecto y que en medio de lasrupturas provocadas por las nuevas leyespasaron a ser parte de la oposición.

Un Pretexto para el Nuevo Golpe de Estado: el Fraude y la Desestabilización. Ante el fracaso y la frustración desen-

cadenada en las filas de la oposición inten-tan nuevamente usar el referéndum pararecuperar sus fuerzas. Han recurrido a todotipo de fraudes para recolectar el 20% delas firmas: firmando por los difuntos, fir-mando con cédulas de otras personas pro-ducto del robo, firmas de no inscritos en elRegistro Electoral, amenazas a los trabaja-dores de ser echados del empleo en laempresa privada si no llevaban el certifica-do de haber firmado, chantaje para la aten-ción en los hospitales, ancianatos y hastapsiquiátricos controlados por gobernadores

y alcaldes de la oposición. Ha sido el frau-de tradicional que permitió a la derechaganar elecciones y permanecer en el podermás de 40 años, provocando además abs-tenciones superiores al 30%, al generar enla población la desconfianza de los proce-sos electorales. Todo esto debe ser analiza-do por el CNE (Consejo NacionalElectoral); pero al final sólo podrá ser veri-ficada la firma o quizás la huella digital.Ellos legalmente no han recogido el 20%de las firmas; pero, ¿quién verificará lasfirmas? ¿Quién transcribirá los datos? Poresas vías del fraude y la conspiración esposible que tengamos que ir a un referén-dum revocatorio. El pueblo venezolano seapresta a una nueva e importante batalla.

El Pueblo Aprende las Lecciones y Protagoniza. Crecimiento de la Conciencia de Clase y de su Capacidad Organizativa.Es innegable el avance político de las

mayorías y el desarrollo de su capacidadorganizativa, muchas veces por encima delos que fungen de dirección en algunos pro-cesos. En la lucha por los revocatorios, sedará una nueva prueba de está capacidad.Hay dificultades en la cuestión electoral,porque muchos de los más excluidos delsistema, que hoy son los beneficiarios deeste proceso, nunca votaron o habíanrechazado toda salida electoral a su situa-ción y estos son hoy un importante factorde decisión y necesitan ser integrados alRegistro Electoral Permanente. Pero lasfuerzas del pueblo, a través de sus múlti-ples formas organizativas, serán los quehoy den esta importante batalla por evitarla interrupción del proceso. Sabemos quedetrás de la oposición interna hay impor-

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tantes fuerzas trasnacionales y Estadosimperiales financiando el retorno a la eco-nomía y democracia neoliberal; pero sabe-mos que esta batalla de hoy es realmenteuna batalla por la paz. Si las fuerzas de lareacción retoman el poder será la implanta-ción del fascismo; porque ellos saben queya Venezuela no será gobernable en elmarco de una democracia burguesa tradi-cional o neoliberal.

Crecimiento de la Solidaridad Internacional. La Revolución Bolivariana y sus Repercusiones Continentales.Sabemos que cuando el proceso de la

Revolución Bolivariana empezó en nues-tro país, era muy difícil de entender porlos pueblos formados en la visión demo-crática burguesa, donde “militar” suena adictadura y autoritarismo. Los mismossectores progresistas y de izquierda delmundo, reaccionaron con gran escepticis-mo. Hoy, en la medida que ha ido avan-zando nuestro proceso, los pueblos queempeñan su vida en un cambio de siste-ma y de civilización han ido entendiendoy apoyándolo.

A la solidaridad demostrada por elpueblo y gobierno cubano, el pueblo ygobierno brasilero, se han sumado impor-tantes movimientos sociales del mundo,que hoy apoyan la RevoluciónBolivariana porque la entienden comouna expresión nacional de la lucha de lospueblos contra el Imperialismo. Basta verla cantidad de grupos bolivarianos que seexpanden por el mundo, para contrarres-tar la manipulación mediática, aseguraruna información real y promover el apoyohacia la revolución venezolana. Mi pre-sencia hoy ante ustedes es una muestra

del crecimiento de la solidaridad interna-cional hacia el proceso bolivariano.

Los pueblos de Argentina, Bolivia,Uruguay, Ecuador, República Dominicana,El Salvador, Colombia y otros que se deba-ten en luchas por frenar a la vorágine neo-liberal, toman aliento de nuestra experien-cia. La posición venezolana sobre elALCA (Alianza de Libre Comercio de lasAméricas), y la contrapropuesta del ALBA(Alianza Bolivariana de América Latina yel Caribe) va teniendo cada vez más reso-nancia en nuestros pueblos. La fusión de laComunidad Andina con el MERCOSUR,son importantes avances en la integraciónde nuestros pueblos.

Estamos conscientes que el avance dela Revolución Bolivariana está íntimamen-te condicionado por el avance de la resis-tencia y la lucha en los diversos pueblosdel mundo. La intervención de los sectoresde poder norteamericanos en nuestro paíssería mucho más agresiva, si no fuera porla lucha que hoy libra el glorioso pueblo deIrak contra la invasión norteamericana y desus aliados.

Sabemos que al Imperialismo nortea-mericano no le complacen los avances dela Revolución Bolivariana; pero sabemos yellos lo saben, que la lucha global de lospueblos contra el Imperialismo crece y quees indetenible.

Hoy, la memoria de Rosa Luxemburgoy sus ideas, se expresan en el avance de lospueblos, a través de las múltiples luchas yforos mundiales que sostienen la necesidadde la construcción de otro mundo o elretorno a la barbarie.

Gracias por la solidaridad y la capaci-dad de resistencia de ustedes, que viven yluchan en medio de uno de los importantescentros del poder mundial.

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-Atilio A. Boron: Si se examinan lasrecientes políticas de los EstadosUnidos en relación a Irak, ¿Cuál creeUd. que ha sido el verdadero objetivode esta guerra?

-Noam Chomsky: Bien, podemosestar completamente seguros de unacosa: las razones que aducen no son las“verdaderas” razones. Lo sabemos por-que aquéllas son internamente contradic-torias. Un día Bush y Powell afirman quela “única cuestión” es si Irak se desarmao no. Al día siguiente dicen que noimporta el desarme de Irak porque inva-dirán de todos modos. Poco despuésdicen que si Saddam y su grupo abando-nan Irak entonces el problema estaríaresuelto. Y al día siguiente, en la Cumbrede las Azores, cuando lanzaron el ultimá-tum a las Naciones Unidas, dijeron queaún cuando Saddam y su pandilla salie-

ran de Irak ellos invadirían de todasmaneras. Y continuaron de este modotodo el tiempo. Cuando se ofrecen razo-nes contradictorias cada vez que se habla,lo que se está diciendo es: “no crea unapalabra de lo que digo”. De modo quepodemos descartar las llamadas “razonesoficiales” de la invasión.

Creo que los verdaderos motivos noson demasiado oscuros o difíciles decomprender. En primer lugar, existe uninterés de larga data en esa zona. Esto noexplica el momento elegido para la inva-sión pero definitivamente nos ilumina enrelación al interés fundamental que lamotiva. Me refiero a que Irak posee lassegundas reservas de petróleo del mundoy, en este sentido, controlar el petróleoiraquí y, más aún, establecer bases milita-res norteamericanas en Irak, situaría a losEstados Unidos en una posición aún másfuerte que la actual para dominar el siste-ma energético internacional. Esto es, porsí mismo, extremadamente importante alos efectos del control mundial, y a ellohabría que sumar las ganancias que se

Entrevista de Atilio A. Boron a Noam Chomsky

Aventuras Bélicas de Bush

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derivarían de tal predominio.Probablemente los Estados Unidos nointenten acceder al petróleo de Irak; talvez pretendan utilizar para sí mismos losrecursos más seguros de las cuencaspetrolíferas del Atlántico (Hemisferiooccidental, África occidental). Sinembargo, controlar el suministro mundialde petróleo ha sido un principio rector dela política exterior estadounidense desdela Segunda Guerra Mundial, e Irak esparticularmente significativo en esteaspecto. De modo que éste es el interésde largo plazo.

Sin embargo no explica el momentoelegido para la invasión.

Si queremos entender el momento, ola oportunidad de la invasión, es precisorecordar que en septiembre de 2002comenzó una masiva campaña de propa-ganda en favor de la guerra. Antes de estafecha el régimen de Irak era acerbada-mente criticado pero no existía un pro-yecto de fomentar entre la población nor-teamericana una fiebre belicista. Es poreso que debemos preguntarnos qué mássucedió después de septiembre de 2002.Bien, dos cosas importantes tuvieronlugar. La primera fue la apertura de lacampaña para las elecciones legislativasal promediar el mandato presidencial deGeorge W. Bush. El Sr. Karl Rove -sujefe de campaña- fue muy claro al expli-car aquello que debería ser obvio paratodo el mundo: que a los republicanos noles sería posible ingresar en la campañacon un programa cuyo foco estuvieraconcentrado en torno a temas sociales yeconómicos. La razón era que la adminis-tración Bush estaba llevando a cabo polí-ticas absolutamente perjudiciales para la

mayor parte de la población y favorablestan sólo para el estrecho grupo de gran-des empresas y los sectores corruptosvinculados al poder. Motivo éste sufi-ciente, pues, para no poder enfrentar alelectorado con propuestas de índole eco-nómico o social. Tal como Rove lo dije-ra, si pudiéramos hacer de la seguridadnacional el tema primordial de la campa-ña entonces seremos capaces de ganarporque la gente - como ustedes saben- seaglutina en torno del poder si se sienteatemorizada. Y esta convicción es unaverdadera “segunda naturaleza” de laactual dirigencia norteamericana. Estagente ha conducido el país desde los añosochentas con programas de políticadoméstica muy anti-populares pero siem-pre dispuestos a oprimir el botón delpánico de masas una y otra vez. Losejemplos utilizados varían -las “amena-zas” pueden ser Nicaragua, Granada, elcrimen, la inseguridad urbana, etc.-, perotodos apuntan a la inseguridad de lapoblación norteamericana. Rove tambiénpuntualizó que una estrategia similarsería necesaria para la futura elecciónpresidencial.

Todo lo anterior quieren hacerlo notan sólo para permanecer en sus cargossino porque quieren institucionalizar, enla esfera doméstica, un programa degobierno altamente regresivo que les per-mitiera suprimir todo vestigio de políti-cas social demócratas al estilo New Deal,convirtiendo al país en una sociedad no-democrática y pasiva, controlada casi porcompleto por un sector capitalista alta-mente concentrado y poderoso. Estoimplicaría, por ejemplo, recortar el presu-puesto público en salud, seguridad social,

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probablemente en educación, etc., y, almismo tiempo, un enorme aumento delpoder estatal. Estos grupos dominantesno son conservadores; llevaron al país acontraer un déficit fiscal enorme graciasal mayor aumento en el gasto federal delos últimos 20 años y a los fabulososrecortes impositivos en favor de los ricos,y lo que quieren es precisamente institu-cionalizar este proyecto. Lo que buscanentonces es un descalabro fiscal quetorne imposible continuar financiando losprogramas sociales. Saben que no puedenenfrentar una elección declarando quequieren destruir dichos programas deayuda popular, pero sí pueden levantarsus manos con desesperación y decir“¡Qué podemos hacer, si no tenemosdinero!”, una vez que se cercioraron detal cosa por las grandes reduccionesimpositivas otorgadas a los ricos y elfuerte incremento en los gastos militares(incluyendo a las industrias de “alta tec-nología”) y en otros programas a favor delas grandes empresas y los ricos. Este es,por lo tanto, el segundo aspecto a tener encuenta y que tiene que ver con los espec-taculares logros de la campaña de propa-ganda lanzada por el gobierno.

Esta campaña mediática, que comen-zó en septiembre de 2002, convenciómuy rápidamente a la mayor parte de lapoblación que Irak representaba unaamenaza inminente para la seguridad delos Estados Unidos e incluso que era res-ponsable por los atentados del 11 de sep-tiembre. Es decir, no existe ni un granode verdad en todo esto, pero por ahora lamayoría de la población cree en estas his-torias y tales actitudes encuentran corre-lato en un fuerte compromiso con la gue-

rra, lo cual es bien comprensible. Si lagente cree que hay un enemigo que pre-tende destruirla y que ya los ha atacadoes muy probable que acepte ir a la guerra.En efecto, si Ud. mira a la prensa de estosdías en ellas se describe a los soldadosdiciendo: “estamos aquí por venganza,saben, porque volaron el World TradeCenter, o porque nos atacarán”, o algoparecido. Bien, estas creencias son com-pletamente únicas de los Estados Unidos.Quiero decir: nadie en el mundo cree enalgo siquiera parecido. No poca gente enKuwait o Irán odia a Saddam Hussein,pero no le temen, porque saben que es elpaís más débil de la región. De todosmodos, la campaña mediática guberna-mental funcionó brillantemente, aterrori-zando a la población hasta hacerle acep-tar la guerra pese a que existía muchaoposición ante la opción bélica. Este,entonces, fue el segundo factor que expli-ca el momento elegido para la invasión.

Finalmente, hubo un tercer factor, talvez aún más importante que los anterio-res. En septiembre de 2002 el gobiernoanunció la nueva estrategia de seguridadnacional. Esta no es una medida sin pre-cedentes por sus contenidos, pero sí loes en tanto que formulación oficial depolítica de Estado. Lo que allí se anun-cia es que Estados Unidos habrán dedestruir el Sistema de DerechoInternacional en su totalidad, el fin de laCarta de las Naciones Unidas, y que losEstados Unidos llevarán a cabo una gue-rra agresiva -que denominaremos “pre-ventiva”- en cualquier momento y lugarque les parezca oportuno y que goberna-remos al mundo por la fuerza. Además,nos aseguraremos de que no exista desa-

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fío alguno a nuestra dominación, porquesomos tan abrumadoramente superioresen materia militar que simplemente ani-quilaríamos cualquier desafío potenciala nuestra primacía.

Como se pueden imaginar, esta decla-ración produjo escalofríos en todo elmundo y estremeció a la élite diplomáti-ca norteamericana. Es decir, no es quecosas como estas no habían sido jamásescuchadas en el pasado. Pero nuncahabían sido formuladas como la políticaoficial de los Estados Unidos. Sospechoque tendríamos que remontarnos hastaHitler para encontrar una analogía de estasituación. Ahora bien, cuando alguienpropone nuevas reglas y nuevas políticaspara el comportamiento internacionaltiene que ilustrarlo, tiene que lograr quela gente entienda lo que se quiere decir.Además debe haber lo que un historiadorde Harvard denominó una “guerra ejem-plar”, una guerra modelo, que demuestreque nosotros realmente hacemos aquelloque decimos.

Para ello es preciso contar con unblanco o una víctima apropiada, el cualdebe reunir varios atributos. En primerlugar, debe ser un objetivo completamen-te indefenso. Nadie elegiría atacar unblanco capaz de defenderse a sí mismo;esto sería imprudente. Irak cumple esterequisito a la perfección, dado que es elpaís más débil de la región y ha sidodevastado por sanciones y se encuentracasi completamente desarmado. Además,los Estados Unidos han escrutado cadapulgada del territorio iraquí mediantesatélites, constantes sobrevuelos de vigi-lancia y, más recientemente, por los vue-

los de los U-2. Entonces sí, Irak es extre-madamente débil y satisface la primeracondición.

En segundo término, debe ser unobjetivo importante y valioso. Es decir,carecería de sentido invadir Burundi, porejemplo; el blanco debe ser un país que,por sus recursos y riquezas, valga la penacontrolar. Irak también satisface estasegunda condición. Como ya lo mencio-né, es el segundo mayor productor depetróleo en el mundo, por lo tanto, es elejemplo perfecto y un caso ideal para esta“guerra ejemplificadora”, cuya intenciónsería poner al mundo sobre aviso al expli-citar concretamente que esto es lo queestamos dispuestos a hacer en cualquiermomento que elijamos. Tenemos elpoder, y hemos declarado que nuestroobjetivo es la dominación por la fuerza yque ningún desafío a nuestro dominioserá admitido. Les hemos demostradoqué es aquello que nos proponemos hacery estamos preparados para el siguiente.Procederemos, entonces, hacia nuestrapróxima operación. Ante esta serie decondiciones, la guerra aparece como unamuy razonable elección a los efectos desometer algunos principios a prueba.

Atilio A. Boron: Ahora bien, deacuerdo con su análisis ¿cuál podríaser el próximo objetivo? Porque de suspalabras infiero que Ud. no cree quelos Estados Unidos se detendrán enIrak. ¿O sí?

Noam Chomsky: No, y ellos ya lohan dejado muy en claro. Necesitan algopara la próxima elección presidencial y,por lo tanto, continuarán con sus aventu-ras bélicas. Durante sus primeros doce

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años de gobierno republicano (1980-1992) así ocurrió y así seguirá ocurriendohasta que logren institucionalizar laspolíticas domésticas aludidas más arribay disponer de un sistema internacionalcongruente con sus planes. ¿De modoque cuál es el próximo blanco? Bueno elpróximo objetivo elegido debe reunircondiciones similares a las anteriormentemencionadas. Debe ser suficientementevalioso e indefenso para ser atacado.Existen algunas opciones. Siria es unaposibilidad. En ese caso Israel estaríaencantado de participar. Si bien Israel esun país pequeño, desde el punto de vistade su poderío es una verdadera base mili-tar “off shore” de los Estados Unidos, demodo que detenta una fuerza militarenorme con cientos de armas nucleares (yposiblemente algún tipo de armas quími-co-biológicas). Sus fuerzas de aire y tie-rra son mayores y más avanzadas que lasque integran cualquiera de los países queforman parte de la OTAN, y los EstadosUnidos están por detrás de todo esteenorme aparato militar.

Por lo tanto, Siria es una posibilidad.Irán es otra opción aunque más difícilporque es un país más complicado paradominar y controlar. Sin embargo, existeuna razón para creer que durante uno odos años han habido esfuerzos encamina-dos a tratar de desmantelar a Irán, a frac-turarlo en grupos internamente irreconci-liables. Estas iniciativas han estado enbuena medida orquestadas desde lasbases norteamericanas en las provinciasorientales de Turquía, desde donde tam-bién han partido vuelos de reconocimien-to y vigilancia sobre la frontera iraní. Demodo que esta es otra posibilidad. La ter-

cera alternativa, que no puede ser consi-derada a la ligera, es la región Andina. Setrata de una zona que posee muchosrecursos y que está fuera de control enpaíses como Colombia, Venezuela y pro-bablemente Ecuador. Existen bases mili-tares estadounidenses rodeando toda laregión, y las fuerzas de los EstadosUnidos ya están instaladas allí. El controlde Latinoamérica es extremadamenteimportante, por supuesto, especialmentecon los acontecimientos que tienen lugaren Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasily Bolivia. Está claro que la dominaciónde los Estados Unidos se ve amenazada yesto no puede ser aceptado, en particularen una región tan próxima y crucial debi-do a la riqueza de sus recursos naturales.Entonces esta es la otra posibilidad.

Atilio A. Boron: Todo esto es muypreocupante. La pregunta es, entonces,¿cree usted que toda esta situación enIrak, la invasión y sus secuelas, afecta-rán de una manera irreparable la esta-bilidad política de Medio Oriente?¿Cuáles serían los probables “efectoscolaterales” de esta invasión en paísescaracterizados por la fragilidad de suconstitución política, como por ejem-plo, Arabia Saudita, Siria, Irán o inclu-so en los territorios kurdos? ¿Quépodría suceder con el problemaPalestino, que continúa siendo crucialen la región?

Noam Chomsky: Bien, lo que suce-derá en el mundo árabe es extremada-mente difícil de predecir. Es decir, es unmundo desorganizado y caótico, endonde existen regímenes altamente auto-ritarios y brutales. Sabemos cuales sonlas actitudes populares que allí predomi-

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nan. Quiero decir, los Estados Unidosestán muy preocupados con las actitudesque prevalecen en la región y académicosnorteamericanos especializados en lospaíses del Medio Oriente han realizadoinvestigaciones bastante buenas sobre elárea y sus resultados fueron dramáticos.Uno de los estudios más recientes, de laUniversidad de Maryland, cubrió desdeMarruecos hasta el Golfo Pérsico y elLíbano. Bien, en esa área una mayoríaabrumadora de la población manifestódesear que los líderes religiosos tuviesenun papel más importante en el gobierno.Un porcentaje similar, cercano al 95 porciento, cree que el único interés nortea-mericano por la región es el acceso a susreservas de petróleo, el fortalecimientode Israel y la posibilidad de humillar a losárabes. Estamos ante una opinión casiunánime. Así, de existir alguna voz popu-lar que pudiese surgir en la región, oalgún tipo de movimiento democrático,podría convertirse en algo similar a loconocido en Argelia hace diez años. Nosería necesariamente un gobierno isla-mista radical sino uno con una corrienteislamista más enérgica que la que actual-mente existe en muchos países. Creo queesto sería lo último que querrían losEstados Unidos, de modo que, muyprobablemente, toda alternativa deapertura democrática tropezaríainmediatamente con unaférrea oposición de laCasa Blanca.

Pero las voces enfavor de una demo-cracia secular tam-bién serían confronta-das por los Estados

Unidos. Si pudieran hablar libremente,por ejemplo, sobre la violación de lasresoluciones de las Naciones Unidas,esas voces presentarían el caso de Israelque tiene un récord mucho peor que elde Irak en esta materia. Pero, claro está,Israel goza de la protección de losEstados Unidos. Esas voces tambiénexpresarían su preocupación por laindependencia, que los Estados Unidosno favorecen, de forma tal que cabeesperar que Washington continuará apo-yando regímenes opresivos y no-demo-cráticos como en el pasado, y tal comolo hizo en América Latina por muchos

años, a menos que se lepuedan dar garantías de

que los nuevosgobiernos de

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la región habrán de ajustarse estricta-mente a las prioridades de Washington.

Por otro lado, estos movimientospopulares del mundo árabe son tan caó-ticos que resulta difícil predecirlos -esdecir, incluso quienes participan enellos no saben o no pueden saber qué esexactamente lo que quieren; lo que síconocemos es el tremendo odio, el anta-gonismo y el miedo -probablementecomo nunca antes- existente en relacióna los Estados Unidos. El problema isra-elí-palestino es, por supuesto, el temacentral en el mundo árabe. La adminis-tración Bush ha sido muy cuidadosa alrespecto, y no ha tomado partido porninguna posición. Sus acciones, sinembargo, socavan las perspectivas deuna resolución pacífica del conflicto.Por ejemplo, al financiar nuevos pro-gramas de asentamientos de los israelí-es en los territorios árabes.

Es por ello que nuestros gobernantesno dicen nada. Casi todo lo que dicen esque “tenemos una visión”, algo real-mente sin sentido. Mientras tanto, elsilencio oficial contrasta con el apoyoefectivo a las posiciones más extremis-tas dentro de Israel. Por eso lo que laprensa ha señalado como la expresiónmás significativa de George Bush - rei-terada por Collin Powell más tarde- fueque la colonización de los territoriosárabes ocupados continuará hasta queEstados Unidos determine que las con-diciones para la paz han sido estableci-das, y se pueda avanzar en ese mítico“mapa carretero” trazado porWashington.

Esta afirmación que fue saludadacomo “significativa” implica, de hecho,

un cambio de política en una direccióncada vez más extremista. Hasta ahora laposición oficial había sido que no debíahaber más asentamientos en los territo-rios árabes. Por supuesto, esta era unapostura hipócrita por parte de losEstados Unidos, pues mientras que pro-seguían otorgando apoyo militar, econó-mico y diplomático para sustentar lacreación de más asentamientos sostení-an una postura oficial retóricamenteopuesta a este curso de acción. Ahora lapolítica oficial cambió y está a favor delos asentamientos hasta el momento enque los Estados Unidos determinen uni-lateralmente que el “proceso de paz” haprogresado lo suficiente, lo que signifi-ca, en lo esencial, avalarlos indefinida-mente. Tampoco se tomó debida nota deque en el pasado mes de diciembre laadministración de Bush modificó, en laAsamblea General de Naciones Unidas,la posición estadounidense en un temaimportante. Hasta ese momento la CasaBlanca había siempre avalado las reso-luciones del Consejo de Seguridad de1968 oponiéndose a la anexión deJerusalén por Israel, y ordenado a lasautoridades israelitas poner fin a todainiciativa encaminada a tomar posesiónde Jerusalén del Este y de expandirJerusalén, que ahora se ha convertido enun área enorme.

Oficialmente los Estados Unidossiempre se habían opuesto a esta expan-sión, aunque nuevamente de manerahipócrita. Sin embargo, en diciembreúltimo la administración Bush apoyóesta política produciendo un cambiobastante abrupto en relación a su postu-

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ra anterior, y tan significativo como nin-guno que se recuerde en la historiadiplomática de los Estados Unidos. Essignificativo, asimismo, que un cambiode esa envergadura no hubiera sido dadoa conocer dentro de los Estados Unidos.Sin embargo, pese a pasar casi inadver-tido, tal cambio tuvo lugar. En el pasadolos Estados Unidos vetaron los esfuer-zos europeos de emplazar monitoresinternacionales en los territorios ocupa-dos -una iniciativa tendiente a reducirlas violentas confrontaciones políticasde la región. Los Estados Unidos sabo-tearon las reuniones programadas paradiciembre de 2001 en Ginebra, cuandose intentaba implementar las convencio-nes de Ginebra, y mientras las otras par-tes contratantes se presentaron, losEstados Unidos rehusaron tomar partede esa reunión, con lo cual la terminaronbloqueando. No sólo sabotearon la con-ferencia sino que declararon que Sharonera un hombre de paz y respaldó suspolíticas represivas. Entonces, todohace presumir que los Estados Unidosse moverán hacia una política más duraen torno al tema de los territorios, otor-gando a los palestinos a lo sumo algunaclase de status formal -y carente de sig-nificado- como un “estado” de la región.Por supuesto, esto será seguramentepresentado como un gran logro demo-crático, el triunfo de la paz y la libertad,y todo lo que usualmente se dice enestos casos. Ellos tienen montada unainmensa operación de relaciones públi-cas y procurarán presentar la nuevapolítica de esta forma, pero la realidadno parece ser muy alentadora.

Atilio A. Boron: Solamente ten-dría dos preguntas más para realizar-le. Una es sobre el futuro del sistemade Naciones Unidas. Un artículoreciente de Henry Kissinger, reprodu-cido por la prensa argentina, decíaque el multilateralismo estaba termi-nado y que el mundo tenía que acep-tar las condiciones derivadas de lasuperioridad absoluta de las fuerzasarmadas norteamericanas dado queel antiguo orden internacional estáterminado. ¿Cuál es su reflexiónsobre el futuro del sistema deNaciones Unidas y de los acuerdosinternacionales?

Noam Chomsky: Bueno, ustedsabe, se trata de una formulación másdescarada de políticas que se inscribenen la misma tónica de siempre. El unila-teralismo siempre existió en el marco delas Naciones Unidas, y Henry Kissingersabe esto perfectamente bien. Es algoque viene de muy atrás. Quiero decir:¿hubo alguna autorización de lasNaciones Unidas aprobando la invasiónnorteamericana a Vietnam del Sur hace40 años? En realidad, el tema ni siquie-ra pudo instalarse en la agenda de dis-cusión de las Naciones Unidas. La ONUy casi todos los países se oponían abru-madoramente a las operaciones de losEstados Unidos en Vietnam, pero eltema nunca pudo aparecer y ser someti-do a discusión porque todos sabían quesi tal cosa ocurría las Naciones Unidasserían simplemente desmanteladas porlos Estados Unidos. Cuando la CorteInternacional de Justicia condenó aWashington por su ataque a Nicaraguala respuesta oficial de la administración

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Reagan -que, insisto, es la misma genteque actualmente está en el poder- la res-puesta oficial cuando rechazaron lajurisdicción de la Corte Internacionalfue que otras naciones no estaban deacuerdo con nosotros y por ende nosreservamos el derecho a determinar quees lo que recae dentro o fuera de lajurisdicción interior de los EstadosUnidos. Estoy citándolo textualmente.En este caso se trató de un ataque aNicaragua. Difícilmente podrían uste-des tener un unilateralismo más extre-mo que éste. Y las élites norteamerica-nas lo aceptaron, y lo aplaudieron y, enrealidad, el asunto fue rápidamenteolvidado. En su próximo viaje a EstadosUnidos hable con sus colegas en cual-quier Departamento de Ciencia Políticay encontrará a gente que jamás escuchóhablar sobre este tema. Fue completa-mente barrido de la escena. Este es larazón por la cual los Estados Unidostuvieron que vetar las resoluciones delConsejo de Seguridad en apoyo de ladecisión de la Corte y exhortando atodos los países a acatar la legislacióninternacional. Bueno, esto es unilatera-lismo en su forma más extrema, y toda-vía se remonta mucho más atrás en eltiempo.

Justo después de la crisis misilísticade octubre de 1962, la cual prácticamen-te condujo al mundo al borde de una gue-rra nuclear terminal, la administraciónKennedy reanudó sus actividades terro-ristas y su guerra económica contra Cuba,lo cual fue el antecedente para la crisis.Dean Acheson, un respetado hombre deestado y consejero de Kennedy, del alaliberal del espectro político norteameri-

cano, pronunció un importante discursoen la Sociedad Norteamericana de la LeyInternacional en la que enunció, en suslíneas principales, los contenidos de laDoctrina Bush de septiembre de 2002. Loque dijo es que no hay ninguna “contro-versia legal” que pueda surgir en el casode una respuesta norteamericana ante undesafío a su “poder, posición y prestigio”.Nada puede ser más extremo que esto.Las diferencias con septiembre de 2002es que en lugar de ser una política opera-tiva ahora se convirtió en la política ofi-cial del gobierno norteamericano. Esta esla diferencia. Las Naciones Unidas hansido irrelevantes en la medida en queEstados Unidos le impidieron funcionar.Es por esto que, desde mediados de 1960,cuando las Naciones Unidas se habíanconvertido en algo más independientes acausa de la descolonización y de la recu-peración de otros países del mundo luegode la Segunda Guerra Mundial, losEstados Unidos se convirtieron de lejosen el país que más resoluciones delConsejo de Seguridad ha vetado sobre unamplio rango de temas -Gran Bretañaestá segunda- y ningún otro país está nisiquiera cerca de esta situación. Esto es loque hace que las Naciones Unidas nosean efectivas. Esto equivale a decir que“o ustedes hacen lo que les decimos o lespatearemos el trasero”. Actualmente esmucho más descarado. Lo único correctoque Kissinger está diciendo es que ahorano encubriremos las políticas que esta-mos llevando a cabo.

Atilio A. Boron: Muy bien. He aquími última pregunta: ¿Cuál ha sido elimpacto de la Guerra iraquí sobre laslibertades públicas de los Estados

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Unidos? Hemos escuchado historiasmuy preocupantes acerca de bibliote-carios que han sido forzados a indicarlos nombres de gente que solicita librosconsiderados como “subversivos”?¿Cuál ha sido el verdadero impacto dela guerra en la política interior y en lavida cotidiana de los Estados Unidos?

Noam Chomsky: Bueno, estascosas están ocurriendo pero pienso queno están específicamente conectadascon la Guerra de Irak. La administra-ción de Bush, me permito repetirlo, estáintegrada no por conservadores sino porestatistas reaccionarios. Ellos quierenun Estado muy poderoso, enorme, vio-lento y que refuerce la obediencia y lasumisión de la población. Existe enellos un tipo de espíritu cuasi- fascista,como telón de fondo, y por eso hanestado tratando de socavar los derechosciviles de muchas maneras. Este es unode sus objetivos de largo alcance, y tie-nen que hacerlo rápidamente porque enlos Estados Unidos existe una tradiciónde protección muy fuerte de los dere-chos civiles. La clase de vigilancia queme comenta en relación a las bibliotecases un paso más en esa dirección. Elloshan reivindicado también el derecho delgobierno a detener a un ciudadano esta-dounidense sin cargos - y sin acceso aabogados, ni a su familia- y mantenerlodetenido indefinidamente. Esto, ade-más, ha sido avalado por la Corte, loque de por sí es una atrocidad. Peroahora tienen una nueva propuesta, enocasiones denominada “Patriot Two”,un documento de unas ochenta páginasgenerado dentro del Departamento deJusticia y que alguien tuvo a bien fil-

trarlo a la prensa para su publicación. Araíz de esto se publicaron algunos artí-culos de profesores de leyes que se sen-tían ultrajados por el contenido de dichodocumento. Esto hasta ahora sólo seencuentra en su fase de planeación, peroa más de uno le agradaría implementar-lo tan secretamente como se pueda.Estas propuestas permitirían al FiscalGeneral, por ejemplo, privar de la ciu-dadanía norteamericana a cualquierindividuo sospechoso de estar involu-crado en actos que de cualquier formapudieran ser perjudiciales para los inte-reses de los Estados Unidos. Es decir,todo esto va mucho más lejos que cual-quier cosa contemplada en cualquiersociedad democrática. Un profesor deleyes de la Universidad de New York haescrito que esta administración eviden-temente intentará, en la medida de susposibilidades, eliminar o recortar signi-ficativamente los derechos civiles delos ciudadanos, y creo que básicamenteestá en lo cierto. Esto es congruente consus políticas de estatistas reaccionarios,que tienen manifestaciones en la vidainternacional, la economía, la vidasocial y también en la vida política.

Atilio A. Boron: Bien. Fue un granplacer poder hacer llegar sus pala-bras a la audiencia argentina.Quisiera agradecerle mucho por estaentrevista y espero que continuemosen contacto en esta inconclusa batallapor la paz y la democracia en elmundo.

Noam Chomsky: Seguramente loestaremos.

Atilio A. Boron: Nuevamente,muchísimas gracias.

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Julio Ugas (*)

En este Seminario que organiza el Partido del Trabajo de México, el tema queabordaré, es uno que tuvo plena vigencia hace algunas semanas en el Foro SocialMundial realizado en Porto Alegre, Brasil, y que, indudablemente, en un seminariocomo este, que aborda la temática de los Partidos y una Nueva Sociedad, no debe-mos dejar de analizar. Aunque debo reconocer que ha sido tocado en varias inter-venciones, en esta ocasión quiero profundizar en particular. Se trata de las relacio-nes entre movimientos sociales y partidos políticos en la lucha por conquistar unademocracia radical, que para mí es el socialismo, o por una profunda transforma-ción democrática, que para algunos puede ser su idea estratégica o para otros sóloun paso táctico hacia la democracia socialista. La ideología neoliberal, la cual tieneespecial astucia para tratar ciertos temas, ha enfatizado la critica a los partidos. Esacritica, por desgracia, se ha convertido también en un tema acogido por algunossectores del llamado ¿progresismo?

El rechazo a los partidos tiene su base en el papel que se les ha asignado a estosen lo que se ha dado en llamar: Las Democracias Representativas de Baja Intensidad.En esas modalidades formalistas de democracia, los partidos juegan un papel particu-larista, sirven como aparato de poder de una élite o un conjunto de líderes, en detri-

(*) Comité Central del Partido Comunista de Chile

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mento de los objetivos liberalizadorespara los cuales fueron creados en unmomento histórico determinado. Los par-tidos, en esas democracias formales,dejan de ser asociaciones ideológicas y seconvierten en expresión de intereses par-ticulares sin proyección universal. Porello se convierten en pasto de las críticasde los sectores progresistas, porque, estospartidos, se presentan bajo el peor aspec-to, el de asociaciones de poder, sin conte-nido ideológico en sí mismo, aunque ide-ológicamente cooptados por el capitalis-mo neoliberal. Pero esos son los partidosen la forma más degradada de este tipo dedemocracia.

Si queremos pensar en una democra-cia real o realizada, donde la soberaníapopular sea más que pura forma y lademocracia sea también, además de polí-tica, económica y social, debemos pensarque partidos y movimientos sociales sonformas diferenciadas de representación,las dos válidas y necesarias. Aún más,detrás del rechazo a los partidos siemprehay un pensamiento que sólo acepta lareproducción de lo existente.Obviamente, hoy en día, lo existente escapitalismo neoliberal. Hay que conside-rar, además, que la reproducción de loexistente no es nunca conservación. Enrigor nada se conserva, todo, por lomenos, se adapta. La reproducción essiempre un tipo de cambio adaptativo ouna operación política proyectada.

Por lo tanto, podemos concluir que,una clase o un grupo, que no busca latransformación radical de una sociedad,puede aceptar la crítica a los partidos yrefugiarse en los movimientos sociales,pero eso no puede hacerlo una organiza-

ción que busca la transformación o larevolución, ella necesita del partido.

Eso no significa que el partido sea laforma única de lucha política. Pero hayuna diferencia entre partido y movimien-to, la cual es una diferencia tanto concep-tual como práctica. Un movimiento aniday nace en un espacio que puede ser local,regional o nacional, pero, por lo tanto, seplantea objetivos regionales o sectoriales:el movimiento sindical tiene, por ejem-plo, generalmente, relación con salarios yrelaciones de trabajo; el movimientofeminista con la condición de la mujer; elmovimiento ecologista con las relacionescon la naturaleza etc..

La regionalidad o sectoraliedad delmovimiento aumenta su capacidad deinfluencia sobre esa masa particular, perodisminuye su capacidad de crear un pro-yecto general, por ello el partido esirremplazable, porque su tarea es hablardesde lo general; de realizar la síntesis delas propuestas sectoriales o regionales.

Es en este sentido que el partido esirremplazable, cuando se trata de crear unademocracia participativa integrando comosujeto activo a los movimientos sociales.

Puede existir una democracia formal orepresentativa que prescinda de los parti-dos o los reduzca a su mínima expresión,como sucede hoy en Chile con los partidostanto de la derecha como de laConcertación. En ellos los movimientossociales existentes están constreñidos, por-que no pueden articular lo regional o secto-rial con lo general, ya que estos partidosestán jugando otro rol, el de suplantadorese inhibidores de los organismos del puebloy de catalizadores de los problemas de lossectores populares.

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Desde un punto de vista sociológico ytambién político, hay una gran diferenciaentre nuevos y viejos movimientos socia-les. Los primeros, especialmente el movi-miento social clásico (el sindical) hantenido menor autonomía y han sido, his-tóricamente, especialmente en Chile, másdependientes de los partidos pues éstosadministraban la relación con el Estado y,en el caso de los partidos de la izquierdaauténtica, estos siempre jugaron ,y enestos nuevos tiempos sieguen jugando, elrol de representar los problemas de lasmayorías ante los órganos de poder y losgobernantes de turno.

Sin embargo, en el mismo Chile, losmovimientos sociales nuevos se desarro-llan con mayor fuerza después del Golpede Estado contra el Gobierno Popular deSalvador Allende en 1973. Aunque enrealidad debemos recordar que elMovimiento Feminista había tenido fuer-za por las reivindicaciones políticas delos años 40´, particularmente en su luchapor hacer conciencia de la desigualdadque significaba que la mujer no tuviesederecho a voto para después desaparecer.

Pero el movimiento feminista post73´, demuestra conocer tanto su especifi-cidad como su necesidad de articulacióncon los partidos, tanto por el hecho de susreivindicaciones propias de aquellosaños, como por el hecho de que en suseno, como en el de otras organizacionessociales, actúan los partidos para generarpolíticas generales ante la dura clandesti-nidad y la represión de la cual son vícti-mas, particularmente, los partidos.

Es muy importante para un movi-miento social, políticamente consciente,tener, valga la redundancia, conciencia de

sus límites. Esa es la perpetua tentacióndel movimiento ecologista. Este cree quea partir de la crítica de la relación entrerelaciones de producción capitalistas ynaturaleza puede fundamentar un progra-ma general de crítica al capitalismo.Aunque existe la experiencia de los eco-logistas europeos, que a poco andardebieron transformarse en partidos, sinembargo, en América Latina aún se per-siste en esta idea.

Nuestra apreciación es que nuncapodrá haber una relación adecuada entrepartidos y movimientos si no se respetael principio de cada uno a lo suyo. Estorequiere una gran labor clarificadora delos partidos, en cuanto éstos han sido ,en muchos casos, facilitadores de losmovimientos sociales, a los cuales, enocasiones, aceptamos sólo como corre-as de transmisión pero no como entesautónomos.

Hoy se requiere aceptar la diferenciaentre partido y movimiento social y elpapel independiente de estos últimos.Pero para los movimientos, cuando ellosson legítimos y no partidos disfrazados,como viene sucediendo de un tiempo a lafecha, requiere aceptar su sectorialidad osu regionalidad intrínseca y su necesidadde que sus reivindicaciones sean articula-das políticamente para acceder a la gene-ralidad. Para terminar existe la necesidadde una precisión conceptual: existenmuchas organizaciones del tipo partidosque se hacen llamar movimientos: el casoclásico en Chile - de la década de los 60-70 - fueron el MIR (Movimiento deIzquierda Revolucinaria) o el MAPU(Movimiento de Acción PopularUnitaria), que, escindido de la

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Democracia Cristiana, nace como movi-miento para luego convertirse en partido.Pero en esos casos se trataba de un dis-fraz inocente. En la actualidad hay unamayor sofisticación, ella corre por cuentade organismos que se crean tras caretascomo las que en Chile se han dado en lla-mar Coordinadoras de Trabajadores oFuerza Social de Trabajadores, que lo quebuscan, en definitiva, es ser o convertirse,en partidos, aunque tomen la forma decolectivos autónomos unos de otros, sindirección centralizada. En el análisis deellos se produce una confusión entre lamodalidad de organización y los objeti-vos. Por estos objetivos o sea por la pre-tensión de generalidad, son formas nue-vas, originales de partido, pero no sonmovimientos.

Como dijimos anteriormente, esindispensable que los partidos cambie-mos mucho en nuestra relación con losmovimientos sociales, esto es particular-mente una tarea de los dirigentes de lospartidos de la izquierda. Si uno pudiesedarse el lujo de entregar consejos, el míosería, especialmente, que dejemos de serasociaciones que solo vamos detrás delpoder por el poder, para volver a conver-tirnos en asociaciones ideológicas talcomo fueron concebidas en muchoscasos, para las cuales el poder tiene rela-ción con un proyecto de sociedad.

Eso implica:

PARTIDO CON PROYECTO O SEACON PROGRAMA Y DEFINICIÓNDE FUTURO. En esto quiero dejar enclaro que no comparto lo planteado porHeinz Dietrich en cuanto a que la única

posibilidad de acción y triunfo esté enlos programas regionales, lo que noquiere decir que no esté de acuerdo enque, en lo posible, debamos propender aello. El Foro de Sao Paulo es un buenejemplo de esta búsqueda. PARTIDO CON DEMOCRACIA INTER-NA Y CON UNIDAD DE ACCION, COMOVALORES PROFUNDOS.

PARTIDO EDUCADOR

PARTIDO IMBRICADO CON LASMASAS, PERO NO VANGUARDIAPER SE: Capaz de comprender que sedebe trabajar por estar a la vanguardia,pero que ésta, en muchas ocasiones, serácompartida y que se dará siempre y cuan-do exista una acertada relación con losorganismos sociales en los cuales, los mili-tantes de los partidos estén insertos verda-deramente

PARTIDO CON RELACIONES DEFRATERNIDAD Y COMPAÑERISMO,ETC: La posibilidad de una democraciaradical dependerá de la existencia de estetipo de partidos. Pero también dependeráde la comprensión de los dirigentes socia-les de que su rol, por acción u omisión,siempre será social y político, indistinta-mente de si militan o no en un partido. Y,en el caso concreto de los partidos de laizquierda, la comprensión, por parte de lasorganizaciones sociales, de que éstos son,hoy por hoy, los más fervientes opositoresal sistema capitalista neoliberal y que cadauno, acorde con su realidad local, y susposibilidades materiales, se juega la vidapor una sociedad distinta a la neoliberalhoy imperante. Una Sociedad Socialista.

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Las advertencias inútiles ante un peli-gro inminente de guerra se han convertidoya en rutina. Y, sin embargo, las rimas queMatthias Claudius compuso en su díasiguen siendo hoy completamente actua-les:

“¡Hay guerra! ¡Hay guerra! ¡Oh, ángelde Dios, defiéndenos, / y habla! Por des-gracia hay guerra. ¡Y yo anhelo / no tenerculpa en ella!”.

Muchos signos de admiración apoyanla primera estrofa de esta poesía que haperpetuado la inutilidad de su advertencia.Por ello, porque ha sobrevivido a tantasbatallas, la pongo al principio de mi adver-

tencia –”¡y habla!”–, que, como intromi-sión, según me temo, no será oída.

La guerra es inminente. Una vez másla guerra es inminente. ¿O es que sólo seamenaza con guerra para que la guerra nose produzca? ¿Significa la palabra restric-tiva “sólo” que la marcha escenificadadesde hace semanas en la PenínsulaArábiga y el Mar Rojo por parte de las tro-pas norteamericanas e inglesas y las uni-dades de la flota, y que alimenta a losmedios de comunicación con imágenes desuperioridad militar, es un simple gesto deamenaza que finalmente tan pronto comoun dictador de entre las dos decenas dedictadores que gobiernan en el mundo sehaya desgastado en el exilio –o deseable-mente esté muerto– puede ser cargado encuenta y olvidado? Parece que no. Estainminente guerra es deseada. En las cabe-zas que la planean, en las Bolsas de todoslos continentes, así como en los canales detelevisión que tienen la fecha adelantadaya está teniendo lugar. El enemigo comoobjetivo está reconocido, nombrado y,junto a otros enemigos de reserva porreconocer y nombrar, se presta para laconspiración de un peligro que nivelatodas las dudas. Conocemos la manera deproceder por la que se descubre un enemi-go, en el caso de que éste falte.

Entre las Guerras

Günter Grass, (*)

(*) Premio Nóbel de Literatura

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Al mismo tiempo, también es conoci-do aquel tipo de juego de la guerra en elque se acierta justo al lado del objetivo.Nos son familiares también los términospara daños y pérdidas de vidas humanasque hay que aceptar como inevitables.Asimismo, nos resulta común que se cuen-ten y se lamenten sólo los relativamentepocos muertos de la potencia mundialdominante, mientras la masa de los enemi-gos muertos más sus mujeres y niñosqueda sin contar y no es digna de duelo.

Así, nos preparamos para la repeti-ción. Esta vez, los nuevos sistemas demísiles deben acertar al lado del objetivotodavía más concretamente. Nos amenazauna guerra en forma de selección de imá-genes. Como ya conocemos su avalanchade imágenes limpias de horrores detalla-dos y como también los derechos televisi-vos están concedidos a la conocida emiso-ra de las tres siglas, esperamos una conti-nuación de la guerra como serie televisiva,interrumpida sólo por los espacios comer-ciales para consumidores pacíficos.

Ahora, al margen, se intenta ver quiénparticipa activamente o sin gran entusias-mo o quién sólo quiere estar un poco en lapróxima guerra que ya está teniendo lugar,como los alemanes, para quienes de mane-ra forzosa el liderazgo de la guerra perte-nece o debería pertenecer al pasado.

¿Contra quién se dirige esta guerra,que parece que fuera sólo una amenaza?Oficialmente contra un horrible dictador.Pero Saddam Hussein fue en su día, comotambién otros dictadores, un compañerode armas de la potencia mundial democrá-tica y sus aliados. Como representante, yarmado con ayuda de Occidente, Irakllevó a cabo durante ocho años la guerra

contra Irán, porque en el país vecino deldictador gobernaba un dictador que en sudía era enemigo número uno.

Pero también se dice –algo que toda-vía no ha podido ser probado– queSaddam Hussein dispone ahora de armasde destrucción masiva. Además se prome-te que después de la victoria contra el dic-tador y su sistema, la democracia seráintroducida en Irak. Pero los países veci-nos al dictador Arabia Saudita y Kuwait,que están aliados con Occidente y le sir-ven como base militar de avance, tambiénestán dominados dictatorialmente. ¿Debenser estos países objetivo de las próximasguerras en pos de la libertad? Sé que estaspreguntas son inútiles. La arrogancia de lapotencia mundial da respuesta a todas.Pero cualquiera puede saber o darse cuen-ta de que se trata del petróleo. O, mejordicho, se trata otra vez del petróleo. El teji-do de la hipocresía con la que la últimasuperpotencia y el coro de sus aliadosacostumbran a ocultar sus intereses es tancerrado, que la estructura del dominadorse muestra desnuda. Se presenta desver-gonzadamente y como un peligro públicoen su orgullo desmesurado. El actual pre-sidente de Estados Unidos encarna esapeligrosidad.

No sé si las Naciones Unidas son losuficientemente firmes como para resistirlas ansias concentradas de poder deEstados Unidos de América. Mi experien-cia me dice que a esta guerra le seguiránpor el mismo impulso otras. Espero quelos ciudadanos y el gobierno de mi paísdemuestren que los alemanes hemosaprendido de guerras en las que teníamosla culpa y que por ello decimos “no” a estacontinua locura llamada guerra.

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“¿Qué debería hacer si en mis sueñoscon aflicciones / y sangrientos, pálidos ydescoloridos / vinieran a mí los espíritusde los muertos a golpes, / y lloraran antemí, qué?”

La pregunta la plantea la segundaestrofa de la poesía “Cantar de Guerra” deMatthias Claudius. Una pregunta que

nosotros con respecto a nuestras guerras ysus “muertos a golpes” hasta hoy nohemos contestado de manera válida.Aquella guerra lejana, inminente, que yatiene lugar y que nunca ha acabado nosvuelve a hacer la pregunta.

“Por desgracia hay guerra. ¡Y yo anhe-lo / no tener culpa en ella.

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Escribir este artículo ha sido unproceso parecido a armar un rompe-cabezas. Analizando diversos temasde la retórica del Presidente Bush,fue posible, al fin, encontrar unpunto común que lleva a sostener latesis de que las guerras que realiza-rá Estados Unidos en un futuro pró-ximo se encuadran dentro de unalógica que es, a su vez, el eje doctri-nal que lleva a entender la políticainternacional estadounidense denuestro tiempo.

La doctrina de la guerra perma-nente comenzó a cristalizar el famo-so 11 de Septiembre. Pero en el dis-curso de Bush del 20 de septiembrede 200l, no apareció de un modomanifiesto, aunque sí, y recién pode-mos descubrirlo, de un modo latente.En ese discurso, intentó Bush cumplir laobligación de configurar al enemigo alcual declaraba la guerra. Se trataba, segúnBush –y, evidentemente, en ese punto nose equivocaba– de una fracción islamista, ala que diferencia de todo el Islam, a la queconsidera una cultura y una religión esen-cialmente pacífica. Como dijo, de mododesacostumbradamente preciso, Bush:“Los terroristas son traidores a su propiafe, tratando, en realidad, de secuestrar todoel islamismo. El enemigo de América no

son nuestros numerosos amigos musulma-nes. Nuestro enemigo es una red radical deterroristas y cada gobierno que la respal-da”.

Esa fracción islamista y no islámica, hadeclarado la guerra a las libertades políti-cas que imperan en Occidente, y por tantoa EEUU como nación que las simboliza demodo más explícito. Bush respondió conuna declaración de guerra a esa organiza-ción primero, y a todo el terrorismo inter-nacional después. No lo dijo Bush, pero sesubentiende que la guerra estaba dedicada

La Doctrina de la Guerra Permanente

Fernando Mires (*)

(*) Analista Internacional, profesor de la Universidad Popular “Madres de Plaza de Mayo”

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a las fracciones terroristas islamistas, por-que una declaración de guerra a otro tipode terroristas, como a la ETA de España, oa la IRA de Irlanda, o a las FARC deColombia, habría estado fuera de todolugar.

A los Estados que protegen a terroris-tas, Bush también amenazó, aunque no lesdeclaró (todavía) la guerra, entre otrascosas, porque el mismo Bush contabilizónada menos que a sesenta países en dondehay terroristas; y declarar la guerra de unavez por todas a sesenta Estados no era polí-ticamente lo más aconsejable.

En cualquier caso, en su discurso del20 de septiembre del 2001, Bush se apresu-ró a marcar la línea: en esa guerra se estácon nosotros, o contra nosotros. En ciertamedida tenía razón. Porque los terroristasno son un partido político con el cual sepuede estar en algunos puntos de acuerdo yotros en desacuerdo, sino que se trata deorganizaciones que ponen al adversario enel extremo límite no de la política sino dela guerra: o te mato, o me matas; o ambascosas a la vez. Es decir, Bush aceptó, y nopodía elegir otro camino, la lógica ultima-tista del terrorismo internacional.

En ese discurso, Bush no hizo mencióna los Estados terroristas, con lo que dejóabierta la posibilidad para calificar en elfuturo con esa dominación a los Estadosque EEUU estimara conveniente; de ahíque la sospecha relativa a que la ambigüe-dad del discurso era intencional, no esinfundada. No obstante, donde no habíaambigüedad, era en el propósito inmediato.Atacar a Al Quaida en su lugar preferentede refugio, en Afganistán, donde BinLaden estaba a punto de realizar su utopía:la del Reino de Dios. En ese proyecto,

Bush no podía sino ser apoyado por lamayoría de las naciones democráticas delplaneta; la coalición más grande y podero-sa que haya sido formada en todo el cursode la historia que conocemos.

No obstante, esas mismas nacionesdemocráticas que habían apoyado sin con-diciones a EEUU en la guerra contra aquelterrorismo internacional que se guarecíaen las montañas afganas bajo el imperio dela teocracia islamista talibana, fueron sor-prendidas poco después cuando Bushdibujó en el esquema bélico del futuro un“eje del mal” representado por tres nacio-nes: Irak, Irán y Corea del Norte. Lamayoría de los estadistas europeos setomaron entonces la cabeza: ¿No noshabía dicho Bush de que se trataba sólo deuna guerra en contra del terrorismo inter-nacional? ¿Qué tienen que ver Irák e Iráncon el terrorismo de Bin Laden? Y sobretodo ¿qué tiene que ver en ese juego Coreadel Norte? ¿Se ha vuelto loco Bush?

Quizás en ese momento (julio del2002), la propia administración norteame-ricana no era totalmente consciente de lanueva estrategia que se estaba dibujandoen sus mentes, antes aún del 11 de sep-tiembre. Así se explica que Bush y lossuyos hayan realizado denodados intentospara demostrar al mundo supuestas impli-caciones entre la dictadura de SadamHussein y Al Quaida, las que evidente-mente no existían. Particularmente penosofue el esfuerzo de Tony Blair al intentarpresentar un supuesto dossier secreto endonde “se probaba” la estrecha relaciónque existía entre Bin Laden y Hussein, yque sólo contenía informaciones que habí-an aparecido en todos los periódicos inter-nacionales.

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Tres FasesAntes de que la doctrina de la guerra

permanente tomara formas definitivas, esposible reconocer diversas fases en el dis-curso político- internacional del gobiernoestadounidense: las dos primeras fases yahan sido mencionadas. En la primera,Bush detectó al enemigo inmediato: elterrorismo internacional. En la segunda,cuando definió al “eje del mal”, Bushtrató de precisar a los enemigos mediatosde su país, seleccionando a Irak, Irán yCorea del Norte. La tercera fase es muyimportante. En ella desarrolló Bush unanueva teoría, a la que muchos observado-res confundieron superficialmente conuna nueva doctrina: la de la guerra pre-ventiva. Pero la guerra preventiva es sólouna teoría en el marco de aquella nuevadoctrina que Bush todavía no sabía, nopodía, o no quería, precisar: la de la gue-rra permanente. Pero al mismo tiempo queuna teoría, la guerra preventiva es unacondición de la doctrina de la guerra per-manente, condición que en términos sen-cillos se puede expresar de acuerdo con lasiguiente premisa: todo Estado que ame-nace con sus armas a Estados Unidos osimplemente a la hegemonía militar deEEUU en el mundo, debe ser, lo máspronto posible, desarmado por EEUU.Dicha premisa tomó recién forma doctri-naria en el discurso de Bush ante laCámara de Representantes del Congresoel 5 de febrero del 2003, cuando en rela-ción a Sadam Hussein, dijo: “No podemospermitir a un dictador brutal, con un histo-rial de temerarias agresiones, dominar unaregión vital y amenazar a Estados Unidos”

Para que se entienda bien: no se tratade que EEUU se haya embarcado en una

política de desarme mundial; se trata, sí, yningún miembro del gobierno estadouni-dense lo oculta, de desarmar a sus enemi-gos más inmediatos. Y uno de sus enemi-gos más inmediatos, es la dictadura deSadam Hussein, a la que EEUU declaraabiertamente su propósito de derribardesde fuera, y si es necesario con bombas.A decir verdad, hace años que está inten-tando derrocar al dictador. Bush “senior”no avanzó hasta Bagdad pensando quizásque el pueblo iraquí se desharía de su dic-tador, como ha ocurrido en tantos países.Pero la dictadura de Hussein no trepida enasesinar a cualquier opositor. La otra alter-nativa era que los Estados nada amablesque cercan a Irak, particularmente Siria,Irán y Turquía, provocarían desde fuera lacaída de la dictadura. Tampoco eso hasido posible. Incluso, la política del boicoteconómico levantada por los propiosEEUU ha fracasado. De este modo, laúnica alternativa que encuentra EEUUdentro de su propia lógica para deshacer-se de ese enemigo inmediato, es la guerra.Pero, otra vez, para que se entienda bien:no es que EEUU quiera derribar a todaslas dictaduras del mundo. El gobierno deEEUU nunca va a actuar por humanitaris-mo o algo parecido, como ningún gobier-no del mundo lo ha hecho ni lo harájamás. Lo que sí intenta EEUU –y desdeel punto de vista de la seguridad nacionalnorteamericana (remarco: sólo desde esepunto), nadie podría decir que Bush pro-cede de modo equivocado– es liquidar auno de sus enemigos más declarados,antes aún de que éste llegue a armarse mástodavía, pues, aquello que basta a EEUU,y éste es el nudo de teoría de la guerra pre-ventiva, es el propósito de armarse.

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La Guerra PreventivaLa teoría de la guerra preventiva, la

expuso Bush en su discurso del 7 de octu-bre de 2002 –justo un año después de quefueran iniciados los ataques a Afganistán–del siguiente modo: “En vista del evidentepeligro no podemos esperar una pruebadefinitiva, por así decirlo, aquel “Colthumeante” que puede adquirir la forma deun hongo atómico. El Presidente Kennedydijo en octubre de 1962 : “Ni los EstadosUnidos de América, ni los países de lacomunidad mundial pueden tolerar losengaños premeditados ni las amenazasofensivas de cualquiera nación, sea estagrande o pequeña”. Él dijo: “Desde haceya mucho tiempo no vivimos en un mundoen el cual sólo el disparo de las armasrepresenta una suficiente amenaza, y signi-fica así un peligro máximo”.

Luego, agregó Bush estas palabras cla-ves en relación a Irak que no son sólo váli-das para Irak sino que para todos losEstados que signifiquen o puedan signifi-car una amenaza no sólo actual sino quepotencial para EEUU; el centro, al fin, dela “doctrina de la guerra permanente”:

El conocimiento de las amenazas denuestro tiempo, los perversos propósitos ylas maniobras de engaño del régimen ira-quí, dan a todos la razón para suponer lopeor, y nosotros tenemos la urgencia inme-diata de impedir que lo peor suceda”.

No obstante, pese a la declaraciónabierta de la teoría de la guerra preventiva,Bush no había logrado, o todavía no que-ría, separar la guerra que preparaba contraIrak, de la guerra que había declarado unaño atrás en contra del terrorismo interna-cional. La razón de esa no separación, hayque encontrarla en el propósito todavía no

alcanzado, de lograr la legitimación de laONU, o por lo menos de realizar la guerracontra Irak de acuerdo, sino a acciones, porlo menos de acuerdo a resoluciones multi-laterales. Particularmente algunos gobier-nos europeos se negaban a incluir dentrodel mismo proyecto: “guerra contra elterrorismo”, la “guerra contra Irak”. Laestrategia del gobierno Bush como la desus predecesores, es privilegiar el multila-teralismo en las conflagraciones interna-cionales, pues, de acuerdo a la fórmula deKissinger: equilibrio y legitimidad son losdos pilares de la política exterior norteame-ricana. La novedad que introducirá Bush esque si no existe la legitimidad, el equilibriodeberá ser buscado sin ella, o lo que es lomismo, si fracasan las relaciones multilate-rales, EEUU deberá privilegiar el unilate-ralismo, pues no todos los enemigos deEEUU deben ser necesariamente enemigosde los demás países representados en laONU; y viceversa también.

La nueva fórmula, la de la guerra per-manente, será: tanto multilateralismocomo sea posible, tanto unilateralismocomo sea necesario. Eso quiere decir, queEEUU se arroga el derecho a no atar susmanos, por lo menos en lo que se refiere asus procedimientos militares, a resolucio-nes ni a mandatos internacionales. Con ellose quiere decir además: los intereses deEEUU no son siempre los mismos que losde los demás países democráticos delmundo. Si coincidimos con otras naciones–era el mensaje cifrado de Bush–; tantomejor. Si no es así; lástima. Y para que nohubieran dudas, Bush descifró su mensajeel 5 de febrero del 2003 ,cuando con inusi-tada claridad expuso: “Todos los paíseslibres tienen una responsabilidad. Algunos

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la han asumido y otros no, pero el rumboque tome nuestro país no tiene que ver conla decisión de otros”. Y agregó: “Haremosconsultas, pero que no haya ningún malen-tendido: tomaremos cualquiera acción quesea necesaria para defender la libertad y laseguridad del pueblo de Estados Unidos”.

Dos GuerrasEEUU se ha decidido, finalmente,

hacer dos guerras; y al mismo tiempo.Una, basada en un acuerdo multilateral:la guerra contra el terrorismo internacio-nal. La otra, contra los Estados queEEUU detecta como enemigos principa-les y, por lo tanto, se encuentran en con-diciones de ser alineados en torno “al ejedel mal”. Esas dos guerras constituyenpor el momento, las principales vías de“la guerra permanente”. Las dos guerras,que en el papel aparecen conceptualmen-te separadas, se interferirán mutuamenteen el futuro inmediato. La guerra contraIrak provocará reacciones entre los gru-pos terroristas islamistas, y la persecu-ción de estos últimos llevará a nuevasconflagraciones entre EEUU y otrosEstados árabes, e incluso, no árabes. Esosignifica que hay que prepararse paravivir en un mundo en guerras, desde aquíhasta un plazo ilimitado. El “fin de todaslas guerras”, bello postulado de Kant, hasido relegada por la “doctrina de la gue-rra permanente” hacia un futuro indeter-minado, es decir, después de las esperan-zas de paz mundial que surgieron tras lacaída del imperio soviético, la “paz eter-na” kantiana ha recobrado su significadoutópico (o futurista), habiendo perdidocasi totalmente su significado político (oinmediato).

No obstante, la doctrina de “la guerrapermanente” no es en sí completamentenueva; lo nuevo es el formato explícitoque poco a poco fue tomando en los dis-cursos de Bush. No fue, en consecuen-cia, sólo para neutralizar algunas vocescríticas que provenían del PartidoDemócrata, la razón que llevó a Bush enoctubre del 2002 a citar las opiniones deKennedy, en el marco determinado por lacrisis de los misiles, el año 1962, crisisque estuvo a punto de terminar con lahistoria de la humanidad. Más bien, elpropósito de Bush fue establecer unacontinuidad con el pasado histórico de sunación, continuidad que se expresaba,aún antes de la Guerra Fría, en el mani-fiesto objetivo de no ceder un centímetrode hegemonía mundial a ningún país delmundo, ni soportar ninguna amenaza quepusiera en juego la integridad de lanación norteamericana. Precisamenteesta postura o propósito limitó la expan-sión soviética hacia Occidente, lo queimplicaba, naturalmente, reservar unespacio de operaciones para la URSS,hecho que llevó a EEUU a des-solidari-zarse con los movimientos democráticosque surgían en los países comunistaseuropeos en contra de la UniónSoviética.

Lo concreto es que EEUU, comocualquier Estado de la tierra ,ha privile-giado en primer lugar sus intereses, y elprimero de ellos es el de su propia inte-gridad como nación. Las dificultadessurgen no de este propósito, sino delhecho de que EEUU tiene todos losmedios para defender esos intereses y lohace. Bush, por su parte, ha acentuado elcarácter preventivo en dicha defensa, y

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su política ofensiva hacia los Estados porlos cuales se siente real o imaginaria-mente amenazado. Eso quiere decir: elsujeto de las acciones militares de EEUUno hay que buscarlo en una ideología, oen alguna misión mística, sino que en elsimple, lógico y pragmático proyecto, depreservar las posiciones que ocupa en elescenario mundial, eliminando, sin con-templaciones, a todo aquel Estado quelas cuestione, o los haga peligrar, aunquesólo sea simbólicamente. Todo esto inde-pendientemente a las alocuciones misio-narias de Bush cuando por ejemplo enuna declaración al Washington Post(27/09/2001) afirmaba: “We have foundour misión”, como si la función de unPresidente fuera la de andar buscando“misiones”, o las “misiones” se encon-traran en espera de que las encuentrealgún Presidente.

El sujeto de los EEUU son losEEUU; eso no hay que olvidarlo nunca.La política internacional de ese país esesencialmente autoreferente, como es lapolítica internacional de todos losEstados del planeta.

De ahí que no hay ninguna congruen-cia cuando se afirma que EEUU preten-de jugar el rol de “policía mundial”. Unpolicía, siempre trabaja por encargo deotros, en este caso, de otro Estado, o deuna asociación de Estados. Pero éste noes el caso de los EEUU. Cuando losgobernantes estadounidenses han reca-bado la solidaridad internacional, ocuando han actuado por encargo de laONU, ha ocurrido simplemente porquesiempre es mejor para cualquier Estadoactuar con legitimidad internacional quesin ella. Pero como hemos visto, EEUU

no trepida en jugar la carta unilateral, sies que no tiene la multilateral a mano.

Los EnemigosAhora bien, para averiguar quienes

son los enemigos declarados de EEUUbasta comprobar qué es lo que estosenemigos tienen en común. Veamos,antes que nada, quienes son: Irak, Irán,Corea del Norte.

Lo que tienen en común esos trespaíses es lo siguiente. Los tres estángobernados por grupos que declaranabiertamente su enemistad a EEUU.Los tres, son regidos por dictaduras.Los tres se encuentran en vías de pose-er, o ya poseen, armas de destrucciónmasiva, sean éstas químicas o atómicas.Eso quiere decir que para ostentar elextraño privilegio de ser seleccionadoentre los representantes del “eje delmal”, se requiere, al menos, cumplircon esos tres requisitos. Hay países quetienen sólo uno, o dos, de estos requisi-tos (Libia, Cuba). Eso no es suficiente;hay que poseer los tres para entrar en lalínea de fuego; y al parecer, fuera deesos tres países que eligió Bush, no haymuchos más. Esos son, en el lenguajesemipolítico de Bush, los Estados más“canallas” de todos.

Al situarse en una perspectiva per-manente de guerra, EEUU seguirá sien-do odiado por y en muchas naciones.Ese es su destino. Al haberse constitui-do en la nación económica y militar-mente más poderosa de toda la historiade la humanidad, EEUU no puede sersino un imperio, aunque no haga valersus atributos imperiales mediante ane-

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xiones territoriales como fue el caso detodos los imperios anteriores y de lospropios EEUU, en su momento funda-cional, algo que los mexicanos, sólopara poner un ejemplo, nunca olvida-rán. Es cierto que cada nación es en síun micro-imperio, y casi todas se for-maron sobre la ruina de pueblos y cul-turas originarias. Pero ninguna llegó aalcanzar el lugar hegemónico que hoyocupa EEUU. Eso significa que, haga lapolítica que haga, EEUU, sólo porqueexiste, seguirá concentrando en sutorno tensiones, conflictos y odios,tanto de otros Estados, como de grupossociales, culturales y religiosos despla-zados constantemente por los procesosde modernización que dimanan, casitodos, desde el interior de EEUU. Yapara nadie es un misterio que globaliza-ción significa en gran parte norteameri-canización, en un mundo que antes dela globalización ya estaba norteameri-canizándose a pasos acelerados. Por lotanto, el antiamericanismo seguirá sien-do una de las ideologías preferidas delperíodo global, independientemente deque esa ideología sea alternadamenterepresentada por grupos de izquierda, ode derecha, o simplemente, por fanáti-cos religiosos.

La “doctrina de la guerra permanen-te” corresponde en gran parte a la con-dición de potencia mundial que ocupaEEUU. La verdad, siempre EEUU havivido en un estado de guerra perma-nente en un mundo que jamás ha cono-cido la paz pues, como dijo una vez elhistoriador británico Michael Horward:“La guerra es la norma. La paz es sólouna invención”.

La Guerra Fría, no congeló las gue-rras, sino que las reprodujo intermiten-temente, reproducción que era a su vezel precio que el mundo hubo de pagarpara que las dos grandes potencias mili-tares no se enfrentaran entre sí. Despuésdel fin del comunismo, EEUU continúasiendo hostilizado desde diversos flan-cos, y por lo mismo, respondiendo conagresiones militares a las agresionespotenciales y reales de las que ha sido,es, y será objeto. La guerra permanenteya ha pasado incluso de sus fases defen-sivas hasta alcanzar el estadio más peli-groso de todos: el preventivo. Ello lle-vará, sin duda a ampliar el radio deacción de hostilidades hacia EEUU,país que tendrá que contar con un largoperíodo en el cual deberá enfrentar ados enemigos que incluso podrían, enun plazo relativamente corto, llegar avincularse entre sí. Por un lado, losterroristas, particularmente los islamis-tas, organizados en células extra- eintra-nacionales, al interior incluso delas propias naciones aliadas de EEUU;y más todavía, al interior de los propiosEEUU. Por otro lado, regímenes dicta-toriales y/o totalitarios declaradamenteantiestadounidenses en posesión o envías de poseer armas de destrucciónmasiva. Es decir, quiera o no quiera,EEUU deberá seguir viviendo en gue-rra. Ese es el tributo que diariamentedeberá pagar por su increíble poderío.Eso significa, que la pregunta de Bush ala cual el mismo dio sólo una respuestaparcial ¿Por qué nos odian? deberáseguir siendo planteada a los ciudada-nos estadounidenses; y quién sabe porcuántas generaciones más.

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Este texto constituye la Introducción(páginas 13 a 48) del libro de RobertKurz ‘Marx Lesen’, Frankfurt am Main,Eichborn, 2001.

Quien fue considerado muerto,está más vivo que nunca. En sucalidad de teórico activo y críti-

co, Karl Marx, fue dado ya por muertomás de una vez, pero siempre consiguióescapar de la muerte histórica y teórica.Tal hecho se debe a un motivo: la teoríamarxista sólo puede morir en paz juntocon su objeto, o sea, con el modo de pro-ducción capitalista. Este sistema social,tan «objetivamente» cínico, desbordadode comportamientos insolentes impues-tos a los seres humanos ya que producejunto a una riqueza obscena e insípida,una pobreza en masa de tal dimensión,está marcado en su dinámica de furiaciega por la potenciación de catástrofesque su simple supervivencia hace que,inevitablemente, resurjan siempre temasy pensamientos de crítica radical. A suvez, el punto esencial de esa crítica con-siste en la teoría de Karl Marx que, hacecasi 150 años, analizó sin ser superado, lalógica destructiva del proceso de acumu-lación capitalista en sus fundamentos.Sin embargo, al igual que para cualquier

Las Lecturas de Marx en el Siglo XXI

Robert Kurz (*)

(*)Filósofo.

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pensamiento teórico que sobrepasa lafecha de validez de un determinado espí-ritu del tiempo, también para la obra mar-xista vale lo siguiente: siempre se hacenecesaria una reaproximación periódicaque descubra nuevas facetas y rechaceviejas interpretaciones. Y no sólo inter-pretaciones, sino también elementos deesa propia teoría ligados al tiempo. Todoteórico pensó siempre más de lo que élmismo sabía, y no sería serio llamar teo-ría a una teoría exenta de contradiccio-nes. Así, no sólo los libros individual-mente tienen su destino, sino también lasgrandes teorías. Entre una teoría y susreceptores, tanto adeptos como oponen-tes, se desarrolla siempre una relación detensión en la que se manifiesta la contra-dicción interna de la teoría, a partir de locual, y sólo entonces, se generará conoci-miento.

Marx y la última oda posmoderna a la «gran teoría»

En vez de volver a enfrentar el pro-blema de la procesualidad histórica dela teoría social al final del siglo XX, elllamado pensamiento posmoderno sóloestá interesado en silenciar la dialécticaentre formación de la teoría, recepcióny crítica. Y precisamente la teoría mar-xista ya no es investigada en sus conte-nidos, ni analizada en sus condicioneshistóricas, ni mucho menos corregida,sufriendo a priori un rechazo en su legí-tima pretensión de «gran teoría». Estafalsa modestia, que no es vista como talsino sencillamente reprimida, respecto ala gran totalidad de las formas de socia-lización capitalistas, desciende a unnivel inferior de la reflexión teórico-

social. La política del avestruz, de unpensamiento reducido y desarmado deun modo tan espontáneo, menospreciael hecho de que no es posible trazar unaseparación entre la problemática de lasdenominadas grandes teorías y grandesconceptos y su objeto social real. Lapretensión de querer abrazar el todoviene provocada por la realidad social.En su existencia real, el todo negativodel capitalismo no cesa de actuar sim-plemente porque se lo ignore concep-tualmente y porque ya no queramosmirar en esa dirección: «la totalidad nonos olvida», como bien se burló elinglés Terry Eagleton, teórico de la lite-ratura.

La crítica posmoderna a la gran teo-ría, asimilada con gratitud por muchosex marxistas como forma de pensa-miento supuestamente aliviadora, nohay que remitirla a un pensamiento afir-mativo y apologético en el sentido tra-dicional, sino más bien a la desespera-ción de una crítica social que está tras-tornada y que se sobresalta ante unatarea superior a su capacidad actual. Setrata de una evasión que sólo puedetener un carácter provisional: al final, elpensamiento crítico será implacable-mente reconducido hacia el obstáculoque tendrá que superar. Y este obstácu-lo, ciertamente, es muy difícil deenfrentar, sobre todo porque el pensa-miento marxista practicado hasta el díade hoy también está obligado a saltarpor encima de su propia sombra. Sepodría cambiar esta metáfora, un tantoextraña, por esta otra: el marxismoesconde en sus bodegas un cadáver queya no puede permanecer así por mucho

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tiempo. O sea, tanto la contradicciónentre la teoría marxista y su recepción através del antiguo movimiento obrero,como las contradicciones en el interiorde la propia teoría marxista registradasa fines del siglo XX, llegaron a talpunto de madurez que ya no se puedeconcebir una reactivación o una reac-tualización de esta teoría dentro de losmoldes en los que se ha hecho hastahoy.

Después del Siglo del Movimiento Obrero

En el pasado, siempre que el Marxconsiderado prematuramente muerto vol-vió a levantarse de su tumba sano y salvo,tales resurrecciones ocurrieron en unaépoca que podría llamarse «el siglo delmovimiento obrero». En la actualidad,parece claro que esta historia ha conclui-do. En cierto modo, sus motivos, susreflexiones teóricas y sus modelos socia-les de acción se volvieron falsos.Perdieron su fuerza de atracción, la vidase les escapó, y se nos presentan comobajo un cristal. Ese marxismo no es nadamás que una pesada pieza de museo. Perocon esto aún no queda aclarado porquelas cosas son así. El apresurado distancia-miento de los antiguos adeptos lleva en síalgo de hipócrita, y el triunfalismo preci-pitado de los antiguos opositores, algo deingenuo. Ello porque, con el incompren-dido final de una época que todavía nofue debidamente trabajada, los problemasmadurados en el transcurso de esta histo-ria no se desvanecieron; inversamente, seagravaron de manera dramática, nueva ytodavía desconocida. Se tiene casi la

impresión de que esa época ya pasadahabría sido apenas la fase de transforma-ción en crisálida o el período de incuba-ción de una gran crisis cualitativamentenueva por acontecer aún en el seno de lasociedad mundial, cuya naturaleza sólose puede abordar también, desde el puntode vista teórico, con conceptos equiva-lentemente grandes y, desde el punto devista práctico, con una transformaciónsocial de cuño equivalentemente radical.Frente a la situación real, la religión pro-fesada por un «pragmatismo» democráti-co y de economía de mercado, que reinapor todas partes y mezcla todos los posi-bles aderezos de un escenario móvil,surte el mismo efecto que intentar com-batir el Sida utilizando alguna medicinapopular o la explosión de un reactor ató-mico usando las mangueras del cuerpo debomberos voluntarios.

Resulta engañoso el hecho de que elconcepto central de esta filosofía de char-latanes que mezcla ciencia, política ymanagement, o sea, aquella fórmulamágica ritual de la «modernización»,parezca tan vacío, muerto y museológicocomo los grandes conceptos del movi-miento obrero. El fin de la crítica, signi-fica también el fin de la reflexión, y en elcapitalismo posmoderno negligente eirreflexivo el mantra de la «moderniza-ción» ganó la importancia de una vanaidolatría. El concepto de modernizaciónapenas se volvió tan inverosímil comolos conceptos del «punto de vista obrero»o de la «lucha de clases». Esa pérdida designificado común a ambas partes, remi-te también a una entidad común y a un

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lugar histórico común al antiguo marxis-mo y al mundo capitalista. Es la identidadinterior secreta de los adversarios encar-nizados, que siempre ven la superficiecuando el conflicto inmanente sólosobrevive porque el sistema común derelaciones se fragiliza. Siguiendo estepensamiento, como circunstancia integralde la modernización, el marxismo nopuede estar muerto y al mismo tiempo elcapitalismo estar vivo y queriendo conti-nuar, imperturbablemente, esta mismamodernización ad infinitum. Más bien,tal vez se trate sólo de una vida aparenteen un reino intermedio, o sea, de una pre-sencia de zombies sin vida real en suscuerpos.

En la misma dirección apunta elreduccionismo tecnológico de este con-cepto de modernización desvinculado detodos los contenidos de naturaleza origi-nariamente social, analítico-social y eco-nómico-crítica. Si el acceso a internet y ala biotecnología deben serlo ya todo,entonces en el fondo eso no significanada, pues las ciencias naturales y la tec-nología no pueden existir por sí solas niproducir un progreso aislado. Éstas sóloson eficaces dentro de un contexto dedesarrollo social y socioeconómico quesupere estadios anteriores. Una moderni-zación centrada en una naturaleza mera-mente tecnológica, que ya no quieracuestionar el statu quo del orden social yque admita haber llegado al fin de lametamorfosis de las formas sociales a

través de la economía de mercado y de lademocracia, se descalifica a sí misma.

Estas reflexiones son ya una indica-ción de cómo se podría clasificar el findel marxismo del movimiento obrero. Sila nueva crisis mundial del siglo XXI,que paulatinamente va mostrando suscontornos, consiste en que las basescomunes de la actual historia de lamodernización se están volviendo obso-letas, esto significa también que el propiomarxismo de las izquierdas política y sin-dical, juntamente con su reflexión teóri-ca, ya logró movilizarse en el interior delas formas capitalistas. Su crítica al capi-talismo no se refería, por tanto, al todológico e histórico de este modo de pro-ducción, sino sólo a determinados esta-dios de desarrollo ya recorridos o a sersuperados. En este sentido, en su siglo elmovimiento marxista de la clase obrerano fue de ninguna manera el sepulturerodel capitalismo (de acuerdo con la céle-bre metáfora marxista), sino que, muypor el contrario, representó la inquietudinterna propulsora, el motor vital y encierta forma el “técnico de ayuda al desa-rrollo”1 de la socialización capitalista.Por eso, el “todavía no” marxista, en elsentido empleado por el filósofo ErnstBloch, no se refería en absoluto, contra laintención de éste a la emancipación delcapitalismo, de sus formas represivas ysus pretensiones fundamentales, sino másbien al reconocimiento positivo dentrodel capitalismo y al progreso para la

1. La metáfora hace referencia a la «ayuda al desarrollo económico» normalmente ofrecida por los países industrializados queenvían agentes técnicos responsables de la aplicación de proyectos en los llamados países en vías de desarrollo.

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modernización dentro del capullo capita-lista. El “todavía no”, caracterizaba lapropia escisión interna del capitalismo,sólo que todavía no significaba unavisión más allá de éste, la que sólo se via-bilizará en sus límites históricos.

La No-simultaneidad Interna del Capitalismo

La perspectiva de la “no-simultanei-dad”, inmanente a la formación del siste-ma social moderno puede representarseen diversos niveles. De esta manera, elmodo de producción capitalista aún jovenen aquel lapso de tiempo del siglo XIX,en el que se inserta el período de vida deKarl Marx (1818-1883), era en ciertaforma no-simultáneo en relación a símismo. Por un lado, ese modo de produc-ción ya había desarrollado su lógicainterna, a tal punto que ésta se había vuel-to visible en sus aspectos básicos y asíabstractamente reconocible; por otro, lasformas específicamente capitalistas toda-vía se encontraban mezcladas de modomúltiple con relaciones precapitalistas endistintas fases de decadencia y con las deaquella transformación aún lejos de estarconcluida. Si incluso la conciencia teóri-ca de esa sociedad en fermentación y enpermanente mutación, llegaba a confun-dir cada estadio del proceso de transfor-mación con el «capitalismo como tal»,entonces con más razón la concienciapráctica, inevitablemente envuelta en lasnecesidades cotidianas, se veía obligadaa equiparar el capitalismo con las mani-festaciones sociales directas, que todavíaestaban impregnadas, sin embargo, de lasimpurezas de residuos premodernos bajodiferentes aspectos. Del mismo modo

que el capitalismo parecía ser la propiaidentidad de cada estadio de su desarrolloaún no concluido, sobre todo en la visiónde los intereses dominantes de cadaépoca y de los apologistas de estos inte-reses (obsérvese que las autoridadespatriarcales y las clases capitalistas decomienzos del siglo XIX, por ejemplo,difícilmente lograrían reconocerse en lasfiguras de los actuales capitalistas deltipo puntocom impuesto por la globaliza-ción), como contrapartida fue necesariopara las fuerzas progresistas liberadas decada uno de los respectivos estadios queel repudio a ese estado de cosas asumieseel nombre de una crítica al capitalismo,aunque en verdad se tratase sólo de unacontinuación del desarrollo del propiocapitalismo.

Por esta razón, el concepto de moder-nización no era tan unidimensional comohoy, sino que estaba sobrecargado de unaespecie de crítica intercapitalista (sepodría hasta decir: una autocrítica inter-na progresiva del capitalismo aún noconcluido). Esto todavía tenía más senti-do cuando se trataba de una lucha de cla-ses aparentemente muy fácil de ser defi-nida. Por una parte, los propios sujetoscapitalistas de los siglos XVIII y XIX,aún provistos de modelos de pensamien-to y comportamiento premodernos, ten-dían a tratar con paternalismo y airesseñoriales autoritarios a los asalariadospor ellos explotados como dependientespersonales, aunque, en el caso del «tra-bajo asalariado libre», obedeciendo a suforma, se tratase de contratos entre igua-les. Por otra parte, los asalariados y susorganizaciones, que en primer lugar fue-ron oprimidos por el Estado, reivindica-

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ban precisamente ese carácter de relacio-nes contractuales en un mismo pie deigualdad jurídica, en oposición al carác-ter dominador y manifiestamente perso-nal de la relación de capital que empíri-camente aún no correspondía a su con-cepto lógico. Con todo, y exactamentepor ese motivo, la lucha de clases se con-virtió en el motor de la historia de laimposición capitalista, y la crítica alcapitalismo frente a los capitalistas-pro-pietarios personales, sólo equivalía enverdad a la pura lógica del propio capita-lismo, o sea, a la lógica de un sistema deigualdad formal estricta de individuosabstractos, los cuales de alguna maneraaparecen como átomos de un procesoque, frente a ellos, se autonomiza.

No obstante, más allá de los modosde dominio paternalistas y personales yde los resquicios de relaciones socialescorporativas, había también otros facto-res de no-simultaneidad interna, comopor ejemplo modelos culturales premo-dernos, que bajo diversos aspectos, apa-recían como un estorbo frente al tiempodinámico y abstracto introducido por laadministración de empresas, al día de tra-bajo abstracto, al conjunto de reglas polí-tico-económicas unificadas, a la normali-zación de la cotidianidad y de las cosas, ala reducción funcionalista de la estética,etc. Independientemente también de lalucha de clases y de la crítica inmanenteal capitalismo vinculada a ella, el contex-to sistémico capitalista no estaba todavíasuficientemente maduro, sobre todo si setiene en cuenta que incluso en los paísescapitalistas más desarrollados (conInglaterra a la cabeza) el modo de pro-ducción capitalista no había alcanzado

aún integralmente todas las ramas de laproducción, y las esferas sociales que seencontraban fuera de la producciónempresarial directa (Estado, familia, vidacultural, corporaciones extraeconómicas,etc.) no estaban adaptadas lo bastantepara las necesidades capitalistas y tampo-co eran continuamente reestructuradassiguiendo la imagen de la racionalidadcapitalista.

El Movimiento Obrero en la «Modernización Reparadora»del Siglo XIX

Bajo otro aspecto, la no-simultanei-dad del desarrollo capitalista también semanifestó como una no-simultaneidadexterna. En aquella época, una gran partedel planeta no se encontraba todavía suje-ta a la lógica de este modo de producción,ni siquiera incluso bajo la forma colonia-lista superficial. Una parte considerablede las anexiones coloniales se efectuó enel siglo XIX, y aun en los países y regio-nes del mundo ya conquistados, lasestructuras de reproducción social noestaban evidentemente tan penetradas porel capitalismo como en las respectivasmetrópolis. Mantenidos como reservasde materias primas y considerados másbien como mercados marginales, seríanincluidos en el proceso capitalista demanera parcial, así como la vida en elgran hinterland, dominado política ymilitarmente sólo de forma puntual, esta-ba arraigada aún en gran parte a formasprecapitalistas.

Mientras tanto, también dentro de lapropia Europa, había una acentuada dis-paridad de desarrollo. Aunque el capita-lismo ya contase con una larga historia

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preliminar, a fines del siglo XVIII, sóloInglaterra, que presentaba una industria-lización embrionaria, podía ser llamadaun país capitalista moderno, en compara-ción con el cual el desarrollo del conti-nente era todavía relativamente atrasado.Dentro de la Europa continental, a su vez,la parte occidental (especialmenteFrancia y Holanda) se hallaba muchomás adelantada en relación a las regionescentral y meridional. En Alemania, toda-vía no se habían desarrollado siquiera lascondiciones básicas para la formación deuna economía nacional homogénea y lade un correspondiente Estado Nacional.De esta forma, en Europa y en el círculode aquellos países que ya comenzaban allamarse vagamente capitalistas, el sigloXIX estaba esencialmente bajo el signode una “lucha para ganar terreno”2. En lacompetencia establecida entre Inglaterray Francia, esta primera modernizaciónreparadora3, acabó creando un verdaderoparadigma que marcó vigorosamente eldesarrollo de Alemania e Italia. En Asia,también se unió al grupo Japón, mientrasque al otro lado del Atlántico los EE.UU.comenzaban ya un cambio súbito, a labúsqueda de un enfoque autónomo deldesarrollo industrial capitalista.

Sólo a través de esa modernizaciónreparadora, ocurrida en la segunda mitaddel siglo XIX, surgió aquel contradictoriocentro global compuesto por una canti-dad relativamente pequeña de países que

desde entonces vienen dominando, enconfiguraciones alternadas mediante gue-rras mundiales avasalladoras, el mundocapitalista. Eso que se instauró despuésde la Segunda Guerra Mundial como clubexclusivo de la OCDE, que desde hacepoco tiempo viene promoviendo confe-rencias globales periódicas bajo la deno-minación de “G 7” y aparece como tríadaformada por los centros Unión Europea,Estados Unidos y Japón, sigue estandorepresentado por el mismo complejo cen-tral de Estados y economías nacionales,que fueron el resultado de la «posiciónalcanzada en la carrera» por los anglosa-jones y los europeos occidentales y de lasiguiente modernización reparadoraemprendida por Alemania, Italia y Japónen el siglo XIX.

No se podía evitar que, junto a la no-simultaneidad interna básica, una no-simultaneidad externa nacional-estatal ynacional-económica, viniese a determi-nar el anticapitalismo inmanente del anti-guo movimiento obrero. Allí dondehubiese, bajo tal o cual aspecto, ciertoatraso de desarrollo en relación a otrasnaciones, aquél asumía positivamente elproblema; y allí donde las disparidadesfuesen especialmente grandes, esa identi-ficación ganaba un carácter bien marca-do. En Alemania, la socialdemocraciamarxista y los sindicatos figuraban entrelos más vehementes opositores a la unifi-cación nacional. Pero a pesar de que la

2. En alemán, la palabra usada (Aufholjagd) proviene de la jerga deportiva y es usada habitualmente en el sentido de quealguien intenta recuperar el tiempo perdido en una competición (por ejemplo, en una carrera). En el texto se considera análogamentela carrera emprendida por los países que querían recuperar el tiempo perdido y alcanzar el desarrollo industrial.

3. El término «reparador» debe ser entendido aquí como «que repara, mejora, fortalece» (cfr. Diccionario Houaiss). Obsérveseque la idea contenida en la expresión «modernización reparadora» está íntimamente ligada a la considerada en la nota anterior, o sea:por medio del proceso de modernización que llegó tardíamente a Alemania, Italia y Japón, estos países procuraban ganar el tiempoperdido para lograr así quedar en pie de igualdad con Inglaterra o superarla.

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unificación nacional-estatal fue, en últi-mo análisis, realizada «de arriba abajo»por el primer ministro imperialBismarck4, en el ámbito de un imperioanacrónico, se puede afirmar que lasocialdemocracia alemana se mantuvocomo un patriotismo burgués bastanteoscuro. En las relaciones de competencia,del modo en que quedaron configuradaspor la coyuntura de la modernizaciónreparadora registrada en el siglo XIX,todos los partidos obreros acabaron asu-miendo el punto de vista nacional-econó-mico y nacional-estatal de “su” país, untipo de orientación que, como se sabe,llevó a los movimientos obreros naciona-les “amigos” a reencontrarse en los cam-pos de batalla de la Primera GuerraMundial. Bajo el efecto de la moderniza-ción reparadora, ese viraje hacia la posi-ción de la competencia nacional-econó-mica en la no-simultaneidad externa,estaba íntimamente relacionado, siguien-do una necesidad lógica, con el papelvanguardista asumido por el movimientoobrero en lo referido a la no simultanei-dad-interna del sistema capitalista. Enotras palabras: de verdad, la oposiciónsocial hacia dentro y el conformismonacional hacia fuera no eran tan antagó-nicos como quizá pueda haber parecido aprimera vista.

El Marx Exotérico y el Marx Esotérico

En ese campo de tensión entre no-simultaneidad interna y externa del capi-

talismo del siglo XIX, se sitúa la génesisde la teoría marxista. Marx, él mismo undisidente del liberalismo burgués, nopodía sino llevar consigo esa tensión.Examinada superficialmente, la acciónde Marx refleja la doble contradicción,interna y externa, del capitalismo de suépoca. En primer lugar, Marx (junto aFriedrich Engels) era la figura más desta-cada del cambio de campo social prota-gonizado por los intelectuales de van-guardia que, al criticar las formas degobierno estructuralmente atrasadas exis-tentes sobre todo en la Europa continen-tal, dejaron de ser burgueses liberalesmoderadamente opositores, para pasar aintegrar la oposición proletaria del movi-miento obrero que entonces comenzaba.Evidentemente, si se entiende el carácterde este movimiento como un motorinmanente al desarrollo del propio capita-lismo, entonces este cambio de campo nofue en modo alguno tan extraordinario ytrascendental para la Historia como siem-pre intentó mostrar la hagiografía marxis-ta. A diferencia de la autoconciencia delos agentes implicados, el simple cambiodel punto de vista de clase permaneció enlos moldes de la lógica capitalista, y estu-vo marcado sobre todo por la decepciónfrente al escaso vanguardismo inmanentede aquella clase capitalista empírica,demasiado arraigada al statu quo de laépoca y demasiado conservadora.

La forma básica del pensamientodisidente que de ahí resultaba, consistíaen la idea de transferir, en cierto sentido,

4. Otto von Bismarck (1815-1898) es considerado el unificador de Alemania. Mediante tres guerras [contra Dinamarca, Austriay Francia], consiguió en 1871 anexar los estados meridionales a la ya existente Confederación del Norte, organizada por él, y coro-nar emperador de Alemania a Guillermo I de Prusia, en Versalles, convirtiéndose él mismo en el primer Primer Ministro imperial(Reichskanzler) de Alemania.

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al joven movimiento obrero las “tareasburguesas”5 realizadas sin gran entusias-mo y con lentitud por la “clase poseedo-ra” del capitalismo ascendente, tareas engran parte ligadas al desarrollo capitalis-ta ulterior que habían sido simplementeabandonadas (desarrollo de las relacionesjurídicas civiles, homogeneización delespacio social, modernización de lasestructuras familiares y culturales, etc.),una temática que siempre volvía a encon-trar espacio en el pensamiento de Marx.En este sentido, la teoría sólo hacía cons-ciente lo que, independientemente deella, ya se había establecido en el capita-lismo como impulso esencial del movi-miento obrero a través de su lucha por elreconocimiento. En la medida en que lateoría marxista confería una expresióncientífica a este impulso, podía convertir-se en portavoz teórico-social o represen-tante científico del movimiento obrero ensu condición de aquel motor interno dedesarrollo del capitalismo.

Este papel de la teoría marxista se for-taleció incluso por el hecho de que Marx,al ser alemán, escribía al mismo tiempo apartir de la perspectiva del «subdesarrollo»capitalista específicamente alemán. Ya enel prefacio a la primera edición de El capi-tal, señalaba: «Nos atormenta, como alresto de Europa occidental continental, nosólo el desarrollo de la producción capita-lista, sino también la escasez de su desarro-

llo. Junto a las calamidades modernas, nosoprimen una serie de calamidades hereda-das, que se originan en la inercia de losanticuados modos de producción sobrevi-vientes, con su séquito de relaciones socia-les y políticas anacrónicas. No sufrimossólo a causa de los vivos, sino también acausa de los muertos. Le mort saisit levif!»... Con estas palabras, queda patente lafuerza con que el disidente Marx se aferra-ba al concepto liberal de progreso y alesquema de desarrollo histórico de la filo-sofía hegeliana, que trasladará a la historiade los modos de producción económicasólo a partir de una versión puramente his-tórica o, como él mismo llegó a afirmar,cuya imagen corregiría. Desde este puntode vista, históricamente el capitalismo erauna masa compacta y, para poder abolirlorealmente, en primer lugar era necesariointroducirlo como un modo de producciónhistóricamente necesario, en nombre deldesarrollo de las fuerzas productivas; luegohabía que rodearlo de cuidados y mimos,promover su desarrollo ulterior y, en ciertomodo, aproximarse a su concepto.Simplemente, no era posible desembara-zarse de él, como afirmó Marx en aquelprefacio, pues se trataba de tendencias«que se imponen con férrea necesidad»:«El país más desarrollado industrialmentese muestra apenas desarrollado si se locompara con su futuro».

En su referencia teórica positiva y en

5. En alemán, el adjetivo que significa «burgués» (bürgerlich) también puede significar «civil». Con todo, en la teoría marxistaentró también otro sesgo de argumentación muy diferente que excede en mucho el horizonte de su tiempo. Se trata de una crítica alcapitalismo mucho más profunda, la cual merece ese nombre también en sentido lógico e histórico, puesto que examina el modo deproducción capitalista fundamentalmente en sus formas político-económicas elementales, que abarcan a todos los grupos, clases ycapas sociales y forman el sistema colectivo de referencias de los conflictos sociales intercapitalistas. Este segundo nivel de la críticamarxista al capitalismo, el nivel realmente genuino, no es sólo válido para un determinado modo o un determinado nivel de desarro-llo o determinados efectos de ese contexto de formas, sino que está relacionado con la esencia o el núcleo de la cosa; al no remitirsea cualidades negativas o a fallos e imperfecciones (que posiblemente estarían al alcance de una corrección inmanente), este nivel escategórico o categorial, o sea, que rechaza las clasificaciones ontológicas básicas del capitalismo.

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cierto modo histórico-filosófica tanto a lano-simultaneidad interna como a lo no-simultaneidad externa del capitalismo enel siglo XIX, Marx puede ser leído comoun sensato teórico de la modernización y,justamente por eso, «teórico-jefe» delmovimiento obrero moderno. En esainterpretación, nos encontramos denuevo con el conocido Marx de la «luchade clases», del «interés económico», del«punto de vista del obrero», del «materia-lismo histórico», etc. Si la teoría marxis-ta se dejase absorber por esto, entonces sedistinguiría de otras teorías de la moder-nización sólo por el énfasis social dado,su terminología específica y su funda-mentación teórico-histórica. Bajo estaóptica, el programa de una crítica al capi-talismo meramente inmanente y volcadaa los diversos niveles de no-simultanei-dad estaría hoy agotada, y de este modoMarx liquidado.

En este contexto, no se trata demeras clasificaciones del pensamiento(teórico, científico), sino de categoríasreales de la reproducción social y delmodo de vida social que vuelven aemerger en la teoría como conceptos(por ejemplo, en las ciencias económi-cas de cuño burgués). Por esa razón, elsubtítulo de El Capital de Marx, o sea,una «Crítica de la economía política»,admite dos interpretaciones: por unlado, como crítica a las relaciones obje-tivas y reales, existentes antes de oindependientes de cualquier teoría yconsideradas en sus formas de referen-cia socioeconómicas elementales; y porotro, como crítica a las formas de pen-samiento y conciencia a ella ligadas yde ella resultantes, originadas tanto en

el «sentido común» como en la ideolo-gía y la ciencia.

Es bastante fácil describir las catego-rías capitalistas básicas, pero es bastantedifícil someterlas a una crítica fundamen-tal. El concepto abstracto de «trabajo», el«valor» económico, la representaciónsocial de los productos como «mercancí-as», la forma general del dinero, la inter-vención a través de «mercados», la reu-nión de esos mercados en «economíasnacionales» con determinadas unidadesmonetarias (monedas), los «mercados detrabajo» como requisito para una vastaeconomía de mercancías, monedas ymercado, el Estado en cuanto «Estadoabstracto», la forma del «derecho» abs-tracto general (codificación jurídica) detodas las relaciones personales y socialesy como forma de la subjetividad social, laforma estatal pura y totalmente desarro-llada de la «democracia», el disfraz irra-cional y culturalmente simbólico de lacoherencia nacional-económico-estatal–todas estas categorías elementales desocialización capitalista moderna, poruna parte desarrolladas a través de proce-sos históricos ciegos, fueron, por otra,impuestas a los seres humanos por losrespectivos protagonistas y detentadoresdel poder en un proceso de catequización,habituación e interiorización a lo largo devarios siglos, resultando de ahí el hechode que esas categorías, muy pronto,hayan aparecido como constantes antro-pológicas prácticamente insuperables,poniéndose al abrigo de toda crítica.

Lograr vender el contexto de la formasocial capitalista, antes totalmente inexis-tente, como una ley natural de la convi-vencia humana que siempre hubiese exis-

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tido, fue indudablemente una gran haza-ña de la filosofía iluminista burguesa y dela teoría económica vinculada a ella ypuesta en práctica entre el final del sigloXVIII y comienzos del XIX. Como sellegó a decir, esas categorías propiamen-te eternas sólo habrían sido empleadas demanera equivocada e incompleta en elpasado, porque había faltado la compren-sión necesaria (la razón suscitada por elIluminismo). Pero después de que, porsuerte, se hubiese encontrado esa razón,la historia de los equívocos había llegadoa su fin, y la humanidad podría marcharentonces hacia un futuro glorioso, obede-ciendo los principios de la sociedad parexcellence (entiéndase: del capitalismo),que siempre habían existido y regido.

Con mucha perspicacia y sutileza,Hegel modificó esa hipótesis, redefinien-do las condiciones sociales premodernas,que para los iluministas todavía aparecí-an como errores y equívocos, y estable-ciendo un número equivalente de «esta-dios de desarrollo necesarios» que, concerteza, en su conjunto sólo tenían el sen-tido de apuntar hacia la maravillosa eramoderna como punto culminante y finaldel desarrollo humano. El hecho de queHegel haya considerado este último esta-dio como ya alcanzado en plena monar-quía constitucional prusiana es la claraprueba de que también él confundía, ymucho, la Edad Moderna o el capitalismo(que para él no lleva este nombre, sinoque merece denominaciones mucho máspatéticas, como por ejemplo Weltgeist)6,en cuanto objetivo de la Historia, con lasituación real de su tiempo aún no com-

pletamente maduro. Fue así como se dio la circunstancia

de que la filosofía moderna en general ylas ciencias económicas en particular (ymás tarde también otras disciplinas aca-démicas autónomas, como la sociología,las ciencias políticas, etc.) hayan proyec-tado para toda la historia de la humanidadel contexto totalmente nuevo de la socie-dad capitalista como principio presunta-mente natural de la convivencia y laadministración. También aún hoy, a pesarde todas las críticas que se han formula-do en relación a una visión ahistórica einespecífica, se tiene como cierto, almenos en las ciencias económicas, que laprimera herramienta arrancada a la piedrapor un hombre prehistórico ya habríasido capital y alcanzado un precio en unmercado formado por sujetos de cambio.No se puede negar que Marx permanecióaferrado a Hegel desde el punto de vistahistórico-filosófico, pero se divertíaenormemente con esos anacronismoshorripilantes de las ciencias económicasy no sólo «historizaba» explícita o implí-citamente las modernas categorías capita-listas, sino que también las definía comoformas de una forma profundamente irra-cional, destructiva y, al final de cuentas,autocorrosiva, de la sociedad.

Pero esa crítica radical se encuentra,en verdad, mezclada y cruzada con aquelanálisis de la no-simultaneidad interna yexterna del capitalismo y aquella repre-sentación de la clase obrera volcada sim-plemente hacia el reconocimiento «den-tro» del capitalismo, de modo que Marxoscila permanentemente, en parte en su

6. Weltgeist: «espíritu del mundo».

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manera de expresarse y en parte tambiénen su argumentación, entre una críticacategórica fundamental por un lado yuna presentación «positivista» (y, comotal, comprensible) por otro, llegandoincluso a ser claramente contradictorioen lo tocante a muchos de sus conceptosy argumentaciones centrales. En estesentido, urge que se hable, pues, de un«doble Marx », y en rigor se lo debehacer precisamente en lo que concierne aesa relación de inmanencia positivista ytrascendencia categorial presente en laformación de su teoría. Así, nos vemosdelante de un Marx «exotérico» (volcadohacia afuera, de fácil comprensión) y unMarx «esotérico» (que piensa categóri-camente, de difícil acceso). El Marx exo-térico es el positivamente inclinadohacia el desarrollo inmanente del capita-lismo, en tanto que el Marx esotérico esaquel que se vuelve hacia la crítica cate-górica al capitalismo.

Marx y el movimiento obrero: matrimonio no por amor

Mientras tanto, para el propio Marx ypara sus receptores en el seno del movi-miento obrero, no era posible separar estosdos factores tan entrelazados. AunqueMarx hubiera reconocido muy pronto lapolítica como forma de una sociabilidadmeramente extrínseca, abstracta y depen-diente del proceso de explotación del capi-tal, creyó que el movimiento obrero, preci-samente por la vía de la lucha política(ligada al Estado), podría ser lanzado a tra-vés de la representación de intereses mera-mente inmanentes en la dirección de aque-lla crítica aún difusa y categórica, que tras-cendía la conciencia constituida de forma

capitalista, una crítica cuya realización élmismo llegó a calificar ocasionalmente de«sueño», «objetivo gigantesco» o hazañade una «enorme conciencia».

A su vez, el movimiento obrero y susrepresentantes políticos, en su granmayoría personas honestas, no teníancasi ninguna idea de qué hacer con aque-lla crítica categórica que aparecía implí-cita o explícitamente. De una manera untanto hipócrita, ante el problema preferí-an apelar a la disculpa de que se tratabade un discurso teórico difícil de com-prender, asumiendo una actitud delibera-damente humilde delante del «gran pen-sador», pero sólo para movilizar sutil-mente el sentido común del obrero asala-riado en contra de aquella «teoría nebu-losa» y de sus «filosofemas» inútiles ynada prácticos. Con ese telón de fondo, amuchos receptores, que se habían mos-trado antes completamente interesados,aquellas tesis de Marx, supuestamenteincomprensibles, acerca de la críticaradical a las formas capitalistas, les pare-cieron también una especie de «fanfarro-nadas hegelianas» e incluso una «tonte-ría filosófica». En verdad, el razona-miento ontológico-abstracto y teórico-cognitivo de la filosofía moderna, queparece distante de la praxis, acaba ocul-tando con su ropaje terminológico lareflexión sobre las formas de pensarcapitalistas que simultáneamente son lasformas sociales de la praxis.

En tanto que Marx, en contra de supropia convicción, quería reconocer en laforma política del movimiento obrero, lacual trascendía la lucha diaria de intere-ses meramente sindicales, el vehículo deuna crítica radical acerca de la forma (y

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de este modo, paradójicamente, tambiénacerca de la propia forma política), parael movimiento obrero, a la inversa, esaforma política se convirtió en el vehículomediante el que sería posible eludir pru-dentemente la crítica categorial de laforma, una crítica que hasta cierto puntosólo se contemplaba de soslayo y provo-caba temores, y conquistar el reconoci-miento (exitoso, en resumidas cuentas)dentro del capitalismo como sujeto detrabajo, así como en los mercados de tra-bajo. De esta manera, se producía unailusión recíproca, y Marx se volvía nosólo en su condición exotérica el repre-sentante científico del movimiento obre-ro, sino que encarnaba también simultá-neamente, en su condición esotérica, alteórico importuno, protestón y enfurruña-do, eternamente descontento, y «papásabelotodo» predicador de sermones quequedaban en un segundo plano, convir-tiéndose en un fiel reflejo de su propiacontradicción interna en relación almovimiento histórico de la clase obrerahacia el interior del capitalismo, en vezde fuera de él.

La inevitable tensión derivada de esarelación extremadamente discrepantehizo que la antinomia de la teoría se con-virtiese en poco tiempo en su canoniza-ción y dogmatización, como normalmen-te sucede cuando la propia cosmovisiónlegitimadora contiene un punto ciego queno puede ser tematizado. Es verdad queMarx llegó a observar irónicamente queél no era «marxista», pero eso no le sirvióde nada. Pues la transformación, y conella la anatematización, de la contradic-

ción teórica en la ideología de un «ismo»era la única posibilidad de adecuar a suteoría una recepción que equivaliese a lasnecesidades del movimiento obrero. Yesa ideologización hizo con Marx aquelloque ocurre con todo pensador no-simultá-neo que está en su tiempo, pero al mismotiempo adelantado a él: sólo por eso fue,en cuanto Marx exotérico, elevado a lacondición de dogma para ser, en la condi-ción de Marx esotérico, degradado y reci-bir una patada en el trasero. Y con mayorvehemencia por parte de los ideólogos«marxistas» del partido y de los eruditosacadémicos, desde Karl Kautsky hastaOskar Negt. Tal vez no haya otro pensa-dor moderno a quien mejor le cuadre lasiguiente frase del aforista polacoStanislaw Jerzy Lec: «Lo lapidaronlevantándole un monumento».

El marxismo y la modernización reparadora en el siglo XX

Esta lapidación del Marx esotéricocontinuó después de su muerte duranteun período de más de un siglo. Pues el«breve» siglo XX, delimitado por lasfechas históricas de 1914 y 19897, noexperimentó el avance de la crítica cate-górica en la teoría marxista ni una conse-cuente nueva cualidad de reflexiónsocial, sino que, por el contrario, vio laascensión reiterada y al fin la caída delMarx exotérico de la modernización ypositivamente inmanente, en un nuevonivel de no-simultaneidad histórica den-tro del capitalismo. Porque el siglo XXno llegó a representar, a pesar de ambasguerras mundiales y de la crisis económi-

7. Año de la caída del Muro de Berlín, hecho que aceleró el colapso general de los regímenes socialistas en los países del Esteeuropeo.

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ca mundial (1929-1933), el siglo de lamaduración de la crisis y de la transfor-mación del capitalismo, sino que, a lainversa, representó esencialmente laépoca de una segunda ola de «moderniza-ción reparadora». Sólo entonces las gran-des regiones mundiales de la periferiacapitalista, la gran mayoría de la humani-dad, como previera Marx, entraron en lahistoria mundial.

Esta segunda modernización repara-dora se dividió en dos tendencias entrela-zadas: por un lado, la ascensión del socia-lismo de Estado (vulgarmente, capitalis-mo de Estado) en el Este8, que esgrimióla tesis de un sistema mundial propio, ypor otro, el movimiento de liberaciónnacional de los países coloniales delHemisferio Sur, cuya descolonización eindependencia civil y nacional-estatalsólo pudo ser concluida al final del siglo(en definitiva, con la devolución deHong-Kong a China). El «big bang» deesa historia mundial del siglo XX fue lagran revolución de octubre ocurrida enRusia al final de la Primera GuerraMundial, seguida de la revolución chinaen el transcurso de la Segunda GuerraMundial, así como de las grandes guerrasanticoloniales de liberación (Argelia,Vietnam, África del Sur) libradas en lasdécadas de la posguerra.

No se podía evitar que el Marx exo-térico, cuya teoría inmanente de lamodernización ya se desvaneciera untanto dentro del movimiento socialde-mócrata occidental y fuera mezclada conescenarios móviles de las ciencias positi-

vas burguesas, llegase a experimentar susegunda primavera en la segunda ola his-tórica de la modernización reparadora.Pues al entrar en el horizonte global delcapitalismo, las regiones periféricas ape-nas podían seguir sus propias tradicionesculturales limitadas. Más aún, carecíande una teoría occidental universal comotelón de fondo legitimador, que al mismotiempo, en cuanto teoría de legitimaciónuniversal orientada hacia la historiamundial capitalista, tuviera un carácterhistóricamente de oposición, para poderser instrumentalizada en la competenciaentre la periferia, ocupada en su moder-nización reparadora, y los centros delcapital ya establecidos.

En consecuencia, el Marx exotéricofue retomado por teóricos como Lenin,Stalin y Mao Tsé-tung, y se lo adaptó alas necesidades de la nueva «lucha paraganar terreno» en la periferia capitalista.Estas necesidades diferían de las delmovimiento obrero occidental, en lamedida en que no se trataba sólo de mos-trar reconocimiento a las personas quedependían de un salario en un capitalis-mo ya establecido; se trataba, más bien,de la implantación –con carácter repara-dor– de las propias categorías socialescapitalistas, y a decir verdad, mucho másallá de las exigencias de aquel procesosimilar de modernización reparadoraregistrado en Alemania, Italia y Japón enel siglo XIX. Porque, en primer lugar, elatraso en el grado de socialización capita-lista era mucho mayor, si se lo comparacon las discrepancias de aquella Europa

8. A veces no queda muy claro en el texto original si el autor se refiere a «Este» y «Sur» sólo en el contexto europeo o si tam-bién cabría la idea del «Este» como referencia a países de Oriente, o la del «Sur» como referencia a países del Hemisferio Sur, sobretodo si pensamos en países comunistas de Asia.

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más joven; en segundo lugar, porque la«lucha para ganar terreno» tenía que rea-lizarse en unos plazos mucho más exi-guos y en un nivel de desarrollo del capi-tal mundial mucho más alto; y en tercerlugar, porque eso sólo podía suceder den-tro de una competencia precaria frente aun círculo dominante de índole ya global,formado por poderes centrales altamentedesarrollados y fuertemente armados.

En ese contexto, la teoría marxistasufrió una nueva deformación y reduc-ción. Los aspectos esotéricos de la críticacategórica ni siquiera surgían ya comoreflexión filosófica fuera de la realidad ydistante de las exigencias prácticas; desa-parecieron casi completamente de la dis-cusión, perdidos a mitad de camino entreLenin y los teóricos de la liberaciónnacional. Aunque la relación social conun movimiento obrero se había manteni-do desde el punto de vista formal, ésta seredujo prácticamente a grupos relativa-mente pequeños y organizaciones sindi-cales en el marco de una industrializaciónaún frágil. Los propios partidos obrerosmarxistas periféricos se convirtieron enmáquinas burocráticas de la «valoriza-ción reparadora» de sociedades que toda-vía no se encontraban permeadas por laforma económica capitalista. No sóloeran los representantes de la inquietudinterior del capitalismo o del desarrolloulterior de un capitalismo orientado haciael Estado de derecho o hacia el Estadosocial, como sus partidos hermanos occi-dentales; además (en el caso de Lenin,aún relativamente consciente), en un sen-tido abstracto-pansocial, tenían que«hacer de burguesía», porque la burgue-sía social de los países periféricos sim-

plemente era muy débil para esa tarea.Por tal motivo, la identificación de esemarxismo periférico con la nación res-pectiva (en las ex colonias, la nación fueen general una invención tardía y total-mente sintética) adquiría un carácter aúnmás intenso que en Occidente.

El carácter paradójico de ese marxis-mo de legitimación ideológica que seencuentra en la segunda modernizaciónreparadora superaba en mucho a aquelregistrado en los partidos obreros occi-dentales, pues en realidad se trataba deuna amalgama explicable sólo a partir delcontexto histórico especial de un «capita-lismo desarrollista anticapitalista» o«capitalismo directo de Estado», lo cual,en el campo de tensión de una no-simul-taneidad externa especialmente extrema,tenía que expresar la contradicción de lateoría marxista también de una maneraespecialmente extrema.

Esencialmente, esa segunda recep-ción del Marx exotérico apareció y ocu-rrió de una manera más profundamenteradical que la primera, pero no porquehubiera movilizado la crítica categóricaoculta del capitalismo y así hubieseabierto el camino en la dirección de laraíz de la relación histórica, sino porqueestaba más expuesta a una carga mayorde no-simultaneidad intercapitalista.Como burocracias estatales, los partidosobreros marxistas no sólo tuvieron queasumir las tareas burguesas de una formamucho más enfática de lo que sucedieraantes en Occidente; en verdad, paradóji-camente, ¡tuvieron incluso que engendrarla clase obrera como material humano delpropio proceso de explotación por prime-ra vez a gran escala social! Si esa versión

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hard-core del marxismo exotérico semostró radical, en realidad se tratabamenos de una radicalidad de la críticateórica y práctica y mucho más de unaforzosa militancia de la competencia enla autoafirmación intercapitalista frente alos centros occidentales, que por esobuscó con ahínco una representaciónmarcial correspondiente, de cuño cultu-ral-simbólico, y acabó realzando, bajo elsigno de las guerras de la revolución y delas guerras de independencia del sigloXX, el kalachnikov estilizado sobre lasinsignias del trabajo, principalmente lahoz y el martillo.

Como no se logró superar la proble-mática de ahí resultante con los mediosofrecidos por la teoría marxista de lamodernización, esa diferencia meramen-te relativa acabó conduciendo, en el senode la recepción de Marx, al gran cismadel movimiento marxista mundial. Esaescisión, condicionada a primera vistapor el aparente contraste entre la radica-lidad del Este y del Sur y el reformismomoderado occidental, sólo refleja en rea-lidad la diferencia en el grado de no-simultaneidad e inconclusividad de lapenetración capitalista. Para explicarnos:en el estrato más antiguo de la vía dedesarrollo occidental, la cuestión girabaen torno del simple reconocimiento den-tro del Estado moderno ya establecido,mientras que en el estrato más nuevo delas regiones Este y Sur, se trataba de con-quistar el poder estatal, con el fin de ins-talar una máquina estatal moderna res-ponsable de la industrialización capitalis-ta de Estado. Se puede entender muybien que la forma de una radicalización(centrada en la cuestión del poder estatal)

de la teoría marxista, vinculada a estacoyuntura, sólo hubiese podido movili-zar en los centros occidentales a unaminoría ideológica; el comunismo (comorótulo del nuevo impulso modernizadorde capitalismo de Estado) permaneció enOccidente como un simple niño malcria-do, una especie de tropa auxiliar de laUnión Soviética, y por eso no conseguíasuperar el status de una nota a pie depágina de la historia, en tanto lograbamantener su verdadero poder de irradia-ción en las grandes regiones de la perife-ria mundial. Como contrapartida, lademocracia social de Occidente, saturadaa causa de una participación diversifica-da en la administración de seres humanosy aterrorizada con las formas crudas de ladictadura desarrollista engendrada por elmarxismo periférico, fue dejando a unlado paulatinamente, y por completo, sumarxismo, para sufrir una mutación, des-pués de la Segunda Guerra Mundial, ensu legitimación y en sus programas, yvolcarse a una opaca teoría keynesianade Estado social sin retórica de lucha declases y sin revolución. Balance: dealgún modo, el Marx exotérico se habíavuelto propiedad exclusiva de los retra-sados históricos.

El reciclaje del marxismo en la guerra fría

Sólo se puede explicar el destino dela teoría marxista en el siglo XX median-te el desciframiento de los contrastesexternos en el contexto de un repudiointercapitalista global, dentro del cual elmovimiento histórico-mundial del capita-lismo comenzó por primera vez, no sólode acuerdo con su lógica sino también

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empíricamente, a mostrarse como capitalmundial, según la esencia capitalista, enla forma de una competencia destructivay grandes catástrofes de dimensionesimprevistas. Dentro de esa evolución, sesuperpusieron varias oleadas de desarro-llo, cuya influencia mutua creó sistemasglobales y relaciones de competencia deestabilidad sólo provisional. El «siglo delmovimiento obrero (occidental)» (apro-ximadamente de 1848 a 1945) se cruzócon el «siglo de las revoluciones naciona-les de desarrollo» (1918 a 1989) y con lalucha por el dominio capitalista a escalamundial en el seno del Centro, la cual fuedefinitivamente resuelta en 1945 con elinicio de la «Pax Americana».

Después de la Segunda GuerraMundial, todo ese proceso se manifestóa través de la coyuntura formada por los«tres mundos», que marcó especialmen-te la segunda mitad del siglo XX: el«Primer Mundo» del viejo centro capita-lista, en lo sucesivo bajo la cuestionadahegemonía de EE.UU.; el «SegundoMundo», representado por el comunis-mo de Estado del Este, o capitalismo deEstado, bajo la dirección de la UniónSoviética; y finalmente el «TercerMundo», compuesto por aquellos movi-mientos poscoloniales de liberaciónnacional y por dictaduras desarrollistasde las más diversas tendencias existen-tes en el Hemisferio Sur del planeta.Oeste y Este, el Primero y el SegundoMundos se enfrentaban en la GuerraFría del denominado conflicto de siste-mas, mientras que el Tercer Mundo seorganizaba en parte en el grupo de losllamados países no alineados (con unaclara tendencia hacia el socialismo de

Estado) y en parte se convertía en esce-nario de «guerras por delegación» deambos bloques de sistemas.

La teoría marxista, que en su formaexotérica remodelada sacudió toda esaépoca a partir de la periferia, acabó sien-do completamente desfigurada porambos lados hasta quedar irreconocible.Si al principio, cuando la joven UniónSoviética estaba aún vinculada intelec-tual y culturalmente a la política y a lahistoria humanística de Occidente (trans-mitidas por los socialistas emigradosdurante el régimen zarista), se mantuvotodavía aparentemente el patetismoemancipador del «nuevo ser humano» ydel «tiempo nuevo» sobrecargado de uto-pías, muy pronto surgió el caráctermodernizador del capitalismo de Estadoincorporado por el régimen soviético ypor todas las dictaduras desarrollistasque vinieron a continuación, para loscuales figuraba como punto central no laemancipación social del ser humano,sino su transformación en material deuna participación, supervisada por elEstado, en el mercado mundial. De estamanera, apenas puede resultar extrañoque inmediatamente después aparecieranno sólo aquellas formas de trabajo,moneda y mercado del Estado burocráti-co, características del punto de partidacapitalista, sino también los acostumbra-dos actos criminales de la moderniza-ción, una vez que se disipó la polvaredaideológica de las revoluciones.

A estas alturas, Occidente, intimidadoen la Guerra Fría por el ala antagónicaatrincherada, representada por los retra-sados históricos, eligió a Marx y su teoríacomo la imagen de representación nega-

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tiva de todo el Imperio del Mal, mientrasque los países del bloque oriental de capi-talismo de Estado lo pintaban comoicono legitimador de una esperanza oscu-recida hacía mucho tiempo por los regí-menes de la industrialización dictatorial-desarrollista. En su deslumbramiento,Occidente no quería reconocer en tal«Este marxista» (y en parte del Sur) laimagen de su propio pasado, aun cuandoel Este hubiese intentado imitar, en lossiguientes años setenta, llegando a rozarel ridículo, no sólo las categorías capita-listas, sino también el modo de vida yconsumo capitalista en un nivel relativa-mente inferior, bajo un manto de burocra-cia de Estado.

El movimiento del 68 como brote efímero del Marx exotérico

Hacia el fin del milagro económicooccidental, aquel gran boom de la pos-guerra de las industrias fordistas con elautomóvil como un bien de producción yconsumo central, el Marx exotérico expe-rimentó una vez más –a decir verdad, yamás allá de su época histórica– una ines-perada tercera primavera, esta vez bajo laforma del gran movimiento occidental dejóvenes y estudiantes, que estuvo acom-pañado por fenómenos similares en elEste europeo (Primavera de Praga) y enel Tercer Mundo. Pero esa tercera prima-vera fue apenas una brisa fresca que loúnico que hizo fue rozar levemente lasuperficie de la sociedad como un movi-miento simbólico-cultural. El intento deenriquecer ese movimiento con el patetis-

mo nacional-revolucionario del TercerMundo y de reasumir de nuevo, en ungran plan estratégico, la recepción delMarx exotérico como una fuerza históri-ca global se desvaneció considerable-mente en una cultura pop romántico-revolucionaria. Sólo una ínfima minoríaintentó poner en práctica esa opciónestratégica condenada al fracaso conacciones militares kamikaze completa-mente aisladas y casi existencialistas(como por ejemplo en la RepúblicaFederal Alemana, la Rote-Armee-Fraktion)9.

A estas alturas, la teoría marxista noestaba siendo repensada en el mismonivel del desarrollo alcanzado por las for-mas sociales capitalistas; a la inversa, sela reimportaba en una forma conceptualmuy desamparada desde la periferia,cuya modernización reparadora, desde elpunto de vista económico y estructural,ya se encontraba a punto de fracasar, aun-que la teoría en sí pareciera aún vivir susúltimos triunfos revolucionarios.

En cuanto a las propias metrópoliscapitalistas, lo que quedó como residuo osobra de la antigua función de moderni-zación en el horizonte de comprensióndel Marx exotérico fue un impulso con-trarrevolucionario del movimiento del 68hacia el desencadenamiento del últimoestadio de individualidad capitalista pos-moderna: las temáticas en torno a la cul-tura crítica habitual, al antiautoritarismo,a la «revolución sexual» y a las demáscampañas del momento, todas ellas ador-nadas todavía por el vocabulario marxis-

9. Grupo terrorista «Fracción del Ejército Rojo», que actuó en Alemania occidental, de manera bastante violenta, sobre tododurante los años 70.

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ta impuesto por el movimiento juvenil yestudiantil, acabaron transformándose endiversos planos de gerenciamiento ymarketing de vanguardia, en una comer-cialización de lo íntimo y en un nuevoautoempresariado de la fuerza de trabajo.

Mientras que los denominados nue-vos movimientos sociales, que desde1968 hasta la mitad de los años ochentaemprendieron diversas tentativas de unacontracultura, se veían todavía (o seveían erróneamente) como una oposi-ción social fundamental, cada vez seremitían con menos frecuencia a la críti-ca marxista de la economía política. Eraevidente que el potencial de las interpre-taciones marxistas ya no bastaba parauna explicación progresista de la reali-dad. Pero si no recurría a la teoría mar-xista, el análisis acababa careciendo deprofundidad crítica, y los movimientosfueron perdiendo su fuerza, deshacién-dose o disolviéndose dentro del capita-lismo mediante la subcultura y la políti-ca lobista de grupos aislados.

La gran confusión después del marxismo

Con la extinción de aquel brote, final-mente el Marx exotérico pudo desapare-cer para siempre. Pero por falta de refle-xión histórica y teórica acerca de suimportancia, tal agotamiento del paradig-ma marxista se interpretó como si la crí-tica al capitalismo tuviera que ser archi-vada por haberse tratado de un mero

engaño. Esta impresión superficial pare-ció confirmarse dramáticamente cuandoen 1989 –de manera irónica, a la horapuntual de celebrarse el segundo centena-rio de la Revolución Francesa– se desmo-ronó el frágil imperio del capitalismo deEstado del Este europeo, hundiéndose,casi sin hacer ruido, en el infierno de laHistoria. El socialismo real, que tantofuera evocado en nombre del Marx exo-térico, sencillamente perdió su realidad.Y después de esto ya no se detendrían:aún dentro de ese modo de ver típico dela Guerra Fría, aquella ruptura de época,tan inusitada como incomprendida, pasóa ser proclamada por todas las vertientespolíticas y teóricas como una victoriadecisiva de la «economía de mercado yde la democracia», fórmula que todavíahoy nos persigue como una musiquillachata y de fácil éxito, fabricada para ven-dérsela a los clientes del Kaufhaus desWestens10.

En ese momento, dentro de la visiónde poco alcance histórico de la GuerraFría, el contrasistema marxista, y con élla alternativa histórica al capitalismo,parecía fracasado. Y a partir de la pers-pectiva de una izquierda en franca y rápi-da disolución, que sólo sabía pensar de lamanera inmanente del Marx exotérico,había que bajar la cabeza y mostrarse deacuerdo con tal evaluación. Por un lado,los grandes movimientos de desbandadahacia un «realismo» conforme al capita-lismo, con sus consecuentes carreras gro-

10. En Berlín occidental, durante la Guerra Fría, se construyó un predio donde se instalaron lujosas tiendas dedicadas a losmás diversos ramos, desde zapaterías y librerías hasta mercados de alimentación con las más finas delicatesses. El predio, que estásituado dentro del corredor turístico central de Berlín, servía (y aún sirve) como escaparate de la modernización y del poderío econó-mico-comercial de Alemania occidental, sobre todo en la época del Muro de Berlín, pues se contraponía a la poca variedad delcomercio del vecino Berlín oriental (sector comunista). Popularmente, se lo llama KDW (se pronuncia ka-de-vé). Literalmente, sig-nifica «Centro Comercial del Oeste».

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tescas, y por otro, la triste y obstinadanostalgia marxista de una minoría deso-rientada parecían sellar definitivamenteel destino de la teoría marxista.Completamente fuera de consideraciónquedaba el hecho de que aún podríahaber otra interpretación, muy diferente,de los desarrollos y acontecimientosregistrados, y en verdad sería una inter-pretación en el horizonte de aquel Marxesotérico reprimido y de su crítica radicalcategórica.

Desde esta visión totalmente diferen-te, de la cual incluso la opinión públicateórica sólo se dio cuenta con reluctancia,no fue la alternativa histórica la que fra-casó, sino, por el contrario, la moderniza-ción reparadora de la periferia. Si, a par-tir de la perspectiva de la no-simultanei-dad externa (nacional) en el siglo XIX, la«lucha para ganar terreno» todavía pudoalcanzar relativamente sus fines, despuésde los éxitos iniciales acabó derrumbán-dose en el siglo XX, a pesar de los enor-mes esfuerzos realizados. Los motivos deesa derrota residen en el estadio de desa-rrollo del propio sistema capitalista mun-dial: bajo las condiciones de integraciónprogresiva posibilitadas por el comerciomundial y los mercados financieros, losretrasados históricos sólo perderían elaliento, a más tardar, con la tercera revo-lución industrial (microelectrónica). Alfin de cuentas, ya no estaban en condicio-nes (o sólo a costa de un endeudamientoexterno precario) de obtener la fuerza decapital destinada a ese nuevo armamentotecnológico del aparato total de produc-ción. Así, perdieron la competencia en elmercado mundial, y, en una reacción encadena, se abrió la discrepancia entre pre-

cios de importación y de exportación(terms of trade) en detrimento de estosúltimos, de modo que ya no pudieronobtener las divisas suficientes, viéndoseobligados, por fin, a capitular como eco-nomías nacionales autónomas.

Ahora, hasta los propios portavocesde la economía de mercado y de la demo-cracia, así como los neoliberales de líneadura empiezan a ver con claridad que lacrisis mundial actualmente en curso, pro-vocada por sucesivos colapsos nacional-económicos, no puede ser vencida de nin-gún modo mediante un simple cambio enlos campos político-ideológico e institu-cional, saliendo del plano estatal y enca-minándose hacia la competencia de mer-cado, del proteccionismo relativo hacia laapertura del mercado y de la fracasadadictadura desarrollista unipartidaria haciaun parlamentarismo democrático. Esacrisis es mucho más profunda. Comobien lo demostraron los colapsos sufri-dos, y aún no superados en absoluto, porlos «tigres» del sudeste asiático, con suaparente economía milagrosa, no sólofueron las economías decididamentesocialistas de la periferia las que tropeza-ron con sus fronteras históricas. Resultacada vez más evidente que el capitalismooccidental no puede integrar, en un siste-ma mundial unificado bajo su égidaexclusiva, a aquellos retrasados históri-cos que fracasaron en sus tentativas autó-nomas de recuperar el terreno y el tiempoperdidos. La no-simultaneidad intercapi-talista no fue abolida de manera positiva,sino tan sólo negativa. Bajo la presión depatrones de productividad y rentabilidadglobalmente unificados, hoy una granparte de la humanidad ya no logra existir

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dentro de las formas sociales capitalistas.Más todavía: de manera inequívoca, lacrisis mundial se manifiesta también den-tro de los propios países-núcleo capitalis-tas, aunque por el momento permanezcaoculta en virtud de un nuevo capitalismofinanciero fuera de la realidad, el cualpuede ser interpretado, a su vez, como unfenómeno de crisis.

Cuanto más claramente proclamenlos hechos esta verdad a los cuatro vien-tos, mayor será la confusión. ¿Será que sedebe, por ejemplo, reexhumar la enterra-da crítica marxista al capitalismo y sim-plemente revitalizar y repetir los concep-tos ya olvidados de la lucha de clases y deuna economía política, aunque éstos for-men parte, obviamente, de una época yadesaparecida? La ciencia oficial y la opi-nión pública burguesa se resisten, conderecho, a reanimar un debate tartamudoy superfluo. Aparentemente, ya no habráninguna posibilidad de expresar con cla-ridad los evidentes fenómenos de crisis ydesarrollar alternativas sociales históricas(de ahí también el discursos terco, borde-ando la ignorancia, de la «economía demercado sin alternativa»). Como despuésde 150 años sólo el Marx exotérico deuna teoría de la modernización positivaestá presente en la conciencia social, lateoría social sufre una parálisis extrema.

La necromancia marxista En gran parte, los pocos grupúsculos

marxistas que quedan no hacen práctica-mente nada para revertir este estado decosas. Al contrario, fortalecen la parálisisy confirman, cuando el pasado está repa-sado, llenos de estridencias y en medio deuna grosera presunción, la misma pelícu-

la que muestra el paradigma naufragadodel Marx exotérico.

Las insignias y lemas de las revolu-ciones desarrollistas reparadoras ya fue-ron a parar al baúl de los trastos viejosposmoderno. «Hoz y martillo» aparecenal lado de símbolos religiosos y de otranaturaleza como un accesorio desprovis-to de su contenido que ya se volvió histó-rico, y fondos de inversiones y empresasde alquiler de vehículos hacen la publici-dad de sus «revolucionarias» ideascomerciales a través de imágenes aliena-das de Lenin. Pero el marxismo quequedó reflexiona infatigablemente sobrela diferencia cualitativa para él todavíaobvia entre el socialismo real desrealiza-do y el modo de producción capitalista. Yesto sucede, aunque la identidad positivahaya sido probada prácticamente por elhecho de que ese socialismo sólo hayapodido fracasar según los criterios capita-listas porque éstos también eran lossuyos.

En la actualidad, se esboza un nuevofrente de retirada de la izquierda global,en el cual conceptos del Marx exotérico(«lucha de clases», etc.) se vinculan aelementos de la doctrina económica key-nesiana (intervenciones parciales delEstado y acompañamiento social-estataldel capitalismo, etc.). Al frente de estatendencia, destaca el sociólogo francésPierre Bourdieu, quien proclamó categó-ricamente la «defensa de la civilizaciónkeynesiana» contra la marcha triunfal delneoliberalismo. Frente a la mayoría delos «realistas» ex izquierdistas que ahora,a ciegas, participan en todo lo que requie-re el capitalismo, desde la exigencia porsectores de salarios baratos hasta la entra-

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da de la OTAN en guerras, este llama-miento hecho con integridad personal porPierre Bourdieu, convocando a la resis-tencia intelectual y social, parece extre-madamente simpático. Pero tal actitud deoposición izquierdista ya no dispone deninguna autonomía histórica, ningunasustancia y ninguna perspectiva social.

Al contrario de la necromancia dog-mática de los últimos «creyentes» queviven fuera de la realidad, la iniciativa deBourdieu sólo puede mostrarse no dog-mática y nueva por el siguiente motivo:se trata de una combinación ideológicade dos contenidos antiguos y decrépitos,otrora antagónicos. En esta circunstancia,la referencia al Marx exotérico sólo apa-rece sin embargo como evocación ritualde la lucha de clases, permaneciendocomo retórica de acompañamiento, mien-tras que para nosotros, en lo concernien-te al contenido, sólo se trata de una opacanostalgia keynesiana. De esta forma, porejemplo, la reivindicación irremediable-mente ingenua de un «control político delos mercados financieros transnaciona-les» repite aquel mismo modelo de laépoca pasada, o sea, la idea de una regu-lación y moderación estatal-política delas categorías reales capitalistas no aboli-das, en un mundo que hace mucho dejóde empeñarse en eso. El deficit spending[gasto deficitario] de la moderación esta-tal keynesiana fue devorado por la infla-ción de los años 70 y 80, en cuanto elcontrol monetario nacional-estatal fuedemolido por la globalización. Por talrazón, este modelo ya no responde a nin-guna norma de realidad intercapitalista.Permanece como reminiscencia ideológi-ca, y sólo por eso es posible un extraño

matrimonio mixto entre Marx y el keyne-sianismo, matrimonió que sufrió la burladel marxismo de los años 70 que era, élmismo, apenas una resonancia histórica.De manera real, el keynesianismo occi-dental fracasó tanto como el capitalismode Estado del Este en la segunda moder-nización reparadora.

Únicamente porque el sistema decoordenadas del desarrollo y de la con-ciencia social sufrió un dislocamiento,esa posición, desde el punto de vista for-mal, casi puede parecer de nuevo «radicalde izquierda». Sin embargo, la izquierdareunida en ese sentido para lo que sólo esun combate de retirada, en verdad ya nose presenta con su propio nombre marxis-ta, sino que va a oler en el cubo de labasura histórico los trapos usados y tira-dos por las ciencias económicas burgue-sas. El hecho de no hallarnos ya, de nin-gún modo, ante un retorno del Marx exo-térico se puede desprender también de laconstatación de que la perspectiva deBourdieu ya no se refiere al futuro de unnuevo impulso desarrollista capitalistafebrilmente discutido, el cual tuviese queestar, como en aquel mayo de antaño,presumiblemente ligado al «anticapitalis-mo»; tal hecho se refiere apenas al pasa-do desvanecido del boom capitalista deposguerra, de sus normas de naturalezaestatal-social y de la expansión de su sec-tor público.

La crisis categorial y la zona-tabú de la era moderna

¿Por qué la conciencia social se cie-rra a través del espectro de las ideas demanera tan contraria al pensamiento deque la nueva crisis mundial del siglo

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XXI podría ser una crisis categorial delcapitalismo? ¿Por qué el Marx esotérico,reprimido y recluido en un mundo filosó-fico o en un futuro distante y sin impor-tancia para toda y cualquier crítica prác-tica, tiene tantas dificultades para hacervaler sus derechos? Hay una serie demotivos con que responder a estas pre-guntas. Y todos tienen algo que ver conla dimensión de esta nueva crisis que yano puede ser superada bajo las formas deacción y de conciencia hasta ahoravigentes.

Puesto que el horizonte de desarrollointerno capitalista se ha disipado, ya nose puede formular una oposición emanci-patoria dentro de las categorías delmoderno sistema de producción de mer-cancías. Esto significa que tampoco esposible luchar simplemente contra unenemigo externo fácilmente definible (la«clase poseedora», las «fuerzas reaccio-narias», el «imperialismo» de las poten-cias establecidas, etc.), pero también quela propia forma del sujeto y de la acción(capitalistamente constituida) está a dis-posición. Esto es tan difícil de entendercomo de soportar.

Es evidente que el desarrollo históri-co entró en una zona tabú. Sólo en lasuperficie el capitalismo fue un procesode destabuización. En esta sociedad, en elfinal de su desarrollo, (casi) todo estápermitido, bajo la condición, sin embar-go, de que se pueda comprar y vender.No obstante, la aparente arbitrariedaduniversal se halla al mismo tiempo limi-tada por formas completamente no arbi-trarias, hasta cierto punto dogmáticas,unidimensionales y sin alternativas devalor, mercancía, dinero y competencia,

en que se basa la forma y sustancia eco-nómico-empresarial del «trabajo». Estadictadura de la forma social, que entre-tanto ya alcanzó incluso al amor, eldeporte, la religión, el arte, etc., no toleraotros dioses.

Pero como ese tabú apenas está cons-tituido por postulados y prohibicionesexternas, siendo él mismo ordenadomediante la forma moderna de concien-cia y de sujeto, y estando anclado, enconsecuencia, más profundamente quetodos los antiguos contextos-tabú, resultatambién mucho más difícil lograr unavance. Quien, por ejemplo, cuestione elsistema de ganar dinero como tal puedecontar con el hecho de que será declara-do por el sentido común como un caso depsiquiatría. Justamente los últimos dino-saurios que quedan del marxismo exoté-rico, cuyos representantes siempre reac-cionaron con miedo y defensivamente alas consecuencias esotéricas de su maes-tro, consideran tal pretensión como «eso-terismo», lo que, sin embargo, desde suóptica, debe significar simplemente irra-cionalidad, charlatanería, etc. La idea deque el propio capitalismo podría haberexpulsado a las fuerzas productivas másallá de los límites de la subjetividad«ganadora de dinero» del ser humanomoderno, sólo puede chocar con una totalincredulidad.

Para lograr abrir un espacio discursi-vo a la crítica categórica del Marx esoté-rico al modo de producción capitalista,obviamente es necesario, en primer lugar,superar un estadio preliminar, precisa-mente aquella zona de la tabuización depreguntas que no se hacen y de cosassobre las que no se habla, pero que sí se

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poseen. Se trata, pues, de la tematizaciónde prerrequisitos hasta entonces tácitosque no eran analizables. Fue el hecho dehaber sido el primero y el único teóricomoderno en «expresar en palabras» elapriori tácito del sistema de producciónde mercancías lo que llevó a la presunta«ininteligibilidad» y al «carácter filosófi-co fuera de la realidad» del Marx esotéri-co. Por otro lado, las ciencias económi-cas, y con ellas todas las otras cienciassociales plenamente desarrolladas (quehoy, en definitiva, están degradadas asimples ciencias auxiliares, por no decirpolicías auxiliares de las ciencias econó-micas), no tienen las categorías capitalis-tas de trabajo, valor, mercancía, dinero,mercado, etc., como objeto, sino comoprerrequisito tácito de su razonamiento«científico». La forma de sujeto de cam-bio de mercancías, la transformación defuerza de trabajo en dinero y del capital-dinero en plusvalía (lucro) no es indaga-da acerca de su «qué» o su «por qué»,sino tan sólo acerca de su «cómo» fun-cional, semejante al modo en que loscientíficos naturales sólo analizan el«cómo» de las llamadas leyes naturales.El primer obstáculo de una crítica categó-rica al capitalismo consiste, por tanto, enretirar esas categorías de su status deobviedad tácita y tornarlas explícitas yasí, y sólo entonces, criticables.

El fetichismo como dimensión tácita y el gran salto de la historia

De forma abstracta, como problemametódico, la sociología cultural ya desa-rrolló ampliamente la cuestión de una crí-tica posible al presupuesto ciego. Latransformación de una «dimensión táci-

ta» (Michael Polanyi) de lo implícito enun explícito expreso por medio de la len-gua, la tematización de lo hasta elmomento indecible como problema decomunicación en épocas de crisis y detransición, se convirtió en un lugarcomún dentro de los análisis histórico-culturales. Pero en gran parte este proble-ma no es tematizado con intención críti-ca, sino afirmativa, por ejemplo en lareflexión de la teoría sistémica (N.Luhman), como constitución de un«telón de fondo de obviedad» que apuntaa la «reducción de la complejidad». Enesta línea de pensamiento, el caráctertácito apriorístico de las categorías capi-talistas surge como un tipo de alivio parala vida, y su crisis fundamental no setiene en cuenta de ningún modo comoposibilidad.

Pero cuando el problema fue abor-dado como impulso de tematización entransiciones críticas, ello ocurrió, o biencomo una observación de épocas leja-nas (por ejemplo, para el filósofo KarlJaspers con relación a la llamada «eraaxial» del siglo V a. C., cuando se dioun primer gran impulso de separaciónentre el mundo terreno y el divino juntoa una revolución de los órdenes socia-les), o bien como una investigación delas obviedades implícitas en la vidacotidiana, que son expresadas en pala-bras y cuestionadas por el desarrollo dela metaestructura social. Esta últimaexplicación del telón de fondo implícitosólo va a ser incluso afirmativa en elcapitalismo en el momento en que coin-cida ampliamente con él, lo que el filó-sofo Jürgen Habermas denominó «colo-nización del mundo vital». Pues como

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primera y única forma social de dinámi-ca ciega tenemos al propio capitalismo,que retira y cuestiona obviedades per-manentemente implícitas en la vidacotidiana, de la actividad profesional, laconvivencia social, la cultura, etc., apartir de esa obviedad –sin embargo, deningún modo en el sentido de unaemancipación social, sino, por el con-trario, como entrega total del ser huma-no a procesos de mercado ciegos. Si elproblema de la tematización de aquelloque hasta ahora no fue objeto de comu-nicación hubiera de tornarse fecundo demanera emancipatoria, entonces ellosólo será posible cuando la investiga-ción de la tematización se vuelva hacialos «axiomas implícitos» del propiocapitalismo –o sea, con el Marx esotéri-co, volver la indagación tematizadorahacia las formas sociales categorialesque para la era moderna sólo formaronel telón de fondo tácito.

El concepto central del Marx esotéri-co, que representa esa tematización críti-ca, y con ella la despedida emancipatoriade la modernidad, es el concepto de «feti-chismo». A partir de él, Marx muestraque la aparente racionalidad de la moder-nidad capitalista sólo representa, en cier-to modo, la racionalidad interior de unsistema absurdo objetivado: una especiede creencia secularizada en cosas, la cualse manifiesta en las abstracciones hechaspalpables del sistema de producción demercancías, de sus crisis, absurdidades yresultados destructivos para el ser huma-no y la naturaleza. En la autonomización

de la llamada economía, en la fetichiza-ción del trabajo, valor y dinero se oponena los seres humanos, a su propia sociabi-lidad, como un poder extraño y exterior.

El escándalo consiste en que esaautonomización espantosa, fantasmagóri-ca y destructiva de las cosas muertas,economizadas11, tomó la forma de laobviedad axiomática. Con su concepto defetiche, que también extiende al Estado,la política y la democracia, el Marx eso-térico produjo lo que todo gran descubri-dor produce en las cosas humanas: trans-forma lo aparentemente simple, lo coti-diano, la «dimensión silenciosa» de loobvio, en lo extraño, lo carente de expli-cación y lo erróneo.

El Marx esotérico, a diferencia de susosia exotérico inmanente a la moderniza-ción, al retirar a la modernidad de su posi-ción de reina dentro de la Historia, no jus-tifica e idealiza, como los críticos mera-mente reaccionarios de la era moderna,las relaciones de las sociedades agrariaspremodernas, sino que, por el contrario,inserta la era moderna en el contexto deuna historia social de sufrimientos de lahumanidad, una historia no suprimida,inscrita en el horizonte de un todavía váli-do «todavía no».

Cuando el Marx clásico analiza laHistoria como un todo, en el sentido delconcepto hegeliano, orientado hacia elmaterialismo, de desarrollo y progreso, lohace con el concepto de una «Historia delas luchas de clases»: sólo proyecta, portanto, el proceso de desarrollo e imposi-ción intercapitalista a toda la Historia

11. La palabra «economizada» no debe entenderse aquí como «ahorrada», sino como «que pasó por un proceso de ‘economi-zación’».

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existente hasta el momento. Es sólo conel concepto de fetiche empleado por elMarx esotérico que se vuelve posibledescribir, en un nivel de abstracción máselevado, el conjunto de todas las formassociales surgidas hasta entonces, produci-do no sólo mediante retroproyecciones dela era moderna: por más diferentes quesus relaciones puedan haber sido, nuncahubo sociedades autoconscientes quepudiesen decidir libremente sobre elempleo de sus posibilidades; siemprehubo sólo sociedades que fueron dirigi-das por medios fetichistas de las másdiversas clases (rituales, personificacio-nes, tradiciones determinadas por la reli-gión, etc.). Desde ese punto de vista,debería hablarse de una «historia de lasrelaciones de fetiche». En ese sentido, elmoderno sistema de producción de mer-cancías con su economía autonomizadairracionalmente sólo representa la últimaforma de fetichismo social, ciega a travésde su propia dinámica.

La tarea que de ahí resulta viene aponer de manifiesto finalmente la verda-dera dimensión de la crisis mundial delsiglo XXI. Se trata –en las propias pala-bras de Marx, y dicho con esta audacia–no sólo del fin de la historia capitalista,sino también del problema de una supera-ción de la historia existente hasta ahora,comparable al máximo con la llamadarevolución neolítica o con aquella revolu-ción de la «era axial». No sólo la era de laGuerra Fría llegó a su fin, sino también lahistoria mundial de la modernización engeneral, y no sólo esa historia específica-mente moderna, sino la historia mundialde las relaciones de fetiche en general.

La hipotética reducción de la comple-

jidad a través de la máquina social capi-talista, que siempre representó más ideo-logía que realidad, se transforma final-mente en destrucción. Por esa razón tam-bién, el salto es tan grande y está tanlleno de temores. Pero las relaciones decrisis, que se volvieron reconocibles através de su continua evolución, recla-man implacablemente: allí donde habíainconsciencia social (desde la «invisiblehand» [mano invisible] del culto a losantepasados hasta la «invisible hand» delmercado capitalista mundial), deberá sur-gir conciencia social. En lugar de unmedio ciego, tendrá que surgir un proce-so decisorio social consciente, organiza-do por instituciones autodeterminadas(no establecidas a priori), más allá delmercado y del Estado.

Envoltorios ilusorios posmodernoscomo última palabra de la eramoderna

En vez de tomar por fin en serio lospostulados del Marx esotérico ante lacrisis mu ndial y alcanzar una reflexióncrítica más allá del paradigma demodernización ya agotado, las cienciassociales desarmadas intentan engañar-nos frente a esta tarea. No sólo no sedesea ningún otro nivel de reflexión,sino que además se procura prorrogaruna vez más la antigua forma de refle-xión inmanente a la historia de imposi-ción capitalista, yendo más allá de sufecha de vencimiento. Para eso, elsociólogo Ulrich Beck inventó el térmi-no de la «modernización reflexiva».Pero esa expresión que acabó siendomuy utilizada y recitada de manerainconsciente, es una expresión hueca y

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un envoltorio ilusorio, pues la reflexivi-dad aquí postulada no se refiere, enabsoluto, a una forma de combatir elcapitalismo, sino tan sólo a una purafenomenología. En otras palabras:supuesta más que nunca de maneraciega en su contexto capitalista, lasociedad deberá comportarse «reflexi-vamente» sólo en relación a los diversosfenómenos y consecuencias de su obrarenloquecido y destructivo.

El mismo carácter lamentable ofre-cen las recetas propuestas que van desdeel «trabajo civil no remunerado» hastala «administración cercana al ciudada-no», etc. No se pretende alcanzar unanueva forma de sociedad más allá delmercado y el Estado, sino la llamada«sociedad civil», en verdad hace yamucho tiempo corroída por la coloniza-ción capitalista del mundo vital, que,como instancia encargada de los servi-cios de reparación, tendrá que derrotarla crisis que ha estallado en los poros yen los recovecos existentes entre el mer-cado y el Estado. Esta perspectiva pare-ce tan irremediablemente irrealistacomo la pretensión de resucitar elEstado social keynesiano que está nau-fragando. En el fondo, su objetivo essimplemente intentar compensar lasupresión de las obligaciones socialespor medio de limosnas privadas y auto-actividad moral desprovista de sentidocrítico.

No importa las vueltas que se den:no hay manera de eludir a Marx, auncuando actualmente el «retorno a Marx»sólo pueda referirse a la crítica radicalcategórica del fetichismo de la eramoderna, una crítica que viene siendo

reprimida hasta el día de hoy. Y tampo-co tendría nada que objetar respecto aese Marx esotérico si, por ejemplo, selevantase la sospecha de un mal utopis-mo de su parte. Exactamente lo contra-rio sucede con el Marx exotérico de lamodernización, quien acogió compla-cientemente a los utopistas en el pante-ón de sus precursores. La utopía siemprepuede ser leída en la historia de lamodernización como una apelación alideal capitalista (ideológico) frente auna mala realidad capitalista. La utopíaes la enfermedad infantil del capitalis-mo, no del comunismo.

Por esta razón, también el Marx eso-térico es completamente no utópico yantiutópico. En su caso, no se trata nidel paraíso en la tierra ni de la construc-ción de un nuevo ser humano, sino de lasuperación de las exigencias capitalistashechas al ser humano, del fin de lascatástrofes sociales producidas por elcapitalismo. Ni más ni menos. El hechode que esto sólo sería viable si fuesesuperada la historia acontecida hasta elpresente como una historia de fetiches,no pertenece a la arrogancia de la críti-ca, sino a la arrogancia del propio capi-talismo. Incluso después del capitalis-mo, seguirá habiendo enfermedad ymuerte, envidia e individuos desprecia-bles. Sólo que no ya no existirá unaparadójica pobreza masiva, producidapor la producción abstracta de riqueza;ya no existirá un sistema autonomizadode relaciones fetichistas ni formas socia-les dogmáticas. El objetivo es grande,justamente porque, medido por la exal-tación utópica, se muestra relativamentemodesto, y no promete nada más que

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En 1879, Chile tenía una superfi-cie de 576 mil kilómetros cuadra-dos, pero en la mal llamada

Guerra del Pacífico, que se inició eseaño y finalizó en 1883, creció al apode-rarse de 180.000 km2 pertenecientes aBolivia y Perú. Este último perdió lasextensas provincias de Tarapacá yArica, y el primero la de Antofagasta,cuyo territorio limitaba con el marPacífico.

Esa guerra de conquista propiciadapor una pujante y agresiva burguesíachilena y que contó con el respaldo eco-nómico de Inglaterra, potencia imperialde la época, es la causa primaria delenclaustramiento boliviano, cuya rei-

vindicación marítima se renueva enestos días finales de 2003.

Algo que pasa, del sofisma al cinis-mo, es el “argumento” invocado, entreotros, por Augusto Pinochet, de queBolivia nunca tuvo mar. Hechos históri-cos, léase confirmados, contradicen deplano tal planteamiento. Bolivia se

Recuperación del mar

La Historia Favorece laPetición de Bolivia

Hernán Uribe (*)

(*) Periodista y escritor chileno

La guerra de 1879 fue una acción colonialista

y La Pazfirmó un tratado

con una pistola al pecho. Creciente respaldo a reivindicación

altiplánica aísla a Chile.

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independizó en 1825 y en 1829 el presi-dente Andrés Santa Cruz fundó la pro-vincia de Antofagasta y en seguida laciudad-puerto del mismo nombre.

Hasta la mencionada guerra, Chilelimitaba al norte con Bolivia, aunque esverdad que, desierto de Atacama(132.000 km2) de por medio, las fronte-ras eran imprecisas y es por ello que en1866, se firma entre ambos países un tra-tado de límites por el cual Chile recono-ce la soberanía boliviana en la región deAntofagasta y se fija el límite septentrio-nal (para Chile) en el paralelo 24.

El conflicto que estalló un siglo ycuarto atrás, debió, en puridad , llamarseGuerra del Salitre y del Guano (estiércolde aves), ya que fueron empresas chile-nas las que comenzaron la explotación deambos productos (apreciados fertilizan-tes) en territorios bolivianos y peruanos.Fue la imposición de impuestos y el peli-gro de una expropiación de las industriaschilenas lo que desató realmente lasacciones bélicas.

Se trató, entonces, de un ataque inva-sor que en Chile se convertiría, por obray gracia de la propaganda, en una “guerrapatriótica”. ¿Por que ese calificativo?Que los soldados chilenos pelearon conbravura es una verdad, pero también escierto que lo hicieron –sin quererlo– paradefender los intereses de los multimillo-narios de la época.

Al margen de que Chile incrementósu territorio, el gran beneficiado con laexplotación del nitrato de sodio (salitre)fue el imperialismo inglés. Después de laguerra, los capitalistas británicos com-praron depreciados bonos emitidos por elgobierno de Perú y adquirieron así nue-

vos yacimientos. John Thomas North, fuemotejado como el “rey del salitre”, y loera, ya que en 1886 controlaba el 70 porciento de esa riqueza teóricamente, ahorachilena.

La guerra comenzó el 14 de febrerode 1879, precisamente en territorio boli-viano y con la ocupación de Antofagastapor tropas chilenas trasladadas por víamarítima. Tan pronto como en 1880 sefirmó entre Bolivia y Chile un Tratado deTregua y en 1904 el denominado Tratadode Paz , por el cual Chile se quedó con laprovincia de Antofagasta, Bolivia perdiósu litoral. Es claro que, vencida, esa cláu-sula le fue impuesta con el poderosoargumento de las armas, SantiagoCarrillo dice: “ Chile pudo de esa mane-ra limitar al Norte con el Perú y en esofue previsor, pues Lima jamás ha renun-ciado a la eventualidad de recuperar losque fueron sus territorios sureños”.

Esos son los factores históricos que ledan poderosa fuerza moral a Bolivia paradeshacer algo que se impuso por la fuer-za. Mas, tampoco se puede satanizar aChile si rememoramos que en la segundamitad del siglo XIX, la mayoría de lasnaciones europeas tenía colonias en todoslos continentes luego de haber agredido yocupado a centenares de naciones sinninguna justificación ética, como nofuera la falsedad mayor de “civilizar” ycristanizar.

Es asimismo, el tiempo en queEstados Unidos se ha apoderado de lamitad del territorio de México, restándo-le nada menos que dos millones de km2.La guerra era admitida como un métodonormal y apropiarse de lo ajeno, era unanorma que regía en aquella suerte de

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desorden internacional. En Shangai,China, ocho naciones habían construidoinstalaciones en el puerto y en la entradadel recinto habían colocado un letreroominoso: “¨Prohibido el ingreso de chi-nos y perros”... Todo aquello era practi-cado por naciones que se decían “demo-cráticas” y los nacientes países latinoa-mericanos procuraban imitarlas.

Cerca del fin de año, aún permaneceen los medios políticos y periodísticoschilenos la tempestad que desató ennoviembre pasado el presidente venezo-lano Hugo Chávez, cuando dijo: “sueñocon bañarme en una playa de Bolivia”,frase de corte metafórico que fue un clarorespaldo a la reivindicación boliviana derecuperar su litoral en el Pacífico.

Como Chávez habló en la CumbreIberoamericana ,efectuada en la ciudadboliviana de Santa Cruz de la Sierra yen presencia del presidente chilenoRicardo Lagos, el gobierno de este últi-mo, se molestó de tal manera que llamóa su embajador en Caracas e insinuóhasta un congelamiento de las relacio-nes diplomáticas.

Chávez, empero, mantuvo la calma yen diciembre en su programa radial “AlóPresidente”, proclamó en dos ocasionesque Chile le quitó el mar a Boliviamediante una guerra. “Bolivia tuvo mar ytiene derecho al mar y Chile no debe des-figurar una verdad histórica”, afirmó.

Después de Chávez, la demanda boli-viana ha recibido el respaldo del ex pre-sidente yanqui Jimmy Carter, del propiosecretario general de la ONU, KofiAnnan y del canciller de Brasil, CelsoAmorím ,quien adujo que si bien es unproblema bilateral, lo es también de inte-

rés regional. “Preocupa avance boliviano.Bolivia y Venezuela complican a canci-ller,” escribe el 24 de diciembre el diariochileno “El Mercurio”, el cual reconoceque la tesis oficial de Santiago de que “nohay problemas pendientes con Bolivia”se está desmoronando.

Aunque tozuda, la postura chilena esde extrema debilidad y por ello teme aque el problema se internacionalice.,sobre todo en una etapa como la actual,en que Chile es observado como un paísque sólo mira hacia Estados Unidos yEuropa y abandona cualquier esfuerzointegracionista regional. No se olvida lacancillería chilena que hay antecedentesfavorables a Bolivia. En 1979 -al cum-plirse el centenario de la guerra- laOrganización de Estados Americanos(OEA) respaldó la salida al mar por 25votos a favor y en contra el solitario deChile. En 1983, los cancilleres delMovimientos de los No Alineados apoya-ron, de nuevo, sin vacilaciones la peti-ción de La Paz

Como es sabido, las relaciones diplo-máticas entre Santiago y La Paz estánrotas desde 1962 (con una reanudaciónbreve durante las dictaduras de Pinochety Banzer), pero ello es sólo una de lassecuelas de la Guerra del Salitre, ya queson frecuentes los conflictos con Perú,incluidos los espionajes mutuos.

El anuncio de una alianza estratégicaentre Brasil y Argentina es ahora, en vís-peras del 2004 , un golpe sin defensa porparte de Chile, que emerge como unrecalcitrante “yes man” de Washingtonen un período en que se constatan rele-vantes cambios políticos en la geografíadel subcontinente latinoamericano.

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Verónica Gallego Mengod (*)

Este texto denuncia, con un tononarrativo, los problemas e injusti-cias detectados por la autora, en

las leyes venezolanas de protección a la

maternidad, tanto a nivel discursivo comoen su puesta en práctica. En el nivel dis-cursivo, se detectó que hay una equipara-ción entre la situación de una mujerembarazada y la de personas enfermas oincapacitadas, así como la ubicación de

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descanso pre y postnatal como una causamás de la suspensión de la relación de tra-bajo. A nivel práctico, se detectaron irre-gularidades de diversa índole en la apli-cación de las leyes, que van desde laausencia de pago de la indemnizacióncorrespondiente por parte del SeguroSocial desde el año 1992 (ante la indife-rencia de los empleados de diversas insti-tuciones del país,) hasta la inconsistenciay desconocimiento por parte de los emple-ados del IVSS de muchas de sus leyes, loque se traduce en una aplicación erróneade las mismas. Todos estos factores con-fluyen como responsables del desamparoen el que las leyes y las instituciones handejado a la mujer embarazada enVenezuela, que se encuentra completa-mente sola en su imposibilidad para con-formar grupos de lucha por sus derechospor encontrarse en un corto y transitorioperíodo de la vida de la mujer.

La mujer embarazada en Venezuelaestá desamparada por las leyes y por losorganismos encargados de ejecutarlas. Lodigo no sólo con la Ley en la mano ( LeyOrgánica del Trabajo), sino con Oriana,recién nacida en el brazo que me quedalibre, después de nueve meses de visitasal Ministerio del Trabajo, a todas lassedes a las que me remitieron delInstituto Venezolano de Seguros Socialesy al Instituto Nacional de la Mujer, INA-MUJER.

Una vez que me esposo y yo recibimosla feliz noticia, mi primera sorpresa (de lacual aún no he salido) se produjo cuandome comentaron que el tiempo de reposo

no era remunerado. No soy abogada ni mehe relacionado con el gremio, por lo quemi reacción fue la misma que tiene todapersona a la que le comento esto: de exal-tación y extrañeza, por estar, seguros/as,como yo, de que eso era imposible, puesdicen que nuestra protección al embarazoy puerperio es la mejor de Latinoamérica.Sólo una conocida estaba enterada de estoy me comentó que quien pagaba el reposopre y post natal era el Seguro Social y queella estaba esperando todavía el pago porsu bebé que ya tiene 7 años.

Mi esposo y yo hemos ahorradodurante años, dedicándonos cada uno ados trabajos con la finalidad de mudarnosde Guarenas a Caracas, pues ambos traba-jamos en la capital y no queríamos expo-ner a nuestra hija a las largas horas de trá-fico. Para esto eran necesarios todos losingresos que nos corresponden, incluso lasdieciocho semanas del mal llamado “des-canso”1 pre y post natal. De ahí mi preocu-pación, por aquello que dentro de todo nodeja de ser un problema muy clase media,cuando nos detenemos a pensar en aque-llas tantas (tantísimas) mujeres que depen-den de su sueldo para alimentarse y paraalimentar a sus hijos.

Segura de estar en lo correcto, mecompré la Ley Orgánica del Trabajo, queme acompaña en mi pañalera hasta hoy. ElArtículo 385 nos dice: “La trabajadora enestado de gravidez tendrá derecho a undescanso durante seis (6) semanas antesdel parto y doce (12) semanas después(...). En esos casos conservará su derechoal trabajo y a una indemnización para su

1 Les prometo que esto no es un descanso, es muy hermoso, pero no es un descanso.

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mantenimiento y el del niño, de acuerdo alo establecido por la Seguridad Social”.

Lo que se afirma explícitamente, esque la Seguridad Social establece cuál vaa ser la “indemnización”, no que laSeguridad Social sea el ente responsablede indemnizar a las mujeres embarazadas.Así que, todavía dudando, me dirigí aInstituto Nacional de la Mujer, pues llevoaños conociendo su coherente lucha porlos derechos de la mujer y la familia ysiempre había encontrado la mejor aten-ción tanto para mi persona como paraaquellas que he remitido.

En el Instituto Nacional de la Mujerme entrevisté con una de las abogadas conmás experiencia. No tardé mucho enexplicarle mi caso, pues su respuesta fuemuy tajante: el patrono no está obligado apagar y lo poco que le toca pagar alSeguro Social, no lo está pagando, ya queel Seguro está quebrado. Mi extrañeza fueabsoluta, pues para mí, este era el lugar enel que se luchaba porque este tipo de injus-ticias no se produjeran. Ante mi emotiva eimagino que inesperada reacción, la abo-gada me preguntó si yo estaba sola. Mirespuesta fue que yo no estaba sola, peroque yo no soy más que una excepción eneste país. Y me desencanté al darme cuen-ta de los vacíos e inconsistencias que pue-den encontrarse hasta en las Institucionesmás coherentes.

Volví otra vez a la Ley, que afirma ensu Artículo 386: “Los descansos de mater-nidad no son renunciables”. Es decir: aun-que la familia dependa económicamentedel sueldo de la madre, ella está obligadaa descansar durante 18 semanas, sinimportar que esto signifique que ella notenga como sostener económicamente al

hijo/a con el que “descansa” al no haberun organismo que se responsabilice porcubrir su salario.

Pero no encontraba el lugar donde seespecificaba que el patrono no remunera-ría a la trabajadora. En INAMUJER, meseñalaron el Artículo 385 que, como dije,no deja esto claro. Buscando respuestas,acudí en cuatro ocasiones al Ministerio delTrabajo. Los dos abogados que me aten-dieron me aseguraron que esto era así,pero sin señalar en momento algunodónde se afirmaba.

No quedaba más que dirigirme alSeguro Social para determinar cuánto mecorrespondía y cómo debía tramitar elreposo. Valga aclarar que todavía, despuésde más de veinte visitas, no lo sé. Esto, apesar de que la atención que recibí fue deuna total solicitud y amabilidad en todas laocasiones que acudí a los varios centrosdel IVSS.

En cada ocasión recibí informacionesdistintas respecto a la forma de pago.Estas versiones refirieron que el IVSSdebía remunerar desde un tercio hasta latotalidad del salario de la mujer.Finalmente, se me señaló que eran dostercios, sin que ofrecieran respaldo escri-to alguno de esta afirmación, Con respec-to al tercio restante del sueldo, si bien enChacao tres trabajadores distintos asegu-raron que era obligación que fuera remu-nerado por el patrono, finalmente, en LaTrinidad me señalaron que esto no era así,pues no estaba respaldado por la Ley.Ninguno de estos trabajadores buscó enmomento alguno una Ley o Reglamentoen el cual amparar sus afirmaciones. Acontinuación descubrí que para ningunode los seis empleados del IVSS consulta-

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dos, dos tercios de mi salario significabalo que realmente son dos tercios de misalario. Sin bien mi salario supera en muypoco los seiscientos mil bolívares, todosellos me señalaban que el Seguro Socialsólo reconocía un sueldo máximo men-sual de cuatrocientos cincuenta mil bolí-vares (Bs. 450.000,00), en su equivalenteen semanas. Esto se traducía en unaindemnización aproximada de doscientosnoventa y ocho mil bolívares mensuales(Bs. 298.000,00), que equivale a dos ter-cios de lo que ellos denominaban el sala-rio máximo. Pregunté de varias maneras,especialmente a los analistas de Chacao,las causas de tal cantidad y el Reglamentoen que se encontraba asentada, pero larespuesta se refería a una “Ley” o“Gaceta” a la cual decían era muy difícilacceder. En mi última visita, otro analistame señaló que me dirigiera al ReglamentoGeneral de la Ley del Seguro Social, en elque se especificaba esta cantidad.Pregunté innumerables veces si ésa era lacantidad exacta o si partía de un cálculorelacionado con el salario mínimo, pues elsalario mínimo acababa de subir y esoimplicaría que esta cantidad cambiaría.En todo momento me aseguraron que esaera la cantidad determinada por la Ley,Reglamento o Gaceta, y que no habíasufrido transformación alguna, pues noestaba relacionada con el sueldo mínimo.

Resulta que los empleados del SeguroSocial con los que hablé, cuya labor con-siste en brindar información respecto al

mismo a nosotros/as, los/as asegurados/as,desconocen absolutamente su Ley y suReglamento, en cuyo Capítulo II, SecciónI, Artículo 98, señala: “El límite de sala-rios para cotizar y recibir Prestaciones enDinero, a que se refiere el Artículo 592 dela Ley del Seguro Social se fija en el equi-valente a cinco (5) salarios mínimos urba-nos vigentes mensuales. Cuando el salariodel asegurado sea mayor a cinco veces elsalario mínimo urbano vigente, el cálculode las cotizaciones de las prestaciones endinero, se hará sobre la base de dicholímite”...”

El sueldo asentado en la Forma 14-02 como mi salario semanal, no corres-ponde al mismo, pues se calculó sobre labase de un supuesto salario máximomensual equivalente a cuatrocientos cin-cuenta mil bolívares (Bs. 450.000,00),que, una vez nos remitimos a la ley, eracorrecto cuando el salario mínimo urba-no vigente mensual era de noventa milbolívares (Bs. 90.000,00). El salariomínimo urbano vigente mensual esactualmente de ciento cincuenta y ochomil cuatrocientos bolívares (Bs.158.400,00), lo que implica que el límitede salarios para cotizar y recibir presta-ciones en dinero es de setecientos noven-ta y dos mil bolívares (Bs. 792.000,00).Esta afirmación contradice cualquierotra que me hayan dicho en los cuatrocentros del Seguro Social que visité.

El desconocimiento por parte de losempleados de la Ley que regula su praxis,

2 La Ley del Seguro Social en su Título V, Capítulo I, Sección I, Artículo 59, señala: “El cálculo delas cotizaciones se hará sobre el salario que devengue el asegurado o sobre el límite que fijará elReglamento para cotizar y recibir prestaciones en dinero, cuando el salario sea mayor que dicholímite, el cual no podrá se inferior a tres mil bolívares mensuales...”

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implica que el Seguro Social está trabajan-do actualmente sobre la base de lo repeti-do por todos, y no sobre la base de lo queestá establecido. La gravedad de estasituación nos hace preguntarnos a cuántosvenezolanos/as está afectando y desdecuándo. Otra pregunta relevante es, si esverdad que los niveles gerenciales y direc-tivos del IVSS desconocen la aplicaciónde esta ley (lo cual sería preocupante), o si,más bien, juegan a desconocerla, lo quesería aún más grave y respondería a pro-blemas de mayor profundidad en el ámbi-to político, social y económico.

Finalmente, quedaba en mi duda delpor qué a muchas trabajadoras sus patro-nos les seguían cancelando su salario, aun-que no estuviesen obligados por la Ley.De hecho, estoy segura que ésa era lacausa por la cual muchos de mis conoci-dos y yo pensábamos que era una obliga-ción legal. La razón es que estos patronosestán afiliados al Sistema de pago deprestaciones a través de la factura decotizaciones3 , que resulta ser un sistemaen el que el patrono le cancela el sueldo alempleado/a y la cantidad de dinero paga-do al empleado/a por prestación se rebajade la facturación que el patrono tiene quepagarle ese mismo mes al IVSS. Así, laempleada sigue percibiendo su salario y elpatrono no pierde dinero, pues lo que lepagó a la empleada queda descontadoinmediatamente de lo que debía cancelar-le al IVSS por concepto de Seguro Socialde sus trabajadores. Con este sistema la

empleada no debe esperar nueve años aque el IVSS le cancele una pequeña partede lo que le correspondía percibir, si esque esto llega a suceder.

Sin embargo, este Sistema de pago deprestaciones a través de la factura decotizaciones, también tiene sus inconve-nientes. Primero, los empleados del IVSSnegaron conocer alguna resolución, ley oreglamento en el que se tipificara la formade funcionamiento de este sistema. Yobusqué en la Ley de Seguro Social y en suReglamento y no encontré nada. Ensegundo lugar, el patrono debe manifestarsu deseo de afiliarse a este Sistema sinque, aparentemente ,se le entregue previa-mente algún texto escrito en el que se tipi-fique su funcionamiento, lo que puedeimplicar que un patrono se niegue a afi-liarse por desconfianza o por desconocerde qué se trata exactamente este Sistema.Y, finalmente, afiliarse a este Sistema eselección del patrono, por lo que muchasempleadas cuyos patronos escogen nohacerlo, debemos seguir este Vía Crucis.O sencillamente, resignarnos.

En mi caso, la resignación funcionaría,pues finalmente mi vida no depende delsalario de cuatro meses, sólo una parte demi bienestar económico. Pero ese es micaso, uno de pocos.

Me pregunto qué pasa con todas esasembarazadas que dependen realmente desu salario. Me imagino que no acatarán elArtículo 386. Me pregunto, además, si elpaís las penalizará por no acatar la ley.Si

3 El sistema de pago de prestaciones a través de la factura de cotizaciones es tramitado por elpatrono, que se afilia a través del IVSS en la sede ubicada en Altagracia-Carmelitas (frente alBanco Central de Venezuela), Piso 1, División de Afiliación y Prestaciones en Dinero.

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bien todos estos eventos me atañen deuna manera personal, sirven como puntode partida desde el cual se pueden señalarproblemas de fondo que afectan a unaporción significativa de la poblaciónvenezolana.

En primer término, se encuentra unaspecto que no he mencionado hastaahora: la equiparación constante entre lamujer embarazada y las personas quesufren alguna enfermedad, que se eviden-cia en todas las leyes y reglamentos conlos que trabajé.

En mi búsqueda por la “ley” en la quese determinaba la no obligatoriedad delpatrono de pagarle el sueldo a la mujerembarazada, encontré e Artículo 94 de laLey Orgánica del Trabajo que define eldescanso pre y post natal4 “como unacausa que genera la suspensión de la rela-ción de trabajo”, entre otras ocho causas.“La suspensión de la relación de trabajono pondrá fin a la vinculación jurídicaexistente entre el patrono y el trabajador”5;es decir, que una vez “cesada la suspen-sión, el trabajador tendrá derecho a conti-nuar prestando servicios en las mismascondiciones existentes para la fecha enque ocurrió aquélla...”6. El descanso pre ypost natal es una causa que genera la sus-pensión de la relación de trabajo, así como

también pueden generarla los accidentes oenfermedades que inhabiliten al trabaja-dor, el servicio militar obligatorio, el con-flicto colectivo, la detención preventiva alos fines de averiguación judicial o poli-cial, la licencia concedida para realizarestudios y aquellos (aparentemente cua-lesquiera) casos que tengan como conse-cuencia la suspensión temporal de laslabores7.

Es decir, el llamado “descanso” es unade muchas causas posibles para la suspen-sión de la relación de trabajo y no implicade manera alguna, algún trato diferencial opreferencial con respecto a las otras cau-sas, pues a todas se les aplica igualitaria-mente el Artículo 95: “Durante la suspen-sión el trabajador no estará obligado aprestar el servicio ni el patrono a pagar elsalario...”8. En momento alguno, ningúnabogado o abogada de los consultados memencionó estos artículos9.

Pero esta no es la única ocasión en laque se evidencia en la ley y su praxis unaaparente equivalencia entre la situación delos enfermos y la de la mujer embarazada.También en el Reglamento General de laLey del Seguro Social, la mujer embaraza-da y en puerperio es tratada como cual-quier otro caso de enfermedad. El Artículo141 afirma: “En caso de enfermedad o

4 Ley Orgánica del Trabajo. Artículo 94, parágrafo d.5 Ley Orgánica del Trabajo. Artículo 93.6 Ley Orgánica del Trabajo. Artículo 97.7 Ley Orgánica del Trabajo. Artículo 94. 8 Continúa así: “Quedan a salvo las prestaciones establecidas por la Seguridad Social o por laconvención colectiva y los casos que por motivos de equidad determine el Reglamento, dentro de lascondiciones y límites que este fije”. Pero el Reglamento no fija nada distinto a lo ya señalado.9 Estos artículos se ven apoyados por el Artículo 41 del Reglamento de la Ley del Trabajo

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accidente que le incapacite para el trabajo,el asegurado tendrá derecho desde elcuarto (4º) día de incapacidad y hasta porcincuenta y dos (52) semanas consecuti-vas, a una indemnización diaria equivalen-te a los dos tercios (2/3) del promedio dia-rio de salario, el cual se pagará por perío-dos vencidos...”. Y el Artículo 143, nostermina de aclarar que “las aseguradas tie-nen derecho en caso de maternidad, a unaindemnización diaria equivalente a la quele correspondería por incapacidad tempo-ral...” (el subrayado es mío).

La mujer embarazada es relegada alrol del enfermo tanto en el discurso de laley como en su praxis, tratándola comoalguien que está “incapacitado temporal-mente” y omitiendo su rol de constructorade un país. Al equiparar una situación conotra, se coloca a la embarazada en el lugarde la enfermedad, cuando ambas situacio-nes, a nivel tangible y discursivo, soncompletamente distintas.

Las implicaciones de esta Ley a nivelpráctico ya las hemos mencionado y serelacionan con el desconocimiento y laignorancia de la misma en los diversosestratos de la administración pública quele corresponden, lo que implica la desobe-diencia y aplicación errónea de la Ley.Esto se traduce en que la mujer embaraza-da nunca llega a recibir los pocos benefi-cios que le corresponden en nuestro país.Pero a nivel discursivo, las implicacionesson de mayor profundidad, pues sus con-secuencias se producen a largo plazo ytrascienden las coyunturas particulares deeste momento histórico, social y político.

A nivel discursivo, al poner a la mujerembarazada en el lugar del enfermo, seestá legitimando al estado de embarazo y

puerperio como un momento de minus-valía. Si de la Ley se puede inferir que elestar embarazado es igual a estar enfer-mo, de algún modo, entre líneas, se puedeleer que la mujer, en su potencialidad deestar embarazada, es una perenne posi-ble incapacitada, un foco de enfermedadpotencial. Queda así oficializado en eldiscurso socialmente aceptado, el lugarde la mujer embarazada y en puerperiocomo el de una enferma, el de una perso-na con un trastorno, con una patología,con una incapacidad.

Este tipo de procedimientos no soninéditos en Venezuela, son los procedi-mientos que el poder y los sectores domi-nantes (a nivel político, económico oincluso de género) imponen sobre losotros sectores. Esos otros sectores que enla cultura occidental tradicional han sidoocupados por las mujeres, los niños, losenfermos, las minorías raciales y religio-sas, entre otros.

Quisiera cerrar este texto valiéndomede la afirmación que comencé a oír enINAMUJER y que se mantuvo inalterabledurante mis nueve meses de paseos infruc-tuosos: “El Seguro Social no le paga a lasmujeres embarazadas desde 1992”. Esdecir, hay mujeres cuyos hijos tienennueve años y todavía no han recibido suindemnización, mientras que muchos ase-gurados siguen siendo indemnizados dia-riamente por enfermedad, paro forzoso ymuchas otras causas, como debe ser.Conociendo la situación económica delpaís, cuando estas mujeres reciban suindemnización, si llegan a recibirla, estano tendrá ni una pequeña parte del valorque correspondía. Cuando pregunté lascausas por el trato diferencial a las muje-

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res embarazadas, las respuestas estuvieronrelacionadas con “problemas en el siste-ma” o “problemas burocráticos”, pues, alparecer, sí hay una partida de dinero paracancelar estas indemnizaciones.

Lo primero que salta a la vista es elgran vacío que se produce entre la Ley ysu praxis. Las mujeres estamos obligadas,por Ley, a acatar el período de descansopre y post natal, pero en la práctica apa-rentemente ninguna institución está obli-gada a responder por indemnización algu-na en este período, independientementede lo que diga la Ley y sus reglamentos.

Cuando una mujer embarazada señalael problema, se le plantea que eso es nor-mal, que lleva muchos años sucediendo.Se descalifica su situación, en mi caso,por ser clase media, tener recursos yposeer una pareja que me apoya (¿no tie-nes a alguien?, me preguntó la abogadade INAMUJER); en otros casos, mi ima-ginación dibuja una gran diversidad deestrategias de descalificación posibles.Aquí intervienen las estrategias del opre-sor, que, a valerse de la naturalización dela situación, nubla la existencia de injus-ticia alguna. Todos aquellos con los queuna se va topando en la búsqueda de res-puestas naturalizan el problema, colocán-dolo como algo que viene dado y que notiene solución.

Y lo más grave de todo, es lo difícilque es el lugar de la mujer embarazada enla búsqueda de soluciones. El problemade embarazo es que es una corta etapa enla vida, en la cual hay que solucionarmuchas cosas, internas y externas, abrien-do un nuevo espacio para ese esperadoser sin abandonar las obligaciones pre-vias. Por ser un período tan corto, pasaje-

ro y transitorio, es difícil que alguien seidentifique con él, que luche por los dere-chos de la embarazada. Es prácticamenteimposible hacer una unión o un sindicatode mujeres embarazadas, por la sencillarazón que cuando hayamos formado elgrupo es muy posible que la mayoría yahayamos dado a luz.

Al “grupo de embarazadas” se per-tenece y se deja de pertenecer en unmuy corto espacio de tiempo. Por esto,las verdaderamente afectadas no puedenintegrarse en una estructura institucio-nal. He ahí la diferencia con los otrosgrupos existentes, que se mantienencomo tales en el tiempo y por lo tantopueden unirse para defender sus dere-chos: pensionados, maestros, enfermos,profesores, e incluso, mujeres. Y estonos deja, como embarazadas, totalmen-te imposibilitadas de unirnos comogrupo para luchar por nuestros derechos(y digo ”nuestros” sin yo pertenecer yaa este grupo). Entonces éstos se siguenirrespetando indefinidamente, ante laindiferencia de los enterados.

Al parecer, las condiciones económi-cas prevalecen sobre la ley y siempre seescogerá cancelar primero no a quien máslo necesite, sino a aquellos que tienenmás posibilidades de organizarse parareclamar sus derechos, al que alce la vozcon más fuerza. Y así, las mujeres emba-razadas llevamos años sin gozar de nues-tros derechos con pleno conocimiento delos empleados que laboran en aquellasinstituciones que pueden solucionar elproblema y no lo hacen (IVSS, Ministeriodel Trabajo, INAMUJER). Este texto seconstruye como un intento de darle voz alo acallado por años.

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Llama poderosamente laatención el alerta deFidel Castro: “Nuestra

especie por primera vez correreal peligro de extinguirse…”.O sea, vamos hacia un mundopeligroso, complejo e imprede-cible en cuanto a su curso peropromisorio a pesar de todo.Cuando Fidel hace su afirma-ción está haciendo referencia ala catarata de declaraciones deBush y a varios documentos delPentágono.

Luego de los atentados del11 de septiembre, Bush lanzó laamenaza: “Vamos a utilizarcualquier arma de guerra quesea necesaria”. El Pentágono lodocumentó en la “NuevaPostura Nuclear” donde esta-blece tres escalas sobre el usode la opción nuclear. Una pri-mer contingencia preventiva,que incluye a Irak (luego fueinvadido) Irán, Norcorea, Siriay Libia. La segunda son contin-gencias potenciales, como elcaso de China y por último unacontingencia inesperada, comopodría ser Rusia.

Con el colapso de la URSSse puso fin a la bipolaridad y

El Mundo que VieneAthos Fava (*)

(*) Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Argentina

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surgió un mundo unipolar y unilateralhegemonizado por el imperialismo másávido de lucro y de saqueo, el yanqui.Este fue el fin de una etapa histórica.

Así, Estados Unidos llega al fin desiglo XX en una meseta en cuanto a sucrecimiento económico ¿Qué pasa queno puede subir la cuesta? Las leyes obje-tivas inexorables seguían como un toposu curso y la crisis económica estalla (elgobierno reconoce 9.358.000 de desocu-pados) y ya se desarrolla como una cri-sis política y cultural en camino haciauna fase terminal, a pesar de los intentosde los “Tony Blair” que tratan de reciclarla crisis remozando la Tercera Vía parasalvar al imperialismo senil, usurero yparasitario. Vana ilusión.

A renglón seguido, Bush lanza nue-vas amenazas difundidas ampliamenteen los medios de comunicación; asegu-ra que Dios no es neutral. El nuevonazismo quiere imitar al ImperioRomano cuyo slogan era: “No importaque nos odien, lo importante es que nosteman”. Su mesianismo e ignoranciaencierra gravísimos peligros para lahumanidad como lo advirtiera Fidel.

Así se invadió destruyendo innece-sariamente Afganistán e Irak. En Irakcomienzan a producirse levantamientosde su heroico pueblo, en una guerra deguerrillas de liberación nacional quemantiene en vilo a las tropas invasoras.La guerra tiene otros componentes ade-más del militar, los aspectos de carácterpolítico, psicológico e ideológico y esaquí donde Estados Unidos lleva las deperder. Además, un nuevo fenómenosurgió: la guerra no produjo un descen-so en la desocupación sino que, por el

contrario, ésta aumentó: 394 mil nue-vos desocupados, cuya explicación hayque buscarla en la nueva tecnologíabélica. ¿Cuáles serían los objetivoscentrales que persigue el imperialismoyanqui con el fin convertirse en amodel mundo? ¿Qué hay de detrás de supretensión de constituirse en Imperioglobal basado en una dictadura militarmundial?

Su deseo de asegurarse el abasteci-miento de petróleo es evidente. Hacersedel monopolio del grifo y con ello con-trolar la economía de amigos y enemi-gos. Además del petróleo aspira aldominio de las fuentes y reservas mun-diales de agua dulce, elemento insusti-tuible de la vida. América del Sur es elcontinente más rico en agua dulce. Susreservas alcanzan el 26 por ciento delplaneta y están situadas en la regiónAmazónica, en la Patagonia y en elAcuífero Guaraní ubicado en las tresfronteras: Argentina, Paraguay y Brasil,que según los yanquis, constituyen unterritorio nido del terrorismo árabe.

La otra riqueza natural es la biodi-versidad. En Nuestra América está con-centrada desde el sur de México hastala región Amazónica. Brasil es el pri-mer reservorio de biodiversidad, luegose destacan México y Mesoamérica, enun tercer escalón se encuentraColombia y el cuarto reservorio seencuentra la lejana Indonesia.

La biodiversidad ,es la principalriqueza natural de Nuestra América. Almismo tiempo, la ingeniería genéticava aportando insumos en la produc-ción de nuevos alimentos, medicamen-tes, drogas, materiales y otras innova-

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ciones que asombrarán a medida queavance el dominio de la biodiversidad.Así la avidez del Imperio aspira aldominio del petróleo, agua dulce ybiodiversidad

¿Quiénes confeccionarán la camisade fuerza para la camarilla nazifascistaque encabeza Bush?

Ello deberá producirse en dos pla-nos: una herramienta debería ser unFrente Antifascista de los pueblos.Recordemos que el 15 de febrero mar-charon contra la invasión a Irak unas100 millones de personas en todo elmundo, donde el pueblo de EstadosUnidos mostró su pujanza y creativi-dad. Construir este Frente dotándolode múltiples formas organizativas serásin duda un paso en la derrota delimperialismo yanqui. En el plano delas naciones debería ir configurándosetambién un frente antifascista.

A propósito de ello, el InformeNorteamericano de Defensa advierteun arco de “inestabilidad que cubredesde el Medio Oriente al Noreste deAsia” y, asimismo, agrega que “existela posibilidad de que aparezca un com-petidor militar con base de recursossustanciales en la región”. En elNoreste de Asia el único país que tieneesas condiciones es China. ¿A qué sedeben los temores del imperialismoyanqui?

Recientemente, Vajpayee, el pri-mer Ministro de la India, visitó China.El resultado se reflejó en un “Acuerdoestratégico de Cooperación Mutua”.Lo más sobresaliente es que “ningunode los dos países es ya una amenazapara el otro”. Otro aspecto es que la

India reconoce que el Tíbet es chino.Además, en el marco económico inten-sificaron su comercio exterior. Es en lamisma región donde ya, desde el año2000 ,Rusia e India pusieron en mar-cha el Acuerdo sobre la AsociaciónEstratégica. India viene registrando uncrecimiento del cinco por ciento anualen su PBI.

También desde el año 2001, Chinay Rusia establecieron la Organizaciónde la Cooperación de Sanghai, OCS,que, a su vez, incluye a cuatro paísesde Asia Central. La OCS apunta afomentar la cooperación política, eco-nómica y humanitaria y a contrarrestarlas amenazas y desafíos de la épocaactual.

Si se suman el PBI (basado en laParidad de Poder Adquisitivo, PPA) deestos tres países, se llega al 20 porciento del PBI mundial, siendo el deEstados Unidos de 21,31. En cuanto alcrecimiento económico estos tres paí-ses están por encima de los paísesimperialistas. Tal es así que la Indiadesplazó a Alemania del cuarto lugar yChina a Japón del segundo lugar. Demantenerse éstos parámetros Chinaestaría en condiciones de alcanzar enel año 2019 al PBI de Estados Unidos.El temor yanqui de que aparezca uncompetidor está justificado.

En esta coyuntura, es imprescindi-ble marchar a la construcción de unFrente Antifascista de los Pueblos yNaciones, que enfrente en una batallade ideas los designios nazifacistas delImperialismo, desplegando los cami-nos de los pueblos hacia el triunfo glo-bal del socialismo.

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La mención que hizo Fidel, en lareunión extraordinaria de laAsamblea Nacional de la Crítica

del Programa de Gotha, sorprendió atodos. Sin embargo, tiene mucho que vercon la sustancia más profunda de losdebates que han culminado esos 27 díasque han estremecido a Cuba y que acaba-rán teniendo, por mucho que se oponga elImperio, creciente repercusión interna-cional, incluso en el seno del pueblo nor-teamericano, encimado a la hora de suverdad.

La fecha en que Marx escribió estapequeña y fundamental obra sobre elsocialismo y el comunismo, es 1875.Vale la pena recordar su contenido paraanalizar su vinculación a la reunión enque, por vez primera, deliberaron juntosel órgano supremo del poder del Estadorevolucionario cubano y los representan-tes de las principales instituciones denuestra sociedad civil socialista, parte deellos diputados. Esto significa una nuevacalidad en la democracia directa partici-pativa de masas que viene rigiendo nues-

Cuba y la Crítica al Programa de Gotha

Raúl Valdés Vivó (*)

(*) Rector de la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba “Ñico López”

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tros destinos desde el Primero de Enerode 1959.

Marx se vio obligado a escribir unasnotas marginales, luego conocidascomo Crítica al Programa de Gotha,para salirle al paso al enfoque erróneo,idealista y dogmático adoptado en esaciudad por el Partido Obrero Alemán,destinado a servir de base a un futuropartido unificado de los socialistas deAlemania.

Con el aplauso de Engels, su otroyo, el fundador de nuestra teoría cientí-fica utilizó la cuestión para formularuna de sus pocas referencias concretassobre el modo de producción comunistay las semejanzas y diferencias entre susdos etapas, la socialista, que surge unavez derrocado el capitalismo, y la pro-piamente comunista, que corona elmilenario proceso histórico de laHumanidad. Un regreso a sus orígenes,pero ahora no por dictado de la ignoran-cia, sino de la más alta cultura. ¿Acasono es ese precisamente el supremo idealfundamentado por el Comandante enJefe ante los que encarnan de maneragenuina el pasado, el presente y el futu-ro de nuestra invencible Revolución?

El Programa de Gotha, hacía conce-siones a la corriente de FerdinandLassalle, un abogado reformista queayudó a organizar el movimiento sindi-cal de Alemania, pero acabó predicandoque la clase obrera fue un apéndice de laburguesía liberal en la lucha contra elfeudalismo y hasta aceptó la políticadictatorial de Bismarck, el Canciller deHierro, que con mano dura unificó a lanación alemana para su paso al capita-lismo, seis años después de morir

Lasalle, en 1864, nada menos que en unduelo caballeresco.

El Congreso de Gotha, era una mel-cocha de ideas justas y disparatadas yMarx se sintió obligado a decir que deese modo el Partido no sería el Partido.Por esos días reía él a raudales ante elcalificativo que le daba la prensa bur-guesa de “doctor terrorista rojo”, alachacarle la autoría intelectual de lagloriosa Comuna de París de 1871; sinembargo, en cuestiones de principios yen particular en el seno de la fuerza devanguardia de la futura revolucióneuropea, actuaba con toda seriedad.

Entre las ideas falsas aceptadas enGotha, en aras de la unidad, estaba quehabía que abolir una llamada “ley debronce”, según la cual el aumento de lossalarios provocaba el aumento de losprecios. Marx había demostrado que eraal revés y, por tanto, se trataba de abo-lir, no esa mítica “ley”, sino la explota-ción capitalista mediante la expropia-ción de los medios fundamentales deproducción, pasándolos a manos de lostrabajadores, sus únicos creadores.

No logró comprender Lassalle, que elcapitalista no adquiere como una mercan-cía el trabajo, sino la fuerza de trabajo delos obreros, a la que pone a su servicio paraque produzca un remanente sobre su sala-rio, del que se apropia sin dar nada a cam-bio, alegando que es el dueño de losmedios de producción.

La falsa concepción llevó a losseguidores de Lassalle, a demandar enGotha, que los trabajadores reciban elproducto íntegro de su trabajo una vezestablecido el socialismo, refutándolosMarx , porque hay que dejar una parte

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del producto social global para la salud,la educación, el funcionamiento y ladefensa del Estado, la reposición de loconsumido en la producción, el desarro-llo, la asistencia y seguridad social, lascatástrofes naturales, etc.

Otra idea descabellada de los lassa-llanos, era que el trabajo es la fuente detoda riqueza, cuando en verdad estocorresponde a la naturaleza, de la quesalen los valores de uso (cosas útiles)que verdaderamente integran la riquezamaterial. La fuerza de trabajo tiene pormisión transformar la naturaleza enbeneficio del hombre.

Marx ,aprovecha el debate que abrepara fijar lo que hay de igual y diferen-te en las dos etapas del desarrollosocial a conquistar mediante laRevolución, la socialista y la comunis-ta. En ambas, ya libres de toda explota-ción del hombre por el hombre, los tra-bajadores aportarán según su capacidadpara hacerlo. Pero en la primera etaparecibirán según su trabajo, lo que norebasa los horizontes estrechos delDerecho burgués, mientras en la segun-da, según sus necesidades.

En este aspecto, al dar realidadterrenal a esos principios de la distribu-ción, Fidel hace un aporte sencillamen-te admirable, que no se limita a enun-ciar, sino que ha entrado en nuestrosocialismo. Al concebir el socialismocomo sinónimo de sociedad solidaria,Cuba aplica principios comunistas dedistribución en esferas vitales como lasalud, la educación, la cultura, todoslos bienes espirituales y los perfeccio-na constantemente.

Junto a la defensa intransigente de

la independencia, soberanía y dignidadde la Patria, ahí está la clave de por quénueve millones votaron con los pies enlas marchas y actos frente a los exa-bruptos del señor W. y de inmediato, el99.34% de todos los mayores de 16años, votaron con las manos al firmarque nuestro socialismo es irrevocable yque Cuba jamás negociará con nadiebajo la presión, la amenaza y ni siquie-ra la agresión.

Por otro lado, para la etapa propia-mente comunista,Fidel proclama que,al margen de los servicios anteriores,serán satisfechas las necesidades mate-riales que establezcan la razón y lasposibilidades que brinde la naturaleza.Por ejemplo, hasta que no se invente uncombustible que no sea perecedero,habrá que combatir la ilusión consu-mista, propia de la enajenada sociedadburguesa, de que cada persona aspire atener un automóvil particular.

Con la cultura general integral, deinspiración martiana, la RevoluciónCubana avanza hacia la idea más audazy hermosa de Marx al concebir elcomunismo: la desaparición de la divi-sión entre el trabajo manual y el traba-jo intelectual, que los hace opuestos,buscando que el trabajo sea no sóla-mente un medio de vida, sino la prime-ra necesidad vital.

Siempre la práctica precede a lateoría, pero el llamado de Fidel a reto-mar el estudio y fomento de la últimarepresentará, sin duda, un necesarioapoyo a iluminar la práctica en los cua-dros y en el pueblo, único dueño denuestro país.

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A134 años del natalicio deVladimir Ilich Lenin, nos encon-tramos frente a una feroz campa-

ña del imperialismo para desacreditartodas las ideas que proclaman una nuevaetapa en la historia de la Humanidad yque vislumbran el fin del período de laexplotación del hombre por el hombre, ydetener la lucha de los pueblos para per-petuar así el dominio del capitalismo.

Se equivocan, los anhelos de lahumanidad de progreso, de libertad sonperennes. Nada ni nadie puede detener larueda de la Historia, que como se hadicho hasta la saciedad, no marcha haciaatrás. Tarde o temprano, las contradiccio-nes del capitalismo, su descrédito y lalucha de los trabajadores en todo elmundo, conducirán a la Humanidad ainaugurar una etapa diametralmenteopuesta en donde “nada de lo bello serápatrimonio de unos cuantos, como el tra-bajo creador y la victoria sobre la natura-leza de todos los hombres y sobre los rin-cones obscuros de la inteligencia y delalma”.

Por eso, el recuerdo de todos aquellosque han contribuido en la lucha por con-vertir a los seres humanos en hermanos

del propio hombre, perdurará para siem-pre. Carlos Marx, Federico Engels,Vladimir Ilich Lenin, Jorge Dimitrov,Vicente Lombardo Toledano y tantosotros vivirán eternamente en el corazónde la Humanidad.

Si bien es cierto que la caída de laUnión Soviética y de todo el camposocialista fue un hecho lamentable, trau-mantizante y desequilibrante, también escierto que la fuerza de la filosofía del pro-letariado y la combatividad de los pue-blos y, especialmente, de los trabajadoresdel mundo, han reagrupado a los revolu-cionarios, que hoy como ayer, con gran-des sacrificios, enfrentan en condicionesmuy desfavorables, muy difíciles, a losopresores, al aparato propagandístico delimperialismo y a los cuerpos represivos.

Lenin, “El Genio”, como llamó elMaestro Vicente Lombardo Toledano alconductor de la Revolución de Octubre,que fue un hombre culto, un filósofo queprofundizó en el conocimiento del mate-rialismo dialéctico, un economista bri-llante que explicó con gran maestría laetapa capitalista imperialista, tiene comouno de sus más grandes méritos el dehaber concebido al instrumento político

Lenin y el Partido

Belisario Aguilar (*)

(*) Partido Popular Socialista de México

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de la clase obrera, al Partido Político quetiene como objetivo central tomar elpoder para la clase obrera.

Sin partido no podemos aspirar al poder

Lenin nos enseñó que la revoluciónproletaria requiere de una organizaciónprofesional de revolucionarios, requieredel Partido de Clase, de la clase obrera.El descubrió la necesidad del partido dela clase obrera. El organizó al PartidoBolchevique, él lo dirigió y él lo condujoa la victoria.

El Partido de la clase obrera es indis-pensable porque mientras el imperialis-mo y las clases explotadas cuentan conuna gran organización, que va desde laestructura económica, hasta los sofistica-dos medios modernos de difusión y pro-paganda, la clase obrera no puede lucharcontra la explotación sólo a través de lossindicatos; en primer lugar porque sulucha se reduciría únicamente a la luchaeconómica y no llevaría a cabo su tareahistórica que es destruir el sistema de lapropiedad privada sobre los medios de laproducción económica, y en segundolugar, porque la lucha política de la claseobrera requiere de todos los conocimien-tos, de toda la cultura que la Humanidadha forjado a través de su devenir históri-co y porque sólo el Partido de clase, aglu-tina a los elementos más conscientes delproletariado, a los más atrevidos, a losmás decididos a arrostrar los peligros queentraña enfrentarse a los intereses de losexplotadores, del imperialismo.

Por eso mismo, tenemos el deber deluchar contra la dispersión de los comba-tientes por el socialismo porque, como

decía el Maestro Lombardo: “nadie seatrevería a proponer, sin un Partido únicode la clase obrera, los cambios profundosde la estructura económica y social queMéxico requiere... sólo el partido de laclase obrera es el que puede unir a lasfuerzas en alianzas momentáneas, transi-torias, más o menos duraderas, para haceravanzar a México y para ofrecer unaresistencia activa y eficaz al imperialis-mo. Sólo un partido de la clase obrerapuede luchar consecuentemente por laalianza entre la clase obrera, los campesi-nos y la pequeña burguesía; por la alian-za del proletariado, los campesinos, lapequeña burguesía y la burguesía nacio-nal. Pero sobre todo, porque el Partidoúnico de la clase obrera es sólo el quepuede luchar por el socialismo”. Sólo elPartido único de la clase obrera , puedeabolir la propiedad privada de los mediosde la producción económica y del cam-bio, socializarlos y edificar la sociedadsocialista.

Un partido de nuevo tipo. a) Unidad ideológica.

El Partido de la clase obrera debe ser,ante todo, un Partido de Nuevo Tipo,diferente a los partidos de la pequeña ygran burguesía. Diferente a los partidosde los campesinos o de la intelectualidadavanzada. El Partido de la clase obrera,debe estructurarse en base a los princi-pios políticos y filosóficos del proletaria-do. En su seno debe establecerse unnuevo tipo de relaciones, en donde, paralograrlo, no tengan cabida los explotado-res y en donde la ciencia política tengauna aplicación constante y permanente.Lo anterior lo podemos resumir en una

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sola frase: debe ser un Partido cohesiona-do ideológicamente, porque sin la unidadideológica, el Partido de la clase obrerano podrá alcanzar sus objetivos históri-cos. Por eso la labor teórica en su seno esfundamental para su desarrollo y consoli-dación. La frase de Lenin: “sólo un parti-do dirigido por una teoría de vanguardiapuede cumplir la misión de vanguardia”,o bien, la frase del Maestro Lombardo:“sin saber no es posible luchar y sinluchar no es posible saber”, sintetizanextraordinariamente esa labor teórica quedebe conducir al Partido de clase a suférrea unidad ideológica.

En el Partido no deben coexistir lasdiferencias ideológicas. Por el contrario,el Partido debe ser monolítico, cohesio-nado, organizado y disciplinado; esdecir, un Partido unido ideológicamente,en donde se libre un combate permanen-te en contra de la penetración de la ideo-logía burguesa, porque nadie ha pensadojamás que el enemigo ideológico nointente infiltrarse a nuestras filas paradesarticularnos y convertirnos en presafácil. Es más, de manera natural, todo elmedio social presiona para que losmiembros del Partido revolucionario cai-gan en la trampa ideológica de la socie-dad de mercado.

Lenin nos alerta en su obra ¿QuéHacer? ,cuando afirma : “marchamos enpequeño grupo unido, por un caminoescarpado y difícil, fuertemente cogidosde las manos. Estamos rodeados portodas partes de enemigos. Nos hemosunido en virtud de una decisión libre-mente adoptada, precisamente paraluchar contra los enemigos y no caerdando un traspié al pantano vecino,

cuyos moradores nos reprochan desde unprincipio el que nos hayamos separadoen un grupo aparte y el que hayamosescogido el camino de la lucha y no el dela conciliación”.

Por su parte, el Maestro Lombardo,abordó el tema en diversas ocasiones y enuna de ellas afirmó: “un partido nuevodebe ser el partido de la clase obrera, per-trechado con el arma más poderosa quees la filosofía del materialismo dialécti-co; pero a condición de que el partidoconozca esa filosofía, porque no se puedellegar a ella inventándola, imaginándola,sin reflexión y sin estudio. El socialismocientífico es la doctrina más grande queha producido la cultura sobre el universo,el mundo y la vida; pero no se adquierepor contagio sino mediante un granesfuerzo diario de lectura, de meditacióny de aplicación de lo aprendido en lalucha concreta y del cotejo de los resulta-dos de la lucha en la teoría filosóficaadquirida”.

Por eso, la labor ideológica internaadquiere rasgos de gran magnitud: por-que nos permite mantener puro al Partidoy al mismo tiempo fortalecer su lucha. Laeducación política de los miembros delPartido, conduce a la unidad ideológicadel mismo, lo que la convierte en una delas tareas más importantes, por ello, losórganos de dirección en todos los niveles,deben promover, organizar y estimular elestudio colectivo e individual.

b) Unidad orgánica. A la unidad ideológica, se le debe

agregar la unidad orgánica, porque nobasta que todos los miembros asumanuna sola teoría si cada cual realiza las

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tareas que más le acomodan, si en lalucha práctica cada cual toma un caminodiferente. Por eso, Lenin estableció losprincipios y las normas de vida delPartido para lograr que el ejército políti-co revolucionario del proletariado actúecon disciplina, sincronizada y ágilmente.

La unidad orgánica se logra a travésde una estructura científica. No puede seruna estructura que niegue los principiosfilosóficos del proletariado. No puede seruna estructura impregnada del liberalis-mo pequeño burgués. No puede ser unaestructura basada en el individualismo.

La unidad orgánica se expresa, antetodo, a través de la suma de organizacio-nes y no de la suma de miembros, porquees en el seno de cada organización delPartido en donde se cumplen los deberesde miembro y en donde se aplica la con-vivencia socialista y se aprende la teoríay la práctica de nuestra lucha. Nadie queno milite en una organización del Partidopuede legítimamente considerarse cuadrorevolucionario.

La unidad orgánica se expresa tam-bién a través de la suma de voluntades detodos sus miembros en base a una disci-plina consciente, rigurosa, pero no autori-taria, ni dispersante. La unidad orgánicase expresa en el esfuerzo permanente detodo el Partido para superar sus deficien-cias, corregir sus errores y mejorar sufuncionamiento.

Para alcanzar la unidad ideológica yla unidad orgánica es imprescindibleaplicar dos principios esenciales en lavida del Partido, estos principios son:

La composición del Partido, entendi-da como la calidad revolucionaria de susmiembros y la predisposición de ellos

para cumplir con sus deberes. La compo-sición del Partido no debe confundirsecon el origen del compañero, es decir, noimporta si labora en la industria básica,en la secundaria o en los servicios; noimporta si es trabajador manual o intelec-tual; ni tampoco importa si es trabajadorde la ciudad o del campo. Lo que impor-ta es su convencimiento de que su tareahistórica es la de sustituir el sistema basa-do en la propiedad privada por el socia-lismo. Lo que importa es que esté con-vencido de que esa tarea histórica sólo lapuede cumplir a través de su partido. Loque importa es que esté dispuesto a cum-plir con sus deberes que le imponen losestatutos. Lo que importa es que sea sen-cillo, honesto, leal, fraternal y compañe-ro de lucha.

En el Segundo Congreso del PartidoSocialdemócrata Ruso, Lenin argumenta-ba al respecto afirmando: “no hay queolvidar que todo miembro del Partidoresponde por éste y que todo el Partidoresponde por cada uno de sus miembros.Dadas las condiciones políticas en quetenemos que trabajar, dado el estado rudi-mentario de la actual organización políti-ca, sería sencillamente peligroso y dañi-no conceder los derechos de miembro delPartido a quienes no son miembros deuna organización y depositar la responsa-bilidad por el Partido en gente que noentra a formar parte de la organización” ycontinuaba: “tenemos el deber de ponerun control efectivo en manos del ComitéCentral. Tenemos el deber de salvaguar-dar la firmeza, la perseverancia, la pure-za de nuestro Partido. Debemos esforzar-nos por elevar más y más el nombre y laimportancia de miembro del Partido”.

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El otro principio es el del centralismodemocrático que promueve la unidad ide-ológica, la unidad orgánica y la combati-vidad del Partido.

El centralismo democrático se basafundamentalmente, en la existencia den-tro del Partido de una sola disciplina quese realiza a través de la supeditación de laminoría a la mayoría, la cual se ejercedepositándola en las organizaciones dedirección. Es por eso que en el CongresoNacional recae la máxima representaciónde la mayoría y enseguida, esa represen-tación le corresponde al Comité Central,por ello, y en ese orden, ambos son lamáxima autoridad del Partido.

La obligatoriedad para todas las orga-nizaciones y miembros del Partido deacatar, cumplir y hacer cumplir la decla-ración de principios, el programa y losestatutos emana de que son aprobadospor el Congreso Nacional, el cual tam-bién establece la línea estratégica y tácti-ca. Es por eso que en la vida partidariacotidiana, los documentos básicos noestán a discusión, porque la única quepuede discutirlos, reformarlos y hastacambiarlos totalmente, es la mayoría delPartido representada en el CongresoNacional.

El centralismo crea la unidad deacción en el seno del Partido y otorgamayor autoridad a las organizacionessuperiores de dirección. La no aplicacióndel centralismo conduce al relajamientode la disciplina, al caos y a la anarquía. Siel centralismo crea la unidad de acción, lademocracia, crea a su vez, la voluntadcomún de los miembros que se cristalizaen los acuerdos. La voluntad comúnexpresa plenamente las necesidades de la

lucha del proletariado y protege alPartido del subjetivismo y lo aleja delsectarismo y del dogmatismo. La demo-cracia interna conduce a discutir colecti-vamente, en cada organización delPartido, los problemas fundamentales y aaprobar los acuerdos obligatorios paratodos.

El desarrollo de la democracia inter-na conduce, al mismo tiempo, a elevarel prestigio de las organizaciones dedirección, porque su actividad se apoyaen la participación colectiva de losmiembros en la discusión y aprobaciónde sus resoluciones.

Por ese motivo, Lenin defendió enér-gica y apasionadamente al centralismodemocrático frente a los ataques de losmencheviques. Lenin consideraba al cen-tralismo y la democracia como un todoúnico, complementarios entre sí y enlaza-dos orgánicamente. Ni centralismo sindemocracia, ni democracia sin centralis-mo. Lenin expresaba: “podrá y deberáhaber en nuestro Partido dos centros diri-gentes: el Órgano Central (OC) y elComité Central (CC). El primero deberádirigir ideológicamente y el segundo,inmediata y prácticamente. La unidad deacción y la necesaria identificación entreestos grupos se asegurará no sólo por elprograma único del Partido, sino tambiénpor la composición de ambos grupos (esnecesario que en ambos, tanto en el OCcomo en el CC se hallen personas total-mente identificadas entre sí) y por laorganización de reuniones regulares yconstantes entre ellos”.

En otra ocasión, defendiendo lademocracia interna, Lenin declaró: “laorganización del Partido descansa sobre

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bases democráticas. Esto significa quetodos los afiliados eligen a los que habránde ocupar los cargos de responsabilidad,a los miembros de los comités, etcétera,que todos los comunistas discuten yresuelven los problemas referentes a lacampaña política del proletariado, quetodos los comunistas determinan la tácti-ca de las organizaciones del Partido”.

En síntesis, el centralismo democráti-co se basa en la disciplina que supedita ala minoría con respecto de la mayoría, enque las organizaciones de dirección supe-rior tienen mayor autoridad que las infe-riores y sus decisiones son acatadasincondicionalmente; en que todos loscomités se eligen de abajo a arriba; enque en todas las organizaciones delPartido, independientemente del nivel dedirección de que se trate, todos los asun-tos se resuelven democráticamente, a tra-vés de la dirección colectiva y en la apli-cación de la crítica y autocrítica.

Un partido de vanguardiaEl Partido de la clase obrera debe

ser la vanguardia de su clase y de todoel pueblo. El Partido no podrá dirigir lalucha hacia estadios superiores de lavida social, si no cuenta con prestigio yautoridad.

Pero el título de vanguardia no seobtiene por el sólo hecho de proclamarsea sí mismo vanguardia. Este título hayque conquistarlo todos los días con pro-nunciamientos acertados, con éxitos coti-dianos, con la actividad diaria y con lacongruencia entre las ideas y la forma deser y de actuar de sus militantes. Leninexplica con claridad cundo afirma: “nobasta titularse vanguardia, destacamento

avanzado: es preciso también obrar desuerte que todos los demás destacamen-tos vean y estén obligados a reconocerque marchamos a la cabeza”.

El Partido de la clase obrera, debe serun Partido que penetre en la concienciade los trabajadores, que los organice, quelos abandere. El Partido debe actuar sis-temáticamente entre las masas, nuncaalejado de ellas, porque la revolución seconstruye organizando a las masas entorno al partido e incorporando a sus filasa los trabajadores más solidarios, másabnegados, más decididos, más dispues-tos a entregarse a una lucha donde seexpone todo y sólo se obtiene la satisfac-ción del deber cumplido. “Ese Partidonuevo de la clase obrera al que aspiramos-escribió el Maestro Lombardo- tiene queser un Partido militante, en lucha diariaen defensa del pueblo, de sus intereses,de sus derechos, y en defensa de lasdemandas y de las reivindicaciones de laNación”.

Elevando el concepto, podemos afir-mar que la vanguardia se conquista en laconjunción perfecta de la teoría y la prác-tica. Lenin lo habría de expresar magis-tralmente cuando afirma: “al subrayar asíla necesidad, importancia y grandiosidadde la labor teórica de los socialdemócra-tas, en manera alguna quiero decir queesta labor esté situada en primer planoantes que la labor práctica; y muchomenos que la segunda sea aplazada hastala terminación de la primera”.

“No se puede ser dirigente ideológi-co- continúa Lenin- sin la indicada laborteórica, como tampoco se puede serlo sindirigir esa labor de acuerdo con las exi-gencias de la causa, sin propagar los

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resultados de esta teoría entre los obrerosy ayudarlos en su organización”. “Esteplanteamiento de la tarea, preserva a lasocialdemocracia de aquellas deficien-cias de las que tan a menudo adolecen losgrupos socialistas: el dogmatismo y elsectarismo”. “No puede haber dogmatis-mo allí donde el criterio supremo y únicode la doctrina es la conformidad de éstacon el proceso efectivo del desarrolloeconómico-social; no puede haber secta-rismo cuando la tarea se reduce a contri-buir a la organización del proletariado,cuando por consiguiente, el papel de la‘intelectualidad’ se reduce a hacer inne-cesarios dirigentes especiales, dirigentesintelectuales”.

“Nuestra tarea -dice Lenin- la de lasocialdemocracia, consiste en combatir laespontaneidad, consiste en apartar almovimiento obrero de esta tendenciaespontánea del sindicalismo de cobijarsebajo el ala de la burguesía, y atraerlohacia el ala de la socialdemocracia revo-lucionaria”. Porque -afirma Lenin- “laconciencia política no se le puede aportaral obrero, más que desde el exterior, estoes, desde afuera de la lucha económica,desde afuera de la esfera de las relacionesentre obreros y patronos”. Por eso -sos-tiene Lenin- “debemos ir a todas las cla-ses de la población como teóricos, comopropagandistas, como agitadores”. “Perouno de los rasgos más característicos deleconomismo es, precisamente, no com-prender esta relación; aun más: no com-prender que la necesidad más urgente delproletariado -educación política en todoslos aspectos, por medio de la agitaciónpolítica y de las campañas de denunciaspolíticas- coincide con idéntica necesidad

con el movimiento democrático general”.Como vemos, sin su Partido, la clase

obrera no puede aspirar a cumplir con sumisión histórica, pero para ello, elPartido debe tener unidad ideológica yorgánica que, con su acción, con su luchapermanente, tanto en lo teórico como enlo práctico, se ponga a la cabeza de suclase y de todo el pueblo.

Recordando la frase del MaestroVicente Lombardo Toledano: “la Patriase construye todos los días y todos losdías necesita nuevos constructores”, sepodría decir también que el Partido seconstruye con nuestra actividad diaria yque diariamente requiere, necesita, nue-vos constructores. Ese es el mejor home-naje que podemos hacerle a los héroesdel proletariado y en este caso especial, aVladimir Ilich Lenin.

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1. La suerte de algunas influyentes teorí-as económicas

Desearía comenzar con dos casos con-trastantes, que ilustran la suerte –no muyafortunada– de algunas influyentes teoríaseconómicas.

El primer caso se desprende de una citatomada de un reciente editorial de TheEconomist de Londres:

Resulta desalentador considerar preci-samente cuánto gira en torno al asunto dela productividad en los Estados Unidos.Las valoraciones de la bolsa, confusasincluso ahora según criterios históricos; laestabilidad financiera mundial; las pers-pectivas para el nivel de vida no sólo en losEstados Unidos, sino en todo el mundo; laprobabilidad de éxito a largo plazo de lacombinación de baja tasa de inflación yalta tasa de empleo: todas estas cuestionesy otras más dependen de si la productivi-dad en los Estados Unidos realmente tomó

Marxismo: La Teoría Económica y la Política: más allá del Capital [1]

(*) Mészáros fue alumno de Lukács antes de que el régimen estalinista húngaro desatarasobre él la violenta polémica que causó su retiro. Mészáros no obstante, continuó reconocién-

dose como discípulo de Lukács aún durante la época más difícil de la dictadura estalinista.Reside en Inglaterra, donde fue profesor en la Universidad de Sussex, y donde actualmente

vive. Es autor de Beyond Capital. Towards a Theory of Transition, Merlin Press, Londres,1995. Recientemente aparecieron las ediciones en castellano y portugués. Ed. Vadel de

Venezuela y Boutempo de Brasil respectivamente.

[1] Disertación presentada en la conferencia sobre “El pensamiento económico y su relevancia enel mundo de hoy”, organizada por el Banco Central de Venezuela y el editor de su revista económi-ca (Revista BCV) Asdrúbal Baptista, celebrada en Caracas entre el 10 y el 12 de septiembre de2001. Traducción de Gladys Sanz. El artículo fue enviado especialmente por el autor para su publi-cación en Herramienta. Subtítulos y revisión de la traducción para Herramienta a cargo de Aldo A.

István Mészáros (*)

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un nuevo camino de crecimiento másrápido, como se supuso en general, a fina-les del decenio de 1990. Durante el añopasado, se puso en evidencia que muchasde las aseveraciones hechas por la nuevaeconomía eran falsas: la noción de que elciclo económico estaba muerto; que elgasto en tecnología de la información eraa prueba de recesión; que los métodosclásicos de valorar las acciones eran en losucesivo irrelevantes, etc. Ahora, sinembargo, el pilar más importante de lanueva economía ha sido, si no demolido,por lo menos gravemente golpeado. [2]

Y, como conclusión, el mismo edito-rial dice a los lectores que, a su debidotiempo, habrá de pagarse un precio portodos esos falsos supuestos. En conse-cuencia, los “fanáticos de la nueva econo-mía […] pueden tener que lamentar haberapostado tanto no a un avance sólido yplausible, sino a un milagro que ahoraresulta no haber ocurrido” [3].

Por ende, en este caso, podemos verclaramente la fragilidad de los supuestosformulados de manera precipitada, queahora denuncia como indudablementefalsos el mismo The Economist. Sinembargo, el problema es que todos estossupuestos están en pleno apogeo, procla-mados con afán como los sólidos pilaresde las estructuras teóricas más actualiza-das. Como tales alaban las excelencias denada menos que “la nueva economía”,que, a su vez, se supone que garantizainversiones en gran escala en nuevas bur-bujas de los mares del Sur. Como sabe-mos, las sumas comprometidas en la

reciente implosión de “la nueva econo-mía” fueron tan inconcebibles que en unaño las pérdidas del NASDAQ represen-taron dos veces y media la cantidad totalde las reducciones fiscales anunciadaspor el presidente George W. Bush, paratodo el decenio venidero, quedando estasúltimas anuladas (y de inmediato recorta-das fuertemente por el Congreso). Porconsiguiente, las pérdidas del NASDAQen un año fueron treinta veces superioresa los correspondientes ahorros fiscalesanuales previstos. El hecho de que lasabiduría del editorial de The Economistequivalga a “ser sabio después de ocurri-dos los hechos” no debe preocuparnosdemasiado en el contexto actual. Despuésde todo, el arsenal teórico de la revista esmuy parecido a lo que sus redactoresprincipales ahora critican tardíamente,siempre preparado a partir de una pers-pectiva de muy corto plazo. Ésta es larazón por la cual The Economist puedecambiar fácilmente su posición -paratomar como ejemplo algo que de ningunamanera tiene poca importancia- de la ide-alización largo tiempo mantenida de “laeconomía de escala” a lo diametralmenteopuesto, denunciándola como la des-eco-nomía de escala cuando fracasa la pana-cea antes defendida, y defender nueva-mente la economía de escala cuando estaúltima parece ser más conveniente.

El segundo caso que mencioné alcomienzo de este trabajo me atañe muchomás de cerca. Se refiere a una concepciónde organización del sistema productivo–bajo los principios rectores de la econo-

[3] Ídem, pág. 13.[2] “American Productivity: Measuring the New Economy”, The Economist, 11 a 17 de agosto de2001, pág. 12.

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mía planificada– que pretende proporcio-nar una alternativa viable frente a lacaracterística propensión a los accidentesde la economía de mercado capitalista.

El caso que citaré realmente ocurrió,pese a que hoy pueda parecer bastanteincreíble. Pero ocurrió. Cuando me ente-ré del caso, en el verano de 1954 (no porla prensa, donde estos asuntos no podíanmencionarse, sino en la sala de un hospi-tal y de boca de un individuo que losufrió: mi vecino, involucrado directa-mente), en la primera oportunidad quetuve expuse públicamente el disparate delo que denominé una “sátira de la vidareal”: en un pequeño condado en el sudo-este de Hungría “algunos burócratas sinsentido común sumaron la fecha, 1952,multiplicada por 100 kilos, a la remesa decarne de cerdo que obligatoriamentedebía enviar el condado al Estado” [4] .Lo que fue especialmente absurdo en estecaso no es que hubiera pasado, sino másbien el hecho de que resultó completa-mente imposible corregir la situación–cancelando el astronómico recargo alcompromiso de una entidad económicarelativamente pequeña– incluso despuésde que se revelara el error obvio y de quelas autoridades competentes tuvieran quereconocer que había sido una terribleequivocación, con graves consecuenciaspara las ya precarias condiciones econó-micas de uno de los condados más pobresde Hungría, el condado de Zala. Por elcontrario, las autoridades decretaron arbi-trariamente que no era admisible ninguna

reducción, porque entre tanto el compro-miso exagerado se había convertido enuna parte legalmente sancionada del“Plan Nacional” y, por consiguiente,debía cumplirse. Por esta razón, dadas lascircunstancias, sostuve que:

Es evidente que detrás de estos acci-dentes se encuentra la inhumanidad de laburocracia. En efecto, éste es el conteni-do social y la fuerza característica delacontecimiento, incluso si tan sorpren-dente acción no hubiera sido cometidapor un burócrata nato, sino accidental-mente por un simplón subjetivamentebien intencionado. En el fondo, la accióntiene su lógica interna objetiva, que apun-ta su dedo acusador en contra de la buro-cracia. [5]

Para cumplir, el condado de Zalatenía que entregar al Estado la cantidadde cerdos insensatamente inflada, com-prándolos donde pudiera para cumplirsus obligaciones “nacionalmente plani-ficadas”, puesto que el número total decerdos que se criaban en Zala no llega-ba ni remotamente a la “cifra legal” quese le había impuesto. En consecuencia,para poder cumplir la ley, el condado deZala, una región montañosa donde seusaban los bueyes como fuerza de trac-ción agrícola en vez de caballos queeran mucho menos aptos para el traba-jo, tuvo que cambiar en los condadosvecinos muchos de sus bueyes por cer-dos, y además tomar dinero en présta-mo, con lo cual enfrentaría más priva-ciones económicas en el futuro.

[4] Mészáros: Szatira és valóság (Sátira y realidad), Szépirodahyli Könyvkiadó, Budapest, 1955,pág. 53. Terminé de escribir mi libro en el otoño de 1954 y fue publicado en enero de 1955.[5] Ídem, pág. 55.

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No es sorprendente que la arbitrarie-dad del proceso de planificación econó-mica del cual fueron excluidas las perso-nas que debían sufrir las consecuenciashaya generado resentimiento e inclusohostilidad en cada país que se encontrababajo el sistema socioeconómico del tiposoviético. Para citar sólo un ejemplo: enun libro publicado en 1965, un autor ruso,O.I. Antónov, describió así la actitudprácticamente negativa de los trabajado-res que tenían que someterse a las “nor-mas” impuestas arbitrariamente y a lacorrespondiente disciplina laboral:

Dos trabajadores que habían sidoempleados para descargar ladrillos rápi-damente de unos camiones, lo hacían lan-zándolos al piso y, en consecuencia, rom-pían por lo general alrededor de 30 porciento de los mismos. Ellos sabían quesus acciones iban tanto en contra de losintereses del país como en contra del sim-ple sentido común, pero su trabajo eraevaluado y pagado sobre la base de unindicador de tiempo. Por ende, se los san-cionaría, de hecho no podrían ganarse lavida, si ordenaban los ladrillos cuidado-samente en el piso. Su manera de hacer eltrabajo era inadecuada para el país, pero,

a primera vista, ¡buena para el plan!Entonces, actuaban en contra de su con-ciencia e inteligencia, pero con un pro-fundo resentimiento hacia los encargadosde la planificación: “No quieren que sehaga de la manera que estipularía unabuena administración, sino que presionanpara que se haga cada vez más rápido.¡Dale! ¡Dale!” De esta manera, en todo elpaís, ciudadanos decentes y responsables,seres perfectamente racionales, actuabande manera desastrosa, casi criminal aveces. [6]

Por ende, la marcada y aparentemen-te irreconciliable contradicción entre elproceso de planificación y las necesida-des de las personas al servicio de quienesdebía estar el “Plan Nacional” legalmenteejecutado tenía que terminar, tarde o tem-prano, con la implosión del sistemasocioeconómico del tipo soviético, enlugar de corregir los defectos del capita-lismo como se había prometido.

2. ¿El fin de la planificación?Sin embargo, sería totalmente erróneo

concluir, como lo hicieron muchos inte-lectuales, tanto en el Este como enOccidente, después del derrumbe de la

[6] O.I. Antónov, citado en Moshe Lewin: Stalinism and the Seeds of Soviet Reform: the Debates ofthe 1960s. Londres, Pluto Press, 1991, pág. 148.[7] Vadim Medvédev, presidente del Comité Ideológico del Partido Soviético y miembro del Politburóde Gorbachov, era oficialmente llamado “el jefe ideológico”. Como tal, proclamó que: “Lassociedades anónimas no son en manera alguna contrarias a los principios económicos socialistas.Consideramos que la reorganización profunda de las relaciones de propiedad y la diversidad e igual-dad de todas sus formas son una garantía de la renovación del socialismo” (Vadim A. Medvédev, “TheIdeology of Perestroika”, en Perestroika Annual, vol. 2, editado por Abel Aganbegyan, Londres,Macdonald & Co. Ltd., 1990, pág. 32.). También proclamó que la nueva dirección que había tomadola economía, con sus relaciones de propiedad capitalísticamente reorganizadas y sus sociedadesanónimas, garantizará el progreso democrático social del país (Ibíd., pág. 27). Naturalmente, ningu-na de las proyecciones esperanzadas que hicieran los ideólogos de Gorbachov pudo hacerse realidad.

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perestroika de Gorbachov, que la planifi-cación como tal no tenía futuro y que, porlo tanto, no podía haber ninguna alterna-tiva frente a la “economía de mercado”.Durante un tiempo, con el nombre deeconomía de mercado algunas personas,inclusive los ideólogos de Gorbachov [7]trataron de postular un sistema económi-co que no solamente era compatible conel socialismo, sino incluso idealmenteapropiado para él. Prometieron el estable-cimiento del “socialismo de mercado” ydecían que su ventaja excepcional era quecoexistía en plena armonía con la demo-cracia; y más que eso, de hecho, desde supunto de vista era una “garantía de socia-lismo y democracia”. Sin embargo, pron-to se hizo evidente que toda la charlasobre las insuperables virtudes de la“sociedad de mercado” era en el mejor delos casos solamente una manera tímida deabogar por la absoluta imposición delcapitalismo. [8]

Retomaremos la importancia de laplanificación para la humanidad en suconjunto en el futuro, después de exami-nar algunos asuntos conexos importantes.Pero al llegar a este punto, debemossubrayar que la ciega hostilidad hacia laplanificación que nos es familiar a todoshace caso omiso de algunos hechos histó-ricos desconcertantes pero innegables. Esasí, por ejemplo, que ignora premeditada-mente el carácter ineludible de la planifi-cación en ciertas circunstancias, inclusopara los países capitalistas más ricos ypoderosos. Citemos el informe de prime-ra mano de Harry Magdoff, quien –comofuncionario de planificación guberna-mental– tuvo distinguida participación ental empresa:

La necesidad de la planificación cen-tral quedó evidenciada en los EstadosUnidos durante la Segunda GuerraMundial, cuando las prioridades naciona-les eran obvias (por ejemplo, aviones

[8] De hecho, las infundadas teorías del “socialismo de mercado” y de “la economía de mercadosocial” dieron paso muy rápidamente a la defensa de, incluso, la versión más conservadora del cap-italismo neoliberal. Como comentó con aprobación The Economist: “Una economía de mercado sinningún adjetivo”. Eso es lo que Vaclav Klaus insiste que se necesita en Checoslovaquia, donde ha sidoministro de Finanzas desde comienzos de diciembre. No es para él la “economía de mercado social”,frase que se ha difundido en otras partes de Europa del Este. Este economista de 48 años de edad, devoz suave, pero sonrientemente seguro de sí mismo, cree que la mitad de las medidas serán menos queinútiles. Para reactivar el mercado rápidamente, Klaus y su ministerio están preparando un buennúmero de leyes nuevas para permitir el funcionamiento de mercados financieros al estilo occidental[…] Klaus y sus compañeros delegados checoslovacos en Davos estaban ansiosos por distanciarse delas reformas de 1968 [es decir, de la Primavera de Praga, I.M.]. Pero se sentían felices de tratar detrabar amistad con la empresa occidental. No buscan ayuda, sino capital accionario, y parece no pre-ocuparles si este capital llega a través de empresas mixtas, inversiones de tipo totalmente nuevo ocompras directas de empresas checas. Como buen friedmanista, Klaus no muestra ningún interés enimponer el resultado de las fuerzas del mercado: su función es mantener los precios estables, al tiem-po que el negocio hace su trabajo. “Financial Reform in Czechoslovakia: A Conversation with VaclavKlaus”, The Economist, 10 de febrero de 1990. No fue ninguna sorpresa que el friedmanista VaclavKlaus fuera promovido rápidamente al cargo de primer ministro de Checoslovaquia (luego RepúblicaCheca). Ocupó esa posición clave durante largo tiempo, para deleite de los grandes círculos empre-sariales de las “sociedades de mercado” occidentales.

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militares vs. autos civiles, tanques vs.heladeras domésticas, cuarteles vs. casaspara civiles). La planificación central fuela única manera de lograr un milagroindustrial. Rápidamente se proporciona-ron los armamentos, los medios de trans-porte, los alimentos, la vestimenta y elalojamiento para las fuerzas militares quecombatían en dos continentes. En efecto,las autoridades en Washington determina-ban lo que debía y no debía producirse(no de manera detallada, pero con las ins-trucciones suficientes para garantizar quese satisficieran las prioridades más urgen-tes), qué tipo de nueva capacidad produc-tiva debía construirse, y cómo distribuirla producción insuficiente de metales,suministros industriales, maquinariametalmecánica, etcétera. Una de las ideasequivocadas más lamentables en la actua-lidad surge de equiparar el método sovié-tico con la planificación nacional. Lasfallas de la planificación al estilo soviéti-co se toman entonces para probar que laplanificación nacional está destinada alfracaso. Pero no existe una buena razónpara suponer que el modelo soviético seael único posible. Es un sistema que evolu-cionó en circunstancias históricas deter-minadas. En todo caso, sus fallas debenestudiarse con profundidad para evitarrepetir sus errores. […] En la UniónSoviética, la producción por la produc-ción misma en lugar de la producciónpara el uso, reemplazó a la produccióndirigida a la obtención de beneficios.Aunque la lógica de la acumulación enlas sociedades posrevolucionarias difierenotablemente de la del capitalismo, la

dirección de su actividad productiva,inclusive el deterioro del ambiente, seasemejó en gran medida a los patronesdel desarrollo capitalista. [9]

El tipo de imperativo que indujo a losEstados Unidos a emprender la planifica-ción central no está en modo alguno limi-tado a las circunstancias bastante extraor-dinarias de una guerra mundial. Se aplicaa todas las grandes emergencias históri-cas como, por ejemplo, las condicionesecológicas peligrosas para la superviven-cia que se prevén, como algo normal,para nuestro propio futuro.

Esto se explica por la simple razón deque el modo de funcionamiento de un sis-tema constituido por una multiplicidad decapitales –que resulta por definicióncaracterístico del sistema capitalista pri-vado, sea subdesarrollado o avanzado–no puede evitar ser centrífugo, empujan-do los microcosmos que lo constituyen endiferentes direcciones, independiente-mente de si tal “centrifugacidad” produceconsecuencias positivas o negativas.Evidentemente, sin embargo, en las con-diciones de una gran emergencia históri-ca, como la posible devastación ecológi-ca a la que acabamos de hacer referencia,la determinación intrínsecamente centrí-fuga del sistema, que tiende a la perturba-ción y a la intensificación de los peligros,debe ser contrarrestada con alguna formade cohesión-inducción, de ser necesarioimpuesta enérgicamente, cuyo poder deintervención dependerá de la naturaleza yla magnitud de los problemas generadospor el modo de operación necesariamentecentrífugo del sistema capitalista. El tipo

[9] Harry Magdoff, “Are there lessons to be learned?” Monthly Review, febrero de 1991, págs. 13 a 17.

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de planificación central que se puso enpráctica en los Estados Unidos durante laSegunda Guerra Mundial fue sólo uncaso específico de la variedad de formasposibles que inevitablemente surgirán delos imperativos y las determinacionesgenerales de las grandes emergencias encircunstancias históricas muy diferentes.Por consiguiente, es útil tener en cuentaal lo menos estas consideraciones cuandotratamos de considerar el prejuicio ciegoen contra de la planificación central engeneral que se ha puesto muy de moda,especialmente en la última década.3. Cambiar la estructura de mandojerárquica del capital

Existen algunas excelentes razonespara adoptar una posición más crítica vis-à-vis el mensaje autocomplaciente de lasteorías económicas neoliberales domi-nantes en las últimas décadas, a fin detener una visión más realista del futuro,capaz de imaginar una alternativa viablefrente a los acontecimientos en curso.Puesto que, después de todo, incluso laspalabras tranquilizadoras habituales deThe Economist, ahora parecen puestas enun segundo plano por los principales teó-ricos del periódico. En cambio, nos invi-tan a pensar en el hecho nada tranquiliza-dor de que:

La producción industrial de losEstados Unidos se redujo nuevamente enjulio, por décimo mes consecutivo, elperíodo de descenso más largo desde

1983. La producción se sitúa ahora másde 4 por ciento por debajo de su nivelmáximo. Sin embargo, los EstadosUnidos no son lo único. La producciónindustrial está descendiendo en todo elmundo. [10]

Lo que hace que este giro de los acon-tecimientos sea peor, según TheEconomist, es que la tendencia recesivaya innegable en los países capitalistasavanzados – uniformemente mala entodos ellos, por primera vez desde eldecenio de los noventa– no puede aliviar-se en la actualidad con una tendenciacompensadora en las llamadas “economí-as emergentes”, a diferencia de 1990 y superíodo posterior inmediato.

En 1990 el crecimiento fue relativa-mente activo en las economías emergen-tes, que mantuvieron a flote las exporta-ciones provenientes del mundo rico. Estavez, sin embargo, el mundo emergentetambién está en problemas: la producciónindustrial cayó en 10 por ciento o másdurante el año pasado en varias economí-as del Este asiático. [11]

Naturalmente, incluso en estas cir-cunstancias, cuando puede admitirsepúblicamente la existencia de problemasgraves en todo el mundo, la estrategiateórica desde la cual The Economistbusca soluciones, sigue presa de la pers-pectiva desesperadamente cortoplacistadel periódico. En consecuencia, la últimaoración del articulo en el cual se enume-

[10] “World Economy: Nowhere to Hide. Economies Almost Everywhere are Looking Sick”. TheEconomist, 18 a 24 de agosto de 2001, pág. 64.[11] Ibíd. Las cifras más actualizadas de la recesión industrial son: en Malasia 10 por ciento, enTaiwán 12 por ciento, y en Singapur –país que durante mucho tiempo fue considerado ejemplar–,no menos de 17 por ciento.[12] Ibíd.

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ran los problemas económicos que crecenpor doquier, finaliza, de modo caracterís-tico, con estas palabras: “Cuando laReserva Federal de los Estados Unidos sereúna el 21 de agosto para fijar las tasasde interés, tendrá otros motivos de preo-cupación además de la debilidad de laeconomía de los Estados Unidos” [12] .Ésta no es una línea muy convincente, envista del pasado reciente. Esperar que loscorrectivos a los problemas cada vez másprofundos de la tendencia recesiva mun-dial vengan de la séptima intervención dela Reserva Federal de los Estados Unidos(después de su incapacidad dolorosamen-te obvia para producir mejoras significa-tivas en la economía inactiva a través delas seis intervenciones anteriores sólo enlos Estados Unidos), no es mucho mejorque creer en brujería. Después de todo, laestrategia de producir la solución positivaansiosamente postulada mediante lareducción de la tasa de interés clave nohabía producido ninguna mejora en lasegunda economía más poderosa delmundo, el Japón, donde el Banco Centraldel país estableció la sorprendente tasa deinterés cero mientras dejó que la econo-mía se estancara a la peligrosamente ele-vada tasa de recesión industrial de 8 porciento. Los graves problemas que esta-mos experimentando en la actualidadprovienen de un nivel mucho más pro-

fundo de determinaciones socioeconómi-cas y políticas que el que podría manejar-se con los instrumentos de los ajustesmonetarios y fiscales.

La gran dificultad reside en que parapoder concebir una alternativa significa-tivamente diferente y viable frente alconvulsionado orden actual debemosadoptar una perspectiva de mucho máslargo plazo. No es suficiente pensar enintroducir ajustes parciales –en el espíritudel famoso consejo de hacerlo “poco apoco”– a las condiciones socioeconómi-cas existentes. En efecto, ni siquiera essuficiente pensar en términos de “derro-car el capitalismo” a favor de una socie-dad que se ajuste a los parámetros estruc-turales del ahora difunto orden poscapita-lista de tipo soviético. Esto se ha intenta-do, con gran sacrificio humano, y ha fra-casado de manera concluyente, finalizan-do con una gran implosión no sólo en laex Unión Soviética, sino también en todaEuropa del Este. A fin de producir loscambios requeridos, es necesario pensaren una empresa muchísimo más difícil: lalabor histórica de superar la lógica objeti-va del capital en sí, mediante un intentosostenido de ir más allá del capitalmismo. [13] Puesto que el derrocamientodel Estado capitalista y de las personifi-caciones capitalistas privadas del capitalno puede crear por sí sino otra cosa que

[13] Esto no está dicho retrospectivamente, tras el derrumbamiento del sistema soviético. Traté deanalizar detalladamente las razones por las cuales debe adoptarse el enfoque mucho más difícil deir más allá del capital, junto con las condiciones en las cuales puede llevarse a la práctica, en unlibro titulado Beyond Capital - Towards a Theory of Transition (Merlin Press, Londres, y MonthlyReview Press, Nueva York, 1995. En español, Más allá del capital: hacia una teoría de la transi-ción. Caracas: Vadell Hermanos Editores, 2001). El libro tardó 25 años en ser escrito, y en él seprevió, a mediados del decenio de los setenta, el restablecimiento del capitalismo en el sistema detipo soviético.

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no sea un sistema fatídicamente inesta-ble, que tarde o temprano debe volver alorden capitalista si no logra ir más alládel capital.

El capital no es simplemente un con-junto de mecanismos económicos, comoa menudo se lo conceptualiza, sino unmodo multifacético de reproducciónmetabólica social, que lo abarca todo yque afecta profundamente cada aspectode la vida, desde lo directamente materialy económico hasta las relaciones cultura-les más mediadas. En consecuencia, elcambio estructural sólo es factible a tra-vés del cuestionamiento del sistema delcapital en su totalidad como un modo decontrol metabólico social, en lugar deintroducir ajustes parciales en su estruc-tura.

Como nos indica la experiencia histó-rica del siglo xx, las dos ramas del movi-miento obrero –los reformistas /socialde-mócratas y los posrevolucionarios estali-nistas– fijaron el objetivo de la transfor-mación socialista adentro de los límitesestratégicos globales del orden estableci-do y, en consecuencia, no lograron desa-fiar las determinaciones sistémicas delcapital y su lógica de auto reproducción.

El reformismo socialdemócrata esta-ba condenado al fracaso, porque deseabareformar el capitalismo, al tiempo queaceptaba sin reservas sus limitacionesestructurales. Por ende, de manera inhe-rentemente contradictoria, deseaba insti-tuir una transformación reformista delcapitalismo –al principio incluso hasta elpunto de convertirlo, llegado el momen-to, en socialismo (bajo el lema bernstei-

niano de “socialismo evolutivo”)– sincambiar su sustancia capitalista. Delmismo modo, el sistema socioeconómicoposrevolucionario siguió atrapado por lasalienantes limitaciones estructurales delcapital en sí, aún cuando estableció unmodo poscapitalista de extraer el exce-dente de trabajo por medios políticosdirectos a un ritmo impuesto y, de estemodo, dio origen a un nuevo tipo deimponer el dominio del tiempo del capi-tal (en lugar del anterior, impuesto por elmercado), como corresponde al sistemadel capital en todas sus formas plausibles.Ésta también es la razón por la cual todoslos intentos de reforma pos estalinistasdebían fracasar, inclusive la “perestroi-ka” programáticamente reestructuradorade Gorbachov. La contradicción inheren-te de estos intentos de reforma posrevolu-cionarios no fue menos aguda que la quecaracterizó a sus contrapartes socialde-mócratas en el Occidente, puesto queellos trataron de “reestructurar” el ordenexistente sin cambiar su estructura demando jerárquica y explotadora de con-junto. [14]

Por ende, si el asunto crucial delpoder de control metabólico social delcapital no se aborda de manera efectiva,mediante transformaciones estratégicasglobales llevadas a cabo de manera siste-mática (en lugar de medidas reactivasmás o menos aisladas), en ese caso inclu-so la intervención política más radical enuna situación de crisis mayor, incluso tantrascendentales como el derrocamientodel Estado capitalista, ya experimentadohistóricamente en varios países, está des-

[14] Véanse los capítulos 17 y 20 de Más allá del capital.

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tinada a permanecer unidimensional-mente inestable y en última instancia enpeligro. Para poder producir la deseadatransformación socialista de la sociedad,es necesario cambiar la estructura demando jerárquica del capital. Esto esnecesario porque, sin hacerlo, no puedehaber ninguna reorientación exitosa de laeconomía en el espíritu de la producciónpara el uso. Sin embargo, estamoshablando de algo mucho más fundamen-tal que la conquista de las palancas decontrol de los niveles altos del Estadopolítico, puesto que cada componente,grande o pequeño, del modo de controlmetabólico social del capital tiene supropia estructura de mando que seencuentra profundamente enraizada yque busca su propia ventaja, tradicional-mente orientada a asegurar la expansión(sin preocupación por el uso ni la necesi-dad humana real) e impulsada por la acu-mulación (lo que favorece la adopción delas modalidades más fácilmente alcanza-bles, incluso si son extremadamente per-judiciales desde el punto de vistaambiental u en otros sentidos). Éste es elcírculo vicioso que debe romperse si seaspira de alguna manera al éxito de lasmetas socialistas proclamadas. Pero parapoder hacerlo, la estructura de mandojerárquica heredada e incluso el máspequeño microcosmos metabólico socialdel capital debe reemplazarse con unaalternativa productivamente viable.

4. La producción más allá del capitalEstamos acostumbrados a pensar en

expansión y acumulación como insepara-bles y, con ello aceptamos el paralizantecírculo vicioso de nuestras condiciones

históricamente creadas e históricamentealterables de existencia socioeconómicacomo una determinación natural. Sinembargo, de esa manera, es claro que nohay alternativa al sistema del capital.Porque es autoderrotarse renunciar a laidea de combinar la expansión de lasnecesidades humanas con un potencial deproducción correspondiente para su satis-facción y, en definitiva para ayudar alenriquecimiento de las necesidadeshumanas mediante el desarrollo producti-vo de la sociedad. Las concepciones utó-picas del pasado se condenaron a serfácilmente descartadas e, incluso ridiculi-zadas, al caer en la trampa de renunciar ala idea de instituir un sistema productivocon una satisfactoria expansión y enplena armonía con las demandas plantea-das por las crecientes y diversificadasnecesidades humanas.

Desdichadamente, lo hicieron enlugar de poner en tela de juicio el círculovicioso de la inseparabilidad que reciénmencionamos.

En realidad, sin embargo, la supuestainseparabilidad natural sólo es válida enel sistema del capital, por que bajo eldominio del capital el imperativo de laacumulación se reduce, con arbitrariedade irrevocabilidad históricas, a la acumula-ción de capital. Incluso la acumulación alargo plazo del conocimiento humanodebe convertirse, de la manera más selec-tiva y restrictiva, en un atributo del capi-tal, en el sentido de que para apropiarsede él y reconocerlo socialmente, así comoutilizarlo productivamente, primero debeadquirir su legitimidad como activo decapital. Y la relación viciosa también fun-ciona en sentido inverso, puesto que bajo

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el dominio del capital, el único tipo deexpansión que puede considerarse expan-sión genuina, el “crecimiento”, normal-mente sin calificativos, es el que llevaconsigo la acumulación de activos decapital. Ésta es la razón por la cual laopción que debemos visualizar frente anuestro turbulento orden socioeconómicosignifica: romper el círculo vicioso encuestión yendo más allá del capitalmismo, y simultáneamente insistir en lanecesaria separación de la expansión(definida adecuadamente) de las inevita-bles limitaciones y restricciones impues-tas por la acumulación del capital.

Naturalmente, la necesaria redefini-ción de la teoría económica y la política“más allá del capital” supone algunoscambios trascendentales, con respecto alas formas tradicionales, pues que nopuede suponerse que persistirá en condi-ciones tan radicalmente diferentes la basematerial de las determinaciones cuasinaturales sobre la que se han erigido

desde su nacimiento.La teoría económica moderna se con-

cibió originalmente, bastante correcta-mente, como un enfoque teórico con suspropios principios rectores. Ya en el sigloxviii algunos economistas clásicos, y másexplícitamente Adam Smith, expresaronuna preocupación legítima encaminada aresguardar la nueva ciencia de la econo-mía política de la interferencia de los per-sonajes políticos y de entidades políticas,estipulando que “ningún Consejo oSenado” debía tratar de manipular elmarco objetivo del desarrollo económicoespontáneamente beneficioso. [15] Lacaótica multiplicidad de interaccioneseconómicas individuales se idealizó enesta concepción, con referencia a la céle-bre mano invisible como algo misteriosa,pero siempre benevolente guía de lasdecisiones individuales. [16] Por consi-guiente, Adam Smith reconoció, aunquede manera idealizada, que el carácter cen-trífugo de la sociedad capitalista necesi-

[15] En términos de Adam Smith: “El magistrado que intentase dirigir a los particulares sobre laforma de emplear sus respectivos capitales, tomaría a su cargo una empresa imposible a su aten-ción, impracticable por sus fuerzas naturales, y se arrogaría una autoridad que no puede fiarse pru-dentemente ni a una sola persona, ni a un Senado, aunque sea el más sabio del mundo, de maneraque en cualquiera que presumiese de bastarse por sí solo para tan inasequible empeño sería muypeligrosa tan indiscreta autoridad”. A. Smith: An Inquiry into The Nature and Causes of The Wealthof Nations, J.R. McCulloch, Adam y Charles Black, Edimburgo, 1863, pág. 200.[16] “Y como cualquier individuo particularmente procura poner todo el empeño en emplear sucapital para sostener la industria doméstica, así como en elegir y dirigir aquel ramo que ha dedejar productos de más valor, cada uno de por sí viene a esforzarse, sin intentarlo directamente, enconseguir el máximo de renta anual de la sociedad en común. Ninguno por lo general se proponeoriginariamente promover el interés público, y acaso ni aun conoce cómo la fomenta cuando noabriga tal propósito. Cuando prefiere la industria doméstica a la extranjera, sólo medita su propiaseguridad, y cuando dirige la primera de forma que su producto sea del mayor valor posible, sólopiensa en su ganancia propia; pero en éste y en otros muchos casos es conducido, como por unamano invisible, a promover un fin que nunca formó parte de sus intenciones. […] porque, siguiendocada particular por un camino justo y bien dirigido, las miras de su interés propio promueven el delbien común con más eficacia, a veces, que cuando intencionalmente piensa fomentarlo directa-mente”. Ibíd., págs. 199 y 200.

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taba algunos correctivos vitales para quela caótica multiplicidad de las interaccio-nes económicas que establecen los indi-viduos (en su imagen, limitados esencial-mente a los individuos que poseen elcapital, quienes en palabras de Smithemplean “su capital para sostener laindustria doméstica”) no se hiciera peda-zos como consecuencia de que sus com-ponentes tiraran en direcciones muy dife-rentes.

En realidad, las determinaciones cen-trífugas del proceso de reproduccióncapitalista no surgen simplemente de lasintenciones divergentes de los indivi-duos, sino simultáneamente también delos intereses irreconciliables de las clasesantagónicas conformadas por los indivi-duos de la sociedad. Existen dos correcti-vos vitales a la “centrifugacidad” del sis-tema capitalista, de otra manera peligro-samente destructiva. El primero es elmercado, cuya importancia es casi uni-versalmente reconocida. Sin embargo,esto no es así en el caso del segundocorrectivo esencial: el papel más o menosimportante de la intervención aplicadapor el Estado capitalista. En este sentido,incluso los más vociferantes -y fervoro-samente exagerados- defensores del“mercado”, como Hayek y sus seguido-res, asumen una posición completamenteirrealista, al invitar a los partidarios con-servadores neoliberales a “hacer retroce-der las fronteras del Estado”, cuando enrealidad sin su opuesto diametral, esdecir, el papel de apoyo cada vez mayorque ejerce el Estado, el sistema capitalis-ta no podría sobrevivir ni un solo día.

Claro está, el reconocimiento delantagonismo básico entre el capital y el

trabajo no podía ser parte integral delescenario de Adam Smith. En parte poresta razón, él pudo todavía ignorar más omenos la importante función correctivadel Estado; y pudo hacerlo en parte tam-bién porque el Estado capitalista en susdías desempeñaba un papel intervencio-nista considerablemente menos pronun-ciado que el que tiene en nuestros días.Sin embargo, de cierta manera, el papelque Smith asignó a la “mano invisible”desempeña ambas funciones correctivas,aun cuando no están claramente delimita-das. En efecto, la caracterización bastan-te misteriosa de la “mano invisible” fueconsecuencia de la necesidad de fusionaren una las dos funciones correctivas per-cibidas bastante vagamente, al tiempoque también se deseaba proteger los pro-cesos económicos capitalistas espontáne-os de los políticos que “presumiesen debastarse por sí solos” para intervenir. Elpapel del mercado como generador decohesión pareció lo suficientementeobvio en la manera como se suponía quela “mano invisible” guiaba las intencio-nes de los individuos y promovía almismo tiempo sus intereses particulares.Pero la naturaleza beneficiosa y eficaz dela “mano invisible” no se quedaba allí,puesto que también se decía que los indi-viduos eran guiados para “emplear sucapital para sostener la industria domésti-ca”, que resulta ser una de las funcionescorrectivas más importantes del Estadocapitalista.

En el siglo XX, ya no fue posibledejar vagamente definido el papel correc-tivo y protector del Estado. Los econo-mistas debían tomar una posición a favoro en contra. El intento de Hayek de idea-

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lizar ahistóricamente la “mano invisible”de Adam Smith y, al mismo tiempo, sata-nizar la intervención del Estado como elcamino a la servidumbre –como lo plan-tea el título de su famoso libro The Roadto Serfdom– sirvió a un propósito emi-nentemente conservador. Pero incluso talhostilidad no pudo negar el carácter obje-tivo de la tendencia condenada misma.En contraposición, Keynes asumió unaactitud completamente positiva en estesentido. Contrariamente a sus detractoresneoliberales, quienes lo acusaron detener intenciones antiliberales –aunquesólo denunció en efecto la persistencia delas fantasías del laissez faire–, Keynesadoptó un punto de vista positivo en rela-ción con la participación del Estado en lagestión económica, incondicionalmente afavor de la supervivencia del capitalismoprivado, aunque algunos de sus seguido-res trataran de utilizar su enfoque parafines reformistas con orientación másizquierdista (en general, no más exitosa-mente que algunos ministros conservado-res de la posguerra en Gran Bretaña).Pero resultó claro para Keynes que loscambios en las determinaciones y condi-ciones objetivas del desarrollo económi-co y político del siglo xx hicieron necesa-rio ajustar en consecuencia la políticaeconómica global, en contraposición alos tiempos pasados del capitalismo dellaissez faire. [17] Esta posición fue con-vincentemente expresada en un pasajeimportante de su Teoría general:

Por consiguiente, mientras el ensan-

chamiento de las funciones de gobierno,que supone la tarea de ajustar la propen-sión a consumir con el aliciente parainvertir, parecería a un publicista delsiglo xix o a un financiero norteamerica-no contemporáneo una limitación espan-tosa al individualismo, yo las defiendo,por el contrario, tanto porque son elúnico medio practicable de evitar la des-trucción total de las formas económicasexistentes, como por ser condición delfuncionamiento afortunado de la iniciati-va individual. […] Los sistemas de losestados autoritarios de la actualidad pare-cen resolver el problema de la desocupa-ción a expensas de la eficacia y la liber-tad. En verdad el mundo no tolerará pormucho tiempo más la desocupación que,aparte de breves intervalos de excitación,va unida -y en mi opinión, inevitable-mente- al capitalismo individualista deestos tiempos; pero puede ser posible quela enfermedad se cure por medio de unanálisis adecuado del problema, conser-vando al mismo tiempo la eficacia y lalibertad. [18]

Por consiguiente, los principales teó-ricos que adoptaron la posición estratégi-ca de la economía capitalista formularonsus concepciones sobre la base de lasdeterminaciones objetivas –de hecho casinaturales– del sistema que favorecían. Sial final se demostró que Keynes era inge-nuo en su pronóstico de que “el mundono tolerará por mucho tiempo más ladesocupación que va unida al capitalismoindividualista de estos tiempos” (idea

[17] Véase pág. 320 de The General Theory of Employement, Interest and Money, de John MaynardKeynes, Londres, MacMillan & Co., 1957 (primera edición 1934).[18] Ibíd., págs. 380 y 381.

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que repitieron luego sin mucha convic-ción Walt Rostow y otros), ésa no fuesimplemente su culpa como pensador. Laproyección keynesiana esperanzadoraestaba dirigida genuinamente a contra-rrestar un defecto estructural objetivo delsistema, un defecto que empezó a desta-carse con creces –derrotando con extre-ma brutalidad el tipo de intervencionescorrectivas compatibles con la defensaexplícita de las “formas económicas exis-tentes” que hiciera el mismo Keynes– enuna etapa de desarrollo posterior y que seimpuso de manera irreprimible con elprincipio de la crisis estructural del siste-ma del capital en general.

Las determinaciones casi naturalesque se manifiestan bajo el dominio delcapital son casi naturales precisamenteporque “trabajan a espaldas de los indivi-duos”, incluidos entre ellos los responsa-bles de tomar decisiones económicas ypolíticas. Esto se aplica también a lamanera como pueden introducirse loscorrectivos mencionados arriba, indepen-dientemente de cuán “conscientes” pue-dan ser las intenciones de los encargadosde tomar decisiones. La ceguera que sederiva de las determinaciones que traba-jan a espaldas de los individuos afecta nosólo a los responsables de tomar decisio-nes directamente involucrados –con susanticipaciones, a menudo frustradas, enel ámbito del mercado– sino también alos gerentes de las diversas modalidadesde intervención estatal. Por supuesto, estacircunstancia no disminuye el carácterobjetivo de los procesos en curso.

Fundamentalmente, tiende a intensifi-carlos en el sentido de que confiere a lasdeterminaciones que los individuos

deben enfrentar con su conciencia laobjetividad más problemática de la reifi-cación. Ésta es la razón por la cual losgrandes pensadores que describen elmundo desde el punto de vista del capital,como Hegel, sueñan con la “identidadsujeto/objeto” que en principio superaríalos obstáculos que se elevan frente a laconciencia.

Paradójicamente, las teorías econó-micas concebidas en el marco de tal obje-tividad, que se impone “a espaldas de losindividuos”, son ayudadas en sumo gradopor las determinaciones casi naturales delfuncionamiento del sistema. Aun si pen-samos en esta objetividad relativamenteútil solamente como “muletas”, es sinembargo importante para permitir a lospensadores involucrados identificar–aunque a menudo bastante parcialmen-te– algunas tendencias objetivas impor-tantes y fundamentar en ellas las políticaspropugnadas, como base para la toma dedecisiones. Sin embargo, una vez queprevemos las condiciones que surgen másallá del capital, desaparecen de vista lasmuletas que existían antes, para el tipo deteorización económica que conocemos.En consecuencia, algo cualitativamentediferente debe reemplazar a las determi-naciones casi naturales como marcoorientador de la teoría económica y de losprocesos prácticos correspondientes de laformulación autónoma de políticas.

La diferencia se vuelve clara cuandotenemos en cuenta el asunto de la previsi-bilidad.

En las condiciones del capitalismo,las determinaciones objetivas del desa-rrollo se manifiestan como tendenciaseconómicas identificables –y en ese sen-

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tido específico “leyes económicas” (poresta razón es necesario introducir la pre-cisión resaltando el carácter casi naturalde tales determinaciones), a diferencia delas leyes mucho más firmes de las cien-cias naturales con su forma incompara-blemente más precisa y confiable de pre-visibilidad– que pueden ser la base de lasanticipaciones probabilísticas de conse-cuencias futuras. Este activo, que essimultáneamente también una limitación,circunscribe para bien o para mal lasposibilidades predictivas de las teoríascríticas también y no sólo de las produci-das por los creyentes incondicionales delas virtudes del sistema establecido. Enefecto, las conclusiones y recomendacio-nes de política de las teorías críticas y delas no críticas pueden ser muy diferentes.Pero ambas deben fundamentar sus eva-luaciones en las determinaciones casinaturales de los acontecimientos encurso. Ésta es la manera como puedenpreverse las tendencias expansionistas olas recesiones, a fin de adoptar las medi-das que se estimen apropiadas parahacerles frente.

Todo esto resulta muy diferente cuan-do pensamos en las teorías económicasfactibles más allá del capital. Una vezque se superan exitosamente las limita-ciones que surgen de las determinacionescasi naturales que se imponen “a espaldasde los individuos”, se van con ellas lasconsecuencias deterministas que se deri-van de ellas y constituyen el marco de lasanticipaciones probabilísticas anteriores.En consecuencia, en las nuevas teoríaslas anticipaciones del futuro no puedenconsiderarse predicciones en el sentidoanterior. Se convierten en estipulaciones

con respecto al futuro, que se desprendende las decisiones de política tomadas enun contexto determinado, sobre la basede algunos objetivos conscientementefijados por los individuos involucrados,en relación con el material y los recursoshumanos disponibles. En otras palabras,este tipo de “predicción” es análogo alque ocurre cuando una organizacióndeportiva como, por ejemplo, la asocia-ción de fútbol estipula y anticipa que unjuego dado deberá comenzar y comenza-rá el sábado a las 3 de la tarde, lo que enprincipio debe estar dentro de las posibi-lidades de los individuos involucrados.

Por consiguiente, el hecho de que enla sociedad más allá del capital el “deter-minismo económico” se deje atrás con-lleva la necesaria consecuencia de que enlas nuevas circunstancias la teoría econó-mica debe encontrar una manera muydiferente de relacionar el futuro con elpresente. La conceptualización de la iner-cia del pasado como la fuerza condicio-nante del presente y del futuro ya nopuede desempeñar más su papel tradicio-nal. En consecuencia, la redefiniciónpráctica de las relaciones temporales dela interacción social significa que la tomade decisiones consciente con respecto alfuturo, personificada tangiblemente enlos objetivos que se fijan los individuospara ellos mismos, se convierte en lafuerza orientadora controlable del pre-sente, en contraposición con el mismopapel que antes desempeñaba de maneraincontrolada la inercia del pasado.

5. La teoría más allá del capitalNaturalmente, sin que se den algunas

precondiciones objetivas, no hay manera

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de articular un nuevo tipo de teoría eco-nómica –no determinista–, junto con unmarco correspondiente de toma de deci-siones políticas consciente.

La raíz del problema está en que lateoría económica no determinista, comoguía para la toma de decisiones conscien-te, es concebible únicamente cuando lascondiciones a las que se refiere, como labase de la evaluación de los objetivosque se persiguen, son transparentes. Lasteorías que conciben una solución a tra-vés de la “mano invisible” tratan de eli-minar el problema en sí decretando unaimposibilidad de transparencia a priori.Estas teorías pueden adoptar formasextremadamente conservadoras, tratandode hacer una virtud moral de un papelque limita a los individuos a subordinar-se incondicionalmente a los imperativosdel sistema del capital. El celo de Hayekal promover su cruzada es un ejemplodestacado de esta manera de evaluar losasuntos. En un artículo programática-mente titulado “The Moral Imperative ofthe Market”, Hayek escribe:

Para permitir a las personas adaptarsea una estructura que no conocen (y cuyosdeterminantes tampoco conocen), debe-mos dejar que el mecanismo espontáneodel mercado les diga qué deben hacer.[…] Nuestro conocimiento moderno nosindica que los precios son señales queinforman a las personas lo que deben

hacer para ajustarse al resto del sistema.[19] […] Las personas deben estar dis-puestas a someterse a la disciplina queconstituye la moralidad comercial. [20]

Por ende, Hayek desea que creamosque al conferir la condición de una“moralidad” ficticia al imperativo capita-lista de someter a los individuos a lasdeterminaciones estructurales de un sis-tema que en sus palabras ellos no cono-cen y que en principio no pueden cono-cer, y al usar engañosamente deben hacer(como obligación moral), en lugar de tie-nen que hacer, su mensaje autoritario(según el cual los individuos reacios [21]deben ajustarse al resto del sistema) seconvierte en sinónimo de la defensa de lalibertad. Y Hayek continúa con esta líneade razonamiento e impone la imposibili-dad de transparencia a priori en nombredel “mecanismo espontáneo del merca-do” (que, al favorecer tendencias mono-polistas y las correspondientes relacionesde poder más inicuas, no es ni un simplemecanismo ni es espontáneo), aun cuan-do tiene que admitir que los principiospor él defendidos nunca han sido justifi-cados racionalmente [22] . Al mismotiempo, sin la más mínima preocupaciónpor la ausencia de justificación racional,Hayek nos advierte que la adopciónincondicional de su “moralidad comer-cial” (que bruscamente descarta la ideade la justicia social como un espejismo

[19] Hayek: “The Moral Imperative of the Market”, en Martin J. Anderson ed., The UnfinishedAgenda: Essays of The Political Economy of Governement Policy in Honour of Arthur Seldon,Londres, The Institute of Economic Affairs, 1986, pág. 147.[20] Ibíd., pág. 149.[21] En el mismo artículo, Hayek se queja en contra de “La imposibilidad de que un gran númerode personas acepten los principios morales que forman la base del sistema capitalista […] la granmayoría de las personas (y no exagero) ya no cree en el mercado”.

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[23] y convierte por decreto en una obli-gación moral “aprender la rígida discipli-na del mercado”) es un “asunto crucialpara la preservación futura de la civiliza-ción que debe afrontarse antes de que losargumentos del socialismo nos lleven devuelta a una moralidad primitiva” [24].

En realidad, la razón fundamental dela falta de transparencia en nuestra épocano es el hecho inalterable de que la socie-dad esté formada por individuos, sino lacondición radicalmente alterable de queestén subsumidos en fuerzas jerárquica-mente estructuradas y antagónicas. Lasdificultades básicas que enfrentan la teo-ría económica y la toma de decisionespolíticas no se derivan de las intencionesdivergentes de los individuos particulares–por cuya razón deben invocarse los bue-nos servicios de la “mano invisible”, altiempo que se calla en relación con, o sedistorsiona tendenciosamente, la muy“visible mano” del Estado– sino de lanaturaleza antagónica de las relacionessociales dominantes. El poder de los indi-viduos como individuos particulares –yno como personificaciones de fuerzassociales que actúan de acuerdo con losimperativos de su “condición social en lavida”– se exagera enormemente, a fin deprejuzgar el asunto a favor de la “manoinvisible”. Sin embargo, la razón princi-pal por la que la toma de decisiones estáincorregiblemente viciada por la opaci-dad de las determinaciones socialespuede precisarse exactamente en sucarácter antagónico. Por consiguiente, si

deseamos reemplazar la opacidad de laobjetividad reificada por la transparenciade las relaciones sociales controlables,debemos superar la inercia fatídica delantagonismo.

La viabilidad de la toma conscientede decisiones políticas y económicas“más allá del capital” es factible única-mente sobre esta base. La sumisión a unadisciplina externa –ya sea en nombre dela moralidad ficticia que propugna la rígi-da disciplina del mercado o la extraccióndel trabajo excedente impuesta política-mente– está condenada al fracaso en estesentido. La única disciplina compatiblecon la concepción de la que estamoshablando (es decir, un nuevo tipo de teo-ría económica –no determinista–, conce-bida junto con un marco correspondientede toma consciente de decisiones políti-cas) es la disciplina interna adoptada porlos individuos sobre la base de los objeti-vos compartidos que ellos mismos hayanestablecido de manera no antagónica, sinla presión de determinaciones conflicti-vas irreconciliables. De lo contrario, laconciencia de los individuos se distorsio-na incorregiblemente y se transforma envariedades de falsa conciencia, puestoque se ven inducidos a racionalizar y ajustificar las decisiones que les han sidoimpuestas como si fueran sus propiasdecisiones autónomas, correctas y enco-miables.

La teoría económica no deterministapresupone una relación cualitativamentediferente entre la economía y la política

[22] Ibíd., pág. 148.[23] Ibíd., pág. 146.[24] Ibíd., pág. 148.

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en dos sentidos. El primero guarda rela-ción con la conexión directa entre los dosdominios, que podría llamarse su rela-ción interna. Esto se desprende del hechode que en tanto la preponderancia de lasdeterminaciones y los imperativos mate-riales y económicos se deja atrás, los pro-cesos tradicionales de toma de decisionespolíticas pueden redefinirse apreciable-mente de manera mucho menos parcial.El segundo sentido, relacionado estre-chamente con el primero, se refiere alasunto de superar la alienación, tanto enla economía como en la política. Puestoque la manera como funcionan los dosdominios bajo el gobierno del capitalsólo puede caracterizarse como la aliena-ción del poder de los individuos en rela-ción con la toma de decisiones de todoslos individuos, que deben adaptarse alpapel alienado que se les ha asignadocomo personificaciones del capital o per-sonificaciones del trabajo. Es por elloque la noción relativa a los “individuossoberanos que imponen sus intenciones yse esfuerzan por lograr sus intereses par-ticulares en la única sociedad que es sos-tenible, la sociedad de mercado” –enarmonía plena con el interés de la socie-dad en su conjunto, gracias a la benevo-lente “mano invisible”– es tan indefecti-blemente atípica de la situación real. [25]La toma de decisiones, tanto en políticacomo en el dominio de la economía estáen realidad terriblemente limitada y dis-

torsionada, en correspondencia con losimperativos alienantes de la acumulaciónde capital y de la expansión a los queambas deben someterse. Al mismo tiem-po, a los individuos como tales se lesniega el poder de tornar decisiones, en elsentido de que su “decisiones” son prede-terminadas por el “poder de las cosas”,en concordancia con la alienación y lareificación. Por consiguiente, el cambiocualitativo en la relación entre la econo-mía y la política en el segundo sentidosignifica la restitución a los individuosdel poder de tomar decisiones como indi-viduos sociales que actúan consciente-mente. Ésta es la única manera posible dereconstituir la unidad de la política y laeconomía, junto con la harmonizacióndel individuo y de la toma de decisionessociales en un sentido significativo deltérmino.

Todo esto tiene implicaciones degran alcance para el tiempo productiva-mente utilizable de la sociedad, no sóloen el sentido mencionado antes de quela redefinición práctica de la interac-ción social en relación con el futuro seconvierta en la fuerza rectora del pre-sente, en contraposición con el papelque una vez desempeñara en este senti-do la inercia del pasado. Igualmenteimportante es el cambio que tiene lugarcon respecto al tiempo directamentecontrolable por los individuos comoindividuos sociales. Como sabemos,

[25] “La base esencial del desarrollo de la civilización moderna es permitir a las personas lograrsus propios fines sobre la base de su propio conocimiento y no estar limitadas por las metas de lasdemás personas”. Hayek: Ibíd., pág. 146. Cualquiera que hable en serio en estos términos única-mente puede demostrar no sólo que no vive en la “civilización moderna” de la “sociedad moder-na”, sino que ni siquiera vive en el mismo planeta que el resto de nosotros.

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bajo el dominio del capital el tiemponecesario que se requiere para expandirla producción y la acumulación delcapital es impuesto a los individuosexternamente, a través de la “rígida dis-ciplina del mercado” o mediante lasmodalidades poscapitalistas de extrac-ción del excedente de trabajo- como elimperativo temporal indiscutible delsistema. Sin embargo, mientras másavanzado es el potencial productivo deuna sociedad, más dispendioso resultamanejar de esta manera sus relacionesproductivas. Puesto que mucho más alláde la extracción y la apropiación delexcedente de trabajo estrictamenteregulado y externamente controlado(bajo el capitalismo, equivalente demanera restrictiva a la plusvalía), enuna sociedad productivamente avanza-da también encontramos la vasta y posi-tiva potencialidad del tiempo disponiblede los individuos, que no puede ser

fácilmente utilizado por el modo decontrol metabólico social del capital

con “eficiencia económica” exter-namente manejable.

Naturalmente, no puedehaber razón alguna por la quelos individuos deban sentirseinternamente/positivamentemotivados -condición vital paraactivar esta dimensión de rique-za- a colocar su tiempo disponi-

ble en el fondo común de susprácticas productivas y distributi-

vas, si no se encuentran en plenocontrol de su actividad de vida como

individuos sociales. Es por ello que, enlas condiciones de antagonismo y nece-saria ausencia de transparencia, lariqueza potencialmente inmensa –aun-que debido a su misma naturaleza, ypara desagrado del capital, definiblesólo cualitativamente– del tiempo dis-ponible de los individuos se desperdiciaen nuestras sociedades, cuando la nece-sidad de utilizarlo de manera creativaestá creciendo en sumo grado día trasdía.

Lamentablemente, cuando conside-ramos el insostenible derroche de nues-tro orden metabólico social, tendemos aconcentramos en el asunto de la energíay los recursos materiales primordialesmal utilizados, y a olvidar por completoesta dimensión vital del problema. Porel contrario, la teoría económica nodeterminista y el marco correspondientede la toma de decisiones políticas, basa-dos en la participación activa de todos,no son factibles si no se desarrolla lagran potencialidad positiva del tiempodisponible de los individuos.

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6. Importancia y dificultad de una pla-nificación comprehensiva

Retornando al asunto de la planifica-ción para concluir este trabajo, lo quedebe resaltarse en primer lugar es laimportancia y la gran dificultad de insti-tuir una planificación comprehensiva.

Ya hemos visto que durante laSegunda Guerra Mundial, incluso elgobierno del país más poderoso en térmi-nos capitalistas, los Estados Unidos, tuvoque adoptar la planificación central, a finde garantizar las condiciones materialesnecesarias para obtener la victoria sobreHitler. Claro está, esto ocurrió bajo lascondiciones extremas de un estado deemergencia. Sin él, las determinacioneshistóricas y sociales del sistema capitalis-ta hacen más problemáticos todos losintentos de establecer una comprehensivaplanificación. Sin embargo, los promoto-res de la idolatría del mercado distorsio-nan este asunto como si la oposiciónentre la “planificación central” y la “elec-ción individual” fuera una oposiciónmetafísica eterna. Sin embargo, la “elec-ción individual” –y la idea conexa de la“autonomía local”– no significa absoluta-mente nada si las elecciones “autóno-mas” que hagan los individuos o los gru-pos de individuos localmente quedananuladas por los imperativos materialesdel sistema económico y las directricesautoritarias de su estructura de mandogeneral. Sin introducir las correspondien-tes condiciones históricas apropiadas latan proclamada oposición entre la “plani-ficación y la elección individual” –asícomo la oposición entre “crecimiento o

no crecimiento”– sólo puede ser una inte-resada falsa oposición.

Bajo circunstancias normales, en eltipo capitalista de nuestro orden reproduc-tivo social, no puede haber planificacióncomprehensiva. Esto es así incluso cuandolas gigantes corporaciones cuasi-monopó-licas adoptan una problemática forma deplanificación, necesariamente truncada.Este tipo de planificación debe ser trunca-da, porque ellos mismos sólo pueden sercuasi-monopólicas, independientementede cuán gigantes sean, puesto que nuncapueden acaparar el mercado mundial nisiquiera en su propio ramo relativamenterestringido de actividad productiva, ymucho menos su totalidad. Por supuesto,no es sorprendente el hecho de que la pla-nificación corporativa incorregiblementetruncada a veces se idealice como planifi-cación plenamente viable en todo sentido,como lo ha hecho John Kenneth Galbraith.[26] Pero esta evaluación del problema noes más que un pensamiento esperanzador.Mas aún, en el caso de Galbraith, la ideaextremadamente exagerada de la planifica-ción de la gran corporación se encontrabaasociada con la idea de que, debido al pro-ceso de planificación que supuestamentecompartían la economía soviética en suconjunto y las corporaciones gigantes delos Estados Unidos, ambos sistemas esta-ban de hecho convergiendo hacia algo cua-litativamente diferente tanto del capitalis-mo como del socialismo. Huelga decir quenada pudo alejarse más de la realidad quela perspectiva ilusoria de la “convergen-cia” de ambas sociedades, como lo hademostrado claramente la espectacular

[26] Véase su libro: The New Industrial State, Nueva York, 1971.

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implosión del sistema soviético y la subsi-guiente restauración del capitalismo entoda Europa del Este.

La necesaria frustración de la planifi-cación bajo el capitalismo [27] empezó adestacarse en Gran Bretaña durante elgobierno de Harold Wilson, formado trasla victoria electoral del Partido Laboristaen 1964. En esa época, Wilson todavíahablaba de “conquistar las posiciones depoder de la economía” e inventó unnuevo ministerio de Economía para LordGeorge Brown, el líder adjunto delPartido Laborista. Se suponía que esteministerio introduciría algunos cambiosimportantes en la gestión de la economíabritánica, en armonía con el defendidoproceso de planificación. Sin embargo,resultó que este intento fue un completofracaso, y la aventura tuvo un final infe-liz. En lugar de que el gobierno “conquis-tara las posiciones de poder de la econo-mía”, ocurrió lo diametralmente opuesto:las “posiciones de poder” de las grandesempresas conquistaron al gobierno y loobligaron a abandonar completamentelas viejas ideas de la reforma socialde-mócrata. Se anunciaba con ello la trans-formación del Partido Laborista en el“amigo de la empresa”, según dice orgu-llosamente su líder actual.

En el transcurso del desarrollo his-tórico del capital, y especialmente enlas décadas posteriores a la Segunda

Guerra Mundial, el significado originalde economía como economizar ha sidoeliminado completamente por el impe-rativo del proceso de autor reproduc-ción en expansión incesante del siste-ma. Como se mencionó antes, la expan-sión bajo el dominio del capital siem-pre estuvo subordinada al imperativode la acumulación de capital que, desdeel punto de vista del sistema, no puedeadmitir límite alguno. La incapacidadde “crecer” en este sentido atrofiado,como “expansión de activos aún másexpansibles de capital”, se consideracon desolación como una violación dela lógica interna del sistema. La idea deintroducir conscientemente regulacio-nes correctivas a la acumulación decapital en aras del desarrollo sosteni-ble, era –y será siempre– descartadacomo un absoluto fracaso. Las determi-naciones sistémicas casi naturales delcapital no lo tolerarían. Por consiguien-te, “economía” se convierte en sinóni-mo de “lo que sea propicio a la expan-sión o acumulación constante”, inde-pendientemente de las consecuenciashumanas y ambientales, lo cual descar-ta el economizar como un conceptoinútil e incluso hostil. Ésta es la razónpor la que debe rechazarse categórica-mente la planificación comprehensivacomo un correctivo necesario, aunqueeste rechazo apriorístico se embellece

[27] Sería factible un cambio importante en este sentido sólo en circunstancias en las que debido aalgunas crisis económicas y políticas importantes la presión de las masas populares, junto con labuena disposición de las fuerzas más progresistas del cuerpo legislativo estatal, pudiera contrar-restar con suficiente energía y por suficiente tiempo la obvia hostilidad de los círculos comercialesdominantes hacia la intervención normativa global. Pero, por supuesto, tal situación sería similar alestado de emergencia que se vivió durante la Segunda Guerra Mundial, aunque de menor magnitud.

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ideológicamente –desde Ludwig vonMises [28] hasta Frederick von Hayeky sus partidarios– como “sentidocomún” incontestable.

Claramente, sin embargo, las conse-cuencias destructivas del proceso dereproducción del capital [29] no puedencorregirse sin redescubrir el significadooriginal de la economía como el necesa-rio economizar de la buena administra-ción en un mundo de recursos finitos, ysin su consciente utilización mediantela planificación comprehensiva. El des-pilfarro extremo del actual modo decontrol metabólico social –en relación ala utilización de recursos materiales norenovables y al peligroso impacto en elmedio ambiente global de los procesosde producción de capital, así como a laterrible subutilización de sus produc-tos– está empeorando a medida quetranscurre el tiempo, sin evidencia algu-na de que se corrijan las determinacio-nes subyacentes en la escala necesaria.Incluso los más limitados intentos deplanificar alguna mejora, en un únicodominio, como, por ejemplo, la reduc-ción de las emisiones nocivas hacia laatmósfera mediante las “buenas inten-ciones” del protocolo de Kyoto, sonrechazados sin miramientos por el paíscapitalista más poderoso.

El problema consiste en que hablarsobre la necesidad de la planificacióncomprehensiva no es simplemente unasunto de escala (su aplicación parcialen ciertas ramos de la industria por

algunas corporaciones, por ejemplo, encontraposición a su aplicación a todo elterritorio nacional), ni tampoco de dura-ción del proceso (necesariamente tem-poral bajo el capitalismo, en el sentidode que debe restringirse a los estados deemergencia, o muy grave emergencia).Lo más importante es que comprome-terse con la planificación comprehensi-va inevitablemente incluye en la agendael desafío de concebir un modo alterna-tivo de reproducción metabólica social,al menos por implicación. Dadas lascondiciones en las cuales puede surgirel asunto en si, incluso parciales medi-das positivas de intervención correctiva–que en primer lugar deberán ser predo-minantemente contramedidas a lasdeterminaciones casi naturales del capi-tal– estarán en permanente peligro,amenazadas por un completo fracaso eincluso por la restauración capitalista aplena escala, a menos que se amplíensatisfactoriamente de manera tal queterminen siendo los ladrillos de unamanera radicalmente diferente demanejar el intercambio de los indivi-duos entre sí y con la naturaleza. Laimplosión del sistema tipo soviético,con su proceso de planificación autori-tario, rechazado de manera poco orto-doxa por los productores, ofrece unaprueba elocuente de la veracidad de estaafirmación.

Naturalmente, no puede haber econo-mía en el sentido significativo de economi-zar sin una forma práctica viable de control

[28] Véase su libro titulado Socialism. New Haven, Yale University Press, 1951, más accesible en laedición de New York University Press, 1985.[29] Idealizado por muchos, entre ellos Schumpeter, como “destrucción productiva”, cuando enrealidad la “producción destructiva” está volviéndose cada vez más dominante.

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o contabilidad. Por oposición a la “conta-bilidad económica” del capital que se fun-damenta en una cuantificación minuciosa,y que pretende ser la única “económica-mente aceptable”, la contabilidad socialis-ta de la planificación comprehensiva debeoperar sobre la base de la restauración enla práctica social de la dialéctica de la can-tidad y la calidad, que fue destruida a tra-vés del despliegue universal de la mercan-tilización, la alienación y la reificación. Eneste sentido, la contabilidad socialista debeestar orientada hacia la calidad, inclusocuando tenga que evaluar las cantidadesdisponibles para la distribución entre acti-vidades alternas y propósitos legítimamen-te diferentes.

No disponemos de suficiente tiempopara analizar de manera adecuada la granvariedad de asuntos bastante complica-dos y a menudo, por razones ideológicas,distorsionados [30] de la necesaria orien-tación hacia la calidad de la contabilidadsocialista. Sin embargo, se impone unamuy breve mención de por lo menosalgunos de ellos.

El primero guarda relación con elasunto de la producción para cubrir lasnecesidades, en clara contraposición alactual predominio del sometimiento, adespecho de incluso las necesidades máselementales de la abrumadora mayoría dela humanidad, de los dictados interesadosde la producción “económicamente via-ble”. Por ende, la determinación del pro-ceso de distribución y consumo trabajaen un círculo equivocado. En lugar departir de la demanda real basada en lasnecesidades para la determinación de las

metas productivas, los objetivos fijadosde manera capitalista presionan contra sulecho de Procusto las aspiraciones huma-nas frustradas. Las personas deben con-formarse con lo que puedan obtener, silogran obtener algo. Y para colmo demales, todo esto se hace con la ideologíarisible de la “soberanía del consumidor”.

Otro aspecto de nuestro problemapuede describirse como la producción devalores de uso frente al predominio delintercambio de valores que pueden serfácilmente cuantificados mecánica parala contabilización de beneficios. Tambiénen este caso prevalecen las huellas prees-tablecidas del sistema de producción,independientemente de cuán despilfarra-dor sea manejar de esta manera la admi-nistración de los recursos humanos ymateriales. Asimismo, en las últimasdécadas, la situación de hecho esta empe-orando en este sentido, con el desarrollode la crisis estructural del capital. Ésta esla razón por la que hemos venido presen-ciando una tasa decreciente de utilizaciónde productos, servicios y maquinaria pro-ductiva, aunque es bastante innegable lanecesidad exactamente opuesta, es decir,tasas crecientes de utilización, para satis-facer la demanda proveniente de innume-rables millones que tienen que sobrevivircon menos de un dólar diario.

También es necesario mencionar eneste contexto quizás el problema másinmediato y urgente, que amenaza entodas partes con la desestabilizaciónsocial y posiblemente, incluso, la explo-sión social: el cáncer del desempleo cre-ciente. El enfoque de cuantificación

[30] El lector interesado puede encontrar un análisis de los mismos en los capítulos 14 al 20 deMás allá del capital (págs. 605 a 1.003).

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estricta del capital ni siquiera puede per-cibir la naturaleza real del problema, ymucho menos resolverlo. En el mejor delos casos puede convertir una parte deldesempleo en variedades de subempleo,lo cual es imposible que funcione en ellargo plazo. Es por ello que todas lassoluciones proyectadas terminaron sien-do ilusorias e insostenibles como, porejemplo, el programa de “Pleno empleoen una sociedad libre” (Full Employmentin a Free Society [31] ), propuesto por el“padre del Estado benefactor”, LordBeveridge y concebido en el espíritu key-nesiano. En un mundo en el que el traba-jo debe considerarse un “costo de produc-ción” cuantificable, los correctivos sólopueden ser temporales o coyunturales,sujetos a los imperativos de la acumula-ción de capital mas o menos relativamen-te inalterada, como se experimentódurante las dos décadas y media deexpansión de la posguerra. El intentoreciente de resolver el problema deldesempleo mediante la informalidad–que es realmente la precarización másinsensible de los seres humanos– sólopuede camuflar un fracaso cuyo impactoestá destinado a empeorar en el futurocercano.

Evidentemente, en todas estas cues-tiones no puede lograrse nada acorde a laimportancia misma de los asuntos sinreorientar drásticamente la contabilidadsocial hacia la calidad, en el contexto dela planificación comprehensiva de objeti-vos convenidos y manejados consciente-

mente, trabajando en armonía con gente–los “productores libremente asocia-dos”– que participe más activamente enla gestión de sus propios asuntos. En estecaso, también debemos considerar elfamoso principio marxista de la distribu-ción, que sostiene que en una sociedadsocialista avanzada los individuos traba-jarán conforme a sus habilidades y recibi-rán del producto social general de acuer-do con sus necesidades, [32] puesto queeste principio a menudo se interpreta conparcialidad burocrática, ignorando elénfasis que puso Marx en la autodetermi-nación de los individuos, sin la cual “tra-bajar conforme a su habilidad” significamuy poco, si es que significa algo. Porconsiguiente, los dos términos principa-les de la definición marxista –es decir, lahabilidad y la necesidad individuales–sólo pueden adquirir su verdadero signi-ficado en un marco de contabilidad cuali-tativa. Estos son los parámetros de unproceso de planificación comprehensivaviable prácticamente, factible solamenteen una perspectiva de largo plazo.

Naturalmente, subrayar la importanciade una perspectiva de largo plazo no signi-fica que podamos ignorar “el aquí y elahora”. Por el contrario, la razón por la quedebemos interesamos en un horizontemucho más amplio que el habitual es parapoder conceptualizar de manera realistauna transición [33] hacia un orden socialdiferente a partir de las determinacionesdel presente. La perspectiva de largo plazoes necesaria, porque la meta real de la

[31] Titulo de un influyente libro escrito por Lord William Beveridge.[32] Véase Marx, Crítica del Programa de Gotha.[33] El subtítulo de mi libro, Más allá del capital, es precisamente Hacia una teoría de 1a transición.

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transformación sólo puede establecersedentro de tal horizonte. Además, sin iden-tificar la meta adecuada, seguramente seríacomo viajar sin brújula y, por lo tanto, laspersonas involucradas podrían desviarsefácilmente de sus objetivos vitales. Porotra parte, la comprensión de las determi-naciones objetivas y subjetivas del “aquí yel ahora” es igualmente importante, ya quela tarea de instituir los cambios necesariosse define ya en el presente, en el sentido deque a menos que comience a realizarse enel “justamente aquí y ahora”, aun cuandopor el momento sea de manera modesta -con plena conciencia de las limitacionesexistentes, así como de las dificultadespara sustentar el viaje en su horizonte tem-poral más distante- no llegaremos a ningu-na parte. Aunque nadie debe alentar unaacción irresponsablemente precipitada yprematura, no puede excluirse el riesgo deque sea prematura, al estar dirigida a unaempresa tan fundamental y difícil comoinstituir un cambio estructural trascenden-tal, aun cuando los individuos interesadosactúen de la manera más responsable posi-ble. La verdad es que no puede lograrsenada si nos quedamos esperando las condi-ciones favorables y el momento adecuado.

Las personas que abogan por un cam-bio estructural trascendental deben estarsiempre conscientes de las limitacionesque habrán de enfrentar. Al mismo tiempo,deben estar atentas para evitar que el pesode tales limitaciones se congele y se trans-forme en la fuerza paralizante de alguna“ley objetiva” ficticia que pueda desviarlasde sus objetivos declarados. El proceso deplanificación factible en “el aquí y el

ahora” es un excelente ejemplo. Comocorrectamente lo destacó Harry Magdoff,tanto en relación con las dificultades obje-tivas ineludibles como con su transfigura-ción fetichista:

Obviamente, la magnitud y las destre-zas de la fuerza laboral, la cantidad y cali-dad de la tierra cultivable, la oferta poten-cial de materias primas, las herramientas ydemás equipos disponibles, los medios detransporte y comunicación, todos estable-cen serias limitaciones en cuanto a lo quepuede lograrse en un momento dado. Cadapaso de la planificación, tanto nacionalcorno localmente, debe tomar en cuenta laslimitaciones prácticas. Una planta de alu-minio sin una fuente adecuada de energíaeléctrica sería inútil. Una planta químicapor lo general necesita grandes cantidadesde agua. Una planta de acero debe dispo-ner de fuentes accesibles de mineral dehierro y carbón de cocción. En los nivelesmás altos de la planificación, deben tomar-se en consideración constantemente diver-sos balances y proporciones, como, porejemplo, entre la industria y la agricultura,los bienes de producción y de consumo, lasindustrias de extracción y de producción,las necesidades de transporte y distribu-ción, el ingreso de los consumidores y laoferta de bienes de consumo. Pero, ¿quétienen que ver los límites objetivos con las“leyes económicas objetivas” del socialis-mo? Aquí llegamos al fondo del asunto. Elefecto de confundir los límites y las limita-ciones con las leyes oscurece (inclusopodríamos decir que oculta) los problemasbásicos y los asuntos de política de unatransición socialista. [34]

[34] Harry Magdoff: “China: New Theories for Old”. Monthly Review, mayo de 1979, págs. 5 y 6.

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Claro está, las limitaciones y dificul-tades vinculadas al intento histórico dellevar una sociedad en gran medida sub-desarrollada de 1.300 millones de habi-tantes (es decir, ¡55 veces Venezuela!) aun nivel de producción alcanzado por lospaíses industrialmente más avanzadosdeben ser bastante pasmosas desde cual-quier punto de vista. Por ende, es com-prensible que los registros históricosmuestren avances interrumpidos porreveses y frustraciones importantes.Deben intentarse muchas cosas, en cir-cunstancias de limitaciones serias y enmedio de hostilidad externa, que puedenser mayores en el futuro. Observandoestos acontecimientos de lejos, puedenparecer bastante difíciles de resolver.Merece la pena recordar en este contextoun antiguo adagio, citado con aprobaciónpor el fallecido líder chino Deng HsiaoPing, según el cual “el color de los gatosno importa” –es decir, que no debemospreocupamos si son capitalistas o socia-listas– “siempre que atrapen al ratón”. Aprimera vista, esto puede considerarsebastante razonable. Sin embargo, pode-mos sentimos tentados a preguntar: ¿quépasa si las políticas adoptadas desembo-can en una plaga de ratas gigantes, bajo laforma de desempleo estructural masivo,en lugar de la feliz captura del ratón?Llamar a las limitaciones y los peligrosinnegables en juego “las leyes objetivas

del socialismo”, como se hace en el artí-culo criticado por Magdoff, no ofrececonsuelo alguno en este sentido. [35] Serequiere la peculiar lógica de TheEconomist para admitir, por una parte,que la migración rural hacia las ciudadesde China causaría “una crisis de desem-pleo con consecuencias sociales y políti-cas de gran alcance” y, por otra parte,propugnar en el mismo párrafo la adop-ción de tal política potencialmente explo-siva, insistiendo en que “China necesitamantener bajos sus costos laboralesdejando a su población rural trabajarlibremente en las áreas urbanas”. [36]

Para nosotros, mantener una estrate-gia socialista que requiere de la planifica-ción comprehensiva, como vía para supe-rar los peligros ecológicos y los otros quela humanidad debe enfrentar -no en unfuturo remoto, sino hoy mismo- siguesiendo más válido que nunca antes. Nadiepuede negar que los cambios requeridospara la muy necesaria transición haciauna sociedad más allá del capital son casiprohibitivamente difíciles de realizar. Lateoría económica, respetuosa del peso delas limitaciones objetivas, pero rechazan-do someterse a sus determinaciones feti-chistas y, por ende, trabajando de la manocon la política de emancipación, puedecontribuir de manera vital al éxito de estaempresa.

[35] El economista chino Han Deqiang, en una conferencia que dictara en el taller del Grupo Verdedel Parlamento Europeo sobre la “Admisión de China a la OMC”, celebrado en julio de 2001, pre-senta una imagen deprimente del impacto negativo del capital occidental en los acontecimientoseconómicos de China. Véase “The Advantages and Disadvantages of China`s Accesion to theWFO”, disponible en Internet.[36] “China’s, Economy: Persuading the reluctant spenders”, The Economist, 25 a 31 de agosto de2001, pág. 54.

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Dos tipos de contribuciones son aceptadas para su publicación: los artículos y los ensayos.

ArtículosSe trata de trabajos originales de alto valor científico, en los cuales se abordan en profundidad temas objeto de interés, preestableci-dos por la dirección de la Revista.Los manuscritos recibidos serán sometidos a un proceso de arbitraje de tipo editorial o de tipo “doble ciego”.En este último caso, los materiales serán, enviados a tres especialistas de reconocida trayectoria en el área correspondiente. Las suge-rencias de estos, cuando las hubiesen serán dadas a conocer a cada autor. La revista garantiza la confidencialidad de todo el procesode revisión.

Normas de presentación de los artículosLos manuscritos deben presentarse de acuerdo con las siguientes normas mínimas:1-Las propuestas deben ser enviadas con tres copias en papel y una en diskette de alta densidad, en algunas de las versiones de pro-cesadores de palabras comerciales.2-En una hoja de trabajo debe colocarse el título del trabajo (máximo 120 caracteres), el nombre del autor y su dirección.3-El cuerpo principal del trabajo debe iniciarse con el título del mismo, seguido de un resumen en los idiomas español e inglés. Conel propósito de preservar el carácter anónimo del arbitraje, en ninguna parte del cuerpo principal debe hacerse referencia expresa a laidentidad de los autores. El Resumen debe ser informativo, claro conciso y completo, y estar limitado a un máximo de 100 palabras.4-Todo el trabajo no debe exceder de 15 páginas escritas a doble espacio en papel tamaño carta, incluyendo las notas, los cuadros yreferencias bibliográficas. Las márgenes a cada lado de la página deben ser de 3 cm.5-Las páginas deben ser enumeradas consecutivamente.6-Las referencias a otras obras deben seguir los siguientes ejemplos: (García, 1995), (García y Pérez, 1995), (García et al., 1995),cuando se trate de uno, dos o más de dos autores respectivamente.7-Todas las obras en el texto deben ser relacionadas e identificándolas detalladamente al final del manuscrito en orden alfabético.8-Cuando se cite más de una obra de un mismo autor, sus trabajos deberán ordenarse cronológicamente de manera ascendente. Cadacita deberá completarse de acuerdo a los ejemplos que aparecen a continuación:

Artículo de publicación periódicaAcevedo, Doris (2002). “La precarización del trabajo de las mujeres en Venezuela: ¿coyuntural o estructural?” Debate Abierto, V.6,Nº 18, pp.37-45.

Libro Foucault, Michel (1981). Un diálogo sobre el poder. Madrid, Alianza.

Capítulo de libroPialoux, Michel (1999). “El obrero y la nueva fábrica”. En: Bourdieu, Pierre (comp.) La miseria del mundo. México, Fondo deCultura Económica.

Documento ElectrónicoAxelrod, Robert (2002). Complexity Theory in the Social Sciences. http://www.personal.umich edu/-axe/complexity syllabus.htm(Consultado el 20-08-2002).

EnsayosSe trata de contribuciones que despliegan la opinión del autor o los autores en torno a alguna de las temáticas objeto de atención de larevista, sin necesariamente implicar un análisis científico de las mismas.Los manuscritos recibidos serán sometidos a un proceso de revisión y selección por el Comité Editor de la revista. De igual manera,se publicarán reseñas y se harán reimpresiones a solicitud del Comité Editor.El envío del manuscrito por el autor y su aceptación por el Comité Editor representa un contrato por medio del cual se transfieren losderechos de autor a la revista DEBATE ABIERTO.

ContactosLos manuscritos y cualquier tipo de correspondencia deben enviarse a Carolus Wimmer, Director de DEBATE ABIERTO, Apartado63028, Caracas 1067-A, Venezuela. Fax 58 (212) 2566386. E-mail: [email protected]

Normas para los colaboradores

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