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ANGEL NIETO (1947) ce 12+1 33

Angel Nieto lo fue todo e n el motocic l ismo español . M á s de d o s décadas corriendo, s e g u n d o en el pa lmarés mundial por títulos, trece, y victorias e n GP, 90, por detrás de Agostini... M u c h o s sólo le conoceréis por s u trabajo actual de comentar is ta e n TV, pero la historia motocicl ista de Nieto e s otra muy distinta. O s invito a zambul l i ros en ella...

H an pasado muchos años ya des­de que abandonó la competición, y aunque de él se han escrito muchas cosas -nunca una biografía oficial,

curiosamente-, vamos a seguir esta tradición de no escribir de él, y dejar que sea el propio Angel el que "sentados alrededor de una hoguera de una concentración cualquiera" nos cuente su vida deportiva.

Nosotros -vosotros- sólo haremos pequeñas observaciones. ¿Os parece?

Antes de nada, una pequeña presentación: Angel Nieto nace en Zamora en el 25 de

enero de 1.947; con un año su familia se traslada a Madrid, al barrio de Vallecas, y es aquí donde, con el paso de los años, empieza a tomar con­tacto con el mundo de la mo­to, en el taller de Tomás Díaz Valdés, que años más tarde ejercerá como periodista especializado del motor en el Diario AS. Consecuencia de ser "el niño" del taller de Tomás, en el depó-

sito de su moto de aquellas primeras carreras se puede ver pintado un chupete y la palabra "El Niño", sobrenombre de su primera época como motociclista. Ahora firma con un más que co­nocido "Angel Nieto 12+1" porque es muy su­persticioso, tanto que, tras sufrir una caída con un mono recién estrenado, a los siguientes los arrastraba por el suelo antes de ponérselo por primera vez... (digo yo que para que supie^P lo que era el asfalto).

"Junto a aquel taller de la calle de las Palomas, en Vallecas, empecé a montar en moto. Hacíamos alguna gymkhana (pruebas de habilidad en moto), jun­to al campo del Rayo, y cuando había que Ir a algún recado, yo me apuntaba el primero. Entre

Tomás, Paquito (Francisco Martín, amigo entonces y

amigo hoy) hacíamos

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Parrilla del GP de Yugoslavia de 250

en 1969. Nieto (camisa de flores] acaba de procla­

marse Campeón del Mundo por primera

vez, y acompaña a Santiago Herrero,

que se jugaba el Mundial con la

Ossa, pero que no lo consiguió. A su de­

recha, Manuel Giró "Eltecnic'/deOssa, artífice de aquella

moto que asombró al mundo

una subida, de tierra, a ver quien llegaba más arriba. Luego, nosotros y la moto... ya os podéis imaginar: dando vueltas hasta abajo. Algo pareci­do a eso hacen los americanos y franceses, ¿no?" (Hill climbing o Subida Imposible)

"Tenía yo unos doce años, y después de ha­ber estado un tiempo con Tomás, me fui a trabajar a otro taller, en el Rastro madrileño, Motos Yepes, porque me había enterado que tenía una Derbi (50) de cuatro marchas, para ver si podía correr con ella. No estuve allí más de dos semanas, por­que me di cuenta de que así no se podía hacer nada. Total, que me fui a trabajar a Barcelona; ese fue, creo, el gran acierto de mi vida".

Angel pone cara entre añoranza y cierta sa­tisfacción...

"Las pasé moradas un par de años, pero eso sí, ya estaba metido en el lío de las motos. Em­pecé trabajando en Bultaco, luego en Ducati y al final acabé en Derbi, en todos esos sitios de "meca", el chaval, el que barría el Departamento de Carreras.

En Bultaco estuve... un mes creo, pero me metieron en el cross y eso a mi no me molaba. Me despedí y me fui con José Medrano, que era el primer piloto de Bultaco entonces, para hacer una "tourné": Albacete, Alicante... Estuvimos un par de meses por ahí, de carreras, durmiendo en hotel, a veces en el coche... dependiendo de cómo estuviese la economía.

De vuelta a Barcelona, y como había dejado el trabajo en Bultaco, me fui a la fábrica Ducati, a Mototrans, que estaba en la calle Almogávares. En esa época -unos seis meses-, estuve vivien-

"En mi primera época en Barcelona, trabajando en Ducati Mototrans, viví seis meses en el sótano de una frutería'

do en el sótano de una frutería. Ahí sí que las pasé canutas. Pero en Ducati no podía correr, porque había que tener 18 años para llevar una 125, que eran las motos más pequeñas que te­nía esta fábrica.

Estando trabajando en Ducati, Bartolotti, un italiano que era el jefe del Departamento de Ca­rreras -este tío me ayudó mucho; es una persona a la que tengo mucho cariño, aunque hace mucho que no sé de él-, pidió a Derbi una "cincuenta" para correr en el Circuito Carlos III, donde ahora está El Corte Inglés de la Diagonal de Barcelo­na. Pero Derbi no tenía y me dejaron la moto de un tal "Zippo" (Juan Ignacio Mitjans), que hacía carenados para la Derbi. Alguien me dejó una chaqueta de cuero, otro un pantalón de cuero y alguien más unas botas de boxeador. Acabé quinto, pero los de Derbi dijeron: Si este quiere volver a montar en una Derbi, se tiene que venir a trabajar a fábrica'. Al fin y al cabo eso era lo que yo quería, lo que yo buscaba, por lo que me había ido a Barcelona".

Han pasado más de cuarenta años y Angel desgrana verbalmente y con minuciosidad aque­lla época...

"Aquella carrera del Carlos III no era la prime­ra carrera que corría, ya lo había hecho antes, la primera vez en Granada, con las motos de Tomás, pero para hacerlo, como no tenía edad, teníamos que falsificar los papeles, la firma de mi padre...

Me fui a vivir a Mollet, a una pensión, en una habitación con otros cuatro emigrantes: andalu­ces, extremeños... Viví también en la casa de una mujer que trabajaba en afinaje en Derbi, y final­mente en el hotel que tenía la Derbi en Can Prat, al lado de la fábrica. Corría carreras en cuesta, el Campeonato de España, y también algunas pruebas del Mundial. Hacíamos unas cuatro, las más cercanas: Francia, Alemania, Holanda y Es­paña, aunque en teoría yo no podía correr porque todavía no tenía la edad, así que falsificábamos la licencia. En Francia, en Clermont Ferrand, que era un circuito muy difícil, en una carretera, me di una buena piña. Los de Derbi me habían di­cho que fuese detrás de Roca, pero yo pesaba poco, iba a por todo y eso de ir detrás de él no Iba conmigo. Así que, nada mas darse la salida, intenté engancharme con los buenos: Anschei-dt, Degner, Bryans, Taveri, Morishita..., ellos con motos bicilíndricas y yo la Derbi de un cilindro. Iba cuarto o quinto, delante de Morishita, y en un viraje de derechas, rapidísimo -Angel traza con la mano cómo era la curva-, me acongojé y corté; Morishita me empitonó por detrás... y los dos al suelo.

Al cumplir 18 años, y puesto que los de Der­bi no me llevaron a Daytona, donde se disputaba una carrera del Mundial, porque decían que con Busquets y Roca ya era suficiente, que yo era muy joven, me calenté y me marché a Ducati,

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"El Angel Nieto piloto arranca de verdad en 1971 en el Jarama.., Aquello fue la repera... Al día siguiente, portada en el Pueblo, ABC...'

que ya estaban detrás de mí. Corrí con la 125 blcilíndrica desmodrómica y con una "24 Horas" en "dos y medio". Con la primera, que era una moto preciosa, recuerdo que gané una carrera, en Sevilla.

Derbi vuelve a interesarse por mí, y también Bultaco para llevar las motos del malogrado Ra­món Torras. Con estás últimas corro una carrera en Benidorm y con la Derbi 125 blcilíndrica en Olot. Al final me decidí por esta última marca".

Con Derbi empieza el mito "Los tiempos en Derbi, todos, siempre han

sido fenomenales, porque aquello ha sido como mi casa; los Rabasa siempre han estado muy enrollados conmigo. Derbi ha sido mi marca, la marca de mis primeros cinco títulos mundiales, donde empecé barriendo, donde estaban Paco Tombas, Vilageliú, Taulé, Manel Soríano, Victoria­no Martín... los "cinco magníficos", que es como les llamaban en fábrica a esta gente del Depar­tamento de Carreras, una gente que sabía muy bien como era, quien era yo.

El primer Gran Premio que corrí fue en Mon-tjuíc, en 1964, con la Derbi 50; creo que hice quinto. Sin embargo, de la primera vez que subí a un podium del Mundial no me acuerdo. ¿No sé si fue en Sachsenring '69, donde gané mi pri­mer Gran Premio?. Antes ya había estado delante más de una vez, pero o me caí o rompí'.

Tiramos de hemeroteca y encontramos a Nieto haciendo su primer podium, un segundo puesto, en 1967. ¿Dónde?. En Assen, ¡cómo no!, su circuito talismán.

"Con la victoria de Alemania, en Sachsenring, me quité de encima un peso importante. Yo no sabía lo que iba a venir después (89 victorias más), pero esa primera victoria te relaja, te permi­te mirar ya otros objetivos. Yo he sabido aprender de los errores que he cometido, esos que te ha­cen aprender "a toda leche" esos que me hicie­ron ver que era absurdo el planteamiento que yo hacía de las carreras, que era absurdo estar todo el día por el suelo, que era absurdo tirar a saco en todo momento. Lo que había que hacer era ganar, por una rueda o por media, pero ganar.

El primer título también lo gano en el '69, y es que después de vencer en Alemania, todo fue redondo, aunque el problema que teníamos para Yugoslavia, la última carrera, y donde nos jugá­bamos el campeonato, es que teníamos que salir con un desarrollo muy largo, porque la parte de arriba del circuito -una especie de plátano- era muy rápida y sin embargo había dos ángulos de casi 180 grados, uno de ellos en subida; así que, los de Derbi no hacían más que comerme el coco en la parrilla: "el embrague, el embrague, ten cui­dado con el embrague..." Vamos, que parecía que tenia que llevar uno de recambio en la mano.

Cuando gano en Yugoslavia me acuerdo que,

tras recoger los premios, llamé por teléfono a casa, por conferencia, porque entonces había que esperar. Ellos ya sabían que había ganado, y cuando llegué a Madrid, en el aeropuerto es­taban los chavales de mi barrio y mi familia, na­die más, y otro tanto sucedió cuando llegué de Monza, en el '70, después de ganar el segundo campeonato".

1371. La batalla del Jarama "El Angel Nieto piloto arranca de verdad en

1971 en el Jarama. Hasta entonces había ga­nado dos títulos, pero me conocían los amigos y pocos más, los del mundo de la moto. Allí me jugaba yo dos mundiales. Aquello fue la repera. Al día siguiente, portada en el Pueblo (un diario de la época), ABC..., y es que el Jarama, por pri­mera vez en su historia, estaba que reventaba. El primer título que me juego es el de 50 ce, frente al holandés Jan de Vries, pero me caí en la pri­mera vuelta. En Derbi me dijeron me caí porque quería ir delante, y no, no fue eso. Todo empieza mucho antes.

La Kreidler de la Escudería Van Veen, la de De Vries, era más rápida que la Derbi; siempre lo fue (otra cosa era la Derbi 125; esa si que era rápida). Habíamos estado probando en el Jarama con anterioridad, intentando limar unas décimas que me hacían falta para estar por encima de los tiempos de la Kreidler; teníamos el circuito machacado, pero no había forma de rebajar esas décimas. Yo ya tenía experiencia, ya no era el zumbao de los primeros años... pero no se podía bajar más.

Después de hablar con Tombas y los demás mecánicos, les dije que el único sitio que me quedaba para conseguir rebajar ese tiempo era en la rápida de entrada a meta, la del "túnel" La hacía levantando un poco la cabeza y, otra vez abajo. Estuvimos así dos días, hasta que la conseguí hacer a tope sin salirme del carenado. Pero era un viraje muy perro, porque si no lo ha­cías perfectamente, si no metías la rueda por el sitio donde había que hacerlo, no había forma. Yo salía la carrera habiéndolo hecho ya a tope, pero sabiendo que tenía que hacerlo con mu­cha atención.

Para ser Campeón de 50 tenia que ganar a De Vries, pero en la salida, que no era mi fuerte, arranqué más o menos en medio del pelotón (se arrancaba a empujón) y cuando llego al ángulo de Fariña, después de Le Mans, Jamo Saarinen (piloto finlandés de categorías superiores que perdería la vida en Monza en 1973), que le había contratado Kreidler para esta carrera para ayu­dar a De Vries, y que sabía un montón, se cierra y me corta el paso, con lo que De Vries se vuelve a escapar un poco. Tras subir la rampa Pegaso ya voy segundo, a unos diez metros de De Vries, pero en la entrada a la curva del "túnel", en vez de mirar al sitio por donde tenía que entrar, me fijo en él... Total, que me hago un derecho y me atizo. Así que, no me caigo porque quisiese pa­sar delante, como decían los de la Derbi.

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ft m

on la Derbi 250 en Nurburgring. No había podido dar una vuelta completa cronome­trada en los entrenamientos (el circuito tenia casi 23 km) y se cayó en la primera vuelta de carrera. Recomendación de Ra-basa abuelo a su mecánico Garriga (en la Foto Juan Ruiz):"Si cuando vuelvas a fábri­ca quieres seguir atrabajando aquí, que no vuelva a subirse en esta moto'.'Estaba muy reciente el fallecimiento de Herrero.

"Tras ganar dos Mundiales en 1972, Derbi lo deja... Me fui a Morbidelli, que era la moto que más sombra me hacía... Pero aquello no funcionó"

Y luego, el lío. Me cosieron la pierna en vivo, porque tenía que salir a por el título de 125, que se lo disputaba a Barry Sheene; me subí a la torre de control para decirles a los aficionados que no se marchasen, que saldría. Mario Cantó -el medico de la carrera- firmó haciéndose res­ponsable de que podía correr; el presidente de la Federación, Luís Soriano, y toda la gente de la Federación, me querían llevar al chalet del RACE para que estuviese tranquilito, y lo que querían era llevarme para no correr... Al final corrí, al final gané... Aquello ya fue la releche. Hasta "Cauca", que era Director de Carrera, soltó la bandera pa­ra venir a abrazarme -él me parece que dice que no fue así... No sé- Ahí, ese día, el motociclismo español se convierte en lo que estamos viendo hoy. Esa fue la carrera clave.

En esos primeros años tuve mucha suerte, porque dos o tres títulos de los primeros cinco me los jugué en la ultima carrera, y esa carrera era en España, en Montjuic o en el Jarama. En Barcelona, incluso uno se tuvo que resolver por tiempo tras la suma de los obtenidos por De Vries y yo en las carreras en que habíamos terminado los dos, porque quedamos empatados a puntos, a primeros, a segundos... a todo.

Cuando gano esa carrera del Jarama, es cuando de verdad me hago muy popular. Ahí sí

que ya me di cuenta que no era alguien que iba por la calle y pasaba desapercibido; estaba todo el día en "la tele". Era el jabato, el torero..."

Derbi lo deja Al año siguiente, 1972, en Montjuic, me juego

también los dos títulos, -Angel pone cara de estar satisfecho- y allí sí que los gané. Tengo 25 años, soy cinco veces Campeón del Mundo, mi vida profesional está clara... pero justo nada más ga­narlos, al día siguiente, me llaman de Derbi, que vaya a la fabrica. Están Rabasa abuelo, Rabasa padre y Marcos Garreta. Y ante mi sorpresa, me sueltan que se retiran... 'que tienen demasiada presión... que si ganan, bien, pero que si rom­pen, toda la prensa lo airea'. Y eso, al Andreu (Rabasa) no le gusta. Saben que han tenido un gran éxito deportivo y comercial, pero que hay mucha presión. Me dicen que lo dejan, que yo también debo hacer lo mismo, que me vaya a los coches, a la Formula 1, que me case..."

Angel encoje los hombros y hace una mueca con el labio inferior sobre el superior...

Tes digo que, 'ningún problema, que tengo otras fábricas para correr en cinco minutos', y desde el mismo despacho de Andreu llamo a otra fábrica, al sitio que yo sabía podía estar, a Morbidelli, que en esos momentos era la moto

que más sombra me hacía. Firmé con Morbidelli y Andreu me ofreció correr con Derbi el Cam­peonato de España.

Con la "Morbi" fue con la única 125 que no gané ningún Gran Premio; se rompía todos los días. Tenia unos pistones, todavía me acuerdo que se llamaban Axo, que se inflaman como la madre que los p...; gripaban y salíamos por las orejas. Pero llega un momento en que, si bien a Giancarlo Morbidelli le tengo mucho cariño -to­davía nos solemos ver de vez en cuando- le digo que, si quiere conseguir algo importante tiene contratar a un técnico como Móller (el ingenie­ro que había desarrollado la Kreidler). Vamos a Holanda y le contrata, pero este, que luego hizo aquellos aviones que llevaban Pilen y Bianchi, le pide a Morbidelli un año para desarrollar la moto.

Yo no quiero estar un año así y vuelvo a Der­bi a pedirles que saquen la 125 al Mundial, que me ha ido fatal con la Morbidelli. Lo cierto es que no me comí una rosca -bueno, un par de ellas, Imola y Spa- pues la Derbi no había evolucio­nado nada. Esto fue, más que nada, un embolao en el que les metí yo. A final de temporada lo dejamos de nuevo.

Tras dos años de no ganar nada, pienso que la gente puede haber perdido la confianza en mi, así que la Federación, Soriano su presidente, se mueve y se va a Holanda, a la Escudería Van Veen, a por la Kreidler. De Vries ya ha dejado de correr y la moto sigue siendo la más punte-

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ra. Gané el Campeonato del Mundo (1975) con una mano, y es que este fue un Campeonato del Mundo poco divertido".

1976. A Bultaco con Jan Thiel Nieto ha sido piloto y su mejor manager.

Cuando vio las cosas negras, movió Roma con Santiago para tener algo con que correr, y a ser posible lo mejor. Y lo mejor en esos tiempos se llama Jan Thiel, un técnico holandés que está haciendo volar, junto con Martin Mitwaert, la Pio-vatticci que lleva Lazzarini. Los trae a Barcelona, los lleva a Bultaco, y aquella Piovatticci toma el nombre de la marca española.

"Yo he sido muy hábil para algunas cosas, y yo sabia que sí un técnico era capaz de hacer correr una "cincuenta", si cogía una 125 también la iba a hacer correr. El técnico con el que he te­nido más confianza se llama Jan Thiel, que ahí está todavía, limando motores -Angel se refiere al trabajo que ahora hacen los ordenadores- de nuevo en Derbi.

Corro con Bultaco dos años y pico. El am­biente era bueno: Don Paco, Cesar Rojo... Aun­que ganamos cuatro carreras, creo, la 125 no funcionaba; era una moto que había hecho Jan diez o doce años antes. Corrí con la "cincuenta" y con la 125 en el '76 y '77, y en el '78 con la 125 y creo que una carrera de "cincuenta"para ayudar a Ricardo (Tormo).

En el Gran Premio de Holanda del '78 es­toy penúltimo en la parrilla de 125. Me entra

una depresión de ordago. Se da la salida, y en Assen, donde yo siempre he ido muy bien, me paro y me digo -Angel se mesa los cabellos-: ivoy a buscar una moto! Era mitad de temporada y así no podía seguir; tenia cuatro puntos y era la sexta carrera.

Jorg Móller está por entonces en Minarelli. Con él no me llevaba nada bien; era un buen in­geniero pero muy fantasma. Pero había que ha­cer algo. Allímismo le voy a pedir "socorro". Como Bianchi se había pegado un buen meneo en esta carrera, le digo que me deje una moto, que yo les puedo echar una mano para ganar el Mundial. Me dice que tiene que pedir permiso a Bianchi, y co­mo este acepta, para el domingo siguiente, el GP de Bélgica, me ofrecen una moto. Cojo el coche y me planto en Barcelona a vera Don Paco (Bulto), para que me diera la libertad. Le dije que yo no podía seguir así, que yo no puedo estar el último en una parrilla de salida. Estoy desesperado. 'Me tiene que dar la libertad, porque me dan una Minarelli, le digo'. Don Paco, todo un señor, se portó, y allímismo se rompió el contrato".

En Minarelli con Móller En Bélgica, en la primera carrera -125- ya es­

taba delante, pero tenía que ganar Bianchi. Luego viene Suecia y después Imatra (Finlandia). Allí

yo le dije a Bianchi que estuviese tranquilo, que yo frenaría a Lazzarini, pero en la última vuelta debió de pensar que le íbamos a pasar, tomó la curva por el peralte del otro lado y se cayó. Si él me llega a hacer caso, había ganado, pero era muy "pila"; debió de pensar que se la íbamos a jugar, y se hizo daño, mucho daño en una pierna, y esa temporada ya no corrió más. El resto de las carreras (4) las gané yo, y todavía pude ser subcampeón del mundo.

Cuando termina la temporada -Bianchi toda­vía seguía en el hospital- me llaman de Minarelli para decirme que quieren tenerme a mí como piloto oficial, pero dado que Bianchi había sido quien me había aceptado en el equipo cuando yo lo tenía mal, le fui a ver al hospital desde la mis­ma fábrica, se lo comenté, y me dijo que no había ningún problema. Con Minarelli gano el siguiente Mundial -1979- y, ya sin Móller, el '80 lo pasé en blanco, en buena parte porque tuve mala suerte en algunas carreras. Así que, para el '81 volvía llamar a Thiel y Mitwaert y me los llevé a Minarelli, con los que gané otro Mundial.

Para 1982 me vuelvo a encontrar otra vez sin moto. Minarelli decide dejar las carreras y... ¿aho­ra que? Tengo 34 años, pero me encuentro muy bien. A Jan Thiel le llaman los Castiglioni, para trabajar en la "quinientos" de Cagiva. Me lo dice y, dado que yo quiero seguir con él, hablo con Cagiva y quedamos para probar la moto. Llego a Varesse, y allí, Castiglioni nos dice: 'Mañana cogéis la moto y la vais a probar'. Aquella mo­to estaba hecha con un antiguo motor de "qui­nientos" de no sé que marca... No me corté y le dije: 'Mira, esta moto, la metéis en un museo, que estará bien, que Jan empiece a trabajar en una nueva, y probamos todo lo que haya que probar'. Eso le sentó a Castiglioni como una patada. Total, que no me contrataba a mí, pero si que se quedaba con Jan Thiel.

Esa noche me pasé la mitad de ella hablando con Thiel en el hotel, y lo que le decía era que se fuese de allí, que se viniese conmigo y que ya buscaríamos algo. Al final le convencí, así que a la mañana siguiente, cuando llega Castiglioni, me enseña un billete de avión y me dice: 'Ángel, que tengo ya el billete del avión para volver a Madrid'. 'No, un billete no, dos; uno para mi y otro para éste, que se viene conmigo'. Se lo tuve que decir yo que Jan dejaba Cagiva, donde había trabajado sólo dos días. Al final nos llevó a su casa, nos enseñó todo su poderío... y bien.

Pero ni avión ni nada. Lo que hicimos fue co­ger el coger el coche, un Golf que tenía Jan Thiel, e irnos a Bolonia, la sede de Minarelli. ¿A que? A que Minarelli nos dejase las motos, los motores, que ya me encargaría yo de montar el equipo en España. Jan no ponía trabas a nada; él tenía con­fianza en mi tanto como yo tenía en él, así que no puso ningún problema en dejar Cagiva, sin tener

"La Bultaco 125 no iba, y Don Paco -Bulto-, todo un señor, se portó y rompió el contrato para que pudiese correr con la Minarelli"

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