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    EL INTELECTUAL Y EL ESTADISTA: REFLEXIONES SOBRE KISSINGER

    Anbal Romero

    (1986)

    "No todas las revoluciones comienzan con la toma de la Bastilla".

    H. A. Kissinger

    1. INTRODUCCIN.

    Henry Kissinger subi a las cimas del poder gracias por sobre todo a lacalidad de su intelecto. Una vez all, se mantuvo debido a su extraordinariahabilidad diplomtica, a su poder persuasivo, y al hecho de que, como estadista,posea objetivos claros, un sentido de direccin definido, un orden explcito deprioridades, y lo que es quizs ms importante la firme conviccin de que "lapoltica es proporcin... su sabidura depende de la relacin recproca de susmedidas, no de la astucia de movimientos individuales".1 Kissinger expres enforma ms precisa esta idea as: "Una poltica efectiva depende no slo de labrillantez de sus movimientos individuales, sino fundamentalmente de la relacinque exista entre ellos. Una poltica efectiva requiere un sentido de lasproporciones; por otra parte, un sentido del estilo le suministra la necesaria

    disciplina interna".

    2

    La accin de Kissinger como estadista debe ser juzgadacomo un todo, pues es el producto de una concepcin intelectual y un propsitopoltico que le infunden su coherencia interna y explican en buena parte suimpacto en la realidad internacional contempornea. En este ensayo se colocarel nfasis sobre esos aspectos estructurales de la obra terica y prctica deKissinger, en lugar de analizar en detalle sus iniciativas diplomticas especficas.

    Antes de convertirse en consultor presidencial para asuntos de seguridadnacional, y posteriormente en Secretario de Estado, Kissinger se distingui en lavida acadmica como autor de varios libros y artculos sobre temas de historiadiplomtica, estrategia y poltica internacional.3 Entre stos se destacan dos

    obras de gran calidad terica, escritas con estilo vigoroso, que se centran en lasreas a las que Kissinger ha dedicado mayor inters intelectual: la historiadiplomtica del siglo XIX, y los complejos problemas que la tecnologa nuclearha introducido en el comportamiento poltico de las grandes potencias denuestro tiempo. Los libros Un Mundo Restaurado, y Armas Nucleares yPoltica Internacional labraron la reputacin acadmica de Kissinger,

    ______________________________________________________________-

    1. H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1973, p. 114.2. H.A. Kissinger: The Policymaker and the Intellectual", en: D.B. Bobrow (ed ) "Components of Defens

    Policy", Rand McNally & Co., Chicago, 1965, p. 413.

    3. Para una bibliografa completa de Kissinger, puede consultarse la obra de S.R Graubard-"Kissinger: Portrait of a Mind", Norton, N.Y., 1973.

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    y le abrieron el camino para actuar como asesor, en diversas capacidades, dentrodel aparato gubernamental norteamericano. En estas obras, que tocan conbrillantez y originalidad asuntos polticos y estratgicos, resalta un aspecto enparticular: la importancia crucial que otorga Kissinger a la teora, al propsitoglobal, a la concepcin intelectual que gua la accin del estadista. Como lo

    apunta en Armas Nucleares y Poltica Internacional: "Cualquiera sea elproblema, bien sea que concierna a cuestiones de estrategia militar, o polticas decoalicin, o relaciones con el bloque sovitico, la era nuclear demanda sobre todouna clarificacin doctrinal. En momentos en que la tecnologa nos ha dado undominio sobre la naturaleza nunca antes imaginado, el poder debe relacionarseestrechamente al propsito para el cual va a ser utilizado".4 Este inters por ladimensin terica de la poltica est presente en toda la obra de Kissinger, y essin duda el hilo conductor que permite analizar en la forma ms acertada lanaturaleza y sentido de su accin prctica como estadista.

    Esa preocupacin por el factor terico dentro de la poltica es rasgo tpicode un temperamento intelectual. Qu es un intelectual? Podra decirse que setrata esencialmente de un individuo que ve el mundo como problema y que loafronta armado de preguntas, convencido en el fondo de que con muy pocafrecuencia encontrar las respuestas que aspira. Kissinger escribi extensamentesobre tres estadistas que se caracterizaron por la fuerza imaginativa de susconcepciones y por su temperamento escptico y conservador: Castiereagh,secretario britnico del exterior durante el perodo final de las guerrasnapolenicas; Mettemich, gran arquitecto de la "Santa Alianza" y forjador de lacoalicin que restaur la paz en Europa despus de Waterloo; y por ltimoBismarck, el "canciller de hierro", sobre cuya figura poltica Kissinger elabor unode sus ensayos ms brillantes. Fue Bismarck el que dijo: "La poltica es el arte delo posible, la ciencia de lo relativo... La poltica no es una ciencia basada en lalgica; es la capacidad de escoger siempre, en condiciones que cambianconstantemente, lo menos daino, lo ms ltil".5 No es casual que estos hombreshayan llamado la atencin de Kissinger: Caslereagh, Mettemich, y sobre todoBismarck vivieron la poltica como un reto ante el cual sobreviven aquellos queactan en base a una slida visin de lo que quieren. Esa perspectiva se oponeal dogma, pues la poltica, como la vida misma, est llena de vicisitudes y desituaciones imprevisibles. Precisamente por ello, es indispensable para unestadista que ambicione crear y no tan slo mantenerse a flote en un mar deacontecimientos sobre los que no tiene control, preservar un sentido de direccin

    definido, consciente en todo momento de que la manipulacin de la realidad tienesus lmites y no es un sustituto de la concepcin. Seguramente, lo que hizo msinteresante para Kissinger el estudio de esas tres figuras histricas fue lacombinacin establecida particularmente en el caso de Bismarck de objetivosclaros y firmes y una gran flexibilidad tctica, y la presencia de una actitudescptica y fundamentalmente pesimista sobre los resultados ltimos de la accinpoltica.______________________________________________________________-

    4. H.A. Kissinger: "Nuclear Weapons and Foreign Policy", Norton, N.Y. 1977, p. 224.

    5. Citado por Kissinger: The White Revolutionary: ReHections on Bismarck", DaedalusVol 97, Summer 1968, p. 907; y por AJ.P. Taylor: "Bismarck", New English Library'

    London,1974,p. 90.

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    El conflicto entre la manipulacin y la creacin ha sido visto por Kissingercomo el enfrentamiento entre dos perspectivas filosficas y dos estilos polticosque, reducidos a las personalidades que les encarnan, distinguen al "estadista"del "profeta": "El estadista manipula la realidad; su meta principal es lasupervivencia; se siente responsable no solo por el mejor sino tambin por el

    peor resultado concebible. Ve la naturaleza humana con suspicacia y estconsciente de muchas grandes esperanzas que han fracasado, de muchasbuenas intenciones que no pudieron materializarse, del egosmo, la ambicin y laviolencia... Para el estadista, el gradualismo es la esencia de la estabilidad... Porel contrario, del profeta se preocupa menos de manipular que de crear la realidad.Lo que es posible le interesa menos que lo que es 'verdadero'... Cree ensoluciones totales y le preocupa menos el mtodo que el propsito. Cree tambinen la perfectibilidad del hombre... y objeta el gradualismo como una concesininnecesaria a las circunstancias. El profeta lo arriesgar todo porque su visintiene para l un significado primordial. Paradjicamente, su perspectiva optimistasobre la naturaleza humana le hace ms intolerante que el estadista. Si la verdad

    puede conocerse y es obtenible, slo la inmoralidad o la estupidez puedenimpedir que el hombre la realice".6 Para Kissinger, el profeta y el estadistarepresentan dos extremos, la expresin de un elemento inexorable de la historia,el conflicto entre la "inspiracin", es decir, la voluntad de crear, de trascender larealidad, y la "organizacin", es decir, la necesidad del orden, de la estabilidad yel equilibrio en los asuntos humanos. La tensin se plantea entre los dos grandessmbolos de los ataques al orden: el conquistador y el profeta, que buscan launiversalidad y la eternidad, y el estadista que debe sospechar de esos esfuerzoshacia la bsqueda de absolutos que implican "una negacin de los matices, unrechazo de la historia".7 En opinin de Kissinger, la contienda entre elconquistador y el profeta, por un lado, y el estadista por el otro, es "trgica ynecesariamente inconclusa, porque el estadista tratar al profeta como unamanifestacin poltica, y el profeta juzgar al estadista con criteriostrascendentales. El profeta, por ms puros que sean sus motivos, paga por losprofetas 'falsos' que le han precedido, y es de estos ltimos que intenta ocuparseel estadista. Y por su parte el estadista confronta algo que siempre debe frustrarsus clculos:que no es el balance lo que inspira a los hombres sino launiversalidad, no la seguridad sino la inmortalidad".8

    En la Europa del siglo XIX, Napolen y el Zar Alejandro representaban los

    retos del conquistador y el profeta; Napolen buscaba el orden en el dominio

    universal y Alejandro enarbolaba ttulos morales absolutos en base a los cuales,estaba seguro, se reconciliara la humanidad entera. Castiereagh y Mettemichbuscaban el equilibrio a travs de un balance de poder que garantizase laestabilidad, an cuando no preservase necesariamente la paz. Para estosestadistas el reto consista en lograr que el mantenimiento del orden no sehiciese sinnimo de su congelacin, suprimiendo dentro del mismo todoelemento de creatividad. Como se ver ms adelante, ambos fallaron, por______________________________________________________________

    6. H.A. Kissinger: "American Foreign Policy", Third Edition, Norton, N.Y., 1977, pp. 46-

    7. H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 403.

    8. Ibid.

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    diferentes causas, en su intento. Si ese conflicto entre la inspiracin y laorganizacin, entre la creacin y la manipulacin, es verdadero, el problemaconsiste en descubrir de qu manera es posible reconciliar ambos principios.establecer un balance entre esos extremos que permita al estadista construirdentro del orden sin disolverlo en el caos. Esta fue la tarea que se plante

    Kissinger.

    No es difcil encontrar en la historia contempornea ejemplos deconquistadores y profetas. La nuestra es una poca esencialmente revolucionariaen todos los rdenes. Lenin era un conquistador, su propsito fue unlversalizar suproyecto poltico. Trotsky era un profeta, y no cabe duda de que Kissingerretrocedera con horror ante expresiones como stas: "Como socialistasqueremos un mundo socialista no porque pensemos caprichosamente que deesta forma los hombres sern ms felices... sino porque sentimos el imperativomoral de elevar la condicin humana, an si esto significa en ltima instancia queel sufrimiento de los hombres se ha elevado a un nivel superior, y la historia

    humana ha progresado desde el melodrama, la farsa y la monstruosidad hasta latragedia misma".9 Estas frases de Trotsky pueden tomarse como una excelenteilustracin de la tpica actitud del profeta: su radicalismo, su pasin por loabsoluto, su creencia fantica en la verdad de sus ideas, su disposicin allevarlas hasta el fin an si los resultados contradicen todos los postuladosiniciales. Kissinger, por otra parte, representa al estadista, que busca un mundoposible y no un mundo ideal, y sabe que puede fallar. En su caso particularKissinger se vio enormemente ayudado por su condicin de intelectual, al asumiral mundo como problema, consciente de las limitaciones de la accin poltica: "laprueba de un estadista es su capacidad para reconocer la relacin real de fuerzasy hacer que este conocimiento sirva a sus fines"10 El intelectual busca elconocimiento, el estadista tiene que aplicarlo- es insuficiente juzgar al estadistaslo en base a sus concepciones hay que tomar en cuenta tambin la ejecucinde su visin. Es en este terreno, el de la relacin entre sus concepciones y suaccin de estadista donde resulta ms enriquecedor analizar la figura poltica deKissinger.

    En un artculo publicado en 1959, Kissinger se plante explcitamente elproblema de las relaciones entre el intelectual y el poltico. La tensin que existeentre ellos se asemeja un tanto a la que se presenta entre el profeta y elestadista. El intelectual analiza el mundo, el poltico tiene que moverse en el

    mundo. El intelectual ansioso de alcanzar una certidumbre que con frecuencia lees negada, puede verse tentado por el dogmatismo y por visiones esquemticasde la realidad-o bien -acosado por la inseguridad puede rechazar el inevitableingrediente intuitivo de la accin poltica, que no siempre puede esperar a que seobtenga una certeza absoluta y se acumulen todos los datos necesarios antes dedar un paso. La poltica se nutre de la contingencia y esta plagada de conjeturas;su territorio es el riesgo y no puede aspirar a una segundad total y permanente.De all que es crucial que lo intelectuales que estudian la poltica o participan en_______________________________________________________________

    9. Citado por N. Mailer: "Existential Errands", New American Library, N.Y. 1973, pp. 237-238.10. H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 413.

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    ella comprendan que las exigencias de la accin prctica tienen una naturalezapeculiar y que el camino de una creatividad apartada de un sentido de los maticesde los limites y defectos de toda empresa humana, puede ser extremadamentedestructiva y conducir a una incesante dislocacin de todo Upo de orden. Elpoltico, de otro lado, puede verse tentado por una manipulacin constante de la

    realidad, la cual -sin una concepcin filosfica y un sentido de direccin que lesirvan de base, se hace estril. Kissinger no cree que esta tensin se resuelvamediante la confusin de los cometidos, a travs de la conversin de losintelectuales en polticos y viceversa. Hay que buscar ms bien una colaboracinimaginativa entre ambos, que armonice el conocimiento y la accin en unaperspectiva creadora.

    En su ensayo, Kissinger observaba que: "Es muy raro encontrar alintelectual en el nivel en que se toman las decisiones; su rol es comnmente el deasesor." 11 Posiblemente en ese momento Kissinger ni siquiera imaginaba quealgn da alcanzara las posiciones de poder que lleg a ocupar. En una

    entrevista concedida en 1974 Kissinger afirmaba que era "ms historiador queestadista", y mucho ms un observador desilusionado de "los esfuerzos baldos,de las aspiraciones irrealizadas, de los deseos fallidos" que una persona queacta "asumiendo que los problemas deben resolverse".12 A pesar de estasdeclaraciones el hecho es que Kissinger asumi su tarea de estadista con unavoluntad esencialmente arquitectnica; convencido de que (como lo enfatiz enesa misma entrevista): "Si uno acta en forma creativa, puede mover el mundohacia soluciones estructurales indispensables".13

    Como estadista y como idelogo Kissinger puede ser calificado de

    "conservador"; uno de sus crticos afirma que hay en l "un miedo congelante eintratable a la revolucin, un profundo horror de los levantamientos internos queprovocan el colapso del orden social y de la estabilidad internacional".14 Ms notodos los conservadores son iguales; hay algunos que se limitan a mantener loexistente como un fin en s mismo, aferrndose al presente sin una visin delporvenir; hay otros que manipulan las tendencias histricas en un acto creador,preservando algn tipo de orden por temor a un futuro que puede ser peor.Mettemich pertenece al primer grupo; Bismarck y Kissinger al segundo.

    Mettemich "Entenda las fuerzas que actuaban mejor que la mayora desus contemporneos, pero este conocimiento no le sirvi de mucho porque lo

    utiliz casi exclusivamente para desviar su marcha inexorable, en lugar deponerlas a su servicio para una tarea de construccin".15 Mettemichconfundi el orden con el estancamiento, y no lo entendi como un reto asuperar. Bismarck, por su parte, tambin cometi errores, pero no fue unconservador al estilo de Mettemich. En una ocasin, Bismarck se refiri a unartculo que le describa como "revolucionario" con estas palabras:

    _______________________________________________________________11. H.A. Kissinger: The Policymaker and the Intellectual", ob. cit. p. 417.12. Citado por: L. Garruccio: "La Era de Kissinger", Ediciones Guadarrama, Madrid 1977 p. 54.13. Ibid, p. 127.14. D. Landau: "Kissinger: The Uses of Power", Robson Books, London, 1974, p. 15.

    15. H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit., p. 411

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    Slo el azar decide si las condiciones transforman al mismo hombre en blanco oen rojo".16 Con la perspicacia que le caracteriza, Kissinger titul su ensayo sobreBismarck "El Revolucionario Blanco". Tambin Kissinger produjo, a pesar de sutemperamento conservador, una profunda revolucin en la poltica exteriornorteamericana. Las races de la misma deben buscarse en su concepcin de la

    poltica, que ser el tema de la seccin siguiente.

    2. VISIN DE LA POLTICA Y DE LA HISTORIA

    "Creo que el verdadero modo de conocer el camino al parasoes conocer el que lleva al infierno, para poder evitarlo".

    Maquiavelo

    Durante casi una dcada, Henry Kissinger centraliz la poltica exterior de

    una gran super potencia mundial. A lo largo de esos aos, era comn que loscomentaristas se refiriesen al "maquiavelismo" de Kissinger. De hecho, sonpocos los estadistas de xito a los que no se haya calificado, por alguna razn,de "maquiavlicos"; esto es as pues sera muy difcil triunfar en poltica sinactuar dentro de los parmetros de realismo que prescribi Maquiavelo en ElPrncipe. No obstante, la imagen corriente que se tiene de lo planteado por eseextraordinario pensador poltico es en extremo simplista y usualmentedistorsionada. El "realismo poltico" de Maquiavelo no est exento de unadimensin tica, que se fundamenta en un acercamiento al mundo tal como es, yen la constatacin de las debilidades, ambiciones, y, tambin, momentos degrandeza que llenan la vida de los hombres. Con Maquiavelo, el pensamiento

    poltico alcanza un punto de madurez, al limitar sus exigencias. Resultainteresante, como ahora se intentar mostrar, abordar la visin poltica deKissinger a travs de una cierta lectura de Maquiavelo, basada en la brillanteinterpretacin de la obra del pensador florentino realizada por Sheldon Wolin ensu libro Poltica y Perspectiva.

    Como seala Wolin, la originalidad de Maquiavelo se desprende de suintento de excluir de la teora poltica todo lo que no pareca ser estrictamentepoltico, rechazando as normas tradicionales como la "ley natural" y adoptandoun mtodo pragmtico de anlisis enfocado casi exclusivamente en cuestionesde poder: "Entonces -escribe Garca Pelayo-, la sabidura poltica consistir, de

    un lado, en el conocimiento de esa razn de Estado inmanente a la vida polticay que nos la mues-tra no como deba ser, sino tal cual es, no como un sistemanormativo, sino como un sistema de relaciones causales; y, de otro, en aceptarsus correctas conclusiones como gua de la accin poltica".17

    ______________________________________________________________

    16. Citado por AJ.P. Taylor: "Bismarck", ob. cit. p. 72.

    17. Manuel Garcia-Pelayo:' 'Del Mito y de la Razn en la Historia del Pensamiento Poltico"Revista de Occidente, Madrid, 1968, p. 247.

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    El aspecto crucial de la "nueva ciencia" formulada por Maquiavelo consiste en dara la teora poltica una orientacin problemtica, antes que ideolgica: "Unproblema tiene varias facetas; una ideologa, un foco central".18 Este rechazo dela "ideologa" significa en Kissinger apartarse del dogmatismo, aceptar lacomplejidad del mundo y la vida poltica, tomar conciencia de las limitaciones de

    la accin humana.

    Este rechazo, no ya de las etiquetas ideolgicas, sino de una ciertamanera de aproximarse a los asuntos polticos con dogmas y "furoresabstractos", es uno de los rasgos ms distintivos de la personalidad de Kissingercomo estadista. Dentro de la evolucin de la poltica exterior norteamericana,Kissinger represent un giro profundo desde una visin netamente ideolgica ymaniquesta -predominante entre 1946 y 1969- a una visin pragmtica einstrumental. En Un Mundo Restaurado Kissinger cita con aprobacin las frasesde Mettemich: "Mi punto de partida es la quieta contemplacin de los asuntos deeste mundo, no la de los asuntos del otro acerca del cual no s nada y que esobjeto de la fe. opuesta estrictamente al conocimiento... En el mundo social...debemos actuar a sangre fra, con base en la observacin y sin odios oprejuicios...".19 La concepcin pragmtica de Kissinger no elimina los principiosticos, pero procura no convertirlos en elementos intangibles e inmanejables parael estadista. En este sentido Kissinger comparte la perspectiva de Bismarck,quien expres: "Mi ideal en poltica exterior es la libertad en relacin a cualquierprejuicio, e independencia de las decisiones con respecto a impresiones derechazo o afecto por los Esta-dos extranjeros y sus gobiernos".20 El carcterproblemtico de la lucha poltica, de la organizacin de la convivencia poltica yde las relaciones entre Estados soberanos, hace extremadamente peligroso y

    hasta inmaduro el dogmatismo ideolgico, que impide el compromiso, los arreglosparciales, y conduce con frecuencia a callejones sin salida. Los Estados y losgrupos tienen intereses; las ideologas no son negociables, los intereses encambio s lo son. Por ello, Kissinger trat en sus empresas diplomticas deapartar a un lado el ropaje ideolgico que siempre recubre los conflictos, y denegociar en base a intereses concretos.

    Lo anterior no era producto de un capricho, la manifestacin de un"maquiavelismo" vaco, sino el resultado de una clara conciencia acerca de lo queWolin llama la "irona de la poltica", esa especie de alquimia que surge en lacondicin poltica mediante la cual el bien puede transmutarse en mal, y ste en

    bien. Deca Maquiavelo en El Prncipe: "Algunas cosas parecen virtuosas, perosi se las pone en prctica sern ruinosas... otras parecen vicios, pero, puestas enprctica, redundarn en estabilidad y bienestar...".21Kissinger expres la mismaidea en una entrevista: "Creo en el progreso, pero Rousseau ha matado a muchagente con su optimismo... Creo ser realista, creo en la grandeza y la bajeza delhombre. Cuando se conoce la historia, observamos cuntas tragedias fuerondesencadenadas por hombres de buena voluntad".22

    ______________________________________________________________18. Sheldon Wolin: "Poltica y Perspectiva", Amorrortu, Buenos Aires, 1973, p. 218.19. Citado por: H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", o b. cit. p. 22.20. Citado por AJ.P. Taylor, ob. cit. p. 32.21. Citado por S. Wolin, ob. cit. p. 245.

    22. Citado por L. Garrucio, ob. cit. p. 21

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    El estadista debe protegerse de los profetas, no importa cul sea el grado depureza de sus motivaciones. La historia demuestra que han habido muchosprofetas "falsos", y que en poltica, las mejores intenciones, llevadas a la prctica,pueden trastocarse y desembocar en tragedia. El cementerio de los idealesfallidos es el ms congestionado de todos los que existen en el amplio y antiguo

    territorio de las luchas polticas. Para crear dentro de la poltica es indispensabletener una visin arquitectnica, y no exclusivamente manipulativa. Mas esaperspectiva creadora no tiene por qu manifestarse slo en trminos positivos,destinados a cambiar lo que existe. A veces la creatividad puede expresarse atravs de una poltica de contencin del cambio, de preservacin del orden, delevantamiento de diques ante alternativas que puedan degenerar en caos yaumentar as el voluminoso almacn de las esperanzas truncadas. Es por todoesto que Kissinger afirma, con una frase verdaderamente impactante, que: "elproblema fundamental de la poltica... no es el control de la maldad sino lalimitacin del puritanismo".23 Tal idea coincide en forma precisa con la "revolucinterica" introducida por Maquiavelo dentro de la teora poltica. Como lo expresa

    Wolin: "Mientras que las tradiciones clsica y medieval haban enfocado elconocimiento poltico como un conjunto de remedios prescriptivos, encaminadosa la constante eliminacin del mal en la sociedad poltica, la nueva ciencia sebasaba en las premisas de que la cantidad de mal en el mundo permaneca mso menos constante, y de que la naturaleza peculiar de la accin poltica resida enque no se la poda disociar de malas consecuencias...".24

    Otra coincidencia significativa entre los planteamientos de Maquiavelo y

    Kissinger se refiere a la relacin entre el elemento arquitectnico y el elementomanipulativo de la poltica. Para Maquiavelo, eran muy contadas las ocasiones enque las condiciones histricas ofrecan la posibilidad autnticamente creativa defundar un nuevo orden poltico. La mayor parte de las veces la accin polticaimplicaba "manipular una masa de componentes cambiantes que no podan serreducidos a una forma permanente durante ningn perodo fijo".25 El universo dela actividad poltica est plagado de incertidumbre; la contingencia juega dentrode l un papel fundamental. Se trata de un mundo ambiguo donde, como loexpresa Maquiavelo, "es imposible eliminar un inconveniente sin que surja otro", ydonde "nunca se encuentra una cuestin definitiva e incuestionable".26 Kissinger,por su parte, ha escrito que al poltico "debe permitrsele ese factor deambigedad que es a veces inseparable de una situacin ante la cual no sepuede, al comienzo del proceso, conocer completamente sus posibles

    consecuencias... El dilema del estadista es que no puede nunca estar seguroacerca del curso probable de los acontecimientos. Al tomar una decisin tienenecesariamente que actuar sobre la base de una intuicin que no puedesometerse previamente a pruebas. Si insiste en la certidumbre, corre el peligro dehacerse prisionero de los eventos".27 El actor poltico no puede entonces.pretender "fusionarse"______________________________________________________________23. H.A. Kissinger:-"Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 267.

    24. Sheldon Wolin: ob. cit. p. 225. 2

    5. Ibid, p. 233.

    26. Citado por Wolin, ob. cit. p. 233.

    27.Citado por Coral Bell: "The Diplomacy of Dtente.The Kissinger Era",M.Robertson, London,1977,p.29.

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    con sus materiales, hay muchos elementos que tiene que tomar como "dados" ysobre los cuales no puede ejercitarse la facultad "arquitectnica". Se haceentonces necesario recurrir al arte de la manipulacin, y no hay duda de quetanto Maquiavelo como Kissinger conciben la poltica en trminos esencial, perono exclusivamente, manipulativos: su objetivo es el dominio, no la "escultura"

    poltica.

    Ahora bien, la nocin de dominio poltico no tiene aqu un carcternicamente tcnico, referido a la mera eficacia de los controles. Ya se hasugerido que la "nueva ciencia" creada por Maquiavelo no era "amoral"; en ellaest presente una dimensin tica. No se trata de una tica de grandes yvirtuosos principios, de metas exaltadas y emociones profundas; es una ticadiscreta, sensata, poco sentimental, basada en la prudencia y la previsin. Enella se destaca la intencin de limitarla fuerza, de evitar los excesos del poder:"la obsesin por el poder de Maquiavelo es ms bien su conviccin de que el'nuevo camino' no poda efectuar una contribucin mayor que crear una

    economa de la violencia, una ciencia de la aplicacin controlada de la fuerza. Talciencia tendra por tarea proteger el lmite que separaba la creatividad poltica dela destruccin... El control de la violencia dependa de que la nueva cienciapudiera administrar la dosis precisa adecuada para situaciones especficas".28 Nocabe exagerar la importancia que tiene para la poltica, as como para laestrategia militar y la vida misma la idea de "economa de la violencia',' quedesmiente radicalmente a los que ven en Maquiavelo a un malvado, a un hombresin escrpulos y principios ticos de ninguna clase. En tal sentido, Wolin cita unode los ms hermosos prrafos del pensador florentino, que se encuentra en susfamosos Discursos sobre los primeros diez libros de Tito Livio: "Porquequien merece reproche -dice Maquiavelo- es el hombre que emplea la violenciapara estropear las cosas, y no quien la utiliza para corregirlas".29 Tanto en ElPrncipe como en los Discursos Maquiavelo retorna una y otra vez al tema de la"economa de la violencia", y aconseja a los gobernantes medir bien susobjetivos, cuidarse de iniciar a la ligera las guerras, que, una vez comenzadas,son con frecuencia difciles de concluir; estimar con sensatez los costos quepueden incurrirse al tomar determinados cursos de accin, no prolongar losconflictos, y cuidarse de sobreestimar sus propios recursos.

    Las ideas mencionadas se encuentran tambin en la obra de Kissinger,para quien ha sido una constante preocupacin el problema del control del poder

    y de su relacin con los objetivos del Estado. En la era nuclear, "el mayorproblema es disciplinar el poder para hacerlo guardar una relacin racional conlos objetivos en disputa".30 No es tan solo que la tecnologa nuclear ha creado unexceso de poder, y que, por razones meramente tcnicas, se ha hechonecesario controlar la fuerza; hay tambin un principio tico en juego, pues "Latentacin de la guerra es castigar", pero "la tarea de la poltica es construir".31_______________________________________________________________

    28.Citado por Wolin, ob. cit. p. 239.29.Ibid.30.H.A. Kissinger: "American Foreign Policy'', ob. cit. p. 59.31.H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 182.

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    El inters de Kissinger por Mettemich y Bismarck tiene mucho que ver con elhecho de que estos estadistas, cada uno a su manera y en circunstanciasdiferentes, emplearon la fuerza en forma controlada, en funcinde objetivos muy claros, y buscando en todo momento no excederse y evitar laposibilidad de ascender innecesariamente en la escala de la violencia: "Fue as

    que Mettemich plante el problema conservador como la necesidad de trascenderla afirmacin de la validez exclusiva de la voluntad y como el requerimiento delimitar las pretensiones del poder... 'Castigar' a los malvados es una cuestinrelativamente sencilla, porque no es ms que la expresin de la moralidadpblica. Restringir el ejercicio del poder legtimo es ms difcil porque el mismoafirma que el derecho existe en el tiempo y en el espacio; que la volicin, por msnoble que sea, est limitada por fuerzas que trascienden la voluntad; que el logrodel autocontrol es el ltimo reto del orden social".32 Bismarck, por su parte,resolvi el problema de la unificacin de Alemania a travs de la guerra empleadacomo instrumento poltico, procurando en todo momento impedir su ampliacinms all de los lmites trazados por sus fines. La "economa de la violencia"

    puede no ser el ms inspirado de los principios ticos, pero, como bien dijo Taylorrefirindose al "canciller de hierro": Las guerras planeadas por Bismarck mataronmiles; las guerras 'justas' de nuestro siglo veinte han matado millones".33

    En esta seccin se ha venido delineando un paralelismo entre el

    pensamiento poltico de Maquiavelo -que en su ms pura sustancia se separa dela imagen comn que se tiene al respecto- y la visin poltica de Kissinger. Quedapor considerar un punto que de cierta manera sirve de base a los dems. Comoseala Wolin, uno de los aspectos ms interesantes y originales de Maquiavelofue el haber advertido la complejidad de los intereses dentro de la vida poltica.Enfrentado al mundo de las luchas polticas, Maquiavelo constat que una de suscaractersticas ms resaltantes viene dada por la presencia simultnea deintereses mltiples, de Estados y grupos, que a veces estn en conflicto y otrasveces en armona. Esa multiplicidad de intereses puede manejarse de dosmaneras: bien a travs de su aplastamiento, en un intento de uniformizacin, quees la empresa de los conquistadores; o bien mediante su conciliacin a travs dela negociacin y el compromiso, que es la empresa del estadista. Reconocer nosolamente la realidad sino tambin la legitimidad de esa complejidad ymultiplicidad de intereses es el primer paso para entender la naturaleza de latarea del estadista, para el cual un problema fundamental es: "cmo producir unentendimiento de la complejidad de la poltica cuando es imposible producir una

    comprensin de su sustancia".

    34

    Un mundo complejo requiere al estadista y exigeal intelectual; un mundo homogneo no los necesitara.

    __________________________________________________________

    32.Ibid, p. 267.33.AJ.P. Taylor: ob. cit. p. 62.34.H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 419.

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    3. OTROS ASPECTOS DE LA VISIN DEL MUNDO

    "La gratitud y la confianza no pondrn ni a un solo hombre denuestro lado; nicamente lo har el miedo, si lo usamos con

    habilidad y cautela".Bismarck

    Una de las diferencias bsicas que se da entre los que piensan y actanen poltica se refiere a la actitud asumida ante las potencialidades de lanaturaleza humana. Por un lado estn los pesimistas, como Maquiavelo, Lutero,Hobbes, que destacan el ansia de poder y la iniquidad en la historia de losconflictos humanos, y entienden la poltica como un freno a esas tendencias.Maquiavelo en particular es ms que todo conocido por su visin pesimista delhombre, y nos dice en El Prncipe que "los hombres siempre sern malos, si lanecesidad no les obliga a ser buenos".35 Para los pesimistas, sin embargo, la falta

    de entusiasmo respecto al hombre no implica la aceptacin del caos; por elcontrario, la anarqua en los asuntos humanos es vista como material para lacreatividad y no como excusa para la resignacin. De otro lado se encuentran losoptimistas, que como Paine, los socialistas utpicos, y Comte, unen el impulso decreatividad con una teora de la inocencia del hombre. Otros ms sofisticados,como Lenin, lo apuestan todo al cambio en las condiciones sociales, el cual tieneque ser eventualmente un cambio universal. El libro de Lenin: El Estado y laRevolucion es sin lugar a dudas la obra de un gran optimista. All Lenin afirma losiguiente: "sabemos que la causa social ms profunda de los excesos,consistentes en la infraccin de las reglas de convivencia, es la explotacin de lasmasas... Al suprimirse esta causa fundamental, los excesos comenzarninevitablemente a 'extinguirse', no sabemos con qu rapidez y gradacin, perosabemos que se extinguirn. Y con ello se 'extinguir' tambin el Estado".36

    (Subrayado A.R.) Los conquistadores y profetas ofrecen siempre su buena fecomo garanta de verdad; el problema, desde luego, est en que la realizacin delas utopas con-lleva un proceso de dislocacin cuyos resultados no tienen porqu coincidir con las esperanzas de sus originadores. Como lo expresa Kissinger"El punto flaco, de los revolucionarios consiste en la creencia de que el inundopor el que luchan combinara todos los beneficios del nuevo proyecto con lasvirtudes de la estructura derribada. Pero cualquier perturbacin trae su precio.Las fuerzas liberadas por la revolucin tienen su propia lgica, que no puede ser

    deducida de las intenciones de sus defensores".37

    Los grandes revolucionarios,como Lenin, han sido usualmente optimistas; los grandes conservadores, comoBurke y Mettemich, pesimistas. La disociacin de estas "parejas vitales" producehombres que, como Bismarck, rompen los patrones normales.

    _______________________________________________________________

    35. Maquiavelo: "El Principe", Revista de Occidente, Madrid, 1955, p. 436.36. V.I. Lenin: "Obras Escogidas", Editorial Progreso, Mosc, 1969, p. 341.37.H.A. Kissinger: "The White Revolutionary...", ob. cit. p. 432.

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    Sera un error pensar que el significado de esta distincin entre'"pesimistas" y "optimistas" se agota en una cuestin de actitudes. Susconsecuencias en el pensamiento y la accin polticos pueden ser profundas. Enefecto, los tericos y actores polticos que aqu llamamos "pesimistas" partensiempre de la idea de que los conflictos y antagonismos son inevitables en la

    sociedad; el arte poltico debe tomar esos conflictos como materia prima de unamisin creadora, y establecer zonas de acuerdo, o al menos, hacer posible uncompromiso entre fuerzas rivales que evite recursos ms duros. "El arte poltico -escribe Wolin tiene como tarea la actividad poltica conciliatoria; su gama decreatividad es definida y determinada por la necesidad de respaldar lasactividades continuas de la comunidad. Su incansable bsqueda de conciliacinest inspirada, en el fondo, por la creencia de que el arte de la imposicin deberaestar limitado a las situaciones en que no existe otra alternativa".38 Un corolariode esta perspectiva sobre el propsito especfico de la poltica es la nocin deque el "orden" no es un esquema fijo, sino una especie de equilibrio precario quedemanda la voluntad de aceptar soluciones parciales. No obstante, numerosos

    pensadores han concebido el orden poltico como un modelo ideal que debeutilizarse para dar a la realidad poltica una forma fija y una imagen definida. Estees el caso de Platn, quien adems sostena que el orden solo poda surgircuando no hubiese conflicto y antagonismo, lo cual de hecho quera decir queel orden as creado renunciaba a su elemento poltico especfico. En otraspalabras, Platn consideraba que el objetivo tanto de la filosofa como del artepoltico era crear la "sociedad justa" en la que no iban a existir conflictos, luchas yantagonismos; en vista de que son precisamente esas luchas el contextopropio de la actividad poltica, la concepcin platnica se fundamentaba en unaparadoja: la filosofa y el arte de crear orden deban enfrentarse en formapermanente a la actividad poltica, a los fenmenos conflictivos que eran los quehacan importantes ese arte y esa "ciencia". Por este deseo de alcanzar unmundo ideal y de eliminar los antagonismos, el pensamiento de Platndesembocaba en las consecuencias totalitarias que han sido tan brillantementeanalizadas y duramente criticadas por Karl Popper en su famoso libro LaSociedad Abierta y sus Enemigos.39 Si la accin poltica tena que extirpar loque son circunstancias propias de la existencia social: el conflicto y losenfrentamientos de muy diversa ndole, se vera inevitablemente obligada arecurrir a los mtodos impositivos que el mismo Platn llegaba a aceptar comonecesarios.

    Wolin indica que la fascinacin de Platn por el arte de la medicina conduce aanalogas engaosas, ya que el cuerpo poltico no experimenta "enfermedades"sino conflicto, y su finalidad no es la "salud" sino "la bsqueda infinita de uncimiento capaz de sostener la masa de contradicciones presentes en lasociedad".40 En nuestro tiempo, la idea marxista de que en la sociedad comunista"el gobierno sobre las personas ser sustituido por la administracin de lascosas", contina en el sentido ya explicado la vocacin platnica de_________________________________________________

    38. S. Wolin :ob. cit. p.53.39. Kari Popper: 'The Open Society and its Enemies",Vol.1, Routledge Kegan&PaLondon,1969,pp.86,168.40. S. Wolin :ob. cit. p. 53.

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    suprimir la actividad poltica como tal. Lenin se hace eco de ello cuando sostieneque en esa sociedad ideal "la necesidad de observar las reglas nadacomplicadas y fundamentales de toda convivencia humana se convertir muypronto en una costumbre".41 El problema es que toda la historia del hombredemuestra que tales reglas de conducta son ms complicadas de lo que parecen;

    la historia del pensamiento poltico, por otra parte, atestigua que la definicin deesas reglas no es tarea fcil; y por ltimo, la historia de las luchas polticasprueba que la aceptacin de las reglas, una vez definidas, es un proceso muydifcil. Por esto, el ideal del orden debe estar "atemperado por la sensatacomprensin de que ninguna idea poltica -incluida la idea misma del orden- secumple jams plenamente, as como pocos problemas polticos se resuelvenalguna vez de modo irrevocable"; de aqu que "El arte de gobernar debeapuntar... a lograr estabilidades temporarias y sntesis parciales; a equilibraralgunas fuerzas sociales al mismo tiempo que se tolera cuidadosamente a otras.El arte del estadista es el arte de encarar lo incompleto".42

    Estas ltimas frases de Wolin podran haber sido escritas por Kissinger,quien se ubica ntidamente dentro del campo de los "pesimistas". En su obraterica y su accin como estadista Kissinger se ve impulsado por una agudaconciencia de la posibilidad de la tragedia. "Sepa dijo en una entrevista quecon la experiencia que he vivido a los quince aos al ver como todo se venaabajo a mi alrededor, todo lo que mis padres haban construido, he comprendidola fragilidad de las cosas y adquirido el sentido de lo trgico".43 Kissinger tuvo queabandonar Alemania,su pas natal, debido a las persecuciones nazis,Posteriormente, escribi en su tesis de grado que: "La vida es sufrimiento, elnacimiento incluye la muerte. La transitoriedad es el destino de la existencia".44En sus diversos libros y pronunciamientos Kissinger expresa reiteradamente supreocupacin por la dificultad que tienen los hombres, las instituciones y losEstados para vislumbrar la posibilidad de su decadencia y de su fin: "La perdicinde las sociedades estables o de los sistemas internacionales estables reside ensu incapacidad para concebir un desafo mortal".45 En relacin a Estados Unidos,Kissinger observa la ausencia de la experiencia trgica en la formacin de esanacin, cuya historia se ha visto notoriamente libre de desastres (Vietnam ha sidoposiblemente el ms traumtico de todos). Kissinger fue profetice en relacin a supropia situacin como estadista cuando escribi (con referencia a Castereargh yla Inglaterra del siglo XIX) que: "Una potencia que nunca ha experimentado eldesastre encuentra difcil comprender una poltica conducida con una visin de la

    catstrofe".46

    Kissinger condujo la poltica exterior de su pas estimulado por unavisin de la catstrofe, en este caso la posibilidad de una guerra nuclear totalentre las superpotencias. Como se ver posteriormente, si bien la opinin internanorteamericana acept en general esa poltica, las motivaciones ms profundas______________________________________________________________41.V.I. Lenin: ob. cit. ed. cit. p. 350.

    42.S. Wolin: ob. cit. pp. 54, 76.

    43.Citado por Garrucio: ob. cit. p. 17.

    44.El ttulo de la tesis, no publicada, es: "El Significado de la Historia: Reflexiones sobre Spengler, Toynbeey Kant". Vase: S.R. Graubard, ob. cit. p. 6.

    45.H.A. Kissinger: "The White Revolutionary...", ob. cit. p. 919.

    46.H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 117.

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    que la guiaban no sobrevivieron la salida de Kissinger del Departamento deEstado. La sutileza terica de sus concepciones, y el fondo psicolgico de suposicin, excedan la experiencia y el marco ideolgico del pueblonorteamericano. Kissinger escribi de Mettemich que ste "careca del atributoque ha permitido al espritu superar un estancamiento en tantas crisis de la

    historia: la capacidad para contemplar un abismo, no con el alejamiento de uncientfico, sino como un reto que superar o perecer en el proceso".47 Kissinger stuvo esa capacidad, y ella es quizs el rasgo ms distintivo de su personalidadpoltica.

    A pesar de su visin pesimista de la naturaleza humana y su sentidotrgico de la vida, hay en Kissinger una enftica reivindicacin del papel delindividuo en la historia, que no deja de ser estimulante en esta poca decolectivismo y aplastamiento de lo individual: "Por supuesto -escribe no sepuede negar que la poltica no ocurre en un vaco, que el estadista confrontamateriales que debe tratar como dados. No slo la geografa y la disponibilidad

    de recursos trazan los lmites de la tarea del estadista, sino tambin el carcterdel pueblo y la naturaleza de su experiencia histrica. Pero afirmar que lapoltica no crea su propia sustancia no es lo mismo que afirmar que lasustancia se realice sola. El conocimiento de que el Imperio Napolenico seestaba tambaleando fue la condicin de la poltica en 1813, pero no era en smismo una poltica. Que el perodo de la revolucin deba ser sustituido por unorden de equilibrio, que la afirmacin de la voluntad deba ceder su lugar a unainsistencia en la legitimidad, son hechos que pudieron haber estado 'en el aire'48;fueron Mettemich y Castiereagh quienes transformaron ese conocimiento enpolticas concretas, quienes elaboraron, con el material disponible, las metas y laaccin. El conocimiento poltico debe ser un sendero para la accin poltica; elestadista no tiene necesariamente que ser un filsofo poltico, pero no debetampoco encerrarse dentro de los lmites de un estrecho pragmatismo,ciegamente manipulativo. Hay individuos que juegan un rol crucial en la historia, ysi la poltica es tambin arquitectura social, los estadistas deben asumirplenamente esa dimensin de su arte.

    En la perspectiva de Kissinger, el aspecto arquitectnico de la poltica estligado a la moderacin y el control en el ejercicio del poder. Al hombre le es dadocrear, pero sus creaciones no siempre coinciden con sus ilusiones y deseos. Estoes especialmente trgico en poltica, por las consecuencias sociales que en ese

    terreno tienen los actos individualesKissinger admira a Bismarck porque supo someter las pretensiones del poder: "Elestadista, que no dejaba de ensalzar la razn de Estado, posea una agilidad deconcepcin y un sentido de la proporcin que' mientras vivi, hizo del poder uninstrumento de autodominio".49'

    Bismarck, como Kissinger, entendi que una correcta evaluacin del problema delpoder, tanto en lo que se refiere a las aspiraciones creado-ras en el marco interno________________________________________________________________47.Ibid, p. 410..48.Ibid, pp. 412-413.49.H.A. Kissinger: "The White Revolutionary...", ob. cit. p. 890

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    actitud de Kissinger hacia la Unin Sovitica y en su concepcin general delsistema internacional contemporneo. El estadista no maneja materiales inertes,sino que tiene que relacionarse con voluntades independientes a la suya; por ello,no debe identificar el curso de los acontecimientos con los dictmenes de supropia voluntad. El gradualismo en el marco interno; la negociacin, el

    compromiso, y el uso controlado de la fuerza en el campo internacional, fueronlos caminos escogidos por Kissinger.

    El control de la fuerza, la definicin poltica de la victoria, el clculo de loscostos, es el problema fundamental de la guerra; y los problemas de la paz,"aunque menos excitantes que los de la guerra, tienen su propia lgica, y sloellos justifican el sufrimiento de las naciones".50 El "giro" terico efectuado porKissinger en la poltica exterior norteamericana est estrechamente conectado alconcepto de limitacin en los objetivos polticos y militares: "La lgica de laguerra es el poder, y el poder no tiene limite inherente. La lgica de la paz es laproporcin, y la proporcin implica limitacin. El xito de la guerra es la victoria; el

    xito de la paz es la estabilidad. La condicin de la victoria es la entrega, lacondicin de la estabilidad es la autorrestriccin... La tentacin de la guerra escastigar; la tarea de la poltica es construir".51

    Antes de convertirse en estadista, Kissinger era un intelectual, y lo sigui

    siendo mientras participaba en poltica como actor. Como verdadero intelectual,Kissinger se acerc al mundo como problema Sus ideas bsicas, ya expuestas,sobre la poltica, la historia, el rol del estadista, la paz y la guerra, constituyeronel andamio terico sobre el cual se levant su proyecto poltico. El intelectualKissinger no lleg al poder para divertirse como manipulador, sino para trabajar -consciente de las limitaciones inherentes a la empresa- como arquitecto polticoy plasmar su visin en el orden internacional contemporneo.

    4. EL PROYECTO POLTICO

    "El reto de nuestro tiempo es reconciliar la realidad de lacompetencia con el imperativo de la coexistencia".

    .H.A. Kissinger

    El objetivo fundamental de Kissinger como estadista fue promover un sistemainternacional estable a travs de la creacin de un consenso sobre la naturalezadel orden. En un ensayo de 1968 Kissinger escribi que: "El requerimientofundamental del sistema internacional contemporneo es un acuerdo en torno aun determinado concepto de orden"; este orden mundial deba caracterizarse

    _______________________________________________________________

    50.H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 167.51.Ibid, pp. 181-182.

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    por "encontrar la estabilidad en el autocontrol, y en ltima instancia, en lacooperacin".52 El foco central de lo que fue el proyecto poltico de Kissinger es laidea de "estabilidad", que no es lo mismo que la pazEn un sistema de Estadossoberanos con intereses competitivos, la paz no puede ser el modelo "normal" delas relaciones internacionales, sino el resultado de la estabilidad: "Siempre que la

    paz... ha sido objetivo primordial de una potencia o grupo de potencias, el sistemainternacional ha estado a merced del miembro ms feroz de la comunidadmundial. Siempre que el orden internacional ha reconocido que ciertos principiosno se pueden violar, ni siquiera en aras de la paz, la estabilidad basada en unequilibrio de fuerzas ha sido por lo menos concebible".53 En consecuencia, la pazno es una meta que deba buscarse directamente, sino la expresin de uncontexto de relaciones de poder: es hacia la creacin de este contexto, y no haciala paz misma, que debe dirigirse el esfuerzo de la diplomacia.

    La estabilidad, a su vez, depende del grado de aceptacin de estecontexto, es decir, de su "legitimidad", que no es lo mismo que la "justicia" sinoque significa "un acuerdo internacional acerca de la naturaleza de los arreglosfuncionales y acerca de los objetivos y mtodos aceptables en poltica exterior...Un orden legtimo no vuelve imposibles los conflictos, pero limita el campo de losmismos. Habr guerras quiz, pero se librarn en nombre de la estructuraexistente, y la paz siguiente se justificar como una expresin mejor del consensogeneral...".54 En otras palabras, la legitimidad es el grado de consenso sobre lanaturaleza del orden internacional, y los lmites de la accin de los Estados dentrode ese orden. En la formacin de ese contexto el papel determinante, por razonesobjetivas, deben jugarlo las potencias principales. Lo contrario de un orden"legtimo" es un orden revolucionario; en este ltimo tipo de orden no se buscarel ajuste de las diferencias

    dentrode un sistema dado, sino que se pondr en

    tela de juicio el sistema mismo. Existe un orden internacional "legtimo" cuandolos Estados tratan de negociar sus diferencias, limitar sus conflictos, y alcanzarcompromisos, dentro de un cierto contexto bsico de relaciones. En cambio,tenemos un orden "revolucionario'' cuando existen una o varias potencias taninsatisfechas o ambiciosas que aspiran alterar en forma radical el marco bsicode relaciones, a destruirlo y sustituirlo por otro diferente. El "orden" creadomediante el Tratado de Versalles en 1918 colocaba a Alemania en una situacintal que inevitablemente , la forzaba a buscar su eliminacin; Hitler y los nazissubieron al poder , en base a la denuncia de la "ilegitimidad" de ese orden. Por elcontrario, el orden creado en el Congreso de Viena, al finalizar las guerras

    Napolenicas, y promovido fundamentalmente por Mettemich y Castiereagh, creun equilibrio de fuerzas, un balance de poder, que no dejaba sustancialmenteinsatisfecha a ninguna gran potencia, y que trataba de controlar las ambicionesde todas.

    ________________________________________________________________

    52.H.A. Kissinger: "American Foreign Policy", ob. cit. pp. 57, 300.

    53.H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 11.

    54.Ibid, p. 12.

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    Crear un equilibrio de poder no significa alcanzar la paz universal, sinosimplemente lograr un "armisticio tolerable", establecer un cdigo de conductaque posibilite la limitacin de los conflictos y la negociacin de los antagonismos.En un orden estable los Estados no alcanzan la "seguridad total"; sta es unameta imposible, y es un hecho que la inseguridad es tan endmica a un sistema

    de Estados soberanos como la mortalidad a la vida del individuo: "El fundamentode un orden estable es la seguridad relativa -y por lo tanto la inseguridadrelativa- de sus miembros. Su estabilidad no refleja la ausencia de reclamacionesinsatisfechas, sino la ausencia de una insatisfaccin de tal magnitud que sebusque el remedio en la destruccin del arreglo antes que mediante un ajustedentro del marco del mismo".55La seguridad absoluta de un Estado significarala inseguridad absoluta de todos los dems. En cuanto a este problema, ladiferencia entre un orden legtimo y un orden revolucionario estriba en que, en elprimer caso, los asuntos de seguridad mutua se manejan en forma controlada, yen el segundo caso, sin controles. El orden "legtimo" no busca la "justicia" ni la"perfeccin", ms bien, trata de evitar la catstrofe. No impide la reforma, pero

    esto debe ser producto del orden, no de la voluntad.

    Como estadista, Kissinger busc generar un consenso bsico que lepermitiese constituir un orden "legtimo" an en una poca revolucionaria, y bajolas condiciones de tecnologa militar y conflicto ideolgico -poltico existentes.Para lograrlo, tena que dar tres pasos fundamentales: en primer lugar,transformar la concepcin predominante sobre la poltica exterior en su propiopas, los Estados Unidos. En segundo lugar, adoptar una nueva actitud hacia losprincipales adversarios de Estados Unidos en la arena internacional: la UninSovitica y China Popular. Por ltimo, en tercer lugar, crear una red de contactos,compromisos, acuerdos y obligaciones que produjesen entre las principalespotencias un consenso sobre la naturaleza y limites del orden.

    El primer paso era quizs el ms difcil de llevar a cabo, pues chocabaprofundamente con la visin que el pueblo y las elites estadounidenses hantenido tradicionalmente de s mismos y del rol de su pas en el mundo: "Nuestroxito -escribe Kissinger- nos convenci de que podamos moldear el planeta deacuerdo a nuestros deseos. Nuestro poder nos daba un amplio margen de error,y nos hizo creer que podamos avasallar los problemas con el enorme peso denuestros recursos Ninguna otra nacin posea tanta seguridad frente a tandiversas contingencias. En un perodo en que todo era aparentemente blanco o

    negro abrigbamos muy pocas dudas acerca de la validez de nuestra causa".

    56

    'Las elites norteamericanas estaban acostumbradas a actuar dentro de la polticaexterior en base a objetivos "totales", contra enemigos "absolutos"; la mentalidadde "cruzada" haba caracterizado la participacin estadounidense en las dosguerras mundiales; la poltica exterior y la guerra eran vistas y sentidas"profticamente", con espritu de "conquistadores", y como caminos para lograrlo"todo o nada". El compro-miso, la limitacin de objetivos, el autocontrol, laflexibilidad poltica la aceptacin de que la guerra entre Estados no es unacruzada moral sino un instrumento poltico, eran rechazados en base a un_______________________________________________________________55. Ibid, p. 190.56. H.A. Kissinger: "American Foreign Policy", ob. cit. p. 202.

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    ideologa cuyo "puritanismo" slo era comparable a la magnitud del podero quele respaldaba.

    Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, con el advenimiento de la"guerra fra", los Estados Unidos se hallaron frente a un nuevo "enemigo

    absoluto". Ms la invencin de las armas de destruccin masiva y su prontaadquisicin por parte de la Unin Sovitica, haban colocado a Estados Unidos -por primera vez- ante el riesgo de un devastador ataque directo. En las nuevascondiciones la guerra total se converta en un instrumento poltico irracional, cuyaimplementacin poda conducir al suicidio muto. La aceptacin de esta realidadno era fcil para los gobernantes y elites militares norteamericanas: "La renunciaa la victoria total -deca Kissinger en 1957- es repugnante para nuestropensamiento militar, con su nfasis en la destruccin de la voluntad de resistenciadel enemigo... Debido a que hemos pensado sobre la guerra en trminos moralesms que en trminos estratgicos, hemos identificado la victoria con laimpotencia fsica del enemigo. Pero si bien es cierto que un poder es capaz de

    imponer su voluntad privando al enemigo de los recursos para resistir, tal caminoes muy costoso y no siempre necesario... La fuerza militar decide la contiendafsica pero los fines polticos determinan el precio a ser pagado y la intensidadde la lucha... En lugar de ser la forma 'normal de los conflictos la guerra totalconstituye un caso especial. Ocurre como consecuencia de una abdicacin delliderazgo poltico, o cuando el cisma entre los oponentes es tan hondo que ladestruccin del adversario aparece como el nico objetivo por el cual vale la penacombatir . El "enemigo comunista" se presentaba como un "enemigo absoluto ,pero aunque se quisiese, era polticamente irracional pretender destruirlo" pueslos riesgos eran excesivos, y los costos insoportables. El concepto de "victoriatotal" perda su significado en la era nuclear; el precio del sometimiento delenemigo poda ser el suicidio propio; la "cruzada ideolgica" no poda traducirseen los trminos multares del pasado, y los Estados Unidos tenan que aprenderque las otras potencias no son factores que deban ser manipulados sino fuerzasque deben ser conciliadas".58

    En estas nuevas condiciones era indispensable encontrar una relacin distintaentre la estrategia, la poltica y la diplomacia, que permitiese trasladar el poder aobjetivos polticos y que impidiese una paralizacin de la voluntad. En la eranuclear, el presupuesto estratgico de la guerra total y los objetivos absolutos esparalizador; la mentalidad de "todo o nada" conduce a un callejn sin salida; slo

    a flexibilidad poltico-estratgica posibilita actuar con eficacia en la escenamundial. El gran aporte de Kissinger a la diplomacia norte-americana fueargumentar, con una coherencia y una lucidez irresistibles que en la era nuclearexista una alternativa a los objetivos totales. los objetivos intermedios olimitados. La guerra no ha desaparecido en nuestro tiempo; an las grandespotencias pueden hacerla en funcin de sus fines polticos, pero en formalimitada, sustituyendo la victoria total" por la paz negociada en la crisis. Dentrode la ms pura tradicin clausewitziana, Kissinger sostuvo que .el momento de la________________________________________________________________

    57. H.A. Kissinger: "Nuclear Weapons and Foreign Policy", ob. cit. pp. 104-105.58. H.A. Kissinger: "Un Mundo Restaurado", p. 414.

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    fuerza, el cual ya no se identifica con la violencia absoluta sino con la vio encacontrolada no deja de ser un momento poltico ni quiebra el intercambiodiplomtico Ya Clausewitz lo haba dicho en el siglo XIX: la guerra tiene su origenen la interrelacin y el intercambio entre gobiernos y naciones, pero usualmentese supone que ese intercambio es roto por la guerra surgiendo as un estado de

    cosas totalmente diferente y sujeto a sus propias leyes... Sostenemos, por elcontrario, que la guerra es la continuacin del intercambio poltico, con unamezcla de otros medios. Decimos esto para enfatizar que ese intercambio notermina al comenzar la guerra, sino que en su esencia contina existiendo.59..Laguerra no puede separarse de la poltica, y en nuestro tiempo, un poder queinspire su estrategia en la guerra total (como ocurri en Estados Unidos hastaprincipios de los aos 60), o bien se condena a la pasividad, o bien (como en elcaso de Corea) encuentra graves dificultades para comprender la naturaleza delos conflictos limitados. Kissinger no vacil en sostener que la guerra limitada,an nuclear, es posible en nuestros das; en el caso de las superpotencias, claroest, los riesgos de una posible escalada de la violencia son muchsimo ms

    graves, de all la importancia suprema que en el contexto nuclear tiene el controlpoltico.

    El gran designio de Kissinger, la idea central de la obra que le dio aconocer el gran pblico, fue devolver a la diplomacia su margen operativomediante el establecimiento de una acertada relacin entre el uso o la amenazade la fuerza y los objetivos polticos del Estado. Los Estados Unidos, como granpoder, no deba pretender resolver todos los conflictos por la fuerza, mstampoco deba cerrar por entero la opcin militar, lo cual dara enorme ventaja asus adversarios. El realismo estratgico exige la coexistencia y colaboracin de lafuerza y la negociacin, de la estrategia, la poltica y la diplomacia en funcin deobjetivos limitados. La amenaza de guerra total, por otra parte, contina jugandoun papel: no es ya la inspiradora de la estrategia nacional, sino el eje de ladisuasin entre las superpotencias, el factor que define los lmites en susrelaciones y que marca un umbral. La amenaza de guerra total sirve paraimpedirla, haciendo de ese curso de accin algo polticamente irracional.

    Desde luego, sera exagerado atribuir exclusivamente a Kissinger loslogros obtenidos por la crtica a la estrategia y la mentalidad de "guerra total".Fueron varios los autores y hombres pblicos que en los aos 50 y la dcadasiguiente hicieron avanzar a pasos acelerados el pensamiento estratgico en

    Estados Unidos. No obstante, la obra de Kissinger Nuclear Weapons andForeign Policy (junto con la de Robert Osgood: Limited War) tuvo una influenciadecisiva en ese proceso. No hay que perder de vista que en la atmsfera de"guerra fra" de la poca, en los das del "Sputnik", Berln, Hungra y Suez, elantidogmatsmo de Kissinger era toda una novedad. Kissinger "(cancelaba)... lasmotivaciones tradicionales de la poltica exterior norteamericana. La guerra totalcon el objetivo de una victoria total no era ms que el corolario del concepto de'guerra justa' y se situaba en la perspectiva maniquea de la Cruzada, de la lucha_____________________________________________________________

    59. Kari Von Clausewitz: "On War", Penguin Books, Harmondsworth, 1974, p. 402.

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    entre las fuerzas del mal y las fuerzas del bien, entre la tirana y la libertad,entre la democracia y la opresin...".60 La empresa Kissinger podra definirse,un tanto retricamente, como la "superacin del maniquesmo" dentro de lapoltica exterior norteamericana; la introduccin de un juego ms flexible, de unadiplomacia ms pragmtica, menos rgida, menos sujeta a los dogmas de un

    profetismo poltico que en la era nuclear slo poda entraar graves riesgospara la humanidad. En 1976, ya como Secretario de Estado, Kissingercontinuaba insistiendo en lo mismo: "Debemos aprender a conducir la polticaexterior como otras naciones lo han tenido que hacer por muchos siglos: sinescapatoria y sin respiro, con el 1 conocimiento de que lo que es alcanzable nosatisface plenamente nuestro ideal, convencidos sobre las exigencias de laautopreservacin, conscientes de que el mpetu de nuestro propsito nacional'tiene sus lmites. Esta es una nueva experiencia para los norteamericanos, quesuscita la nostalgia por un pasado ms simple...".61 Los Estados Unidos debaaceptar que, an siendo un superpoder, no era el nico en el mundo: que lasuperioridad estratgica norteamericana haba dado paso aun balance

    estratgico con la URSS; que su predominio poltico y econmico habadisminuido en tanto que Europa Occidental y Japn aumentaban el suyo; que laeconoma norteamericana se haca cada vez ms dependiente de la economamundial; y, en fin, que el margen de seguridad estadounidense se habareducido. Entender esto y aceptarlo no era una receta para la parlisis, sino uncamino para comprender que la era nuclear no slo ofrece riesgos sino tambinoportunidades; lo importante es saber qu tipo de oportunidades, y hastadnde es posible llegar. Como Bismarck, en otro tiempo, Kissinger comprendique una acertada evaluacin del poder deba llevar a una doctrina deautolimitacin: "Vietnam -expres Kissinger en 1977- fue una catarsis. Nosense que nuestro poder, aunque muy grande, es finito; que nuestrainfluencia, aunque es crucial, puede ser efectiva slo si entendemos nuestrasprioridades y el mundo en que vivimos".62 Con estas frases, hablaba elestudioso de Spengler y de Toynbee, el historiador consciente de la decadenciade las civilizaciones y de la finitud de lo humano.

    El segundo paso del proyecto de Kissinger estaba orientado hacia losprincipales adversarios de Estados Unidos en la escena internacional: la UninSovitica y China Popular. Para precisar con mayor claridad en qu consisti elcambio de visin de Kissinger es importante comprender qu es una "potenciarevolucionaria" y qu significa una 'situacin revolucionaria". Segn Kissinger, el

    rasgo distintivo de una "potencia revolucionaria" no es que se sienta amenazada,sino que nada puede tranquilizarla: "Slo la seguridad absoluta -la neutralizacindel oponente- se considera una garanta suficiente, y por lo tanto el deseo i deuna potencia de contar con una seguridad absoluta significa la inseguridadabsoluta para todas las dems".63 La bsqueda de "seguridad absoluta" es loque produce una "situacin revolucionaria". Ahora bien, Kissinger asuma para el

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    60. L. Garruccio: ob. cit. p. 31 (Vase tambin: pp. 25, 29).61. H.A. Kissinger: "American Foreign Policy", ob. cit. p. 302.62. Conferencia de H.A. Kissinger en la Universidad de Nueva York, Septiembre de 1977.63. H.A, Kissinger: "Un Mundo Restaurado", ob. cit. p. 12.

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    para momento de publicar Nuclear Weapons and Foreign Policy (1957) yhasta algunos aos despus, que la URSS y China eran "potencias

    revolucionarias". No obstante, la lgica de su propio argumento tena que llevarlea darse cuenta de que tambin una potencia del "status", un poder"conservador", como Estados Unidos, poda por su actitud hacia el problema deseguridad producir una "situacin revolucionaria". Lo que caracterizaba elperodo de "guerra fra" era que todas las grandes potencias, tanto aquellas queproclamaban su voluntad de subvertir el orden como aquellas que procurabansostenerlo, estaban generando por su actitud "absolutista" un orden "ilegtimo" o"revolucionario". Para cambiar este panorama era entonces necesario romper elhielo entre las potencias, propiciar un acerca-miento que a su vez llevase aldilogo y a acuerdos de respeto mutuo que aminorasen los temores de cadacual.

    La "Crisis de los Cohetes" de 1962 aceler el proceso de acercamientoentre Estados Unidos y la URSS, y una vez que Kissinger lleg al poder con laprimera Administracin Nixon (1969), se encarg de promover la apertura haciaChina y de colocar la "detente" o relajacin de tensiones como prioridad nmerouno de la poltica exterior norte-americana.

    El tercer paso de su proyecto poltico-diplomtico consista en crear unared de acuerdos y compromisos que "legitimasen" definitivamente el orden,estableciendo lmites a la accin de las potencias y controles sobre el uso de la

    fuerza. Ms ya para el momento de llevar a la prctica este objetivo, la visin deKissinger sobre la naturaleza de la URSS y China como potencias habaexperimentado una significativa transformacin. Para explicarla, hay queplantearse la siguiente pregunta: qu tipo de orden "legtimo" pretendaconstruir Kissinger? se trataba de un sistema como el inaugurado porMetternich o de un modelo de orden "bismarckiano"? La diferencia es crucial, yaque el "balance de poder" establecido en el Congreso de Viena bajo lainspiracin de Metternich se fundamentaba en una filosofa y una prcticacontrarrevolucionarias compartidas por todas las potencias. La "Santa Alianza"era de hecho un baluarte comn frente a la revolucin europea. En cambio el"equilibrio de fuerzas" instaurado por Bismarck careca de ese fundamento

    ideolgico comn: "Durante los cuarenta aos que siguen a Waterloo -escribeChace- las grandes potencias temen sobre todo a la revolucin, mientras que enlos cuarenta aos siguientes sentan simplemente espanto una de otra".64 El"sistema Metternich" pretenda ser ms que un balance de poder, y cimentarseen una actitud comn; el "modelo de Bismarck", de otro lado, era un precario"equilibrio de fuerzas" en tensin. Para Garruccio, el nuevo equilibrio de fuerzaskissingeriano "al igual que el sistema de Bismarck, no trata de sofocar las

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    64. J. Chace:' 'Kissinger & Bismarck, Encounter, Junio 1974.

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    tensiones en nombre de una filosofa comn, sino de circunscribirlas en nombrede un inters comn".65 En otras palabras, en vista de las grandes diferenciasentre la URSS y China como "poderes revolucionarios" por un lado, y EstadosUnidos como "poder conservador" por otro lado, el "modelo" de Kissinger slopoda funcionar como balance de poder, en base a acuerdos muy limitados.

    Sin embargo, esta perspectiva convencional no agota el proyecto de Kissinger, yno es exagerado afirmar que para el momento de poner en prctica su proyectode "legitimizar" el orden interrracional contemporneo, Kissinger haba dejado dever a la URSS como una potencia revolucionaria y estaba dispuesto a apostaral fondo esencialmente conservador del poder sovitico.

    En efecto, la as llamada "doctrina Brezhnev" es la expresin de unlegitimismo supranacional "que recurre al internacionalismo proletario al igualque Mettemich recurra a la solidaridad de los tronos".66 Luego de alcanzar"paridad estratgica" con los Estados Unidos, y habiendo solidificado, al menosformalmente, su dominio sobre los pases de Europa del Este, la Unin Soviticaha dejado de ser una verdadera "potencia revolucionaria". La URSS es unEstado que se siente dbil interiormente, la mentalidad de sus dirigentes esfundamentalmente defensiva, y viven acosados por el temor de una progresivadesintegracin interna de su vasto imperio. Esta es de hecho la percepcinsubyacente a la actividad de Kissinger como estadista entre 1969 y 1977. Lamisma apertura hacia China corresponde al proyecto de transformar un mero"balance de poderes" en un "concierto de poderes" que implica el surgimiento deconvenciones, presuposiciones e intereses comunes a partir de una actitudbsicamente satisfecha en cuanto a los intereses vitales de cada poder serefiere.

    Desde luego, no sera justo atribuir a Kissinger el deseo de reproducir encondiciones tan diferentes el "sistema de Mettemich"; no hay que perder devista, adems, que Kissinger no es propiamente un entusiasta aerifico del grandiplomtico austraco. No obstante, Kissinger reserva sus principales crticas aBismarck, pues como explica Garrucci, el "sistema bismarckiano", al subordinarla seguridad de los dems pases a la seguridad germnica "incitaba a formarconstantemente nuevas coaliciones antigermanas y simultneamente no estabaen condiciones de absorber las crisis y las tensiones internacionales al carecerde flexibilidad. La visin egocntrica del imperio de los Hohenzollem bloqueabacualquier modificacin del sistema por va de negociaciones, no poda ser

    aceptada universalmente, careciendo por tanto de legitimidad".67

    Bismarck, diceKissinger, "propona fundar el Concierto de Europa en clculos concretos depoder; cuando entraban en conflicto con el orden existente, ste deba ceder oser derribado".68; la inseguridad de tal modelo, que preservaba el equilibriogracias esencialmente a la visin poltica y la destreza diplomtica de un granhombre, pero que careca de cimientos institucionales y compromisos "morales"______________________________________________________________

    65 L. Garrucio: ob. cit. p. 128.66. Ibid, p. 66.67. Ibid, p. 34.68. ,H.A. Kissinger: "The White Revolutionary", ob. cit. p. 909.

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    ms slidos, no se corresponde al proyecto contemporneo kissingeriano. Porello, es posible afirmar que el proyecto poltico de Kissinger se acerca ms al"modelo" de Mettemich que a la estructura de fuerzas en tensin bismarckianas.

    La tarea de Kissinger fue transformar el balance bilateral de poderalcanzado ya en los aos 50 entre Estados Unidos y la URSS en un balancetriangular, que incluya a China, y sea ms viable y flexible, manteniendo esebalance como la infraestructura de un concierto de poderes que no cesan susenfrentamientos (ejemplo: el conflicto chino-sovitico), pero que tampoco estninteresados en promover alteraciones radicales del orden existente. Laestrategia clave de Kissinger fue la "detente" o "distensin", desplegada comoun instrumento para el manejo y control de las relaciones entre poderesadversarios, la Unin Sovitica, China y Estados Unidos, con este ltimoactuando como "eje" de la balanza, provisto de la flexibilidad para "virar" haciaun lado u otro de acuerdo a las circunstancias.

    Diversas alocuciones de Kissinger como Secretario de Estado ponen enevidencia su esperanza de estimular las tendencias conservadoras y el deseode auto-preservacin de la URSS y China, y lograr as el consenso requeridopara la "legitimidad": "Al adquirir su parte en esta red de relaciones conOccidente -expresaba Kissinger en 1974- la Unin Sovitica puede hacerse msconsciente de lo que perdera con un regreso a la confrontacin. Tenemos laesperanza de que la URSS desarrollar inters en promover todo el proceso derelajacin de tensiones".69 En un contexto internacional en que funcione la

    "detente" se obtiene la meta fundamental de Kissinger, que no fue crear unadiplomacia de la restauracin, sino restaurar la diplomacia.

    5. LA ACCIN DIPLOMTICA

    "Debido a que no haban entendido la magnitud del peligro, nopodan comprender la naturaleza del xito.

    H.A. Kissinger

    Una poltica de la moderacin, el autocontrol y el compromiso siempre se veratacada por radicales de uno u otro bando. Algunos, los as llamados"aguiluchos", amantes de las frases heroicas y de la retrica hueca, la acusarnde "mansedumbre", de "va franca para hacer concesiones al adversario", y pocose referirn a los riesgos que esa poltica trata de aminorar y a los costos queintenta evitar. Otros, las "palomas", la juzgarn con criterios lo ms alejadosposibles de las realidades del poder, y la atacarn por no haber alcanzado unos"standars" ticos que de hecho esa poltica jams se propuso lograr. Domesticar_________________________________________________________________

    69. H.A. Kissinger: "American Foreign Policy", ob. cit., p. 150.

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    el poder y controlar los objetivos es una tarea de equilibrio, y como tal exige granseguridad en quien la lleva a cabo, as como un propsito claramente definido.Kissinger, como principal arquitecto de la "detente", manej con habilidad ambosinstrumentos.

    Los orgenes de la "detente" no podan ser ms evidentes; despus de laSegunda Guerra Mundial, el problema central de seguridad para los EstadosUnidos ha sido comprender y manejar los diversos retos planteados por unasuper potencia emergente: la Unin Sovitica. "Esta condicin manifestKissinger en 1976 no desaparecer, y quizs nunca sern conclusivamente'resuelta'. Tendr que ser enfrentada por cada nueva Administracin en el futuroprevisible".70 La "detente" fue, sin duda alguna, la ms importante de lasestrategias diplomticas de Kissinger, pues se convirti en el medio empleadopara "forcejear" creativamente con el factor de mayor impacto dentro de labalanza de poder mundial en los ltimos aos: la conquista de "equivalencia

    esencial" en podero militar por parte de la URSS con respecto a Estados Unidos.Hasta mediados de los aos 60, la Unin Sovitica ocupaba an una posicinrelativamente subordinada en cuanto a su podero nuclear y la calidad de sutecnologa blica en otros terrenos; por esto, los Estados Unidos pretendan"imponer" las reglas del juego internacional, y el dilogo no era posible. Elenorme esfuerzo en materia militar realizado por los soviticos, que se diomientras se consumaba la debacle norteamericana en Vietnam, cambi lasituacin, y ya a principios de los aos 70 la URSS no slo haba "alcanzado"sino que comenzaba a sobrepasar a Estados Unidos en algunos de los camposms significativos del poder militar. En tales condiciones, una poltica basada enla confrontacin y dirigida a silenciar al adversario era irresponsable o ilusoria. Sehaca necesario encontrar una nueva y ms sutil combinacin entre la fuerza, lapoltica y la diplomacia. La nueva estrategia tendra que hallar un equilibrio entrela amenaza de confrontacin y la posibilidad del compromiso. Kissinger la definias: "detente es un medio para regular una relacin competitiva... buscamosimpedir que la Unin Sovitica transforme su podero militar en expansinpoltica. Al mismo tiempo buscamos resolver los conflictos y disputas a travs dela negociacin, y fortalecer los incentivos para la moderacin expandiendo el reade relaciones constructivas".71

    Vale la pena insistir en torno a la concepcin kissingeriana de la "detente",

    pues se ver hasta qu punto el ex-Secretario de Estado norteamericanoconfiaba en estimular, mediante la negociacin y el establecimiento de diversostipos de vnculos, un comportamiento "no-revolucionario" por parte de la URSS.En una importante conferencia dictada en Londres, en junio de 1976, Kissingerdijo lo siguiente: "Nuestra generacin ha sido traumatizada por la SegundaGuerra Mundial, pues recordamos que la guerra estall como resultado de undesbalance de poder. No debemos olvidar esta leccin. Pero tampocodeberamos olvidar la leccin de la Primera Guerra Mundial, cuando la guerra

    _________________________________________________________________70. Ibid, p. 304.71. Ibid, pp. 209, 395.

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    estall a pesar de un equilibrio de poder. Una estructura internacional que semantiene unida slo por un balance de poder sucumbir tarde o tempranoa la catstrofe. En nuestro tiempo esto podra significar el fin de la vidacivilizada. Debemos por tanto conducir una diplomacia que impida en lo posiblelos desafos, o los contenga en niveles tolerables si se hacen inevitables; una

    diplomacia que resuelva los problemas, estimule el autocontrol, y construyauna cooperacin basada en el inters mutuo".72 (Subrayado A.R.) Es decir,como se trat de mostrar en la seccin anterior, la "detente" busca un consensosobre la naturaleza del orden y no meramente un equilibrio de fuerzas; sin laparticipacin sovitica, ese consenso no puede existir.

    Los elementos que configuran el proceso de "detente" fueron concebidospor Kissinger as: elaboracin y aceptacin de principios bsicos; discusiones

    polticas para afrontar problemas prioritarios y alcanzar acuerdos cooperativos;relaciones econmicas, y, finalmente, negociaciones sobre control dearmamentos, en particular armamentos estratgicos. Los "principios bsicos"

    deban reflejar la aceptacin de obligaciones mutuas, la necesidad de loscompromisos y del autocontrol. Para Estados Unidos la "detente" implica elabandono de ese "globalismo indiferenciado", que predomin hasta los tiemposde Kennedy y Johnson y que llev al primero a proclamar en su mensajeinaugural como Presidente: "Sepan todos los pases, tanto los que nos quierencomo los que nos odian, que pagaremos cualquier precio, que cargaremos concualquier peso, afrontaremos cualquier obstculo, apoyaremos a cualquier amigoy nos opondremos a cualquier enemigo para asegurar la supervivencia y el xitode la libertad". Fue este "profetismo" el que llev a Vietnam y ha inspirado aveces con propsitos menos "altruistas" el intervencionismo norteamericano dela post-guerra. Kissinger podra haber dicho de las frases de Kennedy: "bellaretrica, pero demasiado peligrosa". Por otra parte, la "detente" requiere de lossoviticos una actitud "no-revolucionaria". La URSS es un gran poder emergente;sus ambiciones no van a desaparecer, pero deben ser controladas. De locontrario, se acrecentarn enormemente los riesgos de guerra y de catstrofe.

    Kissinger vio la "detente" como el nico camino sensato dadas lascaractersticas del sistema internacional contemporneo; por ello, fue usualmentemuy poco tolerante con sus crticos, a los cuales exiga que respondiesen estaspreguntas: "Cul es la alternativa que proponen? Qu polticas en concretoquieren que cambiemos? Estn preparados para una situacin prolongada de

    peligro internacional que crezca dramticamente? Quieren retornar a lasconstantes crisis y elevados Presupuestos militares de los tiempos de guerra fra?Acaso la detente estimula la represin o es ella la que ha generado el fermentode apertura que ahora contemplamos? Podemos pedirle a nuestro pueblo queapoye la confrontacin a menos que sepan que todas las alternativas razonableshan sido exploradas?".73 Lo cierto es que si se va a los resultados y se comparaal mundo como era a finales de 1968 y luego a fines de 1976 los logros deKissinger como la figura dominante de la diplomacia occidental durante esos_________________________________________________________________

    72. Ibid, pp. 395, 396.73. Ibid, pp. 208, 209.

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    8 aos lucen en muchos casos verdaderamente impresionantes. En 1968 losEstados Unidos vivan una de sus peores crisis internas a consecuencia de laguerra de Vietnam, mientras sus aliados y numerosos pases del Tercer Mundoacentuaban las crticas contra la intervencin norteamericana. Las relaciones con

    la URSS atravesaban un momento difcil luego de la invasin sovitica aChecoslovaquia y como resultado del apoyo prestado a los vietnamitas Lasrelaciones con China no se haban movido del punto de mutua hostilidad eincomprensin en que estaban desde 1949. No se haban hecho esfuerzossignificativos para el control de armamentos nucleares o convencionales (sobretodo en el teatro militar europeo). Se vean muy escasas probabilidades depromover efectivos arreglos diplomticos en el Medio Oriente, y la influenciasovitica en el mundo rabe tenda a aumentar.

    Ocho aos ms tarde, el Presidente Crter "hered" un mundo encomparacin luce mucho menos crtico. Las relaciones con la URSS un asunto

    clave para la "relajacin de tensiones", han experimentado una notable mejora.Kissinger abri uno de los captulos mas importantes del dilogo nuclear con lossoviticos, impulsado por el convencimiento de que: "No hay tarea ms urgenteque la de dominar el rpido cambio tecnolgico a travs del cual las armaspueden superar la capacidad de control poltico".74 Con los acuerdos SALT se ha"frenado" hasta cierto punto la carrera armamentista nuclear, sin que los EstadosUnidos hayan sacrificado en las negociaciones la estabilidad estratgica, nicagaranta de la disuasin. Por otro lado, la apertura hacia China ha infundido granflexibilidad y nuevas perspectivas a la diplomacia norteamericana. Para 1976, elpanorama poltico del Medio Oriente haba cambiado en forma acelerada, y deser un rea en la cual la influencia sovitica pareca en ascendencia, pasabanuevamente en lneas generales "a manos" de la diplomacia norteamericana.An en el terreno econmico, que no era propiamente su especialidad, Kissingerse movi muchas veces con destreza en defensa de los intereses del mundocapitalista industrializado, conteniendo las demandas tercermundistas en el"dilogo Norte-Sur", promoviendo la unidad de las naciones capitalistasavanzadas en reuniones como las de Rambouillet y Puerto Rico, y erosionando launidad de la OPEP a travs de maniobras econmicas y polticas. En suma,como dice Coral Bell, como manipulador de crisis y conservador del poder porparte de Occidente, "Henry Kissinger parece haberse ganado ampliamente susalario como Secretario de Estado".75 Desde luego, la sola mencin de esos

    logros no implica su aprobacin en todos los casos; tambin hay que tomar encuenta que sin el apoyo de Nixon como Presidente, Kissinger no habra podidopromover esas iniciativas; ms lo cierto es que lleg un momento en que, porconviccin o por necesidad (a raz de la crisis de Watergate), Nixon se hizo ms"kissingeriano" que el propio Kissinger.

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    74. H.A. Kissinger: Rueda de Prensa, 27 - XII - 73.

    75. Vase: C. Bell; "Kissinger in Retrospect", Intematonal Affairs, Vol. 53 No 2 April 1977pp. 203,205.

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    Juzgar" a un estadista no es tarea fcil, an si se utilizan exclusivamentecriterios pragmticos y se deja de lado la dimensin tica. Una de las mscruciales y por diversas razones criticadas acciones de la Administracin

    Nixon-Kissinger en poltica exterior fue llevar a cabo en la forma en que lohicieron la "salida" de los Estados Unidos de Vietnam. Los Estados Unidos jamsdebi haber intervenido en Vietnam, pero para el momento en que le toc aKissinger deshacer los errores de sus predecesores, ya el compromisonorteamericano en Asia del Sudeste era tan profundo, que el proceso deromperlo y retirarse tena necesariamente que conllevar serios costos para todaslas partes en lucha. Kissinger se traz una estrategia para sacar a EstadosUnidos de Vietnam; esa estrategia se mova entre los cuernos de un dilema: lanecesidad de salir versus la necesidad de minimizar los costos de hacerlo. Elprograma de Kissinger rechazaba las dos opciones extremas: por un lado, la vade la "victoria total" tendiente a mantener a toda costa el rgimen anticomunista

    en Vietnam del Sur; y por otro lado, la va de la rendicin sin condicionesplanteada por los que exigan una retirada unilateral, no-negociada, de las tropasnorteamericanas. El intento de materializar la primera solucin se haba mostradoimpracticable polticamente, provocando una grave crisis interna en EstadosUnidos. Kissinger estaba convencido de que haba que salir de Vietnam, perominimizando los costos polticos. Una retirada unilateral y sin condicionesderrumbara la credibilidad de las promesas y compromisos norteamericanos enel mundo, debilitando seriamente la poltica exterior de Estados Unidos yabriendo mayores posibilidades al "espritu de aventura" de otras potencias.Kissinger busc una solucin intermedia a travs de la diplomacia, tratando deganar tiempo para el proceso de "vietnamizacin" cuyo objetivo era hacer delejrcito de Vietnam del Sur una fuerza capaz de sostenerse por s sola al menosdurante un perodo. Podra decirse que el objetivo de Kissinger era sacar aEstados Unidos de Vietnam sin dar la impresin de que estaba "abandonando" alrgimen de Thieu. Hay muchos indicios que sealan que Kissinger quienaprendi a respetar la tenacidad de sus adversarios vietnamitas-no confiaba en lasupervivencia a largo plazo del corrupto e ineficaz gobierno de Vietnam del Sur;no obstante, trat de ganar un "intervalo decente" que le permitiese a esergimen mantenerse durante un tiempo, y que ocultase un tanto la humillacinsufrida por Estados Unidos. Existen estadistas que dan poca importancia a losaspectos sicolgicos del poder, pero, dijo Kissinger en un famoso artculo de

    1969: "Si bien est de moda ridiculizar trminos como "credibilidad" y "prestigio",stas no son frases vacas; otras naciones armonizarn sus acciones a lasnuestras slo si sienten que pueden contar con nuestra constancia".76 Laestrategia diplomtica de Kissinger para extraer a Estados Unidos de Vietnamocasion grandes sufrimientos a los pueblos de la zona; el "intervalo decente"que buscaba fue seguramente mucho ms corto de lo que haba esperado, y nofue posible salvar el prestigio de Estados Unidos, tal vez ni siquiera amainarsustancialmente los costos polticos de esa derrota. Algunos podrn afirmar en

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    76. H.A. Kissinger: "The Vietnam Negotiations"; Foreign Affairs, Vol. 47, No. 2,Jannuary 1969,p.219

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    mitigacin que las consecuencias de haber hecho las cosas de otra manerapodran haber sido todava ms graves a largo plazo. Dejando a un lado lasespeculaciones, habra que decir en conclusin que dadas las circunstanciasa que se enfrent Kissinger respecto a Vietnam, y dadas las exigencias de sudiseo diplomtico global, la estrategia escogida de objetivos limitados fue

    coherente con la estructura bsica de la "detente", Kissinger actu hacia Vietnamsin "furores abstractos", ubicando la crisis dentro de un contexto mundial y nosolamente regional.

    A mi modo de ver, la mayor conquista diplomtica de Kissinger fue haberestablecido un conjunto definido de prioridades para la poltica exteriornorteamericana: la "detente" con la URSS y China; el control de armamentosestratgicos; el mantenimiento de las alianzas fundamentales (en especial laO