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t rad uccion de HI CA Hl l () P OT SC II AHT GEORGES CANGUIlR .... .... .... . Y lD PA1DlDGICO I (" l 1 L ' " 0/\ )I() siglo veintiuno editores MfxlCO ESPANA ARGENTINA COLOMBIA

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trad uccion de

HICAHll() POTSCIIAHT GEORGES

CANGUIlR .............

LDNORMALY lD PA1DlDGICO

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edi tores

MfxlCO

ESPANAARGENTINA

COLOMBIA

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INDICE

sioro veintiuno editores saCERi6 on AGUA "8. MEXICO20. O.F. '

LA HISTORIA EPISTEMOLOGICA DE GEORGES CANGl1ILHEM, POR DOMINIQUE

I.ECOURT VII

slolo veintluno de espana edltores saC/Pl'l.ZA 5, MAORfO 33, ESP A.NA ' ADVERTENCIA :>

slglo veintiuno argentina editores, sa

!i2'~'7~~'~~Rt!~'!~;~.~l~~~ia,Itda

ENSAYO ACERCA DE ALGUNOS PROBLEMAS RELATIVOS

A LO NORMAL YLO PATOL6GICO\.(

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION 7

INTRODUCCION II

PRIMERA PARTE: i ES EL ESTAVO PATOLOGlCO SOLO UNA MODIFICA-

C ION CUAN TITATI VA D EL ESTADO NOR~IAL? --- - - - - - - - - - - - - - - . ~CAPiTULO PRIMERO: INTRODUCCION AL PROBLEMA 17

CAPITULO SEGUNDO: AUGUSTE COIIITF. Y EL "PRINCIPIO DE BROUSSAIS" 25

CAPITULO TERCERO: CLAUDE BERNARD Y LA PATOLOG!A EXPERIMENTAL 41

CAPITULO CUARTO: LAS CONCEPCIONES DE R. LERICHE 63

CAPITULO QUII>;TO: LAS IMPLICACIONES DE UNA TEOR!A 73

portada de anhelo hernandez

primera edici6n en espaiiol 1971

segu!lda edici6n en espanol: 1978© slglo xxi editores s. a.

ISBN 968-23-0183_1 '

SEGUNDA PARTE: i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PA-

TOLOGICO?

CAPITULO PRIM~;RO: INTRODUCCION AL PROBLEMA 83

primera edicion en frances, 1966

© 1966, presses universitaires de france

titulo original: Ie normal et Ie pathologique

titulo del prefacio

l'histoire epistemologique de georges canguilhem

© 1970, dominique lecourt

CAPiTULO SEGUNDO: EXAMEN cafrrco DE ALGUNOS CONCEPTOS DE LO

NORMAL, DE LA ANOMALfA Y DE LA ENFERMEDAD, DE LO NORMAL Y

DE LO EXPERIMENTAL 91

CAPiTULO TERCERO: NORMA v PRO II!znro 11 3

CAPITULO CUARTO: ENFERMEDAD, CURACION, SALVD 13 7

derechos reservado" conf'orm« a Ia lev

impreso y hecho e;l mexico/printed a'nd made in mexicoCAPITULO QUINTO: FISIOLOGIA Y PATOLOGIA 155

CONCLUSION 175

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II. NUEVAS REFLEXIONES RELATIVAS A 1,0 NORMAL Y LOPATOLOGICO (196:3-1966)

DESPlff:S DE VEI:"iTE ANOS .. .

I. Dr: 1.0 SOCIAL A 1.0 VITAL

ll. ACERCA DE LAS NORMAS ORGANICAS DEL HOMBRE

III. UN NUEVO CONCEPTO EN PATOLOGIA: EL ERROR

EPILOGO

iNDlCE BlBLIOGRAFICO

LA HISTOBIA EPISTEt-.l0L()GICA rmGEOl1GES CANGUILlIE1\l

IIlI

185La historia de una ciencia no de-

biera ser una mera colecci6n debiografias y todavia menos un

cuadro cronol6gico adornado conanecdotas. Tiene que ser tambienuna historia de la Iormacion,de Ia deforrnaci6n y de Ia rec-tificacion de los conceptos cien-tificos. Etudes, p. 235.

20 5

22 1

23 3

23 5

La normal y 1 0 pato16gico es el primer libro de Georges Can-

guilhem presentado al publico argentino, as! como en 1943. fue

el primero que pudieron leer los Iectores franceses. Desde~sa fecha

se enriqueci6 con "nuevas reflexiones".Pero sucedi6 sobre todo que

la obra, inaugurada con la publicaci6n de ese libro, corri6 la suerte

singular de haber llegado en Ia actualidad a aparecer para todos

como una de la,sque mas intensamente estimularon el micleo viviente

de la filosofia frances a contemporanea, luego de haber permanecido

durante largo tiempo sin ser reconocida, cuando no deliberadamente

ignorada. Seria Iacil medir esa influencia -para ello bastarian al-

gunos nombres- asi como explicar esa falta de reconocimiento; por

entonces la delantera de la escena filos6fica estaba ocupada por

muertos. Pero mi intencion sera distinta: quisiera aclarar la aparen-

te paradoja de que se haya realizado en este caso el encuentro entre

determinados trabajos de Historia de la ciencias estrictamente espe-

cializados y las preocupaciones teoricas de los filosofos marxistas-leninistas agrupados alrededor de Louis Althusser.

Digamoslo ya: disipar esa paradoja significa reconocer una deuda

teorica en verdad inestimable, porque la Historia de las ciencias tal

como era practicada desde hacia veinte alios por Georges Canguil-

hem era sin Iugar a dudas la utilizaci6n mas demostrativa de las cate-

gorias epistemoI6gicas cuya aplicaci6n al materialismo hist6rico -a

Ia ciencia marxista de la Historia- posibilito Ia conocida relectura

de El capital. Creemos que en Ia actualidad el materialismo histori-

co, liberado as! de su ganga neo-hegeliana, puede volverse hacia Ia

epistemologia y Ia Historia de las ciencias y, rectificando si es nece-

sario sus propios conceptos, puede enriquecer esas dos disciplinas con

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CAPITULO PRlMEHO

INTRODUCCI6N AL PROBLEt"fA

Es interesante destacar que los psiquiatras contemporaneos han

realizado en su propia disciplina una rectificacion y un ajuste de

los conceptos de normal y de patol6gico, de los cuales no parece

que los medicos y fisiologos se hayan preocupado por extraer una

leccion en 10 que a elIos concieme. Quiza la razon de esto haya

que buscarla en las relaciones habitualmente mas estrechas de

la psiquiatrfa con la filosoHa por intermedio de la psicologia. EnFrancia, sobre todo, Ch. Blondel, D. Lagache y E. Minkowski con-

tribuyeron a definir la esencia general del hecho psiquico m6rbido

o anormal y sus relaciones con 10 normal. En La conscience mot-

bide, Blondel habla descrito casos de alienaci6n en que los enfer-mos aparecen al mismo tiempo como incomprensibles para los otros

e incomprensibles para si mismos, en que el medico tiene verda-

derarnente la impresi6n de estar frente a otra estructura de menta-

lidad; el buscaba la explicacion de esto en la imposibilidad en que

se encuentran tales enfermos para transponer en los conceptos del

lenguaje usual los datos de su cenestesia. Le es imposible al medico

comprender Ia experiencia vivida por el enferrno, a partir de los

relatos de los enfermos. Porque aquello que los enfermos expresan

con los conceptos usuales no es directarnente su experiencia, sino su

interpretacion de una experiencia para la cual se encuentran des-

provistos de concept os adecuados.

D. Lagache se encuentra bastante lejos de ese pesimismo. Piensa

que en la conciencia anormal es necesario distinguir entre varia-

clones de naturaleza y variaciones de grado; en ciertas psicosis la

personalidad del enfermo es heterogenea con respecto a la perso-

nalidad anterior; en otras, la primera es una prolongaci6n de la

segunda. Con Jaspers, distingue Lagache entre psicosis no compren-

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,: EXISTE~ CIE~CIAS DE 1.0 l';ORMAL Y DE LO PATOLOmCO?r ;' -;T RODt !C '- CION AL PROBLEMA 1)5

sibles y psicosis comprensibles; en este ultimo caso la psicosis apa-

rece en relacion inteligible con la vida psiquica anterior. Por 10

tanto, Ia psicopatologia es -salvo por las dificultades que plantea

el problema general de la comprension del otro- una fuente de

documentos utilizable en psicologia general, una fuente de Iuz que

debe ser proyectada sobre la conciencia normal [66, 8.08-8]. Pero

-y a esto queremos llegar- esta posicion es totalmente diferente

de Ia de Ribot, indicada precedentemente. De acuerdo con RibotIa enfermedad (sustituto espontaneo de, y metodoI6giCamente equi-

valente a Ia experimentaci6n) alcanza 10 inaccesible, pero respeta

fa natur~feza de, lo~ elementos normales en los cuales descompone

las funciones pSlqmcas. La enfermedad desorganiza pero no trans-

forma, revela sin alterar, Lagache no admite que Ia enfermedad sea

~~ilada a la experimentacion, Una experimentacion exige un ana-

IISlSexhaustivo de las condiciones de existencia del fenomeno y

una determinacion rigurosa de las condiciones que se hacen variar

para observar su incidencia, Ahara bien, en ninguno de estos pun-

tos la enfennedad mental es comparable con la experimentacion.

En primer termino, "nada es peor conocido que las condiciones en

las cuales la naturaleza instituye tales experiencias, las enferme-

dades mentales: el comienzo de una psicosis se le escapa la mayoria

de las veces al medico, al paciente, a su entomo; su fisiopatologia,

su anatomopatologia son oscuras" [66, 8.08-5]. Ademas, "en el

fondo de la ilusion que asimila el metoda patol6gico en psicologia

con el metodo experimental, se encuentra la representacion ato-

mista y asociacionista de la vida mental, se encuentra Ia psicologia

de las Iacultades" [ibid. J . Como no existen hechos psiquicos ele-

~entales separables, no es posible comparar los sintomas patolo-

glCOScon elementos de la conciencia normal, por la razon de que

un sintoma s610 tiene sentido patol6gico dentro de su contexto eli-

nico que expresa una perturbaci6n global. Por ejemplo, una alucina-

cion psico-motora verbal esta implicada en un delirio; y el delirio,

en u~a alt~racion de la personalidad [66, 8.08-7]. Por consiguiente,

!a psicologia general puede utilizar datos de la psicopatologfa con

igual titulo honorifico epistemo16gico que los hechos observados en

los normales, pero no sin una adaptacion expresa a la originalidad

de 10 patologico. Contrariamente a Ribot, piensa Lagache que la

des~;ganizaci6n morbid a no es la simetrica inversa de la organ i-

z~clOn ~lOrlTlal.Pueden existir en la conciencia patologica Formas

sm equivalente en el estado normal y con las cuales sin embargo

la psicologia general resulta enriquecida: "Incluso las estructuras

mas heterogeneas, ademas del interes intrinseco de su estudio, son

capaces de proporcionar datos para los problemas planteados por

la psicologia general; incluso le plantean problemas nuevos y una

curiosidad particular del vocabulario psicopatologico consiste en in-

cluir expresiones negativas sin equivalente en la psicologia normal:

dcomo no reconocer la nueva luz que nociones como la de discor-

dancia arrojan sobre nuestro conocimiento del ser humane?" [66,8.08-8].

E. Minkowski piensa tambien que el hecho de Ia alienaci6n no

se deja unicarnente reducir a un hecho de enfermedad, determinado

por referencia a una imagen 0 idea precisa del ser humano pro-

medio 0 normal. De un modo intuitive calificamos a otro hombre

de "alienado" y 10 hacemos "como hombres y no como especialistas",

EI alienado ha "salido del marco" no tanto con respecto a los

otros hombres como con respecto a la vida; no es tanto desviado

como diferente. "Por la anomalia se aparta el ser humano de la tota-

lidad que forman los hombres y la vida. Ella es la que nos revela

-y de un modo primitivo porque 10 haee de manera particular-mente radical y emocionante- el sentido de una forma de ser com-

pletamente "singular". Esta circunstancia explica por que "ser enfer-

mo" no agota en absoluto el fenomeno de la alienacion que, im-

poniendose a nosotros desde la perspectiva del "ser de un modo

diferente" en el sentido cualitativo de la palabra, abre de entrada

el camino a consideraciones psicopatologicas hechas desde esa pers-

pectiva" [84, 77J. La alienacion 0 anomalia psiquica presenta segun

Minkowski caracteres propios que para el no contiene el concepto

de enfermedad. Ante todo, en la anomalia hay una primacia de 10

negativo; el mal se aparta de la vida mientras el bien se eonfunde

con el dinamismo vital y encuentra su sentido unicamente "en una

constante progresion Hamada a desbordar toda formula conceptual

relativa a esta pretendida norma" [84, 78J. dAcaso no sucede 10

mismo en el dominio somatico, y alli tambien no se habla de salud

solo porque existen enfermedades? Pero, segun Minkowski, Ia alie-

nacion mental es una categoria mas Inmediatamente vital que Ia

enfermedad; Ia enfermedad somatica es capaz de una precision

empirica superior, de un control de las pautas mejor definido; la

enfermedad somatica no rompe el acuerdo entre semejantes -el

enfermo es para nosotros 10 que es pam S1 mismo-, mientras el

anormal psiquico no tiene conciencia de su estado. "La individual

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86 lEXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGlCO?

INTROOUCCION AL PROBLEMA 87

domina la esfera de las desviaciones mentales mucho mas de 10que 10 hace en el dominio somatico" [84, 79].

<:/ .Sobre este punto, n~ podemos compartir Ia opinion de Minkows-

)

ki, Pensamos con Lenche que Ia salud es la vida en eI silencio de

, los organo.s Y . ' . p.or .conS.l...uien.t.e.'...q.t.le 1.0...n.o.rm...a... bi.OI.6.

g

..1'c'-..0 .s o lo . .e..s~velado, com.o y~ dijimos, por las infracciones a la norma, Y que

, solo hay conciencia concreta 0 cientifica de la vida por obra de Ia

enfermedad. Pensamos con Sigerist que '1aenfermedad aisla" [107,86J y que, incluso si "ese aislimiientono' alejaalerifermo de los

h~m~res, sino que por el contrario 10 aproxima a estos" [107, 95],n~ngun enfermo perspicaz puede ignorar las renuncias y Iimita-

crones que los hombres sanos se imponen para acercarse a el, Pen-

samos con Goldstein que la norma en materia de patologia esante

todo. una norm~ individual [46, 272]. ~l1_!~Sllmen, pensamos. que

considerar l~ VIda ~omo una potencia dinamica de. superacion,' al

modo de Mmko~~kI (cuyas simpatias por la fiIosoffa bergsoniana

~e pone~ d~ :nanifl~sto en obras como La esquizofrenia 0 Le temps

(iVe~~ ), significa obhgarse a tratar identicamento a la anomalia so-

"tnatI~a y a Ia anomalia pslquica. Cuando Ey, aprobando las con-

cepclOn~s de Minkowski, declara: "Lo normal no es un promedio

correlative de un concepto social, no--ffl-Oi'fjuicio de realidad sino

Un juicio. de ..v~lor, una noci6n limite que define el maximo de

capacliIad J%iquica de un ser. La normalidad no tiene un limite

s.~i.~( [84, 93], basta +para riOSotro;;=a"con-reempri;:i,~·t'p~rq;';_T~o

por miCO para obtener una definicion bastante correcta de ese

concepto de normal que la fisiologfa y la medicina de las enferme-

d.ades organicas utilizan corrientemente sin preocuparso 10 sufi-ciente por precisar su sentido.

Por otra parte esta despreocupaci6n tiene razones valederas so-

bre todo por parte del medico ptactico.Al fin al cabo son los

enfe~osquien~s la mayoria de las veces juzgan -y' desde puntos

de VIStamuy dlversos-, si ya no son normales 0 si hanvuelto a

s~rlo. Volv~r ~ ser normal para un hombre cuyo porvenir es ima-

gmado casi sleI_ll~re a partir de la experiencia pasada, significa

rct~mar una ~ct1Vldad.interrumpida ~~~~~J>,L:una_,a.c_tividad, que

s~JlJZga~qU1valente<feacuerdo con los gustos indiYid_yales0 losvalores soeialesdl d·"-b ..····,·t·· · · · · · 1 · · · · 1 · . ; - " . . - " - - ; - . - - - '.. '..' ,..S.r n e 10 UlJl len e. nc usa si esta actividad esreducida, incIusosi los·co;;;p~;ta~i~nrosposlbles sorrfuenos varia-

dos, ..rnenos fIexibles de 10 que eran antes, el individuo no siempre

se Fija en esos detalles. Lo .esencial es haber vuelto a salirde un

abismo de impotencia 0 de sufrimiento en el cual el enfermo

ccYtriQ.el riesgo de quedasse; 10 esencial es haber ealoado el pelleio.

Considerese el ejemplo de un hombre joven, examinado reciente-

m!ft;j,l:~,ue habia caido sobre uria sierra circular en funcionamien-

toscuyo brazo liabia sido seccionado trarisversalmente en las tres

cu.a:;tas partes, habiendo quedado indemne el paquete vasculo-ner-

vioso intemo, Una intervencion rapida e inteligente habia perrni-tido la conservacion del brazo. EI brazo presenta una atrofia de

todos los rmisculos y 10 mismo el antebrazo. Todo el miembro

esta enfriado y Ia mano esta cianotica, El grupo de los musculos

extensores presenta en un examen electrieo una neta reacci6n de

degeneraci6n. Los movimientos de flexi6n, de extensi6n, de supi-·

nacion del antebrazo son limitados (flexi6n limitada a 45°, exteu-

si6n a 1700 aproximadamente), la pronacion es relativamente nor-

mal. Este enfermo es feliz cuando sabe que habra de recuperar

una posibilidad muy amplia del usode su rniembro. Es seguro

que, con relaci6n al otro brazo, el brazo lesionado y restaurado

quinrrgicarnente no sera normal desde el punto de vista tr6fico yfuncional. Pero g ross o m od o el hombre retomara el oficio que ha-

bia escogido 0que las circunstancias Ie habEin propiiesto -cuan-

do no impuesto-, en el cual =-en todo caso- ponia el una razon,

incluso mediocre, para vivir. Incluso si este hombre obtiene de

ahora en adelante resultados tecnicos equivalentes mediante pro-

cedimientos diferentes de gesticulacion compleja, seguira siendo

apreciado socialmente de acuerdo con las normas de antafio, sera

siempre carretero 0 conductor y no excarretero 0 exconductor.

El enfermo pierde de vista el hecho de que, por causa de su he-

rida, Ie faltara de ahora en adelante un amplio margen de adap-

taci6n y de improvisacion neuro-musculares, es decir la capacidad

que quiza no habia utilizado nunca -perf! solo por falta de opor-

tunidad- para mejorar su rendimiento y superarse. El enferrno-

solo retiene el hee .. que no es manifiestamente uri 'inviIlido.

Esta nocion de mvalidez mereceria un estudioI29t ..parte de un

meaico experto qu.· no considerase s610 al organismo. como una

maguilla cuyo reri4imiento tiene que,~~EPuesto en cifras,d~ un

exp'erf§suficiente~entepsic610go como p~ra:1preciar a las lesio-

nescoI l1o perdidas de autoridad mas que como porcentajes. Pero

los expertos s61,6 hacen psicologia, en general, para rastrear las

psicosis de reivindicacion en los sujetos que se presentan ante elIns,

y para hablar/ de pitiatisrno. Sea 10 que sea, el medico pr.actico(

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I,e contenta la mayoria de las veces con J?onerse de aCIJ,t:)rclQon

sus enfermos para definir segun sus normas individuales 10 normal

,y 10 anormal, salvo por supuesto en el caso de que estes desco-

}')nozcan burdamente las condic.i.on..s..a.n....omo-fisio16gicas minimas I

de Ia vida vegetativa 0 de Ia vida apim~l. Recordamos haber visto

en un servicio de cirugia a un simple de esplritu~J2e6E!"sl~.,£~wpo,

.cuyas dos tibias habian sido fracturadas por una .rueda de carreta,

a quien su patr6n no habfa' hecho tratar por miedo a no se sabe

que responsabilidades y cuyas,tibii~rse habian soldado p()E..~Lsolas< e~ - .~ngulo obtuso. Ese hombrt:)habia sido enviado al ..h()spit!'),Lpor

«lenuriciasHeIos vecinos. F'u~ nt:)g!2~~r!QYQlyerle romper eInmo-

1..vi~izarleijrOPiarrien.te.I~s tibias. ~s evidente. que el jef.e. d.es...IV..i .C.iO\que adopt6 esta decision se haeia de la pierna humana. una:ijTla-

\ i ~en distinta que ese pobre miserable y ~IJ,patron. Es evigente

1 tambien que adopt6 una norma que no hubiese satisfecho ni a

un Jean Bouin nia un Serge Lifar.

Jaspers ha visto bien cuales son las dificultades de esta deter-

minacion medica de 10 normal y de Ia salud: "E1 medico: dice,

es quien menos investiga el sentido de las palabras salud y en-

ferrnedad". Desde el punto de vista cientifico, se ocupa de los

fen6menos vitales. La apreciacion de los pacientes y de las ideas

dominantes del medio ambiente social, mas que el juicio de los

medicos, es 10 que determina aquello que se llama "enfermedad"

[59, 5]. Lo que hay de comun entre las diversas significaciones

dad as actualmente 0 antafio al.c?nceJ?t().~e enfe~~4~p, es el he-

cho de que se trata de un ~ i ~ i o : c r f · ~ E t : ~ r = · v T r h i 1 t l :'iiE:nfenno' es

un concepto general de no valor.' q u e comprenae" a todos los valo-

res negatives posibles" 159, 9]. Estar enfermo significa ser perju-

dicial 0 indeseable 0 socialmente desvalorizado, etc. Inversamente,

10 que es deseado en la salud es desde el punto de vista fisio16-

gico evidente, y este hecho da al concepto de enfermedad fisica

un sentido relativamente estable. Lo que es deseado como valores

es "la vida, una larga vida, la capacidad de reproducci6n, la ca-

pacidad de trabajo fisico, la fuerza, la resistencia a Ia fatiga, Ia

ausencia de dolor, un estado en e1 cual se note 10 menos posible

al cuerpo f~-3.;·'~7Q sentimiento de existencia" [59, 6UiIl

em.b.a.rg.0 .l.a.f . ' . 1e& Ine~h,.~~)no consiste en especular sobre. estos /'co-nceptos vu~obtener un concepto general de Emferme- idad, sino que' su tarea propia consiste en determinar cuales son \ 'Ylos fenomenos vitales a proposito de los cua,les los hombres se de-

' \v i damI1c:;D:f~rmos,cuales so~ ,sus origenes, sus .le.yes de evolucion .....'y las acetones que los modifican, EI concepto general de valor se i

ha especificado en una multitud de conceptos de existencia. Pero, ia pesar de Ia aparente desaparici6n del juicio de valor en esos \ iconceptols emplfld'cods,l'dmedico sigue hablando de enfermedades, \, 1

porque a activi a me ica -por el interrogatorio cHnico y por

la terap6utica- esta relacionada con el enfermo y con sus juicios Jde valor [59, 6]. "

Es, pues, perfectamente concebible que los medicos se desinte-

resen de un concepto que les parece 0 demasiado vulgar 0 demJ-

si~() .me.taffsico.Les interesa diagnosticar y curar. Curar significa

e~l pnncipio volver a llevar a la norma una funci6n 0 un orga-

msm() que se han apartado de ella. Habitualmente el medico toma

pr~sta?a la norma a su conocimiento de la fisiologla -Hamada

ciencia del hombre normal"-, asu experiencia vivida de las fun-

~~~~~~~.S~C:=l·.!:lr~~e~~:e::~O~:d~~d~elaes~~n:s e~u~~

~~.d~~~i;:~r;~~~:tac~~oes .: c~l~~~i~~a~~~:~~ad;~~~!f!~~!~ I.

fU~C;~()I1~lesn relaeion con funciones de regulacion hormonales y

ner':,?sas. Estas constantes son calificadas de norma1es en la me-dida en que designan caracteres .e~~m.!:dioy los mas frecuentes

de los casos practicamente observa e s . Pero tambien son califi-

cadas de normales porque como ideal forman parte de~saactivi-

d.a? ~Q~IDIl:,!fvaue es Ia terapeutica. p~;.)o~to, .}~_constantes

fIslo~9g~cas,,~~~.l,ormalesen el sentido _~~t~dfs!.~,.que eT'ful sen-

"'!9(Yr~~~r.tptiv~DY en el sentido te.~<p1~~~~-ue es un sentido

lh~rihaf1vorPero se trata de saber si esta medicina quien convierte

~~'~6~t];Je modo I? hac~- en idea1es hiol6gicos a conceptos des-criptivos y puramente teorioos, 0 bien si la medicina, al recibir de

la fi~i210g1~9 nocion de hechos y de coeficientes funcionales cons-

tan_tes,no recibe acaso tarnbien =probablemente sin que los.fisi6-logo~-lbsepan- lanoei6n de ilorlna en el sentido normativo de

lap~labra. Y se trgtll de saber si al hacer esto la medicina no

volveria acaso a tomar de 1a fisiologia aquello que ella misma Ie

habia dado. Tal es el dificil problema que tenemos que examinar

ahora.

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CAPITULO SEGUNDO

EXAMEN CRfTICO DE ALGUNOS CONCEPTOS:

DE LO NORMAL, DE LA ANOMALtA

Y DE LA ENFERMEDAD, DE LO NORMAL

Y DE LO EXPERIMENTAL

EI Dictiotmaire de medecine de Littre y Robin define as! 1(1

normal: normal (normalis, de norma, regIa) que es conforme a

Ia regla, regular. La brevedad de este articulo en un diccionano

medico no tiene por que sorprendemos Iuego de las consecuendasque acabamos de exponer. El Vocabulario tecnico y critico de la

[ilosojia de Lalande es mas explicito: es nonnaI etimologicamente,

puesto que norma d~igI1a Ia escuadra, aquello que no se inclina

ni hacia la derecha ni hacia la izquierda; por 10 tanto, ]0 que se

mantiene en un Justo medio; de aqui surgen dos sentidos deriva-

dos: es normal aquello que es tal como debe ser; es nonnaI, en

el sentido mas usual de Ia palabra, aquello que se vuelve a en-

contrar en Ia mayoria de los casos de una especie detenninada, 0

aquello que constituye ya sea el promedio, ya sea el modulo de

un caracter mensurable. En la discusion de estos sentidos se haee

notar cuan equivoco es este tennino que al mismo tiempo designa

un, hecho Y "un valor que el que habla atribuye a ese hecho, en

virtud de un juicio de apreciaci6n que asume", Se subraya tatn-

bien hasta que punto este equivoco es facilitado por la tradici6n

filos6fica realista, segun 1a eual, puesto que toda generalidad es

e1 signo de una esencia y toda perfecci6n es Ia realizaci6n de Ia

esencia, una generalidad observable de hecho adquiere e1 valor

de una perfecci6n realizada, un caracter comun adquiere eI _valor

de un tipo ideal. Finalmente, se subraya una confusi6n aml10ga

en medicina, donde el estado normal designa al mismo tiempo el

cstado habitual de los 6rganos y su estado ideal, puesto que el

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,; IXISTI~ CIE~CIAS DE 1.0 ~ORMAI. Y Df. 1.0 PATOLOGlCO?

restablecimiento de cse estado habitual es el objeto ordinario de

la terapcurica [n7].

Nos parece que esta ultima observaei6n no es explotada como

In mereceria y en particular que no se extrae de ella, en el articulo

c- it ado, suficicnte argumento en 10 que haec a Ia equivocidad del

sentido del termino normal; de la cual se contenta con sefialar la

existencia en vez de vel' en ella un problema que debe ser elu-cidado. Es exacto que en medicina el estado normal del cuerpo

hurnano es el estado que se desea restablecer. dPero acaso es ne-

cesario denorninarlo normal porque se apunta a e l como a un finque es conveniente que Ia terapeutica obtenga, 0 bien la tera-

peutica apunta a el porque es considerado como normal por el

interesado, es decir el enfermo? Sostenemos que la segunda rela-

cion es Ia verdadera. Pensamos que Ia medicina existe como arte

de Ia vida pOl'que el mismo ser vivo humano califica como pato-

logicos -por 10 tanto, como debiendo ser evitados 0 corregidos-

a ciertos estados 0 comportamientos aprehendidos, con respecto a

la polaridad dinamica de Ia vida, en forma de valor negativo.Pensamos que en eso el ser vivo humano prolonga, de manera

mas 0menos Iucida, un esfuerzo espontaneo, propio de layida1

lJC)rluchar contra aqnello que presenta un obstaculo a su persis-

tencia y a su 'desarrollcyconsiderados como normas. EI articuloHel

Vocabulario fi16s()fico parece suponer que elvalor solo puede ser

atribuido a un hecho bio16gico par "el que habla", es decir evi-

dentemente un hombre. Pensamos, en cambio, que el hecho de

que un ser vivo reaccione con una enfermedad frente a una lesion,

a una inlestacion, a una anarquia funcional, traduce el hecho fun-

damental de que la vida no es indiferente a las condiciones en

las cuales ella es posible, que la vida es polaridad y por ello misrnoposicion inconsciente de valor, en resumen: que la vida es de

hecho una actividad inormativa. Por normaiico se entiende en £ i-

losofia todo juicio que aprecia 0 califica un hecho con relacion a

una norma, pero esta modalidad de juicio se encuentra subordi-

nada en el fondo a aquella que instituye normas. En el pleno

sentido de la palabra, normativo es aquello que instituye normas.

Y en este sentido nos proponerJ1()s precisamente hablar de una.

nonnatividad biologica. Pensamos que estamos tan vigilantes como

el que mas, en 10 que se refiere a Ia inclinacion a caer en el

antropornorfismo. No atribuimos a las normas vitales un contenido

humane, sino que nos preguntamos como la normatividad esencial

E.XAME:-. ! CRITICO DE. ALGUNOS PROBLEMAS 93

de la conciencia hurnana se explioaria si no estuviese de alguna

manera en germen en la vida. Nos preguntamos como una nece-

sidad humana de terapeutica hubiese engendrado una medicina

progresivamente mas clarividente acerca de las condiciones de Ia

enfermedad, si Ia lucha de Ia vida contra los innumerables peli-

gros que la amenazan no fuese una necesidad vital permanente y

esencial. Desde el punto de vista sociologico, es posible mostrarque al principio la terapeutica fue una actividad religiosa, rnagica:

esto no implicfl,p~ra nada que Ia necesidad terapeutica deje de

ser unavnecesidad 'vital, necesidad que provoca, incluso en seres

vivos de' organizacion muy inferior a los vertebrados, reacciones

con valor hedonista 0 comportamientos de autocuracion y de auto-

rreleccion,

La polaridad dinamica de la vida y la normatividad que la

traduce, explican un heche epistemol6gico euya importante signi-

Iicacion habia percibido Bichat. Hay una patologia bio16gica, pero

mo hay patologla Hsica 0 quirnica 0 mecanica: "En los fen6menos

de la vida hay dos cosas: 19

el estado de salud; 29

el de enfer-medad: de aIH surgen dos cienciasdistintas, -la fisiologia, que se

ocupa de los fen6menos del primer estado; y la patologia, -que

tiene como objeto a los del segundo. La historia de los fenomenos

en los cuales las fuerzas vitales tienen su tipo natural nos condu-

ce, por consiguiente, a la de los Ienomenos en los cuales esas

fuerzas estan alteradas. Pues bien, en las ciencias Iisicas solo

existe la primera historia: nunca se encuentra la segunda. La fi -

siologia es al movimiento de los cuerpos vivos 10 que Ia astro-

nomia Ia dinamica la hidraulica, Ia hidrostatica, etc., son a los

de loscuerpos inertes: ahora bien, estos ultimos no tienen de nin-

guna manera una ciencia que les correspond a, as! como la patolo-gia corresponde a los primeros. Por [dentica razon toda idea de

medicamento repugna en las ciencias Iisicas. La finalidad de un

medicarnento consiste en volver a conducir las propiedades a su

tipo natural: ahora bien, las propiedades fisicas, que no pierden

nunca ese tipo, no necesitan voIver a ser conducidas a el. No hay

nada en las ciencias Hsicas que correspond a a 10 que la terapeutica

es en las ciencias fisiologicas" [13, I, 20-21]. Es evidente que en

este texto "tipo natural" debe ser tornado en el sentido de "tipo

normal". Lo natural no es para Bichat eI efecto de un determi-

nismo sino el termino de una finalidad. Y sabemos todo 10 que

se Ie puede reprochar a semejante texto desde el punto de vista

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94 c EXISTEN CIENCIAS DE LO ",ORMAL Y DE LO PATOL6GIco?

EXAM EN CRlTICO DE ALCUNOS PROBLEMAS

de una biologia mecanicista 0 materialista. Se dira que ant~~o

Arist6teles creyo en una mecanica patoI6gica puesto que admitia

la existencia de dos tipos de movirnientos: los rriovimientos natu-

rales, por los cuales un cuerpo vuelve a su Ingar propio don~

goza en el reposo, como vuelve la piedra a Ia tierra que esta abajo

y el fuego al cielo que esta arriba; y los movimientos violentos,

. por los cuales un cuerpo es apartado de 5U lugar propio, como

cuando se arroja al aire una piedra. Se dira que el progreso d~l

conocimiento Iisico consistio, con Galileo y Descartes, en consi-

derar a todos losmovimientos como naturales, es decir conforme

a las leyes de la natura1eza, y que, del mismo modo el progreso

del conocirniento biol6gico consiste en unificar las leyes de la vida

natural y las de la vida pato16gica. Esta unificaci6n es precisa-

mente aquella con la eual sofiaba Comte, y que Claude Bernard

se jact6 de realizar como vimos mas arriba. A las reservas que

creiamos tener que' exponer entonces, agreguemos ahora esta, En

efecto, la rnecanica modema, al fundar la ciencia del movimiento

sobre el principio de inercia, hacia absurda la distinci6n entre los

movimientos naturales y los movimientos violentos, puesto que lainercia es precisamente la indiferencia con respecto a las direc-

ciones y a las variaciones del movimiento. Ahora bien, Ia vida ~e

encuentra muy lejos de tal indiferencia con .respecto a _Jas con.dl-

ciones que se Ie brindan, la vida es polaridad, EI mas s,encillo

aparato biologico de nutrici6n, de asimilacion y de e~c~eci?? tra-

duce una polaridad. Cuando los derechos de Ia asirnilacion ya

no son excretados por un organismo y atestan 0 envenenan el

medio interno, todo esto se realiza en efecto de acuerdo con In

ley (Fisica, quimica, etc.), pero nada ~e esto e.sta de acuerd~ con

la norma que es la actividad del propio orgamsmo. Tal el SImple

hecho que queremos designar cuando hablamos de "normatividadbiologica",

Hay gente a quien el horror del Finalismo conduce. a rec~azar

incluso la noci6n darwiniana de selecci6n por el medio ambiente

y la lucha par la existencia, al mismo tiempo par causa, d~l termino

"seleccion", de origen evidentemente humane y tecnologlcO,. y ~?r

causa de la noci6n de "ventaja" que interviene en la explicacion

del mecanismo de la selecci6n natural. Hacen notar que la mayo-

ria de los seres vivos· son matados por e1 medio ambiente mueho

tiempo antes de que las desigualdades que puedan presentar esten

en condiciones de servirles, porque los que mueren son sobre todo

germenes, embriones 0 individuos jovenes. Pero, comol de~

G. Teissier, del hecho de que muchos seres mueran antes: ~e'qu~'

sus desigualdades les sirvan, no se deduce necesariamente qUE:l;

presentar desigualdades sea bio16gicamente indiferente [111J. Este

es precisamente el unlco hecho que solicitarnos se nos acuerde.

No hay indiferencia bioI6gica. Por consiguiente se puede hablar

de normatividad biol6gica. Hay normas hiologicas sanas y nor-

mas patologicas, y las segundas no son de igual calidad que las

primeras.

No sin intencion hemos hecho alusion a la teoria de la selecci6n

natural. Queremos hacer notar que con esta expresi6n sucede 10

mismo que con la expresion antigua vis medicaitix naturae. Selec-

cion y medicina son tecnicas biol6gicas ejercitadas intencional-

mente, y mas 0 menos racionalmentc por el hombre. Cuando se

habla de seleccion natural 0 de actividad medicadora de la na-

turaleza, se es victima de 10 que Bergson llama "ilusion de retro-

actividad", si se imagina que la actividad vital prehumana persigue

fines y utiliza medics comparables a los de los hombres. Pero una

cosa es pensar que Ia seIecci6n natural utilizaria algo parecido a

pedigree y la vis medicatrix, algo pareoido a ventosas, y otra

cosa es pensar que 1a tecnica humana prolongs impulsos vitales

a cuyo servicio intenta poner un conoeimiento sistematico que los

liberaria de los innumerables y costosos ensayos y errores de

la vida.

Las expresiones "seleccion natural" 0 "actividad medicadora na-

tural" tienen el inconveniente de parecer inscribir las tecnicas vita-

les dentro del marco de las tecnicas humanas, cuando en realidad

es Ia inversa la que parece ser verdad. Toda tecnica humana,

dncluida la de la vida, esta inscripta en la vida, es decir en una

actividad de informacion y de asimilacion de la materia. La tecnica

vital no es considerada como normativa por comparaci6n con Ia

tecnica humana, que S 1 10 seria. Por el contrario: porque la vi~a

es actividad de informacion y de asimilaci6n constituye la raiz

de toda actividad tecnica. En resumen: par cierto se habla retro-

activarnente -yen cierto sentido de un modo equivocado- de

una medicina natural, pero aun suponiendo que no se tenga de-

recho a hablar de ella, esto no quit a el derecho a pensar que

ningun ser vivo hubiese desarroI1ado alguna vez una tecnica me-

dica si la vida fuese en el como en cualquier otro ser vivo indi-

ferente a las condiciones que encuentra, si no Fuese reactividad

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~L(hTF:'\: CIF:-';CL\S DE 1.0 :,\:OR\!:\L Y DE 1.0 r.vr or.oorco?

polarizada [rente a las variaeiones del medio ambiente en el cual

S8 despliega. Eslo ha sirlo muy bien percibido por Cuyenot: "Es

un hecho, que el organismo goza de un conjunto de propiedades

que solo lc pcrtenecen a 61, gracias a las cuales resiste a multiples

causas de destrucciou. Sin esas reacciones defensivas, la vida se

extinguida nipidamente... El ser vivo puede encontrar instanta-

neamente la reaccion ufil £rente a substancias con las cuales ni e1

ni su raza han estado nunca en contacto. EI organismo es un qui-rnico incomparable. Es el primero de los medicos. Casi siempre,

las fIuctuaciones del medio ambiente representan una amenaza

para la existencia. £1 ser vivo no podria subsistir si no poseyese

ciertas propiedades esenciales. Toda herida seria mortal si los te-

jidos no fuesen capaces de cicatrizaci6n y la sangre de coagu-

lacion" [52, 186J.

En resumen: pens amos que es muy instructivo meditar acerca

del sentido que la palabra "normal" adquiere en medicina, y que

la equivocidad del concepto, sefialada por Lalande, recibe con ello

una gran claridad, cuyo alcance es totalmente general acerca del

problema de 10 normal. La vida misma, y no e1 juicio medico, con-vierte a 10 normal biol6gico en un concepto de valor y no en un

concepto estadistico de realidad. Para el medico la vida no es un

objeto, sino una actividad polarizada cuyo esfuerzo espontaneo de

defensa v de lucha contra todo aquello que tiene valor negativo

es prolongado por la medicina, agregandole [a luz relativa pcro

indispensable de la ciencia humana.

EI VorobuZario filosdfico de Lalande contiene una importante

observacion referente a los h~rminos anomalia y anormal. An011wHaes un substantive al cual actual mente no corresponde ningun ad-

[etivo ", a la inversa, anormai es un adjetivo sin substantivo, de

tal manera que el uso los ha acop1ado convirtiendo a "anorrnal"

en el adjetivo de "an om alia". En efecto, es exacto que aruitnalo,

util izado todavia en 1836 por Geoffroy Saint-Hilaire en su Histoire

des anomalies de l"organisation, y que tambien figura en el Die-

tiounaire de medecine de Littre y Robin, ha caido en desuso.

o As! sllceele en frances; en castellano, en cambio, existen las dos fases corn-pletas: ANOHMA[,/ANOHMALIDAD y ANOMALO/ANOMAL1A (N.d.T).

£XAME0i CRfTICO DE ALClINOS PROBLEMAS 97

EI Vooabulario de Lalande explica que una confusion de etirno-

logia ayud6 a que se produjese esa aproximacion entre "anornalia"

y "anormal", Anomalia viene del griego anotnalia, que significa

desigualdad, aspereza; omalos designa en griego aquello que es

unido, igual, liso, de modo que "anomalia" es etimo16gicamente

an-omalos, aquello que es desigual, rugosa, irregular, en e1 sen-

tido que se da a tales palabras cuando se habla de un terreno 1.

Ahora bien, a menudo se ha cometido e1 error acerca de la etirno-logia del termino "anomalia" que consiste en derivarlo no de

otnalos, sino de Homos, que significa ley, de acuerdo con la des-

composicion a-H011WS. Este error de etimologia se encuentra, pre-

cisamente, en el Diciionnaire de tnedecine de Littre y Robin. Ahara

bien, el nomos griego y el norma latina tienen sentidos cercanos:

ley y regIa tienden a confundirse. As}, con todo rigor sernantico,

anomalia designa un hecho, es un termino descriptivo, mientras

que anonnal implica la referenda a un valor, es un termino apre-

ciativo, normative; pero el intercambio de buenos procedimientos

gramaticales ha provocado una colusi6n entre los respectivos sen-

tides de "anornalia" y "anormal", "Anorrnal" se ha convertido enun concepto descriptive, y "anornalia" se ha convertido en un

concepto nonnativo. I. Geoffroy Saint-Hilaire, que cae en el error

etimo16gico que ret oman luego de el Littre y Robin, S0 esfuerza

por mantener al termino "anomalia" su sentido puramente descrip-

tivo y te6rico. La anomalia es un hecho bio16gico y tiene que ser

tratado como hecho, es decir que la ciencia natural tiene que ex-

plicarlo y no apreciarlo: "La palabra anomalia, poco diferente de

la palabra irregulatidad, no debe ser tom ada nunca en el sentido

que se deduciria literalmente de su composici6n etimo16gica. No

exist en formaciones organicas que no est en sometidas a leyes, y la

palabra desorden, tomada en su verdadero sentido, no podria seraplicada q ninguna de las producciones de la naturaleza. 'Anorna-

lia' es una expresion introducida recientemente en la lengua ana-

t6mica y cuyo empleo en ella es incluso poco frecuente. Los zoo-

logos, a los cuales fue pedida prestada, la utilizan en cambio muy

a menudo; Ia aplican a un gran numero de animales que, por su

organizaci6n y sus caracteres insoliios, se encuentran por asi decir

aislados en la serie y no tienen con 105 otros generos de la misma

1 A. JUnET en su Dictionnni re etymologique grec et latin (1942) propane

esta misrna etimologia para la palabra "anornalia".

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Io n ,F.XISTF.:>i CIE:>iCIAS DE LO :>iOR~IAL Y DE 1.0 PATOL6GICO?EXAMEN CRITlCO DE ALGUNOS PROBLEMAS 101

interna, es decir en las relaciones entre las visceras, sin modifioa-

cion de las funciones y sin apariencia externa. Por el memento ta-

les casos han sido poco estudiados y constituyen una laguna en la

Jengua anatomica. Pero no hay que asombrarse de que existan, aun-

que sea dificil concebir la posibilidad de una anornalia complejo

que no solo no moleste la mas minima Iuncion sino que incluso no

produzca Ia rnenor deformidad. "Un individuo afectado de he-

terotaxia puede gozar, pues, de una muy robusta salud; puede vi-

vir mucho tiempo; y a menudo solo despues de su muerte se ad-

vierte Ia presencia de una anornalia que e l mismo habia ignorado"

[43, 1,45, 46]. Esto equivale a decir que la anornalia es ignorada

en la medida en que carece de expresion en el orden de los valo-

res vitales. De esta manera, por propia confesion de un hombre de

ciencia, la anornalia solo es conocida por la ciencia cuando ha sido

antes sentida en la conciencia como obstaculo para eI. ejercicio

de las funciones, como molestia 0 nocividad. Pero el/sentimiento

de obstaculo, molestia 0 nocividad, es un sentimient6 al que~s

necesario calificar de normativo, puesto que entrafia la referencia

incluso inconsciente de una Iuncion 0 de un impulso a la pleni-

tud de su ejercicio. Por ultimo, para que se pueda hablar de ano-

malia en el lenguaje cientifico es necesario que un ser haya apa-

recido ante S 1 mismo 0 ante el otro como anormal en el lenguaje,

informulado incluso, del ser vivo. Mientras la anomalia no tiene

incidencia funcional experimentada por el individuo y para el, si

se trata de un hombre, 0 referida a la polaridad dinamica de la

vida en el caso de cualquier otro ser vivo, 13 anomalia 0 bien es

ignorada (caso de las heterotaxias) 0 bien es una variedad indi-

Ierente, una variacion sobre un terna especifico, es una irregularidad

como las hay desdeiiables en el caso de objetos col ados en un rnis-

mo molde. Puede ser objeto de un capitulo especial de Ia historia

natural, pero no de la patologia.

Si se admite, en cambio, que Ia historia de las anomalias y Ia

teratologia son un capitulo obligado en las ciencias biologicas, que

expresa la originalidad de esas ciencias, -porque no existe una

ciencia especial de las anomaHas Hsicas 0 quimicas-, es porque

un punto de vista nuevo es capaz de surgir en biologia para recor-

tar en ella un nuevo dominic. Este punto de vista es el de la

normaiioidad. vital. Vivir es, incluso en una ameba, preferir y ex-

cluir. Un tuho digeslivo, 6rganos sexuales, son normas del com-

portarniento de un organismo. EI lenguaje psicoanalitico es muy

correcto por cuanto oalifica de pdos a los orificios naturales de

la ingestion y de la excreci6n. Una Iuncion no funciona indiferen-

temente en muchos sentidos, Una necesidad situa a los objetos de

satisfacci6n propuestos con relacion anna propulsion y a una re-

pulsion. Hay una polaridad dinamica de la vida. Mientras las va-

riaciones morfologicas 0 Iuncionales sobre el tipo especllico no

contrarien 0 inviertan est a polaridad, Ia anomalia es un hecho

tolerado; en el caso contrario, Ia anomalia es sentida como tenien-do valor vital negativo y se traduce exteriormente como tal. Porque

hay anomalias vividas 0 manifestadas como un mal organico, exis-

te un interes afectivo en primer termino y teorico luego por las:

anornalias. Porqu~ .la anomalia ha llegado a ser patologica, suscita

el estudio cientifico de las anomalias. Desde su punto de vista ob--

jetivo, el cientffico solo quiere ver a la anomalia como una des-

viacion estadistica, desconociendo el hecho de que el interes cien-

tifico del biologo fue suscitado par la desviacion normativa. En po-

cas palabras: toda anornalia no es patologica, pero unicamente la

{;xi~~e~ci~.de ariomalias patologicas 11a suscitado una ciencia~pe-

cial. d~ las anomalias que tiende normalmente, por el hecho de' quees CienCla, a expulsar de Ia definicion de la anomalia toda huella

de nocion normativa, Cuando se habla de anornalias no se piensa

en las desviaciones estadisticas que constituyen las simples varie-

dades, sino que se piensa en las deformidades perjudiciales 0 in-

cluso incompatibles con la vida, refiriendose a Ia forma viviente 0

aJ comportamiento del ser vivo no como un hecho estadistico sino

como un tipo normativo de vida.

La anomalia es aquel heche de variacion individual que impide

que dos seres puedan reemplazarse mutua mente de manera com-

pleta. En el orden biologico, ilustra eI principio leibniziano de los

indiscernibles. Pero la diversidad no es la enfermedad. Lo atunnalono es ]0 patologico. Patologico implica pOihos , sentimiento directo

y concreto de sufrimiento y de impotencia, sentimiento de vida

contrariada. Pero 10 patologico es por cierto 10 anormal. Rabaud

distingue entre anorrnal y enfermo porque -de acuerdo con el uso

reciente e incorrecto- convierte a "anormal" en el adjetivo de

"anomalia", y en tal sentido habla de "anormales enfermos" [97,

481]; pero como por otra parte distingue rnuy netamente, de acuer-

do con el criterio dado por [a adaptacion y la viabilidad, entre en-

fennedad y anornalia [97, 477J, 1lO vernos ninguna razon para rno-

diiicar nuestras distinciones de vocables y de sentidos.

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102 ~ EXISTEN CIENGIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO?EXAMEN GRITIGO DE ALGUNOS PROBLEMAS 103

Indudablemente hay un modo de considerar a 10 patolcgico co-

mo normal: definiendo a 10 normal y a 10 anormal por Ia frecuen-cia estadistica relativa, En cierto sentido se did que una salud per-

fecta cO~,tinua"es "" heche anormal. Pero 10 que sucede es que Ia

palabra salud tiene dos sentidos. Tomada en absoluto la salud

es un concepto normative) que define un tipo ideal de .estructura

y de comportamiento organico, en este sentido, hablar de buena

salud es un pleonasmo, porque la salud es el bien organico. La

salud calificada es un concepto descriptive, que define determina-

d.a disposlcion y reaccion de un organismo individual frente a po-

:51bles .enfermedades. Ambos concept os, descriptivo calificado y

normative absoluto, se distinguen tanto que el mismo hombre co-

rrnin did. de su vecino que tiene una mala salud 0 que no tiene la

salud, considerando como equivalentes la presencia de un hecho

y Ia ausencia de un valor. Cuando se dice que una salud continua-

~ente perfec.ta e~ a_normal, se expresa e1 hecho de que la experien-eta del ser VIVOincluye de hecho a Ia enfennedad. "Anormal" quie-

re decir precisamente "inexistente", "inobservable", POI'10 tanto, solo

es otra manera de decir que Ia salud continua es una norma y que

una norma no existe. En este sentido abusivo, es evidente que 10

patologico no es anormal. Lo es tan poco, que resulta posible ha-

blar de funciones normales de defensa organica y de lucha contra

Ia enfermedad. Vimos que Leriche sostiene que el dolor no existe

en el plano de Ia naturaleza, pero podria decirse que Ia enferme-

dad es prevista por el organismo (Sendrail, 106). Con relacion a

los anticuerpos, que son una reaccion de defensa contra uua ino-

culacion patologica, Jules Bordet pi ens a que esposible hablai de

anticuerpos normales que· existirian en el suero normal actuando

electivamente sobre determinado microbio, determinado antigeno,

y cuyas multiples especificaciones eontribuirlan a asegurar 1a eons-

tancia de las caracteristicas quimicas del organisrno, eliminandoaqu~llo que no es conforme a e110s [15, 6.16-14]. Pero por mas

prevista que pueda parecer, no por ella deja de ser Ia enfermedad

prevista como un est ado contra el eual es necesario luchar para po-

der seguir viviendo, es decir que es prevista como un estado anor-

mal con relaci6n a la persistencia de la vida que desempefia aqui el

papel de norma. Tomando Ia palabra "normal" en Sll sentido au-

tentico, tenemos que proponer pues la ecuacion entre los conceptosde enfermo, patologlco y anormal.

Otra razon para no confundir anomalia y enfermedad, es el he-

cho de que la atencion human a no se encuenlra sensibilizada para

Ia una y para Ia otra por desviaciones del mismo tipo. La anoma-

Iia se hace patente en la multiplicidad espacial, la enfermedad se

.haee patente en Ia sueesi6n crono16gica. Lo propio de Ia enferme-

dad consiste en venir a interrumpir un curso, en ser propiamente

cdtica. Incluso cuando la enfermedad llega a ser cronies, Iuego

de haber sido critica, hay un "antafio" del cual el paciente 0 su

circulo aun guard an Ia nostalgia. Por 10 tanto, no se esta enfermo

solo con relacion a los otros, sino tambien con relaci6n a uno mis-

mo. Este es el caso en la neumonia, Ia artritis, Ia ciatica, la afasia,

la nefritis, etc. La propio de la anomalia consiste en ser constitu-

cional, congenita, inc1uso cuando la aparicion se atrasa con respec-

to al nacimiento y solo es contemporanea del ejercicio de la fun-

cion -por ejemplo en la luxacion congenita de la cad era. Par 10

tanto, quien lIeva una anomalia no puede ser comparado consigo

mismo, Aqui podria hacerse notar qu~ la interpretacion teratoge-

nica de los caracteres teratologicos y todavia mas su explicacion

teratogenetica, permiten reinsertar la aparicion de Ia anornalia en

el devenir embriol6gico y conferirle Ia significaci6n de una enfer-

medad. Desde el momenta en que Ia etiologia y la patoIogfa deuna anomalia son conocidas, 10 anornalo se eonvierte en patologico.

Aquila teratogenesis experimental proporciona utiles ensefianzas

[120]. Pero si bien esta conversion de la anornalia en enfermedad

tiene sentido en la ciencia de los ernbriologos, carece totalmente

de el para el ser vivo cuyos comportamientos en el medio ambien-

te, fuera del huevo a fuera del utero, estan fijados en e1 punto de

partida pOI' las particularidades de su estructura.

Cuando Ia anornalia es interpretada en cuanto a sus efectos, en

relacion con la actividad del individuo y par 10 tanto con Ia repre-

sentacion que este se forja de su valor y de su destino, Ia anomalia

es flojedad. Flojedad es una nocion vulgar pero instructiva. Senace 0 se llega a ser Flojo. EI hecho de llegar a serlo, interpretado

como irremediable decadencia, es el que revierte sobre el heche

de nacer asi. En el fondo, siempre hay para un ser flojo una acti-

vidad posible y un papel social honorable. Pero la forzada lirnita-

cion de un SCI' hurnano a una condicion unica e invariable es [uz-

gada peyorativamente can respecto al ideal humano normal, que

consiste en la adaptaci6n posible y querida a todas las condiciones

imaginables. En el fondo del valor que se acuerda a la saluc] estti

el posible abuso de la salud, asi como -segllll Valery- en el Iondo

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iU,t 1.0 PATOLOCICO?EXAMEN

(.lel amor par el poder esta el abuso del poder. El hombre normal

es el hombre normative, el ser capaz de instituir nuevas normas

incluso organicas, Una {mica norma de vida es sentida de uu mo-

do privativo y no de un modo positive. Aquel que no puede co-

ncr se siente lesionado, es decir que conviert:e su lesion en Irus-

tracion, y aunque S1l circulo evite devolverle la imagen de su inca-

pacidad .-como los nifios afectuosos se preocupan por no correr

en compafiia de un pequefio rengo- el flojo siente rnuy bien a

costa de que retcncion y de cuales abstenciones por parte de sus

sernejantes es anulada aparentemente toda diferencia entre es-

tos y el,

Lo que es verdad a proposito de Ia flojedad es tarnbien verdad

a proposito de ciertos estados de fraguidad y de deoilidad, vincu-

lados con cierta desviaci6n de orden fisiol6gico. Tal es el caso de

la hemojilia. Se trata mas bien de una anornalia que de una en-

fermedad. Todas las funciones del hemofilico se cumplen de modo

semejan\ e a las de los individuos sanos, Pero las hemorragias son

interminables, como si la sangre fuese indiferente a su situacion

dentro 0 fuera de los vasos. En surna: la vida del hernofilico seria

normal si la vida animal no entrafiara norrr almente relaciones con

un medio ambiente, relaciones cuyos riesgos, en forma de lesiones,

tienen que ser cnfrentados por el animal para compensar las des-

ventajas de orden alimenticio que entrafia la ruptura con la inercia

vegetal, ruptura que en muehos otros aspectos -sobre todo en el

camino de 1a conciencia- constituye un progreso real. La hemo-

filia es el tipo de anornalia con caracter pato16gico eventual, por

olna del obstaculo que aqui encuentra una [uncion vital esencial,

la cstricta separacion del medio interno y del media externo.

En resumen: la anornalia puede convertirse en enfermedad, pero

por si sola no es una enfennedad. No es facil deterrninar en que

memento una anomalia se transforrna en enfermedad. dHay que

considerar 0 no a la sacralizacion de la quinta vertebra lumbar co-

mo un hecho patol6gico? Hay muchos grad os en est a malforma-

cion. S610 debe llamarse sacralizada a la quinta vertebra cuando

esta sold ada con el sacro. Por otra parte, en tal caso rararnente

provoca dolores. La mera hipertrofia de una ap6fisis transversa, su

contacto mas 0 menos real con el tuberculo sagraclo, corren a menu-

do con la responsabilidad par daiios imaginaries. Se trata, en su-

rna, de anomalias anatomicas de orden congenito que s610 lIegan

a ser dolorosas tar diamente y a veces nunca [101].

105

EJ problema de la clistinci6n entre la anomalia -ya sea morfol6-

gica, como la costilla cervical 0 la sacralizacion de la quinta verte-

bra lumbar; ya sea Iuncional, como la hernofilia, la hemeralopia 0

In pento~uria- y el estado patol6gico es. muy .0S;tl~·o, y sin embargo

es muy importante desde eJ punto de VIsta biologico porque en de-

Finitiva nos remite a nada menos que aI problema general de la

variabilidad de los organismos, de la significacion y del alcance

de esta variabilidad. 2.Son los seres vivos en la medida en que se

desvian del tipo especifico anormales que ponen en pcligro a laforma especifica, 0 bien se trata de inventores que se encaminan

hacia nuevas' Iorrnas? Segun se sea Iijista 0 trunsforrnista, se ve

con ojos diferentes a un ser vivo que es port ad or de un caracter

nuevo. Se comprendera que no tengamos aquila inten.ci6n de tra-

tar, ni de Jejos, un problema como este. Sin embargo, no podemos

fingir que 10 ignoramos. dEstarnos 0 no en presencia de un hecho

pato16gico cuando una dros6fila provista de alas da nacimiento

por mutaci6n a una dros6fi1a sin alas 0 con alas vestigiales? Los

biologos como Caullery, que no adrniten que 13s mutaciones sean

suficientes para explicar los hechos de adaptaci6n y evoluci6n; 0

como Bounoure, que impugnan incluso el hecho de Ia evolucion,insisten en el caracter sub-patoI6g.ico 0 francamente patol6gico e

incluso letal de la mayoria de las mutaciones. Sucede que si no

son fijistas como Bounoure [16J, piensan al rnenos como CauUery

que las mutaciones no salen del marco de la especie, puesto que a'

pesar de diferencias morfol6gicas considerables, los cruzamientos

Iecundos son posibles entre individuos testigos e individuos mu-

tantes [24, 414]. Sin embargo, no nos parece impugnable que las

mutaciones puedan estar en el origen de nuevas especies. Ya Dar-

win conocia bien este hecho, pero no le habia llamado tanto la

atencion como la variabilidad individual. Cuvenot piensa que se

trata del unico modo actual mente conocido de variacion heredita-ria, la {mica explicacion parcial pero indiscutible de la evolucion

f51]. Teissier y Ph. L'Heritier mostraron experimentalmente que

ciertas mutaciones, que pueden parecer desventajosas en el me-

dio ambiente habitualmente propio de una especie, son capaces de

Hegar a ser ventajosas si se producen variaciones en ciertas con-

diciones de existencia. La dros6fila con alas vestigiales es elimi-

nada por la drosofila con alas norrnales, en un medio arnbiente

abrigado y eerrado. Pero en rnedio ambiente ventilado, las droso-

filas vestigiales, que no taman vuelo, perrnanecen constantemente

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(liB, )

(EXISTF0i C!E':-~CI:\S DE 1.0 :-;OR;\lAi. Y DE LO PATOLOGICO; EXAMEN cairtco DE ALGU NOS PROBLEMAS 109

ciones de existcncia en las que parecera norma+iva, es decir que

desplazara todas las Iormas pasadas, superadas y qUiZ;1S pronto

extillguidas.

Ningun hecho Ilamado "normal", porqne se In ha convertido en

lal, puecIe nsurpar el prestigio de la norma ouya expresion es, a

partir del memento en que ya no se clan las condiciones bajo las

cuales ha sido refcrido a la norma. No existe uri hecho normal 0

patologico en si. La anomalia 0 la mutaci6n no son de par sl pa-tol6gicas. Expresan otras posibles normas de vida. Si esas normas

sOI~ inferiores; en cuanto a la estabil idad, fecundidad, variabilidad

de la vida, con respecto a las normas especificas anteriores, se las

denorninara "patologicas". Si esas normas se revelan, eventualmen-

te, en el mismo medio arnbiente como equivalentes 0 en otro me-

dio arnbiente Como superiores, se las denorninara "norm ales". Su

norrnalidad provendra de su norrnatividad. Lo patologico no es la

ausencia de norma biologica, sino una norma diferente pero que

ha sido comparativarnente rechazada por la vida.

Aqui se presenta un nuevo problema que nos vuelve a llevar al

nucleo de nuestras preocupaciones: el de las relaciones entre 1 0normal y 1 0 experimental. Los Iisiologos, a partir de Cl. Bernard,

entienden pOI' "Ienomenos norrnales" fen6menos cuya exploraci6n

permanents resulta posible gracias a dispositivcs de Iaboratorio y

cuyos caracteres medidos se revelan como identicos a S 1 mismos

para un individuo dado, en condiciones dadas, y salvo por algunas

desviaciones de amplitud definida, identicos de un individuo a

otro en condiciones identicas. Por 10 tanto pareceria que existe una

posible definicion objetiva y absolute de 10 normal, a partir de la

cual twa desviacion mas alla de ciertos Hmites seria tachada 10-

gicamente de patologica. ~En que sentido el control de las pautas

y Ia rnedicion de laboratorio son dignas de servir como norma pa-ra la actividad funcional del ser vivo tornado fuera del laboratorio?

Ante todo se insistira en que el fisiologo, como el fisico y el

quimico, instituye experimentos cuyos resultados compara, hacien-

da la presuposicion capital de que tales datos val en "si las demas

cosas no varian", En otras palabras: condiciones diferentes harlan

que apareciesen norrnas diferentes. Las normas [uncionales del ser

vivo examinado en el lahoratorio s610 adquieren sentido dentro de

las norma.') operatioas del hombre de ciencia. En tal sentido, nin-

gun Hsiologo negara que s(\10 da un contenido al concepto de nor-

ma biol6gica, pero que en ningun caso elabora el aspecto norma-

tivo de semejante concepto. Admitidas ciertas condiciones como

norm ales, el Fisiologo estudia objetivamente las relaciones que de-

finen real mente los Fenornenos respectivos, pero en el fondo el fi-

siologo no define objetivamente cuales condiciones son norm ales ,

A menos que se adrnita que las condiciones de un experimento no

influyen sabre la calidad de su resultado -10 que contradice el

cuidado que se dedica a la tarea de determinarlas-, es imposible

negar la dificultad que existe para asimilar a condiciones expert-mentales las condiciones normales, tanto en sentido estadistico

como en sentido normative, de la vida de los animales y del hom-

bre. Si se define 10 anormal 0 10 pato16gico por la desviacion es-

tadistica 0 por 10 insolito, como suele hacerlo el Iisiologo, desde

un puro punto de vista objetiva, hay que decir que las condicio-

nes de exam en en el laboratorio colocan al ser vivo en una situa-

cion patologica, de la cual paradojicamente se pretende extraer

conclusiones que tengan alcance normativo. Se sabe que esta obje-

ci6n es formulada con mucha frecuencia a la fisiologfa, incluso en

los ambientes medicos. Prus, del cual ya se cito un pasaje de su

memoria dirigida contra las teorias de Broussais, escribia en esamisrna obra: "Las enferrnedades artificiales y las sustracciones de

organos que se operan en los experimentos sobre los animales vi-

vos, conducen al misrno resultado (que las enjermedades espon-

taneas); sin embargo -es urgente observarlo- seria un error ba-

sarse sobre los servicios prestados por la fisiologia experimental

para argumentar a favor del influjo que puede ejercer la Iisiolo-

gill sobre la medicina practica... Cuando para conocer las funcio-

nes del cerebro y del cerebelo, se in-ita, se pincha, se incide uno

u otro de tales 6rganos 0 se quita una porcion mas 0 menos con-

siderable de ellos, par cierto e] animal sometido a semejantes ex-

periencias esta 10 mas lejos posible del estado Iisiologico, estagravemente enfermo y 10 que se llama fisiologia experimental no

es evidentemente otra cosa que una verdadera patologfa artificial

que simula 0 crea enfermedades. Sin dud a la fisiologia recibe de

ella gran esclarecimiento y los nombres de los Magendie, de los

Orfi1a, de los Flourens Figuraran siempre can honor en sus anales,

pero ese esclarecimiento mismo ofrece una prueba autentica y en

cierto sentido material de todo 1 0 que esta ciencia debe a la de

las enfermedades" [95, L SS].

A esta forma de objecion respondia Cl. Bernard en las Lecons

sur la chaleur animale: "Por cierto existen perturbaciones introdu-

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110 (_EX!STEN C!ENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOLOGlCO?EXAMEN CRlTlCO DE ALGUNOS PROULE.MAS III

cidas en el organismo por el experirnento, pero debernos y pode-

mas tenerlas en cuenta, Sera necesario que restituyarnos a las con-

diciones en las cuales colocamos al animal la parte de anomalias

que les corresponden, y suprimiremos el dolor en los animales c~-

mo en el hombre al mismo tiempo por un sentimiento de hum am-

dad y tam bien para alejar las causas de error introducidas por los.

sufrimientos. Pero los propios anestesicos que utilizamos tienen

efectos sobre e1 organismo, capaces de introducir modificaciones

fisioI6gicas y nuevas causas de error en el resultado de nuestros

experimentos" [8, 57]. Texto notable que muestra cuan cerca esta

Cl. Bernard de suponer que es posible descubrir un determinismo

del fenomeno independlente del determinismo de Ia operacion de

conocimiento, y cuan honestamente se ve obligado a reconocer la

alteracion, en proporciones que no se pueden determinar con pre-

cision, que el conocimiento hace sufrir al fen6meno conocido, por

la preparaci6n tecnica que implica. Cuando se glorifica a los teo-

ricos contemporaneos de la mecanica ondulatoria por haber des-

cubierto que Ia observaci6n perturba el Ienomeno observado, re-

sulta que -como en otros casos- la idea es un poco mas antigua

que ellos mismos.

En el curso de sus investigaciones, el fisiologo tiene que en-

frentar tres Fuentes de dificultades. Ante todo tiene que asegu-

rarse de que el sujeto llarnado "normal" en situaci6n experimental

es identico al sujeto de igual especie en situaci6n normal, es de-

cir no artificial. Luego tiene que asegurarse de la similitud del

estado patol6gico por realizaci6n experimental y del estado pato-

16gico espontaneo. Ahora bien, a menudo e1 sujet? en estado. es-

pontanearnente pato16gico pertenece a otra especie .que el sujeto

en estado experimental pato16gico. Por ejernplo, es evidente que no

es posible sin grandes precauciones sacar conc1usiones .del perro

de von Mering y Minkowski 0 del perro de Young aplicables al

hombre diabetico, POl' ultimo el Iisiologo tiene que comparar el re-

sultado de las dos comparaciones anteriores. Nadie negara la a:n-

plitud del margen de incertidumbre que semejantes comparacio-

nes admiten. Es tan inutil negar la existencia de ese margen como

pueril negar a priori la utilidad de tales comparacione.s. ,En tod.o

caso, se puede concebir que dificultud existe para realizar la exi-

gencia canonica del "si las demas cosas no varian". Por oxcitncion

de la corteza cerebral de la clrcunvalacion frontal ascendente es

posible provocar una crisis convulsiva : no pllr clio se trata de epi-

lepsia, incluso si el electro-encefalograrna presenta, luego de cada

una de tales crisis, curvas de registro congrnentes. Se Ie pueden

injertar a un animal cuatro pancreas simultanearnente sin que

este experiments el menor desorden de hipoglucemia comparable

con el que dererminaria un pequefio adenoma de los islotes de Lan-

gerhans [53, his]. Se puede provocar el suefio mediante hipnoti-

cos, pero segun A. Schwartz: "Serb un error creer que el suefio

provocado pOl' rnedios farmacol6gicos y el suefio normal tengan entales condiciones necesariamente una [enomeuologui exactamenie

semejante. En realidad esta es siempre diferente, como 10 prueban

los siguientes ejernplos. si, por ejernplo, el organismo se encuen-

tra bajo el influjo de un hipn6tico cortical, el paraldehido, el vo-

lumen de orina aumenta, mientras que durante el suefio normal la

diuresis habitualmente se reduce. El centro de la diuresis, liberado

inicialmente por la accion depresiva del hipnotico sobre la corteza

se sustrae pues aqui a Ia accion inhibidora ulterior del centro del

suefio." Por 1 0 tanto no hay que ocultarse la evidencia de que el

hecho de provo car artificialrnente el suefio, pOl' intervenci6n so-

bre los centros nerviosos, no nos aclara el mecanisme por el cualel centro hipnico cs naturalmente puesto en actividad por los Iac-

tores norrnales del suefio [l05, 23-28].

Si es licito definir el estado normal de un ser vivo como una

relacion norrnativa de ajuste a medio arnbientes, es precise no

olviclar que el propio laboratorio constituye un nuevo medio am-'

biente en el cual por cierto 1£1vida instituye nonnas cuya extra-

polacion, Iejos de las condiciones a las que tales n0I111aS se re-

Iieren, no deja de entrafiar dificultades. El medio ambiente de la-

boratorio es para el animal 0 el hombre un medio ambiente po-

sible entre otros. POl' cierto tiene el cientifico raz6n al vel' en sus

aparatos s610 las teorias que estes materializan, en los productosutilizados, s610 las reacciones que estos hacen posibles, y en pos-

tular la validez universal de tales teorias y reacciones: pero para

el ser vivo, aparatos y productos son objetos entre los cuales se

mueve como en un mundo insolito. Es imposible que los procesos

de Ia vida en el lab oratorio no retengan algun rasgo especifico de

su relaci6n con cl lugar y con el memento del experimento.

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CAPITULO TERCERO

NORMA Y PROMEDIO

Parece que el Fisiologo encuentra en el concepto de promedio

un equivalente objetivo y cientificamente valido del concepto de

normal 0 de norma. Con seguridad el Iisiologo contemporaneo ya

no comparte con Cl. Bernard su aversi6n por todo resu1tado bio-

logico anaIitico 0 experimental que se exprese como prornedio,

aversi6n que quizas se origina en un texto de Bichat: "Se analiza

la orina, la saliva, la bilis, etc., tomadas indiferentemente en tal 0cual sujeto: y de su examen resulta la quimica animal, 1 0 conce-

demos: pero no reside alli la quimica fisioI6gica; se trata, si puedo

expresarme asi, de la anatomia cadaverica de los fluidos. Su fi-

siologia se compone del conocimiento de las innumerables varia-

ciones que experimentan los fluidos de aeuerdo con el estado de

sus respeetivos organos" [12, art. 7, f 1]. No menos claro es ClaudeBernard. Segun el, la utilizacion de los promedios haee que des-

aparezca el caracter esencialmente oscilatorio y ritmico del fen6-

meno biologico funcional. Si, por ejemplo, se busca determinar la

verdadera cantidad de las pulsaciones cardiacas recurriendo al

promedio de las medidas tomadas muchas veces en un mismo diasobre un individuo dado, "se obtendra precisamente una cantidad

falsa", De donde se deriva esta regIa: "En fisiologia, es necesario

no dar nunca descripciones promedio de experimentos porque las

verdaderas relaciones de los fen6menos desaparecen en este pro-

medio; cuando se esta frente a experimentos complejos y variables,

es necesario estudiar sus diversas circunstaneias y presentar luego

el experimento mas perfecto como tipo, pero este siempre repre-

sentara un hecho verdadero" [6, 286]. La investigaei6n de valores

biologicos promedio esta desprovista de sentido en 1 0 referente a

un mismo individuo; por ejemplo el analisis de la orina promedio

114 <. EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GIco? NORMA Y PROMEDIO 115

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de las 24 horas es "el analisis de una orina que no existe" puesto

que Ia orina en ayunas difiere de Ia orina de la digestion. Esta

investigaci6n carece igualmente de sentido en 10 referente a mu-

chos individuos. "Lo sublime en este genero fue imaginado por

un Fisiologo que, habiendo tornado orina en un mingitorio de la

estaci6n de un ferrocarril par Ia que pasaba gente de tadas las

naciones, crey6 que de esa manera podia presentar el analisis de

Ia orina europea promedio" [6, 236]. Sin que aqui se quiera repro-

char a Cl. Bernard el confundir una investigaci6n con su caricatura

y el atribuir a un metodo las fechorias cuya responsabilidad co-

rresponde a quienes 1 0 utilizan, Ilmitemonos a retener el hecho de

que, segun el, 1 0 normal es definido como tipo ideal en condicio-

nes experimentales determinadas y no tanto como prornedio arit-

metico 0 frecuencia estadistica.

Una actitud analoga es, nueva y mas recientemente, Ia de Ven-

dryes en su obra Vie et probabilue, donde las ideas de Cl. Ber-

nard acerca de Ia constancia y la s regulaciones del medio interno

son sistematicamente retomadas y desarrolladas. Defiriiendo las

regulaciones fisiol6gicas como "el conjunto de las funciones que

resisten al azar" [115, 195], 0, si se quiere, de las funciones que

hacen que Ia actividad del ser vivo pierda el caracter aleatorio que

tendria si el medio interno careciera de autonomia frente al me-

dio externo, Vendryes interpreta las variaciones experirnentadas

por las constantes fisiologicas -por ejemplo la glucemia- como

desviaciones a partir de un valor prornedio, pero de un valor pro-

medio individual. Los terminos "desviacion" y "promedio" adquie-

ren aqui un sentido probabilists. Las desviaciones son tanto mas

improbables cuanto mas grandes. "No hago una estadistica de cier-

ta cantidad de individuos. Considero un solo individuo. En tales

condiciones los terminos 'valor prornedio' y 'desviacion' se aplican

a los diferentes valores que puede adoptar en la sucesion de losmornentos un mismo componente de la sangre de un mismo indi-

viduo" [llS, 33]. Pero no pensamos que con esto elimine Ven-

dryes la dificultad que Cl. Bernard resolvia proponiendo como ti-

po .el experimento mas perfecto, es decir como norma de compa-

racion, Al hacer esto CI. Bernard declaraba expresamente que el

f~s~6Iog?introduce con su eleccion Ia norma en el experimento de

fisiologia, y que no la extrae de el, Pensarnos que Vendryes no

puede proceder de otra manera. Afirma que un hombre tiene 1 %como valor prornedio de glucemia, cuando normalmente Ia tasa

de glucemia es de 1 % y cuando luego de la alirnentacion 0 de

un trabajo muscular Ia glucemia experimenta desviaciones positi-

vas alrededor de este valor promedio. Pero suponiendo que nos Ii-

miternos efectivamente a la observaci6n de un individuo, lde d6nde

sacamos a priori que el individuc escogido como sujeto de examen

de las variaciones de una constante representa el tipo humane? 0

bien se es medico -y este es aparentemente el caso de Vendryes

_ y por consiguiente se es apto para diagnosticar la diabetes; 0

bien no se ha aprendido fisiologia durante los estudios medicos y

para saber cual es la tasa normal de una regulaci6n se buscara el

promedio de cierta cantidad de resultados, obtenidos en individuos

colocados en condiciones 10 mas semejante posibles. dPero, por

ultimo, el problema consiste en saber dentro de que oscilaciones

alrededor de un valor promedio puramente te6rico se considerara

a los individuos como normales?

Este problema es tratado con mucha claridad y probidad por A.

Mayer [82] y H. Laugier [71]. Mayer enumera todos los elemen-

los de Ia biometria fisiol6gica contemporanea: temperatura, meta-

bolismo basal, ventilacion, calor desprendido, caracteristicas de Ia

sangre, velocidad de circulacion, composicion de la sangre, de lasreservas, de los tejidos, etc. Ahora bien, los valores biometricos a~-

miten un margen de variaci6n. Para representarnos una especie,

hemos escogido normas que de hecho son constantes determinadas

por valores promedio. EI ser vivo normal es aquel que existe con-

forme a tales normas. dPero acaso es preciso que consideremos to-

da desviaci6n como anormal? "El modele es en realidad el fruto

de una estadistica. La mayoria de las veces es el resuItado del

calculo de promedios. Pero los individuos verdaderos con qui.en~s

nos encontramos se apart an mas 0menos de ese modelo y su indi-

vidualidad consiste precisamente en ello, Seria muy importante sa-

her a que se refieren las desviaciones y cuales de estas son compa-tibles con una supervivencia prolongada. Seria necesario saberlo

para los individuos de cada especie. Semejante estudio esta lejos

de haber sido realizado" [82, 4.54-14].La dificultad que entraiia semejante estudio referente al hombre

es expuesta por Laugier. Lo hace ante todo exponiendo la teoria

del hombre promedio de Quetelet, acerca de la cual volveremos

a hablar. Establecer una curva de Quetelet, no significa resolver

el problema de 1 0 normal para un caracter dado, po~ ejemplo l.a

estatura. Se necesitan hip6tesis directrices y convenciones practi-

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: -;OR~!A Y TROMEDIO 11 7

cas que permitan dccidir en que valor de estatura -ya sea hacia

las grandes, ya hacia las pequciias- se produce el paso de 1 0 nor-

mal a 1 0 anormal. El misrno problema se plantca si se rcemplaza

un conjunto dc prornedios aritmeticos por un esquema estadistico

a partir del cual determinado individuo se desvia mas 0 menos

porque la estadistica no proporciona ningun instrumento que per-

mita deeidir si el desvio es normal 0 anormal. dQuizas se podria

-mediante una convencion que la propia razon parece sugerir-co.nsiderar como normal al individuo cuyo retrato biornetrioo per-

n~Ite prever qu~, sa!vo accidente, tendra la duracion de vida pro-

pIa de la especie? Iro vuelven a aparecer los mismos interrogan-tcs. "En los individuos que muercn aparentemcnte por envejeci-

miento de los tejidos encontraremos una dispersion de las duracio-

nes de vida bastante extensa. dConsideraremos acaso como dura-

ci6n de vida de Ia especie el prornedio de tales duraciones 0 las

duraciones maxim as a1canzadas por algunos pocos individuos 0

algun otro valor?" [71, 4.56-4]. Por otra parte, esta normalidad no

excluiria otras anonna1idades: determinada deformidad congenita

puede ser compatible con una vida muy prolongada. Si bien en ri-gor Ia determinacion de una norrnalidad parcial, el estado prome-

dio ~el caracter estudiado en el grupo que se observa, puede pro-

porcionar su sustituto de objetividad, mientras sigue siendo arbi-

t~a:io el corte alrededor del valor promedio, en todo caso la obje-

tividad se desvanece totalmente en Ia determinacion de una nor-

malidad global. «Dada la insuficiencia de los datos numericos de

biometria y frente a Ia incertidumbre en que nos encontramos

acerca de la validoz de los .principios que deben ser utilizados para

establecer el corte entre 1 0 normal y 1 0 anormal, la definicion cien-

ti fica de la normalidad aparece actualmente inaccesible" [ibid.],

2,Significa ser aun mas modesto 0 por el contrario mas ambi-

cioso afirmar la independencia Jogica de los concept os de norma

y de promedio y por consiguiente Ia imposibilidad definitiva de

presentar como un promedio objetivamente calculado el equiva-

lente complete de 1 0 normal anatornico 0 fisio16gico?

Nos proponemos retornar Someramente, a partir de las ideas de

Ouetelet y del examen IllUY riguroso que de elias 11ahecho Halb-

wachs, e] problema del sentido y del alcance de las investiga-

ciones biornetricas en fisiologfa. En resumen: el Iisiologo que hace

la critiea de sus conceptos basicos se da perfecta cuenta de que

norma y promeclio son dos concept os inseparables para el. Pero le

parece que el segundo es inmecliatamente capaz de una significa-

cion objetiva y por esto intenta reducir el primero a el. Acabamos

de ver que esta tentativa de reducci6n choca con dificultades en

la actualidad -e indudablemente siempre- insuperables. Aeaso

no seria conveniente invertir el problema y preguntarse si el en-

lace entre ambos conceptos no podria explicarse subordinando e1

promedio a la norma? Se sabe que la biometria fue fundada, en e1

orden anatomico, por los trabajos de' Calton, generalizando losprocedimientos antropornetricos de Quetelet, Estudiando sistema-

ticamente las variaciones de la estatura del hombre, Quetelet ha-

bia establecido para un caracter medido sobre los individuos deuna poblacion homogenea, y representando graficamente, la exis-

tencia de un poHgono de frecuencia que presentaba una cima eo-

rrespondiente a la ordenada maxima y una simetria can respecto

a esa ordenacla. Como se sabe, el limite de un poligono es una

curva y fue el propio Quctelet quien mostr6 que e1 poligono de

frecuenc ia tiende hacia una curva denominada "acampanada" que

es la curva del binornio 0 tamb ien 1a cur va de errores de Gauss.

AI hacer esta aproximacion, se proporiia Ouetelet expresamentesignificar que solo Ie reconocia a Ia variaci6n individual con res-

pecto a un caracter dado (fluotuacion ) el sentido de un acci-

dente que verificaba las leyes del azar, es decir las leyes que ex-

presan la influencia de una multiplicidad indeterminable de cau-

sas no sisternaticarnente orientadas y cuyos efectos por consiguien-

te tienden a anularse por compensacion progresiva. Ahora bien. a

Ouetelet Ie parecia que esta posible interpretacion de las fluctua-

ciones bioI6gicas por e 1 calculo de las probabilidades era de 1a ma-

yor importancia metafisica, Segun el significaba que para Ia es-

pecie hurnana existe "un tipo 0 modulo cuyas c1iferentes propor-

ciones pueden ser detenninadas con Iacilidad" [96, 15]. Si esto no

fuese para nada asi, si los hombres difiriesen entre si, por ejemplo

en euanto a la altura, no por efecto de causas accidentales, sino

por ausencia de un tipo de acuerdo con el cual sedan comparables,

entonces no podria establecerse ninguna relacion deterrninada en-

tre todas las medidas individuales, Sf, por el contra rio, existe un

tipo con relacion al cual las desviaciones resuIten puramente acci-

dentales, entonces los valores nurnericos de un caracter medido

sobre una multitud de individuos tienen que distribuirse de acuer-

do con una ley matematioa, y esto es 1 0 que de hecho sucede. Por

otra parte, cuanto mas grande sea e1 numero de medidas realiza-

119

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118 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOL6G1co? NORMA Y PROMEDIO

das, mas se compensaran y anularan las causas perturbadoras ac-

cidentales y mas netamente aparecera el tipo general. Pero espe-

cialrnente sobre una gran cantidad de hombres euya estatura va-

rie entre Iimites determinados, los mas numerosos son quienes

mas se acercan a La estatura promedio, y los que mas se apartan

de ella son los menos numerosos. Quetelet denomina ho mbr e ] )r o-

media a este tipo humano a partir del cual la desoiacioti es mas

rara cuanto mayor. Cuando se cita a Ouetelet COmo antepasado dela biometria, general mente se omite decir que, segun el, ese hom-

bre prornedio no es de ninguna manera un "hombre irnposible"

[9G, 22J. La prueba de la existencia de un hombre prornedio, en

un clima dado, reside en Ia manera en que los numeros obtenidos

para cada dimension rnedida (estatura, cabeza, brazo, etc.) SE '

agrupan alrededor del valor promedio obedeciendo a Ia ley de las

causas accidentales. El promedio de Ia estatura en un gmpo dado

es tal que el mayor de los subgrupos formados por hombres que

tienen Ia misma estatura es el conjunto de los hombres cuva es-

tatura se acerea mas a Ia estatura promedio. Esto detenninaque

el promedio tipico sea totalrnente distinto del promedio aritmetico.

Cuando se rnide la altura de muchas casas es posible obtener una

altura promedio, pero tal que no necesariarnente exista a]guna ca-

sa cuya propia altura se acerque a ese promedio. En pocas pa-

labras. segun Quetelet, la existencia de un valor promedio es signo

innegable de la existencia de una regularidad interpretada en un

sentido expHcitamente onto16gico: "Mi principal idea eonsistc en

hacer que prevalezca la verdad y en mostrar cuan sometido esta

sin saberlo el hombre a las leyes divinas y con que regularidad las

cumple. Por otra parte, esta regularidad no es de ningun modo

exclusividad del hombre: se trata de una de las grandes leyes de

Ia naturaleza, que es propia tanto de los animales como de las

plantas, y quiza Harne la atencion el hecho de que no se Ie haya re-

conocido antes" [96, 21]. EI interes de la concepcion de Quetelet

reside en el hecho de que identifica, en su no cion de promedio

verdadero, las nociones de [recuencia estadistica y de norma, por-

que un valor promedio que determina desviaciones tanto mas ra-

ms cuanto mas amplias es, hablando propiamente, una norma. Aqui

no corresponde que discutamos el fundamento metafisico de la

tesis de Quetelet, sino que retengamos simplernente su distinci6n

entre dos tipos de promedios: el prornedio aritrnetico 0 mediana

y el promedio verdadero, y el hecho de que Iejos de presentar el

promedio como fundamento emplrico de !a. norma en materia. d.e

caracteres fisicos humanos, presenta explIcltamellte una regulan-

dad onto16gica que se expresa en el promedio. Ahora bien, si pOl'

cierto puede parecer discutible que haya que remontarse hasta la

voluntad de Dies para explicar el modulo de la estalura [urmarta.

esto no entrafia la imposibilidad de que alguna norma se trasluzea

en ese promedio. Y esto es 10 que cre~~10s pue.de conduirs: del

examen critico al que Halbwachs sometio a las Ideas de Quetelet[53].De acuerdo con Halbwachs, Quetelet se equivoca cuando con-

sidera que la distribucion de las estaturas humanas a1rededor. de-

un valor prornedio es un Ienomeno al que se le pu~de~, aplicar

las leyes del azar. La primera condicion para esta aP:Icac.lOll con-

siste en que los [enornenos, considerados como comh~nac~ones ?e

elementos en numero indeterminable, sean todas reahzaclOnes 1~-

dependientes entre S I, tales que ninguna de ellas ejerza infhlencla

sobre Ia siguiente. Ahora bien, no es posible asi rnilar efectos 01'-

ganicos constantes a Fenomenos gobernados pOI' las leyes del azar.

Hacerlo significa adrnitir que los hechos fisicos que dependen del

medic; ambiente y los hechos fisiologicos relatives a los I?roc~;os de

crecimiento se combinan de tal manera que cada reahzaclOn sea

independiente de las otras que la han precedido 0 que coexis~en

con ella. Ahora bien, esto es Insostenible desde el punto de. V!st~humane en el que las norm as sociales interfieren las leyes biologi-

cas, de manera tal que el individuo humano es el producto de un

acoplamlento que obedece a todo tipo de prescripciones consue-

tudinarias y legislativas de orden matrimonial. En pocas palabras:

herencia y tradicion, acostumbramiento y costumbre son otras ta~-

tas formas de dependencia y de enlace individual y'. _por., oonsi-

guiente, otros tantos ohstaculos para una adecuada utIllZc:_clOndel

calculo de probabilidades. EI caracter estudiado por Quetelet, labi 16' . 10 estuestatura, solo seria un hecho puramente 10 glCO SI se -

diase sobre el con junto de los individuos que constituyen u~a des-

cendencia pura, animal 0 vegetal. En tal caso, l~s fl~c:uaclOnes a

uno y otro lado del modulo especifico se deben.an unicamente ala acci6n del medic ambiente. Pero en la especie humana Ia es-

tatum es un Fenomeno inseparablemente hiologico y social. Incl~-

so si es Iunclon del media ambiente, en cierto senlido es necesano

considerar al medio ambiente geografico como el producto de 1a

actividad humana. El hombre es un factor geogrMico y Ia geogra-

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1 2 1 1 ,:L"hIF.'. CIE1'CL\S DE 1.0 :-:OR:dAI. Y !W r.o I'ATOLOGICO?1'OR~!A Y PROMEDIO J 21

1 Es ]a exprcsiou emplea.I» por Flourens.

cia. a menudo. si circunstancias accidentales y extrinsecas, si cau-

sns perturbadoras no viniesen a oponerse a ello. La mayoria de los

hombres mueren de cnlcnncdadcs: muy pOCOS mueren de vejcz pro-

piarnente dicha" [39, 80-81].De la misrna manera piensa Metclmi-

koff que e] hombre puede normalmente llegar a centenario y que

todo viejo que muere antes de un siglo de vida es de derecho

un enfermo.Las variaciones en Ia duraci6n de la vida prornedio en el hombre

a traves de las epocas (39 alios en 1865 y 52 en 1920, en Francia

y para el sexo masculino) resu1tan muy instructivas, Buffon y Flou-

rens exarninaban al hombre, para asignarle una vida normal, con

la misrna mirada de biologo con la que examinaban a1 eonejo 0 at

camello. Pero cuando se habla de vida promedio, para aludir a su

progreso creciente, se la relaciona con Ia accion que e1 hombre, con-

siderado colectivamente, ejerce sobre 5 1 mismo. En este sentido

trata Halbwachs a la muerte como un fen6meno social, estimando

que la ectad en Ia que esta se produce es en gran parte el resul-

tado de las condiciones de trabajo e higiene, de Ia atenci6n a 1afatiga y a las enfermedades, en resumen: tanto de las condiciones

sociales como de las fisio16gicas. Todo sucede como si una 50-

ciedad tuviese "Ia mortalidad que le conviene", puesto que la can-

tidad de muertos y 5U distribuci6n en las diferentes edades ex-

prt;san la impcrtancia que una socieclad da 0 no da a la prolongs-

cion de la vida [53, 94-97]. En pocas palabras: las tecnicas de hi-

giene colectiva que tienden a prolongar la vida humana 0 los ha-

hitos de negligencia que tienen como resultado su acortamiento,

depend en del valor otorgac1o a la vida en una sociedad dada; final-

mente, en ese numero abstracto, que es la duraci6n promedio de

vida humana, esta expresado un juicio de valor. La duracionprornedio de vida no es la duracion de vida bioI6gicamente normal,

sino que en cierto sentido es la duraci6n de vida socialmente nor-

mativa. Tarnbien en este caso, la norma no se deduce del promedio

sino que se traduce en e L Esto seria aun mas claro si en lugar de

considerar la duracion promedio de vida en una sociedad nacio-

nal, tomada en bloque, se especificase esa sociedad en cIases, ofi-

cios, etc. Se advertlria sin duda que la duracion de la vida depen-

de de 10 que en otra parte Halbwachs denomina '10s niveles de

vida".

A semejante concepcion se le objetara sin duda que s610 es va-

Iida para caracteres humanos superficiales -para los cuales existe

fia esta totalmente impregnada de historia a traves de las tecnicas

colectivas. For ejemplo, la observaci6n estadistica pcrmiti6 com-

probar la influencia del desccarniento de los pantanos de SoIogne

.sobrc Ia estatura de los habitantes [89]. Sorre admite que la es-

Iatura promedio de algunos gmpos humanos se elev6 verosirnil-

mente por influcncia de una alimentacion mejorada [109, 286]. Pe-

1'0, segun nosotros, si Ouetelet se equivoco a1 atribuir al valor pro-medio de un canicter anntomico humano un valor de norma di-

vina, 10 hizo 5610 al especificar la norma, pero no al interpretar al

valor prornedio como signo de una norma. Si bien es cierto que el

.cuerpo hurnano es en cierto sentido U11 producto de la actividad

social, no es absurdo sin embargo suponer que la constancia de

determinados rasgos, revelados por un valor promedio, depende

de la fide1idad consciente 0 inconsciente a ciertas norm as de vida.

Naturalmente, en la especie humana la Irecuenoia estadistica no

s610 traduce una norrnatividad vital sino tambien una normativi-

dad social. Un rasgo humano no seria normal porque Iuese fre-

cuente, sino a la inversa: seria frecuente pOl' ser normal, es decirnormativo en un genero de vida dado, tomundo las palabras g6nero

de vida en e1 sentido que le dieron los ge6grafos de la escuela de

Vidal de La Blache.

Esto parecera mas ovidente todavia si en vez de cdnsiderar un

caracter anatomico nos fijarnos en un caracter Fisiologico global

como la Iongevidad. Basandose en Buffon, Flourens busco un ins-

trurnento para determinar cientificarnente la duraci6n natural ()

normal de la vida del hombre, utilizando y rectificando los traba-

jos de aquel. Flourcns rclacionn la cluraci(;n de Ia vida con Ia du-

racion especifica del crecimiento cuyo termino define por Ja reu-

ni6n de los huesos con sus epifisis 1. "EI hombre tanh veinte aiios

en crecer y vivo cinco veces veinte ,1UOS, es decir cien niios." Flou-

rens especifica bien que esta duracion normal de la vida humana

no cs ni Ia duraci6n frecuente ni la duracion promedio: "Todos los

dias vemos hombres que viven noventa y den alios, S6 muy bien

que la cantidad de quienes lIegan hasta am es pequefia can rela-

cion a la cantidad de quienes no 10 consiguen, pero de todos rnodos

algunos alcanzan esa edad. Y del hecho de que a veces se Begue

hasta alii es muy licito concluir que se llegaria con mayor Irecuen-

122 ~EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? NORMA Y PROMEDIO 123

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en todo caso un margen de tolerancia donde pueden aparecer las

diversidades sociales-, pero que por cierto no es pertinente ni pa-

ra caracteres humanos fundamentales de esencial rigidez, tales co-

mo Ia glucemia 0 Ia calcemia 0 el pH sanguineo, ni en general para

caracteres propiamente especificos en los animales a los que nin-

guna tecnica colectiva confiere plasticidad relativa. Por cierto, no

creemos estar sosteniendo que los promedios an6.tomo-fisio16gicos

traduzcan en el animal nonnas y valores sociales· nos pregunta-t.J

mos en cambio si acaso no traducen nonnas y valores vitales. En

el sub-capitulo anterior vimos el ejemplo, citado por C. Teissier,

de esa especie de mariposas que oscila entre dos variedades ten-

diendo a confundirse alternativamente con una de ellas ya sea flue

el medio ambiente perrnita una u otra de las dos combinaciones

compensadas de caracteres contrastantes. Nos preguntamos si aca-

so no existe alli una especie de regla general de la invenci6n de

las formas vivientes. Por consiguiente, podriarnos atribuirle a la

existencia de un promedio de los caracteres mas frecuentes un

significado bastante distinto del que le conferia Quetelet. No tra-

duciria un equil ibrio especifico estable, sino el equilibrio inestable

de nonnas y fonnas de vida, mas 0 menos iguales, enfrentadas mo-

mentaneamente, En lugar de considerar que un tipo especi£ico es

realmente estable porque presenta caracteres exentos de toda in-

compatibilidad, dacaso no podriamos considerarlo aparentemente

estable porque ha logrado conciliar momentaneamente, mediante

un conjunto de compensaciones, exigencias opuestas? Una forma

especifica normal seria el producto de una normalizaci6n entre

funciones y 6rganos cuya arrnonia-sintetica se obtiene en condicio-

nes definidas y no esta dada. Esto es aproximadamente 10 que, ya

desde 1912, sugeria Halbwachs en su critica a Quetelet: "dPor que

considerar a la especie como un tipo del cual los individuos solose desvian por accidente? dPor que su unidad no resultaria de una

dualidad de conformacion, de un conflicto entre dos 0 un numero

pequefio de tendencias organicas generales que en conjunto se

equilibrarian entre si? dQu6 mas natural, entonces, que el com-

portarniento de sus miernbros exprese esa divergencia mediante una

serie regular de desviaciones del promedio en dos sentidos dife-

rentes ... ? Si las desviaciones fuesen mas numerosas en un sentido

eso indicaria que la especie tiende a evolucionar en esa direccion

pOl' influjo de una 0 varias causas constantes" [53, 61].

En ]0 referente al hombre y sus caracteres fisiol6gicos perma-

nentes, s610 una fisiologia y una patologia humanas comparadas

-en el mismo sentido en que existe una literatura comparada- de

los diversos grupos y sub-grupos etnicos, eticos 0 religiosos, tecni-

cos, que tuviesen en cuenta el intrincamiento de la vida y de los

generos y niveles sociales de vida, podrian proporcionar una res-

puesta precisa a nuestras hipotesis. Ahora bien, parece que esta

fisiologia human a comparada, realizada desde un punto de vista

sistematico, toda via debe ser escrita por algun fisi6logo. Por cier-to, existen compactas colecciones de datos hiometricos de orden

anatomico y fisiol6gico reIativos a las especies animales y a la es-

pecie humana disociada en grupos etnicos, por ejemplo las Tabulae

biologicae 2; pero se trata de repertorios sin ningun intento de in-

terpretaci6n de los resultados de las comparaciones. Por "Fisiologia

hurnana comparada" entendemos ese tipo de investigaciones cuyo

mejor ejernplo 10 constituyen los trabajos de Eijkmann, Benedict y

Ozorio de Almeida sobre e1 rnetabolismo basal en sus relaciones

con el clima y la raza 3. Pero ocurre que esta laguna acaba de ser

colmada en parte por los recientes trabajos de un ge6grafo fran-

ces, Sorre, cuyo libro Les fondements biologiques de la geographiehumaine nos fue indicado cuando ya la redaccion de este ensayo

estaba tenninada. Mas adelante diremos algo acerca de ,61, luego

de un desarrollo que nos empefiamos en dejar en su estado primi-

tivo no tanto por afan de originalidad como por testimonio de

una convergencia. En materia de metodologla, la convergencia su-

pera con mucho a la originalidad.

Ante todo, se nos conceded que la determinacion de las cons-

tantes fisiologicas, par construccion de promedios obtenidos expe-rimentalrnente s610 dentro del marco del laboratorio, entrafiaria el

riesgo de presentar a1 hombre normal como un hombre mediocre,

muy por debajo de las posibilidades fisiol6gicas de las que soncapaces los hombres en siruacion directa y concreta de aeci6n so-

bre S 1 mismos 0 sobre el medio ambiente, incluso para los ojos me-

nos cientificamente informados. A esto se responders haciendo

notar que las fronteras del laboratorio se han ampliado mucho des-de la epoca de Claude Bernard, que la fisiologia extiende su [u-

risdiccion sobre los centros de orientaci6n y de selecci6n profesio-

~ Puhltcadas en La lIaya por el editor Junk.

3 Una b ib l iogrufia de estos trabajos se encontrara en [61, 299].

"LXISTL"\; CIF:-:Ci:\S DE 1.0 ;-";OR:"I.JAL Y lH:: t.o T'ATOLOOICO? ;\"OR~!A y PRO~fEDrO 12 5

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nal, sohre los inst itutos de educaci6n f isica, en resumen: que el

fisi610go ('spera del hombre concreto, y no del sujeto de laborato-

rio en sitnacion bastante artificial, que este fije par S 1 mismo los

mitrgenes de variacion tolerados por los valores biornetricos, Cuan-

do A. Mayer escribe: "La medida de Ia actividad maxima de la

musculatura cn el hombre es precisarnente el objetivo del estable-

cimicnto de los records deportivos" [82, 4.54-14], pens amos en la

humorada de Thibaudet: "Las tablas de records y no 1a fisiologia

son las que respond en a esta pregunta: dhasta cuantos metros pue-

de saltar el hombre?" 4. En resumen la fisiologia solo seria un me-

todo seguro y precise para registrar y controlar las pautas de las

posibilidades funcionales que e1 hombre adquiere 0 mas bien con-

quista progresivamente. Si se puede hablar de hombre normal, de-

terminado por el Fisiologo, es porque existen hombres nonnativos,

hombres para quienes es normal hacer quebrar las norm as e ins-

ti tuir nuevas Donnas.

No s610 las variaciones individuales introducidas en los "temas"

Fisiologicos comunes para el hombre blanco Hamada civilizado, nos

parecen in teres antes como expresi6n de 1a normatividad biol6gicahumana, sino mas aim las variaciones de los propios ternas de un

grupo a otro, de acuerdo can los generos y niveles de vida, en re-

lacion con tomas de posicion eticas a religiosas frente a In vida,

en pocas palabras: can normns colectivas de vida. En este orden de

ideas, Ch. Laubry y Th. Brosso estudiaron, gracias a las mas mo-

demas tecnicas de registro, los efectos fisio16gicos de 1a disciplina

religlosa que pcrmite a los yoguis hindues el dominic casi com-

pleto de las Iuncioues de Ia vida vegetativa. Este dominio es tal

que logra regular los movimientos peristalticos y antiperistalticos,

utilizar en todos los sentidos el juego de los esflnteres anal y ve-

sical, aboliendo aS I Ia distincion fisiologica entre los sistemas mus-culares estriado y liso. Este dominio elimina con ello la autono-

rnia relativa de la vida vegetativa. EI registro simultaneo del pu1so,

de la respiraciou, del electrocardiograma, la medida del metabo-

lismo basal, permitieron comprobar que Ia concentraci6n mental,

que tiende a la fusion del individuo con e1 objeto universal, produ-

ce los siguientes eiectos: ritmo cardiaco acelerado, modilicacion

del rilmo y de la altura del pulso, modificaci6n del electrocardio-

grama: bajo voltaje generalizado, desaparicion de las ondas, in "

4 Lc bergsonisme, J, 203.

[ima fibrilaci6n sobre In linea iso-electrica, metabolismo basal re-

ducido [70, 760]. La clave de In accion del yogui sabre las

Innciones fisiol6gicas aparentemente menos sometidas a la volun-

tad, es la respiracion; a ella se le pide que actue sobre las atras

funcioncs, mediante S1 1 rcducci6n el euerpo es colocado «en el

estado de vida retardada comparable con e1 de los animales que

invernan" [ibid.]. Obtener un cambia del ritrno del pulso que va-

yn de 55 a 150, una apnea de 15 minutos, una abolicion casi

total de 1a contraccion cardiaca, signifiea par cierto hacer que-

brar las norrnas fisiologicas. A mcnos que se prefiera considerar

tales resultados como patologicos. Pero evidenternente esto es

imposible: "Si , ': lien lo s yoguis ignoran la cst ructura de sus orga-

nos, son en cambio los innegables amos de sus funciones. Cozan

de un magnifico estado rle salud y Sill embargo se han infligido

ufios de ejercieios que no hnhiesen podido soportar S I no hubiesen

respetado las leyes de ~a actividnd fisin16gica" [ibid.]. Laubry y

Th. Brosse coucluveu que con eslos ll;'chos ('stamo, ('n presencia

de una fisiologia humana bastante diferente de la mera fisiologia

animal: "La voluntad parece actuar como una prueba Hrmaco-dinarnica y de osta manera vislumhramos para nuestras [acul-

lades. suprriores un poder infinito de regulacion y de orden"

r ihid.]. De cloncle surgen estas observaciones de Th. Brosso so-

hre el prohlern« <1e 10 pa(ol<)gico: "Cnnsidclado des(k cste ang\l]o

dE' Ia actividnd consciente en relacion con los niveles psico-Iisio-

logicos que esta ntilizn, el problema de In patologia [uuciortal

apareee intimamente vinculndo can el de Ia educacion, Conse-

cuencia de una educacion sensorial, activa, emocional, mal hecha

o no hecha, requiere inmediatamente una reeducacion. Cada vez

mas la idea de salucl 0 de normalidad deja de aparecersenos como

la de la conformidad a un ideal exterior (atIeta para el cuerpo,bachiller para la inteligencia ). Se inserta en 1a relaci6n entre e1

yo consciente y sus organismos psico-fisiologicos, es relativista

e individualista" [17, 49].

Acerca de estas cuestiones de fisiologia y de patologia compa-

rac1a nos vernos reducidos a contentarnos can pocos doeumentos,

pero -hecho sorprendente- aunque sus autores hayan obedecido

a intenciones no comparables, orientan su espiritu hacia las mis-

mas conclusiones. Porak, que busc6 en el estudio de los ritmos fun-

cionales y de sus perturbaciones un camino hacia eI conocimiento

del comienzo de las enfermedades, mostr6 Ia relaci6n que existe

126 . :EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOG!CO? NORMA Y PROMEDIO 12 7

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entre los generos de vida y las curvas de Ia diuresis y de Ia tem-

peratura (ritmos lentos ) > del pulso y de Ia respiracion (ritrnos

rapidos ), Los j6venes chinos de 18 a 25 afios tienen un drenaje

urinario promedio de 0,5 em" por minuto, con oscilaciones entre

0,2 y 0,7 em", mientras que ese drenaje es de 1 em" para los eu-

ropeos, con oscilaeiones entre 0,8 y 1,55 em". Porak interpreta este

heeho fisiologico partiendo de las influencias geograficas e his-

toricas combinadas en la civilizacion chins. De esta masa de in-f1uencias escoge dos, segun el capitales: [a naturaleza de la ali-

rnentacion (te, arroz, vegetales germmados) y los ritmos nutri-

tivos determinados por la experiencia ancestral; e1 modo de activi-

dad, que respeta mejor en China que en Occidente e1 desarrollo

periodico de la actividad neuromuscular. EI caracter sedentario de

los hahitantes occidentales repercute nocivamente sobre el ritmo

de los Iiquidos. Este desorden no existe en China donde se ha con-

servado el gusto por los paseos "con el apasionado deseo de con-

fundirse con la naturaleza" [94, 4-6].

EI estudio del ritmo respiratorio (ritmo rapido ) hace aparecer

variaciones relacionadas con el desarrollo y Ia anquilosis de la ne-cesidad de actividad. Esta necesidad a su vez esta relacionada

con los fenornenos naturales 0 sociales que esconden el trabajo hu-

mano. Desde la invenci6n de la agricultura, la jornacla solar es un

marco dentro del cual se inscribe Ia actividad de muchos hombres.

La civilizacion urbana y las exigencias de la economia moderna

perturbaron los grandes ciclos fisiologicos de actividad, pero de-

jan subsistir vestigios de estes, Sobre esos ciclos fundamentales se

injertan ciclos secundanos. Mientras que los cambios de posicion

determinan ciclos seeundarios en las variaeiones del pulso, en el

easo de Ia respiracion por el contrario son las influencias psiquicas

las que predominan. La respiracion se acelera con el despertar,cuando los ojos se abren a la luz: "Abrir los ojos signifiea adop-

tar ya la actitud del estado de vigilia, significa ya orientar los

ritmos funcionales haeia el despliegue de la actividad neuro-rno-

tara, y la flexible funcion respiratoria es de veloz respuesta al

mundo exterior: reacciona inmediatamente a la apertura de los

parpados" [94, 62]. La funci6n respiratoria es, por la hematosis

que asegura, tan importante para el despliegue explosivo 0

sostenido de la energia muscular, que una regulaci6n muy sutil

tiene que determinar al instante variaciones considerables en el

volumen de aire inspirado. La intensidad respiratoria se encuen-

tra, pues, bajo la dependencia de Ia calidad de nuestros ataques

o de nuestras reacciones, en nuestros debates con el medio am-

biente, EI ritmo respiratorio es funcion de la conciencia de nues-

tra situaci6n en el mundo.

Cabe esperar que las observaciones de Porak 10 conduzcan a

proponer indicaciones terapeuticas e higienicas, Esto es 10 que

sucede en efeeto. Puesto .que las normas fisiol6gicas definen nO

tanto una naturaleza humana como habit os humanos relaciona-

dos <: QA generos de vida, niveles de vida y ritmos de vida, toda

regla dietetica debe tener en euenta esos habitos. He aqui u11

hermosa ejemplo de relativismo terapeutico: "Las chinas alimen-

tan a sus nifios con Ieche durante los dos primeros afios de vida.

Luego del destete, los nifios nunca mas volveran a alimentarse

con leche. La leche de vaca es considerada como un liquidc

sueio, muy indicado para los cerdos. Ahora bien, a menudo pra-

be con Ia leche de vaca en el caso de mis enfermos nefriticos.

Inmediatamente se producia Ia anquilosis urinaria. Cuando vol-

via a poner al enfermo en regimen de te y arroz, una buena crisis

urinaria reestablecia Ia euritmia" [94, 99]. En cuanto a las causas

de las enfermedades funcionales, estas son casi todas, si se las

toma al comienzo, perturbaciones de ritmos, disritmias, debidas

a Ia fatiga 0 al surmenage, es decir a todo ejercieio que va mas

alla de la justa adaptaci6n de las necesidades del individuo al

medio cireundante [94, 86]. "Es imposible mantener 1 1 1 i tipo den-

tro de su margen de disponibilidad funcional. Creo que la mejor

definicion del hombre seria decir que es un ser insaciable, que

siernpre va 111115 alia de sus necesidades" [94, 89]. He aqui una

buena definicion de la salud que nos prepara para comprender

su relacion con Ia enfermedad.

Cuando Marcel Labbe estudia, principalmente a proposito dela diabetes, la etiologia de las enfermedades de In nntricion, llega

a conclusiones analogas. "Las enfermedades de In nutrici6n nO

son enfermedades de organos sino enfermedades de funciones .. ,

Los vicios de Ia alimentaci6n desempefian un papel en Ia gene-

sis de las perturbaciones de Ia nutrici6n... La obesidad es hi

mas frecuente y In mas sene ilia de csas enferrnedndes creudas por

la m6rbida educacioti dada pOl' los padres... La mayoria de las

enfermedades de Ia nutrici6n son evitables. Hablo especialmen-

te de los habitos de vida y de alimentaci6n viciosos que los in-

dividuos deben evitar y que los padres afectados ya por pertur-

" LXiSTF,\; CIL:- ;C!.\~ I>] I.() ,\;(_}!{\i.·\l Y I)E [.0 iATOL()(;ICO i\iORMA Y I'RO~t EDIO

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baciones de la nulr icion t ienen que cuidarse de no transmitir a

sus hijos" [Ci.5, 10.501]. 2.Acaso no sc pod ria concluir que consi-

derar a la educacion de las funcioncs como un instrumento tera-

peutico a la mancra de Laubry y Brosso, Porak y Marcel Labbe,

significa admitir que las SOl1stalltes Iuncionales son norrnas habi-

tualcs? Aquello que el habito ha hecho, el habito 10 deshace y el

lHlbito 1 0 rehace. Si es posible definir no metaforicamente las

enfennedades ~nnlO vicios, tendrian que ser posible tam bien defi-

nir no metaf,' icamente las constantes fisio16gicas como virtudes,

en e1 senticlo antiguo de 1a palabra que confunde virtud, potencia

y funcion.

Es necesario decir que las investigaciones de Sorre ace rca de

las rclaciones entre los caracteres fisiologicos y patologicos del

hombre y los dimas, los regimenes alimenticios y el medio cir-

cundante biologico, tienen un alcance muy diferente que los traba-

jos que acabamos de utilizar. Pero 10 notable es el hecho de que

en elias todos estos puntos de vista resultan justificados, y COI1-

firmados sus enloques. La adaptacion de los hombres a la altura

y su accion Iisiologioa hereditaria [109, 51], los problemas de los

efectos de la luz [109, 54], de la tolerancia terrnica [l09, 58], de

Ia aclimalar-ion [109, 94], de la alimentacion a expensas de u n

medio nmbicnte vivo creado pOl' el hombre [109. 120J, de la dis-

tribucion geogrMica y de la accion plastics de los regimenes ali-

menticios [109, 24.S, 275], del area de extension dc los complejos

pat6genos (cnferlllcc1ad del sueiio, paludismo, peste, etc.) [109,

291J: todos cstos problemas son tratndos con mucha precision,

amplitucl y una pcrmanonte sensatez. POI' cierto 10 que le interesa

a Sorre es anle torlo la ecologia del hombrc, la explicacion de los

problemas de pohlacion. Pero como en ultima instancia todos estos

problemas Se reducen a problemas de adaptacion, so advierte hasta

que punto los trabajos de un gc()grafo presentan gran interes

para un ensayo metodologico referente a las normas biologicas.

Sorre se percata rnuy bien de la importancia de] cosmopolitismo

de la especie humana para una teoria de la labilidad relativa de

las constantes Iisiologicas -Ia importancin de los est ados de falso

equililnio adaptut ivo para la explicacion de las enfermedades 0

de las lllutaciollCS- la 1elacion de las constantes auatornicas y

fisio16gicas con los regimcIles alirnenticios colectivos, que con

mucho lino calificn de nornras [109, 249] -la irreductibilidad de

las tecllicas de cre acio n de un habitat propiamente humane a

razones purarnente utilitarias- Ia importancia de la accion in-

directa, mediante la orientacion de la aetividad del psiquismo

humane sobrc caracteristicas considcraclas durante mucho tiempo

como naturales, tales como la estatura, el peso, la diatesis colec-

tiva, Como conclusion, Serre se empefia en mostrar que e1 hombre

cons~derad~, colectiv~lmente va en busqueda de sus "valores optimo;

funcionales , es decir de aquellos valores de cada uno de los ele-

mentos del habitat para los cuales una determinada funci6n se

cumple de la mejor manera, Las constantes fisiologicas no son

constantes en el senti do absoluto del terrnino. Para cad a Iuncion

~ para el conj~nto de las fllnc~~nes exi~te un margen en el que

juega la capacidad de adaptacion Iuncional del grupo 0 de la

especie. De esta manera, las condiciones optirnas determinan una

zona de poblacion donde la uniformidad de las caracteristicas

hurnanas expresa no la inercia de un determinismo sino la esta-

bilidad de un resultado sostenido por un esfuerzo colectivo in-

consciente pero real [109, 415-16]. Se sobreentiende que nos

place ver que un ge6grafo aporta la solidez dc sus resultados de

analisis en apoyo de la interpretacion de Ins eonstantes biologioas

que hemos propuesto. Las constantes se presenlan con una Ire-

cuencia y un valor prornedio, en un grupo dado, que les confiere

valor de normal, y esta normal es en verdad expresion de una

norrnatividad. La constanle fisiologica es expresion de un optimo

fisiologico en condiciones dadas, entre las cuales hay que tener

en cuenta aquellas que el ser vivo en general, y el homo faberen particular, se dan.

En virtud de tales conclusiones interprctarernos de till modo un

poco distinto que sus propios autores los datos tan interesantes

que aportan Pales y Monglond acerca de la tasa de Ja glucemia

entre los negros de Africa [92, bis]. Sobre 8i indigenas de Bra-

zzaville, 66 % presentaron una hipoglucemia: el 39 % de 0,90 a

0,75 gr. y el 27 % por debajo de 0,7.5 gr. Seg{m estos autores,

el negro tiene que ser considerado en general como hipogluce-

mica. En todo caso, el negro soporta sin aparente perturbaci6n,

y especialmente sin convu1siones ni coma, hipoglucemias que en

el caso del europeo se consideran graves cuando no mortales. Las

causas de esta hipoglucemia habria que buscarlas en Ia sub-ali-

rnentacion cronica, el parasitismo intestinal po]imorfo y crouico,

el paludismo. "Tales estado se encuentran en e1 limite de la fisio-

Iagia y de Ia patologia. Desde el punto de vista europeo son pa-

130, ?

'- E XISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOLOGICO. NORMA Y PROMEDIO 131

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tologicos, desde el punto de vista indigena se encuent~an tan

estrechamente ligados al estado habitual del negro que S1 no se

tuviesen los terminos comparativos del blanco casi se 10 podria

considerar como fisio16gico" [92 his, 767]. Precisamente pensamos

nosotros que el europeo puede servir como norma s6lo en la me~ida

en que su genero de vida pueda presentarse como normative.

Lefrou, como Pales y Monglond, consider a que la indolencia d~l

negro esta relacionada con su hipoglucemia [76 bis, 278; 9~ bis,

767]. Estos ultimos autores dicen que el negro lleva una Vida a

la medida de sus posibilidades. 2,Pero acaso no pod ria decirse

igualmente que el negro tiene posibilidades fisio16gicas a la me-

dida de la vida que neva?La re1ativiqad de ciertos aspectos de las norrnas anatorno-fisio-

logicas y por consiguiente de ciertas perturbaciones patol6gicas en

su relaci6n con los generos de vida y el savoir-vivre, no s610 apa-

rece por la comparaci6n de los gmpos etnicos y culturales ac-

tualmente observables, sino tambien por la comparaci6n de esos

gmpos actuales con grupos anteriores desap~recidos. Por, cierto, l.a

paleopatologia dispone de documentos to?avIa mucho ma~ redu~l-

dos que los que disponen la paleontologla 0 Ia paleografIa, y Slll

embargo las conclusiones prudentes que de elIos pueden extraerse

valen la pena de ser reveladas. .• Pales, que hizo en Francia una bue~a5 sintesis ~e. ~~s trabajos

de este genero, tom a de Roy C. Moodie una definicion del do-

cumento paleopatol6gico, a saber toda desviaci6n del estado sano

del cuerpo que ha dejado una impronta visible sobre el esqueleto

fosilizado [92, 16]. Si los pedernales tallados y el arte de los hom-

bres de la edad de piedra dicen la historia de sus luchas, de sus

trabajos y de su pensamiento, sus osamentas evocan la historia de

sus dolores [92, 307]. La paleopatologia permite concebir el he-

cho patologico en la historia de la especie h.uman~ como un hecho

de simbiosis, si se trata de enfermedades infecciosas -y esto no

s610 concierne al hombre sino al ser vivo en general- y como un

hecho de nivel de cultura 0 de genero de vida, si se trata de

enfermedades de la nutricion. Las afecciones que los hombres

prehist6ricos tuvieron que sufrir se presentaban en proporciones

muy distintas de las que ofrecen a consideracion actualmente. Va-

5 En la bibliografia estnblecida por Pales se er~cou.t;ara la lista de .10s

trabajos de Roy C. Moodie [92]. Para unu vulgarizacion de esos trabaios,

vease H. de Varigny. loa mort et la biologie (Alcan).

Ilois serials, que, solo en el caso de la prehistoria francesa, des-

tacan 11 casos de tuberculosis para muchos mill ares de osamen-

tas estudiadas [113, 672]. Si bien la ausencia de raquitismo, en-

fermedad por carencia de vitamina D, es normal en una epoca en

que se utilizaban aliment os crudos 0 casi crudos [113, 672], Ia

aparicion de la carie dental, desconocida par los primeros hom-

bres, acompafia la civilizaci6n, en relacion con la utilizaci6n de

las feculas y la coccion del alimento, provocando la destrucci6n

de las vitaminas necesarias para Ia asimilacion del calcio [113,677]. Tambien la osteoartritis era mucho mas frecuente en la edad

de piedra tallada y en las epocas siguientes de 10 que actualmen-

te es, y es necesario atribuirla verosimilmente a una alimentaci6n

insuficiente, a un clima frio y humedo, puesto que su disminu-

cion, en nuestros dias, expresa una mejor alimentacion, un modo

de vida mas higienico [113, 672].

Facilmente se concibe la dificultad propia de un estudio al que

escapan todas las enfermedades cuyos efectos plasticos 0 defor-

mantes no lograron inscribirse en el esqueleto de los hombres £6-

siles 0 exhumados en el curso de excavaciones arqueol6gicas. Se

concibe cual es la prudencia obligada de las conc1usiones de este

estudio. Pero en Ia medida en que se puede hablar de una pa-

tologia prehistorica, tarnbien se tend ria que poder hablar de una

fisiologfa prehistorica, como se habla, sin excesiva incorreccion,

de una anatomia prehist6rica. Una vez mas aparece aqui la re-

lacion de las normas biol6gicas de vida con el medio ambiente

humano, al misrno tiempo causa y efecto de la estructura y del

comportamiento de los hombres. Pales observa con sensatez que

si Boule pudo determinar sobre la base del Hombre de Ia Ca-

pilla de los Santos el tipo anatomico clasico de la raza de Nean-

derthal, seria igualmente posible considerarlo, sin demasiada com-

placencia, como el tipo mas perfecto de hombre Iosil patologico,

afectado de piorrea alveolar, de artritis coxo-femoral bilateral, de

espondilosis cervical y lumbar, etc. Esto es verdad en eI caso de

que se desconozcan las diferencias del medio arnbiente cosrnico,

del equipamiento tecnico y del genero de vida, que convierten

a 10 actualmente anormal en 10 normal de antario.

Si bien parece dificil negar la calidad de las observaciones uti-

lizadas mas arriba, quizas se quieran negar las conclusiones a lasque elIas conducen en 10 que hace a Ia significaci6n Fisiologlca de

constantes Iuncionales interpretadas como norrnas habituales de

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vida. Como rcspuesta se had. notar que tales normas no son el,

fruto de habitos individuales que determinado individuo podria

adoptar 0 abanclonar a su antojo. Si se aclmite una plnsticidad

funcional del hombre, vinculacla en 61 con la norrnatividad vital,

no se trata de una maleabilidad total e instantanca, puramenlc

individual. Proponer, con toda Ia reserva que esto requiere, que

el hombre bene caractcristioas fisiologicas en relacion con su ao-

tividad, no signiJica sugcrirle a cualquier individuo que sed. ca-

paz de carnbiar su glllccmia o su metabolismo basal mediante

el metodo de Coue, 0 por el cambio de pais. No se cambia en po-

cos dias 10 que la especie elabora durante milenios. Voelker mos-

tro que no so cambia de metabolismo basal pasando de Hamhur-

go a Islandia. Y lo mismo hizo Benedict en el caso del desplaza-

miento de los arnericanos del Norte hacia regiones subtropicales.

Pero Benedict cornprobo que el metabolismo de las chinas que

viven desde haec mucho tiernpo en los Estados Unidos es infe-

rior a la norma americana. De una manera general, Benedict

comprobo que los auslralianos (kokatas) ticncn un meta bolisrno

inferior al de los blanc os de la misma edad, peso y estatura, que

viven en los Fstaclos Unidos, y que, a In inversa, los indios ( r n n -

yas ) tienen un metaholismo mas elevado con plllso retardado y

tension arterial rebajada de manera permanonte. Por 10 tanto ca-

be concluir COil Kayser y Dontcheff: "Pareco cosa demostrada que

en el hombre el factor climatico no tiene efecto directo sobre el

metabolismo, s610 de una manera muy progresiva el clima, modi-

Iicando el modo de vida y permitiendo la fijaci6n de razas espe-

ciales, tUY() una accion duradera sobre el metaholismo basal"[62, 286].

En pocas palabras: considcrar los valores promedio de las cons-

tantes fisiolCJgieas humanas como expresion de normas colectivas

de vida, significarfa dccir simplemente que la especie hurnana alinventar generos de vida inventa al mismo tiempo modos de an-

dar fisiol6gicos. c:Pero acaso los generos de vida no son irnpues-

tos? Los trabajos de la escuela francesa de geografia humana

mostraron que no hay fatalidad geogrMica. Los distintos medio

ambientes solo ofreccn al hombre virtualidades de utilizacion tee-

nica y de ac t iv ic ln r l colcctiva. Lo que decide es una eleccion. En-

tendamos bien que no se trata de una elecci6n explicita y cons-

ciente. Pero c1esde el memento en que muchas norrnas colectivas

de vida son posibles en un medio ambiente dado, la que es adop-

tada, y cuya antigi.icdad hace aparecer como natural, en el fonda

sigue siendo clegida.

Sin embargo, en ciertos casos, es posible poner en evidencia el

influjo de una cleccion expl icita sobre cl sentido de algun modo

de andar Iisiologico. Esta es la leccion que se desprende de las

observaciones y de las experiencias relativas a las osciIaciones de

la temperatura en el animal homeotermico, en el ritrno nicte-

merico.

Los tr:'lbajos de Kayser y sus colaboradoresacerca

del ritmonictemerico en [a paloma, permitieron establecer que las varia-

ciones de la temperatura central de dia y de noche en el ani-

mal homeotermico son un fen6meno de la vida vegetativa que de-

pende de las funciones de relacion. La reduccion nocturna de los

intercarnbios es el resultado de la supresion de los excitantes lu-

mini cos y sonoros, El ritrno nictemerico desaparece en la paloma

experimentalmente enceguecida y aislada de sus congeneres nor-

males. La inversion del orden en la sucesion luz-oscuridad invierte

el ritmo, luego de unos dias. El ritmo nictemerico esta determi-

nado por un refIejo condicionado mantenido por la alternancia

natural del dia y la neche. En cuanto al mecanisme, este no con-siste en una hipoexcitabiliclad nocturna de los centros terrnorre-

guladores, sino en la produccion suplernentaria durante el dia de

una cant idad ell' cdc)!" que se agrcga a [a calorificacion regulada

de un modo identico durante dia y noche por el centro terrno-

rregulador. Este calor depende de las excitaciones que em an an

del medio ambiente y tarnbien de la temperatura: esta aumenta

con el frio. Pucsto que hay que dejar de lado toda produccion

de calor por aotividad muscular, la elevacion que otorga a la

temperatura nicternerica su modo de andar ritmico solo puede

ser relacionada con el aumento del tono de postura durante el

dia, El ritmo nictemerico de temperatura es para el animal ho-meoterrnico la cxpresion de una variac ion de actitud de todo el

organismo con relaei6n al medio ambiente, Ineluso en el reposo,

la energia del animal, si este es solicitado por e1 medio ambiente,

no se encuentra completamente disponible puesto que una parte

esta movilizada en actitudes t6nicas de vigilaneia, de preparacion,

La vigilia es un comportamiento que, incluso cuando no se pro-

ducen alertas, no deja de representar un gasto [60; 61; 62; 63].

Observaeiones y experiencias referentes al hombre y cuyos re-

sultados parecieron con frecuencia contradictories, result an am-

134, ?

~EXlSTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO.NORMA Y PROMEDIO 135

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pliamente iluminados por las precedentes conclusiones. Mosso por

una parte y Benedict por la otra no consiguieron demostrar que

la curva termica normal depende de las condiciones del medio

ambiente. Pero Toulousse y Pieron afirrnaban en 1917 que Ia in-

version de las condiciones de vida (actividad nocturna y descan-

so diumo) condicionaba en e1 hombre la completa inversion del

ritmo nictemerico de la temperatura. dC6mo explicar esta contra-

dicci6n? Sucede que Benedict habia observado sujetos poco acos-

tumbrados a la vida noctuma y que en las horas de descanso,-durante el dia, participaban en la vida normal de su medio am-

biente. Segun Kayser, mientras las condiciones experimentales no

son las de una completa inversion del modo de vida, no es posible

dar la demostraci6n de una dependencia entre el ritmo y el me-

dio ambiente. Los siguientes hechos confirman esta interpretacion.

En el lactante, el ritmo nictemerico se manifiesta progresivamen-

te, paralelo al desarrollo psiquico del nino. A la edad de ocho

elias, la desviacion de temperatura es de 0°,09, a los cinco meses

es de 0°,37, entre 2 y 5 afios es de 0°,95. Algunos autores -Os-

borne y Voelker- estudiaron e1 ritmo nicternerica durante exten-

sos viajes y comprobaron que ese ritmo sigue exactamente la ho-ra local [61, 304-306]. Lindhard sen ala que durante una expedi-

cion danesa a Groenlandia en 1906-1908 el ritmo nictemerico se-

guia la hora local y que a los 76° 46' Norte se consigui6 despla-

zar en 12 horas al "dia" para toda una tripulaci6n, as! como tam-

bien la curva de temperatura. No se pudo obtener la inversion

completa en virtud de la persistencia de la actividad normal",

He aqui, pues, el ejemplo de una constante relativa a condi-

ciones de actividad, a un genero colectivo e incluso individual de

vida y cuya relatividad traduce, por un reflejo condicionado con

desencadenamiento variable normas del comportamiento huma-

no. La voluntad humana y la tecnica humana pueden convertira la noche en dia no solo en el medio ambiente en que se des-

arrolla la actividad humana, sino tambien en el propio organismo

cuya actividad enfrenta al medio ambiente. No sabemos en que

medida otras constantes fisiol6gicas podrian, si se las analizara,

presentarse igualmente como el efecto de una flexible adaptaci6n

(I Rapport of the Danish Expedition of the North East Coast of Greenland

1906-08 Meddelelser om Gronland, p. 44, Kopenhagen, HH7. Citado segun

R. Isenschmidt, Psysiologie der Wiirmeregulation, in Handbuch der norm. u.path, Physiologie, t. XVII, p. 3, 1926, Berlin, Springer ed.

del comportamiento humano. Nos importa rnenos proporcionar una

soluci6n provisional que mostrar que un problema merece ser

planteado. En todo caso, en el ejemplo presente, creemos utilizar

con propiedad el termino "comportamiento". Desde el momento

en que el reflejo condicionado pone en juego la actividad de la

corteza cerebral, el termino "reflejo" no debe ser tomado en sen-

tido estricto. Se trata de un fen6meno Iuncional global y no

segmentario.

En resumen: pensamos que es necesario considerar los concep-

tos de norma y promedio como dos conceptos diferentes cuya re-

duccion a la unidad por anulaci6n de la originalidad del primero

es inutil intentar. Nos parece que la fisiologia tiene algo mejor que

hacer que tratar de definir objetivamente 10 normal: reconoc~r

la original normatividad de la vida. El verdadero papel de la Ii-

siologia, suficientemente importante y dificil, consistiria entonces

en determinar exactamente el contenido de las normas en las que

la vida consigui6 estabilizarse, sin prejuzgar acerca de la posibi-

lidad 0 imposibilidad de una eventual correccion de esas norrnas.

Bichat decia que el animal es habitante del mundo mientras que

el vegetal solo 10 es del lugar que 10 vio nacer. Este pensamient~

es aun mas verdadero en el casu del hombre que en el del am-

mal. EI hombre consigui6 vivir en toeIos los dimas, es el unico

animal =-quizas s610 con excepcion de las aranas- cuya area de

expansion tiene las dimensiones de 1a tierra. Pero sobre todo es el

unico animal que mediante la tecnica consigui6 variar sin cam-

biar de lugar incluso el ambito de su actividad. Con esto el ho~n-

bre se revela actualmente como la {mica especie capaz de varia-

cion [114]. dEs acaso absurdo suponer que los 6rganos naturales

del hombre puedan expresar a la larga la influencia de los orga-

nos artificiales por los cuales ha multip1icado y multiplica todavia

el poder de los primeros? No ignoramos que ~a herencia .~e los

caracteres adquiridos se Ie aparece a la mayona de los biologos

como un problema resuelto por la negativa. Nos pennitimos pre-

guntarnos si Ja teoria de la acci6n del medio ambiente sobre el

ser vivo no estaria acaso en visperas de despertarse de un dura-

dero descredito. Es verdad que se nos podria objetar que en tal

casu las constantes biol6gicas expresarian el efecto sobre el ser

vivo de las condiciones extemas de existencia y que nuestras su-

posiciones acerca del valor normative de las constantes estarlan

desprovistas de sentido. Lo estarlan con toda seguridad si los

,: F XISTF.;-'; CIE;-';CIAS DE !.O "'ORMA!. Y DE r.o PATOLOGICO?

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caracteres biologicos variaiiles twdujemn d oambio de mcdio am-

biente COTHO las variaciones de la nrcleracion por obra de la gra-

vcdacl 5C encuentran en rclacion con 1 a latitucl. Pero repctimos

que las funcioocs biol6gicas dejan de ser inteligibles, tales como

la observacion nos las descubre, si s610 traduccn los estados de

una materia pasiva frente a los cambios del medio arnbiente. De

hecho, el medio ambientc del ser vivo es tambien obra del ser

vivo que se sustrae 0 se ofrecc clectivamente a deterrninadas in-fluencias. Del univcrso de todo ser vivo puede decirse 10 que

Reininger dice del unierso del hombre: "Unser \Veltbild ist imrner

zugleich ein Wertbikl" 7, nuestra imagen del mundo es siempre

tarnbien una tabla de valores.

CAPITULO CUARTO

ENFElUvrEDAD, CURACION, SALUD

distinguir entre anomalia y estado patologico, entre varie-

dad biologica y valor vital negativo, confiamos en resumen al

propio ser vivo -considerado en su polaridad dimlmica- el cui-

dado de distinguir d6nde comienza Ja enfermedad. Es decir que

en materia de normas biol6gicas es necesario referirse al indivi-

duo, porque determinado individuo puede encontrarse, como dice

Goldstein, "a la altura de los deberes que resultan del media

arnbiente que le es propio" [46, 265], en condiciones organic as

que sedan inadecuadas a tales deberes en el caso de otro deter-

minado individuo. Exactarnente como Laugier, afirma Golstein que

un promedio obtenido estadisticamente no permite decidir si de-

terrninado individuo presente ante nosotros es a no normal. No

podemos basamos sobre el para desentendernos de nuestro deber

medico hacia el individuo. Al tratarse de una norma supra-indi-

vidual es imposible determinar el "estar enfermo" (Kranksein)

en cuanto a su contenido. Pero esto es perfectamente posible en

el caso de una norma individual [46, 265, 272].

Tambien Sigerist insiste en la relatividad individual de 10 nor-

mal biol6gico. Si hay que creerle a 1a tradicion, Napoleon habria

tenido un pulso de 40, jinclusa en sus dias de salud! Por 10 tanto,

si can cuarenta contracciones por minuto un organismo atiende

las exigencias que se le plantean, es porque esta sano y la canti-

dad de cuarenta pulsaciones -aunque verdaderamente aberrante

con relaci6n a la cantidad promedio de setenta pulsaciones- es

normal para ese organismo J. "En consecuencia, concluye Sigerist,

Yllrt.pliilosophic und Etll ik, p. 29, 1939, Viena-Leipzig, Braumi.iller.

1 Esta citra de 40 pulsaciones parece menos extraordinaria de 1 0 que sugiere

el ejemplo de Sigerist, si se tiene en cuenta el influjo del entrenamiento de-

portivo sobre el ritrno cardiaco. Con el progreso del entrenamiento el pulso

disminuyt de frecuencia. Esta disminuci6n es mas acusada en un sujeto de

30 alios que en uno de 20. Tarnbien depende del tipo de deporte practicado.

En un remero un pulso de 40 es indicador de uri estado muy buena. Si elpulso cae por debajo se habla de sobre-entrenamiento.

138 i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGlCO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 139

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sera necesario no contentarse con establecer Ja comparacion con

una norma que resulta del promedio, sino en la medida de 10 po-

sible con las condiciones del individuo examinado" [107, 108].

Por 10 tanto, si 1 0 normal no tiene la rigidez de un hecho de

obligacion colectiva sino la flexibilidad de una norma que se trans-

forma en su relacion con condiciones individuales, es evidente que

la Frontera entre 10 normal y 10 patologico se hace imprecisa. Pe-

ro esto no nos conduce para nada a afirmar la continuidad en-

tre una norrnalidad y una patologia identicos por esencia -salvopOl' variaciones de tipo cuantitativo-, a afirmar una relatividad

de Ia salud y de la enferrnedad suficientemente confusa como

para que se ignore donde termina la salud y donde comienza la

enfermedad. La Frontera entre 10 normal y 10 patologico es impre-

cisa para los multiples individuos considerados simultaneamente,

pero es perfectamente precisa para un solo e identico individuo

considerado sucesivamente. Aquello que es normal -por ser nor-

mativo en condiciones dadas- puede convertirse en pato16gico en

otra situaci6n si se rnantiene identico a S 1 misrno, EI individuo es

el juez de esta transformacion porque es el quien la padece, en

el preciso momento en que se siente inferior a las tareas que lanueva situacion le propone. Esa nifiera que atiende perfectamen-

te los deberes de su cargo 5610 es informada de su hipotensi6n

por las perturbaciones neuro-vegetativas que experiment a el dia

en que la llevan de vacaciones a la montana. Ahora bien, induda-

blemente a nadie se 1 0 obliga a vivir en las alturas, Pero poder

hacerlo significa ser superior, pOl"que en determinado momenta

puede llegar a ser inevitable hacer1o. Una norma de vida es su-

perior a otra cuando implica aquello que esta ultima permite y

aquello que esta ultima prohibe. Pero en situaciones diferentes

hay normas diferentes y que, como tales, son equivalentes. POl'

ello son todas normales. En este orden de ideas, Goldstein prestamucha atenci6n a [as experiencias de simpatectomia realizadas

por Cannon y sus colaboradores en animales, Esos animales, cuya

termorregulacion ha perdido toda su flexibilidad habitual, inca-

paces de luchar por su alimento 0 contra sus enemigos, solo son

normales dentro del ambito del laboratorio donde se encuentran

al abrigo de las brutales variaciones y de las repentinas exigen-

cias de la adaptaci6n al medio ambiente [46, 276-77]. Sin em-

bargo esa norrnalidad no es denominada verdaderamente normal.

Porque es normal, para el ser vivo no domesticado y no preparado

experimentalmente, vivir en un medic arnbiente en el cual son po-

sibles fluctuaciones y acontecirnientos nuevos.

"'=" Por consiguiente, tenemos que decir que el estado patol6gico

o anormal no esta constituido porIa ansencia de toda norma. La

enfermedad es aun una norma de vida, pero es una norma in-

ferior en el sentido de que no tolera ninguna clesviacion de las

condiciones en las que vale, puesto que es incapaz de transfor-

marse en otra norma. EI ser vivo enfermo esta normalizado en

condid ones de existencia definidas y ha perdido la capacidadnormativa, Ia capacidad de instituir diferentes normas en condi-

ciones diferentes, Ya hace tiempo se observe que en la osteoar-

tritis tuherculosa de Ia rodilla la articulacion se inmoviliza en ac-

titud viciosa (Ia llamada posicion de Bonnet). Nelaton fue el pri-

mero en dade una explicaci6n, clasica. "Es raro que el miembro

conserve su rectitud ordinaria. En efecto, para calmar los sufri-

mientos los enfermos se colocan instintivarnente en una posicion

intermedia entre 1a flexion y la extension que hace que los museu-

los ejerzan menos presion sobre las superficies articulates" [88,

II, 209]. Aqui es perfectamente advertido el sentido hedonista y

por consiguiente normativo del comportarniento pato16gico. LaarticuIaci6n adopta su forma de capacidad maxima, bajo el in-

flujo de la contraccion muscular, y lucha asi espontaneamente

contra el dolor. A esta actitud s610 se la denomina viciosa porque

se Ia compara con un uso de la articulacion que admire todas las

actitudes posibles fuera de la flexi6n anterior. Pero por debajo

de este vicio se disimula una norma diferente en condiciones ana-

torno-fisiologicas diferentes.

La observaci6n clinica, sistematicamente proseguida, de los he-

ridos en el cerebro durante la guerra de 1914-18, le perrnitio a

Goldstein formular algunos principios generales de nosologia neu-

rol6gica de los cuales conviene dar un breve panorama.s r es verdad que los Ienomenos patologicos son modificacio-

nes regulates de los fen6menos nonnales, es imposible iluminar

a los segundos partiendo de los primeros a menos que se haya

captado el sentido original de esta modificacion, Por 10 tanto es

necesario comenzar ante todo por comprender el fenorneno pa-

toI6gico como algo que revela una estructura individual modifi-

cada, Es necesario tener presente siempre la transforrnacion de la

personalidad del enfermo. Si no, estamos expuestos a desconocer

el hecho de que el enfermo, incluso cuando es capaz de reaccio-

14 0 ,: EXISTEC; CIl'.C;CIAS DE 1.0 :"OR:llAI. Y DE 1.0 I'ATOLOGICO?

I'ROMEDIO, CI;RACION, SALUDHI

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Il(,S scmcjantcs a las que lc rcsultahan posihlcs antcriormcnte,

pucdc lIeg,ll- a csas rcacciones por caminos totalmentc difercntes.

Tales rcaccinncs, apnrr-ntemente cquiva lentcs a las rcaccioncs nor-

males anteriores, no son residues del comportamicnlo normal an-terior ni cl rcsultado de un cmpobrccimient o 0 de tina clisminu-

cion, no son el modo de nndar normal de la vida monos algo queha sido destruido, sino que son reacciones que nunca se present an .

en el individuo normal en Iu misrna forma y en las mismas con-

diciones [45]_

Para definir el est ado normal de un organismo es nccesario te-

ncr en cuenta cl coniportamienio privilegiado; para comprender

la enfermedad es necesario tener en cuenta Ia reacci6n cotasiroiica.

Por comportamiento privilegiado es preciso entender aquel que

de todas las reacciones de que es capaz un organismo -en condi-

ciones experimcntaJes- utiliza y en cierto modo prefiere solo al-

gunas. Este modo de anclar de Ia vida caracterizaclo por un con-

junto de reacciones privilegiadas es aquel en el cual el ser vivo

responde mejor a las exigencias de su ambiente, vive en armenia

con su medio ambiente, aquel que entrafia el maximo de orden y

estabilidad, el minimo de vacilacion, de desconcierto, de reaccio-

nes catastroficas [46, 24; 49, 131-134]. Las constantes fisiologicas

(pulso, presion arterial, temperatura, etc.) son la expresion de esta

estabilidad ordenada del comportamiento para un organismo indi-

vidual en condiciones definidas de arnbientacion.

"Los sintornas patoJ6gieos son la expresi6n del hecho de que las

relaciones entre organismo y medio ambiente que responden a la

norma han sido translorrnadas por el cambio del organismo y de

que muehas cosas que eran norrnales para el organismo normal ya

no 10 son para el orgauismo modificado. La enfermedad es con-

moci6n y puesta en peligro de la existencia. Por consiguiente, la de-Iinicion de la enfermedad requiere como punto de partida la no-

cion. de ser iruiioidual. La enfermedad aparece cuando el organis-

mo es modilicado de manera tal que llega a reacciones catastrofi-

cas dentro del medic arnbiente que le es propio. Esto se maniliesta

no solo en el caso de ciertas perturbaciones funcionales deterrnina-

das de acuerdo con Ia Iocal izacion del deficit, sino tam bien de rna-

nera muy gener:l] )lor cl hecho de que, como acabamos de ver,

UII comporlruuicnt« desordenado representa siernpre un compor-

tamiento mas 0 monos desordenado de todo el organismo" [46,

268-69] .

Goldstein clescubrio en sus cnfermos la instrumentaci6n de nue-

vas normas de vida mediante una rcduccion del nivel de su activi-

dad, en relacion con un medio arnbicnte nuevo pew estrechado.

EI estrcchamiento del merlio ambiente en el caso de los enfermos

afectados POf lesioncs cerebrales, responde a su impoteneia para

responder a las exigencias del medio ambiente normal, es decir

previo. En un medio arnbiente que no estuviere rigurosamente pre-

servado, esos enfermos s6lq conocerian reacciones catastr6ficas;ahora bien, mientras el enfermo no sucumbe a la enfermedad su

preocupacion consiste en escapar a la angustia de las reacciones

catastr6fieas. De donde surge la mania por el ordcn, la rneticulo-

sidad de esos cnfermcs, su positiv» gusto po!" la monotonfa, su ape-

go a una situacion que sa ben que pucuen dominur. EI cnfcrrno es-

ta enfcrmo porque S(J!o puec le n drn it ir una norma. PaLl usar una

expresion que ya nos ha servido mucho: eJ enfermo no es anormal

por ausencia de norma sino por incapacidad para ser normative.

Se adviertc hasta que pu nto semejaut c visi6n de la enferrnedad

se aparta de la concepcion de Comte 0 de CL Bernard. La euler-

medad es una experiencia de innovacion positive del ser vivo y ya

no s610 un heeho de disminuci6~1 0 de rnultiplicaci6n. EI contenido

del estado patologico admite ser deducido -pO' meru diferen-

cia de formato- del contcnido de la salud: la enferrnedad no es una

variacion en la dimension de Ia salud: es una nueva dimension de

Ia vida. Por nuevos que estos puntos de vista puedan parecer a un

publico frances 2, no deben hacer que se olvide que representan e 1

punto de llegada, en materia de neurologia, de una extensa y fe-

cunda evolucion de ideas euya iniciativa se remonta a Hughlings

Jackson.

Jackson concibe las enfermedades del sistema nervioso de Ia vidade relacion como disoluciones de funciones jerarquizadas. Toda en-

fermedad corresponde a un nivel en esta jerarquia. Por 1 0 tanto,

en toda interpretacion de sintomas patol6gicos es necesario tener

en cuenta el aspecto negative y el aspecto positivo. La enferme-

dad es al mismo tiempo privaci6n y remodelacion, La lesion de un

centro nervioso superior libera a los centros inferiores de una re-

guJaci6n y de un control. Las lesiones son responsables de la pri-

2 La obra de Merleau-Ponty, Structure dsi comportement, Alcan, 1912,

[trad. cast. por E. Alonso, Buenos Aires, Hachette, 1957], acaba de hacer

mucho por Ia difusion de las ideas de Coldstein.

14 2 i. EXISTEN ClENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOL6G!co?

PROMEDlO, CURACI6N, SALVD 143

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vacion de ciertas funciones, pero las perturbaciones de las fun-

clones subsistentes deben ser cargadas en Ia cuenta de la actividad

propia de los centros que desde ese memento ya no estan sub or-

dinados. Segun Jackson ningun hecho positive puede tener una

causa negativa. Una perdida 0 una ausencia no bastan para pro-

ducir Ia perturbacion del comportarniento sensorio-neuro-motor [38].

ASl como Vauvenargues dice que no hay que juzgar a la gente por

10 que ignora sino par 10 que sabe y por el modo en que 10 sabe,Jackson propone ese principia metodologico al cual Head le puso

el nombre de "regla de oro": "Anotad aquello que el paciente com-

prende realmente Y evitad terrninos como 'amnesia', 'alexia', 'sor-

dera verbal', etc." [87, 759]. Nada significa decir qne un enfermo

ha perdido sus palabras mientras no se especifique en que sit.ua-

don tipica es perceptible ese deficit. Se le pregunta a un sujeto

del que se dice que es afasico: ~Su nornbre es Juanr', y responde:

No. Pero si se Ie ordena: Diga No, 10 intenta y fracasa. Un mismo

nornbre puede ser dicho si tiene valor de interjeccion y no puede

ser dicho si tiene valor de juicio. A veces el enfermo no puede pro-

nunciar la palabra pem consigue llegar a su objetivo mediante unaperifrasis. Supongamos, dice Mourge, que el enfenno que no ha

podido nombrar algunos objetos usuales diga cuando se le pre-

senta un tintero: "Esto es 10 que yo Hamada un cacharro de por-

celana para contener tinta", ~tiene 0 no tiene amnesia? [87, 760J.

La gran ensefianza de Jackson es esta: el lenguaje, y de un modo

general toda funci6n de In vida de relacion, es capaz de much(~s

USGS y particularmente de un usa intencional y de un usa automa-

tico. En las acciones intencionales hay una concepcion previa, la

accion es ejecutada en potencia, es imaginada, antes de ser ejecu-

tada efectivamente. En el caso del lenguaje, es posible distinguir

dos moment os de la elaboracion de una proposicion intencional-mente y abstractamente significativa: un momenta subjetivo en el

que las nociones Began automaticarnente a la mente y un memento

objetivo en el que son intencionalrnente dispuestas de acuerdo con

un plan de proposicion. Ahora bien, A. Ombredane hace notar que,

seoun las lenouas In separacion entre e sos dos momentos es varia-b b)· ., ,

ble: "Si bien existen lenguas en las cuales esa separacion esta muy

acentuada, como se ve en lu posposicicn del verbo en aleman, exis-

ten tarnbien lenguas donde esta se reduce. Dc modo que, si se rc-

cuerda que, para ],lckson, el afasico ;lpcnas puede superar el or-

den del momenta su hjetivo de la cxprc.siun. es posible, como 1 0

hizo Arnold Pick, admitir que la graved ad del desorden afasico va-

ria de acuerdo con Ia estructura de la lenguaen la que el enfer-

mo trata de expresarse" [91, 194]. En resumen: las concepciones

de Jackson tienen que servir como inrroduccion a las concepciones

de Goldstein. E1 enfermo tiene que ser juzgado siempre con rela-

cion a la situaci6n frente a Ia cual reacciona y a los instrumentos

de accion que el medic ambiente propio le ofrece -1a lengua en

el caso de las perturbaciones del lenguaje. No hay perturbacion

patologtca en S 1, 10 anormal solo puede sel' apreciado dentro deuna relacion,

Pero pOl' mas justa que sea el acercamiento establecido entre

Jackson y Goldstein pOl' Ornbredane [91J, Ey Y Rouart [38] y

Cassirer [20J, no puede ignorarse su diferencia profunda y Ia ori-

ginalidad de Goldstein. Jackson se coloca en un punto de vista

evolucionista, admire que los centros jerarquizados de las Iuncio-

nes de relacion y los diferentes usos de esas Iunciones respond en

it diferentes estadios de la evolucion, La relacion de dlgnklad fun-

donal es tambien una relacion de sucesi6n cronologica: superior

y ulterior se identifican. La ulterioridad de las funciones superio-

res es lo que explica su fragilidad y precariedad. Puesto qUE" Inenfermedad es una disolucion, tarnbien es una regresion. EI afa-

sico 0 el apraxico vuelven a hallar un lenguaje 0 una gesticulaci6n

inlantiles, incluso animales. Aunque es una rernodelacion de un

res to y no s610 una perdida de un huber, la enfermed.«] no crea

nelda sino que, como dice Cassircr, hace retroceder al euferrno "una

etapa mas arras en esa ruta que Ia hurnanidad (UYO que ubrirse

lentamente mediante un constante esfuerzo" [20, 5GB] . Ahora bien,

si bien es verdad que, segun Goldstein, Ia enfermedad es un modo

de vida estrechado, carente de generosidad creadora porgue ca-

rece de audacia, no pOl' ella deja de ser verdad que para el individuo

la enfermedad es una nueva vida caracterizada por nuevas cons-tantes fisiol6gicas, por nuevos mecanismos para ohteuer resultados

aparentemente identicos. De donde surge esta advertencia, ya ci-

tada: "Es necesario precaoetse de creer que las dioersas aciuudes

posibles en un enjermo represeniaii s6lo una especie de residue

del comportamieuto normal, aquello que ha sobrevivido a Ia des-

truccion. Las actitudes que han sobrevivido en el enfermo 1lllnca

se preseutari en esa [orma en el suieio normal, ni siquiera tampoco

en los estadios inferiores de su ontogenesis 0 de su Iilogenesis, co-

mo se 1 0 admire con demasiada frecuencia. La euferrnedad Ies ha

dado Iormas particulares y no se las puede cornprender bien si no

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se tiene en cuenta el estado morbido" [45, 437]. En efecto, si bien

es posible comparar Ia gesticulacion de un adulto enfermo can

la do un nino, la asimilacion esencial, en cambia, de una a la

otra conduciria a la posibilidad de definir simetricamente el com-

portarniento del nino como el de un adulto enlermo. Y esto seria

absurdo porque se desconoceria esa avidez que impulsa al nino a

elevarse constantemente hacia nuevas normas, ·tan opuesta a la

preocupacion por conservar que gufa al enfermo hacia e1 mante-

nimiento obsesivo y a voces agotador de las {micas normas de vida

dentro de las cuales se siente relativamente normal, es decir en po-

sicion de utilizar y de dominar su medic ambiente propio.

Ey y Rouart captaron correctamente, en este punta preciso, la

insuficiencia de la concepcion de Jackson: "En el orden de las

Iunciones psiquicas, la disolucion produce no solo una regresi6n

en la capacidad sino tam bien una involucion hacia un nivel infe-

rior de la evolucion de Ia personalidad. La regresicm en la capaci-

dad no reproduce exactamente un estadio pasado, pero se aproxima

a el (perturbaciones del lenguaje, de las percepciones, etc.). La

involucion de la personalidad, en la medida en que precisamente

es global no pucde ser de ninguna manera asimilada a una Iase

hist6rica del desarrollo ontogenetico 0 filogenetico porque Ileva

la rnarca de la regresion en la capacidad y ademas como modo

reactivo de 1a personalidad en el momenta actual no puede, in-

cluso si le han sido amputadas sus instancias superiores, volver a

un modo renc-t ivo pasado, Esto cxplica que pm 1116.s analogias que

se puedan hallar entre el delirio y la mentalidad del nino 0 la

mentalidad primit iva, 110 se puecla concluir que entre enos exista

identidad" [38, 327].

Las ideas de [ackson son tarnbicn las que gl1irlron a Delmas-

Marsalet ell la interpretacion de los resultados obtenidos en tera-

peutica neuro-psiquiatrica mediante el lIS0 del electroshock. Pero

no satislecho con distinguir, de acuerdo con Jackson, perturbacio-

nes negativas por deficit y perturbaciones positivas por liberaei6n

de las partes restautcs, Delmas-Marsalet, como Ey y Rouart, in-

siste en aquello anormal que la enfennedad hace aparecer, es de-

cir exactamcnte en la uovedad quc introduce. En un cerebro some-

tido a efcctos h')xicos, traumaticos, infecciosos, puc den aparecer

modiri(,;H'ionf's (111( consisten en nuevos enlaces entre territories,

en orieutacioncs dillil111icas diferentes. Una tota1idad celular, no

modificada cuantitativamer ,es capaz de una nueva disp si .,

d I d f. osrcion,

e en aces ierentes de "tipo isomerico" Como en ,. 1. , ,qulilllca osisomeros son compuestos con Formula global idcnticn pero alg _

] d' ' unas ere cuyas ea, enas cstan colocadas de un modo diferente con

respect~ a un .11:!Cleo c omun, Desde ~l punto de vista terapeutico

es preciso admIt:r que. ,e1 coma, obtemdo por electroshock, permite,

luego de. ~na disolucion de Jas Funciones neuro-psf.quicas, una re-

construcCIOn que no es necesariarnente la reaparicion invertida de

las etapas de Ia dis()luc!~n previa. La curacion puede interpretarse

tanto como una mutacion de una disposici6n en otra Como una

r~stitucion del ~stad() inicial [33J. Si indicamos aqui e~tas concep-

:lOnes rnuy recientes ,10. hacernos para mostrar hasta que punto la

Idea de que 10 patologico no se deduce linealmento de 10 normal

tiende a imponerse, Alguien que rechazase e1 lenguaje y e1 esti1~

d.e Goldslein, aceptaria las conclusioncs de Delmas- Marsalet pre-

cisamente a causa de aquello que personalmente consideramos co-

mo su debilidad, a saber el vocabulario y las imagenes de anato-

rnia patoI6gi~~ (edificio, canto rodado, disposiciones, arquitectura,

etc.) que utilizan para Iormularse. Pero a pe5ar del lenguaje 1a

probidad clinica estabIece hechos que vale la pena retener.

Quizas se quiera objetar que al exponer las ideas de Goldstein

y su relaci6n con las ideas de Jackson nos encontrarnos en el do-

minio de las perturbaciones psiquicas mas bien que en el de las

perturbaciones sornaticas, que describimos desfallecimientos de uti-

lizaci6n psicomotora mas bien que alteraciones de funciones Fisio-

16gicas propiamente dichas, que eonstituyen el punto de vista en

el ,cual declaramos que nos queriamos colocar especial mente. Po-

dnan.:~s responder que hernos abordado no s610 Ia exposicion sino

t~mblCn la lectura de Goldstein en llltimo termino y que todos los

ejemplos de hechos patologicos que liernos introduciclo para apo-

yar nuestras hipotesis y proposiciones -para las cuales las ideas

d,e Goldstein representan un espaldarazo y no una inspiraci6n- es-

tan t?ma.dos de la Fisio-patologia. Pero prelerimos exponer nuevos

trabajos mnegablemente f is iopatol6gicos y cuyos autores nada de-

ben a Goldstein en cuanto a las tendencias de sus investigaciones.

En el dominic neuro16gico se habla notado desde hacia mucho

ti.~mpo, por observaci6n clinica y por experimentacion, que Ia sec-

cion de los nervios provoca sintomas cuya soja discontinuidad ana-

tornica no basta para explicar. Durante Ja guerra de 1914-18 una

masa de hechos relatives a perturbaciones secundarias de orden

146 . :EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 147

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sensorial y motor, posteriores a heridas y a intervenciones quirur-

gicas, requirieron nuevarnente Ia atenci6n. Las explicaciones en vi-

gor recurrian a la suplencia anat6mica, a pseudo-restauraciones y,

a falta de algo mejor, como sucede a menudo, al pitiatismo. El

gran merito de Leriche consisti6 en haber estudiado sistematica-

mente desde 1919 la Iisiologia de los mufiones nerviosos y en ha-

ber sistematizado las observaciones clinicas con el nombre de "sin-

drome del neuroglioma". Nageotte denominaba "neuroma de am-

putacion" al baton infIado, can frecuencia muy grueso, constituido

por cilindroejes y neuroglia que se forma en el extremo central de

un nervio seccionado. Leriche fue el primero en ver que el neuro-

ma es el punto de partida de un Ienomeno de tipo reflejo y localiz6

el origen de ese presunto reflejo en las neuritas dispersas

del muii6n central. EI sindrorne del neuroglioma implica un

aspecto privativo y un aspecto positivo, en resumen: Ia apari-

ci6n de una perturbacion inedita. Suponiendo que las fibras

simpaticas son la via ordinaria de la excitaci6n que nace en

el nivel del neuroglioma, Leriche piensa que esas excitaciones "de-

terminan reflejos vaso-motores de calidad inhabitual y que tales

reflejos son los que, al producir una hipertonia de la fibra lisa, de-

terminan en la perisferia una verdadera enfermedad nueva, que se

yuxtapone al deficit motor y sensible que deriva de la secci6n ner-

viosa. Esta nueva enfermedad esta caracterizada por Ia cianosis, el

enfriamiento, el edema, perturbaciones tr6ficas y dolores" [74, 153J.

La conclusion terapeutica de Leriche consiste en que es necesario

impedir la formacion del neuroglioma, y sobre todo mediante el

injerto de nervios. Quizas el injerto no reestablece la continuidad

anatornica, pero en cierto modo engarza la punta del extremo cen-

tral y canaliza las neuritas que vuelven a surgir en el extremo su-

perior. De este modo puede utilizarse una tecnica perfeccionada

por Foerster que consiste en la ligadura del neurilema y en la mo-mificacion del rnufion pOl' inyeccion de alcohol absoluto.

Trabajando en Ia misma direcci6n que Leriche, A. G. Weiss

piensa, mas netamente todavia que este, que en materia de enfer-

medad del neuroglioma conviene y basta can suprirnir de entrada

el neuroglioma sin perder el tiempo en "imitar" pOl' injerto 0 su-

tura un reestablecimiento de continuidad anat6mica. Can toda se-

guridad, no porque con esto se espere una restituci6n completa en

el territorio del nervio lesionado. Pero es necesario escoger. Par

ejernplo, en el caso de un dana cubital hay que escoger entre

esperar el posible mejoramiento de 1a paralisis si la restauraci6n

de Ia continuidad nerviosa se opera COmoconsecuencia de un in-

jerto, a procurar inmediatamente al enfermo el uso de una mano,

parcialrnente paralizada siempre, pero capaz de una agilidad fun-

cional muy satisfactoria.

Las investigaciones histologicas de Klein pueden explicar qui-

za todos estos Fenomenos [119]. Cualquiera sean las modalidades

de detalle observadas segun los casas (esclerosis, inflamacion, he-.morragia, etc.), todo examen histol6gico de neuroma revela un he-

cho constante: el contacto persistente establecido entre el neuro-

plasma de los cilindroejes y la proliferaci6n, a veces en proporcio-

nes considerables, de la vaina de Schwann. Esta comprobacion au-

toriza un acercamiento entre los neuromas y las terminaciones re-

ceptoras de la sensibilidad general, constituidas por Ia tenninaci6n

de 1aneurita propiamente dicha y pOl'elementos diferenciados pero

que derivan siempre de la vaina de Schwann. Ese acercamiento

confirmaria las concepciones de Leriche segun las cuales el neuro-

glioma es POl' cierto un punto de partida de excitaciones inha-

bituales.De todas maneras, A. G. Weiss y J. Warter tienen bases comopara afirmar: "La enfermedad del neuroglioma desborda singular-

mente el marco de la mera interrupci6n motora y sensorial, y con

mucha frecuencia pOl' su gravedad constituye 10 esencial de la in-

validez. Esto es hasta tal punto verdad que si pOl'uno u otro me-

dio se consigue liberar al enfermo de las pertnrbaciones vincula-

das con Ia existencia del neuroglioma, 18 panWsis sensorio-motriz

que subsiste cobra un aspecto verdaderamente secundario y a me-

nuda compatible con un usa casi normal del miernbro afectado"

[l18].EI ejemplo de la enfermedad del neuroglioma nos parece per-

fectamente apto para ilustrar la idea de que Ia enfermedad no es

s610 la desaparicion de un orden fisio16gico sino tambien la apa-

ricion de un nuevo orden vital, idea que es tanto la de Leriche

-como se via en la primera parte de este estudio- como la de

Goldstein y que con todo derecho podrfa justificarse apelando a la

teoria bergsoniana del desorden. No hay desorden sino sustitucion

de un orden esperado 0 deseado por otro orden que s6lo cabe ha-

cer 0 que solo cabe sufrir.

Pero al indicar que una restituci6n Funcional, satisfactoria para

el enfermo y tambien para su medico, puede ser obtenida sin res-

(_EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GIC0? PROMEDIO, CURACI6N, SALUD 149

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titU~io ad integrum en e) orden anatornico te6ricamente respective,

\VelSS y Warter aportan a las ideas de Goldstein sobre la curacion

una confirmacion que por cierto no esperaban. "Estar sana dice

Goldstein, significa ser capaz de comportarse de manera ordena-

(~a y. esto puede existir a pesar de Ia imposibilidad de ciertas rea-

lizaciones posibles con anterioridad. Pem... la nueva salud no es

la mism~7Iue Ia antigua. As! como para Ia antigua normalidad era

caractensl1ca una determinacion precisa del contenido, de la mis-~a manera un cambio de contenido se deduce de la nueva norma-

h~ad. Esto se sobreentiende a partir de nuestro concepto de orga-

rnsmo Como contenido determinado, y llega a ser de Ia mayor im-

portancia para nuestra conducta con respecto al curado ... Curar, a

p:sar de Io~ deficit, es algo que siempre es acompafiado por per-

dld?s. ,esenclales para el organismo y aI mismo tiempo por la rea-

pancion de un orden. A esto corresponde una nueva norma indi-

vidual. Basta que punto es import ante volver a encontrar un orden

en el .curso de Ia curacion es a19o que surge del heche de que el

orgarnsmo parece tender ante todo a conservar a adquirir ciertas

particularidades que permitan hacerlo. Y esto se reduce a decirque el organismo parece apuntar ante tad a a la obtencion de

nuevas constantes. Eventualmente en eJ curso de la curacion en-

contrarnos -a pesar de los persistentes dcfici t- transformaciones

en ciertos dominies can relacion a antafio, pero las propiedades son

uuevamente constanles. Volvemos a encontrar constantes tanto

en el dorninio ~O~llat icocomo en el dominic psiquico: por ~jemplo,

UIl pulso mochftcarlo con. respecto a antafio, pero relativamente

constante; del :l lismo 11,1Od:lna presion sanguinea, una glucemia,

un compOllmntenlo psrquico global, ere. Esas nuevas constantos

gar~ntizan el nuev~ orden. Solo podemos cornprender el cornpor-

tarniento del orgamsmo curado si prestarnos atencion a esto. No

tenemos derecho a iulentar modificar esas constantes: con ello so-

lo cOllsegui:iamos crear un nuevo desorden. Hemos aprendido a

no luchar siempre contra Ia Iiebre, sino a considerar eventuahnen-

te Ja. elevacion fennica como una de esas constantes que son ne-

cesarias para traer Ia curacion. Y 1 0 mismo frente a una presion

sanguinea elevacla ° ciertos carnbios en el psiquisrno. Existen mu-

chas otras constantcs modificadas de esta manera que todavia ten-

demos actualmcntc a suprirnir como nocivas, cuando mejor haria-mos en respetarlas" [46, 272].

Contrariamente a una manera de citar a Goldstein que da lao

sensaci6n de una iniciacion a cierta fisiologia hermetica 0 para-

dojica, estariamos dispuestos aqui a poner enfasis en la objetividad

e incluso Ia trivialidad de sus ideas directoras. No s610 las observa-

ciones de clinicos ajenos a sus tesis, sino tarnbien las comproba-

ciones experiment ales marchan en e1 sentido de sus propias inves-

tigaciones. dAcaso no escribia Kayser en 1932 que: "La arreflexia

observada luego de Ia seccion espinal 'Iansversal se debe a Ia in-

terrupcion del propio arco reflejo. La desaparici6n del est ado de

shock, acompafiada por Ia reaparici6n de los reflejos, no es un

reestablecimiento propiamente dicho sino la constituci6n de un

nuevo individuo 'reducido'. Se ere a una nueva entidad: 'el animal

espinal' (von Weizsaecker)" [63 his, 115].

Al afirmar que las nuevas normas fisiologicas no son el equiva-

lente de las normas anteriores a la enfermedad, Goldstein s610 se

limita en resurnidas cuentas a confirmar el hecho biol6gico fun-

damental de que Ia vida no conoce la reversabilidad. Pero sl bien

no admite restablecimientos, Ia vida adrnite en cambio reparacio-

nes que son verdaderamente innovaciones fisiol6gicas. La mayoro menor reduccion de esas posibilidades de innovacion mide la

gravedad de la enfermedad. En cuanto a Ia salud, en sentido ab-

solute, esta solo es la indeterminacion inicial de Ia capacidad para:

insti tuir nuevas norm as biologicas.

EI Irontispicio del tomo VI de la Encuclopedie [rancaise, "El ser

humano", publicado bajo la direcci6n de Leriche, representa la sa-

Iud con el aspecto de un atleta, lanzador de bala. Esta mera ima-

gen nos parece tan plena de ensefianzas como todas las paginas si-

guientes dedicadas a Ia descripci6n del hombre normal. Ahora que-

remos reunir todas nuestras reflexiones dispersas en el curso de las.

exposiciones y exarnenes crit icos anteriores para forrnar can ellasel esbozo de una definicion de Ia salud,

Si se reconoce que Ia enfermedad sigue siendo una especie de

norma biol6gica, esto entrafia que el estado patol6gico no puede

ser denominado "anormal" de un modo absolute, sino anormal den-

tro de Ia relacion can una situacion determinada. Reciprocamente,

estar sana y ser normal no son casas totalmente equivalentes, por-

que 10 patologico es una especie de norrnalidad. Estar sano no es

s610 ser normal en una situacion dada, sino tambien ser normative

en esa situacion y en otras situaciones eventuales. Lo caracteristico

150 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6Glco? PROMEDIO, CURACI6N, SALUD 151

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de Ia salud es la posibilidad de superar la norma que define 10

momentanearnente normal, la posibilldad de tolerar infracciones a

Ia norma habitual e instituir norm as nuevas en situaciones nuevas.

Se sigue siendo normal, en un medio ambiente y en un sistema de

exigencias dados, con un solo rifion, Pero ya no puede uno darse

el lujo de perder un rifion, hay que cuidarlo y euidarse. Las pres-

cripciones de Ia sensatez medica son tan Iamiliares que no se bus-

ca en ellas nlngiin sentido profundo, Y sin embargo, [que afligente

y diffcil resulta obedecer al medico qne dice: Cufdesel "Que me

cuide es algo facil de decir, pero tengo mis cuidados de la casa",

deda en el consultorio del hospital una madre de familia que at

hacerIo no tenia ninguna intencion ironica 0 semantica, Los cui-

dados de Ia casa son la eventualidad del marido 0 del hijo enfer-

mos, del pantalon desgarrado que hay que arreglar durante Ia

noche cuando el hijo esta en la cama -porqne s610 hay un panta-

16n-, del largo trecho por recorrer en busca del pan si la panade-

ria habitual esta cerrada por infracci6n al reglamento, etc. iQue

dificil era cuidarse cuando se vivia sin saber a que hora se comia,

sin saber si la escalera era Iirme 0 no, sin conocer Ia hora del ultimotranvia, porque si ya habia pasado era cosa de volver a pie hasta

casa, incluso desde muy lejosl

La salud es un margen de tolerancia con respecto a las infide-

Iidades del media ambiente. dPero no es acaso absurdo hablar de

infidelidad del medio ambiente? Esto puede ser asi en el caso del

medio ambiente humano social, en el que las instituciones son en el

fondo precarias, las convenciones revocables, las modas fugaces

como un relampago. 2,Pero el medio ambiente cosrnico, el medio

arnbiente del animal en general, no es acaso un sistema de constan-

tes mecanicas, Fisicas y quimicas, acaso no esta constituido por in-

variantes? Por cierto ese medio ambiente que la ciencia define estaconstituido por leyes, pero tales leyes son abstracciones te6ricas. E1

ser vivo no vive entre leyes sino entre seres y acontecimientos que

diversifican esas 1eyes. Lo que sostiene al pajaro es la rama y no las

1eyes de la elasticidad. Si reducimos Ia rarna a las leyes de la elasti-

cidad, tampoco debemos seguir hablando de pajaro sino de soluciones

coloidales. En sernejante nivel de abstracci6n analit ica, ya no se trata

de medio ambiente para un ser vivo, ni de salud, ni de enferme-

dad. Igualrnente, 10 que el zorro come es un huevo de gallina y no

la quimica de los albuminoidos 0 las leyes de la embrlologia. El

ser vivo calificado vive entre una multitud de objetos calificados

y, por eso mismo, vive entre una multitud de posibles accidentes,

Nada existe por azar, pero todo sucede en forma de acontecimien-

tos. He aqui el aspecto pOl' el cual el medio ambiente es infiel. Su

Infidelidad es en rigor su devenir, su historia.

Por 1 0 tanto, Ia vida no es para el ser vivo una dedueci6n mono-

tona, un movimiento rectilineo, sino que ignora Ia rigidez geome-

trica, es debate 0ajuste de cuentas (aquello que Goldstein deno-

rnina Auseinander-setzung'i con un medio ambiente en el que hay

huidas, agujeros, escamoteos y resistencias inesperadas, Repita-

moslo una vez mas. No hacemos profesi6n de indeterminismo (algo

que actualmente se estila mueho). Sostenemos que la vida de un

ser vivo, aunque se tratase de una ameba, solo reconoce las cate-

gorfas de salud y enfermedad en el plano de la experiencia, que

es ante todo una prueba en el sentido efectivo del termino, y no en

el plano de la ciencia. La eiencia explica la experiencia pero no

por ello la anula.

La salud es un con junto de seguridades y aseguramientos (aque-

no que los alemanes denominan Sicheruagetv), seguridades en elpresente y aseguramientos para el futuro. Asi como existe un ase-

guramiento psieoI6gico que no es una presunci6n, existe un asegu-

ramiento bio16gico que no es un exeeso y que es la sa lud. La

salud es un volante que regula las posibilidades de reaeci6n. Ha-

bitualmente la vida esta mas aca de sus posihilidades, pew cuando

es neeesario se muestra superior a la capacidad que se Ie calculaba.

Esto es patente en las reaeciones de defensa del tipo inflamatorio.

Si la lucha contra la infeeci6n fuese victoriosa inmediatamente, no

habria inflamacion. Si las defensas organicas Iuesen inmediata-

mente superadas, tam poco habria inflamaciou. Si hay inflamaci6n

es porque la defensa anti-infecciosa es al mismo tiempo sorprendiday movilizada. Estar en buen estado de salud significa poder enfer-

marse y restablecerse, es un lujo bio16gico.

A Ia inversa, 10 propio de la enfermedad consiste en que es una

reducci6n del margen de tolerancia con respecto a las infidelidades

del medio ambiente. Y al hablar de reduccion creemos no caer

bajo los golpes de la critica a las concepciones de Comte y Cl.

Bernard presentada por nosotros mismos. Esta reducci6n consiste

en no poder vivir mas que en un medio ambiente diferente, y no

s610 en algunas de las partes del antiguo. Goldstein pen'ibi6 rnuy

152 <. EXISTECl CIENCiAS DE 1.0 NORMAL Y DE LO PATOL6Glco?PRO~iEDIO) CURACI0N, SALUU

ve~etativa. Semejante modo de pensar traduce el mas ingenuo fi-

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bien esto. En el fondo la ansiedad popular con respecto a las com-

plicaciones de las enfermedades se limita a expresar esta expe-

riencia. Cuidamos mas la enfermedad en la que una enfermedad

corre el riesgo de precipitarnos, que la propia enfermedad actual;

porque mas que una complicacion de la enfermedad 10 que hayes

una precipitacion de enfermedades. Cada enfermedad reduce el

~~d~r d.e enfrentar las otras, desgasta el aseguramiento bio16gico

inicial SlIl e15ual l1i si9.11i(!rlJ,abl'la.. Vida. La rubeola no es nada, ,

to temible es la bronco-neumonia. La sifilis no es temida tanto sino

:a partir de sus incidencias de orden nervioso. La diabetes no es

fl:angrave si solo se trata de Ia glucosuria. dPero el coma? dPero la

-gangrena? lPero que sucedera si se llega a necesitar una interven-

cion quirUrgica? La hemofilia en verdad no es nada mientras no

sobreviene un traumatismo, dPero quien esta al abrigo de un trau-

matismo, como no sea volviendo a la existencia intra-uterina? iY

esto no es toda!

Los filosolos disputan entre S 1 para saber si la tendencia fun-

~amental del ser vivo es la conservacion 0 la expansion. Parece por

cierto que la experiencia medica aportaria aqui un argumento depeso en el debate. Goldstein observa que la preocupaci6n enfer-

miza pOl' ptaI' las situaciones eventualmente generadoras de reac-

ciones catastrolicas expresa el instinto de ,cohservaci6il. Segun el, ese

instinto no es la ley general de Ia vida siIl.o'laley de una vida

traida. El organismo 'sano trata menos de Il1.eDtetierseen su estado

y medio ambiente presentes que de realizar su naturaleza. Ahora

bien, esto exige que el organisrno, afro~tando riesgos, acepte Ia

eventualidad de reacciones catastr6fieas. EI hombre sano no se es-

eamotea frente a los problemas que Ie plantean las conmociones

a veces sutiles de sus habitos, incluso hablando fisio16gicamente;

mide su salud por su capacidad para superar las crisis organicas

con el fin de instaurar un nuevo orden [49].

EI hombre s610 se siente en buen estado de salud -y tal es la

salud- euanto mas que normal -es decir adaptado al medio am-

biente y a sus exigeneias- se siente normativo, apto para seguir

nuevas normas de vida. Evidentemente, la naturaleza no se pro-

puso expresamente dar esa sensaci6n a los hombres cuando cons-

truyo sus organismos con tanta prodigalidad: demasiado rifion, de-

masiado pulmon, demasiada paratiroides, demasiado pancreas, in-

eluso demasiado cerebro si la vida humana se Iimitase a la vida

nalismo. Pero de todos modos es cierto gue, taLcolI1oesta hech

el hombre se siente sostenido por una '~~~reabu~~~Ilcia,'de medicsde los que normalmente abusa. Contra' ciEii=tos~lfiedicos que se

apresuran demasiado a considerar a las enfermedades como crime-

nes porque los interesados .s?n un poco responsables de ellas por

o~,ra del exceso 0 de la omision, creemos que el poder y la tenta-

,cIOn de enfermarse representan una caracteristica esencial de Ia

fisiologia humana. Transponiendo una frase de Velery dijimosque el p~si.b~~,abuso de Ia salud forIlla parted(3. Ia salud.

Para 'aprecia~ 10 normal y 10 patologico es neeesario no Iimitar

la vida humana a Ia vida vegetativa. En rigor puede vivirse con

muchas malformaciones 0 afeeciones, pero no se puede haeer nada

can la vida, 0 al rnenos siempre puede haeerse algo con ella y en

este sentido todo estado del organismo, si es una adaptaci6n a cir-

c~nstaneias impuestas, termina, mientras resulta compatible eon la

VIda, por ser en el fondo normal. Pero esta normalidad se paga

con Ia renuncia a toda eventual normatividad. EI hombre, incluso

el hombre fisico, no se limita a su organismo. Puesto que ha pro-

longado sus organos mediante utiles, el hombre s610 considera a

Sl1 cuerpo como el medic de todos los posibles medias de accion.

Por 10 tanto, para apreciar que es 10 normal 0 10 pato16gieo para

el cuerpo es necesario mirar mas alla de ese mismo cuerpo. Con

una enfermedad como el astigmatismo 0 la miopia se podria ser .

normal en una sociedad agricola 0 pastoral, pero se es anormal en

la marina 0 en la aviacion. Pues bien, desde el memento en que

la humanidad ha ampliado tecnicamente sus medics de locomo-

cion, saber que ciertas actividades que se han convertido al mismo

tiempo en una necesidad y en un ideal para Ia especie humana

nos estan vedadas significa sentirse anormaI. Par 10 tanto s610se comprende bien como, en los medios ambientes propios al hom-

bre, el mismo hombre se encuentra, en diferentes momentos nor-

ma] 0 anormal, teniendo los mismo 6rganos, si se comprende' c6mo

la vitalidad organica se despliega en el hombre como plasticidad

tecnica y avidez por dominar el medio ambiente.

Si dejamos ahora estos analisis para volver al sentimiento con-

creto del estado que ellos trataron de definir, comprendemos que

la salud sea para el hombre un sentimiento de aseguramiento.tcon

respecto a la vida que no se asigna por s f mismo~irlIl.gbIl.limite.

<. EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6Glco?

Yatere, que dio origen a valor, signifiea en latin estar bien, La CAPITULO QUINTO

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salud es una manera de abordar la existencia sintiendose no s6lo

'poseedor 0 portador sino tambien si es necesarioc~r~ad?i"'ge va-

lorvdnstaurador de normas vitales. De alli esa sedueci6n que to-

davia ejerce sobre nosotros la imagen del atleta, seducci6n de cu-

ya exagerada admiraci6n eontemporanea por un deporte racio-

na1izado s610nos parece una entristecedora oaricatura 3.

FISIOLOCiA Y PATOLOCiA

3 Quiza se quiera objetar que tendemos a confundir la salud con la juven-

, tud. Sin embargo no olvidamos que la vejez es un estado normal de la vida.

Pero en igualdad de edud, un viejo que manifieste capacidad de adaptacion

o de reparacion de los desgastes organicos que otro no manifieste (por ejem-

pia una soldadura buena y solida de un cuello de femur fracturado) sera

sano, EI viejo hermoso no es s610 una ficci6n de poeta.

Como consecuencia de los analisis preeedentes, parece que de-

finir la fisiologfa como Ia ciencia de las leyes 0de las constantes

de Ia vida normal no seria rigurosamente exacto, por dos razones.

'iA-nte todo porque el concepto de normal no es un concepto de

l'f:'xistencia,susceptible de pO i s1de medici6n objetiva. Y luego por-

que 10 patoI6gico tiene que ser comprendido como una especie de

10 normal, puesto que 10 anonnal no es aquello que no es normal

sino aquello que es otra normalidad. Esto no quiere decir que Ia

fisiologfa no sea una ciencia. Lo es autenticamente por su indaga-

cion de constantes e invariantes, por sus procedimientos metricos,

por su marcha analitica en general. Pero si bien resulta Iacil de-

finir por su metodo c6mo la fisiologia es una ciencia, 10 es menos

definir por su objeto ciencia de que es. dAcaso diremos que es Iaciencia de las condiciones de la salud? Segun nuestra opinion, esto

ya seria preferible a definirla como [a ciencia de las funciones nor-

males de la vida, porque creemos haber tenido que distinguir en-

tre el estado normal y la salud. Pero subsiste una dificultad. Cuan-

do se piensa en el objeto de una ciencia, se piensa en un objeto

estable, identico aS 1mismo. A este respecto, la materia y el mo-vimiento -regidos por la energfa- dan todas las garantias de ser-

Io. dPero la vida? dAcaso no es ella evoluci6n, variaci6n de formas,

invenci6n de comportamientos? dAcaso su estructura no es histo-

rica tanto como histologfa? En tal caso la Hsiologla se inclinaria

hacia la historia y esta, hagase 10 que se haga, no es una cieneia

de la naturaleza. Pero tarnbien es verdad que el caracter de esta-

bilidad de la vida no deja igualmente de llamarnos la atenci6n.

Para definir a la fisiologia todo depende, en resumidas cuentas, de

la idea que se tenga de Ia salud. Raphael Dubois, que por 10 que

156( I ,\ISTF~ CIE;\;CL\S DE LO 0:0R~!AL Y DE i.o PATOLOGICO~ 15 7

conocemos CS el tini('() autor en el siglo XIX de una obra de fisio- problema fi~io16g~co.~o~,du~~e.a las Fuentes de la vida y permite

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Iogia en la que se haya propuesto una definici6n c:e Ia fisiologia

no merarnente etimologica 0 no meramente tautol6g1ca, hace den-

var su scnficlo a partir de la teoria hipocn1tica de Ia natura medi-

cairix: H E ! papeJ desempcfiado por la natura rnedicatrix se iden-

I ilica CO]1 cl de las Iunciones norrnales del organismo y estas son,

mas 0 menos c1ireclamente, oonservadoras y defensivas. Ahora bien,

la flsiologia no esludia mas que las funciones de los seres. ~ivos 0,

con otras palabras, los fen6menos nonnales del proteon viviente .0

del bioproteon" [35, 10]. Ahora bien, si se adrnite con Goldstem

que propiamente hablando s610 hay tendencia conservadora en la

cnferrnedad, que cl organismo sano se caracteriza por la tendencia

a afrontar situaciones nuevas Y a instituir nuevas normas, enlonces

es imposible quedar satisfecho con semejante manera de ver.

Sigerist, que in+enta definir la Iisiologia comprendiendo el sen-

lido del primer deseubrimiento que la inauguro -e1 descubrimien;o

de Ia circulacion de la sangre por Harvey (1628)-, procede segun

su estilo habitual que consiste en situar ese deseubrimiento dentro

de la historia inlelectual de 1a eivilizaei6n. 2.Por que una C011eep-

cion funeional de la vida aparece en ese momento, ni antes ni des-pues? Sigerist IlO separa la oiencia de la vida, nacida en IG28, de

la concepcion gelleral, digamos filos6fiea, de la vida que se expre-sa entonces ell las dlversas actitucles del individuo frente al mundo.

Las artes pl~lsticas pr imero, desde fines del siglo XVI y comien-

zos del XVII, Iijaron el estilo barroco y Iiberaron por todas partes

el movimiento. A la inversa del artista clasico, el artista barroco

s610 considera CIl Ia naturaleza aquello que esta inacabado, que es

virtual, que aun no esta cireunseripto. "El hombre del barroeo no

se interesa par aquello que existe sino POI' 10 que va a existir. El

barroco es infinitamente mas que un estilo en el arte: es la expre-

si6n de una forma de pensamiento que en esa epoca reina en todoslos dominios del espiritu: la literatura, 1a musica, la moda, el Es-

tado, el modo de vivir, las ciencias" [107, 41]. Los hombres de

eomienzos del siglo XVI, al Iundar la anatomia, habian privilegiado

el aspecto estatico, deslindado, de 1a forma viva. Aquello que

Woellflin dice del artista barroeo -que no ve el ojo sino la mira-

da-, Sigerist 10 dice del medico de comienzos del siglo XVII: "No

ve el musculo sino su contraccion y el efecto que esta produce. He

aqui como nace la anatomia. animaia, la fisiologia. EI objeto de es-

ta ciencia es el movimiento. Abre las puertas a 10 ilimitado. Cada

escapar hacia el infinite [IbId.]. A pesar de ser anatomista Har-

vey no veia en el cuerpo la fonna, sino el movimiento. Sus' inves-

tigaciones no se basan sobre la configuraci6n del coraz6n sino so-

bre la observaci6n del pulso y de la respiraci6n, dos movimientos

(lue s610 se detiencn con la vida. La idea funcional en medicina

se coneeta con eI arte de Miguel Angel y la mecanica dinamica de

Galileo [107, 42J 1.

Se sobrentiende, luego de las anteriores consideraciones rela-Livas a la salud, que nos parece que este "espiritu" de la fisiologia

naciente tiene que ser conservado en la definicion de la fisiologia

como ciencia de las condiciones de la salud. En muchas oportuni-

dades hernos hablado de modes de andar de la vida, prefiriendo

ell deterrninados casos csta expresion en vez del termino "com-

portamiento", para hacer que se perciba mejor que la vida es po-

laridad dinarnica. Nos parece que al definir la fisiologia como cien-

cia de los modos de andar estabilizailos de la vida respondemos

a casi todas las exigencias surgidas de nuestras posiciones anterio-

res. Por una parte, asignamos a la investigaci6n un objeto

identidad consigo mismo es la de un habito antes que la de unanaturaleza, pero cuya constancia relat iva es quizas mas precisamen-

te udecuada para explicar fen6menos, a pesar de todo fluctuantes,

d.e .I~s que se ocupa el fisiologo. Por otra parte, reservamos Ia po-

sibilidad de que Ia vida Stlpere las constantes 0 invariantes biolo-

gicas codificadas y convencionalmente consideradas Como norm as

en un memento definido del saber fisiol6gieo. Sueecle que, en efec-

to, los modos de andar solo pueden estabilizarse Iuego de haber

sido intent ad as rompiendo con una estabilidad previa. Por ultimo

a partir de la definicion propuesta nos parece que es posible des-

Iindar mas correctamente las relaciones entre la Iisiologia y la

patologia.Entre los rnodos de andar ineditos de la vida pueden distinguir-

se dos tipos. Los hay que se estabilizan en nuevas constantes pero

cuya estabilidad no presentara obstaculo a una eventual nueva su-

peracion. Se trata de constantes normales con valor propulsive. Son

verdaderamente ,llonnales por normatividad. Y los hay que se es-

1 Singer, en las por otra parte notables paginas que dedica a Harvev

insiste mas bien en e~ ca:acte.[ tradicional de sus concepcioncs bioI6gicas, d .~manera que este habr10 sido innovador por probidad metodologica y a pesar

de sus postulados doctrinaJes [J 08].

158.: EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 159

nera estan constituidos un coraz6n 0 un noon, como Ia sangre 0 la

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{ tabilizaran en forma deconstantes que todo el esfuerzo ansioso

del ser vivo tendera a preservar de toda eventual perturbaci6n. Se

trata por cierto tambien de constantes normales, pero con valor

repulsive que expresa la muerte en elIas de la normatividad. Por

esto son pato16gicas, a pesar de ser normales mientras el ser vivo

vive de elIas. En resumen: en el memento de una ruptura de la

estabilidad fisiol6gica, en un periodo de crisis evolutiva, la fisio-

logia pierde sus derechos pero no por ello pierde el hilo. No

sabe de antemano si el nuevo orden biol6gico sera fisiol6gico 0 no,

pero ulteriormente tendra los medios para recuperar entre las cons-

tantes aquellas que reivindica como suyas. Por ejemplo, podra ha-

cer variar experimentalmente el medio ambiente para saber si las

constantes conservadas pueden 0 no aoomodarse sin catastrofe a

una fluctuaci6n de las condiciones de existencia. Este hilo conduc-

tor es, por ejemplo, el que nos permite comprender cual es la di-

ferenda entre la inmunidad y Ia anafilaxis. La presencia de anti-

cuerpos en Ia sangre es comun a ambas Formas de reactividad. Pe-

ro mientras la inmunidad confiere al organismo la insensibilidad

frente a una intrusion de microbios 0 de toxinas en el medio in-

terno 1a anafilaxis es una supersensibilidad adquirida con respecto

a un~ penetraci6n en el medio interno de substandas especifjc~s

y particularmente de materias proteicas [104]. Luego de una pri-

mera modificaci6n (por infeccion 0 inyecci6n 0 intoxicaci6n) del

medio interno, una segunda efraccion es ignorada por el organismo

inmunizado, mientras que en eLcaso de la anafilaxis provoca un shock

de extrema gravedad, con mucha frecuencia mortal, tan repentino

que ha determinado que la inyeccion experimental que la provoca

sea denominada desencadenante; una reaccion por consiguiente ti-

picamente catastr6fica. La presencia de anticuerpos en ~l suero

sanguineo es, pues, siempre normal, puesto que el orgamsmo ha

reaccionado mediante una modificacion de sus constantes frente

a una primera agresi6n del medic ambiente y se ha regulado con

respecto a S 1 mismo, pero en un caso la normalidad es fisio16gica

y en el otro patologica.

Segun Sigerist, Virchow definia Ia patologia como una "fisiologia

con obstaculos" [107, 137]. Esta manera de comprender la enfer-

medad haciendola derivar de las funciones normales contrariadas

por una aportaci6n extrafia que Jas complica sin alterarlas, se apro-

xima a las ideas de CI. Bernard y procede a partir de principios

patogenicos bastante sencillos. Por ejemplo, se sabe de que rna-

orina los atraviesan; si se imaginan vegetaciones uIcerantes de en-

docarditis sobre la valvula mitral 0 un calculo en el basinete se

esta en condiciones de comprender Ia patogenia de sintomas t~les

como un soplo cardiaco 0 un dolor irradiado de c6lieo nefritico.

Pero quizas en esta concepcion hay una confusion entre el orden

pedag6gico y el orden heuristico. La ensefianza de la medicina co-

mienza justamente por Ia anatomia y Ia fisiologla del hombre nor-

mal a partir de las cuaIes se puede deducir a veces con bastante

faci1idad, admitiendo ciertas analogias mecanicas, la causa de cier-

tos estados patologicos: POl' ejemplo, en el dominic circulatorio,

el bigado cardiaco, Ia ascitis, los edemas, y en el dominic senso-

rio-motor la hemianopsia 0Ia paraplegia. Ahora bien, todo parece

indicar que el orden de adquisicion de tales correspondencias ana-

tomo-fisiologlcas ha side el inverso. EI enfermo es quien primero

ha comprobado un dia que "algo no andaba", ha observado ciertas

modificaciones sorprendentes 0 dolorosas de Ia estructura morfolo-

gica 0 del comportamiento. Equivocadamente 0no, ha atraido ha-

cia ellas la atenci6n del medico. Alertado pOl' el enfermo, este ha

procedido a la exploraci6n metodica de los sintomas patentes y

mas aun de los sintomas Iatentes. Si el enfermo ha muerto se ha-

bra procedido a hacer Ia autopsia, se habra investigado por toda

clase de medios en todos los 6rganos ciertas particularidades que se

habran comparado con los 6rganos de individuos muertos sin haber

presentado nunca sintomas semejantes. Se habra cornparado la ob-

servacion clinica y eI informe de Ia autopsia. He aqui c6mo Ia

patologla, gracias a la anatomia patoI6gica, pero tambien gracias

a hip6tesis 0 conocimientos relativos a los mecanismos funcionales,

se ha convertido en una fisiologia con obstaculo.

Ahora bien, se produce aqui un Qlvido profesiona] -susceptible

quiza de ser explicado por Ia teorla freudiana de los lapsus yactos fallidos- que debe ser destacado. EI medico tiende a olvidar

que son los enfermos quienes Haman al medico. El fisi6Iogo tiende

a oIvidar que una medicina clinica y terapeutica, no siempre tan

absurda comose la quisiera dec1arar, ha precedido a Ia fisiologia.

Una vez reparado este olvido, nos vernos IIevados a pensar que Ia

experiencia de un obstaculo, vivida ante todo pOl' un hombre con-

creto, con Ja forma de una enfermedad, es ]0 que ha suscitado Ia

patologla, en sus dos aspectos: semiologia clinica e interpretacion

Iisiologlca de los sintomas. Si no existiesen obstaculos patologicos

160(EXTSTEX CTEXCIAS DE 1.0 ;-';OR~IAI. Y DE 1.0 PATOI.OGICO?

tampoco existiria la Iisiologia por que no existir ian problemas fi-

PROMEDIO, cunxcro», SALUD

161

ki el descubrimiento en 1889 del papel desempefiado por la hor-

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siologicos por resolver. Resumiendo hipotesis que hemos ~ropuesto

durante el exarnen de las ideas de Leriche, podemos decir que en

materia biologica e1 pathos es quien condiciona al logos, porquc 10

requiere. Lo anorrnal es 10 que suscita el interes te6rico ~or 10

normal. Las normas solo son reconocidas como tales en las inlrac-

ciones. Las funciones s610 se relevan por sus Fallas, La vida s610

se eleva a la conciencia y a la ciencia de si mismapor la inadap-

tacion el fracaso v el dolor. Hace notar A. Schwartz, siguiendo aErnest Naville, que existe una flagrante desproporcion entre el

puesto que ocupa el suefio en la vida de los hombres y el que le

es acordado en las obras de Iisiologia [104J, asi como Georges

Dumas hace no tar que Ia bibliografia relativa a1 placer es infima

[rente a la abundancia de trabajos dedicados al dolor. Sucede que

dormir y gozar consisten en dejar que la vida marche sin pe-

dirle cuentas.En el Twite de physiologie normale et pathologique [1], Abe-

lous atribuye a Brown-Sequard el merito de haber fundado la en-

docrinologia al comprobar en 1856 que Ia ablacion de las supra-

rrenales provocaba la muerte de un animal. Pareciera que estefuese un heche que se bastase a si mismo. No se indaga como pn-

do Brown-Sequard llegar a Ia idea de practicar [a ablacion de las

supranena1es. Cuando se ignora cuales son las funciones de la

suprarrenal, no puede tratarse de una decision que se tom a por de-

duccion, No por cierto, sino que se imita un accidente. Y de 118('ho

Sigerist muestra que la cllnica es quien dio impulso a la endocri-

nologia. En 1855 Addison describia Ia enfermedad que desde en-

tonces lleva su nombre y que atribuy6 a una afeccion de las supra-

rrenales [107, 57J. A partir de esto S8 comprenden las investiga-

ciones experimentales de Brown-Sequard En el mismo Traite de

physiologie [112, 1011], Tournade sefiala con acierto la relacion

entre Brown-Sequard y Addison y refiere esta anecdota de gran

a1cance epistemologico: en 1716 1a Academia de Ciencias de Bur-

deos habia propuesto como tema de concurso: <CdCmil es el uso

de las glandulas suprarrenales?"; Montesquieu, encargado de haeer

el informe, concluia que ninguna de las memorias entregadas podia

satisfacer la curiosidad de 1a Academia y agregaba: "Quizas algun

dia el azar haga 10 que todos los cuidados no han podido hacer."

Para tornar 1111 ejernplo dentro del mismo orden de investigacio-

nes: todos los fisi61ogos hacen remontar a von Mering y Minkows-

mo?a pancreatica en el metabolismo de los glucidos. Pero se sue-

le 19norar que si esos dos investigadores convirtieron en diabetico

a un p~rro -;-tan celebre e~ patologia como 1 0 es el de San Roque

en hagI?gr~fla- ~ue por cierto ,de una manera involuntaria. EI pe-

rro habia sido pnvado de su pancreas para el estudio de la secre-

cion pancreatica externa y de su papel en Ia digestion. Naunyn. . h bi d ' en

cuyo servicio se a ia realiza 0 la experiencia, cuenta que era

~erano. y que el.ordenanza del laboratorin se asornbro por Ja can-tidad inusual de moscas que visitaban las jaulas de los animales,

Naunyn, en virtud del principio segun el cual hay moscas alli don-

de l~ay azucar, aconsej6 que se analizase la orina del perro. Von

Moring y Minkowski habian provocado, pues, mediante la pall-

createctomia un fenomeno analogo a la diabetes [2J. De esta rna-

ner.~ el artificio perrnite Ia lucidez, pero sin que -haya prem=di-tacion.

Con,~ed.anse }ambie~ ~nos minutos de meditaci6n a estas palabras

~e Dejerine. Es casi imposible describir de un modo preciso los

sintornas de la paralisis del gIoso-faringeo: en efecto, 1a fisiologla

n~ ha establecido todavia exactamente clU1I es la distribuci6n mo-

tnz de ese ~ervio y, por otra parte, en clinica, la paralisis aislada

del gloso-fa~ll1geo no se observa por as! decir nunca. En realidad,

el glo~o-farmg~? se lesiona siempre junto con el neumogasmon 0 .

el espinal, etc. [31" 5~7]. Nos parece que la raz6n mas impor-

t~~te, ~uando no la urnca, par In que la fisioJogia no ha estable-

ClOO. aun exactamente la distribucion motriz del gloso-farfngeo es

prccrsnments el hecho de que ese nervio no provoque ninglll1 sin-

drorne palologico aislado. Cuando 1. Geoffroy Saint-Hilaire atribuia

a la ausen.cia de todo sintoma morfologico 0 funciona] Ja laguna

correspondiente a las heterotaxis en Ia ciencia teratologica de su

epoca, daba pruebas de una perspicacia bastante rara,

La concepcion que Virchow se forjaba de las relaciones entre la

fisiologia y la patologia no solo es insuficiente porque desconoce

el orde? n~rmal de .~ubordinacion logica entre la fisiologia y Ia

patologia, smo tam bien porque implica la idea de que let enfer-

ll:edad no crea nada por S I misma, Ahora bien, 110S hemos exten-

dido de modo demasiado explicito sobre este ultimo punto como

para v~Iver. una vez mas sobre el.Pero nos parece que ambos erro-

res e.stan vinculados. Porque no se ad mite que la enfermedad ten-

ga nmguna norma biol6gica propia, no se espera sacar ningun pro-

162 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GICO?

vecho de ella para Ia ciencia de las normas de la vida. Un obstacu-

PROMEDlO, CURACI6N, SALUD 163

mos e1 paso de una fisiologia ignorante a una fisiologia sabia, a

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10 s610 retardara 0 detendra 0 desviara una fuerza 0 una corriente,

pero no las alterara. Una vez levantado el obstaculo, 10 patol6gico

volveda a ser fisioI6gico, 10 fisiologico de antes. Ahora bien, esto

es 10 que no podemos admitir ni de acuerdo con Leriche ni de

acuerdo con Goldstein. La nueva norma no es Ia norma de antes.

Y como esta capacidad de instituir nuevas constantes con valor

de norma nos ha parecido caracteristica del aspecto fisioI6gico del

ser vivo, no podemos admitir que Ia flslologia pueda constituirseantes de Ia patologia e independientemente de ella para fundar1a

objetivamente.

Actualmente es inconcebible que se pueda publicar un tratado

de fisiologia normal sin un capitulo consagrado a la inmunidad, a

la alergia. EI conocimiento de este ultimo fen6meno nos permite

comprender que alrededor del 97 % de los hombres blancos pre-

senten una cuti-reaccion positiva a la tubercu1ina sin ser, no obs-

tante, todos tuberculosos. Y sin embargo el celebre error de Koch

es el que se encuentra en el origen de esos conocimientos. Habien-

do comprobado que la inyeccion de tuberculin a en un sujeto ya tu-

berculoso provoca accidentes graves, mientras que es inofensiva en

el caso de un sujeto sano, Koch crey6 que habra hal1ado en Ia tu-

berculinizacion un medio infalible de diagn6stico. Pero al haberle

atribuido tambien equivocadamente un valor curativo obtuvo re-

sultados cuyo recuerdo entristecedor s610 pudo borrarse con su

conversion ulterior en ese medio de diagnostico preciso y de ras-

treo preventive que es la outi-reaccion debida a von Pirquet. Casi

todas las veces que en fisiologia humana se dice: "Actualrnente

sabemos que ... ", buscando bien se encontrara -y esto sin querer

reducir 10 que se debe a Ia experimentaci6n- que el problema Iue

planteado y a menudo su solucion esbozada por la clinica y la te-

rapeutica y, con bastante frecuencia, a costa del enfermo, biolo-gicamente pOI' supuesto. As! fue como, si bien Koch descubrio en

1&91 el fen6meno que lleva su nombre y del cual surgieron Ia teo-

ria de Ia alergia y la tecnica de la cuti-reaccion, ya desde 1R86

Marfan habia tenido la intuici6n -desde el punto de vista cHnico-

de que ciertas manilestaciones tuberculosas pueden determinar una

inmunidad para otras, basandose para ello sobre la rareza de la

coexistencia de localizaciones tuberculosas oseas, como la coxalgia

o el mal de POll, y la tisis. En pocas palabras: en el caso de la aler-

gia, fen6meno general del que la anafilaxis es una especie, capta-

traves de la clinica y de Ia terapeutica 2. Actualmente una patolo-

gia objetiva procede de Ia fislologia, pero aver Ia fisiologia proce-

di6 de una patologfa que es necesario declarar subjetiva y pOI' ello

imprudente por cierto, pero por cierto audaz y pOI' ello progresista.

Toda patologia es subjetiva con respecto a manana.

dS610 con respecto a manana es subjetiva Ia patologia? En este

sentido toda ciencia objetiva por su metodo y objeto es subjetiva

con respecto a manana, puesto que -a menos que se Ia suponga

acabada- muchas verdades de hoy se convertiran en los errores

de la vispera. Cuando Cl. Bernard y Virchow, cada uno por S11

parte, ambicionaban constituir una patologfa objetiva, uno en 1

forma de patologia de las regulaciones funcionales y el otro en la

forma de patologia celular, tendian a incorporar la patologia a las

ciencias de la naturaleza, a fundal' la patologia sobre las bases de

la ley y del determinismo. A esta pretensi6n queremos someter1a a

examen. Ahora bien, si no ha parecido posible mantener Ia defi-

nici6n de Ia fisiologia como ciencia de 10 normal, parece dificil

admitir que pueda existir una ciencia de Ia enfermedad, que pue-

da existir una patologia puramente cientifica.

Estas cuestiones de metodologia medica no suscitaron mucho

interes en Francia, tanto del lado de los fil6sofos como del de los

medicos. Por 10 que conocemos, el viejo articulo de Pierre Delbeten la colecci6n De la methode dans les sciences: [32], no tuvo des-

cendencia. En el extranjero en cambio, y sobre todo en Alemania,

estos problemas son tratados con mucha consecuencia V cuidado.

Nos proponemos tomar de Ia obra de Herxheimer, Krankheitslehre

der Gegenwant (1927) una exposicion de las concepciones de Ri-

cker, de Magdeburgo, y de las controversias suscitadas por ellas.

Intencionadamente darnos a esta exposici6n la forma de un resu-

men, parafraseado e interrumpido por citas, de las paginas 6 a 18

del libro de Herxheimer [55] 3.

Ricker expuso sus ideas sucesivamente en Ia Patologfa de las re-

laciones (1905); Elementos de una logica de la fisiologfa conside-

rada como pura ciencia de la naturaleza (1912); Eisiologia, pato-

-:! Todas las nociones de fisiologia relativas a las vitaminas proceden tam-

bien de las observaciones relativas a las lIamadas enfermedades "de carencia",

:I Las circunstancias no nos permitieron referirnos directamente a las obrasde Ricker.

It)1

logia, medicine (1923); La patologia como ciencia. de F a naturaleza

paiologfa de las relacumes (1924). Ricker deslinda los dominios de

medicina se apoya sobre los juicios de causalidad de la fisiologia

y de Ia patologia que constituyen pues Ia base cientffica de la me-

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l~ fis~ologia, de Ia patologia, de Ia biologia y de Ia medicina. Las

ciencias de Ia naturaleza se apoyan sobre la observaci6n met6dica

y .Ia ~efIexi6n sobre esas observaciones con miras a producir ex-

plicaciones, es decir enunciados de relaciones causales entre 10 5

procesos Iisicos, sensibles, dados en el medio ambiente de los hom-

bres, medi? .ambiente al cual pertenecen los propios hombres co-

I~Oseres flSlCOS.Esto excluye al psiquismo del objeto de las cien-eras de la natural~z;'1. La anatomia describe objetos morfo16gicos,

sus resultados no benen valor explicative de por si , pero 10 adquie-

ren al vincularse con los.resultados de otros metodos contribuyendo

de e~te modo a la explicaci6n de los fen6menos que constituyen

el objeto de una ciencia independiente, Ia fisiologia. "Mientras que

Ia fisiologia explora el cursu de aquellos procesos que es mas fre-

cuent;, mas reg~l~r,. y que por ello se denomina 'normal', la pa-

telogia (que arhhcIalmente ha sido separada de la fisiologia) se

ocupa de. sus Iormas mas raras que se denominan 'anormales', por

Jo tanto tiene que estar igualmente sometido a metodos cientificos,

La fisiologia y Ia patologfareunidas

como una solaciencia

-alacual solo se la podria denominar fisiologia- examinan los fen6me-

nos en el hombre Fisico con miras a un conocimiento te6rico cien-

~ico': (La pat?lo~£a como ciencia .natural, p. 321) [55, 7]. La fi-siologia-patologia tiene que determrnar las relaciones causales en-

tre fenomenos fisicos, pero como no hay un concepto cientifico de

l~ vida =dejando de lado un concepto puramente diagnostico; no

tiene que ver para nada c.on fines y objetivos y por 10 tanto con

valores en relaci6n con Ia vida. Toda teleologia, con seguridad no

Ia trascendente. pe.ro tambien Ia inmanente, toda teleologia que

parte de una frnalidad del organismo 0 se refiere a e l a la con-

servaci6n de la vida, etc., por consiguiente todo juicio de valor

no pertenece a las ciencias naturales y por 10 tanto menos aun a

Ia fisiologia-patologia [55, 7]. .

Esto no exc1uye la legitirnidad de los juicios de valor 0 de las

apr~ciaciones practicas, Pero los primeros son remitidos a Ia bio-

logl.a, co~o parte de la filosofia de Ia naturaleza y por 10 tanto de

I~ fIlosofia: y las segundas son remitidas a Ia medicina y a Ia hi-

giene consideradas Como ciencias aplicadas, practicas y teleologi-

cas, euya tarea c~nsiste ~n utilj~2r de acuerdo con sus objetivos

aquello que ha sido explicarlo: EI pensamiento teleo16gico de la

dicina" [55, 8]. Puesto que la patologia es una pura ciencia de la

naturaleza, tiene que proporcionar conocimientos causales pero no

forrnular juicios de valor.

A estas proposiciones de 16gica general, Herxheimer responde an-

te todo que no se suele clasificar -como hace Ricker- a Ia biolo-

gia dentro de Ia filosofia, porque -si se hace referencia a las

exposiciones de los representantes de la filosoHa de los valores,.

como Windelband, Mimsterberg y Rickert- no es posible recono-

cerIe a la biologia el derecho a utilizar valores propiamente norma-

tivos; por 10 tanto, tiene que ser colocada entre las ciencias natu-

rales. Ademas, ciertos conceptos, como los de movimiento, nutri-

cion, generaci6n, a los que el propio Ricker reconoce un sentido

teleologico, son inseparables de la patologia, al mismo tiempo por

razones psico16gicas propias del sujeto que se ocupa de ella y

por razones que residen en los propios objetos de los que ella

trata [55, 8].

En efecto: por una parte el juicio cientifico, incluso con rela-

cion a objetos exentos de valores, sigue siendo un juicio axio16gico

por el hecho de que es un acto psicol6gico. Desde el solo punto

de vista logico 0 cientifico puede resultar "ventajoso", par 10 que

dice el propio Ricker, adoptar ciertas convenciones 0 ciertos pos-

tulados. En este sentido se puede admitir con Weigert 0 Peters

una finalidad de [a organizaci6n 0 de las funciones del ser vivo.

Desde este punto de vista, nociones tales como las de actividad,

adaptaci6n, regulaci6n, autoconservacion -nociones que Hicker qui-

siera eliminar de la ciencia- son conservadas ventajosamente en

fisiologia y por 10 tanto tambien en patologia [55, 9J. En resumidas

cuentas el pensamiento cientlfico encuentra, como bien 10 perci-

bi6 Ricker, en Ia lengua usual, Ia lengua no cientifica del vulgo,

un instrumento defectuoso. Pero, como dice Marchand, esto no obli~

ga a "presentir en cada termino simplemente descriptivo una ocul-

ta intenci6n teleologica", La lengua usual es insuficiente sobre todo

en el sentido de que en ella los terminos tienen a menudo un:

alcance absoluto, mientras que se les cree estar dando un sentido-

solamente relativo. Decir por ejemplo que un tumor tiene vida'

autonoma, no quiere decir que es realmente independiente de las

vias, de los materiales y de los modos de nutrici6n de los otros te-

jidos, sino que comparada con estes es relativamente independien-

166 i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOr.OGICO?

PROMEDIO, CURACION, SALUD 167

teo Incluso. en. ·~isic.ay en quimica se utilizan terminos y expresio-

nes. con. slgnlficaolon aparentemente teleol6gica y sin embargocaptamos en nuestro pensamiento la estructura, el hecho de tener

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nadie piensa que corresponden realmente a actos psiquicos [55

10]. Ricker pide que no se deduzcan los procesos 0 las relaciones

bioI6gicas partiendo de cualidades 0 de capacidades, Estas tienen

que s.er analizadas en procesos parciales, y sus reacciones recipro-

cas tienen que ser comprobadas. Pero el mismo admite que ani

do~de .e;te analisis no tiene exito -por ejemplo en el caso de Ia

excitabilidad del nemo- la nocion de una cualidad resulta inevi-

table y puede servir como estimulante para la investigaci6n del

proceso. respectivo. En su mecanica del desarrollo (Entwicklungs-

mechanik ), Roux se ve obligado por cierto a admitir deterrnina-

das cu~~idades 0 p:?piedades de~ huevo, a utilizar nociones de pre-

formacion, regulacion, etc., y sin embargo las investigaciones de

Roux se vuelcan hacia la explicacion causal de los procesos nor-

males y anormales del desarrollo [55, 11-12].

~{)r otra par~e, si .nos.colocamos en el punto de vista del propio

objeto de la Investigacion, tenemos que comprobar un retroceso

de las pretensiones del mecanismo Hstco-qulmtco no s610 en biolo-

gfa sino incluso en fisica y en quimica. En todo caso, los patologos

qu~ responden afirmativarnente a la pregunta por la eventual ne-

cesidad de seguir considerando el aspecto teleologico de los feno-

menos bio16gicos, son numerosos y entre ellos se destacan Aschoff

Lubarseh, Ziehen, Bier, Hering, R. Meyer, Beitzke, B. Fischer:

Hueck, Roessle, Schwarz. A proposito de las lesiones graves del

cerebro, como en la tabes 0 en la paralisis general, Ziehen se pre-

~unta, por ejem~lo, hasta que punto se trata de procesos destruc-

tivos y hasta que punto se trata de procesos defensivos y repara-

dores conforrne a un objetivo, incluso si no consiguen realizarlo

[55, 12-13]. Tambien hay que mencionar el ensayo de Schwarz

so?r~ "~a inv~tigacion del sentido como categoria del pensamiento

med~co. Deslgna, a la ~ausalidad como categoria -en el sentido

kantIano- de la fisica: La concepcion del mundo segun la Iisica

e;ta determinada. por la. aplic~cion de la causalidad, como catego-

na, a una matena medible, dispersa, sin cualidad." Los limites de

semejante aplicacion se presentan alli donde sernejante disolucion

en part~s no es posible, ~lli donde, en biologia, aparecen objetos

caractenzados por una uniformidad, una individualidad, una totali-

~~ad?ad,~ ~ez mas netas. La categoria pertinente aqui es la de

sentido". El sentido es, por as! decir, el organo mediante el cual

forma; es e] refIejo de la estructura en la conciencia del observa-

dor". Schwartz agrega a la noci6n de sentido la de fin, aunque esta

correspond a a otro orden de valor. Pero desempefian funciones

analogas en los dos dominios del conocimiento y del devenir, de

las que extraen cualidades comunes: "De esta manera captamos el

sentido de nuestra propia organizaci6n en la tendencia a autocon-

servarse y solo una estructura del medio ambiente que contiene

sentido nos permite percibir fines en ella. ASl, mediante la con-sideraci6n de los fines, Ia categoria abstracta de sentido se Ilena

con una vida real. La consideraci6n de los fines (por ejemplo como

metodo heuristico ) sigue siendo sin embargo siempre provisional,

un sucedaneo por as! decir, esperando que el sentido abstracto del

objeto nos Hegue a ser accesible." En resumen: en patologia, una

perspectiva teleologica ya no es rechazada en principio por la rna-

yoria de los cientificos actuales, a pesar de que siempre sin que se

10 haya advertido se hayan utilizado terminos con contenido teleo-

16gico [55, 15-16J. Por supuesto esta consideraci6n de los fines bio-

l6gicos no tiene que dispensamos de la investigaci6n de una ex-

plicacion de tipo causal. En este sentido, la concepcion kantianade Ia finalidad es siempre actual. Por ejernplo, es un hecho que la

ablaci6n de las suparrrenales provoca la muerte. Afirmar que la

capsula suprarrenal es necesaria para la vida es un juicio de valor

biol6gico que no dispensa de investigar en detalle las causas por

las cuales un resultado bio16gicamente uti] es obtenido. Pero suponi-

endo que sea posible una explicaci6n completa de las funciones de la

suprarrenal, el juicio teleol6gico que reconoce la necesidad vital

de la capsula suprarrenal conservaria aun su valor independiente,

teniendo en cuenta precisamente su aplicaci6n practica. EI analisis

y la sintesis constituyen un todo, sin que puedan reemplazarse en-

tre si.Es necesasio que seam os conscienies de la. diferencia entreambas concepciones [55, 17]. Es exacto que el terrnino "teleolo-

gia" ha quedado demasiado cargado de implicancias de especie

trascendental como para ser utilizado con utilidad; "final" es ya un

termino mejor; pera 10 que todavia seria nUls conveniente podria

ser quizas "organismico", termino utilizado por Aschoff, porque

expresa bien el hecho de referirse a la totalidad. Esta manera

de expresarse se adapta a la tendencia actual que consiste en co-

locar nuevamente en primer plano, tanto en patologia como en

otras partes, al organismo total y a su comportamiento [55, 17].

1 G B (EXISTE:-; CIE:-;CIAS DE LO l'ORi'IAL Y DE LO PATOLOGICO?rRoMEDlo, CURAC!ON, SALUn 169

Indudablemente, Ricker no proscribe en forma absoluta seme- tampoco po~emos a~~itir, que la patologia se oriente por completo

por referencia a la Iisiologia y se convierta en ciencia mientras con-

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jantes consideraciones, sino que quiere eliminarlas totalrnente de

la patologia como ciencia de la naturaleza, para remitirlas a la fi-Iosofia de Ia naturaleza que el denomina "biologia" y, en cuanto

a su aplicaci6n practica, a la medicina. Ahora bien, desde ese pun-

to de vista se plante a preoisamente Ia cuesti6n de saber si se-

mejante distinci6n es util de por S 1 . Esto ha sido negado casi una-

nimemente y aparentemente con razon. ASI es como Marchand es-

cribe: "Porque es rnuy cierto que la patologia no es solo una ciencian.aturaI en 10 que hace al objeto de sus investigaciones, sino que ella

tiene como tarea Ia de explotar el resuItado de sus investigaciones

para la medicina practica". Hueck, remitiendose a Marchand, dice

que eso seria totalmente irnposible sin la valorizacion y la inter-

pretacion teleologica de los procesos que Ricker rechaza. Pense-

mos en el caso de un cirujano. cQue dida si un patologo le res-

pondiera, luego de la biopsia de un tumor, enviandole comproba-

ciones, que saber si el tumor es maligno 0 benigno es una cuestion

de filosofia y no de patoIogia? cQue se ganaria con Ia division

del ~abajo preconizada por Ricker? La medicina practica no ob-

tendria, en una medida mayor, el s6lido terreno cientifico sobre elcu~l podria basarse. Por 10 tanto, es imposible seguir a Honigmann

qUle~, aprobando las ideas de Ricker para la patologia pero re-

chazan~olas para el practice, extrae ya Ia conclusion de que es

necesano desplazar la fisioIogia-patologia y Ia anatomia de Ia Fa-

cnltad de Medicina hacia la Facultad de Ciencias. El resultado de es-

to s:~ia c~ndenar a, la medi:ina a Ja pura especulaci6n y privar a

la [isiologui-paiologia de estimulanies de la mayor importaucia. Lu-

barsch apunto justo al decir: "Para la patologia general y la ana-

tomia, patoI6gica los peligros residen sobre todo en e1hecho de que

lleganan a ser demasiado unilaterales y demasiado solitarias: re-

laciones mas Intimas entre elIas y Ia clinica, tal como las habfaen Ia epoca en que Ia patologia todavia no se habia convertido en

una especialidad, sedan por cierto de la mayor ventaja para am-

bas partes" [55, 18].

No !lay dudas de que, a~definir al estado fisiol6gico por la fre-

cuencia y al estado patologico por Ia escasez de los mecanismos

y d~ las ~s,tructuras que ofrecen a consideraci6n, Ricker puede con-

cebir legitimamente que ambos tengan que ser pasibles del mismo

tratarniento heuristlco y explicative. As! como no hemos creido que

habia que admitir h validez de un criterio de orden estadistico ,

tinua siendo cienci.~de 10 patol6gico. De hecho, todos aquellos queaceptan la reduccion de los fen6menos bio16gicos sanos y patolo-

gicos a hechos estadistioos se ven llevados mas 0menos rapidarnen-

te a confesar ese postulado implicito en esta reducci6n segun Ia

cual, de acuerdo con una frase de Mainzer citada par Goldstein

"no hay diferencia entre la vida sana y Ia m6rbida" (46, 267]. '

Cuando examinamos la teoria de Cl. Bernard virnos en que sen-

lido preciso semejante proposicion puede ser defendida. Las leyes

de la fisica y de la quimica no varian con la salud 0 la enfermedad.

Pero desde un punta de vista biol6gico no querer admitir que la

vida hace diferencia entre sus estados, significa condenarse a no

poder incluso distinguir entre un alirnento y un excremento. Por

cierto, el excremento de un ser vivo puede ser el alimento para

otro ser vivo, pero no para el, Lo que distingue a un alimento de

un excremento no es una realidad Fisico-quimica sino un valor

biologico, De un modo semejante, 10 que distingue entre 10 fisio-

Iogico Y 10 pato16gico no 5S una realidad objetiva de tipo F is i co-

quimico, sino un valor biol6gico. Como dice Goldstein, cuando nos

vemos llevaclos a pensar que la enfermedad no es una categorla

biol6gica, esto tendria que hacernos dudar acerca de las premisas

de que hemos partido: "[Enfermedad y salud no sedan nociones

biol6gicas! lSi dejamos de Iado las condiciones complejas en e1

1,1Ombre,esta regla no es valida por cierto en el animal, porque en

este la enfermedad decide con tanta frecuencia al mismo tiempo el

ser 0 el no-ser del organismo individual. Piensese en e1 papel fatal

desempeiiado por Ia enfermedad en la vida del animal no domesti-

cado, del animal que no goza de Ia protecci6n del hombre. Si la

eiencia de la vida no estuviese en condiciones de comprender los

Ienomenos pato16gicos, surgirian las mas serias dudas acerca de la

precision de sus categorias fundamentales" [46, 267J.

Sin duda, Ricker reconoce valores biologicos, pero negandose a

incorporar valores al objeto de una ciencia. Ahora bien, con justicia

se Ie ha reprochado =segun Herxheimer y tambien segun noso-

tros- esta insercion de la biologia dentro de la filosoffa.

dC6mo resolver, pues, esta dificultad: si nos colocamos desde

un punto de vista estrictamente objetivo no hay diferencia entre

la fisiologia y la patologia, -si se busca una diierencia entre estas

en los valores biologicos, se habra abandon ado el terreno cientifico?

iH) (. cXISTc,," Cllc,,"ClAS Vic LO I\OR~lAL Y DE LO PATOLOGICOt PROMcDlO, CURACION, SALVD 1 71

Como elementos de una solucion, propondriamos las siguientes

consideraciones:

V. - Sucede que la actividad cientifica del fisi61ogo por mas

separada y aut6noma en su laboratorio que este Ia conciba, con-

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serva una relacion mas 0 menos estrecha, pero innegable, con la

actividad medica. Los fracases de Ia vida son los que atraen,

los que han atraido la atencion hacia la vida. Todo conocimiento

tiene su Fuente en la reflexi6n sobre un fracaso de Ia vida. Esto

no significa que la ciencia sea una receta de procedimientos de

acci6n, sino por el contrario que el impulso de la ciencia presu-

pone un obstaculo para Ia acci6n. La vida misma, por Ia diferenciaque hace entre sus comportamientos propulsivos y sus compor-

tamientos repulsivos, es quien introduce en Ia conciencia humana

las eategorias de salud y de enfermedad. Esas categorias son

biologicamente tecnicas y subjetivas y no biologicamente cientifi-

cas y objetivas. Los seres vivos prefieren Ia salud a la enfermedad,

El medico ha tornado partido explicitamente por el ser vivo, esta

al servicio de la vida y al hablar de "normal" y de "patologico" tra-

duce Ia polaridad dinamica de Ia vida. E1 fisiologo es a me-

nudo medico y siempre ser vivo, y por esto la fisiologla inc1uye

entre sus conceptos basicos el hecho de que si bien las funciones

de un ser vivo adoptan modos de andar explicables por el cienti-fico de un modo totalmente identico, no por este hecho resultan

equivalentes para el propio ser vivo.

I. - En el estricto sentido de la palabra, de acuerdo con e1 uso

frances, solo hay ciencia de un objeto cuando ese objeto adrnite

la rnedicion y la explicacion causal, vale decir el analisis. Toda

ciencia tiende, asi, a la determinacion metrica mediante el estable-

cimiento de constantes 0 invariantes.

II. - Esa perspectiva cientifica es una perspectiva abstracta, ex-presa una elecci6n y por 10 tanto un desden. Indagar que es en

realidad Ia experiencia vivida de los hombres significa desdefiar

el valor que ella es susceptible de recibir para ellos y por ellos.

Antes de la ciencia, las tecnicas, las artes, las mitologias y las re-

ligiones son quienes valorizan espontanearnente Ia vida humana.

Luego de la aparicion de Ia ciencia, son tambien las mismas fun-

ciones quienes 10 hacen, pero su conflicto inevitable con Ia cien-

cia tiene que ser regulado por la filosofia, que de est a manera

es expresamente filosofia de los valores.

III. - El ser vivo, habiendo sido conducido a darse en la hu-manidad metodos y una necesidad de determinacion cientifica de

10 real, ve extenderse necesariamente a la vida misma la ambici6n

de determinaci6n de 10 real. La vida se convierte -de hecho ha

llegado a convertirse nistoricamente puesto que no 10 fue siem-

pre- en un objeto de ciencia. Resulta pues que la ciencia de Ia

vida tiene a la vida como sujeto, porque es una empresa del

hombre vivo, y como objeto,

IV. - A! tratar de determinar las constantes e invariantes que

definen realrnente a los fenornenos de la vida, la fisiologia reali-

za autenticamente un trabajo cientifico, Pero al investigar cuales el sentido vital de esas constantes, al calificar a unas de nor-

males y a otras de patologicas, el fisiologo hace mas -y no me-

nos- que un trabajo estrictarnente cientifico. Ya no considera

a la vida s610 como una realidad identica a S 1 misma, sino como

un movimiento polarizado. Sin saberlo, el fisiologo ya no consi-

dera a la vida con una mirada indiferente, con una mirada de

Fisico que estudia Ia materia, sino que considera a la vida en

calidad de ser vivo al que tambien la vida atraviesa y en cierto

sentido,

En resumen: la distinci6n entre flstologia y patologia solo puede

tener un alcance clinico. Par esta razon, proponemos, al contrario

de todas las costumbres medicas actuales, que es medicamente

incorrecto hablar de 6rganos enfermos, de tejidos enfermos, de

celulas enfermas.La enfermedad es un comportamiento de valor negativo para

un ser vivo individual, concreto, en relaci6n de actividad polarizada

con su medio ambiente. En este sentido, no s610 para el hombre

-si bien los terminos "patologicos" 0 "enfermedad", por su refe-

renda a pathos 0 al mal, indican que esas nociones se aplican a

todos los seres vivos por regresi6n simpatica a partir de la expe-

riencia vivida humana- sino para todo ser vivo, que s610hay en-

fermedad del todo organieo. Hay enferrnedades del perro 0 de

1a abeja.

17 2(E-XfSTE:-: efE-NCfAS DE t.o NORMAL Y Dr. LO PATOLOOICO? I'RO~!EDIO, CURACI6:- :, SAlxn

En la medida en que cl nnalisis anat6mico y fisio16gico· disocia

el organismo en 6rganos y en funciones elementales, tiende a

enuncia la obligaci6n formal para la exploraci6n anatomo-patolo-

gica de referirse constantemente a Ia anatomia del ser vivo nor-

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situar Ia enfennedad en el nivel de las condiciones anat6micas

y fisiologicas pal-dales de Ia estruetura 0 del comportamiento

eonjunto. De acuerdo con los progresos en la minuciocidad del

analisis se ubicara la enlermedad en el nivel del organa -y este

es el caso de Morgagni->, en el nivel del tej ido -e1 caso de Bi-

chat-, en el nivel de la oelula -e1 cas a de Virehow. Pero al hacer

esto se olvkla que, historicamente, logica e histo16gicamente, selleg6 hasta la celula en mareha regresiva, partiendo del organis-

mo total y con el pensamiento, euando no Ia mirada, puesto en

el. Se busc6 en el tejido 0 en la celula la soluci6n para un proble-

ma planteado, primero al enfenno y Iuego al clinico, por el or~a-

nismo entero. Buscar la enfermedad en e1 nivel de la celula sig-

nifica confundir el plano de la vida conereta donde la polaridad

bio16gica hace la diferencia entre salud y enfermeded, con e1 pla-

no de la ciencia abstraeta donde eI problema recibe una solucion,

No queremos decir que una celula no puede estar enferma, si

se entiende por oelula un todo viviente, como por ejemplo un

protista, sino qlle queremos decir que la enfennedad de un servivo no esta alojada en las partes del organismo. Por cierto es

legitimo hablar de un leucocito enfermo en la medida en que se

tiene derecho a considerar al leucocito fuera de toda relaci6n

con el sistema reticulo-endotelico y con el sistema conjuntivo.

Pero en tal caso, se considera al leucocito como organo y mas

aun como un organismo en situacion de defensa y de reacci6n

£rente a un medio ambiente. De hecho, aqui se plantea el pro-

blema de la individualidad. El misrno dato biologlco puede ser

considerado como parte 0 como todo. Proponernos que, como

todo, puede decirse de e l que esta enfermo 0 no 10 esta.

Las celulas del parenquirna renal, pulmonar 0 esplenico s6Jopueden aetua lmente ser decIaradas enfermas, y enfermas de cual-

quier enfermedad, pOl' determinado anatomo-patologo que quizas

nunca pisa un hospital 0 una cIinica, porque fueron Iocalizadas,

o se parecen a aquellas que fueron loealizadas, ayer 0 hace cien

aiios, poco importa ello, por un medico practice, cHnico a tera-

peuta, sobre el cadaver 0 el organo amputado de un hombre cu-

yo comportamiento habia observado, Esto es tan cierto que el

fundador de la anatomia patol6gica, Morgagni, en Ia hermosa

epistola al cirujano Trew, al comienzo de su obra fundamental,

ma], por cierto, pero tambien y sobre todo a la experiencia eli-

nica [85]. EI propio Virchow, yendo en ayuda de Velpeau, en

una celebre discusion donde los micr6grafos franceses sostenian

contra este el caracter especfficodel elemento canceroso, pro-

clarno que si bien el microscopioes capaz de servir a Ia clinlca,

corresponde a la clinica ilurninar al microscopic [l1G]. Es cierto

que, por otra parte, Virchow ha formulado con la mayor claridaduna teoria de la enfermedad parcelaria que nuestros analisis pre-

cedentes tienden a refutar. dAcaso no decla en 1895: "Segun mi

manera de pensar, la esencia de la enfermedad es una parte mo-

dificacla del organismo 0 bien una celula modificada 0 un agre-

gada de celulas modificaclo (ya sea un tejido 0 un organo}. _.

En realidad toda parte enferma del cuerpo se encuentran en rela-

ci6n parasitaria con el resto del cuerpo sano al que pertenece,

y vive a expensas del organisrno" [23, 569]? Actualmente parece

que ya se esta mucho mas alla de esa patologia atornista y que

se considera a Ia enfenneclad mucho mas como una reacci6n del

todo organico frente a la extravagancia de un elemento, que comoatributo del elemento mismo, Precisamente Ricker es en Alema-

nia quien mas discute la patologfa celular de Virchow. Llama

"patologia de las relaciones" precisamente a la idea segun la

cuaI Ia enfermedad no se encuentra en el nivel de Ia celula que

se supone aut6noma, sino que consiste para la celula en relaciones

con la sangre y el sistema nervioso ante todo, es decir con un medio

interne y un organo de coordinacion que hacen del funcionamien-

to del organismo un todo [55, 19]. Poco importa que el contenido

de las teor ias patol6gicas de Ricker aparezea discutible para

Herxheimer y otros, 1 0 que interesa es e1 espiritu de sus ataques,

En resumidas cuentas: cuando se habla de patologia objetiva,cuando se piensa que la observacion anatomioa e histo16gica, que

el test fisioI6gico, que el examen bacterio16gico son metodos que

penniten formular cientificamente, y algunos piensan incluso que

pueden hacerlo en ausencia de todo interrogatorio y exploraci6n

clinica, el diagn6stico de la enferrnedad, se es victima -creemos-

de la confusi6n filos6fica mas grave y terapeuticamente a veces

mas peligrosa. Un microscopic, un tenn6metro, un caldo de cull

tivo, no conocen una medicina que el propio medico ignoraria.

Dan un resultado. Ese resultado no tiene de por S l ningun valor i

1 74, ?

l EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO.

diagn6stico. Para formular un diagn6stico es necesario observar

el eomportamiento del enferrno, Entonees se deseubre que deter-

CONCLUSION

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minado sujeto que alberga en su faringe el bacilo de L?~ffler no

es difterico, A la inversa, para tal otro, un examen clinico pro-

fundizado y llevado a cabo con mucha correcci6n hace pensar en

una enfermedad de Hodgkin, mientras que el examen anatomo-

patol6gico de una biopsia revela la existencia de un neoplasma

tir6ideo.

En materia de patologla, Ia primera palabra, hist6ricamentehablando, y Ia ultima palabra, 16gicamente hablando, Ie corres-

ponde a Ia clinica. Ahora bien, Ia clinica no es una cienc~a y.nunc~

sera una ciencia, inc1uso cuando utilice medios cuya eficacia este

cada vez mas cientificamente garantizada. La clinica es insepa-

rable de Ia terapeutica y esta es una tecnica de instauraci6n 0

de restauraci6n de 10 normal cuyo objetivo, a saber la satisfac-

ci6n subjetiva de que una norma esta instaurada, escapa a la

jurisdicci6n del saber objetivo. No se dictan cientificamente nor-

mas a Ia vida. Sino que la vida es esa actividad polarizada de

debate con el medio 'ambiente que se siente 0 no normal, ya sea

. que se sienta 0 no en posici6n normativa. El medico ha tornadopartido por la vida. La ciencia le sirve para la realizaci6n de los

deberes que surgen de esa elecci6n 4. El eco de este llamado pa-

tetico es el que hace calificar de "patologica' a toda ciencia que

utiliza la tecnica medica para auxiliar a la vida. As! es como exis-

te una anatornia pato16gica, una flsiologia patol6gica, una his-

tol6gica patol6gica, una embriologia pato16gica. Pero su calidad

de patologia es algo que proviene de la tecnica y por ello es de

origen subjetivo. No existe una patologia objetiva. Se pueden des-

cribir objetivamente estructuras 0 cornportamientos, pero no ~ue~e

decirse de elIas que son "patologicos" refiriendose a un cnteno

puramente objetivo. Objetivamente s610 se pueden definlr varie-dades 0 diferencias, sin valor vital positivo 0 negativo.

4 Por supuesto no se trata aqui de enfermedades mentales; en las que el

hecho de que los enferrnos desconozcan su estado constituye a menudo un

aspecto esencial de la enfermedad.

En Ia primera parte hemos investigado las fuentes historicas y

analizado las implicancias 16gicas del principio de patologia -tan

frecuentemente invocado aun- de acuerdo con el cual el estado

m6rbido 5010 sena en el ser vivo una mera modificaci6n cuanti-

tativa de los fen6menos fisiol6gicos que define el estado nor-

mal de Ia respectiva funci6n. Creemos haber establecido que se-

rnejante principio es estrecho e Insuficiente, Durante la discusi6n

-y a la luz de 105 ejemplos introducidos- creemos haber pro-

porcionado ciertos argumentos criticos en apoyo de las propo-

siciones de metodos y doctrinas que constituyen el objeto de la

segunda parte, y que podriamos resumir asi:

Podemos calificar de normales a tipos 0 funciones, porque ha-

cernos referencia a la polaridad dinamica de Ia vida. Si existen

norrnas biol6gicas, es porque la vida, aI no ser sumisi6n aI medio

ambiente sino instituci6n de su propio medio ambiente, por ello

mismo pone valores no s610 en el medio ambiente sino tambien

en el oJ:lganismomismo. Denominamos a esto "nonnatividad bio-16gica".

Es posible denominar "normal" -sin caer en el absurdo- al

estado patoI6gico, en la medida en que este expresa una relaci6n

con la normatividad de la vida. Pero esa norrnalidad no podria ser

identificada -sin caer en el absurdo- con Ia normalidad Fisiologi-

oa, porque se trata de normas diferentes. Lo anormal no es tal

por ausencia de normalidad. No hay ningun tipo de vida sin

normas de vida, y el estado m6rbido es siempre una cierta rna-nera de vivir.

Mas que el estado normal, el estado fisio16gico es el estado

sano, Es aquel que puede admitir el paso a nuevas normas. El

hombre es sana en la medida en que es normativo con respecto

a las fIuctuaciones de su medio ambiente. Segun nuestra opinion,

17 6

77

las conslantes Iislologicas tienen, entre todas las posibles cons-

tantes vitales, un valor propulsivo. EI estado patologico, por el

contrario, traduce la reduccion de las normas de vida toleradas

can el individuo enfenno por intermedio de 1 I" I. 'f' ,. a c inica, a que!ust! rca l~ calificacion de pato16gico. POl' mas que se admita Ia

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par el SCI' vivo, la precariedad de la normalidad establecida pOl'

la enlermcdad. Las canstantes patologicas tienen valor repulsive

y estrictamente conservador,

La curaci6n es ln reconquista de un estado de estabilidad de las

normas fisiol6gicas. Esta tanto mas cerca de la enfermedad ° de

la salud cuantn esa estabilidad esta menos 0mas abierta a even-

tuales reestructuraciones. En todo caso, ninguna curaci6n es unretorno a Ia inoeeneia bioI6giea. Curarse significa darse nuevas

normas devida,H,veces superiores a las antiguas.Hay una-

versibilidad de la nOl:I1~ati~idadbio16gica.

EI concepto de norma es un concepto original que no se deja

reducir -en fisiologia mas que en cualquier otra parte- a un con-

cepto objetivamente determinable por metodos cientificos. Por

10 tanto, hablando COIl rigor no hay una ciencia bio16gica de 10

normal. Hay una cieneia de las situaciones y condiciones biolo-

gicas llamadas "norrnales". Esta ciencia es la fisiologia.

La atribuei6n a las constantes -cuyo contenido es determinado

cientilicarnente por la fisiologia- de un valor de "norrnalidad"traduce la relacion de la ciencia de la vida con la actividad nor-

mativa de Ia vida y -en 10 que hace a la ciencia de la vida hu-

mana- con las tecnicas bio16gicas de produccion e instauracion

de 1 0 normal, mas especificarnente con Ia medicina.

Sucede con la medicina 10 que con todas las tecnicas. Es una

actividad que se arraign .en el esfuerzo espontaneo del ser vivo

por dominar el medio ambiente y organizarlo de acuerdo con sus

valores de ser vivo. En este esfuerzo espontaneo halla la medi-

cina su sentido, si bien no desde un primer momenta toda la Iu-

cidez critica que la haria infalible. He aqui pOl' que, sin ser ella

una ciencia, la medicina utiliza los resultados de todas las cienciaspara servir a las normas de la vida.

Por 10 tanto, hay medicina ante todo porque los hombres se

sienten enfermos. Solo secundariamente los hombres, porque hay

una medicina, saben de que estan enfermos.

Todo concepto empirico de enfermedad conserva una relacion

con el concepto axiologico de la enfermedad. Por consiguiente,

no es un metcdo objetivo 10 que permite calificar de pato16gico

a un Fenomeno biologico considerado. Siempre es Ia relaci6n

~~p]:tancla de los metodos objetivos de observacion y analisis

d " patol,og'ia,.n~ l?,arece posible hablar con pleno rigor 16gico

: pat~I?gla objetiva . Por cierto, una patologia puede estar meto-

dica, critica ~T expenmentalmente armada. Por referenda al medico

q::e Ia practica, se la puede denominar "obJ·etiva".Pero 1· . t _CIOndel at6I determi a In en, p. o~o. no etermina que su objeto sea una materia

vacra de subjetividad, Es posible practicar bi "dec" . l·t.¢,?·~H""':;' 0 jetrvamente es11' lIllp~rClamente, una investigaci6n cuyo objdO"'hb p~ede

s~~ concebido .y construidn sin referenda a una caIificaci6n po-

heche 0 negatIva, cuyo objeto por consiguiente no es tanto unnee 10 Como un