Tierra-53 Fanfiction Magazine

46
GREEN LANTERN ARCHIVOS A.L.S.T.R. WONDER WOMAN EN ESTE NUMERO

description

Recopilación de relatos publicados en web Tierra-53 (www.tierra-53.blogspot.com). Todos los personajes e imagenes de estas páginas son propiedad intelectual de sus respectivos autores y editoriales (Marvel Comics ®, DC Comics ®, Capcom ® asi como otros que corresponda ). Todos los Fan-Fictions y los personajes de creación e invención propia de sus autores son, también, propiedad de sus respectivos autores

Transcript of Tierra-53 Fanfiction Magazine

GREENLANTERN

ARCHIVOSA.L.S.T.R.

WONDERWOMAN

EN ESTE NUMERO

2 32 3

AT-Tierra 53 Fanfiction magazine es una publicación aperiódica de Tierra-53 y Action Tales, un proyecto dedi-cado a la realización y publicación de fanfictions sin ánimo de lucro, cuya única razón de ser es proporcionar a los autores de dichos fanfictions un medio para publicar sus obras. Todos los personajes e imagenes de estas páginas son propiedad intelectual de sus respectivos autores y editoriales (Marvel Comics ® y DC Comics ®). Todos los Fan-Fictions y los personajes de creación e invención propia de sus autores son, también, propiedad de sus respectivos autores

CONTENIDOSEDITORIAL

Si, escribo fanfictions.¿Y qué?

por Miguel AngelNaharro

Desde hace casi diez años, es-cribo Fan Fictions regularmen-te en la web Action Tales. ¿Qué son los Fan Fictions? Pues son historias escritas por fans sobre personajes o universos ya creados, véase comics, nóvelas, cine, series de TV, juegos de rol o lo que sea.

Los Fan Fictions suelen mirarse con desdén y por encima del hombro por mucha gente, que no valoran apenas a quien escribe en este “genero”.

Supongo que piensan que es muy sencillo, y que los escri-tores de Fan Ficts no nos lo tómanos más que cómo algo pasajero y simplemente por pasar el rato. En mi caso y en la de la inmensa mayoría de escritores de ficts que co-nozco, se cuidan mucho los detalles y la realización de las historias,...

INSIDE 39

BUSCAMOS AUTORES 44

25BATMANpor Jerónimo Thompson, Guillermo Mo-reno, Roberto Barreiro y Roberto Cruz

3GREEN LANTERNpor Jerónimo Thompson y Roberto Cruz

12LOS ARCHIVOSA.L.S.T.R.por Jerónimo Thompson, Guillermo Mo-reno, Roberto Barreiro y Roberto Cruz

18WONDER WOMANpor Guillermo Moreno y Ernesto Treviño

¡SIGUENOS!

Proyecto diseñado y maquetado por Roberto Cruz www.galeriaatomica.deviantart.com

GR

EEN LAN

TERN

2 32 3

El puño del thanagariano se hundió en el estómago del Green Lantern, provocando que éste cayera sobre la arena como un peso muerto. Kyle empezaba a resentirse del serio castigo al que estaba siendo sometido, pero trató de incorporarse con rapidez, esforzándose en recuperar al menos una parte del aire que había escapado de sus pulmones. Lo único que consiguió, sin embargo, fue alzar la cabeza con tiempo de encajar un segundo puñetazo, esta vez sobre su pómulo derecho, que lo derrumbó definitivamente a los pies de aquella mole thanagariana de casi dos metros de altura. Los resoplidos entrecortados del Green Lantern levantaron en el suelo una pequeña

nube de polvo que se adhería a la sangre todavía fresca que cubría su rostro.

-¿Suficiente? –preguntó el thanagariano inclinándose sobre él. –Los combates no suelen durar más de 1000 fracs, y tú ya has aguantado 3000.

Tumbado sobre la arena, Kyle se giró y cla-vó los ojos en su adversario, preguntándose qué habría pensado Batman si hubiera pre-senciado aquella pelea; en su opinión, había hecho buen uso de todas las lecciones sobre lucha cuerpo a cuerpo que había recibido del Hombre Murciélago cuando ambos formaban

GREEN LANTERNpor Jerónimo Thompson

Capítulo nº32 : Posguerra (II)

En capítulos anteriores: Kyle Rayner llega a Thanagar con el objetivo de hacerse con un prototipo del mecanismo tele-transportador que utilizaron los thanagarianos para inva-dir Oa meses atrás, una mi-sión encubierta de la que podría depender la ines-table paz de este planeta, ahora bajo el control del Green Lantern Corps.

GR

EEN

LAN

TER

N

4 5

al pueblo thanaga-riano. El férreo con-trol impuesto por el escuadrón de Man-hunters que coman-daba apenas era consentido por los thanagarianos más moderados; mucho menos por el noven-ta por ciento de la población restante.

En pocos minutos, el Green Lantern se ha-lló sobrevolando la ciudad mientras dos de los Manhunters asignados a labores de pacificación en Thalrassa se unían a él y lo escoltaban hasta culminar su descenso sobre la terraza superior de la recientemente re-construida Torre del Alto Mor3. Con for-ma de huso y unida al eje de la torre por uno de sus extremos como si de una hoja sin pecíolo se tratase, la terraza contaba con una pista de aterrizaje flanqueada por varias torretas armadas con cañones de iones, destinados a garantizar la seguridad de los vehículos que se posaran o partieran de ella.

El Primer Oficial del Alto Mor aguardaba la llegada de Kilowog en el área de recepción que habían dispuesto en la misma base de la “hoja”, donde lo recibió con una leve inclina-ción de su cabeza rasurada. El thanagariano respetaba las normas de vestimenta que de-bía contemplar un funcionario de su rango, y por tanto, mostraba su torso desnudo a ex-cepción de un par de finas cintas rojas que se cruzaban sobre su pecho, enlazadas ambas a un pantalón verde de tejido elástico que cu-bría sus piernas; el uniforme lo completaban unas pesadas botas de color amarillo que lle-

3 - El Alto Mor es el máximo cargo político en Thanagar y título que se le otorga a su líder.

arte de la Liga de la Justicia(1), pero aún así… El Green Lantern pasó una mano por su cara amoratada, y recordándose el motivo que lo había traído hasta allí, decidió no divagar por más tiempo y hacer lo que se suponía que debía hacer a continuación.

-Suficiente, sí –dijo escupiendo parte de la arena que rechinaba entre sus dientes. –Doy el combate por terminado.

El rostro impasible del thanagariano se relajó con una sonrisa apenas insinuada mientras ayudaba a Kyle a incorporarse. A su alrededor, los seis combates que tenían lugar en los Círculos de Batalla adyacentes continuaron desarrollándose con total normalidad.

-¿Algún hueso roto? –se interesó el thanagariano más por rutina que por verdadera preocupación, aspirando con deleite el aire viciado de aquella sala, impregnado de un fuerte olor a sangre y transpiración alienígena.

El Green Lantern negó con la cabeza al situarse de forma tambaleante frente a su oponente. El thanagariano, por su parte, fijó su mirada en los ojos de Kyle y pronunció las palabras rituales:

-“Ahora que ya hemos compartido la sangre, compartamos la bebida”. Sígueme, por favor.

Kilowog descendió hacia la superficie del pla-neta, abandonando la plataforma orbital en la que residía desde que los cinco atentados contra su vida que había sufrido durante sus primeros días en Thanagar le disuaderon de establecerse en la misma Thalrassa(2). El bo-lovaxiano odiaba aquel distanciamiento que en nada ayudaba a afianzar su posición allí pero, por un lado, no estaba dispuesto a mal-gastar el esfuerzo que suponía garantizar su seguridad en Thalrassa, y por otro, empezaba a asumir que nada de lo que hiciera o dijese en aquel planeta mejoraría su imagen frente

1 - Recordemos que ni Kyle Rayner ni Batman forman ya parte de la Liga de la Justicia desde la conclusión de nuestro evento Imperio .2 -Capital de Thanagar

GR

EEN LAN

TERN

4 5

gaban hasta la altura de sus rodillas. De nue-vo, pues no era la primera vez que coincidían, el Green Lantern encontró su atuendo más propio de un artista circense de su añorado planeta Tierra que de un alto dignatario, pero nadie hubiese podido adivinar lo que pasaba por su cabeza observando el pétreo rostro del bolovaxiano.

-Val Thodar le espera en el Nido del Halcón, Green Lantern –informó el thanagariano con su voz perfectamente modulada; y dirigiendo una rápida mirada a los Manhunters que le acompañaban, añadió: -Estoy seguro de que sus “hombres” tendrán algún otro asunto urgente que atender mientras tanto.

-El tipo de asuntos que nunca escasean en Thalrassa, ¿verdad? –replicó Kilowog con tono jocoso, girándose hacia el robot de su derecha para hacerle una señal. –No se preocupe, Primer Oficial; a mí tampoco me interesa que alguien vea a unos Manhunters entrando en la Torre del Alto Mor y se extienda el rumor de que por fin estamos dando ese golpe de estado que todos temen desde que llegamos aquí.

El Primer Oficial forzó una sonrisa antes de hacer una rápida reverencia y volverse hacia la puerta dorada que permitía el acceso al cuerpo cilíndrico de la torre. El Green Lantern siguió sus pasos haciendo retemblar el suelo con su enorme peso en movimiento, mientras los Manhunters se alejaban de allí perdiéndose entre las torres de menor altura que rodeaban a la del Alto Mor.

La puerta se abría a un amplio conducto va-cío que corría paralelo al eje vertical de la to-rre, y que gracias a la aplicación de pulsos controlados de antigravedad Nth, permitía el ascenso o descenso de sus usuarios a lo lar-go de sus más de dos mil metros de longitud; una vía de comunicación interna reservada para los funcionarios de más alto rango, y también para sus invitados más ilustres. Sin duda, aquel sistema implicaba un derroche de metal Nth que el Alto Mor apenas podía permitirse en sus circunstancias actuales, máxime cuando aún se estaba trabajando en restablecer el sistema levitatorio de Thalras-

sa4. Sin embargo, aunque restituir a la capi-tal de Thanagar al lugar que le correspondía entre las nubes era una prioridad para sus dirigentes, no por ello estaban dispuestos a renunciar al halo de poder que siempre debía rodear al Alto Mor. En unas condicio-nes tan inestables como las que se veían obligados a afrontar en aquella posguerra, su liderazgo se sustentaba en gran medida en la imagen de poder que fueran capaces de transmitir al pueblo thanagariano; y aún más importante, a las facciones rivales que aprovecharían cualquier signo de debilidad para lanzarse sobre sus nuevos gobernantes como halcones enfurecidos. Según le habían explicado al Green Lantern, aquel conducto de comunicación basado en las propiedades antigravitatorias del ahora escaso metal Nth, en apariencia un monumento al despilfarro, contribuía de alguna manera a sustentar esa imagen que tanto necesitaba transmitir el Alto Mor de Thanagar.

Si hubiese podido elegir, Kilowog hubiera preferido hacer uso de su anillo de poder para descender hasta el Nido del Halcón, que paradójicamente y por razones de seguridad había sido reubicado en la base de la Torre del Alto Mor, pero sabiendo que sus anfitriones podían percibir aquello como un insulto, simplemente se dejó caer en el vacío del conducto. La bajada se prolongó durante un par de minutos, durante los cuales el sistema levitatorio mantuvo una separación constante de tres metros entre el Green Lantern y el Primer Oficial. Cuando alcanzaron el Nivel -2, ambos abandonaron el conducto a través de una puerta ovalada que les condujo hasta una sala defendida por un grupo de ocho hombres-halcón fuertemente armados; los guardias observaron la llegada del Green Lantern con evidente hostilidad reflejada en sus rostros semicubiertos. Sin cruzar una palabra con ellos, el Primer Oficial guió a Kilowog a través de la sala para continuar por un largo pasillo que les llevó hasta una puerta sobriamente ornamentada, que el thanagariano se dispuso a abrir colocando la palma de su mano sobre el panel de apertura.

4  - La ciudad flotante cayó del cielo durante el ataque del Espectro, tal y como se contó en el número ante-rior .

GR

EEN

LAN

TER

N

6 7

-¿No vamos a la Cámara del Cónclave? –preguntó Kilowog con cierta sorpresa. –Pensaba que la reunión tendría lugar donde siempre.

-Hoy no –respondió el Primer Oficial sin volverse hacia el Green Lantern. –Val Thodar le espera en la Órbita del Ojo.

Antes de que Kilowog pudiera añadir algo más, la puerta se deslizó hacia la izquierda permitiendo que ambos entraran en una estancia pobremente iluminada. El que muchos consideraban líder de facto del Alto Mor aguardaba tras una amplia estructura metálica que ocupaba el mismo centro de la Órbita del Ojo; sobre ella, se proyectaba una esfera holográfica de más de cuatro metros de diámetro, subdividida en una decena de imágenes mudas.

-Saludos, Kilowog –dijo el thanagariano con frialdad, apenas visible tras la esfera suspendida a un metro escaso sobre la estructura metálica.

-Saludos, Val Thodar.

El bolovaxiano avanzó hacia el enorme holograma que se interponía entre ambos dejando atrás al Primer Oficial, el cual abandonó la sala antes de que cualquiera de ellos se percatara. Las imágenes cargadas de violencia que se proyectaban frente a Kilowog le resultaron dolorosamente familiares.

-En otras circunstancias –comenzó Val Thodar-, te ofrecería algo para beber, aunque no sé si tu fisiología alienígena te permite disfrutar de nuestros licores. El problema, me temo, es que no puedo garantizar que lo que te traigan no termine convirtiéndose en un nuevo atentado contra tu vida, Green Lantern. Ni siquiera aquí, en la Torre del Alto Mor, cuentas con demasiadas simpatías.

-Por suerte para mí –sonrió el bolovaxiano sólo con la mitad de su rígida boca sin labios-, todavía cuento con las más importantes, ¿verdad?.

Val Thodar reprimió un pequeño bufido antes de contestar:

-No voy a engañarte, Kilowog: dos de los siete Dignos expresan su malestar por la presencia del Corps en Thanagar cada vez con mayor vehemencia; y los demás les escuchan.

-¿Han hecho mis Manhunters algo que les haya molestado? –repuso el Green Lantern con su potente vozarrón resonando contra las paredes de la sala.

-Bueno –respondió el thanagariano apoyando ambas manos sobre la mesa con gesto de cansancio, -creo que en este momento les disgusta más lo que no hacen, pero yo no me preocuparía todavía por eso; los motivos que nos obligaron a solicitar la ayuda de los Guardianes del Universo aún siguen vigentes, y si algo caracteriza a este Alto Mor, ya debes saberlo, es su sentido práctico.

-Al menos es algo que te caracteriza a ti –concedió Kilowog.

Esta vez fue el turno de Val Thodar para sonreír con la mitad de su cara; una media

GR

EEN LAN

TERN

6 7

sonrisa que se esfumó rápidamente al centrar de nuevo su atención en las imágenes que mostraba la esfera holográfica.

-La masacre de anoche en Enndupar confir-ma que la situación en este planeta dista mu-cho de encontrarse bajo control. ¿Qué pue-des contarme sobre lo ocurrido?.

-No mucho más de lo que ves ahí –respondió el Green Lantern señalando a las imágenes-, o de lo que te hayan podido contar ya tus informadores. En apenas un par de horas, el Culto de Onymar Synn eliminó a la mayor parte de los miembros de la Garra Dorada que se concentraban en la Ciudad de las Luces. A pesar de la intervención de los Manhunters destinados a Enndupar, y de los refuerzos que envié en cuanto supe lo que ocurría, el golpe ha sido mortal para esta facción, y los pocos supervivientes que han conseguido escapar de la matanza se han desbandando.

-“A pesar de la intervención de los Manhunters…” –repitió el thanagariano. –¿Ves? Aquí tienes un buen ejemplo de por qué el Alto Mor desconfía cada día más de tus líneas de actuación en Thanagar: los seguidores de Onymar Synn convierten una de nuestras ciudades más importantes en un campo de batalla, ¿y qué es lo que hacen tus Manhunters mientras tanto? Evitan que se extiendan los incendios provocados por las explosiones, socorren a los heridos, protegen a los grupos de simpatizantes de la Garra Dorada que encuentran aquí y allá, y de vez en cuando, incluso detienen a algunos de esos fanáticos religiosos. Actividades todas ellas que les honran, por supuesto.

-Sí, eso fue lo que hicieron –respondió Kilowog secamente, molesto por el tono de sus palabras. –Y aún siguen en Enndupar, ayudando en todo lo necesario para que la ciudad recupere la normalidad.

Val Thodar observó al bolovaxiano con una breve mirada de incomprensión antes de continuar:

-¿Y no ves dónde está el problema? Al retirar a la Garra Dorada del tablero de juego, el

Culto de Onymar Synn se ha convertido en la facción más poderosa a la que tenemos que hacer frente ahora, muy por delante del resto de grupos disidentes que aún pugnan por sumir a Thanagar en el caos; ellos mismos se han encargado de colocarse en esa posición con sus ataques selectivos de las últimas semanas, y no dudes que el Alto Mor será su siguiente objetivo. ¿No crees que hubiera sido más útil para asegurar el futuro de este planeta que tus Manhunters hubiesen contraatacado anoche y dirigido toda su potencia ofensiva, que sé que no es poca, contra los seguidores de Onymar Synn, ejecutando a tantos como hubiese sido posible? Y no sólo eso: ¿no deberían estar ahora rastreando a todos los miembros del Culto que se esconden en las restantes ciudades thanagarianas para devolverles el golpe y eliminar definitivamente la amenaza que suponen? Thalrassa misma oculta a un buen número de ellos, por si te interesa saberlo.

Kilowog rodeó la estructura metálica sobre la que flotaba la esfera de imágenes para situarse frente a Val Thodar.

-Si necesitabas los servicios de una fuerza militar que actuara bajo las órdenes del Alto

Mor, deberías haber contratado a L.E.G.I.O.N. El Green Lantern Corps no trabaja así; noso-tros estamos aquí para garantizar la recons-trucción y pacificación de Thanagar, pero nunca a costa de ejecutar a todos aquellos que se opongan a tu gobierno.

-No malgastes energías tratando de venderme tu política de intervención, Green Lantern –replicó Val Thodar, restando importancia a la discusión con un rápido movimiento de su mano. –La conozco perfectamente, y no voy a comprártela. Sólo quería que entendieras por qué estás perdiendo el apoyo del Alto Mor, y aparte de eso… bueno, dejémoslo así; sólo espero que no tengamos que lamentar la forma en que estás afrontando la amenaza que supone el Culto de Onymar Synn.

El thanagariano accionó seguidamente un dispositivo del brazalete de metal cobrizo que rodeaba una de sus muñecas para disolver la esfera de imágenes; conforme ésta desaparecía, una luminosidad difusa de color verdeazulado inundó el interior de la Órbita del Ojo. Val Thodar cambió el tono de voz al retomar la conversación:

-¿Y el otro Green Lantern? ¿Ha contactado ya con esa mujer?.

-Sí, ayer mismo – respondió Kilowog.–Y eso fue lo último que supe de él. Como acordamos, está manteniendo su anillo de poder inactivo, de manera que ningún grupo de disidentes pueda detectar su presencia en Thanagar; el problema es que nosotros tampoco podemos localizarlo ni comunicarnos con él, pero no importa: confío plenamente en ese muchacho.

El thanagariano se limitó a asentir lentamente dando pie a que el Green Lantern continuara hablando:

-En realidad, la que me preocupa es ella. ¿No puedes contarme algo más específico sobre tu agente encubierto?.

-Creo que ya te conté todo lo que sabemos so-bre esa mujer –dijo Val Thodar encogiéndose de hombros. –Según su escueto expediente,

Kawen Dan ha servido en nuestra fuerza po-licial durante diez años, actuando la mayor parte de ese tiempo como agente infiltrado aquí mismo, en Thalrassa. Sin embargo, poco antes de que iniciaramos nuestra desastro-sa campaña contra Oa5, Kawen abandonó el cuerpo y desapareció en uno de los sectores más conflictivos de la ciudad, el cual conocía perfectamente debido a su labor. Casi todo el trabajo que realizó para la policía durante sus años de servicio está clasificado, y los in-formes que lo detallaban se perdieron junto con el resto de material clasificado que los miembros del antiguo Alto Mor destruyeron antes de huir como los cobardes que eran. Lo siguiente que sabemos de ella es que hace unos días se puso en contacto con nosotros a través de uno de nuestros agentes de cam-po, ofreciéndonos la información que ya te di: que existe en esta ciudad un prototipo de la Puerta que nadie conocía6 (nadie vivo, al me-nos), y que muy pronto podría caer en malas manos.

-Y lo único que pedía a cambio de entregároslo…

-…era que la sacáramos de Thanagar cuando todo esto acabe, y que la acompañara en esta misión un Green Lantern terrestre que debía aceptar una petición suya antes de comenzar la búsqueda del prototipo. Asumo que si tu compañero está ahora con ella es porque aceptó esa petición.

Kilowog resopló con estrépito mientras se rascaba la nuca con contundencia.

-Esto no me gusta. Apenas sabemos nada sobre ella, y sin embargo…

-Bueno, vino a nosotros libremente cuando podría haber contactado con cualquiera de esos grupos que sueñan con tener una opor-tunidad como ésta para ocupar nuestro lu-gar. A mí tampoco me entusiasma dejar este asunto en manos de esa mujer, pero no pue-do permitirme desconfiar de ella: si ese proto-tipo existe realmente, supone una amenaza demasiado grande para todos nosotros como

5 En capítulo #13 .6 Ver capítulo anterior

para arriesgarme a no hacer nada mientras la investigamos más a fondo.

-Lo entiendo muy bien, Val Thodar; si no fuera así, no hubiera puesto en peligro la vida de mi compañero, embarcándolo en una misión como ésta a ciegas. Pero sigue sin gustarme nada…

Kyle se acomodó sobre un sillón tapizado con la piel moteada de algún animal autóctono, tomando entre sus manos el cuenco que le ofrecía el thanagariano. Al llevárselo a los labios, percibió que aquella bebida desprendía una fuerte emanación alcohólica, pero a pesar de ello, le dio un sorbo; decisión que lamentó de inmediato. Rápidamente, dejó el cuenco sobre la mesa con un rictus de dolor mientras las múltiples heridas que cuarteaban sus labios, extendiéndose por el interior de su boca, ardían al unísono.

-Sí, el primer trago siempre resulta explosivo –rió el thanagariano, dejándose caer sobre el segundo sillón que bordeaba la mesa. –Pero te recomiendo que sigas bebiendo este brebaje: ayuda a cicatrizar los cortes, y además, incluye un potente analgésico que te hará más llevaderas las próximas horas.

Kyle emitió un breve gruñido por toda respuesta al tiempo que observaba el estrecho reservado adonde lo había guiado el thanagariano; ni las finas láminas cromadas que limitaban el habitáculo, ni mucho menos la cortina de tela escarlata que hacía las veces de puerta, impedían que el bullicio que dominaba aquella especie de taberna a la que se dirigían todos los luchadores después de cada combate retumbara también allí a su alrededor.

-Te felicito –comentó el otro sonriente. –Mis clientes habituales no suelen darme tanto trabajo como tú me has dado hoy; tengo la espalda molida.

-Ojalá fuera mi espalda lo único que yo tengo magullado –replicó el Green Lantern evitando sonreír para no sufrir aún más dolor. -¿Qué tipo de clientes sueles tener habitualmente?.

-Comerciantes, funcionarios… El tipo de gen-te que no ha podido consagrar su vida a la mi-licia o la fuerza policial y necesita recordarse que sigue siendo un thanagariano de verdad. (Adelante: bebe). Pero tú no eres como ellos: sabes luchar y dominas técnicas que nunca había visto antes.

Kyle tomó el cuenco de nuevo entre sus manos y, sin pensárselo, se bebió la mitad de su contenido de un solo trago. Su boca volvió a clamar en una explosión de escozor, pero cuando aquel líquido caliente llegó a su estómago, sintió una placentera sensación de calma que pronto comenzó a extenderse por todos los músculos de su cuerpo.

-He aprendido del mejor –dijo finalmente el Green Lantern; y cambiando completamente de tono, añadió: -Verás… um… ¿Kosmar? No tengo mucho tiempo, y creo que deberíamos ir tratando el asunto que me ha traído hasta aquí.

-Por supuesto… –murmuró el thanagariano, observando a Kyle con renovada curiosidad mientras se llevaba su propio cuenco a los labios. –Alguien como tú no vendría a luchar en un Círculo de Batalla sin un buen motivo…

GR

EEN

LAN

TER

N

10 11

¿Ha sido para hablar conmigo entonces? ¿Qué quieres de mí? ¿Quién te envía?.

-Me envía Kawen –respondió Kyle sosteniendo su mirada. –Y sospecho que ya sabes por qué estoy aquí.

-¿K-Kawen…? –tartamudeó con genuina sorpresa reflejada en su rostro. –Pero supuse que vendría ella misma… ¿Por qué te ha enviado a ti? ¿Quién eres tú?.

-Quien sea yo es lo de menos. Kawen ha pensado que su presencia aquí, para reunirse de nuevo contigo, podría hacer sospechar a alguien, así que… bueno, he venido yo en su lugar. ¿Representa algún problema para ti este cambio?.

El thanagariano se movió nervioso en su asiento, mirando a su alrededor como si el resto de luchadores que abarrotaban aquella taberna bebiendo en sus respectivos reservados pudieran observarle. Por unos instantes, se mantuvo en silencio mientras reflexionaba con evidente intensidad. Finalmente, retomó la conversación:

-No, no representa ningún problema, siempre y cuando puedas demostrar que vienes en su nombre. ¿Cómo puedo saber que no me la estás jugando?.

-Sólo ella conoce el precio que pusiste a la información que hoy debías darle, ¿verdad? Bien, Kawen me ha pedido que te diga que ya ha conseguido los tres pasajes para Thanaldar. Era eso lo que querías, ¿no? Abandonar Thalrassa para empezar una nueva vida en esa ciudad con tu mujer y tu hija.

Kosmar apuró el cuenco sin dejar de estudiar la cara de Kyle.

-De acuerdo, te creo cuando dices que Kawen te ha enviado. Y yo he conseguido los datos que me pidió, aunque si te digo la verdad, me preocupa para quién pueda estar trabajando esa mujer. ¿Quizá directamente para ti? ¿O sólo eres otro intermediario?.

-¿Sabes, Kosmar? –terció el Green Lantern tomando un poco más de su bebida mientras cruzaba mentalmente los dedos para no ex-cederse en su representación del papel de agente secreto. –Pienso que si Kawen estu-viera aquí estaría de acuerdo conmigo en que no te conviene hacer tantas preguntas sobre cuestiones que no te conciernen; de hecho, estoy bastante seguro de que nunca se te hu-biera ocurrido tratar de sonsacarle informa-ción a ella como parece que estás tratando de hacerme a mí.

El thanagariano palideció visiblemente, negando con un rápido movimiento de sus manos.

-No, no. Yo no trato de sonsacarte nada. Es sólo que ese cacharro… el prototipo del que me habló el tipo con el que luché la semana pasada… bueno, desde que me reuní con Kawen hace unos días he tenido tiempo para pensar sobre el tema, y… en fin, reconozco que estoy un poco asustado… Si cayera en las manos inadecuadas…

-Kosmar –repuso Kyle con tono tajante, clavando su mirada en los huidizos ojos del thanagariano. –Déjalo ya. El asunto es muy sencillo: tú me dices dónde podemos encontrar a ese tipo y yo te digo a qué hangar tienes que dirigirte mañana para salir de Thalrassa con tu familia. ¿Cuál es el problema, en realidad? ¿No has podido averiguar dónde vive?.

-¡Sí, lo he hecho! –exclamó Kosmar con precipitación. –Sólo tuve que preguntárselo a un amigo que trabaja en el registro de clientes con la excusa de… bueno, eso no importa; pero sí, tengo los datos de ese fanfarrón. Sé dónde podéis encontrarle. Yo sólo…

El thanagariano cambió entonces de actitud, pasando de mostrar una cierta agitación nerviosa a adoptar un aire de resignación que conservó mientras se levantaba de su sillón con intención de salir del reservado.

-Aguarda aquí un instante. Vuelvo enseguida.

Kosmar abandonó el pequeño habitáculo antes de que Kyle pudiera hacer o decir

GR

EEN LAN

TERN

10 11

nada al respecto. El Green Lantern se sintió estúpido allí sentado, esperando a que el thanagariano volviera para entregarle la información que debía proporcionarle. ¿Pero adónde había ido? El nombre del tipo ya se lo había dado a Kawen la primera vez que hablaron, y ahora se suponía que sólo se trataba de una simple dirección. ¿No se la sabía de memoria? ¿No le bastaba al thanagariano con un trozo de papel y un boli (o sus equivalentes en aquel planeta) para escribir las malditas señas y entregárselas?

Un mal presentimiento cruzó la mente de Kyle en ese momento. Se incorporó con rapidez, y desplazando levemente la cortina que ocultaba el interior del reservado, echó un vistazo hacia fuera. El área común de la taberna estaba repleta de luchadores que iban y venían cargados con aquellos cuencos llenos de bebida, agolpándose la mayor parte de ellos en la barra donde los servían. El local no estaba muy bien iluminado y el movimiento de gente era continuo, pero aún así pudo localizar a Kosmar con relativa facilidad, de pie junto a una de las salidas de la taberna. Al Green Lantern le pareció que hablaba con alguien que se encontraba en el exterior, aunque resultaba difícil estar seguro de ello.

Todavía se preguntaba qué debía hacer cuando las circunstancias decidieron por él: tres figuras enormes, ocultas bajo mantos de color bermellón, entraron en ese momento por la puerta dirigiéndose a Kosmar. En respuesta, el thanagariano se giró hacia el reservado que ocupaba el Green Lantern y lo señaló con un dedo.

Y así concluye mi breve carrera como agente encubierto, pensó Kyle sintiendo un frío sudor que corría por su espalda.

Continuará…

LOS

ARCH

IVO

S A

.L.S

.T.R

.

12 13

LOS ARCHIVOSA.L.S.T.R.

por Roberto Barreiro

Capítulo nº3: Primer golpe

En capítulos anteriores: Mientras las rivalidades y el orgullo crean grietas dentro de las fuerzas meta-huma-nas del Führer, los Hom-bres Misteriosos de Amé-rica hacen un arriesgado primer movimiento.

La luz cegaba a Leo Saint Claire1. Quería ce-rrar sus ojos y dejar que la oscuridad lo envol-viera, que la negrura lo atrapara. Eso era algo que los nazis le habían quitado en ese centro de tortura endemoniado.

Le habían aplicado inyecciones oculares, con sustancias cada ve mas complejas. El doctor Zola se encontraba muy interesado por la habilidad de Saint Claire para ver en la oscuridad y quería ver qué otros espectros alcanzaría a ver.

1 - Leo Saint- Clair, el Nyctalope, héroe de novelas popu-lares del período de entreguerras en Francia.

Desde entonces, la negrura había desapa-recido de los ojos de Saint Claire. Todo era una ardiente luminosidad, incluso cuando el resto de las personas no verían nada allí. Hizo todo lo posible para resistirlo: recurrió a técnicas de yoga aprendidas años atrás para serenar su espíritu y sostenerse ante las tor-turas, golpeó cuanto pudo las paredes para descargarse. Incluso pensó en arranarse los ojos y terminar con todo. Incluso eso parecía insuficiente. Esos hombres querían seguir usándolo de conejillo de indias hasta las úl-timas consecuencias. Ya había visto u oído lo que les había pasado a otros capturados como él y sabía que sus experimentadores no tenían idea del oque era la compasión. ¡Y

LOS AR

CHIVO

S A.L.S.T.R

.

12 13

pensar que por un momento pensó que la in-vasión serviría para regenerar a la decadente República Francesa que coqueteaba con el comunismo demasiado! ¡Pensar que Petain y el Vichy2 sería una fuerza para mejorar el país! A la postre resultó que entregaron todos a unos alemanes que solo querían vengan-za por lo que la Gran Guerra y que además son peor que cualquier cosa que el camarada Stalin pudiera hacer.

El mismo había sido traicionado por los ofi-ciales de los servicios secretos de su país. Lo acusaron de conspiración cuando solo hizo lo que siempre hacía: proteger al inocente. Robar3, su viejo compañero en Les Hommes Mysterieux4, se hubiera reído (como siempre hacía) de su creencia en la ley. “La Ley es una adicta al poder que hará lo que diga el que se lo provea” le habría dicho. Es increíble descu-brir que, llegando a viejo, uno puede seguir siendo igual de inocente que de joven…

Y ahí estaba, tendido en una prisión alemana, torturado por ese aparatoso doctor Zola, que parecía no dejarlo en paz hasta lograr extraerle todos los secretos de su cuerpo, haciéndolo con una eficiencia y desprecio por su bienestar asombroso. Estaba claro que él ya no era Saint Claire ni el Nyctalope a los ojos del médico. En sus ojos era solo un cobayo, listo para experimentar con él.

Leo Saint Claire se volvió a prometer, como ya había hecho muchas veces, que en cuanto pudiera le haría saber que era un ser humano, no un cobayo.

Mientras solo quedaba esperar. Y rezar para que hubiese una oportunidad para…

¿Qué había sido ese ruido afuera?

2 - La republica de Vichy fue un gobierno títere de los na-zis que gobernó la mitad inferior de Francia entre 1940 y 1944. 3 - Robur es el protagonista de dos novelas de julio Ver-ne, “Robur el conquistador” y “Amo del mundo”, creador de un aparato volador más pesado que el aire capaz de viajar a distancias prodigiosas. Una versión más anár-quica del capitán Nemo, si se quiere.4 - Grupo de personajes con poderes especiales de Francia que aparece en la League of Extraordinary Gent-lemen de Alan Moore y Kevin O’Neil y al que pertenecen tanto el Nyctalope como Robur. Y que evidentemente existen en el pasado de esta historia.

Jaime Rey5 escuchó el ruido afuera y se dio cuenta que algo estaba pasando. Las alar-mas, las voces a los gritos en alemán, los disparos, todo parecía indicar una cosa que realmente no creía ya posible: el campo es-taba siendo atacado. Pero ¿quiénes podían ser tan locos para atacar esto? ¿El maquis? ¿Comandos británicos? Y quienes fueran los atacantes ¿sabían en dónde se metían? ¿No podía dejar que los masacraran!

Se concentró e intentó generar la energía eléctrica con su cuerpo. Parecía que lo lograba hasta que el feedback del aparato amarrado a su cuerpo le propinó una descarga aterradora. Intentó resistirla peor fue imposible. Como todas las veces que lo intentaba, su cuerpo lo castigaba volviendo contra sí mismo su poder. Ingeniosos estos fascistas, tenia que reconocer.

Se levantó como pudo, tozudamente, y comenzó a recitar entre dientes, como hacía cada vez más seguido encerrado entre esas paredes:

“Hijo del pueblo, te oprimen cadenasy esa injusticia no puede seguir;

si tu existencia es un mundo de penas antes que esclavo prefiere morir” 

Si algo lo sostenía en esos días era su ideario social. Había sacrificado mucho en estos años: su país había quedado en manos de las bestias fascistas, lo mismo que el país donde se había refugiado tras la derrota y el cruce de los Pirineos. Familia, camaradas, amigos, habían caído asesinados por los esclavos del Capital y el Estado negro. Su poder no había sido suficiente y, cuando fue la redada de su célula resistente, terminó abatido pese a sus habilidades. Y ahora estaba allí atrapado por esos animales que quieren conquistar su último espacio: su cuerpo. La rabia y el odio que les tiene no podía describirse. Denle solo un minuto sin cadenas, un minuto…

5 - Jaime Rey no existe como historieta. James King, por otro lado, apareció como el Hombre Eléctrico en la revis-ta El Coyote en 1947 creado por Alfons Figueras, cuando este autor todavía no se decantaba por la historieta hu-morística. Desde ya las historias del personaje en este universo son muy diferentes de las publicadas.

LOS

ARCH

IVO

S A

.L.S

.T.R

.

14 15

La puerta se abrió de un golpe. Mejor dicho un cuerpo la abrió de un golpe. Un cuerpo de uno de los fascistas, arrojado a través de ella como una marioneta caída.

El milagro parecía cerca. Jaime Rey, el Hombre Eléctrico, empezó a dar voces de auxilio.

Thea Brand6 ya había perdido toda esperan-za de salir de allí. Cuando se la llevaron los agentes de la Gestapo, supuso que sería un error, que su pasaporte sueco la protegería de cualquier abuso. Pero claro, nadie sabía que le había pasado, nadie sabía que se la habían llevado a ese odioso lugar. Nadie sa-bía que se la habían llevado de noche, en me-dio de la niebla. Nadie sabía donde estaba, ni que hacían con ella. Y no sabía por qué. Querían estimular algo de su cuerpo, del que no tenía la menor idea. Ella era una pobre secretaria que hubiera preferido volver a su Suecia natal y olvidarse de este horror.

Pero ese terrible doctor Zola siempre estaba haciendo pruebas con ella. Midiendo, registrando su sus reacciones mientras era sometida a experimentos horribles, que la dejaban sollozando de dolor en el piso... si tenía suerte. Ahora sabía lo que sentían los animales en los laboratorios y se apiadaba de ellos.

Había visto a los otros, al anciano francés al que dañaban los ojos, al joven latino que pa-recía empeñado en salir de su celda a toda costa, a la chica rusa llegada recientemen-te, los otros que no habían sobrevivido a las salvajadas de Zola. Todos impotentes ante la situación, esperando al final la muerte o el milagro. Thea ya se había decantado por la muerte.

Pero, por una vez, el milagro llegó primero.

6 Thea Brand tampoco existe como personaje, pero esta basada en Dotty Virvelind, personaje sueco de los años cuarentaPor cierto, el nombre tiene lógica: “Dotty Burns” se puede traducir en sueco como “Thea Brand” sin que suene raro. Gracias a mi hermano Santiago (que sabe sueco) con la ayuda de la traducción del nom-bre…

Llegó bajo la forma de un ángel oscuro, con una capucha de orejas puntiagudas que le cubrían la cara, un traje de oficial alemán sin galones y un curioso cinturón. Había abier-to la puerta arrojando a un guardia como si fuera una servilleta de papel. Tras hacer eso se paró en la puerta de la sala, solo mirando todo. Viendo que hacer a continuación. Se movió con agilidad hasta su celda y le dijo mientras la abría, en un perfecto alemán:

- Tranquila. Somos amigos. Venimos a rescatarte.

Detrás de él se asomaron por la puerta dos personas más. La mujer le pareció una diosa guerrera, con su pelo negro encrespado y – sobre todo – su mirada acerada, lista para el combate. El otro hombre, con una camisa roja, se movió a una velocidad prodigiosa para un hombre y se asomó en un instante a las demás celdas, antes de decir en un inglés que parecía salir de una película del Oeste:

El que está en la celda tres parece bien. Los otros, habrá que ser cuidadosos.

- No perdamos tiempo entonces – dijo la diosa guerrera. Se acercó a la puerta de la celda de Thea apoyó su mano y con un leve esfuerzo, la arrancó de sus goznes. Tras abrirle, le preguntó a Thea:

- ¿Entiendes inglés?

- Un poco – respondió.

- ¿Puedes caminar? Necesitaremos ayuda.

- Sí – dijo la joven sueca, aunque no estaba segura del todo.

- Bien sígueme.

Fueron hacia la celda del joven español, Allí, el hombre murciélago hablaba con este en otro idioma que ella no alcanzaba a com-prender. El murciélago se volvió hacia ellas.: -Abriré la puerta pero debo cortar el circuito eléctrico o lo freiré con los voltios… - dijo.

Justo en ese momento, el exterior empezó a sonar con alarmas de todos lados. Y con rui-

LOS AR

CHIVO

S A.L.S.T.R

.

14 15

dos de una destrucción inaudita. Parecía que sus salvadores no estaban solos y que toda su furia se desencadenaba en ese lugar. Re-cordó el Ragnarok de las viejas leyendas de su país y pensó que, probablemente, sonaría así. Y le aterró pensar que estaba en medio de todo eso.

El joven español salió de su encierro listo para la pelea. Sus manos chispeaban como si los relámpagos salieran de sus dedos. Los siguió hacia la celda del anciano francés. El murcielago habló con él (¿cuántos idiomas sabía?) y dijo a sus compañeros:

- Aquí necesitaremos ayuda. Han sobrestimulado su visión y todo es de un brillo intolerable. Y tiene un corazón artificial.

- ¿Un que? – dijo el hombre velos.

- Lo que oiste. Hay que sacarlo con cuidado.

La diosa habló con Thea:

- ¿Podrás ayudarlo?

Thea asintió.

Antes de sacarlo de la celda, le vendaron los ojos al anciano francés. Thea lo ayudó a pararse y lo agarró con cuidado, guiándolo hacia fuera. El le dijo varias cosas en francés. Solo entendió “merci”.

Quedaba solamente la celda de la joven rusa. Tras sacarla podrían salir de allí. Thea no podía creerlo. Estaba a una celda de su libertad.

Y entonces entró una granada por la puerta. Sin seguro. Rebotando.

Si hubiera pensado, Thea se hubiera quedado paralizada. NO pensó. Solo se arrojó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo.

“No puedo creer que haga esta idiotez” pen-só un instante antes que la granada le esta-llara en el vientre, mientras miraba como tres soldados alemanes enormes esperaban en el umbral del laboratorio.

De niña, a Sonia Chuikov7 le encantaban los cuentos de Hans Christian Andersen que le leía su “vava” en el “kosmosol” donde creció. Los había oído una y otra vez y las historias del libro le quedaron grabadas a sangre y fue-go.

Ahora, mientras usaba su poder para generar llamas que calentaran su cuerpo desnudo en esa celda refrigerada bajo cero, se acordaba de la historia de la vendedora de cerillas. Y se preguntaba cuándo se le apagaría a ella la última cerilla e iría donde su abuela, más allá del frío.

Sabía que lago estaba pasando afuera pero el frío constante la había dejado incapaz de hacer algo. Su poder era lo único que evitaba que muriera congelada y no sabía cuanto hacía ya que lo tenía activo. ¿Dos, tres, cuatro días? Quería dormir, estaba agotada, peor en cuanto lo hiciera, su poder se apagaría y moriría ahí, a manos de los alemanes.

Oía voces del otro lado de la puerta de su celda en un idioma que no era alemán, eso seguro y ruido de combate. Hasta sonó la explosión de una granada, amortiguada por algo.

Entonces, alguien golpeó la puerta violenta-mente. Fue un golpe poderoso de esos que derribaban personas normales. Un golpe como le había visto dar al comisario Staino-volk8 o al pobre de Piotr Ilich9 cuando reves-tía su cuerpo de acero. ¡Pobre muchacho! Era un ucraniano al que el comisario Stainovolk le había hecho la vida imposible, solo porque revolución. Y el comisario concía al padre-cito Stalin desde antes de la revolución de Octubre. Así que lo hizo sufrir en todo el en-trenamiento, asustándolo con que haría de-portar a su familia contrarrevolucionaria si no cumplía sus órdenes al cien pro ciento. Para

7 Sonia Chuikov, alias Fireball , es miembro de The Allies, un grupo aparecido en la revista Young all-Stars y compuesto por personajes de países aliados de USA en la Segunda Guerra Mundial. Veremos como aparecen, si aparecen, los demás integrantes…8 Stainovolk fue una creación de John Ostrander alque se vió regularmente en el Suicide Squad y Firestorm cuando éste las escribía. Piensen en la versión stalinista del super soldado.9 Nah, no es quien piensan … =)

LOS

ARCH

IVO

S A

.L.S

.T.R

.

16 17

cuando los atacaron los alemanes (un grupo su familia había sido simpatizante del Batko Makhno10 durante la Guerra Civil luego de la de superhumanos como ellos apoyado por tanques y soldados en una emboscada per-fecta), el pobre Piotr se rindió casi ensegui-da, cansado de aguantar lo que le tiraran. No como ella, que mató a diez soldados y a un superhumano rival antes que la capturaran y trajeran aquí. Todavía recordaba con horror la violación colectiva a la que la sujetaron antes de subirla al tren.

El combate arreciaba ahí afuera y Sonia desesperaba por salir a pelear. Mejor morir matando a esos cerdos que congelada para que vieran cuanto aguantaba su cuerpo. No quería ser la cerillera de Andersen; quería ser una fiera diosa pagana que se reían a carcajadas mientras mataban a sus enemigos arma en mano. Quería ser una heroína de la Revolución.

Ahora golpeaban la puerta una y otra vez. Alguien insultaba en alemán mientras arrollaba la puerta de acero a puñetazos. Si solo…

La puerta se abrió para adentro y uno de los superhombres nazis arrojó a un hombre de traje rojo mientras una sonrisa de satisfacción le cruzaba la cara.

Sonia decidió que solo le quedaba una cerilla pero que no la usaría como la cerillera de Andersen. Decidió cambiar le cuento.

Olvidándose del frío, de su sufrimiento, de todo, Sonia concentró el poder que le restaba en su mano y lo arrojó. Una bola de fuego cayó sobre el “übermensch” nazi, quien aulló de dolor y salió del umbral de la celda.

El frío ahora arreciaba y Sonia sabía que o salía ahora o no lo haría jamás. Peor no podía dejar al hombre de rojo. Lo sacudió, tratán-

10 Nestor Makhno, conocido como Bathko (padrecito) fue un lider popular anarquista que peleó en la Revolu-ción rusa en Ucrania. Se enfrentó a los ejércitos blan-cos y creó una zona liberada en un sector de la Ucrania campesina. Pero el gobierno soviético, cuando pudo de-cidió eliminarlo , por ser una amenaza al régimen. Logró huir.a París y se convirtió en un héroe del anarquísmo internacional

dolo de despertar en lo que parecía siglos. Siglos en los que se congelaba poco a poco.

El hombre de rojo abrió los ojos y la vió, morada de frío. La agarró y juntos salieron de la celda. Lo primero que le dijo no lo entendió, ya que no sabía inglés, aunque su sonrisa fue reconfortante:

- Uhhh… Is it cold in there?

Batman analizó la situación y vió las compli-caciones en que se hallaban. Si bien Flash y la prisionera rusa habían logrado detener a su “übermensch” particular, estaba claro que ninguno de los dos podian hacer algo más por el momento. Wonder Woman se encon-traba entre los otros dos prisioneros y dos de los supersoldados que el proyecto Nietzche había mejorado, uno conocido como Mas-ter Man11 y otra conocida como Warrior Wo-man12. Probablemente peleando uno a uno, su compañera los derrotaría, pero luchar simultáneamente contra ambos la tenía en una posición meramente defensiva que de-moraba le tiempo cada vez mas escaso del que disponían para cumplir su objetivo. La jo-ven sueca se había sacrificado por ellos y no sabía si estaba viva o muerta.

Y él mismo se enfrentaba al Killer Shark13, uno de los oficiales mas despiadados que había visto dentor del campamento. Y había muchos despiadados realmente.

El Shark sabía pelear indudablemente. Te-nía el entrenamiento de los cuerpos de élite germanos. Se plantaba como un boxeador pero también se reconocía en su forma de pelear el “jiu jitsu”, la lucha grecorromana, el “savate” francés y, algo extraño en los solda-dos alemanes, el karate de la escuela Black Dragon japonesa14. Y sabía usar la daga con la que estaba intentando apuñalar a Bruce Wayne. La única manera de vencerlo rápida-11 Master Man , Wilhelm Lohmer, enemigo de los Invaders12 Warrior Woman , ,Julia konig es otra enemiga de los Invaders13 Lo vimos en el capítulo anterior14 Escuela que habran visto los que vieron Fist of Fury con Bruce Lee o su remake con Jet Li.

LOS AR

CHIVO

S A.L.S.T.R

.

16 17

mente sería usando una táctica inesperada, una técnica de lucha que no reconozca.

Batman se hizo fluido como el agua, como le había enseñado en Bahia el maestro de capoeira Edson Lima, esquivó con gracia el ataque del Shark y trazó un círculo con sus piernas que derribó a su adversario. Buscó con su mano su cinturón y encontró la pastilla que buscaba. Golpeó la clavícula del Shark, un golpe inofensivo pero lo suficientemente doloroso para que éste abriera involuntariamente la boca. Como una bailarina de ballet, su otra mano enfiló con precisión hacia la boca de su rival. Le puso la pastilla en el paladar y la quebró. El compuesto químico se activó al contacto con la saliva y, diez segundos, después, el Shark caía como un saco de papas, listo para dormir profundamente varias horas. Batman esperaba tener tres segundos antes que se enfrentara a alguno de los rivales de Wonder Woman.

Un segundo mas tarde, Warrior Woman le pegaba un puñetazo que, de haberle dado de lleno, le quebraba la clavícula. Rodó con ella encima. Su fuerza era evidentemente su-perior a la de un hombre normal y, si no se libraba de ella, su agilidad y entrenamiento de años valdría menos que una condena de la Sociedad de las Naciones15. Le pegó en el plexo solar. Un hombre normal hubiera aulla-do de dolor. Una valquiria guerrera de tejido más denso como ella solo se limitó a sonreír y aferrar con una zarpa de acero al cuello del murciélago. La presión continuó y continuó y Wayne no supo si la mujer quería asfixiarlo o solamente quebrarle la traquea.

Lo tenía contra el suelo, todo el cuerpo inmo-vilizándolo mientras lo asfixiaba. La nazi le-vantó su otra mano con el puño cerrado, listo para bajarlo sobre su cara. Era algo inevita-ble. Wayne pensó que al fin se reencontraría con sus padres.

La mano izquierda de Thea Brand detuvo el puñetazo. Su mano derecha noqueó a la sor-prendida Warrior Woman. La sueca ayudó a

15 La Sociedad de las Naciones, antecesor de la ONU. Fundada en 1919 y que se disolvió ante la imposibilidad de detener la Segunda Guerra Mundial.

levantar a Batman. Ella tenía todas sus ropas hechas jirones por le estallido de la granada, pero parecía ilesa.

- ¿Está usted bien? – dijo en sueco.

- Perfectamente, gracias – respondió Wayne - ¿Y usted? La pensaba muerta.

- Pues... yo tambien – contestó Thea. – Pero estoy mejor que nunca

Wonder Woman derrotó al soldadito nazi fácilmente. Le hubiese gustado someterlo y controlarlo como William decía que había que hacer. Pero no era le momento par dejarse llevar.

Vió a Flash levantarse, ayudando a la chica soviética. Batman ya estaba poniendo las cargas explosivas en su lugar. Miró el reloj y vió que estaban cinco minutos demorados. No iban a poder llevarse información, solo volar todo en pedazos. No eral o ideal pero hasta ahora cumplían con los objetivos básicos… y además había prisioneros liberados. Prisioneros con poderes. En última instancia eran más personas con las que poder contar para salir de ahí.

SI salían. Esperaba que le resto del equipo hubiera hecho su parte y sostuviera le ataque afuera para poder huir.

Pero no tenía ni idea de cómo estaban las cosas afuera.

Continuará...

WO

ND

ER W

OM

AN

18 19

WONDER WOMANpor Guillermo Moreno

Annual nº01: El chico nuevo

En capítulos anteriores: Después de escapar a duras penas de Apokolips, Diana regresa a Isla Paraíso para recuperar fuerzas. ¿Qué nuevas aventuras le depa-rará el destino?

Hacía un hermoso y cálido día en Themyscira y las amazonas estaban de fiesta, celebraban por lo alto y a la vieja usanza el retorno de su señora. La fiesta había sido idea del canciller Phillipus quien se percató, con solo verla una vez, que el carácter de Diana se encontraba marcado por la adversidad.

Cansada de ver como las aves de la tristeza y oscuridad hacían nido en el corazón, de quien otrora fuese la más voluntariosa de las amazonas, puso manos a las obras y preparó unos buenos juegos, como no se habían visto desde la caída de Grecia. Todo aquello con la esperanza de que las risas y la acción distrajesen a Diana. Aquel era el tercer

día y, al parecer, Phillipus había dado en el clavo pues, al menos durante esos minutos, la heroína volvía a ser aquella voluntariosa mujer que una vez conoció. La que aun tenía a su madre, a su hermana y a la pequeña protegida rubia.

Phillipus suspiró aliviada y le dedicó toda su atención al drama que se desarrollaba en aquel coliseo. Allí sus hermanas escenifica-ban una batalla campal; aquello era todo un reto para las belicosas mujeres. Un reto que exigía disciplina y el uso de algunas habili-dades como eran la actuación, la danza y la sincronización. Aun así, había sus momentos

WO

ND

ER W

OM

AN

18 19

de improvisación que arrancaban sendos ví-tores al público.

—Muchas Gracias, mi querida Phillipus— dijo Diana mientras miraba a su canciller— de verdad me hacía falta.

—A todas, mi señora. A todas nos hacía falta— replicó esta con una sonrisa, mientras hacia un gesto para que se procediese al siguiente acto.

¿Cómo siendo tan grande puede moverse tan rápido? La verdad es que a veces no lo entiendo; y tampoco me interesa comprenderlo, lo único que deseo es echarle el guante. Ha saltado por aquel túnel luminoso ¿acaso no se cansa? al parecer no, es infatigable. ¿Disfrutará con todo esto? ¿Me tendrá miedo? ¿Extrañara nuestro hogar? Definitivamente  no  lo  creo;  especialmente porque los sociópatas son incapaces de establecer vínculos con sus semejantes.

El portal me arrastra con fuerza, no puedo evitar recordar todas las veces que, de pequeño, casi muero ahogado. Me resisto, a pesar de que ya lo he hecho un millar de veces, para acto seguido dejar llevarme por él. Una vez dentro de aquellos pliegues carmín de tiempo y espacio, abro lentamente los ojos. Frente a mi a una velocidad mayor esta él. Voltea y sonríe, me saca la lengua en un gesto de desafío. Si me sintiese más cómodo en aquellas corrientes, le mostraría el  dedo  medio.  Pero  prefiero  no  tentar  a la suerte cuando recorro los caminos de la Sangría. ¿Sangría? Si, Sangría, así la llamaron aquellos dementes autoritario o como se llamen.

Observó como de nuevo se introduce por un túnel, lo deja abierto. De verdad ese desgra-ciado disfruta con todo esto. En este momen-to, como cada vez que cruzo algunos de esos malditos portales, no puedo evitar pregun-tarme ¿Y si lo dejo así? ¿Qué hará si llega a un nuevo lugar, voltea y no me ve? ¿Me bus-cará o seguirá su camino? ¿Qué será más peligroso, este juego o dejarlo hasta aquí? Creo que ve un portal a mi izquierda, seguro

allí encuentro una forma de volver a casa. O un nuevo sitio donde descansar ¿Qué tal un mundo donde sea el único? Pero luego vuel-ve a mi mente una palabra: Los inocentes ¿Qué va a pasar con los inocentes? Y enton-ces todo se viene abajo, adiós posibilidad. No hay para donde coger; debo seguir al deber.

Cruzo por el portal y de nuevo la luz me ciega. ¿Qué encontraré al otro lado?

— ¡Por todos los Dioses! ¿Qué demonios es eso?— inquirió Phillipus mientras hacia un gesto a sus subordinadas para que sonasen las alarmas. En un tris, las potentes trompetas sonaban por toda Isla Paraíso, y las amazonas dejaban, cual maquinas perfectamente engrasadas, de lado aquel jolgorio y tomaban sus armas.

—Dame un poco de tiempo— dijo ordenó Diana a Phillipus, mientras dejaba el palco en pos de sus prendas de combate— No corras ningún riesgo innecesario.

—Sí, mi señora— replicó la Canciller y antigua general, mientras solicitaba una espada y saltaba a la arena. Una vez en la palestra comenzó a rugir ordenes, y las amazonas, sin rechistar las obedecieron— En estos momentos me encantaría tener a Artemisa rondando por aquí.

Aquella criatura era una mole de músculos de tres metros de alto. Su piel era blanca como la nieve, sus cabellos rojos y su cabeza estaba coronada por espinas. Su pecho estaba desnudo, salvo una extraña estrella de metal incrustada en su piel. Llevaba un raido pantalón negro y andaba descalzo; visto de esa forma recordaba mucho a un terror del mundo del patriarca llamado Solomon Grundy, pero no era él. Su rostro estaba contraído en una mueca malévola y su boca era un carnaval de filosos colmillos. La criatura sonrió al percatarse de que estaba rodeado.

—Tantos universos, tantas tierras alter-nas— dijo con su atronadora voz— Y caigo

WO

ND

ER W

OM

AN

20 21

en una donde imperan las versiones fe-menina de los espartanos. Esto va a ser divertido.

Sin decir nada más arremete contra las ama-zonas, quienes deshacen su formación con presteza y observan como este golpea el sue-lo con fuerza. A la canciller Phillipus le toma unos segundos salir del estupor, pero luego no duda ni uno en dar la señal para que las arqueras disparen.

Las saetas cruzan los cielos y certeras se incrustan en la piel de aquella monstruosidad. La criatura aúlla de dolor y retrocede un poco.

—Reconozco esta manufactura— dice entre sorprendido y enfurecido. Como la asquerosa bestia que parece ser olisquea el aire. Unos segundos después parece haber dado con lo que estaba buscando— ¡Malditos! Mil veces malditos, aquí medran los hijos de Cronos. ¿Cómo es posible?— pregunta entre gritos— ¡¡Universo tras universos, están allí parecen una constante!!

Con un solo movimiento espasmódico, hace saltar las flechas incrustadas en sus carnes y arremete de nuevo contra las mujeres. Esta

vez, enceguecido, no retrocede cuando los venablos hacen blanco en él o cuando las es-padas lo alcanzan. Golpea con fuerza una y otra vez, rompe escudos y huesos, arroja a un montón de guerrera por los aires, mientras su siniestra risa inunda el lugar.

En cuestión de segundos, la Canciller Phillipus está haciendo que sus fuerzas se organicen y preparen una retirada. La batalla se vuelve defensiva, y la bestia parece darse cuenta de ello y seguirles el juego.

¡Qué bien! Esta vez el cielo es azul. Aun re-cuerdo cuando llegue a aquella versión y el cielo era morado, o aquel donde era plomi-zo gracias a el invierno nuclear, producto de la Crisis de los cohetes cubanos. El césped esta cómodo y sopla un viento fresco. Creo que daré una siesta. No sé porque, pero esto se siente genial. Recuerdo aquel sitio, ¿cómo se llamaba? Ummm, si… Elysium… Me pesan los parpados, no me resistiré.

¿Qué fue eso? ¿Un jet? ¿Son gritos? ¡Dian-tres! He aparecido seguro en la mitad de una batalla. Yo sabía que era muy bueno para ser

WO

ND

ER W

OM

AN

20 21

cierto. Seguro caí cerca de ese maldito. Ge-neralmente no encontramos en las antípo-das del mundo al que lleguemos, pero esta vez no es así. Bueno, adiós césped y viento fresco, el deber me llama.

Diana decidió no darle cuartel o la oportuni-dad de explicarse, esa la tuvo no más hizo acto de presencia. En vez de eso, arremetió con presteza contra la criatura, valiéndose de su velocidad y fuerza, tal como había vis-to hacer a cierto conocido. El impacto de la Reina de las Amazona contra aquella nívea mole hizo retumbar el coliseo hasta sus ci-mientos. Pero les dio tiempo a las amazonas para retirarse.

Una vez que el polvo se asentó Diana pudo ver a su adversario, el cual se le antojo conocido.

— ¡Por Cronos!— exclamó— los Campeones de los Olímpicos son cada vez más sexy. Voy a disfrutar mucho con ese cuerpecito tuyo después que te rompa el cuello.

—Cerdo— replicó Diana con gesto amargo mientras arremetía con velocidad y pericia contra el monstruo. A este no le quedo más opción que defenderse, y golpe tras golpe fue cediendo terreno. En poco tiempo Diana logro arrinconarlo y luego conectarle un golpe con tanta fuerza que lo incrustó en las grades del coliseo— ¿Decías?

La única respuesta que Diana recibió fue una carcajada, mientras este se iba a poniendo de pie. Ya en todo su esplendor el monstruo se estiró y rugió con fuerza. De nuevo el coliseo tembló, acto seguido saltó a la palestra. Aquel movimiento fue tan repentino para Diana, que la sacó de balance por unos segundos. Momentos que aquel ser aprovechó para conectarle un puñetazo que la arrojó al otro lado de la arena.

—De verdad voy a disfrutar ese cuerpeci-to— dijo— luego el de tus hermanas— agre-gó mientras avanzaba. Una ráfaga de flechas le cortó el camino y atrajo su atención — ¿En

serio? ¿Aun tienen ganas de jarana? Es-tas chicas no se cansan, ¿Acaso sois in-saciables?

Se preparaba para arremeter contras las ar-queras cuando, como impulsada por un re-sorte, Diana se puso de pie y le asestó un gol-pe en el abdomen. La bestia retrocedió unos pasos y la heroína arremetió de nuevo, esta vez le hizo una llave de judo en el cuello para hacer palanca con su pelo y proyectarlo por los aires. El golpe causo un gran estruendo en el coliseo.

—Hablas mucho para mi gusto— replicó Diana. Acto seguido la reina de las amazona, les hizo un gesto a sus hermanas y súbditos para que se alejaran de allí.

—Ya me cansé— dijo mientras ponía de píe y sacudía el polvo— he sido todo lo caballeroso que he podido, pero ¡Por Cronos! Ya me cansé. Es hora de jugar en serio.

Dicho esto la monstruosidad silbo con fuerza. Aquel era un silbido estridente, que inicio con mucha fuerza y luego se detuvo en un tris. Las amazonas y Diana pensaron que aquello era una tontería, y esta última se preparaba para darle una réplica ingeniosa, cuando se percató de que estaba inmovilizada. Sus músculos no le respondían, respiraba con dificultad y aquella bestia sonreía lobuna.

Aquella cosa incrustada en su pecho comen-zó a brillar, mientras el metal se ponía al rojo vivo. Del pecho comenzaba a surgir vapor, y la nívea piel comenzó a volverse carmín, mientras el monstruo ahogaba unos gemi-dos que cabalgaban entre el dolor y el placer. Para acto seguid, en medio de un gran grito, liberar una asombrosa descarga de energía.

Así termina todo. Aquel fue el único pensa-miento de Diana de Themyscira mientras observaba como aquel destello de energía avanzaba imparable hacia ella. Cerró los ojos, al menos aquel privilegio no se lo habían qui-tado, y se preparó mentalmente para recibir el impacto. Pero aquel impactó no llegó. No sintió el abrazador calor que tanto había dis-

WO

ND

ER W

OM

AN

22 23

frutado la bestia, ni el silencio que precedía al golpe de gracia, aquel que te permitía ver todo en cámara lenta. Aquel que tenía la in-tención de mostrarte todo el panorama, para acto seguido decirte: “mira de lo que te vas a perder”.

Nada de eso llegó al cuerpo de Diana. En vez de ello, escuchó como el rayo impacta-ba contra lo que debía ser un escudo, para acto seguido ser repelido o redirigido hacia las gradas, las cuales saltaron por los aires, cubriendo todo con un velo de polvo.

—Siempre es lo mismo, Devastación— dijo una figura en medio del aquella niebla. Cuan-do esta de disipó, Diana se encontró cara a cara con su salvador. Y lo que vio la sorpren-dió.

los codos y unas áureas grebas. En una de ellas podía ver un extraño, e intermitente, es-cudo de energía con los colores de su unifor-me y la egida de Atenea. Su rostro carecía de diadema alguna, en vez de ellos tenía puesto unos lentes de soldador o algo por estilo.

—En el nombre de nuestra señora Hestia, yo te libero— dijo mientras la señalaba. Aquellas palabras cayeron sobre ella como un cálido vapor, que relajo sus músculos y le devolvió su movilidad— ¿Mejor?— Diana se limitó a asentir.

—Te tardaste mucho— replicó el mentado Devastación— ya comenzaba a aburrirme. Esta morena, no sabe divertirse.

El recién aparecido miro con detenimiento a la reina de las amazonas y le sonrió. Aquella era la sonrisa que se le dedicaba a un ser querido, pero ella no había conocido a nadie como él. ¿Sería este el juego de algún villano siniestro?, se pregunto la heroína, mientras trataba de hacer memoria. ¿Acaso Superman no tenía como adversario un duendecillo ve-nido de quien sabe que dimensión que le ha-cía sendas jugarretas?1 ¿Le estaría pasando a ella lo mismo?

—No has enloquecido— le dijo el joven— Wonder woman ¿Cierto? Mi nombre es Casius Summer, De donde vengo soy conocido como Wonder Boy— Sonrió.

— ¿Y, tu amigo?

—Es un titán, llamado Devastación, creado para acabar con Dane de Elysium2.

— ¿Perdón?

—Es difícil de explicar— le dijo— nosotros veni-mos de un universo diferente. Y hemos esta-do viajando por varios, tantos que he perdido la cuenta.

1  Se refiere a Mr Mxyzptlk , el habitante de la Quin-ta Dimensión y que tantos dolores de cabeza provoca a Superman2 Wonder Boy parece proceder de “Tierra-11”, una ver-sión de la Tierra dónde todos los personas han cambia-do de género, incluidos los superhéroes. Dane sería el equivalente a la Diana de Themyscira de nuestra Tierra

Ante ella se hallaba un joven, tal vez de un metro setenta o un poco más; de piel blanca y cabellos más rojos que los de artemisa. Ves-tía unos vaqueros negros y unas botas pesa-das con una suela gruesa y grandes hebillas. Hasta allí pasaría solo por un pelirrojo anar-quista o amante del heavy metal, pero aquel chico llevaba puesta una remera roja donde se podía ver una gran doble uve dorada, una cazadora de cuero negro arremangada hasta

WO

ND

ER W

OM

AN

22 23

—El Devastación que yo conozco tenía el as-pecto de un chiquillo de doce años, aunque podía cambiar de forma3.

—Este amiguito opto por esa apariencia monstruosa, y además consiguió que algu-nos enemigos de Dane, le dieran una ayudita.

—Lo que tiene en el pecho.

—Sí, es un arma y también una especie de alternador dimensional, o algo así.

— ¿Cómo lo detenemos?

—Generalmente le doy una paliza y cuando esta por perder salta a otra dimensión, deja una grieta para que lo siga— respondió— Pero hace poco conocí a unos tipos llamados los Centinelas que me dieron una chuchería que puede mandar a Devastación a la peor cárcel del multiverso.

— ¿Qué pasara contigo?

—Me quedare atascado— dijo y Diana pudo ver un leve deje de tristeza en su rostro— pero te aseguro que valdrá la pena con tal de que Devastación no siga causando más muertes. Y no lo intente antes, porque no había conta-do con ayuda durante nuestras peleas.

—Entiendo.

—Bien, solo tengo que inmovilizarlo— dijo— Si eres como las otras Tu que he conocido, creo que serás capaz.

—Más que capaz.

Con un leve movimiento de cabezas Wonder Woman y Wonder Boy se pusieron en marcha. La charla a Devastación se le había hecho eterna, pero no la desaprovecho, pues mientras estos hablaban, el recuperaba fuerzas y preparaba un segundo rayo. Sonrió al ver como Wonder Boy iba directo hacia él, le daría de lleno y se libraría de esa plaga. Pero al parecer su adversario pudo intuir su tosco plan y apresuro el paso, al titán

3 Devastación es una enemiga de Wonder Woman, creada por Cronos a imagen y semejanza de ésta, para convertirse en su versión “oscura”.

no le quedo otra opción que propinarle un puñetazo. Wonder Boy lo esquivo saltando y aprovecho el impulso para propinarle una patada en la cabeza.

Aquel golpe habría dejado a cualquier hombre fuera de circulación, pero Devastación distaba de ser un hombre. En vez de eso le hizo perder el balance, situación que Diana aprovechó. Su laso salió disparado hacia los pies del villano, acto seguido los envolvió y esta se limitó a jalarlos con fuerza. Los gigantescos pies del titán volaron por los aires y este termino de espaldas en suelo. El golpe fue tan contundente que hizo temblar al pobre coliseo. A todas estas, Wonder Boy aun flotaba en el aire, y con una precisión asombrosa, se dejo caer como una plomada en el estomago de titán, incrustándolo aun mas en el suelo.

Devastación aulló de dolor y perdió la conciencia. Casius no dudo ni un segundo y de uno de los bolsillos de su vaquero extrajo la chuchería, que parecía una especie de bolígrafo y lo incrustó en la estrella. Con suma presteza se alejó de él.

Algo en el procedimiento debía ser doloroso, pues cuando el ingenio comenzó a brillar, el titán despertó en medio de gritos. En un tris, ignorando sus heridas, se puso de pie y avanzó hacia Casius.

—¡¡TE VIENES CONMIGOOOO!!!— aullaba. Corrió a gran velocidad, pero algo lo detuvo antes de llegar al joven. De la nada surgió la diadema de Wonder Woman, la cual, en plan boomerang, paso rosando su rostro dejando un gran reguero de sangre.

Adolorido el titán retrocedió y Wonder Boy se alejó lo suficiente, genero un escudo brillante y con presteza, cual si fuera un disco, la arrojo con mucha fuerza a los pies de Devastación haciéndolo caer. Justo a tiempo para que el objeto en el pecho brillara con gran fuerza desvaneciéndose y llevándose consigo a su adversario.

—Se acabo, por fin— dijo Cassius mientras se desplomaba en la arena.

24 25

WO

ND

ER W

OM

AN

24 25

Varios días le tomó a Casius reponerse en los aspectos físicos y mentales. Fueron días que el joven aprendió sobre la cultura de las amazonas y de cómo se asemejaban a las de otras regiones del multiverso. Días que a su vez, pasó al lado de Diana quien, para la gran alegría de Phillipus, recuperó su vitalidad. Era como si aquel jovencito llenase un vacio en el corazón de su reina y, para ser sincera, en el de todas las amazonas. Pues a pesar de ser un hombre, aquel chico conocía, respetaba y seguía el código de las amazonas. Era como si una de ellas hubiese nacido en el cuerpo equivocado. Pero para Diana era algo más, era una especie de promesa, la posibilidad de que los hombres pudiesen cambiar. Su sueño: una humanidad mejor.

Por su parte el chico que, hasta ese momento, había sido un nómada cuántico, se hallaba a gusto al encontrar un lugar que llamar hogar. Así que no tardo en pedir asilo y prometer obediencia a Diana, a cambio de que le permitiera vivir en la isla, y sobre todo se su protegido y mentor.

La Reina lo pensó con calma, y luego de consultarlo con Phillipus y los oráculos le dio el visto bueno. ¿Qué podía pasar? Llego a pensar la reina, que veía al chico como una recompensa, después de todo lo que había perdido. Tres seres querido se fueron, pero ganaba a uno que la llenaba con una serie de emociones que desconocía ¿Seria eso lo que sienten las mujeres comunes al tener hijos? Se preguntó más de una vez, la respuesta se le escapaba, pero ella estaba dispuesta a encontrarla, mientras disfrutaría del fenómeno. Además aquello no le caía mal, pues aliados siempre hacen faltas.

Sin duda con aquello quedaba demostrado que el Universo nunca da lo que deseas, sino lo que necesitas.

EPILOGO

El titán Devastación despertó en un sitio que era, aun para él, repulsivo. El cielo era carmín y tormentoso, la luz era escaza y provenía de unas esferas que flotaban. Alrededor un sinfín de criaturas, cada uno más temible que

la anterior, y todas en contante lucha. Avanzó con aquel tumbao que solo tienen los guapos al caminar, se acercó al bicho más patético que vio y lo tomo por el cuello, mientras que se lo acercó al rostros. Y, entre dientes, le pregunto

—¿Quién es el mandamás aquí?

La aterrada criatura no alcanzó a responder, solo se limito a señalar algo a la espalda de Devastación. Lo que fuese le toco el hombro. Con una voz atronadora que hizo que muchos alrededor saliera huyendo, le respondió.

—Ese seria yo.

Devastación se dio la vuelta rápidamente para encarar a su adversario. Este era un bicho de piel gris con un montón de placas y cuernos óseos que salían de los hombros, pechos, cabeza, y sobre todo de los nudillos. Los tenía alrededor de los ojos y cerca de la boca que era una ristra de colmillos, más desagradables que los suyos.

—Mi nombre es Devastación.

—No, tu nombre será Lulubell y a mí me conocerás como amo— dijo— y me podrás llamar Doomsday cuando te lo hayas ganado— agregó mientras le propinaba un fuerte puñetazo en el estomago a la Devastación— Bienvenido a la Jungla.

Fin

BATMAN

24 2524 25

BATMANpor Jeronimo Thompson,

Guillermo Moreno y Roberto Barreiro

Annual nº01: Especial 75º aniversario

En capítulos anteriores: Batman es  una  figura muy importante en el mundo del comic. Con estos rela-tos, Tierra-53 quiere unir-se a la celebración de su 75º Aniversario. ¡Feliz Cumpleaños, Hombre Murciélago!

El Caballero y el mañanaPor Guillermo Moreno

El estruendo, los destellos y el humo no lo sorprendieron, ya nada parecía asombrarle. Se puso cómodo en su trono y bostezó mien-tras observaba con fingido desinterés a las fi-guras que hacían acto de presencia en su sa-lón. Con cara de pocos amigos entro un joven pelirrojo, vestía un traje con una combinación de blanco y azul y par de rayos amarillos; Live Wire era su nombre código. Fue seguido en un tris por una chica rubia, muy bonita y de apariencia delicada, que vestía de blanco y rosa y portaba como símbolo un planeta con anillo, Saturn Girl, así figuraba en los archi-

vos del ordenador. Por último un chicuelo pelinegro que, por el gesto y las miradas ful-minantes que le dedicaba a Live Wire, no es-taba muy a gusto como se había ejecutado el plan. Vestida de morado y negro. Cosmic Boy o Cósmico, para los amigos, era el único con gusto según la figura del trono.1

— ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Eh!— dijo la figura mientras se ponía de pie— mira Braini, lo que nos traído el gato. Son los hermanos Marx.

— ¿De qué demonio… estas?

1 Si no lo habéis adivinado ya, estamos hablando de los miembros fundadores de la Legión de los Superhé-roes , los héroes de 1000 años en el futuro

BATM

AN

26 27

— ¡Ey! Mocoso, cuida tu lenguaje ¿Acaso mamá cósmica no te enseño viado de alguna feria. Pues hay que admitir que su apariencia era inusual. Pero tarde nos dimos cuenta de nuestro error.

—Hizo unos comentarios extraños, contó unos chistes. Bajamos aun más nuestra guardia y, cuando se percató de ello, arremetió contra nosotros— continuó Live Wire— resultó ser una maquina excepcional, además de que usaba sus habilidades de una forma inusual. Luchaba con patrones erráticos… era…

—Como pelear con algo impredecible— le atajó Rokk— pero peor que eso era el hecho de que, no sabíamos nada de él y, en cambio, él sabía mucho de nosotros. Supo como inutilizar a cada uno de los miembros que reaccionaron con celeridad. Y, a su vez, supo a quien debía someter primero.

— ¿Y ese era?

—Brainiac 5— respondió Garth— El es nuestro genio residente, por decirlo de alguna manera. Un tipo con una inteligencia excepcional.

—Un nivel de inteligencia 12— le interrumpió Rokk— Un tipo que viene de una era donde el máximo es de 6, sometió al genio más grande del siglo XXXI.

— ¿Qué ocurrió cuando dominó a Brainiac 5?— preguntó Batman, tomando nota de la amargura en la voz del chico, pero no reaccionando ante la misma.

—Accedió al cuartel, su ordenador y las defensas— respondió Garth— y no dudó en volverla contra nosotros. Una vez adentro creo en un tris, valiéndose de nanotecnología, seguro, un montón de robots secuaces.

—En poco tiempo fuimos expulsados y tuvimos que reagruparnos— le atajó Rokk

—Y tuvimos que solicitar asistencia a la policía científica.

—Lo cual fue mala idea porque aumento el caos y las victimas.

—Tuvimos que reagruparnos— continuó Garth— Ya en un sitio seguro descubrimos quien era. La información era poca, pero era todo lo que teníamos. Preparamos un grupo y arremetimos de nuevo. Entrar resulto sencillo, dimos cuenta de secuaces, de las defensas del cuartel. Avanzamos con gran rapidez.

—Se confiaron— le atajó Batman— los dejo entrar y una vez adentro cerró el cerco. Allí lucharon con todo lo que tenían y sabían, pero llevaban las de perder. Él estaba varios pasos por delante de ustedes. Al final lo confrontaron y en la querella, la chica resultó herida. Allí, a ti— señaló a Garth— se te ocurrió la peregrina idea de escapar en lo que fuese.

—En efecto— respondió Garth asombrado— recordé que tenemos una máquina del tiempo en los cuarteles y esperaba que él aun no supiese de su existencia.

—Una vez en ella quisiste escapar a cualquier sitio, pero él— señalo a Rokk— sabía cabalidad a quien se enfrentaba y quien podía derrotarlo ¿Me equivoco?

—No— replicaron al unisonó.

Batman se puso de pie, miró a los jovencitos durante unos segundos y luego se dirigió hacia una escalera.

— ¿A dónde va?

—Le pediré a Alfred que prepare algo para ustedes y que atienda a la chica— dijo y sin más despareció ante los ojos de los Legionarios.

De nuevo, fingiendo estar aburrido, el Joker observó la batalla entre sus esbirros mecánicos y los jóvenes héroes. No podía evitar carcajearse de la risa cada vez que las Harley robóticas, valiéndose de sus piruetas y destrezas gimnastica, dejaban en ridículo a los poderosos jóvenes. Fue solo

BATMAN

26 27

cuestión de segundos para que un enojado y desesperado Live Wire disparara sin medir o ver y terminase impactando de lleno en un Cósmico que no salía del estupor que le causaba el hecho de que aquellas maquinas eran inmunes a sus poderes. Por su parte la única que parecía resistir a los embates de la fembots era Saturn Girl. Al Joker aquello no dejaba de asombrarle, ya se había enfrentado a la joven en un primer round. La chica lo había atacado con sus poderes ment e a su derecha, no respondió. No podía, se encontraba bajo los influjos del Joker.

—Vamos, papanatas— gritó el Joker— Ten modales y respóndeme— se puso de pie y rápidamente le asestó unos cuantos golpes al joven héroe que no replicó— ¿Te comió la lengua el ratón?— le preguntó mientras lo arrojaba al suelo y le propinaba una lluvia de puntapiés— ¿Dónde quedo tu inteligencia de nivel doce, Braini?

El payaso del caos habría continuado con aquella paliza de no ser por los repentinos estallidos en el salón. En un tris una densa capa de humo lo cubrió todo. Escuchó unos silbidos y los robots comenzaron a estallar uno por uno. Pudo sentir como perdía y, que tan rápido, perdía el contacto con ellos.

— ¿Tu?— inquirió

Allí en medio de la sala, como surgido de la oscuridad, del mismo Hades, hizo acto de presencia una siniestra figura. Su mirada se-vera, su gesto torvo, no auguraban nada bue-no para Joker, pero aun así, estaba feliz de verle. Si hubiese tenido un corazón orgánico este habría latido con fuerza.

— ¿Cómo llegaste aquí?— preguntó y con rapidez se acercó a la figura— Batsy, Batsy ¿Eres tú? ¿Serás un clon? ¿Un androide como yo? Seguro un mo… — el payaso no terminó su frase cuando el héroe encapotado le asesto un fuerte puñetazo. El villano retrocedió un paso y con gran alegría gritó— Eres tú, de verdad eres tú. ¡Oh!, niños que considerados han sido con su Tío. ¿Fueron al pasado a traerme este regalo?

—Esto acaba aquí y ahora— gruñó Batman

—Mil años en el futuro y sigue siendo el mismo Batsy— respondió el Joker, de nuevo levantó la mano y surgieron más robots— No lo creo, no será tan fácil.

—Eso me temía— respondió el encapuchado.

—Iré con ustedes, pero antes de eso deben conocer mis condiciones— dijo Batman mientras se ajustaba el cinturón.

BATM

AN

28 29

Rápidamente lo puso en orden y miró fijamente a los chicos— Ustedes se han enfrentado al Joker por primera vez y han sobrevivido; pueden considerarse los seres más afortunados del universo.— El trío que ya mostraba un mejor aspecto— pero esa suerte se ha agotado, para que no mueran deberán seguir mi plan. Tendrán que mantener el paso en muchos momentos y confiar ciegamente en otros. No justificaré mis órdenes, solo las daré. Harán lo que diga sin rechistar o estarán fuera. No hay margen para error o titubear. ¿Entienden?

—Si señor— respondió Garth

—No me importan cuanta experiencia tengan, ni a quien hayan vencido en el pasado. No me interesa si ya trabajaron con Superman o cualquier otro conocido. Lo que saben, o creen saber, no les servirá de nada cuando se trata del Joker.

—Es una fuerza de la naturaleza, es impredecible— comentó Saturn Girl, sin poder evitar el estremecerse al recordar lo que encontró cuando tocó la mente del villano. Batman asintió.

—Comprenden entonces mi actitud— sentenció Batman— Entonces, manos a las obras.

En cuestión de segundos ambas figuras se enzarzaron en una lucha. Los golpes iban y venían a gran velocidad. A los ojos de los legionarios aquella pelea parecía una danza o una coreografía perfectamente ejecutada. Pero lo que más le asombraba, era que el héroe de Gotham City, aquel guerrero de hace un siglo, podía mantenerle el paso a un adversario que ahora tenía un cuerpo robótico. Y para más inri, el caballero de la noche, estaba teniendo éxito donde ellos fracasaron; con todo su poder, anillos y estrategias.

— ¿Cómo puede?— preguntó Garth a Imra

—Ambos están fuera de nuestra liga— respondió Saturn Girl con calma, mientras

eludía a una de las harley y le asestaba una fuerte patada a otra. La chica se asombró al darse cuenta de que le había cogido el patrón a su adversaria.

—Según los que alcance a dilucidar cuando estuve en su siglo, es que ese par son enemigos acérrimos— respondió Rokk, quien también le estaba cogiendo el truco a las Harley.

—¿Creen que Batman podría con Val2?— pre-guntó de nuevo Garth.

—Sera mejor que dejes la especulación para después— replicó Saturn Girl quien había fini-quitado con su ración de Harely y se dirigía a gran velocidad hacia el trono, eludiendo las amenazas potenciales. Su interés era liberar a Brainiac 5. Menuda fue su sorpresa cuan-do una esfera salida de la nada la alcanzaba de lleno arrojándola contra un muro. Le tomó unos segundos componerse para percatarse de que tenía ante sí a Bouncing Boy3— No ten-go tiempo…

— ¡Vaya! Es asombroso el ver como repiten esa palabra tantas veces unos chicos que poseen una máquina del tiempo— comentó el Joker a través del héroe rebotador.

Aquel comentario le salió caro, no por la respuesta que la Imra le dio, sino porque el encapotado no perdió el tiempo, y le asestó un potente puñetazo; uno que su cerebro positrónico registró extremadamente peligroso.

—Haces trampa, Batsy— gritó mientras retrocedía— ahora usas electricidad.

Batman no replicó sino que arremetió con más fuerza y rapidez. Al Joker no le tomó mu-cho tiempo ajustar su defensa a la nueva es-trategia, en cuestión de unos minutos, logro replicar y asestarle un golpe a su némesis. Batman retrocedió un poco, no mostró dolor, sorpresa o alegría y arremetió de nuevo con

2 Val Armorr a.k.a. Karate Kid , el mejor artista mar-cial del siglo XXX3 Chuck Taine , con  la  habilidad  de  “inflarse  como una pelota” y volverse invulnerable.

BATMAN

28 29

el mismo esquema. Con la misma velocidad el payaso lo detuvo una y otra vez, así se mantuvo un rato más.

—No es divertido, no eres divertido— gritó cuando, ya molesto, le asestaba un golpe que lo hizo retroceder aun más.

—No era mi intención serlo— dijo mientras le enseñaba el interruptor que tenía en las manos. Uno delgado con un hermoso botón rojo. Lo apretó rápidamente sin darle tiempo al Joker para que se ajustara a ese cambio.

Los micros cargas explosivas, que guardaba en su haber y que usaba solo con adversarios de verdad resistente como Solomon Grundy o Killer Croc, estallaron con apenas segundos de diferencias. El cuerpo robótico del Joker no se pudo ajustar y en un tris, lo que fuese un cuerpo fornido de un enchapado purpura que imitaba su antiguo traje, su piel y los rasgos distintivos de su rostro; quedo reducido a un armazón cubierto de un acero líquido, que sostenía en su interior una esfera negra del tamaño de una bola de billar. Con la velocidad del rayo Batman la tomó separándola de aquel cuerpo.

Siguiendo la caída del Joker, sus esbirros robóticos perdieron su voluntad, volviéndose presas fáciles para Garth y Rokk, quienes no dudaron para volverlas polvo. Por su parte un confundido Bouncing Boy se encontró con la bota de Saturn Girl en el pecho y una mirada traviesa y retadora. El buen Brainiac por su parte, volvía en si entre gemidos de patente dolor.

—La pesadilla llego a su final— dijo Garth con calma mientras se acercaba lentamente a Batman y le tendía la mano.

—No lo creo— replicó este sin responder al gesto— Nunca es tan fácil con el Joker.

— ¿Perdón?— inquirió Rokk

—Aun falta por determinar dónde está la guarida en la cual despertó— respondió

Batman— es muy probable que ese criminal Cronos, creara algún respaldo.

— ¿Quiere decir que podría haber más como él por Nueva Metrópolis?— inquirió Garth realmente asustado.

—Exacto

—Ese demente acabó con todos los legionarios que estaban en este cuartel. No quiero saber que harían tres o cuatros de él.

—Luchar entre sí— respondió Batman— Y el caos seria mucho mayor.

— ¿Cómo sabes?— inquirió Rokk. Batman se limitó a mirarlo con paciencia.

—El narcisismo del Joker impediría que coope-raran entre sí— respondió Batman— la lógica dicta entonces que comenzarían a competir entre ellos, aumentando el caos y las bajas.

—Asombroso— replicó Garth— le creo, señor.

— ¿Qué haremos con él?— inquirió Imra

—Yo tengo una idea— replicó Brainiac 5 mientras que con un gesto le solicitaba a Batman que le facilitara la esfera. Con cierta renuencia el héroe de Gotham City, se la cedió.

—Bien, es hora de volver a casa— dijo Cosmic Boy.

—No creo— contestó Imra quien tomaba, descaradamente, a Batman por el brazo— Nuestro amigo, tiene mucho que enseñarnos, podría esperar un poco más.

—Me necesitan…

—Te podemos devolver al mismo punto temporal del cual te extrajimos— replicó Saturn Girl— a efecto de tu ciudad, te habrías ausentado solo por unos minutos. Hicimos lo mismo con Kal-El.

—Pero

BATM

AN

30 31

Bienvenido a Gotham Citypor Jerónimo Thompson.

Era de noche, por supuesto.

El estrecho callejón que se abría paso entre aquellos dos edificios en ruinas se hallaba sumido en unas sombras densas, que se adherían a su contorno como una masa de brea caliente. Un callejón que en nada se diferenciaba de los cientos de callejones tortuosos que abundaban en Gotham City, y que en conjunto, constituían el entorno natural del encapuchado que se había detenido frente a unos cubos de basura. Evitando pisar el charco de aceite de motor que se extendía por buena parte del suelo, el recién llegado retiró un amasijo de cartones podridos por la humedad que probablemente había servido de improvisado hogar para algún alma perdida, y localizó rápidamente lo que andaba buscando. Los barrotes que protegían el ventanuco que comunicaba con uno de los sótanos del edificio cedieron a la presión de sus manos con insultante facilidad.

Segundos más tarde, Batman se deslizaba a través del angosto ventanuco, valiéndose de unas enormes cajas apiladas en el interior para acceder al sótano. El espacio en el que se había adentrado no era muy amplio, y a pesar de todas aquellas cajas y la multitud de

pequeños cachivaches que lo abarrotaban, pronto encontró una ajada puerta de metal a medio abrir en uno de sus rincones. Tras engrasar los goznes con una aspersión del líquido espeso que guardaba en una de las numerosas cápsulas ocultas en su cinturón, el Hombre Murciélago cruzó la puerta para descubrir un pasillo que no ofrecía un ambiente mucho más acogedor que el de la habitación que dejaba atrás.

El pasillo era largo, y se extendía en ambos sentidos hasta sumergirse en unas sombras que no permitían ver su final. Batman creyó oír el eco de un murmullo de voces que le llegaba desde su derecha, de manera que fue ésa la dirección que tomó, avanzando tan rápida como sigilosamente. Cada pocos metros, hallaba puertas con un aspecto idéntico al de aquella que había cruzado en primer lugar; algunas estaban parcialmente abiertas, otras aparentemente cerradas, pero ninguna llamó su atención hasta que alcanzó el extremo del pasillo. Frente a una escalera de peldaños desgastados que subía hasta la planta baja del edificio, escuchó una serie de golpeteos en el suelo tras la última de aquella colección de planchas metálicas.

La puerta estaba atrancada y su cerradura frenó al Hombre Murciélago durante algo más de tres segundos. Al abrirla, le asaltó un hedor a excrementos de animal que casi le hizo retroceder un paso. Aunque el cuarto estaba completamente a oscuras, Batman percibió agitación allí dentro, de modo que tomó una pequeña linterna con forma de lápiz de su cinturón y barrió el interior con su haz, descubriendo tres jaulas de barrotes de metal cubiertos de un óxido rojizo, en las que se hacinaban algo más de una docena

—Nada, Garth— respondió Imra— Batman se merece una recompensa y ¿Qué mejor recompensa que ver el mundo que ayudo a construir? ¿Qué puede pasar?

Fin

BATMAN

30 31

de cabras desnutridas que lo observaron sin demasiado interés; pese a que continuaron arañando el suelo con el roce de sus pezuñas, ninguna de ellas llegó a balar, probablemente por falta de fuerzas para hacerlo.

Batman cerró la puerta y empezó a subir las escaleras, evitando descargar todo su peso sobre los escalones más dañados cuyo aspecto auguraba un estridente crujido si así lo hacía. Conforme ascendía, el murmullo de voces que había oído desde el sótano se convirtió en una monótona letanía articulada con palabras de un idioma que no reconoció. Cuando por fin llegó arriba, se encontró con el primer obstáculo en su camino: un tipo enorme vestido con una sencilla túnica negra que vigilaba una puerta de doble hoja situada tan sólo unos metros a la izquierda del final de las escaleras. Al no contar el edificio con suministro eléctrico, la iluminación dependía allí de la llama de las antorchas que habían colgado de las paredes a intervalos no demasiado regulares, y para disgusto del Hombre Murciélago, una de aquellas antorchas ardía precisamente frente a él, de manera que le resultaba imposible deslizarse en las sombras para continuar su discreta incursión nocturna.

Una vez confirmado que el cántico monocorde procedía de la estancia cuya entrada guardaba aquel tipo, y que no parecía haber más individuos por allí cerca, Batman disparó un fino chorro de extintor líquido hacia la antorcha que le impedía avanzar, sofocando su llama de inmediato. En respuesta, el gigante de negro se volvió rápidamente hacia donde se encontraba, sacando una pistola de algún bolsillo secreto de su túnica; mientras acortaba la distancia que lo separaba de la antorcha apagada, centró su atención en las escaleras, hacia donde no dejó de apuntar en ningún momento. Pero no le sirvió de nada. Tan sólo un instante después de alcanzar el lugar donde le esperaba el Hombre Murciélago, el vigilante se desplomó inconsciente contra el suelo.

Batman dejó a aquel hombre tumbado sobre los peldaños superiores de la escalera mientras investigaba el interior de un pequeño salón que había entrevisto a su

derecha. Tras comprobar que se hallaba efectivamente vacío, arrastró el cuerpo hasta allí para abandonarlo atado y amordazado detrás de un mugriento sofá que lo ocultaba de cualquiera que mirara desde la puerta en aquella dirección. Ahora debía darse prisa, pues no pasaría mucho tiempo antes de que alguien echara en falta al vigilante y diera la voz de alarma.

Sin perder un momento más, Batman reanudó su inspección alejándose del lugar en el que aquellas voces elevaban progresivamente el volumen de su cántico arrítmico, y una vez localizado el segundo tramo de escaleras que buscaba, subió de inmediato hasta la primera planta. En esta ocasión no se topó con nadie que le cortara el paso al alcanzar el último escalón, pero después de avanzar un largo trecho por un sucio pasillo de paredes desconchadas, descubrió al doblar un recodo a otros dos matones también enfundados en túnicas negras, que custodiaban una puerta de doble hoja muy similar a la que ya había visto en la planta baja y que, ahora sí, pretendía cruzar.

Aquellos tipos trataban de aparentar una dedicación plena a su labor de vigilancia manteniendo una rígida posición de firmes a ambos lados de la puerta; sin embargo, al Hombre Murciélago le bastó observarles durante medio minuto para darse cuenta de que conversaban entre ellos en murmullos, y en realidad apenas estaban prestando atención a lo que ocurría a su alrededor.

Batman calculó que se hallaban a unos cinco metros de la posición que ocupaba, y tras valorar rápidamente sus opciones, tomó un fino tubo de su cinturón que extendió hasta convertirlo en una cerbatana; introdujo en ella uno de los dardos que guardaba en un bolsillo del cinto, y esperó. Poco después, vio su oportunidad cuando el vigilante que quedaba más próximo a él, animado por la conversación que mantenían en susurros, giró la cabeza hacia su compañero. El tipo se llevó la mano a la nuca en cuanto sintió el aguijonazo del dardo, pero se derrumbó en el suelo antes de que alcanzara siquiera a localizarlo. El otro se inclinó sorprendido sobre él, demostrando su completa falta de

BATM

AN

32 33

profesionalidad; cuando distinguió el dardo clavado en la nuca de su compañero y levantó la mirada nervioso, Batman ya estaba a su lado. Y justo en ese instante, se abrieron de improviso las dos hojas de la puerta hacia dentro, revelando al tercer vigilante de aquella habitación.

En un solo movimiento, el Hombre Murciélago lanzó un puñetazo contra el rostro del matón inclinado frente a él, girando a continuación sobre sí mismo para cegar al tercero con el desplazamiento de su capa, mientras dirigía la bota izquierda hacia su estómago. Impulsado por esta patada hacia el interior de la estancia, el vigilante cayó de espaldas golpeándose la cabeza contra el suelo, y aunque trató de incorporarse con rapidez, Batman actuó con mayor celeridad.

Un par de minutos más tarde, la puerta volvía a estar cerrada y sus tres vigilantes, inconscientes, atados y amordazados en un rincón. La habitación era amplia y estaba iluminada por numerosas velas repartidas por todo el interior, que enrarecían el ambiente con su fétido aroma. En el centro mismo de la estancia habían colocado un altar destinado a realizar algún tipo de inmolación, como así atestiguaba la sangre seca que lo salpicaba. Confiando en que aquella sangre perteneciera a las maltrechas cabras que encerraban en el sótano en lugar de a víctimas humanas, Batman rodeó el altar y avanzó en línea recta hacia la enorme forma esférica que dominaba el fondo de la habitación con sus más de seis metros de diámetro; una extensa tela resultante de haber cosido varias cortinas juntas cubría la esfera ocultando su naturaleza. El Hombre Murciélago se plantó frente a ella y trató de percibir algún ruido o movimiento en su interior, pero al no apreciar nada, tiró del pesado manto hacia un lado descubriendo el objetivo de su incursión en aquel edificio en ruinas.

Dentro de lo que parecía ser una gigantesca pecera, flotaba un ojo de enormes proporciones que se giró lentamente para observar a Batman; lo que podría haber sido el ojo extirpado de un cíclope, si no hubiera resultado evidente que aquel globo ocular

nunca había formado parte de rostro alguno. De la parte posterior del mismo, surgían una veintena de tentáculos de color verde que uno tras otro comenzaron a moverse hacia el Hombre Murciélago, deteniéndose sólo al contactar con el cristal de aquella esfera.En otras circunstancias, la proximidad del gran ojo tentaculado podría haber sobrecogido a Batman, pero lo cierto era que la criatura suscitaba más lástima que terror. El fluido en el que flotaba indolente se mostraba turbio, la blancura del ojo estaba surcada por una red de finas líneas enrojecidas, y los tentáculos que se agolpaban contra el cristal, más parecían pedir ayuda que querer amenazar la vida del Hombre Murciélago.Sin más dilación, Batman activó el comunica-dor de su máscara:

-Lo he encontrado, pero debes darte prisa: pueden presentarse más sectarios en cualquier momento, y además no tiene buen aspecto-.

-Voy para allá –respondió una voz transmitida junto a su oreja izquierda.

Unos minutos después, Kyle Rayner, Green Lantern del sector 2814, entraba en aquella habitación con sigilo. Tras detenerse un instante frente al altar de sacrificios con mirada horrorizada, se reunió con Batman.

-¿Te ha visto alguien? –le preguntó el Hombre Murciélago a bocajarro.

BATMAN

32 33

-No –respondió Kyle en un susurro. –He entrado por la azotea, y el anillo me acaba de confirmar que todos siguen reunidos ahí abajo-.

El Green Lantern centró entonces su atención en el único ocupante de la esfera. El horror que ya había experimentado al contemplar el altar se intensificó al descubrir el estado en el que se encontraba la criatura e imaginar todo por lo que había debido pasar. Haciendo uso de su anillo de poder, se comunicó con ella:

-Lamento todo lo ocurrido, Embajador, pero ya se encuentra a salvo. Voy a escoltarlo has-ta el límite de nuestro sistema solar, donde le espera un crucero espacial dispuesto para llevarlo de regreso a Penelo1.

Mientras el alienígena movía un par de tentáculos en gesto de asentimiento, Kyle se giró furioso hacia su antiguo compañero de la Liga de la Justicia:

-¿Cómo ha podido pasar esto, Batman? No hace ni cuarenta y ocho horas que la nave del Embajador practicó un aterrizaje de emergencia a las afueras de Gotham, ¿y lo encontramos aquí? ¿Prisionero de una secta que ha estado adorándolo como si se tratara del mismísimo Cthulhu? ¿Obligado a presenciar todo tipo de atrocidades supuestamente en su nombre?-.

Batman sostuvo la mirada del Green Lantern mientras éste expresaba su frustración. Entonces, respondió:

-Bienvenido a Gotham City, Kyle. Voy a avisar al comisario Akins de que sus hombres ya pueden entrar en el edificio-.

Fin

1 Para saber más cosas sobre el planeta Penelo y sus curiosos habitantes, consultar los “Tales of the Green Lantern Corps” incluidos en Green Lantern v2 #159 y #160 USA (publicados en castellano en Green Lan-tern nº6 y 7 de la editorial Zinco).

Los trofeos mortalespor Roberto Barreiro

Ciudad Gótica1 bullía de expectación por la inauguración de la nueva exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciu-dad: una muestra de la famosa colección de trofeos que Batman, el popular héroe de la ciudad, ha coleccionado de cada uno de los famosos casos que ha resuelto. Parecía que toda la ciudad se había reunido esa tarde para ver esa extraña galería de objetos que presentaba el museo. Y, por supuesto, allí estaban Bruno Díaz y su entenado, Ricardo Tapia, compartiendo con el resto de los ciu-dadanos… aunque por la cara de aburrimien-to del joven Tapia, era evidente que preferiría estar en otro lugar.

- ¿Por qué tenemos que estar aquí, Bruno? – comentó, reprimiendo un bostezo. – Esto lo puedo ver todos los días en la Baticueva. Y con menos gente.

- Robin lo puede ver en la Baticueva. Ricardo Tapia tiene las mismas oportunidades que cualquier otra persona de esta ciudad – le reconvino Bruno.

- Tienes razón – respondió, un poco avergonzado, el Joven Maravilla.

- Además – continuó el Hombre Murciélago – no me asombraría que tantos trofeos pudieran a traer a algunos de nuestros tantos enemigos. Así que conviene estar atentos.

La noche llegaba y el museo estaba en si-lencio, excepto por los pasos retumbantes del guardián nocturno. Aunque al mirar más cuidadosamente el rostro bajo el sombrero reglamentario, aparecía una cara blanca de labios rojos con una mueca que recordaba a una sonrisa. Era la cara del Guasón, el Paya-

1 Nota del editor: por norma solemos utilizar los nom-bres americanos para referirnos a los personajes del universo Batman (los más conocidos por el fandom aqui en España) pero, en esta ocasión, hemos decidido man-tener los nombres traducidos pues ayudan a transmitir el espiritu “camp” que rodea esta historia.

BATM

AN

34 35

so del Crimen, archienemigo del Dúo Dinámi-co y garantía que alguna villanía se estaba por cometer.

El Guasón se acercó a una puerta lateral, la abrió e hizo una señal a un camión, que se acercó a la entrada. Sus secuaces bajaron de éste.

-¡Jajajajaja…! ¡Muy bien, muchachos, Empezaremos este maravilloso plan y dejaremos al Dúo Dinámico y a toda Ciudad Gótica asombrados de mi genial talento! ¡No perdamos más tiempo! Comiencen a juntar todos los trofeos…

-El único trofeo que saldrá de aquí será la foto de todos ustedes listos para ir a prisión. – dijo sorpresivamente una voz desde el techo del edificio. Todos miraron hacia donde venía. Parados sobre una viga, Batman y Robin ob-servaban a los pillos.

El Guasón no dio ninguna orden para que sus secuaces reaccionaran sacando sus armas y apuntaran hacia nuestros héroes. Probablemente hubieran cosido a balazos a cualquier otro. Ser un secuaz del Guasón no era para cualquiera: solo la élite del crimen podía llegar a trabajar para él. Todo el bajo mundo sabía que, habitualmente, sus locos planes se traducían en un gran botín y en

la humillación de los protectores de la Ley. Un hombre normal difícilmente los podía detener.

Pero Batman no era un hombre normal.

Batman y Robin saltaron con una pirueta acrobática, esquivando las balas y aterrizando sobre los maleantes. Usando técnicas de boxeo “savate” francés, Batman durmió a dos malhechores. Antes de noquear con un gancho demoledor que nadie hubiera pensado que un adolescente podría hacer, Robin dijo:

-¿Quieres regalos? Pues toma ¡aquí te dejo uno de mi cosecha, hecho a mano!

-No te distraigas, amigo. Todavía el Guasón está libre – respondió Batman, mientras aplicaba una toma de judo para derribar a un oponente.

-… Y pienso seguir así, Encapotado ¡jajajajajaja! Aunque para eso tenga que jugar sucio... pero, siendo el chico malo, me puedo dar el gusto de hacerlo ¡jojojojo! – dijo el villano mientras tocaba un botón en un dispositivo de control remoto.

La luz se iluminó de repente en un sector del edificio. Los guardias del museo estaban allí atados y amordazados. Pero lo que realmen-te heló la sangre a Batman fue lo que los ro-deaba: dos de los pingüinos mecánicos del Pingüino, uno de los más antiguos trofeos de su colección2 (4), estaban listos para atacar-los, portando paraguas con afiladas puntas que cortaban como bayonetas.

Olvidando a los pillos, Batman y Robin corrieron hacia los prisioneros y se pararon entre ellos y los pingüinos asesinos. Eran muchos, demasiados para el Dúo Dinámico. Había que usar la inteligencia.

Batman miró en todas direcciones hasta en-contrar la línea maestra eléctrica del edificio. En un instante sacó su batarang y le ató una línea. Luego de eso, arrojó el batargang a uno

2 Aparece por primera vez en el Batman vol 1 #12 (1942)

BATMAN

34 35

de los pingüinos, clavándoselo en el pecho. Robin hizo lo mismo con el otro robot. Ambos siguieron su marcha.

-¡No se han detenido, Batman! –exclamó el Joven maravilla

-Tranquilo. Nunca fue el plan detenerlos así… - respondió Batman y, atando el cable a otro batarang, lo lanzó hacia la línea eléctrica. Robin lo imitó, instantes después. Al chocar los batarangs con el cable eléctrico una poderosa descarga pasó por las líneas directo a los pingüinos mecánicos. Estos, sobrecargados, se detuvieron, inertes.

Desataron a los guardias y volvieron para enfrentarse al Guasón y su pandilla… solo para encontrar que se habían largado, llevándose algunos de los recuerdos más importantes. Una nota quedaba diciendo “¡Hasta luego, Batitonto! Tus trofeos serán tu perdición y me reiré viendo cómo te destruyen. Firmado: El Guasón”

-Bueno, parece que esto recién comienza – dijo Batman...

-¿Y qué vamos a hacer con todo esto, jefe? – dijo uno de los secuaces del Guasón, una vez llegados a su guarida.

-¡Jajajaja! Con todo esto generaremos el caos en Ciudad Gótica, convirtiendo las aburridas calles en un rutilante carnaval... y, de paso, nos servirá para atracar algunos bancos y hacernos con el dinero de los esforzados ciudadanos. Y, como extra, haremos quedar a Batman y Robin como unos pobres tontos ¡Jajajajaja! – respondió el villano.

El gigantesco cubilete llegó a las puertas de la sede central del Banco de Ciudad Gótica trasladado sobre un camión. Al principio parecía un curioso aviso publicitario, tal vez de algún casino. El gigantesco cubilete mecánico se agitaba violentamente, mientras la multitud de curiosos se aglutinaba. Justo el

tipo de público que le encantaba al Guasón que, en un instante salió a escena, micrófono en mano.

-¡Jajaja…!!! Buenos días, ciudadanos góticos. Hoy verán cómo el azar puede jugar a favor de uno… - dijo mientras tomaba una palanca al lado del cubilete – Solo hay que saber jugar con los dados cargados ¡Jojojojojo…!

Dicho esto bajó la palanca. El cubilete giró sobre si y dos enormes dados3 salieron dis-parados con fuerza hacia la pared del banco, destrozándola en mil pedazos, cuando la car-ga de dinamita en su interior explotó contra la pared.

La banda del Guasón salió disparada a robar en la bóveda del banco. En eso estaban en el momento en que llegó el Batimobil. En un santiamén se arrojaron sobre los malhechores, que corrieron hacia los autos, mientras el Guasón apuntaba con el cubilete hacia ambos paladines.

-¡Jajajaja! ¡voy a sacarme un siete! – dijo y disparó los dados. Estos cayeron frente a Batman y Robin, estallando al caer. Un poderoso gas salió de su interior.

-¡Atiza! ¡Nos han… cof cof... atrapado…! – dijo Robin antes de de caer vencido por el gas. Batman, resistió un poco más.

-No te saldras... con la tuya… - dijo antes de caer.

-¡Jajajaja! Vamos muchachos: llevémonos a estos encapotados y preparémonos para un momento que nos hará morir de risa: el fin de Batman y Robin! ¡Jajajajaja!

Al despertar, Batman se encontró firmemen-te atado al rey blanco del gigantesco tablero de ajedrez que tenía desde que había re-

3 Aparecidos por primera vez por el Joker en “The case of the Gamble with Doom”, publicado en el Batman vol 1 #47 USA (1947)

BATM

AN

36 37

suelto el caso de los Crímenes del Ajedrez4. Vió que no estaban to-das las piezas y estas estaban dispuestas como aparecían en el vigésimo movimiento de la partida 34 de la disputa Alekhine – Ca-pablanca de 19275. Según recordaba, Alekhine había sido el vencedor... con las piezas negras. Y su rey ya estaba en jaque.

Sobre él, dos gigantes-cos brazos mecánicos oscilaban sobre el ta-blero, como gigantes-cos jugadores listos para mover las piezas. A un costado del tablero, cerca de una torre, había una sucesión de los gigantescos como-dines del Guasón6 puestos uno al lado del otro, muy cerca entre sí. Al final de esa hilera de cartas, estaba el centavo gigante7. Atado en él, en cruz, estaba Robin, tan indefenso como él.

- ¡Jajajajaja! Espero que te guste como he dispuesto todos tus recuerdos aquí, querido Murciélago. Ya sé que no es la Baticueva, pero igual tiene su encanto. Y mira: hasta los he dejado limpios y sin ningún polvo. – dijo una voz. Por un costado, saliendo por al lado de lo que parecía una supercomputadora, se asomaba un Guasón más risueño que de costumbre. Batman se preguntó dónde ha-bía conseguido un artefacto así. Se propuso averiguar con su amigo Superman si Luthor 4 Trofeo obtenido por primera vez en “The Case of the Chess Crimes”, caso nunca contado todavía. Su primera aparición en las revistas fue en “The 1001 Trophies of Batman” publicado en Detective comics #158 USA (1950)5 La disputa en 1927 entre el ruso Alexander Alekhine y el cubano José Raúl Capablanca por el Campeonato Mundial de Ajedrez se convirtió en una de las partidas más notorias de la historia del ajedrez, un verdadero clá-sico del juego.6 Nadie recuerda cuál fue la primera vez que el Joker usó esa carta gigante. Es una historia que alguien podría contar alguna vez… =)7 El centavo gigante apareció por primera vez en “The Penny Plunderers”, historia publicada en World`s Fi-nest Comics #30 USA (1947)

había sido el proveedor de ese artefacto poco común.

- ¡Pillo! En cuanto podamos liberarnos, te de-tendremos - dijo Robin.- ¡Jajajajaja! Por eso espero que no se liberen nunca más, Joven maravilla. Verás mi plan es verdaderamente… juguetón – respondió con una sonrisa más amplia que la normal el Guasón – Es muy simple: mi computadora ju-gará una partida clásica de ajedrez hasta que el rey blanco caiga vencido en jaque mate. Cuando caiga, una poderosa carga explosi-va lo hará estallar... junto con nuestro amigo Batitonto ahí atado. Y la explosión volteará la torre, que le pegará a mi primera carta. Después solo será cuestión de que ocurra un efecto dominó con todas las cartas que termi-nará empujando el centavo gigante, que cae-rá con el lado donde estás atado boca abajo, consiguiendo como resultado puré de joven héroe. Y mientras tanto, yo me iré a hacerme rico robando Ciudad Gótica… En fin, Diría que fue un gusto conocerlos, pero no es así.Nun-ca me han gustado, chicos. ¡Jajajajaja!

Con un movimiento, el Guasón encendió la computadora. Uno de los brazos gigantes se movió y fue a tomar el alfil negro y moverlo para continuar el jaque al rey blanco. Batman rogó que se fuera pronto, junto a sus secuaces.

BATMAN

36 37

Cuando salieron, Batman contorsionó sus brazos usando una antigua técnica hindú que aprendió en sus años de entrenamiento antes de convertirse en el azote de los criminales. Tras un par de infructuosos intentos, alcanzó su baticinturón, donde escondía una varilla que desprendía un poderoso laser. Con eso cortó las cuerdas que lo sujetaban… justo a tiempo para evitar que el rey blanco sufriera jaque mate. Saltó esquivando la explosión…. que derribó a la torre blanca. Que derribo a una de las gigantescas cartas del Guasón. Que derribó a la siguiente. Que derribó a la siguiente. Que derribo a la siguiente. Batman aplicó toda la velocidad que pudo a sus piernas para alcanzar ese efecto dominó que se dirigía a condenar a su compañero de aventuras. Pero las cartas caían aún más rápidamente.

Solo tenía una posibilidad. Con su batarang, apuntó cuidosamente y logró correr una de las cartas que todavía no había caído lo suficiente para que, cuando la carta anterior la golpeó, cayó de tal manera que no la tocó la siguiente. La cadena se había roto. Robin estaba a salvo.

-Gracias, Bruno. Casi no la contamos. – dijo Robin.

-No importa, Ricardo. Lo que importa es que debemos detener al Guasón antes que se salga con la suya

-Pero ¿qué haremos? Ha sabido usar nuestros trofeos astutamente.

-Sí, pero solo le queda uno. Y ya sé como lo detendremos… - respondió, con una sonrisa enigmática, el Hombre Murciélago.

La sala central del ayuntamiento de Ciudad Gótica exhibía la famosa colección de huevos Fabergé de los antiguos zares de Rusia en la tarde que apareció el Guasón, junto a sus se-cuaces… y un gigantesco tiranosaurio mecá-nico8 a su lado. Usando un control remoto, el 8 El tiranosaurio mecánico viene de “Dinosaur Island” , historia publicada en el Batman vol 1 #35 USA … aunque originalmente era un brontosauro mecánico, no un T-rex.

archicriminal ordenó al dinosaurio que rom-piera los cristales protectores. Este lo hizo sin esfuerzo y el botín estaba listo para que los secuaces lo llevaran. Los esfuerzos policiales para detenerlos fueron infructuosos, porque el dinosaurio tenía a raya a los representan-tes de la Ley.

-“Ain`t nobody here, but us chickens…”9– cantaba regocijado el Guasón mientras veía cometiendo el robo. Todo salía al a perfec-ción... hasta que dos batarangs cayeron de improviso sobre dos de los ladrones, no-queándolos en un instante.

-Personalmente, Guasón, prefiero que can-tes “Good morning, Judge”10 – dijo Batman mientras, junto a su camarada, se dedicaba a noquear a los repentinamente aterrados criminales.

-¡Jajajajaja! Personalmente prefiero el “Mad mama’s Blues”11 (13). ¿Conoces la letra? Dice así:

Wanna set the world on fireThat is my one mad desire

I’m a devil in disguiseGot murder in my eyes

Now I could see blood runnin’Through the streets

Now I could see blood runnin’Through the streetsCould be everybody

Layin’ dead right at my feet

(“Quiero incendiar el mundoEse es mi único deseo loco.Soy un demonio disfrazado

Tengo el crimen en mis ojos.

Ahora podría ver corriendo la sangrea través de las calles

Ahora podría ver a todo el mundoyaciendo muerto a mis pies”)

9 “Ain`t nobody Here but us chickens” (“No hay nadie aquí, solo nosotros los pollos…”) es una canción de 1946 que hizo famosa Louis Jourdan & his Tympany Five.10 “Good morning, Judge” (Buenos días, Juez) es una canción de Wynonie Harris de la década de 194011 “Mad mama’s Blues”, un blues de 1924 interpretado por Josie Miller… y como pueden leer, con una letra que le encantaría al Joker.

38 39

BATM

AN

38 39

-Como ves, me siento plenamente identificado con ella… y voy a hacerla realidad usando tu antiguo juguetito. ¡Atácalo! – dijo el Guasón y con su control remoto mandó al tiranosaurio sobre le Dúo Dinámico.Batman no se inmutó. Solo hizo un gesto: sacó de su baticinturón un pequeño aparato. Apuntó al tiranosaurio y apretó el botón. El dinosaurio mecánico se congeló en su lugar, totalmente desconectado.

-Por favor… - le dijo, casi reprochándole a su archirival - ¿Cómo no puedes pensar que no pondría un aparato para controlar este arte-facto? ¿No me vas a decir que crees ser el primero en intentar usarlo contra nosotros?

-¡Demonios! – fue lo único que dijo el Guasón… sin reirse esta vez. Intentó escapar, pero de dos saltos, Batman estaba sobre él.

-Y ahora cantemos “Mr. Sandman, bring me a dream…” (“Señor Sandman, traeme un sue-ño…”)12 – le dijo, mientras de un único puñe-tazo dormía al Guasón.

Robin había terminado él solo de noquear a los demás miembros de la banda del Guasón. La amenaza estaba controlada.

Unos días mas tarde, en la mansión Diaz, Bruno leía tranquilamente el diario donde los titulares indicaban que el Guasón tendría una larga estadía entre rejas cuando como un torbellino, Ricardo Tapia entró, seguido por Alfred, el mayordomo.

-Bruno, dile a Alfred que ni loco lo haré – fue lo primero que le dijo

-¿Qué no harás qué, Ricardo?

-El señorito Ricardo no quiere ni acercarse a limpiar el salón de trofeos. Como los han de-vuelto hace poco de la exposición, tenemos que dejarlos ordenados – aclaró Alfred.

12 Primeras líneas de “Mr Sandman” canción de 1954 que hicieorn famosas las Chordettes

-Mi buen Alfred – repuso Bruno con una son-risa – Por una vez debo estar de acuerdo con Ricardo: hemos tenido bastante con nuestros trofeos por un tiempo largo…

Fin

INSID

E

38 3938 39

Viéndolo todo thanagarianopor Jerónimo Thompson

Thanagar, como bien deberías saber a estas alturas, es el planeta natal de una de las en-carnaciones de Hawkman, Katar Hol, el cual “forma parte” de alguna manera del Hombre Halcón de Tierra-53: Carter Hall (la continui-dad de este héroe es tan sumamente enre-vesada, que lo mejor que puede hacerse con ella es pasar por encima de puntillas y sin hacer mucho ruido). Este planeta, cubierto de agua en su mayor parte, orbita la estrella Polaris (el sistema Polaris de nuestro univer-so está formado por tres estrellas de diferen-te magnitud, pero bueno, en los cómics sólo aparece una, así que dejémoslo estar) y es ampliamente conocido por su metal Nth (de propiedades antigravitatorias... entre otras) y la belicosidad de sus habitantes originales: los thanagarianos.

La primera mención a Thanagar que apare-ce en un fanfiction de Tierra-53 tuvo lugar precisamente en el primer número que es-cribí para Action Tales: Green Lantern #1. Así, en el comienzo de la saga Ragnarok se presentaban los Rectorados, complejos científicos fundados por los Guardianes del Universo poco después de poner en marcha el Green Lantern Corps, con la búsqueda de conocimiento como único objetivo. De la mis-ma forma que asignaron un Green Lantern a cada sector, los Guardianes habían estableci-do un Rectorado en cada uno de ellos hasta

alcanzar la cifra de 3600 de estos comple-jos científicos (3601 para ser más exactos, pues Oa también contó con el suyo propio: el Rectorado Prima). Sin embargo, cuando Hal Jordan se convirtió en Parallax acaban-do con los Guardianes, el Corps e incluso Oa, los Rectorados quedaron abandonados a su propia suerte, y según se decía en Green Lantern #1, casi tres cuartas partes de ellos fueron destruidos en los dos años posterio-res a la caída de Oa, y los que sobrevivieron, lo hicieron adaptándose a las nuevas cir-cunstancias por vías diferentes; por ejemplo, aceptando el control de otros gobiernos so-bre ellos, tal y como hizo el Rectorado que se encontraba en el sector dominado por Thanagar.

En la saga Ragnarok, Kyle Rayner visitó el Rectorado Delta (situado en Calisto, la luna de Júpiter), en el cual trabajaban trescientos individuos representantes de las más diver-sas especies alienígenas: desde psions has-ta… sí, efectivamente, thanagarianos. Esta primera saga de Green Lantern concluyó con la evacuación del Rectorado Delta poco antes de que éste volara por los aires, y aunque la mayor parte de sus residentes terminó asen-tándose en Oa, donde Kilowog había tratado de reactivar el Rectorado Prima, en Green Lantern #8 supimos que un pequeño gru-po de ellos, cómo no, el formado por todos los thanagarianos que trabajaban en Calisto, rechazó la oferta de quedarse en Oa, y se trasladó al Rectorado controlado por Thana-gar: el Rectorado XII.

INSI

DE

40 41

Como ya digo, tanto en Green Lantern #1 como en el #8, la presencia de Thanagar se limitó a simples menciones que iban prepa-rando lo que estaba por venir, y de hecho, la entrada de los thanagarianos en Tierra-53 por la puerta grande no iba a tener lugar en la serie de Green Lantern, sino en la de Flash.

La primera gran historia protagonizada (en-tre otros) por thanagarianos fue Utopía Perdida (Flash #3-8) , en la que un gru-po de ellos enviado a la Tierra por su gobierno (denominado Alto Mor) para capturar a Hawkman es ejecutado por los hombres del en-tonces Presidente de los EEUU, Lex Luthor. El Alto Mor de Thanagar sabía que el metal Nth había posibilitado en el pasado las numerosas reencarnaciones del príncipe Khufu y su esposa Chay-Ara, los cuales habían vivido decenas de vidas desde el Antiguo Egipto hasta nues-tros días, adoptan-do actualmente las identidades de Hawkman y Hawk-girl. Por ello, con el propósito de descubrir el se-creto de la in-mortalidad de ambos héroes (recorde-mos que Thanagar es el único planeta que cuenta con una buena provisión de dicho mineral), este grupo encubierto de thanaga-rianos se ocultó en St. Roch para capturar a Carter Hall con el apoyo de Lex Luthor. Y es que a cambio de su ayuda, Luthor iba a reci-bir tecnología y armas de origen alienígena, además de una pequeña cantidad de metal Nth, cuyo uso propició la recreación del falle-cido archienemigo de Hal Jordan: Siniestro (en Escuadrón Suicida Especial Imperio

). Sin embargo, como ya decía, las cosas se torcieron y cuando la relación que mantenía con los thanagarianos amenazó con hacerse

pública, Luthor ordenó la eliminación de to-das las pruebas que lo vinculasen con Thana-gar, incluido el grupo encubierto de St. Roch.

Paralelamente a esta historia narrada en la serie de Flash, Lex Luthor se unió a un resucitado General Zod para conquistar la Tierra, desembocando todo el asunto en la macrosaga conocida como Imperio , y se-ría durante este espectacular conflicto cuan-do volveríamos a saber de los thanagarianos. A petición de Superman, y después de que

un grupo de supervillanos enviado por Luthor destruyera la

Atalaya de la Liga de la Justi-cia, Hawkman contactó con el Alto Mor para solicitar su ayu-da contra Lex Lu-thor (Superman #19 ), y sorpren-dentemente, éste aceptó enviando a un ejército de hom-bres halcón a la Tierra; su única con-dición para intervenir en la contienda fue que Lex Luthor debía serle entregado para que respondiera por la ejecución del grupo encubierto de St. Roch, y de esta forma, el ejér-cito de thanagarianos liderado por Hawkman luchó en Europa junto a las amazonas de Themys-

cira y los solda- dos de Atlantis. Cuando todo acabó, tal y como había sido acordado, Luthor les fue entregado y trasladado a Tha-nagar (JLA Especial Imperio y Superman #20 ).

En sus apariciones en la serie de Flash y Superman, supimos de la inclinación que te-nían estos alienígenas para conseguir siem-pre lo que quieren, cueste lo que cueste y pese a quien pese, y lo mismo eran capaces de enviar a un grupo encubierto a la Tierra para raptar a Hawkman y llevárselo de vuelta

INSID

E

40 41

a Thanagar con objeto de estudiar su relación única con el metal Nth, que proporcionarle a éste mismo un ejército de hombres halcón para derrotar y capturar al hombre que los había traicionado: Lex Luthor.

Sin embargo, había llegado el momento de elevar el nivel de amenaza que suponía Thanagar para el resto del universo, y con este propósito, empezamos a colocar las pri-meras piezas que daban a entender que se acercaba algo grande. Ya hemos señalado algunos detalles, en principio sin impor-tancia, que apuntaban en este sentido, como era el hecho de que en Green Lantern #8

se dijera que el grupo de thanagaria-nos que había trabajado en el Rectorado Del-ta, tras rechazar la invitación para formar parte del Rectorado Prima de Oa, había vuelto a su planeta natal. Pero la pista más importante que incluía ese número era un flashforward, a priori sin relación con nuestros alienígenas favo-ritos, en el que el Espec-tro (Hal Jordan, entonces) tenía una visión en la que se mostraba la Ciudadela de los Guardianes del Universo ba-ñada en sangre.

El siguiente paso se dio, una vez más, en la serie de Flash, y más concretamente en Flash #15, el primer capítulo de La Última Carrera de Wally West . Allí veíamos cómo un mercenario contratado por los thanaga-rianos trataba de eliminar a Kyle Rayner, en aquel momento (recordémoslo) el único Green Lantern activo junto con John Stewart, aunque este último llevaba meses desapare-cido (la refundación del Green Lantern Corps

que se daría durante la etapa de Gabriel Romero en la serie de Green Lantern aún no había comenzado). No se daban más de-talles sobre este asunto, pero la duda surgía: ¿por qué enviaban los thanagarianos a un mercenario a la Tierra para acabar con Kyle Rayner, por quien nunca antes habían mos-trado el menor interés? ¿Qué se traían ahora entre manos?

Pues bien, las respuestas a estas pregun-tas se encontraban en la saga ¡El Ataque de los Hombres Halcón! (título entre signos de admiración para reforzar ese saborcillo a título de pe-lícula  de  ciencia  ficción  de serie B) que se narró en los capítulos 13 a 18 de Green Lantern, e incluso tuvo un epílogo en forma de Adam Strange Es-pecial #1. En esta am-biciosa historia, los tha-nagarianos invadían Oa, habitada en aquel momento únicamen-te por Ganthet, un grupo de Guar-dianes del Uni-verso aún en su infancia (la ex-plicación para esta situación deberéis bus-carla en los cómics, más

concretamente en el Green Lantern v3 #150 USA

) y los recién llegados científicos que ahora formaban parte del Rectorado Prima. Y por pura casualidad, también por Kyle Ray-ner. El motivo de esta invasión no era otro que el hacerse con la Batería Central de Oa, la cual debía proporcionarles la energía necesaria para que funcionara el proyecto más importante desarrollado en el Recto-rado XII (que te recuerdo, era el Rectorado controlado por Thanagar): un mecanismo de teletransportación similar al Rayo Zeta de Rann.

INSI

DE

42 43

Según se contó en Green Lantern #14 , los thanagarianos llevaban años tratando de culminar el desarrollo de esa tecnología de teletransportación, pero siempre topándo-se con el mismo escollo: las grandes canti-dades de energía que necesitaban para que funcionara. Sin embargo, cuando el grupo de científicos thanagarianos que el Alto Mor había destinado al Rectorado Delta (el que voló por los aires en Calisto durante la saga Ragnarok) descubrió que tanto Oa como la Batería Central volvían a existir (una vez más, la recreación de ambas ocurrió en el Green Lantern v3 #150 USA), y apenas contaban con defensas, volvieron inmediatamente a Thanagar con la excusa de que preferían in-corporarse al Rectorado XII (como ya diji-mos, esta “anécdota” se contó en Green Lan-tern #8) e informaron de ello.

Este fue el origen de la campaña de expan-sión que iniciarían los thanagarianos en la saga ¡El Ataque de los Hombres Halcón!, que les llevaría a invadir Oa, en primer lugar, y a atacar Rann a continuación para eliminar a aquéllos que contaban con otra tecnología de teletransportación (el Rayo Zeta) que podían poner al servicio de los enemigos de Thana-gar.

Sus planes estuvieron muy cerca de tener de éxito. Sin embargo, la destrucción de buena parte de la Ciudadela de los Guardianes del Universo, que provocó la muerte de todos los Guardianes infantiles, atrajo la atención del Espectro (Hal Jordan), el cual, ejerciendo de Espíritu de la Venganza, acabó con casi la totalidad de la flota militar thanagariana , y cerca estuvo de destruir su planeta na-tal. De hecho, aunque finalmente no lo hizo, las fuertes sacudidas gravitatorias a las que el Espectro sometió Thanagar causaron un gran daño sobre la superficie de este planeta. Como podéis imaginar, la destrucción de la Ciudadela explicaba la visión antes mencio-nada que tuvo el Espectro en Green Lantern #8.

Y con esto enlazamos con el comienzo de la actual saga que está publicando Tierra-53 en la serie de Green Lantern, Posguerra , en la que se muestra el estado en el que se

halla ahora Thanagar, unos meses después del fracaso de su campaña de expansión, mientras Kyle Rayner se ve envuelto en una misión encubierta que le llevará a la aún en reconstrucción ciudad de Thalrassa, en bus-ca de un misterioso artefacto muy relaciona-do con la tecnología de teletransportación que llevó a los thanagarianos a invadir a Oa.

¿No sientes curiosidad por saber qué ocurri-rá ahora en nuestra bienamada Thanagar? ¿O qué pintan todos esos Manhunters que acompañan a Kilowog en la estupenda porta-da realizada por Roberto Cruz para el Green Lantern #32 ? Adelante, anímate y viaja con nosotros al tumultuoso Hawkworld...

42 43

BUSC

AMO

S AU

TOR

ES

44 45

The Question fue un personaje creado por el genial Steve Ditko para pequeña compa-ñia Charlton comics, donde tuvo una efíme-ra existencia (no más de cuatro historias de complemento en la serie Blue Beetle) antes de que el personaje desapareciera y sus de-rechos fuesen vendidos por Charlton a DC Comics. Desde un principio fue un persona-je diferente, no solo por ser diametralmente opuesto a las creaciones anteriores del autor (el propio Captain Atom, Spiderman o el Doc-tor Extraño) sino al resto de Héroes de Acción que poblaban en universo Charlton, mucho más brillantes e infantiles. Con claras remi-niscencias al Spirit de Eisner, el reportero

Victor Sage luchaba contra el crimen tan sólo con una máscara que imitaba una cara sin rostro. Algunos dicen que The Question es el personaje que mejor reflejaba la per-sonalidad de Ditko, tanto sus valores, como su ética y sus motivaciones. El abrupto cierre de su serie nos dejó sin saber cual era el de-sarrollo que el autor tenía para el personaje, pero quizas podamos deducirlo de una de sus creaciones posteriores (Mr A .) quien claramente era una recreación del personaje para otra compañia.

BUSCAM

OS AU

TOR

ES

44 45

El personaje desapareció en el limbo de los cómics hasta 1986, cuando las Crisis en Tierras Infinitas terminaron por integrar a todos los persona-jes Charlton en el Universo DC. Fueron Denny O’Neil (Batman, Green Lantern/Green Arrow) y Denys Cowan (Deathlok, Power-man/Iron Fist) los encargados de narrar las aventuras de este pecu-liar aventurero en un periplo que duró más de 36 números en su serie regular, dos Annuals y cinco números en la serie The Question Quarterly.

O’Neil redefine el personaje pasando de ser un mero luchador-contra-el-cri-men-callejero a alguien que lleva su lucha más allá de las calles, incluso en ámbito de la política y la justicia social. De este modo nos encontramos con historias mucho más duras, rea-listas y urbanas que en los comics habituales, haciendo que en su galería de villanos los tipos-disfrazados no ten-gan demasiado sentido. También amplía el elenco de secundarios, uniendo al nunca-bien-valorado científico Aristóte-les Rodor las personalidades de Ri-chard Dragon como auténtico mentor de este nuevo Question y la mortal Lady Shiva , a la que la unirá una eterna rela-ción de amor-odio solo comparable a la de Batman y Catwoman; además de Myra Fer-min, ex-novia de Sage y, durante un tiempo, alcaldesa de Hub city, con la que tratará de limpiar la ciudad. Durante esta época tam-bién colaboró con Batman y, más asidua-mente, con Green Arrow, con los que con-formó una especie de Trinidad de héroes urbanos en DC. Y mención especial de-bemos hacer la propia Hub city, ciudad que podría disputar el título de ciudad más corrupta de los USA a la mismís-ma Gotham city. (Y, en mi opinión, no lo obstenta por un mero decreto edi-torial: la diferencia es que Gotham pide a gritos que Batman la rescate mientras que Hub city no quiere ser salvada en absoluto...)

El personaje volvió a ser recuperado en una serie en 2005 (The Question V2 por Rick Veitch y Tommy Lee Edwards) donde las co-sas se ponían un tanto más... extrañas y por fin, en Infinite Crisis, Sage murió para pa-sar su legado a René Montoya, personaje secundario de la familia Batman. Pero no creo que debamos llegar tan lejos. Soy de la opinión que el Question original aún sigue siendo un personaje estupendo, lleno de posibilidades. Con la sólida base de su eter-na lucha por “salvar” Hub city (con sus pro-blemas “más realistas” que los de otras ciu-dades) y sus conexiones con el universo DC a través de sus secundarios (Richard Dragon y su pasado como agente secreto, Lady Shiva y el mundo criminal de la Liga de los Asesinos, sus colaboraciones con Green Arrow y con el propio Batman, su pasada relación con Huntress que podría conectarlo con nuestra serie Nightwing ...) creo que tenemos “material” mas que suficiente para hacer una serie de tono negro y detectivesco, violento y crudo que seguro puede resultar atractivo para cualquier autor.

¿Contestarás tu “sí” a la pregunta? ¿Serás tú el futuro autor para The Question? ¡Escríbe-nos! ¡Te estamos esperando!!!