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    En el mejor de los

    mundos posiblesConcha R oldn

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    L E I B N I Z

    C O N C H A

    R O L D N

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    G Concha Roldn, 2015

    G de esta edicin, Batiscafo, S. L, 2015

    Realizacin editorial: Bonalletra Alcompas, S. LG Ilustracin de portada: Nacho Garca

    Diseo de portada: Vctor Fernndez y Natalia Snchez para Asip, SL

    Diseo y maquetacln: Kira Riera

    G Fotografas: las imgenes de este volumen son de dominio pblico, excepto

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    Depsito legal: B 17985-2015

    Impresin y encuademacin: Impresia IbricaImpreso en Espaa

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    reproduccin total o pa rdal de est a obra por cualquier medio o

    procedimiento y su dlst nbudn mediante alquiler o prstamo pblicos.

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    Leibnizel mejor de los mundos posiblesConcha Roldan

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    CONTENIDO

    Introduccin. Leibniz, ese gran desconocido 7

    La forja de un racionalista crtico 13Un hurfano educado por los clsicos 13

    Formacin filosfica en la Universidad de Leipzig 18

    TI paseo por el bosque de 'RosenthaL mecnica y metafsica 21

    Com binando matem ticas y derecho. De Leipzig

    a Altdorf, pasando por Jena 22

    Viajero hacia la interdisciplinariedad, entre la ciencia

    y la poltica 27

    De jurista a diplomtico. Decisiva estancia en Mainz 27

    De la diplomacia a la verdadera poltica: de Mainz

    a Pars 32

    TI proyecto de expedicin a Tgipto 35

    Pars bien vale... otra filosofa 39

    Ta carrera por el clculo infinitesim al 43Haciendo de la necesidad virtud: bibliotecario

    e historiador 47

    Una ven tana para mirar el mundo: ltimos aos

    entre Berln y Hannover 54

    Ta investigacin en la 'Repblica ideal 58

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    Los pilares de su filosofa 63

    Tres principios fundamentales. Verdades de hecho

    y verdades de razn 63Evidencia y verdad. Leibniz contra Descartes

    y Locke 70

    La mnada: armona preestablecida y armona

    universal 74

    l a metfora de b s rebjes 76

    Mundos posibles: hay otros mundos, pero estn

    en este 80

    Theoria cum praxi: el triunfo de la complejidad 91

    Creador del trmino teodicea: sentando a Dios

    en el banquillo 91

    TI pes imismo volteriano: Cndido se equivocaba 96

    La Caracterstica Universal 98

    l a intuicin del esperanto 98

    Federalismo y paz: la reunificacin de las iglesias 103

    Ponerse en el lugar del otro: hacia una idea

    de tolerancia positiva. Leibniz y China 110

    El papel de la ciencia en la consecucin del bien

    comn: mejorando el mejor de los mundos 117

    Actualidad del pensamiento de Leibniz: anticipndose

    a su tiempo 123

    Obras principabs 129

    Cronologa 133

    Indice de nombres y de conceptos 139

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    Introduccin. Leibniz, ese gran

    desconocido

    (Re-conociendo a Leibniz en su contexto histrico-poltico y

    cultural)

    Una de las tesis de Leibniz ms citadas y peor comprendidas es. sin

    duda, la que da ttulo a este libro y que ha contribuido a calificar de

    optimista la filosofa leibniziana. Esta interpretacin se la debemos

    sobre todo a Voltaire, quien, en su ensayo (publicado bajo seudnimo)

    Cndido o el optimismo(1759), ridiculiza a Leibniz poniendo en boca

    del doctor Pangloss la afirmacin de que vivimos en el mejor de los

    mundos posibles. El terremoto de Lisboa (1755) haba sacudido lite-

    ralmente al filsofo francs; por este motivo, junto a otros ilustrados,

    Voltaire ironiza sobre la providencia divina que haba perm itido morir

    a cien mil personas en la catstrofe, y para ello ceba su sarcasmo en

    una mxima que el pensador alemn haba dirigido medio siglo antes

    contra el voluntarismo de Descartes, quien sostena que Dios, en suomnipotencia, podra haber creado a su libre arbitrio el mundo que

    hubiera querido, independientemente de su perfeccin. Para Leibniz,

    bien al contrario, si Dios existe, nunca podra dejarse llevar por su

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    H 'l.ritmiz

    poder o capricho al crear, sin dejarse guiar por la razn suficiente y la

    conveniencia en su obra, pues siempre hay razones que rigen tan to

    el comportamiento divino como el humano.

    En descargo de Voltaire debe advertirse que Leibniz no era una fi-

    gura de la que sus coetneos tuvieran un buen conocimiento. Algunas

    de sus ideas fueron transmitidas por un discpulo, Christian Wolff,

    que las ajust a su medida en lo que en la poca se conoci como filo-

    sofa leibnizowolffiana, lo cual le hizo poca justicia a nuestro autor,

    que haba publicado muy poco en vida. Aparte de algunos artculos

    en latn que salieron en revistas acadmicas recin creadas, Leibniz

    solo dio a la imprenta en francs, para un pblico ms amplio, sus

    "Ensayos de Teodicea(1710), ya que no quiso sacar a la luz losNuevos

    ensayos sobre el entendimiento humano (1705), tras la muerte de su

    contrincante, Locke, y el libro apareci medio siglo despus, postu-

    mamente. Pero no vaya a pensarse el lector que Leibniz escribi poco.

    Bien al contrario, es uno de los autores ms prolficos de la historia dela filosofa; se calcula que lleg a escribir una media de quince folios

    diarios, entre los que se incluyen las cartas que dirigiera a ms de mil

    cien corresponsales de diecisis pases diferentes entre los que se

    encontraban ms de doscientas mujeres eruditas, y tambin cientos

    de ensayos sobre las ms diversas materias. Tanto sus manuscritos,

    redactados en latn, francs y alemn fundamentalmente, aunque tam-

    bin en ingls e italiano, como su biblioteca privada fueron depositados

    en la Biblioteca Real de Hannover, actualmente la Biblioteca Nacio-

    nal de la Baja Sajonia, donde se encuentra la sede central del Archivo

    Leibniz, encargado de custodiar su obra y, desde 1901, de dirigir su

    edicin cannica. Desde que el prim er volumen vio la luz en 1923, han

    aparecido cincuenta volmenes repartidos en ocho series diferentes

    que abarcan escritos polticos, histricos, matemticos, filosficos,lingsticos, cientficos y tcnicos (vaseseccin Obras principales).

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    'Introduccin. Leibtuz. c.ic irnn desconocido 9

    Se trata de una obra importante por su

    variedad, sus dimensiones y el hecho nada

    desdeable de que se haya mantenido intac-ta a pesar de haber pasado por dos guerras

    mundiales; una obra que, conforme se va pu-

    blicando, descubre un pice ms del enorme

    iceberg que oculta y del que hasta pleno siglo

    xx no se conoca ms que una pequea mues-

    tra, de la mano de ediciones crticas llevadas. Retrato de Gottfried Wilhelm

    a cabo por grandes especialistas y bien traba von leibniz. realizado hacia o

    jadas en lengua espaola (vase Q. W. lebniz. aft01700

    Obras filosficas y cientficas[OFC], editadas

    por la Sociedad espaola Leibniz [SeL]).

    Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo mejor del pen-

    samiento de Leibniz se forja en el dilogo con los otros, al hilo de las

    controversias y correspondencias mantenidas con sus coetneos.

    Todo est relacionado con todo, y en cada sistema, hiptesis, expli-

    cacin o argumento hay una parte de verdad que cada uno expresa

    desde su punto de vista (perspectivismo) y que es compatible con la

    verdad universal que no absoluta y nica en su conjunto.

    En estas pginas encontraremos explicadas algunas de las teo-

    ras que sobre Leibniz aprendimos en la enseanza secundaria su

    racionalismo, el eclecticismo, las mnadas sin ventanas, el princi-

    pio de razn suficiente, el mejor de los mundos, pero tambin nos

    aventuraremos en el mar ignoto de ese Leibniz ms desconocido y

    que fue acaso el ltimo genio universal, lo que en expresin de

    nuestros das equivaldra a decir que fue un acrrimo defensor de

    la pluralidad y la interdisciplinariedad. Todas las ciencias, todos

    los saberes, todas las tcnicas fueron objeto de su curiosidad y su

    atencin, lo que se traduce en una gran complejidad y riqueza de

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    un pensam iento que siempre quiere apor tar algo a la sociedad, a la

    humanidad.

    Por eso en su filosofa de ah su lema Theoria cum praxi lateora exige convertirse en prctica y la prctica no puede subsistir

    sin la teora; es decir, una mentalidad poltica (en el genuino sentido

    aristotlico) a cuyo abrigo se dan la mano los ideales de saber y justi-

    cia universal, bajo el propsito de una aproximacin gradual y conti-

    nua hacia una armona universal. De ah que nuestro autor se sumerja

    a fondo en todos los saberes y se esfuerce por poner en conexin las

    distintas ciencias para que cada una se enriquezca gracias a las de-

    ms, formando una especie de retcula en la que todo tiene que ver

    con todo, superando esa barrera de las especializaciones inconexas

    que tan to lamentan hoy en da los filsofos de la ciencia y los historia-

    dores de las ideas; pero, sobre todo, haciendo de la actividad humana,

    de su transformacin de la realidad y de las instituciones en aras de la

    consecucin de una mayor felicidad, la meta de toda sabidura.

    Para comprender la relevancia de la propuesta filosfica de Leib

    niz en toda su intensidad, hemos de representarnos por un momento

    las coordenadas histricas en que surge, la situacin de Europa des-

    pus de la guerra de los Treinta Aos. La antigua unidad de Occidente

    se haba deshecho por completo y Europa, sobre todo Europa central,

    estaba devastada. Leibniz tendr que enfrentarse con la realidad de

    un emperador debilitado, de una Alemania dividida en numerosos

    estados soberanos y de una Francia poderosa que quera expandir

    sus dominios absolutistas con una agresiva poltica exterior. En este

    contexto, las propuestas federalista y de reunificacin de las iglesias

    que har nuestro autor surgirn, por un lado, de la nostalgia de una

    unidad interna de Europa, con todas sus premisas religiosas, y, por

    otro, de la certeza de que el Imperio ("Reich) como encarnacin delcristianismo en el sentido medieval ya no se poda restaurar. La Paz

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    'Introduccin, 'l.ethniz, car gran desconocido 11

    de Westfalia (1648) haba acabado con la era de los principios confe-

    sionales en la poltica y, con ello, con el dominio de una concepcin

    cristiana del Estado.

    Por otra parte, no podemos olvidar que la agricultura era an la

    ocupacin ms importante, y que los campesinos arrendatario s so-

    brecargados con el pago de impuestos ms que propie ta rios suma-

    ban las tres cuartas partes de la poblacin en Europa. Poco a poco, las

    pequeas poblaciones amuralladas y hervideros de enferm edades

    fueron dando lugar a ciudades ms grandes en las que la mayora delos habitantes se ganaba la vida trabajando como servicio domstico

    de las familias ms prominentes, y fue la demanda de artculos de

    lujo lo que promovi el comercio, la industria y el desarrollo de una

    clase media, as como una mayor reparticin de la riqueza. La burgue-

    sa emergente estaba compuesta tanto por comerciantes y maestros

    artesanos como por profesionales (mdicos, maestros, funcionarios

    pblicos y abogados) y el costo que supona la formacin de estos

    profesionales haca que la educacin superior y universitaria fuera un

    verdadero privilegio; uno con el que las mujeres, desde luego, no po-

    dan ni soar.

    Leibniz viene al mundo justo en una poca que Paul Hazard ca-

    racteriz como el origen de la crisis de la conciencia europea, esto

    es, la quiebra del orden establecido en la Antigedad y el surgimiento

    pujante de la nueva ciencia. La primera parte del siglo xvn haba esta-

    do determinada por las revoluciones filosficocientficas de Kepler,

    Galileo y Bacon, as como por la invencin y el perfeccionamiento de

    los instrumentos cientficos que nos aproximaban al macromundo

    (telescopio) o a los micromundos (microscopio). Y lo que sin duda

    har ms atractivo a nuestro autor es su capacidad eclctica y con-ciliadora entre la tradicin heredada y las novedades de la Moderni-

    dad emergente. En ese momento crucial, que ha sido denominado

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    La forja de un racionalista crtico

    Un hurfano educado por los clsicos

    Gottfred Wilhelm Leibniz vino al mundo en Leipzig (Alemania) el 21

    de junio de 1646, durante los ltimos coletazos de la guerra de los Trein-

    ta Aos, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Friedrich Leib

    ntz, luterano de origen eslavo, era notario y profesor de moral en la

    Universidad de Leipzig y se haba casado en terceras nupcias (1644) con

    Catharina Schmuck, hija de un jurista muy respetado en la ciudad. Su

    hermana, Anna Catherina, naci dos aos despus (1648), de la mano

    de la Paz de Westfalia. El hijastro de Anna, Friedrich Simn Ldffler

    (1669), se convertir en el heredero universal de la familia a la muerte de

    Leibniz (1716). Los antepasados de Leibniz haban sido funcionarios,

    maestros y telogos, pero tambin tcnicos de minas y comerciantes,

    y parece que nuestro pensador dedic algunos esfuerzos durante su ju-

    ventud tan to a fijar la grafa de su apellido alemn como a encontrar sus

    orgenes eslavos y nobiliarios: desde 1671 le vemos firmar como Leib-

    niz y desde 1676 utilizar como sello el escudo herldico de su antepa-

    sado Paul von Leubnitz, capitn ennoblecido en 1600 por sus servicios.

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    Lector insaciable de historia, poesa y literatura, supo sacar parti-

    do a la biblioteca paterna, que su madre puso a su disposicin cuando

    tena ocho aos, para ayudarle a superar el golpe adverso de la prema-

    tura muerte de su padre (1652). Poco inclinado a los juegos propios

    de su edad, forj su mundo buceando entre libros, de modo que a los

    doce aos haba aprendido no solo a balbucear el griego, sino tambin

    a leer correctamente en latn, algo que pudo demostrar a la edad de

    trece aos cuando compuso en solo tres das un poema de trescientos

    versos hexmetros latinos, que tuvo la oportunidad de leer pblica-

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    'l,a forja to un racionalista crtico 15

    mente en 1659 con motivo de una fiesta escolar en la que se le haba

    pedido sustituir a otro alumno enfermo. En su refugio de la biblioteca

    paterna aprendi a compensar de manera autodidacta las enseanzasrecibidas en la escuela de San Nicols de Leipzig (16531661). alter-

    nando la lectura de los clsicos con la de los padres de la Iglesia, que

    le sirvieron de fundamento tan to para la lgica aristotlica como para

    la metafsica escolstica.

    El propio Leibniz, en un retra to autobiogrfico que titul Wilhelm

    Tacidius(epgrafe donde juega con las etimologas de la paz y la divi-nidad), relata as esos primeros pasos que marcaran la avidez intelec-

    tual e interdisciplinaria de toda su vida:

    Despus de la muerte demasiado prematura de su padre, ese gua de

    la vida, se dedic a cultivar las letras con la misma libertad con que

    se entregaba a su estudio, hacia el cual lo impulsaba una especie de

    ardor espiritual. En efecto, a los ocho aos, contando con la facilidad

    que significaba la biblioteca familiar, sola recluirse das enteros en

    ella. Y aunque apenas balbuceaba el latn, tan pronto tomaba los li-

    bros que tena a mano como los volva a dejar, y entonces abrindolos

    y cerrndolos al azar, extraa algo de ellos o bien pasaba a otros, si

    la claridad de la expresin o la amenidad del argumento atraan suinters. Se hubiera credo que adoptaba al azar como preceptor y que

    consideraba que aquel dicho de tolle, lege(toma, lee) haba sido pen-

    sado para l. En efecto, la temeridad, actitud que suele ser favorecida

    por Dios,1resultaba la indispensable reaccin de quien estaba priva-

    do de consejo ajeno en virtud de las circunstancias y careca de juicio

    propio por su edad. Y quiso la casualidad que se encontrara primero

    Se refiere al audentes fortuna iuvat de Virgilio (Eneida, X, 284).1

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    con los antiguos. En un comienzo le fue imposible comprenderlos,

    pero gradualmente pudo hacerlo hasta que por ltimo consigui do-

    minarlos plenamente. Y como todo el mundo que camina bajo losrayos del sol adquiere poco a poco un tinte bronceado, aunque haga

    incluso otra cosa, as haba llegado l a adquirir un cierto barniz no

    ya solo en la expresin, sino tambin en los pensamientos. Por eso al

    frecuentar los escritores ms modernos, se le haca insoportable su

    estilo enftico e hinchado, caracterstico de quienes no tienen nada

    que decir, y que entonces predominaba en las escuelas (escolstica),

    como tambin le resultaban insoportables los centones heterclitosde los simples repetidores de ideas ajenas. Ante esa falta de gracia,

    nervio, vigor y utilidad para la vida de esos escritos, caba pensar que

    sus autores escriban para un mundo diferente (al que llamaban Re-

    pblica de las Letras o Parnaso). En efecto, tena plena conciencia de

    que tanto los pensamientos vigorosos, vastos y elevados de los anti-

    guos, que parecan cernirse sobre la realidad, como asimismo la vida

    humana en su total desarrollo que se vea reflejada en una especie de

    cuadro complejo, acertaban a difundir sentimientos muy distintos

    en los espritus. Pensaba sin embargo que todo ello era el resultado

    de un modo de expresin, claro, fluido y a la vez conforme con la

    realidad. Y le concedi tanta importancia a esa unidad diferenciada

    de claridad y conformidad que a partir de entonces se impuso dos

    axiomas: buscar siempre la claridad en las palabras y en los demssignos del espritu, y buscar en las cosas la utilidad. Despus apren-

    di que el primer aspecto constitua la base de todo juicio, el segundo

    la base de la invencin y que casi todos los hombres haban cado en

    el error porque no se haban propuesto una explicacin suficiente-

    mente distinta de sus propios vocablos ni los haban descompuesto

    en sus ltimos elementos, y otros hombres tampoco haban sabido

    utilizar las experiencias que estaban a su disposicin por no poseerel arte combinatorio de los medios y de los fines.

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    17Im jorja ile un racionalista critica

    En estas lneas, jun to a una veneracin por los clsicos, encontra-

    mos apuntados gran parte de los conceptos que marcarn la obra de

    nuestro autor, entrelazados con su propio desarrollo biogrfico. Ahvemos la importancia de que el pensamiento no d la espalda a la

    realidad, de que la teora camine de la mano de la utilidad prctica,

    a la par que descubrimos que la deseable complejidad no debe estar

    reida con la claridad. El verdadero conocimiento tiene as para Leib

    niz una doble base: el juicio y la invencin, que son el origen de lo que

    llegar a tematizar en sus escritos como arte de juzgar (ars iudican-

    di)y arte de descubrir (ars inveniendi).que en una traduccin ms

    actual no distara mucho de lo que denominamos innovacin. La

    principal herramienta del a rte de juzgar ser el anlisis o descompo-

    sicin de los conceptos en sus elementos ms simples; la del arte de

    descubrir ser la sntesis o combinacin de los conceptos, orientada o

    guiada por la prctica, en un justo equilibrio de medios y fines.

    Su admiracin por los antiguos contrasta con el desdn que

    muestra por la filosofa y la teologa escolsticas (en el texto citado

    antes, los ms modernos), a las que calificaba de superficiarias

    (trmino jurdico) e intiles para el progreso humano; Leibniz recor-

    daba en especial haber ledo la ingente obra la tina de Francisco Su

    rez quien, sea dicho de paso, le influy bastante de corrido, con

    tanta facilidad como si se trata ra de una novela. De ah la im portan-

    cia de que llegaran a las manos del adolescente las opiniones acerca

    del progreso de las ciencias de Francis Bacon, as como fragmentos

    escogidos de las obras de Kepler, Galileo y Descartes. Pero sobre este

    mom ento que le anima a criticar a Platn, Aristteles, Arqumedes y

    otros maestros de la Antigedad, volveremos ms adelante. Leibniz

    no encontraba respuesta en sus maestros a algunas de sus nuevaspreguntas, pues no saba an que lo que buscaba cuando quera es-

    tablecer una nueva serie de categoras para ordenar las expresiones

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    complejas era, en realidad, la nocin de demostracin matemtica.

    Cuando estaba profundizando en sus estudios escolares se le ocurri

    la idea extraordinaria de que tal vez pudiera encontrarse un alfabe-to del pensamiento humano que permitiera descubrir y demostrar

    todo lo dems a pa rtir de combinaciones de las letras de ese alfabeto

    y el anlisis de las palabras constru idas con l. Ms tarde intentara

    hacer realidad esas anotaciones tomadas a los catorce aos y que

    constituiran el sueo de una Caracterstica Universalque le acom-

    paara durante toda su vida. El estudio de las lenguas clsicas (latn

    y griego) y modernas (francs, ingls e italiano, jun to al alemn na ti-

    vo) trabajaba tambin en esta direccin, lo mismo que el estudio de

    los famosos polemistas protestantes y catlicos. Porque reflexionar

    es asimismo criticar, establecer controversias o argumentar. Ana-

    lizamos para comprender mejor, pero adems desarrollamos argu-

    mentos para explicar o defender algo. Por eso el estudio conjunto de

    las matemticas, la lgica, la filosofa y el derecho jugarn un papeltan importante en la formacin del joven Leibniz, al menos hasta

    que descubra el nuevo mtodo de Gassendi y Descartes que preten-

    de explicar el mundo natural en trminos de m ateria y movimiento

    (mecanicismo). Vemoslo.

    Formacin filosfica en la Universidad de Leipzig

    En 1661, Leibniz ingresa en la Universidad de Leipzig para seguir las

    clases de filosofa que imparta Jakob Thomasius, en especial sobre

    Aristteles, y atender a la introduccin a Euclides que imparta Johann

    Khn, junto con el estudio de la poesa griega y latina. Mucho apren-

    di del filsofo, mientras que toda su vida se lament de la confusin

    de las clases de matemticas con Khn; lamentaba no haber podido

    pasar su juventud en Pars como Pascal, pero para encontrar a los gran-

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    l forja de un racionalista critico l

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    Leibniz recrea al final de sus das este episodio, que haba quedado

    grabado en su memoria como una iluminacin, como el hiato en tre un

    antes y un despus, pero el camino hacia la filosofa monadolgica nofue tan sencillo como ah se presenta. Entre la tesis del bachiller sobre

    el principio de individuacin y la carta escrita a Rmond transcurre

    medio siglo de estudio y de diversos viajes por Europa, de polmicas

    con los autores ms representativos de la modernidad, de miles de in-

    tercambios epistolares y borradores sobre sus teoras. Esta evolucin

    filosfica es lo que intentarem os presentar en este libro, subrayando la

    importancia de los mltiples intereses disciplinarios de nuestro autor

    en esa ardua gestacin de su original pensamiento, en el que sin duda

    la matemtica y la metafsica juegan un papel fundamental pero no

    nico: como muy bien ha sabido subrayar Javier Echeverra. Leibniz

    es el pensador de la pluralidad, jus tam ente lo contrario de un pensa-

    miento nico.

    Mucho se ha hablado del eclecticismo leibniziano. Este hace pie

    ju stamente en la bsqueda de la armona a que alude al final de su

    carta: armona entre distintas corrientes filosficas, entre los reinos

    de la naturaleza y de la gracia, entre las distintas religiones, entre in-

    tereses nacionales y cosmopolitas, entre partidos polticos y familias

    reales enfrentadas... Toda la filosofa de Leibniz es una bsqueda de

    armona, de reconciliacin de los elementos opuestos, un GuilelmusPacidius que contempla la crisis espiritual de Europa y se arroga la

    tarea de restablecer la paz que salve a Europa, conciliando los avances

    modernos con la antigua cultura. Un programa que consigui en gran

    medida, pues no en vano Christian Thomasius le denominaba la bi-

    blioteca viviente de Europa, aunque Leibniz, al final de sus das, se

    dola de no haber podido resolver alguna de sus apuestas y tareas (por

    ejemplo, el desarrollo de una Caracterstica Universal o la reunifica-

    cin de las iglesias, sobre lo que volveremos despus), por no haber

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    'La forja dv un racionalista crtico 21

    El paseo por el bosque de Rosenthal:

    mecnica y metafsica

    Habindome emancipado de las escuelas triviales, me encontr con los mo

    dernos y recuerdo que me paseaba solo por un bosque cercano a Leipzig,

    llamado Rosenthal, a la edad de quince aos, deliberando si conservaba las

    formas sustanciales. Al fin prevaleci el mecanicismo y me llev a dedicar

    me a las matemticas [.]. Pero cuando investigu las ltimas razones del

    mecanicismo y de las leyes mismas del movimiento, fui sorprendido totalmente al ver que era imposible encontrarlas en las matemticas y que haba

    que retomar a la metafsica Es lo que me encamin a las entelequias y de lo

    material a lo formal y me hizo por fin comprender, despus de muchas pro

    puestas y correcciones de mis nociones, que las mnadas, o las sustancias

    simples, son las nicas sustancias verdaderas y que las cosas materiales no

    son ms que fenmenos, pero bien fundados.

    Encontr que la mayor parte de las doctrinas filosficas tienen razn en

    buena parte de lo que afirman, pero no tanto en lo que niegan. Tanto los

    formalistas como los platnicos y los aristotlicos tienen razn al buscar

    la fuente de las cosas en las causas finales y formales; pero se equivocan

    al descuidar las eficientes y las materiales, infiriendo de ah que existen

    fenmenos que no se pueden explicar mecnicamente. Por el contrario, los

    materialistas o los que se muestran partidarios solo de la filosofa mecnica

    se equivocan al rechazar las consideraciones metafsicas y querer explicarlo

    todo por lo que depende de la imaginacin.

    Por lo que a m respecta, estoy satisfecho de haber penetrado la armona

    de los diferentes reinos y de haber visto que los dos partidos tienen razn,

    mientras que no se enfrenten; puesto que todo sucede en los fenmenos

    de la naturaleza de manera mecnica y metafsica al mismo tiempo, aunque

    la fuente de la mecnica est en la metafsica

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    22 'Leibniz

    encontrado un equipo de intelectuales comprometidos que se entu-

    siasmaran por ellas. Esa es la finalidad que Leibniz haba conferido a la

    creacin y la promocin de sociedades y academias cientficas desdesu juventud, pues nicamente con la cooperacin cientfica puede un

    intelectual aproximarse al ideal del sabio clsico. Pero sus coetneos

    no supieron adelantarse con l a su poca, y Leibniz solo consigui

    pasar a la posteridad como el ltimo genio universal, cuya comple-

    jidad de pensamiento intentamos ahora reivindicar.

    Combinando matemticas y derecho. De Leipzig

    a Altdorf, pasando por Jena

    La reflexin llevada a cabo en el bosquecillo de Rosenthal confront a

    Leibniz con la realidad de que tena que profundizar en el estudio de

    las matemticas, que, como hemos visto, no eran el fuerte de la Uni-

    versidad de Leipzig. Por este motivo, durante el semestre de verano

    de 1663 se traslada a la Universidad de Jena, donde imparta docen-

    cia Erhardt Weigel, un matemtico de renombre, adems de filsofo

    moral y del derecho, que en sus clases intentaba dar respuesta a las

    contradicciones de los escolsticos con demostraciones matemticas.

    Weigel ejerci una gran influencia en Leibniz tambin con sus escri-tos, en los que, basndose en el mtodo demostrativo de Euclides,

    acometa una reforma de la filosofa y de la ciencia, proponiendo la

    reconciliacin en tre Aristteles y los modernos como Bacon, Hobbes

    y Gassendi bajo la idea de una scientia generalis(ciencia general); hay

    que subrayar aqu que Weigel solo se perm ita hacer en sus clases al-

    gunos comentarios crticos sobre Descartes, que estaba proscrito de

    las universidades alemanas sobre todo en las facultades de teologa,

    tan to catlicas como protestantes, por lo que ningn profesor osaba

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    La forja de mi racionalista critico 23

    defender las ideas cartesianas en pblico so pena de ser expulsado

    de su ctedra. Esto favoreci que surgieran sociedades ms o menos

    secretas en las que se poda discutir con libertad sobre lasideas fi-losficas; este era el caso de la Societas quaerentium, presidida por

    Weigel en Jena y que reuna semanalmente a estudiantes y profesores.

    A partir de este momento, Leibniz aprendi a frecuentar este tipo de

    asociaciones, en las que era posible intercambiar de verdad el saber,

    una actividad que repetira en las diversas ciudades europeas que vi-

    sit a lo largo de su vida.

    En el semestre de invierno de 1663 regres nuestro auto r a Leip-

    zig para iniciar su especializacin en derecho. Siguiendo los pasos

    paternos, y fiel a su lema, compaginaba el estudio de la teora jur-

    dica con la aplicacin prctica que le brindaba un juez ayudante del

    Alto Tribunal de su ciudad natal con el que el joven Gottfried tena

    amistad; la figura del juez, que tambin jugar un papel importante

    en su filosofa, siempre atrajo a Leibniz, quien, por el contrario, des-

    confiaba de las argucias de los abogados. En febrero de 1664 obtuvo

    el grado de Maestro en Filosofa con una disertacin que pretenda

    tender un puente entre la filosofa y el derecho, buscando el respeto

    de los jur istas hacia un saber que constitu a la base del suyo; el texto

    llevaba por ttulo Specimen quaestionum philosophicarum ex iure co-

    llectarum,y en la introduccin consta un agradecimiento explcitoa Weigel. Unos das despus de la defensa de su disertacin, muri

    su m adre de una neumona, por lo que se vio obligado a ausentarse

    durante unas semanas a Braunschweig para arreglar las cuestiones

    de la herencia.

    Sin solucin de continuidad, Leibniz se puso a trabajar en un es-

    crito de habilitacin para la Facultad de Filosofa; titulado Disputado arithmetica de complexionibus, este termina convirtindose en la parte

    introductoria del primer gran escrito original de Leibniz: Vissertatio de

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    24 'Leibniz

    arte combinatoria(Disertacin sobre el arte combinatorio), donde

    desarrolla su idea de un alfabeto del pensamiento humano en el que

    todos los conceptos seran combinaciones ms o menos complejas deun pequeo nmero de conceptos simples; Leibniz se haba inspirado

    en elArs magna de Ramn Llull, pero iba ms all del mtodo mec-

    nico del cataln, que desconoca las leyes de la aritmtica combina-

    toria, apuntando las lneas maestras de su arte de inventar y de una

    escritura o lenguaje universal similar a la escritura de signos egipcia

    o ch ina que aos ms tarde desarrollara en su sistema de la Carac-

    terstica Universal; como curiosidad, sealar que como apndice de

    la obra aparece una demostracin de la existencia de Dios en la que

    desarrolla el argumento ontolgico de san Anselmo segn un modelo

    de demostracin euclidiana, anticipando la tesis metafsica sobre la

    que volver aos despus de que si el ser necesario es posible, existe

    necesariamente. Este ensayo sobre el arte combinatorio se public

    en 1666 sin hacer referencia alguna a la Universidad de Leipzig, que lehaba negado el grado de Doctor en Derecho, al parecer para que no

    pudiera obstaculizar a otros candidatos ms veteranos en la posterior

    obtencin de una ayudanta.

    Sin embargo, Leibniz decide hacer de la necesidad virtud y se ma-

    tricula en Altdorf, pequea ciudad universitaria situada a escasos ki-

    lmetros de Nremberg, donde un ao despus (1667) obtendr porunanimidad el ttulo de Doctor en Derecho con la tesis titulada Ve

    casibus perplexis in iure(Sobre los casos difciles en derecho), que

    ya haba elaborado en Leipzig. Casi medio siglo despus, en una car-

    ta al telogo Adam Rechenberg (1708) mencionar irnicamente esa

    ancdota para explicar el rechazo sufrido en su ciudad natal, a pesar

    de su reputacin acadmica. Parece que Johann Georg von Eckhart, su

    secretario, daba otra versin de los hechos, al explicar que se le haba

    hurtado el doctorado en Leipzig por la antipa ta que hacia l senta la

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    La forja de un racionalista crtico 25

    mujer del decano. En cualquier caso, sern pocas las veces que volver

    a Leipzig. Tras obtener su promocin, se le ofrece a Leibniz la opor-

    tunidad de optar a una ctedra en la Universidad de Reichtadt, pero

    declina la posibilidad de desarrollar una carrera acadmica porque

    su espritu se mova en una direccin completamente diferente, im-

    pregnado del deseo de conocer mundo y de obtener una mayor gloria

    en las ciencias.

    Leibniz se queda an medio ao en Nremberg, tiempo que apro-

    vecha para tomar contacto con una sociedad alquimista, de la quelleg a ser secretario; esta experiencia no solo le permiti leer libros de

    alquimia, que aos despus calificara de oscurantistas, sino tambin

    tener acceso a numerosos experimentos cientficos de la naciente qu-

    mica de la poca. Pero una vez agotados sus ahorros, decide comenzar

    a viajar en busca de fortuna. As, parte con destino a Holanday hace una

    escala en Frankfurt, donde visita a un pariente lejano de quien obtiene

    un prstamo (eran habituales los pagars entre familiares y amigos)

    para poner en marcha sus proyectos. Convencido de que el perfeccio-

    namiento de las ciencias no poda promoverse desde un recinto uni-

    versitario, por la frrea estructura que le impeda desplegar todas sus

    capacidades, decide cortar las races y dedicarse a viajar por el mundo,

    lo que sin duda cambi la vida de nuestro autor, quemando las naves

    de una existencia provinciana como la que vivir, por el contrario,

    aos despus Kant en Knigsberg y abrindole unas miras interdis-

    ciplinarias y cosmopolitas que se reflejarn en el desarrollo de su obra.

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    Viajero hacia la

    interdiscip iinariedad, entre la

    ciencia y la poltica

    De jurista a diplomtico. Decisiva estancia en Mainz

    Durante su estancia en Frankfurt, nuestro autor aprovecha para tra-

    bar relaciones con personalidades influyentes que puedan ayudarle a

    abrirse camino entre la ciencia y la poltica, pues sin el apoyo de los

    gobernantes no poda poner en prctica la reforma de las ciencias de

    cara a una mejor enseanza de las mismas que ten a en mente; la acti-

    vidad de Leibniz se encaminaba a algo que hoy denominaramos go

    bernanza de la ciencia y poltica cientfica. Con esta finalidad, en

    otoo de 1667 visita en Mainz al consejero ulico Hermann Andreas

    Lasser, quien le participa el proyecto de la Corte de acometer una

    nueva edicin del cuerpo jurdico. Para Leibniz, semejante tarea se

    presenta como una clara oportunidad de meter la cabeza y se pone

    a ultimar a toda prisa dice haberlo redactado por las posadas y sin

    ayuda de otros textos un escrito que ya haba concebido en Leipzig

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    28 iMbinz

    sobre la reforma para el aprendizaje y la enseanza de la jurispruden-

    cia: 'Nova Methodus discendae docendaque jurisprudentiae.Se trata

    de una obra que incluye tanto un anlisis filosfico de los principiosdel derecho como la propuesta de una nueva asignatura que ayudara

    a los alumnos a adquirir una base terica de la mano de la com peten-

    cia prctica; asimismo, se atreve a rechazar la primera regla de Des-

    cartes (aquello que se percibe clara y distintamente es verdadero) por

    ser inductora a error. Leibniz fue a presentar personalmente el texto

    al prncipe elector de Maguncia, Juan Felipe de Schnborn, a quien se

    lo haba dedicado con la esperanza de obtener un puesto en la Corte,

    y este, efectivamente, le invit a trabajar con el consejero Hermann

    Andreas Lasser a cambio de un salario semanal en la reforma del

    cdigo civil romano. Nuestro joven jurista residira en el domicilio de

    Lasser en Mainz durante la realizacin de un proyecto que el elector

    pagaba tarde y mal, pero gracias al cual pudo estrechar su relacin con

    el barn Christian de Boineburg. Si bien las circunstancias de su pri-

    mer encuentro an son desconocidas, est documentado que Leibniz

    empez a desem pear ocasionalmente tareas de secretario, asistente,

    bibliotecario, abogado y consejero al servicio del barn, y adems de-

    sarroll una amistad personal con quien se convertira en su maestro,

    pro tector e impulsor de su carrera diplomtica en sus inicios. En este

    perodo, Boineburg pondr en contacto a Leibniz con otros pensado-

    res y cientficos importantes, entre los que cabe destacar a HeinrichOldenburg, secretario de la Royal Society de Londres, corresponsal

    de Spinoza y que servira como intermediario en la correspondencia de

    Leibniz con los matem ticos ingleses; Leibniz mantendra un intenso

    intercambio epistolar con Spinoza hasta la muerte de este en el ao

    1677. Tampoco hay que menospreciar la importancia de la nutrida

    biblioteca del barn, que Leibniz se encarg de catalogar. Aunque sin

    duda lo ms relevante de esta etapa es la actividad diplomtica, que

    le permitir a nuestro autor tomar parte activa en la poltica del

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    Viajar a hacia la intcrdisaplinarioilail antro la ciencia y la poltica M

    momento, por ejemplo en la eleccin del nuevo rey de Polonia tras la

    abdicacin de Juan Casimiro. El conde Federico Guillermo de Neu

    burg, que contaba con el apoyo del elector de Maguncia, haba pedidoa Boineburg que se hiciera cargo de una misin en Polonia en apoyo

    de su candidatura; as pues, Leibniz dedic el invierno de 1668 a ela-

    borar un documento que llev por ttulo Specimen demonstrationum

    politicarum pro rege Volonorum eligendo (Modelo de indicaciones

    polticas para la eleccin del rey de Polonia), donde un noble polaco

    ficticio aplicaba el mtodo de demostracin matemtico introduci-

    do en la ciencia por Galileo, Descartes, Hobbes y Bacon al problema

    poltico de la eleccin y acababa resolvindolo en favor del conde de

    Neuburg. La obra se public en Knigsberg y no en Vilna, como fi-

    gura en la portada en junio de 1669, una vez que ya se haba tom a-

    do la decisin; aunque sirviera de argumentario para las infructuosas

    gestiones de Boineburg, lo ms importante de este texto son sin duda

    las argumentaciones ticopolticas que cobran la formulacin de un

    clculo de probabilidades, aspecto que Leibniz desarrollar con pos-

    terioridad.

    Por otra parte, y para que Leibniz no olvidara sus estudios de teo -

    loga y filosofa, Boineburg le pidi que compatibilizara la preparacin

    del proyecto polaco con la respuesta a una antigua carta que haba

    recibido en 1665 del polaco Andrzej Wiszowaty sociniano unitario,

    y por tanto hereje que critica el dogma de la Trinidad y que le vino a

    la memoria con este motivo. La respuesta, titulada Vefensio Trinitatis

    per nova reperta lgica(Defensa de la Trinidad a partir de nuevos

    argumentos), reviste una particular importancia porque seala los

    puntos de friccin fundamentales contra los enemigos comunes del

    cristianismo y la religin, en los que coincidan tanto el catlico con-verso Boineburg como el luterano Leibniz, ambos convencidos de la

    importancia de la reunificacin de las iglesias en Alemania. El perodo

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    de estancia en Manz resulta, por lo dems, fundamental para desa-

    rrollar los intereses multidisciplinarios de Leibniz, que toma parte

    activa en todas las cuestiones candentes de la poca, ya fueran teol-gicas, cientficas o polticas, y tambin encuentra tiempo para escri-

    bir pequeos ensayos, bien sobre controversias religiosas o filosficas,

    bien sobre problemas filolgicos, histricos, fsicos o matemticos.

    Adems, se encarga de difundir estas cuestiones a travs de una red

    creciente de corresponsales (ms de 1.100 en diecisis pases diferen-

    tes, al final de su vida), y para mayor repercusin en la opinin pblica,

    solicita al kiser la posibilidad de fundar una revista cientfica. Todo

    ello sin dejar de desarrollar la reforma jurdica y de trabajar como le-

    trado al servicio de la familia Boineburg.

    De esta poca data la redaccin de 7iypothesisphysica nova(Nue-

    vas hiptesis fsicas), una de sus obras ms importantes, que revisara

    un ao despus a la vista de su estudio intensivo de Hobbes para pu-

    blicarla annimamente (bajo las iniciales G.G.L.L.) en 1671 y que. final-

    mente, dara a conocer como suya en la forma de dos ensayos comple-

    mentarios: Theoria motus concreti(Teora del movimiento concreto)

    y Theoria motus abstracti (Teora del movimiento abstracto), que

    dedicara, respectivamente, a la Royal Society de Londres y a la Acad

    mie Royale des Sciences de Pars, en las que quiso ingresar como socio.

    Leibniz se distancia de Descartes y encuentra inspiracin para la ex-plicacin del movimiento en esta obra temprana en la idea del conatus

    (tendencia) de Thomas Hobbes, y que tambin adoptar Spinoza en su

    filosofa: una idea mecnica que Leibniz definir, sin embargo, como

    comienzo del movimiento. Pero la mayor originalidad de Leibniz en

    este punto se encuentra, sin duda, en haber considerado en sus investi-

    gaciones el problema del continuo, un antiguo problema en la historia

    de la filosofa, que se retrotrae a las paradojas de Zenn: puesto que

    el continuo es divisible hasta el infinito, existiran realmente una in

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    'Via/ern fineta la interdisciplinariedad. entre la ciencia y la pntUica MI

    Anidad de partes, mientras que para Descartes lo indefinido sera una

    idea sin correspondencia con la realidad. La defensa del movimiento

    continuo significaba para Leibniz frente a Gassendi quemo estaba

    interrumpido por intervalos de reposo, pues todo lo que se mueve dirige

    su conatustotal cuyo efecto ser la velocidad virtual contra cualquier

    obstculo hasta el infinito. Aun as, todas estas paradojas referentes a

    los indivisibles no se pudieron resolver hasta ms tarde gracias al des-

    cubrimiento del clculo infinitesimal.

    A finales de 1669 y a instancias del embajador de Suecia en Frank

    furt, el duque Juan Federico invit a Leibniz a Hannover, pero este de-

    clin la invitacin para seguir trabajando con Lasser en la reforma del

    cdigo civil y continuar asistiendo a Boineburg en sus tareas, a la espera

    de que se le pudiera otorgar un puesto en la Corte de Mainz. Finalmen-

    te, en verano de 1670 recibi un gran reconocimiento por sus desvelos

    al servicio del prncipe elector Juan Felipe, quien le nombr juez delTribunal Supremo de Apelacin, el ms alto tribunal del electorado y

    la archidicesis, a pesar de ser protestante. No obstante, junto a este

    trabajo remunerado continu desarrollando proyectos polticos y di-

    plomticos con el barn de Boineburg, entre los que cabe destacar el

    de formar una Liga entre los prncipes del Imperio alemn para poder

    equilibrar as los grandes poderes crecientes de Francia y Austria, un

    proyecto que se materializ en el ensayo alemn titulado 'Bedencken

    welchergestalt Securitas publica interna et externa und Status praesens

    im 'Reich auffesten Tuss zu stellen(Consideraciones acerca de las for-

    mas de seguridad interna y externa y la manera de llevarla a cabo en

    el Imperio). Esta idea de conseguir una balanza de poder en la vieja

    Europa le acompaar durante toda su vida; para conseguirla, Leibniz

    traza los fundamentos de una Academia Universal de las Ciencias, que

    a pa rtir de 1700 le servirn de base para la consecucin de las acade-

    mias de Berln, Dresde y Viena, y. por ltimo, el desarrollo ms concreto

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    32 'l.fibm:

    de un plan poltico para desviar del suelo europeo la agresiva poltica

    expansionista francesa; esto es, el plan de expedicin a Egipto.

    De la diplomacia a la verdadera poltica: de Mainz

    a Pars

    El verdadero motivo del viaje de Leibniz a Francia, que culmina en Pars

    en marzo de 1672, es una misin diplomtica muy concreta. A la vista

    de la ocupacin francesa de la Lorena en septiembre de 1670 y de la

    amenaza de Holanda, Boineburg, que tambin tena motivos perso-

    nales para querer buscar el favor del rey francs, haba encargado a

    Leibniz presentar personalmente en la Corte francesa un memorn-

    dum que convenciera a Luis XIV de renunciar a declarar la guerra

    a Holanda (el Flandes espaol), en aras de una especie de cruzada

    contra el reino musulmn de Egipto. Ms de un ao trabaj Leibniz

    en secreto redactando algunos borradores y otros tantos resmenes

    del proyecto. El plan de conquista de Egipto era un proyecto que ve-

    na de antiguo, pues ya a comienzos del siglo xiv el veneciano Marino

    Canto haba hecho al Papa la sugerencia de emprender una cruzada

    contra los infieles para alejar de suelo europeo los conflictos internos,

    pero solo term inar materializndolo Napolen (1798), aunque notodos los estudiosos de Leibniz defienden que el emperador francs

    conociera el escrito leibniziano antes de llevar a cabo su campaa.

    Con todo, la originalidad del plan de Leibniz consista en demostrar

    a Francia que con la conquista de Egipto conseguira su verdadero

    objetivo, la destruccin de Holanda, solo que en lugar de atacarla di-

    rectamente, iniciando una guerra costosa y de resultados inciertos, se

    trataba de arruinar al pas vecino paralizando su comercio, que era su

    principal fuente de riqueza; al conquistar Egipto, pasara a controlar

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    Viniera hacia tu interdtscipUnanedad. entre la ciencia y la puUlica 31

    la nica va de comercio entre Asia y frica, que era fundament al para

    el emporio econmico holands, sin perder de vista la posibilidad de

    apertura de un canal, que facilitara el comercio de Asia con Europa:aunque el sueo de abrir un paso desde el mar Rojo hasta el mar Me-

    diterrneo se remonta a la poca faranica, en la que se abri un pri-

    mer paso entre el ro Nilo y el mar Rojo (canal de los faraones), solo

    a mediados del siglo xix fue acom etida tam aa empresa de manos de

    Ferdinand de Lesseps. El resultado fue el canal de Suez, inaugurado

    en 1869. Leibniz propona una estrategia m ilitar y comercial bastan-

    te innovadora para la poca, respaldada, adems, con mltiples argu-

    mentos metafsicos y teolgicos; pero el punto dbil de su propuesta

    co mo el propio Leibniz reconoce est en el hecho de que para llevar

    a cabo su empresa haca falta una marina fuerte, de la que Luis XIV

    careca. Adems de contribuir a otro objetivo poltico, como era obli-

    gar a Turqua a que desplazara su fuerza militar del escenario europeo

    al africano, el proyecto tena sobre todo una virtualidad filosficopoltica: Leibniz conceba la accin europea sobre otros continentes

    como una forma de progreso y de contribucin a un mayor bienest ar

    general. En un apartado posterior volveremos sobre la cuestin de la

    pugna en la obra leibniziana entre eurocentrismo y cosmopolitismo.

    Al fracaso de la misin diplomtica de Leibniz contribuy, sin

    duda, la dilacin de la Corte maguntina en su ejecucin. Desde co-mienzos de 1671, el elector de Maguncia haba entrado en negociacio-

    nes con Francia, pero los obstculos para que Boineburg y Leibniz via-

    jaran a Francia se iban sucediendo: la muerte del m inistro de Asuntos

    Exteriores galo oblig a posponer el viaje hasta que Simn Arnauld

    de Pomponne4ocupara su cargo en enero de 1672; pero para entonces

    4 Sobrino del filsofo jansenista Antoine Arnauld, con quien Leibniz mantendr ms

    adelante una fructfera correspondencia epistolar (1686-1690) con motivo de su

    Discurso de Metafsica.

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    l.rthmz

    la visita diplomtica del barn era superflua, pues Luis XIV haba en-

    viado ya en diciembre de 1671 un embajador a Mainz para comunicar

    su intencin de atacar Holanda y solicitar permiso del elector paraque sus barcos pudieran circular libremente por el Rin, as como su

    influencia sobre el emperador y los prncipes de los estados alemanes

    de no interferir en la contienda. A pesar de todo, Boineburg decidi

    que Leibniz presentara secretamente el proyecto en la Corte francesa,

    al tiempo que se aseguraba del pago de las rentas y la pensin que se le

    deban, y con este fin Leibniz envi una breve nota al rey el 20 de enero

    de 1672 exponindole las ventajas que podra obtener de una cierta

    empresa que el autor del proyecto se sentira feliz de poder discutir

    personalmente con un representante nombrado por el rey.

    Este plan de expedicin a Egipto, que supuso el prim er encargo y

    fracaso diplomtico de Leibniz, debi de revestir mucha importan-

    cia para nuestro autor, pues a pesar de lo adverso de la situacin, no

    abandon la causa, centrando ahora sus miras en la salvacin de Ale-mania de la contienda m ediante una resolucin de paz con Holanda,

    y en octubre de 1672 elabor un documento m s detallado, que titul

    Consilium aegiptiacum,con el fin de que Boineburg lo discutiera con

    el elector de Maguncia.

    Algunos intrpretes han escrito que un plan de conquista pare-

    cera contradecirse con la intencin filosfica de buscar la armona,

    de la reconciliacin de los elementos opuestos que venimos comen-

    tando. Otros autores han sostenido que la verdadera y noble finalidad

    del plan egipcio era la paz perpetua, una paz como resultado de la

    guerra santa contra el infiel que posibilitaba el avance de los pueblos

    cristianos de Europa; segn esto, la finalidad de la guerra habra de

    entenderse como mensaje de salvacin cristiano, como anuncio de la

    paz:pax cristiana universalis perpetua, en el sentido de la tradicinagustiniana: hacer la guerra para conquistar la paz. En cambio, si

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    Viajero hacia la interdisciplinariedad. mitre la ciencia y la poltica 35

    El proyecto de expedicin a Egipto

    Egipto comunica Asia con frica; separa el mar Mediterrneo del Rojo (los

    grados y minutos de longitud y latitud no convienen a la brevedad del pre

    sente proyecto).

    De aqu se sigue que sea un istmo o tierra entre dos mares, es decir, ha

    de considerarse como una de las vas de acceso que permiten y pueden

    impedir el trnsito por tierra

    Todas las vas terrestres entre frica y Asia pasan por Egipto. Por con

    siguiente, quien por su flota sea seor del mar, y posea adems Egipto,

    controlar todo el comercio entre Asia y frica

    Igualmente, quien posea Egipto puede cortar la lnea ms recta de comer

    cio martimo entre Oriente y Occidente, entre el polo rtico y e l Trpico de

    Cncer.

    As, prcticamente, controlar el com ercio de un terc io del orbe terrestre, yeste tercio es el ms rico. Ciertamente, se ver dueo absoluto [-1- Por ello,

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    36 'Lelbniz

    \* \

    es lgico que, antes de que los turcos obtuviesen Egipto, comerciaran con

    nosotros India Oriental y Persia, a travs de l; que las Repblicas martimasde Italia, sobre todo Venecia y los genoveses, llegaran precisamente por

    esto a su mximo esplendor, y que muchas ciudades alemanas, que no eran

    importantes ms que por este motivo, hubieran levantado cabeza (-], pues

    a travs de ellas llegaban las mercancas de Oriente a las ciudades ms

    alejadas. De donde se deduce que, si los turcos se dieran cuenta, podran

    en poco tiempo paralizar el comercio oriental de portugueses, ingleses y

    alemanes.

    El dueo de Egipto puede ocasionar al mundo un inmenso bien o un inmenso mal. Pues el mundo entero experimenta la ruina o la prosperidad de su

    parte ms desarrollada As, quien domine Egipto no solo puede ocasionar

    gran dao a otros estados, como ciertamente ha hecho la nacin turca al

    impedir el comercio, sino tambin convertir a la humanidad en deudora suya

    si uniese, mediante un canal, el mar Rojo con el Nilo o el Mediterrneo, de

    manera anloga a como Francia en beneficio propio, ha unido a Europa

    mediante canales construidos bordeando los Pirineos. Que el mar Rojo sea

    ms alto que Egipto es digno de fb ula pero, aun si lo fuera no constituira

    motivo para que la apertura de un canal inundase Egipto.

    Quien sea dueo de Egipto puede arruinar el comercio holands con India

    Oriental. Pues el comercio con India Oriental, Persia y China podra deter

    minar que franceses, italianos y espaoles frecuentasen el Mediterrneo. A

    estos les llegaran las mercancas de manera rpida y segura a travs de

    Egipto, mientras que los holandeses tendran que circunnavegar frica en

    tera Gracias a esto, el precio sera ms bajo. Ya es sabido que quien recibelas mismas mercancas que otro a un precio ms bajo, aun si la diferencia

    es pequea -sin embargo, en este caso sera grande-, puede arruinar de

    manera infalible a los dems.6

    6 G. W. Leibniz, El proyecto de expedicin a Egipto, en Escritos pohlicos,traduccin de Jaime de Salas, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,

    1979, pp. 67 -72.

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    Viajera hacia la interdisciplinariedail. entre la ciencia y la pulftica .17

    nos ceimos al punto de vista estrictamente poltico, no podemos ver

    en el plan egipcio otra cosa ms que el intento de apartar a Luis XIV de

    las escaram uzas europeas por la va de ofrecerle una presa digna para

    su ambicin (una empresa que, como todos recordamos, ms tarde

    llevara a cabo Napolen).

    A mi entender, para poder arrojar luz sobre esta aparente con-

    tradiccin, hay que distinguir en Leibniz dos niveles. Por una parte,

    como diplomtico que est al servicio de los intereses de sus prncipes

    y del Imperio; desde esta perspectiva, su realismo poltico le impide

    creer en la realizacin de una paz perpetua sobre la unidad entre dis-

    tintos estados, pues sus respectivos intereses polticos y econmicos

    enfrentados conducirn siempre al conflicto. Por otra, como filsofo

    y cientfico que cree en la universalidad del saber; desde este pun-

    to de vista, Leibniz sostendr que el nico vehculo posible para una

    paz y un entendim iento duraderos entre las naciones tiene que ser denaturaleza espiritual, una armona de intereses que se extender al

    universo entero si las diversas culturas son capaces de reconocer lo

    que de comn descansa en su fondo. En este sentido, como veremos a

    continuacin, la tarea del filsofo ser lograr que los monarcas se in-

    teresen por promover y difundir la ciencia (fundacin de academias),

    aunque para ello haya que tentar a su ambicin con ganancias pol-

    ticas, pues la armona no se consigue sin contar con las disonancias.

    As, mientras las manipulaciones polticas de la Xabinettspolitikde

    Leibniz se ocupaban de conseguir alianzas transitorias, su intencin

    albergaba una finalidad universalista, que no se cifraba en un cosmo-

    politismo sin rostro, en cuanto que prevea que las d is tintas culturas

    conservasen su carcter individual (como mnadas indestructibles),

    a la vez que componan un orden ms complejo que acabara con las

    discordias de los hombres. Esta distincin de niveles nos permite, de

    esta manera, ver a Leibniz como el primer patrio ta que se opone al

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    expansionismo francs, como europesta y como pensador cosmopo-

    lita, todo ello al mismo tiempo; un pensador que fue capaz de plantear

    el problema de la paz en toda su complejidad, sin obviar muchos delos escollos que hoy lo siguen marcando e impidiendo su realizacin,

    a saber: la conciliacin de confederaciones internacionales y naciona-

    lismos, o la propuesta de una unidad cosmopolita compatible con la

    diversidad m ulticultural y religiosa.

    En cualquier caso, el sentido de la teora y la actividad polticas

    leibnizianas implica reconocer su fundamento en una tica (o ju-

    risprudencia universal) cuya finalidad no sera otra que perseguir la

    utilidad general o el bien comn, ta l y como han sabido poner de ma-

    nifiesto autores de renombre internacional, como Patrick Riley, Andr

    Robinet o Werner Schneiders. Dicho con otras palabras, el verdadero

    poltico debe esforzarse por ajustar su tarea al ideal del sabio, apli-

    cando razn y orden en el discurrir contingente de la historia, tal y

    como escribi en 1701 a Thomas Burnett de Kemney: El fin de laciencia poltica debe ser hacer florecer el imperio de la razn. Esto,

    aplicado al caso concreto de la construccin de la Europa moderna o,

    si lo preferimos, de una comunidad europea, se traducir en los es-

    critos leibnizianos en subrayar el papel mediador de una comunidad

    tal entre el deseado desarrollo de Alemania como una nacionalidad

    fuerte en el mbito europeo (que pudiese contrarrestar el dominio

    francs) y los intereses claramente universales de los proyectos cien-

    tficofilosficos del pensador de Leipzig, que subyacen a sus activida-

    des polticas.

    El 15 de diciembre de 1672, el barn de Boineburg muri sbita-

    mente. lo que supuso para Leibniz un debilitamiento an mayor de su

    misin diplomtica, al perder el apoyo de su protector, a la vez que un

    revs personal; aos ms tarde, Leibniz describira a Boineburg comouno de los ms grandes hombres de este siglo, que me honr con una

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    Vii /w i hacia la interdmciplinariedad. entre la ciencia y la poltica :w

    amistad muy especial. Puesto que la misin poltica en Francia haba

    fracasado, se decidi que Melchior Friedrich von Schnborn (sobrino

    del prncipe elector y yerno de Boineburg) viajara a Londres, acom-paado de Leibniz, para presenta r la misma propuesta de un Con-

    greso de Paz. Estaba previsto que despus de esta reunin regresaran

    a Mainz pasando p or Holanda, pero Leibniz recurri a prstam os di-

    versos para poder prolongar su estancia en Pars hasta 1676, dado el

    provecho intelectual que obtena en esta ciudad.

    Pars bien vale... otra filosofa

    Leibniz prolongar su estancia en Pars durante casi cuatro aos, has-

    ta octubre de 1676. Tanto sus bigrafos como sus intrpretes coin-

    ciden en subrayar la importancia de este perodo para el desarrollo

    cientfico y filosfico de nuestro autor. En esta ciudad devor los ma-

    nuscritos de Descartes y Pascal, y conoci personalmente a Antoi

    ne Arnauld, al bibliotecario real Pierre Carcay, a Malebranche con

    quien mantendr una importante correspondencia a lo largo de su

    vid a y a diversos cientficos y matemticos com o M ariotte, Rober

    val, Tschirnhaus y, sobre todo, Huygens, quien le ayud a profundizar

    en el conocimiento de las matem ticas; ya en la visita que en otoo

    de 1672 realizara Leibniz a Huygens, este le haba recomendado leer

    las obras de Pascal, Fabri, la geometrade Descartes, laArithmetica

    infinitorum de John Wallis y el Opus Qeometricum de G rgoire de

    St. Vincent, y le haba planteado un problema matemtico (que Hu-

    ygens haba resuelto ya en 1665) para poner a prueba al joven alemn:

    encontrar la suma de la serie infinita de los nmeros triangularesrecprocos. En Leipzig y Jena, Leibniz haba estudiado fundamental-

    mente aritmtica (propiedades de los nmeros y combinatoria), pero

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    era consciente de sus lagunas en los niveles superiores de la mate-

    mtica y la geometra, por lo que profundizar en ellas era una de sus

    prioridades. Del aprovechamiento intensivo de sus estudios parisinos

    dan fe su descubrimiento del clculo de las diferencias y de la cuadra*

    tura aritmtica, tan relevantes ambos en la polmica para establecer

    la prioridad en el descubrimiento del clculo infinitesimal, sin olvidar

    la construccin de la mquina de calcular, que Leibniz present a la

    Academia de Ciencias de Pars para solicitar su admisin en ella. El

    artefacto de Leibniz poda multiplicar, dividir y extraer races cuadra-

    das, por lo que superaba la mquina aritmtica de Pascal (la pascalina, que solo poda sum ar y restar), y en su construccin gast sus

    ahorros.

    Otro encuentro importante para Leibniz fue el que mantuvo con el

    sajn E. Walter von Tschirnhaus, quien lleg a Pars a finales de agos-

    to de 1675 con cartas de presentacin de Oldenburg para Huygens y

    Leibniz. Este joven cartesiano, buen conocedor de las doctrinas deSpinoza, vena de visitar a Wallis y Collins en Inglaterra e intercam-

    bi con Leibniz conocimientos y resultados matemticos, llevando a

    cabo algunos estudios en comn, como el examen de los manuscritos

    dejados por Pascal, que nunca llegaron a publicarse, a pesar de la in-

    sistente recomendacin de Leibniz; de esos manuscritos solo se con-

    serva en la actualidad el resumen que hizo nuestro autor de su con-

    tenido. Leibniz ya estaba en posesin de los principios y la notacin

    del clculo infinitesimal en las primeras conversaciones que mantuvo

    con Tschirnhaus sobre matemticas en noviembre de 1675, tal y como

    muestra una nota manuscrita de este perodo. Pero el sajn no era

    capaz de apreciar en ese momento la importancia y el significado del

    mtodo infinitesimal de Leibniz, calificando su notacin de smbo-

    los intiles que solo servan para oscurecer las cosas. Como seala el

    bigrafo estadounidense Eric J. Aitn, esta ancdota tiene im portan

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    Via/cro luica la interdUcipltnarwdnd. en tre la ciencia y la poltica II

    Mecanismos de la mquina

    de calcular de Leibniz, la

    ms avanzada de su tiempo.

    Poda sumar, restar, multi

    plicar, dividir y sacar raleescuadradas.

    cia para en tender la posterior disputa por la prioridad entre Leibniz y

    Newton, pues parece improbable dada su falta de comprensin que

    Tschimhaus pudiera informar a Leibniz de datos recogidos en Lon-

    dres sobre los trabajos que estaban llevando a cabo los matemticos

    ingleses. En el verano de 1676, Tschirnhaus recibir de Collins infor-

    macin relativa al mtodo infinitesimal ingls, incluida la regla de latangente de Newton, pero est claro que en aquellos mom entos ya era

    tarde para que esta informacin le fuera til a Leibniz en su invencin

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    42 'Unbntz

    del clculo infinitesimal. Sin embargo, esta correspondencia se utiliz

    como evidencia contra Leibniz por el simple procedimiento de poner-

    le fecha de un ao antes, como seal Hofmann en 1974.

    Como ha puesto de manifiesto Javier Echeverra, el clculo infi-

    nitesimal fue para Leibniz otra ejemplificacin ms de su Caracte-

    rstica Universal (sobre la que volveremos ms adelante) y desarroll

    sus investigaciones independientemente de Newton. Por otra parte,

    hoy en da parece establecido tambin que el ingls haba descubierto

    algunas ideas bsicas de dicho clculo (en particular, su mtodo defluxiones) ya en 16671668, es decir, con anterioridad a Leibniz, si bien

    tard mucho en publicar sus resultados. Pero la polmica en s no data

    de los aos en que Leibniz estuvo en Pars, sino que fue muy posterior

    y se entabl al final de su vida con los discpulos de Newton (y, anni-

    mamente, el propio Newton), desatndose con la publicacin en 1712

    del Commercium Epistolicumde Collins, que recoga una variada co-

    rrespondencia relativa al tema y que haba sido apoyada por la Royal

    Society, y donde queda claro que en la carrera por el clculo infinitesi-

    mal, si bien Leibniz haba ido ms rezagado en algunos aspectos, en

    otros, como, por ejemplo, la invencin y utilizacin de las diferenciales

    segundas (de ah que a veces se llame tambin diferencial al clculo

    infinitesimal), fue por delante de Newton. Sea como fuere, lo que est

    claro es que la polmica, que constituye un importante captulo de la

    historia de las matemticas, fue larga y estuvo muy influenciada por

    cuestiones de prestigio nacional, pues los ingleses no queran dejarse

    arrebatar la primaca en el campo de las m atem ticas y de la fsica.

    Leibniz solicit en octubre de 1675 su entrada en la Academia

    de Ciencias de Pars presidida por Huygens a la muerte de Gi-

    les de Roberval, enemigo manifiesto de Descartes y conocido por sus

    trabajos en la cuadratura de las superficies y el mtodo de los in-

    divisibles (que tambin inventara independientemente su coetneo

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    Viajero hacia la intcnlisciplinarwdad, mire, la ciencia y la poltica

    La carrera por el clculo infinitesimal

    La solucin de un problema de importancia propuesto por el seor Joan

    Bernoulli, que el seor marqus de l'Hpital ha publicado en las Mmoires

    de l'Acadmie Royale des Sciences,y todo lo que han tenido la bondad

    de decir all a favor de mi clculo, que sinre para estas cosas, me compro

    mete a comentar algo para animar a los gemetras a perfeccionarlo. Hay

    que reconocer que el anlisis ordinario es todava bastante imperfecto: el

    pblico no tiene medios de hallar las races de quinto grado y superiores,

    y todava no tiene un mtodo general para el clculo que se hace al modo

    de D iofanto para resolver las cuestiones con nmeros. As que no hay que

    sorprenderse si nuestro nuevo c lculo de las diferencias y de las sumas,

    que envuelve la consideracin del infinito y se aleja por consiguiente de

    lo que la imaginacin puede alcanzar, no ha llegado desde el principio a

    su perfeccin.

    Pero como es mucho ms til que el clculo de las ecuaciones de quinto

    grado y superiores, o que el c lculo de Diofanto, aunque yo haya encontra

    do el medio de hacerlos servir tambin para el nuestro, es importante que

    nos apliquemos a l. Los seores Bernoulli han sido los primeros que han

    dado testimonio pblicamente, con un gran xito, de la forma en que lo

    haban encontrado apropiado para resolver problemas fsico-m atemticos,

    cuyo acceso pareca cerrado hasta entonces.

    Tambin el seor marqus de l'Hp ital le ha tomado gusto y ha dado bellas

    muestras de ello, en fin, el seor Huygens mismo ha reconocido y aprobado

    su importancia Hay que hacer justicia al seor Newton (a quien la geome

    tra, la ptica y la astronoma deben mucho), que tiene algo semejante de su

    cosecha tambin en esto, segn lo que hemos sabido despus. Es verdad

    que se sirve de otros caracteres, pero como la caracterstica misma es, por

    as decir, una gran parte del acto de inventar, creo que los nuestros dan ms

    oportunidades. En cuanto a aquellos que no se sirven ms que del anlisis

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    II 'Luilmu

    ordinario, y piensan quizs que les basta con l, sera bueno proponerles

    problemas semejantes al timo del seor Bernoulli.

    6 G. W. Leibniz Consideraciones sobre la diferenc ia que hay en tre el Anlisis

    ordinario y el nuevo clculo de los trascendentes, Jou rna l des Sgavants

    (1694, 404-406), en OFC, Escritos matemticos,pp. 351 -35 2, trad. de Mary

    Sol de Mora.

    \ /%

    italiano, Bonaventura Cavalieri), a la vez que ofreca sus servicios al

    ministro Colbert. A toda costa quera encontrar un medio de subsis-

    tencia que le permitiera prolongar su estancia en la capital francesa,

    pero la administracin parisina era presa de una cierta intolerancia

    religiosa y no muy proclive a proporcionar cargos a intelectuales no

    catlicos; por tanto, ante la negativa a entrar en la Academia de Cien-

    cias y a obtener cualquier puesto remunerado en la Corte, Leibniz sever obligado a aceptar en enero de 1676 la oferta del duque de Han

    nover para trabajar all como consejero y bibliotecario. Juan Federico

    le haba hecho a Leibniz esta oferta repetidas veces durante su es-

    tancia en Pars, pues vea en l a un diplomtico til en su poltica de

    conciliacin religiosa, pero Leibniz se las ingeniar para dem orar su

    presencia en Hannover hasta mediados de diciembre de 1676.

    Otro de los encuentros fructferos en suelo parisino fue Nicols

    Malebranche, a quien Leibniz conoci al margen del crculo de la Aca-

    demia. Adems de matemtico reconocido, Malebranche, que acaba-

    ba de publicar su 'Recherche de la Vrit,era en ese mom ento el filso-

    fo cartesiano ms im portante, con dos aportaciones fundamentales a

    la filosofa de Descartes: la teora de las causas ocasionales, como un

    intento de resolver los problemas creados por el dualismo cartesiano,

    y el desarrollo de la materia sutil cartesiana como constituida p or pe-

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    Vntic.ro hacia la interdisciplinaricdad. cutre la ciencia y la poltica 45

    queos vrtices elsticos, lo que le permita dar una explicacin plau-

    sible de los fenmenos de la luz y el calor. Las primeras conversaciones

    entre Leibniz y Malebranche versaron sobre la doctrina cartesiana dela extensin como esencia de la materia, pero la correspondencia con

    Malebranche (de la que se conservan ocho cartas entre 1674 y 1711)

    ocupar registros ms amplios, refirindose tambin a la dinmica y

    la teodicea, originales de Leibniz.

    Ya en febrero de 1676 se le comunica a Leibniz que el duque le

    quera en Hannover tan pronto como fuera posible, sealando quele pagara su salario con efecto de 1 de enero; sin embargo, Leibniz

    ruega que se le concedan dos o tres semanas ms para dejar cerrados

    sus asuntos en Pars. Aun as, un mes despus todava se encontraba

    all, convencido de que obtendra mejores resultados para la ciencia

    en beneficio de la humanidad sin cambiar de domicilio. Pero ni siquie-

    ra en estos difciles momentos interrumpi su correspondencia con

    matemticos y filsofos acerca de temas diversos. Por fin abandona

    Pars en octubre, apremiado por el duque, pero todava se demorar

    en su viaje de vuelta diez das en Londres donde se entrevist con

    Collins, consult algunos escritos de Newton y, finalmente, mostr a

    Oldenburg su mquina de calcular y en dist intas etapas en Holanda.

    A finales de noviembre envi desde Holanda una carta a Johann

    Karl Kahm, funcionario de la Corte de Juan Federico de Hannover,

    dndole cuenta de sus viajes y actividades desde que haba dejado

    Pars. Por esta misiva sabemos que Leibniz escribi el famoso dilogo

    Vacidius Thilalethi prima de mota philosophiaen una incmoda tra-

    vesa por el Tmesis camino de Rotterdam, donde Leibniz retoma uno

    de sus temas favoritos y que ms tarde le llevara a su teora metaf-

    sica de las mnadas: el laberinto del continuo. Leibniz afirma que sinadentrarse en este laberinto no es posible conocer la naturaleza del

    movimiento; la composicin del continuo se revela como uno de los

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    'Lvtbttiz16

    problemas fundamentales que deben resolverse antes de poder cons-

    truir una teora racional del movimiento, pues el espacio no puede

    ser simplemente un agregado de puntos ni el tiempo un agregado deinstantes. Desde Rotterdam viaj hasta Amsterdam, donde conoci

    al microscopista Jan Swammerdam, famoso por sus investigaciones

    sobre los insectos, y al matem tico Johannes Hudde. Despus realiz

    una pequea travesa por Haarlem, Leyden y Deft, donde conoci a

    Antn van Leeuwenhoek, cuyo estudio de los microorganismos po-

    dra haber influido en el desarrollo de la teora de las mnadas, en

    tanto que las investigaciones del holands parecan confirmar la idea

    de preformacin que esta teora requera.

    Finalmente visitar a Baruch Spinoza en La Haya. Recordemos que

    el pensador judo se ganaba la vida en la ciudad holandesa puliendo

    lentes, por lo que no es de extraar que lo que ms inters despertara

    en Leibniz fueran sus trabajos de ptica, tal y como muestra la nica

    carta que le escribiera a finales de octubre para solicitar una entre-vista. Leibniz crea que era posible construir un tipo de lentes con las

    que pudiera medirse desde cualquier posicin la verdadera distancia

    y tamao de un objeto, algo que Spinoza pona muy en duda. Nuestro

    autor escribir una carta a Oldenburg desde Amsterdam a finales de

    noviembre relatando los detalles matemticos de la entrevista, pero

    es obvio que durante la misma tambin encontraron tiempo para ha-

    blar de cuestiones metafsicas (sobre todo del otro gran laberinto, el

    de la libertad), de la Caracterstica Universal y de la demostracin de

    la existencia de Dios, tal y como testifica una carta dirigida a Gallois

    en 1677 tras la muerte de Spinoza: Tiene una metafsica extraa, lle-

    na de paradojas. Entre otras cosas, cree que el mundo y Dios son la

    misma cosa, que Dios es la sustancia de todas las cosas y que las cria-

    turas no son ms que modos o accidentes de la misma. Pero ya hesubrayado que algunas de las demostraciones que me mostr no son

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    'Viajvro hacia la intcrdisciplinariedati m ire la dunda y la poltica 47

    exactas. Leibniz haba tenido ya noticia del Tratado teolgico-pollti

    code Spinoza en 1670, a travs del fillogo Graevius, con quien man-

    tena correspondencia. En Amsterdam conoci tambin a Schller.

    quien le facilit tres cartas de Spinoza que son un buen reflejo de

    sus posiciones metafsicas (podemos encontrarlas en el volumen I

    de los Vhilosophischen Schriftende Gerhardt). y a comienzos de 1678

    le envi un ejemplar de la Opera Tosthum ade Spinoza. En el Leibniz

    Archiv de Hannover podemos hallar los ejemplares del tratado V e in-

    tellectus emendationey de la ticaque Leibniz subrayara y sobre losque escribi sendos com entarios. A pesar de las divergencias filosfi-

    cas, a Leibniz le tuvo fascinado la demostracin geomtrica de la tica

    que Spinoza acomete y que l mismo relaciona con sus intereses por

    revelar la existencia de una Caracterstica Universal a la base de los

    pensamientos y lenguajes humanos, tal y como escribe en una carta a

    Tschimhaus en 1678.

    Vemos as cmo la estancia parisina termina con un fin de fiesta

    multidisciplinar, aunque tambin queda claro que durante los cuatro

    aos pasados en Pars los problemas filosficos nunca abandonaron

    su mente, a pesar de que sus esfuerzos se centraran en el cultivo de las

    matemticas. En realidad, como muy bien ha sabido mostrar el inves-

    tigador francs Michel Serres, la filosofa leibniziana se apoya siempre

    en sus modelos matemticos y su matem tica se fundam enta en prin-

    cipios lgicos y metafsicos. Todo conspira.

    Haciendo de la necesidad virtud: bibliotecario e

    historiador

    Leibniz llegar en diciembre de 1676 a Hannover, y all permanecer

    salvo pequeos viajes espordicos durante los cuarenta aos que le

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    48 'l.nbni:

    restaban de vida. En esta ciudad comienza su nueva actividad como

    bibliotecario de palacio, exponiendo al duque su plan de trabajo, que

    consista en ampliar el nmero de adquisiciones con vistas a transfor-mar los 3.310 volmenes y 158 manuscritos ex istentes en una colec-

    cin inigualable que cubriera los campos de conocimiento ms im-

    portantes, obtenidos por medio del intercam bio de correspondencia

    con los estudiosos de Italia, Francia, Inglaterra, Holanda y Alemania

    que conoca. Adems, Leibniz proyectaba elaborar un nuevo tipo de

    ndices y catlogos que permitieran una bsqueda ms rpida de las

    referencias. Con todo, su etapa al servicio del duque Juan Federico

    hasta finales de 1679 le permiti compatibilizar su trabajo con sus

    investigaciones, as como ampliar su red de corresponsales. De forma

    que en estos tres aos se dedic a sistem atizar y desarrollar las ideas

    y proyectos que fue acumulando durante su etapa de viajero autodi-

    dacta e interdisciplinario, aunque los grandes escritos que le hicieron

    clebre son posteriores a 1684.

    Cuando lleva un mes al servicio del duque, Leibniz le recuerda su

    alta cualificacin y experiencia recordemos su nombramiento como

    juez del Alto Tribunal de apelacin de Mainz, y le solicita que sea

    nombrado consejero privado, cargo que se hace efectivo a finales de

    1677, y se con trata a Jobst Dietrich Brandshagen como ayuda de cmara

    y secretario; en sendas cartas de comienzos de 1678 a Gallois y Conring,

    Leibniz muestra su satisfaccin por estar al servicio del duque, por su

    puesto y por el aumento de salario percibido. Es esta tambin una poca

    de entrevistas impulsadas por las negociaciones irenistas para propug-

    nar la paz, bajo cuyo signo conoci a Gerhard W. Molanus o al obispo

    Cristbal de Rojas Spnola, pero tambin relacionadas con la filosofa

    y la matem tica cartesianas (como Arnold Eckhart, a quien conoce a

    travs de Molanus), con la qumica y la alquimia (como la visita de Jo

    hann Daniel Crafft) o con la teologa (como la discusin mantenida con

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    'Viajera hacia la inlerdisciphnartedad. mitra la a m id a y la mlltlca

    el dans Nicolaus Steno acerca del tema de la libertad humana, a la que

    Leibniz dar forma literaria en elDialogue entre 'Poliandre et Thophile,

    donde Tefilo, que representa a Leibniz, convence a Poliandro de que laexistencia de las cosas est determinada por la eleccin que hace Dios

    del mejor de todos los mundos). Durante esta poca realizar tambin

    su primer estudio puramente histrico, consistente en una investiga-

    cin genealgica (sobre los antepasados de los condes de Lwenstein)

    para Henri Justel, secretario del rey de Francia.

    A comienzos de 1679, Leibniz le propuso al duque de Hannover quefinanciara su gran proyecto de la Caracterstica Universal (al que me

    referir en el cuarto captulo de este libro), en el que se requera la cola-

    boracin de varios cientficos para llevarlo a cabo con xito, pero no ob-

    tuvo su beneplcito, y en cambio le mand que se encargase de escribir

    distintos memorndums sobre la forma de mejorar la administracin

    pblica, la organizacin de archivos, la prctica de la agricultura, el tra-bajo en las granjas y la explotacin de las minas. Precisamente durante

    un viaje de inspeccin a los trabajos de extraccin de carbn en el Harz,

    a comienzos de enero de 1680, recibi Leibniz la noticia de la muerte del

    duque, a quien sucedera su hermano Ernesto Augusto (16801698), lla-

    mado a convertirse en uno de los ms im portan tes seores de la Casa

    de Hannover, quien pondr a prueba la pericia de Leibniz como inge-

    niero en los montes del Harz (16801684) y le encargar un estudio

    histrico sobre los orgenes de su familia (BraunschweigLneburg),

    trabajo que nuestro autor aceptar en 1685 a cambio de una renta vi-

    talicia (en lugar del sueldo de 600 tleros que vena percibiendo). As.

    a partir de agosto de ese ao se estableci un contrato por el que Lei-

    bniz alcanzaba su ansiada estabilidad econmica, pero que tambin le

    condenaba a un trabajo largo y pesado del que se lament durante el

    resto de su vida, pues le impeda dedicar ms tiempo a sus investiga-

    ciones filosficas y cientficas, y a sus actividades polticoreligiosas.

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    nicamente los inicios de su trabajo como historiador le apasiona-

    ron verdaderamente, ya que tuvo que remontarse a la prehistoria,

    incluyendo estudios geolgicos (de esta poca data suVrotoge),

    elorigen de la lengua alemana, las relaciones en tre los pueblos primi-

    tivos, etc.

    Con todo, es imposible resumir en unas pginas la gran cantidad

    de proyectos y escritos de los ms diversos temas que vieron la luz en

    este perodo, en el que tambin se ocup intensam ente de cuestiones

    polticas, persiguiendo, por una parte, la reunificacin de las iglesias

    en suelo alemn y, por otra, la prosperidad del ducado de Hannover.

    El primero de sus propsitos fracas, como veremos en el penltimo

    captulo; sin embargo, consigui algunos xitos importantes en su

    gestin diplomtica cerca del emperador, como, por ejemplo, que el

    ducado de Hannover pasase a ser electorado, lo que supuso un cam-

    bio importante en la Corte de la Baja Sajonia. Convencido de que el

    equilibrio y la prosperidad de los lnder alemanes eran necesariospara crear una potencia cultural y cientficamente relevante en Eu-

    ropa, Leibniz se dedic tambin a propiciar la creacin de revistas

    acadmicas, en las que investigadores y pensadores pudieran dar a

    conocer sus reflexiones y descubrimientos; en este sentido, incentiv

    a Otto Mencke a fundar en 1682 elActa 'Eruditorum,revista mensual

    interdisciplinaria que deba seguir los pasos delJournal des Savants

    francs y que, efectivamente, en poco tiempo se puso a su altura y ala de la revista inglesa Transactions,auspiciada por la Royal Society.

    Lo que Leibniz persegua en realidad era conseguir el apoyo de los go-

    bernantes para la creacin de academias de ciencias en suelo alemn.

    Durante estos aos se gest tambin la estrecha relacin de Leibniz

    con la duquesa Sofa, esposa de Juan Federico de Hannover, con quien

    com parta paseos y conversaciones filosficas por los jardines de Herrenhausen e iniciara una rica correspondencia en francs, que solo

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    'Viajara luira la mtcrdisdptinarir.dad. rn lrii la a ra da y la po llina ri

    concluira con la tan lamentada muerte de Sofa en mayo de 1714.

    Leibniz haba encontrado en la duquesa una interlocutora sensible a

    las cuestiones teolgicas, polticas y filosficas, como anteslo habasido su esposo Juan Federico, pues su hermano Ernesto Augusto, al

    sucederle en el ducado, solo se interes por el tema de la reunifica-

    cin de las iglesias por las implicaciones polticas que esto reportaba

    al poder de su dinasta; po r esta razn tampoco invirti en la biblio-

    teca durante todo su mandato ms que un veinte por ciento de lo

    que invirtiera su antecesor. As pues, ser Sofa quien, muerto ya suesposo, alentar a Leibniz a que inicie en 1690 una correspondencia

    con Paul PellisonFontanier, famoso abogado y miembro de la Aca-

    demia francesa, que tuvo un importante papel en las cuestiones de

    la reunificacin de las iglesias; paralelamente, Leibniz tambin man-

    tendr una relevante correspondencia con matemticos destacados

    de la poca (los hermanos Jean yjakob Bernoulli, Christian Huygens

    y el marqus de l'Hospital) sobre las posibilidades del clculo infini-

    tesimal, lo que le permitir construir en 1694 una mquina de cal-

    cular ms especializada y en 1695 publicar su Specimen dynamicum

    y el Systme nouveau de la nature,donde expresar su teora de las

    sustancias simples, que ser criticada por el filsofo francs Pierre

    Bayle en su famoso Diccionario; una teora que, como veremos, ser

    desarrollada unos aos despus en libros como la Teodicea(1710) o

    laMonadologa(1714).

    Por otra parte, cabe sealar que, gracias a su encargo histrico.

    Leibniz pudo recobrar el placer de viajar. As, entre 1687 y 1690 tuvie-

    ron lugar una serie de viajes por el sur de Alemania (Mainz, Ausburg),

    Austria, el norte de Italia, Venecia, Ferrara, Bolonia, Roma y Npoles,

    para investigar la historia de los Welfos (o Gelfos, antigua Casa de

    Baviera). Liberado de las tareas cotidianas, se dedica a renovar y es-

    trechar el trato con personalidades del momento. En Viena consigue

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    Friso en el ayuntamiento de Hannover donde se puede ver a la duquesa Sofa de Hannover

    colocar la corona de laurel a Leibniz.

    cumplir en 1688 uno de los sueos de toda su vida: ser recibido en

    audiencia por el emperador Leopoldo I, a quien le transmite sus pla-

    nes de reforma monetaria, de manufactura y de comercio, para poder

    financiar una ofensiva del Imperio contra los turcos, sus proyectos

    de construccin de un Archivo imperial, etc. En Roma le nombraron

    miembro de la Academia fsicomatemtica (Academia linceara)y

    asiste a la eleccin del nuevo papa Alejandro VIII, donde se le ofrece

    ser el custodio de la Biblioteca Vaticana a cambio de convertirse al

    catolicismo, a lo que Leibniz se niega. Aunque no pudo encontrarse

    con Cristina de Suecia (mecenas de Descartes), como tena proyec-

    tado, pues a la reina le alcanz la muerte en abril de 1689, s que se

    entrevist en las ciudades del norte de Italia con cientficos, filsofos

    e historiadores prominentes, con los que luego mantendr el con tac-

    to por carta en los aos siguientes. Quiero resaltar aqu el encuentrocon el misionero jesuta italiano Claudio Filippo Grimaldi a punto

    de partir hacia Pekn por su importancia para los planteamientos

    leibnizianos sobre el intercambio cultural entre Europa y China, as

    como para sus estudios lingsticos. El seguimiento de los estudios

    histricos condujeron a Leibniz final