Textos Criticos - Machado de Assis

7/29/2019 Textos Criticos - Machado de Assis

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Joam Maa Machado de Asss



colección

Pequeños Grandes ensayos

Unvesdad Naconal Autónoma de MéxcoCoodnacón de Dusón Cultual

Deccón Geneal de Publcacones y Fomento Edtoal

director de la colección

Álvao Ube

consejo editorial de la colección

Sealtel AlatsteDavd Tune Baagán

Atuo Camlo Ayala Ochoa Elsa Botello López

José Emlo Pacheco Antono Sabot

Enesto de la Toe Vlla Juan Vlloo

Coln Whte Mulle

director Fundador

Henán Laa Zavala



universidad n acional a utónoma de méxico2010

JOAqUiM MAriA MACHADO DE ASSiS

T extos críticos

Pesentacón deconsuelo rodríGuez muñoz



Pmea edcón en la coleccón PeueñosGandes Ensayos: 6 de mayo de 2010

© D.r. universidad n acional a utónoma de méxicoCudad Unvestaa, 04510, Méxco, D.F.dirección General de Publicaciones y Fomento editorial

Pohbda su epoduccón pacal o total po cualue medo sn autozacón escta desu legítmo ttula de deechos

iSBN de la coleccón: 978-970-32-0479-1

iSBN de la oba:

impeso y hecho en Méxco

Machado de Asss, Joaum Maa, 1839-1908Textos cítcos / Joaum Maa Machado de Asss ; pesentacón de Consuelo rodíguez Muñoz. –-

Méxco : UNAM, Deccón Geneal de Publcaconesy Fomento Edtoal, 2010.240 p. ; 15 cm. –- (Coleccón Peueños Gandes Ensayos)iSBN

1. Ensayos basleños – Sglo XiX. 2. Lteatua Basleña – Sglo XiX – Hstoa y cítca. 3.Esctoes basleños – Cítca e ntepetacón. i.

rodíguez Muñoz, Consuelo. ii. Unvesdad Naconal Autónoma de Méxco. Deccón Geneal dePublcacones y Fomento Edtoal. iii. t. iV. Se.

B869.43-scdd20 Bbloteca Naconal de Méxco



Presentación

Joaum Maa Machado de Asss (río de Jane-m Maa Machado de Asss (río de Jane-o, 1839-1908) es consdeado el escto más

mpotante del sglo xix en Basl y, según los

cítcos, el pecuso de la lteatua basleña

contempoánea. Abodó deentes géneos:

poesía, teato, cónca, novela y cuento, ente

otos, aunue es más conocdo po su naatva.

Su oba de ccón es el géneo más adecuado

paa apeca su evolucón como escto. Sn

embago, en géneos denomnados menoes

–como la cónca o el ensayo, en este caso textos

cítcos– sus efexones en tono a la lteatua

ueon tascendentes en su época y sgncatvos

paa su popa poduccón naatva.

incó su vda como escto en 1855 con

la publcacón del poema “Ella” en la evsta A

marmota uminense, edtada po Fancscode Paula Bto, la cual consttuía un punto de

encuento de los jóvenes esctoes de la época,

lo ue le pemtó ncopoase al gupo lteao

del momento. Fue membo de la llamada Soce-

dad Petalógca,1 y sus elacones con este gupolo llevaon a ngesa como tpógao apendz

en la impenta Naconal, en 1856, y dos años



8•

más tade pasó a se coecto de puebas de

la edtoal Paula Bto.

incusonó en el teato con elatvo éxto( Hoje avental, amanhã luva, 1860). Su vo-

cacón de damatugo le do a su oba una

pespectva teatal ue está pesente en la

oma de poyecta su poduccón naatva,

su poesía y sus cóncas. Su pme lbo de

poesía, Crisálidas, apaecó en 1864 y, aun-

ue nunca despuntó como poeta, sí cultvó el

géneo con maestía; sus otos poemaos son

Falenas (1870) y Americanas (1875). En este

últmo etomó el tema ndgensta tadíamen-

te, po supuesto bajo la nfuenca de José de

Alenca y Antôno Gonçalves Das, aunue sn

apota nada nuevo al tatamento del tema.

En Ocidentais, de 1879, hay algunos poemas

de caldad ente los ue cabe mencona “No

alto” y el soneto a Caolna, su esposa, uenhabía allecdo.

Haca los años sesenta de ese sglo eapae-

có el Diário do Rio de Janeiro, de cuyo eupo

de edaccón omó pate. Colaboó en dvesas

publcacones peódcas como consta y eneste géneo alcanzó gan econocmento. Su

tabajo como consta está ecogdo en dve-



9•

sas sees ente las ue destacan las dos últmas:

Bons dias y A semana.

La poduccón novelístca de Machado de Asss está ntegada po nueve obas y ha sdo

dvdda en dos etapas. A la pmea petenecen

Ressurreição (1872), A mão e a luva (1874),

Helena (1876) y Iaiá Garcia (1878), ue ueon

esctas según los cánones omántcos, gan

en tono al poblema de la jeauía socal y

ponen de manesto la lucha ente la ambcón

y los sentmentos. La década de los ochenta

epesenta un peodo de tansomacones

en los ámbtos pesonal y naconal ue va a

da cuenta del salto cualtatvo de la oba de

Machado de Asss. A pat de este momento

la poduccón machadana está en constante

envencón debdo, esencalmente, a la expe-

mentacón atístca. En Memórias póstumas

de Brás Cubas (1881) se evela la consolda-cón de un estlo popo, sngula y ognal,

nauguándose con ello una segunda ase en

su novelístca ue se completaá con Quincas

Borba (1891), Dom Casmurro (1899), Esaú e

Jacó (1904) y Memorial de Aires (1908).En 1863 empezó a escb paa el Jornal

das amílias de la edtoal Gane; ue ahí



10•

donde apaeceon algunos de sus cuentos, tes

o cuato po númeo, así como una cantdad

consdeable de taduccones. De esta msma época ueon cuato comedas ue se llevaon

a escena. Sus pmeos cuentos, al gual ue sus

novelas, se apegan al omantcsmo de tal mane-

a ue la mayoía de los publcados en el Jornal

das amílias estaban dgdos a un públco ue

buscaba una lteatua amena. Algunos de los

temas desaollados en estos pmeos cuentos

seán etomados más tade y tabajados de

manea ejempla. Con el tempo, los pesonajes

y asuntos de la pmea época cobaán nueva

ueza. La expeenca y maduez de Machado,

así como su convvenca con la elte socal e

ntelectual, le pemteon plasma con más

vgo estos pesonajes, asmlando la ealdad

y eceándola desde su nteo. Su poduccón

cuentístca está ecogda en vaos volúmenes,ente ellos: Contos uminenses (1870), Histó-

rias da meia-noite (1873), Histórias sem data

(1884) y Relíquias da casa velha (1906). Aunue

su concepcón del mundo ue cas sempe la

msma, con el tempo se ue hacendo pecsa, pounda; no cambó de deccón, peo ue

modcando la oma de expesase.



11•

La tayectoa como escto de Machado

de Asss está acompañada po una caea

públca de ceta elevanca. Fue unconaompotante del Mnsteo de Agcultua y, con

algunas vaantes en los nombamentos, sguó

tenendo cagos públcos hasta los últmos días

de su vda. En 1867 ecbó el nombamento de

Caballeo de la Oden de la rosa, po deceto

mpeal; y en 1888 ue ascenddo a Ocal po

sus sevcos a las letas.

En 1892 comenzó su colaboacón con la Re-

vista Brasileira, una nueva publcacón dgda

po José Veíssmo. Su patcpacón lo llevó a

ecuenta al gupo de edaccón ue estaba

omado, ente otos, po Aonso de Taunay,

Joaum Nabuco, José P. de Gaça Aanha; de

estas eunones sugó el poyecto de cea la

Academa Basleña de Letas, ue Machado de

Asss mpulsó de manea sostenda. La Academa se undó en 1896 y tuvo como pme pesdente

electo, en eneo de 1897, al msmo Machado de

Asss, uen ocupó ese puesto hasta su muete,

en 1908.



12•

Machado de Assis: crítico

La cuantosa labo Machado de Asss como cít-co lteao abacó temas especalmente mpo-

tantes vnculados con su entono, con él msmo

y con oba. Los textos eundos en el pesente

volumen apaeceon en la pensa basleña

de la época; son pate de su coespondenca

pesonal, y muesta del pensamento cítco de

este auto. Dchos tabajos contenen deas ue

se entetejen y complementan, en patcula sus

planteamentos sobe el desaollo de la lteatu-

a en Basl y los undamentos ue deben susten-

ta la taea del cítco. Sus efexones paten de

una vsón popa de los cambos ue obsevaba

en su país y, sobe todo, de su pecepcón de la

poduccón lteaa.

Sendo muy joven escbó “El pasado, el

pesente y el utuo de la lteatua” (1858), unensayo lúcdo ue efeja ya al cítco lte ao, y

en el ue obseva la necesdad de una tanso-

macón ante la “doble esclavtud”, polítca e nte-

lectual, ue vvía Basl. Paa él ea undamental

un cambo ue pemtea al país poyectasecomo una nacón nueva en el campo de las deas,

sobe todo las lteaas.



13•

En “ideas sobe el teato” (1859) hace un

extenso análss del géneo damátco y expesa

sus opnones aceca de la taea educatva delos ntelectuales. Este tabajo se complementa

con los puntos de vsta expuestos en “El teato

naconal”, en donde consdea ue el teato, el

peódco y la tbuna públca son vehículos

esencales en el poceso de modenzacón.

Un texto undamental paa la cítca basleña

es “Notca de la actual lteatua basleña. instnto

de naconaldad” (1873), en el cual Machado de

Asss desaolla el asunto de la lteatua naconal

y pone en tela de juco la poduccón omántca,

aun cuando uea segudo de este movmento, en

su pmea etapa como escto, y admado de sus

dos gandes guas: el poeta Gonçalves Das y el

naado José de Alenca. queía deja clao ue

paa escb lteatua naconal no ea necesao

tata exclusvamente temas naconales, y s benno enega totalmente de la temátca naconalsta

se eseva el deecho de aboda otos asuntos.

Su lucdez tambén uedaá plasmada en

dos atículos de gan mpotanca, en los ue

expesa su opnón sobe el ealsmo a pat de su cítca a la novela O primo Basílio del

escto potugués Eça de queós.2



14•

“El deal de cítco” etoma deas planteadas

en textos anteoes y esboza un conjunto de

pncpos étcos ue contbuán a la poe-sonalzacón de este tabajo de mpotanca

semejante a la del popo ceado lteao. En

“El peódco y el lbo” subaya la elevanca de

tal medo de comuncacón en el poceso de mode-

ndad y cculacón de las deas. Su onía y estlo

hpebólco están pesentes en “Acuaelas”, don-

de ctca a los deentes gupos socales de su

época, ente los ue se encuentan los alsos n-

telectuales, la iglesa y los polítcos. inteesantes

puntos de vsta sobe autoes basleños –José

de Alenca y Antôno Casto Alves– y potugue-

ses –João Almeda Gaett y José Maa Eça de

queós–, contempoáneos suyos, tambén están

ncludos en la pesente antología.

Su concepcón lteaa no se educía a una

oba naconalsta con elementos patótcos yedcantes. Po eso hay en la cítca machadana

una acumulacón de expeenca y econoc-

mento de sus antecesoes, no sólo la nfuenca

o lectua de esctoes extanjeos. El tema de

la tadcón lteaa es muy mpotante paa Machado de Asss en tanto sabe ue es necesao

consolda una tadcón naconal ndependente



15•

y, al msmo tempo, apopase de la tadcón

euopea con el objetvo de nseta a la pmea

en un contexto unvesal, taea sustancal delescto modeno.

Los ensayos auí eundos oecen un panoa-

ma de la poduccón lteaa de Machado de Asss,

aunue su esctua abacó un lapso de tempo

extenso, ue va desde sus ncos ntelectuales

hasta su consoldacón como escto modeno.

Tambén se ncluye el dscuso naugual y el

de cee de sesón de la Academa Basleña de

Letas, dada la mpotanca de la labo del esc-

to como undado y pme pesdente de esa

nsttucón.

Se optó po una oganzacón temátca de los

ensayos, más ue conológca, paa pesenta

no sólo la evolucón de las deas de Machado,

sno una vsón ampla de sus temas. Sus deas

compenden el espaco hstóco ue va desdeel omantcsmo basleño hasta la poduccón

potuguesa contempoánea suya, de donde ecoge

cetos aspectos pmodales pesentes en las

obas de la segunda etapa, ya nsctas en el

ealsmo.La taduccón de estos textos la llevaon a

cabo, de manea ndvdual, vaos taductoes,



16•

aunue cada tabajo ue evsado colectvamente

en un semnao oganzado paa tal eecto. Du-

ante las sesones de tabajo se decdeon loscteos paa mantene la coheenca y undad

de la oba ognal, como conseva vocablos y

alocucones de la época.

Asmsmo, se acodó ue los textos ncluye-

an las notas ue, a cteo del taducto y del

gupo de tabajo, esultaan ndspensables paa

la mejo compensón de los lectoes actuales,

aunue sn duda tambén dan cuenta de la ampla

cultua de Machado de Asss.

De los agradecimientos

La taduccón de los textos se ealzó en el

maco del semnao de taduccón del Cento

de Estudos Basleños (ceb) de la Embajada de

Basl en Méxco y contó con la geneosdadncondconal de su dectoa, Valua Wey,

a uen agadezco como sempe su amstad y

conanza al nvtame a ealza este tabajo.

M econocmento a Maía Auxlo Salado po

coodna el semnao y po habe compatdo,una vez más, sus conocmentos y expeenca.

Las sesones de tabajo se convteon en un



17•

espaco de apendzaje ue tascendó el nvel

académco, hasta llega a lo pesonal, a pat

del ntecambo de sabees, vvencas, cítcas, peo tambén de sas, bomas y todo lo ue

hace de espacos como éste stos especales;

expeso m gattud a ms compañeas y compa-

ñeos taductoes po su compomso y tabajo

nvaluable.

Po últmo ueo hace patente m homenaje

pesonal a Machado de Asss tas el centenao

de su allecmento, conmemoado el 29 de sep-

tembe de 2008, pues su oba ha sgncado

paa mí no sólo un objeto de estudo, sno pate de

m vda académca y pesonal, almentada de ms

actvdades como estudante-docente, de las amenas

convesacones con maestos, colegas, alumnos

y amla, todos amgos, ue han compatdo

conmgo la oba de este escto basleño

sempe vgente.

Consuelo Rodríguez Muñoz

Méxco, D. F., abl de 2010



18•

Notas

1 Socedad lteao-humoístca undada po la edtoal Paula

Bto (N. de la Ed.).2 Al especto véase Valua Wey, “refexones de una css:1878 en la oba de Machado de Asss”, en Latinoamérica.

Anuario de Estudios Latinoamericanos, núm. 32, Méxco,CCyDEL-unam, 2001, pp. 45-57. Este texto señala las objeco-nes ue el escto basleño ponía a dos de las obas másmpotantes del más pestgado escto de la época: Eça de queós, y plantea ue esta cítca evela en gan medda

un nuevo poyecto de novela de Machado de Asss, uen ya estaba pensando en cambos en la concepcón de este géneo,ue más tade empendeía en su popa oba. “Podemossupone, ante el cambo nmnente de deccón en su popa oba, ue está tambén molesto con algo ue tene ue ve con su popa lucha po la expesón; po una nueva solucónomal ue esuelva satsactoamente la tensón ente expe-enca y epesentacón estétca, ente la valoacón madua

de la socedad basleña y su epesentacón, en un poyectoconguente ente lo local y lo unvesal”, p. 51.



19•

El Pasado, el Presente y el Futuro de la

literatura *

i

La lteatua y la polítca, estas dos acetas muy

dstngudas de la socedad cvlzada, envuelven

como una paeja púpua de gloa y de mato

a los pesonajes lumnosos de nuesta hstoa

de aye. La polítca, elevando las cabezas em-

nentes de la lteatua y la poesía, santcando

con sus nspacones atevdas a las víctmas

de las agtacones evoluconaas, es la man-

estacón elocuente de una aza heoca ue

luchaba conta la ndeenca de la época, bajo

el peso de las meddas despótcas de un gobeno

absoluto y bábao. El ostacsmo y el cadalso

no los ntmdaban a ellos, vedadeos apóstoles

del pensamento y de la lbetad; a ellos, nuevos

Cstos de la egeneacón de un pueblo, cuya msón ea la unón del desnteés, del pato-

tsmo y de las vtudes humantaas.

Ea una empesa dícl la ue entonces

tenían a la vsta. La socedad contempoánea

ea muy mezuna paa clama “¡adelante!” a

∗*A Marmota, 9 y 23 de abl de 1858 (N. de la Ed.).



20•

auellos msoneos de la ntelgenca y sus-

tentalos en sus más altas aspacones. Paece

ue el teo de una época colonal noculaba en las bas íntmas del pueblo el desánmo y

la ndeenca.

La poesía de entonces tenía un caácte esen-

calmente euopeo. Gonzaga,1 uno de los más

lícos poetas de la lengua potuguesa, pntaba

escenas de la Acada, según la ase de Gaett,2 en

vez de da un colo local a su líca, en vez de dales

un cuño puamente naconal. De auí una gan

pédda: la lteatua se esclavzaba, en vez de cea

un estlo popo, de oma ue más tade pudea

nfu en el eulbo lteao de Améca.

La mayoía ea así; las excepcones ean

pocas. Ea evdente ue la nfuenca podeosa

de la lteatua potuguesa sobe la nuesta

sólo podía se dsmnuda y sacudda po una

evolucón ntelectual.Sn embago, paa contaesta ese hecho,

cuyos esultados podían se unestos, como

una valosa excepcón apaecó el Uraguai de

Basílo da Gama.3 Sn psa la senda seguda po

los otos, Gama escbó un poema, s no pua-mente naconal, al menos nada euopeo. No ea

ndígena, y la poesía ndígena, bábaa, la poesía



21•

del boré y el tupã, no es la poesía naconal. ¿qué

tenemos con esa aza, con esos pmtvos hab-

tantes del país, s sus costumbes no son el ladocaacteístco de nuesta socedad?

Mentas tanto, Basílo da Gama ea un veda-

deo talento, nspado po los adoes vapoo-

sos del celo topcal. Su poesía suave, natual,

a veces entenecedoa, peo elevada sn se

bombástca, agada y apasona el espítu. Fue

una lástma ue en vez de escb un poema de

tan tímdas popocones, no emplease su talento

en un tabajo de más ampla esea. ¡Los gandes

poemas son tan escasos ente nosotos!

Las odas de José Bonáco4 son magnícas.

La belleza de la oma, la concsón y ueza

de la ase, el estlo elevado, todo ahí encanta

y aebata. Algunas de ellas son supeoes a

las de Flnto.5 José Bonáco eunó los dos

gandes pncpos po los cuales se saccaba auella geneacón: la lteatua y la polítca.

Seía más poeta s uea menos polítco, peo,

tal vez, no seía tan conocdo po las clases

bajas. Peguntad al tabajado ue cava la tea

con el azadón uén ea José Bonáco; hablaá sobe él con el entusasmo de un coazón pa-

tota. La oda no llega al ámbto del agculto.



22•

La azón es claa: le altan los conocmentos, la

educacón necesaa paa compendela.

Los Andada 6

ueon una tndad smbólca de la ntelgenca, del patotsmo y de la lbe-

tad. La natualeza no poduce muchos hombes

como auéllos. inteesados vvamente po la

egeneacón de la pata, plantaon la dnastía

bagantna 7 en el tono mpeal, convencdos

de ue el héoe de ipanga 8 convenía más ue

nade a un pueblo altamente lbeal, y así legaon

a la geneacón actual las doadas tadcones de

una geneacón ecunda de podgos, anmada

po una santa nspacón.

Sousa Caldas, S. Calos y otos muchos tam-

bén ueon astos lumnosos de auel mamen-

to lteao. La poesía, la oma más convenente

y peectamente acomodada a las expansones

espontáneas de un país nuevo, cuya natualeza

sólo conoce una estacón, la pmavea, tuvoen auellos hombes, vedadeos msoneos

ue honaon la pata y ue hacen evdentes

nuestas uezas ntelectuales, al cítco más

nvestgado y exgente.



23•

ii

Una evolucón lteaa y polítca ea necesaa.

El país no podía contnua vvendo bajo auella doble esclavtud ue lo podía anula.

La auoa del 7 de septembe de 1822 ue la

auoa de una nueva ea. El gto de ipanga ue

el “Eueka ” soltado po los labos de auellos ue

vedadeamente se nteesaon po la suete del

Basl, cuya elcdad y benesta pocuaban.

El país se emancpó. Euopa contempló de

lejos esta egeneacón polítca, esta tanscón

súbta de la sevdumbe haca la lbetad, ope-

ada po la voluntad de un píncpe y de meda

docena de hombes emnentemente patotas.

Fue una honosa conusta ue nos debe llena

de gloa y de ogullo; y es, más ue nada, una

elocuente espuesta a la nteogacón pedantes-

ca de meda docena de escéptcos de la época:

¿Qué somos nosotros? Había, dgamos de paso, en el pocedmento

del undado del mpeo un sacco heoco,

admable y pasmoso. Dos tonos se eguían

delante de él: uno lleno de tadcones y de gloa;

el oto, apenas saldo de las manos del pueblo,no había pasado, ¡y se otcaba sólo como una

espeanza en el utuo! Escoge el pmeo ea



24•

un doble debe, como patota y como píncpe.

Auella cabeza ntelgente debía da su pate

de gloa al tono de D. Manuel y de D. João ii.9

¡Ahoa ben!, él escogó lo segundo, con el cual

nada ganaba, y al cual ba a da mucho. Hay

pocos saccos como éste.

Peo posteo al fat polítco, debía ven el

fat lteao, la emancpacón del mundo ntelec-

tual, vaclante bajo la accón nfuyente de una

lteatua ultamana. ¿Peo cómo? Es más ácl

egenea una nacón, ue una lteatua. Paa

ésta no hay gtos de ipanga; las opeacones

se ealzan vagaosamente y no se llega en un

solo momento a un esultado.

Además, las eupcones evoluconaas agtaban

las entañas del país; la antocha de las dsen-

sones cvles adía en coazones nfamados po

las pasones polítcas. El pueblo se había acco-

nado e ba deamando po sus popas venas la ueza y la vda. Ea necesao hace cesa esas

luchas atcdas paa da luga a las luchas de

la ntelgenca, cuyo esultado nmedato son

los laueles ecundos de la gloa y los aplausos

entusastas de una postedad agadecda.Cetamente, la socedad actual no es com-

pasva; no acoge el talento como debe hacelo.



25•

¡Compéndanos! No somos enemgos encan-

zados del pogeso mateal. Chateauband10 lo

djo: “Cuando se peeccone el vapo, cuando sehayan hecho desapaece las dstancas, no han

de se sólo las mecancías las ue han de vaja de un

lado a oto del globo, con la apdez del elám-

pago; tambén han de se las deas”. Este pensa-

mento de auel estauado del cstansmo es

justamente el nuesto; no es el desaollo mateal

lo ue acusamos y atacamos. Lo ue nosotos

ueemos, el ue ueen todas las vocacones,

todos los talentos de la actualdad lteaa, es

ue la socedad no se lance exclusvamente a la

ealzacón de ese pogeso mateal, magníco

petexto de especulacón paa cetos espítus

postvos ue alentan el fujo y efujo de las ope-

acones monetaas. El pedomno exclusvo de

esa ealeza obtusa, cuya legtmdad se unda en

una leta de cambo, es atal, demasado atal a las ntelgencas; el talento pde, y tambén tene

deecho, a las madas padosas de la socedad

modena: nega y despejalo de todas las aspa-

cones es nulca todos los esuezos aplcados

en la ealzacón de las deas más geneosas, delos pncpo más saludables y de los gémenes

más ecundos del pogeso y de la cvlzacón.



26•

iii

Es, sn duda, po este dolooso ndeentsmo

ue la geneacón actual ha de enconta numeo-sas dcultades en su peegnacón; contae-

dades ue, sn abat del todo las tendencas lte-

aas, todavía pueden atgalas, educéndolas

a un maasmo apátco, síntoma dolooso de una

decadenca pematua.

En el estado actual de cosas, la lteatua

no puede se peectamente un culto, un dog-

ma ntelectual, y el lteato no puede aspa a

una exstenca ndependente, sno a volvese

un hombe socal, patcpando de los mov-

mentos de la socedad en ue vve y de la ue

depende.

Esta vedad, excepto en el peodsmo, se ve-

ca en cualue ota oma lteaa. Oa, ¿seá

posble ue así tengamos una lteatua convenen-

temente desaollada? respondemos ue no.Tatemos de las tes omas lteaas esen-

cales: la novela, el dama y la poesía.

Nade ue sea mpacal ama la exsten-

ca de las dos pmeas ente nosotos; po lo

menos, la exstenca anmada, la exstenca ue vve, la exstenca ue se desaolla ecunda y

pogesva. Pocos, muy pocos, se han dedcado



27•

al estudo de una oma tan mpotante como la

novela; aun a pesa de la convvenca pencosa

con las novelas ancesas, ue dscute, aplaude yendosa nuesta juventud, tan poco escupulosa

de he las susceptbldades naconales.

Podíamos auí señala los nombes de esos

pocos ue se han entegado a un estudo tan

mpotante, peo eso no enta en el oden de

este tabajo, beve examen genéco de nuestas

letas. En un tabajo de más lagas dmensones

ue vamos a empende, analzaemos mnuco-

samente a esos pesonajes de mucha mpotan-

ca en vedad paa nuesta ecente lteatua.

Pasando al dama, al teato, es palpable ue

a ese especto seamos el pueblo más atasado

y pobetón ente las nacones cultas. Dec ue

tenemos teato es nega un hecho; dec ue no

lo tenemos es publca una vegüenza. Y todavía

es así. No somos seveos: los hechos hablan muyalto. Nuesto teato es un mto, una umea. Y

n se dga ue ueemos ue en tan vedes años

nos gamos a la altua de Fanca, la captal de

la cvlzacón modena; ¡no! Basta con ue nos

moldeemos po auella enacente lteatua uefoece en Potugal, todavía aye estemecdo al

mpulso de las eupcones evoluconaas.



28•

¿Paa ué estas taduccones ue debltan

nuesta escena damátca? ¿Paa ué esta nva-

són de pezas ancesas, sn el méto de lo localy llenas de euívocos, a veces sn sabo, y con

galcsmos, ue hacen ecula el más denodado

rancelho?

Es evdente ue es ésta la cabeza de Medusa,

ue llena de teo a las tendencas ndecsas,

al gual ue a las anmosas. Es vedad ue más

de una tentatva habá abotado de caa a esta

vedad pujante, a este hecho dolooso.

Peo, ¿a uén atbulo? ¿Al pueblo? El

tuno ue obtuveon las comedas de Pena 11

y del seño Macedo12 pueba lo contao. El

pueblo no es avao en aplaud y anma las

vocacones; sabe agadalo es lo esencal.

Está uea de dudas, pues, ue no exste en

el pueblo la causa de ese mal, no puede exst

sno en las deccones y empesas. Dgan lo ueuean, las deccones nfuyen en este caso.

Las tentatvas damátcas nauagan delante de

este zariato de bastdoes, nmoal y vegonzo-

so, puesto ue tende a obstu los pogesos del

ate. La taduccón es el elemento domnante enese caos ue debeía se el aca santa donde el

ate po los labos de sus oáculos hablaa a las



29•

tubas entusasmadas y delantes. Tasplanta

una composcón damátca ancesa a nuesta

lengua es taea ue ncumbe a cualue bípedoue entende de leta edonda. ¿qué sacan de

ahí? Lo ue se está vendo. El ate se volvó una

ndusta; y apate de meda docena de tentat-

vas, bastante extosas sn duda, nuesto teato

es una ábula, una utopía.

¿Habá emedo paa esta stuacón? Cee-

mos ue sí. Una eoma damátca no es ácl

en este caso. Hay un medo ácl e ngenoso:

ecúase a las opeacones polítcas. La cues-

tón es de pua dplomaca: un golpe de estado

lteao no es más dícl ue una pocón del

pesupuesto. En témnos claos, un tatado

sobe deechos de epesentacón esevados, con

el apéndce de un mpuesto sobe taduccones

damátcas, vene mucho al caso y convene pe-

ectamente a las necesdades de la stuacón.qutando este obstáculo, ¿el teato seá una

ealdad? respondemos amatvamente. La so-

cedad, ¡Dos bendto!, es una mna po explota;

es un mundo capchoso donde el talento puede

descub, copa, analza un aluvón de tpos y ca-actees de todas las categoías. ¡Estúdenlas! Es lo

ue aconsejamos a las vocacones de la época.



30•

La escuela modena se pesta pecsamen-

te al gusto de la actualdad. Las mujeres de

mármol, El mundo equívoco, La dama de lascamelias agadaon, a pesa de las taduccones.

Las tentatvas del seño Alenca 13 tuveon un

lsonjeo éxto. ¿qué más ueen? La tanso-

macón lteaa y socal ue exactamente com-

pendda po el pueblo; y las antguas deas, los

cultos nveteados, van cayendo a medda ue

la eoma se ealza. ¿quén es el hombe de

gusto ue sopota en el sglo xix una puñalada

nsulsa trágicamente admnstada, o los juegos

de palabas desabdos de la antgua asa?

No dvaguemos más; la cuestón está toda

en este punto. removdos los obstáculos ue

mpden la ceacón del teato naconal, las vo-

cacones damátcas deben estuda la escuela

modena. S una pate del pueblo está todavía

aeada a las antguas deas, es debe del talentoeducala, llamala a la esea de las deas nuevas,

de las eomas, de los pncpos domnantes. Es

así como el teato naceá y vvá; es así como

ha de constu un edco de popocones

colosales y de un utuo gandoso.

Traducción de Sulemi Bermúdez Callejas



31•

Notas

1 Tomás Antôno Gonzaga (Poto, 1744-Mozambue, 1810?).

Poeta ácade. Pasó su nanca en Bahía y estudó en Comba. Auto de Marília de Dirceu, Cartas chilenas y Liras. Fueacusado de se un conjuado y ue desteado a Mozambueen donde ocupó un puesto admnstatvo (N. de la Ed.).2 João Baptsta da Slva Letão de Almeda Gaett (1799-1854).Escto, polítco y peodsta potugués consdeado el n-toducto del omantcsmo en Potugal. Fue eomado delteato naconal y auto de mpotantes novelas como Viagens

na minha terra, El arco de Sant´Ana y los poemas Camõesy Dona Branca. Tambén ue auto de obas teatales: Umauto de Gil Vicente, O alagene de Santarém y Frei Luís de

Souza (N. de la Ed.).3 José Basílo da Gama (1741-1793) ea estudante jesuta cuando ue expulsada la Compañía de Jesús. Vajó a itala yPotugal donde ue potegdo po el maués de Pombal. Auto del poema épco Uraguai, en el ue eloga a Pombal al msmo

tempo ue tata al ndígena como un héoe (N. de la Ed.).4 José Bonáco de Andada e Slva (1763-1838) povenía deuna de las amlas más cas de Santos. Estudó en Comba,donde tambén ue poeso. Ocupó mpotantes cagos adm-nstatvos en Potugal. En 1821 pesdó la Junta Povsoa de Sao Paulo (N. de la Ed.).5 Flnto Elíso (1734-1819). Seudónmo del Pade FancscoManuel do Nascmento, ue uno de los más mpotantes poetas

del neoclascsmo potugués. Su lectua de lbos pohbdos po la inuscón lo llevó a hu a Fanca en donde se hzoamgo de Lamatne (N. de la Ed.).6 Se eee a los hemanos Andada: Antono Calos, MatmFancsco y José Bonáco, ue ueon guas centales dela polítca basleña (N. de la Ed.).7 Casa eal potuguesa: Baganza, ue descende de Alonso,hjo de Juan i (sglo xiv ) (N. de la Ed.).8

Hace eeenca al epsodo hstóco conocdo como el “gtode ipanga”, poedo po Pedo iV de Potugal, píncpeegente (1798-1934), en las mágenes del ío ipanga, donde sencó el poceso de ndependenca de Basl el 7 de septembede 1822 (N. de la Ed.).



32•

9 João ii, ey de Potugal de 1481 a 1495. Manuel i de Potugal,el Aotunado (1469-1521); duante su enado se ealzaonlos vajes de Vasco da Gama y el descubmento de Basl(N. de la Ed.).10 Fanços-rené, vzconde de Chateauband (1768-1848), uedplomátco, polítco y escto ancés consdeado el un-dado del omantcsmo en la lteatua ancesa. En 1791, alhu de los estagos ue causó la revolucón ancesa, vstóduante unos meses Estados Undos y esa beve estanca lenspó sus novelas exótcas Los Natchez, Atala y René. Otasobas mpotantes ueon Genio del cristianismo y Memoriasde ultratumba (N. de la Ed.).11 Lus Calos Matns Pena (1830-1848). Mayo epesentantedel teato omántco basleño. Fue auto de mpotantes co-medas de costumbes de la época. Tambén ue edacto decóncas sobe espectáculos de teato y ópea paa el Jornaldo Comércio ente 1846-1847. Ente sus obas cabe destaca O juiz de paz da Roça, Um sertanejo na Corte y A amília ea esta na Roça (N de la Ed.).12 Joaum Manuel de Macedo (1820-1820). Naado ueatavesó el omantcsmo. Su oba más conocda es A morenin-ha. Se dedcó a la enseñanza de hstoa de Basl en el ColegoPedo ii y ue pecepto de los netos del empeado. Como polítco ue elegdo vaas veces dputado po el Patdo Lbeal(ala consevadoa). Otas de sus obas son: O moço loiro y

Rosa (N. de la Ed.).13 José Matnano de Alenca (1829-1877) ue el mayo escto del omantcsmo basleño y abacó los dvesos géneoslteaos: novela, teato, poesía y ensayo. Fue econocdo po su poduccón novelístca. Auto de olletnes y cóncas, sedeben a él las más mpotantes obas del omantcsmo, entelas ue destacan las novelas Iracema, O guaraní, Lucíola,

Senhora y O gaúcho y las pezas de teato Mãe, O demonio amiliar, As assas do anjo y Verso e reverso (N. de la Ed.).



33•

Noticia de la actual literatura brasileña .

instinto de nacionalidad*∗

quen examna la actual lteatua basleña le

econoce nmedatamente, como pme asgo,

ceto nstnto de naconaldad. Poesía, novela,

todas las omas lteaas de pensamento bus-

can vestse con los coloes del país, y no se

puede nega ue semejante peocupacón es

síntoma de vtaldad y abono paa el utuo. Las

tadcones de Gonçalves Das,1 Poto Alege2 y

Magalhães3 son contnuadas po una geneacón

ya omada y po una ue todavía no despunta,

como auéllos contnuaon las de José Basílo

da Gama y Santa rta Duão.4 Obva esulta la

ventaja de este unvesal acuedo.

inteogando la vda basleña y la natualeza

amecana, posstas y poetas encontaán un

abundante manantal de nspacón e án dandosonomía popa al pensamento naconal. Esta

ota ndependenca no tene un 7 de septembe

n un campo de ipanga; no se haá en un día,

sno pausadamente, paa esulta más duadea;

no seá oba de una geneacón n de dos; mu-chas tabajaán en su avo hasta consoldala.

.* Novo Mundo, 24 de mazo de1873 (N. de la T.).



34•

Se sente auel nstnto hasta en las expe-

sones de opnón, además mal omada, exte-

madamente estngda, poco solícta, y todavía menos apasonada en estos asuntos de poesía y

lteatua. Hay en ella un nstnto po aplaud

pncpalmente las obas con tntes naconales.

La juventud lteaa, sobe todo, hace de este

punto un asunto de legítmo amo popo. No

toda ella habá medtado los poemas de Uraguai

y Caramuru con la atencón ue tales obas

pden, peo los nombes de Basílo da Gama y

Duão son ctados y amados como pecusoes

de la poesía basleña. La azón es ue ellos

buscaon a su alededo los elementos de una

poesía nueva e hceon los pmeos tazos de

nuesta sonomía lteaa, mentas ue otos,

Gonzaga,5 po ejemplo, espando además los

aes de la pata, no supeon deslgase de

los dctados de la Acada n de los peceptosdel tempo. Se adma su talento, peo no se les

pedona el cayado y la pastoa, y en esto hay

más eo ue aceto.

Aunue las condcones de este escto lo

pemtean, no asumía la deensa del mal gustode los poetas acádcos n del atal daño ue esa

escuela povocó a las lteatuas potuguesa y



35•

basleña. No me paece justa, sn embago, la

censua a nuestos poetas colonales, conta-

gados de auel mal, como tampoco consdeo justo no habe tabajado paa la ndependenca

lteaa, cuando la ndependenca polítca

aún yacía en el vente del utuo, sobe todo

cuando ente la metópol y la colona la hs-

toa había susctado la homogenedad de las

tadcones, las costumbes y la educacón.

Las msmas obas de Basílo da Gama y Duão

useon ostenta ceto colo local antes ue

volve ndependente la lteatua basleña, l-

teatua ue aún no exste y ue con dcultad

habá de sug ahoa.

reconocdo el nstnto de naconaldad

ue se manesta en las obas de estos últmos

tempos, convendía examna s poseemos todas

las condcones y motvos hstócos de una

naconaldad lteaa. Esta nvestgacón (puntode dvegenca ente lteatos), además de se

supeo a ms uezas, daía como esultado

llevame lejos de los límtes de este escto.

M pncpal objetvo es da testmono de la

stuacón actual; ahoa ben, lo ue pva es elnstnto del ue hablé, el deseo geneal de cea

una lteatua más ndependente.



36•

La apacón de Gonçalves Das llamó la

atencón de las musas basleñas haca la hs-

toa y las costumbes ndígenas. Os Timbiras, I-Juca-Pirama, Tabira y otos poemas del

egego poeta encendeon las magnacones;

la vda de las tbus, vencdas hace mucho po la

cvlzacón, ue estudada en las memoas ue

nos dejaon los constas e nteogada po los

poetas, extayendo todos algo: ya un dlo, ya

un canto épco.

Hubo después una espece de eaccón.

Pevalecó la opnón de ue la poesía no estaba

toda en las costumbes sembábaas anteoes a

nuesta cvlzacón, lo ue ea vedad; y no tadó

en apaece la dea de ue nada tenía ue ve la poe-

sía con la exstenca de la aza extnta, tan deente

de la aza tunante, lo ue paece un eo.

Es ceto ue la cvlzacón basleña no está

lgada al elemento ndígena n ecbó nngúnnfujo de éste; y esto basta paa no a busca

en las tbus vencdas los títulos de nuesta

pesonaldad lteaa. Peo s eso es vedad, no

es menos ceto ue todo es matea de poesía,

sempe ue tenga las condcones de lo bello olos elementos de los ue éste se compone. Los

ue, como el seño Vanhagen,6 negan todo a



37•

los pmeos pueblos de este país pueden, lóg-

camente, exclulos de la poesía contempoánea.

A pesa de esto, me paece ue después de lasmemoas ue a este especto escbeon los

señoes Magalhães y Gonçalves Das no es lícto

sepaa el elemento ndígena de nuesto estudo

ntelectual. Seía un eo consdealo como un

patmono exclusvo de la lteatua basleña,

peo tambén seía un eo su absoluta exclu-

són. Las tbus ndígenas, cuyos usos y costum-

bes João Fancsco Lsboa 7 cotejaba con el lbo

de Tácto8 y los encontaba tan semejantes a los

de los antguos gemanos, desapaeceon, es

ceto, de la egón ue po tanto tempo uea

suya, peo la aza domnadoa ue las ecuentó

ecogó nomacón valosa y nos la tansmtó

como vedadeos elementos poétcos. La pedad,

al dsmnu otos agumentos de mayo valdez,

debea po lo menos dg la magnacónde los poetas haca los pueblos ue bebeon

pmeo los aes de estas egones, unendo en

la lteatua a uenes la ataldad de la hstoa

sepaó.

Ésta es hoy la opnón pedomnante. Ya sea en las costumbes puamente ndígenas, tal cual

las vemos en Os Timbiras de Gonçalves Das,



38•

o ben en la lucha del elemento bábao conta

el cvlzado, adonde la magnacón lteaa de

nuesto tempo ue a busca cuados de sngula eecto, de los cuales ctaé, po ejemplo, Iracema

del seño José de Alenca,9 una de las pmeas

obas de este ecundo y bllante escto.

S entendemos ue no está en la vda ndíge-

na todo el patmono de la lteatua basleña,

sno sólo un legado, tan basleño como unve-

sal, no se lmtaían nuestos esctoes a esta

únca uente de nspacón. Las costumbes

cvlzadas, ya sean de la época colonal o las

de la actualdad, oecen gualmente a la mag-

nacón buena y extensa matea de estudo. En

gual medda los nvta la natualeza amecana,

cuya magncenca y esplendo natualmente

desaían a poetas y posstas. La novela, sobe

todo, se apodeó de todos esos elementos de

nvencón a los ue debemos, ente otos, loslbos de los señoes Benado Gumaães,10 ue

bllante e ngenuamente nos pnta las costum-

bes de la egón en ue nacó, José de Alenca,

Macedo, Sílvo Dnate (Escagnolle Taunay),

Fankln Távoa y algunos más.11 Debo agega ue en este punto se manes-

ta a veces una opnón ue consdeo eónea,



39•

pues sólo se econoce el espítu naconal en las

obas ue tatan asuntos locales, doctna ue,

de se exacta, lmtaía mucho los benes nte-lectuales de nuesta lteatua. Gonçalves Das,

po ejemplo, con poesías popas seía admt-

do en el panteón naconal; s exceptuamos Os

Timbiras, los otos poemas amecanos y ceto

númeo de composcones, sus vesos petene-

cen, po el asunto tatado, a toda la humandad,

cuyas aspacones, entusasmo, debldades y

doloes genealmente cantan; y excluyo de ese

conjunto las bellas Sextilhas de Frei Antão, ya

ue éstas petenecen úncamente a la lteatua

potuguesa, no sólo po el asunto ue el poeta

extajo de los hstoadoes lustanos, sno hasta

po el estlo ue háblmente hzo antcuado. Lo

msmo sucede con sus damas, nnguno de los

cuales tene como escenao Basl. iía más

lejos s tuvea ue cta otos ejemplos de casa y no acabaía s uea necesao ecu a los

extanjeos, peo, dado ue esto va a se m-

peso en tea amecana e nglesa, peguntaé

smplemente s el auto de Song o Hiawatha no

es el msmo de Golden Legend,12 ue nada teneue ve con la tea ue lo vo nace, y cuyo

canto es admable; y peguntaé aun más: s



40•

Hamlet, Otelo, Julio César o Romeo y Julieta

tenen alguna elacón con la hstoa nglesa

o con el tetoo btánco, y s Shakespeaeno es, además de un geno unvesal, un poeta

esencalmente nglés.

No hay duda de ue una lteatua, sobe todo

una lteatua nacente, debe almentase pnc-

palmente de los asuntos ue le oece su egón;

peo no establezcamos doctnas tan absolutas

ue la empobezcan. Lo ue se debe exg al

escto, antes ue nada, es ceto sentmento

íntmo, ue lo tone hombe de su tempo y de

su país aun cuando tate asuntos emotos en el

tempo y en el espaco. Un notable cítco de

Fanca, analzando hace tempo a un escto

escocés, Masson,13 con mucho aceto decía ue

se podía se betón sn habla sempe del tojo;

así Masson ea muy escocés sn dec n una sola

palaba sobe el cado, y explcaba lo eedoagegando ue había en él ceto scotticismo14

nteo, dstnto y mejo del ue se apecaba

en la supece.

Estos y otos puntos coespondeía a la

cítca establecelos, s tuvésemos una cítca doctnaa, ampla, elevada, ue coespondea

a la ue hay en otos países. No la tenemos. Hay



41•

y ha habdo esctos ue meecen ese nombe,

peo escasos, publcados con mucha dstanca

ente uno y oto, sn la nfuenca cotdana y po-unda ue debean ejece. La alta de una cítca

como la señalada es uno de los mayoes males

ue padece nuesta lteatua. Es meneste ue

el análss coja o anme la nvencón, ue los

puntos de doctna y de hstoa se nvestguen,

ue las bellezas se estuden, ue las astas se

señalen, ue el gusto se esmee y eduue, y ue

se desaolle y camne haca los altos destnos

ue la espean.

La novela

De toda la vaedad de omas, las más cult-

vadas actualmente en Basl son la novela y

la poesía líca; la más apecada es la novela,

como además sucede en todas pates, ceo yo.Son ácles de obseva las causas de esta

peeenca de opnón, y po eso no me de-

moo en señalalas. No se hacen auí (hablo

sempe genécamente) lbos de losoía, de

lngüístca, de cítca hstóca, de alta polítca y otos así, ue en otos países encuentan ácl

acogmento y buen consumo; esas obas son



42•

poco ecuentes auí como escaso es el me-

cado paa ellas. Se puede dec ue la novela

domna cas en exclusva. No hay en esto motvode admacón n de censua tatándose de un

país ue apenas enta a la pmea mocedad y

todavía no está nutdo de sóldos estudos. Esto

no es desmeece la novela, oba de ate como

cualue ota, ue exge de pate del escto

cualdades de buena consdeacón.

Auí la novela, como tuve ocasón de comen-

ta, busca sempe el colo local; la sustanca, no

menos ue los accesoos, epoduce genealmente

la vda basleña en sus deentes aspectos y

stuacones. Natualmente, las costumbes del

nteo son las ue consevan mejo la tadcón

naconal; las de la captal del país y, en pate, las de

algunas otas cudades, mucho más popensas a la

nfuenca euopea, pesentan ya una oma mxta y

ademanes deentes. Po oto lado, penetando enel tempo colonal, vamos a enconta una socedad

deente, y de los lbos en ue sobe ella se habla,

algunos hay de méto eal.

No altan a algunos de nuestos novelstas

cualdades de obsevacón y de análss, y un ex-tanjeo no amlazado con nuestas costum-

bes encontaá muchas págnas nstuctvas.



43•

De la novela puamente de análss, tenemos

escasísmos ejemplaes, ya sea poue nuesto

tempeamento no nos llame haca allá o poueésta sea una estpe de obas aún ncompatble

con nuesta adolescenca lteaa.

La novela basleña se dstngue especal-

mente po los toues de sentmentalsmo, cua-

dos de natualeza y de costumbes, y ceta

vveza de estlo muy adecuada al espítu de

nuesto pueblo. Hay, en vedad, ocasones en

ue esas cualdades paecen sal de su medda

natual, peo en geneal se consevan lbes

de censua llegando a genea muchas cosas

nteesantes, ealmente bellas. El espectácu-

lo de la natualeza, cuando el asunto lo pde,

ocupa un luga notable en la novela y popo-

cona págnas anmadas y pntoescas, ue

no cto po no dveg del objeto exclusvo

de este escto, ue es ndca las excelencasy los deectos de conjunto, sn demoame

en pomenoes. Hay buenas págnas, como

dgo, y ceo ue hasta un gan amo a este e-

cuso de la descpcón, excelente sn duda,

peo –como dcen los maestos– de medanoeecto, s no sobesalen en el escto otas

cualdades esencales.



44•

En lo ue especta al análss de las pasones

y caactees, son menos comunes los ejemplos

ue pueden satsace a la cítca; sn embago,hay algunos de valo ndscutble. Ésta es, en

ealdad, una de las pates más dícles de la no-

vela y, al msmo tempo, de las más mpotantes.

Natualmente exge de pate del escto dotes

nada vulgaes de obsevado, cualdad ue, aun

en las lteatuas más adelantadas, no abundan

n todos tenen la otuna de poseelas.

Las tendencas moales de la novela bas-

leña son genealmente buenas. No todas ellas

seán de pncpo a n epensbles, algo

habá ue una cítca austea podía señala y

coeg, peo el tono geneal es bueno. Los lbos

de ceta escuela ancesa, aun sendo muy leídos

ente nosotos, no contamnaon la lteatua

basleña, n sento en ella tendencas a adopta

sus doctnas, lo ue ya es un notable méto.Las obas de las ue hablo ueon benvendas

y estejadas como huéspedes, peo no se une-

on a la amla n tomaon el gobeno de la

casa. Los nombes ue pncpalmente seducen

a nuesta juventud son los del peodo omán-tco; los esctoes a los ue se suele compaa

con los nuestos –poue hay auí mucho amo



45•

a las compaacones– son todavía auellos con

los ue se educó nuesto espítu: Vcto Hugo,

Gaute, Musset, Gonzlan, Neval.15

Exenta po ese lado la novela basleña, no

lo está menos de tendencas polítcas, y gene-

almente de todas las cuestones socales –no lo

dgo paa eloga, menos aún paa censua, sno

úncamente paa deja constanca de ello–. Esta

estpe de obas se conseva en el puo domno

de la magnacón, ndeente a los poblemas del

día a día y del sglo, ajena a las css socales y

losócas. Sus pncpales elementos son, como

dje, la pntua de costumbes, la lucha de las

pasones, los cuados de la natualeza, alguna

vez el estudo de los sentmentos y de los caac-

tees; con esos elementos, ue son ecundísmos,

poseemos ya una galeía numeosa y, en muchos

aspectos, notable.

En el géneo del cuento, a la manea de HenMuge, de Tueba 16 o de Chales Dckens, tan

deentes ente sí, ha habdo tentatvas más o

menos aotunadas, aunue pocas; coesponde

cta, ente otos, el nombe del seño Luís Gu-

maães Júno,17 tambén olletnsta elegante y joval. Es un géneo dícl, pese a su apaente

acldad, y ceo ue esa msma apaenca lo



46•

pejudca, pues aleja de él a los esctoes y no

pemte, ceo yo, ue el públco le dé toda la aten-

cón de la ue muchas veces es meecedo.En esumen, la novela, oma extemadamen te

apecada y ya cultvada con ceta pousón, es

uno de los títulos de la pesente geneacón ltea-

a. No todos los lbos, epto, dejan de pestase

a una cítca mnucosa y sevea y, s la tuvésemos

en condcones egulaes, ceo ue los deectos se

coegían, y las buenas cualdades aduían

mayo ealce. Hay genealmente vva magnacón,

nstnto de lo bello, ngenua admacón de la

natualeza, amo a las cosas patas y, más allá de

todo esto, agudeza y obsevacón. Buena y ecunda

tea ue ya do utos excelentes y todavía los

daá en mucho mayo escala.

La poesía

La accón de la cítca seía ecaz, sobe todo,

en elacón con la poesía. De los poetas ue apa-

eceon en la década de 1850 a 1860, a algunos

se los llevó la muete en la fo de la vda, como

a Álvaes de Azevedo, Junuea Fee, Cas-mo de Abeu,18 cuyos nombes despetaon

ente nuesta juventud un legítmo y snceo



47•

entusasmo. Los ue sobevveon callaon sus

las, y s algunos dgeon su atencón haca

oto géneo lteao, como Benado Gumaães,otos vven de los laueles pasados, s es ue

no pepaan obas de mayo elevanca, como

se dce de Vaela, poeta ue ya petenece al

deceno de 1860 a 1870. En este últmo peodo

apaeceon otas numeosas vocacones y

basta cta a un Cespo, un Sea, un Tajano,

un Gentl-Homem de Almeda Baga, un Casto

Alves, un Luís Gumaães, un rosendo Monz, un

Calos Feea, un Lúco de Mendonça y tantos

más, paa mosta ue la poesía contempoánea

puede da muchas cosas; s alguno de éstos,

como Casto Alves,19 petenece a la etendad,

sus vesos pueden sev y sven de ncentvo

a las vocacones nacentes.

Me compete dec lo ue ceo de la actual

poesía; me atengo sólo a los poetas de ecentí-sma apacón, mejo dcho, a la escuela ahoa

domnante, cuyos deectos me paecen gaves,

peo cuyas dotes valosas podán da mucho de

sí en el caso de adopta la enmenda necesaa.

No altan a nuesta actual poesía uegon nspacón. Los vesos publcados son

genealmente adentes y taen el cuño de la



48•

nspacón. No nssto en el colo local; como

menconé antes, todas las omas lo pegonan,

con esultado más o menos bllante; me basta cta en este caso dos ecentes obas, las Mi-

niaturas de Gonçalves Cespo y los Quadros

de J. Sea, vesos llenos de deectos ue voy a

señala. Añadé ue tampoco le alta a la poesía

actual el sentmento de amonía exteo. ¿qué

necesta entonces? ¿De ué peca la geneacón

actual? Le alta un poco más de coeccón y

gusto; peca de ntepdez y a veces tene allas

en la expesón; peca de mpopedad de las

mágenes, de oscudad del pensamento. La

magnacón, ue ealmente exste, no es ao

ue desvaíe y se peda, llegando a la oscudad,

a la hpébole, cuando sólo buscaba la novedad

y la gandeza. Esto en la alta poesía líca –en

la oda, día yo, s todavía subsste la antgua

poétca–; en la poesía íntma y elegaca tenelos msmos deectos, y un amaneamento en

el dec y en el sent, lo ue evdenca en la

poesía contempoánea una gave caenca ue

es ozoso combat.

Ben sé ue las escenas majestuosas de la natualeza amecana exgen del poeta máge-

nes y expesones adecuadas. El cóndo ue



49•

atavesa los Andes, el pampeo ue ecoe los

campos del su, los gandes íos, la selva vgen

con todas sus magncencas de vegetacón, nohay duda de ue son cuados ue desaían la

nspacón, peo s po eso msmo son gandes,

deben taese con opotundad y expesase con

sencllez. Ambas condcones altan a la poesía

contempoánea, y no es ue escaseen modelos,

ue ahí están; sólo paa cta tes nombes: los

vesos de Benado Gumaães, Vaela 20 y Álva-

es de Azevedo. Un solo ejemplo bastaá paa

demosta ue la opotundad y la sencllez son

ndspensables paa epoduc una gan magen

o expesa una gan dea. En Os Timbiras hay un

pasaje en el ue el vejo Ogb oye ue ctcan a

su hjo poue se sepaa de los otos gueeos

y vve solo. La alocucón del ancano comenza

con estos pmoosos vesos:

São topes os anuns, ue em bandos olgan

São maus os cattus ue em vaas pascem:

Somente o sabá geme soznho,

E soznho o condo aos céus emonta.21

Nada más opotuno n más sencllo. La escuela

a la ue aludo no expesaía la dea con tan



50•

sencllos medos, y haía mal poue lo sublme

es sencllo. Seía deseable ue pondeaa o me-

dtaa lagamente sobe estos u otos modelosue la lteatua basleña le oece. Es ceto,

no le alta, como dje, magnacón, peo ésta

tene sus eglas; la nspacón, leyes, y s hay

casos en ue ellos ompen las leyes y las eglas

es poue las hacen nuevas y poue se llaman

Shakespeae, Dante, Goethe, Camões.22

indué las líneas geneales. Hay deectos

especícos en algunos lbos como, po ejemplo,

la antítess, ceo ue po mtacón de Vcto

Hugo. No po eso consdeo menos condenable

el abuso de una gua ue, s en las manos del

gan poeta poduce los eectos buscados, no

puede consttu objeto de mtacón n mucho

menos elementos de escuela.

Hay tambén una poesía ue, justamente

peocupada po el colo local, cae muchas vecesen una unesta lusón. Un poeta no es naconal

sólo poue nsete en sus vesos muchos nom-

bes de foes o aves del país, lo ue puede da

una naconaldad al vocabulao y nada más. Se

apeca el colo local, peo es necesao ue la magnacón le dé sus toues, y ue éstos sean

natuales, no de mtacón. Los deectos ue



51•

esumdamente apunto no los consdeo ncoe-

gbles; la cítca los enmendaía; a alta de ésta,

el tempo se encagaá de tae a las vocaconeslas mejoes leyes. Con las buenas cualdades ue

cada uno puede econoce en la ecente escuela

de la ue hablo, basta la accón del tempo, y s

mentas tanto apaecea una gan vocacón

poétca, ue se hcea eomadoa, sn duda los

buenos elementos seguían un mejo camno y

a la poesía naconal le uedaían las tadcones

del peodo omántco.

El teato

Esta pate se puede educ a una línea de e-

tcenca. No hay actualmente teato basleño,

no se escbe nnguna peza naconal, pocas son

las pezas naconales ue se epesentan. Las

escenas teatales de este país vveon sempede taduccones, aunue admtesen alguna oba

naconal cuando apaecía. Hoy ue el gusto del

públco alcanzó el últmo gado de decadenca y

pevesón, nnguna espeanza tendía uen se

sntese con vocacón paa compone obas deate seas. ¿quén las ecbía, s lo ue domna

es la cantga bulesca u obscena, el cancán, la



52•

maga apaatosa, todo lo ue habla a los sentdos

y a los nstntos neoes?

Y aun más: de contnua así el teato, ten-dían las vocacones nuevas algunos ejemplos

nada emotos ue mucho las habían de anma.

No hablo de las comedas de Pena, talento snce-

o y ognal, a uen sólo le altó vv más paa

peecconase y empende obas de mayo

mpotanca, n tampoco de las tagedas de

Magalhães n de los damas de Gonçalves Das,

Poto Alege y Agáo.23 Más ecentemente,

en estos últmos doce o catoce años, hubo

tal o cual movmento. Entonces apaeceon

damas y comedas del seño José de Alenca,

ue ocupó el pme luga en nuesta escuela

ealsta y cuyas obas Demônio amiliar y Mãe

son de notable meecmento. Enseguda apae-

ceon otas composcones dgnas del aplauso

ue ecbeon, como los damas de los señoesPnheo Gumaães, quntno Bocaúva 24 y

algunos más, peo nada de eso pospeó. Los

autoes se apataon tempano de la escena

ue poco a poco ue decayendo hasta llega a

lo ue tenemos hoy, ue es nada.La povnca aún no ha sdo nvadda po los

espectáculos de ea; todavía se epesentan



53•

allá el dama y la comeda, peo no apaece, ue

me conste, nnguna oba nueva y ognal. Y con

estas pocas líneas ueda ludado este punto.

La lengua

Ente los muchos métos de nuestos lbos no

sempe gua la pueza del lenguaje. No es ao

ve ntecalados, con buen estlo, los solecsmos

del lenguaje común, deecto gave al ue se suma

la excesva nfuenca de la lengua ancesa. Este

punto es objeto de dvegenca ente nuestos

esctoes. Dvegenca dgo, poue s algunos

caen en auellos deectos po gnoanca o pee-

za, hay otos ue los adoptan como pncpo, s

no es ue po una exageacón de pncpo.

No hay duda de ue las lenguas se desao-

llan y altean con el tempo y las necesdades

de los usos y costumbes. quee ue la nuesta se uede en el sglo xv es un eo gual al de

ama ue su tasplantacón en Améca no le

do uezas nuevas. A este especto la nfuenca

del pueblo es decsva. Hay, po lo tanto, cetos

modos de dec, locucones nuevas ue, po ueza, entan en el domno del estlo y ganan

deecho de cudadanía.



54•

Peo s esto es un hecho ndscutble y s

es vedadeo el pncpo ue de él se deduce,

no me paece aceptable la opnón ue admtetodas las alteacones del lenguaje, pncpal-

mente auellas ue destuyen las leyes de la

sntaxs y la esencal pueza del doma. La

nfuenca popula tene un límte; el escto

no está oblgado a ecb y a da cuso a todo

lo ue el abuso, el capcho y la moda nventan

y dan a conoce. Po el contao, es él uen

ejece buena pate de la nluenca a este

especto, depuando el lenguaje del pueblo y

peecconando la azón.

Hechas las excepcones debdas, no se leen

mucho los cláscos en Basl. Ente las excep-

cones podía cta, ncluso, a algunos esctoes

cuya opnón es contaa a la mía en este punto,

peo ue conocen peectamente a los cláscos.

En geneal, con todo, no se leen, lo ue está mal. Escb como Azuaa o Fenão Mendes25

seía hoy un anaconsmo nsopotable. Cada

tempo tene su estlo, peo estuda las omas

más elegantes del lenguaje, desentaña sus ml

uezas ue a ueza de vejas se hacen nuevas,no me paece ue se deba despeca. No todo

tenían los antguos n todo tenen los modenos;



55•

es con los habees de unos y de otos ue se

enuece el peculo común.

Ota cosa sobe la ue usea pesuad a la juventud es ue la pecptacón no les da

mucha vda a sus esctos. Hay un puto de

escb muy ápdo, obtene gloa de eso, y no

puedo nega ue es el camno del éxto. Hay

ntencón de guala las ceacones del espítu

con las de la matea, como s ellas no uean, en

este caso, econclables. Se puede hace a un

hombe da la vuelta al mundo en ochenta días.

Paa una opera prima del espítu se necestan

algunos más.

Auí temno esta notca. Vva magnacón,

delcadeza y ueza de sentmentos; gaca del

estlo, dotes de obsevacón y análss; ausenca,

a veces, de gusto; caenca, a veces, de efexón

y pausa; lengua no sempe pua n sempe

coposa; mucho colo local: he auí, puestos deeleve, los deectos y las excelencas de la actual

lteatua basleña, ue ha dado bastante y tene

un cetísmo utuo.

Traducción deConsuelo Rodríguez Muñoz



56•

Notas

1 Antôno Gonçalves Das (1823-1864) es consdeado el pme

poeta sugdo del omantcsmo basleño. Su poesía está enocada en el ndo y la pata. Estudó leyes en Comba yue poeso de latín e hstoa en el colego Pedo ii. Con la publcacón de Primeiros cantos en 1846 alcanzó enombe.Otas de sus obas son Segundos cantos, Sextilhas de Frei

Antão, Últimos cantos y el poema épco Timbiras. Fue unestudoso de la lengua guaaní y auto del Diccionario dalengua tupi (N. de la T.).2

Manuel de Aaújo Poto Alege (1806-1879). Poeta y pnto o-mántco. Fomó pate del gupo Nteó. Auto de Brasiliadas y de la epopeya Colombo, publcada en 1866 (N. de la T.).3 Domngos José Gonçalves de Magalhães (1811-1882). Esc-to omántco basleño. Vajó po Euopa donde asmló losasgos del omantcsmo. Publcó en País Suspiros poéticose saudades, oba ue naugua el omantcsmo en Basl. En1836 lanza la evsta Niterói. Ocupó mpotantes puestos de la

cultua y la polítca basleñas y estuvo lgado a Pedo ii, uenlo deendó de la cítca ue ecbó de José de Alenca po suoba A conederação dos tamoios (N. de la T.).4 Fay José de Santa rta Duão (1722-1784) estudó losoía y teología en Comba. En río de Janeo ue dscípulo de jesutas y después omó pate de la oden de San Agustín. Vvó más de vente años en itala. Es auto de la epopeya Caramuru, oba en donde el ndo y la natualeza basleña

son elementos undamentales. Sobe Basílo da Gama véasela nota 3 del ensayo pecedente (N. de la T.).5 Véase nota 1 del ensayo anteo.6 Fancsco Adolo de Vanhagen, vzconde de Poto Alege(1816-1878), ue un poneo de la hstoogaía basleña. Pe-tenecó al insttuto Hstóco y Geogáco Basleño. Su oba pncpal es Historia general de Brasil (N. de la T.).7 João Fancsco Lsboa (1812-1863). Peodsta e hstoado

ue ejecó la sáta conta las costumbes polítcas. Ademásde una see de atículos publcados en la pensa de SanLus de Maanhão es auto de la Vida del padre Antonio deVieira (N. de la T.).



57•

8 Hstoado latno, maesto del elato decto y sentenco-so. Auto de Diálogos de los oradores y Vida de Agrícola,consdeada ésta una de las cumbes de la hstoogaía (N.de la T.).9 Véase nota 13 del ensayo pecedente.10 Benado Joaum da Slva Gumaães (1825-1884). Poeta y novelsta; estudó humandades y deecho. Como poeta peólos temas de la natualeza y la pata. Como novelsta se ns-cbe en la naatva egonalsta. Sus obas más econocdasen este géneo son: O ermitão de Muquém, O índio Aonso y

La esclava Isaura (N. de la T.).11 Se eee a Aledo D’Escagnolle Taunay (1843-1899), uenutlzó el seudónmo de Slvo Dnate. Fue pnto y escto descendente de mpotantes pesonajes ue llegaon con la msón ancesa duante el gobeno de João Vi. Dejó una vaada oba lteaa de la cual sobesale su novela Inocencia. João Fankln da Slvea Távoa (1842-1888) estudó deechoen rece y ejecó como abogado hasta ngesa a la polítca.Comenzó su poduccón lteaa sendo estudante. En 1870ncó una campaña en avo del egonalsmo ue epesentaba paa él la “lteatua del note”. En río de Janeo se dedcó a asuntos hstócos y lteaos, y undó la Revista Brasileira.Escbó novelas egonales ente las ue destacan O cabeleira,O matuto y Lourenço. Bajo el seudónmo de Sempono ctcóa José de Alenca en las Cartas a Cincinato (N. de la T.).12 Se eee al poeta estadundense Heny Wadswoth Longe-llow (1807-1882), el pme taducto al nglés de La divinacomedia de Dante Alghe (N. de la T.).13 Émle Masson (Eml a Mason/1869-1923). Escto y pensa-do btánco ue escbó sempe en betón, auto de Brenn y Ewan Gweznou (N. de la T.).14 Se eee a la poduccón lteaa del escto escocés Walte Scott, muy conocdo en su época. Auto de novelas hstócasue se consdean el ogen del géneo, ente las ue destacan

Ivanhoe, Waverley y Rob Roy (N. de la T.).15 Théophle Gaute (1811-1872). Escto omántco ancés,auto de elatos antástcos y novelas ente las ue destacan

Esmaltes y camaeos y Viaje a España. Aled de Musset(1810-18579). Auto omántco ancés. Escbó Cuentos de

España e Italia, Las noches y El candelabro, ente otas obas.



58•

Géad de Neval (1808-1855). Escto ancés, bohemo y vajeo. Sus obas más conocdas son Viajes a Oriente, Lasquimeras y Las hijas del uego (N. de la T.).16 Hen Muge (1822-1861). Escto ancés auto de Escenasde la vida bohemia. Antono de Tueba (1819-1889). Cuentsta español dscípulo de Fenán Caballeo, auto de El libro delos cantares y Cuentos populares (N. de la T.).17 Luís Caetano Peea Gumaães Júno (1845-1898). Poeta,dplomátco, novelsta y damatugo basleño de la pmea geneacón ealsta panasana; auto de Corimbos y Sonetosy rimas, ente otas obas (N. de la T.).18 Manuel Antôno Álvaes de Azevedo (1831-1852). Poeta ba-sleño meno. Estudó en el colego Pedo ii. Muó muy jovensn ue se hubea eundo en un lbo su poduccón poétca y naatva. Su Lira dos vinte anos se publcó póstumamente.Lus José Junuea Fee (1832-1855). Fue benedctno, poe-só a los vente años y solctó la seculazacón al año sguente.Poducto de una complcada vda amla son sus Inspiraçõesdo claustro. Casmo José Maues de Abeu (1839-1860).Povenente de una amla acomodada vajó a Lsboa dondese ncó como poeta y damatugo. Ente sus obas destacanCamões e o jau y Primaveras (N. de la T.).19 Antôno Fancsco de Casto Alves (1847-1871). Poeta o-mántco bahano. Sendo muy joven patcpó en la campaña lbeal abolconsta. Fue conocdo como “el poeta de losesclavos”. Ente sus obas destacan Espumas utuantes, Osescravos y Gonzaga ou a revolução de Minas (N. de la T.).20 Luís Ncolau Fagundes Vaela (1841-1875). Hjo de hacenda-dos, vvó ceca de la natualeza y vajando constantemente;su oba es más documental ue poétca. Auto de Vozes da

América, Cantos e antasias y Anchieta ou o evangelho (N.de la T.).21 Son topes los anúes ue en bandada se egocjan. / Sonmalos los cattus ue en manadas pacen: / Solamente elsabá gme solto, / Y solto el cóndo a los celos emonta.(tad. popa).22 Luís Vaz de Camões o Camoens (1524-1580). Consdeadouno de los mayoes poetas en lengua potuguesa. Tambénescbó algunos sonetos en castellano. Es auto de Os Lu-síadas (N. de la T.).



59•

23 Agáo de Meneses (1834-1863). Poeta del segundo gupoomántco; auto de O calabar, un dama en veso (N. dela T.).24 quntno Antôno Feea de Souza Bocaúva (1836-1912).Peodsta y polítco basleño conocdo po su patcpacónen el poceso de poclamacón de la repúblca. Fue el pme mnsto de relacones Exteoes de Basl y pesdente delestado de río de Janeo (N. de la T.).25 Gomes Eanes de Azuaa (1410-1474). Mlta y consta potugués. Auto de la Crónica del rey Juan I y de Crónicadel descubrimiento y conquista de Guinea. Fenão MendesPnto (1509-1583). Navegante potugués ue vajó a la inda.Patcpó en la expedcón ue llegó a Japón en 1543. Entó a la Compañía de Jesús y pomovó la undacón de una msón jesuta en Japón. Escbó Peregrinación (N. de la T.).



60•

El ideal de crítico*

Ejece la cítca se les gua a algunos una taea ácl, como a otos les paece gualmente ácl

la taea del legslado; sn embago, tanto paa la

epesentacón lteaa, como paa la epe-

sentacón polítca, se euee algo más ue el

smple deseo de dgse a la multtud. Po des-

gaca, es la opnón contaa la ue pedomna,

y la cítca, desampaada po los entenddos, es

ejecda po los ncompetentes.

Son obvas las consecuencas de tal stuacón.

Las musas, pvadas de un ao seguo, coen el

esgo de nauaga en los maes sempe descono-

cdos de la publcdad. El eo poducá nuevos

eoes; amotecdos los nobles estímulos, aba-

tdas las legítmas ambcones, sólo un tbunal

seá acatado, y ése, s ben es el más numeoso,

es tambén el menos decsvo. El poeta osclaá ente los dctámenes mal concebdos del cítco y

los allos capchosos de la opnón. Nnguna luz,

nngún consejo, nada le mostaá el camno ue

debe segu, y la muete cecana seá el pemo

dentvo a sus atgas y a sus luchas.

* Diário do Río de Janeiro, 8 de octube de 1865. (N. de la Ed.)



61•

¿Llegamos ya a estas tstes consecuencas?

No ueo poe un juco ue seía temeao,

peo cualuea puede nota con ué lagosntevalos apaecen las buenas obas y cuán

escasas son las publcacones macadas po un

talento vedadeo. ¿queés camba esta afct-

va stuacón? Estableced la cítca, peo la cítca

ecunda y no la estél, ue nos abue y nos

mata, ue no efexona n dscute, ue deba

po capcho o levanta po vandad; estableced la

cítca pensante, sncea, peseveante, elevada;

tal seá el medo de volve a pone en pe los

ánmos, pomove los estímulos, gua a los pn-

cpantes, coeg a los talentos consagados.

Condenad el odo, el amgusmo y la ndeenca,

esas tes lacas de la cítca actual. Poned en su

luga la sncedad, la atencón y la justca; sólo

así tendemos una gan lteatua.

Es clao ue a esa cítca, destnada a poduc semejante eoma, deben exgse las condco-

nes y vtudes ue altan a la cítca domnante,

y paa den mejo m pensamento, he auí lo

ue exgía al cítco utuo.

El cítco actualmente consdeado comotal no se dstngue po su cenca lteaa; hasta

ceo ue una de las condcones paa desem-



62•

peña tan cuoso oco es despeocupase de

todas las cuestones elatvas al domno de la

magnacón. Oto, entonces, debe se el camnodel cítco; lejos de esum en dos líneas –cu-

yas ases ya el tpógao tene compuestas– la

valoacón de una oba, le compete medta

poundamente aceca de ella, busca su sentdo

íntmo, aplcale las leyes poétcas, en n, ve

hasta ué punto la magnacón y la vedad se

conjugaon paa poduc auel esultado. De

este modo, las conclusones del cítco sven

tanto a la oba concluda, como a la oba en

gestacón. Cítca es análss; la cítca ue no

analza es la más cómoda, peo no puede pe-

tende se ecunda.

Paa ealza tan múltples oblgacones,

compendo ue no basta una lectua supe-

cal de los autoes n la smple epoduccón de

las mpesones de un momento. Se puede, es vedad, ascna al públco con una aseología

empleada sempe paa alaba o hund, peo en

el ánmo de auellos paa uenes una ase nada

vale cuando no compota una dea, ese medo es

mpotente y una cítca así, negatva.No compendo ue haya un cítco sn con-

cenca. La cenca y la concenca, he auí las



63•

dos condcones pncpales paa ejece la

cítca. La cítca útl y vedadea seá la ue

en vez de modela sus sentencas de acuedocon un nteés, ya sea el nteés del odo, el de

la adulacón o el de la smpatía, pocue epo-

duc úncamente los jucos de su concenca.

Debe se sncea so pena de se nula. No le es

dado deende n sus nteeses pesonales n los

ajenos, solamente su convccón, y su convccón

debe omase tan pua y tan alta ue no sua

la accón de las ccunstancas extenas. Poco le

deben mpota las smpatías o las antpatías de los

otos; una sonsa complacente, s puede ec-

bse y etbuse con ota, no debe detemna,

como la espada de Beno,1 la nclnacón de la

balanza. Po encma de todo, de las sonsas y los

desplantes, está el debe de dec la vedad y,

en caso de duda, antes callala ue negala.

Compendo ue con tales pncpos es dícl vv, peo la poesón del cítco no es un lecho

de osas, y s lo es, lo es sólo en lo ue especta

a la satsaccón íntma de dec la vedad.

De las dos condcones antes ndcadas,

se devan natualmente otas, tan necesaascomo auéllas paa el ejecco de la cítca. La

coheenca es una de esas condcones, y sólo



64•

puede pactcala el cítco vedadeamente

concenzudo. En eecto, s el cítco al manesta

sus jucos se deja mpesona po ccunstan-cas ajenas a las cuestones lteaas, habá de

cae ecuentemente en la contadccón, y sus

jucos de hoy seán la condenacón de sus ape-

cacones de aye. Sn una coheenca peecta,

sus dctámenes peden todo vso de autodad

y, ebajándose a la condcón de veleta –movda

po los ventos de todos los nteeses y todos los

capchos–, el cítco acaba sendo úncamente

el oáculo de sus aduladoes.

El cítco debe se ndependente –ndepen-

dente en todo y de todo–; ndependente de la

vandad de los autoes y de la vandad popa. No

debe peocupase de nvolabldades lteaas

n de cegas adoacones, aunue tambén debe

se ndependente del nfujo del ogullo y de las

mposcones del amo popo. La poesón decítco debe se una lucha constante conta todas

esas sevdumbes pesonales ue desautozan

sus jucos, además de pevet la opnón. Paa

ue la cítca esulte ejempla es pecso ue sea

mpacal, amada conta la nsucenca de susamgos, solícta con el méto de sus advesaos

y, en este punto, la mejo leccón ue yo podía



65•

pesenta a los ojos del cítco seía auella

expesón de Cceón cuando Césa mandaba

eg estatuas en hono a Pompeyo: “Levantandoestatuas de tu enemgo es como consoldas tus

popas estatuas”.

La toleanca es tambén una vtud del cítco.

La ntoleanca es cega, y la ceguea nduce al

eo. El consejo y la modeacón pueden coeg

y encamna las ntelgencas, peo la ntoleanca

nada poduce ue tenga las condcones de ecun-

do y duadeo.

Es pecso ue el cítco sea toleante, nclu-

so en el teeno de las deencas de escuela: s

las peeencas del cítco se oentan haca la

escuela omántca, coespóndele no condena

sólo po eso las obas captales ue la tadcón

clásca nos legó n las medtadas obas ue la

musa modena nspa. Del msmo modo, deben

los cláscos hace justca a las buenas obas de losomántcos y de los ealstas, tan entea justca

como éstos deben hace a las buenas obas de

auéllos. Como puede habe un hombe de ben

en el cuepo de un musulmán, puede habe ve-

dad en la oba de un ealsta. M admacón po El Cid no me hace esta méto a las bellezas

de Ruy Blas.2 La cítca ue, paa ahoase el



66•

tabajo de medta y poundza, se lmtaa a

una poscpcón masva seía la cítca de la

destuccón y el anulamento.¿Seá necesao dec ue una de las cond-

cones de la cítca debe se la ubandad? Una

cítca ue paa la expesón de sus deas sólo

ecua a ómulas áspeas ya puede despedse

de la espeanza de nfu y dg. Paa mucha

gente ése seá el medo de poba ndependen-

ca, peo el obsevado expementado haá muy

poco caso de una ndependenca ue euee

salse de sus casllas paa poba ue exste.

Modeacón y ubandad en la expesón, he

auí el mejo medo de convence; no hay oto

ue sea tan ecaz. S la delcadeza de las maneas

es un debe de todo hombe ue vve ente hom-

bes, con mayo azón lo es paa el cítco, y el

cítco debe se delcado po excelenca. Como

su oblgacón es dec la vedad, y decísela a lomás susceptble ue hay en este mundo, ue es la

vandad de los poetas, le coesponde, a él sobe

todo, no olvda nunca ese debe; de oto modo,

el cítco pasaá el límte de la dscusón lteaa

paa cae en el teeno de las cuestones peso-nales; el ntecambo de deas se tansomaá

en uno de palabas, de denuestos, de ecmna-



67•

cones a no se ue una buena doss de sange

ía de pate del advesao tone mposble ese

espectáculo ndecente.Tales son las condcones, las vtudes y

los debees de los ue asumen como destno el

análss lteao. S a todo esto sumáamos una

últma vtud, la de la peseveanca, habemos

completado el deal de cítco.

Domna la matea de la ue habla, busca

el espítu de un lbo, desentañalo, poundza

en él hasta encontale el alma, ndaga constante-

mente las leyes de lo bello, todo eso con la mano

en la concenca y la convccón en los labos,

adopta una egla denda a n de no cae en la

contadccón, se anco sn aspeeza, ndepen-

dente sn njustca; taea noble es ésa ue más

de un talento podía desempeña s se usea

aplca exclusvamente a ella. A m entende, es

tambén oblgacón de todo auel ue se senta con ueza de ntenta la gan oba del análss

concenzudo, atento y vedadeo.

Los esultados seían nmedatos y ecundos.

Las obas ue pasaan del ceebo del poeta a la

concenca del cítco, en vez de se tatadas se-gún su buen o mal humo, seían sometdas a un

análss seveo, peo útl. El consejo susttuía



68•

a la ntoleanca, la ómula ubana entaía en

luga de la expesón ústca, la mpacaldad

sentaía sus eales en luga del capcho, la ndeenca y la supecaldad.

Esto en lo ue especta a los poetas. En

cuanto a la cítca domnante, al no pode sos-

tenese po sí sola, buscaía enta en la senda

de los debees dícles, peo nobles, o uedaía

educda a conusta po sí msma los aplausos

ue le negaan las ntelgencas esclaecdas.

S esta eoma –ue sueño sn espeanzas de

ue se ealce póxmamente– vnea a camba

la stuacón actual, ¡cuántos talentos nuevos

sugían!, ¡cuántos nuevos esctos!, ¡ué estímu-

los!, ¡ué ambcones! El ate aduía nuevos

aspectos paa los pncpantes; las leyes poétcas

–tan conunddas hoy y tan capchosas– seían

las úncas con las cuales se evaluaía el méto de las

poduccones, y la lteatua, todavía almentada po contados talentos osados y benntencona-

dos, veía abse paa ella días de foecmento y

pospedad. Todo eso depende de la cítca. que

apaezca la cítca segua y esuelta, y su oba seá

la mejo oba de nuestos días.

Traducción de María Cristina Hernández Escobar



69•

Notas

1 Beno, en el sglo iv a. C., ue un jee de la tbu de los seno-nes, un pueblo galo de la costa adátca de itala, ue dgóuna batalla conta roma. Según la leyenda, duante una dsputa sobe la exacttud de los pesos usados paa calcula la cuantía a paga po los omanos paa ecupea la lbetad,Beno desenvanó su espada y la puso encma de las escalas,dcendo la amosa ase “Vae Victis” (“Ay, de los vencdos”)(N. de la Ed.).2 Oba de Vcto Hugo publcada en 1838 (N. de la Ed.).



70•

Acuaelas*

i. Los comecantes lteaos

Esto no es una sáta en posa. Esbozo lteao

tomado de las poyeccones sutles de los caac-

tees, oezco auí solamente una epoduccón

del tpo al ue llamo, en m habla seco de po-

ssta novato, comecante lteao.

El comeco lteao es el peo de todos

los comecos. Es la oba gosea, a veces en-

mohecda, ue se adapta a la ondulacón de los

omoplatos del esgnado pacente clente. De

todo hay en ese talle de talento a pesa de la

aeza de la tela na; las vandades socales más

exgentes pueden basase, de acuedo con sus

aspacones, en una oda o dscuso estúpda-

mente etumbante.

El comeco lteao podía desmeece po la eleganca sospechosa de la opa hecha, peo

nunca po la exgüdad de los géneos. S se toma

el anunco como base del slogsmo comecal, es

nalble alcanza ponto la poposcón meno,

ue es la estanteía atactvamente etacada * O Espelho, 11 y 18 de septembe y 9, 16 y 30 de octube de1859 (N. de la Ed.).



71•

paa povoca la codca de las modestas más

nespeadas.

Es comeco lndo. Desde José Danel, elapóstol de la clase, ese modo de vda ha polon-

gado su nfuenca y, po desgaca, no pomete

uedase ahí.

El comecante lteao es un tpo cuoso.

Hablé de José Danel. ¿Conoce usted a esa

gua hstóca? Ea una excelente oganzacón

ue se pestaba peectamente paa la autopsa.

ropavejeo ambulante de la ntelgenca, ba

rebosante como huevo, de mecado en mecado,

cambando po la oxdada moneda el auítco

platto de sus elucubacones lteaas. No se

cultvaba mpunemente auella amstad; el olle-

to espeaba sempe a los ncautos, como la Fa-

sala 1 semanal de las cateas despevendas.

La audaca ba más lejos. No contento con

sus especulacones poco aosas, llevaba suatevmento hasta el punto de satza a los

popos clentes, como en una oba en la ue

embacaba, él djo, a los tontos de Lsboa haca

ceta sla; la sla ea, n más n menos, el bolsllo

del poeta. El síml es posble.Los comecantes modenos no van al meca-

do; son pudoosos. ¡Peo cuántas compensaco-



72•

nes! No se pepaa hoy el olleto de enseñanza

moal conta las costumbes. La veeda es ota;

se explotan las hojtas y las amonestaconesmatmonales y las odas de este natalco o de

auella boda. En las bodas es un pelgo; los

novos topezan con el mpevsto de una oca

Tapeya 2 justo antes de enta al Captolo.

Desposoo, cumpleaños o bautzo, todos

esos sucesos de la vda son petextos de nspa-

cón paa las musas comecales. Es una etena

génesis hvendo de nuevo po todas auellas

almas (¡almas!) oloosas a mezcllla.

Sn embago, esta calamdad lteaa no es

tan dua paa una pate de la socedad. Hay uen

se consdee motvo de cudados en el Pndo,3 o

ben ue tenga petensones de semdós de la

Antgüedad; un soneto o una alocucón ellenta

de dvagacones aceca de la génesis de una aza

sempe levanta el cuello de cetas vandadesue pululan po ahí sn ton n son.

Peo mentas tanto –¡ataldad!– po muy

conscentes ue sean esas lusones, caen

sempe ante las consecuencas monetaas;

el comecante lteao justca plenamente el veso del poeta: no arma del loor, arma del

dinero. El entusasmo de la oda él lo mde po



73•

las posbldades económcas del elogado. Los

banueos son, entonces, auetpos de vtud

sobe la tea. Tess dícl de poba.Con su deseo de mta a los espítus seos,

él coleccona sus dspaates y allá va con su

cato y almanaues en la mano en busca de

pesonajes notables de la socedad. Todos se

cuvan ante un hombe ue sube las escaleas

convenentemente vestdo y con el dscuso en

los labos. Así le llueven las suscpcones. El

lbto es pesentado ponto y sale del hono.

Entonces, la teoía del embaue de los tontos

es puesta en páctca; los nombes de las víc-

tmas suscptoas venen sempe con ae de

escano en la pcota de una lsta-epílogo. Es

golpe y poazo.

Sn embago, ¡todo eso es causado po la

alta sensble de una nuscón lteaa! ¡qué

espectáculo seía ve consumse en una hogue-a nustoal tanto opo encuadenado ue

anda po ahí ocupando las lbeías!

Sucede con el talento lo msmo ue con las

estellas. El poeta canta, endosa, se enamoa

de esos allees de damante del dosel azul ueccunda nuesto planeta; peo allá vene el as-

tónomo ue dce muy íamente: ¡Nada!, esto



74•

ue paece foes abatdas en el ma azulado, o

ángeles olvdados en el tanspaente de una capa

etéea, son smples globos lumnosos y se pae-cen tanto a las foes, como el vno al agua.

Hasta auí las masas consdeaban el talento

como una acultad capchosa ue uncona bajo

el mpulso de la nspacón, sobe todo santa en

su pode moal.

Peo acá la espea el comecante. ¡Nada! El

talento es una smple máuna en la ue no alta

el meno tonllo, y ue se mueve po el mpulso

de una válvula omnpotente.

¡Es la desespeacón de todas las lusones!

En País, donde esta clase es numeosa,

exste una espece ue ataca el teato. Un puñado

se eúne en un caé y allá van ellos, en conjunto,

a hlvana su vodevl cotdano. A esos mlagos

de la acultad poductoa se deben tantas bana-

ldades ue po allá uedan en medo de tanto ytan no espítu.

Auí el comecante no tene po ahoa un

luga ceto. Dvaga como la abeja de fo en fo

en busca de su miel y cas sempe, ben o mal,

va sacando su jugoso esultado. Se conoce al comecante lteao ente

muchas cabezas po su exageada cotesía.



75•

Es un tc. No hay hombe de cabeza más ágl

y espna dosal más fexble; saluda es paa él

un pecepto eteno; lo hace a desta y snesta y, ¡cosa natual!, sempe le cae un clente con

esas cotesías.

El comecante lteao lleva en sí msmo el

temómeto de sus alteacones nanceas: es la

eleganca de la opa. Él vve y tabaja paa come

ben y ostenta. Catea foecente, todo un dan-

dy pavoneándose, peo sn vandad. De epente,

el sombeo potesta conta cualue amacón

ue le puedan hace en este sentdo.

A Buon4 se le escapó este nteesante

anmal; n Cuve 5 encontó un hueso o una

ba suyos peddos en tea antedluvana.

Po m pate, ue no hago más ue epoduc

en acuaelas las omas gotescas y sui generis

del tpo, dejo al lecto cuoso esa astdosa

nvestgacón.Una últma palaba.

El comecante lteao es un tpo socal y

epesenta una de las anomalías de los tempos

modenos. Ese contnuo mole del espítu,

ue hace de la ntelgenca una ábca de Man-cheste, epugna a la natualeza de la popa

ntelectualdad. Hace del talento una máuna,



76•

y una máuna de oba gosea, movda po las

pobabldades nanceas del esultado, es

pede la dgndad del talento y el pudo de la concenca.

Taten los caactees seos de sooca ese

estado en el estado ue compomete su poscón

y su utuo.

ii. El paásto

¿Conocen ceta heba ue desdeña la tea

paa enoscase e dentcase con los áboles

altos? Es un paásto. Ahoa ben, la socedad, ue tene más de una

smltud con el campo, no podía deja de tene

en sí una pocón, aunue peueña, de paástos.

Po lo tanto, la tene y tan peecta, tan gual, ue

n suea cambó de nombe.Es una ampla y cuosa amla la de los pa-

ástos socales y hubea sdo dícl señala en

la estecha esea de las acuaelas una elacón

snóptca de las deentes vaedades del tpo.

Sobe la toe, apenas pesco en el pasaje las más

sobesalentes y no voy a sumegme en el ondo

y en todos los ncones del océano socal.



77•

Hay, como dje, deentes tpos de paástos.

El más vulga y el más conocdo es el de la

mesa; peo los hay tambén en la lteatua, enla polítca y en la iglesa. Es una plaga antgua

y aza cuyo ogen se enaíza en la noche de los

tempos, como día cualue hstoado en

herbe. De la inda, esa abuela de las nacones,

como djo un escto modeno, son pocas las

nocones al especto; y no puedo maca auí

con pecsón el desaollo de esa casta cuosa

en el vejo país. En roma, a la ue leemos como en

un lbo, ya Hoaco comía las sopas de Mecenas

y patcpaba alegemente en el triclinum. Es

vedad ue le pagaba con lagas poesías; peo,

en ese tempo, como hoy todavía, la poesía no

ea oo en polvo y ésta es la gan estoa de

todos los tempos.

Peo, alto a la hstoa.

Auí tengo como objetvo esboza con ta-zos lgeos las omas más pomnentes de la

ndvdualdad. Entemos, pues, al estudo sn

más peámbulo.

Debo comenza po el paásto de la mesa,

¿el más vulga? Hay tal vez poco ue dec, peoese poco evela con pecsón los tazos osados

de esta sonomía socal.



78•

En vano se buscaía conoce las egones

más adaptadas a la economía vtal de este anmal

pelgoso. inútl. Él vve en todas pates dondehaya ambente de pueco asado.

Tambén es ahí donde él desaolla mejo

todas sus acultades; donde se sente a son aise,

como día cualue lábl encuadenado con un

abgo de nveno.

Un peecto paásto debe se un peecto

gastónomo; ncluso cuando no goce de esta

acultad desde la cuna, es un esultado de la

páctca, po la azón de ue nos acostumbamos

a lo bueno.

Así, el paásto jublado, el buen paásto,

está muy po encma de los otos anmales.

Olato delcado, advna a dos leguas de ds-

tanca la cualdad de un buen platllo; palada

sensble, sabe absobe con todas las eglas del

ate y no educa a su estómago como cualue aldeano.

¿Y cómo no se así, s él no tene ota ocupa-

cón en esta vda? ¿Y s los límtes de la mesa e-

donda son los hozontes de sus aspacones?

Es cuoso velo en la mesa, peo no menoscuoso es velo en las hoas ue peceden a las

sesones gastonómcas. Enta en una casa po



79•

costumbe o per accidens, lo ue uee dec

ntencón omada con todas las ccunstancas

agavantes de la pemedtacón y supeodadde las amas. Peo supongamos ue va a una

casa po costumbe.

Helo ue enta, sonsa en los labos, sombe-

o en la mano, vacío en el estómago. El dueño

de la casa, a uen ya cansa auella vsta daa,

lo saluda ozado y con una sonsa amalla.

Peo eso no decepcona n desama a un caba-

lleo de auella oden. Se senta y comenza a

elata notcas del día, altenadas con algunas

de su popa cosecha, y cuosas paa atae

la atencón vaclante del huésped. Entonces,

un svente vene a da la señal de ataue. Es

el blanco espeado, el toue de avanzada y

helo ue va nmedatamente a ecompensase

po su batalla cotdana, tan costosamente

ejecda.Empeo, s él enta per accidens, no es me-

nos cuosa la escena. Comenza con el petexto

de ue debe lsonjea a la pesona de la casa de

acuedo con sus debldades. S hay ahí un esc-

to de teato, el petexto es da una elctacónsobe la últma peza epesentada días antes.

Sobe este modelo, todo lo demás.



80•

S no hay un petexto seo, el paásto n

suea ttubea; sempe hay uno a mano, como

el esencal: saber de la salud del amigo.Una vez dado el petexto, se senta y comen-

za a desaolla toda la etóca ue puede ns-

pa un estómago vacío, un Jeemías6 nteno.

Después sgue, poco más o menos, la msma

escena. Al nal está sempe, como extemo

del hozonte, una mesa más o menos apetto-

sa, donde la eaccón se opea amplamente.

Hay, sn embago, peueñas desgacas,

accdentes nespeados en la vda del paásto

de la mesa.

Enta en una casa donde espea come hol-

gadamente; da los pmeos saludos y va a doa

la píldoa de su cao huésped. Ceto echna

de dentes, sn embago, comenza a agtalo, un

echndo patcula ue ndca un estado más

tanulo de los estómagos de la casa.¿Cómo estás? Sento ue llegaas ahoa,

s hubeas llegado más tempano, hubeas

comdo conmgo.

El paásto ueda con la caa ladeada; no hay

emedo; es necesao sal con decenca y sndeja ve el n ue lo llevó ahí.

Estas eventualdades, estas peueñas mse-



81•

as, lejos de se decepcones, son como el olo

de la pólvoa enemga paa los soldados, un

ncentvo paa la accón. Es una índole msea-ble la de ese cuepo lvano en el ue sólo hay

anmaldad y estómago; peo, mentas tanto,

es necesao acepta a esas catuas tal como

son, paa ue aceptemos a la socedad tal co-

mo ella es. ¿La socedad no es un gupo donde

una pate devoa a la ota? Eteno antagonsmo

de las condcones humanas.

El paásto de la mesa unoma el exteo

con la mpotanca del huésped; un puesto alto

pde un guante de seda y una bota lustosa. En

la mesa no hay nade más cotés y, como un

comensal alege, sazona con puñados de sal los

gusados más o menos sabosos.

Es una etbucón azonable da de come al

espítu de uen da de come al cuepo.

Auí no hay desae; hay un ntecamboecípoco ue pueba ue el paásto tene sus-

ceptbldades de alto gado.

Estos tazos, más o menos exactos, más o

menos dstngudos, dan auí una peueña dea

del paásto de la mesa; peo esta vaedad deltpo es absobda po otas de una mpotanca

mayo. Éste es el paásto del cuepo, los otos



82•

son los del espítu y de la concenca; éstos son

los epícueos a costa ajena, los otos son las

nuldades ntelectuales ue se agaan de la pmea tela de popedades sustancosas ue

le sale al encuento.

Son mpeceptbles tal vez estos lneamen-

tos y acusan la aceleacón del pncel; pasemos a

las otas vaedades del tpo, donde encontamos

omas en mayo cantdad y pomnencas más

dstngudas.

iii

El paásto lteao tene los msmos tazos

pscológcos del anteo paásto, peo no deja

de tene una andad latente con el comecante

lteao. La únca deenca está en los nes de

los ue, a leguas, se alejan; auél es po casual-dad más casto y no tene en la ma el esultado

monetao ue, paece, nspó al comecante.

Seamos justos.

La mpenta es la mesa del paásto lteao;

se senta a ella con toda la alta de omaldad;

come y dstbuye platos con la sange ía más

alemana del mundo, ante la pacenca públca a



83•

punto de estalla. Un amgo mío dene peecta-

mente a este cuoso anmal; lo llama Vierinha

de la literatura. Venha, ecuedo al lecto, esauel pesonaje ue todos han vsto en un dama

nuesto.7 De hecho, este paásto es un Venha

sn más n menos; cotesano de las letas, las

ceca de atencones, sn alcanza el meno avo

de las musas.

Las sgue po todas pates, peo sn pode

tocalas. No sube al monte sagado poue es

una excusón dícl y sólo apta paa pes más

éeos y voluntades más seas. Allí pemanece

al pe, emtendo una snonía de gemdos hasta

ue el caballo vejo vene a despedlo con una

amabldad de pata sudamente exacebada.

Una patada es sempe una espuesta a sus

súplcas… repesala meecda.

¡Ley etena de las compensacones!

Ente nosotos el paásto lteao esuna ndvdualdad ue se encuenta en cada

ncón. Es ácl vecalo. Tome usted un

peódco, ¿ué paece más sobesalente?

Una la de paástos ue aojan sobe auella

mesa ntelectual una lluva de posa o vesosn dec “¡agua va!”

¡Vecalo!



84•

El peódco auí no es popedad n de la

edaccón n del públco, sno de los paástos.

Exste tambén el lbo, peo el peódco es másácl de contenelos.

A veces el paásto se asoca y cea un pe-

ódco popo.

Auí ya no hay emedo.

¡Un peódco totalmente entegado al paá-

sto, esto es, un vasto campo totalmente dedca-

do al dspaate! ¡Es el ey Sancho en su sla!

Él puede paoda el dcho hstóco l’État

c’est moi! Poue las cuato o ses págnas, la

vedad, son de él, todas de él. Él puede gta

allí, nade se lo mpedá. Nade; sempe ue

no oenda a la moal públca. La polcía se de-

tene donde comenza el ntelectual y el sentdo

común; no son címenes.

Ahoa, sostendo así po los podees, el pa-

ásto lteao nvade, como el Huno8 modeno,la roma de la ntelectualdad con la decenca

moal en los labos, peo sn la decenca nte-

lectual.

Le ueda, po lo tanto, el peódco, popo

o no, donde pode sacudse a gusto, gaantza-do po las leyes. S desdeña el peódco tene

todavía el lbo.



85•

¡El lbo!

Tene todavía el lbo, sí. Meda docena

de hojas de papel dobladas, encuadenadas y pagnadas es un lbo; todos tenen deecho a

esta opeacón smple y, po consguente, el

paásto.

Ab ese lbo y hojealo es heoco y dgno

de asombo. Lo ue hay po ahí, ¡Santo Dos! S

es un volumen de vesos, tenemos nada menos

ue una coleccón de pensamientos y de notas

laboosamente mal ejecutadas en hapas sal-

vajes como un tamoio.9 S es posa, tenemos

un amontonamento de ases excesvas ente

sí, según la opnón del auto. Es muchas veces

un dama, una novela msteosa de la cual

el lecto no entende n pzca. S yo usea

he ndvdualdades, aecta susceptbldades,

extendeía auí un sudao de esas nvasones a

la lteatua; peo m n es el ndvduo y no unndvduo.

El paásto lteao va todavía a los teatos.

Esta nvencón de ecta en los teatos, tomada

de la Antgüedad gega, ue levanta un bado

en un estín, como nos lo muesta la Odisea,sentó un pecedente y do motvo al abuso. La

autodad, ue es todavía la polcía, no ndaga



86•

el méto de la oba y sólo uee sabe s hay

alguna cosa ue oenda la moal. S no, puede

nvad la pacenca públca.Todos los lectoes poseen este tazo del

paásto lteao. Las salas de nuestos teatos

se han esentdo nnumeables veces con esas

malas ejecucones de la. Basta aplaud desde

algún palco paa tene algunos ejemplaes paa

dstbu; la platea debe ecb auel aguaceo

ntelectual.

El paásto está po debajo del códgo.

Ahoa ben, lo ue causa admacón en

medo de todo esto es ue, sendo el paásto

lteao el vampo de la pacenca humana y el

pme enemgo naconal, encuenta lectoes,

¿ué dgo? ¡Adeptos, smpatías, aplausos!

Hay uen los haga cee ue alguna cosa les

da vuelta en la cabeza como a Andé Chéne;10

ellos, a uenes no les alta voluntad de cee,aceptan, como pncpo evdente, esa solucón

de lo mposble ue la tonteía les da de buena

voluntad.

¡qué gente!

Los tazos sológcos del paásto sonespecales y caacteístcos. Como no puede

mta a los gandes hombes po su talento, les



87•

copa las poses y los gestos ue encuenta en

las lustacones y las otogaías. Adoptan ceto

ae pedante; sus palabas adueen un tmbedogmátco y, al contao del comecante, ue

tene la espna dosal elástca y fexble, éste no

se dobla n se tuece. La vandad es su cosé.

Peo, en compensacón, hay modesta en las

palabas, o ceto desánmo nos hace ecoda

a ese don nadie elogado de la comeda. Peo

todavía así vene la chocanteía; el paásto es el

pmeo ue está convencdo de ue es alguen, a

pesa de la sncedad con ue ntenta colocase

po debajo del ceo.

¡Pobe gente!

Podían se hombes de ben, hace algo

po la socedad, hona a la musa naconal lm-

tándose a su popa esea; peo no, una noche

salen de su anonmato y van po ahí matando a

sange ía…Es ue tenen el evangelo delante de sus

ojos…

Benaventuados los pobes de espítu.

El paásto se amca y se enosca además

po todas las vétebas de la socedad. Enta a la iglesa, a la polítca y a la dplomaca; hay

vestgos de él po todas pates.



88•

En la iglesa, con el petexto del dogma,

establece la especulacón conta la pedad de

los ncautos y de las multtudes. Tansoma elalta en mostado y la edoma en balanza. Se

egala en pejuco de ceencas y supestcones,

de dogmas o pejucos y así va pasando una

vda de osas.

La hstoa es un lenzo amplo de esas tope-

zas cometdas al ampao de la somba del culto.

Al paásto de la iglesa toda la Edad Meda lo

vo; tansomado en papa, vendó absolucones,

mecadeó concesones, labó bulas. Medante el

oo smplcó las dcultades del matmono

cuando exstían. Después, levantó la abstnenca

almentca, cuando el elgés le daba una bolsa

a cambo.

Es una demolcón socal. El paásto tuvo

una dea célebe al nltase dento de la iglesa.

La dgndad sacedotal es una capa magníca paa la estupdez, ue toma el alta como un

canal paa absobe oo y egalías.

Colocado así en el cento de la socedad,

desmoalza a la iglesa, contamna la e, asga

las ceencas del pueblo. Todos lo aceptan en elseno de las amlas sn habese sacuddo el pol-

vo de las topezas ue le manchan las sandalas.



89•

Domnó sn moal a las masas, a los espítus

débles, a las concencas vígenes.

Esta mutacón del paásto no tende, po ahoa, a desapaece; la hoguea de J. Huss11

no uemó sólo al gan apóstol, devoó tambén

el vestíbulo de ese edco de msea levantado

po una multtud de paástos, paástos de la e,

de la moal, del utuo.

En polítca, tepa, no sé cómo, las escaleas

del pode, tomando una opnón al nvel de

las ccunstancas, dejándola al palada de las

stuacones, como una vedadea maoma de

aleuín. Enta en el palamento con la ente

levantada, votado po el aude y escogdo po

el escándalo.

Escaso de luz ntelectual, toma allá su asento

y tata de consulta paa apoya a las mayoías. No

pensa mal: el ue a buen ábol se ama…

Algunos así suben y todos los pueblos hansentdo más o menos el peso del domno de esos

bohemos de aye.

Déjenlos sub a las mesas supemas del

estín públco. Peo cuden la soldez de las sllas

en ue se senten.En la dplomaca es más ácl el ngeso del

paásto. Obtene el nombamento en cualue



90•

legacón o embajada y va a pulula po País o

po Vena. Allá epesenta tstemente a la pa-

ta ue los vo nace, en la masa colectva de la embajada o de la legacón. Lo ue ese parvenu

sn gusto hace mejo es blla en el ate de las

opas, como coeo de la moda ue es. Lo ue

ya es demasado.

Podía, s no temese atga, hace una

enumeacón más extensa de las amlas de

paástos ue adan de estas especes pnc-

pales. Seía, no obstante, una hstoa extensa ue

demandaía un espaco más amplo y no cabía

en estas lgeas acuaelas.

El paásto es tan antguo, ceo, como el

mundo, o po lo menos cas.

En economía polítca es un elemento paa

estacona el enuecmento socal; consum-

do ue no poduce y ue ejecuta exactamente

el msmo papel ue un zángano en la epúblca de las abejas.

Extngu al paásto no es una opeacón de

días, sno un tabajo de sglos. Los medos no los

daé auí. repoduzco, no moalzo.



91•

iV. El empleado jublado

Los egpcos nventaon la moma paa conseva el cadáve duante sglos. Así la matea no de-

sapaece con la muete; tuna sobe ella, de lo

cual tenemos todavía algunos ejemplos.

Peo no solamente exsten momas. El em-

pleado públco no se anula del todo con la

jublacón; va más allá, bajo una oma cuosa,

antedluvana, ndenble, lo ue llamamos em-

pleado públco jublado.

Espejo à rebours, solamente efeja el pasado

y po él lloa como un nño. Es la elegía vva de

lo ue ue, sauce del sevlsmo, plañdeo de los

vejos sstemas.

reoma es una palaba ue no se dce de-

lante del empleado públco jublado. ¿Hay algo

ue subleve más ue eoma lo ue está hecho?

¡Abol el método! ¡Deumba el oden! Atado así a la columna del sevlsmo, ete-

no lábao de lo modeno, el empleado públco

jublado es uno de los más cuosos tpos de

la socedad. repesenta el lado cómco de las

uezas etoactvas ue eulban los avancesde la cvlzacón en los pueblos.



92•

Es el tpo ue hoy tago a m lenzo. Son

mutables el caácte y la apaenca de esta

ndvdualdad, peo ntentaé dale los tazosmás nos, los más vvos.

Conceb un jublado sn caja de apé es

conceb el sol sn luz, el océano sn agua. Una

petenece al oto, como el alma petenece al

cuepo; son nsepaables. ¡Y tenen azón! El

valo de una caja de apé no lo compende

cualue poano. Es el abono opotuno de una

convesacón áda y sudoosa sobe cualue

eoma del gobeno. Es el medo paa conoce

a un potentado de uen se espea algo. Es la

cajta de Pandoa. Es todo, cas todo.

Y no lo paece. Auel utenslo, tan mezuno

en cualue oto, está ccunscto a la estecha

esea de la naz; en las manos del jublado se

tansoma. En luga de tansomase en el de-

pósto de un vco, se convete en el nstumentode cetos hechos polítcos ue muchas veces

paecen nace po causas más altas.

Este pestgo de empleado públco jublado

no se detene sólo en la caja; se extende po to-

dos los accesoos de auel cuoso ndvduo: enla cobata, en la heblla, en el bastón; tene ceto

ae, un matz especal, ue no está al alcance



93•

de cualuea. Po natualeza o po estudo, la

jublacón tae al empleado públco esas dotes

como egalo de bodas. Ahoa, a pesa de este caácte metódco de

las omas, no está lmtada po ellas la mada

del jublado. Hay en auel ceebo algo de ele-

ganca paa no entegase exclusvamente a esas

nñeías. ¿Y la polítca? La polítca ue espee;

ue espee el gobeno; ue espee el teato, las

modas, los peódcos; ue todo espee.

No es malhablado, peo le gusta opna sobe

las cosas del país. No es un vco; es una vtud

cívca: el patotsmo.

El gobeno, no mpota su colo polítco,

es sempe el chvo expatoo de las doctnas

etógadas del empleado públco jublado. Todo

cuanto tende al deseulbo de los vejos usos

es un cmen paa ese vudo de la secetaía,

aueólogo de las costumbes, antgua víctma del egsto de asstenca, ue no compende

ue exsta algo más allá de los contoles de una

exstenca ocal.

Todos los pogesos del país están todavía bajo

el contol de la estela ulmnante de este cometa socal, el empleado públco. ¡Feocales! ¡Es una

locua del modensmo! ¿No bastaban los medos



94•

cláscos de tanspote ue hasta ahoa comunca-

ban localdades alejadas? ¿Feocales?

De esta suete, todas las nsttucones ueespan evolucón en el oden establecdo de

las cosas pueden conta con un advesao en el

empleado públco jublado. Este msmo medo

de etata a pncel, como lo hago actualmente,

ndgnaía el espítu tadconal de la gan mo-

ma del pasado. Una nnovacón de mal gusto,

dá. Es vedad, no epesenta n suea la

supece de la epdems; va hasta las capas

más íntmas de la matea oganzada.

El empleado públco jublado podá deja

de come, peo pede un peódco, pede un

jubleo polítco o una sesón del palamento, es

taea paa la ue no tene uezas.

El peódco es leído, analzado con toda la ne-

za del espítu de la ue él es capaz. Todo lo devoa,

anuncos y emates, y s no va al olletín es poueel olletín es una utta de nuesto tempo.

En el palamento es un espectado seo y

gentl. Con la cabeza enteada en las paedes

notables de una cobata colosal, oye con toda

atencón hasta las menoes dgesones, obseva los peueños movmentos como poundo

nvestgado de las cosas polítcas.



95•

Al sal de allí, el pme amgo ue encuen-

ta ha de llevase un aguaceo de palabas e

nvectvas conta la macha de los negocos másnteesantes del país.

El jublado comúnmente es compade o amgo

de los mnstos, a pesa de las nvectvas, y enton-

ces nade ellena las capetas de más anotacones y

peddos. Emplea a sus paentes y a sus camaadas,

cuando los emplea, después de una laga sata de

peddos nopotunos.

Sempe es así.

En la tetula el empleado públco jublado es

poco cotés con las damas; busca emocones en

las altenatvas de una lnda baaja. Peo paa

no pede la compostua lo comenza a condena

auel dvetmento ue tanto dneo absobe, con

la concenca lbe.

¿Dónde podemos enconta todavía al ju-

blado? Él va a donde es lícto eí y dscut snoensa públca.

El lecto conoce cetamente a la ndv-

dualdad de ue le hablo; es muy popula ente

nosotos y de cualdades tan especales ue lo

denuncan ente ml cabezas. ¿qué le encuenta?En cuanto a mí, es noensva como un codeo.

Déjenlo mase en el espejo de los vejos usos,



96•

habla de polítca, dscut sobe los gobenos;

no hace mal.

Es una comeda de nuesto teato, hay una epoduccón de este tpo, el seño Custodo del

Verso e Reverso.12 Men allí y veán ue, a pesa

del estecho cículo en ue se mueve, deja páldos

y enjutos estos lgeos y poco claos tazos.

V. El olletnsta

Una de las plantas euopeas ue díclmente se

ha aclmatado ente nosotos es el olletnsta.

S es deecto de sus popedades ogáncas,

o de la ncompatbldad del clma, no lo sé.

Enunco solamente una vedad.

Mentas tanto, yo dje “díclmente”, lo ue

supone algún caso de aclmatacón sea. Auello

ue no estuvee contendo en esta excepcón,

dese cuenta el lecto de ue nacó auítco ydeome.

El olletnsta es ognao de Fanca, donde

nacó y donde vve a su gusto, como en cama

duante el nveno. De allá se espacó po el

mundo o, po lo menos, po donde mayoes popocones tomaba el gan vehículo del espítu

modeno; hablo del peódco.



97•

Espacdo po el mundo, el olletnsta

tató de acomoda la economía vtal de su

oganzacón a la convenenca de las atmós-eas locales. S lo ha logado en otas pates,

no es m popósto estudalo; me cño sólo a

nuesto cículo.

Peo comencemos po den la nueva en-

tdad lteaa.

El olletín, dje en ota pate y bajo oto seu-

dónmo, nacó del peódco; el olletnsta, po

consguente, del peodsta. Esta íntma andad

es la ue dbuja las potubeancas sonómcas

en la ceacón modena.

El olletnsta es la usón admable de lo útl

y lo útl, el poducto cuoso y sngula de lo

seo y lo ívolo. Estos dos elementos epeldos

como polos, heteogéneos como agua y uego,

encajan peectamente en la oganzacón del

nuevo anmal.Eecto extaño es éste, así poducdo po

la andad señalada ente el peodsta y el

olletnsta. De auél cae sobe éste la luz sea

y vgoosa, la efexón tanula, la obseva-

cón pounda. Po lo ue toca al devaneo, a la lvandad, está todo encanado en el olletnsta

msmo, su popo captal.



98•

El olletnsta, en la socedad, ocupa el luga

del colbí en la esea vegetal: salta, aletea, jue-

ga, tembla, se paa y evolotea sobe todas lascoolas suculentas, sobe las savas vgoosas.

Todo el mundo le petenece, hasta la popa

polítca.

Con todas estas vtudes puede decse ue

no hay entdad más elz en este mundo, con

algunas excepcones. Tene a la socedad en su

pluma, al públco paa leelo, a los ocosos paa

admalo y a la bas-bleu paa aplaudlo.

Todos lo aman, todos lo adman, poue

todos tenen nteés en ueda ben con ese

pegoneo amable ue levanta en los puestos del

peódco su aclamacón de semanao.

Mentas tanto, no obstante esa atencón

públca, a pesa de todas las ventajas de su pos-

cón, no todos los días son tejdos de oo paa el

olletnsta. Los hay negos, con hlos de bonce;a la cabeza de ellos está el día… ¿Advnen? ¿El

día de escb?

¿No les paece? Pues es vedad pua. Pasan

los sglos en las hoas ue el olletnsta gasta en

la mesa paa constu su oba.¡No es nada, es el cálculo y el debe ue vene

a ped de la abstaccón y de la lbetad un olle-



99•

tín! Ahoa ue, cuando hay matea y el espítu

está dspuesto, la cosa sale ben. Peo cuando a

la alta de asunto se une auella mobdez moalue se puede den como un amo al ar niente,

entonces es un suplco…

Sí, un suplco.

Los ojos negos ue saboean esas págnas

ulguantes de lsmo y de mágenes, a veces

poco saben lo ue cuesta escblas.

Paa algunos no pocede este agumento,

poue paa ellos hay abastecmento de matea,

cetos lbos po exploa, cetos colegas ue

empobece…

Esta espece es una vedadea abeacón del

olletnsta, excepcones desmoalzantes ue

ensucan las eputacones legítmas.

Esctos, sn embago, sus encagos, la s-

guente hoa es consagada al place de vengase

de la stuacón dícl ue pasó. Esa noche esácl encontalo en el pme teato o bale con

el ue se tope.

La túnca de Nessus13 le cayó a los hombos

po sete días.

Como cas todas las cosas de este mundo,el olletnsta degenea tambén. Algunas de las

entdades ue poseen esa capa se olvdan de



100•

ue el olletín es una coneccón lteaa sn

hozontes vastos, paa hace de él un canal de

ncenso a las eputacones consoldadas e nvec-tvas a las vocacones en fo y las aspacones

ben habdas.

Al consttuse así en el cadenal-dablo de la

cua lteaa, es nútl dec, íamente, ue el

sentdo común y la azón lo votan y condenan

al ostacsmo moal, a la ausenca de aplausos

y de apoyo.

No es éste el únco abuso ue se egsta. Es

costumbe ue otos levanten el olletín como

la llave de todos los coazones, como la hoz de

todas la eputacones ndelebles.

Y lo consguen…

En la apecacón del olletnsta po el lado

local temo, tal vez, cae en desagado negando la

amatva. Sólo coneso excepcones. En gene-

al, el olletnsta auí es todo un pasno: pactca un estlo extaño y se olvda, en sus dvagacones

sobe el boulevard y caé Tortoni, de ue está en

un mac-adam lodoso y con una guesa tenda de

campaña líca en medo de un deseto.

Algunos van hasta País a estuda la so-logía de los colegas de allá; es nútl dec ue

degenean tanto en lo ísco como en lo moal.



101•

Es ozoso declo: ente nosotos el olle-

tnsta, con aísmas excepcones, ha tomado

el colo local. Escb olletín y segu sendobasleño es, en vedad, dícl.

Mentas tanto, como todas las dcultades

se allanan, él ben podía aumenta el colo local,

con su aspecto amecano. Así haía menos mal a

la ndependenca del espítu naconal, tan peso

de esas lmtacones, de esos emedos, de ese

sucdo de la ognaldad y la ncatva.

Traducción de Martha Patricia Reveles Arenas



102•

Notas

1 Antgua cudad gega, escenao de la batalla ente los gene-

ales omanos y vales Julo Césa y Pompeyo el 9 de agostodel 48 a. C., donde el últmo ue deotado. Dcha batalla estema del poema épco nconcluso, del msmo nombe, escto po el poeta omano Lucano (N. de la T.).2 La oca Tapeya es uno de los símbolos mítcos de la hstoa de roma, ue encana a la peeccón el tato duo e nmse-code ue se dspensaba a los tadoes (N. de la Ed.).3 Codllea ue oma pate de la gan línea de cumbes de la

península Helénca, ue sepaa Tesala de Epo y se extendea pat de la ontea de Albana a lo lago de 160 km (N.de la T.).4 Geoges Lous Leclec, conde de Buon (1707-1788). Natua-lsta ancés, en 1739 ue nombado cudado de los reales Ja-dnes Botáncos y comenzó un catálogo de la documentacónsobe hstoa natual petenecente a las coleccones eales.Sus dsetacones sobe los esueletos ósles y su tess sobe

la exstenca pehstóca de especes desapaecdas ueon degan mpotanca. Una de sus obas más notables es Historia natural, general y particular (1749) (N. de la T.).5 Geoges Léopold Chéten Fédéc Dagobet, baón de Cuve (1769-1832). Zoólogo y hombe de Estado. Fundado de la anatomía compaada y la paleontología como cencas. Estudósstemátcamente los ósles, lo ue lo condujo a deas sobe la jeza de las especes y la natualeza adal del cambo geológ-

co ue povoca la extncón. Publcó Lecciones de anatomíacomparada (N. de la T.).6 Poeta hebeo (Judea, 650 a.C.-Egpto, 585 a.C.), auto dellbo homónmo del Antguo Testamento.7 Venha es un pesonaje de As asas de um anjo, oba deteato de José de Alenca, puesta en escena en 1858 y publcada en 1860 (N. de T.).8 Los hunos ueon un pueblo mongol pastoal y nómada ue

nvadó el sueste euopeo en el sglo v . Ahí y en Euopa centalconstuyeon un mpeo enome. En el año 430, una accón,ldeada po ruglas (roas), conustó el impeo omano deoente (N. de la T.).9 Gupo hstóco ndígena basleño ue habtaba la egón



103•

ltoal del actual estado de río de Janeo en el sglo xvi (N.de la T.).10 Andé Chéne (1762-1794) es consdeado el mejo poeta ancés del sglo xviii, y su oba nfuyó la poesía del sglosguente. Duante la revolucón ancesa ejecó como peo-dsta, atacó los excesos de la deensa de la monauía y delteo evoluconao. En 1794 ue aestado y cuato mesesdespués muó gullotnado (N. de la T.).11 John Huss (1370-1415) Líde del movmento de eoma el-gosa de Checoslovaua. Cuando el papa Alejando V ue elegdo,Huss lo econocó, no así el azobspo de Paga, ue en epesala lo aestó y encaceló. Duante su juco ue acusado de heejía y ue condenado a mo en la hoguea (N. de la T.).12 Se eee a un pesonaje ue es un empleado jublado enla peza teatal de José de Alenca epesentada en 1857 (N.de la Ed.).13 Es la túnca del centauo Nessus ue Deyana le entegó a Hécules y al vestla éste muó (N. de la T.).



104•

El Periódico y el libro*

Al S. D. Manuel Antôno de Almeda 1

i

El espítu humano, como el helotopo, ma

sempe de ente un sol ue lo atae y al ue se

dge sn cesa: es la peectbldad.

La evdenca de tal pncpo, aun antes de

este suceso, ue claamente demostada en un

lbo de oo2 ue se convtó en el evangelo de una

elgón. ¿Seé yo, el últmo de los levtas de la

nueva aca, uen se aoje a habla sobe tan

debatdo y poundo asunto?

Seía una locua ntentalo. Además, man-

esté m poesón de e en unos vesos senc-

llos,** peo no íos de entusasmo, nacdos de

una dscusón. Entonces se tataba del pogeso

en su expesón genéca. Esta vez me lmto a

taza algunas deas sobe una especaldad, unsíntoma del avance moal de la humandad.

Soy de los adeptos menos ntelgentes de la

nueva ceenca, peo tengo la concenca de los

* Correio Mercantil, 10 y 12 de eneo de 1859 (N. de la Ed.).**(O pogeso “Hno da mocdade”, dedcado a E. Pelletan y publcado en el Correio Mercantil, el 30 novembe de 1859( Apud. J. Galante de Souza).



105•

de más pounda convccón. Soy hjo de este

sglo, en cuyas venas heve el lco de la espe-

anza. Ms tendencas, ms aspacones, son lasaspacones y las tendencas de la juventud, y

la juventud es el uego, la conanza, el utuo,

el pogeso. A nosotos, guebros3 modenos

del uego ntelectual, en la expesón de La-

matne, no nos mpota este o auel gado de

nceduldad o desánmo: las sedcones sólo

se ealzan conta los pncpos, nunca conta

las vaedades.

No hay ue contadeclo. Po cualue lado

ue se me el espítu humano, se descube una

efexón vva de un sol gnoto. Se ha econocdo

ue hay hombes paa los cuales la evdenca de

las teoías es una umea; elzmente, tenemos la

evdenca de los hechos, ante la cual los santo

Tomás del sglo tenen ue nclna la cabeza.

Es la época de las egeneacones. La re- volucón ancesa, el estuendo mayo de los

tempos euopeos, en la bella expesón del

poeta de Jocelyn,4 ue el paso de la humandad

paa enta a este sglo. El pótco ea ggantesco

y ue necesao un paso ggante paa enta enél. Ahoa ben, esta explosón del pensamento

humano concentado en la ena de Euopa,



106•

¿no es un síntoma del pogeso? ¿O ué ea la

revolucón ancesa sno una dea ue se hacía

epúblca; el espítu humano ue tomaba la toga democátca de las manos del pueblo más

democátco del mundo? S el pensamento se

hacía lbeal es ue tomaba su vedadeo osto.

La humandad, antes ue todo, es epublcana.

Todo se egenea: todo toma un nuevo osto.

El peódco es un síntoma, un ejemplo de esta

egeneacón. La humandad, como el volcán,

eventa un nuevo cáte cuando más uego le

heve en el cento. ¿Acaso la lteatua tenía en

sus moldes conocdos el n últmo del pensa-

mento humano? No, nnguno ea vasto como el

peódco, nnguno lbeal, nnguno democátco

como él. Fue el nuevo cáte del volcán.

Hablemos del peódco, esta palanca ue

Auímedes pedía paa sacud el mundo, y ue el

espítu humano, este Auímedes de todos lossglos, encontó.

¿El peódco mataá al lbo? ¿El lbo ab-

sobeá al peódco?

La humandad, desde los pmeos tempos,

ha camnado en busca de un medo de popaga y pepetua la dea. Una peda convenentemente

levantada ea el símbolo epesentatvo de un



107•

pensamento. La geneacón nacente venía a con-

templa la dea de la geneacón anulada.

Este medo, más o menos peecconado, nosatsacía las exgencas del pensamento huma-

no. Ea una ómula estecha, muda, lmtada.

No había oto. Peo las tendencas pogesvas

de la humandad no se acomodaban con los

ejemplaes pmtvos de sus lbos de peda.

De peeccón en peeccón nacó el ate. La

autectua vno a tansoma en pecepto el

oden, lo ue ean entonces patos gotescos de

la antasía de los pueblos. Egpto, en la auoa

de la autectua, le do la soldez y la smplc-

dad a las omas seveas de la columna y de la

pámde. Paece ue este pueblo luste ueía

hace etena la dea en el monumento, como al

hombe en la moma.

El medo, pues, de popaga y pepetua la

dea ea un ate. No haé la hstoa de ese ateue, pasando po el csol de las cvlzacones

antguas, enuecdo po el geno de Geca

y roma, llegó a su apogeo en la Edad Meda y

cstalzó la dea humana en la catedal. La

catedal es más ue una ómula autectónca:es la síntess del espítu y de las tendencas de

auella época. La nfuenca de la iglesa sobe



108•

los pueblos se une en esas epopeyas de peda; el

ate, a su vez, acompañaba el tempo y poducía

con sus bíos de águla las obas maestas delsantuao.

La catedal es la llave de oo ue cea la

vda de sglos de la autectua antgua; ue

su expesón más acabada, su últmo cepúscu-

lo, peo ue una expesón elocuente, un cepúsculo

pal ptante de luz.

Sn embago, ea necesao un ggante paa

hace mo a oto ggante. ¿qué nuevo pato

del ngeno humano vno a nulca un ate ue

había enado po sglos? Evdentemente ea

necesaa una evolucón paa hace baja a la

ealeza de un sstema; peo esa evolucón debía

se la expesón de oto sstema de legtmdad

ndscutble. Había llegado la mpenta, había

llegado el lbo.

¿qué ea la mpenta? Ea el uego del celoue un nuevo Pometeo obaa y ue vno a an-

ma una antgua estatua. Ea la chspa eléctca

de la ntelgenca ue unó a la aza anulada

con la geneacón vvente po un medo mejo,

ndestuctble, móvl, más elocuente, más vvo,más popco a peneta en los teenos de la

nmotaldad.



109•

¿qué ea el lbo? Ea la ómula de la dea

nueva, del nuevo sstema. El edco, aun man-

estando una dea, no pasaba de una cosa local,estecha. El vvo lo buscaba paa lee la dea del

mueto; el lbo, po el contao, tajo a la aza

exstente el pensamento de la aza anulada.

El pogeso auí es evdente.

La evolucón ue completa. El unveso

sntó una nmensa sacudda po el mpulso

de una doble causa: una dea ue caía y ota

ue se levantaba. Con la omnpotenca de las

gandes nvencones, la mpenta ataía todas

las madas y todas las ntelgencas conve-

gían en ella. Ea un cepúsculo ue unía la

auoa y el ocaso de dos gandes soles. Mas

la auoa es la juventud, la sava, la espean-

za; debía opaca al sol ue se ocultaba. Ea

lo ue temía auel azobspo de la catedal

pasense, tan ben delneado po el poeta delas Contemplaciones.5

¡En eecto! La mpenta ea más ue un

descubmento maavlloso; ea una edencón.

La humandad emontaba así el Hmalaya de

los sglos, y veía en la dea ue despuntaba unaca podeosa y más capaz de contene el pen-

samento humano.



110•

La mpenta devoó, pues, a la autectua.

Ea el león devoando al sol, como en la epopeya

de nuesto Homeo.6

No buscaé hstoa el desaollo de este

ate ego, desaollo conmado en cada época

po un pogeso. Se conoce hasta ué punto

está peecconado y no se puede calcula a ué

punto llegaá todavía.

Peo establezcamos la cuestón. La huma-

ndad pedía la autectua, peo ganaba la

mpenta; pedía el edco, peo ganaba el lbo.

El lbo ea un pogeso; ¿cumplía las cond-

cones del pensamento humano? Cetamente;

peo altaba todavía ota cosa; no ea aún una

tbuna común, abeta a la amla unvesal,

apaecendo sempe con el sol y sendo, como

él, el cento de un sstema planetao. La oma

ue coespondía a estas necesdades, la mesa

popula paa la dstbucón del pan eucaístcode la publcdad, es popedad del espítu mo-

deno: es el peódco.

El peódco es la vedadea oma de la

epúblca del pensamento. Es la locomotoa

ntelectual vajando haca mundos desconoc-dos; es la lteatua común, unvesal, altamente

democátca, epoducda todos los días, llevan-



111•

do en sí la escua de las deas y el uego de las

convccones.

El peódco apaecó tayendo en sí el ge-men de una evolucón. Esa evolucón no es so-

lamente lteaa; es tambén socal y económca,

poue es un movmento de la humandad ue

sacude a todas sus emnencas; la eaccón del

espítu humano sobe las omas exstentes

del mundo lteao, del mundo económco y del

mundo socal.

¿quén podá maca todas las consecuen-

cas de esta evolucón?

Se completa la emancpacón de la ntel-

genca y comenza en los pueblos. El deecho

de la ueza, el deecho de la autodad bastada

consustancada en las ndvdualdades dnást-

cas, va a cae. Los eyes ya no tenen púpua; se

envuelven en las consttucones. Las consttuco-

nes son los tatados de paz celebados ente la potenca popula y la potenca monáuca.

¿No es una auoa de elcdad ue se ente-

abe en el hozonte? La dea de Dos encanada

hace sglos en la humandad saló nalmente a

la luz. Los ue temían un aboto pueden egu la ente ogullosa: se concluye el pacto maav-

lloso.



112•

Al sglo xix coesponde, sn duda, la gloa

de habe peecconado y desaollado esta gan-

dosa epopeya de la vda íntma de los pueblos,sempe palptante de deas. Es un logo todo

suyo. Después de las deas ue emtí en beves

tazos es tempo de desaolla la cuestón po-

puesta: ¿El lbo absobeá al peódco? ¿El

peódco devoaá al lbo?

ii

La ley etena, la acultad adcal del espítu hu-

mano, es el movmento. Cuanto mayo sea ese

movmento, más cumple su n, más se apoxma a esos polos doados ue ha buscado po sglos.

¿El lbo es un síntoma de movmento? Ceta-

mente. ¿Peo estaá ese movmento al nvel del

movmento del peódco mpeso? Me ehúso

a amalo. El periódico, literatura cotidiana, según

el dcho de un publcsta contempoáneo, es la

epoduccón daa del espítu del pueblo, el

espejo común de todos los hechos y de todos

los talentos, donde se efeja, no la dea de unhombe, sno la dea popula, esta accón de

la dea humana.



113•

El lbo no está, cetamente, en estas con-

dcones: algo hay ahí de lmtado y de estecho

s lo colocáamos ente al peódco. El espítuhumano tene necesdad de dscusón, poue la

dscusón es movmento. Ahoa ben, el lbo no

se pesta a esa necesdad como el peódco. La

dscusón en la pensa peódca se anma y se

tona ogosa po la ponttud y epoduccón da-

a de esta locomotoa ntelectual. La dscusón

po medo del lbo se enía po la moosdad, y

enando decae, poue la dscusón vve po el

uego. El panfeto no vale un atículo de ondo.

Puesto así, el peódco es más ue un lbo,

es más acode a las condcones del espítu

humano. ¿Lo nulca como el lbo nulcaa la

págna de peda? No me epugna admtlo.

Ya dje ue la humandad, en busca de una

oma más paecda a sus nstntos, descubó

el peódco.El peódco –nvencón modena, peo no

de la época actual–, no obstante, debe a nuesto

sglo su desaollo; de ahí su nfuenca. No cabe

auí dscut o demosta la azón po la cual

tempo atás no alcanzó ese gado de desao-llo; seía un estudo de la época, un análss de

palacos y de claustos.



114•

Las tendencas pogesvas del espítu hu-

mano no pemten supone ue haya pasado de

una oma supeo a una neo.Demostada la supeodad del peódco

po la teoía y po los hechos, o sea, po las

aspacones de la peectbldad de la dea hu-

mana y po la legtmdad de la popa esenca

del peódco, paece claa la posbldad del

anulamento del lbo ente al peódco.

¿Peo estaá ben denda la supeodad del

peódco?

Dje antes ue el peódco ea la eaccón

del espítu humano a las ómulas exstentes

en el mundo socal, en el mundo lteao y en

el mundo económco. Del mundo lteao me

paece habe demostado las ventajas ue no

posee el lbo. Del mundo socal, ya lo dje. Una

oma de lteatua ue se pesenta a los talentos

como una tbuna unvesal es la nvelacón delas clases socales, es la democaca páctca

po la ntelgenca. ¿No es esto, evdentemente,

un pogeso?

En cuanto al mundo económco, no es menos

ácl de demosta. Este sglo es, como dcen,el sglo del dneo y de la ndusta. Tendencas

más o menos deales claman en bellos hexáme-



115•

tos conta las aspacones de una pate de la

socedad y paecen pescb los pncpos de

la economía socal. Yo msmo manesté algunasdeas muy metaíscas y vapoosas en un atículo

publcado hace tempo.7

Peo, dejando de lado el ate plástco de esas

poduccones conta el sglo, en el ondo paecen

poco azonables. La ndusta y el comeco no son

smples ómulas de una clase; son los vínculos ue

lgan a las nacones, es dec, ue unen a la huma-

ndad paa el cumplmento de su msón. Son la

uente de la ueza de los pueblos y condconan,

en mayo o meno gado, su mpotanca polí-

tca en el eulbo polítco de la humandad.

El comeco establece un tueue de géne-

o po el dneo. El dneo es esultado de la

cvlzacón, una astocaca no bastada sno

legtmada po el tabajo o po el sudo basado

en las elucubacones ndustales. El sstema pmtvo de la ndusta colocaba al hombe en la

altenatva de adu una hacenda paa opea

la compa de ota, o ben entegase a la ntempe-

e del tempo s petendía especula con sus po-

duccones agícolas. El nuevo sstema estableceun valo, establece la moneda y, paa adula,

el hombe sólo necesta de su bazo.



116•

El cédto asenta su base sobe esta ngeno-

sa poduccón del espítu humano. Ahoa, en

cuanto a la ndusta manuactuea o la ndus-ta cedtca, el sglo lo cuenta como una de sus

gandes potencas: utadlo a Estados Undos y

veés desmoonase el coloso del note.

¿qué es el cédto? La dea económca

consustancada en una ómula altamente n-

dustal. ¿Y ué es una dea económca sno una

caa, una tansomacón de la dea humana?

Es pate de la humandad; anuladla, y deja

de se un todo.

El peódco, opeando una lenta evolucón

en el globo, desaolla esta ndusta monetaa,

ue mplca conanza, ueza y mejoamentos.

El cédto tene tambén su pate en el peo-

dsmo, donde se dscuten todas las cuestones,

todos los poblemas de la época, bajo la accón

de una dea sempe nueva, sempe palptante.El desaollo del cédto uee el desaollo

del peodsmo, poue éste no es sno un gan

banco ntelectual, una gran monetización de la

idea, como dce un escto modeno.

Ahoa ben, paece clao ue, s este ganmolde de pensamento coesponde tanto a la

dea económca como a la dea socal y lteaa,



117•

es la oma ue convene más ue nnguna ota

al espítu humano.

¿Es o no clao lo ue acabo de explca? Me paece ue sí. El peódco, agtando el globo,

hacendo una evolucón en el oden socal,

tene además la ventaja de da una poscón

al hombe de letas, poue le dce al talento:

“¡Tabaja! ¡Vve po la dea y cumple la ley de la

ceacón!” ¿Seía mejo la exstenca paásta de

los tempos pasados, en ue la concenca san-

gaba cuando el talento cambaba una comda

po un soneto?

¡No! ¡Gacas a Dos! Ese mal uso cayó junto

con el dogma del absolutsmo. El peódco es la

lbetad, es el pueblo, es la concenca, es la es-

peanza, es el tabajo, es la cvlzacón. Todo se

lbea; ¿sólo el talento seguía sendo sevo?

No altaá uen me lance el epíteto de

utopsta. Lo ue acabo de dec, sn embago,me paece aconal. Peo no malntepeten m

dea. Admtdo el anulamento del lbo po

el peódco, dcho anulamento no puede

se total. Seía una locua amalo. Destuda

la autectua, ¿uén evta ue a la undacónde los monumentos modenos pesda este o

auel axoma de ate, y ue esta o auella oden



118•

tace y levante la columna, el captel o la cúpula?

Peo lo eal es ue la autectua no es hoy

un ate nfuyente y ue, de la cladad con uenundaba los tempos y los pueblos, cayó en un

cepúsculo pepetuo.

No es un capcho de la magnacón, no es

una abeacón del espítu levanta este gto

de egeneacón humana. Son las ccunstancas,

las tendencas de los pueblos, los hozontes as-

gados en este celo de sglos los ue mplantan

po nspacón esta vedad en el espítu. Es la

poecía de los hechos.

quen obsevase en m dea una dolatía po

el peódco había concebdo una convccón

lmtada. S agumento así, s pocuo demosta

la posbldad del anulamento del lbo ente

al peódco, es poue éste es una expesón,

un síntoma de democaca; y la democaca es

el pueblo, es la humandad. Al desapaece lasonteas socales, la humandad da el últmo

paso paa enta al pótco de la elcdad, esa

tea pometda.

¡Tanto mejo! El desaollo de la pensa pe-

ódca es un síntoma, una auoa de esta época de oo. El talento sube a la tbuna común; la

ndusta se eleva a la altua de nsttucón; el



119•

ttán popula, sacudendo po todas pates los

pncpos nveteados de las ómulas gube-

namentales, talla con la espada de la azón elmanto de los dogmas nuevos. Es la luz de una

auoa ecunda ue se deama po el hozonte.

Pepaa a la humandad paa saluda al sol ue

va a nace: he auí la oba de las cvlzacones

modenas.

Traducción de Brenda Ríos



120•

Notas

1 Manuel Antôno de Almeda (1831-1861). De ogen humlde,

tomó clases de dbujo y de medcna. Tabajó en el peods-mo como evso y edacto del Correio Mercantil en dondeescbía un suplemento llamado “A Pacotlha”; ahí se publcóen olletín su únca novela: Memorias de un sargento de

milicias. Se le consdea un escto de tanscón ente elomantcsmo y el ealsmo (N. de la Ed.).2 Le Monde marche del seño Pelletan (N. del A.).3 Uno de los pueblos ue, junto con los bananos y los judíos,

vven dspesos en el mundo. (N. de la T.).4 Se eee a una oba de Alonso Lamatne (N. de la T.).5 Poema de Vcto Hugo (N. de la T.).6 Colombo, poema en ue tabaja el seño Poto Alege (N. del A.). Véase la nota 2 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña…”7 Véase “El pasado, el pesente y el utuo de la lteatua”(N. del A.).



121•

ideas sobre el teatro*

iEl ate damátco aún no es ente nosotos

motvo de culto; las vocacones se denen y

se educan como un esultado accdental. Las

pespectvas de lo bello todavía no consttuyen

el mán de la escena. El ondo de una poscónmpotante o de un empleo delcado es lo ue

mpulsa las tendencas balbuceantes. Las excep-

cones en este caso son tan pocas, tan asladas,

ue no consttuyen una potesta conta la vedad

absoluta de la aseveacón.

No sendo, pues, el ate motvo de culto, la

dea desapaecó del teato y éste se edujo a

se el smple oo de una Secetaía de Esta-

do. Haca allá se ue lo ofcial con todos sus

atavíos: el péndulo macó la hoa del tabajo,

y el talento se dedcó a la monótona labo de

copa los modelos epetdos, caducos y at-

gosos de un avso sobe la eguladad de la

lmpeza públca.

* O Espelho, i, 25 de septembe; ii, 2 de octube; iii, 25 dedcembe de1859 (N. de la Ed.).



122•

Ahoa ben, la espontanedad temna

donde lo ofcial empeza; y los talentos, en

luga de expandse a lo lago de las concepconesnntas, se lmtaon al sendeo señalado po

el esultado real y epesentatvo de sus ta-

bajos de tenta días. Pometeo se encadenó

al Cáucaso.

De auí una pocón de págnas peddas.

Las vocacones vcosas y smpátcas desalle-

ceon bajo la atmósea de helo ue paece

pesa como un sudao de muete sobe la

tenda del ate. Y el poco oo ue había se va,

cas nadvetdo, mezclado con la tea ue

llena el ánoa sagada.

¿Seán desconocdas las causas de esta

posttucón nmoal? No es dícl señala la

pmea, y tal vez la únca, ue mayoes daños

ha povocado. Ente nosotos no exste la

ncatva.No exste ncatva, es dec, no hay una

mano podeosa ue les señale una deccón a

los espítus. Hay teeno, peo no hay semlla;

hay ebaño, peo no hay pasto; hay planetas,

peo no hay oto sstema.Ente nosotos el ate ue sempe huéano;

se engalanó en los esuezos, cas mposbles,



123•

de algunos caactees de heo, peo un cam-

no seguo, estella o meta, nunca los tuvo.

De esta manea, basta la buena voluntad deun examen lgeo de nuesta stuacón atístca

paa econoce ue estamos en la nanca de

la moal y ue todavía tanteamos paa da

con la pueta de la adolescenca, ue paece

escondda en las tneblas del utuo.

La ncatva en ate damátco no se lmta

al estecho cículo del tablado: va más allá del

posceno, llega hasta donde está el pueblo. Sn

embago, ¿el públco de auí está coectamen-

te educado? La espuesta es negatva.

Un públco de avanzada con un tablado

balbuceante y euvocado es un anaconsmo,

una mposbldad. Hay una elacón ntena

ente ambos. En nuestos días, Sóocles haía

eí o hastaía a las masas; y las plateas gegas

de buena gana pateaían una escena de Dumas1 o de Baèe.2

La ncatva, entonces, debe tene un ún-

co popósto: la educacón. Demosta a los

ncados las vedades y las concepcones del

ate y conduc a los espítus vaclantes ycontaídos de la platea a la esea de esas con-

cepcones y de esas vedades. Esta amonía



124•

ecípoca de deccones popca ue la platea

y el talento nunca se encuenten sepaados en

el camno de la cvlzacón. Auí, en Basl, hay una desunón total: el

ate se dvocó del públco. Ente el posceno

y la platea exste un vacío nmenso ue nnguno

de ambos ve.

La platea, todavía domnada po la mpesónde una atmósea, extavada hoy en el vedade-

o mundo del ate, no puede pecb claamente

las condcones vtales de una nueva esea ue

paece apsona al espítu modeno. Ahoa

ben, al ate le coespondía la exploacón de los

nuevos maes ue se le pesentan en el hozon-

te, así como el ab, gadual y ugentemente, los

ojos del públco. Una ncatva me y ecunda

es el elíx necesao paa tal stuacón. Lo ue

hoy necestamos es un dedo ue, unendo la

platea y el tablado, hojee paa ambos la ganBbla del ate modeno con todas sus elacones

socales.

En la actualdad ya no exsten petensones,

me paece, de oganza una lucha de escuelas

y establece la valdad de dos pncpos. Está clao o es elemental ue el ate no puede des-

vase de las condcones actuales de la socedad



125•

paa pedese en el mundo labeíntco de las

abstaccones. El teato es paa el pueblo lo ue

el Coro ea paa el antguo teato gego: una ncatva de moal y cvlzacón. Ahoa ben, no

se pueden moalza hechos de pua abstaccón

en beneco de las socedades; el ate no se debe

desva en la locua nnta de las concepcones

deales, sno dentcase con el ondo de las

masas, copa y acompaña al pueblo en sus

deentes movmentos, en los dvesos modos

de su actvdad.

Calca la cvlzacón exstente y agegale

una patícula es una de las uezas más poduct-

vas con las ue cuenta la socedad en su macha

haca un pogeso ascendente.

De esta manea, los desvíos de una socedad

en tanscón pasan y al ate modeno le coes-

ponde coeglos. quee establece la lucha ente

un pncpo also, decaído, y una dea vedadea ue se levanta, es apsona en las ejas de una

jaula las vedades puas ue se evdencaban en

el ceebo de Salomón de Caus.3

Estas apehensones son aebatadas y cons-

ttuyen los bodes del cáte al ue es necesaoenta. Descendamos, pues, hasta las puestas en

escena locales.



126•

El espaco del ate damátco ente nosotos

es tan lmtado ue esulta dícl hace yuxtapo-

scones sn ue paezca ue se evdencan he-chos o se heen ndvdualdades. Po lo demás,

es sobe las ndvdualdades y los hechos ue

adan los vcos y las vtudes, y sobe éstos

ecae sempe el análss. Todas las susceptb-

ldades, pues, son nconsecuentes, a menos ue

el eo o la maledcenca modelen estas lgeas

apecacones.

La eoma del ate damátco se extendó

hasta nosotos y paece domna dentvamente

a una accón de la socedad. Peo eso es el

esultado de un esuezo aslado, ue opea po

medo de un gupo de hombes. No tene un

eecto amplo sobe la socedad. Ese esuezo

se ha mantendo y ha poducdo los más bellos

eectos. inoculó en algunas ateas la sange de

las nuevas deas, aunue no ha poddo haceloen todo el tejdo socal.

No exste auí una ncatva decta y e-

laconada con todos los demás gupos e hjos

del ate. Su accón sobe el pueblo se lmta

a un cículo tan peueño ue díclmentehaía deslza los nuevos dogmas en todas las

deccones.



127•

Además de esta manestacón sngula y as-

lada, hay algunas vocacones ue de buen gado

seguían el movmento atístco, de tal oma ue podían toma una deccón más acode con las

opnones del sglo. Peo son todavía vocaco-

nes asladas, manestacones mpotentes. Todo

es soocado y se pede en la nmensdad.

Señaladas y puestas de lado cetas ceencas

aún llenas de e y de ese amo santcado, ¿ué

nos ueda? Los mecadees entaon al templo y

allá colgaon sus utenslos de pacotlla. Son los

jesutas del ate. Los jesutas expuseon a Csto

en el madeo y se cuvaon sobe el mostado

paa atae las otunas. Los nuevos nvasoes

hceon lo msmo: el ate es la nscpcón con

la ue petenden absobe otunas y sava.

El ate se tansomó, dentvamente, en

una caea públca. Se encauzaon mal las

tendencas y al pueblo. Ante las vocacones seubcaon los hozontes de un utuo oscuo, y

se hzo cee a las tubas ue el teato ue hecho

como pasatempo. Auéllas y éste tomaon el

camno euvocado y se dvocaon en la senda

de la cvlzacón.De este mundo sn ncatva naceon el

anaconsmo, las anomalías, las contadcco-



128•

nes gotescas, las mascaadas, el maasmo. La

musa del tablado desentonó con los opajes

de aleuín en medo de los alados de una multtud eba.

Este caos necesta un fat4 de eoma. Es

meneste una mano hábl ue ponga en accón,

paa povecho del ate y del país, las subvenco-

nes mpoductvas empleadas en la aduscón

de ndvdualdades paastaas.

Esta necesdad palptante no enta en la pes-

pectva de nuestos gobenos, ue se lmtan al

apoyo mateal de las subvencones y entegan

el teato a manos poanas o malécas.

El descudo y las luchas ntenas son los

esultados lamentables de esos desvíos del ate.

Pone un alto a esa coente desbocada de des-

vaíos es esponsabldad de los gobenos y de

las ncatvas vedadeamente dedcadas.

ii

S el teato como tablado degeneó ente nosotos,

como lteatua es una antasía del espítu.

No se agumente con un puñado de ntentos

ue consttuyen sólo una excepcón; el poeta damátco todavía no es auí un sacedote, sno

un ceyente ocasonal ue smplemente se utó



129•

el sombeo al cuza la pueta del templo. rezó

y sguó su camno.

El teato se convtó en una escuela de acl-matacón ntelectual paa ue se tasplantaan

las concepcones de extañas atmóseas, de ce-

los emotos. La msón naconal enegó del poeta

en su camna po la cvlzacón. No tene cuño

local. refeja socedades extañas; se mueve al

mpulso de evolucones ajenas a la socedad ue

epesenta, pésbta del ate ue no dstngue lo

ue se mueve debajo de sus manos.

¿Seá adez de ntelgenca? No lo ceo. La

socedad actual es ecunda en talentos. ¿Seá alta

de ánmo? Tal vez, peo seá esencalmente alta de

emulacón. Ésa es la causa legítma de la ausenca

del poeta damátco; ésa, no ota.

¿Falta de emulacón? ¿De dónde povene?

¿De las plateas?

De las plateas. Peo es necesao entende:de las plateas, poue ellas no tenen, como dje,

una seduccón eal y consecuente.

Ya menconé la alta de ncatva y el desoden

ue estelza y mata tantos elementos apove-

chables ue el ate en caos encea. A esa alta de un haz conducto se agega, además, la alta de

poetas damátcos.



130•

Una educacón vcosa consttuye el pala-

da de las plateas. En el estín del ate, se hzo

desla ante las multtudes una pocesón demanjaes nsóltos de un sabo extaño; se los

natualzó sn consdea los elementos ue e-

mentaban alededo de nuesta socedad y ue

sólo espeaban una mano podeosa paa toma

oma y deccón.Las tubas no son el mámol ue cede so-

lamente al cncela labooso del escoplo; son

la agamasa ue se amolda a la pesón de los

dedos. Ea ácl dales una sonomía; se la de-

on. Los ojos ueon asgados paa ue veande acuedo con las convenencas sngulaes de

una autocaca absoluta.

Se logó hacelo.

Se habtuó a la platea a los boulevards: las

tubas olvdaon las dstancas y gavtan en uncículo vcoso. Se olvdaon de sí msmas y los

zaes del ate les adulan la lusón con ese manja

exclusvo ue aojan a la mesa públca.

Se podía da la mano a los talentos ue se

agolpan en los últmos peldaños espeando unllamado.

¡Nada!



131•

Los ntentos sugen po el esuezo sobe-

humano de alguna ntelgenca omnpotente

peo, después de anunca un sacco, pasan.¡Nada más!

De hecho, no es condenable este pocede.

Lo extanjeo es una mna; sempe hay ue

echa mano de ella, y las ntelgencas no son

máunas a dsposcón de las voluntades y convenencas especulatvas. De ahí el nacmento

de una entdad: el taducto damátco, espece de

cado de mesa ue pasa de una sala a ota los

platos de una cocna extaña.

¡Y paa colmo! De esa decenca de poetasdamátcos, ¡hay ue ve las cosas ue esultan!

¡qué desucamentos!

Veamos.

Po lo ue especta al ate, el teato deja

de se una epoduccón de la vda socal en la esea de su localdad. La cítca, po su pate,

hundá en vano el escalpelo en ese vente sn

entañas popas; podá, ncluso, a busca el estu-

do del pueblo en oto osto, peo en el teato no

encontaá el cuño naconal; apenas una galeía bastada, un gupo tonasolado, una asocacón

de naconaldades.



132•

De esta manea la cvlzacón pede la un-

dad. El ate, destnado a a la vanguada del

pueblo como un pecepto, se lmta a copa lassocedades más allá de sus onteas.

¡Taea estél!

Y esto no es todo. Consdeemos el teato

como un canal de ncacón. El peódco y la t-

buna son los otos dos medos de poclamacón

y educacón públca. Cuando se uee esgm

una vedad, se busca uno de esos espadeos

y se lanza la manzana de la tentacón a las mult-

tudes gnoantes. En el país donde el peódco,

la tbuna y el teato tengan un desaollo ade-

cuado, las tneblas se desvaneceán ante los ojos

de las masas. Moán los pvlegos, oba de la

noche y de la somba, y las castas supeoes de

la socedad asgaán sus pegamnos o caeán

abazadas a ellos, como en sudaos.

Es así, sempe así, como la palaba escta en la pensa, la palaba dcha en la tbuna o la palaba da-

matzada en el teato podujo sempe una tans-

omacón. Es el gan fat de todos los tempos.

Hay, sn embago, una deenca: en la

pensa y en la tbuna la vedad ue se uee poclama es dscutda, analzada y deomada

po los cálculos de la lógca; en el teato hay



133•

un poceso más smple y más amplo: la vedad

paece desnuda, sn demostacón n análss.

Fente a la pensa y a la tbuna las deasencallan, heen y luchan po despetase; ante

el teato el hombe ve, sente, palpa; está ente a

una socedad vva, ue se mueve, ue se levanta,

ue habla y de cuya composcón se deduce la

vedad ue las masas ecogen po medo de

la ncacón. Po una pate, la naacón decla-

mada o cada; po ota, la naacón estampada:

la socedad efejada en el espejo otogáco de

manea damátca.

La deenca es cas captal.

No sólo el teato es un medo de popaganda

sno tambén es el medo más ecaz, más me

y más nsnuante.

Es justamente lo ue no tenemos.

Las masas ue necestan vedades no las

encontaán en el teato destnado a la epoduc-cón mateal e mpoductva de concepcones

dslocadas de nuesta cvlzacón y ue taen en

sí el cuño de socedades alejadas.

Es una gan pédda; la sange de la cvl-

zacón, ue se nocula tambén en las venas del pueblo po el teato, no descende paa anma

el cuepo socal, ue se levantaá díclmente



134•

aunue la geneacón pesente vea lo contao

con los ojos de la espeanza.

inssto pues en la aseveacón: el teatono exste ente nosotos. Las excepcones son

esuezos aslados ue no actúan, como ya dje,

sobe la socedad en geneal. No exste teato n

poeta damátco…

Es ceto. ¡Se tata de una dua vedad! En-

tonces, ¿cómo es ue mtamos las voldades

extanjeas y no aceptamos sus dogmas del ate?

Tal vez sea un poblema: las socedades nan-

tes paecen balbucea las vedades ue debían

poclama paa su popo engandecmento.

Nosotos tenemos medo a la luz; po eso la

empañamos con humo y vapo.

Sn lteatua damátca y con un teato egu-

la auí, es ceto, peo dslocado y deectuoso

auí y allá, no podemos aspa a da un gan

paso en la cvlzacón. Al ate le coespondeseñala, como un eleve en la hstoa, las asp-

acones étcas del pueblo y peecconalas y

conduclas haca un gandoso utuo.

Y ¿ué se necesta paa logalo?

incatva y más ncatva.



135•

iii

El consevatoo damátco

La lteatua damátca tene, como todo pueblo

consttudo, un cuepo de vglanca ue le sve

de censua y pena: es el consevatoo.

Son dos, o deben se, los nes de esta nsttu-

cón: el moal y el ntelectual. Se cumple el pmeo

en la coeccón de los asgos menos decentes de

las concepcones damátcas; se alcanza el se-

gundo analzando y decdendo sobe el méto

lteao de esas msmas concepcones.

Con esos nes un consevatoo damátco

es más ue útl, es necesao. La cítca ocal,

tbunal sn apelacón, avalado po el gobeno,

sostendo po la opnón públca, se convete

en la más ecunda de las cítcas cuando es

pautada po la azón y despovsta de estate-

gas sodas. Así pues, todos los ntentos, toda dea de anu-

la una nsttucón como ésta, sgncan anula al

teato y despojalo del caácte cvlzado ue

po ventua le asste.

¿Coespondeá la dencón ue auí damosde ese tbunal de censua a la nsttucón ue

tenemos y ue llamamos consevatoo damá-



136•

tco? Y s no coesponde, ¿dónde está la causa

de ese dvoco ente la dea y el cuepo?

respondendo a la pmea pegunta de o-ma negatva, veamos ahoa dónde está la causa.

Evdentemente, en la base, en la consttucón n-

tena, en la ley de oganzacón. Las atbucones

del consevatoo se lmtan a señala los puntos

descanados del cuepo ue la decenca manda

cub: nunca las oensas hechas a las leyes del

país, y a la elgón… del Estado; nada más.

A eso se encamna el pme n ue se po-

pone una copoacón de ese oden; peo ¿y el

segundo? N suea una concesón, n suea

un deecho.

Oganzado de esta manea, seía nútl e-

un a los hombes de letas en ese tbunal; con

un gupo de vestales bastaía.

ignoo ué azón se podía alega en deensa

de la oganzacón actual de nuesto conseva-too, no sé. Vcado desde el ogen, no exste

todavía hoy una ómula y un n más acode

con las aspacones del teato y con el sentdo

común.

Una vez alcanzado el pmeo de los dos objetvos ue debe cumpl, el consevatoo, en vez

de consttuse como un cuepo delbeatvo, se



137•

tansoma en una smple máuna, nstumento

común, no sn accón, ue oma sus jucos a

pat de las líneas mplacables de un estatutoue le sve de noma.

Juzga una oba motvados po las oensas

hechas a la moal, a las leyes y a la elgón no es

ebatle el méto puamente lteao en el pen-

samento ceado, en la constuccón escénca,

en el dseño de los caactees, en la dsposcón

de las guas, en el juego de la lengua.

En la segunda cuestón es necesao tene

conocmentos más amplos y sucentes paa

legtma una magstatua ntelectual. En la

pmea, como dje, basta apenas meda docena

de vestales y dos o tes de auellas guas h-

dalgas devotas del ey de Maa 5 paa alcanza

el n.

Juzga el valo lteao de una composcón

es ejece una uncón cvlzadoa, al tempoue se pone en páctca un deecho del espítu:

es desempeña un caácte menos vasallo, de

mayo ncatva y delbeacón.

Sn embago, hay ocasones en ue las n-

telgencas de nuesto consevatoo paecensacudse ese eno ue les sve de ley, y ejecen

ese deecho ue se les nega; no delbean, es



138•

vedad, peo potestan. La estatua empeza a

gana vda en las manos de Pometeo, aunue

la neodad del mámol es evdente con la autopsa del escoplo.

¿Acaso gana algo la lteatua o gana el ate

con esos análss de la somba? Cuando mucho,

gana el achvo. El análss de las concepcones,

el estudo de las posodas, están condenados a

muete o, po lo menos, a dom en el polvo de

los estantes.

No es ésta la msón de un consevatoo da-

mátco. Mejo nega la ntelgenca ue lmtala

al estudo enadoso de las ndecencas y dspone

sus nspacones con base en los atículos de

una ley vcada.

Y –¡nótese ben!– es ésta una cuestón de

gan alcance. ¿Cuál es, entonces, la nfuenca de un

consevatoo oganzado de esta oma? Y ¿ué

espeto puede nspa así el teato?Los papeles se nveten. La nsttucón pe-

de su deecho de juzga y su autodad dsmnuye

a medda ue la del teato aumenta.

Amplíense las atbucones de ese cuepo;

nténtese dale un caácte más seo, otos dee-chos más nnovadoes; háganse de esa sacstía

de glesa un tbunal de censua.



139•

Complétense, a pesa de todo, ese cambo

de oma. ¿Cuál es el esultado de lo anónmo?

S el consevatoo es un juez delbeatvo, debese ntelgente; y ¿po ué la ntelgenca no ha

de mengua sus jucos? En matea de ate

yo no conozco susceptbldades n nteeses.

Emancípense el espítu y se habán de espeta

sus decsones.

¿Seá ácl una emancpacón del espítu en

este caso? Clao ue sí. Basta ue los gobenos

compendan un día ue el teato no es una

smple nsttucón de eceo, sno un cuepo de

ncatva naconal y humana.

Ahoa ben, los gobenos ue han bajado la

mada y la mano a tantas cosas nmas, no han

advetdo todavía en ese entetejdo de ueza

socal, despojado de su accón, etado de su ca-

mno po capchos mal entenddos, ue la suete

lo colocó, atalmente, a la somba de la ley.Ceaon un consevatoo damátco po

smple nstnto de mtacón. Ceaon algo ue

tuveon la delcadeza, o el mal gusto, de llama

teato nomal, y se dumeon cansados, como s

hubean levantado una pámde en Egpto.Todos sabemos lo ue es ese consevatoo

y este teato nomal; todos hemos pesencado



140•

las agonías de uno y los desvaíos del oto.

Todos hemos vsto cómo esas dos nsttuco-

nes, destnadas a camna juntas en la uta delate, se alejaon del objetvo y de la senda. El

consevatoo compometó la dgndad de su

papel o, mejo dcho, lo oblgaon a eso; y el

teato, despetando un día con nstntos de Césa,

ntentó conusta todo el mundo del ate y atsbó

tambén ue le coespondía nca la empesa po

un tbunal de censua.

Con esta guea cvl en el mundo damátco,

lmtadas las decsones de censua, es evdente

ue el ate suía y, con él, la masa popula, las

plateas. La censua estaba oblgada a enunca

a un deecho y a suscb las tvaldades más

nsensatas ue el teato pudea consdea como

composcones damátcas.

Es éste el estado de las cosas ue yo pecbo,

ntelgenca mínma como soy, peo ¿lo pecb-án tambén los gobenos? No es ácl acepta la

hpótess negatva; po lo tanto, evdentemente

no los puedo consdea neoes a mí en la

óptca del espítu. Estoy de acuedo con la dea

de ue los gobenos no han sdo ajenos a esta anauía del ate, y una neglgenca así dce mu-

cho en conta de la concenca del pode.



141•

No hay ue hu de auí. ¿Dónde está auel

poyecto sobe la lteatua damátca pesen-

tado, hace tempo, en la cámaa povsonal?Ea un tema de contabando, y las aspacones

polítcas estaban ocupadas en negocos ue

tenían objetvos más sóldos o, po lo menos,

más eales. Ese poyecto, al dale un caácte

más seo al teato, abía sus puetas a las nte-

lgencas damátcas po medo de un ncentvo

honoso. Taía en sí un pncpo de vda, peo

¡voló lejos al ondo del olvdo!

Es smple, y no necesta una obsevacón

detenda: los gobenos, en matea de ate y de

lteatua, man muy alto; no se dan a la taea

de descende en su análss paa dale la mano

al ue se lo meece.

Clao ue lo ue se pde no es una vglanca

exclusva; nade petende del pode el empleo

absoluto de sus sentdos y acultades. En esteaspecto, en especal, el emedo es ácl: basta

una eoma ápda, completa y adcal, paa ue

el consevatoo damátco ente a la esea de

los debees y deechos ue completan la dea

de su ceacón.Con el deecho de epoba y pohb po

ncapacdad ntelectual, con la mada levantada



142•

haca el espítu de la abolcón de lo anónmo,

el consevatoo, como ya lo dje antes, deja de

se una sacstía de glesa paa tansomaseen un tbunal de la censua.

Y ¿saben lo ue seía entonces ese tbunal?

Una mualla de ntelgenca a las upcones

ntempestvas ue el capcho usea hace en

el mundo del ate, a las bacanales ndecentes y

topes ue oendean la dgndad del tablado,

poue desaotunadamente es un hecho e-

cuente, y allá tambén exste la dgndad.

El consevatoo seía eso y estaía en los

cánones de su debe y de su deecho.

Peo, en medo de estos epaos, ueda aún

un acto mpotante: la lteatua damátca.

Con una eoma en el consevatoo, me

paece obvo ue ganaía tambén el ate escto.

No tenemos (nade seá tan ngenuo como paa

conesa ese absudo), no tenemos lteatua damátca, en la extensón de la ase; algunas

estellas no oman una constelacón: son e-

cuedos dejados en el tablado po dstaccón,

palabas sueltas, ncensos uemados, despoja-

dos de todo caácte sacedotal.¿Seá ue el consevatoo no podía hacese

cago de la encomenda de desaolla el ele-



143•

mento damátco en la lteatua? Las ventajas

seían evdentes; además de emancpa al teato,

no expondía al públco a los babasmos de lastaduccones de pacotlla ue ntegan una buena

pate de nuestos epetoos.

Sn embago, ¡entendan ben! Le doy ese en-

cago al consevatoo, peo a un consevatoo

ue yo magno, ue además de posee los dee-

chos conedos po una eoma, debe tenelos

tambén en capacdad, conedos, desde luego,

po la ntelgenca y po los conocmentos.

Con esto no petendo oende a las ntel-

gencas legítmas del actual consevatoo. No

nego el sol; lo ue nego, o po lo menos lo ue

condeno en concenca, son las sombas ue no

dan luz o ue deoman la luz.

Un consevatoo totalmente lustado es

una gaantía paa el teato, paa la platea y paa

la lteatua.Y paa hacelo posble, basta ue el pode

apuebe esa eoma tan deseada.

Traducción de María Auxilio Salado Pérez



144•

Notas

1 Alejando Dumas (1802-1870). Novelsta y damatugo an-

cés. Auto de un gan númeo de elatos de ambente hstócocomo Los tres mosqueteros, Veinte años después, El condede Montecristo, El collar de la reina, La reina Margarita,

Los mohicanos de París, La dama de Monsoreau, etc. En sudamatuga destacan: La torre de Nesle, Anthony y don Juande Mañara, etc. (N. de la T.).2 Théodoe Baèe (1823-1877). Damatugo ancés. El éxtode un vodevl le abó las puetas del Palaco real y se dedcó

a escb obas teatales con gan éxto, ente las ue destacan La vida de la bohemia y Manon Lescaut (N. de la Ed.).3 Salomón de Caus (1576-1626). ingeneo ancés a uen sedebe el descubmento de las popedades del vapo comoueza motz (N. de la T.).4 Apócope de fat lux, hágase la luz, oma de enunca un actoceado (N. de la T.).5 Se eee a las cuaenta guas elgosas ue oman pate

del Convento de Maa, en Potugal, ue ncluyen el Palaco,el Monasteo, la Bbloteca y la Basílca. El monumento sugede una pomesa hecha po el ey João V, ue cumpló su votoy do oden de constu un convento dedcado a san Antono(N. de la Ed.).



145•

El teatro nacional*

Hace unos tenta años El misántropo y ElTartuo hacían las delcas de la socedad fum-

nense. Hoy en día seía dícl esucta esas dos

comedas nmotales. ¿queá esto dec ue,

abandonando los modelos cláscos, la estma

del públco avoece la eoma omántca o

la eoma ealsta? No lo ceo; Molèe, Vcto

Hugo, Dumas hjo, todo eso pasó de moda; no

hay peeencas n smpatías. Lo ue hay es un

hábto ue todavía convoca en las plateas a al-

gunos espectadoes y ue los poetas damátcos,

deslusonados ya de la escena, atentamente

contemplan un únebe espectáculo. No es ue

petendamos aconsejalos, peo tal vez ahoa

exsta luga paa la esolucón del auto de As

assas de um anjo1 de ue se ompa la pluma y

se haga con los pedazos una cuz.Deduc de semejante estado la culpa del

públco seía tansoma el eecto en causa. El

públco no tene la culpa del estado del ate n

de su ndeenca haca él; una pueba de ello es

el nteés con ue se coe a ve el esteno de las* Semana Lteaa”, seccón del Diário de Río de Janeiro, 13de ebeo de 1866 (N. de la Ed.).



146•

pezas naconales y los aplausos con ue sempe

se ecbe a los autoes y a las obas, ncluso las

menos buenas. Gacas a este nteés, claamen-te manestado en los últmos años, el teato na-

conal ha poddo enuecese con algunas obas

elevantes, utos de una emulacón natual ue,

de hecho, tambén se debltó po las msmas

causas ue podujeon la ndeenca públca.

Ente la socedad y el teato, po lo tanto, ya

no hay enlaces n smpatías. Lejos de educa el

gusto, el teato sólo sve paa amnoa el hastío

del espítu en los días de mayo abumento.

Bajo dcho estado de cosas no se ve lejos la

completa dsolucón del ate. En algunos años

más el templo seá una tumba.

Los testgos del tempo dcen ue las co-

medas aba ctadas hallan sempe públco

dspuesto y atento: síntoma excelente. Es vedad

ue después de El Tartuo apaecía Poucegnacacompañado del cotejo de los botcaos y los

tuhanes; al día sguente de El misántropo,

se acudía a ve la consagacón de El enermo

imaginario. En este punto el teato basleño de

1830 no podía anda po delante de la comeda ancesa, en la ue, según ceemos, todavía no

se dspensan los accesoos de auellas dos



147•

excelentes asas, s es ue se puede consdea

asa a El enermo imaginario.

Los dectoes de auel tempo paecíancompende ue el gusto debía cultvase poco

a poco y, paa hace acepta el Molèe de alta

comeda, montaban tambén el Molèe de baja

estoa; ambos nmtables. Se ponía en páctca

lo ue en matea nancea se llama hace c-

cula el dneo, con la deenca, sn embago,

de ue allí ea oblgatoo el cuso de oo de ley.

N ean ésos los úncos ejemplos de valosas

exhumacones n otos más pudeon subsst.

Po causas en pate natuales y en pate des-

conocdas, se puso al teato basleño en una

nueva stuacón.

No es pecso nsst en ue una de las

causas pncpales ue la eoma omántca;

desde ue la nueva escuela, consttuda bajo la

deccón de Vcto Hugo, pudo atavesa losmaes y peneta en el Basl, hzo ue el teato,

como ea de espease, cedea al mpulso y

aceptaa la dea tunante. Peo ¿cómo lo hzo?

Todos saben ue la bandea del omantcsmo

cubó mucha mecancía deteoada; la dea dela eoma ue llevada hasta sus límtes –ncluso

más allá de ellos– y de ahí nacó esa cosa híbda



148•

ue hoy todavía se escbe y ue, a alta de un

mejo témno, se denomna ultaomantcsmo.

La escena basleña, con excepcón de algunas pezas excelentes, pesentó a los ojos del públco

una laga see de obas monstuosas, ceacones

nomes, sn nexo, sn ate y sn gusto; nubes

negas ue oscueceon, desde luego, la auo-

a de la evolucón omántca. Mentas más

aplaudía el públco, más se enaba la nventva

de los poetas, hasta ue el ate, ya taducdo

po los malos mtadoes, ue cultvado po

especuladoes excelentes ue hceon de la

extavaganca damátca un medo de exstenca.

Todo eso se epodujo en la escena basleña,

y aa vez apaecía, en medo de tales mons-

tuosdades, una oba ue tajea el cuño del

vedadeo talento.

Sn habe concludo el peodo omántco,

apenas amnoados los pmeos entusasmos,se sumó a nuestas plagas la eoma ealsta,

cuyas pmeas obas ueon nmedatamente

celebadas con aplausos; como anteomente

había llegado el asto de la laga see de m-

tacones y exageacones, así el ultaealsmotomó el luga del ultaomantcsmo, lo ue no

dejaba de se una expeenca monótona. Suce-



149•

dó lo msmo ue con la eoma pecedente:

la teoía ealsta y la teoía omántca, llevadas

hasta la exageacón, deon el to de gaca alespítu del públco. Felzmente se salvaon los

autoes naconales. A estas causas, ue llamae-

mos hstócas, se juntan otas ccunstancales

o otutas peo no po ello menos podeosas.

Exste, sn embago, una ue vence a las demás

y ue nos paece de suma gavedad; señalala

es mosta la natualeza del emedo aplcable

a la enemedad.

Paa ue la lteatua y el ate damátco

puedan enovase con gaantías de utuo es

ndspensable la ceacón de un teato naconal.

Cualue palatvo, en este caso, no adelanta

cosa alguna sno ue, po el contao, la etasa.

Es necesao todavía mucho tempo paa coloca

el ate damátco en sus ejes centales. La n-

catva de esta medda sólo puede pat de los podees del Estado. El Estado, ue sustenta una

academa de pntua, autectua y escultua, no

tendá azón plausble paa exmse de cea

una academa damátca, una escuela de

teato donde las musas hallen un teeno dgnode ellas y ue pueda sev paa la eoma del

gusto públco.



150•

Agumenta con el ejemplo del extanjeo se-

ía, más ue poljo, ocoso. Basta ecoda ue la

dea de la ceacón de un teato naconal ya teneun luga en las peocupacones del gobeno de

Basl. El consejeo Sousa ramos, cuando ungía

como mnsto del mpeo en 1862, nombó una

comsón compuesta po pesonas competentes

paa popone las meddas encamnadas al me-

joamento del teato basleño. Esas pesonas

ean el seño consejeo José de Alenca y los

doctoes Macedo2 y Meneses e Sousa. Además

de ello, nos consta de buena uente ue Su Ex-

celenca escbó al seño Poto Alege pdendo

gualmente el auxlo de su ntelgenca en este

asunto; y la espuesta del auto de Colombo

consta en los achvos de la secetaía de Es-

tado. A su vez no podemos deja de mencona

con alabanza el nombe del consejeo Sousa

ramos po los pasos ue do y ue nelzmenteno tuveon esultado páctco.

La cata del seño Poto Alege se ocupa

detendamente de las condcones autectón-

cas de un edco paa opea smultáneamente

como teato damátco y teato líco. Los pae-cees de la comsón abodan mnucosamente

el asunto (decmos paecees poue el docto



151•

Macedo se apató de la opnón de sus colegas

y do su voto de manea ndvdual). El paece

de la mayoía de la comsón establece de manea dentva la necesdad de la constuccón de un

edco destnado a la escena damátca y a la ópe-

a naconal. El nuevo teato debe llamase, según

el paece de la comsón, Comeda Basleña y

seá el teato de la alta comeda. Además de eso,

la comsón mencona la necesdad de cea un

consevatoo damátco ue uncone como

pesdente nspecto geneal de los teatos

y ue tenga po msón juzga la moaldad y

las condcones lteaas de las pezas de los

teatos subvenconados y tambén la moa-

ldad, decenca, elgón y oden públco de

las pezas de los teatos patculaes. De tal

manea, la Comeda Basleña seía ocupada

po la compañía mejo oganzada y podía

se contatada po el gobeno, ue daía una subvencón paa el costo del teato a pat de

los ondos votados po el cuepo legslatvo

paa la academa de músca. Los membos

del consevatoo damátco, nombados po

el gobeno y susttudos tenalmente, pec-bían una gatcacón y tendían a su cago la

nspeccón ntena de los teatos.



152•

El paece del docto Macedo, concodando

en cetos puntos con la mayoía de la comsón,

se aleja, ente otos espectos, de la constuc-cón de un teato ue no juzga ndspensable

y de la oganzacón del consevatoo de la

compañía naconal. La mayoía de la comsón

esbozó su paece con especto a un poyecto

paa la ceacón del nuevo consevatoo da-

mátco y sugó la constuccón de un teato de

Comeda Basleña. El docto Macedo, además

de su paece, popuso tambén un poyecto

paa la oganzacón povsoa de un teato

naconal, acompañado de un pesupuesto de

gasto e ngeso.

Esta smple exposcón basta paa mosta

el celo de la comsón en desempeña el papel del

gobeno y, en este sentdo, sus popuestas no

podían se mejoes. De las dos pespectvas,

la ue nos agada más es la de la mayoía de la comsón, po se la ue nos paece ue atende

el nteés pesente y el nteés utuo, dando

a la nsttucón un caácte dentvo del cual

depende su ealzacón. No tenemos mucha e

en una oganzacón povsonal; la necesdad delas aulas paa la educacón de nuevos atstas y

el peecconamento de los actuales pueden se



153•

satsechos con la popuesta de la mayoía de la

comsón, y juzgamos dcho aumento ndspensa-

ble po cuanto es pecso legsla pncpalmente paa el utuo. El gobeno de Basl se ha ded-

cado un poco a este asunto y esulta convenente

apovecha sus buenos deseos y popone con

apdez una oganzacón completa y dentva.

Sn luga a dudas, seía deseable ue la Comeda

Basleña estuvea a cago exclusvamente del

gobeno, lo ue haía de ella una dependenca

del mnsto del mpeo con pesupuesto votado

po el cuepo legslatvo. En esto vemos no sólo

una condcón de solemndad, sno tambén una

azón de segudad utua.

Ceando un consevatoo damátco asen-

tado en bases sóldas y dendas con caácte

públco, la comsón atendó una necesdad

ndeclnable, sobe todo cuando exge paa las

pezas de la Comeda Basleña el examen delas condcones lteaas. Sn eso la dea de un

teato modelo uedaía bulada y veíamos al

teato nvaddo po los bábaos de la lteatua.

En el égmen actual la polcía tene a su cago

el examen de las pezas en lo ue especta a la moal y el oden públco. No tenemos pesente

la ley, peo s ella no se expesa de ota manea



154•

es dícl maca el límte de la moaldad de

una peza y, en ese caso, las atbucones de la

autodad polcal, más ue ncompetentes, son vagas, lo ue no tona muy aable la poscón de

los esctoes.

Sabemos ue, además de la comsón nom-

bada po el consejeo Sousa ramos, ue pos-

teomente consultada, po el seño Maués

de Olnda, una pesona hato competente en la

matea, ue pesentó al actual pesdente del

consejo un lago paece. Tenemos azón paa

cee tambén ue el seño Poto Alege, consul-

tado en 1862, ya lo había sdo con anteodad

en 1853 y en 1856. Se colge entonces ue la

ceacón del teato naconal es una peocupa-

cón del gobeno desde hace bastante tempo.

La ugenca de la matea no le utaba el ca-

ácte de mpotante y así puede explcase

la etcenca del gobeno paa echa a anda la oba sn esta todo peectamente esclaecdo.

Los nombes de las pesonas consultadas, el

desaollo de las deentes deas emtdas y

sobe todo el estado pecao de la lteatua

y del ate damátco están dcendo ue Co-meda Basleña debe se ceada de una manea

omal y dentva.



155•

Esta demoa en ejecuta una oba tan nece-

saa al país puede tene dvesas causas, peo

seguamente una de ellas es la fuctuacón delos estadstas en el gobeno y la natual alte-

nanca polítca; ceemos, sn embago, ue los

nteeses del ate entan en el oden de nteeses

pepetuos de la socedad, ue están a cago de la

entdad moal del gobeno y consttuyen, en esecaso, un debe geneal y común. S después de

tantos años de amaga expeenca y doloosas

decepcones, no vnea una ley ue ampae al

ate y a la lteatua, lance las bases de una me

alanza ente el públco y el poeta y haga enace la ya pedda nocón del gusto, céense enton-

ces las puetas del templo, donde no uedan ya

sacedotes n eles.

En la espeanza de ue esta eoma se eec-

túe, seá necesao ue apovechemos el tempo paa ealza un estudo de nuestos pncpales

autoes damátcos, sn mponenos nngún

oden de sucesón n jacón de épocas en la

medda en ue nos sean popcos el tempo y

la dsposcón. Seá una espece de balance del pasado: la Comeda Basleña ncaá una nueva

ea paa la lteatua.



156•

Temnaíamos auí este atículo s un lus-

te amgo no nos hubea mmado con algunos

vesos nédtos y ecentes del poeta basleñoFancsco Munz Baeto.3 Todos saben ue el

seño Munz Baeto es celebado po su cuoso

talento de epentsta; los vesos en cuestón ue-

on mpovsados en ccunstancas sngulaes.

Se hallaba el poeta en casa del cónsul potugués

en Bahía, donde tambén estaba Emla das Ne-

ves,4 la talentosa actz tan aplaudda en nuestos

teatos. Se encontaban platcando cuando el

poeta, batendo auellas palmas de la costum-

be –ue ya en tempos de Bocage5 anuncaban

las mpovsacones– compuso de un tón este

bellísmo soneto.

Po sábos e poetas sublmado

Teu nome luste pelo obe voa:

Outa rstó a ama te apegoa,Outa rauel, no potuguês tablado.

Ao teu magnétco, postado,

O mas ude audtóo se agolha;

Dec-te a onte da nmoal cooa Não pode o tempo, não consegue o ado.



157•

De atz o teu condão é sem segundo;

Na cena a cada nstante, uma vtóa

Sabes das almas conusta no undo.impea, Emíla! É teu domíno –a hstóa!

Teu sólo –o palco; tua cote –o mundo;

Teu ceto o dama; teu dadema –a glóa.6

Oyendo estos vesos tan vgoosamente nsp-

ados, Emíla das Neves cedó a un movmento

natual y coó a abaza al poeta, etbuyéndo-

le la neza con la expesón más agadable paa

una ente ancana: un beso. Y ue lo msmo ue

ab una nueva uente de nspacón. El poeta,

sn detenese un mnuto, podujo las sguentescuatetas couetas y gacosas:

Como sendo tu das Neves,Musa, ue veste auí,

Assm uema o peto á genteUm bejo dado po t? O ue na ace me deste,que ascendeu-me o coaçãoNão o ósculo de –neves,

Fo um bejo de vulcão.



158•

Neves –tenho eu na cabeça,De tempo pelos vavéns:

Tu és só –Neves– no nomeTé nos lábos ogo tens.Bejando, não és –das Neves;Do sol, Emíla, tu és;Como neves se deetemOs coações a teus pés.

O meu, ue –neve– já ea,

Ao toue do vejo teu,Todo ade sentí na chama,que da ace lhe desceu.

Eou, uem no sobenomeDe –Neves– te pós, atzque és das lavas, não das neves,Mnha alma, acesa, me dz.Chamem-te, emboa, das Neves;

Vesúvo te he de chama,Enuanto a mpessão do bejo,que me deste, conseva. Oh! Se de mã esse bejo

Poduzu tamanho ado,que ncêndo não pomovea,Se oa um bejo de amo!...



159•

Não te chames mas das Neves,Mulhe ue abassas assm ;

Chama-te antes das Luzes,E não te esueças de mm.

Se me pometes, Emíla,

De hoa em hoa um bejo gual,

Po sobe neves ou ogo

Dou comgo em Potugal.7

Como djmos, estos vesos pemanecen néd-

tos; y cabe auí a los lectoes del Diário do Rio

el place de ecblos de pmea mano.

Traducción de Raael Toriz



160•

Notas

1

Se eee a José de Alenca. Veáse la nota 13 del ensayo “El pasado, el pesente y el utuo de la lteatua”.2 Véase la nota 12 del ensayo “El pasado, el pesente y elutuo de la lteatua”.3 Destacado poeta basleño nacdo en 1804 y mueto en 1868(N. del T.).4 Emíla das Neves de Sousa (1820-1883) ue una actz da-mátca potuguesa de gan elevanca en el sglo xix. Debutó

cuando tenía 18 años bajo la tutela de Alejando Dumas; uela pmea gan vedette potuguesa (N. de la Ed.).5 Manuel Babosa de Bocage (1765-1805) ue uno de los ma-yoes poetas potugueses del sglo xviii. Desde sus comenzoscomo escto evoca su dentcacón con Camões. ingesó enNova Acáda, socedad lteaa de la últma ase del clascs-mo, donde adoptó como nombe el anagama Elmano y comoapodo, Sadno. Ente sus obas destacan Idilios marítimos,

Rimas improvisaciones de Bocage y Colección de nuevasimprovisaciones de Bocage (N. de la Ed.).6 Po sabos y poetas sublmado, / Tu nombe luste po elobe vuela / Otoa rísto la ama te poclama / Otoa ra-uel, en potugués tablado. / Ante tu magnetsmo, postado, / El más duo audtoo se desmoona; / Desnudate la entede la nmoal coona / No puede el tempo, no lo consgueel hado. / De actz es tu don y sn paalelo; / En la escena, a

cada nstante, una vctoa: / Sabes de las almas conusta elondo. / ¡impea, Emla! ¡Es tu domno la hstoa! / Tu tono,el palco; tu cote, el mundo; / Tu ceto, el dama; tu dadema,la gloa (taduccón popa).7 ¿Cómo, sendo de las Neves, / Musa, ue vnste auí, / quema así el pecho de la gente / Un beso dado po t? / Lo ue en elosto me dste, / que encendó m coazón, / No ue ósculo deneve / sno un beso de volcán. / Neves tengo yo en la cabeza, /

De tempo po los vavenes; / Tú de Neves sólo tenes el nom-be, / Poue en los labos uego tenes. / Besando no ees delas Neves; / Del sol, Emla, tú ees: / Como neve se deten / Los coazones a tus pes. / El mío, ue neve ya ea, / Al touedel beso tuyo, / Todo ade sentí en la llama / que de su osto



161•

descendó. / Eó uen po apelldo / Neves te puso, actz / que ees de las lavas, no de las neves, / M alma, encendda,me dce. /Aunue de las Neves te nomben, / Vesúbo te he dellama, / Mentas la mpesón del beso / que me dste haya de conseva. / ¡Oh!, sendo atenal ese beso / Podujo tangande ado, / ¡qué ncendo no povocaía, / S uea un besode amo…! / No te llames de las Neves, / Muje ue abasas así / Llámate antes Luces / Y no te olvdes de mí. / S me pometes,Emla, / De hoa en hoa un beso gual / Po sobe neves ouego / Voy a da a Potugal (taduccón popa).



162•

José de a lencar: iracema *

La escuela poétca, llamada escuela amecana,tuvo sempe advesaos, lo ue no uee dec

ue hubese contovesa públca. La dscusón

lteaa en nuesto país es una espece de steeple-

chase ue se oganza de vez en cuando; uea de

eso, la dscusón se ena en la ocna, en la calle

y en las salas. No pasa de ahí, n nos paece ue

se deba llama escuela al movmento ue atajo

a las musas naconales al tesoo de las tadcones

ndígenas. Escuela o no, la vedad es ue mucha

gente vo en la poesía amecana una abeacón

salvaje, una dstaccón sn gaca n pounddad.

Hasta ceto punto había azón: muchos poetas,

al entende mal la musa de Gonçalves Das,1 y sn

pode enta en el ondo del sentmento y de las

deas, se lmtaon a saca sus elementos poétcos

del vocabulao ndígena; maon las palabas yno sgueon adelante; los advesaos, asustados

con la poesía de éstos, conundeon con el msmo

desdén a los ceadoes y los mtadoes, y tataon

de desacedta la dea ulmnando a los nté-

petes ncapaces.

“Semana Lteáa”, seccón del Diário do Rio de Janeiro, 23de eneo de 1866 (N. de la Ed.).



163•

Se euvocaban seguamente: s la hstoa y

las costumbes ndas nspaon a poetas como

José Basílo,2

Gonçalves Das y Magalhães,3

esue se podían hace ceacones ognales, nsp-

acones nuevas. ¿qué mpotaba la nvasón de

la tubamulta? ¿La poesía deja de se el msteo-

so lenguaje de los espítus, sólo poue algunos

malos vescadoes ueon a asentase en la

base del Panaso? Lo msmo sucede con la poe-

sía amecana. Había tambén oto motvo paa

condenala: los cítcos suponían ue la vda

ndígena seía, en el utuo, el cuado exclusvo

de la poesía basleña, y en eso se euvocaban

tambén, pues no podía enta en la cabeza de

los ceadoes el oblga a la musa naconal a

en busca de todas sus nspacones en el

estudo de las cóncas y de la lengua pmtva.

Ese estudo ea uno de los modos de ejece la

poesía naconal; peo, uea de él, ¿no está ahíla popa natualeza, opulenta, ulguante, vvaz,

atayendo los ojos de los poetas y poducendo

págnas como las de Poto Alege4 y Benado

Gumaães?5

Po otuna, el tempo va esclaecendolos ánmos; la poesía de los indios está com-

pletamente ennoblecda; los vescadoes



164•

de palabas ya no pueden loga el descédto

de la dea, ue tunó con el auto de I-Juca-

Pirama,6

y acaba de tuna con el auto de Iracema. De este lbo vamos a habla hoy a

nuestos lectoes.

Las tadcones ndígenas guadan motvos

paa epopeyas y paa églogas; pueden nspa a

sus Homeos y sus Teóctos. Hay ahí luchas g-

gantescas, audaces captanes, iladas sepultadas

en el olvdo; el amo, la amstad, las costumbes

doméstcas, tenendo la smple natualeza po

teato, oecen a la musa líca págnas delco-

sas de sentmento y de ognaldad. La msma

pluma ue escbó I-Juca-Pirama tazó el

lndo monólogo de Marabá; el aspecto del ndo

Kobe y la gua poétca de Lndóa son hjos

de la msma cabeza; las dos pates de Natchez7

esumen del msmo modo la doble nspacón

de la uente ndígena. El poeta tene mucho paa eleg en esas unas ya exploadas, peo no com-

pletamente conocdas. El lbo del seño José

de Alenca,8 ue es un poema en posa, no está

destnado a canta luchas heocas n cabos de

guea; s hay ahí algún epsodo en ese sentdo,s alguna vez tuena en los valles de Ceaá el

gto de guea, no po eso el lbo deja de esta



165•

dedcado exclusvamente a la hstoa conmove-

doa de una vgen nda, de sus amoes y de sus

notunos. Estamos seguos de ue no alta alauto de Iracema enegía y vgo paa la pntua

de las guas heocas y de las pasones guee-

as; a ese especto iapuã y Potí son peectas; el

poema de ue el auto nos habla debe sug a la

luz y, entonces, veemos cómo su musa emboca

la tuba épca; este lbo, sn embago, se lmta a

habla del sentmento, y se ve ue no petende

más alla del coazón.

Al estuda poundamente la lengua y las

costumbes de los salvajes, el auto nos oblgó

a enta más al ondo de la poesía amecana;

compendía, y compendía ben, ue la poesía

amecana no estaba completamente descu-

beta; ue ea necesao pevense conta un

anaconsmo moal ue consste en da deas

modenas y cvlzadas a los hjos ncultos de la selva. La ntencón ea acetada; no conocemos

la lengua ndígena; no podemos ama s el

auto puede ealza sus pomesas en lo ue

especta al lenguaje de la socedad ndígena,

sus deas, sus mágenes; peo la vedad es ueeleemos con atencón el lbo del seño José

de Alenca y el eecto ue nos causa es exac-



166•

tamente el msmo ue el auto entende ue se

debe destna al poeta amecano; todo ahí nos

paece pmtvo; la ngenudad de los sentmen-tos, lo pntoesco del lenguaje; todo, hasta la

pate naatva del lbo, ue no paece oba de

un poeta modeno, sno una hstoa de bado

ndígena, contada a sus hemanos en la pueta

de la cabaña, con los últmos ayos del sol que se

entristece. La conclusón ue se podía saca de

auí es ue el auto se encontó en esto con una

cenca y una concenca, paa las cuales todos

los encomos son pocos.

La undacón de Ceaá, los amoes de iace-

ma y Matín, el odo de dos nacones advesaas:

he ahí el tema del lbo. Hay un agumento hs-

tóco, sacado de las cóncas, peo ésa es sólo

la tama ue sve al poeta; lo demás es oba

de la magnacón. Sn pede de vsta los datos

tomados de las vejas cóncas, el auto ceó una accón nteesante, epsodos ognales y, más

ue nada, la gua bella y poétca de iacema.

No obstante el valo hstóco de algunos peso-

najes, con Matín y Potí (el célebe Camaón de

la guea holandesa), la mayo suma de nteésse concenta en la delcosa hja de Aaken. La

pluma del canto de O Guaraní es aotunada



167•

en las ceacones emennas; las mujees de sus

lbos taen sempe un sello de ognaldad,

de delcadeza y de gaca ue se nos gaba en-seguda en la memoa y en el coazón. iacema

es de la msma amla. En pocas palabas el

poeta descbe la belleza ísca de auella Dana

Salvaje. Una ase magnatva y concsa, a un

tempo, expesa todo.

La belleza moal vene después, con el paso

de los sucesos: la hja del chamán, espece de

vestal ndígena, vgía del seceto de la ayahuasca,

es un complejo de gacas y de pasón, de belle-

za y de sensbldad, de casta eseva y de

amoosa dedcacón. Le ealza la belleza natva

la podeosa pasón del amo salvaje, del amo

ue pocede de la vgndad de la natualeza;

patcpa de la ndependenca de los bosues,

cece en la soledad, se otalece con el ae ageste

de la montaña.Casta, esevada en la msón sagada ue

le mpone la elgón de su nacón, no po eso

iacema esste a la nvasón de un sentmento

nuevo paa ella, y ue tansoma a la vestal en

muje. No esste, n ndaga; desde ue los ojosde Matín se cuzaon con los suyos, la joven

bajó la cabeza a auella dulce esclavtud. S el



168•

amante la abandonaa, la salvaje ía a mo de

dsgusto y de saudade en el ondo del bosue,

peo no opondía al voluble mancebo n una súplca n una amenaza. Dspuesta a saccase

po él, no pedía la mínma compensacón al

sacco. ¿No pesente el lecto, a tavés de

nuesta ase tosca e nsípda, una ceacón

poundamente vedadea? ¿No se ve en la -

gua de iacema una peecta combnacón del

sentmento humano con la educacón salvaje?

He ahí lo ue es iacema, catua copada de la

natualeza, dealzada po el ate, mostando a

tavés de la ustcdad de las costumbes un alma

popa paa ama y paa sent.

iacema es tabajaa; ente su nacón y la

nacón potguaa hay un odo de sglos; Matín,

alado de los potguaas, andando eante, enta en

el seno de los tabajaas donde es acogdo con la

anueza popa de una socedad pmtva; es ex-tanjeo, sagado; la hosptaldad salvaje es descta

po el auto con coloes sencllos y vvos.

El euopeo se hospeda en la cabaña de

Aaken, donde la solctud de iacema le pepaa

algunas hoas de holgada ventua.El lecto ve despunta el amo de iacema

al contacto con el hombe cvlzado. ¡qué sm-



169•

plcdad y ué nteés! Matín cede poco a poco

a la nfuenca nvencble de auella amoosa

solctud. Un día le ecueda la pata y se sen-te lleno de saudade: “¿Una nova te espea?”,

pegunta iacema.

El slenco es la espuesta del joven. La

vgen no censua n suplca; dobla la cabeza

sobe la espalda, dce el auto, como la tena

planta de la canauba cuando la lluva se cene

en el valle.

Dsculpe el auto s deshojamos de este

modo su oba; no elegmos bellezas donde las

bellezas soban, taemos al papel estos tazos

ue nos paecen caacteza a su heoína e n-

dca al lecto, aunue emotamente, la belleza

de la hja de Aaken.

Heoína, djmos, y lo es con segudad, en

auella dvna esgnacón. Una noche, en el on-

do de la cabaña, la vgen de Tupã se conveteen esposa de Matín; escena delcadamente

escta, ue el lecto advna sn ve. Desde

entonces iacema dspuso de sí; su suete está

lgada a la de Matín; los celos de iapuã y la

pesenca de Potí pecptan todo; Potí y Matíndeben pat a la tea de los potguaas; iacema

los conduce como una compañea de vaje. La



170•

esposa de Matín abandona todo, el hoga, la

amla, los hemanos, todo paa a peece o

se elz con el esposo. No es el exlo; paa ella el exlo seía uedase ausente del esposo, en

medo de los suyos. Sn embago, esa esolucón

supema le cuesta sempe, no aepentmento,

sno tsteza y vegüenza, el día en ue después

de una batalla ente las dos nacones vales,

iacema ve el suelo cuajado de sange de sus

hemanos. S ese espectáculo no la conmovese,

desapaeceía la smpatía ue ella nos nspa;

peo el auto tuvo en cuenta ue ea necesao

nteesala po el contaste de la voz de la sange

y de la voz del coazón.

De ahí en adelante la vda de iacema es

una sucesón de delcas, hasta ue una c-

cunstanca atal vene a pone témno a sus

jóvenes años. La esposa de Matín concbe un

hjo. ¡qué dulce alegía no baña la ente de la joven made! iacema va a contale a Matín

auella buena nueva; hay una escena gual en

Natchez; séanos lícto compaala con la del

poeta basleño.

Cuando rené, dce el poeta de Natchez, tuvola segudad de ue Celuta taía un hjo en su

vente, se acecó a ella con santo espeto y la



171•

abazó delcadamente paa no lastmala. “Espo-

sa, djo él, el celo bendjo tus entañas.”

La escena es hemosa, en vedad; es Chateau-band uen habla; peo la escena de Iracema

a nuestos ojos es más aotunada. La salvaje de

Ceaá apaece a los ojos de Matín adonada

de foes de mandoca, toma la mano de él y

le dce:

–Tu sange ya vve en el vente de iacema.

Ella seá made de tu hjo.

–¿Hjo, dces tú? –exclamó el cstano con

júblo.

Se aodlló ahí, y cñéndola con sus bazos,

besó el vente ecundo de la esposa.

Se ve la belleza de este movmento, en medo

de la natualeza vva, ente a una hja de la sel-

va. El auto conoce los secetos paa despeta

nuesta conmocón po estos medos sencllos,

natuales y bellos. ¿qué mejo adoacón ueía la matendad elz ue auel beso casto y elo-

cuente? Peo todo pasa; Matín se sente lleno

de nostalga; se acueda de los suyos y la pata;

la salvaje de Ceaá, como la salvaje de Lusana,

empeza entonces a sent ue su elcdad se pede. Nada más conmovedo ue esa gan

saudade, lloada en el deseto, po la hja de



172•

Aaken, made desgacada, esposa nelz ue

vo un día pat al esposo y sólo llegó a velo de

nuevo cuando la muete ya volteaba haca ella sus ojos lángudos y tstes.

Pocos son los pesonajes ue conoman este

dama de soledad, peo los sentmentos ue los

mueven, la accón ue se desaolla ente ellos,

están llenos de vda, de nteés y de vedad.

Aaken es la solemndad de la vejez ue

contasta con la belleza ageste de iacema:

un pataca del deseto, enseñando a los

jóvenes los consejos de la pudenca y de la

sabduía. Cuando iapuã, adendo en celos

po la hja del chamán, ompe su odo conta

los potguaas, cuyo alado ea Matín, Aaken

le opone la seendad de la palaba, la calma de

la azón. iapuã y los epsodos de la guea

destacan en medo del cuado sentmental ue

es el ondo del lbo; son capítulos tazadoscon mucho vgo, lo ue da nuevo ealce al

obusto talento del poeta.

iapuã epesenta los celos y el valo ma-

cal; Aaken, la austea sabduía de los años;

iacema, el amo. En medo de estos caacteesdstntos y anmados, la amstad está smbol-

zada en Potí. Ente los ndígenas la amstad no



173•

ea este sentmento ue, a ueza de cvlzase,

se volvó extaño; nacía de la smpatía de las

almas, se avvaba con el pelgo, eposaba enla abnegacón ecípoca; Potí y Matín son los

dos amgos de la leyenda, dedcados a la mutua

estma y al mutuo sacco.

La alanza los unó; el contacto les undó las

almas; sn embago, el aecto de Potí dee del

de Matín, como el estado salvaje del estado c-

vlzado; sn deja de se gualmente amgos, hay

en cada uno de ellos un tazo caacteístco ue

coesponde a su ogen; el aecto de Potí tene

la expesón ngenua, anca, decdda; Matín

no sabe tene auella sencllez salvaje.

Matín y Potí sobevven a la catástoe de

iacema, después de enteala al pe de una

palmea; el pade desventuado toma al hjo

huéano de made y se apata de la playa ceaen-

se. Se humedecen los ojos ante este desenlacetste y dolooso, y se cea el lbo, domnado

todavía po una pounda mpesón.

Conta todos los epsodos de esta leyenda

nteesante seía ntenta un esumen mposble;

nos basta con ama ue los hay en gan núme-o, tazados po mano hábl, y todos undos al

tema pncpal. Lo msmo demos de algunos



174•

pesonajes secundaos, como Caubí y Anda:

uno, joven gueeo; oto, gueeo ancano,

modelados po el msmo patón al ue debemosa Potí y Aaken.

El estlo del lbo es como el lenguaje de

auellos pueblos: mágenes e deas agestes y

pntoescas, espando todavía las auas de la

montaña, destellan en las cento cncuenta pág-

nas de Iracema. Hay, sn duda, supeabundanca

de mágenes y el auto, con una aa concenca

lteaa, es el pmeo en econoce ese deecto.

El auto enmendaá, sn duda, la oba, emplean-

do en este punto una convenente sobedad. El

exceso, sn embago, s ben pde la evsón de

la oba, habla en avo de la poesía amecana y

conma al msmo tempo el talento ognal

y ecundo del auto. Del valo de las mágenes y de las

compaacones, sólo se puede juzga leyendo el

lbo, y a él envamos a los lectoes estudosos.Tal es el lbo del seño José de Alenca,

uto del estudo y de la medtacón, escto con

sentmento y concenca. quen lo lee una vez,

volveá muchas más a él, paa oí en lenguaje

anmado y sentdo la hstoa melancólca de la virgen de los labios de miel. Hay ue vv este

lbo tene en sí las uezas ue essten al tempo



175•

y dan plena conanza en el utuo. Es tambén

un modelo paa el cultvo de la poesía amecana

ue, pmeo Dos, ha de otalecese con obasde tan supeo ulate. que el auto de Iracema

no desallezca, aun a despecho de la ndeenca

públca; su nombe lteao se escbe hoy con

letas centellantes: Mãe, O Guarani, Diva,

Lucíola y tantas otas; Basl tene el deecho

de pedle ue Iracema no sea el punto nal.

Se espean de él otos poemas en posa. Poema

lo llamamos, sn tata de sabe s es más ben

una leyenda, s una novela: el utuo la llamaá

oba pma.

Traducción de Antelma Cisneros



176•

Notas

1

Véase la nota 1 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña. instnto de naconaldad”.2 Véase la nota 3 del ensayo “El pesente, el pasado y el utuode la lteatua”.3 Véase la nota 3 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña…”4 Véase la nota 2 del ensayo “Notcas de la actual lteaua basleña…”5

Véase la nota 10 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña…”6 Se eee a Gonçalves Das (N. de la Ed.).7 Los Natchez, novela de Fanços rené de Chateaubandnspada en los ndos de Canadá (N. de la Ed.).8 Véase la nota 13 del ensayo “El pesente, el pasado y el utuode la lteatua”.



177•

c astro a lves*

Excelentísmo seño:Gande y buena otuna es conoce a un poeta;

mejo y mayo otuna es ecblo de las manos

de su excelenca con una cata ue vale un dplo-

ma, con una sugeenca ue es una consagacón.

La musa del seño Casto Alves1 no podía tene

mejo pesentacón en la vda lteaa. Abe los

ojos en pleno Captolo. Sus pmeos cantos

obtenen el aplauso de un maesto.

Peo s esto me entusasma, ota cosa hay ue

me conmueve y conunde: la gan conanza,

ue es, al msmo tempo, un motvo de ogullo

paa mí. De ogullo, epto, y tan nútl seía

dsmula esta mpesón, cuan aojado uea

ve en las palabas de su excelenca más ue

una anmacón geneosa.

La taea de la cítca necesta de estas elc-tacones; es hato dícl de pactca, ya po los

estudos ue exge, ya po las luchas ue mpone;

la palaba elocuente de un jee es muchas veces

necesaa paa eavva las uezas exhaustas y

volve a egu el ánmo abatdo.

*respuesta a una cata de José de Alenca. río de Janeo,ebeo de 1868 (N. de la Ed.).



178•

Coneso ancamente ue, hacendo a un

lado ms ensayos de cítca, sempe me ha

movdo la dea de contbu con alguna cosa a la eoma del gusto ue se ba pedendo y,

eectvamente, se pede. Ms lmtadísmos

esuezos no podían mped el temendo desas-

te. ¿Cómo hacelo s po nfuenca esstble

el mal venía de uea y se mponía al espítu

lteao del país, aún mal omado y cas sn

concenca de sí? Ea dícl planta las leyes del

gusto donde se había establecdo una somba de

lteatua sn alento n deal, alseada y ívola,

mal mtada y mal copada. N los esuezos de

los ue, como su excelenca, saben epesenta

sentmentos e deas en la lengua ue nos legaon

los maestos cláscos, n ésos pudeon pone un

due al toente nvaso. S la sabduía popula

no mente, la unvesaldad del padecmento

podía danos algún consuelo ya ue no se veemedo al mal.

S la magntud de la taea asustaba a es-

pítus más obustos, oto esgo exstía, al

cual ya no se exponía la ntelgenca, sno el

caácte. Compende su excelenca ue, dondela cítca no es nsttucón omada y asentada,

el análss lteao tene ue lucha conta ese



180•

enseñanza conta ese estado de cosas; tal es, sn

embago, la tendenca geneal de la stuacón al

comenza el ocaso del sglo. Peo sempe ha detuna la vda ntelgente; basta ue se tabaje

sn tegua. Po m pate, estaba y está po encma

de ms capacdades semejante papel; con todo,

entendía y entendo, adoptando la bella den-

cón del poeta ue su excelenca da en su cata,

ue exsten paa el cudadano del ate y de lo

bello debees mpescptbles, y ue, cuando

una tendenca del espítu lo mpele a ceto

oden de actvdades, es su oblgacón pesta

ese sevco a las letas.

En cualue caso, no tuve mtadoes. Tuve

un anteceso luste, apto paa este aduo me-

neste, eudto y poundo, ue había segudo el

camno de sus pmeas obas s la magnacón

uete y vvaz no lo hubese conducdo a las

ceacones ue después nos do. ¿Es pecsoagega ue aludo a su excelenca?

Al escogeme paa Vglo del joven Dante

ue nos vene de la pata de Moema, me mpone

un debe cuya esponsabldad seía gande s la

popa cata de su excelenca no hubese abetoal neóto las puetas de la más vasta publcdad.

El análss puede ahoa dscen en los esctos



181•

del poeta bellezas y descudos. El tabajo pn-

cpal está hecho.

Busué al poeta cuyo nombe había sdolgado al mío y, con la natual ansedad ue nos

poduce la notca de un talento obusto, le pedí

ue me leyese su dama y sus vesos. No tuve,

como su excelenca, la otuna de oílos delante

de un magníco pasaje. No se asgaban hozon-

tes ente a mí, no tenía los pes en esa hemosa

Tjuca ue su excelenca llama escala ente la nube

y el pantano. Yo estaba en el pantano. Alededo de

nosotos se agtaba la vda tumultuosa de la cudad.

No ea el udo de las pasones n de los nteeses;

los nteeses y las pasones habían pasado la es-

taeta a la locua: estábamos en canaval.

En medo de ese tumulto abmos un oass

de soledad.

Escuché el Gonzaga y algunas poesías.

Su excelenca ya sabe cómo es el dama ycómo son los vesos, ya los apecó, ya do su

opnón. Esta cata, destnada a se leída po el

públco, contendá las mpesones ue ecbí

con la lectua de los esctos del poeta.

No podían se mejoes. Hallé una vocacónlteaa llena de vda y obustez ue pevé, en

las magncencas del pesente, las pomesas



182•

del utuo. Hallé un poeta ognal. El mal de

nuesta poesía contempoánea es se copa: en

el dec, en las deas y en las mágenes. Copa es anulase. La musa del seño Casto Alves

tene caa popa. S se advna ue su escuela

es la de Vcto Hugo, no es poue lo cope se-

vlmente, sno poue una índole hemana lo

llevó a pee al poeta de las Orientales ue al

de las Meditaciones. No le placen, cetamente,

las tntas blancas y desvaídas de la elegía; antes

peee los coloes vvos y los tazos vgoosos

de la oda.

Tal como el poeta al ue adoptó como maes-

to, el seño Casto Alves canta smultáneamente

lo ue es gande y lo ue es delcado, con gual

nspacón y con método déntco. La pompa de

las guas, la sonodad del vocablo, una oma

esculpda con ate; snténdose po debajo de

esa labo el geno poétco, la espontanedad, elímpetu. No es ao ue anden sepaadas estas

dos cualdades de la poesía: la oma y el geno

poétco. Los vedadeos poetas son los ue po-

seen ambas. Se ve ue el seño Casto Alves las

posee: vste sus deas con opas nas y tabaja-das. ¿El ecelo de cae en un deecto lo llevaá a

cae en el deecto contao? No me paece ue



183•

le haya ocudo eso, peo le ndco el mal a n

de ue huya de él. Es posble ue una segunda

lectua de sus vesos me mostase algunos“peos” ácles de emeda; coneso ue no los

pecbí en medo de tantas bellezas.

El dama, ése lo leí atentamente después

de oílo; lo leí, lo eleí y no sé ben s ea la

necesdad de apecalo o el encanto de la oba

lo ue me demoaba los ojos en cada págna del

volumen.

El poeta explca al damatugo. reapaecen

en el dama las cualdades del veso; las metá-

oas hnchen el peodo; séntese en ocasones

el aojo de la oda. Sóocles pde las alas a

Píndao. Al poeta le paece ue el tablado es

peueño: ompe el celo de lona y se lanza al

espaco lbe y azul.

Esta exubeanca –ue su excelenca con

justa azón atbuye a la edad– concuedo en ueel poeta ha de epmla con los años; entonces

conseguá sepaa completamente la lengua

líca de la lengua damátca. Y de lo mucho ue

debemos espea tenemos pueba y anza en lo

ue hoy nos da.Estenándose en el teato con un asunto hs-

tóco –y asunto de una evolucón nelz– el



184•

seño Casto Alves compobó la índole de su

geno poétco. Necestaba guas ue el tempo

hubese consagado; las de la incondenca tenían, además de eso, la aueola del mato.

¿qué mejo asunto paa povoca la pedad? El

ntento abotado de una evolucón, ue tenía

como n consaga nuesta ndependenca, me-

ece del Basl de hoy auella veneacón ue las

azas lbes deben a sus Espatacos. El acaso

los convtó en cmnales; la vctoa los había

hecho Washngton. Los condenó la justca legal;

los ehablta la justca hstóca.

Condensa estas deas en una oba damá-

tca, tanspota a la escena la tageda polítca

de los incondentes, tal ue el objetvo del seño

Casto Alves, y no se puede olvda ue s el

objetvo ea noble, la ejecucón ea dícl. El

talento del poeta supeó la dcultad con una

sagacdad ue admo en tan vedes años: tatóla hstoa y el ate de modo ue n auélla lo

puede acusa de nel, n éste de copsta. Los

ue, como su excelenca, conocen esta alanza,

han de evalua ese pme méto del dama del

seño Casto Alves.La seleccón de Gonzaga como el potago-

nsta ue cetamente nspada al poeta po la



185•

ccunstanca de sus legendaos amoes, poue

ya es hstoa auella amosa Marília de Dirceu;

mas no ceo ue uese sólo po esa ccunstan-ca. Del poceso esulta ue el canto de Maíla

ea consdeado como jee de la conspacón

debdo a sus talentos y letas; la pudenca con

ue se halló, desvó de su cabeza la pena captal.

Tiradentes,4 ése ea el agtado; svó a la cons-

pacón con una actvdad extaña: ea más un

conspado del día ue de la noche. La justca

lo escogó paa la hoca; po todo eso uedó su

nombe lgado al del ntento de Mnas.

Los amoes de Gonzaga taían natualmente

al teato el elemento emenno, y de un lance

se casaban en escena la tadcón polítca y la

tadcón poétca, el coazón del hombe y el

alma del cudadano. La ccunstanca ue ben

apovechada po el auto; el potagonsta ata-

vesa el dama sn desment su doble cualdadde amante y de patota: unde en el msmo deal

sus dos sentmentos. Cuando Maía le popone

la uga –en el tece acto–, el poeta no ttubea en

epele ese ecuso, a pesa de se nmnente su

pédda. Ya entonces la evolucón expa; paa las ambcones –s las tuvese– la espeanza ea

nula; peo aún ea tempo de cumpl el debe.



186•

Gonzaga peó segu la leccón del vejo Ho-

aco conelano: ente el coazón y el debe la

decsón es doloosa. Gonzaga satsace al debe y consuela al coazón. N la pata n la amante

pueden epochale nada.

El seño Casto Alves se halla en el msmo

ate en elacón con los otos conjuados. Paa

evalua un dama hstóco no se puede deja de

ecu a la hstoa; supm esta condcón es

exponese a la cítca y no compende al poeta.

quen ve al Tiradentes del dama, ¿no eco-

noce de nmedato a auel conjuado mpacente y

actvo, noblemente mpudente, ue todo aesga

y empende, ue conía más ue todos en el éxto

de la causa y ue nalmente paga los excesos de su

caácte con la muete en la hoca y la poana-

cón del cadáve? Y Claudo, el dulce poeta, ¿no

lo vemos allí po completo juguetón y geneoso,

hacendo de la conspacón una esta y de la lbetad una dama, empeollado en el pelgo,

camnando haca la muete con la sa en los

labos, como auellos emgados del Teo? ¿No

le onda ya en la cabeza la dea del sucdo, ue

llevó a cabo más tade, cuando la expectatva del patíbulo le despetó la ba de Catón, casándose

con la muete, ya ue no se podía casa con la



187•

lbetad? ¿No es auél el denuncante Slveo,

auél el Alveanga, auél el pade Calos? En

todo eso es de loa la concenca lteaa delauto. La hstoa en sus manos no ue un pe-

texto, no uso poana las guas del pasado

dándoles una hechua capchosa. Apenas em-

pleó auella exageacón atístca –necesaa al

teato– donde los caactees exgen elevanca,

donde es meneste concenta en un peueño

espaco todos los tazos de una ndvdualdad,

todos los caactees esencales de una época o

de un acontecmento.

Concuedo en ue la accón paece a veces

desaollase po el accdente mateal, peo esos

pouísmos casos son compensados po la n-

fuenca del pncpo contao en toda la peza.

El vgo de los caactees pedía el vgo de la

accón. Ésta es vgoosa e nteesante en todo el

lbo, patétca en el últmo acto. Los posteosadoses de Gonzaga y Maía exctan natualmen-

te a la pedad, y unos bellos vesos cean este

dama ue puede contene las nsegudades de

un talento juvenl, peo ue es con ceteza un

envdable esteno.En esta ápda exposcón de ms mpe-

sones, ve su excelenca ue alguna cosa se



188•

me escapó. Yo no podía, po ejemplo, deja de

mencona auí la gua del nego Lus. En una

conspacón po la lbetad, ea justo expo-ne la dea de la abolcón. Lus epesenta al

elemento esclavo. Con todo, el seño Casto

Alves no le do en exclusvdad la pasón de la

lbetad. Halló más damátco pone en auel

coazón las desespeacones del amo pateno.

quso volve más odosa la stuacón del escla-

vo po medo de la lucha ente la natualeza y

el hecho socal, ente la ley y el coazón. Lus

espea de la evolucón, antes ue la lbetad, la

esttucón de la hja: es la pmea amacón

de la pesonaldad humana; el cudadano vendá

después. Po ello, cuando en el tece acto Lus

encuenta a la hja ya cadáve y poumpe en

exclamacones y llanto, el coazón lloa con

él; y la memoa, s la memoa puede domna

tales conmocones, nos tae ante los ojos la bella escena del ey Lea cagando en los bazos a

Codela mueta.5 quen los compaa no ve n al

ey n al esclavo: ve al hombe.

Vale mencona otas stuacones gualmen-

te bellas. Enta en ese númeo la escena de la psón de los conjuados en el tece acto. Las

escenas ente Maía y el gobenado tambén



189•

son dgnas de mencón, puesto ue pevalece en

el espítu auello ue su excelenca destacó en su

cata. El coazón exgá menos valo y astuca de pate de Maía, ¿peo no es vedad ue el

amo vence las epugnancas paa vence los

obstáculos? En todo caso una lgea somba no

empaña el ulgo de la gua.

Las escenas amoosas están esctas con

pasón; las palabas salen natualmente de un

alma haca la ota, poumpen de uno haca

oto coazón. ¡Y ué contaste melancólco es

auel dlo a las puetas del desteo, cuando

ya la justca está pesta a ven a sepaa a los

dos amantes!

¿Se dá ue sólo ecomendo las bellezas

y no encuento los deectos? Ya apunté los ue

atsbé; encuento más: dos o tes mágenes

ue no me paecen aotunadas y una ue ota

locucón susceptble de enmenda. Peo ¿uées esto en medo de las lozanías de la oma?

que los excesos del estlo, la exubeanca de las

metáoas, el exceso de las guas deben llama

la atencón del auto, es cosa tan segua ue me

lmto a menconalas; ¿peo cómo no acepta agadecdo esta podgaldad de hoy ue puede

se la saba economía de mañana?



190•

Me ueda po dec ue, pntando en sus

pesonajes la exaltacón patótca, el poeta no

ue sólo a la leccón del hecho, sno ue mezcló,tal vez, con esa exaltacón un poco de su popo

sent. Es el homenaje del poeta al cudadano.

Mas, conclando los sentmentos pesonales

con los de sus pesonajes, esulta nútl dstn-

gu el caácte dveso de los tempos y de las

stuacones. Los éxtos ue en 1822 nos deon

una pata y una dnastía boaon antpatías

hstócas ue el ate debe epoduc cuando

evoca el pasado.

Tales ueon las mpesones ue me dejó

este dama vl, estudado y medtado, escto

con calo y con alma. La mano es nexpeta, peo

la sagacdad del auto compensa la alta de ex-

peenca. Estudó y estuda; es una gaantía ue

nos da. Cuando vuelva a los achvos hstócos

o evuelva en las pasones contempoáneas,estoy seguo de ue lo haá con la concenca

en la mano. Es joven; tene un bello utuo po

delante. Venga desde ahoa a alstase en las

las de los ue deben tabaja paa estaua el

mpeo de las musas.El n es noble, la necesdad es evdente.

¿Peo el éxto coonaá la oba? Es una nte-



191•

ogacón ue debe habe sugdo en el espítu

de su excelenca. Conta estas pevsones,

tan santas cuan ndspensables, sé ue hay unobstáculo, y su excelenca lo sabe tambén:

es la conspacón de la ndeenca. ¿Peo la

peseveanca no puede vencela? Debemos

espea ue sí.

Mentas tanto su excelenca —ue espa

en los escalones de nuesta Tjuca el ae puo y

vvcante de la natualeza— medta, sn duda,

en otas obas pmas con las ue nos habá de

sopende acá abajo. Debe hacelo sn temo.

Conta la conspacón de la ndeenca tene su

excelenca un alado nvencble: la conspacón

de la postedad.

Traducción de Carlos Alberto López Márquez



192•

Notas

1 Véase la nota 19 del ensayo “Notca de la actual lteatua

basleña…”2 Uno de los oceándas, hjo de Océano y Tets. Ea un apa-sonado cazado ue se convtó en el ío Peloponeso (N.de la Ed.).3 Augías o Áueas, ey de Élde; hjo del sol (Helos) y deNaupdame. Fomó pate de la expedcón de los agonautas(N. de la Ed.).4 Joauín José da Slva Xave, Tiradentes (1746-1792). Odon-

tólogo, mlta, mneo, comecante y actvsta polítco basle-ño. Tabajó ocasonalmente como mneo y en dvesas taeaselaconadas con la amaca y la odontología, lo ue le valósu apodo de Tiradentes. Empezó a apoya en Vla rca y susalededoes la ceacón del movmento de ndependenca deBasl conocdo como la incondenca. Fue el únco ejecutado po esa causa, posblemente poue ea, ente sus patcpan-tes, el de meno poscón socal (N. de la Ed.).5 Se eee a la escena de la oba de Shakespeae, El rey Lear (N. de la Ed.).



193•

eça de queirós: E l primo B asílio*

El seño Eça de queós,1

uno de los buenos y vvaces talentos de la actual geneacón potu-

guesa, acaba de publca su segunda novela, El

primo Basílio. Su pmea novela, El crimen del

padre Amaro, en ealdad no ue su esteno lte-

ao. Hace mucho ue apecábamos, en ambos

lados del Atlántco, el estlo vgooso y bllante

del colaboado del seño ramalho Otgão2 en

auellas agudas Farpas, en las ue, además, los

dos notables esctoes omaon uno solo. Fue

el esteno en la novela, y tan udoso esteno,

ue la cítca y el públco de oma unánme

puseon, de nmedato, su nombe en pmea

la de los autoes contempoáneos. Estaba

oblgado a posegu en la ncpente caea o,

mejo dcho, a ecoge las palmas del tuno.

Esto es completamente eutable.Peo, ¿ese tuno se debe sólo al tabajo

del auto? El crimen del padre Amaro desde

el pncpo mostó las tendencas lteaas y

la escuela a la ue abetamente se alaba el

seño Eça de queós, uen es un el y áspeo

*∗O Cruzeiro, 16 y 30 de abl de 1878 (N. de la Ed.).



194•

dscípulo del ealsmo popagado po el auto

de L’Assommoir.3 S hubea sdo un smple

copsta, el debe de la cítca había sdo deja-lo sn deensa, en manos del entusasmo cego

ue acabaía po matalo; peo es un hombe

con talento ue taspasó apenas, hace poco, las

puetas del talle lteao y yo, ue no le nego

m admacón, tomo a pecho decle anca-

mente lo ue penso, ya sea de la oba en sí o

de las doctnas y páctcas cuyo ncado es

Alexande Heculano4 en la pata, y Gonçalves

Das5 en el doma.

No hay uen no sepa ue el seño Eça de

queós es dscípulo del auto de L’Assommoir.

El popo Crimen del padre Amaro es una copa

de la novela La caída del padre Mouret de Zola.

La msma stuacón, las msmas tendencas; me-

do deente; dstnto desenlace; estlo déntco;

algunas emnscencas como en el capítulo dela msa, y otas; en n, el msmo título. quen

leyó ambas no cuestona la ognaldad del

seño Eça de queós, poue la tenía, la tene

y la manesta de un modo amatvo; ceo ue

hasta esa msma ognaldad do motvo al ma-yo deecto en la concepcón de El crimen del

padre Amaro. El seño Eça de queós alteó



195•

natualmente las ccunstancas ue odeaban

al pade Mouet, admnstado esptual de

una paoua ústca. Flanueado po un padeausteo y íspdo, el pade Amao vve en una

cudad de povnca, odeado de mujees, al

lado de otos ue del sacedoco sólo tenen la

sotana y las lmosnas; los pesenta concups-

centes y matalmente establecdos, sn pede

un solo átomo de nfuenca y consdeacón.

Sendo así, no se entende el teo del pade

Amao el día ue, po eo, nace su hjo, y

mucho menos se entende ue lo mate. Dos

uezas luchan en el alma del pade Amao;

una es eal y eectva, el sentmento de la

patendad; la ota, uméca e mposble, el

teo a la opnón, ue él ha vsto toleante y

cómplce en los desvíos de sus coades y, sn

embago, ésta es la ueza ue tuna. ¿Habá

ahí alguna vedad moal? Ahoa ben, se compende la udosa acep-

tacón de El crimen del padre Amaro. Ea

el ealsmo mplacable, consecuente, lógco,

llevado a la pueldad y a la oscudad. Veía-

mos apaece en nuesta lengua un ealsmosn dsaz, sn debldades, sn escúpulos, e-

suelto a mete el cncel en el mámol de la ota



196•

escuela, ue a los ojos del seño Eça de queós

paecía en unas, una tadcón acabada. No se

conocía en nuesta lengua auella epoduc-cón otogáca y sevl de las cosas mínmas

y vles. Po vez pmea apaecía un lbo en el

ue lo oculto y lo, dgamos el témno msmo,

ya ue echazamos la doctna, no el talento y

mucho menos al hombe; en lo ue lo oculto y lo

tope ean tatados con un caño mnucoso y

elaconados en una exacttud de nventao.

Las pesonas de buen gusto leyeon con place

algunas pates excelentemente acabadas, en

las ue el seño Eça de queós se olvdaba po

mnutos de las peocupacones de la escuela y,

aun en las pates ue le desagadaban, encon-

tó más de un asgo aotunado, más de una

expesón vedadea. Sn embago, la mayoía

se dejó lleva po el nventao. ¿Y ue debía

hace esa mayoía, sno adma la deldad deun auto ue no olvda nada, ue no oculta nada?

Poue la nueva poétca es esto, y sólo llegaá a

la peeccón el día en ue nos dgan el númeo

exacto de hlos con los ue se hace un pañuelo

de cambay o un tapo de cocna. Po lo ue seeee a la accón en sí y a los epsodos ue la

abllantan, ueon uno de los atactvos de El



197•

crimen del padre Amaro, y el mayo de ellos:

tenía el méto del uto pohbdo. Todo esto,

salendo de las manos de un hombe con talento, podujo el éxto de la oba.

Seguo de su tuno, el seño Eça de que-

ós encdó en el géneo y nos tajo El primo

Basílio, cuyo éxto es evdentemente mayo ue

el de su pmea novela, sn ue, po ceto, la

accón sea más ntensa, más nteesante o vvaz,

n más peecto el estlo. ¿A ué atbu la mayo

aceptacón de este lbo? Al popo hecho de

encd o, de ota manea, a la exageacón

de cetos acontecmentos ue no dscodaon del

gusto del públco. Tal vez el auto se euvocó

en un punto. Lo ue más mpesonó en uno de

los pasajes de El crimen del padre Amaro ue

el calculado cnsmo con el ue se expesa el hé-

oe. El héoe de El primo Basílio emata el

lbo con un dcho análogo, ue s en la pmea novela es caacteístco y nuevo, en la segunda

es ebuscado, tene un ae de cliché ; astda.

Fuea de eso, la epetcón de los epsodos y

del estlo es hecha con tal atco, ue les da un

nuevo aspecto y la msma mpesón. Veamos lo ue es El primo Basílio y em-

pecemos po una stuacón ue hay en él. Se-



198•

bastán, uno de los pesonajes, le cuenta a oto

la aventua de Basílo con Lusa. Ellos ueon

novos y estuveon a punto de casase, peocuando allece el pade de Basílo, éste tene

ue egesa a Basl, desde donde le escbe

deshacendo el casamento. ¡Peo es Eugenia

Grandet!, exclama oto. El seño Eça de queós

se encagó de mostanos el hlo de su concep-

cón. Tal vez se djo a sí msmo: Balzac sepaa

a los dos pmos después de un beso (el más

casto de los besos). Calos se va a Améca; la

ota se ueda y se ueda soltea. S la casáamos

con oto, ¿cuál seía el esultado del encuento

de los dos en Euopa? S ésa ue la efexón del

auto, debo dec, ahoa msmo, ue de nnguna

manea plagó los pesonajes de Balzac. La Eu-

gena de Balzac es povncana, senclla, buena,

cuyo cuepo, además de obusto, encea un

alma apasonada y sublme ue nada tene ue ve con la Lusa del seño Eça de queós. En

Eugena hay una pesonaldad acentuada, una

gua moal, ue po eso msmo nos nteesa

y nos atapa; Lusa, tenemos ue declo, Lusa

es un caácte negatvo, y en medo de la accónceada po el auto, es más un títee ue una

pesona moal.



199•

repto, es un títee; esto no uee dec ue

no tenga nevos y músculos. Lo ue no tene es

ota cosa; no le pdan pasones n emodmen-tos, mucho menos concenca.

Casada con Joge, éste hace un vaje al Alen-

tejo6 y ella se ueda sola en Lsboa; se apaece el

pmo Basílo, uen la amó cuando ea soltea.

Ella ya no lo ama. Cuando leyó la notca de su

llegada, doce días antes, se sopendó mucho;

después ue a aegla los chalecos del mado.

Apenas lo ve, empeza a ponese nevosa; él le

habla de sus vajes, del pataca de Jeusalén,

del Papa, de los guantes de ocho botones, de un

osao y de sus amoes en oto tempo; y le dce

cuánto apeca el habe vendo, ahoa ue su ma-

do se encuenta ausente. Esto ea una njua:

Lusa se puso escalata peo, al despedse, le

da la mano paa ue él se la bese; hasta le da a

entende ue lo espea al día sguente. Él se va;Lusa se sente “soocada, cansada”; se desvste

ente a un espejo “véndose detendamente,

admando su blancua”. Pasa la tade y la noche

pensando oa en el pmo, oa en el mado. Tal

es el pncpo de una caída ue nnguna azónmoal justca, nnguna pasón sublme o subal-

tena, nngún amo, nngún despecho, n suea



200•

alguna pevesón. Lusa esbala en el lodo, sn

voluntad, sn epulsón, sn concenca; Basílo

no hace más ue empujala, como la matea nete ue es. Aastada al eo y sn nnguna

fama esptual ue la alente, no encuenta ahí

la sacedad de las gandes pasones pohbdas;

sencllamente se evuelca.

Así, esa unón de algunas semanas, hecho

pncpal y esencal de la accón, no va más allá

de un ncdente eótco, sn mpotanca, epug-

nante, vulga. ¿qué elacón hay ente el lecto

del lbo y esas dos catuas sn ocupacón n

sentmentos? Postvamente, nnguna.

Auí llegamos al deecto pncpal de la

ceacón del seño Eça de queós. La stua-

cón tende a acabase, poue el mado está a

punto de egesa del Alentejo. Basílo empeza

a hatase y a causa de esto e nstgado po un

compañeo no tadaá en tasladase a País. in-tevene en este momento una cada, Julana, el

más completo y vedadeo caácte de este lbo.

Julana está cansada de sev y busca el medo

de enuecese ápdamente; loga apodease de

cuato catas; es el tuno, la opulenca. Un día,cuando su ama la epende áspeamente, Julana

le muesta las amas ue tene. Lusa esuelve



201•

hu con su pmo; pepaa una maleta y coloca

dento algunos objetos, ente ellos el etato de su

mado. ignoo po completo cuál sea la azónsológca o pscológca de este gesto de tenua

conyugal. Debe de habe alguno; en todo caso,

no es evdente. La uga no se ealza poue el

pmo echaza este enedo; se lmta a oecele

dneo paa ue ecupee las catas, dneo

ue su pma echaza; él se despde y se va de

Lsboa. De ahí en adelante, el hlo ue mueve el

alma nete de Lusa pasa de manos de Basílo

a manos de la cada. Julana, con la amenaza

en sus manos, consgue todo de Lusa: ue le dé

opa, ue la cambe de cuato, ue la envuelva en

oopeles, ue la dspense del tabajo. Aun más,

la oblga a bae, a almdona, a ealza otas

taeas nmundas. Un día Lusa no se contene

y le conía todo a un amgo de la casa, uen

amenaza a la cada con la polcía y la psón; deesta manea ecupea las atales catas. Julana

sucumbe a causa de un aneusma; Lusa, uen

ya padecía con la laga amenaza y la pepetua

humllacón, expa algunos días después.

Un lecto pespcaz se habá dado cuenta de la nconguenca en la concepcón del seño

Eça de queós y de la nandad del caácte de



202•

la heoína. Supongamos ue tales catas no

hubean sdo descubetas o ue Julana no hu-

bea tendo la malca de buscalas o, en n, ueno hubea tal cada, n ota de la msma índole.

La novela se acabaía, poue el pmo astdado

se ía a Fanca, Joge egesaía del Alentejo y

los dos esposos volveían a la vda de antes. Paa

evta ese contatempo, el auto nventó a la

cada y el epsodo de las catas, las amenazas,

las humllacones, las angustas, en seguda la

enemedad y la muete de la heoína. ¿Cómo es

ue un espítu tan lustado como el del auto no

se do cuenta de ue semejante concepcón ea

lo menos conguente e nteesante del mundo?

¿qué tenemos ue ve nosotos con esa lucha

ntestna ente la patona y la cada? ¿En ué

nos puede nteesa la enemedad de una y la

muete de ambas? Sn duda, auí ente nos, una

señoa ue a causa de unas catas extavadassucumbea a las hostldades del pesonal a su

sevco cetamente despetaía gan nteés

e nmensa cuosdad. La condenáamos o

pedonáamos; sempe seía un caso dgno de

lástma. En el lbo es ota cosa. Paa ue Lusa me ataga y me cautve, es necesao ue

las atbulacones ue la afgen sujan de ella



203•

msma; ebelde o aepentda; con emodmen-

tos o mpecacones; peo ¡po Dos!, díganme

¿cuál es su caácte moal? Gasta el aceo dela pacenca y acalla la boca de una codca

subaltena, susttuyéndola po los menestees

más ínmos, deendéndola de los eclamos del

mado, es cota todo vínculo moal ente ella y

nosotos. Cuando Lusa enema y muee, ya no

hay nnguno. ¿Po ué? Poue sabemos ue una

catástoe es el esultado de una ccunstanca

otuta y nada más. Po esta azón captal, Lusa

no tene emodmentos; tene medo.

S el auto ntentó da en su novela alguna

enseñanza o demosta con ella alguna tess,

ya ue el ealsmo tambén nculca vocacón

socal y apostólca, tenemos ue conesa ue

no lo consguó, a no se ue la tess o enseñan-

za sea ésta: la buena seleccón de los cados

es una condcón paa mantene la paz en eladulteo. A un escto lumnado y de buena

e, como el seño Eça de queós, no le seía

lícto nega ue po más sngula ue paezca la

conclusón, no hay ota en su lbo. Peo el auto

podía eplca: No, no use omula nnguna leccón socal o moal; solamente use escb

una hpótess. Adopto el ealsmo poue es la



204•

vedadea oma del ate y la únca adecuada a

nuesto tempo y evolucón mental, peo no me

popongo da clases n cua; ejezo la patología,no la teapa. A eso espondeía yo con ventaja: S

escbe usted una hpótess, deme una hpótess

lógca, humana, vedadea. Todos sabemos cómo

es angustante el espectáculo de un gan dolo ís-

co; y no obstante, es concepto usual en el ate ue

semejante espectáculo en el teato no conmueve a

nade. Ahí sólo cuenta el dolo moal. Ahoa ben,

aplue usted este concepto a su ealsmo y, sobe

todo, popocone el eecto a la causa, y no exja

m conmocón a cambo de un euívoco.

Y ahoa pasemos a lo más gave, a lo ga-

vísmo.

Paece ue el seño Eça de queós uso da-

nos en la heoína un poducto de la educacón

ívola y de la vda ocosa; sn embago, a pmea

vsta, hay ahí tazos ue nos hacen supone una vocacón sensual. La azón de eso es la ataldad

de las obas del seño Eça de queós o, en otos

témnos, de su ealsmo sn condescendenca:

es la sensacón ísca. Los ejemplos se acumulan

de págna en págna; señalalos seía eunlosy agava lo expuesto y cudo ue en ellos hay.

Los ue de buena e suponen deende el lbo



206•

con el esposo, las espeanzas de un sentmento

supeo, sno solamente los cálculos de la sen-

sualdad y los “ímpetus de concubna”; ue nosdé las escenas epugnantes del Paraíso; ue no

olvde suea los dseños topes de un coedo

de teato. No nos adma; es atal, tan atal como

la ota peocupacón coelatva. Molesta nocva

es el catao; peo ¿po ué han de padece de él

los pesonajes del seño Eça de queós? En El

crimen del padre Amaro hay bastantes aecta-

dos po tal achaue; en El primo Basílio, apenas

se habla de un caso: un ndvduo ue muó po

una nfamacón en la vejga. En compensacón,

hay nntos “escuptajos oscuos”. En cuanto a

la peocupacón constante de lo accesoo, bas-

taá cta las condencas de Sebastán a Julana,

hechas casualmente en la pueta y dento de una

conteía, paa ue tengamos opotundad de

ve epoducdos el mostado y sus pámdesde dulces, los bancos, las mesas, un sujeto ue

lee un peódco y escupe constantemente, el

choue de las bolas de blla, un pleto en el n-

teo y oto sujeto ue sale voceando conta

su compañeo; bastaá cta la polongada cena del Consejeo Acáco (tascpcón del pesona-

je de Hen Monne)8 y, nalmente, el capítulo



207•

del Teato de San Calos, cas al nal del lbo.

Cuando todo el nteés se concenta en casa

de Lusa, donde Sebastán tata de ecupea las catas sustaídas po la cada, el auto nos

descbe una noche llena de espectáculos, la

platea, los palcos, el escenao y un altecado

ente los espectadoes.

que los tes cuados están acabados con

mucho ate, sobe todo el pmeo, es algo ue

la cítca mpacal debe econoce; peo ¿po

ué esalta tales accesoos hasta el punto de

oculta lo pncpal?

Tal vez estas modcacones sean menos

entendbles, ya ue nuesto punto de vsta es

deente. El seño Eça de queós no uee se

un ealsta mtgado, sno ntenso y completo; y

de ahí vene el tono cagado de tntas, ue nos

asusta, ue paa él es smplemente el tono adecua-

do. Sn embago, s la doctna del seño Eça dequeós uea vedadea, aun así le tocaba no

acumula tantos coloes, n acentua tanto las

líneas; y uen lo dce es el popo jee de la es-

cuela, de uen leí hace poco, y no sn asombo,

ue el pelgo del movmento ealsta es ue nohaya uen suponga ue el tazo budo es el tazo

exacto. Dgo esto en nteés del talento del seño



208•

Eça de queós, no en el de la doctna ue le es

advesa, poue a ésta lo ue más le mpota es ue el

seño Eça de queós escba otos lbos como El primo Basílio. S esto sucede, el ealsmo

en nuesta lengua seá estangulado en la cuna:

y el ate puo, apopándose de lo ue consdee

apovechable (poue lo hay cuando no se cae en

lo excesvo, en lo tedoso, en lo obsceno y hasta

en lo dículo), el ate puo egesaá a bebe

auellas aguas sanas de El monje de Císter, de

El Arco de Sant∗Ana y de O Guarani.

La actual lteatua potuguesa es bastante

ca en ueza y talento, y podemos esta seguos

de ue este esultado se daá, y ue la heenca de

Gaett se tansmtá ntacta a las manos de la

geneacón vendea.

Hace unce días escbí en estas columnas

una apecacón cítca de El primo Basílio, la

segunda novela del seño Eça de queós y de ahí paa acá apaeceon dos atículos en espuesta

al mío y, po suete, oto más en deensa de la

novela. Paece ue a ceta pocón de lectoes

le desagadó la sevedad de la cítca. No me

asomba; n la sevedad está sobemanea en loshábtos de esta tea, n la doctna ealsta es

tan nueva ue no cuente ya, ente nosotos, con



209•

más de un evente segudo. Ctca el lbo ea

mucho; euta la doctna ea demasado. Po lo

tanto, ugía destu las objecones y calma losánmos asustados; ue lo ue se petendó hace

y ue lo ue no se hzo.

Po m pate, podía dspensame de volve

al asunto. regeso (y po últma vez) poue

así lo meece la cotesía de ms advesaos y

tambén poue no u entenddo en una de ms

objecones.

Y antes de contnua, convene ectca un pun-

to. Uno de ms advesaos me acusa de no enconta

nada bueno en El primo Basílio. No advtó ue

además de poclama el talento del auto (seía

puel negalo) y de econocele el don de la ob-

sevacón, noté el esmeo de algunas págnas y

la peeccón de uno de sus pesonajes. No me

paece ue esto sea negale todo a un pme y

segundo lbo. Me dje a mí msmo: Este hom-be tene acultades de atsta, dspone de un

estlo y de buen temple, obseva mucho. Peo

su lbo tene deectos ue me paecen gaves,

unos de concepcón, otos de la escuela en ue

el auto es alumno y donde aspa a volvesemaesto. Dgámosle esto msmo, con la cladad

y anueza a ue tenen deecho los espítus



210•

de ceta esea. Fue lo ue hce, peendo el

análss snceo y la efexón pacente y laga,

a las genealdades del dletantsmo lteao.Censué y alabé ceyendo así habe pobado dos

cosas: la lealtad de m cítca y la sncedad de

m admacón.

Veamos ahoa la concepcón del seño

Eça de queós, y tomémonos la lbetad de

mostale a sus deensoes cómo se debe lee

y entende una objecón. Habendo yo dcho

ue s no uea po el extavío de las catas, o s

Julana uea una muje de ota índole, la novela

acabaía en la mtad poue Basílo, astdado,

egesaía a Fanca, Joge al Alentejo y los dos

esposos volveían a su vda de antes. Es auí

donde ms advesaos eplcan de un modo en

vedad pecula. Uno encontó la objecón útl

y hasta cómca; oto evocó los espítus de Judas

Macabeo, de Antíoco y del eleante de Antíoco.9

Sobe el eleante ue constuda una see de

hpótess destnadas a poba la utldad de m

agumento. ¿Po ué Heculano hzo de Euco

un pesbíteo? S Hemengada 10 se hubea

casado con un gadngo desde el pncpo,¿había novela? S el seño Eça de queós no

hubea escto El primo Basílio, ¿estaíamos



211•

ahoa analzándolo? Tales son las hpótess, las

peguntas, las deduccones de m agumento;

y me ue necesaa toda la conanza ue tengoen la buena e de los deensoes del lbo, paa

no supone ue estaban moándose de mí y del

públco.

que no lo entendean, no mpota; no ea

un desaste epaable. Peo ya ue no enten-

dían, podían habe optado po una de dos: o

eleeme o callase. Ceo ue nvoluntaamente

peeon atbume el papel de ngenuo;

peo en suma, no me atbuyeon nada más.

reléanme y veán ue, después de analza el

caácte de Lusa, de mosta ue ella cae sn

excusa n voluntad, ue nngún amo n odo

la sacude, ue el adulteo es ahí una smple

aventua pasajea, llego a la conclusón de ue

con tales pesonaldades, como las de Lusa y

Basílo, una vez sepaados los dos y habendoegesado el mado, no hay oma de contnua

la novela poue los héoes y la accón ya no

dan paa más, y el eo de Lusa seía un smple

paéntess en el peodo conyugal. Volveían to-

dos al pme capítulo: Lusa leeía el Diário de Notícias en auel comedo tan ben descto po

el auto, Joge volveía a escb sus nomes,



212•

las vstas de la casa contnuaían yendo paa

dsuta de los saaos. ¿qué acontecmento,

lógcamente deducdo de la stuacón moal delos pesonajes, podía hace ue contnuaa una

accón ya acabada? Evdentemente nnguno.

¿remodmentos? No hay posbldad de ellos,

poue al anuncase el egeso del mado,

Lusa, pese al extavío de las catas, olvda

todas sus nuetudes “bajo una sensacón de

deseo ue la nunda”. quítese el extavío de las

catas y la casa de Joge se vuelve un pedazo

del paraíso; sn esa ccunstanca enteamen-

te casual, acababa la novela. Ahoa ben, la

susttucón de lo pncpal po lo accesoo,

la accón tansplantada de los pesonajes y

de los sentmentos al ncdente, a lo otuto,

es lo ue me paece nconguente y contao a

las leyes del ate.

Tal ue m objecón. S alguno de ms adve-saos llega a demosta ue la objecón no es

sea, habá cometdo una accón extaodnaa.

Hasta ahí ha de seme lícto conseva un pedazo

de esceptcsmo.

que el seño Eça de queós podía usa elextavío de las catas, no seé yo uen lo conta-

dga; ea su deecho. En la manea de ejecelo



213•

es ue la cítca le pasa la actua. El pañuelo de

Desdémona desempeñe un papel mpotante en

su muete; peo el alma celosa y adente de Otelo, la peda de Yago y la nocenca de Desdémona son

los elementos pncpales de la accón. El dama

exste poue está en las pesonaldades, en las

pasones, en la stuacón moal de los pesonajes:

lo accesoo no domna lo absoluto; es como la

ase de Boleau:11 il ne doit qu’obéir . que se ex-

tavíen las catas, ue haga uso de ellas Julana;

es un epsodo como cualue oto. Peo lo ue a

m ve consttuye el deecto de la concepcón del

seño Eça de queós es ue la accón, despojada

de todo el nteés anecdótco, aduee un nte-

és de cuosdad. ¿rescataá Lusa las catas?

Éste es el poblema ue el lecto tene. La vda,

los cudados, los pensamentos de la heoína no

tenen oto objetvo, sólo ése. Hay una pate en

la ue al no sabe dónde consegu el dneo paa el escate, Lusa compa unos blletes de loteía;

no gana nada. Supongamos ue el númeo salea

pemado y las catas uean devueltas (es una

suposcón), Lusa ecupeaía la paz esptual

y con ella la paz doméstca, ya ue sólo tenemedo. indca la posbldad de esta conclusón

es hace patente el valo de m cítca.



214•

No seía de adma el desenlace po medo

de la loteía, poue la loteía tene una nfuen-

ca decsva en ceto momento de la aventua.Un día, tada con el amante, Lusa duda s á

a velo o no. Lanza al ae una moneda de cnco

tostones; cayó caa, debía y ue. Esos tazos en

el caácte me llevaon a dec, cuando la compa-

é con la Eugena de Balzac, ue no había nngu-

na semejanza ente las dos poue ésta tenía una

uete acentuacón moal y auélla no pasaba

de se títere. Paece ue a ms advesaos no

les agadó esta desgnacón, y hubo un esuezo

común paa demosta ue tal desgnacón ea

una calumna o una voldad. Me djeon ue

s Lusa ea un títee, no podía tene músculos

y nevos, tampoco medo, poue los títees no

tenen medo.

Suponendo ue este juego de deas sea

solamente paa algea el estlo, me abstengode consdealo po más tempo; peo no con-

tnuaé sn nvta a los acémos deensoes a

ue elean pausadamente el lbo del seño Eça

de queós. Es el mejo método cuando lo ue

se busca es peneta en la vedad de una con-cepcón. No dé, como Buon,12 ue el geno es

la pacenca; peo ceo pode ama ue, po



215•

lo menos en la cítca, la pacenca es la mtad

de la sagacdad.

No basta lee; es necesao compaa, de-duc, ne la vedad del auto. Es así ue,

habendo egesado Joge y al esta acabada la

aventua con el pmo, Lusa ceca al mado

de cudados, cudados de made e ímpetus de

concubna. ¿qué nos dce el auto en esa págna?

que Lusa se avegonzaba un poco de la manea

en ue amaba, “poue amaba al mado, sentía

vagamente ue en auella volenca amoosa

había poca dgndad conyugal. Paecía ue sólo

estaba encaprichada”.

¡qué hoo! ¡Esta encapchada po el ma-

do! Y a n de cuentas, ¿le mpotaba? “Auello

la hacía elz.” No hay absolutamente nnguna

manea de atbu a Lusa ese escúpulo de

dgndad conyugal; está ahí poue el auto nos

lo dce, peo no basta; toda la composcón delcaácte de Lusa es antnómca con semejante

sentmento. Lo msmo día sobe los emod-

mentos ue le atbuye el auto, s él no tuvea

el cudado de denlos. Pemítanme dec ue el

emodmento de Lusa no es la vegüenza deconcenca, es la vegüenza de los sentdos; o

como dce el auto: “un sabo deente en cada



217•

obscena, se podía agumenta con alguna ase

de Shakespeae y cetas locucones de Gl V-

cente y Camões.14

Peo s el agumento tuvea un ogen deente, no tendía dstnto valo.

En elacón con Shakespeae, ¿ué mpotan

algunas ases obscenas en una u ota págna,

s la explcacón de muchas de ellas está en el

tempo y no hay nada sstemátco con especto a

todas? Elmíneselas o modíueselos, ue nada

se utaá al ceado de las más castas guas

del teato, al pade de imógenes, de Manda, de

Vola, de Oela, etenas guas sobe las cuales

han de eposa etenamente los ojos de los

hombes. Además, no cabía nvoca al patón

del omantcsmo paa deende los excesos del

ealsmo.

Gl Vcente usa locucones ue hoy en día

nade escbía y, menos aun, las epetía en el

teato. Sn embago, las comedas de ese gangeno ean epesentadas en la cote de don

Manuel y don Juan iii. Camões tambén dejó

en sus comedas palabas hoy condenadas. Po

ejemplo, cualuea de los vejos constas potu-

gueses emplea el vebo popo, cuando se tata delhecho ue hoy desgnamos con la expesón de dar

a luz; el vebo ea delcado; tempo habá en el



218•

ue dar a luz sea susttuda po ota expesón,

y nngún peódco, nngún teato la mpmá

o declamaá como lo hacemos hoy.S no uea obva la azón de esto, podía-

mos apadnala como Macaulay:15 poue hay

témnos delcados en un sglo y vulgaes en el

sguente. Agegaé ue en otos casos la azón

puede se smplemente toleanca en el gusto.

¿qué hay de común ente ejemplos de ese

oden y de la escuela ue tatamos? ¿En ué

puede un dama de isael, una comeda de

Atenas, una locucón de Shakespeae o de Gl

Vcente justca la obscendad sstemátca del

ealsmo? Es deente la ndecenca elatva

de una locucón y la constanca de un sstema

ue, además de usa una elatva decenca en

las palabas, acumula y mezcla toda suete de

deas y sensacones lascvas; ue, po ejemplo,

en el tazo y colodo de una muje va decto a las ndcacones sensuales.

En vedad no pdo los cansados etatos del

omantcsmo decadente; po lo contao, algo

ha de habe en el ealsmo ue pueda se apo-

vechado po la magnacón y el ate. Peo sal de un exceso paa cae en oto no es egenea

nada; es camba el agente de la coupcón.



219•

Uno de ms advesaos pensa ue el lbo

podía se coegdo en alguna de sus pates más

budas; pesuasón ue yo dje ue ea lusoa y po ué. Hay uen va más allá y cee, a pesa de

las pates condenadas, ue el lbo tene un gan

eecto moal. Esa pesuasón no es menos luso-

a ue la pmea; la mpesón moal de un lbo

no se hace po slogsmo y, s así uea, ya uedó

dcho en oto atículo cuál es la conclusón de

éste. S yo tuvea ue juzga el lbo po el lado

de la nfuenca moal, día ue cualuea ue

uese la enseñanza, s es ue tene alguna, cual-

uea ue sea el tamaño de la catástoe, ambas

esultan completamente destudas po la vva

pntua de los hechos vcosos. Esa pntua, ese

aoma de alcoba, esa descpcón mnucosa,

cas técnca, de las elacones adúlteas es el

mal. La castdad nadvetda de uen lee el lbo

es ue llegaá a la últma págna sn cealo yegesaá paa elee otas.

Peo ahoa no hablo de eso; ya no puedo

dec nada; no tengo espaco. Sólo me ueda

conclu, y conclu aconsejando a los jóvenes

talentos de ambas teas de nuesta lengua ueno se dejen seduc po una doctna caduca,

aún en el vedo de sus años. Este mesansmo



220•

lteao no tene la ueza de la unvesaldad

n de la vtaldad; tae consgo la deceptud;

nfuye, en vedad, en buen sentdo y hasta ceto punto, no paa susttu las doctnas

aceptadas, sno paa coeg su uso excesvo.

Nada más. Pongamos los ojos en la ealdad,

peo excluyamos al ealsmo; así no sacca-

emos la vedad estétca.

Hablando clao, uno de ms advesaos

eloga el lbo del seño Eça de queós y le

atbuye a algún hpócta la sentenca de ue no

todas las vedades se dcen. Veo ue conunde

el ate con la moal, veo ue se conunde a sí

msmo. S todas las vedades se dcen, ¿po ué

exclu algunas?

Ahoa ben, el ealsmo de los señoes Zola

y Eça de queós aún no agotó todos los aspec-

tos de la ealdad. Hay actos íntmos e ínmos,

vcos ocultos, sececones socales ue no pueden omtse en esa exposcón de todas las

cosas. S son natuales, ¿paa ué escondelos?

Se me ocue ue a Voltae, cuya etena moa

es la satsaccón del sentdo común (cuando no

tascende el límte humano), se le atbuye una espuesta de la cual sólo ctaé la mtad: Très

naturel aussi, mais je porte des culottes.



221•

En cuanto al seño Eça de queós y a sus

amgos de este lado del Atlántco, epeté ue el

auto de El primo Basílio tene en mí a un adm-ado de su talento, advesao de sus doctnas,

deseoso de velo aplca las uetes cualdades

ue posee en modo deente. que s tambén ad-

mo el ngeno de su estlo, hago estccones a

su lenguaje; ue su don de obsevacón, además

de pujante, es demasado complacente; sobe

todo, es exteo y supecal. Este modo de

sent y la anueza de declo puede sopende

a sus eventes amgos. Peo entonces, ¿ué

seía la cítca?

Traducción de Virginia Verdugo H.



222•

Notas

1 José Maa Eça de queós (1845-1899). Novelsta potugués;

uno de los mejoes epesentantes del natualsmo en Potugal. Auto de mpotantes obas como La reliquia, Los Maia, Lacorrespondencia de Fradique Mendes, El crimen del padre

Amaro y El primo Basílio (N. de la Ed.).2 José Duate ramalho Otgão (1836-1915). Escto potu-gués. Colaboó con Eça de queós en la publcacón de As

arpas, cóncas sobe polítca, lteatua y costumbes de sutempo, y El misterio de la carretera de Sintra. Auto de

ensayos de cítca lteaa, lbos de vaje y ccón. Ente susobas se encuentan Literatura de hoje, Notas de viagem y Contos cor-de-rosa (N. de la Ed.).3 Se eee a Émle Zola, pade del natualsmo. L’Assommoir (La taberna) oma pate de la see Les Rougon– Macquart (N. de la Ed.).4 Alexande Heculano de Cavalho e Aaújo (1810-1877) poeta,novelsta, hstoado y ensaysta omántco potugués, auto

de Historia de Portugal, Poesía, Eurico, el presbítero y El monje de Císter (N. de la Ed.).5 Véase la nota 1 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña”.6 regón cento-su de Potugal, de clma medteáneo (N.de la Ed.).7 Pee-Joseph Poudhon (1809-1865). Flósoo, polítco yevoluconao ancés. incado del pensamento anausta

(N. de la Ed.).8 Hen Bonaventue Monne (1799-1877). Damatugo, ca-catusta y acto ancés (N. de la Ed.).9 Judas Macabeo ue hjo de Matatías. Tomó el sobenom-be de Macabeo después de la muete de su pade, a uenemplazó en el mando de las uezas ue luchaban conta lasmposcones de Antíoco iV Epíanes (215-164 a.C,), ey de la dnastía seleúcda; hjo de Antíoco el Gande. Gobenó Sa

e isael. Dctó una see de decetos ue suspendían cualue manestacón elgosa judía y tató de establece el culto a losdoses gegos. Pobablemente se eee al eleante camenteatavado ue Eleaza atacó magnando ue ea de Antíoco



223•

Epíanes. El eleante epesenta las aspacones de los eyesde Seleuca además de se una de las gandes amas de suasenal de guea (N. de la Ed.).10 Heoína de la oba Eurico, el presbítero de AlexandeHeculano (N. de la Ed.).11 Ncolas Boleau-Despéaux (636-1711). Comúnmente lla-mado Boleau, ue un poeta y cítco ancés. Es el pncpalteóco de la poesía ancesa del sglo xvii. Uno de los pn-cpales patcpantes del clan de los Antguos en la amosa dsputa ente los Antguos y los Modenos, polémca lteaa y atístca ue sacudó la Academa Fancesa a nales delsglo xvii. Ente sus obas destacan El arte poético, El atril y Tratado de lo sublime (N. de la Ed.).12 Véase la nota 4 del ensayo “Acuaelas”.13 Lisístrata, comeda satíca de Astóanes a avo de la paz (411 a. C.).14 Gl Vcente (1465-1536). Pme damatugo potugués; sededcó al teato popula y elgoso; tambén ue poeta. Auto de

El monólogo del vaquero, Auto de los Reyes Magos, Auto pastoril castellano y Farsa de Inés Pereira. Sobe Camões, véase la nota 22 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña” (N. de la Ed.).15 Thomas Macaulay (1800-1859). Poeta, hstoado y polítconglés. Contbuyó al poyecto de eoma electoal y de la leyde la abolcón de la esclavtud. Fue consejeo supemo de la inda (N. de la Ed.).



224•

G arrett*

quen djo ue Gaett1

po sí solo valía una lteatua, djo ben y de manea beve lo ue de

él se podá escb sn exagea y sn omsones.

Tambén él msmo lo poclamó, aunue más

extensamente, en auel peaco de Viagens na

minha terra,2 su mayo apología.

No mó el peaco, peo nade escbía así,

sólo él. Tampoco lo hzo paa ocultase tas una

máscaa. Los edtoes –a uenes el auto at-

buyó tan bellas y justas cosas, s acaso tuveon

el cudado de apoxmase al estlo del gan es-

cto– ueon los úncos ue se lusonaon. No

sabemos s hoy se lo pedonaíamos. A nosotos

y a la gente de nuesta juventud nos paecía ue

ea un deecho suyo, úncamente suyo.

Estábamos ceca del óbto del poeta; había-

mos balbuceado sus págnas, como las de otosue tambén ueon poetas o posstas, nove-

lstas o damatugos, oadoes o humostas,

sendo ue él ue todo eso al msmo tempo y

dejó un pmo en cada géneo. Éamos jóvenes

todos. Nnguno había nacdo con Camões n con

* Gazeta de Notícias, 4 de ebeo de 1899 (N. de la Ed.).



225•

Dona Branca; nade ea más vejo ue estas

obas, menos aun había uen dataa de auel 4

de ebeo de 1799, cuando la aza potuguesa do su mayo ngeno después de Camões.

No sólo éamos jóvenes, sno tambén

omántcos; sonaba en nosotos la tonada de

Gonçalves Das; oíamos a Alenca 3 doma los

maes bavíos de su tea en auel poema en

posa ue nos dejó. Álvaes de Azevedo4 ea

nuesto apetvo de Byon y Shakespeae. De

Gaett hasta las anécdotas nos encantaban.

Hasta auí llegaban, sucando los maes, el eco

de sus tempos vedes y maduos, los amoes

ue había taído, la amstad ue ellos y la

poesía ojaon y mantuveon ente el poeta

luso y nuesto itamaacá, la pcadía de sus

dchos y, nalmente, la gaca pesstente de

sus últmos años.

Ceto es ue cuando nacó venía en camnoel omantcsmo con Goethe, con Chateauband,

con Byon, peo él, ue llevó esta nueva planta a

Potugal –o la vacuna, como la llamó en algunos

momentos–, ncluso en la Unvesdad de Com-

ba se ocupaba de tagedas cláscas antes uede Frei Luís de Sousa.5 Hzo muchos vesos a la

antgua usanza hasta ue se deshzo totalmente



226•

del manto caduco, acontecmento conmemoa-

do en auellos vesos de Dona Branca:

Não as, bom lósoo Duate,

Da mnha convesão, sncea é ela;

De de mão às ccões do pagansmo,

E, cstão vate, cstãos vesos aço.6

No ea tempano paa hace vesos cstanos.

Chateauband, desde los alboes del sglo,

alababa las gacas natvas del cstansmo y

descubía ―lleno de rousseau― el cando del hom-

be natual.Puesto ue en su tea ue el pecuso de las

nuevas omas, Gaett no ue su copsta y todo

cuanto saló de sus manos taía un cuño popo

y puamente naconal. Po el asunto, po el tono,

po la lengua, po el sentmento, ea hombede su pata y de su sglo, al ue nutó duante

ceca de cuaenta años. Natualmente ecbó

cítcas y echazos, y pobablemente despecos.

No lo menguaon golpes n sacasmos, peo la

admacón ea mayo ue todo y las obas sesucedeon gaves o lndas, sempe de gan

nvel, paa ejemplo de otos.



227•

No es petnente ahoa, dadas las psas,

el estudo del auto de Frei Luís de Sousa, de

Adozinda y de las Folhas caídas, y tan sólo paa alaba tales obas basta nombalas como a sus

otas hemanas. Nade las ha olvdado una vez

leídas. Estamos celebando el centenao del

nacmento del poeta, ue vvó poco más de

medo sglo, y a nuesta mente acuden todas sus

nvencones bajo la oma peduable ue les do.

Los vesos, desde los ue compuso a las dosas

gegas hasta los hechos a sus devotas católcas,

pemaneceon en el ae cantando las loas del

gan espítu.

Fguas ue él ceó nos odean con gesto

pecula y alma popa: Catana, Madalena,

Maa, Paula, Vcente, Banca, al pe de otas

vles o esbeltas, cñendo la ente de Camões

o de Benadm rbeo, y auella ue acepta

un moo con todos sus pecados de ncédulo yde hombe, y la más conmovedoa de todas, la

más tágca, ésa ue ve etona de la muete

supuesta y consumada al pme mado de su

made paa sepaa a sus pades.

No acude a la memoa de gual manea sudesempeño polítco. Lo ue ecodamos de los

dscusos es sólo lo lteao, y del oco de m-



228•

nsto ue ejecó ecodamos ue llevó a cabo

algunos tabajos paa cea el teato naconal,

peo valeon menos ue Um auto de Gil Vicen-te.7 S negocó algún tatado, como los tatados

mueen segumos leyendo sus págnas vvas. Se

do el gusto de enta en la polítca y mosta ue

no sólo sevía paa hace vesos.

Habendo combatdo en la evolucón de 1820,

como Chateauband, bajo las ódenes de los

píncpes, uso se como auél y Lamatne:

mnsto y hombe de Estado. No sé s advtó

ue es menos amago etata a los hombes ue

eglos. Tal vez sí; es lo ue puede deducse de

más de una págna íntma. En todo caso, no es al

polítco a uen hoy celebamos, sno al escto

–uno de los mayoes de la lengua, uno de los p-

meos del sglo–, ue junta en sus lbos el alma

de la nacón con la vda de la humandad.

Traducción de María Cristina

Hernández Escobar



229•

Notas

1 Se eee a João Baptsta da Slva Letão de Almeda Gaett

(Almeda Gaett), escto omántco potugués (1799-1854),auto, ente otas obas, de Viagens na minha terra (Vajes po m tea, 1825), los poemas épcos Camões (1825) y Dona Branca (1826) y Frei Luís de Sousa (N. de la T.).2 Se eee a la oba del escto potugués Alexande Hecu-lano (N. de la Ed.).3 Véanse las notas 1 de “Notca de la actualdad lteaa basleña…” y 13 de “El pasado, el pesente y el utuo de

la lteatua”.4 Véase la nota 18 del ensayo “Notca de la actual lteatua basleña…”5 Dama en tes actos de Almeda Gaett, estenado en 1843 y publcado en 1844 con notas del auto, basado lbemente en la vda de Manuel de Sousa Coutnho, ue en el medo eclesást-co adoptó el nombe de Fe Luís de Sousa (N. de la T.).6 No te ías, buen lósoo Duate, / de m convesón: sncea

es; / hce a un lado las ccones del pagansmo / y, [como]cstano vate, cstanos vesos hago (tad. popa.).7 Peza teatal de Gaett epesentada po pmea vez enLsboa en 1838. Es su pmea oba en su ntento de enventa el teato naconal nspándose en Gl Vcente y la tadcón vcentna. La oba ncluye como pesonajes a Benadmrbeo, Gl Vcente y al ey D. Manuel i, paa a evoca un pasado de gandezas no sólo mateales, sno tambén del

teato naconal (N. de la T.).



230•

En la a cademia brasileña 1

i. Dscuso naugual(20 de julo de 1897)

Señoes:

Al nvestme con el cago de pesdente, uss-

tes da nco a la Academa Basleña de Letas

po la consagacón de la edad. S ben no soy

el más ancano de nuestos colegas, me cuento

ente los más ancanos. Es smbólco, po pate

de una nsttucón ue espea vv, conale a

la edad uncones ue más de un espítu em-

nente ejeceía mejo. Ahoa ue os agadezco la

eleccón, os dgo ue buscaé, en la medda de lo

posble, coesponde a vuesta conanza.

No es necesao den esta nsttucón. in-

cada po un joven,1 aceptada y conomada po

jóvenes, la Academa nace con un alma nueva y natualmente ambcosa. Vuesto deseo es

conseva, en medo de la edeacón polítca, la

* Dscusos ponuncados po Machado de Asss en las seso-nes naugual y de cee de la Academa Basleña de Letas.La Academa ue undada en 1896 y Machado de Asss mpulsócon uete decsón este poyecto; ue el pme pesdenteelecto en eneo de 1897 (N. de la Ed.).



231•

undad lteaa. Tal oba exge no sólo la com-

pensón públca, sno, tambén y sobe todo,

vuesta constanca. La Academa Fancesa, uesvó de modelo a ésta, sobevve a sucesos de

toda clase, a las escuelas lteaas y a las tans-

omacones cvles. La vuesta ha de aspa a

los msmos asgos de establdad y pogeso. El

bautsmo de sus sllas con los nombes peclaos

y añoados de la naatva, la líca, la cítca y

la elocuenca naconales es ndco de ue la

tadcón es su pme voto. Os coesponde a

vosotos hace ue éste pedue. Tansmtd a

vuestos sucesoes el pensamento y la voluntad

ncales, paa ue ellos los tansmtan tambén

a los suyos, y vuesta oba se cuente ente las

sóldas y bllantes págnas de nuesta vda ba-

sleña. Se abe la sesón.

ii. Sesón de clausua (7 de dcembe de 1897)

Un atículo de nuesto eglamento nteno nos

mpone la oblgacón de adopta, al nal de

cada año, el pogama de los tabajos del añoentante. Oto atículo atbuye al pesdente la

exposcón justcatva de dcho pogama.



232•

Como nuesta ambcón, en estos meses

ncales, es modeada y smple, no convene

ue las pomesas sean amplas. Todo machaá despaco y con tempo. No han altado smpatías

haca nuestas pmeas obas. La lengua an-

cesa, ue va a todas pates, ya do la benvenda

a esta nsttucón. Pmeo sonó; ea natual,

estando nosotos a dos pasos de la Academa

Fancesa; después alabó y, a dos pasos de la

Academa Fancesa, una alabanza vale po dos.

En pocos meses de vda, es mucho. Dento del

país encontamos buena voluntad y anma-

cón; la pensa nos ha agasajado con palabas

amstosas. Pese a todo, la vda de este pme

momento ha sdo modesta, cas oscua. Nacda

ente gaves poblemas de oden públco, la

Academa Basleña de Letas tene ue se lo

ue son las asocacones análogas: una toe de

mal donde se acojan espítus lteaos conuna peocupacón puamente lteaa, y desde

donde, extendendo los ojos haca todos lados,

puedan ve con cladad y calma. Los hombes

de auí pueden escb págnas de hstoa,

peo la hstoa se hace allá auea. Hace justa-mente cen años, el mayo hombe de accón

de nuestos tempos, agadecendo su elec-



233•

cón como membo del insttuto de Fanca,2

espondía ue, antes de se gual a sus colegas,

seía, duante mucho tempo, su dscípulo. Nose tataba, sn embago, de una petensón de

gan captán, puesto ue ese joven de 28 años

ya medtaba sal a la conusta del mundo. La

Academa Basleña de Letas no pde tanto a los

hombes públcos de este país; no sugee se su

gual n su maesta. Se contenta con hace, en la

medda de sus uezas ndvduales y colectvas,

lo ue ese msmo académco de 1797 calcó

entonces como la ocupacón más honosa y útl

de los hombes: tabaja po la amplacón de las

deas humanas.

El póxmo año no tenemos más ue da

segumento al anuao bblogáco, eun los

datos bogácos y lteaos como base paa

un dcconao bblogáco naconal y, de se

posble, algunos elementos del vocabulaocítco de los basleñsmos ue han entado

en la lengua potuguesa, y de las deencas en

la oma de habla y escb de ambos pueblos,

conome lo pometemos en un atículo del egla-

mento nteno.Son obas de gan envegadua, cuya mpo-

tanca no es necesao encaece a vuestos ojos.



234•

Exgen una dutundad pacente. La constanca,

s alguna vez ha altado a nuestos hombes de

otas eseas, es vtud ue no puede vv lejosde esta casa lteaa.

El últmo de estos tabajos puede hacese

ncluso con mayo lenttud; no sólo exge una

gan nvestgacón y una atencón calculada, sno

tambén mucha cítca. Las omas nuevas de la

lengua, ya sea po la composcón de vocablos,

hjos de los usos y costumbes amecanos, o

ben po la tansomacón de su sentdo ognal,

o ncluso po alteacones gácas, seán matea

de útl y poado estudo. Con los elementos

ue ya están publcados y los ue se ogancen,

se haá algo ue duante el póxmo sglo se

á enmendando y completando. No temamos

habla del póxmo sglo; es lo msmo ue dec

dento de tes años, ue no tadaá más, y hay

tal confuenca de movmento, ue no espea vv menos. No es una vandad de la Academa

Basleña de Letas pone los ojos tan lejos.

La Academa, tabajando po el conocmen-

to de esos enómenos, pocuaá se, con el

tempo, la custoda de nuesta lengua. Le coes- pondeá, entonces, deendela de auello ue no

povenga de las uentes legítmas –el pueblo y los



235•

esctoes– sn conund la moda, ue peece,

con lo modeno, ue vvca. Custoda no es

mpone; nnguno de vosotos tene paa sí uela Academa decete ómulas. Y además, paa

guada una lengua es necesao ue ésta se gua-

de tambén a sí msma, y el mejo de los pocesos

es, hasta ahoa, la composcón y la consevacón

de obas cláscas. La autodad de los muetos

no afge, y es dentva. Gaett3 puso en boca

de Camões4 auella célebe exhotacón en la

ue tansee al “Geneoso Amazonas” el legado

pateno. Seamos un bazo del Amazonas; gua-

demos en aguas tanulas y saludables lo ue

éste aaste con el paso del tempo.

No hay ue justca lo ue po sí msmo se

justca; me lmto a este beve anunco del po-

gama. Las nvestgacones ue nos dsponemos

a hace, esa ecoleccón po lectua o de oídas,

no seán una taea bllante n escandalosa, peosí útl, y la utldad es una cualdad, ncluso en

las academas.

Traducción de Paula Abramo



236•

Notas

1 Lúco de Mendonça (1854-1909), consdeado el pade de la

Academa Basleña de Letas, tenía 42 años cuando ésta seundó (N. de la T.).2 El auto se eee a Napoleón Bonapate (1769-1821), uen el25 de dcembe de 1797 ue elegdo membo del insttuto deFanca, ocupando la vacante de Lazae Canot (N. de la T.).3 Véase la nota 2 de “El pasado, el pesente y el utuo de la lteatua”.4 Véase la nota 22 de “Notca de la actual lteatua bas-

leña”.



237•

Conología de Joaum Maa Machado de Asss

1839 Nace el 21 de juno en río de Janeo, Basl, en el seno

de una amla de jonaleos al sevco de la vuda deun senado.

1851Al mo su pade, se ve oblgado a vende dulces junto a su madasta en un colego del bao, donde es pobableue asstea a las clases de manea nomal.

1855 Publca su pme poema, “Ela”, en la evsta Marmota Fluminense.

1864 Publca su pme lbo de poemas, Crisálidas.1869 Contae matmono con la potuguesa Caolna Xave

de Novaes, hemana del poeta Faustno Xave deNovaes.

1873 ingesa en el Mnsteo de Agcultua, Comeco y ObasPúblcas, como pme ocal.

1881 Su novela Memorias póstumas de Blas Cubas maca elnco del ealsmo en Basl.

1896 Funda la Academa Basleña de las Letas, ue pesdó

hasta su muete.1904 La muete de su esposa lo sume en una pounda

tsteza.1908 Muee en río de Janeo el 29 de septembe.



238•

Bblogaía mínma

Machado de Asss, Quincas Borba, Bacelona, icaa, 1990;

Don Casmurro, Madd, Cáteda, 1991; Helena, Bacelona,Smo, 1992; El alienista, Bacelona, Tusuets, 1997; La causasecreta y otros cuentos de almas enermas, Madd, Celeste,2000; Memorial de Aires, Valladold, Cuato, 2001; Memorias

póstumas de Blas Cubas, Madd, Alanza, 2003; Los papeles deCasa Velha, Madd, Funambulsta, 2005; Crónicas escogidas, Madd, Sexto Pso, 2008.



239•

Índice

Pesentacón 7

El pasado, el pesente y el utuo

de la lteatua 19

Notca de la actual lteatua basleña.

instnto de naconaldad 33

El deal de cítco 60

Acuaelas 70

El peódco y el lbo 104

ideas sobe el teato 121

El teato naconal 145

José de Alenca: iacema 162

Casto Alves 177

Eca de queós 193

Gaett 224

En la Academa Basleña 230



Textos críticos,

de la coleccón PeueñosGandes Ensayos, edtado po la Deccón Geneal de Publcacones y

Fomento Edtoal de la UNAM, ue mpesoen mayo de 2010 en impesoa y Encuadena-

doa Pogeso S A de C V San Loenzo núm 244

Textos Criticos - Machado de Assis

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