Zurita, Entrevista

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Saul Sosnowski is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispamérica. http://www.jstor.org Raúl Zurita Author(s): Robert Neustadt and Raúl Zurita Source: Hispamérica, Año 29, No. 85 (Apr., 2000), pp. 77-97 Published by: Saul Sosnowski Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20540194 Accessed: 22-04-2015 18:42 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/ info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 129.108.9.184 on Wed, 22 Apr 2015 18:42:22 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Entrevista con el poeta Zurita

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Raúl Zurita Author(s): Robert Neustadt and Raúl Zurita Source: Hispamérica, Año 29, No. 85 (Apr., 2000), pp. 77-97Published by: Saul SosnowskiStable URL: http://www.jstor.org/stable/20540194Accessed: 22-04-2015 18:42 UTC

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Ra?l Zurita

ROBERT NEUSTADT

Cuando conociste a los artistas Juan Castillo y Lotty Rosenfeld en 1979, estabas repartiendo un manifiesto po?tico en el Goethe Institute...

Eran tres escritos que se titulaban: "?Cu?les son los soportes?", "?Cu?l es la obra?", ?Cu?les son los proyectos?". En s? eran textos simples, pero en

Nacido en 1950 en Santiago de Chile, Ra?l Zurita figura entre los poetas latinoamericanos

contempo?neos m?s importantes. Su primera serie de poemas, "Las ?reas verdes", fue pu blicada por Ronald Kay en 1975 en la revista Manuscritos, del Departamento de Estudios

Human?sticos de la Universidad de Chile. Su primer libro, Purgatorio (1979), sali? el mis

mo a?o que Zurita particip? en la formaci?n del Colectivo de Acciones de Arte. Mediante

una serie de intervenciones art?sticas en Santiago, el grupo CADA denunci? tanto a la

dictadura de Pinochet como la manera tradicional de hacer arte contestatario.1 La obra ex

tensa de Zurita, que incluye un n?mero importante de libros frecuentemente re-editados -

Antepara?so (1982,), Canto a su amor desaparecido (1985), El amor de Chile (1987), Canto

de los r?os que se aman (1993), La vida nueva (1994)? se caracteriza por un estilo y for

mato experimental. Adem?s de sus publicaciones nada convencionales, Zurita ha producido un n?mero de obras po?ticas que exceden el formato del libro. En junio de 1982, Zurita

hizo los arreglos para que se escribieran sus versos en el cielo de Nueva York con aviones

de propaganda. El 13 de agosto de 1993, Zurita volvi? a realizar un poema en la naturaleza, esta vez escribiendo "Ni pena ni miedo" sobre la superficie del desierto de Atacama. Este

poema monumental en el desierto tiene una extensi?n de tres kil?metros con una profun didad de 1,80 metros. Zurita ha recibido las becas Guggenheim y Andes, y los premios "Pablo Neruda", "Pericle d'Oro" de Italia y el "Premio Municipal de Literatura". Su

poes?a ha sido traducida a seis idiomas: alem?n, ?rabe, franc?s, ingl?s, portugu?s y sueco.

Esta entrevista se realiz? en dos sesiones, en su casa el 30 de mayo, y en el Caf? Taveli en

Providencia (Santiago de Chile), el 20 de julio de 1998.

Robert Neustadt (Louisville, KY, 1961), es Assistant Professor of Spanish en Northern

Arizona State University, Flagstaff. Es autor de (Con)fusing Signs and Postmodern Posti

tions: Spanish American Performance, Experimental Writing and the Critique of Political

Confusion; actualmente est? terminando un nuevo libro, que va a ser publicado por Cuarto

Propio, sobre el Colectivo de Acciones de Arte.

1. Aparte de Zurita, los miembros originales del CADA fueron: la novelista Diamela

Eltit, los artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo y el soci?logo Fernando Balcells.

Se ha publicado poco sobre el CADA. Ver los ensayos de Nelly Richard en Margins and

Institutions,La insubordinaci?n de los signos y Residuos y Met?foras: Ensayos de cr?tica

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78 RA?L ZURITA

el contexto en que viv?amos ?dictaduras militares en toda Latinoam?ri ca? ten?an el correlato de la represi?n y del terror, lo que los hac?a casi he

roicos. Se refer?an a que los acontecimientos sociales o colectivos eran

siempre el tel?n de fondo sobre los cuales se esculp?a cualquier obra. Esa

era la tela, la p?gina, el pentagrama. Estaba hablando de desaparecidos, de

muertos, de un tel?n de sangre real.

?Tendr?s copias de esas hojas?

Me parece que quien tiene todos los documentos del CADA es Lotty

Rosenfeld, en todo caso creo haberlos vistos antes de irme a Italia, mientras

embalaba. En realidad esos "manifiestos" son previos al CADA.

?Todav?a crees en ese manifiesto o has cambiado de opini?n?

Yo sigo creyendo en todo lo que quise.

?No se dedicaba a difundir la cultura alemana el Goethe?

En esa ?poca, el Goethe, como el Instituto Chileno Franc?s, jugaron un

papel que merece la gratitud y el reconocimiento de todos los que lucharon

contra la dictadura. Cuando repart? esos manifiestos con Diamela Eltit, en

tonces mi mujer, se estaba realizando una exposici?n de artistas chilenos en

homenaje a Goya, al Goya de los fusilamientos, lo que en el contexto de

terror en que nosotros viv?amos, era algo en extremo riesgoso y significati vo. En esa exposici?n conoc? a Juan Castillo, por quien siempre he sentido una especial atracci?n; era el m?s aut?ntico de nosotros.

?La gente que dirig?a el Goethe trabajaba abiertamente contra la dicta

dura?

No recuerdo quienes eran, pero fueron algo as? como la Vicar?a de la

Solidaridad de los artistas; tambi?n lo fue el Instituto Chileno Franc?s, gen te notable que asumi? su situaci?n de muy relativa intocabilidad para darle

espacio a las voces acalladas. Digo relativa porque muchas exposiciones fu eron clausuradas y sus artistas encarcelados, como sucedi? 1975 con el pin

cultural sobre el Chile de la Transici?n (Santiago, Cuarto Propio, 1998); Gaspar Gal?z y Mil?n Ivelic discuten las primeras dos acciones en Chile, arte actual. Ver tambi?n Artes vi

suales 20 a?os: 1970-1990, de Ernesto Sa?l.

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ROBERT NEUSTADT 79

tor que expon?a un conjunto de cuadros notables en el Instituto Chileno

Franc?s

Has dado muchas entrevistas en tu vida pero pocas veces has hablado

del CADA...

Para m? ha sido un largo proceso y antes de ti, creo solamente haber ha

blado del CADA una vez, en Cuba, en una entrevista para Casa de las

Americas publicada hace cerca de 10 a?os. Lo que te quiero decir es que en

el nudo del CADA estaba la inseparabilidad del arte y la vida, en lo que

sigo creyendo como el ?nico sue?o, como la ?nica meta que merece en el

arte ser considerada: la vida como obra de arte. El CADA tiene en m? reso

nancias muy fuertes, signific? encuentros pero tambi?n separaciones, amor

pero tambi?n dureza. No puedo apartar mi vida concreta, real, de lo que fue

ese tiempo. En 1985 mis amigos intentaron revivir el CADA, no me pre

guntaron nada, simplemente pusieron en el diario el nombre del primer fu

lano que encontraron y lo colocaron en lugar del m?o. Fue duro.

En un homenaje a Lotty Rosenfeld (Desacato,) dijiste que se escriben li

bros y se hace arte porque "no hemos sido felices ".

Voy a correr el riesgo de teorizar un poco, pero creo que es esto: el pro blema humano por antonomasia es el sufrimiento. La felicidad podemos en

tenderla, muchas veces llega a parecemos que nos es debida. Pero el dolor

es a menudo incomprensible. Sin embargo, el sufrimiento es exactamente lo

que nos da la magnitud de la existencia, nuestro consentimiento a ella, nuestra afirmaci?n permanente. All? nos damos cuenta de nuestro s? a la

vida porque nunca est? m?s cerca la posibilidad de decir no, no quiero vi

vir m?s. Es eso, todos los libros que se han escrito, todas las sinfon?as, to

dos los cuadros nos dicen eso: no hemos sido felices, porque de serlo cada

instante, cada segundo de la vida, pasar?a a ser el m?s incre?ble de los poe mas, la m?s vasta de las sinfon?as, el cuadro m?s amplio y luminoso. La

herida es la fisura a trav?s de la cual se filtra el arte. Sin herida no hay arte; en el peor de los casos s?lo mediocridad; en el mejor, nobleza.

?Recuerdas cu?ndo surgi? la idea de juntarse y formar el grupo CADA?

2. Se refiere a la obra de Carlos Leppe, "Happening de las gallinas", que fue realizada

en la Galer?a Central en 1974. Con esta obra Leppe inaugur? la pr?ctica de performance en

el Chile contempor?neo.

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80 RAUL ZURITA

S?, perfectamente. Yo y Diamela hab?amos conocido a Nelly Richard

que entonces era algo as? como una te?rica de arte, y a Carlos Leppe con

quien andaba siempre junta, un copi?n maravilloso que hab?a iniciado las

performances en Chile con una acci?n donde literalmente pon?a huevos; era

en 19742 (hoy se ha hecho rico como publicista). Ambos eran de una pre

potencia vanguardista (y pueblerina) bastante insoportable. Creo que el

CADA, desde el punto de vista de las pasiones m?s bajas, naci? para hacer

sufrir a esos dos tipos. Nos juntamos en la casa donde viv?amos con Diame

la, en Lincoy?n, con Lotty Rosenfeld, a la que hab?a visto una sola vez, y Juan Castillo, que me admir? por mi trabajo en la exposici?n de Goya. Ten?amos ideas wagnerianas, grandiosas, con lo que adem?s de establecer

nos en la punta art?stica de la lucha pol?tica nos ?bamos a re?r bastante de

esos otros dos. Esas cosas no las dijimos pero estaban. Lo otro, como detr?s

de toda an?cdota, era la desesperaci?n, la imposibilidad absoluta de vivir y de continuar viviendo bajo las condiciones en que est?bamos. Diamela y yo nos juntamos con Lotty Rosenfeld y Juan Castillo, m?s tarde ellos nos pre sentaron a Fernando Balcells, que pas? a ser nuestro "soci?logo". Entre la

noche que nos juntamos por primera vez y la primera acci?n de arte, "Para

no morir de hambre en el arte", pas? poco tiempo.

Antes estabas trabajando en un grupo experimental basado en Antonin

Artaud, junto a Diamela, Rodrigo C?novas, Eugenio Garc?a y Eugenia Bri

to en el Centro de Estudios Human?sticos de la Universidad de Chile. ?In

fluy? eso en lo que hicieron posteriormente con el CADA ?

Para m? no. Yo ven?a llegando de Valpara?so y a Rimbaud, Baudelaire,

Mallarm?, Artaud, los hab?a le?do antes con Juan Luis Mart?nez y con mis

amigos de Ingenier?a. Creo que en Diamela eso tuvo, y tiene hasta hoy, un

poder bastante gravitante. Ella era estudiante del Centro de Estudios Hu

man?sticos que ten?a un gur?, Ronald Kay, que era un tipo un poco loco y un poco tonto, dos cosas no tan f?ciles de combinar. El tuvo mucha influen

cia en Diamela pero en m? no. Lo ?nico importante de todo eso es que all?

conoc? a Diamela. Quiero insistirte en que el CADA fue fundamentalmente un trabajo que pretendi? unir la vida y el arte. Por eso te digo que ese en

cuentro, en 1974, fue para mi vida lo ?nico importante.

?Qu? hac?an en el Grupo Experimental de Artaud?

Gritar, eso era lo ?nico que hac?amos, gritar. En todo eso hay, sin embar

go, una nota; en ese tiempo estaban matando gente, estaban torturando, y nosotros grit?bamos y grit?bamos. No era Artaud, aunque crey?semos eso,

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ROBERT NEUSTADT 81

era Chile. El lugar donde hac?amos esos ensayos era en el altillo del Centro

de Estudios Human?sticos, despu?s de la 7 PM. Era una casa grande en la

calle Rep?blica que antes hab?a sido la Embajada de Espa?a; cuando no

sotros est?bamos all? la hab?a comprado la Universidad de Chile. M?s tarde

se apropi? de ella el ej?rcito y fue el cuartel general de la DINA. Yo

conoc?a esa casa de memoria, bajaba a sus s?tanos, donde funcionaba una

imprenta. Fue a partir de entonces un lugar de tortura, de desaparecidos y de muerte. Nosotros precedimos esos gritos, los inauguramos desde un te

rror que otros iban a consumar. Eso dice m?s que cualquier cosa.

?C?mo describirlas el ?mbito cultural y pol?tico de la ?poca? Estaba

muy imbricado lo cultural con lo pol?tico, ?no?

Por supuesto; era muy fuerte. No en la sociedad donde no se hablaba, donde era imposible hablar; nosotros ?ramos absolutamente marginales en

todos los sentidos. Todos proven?amos de la izquierda de nuestro pa?s. Todo lo que hicimos como CADA ten?a ese marco y fue el sustento de lo

que comenzamos a llamar "escultura social". Fue el momento en que se es

culpi? algo frente a una realidad devastadora donde el pathos fundamental

era el miedo. Era una sociedad aterrorizada. Yo hab?a estado preso en un

barco, en fin, ten?amos distintas experiencias pero coincid?an en el terror.

Todos conoc?amos desaparecidos, torturados, incluso la televisi?n se com

plac?a en mostrar a tipos tirados en la calle con las manos amarradas en la nuca mientras los militares los apuntaban con sus metralletas. Una de esas

im?genes no se me olvid? nunca: era un grupo tendido boca abajo en la

azotea de un edificio, estaban siendo filmados, uno de ellos desde el suelo

mir? a la c?mara y all? estaba todo, el ruego y el terror, la resignaci?n y

algo que en esos casos es desoladoramente pat?tico: la esperanza. Ten?amos

entonces mucho miedo, pero al mismo tiempo pudimos ver un fondo de in

genuidad que permeaba esta estructura super militarizada. Hab?a palabras con que consegu?amos ciertas cosas simplemente porque ellos no las en

tend?an, como fue sacar los permisos para que los aviones salieran en for

maci?n militar en "Ay Sudam?rica" y tirasen miles de panfletos sobre San

tiago en los que se dec?a que el s?lo hecho de pensar en ampliar los

espacios de vida era ya, en esas circunstancias, un acto transgresor y de

arte. Los nueve camiones lecheros sacados uno tras de otro en "Para no

morir de hambre en el arte" fue algo incre?ble. Eran camiones lecheros

marchando hacia el centro de Santiago, pero el hecho de que fuesen alinea

dos les daba una connotaci?n extremadamente tensa, agresiva, como si fue

ran tanques. El solo recorrido de esos camiones en fila por las calles de una

ciudad tomada militarmente formaba una imagen terriblemente amenazante.

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82 RA?L ZURITA

Eso es lo que iban provocando las obras. No eran tanto las acciones en s?

como los lazos que se desencadenaban psicosocialmente, dir?a yo. Los ca

miones de leche eran tanques.

?C?mo reaccionaba la gente al encontrase con una acci?n del CADA?

Yo dir?a que era una reacci?n de sorpresa, pero inmediatamente miraban

hacia otro lado. Detenerse a mirar largo rato a algo o a alguien pod?a ser

sumamente peligroso. Siempre hab?a un terror colectivo de estar mirando

algo que part?a de las detenciones en la calle. Las detenciones pasaban a

plena luz del d?a, a calle llena, y nadie quer?a mirar c?mo entraban a un tipo a la fuerza en un auto. Nadie quer?a mirar nada. As? que creo que el efecto

fue m?s bien en otro orden. Las acciones del CADA tuvieron un gran po

der; eran las primeras que se hac?an p?blica y masivamente. P?blica y masi

vamente porque implicaban todo lo que rodeaba: las detenciones, el miedo, el silencio.

Tu ultimo libro, La Vida Nueva, empieza con una serie de sue?os que

grabaste de pobladores en el Campamento Ra?l Silva Henr?quez en 1983.

?Hay alguna relaci?n entre el gesto de repartir bolsas de leche en una po blaci?n en "Para no morir de hambre en el arte

" y el de grabar sue?os de

pobladores para La Vida Nueva?

Tal vez, pero no fue algo consciente. Para m?, el CADA se hab?a pr?cti camente acabado en 1981 con la irrupci?n de protestas sociales masivas

donde las calles se llenaban de velas rememorando a los muertos. Siempre hab?a algo en el anonimato de una acci?n colectiva donde deb?as ceder, una

part?cula ?ntima, tu particular modo de sufrir, crear y creer que no es

traspasable a la acci?n de un grupo por m?s solidario que sea. Ese margen

propio, intraspasable, es lo que yo sent?a era la poes?a. Los sue?os de los

pobladores era algo demasiado sutil, fino, ?ntimo, como para formar parte de cualquier acci?n de arte. En todo caso, el primer sue?o de ese libro, que se llama precisamente "La Vida Nueva" no me lo cont? un poblador del

Silva Henr?quez sino Diamela.

?Cuando dej? de tener sentido el CADA para ti?

Como te dec?a, empez? a dejar de tener sentido para m? cuando comen

zaron las protestas masivas, cada una de las cuales implicaba una creati

vidad popular que me hizo entender que lo nuestro ya hab?a cumplido con

su tiempo. Concretamente fue despu?s de "Ay Sudam?rica". Esas acciones

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ROBERT NEUSTADT 83

masivas y espont?neas de protesta alcanzaron un grado casi visionario y

prof?tico a ra?z del asesinato de Andr? Jar?an, un cura franc?s, a quien los

militares mataron durante una manifestaci?n en la poblaci?n La Victoria. El

se encontraba recostado en su cuarto de material ligero en la parroquia le

yendo la Biblia. Era un sacerdote poblacional amado por el pueblo que ape nas supo la tragedia cubri? las aceras de las calles con velas. Todo lo que nosotros quer?amos estaba all?, toda nuestra pasi?n, nuestra visi?n de artis

tas y nuestro dolor. Sin embargo hay una acci?n m?s que fue como una des

pedida. En ella nos disolvimos en algo mucho m?s vasto que involucr? a

una enorme parte de los artistas y creadores de Chile. Fue el "No +", comenzado en 1983.

?Ustedes las montaban buscando provocar acciones masivas?

No creo que hayamos sido tan pretenciosos. Lo que pretend?amos era

hacer un gesto de libertad y, tal vez, de libertad creativa. Un gesto que, a

pesar de todas las cosas que pasaban, significaba que todav?a pod?amos ha

blar desde la pasi?n del arte, de la poes?a. Era un gesto de amor y de liber

tad que ocupaba los espacios p?blicos. Pero no ?ramos caudillos, ?ramos

unos tipos con miedo y belleza.

En cuanto a lo individual, ?el colectivo lo era realmente en el sentido de

que todos hicieran todo o era distinto tu rol como escritor?

Todos hicimos todas las cosas. Lo que suced?a era que casi todos los tex

tos y manifiestos del colectivo, como "No es una aldea" o "Ay Sudam?ri

ca", los escrib?a yo porque ten?a facilidad de mano para eso. Pero, escrib?a

"yo"... ?qu? significa "yo" en ese caso? En realidad lo que nos hac?a ser un

todo era una sensaci?n que resumir?a como de vastedad. Hacer obras que fuesen tanto o m?s fuertes que el dolor que como pueblo se nos estaba in

fligiendo. Por otra parte, todos pens?bamos y asum?amos las debilidades de

cada uno. Nada fue idea de alguien, siempre era algo a lo que nos ?bamos

sumando y de pronto ?brum! part?a. Recuerdo, por ejemplo, un momento

crucial en que ?bamos a clausurar el Museo de Bellas Artes con una inmen

sa lona blanca. Era crucial porque hab?amos sacado los camiones que se

iban a estacionar (como tanques) a la entrada del Museo. Colocar la lona

estaba a cargo de Juan Castillo, pero cuando llegamos no hab?a nada, s?lo

Castillo durmiendo una feroz borrachera en una de las escalinatas de la en

trada que ?bamos a clausurar, mientras la lona blanca tirada en el suelo se la

iba llevando el viento. En fin, todo eso pasaba, todas nuestras preca

riedades, pasiones cruzadas, deficiencias y angustias. Yo y Balcells ?ramos,

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84 RAUL ZURITA

por as? decirlo, los voceros oficiales; digamos, los que m?s discut?amos en

las presentaciones. La Lotty era mucho m?s de acci?n, muy concreta y de

grandes ideas ?igual que Diamela?, pero en aquel entonces ante los

dem?s enmudec?an (o se enfurec?an tanto frente a los infaltables ataques de

otros artistas o "entendidos" que no pod?an sacar la voz). Porque tambi?n

discut?amos en actos p?blicos y mucho, como se podr?a decir, en las mis

mas narices del terror. Era algo extra?o, como una alegr?a inexplicable y vi

tal.

?Cu?l fue para ti la acci?n m?s importante?

La ?ltima. "No +" iniciada en 1983 y que no termin? sino con la derrota

de Pinochet en el plebiscito de 1988. Esa vez invitamos a todos los artistas

a escribir "No +" en los muros, en los letreros, en todas partes. Muchos le

agregaban al "No +" la figura de un rev?lver, o las botas de un soldado. Fue

algo absolutamente colectivo y an?nimo. La disoluci?n del arte en una ac

ci?n subversiva, pol?tica, era exactamente lo que hab?amos so?ado, aun

cuando creo que los dem?s miembros del CADA despu?s quisieron perpe tuar el nombre. La convocatoria la hicimos una noche en la casa de Lotty; los m?s notables artistas, escritores e intelectuales chilenos participaron;

despu?s todos sin ninguna distinci?n. Sal?amos a rayar durante el toque de

queda. All? se fund? una acci?n pol?tica de verdad porque toda la estructura

mental que comenz? a abrirse contra el sistema era el "No +".

?C?mo se comunicaban con los otros artistas?

Hab?a centros de reuniones semi clandestinos o de fachada, como cen

tros de grabado, donde se juntaban muchos artistas. Grupos muy fuertes en

el sentido pol?tico y donde creo se realizaron las obras m?s conmovedoras e

importantes que se han hecho en nuestro pa?s en las artes visuales. Nos

conoc?amos y las discusiones eran muy fuertes, cat?rticas. Por all? pasaban Francisco Brugnoli, Nelly Richard, Carlos Leppe, Carlos Altamirano, Euge nio Dittborn, Alfredo Jaar, Ernesto Bandera, Osvaldo Pe?a, Carlos Codoce

do, Parada (su armario en homenaje a su hermano desaparecido es un em

blema, la obra m?s poderosa que me haya tocado ver)... El que m?s discut?a

era Justo Pastor Mellado que lleg? cuando todo definitivamente ya era pa sado. Hubo una vez una discusi?n a gritos, con furia. El Chile anti dictadu

ra hab?a sido invitado a participar en una Bienal en Par?s. Nosotros propusi mos que no fuera nadie individualmente sino que envi?ramos cientos de

telegramas, de cables, etc. donde estaba impresa una frase que recuerdo era

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ROBERT NEUSTADT 85

absolutamente impresionante pero que he olvidado. La idea era tapizar el

lugar de la Bienal con miles y miles de esos telegramas, cubrirla. No tuvi mos acogida salvo la de Ernesto Bandera, un pintor notable, que pertenec?a a la izquierda m?s radical. Al final fueron a la Bienal algunos individuos, nada.

Ustedes tambi?n hicieron una huelga de hambre en una f?brica donde

durmieron sobre mantas marcadas CADA; algo entre performance y rito.

?Hubo un elemento "espiritual" en el grupo?

No en el sentido religioso. Esa acci?n, que fue filmada por Eugenio T?llez, hoy un pintor de bastante ?xito, tuvo lugar en una f?brica que hab?a

cerrado dejando a m?s trabajadores sin empleo. Pero todo lo que hac?amos, una huelga de hambre en una f?brica quebrada en un pa?s que bordeaba el

40% de cesant?a, ten?a algo de rito, de exorcismo y de denuncia. Creo que todo lo que hizo el CADA tambi?n debe verse desde ese aspecto.

Tu primer libro, Purgatorio, fue publicado en 1979, el mismo a?o en que se fund? el CADA ?Dir?as que el libro comparte algo de lo que era el

CADA?

No; es la obra de un individuo solo. Ese libro me tom? casi 7 a?os es

cribirlo y lo termin? en 1976. La coincidencia fue casual, pero no el am

biente en el que apareci?, las acciones de arte, que tuvieron enormes reper cusiones en mi vida ?ntima, en mi alma. Creo que la exasperaci?n, el genio al que puede llegar un ser humano solo es diferente a lo que puede alcanzar un grupo; hay algo en un grupo que definitivamente implica cierta concilia

ci?n. Llegar, por as? decirlo, a ciertos promedios. Funcionamos muy bien

como CADA porque nunca tuvimos problemas con eso, pero no los puedo comparar. En Purgatorio hay un dolor, un pathos, una soledad y exacer

baci?n imposible de lograr en ning?n trabajo junto a otros. Creo que si ese

libro se sigue leyendo es porque en ?l se recogi? algo m?s del esp?ritu de la

?poca en que nos toc? vivir, algo de esa desesperada esperanza.

Es un libro muy angustiado. ?No compartiste el j?bilo de la Unidad

Popular?

S?, lo compart? absolutamente, pero mi vida se estaba derrumbando y en

el fondo creo haber intuido lo que ven?a. Est?, me parece, en el poema "Areas

verdes" de Purgatorio, escrito en 1972. Los poemas que yo escrib?a iban en

un sentido muy contrario a lo que se escrib?a en esa ?poca. Las canciones

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86 RA?L ZURITA

del tiempo quedan, pero la literatura y la poes?a fueron muy malas. Era una

literatura flat. Nada ha quedado de eso. Yo era un ferviente partidario de la

Unidad Popular, era un militante, no la criticaba, pero Purgatorio, que se

estaba comenzando a gestar, era otro canto, otra voz que despu?s com

prob?, y no sin penar, que era la de un pa?s.

?Estabas trabajando sobre Purgatorio mientras Diamela escrib?a

Lump?rica?

No, ella comenz? a escribir su primer libro, Lump?rica, dos a?os

despu?s de la publicaci?n de Purgatorio. Cuando yo conoc? a Diamela ella

no escrib?a, aunque era previsible que alg?n d?a llegar?a a ser la buen?sima

narradora que es.

En 1979 te quemaste la cara e interviniste en una mesa redonda sobre la

obra de Juan Domingo D?vila con una foto de tu cara mojada con tu pro

pio semen. ?Fue una acci?n de arte?

Bueno, son dos cosas completamente distintas. En mayo de 1975 me

quem? la cara encerrado en un ba?o con un fierro al rojo, en la soledad m?s

absoluta. Despu?s entend? un poco que all? hab?a comenzado algo nuevo.

Desde all? se comienza a erigir Purgatorio, Antepara?so y La Vida Nueva.

Fue un acto de amor y de desesperaci?n. La portada de la primera edici?n

de Purgatorio es la foto de mi mejilla quemada tomada un par de a?os

despu?s. Al final terminar? marcando el cielo y el desierto, no mi cara, pero entonces no sab?a.

As? es el proceso creativo, uno nunca sabe lo que est? haciendo cuando

comienza

Lo que sucedi? frente a la obra de D?vila fue otra cosa, llam?mosla una

acci?n de arte, y he tenido bastante tiempo como para considerarlo un acto

radicalmente fallido que no deb? realizar. Eramos un c?rculo de diez perso nas reunidas para discutir la obra de un pintor que ya era un gran pintor. En

ese momento la obra de D?vila era impresionante, era er?ticamente impre sionante, de una enorme fuerza subversiva, nada de lo que le he visto

despu?s creo ha igualado esa exposici?n de 1979 en la Galer?a CAL. Los ti

pos que participaban eran los t?picos intelectuales snobs y pedantes con sus

Freud, Lacan, Derrida, Kristeva. Pens? entonces que esos cuadros con

ten?an, o mejor dicho, provocaban una respuesta ya no te?rica sino gestual,

que multiplicada colectivamente significar?a el derrumbe, la subversi?n de

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ROBERT NEUSTADT 87

todo. Por eso respond? con una masturbaci?n y un tajo en la cara. Hay un

poema, un escrito que no s? si alguien lo tendr? que se refer?a a eso. En el

recuerdo es de las mejores cosas que he escrito en mi vida, al igual que otro

texto donde hablaba del acto de cegarse y de las escrituras en el cielo, pero no s? d?nde diablos estar?n. Bueno, esa masturbaci?n fue algo pensado

para ese est?pido c?rculo, nada m?s. Uno de los intelectuales, sin embargo, tom? una de las fotograf?as que hab?a sacado Lotty Rosenfeld y la llev? a

un diario. Deber?a haber supuesto qu? iba a pasar. Fin de mundo. Yo traba

jaba esquizofr?nicamente como vendedor de computadoras de la Olivetti y me echaron de inmediato. Tambi?n fui denunciado por una periodista de es

pect?culos, Yolanda Montecinos, en el noticiario central de Televisi?n Na

cional para que me apresara la brigada de delitos sexuales; en fin, cosas as?.

"Un poeta se masturba en una exposici?n pomo". Esos fueron m?s o menos

los titulares en plena dictadura. Por supuesto fue entendido como algo es

candaloso, de agresi?n sexual a la "sociedad". Y yo nunca he estado por la

agresi?n sexual y tampoco me importa hacer p?blico lo que la mayor?a de

la gente todav?a prefiere, me parece, practicar en secreto. El sentido era

completamente otro, fue una equivocaci?n y me arrepiento de ello. Todo

termin? bastante mal. ?Arte-vida? Bueno, eso es la vida.

Hablemos de la recepci?n de tu poes?a. Ignacio Valentefue el cr?tico li

terario de El Mercurio y, por lo tanto, el portavoz literario de la derecha.

Valente alab? Purgatorio y Antepara?so. ?C?mo te lo explicas?

En realidad no tengo por qu? explicarme nada, pero tratar? de con

testarte. Jos? Miguel Ib??ez [Ignacio Valente] es un cura del Opus Dei que fue el mejor cr?tico de poes?a que ha tenido Chile. Ten?a, como cr?tico, al

gunos rasgos que son bastante comunes en las elites intelectuales de de

recha: una cierta insolencia, un desparpajo individual que cuando lo llevaba

al l?mite generalmente acertaba. Es alguien a quien yo quiero y que fue bas

tante importante cuando lo ten?a todo en contra en el curso de mi vida.

Como le sucede a muchos tipos de la derecha, sent?a una especie de debili

dad por los escritores comunistas y, curiosamente, aunque ya no ejerce como cr?tico, las raras veces que escribe es para alabar a los que se han

mantenido fieles. En la dictadura sus cr?ticas elogiosas contribuyeron a que muchos que no pod?an regresar a Chile lo pudieran hacer, como fue el caso

de Gonzalo Rojas. En fin, yo le debo mucho y me alegra poder decirlo. Por

supuesto no hay que olvidar el hecho de que sea unos de los intelectuales

m?s activos en el mundo del Opus Dei; por ende, a pesar de mi gratitud, es

tamos en trincheras demasiado distintas.

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88 RA?L ZURITA

?Fue problem?tico para ti que alguien de derecha te alabara?

No, no lo fue, m?s bien fue problem?tico para otros. Su cr?tica a Purga

torio, que fue incre?blemente elogiosa la public?, contra viento y marea, me

consta, exactamente en el mismo tiempo que estaba en su c?spide todo el

asunto D?vila y donde yo era algo as? como una escoria para todos. Yo no

puedo pasar por alto eso.

Pero ?l sab?a que estaban matando y torturando a mucha gente... La

represi?n no fue secreta...

Yo creo que ?l pertenece, y perteneci?, al sector m?s conservador y de

rechista de la Iglesia; no estuvo en la oposici?n heroica. Sin embargo s? que desde su lugar ayud? a muchos. Probablemente apoy? al r?gimen. Su Dios

lo sabr?, yo en estricto sentido no lo s?, pero aunque hubiese sido as? lo sal

var?a de eso.

Valente te coloc? como heredero de Neruda y de Parra: "Tuve la

alegr?a de reconocerlo como el delf?n de la poes?a chilena, como el leg?ti mo heredero de los grandes ".3 ? Te crees su heredero?

No. El talento y el genio en poes?a s?lo es algo que te permite tu pueblo, no es algo que puedas decidirlo t?. M?s a?n, con el tiempo me he dado

cuenta de que es muy peligroso tratar de decidir uno en poes?a porque corres el serio riesgo de que tu don te sea quitado. Lo que sucede es que esas cosas le preocupaban mucho m?s a los otros poetas que a m?, los in

dignaba. Un poeta olvidado me repet?a con mucha frecuencia, "la cr?tica de

Valente te ha hecho da?o"; yo pensaba que en realidad mucho m?s da?o le

estaba haciendo a ?l. Al final es c?mico. Yo admiro a los grandes poetas chilenos de la primera mitad del siglo: a Huidobro, Neruda, Pablo de

Rokha, a la Mistral y hoy a Nicanor Parra; me siento m?s cercano a ellos

emocionalmente que a los poetas de mi generaci?n. Son apuestas totales, sin l?mites, sin respiro. Ellos me han aportado mucho, pero mi ?nica heren

cia es la de mi abuela italiana.

?Poeta?

No, pero se sab?a a Dante de memoria y me lo le?a para satisfacer su nos

3. "Zurita entre los grandes", El Mercurio, Suplemento Artes y Letras (24-X-1982),

por Ignacio Valente.

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ROBERT NEUSTADT 89

talgia. Es la persona que m?s he amado en mi vida. Escribir para m? es una

forma de hacerle un homenaje, de traerla de nuevo al mundo. Muri? el 26 de marzo de 1986.

Volvamos a la relaci?n entre el CADA y tu trabajo personal. ?Fue una

acci?n del CADA cuando escribiste tus versos en el cielo de Nueva York?

?Hay alguna l?nea que conecte los aviones de "Ay Sudam?rica ", cuando

dejaron caer 400.000 volantes sobre Santiago, con los aviones con que es

cribiste tus poemas?

?Importa algo frente a un poema escrito en el cielo? Fue algo que pens? en un segundo hace cerca de 20 a?os, lo imagin? todo, las frases, los avio nes escribi?ndolos y pens? al mismo tiempo la escritura del desierto. La

imagen me vino de un recuerdo infantil muy antiguo donde un avi?n dando volteretas escrib?a con humo "Perlina y Radiolina", dos jabones para lavar

ropa que se usaban antes en Chile. Durante mucho tiempo cre? que era una

imagen que la hab?a so?ado hasta que supe quien fue el aviador que es

crib?a esas frases, se llamaba Armando Cort?nez, me lo cont? una de sus

nietas. Me demor? muchos a?os en llegar a realizarlo. No fue algo del

CADA, pero ellos fueron fundamentales para que eso se llevara a cabo.

Para ayudar a financiarlo ??ramos paup?rrimos de pobres? Diamela me

pas? toda la plata de una beca que ella se acababa de ganar. Los otros fon

dos vinieron de una edici?n de lujo de Antepara?so vendida por adelantado, de unos trueques por pasajes con una l?nea a?rea y de un emocionante pr?s tamo de una se?ora que trabajaba en la casa de Lotty. Al final fue posible porque en ese momento el d?lar en Chile no val?a nada. Hubieron otras

ayudas, como la de ese gran artista que fue Juan Downey, que se tradujeron en filmaciones y otras cosas concretas. En ese sentido fue un trabajo colec

tivo. Y los aviones de "Ay Sudam?rica" tienen que ver con eso, en el senti

do de los aviones como parte de una obra que era m?a y no era de nadie, era

de todos.

?Por qu? quer?as escribir en el cielo? ?Cuesti?n de impacto visual?

El impacto es un recurso que utilizan a menudo los artistas malos. Picas

so no impactaba, hac?a; Dal? era siempre impactante, y yo me precio de ser

lo. En realidad el fondo es simple: desde los tiempos m?s inmemoriales to

das las comunidades han dirigido sus miradas hacia el cielo porque han

cre?do que all? se encuentran las se?as de sus destinos. Pens? entonces que ser?a bello ocupar ese mismo cielo como una gran p?gina donde todos pu diesen escribir sus destinos. Lo hice en Nueva York (donde iba por primera

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90 RA?L ZURITA

vez) en castellano por ser mi lengua, claro, pero sobre todo como un home

naje a las minor?as, a los segregados (una de esas frases dec?a "Mi Dios es

ghetto"; otra, "Mi Dios es chicano"). Fue el momento en que tambi?n quise

cegarme arroj?ndome amon?aco en los ojos. En la ?ltima p?gina de la pri mera edici?n del Antepara?so, publicada en 1982, Diamela habla de eso. Si

empre supe que por hermoso que fuera el poema escrito en el cielo era a?n

m?s real, m?s fuerte, si su autor no lo pod?a ver, s?lo imagin?rselo. Intent?

cegarme para siempre y para bien o para mal no fue as?, a las doce horas es

taba viendo de nuevo y no fue aliviante sino terrible. Recordaba tambi?n

esa frase de Mallarm? donde dice que la p?gina es el anverso del cielo es

trellado.

?C?mo comparar?as, o contrastar?as, tu poema en el desierto de Ataca

ma. "Nipena ni miedo ", con una acci?n del CADA?

Bueno, el poema escrito en el desierto (es s?lo una frase, mide m?s de

tres kil?metros y en teor?a deber?a permanecer para siempre) s?lo puede ser

visto desde aviones, al contrario de los poemas en el cielo. Son cosas que

pens? juntas, exactamente en el mismo instante, a?n cuando lo del desierto

qued? inconcluso pues quer?a estampar sobre la frase un rostro humano, el

rostro de quien yo quisiera y que a la vez fuera el rostro de todos. No es una

acci?n de arte como no lo son las escrituras en el cielo, son poemas.

Nelly Richard lee tu poema en el desierto en t?rminos de una reconcilia

ci?n: "La frase 'Nipena ni miedo' interpreta el tema de la memoria en el

Chile de la post-dictadura: la memoria traumada del pasado (dolor, heri

da) que debe ser recuperada como historia (cicatrizaci?n) por una so

ciedad ya definitivamente confiada en la esperanza de un futuro tranquilo"

(Insubordinaci?n, p. 51). ?Est?s de acuerdo con esa lectura? ?Confias en

un futuro tranquilo?

Es una lectura. Voy a tener 50 a?os; me duelen las piernas y me encorvo.

No creo en un futuro tranquilo, la vejez no es tranquila, la adolescencia

tampoco. Para un artista esos son los ?nicos estados verdaderos. O eres un

adolescente o un viejo. La sonrisa a lo Mario Vargas Llosa, que representa eso que llaman madurez (se es todav?a lo suficientemente joven como para

emprender nuevas cosas y lo suficientemente viejo como para realizarlas con cautela), la encuentro insoportable. En todo caso la culminaci?n de mi

obra no tiene nada que ver con la recuperaci?n de la democracia ni menos

con la Nelly Richard. M?s bien creo que tiene que ver con Zaratustra, me

refiero al de Nietzsche.

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ROBERT NEUSTADT 91

?Te hubiera gustado hacerlo en 1975 y hubiera sido la misma frase?

Hubiera sido exactamente la misma frase. En realidad la simplifiqu?; tal vez equivocadamente: antes dec?a "Ni pena ni miedo", era un lenguaje m?s

mestizo. El pintor Samy Benayor cuando vio la escritura en el desierto

repar? que su color y su trazo eran exactamente iguales a la cicatriz que me

qued? en la mejilla. Creo que ?l entendi? m?s que nadie, m?s que yo mis mo.

?Cu?ndo se disolvi? el CADA y por qu??

Para m? se termin? con "No +" en 1983. Dur? cerca de cuatro a?os. En

todo caso yo sal? llam?moslo, oficialmente, cuando me separ? de Diamela en 1985, pero para m? hab?a terminado antes. Mi salida fue como una ex

pulsi?n post-mortem.

?Percibes resonancias del CADA, est?ticas o pol?ticas, en tu trabajo

posterior? ?Fue el CADA algo que pas? y dejaste atr?s completamente o de

alguna manera sigue dentro de ti?

Est? y estar? siempre dentro de m?. El CADA tuvo repercusiones muy

profundas en nuestras vidas. Para mi es una historia que se asocia a la m?

xima alegr?a de crear, de compartir, y al mismo tiempo a una extra?a deses

peraci?n que me temo nos sobrevivir?. En realidad era algo que iba mucho

m?s all? de la dictadura: su horizonte final era asumir la propia vida y la de

cada ser humano como la ?nica obra de arte, como la ?nica sinfon?a, como

el ?nico poema que realmente vale la pena y el amor de ser considerado.

Parecido al texto de "Ay Sudam?rica

Es lo mismo. Es el horizonte final de todo arte y de toda poes?a, pero eso

presupone la felicidad. Es como un camino, las se?ales son como las obras; se?alan la ruta, pero no son el camino. Desde esos manifiestos del 79 lo he

repetido ya tantas veces que m?s bien parece un mantra: lo importante no es

hacer obras de arte, aunque esa sea tal vez la pasi?n m?s l?cida, sino hacer

de la vida una obra de arte.

Esa met?fora del camino y las se?as me hace pensar en el trabajo de

Lotty Rosenfeld de intervenir en las l?neas sobre los caminos y transformar las en "+ ". ?Compartes con ella una idea parecida del camino? Lotty lleva

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92 RAUL ZURITA

m?s de 20 a?os en este trabajo. Me parece que Lotty ve el camino como el

espacio social en que las din?micas hegem?nicas controlan a la gente, mientras para ti el camino parece m?s bien una b?squeda espiritual.

Es eso, las se?ales son como las obras, al intervenirlas en la calle como

lo hace ella nos damos cuenta de su presencia, de que est?n y que en s? no

son importantes, que puedes perderle absolutamente el respeto aunque se te

vaya la vida en ello. Porque, insisto, lo importante no son los signos, sino lo

que queda entre ellos, que es la vida misma.

No entiendo mucho tu pregunta, todos los caminos, hasta ir a la casa de

al lado, son un trayecto f?sico y espiritual a la vez. Adem?s, en un viaje,

aunque sea de un cent?metro de distancia, est? siempre la posibilidad de la

transgresi?n, del accidente, del atropello.

Y en esta obra de Lotty, el camino y los signos en el camino son m?s

bien una estructura pol?tica impuesta por la sociedad.

Claro, el trabajo de Lotty es potente, fuerte y transgresor y al mismo

tiempo bello, lo que es tambi?n aceptar una pol?tica, llam?mosla, una pol?ti ca de la belleza. Tonter?as; en realidad la palabra pol?tica, en un pa?s donde

han habido desaparecidos, dictadura y muertos, es decir, en un pa?s donde

ella tiene un significado abismalmente concreto, puesta en relaci?n a las

teorizaciones art?sticas o literarias, me parece falso. Es una terminolog?a

hip?crita de la que se abusa bastante.

Hablando de arte. ?Crees que lo que hizo el CADA ha tenido alg?n efec to en el arte o en la literatura posterior en Chile?

Ser? un efecto futuro. Los a?os 90 fueron el tiempo m?s dif?cil para que lo que hizo el CADA fuese tomado en serio, porque primero hab?a que

comprender que el olvido era imposible. Creo que Chile, o al menos, una

parte importante de su sociedad tard? diez a?os en darse cuenta de que era

imposible olvidar. S?lo a partir de eso esas obras podr?n ser revisitadas.

Cuando globalmente miremos el pasado, con sus horrores y sus incre?bles

lealtades, con todo su odio y muerte pero tambi?n con su compa?erismo en

tre los acosados, con toda su capacidad de desesperaci?n y amor, veremos

quiz?s que el CADA correspondi? a uno de los momentos m?s ciegos y ex

tra?os de la historia del pa?s y de la dictadura. Fueron obras hechas con la

vida y el sue?o.

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ROBERT NEUSTADT 93

?Qu? puestos oficiales has ocupado en el gobierno de la transici?n?

Presiento el prejuicio. Ninguno. Eso de que soy el "poeta de la tran

sici?n" me resulta c?mico, pero est? dicho con tanta mala fe. Nada. Yo, como muchos otros escritores, fui Agregado Cultural en el per?odo del

Presidente Aylwin, de lo que me enorgullezco por el per?odo y por las espe ranzas. Yo estuve cinco a?os en Italia, Diamela Eltit estuvo en M?xico,

Marco Antonio de la Parra (un notable dramaturgo y psiquiatra que es en s? un CADA solo) en Espa?a, y as? muchos otros. A mi regreso asesor? por tres a?os a una Comisi?n del Ministerio de Obras P?blicas que se preocup? de las obras de arte en los sitios p?blicos. Hago algunas clases. En fin, ese

es mi curriculum por si a alguien le interesa. ?Oficial? S?, mis poemas son

oficialmente hermosos.

Se dice que escribiste el himno para la campa?a electoral de Frei. ?Es cierto?

Por supuesto, la ?nica l?stima es que nunca se us?.

?Y sigues apoyando los programas de Frei?

Yo soy leal a un proceso que evit? una masacre, un Yakarta. Pero mi le

altad llega exactamente hasta all?. Ahora vamos a lo concreto. En el fondo

est?s pregunt?ndome desde hace un buen rato si de verdad soy un poeta "oficial", un "entregado al sistema", alguien que trans?. Mira, creo ser un

tipo bastante querido y que no tiene enemigos, a lo m?s algunos se creen

enemigos m?os. Todas esas son cosas que se pueden decir y no tengo m?s

refutaci?n que mis poemas. Mi refutaci?n es La Vida Nueva, m?s de 500

p?ginas que son un himno inconcebible hoy, inconcebible para el mercado,

para los intereses, para la literatura misma. No s? si alguien en estos tiem

pos ha llegado en ese sentido m?s lejos, si hay alguien que haya asumido

hoy m?s riesgos. Frente a eso no es el juicio de algunos lo que puede herir

me; te repito que son cosas que pronto pasan, peque?as veleidades del mo

mento. Lo que me hiere es que en el fondo se trata de denigrar la ?nica dig nidad de la que quiz?s pueda envanecerme: la dignidad de la inteligencia.

?C?mo percibes la transici?n democr?tica en Chile? ?Cu?l es el papel

que el arte y la literatura tienen, pueden o deben tener en el futuro pol?tico de Chile?

Durante 17 a?os Chile hizo una generosa contribuci?n a la miseria ge

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94 RA?L ZURITA

neral de la humanidad. La recuperaci?n de la democracia, su transici?n, sus

limitaciones, sus injusticias, no pueden ser vistas sino desde esa verg?enza. La Comisi?n Rettig lleg? a la conclusi?n que en Chile hubieron m?s de

3000 v?ctimas entre desaparecidos y fusilados, pero no se dieron los nom

bres de los victimarios, s?lo de las v?ctimas. Nos toc? cargar con ese horror

y con otro m?s duro a?n del que jam?s se ha hablado porque resulta de

masiado duro, la decepci?n de tanta gente de que el n?mero al final hubiera

resultado tan "exiguo". Esa otra verg?enza ya es nuestra. Por supuesto, con

un s?lo desaparecido bastaba para que estemos condenados a ser por mu

chas generaciones un pueblo de sobrevivientes. Constatar en tantos esa de

cepci?n porque el n?mero de v?ctimas fuese menos del que se dijo fue mi

primer golpe post-dictadura. Un horror frente al cual no estaba preparado. La transici?n se inicia desde esa doble verg?enza: verg?enza por los asesi

nados y verg?enza por los que se dolieron de que esos asesinados fuesen

"demasiado pocos". Hay otra m?s y es el olvido, no tanto de los hechos

porque ellos son inextirpables y, como lo demuestra el arresto de Pinochet, exactamente igual que en las tragedias griegas, mientras los cr?menes no

sean purgados ellos reaparecer?n constantemente sobre las comunidades y los hombres que los cometieron. Es el olvido de nuestro amor.

La dictadura fue una experiencia horrible en la que paralelamente se die ron las muestras m?s extremas de compa?erismo, de solidaridad, de amor.

?Te interesa el CADA? Pues bien, una muestra de eso fue el CADA. T? ha

blabas con alguien en el filo del toque de queda y toda tu vida se iba en ese

otro. Ese amor incre?ble fue lo primero que olvidamos. Lo ?nico que

aprendimos del miedo es lo primero que olvidamos. Esa y no otra es la con

dena de la transici?n. De nuevo, como en la tragedia griega, le corres

ponder? a la voz del coro, del pueblo, recuperar los sentimientos y las pala bras que perdimos. Est? bien, salimos de eso con verg?enza, con miedo, con transacciones humillantes e injustas, pero por lo menos no hubieron

m?s muertos y eso no es menor. Es m?s, eso es la vida, el poder; a diferen

cia de un asesinato, abrazar a otro. A veces, y en Chile debemos entenderlo, sobrevivir es exactamente una mezcla de alivio y de verg?enza.

?Hay poetas j?venes que est?n trabajando hoy con esa verg?enza?

Hay poetas j?venes extraordinarios de 20, 21, 22 a?os, como yo no ve?a

desde las generaciones de Neruda y de Parra. Los conozco y los respeto mucho, son impresionantes. Creo que s?, que son parte del proceso sin que ellos mismos lo sepan del todo. Y creo que ser? esa poes?a, ser?n los escri tores que vengan, quienes nos culpar?n de lo que hay que culparnos y nos

lavar?n de lo que hay que lavarnos.

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ROBERT NEUSTADT 95

Eugenia Brito escribe en Campos minados que "uno de los rasgos fun damentales de la poes?a de Ra?l Zurita en su primer libro es su alternativa

al poder hegem?nico" (p. 60). ?Estar?as de acuerdo con Brito? ?Des cribir?an estos rasgos tambi?n la po?tica del CADA?

Yo siempre estar? de acuerdo con una dama. M?s a?n trat?ndose de una

dama delgada, esbelta, fr?a y lejana.

?Crees que tu ?ltimo libro, La Vida Nueva (1994) sigue oponi?ndose al

poder hegem?nico?

Antes quiero decirte que en la dictadura el poder no fue hegem?nico, fue

brutal a secas. Pero toda brutalidad es al menos certera. T? sab?as perfecta mente que todo lo que sal?a en los diarios, que todo lo que aparec?a en tele

visi?n, no era Chile; que Chile era la medida de su silencio, de su miedo, de

su marginalidad, de sus desaparecidos y v?ctimas. Hoy s? se puede hablar de

un poder casi hegem?nico, que controla a las fuerzas armadas, que tiene

todo el poder econ?mico, que es due?o de todos los medios de comuni

caci?n y que lo ?nico que le falta es conquistar el poder pol?tico. A ese po der le temo mucho. Hoy la lucidez es un ejercicio infinitamente m?s dif?cil

que en dictadura.

Respecto a La Vida Nueva: es mi capilla, mi madonna, el m?ximo es

fuerzo de un ser vivo como artista. La leer?n o no la leer?n, la compren

der?n o no la comprender?n. Todo eso me tiene bastante sin cuidado senci

llamente porque es idiota preocuparse de lo que te excede. La Vida Nueva

es mi m?ximo esfuerzo y en ella hay mucho m?s de lo que a un hombre hu

manamente se le puede pedir. Muchos no lo entienden, no lo entender?n

nunca.

? Viste la muestra de Juan Castillo en la Galer?a Gabriela Mistral, "Te

devuelvo tu imagen "

(24 de marzo al 18 de abril, 1998)? Asistieron alrede

dor de 2.800 personas; la primera que Castillo ha tenido en Chile desde

que se fue del pa?s en 1984. Me pregunto si Juan Castillo no ser?a el miem

bro original del CADA que m?s persiste en trabajar la l?nea de la colecti

vidad.

Todo arte y todo artista persiste en la idea de la colectividad. Pero desde

el momento que firmas tus obras, que se?alas que son tu creaci?n, ya

optaste por un destino, el que sea tu destino individual o un destino colecti

vo no depende de ti sino de esa materia que se llama pueblo. Ahora, si a lo

que te refieres es a una consecuencia con la visualidad de las obras del

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96 RA?L ZURITA

CADA, s?, Castillo ha persistido. Recuerdo unos trabajos suyos muy impac tantes en el matadero municipal de Santiago. Lotty tambi?n: su obra con las

cruces en el pavimento, hoy, despu?s de 20 a?os, me sigue emocionando.

? Y tu poema en el desierto, "Ni pena ni miedo "?

Bueno, esa frase fue pensada en un momento que en Chile y en Latino

am?rica hab?a much?sima pena y much?simo miedo. Se pudo hacer 18 a?os

despu?s de haberla pensado. Para m? no cuenta su tama?o ni su monumen

talidad sino que lo siento como algo ?ntimo que radicalmente no me perte nece a m? sino al desierto. Lo digo absolutamente en serio, el due?o de esa

frase, su autor, es el desierto de Atacama. En 1976 escrib? un poema que se

llama "El desierto de Atacama", que est? en Purgatorio, y podr?a perfecta mente decirte que esa frase del desierto era su conclusi?n, su ep?logo inevi

table. Tambi?n es una promesa con la que cierro mi obra mayor, mi juven

tud, una ?poca m?a y de Chile. Pero no es eso en realidad lo que me

importa, sino saber que esa frase perdurar? hasta confundirse con los cien

tos de otros dibujos que est?n estampados en el desierto, hasta mimetizarse

con las l?neas de Nazca y con los que vengan. Esa frase es s?lo el registro de una ?poca y de un tiempo y su significado tampoco importar? mucho, como las l?neas de Nazca, como los incontables dibujos que en distintas

edades otros pueblos han trazado sobre el desierto y que ignoramos qu? sig nifican.

Esta frase, al igual que esos otros miles de trazados, s?lo estar? diciendo:

aqu? estuvimos, este fue nuestro paso por la tierra. ?Que las hizo un tal Zu

rita? ?Qu? ser? entonces "Zurita"? Una abstracci?n m?s, como las palabras

"Plat?n", "Nazca", "Tihuantisuyo". La ?nica voz hoy en el mundo es la voz

del desierto. Creo que otras interpretaciones, como las de Nelly Richard o

del poeta Arteche, carecen de generosidad. Decir que yo pretend? coronar el

advenimiento de la democracia con esa frase es falso, pero sobre todo es

mezquino.

?Si esa obra se hubiera hecho de no haber existido el CADA? Importa nada quien la haya realizado, importa tan poco. Te declaro solemnemente

que la hizo un colectivo, un pueblo, un desierto, un CADA.

?Esas gestando otras ideas para obras masivas?

S?, cientos de ideas que morir?n conmigo: trazar las caras de todos los

que he amado sobre el cielo con cientos de aviones como una infinita Ca

pilla Sixtina. Estar al lado de Maurizio Mochetti, el m?s grande artista de

l?ser en el mundo, dibujando con l?seres sobre la Antartica el rostro que no

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ROBERT NEUSTADT 97

se pudo realizar en el desierto. Me emociona saber que miles de ideas mara

villosas morir?n cuando yo muera, que se extinguir?n conmigo y que yo s?lo las habr? visto en su demencia y belleza.

Osvaldo Rodr?guez (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)

La poes?a postuma de Pablo Neruda

Sobre esta obra dice Luis Sainz de Medrano: "...el Neruda

antienf?tico, depurador con sordina, con iron?a, con melancol?a, con

notas aisladas de alegr?a sabia, depurador de un lirismo que desde

Estravagario ?l mismo someti? a un intenso proceso de revisi?n,

surge en este estudio y en esta antolog?a de un modo patente. Este

libro constituye una rigurosa 'lectio', filol?gico-po?tica, del ?ltimo

Neruda.

"Osvaldo Rodr?guez parte de un conocimiento global de la obra del

gran poeta chileno y sigue paso a paso el itinerario de ?ste en esa

inmensa segunda etapa. El autor nos conduce con mano segura por

las l?neas de la sem?ntica fundamental de cada uno de los libros

postumos, destacando sus motivos de mayor significaci?n: el viaje, el

silencio, la visi?n desde el futuro, la iron?a ante la muerte, la

inquisici?n en el absurdo, la orfandad, la consumaci?n, el inventario...

Una excelente selecci?n de poemas valida estos juicios.

"Un libro imprescindible".

ISBN: 0-935318-22-4 139 p. $12.00

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