Un soldado sin descanso - Walter C. Utt

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Libros de Lectura para menores.

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  • 1. CQnsorao sin descanso

2. can,sofdado sin descanso Una historia pica de fe y coraje a pesar de la persecucin W.-tlrer C. Urr "'-~-> Helen GodfreyPyke ASOCIACIN CASA EDITORA SUDAMERICANA Av.San Martn 4555, 131604CDG Florida Oeste Buenos Aires, Repblica Argenrina 3. Un soldado sin descanso Una historia pica de fe y coraje a pesar de la persecucin. WalterC. Utt Helen Godfrey Pyke Titulo del original: No Peace for a Sofdier, Pacific Press PubHshing Association, Nampa, ID. E.U.A., 2007. Direccin: Gabriela S. Pepe Traduccin: Doris Samojtuk Disei'lo: Romina Genski Ilustracin: John Steel (tapa) Libro de edicin argentina IMPRESO EN LAARGENTlNA- Printed in Argentina Segunda edicin MMXll-6M Es propiedad. Copyright de la edicin en ingls 2007 Pacific Press Publishing Association. Nampa, ldaho, USA. Todos los derechos reservados. 2011 Asociacin Casa Editora Sudamericana. Esta edicin en castellano se publica con permiso del duer'io del Copyright. Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723. ISBN 978-987-701 -004~ W'""C. soldado slndescanSQ: Uri1Seil d'Etat, el marqus de Louvois, en su oficina privada en Versalles, rpidamente oje otra pila de papeles de conteni- do denso, escritos por el altamente aclamado pastor de la con- 240. Cat"tas... y pieit /,abia sido siempre w1 hombre de rcora y deliberacin, y Madelei11e una joven de t1cci11, en forma directa e i111nedi11ta. Y 41horn 111e ha e1wiado a hablar por ella "discre~ fr1111eme: dijo. Mais oui. Y ella es la 1111e J,,1lila de discrecin! El hecho de que fuera el to de sangre del ausente Machieu no le causaba demasiada molestia para llevar J.ddanrc su misin, pero se poda imagin:ir cmo se sentira si un hernuno minisrro in- tentara jugarle arrima1.as siniesrras. Para arrasar el encuenuo una hora ms, se dccuvo en su propia casa, modcsca, para compartir su incomodidad con su esposa. 269. q,.sc o ~ucdarsc'? - Pero Madeleine tiene mucha razn en su punto de vista -mur~ mur l mientras masticaba una porcin de rorra ytomaba de una raza de r en miniatura. - Estoy de acuerdo -respondi la buena mujer-. Es evidente que Dios design a estas dos personas para estarjuntas. Debes re~ signarre, querido esposo. Es el destino de un pastor enrromcrcrsc en los asuntos privados de sus feligreses. Madeleine y yo estamos totalmente de acuerdo en este asunto. Yo debo cumplir la funcin de su bendita madre, n'est-ce pas! El pastor Merson afirm su resolucin y, enronces, retom su camino. ~ El mariscal Schomberg, venerable hroe francs de setenta y dos aos, se vea erecto, incluso apuesto, en un uniforme britnico. -Mientras vesra el uniforme de mi pas, he hecho por Francia todo lo que pude - le dijo a Armand de Gandon- . Y ahora solo queda la posibilidad de libertar a sus creyentes oprimidos para que puedan adorar a Dios de acuerdo con las Escriruras. Solo cuando mi rey abandon su deber real y se ali totalmente con los enemigos de Dios, yo pude levantar m i mano contra l con la conciencia tranquila. Ahora es mi deber hacerlo. Es una des- gracia que haya llegado este d a. ;Cmo lo lamentara tu padre, Armand! En cosa de media hora, el anciano soldado explic a su tocayo los deberes que haba determinado asignarle. - Tcnicamente, estars con los soldados de infantera, pero se- rs mi correo personal y portars los mensajes ms confidencia- les entre mi base en Inglaterra y los lderes de habla francesa en Amscerdam. El prncipe de Orange estar aqu y all, decidiendo las estrategias polticas que deba, y yo seguir las directivas en el campo de accin, donde sea que est, cuando llegue el momento. S que puedo depender de ti. 270. Vn solao sin descanso -Puede estar seguro, mariscal Schomberg, que usar todas las habilidades que rengo para servirle bien. La cabeza blanca del anciano se dio vuelta un poco como si sus odos le esruvieran fallando, pero su ceo fruncido se relaj por un momento, sus ojos brillantes con anticipacin. -Entonces, hagamos todo lo que podamos por el pueblo de Dios en Francia, en Inglaterra y en cualquier lugar en el cual la sangre de los santos clame desde la tierra. No se haba mencionado la fecha de su partida. Armand espera- ba una salida rpida de las fuerzas preliminares hacia Inglaterra, pero uno no poda adivinar cul sera el plan, basado como es- taba en negociaciones entre d prncipe protestante )' los seores igualmente proresranres del otro lado del canal. Los lazos fam i- liares implicados complicaban ms el asunto y hacan ms lento el progreso. Sin embargo, la decisin ya estaba tomada. Ahora quedaba el asunro de arreglar las cosas para Alexandre Cortor. Con los anrcccdcntcs del muchacho de seguir su propio consejo en lugar de depender del juicio de la iglesia o el rey, hermano o amigo, uno difcilmente poda esperar evitar que fuera a la guerra. Muy bien. l ira a la guerra. Q ue Dios lo preservara por causa de Madeleine. Alexandre recibi al pastor Merson en la capilla de las barracas con respetuosa cautela. Enseguida oli una rata, o sea, una mani~ pulacin de su hermana. Y cuando su visitante vestido de negro apel a su sentido del deber y a su conciencia, el muchacho confe- s abiertamente que l y de Gandon estaban bajo rdenes indefi- nidas, esperando lo que podra ser casi una partida inmediata. - Por lo que s, Madclcinc y los mellizos est bien donde estn, pero si desean irse a Norreamrica, no los voy a detener. Alexandre intent una pose varonil, como si realmente su pare- cer fuera crucial en el asunto. 271. q1sc oquedarse? -Quizs el gran evento predicho por ustedes los predicado- res pronto llevar a la restauracin de la Verdadera Religin en Francia, y yo estar en libertad de visitarlos all pero, por ahora, mi intencin es quedarme y ver que se resuelva el problema. El pastor Merson mencion los deseos del padre de Alexandre. Alexandre se encoleriz y resopl por entre el agujero de sus dientes. -Tengo tanto derecho como mi hermana para decir lo que pap hubiera querido que hiciramos. Yo en cambio pienso que pap estara de mi lado, porque en un tiempo l mismo era soldado y luch en la Batalla de las Dunas! El pastor Merson solo pudo darle una palmadira en el hombro y animarlo a no confundir sus propias preferencias obstinadas con la voluntad de Dios. Luego, el pastor encontr a Armand tomando su cena frugal de t y arenques en un caf barato de las cercanas. Elcapitn lo escu ch con la mayor de las cortesas, yestuvo de acuerdo con el pastor en que estar al servicio de Madeleine siempre era un placer. - Tiene razn de que Alexandre hara mejor en quedarse con su hermana -aadi-, pero uno no puede comandar al muchacho exitosamente, como usted bien sabe. De todos modos, nuestras causas son diferentes. Armand prosigui diciendo que su deber ms amplio lo llamaba a servir al prncipe de Orange ya la caus;i protestante. Ciertamente, se senta tocado por la preocupacin de mademoiselle por su bie- nestar, pero no le pareca adecuado sacar provecho de su corazn amable para obtener el pasaje a Norteamrica. Al asumir que a Armand le preocupaba la relacin de Madeleine con Mathieu, el pastor contest que la invitacin de Madelcine pa- reca indicar que el pasado era realmente pasado. -La proclama de casamiento nunca se hizo -se aventur- . Madeleine es libre de hacer lo que bien le parezca. Armand cambi el rema abruptamente, preguntando cmo in- terpretara su deber el pastor si l mismo escuchara el llamado de 272. 'Un sofao sin descanso Dios de volver a Francia para rninisrrar a las ovejas dispersas del rebao. (Regresara para servir en el Desierto aun cuando su espo- sa presentara un reclamo legtimo para que se quedara como es- poso y proveedor? Era una aproximacin sagaz, pues la conciencia del pastor Mcrson lo haba estado molestando por mucho tiempo sobre esa misma cuestin. Aunque se separaron cordialmente, el soldado haba hecho mu- cho para incomodar al pastor y el pastor no haba logrado que Armand cediera en lo ms mnimo. Armand insisti en que sus talentos y experiencia requeran que se quedara para los eventos que sucederan muy pronro. A esa causa ya haba empeado su palabra. As, con su corazn suficientemente grande como para tomar las tristezas de todos los que conoca, el pastor Mcrson vol- vi a su esposa ya su hogar, recordando, mientras caminaba por la calle estrecha1 las aflicciones de su amigo Isaac Cortot. Primero, los hijos de Isaac haban sido tornados por oficiales del rey, para lograr su conversin forzada. Armand, el hijo del viejo camarada de Cortot, Michel de Gandon, haba rescatado a los mellizos y. con el promerido de Madcleinc, Marhieu Bernard, haba ayudado a escapar a Madeleine de su cautiverio. Isaac haba sabido en ese momento que sera un hombre marcado. Ah. con la deportacin, nii querida esposa y yo escapamos a tanta desgracia!, Merson se entristeci. Pobrr Isaac. ;Perder a Matliilde!Sin tener l hijos, sinti que la prdida de su propia esposa sera ms terrible que ser quebrado en la rueda. Pobre Isaac. El pastor Merson consider todo esto con algo de culpa per- sonal, pues no habfa. compartido cierta informacin con alguien que tena derecho a saberla. Isaac haba enviado a Mathieu con lo que restaba de sus fondos para que llevara a sus hijos fuera de Francia y se establecieran en un lugar seguro. Pero, Mathieu haba sido arrestado; el oro, confiscado; y bajo las manos de sus captores, haba traicionado a los Cortor. Era solo por la ben- d icin de Dios que de G andon haba tenido xito en llevar a Madclcinc y los nios a Holanda, desde donde l esperaba que 273. un da pudieran ir a Nueva York, donde estaba el hermano de Isaac. Ah, las desgracias que le haban sucedido a la pobre Madeleine. Ah, ella y el soldado estaban tan ciegos. ;Cmo poda un pastor, sabiendo ranto confidencialmente, lidiar honestamente con todas la partes involucradas! Estaba agradecido, al abrir la puerta, de que su esposa no saba cun terriblemente falso haba probado ser Marhieu. En csras circunstancias, uno deba retirarse, crea l, ypermitir que Dios y su Providencia proporcionaran la solucin. 274. Captulo 12 Otra traicin '}~ rhieu Bercrand haba jugado con la idea de tratar de {t >v.j'apar para unirse al pasror Merson en Holanda, pero ? u (';se desanim cuando record su introduccin a la "vio- lenc'ia dulce" de corrura usada para obtener informacin cuando fue caprurado en Estrasburgo. La siguiente vez, las auroridades iran ms lejos. Despus de rodo, uno nace con un solo par de pies. Para no arriesgarse, no haba escrito ninguna carra a_I ex- terior. Adems, haba asumido que todo haba terminado entre l y Madeleinc Corror. Por momenros, casi la odiaba. Si nunca hubiera visco ese hermoso rostro, esos ojos violetas. Desde Eva, la mujer haba sido la ruina del hombre. Ahora Mathieu se pre- guntaba qu querra el padre de ella, ese viejo tonto entrometido. fsaac Correr haba sido privado haca mucho tiempo de su em- pleo como oficial principal de impuesros en Saint-Martn debido a su religin, pero haba estado viviendo cmodamente en sus imporranrcs propiedades en Sainr-Marrin cuando se sintieron los embares de las dragonadas. Ahora haba empobrecido. Por desgracia, se preocup Mathieu, Corrot era una cara y una fi. gura bien conocidas; y ser visto con l, especialmente porque su anterior relacin era muy recordada entre los hugonotes, com prometera la reputacin del nuevo converso. Tembl involunta riamente. -Mathieu - llam el hombre vestido con una estamea gris polvorienta, en una voz que se propagaba con claridad alarmante en las sombras del callejn por el que Mathieu siempre regresaba a su casa, al final del da, desde su trabajo en el Horcl de Ville.1 1All estaba d 2)'Unu.micnro. 275. 'Un so(d'Ao sin descanso Simulando indiferencia, Marhieu sigui su curso. No haba pa- sado a nadie desde que doblara la esquina donde el camino del ro se una a la calle de los herreros. Adelante no haba nadie a la vista excepro Isaac Corror, y se acerc con ra.nra resolucin que, al final, Mathicu aminor su paso. -Marhicu! -volvi a decir Conor, mirando furtivamente en ambas d irecciones para estar seguro de que estaban solos- final~ mente rengo una forma de que escapemos de este rrisre reino y nos unamos a nuestros amados! He arreglado encontrarme con un gua, y podemos estar fuera de Francia anees de mediados del verano como mucho! -r:Y: Machieu no hizo caso de la mano extendida. Cortot r1.rnme q11e nada ha cambiado, q11e q11icro !minnc (j J1adclcinc tanto como l, pens Marhieu. l cree que mi ''conversin" fue can poco sincera como las de casi todos los otros hugonotes que fueron obligados a abjurar. La mano de Cortot baj a su costado con un estremecimiento peculiar. -Mo11jils -dijo el ex acaudalado burgus en voz baja-, he guar- dado en secreto algo de dinero. No mucho, pero suficiente como para suplir nuestras necesidades y pagar un gua confiable para ir a Suiza. He estado planeando para nosotros dos por un tiempo, casi desde que volviste a Saint-Marrin. Todava podemos reu- nirnos con la familia en Holanda. Qu alegra que ahora pueda cumplirse! -eY por qu piensa que yo querra unirme a usred~ - pregunt Marhieu, medio ahogndose con las palabras. La cara de Corror palideci. -Realmente, ro Isaac! - Mathicu no pudo creer que hubiera pronunciado el nombre familiar por hbito-. eNo tiene sentido comn? Ni siquiera susurre cosas as! Mir con aprehensin a su alrededor, a las paredes de piedra que rezumaba 1noho y musgo entre sus grietas. 276. Q1ra uaicin -Quiere que nuestros problemas comiencen otra vez~ -conti- nu-.Debemos esperar hasta que Dios quiera iluminar nuestras aflicciones. Ni siquiera quiero saber que una locura as est en ciernes! Comenz a caminar alejndose, pero Corrot, con intriga en su rostro, corri detrs de l. -Pero Marhieu! -protest el hombre mayor, tomndolo por la manga-, piensa nuevamente! No puedes ser feliz en esta situa- cin falsa. Mira! Tengo lo proveniente de una pequea mas,2 que los perseguidores no vieron cuando confiscaron mi propiedad. Es suficiente para nosotros dos. Piensa en Madcleine... Marhieu se dio vuelta enojado y levant su mano en un gesto de prohibicin. -Suficiente! Suficiente! -dijo entre dientes-. Usted vaya y arriesgue su cuello si quiere, pero no el mo. Ella no es tan cons- tante como usted cree. Qu le hace pensar que ella le agradecer si yo aparezco en Holanda~ Mathicu se dio vuelta y casi corri por el callejn. Corroe se detuvo con la boca abierta. Estaba ran sorprendido de que Mathieu prefiriera vivir bajo los perseguidores, que no capt la infamia sobre el carcter de su hija hasta ms tarde. Incluso en ese momento, estaba ms apenado que enojado. Algo deben haberle hecho a Mathieu para cambiarlo de esa manera, se dijo a s mismo. Eso le pareci una tragedia peor que los golpes y la confiscacin. Camin lenta y tristemente de vuelta a su casucha. El corazn de Mathicu se detuvo dentro suyo cuando un sargen- to dragn apareci a su lado dos maii.anas despus y lo convoc a la oficina del subdelegado del distrito. Con una expectativa angus- tiante, lo sigui, y luego tuvo que esperar un tiempo interminable. El subdelegado le dio un sermn preliminar sobre su pasado cul- : C:i.s:i. dt: campo, gr:i.nja. 285 277. 'Un solao sin descanso pable y la maravillosa clemencia de los siervos de su Majestad al otorgarle una segunda opommidad a fin de que probara su devo- cin y su conversin verdadera, realjzando un buen trabajo como ayudante. A d,,dequiere lleg...- este /Jomhre!,gimi Marhieu para sus aden rros. Estaba sentado, con los nudillos blancos en los brazos de b silla, rracando de mantener una cara impasible. El subdelegado, un hombre de su misma edad, apuesto y per- fumado, enfundado en un traje celeste brillante, con una peluca cara y con mo r1os de cintas en sus zap:tros rojos de cacn, mur~ mur su desdn por estas basuras que dejaban su fe tan fcilmen~ re, pero cuyos complots e incrigas ocupaban ranco tiempo de los administradores de su Majestad. Un cura de boca rnantecosa con un hbito marrn de misionero estaba parado al lado del oficial y, cad:i tanto, aada con voz suave algn punto para enfatizar las palabras del subdelegado. El oficial se vea aburrido, pero el cura sonrea rodo el ricmpo, lo que era casi peor. -Usted recordar - estaba diciendo el oficial, mientras empujaba lnguidamente su tintero de un lado a orro- que no se le sentenci nunca. Usted era ril para el servicio del rey en ese momento y se nos dice que su conducra ha sido ejemplar desde entonces. Y aho- ra, riene la oporrunidad de ser de ayuda orra vez. A,f viene, pens Marhieu y, a pesar de s mismo, se ind in hacia adelante con ansiedad. -Tenemos un informe, no riene importancia para usted de parte de quin, de que un cal mon.sicur Corroe, bien conocido por us- ted, esc planeando huir del reino en poco riempo. Usted sabe cun poco ciertas pueden ser las habladuras mal intencionadas. Esperamos que usted, como un sbdiro leal e hijo de la iglesia, desee ayudar a establecer la veracidad de este informe, que sugiere que se est por quebrantar una ley del reino. cTiene usted alguna luz sobre el asunto~ - Monsirur Corcor, c'est vrai - respondi Machieu con la boca seca, vacilando solo un momento-, me mencion algo de eso 286 278. Qtra traicin como un pensamiento que tiene, aunque no necesariamente es una intencin. Como ha hablado de ideas as con anterioridad, le prest poca atencin; pero, si me hubiera enterado de que se esta# ba a punto de transgredir alguna ley... su Seora siempre puede contar con mi lealtad y servicio. Mathieu esperaba que el subdelegado no percibiera su nerviosis- mo. Qu afortunados eran lo que podan mentir fcilmente y con naturalidad. - Estaremos contando con usted entonces, monsieur Berrrand, para recibir cualquier informacin ms exacta de la que el servidor de su Majestad deba estar al tanto. - Visitar a su S eora tan pronro como tenga algn detalle - con# firm Mathicu, con un tono firme que quiz lo sorprendi ms a l que a sus oyentes. El subdelegado asinti brevemente y se volvi al sargento, que haba estado parado en b puerca como un especrador interesado. -Sargento, acompae a monsieur Bcrcrand a su lugar de trabajo. - Dios te bendiga, mi hijo - lo despidi el cura robusto, con un tono que rebosada uncin ocupacional-. El temor del Seor es el principio de la sabidura! Puedes estar seguro de nuestra absoluta discrecin. Sonri e hizo una reverencia. Mientras el sargento acompaaba a Machicu a travs de las ca# lles, se puso conversador, sin percatarse de la afectada sordera de Marhieu y su mirada de piedra. -Posiblemente usted no me recuerde, mousieur, pero yo estaba aqu con el subdelegado antes de las dragonadas, y creo que lo recuerdo a usted y a su to, el pastor. Mientras uscedes hablaban recin, yo estaba sumando dos ms dos.;No haba una muchacha llamativamente hermosa, la hija de este Corrot a causa del cual parecan tan sorprendidos hoy, involucrada en algo~ Por lo que re- cuerdo, fue sacada del convento que est alsur de aqu. Estuvimos golpeando los arbustos buscndola por una semana. revisamos cada cueva y movimos las ramas de cada rbol, pero ella se haba 279. desvanecido como humo. No es que me est entrometiendo, por supuesto, pero 2110 era ella su prometida? 2Dndc csd ella ahora? -Supongo que esr:i en el extra1~cro -cxcbm Mathieu-. Lo que es seguro es que a m me da lo mismo! -Bueno, sin intenciones de ofender, por supuesto, -continu el sargento, pareando descuidadamente a un perro callejero que pasa- ba por all-. Este asunto religioso se torna muy complicado, nCst-cc p11s! Ella era un buen partido! Su padre debi haber sido muy rico, rico como un hugonote, disculpe la vieja expresin, antes que nuestros compaeros se alojaran en su casa por la fuerza, all por el ao 85. Apuesto a que no le quedaron ni dos so11s para frotarlos entre scuando terminamos con l. Ahora, (quin hubiera pensado que las rareas del ejrcito en 1688 seran mantener a los hugonotes en el pas, por un lado y, por otro lado, imerrumpir sus reuniones? Usted sabe, mi anciana madre, que en paz descanse, me advirti, monsic11r, cuando me empujaba fuera del nido, que nunca memez- clara ni con la religin ni con las mujeres. Buen consejo, 11'est-ce p'15? Haban llegado a la entrada de la magisrranira, y Mathieu se sal- v de reminiscencias adicionales. Las emociones que se agitaban en su interior casi lo :ihogaban mientras se sentaba una vez ms en su escrirorio y trataba de conccntr:use en sus papeles. Ese viejo tonto!Totfova me va aarruiwir con sus planes dementes! ;Ojal nunca hubiera sabido de Isaac Cortot, y eso se "Plica cambin