51588480 CANGUILHEM Lo Normal y Lo Patologico
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trad uccion de
HICAHll() POTSCIIAHT GEORGES
CANGUIlR .............
LDNORMALY lD PA1DlDGICO
I ("l 1
L '" 0/\
)I()s i g l oveint iuno
edi tores
MfxlCO
ESPANAARGENTINA
COLOMBIA
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INDICE
sioro veintiuno editores saCERi6 on AGUA "8. MEXICO20. O.F. '
LA HISTORIA EPISTEMOLOGICA DE GEORGES CANGl1ILHEM, POR DOMINIQUE
I.ECOURT VII
slolo veintluno de espana edltores saC/Pl'l.ZA 5, MAORfO 33, ESP A.NA ' ADVERTENCIA :>
slglo veintiuno argentina editores, sa
!i2'~'7~~'~~Rt!~'!~;~.~l~~~ia,Itda
ENSAYO ACERCA DE ALGUNOS PROBLEMAS RELATIVOS
A LO NORMAL YLO PATOL6GICO\.(
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION 7
INTRODUCCION II
PRIMERA PARTE: i ES EL ESTAVO PATOLOGlCO SOLO UNA MODIFICA-
C ION CUAN TITATI VA D EL ESTADO NOR~IAL? --- - - - - - - - - - - - - - - . ~CAPiTULO PRIMERO: INTRODUCCION AL PROBLEMA 17
CAPITULO SEGUNDO: AUGUSTE COIIITF. Y EL "PRINCIPIO DE BROUSSAIS" 25
CAPITULO TERCERO: CLAUDE BERNARD Y LA PATOLOG!A EXPERIMENTAL 41
CAPITULO CUARTO: LAS CONCEPCIONES DE R. LERICHE 63
CAPITULO QUII>;TO: LAS IMPLICACIONES DE UNA TEOR!A 73
portada de anhelo hernandez
primera edici6n en espaiiol 1971
segu!lda edici6n en espanol: 1978© slglo xxi editores s. a.
ISBN 968-23-0183_1 '
SEGUNDA PARTE: i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PA-
TOLOGICO?
CAPITULO PRIM~;RO: INTRODUCCION AL PROBLEMA 83
primera edicion en frances, 1966
© 1966, presses universitaires de france
titulo original: Ie normal et Ie pathologique
titulo del prefacio
l'histoire epistemologique de georges canguilhem
© 1970, dominique lecourt
CAPiTULO SEGUNDO: EXAMEN cafrrco DE ALGUNOS CONCEPTOS DE LO
NORMAL, DE LA ANOMALfA Y DE LA ENFERMEDAD, DE LO NORMAL Y
DE LO EXPERIMENTAL 91
CAPiTULO TERCERO: NORMA v PRO II!znro 11 3
CAPITULO CUARTO: ENFERMEDAD, CURACION, SALVD 13 7
derechos reservado" conf'orm« a Ia lev
impreso y hecho e;l mexico/printed a'nd made in mexicoCAPITULO QUINTO: FISIOLOGIA Y PATOLOGIA 155
CONCLUSION 175
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II. NUEVAS REFLEXIONES RELATIVAS A 1,0 NORMAL Y LOPATOLOGICO (196:3-1966)
DESPlff:S DE VEI:"iTE ANOS .. .
I. Dr: 1.0 SOCIAL A 1.0 VITAL
ll. ACERCA DE LAS NORMAS ORGANICAS DEL HOMBRE
III. UN NUEVO CONCEPTO EN PATOLOGIA: EL ERROR
EPILOGO
iNDlCE BlBLIOGRAFICO
LA HISTOBIA EPISTEt-.l0L()GICA rmGEOl1GES CANGUILlIE1\l
IIlI
185La historia de una ciencia no de-
biera ser una mera colecci6n debiografias y todavia menos un
cuadro cronol6gico adornado conanecdotas. Tiene que ser tambienuna historia de la Iormacion,de Ia deforrnaci6n y de Ia rec-tificacion de los conceptos cien-tificos. Etudes, p. 235.
20 5
22 1
23 3
23 5
La normal y 1 0 pato16gico es el primer libro de Georges Can-
guilhem presentado al publico argentino, as! como en 1943. fue
el primero que pudieron leer los Iectores franceses. Desde~sa fecha
se enriqueci6 con "nuevas reflexiones".Pero sucedi6 sobre todo que
la obra, inaugurada con la publicaci6n de ese libro, corri6 la suerte
singular de haber llegado en Ia actualidad a aparecer para todos
como una de la,sque mas intensamente estimularon el micleo viviente
de la filosofia frances a contemporanea, luego de haber permanecido
durante largo tiempo sin ser reconocida, cuando no deliberadamente
ignorada. Seria Iacil medir esa influencia -para ello bastarian al-
gunos nombres- asi como explicar esa falta de reconocimiento; por
entonces la delantera de la escena filos6fica estaba ocupada por
muertos. Pero mi intencion sera distinta: quisiera aclarar la aparen-
te paradoja de que se haya realizado en este caso el encuentro entre
determinados trabajos de Historia de la ciencias estrictamente espe-
cializados y las preocupaciones teoricas de los filosofos marxistas-leninistas agrupados alrededor de Louis Althusser.
Digamoslo ya: disipar esa paradoja significa reconocer una deuda
teorica en verdad inestimable, porque la Historia de las ciencias tal
como era practicada desde hacia veinte alios por Georges Canguil-
hem era sin Iugar a dudas la utilizaci6n mas demostrativa de las cate-
gorias epistemoI6gicas cuya aplicaci6n al materialismo hist6rico -a
Ia ciencia marxista de la Historia- posibilito Ia conocida relectura
de El capital. Creemos que en Ia actualidad el materialismo histori-
co, liberado as! de su ganga neo-hegeliana, puede volverse hacia Ia
epistemologia y Ia Historia de las ciencias y, rectificando si es nece-
sario sus propios conceptos, puede enriquecer esas dos disciplinas con
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CAPITULO PRlMEHO
INTRODUCCI6N AL PROBLEt"fA
Es interesante destacar que los psiquiatras contemporaneos han
realizado en su propia disciplina una rectificacion y un ajuste de
los conceptos de normal y de patol6gico, de los cuales no parece
que los medicos y fisiologos se hayan preocupado por extraer una
leccion en 10 que a elIos concieme. Quiza la razon de esto haya
que buscarla en las relaciones habitualmente mas estrechas de
la psiquiatrfa con la filosoHa por intermedio de la psicologia. EnFrancia, sobre todo, Ch. Blondel, D. Lagache y E. Minkowski con-
tribuyeron a definir la esencia general del hecho psiquico m6rbido
o anormal y sus relaciones con 10 normal. En La conscience mot-
bide, Blondel habla descrito casos de alienaci6n en que los enfer-mos aparecen al mismo tiempo como incomprensibles para los otros
e incomprensibles para si mismos, en que el medico tiene verda-
derarnente la impresi6n de estar frente a otra estructura de menta-
lidad; el buscaba la explicacion de esto en la imposibilidad en que
se encuentran tales enfermos para transponer en los conceptos del
lenguaje usual los datos de su cenestesia. Le es imposible al medico
comprender Ia experiencia vivida por el enferrno, a partir de los
relatos de los enfermos. Porque aquello que los enfermos expresan
con los conceptos usuales no es directarnente su experiencia, sino su
interpretacion de una experiencia para la cual se encuentran des-
provistos de concept os adecuados.
D. Lagache se encuentra bastante lejos de ese pesimismo. Piensa
que en la conciencia anormal es necesario distinguir entre varia-
clones de naturaleza y variaciones de grado; en ciertas psicosis la
personalidad del enfermo es heterogenea con respecto a la perso-
nalidad anterior; en otras, la primera es una prolongaci6n de la
segunda. Con Jaspers, distingue Lagache entre psicosis no compren-
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,: EXISTE~ CIE~CIAS DE 1.0 l';ORMAL Y DE LO PATOLOmCO?r ;' -;T RODt !C '- CION AL PROBLEMA 1)5
sibles y psicosis comprensibles; en este ultimo caso la psicosis apa-
rece en relacion inteligible con la vida psiquica anterior. Por 10
tanto, Ia psicopatologia es -salvo por las dificultades que plantea
el problema general de la comprension del otro- una fuente de
documentos utilizable en psicologia general, una fuente de Iuz que
debe ser proyectada sobre la conciencia normal [66, 8.08-8]. Pero
-y a esto queremos llegar- esta posicion es totalmente diferente
de Ia de Ribot, indicada precedentemente. De acuerdo con RibotIa enfermedad (sustituto espontaneo de, y metodoI6giCamente equi-
valente a Ia experimentaci6n) alcanza 10 inaccesible, pero respeta
fa natur~feza de, lo~ elementos normales en los cuales descompone
las funciones pSlqmcas. La enfermedad desorganiza pero no trans-
forma, revela sin alterar, Lagache no admite que Ia enfermedad sea
~~ilada a la experimentacion, Una experimentacion exige un ana-
IISlSexhaustivo de las condiciones de existencia del fenomeno y
una determinacion rigurosa de las condiciones que se hacen variar
para observar su incidencia, Ahara bien, en ninguno de estos pun-
tos la enfennedad mental es comparable con la experimentacion.
En primer termino, "nada es peor conocido que las condiciones en
las cuales la naturaleza instituye tales experiencias, las enferme-
dades mentales: el comienzo de una psicosis se le escapa la mayoria
de las veces al medico, al paciente, a su entomo; su fisiopatologia,
su anatomopatologia son oscuras" [66, 8.08-5]. Ademas, "en el
fondo de la ilusion que asimila el metoda patol6gico en psicologia
con el metodo experimental, se encuentra la representacion ato-
mista y asociacionista de la vida mental, se encuentra Ia psicologia
de las Iacultades" [ibid. J . Como no existen hechos psiquicos ele-
~entales separables, no es posible comparar los sintomas patolo-
glCOScon elementos de la conciencia normal, por la razon de que
un sintoma s610 tiene sentido patol6gico dentro de su contexto eli-
nico que expresa una perturbaci6n global. Por ejemplo, una alucina-
cion psico-motora verbal esta implicada en un delirio; y el delirio,
en u~a alt~racion de la personalidad [66, 8.08-7]. Por consiguiente,
!a psicologia general puede utilizar datos de la psicopatologfa con
igual titulo honorifico epistemo16gico que los hechos observados en
los normales, pero no sin una adaptacion expresa a la originalidad
de 10 patologico. Contrariamente a Ribot, piensa Lagache que la
des~;ganizaci6n morbid a no es la simetrica inversa de la organ i-
z~clOn ~lOrlTlal.Pueden existir en la conciencia patologica Formas
sm equivalente en el estado normal y con las cuales sin embargo
la psicologia general resulta enriquecida: "Incluso las estructuras
mas heterogeneas, ademas del interes intrinseco de su estudio, son
capaces de proporcionar datos para los problemas planteados por
la psicologia general; incluso le plantean problemas nuevos y una
curiosidad particular del vocabulario psicopatologico consiste en in-
cluir expresiones negativas sin equivalente en la psicologia normal:
dcomo no reconocer la nueva luz que nociones como la de discor-
dancia arrojan sobre nuestro conocimiento del ser humane?" [66,8.08-8].
E. Minkowski piensa tambien que el hecho de Ia alienaci6n no
se deja unicarnente reducir a un hecho de enfermedad, determinado
por referencia a una imagen 0 idea precisa del ser humano pro-
medio 0 normal. De un modo intuitive calificamos a otro hombre
de "alienado" y 10 hacemos "como hombres y no como especialistas",
EI alienado ha "salido del marco" no tanto con respecto a los
otros hombres como con respecto a la vida; no es tanto desviado
como diferente. "Por la anomalia se aparta el ser humano de la tota-
lidad que forman los hombres y la vida. Ella es la que nos revela
-y de un modo primitivo porque 10 haee de manera particular-mente radical y emocionante- el sentido de una forma de ser com-
pletamente "singular". Esta circunstancia explica por que "ser enfer-
mo" no agota en absoluto el fenomeno de la alienacion que, im-
poniendose a nosotros desde la perspectiva del "ser de un modo
diferente" en el sentido cualitativo de la palabra, abre de entrada
el camino a consideraciones psicopatologicas hechas desde esa pers-
pectiva" [84, 77J. La alienacion 0 anomalia psiquica presenta segun
Minkowski caracteres propios que para el no contiene el concepto
de enfermedad. Ante todo, en la anomalia hay una primacia de 10
negativo; el mal se aparta de la vida mientras el bien se eonfunde
con el dinamismo vital y encuentra su sentido unicamente "en una
constante progresion Hamada a desbordar toda formula conceptual
relativa a esta pretendida norma" [84, 78J. dAcaso no sucede 10
mismo en el dominio somatico, y alli tambien no se habla de salud
solo porque existen enfermedades? Pero, segun Minkowski, Ia alie-
nacion mental es una categoria mas Inmediatamente vital que Ia
enfermedad; Ia enfermedad somatica es capaz de una precision
empirica superior, de un control de las pautas mejor definido; la
enfermedad somatica no rompe el acuerdo entre semejantes -el
enfermo es para nosotros 10 que es pam S1 mismo-, mientras el
anormal psiquico no tiene conciencia de su estado. "La individual
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86 lEXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGlCO?
INTROOUCCION AL PROBLEMA 87
domina la esfera de las desviaciones mentales mucho mas de 10que 10 hace en el dominio somatico" [84, 79].
<:/ .Sobre este punto, n~ podemos compartir Ia opinion de Minkows-
)
ki, Pensamos con Lenche que Ia salud es la vida en eI silencio de
, los organo.s Y . ' . p.or .conS.l...uien.t.e.'...q.t.le 1.0...n.o.rm...a... bi.OI.6.
g
..1'c'-..0 .s o lo . .e..s~velado, com.o y~ dijimos, por las infracciones a la norma, Y que
, solo hay conciencia concreta 0 cientifica de la vida por obra de Ia
enfermedad. Pensamos con Sigerist que '1aenfermedad aisla" [107,86J y que, incluso si "ese aislimiientono' alejaalerifermo de los
h~m~res, sino que por el contrario 10 aproxima a estos" [107, 95],n~ngun enfermo perspicaz puede ignorar las renuncias y Iimita-
crones que los hombres sanos se imponen para acercarse a el, Pen-
samos con Goldstein que la norma en materia de patologia esante
todo. una norm~ individual [46, 272]. ~l1_!~Sllmen, pensamos. que
considerar l~ VIda ~omo una potencia dinamica de. superacion,' al
modo de Mmko~~kI (cuyas simpatias por la fiIosoffa bergsoniana
~e pone~ d~ :nanifl~sto en obras como La esquizofrenia 0 Le temps
(iVe~~ ), significa obhgarse a tratar identicamento a la anomalia so-
"tnatI~a y a Ia anomalia pslquica. Cuando Ey, aprobando las con-
cepclOn~s de Minkowski, declara: "Lo normal no es un promedio
correlative de un concepto social, no--ffl-Oi'fjuicio de realidad sino
Un juicio. de ..v~lor, una noci6n limite que define el maximo de
capacliIad J%iquica de un ser. La normalidad no tiene un limite
s.~i.~( [84, 93], basta +para riOSotro;;=a"con-reempri;:i,~·t'p~rq;';_T~o
por miCO para obtener una definicion bastante correcta de ese
concepto de normal que la fisiologfa y la medicina de las enferme-
d.ades organicas utilizan corrientemente sin preocuparso 10 sufi-ciente por precisar su sentido.
Por otra parte esta despreocupaci6n tiene razones valederas so-
bre todo por parte del medico ptactico.Al fin al cabo son los
enfe~osquien~s la mayoria de las veces juzgan -y' desde puntos
de VIStamuy dlversos-, si ya no son normales 0 si hanvuelto a
s~rlo. Volv~r ~ ser normal para un hombre cuyo porvenir es ima-
gmado casi sleI_ll~re a partir de la experiencia pasada, significa
rct~mar una ~ct1Vldad.interrumpida ~~~~~J>,L:una_,a.c_tividad, que
s~JlJZga~qU1valente<feacuerdo con los gustos indiYid_yales0 losvalores soeialesdl d·"-b ..····,·t·· · · · · · 1 · · · · 1 · . ; - " . . - " - - ; - . - - - '.. '..' ,..S.r n e 10 UlJl len e. nc usa si esta actividad esreducida, incIusosi los·co;;;p~;ta~i~nrosposlbles sorrfuenos varia-
dos, ..rnenos fIexibles de 10 que eran antes, el individuo no siempre
se Fija en esos detalles. Lo .esencial es haber vuelto a salirde un
abismo de impotencia 0 de sufrimiento en el cual el enfermo
ccYtriQ.el riesgo de quedasse; 10 esencial es haber ealoado el pelleio.
Considerese el ejemplo de un hombre joven, examinado reciente-
m!ft;j,l:~,ue habia caido sobre uria sierra circular en funcionamien-
toscuyo brazo liabia sido seccionado trarisversalmente en las tres
cu.a:;tas partes, habiendo quedado indemne el paquete vasculo-ner-
vioso intemo, Una intervencion rapida e inteligente habia perrni-tido la conservacion del brazo. EI brazo presenta una atrofia de
todos los rmisculos y 10 mismo el antebrazo. Todo el miembro
esta enfriado y Ia mano esta cianotica, El grupo de los musculos
extensores presenta en un examen electrieo una neta reacci6n de
degeneraci6n. Los movimientos de flexi6n, de extensi6n, de supi-·
nacion del antebrazo son limitados (flexi6n limitada a 45°, exteu-
si6n a 1700 aproximadamente), la pronacion es relativamente nor-
mal. Este enfermo es feliz cuando sabe que habra de recuperar
una posibilidad muy amplia del usode su rniembro. Es seguro
que, con relaci6n al otro brazo, el brazo lesionado y restaurado
quinrrgicarnente no sera normal desde el punto de vista tr6fico yfuncional. Pero g ross o m od o el hombre retomara el oficio que ha-
bia escogido 0que las circunstancias Ie habEin propiiesto -cuan-
do no impuesto-, en el cual =-en todo caso- ponia el una razon,
incluso mediocre, para vivir. Incluso si este hombre obtiene de
ahora en adelante resultados tecnicos equivalentes mediante pro-
cedimientos diferentes de gesticulacion compleja, seguira siendo
apreciado socialmente de acuerdo con las normas de antafio, sera
siempre carretero 0 conductor y no excarretero 0 exconductor.
El enfermo pierde de vista el hecho de que, por causa de su he-
rida, Ie faltara de ahora en adelante un amplio margen de adap-
taci6n y de improvisacion neuro-musculares, es decir la capacidad
que quiza no habia utilizado nunca -perf! solo por falta de opor-
tunidad- para mejorar su rendimiento y superarse. El enferrno-
solo retiene el hee .. que no es manifiestamente uri 'inviIlido.
Esta nocion de mvalidez mereceria un estudioI29t ..parte de un
meaico experto qu.· no considerase s610 al organismo. como una
maguilla cuyo reri4imiento tiene que,~~EPuesto en cifras,d~ un
exp'erf§suficiente~entepsic610go como p~ra:1preciar a las lesio-
nescoI l1o perdidas de autoridad mas que como porcentajes. Pero
los expertos s61,6 hacen psicologia, en general, para rastrear las
psicosis de reivindicacion en los sujetos que se presentan ante elIns,
y para hablar/ de pitiatisrno. Sea 10 que sea, el medico pr.actico(
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I,e contenta la mayoria de las veces con J?onerse de aCIJ,t:)rclQon
sus enfermos para definir segun sus normas individuales 10 normal
,y 10 anormal, salvo por supuesto en el caso de que estes desco-
}')nozcan burdamente las condic.i.on..s..a.n....omo-fisio16gicas minimas I
de Ia vida vegetativa 0 de Ia vida apim~l. Recordamos haber visto
en un servicio de cirugia a un simple de esplritu~J2e6E!"sl~.,£~wpo,
.cuyas dos tibias habian sido fracturadas por una .rueda de carreta,
a quien su patr6n no habfa' hecho tratar por miedo a no se sabe
que responsabilidades y cuyas,tibii~rse habian soldado p()E..~Lsolas< e~ - .~ngulo obtuso. Ese hombrt:)habia sido enviado al ..h()spit!'),Lpor
«lenuriciasHeIos vecinos. F'u~ nt:)g!2~~r!QYQlyerle romper eInmo-
1..vi~izarleijrOPiarrien.te.I~s tibias. ~s evidente. que el jef.e. d.es...IV..i .C.iO\que adopt6 esta decision se haeia de la pierna humana. una:ijTla-
\ i ~en distinta que ese pobre miserable y ~IJ,patron. Es evigente
1 tambien que adopt6 una norma que no hubiese satisfecho ni a
un Jean Bouin nia un Serge Lifar.
Jaspers ha visto bien cuales son las dificultades de esta deter-
minacion medica de 10 normal y de Ia salud: "E1 medico: dice,
es quien menos investiga el sentido de las palabras salud y en-
ferrnedad". Desde el punto de vista cientifico, se ocupa de los
fen6menos vitales. La apreciacion de los pacientes y de las ideas
dominantes del medio ambiente social, mas que el juicio de los
medicos, es 10 que determina aquello que se llama "enfermedad"
[59, 5]. Lo que hay de comun entre las diversas significaciones
dad as actualmente 0 antafio al.c?nceJ?t().~e enfe~~4~p, es el he-
cho de que se trata de un ~ i ~ i o : c r f · ~ E t : ~ r = · v T r h i 1 t l :'iiE:nfenno' es
un concepto general de no valor.' q u e comprenae" a todos los valo-
res negatives posibles" 159, 9]. Estar enfermo significa ser perju-
dicial 0 indeseable 0 socialmente desvalorizado, etc. Inversamente,
10 que es deseado en la salud es desde el punto de vista fisio16-
gico evidente, y este hecho da al concepto de enfermedad fisica
un sentido relativamente estable. Lo que es deseado como valores
es "la vida, una larga vida, la capacidad de reproducci6n, la ca-
pacidad de trabajo fisico, la fuerza, la resistencia a Ia fatiga, Ia
ausencia de dolor, un estado en e1 cual se note 10 menos posible
al cuerpo f~-3.;·'~7Q sentimiento de existencia" [59, 6UiIl
em.b.a.rg.0 .l.a.f . ' . 1e& Ine~h,.~~)no consiste en especular sobre. estos /'co-nceptos vu~obtener un concepto general de Emferme- idad, sino que' su tarea propia consiste en determinar cuales son \ 'Ylos fenomenos vitales a proposito de los cua,les los hombres se de-
' \v i damI1c:;D:f~rmos,cuales so~ ,sus origenes, sus .le.yes de evolucion .....'y las acetones que los modifican, EI concepto general de valor se i
ha especificado en una multitud de conceptos de existencia. Pero, ia pesar de Ia aparente desaparici6n del juicio de valor en esos \ iconceptols emplfld'cods,l'dmedico sigue hablando de enfermedades, \, 1
porque a activi a me ica -por el interrogatorio cHnico y por
la terap6utica- esta relacionada con el enfermo y con sus juicios Jde valor [59, 6]. "
Es, pues, perfectamente concebible que los medicos se desinte-
resen de un concepto que les parece 0 demasiado vulgar 0 demJ-
si~() .me.taffsico.Les interesa diagnosticar y curar. Curar significa
e~l pnncipio volver a llevar a la norma una funci6n 0 un orga-
msm() que se han apartado de ella. Habitualmente el medico toma
pr~sta?a la norma a su conocimiento de la fisiologla -Hamada
ciencia del hombre normal"-, asu experiencia vivida de las fun-
~~~~~~~.S~C:=l·.!:lr~~e~~:e::~O~:d~~d~elaes~~n:s e~u~~
~~.d~~~i;:~r;~~~:tac~~oes .: c~l~~~i~~a~~~:~~ad;~~~!f!~~!~ I.
fU~C;~()I1~lesn relaeion con funciones de regulacion hormonales y
ner':,?sas. Estas constantes son calificadas de norma1es en la me-dida en que designan caracteres .e~~m.!:dioy los mas frecuentes
de los casos practicamente observa e s . Pero tambien son califi-
cadas de normales porque como ideal forman parte de~saactivi-
d.a? ~Q~IDIl:,!fvaue es Ia terapeutica. p~;.)o~to, .}~_constantes
fIslo~9g~cas,,~~~.l,ormalesen el sentido _~~t~dfs!.~,.que eT'ful sen-
"'!9(Yr~~~r.tptiv~DY en el sentido te.~<p1~~~~-ue es un sentido
lh~rihaf1vorPero se trata de saber si esta medicina quien convierte
~~'~6~t];Je modo I? hac~- en idea1es hiol6gicos a conceptos des-criptivos y puramente teorioos, 0 bien si la medicina, al recibir de
la fi~i210g1~9 nocion de hechos y de coeficientes funcionales cons-
tan_tes,no recibe acaso tarnbien =probablemente sin que los.fisi6-logo~-lbsepan- lanoei6n de ilorlna en el sentido normativo de
lap~labra. Y se trgtll de saber si al hacer esto la medicina no
volveria acaso a tomar de 1a fisiologia aquello que ella misma Ie
habia dado. Tal es el dificil problema que tenemos que examinar
ahora.
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CAPITULO SEGUNDO
EXAMEN CRfTICO DE ALGUNOS CONCEPTOS:
DE LO NORMAL, DE LA ANOMALtA
Y DE LA ENFERMEDAD, DE LO NORMAL
Y DE LO EXPERIMENTAL
EI Dictiotmaire de medecine de Littre y Robin define as! 1(1
normal: normal (normalis, de norma, regIa) que es conforme a
Ia regla, regular. La brevedad de este articulo en un diccionano
medico no tiene por que sorprendemos Iuego de las consecuendasque acabamos de exponer. El Vocabulario tecnico y critico de la
[ilosojia de Lalande es mas explicito: es nonnaI etimologicamente,
puesto que norma d~igI1a Ia escuadra, aquello que no se inclina
ni hacia la derecha ni hacia la izquierda; por 10 tanto, ]0 que se
mantiene en un Justo medio; de aqui surgen dos sentidos deriva-
dos: es normal aquello que es tal como debe ser; es nonnaI, en
el sentido mas usual de Ia palabra, aquello que se vuelve a en-
contrar en Ia mayoria de los casos de una especie detenninada, 0
aquello que constituye ya sea el promedio, ya sea el modulo de
un caracter mensurable. En la discusion de estos sentidos se haee
notar cuan equivoco es este tennino que al mismo tiempo designa
un, hecho Y "un valor que el que habla atribuye a ese hecho, en
virtud de un juicio de apreciaci6n que asume", Se subraya tatn-
bien hasta que punto este equivoco es facilitado por la tradici6n
filos6fica realista, segun 1a eual, puesto que toda generalidad es
e1 signo de una esencia y toda perfecci6n es Ia realizaci6n de Ia
esencia, una generalidad observable de hecho adquiere e1 valor
de una perfecci6n realizada, un caracter comun adquiere eI _valor
de un tipo ideal. Finalmente, se subraya una confusi6n aml10ga
en medicina, donde el estado normal designa al mismo tiempo el
cstado habitual de los 6rganos y su estado ideal, puesto que el
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,; IXISTI~ CIE~CIAS DE 1.0 ~ORMAI. Y Df. 1.0 PATOLOGlCO?
restablecimiento de cse estado habitual es el objeto ordinario de
la terapcurica [n7].
Nos parece que esta ultima observaei6n no es explotada como
In mereceria y en particular que no se extrae de ella, en el articulo
c- it ado, suficicnte argumento en 10 que haec a Ia equivocidad del
sentido del termino normal; de la cual se contenta con sefialar la
existencia en vez de vel' en ella un problema que debe ser elu-cidado. Es exacto que en medicina el estado normal del cuerpo
hurnano es el estado que se desea restablecer. dPero acaso es ne-
cesario denorninarlo normal porque se apunta a e l como a un finque es conveniente que Ia terapeutica obtenga, 0 bien la tera-
peutica apunta a el porque es considerado como normal por el
interesado, es decir el enfermo? Sostenemos que la segunda rela-
cion es Ia verdadera. Pensamos que Ia medicina existe como arte
de Ia vida pOl'que el mismo ser vivo humano califica como pato-
logicos -por 10 tanto, como debiendo ser evitados 0 corregidos-
a ciertos estados 0 comportamientos aprehendidos, con respecto a
la polaridad dinamica de Ia vida, en forma de valor negativo.Pensamos que en eso el ser vivo humano prolonga, de manera
mas 0menos Iucida, un esfuerzo espontaneo, propio de layida1
lJC)rluchar contra aqnello que presenta un obstaculo a su persis-
tencia y a su 'desarrollcyconsiderados como normas. EI articuloHel
Vocabulario fi16s()fico parece suponer que elvalor solo puede ser
atribuido a un hecho bio16gico par "el que habla", es decir evi-
dentemente un hombre. Pensamos, en cambio, que el hecho de
que un ser vivo reaccione con una enfermedad frente a una lesion,
a una inlestacion, a una anarquia funcional, traduce el hecho fun-
damental de que la vida no es indiferente a las condiciones en
las cuales ella es posible, que la vida es polaridad y por ello misrnoposicion inconsciente de valor, en resumen: que la vida es de
hecho una actividad inormativa. Por normaiico se entiende en £ i-
losofia todo juicio que aprecia 0 califica un hecho con relacion a
una norma, pero esta modalidad de juicio se encuentra subordi-
nada en el fondo a aquella que instituye normas. En el pleno
sentido de la palabra, normativo es aquello que instituye normas.
Y en este sentido nos proponerJ1()s precisamente hablar de una.
nonnatividad biologica. Pensamos que estamos tan vigilantes como
el que mas, en 10 que se refiere a Ia inclinacion a caer en el
antropornorfismo. No atribuimos a las normas vitales un contenido
humane, sino que nos preguntamos como la normatividad esencial
E.XAME:-. ! CRITICO DE. ALGUNOS PROBLEMAS 93
de la conciencia hurnana se explioaria si no estuviese de alguna
manera en germen en la vida. Nos preguntamos como una nece-
sidad humana de terapeutica hubiese engendrado una medicina
progresivamente mas clarividente acerca de las condiciones de Ia
enfermedad, si Ia lucha de Ia vida contra los innumerables peli-
gros que la amenazan no fuese una necesidad vital permanente y
esencial. Desde el punto de vista sociologico, es posible mostrarque al principio la terapeutica fue una actividad religiosa, rnagica:
esto no implicfl,p~ra nada que Ia necesidad terapeutica deje de
ser unavnecesidad 'vital, necesidad que provoca, incluso en seres
vivos de' organizacion muy inferior a los vertebrados, reacciones
con valor hedonista 0 comportamientos de autocuracion y de auto-
rreleccion,
La polaridad dinamica de la vida y la normatividad que la
traduce, explican un heche epistemol6gico euya importante signi-
Iicacion habia percibido Bichat. Hay una patologia bio16gica, pero
mo hay patologla Hsica 0 quirnica 0 mecanica: "En los fen6menos
de la vida hay dos cosas: 19
el estado de salud; 29
el de enfer-medad: de aIH surgen dos cienciasdistintas, -la fisiologia, que se
ocupa de los fen6menos del primer estado; y la patologia, -que
tiene como objeto a los del segundo. La historia de los fenomenos
en los cuales las fuerzas vitales tienen su tipo natural nos condu-
ce, por consiguiente, a la de los Ienomenos en los cuales esas
fuerzas estan alteradas. Pues bien, en las ciencias Iisicas solo
existe la primera historia: nunca se encuentra la segunda. La fi -
siologia es al movimiento de los cuerpos vivos 10 que Ia astro-
nomia Ia dinamica la hidraulica, Ia hidrostatica, etc., son a los
de loscuerpos inertes: ahora bien, estos ultimos no tienen de nin-
guna manera una ciencia que les correspond a, as! como la patolo-gia corresponde a los primeros. Por [dentica razon toda idea de
medicamento repugna en las ciencias Iisicas. La finalidad de un
medicarnento consiste en volver a conducir las propiedades a su
tipo natural: ahora bien, las propiedades fisicas, que no pierden
nunca ese tipo, no necesitan voIver a ser conducidas a el. No hay
nada en las ciencias Hsicas que correspond a a 10 que la terapeutica
es en las ciencias fisiologicas" [13, I, 20-21]. Es evidente que en
este texto "tipo natural" debe ser tornado en el sentido de "tipo
normal". Lo natural no es para Bichat eI efecto de un determi-
nismo sino el termino de una finalidad. Y sabemos todo 10 que
se Ie puede reprochar a semejante texto desde el punto de vista
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94 c EXISTEN CIENCIAS DE LO ",ORMAL Y DE LO PATOL6GIco?
EXAM EN CRlTICO DE ALCUNOS PROBLEMAS
de una biologia mecanicista 0 materialista. Se dira que ant~~o
Arist6teles creyo en una mecanica patoI6gica puesto que admitia
la existencia de dos tipos de movirnientos: los rriovimientos natu-
rales, por los cuales un cuerpo vuelve a su Ingar propio don~
goza en el reposo, como vuelve la piedra a Ia tierra que esta abajo
y el fuego al cielo que esta arriba; y los movimientos violentos,
. por los cuales un cuerpo es apartado de 5U lugar propio, como
cuando se arroja al aire una piedra. Se dira que el progreso d~l
conocimiento Iisico consistio, con Galileo y Descartes, en consi-
derar a todos losmovimientos como naturales, es decir conforme
a las leyes de la natura1eza, y que, del mismo modo el progreso
del conocirniento biol6gico consiste en unificar las leyes de la vida
natural y las de la vida pato16gica. Esta unificaci6n es precisa-
mente aquella con la eual sofiaba Comte, y que Claude Bernard
se jact6 de realizar como vimos mas arriba. A las reservas que
creiamos tener que' exponer entonces, agreguemos ahora esta, En
efecto, la rnecanica modema, al fundar la ciencia del movimiento
sobre el principio de inercia, hacia absurda la distinci6n entre los
movimientos naturales y los movimientos violentos, puesto que lainercia es precisamente la indiferencia con respecto a las direc-
ciones y a las variaciones del movimiento. Ahora bien, Ia vida ~e
encuentra muy lejos de tal indiferencia con .respecto a _Jas con.dl-
ciones que se Ie brindan, la vida es polaridad, EI mas s,encillo
aparato biologico de nutrici6n, de asimilacion y de e~c~eci?? tra-
duce una polaridad. Cuando los derechos de Ia asirnilacion ya
no son excretados por un organismo y atestan 0 envenenan el
medio interno, todo esto se realiza en efecto de acuerdo con In
ley (Fisica, quimica, etc.), pero nada ~e esto e.sta de acuerd~ con
la norma que es la actividad del propio orgamsmo. Tal el SImple
hecho que queremos designar cuando hablamos de "normatividadbiologica",
Hay gente a quien el horror del Finalismo conduce. a rec~azar
incluso la noci6n darwiniana de selecci6n por el medio ambiente
y la lucha par la existencia, al mismo tiempo par causa, d~l termino
"seleccion", de origen evidentemente humane y tecnologlcO,. y ~?r
causa de la noci6n de "ventaja" que interviene en la explicacion
del mecanismo de la selecci6n natural. Hacen notar que la mayo-
ria de los seres vivos· son matados por e1 medio ambiente mueho
tiempo antes de que las desigualdades que puedan presentar esten
en condiciones de servirles, porque los que mueren son sobre todo
germenes, embriones 0 individuos jovenes. Pero, comol de~
G. Teissier, del hecho de que muchos seres mueran antes: ~e'qu~'
sus desigualdades les sirvan, no se deduce necesariamente qUE:l;
presentar desigualdades sea bio16gicamente indiferente [111J. Este
es precisamente el unlco hecho que solicitarnos se nos acuerde.
No hay indiferencia bioI6gica. Por consiguiente se puede hablar
de normatividad biol6gica. Hay normas hiologicas sanas y nor-
mas patologicas, y las segundas no son de igual calidad que las
primeras.
No sin intencion hemos hecho alusion a la teoria de la selecci6n
natural. Queremos hacer notar que con esta expresi6n sucede 10
mismo que con la expresion antigua vis medicaitix naturae. Selec-
cion y medicina son tecnicas biol6gicas ejercitadas intencional-
mente, y mas 0 menos racionalmentc por el hombre. Cuando se
habla de seleccion natural 0 de actividad medicadora de la na-
turaleza, se es victima de 10 que Bergson llama "ilusion de retro-
actividad", si se imagina que la actividad vital prehumana persigue
fines y utiliza medics comparables a los de los hombres. Pero una
cosa es pensar que Ia seIecci6n natural utilizaria algo parecido a
pedigree y la vis medicatrix, algo pareoido a ventosas, y otra
cosa es pensar que 1a tecnica humana prolongs impulsos vitales
a cuyo servicio intenta poner un conoeimiento sistematico que los
liberaria de los innumerables y costosos ensayos y errores de
la vida.
Las expresiones "seleccion natural" 0 "actividad medicadora na-
tural" tienen el inconveniente de parecer inscribir las tecnicas vita-
les dentro del marco de las tecnicas humanas, cuando en realidad
es Ia inversa la que parece ser verdad. Toda tecnica humana,
dncluida la de la vida, esta inscripta en la vida, es decir en una
actividad de informacion y de asimilacion de la materia. La tecnica
vital no es considerada como normativa por comparaci6n con Ia
tecnica humana, que S 1 10 seria. Por el contrario: porque la vi~a
es actividad de informacion y de asimilaci6n constituye la raiz
de toda actividad tecnica. En resumen: par cierto se habla retro-
activarnente -yen cierto sentido de un modo equivocado- de
una medicina natural, pero aun suponiendo que no se tenga de-
recho a hablar de ella, esto no quit a el derecho a pensar que
ningun ser vivo hubiese desarroI1ado alguna vez una tecnica me-
dica si la vida fuese en el como en cualquier otro ser vivo indi-
ferente a las condiciones que encuentra, si no Fuese reactividad
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~L(hTF:'\: CIF:-';CL\S DE 1.0 :,\:OR\!:\L Y DE 1.0 r.vr or.oorco?
polarizada [rente a las variaeiones del medio ambiente en el cual
S8 despliega. Eslo ha sirlo muy bien percibido por Cuyenot: "Es
un hecho, que el organismo goza de un conjunto de propiedades
que solo lc pcrtenecen a 61, gracias a las cuales resiste a multiples
causas de destrucciou. Sin esas reacciones defensivas, la vida se
extinguida nipidamente... El ser vivo puede encontrar instanta-
neamente la reaccion ufil £rente a substancias con las cuales ni e1
ni su raza han estado nunca en contacto. EI organismo es un qui-rnico incomparable. Es el primero de los medicos. Casi siempre,
las fIuctuaciones del medio ambiente representan una amenaza
para la existencia. £1 ser vivo no podria subsistir si no poseyese
ciertas propiedades esenciales. Toda herida seria mortal si los te-
jidos no fuesen capaces de cicatrizaci6n y la sangre de coagu-
lacion" [52, 186J.
En resumen: pens amos que es muy instructivo meditar acerca
del sentido que la palabra "normal" adquiere en medicina, y que
la equivocidad del concepto, sefialada por Lalande, recibe con ello
una gran claridad, cuyo alcance es totalmente general acerca del
problema de 10 normal. La vida misma, y no e1 juicio medico, con-vierte a 10 normal biol6gico en un concepto de valor y no en un
concepto estadistico de realidad. Para el medico la vida no es un
objeto, sino una actividad polarizada cuyo esfuerzo espontaneo de
defensa v de lucha contra todo aquello que tiene valor negativo
es prolongado por la medicina, agregandole [a luz relativa pcro
indispensable de la ciencia humana.
EI VorobuZario filosdfico de Lalande contiene una importante
observacion referente a los h~rminos anomalia y anormal. An011wHaes un substantive al cual actual mente no corresponde ningun ad-
[etivo ", a la inversa, anormai es un adjetivo sin substantivo, de
tal manera que el uso los ha acop1ado convirtiendo a "anorrnal"
en el adjetivo de "an om alia". En efecto, es exacto que aruitnalo,
util izado todavia en 1836 por Geoffroy Saint-Hilaire en su Histoire
des anomalies de l"organisation, y que tambien figura en el Die-
tiounaire de medecine de Littre y Robin, ha caido en desuso.
o As! sllceele en frances; en castellano, en cambio, existen las dos fases corn-pletas: ANOHMA[,/ANOHMALIDAD y ANOMALO/ANOMAL1A (N.d.T).
£XAME0i CRfTICO DE ALClINOS PROBLEMAS 97
EI Vooabulario de Lalande explica que una confusion de etirno-
logia ayud6 a que se produjese esa aproximacion entre "anornalia"
y "anormal", Anomalia viene del griego anotnalia, que significa
desigualdad, aspereza; omalos designa en griego aquello que es
unido, igual, liso, de modo que "anomalia" es etimo16gicamente
an-omalos, aquello que es desigual, rugosa, irregular, en e1 sen-
tido que se da a tales palabras cuando se habla de un terreno 1.
Ahora bien, a menudo se ha cometido e1 error acerca de la etirno-logia del termino "anomalia" que consiste en derivarlo no de
otnalos, sino de Homos, que significa ley, de acuerdo con la des-
composicion a-H011WS. Este error de etimologia se encuentra, pre-
cisamente, en el Diciionnaire de tnedecine de Littre y Robin. Ahara
bien, el nomos griego y el norma latina tienen sentidos cercanos:
ley y regIa tienden a confundirse. As}, con todo rigor sernantico,
anomalia designa un hecho, es un termino descriptivo, mientras
que anonnal implica la referenda a un valor, es un termino apre-
ciativo, normative; pero el intercambio de buenos procedimientos
gramaticales ha provocado una colusi6n entre los respectivos sen-
tides de "anornalia" y "anormal", "Anorrnal" se ha convertido enun concepto descriptive, y "anornalia" se ha convertido en un
concepto nonnativo. I. Geoffroy Saint-Hilaire, que cae en el error
etimo16gico que ret oman luego de el Littre y Robin, S0 esfuerza
por mantener al termino "anomalia" su sentido puramente descrip-
tivo y te6rico. La anomalia es un hecho bio16gico y tiene que ser
tratado como hecho, es decir que la ciencia natural tiene que ex-
plicarlo y no apreciarlo: "La palabra anomalia, poco diferente de
la palabra irregulatidad, no debe ser tom ada nunca en el sentido
que se deduciria literalmente de su composici6n etimo16gica. No
exist en formaciones organicas que no est en sometidas a leyes, y la
palabra desorden, tomada en su verdadero sentido, no podria seraplicada q ninguna de las producciones de la naturaleza. 'Anorna-
lia' es una expresion introducida recientemente en la lengua ana-
t6mica y cuyo empleo en ella es incluso poco frecuente. Los zoo-
logos, a los cuales fue pedida prestada, la utilizan en cambio muy
a menudo; Ia aplican a un gran numero de animales que, por su
organizaci6n y sus caracteres insoliios, se encuentran por asi decir
aislados en la serie y no tienen con 105 otros generos de la misma
1 A. JUnET en su Dictionnni re etymologique grec et latin (1942) propane
esta misrna etimologia para la palabra "anornalia".
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Io n ,F.XISTF.:>i CIE:>iCIAS DE LO :>iOR~IAL Y DE 1.0 PATOL6GICO?EXAMEN CRITlCO DE ALGUNOS PROBLEMAS 101
interna, es decir en las relaciones entre las visceras, sin modifioa-
cion de las funciones y sin apariencia externa. Por el memento ta-
les casos han sido poco estudiados y constituyen una laguna en la
Jengua anatomica. Pero no hay que asombrarse de que existan, aun-
que sea dificil concebir la posibilidad de una anornalia complejo
que no solo no moleste la mas minima Iuncion sino que incluso no
produzca Ia rnenor deformidad. "Un individuo afectado de he-
terotaxia puede gozar, pues, de una muy robusta salud; puede vi-
vir mucho tiempo; y a menudo solo despues de su muerte se ad-
vierte Ia presencia de una anornalia que e l mismo habia ignorado"
[43, 1,45, 46]. Esto equivale a decir que la anornalia es ignorada
en la medida en que carece de expresion en el orden de los valo-
res vitales. De esta manera, por propia confesion de un hombre de
ciencia, la anornalia solo es conocida por la ciencia cuando ha sido
antes sentida en la conciencia como obstaculo para eI. ejercicio
de las funciones, como molestia 0 nocividad. Pero el/sentimiento
de obstaculo, molestia 0 nocividad, es un sentimient6 al que~s
necesario calificar de normativo, puesto que entrafia la referencia
incluso inconsciente de una Iuncion 0 de un impulso a la pleni-
tud de su ejercicio. Por ultimo, para que se pueda hablar de ano-
malia en el lenguaje cientifico es necesario que un ser haya apa-
recido ante S 1 mismo 0 ante el otro como anormal en el lenguaje,
informulado incluso, del ser vivo. Mientras la anomalia no tiene
incidencia funcional experimentada por el individuo y para el, si
se trata de un hombre, 0 referida a la polaridad dinamica de la
vida en el caso de cualquier otro ser vivo, 13 anomalia 0 bien es
ignorada (caso de las heterotaxias) 0 bien es una variedad indi-
Ierente, una variacion sobre un terna especifico, es una irregularidad
como las hay desdeiiables en el caso de objetos col ados en un rnis-
mo molde. Puede ser objeto de un capitulo especial de Ia historia
natural, pero no de la patologia.
Si se admite, en cambio, que Ia historia de las anomalias y Ia
teratologia son un capitulo obligado en las ciencias biologicas, que
expresa la originalidad de esas ciencias, -porque no existe una
ciencia especial de las anomaHas Hsicas 0 quimicas-, es porque
un punto de vista nuevo es capaz de surgir en biologia para recor-
tar en ella un nuevo dominic. Este punto de vista es el de la
normaiioidad. vital. Vivir es, incluso en una ameba, preferir y ex-
cluir. Un tuho digeslivo, 6rganos sexuales, son normas del com-
portarniento de un organismo. EI lenguaje psicoanalitico es muy
correcto por cuanto oalifica de pdos a los orificios naturales de
la ingestion y de la excreci6n. Una Iuncion no funciona indiferen-
temente en muchos sentidos, Una necesidad situa a los objetos de
satisfacci6n propuestos con relacion anna propulsion y a una re-
pulsion. Hay una polaridad dinamica de la vida. Mientras las va-
riaciones morfologicas 0 Iuncionales sobre el tipo especllico no
contrarien 0 inviertan est a polaridad, Ia anomalia es un hecho
tolerado; en el caso contrario, Ia anomalia es sentida como tenien-do valor vital negativo y se traduce exteriormente como tal. Porque
hay anomalias vividas 0 manifestadas como un mal organico, exis-
te un interes afectivo en primer termino y teorico luego por las:
anornalias. Porqu~ .la anomalia ha llegado a ser patologica, suscita
el estudio cientifico de las anomalias. Desde su punto de vista ob--
jetivo, el cientffico solo quiere ver a la anomalia como una des-
viacion estadistica, desconociendo el hecho de que el interes cien-
tifico del biologo fue suscitado par la desviacion normativa. En po-
cas palabras: toda anornalia no es patologica, pero unicamente la
{;xi~~e~ci~.de ariomalias patologicas 11a suscitado una ciencia~pe-
cial. d~ las anomalias que tiende normalmente, por el hecho de' quees CienCla, a expulsar de Ia definicion de la anomalia toda huella
de nocion normativa, Cuando se habla de anornalias no se piensa
en las desviaciones estadisticas que constituyen las simples varie-
dades, sino que se piensa en las deformidades perjudiciales 0 in-
cluso incompatibles con la vida, refiriendose a Ia forma viviente 0
aJ comportamiento del ser vivo no como un hecho estadistico sino
como un tipo normativo de vida.
La anomalia es aquel heche de variacion individual que impide
que dos seres puedan reemplazarse mutua mente de manera com-
pleta. En el orden biologico, ilustra eI principio leibniziano de los
indiscernibles. Pero la diversidad no es la enfermedad. Lo atunnalono es ]0 patologico. Patologico implica pOihos , sentimiento directo
y concreto de sufrimiento y de impotencia, sentimiento de vida
contrariada. Pero 10 patologico es por cierto 10 anormal. Rabaud
distingue entre anorrnal y enfermo porque -de acuerdo con el uso
reciente e incorrecto- convierte a "anormal" en el adjetivo de
"anomalia", y en tal sentido habla de "anormales enfermos" [97,
481]; pero como por otra parte distingue rnuy netamente, de acuer-
do con el criterio dado por [a adaptacion y la viabilidad, entre en-
fennedad y anornalia [97, 477J, 1lO vernos ninguna razon para rno-
diiicar nuestras distinciones de vocables y de sentidos.
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102 ~ EXISTEN CIENGIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO?EXAMEN GRITIGO DE ALGUNOS PROBLEMAS 103
Indudablemente hay un modo de considerar a 10 patolcgico co-
mo normal: definiendo a 10 normal y a 10 anormal por Ia frecuen-cia estadistica relativa, En cierto sentido se did que una salud per-
fecta cO~,tinua"es "" heche anormal. Pero 10 que sucede es que Ia
palabra salud tiene dos sentidos. Tomada en absoluto la salud
es un concepto normative) que define un tipo ideal de .estructura
y de comportamiento organico, en este sentido, hablar de buena
salud es un pleonasmo, porque la salud es el bien organico. La
salud calificada es un concepto descriptive, que define determina-
d.a disposlcion y reaccion de un organismo individual frente a po-
:51bles .enfermedades. Ambos concept os, descriptivo calificado y
normative absoluto, se distinguen tanto que el mismo hombre co-
rrnin did. de su vecino que tiene una mala salud 0 que no tiene la
salud, considerando como equivalentes la presencia de un hecho
y Ia ausencia de un valor. Cuando se dice que una salud continua-
~ente perfec.ta e~ a_normal, se expresa e1 hecho de que la experien-eta del ser VIVOincluye de hecho a Ia enfennedad. "Anormal" quie-
re decir precisamente "inexistente", "inobservable", POI'10 tanto, solo
es otra manera de decir que Ia salud continua es una norma y que
una norma no existe. En este sentido abusivo, es evidente que 10
patologico no es anormal. Lo es tan poco, que resulta posible ha-
blar de funciones normales de defensa organica y de lucha contra
Ia enfermedad. Vimos que Leriche sostiene que el dolor no existe
en el plano de Ia naturaleza, pero podria decirse que Ia enferme-
dad es prevista por el organismo (Sendrail, 106). Con relacion a
los anticuerpos, que son una reaccion de defensa contra uua ino-
culacion patologica, Jules Bordet pi ens a que esposible hablai de
anticuerpos normales que· existirian en el suero normal actuando
electivamente sobre determinado microbio, determinado antigeno,
y cuyas multiples especificaciones eontribuirlan a asegurar 1a eons-
tancia de las caracteristicas quimicas del organisrno, eliminandoaqu~llo que no es conforme a e110s [15, 6.16-14]. Pero por mas
prevista que pueda parecer, no por ella deja de ser Ia enfermedad
prevista como un est ado contra el eual es necesario luchar para po-
der seguir viviendo, es decir que es prevista como un estado anor-
mal con relaci6n a la persistencia de la vida que desempefia aqui el
papel de norma. Tomando Ia palabra "normal" en Sll sentido au-
tentico, tenemos que proponer pues la ecuacion entre los conceptosde enfermo, patologlco y anormal.
Otra razon para no confundir anomalia y enfermedad, es el he-
cho de que la atencion human a no se encuenlra sensibilizada para
Ia una y para Ia otra por desviaciones del mismo tipo. La anoma-
Iia se hace patente en la multiplicidad espacial, la enfermedad se
.haee patente en Ia sueesi6n crono16gica. Lo propio de Ia enferme-
dad consiste en venir a interrumpir un curso, en ser propiamente
cdtica. Incluso cuando la enfermedad llega a ser cronies, Iuego
de haber sido critica, hay un "antafio" del cual el paciente 0 su
circulo aun guard an Ia nostalgia. Por 10 tanto, no se esta enfermo
solo con relacion a los otros, sino tambien con relaci6n a uno mis-
mo. Este es el caso en la neumonia, Ia artritis, Ia ciatica, la afasia,
la nefritis, etc. La propio de la anomalia consiste en ser constitu-
cional, congenita, inc1uso cuando la aparicion se atrasa con respec-
to al nacimiento y solo es contemporanea del ejercicio de la fun-
cion -por ejemplo en la luxacion congenita de la cad era. Par 10
tanto, quien lIeva una anomalia no puede ser comparado consigo
mismo, Aqui podria hacerse notar qu~ la interpretacion teratoge-
nica de los caracteres teratologicos y todavia mas su explicacion
teratogenetica, permiten reinsertar la aparicion de Ia anornalia en
el devenir embriol6gico y conferirle Ia significaci6n de una enfer-
medad. Desde el momenta en que Ia etiologia y la patoIogfa deuna anomalia son conocidas, 10 anornalo se eonvierte en patologico.
Aquila teratogenesis experimental proporciona utiles ensefianzas
[120]. Pero si bien esta conversion de la anornalia en enfermedad
tiene sentido en la ciencia de los ernbriologos, carece totalmente
de el para el ser vivo cuyos comportamientos en el medio ambien-
te, fuera del huevo a fuera del utero, estan fijados en e1 punto de
partida pOI' las particularidades de su estructura.
Cuando Ia anornalia es interpretada en cuanto a sus efectos, en
relacion con la actividad del individuo y par 10 tanto con Ia repre-
sentacion que este se forja de su valor y de su destino, Ia anomalia
es flojedad. Flojedad es una nocion vulgar pero instructiva. Senace 0 se llega a ser Flojo. EI hecho de llegar a serlo, interpretado
como irremediable decadencia, es el que revierte sobre el heche
de nacer asi. En el fondo, siempre hay para un ser flojo una acti-
vidad posible y un papel social honorable. Pero la forzada lirnita-
cion de un SCI' hurnano a una condicion unica e invariable es [uz-
gada peyorativamente can respecto al ideal humano normal, que
consiste en la adaptaci6n posible y querida a todas las condiciones
imaginables. En el fondo del valor que se acuerda a la saluc] estti
el posible abuso de la salud, asi como -segllll Valery- en el Iondo
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iU,t 1.0 PATOLOCICO?EXAMEN
(.lel amor par el poder esta el abuso del poder. El hombre normal
es el hombre normative, el ser capaz de instituir nuevas normas
incluso organicas, Una {mica norma de vida es sentida de uu mo-
do privativo y no de un modo positive. Aquel que no puede co-
ncr se siente lesionado, es decir que conviert:e su lesion en Irus-
tracion, y aunque S1l circulo evite devolverle la imagen de su inca-
pacidad .-como los nifios afectuosos se preocupan por no correr
en compafiia de un pequefio rengo- el flojo siente rnuy bien a
costa de que retcncion y de cuales abstenciones por parte de sus
sernejantes es anulada aparentemente toda diferencia entre es-
tos y el,
Lo que es verdad a proposito de Ia flojedad es tarnbien verdad
a proposito de ciertos estados de fraguidad y de deoilidad, vincu-
lados con cierta desviaci6n de orden fisiol6gico. Tal es el caso de
la hemojilia. Se trata mas bien de una anornalia que de una en-
fermedad. Todas las funciones del hemofilico se cumplen de modo
semejan\ e a las de los individuos sanos, Pero las hemorragias son
interminables, como si la sangre fuese indiferente a su situacion
dentro 0 fuera de los vasos. En surna: la vida del hernofilico seria
normal si la vida animal no entrafiara norrr almente relaciones con
un medio ambiente, relaciones cuyos riesgos, en forma de lesiones,
tienen que ser cnfrentados por el animal para compensar las des-
ventajas de orden alimenticio que entrafia la ruptura con la inercia
vegetal, ruptura que en muehos otros aspectos -sobre todo en el
camino de 1a conciencia- constituye un progreso real. La hemo-
filia es el tipo de anornalia con caracter pato16gico eventual, por
olna del obstaculo que aqui encuentra una [uncion vital esencial,
la cstricta separacion del medio interno y del media externo.
En resumen: la anornalia puede convertirse en enfermedad, pero
por si sola no es una enfennedad. No es facil deterrninar en que
memento una anomalia se transforrna en enfermedad. dHay que
considerar 0 no a la sacralizacion de la quinta vertebra lumbar co-
mo un hecho patol6gico? Hay muchos grad os en est a malforma-
cion. S610 debe llamarse sacralizada a la quinta vertebra cuando
esta sold ada con el sacro. Por otra parte, en tal caso rararnente
provoca dolores. La mera hipertrofia de una ap6fisis transversa, su
contacto mas 0 menos real con el tuberculo sagraclo, corren a menu-
do con la responsabilidad par daiios imaginaries. Se trata, en su-
rna, de anomalias anatomicas de orden congenito que s610 lIegan
a ser dolorosas tar diamente y a veces nunca [101].
105
EJ problema de la clistinci6n entre la anomalia -ya sea morfol6-
gica, como la costilla cervical 0 la sacralizacion de la quinta verte-
bra lumbar; ya sea Iuncional, como la hernofilia, la hemeralopia 0
In pento~uria- y el estado patol6gico es. muy .0S;tl~·o, y sin embargo
es muy importante desde eJ punto de VIsta biologico porque en de-
Finitiva nos remite a nada menos que aI problema general de la
variabilidad de los organismos, de la significacion y del alcance
de esta variabilidad. 2.Son los seres vivos en la medida en que se
desvian del tipo especifico anormales que ponen en pcligro a laforma especifica, 0 bien se trata de inventores que se encaminan
hacia nuevas' Iorrnas? Segun se sea Iijista 0 trunsforrnista, se ve
con ojos diferentes a un ser vivo que es port ad or de un caracter
nuevo. Se comprendera que no tengamos aquila inten.ci6n de tra-
tar, ni de Jejos, un problema como este. Sin embargo, no podemos
fingir que 10 ignoramos. dEstarnos 0 no en presencia de un hecho
pato16gico cuando una dros6fila provista de alas da nacimiento
por mutaci6n a una dros6fi1a sin alas 0 con alas vestigiales? Los
biologos como Caullery, que no adrniten que 13s mutaciones sean
suficientes para explicar los hechos de adaptaci6n y evoluci6n; 0
como Bounoure, que impugnan incluso el hecho de Ia evolucion,insisten en el caracter sub-patoI6g.ico 0 francamente patol6gico e
incluso letal de la mayoria de las mutaciones. Sucede que si no
son fijistas como Bounoure [16J, piensan al rnenos como CauUery
que las mutaciones no salen del marco de la especie, puesto que a'
pesar de diferencias morfol6gicas considerables, los cruzamientos
Iecundos son posibles entre individuos testigos e individuos mu-
tantes [24, 414]. Sin embargo, no nos parece impugnable que las
mutaciones puedan estar en el origen de nuevas especies. Ya Dar-
win conocia bien este hecho, pero no le habia llamado tanto la
atencion como la variabilidad individual. Cuvenot piensa que se
trata del unico modo actual mente conocido de variacion heredita-ria, la {mica explicacion parcial pero indiscutible de la evolucion
f51]. Teissier y Ph. L'Heritier mostraron experimentalmente que
ciertas mutaciones, que pueden parecer desventajosas en el me-
dio ambiente habitualmente propio de una especie, son capaces de
Hegar a ser ventajosas si se producen variaciones en ciertas con-
diciones de existencia. La dros6fila con alas vestigiales es elimi-
nada por la drosofila con alas norrnales, en un medio arnbiente
abrigado y eerrado. Pero en rnedio ambiente ventilado, las droso-
filas vestigiales, que no taman vuelo, perrnanecen constantemente
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(liB, )
(EXISTF0i C!E':-~CI:\S DE 1.0 :-;OR;\lAi. Y DE LO PATOLOGICO; EXAMEN cairtco DE ALGU NOS PROBLEMAS 109
ciones de existcncia en las que parecera norma+iva, es decir que
desplazara todas las Iormas pasadas, superadas y qUiZ;1S pronto
extillguidas.
Ningun hecho Ilamado "normal", porqne se In ha convertido en
lal, puecIe nsurpar el prestigio de la norma ouya expresion es, a
partir del memento en que ya no se clan las condiciones bajo las
cuales ha sido refcrido a la norma. No existe uri hecho normal 0
patologico en si. La anomalia 0 la mutaci6n no son de par sl pa-tol6gicas. Expresan otras posibles normas de vida. Si esas normas
sOI~ inferiores; en cuanto a la estabil idad, fecundidad, variabilidad
de la vida, con respecto a las normas especificas anteriores, se las
denorninara "patologicas". Si esas normas se revelan, eventualmen-
te, en el mismo medio arnbiente como equivalentes 0 en otro me-
dio arnbiente Como superiores, se las denorninara "norm ales". Su
norrnalidad provendra de su norrnatividad. Lo patologico no es la
ausencia de norma biologica, sino una norma diferente pero que
ha sido comparativarnente rechazada por la vida.
Aqui se presenta un nuevo problema que nos vuelve a llevar al
nucleo de nuestras preocupaciones: el de las relaciones entre 1 0normal y 1 0 experimental. Los Iisiologos, a partir de Cl. Bernard,
entienden pOI' "Ienomenos norrnales" fen6menos cuya exploraci6n
permanents resulta posible gracias a dispositivcs de Iaboratorio y
cuyos caracteres medidos se revelan como identicos a S 1 mismos
para un individuo dado, en condiciones dadas, y salvo por algunas
desviaciones de amplitud definida, identicos de un individuo a
otro en condiciones identicas. Por 10 tanto pareceria que existe una
posible definicion objetiva y absolute de 10 normal, a partir de la
cual twa desviacion mas alla de ciertos Hmites seria tachada 10-
gicamente de patologica. ~En que sentido el control de las pautas
y Ia rnedicion de laboratorio son dignas de servir como norma pa-ra la actividad funcional del ser vivo tornado fuera del laboratorio?
Ante todo se insistira en que el fisiologo, como el fisico y el
quimico, instituye experimentos cuyos resultados compara, hacien-
da la presuposicion capital de que tales datos val en "si las demas
cosas no varian", En otras palabras: condiciones diferentes harlan
que apareciesen norrnas diferentes. Las normas [uncionales del ser
vivo examinado en el lahoratorio s610 adquieren sentido dentro de
las norma.') operatioas del hombre de ciencia. En tal sentido, nin-
gun Hsiologo negara que s(\10 da un contenido al concepto de nor-
ma biol6gica, pero que en ningun caso elabora el aspecto norma-
tivo de semejante concepto. Admitidas ciertas condiciones como
norm ales, el Fisiologo estudia objetivamente las relaciones que de-
finen real mente los Fenornenos respectivos, pero en el fondo el fi-
siologo no define objetivamente cuales condiciones son norm ales ,
A menos que se adrnita que las condiciones de un experimento no
influyen sabre la calidad de su resultado -10 que contradice el
cuidado que se dedica a la tarea de determinarlas-, es imposible
negar la dificultad que existe para asimilar a condiciones expert-mentales las condiciones normales, tanto en sentido estadistico
como en sentido normative, de la vida de los animales y del hom-
bre. Si se define 10 anormal 0 10 pato16gico por la desviacion es-
tadistica 0 por 10 insolito, como suele hacerlo el Iisiologo, desde
un puro punto de vista objetiva, hay que decir que las condicio-
nes de exam en en el laboratorio colocan al ser vivo en una situa-
cion patologica, de la cual paradojicamente se pretende extraer
conclusiones que tengan alcance normativo. Se sabe que esta obje-
ci6n es formulada con mucha frecuencia a la fisiologfa, incluso en
los ambientes medicos. Prus, del cual ya se cito un pasaje de su
memoria dirigida contra las teorias de Broussais, escribia en esamisrna obra: "Las enferrnedades artificiales y las sustracciones de
organos que se operan en los experimentos sobre los animales vi-
vos, conducen al misrno resultado (que las enjermedades espon-
taneas); sin embargo -es urgente observarlo- seria un error ba-
sarse sobre los servicios prestados por la fisiologia experimental
para argumentar a favor del influjo que puede ejercer la Iisiolo-
gill sobre la medicina practica... Cuando para conocer las funcio-
nes del cerebro y del cerebelo, se in-ita, se pincha, se incide uno
u otro de tales 6rganos 0 se quita una porcion mas 0 menos con-
siderable de ellos, par cierto e] animal sometido a semejantes ex-
periencias esta 10 mas lejos posible del estado Iisiologico, estagravemente enfermo y 10 que se llama fisiologia experimental no
es evidentemente otra cosa que una verdadera patologfa artificial
que simula 0 crea enfermedades. Sin dud a la fisiologia recibe de
ella gran esclarecimiento y los nombres de los Magendie, de los
Orfi1a, de los Flourens Figuraran siempre can honor en sus anales,
pero ese esclarecimiento mismo ofrece una prueba autentica y en
cierto sentido material de todo 1 0 que esta ciencia debe a la de
las enfermedades" [95, L SS].
A esta forma de objecion respondia Cl. Bernard en las Lecons
sur la chaleur animale: "Por cierto existen perturbaciones introdu-
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110 (_EX!STEN C!ENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOLOGlCO?EXAMEN CRlTlCO DE ALGUNOS PROULE.MAS III
cidas en el organismo por el experirnento, pero debernos y pode-
mas tenerlas en cuenta, Sera necesario que restituyarnos a las con-
diciones en las cuales colocamos al animal la parte de anomalias
que les corresponden, y suprimiremos el dolor en los animales c~-
mo en el hombre al mismo tiempo por un sentimiento de hum am-
dad y tam bien para alejar las causas de error introducidas por los.
sufrimientos. Pero los propios anestesicos que utilizamos tienen
efectos sobre e1 organismo, capaces de introducir modificaciones
fisioI6gicas y nuevas causas de error en el resultado de nuestros
experimentos" [8, 57]. Texto notable que muestra cuan cerca esta
Cl. Bernard de suponer que es posible descubrir un determinismo
del fenomeno independlente del determinismo de Ia operacion de
conocimiento, y cuan honestamente se ve obligado a reconocer la
alteracion, en proporciones que no se pueden determinar con pre-
cision, que el conocimiento hace sufrir al fen6meno conocido, por
la preparaci6n tecnica que implica. Cuando se glorifica a los teo-
ricos contemporaneos de la mecanica ondulatoria por haber des-
cubierto que Ia observaci6n perturba el Ienomeno observado, re-
sulta que -como en otros casos- la idea es un poco mas antigua
que ellos mismos.
En el curso de sus investigaciones, el fisiologo tiene que en-
frentar tres Fuentes de dificultades. Ante todo tiene que asegu-
rarse de que el sujeto llarnado "normal" en situaci6n experimental
es identico al sujeto de igual especie en situaci6n normal, es de-
cir no artificial. Luego tiene que asegurarse de la similitud del
estado patol6gico por realizaci6n experimental y del estado pato-
16gico espontaneo. Ahora bien, a menudo e1 sujet? en estado. es-
pontanearnente pato16gico pertenece a otra especie .que el sujeto
en estado experimental pato16gico. Por ejernplo, es evidente que no
es posible sin grandes precauciones sacar conc1usiones .del perro
de von Mering y Minkowski 0 del perro de Young aplicables al
hombre diabetico, POl' ultimo el Iisiologo tiene que comparar el re-
sultado de las dos comparaciones anteriores. Nadie negara la a:n-
plitud del margen de incertidumbre que semejantes comparacio-
nes admiten. Es tan inutil negar la existencia de ese margen como
pueril negar a priori la utilidad de tales comparacione.s. ,En tod.o
caso, se puede concebir que dificultud existe para realizar la exi-
gencia canonica del "si las demas cosas no varian". Por oxcitncion
de la corteza cerebral de la clrcunvalacion frontal ascendente es
posible provocar una crisis convulsiva : no pllr clio se trata de epi-
lepsia, incluso si el electro-encefalograrna presenta, luego de cada
una de tales crisis, curvas de registro congrnentes. Se Ie pueden
injertar a un animal cuatro pancreas simultanearnente sin que
este experiments el menor desorden de hipoglucemia comparable
con el que dererminaria un pequefio adenoma de los islotes de Lan-
gerhans [53, his]. Se puede provocar el suefio mediante hipnoti-
cos, pero segun A. Schwartz: "Serb un error creer que el suefio
provocado pOl' rnedios farmacol6gicos y el suefio normal tengan entales condiciones necesariamente una [enomeuologui exactamenie
semejante. En realidad esta es siempre diferente, como 10 prueban
los siguientes ejernplos. si, por ejernplo, el organismo se encuen-
tra bajo el influjo de un hipn6tico cortical, el paraldehido, el vo-
lumen de orina aumenta, mientras que durante el suefio normal la
diuresis habitualmente se reduce. El centro de la diuresis, liberado
inicialmente por la accion depresiva del hipnotico sobre la corteza
se sustrae pues aqui a Ia accion inhibidora ulterior del centro del
suefio." Por 1 0 tanto no hay que ocultarse la evidencia de que el
hecho de provo car artificialrnente el suefio, pOl' intervenci6n so-
bre los centros nerviosos, no nos aclara el mecanisme por el cualel centro hipnico cs naturalmente puesto en actividad por los Iac-
tores norrnales del suefio [l05, 23-28].
Si es licito definir el estado normal de un ser vivo como una
relacion norrnativa de ajuste a medio arnbientes, es precise no
olviclar que el propio laboratorio constituye un nuevo medio am-'
biente en el cual por cierto 1£1vida instituye nonnas cuya extra-
polacion, Iejos de las condiciones a las que tales n0I111aS se re-
Iieren, no deja de entrafiar dificultades. El medio ambiente de la-
boratorio es para el animal 0 el hombre un medio ambiente po-
sible entre otros. POl' cierto tiene el cientifico raz6n al vel' en sus
aparatos s610 las teorias que estes materializan, en los productosutilizados, s610 las reacciones que estos hacen posibles, y en pos-
tular la validez universal de tales teorias y reacciones: pero para
el ser vivo, aparatos y productos son objetos entre los cuales se
mueve como en un mundo insolito. Es imposible que los procesos
de Ia vida en el lab oratorio no retengan algun rasgo especifico de
su relaci6n con cl lugar y con el memento del experimento.
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CAPITULO TERCERO
NORMA Y PROMEDIO
Parece que el Fisiologo encuentra en el concepto de promedio
un equivalente objetivo y cientificamente valido del concepto de
normal 0 de norma. Con seguridad el Iisiologo contemporaneo ya
no comparte con Cl. Bernard su aversi6n por todo resu1tado bio-
logico anaIitico 0 experimental que se exprese como prornedio,
aversi6n que quizas se origina en un texto de Bichat: "Se analiza
la orina, la saliva, la bilis, etc., tomadas indiferentemente en tal 0cual sujeto: y de su examen resulta la quimica animal, 1 0 conce-
demos: pero no reside alli la quimica fisioI6gica; se trata, si puedo
expresarme asi, de la anatomia cadaverica de los fluidos. Su fi-
siologia se compone del conocimiento de las innumerables varia-
ciones que experimentan los fluidos de aeuerdo con el estado de
sus respeetivos organos" [12, art. 7, f 1]. No menos claro es ClaudeBernard. Segun el, la utilizacion de los promedios haee que des-
aparezca el caracter esencialmente oscilatorio y ritmico del fen6-
meno biologico funcional. Si, por ejemplo, se busca determinar la
verdadera cantidad de las pulsaciones cardiacas recurriendo al
promedio de las medidas tomadas muchas veces en un mismo diasobre un individuo dado, "se obtendra precisamente una cantidad
falsa", De donde se deriva esta regIa: "En fisiologia, es necesario
no dar nunca descripciones promedio de experimentos porque las
verdaderas relaciones de los fen6menos desaparecen en este pro-
medio; cuando se esta frente a experimentos complejos y variables,
es necesario estudiar sus diversas circunstaneias y presentar luego
el experimento mas perfecto como tipo, pero este siempre repre-
sentara un hecho verdadero" [6, 286]. La investigaei6n de valores
biologicos promedio esta desprovista de sentido en 1 0 referente a
un mismo individuo; por ejemplo el analisis de la orina promedio
114 <. EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GIco? NORMA Y PROMEDIO 115
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de las 24 horas es "el analisis de una orina que no existe" puesto
que Ia orina en ayunas difiere de Ia orina de la digestion. Esta
investigaci6n carece igualmente de sentido en 10 referente a mu-
chos individuos. "Lo sublime en este genero fue imaginado por
un Fisiologo que, habiendo tornado orina en un mingitorio de la
estaci6n de un ferrocarril par Ia que pasaba gente de tadas las
naciones, crey6 que de esa manera podia presentar el analisis de
Ia orina europea promedio" [6, 236]. Sin que aqui se quiera repro-
char a Cl. Bernard el confundir una investigaci6n con su caricatura
y el atribuir a un metodo las fechorias cuya responsabilidad co-
rresponde a quienes 1 0 utilizan, Ilmitemonos a retener el hecho de
que, segun el, 1 0 normal es definido como tipo ideal en condicio-
nes experimentales determinadas y no tanto como prornedio arit-
metico 0 frecuencia estadistica.
Una actitud analoga es, nueva y mas recientemente, Ia de Ven-
dryes en su obra Vie et probabilue, donde las ideas de Cl. Ber-
nard acerca de Ia constancia y la s regulaciones del medio interno
son sistematicamente retomadas y desarrolladas. Defiriiendo las
regulaciones fisiol6gicas como "el conjunto de las funciones que
resisten al azar" [115, 195], 0, si se quiere, de las funciones que
hacen que Ia actividad del ser vivo pierda el caracter aleatorio que
tendria si el medio interno careciera de autonomia frente al me-
dio externo, Vendryes interpreta las variaciones experirnentadas
por las constantes fisiologicas -por ejemplo la glucemia- como
desviaciones a partir de un valor prornedio, pero de un valor pro-
medio individual. Los terminos "desviacion" y "promedio" adquie-
ren aqui un sentido probabilists. Las desviaciones son tanto mas
improbables cuanto mas grandes. "No hago una estadistica de cier-
ta cantidad de individuos. Considero un solo individuo. En tales
condiciones los terminos 'valor prornedio' y 'desviacion' se aplican
a los diferentes valores que puede adoptar en la sucesion de losmornentos un mismo componente de la sangre de un mismo indi-
viduo" [llS, 33]. Pero no pensamos que con esto elimine Ven-
dryes la dificultad que Cl. Bernard resolvia proponiendo como ti-
po .el experimento mas perfecto, es decir como norma de compa-
racion, Al hacer esto CI. Bernard declaraba expresamente que el
f~s~6Iog?introduce con su eleccion Ia norma en el experimento de
fisiologia, y que no la extrae de el, Pensarnos que Vendryes no
puede proceder de otra manera. Afirma que un hombre tiene 1 %como valor prornedio de glucemia, cuando normalmente Ia tasa
de glucemia es de 1 % y cuando luego de la alirnentacion 0 de
un trabajo muscular Ia glucemia experimenta desviaciones positi-
vas alrededor de este valor promedio. Pero suponiendo que nos Ii-
miternos efectivamente a la observaci6n de un individuo, lde d6nde
sacamos a priori que el individuc escogido como sujeto de examen
de las variaciones de una constante representa el tipo humane? 0
bien se es medico -y este es aparentemente el caso de Vendryes
_ y por consiguiente se es apto para diagnosticar la diabetes; 0
bien no se ha aprendido fisiologia durante los estudios medicos y
para saber cual es la tasa normal de una regulaci6n se buscara el
promedio de cierta cantidad de resultados, obtenidos en individuos
colocados en condiciones 10 mas semejante posibles. dPero, por
ultimo, el problema consiste en saber dentro de que oscilaciones
alrededor de un valor promedio puramente te6rico se considerara
a los individuos como normales?
Este problema es tratado con mucha claridad y probidad por A.
Mayer [82] y H. Laugier [71]. Mayer enumera todos los elemen-
los de Ia biometria fisiol6gica contemporanea: temperatura, meta-
bolismo basal, ventilacion, calor desprendido, caracteristicas de Ia
sangre, velocidad de circulacion, composicion de la sangre, de lasreservas, de los tejidos, etc. Ahora bien, los valores biometricos a~-
miten un margen de variaci6n. Para representarnos una especie,
hemos escogido normas que de hecho son constantes determinadas
por valores promedio. EI ser vivo normal es aquel que existe con-
forme a tales normas. dPero acaso es preciso que consideremos to-
da desviaci6n como anormal? "El modele es en realidad el fruto
de una estadistica. La mayoria de las veces es el resuItado del
calculo de promedios. Pero los individuos verdaderos con qui.en~s
nos encontramos se apart an mas 0menos de ese modelo y su indi-
vidualidad consiste precisamente en ello, Seria muy importante sa-
her a que se refieren las desviaciones y cuales de estas son compa-tibles con una supervivencia prolongada. Seria necesario saberlo
para los individuos de cada especie. Semejante estudio esta lejos
de haber sido realizado" [82, 4.54-14].La dificultad que entraiia semejante estudio referente al hombre
es expuesta por Laugier. Lo hace ante todo exponiendo la teoria
del hombre promedio de Quetelet, acerca de la cual volveremos
a hablar. Establecer una curva de Quetelet, no significa resolver
el problema de 1 0 normal para un caracter dado, po~ ejemplo l.a
estatura. Se necesitan hip6tesis directrices y convenciones practi-
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: -;OR~!A Y TROMEDIO 11 7
cas que permitan dccidir en que valor de estatura -ya sea hacia
las grandes, ya hacia las pequciias- se produce el paso de 1 0 nor-
mal a 1 0 anormal. El misrno problema se plantca si se rcemplaza
un conjunto dc prornedios aritmeticos por un esquema estadistico
a partir del cual determinado individuo se desvia mas 0 menos
porque la estadistica no proporciona ningun instrumento que per-
mita deeidir si el desvio es normal 0 anormal. dQuizas se podria
-mediante una convencion que la propia razon parece sugerir-co.nsiderar como normal al individuo cuyo retrato biornetrioo per-
n~Ite prever qu~, sa!vo accidente, tendra la duracion de vida pro-
pIa de la especie? Iro vuelven a aparecer los mismos interrogan-tcs. "En los individuos que muercn aparentemcnte por envejeci-
miento de los tejidos encontraremos una dispersion de las duracio-
nes de vida bastante extensa. dConsideraremos acaso como dura-
ci6n de vida de Ia especie el prornedio de tales duraciones 0 las
duraciones maxim as a1canzadas por algunos pocos individuos 0
algun otro valor?" [71, 4.56-4]. Por otra parte, esta normalidad no
excluiria otras anonna1idades: determinada deformidad congenita
puede ser compatible con una vida muy prolongada. Si bien en ri-gor Ia determinacion de una norrnalidad parcial, el estado prome-
dio ~el caracter estudiado en el grupo que se observa, puede pro-
porcionar su sustituto de objetividad, mientras sigue siendo arbi-
t~a:io el corte alrededor del valor promedio, en todo caso la obje-
tividad se desvanece totalmente en Ia determinacion de una nor-
malidad global. «Dada la insuficiencia de los datos numericos de
biometria y frente a Ia incertidumbre en que nos encontramos
acerca de la validoz de los .principios que deben ser utilizados para
establecer el corte entre 1 0 normal y 1 0 anormal, la definicion cien-
ti fica de la normalidad aparece actualmente inaccesible" [ibid.],
2,Significa ser aun mas modesto 0 por el contrario mas ambi-
cioso afirmar la independencia Jogica de los concept os de norma
y de promedio y por consiguiente Ia imposibilidad definitiva de
presentar como un promedio objetivamente calculado el equiva-
lente complete de 1 0 normal anatornico 0 fisio16gico?
Nos proponemos retornar Someramente, a partir de las ideas de
Ouetelet y del examen IllUY riguroso que de elias 11ahecho Halb-
wachs, e] problema del sentido y del alcance de las investiga-
ciones biornetricas en fisiologfa. En resumen: el Iisiologo que hace
la critiea de sus conceptos basicos se da perfecta cuenta de que
norma y promeclio son dos concept os inseparables para el. Pero le
parece que el segundo es inmecliatamente capaz de una significa-
cion objetiva y por esto intenta reducir el primero a el. Acabamos
de ver que esta tentativa de reducci6n choca con dificultades en
la actualidad -e indudablemente siempre- insuperables. Aeaso
no seria conveniente invertir el problema y preguntarse si el en-
lace entre ambos conceptos no podria explicarse subordinando e1
promedio a la norma? Se sabe que la biometria fue fundada, en e1
orden anatomico, por los trabajos de' Calton, generalizando losprocedimientos antropornetricos de Quetelet, Estudiando sistema-
ticamente las variaciones de la estatura del hombre, Quetelet ha-
bia establecido para un caracter medido sobre los individuos deuna poblacion homogenea, y representando graficamente, la exis-
tencia de un poHgono de frecuencia que presentaba una cima eo-
rrespondiente a la ordenada maxima y una simetria can respecto
a esa ordenacla. Como se sabe, el limite de un poligono es una
curva y fue el propio Quctelet quien mostr6 que e1 poligono de
frecuenc ia tiende hacia una curva denominada "acampanada" que
es la curva del binornio 0 tamb ien 1a cur va de errores de Gauss.
AI hacer esta aproximacion, se proporiia Ouetelet expresamentesignificar que solo Ie reconocia a Ia variaci6n individual con res-
pecto a un caracter dado (fluotuacion ) el sentido de un acci-
dente que verificaba las leyes del azar, es decir las leyes que ex-
presan la influencia de una multiplicidad indeterminable de cau-
sas no sisternaticarnente orientadas y cuyos efectos por consiguien-
te tienden a anularse por compensacion progresiva. Ahora bien. a
Ouetelet Ie parecia que esta posible interpretacion de las fluctua-
ciones bioI6gicas por e 1 calculo de las probabilidades era de 1a ma-
yor importancia metafisica, Segun el significaba que para Ia es-
pecie hurnana existe "un tipo 0 modulo cuyas c1iferentes propor-
ciones pueden ser detenninadas con Iacilidad" [96, 15]. Si esto no
fuese para nada asi, si los hombres difiriesen entre si, por ejemplo
en euanto a la altura, no por efecto de causas accidentales, sino
por ausencia de un tipo de acuerdo con el cual sedan comparables,
entonces no podria establecerse ninguna relacion deterrninada en-
tre todas las medidas individuales, Sf, por el contra rio, existe un
tipo con relacion al cual las desviaciones resuIten puramente acci-
dentales, entonces los valores nurnericos de un caracter medido
sobre una multitud de individuos tienen que distribuirse de acuer-
do con una ley matematioa, y esto es 1 0 que de hecho sucede. Por
otra parte, cuanto mas grande sea e1 numero de medidas realiza-
119
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118 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOL6G1co? NORMA Y PROMEDIO
das, mas se compensaran y anularan las causas perturbadoras ac-
cidentales y mas netamente aparecera el tipo general. Pero espe-
cialrnente sobre una gran cantidad de hombres euya estatura va-
rie entre Iimites determinados, los mas numerosos son quienes
mas se acercan a La estatura promedio, y los que mas se apartan
de ella son los menos numerosos. Quetelet denomina ho mbr e ] )r o-
media a este tipo humano a partir del cual la desoiacioti es mas
rara cuanto mayor. Cuando se cita a Ouetelet COmo antepasado dela biometria, general mente se omite decir que, segun el, ese hom-
bre prornedio no es de ninguna manera un "hombre irnposible"
[9G, 22J. La prueba de la existencia de un hombre prornedio, en
un clima dado, reside en Ia manera en que los numeros obtenidos
para cada dimension rnedida (estatura, cabeza, brazo, etc.) SE '
agrupan alrededor del valor promedio obedeciendo a Ia ley de las
causas accidentales. El promedio de Ia estatura en un gmpo dado
es tal que el mayor de los subgrupos formados por hombres que
tienen Ia misma estatura es el conjunto de los hombres cuva es-
tatura se acerea mas a Ia estatura promedio. Esto detenninaque
el promedio tipico sea totalrnente distinto del promedio aritmetico.
Cuando se rnide la altura de muchas casas es posible obtener una
altura promedio, pero tal que no necesariarnente exista a]guna ca-
sa cuya propia altura se acerque a ese promedio. En pocas pa-
labras. segun Quetelet, la existencia de un valor promedio es signo
innegable de la existencia de una regularidad interpretada en un
sentido expHcitamente onto16gico: "Mi principal idea eonsistc en
hacer que prevalezca la verdad y en mostrar cuan sometido esta
sin saberlo el hombre a las leyes divinas y con que regularidad las
cumple. Por otra parte, esta regularidad no es de ningun modo
exclusividad del hombre: se trata de una de las grandes leyes de
Ia naturaleza, que es propia tanto de los animales como de las
plantas, y quiza Harne la atencion el hecho de que no se Ie haya re-
conocido antes" [96, 21]. EI interes de la concepcion de Quetelet
reside en el hecho de que identifica, en su no cion de promedio
verdadero, las nociones de [recuencia estadistica y de norma, por-
que un valor promedio que determina desviaciones tanto mas ra-
ms cuanto mas amplias es, hablando propiamente, una norma. Aqui
no corresponde que discutamos el fundamento metafisico de la
tesis de Quetelet, sino que retengamos simplernente su distinci6n
entre dos tipos de promedios: el prornedio aritrnetico 0 mediana
y el promedio verdadero, y el hecho de que Iejos de presentar el
promedio como fundamento emplrico de !a. norma en materia. d.e
caracteres fisicos humanos, presenta explIcltamellte una regulan-
dad onto16gica que se expresa en el promedio. Ahora bien, si pOl'
cierto puede parecer discutible que haya que remontarse hasta la
voluntad de Dies para explicar el modulo de la estalura [urmarta.
esto no entrafia la imposibilidad de que alguna norma se trasluzea
en ese promedio. Y esto es 10 que cre~~10s pue.de conduirs: del
examen critico al que Halbwachs sometio a las Ideas de Quetelet[53].De acuerdo con Halbwachs, Quetelet se equivoca cuando con-
sidera que la distribucion de las estaturas humanas a1rededor. de-
un valor prornedio es un Ienomeno al que se le pu~de~, aplicar
las leyes del azar. La primera condicion para esta aP:Icac.lOll con-
siste en que los [enornenos, considerados como comh~nac~ones ?e
elementos en numero indeterminable, sean todas reahzaclOnes 1~-
dependientes entre S I, tales que ninguna de ellas ejerza infhlencla
sobre Ia siguiente. Ahora bien, no es posible asi rnilar efectos 01'-
ganicos constantes a Fenomenos gobernados pOI' las leyes del azar.
Hacerlo significa adrnitir que los hechos fisicos que dependen del
medic; ambiente y los hechos fisiologicos relatives a los I?roc~;os de
crecimiento se combinan de tal manera que cada reahzaclOn sea
independiente de las otras que la han precedido 0 que coexis~en
con ella. Ahora bien, esto es Insostenible desde el punto de. V!st~humane en el que las norm as sociales interfieren las leyes biologi-
cas, de manera tal que el individuo humano es el producto de un
acoplamlento que obedece a todo tipo de prescripciones consue-
tudinarias y legislativas de orden matrimonial. En pocas palabras:
herencia y tradicion, acostumbramiento y costumbre son otras ta~-
tas formas de dependencia y de enlace individual y'. _por., oonsi-
guiente, otros tantos ohstaculos para una adecuada utIllZc:_clOndel
calculo de probabilidades. EI caracter estudiado por Quetelet, labi 16' . 10 estuestatura, solo seria un hecho puramente 10 glCO SI se -
diase sobre el con junto de los individuos que constituyen u~a des-
cendencia pura, animal 0 vegetal. En tal caso, l~s fl~c:uaclOnes a
uno y otro lado del modulo especifico se deben.an unicamente ala acci6n del medic ambiente. Pero en la especie humana Ia es-
tatum es un Fenomeno inseparablemente hiologico y social. Incl~-
so si es Iunclon del media ambiente, en cierto senlido es necesano
considerar al medio ambiente geografico como el producto de 1a
actividad humana. El hombre es un factor geogrMico y Ia geogra-
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1 2 1 1 ,:L"hIF.'. CIE1'CL\S DE 1.0 :-:OR:dAI. Y !W r.o I'ATOLOGICO?1'OR~!A Y PROMEDIO J 21
1 Es ]a exprcsiou emplea.I» por Flourens.
cia. a menudo. si circunstancias accidentales y extrinsecas, si cau-
sns perturbadoras no viniesen a oponerse a ello. La mayoria de los
hombres mueren de cnlcnncdadcs: muy pOCOS mueren de vejcz pro-
piarnente dicha" [39, 80-81].De la misrna manera piensa Metclmi-
koff que e] hombre puede normalmente llegar a centenario y que
todo viejo que muere antes de un siglo de vida es de derecho
un enfermo.Las variaciones en Ia duraci6n de la vida prornedio en el hombre
a traves de las epocas (39 alios en 1865 y 52 en 1920, en Francia
y para el sexo masculino) resu1tan muy instructivas, Buffon y Flou-
rens exarninaban al hombre, para asignarle una vida normal, con
la misrna mirada de biologo con la que examinaban a1 eonejo 0 at
camello. Pero cuando se habla de vida promedio, para aludir a su
progreso creciente, se la relaciona con Ia accion que e1 hombre, con-
siderado colectivamente, ejerce sobre 5 1 mismo. En este sentido
trata Halbwachs a la muerte como un fen6meno social, estimando
que la ectad en Ia que esta se produce es en gran parte el resul-
tado de las condiciones de trabajo e higiene, de Ia atenci6n a 1afatiga y a las enfermedades, en resumen: tanto de las condiciones
sociales como de las fisio16gicas. Todo sucede como si una 50-
ciedad tuviese "Ia mortalidad que le conviene", puesto que la can-
tidad de muertos y 5U distribuci6n en las diferentes edades ex-
prt;san la impcrtancia que una socieclad da 0 no da a la prolongs-
cion de la vida [53, 94-97]. En pocas palabras: las tecnicas de hi-
giene colectiva que tienden a prolongar la vida humana 0 los ha-
hitos de negligencia que tienen como resultado su acortamiento,
depend en del valor otorgac1o a la vida en una sociedad dada; final-
mente, en ese numero abstracto, que es la duraci6n promedio de
vida humana, esta expresado un juicio de valor. La duracionprornedio de vida no es la duracion de vida bioI6gicamente normal,
sino que en cierto sentido es la duraci6n de vida socialmente nor-
mativa. Tarnbien en este caso, la norma no se deduce del promedio
sino que se traduce en e L Esto seria aun mas claro si en lugar de
considerar la duracion promedio de vida en una sociedad nacio-
nal, tomada en bloque, se especificase esa sociedad en cIases, ofi-
cios, etc. Se advertlria sin duda que la duracion de la vida depen-
de de 10 que en otra parte Halbwachs denomina '10s niveles de
vida".
A semejante concepcion se le objetara sin duda que s610 es va-
Iida para caracteres humanos superficiales -para los cuales existe
fia esta totalmente impregnada de historia a traves de las tecnicas
colectivas. For ejemplo, la observaci6n estadistica pcrmiti6 com-
probar la influencia del desccarniento de los pantanos de SoIogne
.sobrc Ia estatura de los habitantes [89]. Sorre admite que la es-
Iatura promedio de algunos gmpos humanos se elev6 verosirnil-
mente por influcncia de una alimentacion mejorada [109, 286]. Pe-
1'0, segun nosotros, si Ouetelet se equivoco a1 atribuir al valor pro-medio de un canicter anntomico humano un valor de norma di-
vina, 10 hizo 5610 al especificar la norma, pero no al interpretar al
valor prornedio como signo de una norma. Si bien es cierto que el
.cuerpo hurnano es en cierto sentido U11 producto de la actividad
social, no es absurdo sin embargo suponer que la constancia de
determinados rasgos, revelados por un valor promedio, depende
de la fide1idad consciente 0 inconsciente a ciertas norm as de vida.
Naturalmente, en la especie humana la Irecuenoia estadistica no
s610 traduce una norrnatividad vital sino tambien una normativi-
dad social. Un rasgo humano no seria normal porque Iuese fre-
cuente, sino a la inversa: seria frecuente pOl' ser normal, es decirnormativo en un genero de vida dado, tomundo las palabras g6nero
de vida en e1 sentido que le dieron los ge6grafos de la escuela de
Vidal de La Blache.
Esto parecera mas ovidente todavia si en vez de cdnsiderar un
caracter anatomico nos fijarnos en un caracter Fisiologico global
como la Iongevidad. Basandose en Buffon, Flourens busco un ins-
trurnento para determinar cientificarnente la duraci6n natural ()
normal de la vida del hombre, utilizando y rectificando los traba-
jos de aquel. Flourcns rclacionn la cluraci(;n de Ia vida con Ia du-
racion especifica del crecimiento cuyo termino define por Ja reu-
ni6n de los huesos con sus epifisis 1. "EI hombre tanh veinte aiios
en crecer y vivo cinco veces veinte ,1UOS, es decir cien niios." Flou-
rens especifica bien que esta duracion normal de la vida humana
no cs ni Ia duraci6n frecuente ni la duracion promedio: "Todos los
dias vemos hombres que viven noventa y den alios, S6 muy bien
que la cantidad de quienes lIegan hasta am es pequefia can rela-
cion a la cantidad de quienes no 10 consiguen, pero de todos rnodos
algunos alcanzan esa edad. Y del hecho de que a veces se Begue
hasta alii es muy licito concluir que se llegaria con mayor Irecuen-
122 ~EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? NORMA Y PROMEDIO 123
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en todo caso un margen de tolerancia donde pueden aparecer las
diversidades sociales-, pero que por cierto no es pertinente ni pa-
ra caracteres humanos fundamentales de esencial rigidez, tales co-
mo Ia glucemia 0 Ia calcemia 0 el pH sanguineo, ni en general para
caracteres propiamente especificos en los animales a los que nin-
guna tecnica colectiva confiere plasticidad relativa. Por cierto, no
creemos estar sosteniendo que los promedios an6.tomo-fisio16gicos
traduzcan en el animal nonnas y valores sociales· nos pregunta-t.J
mos en cambio si acaso no traducen nonnas y valores vitales. En
el sub-capitulo anterior vimos el ejemplo, citado por C. Teissier,
de esa especie de mariposas que oscila entre dos variedades ten-
diendo a confundirse alternativamente con una de ellas ya sea flue
el medio ambiente perrnita una u otra de las dos combinaciones
compensadas de caracteres contrastantes. Nos preguntamos si aca-
so no existe alli una especie de regla general de la invenci6n de
las formas vivientes. Por consiguiente, podriarnos atribuirle a la
existencia de un promedio de los caracteres mas frecuentes un
significado bastante distinto del que le conferia Quetelet. No tra-
duciria un equil ibrio especifico estable, sino el equilibrio inestable
de nonnas y fonnas de vida, mas 0 menos iguales, enfrentadas mo-
mentaneamente, En lugar de considerar que un tipo especi£ico es
realmente estable porque presenta caracteres exentos de toda in-
compatibilidad, dacaso no podriamos considerarlo aparentemente
estable porque ha logrado conciliar momentaneamente, mediante
un conjunto de compensaciones, exigencias opuestas? Una forma
especifica normal seria el producto de una normalizaci6n entre
funciones y 6rganos cuya arrnonia-sintetica se obtiene en condicio-
nes definidas y no esta dada. Esto es aproximadamente 10 que, ya
desde 1912, sugeria Halbwachs en su critica a Quetelet: "dPor que
considerar a la especie como un tipo del cual los individuos solose desvian por accidente? dPor que su unidad no resultaria de una
dualidad de conformacion, de un conflicto entre dos 0 un numero
pequefio de tendencias organicas generales que en conjunto se
equilibrarian entre si? dQu6 mas natural, entonces, que el com-
portarniento de sus miernbros exprese esa divergencia mediante una
serie regular de desviaciones del promedio en dos sentidos dife-
rentes ... ? Si las desviaciones fuesen mas numerosas en un sentido
eso indicaria que la especie tiende a evolucionar en esa direccion
pOl' influjo de una 0 varias causas constantes" [53, 61].
En ]0 referente al hombre y sus caracteres fisiol6gicos perma-
nentes, s610 una fisiologia y una patologia humanas comparadas
-en el mismo sentido en que existe una literatura comparada- de
los diversos grupos y sub-grupos etnicos, eticos 0 religiosos, tecni-
cos, que tuviesen en cuenta el intrincamiento de la vida y de los
generos y niveles sociales de vida, podrian proporcionar una res-
puesta precisa a nuestras hipotesis. Ahora bien, parece que esta
fisiologia human a comparada, realizada desde un punto de vista
sistematico, toda via debe ser escrita por algun fisi6logo. Por cier-to, existen compactas colecciones de datos hiometricos de orden
anatomico y fisiol6gico reIativos a las especies animales y a la es-
pecie humana disociada en grupos etnicos, por ejemplo las Tabulae
biologicae 2; pero se trata de repertorios sin ningun intento de in-
terpretaci6n de los resultados de las comparaciones. Por "Fisiologia
hurnana comparada" entendemos ese tipo de investigaciones cuyo
mejor ejernplo 10 constituyen los trabajos de Eijkmann, Benedict y
Ozorio de Almeida sobre e1 rnetabolismo basal en sus relaciones
con el clima y la raza 3. Pero ocurre que esta laguna acaba de ser
colmada en parte por los recientes trabajos de un ge6grafo fran-
ces, Sorre, cuyo libro Les fondements biologiques de la geographiehumaine nos fue indicado cuando ya la redaccion de este ensayo
estaba tenninada. Mas adelante diremos algo acerca de ,61, luego
de un desarrollo que nos empefiamos en dejar en su estado primi-
tivo no tanto por afan de originalidad como por testimonio de
una convergencia. En materia de metodologla, la convergencia su-
pera con mucho a la originalidad.
Ante todo, se nos conceded que la determinacion de las cons-
tantes fisiologicas, par construccion de promedios obtenidos expe-rimentalrnente s610 dentro del marco del laboratorio, entrafiaria el
riesgo de presentar a1 hombre normal como un hombre mediocre,
muy por debajo de las posibilidades fisiol6gicas de las que soncapaces los hombres en siruacion directa y concreta de aeci6n so-
bre S 1 mismos 0 sobre el medio ambiente, incluso para los ojos me-
nos cientificamente informados. A esto se responders haciendo
notar que las fronteras del laboratorio se han ampliado mucho des-de la epoca de Claude Bernard, que la fisiologia extiende su [u-
risdiccion sobre los centros de orientaci6n y de selecci6n profesio-
~ Puhltcadas en La lIaya por el editor Junk.
3 Una b ib l iogrufia de estos trabajos se encontrara en [61, 299].
"LXISTL"\; CIF:-:Ci:\S DE 1.0 ;-";OR:"I.JAL Y lH:: t.o T'ATOLOOICO? ;\"OR~!A y PRO~fEDrO 12 5
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nal, sohre los inst itutos de educaci6n f isica, en resumen: que el
fisi610go ('spera del hombre concreto, y no del sujeto de laborato-
rio en sitnacion bastante artificial, que este fije par S 1 mismo los
mitrgenes de variacion tolerados por los valores biornetricos, Cuan-
do A. Mayer escribe: "La medida de Ia actividad maxima de la
musculatura cn el hombre es precisarnente el objetivo del estable-
cimicnto de los records deportivos" [82, 4.54-14], pens amos en la
humorada de Thibaudet: "Las tablas de records y no 1a fisiologia
son las que respond en a esta pregunta: dhasta cuantos metros pue-
de saltar el hombre?" 4. En resumen la fisiologia solo seria un me-
todo seguro y precise para registrar y controlar las pautas de las
posibilidades funcionales que e1 hombre adquiere 0 mas bien con-
quista progresivamente. Si se puede hablar de hombre normal, de-
terminado por el Fisiologo, es porque existen hombres nonnativos,
hombres para quienes es normal hacer quebrar las norm as e ins-
ti tuir nuevas Donnas.
No s610 las variaciones individuales introducidas en los "temas"
Fisiologicos comunes para el hombre blanco Hamada civilizado, nos
parecen in teres antes como expresi6n de 1a normatividad biol6gicahumana, sino mas aim las variaciones de los propios ternas de un
grupo a otro, de acuerdo can los generos y niveles de vida, en re-
lacion con tomas de posicion eticas a religiosas frente a In vida,
en pocas palabras: can normns colectivas de vida. En este orden de
ideas, Ch. Laubry y Th. Brosso estudiaron, gracias a las mas mo-
demas tecnicas de registro, los efectos fisio16gicos de 1a disciplina
religlosa que pcrmite a los yoguis hindues el dominic casi com-
pleto de las Iuncioues de Ia vida vegetativa. Este dominio es tal
que logra regular los movimientos peristalticos y antiperistalticos,
utilizar en todos los sentidos el juego de los esflnteres anal y ve-
sical, aboliendo aS I Ia distincion fisiologica entre los sistemas mus-culares estriado y liso. Este dominio elimina con ello la autono-
rnia relativa de la vida vegetativa. EI registro simultaneo del pu1so,
de la respiraciou, del electrocardiograma, la medida del metabo-
lismo basal, permitieron comprobar que Ia concentraci6n mental,
que tiende a la fusion del individuo con e1 objeto universal, produ-
ce los siguientes eiectos: ritmo cardiaco acelerado, modilicacion
del rilmo y de la altura del pulso, modificaci6n del electrocardio-
grama: bajo voltaje generalizado, desaparicion de las ondas, in "
4 Lc bergsonisme, J, 203.
[ima fibrilaci6n sobre In linea iso-electrica, metabolismo basal re-
ducido [70, 760]. La clave de In accion del yogui sabre las
Innciones fisiol6gicas aparentemente menos sometidas a la volun-
tad, es la respiracion; a ella se le pide que actue sobre las atras
funcioncs, mediante S1 1 rcducci6n el euerpo es colocado «en el
estado de vida retardada comparable con e1 de los animales que
invernan" [ibid.]. Obtener un cambia del ritrno del pulso que va-
yn de 55 a 150, una apnea de 15 minutos, una abolicion casi
total de 1a contraccion cardiaca, signifiea par cierto hacer que-
brar las norrnas fisiologicas. A mcnos que se prefiera considerar
tales resultados como patologicos. Pero evidenternente esto es
imposible: "Si , ': lien lo s yoguis ignoran la cst ructura de sus orga-
nos, son en cambio los innegables amos de sus funciones. Cozan
de un magnifico estado rle salud y Sill embargo se han infligido
ufios de ejercieios que no hnhiesen podido soportar S I no hubiesen
respetado las leyes de ~a actividnd fisin16gica" [ibid.]. Laubry y
Th. Brosse coucluveu que con eslos ll;'chos ('stamo, ('n presencia
de una fisiologia humana bastante diferente de la mera fisiologia
animal: "La voluntad parece actuar como una prueba Hrmaco-dinarnica y de osta manera vislumhramos para nuestras [acul-
lades. suprriores un poder infinito de regulacion y de orden"
r ihid.]. De cloncle surgen estas observaciones de Th. Brosso so-
hre el prohlern« <1e 10 pa(ol<)gico: "Cnnsidclado des(k cste ang\l]o
dE' Ia actividnd consciente en relacion con los niveles psico-Iisio-
logicos que esta ntilizn, el problema de In patologia [uuciortal
apareee intimamente vinculndo can el de Ia educacion, Conse-
cuencia de una educacion sensorial, activa, emocional, mal hecha
o no hecha, requiere inmediatamente una reeducacion. Cada vez
mas la idea de salucl 0 de normalidad deja de aparecersenos como
la de la conformidad a un ideal exterior (atIeta para el cuerpo,bachiller para la inteligencia ). Se inserta en 1a relaci6n entre e1
yo consciente y sus organismos psico-fisiologicos, es relativista
e individualista" [17, 49].
Acerca de estas cuestiones de fisiologia y de patologia compa-
rac1a nos vernos reducidos a contentarnos can pocos doeumentos,
pero -hecho sorprendente- aunque sus autores hayan obedecido
a intenciones no comparables, orientan su espiritu hacia las mis-
mas conclusiones. Porak, que busc6 en el estudio de los ritmos fun-
cionales y de sus perturbaciones un camino hacia eI conocimiento
del comienzo de las enfermedades, mostr6 Ia relaci6n que existe
126 . :EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOG!CO? NORMA Y PROMEDIO 12 7
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entre los generos de vida y las curvas de Ia diuresis y de Ia tem-
peratura (ritmos lentos ) > del pulso y de Ia respiracion (ritrnos
rapidos ), Los j6venes chinos de 18 a 25 afios tienen un drenaje
urinario promedio de 0,5 em" por minuto, con oscilaciones entre
0,2 y 0,7 em", mientras que ese drenaje es de 1 em" para los eu-
ropeos, con oscilaeiones entre 0,8 y 1,55 em". Porak interpreta este
heeho fisiologico partiendo de las influencias geograficas e his-
toricas combinadas en la civilizacion chins. De esta masa de in-f1uencias escoge dos, segun el capitales: [a naturaleza de la ali-
rnentacion (te, arroz, vegetales germmados) y los ritmos nutri-
tivos determinados por la experiencia ancestral; e1 modo de activi-
dad, que respeta mejor en China que en Occidente e1 desarrollo
periodico de la actividad neuromuscular. EI caracter sedentario de
los hahitantes occidentales repercute nocivamente sobre el ritmo
de los Iiquidos. Este desorden no existe en China donde se ha con-
servado el gusto por los paseos "con el apasionado deseo de con-
fundirse con la naturaleza" [94, 4-6].
EI estudio del ritmo respiratorio (ritmo rapido ) hace aparecer
variaciones relacionadas con el desarrollo y Ia anquilosis de la ne-cesidad de actividad. Esta necesidad a su vez esta relacionada
con los fenornenos naturales 0 sociales que esconden el trabajo hu-
mano. Desde la invenci6n de la agricultura, la jornacla solar es un
marco dentro del cual se inscribe Ia actividad de muchos hombres.
La civilizacion urbana y las exigencias de la economia moderna
perturbaron los grandes ciclos fisiologicos de actividad, pero de-
jan subsistir vestigios de estes, Sobre esos ciclos fundamentales se
injertan ciclos secundanos. Mientras que los cambios de posicion
determinan ciclos seeundarios en las variaeiones del pulso, en el
easo de Ia respiracion por el contrario son las influencias psiquicas
las que predominan. La respiracion se acelera con el despertar,cuando los ojos se abren a la luz: "Abrir los ojos signifiea adop-
tar ya la actitud del estado de vigilia, significa ya orientar los
ritmos funcionales haeia el despliegue de la actividad neuro-rno-
tara, y la flexible funcion respiratoria es de veloz respuesta al
mundo exterior: reacciona inmediatamente a la apertura de los
parpados" [94, 62]. La funci6n respiratoria es, por la hematosis
que asegura, tan importante para el despliegue explosivo 0
sostenido de la energia muscular, que una regulaci6n muy sutil
tiene que determinar al instante variaciones considerables en el
volumen de aire inspirado. La intensidad respiratoria se encuen-
tra, pues, bajo la dependencia de Ia calidad de nuestros ataques
o de nuestras reacciones, en nuestros debates con el medio am-
biente, EI ritmo respiratorio es funcion de la conciencia de nues-
tra situaci6n en el mundo.
Cabe esperar que las observaciones de Porak 10 conduzcan a
proponer indicaciones terapeuticas e higienicas, Esto es 10 que
sucede en efeeto. Puesto .que las normas fisiol6gicas definen nO
tanto una naturaleza humana como habit os humanos relaciona-
dos <: QA generos de vida, niveles de vida y ritmos de vida, toda
regla dietetica debe tener en euenta esos habitos. He aqui u11
hermosa ejemplo de relativismo terapeutico: "Las chinas alimen-
tan a sus nifios con Ieche durante los dos primeros afios de vida.
Luego del destete, los nifios nunca mas volveran a alimentarse
con leche. La leche de vaca es considerada como un liquidc
sueio, muy indicado para los cerdos. Ahora bien, a menudo pra-
be con Ia leche de vaca en el caso de mis enfermos nefriticos.
Inmediatamente se producia Ia anquilosis urinaria. Cuando vol-
via a poner al enfermo en regimen de te y arroz, una buena crisis
urinaria reestablecia Ia euritmia" [94, 99]. En cuanto a las causas
de las enfermedades funcionales, estas son casi todas, si se las
toma al comienzo, perturbaciones de ritmos, disritmias, debidas
a Ia fatiga 0 al surmenage, es decir a todo ejercieio que va mas
alla de la justa adaptaci6n de las necesidades del individuo al
medio cireundante [94, 86]. "Es imposible mantener 1 1 1 i tipo den-
tro de su margen de disponibilidad funcional. Creo que la mejor
definicion del hombre seria decir que es un ser insaciable, que
siernpre va 111115 alia de sus necesidades" [94, 89]. He aqui una
buena definicion de la salud que nos prepara para comprender
su relacion con Ia enfermedad.
Cuando Marcel Labbe estudia, principalmente a proposito dela diabetes, la etiologia de las enfermedades de In nntricion, llega
a conclusiones analogas. "Las enfermedades de In nutrici6n nO
son enfermedades de organos sino enfermedades de funciones .. ,
Los vicios de Ia alimentaci6n desempefian un papel en Ia gene-
sis de las perturbaciones de Ia nutrici6n... La obesidad es hi
mas frecuente y In mas sene ilia de csas enferrnedndes creudas por
la m6rbida educacioti dada pOl' los padres... La mayoria de las
enfermedades de Ia nutrici6n son evitables. Hablo especialmen-
te de los habitos de vida y de alimentaci6n viciosos que los in-
dividuos deben evitar y que los padres afectados ya por pertur-
" LXiSTF,\; CIL:- ;C!.\~ I>] I.() ,\;(_}!{\i.·\l Y I)E [.0 iATOL()(;ICO i\iORMA Y I'RO~t EDIO
12 9
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baciones de la nulr icion t ienen que cuidarse de no transmitir a
sus hijos" [Ci.5, 10.501]. 2.Acaso no sc pod ria concluir que consi-
derar a la educacion de las funcioncs como un instrumento tera-
peutico a la mancra de Laubry y Brosso, Porak y Marcel Labbe,
significa admitir que las SOl1stalltes Iuncionales son norrnas habi-
tualcs? Aquello que el habito ha hecho, el habito 10 deshace y el
lHlbito 1 0 rehace. Si es posible definir no metaforicamente las
enfennedades ~nnlO vicios, tendrian que ser posible tam bien defi-
nir no metaf,' icamente las constantes fisio16gicas como virtudes,
en e1 senticlo antiguo de 1a palabra que confunde virtud, potencia
y funcion.
Es necesario decir que las investigaciones de Sorre ace rca de
las rclaciones entre los caracteres fisiologicos y patologicos del
hombre y los dimas, los regimenes alimenticios y el medio cir-
cundante biologico, tienen un alcance muy diferente que los traba-
jos que acabamos de utilizar. Pero 10 notable es el hecho de que
en elias todos estos puntos de vista resultan justificados, y COI1-
firmados sus enloques. La adaptacion de los hombres a la altura
y su accion Iisiologioa hereditaria [109, 51], los problemas de los
efectos de la luz [109, 54], de la tolerancia terrnica [l09, 58], de
Ia aclimalar-ion [109, 94], de la alimentacion a expensas de u n
medio nmbicnte vivo creado pOl' el hombre [109. 120J, de la dis-
tribucion geogrMica y de la accion plastics de los regimenes ali-
menticios [109, 24.S, 275], del area de extension dc los complejos
pat6genos (cnferlllcc1ad del sueiio, paludismo, peste, etc.) [109,
291J: todos cstos problemas son tratndos con mucha precision,
amplitucl y una pcrmanonte sensatez. POI' cierto 10 que le interesa
a Sorre es anle torlo la ecologia del hombrc, la explicacion de los
problemas de pohlacion. Pero como en ultima instancia todos estos
problemas Se reducen a problemas de adaptacion, so advierte hasta
que punto los trabajos de un gc()grafo presentan gran interes
para un ensayo metodologico referente a las normas biologicas.
Sorre se percata rnuy bien de la importancia de] cosmopolitismo
de la especie humana para una teoria de la labilidad relativa de
las constantes Iisiologicas -Ia importancin de los est ados de falso
equililnio adaptut ivo para la explicacion de las enfermedades 0
de las lllutaciollCS- la 1elacion de las constantes auatornicas y
fisio16gicas con los regimcIles alirnenticios colectivos, que con
mucho lino calificn de nornras [109, 249] -la irreductibilidad de
las tecllicas de cre acio n de un habitat propiamente humane a
razones purarnente utilitarias- Ia importancia de la accion in-
directa, mediante la orientacion de la aetividad del psiquismo
humane sobrc caracteristicas considcraclas durante mucho tiempo
como naturales, tales como la estatura, el peso, la diatesis colec-
tiva, Como conclusion, Serre se empefia en mostrar que e1 hombre
cons~derad~, colectiv~lmente va en busqueda de sus "valores optimo;
funcionales , es decir de aquellos valores de cada uno de los ele-
mentos del habitat para los cuales una determinada funci6n se
cumple de la mejor manera, Las constantes fisiologicas no son
constantes en el senti do absoluto del terrnino. Para cad a Iuncion
~ para el conj~nto de las fllnc~~nes exi~te un margen en el que
juega la capacidad de adaptacion Iuncional del grupo 0 de la
especie. De esta manera, las condiciones optirnas determinan una
zona de poblacion donde la uniformidad de las caracteristicas
hurnanas expresa no la inercia de un determinismo sino la esta-
bilidad de un resultado sostenido por un esfuerzo colectivo in-
consciente pero real [109, 415-16]. Se sobreentiende que nos
place ver que un ge6grafo aporta la solidez dc sus resultados de
analisis en apoyo de la interpretacion de Ins eonstantes biologioas
que hemos propuesto. Las constantes se presenlan con una Ire-
cuencia y un valor prornedio, en un grupo dado, que les confiere
valor de normal, y esta normal es en verdad expresion de una
norrnatividad. La constanle fisiologica es expresion de un optimo
fisiologico en condiciones dadas, entre las cuales hay que tener
en cuenta aquellas que el ser vivo en general, y el homo faberen particular, se dan.
En virtud de tales conclusiones interprctarernos de till modo un
poco distinto que sus propios autores los datos tan interesantes
que aportan Pales y Monglond acerca de la tasa de Ja glucemia
entre los negros de Africa [92, bis]. Sobre 8i indigenas de Bra-
zzaville, 66 % presentaron una hipoglucemia: el 39 % de 0,90 a
0,75 gr. y el 27 % por debajo de 0,7.5 gr. Seg{m estos autores,
el negro tiene que ser considerado en general como hipogluce-
mica. En todo caso, el negro soporta sin aparente perturbaci6n,
y especialmente sin convu1siones ni coma, hipoglucemias que en
el caso del europeo se consideran graves cuando no mortales. Las
causas de esta hipoglucemia habria que buscarlas en Ia sub-ali-
rnentacion cronica, el parasitismo intestinal po]imorfo y crouico,
el paludismo. "Tales estado se encuentran en e1 limite de la fisio-
Iagia y de Ia patologia. Desde el punto de vista europeo son pa-
130, ?
'- E XISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOLOGICO. NORMA Y PROMEDIO 131
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tologicos, desde el punto de vista indigena se encuent~an tan
estrechamente ligados al estado habitual del negro que S1 no se
tuviesen los terminos comparativos del blanco casi se 10 podria
considerar como fisio16gico" [92 his, 767]. Precisamente pensamos
nosotros que el europeo puede servir como norma s6lo en la me~ida
en que su genero de vida pueda presentarse como normative.
Lefrou, como Pales y Monglond, consider a que la indolencia d~l
negro esta relacionada con su hipoglucemia [76 bis, 278; 9~ bis,
767]. Estos ultimos autores dicen que el negro lleva una Vida a
la medida de sus posibilidades. 2,Pero acaso no pod ria decirse
igualmente que el negro tiene posibilidades fisio16gicas a la me-
dida de la vida que neva?La re1ativiqad de ciertos aspectos de las norrnas anatorno-fisio-
logicas y por consiguiente de ciertas perturbaciones patol6gicas en
su relaci6n con los generos de vida y el savoir-vivre, no s610 apa-
rece por la comparaci6n de los gmpos etnicos y culturales ac-
tualmente observables, sino tambien por la comparaci6n de esos
gmpos actuales con grupos anteriores desap~recidos. Por, cierto, l.a
paleopatologia dispone de documentos to?avIa mucho ma~ redu~l-
dos que los que disponen la paleontologla 0 Ia paleografIa, y Slll
embargo las conclusiones prudentes que de elIos pueden extraerse
valen la pena de ser reveladas. .• Pales, que hizo en Francia una bue~a5 sintesis ~e. ~~s trabajos
de este genero, tom a de Roy C. Moodie una definicion del do-
cumento paleopatol6gico, a saber toda desviaci6n del estado sano
del cuerpo que ha dejado una impronta visible sobre el esqueleto
fosilizado [92, 16]. Si los pedernales tallados y el arte de los hom-
bres de la edad de piedra dicen la historia de sus luchas, de sus
trabajos y de su pensamiento, sus osamentas evocan la historia de
sus dolores [92, 307]. La paleopatologia permite concebir el he-
cho patologico en la historia de la especie h.uman~ como un hecho
de simbiosis, si se trata de enfermedades infecciosas -y esto no
s610 concierne al hombre sino al ser vivo en general- y como un
hecho de nivel de cultura 0 de genero de vida, si se trata de
enfermedades de la nutricion. Las afecciones que los hombres
prehist6ricos tuvieron que sufrir se presentaban en proporciones
muy distintas de las que ofrecen a consideracion actualmente. Va-
5 En la bibliografia estnblecida por Pales se er~cou.t;ara la lista de .10s
trabajos de Roy C. Moodie [92]. Para unu vulgarizacion de esos trabaios,
vease H. de Varigny. loa mort et la biologie (Alcan).
Ilois serials, que, solo en el caso de la prehistoria francesa, des-
tacan 11 casos de tuberculosis para muchos mill ares de osamen-
tas estudiadas [113, 672]. Si bien la ausencia de raquitismo, en-
fermedad por carencia de vitamina D, es normal en una epoca en
que se utilizaban aliment os crudos 0 casi crudos [113, 672], Ia
aparicion de la carie dental, desconocida par los primeros hom-
bres, acompafia la civilizaci6n, en relacion con la utilizaci6n de
las feculas y la coccion del alimento, provocando la destrucci6n
de las vitaminas necesarias para Ia asimilacion del calcio [113,677]. Tambien la osteoartritis era mucho mas frecuente en la edad
de piedra tallada y en las epocas siguientes de 10 que actualmen-
te es, y es necesario atribuirla verosimilmente a una alimentaci6n
insuficiente, a un clima frio y humedo, puesto que su disminu-
cion, en nuestros dias, expresa una mejor alimentacion, un modo
de vida mas higienico [113, 672].
Facilmente se concibe la dificultad propia de un estudio al que
escapan todas las enfermedades cuyos efectos plasticos 0 defor-
mantes no lograron inscribirse en el esqueleto de los hombres £6-
siles 0 exhumados en el curso de excavaciones arqueol6gicas. Se
concibe cual es la prudencia obligada de las conc1usiones de este
estudio. Pero en Ia medida en que se puede hablar de una pa-
tologia prehistorica, tarnbien se tend ria que poder hablar de una
fisiologfa prehistorica, como se habla, sin excesiva incorreccion,
de una anatomia prehist6rica. Una vez mas aparece aqui la re-
lacion de las normas biol6gicas de vida con el medio ambiente
humano, al misrno tiempo causa y efecto de la estructura y del
comportamiento de los hombres. Pales observa con sensatez que
si Boule pudo determinar sobre la base del Hombre de Ia Ca-
pilla de los Santos el tipo anatomico clasico de la raza de Nean-
derthal, seria igualmente posible considerarlo, sin demasiada com-
placencia, como el tipo mas perfecto de hombre Iosil patologico,
afectado de piorrea alveolar, de artritis coxo-femoral bilateral, de
espondilosis cervical y lumbar, etc. Esto es verdad en eI caso de
que se desconozcan las diferencias del medio arnbiente cosrnico,
del equipamiento tecnico y del genero de vida, que convierten
a 10 actualmente anormal en 10 normal de antario.
Si bien parece dificil negar la calidad de las observaciones uti-
lizadas mas arriba, quizas se quieran negar las conclusiones a lasque elIas conducen en 10 que hace a Ia significaci6n Fisiologlca de
constantes Iuncionales interpretadas como norrnas habituales de
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vida. Como rcspuesta se had. notar que tales normas no son el,
fruto de habitos individuales que determinado individuo podria
adoptar 0 abanclonar a su antojo. Si se aclmite una plnsticidad
funcional del hombre, vinculacla en 61 con la norrnatividad vital,
no se trata de una maleabilidad total e instantanca, puramenlc
individual. Proponer, con toda Ia reserva que esto requiere, que
el hombre bene caractcristioas fisiologicas en relacion con su ao-
tividad, no signiJica sugcrirle a cualquier individuo que sed. ca-
paz de carnbiar su glllccmia o su metabolismo basal mediante
el metodo de Coue, 0 por el cambio de pais. No se cambia en po-
cos dias 10 que la especie elabora durante milenios. Voelker mos-
tro que no so cambia de metabolismo basal pasando de Hamhur-
go a Islandia. Y lo mismo hizo Benedict en el caso del desplaza-
miento de los arnericanos del Norte hacia regiones subtropicales.
Pero Benedict cornprobo que el metabolismo de las chinas que
viven desde haec mucho tiernpo en los Estados Unidos es infe-
rior a la norma americana. De una manera general, Benedict
comprobo que los auslralianos (kokatas) ticncn un meta bolisrno
inferior al de los blanc os de la misma edad, peso y estatura, que
viven en los Fstaclos Unidos, y que, a In inversa, los indios ( r n n -
yas ) tienen un metaholismo mas elevado con plllso retardado y
tension arterial rebajada de manera permanonte. Por 10 tanto ca-
be concluir COil Kayser y Dontcheff: "Pareco cosa demostrada que
en el hombre el factor climatico no tiene efecto directo sobre el
metabolismo, s610 de una manera muy progresiva el clima, modi-
Iicando el modo de vida y permitiendo la fijaci6n de razas espe-
ciales, tUY() una accion duradera sobre el metaholismo basal"[62, 286].
En pocas palabras: considcrar los valores promedio de las cons-
tantes fisiolCJgieas humanas como expresion de normas colectivas
de vida, significarfa dccir simplemente que la especie hurnana alinventar generos de vida inventa al mismo tiempo modos de an-
dar fisiol6gicos. c:Pero acaso los generos de vida no son irnpues-
tos? Los trabajos de la escuela francesa de geografia humana
mostraron que no hay fatalidad geogrMica. Los distintos medio
ambientes solo ofreccn al hombre virtualidades de utilizacion tee-
nica y de ac t iv ic ln r l colcctiva. Lo que decide es una eleccion. En-
tendamos bien que no se trata de una elecci6n explicita y cons-
ciente. Pero c1esde el memento en que muchas norrnas colectivas
de vida son posibles en un medio ambiente dado, la que es adop-
tada, y cuya antigi.icdad hace aparecer como natural, en el fonda
sigue siendo clegida.
Sin embargo, en ciertos casos, es posible poner en evidencia el
influjo de una cleccion expl icita sobre cl sentido de algun modo
de andar Iisiologico. Esta es la leccion que se desprende de las
observaciones y de las experiencias relativas a las osciIaciones de
la temperatura en el animal homeotermico, en el ritrno nicte-
merico.
Los tr:'lbajos de Kayser y sus colaboradoresacerca
del ritmonictemerico en [a paloma, permitieron establecer que las varia-
ciones de la temperatura central de dia y de noche en el ani-
mal homeotermico son un fen6meno de la vida vegetativa que de-
pende de las funciones de relacion. La reduccion nocturna de los
intercarnbios es el resultado de la supresion de los excitantes lu-
mini cos y sonoros, El ritrno nictemerico desaparece en la paloma
experimentalmente enceguecida y aislada de sus congeneres nor-
males. La inversion del orden en la sucesion luz-oscuridad invierte
el ritmo, luego de unos dias. El ritmo nictemerico esta determi-
nado por un refIejo condicionado mantenido por la alternancia
natural del dia y la neche. En cuanto al mecanisme, este no con-siste en una hipoexcitabiliclad nocturna de los centros terrnorre-
guladores, sino en la produccion suplernentaria durante el dia de
una cant idad ell' cdc)!" que se agrcga a [a calorificacion regulada
de un modo identico durante dia y noche por el centro terrno-
rregulador. Este calor depende de las excitaciones que em an an
del medio ambiente y tarnbien de la temperatura: esta aumenta
con el frio. Pucsto que hay que dejar de lado toda produccion
de calor por aotividad muscular, la elevacion que otorga a la
temperatura nicternerica su modo de andar ritmico solo puede
ser relacionada con el aumento del tono de postura durante el
dia, El ritmo nictemerico de temperatura es para el animal ho-meoterrnico la cxpresion de una variac ion de actitud de todo el
organismo con relaei6n al medio ambiente, Ineluso en el reposo,
la energia del animal, si este es solicitado por e1 medio ambiente,
no se encuentra completamente disponible puesto que una parte
esta movilizada en actitudes t6nicas de vigilaneia, de preparacion,
La vigilia es un comportamiento que, incluso cuando no se pro-
ducen alertas, no deja de representar un gasto [60; 61; 62; 63].
Observaeiones y experiencias referentes al hombre y cuyos re-
sultados parecieron con frecuencia contradictories, result an am-
134, ?
~EXlSTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO.NORMA Y PROMEDIO 135
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pliamente iluminados por las precedentes conclusiones. Mosso por
una parte y Benedict por la otra no consiguieron demostrar que
la curva termica normal depende de las condiciones del medio
ambiente. Pero Toulousse y Pieron afirrnaban en 1917 que Ia in-
version de las condiciones de vida (actividad nocturna y descan-
so diumo) condicionaba en e1 hombre la completa inversion del
ritmo nictemerico de la temperatura. dC6mo explicar esta contra-
dicci6n? Sucede que Benedict habia observado sujetos poco acos-
tumbrados a la vida noctuma y que en las horas de descanso,-durante el dia, participaban en la vida normal de su medio am-
biente. Segun Kayser, mientras las condiciones experimentales no
son las de una completa inversion del modo de vida, no es posible
dar la demostraci6n de una dependencia entre el ritmo y el me-
dio ambiente. Los siguientes hechos confirman esta interpretacion.
En el lactante, el ritmo nictemerico se manifiesta progresivamen-
te, paralelo al desarrollo psiquico del nino. A la edad de ocho
elias, la desviacion de temperatura es de 0°,09, a los cinco meses
es de 0°,37, entre 2 y 5 afios es de 0°,95. Algunos autores -Os-
borne y Voelker- estudiaron e1 ritmo nicternerica durante exten-
sos viajes y comprobaron que ese ritmo sigue exactamente la ho-ra local [61, 304-306]. Lindhard sen ala que durante una expedi-
cion danesa a Groenlandia en 1906-1908 el ritmo nictemerico se-
guia la hora local y que a los 76° 46' Norte se consigui6 despla-
zar en 12 horas al "dia" para toda una tripulaci6n, as! como tam-
bien la curva de temperatura. No se pudo obtener la inversion
completa en virtud de la persistencia de la actividad normal",
He aqui, pues, el ejemplo de una constante relativa a condi-
ciones de actividad, a un genero colectivo e incluso individual de
vida y cuya relatividad traduce, por un reflejo condicionado con
desencadenamiento variable normas del comportamiento huma-
no. La voluntad humana y la tecnica humana pueden convertira la noche en dia no solo en el medio ambiente en que se des-
arrolla la actividad humana, sino tambien en el propio organismo
cuya actividad enfrenta al medio ambiente. No sabemos en que
medida otras constantes fisiol6gicas podrian, si se las analizara,
presentarse igualmente como el efecto de una flexible adaptaci6n
(I Rapport of the Danish Expedition of the North East Coast of Greenland
1906-08 Meddelelser om Gronland, p. 44, Kopenhagen, HH7. Citado segun
R. Isenschmidt, Psysiologie der Wiirmeregulation, in Handbuch der norm. u.path, Physiologie, t. XVII, p. 3, 1926, Berlin, Springer ed.
del comportamiento humano. Nos importa rnenos proporcionar una
soluci6n provisional que mostrar que un problema merece ser
planteado. En todo caso, en el ejemplo presente, creemos utilizar
con propiedad el termino "comportamiento". Desde el momento
en que el reflejo condicionado pone en juego la actividad de la
corteza cerebral, el termino "reflejo" no debe ser tomado en sen-
tido estricto. Se trata de un fen6meno Iuncional global y no
segmentario.
En resumen: pensamos que es necesario considerar los concep-
tos de norma y promedio como dos conceptos diferentes cuya re-
duccion a la unidad por anulaci6n de la originalidad del primero
es inutil intentar. Nos parece que la fisiologia tiene algo mejor que
hacer que tratar de definir objetivamente 10 normal: reconoc~r
la original normatividad de la vida. El verdadero papel de la Ii-
siologia, suficientemente importante y dificil, consistiria entonces
en determinar exactamente el contenido de las normas en las que
la vida consigui6 estabilizarse, sin prejuzgar acerca de la posibi-
lidad 0 imposibilidad de una eventual correccion de esas norrnas.
Bichat decia que el animal es habitante del mundo mientras que
el vegetal solo 10 es del lugar que 10 vio nacer. Este pensamient~
es aun mas verdadero en el casu del hombre que en el del am-
mal. EI hombre consigui6 vivir en toeIos los dimas, es el unico
animal =-quizas s610 con excepcion de las aranas- cuya area de
expansion tiene las dimensiones de 1a tierra. Pero sobre todo es el
unico animal que mediante la tecnica consigui6 variar sin cam-
biar de lugar incluso el ambito de su actividad. Con esto el ho~n-
bre se revela actualmente como la {mica especie capaz de varia-
cion [114]. dEs acaso absurdo suponer que los 6rganos naturales
del hombre puedan expresar a la larga la influencia de los orga-
nos artificiales por los cuales ha multip1icado y multiplica todavia
el poder de los primeros? No ignoramos que ~a herencia .~e los
caracteres adquiridos se Ie aparece a la mayona de los biologos
como un problema resuelto por la negativa. Nos pennitimos pre-
guntarnos si Ja teoria de la acci6n del medio ambiente sobre el
ser vivo no estaria acaso en visperas de despertarse de un dura-
dero descredito. Es verdad que se nos podria objetar que en tal
casu las constantes biol6gicas expresarian el efecto sobre el ser
vivo de las condiciones extemas de existencia y que nuestras su-
posiciones acerca del valor normative de las constantes estarlan
desprovistas de sentido. Lo estarlan con toda seguridad si los
,: F XISTF.;-'; CIE;-';CIAS DE !.O "'ORMA!. Y DE r.o PATOLOGICO?
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caracteres biologicos variaiiles twdujemn d oambio de mcdio am-
biente COTHO las variaciones de la nrcleracion por obra de la gra-
vcdacl 5C encuentran en rclacion con 1 a latitucl. Pero repctimos
que las funcioocs biol6gicas dejan de ser inteligibles, tales como
la observacion nos las descubre, si s610 traduccn los estados de
una materia pasiva frente a los cambios del medio arnbiente. De
hecho, el medio ambientc del ser vivo es tambien obra del ser
vivo que se sustrae 0 se ofrecc clectivamente a deterrninadas in-fluencias. Del univcrso de todo ser vivo puede decirse 10 que
Reininger dice del unierso del hombre: "Unser \Veltbild ist imrner
zugleich ein Wertbikl" 7, nuestra imagen del mundo es siempre
tarnbien una tabla de valores.
CAPITULO CUARTO
ENFElUvrEDAD, CURACION, SALUD
distinguir entre anomalia y estado patologico, entre varie-
dad biologica y valor vital negativo, confiamos en resumen al
propio ser vivo -considerado en su polaridad dimlmica- el cui-
dado de distinguir d6nde comienza Ja enfermedad. Es decir que
en materia de normas biol6gicas es necesario referirse al indivi-
duo, porque determinado individuo puede encontrarse, como dice
Goldstein, "a la altura de los deberes que resultan del media
arnbiente que le es propio" [46, 265], en condiciones organic as
que sedan inadecuadas a tales deberes en el caso de otro deter-
minado individuo. Exactarnente como Laugier, afirma Golstein que
un promedio obtenido estadisticamente no permite decidir si de-
terrninado individuo presente ante nosotros es a no normal. No
podemos basamos sobre el para desentendernos de nuestro deber
medico hacia el individuo. Al tratarse de una norma supra-indi-
vidual es imposible determinar el "estar enfermo" (Kranksein)
en cuanto a su contenido. Pero esto es perfectamente posible en
el caso de una norma individual [46, 265, 272].
Tambien Sigerist insiste en la relatividad individual de 10 nor-
mal biol6gico. Si hay que creerle a 1a tradicion, Napoleon habria
tenido un pulso de 40, jinclusa en sus dias de salud! Por 10 tanto,
si can cuarenta contracciones por minuto un organismo atiende
las exigencias que se le plantean, es porque esta sano y la canti-
dad de cuarenta pulsaciones -aunque verdaderamente aberrante
con relaci6n a la cantidad promedio de setenta pulsaciones- es
normal para ese organismo J. "En consecuencia, concluye Sigerist,
Yllrt.pliilosophic und Etll ik, p. 29, 1939, Viena-Leipzig, Braumi.iller.
1 Esta citra de 40 pulsaciones parece menos extraordinaria de 1 0 que sugiere
el ejemplo de Sigerist, si se tiene en cuenta el influjo del entrenamiento de-
portivo sobre el ritrno cardiaco. Con el progreso del entrenamiento el pulso
disminuyt de frecuencia. Esta disminuci6n es mas acusada en un sujeto de
30 alios que en uno de 20. Tarnbien depende del tipo de deporte practicado.
En un remero un pulso de 40 es indicador de uri estado muy buena. Si elpulso cae por debajo se habla de sobre-entrenamiento.
138 i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGlCO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 139
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sera necesario no contentarse con establecer Ja comparacion con
una norma que resulta del promedio, sino en la medida de 10 po-
sible con las condiciones del individuo examinado" [107, 108].
Por 10 tanto, si 1 0 normal no tiene la rigidez de un hecho de
obligacion colectiva sino la flexibilidad de una norma que se trans-
forma en su relacion con condiciones individuales, es evidente que
la Frontera entre 10 normal y 10 patologico se hace imprecisa. Pe-
ro esto no nos conduce para nada a afirmar la continuidad en-
tre una norrnalidad y una patologia identicos por esencia -salvopOl' variaciones de tipo cuantitativo-, a afirmar una relatividad
de Ia salud y de la enferrnedad suficientemente confusa como
para que se ignore donde termina la salud y donde comienza la
enfermedad. La Frontera entre 10 normal y 10 patologico es impre-
cisa para los multiples individuos considerados simultaneamente,
pero es perfectamente precisa para un solo e identico individuo
considerado sucesivamente. Aquello que es normal -por ser nor-
mativo en condiciones dadas- puede convertirse en pato16gico en
otra situaci6n si se rnantiene identico a S 1 misrno, EI individuo es
el juez de esta transformacion porque es el quien la padece, en
el preciso momento en que se siente inferior a las tareas que lanueva situacion le propone. Esa nifiera que atiende perfectamen-
te los deberes de su cargo 5610 es informada de su hipotensi6n
por las perturbaciones neuro-vegetativas que experiment a el dia
en que la llevan de vacaciones a la montana. Ahora bien, induda-
blemente a nadie se 1 0 obliga a vivir en las alturas, Pero poder
hacerlo significa ser superior, pOl"que en determinado momenta
puede llegar a ser inevitable hacer1o. Una norma de vida es su-
perior a otra cuando implica aquello que esta ultima permite y
aquello que esta ultima prohibe. Pero en situaciones diferentes
hay normas diferentes y que, como tales, son equivalentes. POl'
ello son todas normales. En este orden de ideas, Goldstein prestamucha atenci6n a [as experiencias de simpatectomia realizadas
por Cannon y sus colaboradores en animales, Esos animales, cuya
termorregulacion ha perdido toda su flexibilidad habitual, inca-
paces de luchar por su alimento 0 contra sus enemigos, solo son
normales dentro del ambito del laboratorio donde se encuentran
al abrigo de las brutales variaciones y de las repentinas exigen-
cias de la adaptaci6n al medio ambiente [46, 276-77]. Sin em-
bargo esa norrnalidad no es denominada verdaderamente normal.
Porque es normal, para el ser vivo no domesticado y no preparado
experimentalmente, vivir en un medic arnbiente en el cual son po-
sibles fluctuaciones y acontecirnientos nuevos.
"'=" Por consiguiente, tenemos que decir que el estado patol6gico
o anormal no esta constituido porIa ansencia de toda norma. La
enfermedad es aun una norma de vida, pero es una norma in-
ferior en el sentido de que no tolera ninguna clesviacion de las
condiciones en las que vale, puesto que es incapaz de transfor-
marse en otra norma. EI ser vivo enfermo esta normalizado en
condid ones de existencia definidas y ha perdido la capacidadnormativa, Ia capacidad de instituir diferentes normas en condi-
ciones diferentes, Ya hace tiempo se observe que en la osteoar-
tritis tuherculosa de Ia rodilla la articulacion se inmoviliza en ac-
titud viciosa (Ia llamada posicion de Bonnet). Nelaton fue el pri-
mero en dade una explicaci6n, clasica. "Es raro que el miembro
conserve su rectitud ordinaria. En efecto, para calmar los sufri-
mientos los enfermos se colocan instintivarnente en una posicion
intermedia entre 1a flexion y la extension que hace que los museu-
los ejerzan menos presion sobre las superficies articulates" [88,
II, 209]. Aqui es perfectamente advertido el sentido hedonista y
por consiguiente normativo del comportarniento pato16gico. LaarticuIaci6n adopta su forma de capacidad maxima, bajo el in-
flujo de la contraccion muscular, y lucha asi espontaneamente
contra el dolor. A esta actitud s610 se la denomina viciosa porque
se Ia compara con un uso de la articulacion que admire todas las
actitudes posibles fuera de la flexi6n anterior. Pero por debajo
de este vicio se disimula una norma diferente en condiciones ana-
torno-fisiologicas diferentes.
La observaci6n clinica, sistematicamente proseguida, de los he-
ridos en el cerebro durante la guerra de 1914-18, le perrnitio a
Goldstein formular algunos principios generales de nosologia neu-
rol6gica de los cuales conviene dar un breve panorama.s r es verdad que los Ienomenos patologicos son modificacio-
nes regulates de los fen6menos nonnales, es imposible iluminar
a los segundos partiendo de los primeros a menos que se haya
captado el sentido original de esta modificacion, Por 10 tanto es
necesario comenzar ante todo por comprender el fenorneno pa-
toI6gico como algo que revela una estructura individual modifi-
cada, Es necesario tener presente siempre la transforrnacion de la
personalidad del enfermo. Si no, estamos expuestos a desconocer
el hecho de que el enfermo, incluso cuando es capaz de reaccio-
14 0 ,: EXISTEC; CIl'.C;CIAS DE 1.0 :"OR:llAI. Y DE 1.0 I'ATOLOGICO?
I'ROMEDIO, CI;RACION, SALUDHI
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Il(,S scmcjantcs a las que lc rcsultahan posihlcs antcriormcnte,
pucdc lIeg,ll- a csas rcacciones por caminos totalmentc difercntes.
Tales rcaccinncs, apnrr-ntemente cquiva lentcs a las rcaccioncs nor-
males anteriores, no son residues del comportamicnlo normal an-terior ni cl rcsultado de un cmpobrccimient o 0 de tina clisminu-
cion, no son el modo de nndar normal de la vida monos algo queha sido destruido, sino que son reacciones que nunca se present an .
en el individuo normal en Iu misrna forma y en las mismas con-
diciones [45]_
Para definir el est ado normal de un organismo es nccesario te-
ncr en cuenta cl coniportamienio privilegiado; para comprender
la enfermedad es necesario tener en cuenta Ia reacci6n cotasiroiica.
Por comportamiento privilegiado es preciso entender aquel que
de todas las reacciones de que es capaz un organismo -en condi-
ciones experimcntaJes- utiliza y en cierto modo prefiere solo al-
gunas. Este modo de anclar de Ia vida caracterizaclo por un con-
junto de reacciones privilegiadas es aquel en el cual el ser vivo
responde mejor a las exigencias de su ambiente, vive en armenia
con su medio ambiente, aquel que entrafia el maximo de orden y
estabilidad, el minimo de vacilacion, de desconcierto, de reaccio-
nes catastroficas [46, 24; 49, 131-134]. Las constantes fisiologicas
(pulso, presion arterial, temperatura, etc.) son la expresion de esta
estabilidad ordenada del comportamiento para un organismo indi-
vidual en condiciones definidas de arnbientacion.
"Los sintornas patoJ6gieos son la expresi6n del hecho de que las
relaciones entre organismo y medio ambiente que responden a la
norma han sido translorrnadas por el cambio del organismo y de
que muehas cosas que eran norrnales para el organismo normal ya
no 10 son para el orgauismo modificado. La enfermedad es con-
moci6n y puesta en peligro de la existencia. Por consiguiente, la de-Iinicion de la enfermedad requiere como punto de partida la no-
cion. de ser iruiioidual. La enfermedad aparece cuando el organis-
mo es modilicado de manera tal que llega a reacciones catastrofi-
cas dentro del medic arnbiente que le es propio. Esto se maniliesta
no solo en el caso de ciertas perturbaciones funcionales deterrnina-
das de acuerdo con Ia Iocal izacion del deficit, sino tam bien de rna-
nera muy gener:l] )lor cl hecho de que, como acabamos de ver,
UII comporlruuicnt« desordenado representa siernpre un compor-
tamiento mas 0 monos desordenado de todo el organismo" [46,
268-69] .
Goldstein clescubrio en sus cnfermos la instrumentaci6n de nue-
vas normas de vida mediante una rcduccion del nivel de su activi-
dad, en relacion con un medio arnbicnte nuevo pew estrechado.
EI estrcchamiento del merlio ambiente en el caso de los enfermos
afectados POf lesioncs cerebrales, responde a su impoteneia para
responder a las exigencias del medio ambiente normal, es decir
previo. En un medio arnbiente que no estuviere rigurosamente pre-
servado, esos enfermos s6lq conocerian reacciones catastr6ficas;ahora bien, mientras el enfermo no sucumbe a la enfermedad su
preocupacion consiste en escapar a la angustia de las reacciones
catastr6fieas. De donde surge la mania por el ordcn, la rneticulo-
sidad de esos cnfermcs, su positiv» gusto po!" la monotonfa, su ape-
go a una situacion que sa ben que pucuen dominur. EI cnfcrrno es-
ta enfcrmo porque S(J!o puec le n drn it ir una norma. PaLl usar una
expresion que ya nos ha servido mucho: eJ enfermo no es anormal
por ausencia de norma sino por incapacidad para ser normative.
Se adviertc hasta que pu nto semejaut c visi6n de la enferrnedad
se aparta de la concepcion de Comte 0 de CL Bernard. La euler-
medad es una experiencia de innovacion positive del ser vivo y ya
no s610 un heeho de disminuci6~1 0 de rnultiplicaci6n. EI contenido
del estado patologico admite ser deducido -pO' meru diferen-
cia de formato- del contcnido de la salud: la enferrnedad no es una
variacion en la dimension de Ia salud: es una nueva dimension de
Ia vida. Por nuevos que estos puntos de vista puedan parecer a un
publico frances 2, no deben hacer que se olvide que representan e 1
punto de llegada, en materia de neurologia, de una extensa y fe-
cunda evolucion de ideas euya iniciativa se remonta a Hughlings
Jackson.
Jackson concibe las enfermedades del sistema nervioso de Ia vidade relacion como disoluciones de funciones jerarquizadas. Toda en-
fermedad corresponde a un nivel en esta jerarquia. Por 1 0 tanto,
en toda interpretacion de sintomas patol6gicos es necesario tener
en cuenta el aspecto negative y el aspecto positivo. La enferme-
dad es al mismo tiempo privaci6n y remodelacion, La lesion de un
centro nervioso superior libera a los centros inferiores de una re-
guJaci6n y de un control. Las lesiones son responsables de la pri-
2 La obra de Merleau-Ponty, Structure dsi comportement, Alcan, 1912,
[trad. cast. por E. Alonso, Buenos Aires, Hachette, 1957], acaba de hacer
mucho por Ia difusion de las ideas de Coldstein.
14 2 i. EXISTEN ClENCIAS DE LO NORMAL Y DE 1.0 PATOL6G!co?
PROMEDlO, CURACI6N, SALVD 143
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vacion de ciertas funciones, pero las perturbaciones de las fun-
clones subsistentes deben ser cargadas en Ia cuenta de la actividad
propia de los centros que desde ese memento ya no estan sub or-
dinados. Segun Jackson ningun hecho positive puede tener una
causa negativa. Una perdida 0 una ausencia no bastan para pro-
ducir Ia perturbacion del comportarniento sensorio-neuro-motor [38].
ASl como Vauvenargues dice que no hay que juzgar a la gente por
10 que ignora sino par 10 que sabe y por el modo en que 10 sabe,Jackson propone ese principia metodologico al cual Head le puso
el nombre de "regla de oro": "Anotad aquello que el paciente com-
prende realmente Y evitad terrninos como 'amnesia', 'alexia', 'sor-
dera verbal', etc." [87, 759]. Nada significa decir qne un enfermo
ha perdido sus palabras mientras no se especifique en que sit.ua-
don tipica es perceptible ese deficit. Se le pregunta a un sujeto
del que se dice que es afasico: ~Su nornbre es Juanr', y responde:
No. Pero si se Ie ordena: Diga No, 10 intenta y fracasa. Un mismo
nornbre puede ser dicho si tiene valor de interjeccion y no puede
ser dicho si tiene valor de juicio. A veces el enfermo no puede pro-
nunciar la palabra pem consigue llegar a su objetivo mediante unaperifrasis. Supongamos, dice Mourge, que el enfenno que no ha
podido nombrar algunos objetos usuales diga cuando se le pre-
senta un tintero: "Esto es 10 que yo Hamada un cacharro de por-
celana para contener tinta", ~tiene 0 no tiene amnesia? [87, 760J.
La gran ensefianza de Jackson es esta: el lenguaje, y de un modo
general toda funci6n de In vida de relacion, es capaz de much(~s
USGS y particularmente de un usa intencional y de un usa automa-
tico. En las acciones intencionales hay una concepcion previa, la
accion es ejecutada en potencia, es imaginada, antes de ser ejecu-
tada efectivamente. En el caso del lenguaje, es posible distinguir
dos moment os de la elaboracion de una proposicion intencional-mente y abstractamente significativa: un momenta subjetivo en el
que las nociones Began automaticarnente a la mente y un memento
objetivo en el que son intencionalrnente dispuestas de acuerdo con
un plan de proposicion. Ahora bien, A. Ombredane hace notar que,
seoun las lenouas In separacion entre e sos dos momentos es varia-b b)· ., ,
ble: "Si bien existen lenguas en las cuales esa separacion esta muy
acentuada, como se ve en lu posposicicn del verbo en aleman, exis-
ten tarnbien lenguas donde esta se reduce. Dc modo que, si se rc-
cuerda que, para ],lckson, el afasico ;lpcnas puede superar el or-
den del momenta su hjetivo de la cxprc.siun. es posible, como 1 0
hizo Arnold Pick, admitir que la graved ad del desorden afasico va-
ria de acuerdo con Ia estructura de la lenguaen la que el enfer-
mo trata de expresarse" [91, 194]. En resumen: las concepciones
de Jackson tienen que servir como inrroduccion a las concepciones
de Goldstein. E1 enfermo tiene que ser juzgado siempre con rela-
cion a la situaci6n frente a Ia cual reacciona y a los instrumentos
de accion que el medic ambiente propio le ofrece -1a lengua en
el caso de las perturbaciones del lenguaje. No hay perturbacion
patologtca en S 1, 10 anormal solo puede sel' apreciado dentro deuna relacion,
Pero pOl' mas justa que sea el acercamiento establecido entre
Jackson y Goldstein pOl' Ornbredane [91J, Ey Y Rouart [38] y
Cassirer [20J, no puede ignorarse su diferencia profunda y Ia ori-
ginalidad de Goldstein. Jackson se coloca en un punto de vista
evolucionista, admire que los centros jerarquizados de las Iuncio-
nes de relacion y los diferentes usos de esas Iunciones respond en
it diferentes estadios de la evolucion, La relacion de dlgnklad fun-
donal es tambien una relacion de sucesi6n cronologica: superior
y ulterior se identifican. La ulterioridad de las funciones superio-
res es lo que explica su fragilidad y precariedad. Puesto qUE" Inenfermedad es una disolucion, tarnbien es una regresion. EI afa-
sico 0 el apraxico vuelven a hallar un lenguaje 0 una gesticulaci6n
inlantiles, incluso animales. Aunque es una rernodelacion de un
res to y no s610 una perdida de un huber, la enfermed.«] no crea
nelda sino que, como dice Cassircr, hace retroceder al euferrno "una
etapa mas arras en esa ruta que Ia hurnanidad (UYO que ubrirse
lentamente mediante un constante esfuerzo" [20, 5GB] . Ahora bien,
si bien es verdad que, segun Goldstein, Ia enfermedad es un modo
de vida estrechado, carente de generosidad creadora porgue ca-
rece de audacia, no pOl' ella deja de ser verdad que para el individuo
la enfermedad es una nueva vida caracterizada por nuevas cons-tantes fisiol6gicas, por nuevos mecanismos para ohteuer resultados
aparentemente identicos. De donde surge esta advertencia, ya ci-
tada: "Es necesario precaoetse de creer que las dioersas aciuudes
posibles en un enjermo represeniaii s6lo una especie de residue
del comportamieuto normal, aquello que ha sobrevivido a Ia des-
truccion. Las actitudes que han sobrevivido en el enfermo 1lllnca
se preseutari en esa [orma en el suieio normal, ni siquiera tampoco
en los estadios inferiores de su ontogenesis 0 de su Iilogenesis, co-
mo se 1 0 admire con demasiada frecuencia. La euferrnedad Ies ha
dado Iormas particulares y no se las puede cornprender bien si no
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se tiene en cuenta el estado morbido" [45, 437]. En efecto, si bien
es posible comparar Ia gesticulacion de un adulto enfermo can
la do un nino, la asimilacion esencial, en cambia, de una a la
otra conduciria a la posibilidad de definir simetricamente el com-
portarniento del nino como el de un adulto enlermo. Y esto seria
absurdo porque se desconoceria esa avidez que impulsa al nino a
elevarse constantemente hacia nuevas normas, ·tan opuesta a la
preocupacion por conservar que gufa al enfermo hacia e1 mante-
nimiento obsesivo y a voces agotador de las {micas normas de vida
dentro de las cuales se siente relativamente normal, es decir en po-
sicion de utilizar y de dominar su medic ambiente propio.
Ey y Rouart captaron correctamente, en este punta preciso, la
insuficiencia de la concepcion de Jackson: "En el orden de las
Iunciones psiquicas, la disolucion produce no solo una regresi6n
en la capacidad sino tam bien una involucion hacia un nivel infe-
rior de la evolucion de Ia personalidad. La regresicm en la capaci-
dad no reproduce exactamente un estadio pasado, pero se aproxima
a el (perturbaciones del lenguaje, de las percepciones, etc.). La
involucion de la personalidad, en la medida en que precisamente
es global no pucde ser de ninguna manera asimilada a una Iase
hist6rica del desarrollo ontogenetico 0 filogenetico porque Ileva
la rnarca de la regresion en la capacidad y ademas como modo
reactivo de 1a personalidad en el momenta actual no puede, in-
cluso si le han sido amputadas sus instancias superiores, volver a
un modo renc-t ivo pasado, Esto cxplica que pm 1116.s analogias que
se puedan hallar entre el delirio y la mentalidad del nino 0 la
mentalidad primit iva, 110 se puecla concluir que entre enos exista
identidad" [38, 327].
Las ideas de [ackson son tarnbicn las que gl1irlron a Delmas-
Marsalet ell la interpretacion de los resultados obtenidos en tera-
peutica neuro-psiquiatrica mediante el lIS0 del electroshock. Pero
no satislecho con distinguir, de acuerdo con Jackson, perturbacio-
nes negativas por deficit y perturbaciones positivas por liberaei6n
de las partes restautcs, Delmas-Marsalet, como Ey y Rouart, in-
siste en aquello anormal que la enfennedad hace aparecer, es de-
cir exactamcnte en la uovedad quc introduce. En un cerebro some-
tido a efcctos h')xicos, traumaticos, infecciosos, puc den aparecer
modiri(,;H'ionf's (111( consisten en nuevos enlaces entre territories,
en orieutacioncs dillil111icas diferentes. Una tota1idad celular, no
modificada cuantitativamer ,es capaz de una nueva disp si .,
d I d f. osrcion,
e en aces ierentes de "tipo isomerico" Como en ,. 1. , ,qulilllca osisomeros son compuestos con Formula global idcnticn pero alg _
] d' ' unas ere cuyas ea, enas cstan colocadas de un modo diferente con
respect~ a un .11:!Cleo c omun, Desde ~l punto de vista terapeutico
es preciso admIt:r que. ,e1 coma, obtemdo por electroshock, permite,
luego de. ~na disolucion de Jas Funciones neuro-psf.quicas, una re-
construcCIOn que no es necesariarnente la reaparicion invertida de
las etapas de Ia dis()luc!~n previa. La curacion puede interpretarse
tanto como una mutacion de una disposici6n en otra Como una
r~stitucion del ~stad() inicial [33J. Si indicamos aqui e~tas concep-
:lOnes rnuy recientes ,10. hacernos para mostrar hasta que punto la
Idea de que 10 patologico no se deduce linealmento de 10 normal
tiende a imponerse, Alguien que rechazase e1 lenguaje y e1 esti1~
d.e Goldslein, aceptaria las conclusioncs de Delmas- Marsalet pre-
cisamente a causa de aquello que personalmente consideramos co-
mo su debilidad, a saber el vocabulario y las imagenes de anato-
rnia patoI6gi~~ (edificio, canto rodado, disposiciones, arquitectura,
etc.) que utilizan para Iormularse. Pero a pe5ar del lenguaje 1a
probidad clinica estabIece hechos que vale la pena retener.
Quizas se quiera objetar que al exponer las ideas de Goldstein
y su relaci6n con las ideas de Jackson nos encontrarnos en el do-
minio de las perturbaciones psiquicas mas bien que en el de las
perturbaciones sornaticas, que describimos desfallecimientos de uti-
lizaci6n psicomotora mas bien que alteraciones de funciones Fisio-
16gicas propiamente dichas, que eonstituyen el punto de vista en
el ,cual declaramos que nos queriamos colocar especial mente. Po-
dnan.:~s responder que hernos abordado no s610 Ia exposicion sino
t~mblCn la lectura de Goldstein en llltimo termino y que todos los
ejemplos de hechos patologicos que liernos introduciclo para apo-
yar nuestras hipotesis y proposiciones -para las cuales las ideas
d,e Goldstein representan un espaldarazo y no una inspiraci6n- es-
tan t?ma.dos de la Fisio-patologia. Pero prelerimos exponer nuevos
trabajos mnegablemente f is iopatol6gicos y cuyos autores nada de-
ben a Goldstein en cuanto a las tendencias de sus investigaciones.
En el dominic neuro16gico se habla notado desde hacia mucho
ti.~mpo, por observaci6n clinica y por experimentacion, que Ia sec-
cion de los nervios provoca sintomas cuya soja discontinuidad ana-
tornica no basta para explicar. Durante Ja guerra de 1914-18 una
masa de hechos relatives a perturbaciones secundarias de orden
146 . :EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 147
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sensorial y motor, posteriores a heridas y a intervenciones quirur-
gicas, requirieron nuevarnente Ia atenci6n. Las explicaciones en vi-
gor recurrian a la suplencia anat6mica, a pseudo-restauraciones y,
a falta de algo mejor, como sucede a menudo, al pitiatismo. El
gran merito de Leriche consisti6 en haber estudiado sistematica-
mente desde 1919 la Iisiologia de los mufiones nerviosos y en ha-
ber sistematizado las observaciones clinicas con el nombre de "sin-
drome del neuroglioma". Nageotte denominaba "neuroma de am-
putacion" al baton infIado, can frecuencia muy grueso, constituido
por cilindroejes y neuroglia que se forma en el extremo central de
un nervio seccionado. Leriche fue el primero en ver que el neuro-
ma es el punto de partida de un Ienomeno de tipo reflejo y localiz6
el origen de ese presunto reflejo en las neuritas dispersas
del muii6n central. EI sindrorne del neuroglioma implica un
aspecto privativo y un aspecto positivo, en resumen: Ia apari-
ci6n de una perturbacion inedita. Suponiendo que las fibras
simpaticas son la via ordinaria de la excitaci6n que nace en
el nivel del neuroglioma, Leriche piensa que esas excitaciones "de-
terminan reflejos vaso-motores de calidad inhabitual y que tales
reflejos son los que, al producir una hipertonia de la fibra lisa, de-
terminan en la perisferia una verdadera enfermedad nueva, que se
yuxtapone al deficit motor y sensible que deriva de la secci6n ner-
viosa. Esta nueva enfermedad esta caracterizada por Ia cianosis, el
enfriamiento, el edema, perturbaciones tr6ficas y dolores" [74, 153J.
La conclusion terapeutica de Leriche consiste en que es necesario
impedir la formacion del neuroglioma, y sobre todo mediante el
injerto de nervios. Quizas el injerto no reestablece la continuidad
anatornica, pero en cierto modo engarza la punta del extremo cen-
tral y canaliza las neuritas que vuelven a surgir en el extremo su-
perior. De este modo puede utilizarse una tecnica perfeccionada
por Foerster que consiste en la ligadura del neurilema y en la mo-mificacion del rnufion pOl' inyeccion de alcohol absoluto.
Trabajando en Ia misma direcci6n que Leriche, A. G. Weiss
piensa, mas netamente todavia que este, que en materia de enfer-
medad del neuroglioma conviene y basta can suprirnir de entrada
el neuroglioma sin perder el tiempo en "imitar" pOl' injerto 0 su-
tura un reestablecimiento de continuidad anat6mica. Can toda se-
guridad, no porque con esto se espere una restituci6n completa en
el territorio del nervio lesionado. Pero es necesario escoger. Par
ejernplo, en el caso de un dana cubital hay que escoger entre
esperar el posible mejoramiento de 1a paralisis si la restauraci6n
de Ia continuidad nerviosa se opera COmoconsecuencia de un in-
jerto, a procurar inmediatamente al enfermo el uso de una mano,
parcialrnente paralizada siempre, pero capaz de una agilidad fun-
cional muy satisfactoria.
Las investigaciones histologicas de Klein pueden explicar qui-
za todos estos Fenomenos [119]. Cualquiera sean las modalidades
de detalle observadas segun los casas (esclerosis, inflamacion, he-.morragia, etc.), todo examen histol6gico de neuroma revela un he-
cho constante: el contacto persistente establecido entre el neuro-
plasma de los cilindroejes y la proliferaci6n, a veces en proporcio-
nes considerables, de la vaina de Schwann. Esta comprobacion au-
toriza un acercamiento entre los neuromas y las terminaciones re-
ceptoras de la sensibilidad general, constituidas por Ia tenninaci6n
de 1aneurita propiamente dicha y pOl'elementos diferenciados pero
que derivan siempre de la vaina de Schwann. Ese acercamiento
confirmaria las concepciones de Leriche segun las cuales el neuro-
glioma es POl' cierto un punto de partida de excitaciones inha-
bituales.De todas maneras, A. G. Weiss y J. Warter tienen bases comopara afirmar: "La enfermedad del neuroglioma desborda singular-
mente el marco de la mera interrupci6n motora y sensorial, y con
mucha frecuencia pOl' su gravedad constituye 10 esencial de la in-
validez. Esto es hasta tal punto verdad que si pOl'uno u otro me-
dio se consigue liberar al enfermo de las pertnrbaciones vincula-
das con Ia existencia del neuroglioma, 18 panWsis sensorio-motriz
que subsiste cobra un aspecto verdaderamente secundario y a me-
nuda compatible con un usa casi normal del miernbro afectado"
[l18].EI ejemplo de la enfermedad del neuroglioma nos parece per-
fectamente apto para ilustrar la idea de que Ia enfermedad no es
s610 la desaparicion de un orden fisio16gico sino tambien la apa-
ricion de un nuevo orden vital, idea que es tanto la de Leriche
-como se via en la primera parte de este estudio- como la de
Goldstein y que con todo derecho podrfa justificarse apelando a la
teoria bergsoniana del desorden. No hay desorden sino sustitucion
de un orden esperado 0 deseado por otro orden que s6lo cabe ha-
cer 0 que solo cabe sufrir.
Pero al indicar que una restituci6n Funcional, satisfactoria para
el enfermo y tambien para su medico, puede ser obtenida sin res-
(_EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GIC0? PROMEDIO, CURACI6N, SALUD 149
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titU~io ad integrum en e) orden anatornico te6ricamente respective,
\VelSS y Warter aportan a las ideas de Goldstein sobre la curacion
una confirmacion que por cierto no esperaban. "Estar sana dice
Goldstein, significa ser capaz de comportarse de manera ordena-
(~a y. esto puede existir a pesar de Ia imposibilidad de ciertas rea-
lizaciones posibles con anterioridad. Pem... la nueva salud no es
la mism~7Iue Ia antigua. As! como para Ia antigua normalidad era
caractensl1ca una determinacion precisa del contenido, de la mis-~a manera un cambio de contenido se deduce de la nueva norma-
h~ad. Esto se sobreentiende a partir de nuestro concepto de orga-
rnsmo Como contenido determinado, y llega a ser de Ia mayor im-
portancia para nuestra conducta con respecto al curado ... Curar, a
p:sar de Io~ deficit, es algo que siempre es acompafiado por per-
dld?s. ,esenclales para el organismo y aI mismo tiempo por la rea-
pancion de un orden. A esto corresponde una nueva norma indi-
vidual. Basta que punto es import ante volver a encontrar un orden
en el .curso de Ia curacion es a19o que surge del heche de que el
orgarnsmo parece tender ante todo a conservar a adquirir ciertas
particularidades que permitan hacerlo. Y esto se reduce a decirque el organismo parece apuntar ante tad a a la obtencion de
nuevas constantes. Eventualmente en eJ curso de la curacion en-
contrarnos -a pesar de los persistentes dcfici t- transformaciones
en ciertos dominies can relacion a antafio, pero las propiedades son
uuevamente constanles. Volvemos a encontrar constantes tanto
en el dorninio ~O~llat icocomo en el dominic psiquico: por ~jemplo,
UIl pulso mochftcarlo con. respecto a antafio, pero relativamente
constante; del :l lismo 11,1Od:lna presion sanguinea, una glucemia,
un compOllmntenlo psrquico global, ere. Esas nuevas constantos
gar~ntizan el nuev~ orden. Solo podemos cornprender el cornpor-
tarniento del orgamsmo curado si prestarnos atencion a esto. No
tenemos derecho a iulentar modificar esas constantes: con ello so-
lo cOllsegui:iamos crear un nuevo desorden. Hemos aprendido a
no luchar siempre contra Ia Iiebre, sino a considerar eventuahnen-
te Ja. elevacion fennica como una de esas constantes que son ne-
cesarias para traer Ia curacion. Y 1 0 mismo frente a una presion
sanguinea elevacla ° ciertos carnbios en el psiquisrno. Existen mu-
chas otras constantcs modificadas de esta manera que todavia ten-
demos actualmcntc a suprirnir como nocivas, cuando mejor haria-mos en respetarlas" [46, 272].
Contrariamente a una manera de citar a Goldstein que da lao
sensaci6n de una iniciacion a cierta fisiologia hermetica 0 para-
dojica, estariamos dispuestos aqui a poner enfasis en la objetividad
e incluso Ia trivialidad de sus ideas directoras. No s610 las observa-
ciones de clinicos ajenos a sus tesis, sino tarnbien las comproba-
ciones experiment ales marchan en e1 sentido de sus propias inves-
tigaciones. dAcaso no escribia Kayser en 1932 que: "La arreflexia
observada luego de Ia seccion espinal 'Iansversal se debe a Ia in-
terrupcion del propio arco reflejo. La desaparici6n del est ado de
shock, acompafiada por Ia reaparici6n de los reflejos, no es un
reestablecimiento propiamente dicho sino la constituci6n de un
nuevo individuo 'reducido'. Se ere a una nueva entidad: 'el animal
espinal' (von Weizsaecker)" [63 his, 115].
Al afirmar que las nuevas normas fisiologicas no son el equiva-
lente de las normas anteriores a la enfermedad, Goldstein s610 se
limita en resurnidas cuentas a confirmar el hecho biol6gico fun-
damental de que Ia vida no conoce la reversabilidad. Pero sl bien
no admite restablecimientos, Ia vida adrnite en cambio reparacio-
nes que son verdaderamente innovaciones fisiol6gicas. La mayoro menor reduccion de esas posibilidades de innovacion mide la
gravedad de la enfermedad. En cuanto a Ia salud, en sentido ab-
solute, esta solo es la indeterminacion inicial de Ia capacidad para:
insti tuir nuevas norm as biologicas.
EI Irontispicio del tomo VI de la Encuclopedie [rancaise, "El ser
humano", publicado bajo la direcci6n de Leriche, representa la sa-
Iud con el aspecto de un atleta, lanzador de bala. Esta mera ima-
gen nos parece tan plena de ensefianzas como todas las paginas si-
guientes dedicadas a Ia descripci6n del hombre normal. Ahora que-
remos reunir todas nuestras reflexiones dispersas en el curso de las.
exposiciones y exarnenes crit icos anteriores para forrnar can ellasel esbozo de una definicion de Ia salud,
Si se reconoce que Ia enfermedad sigue siendo una especie de
norma biol6gica, esto entrafia que el estado patol6gico no puede
ser denominado "anormal" de un modo absolute, sino anormal den-
tro de Ia relacion can una situacion determinada. Reciprocamente,
estar sana y ser normal no son casas totalmente equivalentes, por-
que 10 patologico es una especie de norrnalidad. Estar sano no es
s610 ser normal en una situacion dada, sino tambien ser normative
en esa situacion y en otras situaciones eventuales. Lo caracteristico
150 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6Glco? PROMEDIO, CURACI6N, SALUD 151
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de Ia salud es la posibilidad de superar la norma que define 10
momentanearnente normal, la posibilldad de tolerar infracciones a
Ia norma habitual e instituir norm as nuevas en situaciones nuevas.
Se sigue siendo normal, en un medio ambiente y en un sistema de
exigencias dados, con un solo rifion, Pero ya no puede uno darse
el lujo de perder un rifion, hay que cuidarlo y euidarse. Las pres-
cripciones de Ia sensatez medica son tan Iamiliares que no se bus-
ca en ellas nlngiin sentido profundo, Y sin embargo, [que afligente
y diffcil resulta obedecer al medico qne dice: Cufdesel "Que me
cuide es algo facil de decir, pero tengo mis cuidados de la casa",
deda en el consultorio del hospital una madre de familia que at
hacerIo no tenia ninguna intencion ironica 0 semantica, Los cui-
dados de Ia casa son la eventualidad del marido 0 del hijo enfer-
mos, del pantalon desgarrado que hay que arreglar durante Ia
noche cuando el hijo esta en la cama -porqne s610 hay un panta-
16n-, del largo trecho por recorrer en busca del pan si la panade-
ria habitual esta cerrada por infracci6n al reglamento, etc. iQue
dificil era cuidarse cuando se vivia sin saber a que hora se comia,
sin saber si la escalera era Iirme 0 no, sin conocer Ia hora del ultimotranvia, porque si ya habia pasado era cosa de volver a pie hasta
casa, incluso desde muy lejosl
La salud es un margen de tolerancia con respecto a las infide-
Iidades del media ambiente. dPero no es acaso absurdo hablar de
infidelidad del medio ambiente? Esto puede ser asi en el caso del
medio ambiente humano social, en el que las instituciones son en el
fondo precarias, las convenciones revocables, las modas fugaces
como un relampago. 2,Pero el medio ambiente cosrnico, el medio
arnbiente del animal en general, no es acaso un sistema de constan-
tes mecanicas, Fisicas y quimicas, acaso no esta constituido por in-
variantes? Por cierto ese medio ambiente que la ciencia define estaconstituido por leyes, pero tales leyes son abstracciones te6ricas. E1
ser vivo no vive entre leyes sino entre seres y acontecimientos que
diversifican esas 1eyes. Lo que sostiene al pajaro es la rama y no las
1eyes de la elasticidad. Si reducimos Ia rarna a las leyes de la elasti-
cidad, tampoco debemos seguir hablando de pajaro sino de soluciones
coloidales. En sernejante nivel de abstracci6n analit ica, ya no se trata
de medio ambiente para un ser vivo, ni de salud, ni de enferme-
dad. Igualrnente, 10 que el zorro come es un huevo de gallina y no
la quimica de los albuminoidos 0 las leyes de la embrlologia. El
ser vivo calificado vive entre una multitud de objetos calificados
y, por eso mismo, vive entre una multitud de posibles accidentes,
Nada existe por azar, pero todo sucede en forma de acontecimien-
tos. He aqui el aspecto pOl' el cual el medio ambiente es infiel. Su
Infidelidad es en rigor su devenir, su historia.
Por 1 0 tanto, Ia vida no es para el ser vivo una dedueci6n mono-
tona, un movimiento rectilineo, sino que ignora Ia rigidez geome-
trica, es debate 0ajuste de cuentas (aquello que Goldstein deno-
rnina Auseinander-setzung'i con un medio ambiente en el que hay
huidas, agujeros, escamoteos y resistencias inesperadas, Repita-
moslo una vez mas. No hacemos profesi6n de indeterminismo (algo
que actualmente se estila mueho). Sostenemos que la vida de un
ser vivo, aunque se tratase de una ameba, solo reconoce las cate-
gorfas de salud y enfermedad en el plano de la experiencia, que
es ante todo una prueba en el sentido efectivo del termino, y no en
el plano de la ciencia. La eiencia explica la experiencia pero no
por ello la anula.
La salud es un con junto de seguridades y aseguramientos (aque-
no que los alemanes denominan Sicheruagetv), seguridades en elpresente y aseguramientos para el futuro. Asi como existe un ase-
guramiento psieoI6gico que no es una presunci6n, existe un asegu-
ramiento bio16gico que no es un exeeso y que es la sa lud. La
salud es un volante que regula las posibilidades de reaeci6n. Ha-
bitualmente la vida esta mas aca de sus posihilidades, pew cuando
es neeesario se muestra superior a la capacidad que se Ie calculaba.
Esto es patente en las reaeciones de defensa del tipo inflamatorio.
Si la lucha contra la infeeci6n fuese victoriosa inmediatamente, no
habria inflamacion. Si las defensas organicas Iuesen inmediata-
mente superadas, tam poco habria inflamaciou. Si hay inflamaci6n
es porque la defensa anti-infecciosa es al mismo tiempo sorprendiday movilizada. Estar en buen estado de salud significa poder enfer-
marse y restablecerse, es un lujo bio16gico.
A Ia inversa, 10 propio de la enfermedad consiste en que es una
reducci6n del margen de tolerancia con respecto a las infidelidades
del medio ambiente. Y al hablar de reduccion creemos no caer
bajo los golpes de la critica a las concepciones de Comte y Cl.
Bernard presentada por nosotros mismos. Esta reducci6n consiste
en no poder vivir mas que en un medio ambiente diferente, y no
s610 en algunas de las partes del antiguo. Goldstein pen'ibi6 rnuy
152 <. EXISTECl CIENCiAS DE 1.0 NORMAL Y DE LO PATOL6Glco?PRO~iEDIO) CURACI0N, SALUU
ve~etativa. Semejante modo de pensar traduce el mas ingenuo fi-
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bien esto. En el fondo la ansiedad popular con respecto a las com-
plicaciones de las enfermedades se limita a expresar esta expe-
riencia. Cuidamos mas la enfermedad en la que una enfermedad
corre el riesgo de precipitarnos, que la propia enfermedad actual;
porque mas que una complicacion de la enfermedad 10 que hayes
una precipitacion de enfermedades. Cada enfermedad reduce el
~~d~r d.e enfrentar las otras, desgasta el aseguramiento bio16gico
inicial SlIl e15ual l1i si9.11i(!rlJ,abl'la.. Vida. La rubeola no es nada, ,
to temible es la bronco-neumonia. La sifilis no es temida tanto sino
:a partir de sus incidencias de orden nervioso. La diabetes no es
fl:angrave si solo se trata de Ia glucosuria. dPero el coma? dPero la
-gangrena? lPero que sucedera si se llega a necesitar una interven-
cion quirUrgica? La hemofilia en verdad no es nada mientras no
sobreviene un traumatismo, dPero quien esta al abrigo de un trau-
matismo, como no sea volviendo a la existencia intra-uterina? iY
esto no es toda!
Los filosolos disputan entre S 1 para saber si la tendencia fun-
~amental del ser vivo es la conservacion 0 la expansion. Parece por
cierto que la experiencia medica aportaria aqui un argumento depeso en el debate. Goldstein observa que la preocupaci6n enfer-
miza pOl' ptaI' las situaciones eventualmente generadoras de reac-
ciones catastrolicas expresa el instinto de ,cohservaci6il. Segun el, ese
instinto no es la ley general de Ia vida siIl.o'laley de una vida
traida. El organismo 'sano trata menos de Il1.eDtetierseen su estado
y medio ambiente presentes que de realizar su naturaleza. Ahora
bien, esto exige que el organisrno, afro~tando riesgos, acepte Ia
eventualidad de reacciones catastr6fieas. EI hombre sano no se es-
eamotea frente a los problemas que Ie plantean las conmociones
a veces sutiles de sus habitos, incluso hablando fisio16gicamente;
mide su salud por su capacidad para superar las crisis organicas
con el fin de instaurar un nuevo orden [49].
EI hombre s610 se siente en buen estado de salud -y tal es la
salud- euanto mas que normal -es decir adaptado al medio am-
biente y a sus exigeneias- se siente normativo, apto para seguir
nuevas normas de vida. Evidentemente, la naturaleza no se pro-
puso expresamente dar esa sensaci6n a los hombres cuando cons-
truyo sus organismos con tanta prodigalidad: demasiado rifion, de-
masiado pulmon, demasiada paratiroides, demasiado pancreas, in-
eluso demasiado cerebro si la vida humana se Iimitase a la vida
nalismo. Pero de todos modos es cierto gue, taLcolI1oesta hech
el hombre se siente sostenido por una '~~~reabu~~~Ilcia,'de medicsde los que normalmente abusa. Contra' ciEii=tos~lfiedicos que se
apresuran demasiado a considerar a las enfermedades como crime-
nes porque los interesados .s?n un poco responsables de ellas por
o~,ra del exceso 0 de la omision, creemos que el poder y la tenta-
,cIOn de enfermarse representan una caracteristica esencial de Ia
fisiologia humana. Transponiendo una frase de Velery dijimosque el p~si.b~~,abuso de Ia salud forIlla parted(3. Ia salud.
Para 'aprecia~ 10 normal y 10 patologico es neeesario no Iimitar
la vida humana a Ia vida vegetativa. En rigor puede vivirse con
muchas malformaciones 0 afeeciones, pero no se puede haeer nada
can la vida, 0 al rnenos siempre puede haeerse algo con ella y en
este sentido todo estado del organismo, si es una adaptaci6n a cir-
c~nstaneias impuestas, termina, mientras resulta compatible eon la
VIda, por ser en el fondo normal. Pero esta normalidad se paga
con Ia renuncia a toda eventual normatividad. EI hombre, incluso
el hombre fisico, no se limita a su organismo. Puesto que ha pro-
longado sus organos mediante utiles, el hombre s610 considera a
Sl1 cuerpo como el medic de todos los posibles medias de accion.
Por 10 tanto, para apreciar que es 10 normal 0 10 pato16gieo para
el cuerpo es necesario mirar mas alla de ese mismo cuerpo. Con
una enfermedad como el astigmatismo 0 la miopia se podria ser .
normal en una sociedad agricola 0 pastoral, pero se es anormal en
la marina 0 en la aviacion. Pues bien, desde el memento en que
la humanidad ha ampliado tecnicamente sus medics de locomo-
cion, saber que ciertas actividades que se han convertido al mismo
tiempo en una necesidad y en un ideal para Ia especie humana
nos estan vedadas significa sentirse anormaI. Par 10 tanto s610se comprende bien como, en los medios ambientes propios al hom-
bre, el mismo hombre se encuentra, en diferentes momentos nor-
ma] 0 anormal, teniendo los mismo 6rganos, si se comprende' c6mo
la vitalidad organica se despliega en el hombre como plasticidad
tecnica y avidez por dominar el medio ambiente.
Si dejamos ahora estos analisis para volver al sentimiento con-
creto del estado que ellos trataron de definir, comprendemos que
la salud sea para el hombre un sentimiento de aseguramiento.tcon
respecto a la vida que no se asigna por s f mismo~irlIl.gbIl.limite.
<. EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6Glco?
Yatere, que dio origen a valor, signifiea en latin estar bien, La CAPITULO QUINTO
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salud es una manera de abordar la existencia sintiendose no s6lo
'poseedor 0 portador sino tambien si es necesarioc~r~ad?i"'ge va-
lorvdnstaurador de normas vitales. De alli esa sedueci6n que to-
davia ejerce sobre nosotros la imagen del atleta, seducci6n de cu-
ya exagerada admiraci6n eontemporanea por un deporte racio-
na1izado s610nos parece una entristecedora oaricatura 3.
FISIOLOCiA Y PATOLOCiA
3 Quiza se quiera objetar que tendemos a confundir la salud con la juven-
, tud. Sin embargo no olvidamos que la vejez es un estado normal de la vida.
Pero en igualdad de edud, un viejo que manifieste capacidad de adaptacion
o de reparacion de los desgastes organicos que otro no manifieste (por ejem-
pia una soldadura buena y solida de un cuello de femur fracturado) sera
sano, EI viejo hermoso no es s610 una ficci6n de poeta.
Como consecuencia de los analisis preeedentes, parece que de-
finir la fisiologfa como Ia ciencia de las leyes 0de las constantes
de Ia vida normal no seria rigurosamente exacto, por dos razones.
'iA-nte todo porque el concepto de normal no es un concepto de
l'f:'xistencia,susceptible de pO i s1de medici6n objetiva. Y luego por-
que 10 patoI6gico tiene que ser comprendido como una especie de
10 normal, puesto que 10 anonnal no es aquello que no es normal
sino aquello que es otra normalidad. Esto no quiere decir que Ia
fisiologfa no sea una ciencia. Lo es autenticamente por su indaga-
cion de constantes e invariantes, por sus procedimientos metricos,
por su marcha analitica en general. Pero si bien resulta Iacil de-
finir por su metodo c6mo la fisiologia es una ciencia, 10 es menos
definir por su objeto ciencia de que es. dAcaso diremos que es Iaciencia de las condiciones de la salud? Segun nuestra opinion, esto
ya seria preferible a definirla como [a ciencia de las funciones nor-
males de la vida, porque creemos haber tenido que distinguir en-
tre el estado normal y la salud. Pero subsiste una dificultad. Cuan-
do se piensa en el objeto de una ciencia, se piensa en un objeto
estable, identico aS 1mismo. A este respecto, la materia y el mo-vimiento -regidos por la energfa- dan todas las garantias de ser-
Io. dPero la vida? dAcaso no es ella evoluci6n, variaci6n de formas,
invenci6n de comportamientos? dAcaso su estructura no es histo-
rica tanto como histologfa? En tal caso la Hsiologla se inclinaria
hacia la historia y esta, hagase 10 que se haga, no es una cieneia
de la naturaleza. Pero tarnbien es verdad que el caracter de esta-
bilidad de la vida no deja igualmente de llamarnos la atenci6n.
Para definir a la fisiologia todo depende, en resumidas cuentas, de
la idea que se tenga de Ia salud. Raphael Dubois, que por 10 que
156( I ,\ISTF~ CIE;\;CL\S DE LO 0:0R~!AL Y DE i.o PATOLOGICO~ 15 7
conocemos CS el tini('() autor en el siglo XIX de una obra de fisio- problema fi~io16g~co.~o~,du~~e.a las Fuentes de la vida y permite
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Iogia en la que se haya propuesto una definici6n c:e Ia fisiologia
no merarnente etimologica 0 no meramente tautol6g1ca, hace den-
var su scnficlo a partir de la teoria hipocn1tica de Ia natura medi-
cairix: H E ! papeJ desempcfiado por la natura rnedicatrix se iden-
I ilica CO]1 cl de las Iunciones norrnales del organismo y estas son,
mas 0 menos c1ireclamente, oonservadoras y defensivas. Ahora bien,
la flsiologia no esludia mas que las funciones de los seres. ~ivos 0,
con otras palabras, los fen6menos nonnales del proteon viviente .0
del bioproteon" [35, 10]. Ahora bien, si se adrnite con Goldstem
que propiamente hablando s610 hay tendencia conservadora en la
cnferrnedad, que cl organismo sano se caracteriza por la tendencia
a afrontar situaciones nuevas Y a instituir nuevas normas, enlonces
es imposible quedar satisfecho con semejante manera de ver.
Sigerist, que in+enta definir la Iisiologia comprendiendo el sen-
lido del primer deseubrimiento que la inauguro -e1 descubrimien;o
de Ia circulacion de la sangre por Harvey (1628)-, procede segun
su estilo habitual que consiste en situar ese deseubrimiento dentro
de la historia inlelectual de 1a eivilizaei6n. 2.Por que una C011eep-
cion funeional de la vida aparece en ese momento, ni antes ni des-pues? Sigerist IlO separa la oiencia de la vida, nacida en IG28, de
la concepcion gelleral, digamos filos6fiea, de la vida que se expre-sa entonces ell las dlversas actitucles del individuo frente al mundo.
Las artes pl~lsticas pr imero, desde fines del siglo XVI y comien-
zos del XVII, Iijaron el estilo barroco y Iiberaron por todas partes
el movimiento. A la inversa del artista clasico, el artista barroco
s610 considera CIl Ia naturaleza aquello que esta inacabado, que es
virtual, que aun no esta cireunseripto. "El hombre del barroeo no
se interesa par aquello que existe sino POI' 10 que va a existir. El
barroco es infinitamente mas que un estilo en el arte: es la expre-
si6n de una forma de pensamiento que en esa epoca reina en todoslos dominios del espiritu: la literatura, 1a musica, la moda, el Es-
tado, el modo de vivir, las ciencias" [107, 41]. Los hombres de
eomienzos del siglo XVI, al Iundar la anatomia, habian privilegiado
el aspecto estatico, deslindado, de 1a forma viva. Aquello que
Woellflin dice del artista barroeo -que no ve el ojo sino la mira-
da-, Sigerist 10 dice del medico de comienzos del siglo XVII: "No
ve el musculo sino su contraccion y el efecto que esta produce. He
aqui como nace la anatomia. animaia, la fisiologia. EI objeto de es-
ta ciencia es el movimiento. Abre las puertas a 10 ilimitado. Cada
escapar hacia el infinite [IbId.]. A pesar de ser anatomista Har-
vey no veia en el cuerpo la fonna, sino el movimiento. Sus' inves-
tigaciones no se basan sobre la configuraci6n del coraz6n sino so-
bre la observaci6n del pulso y de la respiraci6n, dos movimientos
(lue s610 se detiencn con la vida. La idea funcional en medicina
se coneeta con eI arte de Miguel Angel y la mecanica dinamica de
Galileo [107, 42J 1.
Se sobrentiende, luego de las anteriores consideraciones rela-Livas a la salud, que nos parece que este "espiritu" de la fisiologia
naciente tiene que ser conservado en la definicion de la fisiologia
como ciencia de las condiciones de la salud. En muchas oportuni-
dades hernos hablado de modes de andar de la vida, prefiriendo
ell deterrninados casos csta expresion en vez del termino "com-
portamiento", para hacer que se perciba mejor que la vida es po-
laridad dinarnica. Nos parece que al definir la fisiologia como cien-
cia de los modos de andar estabilizailos de la vida respondemos
a casi todas las exigencias surgidas de nuestras posiciones anterio-
res. Por una parte, asignamos a la investigaci6n un objeto
identidad consigo mismo es la de un habito antes que la de unanaturaleza, pero cuya constancia relat iva es quizas mas precisamen-
te udecuada para explicar fen6menos, a pesar de todo fluctuantes,
d.e .I~s que se ocupa el fisiologo. Por otra parte, reservamos Ia po-
sibilidad de que Ia vida Stlpere las constantes 0 invariantes biolo-
gicas codificadas y convencionalmente consideradas Como norm as
en un memento definido del saber fisiol6gieo. Sueecle que, en efec-
to, los modos de andar solo pueden estabilizarse Iuego de haber
sido intent ad as rompiendo con una estabilidad previa. Por ultimo
a partir de la definicion propuesta nos parece que es posible des-
Iindar mas correctamente las relaciones entre la Iisiologia y la
patologia.Entre los rnodos de andar ineditos de la vida pueden distinguir-
se dos tipos. Los hay que se estabilizan en nuevas constantes pero
cuya estabilidad no presentara obstaculo a una eventual nueva su-
peracion. Se trata de constantes normales con valor propulsive. Son
verdaderamente ,llonnales por normatividad. Y los hay que se es-
1 Singer, en las por otra parte notables paginas que dedica a Harvev
insiste mas bien en e~ ca:acte.[ tradicional de sus concepcioncs bioI6gicas, d .~manera que este habr10 sido innovador por probidad metodologica y a pesar
de sus postulados doctrinaJes [J 08].
158.: EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO? PROMEDIO, CURACION, SALUD 159
nera estan constituidos un coraz6n 0 un noon, como Ia sangre 0 la
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{ tabilizaran en forma deconstantes que todo el esfuerzo ansioso
del ser vivo tendera a preservar de toda eventual perturbaci6n. Se
trata por cierto tambien de constantes normales, pero con valor
repulsive que expresa la muerte en elIas de la normatividad. Por
esto son pato16gicas, a pesar de ser normales mientras el ser vivo
vive de elIas. En resumen: en el memento de una ruptura de la
estabilidad fisiol6gica, en un periodo de crisis evolutiva, la fisio-
logia pierde sus derechos pero no por ello pierde el hilo. No
sabe de antemano si el nuevo orden biol6gico sera fisiol6gico 0 no,
pero ulteriormente tendra los medios para recuperar entre las cons-
tantes aquellas que reivindica como suyas. Por ejemplo, podra ha-
cer variar experimentalmente el medio ambiente para saber si las
constantes conservadas pueden 0 no aoomodarse sin catastrofe a
una fluctuaci6n de las condiciones de existencia. Este hilo conduc-
tor es, por ejemplo, el que nos permite comprender cual es la di-
ferenda entre la inmunidad y Ia anafilaxis. La presencia de anti-
cuerpos en Ia sangre es comun a ambas Formas de reactividad. Pe-
ro mientras la inmunidad confiere al organismo la insensibilidad
frente a una intrusion de microbios 0 de toxinas en el medio in-
terno 1a anafilaxis es una supersensibilidad adquirida con respecto
a un~ penetraci6n en el medio interno de substandas especifjc~s
y particularmente de materias proteicas [104]. Luego de una pri-
mera modificaci6n (por infeccion 0 inyecci6n 0 intoxicaci6n) del
medio interno, una segunda efraccion es ignorada por el organismo
inmunizado, mientras que en eLcaso de la anafilaxis provoca un shock
de extrema gravedad, con mucha frecuencia mortal, tan repentino
que ha determinado que la inyeccion experimental que la provoca
sea denominada desencadenante; una reaccion por consiguiente ti-
picamente catastr6fica. La presencia de anticuerpos en ~l suero
sanguineo es, pues, siempre normal, puesto que el orgamsmo ha
reaccionado mediante una modificacion de sus constantes frente
a una primera agresi6n del medic ambiente y se ha regulado con
respecto a S 1 mismo, pero en un caso la normalidad es fisio16gica
y en el otro patologica.
Segun Sigerist, Virchow definia Ia patologia como una "fisiologia
con obstaculos" [107, 137]. Esta manera de comprender la enfer-
medad haciendola derivar de las funciones normales contrariadas
por una aportaci6n extrafia que Jas complica sin alterarlas, se apro-
xima a las ideas de CI. Bernard y procede a partir de principios
patogenicos bastante sencillos. Por ejemplo, se sabe de que rna-
orina los atraviesan; si se imaginan vegetaciones uIcerantes de en-
docarditis sobre la valvula mitral 0 un calculo en el basinete se
esta en condiciones de comprender Ia patogenia de sintomas t~les
como un soplo cardiaco 0 un dolor irradiado de c6lieo nefritico.
Pero quizas en esta concepcion hay una confusion entre el orden
pedag6gico y el orden heuristico. La ensefianza de la medicina co-
mienza justamente por Ia anatomia y Ia fisiologla del hombre nor-
mal a partir de las cuaIes se puede deducir a veces con bastante
faci1idad, admitiendo ciertas analogias mecanicas, la causa de cier-
tos estados patologicos: POl' ejemplo, en el dominic circulatorio,
el bigado cardiaco, Ia ascitis, los edemas, y en el dominic senso-
rio-motor la hemianopsia 0Ia paraplegia. Ahora bien, todo parece
indicar que el orden de adquisicion de tales correspondencias ana-
tomo-fisiologlcas ha side el inverso. EI enfermo es quien primero
ha comprobado un dia que "algo no andaba", ha observado ciertas
modificaciones sorprendentes 0 dolorosas de Ia estructura morfolo-
gica 0 del comportamiento. Equivocadamente 0no, ha atraido ha-
cia ellas la atenci6n del medico. Alertado pOl' el enfermo, este ha
procedido a la exploraci6n metodica de los sintomas patentes y
mas aun de los sintomas Iatentes. Si el enfermo ha muerto se ha-
bra procedido a hacer Ia autopsia, se habra investigado por toda
clase de medios en todos los 6rganos ciertas particularidades que se
habran comparado con los 6rganos de individuos muertos sin haber
presentado nunca sintomas semejantes. Se habra cornparado la ob-
servacion clinica y eI informe de Ia autopsia. He aqui c6mo Ia
patologla, gracias a la anatomia patoI6gica, pero tambien gracias
a hip6tesis 0 conocimientos relativos a los mecanismos funcionales,
se ha convertido en una fisiologia con obstaculo.
Ahora bien, se produce aqui un Qlvido profesiona] -susceptible
quiza de ser explicado por Ia teorla freudiana de los lapsus yactos fallidos- que debe ser destacado. EI medico tiende a olvidar
que son los enfermos quienes Haman al medico. El fisi6Iogo tiende
a oIvidar que una medicina clinica y terapeutica, no siempre tan
absurda comose la quisiera dec1arar, ha precedido a Ia fisiologia.
Una vez reparado este olvido, nos vernos IIevados a pensar que Ia
experiencia de un obstaculo, vivida ante todo pOl' un hombre con-
creto, con Ja forma de una enfermedad, es ]0 que ha suscitado Ia
patologla, en sus dos aspectos: semiologia clinica e interpretacion
Iisiologlca de los sintomas. Si no existiesen obstaculos patologicos
160(EXTSTEX CTEXCIAS DE 1.0 ;-';OR~IAI. Y DE 1.0 PATOI.OGICO?
tampoco existiria la Iisiologia por que no existir ian problemas fi-
PROMEDIO, cunxcro», SALUD
161
ki el descubrimiento en 1889 del papel desempefiado por la hor-
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siologicos por resolver. Resumiendo hipotesis que hemos ~ropuesto
durante el exarnen de las ideas de Leriche, podemos decir que en
materia biologica e1 pathos es quien condiciona al logos, porquc 10
requiere. Lo anorrnal es 10 que suscita el interes te6rico ~or 10
normal. Las normas solo son reconocidas como tales en las inlrac-
ciones. Las funciones s610 se relevan por sus Fallas, La vida s610
se eleva a la conciencia y a la ciencia de si mismapor la inadap-
tacion el fracaso v el dolor. Hace notar A. Schwartz, siguiendo aErnest Naville, que existe una flagrante desproporcion entre el
puesto que ocupa el suefio en la vida de los hombres y el que le
es acordado en las obras de Iisiologia [104J, asi como Georges
Dumas hace no tar que Ia bibliografia relativa a1 placer es infima
[rente a la abundancia de trabajos dedicados al dolor. Sucede que
dormir y gozar consisten en dejar que la vida marche sin pe-
dirle cuentas.En el Twite de physiologie normale et pathologique [1], Abe-
lous atribuye a Brown-Sequard el merito de haber fundado la en-
docrinologia al comprobar en 1856 que Ia ablacion de las supra-
rrenales provocaba la muerte de un animal. Pareciera que estefuese un heche que se bastase a si mismo. No se indaga como pn-
do Brown-Sequard llegar a Ia idea de practicar [a ablacion de las
supranena1es. Cuando se ignora cuales son las funciones de la
suprarrenal, no puede tratarse de una decision que se tom a por de-
duccion, No por cierto, sino que se imita un accidente. Y de 118('ho
Sigerist muestra que la cllnica es quien dio impulso a la endocri-
nologia. En 1855 Addison describia Ia enfermedad que desde en-
tonces lleva su nombre y que atribuy6 a una afeccion de las supra-
rrenales [107, 57J. A partir de esto S8 comprenden las investiga-
ciones experimentales de Brown-Sequard En el mismo Traite de
physiologie [112, 1011], Tournade sefiala con acierto la relacion
entre Brown-Sequard y Addison y refiere esta anecdota de gran
a1cance epistemologico: en 1716 1a Academia de Ciencias de Bur-
deos habia propuesto como tema de concurso: <CdCmil es el uso
de las glandulas suprarrenales?"; Montesquieu, encargado de haeer
el informe, concluia que ninguna de las memorias entregadas podia
satisfacer la curiosidad de 1a Academia y agregaba: "Quizas algun
dia el azar haga 10 que todos los cuidados no han podido hacer."
Para tornar 1111 ejernplo dentro del mismo orden de investigacio-
nes: todos los fisi61ogos hacen remontar a von Mering y Minkows-
mo?a pancreatica en el metabolismo de los glucidos. Pero se sue-
le 19norar que si esos dos investigadores convirtieron en diabetico
a un p~rro -;-tan celebre e~ patologia como 1 0 es el de San Roque
en hagI?gr~fla- ~ue por cierto ,de una manera involuntaria. EI pe-
rro habia sido pnvado de su pancreas para el estudio de la secre-
cion pancreatica externa y de su papel en Ia digestion. Naunyn. . h bi d ' en
cuyo servicio se a ia realiza 0 la experiencia, cuenta que era
~erano. y que el.ordenanza del laboratorin se asornbro por Ja can-tidad inusual de moscas que visitaban las jaulas de los animales,
Naunyn, en virtud del principio segun el cual hay moscas alli don-
de l~ay azucar, aconsej6 que se analizase la orina del perro. Von
Moring y Minkowski habian provocado, pues, mediante la pall-
createctomia un fenomeno analogo a la diabetes [2J. De esta rna-
ner.~ el artificio perrnite Ia lucidez, pero sin que -haya prem=di-tacion.
Con,~ed.anse }ambie~ ~nos minutos de meditaci6n a estas palabras
~e Dejerine. Es casi imposible describir de un modo preciso los
sintornas de la paralisis del gIoso-faringeo: en efecto, 1a fisiologla
n~ ha establecido todavia exactamente clU1I es la distribuci6n mo-
tnz de ese ~ervio y, por otra parte, en clinica, la paralisis aislada
del gloso-fa~ll1geo no se observa por as! decir nunca. En realidad,
el glo~o-farmg~? se lesiona siempre junto con el neumogasmon 0 .
el espinal, etc. [31" 5~7]. Nos parece que la raz6n mas impor-
t~~te, ~uando no la urnca, par In que la fisioJogia no ha estable-
ClOO. aun exactamente la distribucion motriz del gloso-farfngeo es
prccrsnments el hecho de que ese nervio no provoque ninglll1 sin-
drorne palologico aislado. Cuando 1. Geoffroy Saint-Hilaire atribuia
a la ausen.cia de todo sintoma morfologico 0 funciona] Ja laguna
correspondiente a las heterotaxis en Ia ciencia teratologica de su
epoca, daba pruebas de una perspicacia bastante rara,
La concepcion que Virchow se forjaba de las relaciones entre la
fisiologia y la patologia no solo es insuficiente porque desconoce
el orde? n~rmal de .~ubordinacion logica entre la fisiologia y Ia
patologia, smo tam bien porque implica la idea de que let enfer-
ll:edad no crea nada por S I misma, Ahora bien, 110S hemos exten-
dido de modo demasiado explicito sobre este ultimo punto como
para v~Iver. una vez mas sobre el.Pero nos parece que ambos erro-
res e.stan vinculados. Porque no se ad mite que la enfermedad ten-
ga nmguna norma biol6gica propia, no se espera sacar ningun pro-
162 ~ EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOL6GICO?
vecho de ella para Ia ciencia de las normas de la vida. Un obstacu-
PROMEDlO, CURACI6N, SALUD 163
mos e1 paso de una fisiologia ignorante a una fisiologia sabia, a
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10 s610 retardara 0 detendra 0 desviara una fuerza 0 una corriente,
pero no las alterara. Una vez levantado el obstaculo, 10 patol6gico
volveda a ser fisioI6gico, 10 fisiologico de antes. Ahora bien, esto
es 10 que no podemos admitir ni de acuerdo con Leriche ni de
acuerdo con Goldstein. La nueva norma no es Ia norma de antes.
Y como esta capacidad de instituir nuevas constantes con valor
de norma nos ha parecido caracteristica del aspecto fisioI6gico del
ser vivo, no podemos admitir que Ia flslologia pueda constituirseantes de Ia patologia e independientemente de ella para fundar1a
objetivamente.
Actualmente es inconcebible que se pueda publicar un tratado
de fisiologia normal sin un capitulo consagrado a la inmunidad, a
la alergia. EI conocimiento de este ultimo fen6meno nos permite
comprender que alrededor del 97 % de los hombres blancos pre-
senten una cuti-reaccion positiva a la tubercu1ina sin ser, no obs-
tante, todos tuberculosos. Y sin embargo el celebre error de Koch
es el que se encuentra en el origen de esos conocimientos. Habien-
do comprobado que la inyeccion de tuberculin a en un sujeto ya tu-
berculoso provoca accidentes graves, mientras que es inofensiva en
el caso de un sujeto sano, Koch crey6 que habra hal1ado en Ia tu-
berculinizacion un medio infalible de diagn6stico. Pero al haberle
atribuido tambien equivocadamente un valor curativo obtuvo re-
sultados cuyo recuerdo entristecedor s610 pudo borrarse con su
conversion ulterior en ese medio de diagnostico preciso y de ras-
treo preventive que es la outi-reaccion debida a von Pirquet. Casi
todas las veces que en fisiologia humana se dice: "Actualrnente
sabemos que ... ", buscando bien se encontrara -y esto sin querer
reducir 10 que se debe a Ia experimentaci6n- que el problema Iue
planteado y a menudo su solucion esbozada por la clinica y la te-
rapeutica y, con bastante frecuencia, a costa del enfermo, biolo-gicamente pOI' supuesto. As! fue como, si bien Koch descubrio en
1&91 el fen6meno que lleva su nombre y del cual surgieron Ia teo-
ria de Ia alergia y la tecnica de la cuti-reaccion, ya desde 1R86
Marfan habia tenido la intuici6n -desde el punto de vista cHnico-
de que ciertas manilestaciones tuberculosas pueden determinar una
inmunidad para otras, basandose para ello sobre la rareza de la
coexistencia de localizaciones tuberculosas oseas, como la coxalgia
o el mal de POll, y la tisis. En pocas palabras: en el caso de la aler-
gia, fen6meno general del que la anafilaxis es una especie, capta-
traves de la clinica y de Ia terapeutica 2. Actualmente una patolo-
gia objetiva procede de Ia fislologia, pero aver Ia fisiologia proce-
di6 de una patologfa que es necesario declarar subjetiva y pOI' ello
imprudente por cierto, pero por cierto audaz y pOI' ello progresista.
Toda patologia es subjetiva con respecto a manana.
dS610 con respecto a manana es subjetiva Ia patologia? En este
sentido toda ciencia objetiva por su metodo y objeto es subjetiva
con respecto a manana, puesto que -a menos que se Ia suponga
acabada- muchas verdades de hoy se convertiran en los errores
de la vispera. Cuando Cl. Bernard y Virchow, cada uno por S11
parte, ambicionaban constituir una patologfa objetiva, uno en 1
forma de patologia de las regulaciones funcionales y el otro en la
forma de patologia celular, tendian a incorporar la patologia a las
ciencias de la naturaleza, a fundal' la patologia sobre las bases de
la ley y del determinismo. A esta pretensi6n queremos someter1a a
examen. Ahora bien, si no ha parecido posible mantener Ia defi-
nici6n de Ia fisiologia como ciencia de 10 normal, parece dificil
admitir que pueda existir una ciencia de Ia enfermedad, que pue-
da existir una patologia puramente cientifica.
Estas cuestiones de metodologia medica no suscitaron mucho
interes en Francia, tanto del lado de los fil6sofos como del de los
medicos. Por 10 que conocemos, el viejo articulo de Pierre Delbeten la colecci6n De la methode dans les sciences: [32], no tuvo des-
cendencia. En el extranjero en cambio, y sobre todo en Alemania,
estos problemas son tratados con mucha consecuencia V cuidado.
Nos proponemos tomar de Ia obra de Herxheimer, Krankheitslehre
der Gegenwant (1927) una exposicion de las concepciones de Ri-
cker, de Magdeburgo, y de las controversias suscitadas por ellas.
Intencionadamente darnos a esta exposici6n la forma de un resu-
men, parafraseado e interrumpido por citas, de las paginas 6 a 18
del libro de Herxheimer [55] 3.
Ricker expuso sus ideas sucesivamente en Ia Patologfa de las re-
laciones (1905); Elementos de una logica de la fisiologfa conside-
rada como pura ciencia de la naturaleza (1912); Eisiologia, pato-
-:! Todas las nociones de fisiologia relativas a las vitaminas proceden tam-
bien de las observaciones relativas a las lIamadas enfermedades "de carencia",
:I Las circunstancias no nos permitieron referirnos directamente a las obrasde Ricker.
It)1
logia, medicine (1923); La patologia como ciencia. de F a naturaleza
paiologfa de las relacumes (1924). Ricker deslinda los dominios de
medicina se apoya sobre los juicios de causalidad de la fisiologia
y de Ia patologia que constituyen pues Ia base cientffica de la me-
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l~ fis~ologia, de Ia patologia, de Ia biologia y de Ia medicina. Las
ciencias de Ia naturaleza se apoyan sobre la observaci6n met6dica
y .Ia ~efIexi6n sobre esas observaciones con miras a producir ex-
plicaciones, es decir enunciados de relaciones causales entre 10 5
procesos Iisicos, sensibles, dados en el medio ambiente de los hom-
bres, medi? .ambiente al cual pertenecen los propios hombres co-
I~Oseres flSlCOS.Esto excluye al psiquismo del objeto de las cien-eras de la natural~z;'1. La anatomia describe objetos morfo16gicos,
sus resultados no benen valor explicative de por si , pero 10 adquie-
ren al vincularse con los.resultados de otros metodos contribuyendo
de e~te modo a la explicaci6n de los fen6menos que constituyen
el objeto de una ciencia independiente, Ia fisiologia. "Mientras que
Ia fisiologia explora el cursu de aquellos procesos que es mas fre-
cuent;, mas reg~l~r,. y que por ello se denomina 'normal', la pa-
telogia (que arhhcIalmente ha sido separada de la fisiologia) se
ocupa de. sus Iormas mas raras que se denominan 'anormales', por
Jo tanto tiene que estar igualmente sometido a metodos cientificos,
La fisiologia y Ia patologfareunidas
como una solaciencia
-alacual solo se la podria denominar fisiologia- examinan los fen6me-
nos en el hombre Fisico con miras a un conocimiento te6rico cien-
~ico': (La pat?lo~£a como ciencia .natural, p. 321) [55, 7]. La fi-siologia-patologia tiene que determrnar las relaciones causales en-
tre fenomenos fisicos, pero como no hay un concepto cientifico de
l~ vida =dejando de lado un concepto puramente diagnostico; no
tiene que ver para nada c.on fines y objetivos y por 10 tanto con
valores en relaci6n con Ia vida. Toda teleologia, con seguridad no
Ia trascendente. pe.ro tambien Ia inmanente, toda teleologia que
parte de una frnalidad del organismo 0 se refiere a e l a la con-
servaci6n de la vida, etc., por consiguiente todo juicio de valor
no pertenece a las ciencias naturales y por 10 tanto menos aun a
Ia fisiologia-patologia [55, 7]. .
Esto no exc1uye la legitirnidad de los juicios de valor 0 de las
apr~ciaciones practicas, Pero los primeros son remitidos a Ia bio-
logl.a, co~o parte de la filosofia de Ia naturaleza y por 10 tanto de
I~ fIlosofia: y las segundas son remitidas a Ia medicina y a Ia hi-
giene consideradas Como ciencias aplicadas, practicas y teleologi-
cas, euya tarea c~nsiste ~n utilj~2r de acuerdo con sus objetivos
aquello que ha sido explicarlo: EI pensamiento teleo16gico de la
dicina" [55, 8]. Puesto que la patologia es una pura ciencia de la
naturaleza, tiene que proporcionar conocimientos causales pero no
forrnular juicios de valor.
A estas proposiciones de 16gica general, Herxheimer responde an-
te todo que no se suele clasificar -como hace Ricker- a Ia biolo-
gia dentro de Ia filosofia, porque -si se hace referencia a las
exposiciones de los representantes de la filosoHa de los valores,.
como Windelband, Mimsterberg y Rickert- no es posible recono-
cerIe a la biologia el derecho a utilizar valores propiamente norma-
tivos; por 10 tanto, tiene que ser colocada entre las ciencias natu-
rales. Ademas, ciertos conceptos, como los de movimiento, nutri-
cion, generaci6n, a los que el propio Ricker reconoce un sentido
teleologico, son inseparables de la patologia, al mismo tiempo por
razones psico16gicas propias del sujeto que se ocupa de ella y
por razones que residen en los propios objetos de los que ella
trata [55, 8].
En efecto: por una parte el juicio cientifico, incluso con rela-
cion a objetos exentos de valores, sigue siendo un juicio axio16gico
por el hecho de que es un acto psicol6gico. Desde el solo punto
de vista logico 0 cientifico puede resultar "ventajoso", par 10 que
dice el propio Ricker, adoptar ciertas convenciones 0 ciertos pos-
tulados. En este sentido se puede admitir con Weigert 0 Peters
una finalidad de [a organizaci6n 0 de las funciones del ser vivo.
Desde este punto de vista, nociones tales como las de actividad,
adaptaci6n, regulaci6n, autoconservacion -nociones que Hicker qui-
siera eliminar de la ciencia- son conservadas ventajosamente en
fisiologia y por 10 tanto tambien en patologia [55, 9J. En resumidas
cuentas el pensamiento cientlfico encuentra, como bien 10 perci-
bi6 Ricker, en Ia lengua usual, Ia lengua no cientifica del vulgo,
un instrumento defectuoso. Pero, como dice Marchand, esto no obli~
ga a "presentir en cada termino simplemente descriptivo una ocul-
ta intenci6n teleologica", La lengua usual es insuficiente sobre todo
en el sentido de que en ella los terminos tienen a menudo un:
alcance absoluto, mientras que se les cree estar dando un sentido-
solamente relativo. Decir por ejemplo que un tumor tiene vida'
autonoma, no quiere decir que es realmente independiente de las
vias, de los materiales y de los modos de nutrici6n de los otros te-
jidos, sino que comparada con estes es relativamente independien-
166 i EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOr.OGICO?
PROMEDIO, CURACION, SALUD 167
teo Incluso. en. ·~isic.ay en quimica se utilizan terminos y expresio-
nes. con. slgnlficaolon aparentemente teleol6gica y sin embargocaptamos en nuestro pensamiento la estructura, el hecho de tener
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nadie piensa que corresponden realmente a actos psiquicos [55
10]. Ricker pide que no se deduzcan los procesos 0 las relaciones
bioI6gicas partiendo de cualidades 0 de capacidades, Estas tienen
que s.er analizadas en procesos parciales, y sus reacciones recipro-
cas tienen que ser comprobadas. Pero el mismo admite que ani
do~de .e;te analisis no tiene exito -por ejemplo en el caso de Ia
excitabilidad del nemo- la nocion de una cualidad resulta inevi-
table y puede servir como estimulante para la investigaci6n del
proceso. respectivo. En su mecanica del desarrollo (Entwicklungs-
mechanik ), Roux se ve obligado por cierto a admitir deterrnina-
das cu~~idades 0 p:?piedades de~ huevo, a utilizar nociones de pre-
formacion, regulacion, etc., y sin embargo las investigaciones de
Roux se vuelcan hacia la explicacion causal de los procesos nor-
males y anormales del desarrollo [55, 11-12].
~{)r otra par~e, si .nos.colocamos en el punto de vista del propio
objeto de la Investigacion, tenemos que comprobar un retroceso
de las pretensiones del mecanismo Hstco-qulmtco no s610 en biolo-
gfa sino incluso en fisica y en quimica. En todo caso, los patologos
qu~ responden afirmativarnente a la pregunta por la eventual ne-
cesidad de seguir considerando el aspecto teleologico de los feno-
menos bio16gicos, son numerosos y entre ellos se destacan Aschoff
Lubarseh, Ziehen, Bier, Hering, R. Meyer, Beitzke, B. Fischer:
Hueck, Roessle, Schwarz. A proposito de las lesiones graves del
cerebro, como en la tabes 0 en la paralisis general, Ziehen se pre-
~unta, por ejem~lo, hasta que punto se trata de procesos destruc-
tivos y hasta que punto se trata de procesos defensivos y repara-
dores conforrne a un objetivo, incluso si no consiguen realizarlo
[55, 12-13]. Tambien hay que mencionar el ensayo de Schwarz
so?r~ "~a inv~tigacion del sentido como categoria del pensamiento
med~co. Deslgna, a la ~ausalidad como categoria -en el sentido
kantIano- de la fisica: La concepcion del mundo segun la Iisica
e;ta determinada. por la. aplic~cion de la causalidad, como catego-
na, a una matena medible, dispersa, sin cualidad." Los limites de
semejante aplicacion se presentan alli donde sernejante disolucion
en part~s no es posible, ~lli donde, en biologia, aparecen objetos
caractenzados por una uniformidad, una individualidad, una totali-
~~ad?ad,~ ~ez mas netas. La categoria pertinente aqui es la de
sentido". El sentido es, por as! decir, el organo mediante el cual
forma; es e] refIejo de la estructura en la conciencia del observa-
dor". Schwartz agrega a la noci6n de sentido la de fin, aunque esta
correspond a a otro orden de valor. Pero desempefian funciones
analogas en los dos dominios del conocimiento y del devenir, de
las que extraen cualidades comunes: "De esta manera captamos el
sentido de nuestra propia organizaci6n en la tendencia a autocon-
servarse y solo una estructura del medio ambiente que contiene
sentido nos permite percibir fines en ella. ASl, mediante la con-sideraci6n de los fines, Ia categoria abstracta de sentido se Ilena
con una vida real. La consideraci6n de los fines (por ejemplo como
metodo heuristico ) sigue siendo sin embargo siempre provisional,
un sucedaneo por as! decir, esperando que el sentido abstracto del
objeto nos Hegue a ser accesible." En resumen: en patologia, una
perspectiva teleologica ya no es rechazada en principio por la rna-
yoria de los cientificos actuales, a pesar de que siempre sin que se
10 haya advertido se hayan utilizado terminos con contenido teleo-
16gico [55, 15-16J. Por supuesto esta consideraci6n de los fines bio-
l6gicos no tiene que dispensamos de la investigaci6n de una ex-
plicacion de tipo causal. En este sentido, la concepcion kantianade Ia finalidad es siempre actual. Por ejernplo, es un hecho que la
ablaci6n de las suparrrenales provoca la muerte. Afirmar que la
capsula suprarrenal es necesaria para la vida es un juicio de valor
biol6gico que no dispensa de investigar en detalle las causas por
las cuales un resultado bio16gicamente uti] es obtenido. Pero suponi-
endo que sea posible una explicaci6n completa de las funciones de la
suprarrenal, el juicio teleol6gico que reconoce la necesidad vital
de la capsula suprarrenal conservaria aun su valor independiente,
teniendo en cuenta precisamente su aplicaci6n practica. EI analisis
y la sintesis constituyen un todo, sin que puedan reemplazarse en-
tre si.Es necesasio que seam os conscienies de la. diferencia entreambas concepciones [55, 17]. Es exacto que el terrnino "teleolo-
gia" ha quedado demasiado cargado de implicancias de especie
trascendental como para ser utilizado con utilidad; "final" es ya un
termino mejor; pera 10 que todavia seria nUls conveniente podria
ser quizas "organismico", termino utilizado por Aschoff, porque
expresa bien el hecho de referirse a la totalidad. Esta manera
de expresarse se adapta a la tendencia actual que consiste en co-
locar nuevamente en primer plano, tanto en patologia como en
otras partes, al organismo total y a su comportamiento [55, 17].
1 G B (EXISTE:-; CIE:-;CIAS DE LO l'ORi'IAL Y DE LO PATOLOGICO?rRoMEDlo, CURAC!ON, SALUn 169
Indudablemente, Ricker no proscribe en forma absoluta seme- tampoco po~emos a~~itir, que la patologia se oriente por completo
por referencia a la Iisiologia y se convierta en ciencia mientras con-
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jantes consideraciones, sino que quiere eliminarlas totalrnente de
la patologia como ciencia de la naturaleza, para remitirlas a la fi-Iosofia de Ia naturaleza que el denomina "biologia" y, en cuanto
a su aplicaci6n practica, a la medicina. Ahora bien, desde ese pun-
to de vista se plante a preoisamente Ia cuesti6n de saber si se-
mejante distinci6n es util de por S 1 . Esto ha sido negado casi una-
nimemente y aparentemente con razon. ASI es como Marchand es-
cribe: "Porque es rnuy cierto que la patologia no es solo una ciencian.aturaI en 10 que hace al objeto de sus investigaciones, sino que ella
tiene como tarea Ia de explotar el resuItado de sus investigaciones
para la medicina practica". Hueck, remitiendose a Marchand, dice
que eso seria totalmente irnposible sin la valorizacion y la inter-
pretacion teleologica de los procesos que Ricker rechaza. Pense-
mos en el caso de un cirujano. cQue dida si un patologo le res-
pondiera, luego de la biopsia de un tumor, enviandole comproba-
ciones, que saber si el tumor es maligno 0 benigno es una cuestion
de filosofia y no de patoIogia? cQue se ganaria con Ia division
del ~abajo preconizada por Ricker? La medicina practica no ob-
tendria, en una medida mayor, el s6lido terreno cientifico sobre elcu~l podria basarse. Por 10 tanto, es imposible seguir a Honigmann
qUle~, aprobando las ideas de Ricker para la patologia pero re-
chazan~olas para el practice, extrae ya Ia conclusion de que es
necesano desplazar la fisioIogia-patologia y Ia anatomia de Ia Fa-
cnltad de Medicina hacia la Facultad de Ciencias. El resultado de es-
to s:~ia c~ndenar a, la medi:ina a Ja pura especulaci6n y privar a
la [isiologui-paiologia de estimulanies de la mayor importaucia. Lu-
barsch apunto justo al decir: "Para la patologia general y la ana-
tomia, patoI6gica los peligros residen sobre todo en e1hecho de que
lleganan a ser demasiado unilaterales y demasiado solitarias: re-
laciones mas Intimas entre elIas y Ia clinica, tal como las habfaen Ia epoca en que Ia patologia todavia no se habia convertido en
una especialidad, sedan por cierto de la mayor ventaja para am-
bas partes" [55, 18].
No !lay dudas de que, a~definir al estado fisiol6gico por la fre-
cuencia y al estado patologico por Ia escasez de los mecanismos
y d~ las ~s,tructuras que ofrecen a consideraci6n, Ricker puede con-
cebir legitimamente que ambos tengan que ser pasibles del mismo
tratarniento heuristlco y explicative. As! como no hemos creido que
habia que admitir h validez de un criterio de orden estadistico ,
tinua siendo cienci.~de 10 patol6gico. De hecho, todos aquellos queaceptan la reduccion de los fen6menos bio16gicos sanos y patolo-
gicos a hechos estadistioos se ven llevados mas 0menos rapidarnen-
te a confesar ese postulado implicito en esta reducci6n segun Ia
cual, de acuerdo con una frase de Mainzer citada par Goldstein
"no hay diferencia entre la vida sana y Ia m6rbida" (46, 267]. '
Cuando examinamos la teoria de Cl. Bernard virnos en que sen-
lido preciso semejante proposicion puede ser defendida. Las leyes
de la fisica y de la quimica no varian con la salud 0 la enfermedad.
Pero desde un punta de vista biol6gico no querer admitir que la
vida hace diferencia entre sus estados, significa condenarse a no
poder incluso distinguir entre un alirnento y un excremento. Por
cierto, el excremento de un ser vivo puede ser el alimento para
otro ser vivo, pero no para el, Lo que distingue a un alimento de
un excremento no es una realidad Fisico-quimica sino un valor
biologico, De un modo semejante, 10 que distingue entre 10 fisio-
Iogico Y 10 pato16gico no 5S una realidad objetiva de tipo F is i co-
quimico, sino un valor biol6gico. Como dice Goldstein, cuando nos
vemos llevaclos a pensar que la enfermedad no es una categorla
biol6gica, esto tendria que hacernos dudar acerca de las premisas
de que hemos partido: "[Enfermedad y salud no sedan nociones
biol6gicas! lSi dejamos de Iado las condiciones complejas en e1
1,1Ombre,esta regla no es valida por cierto en el animal, porque en
este la enfermedad decide con tanta frecuencia al mismo tiempo el
ser 0 el no-ser del organismo individual. Piensese en e1 papel fatal
desempeiiado por Ia enfermedad en la vida del animal no domesti-
cado, del animal que no goza de Ia protecci6n del hombre. Si la
eiencia de la vida no estuviese en condiciones de comprender los
Ienomenos pato16gicos, surgirian las mas serias dudas acerca de la
precision de sus categorias fundamentales" [46, 267J.
Sin duda, Ricker reconoce valores biologicos, pero negandose a
incorporar valores al objeto de una ciencia. Ahora bien, con justicia
se Ie ha reprochado =segun Herxheimer y tambien segun noso-
tros- esta insercion de la biologia dentro de la filosoffa.
dC6mo resolver, pues, esta dificultad: si nos colocamos desde
un punto de vista estrictamente objetivo no hay diferencia entre
la fisiologia y la patologia, -si se busca una diierencia entre estas
en los valores biologicos, se habra abandon ado el terreno cientifico?
iH) (. cXISTc,," Cllc,,"ClAS Vic LO I\OR~lAL Y DE LO PATOLOGICOt PROMcDlO, CURACION, SALVD 1 71
Como elementos de una solucion, propondriamos las siguientes
consideraciones:
V. - Sucede que la actividad cientifica del fisi61ogo por mas
separada y aut6noma en su laboratorio que este Ia conciba, con-
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serva una relacion mas 0 menos estrecha, pero innegable, con la
actividad medica. Los fracases de Ia vida son los que atraen,
los que han atraido la atencion hacia la vida. Todo conocimiento
tiene su Fuente en la reflexi6n sobre un fracaso de Ia vida. Esto
no significa que la ciencia sea una receta de procedimientos de
acci6n, sino por el contrario que el impulso de la ciencia presu-
pone un obstaculo para Ia acci6n. La vida misma, por Ia diferenciaque hace entre sus comportamientos propulsivos y sus compor-
tamientos repulsivos, es quien introduce en Ia conciencia humana
las eategorias de salud y de enfermedad. Esas categorias son
biologicamente tecnicas y subjetivas y no biologicamente cientifi-
cas y objetivas. Los seres vivos prefieren Ia salud a la enfermedad,
El medico ha tornado partido explicitamente por el ser vivo, esta
al servicio de la vida y al hablar de "normal" y de "patologico" tra-
duce Ia polaridad dinamica de Ia vida. E1 fisiologo es a me-
nudo medico y siempre ser vivo, y por esto la fisiologla inc1uye
entre sus conceptos basicos el hecho de que si bien las funciones
de un ser vivo adoptan modos de andar explicables por el cienti-fico de un modo totalmente identico, no por este hecho resultan
equivalentes para el propio ser vivo.
I. - En el estricto sentido de la palabra, de acuerdo con e1 uso
frances, solo hay ciencia de un objeto cuando ese objeto adrnite
la rnedicion y la explicacion causal, vale decir el analisis. Toda
ciencia tiende, asi, a la determinacion metrica mediante el estable-
cimiento de constantes 0 invariantes.
II. - Esa perspectiva cientifica es una perspectiva abstracta, ex-presa una elecci6n y por 10 tanto un desden. Indagar que es en
realidad Ia experiencia vivida de los hombres significa desdefiar
el valor que ella es susceptible de recibir para ellos y por ellos.
Antes de la ciencia, las tecnicas, las artes, las mitologias y las re-
ligiones son quienes valorizan espontanearnente Ia vida humana.
Luego de la aparicion de Ia ciencia, son tambien las mismas fun-
ciones quienes 10 hacen, pero su conflicto inevitable con Ia cien-
cia tiene que ser regulado por la filosofia, que de est a manera
es expresamente filosofia de los valores.
III. - El ser vivo, habiendo sido conducido a darse en la hu-manidad metodos y una necesidad de determinacion cientifica de
10 real, ve extenderse necesariamente a la vida misma la ambici6n
de determinaci6n de 10 real. La vida se convierte -de hecho ha
llegado a convertirse nistoricamente puesto que no 10 fue siem-
pre- en un objeto de ciencia. Resulta pues que la ciencia de Ia
vida tiene a la vida como sujeto, porque es una empresa del
hombre vivo, y como objeto,
IV. - A! tratar de determinar las constantes e invariantes que
definen realrnente a los fenornenos de la vida, la fisiologia reali-
za autenticamente un trabajo cientifico, Pero al investigar cuales el sentido vital de esas constantes, al calificar a unas de nor-
males y a otras de patologicas, el fisiologo hace mas -y no me-
nos- que un trabajo estrictarnente cientifico. Ya no considera
a la vida s610 como una realidad identica a S 1 misma, sino como
un movimiento polarizado. Sin saberlo, el fisiologo ya no consi-
dera a la vida con una mirada indiferente, con una mirada de
Fisico que estudia Ia materia, sino que considera a la vida en
calidad de ser vivo al que tambien la vida atraviesa y en cierto
sentido,
En resumen: la distinci6n entre flstologia y patologia solo puede
tener un alcance clinico. Par esta razon, proponemos, al contrario
de todas las costumbres medicas actuales, que es medicamente
incorrecto hablar de 6rganos enfermos, de tejidos enfermos, de
celulas enfermas.La enfermedad es un comportamiento de valor negativo para
un ser vivo individual, concreto, en relaci6n de actividad polarizada
con su medio ambiente. En este sentido, no s610 para el hombre
-si bien los terminos "patologicos" 0 "enfermedad", por su refe-
renda a pathos 0 al mal, indican que esas nociones se aplican a
todos los seres vivos por regresi6n simpatica a partir de la expe-
riencia vivida humana- sino para todo ser vivo, que s610hay en-
fermedad del todo organieo. Hay enferrnedades del perro 0 de
1a abeja.
17 2(E-XfSTE:-: efE-NCfAS DE t.o NORMAL Y Dr. LO PATOLOOICO? I'RO~!EDIO, CURACI6:- :, SAlxn
En la medida en que cl nnalisis anat6mico y fisio16gico· disocia
el organismo en 6rganos y en funciones elementales, tiende a
enuncia la obligaci6n formal para la exploraci6n anatomo-patolo-
gica de referirse constantemente a Ia anatomia del ser vivo nor-
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situar Ia enfennedad en el nivel de las condiciones anat6micas
y fisiologicas pal-dales de Ia estruetura 0 del comportamiento
eonjunto. De acuerdo con los progresos en la minuciocidad del
analisis se ubicara la enlermedad en el nivel del organa -y este
es el caso de Morgagni->, en el nivel del tej ido -e1 caso de Bi-
chat-, en el nivel de la oelula -e1 cas a de Virehow. Pero al hacer
esto se olvkla que, historicamente, logica e histo16gicamente, selleg6 hasta la celula en mareha regresiva, partiendo del organis-
mo total y con el pensamiento, euando no Ia mirada, puesto en
el. Se busc6 en el tejido 0 en la celula la soluci6n para un proble-
ma planteado, primero al enfenno y Iuego al clinico, por el or~a-
nismo entero. Buscar la enfermedad en e1 nivel de la celula sig-
nifica confundir el plano de la vida conereta donde la polaridad
bio16gica hace la diferencia entre salud y enfermeded, con e1 pla-
no de la ciencia abstraeta donde eI problema recibe una solucion,
No queremos decir que una celula no puede estar enferma, si
se entiende por oelula un todo viviente, como por ejemplo un
protista, sino qlle queremos decir que la enfennedad de un servivo no esta alojada en las partes del organismo. Por cierto es
legitimo hablar de un leucocito enfermo en la medida en que se
tiene derecho a considerar al leucocito fuera de toda relaci6n
con el sistema reticulo-endotelico y con el sistema conjuntivo.
Pero en tal caso, se considera al leucocito como organo y mas
aun como un organismo en situacion de defensa y de reacci6n
£rente a un medio ambiente. De hecho, aqui se plantea el pro-
blema de la individualidad. El misrno dato biologlco puede ser
considerado como parte 0 como todo. Proponernos que, como
todo, puede decirse de e l que esta enfermo 0 no 10 esta.
Las celulas del parenquirna renal, pulmonar 0 esplenico s6Jopueden aetua lmente ser decIaradas enfermas, y enfermas de cual-
quier enfermedad, pOl' determinado anatomo-patologo que quizas
nunca pisa un hospital 0 una cIinica, porque fueron Iocalizadas,
o se parecen a aquellas que fueron loealizadas, ayer 0 hace cien
aiios, poco importa ello, por un medico practice, cHnico a tera-
peuta, sobre el cadaver 0 el organo amputado de un hombre cu-
yo comportamiento habia observado, Esto es tan cierto que el
fundador de la anatomia patol6gica, Morgagni, en Ia hermosa
epistola al cirujano Trew, al comienzo de su obra fundamental,
ma], por cierto, pero tambien y sobre todo a la experiencia eli-
nica [85]. EI propio Virchow, yendo en ayuda de Velpeau, en
una celebre discusion donde los micr6grafos franceses sostenian
contra este el caracter especfficodel elemento canceroso, pro-
clarno que si bien el microscopioes capaz de servir a Ia clinlca,
corresponde a la clinica ilurninar al microscopic [l1G]. Es cierto
que, por otra parte, Virchow ha formulado con la mayor claridaduna teoria de la enfermedad parcelaria que nuestros analisis pre-
cedentes tienden a refutar. dAcaso no decla en 1895: "Segun mi
manera de pensar, la esencia de la enfermedad es una parte mo-
dificacla del organismo 0 bien una celula modificada 0 un agre-
gada de celulas modificaclo (ya sea un tejido 0 un organo}. _.
En realidad toda parte enferma del cuerpo se encuentran en rela-
ci6n parasitaria con el resto del cuerpo sano al que pertenece,
y vive a expensas del organisrno" [23, 569]? Actualmente parece
que ya se esta mucho mas alla de esa patologia atornista y que
se considera a Ia enfenneclad mucho mas como una reacci6n del
todo organico frente a la extravagancia de un elemento, que comoatributo del elemento mismo, Precisamente Ricker es en Alema-
nia quien mas discute la patologfa celular de Virchow. Llama
"patologia de las relaciones" precisamente a la idea segun la
cuaI Ia enfermedad no se encuentra en el nivel de Ia celula que
se supone aut6noma, sino que consiste para la celula en relaciones
con la sangre y el sistema nervioso ante todo, es decir con un medio
interne y un organo de coordinacion que hacen del funcionamien-
to del organismo un todo [55, 19]. Poco importa que el contenido
de las teor ias patol6gicas de Ricker aparezea discutible para
Herxheimer y otros, 1 0 que interesa es e1 espiritu de sus ataques,
En resumidas cuentas: cuando se habla de patologia objetiva,cuando se piensa que la observacion anatomioa e histo16gica, que
el test fisioI6gico, que el examen bacterio16gico son metodos que
penniten formular cientificamente, y algunos piensan incluso que
pueden hacerlo en ausencia de todo interrogatorio y exploraci6n
clinica, el diagn6stico de la enferrnedad, se es victima -creemos-
de la confusi6n filos6fica mas grave y terapeuticamente a veces
mas peligrosa. Un microscopic, un tenn6metro, un caldo de cull
tivo, no conocen una medicina que el propio medico ignoraria.
Dan un resultado. Ese resultado no tiene de por S l ningun valor i
1 74, ?
l EXISTEN CIENCIAS DE LO NORMAL Y DE LO PATOLOGICO.
diagn6stico. Para formular un diagn6stico es necesario observar
el eomportamiento del enferrno, Entonees se deseubre que deter-
CONCLUSION
8/2/2019 51588480 CANGUILHEM Lo Normal y Lo Patologico
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minado sujeto que alberga en su faringe el bacilo de L?~ffler no
es difterico, A la inversa, para tal otro, un examen clinico pro-
fundizado y llevado a cabo con mucha correcci6n hace pensar en
una enfermedad de Hodgkin, mientras que el examen anatomo-
patol6gico de una biopsia revela la existencia de un neoplasma
tir6ideo.
En materia de patologla, Ia primera palabra, hist6ricamentehablando, y Ia ultima palabra, 16gicamente hablando, Ie corres-
ponde a Ia clinica. Ahora bien, Ia clinica no es una cienc~a y.nunc~
sera una ciencia, inc1uso cuando utilice medios cuya eficacia este
cada vez mas cientificamente garantizada. La clinica es insepa-
rable de Ia terapeutica y esta es una tecnica de instauraci6n 0
de restauraci6n de 10 normal cuyo objetivo, a saber la satisfac-
ci6n subjetiva de que una norma esta instaurada, escapa a la
jurisdicci6n del saber objetivo. No se dictan cientificamente nor-
mas a Ia vida. Sino que la vida es esa actividad polarizada de
debate con el medio 'ambiente que se siente 0 no normal, ya sea
. que se sienta 0 no en posici6n normativa. El medico ha tornadopartido por la vida. La ciencia le sirve para la realizaci6n de los
deberes que surgen de esa elecci6n 4. El eco de este llamado pa-
tetico es el que hace calificar de "patologica' a toda ciencia que
utiliza la tecnica medica para auxiliar a la vida. As! es como exis-
te una anatornia pato16gica, una flsiologia patol6gica, una his-
tol6gica patol6gica, una embriologia pato16gica. Pero su calidad
de patologia es algo que proviene de la tecnica y por ello es de
origen subjetivo. No existe una patologia objetiva. Se pueden des-
cribir objetivamente estructuras 0 cornportamientos, pero no ~ue~e
decirse de elIas que son "patologicos" refiriendose a un cnteno
puramente objetivo. Objetivamente s610 se pueden definlr varie-dades 0 diferencias, sin valor vital positivo 0 negativo.
4 Por supuesto no se trata aqui de enfermedades mentales; en las que el
hecho de que los enferrnos desconozcan su estado constituye a menudo un
aspecto esencial de la enfermedad.
En Ia primera parte hemos investigado las fuentes historicas y
analizado las implicancias 16gicas del principio de patologia -tan
frecuentemente invocado aun- de acuerdo con el cual el estado
m6rbido 5010 sena en el ser vivo una mera modificaci6n cuanti-
tativa de los fen6menos fisiol6gicos que define el estado nor-
mal de Ia respectiva funci6n. Creemos haber establecido que se-
rnejante principio es estrecho e Insuficiente, Durante la discusi6n
-y a la luz de 105 ejemplos introducidos- creemos haber pro-
porcionado ciertos argumentos criticos en apoyo de las propo-
siciones de metodos y doctrinas que constituyen el objeto de la
segunda parte, y que podriamos resumir asi:
Podemos calificar de normales a tipos 0 funciones, porque ha-
cernos referencia a la polaridad dinamica de Ia vida. Si existen
norrnas biol6gicas, es porque la vida, aI no ser sumisi6n aI medio
ambiente sino instituci6n de su propio medio ambiente, por ello
mismo pone valores no s610 en el medio ambiente sino tambien
en el oJ:lganismomismo. Denominamos a esto "nonnatividad bio-16gica".
Es posible denominar "normal" -sin caer en el absurdo- al
estado patoI6gico, en la medida en que este expresa una relaci6n
con la normatividad de la vida. Pero esa norrnalidad no podria ser
identificada -sin caer en el absurdo- con Ia normalidad Fisiologi-
oa, porque se trata de normas diferentes. Lo anormal no es tal
por ausencia de normalidad. No hay ningun tipo de vida sin
normas de vida, y el estado m6rbido es siempre una cierta rna-nera de vivir.
Mas que el estado normal, el estado fisio16gico es el estado
sano, Es aquel que puede admitir el paso a nuevas normas. El
hombre es sana en la medida en que es normativo con respecto
a las fIuctuaciones de su medio ambiente. Segun nuestra opinion,
17 6
77
las conslantes Iislologicas tienen, entre todas las posibles cons-
tantes vitales, un valor propulsivo. EI estado patologico, por el
contrario, traduce la reduccion de las normas de vida toleradas
can el individuo enfenno por intermedio de 1 I" I. 'f' ,. a c inica, a que!ust! rca l~ calificacion de pato16gico. POl' mas que se admita Ia
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par el SCI' vivo, la precariedad de la normalidad establecida pOl'
la enlermcdad. Las canstantes patologicas tienen valor repulsive
y estrictamente conservador,
La curaci6n es ln reconquista de un estado de estabilidad de las
normas fisiol6gicas. Esta tanto mas cerca de la enfermedad ° de
la salud cuantn esa estabilidad esta menos 0mas abierta a even-
tuales reestructuraciones. En todo caso, ninguna curaci6n es unretorno a Ia inoeeneia bioI6giea. Curarse significa darse nuevas
normas devida,H,veces superiores a las antiguas.Hay una-
versibilidad de la nOl:I1~ati~idadbio16gica.
EI concepto de norma es un concepto original que no se deja
reducir -en fisiologia mas que en cualquier otra parte- a un con-
cepto objetivamente determinable por metodos cientificos. Por
10 tanto, hablando COIl rigor no hay una ciencia bio16gica de 10
normal. Hay una cieneia de las situaciones y condiciones biolo-
gicas llamadas "norrnales". Esta ciencia es la fisiologia.
La atribuei6n a las constantes -cuyo contenido es determinado
cientilicarnente por la fisiologia- de un valor de "norrnalidad"traduce la relacion de la ciencia de la vida con la actividad nor-
mativa de Ia vida y -en 10 que hace a la ciencia de la vida hu-
mana- con las tecnicas bio16gicas de produccion e instauracion
de 1 0 normal, mas especificarnente con Ia medicina.
Sucede con la medicina 10 que con todas las tecnicas. Es una
actividad que se arraign .en el esfuerzo espontaneo del ser vivo
por dominar el medio ambiente y organizarlo de acuerdo con sus
valores de ser vivo. En este esfuerzo espontaneo halla la medi-
cina su sentido, si bien no desde un primer momenta toda la Iu-
cidez critica que la haria infalible. He aqui pOl' que, sin ser ella
una ciencia, la medicina utiliza los resultados de todas las cienciaspara servir a las normas de la vida.
Por 10 tanto, hay medicina ante todo porque los hombres se
sienten enfermos. Solo secundariamente los hombres, porque hay
una medicina, saben de que estan enfermos.
Todo concepto empirico de enfermedad conserva una relacion
con el concepto axiologico de la enfermedad. Por consiguiente,
no es un metcdo objetivo 10 que permite calificar de pato16gico
a un Fenomeno biologico considerado. Siempre es Ia relaci6n
~~p]:tancla de los metodos objetivos de observacion y analisis
d " patol,og'ia,.n~ l?,arece posible hablar con pleno rigor 16gico
: pat~I?gla objetiva . Por cierto, una patologia puede estar meto-
dica, critica ~T expenmentalmente armada. Por referenda al medico
q::e Ia practica, se la puede denominar "obJ·etiva".Pero 1· . t _CIOndel at6I determi a In en, p. o~o. no etermina que su objeto sea una materia
vacra de subjetividad, Es posible practicar bi "dec" . l·t.¢,?·~H""':;' 0 jetrvamente es11' lIllp~rClamente, una investigaci6n cuyo objdO"'hb p~ede
s~~ concebido .y construidn sin referenda a una caIificaci6n po-
heche 0 negatIva, cuyo objeto por consiguiente no es tanto unnee 10 Como un