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ROBERT HANNA Y MICHELLE MAIESE. Embodied minds in action. Oxford University Press, Oxford, 2009, xii + 418 pp, US$ 70.00, ISBN: 978-0-19-923031-0 Recibido: 03/06/10 Aprobado: 14/06/10 En Embodied minds in action, R. Hanna y M. Maiese se proponen dar una explicación original y comprensiva de la relación mente- cuerpo, la causación mental y la acción intencional. Para ello apelan a una versión particular de la teoría de mente corporizada, y a algunos conceptos metafísicos originales. Los capítulos 1 y 2 apuntan a defender que los seres con mentes están necesaria y completamente corporizados (Tesis de la corpori- zación esencial). En el capítulo 1, los autores introducen su concepto de conciencia. A diferencia de otras posiciones que consideran que la mayoría de los fenómenos mentales no son conscientes, Hanna y Maiese creen que todo aspecto de nuestra vida mental está pe- netrado por la conciencia, aunque sea mínimamente. Esto incluye todo tipo de procesamiento de información, del cual obviamente no estamos conceptualmente conscientes, sino que tenemos una percatación de primera persona de ellos. La conciencia no consiste en la subjetividad metarepresentacional, es decir, la capacidad de tener pensamientos o conceptos; sino en la subjetividad sensorio- motora, que consiste en la posesión de un punto de vista singular, espaciotemporalmente situado y orientado egocéntricamente, y la percatación del propio cuerpo. Asimismo, se sostiene la Tesis de la Corporización Esencial: la mente consciente e intencional está nece- sariamente corporizada en un organismo vivo (Tesis de necesidad) y completamente corporizada en los sistemas, procesos y órganos vitales de nuestros cuerpos vivos (Tesis de completitud). En el enciclopédico capítulo 2, Hanna y Maiese describen los tipos y estructuras de la conciencia. Distinguen, sin proclamarse exhaustivos, diez tipos: conciencia fenoménica (carácter subjetivo de la experiencia), conciencia de acceso (estados mentales cuyos [Analítica, Año 4, N.º 4, Lima, 2010; pp. 109-143]

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  • robert hAnnA y miChelle mAiese. Embodied minds in action.oxford university Press, oxford, 2009, xii + 418 pp, us$ 70.00, isBn: 978 -0- 19- 923031 -0

    recibido: 03/06/10aprobado: 14/06/10

    en Embodied minds in action, r. Hanna y M. Maiese se proponen dar una explicacin original y comprensiva de la relacin mente-cuerpo, la causacin mental y la accin intencional. Para ello apelan a una versin particular de la teora de mente corporizada, y a algunos conceptos metafsicos originales.

    los captulos 1 y 2 apuntan a defender que los seres con mentes estn necesaria y completamente corporizados (tesis de la corpori-zacin esencial). en el captulo 1, los autores introducen su concepto de conciencia. a diferencia de otras posiciones que consideran que la mayora de los fenmenos mentales no son conscientes, Hanna y Maiese creen que todo aspecto de nuestra vida mental est pe-netrado por la conciencia, aunque sea mnimamente. esto incluye todo tipo de procesamiento de informacin, del cual obviamente no estamos conceptualmente conscientes, sino que tenemos una percatacin de primera persona de ellos. la conciencia no consiste en la subjetividad meta representacional, es decir, la capacidad de tener pensamientos o conceptos; sino en la subjetividad sensorio-motora, que consiste en la posesin de un punto de vista singular, espaciotemporalmente situado y orientado egocntricamente, y la percatacin del propio cuerpo. asimismo, se sostiene la tesis de la corporizacin esencial: la mente consciente e intencional est nece-sariamente corporizada en un organismo vivo (tesis de necesidad) y completamente corporizada en los sistemas, procesos y rganos vitales de nuestros cuerpos vivos (tesis de completitud).

    en el enciclopdico captulo 2, Hanna y Maiese describen los tipos y estructuras de la conciencia. Distinguen, sin proclamarse exhaustivos, diez tipos: conciencia fenomni ca (carcter subjetivo de la experiencia), conciencia de acceso (estados mentales cuyos

    [Analtica, ao 4, n. 4, lima, 2010; pp. 109-143]

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    contenidos sern luego accesibles al reporte verbal), conciencia de la criatura despierta (sentimiento subjetivo de un organismo tomado como un todo), conciencia de la criatura que no est en vigilia (sueo, sonambulismo, etc.), conciencia de estado (reconocer que uno est en cierto estado y no en otro), conciencia no transitiva (no dirigida a un objeto, evento, accin, lugar o a s misma), conciencia transitiva (dirigida a un objeto, accin lu gar, evento o a s misma), conciencia transitiva de primer orden (conciencia pre-reexiva o subjetividad sensoriomotora), conciencia transitiva de nivel superior (relacin entre un estado mental de primer orden y uno de orden mayor, como en el caso de la reexin) y reexividad inmanente o sentido inmediato (auto percatacin no conceptual y directa de una mente corporizada). el resto del captulo explica las ocho notas o estructuras fundamentales de la conciencia. la primera, la afectividad, incluye al carcter feno mnico (aspecto experiencial de la conciencia) y la afectividad conativa (la conciencia experimentada como una emocin, es decir, atravesada por el deseo, la aversin y las necesidades). la segunda, la egocentricidad, implica que la conciencia tiene un punto cero interno, opuesto a lo externo, que sirve como centro subjetivo de cualquier cosa que haya en el mundo experimentado. la tercera nota, la espacialidad, permite que cualquier experiencia subjetiva ocurra aqu. esto posibilita la orientacin y el balance del cuerpo propio a travs de la propiocepcin. la temporalidad, cuarta caracterstica, involucra que los estados conscientes tambin ocurren ahora. es decir, la conciencia se establece en el presente respecto al tiempo inmediatamente anterior y al inmediatamente posterior (mediante la memoria reciente y la anticipacin, respectivamente). en quinto lugar est la corporizacin. se trata de la percatacin primitiva del cuerpo, o en otras pa labras, de la corporizacin esencial y continua, que permite al animal con mente sentirse alguien individual y coherente. la sexta nota, la intencionalidad, nos dice que los estados mentales de una criatura consciente son acerca de algo, en virtud de su contenido. este contenido intencional puede ser no-conceptual y no proposicional. en sptimo lugar est el foco, que

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    es una estructura que posibilita a la conciencia llevar la atencin hacia algo en particular. Y por ltimo, la intensidad, es decir, la estructura de los estados conscientes que Hume llamaba fuerza y vivacidad.

    algo que los autores omiten considerar, y que est relacionado fundamentalmente con en estos dos primeros captulos, es el tipo de relacin que hay entre el mundo y la mente corporizada. no queda del todo claro si la subjetividad humana y sus estructuras espacio temporales conguran al mundo tal como es, o meramen-te ayudan a la persona a ubicarse y manejarse en l. los autores parecen inclinarse hacia la segunda opcin, pero su apelacin a las clsicas teoras fenomenolgicas de Husserl o Merleau Ponty hace pensar que la va trascendental no est vedada. este camino, sin embargo, implicara una tesis metafsica sustantiva respecto al mundo: el tiempo, el espacio, o la forma de las cosas que nos rodean, por ejemplo, ya no seran independientes del sujeto, sino congurados a partir de la subjetividad corporizada.

    los captulos 3, 4 y 5 son acerca de la accin intencional. el cap-tulo 3 introduce la nocin de accin intencional esencialmente cor-porizada. los movimientos corporales son de dos tipos: procesos neurobiolgicos internos y procesos conductuales externos. Y lo que diferencia a las acciones intencionales de los movimientos corpora-les que simple mente nos suceden, es que en la accin intencional siempre est presente la operacin de una actividad mental corpo-rizada, el intento. esta actividad mental se da a travs del tiempo en que los movimientos corporales internos y las conductas subsi-guientes suce den. es, entonces, sincrnica con este proceso corporal de dos partes, y por lo tanto no hay hiatos temporales o metafsicos entre la actividad mental y el movimiento corporal. la relacin entre la intencionalidad consciente del agente y su movimiento corporal no es de identidad ni de reduccin, sino de sincrona y necesitacin recproca. Por otro lado, no slo hay acciones intencionales auto-conscientes o racionales, sino tambin acciones es pontneas (las que no parten del razonamiento prctico auto consciente y auto reexivo), impulsivas (como los casos de akrasia) y no instrumentales (por

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    ejemplo, las acciones altruistas o morales que, si bien son causadas por deseos, no son deseos instrumentales).

    el captulo 4 considera las teoras sobre la accin de Frankfurt y oshaughnessy, que son cercanas a la que Hanna y Maiese sostendrn. segn Frankfurt, lo principal de la accin no es aquello que la causa, sino la gua realizada por un mecanismo causal mental independiente, que, sincrnico con los movimientos corporales, los caracteriza y les da signicado. Es decir, la causacin de la accin es simultnea y continua. este modelo es tomado por los autores, con algunas pequeas modicaciones. Luego es considerada la teora volicionista de la accin de oshaughnessy. segn este autor, los movimientos corporales intencionales son aquellos causados por intentos del agente, que son eventos mentales antecedentes. Hanna y Maiese adhieren a una posicin volicionista (es decir, que pone el intento como la causa de la accin), pero reformulan varios puntos de oshaughnessy. en primer lugar, los intentos no son eventos mentales antecedentes sino sincrnicos con la accin. en segundo lugar, la intencin que causa la accin no es auto-consciente ni conceptual sino pre reexiva. Se trata de un intento, pero un intento sin esfuerzo. Por ltimo, no puede haber accin sin este intento. la falsa idea de que uno a veces acta sin intentar hacerlo se basa en un hecho puramente lingstico: efectivamente, no tiene sentido decir que cada vez que mov mi dedo, intent hacerlo. sin embargo, el hecho de que no hablemos as no indica que falte la intencin en las acciones, sino ms bien que el lenguaje que usamos no describe perfectamente la realidad.

    sin embargo, esta ltima respuesta, basada en la diferencia entre nuestras maneras de hablar y la realidad misma, necesita una explicitacin mayor. Una versin radical de esa armacin nos llevara a un eliminativismo respecto a nuestro lenguaje sobre acciones intencionales, o al menos la armacin de que este lenguaje es errneo. siempre que decimos que alguien realiz una accin espontnea o impulsiva sin intentarlo, es taramos equivocados, porque, teniendo en cuenta los intentos sin esfuerzo, deberamos admitir que en realidad s hubo un intento. sin embargo, el concepto

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    de intento que resulta errneo parece ser parte de nuestra peculiar forma de interpretar las acciones. la estrategia de Hanna y Maiese es conservar ese concepto pero modicarlo radicalmente; sin embargo, as deja de ser el concepto intuitivo y, si bien conserva el nombre, parece tratarse de otra cosa. los autores deberan explicar por qu el intento sin esfuerzo es considerado un intento, haciendo legtima as su modicacin del concepto que usamos en nuestra psicologa de sentido comn.

    el captulo 5, quizs el ms interesante del libro, trata sobre la causacin emotiva. la tesis central es que el intento sin esfuerzo y su gua activa estn basadas en emociones, y no en creencias, pensamientos o juicios. las emociones siempre estn basadas en deseos, y son entendidas como cualquier tipo de preocupacin, es decir, no slo tristeza, odio o alegra, sino tambin cualquier inclinacin, gusto, pasin, dolor, placer o sentimiento. son totalmente pre reexivas e independientes de las razones instrumentales, e incluso suelen quedar fuera de nuestra comprensin auto reexiva. adems, son nuestra ma nera de preocuparnos de las cosas del mundo, y son inherentes al intento sin esfuerzo y la gua activa, que producen nuestros movimientos corporales intencionales. Por otro lado, no podemos explicar las emociones a partir de complejos deseo creencia y razones instrumentales, al estilo davidsoniano. Pues este modelo sobre intelectualiza las emocio nes, requiriendo siempre de creencias y deseos proposicionalmente congurados para explicar las acciones que en realidad son producidas por meras emociones. Y, contrario a eso, los objetos intencionales de las emociones no sern necesariamente proposicio nales: el amor, la excitacin o el mal humor no requieren de creencias o pensamientos proposicionales. la intencionalidad de las emociones se basa no en el contenido propo sicional sino en el foco, es decir, a qu apunta cada emocin. los sentimientos o afectos determinan tanto el foco de atencin de los elementos perceptuales y cognitivos en las emociones (es decir, a qu atenderemos en la cognicin) como el foco de objetivo del elemento prctico (es decir, qu deseamos con nuestra accin). slo los sentimientos y afectos pueden proveer

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    distinciones de grano tan no como el foco de atencin de nuestra cognicin; as podemos distinguir un beso de amigos de un beso de amantes. Este rasgo de la intencionalidad es llamado conguracin afectiva, denido como un sensorium emocional que las criaturas conscientes e intencionales usan para manejarse y orientarse en el complejo mundo que los rodea.

    El interesante concepto de conguracin afectiva podra ser-vir tambin para echar luz sobre otros problemas loscos que no aparecen en el libro. Por ejemplo, podra ayudar a descartar la dicotoma hecho valor. Pues, dado que todo objeto del mundo es visto a partir de nuestras emociones, y que stas incluyen fun-damentalmente la aversin y el deseo, resultara imposible, por ejemplo, una percepcin completamente carente de valo raciones. no se tratara ya de una carga terica de la observacin (guiada, seguramente, por valores epistmicos), sino de una carga emoti-va, donde la dimensin evaluativa est presente con mucha mayor evidencia.

    los captulos 6, 7 y 8 tratan sobre la metafsica de la accin intencional. el captulo 6 plantea el problema de la causacin mental. si las propiedades mentales no son reducibles a propiedades fsicas, cmo pueden causar sucesos fsicos? se describe el principal problema alrededor de la causacin mental, que tiene la forma de un argumento. en este argumento, se muestra que los principios de ecacia causal de lo mental, clausura de lo fsico e irreducibilidad de lo mental llevan, en su conjunto, a una contradiccin. Por ende, se trata de una paradoja que debe ser resuelta, y alguno de esos principios debe ser abandonado o modicado. Luego, se dan razones para defender estos tres principios que llevaban a la contradiccin. El primero de ellos, la ecacia causal de lo mental, o la idea de que la mente puede causar sucesos fsicos, debe ser aceptado porque su negacin contradira todas nuestras intuiciones, e incluso hara caer nuestras consideraciones sobre la autonoma, la responsabilidad y la agencia. nuestra propia racionalidad estara en riesgo, dado que no creeramos lo que creemos por haberlo elegido o por considerarlo correcto, sino por algn hecho externo. la clausura

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    de lo fsico, segundo principio involucrado, tambin deberamos aceptarla, ya que ningn suceso enteramente no fsico (dioses, almas inmateriales, formas platnicas, etc.) puede ser causa de un evento fsico. Finalmente, puede plantearse un debate respecto al principio de irreducibilidad de lo mental (PiM), es decir, de la armacin de que las propiedades mentales no son ni idnticas ni lgicamente supervenientes de ciertas propiedades fsicas. Para fundamentar este principio se han dado numerosos argumentos: los de Putnam (realizabilidad mltiple), Kripke (argumento modal), nagel (argumento del murcilago), chalmers (posibilidad de zombies) y Jackson (argumento del conocimiento) son los ms destacables; Hanna y Maiese agregan otros. sin embargo, admiten que ninguno de estos argumentos es concluyente, y por eso apelan a apoyar el PiM a partir de la consideracin conjunta de todos los numerosos argumentos dados a su favor.

    los argumentos de ese captulo acuden a la intuicin ms de lo deseable. es cierto que negar poderes causales a la mente tendra consecuencias lamentables sobre lo que creemos sobre nosotros y sobre el mundo, pero eso no puede ser razn suciente para creer que la tesis de la ecacia causal es correcta. Del mismo modo, aun-que aqu es muy comn la apelacin a intuiciones, los argumentos contra la irreducibilidad de lo mental no se hacen ms convincen-tes cuando uno los considera a todos en conjunto; por el contrario, el hecho de que ninguno de ellos sea concluyente puede hacernos pensar que hay alguna falla comn a todos.

    el captulo 7 se propone desarrollar la peculiar teora de la causacin mental que sostienen los autores, y reformular el prin-cipio de clausura de lo fsico para evitar caer en la paradoja del captulo anterior. Este principio arma, en todas sus versiones, que slo un evento fsico puede causar otro evento fsico. en las interpretaciones tradicio nales, adems, arma que las propieda-des fsicas excluyen conexiones intrnsecas con propiedades men-tales. Esta versin, que lleva al dualismo o al sicalismo ms puro, es llamada Fundamentalismo, y aparece como la fuente de todos los problemas. lo que los autores proponen, en cambio, es que las

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    propiedades fsicas no necesariamente excluyen conexiones intrn-secas con propiedades mentales (Post fundamentalismo). adems, al gunas propiedades fsicas, en sus instanciaciones en el mundo, incluyen necesariamente conexiones inherentes o intrnsecas con propiedades mentales. la conexin intrnseca entre lo mental y lo fsico es entendida como fusin: se dice que dos propiedades estn fusionadas, cuando son distintas, necesariamente co extensivas y estn intrnsecamente correlacionadas en cualquier objeto que las instancia a ambas. Por ejemplo, la concavidad y la convexin es-tn fusionadas en cualquier gura curva nita. Esta teora permite lo que los autores buscaban: que algo que no es slo fsico, sino esencialmente mental y fsico, en virtud de la fusin entre lo fsico y lo mental (es decir, sin sobredeterminacin), pueda causar algo que sea fsico, sin violar la clausura de lo fsico. asimismo, las propie-dades mentales y las fsicas fusionadas se encuentran relacionadas por un tipo especial de necesidad: la necesidad metafsica fuerte a priori. a diferencia de la necesidad lgica, que es la verdad en todo mundo lgicamente posible, la necesidad metafsica fuerte o nolgica es la verdad en todo mundo posible que est regido por las mismas caractersticas estructurales del espacio, el tiempo y la causacin que las de nuestro mundo. Y, as como la concebibilidad nos permite conocer verdades lgicas a priori, tambin tenemos una capacidad cognitiva para conocer verdades metafsicas fuer-tes a priori, que involucra la cooperacin entre la concebibilidad y una capacidad no conceptual de manipular y generar modelos mentales. se trata de un genuino conocimiento sinttico a priori, de corte kantiano.

    esta capacidad para el conocimiento metafsico a priori tambin hace surgir dudas. en particular, no est muy claro qu es lo que se puede conocer con ella y de qu manera. en el caso de la concebibilidad, el caso era mucho ms claro: si no puedo concebir que a no sea B, entonces a es B por necesidad lgica. Pero la necesidad metafsica fuerte o no lgica nos plantea mayores dicultades: en particular, no es sencillo comprender de qu manera podemos conocer la relacin entre la mente y el cuerpo

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    a priori. esta interesante pero oscura facultad nos recuerda a la misteriosa sensibilidad que, segn Descartes en sus cartas a elizabeth, nos permita conocer (o ms bien, sentir) la unin entre el cuerpo y la mente, aunque no conceptualizarla.

    En el captulo 8, el ltimo del libro, los autores nalizan el de-sarrollo de su concepcin metafsica de la accin. Describen su po-sicin como la conjuncin entre dos armaciones. La primera es la fusin de propiedades mentales y fsicas, tal como fue desarrollada en el captulo 7. La segunda es el hylomorsmo neo aristotlico, es decir, la tesis de que las propiedades mentales fundamentales de las mentes son estructuras intrnsecas dominantes de ciertos organismos vivos. esto descarta la identidad entre propiedades mentales y fsicas en estos organismos vivos, y plantea en cambio la constitucin conjunta. en otras palabras, la mente le da indivi-duacin y propsito al organismo vivo entero, entendido como los poderes causales de sus rganos, sistemas y procesos vitales; y el organismo vivo permite que esta mente exista.

    en conclusin, Embodied minds in action es un libro ambicioso y abarcativo, que logra desarrollar una teora comprensiva y detallada de la mente corporizada y la accin intencional. es recomendable para quienes estn interesados en losofa de la mente, y esencial para los que investigan el campo de la mente corporizada.

    Diego tajer instituto de Filosofa, Facultad de Filosofa y letras, universidad de Buenos aires, c1406Grs, Buenos aires, argentina - G[af]. correo electrnico: [email protected].