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15 Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 15-42, marzo 2008, BogotÆ (Col.) Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1 Marzo de 2008, 15-42, ISSN 0121-4381 CONTROL, SALUD Y BIENESTAR Jesús A. Salas-Auvert* Philadelphia College of Osteopathic Medicine, EE.UU. * Correspondencia: Department of Psychology, Philadelphia College of Osteopathic Medicine. 4190 City Avenue, Philadelphia, PA 19131. [email protected] ABSTRACT In synthesis, despite the fact that in some circumstances, the need or exaggerated perception of control is counterproductive for adaptation and psychological growth, the general acceptance is that, at least in moderate degree, perceived control and real one are benefits for people and a valuable resource to face difficulties in life. Therefore, individuals, groups and nations feel free to seek their own destinies and not victims of circumstance. Individuals and peoples who have control are capable to shape and transform the circumstances, those who build a better future. Therefore, targeted preventive and palliative goals, mental health professionals we should promote the development and optimization of a control that have been moderate and flexible as nutrient growth and psychological and individuals biopsychosocial well-being which can include their community too. The paper addresses the meaning of control, the development of real and perceived control, the relationship between control, health and disease control, welfare and psychopathology, renouncing attempts to control, and control and cognitive-behavioral therapy.  Key words: control, health, welfare, illness, cognitive-behavioral therapy

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Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1Marzo de 2008, 15-42,ISSN 0121-4381

CONTROL, SALUD Y BIENESTAR

Jesús A. Salas-Auvert*Philadelphia College of Osteopathic Medicine, EE.UU.

* Correspondencia: Department of Psychology, Philadelphia College of Osteopathic Medicine. 4190 CityAvenue, Philadelphia, PA 19131. [email protected]

ABSTRACT

In synthesis, despite the fact that in some circumstances, the need orexaggerated perception of control is counterproductive for adaptation andpsychological growth, the general acceptance is that, at least in moderatedegree, perceived control and real one are benefits for people and avaluable resource to face difficulties in life. Therefore, individuals, groupsand nations feel free to seek their own destinies and not victims ofcircumstance. Individuals and peoples who have control are capable toshape and transform the circumstances, those who build a better future.Therefore, targeted preventive and palliative goals, mental healthprofessionals we should promote the development and optimization of acontrol that have been moderate and flexible as nutrient growth andpsychological and individual�s biopsychosocial well-being which caninclude their community too. The paper addresses the meaning of control,the development of real and perceived control, the relationship betweencontrol, health and disease control, welfare and psychopathology,renouncing attempts to control, and control and cognitive-behavioral therapy. Key words: control, health, welfare, illness, cognitive-behavioral therapy

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INTRODUCCIÓN

Frecuentemente nos pregunta-mos por qué algunas personassufren dolencias físicas o psico-

lógicas mientras otras parecen sanas yfelices aun cuando enfrenten adversi-dades similares en la vida. El enfoquecognitivo-conductual sobre la salud y lapsicopatología ha adoptado un modelocausal de vulnerability-estrés (e.g.,Abramson, Metalsky y Alloy, 1989; Alloy,Abramson, Raniere y Dyller, 1999). Deacuerdo a dicho modelo, los estresoresambientales activan las predisposicio-nes biológicas y psicológicas de la per-sona. El resultado de dicha interacciónpuede ser la enfermedad y psicopatologíao puede ser lo contrario, es decir, bien-estar y salud.

En 1975 Richard Lazarus propusoque los rasgos de personalidadinfluencian la forma como las personasinterpretan sus circunstancias de vida.Las interpretaciones a su vez, afectanlas reacciones emocionales y fisiológi-cas que las personas experimentan enla exposición a dichas circunstancias.De forma similar, Abramson y Alloy(Abramson et at., 1989; Abramson et al.,1999) acuñaron el término �vulnerabi-lidad cognitiva� para referirse a facto-res de riesgo cognitivos distales quepreceden la aparición de psicopatología.El constructo de control percibido cons-tituye una de esas dimensionesinterpretativas y un determinante im-portante sobre nuestra capacidad paramanejar el estrés efectivamente.

RESUMEN

En resumen, a pesar de que en algunas circunstancias, la exagera-da percepción o necesidad de control es contraproducente para laadaptación y crecimiento psicológico, la aceptación general es que,al menos en grado moderado, el control percibido y control real sonbeneficios para las personas y un recurso valioso para enfrentar lasdificultades en la vida. Por ello, las personas, grupos y nacionesbuscan sentirse dueñas de sus destinos y no víctimas de las cir-cunstancias. Las personas y los pueblos con control son las quemoldean y transforman las circunstacias, los que construyen unfuturo mejor. Por ello, con objetivos preventivos y remediativos, losprofesionales de la salud mental debemos promover el desarrollo yoptimizacion de un control moderado y flexible como nutriente delcrecimiento psicológico y bienestar biopsicosocial individual y co-lectivo.  El trabajo aborda el significado del control, el desarrollodel control real y percibido, la relación entre control, salud y enfer-medad, control, bienestar y psicopatología, la renuncia a los inten-tos de control, y control y terapia cognitivo-conducttual.

Palabras clave: control, salud, bienestar, enfermedad, terapiacognitivo-conductual

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DEFINICIONES DE CONTROL

Control es un constructo muy utiliza-do en la literatura psicológica. Deacuerdo a Thompson, Armstrong yThomas (1998), la percepción de con-trol incluye los siguientes componen-tes: (1) la intención de lograr unresultado particular deseable, (2) capa-cidad percibida (personal o vicaria) paraalcanzar la meta y (3) la conexiónpercibida acción-resultado. Los teóri-cos e investigadores han propuesto di-ferentes definiciones de control.

CONTROL REAL

Control real se refiere a la capacidadreal de manipular intencionalmenteuna transacción ambiental (interna oexterna al individuo) para alcanzar losresultados deseados (Adler, 1929;Bandura, 1997, 1977; Thompsom,1981). Este tipo de control implica dis-poner del conocimiento y habilidadesinstrumentales reales, así como delpoder real de decisión. Así, control realse refiere a la capacidad real de deci-dir e influenciar los eventos y de crearnuestras circunstancias de vida.

CONTROL PERCIBIDO

La creencia de que uno tiene controlsobre un fenómeno frecuentementees tan importante como tener el con-trol real del mismo (Bandura, 1977;Glass y Singer, 1973; Lefcourt, 1973;Taylor y Brown, 1988). Los investiga-dores y teóricos del comportamientohan formulado diferentes definicionesde control percibido.

Auto-eficacia. Auto-eficacia se defi-ne como la creencia en que uno dispo-ne de las habilidades instrumentalesnecesarias para organizar y ejecutarlos cursos de acción requeridos paraalcanzar los logros deseados (Bandura,1997, 1977; Brehm y Brehm, 1981).Este tipo de control percibido puedeaplicarse a los diferentes sistemas decomportamiento: control cognitivo,control afectivo, control conductual ycontrol fisiológico. Consecuentemen-te, las personas con alta autoeficaciason típicamente orientados a las tareasy a resolver problemas como forma deaumentar sus chances de lograr susmetas. Por el contrario, personas conbaja autoeficacia tienden a percibir losestresores como inmanejables y a con-centrarse en sus deficienciaspercibidas. Esto, a su vez, hace que laspersonas con baja auto-eficacia esténpropensas a experimentar másdiestrés cuando enfrentan un estresor,a tener menos compromiso con susmetas y a abandonar sus intentos desolucionar sus problemas prematura-mente, (Bandura, 1977, 1997).

Comprensión y Atribución Causal.Explicación/atribución como controlse refiere a la capacidad percibida decomprender y/o predecir una transac-ción ambiental. Las distintas explica-ciones y atribuciones causales queuna persona formula sobre un eventohacen que una persona se sienta condiferentes grados de control (Averill,1973; Krantz, 1980; Thompsom, 1981).La comprensión y predicción estángeneralmente asociadas con sentirse

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en control y la falta de comprensión eincertidumbre están asociados confalta de control percibido. Mas aún,una de las primeras reacciones a lapérdida de control es el deseo de ga-nar mayor información para podercomprender lo que sucede y predecirlo que ocurrirá (Fiske y Taylor, 1984).

Las personas tienen predisposicio-nes a formular distintos tipos de atri-buciones causales, en el sentido depercibir que la fuente de control estáfuera de sí (locus de control externo) odentro de sí (locus de control interno).Cuando la persona se percibe como lafuente del control, se maximiza la per-cepción de control. Así, las personas conlocus de control interno (generalizado oespecífico a una situación) perciben elreforzamiento como dependiente de supropia conducta. Por el contrario, laspersonas con locus de control externocreen que sus acciones tienen un im-pacto mínimo en los resultados desea-dos ya éstos están controlados porfuerzas externas a ellas (Rotter, 1966).

Optimismo. Otra dimensiónatribucional es la predicción de resul-tados. Optimismo se refiere a la expec-tativa generalizada de resultadosfavorables y el pesimismo consiste enuna expectativa generalizada negativa(Scheier y Carver, 1985). Weinstein(1993) destacó la asociación entrecontrolabilidad y optimismo. La capaci-dad percibida de predecir una transacciónambiental deseada hace que la personase sienta en control (Seligman 1975;Chorpita y Barlow, 1998). Por el contra-rio, el pesimismo está asociado con fal-ta de control percibido.

COMENTARIOS SOBRE LASDEFINICIONES DE CONTROL

Dimensiones de control. Estas tresdefiniciones del control percibido son enrealidad dimensiones de un mismoconstructo. Control percibido es unconstructo complejo y multidimensional(Carver y Scheier, 1981; Langer, 1983;Petterson y Seligman, 1987; Rotter,1990). Por ejemplo, si una persona dice:�Yo sé cómo resolver ese problema por-que estoy familiarizado con la técnicaa utilizar para lograr el resultado desea-do�. La persona está expresando perci-bir una alta autoeficacia, percibir unlocus de control interno, comprenderpor qué puede lograr el objetivo y pue-de predecir un resultado favorable (op-timismo). De hecho, los análisisfactoriales sobre la escala de locus decontrol elaborada por Rotter (1966) in-dican que la escala no sólo mide la di-mensión internalidad-externalidad,sino también expectativa de resulta-dos (Levenson, 1974, 1981). Las tresdimensiones de control tienden acorrelacionar positivamente. Por ejem-plo, las personas con alto control inter-no también tienden a ser másoptimistas. Esto no quiere decir que lastres dimensiones deban estar presen-tes para poder sentirse en control. Así,una persona puede percibirse controlaun cuando no disponga de autoeficaciapara modificar el mismo. Por ejemplo,�Estaba tan preocupada con este dolorde cabeza. Sin embargo después delexamen médico estoy tranquila por-que sé qué no es algo realmente peli-groso�. En el ejemplo mencionado lapersona manifiesta no tener control

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para acabar con el dolor de cabeza; sinembargo, comprender el origen y es-perar un desenlace favorable es sufi-ciente para percibir control.

Control percibido y controlcognitivo. El definir el constructo de con-trol percibido como sinónimo de controlcognitivo es inapropiado si las cognicionesse definen como ideas e imágenes. Lascogniciones representan uno de los cua-tro sistemas comportamentales que pue-den ser objeto de control; los otros tressistemas son las conductas, las emocio-nes, las respuestas fisiológicas. Así, unapersona puede percibir control o falta decontrol en otros sistemas conductualesno cognitivos. Más aún, la percepción decontrol incluye un aspecto racional (Ejem-plo, �Sé que tengo control�) y otroexperiencial (Ejemplo: �Me siento encontrol�). Como señalan Salas-Auvert yFelgoise (2003), estas dos dimensionesdel control percibido usualmente vanjuntas, pero pudieran no estar en sin-cronía (Ejemplo: �Intelectualmente séque yo tengo control, pero cuando sientoesa angustia no me siento en control�).

Control percibido y la ilusión decontrol. El constructo de control perci-bido es considerado como el tipo de con-trol que tiene un mayor impacto en larespuesta de estrés, salud y bienestar(Cohen, Evans, Stokols, & Krantsz,1980; Sarafino, 1998; Thompson,1981). Quizás los experimentos sobreel fenómeno conocido como ilusión decontrol demuestran claramente la afir-mación previa. Por ejemplo, Sanderson,Rapee y Barlow (1983) estudiaron elimpacto de la ilusión de control en 20pacientes con desorden de pánico que

recibieron inhalaciones de aire enri-quecido con 5.5% de dióxido de carbo-no (CO2) por 15 minutos. Estudiosprevios han establecido que respiraraire con CO2 provoca ataques de pá-nico en la mayoría de las personasdiagnosticados con desorden pánico.Antes de exponer a los participantesa las inhalaciones de aire con CO2,se les informó la existencia de unacaja localizada enfrente de ellos quepodría iluminarse durante la inhala-ción. Se les dijo que, mientras la luzestuviera encendida, ellos podrían dis-minuir, si quisieran, la cantidad deCO2. Para ello sólo tendrían que ma-nipular una perilla localizada en lasilla donde iban a estar sentados. Tam-bién se les animó a que sólo bajaran elnivel de CO2 si era absolutamente ne-cesario. En realidad, la manipulaciónde la perilla no tenía ningún efecto so-bre la cantidad de CO2 administrada.Para la mitad de los participantes laluz se encendía al azar a lo largo delos 15 minutos de exposición al CO2;mientras que para otra mitad, la luznunca se encendió. Este grupo sin ilu-sión de control ya que creyó que nun-ca tuvo chance de controlar la cantidadde CO2 reportó un mayor número desíntomas de ansiedad y mayor inten-sidad en los mismos que el primer gru-po (con ilusión de control). Más aún, el80% de los participantes en el gruposin ilusión de control reportó experi-mentar un ataque de pánico durantela inhalación de CO2 comparado con20% en el grupo con ilusión de control.Estos resultados ilustran comopercibirse en control, aun cuando no

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se disponga de control real, disminuyeel efecto de emocional negativo antela exposición a un estresor.

Control vicario. Además, una per-sona puede sentirse en control auncuando no perciba ni autoeficacia paramodificar el fenómeno ni compren-sión del mismo. Por ejemplo, �Yo noentiendo lo que me van a hacer, perome siento tranquilo con respecto a mienfermedad porque confío plenamen-te en mi equipo médico�. Este tipo decontrol obtenido a través de otros esdenominado control vicario. Por ejemplo,se encontrado que las percepciones decontrol vicario están asociadas a unamejor adaptación en pacientes ex-puestos a intervenciones invasivas(e.g., angioplastias, cirugía de bypass;Helgelson, 1992) o pacientes tratadospor cáncer de mama (Taylor,Lichtman, & Wood, 1984).

Para muchas personas, la fe enDios y en sus creencias religiosas lesprovee un sentido de control sobreeventos negativos, reales o potencia-les, sobre los que la persona no perci-be tener suficiente capacidad decontrol activo (Bergin, 1991; Carver etal., 1989; Druckman y Swets, 1988;Lazarus y DeLongis, 1983). Estascreencias implican la idea que sus vi-das y el universo es controlado por unser (otro poderoso) benevolente y bon-dadoso puede tener un efecto positivoen la salud y el bienestar de las perso-nas (e.g., Bergin, 1991; Kass, Friedman,Leserman, Zuttermeister y Benson,1991; McIntosh y Spilka, 1990). Ejem-plos de estas creencias son: �Yo confíoen que Dios me dará salud�, �Yo acepto

lo que Dios tenga dispuesto para mícon respecto a mi cáncer�, �Si soy unbuen cristiano, Dios me dará salud�.Estas creencias pueden entenderse demanera activa, es decir, que Dios ayu-da a la persona a ayudarse a sí mis-ma; otras personas interpretan suscreencias religiosas de manera pasi-va, es decir, que el control descansaen Dios y por ello la persona no sesiente responsable de actuar en favorde su salud (Holt, Clark, Kreuter yRubio, 2003).

DESARROLLO DE CONTROL REALY PERCIBIDO

Las investigaciones en genética yneuropsicología sugieren que la capa-cidad de sentirse en control y de ejer-cer auto-control es parcialmenteheredada (e.g., Pedersen, Gatz, Plomin,Nesselroade y McClearn, 1989). Sinembargo, la discusión de dichos ha-llazgos va más allá del enfoque de estecapítulo el cual se centra en el papelde factores psicosociales en el desa-rrollo de control.

La teoría de apego de Bowlby, y másrecientemente la teoría cognitivo-conductual propuesta por Chorpita yBarlow, sugieren que experienciastempranas de falta de control creanuna vulnerabilidad psicológica quepredispone a la persona hacia experi-mentar estados crónicos de afectonegativo y psicopatología (Barlow, 2000;Bowlby, 1969, 1973; Chorpita, 2001;Chorpita y Barlow, 1998; Han, Weisz yWeiss, 2001). La calidad de la relacióndel niño con sus figuras de apego escrucial en el desarrollo de la percep-

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ción de control (Chorpita y Barlow,1998; Thompson, 1998). Dada la altaindefensión del niño en los primerosaños de su vida, casi la única manerade tener algún grado de control sobre elambiente es a través de las personasque le cuidan. Así, a través del procesode apego el niño puede aprender a te-ner sentido de control y predicción.Específicamente, el niño aprende has-ta que punto la respuesta del adulto-fi-gura de apego es controlada por suconducta. Por ejemplo, cuando el niñoexperimenta consistentemente resul-tados reforzantes que dependen de sucomportamiento desarrolla un estilo deapego seguro. Así el niño aprende quepuede influenciar a sus padres parasatisfacer sus necesidades o deseos yque sus comportamientos tienen unefecto predecible en los otros(Thompson, 1998). En consecuencia, elapego seguro está asociado con altaauto-eficacia, locus de control inter-no, optimismo, alta auto-estima y con-fianza en otros. Por el contrario,cuando los padres son repetidamenteinaccesibles, insensibles o inconsis-tentes para satisfacer las necesidadesfísicas y psicológicas del niño, éstedesarrolla estilos de apego inseguro yaprende a percibir los eventos comofuera de su control y predictibildad.Tanto Bowlby como Chorpita y Barlowproponen que los efectos de las rela-ciones de apego tempranas tienden amantenerse a lo largo de la vida. Exis-te amplia evidencia empírica que so-porta estas proposiciones (e.g., Davisy Phares, 1969; Skinner, 1986).

La percepción de falta de control enel niño también surge de un estiloparental caracterizado por serinvasivo, sobre protector y dominante(Biocca, 1985; Chorpita y Barlow, 1998;Shear, 1991; Riskind, Williams,Altman et al., 2004). Por otra parte, lospadres que promueven el apego segurotípicamente ofrecen a sus hijos lasoportunidades para ejercer control so-bre su ambiente y desarrollar habili-dades nuevas para afrontar lasdemandas ambientales (Chorpita yBarlow, 1998). Esta hipótesis tambiénestá basada en un amplio número deestudios (e.g., Carton y Nowicki, 1994;Chandler, Wolf, Cook, y Dugovics,1980; Gordon, Nowicki, y Wichern, 1981;Nolen-Hoeksema, Wolfson, Mumme yGuskin, 1995). Por ejemplo, Dumas,LaFreniere y Serketich, (1995) reali-zaron un estudio sobre la naturalezade las interacciones madre-hijo(a) enuna muestra de 126 niños preescola-res clasificados como socialmente com-petentes, agresivos o ansiosos. A losniños se les pidió realizar una tareamientras las madres observaban el pro-ceso. Las interacciones madre-hijo du-rante la realización de la tarea fueronvideograbadas y evaluadas en términosdel uso de intentos de manipulaciónpositiva (risa, afecto, asistencia) o ma-nipulación negativa (críticasdestructivas, desaprobación, sarcasmo).Se encontró que, comparado con lasmadres de los niños agresivos y social-mente competentes, las madres de losniños ansiosos usaron más intentos demanipulación negativa y menos pro-

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pensas a aceptar o estimular los es-fuerzos del niño para alcanzar un con-trol de la situación.

A los estilos de interacción padres-hijo(a) como factores que influencia eldesarrollo de la percepción de control pro-puestos por Chorpita y Barlow, se puedeagregar el modelamiento por parte de lospadres hacia los hijos. Específicamente,las actitudes y conductas para resolverproblemas que los padres modelan parasus hijos representa otra manera comolos niños aprenden a percibir diferen-tes grados y tipos de control. El incre-mento en la capacidad para resolverproblemas contribuye al desarrollo decontrol real y percibido, así como al de-sarrollo del bienestar en general(D�Zurilla y Nezu, 1999).

En resumen, modelo presentadopor Chorpita y Barlow (Chorpita, 2001;Chorpita y Barlow, 1998) considera tresproposiciones básicas: (1) un estiloparental caracterizado por ser cariño-so, sensible y consistente, pero que almismo tiempo fomenta la autonomíadel niño es el ideal para desarrollar unaadecuada percepción de control; (2) conel tiempo, la experiencia de control lle-ga a formar parte de una percepciónde control generalizada y estable quese manifiesta a través de rasgos comolocus de control interno, optimismo,auto-eficacia y estilo de apego seguro;(3) una baja percepción de control enel niño actúa como una vulnerabilidadque media entre la exposición a even-tos estresores y la psicopatología. Al con-trario, una adecuada percepción decontrol actúa como un factor protectorcontra la psicopatología.

CONTROL, SALUD YENFERMEDAD

Los estudios indican que la experien-cia de sentirse con diferentes gradosde control tiene un impacto marcadoen la morbilidad y mortalidad de laspersonas. En general se ha encontra-do que sentirse en control ayudar adisminuir el diestrés y facilita unafrontamiento más efectivo de losestresores. Mientras mayor sea el con-trol percibido, menor tiende a ser eldiestrés (Evans, Shapiro y Lewis, 1993;Thompson, 1981). Sentirse en controlparece relacionarse con la salud yenfermedad de tres maneras distintasy complementarias: (1) A través de suimpacto en el nivel y cualidad (euestrés,diestrés) del estrés experimentado porla persona cuando ésta afronta loseventos en su vida. Es ampliamenteaceptado que los estados mentalespueden afectar significantemente lasalud física a través alteracioneshomeostáticas que pueden resultar eninhibiciones en el sistemainmunológico y/o daño a los tejidos; (2)El impacto de control también ocurre através de los comportamientos que lapersona adopta para afrontar losestresores; (3) Indirectamente, a tra-vés de los hábitos de la salud que lapersona desarrolla en la vida (e.g., ac-tividad versus pasividad física, usomoderado versus abuso de alcohol, dietaapropiada versus dieta inapropiada).

CONTROL, SALUD Y ENFERMEDAD

En general, los resultados de numero-sos estudios indican que un bajo con-

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trol percibido, no sólo afecta negativa-mente la recuperación de enfermeda-des, sino que predispone a la apariciónde las mismas. En las investigacionesrealizadas en pacientes con cáncer seha encontrado que la experiencia debajo control percibido sobre la enferme-dad es un predictor significativo de laprimera reaparición de la enfermedady la muerte como consecuencia de lamisma (Andersen, Kiecolt-Glaser, &Glaser, 1994; Antonini & Goodkin, 1988;DiClemente & Temoshok, 1985;Jensen, 1987; Watson, Greer, Rowdenet al., 1991). Una relación similar se haobservado entre control y enfermedadescardiovasculares. Específicamente, unapercepción de bajo control, un locus decontrol externo y pobre disciplina estánasociados a una mayor reactividadcardiovascular y a un mayor riesgo deenfermedad cardiovascular (Bugental,Blue, Cortez, et al., 1993; Karasek,Therorell, Scwartz, et al., 1982; Schnall,Allred, Morrison & Carlson, 1990). Lapercepción de control también puedecontribuir a la salud de forma indirec-ta. Por ejemplo, se ha observado que elcontrol percibido está asociado a unamayor adopción de conductas saluda-bles en pacientes con enfermedadcoronaria del corazón (e.g., Echtel, vanElderen, y van der Kamp, 2003;Shepperd, Maroto, y Pbert, 1996).

El impacto del control percibidotambién se ha estudiado en pacientescon enfermedades crónicas tales comoartritis reumatoide, diabetes, dolor cró-nico, SIDA, Parkinson�s, etc. Se haencontrado que la percepción de con-trol que el paciente tiene sobre su en-

fermedad afecta como éste maneja lamisma. Típicamente, los pacientes conenfermedades crónicas carecen decontrol sobre la mayoría de los sínto-mas. Sin embargo, hay aspectos aso-ciados a la enfermedad que puedenestar bajo el control del paciente y ellopuede mejor su adaptación. Por ejem-plo, el programa para pacientesartríticos conducido en el Centro deArtritis de Stanford enfatiza el auto-manejo de la enfermedades a travésde educación, relajación y nutrición.Se ha encontrado que los pacientes quemejoraron en su enfermedad (e.g., re-ducción del dolor, número de visitas almédico) fueron aquellos con mejoresexpectativas y mayor ganancia deauto-eficacia sobre conductas relacio-nadas con la artritis (Lorig & Fries,1990).

CONTROL, VEJEZ, SALUD

Las limitaciones físicas y psicológicasasociadas a la vejez generan una dis-minución del control real y percibidode la persona. Dicha pérdida constitu-yen en sí misma estresores crónicosque deben ser afrontados adecuada-mente. En el conocido estudio realiza-do por Rodin y Langer (1977), losresidentes de un ancianato a quienesse les dio control sobre ciertos aspec-tos de su ambiente (e.g., horario y tipode comida, horario y tipo de película)vivieron más tiempo que otros resi-dentes del mismo lugar, pero que notenían control sobre esos aspectos desu entorno. En un estudio longitudinalde 7 años conducido por Mossey yShapiro (1982) en 3128 personas ma-

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yores de 65 años se examinó la corre-lación entre indicadores subjetivos yobjetivos de salud y la mortalidad.Específicamente, se evaluaron laauto-percepción de salud (�Dada suedad, ¿usted diría que su salud es ex-celente, buena, regular, pobre o mala?)así como indicadores objetivos de susalud (reportes médicos de la condi-ción de la salud, frecuencia de proble-mas de salud que requirieronhospitalización y/o cirugía). Los resul-tados revelaron que la percepción delos participantes sobre su salud fue unpredictor de mortalidad más precisoque las medidas objetivas aportadaspor los médicos. Por ejemplo, los par-ticipantes que describieron su saludcomo pobre o mala a pesar de que susmedidas objetivas indicaban una sa-lud buena o excelente (es decir, parti-cipantes pesimistas) mostraronsignificativamente mayor riesgo demorir que los participantes como bue-na percepción de salud a pesar de te-ner indicadores objetivos de que saludera pobre o mala (participantes optimis-tas). Alexander, Langer, Newman,Chandler y Davies (1989) también es-tudiaron la relación control-mortalidaden ancianos. Específicamente, elloscompararon la mortalidad en dos gru-pos de residentes en un ancianato. Aun grupo de ancianos se les enseñó téc-nicas de auto-control (relajación, dosformas de meditación), mientras que alsegundo grupo no se les impartió en-trenamiento. Se encontró que el grupocon mayor auto-control vivió más tiem-po que los ancianos del grupo al que nose educó en técnicas de auto-control.

CONTROL, BIENESTAR YPSICOPATOLOGÍA

Bienestar. Dentro del modelo cognitivo-conductual es ampliamente aceptadoque la experiencia de control es unade las variables mas críticas en el bien-estar o psicopatología de las personas(Alloy, Kelly, Mineka y Clements, 1990;Bandura, 1989; Barlow, 2002; Beck,1976; Seligman, 1991, Taylor y Brown,1988). El grado de control que una per-sona percibe tener sobre los estresoreses una de las variables más poderosaspara determinar su impacto emocio-nal, fisiológico y conductual. Bienestarpsicológico está asociado con sentirsecon suficiente control de nuestro am-biente interno (cogniciones, emocio-nes, conductas y fisiología), así comodel ambiente externo (interpersonal,material, político, económico, etc.). Engeneral, las poblaciones �normales� o�no clínicas� reportan sentir mayor con-trol en sus vidas que las poblacionesclínicas, aun cuando en algunas cir-cunstancias dicha percepción sea unailusión. Por ejemplo, las personas nor-males tienden a ser más optimistasacerca de su capacidad para lograr con-trol y tienden a sobreestimar su con-trol comparado con lo que realmenteson capaces (Lewinsohn, Mischel,Chaplin, y Barton, 1980; Seligman,1991; Taylor y Brown, 1988). Tambiéntienden a sobreestimar su invulnera-bilidad y a subestimar sus riesgos (e.g.,Weinstein, 1984, 1993), así como a per-cibir su autoeficacia generalizadasignificamente mayor que la autoeficaciapercibida en personas con desórdenes deansiedad (e.g., Bandura, 1988; Salas-

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Auvert, 2002). En general, las personas�normales� tienden a explicar experien-cias en las que fallaron en sus intentosde lograr control de una manera queprotege su percepción de control inter-no. Esto lo logran a través de atribuirlelos resultados negativos de sus accio-nes a causas situacionales y pasajeraso la condición humana más que a cau-sas internas y permanentes (Petersony Seligman, 1987; Seligman, 1991).

Los estudios han encontrado que elcontrol percibido (i.e., optimismo, auto-eficacia) está asociado con mayor sa-tisfacción en la vida (Chang,Maydeu-Olivares, y D�Zurilla, 1997;Scheier y Carver, 1993; Seligman,1991), mejor estado de ánimo (Marshall,Wortman, Kusulas, Hervig, y Vickers,1992), mayor auto-estima (Scheir,Carver y Bridges, 1994) y mejor ajustepsicológico en adultos (Chang, 2002;Scheirer y Carver, 1992; Scheirer,Carver y Bridges, 2001). El control per-cibido afecta el bienestar interno nosólo directamente, sino indirectamen-te, a través de la forma como las per-sonas afrontan los eventos en susvidas. Así, la forma como la personaafronta sus problemas puede condu-cir bien sea a una disminución omagnificación de la respuesta deestrés. Específicamente, una alta ca-pacidad percibida para resolver proble-mas está asociada a una reducción enla respuesta de diestrés ante la expo-sición a una adversidad. Por ejemplo,en un estudio realizado por Nezu yRonan (1985) se encontró que, enfren-tando similares niveles de estrés ele-vados, las personas con baja capacidad

para resolver problemas experimenta-ron niveles de depresiónsignificativamente más elevados quelos participantes con alta capacidadpara resolver problemas.

El control percibido también tieneimpacto en las conductas de logro. Losresultados de numerosas investigacio-nes han indicado que las personas conlocus control interno como rasgo de-muestran más iniciativa para mejorarsus condiciones ambientales, resistenmás efectivamente ante las adversi-dades, están más interesados en obte-ner información nueva que pueda serútil para su conducta futura, y atribu-yen mayor valor a los refuerzos prove-nientes de sus habilidades (Rotter,1966; Lefcourt, 1976). Por ello, las per-sonas más efectivas para manejar lasdiversas áreas de sus vidas (i.e., salud,matrimonio, bienestar personal, des-empeño laboral, deportivo, académico)son aquellas que experimentan unfuerte control personal. Ellas asumensus responsabilidades ya que ven ensus habilidades y esfuerzo la manerade obtener los resultados deseados.

Falta de suficiente control percibido.En general, las teorías contemporá-neas sobre psicopatología, así como losresultados de un creciente númeroestudios indican que el origen y man-tenimiento de los problemas emocio-nales está asociado con sentirse oestar fuera de control (Barlow 2002;Barlow, Chorpita y Turovsky, 1996;Mineka y Zinbarg, 1996). Dicha faltade control percibido puede relacionar-se, bien sea a los eventos internos y/oexternos, así como a los eventos ne-

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gativos y/o positivos en la vida. Se haencontrado que las personas con locusde control externo, baja auto-eficacia,baja capacidad de resolver problemasy pesimismo afrontan los estresorescon mayor vulnerabilidad a sus efec-tos nocivos (Bandura, 1988; Nezu yRonan, 1985; Schill, Ramanaiah yToves, 1982). Las áreas clínicas don-de se ha conceptualizado la falta desuficiente control percibido como unaspecto central del trastorno son: des-órdenes de ansiedad (e.g., Bandura,1988; Barlow, 2002; Dattilio y Salas-Auvert 2000; Mineka, 1985), desórde-nes asociados al estrés (e.g., Everly yLating, 2002), desórdenes depresivos(e.g., Abramson, Metalsky y Alloy,1989; Beck, 1976, 1987; Seligman,1975), desórdenes de alimentación(e.g., Jeffrey, 1987; King, 1989), alco-holismo y adicciones (e.g., Marlatt,1983; Nathan, 1986), desórdenes decontrol de impulsos (e.g., Black, 1998),desórdenes de déficit de atención cony sin hiperactividad (e.g., Barkley,1998; Murphy, 1995), y desorden depersonalidad limítrofe (e.g., Layden,1997; Linehan, Cochran, y Kehrer,2001). Por razones de espacio me li-mitaré a las áreas de ansiedad y de-presión para ilustrar la relación: faltade control percibido-trastorno.

Trastornos de ansiedad. Seligman(1975) y Barlow (2002) conceptualizanla ansiedad como el resultado de nopoder predecir y controlar eventospercibidos como negativos y peligrosos.Dicha falta de control y predictibilidadhace que la persona sienta la necesi-dad de estar a la defensiva y que expe-

rimente una alta reactividad fisioló-gica. Esta necesidad de estar en guar-dia se debe a que la persona no sabecuándo va a afrontar el evento aversivoy además se siente insegura de sucapacidad para manejarlo efectiva-mente. Las personas con trastornos deangustia con frecuencia perciben notener suficiente control sobre susemociones (i.e., �Tengo tanto miedo detener otro ataque de pánico), sobre suscogniciones (i.e., �No puedo detenerestos pensamientos que me cruzanrápidamente por la mente�), sobre sucuerpo/fisiología (i.e., �Me da miedo nopoder tragar�), sobre sus conductas(i.e., �Lo que más me asusta es poner-me nervioso y tartamudear o que nome salgan las palabras cuando me to-que hablar en el seminario�), o miedoa no tener suficiente control sobre suambiente externo (i.e., �Me preocupatanto no saber cómo manejar ese pro-yecto nuevo�.). Los distintos trastornosde angustia frecuentementeinvolucran la falta de control percibidoen todas las áreas, pero algunos tras-tornos implican unas áreas más queotras. Por ejemplo, las personas contrastorno de pánico experimentan ma-yormente miedo a perder control de susemociones, (principalmente ansiedad)o perder control de su cuerpo y enfer-marse de algo que amenaze su vida(e.g., Barlow y Cerny, 1988; Clark, 1986;Dattilio y Salas-Auvert, 2000; McNally,1990); las personas con trastorno ob-sesivo-compulsivo sienten mayormen-te miedo a perder control de suscogniciones, impulsos y conducta (e.g.,Rachman y Shafran, 1998; Salkovskis,

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1998); la incertidumbre sobre eventosaversivos potenciales es el aspectocentral en el trastorno de ansiedadgeneralizada (e.g., Borkovec, Shadick,y Hopkins, 1991)

Trastornos depresivos La teoría de ladepresión desesperanzada formuladapor Abramson, Metalsky y Alloy, (1989;1995) propone que la desesperanza essuficiente causa para generar ciertaclase de depresión. Dicha teoría propo-ne tres factores de vulnerabilidad dis-tintos: (1) atribuciones causalesestables y globales sobre los eventosnegativos; (2) la producción de auto-afirmaciones negativas acerca de sí-mismos; y (3) la tendencia a percibir quelos eventos negativos tienen/tendránmuchas consecuencias negativas. Deacuerdo a esta teoría, un estilo expli-cativo caracterizado por atribucionescausales permanentes (i.e., Nunca po-dré superar mi baja auto-estima�), ge-neralizadas (i.e., �Yo no le importo anadie�) e internas (i.e., �Siempre hesentido que hay algo malo en mí, comoque nací con un defecto de fábrica�) delos eventos negativos tiende aincremenatar el riesgo hacia la depre-sión cuando la persona enfrentaestresores (Alloy y Clemens, 1992). Coneste tipo de atribución, la persona dis-minuye sin la intención de hacerlo elcontrol percibido en las situaciones deadversidad. Un efecto similar se ob-serva cuando la persona se explica así-misma los eventos positivos comocausados por algo externo (i.e., �Eso fuepura suerte�), temporal (i.e., �Gané lacompetencia de hoy, pero no sé que pa-sará con las que vienen�) y específico

de la situación (i.e., �En este caso, lascosas salieron bien�). Los estudios in-dican que el surgimiento de síntomasdepresivos como consecuencia de la ex-posición a estresores es magnificadocuando la persona tiene un estilo ex-plicativo pesimista (e.g., Abramson etal., 1989; Chang, 2002; Metalsky,Halberstadt, y Abramson, 1987). Conesta forma de procesar la información,las personas con estilos explicativospesimistas son propensos asobregeneralizar y a ver tendenciasnegativas a partir de adversidades es-pecíficas a una situación. Encadenanun evento negativo con otros, bien seapasados y/o presentes y usan esa per-cepción para predecir un futuro pesi-mista (Riskind, 1997; Riskind, Long,William y White, 2000). Dicha tenden-cia les predispone a percibir una pér-dida de control y con ello experimentandesesperanza e indefensión. Dada lapredisposición del individuo vulnerablede buscar indicadores de pérdida dereforzadores y de indefensión ante lassituaciones difíciles, ellos están pro-pensos a abandonar una tarea prema-turamente después de encontraradversidades e interpretarlas como se-ñales de las catástrofes y desesperanzaanticipadas. Al interrumpir las tareas,sin darse cuenta el individuo vulnera-ble está confirmando �sin la intenciónconsciente de hacerlo� su visión nega-tiva de sí mismo, otras personas y/o delmundo.

La teoría de auto-control de Rehm(1977) es compatible con la teoría de ladesesperanza y sugiere que la depre-sión resulta de déficits en el proceso

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de auto-monitoreo (e.g., atender a loseventos negativos e ignorar los positi-vos), auto-evaluación (e.g., disponer deestándares exageradamente altos paraevaluar el comportamiento; erroresatribucionales que contribuyen con laauto-evaluación negativa) y auto-reforzamiento (e.g., mayor frecuenciade auto-castigos que de auto-reforzamientos). Entre otras conse-cuencias, estas formas de procesar lainformación resultan en déficit de con-trol percibido.

Excesiva necesidad de control. Unproblema asociado a la baja percepciónde control es la necesidad excesiva decontrol. El temor a la pérdida de con-trol es un miedo común, aún en perso-nas sin trastornos clínicos evidentes.Sin embargo, en algunas personas estemiedo puede llegar a ser muy intenso.A mayor miedo a perder control, mayores necesidad consciente de sentirsecontrol. Una necesidad exagerada decontrol puede generar una variedadde problemas para la persona. En al-gunas personas, el temor es princi-palmente a perder el control interno,bien sea de sus emociones e impulsos,cogniciones, conductas o respuestas fi-siológicas. Por ejemplo, una proporciónsignificativa de las personas con tras-torno obsesivo-compulsivo experimen-tan cogniciones, y/o impulsos que nodesean tener y que les generan un in-tenso miedo de perder el control. Comoconsecuencia, ellos se auto-imponen eltratar de tener un control consciente,total y permanente del comportamien-to temido. Así, se mantienenhipervigilantes, observándose cons-

tantemente con la intensión de blo-quear o evitar las conductas en cues-tión y evitar con ello las catástrofesanticipadas, como por ejemplo, golpearo matar a alguien, gritar en un lugarpúblico, abusar sexualmente a alguien(Rachman, 2003). Esta necesidad exa-gerada de auto-control tiende a gene-rar efectos negativos importantes endiferentes áreas de la vida del pacien-te. Por ejemplo, la búsqueda exagera-da de control cognitivo puede crear unasobrecarga informacional. Ello, a suvez, tiende a causar una disminuciónen la capacidad de prestar atención ya reducir la velocidad en el procesa-miento de la información. Los casosmás graves ocurren en personas contrastorno obsesivo-compulsivo en quie-nes la necesidad de control es tal queparaliza a la persona y ésta no puedefuncionar.

En otros casos, el miedo se centramás en perder control sobre el ambien-te externo. Por ejemplo, a un individuocon excesiva necesidad de control pue-de asustarle viajar por avión ya que noconoce quién pilotea. Por las mismasrazones, una persona puede rehusaruna invitación social (i.e., ir de paseocon un grupo de amigos) porque él/ellano va a manejar al lugar y eso lo hacesentirse sin control. La necesidad ex-cesiva de control también manifestar-se en relaciones interpersonales. Así,las personas con alta necesidad de po-der buscan sobreproteger, dominar ycontrolar los destinos de las otras per-sonas (e.g., hijos, pareja, subordinados,etc.) interfiriendo con ello el crecimien-to personal, académico y/o profesional

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de éstas. Finalmente, la necesidad exa-gerada de control está asociada a unatendencia hacia el dogmatismo el cualprovee a la persona con una ilusión decontrol: el creer que se dispone de vi-sión absolutamente cierta y clara dela realidad.

Exceso de control percibido. Tal ycomo lo advirtiera Rotter (1966), unlocus de control interno excesivo estambién disfuncional. Los intentos ac-tivos de controlar una situación tien-den a ser contraproducentes cuando lasdemandas de la situación exceden lacapacidad de persona de controlarlas.Por ejemplo, los estudios sobre las va-riables cognitivas en el Patrón deCompartamiento Tipo A indican quesugieren que las personas con excesi-vo convencimiento en su capacidad decontrolar los eventos (Friedman, 1989;Friedman, Thorensen, Gill, Ulmer,Powell, Price, et al., 1986; Jacob yChesney, 1981; Seeman, 1991) y eldeseo exagerado de ejercer control so-cial y de dominancia sobre las otraspersonas (Brown y Smith, 1992;Houston, Chesney, Black, Cates, yHecker, 1992) evidencian mayorreactividad cardiovascular (i.e, incre-mentos en la secreción de adrenalinay sus efectos tales como taquicardia)que personas con niveles normales enestas variables. De igual modo, unpaciente con cáncer convencido de sucapacidad de vencer la enfermedad,tenderá a interpretar la falta de recu-peración como una falla personal y asentirse deprimido (Grey y Doan, 1990;Spiegel, 1991). De modo similar no esraro observar en nuestros pacientes

deprimidos o angustiados un exagera-do sentido de responsabilidad no sólopor su propio comportamiento, sinotambién por el comportamiento deotras personas. Para estos pacientesesa ilusión de control personal es unafuente de frecuentes sentimientosculpa, decepción de sí mismos e iraconsigo mismos (Salkovskis,Rachman, Ladouceur y Freeston, 1992).

Además, una auto-confianza y op-timismo excesivos pueden a llevar ala persona a creer que es invulnera-ble e inmune a los riesgos (i.e., acci-dentes, enfermedades, divorcios,fracasos económicos). En consecuen-cia, esta percepción puede llevar a lapersona a tomar riesgos innecesariosy no tomar las precauciones razona-bles. Por ejemplo, el adolescente quemaneja con exceso de velocidad sin-tiéndose seguro de que nada le suce-derá, el alcohólico que ordena unabebida alcohólica porque cree que él/ella será capaz de controlarse cuandoquiera.

La excesiva percepción de controltambién puede generar problemascuando esa creencia de control es re-pentinamente desconfirmada por unevento significativo. Por ejemplo, unfuerte accidente automovilístico, unaviolación sexual o un diagnóstico mé-dico de alguna enfermedad que repre-sente riesgos importantes para lasalud (i.e, cáncer, esclerosis múltiple,sida, etc.) puede generar una reaccióntraumática en la persona. En estoscasos, la persona tiende a pasar al otroextremo y ahora sentirse con una exa-gerada falta de control percibido.

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RENUNCIA A LOS INTENTOS DECONTROL

Los estudios han revelado que la rela-ción control-estrés no es uniforme entodos los casos y que no todas las per-sonas buscan tener un control activoe instrumental de los estresores.Control como estresor. No todas las per-sonas perciben tener más control comoalgo positivo. Por ejemplo, Averill (1973)reportó que, a pesar de que la mayoríade las personas experimentan menosestrés cuando tienen control sobre losestresores, en aproximadamente vein-te por ciento de las personas el efectoes el opuesto: El control sobre elestresor aumenta su nivel de estrés.Existen diversas razones por las que lapersona puede percibir el control so-bre un proceso-resultado como unestresor: (a) No desear tener la respon-sabilidad sobre el logro del resultado;(b) Tener un alto locus de control ex-terno y baja auto-eficacia; c) Teneruna baja expectativa de lograr en re-sultado esperado (pesimismo) y mie-do al fracaso. Debido a una variedadde razones, abundan ejemplos de per-sonas que son apáticas a lo que lesrodea, que se sienten alienados o queson irresponsables. Quizás una de lasmáximas expresiones de esta baja mo-tivación por tener control son las per-sonas con desorden de personalidaddependiente quienes voluntariamenteprefieren que otros controlen sus vidas.

Control sin control. Algunas veces losintentos deliberados de control sobrenuestras experiencias pueden ser con-traproducentes, aumentando el efectoque se desea eliminar. Por ejemplo, el

intento de control exagerado sobre unpensamiento, una emoción o una sen-sación física tiende a aumentar la fre-cuencia con la que la personaexperimenta lo que quiere evitar (i.e.,�este dolor en el pecho�, �estas imáge-nes de matar a alguien�, �esta angus-tia�). En estos casos, la estrategiaapropiada es la aceptación la cual im-plica tomar lo que se nos ofrece y estardispuesto a manejar la experiencia quetenemos. Fiske y Taylor (1984) deno-minan este tipo de control como secun-dario porque en lugar de tratar decambiar activamente el ambiente(control primario), la persona se aco-moda a las fuerzas ambientales (inter-nas o externas) y las acepta.

CONTROL Y TERAPIA COGNITIVA-CONDUCTUAL

Una de las metas más importantes dela terapia cognitivo-conductual es fa-cilitar en los pacientes la comprensiónde los determinantes psicosociales queafectan y moldean sus vidas y ayudarlesa desarrollar más control sobre esas fuer-zas (e.g., Bandura, 1989; Barlow, 2002;Beck, 1976; D�Zurilla y Nezu, 1999;Hollon y DeRubeis, 2004). En consecuen-cia, las intervenciones psicológicas bus-can identificar y modificar en el pacientelos factores que interfieren con el desa-rrollo de mayor control (real y/o percibi-do) en sus vidas. Específicamente, lamodificación de un inadecuado controlpercibido (exceso o defecto) y de un de-fectuoso control real son dos de losmecanismos de acción a través de loscuales opera la terapia-cognitiva-conductual para producir resultados.

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Las personas pueden presentarproblemas similares por diferentesrazones o pueden expresar un proble-ma similar de un modo distinto. Así,las metas en la terapia cognitivo-conductual se logran con una combi-nación de enfoques y técnicas que seajustan al problema y caso individual.En esta sección me limitaré a discu-tir exclusivamente aspectos de la con-ceptualización de casos y de sutratamiento asociados al constructo decontrol.

ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN

Los dos estrategias de intervencióncognitivo-conductuales dirigidas a fa-cilitar en la persona un mayor controlreal y/o percibido y con ello reducir eldiestrés físico y/o psicológico son: (1)Desarrollar y aplicar accionesinstrumentales distintas a las que lapersona suele utilizar para manejar losestresores en cuestión; (2) Aprender apercibir los estresores así como la ca-pacidad y motivación para manejarlosde manera distinta a la forma usualcomo la persona suele hacerlo. Loscambios en esta área pueden incluyenaprender a aceptar la falta de controlreal (parcial o total) sobre un estresor,así como aprender a no intentar tomaracciones instrumentales directas di-rigidas a aumentar el control sobre elestresor.

Tres tipos de respuestas pueden sermanipuladas a voluntad para aprendernuevas destrezas o una nueva perspec-tiva sobre una situación: respuestasconductuales, cognitivas y fisiológicas.Además, la manipulación de estos tres

tipos de respuesta permite el controlindirecto de las respuestas emociona-les. Los cambios en estas áreasconductuales con frecuencia ocurrensimultáneamente. El desarrollo uoptimización del control real y/o per-cibido es parte de un proceso que ocu-rre a largo de la terapia psicológica.

Los cambios psicológicos en la te-rapia psicológica tienen lugar a travésde intervenciones que modifican la lasvariables mediadoras y moderadorasrelevantes al problema en cuestión. Porello es útil para el terapeuta evaluarlos cambios en el control real y/o per-cibido del paciente durante el procesode la terapia más que solamente alprincipio o al final de la misma. Dispo-ner de una información mas precisale permite al terapeuta hacer loscorrectivos necesarios lo antes posi-ble para facilitar o acelerar el trata-miento.

TIPOS DE PROBLEMAS ASOCIADOS ALCONTROL Y TRATAMIENTO

En líneas generales existen cuatro ti-pos de problemas asociados a control:una falta de suficiente control real,una falta de suficiente control perci-bido; un exceso de control percibido yun exceso de necesidad de control. Undesorden psicológico puede ser lo su-ficientemente complejo para involu-crar todos los tipos problemas decontrol. Así, dependiendo de la concep-tualización de cada caso, las estrate-gias y técnicas de intervención serándiferentes.

(1) Bajo control real. El trastornopsicológico por el que consulta el pa-

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ciente puede estar asociado a un bajocontrol real susceptible de ser mejo-rado. En estos casos la labor terapéu-tica consiste en ayudar al paciente aaumentar su control real. Para ello, elterapeuta debe ayudar al mismo a de-sarrollar u optimizar la ejecución dedestrezas motoras, cognitivas, verbaleso fisiológicas relevantes para influen-ciar el evento en cuestión y lograr elresultado deseado. Por ejemplo, ense-ñar al paciente a relajarse, a resolverproblemas, a tomar decisiones, a hablarasertivamente, a manejar su atenciónde manera mas productiva, a regular latemperatura de sus manos a través debiorretroalimentación, a meditar, etc.Este grupo de intervenciones está ba-sado el llamado modelo de maestría(Wolpe, 1969) o afrontamiento focalizadoen la solución instrumental de proble-mas (Lazarus, 1981; D�Zurilla y Nezu,1999). Dicho modelo implica buscar ac-tivamente modificar la capacidad derespuesta real del paciente para modi-ficar el evento negativo. Ejemplos de téc-nicas comunes son: juego de roles,modelaje participativo, entrenamientoen relajación, exposición y ensayoconductual, biorretroalimentación.

(2) Bajo control percibido. Cuando elproblema está asociado a un bajo con-trol percibido, las intervenciones psico-lógicas buscan identificar y modificaren el paciente los factores que interfie-ren con el desarrollo de mayor controlpercibido en sus vidas. Para aumentarel control percibido, el terapeuta ayudaa que paciente disponga de informaciónnueva que le ayude a comprender y pre-decir mejor el estresor, aprender a

usar la información disponible de ma-nera distinta y con ello percibir unasituación desde un nuevo ángulo quepermite tomar diferentes cursos deacción o pasividad con respecto a lamisma. En la práctica clínica, escrucial que el terapeuta preste aten-ción a la presencia, ganancia o pérdi-da de control en sus pacientes, a suimpacto en la vida de los mismos y di-señe estrategias de como restaural encontrol u optimizarlo. Existen una va-riedad de técnicas de intervención parafacilitar el desarrollo del control perci-bido o para ayudar a persona a restau-rarlo de nuevo: entrenamiento en elmanejo de atención, auto-instrucción,psico-educación y reestructuracióncognoscitiva. Por ejemplo, una de lasintervenciones típicas en los protoco-los de tratamiento dentro del enfoquecognitivo conductual es educar al pa-ciente acerca de la naturaleza y trata-miento del desorden psicológico por elque consultan. Así, el paciente ganacontrol a través de una informaciónque le permite comprender su proble-ma y predecir mejor lo que sucederá.Describir cada una de estas técnicasva más allá de la intención de estecapítulo; para ello el lector puede refe-rirse Robert Leahy (2003) y Judith Beck(1995), quienes presentan dos revisio-nes excelentes de cómo implementarestas técnicas.

(3) Exceso de control percibido. Laspersonas con exceso de control perci-bido normalmente no buscan ayudapsicológica o psiquiátrica porque nocreen tener problemas o no ven la co-nexión entre sus creencias de excesivo

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control y sus problemas. Generalmen-te, estas personas reciben asistenciapsicológica cuando alguien (i.e., pa-dres, pareja) o algo (i.e., orden de lacorte, orden de su trabajo) los forza abuscar ayuda. Para ellos, su percep-ción es de suficiente control, no de unexceso de control percibido. En estoscasos, es muy importante que el tera-peuta evalúe actitud de cambio del pa-ciente. De acuerdo al modelo revisadode las etapas del cambio psicológicopropuesto por Freeman y Dolan (2001),estas personas típicamente se encuen-tran en la etapa �no-contemplativa�. Enesa etapa la persona no piensa acercade la necesidad de cambiar. Más aún,cuando esas personas son forzadas a ira un profesional de la salud mental conla intención de que cambien su com-portamiento, con frecuencia ellas pa-san a una etapa �anti-contemplativa�,la cual se caracteriza por una oposi-ción al cambio (Freeman y Dolan,2001). En estas etapas iniciales del pro-ceso de cambio, el énfasis debe sermotivar al paciente a reconocer su pro-blema y la necesidad de cambio (etapaprecontemplativa y contemplativa;Prochaska y DiClemente, 1982). Paraello el terapeuta debe crear un am-biente seguro que facilite la explora-ción psicológica. La educación, elentrenamiento en auto-observación,reflejo de sentimientos y comentariosempáticos, el cuestionamiento socrá-tico son algunas de las técnicas másfrecuentemente utilizadas para bajarla defensividad del paciente y fomen-tar su conciencia del problema. Esteenfoque, por ejemplo, se ha utilizado

para fomentar la prevención de enfer-medades de transmisión sexual enpoblaciones de alto riesgo (Coury-Doniger, Levenkron, McGrath, Knox yUrban, 2000). Otro ejemplo lo constitu-ye la �entrevista motivacional� elabo-rada por Sobell y Sobell (2003). Estosinvestigadores formularon un protoco-lo para ayudar a personas que abusande alcohol, pero no reconocen el abu-so. La �entrevista motivacional� con-siste de un cuestionamiento noconfrontativo donde se habla con lapersona de manera que busca evitarcrear resistencia y fomentar un am-biente seguro. El objetivo de la mismaes ayudarle a la persona a darse cuen-ta de su problema de abuso de alcohol.

(4) Excesiva necesidad de control.Muchas veces el conflicto o dificultadque la persona enfrenta no está bajosu capacidad de control activo. Demodo que, otra forma de sentirse encontrol es a través de la aceptación dela situación y de uno mismo. La acep-tación puede ser una meta a lograr enel tratamiento. Recientemente, la teo-ría psicológica ha reconocido la impor-tancia de la aceptación como un modode sentirse en control. Este enfoquepuede verse como complementario alas intervenciones dirigidas a desarro-llar mayor control activo (Carver,Scheier, y Weintraub, 1989; Gray yDoan, 1990; Linehan, 1993). La acep-tación involucra paciencia, resigna-ción, confianza y estar dispuesto amanejar la realidad tal y como se nospresenta. Esta actitud debe diferen-ciarse de la evitación, en la que lapersona no está dispuesta a afrontar

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la realidad potencial o real que le pre-ocupa y para ello niega la realidad, sedistrae, y la evade.

El enfoque conocido como Terapiade Aceptación y Compromiso (TAC)propuesta por Hayes y colaboradores(e.g. Hayes, 2004; Hayes, Strosahl yWilson, 1999) señala que aceptar esmás que tolerar, es adoptar una acti-tud de no enjuiciamiento de nuestrasexperiencias. Para la TAC, en algunoscasos la necesidad exagerada y el in-tento rígido de buscar el control activo ydirecto de la realidad es lo que mantie-ne el problema (Hayes, 2004). Una for-ma de meditación denominada eninglés �mindfulness� es una técnicacada vez más usada en combinación conintervenciones cognitivo-conductualestradicionales para reducir la necesidadexagerada de control (e.g., Segal,Williams & Teasdale, 2002; Hayes, 2004;Roemer y Orsillo, 2002). En esta formade meditación la atención se focalizaen el cuerpo, típicamente la respira-ción, y si la atención se desvía a otrasexperiencias (i.e., ideas, recuerdos,emociones), la persona se limita a re-conocer el evento mental y a refocalizarla atención en su respiración. Se dife-rencia de la relajación en que este tipode meditación no busca relajar el cuer-po sino estar abierto a la experienciasin juzgarla y sin controlarla.

CONCLUSIONES

La exposición a eventos estresores enla vida es un predictor de enfermeda-des y psicopatología, sin embargo, mu-chas personas demuestran unaresistencia significativa a los efectos

negativos de dicha exposición. Las di-ferencias individuales en variablestemperamentales y psicológicas expli-can parcialmente esas diferencias. Enlas teorías psicológicas, el constructode control percibido es una de las va-riables mediadoras claves en la rela-ción entre la exposición a eventos enla vida y el impacto de los mismos.

El bienestar biopsicosocial de laspersonas es en buena medida deter-minado por cómo éstas buscan ganary mantener control sobre sus vidas. Engeneral, sentirse en control es atrac-tivo para las personas.

La gente prefiere verse a sí mismacomo el origen de su conducta y en con-trol de la misma. Por ello, sentirse encontrol está relacionado con sentirseseguro, con buena auto-estima, moti-vación al logro, proactividad y bajodiestrés. Al contrario, no poseer con-trol, estar bajo en control de otras per-sonas o de algo (i.e., enfermedad,alcohol, institución, gobierno,) es ge-neralmente percibido como algo nega-tivo.

La pérdida de control cuando laspersonas enfrentan un estresor tien-den a generar disestrés emocional, aproducir una mayor reactividad fisio-lógica y a provocar un desempeño máspobre en la ejecución de tareas y unade las tareas centrales de la prácticapsicológica consiste en ayudar a laspersonas, individual o colectivamen-te, a aumentar su control sobre la rea-lidad.

Muchos estudios han utilizado in-tervenciones basadas en desarrollaru optimizar control para afrontar

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estresores de corta o larga duración.En general, los resultados indican queeste tipo de intervenciones sonexitosos para aumentar el controlreal/yo percibido y mejorar la calidadde vida de las personas. Sin embargo,los efectos de buscar control y percibircontrol no son siempre adecuados.

Cuando la percepción de control esexagerada, la persona tiende a compor-tarse de manera inapropiada (i.e, to-mar riesgos exagerados como porejemplo manejar a exceso de velocidad,abuso de drogas, adicción a los juegosde azar). Igualmente, es inadecuada laexcesiva necesidad de control cuandoel evento en cuestión no es controla-ble o totalmente controlable.

Por ello, también son metas tera-péuticas críticas el enseñar al pacien-te identificar cuando su necesidad decontrol o su percepción de control esexcesiva y potencialmente destructiva.Así como ayudarle a desarrollar acepta-ción y disminuir su necesidad exage-rada de control o más responsabilidady disminuir su ilusión de control.

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Fecha de envío: Noviembre 24 de 2007

Fecha de aceptación: Enero 30 de 2008

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