Althusser Louis Filosofia y Marxismo

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Althusser siglo veintiuno editores Louis FILOSOFÍA Y MARXISMO entrevista por Fernanda Navarro

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  • Althusser

    s i g l o v e i n t i u n o e d i t o r e s

    Louis

    FILOSOFA Y MARXISMO entrevista por Fernanda Navarro

  • filosofa

  • FILOSOFIA Y MARXISMO entrevista a

    LOUIS ALTHUSSER

    por

    FERNANDA NAVARRO

    siglo veintiuno editores MXICO ESPAA ARGENTINA COLOMBtA

  • siglo veintiuno de Colombia, ltda AV. 3a. 17-73 PRIMER PISO. BOGOTA, O.E. COLOMBIA

    edicin al cuidado de mara oscos

    primera edicin, 1988 na siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.

    ISBN 968-23-1474-7

    impreso y hecho en mxico printed and made in mexico

    siglo veintiuno argentina editores, sa

    siglo veintiuno de espaa editores, sa C/PLA2A 5. MADRID 33, ESPAA

    siglo veintiuno editores, sa de cv CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIN COYOACAN, 04310 MXICO, D.F.

  • NDICE

    A GUISA DE PREFACIO Y ADVERTENCIA, por LOUIS ALTHUSSER 11

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    LOS PRIVILEGIOS DE LA DISTANCIA, pOT FER-NANDA NAVARRO 1 3

    I. UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO: " L A

    LNEA DE DEMCRITO" 1 9

    Filosofa marxista o materialismo aleatorio?, 25; Las dos historias, 35

    IX. FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 4 1

    La filosofa: un campo de batalla, 45; La "filoso-fa de los filsofos" y la filosofa materialista, 50

    I I I . EL ANTIHUMANISMO TEORICO DE MARX 7 7

    El Hombre: mito de la ideologa burguesa, 79; Sujeto de o en la historia?, 85; Palabras de Fou-cault sobre el humanismo, 87

    IV. . . . SOBRE EL HISTORICISMO 8 9

    Un intento de absolutizar lo relativo, 91; El do-ble crculo: relativista' y empirista* 92; El mar-xismo no es u n historicismo, 95

  • a Mauricio Malamud, responsable del Encuentro

    "epicreo y aleatorio", con la persona, vida y obra

    de Louis Althusser

  • AL LECTOR LATINOAMERICANO

    A GUISA DE PREFACIO Y DE ADVERTENCIA

    LOUIS ALTHUSSER

    Este texto se presenta en forma de conversacio-nes. Es Fernanda Navarro, profesora de filo-sofa, mexicana, quien pregunta. No es una entrevista guiada. Es ella quien elabora las pre-guntas y redacta las respuestas.

    Fernanda me visit en Pars a fines del in-vierno de 1984. Charlamos largamente durante meses. Sin presiones de tiempo pude explicarle mis posiciones y mis razones. Tambin ley algunos de mis manuscritos, an no publicados, que registran el trabajo de casi veinte aos: de 1960 a 1978. Algunas plticas grab tambin. . y un buen da parti para Mxico. Puedo de-cir que en mucho apreci su inteligencia fi-losfica.

    Ella tena la intencin de comprender mejor las razones y los temas de mi intervencin fi-losfica en Francia en las ltimas dcadas, el sentido filosfico y poltico de mi empresa, las razones del inters, para algunos sorpresivo, que mi obra haba suscitado en Francia y en el mundo, as como los motivos de la hostilidad, a veces feroz y exaltada, que provoc en nu-merosos lectores comunistas incluidos. Pero

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  • 12 A GUISA DE PREFACIO Y ADVERTENCIA

    Fernanda albergaba otra idea tambin: la de publicar un pequeo texto destinado a sus alum-nos de filosofa de la Universidad Michoacana, donde ensea. Meses despus, al conocer el texto en su conjunto, lo encontr pertinente; pens incluso que mereca otro destino. Le es-crib para proponerle algunas modificaciones y sugerirle que se dirigiera a mi amigo Orfila de Siglo XXI para su publicacin en Mxico, para los estudiantes de filosofa y los militantes de Amrica Latina, exclusivamente. Me reservo la publicacin en Francia, en su momento.

    Pars, julio de 1986.

  • LOS PRIVILEGIOS DE LA DISTANCIA

    FERNANDA NAVARRO

    A distancia del tiempo y de la controversia y a un continente de distancia, Althusser vierte aqu algunas de sus ltimas reflexiones sobre filosofa y marxismo.

    El Althusser polmico e incisivo, provocador y debatido, quien en su interpretacin de la obra de Marx y sus "sacudidas estructurales" obligara a repensarlo, a revitalizarlo de entre las mortecinas frases clebres marxistas recitadas con rigidez de letana; el autor de Para leer "El capital" que, en la dcada de los sesenta-se-tenta despertara entre sus lectores reacciones

    ms surgidas de las visceras que de la razn, en discusiones iracundas a veces, exaltadas siem-pre, nos permite ahora escucharlo de nuevo.

    Las conversaciones que dieron lugar a esta entrevista, se iniciaron en el invierno de 1984 y se extendieron durante seis meses en Pars. Al-gunas fueron grabadas. A las pocas semanas, sac generosamente el filsofo algunos de sus manuscritos, permitindome el deleite de hur-gar en lo indito... otro recurso en la elabo-racin de este pequeo texto fue el de la co-rrespondencia a lo largo de ms de dos aos, hasta febrero de 1987, en que regres a Pars para darle las ltimas pinceladas.

    Durante las largas plticas, habl de sus

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  • 1 4 LOS PRIVILEGIOS DE LA DISTANCIA

    experiencias en la poltica. Del marxismo y su actualidad, sostiene que es en el Tercer Mun-do, y en Amrica Latina en particular, donde sigue y seguir teniendo vigor y vigencia, mien-tras que en Europa lo consideran ya parte de un pasado histrico, desgastado, anacrnico. "Y no me parecera improbable aadi que las palabras revolucin', 'proletariado', 'lucha de clases' y otras, vayan a desaparecer de nues-tro* vocabulario." Esto explica, en parte, la impresionante proyeccin de la socialdemocra-cia en el mundo no comunista.

    Debo decir que, al escucharlo, se me esclare-cieron muchas ideas que me haba formado de la posicin implacable del filsofo de "la lucha de clases en la teora". Impresiones formadas desde mi situacin, desde mi generacin, apa-sionada por los "fascinantes" temas actuales de la. modernidad y su post, de lo imaginario, de algunos paroxismos nihilizantes o exquisiteces lingsticas que nos han creado un elegante y displicente escepticismo frente a toda militan-cia poltica, por considerarla burda, desgastada y dmode. Al escucharle, pude percibir la fir-meza y consecuencia de una conviccin, de una actitud comprometida.

    Esta entrevista recoge temticas recientes, di-ferentes a las ya publicadas, tales como los mun-dos de Epicuro, Demcrto y el materialismo aleatorio; las dos historias y algunas de sus ltimas reflexiones sobre la filosofa marxista. Trata tambin la relacin entre filosofa, ideo-loga y poltica, tema que refleja una idea

    * Referido al europeo.

  • LOS PRIVILEGIOS DE LA DISTANCIA 1 5

    persistente del autor acerca del papel que l le otorga a la filosofa. "Una de las razones por las que acced a la publicacin de esta en-trevista de Fernanda Navarro es porque ah subyace la importancia que le concedo a la filosofa como fundamento y centro de toda es-trategia ideolgica y pol t ica. . . lo sigo sostenien-do, aun cuando los efectos de esta primaca no sean, naturalmente, inmediatos." Al final, cierra con unas vigorosas pginas sobre el antihumanis-mo terico de Marx y sobre el historicismo que resultan esclarecedoras y pertinentes, ahora que el trmino "humanismo" se pronuncia con tan insistente frecuencia que su significacin real ha terminado por diluirse.

    Desgraciadamente, el estado de salud de Al-thusser actualmente no permiti incluir aqu otros temas sobre nuestro tiempo, que trat de manera informal a lo largo de las charlas, pero que no pudo fundamentar con el rigor que acostumbra. Temas novedosos tales como los "intersticios" que han abierto los movimien-tos populares y la alternativa que representan frente a la rgida estructura partidaria; las es-trategias de la burguesa para el ao 2000: los "placeres forzados"; la era tecnolgica y sus incalculables efectos, entre otros, el de cues-tionar los planteamientos de Marx acerca del papel histrico de la clase obrera . . . y algunos otros que tiene pensado seguir trabajando para una futura reedicin.

    Finalmente, diremos que si bien mucho hubo de aleatorio en el inicio de estas conversaciones, hubo tambin un hecho irrefutable que anula toda contingencia: el que se trate de un fil-

  • 1 6 LOS PRIVILEGIOS DE LA DISTANCIA 16

    sofo, en toda su estatura. Entendido como aquel que hace del intento de imprimir inteligibili-dad al mundo, su tarea; aquel que da expre-sin coherente y total a su poca con todas sus discontinuidades, contradicciones y sinsen-tidos; aquel que a veces recurre a la sntesis y

    proyeccin de pensamientos anteriores o bien al parricidio, en busca de una originalidad fun-dante; aquel, en fin, que linealmente o en es-piral, reflexiona sobre la serie de eventos que tejen nuestra realidad y la iluminan...

    Concluyendo con Foucault, diremos: "El fi-lsofo hoy da, ms que un hacedor de sistemas, debe ser un infatigable hacedor de diagns-ticos."

  • UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO: "LA LNEA DE DEMCRITO"

    I.

  • A lo largo de su obra, ha mostrado Ud. un marcado inters en la filosofa y su relacin con la poltica. Estara de acuerdo en iniciar la presente entrevista con este tema?

    Ciertamente. Podemos decir que este inters no slo ha sido en el nivel terico pues desde los aos cuarenta he sido filsofo y poltico a la vez. En parte, esto se debi a la circunstan-cia histrica que me toc vivir: la segunda guerra mundial, el estalinismo, la campaa mun-dial por la paz, el llamamiento d Estocolmo. Era el momento en que slo Estados Unidos posea el arma atmica, por lo tanto, era pre-ciso evitar, a toda costa, una tercera guerra. Llegu a militar, entonces, hasta diez horas diarias.

    Sus palabras recuerdan lo que Ud. mismo es-cribi en el "Prefacio: hoy" de La revolucin terica de Marx, al referirse a la poca, de pos-guerra: .

    "La historia se haba apoderado de nuestra adolescencia desde la poca del Frente Popular y la guerra de Espaa, para marcarnos en la guerra misma con la terrible educacin de los hechos. Nos sorprendi all donde habamos venido al mundo, y de estudiantes de origen burgus o pequeoburgus que ramos, nos hizo hombres instruidos en la existencia de las clases, de su lucha y de su significacin. Frente a las

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  • 2 0 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    evidencias impuestas por ella sacamos la con-clusin de unirnos a la organizacin poltica de la clase obrera, el Partido Comunista. [. . .] nos vimos obligados a ver las implicaciones de nuestra eleccin y a asumir sus consecuencias [a afrontar, desde dentro, los problemas, abe-rraciones y monstruosidades paxa dar un poco de existencia y consistencia terica a la filoso-fa de Marx], "[. . .] En nuestra memoria filosfica, ese tiem-po permanece como el tiempo de los intelec-tuales armados, combatiendo el error en todas sus guaridas; aquel de los filsofos sin obra, nosotros mismos, pero que hacan poltica de toda obra, y dividan el mundo (artes, litera-tura, filosofa y ciencia) utilizando un solo cor-te: el despiadado corte de las clases... ms tarde entrevimos que el uso del criterio de clase no era un criterio sin lmites y que se nos haca tratar la ciencia, cuya rbrica cubra las obras de Marx, como una ideologa cualquiera. Era necesario retroceder y, en una semiconfusin, volver a los rudimentos. . ."

    Decid entonces intervenir polticamente en Francia. Y decid hacerlo desde el interior del Partido Comunista. Adems, quise intervenir ah para luchar contra la influencia del estalinis-mo que an persista. Pero no tuve posibilidad de elegir: si hubiese intervenido pblicamente en la poltica del partido que se rehusaba a publicar mis textos filosficos sobre Marx por juzgarlos herejes y peligrosos me hubiera yo encontrado marginado y sin ninguna influen-cia. Por lo tanto, me quedaba una sola va de intervencin: la terica, a travs de la filosofa.

  • LA LNEA DE DEMCRITO 2 1

    Sobre ese fondo de disidencia podra inscribirse su crtica a algunos conceptos fundamentales que sustentaban la posicin oficial de los par-tidos comunistas, pienso por ejemplo, en el materialismo dialctico.

    Efectivamente. Me interesaba, desde que in-gres al partido, que se abandonara esa tesis por impensable. No era fcil, pues imperaba en todos los partidos comunistas occidentales, salvo -en parte en Italia gracias al gigan-tesco esfuerzo de crtica y de reconstruccin de la teora marxista realizado por Gramsci.

    En qu fundament su crtica del materialis-mo dialctico?

    Me pareca imperioso deshacerse del monis-mo materialista con sus leyes dialcticas, uni-versales; nefasta concepcin metafsica de la Academia de Ciencias de la URSS que coloc a la 'materia' en el lugar del 'Espritu' o de la 'Idea Absoluta' hegelianos.

    Consideraba yo una aberracin el creer e imponer la creencia que se puede deducir directamente una ciencia e incluso la ideologa y la poltica marxista-leninistas* aplicando las supuestas "leyes" de una pretendida dialctica directamente a las ciencias y a la poltica mis-ma. Sostengo que la filosofa no acta jams di-rectamente, sino a travs de la ideologa.

    Qu consecuencias polticas podan derivarse de esa posicin?

    Pienso que la URSS ha pagado caro esta im-postura filosfica. No creo exagerar al decir que la estrategia poltica de Stalin y toda la tragedia

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    del estalinismo estuvo, en parte, fundada en el "materialismo dialctico", monstruosidad filo-sfica dirigida a justificar, y servir tericamente de garanta, al poder por encima de la inteli-gencia.

    Por lo dems, es importante sealar que Marx nunca pronunci el trmino "materialismo dia-lctico", este "logaritmo amarillo" como gus-taba llamar a los absurdos tericos. Fue Engels quien, en determinada circunstancia, bautiz al materialismo marxista de materialismo dia-lctico. Marx lament no haber escrito una veintena de pginas sobre la dialctica. Todo lo que se conoce de l sobre ese punto (ade-ms del juego dialctico de los conceptos de la teora del valor-trabajo) se encierra en esta bella frase: "La dialctica, que con ma-yor frecuencia ha servido a los poderes es-tablecidos, es tambin crtica y revoluciona-ria." Cuando se enuncian sus "leyes", la dialc-tica es conservadora (Engels) o apologtica (Stalin). Pero cuando es crtica y tambin re-volucionaria, la dialctica es valiosa. En este caso, no cabe hablar de "leyes" de la dialctica, de la misma manera que no cabe hablar de "leyes" de la historia. Ambas expresiones re-sultan igualmente absurdas. Una verdadera con-cepcin materialista de la historia implica el abandono de la idea de que la historia est re-gida y dominada por leyes que basta conocer y respetar para triunfar sobre la anti-Historia.

    En qu consisti su intervencin terica, fi-losfica, dentro del partido?

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    Me dediqu a buscar en El capital la filoso-fa marxista, con el fin de que el marxismo fuera otra cosa que esas clebres frmulas, opa-cas o rayando en la obviedad, citadas al infi-nito sin ningn progreso fecundo y, desde lue-go, sin ninguna autocrtica.

    Y poda, sin grandes riesgos, interpretar el "ver-dadero" pensamiento terico de Marx, en el seno de un partido con las caractersticas que menciona?

    A pesar de que el Partido Comunista Fran-cs era marcadamente estalinista y actuaba con dureza, pude hacerlo porque Marx era sagrado para ellos. Proced un poco toda proporcin guardada a la manera de Spinoza quien, para criticar la filosofa idealista de Descartes y de los filsofos escolsticos "parta de Dios mismo". Comenzaba sus demostraciones de la tica por la sustancia absoluta, es decir Dios, tendiendo as una trampa a sus adversarios quienes, des-de ese momento, quedaban colocados en una posicin de impotencia, imposibilitados para rechazar cualquier intervencin filosfica que invocara la omnipotencia de Dios, por reco-nocerla como un artculo de fe y como una "evi-dencia" para todos ellos, incluyendo a Descar-tes. Se trataba de la Verdad fundamental i lu-minada por la luz natural.

    Pero como deca tambin Descartes: "todo fi-lsofo avanza enmascarado".

    Exactamente. Spinoza interpretaba a ese Dios "en ateo" simplemente.

  • 2 4 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    Y qu suerte corri usted con esa estrategia? Result bastante exitosa. Los ataques que me

    lanzaron tanto mis adversarios comunistas como los medios marxistas no comunistas, llegaron a ser virulentos, pero la mayora carentes de va-lor terico no slo desde el punto de vista del marxismo sino simplemente en el nivel filosfico.

    Y lo considero un xito porque al adoptar la nica estrategia posible en ese momento, la terica, dio lugar a resultados directamente polticos como ocurri a partir de los XXI y XXII Congresos, a propsito del abandono del concepto de la "dictadura del proletariado". Por otra parte, el partido no poda excluirme porque mis intervenciones polticas se apoyaban directamente en Marx, de quien yo ofreca una interpretacin crtica y revolucionaria. Marx me protega en el seno del partido por su carc-ter de padre pensador, intocable y sagrado.

    No sospecharon alguna vez? Creo que s. Desde luego s que me tenan

    una gran desconfianza. Me mantenan al mar-gen e incluso llegaron a "vigilarme" a travs de estudiantes de la Unin de Juventudes Co-munistas en la Escuela Normal Superior, don-de yo enseaba, intrigados por el peligro que poda representar ese extrao filsofo univer-sitario que se atreva a dar otra versin de la formacin del pensamiento de Marx. . . con to-das sus implicaciones.

    Adems, albergaban sospechas de que yo era el inspirador, casi secreto pero altamente efi-caz, del movimiento de la juventud maosta en

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    Francia que, de hecho, conoci un desarrollo original y espectacular.

    FILOSOFA MARXISTA O MATERIALISMO

    ALEATORIO?

    Con respecto a sus criticas y cuestionamientos, tena usted entonces alguna propuesta alter-nativa?

    En aquel tiempo no, ahora s. Pienso que el "verdadero" materialismot el que mejor con-viene al marxismo, es el materialismo aleato-rio, inscrito en la lnea de Epicuro y Demcrito. Preciso ms: este materialismo no es una filo-sofa q.ue debiera ser elaborada en sistema para merecer tal nombre. Aunque no sera imposi-ble, no es necesario convertirla en sistema; lo que s es decisivo en el marxismo es que repre-sente una posicin en filosofa.

    Cuando habla de sistema, lo entiende como una totalidad cerrada donde todo est pensado con anterioridad y donde nada puede ser cues-tionado de nuevo sin trastornar el conjunto?

    S. Pero insisto: lo que constituye una filo-sofa no es su discurso de demostracin ni su discurso de legitimacin. Lo que la define es su posicin (thesis, en griego) en el campo de batalla filosfico (el Kampfplatz de Kant) por o contra tal posicin filosfica existente o en defensa de una posicin filosfica nueva.

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    Podra hablarnos de Demcrito y de los mun-dos de Epicuro para comprender mejor su pro-puesta del materialismo aleatorio?

    S, pero antes quisiera decir lo que ha sido motivo de mi reflexin en los ltimos aos, justamente sobre la filosofa marxista.

    Efectivamente, he pensado que resulta muy difcil hablar de una filosofa marxista, de la misma manera que sera difcil hablar de una filosofa matemtica o fsica, si consideramos que lo esencial del descubrimiento de Marx es de carcter cientfico: el haber sacado a la luz el modo de funcionamiento del rgimen capi-talista.

    Para ello. Marx se.apoy en una filosofa la de Hegel que nosotros podemos considerar que no fue la que mejor corresponda a su ob-jetivo. . . y para seguir pensando. Pero de todos modos, no se pueden extrapolar sus descubri-mientos cientficos a la filosofa. Nosotros po-demos pensar que en realidad no profes la fi-losofa que est presente en su investigacin. Es lo que nosotros tratamos de hacer cuando intentamos darle una filosofa a Marx para permitir su inteligencia, la de El capital, la de su pensamiento econmico, poltico e histrico.

    En este punto creo que, de alguna manera, erramos el blanco, en tanto que no le dimos a Marx la mejor filosofa que convena a su obra. Le dimos una filosofa dominada por "el aire del tiempo", de inspiracin bachelardiana y es-tructura lista que, aunque s da cuenta de una serie de aspectos del pensamiento de Marx, no creo que pueda ser llamada una filosofa mar-xista, Objetivamente, esta filosofa permita una

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    inteligencia coherente del pensamiento de Marx pero hay demasiados textos suyos que la con-tradicen como para poder considerarla SIL filo-sofa.

    Por otro lado, a raz de las investigaciones ms recientes, como las publicadas por Bidet en su excelente libro Que faire du Capital? po-demos reconocer que efectivamente Marx nun-ca se liber totalmente de Hegel, aunque s se movi hacia otro terreno, el cientfico, en el que fund el materialismo histrico.

    Significa esto que la "ruptura" no fue total? No, no lo fue. Fue slo tendencial.

    Cmo lleg usted, especficamente, a este re-conocimiento?

    Lo definitivo fueron las investigaciones de Bidet, como ya dije, que aportan nuevas luces sobre la obra de Marx. l tuvo acceso a un cmulo de material, incluyendo inditos, que no se conocan hace veinte aos y que resultan concluyentes. No hace mucho, Bidet me visit y charlamos largamente.

    Qu dira usted ahora de aquella frase de Raymond Aaron acerca del "marxismo imagi-nario"?

    Puedo decir que, en cierto sentido, Aaron tena algo de razn. Nosotros fabricamos una filosofa "imaginaria" para Marx, es decir, una filosofa que no exista en su obra si se apega uno estrictamente a la letra de sus textos.

    Pero en ese caso, pocos seran los autores que

  • 2 8 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    se salvan de no incurrir en lo "imaginario", sobre todo tratndose de algo (como la filoso-fa en la obra de Marx) que, de existir, se en-contrara en estado latente.

    Puede ser, pero en cuanto a nosotros, creo que estamos frente a una nueva tarea despus de esta experiencia aleccionadora: saber qu tipo de filosofa es la que mejor corresponde a lo que Marx escribi en El capital.

    Sea cual fuere, no ser una "filosofa mar-xista", ser una filosofa, s, perteneciente a la Historia de la Filosofa, que podr dar cuenta de los descubrimientos de los conceptos que Marx utiliza en El capital, pero no ser una filosofa marxista, ser una filosofa PARA el marxismo.

    Esta idea no se vendra gestando desd antes? Recuerdo que en Lenin y la filosofa ya decla-raba Ud. que el marxismo no era una nueva filosofa arguyendo que en el corazn de la teora marxista hay una ciencia, sino ms bien se trataba de una nueva prctica de la filosofa que incluso poda ayudar a transfor-mar la filosofa misma.

    As es.

    En una conferencia en la Universidad de Gra-nada, sobre la transformacin de la filosofa, en 1976, Ud. ya hablaba de lo paradjico que re-sultaba pensar en una filosofa marxista, alu-diendo a que Marx consideraba que producir una filosofa como "filosofa" era una forma de entrar en el juego del adversario y contribuir aun en la forma de la oposicin a reforzar

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    la ideologa burguesa dando por vlida su forma de expresin filosfica.

    Justamente. Era arriesgarse a caer, en filoso-fa, del lado del Estado, institucin por la cual Marx mostr una profunda desconfianza. Y la filosofa representaba una forma de unificacin de la ideologa dominante. Ambas comprometi-das en el mismo mecanismo de dominacin.

    He ah otra razn ms para comprender por qu Marx se abstuvo de toda produccin filo-sfica como tal, pues de algn modo era caer en el "enaltecimiento" del estado de cosas exis-tente.

    Recordemos que cuando Marx pensaba en la forma del Estado futuro, hablaba de un Estado que fuera un "no-Estado", es decir, una forma nueva que produjera su propia extincin. Lo mismo podemos decir para la filosofa: lo que l buscaba era una "no-filosofa", cuya fun-cin de hegemona terica desapareciera para dejar lugar a nuevas formas de existencia fi-losfica.

    De esta manera parece despejarse la paradoja de una filosofa marxista.

    S, pues la paradoja radicaba en que habien-do recibido Marx una formacin de filsofo, se rehusara a escribir filosofa; no obstante, hizo tambalear a toda la filosofa tradicional al es-cribir en la Tesis XI sobre Feuerbach la pala-bra "prctica". As fue como l practic la filo-sofa que nunca escribi, al escribir El capital, su obra cientfica, crtica y poltica.

    Recogiendo lo anterior, podemos insistir en

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    que la tarea actual no es elaborar una filosofa marxista sino una filosofa PARA el marxismo. Es en este sentido que se dirigen mis ltimas reflexiones y que intento buscar en la Historia de la Filosofa los elementos que permitan dar cuenta de lo que Marx pens, de la forma en que lo pens.

    Una ltima aclaracin: cuando digo que es difcil hablar de una filosofa marxista no debe entenderse en sentido negativo. No tiene por qu haber siempre una filosofa para cada po-ca; tampoco considero que sea lo ms urgente ni esencial. Si queremos filsofos, ah estn Platn, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel y tan-tos otros, a cuyo pensamiento podemos recurrir para pensar y analizar nuestro tiempo, "tradu-cindolos" y actualizndolos.

    Considera al materialismo aleatorio como una posible filosofa PARA el marxismo?

    S, va en esa direccin. Ahora ya podemos re-montarnos a Demcrito y a los mundos de Epi-curo. Recordemos la tesis principal: que antes de la formacin del mundo, una infinidad de tomos caa en el vaco,, en forma paralela. Las implicaciones de esta afirmacin son fuertes: 1] que antes de que hubiera mundo, no exista absolutamente nada formado, y, al mismo tiem-po, 2] que todos los elementos del mundo exis-tan ya aislados, desde siempre, desde toda la eternidad, antes de que hubiera mundo, Lo an-terior implica que antes de la formacin del mundo no exista ningn Origen, Sentido, Cau-sa, Razn ni Fin. Niega toda teleologa: sea racional, moral, poltica o esttica. Aadir que

  • LA LNEA DE DEMCRITO 3 1

    este materialismo no es el de un sujeto (sea Dios o el proletariado) sino el de un proceso sin sujeto- que domina el orden de su desa-rrollo, sin un fin asignable.

    Esta no-anterioridad del Sentido es una tesis fundamental en Epicuro, en lo cual se opone a Platn y Aristteles.

    As es. Despus sobrevino el clinamen: una desviacin infinitesimal que ocurre sin saberse cmo, ni cundo ni dnde. Lo importante es que el clinamen provoca la desviacin de un tomo en su cada en el vaco y ocasiona un encuentro con otro tomo. . . y de encuentro en encuentro siempre y cuando sean dura-deros, no fugaces nace un mundo.

    De lo que se deduce que el origen de todo mun-do o realidad, de toda necesidad y sentido se. debe a una desviacin aleatoria.

    Justamente. Lo que plantea Epicuro es que es la desviacin aleatoria y no la Razn o la Causa Primera, el origen del mundo. Pero hay que tener claro que el encuentro no crea nada por s mismo, ninguna realidad. Lo que s hace es darle realidad a los tomos mismos que, sin la desviacin y el encuentro, no seran nada ms que elementos abstractos y aislados, sin con-sistencia ni existencia. Ahora bien, una vez cons-tituido el mundo, se instaura desde ese mo-mento, el reino de la razn, la necesidad y el sentido.

    Se puede pensar en alguna filosofa posterior

  • 3 2 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    que haya retomado estas tesis y que rechace la cuestin del Origen?

    Pienso en Heidegger. Si bien no es ni epicreo ni atomista, hay en l un movimiento de pen-samiento anlogo. Su rechazo de toda cuestin del Origen, Causa y Fin del mundo es bien conocido; pero hay, adems, una serie de de-sarrollos en torno a las expresiones es gibt, o sea "hay" (hay mundo, hay materia, hay hombres), "as es" y "ser-ah" (da-Sein), que recogen la inspiracin de Epicuro. Esta filosofa se abre hacia una visin que restituye una especie de contingencia trascendental del mundo, al cual hemos sido "arrojados", as como del sentido del mundo, que nos orienta hacia la apertura del Ser, ms all del cual no hay nada que buscar ni nada que pensar. De esta manera, el mundo es un "don" para nosotros.

    Un don que no hemos pedido ni elegido pero que se abre frente a nosotros en toda su facti-cidad y contingencia.

    S, pero en lugar de pensar la contingencia como modalidad o excepcin de la necesidad, hay que pensar la necesidad como el devenir-necesario del encuentro de los contingentes.

    Mi intencin, aqu, es recalcar la existencia de una tradicin materialista no reconocida por la Historia de la Filosofa. Me refiero a la de Demcrito, Epicuro, Maquiavelo, Hobbes, Rous-seau (2o. Discurso), Marx, Heidegger, as como a las categoras que han sostenido, tales como el vaco, el lmite, el margen, la ausencia de centro, el desplazamiento del centro al margen (y viceversa) y la libertad. Se trata del mate-

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    rialismo del encuentro, de la contingencia, en suma, de lo aleatorio, que se opone incluso a los materialismos registrados, incluyendo al co-mnmente atribuido a Marx, Engels y Lenin, que, como todo materialismo de la tradicin racionalista es un materialismo de la necesi-dad y de la teleologa, es decir, de una forma dis-frazada de idealismo.

    Justamente por representar un peligro, la tradicin filosfica lo interpret y lo desvi ha-cia un idealismo de la libertad.

    Si los tomos de Epicuro que caen en el vaco en la lluvia paralela se encuentran, es para que se reconozca en la desviacin pro-ducida por el clinamen la existencia de la libertad humana en el mundo mismo de la ne-cesidad.

    Podra concluirse entonces que esta filosofa, al rechazar todo Origen, tendra como punto de partida... la nada?

    Justamente. Se trata de una filosofa del va-co, que no slo dice que el vaco preexiste a los tomos que caen sobre l, sino una filoso-fa que postula y "hace", "crea" el vaco filo-sfico para darse existencia: una filosofa que en vez de partir de los famosos "problemas fi-losficos" comienza por eliminarlos y por re-husarse a darse a s misma un "objeto" (la filosofa no tiene un objeto), para partir de la nada. Se da pues el primado de la nada sobre toda forma, el primado de la ausencia (no hay origen) sobre la presencia. Puede pensarse en una crtica ms radical de toda filosofa en su pretensin de decir la Verdad sobre las cosas?

  • 3 4 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    Difcilmente. Cmo puntualizara la posicin filosfica del materialismo aleatorio?

    Sobre eso podemos decir que el materialismo aleatorio plantea el primado de la materialidad sobre todo lo dems, incluyendo lo aleatorio. l materialismo puede ser simplemente la ma-teria, pero no necesariamente la materia des-nuda. Esta materialidad puede ser bien dife-rente de la materia del fsico o del qumico o del trabajador que elabora el metal o la tierra. Puede ser la materialidad del dispositivo expe-rimental. Voy al extremo: puede ser el sim-ple trazo, la materialidad del gesto que deja un trazo, indiscernible del trazo que deja sobre la pared de una caverna o la hoja de un papel. Las cosas llegan tan lejos que Derrida ha mos-trado que el primado del trazo (de la escritura) se encuentra hasta en el fonema emitido por la voz que habla. El primado de la materialidad es universal.

    Esto no quiere decir que el primado de la infraestructura (falsamente concebida como la suma de las fuerzas productivas materiales y las materias primas) sea lo determinante en ltima instancia. La universalidad de esta ltima no-cin resulta absurda cuando no se la relaciona ms que con las fuerzas productivas. "Eso de-pende", escribe Marx en un pasaje de la Con-tribucin a la critica de la economa poltica, donde se trata de saber si las formas lgica-mente primeras son tambin las primeras hist-ricamente. a dpend, palabra aleatoria y no dialctica.

    Traduzcamos: todo puede ser determinante "en ltima instancia", es decir, todo puede do-

  • LA LNEA DE DEMCRITO 3 5

    minar, Marx lo deca de la poltica en Atenas y de la religin en Roma, en una teora no-dicha del desplazamiento de la dominancia (que Balibar y yo tratamos de teorizar en Para leer "El capital"). Pero en la superestructura mis-ma lo que es determinante es tambin su ma-terialidad. Es por ello que me he interesado tanto en mostrar la materialidad, de hecho, de toda superestructura y de toda ideologa.. . como lo hice en los aparatos ideolgicos del Es-tado (AIE). ES ah donde hay que encontrar el. concepto de "ltima instancia", el desplaza-miento de la materialidad,, siempre determinan-te "en ltima instancia" en cada coyuntura concreta

    LAS DOS HISTORIAS

    Una coexistencia de historias que se sobredeterminan.

    Podemos decir que hay dos tipos de historias, dos historias: por un lado, la Historia de los historiadores, etnlogos, socilogos y antrop-logos clsicos que pueden hablar de "leyes" de la Historia porque consideran slo el hecho consumado, el de la historia pasada. Se presenta entonces como un objeto totalmente fijo, est-tico, del cual pueden estudiarse todas las de-terminaciones como las de un objeto fsico, un objeto acaecido, muerto. Podra preguntarse: y de qu otra manera podan actuar los historia-

  • 3 6 UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    dores frente a una historia consumada, inalte-rable, petrificada, de la que pueden sacarse estadsticas determinantes y deterministas? Es aqu donde puede encontrarse la fuente de la ideologa espontnea de los historiadores, los socilogos vulgares, para no hablar de los eco-nomistas.

    Pero, puede pensarse en otro tipo de historia? S, justamente la lengua alemana dispone de

    una palabra precisa para designarla: Geschichte, que se refiere ya no a la historia consumada sino a la historia en presente, sin duda deter-minada en gran parte por el pasado ya acaecido, pero slo en parte, porque la historia presente, viva, est abierta tambin a un futuro incierto, imprevisto, an no consumado y por lo tanto aleatorio. La historia viva que no obedece ms que a una constante (no a una ley): la constante de la lucha de clases. Marx no emple el trmino de "constante" que yo tomo prestado a Levi-Strauss, sino una expresin genial: "ley tenden-cial" capaz de trastocar (no contradecir) la pri-

    mera ley tendencial. Es decir, que una ten-dencia no posee la forma o figura de una ley lineal sino que puede bifurcarse bajo el efecto de un encuentro con otra tendencia y as hasta el infinito. En cada cruce de caminos, la ten-dencia puede tomar una va imprevisible, por aleatoria.

    Resumiendo, podra decirse que la historia pre-sente es siempre la de una coyuntura singular, aleatoria?

    S, y hay que recordar que coyuntura signifi-

  • LA LNEA DE DEMCRITO 3 7

    ca conjuncin, es decir, encuentro aleatorio de elementos en parte existentes pero tambin im-previsibles. Toda coyuntura es un caso singu-lar como todas las individualidades histricas, como todo lo que existe.

    Es por ello que Popper, Lord Popper, no comprendi nada de la historia del marxismo ni del psicoanlisis porque sus objetos no son del tipo de la historia consumada sino de la Geschichte, la historia viva qu se hace y surge de las tendencias aleatorias y del inconsciente; la historia cuyas formas son extraas al deter-minismo de las leyes fsicas.

    Se desprende de lo anterior que lo culmi-nante del materialismo, viejo como el mundo primado de los Amigos de la Tierra sobre los Amigos de las Ideas de Platn, es el materia-lismo aleatorio, requerido para pensar la aper-tura del mundo hacia el acontecimiento, la ima-ginacin inaudita y tambin hacia toda prctica viva, incluyendo la poltica.

    . . . hacia el acontecimiento? Wittgenstein lo dice magistralmente en el

    Tractatus: die Welt ist alies Jvas das fall ist, frase soberbia pero de difcil traduccin, Se podra intentar as: "el mundo es todo lo que acon-tece", o ms literalmente: "el mundo es todo aquello que nos sobreviene, 'que nos cae en-cima' ". Hay otra traduccin ms, la de la Es-cuela de Russell: "el mundo es todo lo que es el caso" (the world is what the case is).

    Esta frase asombrosa lo dice todo, porque no existe en el mundo nada ms que casos, situa-ciones, cosas, lo que "nos sobreviene" sin preve-

  • UNA FILOSOFA PARA EL MARXISMO

    nir. Esta tesis, de que no existe nada ms que casos e individuos singulares totalmente dis-tintos entre s, es la tesis fundamental del no-minalismo.

    No afirm Marx que el nominalismo es la an-tesala del materialismo?

    Justamente, y yo ira ms lejos. Dira que no slo es la antesala sino que es ya el materialismo.

    Lo que resulta impactante es constatar lo que han observado algunos etnlogos, a saber, que en las sociedades ms primitivas, como los abo-rgenes australianos o los pigmeos en frica, pa-rece reinar la filosofa nominalista misma, y no slo en el nivel de pensamiento, es decir, de len-guaje, sino tambin en la prctica, en la reali-dad. Para ellos, segn estudios concluyentes re-cientes, no existen ms que seres singulares, y cada singularidad, cada partcula/ridad, es de-signada por una palabra, tambin singular. As, el mundo est hecho exclusivamente de cosas singulares, nicas, designables cada una por su propio nombre y sus propiedades. El "aqu y ahora" que no puede ser nombrado sino sim-plemente indicado, sealado con el dedo, pues la palabra sera ya una abstraccin, lo cual sig-nifica el primado del gesto sobre la palabra, del trazo material sobre el signo.

    Ese "indicar con el dedo" aparece ya en los sofistas, en Cratilo y en Protdgoras.

    Cierto, puede decirse que el nominalismo filosfico est ya presente en Homero, Heso-do, los sofistas y atomistas como Demcrito y Epicuro, aunque fue elaborado realmente, de

    3 8

  • LA LNEA DE DEMCRITO 3 9

    manera sistemtica, a partir de la Edad Media, por telogos cuyos mximos representantes son Duns Scoto y Guillermo de Occam.

    Slo un ltimo punto sobre la cuestin del acontecimiento histrico: puede decirse que ni Marx ni Engels se acercaron a una teora de la historia, en el sentido del acontecimiento histrico imprevisto, nico, aleatorio, ni de la teora prctica poltica. Me refiero a la prcti-ca poltico-ideolgico-social de la militancia po-ltica, de los movimientos de masa y de sus eventuales organizaciones, que no disponen de conceptos y menos de una teora coherente para pensarla. Lenin, Gramsci y Mao la pensaron slo en parte; el nico que pens la teora de la historia poltica, de la prctica poltica en pre-sente, es Maquiavelo. He ah otra enorme la-guna que llenar, cuya importancia es decisiva y que, una vez ms nos remite a la filosofa.

  • II. FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

  • Podra explicarnos por qxi ha puesto un es-pecial nfasis en esta trada, a lo largo de su obraf

    Considero pertinente iniciar la respuesta con mi concepto de "filosofa": su surgimiento y funcin. Podemos decir que histricamente la filosofa surgi de la religin, de la cual hered relevantes cuestiones que posteriormente se con-virtieron n grandes temas filosficos, aunque con planteamientos y respuestas diferentes, como por ejemplo, el origen, fin o destino del hom-bre, de la historia y del mundo.

    Sin embargo, sostengo que cuando la filoso-fa se constituye como tal, en sentido riguroso, es cuando aparece la primera ciencia: las ma-temticas. Esto no es casual, pues marca pre-cisamente el paso, del estado emprico al estado terico. A partir de ese momento, se empez a razonar de otra manera y sobre objetos dife-rentes: los abstractos.

    Considera que la filosofa no hubiera podido constituirse sin la existencia previa de una ciencia?

    No lo creo, por la siguiente razn: la filoso-fa tom de la ciencia algo invaluable: el mo-delo de la abstraccin racional, imprescindible para ella.

    De hecho, la filosofa nace en el momento en que se abandonan las formas de razonamien-

    [43]

  • 4 4 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    to mitolgico y religioso, de la exhortacin mo-ral y la elocuencia poltica o potica para poder adoptar las formas del razonamiento terico, constitutivo de la ciencia. En suma, la filoso-fa no puede producirse sin contar previamente con la existencia del discurso racional puro, cuyo modelo est en las ciencias.

    Qu otras caractersticas le fueron imprimien-do a la filosofa su propia especificidad?

    La filosofa tradicional se adjudic la tarea histrica e irremplazable de decir la Verdad acerca de todo: de las primeras causas, de los primeros principios de todo lo existente y, por ende, de todo lo cognoscible, as como de la finalidad o destino del hombre y del mundo. Fue as que se erigi en la "Ciencia" de la to-talidad, capaz no slo de proporcionar los co-nocimientos ms indubitables y elevados, sino de poseer la Verdad misma. Esta Verdad, es el lo-gos, el origen, el sent ido. . . y dada la identidad originaria entre el logos y el decir, entre la Verdad y el Discurso, slo hay un medio para ha-cer conocer la Verdad: la palabra, la forma del discurso. Es por ello que la filosofa no puede sobrepasar su propio discurso que es la presen-cia misma de la Verdad como logos.

    En cuanto a la composicin/constitucin de un sistema filosfico, existe un riguroso vnculo entre todos sus elementos tericos; me refiero a las tesis (o proposiciones filosficas) y a las ca-tegoras. Podra explicar qu son y qu funcin tienen?

    Thesis, en griego, quiere decir "posicin".

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 4 5

    Por ello requiere de la anttesis. En cuanto a las categoras, que son los conceptos ms gene-rales, me viene a la mente, a manera de ilustra-cin, la de 'sustancia' o la de 'sujeto'. Esta ltima ofrece un especial inters. Entre los si-glos xiv y XVII, la categora de 'sujeto' se en-cuentra permeando todos los campos, para dar cuenta de un nmero considerable de ideolo-gas y de sus prcticas. Emergi de la ideologa jurdica, de las relaciones mercantiles donde cada individuo es sujeto de derecho, como propietario de bienes, etc. Esta misma categora invadi el terreno de la filosofa con Descartes (el sujeto del "yo pienso") y ms tarde el de la ideologa moral con Kant (el sujeto de la "conciencia moral"). Ya antes haba penetrado el dominio de la poltica con el "sujeto polti-co" del contrato social. Esto demuestra una de las tesis que defendemos: a saber, que la filo-sofa "trabaja" categoras capaces de unificar el conjunto de las ideologas y de las prcticas correspondientes.

    LA FILOSOFA: UN C A M P O DE BATALLA

    Y en cuanto al funcionamiento de la filosofa? Sin pretender ser exhaustivo, dir que cada

    filosofa reproduce de algn modo, en su inte-rior, el conflicto en el cual est inmersa exte-riormente. Toda filosofa entraa el espectro de

    su contrario: el idealismo el espectro del mate-rialismo, y viceversa.

  • 4 6 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    Usted reiteradamente seala que ya Kant se refera a la filosofa como a un "campo de bata-lla" (Kampfplatz).

    Efectivamente, uno de sus fines es librar una batalla terica. Por ello puede decirse que una te-sis es siempre una anti-tesis, por naturaleza. Una tesis no es planteada ms que contra otra tesis, o en defensa de una nueva.

    Hablando de esta batalla terica, sigue soste-niendo que el campo de la filosofa est divi-dido en dos grandes bloques o posiciones anta-gnicas: materialismo e idealismo?

    No. Pienso que en toda filosofa se pueden descubrir elementos idealistas y materialistas, con un nfasis marcado hacia una de las dos posiciones, claro est. En otras palabras, no hay una divisin severa y tajante, pues en una fi-losofa calificada de idealista pueden encontrar-se elementos materialistas y viceversa. Lo cierto es que no hay filosofa que sea absolutamente pura. Lo que hay son tendencias.

    Podra mencionar a algn filsofo para ilustrar lo anterior?

    Pascal es un ejemplo interesante por parad-jico. A travs de los problemas religiosos que plantea, se juegan tambin problemas episte-molgicos, histricos y de constitucin de la so-ciedad, de tal suerte que podemos afirmar que tiene rasgos profundamente materialistas. Que-d sorprendido, al releer a Pascal estos ltimos aos, de ver que en el fondo, sin saberlo, haba yo tomado ce l algunos conceptos filosficos: toda la teora de la ideologa, del desconoc-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 4 7

    miento y del conocimiento, est ya en l. Me preguntaba yo de dnde provena ese reencuen-tro con Pascal hasta que repar que fue el nico libro a mi alcance durante los cinco aos que pas en un campo de prisioneros alemn, du-rante la ltima guerra. Lo haba borrado de mi memoria por completo!

    Pascal escribi cosas sorprendentes sobre la historia de las ciencias. Fue un gran matemti-co y fsico; invent la mquina de calcular, de-sarroll, en fin, toda una teora de la ciencia.

    Aqu se advierte, como sealaba, que cada filo-sofa entraa a su propio antagonista.

    As es. Por lo dems, la contradiccin en filosofa no es del tipo de A frente a no-A. ni de s frente a NO. Es tendencial. Est atravesada por tendencias. En realidad, toda filosofa no es ms que la realizacin ms o menos acaba-da de una de las dos tendencias antagnicas: la idealista o la materialista. Y en cada filoso-fa se realiza no la tendencia sino la contradic-cin antagnica entre ambas tendencias.

    Cmo se explica esto? Se debe a razones que tienen que ver con

    la naturaleza misma de la guerra filosfica. Si una filosofa quiere ocupar las posiciones del adversario, es preciso que gane, para su causa, parte de las "tropas" adversas; es decir, sus ar-gumentos filosficos. Si se desea vencer al ene-migo, es preciso conocerlo primero para des-pus apropiarse no slo de sus armas, tropas y territorio, sino ante todo, de sus argumentos,

  • 4 8 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    pues es con ellos que se obtendrn las grandes victorias.

    Esto me recuerda aquella frase de Goethe: "Si deseas conocer a tu enemigo, trasldate a sus dominios."

    Exacto. De manera que cada filosofa lleva en su seno a su propio adversario, para poder constituirse como filosofa. Ella responde, de antemano, a todas las rplicas, se instala previa-mente en su propio dispositivo y lo modela para poder efectuar la operacin de absorcin y de su-bordinacin. Es as como toda filosofa de ten-dencia idealista comporta necesariamente argu-mentos materialistas y viceversa. Repito, no hay pureza total. Ni la filosofa materialista marxista podra pretender ser exclusivamente "materia-lista" porque en ese momento habra abando-nado el combate, renunciando a tomar, preven-tivamente, posiciones ocupadas por el idealismo.

    Esto recuerda al Leviathan de Hobbes, al esta-do de guerra perpetua.

    Aunque esta "guerra filosfica" no es exac-tamente "la guerra de todos contra todos" de la que hablaba Hobbes en la Inglaterra del siglo XVII. No es una guerra entre individuos sino entre posiciones filosficas, es decir, entre estrategias filosficas que se disputan, en las grandes coyunturas culturales y polticas, la he-gemona filosfica en tal o cual pas o continen-te, incluso desde que el planeta se convirti prcticamente en una sola totalidad en el mundo entero.

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 4 9

    Esto est en relacin con su ltima definicin de la Filosofa como "lucha de clases en la teo-ra"?

    S. Es decir, la forma terica que reviste en la filosofa, la lucha de clases. Pero hay una parte fundamental de la definicin que omitis-te: "en ltima instancia".

    No debe olvidarse este "en ltima instancia", pues nunca he dicho que la filosofa era pura y simplemente lucha de clases en la teora. Esta reserva, "en ltima instancia", es una mencin para sealar que existen otras cosas en la filo-sofa adems de la lucha de clases en la teora. Pero tambin indica que la filosofa, efectiva-mente, representa posiciones de clase en la teora, es decir, en las relaciones que tiene con las formas ms tericas de las prcticas humanas y a travs de ellas, a travs de las formas ms con-cretas de las prcticas humanas, incluyendo la lucha de clases. . . y mostr que en filosofa, la lucha de clases tomaba la forma de contradic-ciones entre tesis y anttesis, entre posiciones de tendencia idealista y materialista.

    Hay un ejemplo en la Historia de la Filoso-fa que prueba que la filosofa es "en ltima instancia" lucha de clases en la teora, a partir de las palabras de Kant, ya mencionadas. Cuan-do dice que la filosofa es un campo de batalla, ve uno a Kant iniciar la edificacin de una filosofa que no sea polmica, que no est en estado de lucha. Al emprender Kant el proyecto de una "paz perpetua" filosfica en vez de un combate perpetuo entre las filosofas, no habla de lucha de clases pero s reconoce el carcter polmico y de lucha de toda filosofa. Su meta

  • 5 0 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    de alcanzar una filosofa sin conflicto, en paz perpetua, constata un reconocimiento al ne-garlo de la existencia de la lucha en la fi-losofa.

    Una palabra ms: en ocasin de los conflic-tos que la filosofa ha suscitado en su historia, aparecen MRGENES, zonas, que pueden escapar a la determinacin unvoca de la lucha de cla-ses. Ejemplos: ciertos sectores de reflexin sobre la lingstica, la epistemologa, el arte, el senti-miento religioso, las costumbres, el folklore y otros. Es decir, dentro de la filosofa hay islo-tes, "intersticios".

    LA "FILOSOFA DE LOS F I L S O F O S " Y LA FILOSOFA MATERIALISTA

    Para terminar este apartado, podra resumir los rasgos distintivos que deslindan a las dos posiciones o tendencias filosficas: la idealista y la materialista?

    De acuerdo. Pero como al hablar de filoso-fa siempre se alude a la filosofa tradicional, de tendencia idealista, a la "filosofa de los filso-fos", esta vez voy a tomar como referencia a la posicin materialista en filosofa.

    Hablar de "materialismo" es plantear uno de los temas neurlgicos de la filosofa. La de-nominacin de "materialismo" forma parte de la historia de nuestra filosofa, nacida en Gre-cia, bajo los auspicios y problemtica general de Platn. Es en l donde se encuentra la pri-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 5 1

    mera y fundamental oposicin entre "los ami-gos de las Ideas" y "los amigos de la Tierra". Los dos trminos de esta (liada estn planteados como indispensables para la constitucin de la misma, donde cada denominacin implica la otra. No hay, pues, amigos de la Tierra ms que en virtud de que existen los amigos de las Ideas; y esta distincin y oposicin son obra de un filsofo, el que inaugur nuestra historia de la filosofa, situndose l mismo entre "los amigos de las Ideas". Entre sus adversarios, amigos de la Tierra, estn Demcrito, Epicuro, los empiristas, los escpticos, los sensualistas y los historicistas.

    Es preciso sealar, sin embargo, que en la cpula de contrarios idealismo/materialismo, el idealismo al ser la tendencia dominante de toda la filosofa occidental- se constituy en el fundamento sobre el cual se erigi o fund la cpula misma.

    A partir de lo que Heidegger dice de la domi-nacin del logocentrismo sobre toda la filosofa occidental, podemos fcilmente explicarlo: cada vez que se trata del materialismo pronunciado en el marco de la historia de nuestra filosofa, es preciso advertir que esta apelacin reproduce, a manera de espejo y en negativo, la apelacin del idealismo. Heidegger dira que el idealis-mo obedece, al igual que el materialismo, al 'principio de razn', a saber, al principio de que todo existente, sea ideal o material, est sometido a la cuestin de la razn de su exis-tencia.

    Yo dira pues, que en la tradicin filosfica,

  • 5 2 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    la invocacin del materialismo es al mismo tiem-po el signo de una exigencia, signo de que hay que negar al idealismo pero sin salir sin po-der salir de la diada especular idealismo-ma-terialismo. Es un signo pero tambin una tram-pa, ya que no puede uno salirse ni escapar del idealismo adoptando su contrapunto ni enun-ciando su contrario, tampoco invirtindolo. Por lo tanto, no se puede hablar de materialismo sin cierta desconfianza: no es la palabra la que hace o constituye al hecho, a la cosa. Y cuando uno analiza de cerca y a fondo, se da cuenta de que la mayora de los materialismos as de-clarados no son ms que idealismos invertidos, al revs. Ejemplos: los materialismos del Siglo de las Luces y algunos pasajes de Engels.

    Qu otros rasgos podran destacarse del idea-lismo en tanto polo opuesto y necesario del materialismo?

    Uno de los rasgos que nos permiten reco-nocer al idealismo es el hecho de estar atrapado en el 'principio de razn' que se desdobla en dos: el Origen y el Fin o finalidad (telos, en griego). El Origen remite de manera natural al Fin o telos: el sentido del mundo, de la his-toria, la finalidad de ambos, etc., que se pro-yecta anticipndose en y sobre la cuestin del origen. Nunca se plantea la cuestin del 'origen radical de las cosas' ms que en funcin de la Idea que uno se haga de su Destino, de su Final, ya sea que se trate de los fines de la pro-videncia o de la utopa.

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 5 3

    Existen filsofos que hayan evadido la diada idealismo-materialismo?

    S. Sus filosofas pueden reconocerse en tanto que se deslindan de las cuestiones del Origen y del Fin, o simplemente de la teleologa. Estas filosofas ofrecen un gran inters en tanto que expresan evitando la trampa la exigencia de abandonar el idealismo y de dirigirse hacia eso que podemos llamar el materialismo: des-lindndose, repito, de toda filosofa del Origen ya sea del Ser, del Sujeto, del Sentido o del Telos, pues consideran que esos temas in-cumben a la religin y a la moral, no a la filo-sofa.

    En toda la historia, no son muchas las filo-sofas con este sello: no-apologticas, no-reli-giosas y no aprisionadas en la diada. Entre los grandes filsofos que han evadido esta estruc-tura, este sistema, podemos mencionar a Epi-curo, Spinoza, Marx, Nietzsche. . . Heidegger.

    El rechazo del origen radical como estatuto de emisin filosfica obliga a rechazar tambin su moneda y a elaborar otras categoras, como la de dialctica.

    S que Spinoza es uno de los filsofos que ms admira, entre otras razones, por sus aportes a la posicin materialista. Quisiera preguntarle si considera que l haya escapado a la tentacin de la Verdad.

    Definitivamente. l habla clnicamente de 'lo verdadero', no de la Verdad. Sostena que "lo verdadero se indica a s mismo y a lo falso". Se indica a s mismo, no como presencia sino como producto, en la doble acepcin: a] como

  • 5 4 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    resultado del trabajo de un proceso que lo des-cubre y b] como probndose en su produccin misma.

    Con esa concepcin inmanentista de la verdad, Spinoza deja de lado entonces, el problema del criterio de verdad.

    Y adems rehusa las cuestiones del Origen y del Sujeto que sostienen las teoras del conoci-miento.

    Qu otros rasgos distintivos tendra una filoso-fa materialista?

    Por un lado, no tiene la pretensin de ser autnoma ni de fundar su propio origen y po-der. Tampoco se considera una ciencia, y mu-cho menos la Ciencia de las Ciencias. En este sentido, est en contra de todo positivismo.

    Digno de sealarse es su renuncia a ser la poseedora de la Verdad.

    La filosofa de tendencia materialista reco-noce la existencia de la realidad objetiva exte-rior as como su independencia respecto del su-jeto que la percibe o conoce. Reconoce que el ser, lo real, existe y es anterior a su descubri-miento, a su ser pensado o conocido. A prop-sito de esto, hay veces en que uno se pregunta cmo se puede asegurar que la filosofa no es el delirio terico de una clase social en busca de garanta o de ornamento retrico. En toda la larga produccin de artesanos tericos, mu-chos han hecho de sus fantasmas individuales una filosofa, o bien de su delirio o preferen-cia subjetiva. . . o simplemente de su deseo de teorizar.

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 5 5

    Precisamente, con la postura materialista se da todo un viraje frente a las filosofas de la re-presentacin, que siguen la tradicin idealista especular que sostiene que todo lo que conoce-mos son las ideas de las cosas y no las cosas mismas.

    Una consecuencia que se desprende de lo anterior es que las filosofas materialistas afir-man la primaca de la prctica sobre la teora. Y la prctica es, en todo, contraria y extraa al logos. No es la Verdad y no se reduce ni se realiza en el ver (la intuicin) ni en el decir (logos). La prctica es un proceso de transfor-macin sometido a sus propias condiciones de existencia y que produce no la Verdad sino 'verdades' de los resultados o conocimientos en el interior del campo de sus propias condicio-nes de existencia. Y si la prctica tiene agentes, no tiene un sujeto como origen trascendental u ontolgico de su objetivo, de su proyecto y no tiene tampoco una finalidad como verdad de su proceso. Es pues un proceso sin sujeto (en-tendido el sujeto como elemento ahistrico).

    De esta manera, la prctica hace tambalear a la filosofa tradicional y permite comenzar a ver claro en el interior de la filosofa, por basarse, adems, en la posibilidad de transformar el mundo.

    La irrupcin de la prctica es la denuncia de la filosofa producida como tal Filosofa. Es decir, contra la pretensin de la Filosofa (tra-dicional) de abarcar el conjunto de las prc-ticas sociales (y las ideas), de ver el 'todo' como deca Platn, para establecer su dominio sobre estas mismas prcticas; es contra la suposicin

  • 5 6 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    de la Filosofa de no tener 'un espacio exte-rior' por lo que el marxismo afirma, sin duda, que la filosofa tiene 'un exterior', es decir, que la filosofa no existe ms que por ese 'exterior' y para l. Este exterior (que la filosofa quiere hacerse la ilusin de someter a la Verdad) es la prctica, son las prcticas sociales.

    Hay que aceptar la radiCalidad de esta crti-ca para entender sus consecuencias. Deforma, contrara al logos, es decir, a una representa-cin de algo supremo a lo que se llama 'la Verdad'.

    Si aceptamos el trmino de Verdad en su sen-tido filosfico, de Platn a Hegel, y si lo con-frontamos a la prctica, proceso sin sujeto ni fin, segn Marx, hay que afirmar que no hay verdad de la prctica. La prctica no es un sus-tituto de la Verdad para una Filosofa inmu-table; es, contrariamente, lo que la perturba. La prctica es aquello que la filosofa, en toda su historia ya sea bajo la forma de la lucha de clases o de la causa errante de la materia no ha podido asumir nunca. La prctica es aquella otra cosa, a partir de la cual, no slo se puede hacer tambalear a la filosofa sino, ms an, aquello gracias a lo cual se puede comenzar a ver claro en el interior de la filosofa.

    Deca usted que la prctica a la filosofa a reconocer que ella tiene un exterior. . .

    S. Conocemos el dicho de Hegel: la concien-cia de s tiene un envs y no lo sabe. A lo cual responde la confidencia de Fran^ois Mau-riac cuando recuerda que de nio l crea que las personas ilustres no tenan trasero. La irrup-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA -POLTICA

    cin de la prctica toma a la filosofa por la re-taguardia, veamos cmo ocurre. Tener un es-pacio exterior y tener un trasero puede decirse que es lo mismo. Pero tener un 'detrs' es tener un exterior inesperado. Y a la filosofa le ocu-rre eso.

    Acaso la filosofa no ha introducido en el dominio de su pensamiento la totalidad misma de todo lo que existe, incluso el fango, del que habla Scrates, o el esclavo que menciona Aris-tteles, o incluso la acumulacin de riquezas en un polo y la miseria en el otro de que hablaba Hegel?

    Desde esa perspectiva, efectivamente todo est recogido en el interior de la filosofa.

    Uno se preguntara por el espacio exterior. Acaso el mundo real, el mundo material, no existe para todos los filsofos idealistas? En qu consiste ese proceso que se da en la filo-sofa, a fin de hacer entrar a todas las prcticas en el dominio de su pensamiento e imponerse ella misma sobre ellas con objeto de decirles su Verdad? Aqu, la filosofa hace trampa: cuan-do las absorbe y reelabora, de acuerdo con su propia forma filosfica, no lo hace respetando escrupulosamente la realidad, la propia natu-raleza de tales prcticas e ideas sociales. Al con-trario, al afirmar su poder de Verdad sobre ellas, la filosofa ha tenido que obligarlas a su-frir una verdadera transformacin. De qu otra manera podra ajustaras y pensarlas bajo la unidad de una nica y misma Verdad? Los "filsofos de la filosofa" que emprendieron la tarea de dominar el mundo mediante el pensa-

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  • 5 8 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    miento, ejercieron la violencia del concepto, del Begriff, de la apropiacin. Afirmaron su poder sometiendo a la ley de la Verdad (de su ver-dad) a todas las prcticas sociales de los hom-bres que seguan viviendo en la oscuridad.

    Esta perspectiva no es extraa a algunos de nuestros contemporneos.

    Desde luego, los que buscan y encuentran en la filosofa de arquetipos de la potencia, el modelo de cualquier poder. Ellos mismos es-criben la ecuacin saber = poder; y dicen, a la manera de los modernos anarquistas cultiva-dos: la violencia, la tirana, el despotismo de Estado es culpa de Platn; como se deca hace tiempo: la revolucin es culpa de Rousseau.

    La mejor manera de responderles es la de ir ms lejos que ellos introduciendo la fractura escandalosa de la prctica, dentro de la natura-leza de la filosofa. Aqu es quiz donde se nota de forma ms profunda la influencia de Marx.

    Mas es necesario tener en cuenta que el po-der no significa nunca un "poder por el poder", ni siquiera en el mbito poltico. El poder no es otra cosa que lo que se hace con l, esto es, lo que l produce como resultado. Y si la fi-losofa es aquella que ve el 'todo', no lo ve ms que para reordenarlo, es decir, para imponerles a los diversos elementos del todo un orden de-terminado. (Hasta aqu "la prctica".)

    Una ltima diferencia con el idealismo es su concepto de 'unidad'. No debemos pensar que hay un solo modelo de unidad: la unidad de una Sustancia, de una Esencia o de un acto, como ocurre en las confusiones que se presen-

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    tan tanto en el materialismo mecanicista como en el idealismo de la conciencia. No es la uni-dad simple de una totalidad. No es el simple desarrollo de una esencia nica o sustancia ori-ginaria y simple. La unidad de la que habla el marxismo es la unidad de la complejidad misma, que el modo de organizacin y de articulacin de la complejidad convierte en unidad. El todo complejo posee la unidad de una estructura ar-ticulada y dominante.

    Para concluir este punto quisiera recordar la ingeniosa ilustracin que Ud. hacia de ambas tendencias, recurriendo a una comparacin co-loquial y humorstica: la de los viajeros de un tren.

    S, deca yo que el filsofo idealista es un hombre que al tomar el tren, conoce desde su inicio la estacin de salida y de llegada: el origen y el fin del trayecto, as como conoce el origen y destino del hombre, la historia y el mundo.

    Por el contrario, el filsofo materialista es un hombre que toma siempre el tren "en marcha"; puede tomarlo o esperar el siguiente y no ocu-rre nada. Este filsofo no conoce ni origen, ni primeros principios, ni destino alguno. Sube al tren en marcha, se instala en un asiento desocu-pado o bien recorre los vagones, conversando con los dems viajeros. Asiste, sin programarlo, a todo lo que acontece, de manera imprevista, aleatoria, recogiendo una infinidad de datos y observaciones tanto sobre el tren como sobre los viajeros y el trayecto mismo. En suma, re-gistra las secuencias de encuentros aleatorios, a

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    diferencia del filsofo idealista que de antemano tiene las consecuencias deducidas de un Ori-gen fundante de todo Sentido, o de un Prin-cipio o Causa primeros, absolutos y necesarios.

    Desde luego que nuestro filsofo puede hacer, experimentos sobre el seguimiento de secuen-cias aleatorias que pudo recoger para de ah deducir leyes de consecucin (como Hume), le-yes de "hbitos", o bien constantes-, es decir, fi-guras tericas estructuradas. Los experimentos lo conducirn a deducir leyes para cada gnero de experimento segn la especie de entes de que se trate. Es as como proceden las ciencias de la naturaleza. Es aqu que volvemos a en-contrar el trmino y el uso de la universalidad.

    Pero cuando no se trata de objetos que se repiten indefinidamente como es el caso de las ciencias sociales y humanas, y cuya experimen-tacin no puede ser repetida infinitamente y en todo lugar (vase Popper: "todo experimen-to cientfico merece ese nombre cuando puede ser repetido un nmero infinito de veces en el mismo dispositivo experimental".) Con ese cri-terio, no puede el filsofo-viajero-materialista, atento a los "casos" singulares, nicos, enunciar "leyes", ya que esos casos son particulares, con-cretos y no pueden repetirse por ser nicos. Lo que se puede hacer es, como lo ha mostrado Levi-Strauss a propsito de los mitos csmicos de las sociedades primitivas, deducir "constan-tes generales" de los encuentros observados en los hechos, cuyas "variaciones" pueden dar cuen-ta de la singularidad de los casos considerados y, por tanto, producir conocimientos de tipo

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    "clnico", as como efectos ideolgicos, polticos y sociales.

    Es as como se puede encontrar no la univer-salidad de las leyes (de la fsica, la matemtica o la lgica) sino la generalidad de las constan-tes, que permiten, por su variacin, la aprehen-sin de lo verdadero de tal o cual caso.

    Entre las preguntas sobre la filosofa figura tam-bin una sobre sus funciones. Cules considera usted que sean las principales?

    Sealar slo algunas, por ejemplo, la de ser-vir de garanta, de fundamento, para la defensa de ciertas tesis necesarias al filsofo para re-flexionar sobre descubrimientos cientficos u otro tipo de sucesos.

    Otra funcin es la de trazar lneas de demar-cacin que permitan deslindar o separar lo cien-tfico de lo ideolgico con el fin de liberar a la prctica cientfica de la dominacin ideol-gica que la obstaculiza.

    Por otro lado, puede compararse con un la-boratorio, donde se unifica el conjunto de ele-mentos ideolgicos. Anteriormente, este papel unificador lo desempeaba la religin. Basta-ban los grandes mitos sobre la existencia de Dios o la creacin del mundo, para que todas las actividades humanas y las ideologas corres-pondientes encontraran su lugar constituyendo la ideologa unificada que la clase dominante requera para asegurar su dominio. Sin em-bargo, hay una limitacin: la filosofa dominan-te llega hasta donde puede llegar en su fun-cin unificadora de la ideologa pero no puede "saltar por encima de su tiempo", como deca

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    Hegel, ni "pasar por encima de su condicin de clase", como deca Marx.

    En el campo de la poltica tambin ejerce otra funcin: es ah donde tradicionalmente la fi-losofa ha desempeado un papel apologtico del sistema poltico imperante, ya sea de ma-nera velada o abierta.

    Desde Platn se hace manifiesto este lazo con la poltica. Tanto tericamente en su Repbli-ca como en la prctica, cuando acept ser con-sejero del tirano de Siracusa.

    Buen ejemplo. Me parece importante sea-lar que incluso cuando estas filosofas adoptan una posicin apologtica frente al poder, se otorgan a s mismas el lugar preponderante, por encima de todo, por el hecho de poseer y detentar los argumentos "verdaderos" para sos-tener el poder. La complicidad poda ser di-recta, pero en la tradicin filosfica hasta Marx, quien ayud a situar a la filosofa en su lugar la filosofa se haba erigido en la deten-tadora de la Verdad y, a ese ttulo, detentaba el poder por medio del saber.

    Tiene la filosofa alguna actuacin o injeren-cia directa en la realidad?

    Aparentemente la filosofa se desarrolla en un mundo cerrado y lejano. Pero s tiene una actuacin, un tanto peculiar: acta a distan-cia, por la inmediacin de las ideologas sobre las prcticas reales, concretas, por ejemplo, so-bre prcticas culturales como las ciencias, la po-ltica, las artes, incluso el psicoanlisis. Y en la medida en que transforma las ideologas -que

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 6 3

    envuelven esas prcticas, stas podrn a su vez ser transformadas, dependiendo de las cir-cunstancias de la realidad social. Pero las tesis filosficas s provocan efectos en las prcticas sociales.

    Por otra parte, los antagonismos son inevita-bles. Si hay filosofas que se contradicen es porque existen prcticas que se contradicen

    . . . afortunadamente.

    Las ltimas preguntas han servido de puente para el tema que sigue: la relacin que la filo-sofa guarda con la ideologa. Este Sealamiento que usted hace es contrario a la concepcin tra-dicional de la filosofa como un mundo se-parado-, autnoma, por encima de la realidad. Podra hablarnos ahora de la relacin filosofa-ideologa?

    Es un tema al que me he dedicado desde hace tiempo, con el propsito de elaborar una teora de la ideologa. Pero antes, sera conve-niente explicar lo que entendemos por 'ideo-loga'.

    Podemos hacerlo tomando directamente algu-nas definiciones que aparecen en sus textos:

    "La ideologa es necesariamente una repre-sentacin deformante de la realidad." "Es la representacin imaginaria que se hacen los hom-bres acerca de sus condiciones reales de exis-tencia."

    La ideologa es un sistema de ideas unifica-das que actan sobre las conciencias". "La ideologa cumple una funcin social: asegurar la cohesin de sus miembros."

  • 6 4 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    Habra dos sealamientos que hacer: por u n lado, que la constitucin del ser humano hace que toda accin sea inconcebible sin el lenguaje y sin el pensamiento. Por lo tanto, no puede haber prctica humana alguna sin un sistema de ideas representadas en palabras, constituyen-do as la ideologa de esa prctica. Y por otro, es importante insistir en que una ideologa es un sistema de ideas slo en tanto que se refiere a un sistema de relaciones sociales. No se trata de una idea fruto de una fantasa individual sino un cuerpo de ideas socialmente estable-cido. Es ah donde comienza la ideologa. Fuera de ah, est uno en el terreno de lo imaginario o de la experiencia puramente individual. Debe referirse, pues, a una realidad social dada.

    Pero podra explicar cmo la conciencia de un individuo concreto puede ser dominada por una idea o sistema de ideas?

    Una primera respuesta podra ser que ese mecanismo se efecta cuando la conciencia re-conoce a esas ideas como "verdaderas". Cmo se opera ese reconocimiento? Quiz bajo el sim-ple efecto de la presencia, existencia o evidencia de lo verdadero. Resulta paradjico: ocurre "como si" al creer en una idea (o sistema de ideas) no fuera yo el que la reconociera y ante su presencia pudiera afirmar "sa es, ah est y es verdadera"; sino todo lo contrario: ocurre "como si" al creer en una idea, la idea fuera la que me dominara y me impusiera el recono-cimiento de su existencia y de su verdad, a tra-vs del encuentro con su presencia. Todo ocu-rre "como si" invertidos los papeles fuera

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 65

    la idea la que me interpelara a m y me im-pusiera el reconocimiento de su verdad. Es as como las ideas que constituyen una ideologa se imponen a las "conciencias libres" de los hombres, al interpelar a los individuos de forma tal que se vean obligados a reconocer libremen-te que esas ideas son verdaderas; que por lo tanto, estn obligados a constituirse en sujetos libres, capaces de reconocer la 'verdad' ah don-de se presenta, es decir, en las ideas constituti-vas de la ideologa.

    ste es, en sntesis, el mecanismo de la prcti-ca ideolgica; el mecanismo de la interpretacin ideolgica que transforma a los individuos en sujetos. Los individuos son desde siempre, su-jetos, es decir, sujetos-ya-sujetados por una ideo-loga.

    Por lo que acaba de aseverar se desprende que el hombre es, por naturaleza, un ser ideolgico.

    Absolutamente, un animal ideolgico. Pienso que la ideologa tiene un carcter transhistrico, que ha existido y existir siempre. Lo que puede cambiar es su contenido pero no s fun-cin. Desde los inicios de los tiempos, podemos constatar que el hombre ha vivido siempre bajo relaciones sociales ideolgicas.

    Eso en lo que se refiere a la ideologa "en ge-neral", pero ya a partir de 1970, usted hace una distincin y afirma que las ideologas particu-lares s tienen historia, aunque est determina-da en ltima instancia por la lucha de clases.

    Cierto, pero segu sosteniendo que la ideolo-

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    ga, en general, no tiene historia. En efecto, la teora de la ideologa enfoca aquello que es ms difcil de comprender y de explicar en toda so-ciedad: su conciencia de s, la idea que se hace de s misma y del mundo. No es un juego de ideas acerca del mundo sino una clara represen-tacin del mundo de las ideas como producto social.

    Recuerdo la observacin que le hizo R. Fossaert en tomo a esta meta: desde la escisin del mo-vimiento comunista internacional (1961-1970), la revolucin cultural china y la crisis hegem-

    nica de mayo del 68, qued de manifiesto que haba una cierta autonoma y especificidad de la cuestin ideolgica, al hacer patente la con-tradiccin o sistema de contradicciones del o de los marxismos.

    En efecto. Desde entonces, result ms dif-cil an pensar que las ideologas particulares, regionales, no tienen historia, cualquiera que fuese su forma: religiosa, moral, jurdica o po-ltica.

    Finalmente, sealo que no se trata de obser-var la sociedad que produce, ni la sociedad que organiza, sino la sociedad que se representa a s misma y a su mundo, real o imaginario.

    En lo que se refiere a la forma de existencia de la ideologa, a la forma en que se materializa, qu puede decirnos?

    Cuando uno considera la existencia social de las ideologas, se advierte que son insepa-rables de las instituciones por medio de las cua-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 6 7

    les se manifiestan, con su cdigo, su lengua, sus costumbres, rituales y ceremonias.

    Podemos afirmar que en instituciones tales como la Iglesia, la Escuela, la Familia, los Par-tidos Polticos, la Asociacin de Mdicos o Abo-gados, etc., es donde encuentran las ideologas prcticas sus condiciones y formas materiales de existencia, su soporte material, ya que ese cuer-po de ideas es inseparable de un sistema de ins-tituciones.

    Puede decirse que los aparatos ideolgicos son creacin de la clase dominante?

    No. stos existan desde antes. Lo que ocurre es que bajo la cobertura de esas diferentes fun-ciones sociales objetivamente tiles para la unidad social estos aparatos ideolgicos son penetrados y controlados por la ideologa en el poder.

    Quisiera agregar algo acerca del doble carc-ter de la ideologa: en realidad, ninguna ideo-loga es puramente arbitraria. Es el indicador de problemas reales, aunque estn revestidos de una especie de deformacin o desconocimiento y sean, por ende, necesariamente ilusorios.

    Usted ha hablado del 'sujeto ideolgico', a qu se refiere exactamente?

    Al sujeto como efecto de estructuras anterio-res a, y fundantes de, su existencia. Es decir, como individuo sujetado o determinado por las relaciones sociales ideolgicas.

    Es un hecho que la reproduccin social no se realiza exclusivamente a partir de la repro-duccin del trabajo, sino como la intervencin

  • 6 8 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    fundamental de lo ideolgico. Pongamos un ejemplo: cuando el trabajador va al centro de trabajo lleva mucho camino recorrido, mismo que atraviesa las condiciones sociales indi-viduales y colectivas que propician que el obrero acuda, voluntaria o involuntariamente, a ofrecer sus servicios mediante la venta de su fuerza de trabajo: tiempo, energas, concentra-cin, etc. Y si bien el medio material para reproducir la fuerza de trabajo es el salario, ste como sabemos no basta. Desde la es-cuela, ha sido "capacitado" para cumplir cier-tas normas sociales que regulan conductas: pun-tualidad, eficiencia, obediencia, responsabili-dad, amor familiar y el reconocimiento a toda forma de autoridad.

    Esta capacitacin supone el sujetamiento a la ideologa dominante. En otras palabras, es-tn sujetos-sometidos estructuralmente a la ideo-loga dominante o no dominante o sea, a las normas y valores hegemnicos o subalternos de una sociedad.

    Y desde luego, la estructura de la sujetacin pre-existe al sujeto. Cuando l nace ya estn dadas las condiciones, instituciones y aparatos que lo conformarn sujetndolo.

    As es. Se da una relacin peculiar entre la ideologa y el individuo. Esta relacin se esta-blece por el mecanismo de la interpelacin cuyo funcionamiento sujeta al individuo a la ideo-loga, asignndole un papel social que l reco-noce como suyo. Adems, no puede dejar de aceptar dicho papel.

    La eficacia de esta aceptacin est garant-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 6 9

    zada por el modo en que opera el proceso de constitucin del sujeto como ser social, el cual requiere para su constitucin de la identi-ficacin con 'el otro', con el semejante, para lograr identificarse consigo mismo: el sujeto se reconoce como existente a travs de la existen-cia del otro y de su identificacin con l. Aqu la ideologa funcionara como la imagen del 'otro', imagen conformada social-familiarmente de acuerdo con lo que la sociedad-familia espe-ra de cada individuo que viene al mundo, desde la infancia. El nio asume esta imagen prefi-gurada como la nica posibilidad de ser que tie-ne para existir como sujeto social. Es lo que le confiere su individualidad. El individuo-su-jeto requiere de su propio reconocimiento como individualidad y como unidad, como un 'al-guien'. Pero el 'uno' (sujeto) debe ser recono-cido por 'el otro'. Habra una necesidad psqui-co-social de identificacin con 'el otro' para autorreconocerse como existente.

    As, los individuos desempean, en la prc-tica, los papeles y tareas que les fueron asigna-dos por esa imagen social del semejante con la cual se identificaron y a partir de la cual se inici su proceso de constitucin de sujetos so-ciales. De este modo, se garantiza la reproduc-cin de las relaciones sociales de produccin.

    De lo anterior se desprende un avance terico importante, tanto por el hecho de abordar los problemas acerca del comportamiento indivi-dual tiendo de poltica al inconsciente (al que Freud haba dejado en la neutralidad de la im-parcialidad ideolgica), como respecto de la

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    explicacin psicologista-individaalista de la his-toria. Pero, por otro lado no supone un deter-minismo en tanto que considera al individuo como un 'efecto' de estructuras anteriores a y fundantes de su existencia?

    Por ello una de las preocupaciones de nues-tra teora es cerrar un poco la brecha terica entre lo determinante y lo determinado.

    Puede pensarse, con el mismo instrumental terico que usted utiliza, la transformacin de los sujetos no slo en el plano de la autocon-ciencia sino de la conciencia de la realidad y la necesidad de su transformacin?

    Desde luego, de otro modo no habra cam-bios ni tomas de posicin que cuestionen y se opongan a lo establecido, lo dominante. No ha-bra "sujetos revolucionarios". Pero un sujeto siempre es un sujeto ideolgico. Su ideologa puede cambiar de la dominante a la revolucio-naria pero ideologa siempre habr, ya que es condicin de existencia de los individuos.

    Por qu razn resulta imprescindible que el conjunto de las ideologas reciban de la filosofa su unidad y orientacin bajo categoras tales como la verdad?

    Para comprenderlo es necesario hacer inter-venir en la perspectiva de Marx lo ciue yo llamara la forma poltica de la existencia de las ideologas en el conjunto de las prcticas sociales. Es preciso subrayar el concepto de ideo-loga dominante y de lucha de clases.

    Para que el poder de la clase dominante sea duradero (y esto es desde Maquiavelo) es pre-

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 7 1

    ciso que dicha case transforme su poder re-presivo y violento en un poder consentido, acep-tado. Y mediante el consentimiento libre de sus sujetos debe obtener una obediencia que con la sola fuerza no podra lograr ni mantener. La violencia la reserva como ltimo recurso. ste es uno de los fines que cumple el sistema contradictorio de las ideologas.

    Y la clase que toma el poder forma de inme-diato su propia ideologa y logra imponerla como la dominante?

    No, la experiencia histrica muestra que hace falta mucho tiempo para lograrlo. Basta ver el caso de la burguesa, que necesit cinco si-glos del xiv al xix para consumarlo. Pero hay algo que es preciso tener presente: no se trata slo de fabricar una ideologa dominante porque haga falta, por decreto; no se trata slo ele constituirla a lo largo de una larga historia de lucha de clases; hay que constituirla a partir de lo que existe, a partir de los elementos, de las regiones, de la ideologa existente; a par-tir de lo que el pasado ha legado, que es diverso y contradictorio, y tambin a travs de los acontecimientos cientficos y polticos que sur-gen incesantemente.

    En la lucha de clases y sus contradicciones, de lo que se trata es de constituir una ideologa que supere todas esas contradicciones, y que se unifique en torn a los intereses esenciales de la clase dominante para asignarle lo que Gramsci llam su hegemona.

  • 7 2 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLT1CA

    Regresando al tema de la relacin filosofa, ideo-loga y poltica. . .

    Entendiendo la realidad de la ideologa domi-nante, tal y como la hemos descrito podemos captar la funcin propia de la filosofa. La fi-losofa no es ni una operacin gratuita ni una actividad especulativa. Los grandes filsofos te-nan ya una conciencia muy clara de su misin: saban que respondan a las grandes cuestiones prcticas y polticas: cmo orientarse en el pensamiento y en la poltica? Qu hacer? Qu direccin tomar? Saban incluso que estas cues-tiones polticas eran histricas; es decir, aunque los consideraran temas eternos, saban que esta-ban planteados por los intereses vitales de la sociedad para la que pensaban.

    Me parece que y esto es lo que Marx nos permiti comprender no se puede enten-der la tarea determinante de la filosofa ms que en relacin con la cuestin central de la hegemona, de la constitucin de la ideologa dominante ante todo.

    En resumen, la tarea que le est asignada y delegada a la filosofa por la lucha de clases ideolgica es la de contribuir a la unificacin de las ideologas en una sola Ideologa dominan-te, detentadora de la Verdad.

    Y de qu manera contribuye la filosofa a di-cha tarea?

    Justamente proponindose pensar las condi-ciones tericas de posibilidad de reduccin de las contradicciones existentes y, por tanto, de unificar las prcticas sociales y su ideologa. Se trata de un trabajo abstracto, de un trabajo de pensamiento puro, de teorizacin pura.

  • FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 7 3

    Al satisfacer la tarea de unificacin de la di-versidad de las prcticas ideolgicas que ella vive como una exigencia interna, pero que le es conferida por los grandes conflictos sociales y por los grandes acontecimientos de la historia, qu hace la filosofa? Produce todo un disposi-tivo de categoras que permitan pensar y asig-nar un lugar determinado a las diferentes prc-ticas sociales, bajo las ideologas. La filosofa produce una problemtica general, es decir, una manera de plantear y por tanto de resolver los problemas que puedan surgir. La filosofa produce, en fin, esquemas tericos, figuras teri-cas que sirven de mediadores para superar las contradicciones y de vnculo para ligar y cimen-tar los elementos de la ideologa. Adems, garantiza la Verdad de ese orden, enunciado bajo la forma de la garanta de un discurso racional.

    De todo esto se desprende que la filosofa no est fuera del mundo ni de los conflictos y acon-tecimientos histricos.

    Incluso en su forma ms abstracta la de las obras de los grandes filsofos la filosofa est al lado de las ideologas como una especie de laboratorio terico donde experimentalmente pule y puntualiza, en la abstraccin, el proble-ma fundamentalmente poltico de la hegemona ideolgica, es decir, el de la constitucin de la ideologa dominante. El trabajo efectuado por los filsofos ms abstractos no queda al margen, 110 es letra muerta: lo que la filosofa ha reci-bido de l lucha de clases como exigencia, lo devuelve bajo la forma de pensamientos que van

  • 74 FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA

    a actuar sobre las ideologas para transformar-las y unificarlas.

    De la misma manera que se pueden observar empricamente en la historia las condiciones de existencia impuestas a la filosofa, pueden ob-servarse empricamente los efectos de la filoso-fa sobre las ideologas y prcticas sociales.

    Podra mencionar un ejemplo histrico? El racionalismo francs del siglo xvn y la

    filosofa de las luces o Ilustracin del xvm, donde los resultados del trabajo de elaboracin filosfica se dan en la ideologa y en las prc-ticas sociales. Estas dos etapas de la filosofa burguesa son otros dos momentos constitutivos de la ideologa burguesa en ideologa dominan-te. Esta constitucin se ha forjado en la lucha y la filosofa ha desempeado en ella su papel de cimiento terico para la unidad de esa ideo-loga.

    Otro caso ms es al que asistimos hoy da, bajo la influencia del imperialismo anglosajn. Se da un desplazamiento de dominacin. Ya no se trata de la nulidad terica de las ideologas de los derechos humanos, ni siquiera de la ideo-loga jurdico-moral burguesa que domina, sino de la ideologa neopositivista, logicista y mate-matizante de origen anglosajn, condimentada de biologismo social, pragmatismo y reflexolo-ga, desde 1850/Desde este punto de vista, las ideologas realmente dominantes, en la prctica (no hablo del materialismo dialctico), estn muy cercanas: la de la URSS y la de Estados Unidos.

    En la coyuntura ideolgica actual, nuestra

  • tarea principal es constituir el ncleo de una fi-losofa materialista autntica y una estrategia filosfica justa,* correcta, para que pueda sur-gir una ideologa progresista.

    * Distincin entre 'verdadero' y ' justo': El a t r ibuto de 'verdadero' implica fundamenta lmente una relacin con la teora. Remite al conocimiento cientfico. En cuanto a la Verdad, es un mito religioso e ideolgico que tiene por funcin garantizar el orden establecido. Lo ' justo' o 'co-rrecto' remite a una relacin con la prctica. Las tesis que forman el Corpus de la filosofa no dan lugar a nin-guna demostracin ni prueba cientfica sino a justifica-ciones racionales de u n t ipo particular. Por lo tanto, se les puede calificar de correctas o 'justas' (pero no en el sentido de justicia que es una categora moral sino de justeza, categora prctica que indica la adecuacin de los medios a los fines). En consecuencia, podemos decir que lo 'justo' por referirse a la accin, se refiere tambin a la definicin de toda estrategia y lnea 'justa', correcta, en cualquier campo.

    FILOSOFA-IDEOLOGA-POLTICA 7 5

  • III. EL ANTIHUMANISIMO T E R I C O DE MARX

  • EL H O M B R E : M I T O DE LA IDEOLOGA BURGUESA

    Ud. con frecuencia ha sostenido tesis que lin-dan con la provocacin. . . sta, me parece, es una de ellas.

    Debo decir, en efecto, que le concedo a la provocacin un alto valor filosfico. En el caso del antihumanismo terico de Marx, deseo acla-rar que est lejos de m la idea de denigrar la gran tradicin humanista cuyo mrito histri-co es el de haber dado al hombre una dignidad. I.os grandes humanistas burgueses que procla-maron que es el hombre el que hace la his-toria, estaban luchando desde el punto de vista burgus -entonces revolucionario contra la tesis religiosa de la ideologa feudal que soste-na que es Dios el que hace la historia. Pero ya no estamos en esos tiempos!

    Lejos de m tambin la idea de cuestionar que esta ideologa humanista, que ha producido grandes obras y pensadores, sea separable de la burguesa en ascenso cuyas aspiraciones expre-

    [ 7 9 ]

    El hombre: centro de su mundo, en sentido filosfico, esencia ori-ginaria y fin de su mundo.

    ALTHUSSER, Tesis de Amiens

  • 8 0 EL A N T I H U M A N I S M O TERICO DE MARX

    saba el antiguo derecho romano, corregido como derecho mercantil burgus, traduciendo las nue-vas exigencias de una economa mercantil y capitalista.

    El hombre, Sujeto libre; el hombre, libre Su-jeto de sus actos y de sus pensamientos, es pri-mero que nada, el hombre libre de poseer, ven-der y comprar: el sujeto de Derecho.

    Pero siendo la palabra 'hombre' una de las ms utilizadas, y sobre todo en diferentes niveles: como nocin, concepto o categora, se presta mucho a confusin si no se aclara en qu tr-minos se le est refiriendo.

    Es verdad. Aqu la estoy usando como cate-gora filosfica, en el sentido de esencia o es-pecie humana que es como ha des