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ESTUDIO TIPOLÓGICO Y FUNCIONAL DE LAS TOBERAS DEL YACIMIENTO DE LA FONTETA 165

ESTUDIO TIPOLÓGICO Y FUNCIONAL DE LAS TOBERASDEL YACIMIENTO DE LA FONTETA (GUARDAMAR DELSEGURA, ALICANTE)

A TYPOLOGICAL AND FUNCTIONAL STUDY OF THE TUYERES FROM THE SITEOF LA FONTETA (GUARDAMAR DEL SEGURA, ALICANTE)

TRABAJOS DE PREHISTORIA64, No 1, Enero-Junio 2007, pp. 165-177, ISSN: 0082-5638

MARTINA RENZI (*)

RESUMEN

El yacimiento fenicio de La Fonteta (Guardamar delSegura, Alicante), gracias sobre todo al descubrimiento denumerosos vertederos metalúrgicos, ha proporcionadoabundantes materiales relacionados con la producción dehierro, cobre, cobre/plomo y bronces binarios y ternarios,y probablemente también con la obtención de plomo y deplata. Entre estos restos arqueometalúrgicos hay que desta-car por cantidad y variedad un significativo conjunto detoberas, constituido por más de 400 fragmentos. Las piezasdocumentadas hasta ahora se enmarcan en un arco crono-lógico que va desde los comienzos del siglo VIII a.C. has-ta finales del siglo VII a.C.

Actualmente, este conjunto de toberas se puede consi-derar el más abundante y variado conocido en un yacimien-to fenicio de la Península Ibérica, y el estudio de este ma-terial nos permitirá definir la variabilidad de las formas yobservar si ese cambio formal responde a algún factor tec-nológico vinculado con actividades metalúrgicas o con eltipo de producto metálico procesado. Para ello, en este ar-tículo definiremos los tipos, su frecuencia en las diferentesfases, su contexto de aparición y, en los casos en los quehaya sido posible, se presentarán los resultados obtenidospor el análisis elemental de los restos escoriaceos adheridosa las bocas de estas toberas.

ABSTRACT

The Phoenician site of La Fonteta (Guardamar del Se-gura, Alicante), thanks mainly to the discovery of many

metallurgical dumps, has yielded abundant material thatcan be related to the production of iron, copper, copper/lead and binary and ternary bronzes and probably to leadand silver. Among the archaeometallurgical remains dis-covered at the site, it is particularly worthy of attention asignificant group of tuyeres, constituted by more than 400fragments.

The tuyeres documented so far can be placed in a chro-nological phase that spans approximately from the begin-nings of the VIII century to the end of the VII century B.C.

At present, this group of tuyeres can be considered themost abundant and varied known on a Phoenician site in theIberian Peninsula. The study of this material allows us todefine the variability of their shapes and to observe whetherthis morphological change reflects any technological fac-tor related to metallurgical activities, or to the processedmetallic product. To this end, in the present article we de-fine the typologies of the above mentioned materials, theirfrequency during the different phases, and the context inwhich they were found. Wherever possible, we also presentthe results obtained through elemental analyses of the slag-ged parts adhered to the mouthpieces of these tuyeres.

Palabras clave: Toberas. Edad del Hierro. Fenicios. LaFonteta. Arqueometría. Metalurgia. Hierro. Cobre. Bronce.Plomo.

Key words: Tuyeres. Iron Age. Phoenicians. La Fonteta.Archaeometry. Metallurgy. Iron. Copper. Bronze. Lead.

1. INTRODUCCIÓN

El yacimiento arqueológico de La Fonteta estásituado dentro del Parque Natural de dunas de arenade Guardamar, en la margen derecha de la desem-

(*) Departamento de Prehistoria. Instituto de Historia, CSIC.C/ Serrano, 13. 28001-Madrid. Correo electrónico: [email protected]

Recibido: 10-I-2007; aceptado: 19-III-2007

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bocadura del río Segura, a 28 Km. al sur de Alicante(Fig. 1).

El poblado está rodeado por un imponente siste-ma defensivo (Fig. 2) cuya excavación ha permitidouna más fácil distinción cronológica de las fases defrecuentación del yacimiento, pudiéndose distin-guir claramente entre la época anterior a la cons-trucción de la muralla, denominada Fonteta arcai-ca (desde comienzos del siglo VIII a.C. al tercercuarto del siglo VII a.C.) y la posterior que corres-ponde a la fase Fonteta reciente (tercer cuarto delsiglo VII hasta la mitad del VI a.C.). La última fasede ocupación del poblado corresponde al momen-to de destrucción y derrumbe de la muralla y coin-cide con una gran invasión de dunas de arena queafectó a toda el área alrededor del yacimiento (Gon-zález Prats 1999).

Ya desde sus primeras fases de ocupación y du-rante toda su frecuentación, la obtención de meta-les fue uno de los intereses primarios de los feniciosque fundaron La Fonteta. A lo largo de las campa-ñas de excavación llevadas a cabo desde 1996 hastael 2002, gracias sobre todo al descubrimiento denumerosos vertederos metalúrgicos, se han podidorecoger abundantes materiales relacionados con laproducción de hierro, cobre, cobre/plomo y bron-ces binarios y ternarios. La obtención de plomoy plata también están documentadas, aunque demanera más reducida: tan solo una decena de nódu-los de galena, algunos fragmentos de litargirio y decopela.

Además del material escoriáceo, se han recogi-do numerosos restos cerámicos empleados en lasoperaciones metalúrgicas. Entre estos restos hayque destacar por cantidad y variedad el conjunto detoberas que alcanza un total de 421 fragmentos.

Excluyendo el caso de Huelva, con un conjun-to de 87 ejemplares (González de Canales et al.2004: 147-148), ningún yacimiento contemporáneoha proporcionado hasta la fecha tal cantidad de to-beras, por lo que su estudio nos permitirá definir lavariabilidad de las formas y observar si ese cambioformal responde a algún factor tecnológico vincu-lado con actividades metalúrgicas o con el tipo deproducto metálico procesado. Para ello definiremoslos tipos que pueden identificarse, su frecuencia enlas diferentes fases, su contexto de aparición y, enlos casos en los que ha sido posible, el análisis ele-mental de los restos escoriaceos adheridos.

2. TIPOS DE TOBERAS

Dentro de este amplio conjunto de fragmentosde La Fonteta ha sido posible definir cuatro gruposfundamentales de toberas: cilíndricas, corniformes,de sección en D y prismáticas. En algunos gruposse han podido distinguir distintos subtipos.

a) TOBERAS CILÍNDRICAS

Las toberas cilíndricas presentan una ampliavariedad de tamaños y grosores (Lám. I) pudiéndo-se distinguir dos subtipos: uno con paredes parale-las (Fig. 3b, 3d) y otro con tendencia cónica, don-de las paredes se estrechan ligeramente a lo largo

Fig. 1. Localización de La Fonteta.

Fig. 2. Plano de la zona de excavación.

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de su desarrollo (Fig. 3a, 3c). Del primer subtipohay pocos ejemplares y la sección a menudo resultade tendencia irregularmente circular. La perfora-ción en la mayoría de los casos no se encuentra enposición central, sino desplazada hacia un ladoy también su sección puede resultar irregular(Fig. 3a-c). El diámetro externo de estas toberasvaría entre los 3,3 cm y los casi 7 cm de los ejem-plares mayores. Las perforaciones también presen-tan un diámetro variable cubriendo un rango que vadesde un mínimo de 1,2 cm hasta un máximo de1,8 cm.

Hay que hacer notar que en la mayoría de laspiezas con sección completa pertenecientes a am-bos subtipos, el tamaño de la perforación disminuyea lo largo de su desarrollo. Por ejemplo, en la toberaF31001 (Fig. 3c) la boca presenta un diámetro de3,3 cm y una perforación casi central de 1,4 cm. Elfragmento presenta un desarrollo conservado de 5,5

cm disminuyendo los diámetros en el extremo hastalos 3 cm el exterior y 1,2 cm el de la perforación.

El ejemplar F21117 (Lám. II) es el mejor conser-vado de la colección, aunque esta reconstruido.Presenta una longitud de 16 cm y pertenece al tipode paredes paralelas. Su diámetro externo se man-tiene constante en 4,8 cm, sin embargo, las dimen-siones de la perforación son irregulares, 1,7 y 1,2cm en los extremos, con un engrosamiento centralque alcanza los 2 cm. Gracias a su estado fragmen-tario, se ha podido apreciar un doblez en la sección(Lám. III), como si se hubiera fabricado la toberaenrollando una capa espesa de arcilla mezclada conmaterial vegetal alrededor de un núcleo de caña ode una madera fina. Un desplazamiento de esta capadurante su secado o por la extracción del núcleopodría explicar la sección irregular de la perfora-ción y la diferencia en su diámetro en el desarrollode la pieza.

En general, la pasta cerámica característica deeste grupo tiene un color claro, una composiciónbastante homogénea y una textura ligeramente po-rosa; la arcilla es depurada con presencia de abun-dantes desgrasantes vegetales. El efecto térmico delas operaciones metalúrgicas ha producido en lasección de las paredes una típica coloración estra-tificada con un núcleo central oscuro debido a un

Lám. I. Toberas cilíndricas.

Fig. 3. Toberas cilíndricas: a) y c) con tendencia cónica; b)y d) con paredes paralelas.

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ambiente más reductor, y una capa externa más cla-ra por haber sido expuesta a una mayor oxidación,como también se aprecia en la capa externa de lasperforaciones. Algunos ejemplares, por el contra-rio, no parecen haber sido expuestos a la acción delfuego, presentando una pasta que por su color ytextura podría definirse como cruda.

b) TOBERAS CORNIFORMES

Este grupo se caracteriza por una marcada cur-va que empieza a desarrollarse a unos pocos cen-tímetros de la boca (Lám. IV). El tamaño de estaspiezas es de nuevo variable, tanto en sección comoen las perforaciones que, también en este caso, apa-

recen descentradas. El diámetro de la boca puedevariar entre 3,5 y 7,5 cm, mientras las perfora-ciones suelen medir aproximadamente 1 cm, has-ta llegar a un máximo de 1,6 cm (Fig. 4a). No seaprecia ningún estrechamiento en el desarrollo deestas toberas. La pasta cerámica presenta las mis-mas características descritas para las toberas cilín-dricas.

Se han encontrado sólo tres fragmentos atribui-bles claramente a esta tipología, ya que su identifi-cación resulta problemática debido al tamaño, amenudo reducido, de los fragmentos encontrados oa su mal estado de conservación. Además, como enel caso de las toberas cilíndricas, la sección de es-tas piezas es de tendencia circular y, a falta de frag-mentos suficientemente grandes para que se apre-

Lám. II. Tobera cilíndrica F21117. Lám. III. Detalle del doblez de la sección de la tobera ci-líndrica F21117.

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cie el arranque de la curva, la distinción entre tobe-ras corniformes y cilíndricas resulta compleja.

c) TOBERAS DE SECCIÓN EN D

Este grupo se caracteriza por unas piezas cuyassecciones son en forma de “D”, siendo la base de

tendencia plana y el resto de la sección en forma desemicírculo (Lám. V, Fig. 4b). En el estado actualde la investigación, sólo hay dos fragmentos quepuedan ser incluidos con seguridad en este tipo. Suidentificación presenta los mismos problemas en-contrados para las toberas corniformes, por el esta-do fragmentado de los restos, pudiéndose confun-

Lám. IV. Toberas corniformes.

Fig. 4. a) Tobera corniforme; b) Tobera de sección en D; c)Tobera prismática de doble perforación; d) Tobera prismá-tica de perforación individual.

Lám. V. Toberas de sección en D.

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dir principalmente con toberas cilíndricas si se con-serva solo una parte de la sección.

d) TOBERAS PRISMÁTICAS

Este tipo es fácilmente identificable por su típicasección cuadrangular o rectangular, aunque lasparedes no siempre son rectas y los ángulos muy amenudo están redondeados. Como para los otrostipos, aquí también se ha constatado que las perfo-raciones tienen un diámetro variable y, en la mayo-ría de los casos, están desplazadas respecto al pla-no central de la sección.

Para la realización de estas toberas se han utili-zado dos tipos distintos de pasta cerámica. Uno secaracteriza por su color rojizo-marrón, arcilla pocodepurada mezclada con material vegetal con mu-chos desgrasantes evidentes a simple vista; el otrotipo se caracteriza por un color claro, como el de lapasta que se utilizó para la fabricación de las tobe-ras de sección circular, también mezclado con ele-mentos vegetales.

Los ejemplares con sección completa nos hanpermitido diferenciar dos subtipos: toberas de do-ble perforación (Lám. VI) y toberas de perforaciónindividual (Lám. VII). En ambos se utilizan indis-tintamente los dos tipos de pasta cerámica y losejemplares encontrados documentan un tamañomuy variado.

Se han clasificado como toberas de doble per-foración las piezas que presentan una sección com-pleta o reconstruible con parte conservada de unasegunda perforación. Se han documentado distin-tos tamaños que varían entre los 6 y los 8 cm. deanchura. Las dos perforaciones suelen estar descen-tradas y en planos diferentes (Fig. 4c), además de

Lám. VI. Toberas prismáticas de doble perforación.

Lám. VII. Toberas prismáticas de perforación individual.

Lám. VIII. Embocadura de tobera.

presentar en la misma pieza diámetro de perfora-ción diferente, pudiendo variar entre 1 y 1,7 cm.

Algunos fragmentos relativamente completospermiten definir el subtipo de perforación indivi-dual (Fig. 4d). La sección de estas toberas varíaentre 4 y 5,5 cm. La perforación muy a menudo estádescentrada y presenta diámetros con un rango deentre 1,3 y 1,6 cm. Este subtipo se encuentra menosrepresentado porque la mayoría de los fragmentosencontrados son ángulos que conservan parte deuna perforación. Dada la variabilidad en el tamañode la sección y el desplazamiento de las perforacio-nes, no es posible asegurar si se trata de ejemplaresde una o dos perforaciones y, por tanto, se han cla-sificado genéricamente como toberas prismáticas.

En este tipo se ha clasificado una pieza que, aun-que pueda ser enmarcada en el grupo de las toberasprismáticas de una sola perforación, se caracteriza

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por algunas peculiaridades. Tenemos sólo mediasección conservada que resulta ser irregularmentecuadrangular con los ángulos redondeados y tieneuna perforación central que no parece ser recta, sinomás bien en forma de embudo (Lám. VIII). Ejem-plares parecidos proceden de los niveles antiguosdel asentamiento de Huelva (siglo IX a.C.) (Gon-zález de Canales et al. 2004: 147-148) y se han in-terpretado como embocaduras de toberas, lo quejustificaría un diámetro más ancho en su extremoque poco a poco se va estrechando para configuraruna perforación central de paredes aproximada-mente rectas y paralelas.

e) INDETERMINADOS

A estos cuatro tipos principales de toberas, hayque añadir uno más que ha resultado ser el conjun-to más abundante de fragmentos y que se ha defini-do como “indeterminado”. Aquí se incluyen todosaquellos fragmentos cuyas características morfoló-gicas permiten su identificación como toberas, perono es posible clasificarlas en ninguno de los tipospor su mal estado de conservación y/o su reducidotamaño.

3. DISTRIBUCION POR FASES

En el conjunto estudiado, el mayor número defragmentos de toberas pertenece a las fases másantiguas, habiéndose constatado un registro signi-ficativo ya en la primera fase de ocupación de laFonteta (fase I: primera mitad del siglo VIII a.C.-720 a.C. aprox.), con un aumento notable de hallaz-gos en la fase II (720-670 a.C.).

A partir de la fase III (670-635 a.C.), se nota unfuerte descenso de los hallazgos para llegar a laúltima fase, la fase IV (635-hasta finales del sigloVII a.C.), a la que pertenecen sólo 3 fragmentos.

La significativa diferencia en el número deejemplares de toberas atribuibles a las diferentesfases de ocupación del yacimiento no debe inter-pretarse como reflejo de la situación real de activi-dad metalúrgica en La Fonteta. Esta distribuciónresponde probablemente a las características espe-cíficas de la zona excavada, que es una parte bas-tante reducida de todo el asentamiento. Además, ladistribución de los materiales depende de la funcio-nalidad de los ambientes, que fueron cambiandocon el tiempo, produciéndose remodelaciones delespacio. Cada uno de ellos corresponde a una cro-nología concreta y, en la mayoría de los casos do-cumentados, no cubre todas las etapas de vida delpoblado.

Como se puede apreciar en la Tabla 1, la fre-cuencia de los materiales por fases cambia paracada corte concreto. Así, el Corte 14 refleja unaactividad metalúrgica más o menos intensa en lafase II con una reducción de las evidencias en lafase III, para llegar a una casi total inactividad me-talúrgica de la zona en las fases posteriores.

El registro de toberas del Corte 5 documenta,como en el caso del Corte 14, una intensa actividadde producción metalúrgica durante la fase II. Elnúmero de fragmentos recogidos alcanza los 58 ycompleta un significativo conjunto de materia-les arqueometalúrgicos de distinto tipo. Tambiénen este corte, las fases más tardías presentan unrelevante descenso de los testimonios de estasactividades y no han proporcionado ningún frag-mento de tobera. Por lo que concierne a los Cor-tes 7 y 8, el número de hallazgos de toberas es muyescaso, siendo en el primer caso de 5 fragmentos–fechados entre las fases II y III–, y en el segun-do de 4 fragmentos que corresponden a las fases IIIy IV.

El conjunto más representativo y variado de to-beras procede de los vertederos metalúrgicos, Cor-tes 54 y 1. Son capas de vertidos que aparecierondebajo de los niveles fundacionales de la muralla y

Tab. 1. Distribución de los fragmentos de toberas por fases y cortes.

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que, aunque se hayan denominado de manera dis-tinta por haberse abierto durante dos campañas deexcavación diferentes, corresponden a la mismaformación; solo se distinguen por tamaño, siendo elCorte 1 más pequeño.

La situación que encontramos en esta área docu-menta una intensa actividad metalúrgica durante lafase I, con un notable incremento de la produccióndurante la fase II, para interrumpirse del todo duran-te las fases sucesivas, cuando la construcción de lamuralla amortiza esta zona de actividad metalúrgi-ca. La erección del recinto murario, en la zona ex-cavada hasta ahora, parece delimitar un perímetromás reducido para el poblado respecto a las fasesanteriores, amortizando la mayoría de las áreas y delas viviendas empleadas para las operaciones deproducción de metales.

La fase III parece, por tanto, haber sido una fasede transición en la que se asiste a un cambio netoen el destino de uso de la mayoría de los ambien-tes excavados, siendo abandonados algunos oreduciéndose las evidencias de la producción demetales en otros. Pero, en el estado actual de lainvestigación arqueológica en el yacimiento, nose puede afirmar si este cambio podría haberse de-bido a una reducción gradual de las actividadesmetalúrgicas o si la escasez de hallazgos pertene-ciente a las fases más tardías dependa de un even-tual traslado de la zona de talleres a otra área delpoblado.

La relación entre las diferentes tipologías de to-beras y su distribución en las varias fases cronoló-gicas (Tab. 2), no proporciona ninguna infor-mación adicional, limitándose a confirmar unaactividad metalúrgica relativamente intensa en lafase habitacional más antigua del poblado y un in-cremento de la producción a finales del siglo VIIIa.C. reflejada por la mayor concentración de frag-mentos de la fase II, con una progresiva desapari-ción de las evidencias a lo largo de las fases suce-sivas.

4. FUNCIONALIDAD DE LAS TOBERAS

a) ANÁLISIS DE LAS TOBERAS DE LAFONTETA

Algunas de las toberas conservan su boca vitri-ficada en la que se puede apreciar a veces una capade escorificación adherida. En los casos donde laparte escorificada presenta más espesor, se han rea-lizado análisis por Espectrometría por Fluorescen-cia de Rayos X y se han extraído muestras paraanalizarlas con el Microscopio óptico y el Micros-copio Electrónico de Barrido (1).

Por ejemplo, en el caso de las toberas cilíndricas,se ha detectado en varios puntos de la misma pie-za, una composición principalmente cobriza(PA12733a, b y c, Tab. 3). Otra tobera (F41551)presentaba, además de la escorificación de la boca,una adherencia de un nódulo de material verdoso,cuyo análisis con el Microscopio Electrónico deBarrido nos ha confirmado su vinculación con laproducción de bronces ternarios, altamente ploma-dos (Lám. IX).

Por lo que concierne a las toberas corniformes,dos de los fragmentos de boca encontrados presen-tan restos de escorificación y, en ambos se ha detec-tado presencia principalmente de plomo y cobre,con pequeñas cantidades de estaño, elementos que,como para el tipo anterior, nos sugieren su utiliza-ción en la metalurgia de base cobre (PA12732 yPA12734, Tab. 3).

Pasando a las toberas prismáticas, en algunas delas de doble perforación, la boca presentaba un sim-ple vidriado superficial con una composición ele-mental principal que, desde un punto de vista ana-lítico, corresponde a la de una arcilla rica en hierroy que, por lo tanto, no permite precisar su asociacióncon la producción de ningún metal en concreto.

Como se puede apreciar en la Tabla 3, en el casodel análisis PA12867 correspondiente al vidriadoexterno de una boca de tobera de doble perforación,si se compara su composición con el análisis de lapasta cerámica de la misma pieza (F41455, Tab. 3),el porcentaje más alto de hierro detectado en la vi-trificación se puede justificar por la concentración

Tab. 2. Frecuencia de tipos de toberas por fasesen el yacimiento de La Fonteta (P= prismática;Cil.= Cilíndrica; Cor.= Corniforme, D= Tipoen D).

(1) Para los análisis por Fluorescencia de Rayos X se ha em-pleado el espectrómetro Metorex XMet 920 del Museo Arqueoló-gico Nacional de Madrid; el Microscopio óptico utilizado es unLeica DMLM del Instituto de Historia del CSIC, mientras losanálisis efectuados con el Microscopio Electrónico de Barrido sehan llevado a cabo en los laboratorios del Servicio Interdeparta-mental de Investigación (SidI) de la Universidad Autónoma deMadrid.

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que se produce por el efecto de vidriado. Tambiénen el caso del PA12868 (Tab. 3), donde la capa devidriado era menos evidente, el contenido en hierroes coherente con la composición férrica de la pas-ta cerámica.

b) OTROS CONTEXTOS

En la Península Ibérica los antecedentes conoci-dos de hallazgos de toberas son muy escasos; haypocos fragmentos, en algunos casos de incierta in-terpretación, atribuibles a los niveles Calcolíticosy a la Edad del Bronce, documentándose un aumen-to del registro de estas piezas a partir de una épocaavanzada del Bronce Final y del período Orienta-lizante (Gómez Ramos 1996).

Por tanto, en el Calcolítico y en la Edad delBronce podría haberse empleado un sistema mássencillo de aireación del horno, principalmente sintoberas cerámicas y usando probablemente tubosde ventilación obtenidos con material perecedero,como por ejemplo cañas. Un sistema de este tipo noresulta improbable si se considera que en estas épo-cas era común para la producción de cobre y bron-ce la utilización de crisoles y de las vasijas-horno(Rovira y Ambert 2002).

El aumento del número de toberas encontradasa partir del Bronce Final puede significar un cam-bio en la tecnología de los hornos y parece coinci-dir con la presencia estable de los fenicios en laPenínsula Ibérica, como se ha podido constatar enlas propias colonias y en alguno de los yacimientosindígenas con los que han tenido relaciones másdirectas.

Lám. IX. Imagen SEM de la tobera F41551 donde se aprecia la presencia de crista-les cuadrangulares de casiterita (SnO2) y una matriz gris de cobre con zonas blan-cas de plomo.

Tab. 3. Análisis por XRF. Valores expresados en % en peso(nd= no detectado; tr= trazas). Tipo: Cor.= Corniforme;Cil.=Cilíndrica; P2= Prismática doble perforación).

Tanto en el grupo de toberas prismáticas de unasola perforación como en la de sección en D no seha encontrado ningún ejemplar que presentase al-guna escorificación adherida para poder efectuaranálisis y averiguar a que tipo de metalurgia se vin-culan.

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Algunos ejemplares de toberas se han encontra-do en el área de habitación del yacimiento de LaMesa de Setefilla (Lora del Río, Sevilla), en losniveles fechables en los siglos IX-VIII a.C. y en losniveles Orientalizantes (Aubet et al. 1983). La pre-sencia in situ de escorias y nódulos de mineralde cobre podrían sugerir su vinculación con laproducción de cobre o bronce. El fragmento máscompleto es una tobera cilíndrica de paredes para-lelas con una perforación que se encuentra despla-zada, similar al ejemplar de La Fonteta (F21117,Lám. II).

Otros datos proceden del yacimiento de CerroSalomón (Riotinto, Huelva) (Blanco et al. 1969:153-157), donde se han encontrado en el interior delas viviendas, además de fragmentos de jarosita,herramientas de minero, morteros y yunques, tro-zos de plomo, escorias y algunos fragmentos detoberas. Tres de ellos pertenecen al tipo corniformey conservan su boca con una capa de escoria adhe-rida. Otros dos fragmentos parecen enmarcarse enel grupo de las cilíndricas, aunque no se pueda ex-cluir la posibilidad que, siendo los fragmentos detamaño insuficiente para reconstruir la forma ori-ginal y a falta del extremo de la boca, se tratara tam-bién de toberas corniformes. Se ha encontrado ade-más un ejemplar de tobera prismática de dobleperforación, un tipo – tanto el de doble perforacióncomo el de perforación individual – que parece vin-culado con el comienzo de la colonización feniciaen la Península Ibérica, siendo del todo desconoci-do en épocas anteriores.

Todas estas piezas estaban asociadas a restos demineral argentífero y a escorias que, según resultópor los análisis efectuados, se relacionan con laproducción de plata (Blanco et al. 1970).

Entre otros yacimientos indígenas en los que sehan encontrado restos de toberas, cabe mencionarCan Roqueta (Sabadell, Barcelona). A los estratosde la primera Edad del Hierro pertenece una tobe-ra prismática que tiene la peculiaridad de presentaruna doble perforación en la boca que se va confor-mando en Y en el interior de la pieza, desembocan-do en una única perforación (Carlus et al. 1999:175-176), una característica morfológica conocidaya por un ejemplar procedente del Cerro del Peñón(Vélez, Málaga) (Keesmann et al. 1989: Fig. 3) ypor los ejemplares más tardíos (IV-II a.C.) halladosen Byrsa (Cartago) (Lancel 1979). En Can Roqueta,las evidencias de producción metalúrgica asociadasa esta tobera se relacionan con la obtención y elreciclaje de cobre/bronce.

La misma función puede ser atribuida a losejemplares encontrados en el yacimiento Orienta-lizante de El Palomar (Oliva de Mérida, Badajoz),donde se han recogido varios restos de tobera desección circular, entre los cuales algunos son cla-ramente identificables como toberas corniformes(Rovira et al. 2005).

Relacionado con la metalurgia de plomo tene-mos el fragmento de tobera prismática de perfora-ción individual encontrado en el yacimiento delCalvari del Molar (Priorat, Tarragona), fechadodentro del siglo VII a.C. (Armada et al. 2005).

Otros ejemplares de toberas del tipo prismáticode doble perforación se han encontrado en contex-tos de metalurgia de hierro, sobre todo en tallerespara la forja, como nos documenta entre otros elyacimiento fenicio del Cerro del Villar (Guadalhor-ce, Málaga). En este poblado, ya desde la fase másantigua fechada en el siglo VIII a.C., se registranalgunas toberas pero el conjunto más significativo,constituido por una treintena de fragmentos, proce-de de los estratos fechados en el primer tercio delsiglo VII a.C. Estas piezas están siempre asociadasa capas con mucho carbón, escorias férricas, lami-nitas y globulitos resultantes de las operaciones dela forja del hierro (Rovira Hortalà 2005).

A la misma cronología (VIII-VII a.C.) pertene-cen los fragmentos de tobera recogidos en el Cas-tillo de Doña Blanca en Cádiz (Ruiz Mata 1989), ensa Caleta (Ibiza) (Ramón 1991), en Malaka (Gran-Aymerich 1991), en la Plaza de San Pablo del cen-tro de Málaga (Fernández et al. 1997), en el Morrode Mezquitilla (Algarrobo, Málaga) (Schubart1985) o en el Cerro del Peñón (Keesmann et al.1989) y Toscanos (Vélez, Málaga) (Niemeyer1982; Schubart-Maass Lindemann 1984).

Ejemplares del mismo tipo y atribuibles a lamisma fase cronológica han sido encontrados tam-bién fuera de la Península Ibérica, como documen-tan los fragmentos procedentes de Mogador enMarruecos (Jodin 1966), de Lacco Ameno (Ischia,Italia) (Niemeyer 1982: 117) o los ejemplares mástardíos de Byrsa.

En la mayoría de los casos, este tipo de toberaprocede de contextos relacionados con tareas side-rúrgicas, principalmente con la forja de hierro, perono se puede asociar exclusivamente con la elabora-ción de este metal, ya que en los mismos contextosse han encontrado evidencias, aunque minoritarias,de producción metalúrgica de base cobre, como porejemplo los yacimientos de la Plaza de San Pablode Málaga, de Morro de Mezquitilla y de Toscanos.

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5. VALORACIÓN GENERAL YCONCLUSIONES

En una tobera, por la cinética del gas encerradoa presión dentro del fuelle, cuanto más reducido seael diámetro de la perforación, a más velocidad saleel flujo de aire, dentro de los límites razonables deltrabajo aplicado por un hombre accionando el fuellecon los brazos o con las piernas.

En el caso de un horno, la función de una tobe-ra es suministrar el oxígeno necesario para que seproduzcan las reacciones químicas que favorecenla reducción de los minerales, incrementando laproducción de monóxido de carbono y activando lacombustión del carbón para subir la temperatura; enel caso de una hornilla para fundir metal, lo que sebusca es simplemente subir la temperatura cuantoantes, para que se produzca el cambio de estado.Son dos funciones bien diferenciadas por sus obje-tivos, lo cual implica no sólo resolver adecuada-mente cuestiones de caudal de aire sino también degeometría del sistema.

Un caudal adecuado pero a velocidad lenta, con-centrará la combustión y las reacciones muy cercade la boca de la tobera, mientras el mismo caudal amayor velocidad, extenderá el área de reacción máslejos.

El diámetro del orificio de los tubos de ventila-ción es por tanto una condición clave ya que, ade-más, la velocidad de la combustión, es decir la can-tidad de calorías que se obtienen por unidad detiempo (que son las que hacen subir la temperatu-ra), depende de la velocidad de inyección de aire.Por tanto, un volumen de aire con más velocidadpermite alcanzar temperaturas más altas y esto ex-plica porqué el diámetro de las perforaciones de lastoberas nunca excede los 2 cm, ya que un diámetromayor no sería efectivo. Y quizá por ello, se podríaexplicar también la leve disminución del diámetrode las perforaciones de las toberas a lo largo de sudesarrollo.

Una cuestión a comentar es el cambio que seproduce en la sección de la tobera. Si en todas lastoberas más antiguas conocidas, del Calcolítico y laEdad del Bronce, no sólo en España sino en todaEuropa y el Mediterráneo, la sección es siemprecircular, en la época objeto de nuestro estudio seregistra la aparición de las toberas prismáticas, osea con secciones cuadrangulares o rectangulares,conviviendo con las de sección circular.

El cambio de sección significa un cambio en elmodo de insertar la tobera en la estructura de com-

bustión y, por ello, este nuevo rasgo hay que sumar-lo a otros datos que nos revelan un cambio de tec-nología de horno a partir de este momento crono-lógico relacionado con la colonización fenicia en laPenínsula Ibérica, aplicable no solo a la metalurgiadel hierro, sino también a la de base cobre.

Las toberas prismáticas presentan además, comohemos visto anteriormente, la característica de te-ner muy a menudo una doble perforación. Se podríapensar que estas toberas funcionarían con dos fue-lles, uno para cada perforación y que los fuelles,empleados de manera alternada, permitirían man-tener un flujo continuo y constante de aire evitan-do las oscilaciones de la temperatura cuando la to-bera deja de soplar, que puede bajar en segundosmás de 100º C. Pero, hay que hacer notar que laproximidad de las dos perforaciones dificultaría elacoplamiento de la salida de aire de cada fuelle,además, en este tiempo se conocen ya los acopla-mientos en Y pensados precisamente para conectardos fuelles a una tobera. Parece más razonable, portanto, pensar que las toberas de doble perforaciónproporcionan un mejor reparto del caudal de oxíge-no en una corriente más ancha, lo que mejoraría yquizás ampliaría el tamaño del núcleo del horno.

En el estado actual de la investigación, no sepuede argumentar una clara diferenciación funcio-nal de los distintos tipos de toberas. Las prismáti-cas, generalmente se han puesto en relación con laproducción y especialmente con la forja del hierropor los hallazgos realizados en los yacimientos fe-nicios de la provincia de Málaga, en claros contex-tos siderúrgicos (Niemeyer 1982; Rovira Hortalà2005). Esta idea, forjada a partir de un número re-ducido de hallazgos y a falta de un estudio de con-junto de las toberas en relación con sus contextosmetalúrgicos de origen, debe ser matizada a la luzde los datos expuestos en el apartado anterior yaque, con los datos actualmente disponibles, no sepuede afirmar con seguridad que las toberas pris-máticas se vinculen exclusivamente al hierro, aun-que predominen en esos contextos de producción.

Dentro de esta falta de datos para aclarar si uncierto tipo de tobera puede definir su función, lastoberas corniformes constituyen una excepción yaque, además de las evidencias que las asocian a lametalurgia de la plata según los testimonios deCerro Salomón y Monte Romero (Kassianidou etal.1995), debe considerarse su empleo en la fundi-ción de metal para colar en molde ya sea a partir demetal en bruto o de reciclaje de chatarra de basecobre, como sugiere el ya citado hallazgo de El

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Palomar. Su forma curvada, además de no resultaradecuada para su inserción en un horno de reduc-ción de mineral, induce a pensar en una posiciónque permite aportar la ventilación al crisol desdearriba, un tipo de ventilación que resulta convenien-te tanto para la copelación de plata como para lafundición de metal en crisol.

De todos modos, aunque los datos apunten a unuso de las toberas en la producción de los diferen-tes metales, en la Fonteta –donde se están llevandoa cabo operaciones metalúrgicas para la producciónde distintos metales– la coexistencia de tipos tanvariados de toberas, aunque no permite aclarar ladistinta funcionalidad de los tipos, parece por lomenos confirmar la importancia que tuvo la produc-ción metalúrgica en la economía del yacimiento.Los hallazgos de Huelva y del poblado minero deCerro Salomón parecen mostrar una realidad aná-loga.

Finalmente, un mayor desarrollo de los análisisde los restos de escorificación adheridos a las tobe-ras y un examen más atento de los contextos de pro-cedencia de estos materiales, podrán aportar infor-mación fundamental para aclarar si realmente sepuede hablar de una diferencia funcional de las dis-tintas tipologías hasta ahora documentadas, o si lavariedad pueda estar relacionada con un cambio enla estructura de los hornos o en la tecnología meta-lúrgica empleada.

AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a Ignacio Montero y a Salva-dor Rovira la impagable ayuda que me han propor-cionado para llevar a cabo este estudio y, además,la paciencia que han demostrado en su minuciososeguimiento de todo el proceso de redacción delartículo. Sin sus conocimientos y su contribucióncientífica habría sido imposible la realización deeste artículo.

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