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    REFLEXIONES SOBRE LA OBSERVACINANTROPOLGICA Y UNA CRTICA

    A LOS MODELOS OBSERVACIONISTASPOSMODERNOS.

    LA NECESIDAD DE NUEVASPROPUESTAS

    MARGARITA LAGARDE

    ABSTRACT.This paper reviews the proposals anthropology have submittedregarding the observation of human otherness. Based on participant obser-vation, some considerations are made on the auto-observation theory basedupon second-order bio-cybernetic models. Autopoiesis is shown as the prop-erty within second-order systems that integrates the observer-observed unity.Considering the constructivist fragility as it falls into closed unifocal universes,it is put into question the biological neutrality of this observation process andits relation to evolutive differentiation, sexuality, and death.

    KEY WORDS. Observation, participant, auto-observation, second-order sys-tems, autopoiesis, bio-cybernetics, ethological observation, reflexivity, radicalconstructivism, evolution.

    LA OBSERVACIN EN LA ANTROPOLOGA CLSICAObservar es una de las cualidades humanas que origina el conocimiento,significa percibir lo que uno no puede ser, pero que requiere conocer paravivir. Significa trascender lo aparenteo lo que quisiramos o pensramosque fuera. Significa obedecer y acatar lo otro, transformar la perspectivapropia para alcanzar la objetividad. Observar es tambin el origen deltestimonio, de la afirmacin social de los hechos, de las cosas y de los actoscomo verdad.

    El hombre conoce y califica a los otros humanos mediante diversasfuentes de informacin, entre las que se encuentra la observacin. Com-parar a los otros hombres observndolos ha sido oficio de la antro-pologa. En su periodo clsico, esta ciencia se ha ocupado de conocer al

    hombre analizando distintos grupos humanos, desde la perspectiva de la

    Facultad de Psicologa, Universidad Nacional Autnoma de [email protected]

    Ludus Vitalis, vol. XIII, num. 24, 2005, pp. 93-106.

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    comunidad occidental moderna, intentando decodificar la extraezacultural mediante la experiencia directa: estar en su entorno con ellosy mirarlos, escucharlos, degustar sus alimentos, oler, tocar; registrar parapoder describir e informar de lo distinto a los semejantes.

    Como si colocara una pieza ms en las vitrinas de un museo, el an-troplogo de esta poca capturaba, conservaba y colocaba su experienciacon los otros en el discurso de su cultura y de su tiempo. Dando inicio ala traduccin, pretenda la conservacin arqueolgica de los materialesoriginales, como claves indispensables para permitir el acceso al cono-cimiento de la infraestructura simblica o de la trama de significadoslatentes inaccesibles en un principio (Conde 1994a:145).

    Normando y organizando la observacin de los otros humanos desdela ciencia, la etnografa clsica se propuso omitir, o al menos retrasar, lasvaloraciones o juicios personales, evitando la primera persona en lasdescripciones y buscando la narrativa que pudiera exponer natural-mente al objeto para su conocimiento. Basndose en el supuesto de launidad bsica de la mentecomo un referente genotpico comn, construyla observacin del comportamiento o de los productos de los gruposhumanos a partir de la premisa de una naturaleza humana universal quegraduaba a los hombres en una escala de progreso. En esa poca, laexperiencia cientfica supona la distancia y diferenciacin radical y nomi-nativa entre sujeto y objeto sin explicar sus articulaciones; se observabadesde y para la calificacin y no desde y para la accin.

    LA OBSERVACIN PARTICIPANTE

    Al detectar las deformaciones contenidas en los informes producidos porlas observaciones clsicas, se consider el efecto centrpeta del observadoren el entorno y la necesidad de comprender los flujos de la accin circun-dante, para poder determinar los efectos de la posicin del observador enlo observado. As, se lleg a la conclusin de que para comprender lo queestaba pasando el observador requera conocer de antemano los lenguajesimplcitos en la trama de la accin.

    Para observar no bastaba con estar ah, haba que hacer con los otros.Este medio permitira adquirir el cdigo articulador de la accin. Laexperiencia del otro implicaba actuar con el otro, replanteando la distanciay las fronteras entre el sujeto-objeto mediante la interaccin para entenderlo que pasa. No se trataba ahora de colocar al objeto en la vitrina, sino

    de comprender su funcin colocando la accin en la vitrina, dando cuentade la coreografa definitoria obtenida desde la posicin de uno de losbailarines.

    La premisa de la universalidad de la mente no se comprobaba ms porla adquisicin progresiva de una cultura de punta, sino por la capacidad

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    del sujeto humano para incorporarse necesariamente a la subjetividadcultural 1. La antroploga Wenda Trevathan describe su experiencia dela siguiente manera:

    Yo fui entrenada en el mtodo de observacin participante y senta que lanica manera de entender completamente lo que pasaba durante el trabajo departo, el parto y el periodo posparto era introducirme lo ms profundamenteposible en el proceso a travs de someterme a un entrenamiento como partera(Trevathan 1987: 44).

    La clave de esta modalidad de observacin estriba en el sometimiento aun entrenamiento para la accin. El observador debe aprender a actuar,pero, cmo se aprende si no es observando? La respuesta es: actuando

    mediante la imitacin o el aprendizaje, hasta transformarse en un actorque observa mediante la actuacin.Este mtodo fertiliz el trabajo de la antropologa, impulsando una gran

    cantidad de investigaciones que han consolidado las teoras antropolgi-cas modernas. No obstante, en los ltimos veinte aos han surgido nuevasreacciones crticas que sealan que a pesar de los esfuerzos realizados, laparticipacin en la accin no impide que el otro sea ignorado. Veamos lacrtica de Tedlock (1987: 276) en su trabajo sobre la interpretacin y palabrahablada, haciendo referencia al trabajo de Levi-Strauss:

    Tenemos un montn de dilogo interno, en el que el antroplogo se preocupapor los asuntos ajenos, pero no sabemos gran cosa de lo que puedan haberdicho los otros para provocar este dilogo interno. Las citas son tan infrecuen-

    tes como en las etnografas clsicas y, una vez ms, a veces provienen de genteque no son los otros.

    Pasando de manera ahistrica hasta su posicin de actor, e inme-diatamente a su posicin de autor, el observador se convierte en unautobigrafo que olvida que tanto el observador como el actor son posi-ciones y no personas inamovibles en el curso de una interaccin. Lacarencia de historicidad en la relacin observador-observado impone unadistancia arbitraria con el nativo-objeto, generando una confusin entrelos tiempos de la actuacin-observacin, la lectura-rescritura del texto y loledo, todos stos con relacin a la investigacin misma, en un procesoilimitadamente recursivo (Gutirrez y Delgado 1994: 141).

    Por otro lado, la supuesta objetividad de esta modalidad de obser-

    vacin depende de la censura o de la represin de la proyeccin de losvalores personales, del deseo del investigador y de su conciencia. Lapretensin de excluir la subjetividad mediante la participacin implica unacarencia de reflexividad sobre las relaciones de poder implcitas en el cmoy qu hacer del observador con el observado y sus significados, lo cual

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    desemboca irremediablemente en novelas etnogrficas que impostanlos hechos (Conde 1994a: 162).

    La observacin en la participacin genera, adems, un incontrolablecontrol sobre lo observado, obligando al sujeto-objeto investigado adiluirse, ante la compulsin de una accin que tiene como protagonista alobservador y sus formas de subjetividad-objetividad (Gutirrez 1994). Elinvestigador supone tcitamente que al participar con el nativo, sucomportamiento racional es isomorfo a la concepcin de la racionalidadque tiene el observado, depositando las divergencias entre ambos en lascategoras de lo imaginario, lo mstico, lo mgico, lo patolgico, lo curioso,lo ilustrativo y otras formas de desecho. Esta forma de observacin hasupuesto que al desechar la especificidad de los sujetos y prescindir de lascualidades secundarias de stos se obtiene el verdadero conocimientocientfico y objetivo, ocultando activamente su preocupacin de no podertrascender el protagonismo de su mundo vivido y concreto.

    A partir de una nueva acepcin de la teora de la caja negra, seconsidera al observado como una funcin determinada por la regularidadde las entradas o estmulos y su relacin funcional con las salidas orespuestas. Supone que es impertinente e inaccesible a la investigacintodo lo que ocurra en la mente de los actores, dando como resultadoparadjico que la misma caja negra se transforme en el espacio deproyeccin de los mecanismos mentales subjetivos omitidos por el obser-vador. El hacer participante del observador reduce al nativo-objeto a unente que carece de la capacidad de transformar y transformarse mediantela seleccin y produccin de sentido; omite que sujeto y objeto se con-

    struyen mutuamente en la observacin, y niega la temporalidad irre-versible que da lugar a la categora histrica del sujeto en su relacin conel objeto.

    La carencia de una teora realmente compleja y unitaria de la mentehumana evita que el observador participante profundice en las motivacio-nes, los cambios de la atencin, los significados y la conducta del otro, ascomo rehsa observaciones referentes a su propia conducta.

    LA ANTROPOLOGA POSMODERNA Y LA AUTOBSERVACINLa naturalidad humana de la posmodernidad se apoya en la meto-dologa ciberntica para incluir lo social y lo histrico. Guiada por labiologa evolucionista, transforma la mquina trivial caracterstica de los

    modelos de la caja negra definidos por las relaciones invariables entrela entrada y la salida, y regidos por la homeostasis, para crear nuevosmodelos no triviales que trascienden los procesos de asimilacin yacomodacin, incorporando evolutivamente la neguentropa2. La autor-reproduccin y la autorganizacin que constituyen el segundo orden,

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    enfatizan la coordinacin no lineal de los procesos en diferentes niveles,dependiendo de la historiade sus acoplamientos sistmicos y, por lo tanto,descansan sobre mecanismos distributivos, hermenuticos y por ello,interpretativos.

    Los sistemas humanos vivos, psquicos y sociales, se producen medi-ante la propia clausura autorreferencial de tres operaciones autopoiticasfundamentales que son: la vida, la conciencia y la comunicacin (Pintos1994: 567), y definen lo social como la institucionalizacin, es decir, lacapacidad de heredar las estructuras indispensables para autorganizar elnivel de complejidad humana en la dimensin de lo viviente y actuante.Estos nuevos modelos consideran a la sociedad como una entidad primor-dialmente autopoitica o autorreproductiva, en tanto se mantiene comounidad y totalidad, aunque las partes que la formen se transformencontinuamente o aun cuando lleguen a desaparecer. Comprendida en lalgica de la fractalidad 3, la sociedad deviene en una unidad total, en tantoautorreferencia a las diferencias internas de sus elementos y de las relacio-nes que stos guardan entre s (Luhmann 1986: 56-64). El orden social,esencialmente productor de caos, complejidad y autorganizacin sinr-gica, no se concibe como un objeto fijo o tpico, sino que en analoga a unorganismo puede sufrir profundos cambios sin abandonar su identidad ysu existencia continua.

    Desde esta perspectiva posmoderna, los conceptos tradicionales de losocial y la conciencia, contenidos en la estabilidad homeosttica, apare-cen como lugares de reversibilidad que condicionan los puntos de in-movilidad, equilibrio e indiferenciacin propios de la unidad de sentido

    caracterstico de los modelos pendulares. Por su parte, los modelos desegundo orden consideran que las acciones que rompen con el ordenestablecido o a las significaciones inconscientes del sujeto (que en losmodelos anteriores eran desechadas como ruido, desorden o desperdiciodel conocimiento cientfico) son instrumentos que permiten el cono-cimiento de la temporalidad o historicidad de los acoplamientos y de lassucesivas estructuras genticamente irreversibles de los sistemas sociales.

    Las corrientes de autobservacin antropolgica surgidas en los aossetenta se proponen transformar lo autobiogrfico en arqueolgico, acer-cando la etnografa a la arqueologa mediante una nueva forma de obser-vacin reflexiva. Abandonando la bsqueda de participacin mediantela coreografa, que necesariamente cuantifica la accin con referencia a unalnea de progreso, retroceden para rencontrarse con el valor cualitativo de

    la experiencia de campo misma, como parte del tiempo-historia; hechoque permite la generacin de asimetras entre el observador y el obser-vado, y resuelve las tautologas y paradojas propias de los anterioresmodelos de primer orden. Confirman al observador como actor, consid-erando que es desde su lugar de actor y no de observador externo donde

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    encuentra la mejor posicin para acceder con certeza a la significacinsubjetiva del objeto, pero agrega que, en tanto actor nativo, el obser-vador debe evitar la intencionalidad de convertirse en algn momentofuturo en observador de s mismo y del otro hacia el cual se orienta.

    Ya no se trata de aprender a actuar para participar con el otro, y en otrotiempo observar la accin; se trata de que la dada observador-actor setransforme en una unidad total actor-observador en actitud natural,aprendiendo a observar cmo sta se acopla puntualmente con otro sistemacultural distinto al propio.Este aprendizaje se produce por retroalimen-tacin con el otro, generando en la interaccin las perturbaciones propiasde la evolucin social del estado observador y la fuente de la investigacinmisma.

    La accin es una de las posibilidades que ofrece el sistema dentro de sudiversidad funcional, donde, por ejemplo: c=a+b, pero tambinc=c-b+b,y tambin c=c-a+a;y donde existe la flexibilidad reflexiva que permite queasea igual a c-b, y a su vez bsea igual c-a. Es esta flexibilidad la que permiteal sistema de segundo orden adaptarse, tolerando las desviaciones y lascontradicciones, con la libertad necesaria para elegir entre las diversassoluciones igualmente tiles o inocuas.

    Es necesario, sin embargo, sealar que la ventaja que brinda el anlisissistmico-funcional no consiste en la certeza algebraica del enlace decausas especficas con efectos especficos, sino en la consideracin de lacomplejidad de la funcin misma como un criterio de referencia abstractodel problema, a partir de la cual se generan diferentes posibilidades dela accin.

    El conocimiento de lo otro resulta del control de las alternativasposibles, considerando que la igualdad no es lo mismo que la analoga ola equivalencia, puesto que lo que ha de privilegiarse es la distincin envirtud de que la unidad de referencia es el problema central, como cuali-dad que emerge del sujeto y se objetiva en la historicidad autorreproduc-tiva. Las unidades de anlisis de estos nuevos sistemas son el sujetoreferido a la accin y el individuo, considerados ambos como realidadesnominales fractales. El individuo se define como la realidad nominaltotal percibida por los sujetos participantes, realidad que se disuelve enreacciones autocatalticas, homotticas4e irreversibles. El sistema obser-vado y el sistema observador se constituyen en individualidad fractal(cualquiera que sea su nivel, es decir, ya est constituido por uno o mssujetos observadores y observados), en la medida en que establecen re-

    laciones entre s, y en tanto su conciencia est inmersa en un fun-cionamiento intencional que depende o modifica las condiciones iniciales(irreversibilidad) al interactuar con su entorno.

    La autobservacin, como forma de conocer la otredad, pretende con-struir la relacin actor-observador-actor-observado como una individuali-

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    dad no trivializada y como un reductor del desorden social al introducirlos contenidos subjetivos de la interpretacin como elementos produc-tores y reproductores del conocimiento. Se genera as una teorizacincientfica que se replantea el valor del caos, como paso indispensable paradar cuenta cabal de relaciones cambio-tiempo, policontextual y policntri-camente dentro de un mundo y una sociedad definitivamente acntricos.En las palabras de Luhmann, se requiere de una ciencia donde la edifica-cin de la teora se asemeja ms a un laberinto que a una autopista con unfinal feliz (Luhmann 1986:14).

    Este mtodo de observacin no excluye a ningn otro mtodo. Por elcontrario, se propone como una observacin global con amplio grado decerteza, mediante una triple estrategia: En primer lugar, por la incorpo-racin de la vivencia del actor, cuyo testimonio garantiza el sentido delas acciones de los sujetos, que siendo todos partes de l, anulan laincertidumbre; en segundo lugar, se constituye en la investigacin de lasinvestigaciones porque se sustenta en la observacin del observador, y entercero, combina a ambas, mantenindose siempre como un procesoinconcluso. En otras palabras, garantiza su certeza en que otra concienciasimilar a la ma acepte el sentido y el alcance ntico que mi concienciaatribuye al objeto, y con ello coopera a su constitucin.

    Esa conciencia, que es similar a la ma, es (o puede ser) el objeto;objetivado por mi propia conciencia como actividad selectiva del sujetocon intencin, en un contexto complejo e histricamente irreversible. Enconsecuencia, mediante la autobservacin constructivista se puede igno-rar la existencia imperativa de un mundo real, ajeno a la capacidad

    cognoscitiva del observador. En las palabras de Conde: En ese sentido, loreal (si es que a estas alturas este concepto tiene todava algn sentido)estara constituido por el repertorio de esquemas estandarizados dis-ponibles y susceptibles de ser organizados e interpretados en macroestruc-turas que coexisten (Conde 1994a: 166).

    Por su parte, Luhmann advierte sobre el peligro de caer en un idealismoestril mediante la autobservacin:

    la diferencia del constructivismo surgido de la autobservacin con el idealismosubjetivo consiste apenas en el grado de radicalidad, cuanto ms en tanto quela referencia al sujeto es sustituida por la referencia a un sistema autorreferen-cial, empricamente observable y operativamente clausurado, por lo que esnecesario radicalizar la diferencia entre el constructivismo radical y el construc-tivismo operativo (Luhmann 1971: 73).

    Posteriormente puntualiza definiendo al constructivismo radical:

    Se trata de... una secuencia organizada, anticipatoria y recurrente, de operacio-nes que tienen que observarse como sistema, distinguindose de un entorno

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    operativo inaccesible. Es imperativo observar la secuencia de operacionescomo sealamiento de fronteras,como localizacin de los pertenecientes y comodestierro de los extraos. Se tiene que observar as como sistema operativo. Setiene que distinguir entre la autorreferencia y la referencia exterior. El sistemase concibe en tanto frontera, en tanto forma de dos lados, como distincin entresistema y entorno. Observar a un observador es observar un sistema que realizaoperaciones de observador sobre algo (Luhmann 1971: 238-242).

    CRTICA A LA METODOLOGA AUTOBSERVACIONISTASi aceptamos que el valor de la observacin cientfica depende pre-cisamente de su capacidad de establecer un contacto autocrtico con lo quellamamos realidad, generando una diferencia que incluye al mundo en

    tanto verdad, concluiremos que esta observacin requiere necesariamentede la capacidad de asignar el valor de falsedad en lo observable, loemprico y fctico, es decir, la capacidad de sealar aquello cuyo correlatono pueda ser atribuido al mundo. El observar no es otra cosa que sealardiferencialmente esto.

    Situndonos dentro de la lgica del segundo orden, concordamos enque la observacin no puede ser ni pasiva ni exgena, pero hacemosnfasis en que sta es necesariamente diferencial, reduciendo la complejidadinfinita e incognoscible precisamente a travs de la distincin del adentro-afuera y del sentido-flujo que definen la forma de dos lados (entrada ysalida) como frontera con el entorno.

    La tarea de observar consiste, precisamente, en diferenciar el estadoobservador del estado observado, evitando tanto la escisin como la

    indiferenciacin. De acuerdo con Ibaez (1990: 162): Cuando el obser-vador se disocia del observado, las articulaciones entre ambos se reducena lo inconsciente, mientras que, por el otro lado, la indiferenciacin desem-boca en la confusin que impide asimilar la neguentropa derivada de laasimilacin del objeto en informacin.

    Observar es un trabajo difcil, en el que se requiere tener siemprepresente la afirmacin de Von Foster (1997): No se puede ver que no seve, lo que no se ve; por ello el trabajo consiste precisamente en diferenciar,hasta donde sea posible, las cualidades que distinguen una cosa de otra,estableciendo la frontera que nos permite pasar de una a otra, y enconsecuencia considerar lo observado en tanto distinto al que observa ysus supuestos. La dificultad de esta distincin esencial es ms clara cuandoconsideramos que el observador es parte de lo inevitablemente no ob-

    servable para s y parte de lo invisible para su grupo cultural de referencia.Nunca es el individuo aislado quien observa, piensa o interpreta, siem-

    pre es el individuo producido y reproductor de las instituciones y discur-sos a los que pertenece, mismos que le dan sentido. Es este sentido elque le posibilita reducir, de manera estratgica y selectiva, la inconmen-

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    surable complejidad csmica. La supuesta comunidad con lootropasasiempre por lo paradjico; como explica Geertz: La comprensin de laforma y de las vidas internas de los nativos para usar una vez ms lapeligrosa palabra es ms parecida a captar un proverbio, recoger unaalusin, entender una broma o como lo he dicho anteriormente, leer unpoema que a conseguir una situacin de comunin (Geertz 1995:70).

    La realidad desde la ciencia se reconstruye a s misma traduciendo laobservacin en cuanto tal al lenguaje cientfico propio de una colectividadlingstica particular y al que se le asigna una alta consistencia y certidum-bre interna. Pero dado que este sistema no puede dar cuenta de s, aunquese deposite en la reflexin de su actuacin, precisamente porque nopuede ser consciente de su subjetividad, se hace indispensable la interac-cin con el otro puesto que es l quien posee las estructuras capaces dedevelar el drama que subyace la representacin de los actores.

    En resumen, la nica forma en que un sistema puede darse cuenta delas cosas que le haban permanecido ocultas, aunque formen parte de suactuacin cotidiana, es mediante el uso de un paradigma nuevo que lepermitir distinguirse de su paradigma original colocndolo en la posicinde espectador frente a su pasado (Geertz 1995: 149). Este acceso a laotredad dinmica, que aparece en el eje del tiempo, ha sido potenciadocientficamente desde la teora de la evolucin, la ecologa y el desci-framiento del cdigo gentico. En el contexto de estas tres aportacionescientficas, el idealismo subjetivista es incapaz de comprender la cualidadreproductiva de la vida, desde sus niveles qumicos hasta los psquicos ysociales, puesto que sus modelos de segundo orden no incluyen en el

    proceso viviente al fenmeno de la muerte y la relacin que sta guardacon la reproduccin.La muerte y la reproduccin son los dos principios de la seleccin

    natural que estructuran el sentido de los individuos en el contexto evolu-tivo. Son los parmetros que nos sitan en la dinmica del depredador ysu presa, de la complementariedad sexual, el parasitismo, la simbiosis, lacompetencia y la colaboracin. La observacin no puede ignorar estasfuerzas ecolgicas que constituyen los escenarios evolutivos, sin resultargravemente descontextualizada, particularmente cuando se ocupa de lointerindividual y social. El entorno, conceptualizado en la propuesta delos modelos de segundo orden, implica necesariamente relaciones ecolgi-cas y evolutivas (en el sentido muerte-reproduccin) que incluyen alobservador y su relacin con lo observado. Por lo tanto, al proponer que

    la observacin depende del indispensable acoplamiento puntualcon otrosistema distinto al propio, no puede ser concebida fuera de este conciertonatural que vincula y diferencia a los seres vivos.

    Es necesario considerar que la observacin no es un privilegio delquehacer cientfico, ni siquiera del trabajo humano, es una estrategia

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    fundamental de supervivencia para las especies. El depredador observa asu presa antes de dar cuenta de ella y la presa tiene la facultad de observaral depredador para evitarlo. En la mayor parte de las especies sexuadas lareproduccin implica necesariamente la observacin y, al menos entre losantropoides, existen evidencias de que la observacin tiene la capacidadde modificar los paradigmas cognitivos y perceptuales de los individuoscomo parte de sus estrategias hereditarias de supervivencia. En todos estoscasos, la observacin se caracteriza por la contencin de la accin y elejercicio del juego exploratorio de las posibles respuestas consumatoriasen el plano imaginario o figurado, abstenindose o reprimiendo la accinhasta el momento en el que el sujeto cuenta con los elementos necesariospara la ejecucin exitosa y adaptativa.

    La propuesta moderna y posmoderna dela liberacin de la accin delobservador como un mtodo til en la construccin de las cienciassociales carece de una definicin precisa de lo que implica esta actitudnatural dentro del escenario ecolgico. Resulta ecolgicamente ingenuopresuponer una simbiosis natural observador-observado que producirperpetua y gratuitamente la integracin, la que a su vez dar comoresultado que cuando observemos algo, transformemos su neguentropaen informacin (...) cuando actuemos sobre algo (organizndolo o reor-ganizndolo) transformemos la informacin en neguentropa (Geertz1995: 168).

    Incluso la segunda ley de la termodinmica, en la que se sustentan lossistemas de segundo orden de las teoras de la autobservacin, nos permiteconcluir que esta simbiosis, productora de informacin o de neguen-

    tropa espontnea, resulta altamente improbable. Si bien es cierto que enlos sistemas vivientes las relaciones simbiticas o cooperativas son nece-sarias para la continuacin de la vida, tambin es cierto que este es unevento muy escaso en el universo que ha requerido de modelos evolutivosque rebasan la generacin espontnea.

    La naturaleza excepcional de lo viviente lo condiciona como sustanciaexcitable, es decir, como materia que se adapta activamente a su ambi-ente y que es capaz de transmitir hereditariamente aquellas estrategiasdefensivas y finalmente reproductivas que han resultado exitosas. Laadaptacin activa de la materia viviente se sustenta en su capacidad decontrol mediante la represin momentnea de la accin externa de lossistemas. Esta represin de la accin hacia el exterior es lo que permite lasoperaciones internas de diferenciacin y reconocimiento de lo otro, de

    lo distinto. Y es esta capacidad de represin o retroalimentacin negativala que garantiza la autopoiesis en la interaccin-accin como fenmenobiolgico y evolutivo, slo comprensible en un contexto ecolgico.

    De lo anterior se desprende que la autobservacin es insuficiente si noasume explcitamentelos procesos de distanciamiento, diferenciacin, ab-

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    stinencia y retroalimentacin que impedirn la generacin incontrolablede la repeticin entrpica en las condiciones escnicas de la observaciny el acoplamiento puntual con un sistema distinto. Un modelo deobservacin cientfica que pretenda constituirse como realmenteautopoitico no puede sustentarse sin la prevencin de la indiferenciacin,la disociacin o la muerte.

    El caso de Diane Fossey ilustra de manera vivencial este tipo departicipacin en la observacin. Esta investigadora y fundadora del Centrode Investigacin de la Vida de los Gorilas en Libertad, en Ruanda, fueencontrada muerta el 27 de diciembre de 1985 de un machetazo en la cara.El arma asesina era un machete que ella haba confiscado a uno de loscazadores furtivos, a quienes ella hostigaba y en ocasiones castigaba conazotes. Wayne Macguire, colaborador suyo, acusado injustamente por elgobierno de Ruanda de su muerte, la describe de la siguiente manera:

    Se mezcl con ellos (los gorilas) imitando sus gruidos, adquiri su lenguajecorporal, la aceptaron como uno de ellos dejndola acercarse para acicalarlos.Su muy personal relacin con los gorilas rebas tanto el inters acadmicocomo el afecto normal que siente la gente por los animales, se excluy delmundo humano y para su infortunio no pudo convertirse en gorila. Odiabaimplacablemente a los cazadores, los persigui sin tregua, confisc sus armase incluso los azot en diversas ocasiones; le declar la guerra al gobierno deRuanda, quien quera hacer un parque turstico en esa regin, amenazandocon disparar a cualquier turista que se acercara (Roff 1990: 208).

    La propuesta de esta investigadora produjo importantes conocimientos

    sobre la vida de los gorilas en Ruanda, un reaccin mundial en defensa destos y hasta una exitosa pelcula; con todo, ilustra cmo la investigacinpuede quedar atrapada en una concepcin ingenua, basada en una so-breidentificacin del actor observador con lo observado. Hace evidenteque la metodologa de la observacin cientfica no consiste simplementeen ocultar, reprimir, o controlar la accin (propia o de los otros), sino enexplicitar y definir con sumo cuidado el qu y cmo ocultar, reprimir ocontrolar para poder observar y construir en las estructuras lingsticas dela ciencia occidental contempornea los modelos de interaccin obser-vador-observado que den cuenta de la existencia real de los referentessubyacentes a los mecanismos consensuales del comportamiento.

    La historia de la ciencia se ha construido mediante diversas estrategiaspara detectar y prevenir el conflicto o la indiferenciacin entre observador

    y observado; en un principio las estrategias se centraron en el es-tablecimiento de la distancia y el tiempo adecuados entre el observador ylo observado, posteriormente surgi la mediatizacin de los instrumentosde observacin, luego surgieron las tcnicas que mediante la autobser-vacin simbitica pretendan hacer invisible la diferencia entre obser-

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    vado y observador y, finalmente, se ha intentado la interpretacin otraduccin continua de los elementos diferenciales de conflicto entreambos, para resolverlos mediante la creacin de una comunidadlingstica que sirva como base a la simbiosis. En todos estos casos, lacualidad viviente contemplada en los modelos de segundo orden no nospermite suponer una observacin-diferenciacin sin conflicto, o sin eltrabajo creativo de construccin de un lenguaje comn que permita elencuentro neutral o cooperativo con el otrode manera natural.

    Al negar la importancia del conflicto que surge en el descubrimiento delotro, los defensores de los modelos inmunes de la autobservacin afir-man: Como la verdad no es algo a descubrir o a develar, sino a construir,gracias a estos principios podemos ir construyendo verdades cada vez mscomplejas, sin fin (Conde 1994b: 171). En estos trminos, se autoproponencomo un sistema ideal de digestin y asimilacin perpetua, con unainmunidad absoluta. La precaucin abstinente, fruto de la represin porretroalimentacin negativa, es descartada como parte fundamental de laobservacin, para proponer el abordaje inmediato de la accin-interpre-tacin que eslabona la accin al conocimiento, el conocedor a lo conocido,en un circulo indisociable que hace surgir al conocimiento de la ennaccin(Varela 1990: 90).

    En conclusin, consideramos que al excluir de la observacin autorre-productiva el conflicto sexo-muerte, que se produce entre el actor y elobservador en un contexto evolutivo, ecolgico e histrico, se derivainevitablemente en la asignacin de la conciencia del individuo didicoobservador-actor como la fuente exclusiva de cualquier conocimiento

    (Deveraux 1977: 435). Esta conciencia, que resulta de la retroalimen-tacin neutral de ambos, acaba por ignorar los constituyentes que estnms all de esta conciencia autorreferente, as como los fundamentostermodinmicos bsicos de los sistemas cibernticos de segundo orden,regresando a la propuesta del motor inmvil carente de contexto.

    Por otra parte, este motor inmvil, asexuado e inmortal, carente de laconciencia histrica de su propia biologa, es devorado por una tecnologaque lo escinde en un infinito de miradas que amenazan de una expansinsin sujeto. El reto que aguarda a la teora de la observacin, es el recono-cimiento del observador y del acto mismo de observar, como construccio-nes de lo humano desde la mirada de lo otro. Esto es la investigacinetolgica de la observacin, en el concierto evolutivo del juego de la vida.

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    NOTAS

    1 El autor que ha desarrollado este enfoque es Niklas Luhmann, fundador de lacorriente autobservacionista en las ciencias sociales. Naci en Lneburg(Nieder Saxen) en 1927. Estudi derecho en Frieburg (1946-1953) y fue fun-cionario del ministerio de Educacin (1956-1962). Obtiene una beca paraestudiar en Harvard y coincide en la ctedra de Talcott Parson, con Habermasy Mnch en 1961. En 1968 entra como catedrtico a la Universidad deBielefeld, donde realiza trabajos sobre comunicacin, ecologa, riesgo,ciberntica, etctera, hasta la fecha.

    2 La neguentropa se entiende como contenida en los elementos complejos deautorregulacin de los sistemas, el consecuente retardo de la entropa, y elsurgimiento de mecanismos ordenadores internos.

    3 Entendemos por fractal lo que se define por la autosemejanza en la estructura

    y la imagen de las partes, que resulta isomorfa con la estructura y la imagendel todo, y que acepta que el segmento tiene tanta complejidad como latotalidad y la conserva en los distintos niveles de anlisis.

    4 Se entiende por homottico la formacin de figuras semejantes, en donde lospuntos correspondientes estn alineados dos a dos con respecto a otro puntofijo.

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