Sigal y Santi - Discurso Autoritario

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C R I l lD A N I O I M A C I O N

d e aA U l O R l T A B l O S

.

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DEL DISCURSO EN EL REGIMEN AUTORITARIO

UN ESTUDIO COMPARATIVO

Si lvia Sigal e Isabel San ti

1. Introducclon

Existe ya una abundante literatura sobre los regimenes autoritarios engeneral y sobre los r egirnenes autorit arios de los a fios '70 en e l sur del conti -

nente, que permite situar nuestro t rabajo por referencia a una problematicaya un conjunto de proposic iones relativamente estab lec idas l.

Asi, por ejemplo, acerca del hecho de que el binomio militares/elite

tecnocratica tenia -a pesar de diferencias y aun de conflictos internos- un

proyec to claro ante el caos econornico y la amenaza popular: l a reest ructu-

racion de la econornia para lograr que el mercado destruyera las antiguas

identidades politic as 0 corpora tivas, arguyendo la necesidad de recrea r la s

bases de una nueva libertad individual de acuerdo con los canones del neo-

conse rvadori smo. La soc iedad, presentada como incapaz de encontra r por

si misma su camino, debia ser curada de su "enfermedad" -segun la meta-

fora argentina- 0 de su "tumor maligno", como en los discursos chile-nos2•

Es evidente que los dos golpes de Estado tuvieron por objetivo poner

un freno a la movilizacion popular y restablecer el orden social en su con-

junto . Seria inuti l, entonces, buscar correspondencias directas entre los in-

tereses de fracciones de c1ase y el proyecto polit ico-econornico de los nuevos

regimenes; obviamente,' el re stab lec imien to del orden social f avotecia la s

pos iciones de una par te considerable de las c1ases dominantes . Consideran-

do, con razon, que el plan econornico fue el verdadero plan politico, diver.

sostrabajos pusie ron de rel ieve la logica social implici ta en los discursos de

la elite tecnocratica civil. La palabra de los militares -cuyas contradic-ciones con la ideologia econornica fueron sefialadas repetidamente-s- no me-

I Para la Argentina. vease Quevedo, Luis Alberto: Discurso politico y orden social,

CEDES, 1984 (roneo) y Garcia Delgado, D.: "EI ascenso del neolibera li smo" , CIAS, N° 309,

d ic icmbre 1981. Ent re lo s aut or cs ch il enos , re cor demos lo s t rabaj os de Brunne r, Ga rr et on,

Munizaga , Moul ian, Lechner y, en gene ra l, l as pub lic aci one s de l a FLACSO ch ilena .

2 Para este lema, vease Delich, F.: "La metafora de la sociedad enferma" en Critica yUtopia, N" Will, Buenos Aires , 1983.

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recia entonces que se Ie prestara atencion J.

<.Por que emprender un analisis del discurso de los dirigentes militares?0, mas precisamente, <.para que? Los argumentos que 1 0 hacen injustifica-do abundan. '

Nuestro trabajo no pretende de ningun modo negar el papel central delplan neoliberal encarnado por un equipo (los "Chicago Boys" en Chile) 0

por un hombre (Martinez de Hoz en la Argentina); ese plan constituia, masalia de las medidas economicas, un proyecto de sociedad en sent ido amplio.Por otra parte, tanto para Chile como para la Argentina, puede afirmarsesin hesi taci6n que fueron ante todo las pract icas estatales , a t raves de medi-

das concretas y de una represion de envergadura desconocida hasta enton-ces, los instrumentos de una politica que se proponia la desarticulacion deotros discursos y la destruccion de las identidades sociopol iticas. Si agrega-

mosaesto lasafifmadoneste6ticas acerca de la ausencia de una ideologiamovi lizadora, como caracteris tica esencial para distinguir autoritarismo detota litarismo, los discursos de los di rigentes mili tares pueden facilmente serreducidos a una simple fachada sin significacion verdadera. Poco mas quepalabras que rodean a la verdadera palabra -Ia de la elite tecnocratica-; yque ocultan apenas la realidad de la represi6n.

Es indudable que no est amos frente a discursos politicos tipicos, en lamedida en que la creaci6n de creencia est a limitada desde dos angulos. EIprimero, como dij imos, deriva de la caracterist ica cornun a los regirnenesautoritarios, esto es, la ausencia de una ideologia movilizadora; en verdadni los mili tares chilenos ni los argent inos prerendieron suscitar 0mantener

una adhesion ardiente de partes considerables de la poblaci6n =mas bien alcontrario, como verernos luego-; cabe entonces aplicar la distinci6n pro-puesta por Rouquie: mientras un regimen totalitario dice "quien no estaconmigo esta contra mi", los autoritarismos afirman "quien no esta contrami, esta conmigo". EI segundo deriva precisamente de la ausencia de un re-gimen democratico, en el cual los discursos pol it icos son intrinsecamentediscursos polernicos dirig idos sobre todo (aunque no solamente) a un Otro a

quien se pretende "hacer creer" de manera que se integre al Nosotros delenunciador y comparta el Otro antagonista. Podria concluirse que el estu-

dio de los discursos de los militares desde el punto de vista de alguna teoriade la comunicacion 0 de alguna hipotesis sobre los "efectos", "la recons-truccion de sent ido", "e l peso ideoI6gico", e tc. , parece obturado.

Las consecuencias de la producci6n de un tipo de discurso y no de otrono son, sin embargo, despreciables. Locos, delincuentes 0borrachos, los di -

3 En el exce lent c tr abajo "Ord re soci al et moneta ri smc en Argr- ri nc ", A. Cani tr ot af ir -

rna: "La ideo log iadel li be ral is rno p redorn ino en e l e je rc ic io de la a li anza mil it ar -l ibera l, del

rn ismo modo que e l i nt ere s por l a cue stion ccono rn ic a p redo rn ino sobr e l os p roblemas poli ti -

cos . Desde e l Mini st er io de F inanza s, Ma rt inez de Hoz, pol it ico con ta lento , d io e l t ono a toda

l ages ti on gube rnamenta l. S in desconoce r sus mer it os, hay que admiti r que l a import ancia que

cobro se debi o p rincipalme rue a l aoscur idad de la a cc ion pol it ic a de lo s mi lit are s. Est es no ce -

s aban de expone r lo s obje tivos que p roponi an, de p ro fe sar una fi lo sof ia con fusa sobre el se r na-

donal y de af irma r que permanece rian en e l poder tanto rie rnpo como 4 e s fuera necesar io . .. "Problemes d'Amerique l.utine, N° 66, 1982, pag. 85.

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rigentes militares tenian un lugar de palabra, el del poder, que ~er~ce por

ello reflexi6n antes de concluir que no fue mas que un ruido 510 impor-

tanci~~dria responderse , entonces, que el objetivo de este t rabajo es an~l i-

zar una est ructura ideol6gica que interesa en tanto mo~o ~e representacion

de 10 social. Se sabe que los regimenes l lamados ~ut~r.l tanos no estan liga-

dos a las teorias friedmannianas, le jos de el lo; se justif ica entonces pl~p~earuna primera pregunta: <.c6mo y en que sent ido puede hablarse de una I e<?-logia autoritaria"? No pretendemos, por cierto, dar una respuesta net a SI-

no apor tar elementos y, sobre todo, llegar a formular co~r~ctam~nte la pre-

gunta (la vaguedad del concepto de autoritarismo no faci li ta , e .vld~ntemen-te, la tarea). Por otra parte, no parece evide~te que I~ sumatona simple delneoliberalismo y de la doctrina de la segundad naclO!lal baste,n para darcuenta de la naturaleza de los discursos del poder en Chile despues de 1973 yen la Argent ina despues de 1976, 1 0 cuailleva a formular u?a segunda pregun-

ta : <.puede afirmarse que, en 10 esencial, los mil!t~res c~llenos y argentinoscomparten la misma ideologia? <.Comparten quiza la rmsma econorma dis-

cursiva?Para tratar de responder a estas preguntas hem os to~~do com? punto

de partida el analisis comparativo del modo en que los militares chile nos y

argentinos legitimaron su intervenci6n y l~ to"!~ de~poder, durante ~I pe-

riodo inicial de los nuevos regiID:en.es: la Identlf!c.aclOn"de l~~ op~r.ac~onesdiscursivas de pasaje de una legitimidad dernocratica a otra legltlmlda~,

llarnemosla por elrnomento "autoritaria". Aclare~o~ ya qu: ? O n<?~referi-

mos, naturalmente, a la u til izaci6n corrient~ ~e 1 terrruno ,legltlmaclOn en elsentido de creacion de consenso, sino a las logicas que estan pres:ntes en losdiscursos militares para justificar y dar un sentido a los respectivos golpes

de Estado. Autolegitimacion, entonces. . . "Como todo discurso politico, el de los mill t ares hab~ar~ a pa:tlr d~ ~na

posici6n de sinceridad que funda una verda.d; ,nuestro objetivo es Identlflc~r

las operaciones de construcci6n de esa POSIcion, que son e! r~sultado de I~-gicas diferentes, que per tenecen a diferentes campos. s~J?antlcos y que ac-tuan a veces como metaforas unas de otras, por contiguidad 0 por cadenas

de equivalencias. '. , I' d'Hemos dicho "discurso pol itico" y esto merece ~eflexiO~. Ana tzar 15-

cursos public os como esto s obliga a dar un paso previo a la busqueda de una"ideologia" Y a preguntarse acerca de su naturaleza; una pnrnera respuesta

es que, por las razones que dim?s anterior~ente, nos encontramos en el

borde de 1 0 que puede llamarse discurso politico, del otro la~o ~~l cual en-cont raremos discursos que corresponden a juegos d~ le~guaJe dlteren:~s.En ese borde se encuent ran discursos que nada impide llamar p~lIt~cos

pero cuyo status es singular: son pronunciados desd~ el po~~r,.son publ icosen eI sentido de que son pronunciados ante un auditorio :itmltado pero secaracterizan por la cuasi inexistencia de una voluntad de genesis de creencia,de una voluntad que Ilamaremos "cred6gena" 4 Recordemos algunos

4 Lacue stion de l a c re enci a en lo s ana lis is poli ticos es ta poco des arr ol lada, s al vo e? r an -

10 fenorneno psicol6gico. Algunas discusiones recientes la han reiomado, en particular

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ejemplos p~radigmaticos: l .que pregunta guiaria un analisis de los discursosdel secretano del PCUS en los aniversarios de la revolucion sovietica? .Co-mo se aplicarian los instrumentos de una u otra teoria del discurso a ~~me-rosas alocuciones del presidente de la Confederacion Helvet ica?

En lugar de operaciones de "hacer creer" encontramos la rei teracion. Co-. mo el sermon del domingo que en nada 0 casi nada se distingue del de otros

domingos. Por supuesto, hay mementos en los que esos discursos 0esos ser-mones aba~?on~n ~l territorio de la rei teracion (que se reduce practicamen-

te a la funcI~n factica) para hacerse cargo de una dimension polemica y ere-d6gena; nadie se engafia en esos casos, ya sea cuando los sermones vehiculi -

zan conflic~os de do~trina.~ cuando s,;mclaramente politicos. l.Quid de losotros? l.QUld de la reiteracion pura y Simple de una palabra ceremonial? Noes acerca de su "ser" -sobre su rol expresivo, por ejemplo- que queremos

.p. lantear el proble!Da, sino acerca de las operaciones de lectura que son sus-c itadas P?r esos dlscurso~. De manera caric~tural-pero no siempre ale jada

de la reahdad- puede af~rmarse que esos ~lscurSOS son legibles y le idos porexpertos y que la operacion de lectura consiste en su desciframiento. De dis-

c~rs<:>spol iticos no conservan mas que su relacion con el poder y su caracterpublico, pero no menos tampoco. Por 10dernas, parecen responder a otrojuego, cuya regla es la decodificacion y su objetivo la inferencia acerca delestado de relafiones de fu~rza 0 de intenciones en un campo politico

opaco. La ~etafora ?e la caja ~egra es probablemente la mas adecuada ya

que estos discursos tienen su myel de lectura pertinente en tanto sintomasque permiten formular hipotesis acerca del interior de la caja.

Debe agregarse , s in embargo, que esta operacion de desci framiento es-

ta pr~sente, en mayor 0menor grado, en toda lectura de un discurso politi-co. Si en su f?rma extre~a recortan ellugar de los expertos (entendiendopor tales a quienes manejan 0 pretenden manejar el codigo adecuado y quepueden ser tanto cientistas politicos como periodistas 0militantes), hay co-yunturas en las que la recepcion consiste fundamentalmente en una lecturaen la que los ejectos de un discurso consisten precisamente en la puesta a

pru~b~ de un codigo y ~n la produccion de ot ro discurso que contiene tanto. e l codigo como el desci frarniento efectuado S.

. Los discursos de los militares que nos ocuparan com parten el caracterrmxto y ~~blgUO q~e el terrni rio autoritarismo intenta designar. Ni discur-sos movlhzado~es m .una mera rei teracion ceremonial, combinan desigual -mente ambas dimensiones,

~ebray, R..Critique de la Raison Politique, Gallimard, 1981; Veyne, P.: Les grecs, croyaient-lis dans leurs ':'>'.thes?Ed. du Se~ll; Desanti, 1. T., Un destin philosophique, Grasset, Paris,1982.pe este ~hlmo hemos retemdo la Ideade la creencia como la inscripcion en un juego dereenvios simbolicos, que establece la relacion entre un Nosotros contra un Otro (cf. espec. pp.58 y 59).

5 La nocion de que el efecto de un discurso es la produccion de otro discurso ha sidopresentada por Veron, E.: "Serniosis de l'ideologique et du pouvoir" Communications 281978. ' , ,

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Precisemos que nuestroobjeto sera analizar los discursos de losmiembros de los gobiernos surgidos del golpe de Estado chilena del 11 de

septiembre de 1973 y del golpe de Estado argentino del 24 de marzo de 1976;como hemos dicho, nuestro interes se centra en el periodo inicial; hemos

considerado entonces los discursos chi le nos desde septiembre de 1973 hastafinales de 1975 y los discursos argentinos desde marzo de 1976 hasta fines de

19786 .

2. Legitimidad -y legalidad

Una primera comprobaci6n se impone: mientras que los chilenos de-nuncian en el primer texto oficial la situaci6n de ilegitimidad en la que se

hal laba el gobierno de Allende debido a rei teradas violaciones de los regla-

mentos e instituciones querigen la legalidad democratica, las declaracionesde los militares argentinos subrayan la situaci6n de caos y deso rden que im-

peraba durante el gobierno de la senora de Per6n.Dice el Bando N° 5 del 11 de septiembre de 1973, en Chile:

"Teniendo presente:

1. Que el gobierno de Allende ha incurrido en grave ilegitimidad, de-

mostrada al quebrantar los derechos fundamentales de libertad de

expresi6n, l ibertad de ensenanza, derecho de reuni6n, derecho de huel-

ga , derecho de peticion, derecho de propiedad y derecho, en general, auna digna y segura subsistencia; ( .. . )4 . Que ademas el gobierno se ha colocado al margen de la Const itucionen multiples oportunidades, usando arbitrios dudosos e interpreta-ciones torcidas e intencionadas, 0en forma flagrante en otras, las que,

por distintos motivos, han quedado sin sancion; ( ... )5. Que asimismo, usando el subterfugio que ellos mismos han denorni-nado 'resquicios legales', se han dejado leyes sin ejecucion, se hanat ropel lado ot ras y se han creado situaciones de hecho i legit imas desde

su origen;6. Que tambien, reiteradamente ha quebrado el mutuo respeto que sedeb en ent re sflos Poderes del Estado, dejando sin efecto las decisionesdel Congreso Nacional, del Poder Judicial y de la Contaduria Generalde la Republica, con excusas inadmisibles 0 sencillamente sin explica-

ciones."

La primer a declaracion publica de la Junta Argentina del 25 de marzo

de 1976 afirma, en cambio, 10 siguiente:

6 Nuestro procedimiento puede resumirse del modo siguiente: con el objeto de consti-

tuir elcorpus deestetrabajo hemos consultado laselecci6n semanal del diario EI Mercurio, pa-ra Chile, desde ell Ide septiembre de 1973hasta fin de 1975,y lapublicaci6n equivalentc de:LaNacion desde el24 de marzo de 1976hasta f in de 1978, para laArgentina. Dcspues de una Icc-

tura "flotante" detodos los textos y discursos oficiales provenientes de los nuevos gobieruos,decidimos Iimitar nuestro estudio alos textos y discursos de los militarcs de la~ respectivas

Juntas.

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"Ago~a~~s todas las . i~sta~cias del rnecanismo institucional, superada

la pos ibil idad de rectlfl~aClOnes dentr .o del ' :l1~~code las ins ti tuciones ydemostrada en forma I rrefutable la imposibi lidad de la recuperac ion

del proceso por sus vias naturales lIega a su termino una situacion queagravia a 1a Nacion y compromete su futuro.

Nuestr? puebloha sufrido una nueva frustracion. Frente a un tremen-

do vacio de poder, capaz de sumirnos en la disolucion y la anarquia: a

la f~lta de capacidad de convocatoria que ha demostrado el gobier~o

nacional; a las rei teradas y suces ivas contradicciones evidenciadas en la

adopcion de.m edidas de toda indole; a la falta de una estrategia global

que. conduc lda . por el poder poli ti co en frenta ra a la subversi6n; ala ca -

rencia de ~olucl?nes para problemas basicos de la Naci6n, cuya resul-

t ante h .a sido e l incremento permanente de todos los ext remisrnos: a la

a~senc!a tota l de I?~ejemplos eticos y morales que deben dar quienes

e je rcen ~aconduccion d~1Estado; a la manifi esta irr esponsabil idad en

el mane~o de la econorrua, que ocasionara el agotamiento del aparatoproductive: a la esp~culaci6n y la corrupci6n general izada, todo 10cual

se tr,~duce en una Irreparable perdida del sentido de grandeza y defe...

Los mili ta res chil enos, a l justi ficar su presenc ia en el Estado como con-

secuencia dela ilegitimidad y de la ilegalidad en las que habia caido la Uni-

dad Popular no hacen sino atribuirse una legitimidad dentro de un marco

legal . Borran el ?esacato al. re~imen institucional perpe trado por e llos mis-mos puesto que este ya habia sido desacatado; asi, no hacen mas que volver

~ las ver~~dera~ .fuentes de la legitimidad que emanan del marco legal. Lamtervencion mlht~r aparece, mas aun, como una necesidad imperativa

puesto que el .Pres ldente Allende habia violado la Constitucion. Al otorgar-

s7 un nuevo sistema legal, los rnilitares edifican, de un dia para otro, un re-gimen que se present a como legftimo y legal a la vez.

En I.aArgent ina , en cambio, l a just ifi cac i6n de la intervenci6n mili ta r

~o se re fie re n~nca . ni a una il egi tlmidad del gobierno peronista ni a su il ega-

hdad . ~e.podna afl rm~r, por c ierto, que la desc ripc i6n de l caos, provocado

o.~er~lt ldo por el gobierno consti tucional , equiva le a una acusac i6n de i le-gi timidad; pero esta no se desprenderia de la vio lac i6n de los reglamentos 0

mstituciones que rigen la legal idad constitucional, sino de la violaci6n de a l-

go q.ue es, para los militares, mucho mas valioso: las Necesidades de la

Patna, la Integracion de la Nacion, la Autoridad del Estado.~e trata de una decision propia de las Fuerzas Armadas quienes, por

esencia , no pueden permanecer indife rentes ante la degradacion nac iona l

Ef~c.t iv.amente, l a J~nt~ argentina no se preocupa por sentar la s bases de s~

legit irnidad y ~ste te rrnmo cast no aparece en sus discur sos. La descripcion

del ca?s consntuye per se una justi ficacion (y, probablemcnte, bastaba con

enunclarla. para contar conel apoyo 0, al menos, la benevolencia de una

parte con~lderable de lapoblacion, atemorizada por la amenaza popular yla violencia de los grupos armados).

. Al presentar la imposibilidad de seguir atacando al gobierno constitu-

clO.n~1~omo una evidencia, esta mismaevidenc ia les permi te const ruir unalegitimidad natural , obvia, que va de suyo.

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Lo que acabamos de comprobar nos remite a las diferencias entre las

historias respec tivas de ambos pai ses. Volveremos sobre esto luego , pero re-cordemos ya que , en la Argent ina , e lc ic Io ininte rrumpido de gobie rnos elec-

tos y golpes de Estado, abierto en 1930, habia ido estructurando una legiti-

midad politica virtual para las Fuerzas Armadas. La reiterada interven-

cion de estas habia construido un discurso legitimatorio que paso a for-

mar parte de la cultura politica, tanto para los militares como para la pobla-

cion civil. Por 10 t anto, 1976 no constituye mas que una nueva vicisitud de

la histori a y no exige ninguna labor di scursiva nueva: esta ya fue realizada y

basta con recorda r algunas de sus f6rmulas. Las Fuerzas Armadas chil enasno habian encontrado tantas oportunidades para inte rveni r en la vida pol it i-

ca del pais. EI si stema pol iti co chi leno, mas bien estable, mantenia a los rni-litares dentro de los cuarteles. Los militares chilenos sobresaJian en el sur

del continente, por su nivel de profesionalismo, su noc i6n prec isa de la di s-

ciplina, su respe to de la di scipl ina y de I~s j~~arquias. ~a ideologia que .I~sguiaba consisti a en e l r espeto de la Consti tuc ion y de las msntuc iones defini -

das por ella. EI hecho misino de no haber in.tervenido en la v!~a ~el Esta.doles obliga a emprender un verdadero trabaio de estructuracion ideologica

con e l fin de just ificar su intervencion. Dicho t rabajo se va efect.u~ndo en . el

marco institucional: es mas, invocan e l principio de representa tividad al in -

dicar que su intervencion respondia a l requerimiento explicito de una mayo-

ria de la poblaci6n civil: ~

"AI clamor de los gremios, de las mujeres y de la juventud que veiancon pavor la destruccion de la Nacion al negarsele el futuro de Ii-

bertad y progreso del pueblo, no quedo otro camino a las Fuerzas Ar-

madas y de Carabineros sino el de poner terrnino a este estado de des-

quiciamiento de todo orden y ofrecer una esperanza de paz y recupera-

cion al pueblo chileno ... "(Discurso del Gral. Pinoche t ante autoridades c ivil es, mi lit ares y ec le-

siasticas. 11110/7 3.)

A los mili tar es argentinos les basta su prop ia eva luac ion de la situaci6n

para tornar una decision que no esta inspirada por ningun grupo social real

ni por ningun l Iamamiento proven iente de la sociedad; poseen una legit imi-

dad autonoma ya inscripta en el universo politico, como encarnacion de la

Pat ria y de los intereses abst ractos de los "habit antes".En Chi le, la busqueda de elementos de legit irnizac ion impulsa a los mi-

litares a recurrir a fuentes que no se presentan nunca en la Argentina: Pi-nochet dice -10encontramos a menudo en sus discursos- que las Fuerzas

Armadas recibieron su rnision hist6rica de las manos de Dios:

"Que esta guerra civil no haya estallado materialmente con todas sus

posibles consecuencias fue gracias a la Divina Providencia que con su

mano misteriosa diera a las Fuerzas Armadas y de Orden la f1uidez pa-

ra lIevar a cabo rapida y oportunamente su accion pacificadora".

(11/3/74.)

3 . La legit imidad patriot ica

Paralelamente a estas diferencias en la presentaci6n de los dos golpes

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de .Esta~,? de?e sefialarse un rasgo comun: la auto-Iegit imaci6n se apoya en

la Id~nt lf lCaCl6n ent re Fuerzas Ar~adas y Patria. Internandose por sende-ros diferentes, convergen en un mismo punto: las Fuerzas Armadas tienenla obligacion moral de asumir el poder en nombre de los intereses de la Na-cion.

EI Bando chileno del 11 de septiembre de 1973, ya citado, declara:

"Las Fuerzas Armadas y las Fuerzas del Orden han asumido la res-

pon~a~il idad de~deber moral que la Pat ria les impone y que consiste en?eS~I~Ul~al Gobierno que, aunque inicialmente legit imo, ha caido en lailegitimidad flagrante, y han decidido asumir el Poder. .. "

Mient ras que la Proclama argentina afirma:

" .Las Fuerzas A.rmadas, en cu .mpl imiento de una obligacion i rrenun-ciable han asumldo.la <:onducc16n del Estado. Una obl igaci6n que sur-

ge d: serenas medltaclOne~ sobre las consecuencias irreparables quepodna tener sobre el destino de la Naci6n una actitud distinta a laadoptada ... es una decision por la Patria."

I?os elemen.tos principales de 1 0 que llamaremos el imaginario militar?perrmte construir la posici6n de enunciaci6n prop ia de las Fuerzas Arma-das: en p~imer lugar, las propiedades insti tucionales, la discip lina interior,el esc~lafon que corresponde a normas preestablecidas, el respeto de las je-rarquias, etc. ; en resumen, una organizaci6n especi ficamente militar: en se-g~ndo lugar, la posibi lidad de auto-atr ibui rse propiedades morales ~ue los

vmc~laI! directamente a la c?ns~itu~i?n d.~.l..••....tado-Nacion, basandose en lacontinuidad temporal de la institucion. :x-;. . ~s que ni la capacidad individual de Ios [ efes ni la posesion de las armasJU~~lflcansu presencia en el poder. Repi tamos aqui algo bien conocido: losmilitares tomaron el pod~r e~ cali~ad de representantes de /a Patria y ensunombre. [oda la estrategia discursiva de auto-legitimacion no es mas que eltesfuerzo por presentarse como portavoces autorizados de la Patria Tareal

difi~i! ya que est a no ti~ne ~i. IgI~sia ni Sagradas Escrituras. Pero e~ta pre-tension no es sol? una Ju.stIflcaClon a posteriori, arbitraria , " ideoI6gica".

Recordemos ~qUl algo . eVld~nte .per~ ~ men~do olvidado, que constituye elpunto de realidad del imaginario militar: existe una afin idad electiva ent reFuerza~ Armadas y Pa~ria Xa que las guerras de la Independencia estuvieron

en el o~lge~ de la const~~uclOn de todos los Estados-Naci6n en America Lati-na. ~as ~~n, la relaclO~ Fuerzas Armadas/Patria esta legitimada por laCO?StItuclOn, q~~ les at ribuye la defensa de las fronteras , de la unidad terri-

tonal y qU,e.claslfIca a los ho~bres de armas en una categoria especial , fuera

de I.ospoliticos -:-Ios conscnptos no votan-, estructurada por valo res co-lectivos y exclusivamente dedicada, de derecho,a la defensa de la Naci6n.. A partir de estos dos "puntos de realidad", los militares argentinos y

chilenos llevan a cabo una serie de operaciones que desplazan y redefinen

7 Pa.r~.una p~es~ntaci6n del.imag~nario ~ilitar en el discurso de Per6n, d. Sigal, S. y~er6n. E.. Per6n. discurso politico e Ide~logla", en Argentina, hoy, Rouquie A. (comp.),Siglo XXI, 1982. La com~aracl6n entre eldiscurso dePeron y elde los militares, en este aspec-to, esta desarrollada en Sigal, S.: "Su Iediscours militaire: 1976-1978et un deia "L 'It

meella Societe, N° 71-72, enero-junio 1984. J vu, om-

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una funci6n legalmente otorgada. La existencia de reglas propias de la insti-tuci6n diferentes de los sistemas representativos, es considerada como ga-rantia'de pureza que los protege de toda contaminacion posible de la so-

ciedad y que los coloca por encima de todo enfrentamiento politico. En un

acto celebrado en homenaje al almirante Brown -pr6cer de la marina ar-

gentina- el almirante Massera afirma, el 7 de marzo de 1977:

"Somos la expresion exacta del hombre medio argentino, 5610 que par-

ticularmente ent renados para afrontar riesgos y ststematicamente edu-cados para poner el bien de faNacion.por encima de los intereses secto-

riales." (Subrayado nuestro.)

Y el Comandante en Jefe de las Fuezas Aereas chilenasdeclara:

"Quienes llevamos uniformes tenemos enraizado en 10 mas profundodel alma la convicci6n y la responsabilidad de que como Fuerza Publi-ca consti tuimos la organizaci6n que el Estado se ha dado para asegurarla ident idad hist6rico-cultural de la Patria y los valores esenciales de lanacionalidad. Somos apoliticos, estamos por encima de las pugnas quesolo afectan a 10 contingente. Se trata de defender la subsistencia deChile y su seguridad como Naci6n. Nuestro papel es irrenunciable, noclaudicaremos jamas." (Gral. Leigh. 29/4/74. Subrayado nuestro.)

La cont inuidad en el tiempo de la insti tucion mil itar se convierte en una

identidad entre las Fuerzas Armadas de hoy y los heroes de la Independen-cia de ayer. Estos heroes -cuyas cualidades nadie pone en tela de juicio y

que forman parte de un fondo cultural consensual- fueron aquellos queconstituyeron los Estados-Nacion independientes; los militares de 1973 y1976, al establecer una linea de herencia di recta , pueden atribuirse el papelde garantizadores de la integridad de la Patria y la capacidad de discernir los

senderos conducentes a la reconstituci6n de la Naci6n.

"Forjado en el yunque de los Andes, endurecido por cien campafias su-po el Ejercito conservar tan celosamente su temple, que un siglo de paz

no pudo alterar su vigor.Cabe a la instituci6n el autentico orgullo de sent irse legi timo deposita-rio y continuador de la pas a da grandeza militar, al revalidar con susangre y su valor los viejos laureles heredados. Pero fiel a su permanen-te compromiso con la Patria, su empeiio no se agot6 solamente en la

dura jornada del combate; asumiendo con cabal senti do historico y to-ta l responsabi lidad la conduccion del amenazado destino nacional, em-

pefio en esa magna tarea el maximo de sus capacidades ... "(Gral. Videla, Mensaje al Ejercito y a la Gendarmeria Nacional,

3/1177.)

"Desde los confines de la historia, nuestros proceres nos imponen que

seamos capaces de consolidar una 'nueva y gloriosa Naci6n' ... "(Agosti, comandante de la Fuerza Aerea, ante su arma, 3015177,)

..A traves de la custodia y transferencia de estos valores inmutables,

153

 

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desde los albores de la Patria misma, el Ejercito de ayer, triunfador delas guerras de la lndependencia, se ident if ica , se continua se confundeen unica e indestructible identidad con el Ejercito de hoy' vencedor enla lucha contra la subversion." '

(Gral. Videla, en celebraci6n del Dia del Ejerci to, 30/5177.)

(Como pued.e v~rse, la lucha anti-.subversiva constituye el operador queestablece laocontinuidad en la Argent ina . Volveremos a evocar este tema.)

, En Chile, para ll~var a cabo la misi6n de salvaci6n, con la ayuda deDIOSy de los buenos ciudadanos, asegurando la cont inuidad hist6rica de lainst itucion en las acciones pat riot icas, los mili tares estableceran una linea deherencia di recta . La opci6n no es fortuita.

"Portales fue el estadista que remeci6 la conciencia nacional el con-ductor ( ... ) Aqui se herman an los nombres de Portales y Bello: Aqui lasangre derramada en lircay se convierte en semilla de futuro, Aqui sehacen fe,cundos el sacrif ic io del combat iente y con que hondura sientorepercutir en esa hora las voces de la historia."(Alrnirante Merino, 24/1174.)

La. eleccion de este presente hist6rico los autoriza a defini r y anunciarl?s opciones poJit icas del gobierno militar . Al proclamarse herederos y con-

t1!1ua~ores de la "republica portaliana" cierran un parenresis nefasto de lahlst,ona, para recobrar los. ideales tradic ionales que inspiraron a quienes, en

el siglo diecinueve, consolidaron el.?rden poli tico de la Independencia y en-caminaron el proceso de orgaruzacion nacional. Los mili tares actuaron obe-

deciendo a pr6ceres cuyas hazanas nadie impugna y cuyo recuerdo se man-t iene vivo en el alma chilena .

. Asi es cc:mo, gracias a 10mili tares , e l pais vuelve a confia, ,' a dir igirsehacia el can:l1~o,recto de la historia de la Pat ria . (Pat ria : hay pocc1s concep-

tos tan pohse~Il1cos y con,sensual~s a la vez: prueba de ello fue el apoyotemprano del jefe del Par tido Radical argentino a la conduccion de los rnili-

tares du~ante el cor~f~ict~~el Beagle contra los chilenos y, mas significativa-mente aun, l~ rnovil izacion rnasiva durante la guerra de las Malvinas.), Lo no-dicho del discurso de los militares, 1 0 que esta implicito \'sle,mpre presente. es una af!r.macion singular: la Patria posee una organitu-CIO~ social. EI discurso rnil itar produce su rnito mas significa tive cuandoatribuye a esa Pat ria or iginaria valores especif icos, esto es, cuando la pre-

senta como socialmente unificada._ ~a segunda operaci6n consiste en relacionar Patria con Sociedad, su-

bordinando est a a aquella. Esta operaci6n se lleva a cabo gracias a la cons-

tr~~ci6n de una Patria donde la division de 10 social no existe y donde losmilitares pueden presentar como legitime un proyecto en nombre de la

Patr ia, cuyo objetivo es destruir las divisiones que la Historia ha creado enel sene de la Sociedad. Esa unidad aparece como posible como verosimilya que habria existido anrano. "

EI orden s~impone as! como un atributo de la Patria, superior a todovalor que pudiera emanar de la Sociedad. Lo cual Ie permite afirmar alGral. liendo:

154

"En pos de launidad nacional, el Ejercito Argentino no admite nl la

irnplantacion de ningun elit ismo ni el retorno a pasadas y desgraciadas

experiencias demag6gicas. La Patria no ha de sujrir una nueva frustra-

cion. "(22 /11176. Subrayado nuestro.)

La caracteris tica propia de estos dos regimenes no es decir fa unidad de

, 10 social; la division es reconocida en los discursos, para someterla mejor.

Es necesario que la diferencia se calle para lograr que un dia (cuando se ha-yan cambiado las mentalidades y la sociedad enferma se haya curado), se

restablezca la unidad patri6tica. Mientras tanto, debe repetarse un silenciopatriotico:

" . . . las adhesiones de ex-parlamentarios y ex-rnin istros de partidos poli -t icos en receso son rnerecedoras de la comprensi6n y el agradecimiento

del pais, es conveniente que estos sect ores publicos, en beneficia de launidad mantengan su patriotico silencio por cuanto al existir manifesta-

c iones de un sector, inevi tablemente otros sectores se sent iran llamados

a expresarse , produciendose fragmentaciones innecesarias . .. "

(Gral. Pinochet, 24 /11174 . Subrayado nuestro.)

Los militares, en la medida en que pretenden encarnar la voluntad de laNaci6n y los valores de la Patria, pueden af irmar que se encuentren por en-

cima de los conflictos que desgarran la sociedad. Viniendo de la Patria,

ellos pueden -y deben- intervenir en la sociedad; doble operaci6n queconsiste en separar Pat ria y Sociedad para establecer luego la relacion entreelIas. De esta manera, los militares se ubi can en un lugar imaginario, laPatria, radicalmente diferente del lugar social. Ahora bien, dicha separa-ci6n s610 puede incidir en un sentido: ya que los valores patrioticos son in-mutables, fue la sociedad la que se alej6 de ellos. La"tarea"de transformar

la sociedad para que corresponda a 1 0 que la Patria requiere esta en manos

de los militares.Chilenos y argentinos tienen otro punto comun conocido: la Doctr ina

de la Seguridad Nacional. El enemigo es el enemigo del orden, ese ordendisfrazado de defensa del est ilo de vida occidenta l y cristiano. Un enemigo

que transforman en adversario de la Patria y que com parte con ella la om-nipresencia: el unico adversario digno ya que se 10 concib i6 a su medida .Recordemos, sin embargo, que las diferencias objet ivas entre los dos paises

producen diferencias en la caracterizaci6n del adversario. Para ambos go-biernos el problema era dificil de resolver, dado que el adalid del mundo oc-cidenta l y cris tiano, el presidente Carter , los crit icaba severamente; aun masdifici l para los mil itares argentinos, quienes no podian acusar abiertamentea la Union Soviet ica ya que esta era no solo un asociado econornico de primera

importancia sino tambien un respaldo politico a nivel internacional. Por

otra par te, los militares argentinos combatian contra una guerrilla cuyos

vinculos con el marxismo no eran claros.Asi es como los chi lenos envian incesantemente delegaciones a los Esta-

dos Unidos para convencer los y definen al enemigo sencillamente como un

agresor extranjero, y al enemigo interne como agente de aquel,

155

 

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"Paises del extranjero enviaron armas y mercenarios del odio paracombatirnos; sin embargo, la mana de Dios se hizo presente para sal-varnos, pocos dias antes de consumarse tan horrendo crimen. Hoy sa-

bernos que hubiera ocurrido ya que documentos asi 10 indican: el mar-xismo internacional hubiera desatado la guerra civi l en cumpl imientode sus siniestros planes y la vida de mas de un millon de chilenos sehabria segado a sangre y fuego."(Gral. Pinochet, 11/10173.).

En la Argentina la situacion es mucho mas compleja. No se puede igno-rar el hecho de que la lucha contra la subversion, que cont inuo esencialmen-

te hasta finales de 1977, desempefio un papel importante en la cohesion delas Fuerzas Armadas. Ademas, esa lucha constituyo, durante mucho tiem-po, una fuente de legitimidad real ante los ojos de las clases burguesas y de las

clases medias aterrorizadas por la violencia y los ataques al orden estableci -do. No hay que olvidar, sin embargo, que las Fuerzas Armadas solicitadaspor el gobierno peronista, ya habian comenzado la represion de la guerril la;

esto explica que la l iquidacion de la guerri lla no fuera la justi ficacion priori-tar ia del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Contrariamente a Chile,en la Argentina se presenta a la subversion como un problema esencialmen-te interior.

3.1. Ef Otro (I): fa subversion en fa Argentina

La lucha contra la subversion interviene, como condicion de la produc-cion discursiva, en diferentes niveles.

Hemos reproducido cit as que muestran q~ esta guerra, elevada a la al-tura de las guerras de la Independencia, apor t .un eslabon fundamental enla cadena de identidad y de continuidad entre I s pro~eres y las Fuerzas Ar-

n;adas de 1976. En los dos casos se trata del destino de la Patria. Ahorabien, para establecer esa equivalencia es indispensable presentar al enemigo

actual como la. n!pl.ica de los. enemigos espafioles de principios del sigloXI?<. Pero el lo impl ica confenr a los subversivos la dimension de aquel los,quienes de alguna manera tam bien han entrado al Panteon Nacional. En lamedida misma en que se los combate porque quieren socavar los valoresfundame~tales de la Patria, no queda mas posibilidad que conver tirlos en

no-ar~entmo~. que han trai~ionado a la Nacion y que se empefian en

destruirla valiendose de medics solapados y despreciables.

"~a subversion sirve a una causa esclavista y a una concepcion que ani-

quila los derechos humanos. Una concepcion nihilista sin Dios sin li-bertad,. sin dignidad hun:t~~a y sin lealtad. Unaconcep~ion dond'e rigenlos antIvalo~es de la traicion, la ruptura de los vinculos familiares, elcnmen sacnlego, la crueldad y el engafio sistemat ico."(Gral. Videla ante las Fuerzas Armadas, 817176.)

. Por otr~ parte, los ter~~ristas son considerados solo como la parte vi-SIble del pehgro de subversion del modo de vida y de los valores de la na-cionalidad:

156

,

"EI terrorismo esla expresion concretaobjet iva y visible de un fen6me-no mas amplio que denominamos subversion. Entendemos por esto,precisamente , la subversion, e l trast roque y elcambio de los valores, dela tradicion de nuestra concepcion de libertad y de dignidad humana.' ,(Gral. Videla ante periodistas canadienses, 22111/76.)

De este modo la grandeza militar, que no puede ser revelada por la in-dole de los enemigos (delincuentes), es rescatada por la importancia de 10

que esta en juego. Existe pues una primera logica discursiva donde se tratade la lucha ent re ideologias , lucha contra ideologias "nihi li stas", "marxis-tas" 0 "totalitarias".

Ahora bien, la lucha es, materialmente, con individuos, cont ra los por-

tadores de esas ideologias. l,Quien es ese enemigo que defiende ideas anti-patr ioticas? Yes aqui que la naturaleza salvaje de la represion desencadena-

da por el Estado deja sus huellas en el discurso militar, discurso que, a suvez, funda ante ellos mismos, ante los soldados, la legitimidad de la repre-sion . Aparece asi una segunda logica tendiente a defini r la indole de los indi -viduos que consti tuyen el enemigo real , aquel que debe ser aniqui lado.

Como ya 10 hemos visto, se los descr ibe como delincuentes, como noargentinos. Pero los militares van mas lejos aun; los reducen a 10 impen-sable. No se puede concebir que los subversivos sean portadores de ideas,de una ideologia "distinta". No queda mas que una solucion: separar la

ideologfa de los individuos.A laideologia se la puede definir como la antipatria, pero los indivi-

duos no son verdaderamente portadores de esas ideologias , no pueden creerverdaderamente en esas ideas, en ninguna idea.

No son sino locos:. . . . , . , , - :

"La guerrilla ( ... ) esta quebrada en su capacidad operacional y aisladade la poblaci6n ( ... ) Se ha puesto en evidencia la ir racionalidad de to-

das las formas de la subversion y su naturaleza demencial, revestida defraseologia politica."

(Gral . Videla , ante el Ejerci to, Tucurnan 25/9/76. Subrayado nuestro.)

Y, siempre en los mensajes dirigidos a los mi li tares:

"La subversi6n es un fenomeno psicotico que, enmascarado en unaideologia, se crea en el campo politico ... "

(Vicealmirante Lambruschini, 6/12/76. Subrayado nuestro.)

~os jefes militares presentan, ante los subordinados bajo su mando, unenerrugo que es peligroso porque su palabra es anti-patriotica, pero que, entanto ser humano, se halla reducido al estado de psicotico ir recuperable,que s610 antina a decir esa palabra para disimular su locura. Por 10 t anto,hay que destruirlos, valiendose de cualquier medio. No estan afrontandoadversarios, ni s iquiera enemigos. Se encuentran frente al mal absoluto, qu e

110 remite a ninguna justi ticacion ideologica. EI Comandante en Jefe de la

Marina, almirante M~)·S:'~·.:.10 " !O J ana claramenre:

1$7

 

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"Estamos combatiendo contra nihilistas, contra delirantes de ladestruccion cuyo objetivo es la destruccion en si, aunque se enmasca-ren de rede~tores sociales. Por eso vemos sus inexplicables alian~a~,por eso vemos sus inexplicables vic timas (. .. )'p~:)feso los ven:t0s escribir

en las paredes: jViva la muerte! Y esa es la uruca ~ez que. dlce~ la ver-dad ( ... ) La ideofogia esuna contrasena, es la tarjeta de identidad su-perfic ia l que les ent regan los manipuladores, entrenados para detectara aquellos que, en sus confusos corazones, ya est an incubando ef deli-

rio de fa destruccion para alcanzar fa nada."(3.11.76. Subrayado nuestro.)

De este modo, el Otro no es verdaderamente una persona y su "mise amort" no es un acto politico.

4. La legit imidad de excepclon y 10 politico

Volvamos ahora a la comparacion:

4.1. Militares y civiles: democracia y didtogo

La segunda di ferencia importante ent re los discursos argentinos y chil~-

nos concierne a la naturaleza politica del regimen establecido y las perspecn-

vas para el porveni r: la democracia const ituye el meollo del problema. Unosy otros solo mencionan a la democracia con terrninos muy vagos y no dejan

de recalcar que se trata de instaurar -y no de restaurar- un regimen de-mocratico; coinciden tambien al caracter izar dicha democracia como "laque se adapte a las necesidades del pais'\', "estable", etcetera.

En la Argentina, a diferencia de Chile,el ttma es recurrente; mas aun,

para ellos,

" ... Ia instauracion ulterior de una democracia republicana, federal yrepresentat iva , adaptada a la realidad, acorde a las necesidades de solu-

cion y a la sed de progreso del pueblo argentino ... "

es uno de los objetivos que figuran en el Acta que define los "Principales

objetivos para la Reorganizacion Nacional".

En los textos chilenos la democracia no aparece sino excepcionalmente;repiten, en cambio, que el gobierno no constituye un gobierno provisorio

entre dos gobiernos civiles:

"No pretendemos ser un mere gobierno de adrninist racion ni de transi-

cion entre dos gobiernos partidistas."(Gral. Pinochet, 11.3.74)

Al evocar el retorno a la democracia, los militares subrayan el hecho deque la ciudadania no ha adquirido la madurez suficiente para ese tipo decambio y determinan las condiciones, ya que excluyen la posibi lidad de que

algun cambio pueda real izarse sin su pat rocinio:(,

15 8

"Las Fuerzas Armadas no se desentenderan de su sucesion gubernati-va, parte de su mision es inspirar un gran movimiento civico-rnilitar.No somos puente de plata para pol it icos arnbiciosos".(Gral. Pinochet, 11.3.74.)

En los discursos dirigidos a la poblacion, inmediatamente despues delgolpe de Estado argentino, existe una referencia permanente al regreso a

cierto tipo de democracia cuyos rasgos son -yes 10menos que puede decir-se- imprecisos, (Seria inutil buscar un discurso unificado ya que es sobretodo alrededor de este tema que se manifiestan los diferentes proyectos quetransitan por los circulos militares y los grupos civi les que los rodean.) Elloimplica 10siguiente: los mili tares no afirman su intencion de permanecer enel poder. EI regimen es presentado, mucho mas que en Chile, como un regi-men correctivo de las estructuras y las mentalidades que han suscitado unademocracia inestable y gobiernos demagogicos. Una vez establecidas lasnuevas bases, podra instalarse una nueva democracia.

Presentandose como un regimen de excepcion, de transicion hacia otraforma de representacion, manifiestan su capacidad de transformar la so-

ciedad para lograr una "democracia estable"; es esa pretend ida capacidad,precisamente, la que fundamenta a sus ojos su legitimidad.

La cuestion de la democracia esta intimamente relacionada con la rna-nera en que los dos regimenes tratan los contactos entre civiles y militares.En un primer nivel, el parecido entre los discursos argentinos y chilenos es

evidente, EI general Pinochet afirma rotundamente el papel que les va aproponer a las personalidades civi les:

"Las Fuerzas Armadas tenemos muy claro que nuestro papel es el detrazar las grandes l ineas del regimen y ejercer e l poder necesario paraasegurar que estes se alcancen y se consoliden en forma duradera ( ... )nuestra mision es escoger a los civiles que moral e intelectual rnente seanlos mas aptos e idoneos",(Gral. Pinochet, 28.6.75.)

( ,Cuales son los civ iles aceptables? Aquel los que poseen una "compe-tencia idonea" y son "moralmente aptos"; las ideologias se convierten, pordefinicion, en sinonimos de "desnacionalizacion".

" ... el ideologismo excesivo que atribuye a las teorias un valor casi rna-

gico. El ideologismo trae consigo una desnacionalizacion del pais , unadivision artificial entre chilenos y un retraso en nuest ro desarrol lo. Des-nacionalizacion, porque en lugar de buscar nuestro camino en la propiahistoria patria, en nuestra idiosincrasia y experiencia , se recurre a ideo-logias foraneas y movimientos internacionales"(Gral. Leigh, 20.12.73.)

La junta argentina tarnbien desea contar con civiles "id6neos" y

"honrados", tam bien rechaza la ideologia como perjudicial para la unidadpatriotica, Empero, detras de esta coincidencia -la despolitizacion en elplano del discurso- pueden ident if icarse diferencias signiflca tlvas,

A 10 largo del ano 1976 el tema del regreso a la democracia aparece, en

15 9

 

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Argentina, en los discursos dirigidos a la poblaci6n, pero recien en 1977 co-

~ienzan a surgir las .de~laraciones de apertura al didlogo que, de hecho, te-rna lugar en las entrevistas celebradas con dirigentes conservadores de lospartidos minoritarios provinciales.

"Creemos que hoy, habiendo superado la etapa fundamental del es-

tablecimiento ~el ord~~, nos es posible y necesario abrir un dialogo contoda la comunidad, dialogo .que no excluye mas que al corrompido, al

delincuente econ6mico y al delincuente subversivo; dialogo queacepta elaporte de todos aquellos que,en funci6n de sus apti tudes, capacidadeshonest idad y representa tividad autent ica , desean enriquecer las idea;

que las Fuerzas Armadas proponen en este proceso, para alcanzar suobjetivo final."(Oral. Videla, ante periodistas brasilefios, 5.4.77.)

Nada mas alejado, en cambio, del pensamiento de los militares chile-nos:

" . . . la sensibleria y el reblandecirniento interior de esas mental idadesvacilantes (las de los politicos) no se sienten a gusto si no escuchan elsonido de la melodia dialogo, palabra rnagica que sirve al comunismopara minar las democracias desde adentro ... "

(Oral. Leigh, en la Universidad de Derecho, agosto 1974.)

En esta apertura al dialogo con los civiles en la Argentina existe ante to-

do una voluntad politica evidente: crear un actor cuyos puntos de coinci-dencia con los militares permitirian formar partidos capaces de fundar una

democracia "estable". Las declaraciones, ademas, muestran en estado pure-elemental- el funcionamiento de una ideologia autoritaria en el sentidoclasico del termino: los mi litares buscan un modo de comunicaci6n con civi-

les cali~ icados, per? solamente ~op aquellos que piensan como el los.

~Sl, en la m~dld~ ~n que eXI!'thnobjetivos comunes, el dialogo quedarared.ucldo a una dlscusI?~ sobre detalles[ con aportes de "~ria gris" paramejorar elproyecto rni li tar. El poder define el campo del dia logo y sus !imi-tes , ya que no existi ria mas que un objet ivo: a nivel econornico la racional i-dad y a nivel politico el patriotismo. La palabra del interlocutor debera serel reflejo de la de los militares. .

Algo simil~r .dicen, a este respecto, los chi lenos; pero mient ras que parae .llos el aporte cIVIlno esmas que aporte de materia gris , los discursos argen-tI~OS son estructuralment~ ambiguos: materia gris pero, al mismo t iempo,busqueda de hombres politicos para sen t ar las bases de partidos capaces de

asegurar la sucesion,

Ya el ministro del Interior habia corregido el perfil de los interlocutores

buscados:

"N? basta ser. representativo, es necesario poseer una capacidad, unaapt itud excepcional , EI hecho de ser simplemente representat ivo no sir-ve para nada, como ha side demost rado recientemente."

(Frente a periodistas, 18.7.77.)

Pero el General Videla insis te, e l 8 de agosto de 1977, durante un repor-

taje:

1 60f~ •

"EI intercambio de opiniones se efectuara con todos aquellos que, ade-mas de las vi rtudes de honestidad, apti tud y representatividad, compar-ten los objetivos del proceso. Y estan dispuestos a concebir una de-

mocracia autentica. Tales hombres podran provenir, por ejemplo, delos sectores de la produccion agricola e industrial, del comercio, de los sec-tores del trabajo , del movimiento cooperativo, de las ent idades cultura-

les, cientificas , etc. (...) pero debe reconocerse la importancia del dia/o-go con los hombres que hacen elpensamiento politico, y las personali-

dades eminentes."(Subrayado nuestro.)

La lectura del d iscurso militar en la Argentina durante este periodo pre-senta algo mas: volvemos a encontrar en ella misma operaci6n de separa-

c i6n entre ideologia e individuo que hemos descrip to al analizar la lucha an-tisubversiva. La misma operacion con signo opuesto. Los terroristas no

eran capaces de tener una ideologia puesto que esta no era mas que la mas-cara de su locura. Ahora se trata de hallar detras de la mascara de la ideolo-gia a la persona moral. Se buscan (csto esta presente particularmente en losdiscursos del Oral. Videla) precisa y expl ici tamente hombres pol it icos, queposean, por 10 tanto, una "ideologia" pero que deben y pueden depositarla

en el vestuario para ir al dialogo con "ideas". Si se dejan de lado las ideolo-gias, las ideas partidarias -que tratan de volver al pasado 0 de quebrar la

unidad nacional- siempre se podra encontrar a la persona id6nea. Dichapersona que puede colocarse fuera de la po! itica en la medida en que posea

valores morales.

EI dialogo queda, por definicion, abierto unicamente a individuos yaque las virtudes mencionadas solo. r, e verifican en el plano personal. LasFuerzas Armadas, por su parte, pueden dialogar con esos individuos por larazon inversa, porque se presentan como una instituci6n compuesta por in-

dividuos ident icos que poseen las mismas capacidades y los mismos idealesya que han side educados en la.misma escuela, Es el hecho de que la persona

indiv idual no cuenta en las Fuerzas Armadas 10 que les permite a los mi lita-res presentarse en calidad de entidad moral colectiva, consagrada a la defen-

sa de la patria. ,~Asi es como el general Videla dira que un peronista puede participar y

dialogar con el gobierno si esta dispuesto a hablar en cali dad de "argent inode bien". En otras palabras, toda persona politica puede convertirse en unindividuo despolitizado y, de este modo, ingresar en el lugar donde se ha

abolido la politica que los militares ocupan ya.

Las ident idades pol it icas aparecen como una especie de disfraz prescin-dible; una vez suprimido surgira la persona moral, capacitada, idonea. De

esta manera, no habria ninguna incompatibilidad de principio entre lasorientaciones pol it icas y los obje tivos del Proceso; existe SI, en carnbio.in-compatibilidad entre las Fuerzas Armadas y los partidos politicos, puestoque estos materia lizan la plural idad de discursos posibles y la div ision de 1 0

social , En el seno de todas las corrientes pueden encontrarse personas capa-ces de colaborar en funcion de cual idades personales , que cont ienen, in nu-ce, una vocacion patri6tica . La division no es mas que apariencia , la unidad

es real.I

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Durante los meses posteriores al golpe de Estado, 1aapertura al dialo-go con personalidades politicas resulta su contrario: un esfuerzo paradestruir las identidades politicas,

;.Que significa esta simetria de la operacion de separacion entre perso-na e ideologia? ",

- Los discursos politicos en condiciones dernocraticas .."sto es.los discur-sos polernicos y credogenos, al ser proferidos como verdaces dicen, 01 mis-mo tiempo --explicita 0 implicitamente=- que es aquello que no es verdad.Contienen la palabra del Otro, descalificandola, En nuestro caso no es asi,hay una expulsion previa de toda palabra "otra". Cuando se trata de lasubversion. elOtro como persona no habla realmente sino que dice insensa-teces en las que no cree;cuando setrata de los otros potencialmente amigos,la "persona" no es sino un conjunto de virtudes que deben desplegarse si-lenciosarnente. Toda otra palabra posible debe ser silenciada; las ideas de-ben convertirse, en dominio de 10privado, de 10personal y secreto. Que nosean dichas, los jnilitares no quieren oirlas.

En uno y otro caso se trata de individuos reducidos al silencio. Hay yatrabajos que teorizan las diferentes estrategias que fueron puestas en practi-ca para producir el silencio+ y que contribuyen a especificar diferenciasentre autoritarismo y totalitarisrno. En efecto, nos parece que los diferentesmodos de produccion del silencio del Otro son un elemento importante parala distincion entre formas de regimenes no democraticos, en particular entrelas categorias mas usuales: dictadura, autoritarismo, totalitarismo. EI mo-do de construccion del silencio del Otro enemigo y del Otro amigo permite

aportar alga en esta direccion. Pero para ello debemos dar un paso arras:hasta aqui hemos considerado a los discursos argentinos como un corpushomogeneo, can el objeto de establecer comparaciones con los chilenos.Distingamos ahora dos dp+s.

EI primero, los mensajes que estan explicitamente dirigidos a civiles y ala poblacion en general, frecuentement~nsmitidos por radio y television.a veces como respuesta a periodistas extranjeros. Por la otra, los que sediri-gen a un auditorio consti tuido por otros mili tares. Estos son tambien dis-cursos publicos ya que son reproducidos por los medios de prensa, pero.sedistinguen par algunas caracteristicas: existe un alocutivo especifice que de-fine al destinatario como los miernbros de un arma, los soldados, los cama-radas de armas, etc., porque tienen lugar con motive de lacelebration de unaniversario militar, acontecimiento, "dia de un arma", etcetera ..

Mientras los primeros se dirigen a un Otro anonirno, a un publico gene-

rico, los segundos configuran 1 0 que puede lIamarse un discurso del No-sotros. No cabe hablar de efectos nien uno nien otro caso; elmodo en queestos discursos son recibidos es por definici6n indecidible a partir de un ana-

8 Vca~se. entre ot ro s: Brunne r. J, J.: "Ideologia, leguirnacion y disciplinamieruo:

nucve argumentos" en Autoritarismo y alternativas populares en America Lat ina, Vol. col.,

FLACSO. COMa Rica. 1982; Corradi, J, E.: The cul ture of fear in civ il socie ty , SSRC, roneo,15de dic iernbre 1983; Sarlo. B.: EI campo intetectuul: un espacio doblemente fructurado. co-

rnunicacion a ta reunion sabre "Repres ion y reconst ruccion de una cul tura : e lcasu argentino".Uni v, de Maryland. 2-4 dic iembre 1984.

162

lisis en produccion, Su lectura muestra, sin embargo, diferencias sistemati-cas tanto en los temas como en la estructura de la enunciacion,

En los discursos dirigidos a un Otro anonimo y solo ali i los miJitareshablaran del dialogo y solo allf reiteraran el caracter excepcional del gobier-no militar y el proposito de restaurar algun dia la democracia. En los discur-sos del Nosotros, en cambio, sedesarrolla y explicita la legitimidad patrioti-ca y se efectua la deconstruccion y reconstruccion del Otro subversivo.

En ambos esta presente la palabra ceremonial, reproduccion de forrnu-

las r ituales que, en elcaso argentino, estaban en gran medida forja~as I?ordiscursos anteriores. EInucleo duro de esta palabra no es, como el terrnmoceremonial podria hacerlo creer, un conjunto de formulas vacuas; lapruebaes la frecuencia con que las declaraciones de otros movimientos 0lideres po-liticos las retoman, antes de expresar su desacuerdo con determinadas medi-das economicas, por ejemplo. Esas formulas constituyeron la condici6n in-dispensable para poder expresar disenso: solo despues de un parrafo desti-nado a confirmar la necesidad de lucha contra la subversion, esto es,de legi-timar de algun modo la presencia de los militares en el poder, podia mani-festarse publicarnente un desacuerdo.

En el primer tipo -los discursos a un Otro an6nimo- esta presente elllamado a la pasividad y la construccion oblicua de un destinarario, dirigen-tes politicos y corporativos susceptibles de apoyar al regimen y consrituiruna eventual sucesion civico-militar. Sutiles diferencias entre los discursos

de uno u otro dirigente militar permitian una lectura de desciframiento quepodia dar lugar a hipotesis acerca de tendencias, conflictos 0 cambios .enuna conduccion politica opaca. Senates, entonces, en una ganga que senanleidas por aquellos susceptibles de apoyar al regimen: Dios reconoceria a lossuyos. La formula "los que no estan contra mi estan conmigo" puede apli- -carse, a condicion de recordar 1 0 que hemos visto acerca del "si lenciopatri6tico" y de la equivalencia entre la palabra y la ideologia (ambas 50S-

pechosas, potencial mente peligrosas y traidoras a los valores de la Patria).En sus discursos a un publico an6nimo los miembros de la Junta argentinaconvierten al silencio en apoyo; si entre los silenciosos hay quienes se acer-can como "personas", el otro amigo sera aceptado.

En el segundo tipo, el silencio de los q~e "Qo estan eonmigo",es muydiferente. En los discursos del Nosotros estan presentes todas las piezas deun dispositivo discursivo totalitario: construccion del enunciador como

representante unico de la unica entidad colectiva legitirna, la Pat ria, COI1S-

truccion del Otro enemigo como un loco que solo la muerte podra silenciar.Es dificil no ver en juego aqui una voluntad cred6gena dirigida a legitirnarla posicion de los militares ante los militares mismos, a senalar quien es elOtro y a galvanizar la guerra a muerte contra ese Otro. Discursos credoge-nos movilizadores alrededor de una dicotornia sin mat ices entre el Nosotrosmilitar y el Otro enemigo, y expulsion de ese Otro hacia un afuera no s610de 1 0 social y de la Patria sino de 1 0 humano, expulsion radical que es inse-parable de un discurso totalitario.

EIprimer tipo ilustra las reglas de construcci6n de un discurso autorita-rio. el segundo es dificilmente distinguible de un discurso totalitario.

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4.2. Militares y civiles: instauracion y continuidad

Como ya 10hemos visto, al otorgarse un nuevo marco legal, los milita-res chilenos crean de un dia para elotro un regimen que sepretende legitimoy legal y que seha fijado como primer objetivo restablecer el orden y asegu-rar la seguridad nacional.

Asi, una de las primeras metas que se fijaron los militares fue la re-d!s~~ibucionadministrativa del.t7 rritorio: volver a deslindar las regiones, di-vidiendolas en zonas para facili tar el control permanente de las mismas.Esta n~eva reali~~d co~cretizada en el mapa refleja 10que esta subyacenteen eI discurso militar chileno durante este primer periodo: permanecer en elpoder despues del golpe de Estado revistiendo las vestiduras de una nuevalegalidad irrefutable, convencidos de que, como 10escribiera Rousseau, "121mas ~uerteno 10es nunca suficientemente para seguir siendo el amo sino seconvierte su fuerza en derecho y la obediencia en deber". La Junta definesus,propias reglas .de funcionamiento atribuyendose los poderes ejecutivo,legislat ivo y constituyente. Dotada de todos los poderes, la Junta decidepromover su Jefe Supremo al rango de Presidentede la Republica. En unaentrevista concedida al diario "El Mercurio", elgeneral Pinochet define sunueva funci6n.

" . .. no hay que olvidar que al comienzo la Junta de Gobierno ejerciaademas, elPoder Ejecutivo, pero luego este qued6 enmanos exclusivasdel Presidente de la Republica, conforme por 10 demds a la naturaleza

de fa conduccion administrativa y a fa tradicion republicana chilenaque es solidamente presidencialista."(Entrevista al Gral. Pinochet, 2.8.75. Subrayado nuestro.)

Adernas de su ~uevo cargo, el general Pinochet sigue siendo jefe de laJunta; asi puede particiPa~~n e 'l ~jercicio de los poderes legislativo y consti-t~yente. La rapida ~VOIUClm hacia la mayor personalizaci6n del poder sus-citada por la accesion del eneral Pinochet al cargo de presidente, inaugurauna suerte de dobfe discurso militar: par un lado, no dejan de proclamar elcaracter novedoso de su legalidad:

"E! Gobier~o de las Fuerzas Armadas inicia una nueva etapa en la his-toria de Chile y ha asumido la misi6n hist6rica de dar a Chile unanueva institucionalidad ... "

(General Leigh, 16.10.75. Subrayado nuestro.)

Por otro lado, sibien escierto que esa institucionalidad esnueva tam-bien 10es que los militares reanudan la "tradici6n republicana chilena s6li-damente presidencialista", vale decir que restablecen un marco institucionalpreexistente.

A esta voluntad de asegurar la continuidad natural s610Ie falta la con-sagracion de los comicios electorales. EIplebiscito organizado algunos anosmas tarde aport6 dicha consagracion a la institucion presidencial . Todahuella del regimen politico anterior queda borrada, por 10menos institu-cionalmente, tanto por la intensa represion como por la desarticulacion de

(0

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todo sistema de cornunicacion funcionando como correa de transmisi6nentre elgobierno y la sociedad. A partir de cierto punto, las relaciones entreEstado y sociedad, no pudiendo reducirse mas delo que estaban, y sin po-der fundarse sobre ningun consenso, los militares intentan establecer un nuevoorden comprensible para todos, destinado a desarticular las organizaciones so-ciales y los modelos de representaci6n existentes. En la medida en que lasnuevas opciones economicas acarreaban el retiro del Estado de toda interven-cion directa en los sectoresecon6micos y sociales-de acuerdo con la teoria dela subsidiariedad- elloredundaba sobre la demanda socialya que los mecanis-

mos tradicionales de comunicacion con eI Estado desaparecieron de la escenapolitica; entonces los militares anuncian que:

"El Estado actua en subsidio por razon de bien comun cuando las so-ciedades intermedias no pueden cumplir con su cometido."(Declaracion de Principios, 11.3.74.)

EIpapel que seatr ibuye al Estado no seaviene a la subsidiariedad cu-ya contrapartida deberia concretarse en una mayor part icipacion de losrepresentantes de los intereses de la sociedad. Lo que secomprueba en cuan-to a la forma de legalizaci6n del gobierno militar chileno conlleva una 16gicacontradictoria: un discurso que anuncia nuevas instituciones pero que, alconferirles su forma, instala la continuidad.

A modo deconclusion

Desde elprincipio los militares argentinos inscribieron la toma del po-der en una historia donde la intervencion de las Fuerzas Armadas en la con-duccion del Estado era una pieza importante de la cultura politica del pais.Como siempre, sepresentaban como un parentesis necesario para reorientara la Nacion, que secerraria en elmomento del retorno al regimen constitu-"cional.

Hay novedades, sin embargo, en 1976; no por cierto el objetivo decla-rado de reorganizar la sociedad 0 la polit ica (esto estaba presente ya en1930, 1943, 19550 1966)sino elhecho de enunciar que su intervenci6n debe-ra ser la ult ima. Si seapoderan del poder es tambien para clausurar , segunla expresi6n del general Videla, "el cicio de regimenes civiles debiles y deregimenes militares fuertes". La Junta puede lamentar la repetici6n de los

golpes de Estado militares -y por 10tanto tarnbien el suyo- porque estanalii para construir una democracia estable.

Se podria afirmar, cier tamente, que la referencia a la democracia esuna mentira inutil y que hablan de ella para proyectarla en las calendasgriegas. Los esfuerzos del general Videla para establecer un dialogo conhombres politicos pueden ser considerados simples gestos que pretcndenaparentar un intercambio con eventuales apoyos civiles. La ausencia de unaconstruccion institucional, que les daria las bases de una dominaci6n legal,seria simplemente el resultado de conflictos dentro y entre las Ires armas.

La comparacion con Chile es instructiva, ya que obJiga a ref1exionarsobre la existencia de esos rasgos y no otros. Nos muestra tambien que esposible reconstituir un discurso a partir de la interrelaci6n de esos tres ele-

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mentos =-re ferencia democrati ca , dialogo; debil idad insti tuciona l->: l as

estrategias discursivas alrededor de estos tres temas muestra la diferencia ra-

d iea l entre la pa labra de los mi lit ares a rgen tinos y chil enos.

EI discurso a rgent ino es un discursode excepcion, el chi leno un discur-so jundacional. I ' I Y : ! '

Las,diferenci~ cuanto a la construccion de una posici6n legitima no

pueden ser explicadas sin tener en cuenta el material discursivo preexistenteen ambos paises. Hemos repetido que nuestro analisis no pretende ni

puede pre tender prever los efectosde los di scursos mili ta res; nos hemos co-

locado "en producci6n". Conviene ahora alterar nuestro angulo de refle-

xi6n para considerar a estos discursos "en recepci6n" (0 "en reconocirnien-to", para utilizar un terrnino mas adecuado propuesto por E. Ver6n). Con

esto queremos recordar que todo discurso es analizable como el efecto de

otros ; que otros discursos , anter iores 0 contemporaneos, ocupan un lugarimportante como condic i6n de producci6n discur siva. Este cambio de angu-

10 exigiria un tratamiento extenso; nos contentaremos aqui con una men-

ci6n sucinta que aporta un elemento para explicar las diferencias constatadas .

Como vimos, la Junta argentina puede fundar una legitimidad que vade suyo, natural, ya que no tiene mas que repetir algunas f6rmulas para

confirmar 10 que " todo el mundo sabe": que las Fuerzas Armadas habian

const itu ido ya cuaren ta anos a rras su derecho de palabra pol iti ea , su capaci-dad siempre virtual de toma del poder. La pretensi6n militar a un efecto de

legit imidad estaba inscripta ya en la cultura polit iea argentina. Y hablar decul tura pol iti ca signi fiea ante todo re feri rse a la exi st enc ia de c6digos de lee-

tura de acontecimientos, c6digos que son conocidos y compartidos. Conoci-dos y compartidos no quiere decir aceptados sino que determinados ele-

mentos se inser taran inmediatamente en un si st ema de signifi cantes: que el

sujeto hablantT,los militares en nuestro caso- 10 hace como si supus iera

que sus ac tos se ran interpre tados de rnanera inequivoca .

No decimos, evidentemente, que cuando la Junta afirma la necesidad

de su intervenciong quienes la escuchan compartiran la exi stencia de ta l ne -

cesidad. Pero si qttla Junta, desde su primera proclama "sabe" que -sa-

tisfechos 0 indignados=- los argentinos no estaran ni sorprendidos ni

perplejos. Un golpe militar en la Argentina es un signifieante de la cultura

poli ti ea. Asi .mas que exp licar l a u rgenc ia de su inte rvenc ion, l es interesa ra a

los militares diferenciar el golpe de 1976 de los anteriores, evit ar que e lcodi-go historicamente constituido los considere una mera repeticion. .

La historia chilena es otra: un Estado fuerte que trata intereses diver-'

gentes, un ejercito profesional , una tradicion de estabil idad constitucional:todo ello no otorga, sin embargo, un grado de Iibertad mayor a la produc-

cion discursiva y politica de la Junta. Por cierto deben; a diferencia de los

argentinos, "inventar", ya que no existe un codigo de interpretacion de los

golpes mi li tares. Pe ro esta suerte de invenci6n fundacional debe hacerse en

relaci6n con los codigos que const ituian la cultura poli tica chil ena , o tros di-

cursos, otras redes de slgn ificantes. Ali i el e fecto de legi timidad de l poder

estaba organizado alrededor de la legaJidad republicana y de la represent a- .

c ion dernocrat ica . La legit imidad estaba semant izada por un discu rso legal y

es a traves de un trabajo discursivo sobre la legalidad, y en particular a tra-

ve s de la separacion de la lega/idad constitucional de la representatividad i

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democratica que la Junta chilena debio construir la ra zo n d e IU presencia en

el Estado.La invenc ion fundac iona l, tal como aparece en ' los discursos rnil it ares,

es estructura lrnente ambigua : la Junta chil ena -_ y el general Pinochet en

particular- organizan la "nueva institucionalizaci6n"', el "nuevo Chile"en el marco de una mise en scene donde e llos son al mismo tiernpo los here-

deros lega les de l sist ema consti tuc iona l presidencial (esto es mas evidente

aun cuando se dan una nueva Consti tuc i6n y cuando llaman al plebiscito) .Paradoja aparente, entonces. Allf donde el discurso argentino es

"correctivo" y de excepcion, el chilena es "revolucionario" y fundacional.

En contraste, los discursos -yaspracticas= en Chile pretenden estableceruna continuidad legal mientras que los argentinas 11 0 intentaron en ningunmomento, seriamente, organizarse en espejo Y continuidad de un gobiernoinstitucional. .

Por otra parte, la comparacion entre los discursos al Otro an6nimo y

los discursos del Nosotros, en la Argentina, permiten volver a una de

nuestras preguntas iniciales. Los a rgumentos sobre la inu til idad de anal iza rlos discursos rnil ita res se reducen, en real idad, a uno solo: a nadie inte resa-

ban, no cambiaron la opini6n de nadie, Si sus efectos fueron nulos, nulo es

el interes de estudiarlo. Antes de examinar esta cuesti6n senalernos que un aideologia es, tambien, un conjunto de representaciones que permi ten asig.nar9 un lugar a un "yo" -sujeto que es organizado por esa asigna-

ci6n- y que, frente a un conjunto de acontecimientos dan las reglas que les

otorgan un sentido 0que deciden que carecen de el, Los efectos, el poder de

un discurso no es otra cosa que el proceso por el eual un sistema de asigna-

c iones produce creencia. Ahora bien , esta capacidad credogena no esta ins-

cripta en un conjunto dado de enunciados, no puede derivarse de ellos, 10

cual establece l irni tes a l anal isis de los discursos. S610 el estudio de la pro-

ducci6n de otros discursos 0comportamientos permite formular hipotes is,

(Mientras no contemos -yel momento no parece inminente- con el 0 los

c6digos de lec tura , l a misi6n de quien ana li za discursos se parece, en estc as-

pecto, a la de un medico forense: llega inevitablemente despues.) -Es posible, sin embargo, definir los campos de efectos posibles y, sj·

guiendo la distinci6n entre los dos tipos de discurso, en la Argentina, pre-

sentar algunas hip6tesis.Digamos enseguida que la respues ta, si sebuscan consecuencias movili-

zadoras 0durables, 0 reorganizaciones masivas de sen tido, es evidente. Na-

da de esto se produjo.En 10que concierne a los mensa jes al Otro an6nimo, el e fec to c redoge-

no fue, sin duda, muy bajo; sus efectos deben buscarse en las lecturas sin t o-

9 "II convient encor e d' obse rver que la repre senta ti on du peuple -Un n 'e st nullement en

con tradi ct ion dans l' id eo logie ro tal it ai re avec ce ll e du pa rt i. Lepar ti n 'a ppar ai t pas co rnme d is ·

t inct du peuple ou du prol eta ria t qui en es t la quintessence. II n'apas une r e a li r e p a r ti cu li e r edans la ,ocie t~ ( ... ) [ a t en ta ti ve d 'i nco rpora ti on du pouvo ir dans l a soci et e, de la socie te dam

['Etat implique qu'il n 'y a r ien, en quelque sorte, qui puisse se faire l'indice d'une exreriorite au

social et it I 'organe qui le f igure en v 'en detachanr." Lefort, c.: L 'invention democratique, Fa-

yard, 1981, pp, I74-S.

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maticas que daban a los mensajes el status de mensajes cifrados. Nos referi-

mos particularmente a los articulos periodisticos y textos pol it icos de anali-s is de coyuntura, pero tarnbiena las lecturas que encontraban al Ii las senalesacerca de los Iimites del "silencio patriotico":

En 10 que concierne a los discursos del Nosotros, en cambio, cabehablar del primado de la dimension credogena: asignaban lugares, definianun Nosotros de pertenencia, estaban en eI origen de comportamientos; el"hacer creer" ideologico se verifica en la escala e intensidad de la repre-

sian, en la implicacion masiva de las Fuerzas Armadas. En este sentido, la

articu laci6n del imaginario mili tar y la construcci6n del Nosotros enfrenta-do al Otro enemigo fueron el nucleo ideologico de los discursos militares co-mo operaciones credogenas, Lo que nos permite concluir con la hipotesis si-guiente: para los militares argentinos durante los primer os dos anos de go-bierno, 10 esencial de la produccion de efectos de creencia estaba en losmensajes que los mi litares se dirigian a sf mismos.

Resumamos, para terminar, las caracteristicas de esa unidad proto-ideol6gica que fue (yes) el imaginario militar, matriz comun de los discur-sos argentinos y chilenos.

Se trata de un' conjunto articulado de significantes acerca del cual nopuede decir se sin mas que es una ideologia, a pesar de que es par te constitu-tiva de esta, Lo encontramos en "ideologies" tan diferentes como la de Pe -ron en 1943 y 1 0 de los mili tares en 1976. Puede hablarse de unidades proto-ideologlcas para designar conjuntos simb61icos organizados Que pueden ar-t icularse con contenidos ideol6gicos diferentes; cuando, como en el caso ar-gentino, estan cristalizados, seran f ragmentos de un conjunto de codigos,fragmentos de la cultura politica. No son ideologias, no son tam poco for-mas de articul~ci6n enunciat iva pero no existen sino por referencia a ambas.EI grado YI}lodalidad de cristalizaci6n de estas unidades afecta el modo de

const ituci6I1M'os discursos, como vimos a proposito de la construcci6n dela autolegitjmacion en argentinos y chilenos.

Como todo discurso politico, el de los militares se expresa a partir deuna posicion de sinceridad que enuncia una verdad; esta posicion se cons-truye a traves de una serie de operaciones cuyo centro es la Patria.

Esas operaciones se van encadenando de la manera siguiente : a l princi -pio seafi rrna la relaci6n privi legiada con la Pat ria en base a la ident if icaci6n

a-historica ent re Pat ria y Fuer. J.S Armadas y en base a la continuidad inmu-ble de la institucion militar. 1. uego, habiendo disociado la Pat ria (ent idad

' ,- 'c ia lmente unificada) de la Sociedad (desgarrada por las pasiones y los in-

tereses) las Fuezas Armadas pueuen presentarse como eI unico vinculo entre

el ias ' como el unico actor capaz de modificar la Sociedad para reconsti tui rla fusi6n originaria.

Como toda palabra del poder para decir la verdad, tiene Que represen-tar algo mas, no puede hablar en nombre propio sino en calidad de deposi-tario con mandato, "palabra autorizada", en los terminos de Bourdieu.

En el caso que nos interesa, los militares asumen la representacion de laPat ria , 10cual permite su auto-Iegi timaci6n . Esta operacion est a basadaenuna serie de proposiciones impl ic itas y arbitrarias; no es arbi trario, en cam-bio, haber optado por esa operaci6n. Decidieron representar una fuente delegitimidad que no puede ser impugnada, como tal, por ningun discurso po-

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litico. Una palabra alternativa dificilmente podria no hablar, tambien, en

nombre de la Patria. Si bien es cierto, entonces, que construyen una Patria

mitica, tambien es cierto que se trata de una opci6n cuyo objeto es, en ulti-

ma instancia, consensual. .El nucleo de la autolegi timaci6n patriotica no reside en su presentacion

como portavoces de la Patria sino ~n su preten~i6n .de ser los ~nicos porta-voces de ella. Si tienen el rnonopolio de la Patna, tienen tambien, natural-mente, el monopol io de la palabra; cualquier otra significa traici6n, locurao falacia. Como unicos portavoces de la Patria, gozan de un saber sobre la"buena sociedad", saber unico con el mismo status privilegiado que la ra-

cionalidad de su equipo econ6mico.Ambos discursos comparten la simbolizaci6n de 10 social como unaunidad una homogeneidad originaria -perdida- que pueden y deben res-tituir. Su verdad se apoya sobre el enunciado de la distancia entre esa comu-

nidad y los conflictos introducidos por la historicidad, que no son sino

ext ravio y confusi6n. Su proyecto : imponer un orden ancestral amenaz~do'por toda expresion de la divisi6n de 10 social que s610 pueden rea!lzarquienes se identifican con los heroes fundadores -com parten el umfor-

me- restaurando el orden del "silencio patriotico" frente a los conflictosen el seno de la sociedad que no pueden ser descifrados sino como caos in-comprensible , como penetraci6n de fuerzas extranas, como desencadena-miento de intereses parciales y, por ultimo, como prueba de que una So-ciedad, extraviada por la Historia, ha traicionado a la Patria.

EI imaginario mili tar, cuya estructura es similar en diferentes periodosy paises, que se articula a contenidos ideol6gicos muy diversos, tiene unacondici6n sine qua non de existencia: s610 aparece cuando se ha estructura-

do previamente un orden democrat ico. Es s610 e.nel mar~o es~abl~cid~ po,este Que se dan las condiciones para que se constituya un imagmano militar

como intento de fundar una legi timidad al ternat iva .Es probable que todo discurso politico deba apelar a entidades meta-

sociales como referentes ultimos, que presente una imagen de la "buena so-ciedad" y que se apoye en la distancia comprobada para fundamentar supalabra verdadera. Pero cuando hace coincidi r identidad polit ica con iden-tidad nacional, cuando la pat ria deja de ser 10 q ue esta en juego para con-verti rse en propiedad simb6lica, nos encontramos ante discursos que con~-truyen al enemigo no como opositor sino como aquel cuya mera existenciaamenaza la integridad de la Unidad. EI representante del afuera. Este dis-curso contiene inexorablemente la muerte del Otro, muerte poli tic a 0 muer-te a secas. El imaginario militar no tiene, lejos de ello, eI monopolio de esta

escenificacion , pero la produce facilmente por una razon que Iees esencial-mente externa: la sociedad ha constituido legalmente. a las Fuerzas Armadascomo simbolo y defensor de la Unidad.

EI orden democratico que se caracteriza, como bien 10ha teorizado C.Lefort, porque ellugar del poder es un lugar vacio, donde ni el Estado, ni el

pueblo, ni la Naci6n aparecen como realida~es sust.anciales y cuya repres.en-tacion es objeto de debate, ese orden rnannene, si n embargo, una institu-

ci6n garante de la Patria, de la Unidad.Nuestra descripci6n del imaginario militar l leva.asi, a una pregunta de

sentido comun: len que se diferencia de un discurso totalitario? Ambos

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LA CULTURA DEL MIEDO EN LA SOCIEDAD CIVIL:REFLEXIONES Y PROPUESTAS

Juan Corradi.

Si aceptamos la afirrnacion de Hannah Arendt en el sentido de que "elpoder significa la capacidad humana, no solo para actuar, sino para actuaren concierto" (Arendt, 1969,44), resulta claro que en Ia Argentina se asis-no , durante las ultimas decadas, a una espectacular deflaci6n del poder,acompanada por una correlativa tendencia a gobernar mediante la simpleviolencia. El regimen militar que dej6 sus funciones en 1983pas6 por unafase de terror que puede caracterizarse, siempre segun Arendt, como unaforma de gobierno que "adviene a la existencia cuando la violencia, desput,de destruir todo el poder, no abdica sino que, por 10contrario, conserva latotalidad del control" (Arendt, 1969,53). Ese regimen dependi6 del terror.por debajo y por encima. Trat6 de intimar porque ternia elpoder, incluso el

poder de sus amigos.Aunque elmiedo seha convertido en un fen6meno politico sobresalien-

te, no ha suscitado en forma sistematica la atenci6n de las ciencias so-ciales I. Uno de mis principales intereses consiste en explorar las formas eQque el miedo inducido politicamente gravita sobre el funcionamiento Ylasinstituciones de la sociedad civil y, en especial, la forma en que aquellosciudadanos que sehan convertido en blancos de la intimidaci6n politica por-parte del Estado han respondido -adaptandose 0 resistiendo- a las exi-gencias del Estado en los marcos ecologicos e institucionales en que llevan

sus vidas cotidianas.L0 que sigue es, en parte , un informe sobre un trabajo en marcha don-

de se toma el caso de la Argentina como punto focal. Para los fines de laclaridad de la exposicion. la he organizado en haces de preguntas, seguidaspor una forrnulacion sumaria delas respuestas que pueden darse enel actualestado de nuestros conocimientos, una consideraci6n acerca de los limites e

insuficiencias de algunas de esas respuestas, y una apreciacion de los que, ami juicio, deben ser los siguientes pasos en la investigaci6n. Innecesario esdecir que las cuestiones examinadas a continuaci6n representan s610un as-pecto de la problematica general del miedo y los regimenes politicos.

I En 1981-1982se efecruc, organizado por el Consejo de Investigaciones sobre Cicndi\Sociales, un Seminario sobre la Cuhura del Miedo, que trato de proyeciar luz sobre este feno-meno. Muchos de los enunciados contenidos en esre trabajo se basan en las investigaciones Y

debates originados en dicho Seminario.

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