TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR...
Transcript of TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR...
UNIVERSIDAD DE COLIMA
DOCTORADO EN CIENCIAS FISIOLOGICAS
EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO FÍSICO Y DE LAEDAD SOBRE LA COMPOSICIÓN DE TITINA Y SU
POSIBLE CORRELACIÓN CON LA TENSIÓN PASIVAEN EL MÚSCULO ESQUELÉTICO DE RATA.
TESIS QUE PARA OBTENER ELGRADO DE DOCTOR PRESENTA
ANA LILIA PERAZA CAMPOS
ASESOR
DR. JOSE DE JESUS MUÑIZ MURGUIA
COLIMA, COL. NOVIEMBRE DE 2003
i
Resumen:
El propósito de este trabajo fue investigar los efectos del entrenamiento de
resistencia y velocidad y de la edad sobre las propiedades mecánicas pasivas del
músculo esquelético rápido y lento y evaluar cambios en la constitución de isoformas
de titina. Se utilizaron ratas macho Wistar (n = 50) de 20, 40 y 60 semanas de edad,
subdividas en tres subgrupos: sedentario (S), entrenados para velocidad (V) y para
resistencia (R). Después del entrenamiento los músculos se deformaron cíclicamente
10 veces in vivo, para estudiar las curvas esfuerzo-deformación. Un sistema en
gradiente SDS-PAGE se utilizó para determinar la presencia de isoformas de titina.
Los resultados indican que el envejecimiento y el nivel de actividad física modificaron
la rigidez muscular y las isoformas de titina pero también demuestran que estos
cambios reflejan una pobre correlación entre la elasticidad muscular y las isoformas
de titina.
ii
PASSIVE TENSION AND TITIN ISOFORMS IN TRAINED AND UNTRAINEDMAMMALIAN SKELETAL MUSCLE AT DIFFERENT AGES.
Abstract:
The aim of this work was to analyze the effects of endurance and spring training and
age on passive mechanical properties and to evaluate changes in titin isoform
composition of slow and fast skeletal muscle. Male Wistar rats, 20, 40 and 60 weeks
old (n=50), were divided into 3 subgroups: sedentary (S), sprint trained (V), and
endurance trained (R). After training, the muscles were lengthened/shortened ten
times in vivo to study stress-strain curves. Gradient SDS-Page was used to analyze
titin isoform composition. Our study demonstrated that aging and training resulted in
modification in titin isoforms and muscular stiffness, the data also indicates that these
changes result in negligible correlation between titin isoforms and muscle elasticity.
iii
Glosario de abreviaturas:a y b Constantes del modelo de HillAST área de la sección transversal.
tasa de deformaciónBPM frecuencia cardiaca media
δ deformaciónDTT Ditiotreitol
ε esfuerzo (en N/m2 = Pa),EC elemento contráctil
EDTA ácido etilen-diaminotetracéticoEe modulo de Young equivalente
EEP elemento elástico en paraleloEES elemento elástico en seriesEMP elementos mecánicos pasivosEVP elemento viscoso en paraleloF6 esfuerzo al 6 %FG Fibras glucolíticas-rápidas o tipo II B.FN3 fibronectina tipo 3FOG Fibras oxidantes-rápidas/glucolíticas o tipo II A;IF Filamentos Intermedios,Ig InmunoglobulinaIP IntraperitonealLo longitud óptima, longitud óptimaLy límite elástico o longitud de ruptura
MHC cadena pesada de miosina.Mit mitocondriaPCR reacción de polimerasa en cadenaPEVK dominio rico en prolina (P), glutamato (E), valina (V) y lisina (K)Prof profesionalesR entrenadas para resistenciaRf movilidad relativa
RMN resonancia magnética nuclearRQ Proporción: O2 consumido/ CO2 producido (VCO2/VO2)S sedentarias
SDS dodecil sulfato de sodioSO Fibras oxidantes-lentas o tipo I;SR retículo sarcoméricoSTP condiciones estándar de temperatura y presión
t tiempo de pruebaV entrenadas para velocidad
VCO2 producción de bióxido de carbono (ml/ kg·min)VO2 consumo de oxígeno (ml/ kg·min)
VO2 pico pico de consumo de oxígenoVO2max consumo máximo de oxígeno
Deseo agradecer a las siguientes personas su colaboración durante el desarrollo
experimental de este trabajo:
De la Facultad de Ciencias:
Julio César Amezcua Romero,
Silvia G. Ceballos Magaña,
Karla F. López Madera,
Roberto Muñiz Valencia;
De la Facultad de Medicina:
Erika Janine Herrera Oliva,
Víctor Hugo Meléndez Flores,
Hiram Daniel Iñiguez Hernández;
De la Facultad de Ciencias Químicas:
Liliana del R. Alvarado Carbajal.
A: Biólogo Víctor Gutiérrez por su ayuda durante la realización de los protocolos
de entrenamiento
M. en C. Adrián Larios Escalante por sus consejos de redacción,
M. en C. José E. Del Río V, por su ayuda, soporte y entusiasmo
incondicionables.
Y de forma muy especial a la cabeza de todo este equipo de trabajo
al Dr. J. Jesús Muñiz Murguía.
A mi familia, gracias por su comprensión y apoyo.
Indice general.Pag.
Resumen i
Abstract ii
Glosario iii
INTRODUCCIÓN. 1
Estructura. 2
Funcionamiento mecánico. 4
Tensión Pasiva. 5
MARCO TEÓRICO. 6
Fibras Musculares y Unidades Motoras 7
Heterogeneidad. 7
Influencia genética. 9
Adaptabilidad 9
Componentes elásticos del músculo esquelético. 17
Filamentos conectores. 22
Isoformas de Titina. 26
HIPÓTESIS. 37
OBJETIVOS 39
MÉTODOS 41
Manejo de los animales. 42
Protocolo de entrenamiento. 42
Consumo de Oxígeno. Determinación de VO2MAX y VO2 pico 43
Prueba Submáxima VO2 pico. 44
Prueba de esfuerzo máximo VO2MAX. 45
Análisis mecánico de propiedades de tensión pasiva muscular. 46
Sistema para determinar proteínas de alto peso molecular. 48
Métodos estadísticos. 49
RESULTADOS 50
Peso corporal y crecimiento muscular. 51
Consumo de Oxígeno. Medición de VO2 pico. 53
Medición de VO2 MAX. 57
Propiedades mecánicas pasivas. Modulo de Young equivalente 59
Fatiga mecánica. 65
Composición miofibrillar. 68
Correlación entre las propiedades elásticas, el tamaño molecular detitina y la edad. 70
DISCUSIÓN 73
Peso corporal y crecimiento muscular. 74
Consumo de Oxígeno. 75
Prueba submáxima: VO2 pico. 78
Prueba de esfuerzo máximo: VO2 MAX 79
Propiedades mecánicas pasivas. Modulo de Young equivalente 80
Fatiga mecánica. 86
Composición miofibrillar. 86
Correlación entre las propiedades elásticas, el tamaño molecular detitina y la edad. 87
CONCLUSIONES 91
ANEXO 94
BIBLIOGRAFIA 103
Indice de figuras. Pag.
Fig. 1. Costámero 3
Fig. 2. Velocidad de contracción vs. carga 17
Fig. 3. Modelo simplificado del tejido muscular. 18
Fig. 4. Relación fuerza - longitud sarcomérica 18
Fig. 5. Ejemplos de contribuciones en fuerza pasiva de músculos condiferentes arquitecturas 19
Fig. 6. Extensión de segmentos de titina de músculos en reposo. 24
Fig. 7. Organización de la estructura del Gen que codifica a la molécula detitina. 28
Fig. 8. Estudios de microscopia de fuerza atómica de estiramientos detitina 33
Fig. 9. Protocolo modificado de Bruce y Protocolo modificado de Naughton 45
Fig. 10. Gráfica de peso corporal. 51
Fig. 11. Gráficas de la relación peso muscular/ peso corporal. 52
Fig. 12. Curvas del VO2 pico individuales.. 54
Fig. 13. Curvas de VO2 vs. Velocidad en adultos grupos S, R y V. 54
Fig. 14. Curvas de VO2, potencia desarrollada y edad. 55
Fig. 15. Histogramas de la economía de trabajo durante la prueba de VO2 56
Fig. 16. Protocolo 1 y 2. Correlaciones: potencia vs. VO2, frecuencia cardiacavs. VO2, tiempo de agotamiento (min) vs. VO2MAX 58
Fig. 17. Registro mecánico del protocolo de 10 ciclos plantaris ratas jóvenes,grupos V, R y S 60
Fig. 18. Curvas esfuerzo-deformación. Registro primero y último ciclo dedeformación músculo sóleo de adulto sedentario. 61
Fig. 19. Curvas esfuerzo-deformación sóleos animales diferentes edades yde los grupos S; R y V. 63
Fig. 20. Curvas esfuerzo-deformación plantaris animales diferentes edades yde los grupos S; R y V. 63
Fig. 21. Módulo de Young vs. la edad para sóleo y plantaris. 64
Fig. 22. Atenuación del trabajo durante los ciclos de estiramiento de ambosmúsculos.
66
Fig. 23. Histogramas del % del trabajo muscular desarrollado durante el 10ºciclo de estiramiento, grupos S, R y V para sóleo y plantaris.
67
Fig. 24. Segmentos de corrimientos de muestras de sóleos jóvenes, adultosy viejos de los grupos S; V y R. 68
Fig. 25 Edad vs. movilidad relativa de titina de muestras de músculos sóleoy plantaris. 69
Fig. 26 Correlación la tasa de rigidez, la movilidad relativa de titina y laedad 72
Fig. 27 Curvas de VO2 pico vs. Potencia. 97
Fig. 28 Gráficas de los cambios en: α, F6, Ee, trabajo y Rf generados por losentrenamientos y el envejecimiento para plantaris. 101
Fig. 29 Gráficas de los cambios en: α, F6, Ee, trabajo y Rf generados por losentrenamientos y el envejecimiento para sóleo. 102
Índice de Cuadros. Pag.
Cuadro no. 1. Composición de tipos de fibras vastus lateralis enpoblaciones de individuos sedentarios 8
Cuadro no. 2. Composición de tipos de fibras vastus lateralis enpoblaciones de individuos no sedentarios 12
Cuadro no. 3. Cambios en el tamaño de fibras quadriceps femoris ydensidad capilar en un estudio de 12 años. 14
Cuadro no. 4. Calendario de entrenamiento 43
Cuadro no. 5. Comparación de valores de VO2max, frecuencia cardiaca,potencia y economía de carrera para rata wistar. 57
Cuadro no. 6. Peso corporal promedio en gramos ± e. std. 95
Cuadro no. 7. Relación peso muscular/ peso corporal ± e. std. 95
Cuadro no. 8. Valores promedio ± e. std. de la potencia máxima y elpico de consumo de oxígeno obtenidos al final de laprueba de esfuerzo graduada. 96
Cuadro no. 9. Valores promedio ± d. std. de α, F6, Ee y trabajo de lascurvas esfuerzo-deformación. 98
Cuadro no. 10. Valores promedio ± d. std. de la fatiga mecánica despuésde 10 ciclos de deformación 99
Cuadro no. 11. Valores promedio ± d. std. del Rf para titina obtenidosdurante el corrimiento electroforético sobre geles depoliacrilamida en gradiente del 3 al 12 %. 100
INTRODUCCIÓN.
2
Estructura.La función principal de músculo esquelético en los vertebrados es la
generación del movimiento. Es el aparato locomotor, el conjunto de órganos que
sirve, tanto para ejecutar el movimiento como para mantener la postura. Está
formado por: huesos (rígidos), articulaciones y músculos. Los músculos al contraerse
ejercen su acción sobre el esqueleto y las articulaciones, convirtiendo energía química
en energía mecánica. Durante esta acción, los músculos acortan su longitud y causan
la disminución del ángulo entre los huesos del esqueleto a los que están insertos.
Un músculo en general se compone de agrupaciones de fibras musculares
llamadas fascículos y generalmente dos tendones, uno de inserción y otro de origen
(el más próximo a la línea media corporal). El vientre muscular está rodeado de un
tejido fibroso que se llama fascia, compuesta principalmente de colágeno y elastina y
da origen a los tendones. Esto permite al músculo contraerse en una sola dirección.
Dentro de cada fibra muscular se encuentran empaquetadas las miofibrillas,
las cuales se extienden a lo largo de la fibra muscular, se pueden aislar e inducírseles
procesos de contracción-relajación o pueden estirarse y acortarse para estudiar sus
propiedades pasivas. Las miofibrillas presentan un arreglo paralelo, están
conformadas por millones de estrías conectadas en serie longitudinalmente llamadas
sarcómeras. Las sarcómeras también pueden ser separadas y ejecutar tanto
contracción como respuestas pasivas, por lo tanto se afirma que son la unidad
funcional del músculo esquelético. Cada miofibrilla se encuentra rodeada de
filamentos intermedios y de filamentos del citoesqueleto. Los filamentos intermedios
están formados por desmina, vimentina y sinemina y los del citoesqueleto de actina,
distrofina y espectrina. En la región de cada disco Z, los filamentos intermedios se
acoplan con los filamentos del citoesqueleto, y así se construye una superestructura
que se repite periódicamente a lo largo del interior de la fibra muscular designada
costámero (figura 1). Desde la parte interna de la membrana plasmática, la actina del
citoesqueleto se liga con dímeros de distrofina y vinculina, los cuales a su vez se
ensamblan con otras proteínas transmembranales. Estas proteínas poseen receptores
3
extracelulares a fibronectina y laminina que unen al plasmalema con la matriz
extracelular, anclando así los costámeros a la matriz extracelular. Puesto que este
patrón se repite hacia las fibras adyacentes vecinas, las estriaciones de las fibras
musculares vecinas se encuentran alineadas transversalmente a lo largo de todas las
miofibrillas, en toda la fibra y en todo el músculo. Debido estas tramas, las fibras
musculares se encuentran mecánicamente acopladas y la actividad local puede influir
en el músculo entero. Todos estos hechos son importantes para la coordinación
intramuscular durante la actividad motora.
Fig 1. Organización de las
principales proteínas de los
filamentos intermedios y del
costámero en la fibra muscular
y su unión a la matriz extra-
celular, es posible observar la
fijación de las líneas Z por
medio de los filamentos inter-
medios, estos últimos se unen
también a otros elementos del
citoesqueleto por debajo del
plasmalema. Diagramas pro-
puestos Purslow, P. (2001). y
Dalakas, M.C.; et al (2000) 166.
Los discos Z son
los límites de las
sarcómeras, la unidad
funcional de la
contracción muscular. Los
discos Z forman una retícula proteica compleja y ordenada. Los miofilamentos
delgados y conectores se insertan en esta red. Los filamentos delgados se componen
principalmente de actina, mientras que varias moléculas de titina forman a los
4
conectores. Estos filamentos conectores unen a los filamentos gruesos de miosina
con los discos Z. Este ensamble mantiene a los filamentos de miosina en una posición
central en la sarcómera. Las moléculas de titina se extienden desde el disco Z hasta
la línea M. La línea M forma a su vez otra red proteica que ancla a los filamentos de
miosina y de titina. La línea M, es la responsable de enlazar a dos hemisarcómeras.
Las sarcómeras esta organizada de tal forma que es una estructura mecánicamente
estable, flexible y fisiológicamente fuerte101.
Funcionamiento mecánico.
Muchos de los movimientos que se realizan suelen ser periódicos. A estos
movimientos pertenecen el caminar, correr, etc. Durante el desplazamiento,
diferentes partes del cuerpo se mueven de modo irregular. Por ejemplo, al andar,
cada uno de los pies, alternativamente, frena cuando entra en contacto con el suelo
y, sucesivamente el mismo pie, al separase del suelo con un impulso se acelera para
provocar el desplazamiento. Puede suponerse que esto provocaría que la energía
cinética durante el movimiento se transforme en calor durante el frenado, lo cual
hace poco económico este tipo de movimiento. Pero no es así, una parte de esta
energía se conserva en los tejidos elásticos de los pies en forma de energía potencial
generada durante su deformación al frenar y se transforma nuevamente en energía
cinética al reiniciar el ciclo. Por esto durante una contracción, el músculo esquelético
puede almacenar la energía elástica para usarla en posteriores contracciones.
Los tejidos musculares hacen las veces de muelles sui generis para reservar
energía mecánica170. Estos tejidos sirven para conservar la energía potencial, puesto
que en ellos son muy pequeñas las fuerzas de rozamiento interno molecular y cerca
del 90 % de esta energía se puede volver a transformar en energía cinética. Esta
propiedad - la elasticidad - les convierte en los almacenes principales de la energía
mecánica durante una carrera o durante la realización de otros movimientos cíclicos28, 170, 172..
Resulta fácil cerciorarse que la energía mecánica se conserva en nuestros
tejidos musculares de manera similar a como sucede en los resortes. Si uno se pone
5
en cuclillas, se puede notar, que es mucho más fácil volver a la posición vertical
enderezando las piernas inmediatamente, que después de permanecer en cuclillas un
tiempo prolongado. Esto sucede porque al doblar las rodillas, una parte de los
músculos se tensan controlando el movimiento descendente y sus tendones y
músculos antagonistas se estiran. Si antes de enderezarse, estos tejidos no disponen
de tiempo suficiente para alargarse, la energía potencial reservada se transformará
en energía cinética. En cambio si se les permite alargarse antes de regresar a la
posición vertical, entonces esta energía se transformará en calor. Para medir la
magnitud del gasto energético efectivo se ha determinado el consumo de oxígeno en
ambas situaciones anteriormente descritas. Se realizaron mediciones del consumo de
oxígeno a individuos a los cuales se les pidió que primero se pusieran en cuclillas y se
enderezaran rápidamente y posteriormente, en otro episodio, dejaran pasar un
segundo y medio entre el ponerse en cuclillas y enderezarse. Se obtuvo que en la
primera situación se consume 22 % de oxígeno menos. La elasticidad muscular es
por lo tanto de gran importancia para el desarrollo de las actividades físicas, por
ejemplo: en el mejoramiento de la velocidad de reacción, en la disminución de
lesiones musculares, etc. Pero ¿qué factores fisiológicos la determinan?
Tensión Pasiva.
Se designa tensión "pasiva" a la fuerza que se desarrolla cuando los tejidos
son estirados. La tensión pasiva era casi exclusiva y comúnmente atribuida a fuerzas
elásticas del tejido conectivo y no a la elasticidad miofibrilar. Hacia 1973, se demostró
que esta tensión muscular tiene su origen en las miofibrillas, con una pequeña
contribución de colágena a muy largas longitudes 167, 168. Además en 1985, A. Magid y
D. J. Law 136 señalaron que la tensión pasiva de las fibras musculares intactas es
equivalente a la de las fibras musculares desnudas. Esta tensión muscular pasiva
surge, al parecer en gran parte, de los miofilamentos conectores elásticos
compuestos principalmente de moléculas de titina 101, 136, 142.
MARCO TEÓRICO.
7
Fibras Musculares y Unidades Motoras
En los mamíferos se reconocen tres tipos principales de fibras musculares
esqueléticas, las cuales contrastan en velocidad y fuerza de contracción, y en su
resistencia a la fatiga. Además, es común para ciertos músculos, o para ciertas
fracciones de algunos músculos, que exista predominio de alguno de esos tres tipos
de fibras.
Los principales tipos reconocidos de fibras musculares son: oxidantes-lentas
(SO) o tipo I; oxidantes-rápidas/glucolíticas (FOG) o tipo II A; y glucolíticas-rápidas
(FG) tipo II B.
Las fibras tipo I se contraen lentamente, usando el sistema energético
aeróbico para producir la contracción. Las fibras rápidas (FG) generan una
contracción rápida, usando de manera inmediata la energía almacenada en
fosfágenos y la energía de procesos anaeróbicos glucolíticos, de ahí su nombre de
fibras glucolíticas. Las tipo FOG son fibras intermedias que posee características
comunes a las dos anteriores128, 177.
Cada músculo esquelético está dirigido por los axones de un nervio motor o
una rama del mismo. Cada axón tiene un número variable de terminaciones
nerviosas, de esta manera, un axón controla varias fibras musculares. La unidad
completa: el axón y todas las células musculares a las que éste controla, se describe
como una unidad motora. Se ha mostrado que las unidades motoras están
compuestas de un solo tipo de fibras musculares. Aquellas constituidas de fibras I son
llamadas unidades motoras lentas; aquellas que conformadas con fibras II A se citan
como rápidas resistentes a fatiga, y aquellas que comprenden fibras II B se designan
como unidades motoras rápidas fatigables. A continuación se señalan algunos
factores que pueden influir sobre la distribución de los tipos de fibras que componen
a un músculo determinado73, 152.
Heterogeneidad.- La distribución de los tipos de fibras en un músculo es muy
heterogénea y usualmente se considera poco adaptable. Se sabe que en la rata, un
músculo esta constituido predominantemente de un solo tipo de fibra acorde con la
8
función muscular que desempeña. Por ejemplo un músculo implicado en la postura
contiene fibras tipo I mientras que un músculo dedicado a la locomoción puede
poseer una mayor proporción de fibras tipo II. En los humanos, la mayoría de los
músculos esta formado de mezclas de tipos de fibras y se considera que las
proporciones entre fibras de sacudida lenta y de sacudida rápida pueden estar
influenciadas por la función anatómica básica específica de ese músculo. También se
considera que dentro de las restricciones anatómicas, cualesquier variación de esta
proporción por sí misma influye la capacidad funcional del músculo. Por ejemplo, un
alto porcentaje de fibras de tipo I ha sido asociado con ejecuciones de alto
rendimiento atlético73, 95, 134, 184, 185.
Ha existido un considerable interés en la investigación acerca de la
composición muscular de los tipos de fibras en poblaciones de individuos sedentarios
y de atletas con el fin de elucidar los mecanismos involucrados en un entrenamiento
exitoso. Un resumen de algunos datos publicados sobre la composición de los tipos
de fibras en los músculos vastus lateralis de humanos sedentarios se presenta en el
cuadro no. 1. Estas publicaciones indican que en la mayoría de los individuos
sedentarios existe una composición semejante de fibras tipo I y tipo II.
Cuadro no. 1.- Composición de tipos de fibras en los músculos vastus lateralis en
poblaciones de individuos sedentarios.
n = % tipo I % tipo II Referencia
26 36 64 Gollnick et al. (1972)73
11 60 40 Larsson et al. (1979)127
10 63 37 Larsson et al. (1979) 127
70 54 32/13[*] Saltin et al. (1977)175
10 47 38/14[*] Simoneau et al. (1985)179
[*] = % tipo FOG / % tipo FG
No obstante en una investigación posterior a las presentadas en el cuadro no.
1 en la que también se analizaron fibras musculares esqueléticas de una población
mayor de individuos, más de 400 hombres y mujeres de Norte-América, se demostró
que existe una mayor heterogeneidad que lo que previamente se creía180. En ese
9
estudio se encontró que el veinticinco por ciento de los sujetos masculinos y 19% de
los femeninos tuvieron menos del 35% o más del 65% de fibras tipo I. Esto ha
llevado a la conclusión de ampliar los límites fisiológicos del contenido de fibras tipo I
en vastus lateralis entre 15% y 85%180.
Influencia genética.- Estudios en gemelos (n =15 pares de monocigotos, n =16
pares de dicigotos) han demostrado que el fenotipo de las fibras musculares es
dependiente del genotipo119. Ellos concluyeron a partir de sus resultados que la
composición de las fibras esta enormemente determinado por la herencia (coeficiente
hereditario = 0.93). Estudios más recientes han refutado esos resultados
considerando que presentan bajos coeficientes hereditarios21, 135. Pudiera ser
significativo que los sujetos en los primeros estudios de Komi et al. (1977) hayan sido
muy jóvenes (menores de 25 años) y por lo tanto tendrían menor influencia
ambiental que en estudios subsecuentes119. Aun así, en una revisión reciente de
estudios sobre la influencia de la herencia en los tipos de fibras, Simoneau y
Bouchard (1995) han determinado que el componente genético cuenta entre 40 y
50% para la variabilidad de la proporción de fibras del tipo I en músculos humanos181. Es por esto, que la proporción en los tipos de fibras individuales es
predeterminada parcialmente de forma genotípica177 y probablemente puede existir
una mayor influencia del entrenamiento. Sin embargo continúa sin respuesta la
pregunta ¿Cuál es la magnitud con la que influye el entrenamiento sobre la
composición de los tipos de fibras en los músculos esqueléticos?
Adaptabilidad.- Se ha demostrado que la innervación cruzada y la estimulación
eléctrica de músculos esqueléticos en animales y la estimulación eléctrica
transcutánea en humanos provocan el cambio de fibras tipo II a fibras tipo I14, 149, 160,
177. No obstante, otros estudios han aportado poca evidencia para establecer un
cambio considerable de fibras tipo II a tipo I como resultado de un entrenamiento de
resistencia estándar en humanos. Gollnick et al. (1973) han investigado el efecto de
un programa de cinco meses de entrenamiento sobre la composición del tipo de
fibras y su área de corte transversal74. Aun cuando el VO2max promedio se
incrementó un 13%, no ocurrieron cambios en el porcentaje promedio de fibras tipo I
10
o tipo II. Solo el área de corte transversal de las fibras de sacudida lenta resultó
mayor después del entrenamiento. No se han observado diferencias entre tipo IIA y
IIB y por lo tanto no ha sido posible corroborar cambios entre los subgrupos de tipos
de fibras. Saltin, et al. (1976) reportaron que las proporciones de los tipos de fibras
no cambian después de un entrenamiento de resistencia (endurance en inglés) o de
velocidad (sprint en inglés) en humanos, empleando un modelo de entrenamiento de
una sola pierna174. Similarmente, Henriksson et al. (1980) han señalado que no hubo
cambio alguno en el porcentaje de fibras tipo I en triceps brachii después de 50 días
de un régimen de entrenamiento de resistencia en ski a campo traviesa90.
Muy pocos estudios han demostrado incremento en porcentaje de fibras tipo I
en humanos que han seguido un entrenamiento de resistencia102, 179. Simoneau et al.
(1985) investigaron la respuesta al entrenamiento extenuante durante 15 semanas
sobre las proporciones de los tipos de fibras179. El entrenamiento generó un
incremento en la proporción de fibras tipo I (de 41 a 47%) y una disminución de la
proporción de fibras tipo IIB (de 17 a 11%) (En ambos: p < 0.01), mientras que la
proporción de fibras tipo IIA permaneció inalterada. Howald et al. (1985) también
comprobó que existe un incremento de fibras tipo I de 50 a 56% después de un
entrenamiento de resistencia intenso de seis semanas102. Estos dos estudios
apuntaron que la dirección del cambio en la proporción del tipo de fibras en humanos
puede seguir patrones similares a aquella encontrada en músculos de animales en
respuesta a estimulación continua.
Cada tipo de fibra contiene diferentes isoformas de subunidades de miosina,
por ejemplo, de la cadena pesada de miosina (MHC)14. Estas subunidades son
distinguibles por su diferente movilidad en electroforesis. Las fibras tipo I contienen
MHCs (lenta, “slow en inglés”) y las de tipo II contienen MHCf (“fast, rápida”)176, 177.
La subdivisión de fibras tipo II ha llevado a la siguiente nomenclatura para las
isoformas de MHC: MHC IIa en fibras tipo IIA y MHC IIb en fibras tipo IIB152.
Apoyándose en el concepto de plasticidad de las fibras musculares se propuso que las
fibras mixtas o híbridas contienen más de un tipo de isoforma de MHC. Se han
identificado fibras híbridas que se asocian con transformaciones experimentalmente
11
inducidas sobre los tipos de fibras musculares en modelos animales160, 177, 191. Los
niveles fisiológicos de entrenamiento físico en ratas aumentan el porcentaje de MHC
IIa en el músculo plantaris en un lapso de cuatro semanas187, mientras que en el
diafragma costal, el cual realiza un trabajo de mayor carga y en forma continua, los
cambios se han hecho evidentes después de diez semanas de entrenamiento. Ningún
cambio se ha manifestado en las isoformas lentas. Sin embargo, otro estudio, con 10
semanas de entrenamiento de resistencia, alteró la proporción entre dos isoformas
lentas de MHC en vastus intermedius en ratas47, indicando que diferentes músculos
responderán de manera disímil a cargas de trabajo similares. Esto llevó a profundizar
más en ese mismo estudio, demostrando un incremento en las isoformas lentas de
MHC a expensas de las isoformas rápidas en el gastrocnemius medial rojo y en el
plantaris, pero no en el vastus lateralis rojo, gastrocnemius medial blanco o vastus
lateralis blanco. Otra importante conclusión de este estudio es que las isoformas de
MHC pueden completar la transición de isoformas rápidas a lentas en respuesta a los
niveles de entrenamiento.
Se ha demostrado que fibras musculares humanas contienen ambas isoformas
MHCs y MHCf176, 177. Algunos trabajos apuntaron que se experimentó una
transformación de fibras rápidas a lentas ya que contenían una mayor cantidad de la
isoforma MHC lenta, todo esto como resultado a la exposición continua del ambiente
apropiado, es decir acrecentando la carga de trabajo90, 176 187. Esta creencia está
apoyada por los datos de Baumann, et al. (1987) que mostraron que ciclistas
profesionales con muchos años de entrenamiento presentan un promedio de 80% de
fibras de sacudida lenta17. Sin embargo se sigue hipotetizando que las características
basales musculares con las que se cuenta al momento de nacer influyen
profundamente en la respuesta al entrenamiento, pero que en este momento no
pueden realizarse predicciones definitivas de la respuesta al entrenamiento.
Lo anterior demuestra que la plasticidad muscular inducida por cambios en las
cargas de trabajo, dentro de un margen fisiológico, puede ser tan grande como la
respuesta a la estimulación eléctrica. En los estudios referidos no solo se ha
determinado la capacidad de transformación de fibras musculares, sino además se ha
12
estudiado en detalle los cambios en las isoformas de las proteínas contráctiles128,
asimismo han demostrado que pequeños cambios en la carga de trabajo pueden
también ser significativos. Estos autores han expuesto la relación entre la velocidad
de desarrollo de fuerza con las proporciones de diferentes isoformas de cadena
pesada de miosina en fibras aisladas de músculo humano.
En atletas elite o de alto rendimiento - Como anteriormente se mencionó los
atletas con entrenamiento de resistencia presentan un porcentaje mayor de fibras
tipo I (ver cuadro 2). Sin embargo, dado que los atletas elite, no aceptan donar
biopsias musculares es pequeña la población en la mayoría de los estudios y la
información es relativamente escasa. Esto podría explicar algunos de los resultados
aparentemente inconsistentes reportados en la literatura. Asimismo la mayoría de los
estudios reportan lo investigado solo en el músculo vastus lateralis por lo que hay
escasez de información disponible de otros músculos del cuerpo.
Cuadro no. 2.- Composición de tipos de fibras en los músculos vastus lateralis en
poblaciones de individuos no sedentarios.
n = % tipo I % tipo II Referencia
8 entrenadores 68 25/3[*] Saltin et al. (1977)175
8 Corredores dist. 59 41 Gollnick et al. (1972)73
14 Corredores dist. 79 21 Costill et al. (1976)35
18 dist. Media 62 38 Costill et al. (1976)35
11 ciclistas 57 43 Burke et al. (1977)23
13 ciclistas prof. 80/1[**] 17/1[*] Baumann et al. (1987)17
[*] = % tipo IIA / % tipo IIB; [**] = % tipo I / % tipo IIC; dist. = distancia; prof. = profesionales
Persiste un extenso debate sobre si aquellos individuos con altas proporciones
de fibras tipo I han seleccionado los deportes de resistencia porque son exitosos en
este tipo de actividad, o si esta alta proporción de fibras tipo I es el resultado de una
adaptación al programa de entrenamiento. Se considera que puede existir una
combinación entre la heterogeneidad basal en el tipo de fibra y su potencial para una
adaptabilidad moderada.
13
Tal parece que el ejercicio produce hipertrofia de uno o más tipos de fibras en
el músculo y que esto está asociado con un cambio cuantitativo más que cualitativo
en el contenido miofibrilar de las fibras musculares. Aunque las proporciones de los
tipos de fibras son aparentemente inalteradas por la actividad o la inactividad, el área
de sección-transversal total de las miofibrillas rápidas o de las miofibrillas lentas es
mucho más afectada por la hipertrofia diferencial o atrofia de los diferentes tipos de
fibras, y por tanto, cambian las características fisiológicas del músculo como un
todo177. Continua vigente la pregunta ¿Existe un entrenamiento efectivo para inducir
la transformación de tipos de fibras musculares? Es decir ¿es posible convertir fibras
rápidas en fibras lentas?
En el envejecimiento.- La actividad física se reduce con la edad y también se
producen cambios estructurales en los músculos, con el paso de los años decrecen el
número y el tamaño de las fibras musculares disminuyendo consecuentemente la
capacidad para desarrollar fuerza, provocando que los ancianos sean más propensos
a la fatiga y a padecer lesiones musculares por sobreuso41. Muchos científicos están
de acuerdo que hay una pérdida en el número de fibras musculares o sarcopenia,
relacionada con el aumento de la edad. Esta se hace más evidente después de los 70
años, debido principalmente a la disminución en el tamaño y número de las fibras
musculares y al desuso56, 115, 159. Existen tres propuestas que tratan de explicar cómo
actúa la edad sobre la composición y proporción de las fibras en los músculos
esqueléticos: 1) La composición de los diferentes tipos de fibras se mantiene
relativamente constantes durante el envejecimiento, con una pérdida de todos los
tipos, 2) durante el envejecimiento se pierde mayor cantidad de fibras Tipo II. 3) Con
el envejecimiento se transforman las fibras Tipo II en fibras Tipo I. En lo que
respecta a la proporción del tipo de fibras en los humanos, no se han reportado
diferencias en composición de fibras musculares asociadas al género a ninguna edad34, 56.
14
Cuadro no. 3.- Cambios en el tamaño de las fibras de quadriceps femoris y su densidad
capilar medidos en un estudio longitudinal de 12 años 56.
1985–86 1997–98 Delta % Cambio P
Tipo I
Área promedio de fibra, µm2 4,190±410 4,190±990 0±900 0±22.2 0.995
Tipo II
Área promedio de fibra, µm2 4,150±670 3,980±830 -170±1,040 -2.5±25.3 0.708
Densidad Capilar, capilares/fibra 1.39±0.21 1.08±0.13 -0.31±0.28 -220.3±20.7 0.043
Valores promedio ± SD por sujeto (n =12)
La sarcopenia en humanos es bien conocida. La excreción urinaria de
creatinina, reflejo del contenido de creatina muscular y la masa muscular total,
disminuye cerca del 50% entre los 20 y 90 años de edad. También se ha reportado
que existe una disminución en la densidad capilar56, 58, 143. La tomografía
computarizada de músculos individuales muestra que después de los 30 años de
edad hay una disminución de la sección transversal del muslo, disminuyendo la
densidad del músculo e incrementando la grasa intramuscula3, 34, 85. La atrofia
muscular puede resultar de una gradual y selectiva pérdida de fibras musculares. El
número de fibras musculares en una sección media del vasto externo en autopsias es
significativamente menor en personas mayores (70 a 73 años) comparado con
personas jóvenes (19 a 37 años). Siendo más marcada la disminución de las fibras
musculares tipo II, en promedio de 30% después de los 80 años147.
La edad no es barrera para las adaptaciones por entrenamiento de las fibras
musculares. En personas de 60 años se ha encontrado menor cantidad de fibras tipo
IIA y IIB que en personas jóvenes. Los músculos abdominales, dorso-lumbares,
glúteos y extensores de las rodillas están siendo señalados como los músculos que
fácilmente pierden fibras musculares con la inactividad y con el envejecimiento217.
Este proceso se puede prevenir con ejercicio y es posible que a los 86 años de edad,
con entrenamiento apropiado, la fuerza muscular aumente hasta en un 13 %. En
estudios realizados en atletas mayores de 60 años entrenados para resistencia
(“endurance”) y para adquisición de fuerza (“resistance”), las adaptaciones
15
energéticas encontradas en quadriceps femoris son: aumento en la capacidad
oxidativa de 31%, disminución de la demanda de ATP de 21% durante la actividad
contráctil, y disminución del abastecimiento de ATP glucolítico del 57% en los atletas
entrenados para resistencia. Mientras que en los entrenados para la adquisición de
fuerza se ve un aumento en la capacidad oxidativa de 57% y solo con este tipo de
entrenamiento se observaron cambios estructurales, como: un incremento en la
densidad mitocondrial del 31% y un aumento de volumen muscular del 10 %109.
Finalmente se admite que el número de fibras no aumenta después de la
diferenciación embrionaria del músculo216. Durante el crecimiento y el ejercicio se
ensancha la circunferencia del músculo debido a un incremento en el diámetro de las
fibras musculares existentes216. El número de miofibrillas se multiplica enormemente
dentro de las fibras. Esta proliferación de miofibrillas está acompañada por un
aumento del retículo sarcoplásmico (SR) y del sistema tubular transverso (sistema T),
responsables de la activación de las miofibrillas171, 190, 216. La expansión en el número
de miofibrillas en el área de sección transversal es muy importante fisiológicamente
porque le permite al músculo desarrollar la fuerza adicional requerida cuando el
individuo pesa más y es más activo. El crecimiento longitudinal de las miofibrillas está
asociado con un aumento en el número de sarcómeras en serie. Sin embargo, no se
sabe completamente aun qué es lo que regula la longitud de las fibras musculares y
el número de sarcómeras dispuestas en serie72.
Esta adaptación en el número de las sarcómeras en músculos adultos y en
crecimiento le permite al músculo controlar la fuerza que desarrolla, por que ésta
depende del grado de traslape de los filamentos gruesos y delgados190, 216. La
longitud sarcomérica óptima es la que permite la interacción máxima de los puentes
cruzados de miosina con los filamentos de actina. La longitud de los filamentos
gruesos y delgados es fija, y por lo tanto, la única manera en la cuál la fibra muscular
puede ajustar su longitud es ajustando el número de sarcómeras a lo largo de las
miofibrillas74, 190, 217. Tal parece que cada fibra muscular puede “percibir” cuando su
rendimiento mecánico ha disminuido, y añadir o retirar sarcómeras para recuperar el
traslape funcional óptimo entre los filamentos gruesos y delgados. Durante el
16
mecanismo de proliferación miofibrilar, las miofibrillas deben alcanzar un cierto
tamaño crítico, para poder dividirse longitudinalmente. Consecuentemente, la masa
miofibrilar se subdivide durante el crecimiento, permitiendo la invasión por el sistema
T y el SR en desarrollo. La división longitudinal de miofibrillas a menudo se aprecia en
músculos de animales jóvenes y en músculos de animales que han sido ejercitados.
El mecanismo de división miofibrilar parece depender del estiramiento oblicuo
de los miofilamentos de actina periféricos72. Este estiramiento oblicuo se debe a un
apareamiento desigual en el entrelazado de miosina y actina. La desviación de los
filamentos de actina se incrementa conforme las miofibrillas crecen y también
conforme se acortan las sarcómeras durante la contracción. El estiramiento oblicuo
de las miofibrillas puede causar el rompimiento de los discos Z, cuando la fuerza se
desarrolla rápidamente. La división longitudinal de las miofibrillas es importante por
dos razones: por un lado permite el desarrollo extensivo del SR y del sistema T y por
otro lado probablemente expone nuevos sitios que puedan servir como el origen de la
polimerización de los monómeros de actina, titina y miosina, y de esta manera,
alentar la formación de nuevos filamentos gruesos, conectores y delgados.
La acumulación de masa muscular (incluyendo la formación de sarcómeras
extras en serie) durante el crecimiento, es el resultado del balance entre los procesos
sintéticos y degradadores, donde el primero es predominante 190, 216. La manera en
que las proteínas contráctiles son degradadas aún no se conoce. Para este proceso
de degradación miofibrilar se cree que la lisis puede ser de miofibrillas completas, de
filamentos completos, o de partes de los filamentos, o puede involucrar la eliminación
de monómeros de proteína7, 54.
Probablemente haya dos mecanismos involucrados en el ensamblaje de las
miofibrillas, uno consiste en el ensamblaje de novo de las miofibrillas durante el
desarrollo embrionario y el otro consiste en la reconstrucción de las miofibrillas
existentes, lo cuál ocurre en el músculo adulto después de que la división longitudinal
haya tomado lugar. Sin embargo, dicho proceso de ensamblaje aún sigue siendo un
misterio38, 84, 173.
17
Componentes elásticos del músculo esquelético.
En 1938, Hill propuso que las propiedades mecánicas de un músculo pueden
explicarse por medio de una ecuación que describe sus características dinámicas
como una combinación de elementos mecánicos, arreglados de tal forma que
mimeticen las observaciones experimentales de un músculo aislado50, 93. Los
elementos mecánicos usados en el modelo de Hill, incluyen dos resortes y un
elemento contráctil (EC) representado por un motor. En este modelo los elementos
están arreglados de tal forma que el EC esta localizado con un elemento elástico en
paralelo (EEP), y ambos con un segundo elemento elástico en series (EES). Al paso
del tiempo este modelo ha sido modificado añadiéndole elementos extras, algunas
formas del modelo incluyen un amortiguador o elemento viscoso en paralelo (EVP) al
EC (Fig. 3) y tiene un comportamiento muy semejante a un cuerpo de San Venant20.
Los parámetros globales del modelo empírico de Hill pueden ser utilizados para
conceptuar las características de la fuerza muscular pasiva; pero resulta difícil asignar
valores a los elementos mecánicos basándose solo en consideraciones fisiológicas,
conjuntamente el modelo no logra caracterizar
la fuerza generada por EC. Por esta razón estos
modelos mecánicos son difíciles de interpretar
con relación a la anatomía muscular, describen
a groso modo el comportamiento del músculo,
pero no son muy apropiados para describir el
comportamiento de una fibra o de una
sarcómera50.
Hill a partir de los datos experimentales
derivó la siguiente ecuación empírica que ajusta
la relación entre la fuerza total – activa mas
pasiva - (F) y la velocidad de acortamiento (V)
musculares para diferentes cargas:
Fig. 2. Velocidad de contracción vs.
tensión
18
Fig. 3. Modelo fenomenológico mecánico simplificado del tejido muscular convarios elementos: EES, elemento elástico en serie; EC, elementocontráctil; EEP, elemento elástico en paralelo y EVP, elemento viscosoen paralelo.
Fig.4. Relación fuerza - longitud sarcomérica resultado de desarrollo de lasfuerzas activas y pasivas musculares
(F + a)(V + b)=Constante.
a es una constante para todos los músculos, está relacionada con la potencia
desarrollada y la liberación adicional de energía en una contracción isométrica, b
depende de la máxima velocidad de acortamiento y es característica para cada
músculo93.
19
Fig. 5. Ejemplos de diferentes correspondencias entre tensión pasiva y lacurva fuerza activa-longitud de músculos con diferentes arquitecturas86.
Los EES comprenden los de largo alcance y los de corto alcance. Los de largo
alcance incluyen a los tendones, el tejido conectivo que unen las fibras musculares a
los tendones, los componentes del disco Z y los filamentos conectores de titina. Un
componente muy importante de los EES de corto alcance es atribuible al puente
cruzado, que se piensa sufre cierta deformación durante el desarrollo de la tensión25.
Como EEP esta el sarcolema, tejido conectivo, etc. También existe en paralelo con el
EC un componente viscoso (EVP) que Hill atribuía a las moléculas de agua en la
sarcómera.
La fuerza total muscular es la suma de las fuerzas pasivas más las activas. El
estiramiento pasivo del músculo esquelético cuando se realiza entre 2.5 y 3.5 µm de
longitud sarcomérica genera un cambio en la pendiente final de la curva F total –
longitud (Fig. 4). La deformación muscular es reversible hasta 3.5 µm de longitud
sarcomérica después de la cual se presenta una deformación plástica. La tensión
pasiva se origina en los elementos elásticos en serie y en paralelo y en el elemento
viscoso.
Las propiedades mecánicas pasivas varían considerablemente entre los
músculos. Por lo tanto, un modelo genérico que presente los mismos valores de
coeficientes mecánicos no seria aplicable a todos los músculos, por ejemplo, el
gastrocnemius de rana presenta una tensión pasiva que se desarrolla a lo largo de la
porción ascendente de la curva F activa - L. El sartorius presenta un desarrollo de
fuerza pasiva que inicia cerca a Lo. Y el semitendinosus genera fuerza pasiva a lo
largo de la porción descendente de la curva F-L (Fig. 5)156.
20
Como se observa en las curvas anteriores en la cercanía a la longitud optima,
la tensión pasiva tiene un valor próximo a cero. Conforme el músculo es estirado, la
tensión pasiva se incrementa rápidamente. Estas longitudes pueden alcanzarse
fisiológicamente, haciendo que la tensión pasiva sea la fuerza resistiva en la ausencia
de activación muscular. Pero además, al acortarse el elemento contráctil estira a los
EES mientras se produce tensión activa y esta fuerza se transmite a la carga de
trabajo externa. Esta acción simultánea puede aproximar los puntos de inserción
comprendiendo al EEP y al EV. La participación durante la contracción de los
elementos mecánicos pasivos (EMP: EEP, EES, EV) se produce de varias formas. El
músculo al generar tensión activa puede o no provocar un movimiento articular, es
por lo que se ha clasificado a la contracción muscular en varios tipos, que se emplean
en diferentes proporciones durante la actividad física:
Contracción Isotónica (iso = igual, tónica = tono, fuerza, tensión). En este tipo de
contracción, el músculo desarrolla y mantiene una tensión constante mientras se
acorta. Sus inserciones en los huesos se aproximan entre sí, a medida que se
desarrolla la tensión. Durante estas contracciones los EMP suavizan y amortiguar los
cambios bruscos durante el desarrollo de tensión50. Las contracciones isotónicas se
dividen en contracciones excéntricas y concéntricas:
Concéntrica (acortamiento). Literalmente significa "hacia el medio". En este tipo de
contracción, el músculo desarrolla una tensión suficiente para superar una resistencia
o para mover un segmento corporal al acortarse, es decir desplaza un objeto de
cierto peso a través de cierta distancia, realiza trabajo. Internamente los filamentos
de miosina se traslapan completamente con los de actina y aproximan a los discos Z
adyacentes. En este tipo de contracción, cuando un músculo desarrolla tensión ejerce
una tracción en ambas uniones óseas. Como consecuencia al acortamiento, el ángulo
de la articulación disminuye. Es decir, los extremos del músculo se acercan durante el
trabajo muscular o tensión activa1, 2, 5, 8, 9, 26, 29, 30, 37, 40, 192.
Excéntrica (alargamiento). Literalmente significa "hacia fuera de la línea media". El
músculo lentamente se alarga mientras cede a una fuerza externa mayor que la
21
tensión de contracción ejercida por el músculo. En la contracción excéntrica, la
generación de tensión se ve acompañada de una elongación del músculo. En la
mayoría de las contracciones excéntricas, los músculos actúan como un "freno" o
fuerza resistiva contra el desplazamiento impuesto por la fuerza de gravedad u otras
fuerzas externas. En este tipo de contracción, los elementos contráctiles generan
menos tensión que la fuerza externa de estiramiento aplicada al músculo, por
consiguiente, en las sarcómeras los filamentos de actina opuestos son retirados uno
del otro. Existe un aumento de la fuerza total muscular durante una contracción
excéntrica. Esto se conoce como trabajo negativo de los músculos. Los mecanismos
implicados no están bien definidos. Cabe hacer notar que este tipo de contracción
esta asociada a daño muscular1, 2, 5, 8, 9, 26, 29, 30, 37, 40 , 192.
Contracción Isométrica (iso = igual, métrica = longitud). Durante una contracción
isométrica, el músculo desarrolla tensión, pero no hay un cambio perceptible en su
longitud por lo que sus extremos no se mueven. En este tipo de acción muscular,
tanto las palancas óseas dístales como proximales se encuentran fijas. Si bien no se
percibe un acortamiento externo, existe un pequeño acortamiento interno
(deslizamiento de los filamentos contráctiles), a costa de la deformación (estiramiento
y acortamiento) de los EMP intracelulares y extracelulares. El desarrollo de tensión
isométrica en un músculo progresa con el tiempo como función de este acortamiento
interno. Los elementos pasivos se estiran una distancia equivalente, puesto que la
longitud total del músculo, bajo estas condiciones, no cambia, además, la extensión
inicial del traslape de los filamentos contráctiles depende de la longitud en la cual se
haya mantenido al músculo antes de la activación. Durante una contracción
isométrica, la deformación de los EMP es de alrededor del 2 % de la longitud del
músculo43.
Dentro de los EMP, la estructura responsable para la tensión pasiva de largo
alcance no requiere de la activación de los puentes cruzados. Estudios recientes han
demostrado que el origen de esta tensión muscular pasiva se ubica dentro de las
miofibrillas168, 136. Una enorme proteína estructural ha sido identificada, como la
22
fuente de la tensión pasiva. Esta proteína, denominada "titina" ("conectina") conecta
los extremos de los filamentos gruesos con los discos Z conformando a los filamentos
conectores196.
Filamentos conectores.
El modelo de los filamentos deslizantes implica como condición la posición
estable de los filamentos gruesos en el centro de cada sarcómera. Originalmente el
modelo no especifica qué permite mantener a estos filamentos en esa posición. Por lo
que se propuso la existencia de filamentos conectores S, localizados entre los discos
Z y los filamentos gruesos, para fijar la localización de los filamentos gruesos y para
que proporcionen la fuerza necesaria que permita mantenerlos en la posición
central96, 98. Estas conexiones son críticas para el adecuado funcionamiento de los
filamentos gruesos durante el proceso activo. Durante la contracción, la fuerza sobre
cada hemifilamento grueso es proporcional a la fracción de puentes cruzados que
interactúan con los filamentos delgados75. Una posición no precisa ni estable de los
filamentos gruesos provocaría una producción asincrónica de fuerza por parte de
puentes cruzados independientes, a su vez cualesquier desequilibrio inicial de fuerza
podría verse amplificado conforme el filamento grueso fuera atraído hacia uno u otro
extremo de la sarcómera99. Además estos filamentos conectores elásticos ayudan a
transmitir la fuerza activa de forma eficaz hacia los discos Z. Y durante la relajación
estas conexiones coadyuvan a recentrar a los filamentos gruesos en la sarcómera y
así permiten al inicio de otra contracción mantenerla en condiciones óptimas.
Varios autores propusieron modelos de la sarcómera sobre estas evidencias
estructurales138, 139, 205, 209. La dependencia del tamaño del movimiento del filamento
grueso sobre la longitud de la sarcómera, el curso temporal observado del
movimiento, y la tensión generada durante el movimiento, se ajustan todas
cuantitativamente con un modelo mecánico en el cual todas las tensiones de reposo
medidas se originan en elementos elásticos que unen los extremos de los filamentos
gruesos a los discos Z; esas observaciones no fueron consistentes con el modelo
donde esas estructuras no eran consideradas97.
23
La proteína titina (también llamada conectina) se identificó hacia finales de
1970 por K. Maruyama138 y K. Wang205. Estudios histoquímicos sugirieron que se
trataba de una molécula enorme, de ahí su nombre (titina de “titánica”). Se descubrió
que las moléculas de titina estaban localizadas en la posición propuesta para los
filamentos conectores138, 141, 209, 213. En la década de 1980, J. Trinick purificó titina y
efectuó estudios de microscopia electrónica (EM) que demostraron la presencia a lo
largo de la molécula, de series de pequeñas regiones globulares, por lo que concluyó
que esto era la evidencia de una estructura multidominio. Además esto llevo a Trinick
a proponer que la titina podría servir como una guía o andamio molecular para la
construcción de la estructura sarcomérica. Varias líneas de evidencia independientes
verificaron que la titina ejecuta todas estas funciones 197.
Primero, la degradación de la titina por radiación ionizante 96 o por digestión
enzimática60, 139, 140 disminuyó la tensión de reposo; y condujo al desarreglo axial de
los filamentos gruesos98. Para el primer caso, la irradiación de tiras psoas de conejo
destruyó la estructura responsable del centrado de los filamentos gruesos durante la
generación tanto de fuerza pasiva como activa. En el segundo caso, la disminución de
la tensión de reposo fue proporcional al grado de digestión de la titina60. Otros
trabajos que emplearon anticuerpos marcados mostraron que cuando la sarcómera se
estira, la región de la molécula de titina localizada en la banda A, se encontraba
unida rígidamente al filamento grueso. En contraste, la región de la molécula de titina
que une al filamento grueso con los discos Z se comportaba elásticamente 62, 96, 106,
207, 215. Además conforme las sarcómeras se iban alargando, la titina se tornaba cada
vez más rígida, y por lo tanto, más eficaz para mantener a los filamentos gruesos en
el centro de la sarcómera durante la activación99, 111.
Si las sarcómeras se alargaban más allá de lo que se conoce como su límite
elástico – longitud que raramente se produce in vivo - la titina se desprendía de los
filamentos gruesos, y aumentaba más de cuatro veces su longitud original sin perder
su anclaje en las líneas M y Z 210. Este mecanismo permite mantener la integridad
estructural del músculo como un todo, aun cuando las sarcómeras dañadas, pudieran
verse incapacitados para contraerse de manera temporal. Durante la contracción
24
Fig 6. Extensión de segmentos de titina de músculos en reposo. Se muestran loseventos estructurales de titina que soportan el comportamiento esfuerzo-deformación. Titina contiene dos segmentos mecánicamente distintos: unsegmento extensible en la banda I (o) y uno inextensible que interacción conlos filamentos gruesos (•). A Lo= Longitud inicial laxa, se estira hasta Le sincambios aparentes en su long de contorno y sin generar tensión. A Ly, elsegmento extensible se hace mas largo reclutando la sección no extensible delos filamentos gruesos y distorsionándola. Finalmente a muy grandesalargamientos son los filamentos intermedios los que participan209.
normal, la elasticidad de la titina ayuda al equilibrio de las fuerzas contráctiles
activas, permitiéndoles mantenerse centradas 97. La eficiencia de titina en estas
tareas pudo observarse bajo el microscopio electrónico en fibras musculares fijadas
después de activación prolongada 98, 99.
Wang et al. (1993) descubrieron que segmentos miofibrilares de fibras de
psoas de conejo al ser alargados desarrollaban un incremento exponencial de la
25
tensión pasiva hasta alcanzar un máximo de la tensión pasiva que correspondía al
límite elástico de los filamentos conectores 209. La interpretación de esta respuesta
(Fig. 6) se propuso como un alargamiento reversible del segmento de titina en la
banda I desde una longitud inicial laxa (zona I) hasta el limite elástico(zona II). Esta
extensión da origen a una elevación exponencial de la tensión de reposo en
sarcómeras que no han alcanzado el límite elástico. Después de un máximo, la
tensión pasiva disminuye al continuar el estiramiento y se estabiliza entre 4.5 y 5.5
mm de longitud sarcomérica (zona III) por un aumento de la longitud de la sarcómera
que se debe al reclutamiento de los segmentos de titina asociados al filamento
grueso. Al continuar el estiramiento, mas allá de 5.5 mm, se observa una elevación de
la tensión hasta antes de la ruptura final de los segmentos miofibrilares. Este último
incremento de tensión se comprobó que proviene de los filamentos intermedios (zona
IV). Para evaluar la contribución mecánica de los filamentos intermedios, los
segmentos miofibrilares fueron extraídos con yoduro de potasio (KI). Este
tratamiento desintegró los filamentos gruesos y delgados, rompió los extremos
cercanos a la línea M de los filamentos de titina provocando que se acumularan cerca
de la línea Z. Como resultado, sólo los filamentos intermedios, resistentes al KI,
mantuvieron su conexión estructural y su capacidad productora de fuerza. Después
de este tratamiento, la tensión sólo pudo ser detectada a longitudes mayores a 4.5
µm, las cuales coinciden apropiadamente con el último incremento de la tensión
sarcomérica y con el máximo final antes de la ruptura completa de la sarcómera. Así,
la red exosarcomérica de filamentos intermedios es una estructura elástica
generadora de fuerza que está relajada abajo de 4.5 µm y que contribuye poco en los
rangos fisiológicos al alargamiento muscular, a la vez queda indicado que los
filamentos de titina son las estructuras responsables del primer crecimiento
exponencial de la tensión pasiva. Es concebible, sin embargo, que en los casos donde
las sarcómeras estén dañadas y sean incapaces de transmitir tensión de reposo ya
sea activa o pasiva, los filamentos intermedios asociados pueden ser estirados por
sarcómeras adyacentes funcionales hasta una longitud en la cual produzcan fuerza y
así proporcionar continuidad mecánica 209
26
Isoformas de Titina.
Basándose en la variación en movilidad electroforética104, 208, varios
investigadores demostraron que diferentes músculos estriados de un mismo animal
pueden contener diferentes isoformas de titina. También se observaron variaciones
en las isoformas de titina durante el desarrollo 139, 141. Otros estudios han indicado
que las fibras de sacudida rápida y lenta de humanos exhiben niveles de tensión de
reposo más bajas98 que las encontradas en las fibras de sacudida rápida del psoas de
conejo, y similares a las encontradas en las fibras de sacudida lenta del sóleo de
conejo100. Existe evidencia de que esta diferencia en la tensión de reposo está
acompañada por una diferencia en la forma, pero no en la cantidad de titina
encontrada en las fibras del psoas y del sóleo del mismo animal96, 97. Aunque ambas
fibras, de psoas y sóleo, exhibieron una longitud sarcomérica de 2.2 µm sin estar
sometidas a tensión, las fibras de psoas produjeron niveles de tensión de reposo
varias veces mayores, a longitudes de sarcómera entre 3 y 4 µm100.
Por otra parte se determinó que los músculos de corazón, de psoas y sóleo,
generan diferentes tensiones pasivas y expresan diferentes tamaños de titina209. Con
electroforesis prolongada, se vuelve aparente una pequeña pero detectable diferencia
en movilidad entre la titina del psoas y del sóleo. La inspección cuidadosa revela que
la titina del sóleo migra ligeramente más lento que la titina del psoas208. El hallazgo
de que las fibras musculares de psoas y sóleo difieren en la forma, pero no en la
cantidad de titina que ellas contienen, sugiere que las grandes diferencias en la
tensión de reposo entre las fibras de psoas y sóleo podrían ser debidas a diferencias
de isoformas en la molécula de titina. Por ejemplo, como el limite elástico de soleo
aumenta y la pendiente de la curva esfuerzo-deformación disminuye, se propuso que
expresa la isoforma de la titina más larga209.
Hacia 1988, se secuenció y estudió la expresión de esta proteína mediante el
uso de PCR (reacción de polimerasa en cadena) y de ahí a la clonación de titina.
Secuenciar titina nativa era, y sigue siendo, poco práctico sobre todo por las
impurezas que modifican los resultados por lo que se opta usar técnicas de ADN
27
recombinante. Se emplearon copias ADNc de titina116, 118, 125. Dado su tamaño, el
aislamiento del ADNc total en una sola pieza es imposible. Por lo que se prefirió
generar una biblioteca aleatoria, piezas que se traslaparan las cuales se insertaron
dentro de bacterias para la síntesis de fragmentos de proteína pura. Estos
fragmentos proteicos pudieron más tarde ser identificados en las bacterias con
anticuerpos, secuenciados individuamente y gradualmente las piezas reunidas para
en conjunto determinar la secuencia completa de toda la proteína. Esto hizo posible
concluir que las células eucarióticas son capaces de traducir, plegar, y transportar
polipéptidos con tamaños superiores a los 3.7 Megadaltones. Secuenciar y expresar
los fragmentos fueron problemas técnicos menos intrincados cuando se compara con
la habilidad requerida para interpretar el gran volumen de datos generados. Clasificar
y unir los fragmentos representó un rompecabezas de enormes proporciones. Pero se
encontró sólida evidencia de lo que J. Trinick había sospechado: la existencia de
dominios estructurales o zonas de la cadena polipeptídica que adoptan una estructura
espacial concreta repetidos a todo lo largo de la estructura primaria196. Dos
segmentos de muchas secuencias eran similares y aparecían una y otra vez. A.
Pastore demostró que las similitudes de las secuencias se plegaban en dominios
estables los cuales pertenecen a dos bien conocidas súper-familias de proteínas, que
han evolucionado de manera independiente, la de fibronectina tipo 3 (FN3)· y la de
inmunoglobulina (Ig)123, 125, 158, 162, 163, 164.
Titina está codificada por un solo gene localizado en el brazo largo del
cromosoma 2 en humano158 y sus dominios individuales han sido determinados y
numerados (Fig. 7). Puede llegar a contener 297 modulos de 100 residuos cada uno
con un peso de 10 a 12 kDa105. Cada módulo puede plegarse como una pequeña
subunidad globular con conformaciones muy similares a Ig y FN3, o puede contener
secuencias únicas como las repeticiones Z o el modulo PEVK. Los dominios de Ig y
FN3 se designaron de I1 a I118 para la banda I, de A1 hasta A170 para la banda A y
M1 hasta M10 para la línea M125, 204. El RNAm para la isoforma de sóleo tiene un
tamaño de 100 kb lo cual predice un PM para esta proteína de 3.7 Mda. En la banda
I, además, de los dominios de Ig se encuentra una secuencia denominada dominio
28
PEVK, rica en prolina (P), glutamato (E), valina (V) y lisina (K). Adicionalmente el 10
% de la masa total de titina esta formada por secuencias que sirven de enlace entre
los dominios65, 69, 116, 125, 133. En la banda A, en zona localizada próxima a la Banda I,
se localizan 11 conjuntos o tandems de 11 dominios cada uno (desde el A43 hasta
A163) que coinciden con sitios de unión a las proteínas miosina, C, H, y X52, 66, 124, 151,
197. En está disposición titina presenta una suborganización con una periodicidad de
43 nm. Esta organización al unir estas proteínas musculares en la banda A fijan sus
posiciones, diseñando al filamento grueso62, 64, 66, 116, 117, 118, 123, 125. En la zona
colindante a la línea M de la sarcómera, se encuentran seis conjuntos de siete
dominios cada uno (desde el A1 hasta A42) existiendo además la codificación para un
motivo de fosforilación, un dominio de cinasa de treonina y serina; y hacia el final de
esta zona, se expresa también un sitio de reconocimiento para la proteasa muscular
p94114, 117, 182. En la región de la banda A la expresión de titina no presenta isoformas,
lo cual permite explicar la longitud y la ultraestructura constantes del filamento
grueso en diferentes tejidos de vertebrados 114, 116, 117, 124.
Fig. 7. Organización de la estructura del gen que codifica a la molécula de titina, cadapequeño rectángulo representa un dominio con características similares a familias deproteínas conocidas o secuencias únicas de esta proteína por el ejemplo el móduloPEVK
Por lo anterior se afirma que titina es el polipéptido más grande conocido. Los
filamentos de titina se ensamblan dentro de la altamente ordenada estructura
sarcomérica formando a los filamentos conectores, extendiéndose a lo largo de una
hemisarcómera. Titina actúa como un bastidor molecular determinando la longitud
total de la sarcómera muscular y posee funciones especificas que varían a lo largo de
la sarcómera. En la banda I, actúa como un conector elástico previniendo que los
29
filamentos gruesos se muevan del centro de la sarcómera. Esta región puede variar
entre los diferentes tipos de células musculares cambiando el número de repeticiones
de Ig y FN3 además de modificar la extensión del dominio PVEK permitiendo crear así
un espectro de elasticidad en los diferentes tipos de fibras musculares. Y en el disco Z
y la línea M, se encuentra fuertemente inmersa dentro de una retícula compleja de
proteínas81, 116, 119, 125, 151, 204.
Se identificaron cuales proteínas de la sarcómera se unen a porciones
especificas de titina. Se colocaron fragmentos de titina en un sistema in vitro y se
usaron anticuerpos para identificar cuales proteínas correlacionan con titina. Un
patrón definido de interacciones emergió con muchas proteínas musculares
conocidas, las cuales se asociaban a regiones muy particulares de titina: actina en la
banda I en una posición cercana al disco Z, a-actinina en el disco Z, y en la banda A -
como ya se mencionó - se encuentran interacciones con proteína C, miosina,
miomesina y proteína M67, 69, 124, 148, 182.
El tamaño, extensión y forma filamentosa de la molécula de titina la hacen
inexplorable para la mayoría de las técnicas de alta resolución molecular.
Afortunadamente, la naturaleza multidominio de titina ha permitido la estrategia de
romper en unidades estructurales /funcionales más pequeñas de 100-200
aminoácidos, los cuales son del tamaño adecuado para los estudios de resonancia
magnética nuclear (RMN), dicroismo circular y espectroscopia de fluorescencia. El
objetivo no era resolver la estructura de cada uno de los más de 240 módulos, sino
caracterizar las particularidades estructurales fundamentales de los dos tipos
principales de módulos y sus interconexiones y relacionar estos datos con la
información, que ya se tenía, sobre la estructura y función de la proteína entera51.
Las estructuras de los módulos en ambas familias están altamente conservadas entre
especies aun cuando la similitud en sus secuencias puede reducirse hasta en un 20 a
un 30%. Estudios de las propiedades termodinámicas de diferentes dominios de Ig
mostraron que su conformación de hoja plegada b se dobla sin que exista
cooperación entre dominios, que los dominio poseen estabilidades muy similar, lo que
les permite plegarse de forma autónoma162, 163, 164,.
30
Uno de los aspectos más fascinante de titina es su papel en la elasticidad del
músculo. Experimentos, realizados durante la década de 1990, de microscopia de
inmunofluorescencia usando anticuerpos contra diferentes regiones de titina cercanas
al dominio PEVK mostró que el movimiento de epitopes está relacionado con la
generación de fuerza133. Además se mostró cómo la extensión de diferentes formas
de titina expresada en varios tipos de músculos correlaciona con el comportamiento
mecánico de la sarcómera. Micrografías electrónicas ya habían señalado que los
segmentos de titina en la banda I se estiran, mientras que el segmento dentro de la
banda A permanece inmovilizado a sus alrededores, evitando que los filamentos
gruesos sean desplazados de su posición central en la sarcómera. Tomando en
cuenta, solo a la titina, se ha propuesto que la elasticidad muscular está muy
probablemente determinada por el desdoblado reversible del segmento PEVK y/o los
dominios de Ig durante la contracción muscular111, 130, 133, 137, 146, 163.
Se analizaron las propiedades del plegado de los dominios de Ig y se encontró
que no debían ser los mayores componente responsable de la elasticidad68, 105. El
análisis de RMN acumuló evidencia de que la región PEVK actúa como un elastómero
entre los dominios de Ig162, 163, 164. Se efectuaron pruebas de microscopia
inmunoelectrónica de mayor resolución de estas regiones, inspeccionando con
precisión la posición de anticuerpos monoclonales generados contra las uniones entre
PEVK y el tandem de dominios de Ig durante el estiramiento del músculo67. Se
encontró que las regiones extensibles de la molécula se incrementan en función de la
longitud sin necesitar de grandes cantidades de energía mecánica. En contraste, la
región de PEVK tiene una mayor contribución con los cambios en longitud a grandes
estiramientos. Kellermayer et al. (1997)112 modelando los tandems de Ig y PEVK
como resortes entrópicos concluyen que en el rango fisiológico de longitudes
sarcoméricas, los dominios Ig permanecen doblados y que el segmento PEVK es un
polipéptido permanentemente desdoblado.
En conclusión, se propone que la región PEVK y el grupo Ig de la titina son dos
elementos de diferente dureza que funcionan concurrentemente como un sistema de
dos resortes. Esto concuerda con estudios mecánicos en músculo que proponen un
31
modelo de dos resortes112, 171, 209, y con los estudios inmunohistoquímicos que
muestran una extensibilidad no uniforme dentro de la banda I de la titina 61, 197, 199.
Asumiendo que una sarcómera en reposo mide 2.2 µm de largo y que los
filamentos gruesos son de 1.6 µm de largo, la fracción de titina en la región elástica
de la molécula puede ser calculada si se hacen las siguientes consideraciones:
primero, que en una sarcómera en reposo la región elástica de la titina no está
alterada; segundo, que la porción de la titina unida a lo largo de la longitud de los
filamentos gruesos está relajada; y tercero, que la molécula de titina relajada tiene
una densidad de masa uniforme a lo largo de toda su longitud. Esas consideraciones
son razonables tomando en cuenta las observaciones recientes de que, excepto por
una pequeña cabeza globular en uno de los extremos, los filamentos aislados de
titina orientados tienen la apariencia de varillas largas de diámetro uniforme153.
Partiendo de esas consideraciones, menos del 25% de la molécula de titina puede
encontrarse en la región elástica localizada entre los filamentos gruesos y los discos
Z. En niveles similares de tensión de reposo, la región elástica de titina entre los
filamentos gruesos y los discos Z es 40% mayor en las fibras del sóleo que en las
fibras del psoas. Por lo tanto, la diferencia en tensión de reposo entre los dos tipos de
fibras es compatible con un 40 % más grande y por lo tanto 40% más masa de la
región elástica de la titina en las fibras del sóleo. Tal cambio podría llevar a un mayor
peso molecular en un 10% para la titina del sóleo respecto a la titina del psoas100, 209.
Diferencias en movilidad electroforética indican que la titina del sóleo es al
menos 5% más larga que la titina del psoas. Por lo tanto, la diferencia observada en
la movilidad electroforética de la molécula de titina completa es compatible con la
diferencia de masa estimada de la región elástica de la titina del psoas y del sóleo
derivada de datos fisiológicos100. Esto sugiere un modelo simple en el cual las fibras
musculares regulan su tensión de reposo, en función de las isoformas de titina, las
que difieren en el número de dominios elásticos que están unidos extremo con
extremo, para formar las conexiones entre los filamentos gruesos y los discos Z. Otra
posibilidad es que la isoforma de titina menos rígida, encontrada en las fibras del
sóleo, está formada por dominios más extensibles que los dominios encontrados en la
32
titina del psoas. Los dos tipos de dominios repetidos deducidos de la secuencia del
ADNc de la titina podrían jugar un papel en tal mecanismo100, 209.
Tres laboratorios reportan las mediciones de las fuerzas generadas durante el
estiramiento y relajación de moléculas individuales de titina112, 171, 203. Dos de ellos112,
203 fijaron moléculas de titina entre un sustrato movible y una cuenta sujeta en una
trampa óptica (Fig. 8), y procedieron a estirarla. Observaron que la tensión crece y
disminuye bruscamente presentando la forma de dientes de sierra y exhibe el
fenómeno de histéresis, propiedades que son muy diferentes a las de materiales
elásticos convencionales. Ambos estudios indicaron que la titina se extiende en dos
fases distintas. Una primera fase de extensión desarrolló poca tensión pasiva,
correspondiente al cambio de una posición holgada a una estirada. Con poca
distensión, la fuerza se generó por un mecanismo caracterizado como resorte
entrópico (Fig. 8). Este tipo de resorte actúa como una cadena enrollada de forma
aleatoria que modifica su configuración conforme ocurren fluctuaciones térmicas. Se
requiere aplicar fuerza para mantener extendida la “cadena”. Tskhovrebova et al.
(1997) proponen un arreglo de dos resortes entrópicos en serie, el segmento PEVK y
el dominio de inmunoglobulina menos flexible203. En cambio Kellermayer et al. (1997)
modeló sus datos como un solo elemento flexible. Un resorte entrópico trasmite una
fuerza no lineal de entre 1 a 2 pN, hasta casi el 80% de la máxima extensión, pero a
partir de este punto, la tensión crece pronunciadamente conforme la cadena se
extiende del 80 al 90% de su máxima longitud posible, y no logra desdoblarse por
completo.
Con fuerzas más grandes, Tskhovrebova et al. (1997) observaron el
desplegado de los dominios de inmunoglobulina. Dieron rápidamente un tirón
repentino de 250 nm al segmento de titina, generando una fuerza de más de 100 pN203. Entonces observaron que la fuerza se relajó en pasos discretos, cada paso
extendiendo la cadena cerca de 20 nm, longitud cercana a la predicción para un
dominio de inmunoglobulina desplegado 44, 203.
33
Fig. 8. (A) Arreglo experimental usado por Tskhovrebova et al. 203 para jalarmoléculas únicas de titina. Una esfera o cuenta con un anticuerpoadhiere un extremo de una molécula de titina mientras que el otroextremo se fija a un cubreobjetos móvil mediante la platina delmicroscopio. En el experimento de Kellermayer et al. se atrapa unaesfera unida a un extremo de la molécula y el otro extremo a unamicropipeta móvil112. (B) Curva fuerza - elongación generada durante losexperimentos de Kellermayer et al. (C) fuerza transitoria generada porsegmentos de titina con varios dominios de Ig203 durante la aplicaciónde estiramientos progresivos a la molécula, se observa una caída en lafuerza después de alcanzar un máximo. (D) Curvas fuerza – elongacióngeneradas al estirar fragmentos de titina con una trampa óptica. Cada“diente de sierra” corresponde al desplegado de dominios individuales171.
Estiramientos adicionales generan incrementos exponenciales de tensión,
conforme el segmento PEVK se desdobla dando una cadena polipeptídica extendida
de cerca de 0.4-0.8 µm de largo - más de diez veces su longitud plegada. Este
segmento PEVK se repliega cuando desaparece el estiramiento. Cuando el primer
componente está completamente extendido, un estiramiento adicional trae consigo al
segundo componente: los dominios individuales de inmunoglobulina (o fibronectina
III) que son desdoblados a manera de todo o nada137. El replegado de estos
dominios es relativamente lento debido a la ruptura de las uniones estabilizadoras de
las hojas plegadas b, y sólo ocurre cuando los dominios están expuestos a pequeña,
o ninguna fuerza de estiramiento111
A partir de los resultados anteriores se determinó la fuerza pasiva de una
molécula de titina. Asumiendo seis moléculas de titina por filamento grueso por
34
hemisarcómera, se pudieron calcular las curvas esfuerzo – deformación de una
sarcómera. Las curvas teóricas calculadas para una fibra muscular utilizando los
valores correspondientes a una sarcómera, fueron muy similares en forma y
magnitud a las obtenidas experimentalmente en una fibra muscular aislada, donde se
empleo caldesmon para bloquear las interacciones débiles acto-miosina112, 171. Esto
sin lugar a dudas confirma que las moléculas de titina que componen en su totalidad
a los filamentos conectores son las responsables de la respuesta elástica pasiva
muscular.
Adicionalmente Kellermayer y col. encontraron que durante ciclos de
estiramiento se origina una desnaturalización progresiva de la molécula de titina, en
donde algunos dominios individuales no se repliegan. Durante estos ciclos, las
pendientes de las curvas de estiramiento y desestiramiento disminuyeron y se
movieron progresivamente hacia la forma de la curva del desestiramiento final. De
su análisis hallaron que la histéresis observada en los experimentos esfuerzo-
deformación muscular resulta de la combinación de cinéticas independientes de
plegado y desplegado individuales de cada molécula de titina. Si solo porciones de la
molécula se despliegan y repliegan cada vez que un músculo es estirado y aflojado,
una cantidad de energía igual al área interna de las curvas de histéresis es perdida en
forma de calor. Por lo que proponen que a mayor longitud molecular mayor podría
ser el intervalo de movimiento sobre el cual las curvas de esfuerzo-deformación
serían reversibles, de ese modo se minimizarían subsecuentes histéresis y se
conservaría una eficiencia mayor. También proponen que un predesdoblado justo el
necesario debe servir para concertar el máximo rango de una respuesta muscular
elástica eficiente. Finalmente opinan que regulando la longitud molecular de titina,
esta respuesta muscular, a través de su desdoblado/replegado, se podría explicar
como un mecanismo de adaptación al uso mecánico repetido que se genera durante
el movimiento112.
Profundizando más, mediante el uso de la microscopia de fuerza atómica, Rief
et al. (1997) caracterizaron el comportamiento individual al estiramiento de dominios
35
de Ig, utilizaron segmentos cortos de cuatro u ocho dominios de Ig de titina
expresados en bacterias171. El perfil de fuerza mostró prominentes ondas de tensión
en forma de dientes de sierra, espaciadas precisamente a 25 nm de elongación,
conforme se desplegó un solo dominio de Ig después de otro (Fig. 8). Descubrieron
que cada dominio se extendía del mismo modo que la titina intacta (esto es, todo o
nada) pero, al igual que la extensión de un muelle, la fuerza necesaria para el
desdoblamiento del dominio depende de la velocidad de extensión - mientras más
rápida es la extensión, mayor la resistencia para desdoblarse. Este estudio también
evidencia que existe una clara y persistente jerarquía en el desdoblamiento, en el
cual, algunos dominios se desdoblan con menor fuerza de estiramiento que otros.
Una mínima diferencia en la secuencia de aminoácidos -especialmente en la identidad
de los aminoácidos específicos que mantienen juntas las caras de hojas b de un
determinado dominio- podría determinar el papel específico de ese dominio en
particular en la elasticidad de la titina111.
Esta posibilidad es particularmente curiosa cuando se acopla con la
observación antes descrita por Kellermayer et al. (1997). Si tales dominios
permanecen desdoblados en el músculo, se podrían aumentar el rango de elongación
sobre el cual la resistencia es baja, y tal condicionamiento fisiológico en el ámbito
molecular podría permitir a los músculos adaptarse a condiciones cambiantes. En la
titina, los dominios de inmunoglobulina desdoblados pueden proporcionar una
reserva de longitud extra en caso de que ocurra estiramiento extremo. Sin embargo,
no hay manera obvia para recobrar este estiramiento y replegado de dominio a
menos que la fuerza esté completamente extinguida y haya cesado el estiramiento112.
Recapitulando, el segmento en la banda I de la titina se adapta a la
deformación fisiológica, primero por el enderezamiento (pero no-desdoblado) de los
segmentos de Ig y al desdoblado del dominio PEVK. El dominio PEVK desdoblado
podría actuar como una tira o cinta más que como un resorte, hasta fuerzas cercanas
a 5 pN. Se requiere fuerza mucho mayor para desdoblar los dominios de Ig. Una vez
36
desdoblados, estos dominios no oponen una fuerza importante, y se renaturalizan
(pliegan) por mecanismos complejos 44, 112.
La literatura referida en los párrafos anteriores pone en claro que las
propiedades de las proteínas involucradas en la actividad contráctil son moduladas
por la actividad impuesta a los músculos a través de los filamentos conectores aun
cuando los mecanismos y la extensión de su influencia no están bien definidos. En
parte esto podría deberse a que el enfoque no ha sido planteado integralmente, es
decir no se ha considerado en el análisis ni en la interpretación de los datos el efecto
de factores externos sobre los componentes pasivos. Muñiz y col. (2001) mostraron
que el entrenamiento modifica las características de las curvas esfuerzo-deformación
de músculos lentos y rápidos150. Puesto que estas características dependen de las
propiedades de los elementos pasivos y aceptando que titina podría ser una de las
proteínas involucradas en tales elementos resulta interesante la evolución de sus
propiedades en función del nivel de actividad física, la edad, la nutrición, el perfil
hormonal, etc. En este trabajo se analizaran los impactos de la edad, la actividad
física y la combinación de ambos sobre las propiedades pasivas y sobre su contenido
de titina.
HIPÓTESIS
38
El nivel de actividad física, según la edad de los individuos, influye en las
propiedades mecánicas pasivas de los músculos de sacudida rápida y lenta y están
asociadas a cambios en la composición de titina de las fibras musculares esqueléticas.
OBJETIVOS
39
El objetivo general es evaluar el efecto del entrenamiento físico, a diferentes
edades, sobre las propiedades mecánicas pasivas del músculo esquelético, su
composición y proporción de proteínas miofibrilares del músculo esquelético de rata.
Los objetivos específicos son:
1. Estudiar el efecto del entrenamiento para adquirir resistencia sobre las
propiedades mecánicas pasivas y sobre el contenido de titina en los músculos
soleo y plantaris de la rata.
2. Estudiar el efecto del entrenamiento para adquirir velocidad sobre las
propiedades mecánicas pasivas y sobre el contenido de titina de los músculos
soleo y plantaris de la rata.
3. Establecer diferencias en la proporción y/o isoformas de titina en los músculos
soleo y plantaris a diferentes edades de la rata.
4. Estudiar la influencia de la edad sobre el efecto del entrenamiento físico sobre
las propiedades mecánicas pasivas del músculo y sobre la composición de
titina de los músculos soleo y plantaris de la rata.
MÉTODOS.
42
Manejo de los animales.
Se utilizaron ratas macho de la cepa Wistar. Se alojaron individualmente en
cajas de acrílico con ciclos naturales de luz y oscuridad, a una temperatura promedio
de 24.8 ± 2.8 oC. Los animales consumieron ad libitum agua y una dieta a base de
alimento para roedores (nutri cubos Purina) (composición: Humedad max 12.0%,
proteínas min 23.0%, grasa min 3.0 %, fibra max 6.0%, cenizas max 7.0%, extracto
libre de nitrógeno por diferencia: 49.0%). Todos los animales se pesaron diariamente
durante el período de entrenamiento. Una sola persona se encargo de su manejo
durante todo el tiempo.
Protocolo de entrenamiento.
A las 8 semanas de edad se organizaron en tres grupos: sedentarias “S” no
ejercitaron, entrenadas para resistencia “R” y entrenadas para velocidad “V”. Se
entrenaron por 10 semanas en una banda móvil (Oxymax, Columbus Instruments)
con una inclinación de 0°. Tres grupos ingresaron al protocolo de entrenamiento a
partir de 10 semanas de edad (jóvenes), tres a partir de 40 semanas (adultos) y tres
a partir de 60 semanas (viejos). Durante las primeras cuatro semanas de
entrenamiento, los animales se prepararon acostumbrándolas a correr sobre la banda
a una velocidad promedio de 16 m/min. Para posteriormente efectuar el calendario
de entrenamiento. Cuadro no. 4.
Para el entrenamiento de resistencia, los animales corrieron a la misma
velocidad mientras que el tiempo de la carrera fue de 15 minutos las primeras cuatro
semanas incrementándose después hasta alcanzar una duración de 60 minutos. Para
el entrenamiento de velocidad, durante la quinta y sexta semanas, tres días
realizaron 6 carreras de 20 s a 60 m/min, con descansos de 5 min entre carreras, los
dos días intercalados corrieron 15 min a 16m/min. Los animales se ejercitaron de
manera similar durante las semanas séptima y octava, aumentando el número de
carreras a 8 y en la novena y décima a 10 carreras.
43
Los dos protocolos de entrenamiento fueron elaborados y probados con
anterioridad en un trabajo previo realizado en el laboratorio del Dr. Jesús Muñiz150.
Cuadro no. 4. Calendario de entrenamienton = 5/Gpo.
Gpo. RESISTENCIA Gpo. VELOCIDADSem Duración Frecc Vel Sem Duración
Veces ytiempo
Frecc Vel Descansoentre
carreras
# Min/d #/sem m/min # /día #d/sem m/min min1 – 4 15 5 16 1 – 4 1 de 15´ 5 165 30 5 16 5 1 de 15´ 2 16
6 de 20" 3 60 56 40 5 16 6 1 de 15´ 2 16
6 de 20" 3 60 57 50 5 16 7 1 de 15´ 2 16
8 de 20" 3 60 58 60 5 16 8 1 de 15´ 2 16
8 de 20" 3 60 59 60 5 16 9 1 de 15´ 2 16
10 de 20" 3 60 510 60 5 16 10 1 de 15´ 2 16
10 de 20" 3 60 5
Consumo de Oxígeno. Determinación de O2 MAX y O2 pico
Para estudiar los efectos del entrenamiento resulta indispensable contar con
un protocolo que describa con certeza el nivel de acondicionamiento físico de los
animales experimentales. Existen diversos protocolos para medir el consumo máximo
de oxígeno ( O2max). Al final del periodo de entrenamiento a las ratas de los grupos
S, V y R se midieron los valores del pico de consumo de oxígeno ( O2 pico) durante los
últimos 30 segundos de una prueba de esfuerzo submáxima15. Además, se determinó
el valor de O2max, de ratas macho jóvenes de la cepa Wistar en un grupo de 11
animales con un peso promedio de 289 ± 0.4 g de 10 semanas de edad. Se les
aplicaron dos protocolos de esfuerzo máximo basados en los de Bruce y Naughton,
también se midió la frecuencia cardiaca durante las pruebas.
44
Equipo. La medición de consumo de oxígeno (VO2) y producción de bióxido de
carbono (VCO2) se realizó en una banda móvil incluida en un calorímetro
“ecoOXYMAX” de Columbus Instruments. Este equipo es un calorímetro indirecto de
circuito abierto diseñado para medir las concentraciones de O2 y CO2 a la entrada y a
la salida de la cámara de prueba y así determinar el desempeño metabólico de un
sujeto76. A través de esta cámara se bombea un flujo conocido de aire para obtener
una ventilación forzada. El sensor para la determinación de las concentraciones
porcentuales de oxígeno es de tipo electroquímico, con limites de medición de 18.9%
a 21.2% y una resolución de 0.002% O2. Cuenta con un detector de IR para dióxido
de carbono con un rango de medición de 0%-0.8% ± 0.002% CO2. Todos los datos
se reportaron a condiciones estándar de temperatura y presión (STP). La diferencia
en concentraciones de los gases junto con la información del flujo se emplearon para
realizar los cálculos de: consumo de oxígeno, producción del bióxido de carbono, la
relación de intercambio respiratorio y calor.
La banda está accionada por un motor eléctrico con regulador de velocidad e
incluye rejillas para estímulos eléctricos en la parte posterior de la cámara. El ajuste
de los analizadores de gases se lleva al cabo antes de cada examen con dos mezclas
diferentes: aire ambiental y gases de referencia, (O2 20%; CO2 5%, INFRA). Además
incluye una bomba suministradora de aire cuyo gasto es de 20L/min, un controlador
de flujo de aire, un sistema de válvulas y una bomba para la toma de muestras a la
entrada y a la salida de la cámara. Todo el equipo es comandado con una
computadora.
La bomba suministra aire fresco a un controlador de flujo (L/min) cuya salida
esta conectada a la cámara de prueba. La línea de muestreo de aire llega hasta el
sistema de secado para después pasar a una válvula que dirige el flujo hacia los
sensores de CO2 y de O2, en esta secuencia. El muestreo y la captura de datos son
controlados a través de un programa de computo.
45
Fig. 9 A. Protocolo de Bruce modificado.
Fig. 9 B. Protocolo basado en Naughton.
Prueba Submáxima O2 pico.
El protocolo para efectuar la prueba de esfuerzo de intensidad creciente36, 42,
161 y determinar el pico máximo de consumo de O2 incluyó un ejercicio progresivo
ininterrumpido, iniciando con un precalentamiento (baja carga), aumentándose las
cargas sucesivas de manera progresiva, con una duración de 5 minutos en cada nivel,
y al final un periodo de recuperación. La velocidad inicial fue de 5 m/min para los
animales sedentarios y de 10 m/min para los entrenados, generalmente seguida por
un aumento de 5 m/min cada 5 minutos hasta alcanzar el punto final. Este es un
protocolo similar al propuesto por Bruce para humanos144.
Pruebas de esfuerzo máximo O2MAX.
Para medir la frecuencia cardiaca se realizó registro electrocardiografico en
una derivación equivalente a DIII mediante un amplificador AC (WPI). La frecuencia
cardiaca se obtuvo a partir de los registros mediante un análisis de Fourier. Dos
electrodos se colocaron en la piel encima de los omoplatos y otro en el dorso a 1 cm
de la raíz de la cola. Estos electrodos son de oro de 14K similares a un broche de
seguridad. Para la colocación de los electrodos las ratas fueron anestesiadas con éter,
se rasuraron y desinfectaron las zonas de aplicación.
El primer protocolo utilizado fue
una modificación del protocolo de Bruce
(1973) (1er protocolo) según se muestra
en la figura 9 A. Partiendo de una
inclinación de 0% y una velocidad de 16
m/m, cada dos minutos se incremento en
5% la inclinación hasta llegar a 15%, y la
velocidad se aumentó a 19, 24, 31, 35, y
luego de cinco en cinco m/m hasta
observar la extenuación del animal. Para
motivar la carrera del animal se utilizó un
estímulo eléctrico de 0.5V. El segundo
46
protocolo estuvo basado en los de Naughton (1964) (2do protocolo), con las
modificaciones que se muestran en la figura 9 B. En este protocolo la velocidad de la
banda permaneció constante a 16m/m, con incrementos en la inclinación de la banda
de 5% a intervalos de dos minutos hasta observar la extenuación de la rata. En
ambos protocolos la potencia desarrollada de cada animal se calculó de la siguiente
forma:
Potencia (Watt) = (peso corporal Kg)(9.81 m(s)-2)(velocidad m(s)-1)(sen )
= ángulo de inclinación de la banda.
Los datos obtenidos se reportaron como: tiempo para Agotamiento, frecuencia
cardiaca, O2 y potencia144.
Análisis mecánico de propiedades de tensión pasiva muscular.
Después de las diez semanas de entrenamiento, a todos lo animales
experimentales se les disecó, bajo anestesia con pentobarbital sódico (40-60 mg/kg
peso corporal, IP), los tendones de los músculos derechos sóleo y plantaris
liberándolos del tejido conectivo, dejando intactos la inserción al hueso y el
suministro de sangre, enseguida, se ató cada tendón a un ganchito de acero. Además
se disecó el nervio motor lo más alejado posible de su ramificación a estos músculos.
El fémur y los huesos de la inserción distal de los músculos plantaris y sóleo se
perforaron con una fresa de dentista. Durante el procedimiento quirúrgico y el
estudio mecánico, los tejidos fueron humedecidos con solución Ringer cuya
composición en mM es: NaCl 125, KCl 5.4, MgCl2 1.05, CaCl2 1.8 y Glucosa 11,
ajustada a pH = 7.4.
Al final del procedimiento quirúrgico la rata se trasladó a un aparato de
registro mecánico con baja distensibilidad o complianza (<3 µm/mg). Una barra de
acero se pasó a través de la perforación del fémur, anclándose a un par de postes
para obtener una posición fija. Un gancho de acero se pasó por las perforaciones en
los huesos dístales y se unió con una cadena al transductor de tensión FT10 Grass. El
transductor se encontraba acoplado a un motor de pasos comandado por
47
computadora. El nervio motor se colocó sobre un electrodo de estimulación
conectado a una unidad aisladora de estímulos (S.I.U. Grass) y a un estimulador
(Grass S88). Durante todo el experimento se mantuvo la temperatura corporal de la
rata a 37ºC. Para obtener la longitud óptima (Lo) de cada músculo se registraron
sacudidas isométricas, evocadas por estímulos supramaximales al nervio motor, a
diferentes longitudes, a partir del músculo laxo, hasta alcanzar la máxima amplitud de
la sacudida correspondiente a Lo.
En ambos músculos, a partir de su longitud óptima (Lo), se aplicaron 10 ciclos
de deformaciones triangulares, con 1000 pasos de ida y 1000 pasos de regreso (un
paso corresponde a de 2.5µm) a una velocidad de 8.33 x 10-4 m/seg, para cada ciclo.
Se dejó un tiempo de reposo de ~2 min entre cada registro. La respuesta a la tensión
pasiva se registró y almacenó en computadora a través de un amplificador CyberAmp
380 y digitalizada con una interfase Digidata 1200. El análisis de resultados se realizó
utilizando los programas AxoScope versión 1.1 y Sigma Plot versión 3.0.
Al finalizar los experimentos los animales se sacrificaron con una sobredosis de
pentobarbital sódico IP.
Para la construcción de las curvas esfuerzo-deformación, la fuerza pasiva
medida se transformó a esfuerzo expresado en N/m2 al dividir la magnitud de la
fuerza entre el área de corte transversal para cada músculo. Se calculó el esfuerzo (ε
en N/m2) a partir de las siguientes ecuaciones:
=tensión
AST(1)
y el área de la sección transversal (AST) se calculó
056.1∗=
Lo
masaAST muscular (2)
donde Lo es la longitud optima en cm; la masa del músculo en g medida al final del
experimento y 1.056 g/cm3 es la densidad muscular. La deformación (δ) se obtiene
de:
=−L
fL
o
Lo (3)
48
Las curvas esfuerzo deformación se ajustaron al modelo propuesto por Magid
y Law (1985):
Eelnln += (4)
donde ε = esfuerzo (en Pa), = constante empírica calculada a partir del valor de la
pendiente de cada curva, corresponde a la tasa de deformación y representa la
velocidad de crecimiento de la curva, Ee = modulo de Young equivalente y δ =
deformación136. Los parámetros se usaron para comparar las curvas esfuerzo-
deformación de los animales entrenados y sedentarios. Y las diferencias entre los
grupos entrenados y sedentarios se analizaron usando pruebas estadísticas (ver
adelante).
Sistema para determinar proteínas de alto peso molecular.
Obtención de las muestras. Al final del registro mecánico se disecaron y pesaron los
músculos sóleo y plantaris izquierdos, que no fueron sometidos al registro mecánico.
Se congelaron los músculos en nitrógeno líquido para pulverizar el tejido usando un
mortero con pistilo previamente bañados en nitrógeno líquido. Se adicionaron a 90
volúmenes de solución buffer de solubilización (50 mM tris-Cl, 2 % dodecil sulfato de
sodio (SDS), 80 mM de ditiotreitol (DTT), 10% de glicerol) pH 6.8 a 0ºC, se agitaron
los homogenados en un vórtex y se centrifugaron a 2500 rpm 2 min para favorecer la
extracción. Se confeccionaron alícuotas con las muestras y fue necesario congelar
duplicados de ellas a -70ºC para su posterior análisis4, 70, 157.
Electroforesis. La cantidad de proteínas en los homogenados se cuantificó por el
método de Bradford4 para calcular la dilución más adecuada con la solución del buffer
cargador (Tris 0.075 M, SDS 3.0 %, DTT 0.12 M, glicerol 15.0 %, Pyronin Y 55
mg/ml, pH 6.8). Se calentaron las muestras a 55ºC durante 3 a 5 minutos. Se
aplicaron un patrón de altos pesos moleculares y muestras sobre geles de
poliacrilamida con gradiente de densidad del 3 al 12 % (C = 40:1) usando como
buffer para el corrimiento: Tris-acetato 0.04 M, acetato de sodio 0.020 M, sal disódica
49
del ácido etilen-diaminotetracético (EDTA) 0.002 M, SDS 0.1 %, pH 7.6 a 15ºC. La
eletrofóresis se efectuó a 150 V (I = 30 mA) durante 2.5 a cuatro horas. Se fijaron
las huellas proteicas en las placas con una solución de isopropanol al 25 % y ácido
acético al 10 % durante 15 minutos. Se tiñeron los geles con Azul de Coomassie R al
0.5% durante un mínimo de 10 hrs y para desteñir, se empleó una solución para
decolorar (ácido acético 10%, isopropanol 5%). Los geles para su conservación, se
deshidrataron en alcohol al 70% y se guardaron entre hojas de celofán55, 70, 71, 80, 157 .
El equipo para la electroforesis constó de una bomba peristáltica MasterFlex,
Cole-Parmer 16763, un sistema de vasos comunicantes Hoefer SG15 para fabricar el
gradiente de concentraciones, una minicámara vertical Joyce P8DS-2, una fuente de
poder microcomputarizada Consort E865 y un baño de inmersión con control de
temperatura Cole-Parmer modelo 1256-02. Los geles fueron calibrados usando un
patrón de pesos moleculares Standard Bio-Rad cat # 161-0303: Este patrón contenía
500 µg de proteína total repartida equivalentemente con cinco diferentes tipos de
proteínas: miosina, 200 kDa; ß-galactosidasa, 116.25 kDa; fosforilasa b, 97.4 kDa;
seroalbúmina, 66,2 kDa; ovoalbúmina, 45 kDa.
Se cuantificó la cantidad de proteína miofibrilar en los geles por estimación
densitométrica M13 utilizando el equipo Edas 1D de Kodak. Los datos obtenidos del
densitómetro se exportaron para los cálculos subsecuentes al software Excell 98 y
graficaron en SigmaPlot versión 4.10.1998.
Métodos estadísticos.
Las medias y desviación estándar se calcularon para la estadística descriptiva.
Se realizaron comparaciones entre grupos usando la prueba Wilcoxon de rangos
signados independiente de dos colas. Las diferencias fueron consideradas
significativas a un nivel de p < 0.05.
RESULTADOS.
51
Peso corporal y crecimiento muscular.
Se registró el peso corporal de todos los animales experimentales para
comparar los cambios ocasionados por la edad y las probables diferencias debidas a
los entrenamientos. Los pesos corporales finales promedio ± d.e. (g) para cada grupo
de edad se muestra en el cuadro no. 6 del anexo. La figura no. 10 presenta los
cambios de peso corporal después del periodo de entrenamiento de todos los grupos
experimentales. Se observa una reducción significativa del peso corporal de los
grupos de animales entrenados con respecto al grupo sedentario. No presentándose
diferencias entre los pesos corporales de los dos grupos de animales entrenados. Así
como también se observan menores pesos corporales en los grupos de los animales
jóvenes entrenados con respecto a los otros dos grupos de mayor edad. El peso
corporal no presentó diferencias significativas debidas a la edad en el grupo de los
animales sedentarios.
Fig. 10. Gráfica de peso corporal, n ≥ 5.
52
Se midió el peso de los músculos de todos los grupos encontrando siempre
que el músculo sóleo es menor en peso que el músculo plantaris bajo cualesquier
condición de actividad física o edad. No se encontraron diferencias significativas entre
los pesos de los músculos sóleos de animales en las edades estudiadas; ni entre los
grupos sedentarios y los grupos entrenados. Tampoco se encontraron diferencias
significativas entre los pesos de los músculos plantaris.
Figura. 11. Gráficas de la relación peso muscular/peso corporal, A) corresponde a losmúsculos sóleos y en B) a los músculos plantaris. Las barras verticalesrepresentan ± d. e., n ≥ 5.
53
Para determinar si existía hipertrofia muscular, se relacionaron el peso
muscular con el peso corporal y se compararon los valores entre los diferentes grupos
de edad y nivel de actividad física. La figura no. 11 presenta estos valores a cada
edad y para los diferentes grupos experimentales, en el panel A para el músculo
sóleo y en el panel B para el músculo plantaris. No se encontraron diferencias
significativas en ninguno de los casos estudiados. Los datos de estos resultados se
encuentran en el cuadro no. 7 Anexo.
Consumo de oxígeno
Medición de VO2 pico
La prueba clásica para establecer la efectividad de un buen entrenamiento
físico es evaluar el pico máximo de consumo de oxígeno (VO2pico). Por lo que con
este propósito se cuantificó el pico de consumo máximo en todos grupos
experimentales mediante una prueba de esfuerzo graduada submáxima. Los valores
reportados se expresan con relación al peso corporal, es decir como ml O2·kg-1·min-1.
La figura 12 muestra, en línea continua, el tipo de protocolo aplicado y los resultados
individuales obtenidos con el grupo de animales viejos entrenados para resistencia.
La figura 13 muestra los resultados de los animales adultos S, R y V; se observa que
las curvas de los grupos entrenados están desplazadas a la derecha sin cambio
apreciable en el valor máximo de consumo de oxígeno con respecto al grupo S. Este
comportamiento es similar en las otras dos edades (jóvenes y viejas). Con los datos
globales se construyó una grafica para relacionar la edad, el pico de consumo
máximo y la potencia máxima desarrollada en la prueba de esfuerzo, la cual se
muestra en la figura 14. Los datos con las medias y las desviaciones estándar de
todos los grupos experimentales se encuentran en el cuadro no. 8 del anexo.
54
Fig. 12. Curvas del VO2 individual en animales viejos, la línea continua representa elincremento en la carga de trabajo (aumento de la velocidad de la banda sininclinación) para esta prueba de esfuerzo. Los símbolos representan a cada animal.(n =5)
Fig. 13. Curvas de VO2 en adultos. Las barras verticales representan media ± d. e. (n =5).
55
Fig. 14. Curvas de VO2, potencia desarrollada y edad. Los círculos representan losdatos obtenidos con el grupo sedentario, los triángulos y cuadrados los datos de losanimales entrenados para adquirir resistencia y velocidad, respectivamente. (n ≥ 5)
Se puede observar que el mayor valor de consumo de oxígeno fue cercano a
los 55 ml O2·kg-1·min-1, para la mayoría de los animales este valor osciló alrededor de
32 ml O2·kg-1·min-1.
A continuación se enumeraran los cambios en la potencia y el pico máximo de
consumo de oxígeno a diferentes edades y protocolos de entrenamiento:
a) Cuando se comparan individuos del mismo grupo pero con diferentes edades, se
observa que la potencia desarrollada durante la prueba de esfuerzo disminuye a
mayor edad en los grupos S y V; esta diferencia es más notoria en el grupo V;
mientras que para el grupo R no se observan cambios.
b) Existe un aumento significativo en la potencia desarrollada por los individuos
entrenados con respecto al grupo S a todas las edades estudiadas.
56
c) El pico de consumo de oxígeno aumentó con la edad en los grupos S y R, sin
embargo, este aumento no se presentó con las mismas características en ambos
grupos. Para los sedentarios existe un incremento entre los jóvenes y los adultos
para después mantener su valor sin cambio. Por el contrario en el grupo R no
existe diferencia entre los animales jóvenes y los adultos pero si se observó un
incremento en los animales viejos.
d) Los animales entrenados para adquirir velocidad presentan un comportamiento
contrario al anterior, a mayor edad su valor de consumo de oxigeno disminuye
significativamente, pero aunque se observa un decremento entre el consumo de
los adultos con respecto al de los animales viejos, este decremento no es
significativo dada la gran dispersión en los valores de los animales viejos.
Aun cuando en algunos grupos se pude observar un aumento del pico de
consumo de oxígeno con respecto a la potencia desarrollada durante la prueba, un
análisis entre estos dos valores no demuestra que exista una relación lineal entre
ellos (ver ecuación y gráfica 27 en Anexo, pag. 97).
Fig. 15. – Relación entre potencia desarrollada /pico de VO2 a distintas edades de los tresgrupos experimentales (n ≥ 5, por cada grupo).
57
Sin embargo, al medir la economía de trabajo calculada a partir de la relación
entre la potencia mecánica desarrollada y el pico de consumo de oxígeno se puede
observar que esta relación siempre es menor en los grupos sedentarios (Fig. 15).
Mediciones de O2MAX
Los resultados obtenidos con modificaciones, ya antes descritas, de dos
protocolos tradicionales en la clínica humana se detallan a continuación:
Cuadro no. 5. Resultados de pruebas para medir VO2max arata wistar con dos protocolos modificados
protocolo O2MAX
mL/kg minfrecuencia
cardiaca (BPM)Potencia
WEconomía de
carrera (J/ml O2)
1º. Bruce48.7714± 4.800
517.0286± 32.470
0.04515± 0.0073
0.5636± 0.1641
2º. Naughton59.31667± 7.9966
512.6143± 26.1523
0.08485± 0.0096
0.6366± 0.2053
En los protocolos de Bruce y Naughton se obtienen respectivamente
R2=0.9458 y 0.9476 entre la potencia desarrollada (W) y el O2 ml/kg min (Fig.
16A); para el primer protocolo existe una correlación entre el tiempo al agotamiento
y el O2 de 0.8576. Mientras que para el segundo protocolo la correlación del tiempo
de agotamiento con el consumo, resultó ser muy baja: 0.1581 (Fig. 16C). Por otra
parte, no se observó correlación entre la frecuencia cardiaca alcanzada durante
ambas pruebas y el O2 (R2 = 0,5447 y 0.1087) (Fig. 16B).
58
Fig. 16. - Protocolo 1 y 2. Correlaciones: A) potencia vs. VO2, B) frecuencia cardiaca vs. VO2,C) tiempo de agotamiento vs. VO2MAX.
59
Propiedades mecánicas pasivas.
Modulo de Young equivalente
En la figura 17 se muestran los registros mecánicos del protocolo de 10 ciclos
de deformación a velocidad constante de tres músculos plantaris de ratas jóvenes de
los grupos V, R y S. Los tres músculos fueron estirados aproximadamente en 10% de
L0 a partir de L0. Este tipo de protocolo se aplicó a los músculos sóleo y plantaris de
todos los animales. Con los datos de tensión producida por el alargamiento impuesto
a los músculos se construyeron las curvas esfuerzo (e) – deformación (d) (Fig. 18). La
relación entre el esfuerzo y la deformación permite caracterizar las propiedades de un
material, las cuales son independientes del tamaño del tejido.
La diferencia entre la curva de estiramiento con respecto a la curva de regreso
permite observar el fenómeno de histéresis característico de los materiales biológicos.
(Fig. 18)
Para caracterizar las propiedades mecánicas de cada músculo se midió la
tensión máxima a una deformación correspondiente al 10 % de L0, se calculó el
trabajo implicado en los estiramientos determinando el área bajo la curva esfuerzo-
deformación y también se valuó el esfuerzo al 6 % (F6) de los músculos, así como la
fatiga mecánica que sufre este material después del uso repetido durante 10 ciclos de
deformación.
En las siguientes páginas se presentan ejemplos de las curvas e-d obtenidas
durante los estiramientos de músculos sóleos y plantaris, pertenecientes a los grupos
S, V y R de las diferentes edades.
En la Fig. 19 se muestran las curvas del músculo sóleo y en la Fig. 20 del
plantaris. En ambos casos es notorio el cambio en el comportamiento de las curvas
con respecto a la edad y al tipo de entrenamiento.
60
Fig. 17. Registro mecánico del protocolo de 10 ciclos de deformación de tres músculosplantaris de ratas jóvenes de los grupos V, R y S
61
Fig. 18. Curva esfuerzo-deformación. Las curvas corresponden al registro del primero(obscura) y último ciclo (clara) de deformación aplicadas a un músculo sóleo de unadulto sedentario.
En los músculos de los animales jóvenes, el esfuerzo aparece hasta
deformaciones cercanas al 4 % de L0. A partir de este punto el desarrollo del
esfuerzo se hace muy pronunciado conforme aumenta la deformación. En los
músculos de animales adultos y viejos, el esfuerzo inicia desde L0, esta es una de las
diferencias que surgen con la edad y se observa en los tres grupos en ambos
músculos.
En la figura no. 21 se muestra la relación entre el modulo de Young
equivalente (Ee), calculado entre el 4% y el 8% de la deformación, y la edad. Se
puede observar que para el músculo sóleo el valor del modulo parece aumentar en
los músculos de los animales adultos pero disminuir en los de los animales viejos, sin
62
embargo, no existen diferencias significativas entre estos valores, pero el módulo de
los músculos de los animales sedentarios jóvenes es significativamente diferente de
los viejos y adultos.
Este comportamiento es similar para los músculos plantaris de los animales
entrenados para velocidad. En los grupos S y R parece observarse una disminución
en el modulo equivalente de Young al envejecer, solo que tampoco en estos valores
se presentan diferencias significativas, excepto para el grupo de jóvenes V al
compararlos con los jóvenes R y S.
En el cuadro no 9 del anexo se encuentran los valores de la pendiente (a), del
esfuerzo al 6 % Lo de la deformación, del trabajo durante el estiramiento (área bajo
la curva) y del modulo de Young equivalente (E e) para todos los grupos
experimentales. Los valores de a, F6 y de Ee revelan el comportamiento de las
curvas e-d. Por lo tanto, se utilizará para correlacionar las propiedades mecánicas
pasivas con los datos de la relación de frentes para titina en los geles de
electroforesis. (ver gráficas 28 y 29 al final del anexo, pag. 101 y 102)
63
Fig. 19. Curvas esfuerzo deformación de músculos sóleos de los diferentes gruposexperimentales.
Fig. 20. Curvas esfuerzo deformación de músculos plantaris de animales de los diferentesgrupos experimentales.
64
Fig. 21. Relación entre el módulo de Young equivalente (Ee) calculado a partir del modelo deMagid-Law y la edad de todos grupos experimentales, en el panel A) los valorescorrespondientes a los músculos sóleos y en B) a los músculos plantaris.
65
Fatiga mecánica
La aplicación de ciclos repetidos de deformación a velocidad constante se
utiliza para caracterizar la fatiga o agotamiento mecánico de los materiales. En el
tejido muscular utilizamos la atenuación de la tensión pasiva máxima y del trabajo
durante la aplicación de diez ciclos de deformación para medir esta propiedad. El
ejemplo del comportamiento de la atenuación de los músculos sóleo y plantaris de los
grupos S, se muestra en las gráficas A y B de la figura 22 respectivamente. Los
datos respectivos se encuentran en el cuadro no.10 del anexo.
Sóleo
Se observa que para el músculo sóleo se presenta una mayor fatiga mecánica
conforme aumenta la edad de los animales sedentarios (Fig. 22 A) y que el
entrenamiento modifica este comportamiento (Fig. 23 A). Los músculos de los
animales viejos V y R se agotan menos que los músculos de los animales viejos S. Sin
embargo, en los animales adultos la tendencia al agotamiento es similar en los
grupos V, R y S. Aunque se observan las tendencias antes descritas, no se
encontraron diferencias significativas. El trabajo desarrollado durante los décimos
ciclos de los grupos V, R y S se grafican en la Fig. 23.
Plantaris
Los datos de fatiga para el músculo plantaris (Fig. 22 B) no muestran cambios
con la edad para el grupo de animales sedentario, pero si hay una mayor dispersión
en los datos obtenidos de músculos de los animales entrenados para velocidad y un
menor cambio en los valores de los entrenados para resistencia(Fig. 23 B). Tampoco
se encuentran diferencias significativas en estos resultados.
66
Fig. 22. Gráficas que muestran la atenuación del trabajo durante los ciclos de estiramientode músculos sedentarios a las tres edades. A) sóleo y B) plantaris.
67
Fig. 23. Histogramas del trabajo desarrollado durante el 10º ciclo de estiramiento como %del trabajo muscular del primer ciclo de los grupos S, R y V a las tres edades. A) sóleoy B) plantaris.
68
Composición miofibrilar.
En la figura no 24 se presentan ejemplos de corrimientos electroforéticos
simultáneos de muestras de sóleo obtenidas de animales con diferentes edades de
los grupos S, V y R. Similares corrimientos se obtuvieron de las muestras de plantaris.
Se pueden localizar dos bandas que de acuerdo con los patrones de pesos
moleculares corresponden a proteínas de alto peso molecular. Basándose en los
resultados de Granzier y Wang (1993)80 estas bandas corresponden a titina y
nebulina. La banda de miosina se observa a la mitad del corrimiento coincidente con
el movimiento de miosina patrón. Resultados similares se obtuvieron con las
muestras de plantaris.
Fig. 24. Segmentos de geles que muestra los corrimientos de muestras de sóleos jóvenes,adultos y viejos de los grupos resistencia, velocidad y sedentario. T corresponden atitina, N a la banda de nebulina y M a la banda de la cadena pesada de miosina MHC.
69
Fig. 25. Gráficas que relacionan la edad de los animales con respecto a la movilidad relativade titina encontradas en los corrimientos electroforéticos de muestras de músculos (A)sóleo y (B) plantaris.
70
En los carriles correspondientes a los corrimientos de muestras musculares de
animales entrenados se observan cambios en la movilidad y la intensidad de las
bandas de titina con respecto a las muestras del grupo S. Sin embargo, no se
encontraron diferencias significativas entre los grupos cuando se compara el
porcentaje relativo de intensidad de la banda de titina respecto al total de proteína
cargada por carril, presentándose una gran variabilidad en los resultados de las
muestras obtenidas de los animales viejos.
Los datos de movilidad relativa (Rf), asociados al tamaño de la molécula,
obtenidos de cada corrimiento para ambos músculos se graficaron contra la edad de
los animales comparando cada grupo experimental (S, V, R). El tamaño de la titina
varía en función de la edad, tanto para el sóleo como para el plantaris en los tres
grupos. El entrenamiento produjo un aumento en la movilidad relativa en los
músculos entrenados de animales jóvenes con respecto a los sedentarios, no
sucediendo lo mismo a las otras dos edades. En los animales adultos y viejos,
aparentemente la movilidad disminuye con el entrenamiento físico, como se puede
observar en las gráficas A y B de la figura 25. En estos resultados también se
presenta una gran variabilidad (cuadro no. 11 del anexo, pag. 100).
Correlación entre las propiedades elásticas, el tamaño molecular de titinay la edad.
De todos los datos analizados para el estudio de las propiedades mecánicas
pasivas, se decidió que el ejemplo más adecuado para mostrar una posible
correlación era el valor de a (tasa de deformación) del modelo de elasticidad de
Magid y Law136 (ver discusión). Por lo que se graficaron los valores de: a, Rf de las
bandas de titina y la edad de los animales. Estas gráficas se encuentran en la Fig. 26.
A para el músculo sóleo y 26. B para el músculo plantaris.
Para el músculo sóleo se observa que los valores de a en los grupos
entrenados se modifican poco con la edad mostrando un ligero aumento desde un
valor de 13.0 ± 1.4 hasta 26.3 ± 0.9 Pa y que correspondientemente el valor de Rf
para la banda de titina aumenta desde un valor de 0.8 hasta un valor de 0.95.
71
Mientras que para el grupo sedentario existe una reducción del valor de a conforme
aumenta la edad el Rf también disminuye pero no con la misma tendencia porque
aumenta este valor para los animales viejos. Cabe hacer notar que el valor a de los
músculos de animales sedentarios jóvenes es el más grande de todos los datos y
presenta la mayor dispersión.
Para el músculo plantaris del grupo sedentario se observa que existe una
reducción del valor de a y del Rf conforme aumenta la edad. En el grupo entrenado
para velocidad se encuentra un aumento del a y del Rf al incrementarse la edad,
mientras que en el grupo entrenado para resistencia existe también esta tendencia
para a pero no existe un cambio correspondiente en el Rf entre los animales jóvenes
y adultos, por otro lado para los músculos de los animales viejos si hay una aumento
de a asociado con una aumento en Rf.
Muestras de los cambios de los otros parámetros mecánicos y del Rf se
muestran en las gráficas 28 y 29 del anexo (pag. 101y 102).
72
Fig. 26. Gráficas que relacionan la tasa de rigidez, la edad de los animales y la movilidadrelativa de titina de músculos (A) sóleo y (B) plantaris.
DISCUSIÓN.
74
El propósito de este estudio fue examinar el efecto de la edad y de dos
diferentes tipos de entrenamiento sobre las propiedades elásticas de dos tipos de
músculos esqueléticos: sóleo y plantaris (sóleo constituido de 86% de fibras lentas y
el plantaris con 85% de fibras rápidas), así como correlacionar esta propiedad con
cambios cualitativos o cuantitativos de la titina, componente principal de los
filamentos conectores en músculo esquelético.
Peso corporal y crecimiento muscular.
El tejido muscular es afectado considerablemente por el nivel de actividad
física, así como por el crecimiento del esqueleto. Cuando se estudia algún efecto del
ejercicio físico sobre el músculo esquelético, es importante distinguir entre el
crecimiento normal del animal y la respuesta al ejercicio. Con anterioridad se han
señalado criterios para establecer si existe hipertrofia muscular como respuesta al
ejercicio90, 106, 113, 190. En este estudio se encontró una reducción significativa del peso
corporal en los grupos entrenados V y R al comparar su peso con respecto a los del
grupo S a cualesquier edad. Por otro lado se ha demostrado que la proporción de los
diferentes tipos de fibras musculares en los músculos esta determinada
genéticamente177, 180, 181. Por esto los 45 animales machos participantes en este
estudio fueron seleccionados de camadas de animales que procedían de la misma
línea paterna y en algunos casos de la misma línea materna. Todo esto con la
finalidad de obtener una menor variación hereditaria.
Uno de los índices convenidos para determinar si los músculos se han
hipertrofiado o atrofiado, es medir el valor de la relación peso muscular /peso
corporal90, 106, 113, 190, si este valor aumenta con respecto al valor obtenido con el
grupo control significa que existe hipertrofia muscular, mientras que si este valor
disminuye es muy probable que exista sarcopenia. Los valores obtenidos en este
estudio no presentaron diferencias significativas en ninguno de los dos músculos de
los animales estudiados. Lo cual permite concluir que no existió ni hipertrofia ni
75
atrofia musculares y por lo tanto, los efectos encontrados en elasticidad y
composición de titina fueron debidos al envejecimiento y el acondicionamiento físico.
Consumo de oxígeno.
El Consumo Máximo de Oxígeno ( O2max; potencia máxima aeróbica o
capacidad aeróbica): es la mayor captación de oxígeno que puede tener un individuo
durante el ejercicio6,12. Se determina mediante una gama diversa de ejercicios que
activen grupos musculares grandes, siempre y cuando la duración y la intensidad del
ejercicio sean suficientes para producir una transferencia máxima de energía aeróbica144. Se mide directamente mediante el análisis de los gases espirados durante un
ejercicio de intensidad creciente 10, 11, 19, 76, 103. Los resultados se expresan,
generalmente, con relación al peso corporal en ml kg-1min-1.
El O2max2, 6, 13, 108, 144, 214, es el resultado final de la integración funcional de:
a. El aparato respiratorio: para captar el oxígeno del medio ambiente,
b. El sistema circulatorio, para transportar y distribuir el oxígeno a todos los tejidos
del organismo
c. Las fibras musculares, con sus sistemas energéticos aeróbicos, como usuarios
finales del oxígeno:
La medición directa de O2max es el criterio aceptado, tanto para medir el
estado cardiorrespiratorio, como para valorar el nivel de acondicionamiento físico.
Entre los métodos para evaluar el O2max se encuentran pruebas de esfuerzo
máximas y submáximas. La ventaja de las pruebas máximas es la exactitud de sus
resultados, pero al someter al individuo a esfuerzo máximos existen mayores riesgos
de producir muerte por isquemia miocárdica e infarto. Con respecto a las pruebas
submáximas, sus resultados son menos exactos pero con menor riesgo para el
individuo189.
La medición del O2max se realiza en forma directa o a través de la supuesta
relación lineal entre la frecuencia cardiaca y el O2max. En el primer método se
requieren de instrumentos y suministros relativamente costosos. La prueba se realiza
76
sometiendo al individuo a cargas de trabajo progresivamente mayores hasta la
extenuación o el rechazo a continuar la prueba. Se han desarrollado ecuaciones y
protocolos que tratan de normalizar los resultados considerando variables como son
edad, género, peso, talla, etc. El criterio que establece la terminación de la prueba se
apoya en la tesis de Hill6, 13, 186, que plantea que el O2max se alcanza cuando se
obtiene una meseta en la curva de consumo de oxígeno, aun cuando la carga de
esfuerzo se incremente. Sin embargo, se ha observado 155 que dicha meseta no se
logra en todos los individuos, por el contrario, es frecuente observar picos en el
consumo de oxígeno que podrían indicar el O2max. Por lo que, en los ensayos se
buscan la presencia de por lo menos dos de las siguientes tres condiciones: a) la
meseta en el consumo de oxígeno, b) un cociente respiratorio (RQ) mayor a 1.1155, y
c) alcanzar la frecuencia cardiaca máxima que no incremente a pesar del aumento en
la carga de trabajo, en el caso de los humanos se acepta alrededor de 10 latidos por
minuto144, 186, 212.
El RQ es la proporción entre el O2 consumido y el CO2 producido en el
organismo (VCO2/VO2). En el reposo, el RQ refleja la fuente energética predominante,
de entre los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. El metabolismo de las
grasas o ácidos grasos da un índice de 0.70, los hidratos de carbono de 1.0 y el de
las proteínas 0.84. Durante el ejercicio el RQ puede ser mayor a 1.0 debido a la
cantidad de CO2 producido por la vía energética, más el originado por el sistema de
bicarbonato, como amortiguador del ácido láctico producido por los músculos en
actividad2, 6, 189.
A continuación se mencionan una prueba máxima y una submáxima de uso
frecuente en clínica;
1. Prueba Máxima;
Protocolo de Bruce para la banda sin fin hasta el esfuerzo máximo: El individuo es
sometido a incrementos progresivos de velocidad y pendiente de la banda cada 3
minutos, el tiempo que permanece en la banda se toma para determinar su
O2max mediante una tabla o la siguiente ecuación 2, 6, 109, 144, 189.
O2max = 14.8 – 1.379 (t) + 0.451 (t2) – 0.012 (t3)
77
En donde el O2max es ml min –1 kg-1 y t es el tiempo que duro la prueba.
2. Prueba Submáxima;
Protocolos de Bruce y Balke en banda sin fin hasta el 85% de su reserva cardiaca.
El individuo es sometido a incrementos de pendiente y velocidad hasta que su
frecuencia cardiaca sea un 85% de la frecuencia cardiaca máxima teórica (220-
número de años correspondientes a su edad). El 100% se infiere a partir del 85%2, 6, 109, 144, 169, 172, 214.
La consecuencia del tipo de prueba empleada radica en que los valores de
consumo alcanzados y medidos cuando los animales efectúan pruebas de
extenuación extrema son más altos y se le denomina O2max15, 16, 18, mientras que
cuando se aplican pruebas submáximas los valores encontrados son menores; por
esto al valor más alto de consumo de oxígeno en estos últimos ensayos se le
denomina pico de consumo de oxígeno o O2 pico 15, 18, 94, 155, 212. Todo esto no
obstante, según Hill (1923) y Basset (2000)15, 16, el valor de O2max es independiente
de la prueba.
Infortunadamente, sí existe una marcada variabilidad en los valores de
O2max reportados para rata adulta42, 48, 76, 89, 178, 214; por ejemplo Bryner y col.
(1998) registraron un valor22 de 56.4 ± 3.3 ml·kg-1·min-1 mientras que el resultado
obtenido por Shepherd (1976) es de 95.1± 1.4 ml·kg-1·min-1 en las pruebas
máximas178. Para ambos estudios el tipo de prueba máxima aplicada a los animales
experimentales fue diferente. Shepherd utilizó una rueda móvil, donde los animales
desarrollaron una carrera previa de 10 min a 28 m/min seguida de un descanso de 10
min y posteriormente corrían entre 49.5 y 67 m/min hasta observar dos valores de
consumo de O2 sucesivos similares178. En cambio, el protocolo aplicado por el grupo
de Bryner consistió de incrementos graduales de esfuerzo sobre una banda sinfín,
iniciando con una caminata de 3 min a 10 m/min y 0% de elevación, para después,
acrecentar la velocidad a 15 m/min por 3 min alcanzando una velocidad de 20 m/min
que se conservó así hasta el final de la prueba22, pero la elevación subió 2% cada 3
min hasta que el animal rechazaba correr a pesar de la estimulación con choques
78
eléctricos. En los ensayos submáximos48, 94, 178, 186, 214, el O2 pico reportado para rata
va desde 34 ± 3.2 hasta 57 ± 2 ml·kg-1·min-1.
Reiterando, un protocolo submáximo mide el acondicionamiento físico de un
individuo, teniendo además las ventajas de ser una prueba de bajo costo, rápida y de
menor riesgo que permite estimar el valor el O2max del individuo sin que desarrolle
un trabajo extenuante, mientras que un protocolo maximal se realiza a expensas de
un gran trabajo físico, es de mayor riesgo aunque tiene la ventaja de ser un método
más preciso para la determinación de O2max y para el caso de los humanos
diagnosticar y vigilar enfermedades cardiacas13, 169. Por esto son ampliamente
recomendadas, siempre y cuando se evalúe como parámetro la eficacia (economía)
del trabajo 15, 18, 94, 155, 212. Es decir, a un mismo consumo de oxígeno los individuos
efectúan más trabajo y por lo tanto desarrollan mayor potencia. En este estudio se
hicieron dos determinaciones: un ensayo submáximo al grupo de animales destinados
para el estudio mecánico, con la finalidad de evaluar su nivel de acondicionamiento
físico sin exponer la perdida por muerte durante el ensayo; y otra máxima a un grupo
adicional de ratas jóvenes, para estimar el valor de O2max de la población de
roedores existente en el bioterio del Centro Universitario de Investigaciones
Biomédicas de la Universidad de Colima.
Prueba Submáxima O2 pico
Grupo de animales para el estudio mecánico. De la prueba de esfuerzo graduada
submáxima el valor promedio encontrado fue de 32 ml·kg-1·min-1 de O2 pico para la
mayoría de los animales excepto para el grupo V jóvenes. Para este grupo el O2
pico fue de 53.3 ml·kg-1·min-1. Estos valores son similares al O2 pico reportado en la
bibliografía. Además, la potencia desarrollada durante la prueba de esfuerzo en estos
grupos experimentales, aumentó significativamente en los individuos entrenados con
respecto al grupo de los sedentarios a todas las edades estudiadas. El incremento en
potencia fue de un 50 %, en promedio en los grupos entrenados con respecto a los
sedentarios a un mismo valor de O2 pico, esto significa que todos los animales
entrenados mejoraron sus condiciones físicas y que seguramente los músculos de los
79
animales de los grupos R y V son diferentes a los de los S, para poder efectuar este
cambio en potencia. Con base en las variaciones observadas entre los diferentes
grupos en cuanto a O2 pico, es posible señalar que el parámetro más confiable para
evaluar el rendimiento físico es la potencia en las pruebas submáximas (ver gráfica
O2 pico vs. Potencia para todos los grupos en el anexo).
Prueba de esfuerzo máximo O2MAX.
En este estudio se aplicaron dos protocolos de uso habitual en clínica humana
de evaluación cardiorrespiratoria (Bruce y Naughton)10, 103, 144, 161, 212. Los resultados
obtenidos en O2max en ellos fueron de 48.8 ± 4.8 y 59.3 ± 8.0 ml·kg-1·min-1
respectivamente. Aunque no todas las ratas incluidas en esta parte del estudio
alcanzaron una meseta en frecuencia cardiaca máxima, sí tuvieron valores pico lo
cual indica que llegaron al O2max 13.
En el protocolo de Bruce los animales desarrollaron tiempos menores en
comparación con el segundo protocolo (Naughton), consumiendo una menor cantidad
de oxígeno en el primero con respecto al segundo. Sin embargo, durante el protocolo
de Naughton las frecuencias cardiacas máximas alcanzadas fueron menores que las
observadas en el primer protocolo, es decir, los animales aparentaron tener mejor
condición cardiorrespiratoria. Lograron tiempos de prueba y consumo de oxigeno
mayores con una frecuencia cardiaca menor. Lo anterior podría atribuirse a la
diferencia en los aumentos de velocidad e inclinación entre ambos protocolos; o al
hecho de que los animales, que previamente se sometieron al protocolo de Bruce,
pudieran haber mejorado su capacidad física o disminuido sus niveles de estrés ante
el equipo de prueba.
El protocolo de Naughton de este estudio fue un ensayo máximo con base a su
duración, las frecuencias cardiacas registradas y las muestras de agotamiento físico
severo que se observaron en los animales.
El protocolo de Bruce tiende a ser una prueba submáxima debido a su
brevedad, además, las ratas no se observaron tan extenuadas como en el protocolo
de Naughton.
80
El protocolo de Bruce es más adecuado que el de Naughton para evaluar el
acondicionamiento físico de animales experimentales. Es una prueba submáxima y
ofrece la posibilidad de tener una medición indirecta del O2max con base en la
correlación entre este valor y la potencia o el agotamiento. Sin embargo para la
validación del protocolo 1, es necesario ampliar el número de ratas evaluadas y la
variedad en cuanto a edad, sexo y especie. Lo que resulta claro es que ninguno de
los protocolos, Bruce o Naughton, muestra que exista una correlación aceptable entre
la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno.
Propiedades mecánicas pasivas.
Modulo de Young equivalente.
El tejido muscular como otros tejidos no presentan una estructura y
composición homogéneos y las características de sus materiales no son isotrópicas.
Tiene una gran capacidad de adaptación que le permite cambiar sus componentes y
por lo tanto modificar sus propiedades estructurales para satisfacer las demandas
metabólicas y fisiológicas impuestas por el nivel de actividad. La complejidad de ese
tejido hace que sus componentes individuales actúen de manera coordinada para
producir movimiento y sus mecanismos fisiológicos operan de manera sinérgica para
proporcionar una respuesta específica40. Durante mucho tiempo han sido estudiados
los cambios y las adaptaciones en el componente contráctil y los sistemas energéticos
metabólicos y es posible afirmar que los elementos elásticos musculares no son la
excepción como lo demuestran Muñiz et al. (2001). Sin embargo existen pocos
estudios que correlacionen la edad y en entrenamiento sobre los elementos elásticos.
Al aplicar una fuerza externa, el músculo sufre un estiramiento y una de las
propiedades del músculo es la de recuperar su forma después de haber sido
deformado26, 120, 165. Si un estiramiento sobrepasa un determinado limite aparecen
deformaciones permanentes o rupturas 39, 120, 165. En un estiramiento interviene la
parte dinámica del aparato locomotor (músculos, tendones) y el soporte estructural
"parte estática" (huesos), por ello el movimiento se determina no sólo por las
81
articulaciones, sino también por la intervención de los ligamentos y los músculos40, 120,
129. El concepto de flexibilidad es un término que debe considerar la asociación entre
la movilidad articular y la elasticidad muscular. La capacidad de extensión depende de
los músculos, de los tendones, de los ligamentos y de las cápsulas articulares. Por
todo ello, con ejercicios, cualquier individuo estará en mejores condiciones para
realizar movimientos con la mayor eficacia y seguridad32, 46, 120, 129, 150, 154, 165. De la
misma forma que una musculatura elástica aumenta la capacidad mecánica del
músculo y permite aprovechar mejor la energía mecánica; una musculatura elástica
es más resistente a las lesiones26, 30, 39, 79, 120. Se considera que la falta de flexibilidad
perturba la extensión y calidad de la realización de los movimientos, y puede ser
responsable de trastornos específicos. También se considera que la disminución de la
flexibilidad que normalmente acompaña al envejecimiento, es producida por la
carencia en el mantenimiento del ejercicio físico regular32, 56, 77, 78, 109, 120.
Por otra parte, el comportamiento viscoelástico del sistema músculo-
esquelético es por sí mismo, un sistema de control no neuronal retro-alimentable que
opera sin demora en interacción directa con su entorno40, 129. La resistencia de las
estructuras musculares a ser deformadas depende de sus propiedades elásticas y de
la velocidad de deformación (propiedades viscosas). Tal comportamiento viscoelástico
produce respuestas a las perturbaciones antes de que actúen los rápidos reflejos
neuronales. Se puede entonces decir que los músculos actúan como motores, frenos,
resortes y como riostras. Así, los músculos generan potencia durante la locomoción
(motor), pueden absorberla (frenos), actúan como resortes de dureza variable y
pueden actuar como transmisores de fuerza y soporte (riostras)40, 172. El
almacenamiento y la recuperación de la energía elástica tienen un gran valor
energético cuando los músculos realizan ciclos de alargamiento–acortamiento porque
la energía almacenada durante la fase de alargamiento, puede ser aplicada durante la
producción de trabajo en el siguiente ciclo. Este fenómeno es característico de las
contracciones excéntricas y substancial para correr27, 32, 46, 120, 121, 165.
Por esto, el propósito de este trabajo fue estudiar las propiedades mecánicas
pasivas musculares para determinar si existe una adaptación como respuesta a
82
entrenamientos físicos específicos y a la edad; y si esta respuesta se correlaciona con
posibles cambios en la composición de titina, dada la supuesta participación
primordial en esta respuesta. Como se puede ver en los resultados presentados la
tensión pasiva muscular o esfuerzo se incrementó de manera exponencial como
respuesta al alargamiento para el intervalo de deformaciones del 4 al 10 % de Lo en
todos los experimentos, los datos se ajustaron con el modelo propuesto por Magid y
Law (1985). Este modelo propone que las propiedades mecánicas pasivas musculares
dependen tanto del módulo inicial como de la tasa de rigidez, α.
Las propiedades mecánicas pasivas musculares se evaluaron de las curvas
esfuerzo-deformación caracterizando: F6, y la atenuación del trabajo después de 10
ciclos de estiramiento. Algo muy notorio fue que en los músculos de animales jóvenes
el esfuerzo no apareció hasta alcanzar una ≥ 1.04Lo, mientras que los músculos de
animales adultos y viejos generaron esfuerzo desde Lo. Esto fue más acentuado para
el grupo S, sin importar si el músculo era de sacudida lenta o rápida. La generación
de esfuerzo hasta alcanzar un 1.04Lo indica que los músculos jóvenes tienen sus
estructuras miofibrilares laxas a condiciones óptimas de trabajo muscular. Además en
estos músculos el módulo de Young equivalente (Ee) es mayor en las fibras rápidas
que en las lentas. Wang et al. en 1991, mostraron que en músculos de conejo, la
longitud sarcomérica determina el inicio del desarrollo de tensión pasiva, así, los
músculos con sarcómeras cortas (2.6 µm adductor magnus) desarrollan tensión a
partir de deformaciones pequeñas en comparación con los músculos de sarcómeras
largas (3.3 µm sóleo)209. Podríamos conjeturar que los músculos de animales jóvenes
tienen sarcómeras más largas que los adultos y viejos; aunque también podría
deberse a una menor cantidad de entrecruzamientos en el tejido conectivo78, 79. Sin
embargo Wang et al. 1991, no mencionan la edad de los animales. Otras
investigaciones han mencionado que los diferentes tipos de fibras presentan
variaciones en la tensión pasiva desarrollada33,78, 121, 122, 145. En este estudio se
encontró que existen variaciones en Ee y en α en los diferentes músculos, pero que
estas variaciones dependen de la edad del individuo y de su nivel de actividad física.
83
Tratando de hacer más ágil la discusión de los resultados de esta sección, se
definen a continuación los parámetros estudiados en las curvas esfuerzo-
deformación: 1) A la pendiente de la curva esfuerzo-deformación, se le relaciona
con la rigidez del material, así un músculo será rígido respecto a otro cuando el valor
de su sea mayor, en consecuencia el segundo es blando respecto al primero. 2) La
tensión pasiva alcanzada a una deformación dada, para este trabajo es el esfuerzo al
6% de deformación (F6) define que un músculo sea más o menos fuerte en
comparación con otro. 3) El área bajo la curva mide la tenacidad del material, esta
característica esta relacionada con la capacidad de un material para almacenar
energía elástica. Así, un músculo rígido y fuerte es tenaz, mientras que un músculo
blando y débil corresponde a uno extensible.
Haciendo un análisis detallado del comportamiento mecánico pasivo de los dos
tipos de músculos estudiados se encuentran las siguientes diferencias:
Para plantaris
a) Los efectos inducidos por la edad:
En el grupo S se observó que F6 disminuye en los viejos hasta en un 80%
respecto al F6 de los jóvenes, con un modesto incremento en Se puede afirmar,
que el envejecimiento sin ejercicio disminuye la magnitud de la tensión pasiva
generada haciendo a los músculos débiles, blandos y extensibles. En los músculos
de los grupos R y V, F6 aumentó para en el grupo V en los adultos y los viejos de
forma muy pronunciada; y para el grupo R; moderadamente en los adultos y los
viejos. En cambio, se incrementó en ambos grupos de entrenamiento, pero
más pronunciadamente en grupo V, lo cual originó que los músculos de los grupos
entrenados adultos y viejos fueran más fuertes, más rígidos y más tenaces que los
no entrenados. Esto significa que no influye el tipo de entrenamiento pero si el
incremento en la actividad física.
b) Los efectos inducidos por el entrenamiento fueron:
En los animales jóvenes entrenados, y F6 presentaron valores menores en
comparación con los sedentarios, así, en el grupo R y en el grupo V se redujo
84
un 20% de su valor con respecto al grupo S, al mismo tiempo, F6 alcanzó una
reducción de 70 % en el grupo R y del 90 % en el grupo V con respecto al grupo
S, lo cual significa que con el entrenamiento aumentó la extensibilidad y
disminuyó la rigidez y la fuerza. Músculos de animales adultos de los grupos R y V
y viejos del grupo R no mostraron variaciones significativas con respecto al grupo
S en ninguno de los dos parámetros; solo que los músculos viejos del grupo V
resultaron ser más rígidos porque mostraron un incremento en . Por lo que esto
indica que el entrenamiento afectó de forma más impactante las propiedades
mecánicas pasiva del músculo plantaris en los animales jóvenes.
Para sóleo:
c) Los efectos inducidos por la edad:
F6 y en el grupo S disminuyen en los viejos hasta un 1/3 y un 1/10 del valor
obtenido en los jóvenes, respectivamente. Por lo que este tipo de músculo, en
individuos inactivos y viejos, se hace blando y menos tenaz. En los músculos
sóleos del grupo R, F6 y α aumentaron en los adultos y retornaron al valor
cercano al juvenil en los viejos, lo cual produjo músculos de animales adultos más
rígidos y más fuertes que el de los jóvenes; mientras que los músculos de los
viejos quedaron en valores intermedios entre las otras dos edades, pero
conservándolos rígidos y fuertes. En los músculos de adultos del grupo R, F6 y
aumentaron y retornaron al valor cercano al juvenil en los viejos, lo cual produjo
músculos de animales adultos más rígidos y más fuertes que el de los jóvenes;
mientras que los músculos de los viejos quedaron en valores intermedios entre las
otras dos edades, pero conservándolos, todavía, rígidos y fuertes. Asimismo, en el
grupo V, y F6 aumentaron con respecto a los valores obtenidos para los
jóvenes, es decir, el entrenamiento hizo que sus músculos fueran más rígidos y
más fuertes.
d) Los efectos inducidos por el entrenamiento fueron:
En los jóvenes, redujo su valor con el entrenamiento, mientras que F6 no varió
para el grupo R pero la reducción fue significativa para el grupo V. En los
85
animales jóvenes el entrenamiento de resistencia provocó que los músculos sóleos
permanecieran menos rígidos pero fuertes, mientras que con el entrenamiento de
velocidad, se hicieron no solo menos rígidos sino también menos tenaces. En los
adultos, igual que para plantaris, no existieron variaciones significativas en α ni en
F6 entre los grupos S y V, pero el grupo R presentó un incremento en F6, por lo
tanto los músculos del grupo R resultaron ser más tenaces. Para los animales
viejos; no mostró diferencia entre los grupos R y S, pero creció
significativamente para el grupo V con respecto al grupo S, así como F6 aumentó
en el grupo R y V con respecto al grupo S, provocando que los músculos de
animales adultos y viejos entrenados fueran más fuertes y más o igualmente
rígidos independiente del tipo de entrenamiento.
En general, estos resultados indican que en los animales sedentarios al
envejecer, los músculos plantaris mantuvieron su tasa de rigidez, mientras que los
sóleos tendieron a reducirla; y ambos tipos de tejido musculares produjeron una
menor tensión pasiva, siendo más marcado para el sóleo. Finalmente, como resultado
de lo anterior, ambos músculos de animales sedentarios, con la edad terminaron
siendo más blandos y menos tenaces. El entrenamiento modificó este
comportamiento de manera dependiente con la edad del animal y del tipo de
músculo. Así, en jóvenes entrenados (R o V), el músculo rápido plantaris se hizo
menos tenaz y más blando; pero al envejecer su comportamiento elástico fue más
rígido sin desarrollar más fuerza en comparación con los sedentarios. Este aumento
de rigidez, en los entrenados, les puede permitir almacenar más energía potencial
elástica.
Por otro lado, en músculo lento sóleo de animales jóvenes entrenados se
observó menor rigidez, generando igual o menor tenacidad que los animales
sedentarios. En los adultos, los músculos desarrollaron más fuerza aunque igual
rigidez que el grupo S. Los músculos sóleo y plantaris mantuvieron o incrementaron
esta tendencia, lo cual indica que si bien los músculos viejos fueron ligeramente más
rígidos, el entrenamiento impidió que se debilitaran, protegiéndolos y manteniéndolos
tenaces.
86
Por lo anterior, podemos afirmar que un solo parámetro no es suficiente para
describir los cambios inducidos en las propiedades mecánicas pasivas por la edad y
por el entrenamiento en ambos tipos de músculo.
Fatiga mecánica.
La atenuación del trabajo desarrollado por el músculo durante varios ciclos de
estiramiento caracteriza el agotamiento mecánico pasivo. No se observaron
diferencias significativas entre los músculos plantaris y sóleo de animales entrenados
y sedentarios en las edades estudiadas.
Composición miofibrilar.
Los datos de movilidad relativa de las proteínas miofibrilares obtenidos en la
electroforesis muestran que el tamaño de la titina varía en función de la edad, tanto
para el sóleo como para el plantaris en los tres grupos y que en general la molécula
de titina del sóleo tiene un mayor peso molecular con respecto a la de plantaris. El
entrenamiento produjo un aumento en la movilidad relativa, moléculas más
pequeñas, en los músculos entrenados de animales jóvenes con respecto a los
sedentarios, no sucediendo lo mismo a las otras dos edades. En los animales adultos
y viejos, aparentemente la movilidad disminuye con el entrenamiento físico,
generando moléculas más grandes o de un tamaño similar a la de músculos
sedentarios jóvenes. Es decir, para ambos músculos el entrenamiento en los animales
jóvenes disminuye el tamaño de la molécula, ya sea por cambio en el peso molecular
o por degradación o ruptura de la molécula, mientras que en los adultos parece no
haber ningún cambio. A pesar de que el tamaño de la molécula en los viejos en los
tres grupos no parece variar entre ellos, sí varió en comparación con los grupos
entrenados jóvenes, en los viejos se observan moléculas más grandes.
Los resultados en otros estudios de las isoformas de titina, con respecto a la
edad o al entrenamiento, son contradictorios57, 122, 145, 195. Ciertos autores midieron el
tamaño molecular en músculos de deportistas humanos y no encuentran diferencias
87
significativas con respecto a muestras de músculos de individuos sedentarios; pero sí
hallan en algunas ocasiones, no en todas, cambios en el contenido de titina. Para
atletas que practican halterofilia, por periodos prolongados, se dice que existe un
aumento en la cantidad de titina; mientras que para el inicio del protocolo de
entrenamiento, se observan reducciones en la concentración y en algunos casos
aumento del tamaño molecular57, 122, 145, 195.
Correlación entre las propiedades elásticas, el tamaño molecular de titinay la edad.
En general, se ha demostrado que músculos con sarcómeras pequeñas
presentan mayor tensión al estiramiento pasivo y que la longitud sarcomérica
corresponde al peso molecular de titina. De tal manera que a mayor longitud
sarcomérica, mayor longitud de titina y por lo tanto, el esfuerzo empieza a mayores
deformaciones. Los músculos con sarcómeras largas alcanzan un limite elástico
mayor y generan menor tensión pasiva. Por otra parte, también se reconoce que el
estudio electroforético de las isoformas de titina es complicado dado su enorme
tamaño molecular y su gran susceptibilidad a la degradación.
Pero ¿qué es posible concluir con respecto a la correlación entre la edad, la
tensión pasiva y el tamaño molecular de titina? Por ejemplo, en los jóvenes, se
encontró que la tasa de rigidez y F6 se redujeron para ambos músculos de animales
entrenados y así mismo existió una reducción en el peso molecular de la titina. Esto
permite decir que bajo estas condiciones de estudio: la reducción en tensión pasiva
desarrollada por el músculo estuvo acompañada de una reducción en el tamaño
molecular de titina. A un músculo menos rígido le correspondió una molécula de titina
con menor peso molecular. Así como fue posible observar una reducción simultanea
en los tres parámetros; del mismo modo es notorio que las magnitudes de estas
reducciones no fueron proporcionalmente lineales. Además estos resultados no
concuerdan con lo esperado: que a moléculas de titina con menor tamaño les
correspondieran músculos más tenaces. Es cierto que hubo un menor tamaño, pero
88
también una menor rigidez que no necesariamente se puede acreditar a titina. Para lo
anterior, se podría suponer que ocurrió una ruptura mecánica o enzimática endógena
que provocó un aparente menor peso molecular en titina. Es posible afirmar lo
anterior porque en el inicio de este estudio, se analizaron muestras de los músculos
derechos, sometidos al estudio mecánico, y muestras de músculos izquierdos, sin
embargo en las primeras no fue posible distinguir bandas de altos pesos moleculares.
Tal vez debido a la inducción de una amplia actividad proteolítica, ya que además
dichas líneas de corrimiento mostraron menor densidad óptica. Con base en esta
observación para el análisis electrofóretico siempre se utilizaron las muestras
izquierdas.
En ambos músculos de animales adultos, α no mostró cambios significativos
entre S, R y V. ¿Pero qué sucedió con titina? La molécula tampoco mostró cambio en
el tamaño del peso molecular a la misma edad. No obstante, como excepción a la
regla, F6 de sóleo del grupo R tuvo un valor significativamente mayor con respecto a
S y a V y conjuntamente aumentó con respecto a los jóvenes, pero esta diferencia no
coincidió con cambios en el peso molecular de titina. Como se puede comprobar,
existe una tendencia imprecisa entre la tensión pasiva y el peso molecular de titina,
porque cuando se produjeron cambios claros en la tensión pasiva no se encontraron
diferencias tan marcadas en la movilidad electroforética de titina.
En los viejos, para ambos músculos, el entrenamiento intensificó la tenacidad y
en menor grado la rigidez muscular, no obstante, el tamaño de la molécula de titina
no varió o aumentó escasamente. Reiterando, el incremento en la rigidez o la
tenacidad, no correspondió con el tamaño molecular de titina. Cabe hacer notar que
esto fue más notorio para sóleo que para plantaris.
En general, los músculos modificaron su tensión pasiva sin necesariamente
modificar su tasa de rigidez, este fenómeno lo discutieron Magid y Law (1985). Ellos
propusieron a α como una constante para el tejido muscular. En este estudio, se
encontró que el valor de α sí varía poco, sobretodo para músculos de animales
adultos, aunque se modificó con la edad y el tipo de fibra, así, el plantaris presentó
una α menos variable que sóleo. El esfuerzo al 6 % de la deformación (F6), mostró
89
que los cambios en la generación de tensión pasiva dependen del tipo de fibra
muscular, si bien, resulta ser innegable que con el envejecimiento se redujo en
ambos el valor de la tensión. También fue cierto que diferentes tipos de
entrenamiento físico provocaron diferentes respuestas en los músculos estudiados. Al
envejecer, el entrenamiento físico mantuvo altos los valores de tensión generados por
los músculos sóleo; mientras que para plantaris no se produjo este efecto. Las
modificaciones que se ocasionaron en el músculo sóleo fueron diferentes
dependiendo del tipo de entrenamiento, para los animales entrenados para
resistencia los valores de tensión pasiva no se modificaron con la edad, el valor de la
tensión permaneció estable, en cambio, el entrenamiento de velocidad en los
animales jóvenes disminuyó la tensión pasiva pero en los animales viejos indujo un
valor elevado.
En este trabajo se encontró que existe una pobre correlación entre la tensión
pasiva y el peso molecular de titina. Por otro lado, también es notorio que en muchos
trabajos se establece que existe una relación directa entre las propiedades pasivas
musculares y la cantidad y/o tipo de titina miofibrilar122, 145, 195, sin embargo, no existe
un acuerdo entre medir la pendiente, el esfuerzo o la deformación del tejido muscular
y designar una propiedad especifica para relacionarla con las isoformas de titina o su
cantidad. De tal manera, que es posible encontrar una gran variedad de parámetros
de las propiedades pasivas a relacionar con el peso molecular de la titina.
Adicionalmente, la mayoría de los estudios se han realizado in vitro y en muchos
casos en fibras aisladas sin la participación del tejido conectivo con lo que resulta
difícil de comparar esos resultados con los de este trabajo.
Todo lo anterior demuestra que faltan por realizarse una mayor cantidad de
estudios sobre este tema. Entre otros, realizar un análisis de las proteínas
constitutivas del costámero. Esta estructura de acuerdo con el modelo propuesto por
Wang et al. (1993), participa en deformaciones sarcoméricas superiores a 4 µm, es
decir por arriba del punto de sedecencia, sin embargo, dado el papel supuesto al
costámero en el mantenimiento de la alineación de las sarcómeras en las miofibrillas
adyacentes y entre las fibras musculares vecinas, también se puede suponer que el
90
costámero contribuye con una tensión pasiva aún en longitudes sarcoméricas
óptimas. Con esta suposición, y la ambigua correlación entre el tamaño de la titina y
las propiedades mecánicas pasivas analizadas, podríamos conjeturar que también el
costámero y la matriz extracelular participan en la determinación de las propiedades
mecánicas pasivas. La observación de Rief et al. (2000), respecto al escalamiento del
comportamiento pasivo de una molécula de titina al de una fibra completa, podría
explicarse asumiendo que dado el estricto orden en la organización muscular,
propagado desde el nivel molecular hasta el macroscópico del músculo completo,
cada elemento aislado tendrá un comportamiento mecánico escalable al de la fibra
muscular completa. Habrá que revisar cuidadosamente los resultados que relacionan
el tamaño de la molécula con la tensión pasiva desarrollada por una fibra muscular
aislada o un segmento de fibra conteniendo unas cuantas sarcómeras.
Los resultados obtenidos en este trabajo indican que el nivel de actividad física
modifica la elasticidad muscular. Es decir, el entrenamiento físico induce cambios en
las propiedades mecánicas pasivas de los músculos sóleo y plantaris de la rata
macho, también induce cambios en el tamaño de la titina. Por ejemplo, en los
animales jóvenes, los músculos sóleo y plantaris de los grupos sedentarios presentan
una menor rigidez, sin embargo, se observa una menor movilidad de la banda de
titina para ambos músculos, en lugar de una mayor movilidad esperada de acuerdo a
las actuales hipótesis.
Es probable que en los músculos sometidos a entrenamiento la dinámica de
recambio de proteínas y de ensamblado de sarcómeras sea mayor, generando una
amplia diversidad de estadios de estructuración, algunos de los cuales tendrían mayor
flexibilidad. Estos resultados sugieren que el entrenamiento disminuye la rigidez de
los músculos esqueléticos sóleo y plantaris que podrían estar asociados a los cambios
en el tamaño molecular de la titina. Aunque, por lo discutido antes podrían estar
implicados los componentes del costámero o de la matriz extracelular.
CONCLUSIONES.
92
1. No existió hipertrofia ni atrofia musculares y por lo tanto, los efectos
encontrados en elasticidad y composición de titina se debieron al envejecimiento y
el acondicionamiento físico.
2. Los protocolos máximos de consumo de oxígeno, Bruce o Naughton,
mostraron una correlación aceptable entre el consumo de oxígeno y la potencia
pero una pobre correlación con la frecuencia cardiaca.
3. Se encontró que Ee y α variaron en los músculos dependiendo de la edad del
individuo y de su nivel de actividad física. Es notable que en los animales jóvenes
el desarrollo de la tensión pasiva por el sóleo y el plantaris inició hasta después del
4% de deformación.
4. El envejecimiento sin ejercicio menguó la magnitud de la tensión pasiva
generada haciendo a los músculos débiles, blandos y extensibles, siendo esta
tendencia más marcada para el sóleo. Los músculos plantaris mantuvieron su tasa
de rigidez, mientras que los sóleos tendieron a reducirla.
5. El entrenamiento afectó principalmente la tensión pasiva del músculo plantaris
en los animales jóvenes, reduciendo su rigidez, fuerza y tenacidad. En los de los
adultos no hubo diferencias significativas, e inversamente, los músculos de los
animales viejos entrenados fueron más rígidos y más tenaces que los no
entrenados.
6. En los animales jóvenes, el entrenamiento de resistencia provocó que los
músculos sóleos permanecieran medianamente rígidos y tenaces, mientras que
con el de velocidad, aminoraron drásticamente su rigidez y su tenacidad con
respecto a los sedentarios. En los adultos, no existieron variaciones significativas
entre los grupos, generando músculos de adultos entrenados más rígidos y más
tenaces que el de los jóvenes. Los músculos de los viejos para el entrenamiento de
resistencia quedaron en valores intermedios entre las otras dos edades y con el
entrenamiento de velocidad, los músculos fueron más rígidos y tenaces que los del
grupo sedentario.
93
7. El tamaño de la titina disminuyó o tendió a mantenerse constante con la edad,
para ambos músculos y en general la molécula de titina del sóleo presentó un
mayor peso molecular que la de plantaris. El entrenamiento en los jóvenes redujo
el tamaño de la molécula, ya sea por presencia de isoformas más pequeñas o
ruptura de la molécula, mientras que en los adultos no mostró ningún cambio. Los
músculos de los viejos entrenados presentaron mayores pesos moleculares.
8. El entrenamiento físico provocó cambios en las propiedades mecánicas pasivas
musculares, también cambió el tamaño de titina. El incremento en la rigidez o la
tenacidad, no correspondió con la disminución en el tamaño molecular de titina.
Cabe hacer notar que esto fue más notorio para sóleo que para plantaris. Por lo
tanto existe una pobre correlación entre la tensión pasiva y el peso molecular de
titina lo cual permite suponer que otros elementos del citoesqueleto podrían estar
involucrados.
ANEXO.
95
Cuadro no. 6. Peso corporal promedio en gramos ± e. std. (* p<0.05)
GRUPOS
EDAD SEDENTARIOS RESISTENCIA VELOCIDAD
Jóvenes 422.8 ± 17.9* 359 .8 ± 7.5 353.7 ± 6.7
Adultos 486.3 ± 28.9* 425.8 ± 6.3 440.1 ± 13.9.
Viejos 501.0 ± 8.1* 425.3 ± 15.3 416.1 ± 11.4
Cuadro no. 7. Relación peso muscular/ peso corporal ± e. std.
Plantaris
Sedentarios Resistencia Velocidad
Edad x 10-4 x 10-4 x 10-4
Jóvenes 9.52±1.24 10.4±0.81 9.85±0.73
Adultos 9.20±1.44 9.44±1.13 8.92±0.81
Viejos 9.54±1.20 9.49±2.38 9.17±1.23
Sóleo
Sedentarios Resistencia Velocidad
Edad x 10-4 x 10-4 x 10-4
Jóvenes 5.72±1.42 5.34±0.46 6.68±0.48
Adultos 4.28±0.81 5.13±0.60 4.83±0.54
Viejos 4.66±0.52 5.11±1.20 4.16±0.40
96
Cuadro no. 8. Valores promedio ± e. std. de la potencia máxima y el pico deconsumo de oxígeno obtenidos al final de la prueba de esfuerzo graduada.
EDAD Potencia VO2 Economía de trabajo
(sem) 10-3 watts mL O2 kg-1 min-1 W/ mL O2 kg
Sedentario
20 90.2958 ± 5.922* 28.584 ± 1.0179 0.18954 ± 0.01918*
40 76.7232 ± 2.9849 34.735 ± 2.9409 0.13253 ± 0.01638*
60 62.7519 ± 6.7009* 32.933 ± 4.0176 0.11433 ± 0.02616*
Resistencia
20 123.72547 ± 5.0028 31.5274 ± 1.4026 0.23546 ± 0.02000
40 121.95699 ± 2.6932 33.0328 ± 1.7328 0.22152 ± 0.01651
60 103.51108 ± 3.4428* 40.6427 ± 1.7415 0.15281 ± 0.01163
Velocidad
20 288.33333 ± 87.9733** 53.300 ± 2.6748** 0.32458 ± 0.11532
40 125.85043 ± 3.50523 34.156 ± 3.1001* 0.22107 ± 0.02622
60 82.32757 ± 3.7976 24.3123 ± 6.4459 0.20317 ± 0.06324
97
Fig. 27 Correlación de VO2pico vs. Potencia desarrollada durante la prueba de
esfuerzo graduada submáxima.
Ecuación de correlación lineal entre los valores obtenidos de potencia vsVO2 . (Prueba de esfuerzo graduada)
VO2 = (102.13 mL O2 kg-1 min-1/w)(P) + 22.598 mL O2 kg-1 min-1,Correlación R2 = 0.6939 .
Cuadro no. 9. Valores promedio ± d. std. de α, F6, Ee y trabajo de las curvas esfuerzo deformación.
Edad (sem) α F6 (kPa) Ee x105 (kPa) Trabajo (J)
Plantaris Sedentarias
20 17.9793 ± 2.5507 318.72 ± 120.76 156.1 ± 51.1 25.52 ± 8.35
40 21.7163 ± 1.0197 162.195 ± 31.29 81.6 ± 15.6 56.86 ± 10.87
60 21.7603 ± 1.9765 63.85 ± 9.69 37.9 ± 5.3 8.80 ± 1.23
Resistencia
20 14.8483 ± 1.2081 93.09 ± 28.14 95.3 ± 27.5 16.55 ± 4.77
40 21.7960 ± 1.3069 148.67 ± 32.40 72.3 ± 15.5 15.05 ± 3.23
60 24.4059 ± 1.1288 82.57 ± 11.99 49.5 ± 5.9 5.77 ± 0.69
Velocidad
20 15.6365 ± 0.7183 22.526 ± 5.15 23.0 ± 3.3 2.82 ± 0.40
40 18.3406 ± 2.4624 173.91 ± 28.42 95.4 ± 17.5 4.42 ± 0.81
60 28.7087 ± 0.3683 77.055 ± 27.52 41.5 ± 18.5 13.54 ± 6.04
Sóleo Sedentarias
20 45.0955 ± 8.4076 240.47 ± 56.41 44.1 ± 1.5 16.99 ± 0.58
40 23.8658 ± 2.9689 64.126 ± 3.93 102.3 ± 32.2 55.02 ± 17.32
60 16.7808 ± 1.9585 14.356 ± 1.096 38.1 ± 6.8 13.23 ± 2.36
Resistencia
20 13.0895 ± 1.4156 205.31 ± 64.96 98.8 ± 13.36 14.68 ± 4.99
40 22.7355 ± 3.2424 271.81 ± 87.20 132.3 ± 33.22 20.272 ± 5.09
60 18.5876 ± 1.5232 228.55 ± 61.92 42.8 ± 12.6 9.68 ± 0.59
Velocidad
20 19.3085 ± 4.2275 61.396 ± 8.825 9.11 ± 2.21 5.84 ± 0.14
40 20.2746 ± 1.2503 77.417 ± 6.599 13.327 ± 3.64 7.16 ± 1.96
60 26.2860 ± 0.8655 196.627 ± 29.768 8.29 ± 3.62 10.70 ± 4.67
99
Cuadro no. 10. Valores promedio ± d. estándar de la fatiga mecánica después de 10ciclos de deformación.
Edad (sem) % ToPlantaris
Sedentarias20 83.71 ± 5.8540 77.08 ± 5.6860 80.85 ± 6.00
Resistencia20 86.87 ± 3.2740 83.12 ± 2.3960 84.71 ± 4.90
Velocidad20 91.69 ± 8.5540 81.12 ± 7.2960 81.40 ± 1.85
SóleoSedentarias
20 91.73 ± 5.5640 82.24 ± 10.0160 77.12 ± 5.50
Resistencia20 79.86 ± 4.5440 80.51 ± 5.5960 82.45 ± 4.33
Velocidad20 87.89 ± 7.5340 73.24 ± 14.8760 88.84 ± 1.58
100
Cuadro no. 11. Valores promedio ± d. estándar del Rf para titina obtenidos duranteel corrimiento electroforético sobre geles de poliacrilamida en gradiente del 3al 12 %.
Edad
Sem Sedentario resistencia Velocidad
Sóleo
20.0 0.9513± 0.0092 0.8008± 0.0069 0.8267±0.0042
40.0 0.8642± 0.0251 0.9008± 0.0285 0.9007±0.0345
60.0 0.9044± 0.0428 0.9421± 0.0367 0.9780±0.0314
Plantaris
20.0 0.9317±0.0675 0.8309±0.0329 0.8359±0.0345
40.0 0.8848±0.0520 0.8386±0.0301 0.9134±0.0264
60.0 0.8672±0.0043 0.9669±0.0886 0.9873±0.0678
101
Fig. 28 Gráficas de los cambios en: a, F6, Ee y trabajo de las curvas esfuerzo
deformación y de los cambios en Rf con la edad y para los diferentes
tratamientos.
102
Fig. 29 Gráficas de los cambios en: a, F6, Ee y trabajo de las curvas esfuerzo
deformación y de los cambios en Rf con la edad y para los diferentes
tratamientos.
BIBLIOGRAFIA.
104
1.- Abbott, B.C.; Aubert, X.M. y Hill, A.V. (1951). The absorption of work by a muscle
stretched during a single twitch or short tetanus. Proceedings of the Royal
Society of London. Vol. 139 (Ser. B): 86-103.
2.- Adams, G.M. (1998). Exercise physiology laboratory manual. WBC McGraw- Hill
Editors, 3a Edición, Capitulo OC: 155-181.
3.- Adey, D.; Kumar, R.; McCarthy, J.T. y Nair, K.S. (2000). Reduced synthesis of
muscle proteins in chronic renal failure. American Journal of Physiology
Endocrinology and Metabolism. Vol. 278: 219E-225E.
4.- Alexander, R.R. y Griffiths, J.M. (1993). Basic Biochemical Methods. John Wiley &
Sons. 2a Edición: 63-67.
5.- Alexander, R.M. y Bennet-Clark, H.C. (1997). Storage of Elastic Strain Energy in
Muscle and other Tissues. Nature. Vol. 265: 114-117.
6.- American College of Sports Medicine (1995). ACSM's guidelines for exercise
testing and prescription. American College of Sports Medicine. Apéndice D:
Lippincott, Williams & Wilkins. 5a Edición, 49-109 y 269-287.
7.- Armstrong, R.B. (1990). Initial events in exercise-induced muscular injury.
Medicine and Science in Sport and Exercise. Vol. 22 (4): 429-435.
8.- Asmussen, E. y Bonde-Petersen, E. (1974). Storage of elastic energy in skeletal
muscles in man. Acta Physiological Scandinavia. Vol. 91: 385-392.
9.- Asmussen, E. y Bonde-Petersen, E. (1974). Apparent efficiency and storage of
elastic energy in human muscle during exercise. Acta Physiological Scandinavia.
Vol. 92 (4): 537-545.
10.- Astorino, T.A.; Robergs, R.A.; Ghiasvand, F.; Marks, D. y Burn, S. (2000).
Incidence of the oxygen plateau at VO2max during exercise testing to volitional
fatigue. Journal of Exercise Physiology online. Vol. 3 (4): 1-12 URL:
http://www.css.edu/users/tboone2/asep/Oct2000JEPonline.html.
11.- Astrand, P.O. y Saltin, B. (1960). Maximal oxygen uptake and heart rate in
various types of muscular activity. Journal of Applied Physiology. Vol. 6: 977-81.
12.- Astrand, P.O. y Rodahl, K. (1997). Textbook of work physiology physiological
bases of exercise. McGraw-Hill, 2a Edición: 331-365.
105
13.- Balady, G.J.; Chaitman, B.; Driscoll, D.; Foster, C.; Froelicher, E.; Gordon, N.;
Pate, R.; Rippe, J y Bazzarre, T. (1998). Recommendations for Cardiovascular
Screening, Staffing, and Emergency Policies at Health/Fitness Facilities.
Circulation. Vol. 97: 2283-2293.
14.- Barany, M. y Close, R.J. (1971). The transformation of myosin in cross-
innervated rat muscles. Journal of Physiology. Vol. 213: 455-474.
15.- Basset, D.R. Jr. y Howley, E.T. (1997). Maximal oxygen intake: "classical" versus
"contemporary" viewpoints. Medicine and Science in Sports and Exercise. Vol.
29 (5): 591-603.
16.- Basset, D.R. Jr. y Howley, E.T. (2000). Limiting factors for maximum oxygen
uptake and determinants of endurance performance. Medicine Science of Sports
Exercise. Vol. 32 (1): 70-84.
17.- Baumann, H.; Jaggi, M.; Soland, F.; Howald, H. y Schaub, M.C. (1987). Exercise
training induces transitions of myosin isoform subunits within histochemically
typed human muscle fibres. Pflugers Archives. Vol. 409: 349-360.
18.- Bergh, U.; Ekblom, B. y Astrand, P.O. (2000). Maximal oxygen uptake "classical"
versus "contemporary" viewpoints. Medicine and Science in Sport and Exercise.
Vol. 32 (1): 85-88.
19.- Bernard, O.; Ouattara, S.; Maddio, F.; Jimenez, C.; Charpenet, A.; Melin, B. y
Bittel, J. (2000). Determination of the velocity associated with VO2max. Medicine
and Science in Sport and Exercise. Vol. 32 (2): 464-470.
20.- Burstein, A.H. y Frankel, V.H. (1970). Viscoelasticity: Orthopaedic biomechanics;
the application of engineering to the musculoskeletal system. Ed. Leo & Febiger,
capitulo 4: 96-111.
21.- Bouchard, C.; Simoneau, J-A.; Lortie, G.; Boulay, M.R.; Marcotte, M. y Thibault,
M.C. (1986). Genetic effects in human skeletal muscle fibre type distribution and
enzyme activities. Canadian Journal of Physiology and Pharmacology. Vol. 64:
1245-1251.
22.- Bryner, R.; Riggs, D.; Donley, D.; White, J.; Ullrich, I.; Lamm, D. y Yeater, R.
(1998). Effects of voluntary running wheel exercise on the growth and
106
metastasis of transplanted prostate cancer in rates. Journal of Exercise
Physiology online. Vol. 1 (2): 1-13, URL:
http://www.css.edu/users/tboone2/asep/jan12.htm.
23.- Burke, E.R.; Cerny, F.; Costill, D. y Fink, W. (1997). Characteristics of skeletal
muscle in competitive cyclists. Medicine and Science in Sport and Exercise. Vol.
9: 109-111.
24.- Calder, W.A. 3rd. (1987). Scaling energetics of homeothermic vertebrates: an
operational allometry. Annual Reviews of Physiology. Vol. 49 (107-120.
25.- Campbell, K.S. y Lakie, M. (1998). A cross-bridge mechanism can explain the
thixotropic short-range elastic component of relaxed frog skeletal muscle.
Journal of Physiology. Vol. 510 (3): 941-962.
26.- Cavagna, G.A.; Dusman, B.; Margaria, R.; (1968). Positive work done by a
previously stretched muscle. Journal of Applied Physiology. Vol. 24: 21-32.
27.- Cavagna, G.A.; Komarek, L. y Mazzoleni, S. (1971). The mechanics of sprint
running. Journal of Physiology. Vol. 217: 709-721.
28.- Cavagna, G.A.; Heglund, N.C. y Taylor, C.R. (1977). Mechanical work in
terrestrial locomotion: two basic mechanisms for minimizing energy expenditure.
American Journal of Physiology. Vol. 233: R243.
29.- Cavagna, G.A.; Cittero, G. y Jacini, P. (1981). Effects of speed and extent of
stretching on the elastic properties of active muscle. Journal of Experimental
Biology. Vol. 91: 131-143.
30.- Cavagna, G.A.; M. Mazzanti, N.C. Heglund, y G. Citterio (1985). Storage and
release of mechanical energy by active muscle: A non-elastic mechanism?.
Journal of Experimental Biology. Vol. 115: 79-87.
31.- Cazorla, O.; Freiburg A, Helmes M, Centner T, McNabb M, Wu Y., Trombitas K,
Labeit S, Granzier H. (2000). Differential expression of cardiac titin isoforms and
modulation of cellular stiffness. Circulation Research. Vol. 86 (1): 59-67.
32.- Chelly, S. M. y Denis, C. (2001). Leg power and hopping stiffness: relationship
with sprint running performance. Medicine and Science in Sport and Exercise.
Vol. 2: 326-333.
107
33.- Collinsworth, M.; Zhang S.; Kraus W. E.; y Truskey G. A. (2002). Apparent
elastic modulus and hysteresis of skeletal muscle cells throughout
differentiation. American Journal of Physiology Cell Physiology. Vol. 283 (4):
C1219 - 1227.
34.- Coogan, A.R.; Spina RJ.; King DS. (1992). Histochemical and enzymatic
comparison of the gastrocnemius muscle of young and early men and woman.
Journal of Gerontology. Vol. 47: B71-76.
35.- Costill, D.L.; Fink, W.J. y Pollock, M.L. (1976). Muscle fibre composition and
enzyme activities of elite distance runners. Medicine and Science in Sport and
Exercise. Vol. 8: 96-100.
36.- Cumming, G.R.; Borysyk, L.M. (1972). Criteria for maximum oxygen uptake in
men over 40 in a population survey. Medicine and Science in Sport and Exercise.
Vol. 14: 18-22.
37.- Curttin, N.A. y R.E. Davies. (1975). Very high tension with very little ATP
breakdown by active skeletal muscle. Cell Motility. Vol. 3 (2): 147-154.
38.- Dabiri, G. A.; Turnacioglu, K. K.; Sanger, J. M. Y Sanger, J. W. (1997).
Myofibrillogenesis visualized in living embryonic cardiomyocytes. Proceedings of
the National Academy of Sciences. Vol. 94: 9493-9498.
39.- Davis, Glen M. (1993). Exercise capacity of individuals with paraplegia. Medicine
and Science in Sports and Exercise. Vol. 25 (4): 423-432.
40.- Dickinson, M. H;. Farley, C. T; Full, R. J. Koehl, M. A. R; Kram, R; Lehman S.
(2000). How animals move: an integrative view. Science. Vol. 288 (100-106.
41.- Dipietro, L.; Dziura J. (2000). Exercise: A prescription to delay the effects of
aging. The Physician and Sports Medicine. Vol. 28 (10). URL:
http://www.physsportsmed.com/issues/2000/10_00/dipietro.htm.
42.- Duncan, G.E.; Howley, E.T.; Johnson, B.N. (1997). Aplicability of VO2max criteria:
discontinuous versus continuous protocols. Medicine and Science in Sport and
Exercise; (2): 273-278.
43.- Eckert, R. (1997). Animal Physiology W H Freeman & Co 4a Edición.
44.- Erickson, H. P. (1994). Reversible unfolding of fibronectin type III and
108
immunoglobulin domains provides the structural basis for stretch and elasticity
of titin and fibronectin. Proceedings of the National Academy of Sciences U S A.
Vol. 91 (21): 10114-10118.
45.- Erickson, H, P. (1997). Stretching single protein molecules: titin is a weird
spring. Science. Vol. 276 (5315): 1090-1092.
46.- Ettema, G. C.; Huijing, P. A.; van Ingen Schenau, G. J. y de Haan, A. (1990).
Effects of pre-stretch at the onset of stimulation on mechanical work output of
rat medial gastrocnemius muscle-tendon complex. Journal of Experimental
Biology. Vol. 152: 333-351.
47.- Fitzsimons, D.P.; Diffee, G.M.; Herrick, R.E. y Baldwin, K.M. (1990). Effects of
endurance exercise on isomyosin pattern in fast- and slow-twitch skeletal
muscles. Journal of Applied Physiology. Vol. 68: 1950-1955.
48.- Fitzsimons, D. P.; Bodell PW, Herrick RE, y Baldwin KM. (1990). Left ventricular
functional capacity in the endurance-trained rodent. Journal of Applied
Physiology. Vol. 69: 305-312.
49.- Flaim, S.F.; Minteer WJ, Nellis SH, y Clark DP. (1979). Chronic arteriovenous
shunt: evaluation of a model for heart failure in rat. American Journal of
Physiology. Vol. 236: H698-H704.
50.- Forcinito, M. Epstein, M. Herzog, W. (1988). Can a rheological muscle model
predict force depression/enhancement? Journal of Biomechanics: 1093-1099.
51.- Fraternali, F; Pastore A. (1999). Modularity and homology: modeling of the type
II module family from titin. Journal of Molecular Biology. Vol. 290 (2): 581-593.
52.- Freiburg, A.; Gautel, M. (1996). A molecular map of the interactions between
titin and myosin-binding protein C. Implications for sarcomeric assembly in
familial hypertrophic cardiomyopathy. European Journal of Biochemistry. Vol.
235 (1-2): 317-323.
53.- Freiburg, A.; Trombitas, K.; Hell, W.; Cazorla, O.; Fougerousse, F.; Centner, T.;
Kolmerer, B.; Witt, C.; Beckmann, J. S.; Gregorio, C. C.; Granzier, H.; y Labeit,
S. (2000). Series of Exon-Skipping Events in the Elastic Spring Region of Titin as
the Structural Basis for Myofibrillar Elastic Diversity. Circulation Research. Vol.
109
86 (11): 1114 - 1121.
54.- Fridén, J. y Lieber, R.L. (1992). Structural and mechanical basis of exercise-
induce muscle injury. Medicine and Science in Sport and Exercise. Vol. 24 (5):
521-530.
55.- Fritz, J. D.; Swartz, D. R.; y Greaser, M. L. (1989). Factors Affecting
Polyacrylamide Gel Electrophoresis and Electroblotting of High-Molecular-Weight
Myofibrillar Proteins. Analytical Biochemistry. Vol. 180: 205-210.
56.- Frontera, WR; Hughes, VA;. Fielding, RA; Fiatarone, MA; Evans, WJ y
Roubenoff, R. (2000). Aging of skeletal muscle: a 12-yr longitudinal study.
Journal of Applied Physiology. Vol. 88 (4): 1321-1326,.
57.- Fry, A.C.; Staron, R.S.; James, C.B,; Hikida, R.S,; Hagerman, F.C. (1997).
Differential titin isoform expression in human skeletal muscle. Acta Physiological
Scandinavian. Vol. 161 (4): 473-479.
58.- Fu, A.; Nair, K. S. (1998). Age effect on fibrinogen and albumin synthesis in
humans. American Journal of Physiology. Vol. 275: 1023E-1030E.
59.- Fujii, K.; Kurosu, H. (1979). Age-related changes in the reducible cross-links on
connectin from human skeletal muscle. Biochemistry Biophysics Research
Community. Vol. 89 (3): 1026-1032.
60.- Funatsu, T.; Higuchi, H, Ishiwata, S. (1990). Elastic filaments in skeletal muscle
revealed by selective removal of thin filaments with plasma gelsolin. Journal of
Cell Biology. Vol. 110 (1): 53-62.
61.- Funatsu, T.; Kono, E; Higuchi, H; Kimura, S; Ishiwata, S; Yoshioka, T;
Maruyama, K; Tsukita, S. (1993). Elastic filaments in situ in cardiac muscle:
deep-etch replica analysis in combination with selective removal of actin and
myosin filaments. Journal of Cell Biology. Vol. 120 (3): 711-724.
62.- Furst, D.O.; Osborn, M; Nave, R; Weber, K; (1988). The organization of titin
filaments in the half-sarcomere revealed by monoclonal antibodies in
immunoelectron microscopy: a map of ten non-repetitive epitopes starting at
the Z line extends close to the M line. Journal of Cell Biology. Vol. 106 (5):
1563-1572.
110
63.- Furst, D.O.; Osborn, M; Weber, K; (1989). Myogenesis in the mouse embryo:
differential onset of expression of myogenic proteins and the involvement of
titin in myofibril assembly. Journal of Cell Biology. Vol. 109 (2): 517-527.
64.- Gautel, M.; Leonard K, Labeit S. (1993). Phosphorylation of KSP motifs in the C-
terminal region of titin in differentiating myoblasts. Journal of European
Molecular Biology. Vol. 12 (10): 3827-3834.
65.- Gautel, M, Castiglione Morelli MA, Pfuhl M, Motta A, Pastore A. (1995). A
calmodulin-binding sequence in the C-terminus of human cardiac titin kinase.
European Journal of Biochemistry. Vol. 230 (2): 752-759.
66.- Gautel, M. (1996). The super-repeats of titin/connectin and their interactions:
glimpses at sarcomeric assembly. Advances in Biophysics. Vol. 33 (27-37.
67.- Gautel, M, Lehtonen E, Pietruschka F. (1996). Assembly of the cardiac I-band
region of titin/connectin: expression of the cardiac-specific regions and their
structural relation to the elastic segments. Journal of Muscle Research and Cell
Motility. Vol. 14 (4): 44.
68.- Gautel, M, Goulding D. (1996). A molecular map of titin/connectin elasticity
reveals two different mechanisms acting in series. FEBS Letters. Vol. 385 (1-2):
11-14.
69.- Gautel, M, Goulding D, Bullard B, Weber K, Furst DO. (1996). The central Z-disk
region of titin is assembled from a novel repeat in variable copy numbers.
Journal of Cell Science. Vol. 109: 2747-2754.
70.- Gersten, D.M. (1996). Gel electrophoresis: Proteins. John Wiley and Sons. 2a.
Edición. Capítulos III-IV.
71.- Giulian, G.G.; Moss, R.L. y Greaser, M. (1983). Improved methodology for
analysis and quantification of proteins on one-dimensional silver-stained slab
gels. Analytical Biochemistry. Vol. 129: 277-287.
72.- Goldspink, G. (1983). Handbook of Physiology: American Physiology Society,
Alteration in myofibril size and structure during grow, exercise and changes in
environmental temperature. Bethesda, U.S.A: Capitulo 18.
73.- Gollnick, P.D.; Armstrong R.B.; Saubert, C.W.; Piehl, K. y Saltin, B. (1972).
111
Enzyme activity and fibre composition in skeletal muscle of untrained and
trained men. Journal of Applied Physiology. Vol. 33: 312-319.
74.- Gollnick, P.D.; Armstrong, R.B.; Saltin, B.; Saubert, C.W.; Sembrowich, W.L. y
Shepherd, R.E. (1973). Effect of training on enzyme activity and fibre
composition of human skeletal muscle. Journal of Applied Physiology. Vol. 34:
107-111.
75.- Gordon, A.M.; Huxley, A.F; Julian, F.J. (1966). Tension development in highly
stretched vertebrate muscle fibres. Journal of Physiology. Vol. 184 (1): 143-169.
76.- Gore, C.J.; Catcheside, P.G.; French, S.N.; Bennett, J.M.; Laforgia, J. (1997).
Automated VO2max calibrator for open-circuit indirect calorimetry systems.
Medicine and Science in Sport and Exercise. Vol. 29: 1095-1103.
77.- Goreham, C.; H. J. Green, M. Ball-Burnett, y D. Ranney (1999). High-resistance
training and muscle metabolism during prolonged exercise. Amercan Journal of
Physiology. Vol. 276 (39): E489-E496.
78.- Gosselin, L.E.; Martinez, D.A.; Vailas, A.C.; Sieck, G.C. (1994). Passive length-
force properties of senescent diaphragm: relationship with collagen
characteristics. Journal of Applied Physiology. Vol. 76 (6): 2680-2685.
79.- Gosselin, L.E.; Adams, C. Cotter, T A McCormick, R J. and Thomas, D. P. (1998).
Effect of exercise training on passive stiffness in locomotor skeletal muscle: role
of extracellular matrix. Journal of Applied Physiology. Vol. 85 (3): 1011 - 1016.
80.- Granzier, H.L. M. y Wang. K. (1993). Gel electrophoresis of giant proteins:
solubilization and silver staining of titin and nebulin from single muscle fiber
segments. Electrophoresis. Vol. 14: 56-64.
81.- Granzier, H; Kellermayer, M; Helmes, M; Trombitas, K. (1997). Titin elasticity
and mechanism of passive force development in rat cardiac myocytes probed by
thin-filament extraction. Biophysical Journal. Vol. 73 (4): 2043-2053.
82.- Granzier, H: Helmes, M, Cazorla, O, McNabb, M, Labeit, D, Wu, Y, Yamasaki, R,
Redkar, A, Kellermayer, M, Labeit, S, Trombitas, K. (2000). Mechanical
properties of titin isoforms. Advances in Experimental Medicine and Biology. Vol.
481: 283-300.
112
83.- Granzier, H. y Labeit S. (2002). Cardiac titin: an adjustable multi-functional
spring. Journal of Physiology. Vol. 541 (2): 335 - 342.
84.- Gregorio, C.C. y Antin, P.B. (2000). To the heart of myofibril assembly. Trends
in Cell Biology. Vol. 10: 355-362.
85.- Hasten, D. L.; Pak-Loduca, J.; Obert, K. A.; Yarasheski, K. E. (2000). Resistance
exercise acutely increases MHC and mixed muscle protein synthesis rates in 78-
84 and 23-32 yr olds. American Journal of Physiology. Vol. 278: 620E-626.
86.- Hawkins, D.A. y Bey, M. (1994). A comprehensive approach for studying
muscle-tendon mechanics. Journal of Biomechanics. Vol. 116: 51-55.
87.- Hein, S.; Gaasch, W. H.; y Schaper, J. (2002). Giant Molecule Titin and
Myocardial Stiffness. Circulation. Vol. 106 (11): 1302 - 1304.
88.- Helmes, M.; Trombitás K.; Centner T.; Kellermayer M.; Labeit S.; Linke W. A.; y
Granzier H. (1999). Mechanically Driven Contour-Length Adjustment in Rat
Cardiac Titin's Unique N2B Sequence: Titin Is an Adjustable Spring. Circulation
Research. Vol. 84 (11): 1339 - 1352.
89.- Henderson, K.K.; McCanse W, Urano T, Kuwahira I, Clancy R, Gonzalez NC
(2000). Acute vs. chronic effects of elevated hemoglobin O2 affinity on O2
transport in maximal exercise. Journal of Applied Physiology. Vol. 89 (1): 265-
272.
90.- Henriksson, J.; Jansson, E. y Schantz, P. (1980). Increase in myofibrillar ATPase
intermediate skeletal muscle fibers with endurance training of extreme duration
in man. Muscle and Nerve. Vol. 3: 274.
91.- Heslinga, J.W.; te Kronnie, G.; Huijing, P.A. (1995). Growth and immobilization
effects on sarcomeres: a comparison between gastrocnemius and soleus
muscles of the adult rat. European. Journal of Applied Physiology. Occuppied
Physiology. Vol. 70 (1): 49-57.
92.- Heyward; Vivia H. (1997). Advance fitness assessment exercise prescription, 3ª
ed. Capitulo 4: 47-79.
93.- Hill, A.V. (1938). Energy liberation and viscosity in muscle. Journal of Physiology
Vol. 93: 4.
113
94.- Hilty, M.R.; Groth, H.; Moore, R.L. y Musch, TI. (1989). Determinants of VO2max
in rats after high-intensity sprint training. Journal of Applied Physiology. Vol. 66
(1): 195-201.
95.- Holloszy, J.O. y Coyle, E.F. (1984). Adaptations of skeletal muscle to endurance
exercise and their metabolic consequences. Journal of Applied Physiology. Vol.
56: 831-838.
96.- Horowits, R; Kempner, ES; Bisher, M.E. y Podolsky, R.J. (1986). A physiological
role for titin and nebulin in skeletal muscle. Nature. Vol. 323 (6084): 160-164.
97.- Horowits, R, y Podolsky RJ. (1987). The positional stability of thick filaments in
activated skeletal muscle depends on sarcomere length: evidence for the role of
titin filaments. Journal of Cell Biology. Vol. 105 (5): 2217-2223.
98.- Horowits, R, y Podolsky, RJ. (1988). Thick filament movement and isometric
tension in activated skeletal muscle. Biophysical Journal. Vol. 54 (1): 165-171.
99.- Horowits, R, ; Maruyama, K, y Podolsky, RJ. (1989). Elastic behavior of
connectin filaments during thick filament movement in activated skeletal muscle.
Journal of Cell Biology. Vol. 109 (5): 2169-2176.
100.- Horowits, R. (1992). Passive force generation and titin isoforms in mammalian
skeletal muscle. Biophysical Journal. Vol. 61 (2): 392-398.
101.- Horowits, R. (1999). The physiological role of titin in striated muscle. Reviews of
Physiology Biochemistry and Pharmacology. Vol. 138: 57-96.
102.- Howald, H.; Hoppeler, H.; Claassen, H.; Mathieu, O. y Straub, R. (1985).
Influences of endurance training on the ultrastructural composition of the
different muscle fibre types in human. Pflugers Archives. Vol. 403: 369-376.
103.- Howley, E. T.; Bassett, D.J. R.; y Welch H. G. (1995). Criteria for maximal
oxygen uptake: review and commentary. Medicine and science in sports and
exercise. Vol. 27: 1292-1301.
104.- Hu, D.H.; Kimura, S. y Maruyama, K. (1986). Sodium dodecyl sulfate gel
electrophoresis studies of connectin-like high molecular weight proteins of
various types of vertebrate and invertebrate muscles. Journal of Biochemistry.
Vol. 99 (5): 1485-1492.
114
105.- Improta, S.; Politou, A.S. y Pastore A. (1996). Immunoglobulin-like modules
from titin I-band: extensible components of muscle elasticity. Structure. Vol. 4
(3): 323-337.
106.- Ishihara, A; Roy, R.R.; Ohira, Y.; Ibata, Y. y Edgerton V.R. (1998). Hypertrophy
of rat plantaris muscle fibers after voluntary running with increasing loads.
Journal of Applied Physiology. Vol. 84 (6): 2183-2189.
107.- Itoh, Y.; Suzuki, T.; Kimura, S.; Ohashi, K.; Higuchi, H.; Sawada, H.; Shimizu,
T.; Shibata, M. y Maruyama, K. (1988). Extensible and less-extensible domains
of connectin filaments in stretched vertebrate skeletal muscle sarcomeres as
detected by immunofluorescence and immunoelectron microscopy using
monoclonal antibodies. Journal of Biochemistry (Tokyo). Vol. 104 (4): 504-8.
108.- Jones, J. H. y Lindstedt, S. L (1993). Limits to maximal performance. Annual
Reviews of Physiology. Vol. 55: 547-569.
109.- Jubrias, Sharon A.; Peter C. Esselman, Lance B. Price, M. Elaine Cress, and
Kevin E. Conley. (2001). Large energetic adaptations of elderly muscle to
resistance and endurance training. Journal of Applied Physiology. Vol. 90: 1663-
1670.
110.- Keim, N.L.; Belko, A.Z. y Barbieri, T.F. (1996). Body fat percentage and gender:
associations with exercise energy expenditure, substrate utilization, and
mechanical work efficiency. International Journal of Sport and Nutrition. Vol. 6
(4): 356-369.
111.- Keller, T.C. 3rd. (1997). Muscle structure. Molecular bungees. Nature. Vol. 387
(6630): 233-235.
112.- Kellermayer MS, Smith SB, Granzier HL, Bustamante C. (1997). Folding-
unfolding transitions in single titin molecules characterized with laser tweezers.
Science. Vol. 276 (5315): 1112-1116.
113.- Kelley, G. (1996). Mechanical overload and skeletal muscle fiber hyperplasia: a
meta-analysis. Journal of Applied Physiology. Vol. 81 (4): 1584-1588.
114.- Kinbara, K.; Sorimachi, H.; Ishiura, S.; Suzuki K. (1997). Muscle-specific calpain,
p94, interacts with the extreme C-terminal region of connectin, a unique region
115
flanked by two immunoglobulin C2 motifs. Archives in Biochemistry and
Biophysics. Vol. 342 (1): 99-107.
115.- Kleiner, S.M. (1998). Strategies for Energetic Aging. The Physician and Sports
Medicine. Vol. 26 (11). URL:
http://www.physsportsmed.com/issues/1998/11nov/aging.htm.
116.- Kolmerer, B.; Olivieri, N.; Herrmann, B.; Labeit, S. (1996). A systematic search
of the databases for sequences homologous to titan/connectin. Advances in
Biophysics. Vol. 33: 3-11.
117.- Kolmerer, B.; Olivieri, N.; Witt, C.C.; Herrmann, B.G.; Labeit, S. (1996).
Genomic organization of M line titin and its tissue-specific expression in two
distinct isoforms. Journal of Molecular Biology. Vol. 256 (3): 556-563.
118.- Kolmerer, B.; Witt, C.C.; Freiburg, A.; Millevoi, S.; Stier, G.; Sorimachi, H.; Pelin,
K.; Carrier, L.; Schwartz, K.; Labeit, D.; Gregorio, C.C.; Linke, W.A. y Labeit, S.
(1999). The titin cDNA sequence and partial genomic sequences: insights into
the molecular genetics, cell biology and physiology of the titin filament system.
Reviews of Physiology, Biochemistry and Pharmacology. Vol. 138: 19-55.
119.- Komi, P.V.; Viitasalo, J.H.T.; Havu, M.; Thorstensson, A.; Sjodin, B. y Karlsson,
J. (1977). Skeletal muscle fibres and muscle enzyme activities in monozygous
and dizygous twins of both sexes. Acta Physiological Scandinavian. Vol. 100:
385-392.
120.- Komi, P. V. y Bosco, C. (1978). Utilization of stored elastic energy in leg
extensor muscles by men and women. Medicine and Science in Sport and
Exercise. Vol. 10: 261-265.
121.- Kovanen, V.; Suominen, H. y Heikkinen, E. (1984). Mechanical properties of fast
and slow skeletal muscle with special reference to collagen and endurance
training. Journal of Biomechincs. Vol. 17: 725-735.
122.- Kyrolainen, H.; Kivela, R.; Koskinen, S.; McBride, J.; Andersen, J.L.; Takala, T.;
Sipila, S. y Komi, P.V. (2003). Interrelationships between muscle structure,
muscle strength, and running economy. Medicine and Science in Sport and
Exercise. Vol. 35 (1): 45-49.
116
123.- Labeit, S.; Barlow, D.P.; Gautel, M.; Gibson, T.; Holt, J.; Hsieh, C.L.; Francke,
U.; Leonard, K.; Wardale, J.; y Whiting, A. (1990). A regular pattern of two
types of 100-residue motif in the sequence of titin. Nature. Vol. 345 (6272):
273-276.
124.- Labeit, S.; Gautel, M.; Lakey, A.; Trinick, J. (1992). Towards a molecular
understanding of titin. Journal of European Molecular Biology. Vol. 11 (5): 1711-
1716.
125.- Labeit, S. y Kolmerer, B. (1995). Titins: giant proteins in charge of muscle
ultrastructure and elasticity. Science. Vol. 270 (5234): 293-296.
126.- Labeit, S.; Kolmerer, B.; y Linke W. A. (1997). The Giant Protein Titin: Emerging
Roles in Physiology and Pathophysiology. Circulation Research. Vol. 80 (2): 290-
294.
127.- Larsson, L.; Grimby, G. y Karlsson, J. (1979). Muscle strength and speed of
movement in relation to age and muscle morphology. Journal of Applied
Physiology. Vol. 46: 451-456.
128.- Larsson, L. y Moss, R.L. (1993). Maximum velocity of shortening in relation to
myosin isoform composition in single fibres from human skeletal muscles.
Journal of Physiology. Vol. 472: 595-614.
129.- Lindstedt, S. L.; Reich, T. E.; Keim P. and LaStayo P. C. (2002). Do muscles
function as adaptable locomotor springs? Journal of Experimental Biology. Vol.
15 (205): 2211 - 2216.
130.- Linke, W.A.; Ivemeyer, M.; Olivieri, N.; Kolmerer, B.; Ruegg, J.C. y Labeit, S.
(1996). Towards a molecular understanding of the elasticity of titin. Journal of
Molecular Biology. Vol. 261 (1): 62-71.
131.- Linke, A. W.; Ivemeyer, M.; Mundel, P.; Stockmeier, M. R. y Kolmerer, B.
(1998). Nature of PEVK-titin elasticity in skeletal muscle. Proceedings of the
National Academy of Sciences USA. Vol. 95 (14): 8052 - 8057.
132.- Linke, W. A. y Granzier H. (1998). A Spring Tale: New Facts on Titin Elasticity.
Biophysical Journal. Vol. 75 (6): 2613 - 2614.
133.- Linke, W.A.; Stockmeier, M.; Ivemeyer, M.; Hosser, H. y Mundel, P. (1998).
117
Characterizing titin's I-band Ig domain region as an entropic spring. Journal of
Cell Science. Vol. 111 (11): 1567 - 1574.
134.- Lortie, G.; Simoneau, J-A.; Hamel, P.; Boulay, M.R. y Bouchard, C. (1985).
Relationships between skeletal muscle characteristics and aerobic performance
in sedentary and active subjects. European Journal of Applied Physiology. Vol.
54: 471-475.
135.- Lortie, G.; Simoneau, J-A.; Boulay, M.R. y Bouchard, C. (1986). Muscle fibre
type composition and enzyme activities in brothers and monozygotic twins.
(eds). R.M. Malina and C. Bouchard, Champaign, IL, USA. Sport and Human
Genetics: 147-153.
136.- Magid, A. y Law, DJ. (1985). Myofibrils bear most of the resting tension in frog
skeletal muscle. Science. Vol. 230 (4731): 1280-1282.
137.- Marin, J.L.; Muniz, J.; Huerta, M. y Trujillo, X. (1999). Folding-unfolding of
immunoglobulin domains in titin: a simple two-state model. General Physiology
and Biophysics. Vol. 18 (3): 305-309.
138.- Maruyama, K. (1976). Connectin, an elastic protein from myofibrils. Journal of
Biochemistry. Vol. 80 (2): 405-407.
139.- Maruyama, K.; Kimura, S.; Yoshidomi, H.; Sawada, H. y Kikuchi, M. (1984).
Molecular size and shape of beta-connectin, an elastic protein of striated
muscle. Journal of Biochemistry. Vol. 95 (5): 1423-1433.
140.- Maruyama, K.; Sawada, H.; Kimura, S.; Ohashi, K.; Higuchi, H. y Umazume, Y.
(1984). Connectin filaments in stretched skinned fibers of frog skeletal muscle.
Journal of Cell Biology. Vol. 99: 1391-1397.
141.- Maruyama, K.; Yoshioka, T.; Higuchi, H.; Ohashi, K.; Kimura, S. y Natori, R.
(1985). Connectin filaments link thick filaments and Z lines in frog skeletal
muscle as revealed by immunoelectron microscopy. Journal of Cell Biology. Vol.
101 (6): 2167-2172.
142.- Maruyama, K (1999). Comparative aspects of muscle elastic proteins. Reviews
of Physiology Biochemistry and Pharmacology. Vol. 138: 1-18.
143.- Marx, J. O.; Kraemer, W. J.; Nindl, B. C. y Larsson, L. (2002). Effects of Aging
118
on Human Skeletal Muscle Myosin Heavy-Chain mRNA Content and Protein
Isoform Expression. Journal of Gerontology Series A: Biological Sciences and
Medical Sciences. Vol. 57: B232-238.
144.- McArdle, W. D.; Katch, F. I. y Katch, V. L. (1996). Exercise physiology; energy,
nutrition and human performance. Williams and Wilkins. Cuarta Edición Cap 8 a
11: 198-211.
145.- McBride, J.M.; Triplett-McBride, T.; Davie, A.J.; Abernethy, P.J. y Newton, R.U.
(2003). Characteristics of titin in strength and power athletes. European Journal
Of Applied Physiology. Vol. 88 (6): 553-557.
146.- Minajeva, A.; Kulke, M.; Fernandez, J. M. y Linke, W. A. (2001). Unfolding of
Titin Domains Explains the Viscoelastic Behavior of Skeletal Myofibrils.
Biophysical Journal. Vol. 80 (3): 1442 - 1451.
147.- Mosoni, L.; Malmezat, T.; Valluy, M. C.; Houlier, M. L.; Attaix, D. y Mirand, P. P.
(1999). Lower recovery of muscle protein lost during starvation in old rats
despite a stimulation of protein synthesis. American Journal of Physiology. Vol.
277: 608E-616.
148.- Mues, A.; van der Ven, P.F.; Young, P.; Furst, D.O. y Gautel, M. (1998). Two
immunoglobulin-like domains of the Z-disc portion of titin interact in a
conformation-dependent way with telethonin. FEBS Letters. Vol. 428 (1-2): 111-
114.
149.- Munsat, T.L.; Mcneal, D. y Waters, R. (1976). Effects of nerve stimulation on
human muscle. Archives in Neurology. Vol. 33: 608-617.
150.- Muñiz, J.; Del Rio, J.; Huerta M. y Marin, J.L. (2001). Effects of sprint and
endurance training on passive stress-strain relation of fast- and slow-twich
skeletal muscle in Wistar rat. Acta Physiologica Scandinavica. Vol. 173 (2): 207-
12.
151.- Musco, G.; Tziatzios, C.; Schuck, P. y Pastore, A. (1995). Dissecting titin into its
structural motifs: identification of an alpha-helix motif near the titin N-terminus.
Biochemistry. Vol. 34 (2): 553-561.
152.- Myburgh, K.H. (1999). The human endurance athlete: heterogeneity and
119
adaptability of selected exercise and skeletal muscle characteristics. South
African Journal of Zoology (1): 11-17.
153.- Nave, R.; Furst, D.O. y Weber K. (1989). Visualization of the polarity of isolated
titin molecules: a single globular head on a long thin rod as the M band
154.- anchoring domain? Journal of Cell Biology. Vol. 109 (5): 2177-2187.
155.- Noakes, T.D. (1997). Challenging beliefs; ex Africa semper aliquid novi.
Medicine and Science in Sports and Exercise. Vol. 29 (5): 571-590.
156.- Noakes, T.D. (1998). Maximal oxygen uptake: "classical" versus "contemporary"
viewpoints: a rebuttal. Medicine and Science in Sport and Exercise. Vol. 30 (9):
1381-98.
157.- Nordin, M. y Frankel, V.H. (2001). Basic Biomechanics of the Musculoskeletal
System. Lippincott, Williams and Wilkins: 3a Edición.
158.- Osterman, L.A. (1994). Methods of Protein and Nucleic Acid Research:
Electrophoresis, Isoelectric Focusing, Ultracentrifugation. Sringer-Verlang: 30-
98.
159.- Pelin, K.; Ridanpaa, M.; Donner, K.; Wilton, S.; Krishnarajah, J.; Laing, N.;
Kolmerer, B.; Millevoi, S.; Labeit. S.; de la Chapelle, A. y Wallgren-Petterson, C.
(1997). Refined localization of the genes for nebulin and titin on chromosome
2q allows the assignment of nebulin as a candidate gene for autosomal
recessive nemaline myopathy. European Journal of Human Genetics. Vol. 5 (4):
229-34.
160.- Petrella, R.J. (1999). Exercise for older patients with chronic disease. The
Physician and Sports Medicine. Vol. 27: 11 URL:
http://www.physsportsmed.com/issues/1999/10_15_99/petrella.htm.
161.- Pette, D. y Vrbova, G. (1992). Adaptation of mammalian skeletal muscle fibres
to chronic electrical stimulation. Reviews in Physiology, Biochemistry and
Pharmacology. Vol. 120: 116-202.
162.- Pokan, R.; Schwaberger, G.; Hofmann, P.; Eber, B.; Toplak, H.; Gasser, R. et al.
(1995). Effects of treadmill exercise protocol with constant and ascending grade
on leveling-off O2 uptake and VO2max. International Journal of Sports Medicine
120
Vol. 16: 238-244.
163.- Politou, A.S.; Gautel, M.; Pfuhl, M.; Labeit, S. y Pastore, A. (1994).
Immunoglobulin-type domains of titin: same fold, different stability?
Biochemistry. Vol. 33 (15): 4730-4737.
164.- Politou, A.S.; Thomas, D.J. y Pastore, A. (1995). The folding and stability of titin
immunoglobulin-like modules, with implications for the mechanism of elasticity.
Biophysical Journal. Vol. 69 (6): 2601-2610.
165.- Politou, A.S.; Gautel, M.; Improta, S.; Vangelista, L. y Pastore, A. (1996). The
elastic I-band region of titin is assembled in a "modular" fashion by weakly
interacting Ig-like domains. Journal of Molecular Biology. Vol. 255 (4): 604-616.
166.- Prilutsky, B. I.; Herzog, W.; Leonard, T. R. y Allinger, T. L. (1996). Role of the
muscle belly and the tendon of soleus, gastrocnemius and plantaris in
mechanical energy absorption and generation during cat locomotion. Journal of
Biomechanics. Vol. 29: 417-434.
167.- Purslow, P. (2001) NNMS 2001-Workshop y Dalakas, M.C.; Park, K.Y.; Semino-
Mora, C.; Lee, H.S.; Sivakumar, K.; Goldfarb, L.G.; (2000) Desmin myopathy, a
skeletal myopathy with cardiomyopathy caused by mutations in the desmin
gene. New England Journal of Medicine. Vol. 342 (11): 770-780.
168.- Rapoport, S.I. (1972). Mechanical properties of the sarcolemma and myoplasm
in frog muscle as a function of sarcomere length. Journal of General Physiology.
Vol. 59 (5): 559-585.
169.- Rapoport, S.I. (1973). The anisotropic elastic properties of the sarcolemma of
the frog semitendinosus muscle fiber. Biophysics Journal. Vol. 13 (1): 14-36.
170.- Raymond, J.; Gibbons, G.J.; Balady, J. W.; Beasley, J.W.; FAAFP, J.; Bricker, T.;
Wolf, F. C.; Duvernoy, V. F.; Froelicher, D. B.; Mark, T. H.; Marwick, B. D.;
McCallister, P.; Davis Thompson, P.; Davis FACSM, Winters, W. L. Jr y Yanowitz,
F. G. (1997). ACC/AHA Guidelines for Exercise Testing: Executive Summary: A
Report of the American College of Cardiology/ American Heart Association Task
Force on Practice Guidelines (Committee on Exercise Testing). Circulation. Vol.
96: 345-354.
121
171.- Reich, T. E.; Lindstedt, S. L.; La Stayo, P. C. y Pierotti, D. J. (2000). Is the
spring quality of muscle plastic? American Journal Physiology, Regulatory
Integrative and Comparative Physiology. Vol. 278: R1661- R1666.
172.- Rief, M.; Gautel, M.; Oesterhelt, F.; Fernandez, J.M. y Gaub, H. E. (1997).
Reversible unfolding of individual titin immunoglobulin domains by AFM.
Science. Vol. 276 (5315): 1109-1112.
173.- Roberts, T. J.; Marsh, R. L.; Weyand, P. G. y Taylor C. R. (1997). Muscular force
in running turkeys: the economy of minimizing work. Science. Vol. 275: 1113.
174.- Russell, B.; Motlagh, D.; y Ashley, W. W. (2000). Form follows function: how
muscle shape is regulated by work. Journal of Applied Physiology. Vol. 88:
1127-1132.
175.- Saltin, B.; Nazar, K.; Costill, D.L.; Stein, E. y Jansson, E. (1976). The nature of
the training response; peripheral and central adaptations to one-legged
exercise. Acta Physiological Scandinavian. Vol. 96: 289-305.
176.- Saltin, B.; Henriksson, J.; Nygaard, E. Jansson, E. y Andersen, P. (1977). Fiber
types and metabolic potentials of skeletal muscles in sedentary man and
endurance runners. Annual New York Academic of Science. Vol. 301: 3-29.
177.- Schantz, P.G. y Dhoot, G.K. (1987). Coexistance of slow and fast isoforms of
contractile and regulatory proteins in human skeletal muscle fibres induced by
endurance training. Acta Physiological Scandinavian. Vol. 131: 147-154.
178.- Schiaffino, S. y Reggiani, C. (1996). Molecular diversity of myofibrillar proteins:
Gene regulation and functional significance. Physiol. Reviews. Vol. 76: 371-423.
179.- Shepherd, R.E. y Gollnick P.D. (1996). Oxygen uptake of rats at different work
intensities. Pflugers Archives. Vol. 362 (3): 219-222.
180.- Simoneau, J.A.; Lortie, G.; Boulay, M.R.; Marcotte, M.; Thibault, M.C. y Bouchar
D, C. (1985). Human skeletal muscle fibre type alteration with high-intensity
intermittent training. European Journal of Applied Physiology. Vol. 54 (250-253.
181.- Simoneau, J.A. y Bouchard, C. (1989). Human variation in skeletal muscle fibre-
type proportion and enzyme activities. American Journal of Physiology. Vol. 257:
E567-E572.
122
182.- Simoneau, J.A. y Bouchard, C. (1995). Genetic determination of fiber type
proportions in human skeletal muscle. FASEB. Vol. 9: 1091-1095.
183.- Sorimachi, H.; Freiburg, A,; Kolmerer, B.; Ishiura, S.; Stier, G.; Gregorio, C.C.;
Labeit, D.; Linke, W.A.; Suzuki, K. y Labeit, S. (1997). Tissue-specific expression
and alpha-actinin binding properties of the Z-disc titin: implications for the
nature of vertebrate Z-discs. Journal of Molecular Biology. Vol. 270 (5): 688-
695.
184.- Spierts, I.L.; Akster, H.A. y Granzier HL. (1997). Expression of titin isoforms in
red and white muscle fibres of carp (Cyprinus carpio) exposed to different
sarcomere strains during swimming. Journal of Comparative Physiology [B]. Vol.
167 (8): 543-551.
185.- Staron, R.S. y Hikida, R.S. (1992). Histochemical, biochemical and ultrastructural
analyses of single human muscle fibers, with special reference to the C-fiber
population. Journal of Histochemistry and Cytochemistry. Vol. 40: 563-568.
186.- Staron, R.S. Hagerman, F.C.; Hikida, R.S.; Murray, T.F.; Hostler, D.P.; Crill,
M.T.; Ragg, K.E. y Toma, K. (2000). Fiber type composition of the vastus
lateralis muscle of young men and women. Journal of Histochemistry and
Cytochemistry. Vol. 48 (5): 623-629.
187.- Stringer, W.; Wasserman, K. y Casaburi, R. (1995). The VCO2/VO2 relationship
during heavy, constant work rate exercise reflects the rate of lactic acid
accumulation. European Journal of Applied Physiology. Vol. 72 (1-2): 25-31.
188.- Sugiura, T.; Morimotot, A. y Murakami, N. (1992). Effects of endurance training
on myosin heavy-chain isoform and enzyme activity in the rat diaphragm.
Pflugers Archives. Vol. 421: 77-81.
189.- Suleman, Amer y Kyle Heffber (2001). Exercise prescription. EMedicine.com.
Inc. URL: http://www.emedicine.com/sports/topic146.htm.
190.- Swain, David P.; Brian C. Leutholtz. (1997). Metabolic Calculations Simplified.
Williams & Wilkins: 58-70.
191.- Tamaki, T. y Uchiyama, S. (1995). Absolute and relative growth of rat skeletal
muscle. Physiology and Behavior. Vol. 57 (5): 913-919.
123
192.- Termin, A.; Staron, R.S. y Pette, D. (1989). Myosin heavy chain isoforms in
histochemically defined fibre types of rat muscle. Histochemistry. Vol. 92 (453-
457.
193.- Thys, H.; Cavagna, G.A. y Margaria, R. (1975). The roll played by elasticity in an
exercise involving movements of small amplitude. Pfllugers Archives. Vol. 354:
281-286.
194.- Toursel, T.; Stevens, L.; Granzier, H. y Mounier, Y. (2002). Passive tension of
rat skeletal soleus muscle fibers: effects of unloading conditions. Journal of
Applied Physiology. Vol. 92 (4): 1465-1472.
195.- Toursel, S.L.; Granzier, H. y Mounier, Y. (2002). Passive tension of rat skeletal
soleus muscle fibers: effects of unloading conditions. Journal of Applied
Physiology. Vol. 92 (4): 1465 - 1472.
196.- Trappe, T.A.; Carrithers, J.A.; White, F.; Lambert, C.P.; Evans, W.J. y Dennis,
R.A. (2002). Titin and nebulin content in human skeletal muscle following
eccentric resistance exercise. Muscle and Nerve. Vol. 25 (2): 289-292.
197.- Trinick, J.; Knight, P. y Whiting A. (1984). Purification and properties of native
titin. Journal of Molecular Biology. Vol. 180 (2): 331-356.
198.- Trinick, J. (1996). Titin as a scaffold and spring. Cytoskeleton. Current Biology.
Vol. 6 (3): 258-260.
199.- Trombitas, K. y Pollack, G.H. (1993). Elastic properties of the titin filament in
the Z-line region of vertebrate striated muscle. Journal of Muscle Research and
Cell Motility. Vol. 14 (4): 416-422.
200.- Trombitas, K.; Greaser, M, Labeit S, Jin JP, Kellermayer M, Helmes M, Granzier
H. (1998). Titin extensibility in situ: entropic elasticity of permanently folded and
permanently unfolded molecular segments. Journal of Cell Biology. Vol. 140 (4):
853-859.
201.- Trombitas, K.; Redkar A, Centner T, Wu Y, Labeit S, y Granzier, H. (2000).
Extensibility of isoforms of cardiac titin: variation in contour length of molecular
subsegments provides a basis for cellular passive stiffness diversity. Biophysical
Journal. Vol. 79 (6): 3226-3234.
124
202.- Trombitas, K.; Wu Y, Labeit D, Labeit S, Granzier H. (2001). Cardiac titin
isoforms are coexpressed in the half-sarcomere and extend independently.
American Journal of Physiology Heart Circulation Physiology. Vol. 281 (4):
H1793-9.
203.- Trombitás, K.; Freiburg A.; Centner T.; Labeit S.; y Granzier H.; (1999).
Molecular Dissection of N2B Cardiac Titin's Extensibility. Biophysical Journal. Vol.
77 (6): 3189 - 3196.
204.- Tskhovrebova, L.; Trinick, J.; Sleep JA, y Simmons RM. (1997). Elasticity and
unfolding of single molecules of the giant muscle protein titin. Nature. Vol. 387
(6630): 308-312.
205.- Vinkemeier, U.; Obermann, W.; Weber, K. y Furst, D.O. (1993). The globular
head domain of titin extends into the center of the sarcomeric M band. cDNA
cloning, epitope mapping and immunoelectron microscopy of two titin-
associated proteins. Journal of Cell Science. Vol. 106 (Pt 1): 319-330.
206.- Wang, K.; McClure, J. y Tu, A. (1979). Titin: major myofibrillar components of
striated muscle. Proceedings of the National Academy of Sciences U S A. Vol. 76
(8): 3698-3702.
207.- Wang, K. (1982). Purification of titin and nebulin. Methods Enzymology. Vol. 85
(Pt B): 264-274.
208.- Wang, K.; Ramirez-Mitchell R, y Palter D. (1984). Titin is an extraordinarily long,
flexible, and slender myofibrillar protein. Proceedings of the National Academy
of Sciences U S A. Vol. 81 (12): 3685-3689.
209.- Wang, K. y Wright, J. (1988). Architecture of the sarcomere matrix of skeletal
muscle: immunoelectron microscopic evidence that suggests a set of parallel
inextensible nebulin filaments anchored at the Z line. Journal of Cell Biology.
Vol. 107 (2199-2212.
210.- Wang, K.; McCarter R, Wright J, Beverly J, Ramirez-Mitchell R. (1991).
Regulation of skeletal muscle stiffness and elasticity by titin isoforms: a test of
the segmental extension model of resting tension. Proceedings of the National
Academy of Sciences U S A. Vol. 88 (16): 7101-5.
125
211.- Wang, K.; McCarter, R.; Wright J, Beverly J, Ramirez-Mitchell R. (1993).
Viscoelasticity of the sarcomere matrix of skeletal muscles. The titin-myosin
composite filament is a dual-stage molecular spring. Biophysical Journal. Vol. 64
(4): 1161-1177.
212.- Weibel, E. R. (1987). Scaling of structural and functional variables in the
respiratory system. Annual Reviews of Physiology. Vol. 49: 147-159.
213.- Werer, W. y K. Hoeger. (1991). Principles and Labs for physical fitness and
wellness. Morton Publishing Company. 2a Edición: 49-78.
214.- Whiting A, Wardale J, Trinick J. (1989). Does titin regulate the length of muscle
thick filaments? Journal of Molecular Biology. Vol. 205 (1): 263-268.
215.- Wisløff, U.; Helgerud, J.; Kemi, O.J. y Ellingsen, Ø. (2001). Intensity-controlled
treadmill running in rats: VO2max and cardiac hypertrophy. American Journal of
Physiology. Vol. 280: H1301-H1310.
216.- Wu Y, Cazorla O, Labeit D, Labeit S, Granzier H. (2000). Changes in titin and
collagen underlie diastolic stiffness diversity of cardiac muscle. Journal of
Molecular Cell Cardiology. Vol. 32 (12): 2151-2162.
217.- Yang, S. Alaqeeb, M. Simpson, H. y Golspink, G. (1997). Changes in muscle
fibre type, muscle mass and IGF-I gene expression in rabbit skeletal muscle
subjected to stretch. Journal of Anatomy. Vol. 190: 613-622.
218.- Yarasheski, K. E.; Pak-Loduca, J.; Hasten, D. L.; Obert, K. A.; Brown, M. B.;
Sinacore, D. R. (1999). Resistance exercise training increases mixed muscle
protein synthesis rate in frail women and men >= 76 yr old. American Journal
of Physiology. Vol. 277: 118E.
219.- Yoshidomi, H.; Ohashi, K.; Maruyama, K. (1985). Changes in the molecular size
of connectin, an elastic protein, in chicken skeletal muscle during embryonic and
neonatal development. Biomedical Research. Vol. 6: 207-212.