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Tlahuita la bella
E D I C I Ó N Y D I S E Ñ O G R Á F I C O
Tiempo imaginario
Chac…
Tlahuita la bella
Fotografías de David Polo
A L C A L D Í A T L Á H U A C 2 0 1 9 - 2 0 2 1En páginas anteriores: “Carta hidrográfica del Valle de México” (Fragmento). Agustín Díaz, J. Gautier y Erhard, 1862. Acervo de la Mapoteca Manuel Orozco y Becerra.
Primera edición, 2019
D. R. © David Gerardo Polo Sánchez Tel: 55 47874243 [email protected] D. R. © Por las fotografías: David Polo
D. R. © Por la edición y el diseño: Tiempo imaginario A. C. Mazatlán 5, C-1; 06140 México, D. F. Tels: (55) 55534178, 55 27283883 [email protected]
ISBN: pendiente
Distribución gratuita, prohibida su venta.
Se prohíbe la reproducción total o parcial de la obrasea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito de los editores.
Impreso en México / Printed in Mexico
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T láhuac ha cambiado tanto en tan poco tiempo que pareciera que cada
generación recuerda un lugar diferente, y sin embargo todos son el
mismo. Poco a poco fueron desapareciendo elementos de su identidad
y surgiendo otros nuevos. Ya no hay ferrocarril, pero ahora hay metro. Cada vez
son menos los canales del “nuevo Xochimilco” anunciado un siglo atrás como un
paseo “higiénico, divertido y barato”. En su lugar, tenemos un bosque con lago
artificial. En un abrir y cerrar de ojos, muchos campos de cultivo se llenaron de
casas, y de autos los corrales.
Los registros nos permiten saber que del año 1950 al 2010 la población
de Tláhuac se multiplicó ¡dieciocho veces! Es decir, donde antes habitaban
diecinueve mil personas, hoy viven más de 360 mil. Esto significa, naturalmente,
dieciocho veces más casas, consumo de alimentos, agua y generación de desechos
—en la misma porción de territorio—. Desde luego, tiene consecuencias que la
demarcación sufre en la actualidad. En las últimas décadas se han incrementado
los asentamientos irregulares y con estos, algunas problemáticas sociales como
Presentación
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la dificultad de acceder a los servicios básicos de salud, educación, electricidad,
agua y drenaje. Mención aparte merece la paulatina descomposición del tejido
social.
Tláhuac enfrenta también otros problemas de índole ambiental: a medida
que se expande la mancha urbana, desaparecen los hábitats de cientos de
especies de flora y fauna que viven en los humedales y montañas de la Ciudad
de México, de los cuales una buena porción le corresponde a esta alcaldía.
El panorama ciertamente es complicado y no podrá solucionarse hasta tomar
conciencia de lo que tenemos y lo que debemos hacer para conservarlo.
En ese sentido, el libro que tienes en las manos es parte de un esfuerzo
por recuperar y valorar la gran diversidad cultural de los pueblos originarios
de Tláhuac. Tiene la intención de que los habitantes de la demarcación, y de la
Ciudad de México en general, se interesen por su historia, se involucren con su
presente y preparen un mejor futuro para todos. Llega a ti gracias a la acción
social Somos Tláhuac. Circuito de Expresión Artística y Cultural con el apoyo del
gobierno de la Alcaldía Tláhuac.
Las fotografías que contiene son testimonio y texto a la vez. Recorre sus
páginas con detenimiento, observa con cuidado: hay mucho que cuestionar,
entender y, sobre todo, mucho que hacer.
Noviembre de 2019
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Tlahuita la bellaUn pedazo de ciudad que todavía no es la CiudadPor David Polo
En las imágenes que nos llegan del pasado, Tláhuac fue una región
espléndida. Antiguas fotografías dan testimonio de sus aguas persistentes,
lo rodeaban todo. La vida transcurría como flotando en una canoa, guiada
por el aroma de la flor del chícharo y los saltos de los peces que poblaban sus
acalotes. La gente se alimentaba de todo lo que el lago ofrecía: michipetos,
carpas, ajolotes, ahuautle, patos, ranas. El mismo lago fertilizaba la chinampa,
tecnología agrícola de gran precisión y rendimiento. El frijol, maíz, calabaza,
habas, jitomate y demás nunca faltaban bajo el cobijo de los ahuejotes. Por si
fuera poco, la tierra conquistada al lago era pródiga en flores y frutos vistosos y
aromáticos. Aún viven personas que así la recuerdan. Era, como cuentan los más
viejos, una auténtica belleza.
Cualquier mapa de los lagos de la cuenca del valle de México muestra la
porción de tierra que era Tláhuac. Todos estos mapas son antiguos, y en todos se
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existieron embarcaderos. Todos ellos se ubicaban en medio de lo que ahora son
casas y calles asfaltadas. Hace tiempo que en Ixtayopan ya no suena el grito del
anciano que vendía ahuautle por las calles. El cauce del Río Ameca que atraviesa
el pueblo lleva décadas seco. Es una cicatriz sobre la tierra que algún notable
sugirió una vez rellenar para ampliar una avenida.
Una ciénega irrigada con aguas tratadas y minúsculos manantiales en San
Pedro Tláhuac componen los canales de la zona chinampera. En Tlaltenco,
poblado aledaño, acaso sobrevive un único canal, reventado de basura y
desperdicios. Por lo demás, el lago es un vuelco de la historia. Una quimera.
¿Con qué ojos mirarían los antiguos pobladores de esta región su terruño?
“Nuestro siglo nos encontró todavía echando la última palada y abriendo la
última zanja”1, escribió Alfonso Reyes en 1915. Hablaba sobre los cuatro siglos
y medio de esfuerzos por secar los lagos en el valle de México. Un hombre
llamado Iñigo Noriega se encargó de drenar lo que quedaba del lago de Chalco
hacia el año 1900. Aunque no lo consiguió del todo, fue una herida de muerte
para la cultura de los pueblos lacustres que habitaban las tierras que Noriega
recibió en concesión con el auspicio de Porfirio Díaz. Estas abarcaban desde
la actual Iztapalapa hasta Milpa Alta, incluyendo Valle de Chalco, Chalco y la
totalidad de Tláhuac. Los cuerpos de agua que sobrevivieron en el sur de la
1 Alfonso Reyes. “Visión de Anáhuac”. Visión de Anáhuac y otros ensayos. México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1983. p. 2
mira en el sur un pequeño islote atravesado por una calzada terrestre que dividía
los lagos de Chalco y Xochimilco por el este y oeste. Esta vía unía la rivera sur
con el centro, en un camino que llegaba hasta Mexico-Tenochtitlan a través de
Iztapalapa. La calzada permanece hasta nuestros días. La isla sería inverosímil de
no ser por aquellos viejos mapas que la dibujan.
El islote, que entonces recibía el nombre de Cuitláhuac Ticic, alberga
lo que hoy llamamos San Pedro Tláhuac. Mixquic, Tetelco e Ixtayopan eran
pueblos ribereños al sur, y sobre la calzada se asentaban Tlaltenco y Zapotitlán.
Al poniente, en la ribera del lago de Chalco, se encontraba Cuauhtli Itlacuayan,
que en la Colonia cambió su nombre a Yecahuizotl. Si se mira desde lo alto de
las montañas de la sierra de Chichinautzin o la de Santa Catarina, es posible
imaginarnos la extensión del agua y los sitios donde cada pueblo se asentó y
permanece hasta la actualidad.
Del antiguo lago apenas quedan vestigios. Son ahora las ciénegas y
chinampas las que están aisladas. Un cerco irregular de concreto y asfalto se
hace cada vez más estrecho a su alrededor. La urbe devora todo palmo a palmo;
despacio unas veces, a gran velocidad la mayoría del tiempo. No tiene remilgos.
Los habitantes de Yecahuizotl son despojados entre amenazas de sus terrenos
para fraccionarlos, mientras en Tetelco las tierras se desvanecen. Socavadas por
el suelo vacío de agua, se hunden sin más remedio formando peligrosas grietas.
En Mixquic, los viejos señalan con la mano los sitios exactos en el pueblo donde
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Tlahuac aporta en la actualidad una gran parte de los funcionarios y
empleados que hacen andar esta ciudad. Desde los oficios más sencillos hasta
los más rebuscados, todos salen a trabajar por las mañanas. Al norte de la
demarcación, de no ser por las señoras que recogen a los niños de la escuela al
mediodía y la gente que acude a los mercados, las horas del día estarían vacías
de gente. Quienes no salen a trabajar fuera, se ocupan en pequeños negocios y
comercios, y aquellos que no se dedican al comercio, normalmente se ganan
la vida al volante de carros de golf y remolques jalados por moto o bicicleta
adaptados para pasajeros. Los improvisados taxis atraviesan todos los caminos
de los siete pueblos con total soberanía. Día y noche, pasan por donde sea
necesario con tal de llegar al destino solicitado, da lo mismo que sea sentido
opuesto o que ni siquiera sea una vialidad permitida para ellos. Unos son
auténticas expresiones del arte popular, otros es un milagro que no se desbaraten
a la mitad de algún camino.
Por su parte, el sur de la demarcación presenta por momentos atisbos de
la transparencia que a la Nueva España le valió para llamarse la región más
transparente. Los cerros, volcanes y montañas que la circundan por momentos
reverberan con aquella antigua luz que embelesaba a propios y ajenos. Antesala
de los volcanes más famosos del Valle de México, los ejidos de Ixtayopan,
Mixquic y Tetelco enmarcan un delicado paisaje coronado a la distancia por
el Popocatépetl e Iztaccíhuatl. A sus pies, los campesinos cosechan brócoli,
cuenca fueron entubados en los años siguientes y bombeados para abastecer a
las colonias del centro de la Ciudad de México. Para la década de 1960, la zona
lacustre recibía aguas tratadas provenientes del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa;
de otro modo, hubiera desaparecido. Tláhuac perdió en menos de cien años el
elemento principal de la identidad y costumbres de sus comunidades durante
ocho siglos.
¿Qué hace un pueblo lacustre sin agua? ¿Qué es?
La cultura no puede ser estática. Tláhuac no tuvo más remedio que transformar
su vocación acuática y agrícola. Sin haberse recuperado aún de la impresión de
perder sus aguas omnipresentes, desde las alturas de la avenida Tláhuac una
extraña serpiente de metal domina el panorama. Lo recorre de ida y vuelta sin
apenas cansarse. Cada mañana, cientos de personas atiborran los andenes de
la estación del metro Tláhuac para dirigirse a sus destinos a bordo de la extraña
bestia, cortesía de la modernidad. De poco valieron los reclamos y protestas de
los campesinos cuyas tierras fueron expropiadas para construir la línea del metro.
Nada importó el recelo de la gente que pensaba con horror que sus pueblos se
llenarían de gente extraña, como si nadie aquí fuera extranjero. Fue cuestión
de tiempo. Unas cuantas semanas de funcionar gratuitamente y el milagro de la
tecnología ganaba la partida. Los trayectos se redujeron a la mitad del tiempo que
antaño se desperdiciaba en ir al trabajo.
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Tláhuac, cuando las filas de los microbuses se llenan poco a poco de empleados
que van terminando la jornada. Para cuando cae la noche los camiones no se dan
abasto. De camino al hogar, el cansancio colectivo se expresa en el silencio que
sólo conjura la música, regularmente estridente y popular, preferida del chofer
en turno. (Como en toda la ciudad, el transporte público podrá caerse primero
a pedazos antes que escatimar un buen estereo). El día siguiente anunciará, con
los albores de un sol entre volcanes, que la vida sigue. ¿Es bella? ¡Qué más da!
Estamos en Tláhuac, mira por la ventana: este pedazo de ciudad todavía no es la
Ciudad.
cilantro, maíz, calabaza, apio, lechuga y romeritos, según la temporada. Al norte,
el Tetlalmanche domina la vista; al surponiente, es el Teuhtli quien remata la
mirada antes de elevarse por entero al cielo. Frente a este, el Ayaquemetl se posa
misterioso. Quienes lo conocen saben del antiguo culto y ritos de paso que ha
atestiguado esta montaña.
Desde el sureste, Tláhuac es paso obligado de quienes deseen llegar al centro
de la ciudad, y viceversa. Sus antiguos caminos de agua son ahora pesadas
costras de asfalto que confluyen en la vorágine de la capital. Es natural que
sea el transporte público el principal punto de reunión para los habitantes
de una demarcación que parece más un dormitorio. Sobre las ruedas de sus
microbuses viajan cada mañana los sueños, apuros e ilusiones de los asalariados,
comerciantes y estudiantes. En las primeras horas del día, es frecuente compartir
el viaje con alguna familia de campesinos que aprovecha para atar manojos de
verdura, rumbo a la Central de Abastos o algún mercado. Así, uno se deja llevar
a la urbe mientras el olor de hierbas y hortalizas lo devuelve al campo. Al medio
día, seguramente alguien subirá para pedir monedas luego de cantar o asegurar
que no viene a insultar ni agredir, mucho menos a robar, sólo se trata de llevarse,
honradamente, un taco a la boca. Al mismo tiempo, más o menos, los camiones
se llenan de estudiantes bulliciosos que vuelven a casa. Quizá no se darán
cuenta, sino hasta muy tarde, de que sus vidas transcurren como las tardes en
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1. Los volcanes desde la milpa
San Nicolás Tetelco, 20192. Ciénega de Tetelco
San Nicolás Tetelco, 2019
3. Vista del Popocatépetl desde
las orillas del Lago de Chalco
San Pedro Tláhuac, 2018
4. Microbús en la avenida
Tláhuac
San Francisco Tlaltenco, 20195. Niño en la fiesta de San Pedro
San Pedro Tláhuac, 20196. El triciclo de frituras
San Pedro Tláhuac, 20197. Trajineras inundadas en el lago
de los reyes
San Pedro Tláhuac, 20198. Don Armando al volver de la
chinampa
San Pedro Tláhuac, 20199. La peluquería de Socorro
San Pedro Tláhuac, 201910. Niña de tres brazos
San Pedro Tláhuac, 201911. Cosecha de flor de calabaza
San Andrés Mixquic, 2019
12. Tlachiquero
San Francisco Tlaltenco, 201913. Carreras de caballos en el carril
de San Juan
San Juan Ixtayopan, 201814. Mañana en Mixquic
San Andrés Mixquic, 2019
15. Letrero de estacionamiento
San Juan Ixtayopan, 201916. Viaje en microbús de la ruta 21
San Juan Ixtayopan, 201717. Viaje en mototaxi
San Pedro Tláhuac, 201718. Esquina de San Pedro Tláhuac
San Pedro Tláhuac, 201919. Bicitaxista de Ixtayopan
San Juan Ixtayopan, 201920. Camino a casa por la noche
San Pedro Tláhuac, 201821. Volver del trabajo con dirección
a Tláhuac
Estación Mixcoac, Línea 7, 201822. Quemazón de basura
Santa Catarina Yecahuizotl, 201923. Baños de la pulquería
San Francisco Tlaltenco, 201924. A la salida del paradero en
metro Tláhuac
San Pedro Tláhuac, 2014
25. Suertes con fuego en Tlaltenco
San Francisco Tlaltenco, 2019
26. Las llaves de San Pedro
San Pedro Tláhuac, 201927. El fin de la misa
San Andrés Mixquic, 201928. Lecciones de música
San Andrés Mixquic, 201929. Iglesia de Santa Catarina
Yecahuizotl
Santa Catarina Yecahuizotl, 201930. Portada de la iglesia de San
Pedro Tláhuac durante la fiesta
San Pedro Tláhuac, 201931. Besos
San Pedro Tláhuac, 201932. Pareja en una caseta de
teléfono
San Francisco Tlaltenco, 201933. El Señor
Santiago Zapotitlán, 201934. Las damas
Santa Catarina Yecahuizotl, 201935. Un viejo cantante callejero
San Juan Ixtayopan, 201936. Don Benito, derechito
San Pedro Tláhuac, 2019
37. El tablero de la peluquería
Santiago Zapotitlán, 201938. Los cortes de cabello
Santiago Zapotitlán, 201939. El barbero
Santiago Zapotitlán, 201940. El caballo del profesor Mario
San Juan Ixtayopan, 201841. Jinete y jinetitos
San Juan Ixtayopan, 201942. Canal de agua en el ejido de
Mixquic
San Andrés Mixquic, 201943. Canal de Tlaltenco
San Francisco Tlaltenco, 201944. Volcanes y el metro
Santiago Zapotitlán, 201945. Corriendo en el metro
Estación Ermita, Línea 12, 201446. Bazar de ropa a la moda
San Pedro Tláhuac, 201947. Chácharas del tianguis
Santa Catarina Yecahuizotl, 2019
48. La tienda de belleza
San Francisco Tlaltenco, 201949. La llanta
San Francisco Tlaltenco, 201950. Microbusero
San Juan Ixtayopan, 2019
51. Carrito de golf
San Pedro Tláhuac, 201952. Se vende esta esquina
San Francisco Tlaltenco, 201953. Mototaxistas
San Pedro Tláhuac, 201954. Se compra fierro viejo
San Nicolás Tetelco, 201955. Puesto de carnitas
Santa Catarina Yecahuizotl, 201956. Tianguis
Santa Catarina Yecahuizotl, 201957. Golazo
San Francisco Tlaltenco, 201958. Colonia la Ciénega
San Francisco Tlaltenco, 2019
59. También abrimos los domingos
San Francisco Tlaltenco, 201960. Músicos del tianguis
San Juan Ixtayopan, 201761. Músicos de la fiesta
San Juan Ixtayopan, 201962. Canoa
San Pedro Tláhuac, 201963. La cosecha de la chinampa
San Pedro Tláhuac, 201964. El borracho
San Pedro Tláhuac, 2018
65. La reina del carnaval
San Francisco Tlaltenco, 201866. Elotes tiernos
San Juan Ixtayopan, 201967. Chinampas de San Pedro
Tláhuac
San Pedro Tláhuac, 201968. Puesto de elotes
San Pedro Tláhuac, 201969. Chicharrón
Santiago Zapotitlán, 2019
Í N D I C E D E F O T O G R A F Í A S
Portada: Tlahuita, la bella
San Pedro Tláhuac, 2018
Contraportada: Día de feria
San Pedro Tláhuac, 2019
A G R A D E C I M I E N T O S
Este libro no hubiera sido posible sin el valioso apoyo de los
habitantes de los pueblos de Tláhuac. Agradecimientos especia-
les a Alberto García, Gilberto Roque y Armando Pueblita, quie-
nes dedicaron su tiempo y abrieron sus puertas para compartir
su historia y conocimientos. Edmundo Martín del Campo, Sonia
Arce, Salvador Díaz, Jaime Leyte, Herlindo Jurado, Rosalio Rin-
cón, Juan Armando Jiménez, Almary Andrea Espinoza, Jovita
Rioja y Miguel Ángel López, entre otros, proporcionaron las
facilidades para trabajar en los siete pueblos originarios de esta
demarcación. Sin su ayuda y disposición hacer este libro habría
representado un desafío aún mayor.
DIRECTORIO
CRÉDITOS EDITORIALES
Coordinación editorialChac...
TextosDavid Polo
LecturasMariana Morales
Asistente de diseño y formaciónJaime Joyner
Cuidado de la ediciónDavid PoloChac…
Impresión y encuadernación
Alcaldía Tláhuac
Acción Social
Sómos Tláhuac. Circuito de Expresión
Artística y Cultural
Raymundo Martínez Vite
Alcalde
Tomás Noguerón Martínez
Director General de Desarrollo Social
Edmundo Martín del Campo Sandoval
Director de Servicios Culturales, Recreativos
y Promoción Deportiva
Tlauhita la bella
Se terminó de imprimir en las navidades de 2019con la obra de un joven fotógrafo
cuyas imágenes hablan, dicen muchas cosas
y nos invitan a reflexionar.
Su primera edición consta de 1000 ejemplares.
Contiene un mapa del siglo XIX,
69 fotografías en páginas interiores, sin foliar,
sobre papel Multiart de 150 gramos,
y dos más en los forros de cartulina sulfatada de 16 puntos.
Para su composición se utilizaron tipografías Garamond y Univers.
Este pequeño libro está dedicado
a los hombres, mujeres, niños y ancianos
de los pueblos de Tláhuac
con el propósito de preservar
sus identidades
y culturas para un mejor porvenir.
E D I C I Ó N Y D I S E Ñ O G R Á F I C O
Tiempo imaginario
Chac…
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