Ruyer - La Cibernetica y El Origen de La Informacion

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gran texto sobre teoría de la comunicación e información. Un clásico

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COLECCION POPULAR

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LA CIBERNETICA Y EL ORIGEN DE LA INFORMAClGN

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RAYMOND RUYER

La ciberneticaY EL ORIGEN

DE LA INFORMACiGN

Traduccion deM ercedes COrdoba y M acro

COLECCION

po puEar 5

FONDO DE CULTURA ECONO MICAMEXICO

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Primera edicion en frances, 1954 Primera edicion en espanol, 1984

Titulo original:La Cybernetique et I’origine de Vinformation © 1954, Ernest Flammarion, Paris

D. R. © 1984, Fondo de Cultura E conOmica Av. de la Universidad, 975; 03100 Mexico, D. F.

ISBN 968-16-1552-2

Impreso en Mexico

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D A TO S BIO G R A FIC O S

Raymond Ruyer nacio en 1902, en los Vosgos. Ex alum- no de la Escuela Normal Superior, actualmente es profe- sor en la Facultad de Nancy y miembro correspondiente del Instituto. Ha publicado una docena de obras y nume- rosos articulos filosoficos y cientificos.

El tema de sus estudios, desde “Philosophic de la Struc­ture” , ha sido principalmente la dualidad aparente o real de la conciencia y el cuerpo, asi como la filosofia biolo- gica. Ha trabajado en comunidad de ideas con biologds eminentes, entre ellos, Etienne Wolff, mientras ambos es- taban presos, de 1940 a 1945, en el Oflag XVII A.

La cibernetica, que confia en construir los “modelos mecanicos de la conciencia”, tenia que interesarle, tan to mas cuanto que 61 mismo busco “modelos semejantes” desde 1930 y luego dejo de especular sobre el tema.

Le inquietan y preocupan, igualmente, la utopia y la filosofia de los valores.

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El cuei po humano incluye varias palancas y esta accio- nado ]>or la energla quimica de los alimentos. Las maquinas, excepto las de informacion, se asemejan a organisinos sin cabeza y pueden remplazar a obreros manuales de los que solo requerimos su fuerza de trabajo. Una vez provistas de servo-mecanismos de informacion y capaces, por consiguiente, de autocontrolarse, son simi- lares a organismos completos, con cabeza, es decir, con un sistema nervioso y organos de percepcion. Apuntan a una finalidad dada, a pesar de interferencias acciden­ta ls. Pueden remplazar entonces a obreros intelectuales a los que se exige vigilancia e iniciativa en el marco de su mision.

Segun la mayoria de los ciberneticos, los organos ner- viosos y de los sentidos no serian, en principio, en nada distintos a las maquinas de informacion y de control, mediante informacion.

En la obra Erewhon, satira mordaz de la sociedad hu- mana, su autor, Samuel Butler (1870), se explaya imagi- nando que las maquinas simbolizan un nuevo dominio peligroso para el hombre, y preveia particularmente criti- co el dia en que fueran verdaderamente automaticas; queria decir, sin emplear la palabra, capaces de auto­controlarse bajo informacion. “Hasta ahora, las ma­quinas reciben sus impresiones a traves y por conducto de los sentidos del hombre. Una locomotora en marcha lan- za un agudo silbido de alarma a otra y esta le cede el paso inmediatamente; empero, una ejerce impresion sobre la otra a traves del o'ido del maquinista. Sin el maquinista, la que fue llamada no habrla escuchado el silbido de la que llamo.” Hubo un tiempo en que parecia nruy impro­bable que las maquinas aprendieran a dar a conocer sus requerimientos por los sonidos, incluso por conducto del o'ido del hombre. Despues de eso, <[no podemos imaginar que llegara un dia en que las maquinas no tendran nece-

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sidad de ese o'ido, y que se comprenderan gracias a la delicadeza de su propia organization?”

Ese dia ha llegado. Las maquinas se informan redpro- camente y se autoinforman.

L a in f o r m a c io n

La palabra “informacion” , en su acepcion usual, parece admitir forzosamente una notion de conciencia y de sen- tido, e, incluso, que esta notion es esencial. Tratamos de estar bien informados sobre la vida politica o los progre- sos de la tecnica, por el simple placer de saber. La in­formacion, en el sentido ordinario de la palabra, es la transmision a un ser conscience de una signification, de una notion, por medio de un mensaje mas o menos con­ventional y por un soporte espacio-temporal: impreso, mensaje telefonico, onda sonora, etc. La aprehension del sentido es el fin, la comunicacion del soporte, el medio. Eventualmente tenemos necesidad de una informacion con miras a un fin utilitario; la informacion entonces se convierte en medio, la action que desencadena o controla se convierte en el fin. Desde hace tiempo el prag- matismo* y el behaviorismo han ensenado a los psicologos a poner enfasis sobre la action antes que sobre la concien­cia. La cibernetica adopta rigurosamente ese punto de vista: el sentido, la conciencia en la informacion, no tiene nada de esencial; o mas exactamente, el sentido de una informacion no es en nada diferente del conjunto de ac- ciones que desencadena y controla. Si le digo a una per­sona que ocupa la misma oficina que yo: “Hace mucho calor aqui, abramos la ventana” y esa persona responder

* Pragmatismo: Metodo filosofico divulgado por William James, se- gun el cual el unico critcrio para juzgar la verdad de cualquier doctrina se ha de fundar en sus efectos practicos.

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“En efecto, que calor, abramosla pronto”, segun se puede juzgar, hubo cambio reclproco de impresiones conscien- tes, mas evidentemente todavia que la preparation de una accion. Sin embargo, la psicologla, incluso la clasica y academica, desde hace tiempo ha reconocido que una conciencia que no provocara ninguna reaccion, apenas si puede llamarse conciencia. Puedo estar a tal punto enfrascado en un trabajo que no sienta la excesiva tempe- ratura del ambiente; precisamente en el momento mismo en que reacciono se manifiesta la conciencia. Mi cuerpo pudo haber reaccionado muy antes que mi conciencia por los mecanismos de regulacion termica, tales como la transpiracion, que funcionan inconscientemente. Del mismo modo, en bicicleta o en automovil, freno ante un obstaculo antes de sentir miedo. Incluso podemos decir que “ver un obstaculo”, “tener conciencia de un obstacu­lo”, es evitarlo. Si distraidamente miro en direccion del obstaculo sin reaccionar y choco contra el, ^podemos decir que lo vi? Si a mi lado un automata, similar a los animales artificiales de G. Walter, hubiera detectado y salvado el obstaculo por su celula fotoelectrica, dcual de los dos, el automata o yo, hubiera dado mejor la impre- sion de conciencia? Si en la habitacion en la que trabajo, maquinas reflejas modificaran artificialmente el clima, un aparato termometrico habria sido informado de la temperatura y este, a su vez, informaria a los aparatos de calefaccion y ventilacion. Entre ellos no se efectua ningun cambio de impresiones y, no obstante, el resultado serla por lo menos tan favorable como el debido a mis reac- ciones conscientes. Si en este sentido la “informacion” de maquina a maquina es metaforica, es necesario recono- cer con los ciberneticos que la metafora parece contener practicamente todo lo esencial de la realidad.

Asi pues, parece que toda comunicacion eficaz de una estructura puede llamarse informacion, y no es ilogico

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decir que las variaciones de la presion barometrica “in- forman” al barometro registrador, o que las ondas sono- ras transmitidas electricamente por el telefono o la radio “informan” a los aparatos receptores o registradores. Esta definicion objetiva de la informacion — que por otra par­te se ajusta al sentido pristino de la palabra— tiene ade- mas la inmensa ventaja de hacerla accesible a la medi- cion. Si la informacion es esencialmente el progreso de un orden estructural eficaz, es entonces lo contrario de una “desestructuracion”, de una disminucion del orden. Esta disminucion del orden tiene un nombre en flsica: entropia. La informacion, pues, podra ser considerada como lo contrario de la entropia y sera o puede ser men­surable como esta.2

E s t a d e f in ic io n e s p a r a d o jic a

A pesar de toda la buena voluntad concertada para reco- nocer sus elementos de verdad, la concepcion cibernetica de la informacion no es menos contradictoria. En la transmision de una estructura, de maquina a maquina, o de una parte a otra de la misma maquina, se transmite fi- nalmente una forma como unidad significante, porque un ser consciente puede tener conciencia de un resultado final como de una forma. Pero la transmision misma, en tanto que permanece mecanica, es solamente la transmi­sion de una estructura o de un orden estructural sin uni­dad interna. Un ser consciente, al aprehender este orden en su conjunto, lo vuelve forma, pero en el analisis, la transmision se opera en la maquina por un funciona- miento progresivo o por funcionamientos parciales y aislables. La llnea sinuosa que observo de una sola mira-

2 Cf. infra, capitulo v.

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da ha sido trazada punto por punto, o parte por parte por la pluma del barometro registrador. Las ondas sono- ras en el telefono son redisenadas de la misma manera por relevadores electricos, y si el oido, o mas bien un “yo” consciente, no estuviera en el lugar para escuchar, final- mente, en todas las fases de la maquina de informacion, no encontrariamos sino funcionamientos fragmentados y jamas una forma de hablar propiamente. La utilizacion de la maquina por el hombre, para su “informacion” , en sentido psicologico, engana sobre la naturaleza de la ma­quina. Gratuitamente se le atribuye en todas sus fases el orden formal que no aparece sino al final, gracias a algo que no es la maquina. Si olvido apagar mi aparato de ra­dio y el altoparlante declama un poema durante mi ausencia; si, ademas, en el estudio de la emisora, el disco gira sin ninguna vigilancia, no hay, evidentemente, “declamacion de un poema”, sino funcionamientos ele- mentales, incoordinados, que solo tienen una estructura consistente de condicion muy precaria y residual. En realidad, no hay ‘“poema declamado”, coino tampoco hay “el perfil de Napoleon” esculpido en la roca por la naturaleza. Si el mundo fisico y el mundo de las ma- quinas fueran abandonados a si mismos, todo se desorde- naria espontaneamente; testimonio de que jamas hubo un orden verdadero, un orden consistente, en otros ter- minos, que nunca hubo informacion.

En los mecanismos interpolados de las maquinas de in­formacion, puede haber efectos de umbral o de clave que parecen efectuar practicamente la peticion o la “conside- racion de conjunto” y, por consiguiente, que parecen transformar las estructuras y los funcionamientos elemen- tales en una forma o en un orden autentico. Por ejemplo, un “lector automatico” del tipo de los que Pitts y Mac Culloch construyeron, que permite a los ciegos prescindir del sistema Braille, transpone la forma de las letras,

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aprehendidas progresivamente en sonidos por un ex- pulsor fotoelectrico, que un oyente puede aprender a identificar, como aprende a identificar las sensaciones tactiles producidas por las letras Braille.

Ese aparato podria perfeccionarse y no es imposible que, por medio de efectos claves, obtenidos ya sea por un conjunto de celulas fotoelectricas dispuestas en super- ficie, o bien por un solo tubo electronico de flujo dirigido y con pantalla enrejada, utilizando las estructuras en superficie, lograr que en verdad “lea” un texto impreso. Pero esos efectos de umbral y de clave, en si mismos, se resuelven tambien en funcionamientos progresivos y no en informacion. Una clave apropiada abre una cerradura por correspondencia de estructuras punto por punto y no por transmision de informacion. Decir que la puerta solo se abre si la cerradura “reconoce” la Have, es urdir una metafora de dudoso interes. Sin la conciencia del ciego, evidentemente, la maquina de Mac Culloch es tan inutil como la declamacion del poema por el altoparlante en una pieza solitaria.

El. o r ig e n d e ea in f o r m a c io n

Y EOS POSTULADOS DE LA CIBERNETICA

A la paradoja sobre la naturaleza de la informacion se agrega la de su origen. A decir verdad, la cibernetica ja­mas ha enunciado explicitamente, que sepamos, su punto de vista sobre el origen de la informacion. No obstante, la paradoja trasciende claramente al cotejar las dos tesis enunciadas por N. Wiener. La primera de esas tesis es- tublece que las maquinas de informacion no pueden ampliar la informacion: jamas hay mas informacion en el inensaje que sale de una maquina que en el mensaje que 1c es confiado. Practicamente hay menos a causa de los

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efectos, dificilmente evitables, que, segun las leyes de la termodinamica, aumentan la entropia, la desorganiza- cion, la desinformacion. La segunda tesis asevera que los ccrebros y los sistemas nerviosos son maquinas de in­form acion, por supuesto, mas perfeccionadas que las construidas industrialmente, pero del mismo orden que estas, y que no ocultan ninguna propiedad trascendente o imposible de imitar por un mecanismo.

Compaginemos las dos tesis; resulta imposible entonces concebir cual puede ser el origen de la informacion. Si los sistemas nerviosos son maquinas de informacion, y nada mas, segun la segunda tesis, estamos autorizados a atri- buirles el “principio de conservacion de la energia" que enuncia la primera tesis. En un cerebro jamas hay mas in­formacion en la “salida” que en la “entrada” . Cuando envio un mensaje, soy yo quien lo compone antes de en- tregarlo a la maquina. Conforme al sentido comun, yo soy el origen de la informacion, la maquina es un canal transmisor. Indudablemente el sentido comun no se atre- veria a aducir, si le dejaramos tiempo para reflexionar, que el “yo” es creador absoluto de informacion. Sabe muy bien que el mensaje enviado no es una creacion pura, aun cuando el redactor no se sirva de una guia de corres- pondencia comercial o de un manual del savoir-viwre. Pero sabe tambien que los temas inspiradores han contri- buido a la elaboracion del mensaje segun un modo muy particular. El “yo” no es el origen absoluto, sin embargo, no es un simple organo de transmision. En la elaboracion del mensaje mas sencillo percibimos claramente que no se trata solo de dejar funcionar el cerebro, sino que se trata de insertar en el espacio y de dar a las maquinas que fun- cionan en el espacio un “alimento” que simplemente no puede tomarse en otra parte del espacio.

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MOVIMIENTO PERPETUO DE LA TERCERA CLASE

Si contra esta impresion la cibernetica tuviera la razon, seria posible un “movimiento perpetuo de la tercera clase”. En efecto, recapitulemos las tres principales clases de maquinas que diferenciamos de modo somero con N. Wiener: maquinas sencillas y movimientos de relojeria; maquinas motrices con fuente de energia exterior, cuyo modelo es la maquina de vapor; y, finalmente, maquinas de informacion.

Una maquina sencilla no puede crear trabajo gratui- (amente, un movimiento de relojeria debe ser acciona- <lo con la mano, y de aqui se deriva la imposibilidad de un movimiento perpetuo de primer orden, y el caracter quimerico, reconocido desde hace mucho tiempo, de los sistemas que, por el solo efecto de la forma de montaje, crearian el trabajo que compensaria las perdidas ener- geticas inevitables debidas a los frotamientos. Una maquina termica no puede trabajar sin una fuente de energia exterior: carbon, gasolina, y, ademas, segun el principio de Carnot, degrada esa energia, lo que implica la necesidad de dos fuentes a temperaturas diferentes, entre las cuales la energia utilizada pasa de los estados menos probables (temperatura superior a la del medio) a los estados mas probables (temperatura identica a la del medio). Un barco, aun en un mar tropical, no puede na- vcgar enfriando el mar; sus pistones deben enfriar antes el vapor calentado mediante grandes dispendios en sus calderas.

De aqui se deriva la imposibilidad del movimiento perpetuo del segundo orden. En fin, las maquinas de informacion — y en ello son analogas a la vez a las ma­quinas sencillas y a las termicas—, teoricamente solo pueden conservar y practicamente degradar la informa­cion que reciben.

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Su rendimiento — en tanto maquinas de informacion, por supuesto, y no en tanto maquinas energeticas- , cier- tamente es mucho mejor que el de las maquinas termicas, y no podriamos aplicarles del mismo modo un principio analogo al principio de Carnot. No tienen el equivalence del condensador de las maquinas termicas, donde la in­formacion, despues de haber trabajado, saldria degra- dada y mas cerca del 0 absoluto de la informacion. Mas todavia, teoricamente, nada se opone a un rendimiento del cien por ciento, porque, por una parte, la utiliza- cion de la informacion por la lectura del mensaje no lo al­tera o solo lo altera de manera infinitesimal y, por otra parte, los ruidos de fondo o los parasitos perturbadorcs de la informacion pueden, o bien reducirse automaticamen- te, o bien purgarlos mecanicamente, cuando los ele- mentos de un mensaje amenazan caer por debajo de un umbral de seguridad. De esta manera pueden ser purga- dos un mensaje en el sistema binario, sucesion de 0 y de 1, un mensaje en Morse, sucesion de rayas y puntos. Las rayas muy cortas o los puntos muy largos pueden norma- lizarse por aparatos de refuerzo. Si la serial cae no solo por debajo del umbral de seguridad, sino por debajo del umbral de funcionamiento del aparato de refuerzo, este tiene tantas oportunidades de agravar el error como de corregirlo. Empero, un buen enfoque puede evitar el accidente.

Ese buen rendimiento, y tambien ese rendimiento teo­ricamente perfecto, permite ampliar indefinidamente una informacion dada. Podemos multiplicar casi ilimita- damente los ejemplares de un periodico o de una foto- grafia. Podemos tambien amplificar una estructura de informacion. Pero reproducir o amplificar una estructu­ra no es aumentar la informacion misma. Si bien las ma­quinas de informacion escapan al principio de Carnot y a su techo de rendimiento, no escapan al principio de con-

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servacion de la energia; no pueden crear informacion gratuita, como tampoco una maquina sencilla puede crear trabajo gratuito.

Cuando la linea telefonica es demasiado larga, el re­ceptor solo percibe ruidos confusos que ahogan el diseno de las ondas sonoras. Si los aparatos de refuerzo con- venientemente espaciados pueden evitar este impedimen- to, ningun sistema concebible evita proveer a la linea un mensaje elaborado. Un telefono receptor no puede hablar por si mismo, como no es posible que una rueda se vuelva motriz solo por virtud de su montaje. Es tan impo- sible enviar un mensaje telefonico desencadenando auto- maticamente en la emision ruidos confusos que se trans- formaran progresivamente en mensaje en la recepcion, como hacer navegar un barco en el mar, confiados en un feliz azar, gracias al cual las moleculas de agua golpea- ran la popa con una velocidad constantemente mayor que en la proa. No es rigurosamente imposible que el zumbido del telefono o la radio restablezca localmente un detalle de la informacion previamente perdido en el ruido de fondo, o que, en una maquina de calcular electronica, una cifra sustraida al total a calcular, por el mal funcionamiento de una valvula, sea agregada, por el mal funcionamiento de otra valvula, en la fase siguien- te; el segundo error compensa el primero; de igual mane- ra, no es rigurosamente imposible desplazar una molecu- la de A a B, contando con la agitacion molecular. Pero seria muy imprudente confiar en las fluctuaciones para elaborar un mensaje como para navegar en el mar. Pa­ra navegar necesito carbon o petroleo. Un barco dotado de maquinas, incluso perfeccionadas, pero sin com­bustible, no es suficiente. Para enviar un mensaje, una maquina de informacion, por admirable que sea, no es suficiente. Es necesario que un hombre la alimente, es de- cir, le proporcione el mensaje por transmitir. Si ese

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hombrc tambien es una maquina de igual clase que la maquina que alimenta, y si no puede crear informacion, no comprendemos que mensajes puedan enviarse. El mo- vimienlo perpetuo de tercera clase es tan imposible como los movimientos de primera y segunda clase. Respecto a las maquinas de informacion, <;quien desempena el pa- pel del carbon o de la gasolina en una maquina termica? El objetivo de esta obra es responder a esta interrogante.

In t k r k s p r a c t ic o d e la c ib e r n e t ic a

Los aspectos critico y negativo de esta obra son solo apa- rentes. Nuestra critica esta dirigida a los postulados de la cibernetica, no a la cibernetica misma, cuyo interes prac­tico y teorico es enorme. Los temores academicos sobre la automatizacion del hombre por los automatas, nos pare- cen absurdos. Las maquinas de informacion, los servo- mecanismos, los automatismos de toda clase, liberaran al hombre no solo del trabajo manual, sino de lo que hay.de “servil” en el trabajo de vigilancia o de control. Liberaran su cerebro como las maquinas de gran potencia comien- zan a liberar sus musculos. E. O. Berkeley probablemente tiene razon cuando escribe que las maquinas electronicas abriran una nueva era al pensamiento humano, del mis- mo modo que el carro de asalto abrio una nueva era en la tactica militar. “En la Edad Media, las corazas que lleva- ban los hombres de armas eran adecuadas para prote- gerlos contra proyectiles poco eficaces. Cuando se in- ventaron las armas de fuego, las corazas, antes utiles, se juzgaron demasiado pesadas. Empero, la maquina y el motor restablecieron la coraza bajo la forma de carro de asalto.” ( De igual manera, hoy dia es patente el des-

3 E. C. Berkeley, Giant brains, or machines that think, p. 180.

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equilibrio entre el cerebro yermo del hombre y su propia ciencia. Es rnuy debil para soportar el enorme peso de las informaciones acumuladas en las bibliotecas por la im- prenta. Unicamente los cerebros inotorizados podrian utilizar esta acumulacion y hacerla viable. La era de la infanteria intelectual esta a punto de terminar. Berkeley piensa sobre todo en las maquinas de calcular. Empero, los automatas industriales tienen mayor interes todavla en cuanto a ayudar al hombre a soportar el peso, no sola mente de sus informaciones, sino de sus tecnicas. Berg son, meditando ante el peso acumulado de la tecnica sustancial, escribe: “Ese cuerpo macizo espera un suple- mento del alma.” Mas el cuerpo de las maquinas espera primero ser perfeccionado y neutralizado por los servo- mecanismos. Solamente entonces el cuerpo y el alma humana podran ser liberados del cuerpo mecanico de la civilizacion, cuyo funcionamiento llegara a ser tan inconsciente como el funcionamiento fisiologico de un organismo sano. El hombre, en una civilizacion donde empiezan a reinar las maquinas, pero donde no existen todavla servo-mecanismos, debe desempenar el papel de “siervo”, de servidor de sus maquinas. La esclavitud mas inexorable, como ha senalado Friedmann, 1 coincide con el inicio de la automatizacion, cuando la maquina impo- ne su propio ritmo al obrero. Gracias a las maquinas de informacion, anexadas a las maquinas de potencia, como una cabeza a un cuerpo, el propio cerebro del hombre es liberado al fin. El cerebro humano, relativamente a las maquinas de automatismo incompleto que debe dirigir, es tan insuficiente como el cerebro de los gigantescos reptiles de la era secundaria, con relacion a su enorme cuerpo. El equilibrio se restablece si, frente a las ma­quinas de potencia, el cerebro humano no esta solo, sino

'* Problemes humains du machinisme industriel, p. 173.

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mas las maquinas de informacion capaces de desempenar el papel de aquello que, en el sistema nervioso, ejerce las funciones reguladoras automaticas. La relacion:

cerebro humano

eficacia del organismo + eficacia de las maquinas depotencia

no es mucho mejor para el hombre que para los reptiles microcefalos. Pero la relacion:

cerebro + maquinas automaticas de informacion

maquinas de potencia

tiende a restablecer, en un piano superior, la buena circunstancia de donde parte el hombre que todavla no deviene un “vertebrado mecanizado”.

Por supuesto, aun no se cumple lo prescrito por Berg­son: el “suplemento del cerebro” no es un “suplemento del alma” . El vapor, o la energia atomica, autocontro- lados por servo-mecanismos, desgraciadamente todavta no estan guiados automaticamente hacia su empleo sabio y razonable. Mas el suplemento del cerebro es ya un bien muy apreciable y es la primera condicion de un suple­mento del alma. El hombre liberado del trabajo servil, cerebral o manual, tiene al menos la posibilidad de culti- varse y de dominar mas su destino. Para un ser viviente la precision automatica no es la sabiduria, pero es condicion y principio de la sabiduria.

La cabal automatizacion de la industria solo figu- rativamente continua la prolongada evolution que ya automatizo los organismos superiores. Terminara rem- plazando las maquinas fisiologicas por maquinas indus- triales, por eliminar, no solo la mano y los musculos,

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sino tambien los circuitos cerebrates que los coman- dan. En los cuentos de hadas aparecen las manos miste- riosas, necesarias para sostener las antorchas magicas. En los candelabros estilizados, manos esculpidas tambien sostienen las lamparas. Las puertas de nuestros aparta- mentos todavia tienen manijas y la luz electrica aun se acciona por conmutadores que es necesario maniobrar. En una civilizacion donde impere la cibernetica aplicada, los aparatos luminosos se encenderan por si mismos, por “informacion” de celulas fotoelectricas. Las puertas se abriran solas cuando sin verlo cortemos un rayo infrarro- jo. La mano del hombre no tendra que intervenir mas en el aparato de la civilizacion, al igual que la conciencia no interviene ya en el funcionamiento de los aparatos or- ganicos automatizados. El medio de accion parece tam­bien prolongar la cinestesia; todavia decimos que mane- jamos bien una maquina o un aparato ordinario, ya que sus retroacciones imperfectas se completan por retroac- ciones organicas. Una maquina automatica funciona sin la intervencion del hombre. El alma y la mano se han re- tirado, pero para ser libres.

Sabemos que, en nuestra corteza motriz, el conjunto de lodos los centros de estimulo muscular — al igual que el conjunto de los centros de sensibilidad cinestesica de nuestra corteza parietal— forma una especie de Ho- monculus cuyas proporciones son muy diferentes de las de Homo, porque representa mas bien al hombre que habla y actua, que al hombre viviente. Este Homonculus tiene tronco y piernas minusculos, pero lengua y manos enor- mes. Es que, hasta ahora, el hombre toca con las manos el mundo de los instrumentos o el de las maquinas'no automaticas, y, por la lengua, alcanza el mundo de los simbolos que representan los conceptos. Ahora bien, en principio, las maquinas ciberneticas estan exentas a la vez de la lengua y la mano. Las maquinas de calcular y de ra-

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zonar sustituyen el montaje de sus circuitos por la acomo- dacion de los signos del lenguaje, y permiten realizar el ideal leibniziano: “En lugar de discutir, calculemos.” Por otra parte, las maquinas de retroaccion sustituyen las ma- nipulaciones por montajes automaticos y realizan el ideal baconiano y cartesiano: “Que las fuerzas naturales traba- jen por si mismas como los artesanos y los remplacen.”

INTERESTEORICO

No es menor el interes teorico de la cibernetica. Conoce- mos cientificamente en la medida en que sabemos idear los modelos esquematicos, en la medida en que la tecnica trata de reproducir los fenomenos por conocer. La fisiolo- gia y la psicologia tienen mucho que aprender del com- portamiento de los automatas. Las dificultades de reali- zacion, con las que tienen problemas los tecnicos, atraen la atencion de los teoricos e investigadores sobre el papel y el modo de accion de los organos correspondientes. Fre- cuentemente la tecnica se inspira en ciertas funciones fisiologicas confusamente percibidas; pero muy pronto la situacion se invierte y los progresos de la tecnica hacen mas comprensibles los funcionamientos fisiologicos. Los catalizadores hicieron comprensible el papel de las dias- tasas.

La investigacion en la fotografia ha logrado que se comprenda mejor el mecanismo de la vision. El estudio quimico de las soluciones amortiguadoras ha aclarado muchas facetas del metabolismo organico. La tecnica de los sondeos por ultrasonido llama la atencion sobre el re- conocimiento auditivo de los obstaculos por los murciela- gos. No es de dudarse que la experiencia adquirida en las operaciones quirurgicas que ponen fuera de circuito el corazon, y su remplazo por una bomba automatica, ha-

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ra progresar el conocimiento de los mecanismos fisiolo- gicos de la circulacion. El montaje de las retroacciones o feed back mecanicos llamo mucho la atencion de Lorente de No sobre el montaje en feed back de las conexiones nerviosas.

Las variadas oscilaciones de los feed back mecanicos ayudaron a desentranar, por una parte, el temblor en la tabes, y, por otra, el temblor de origen cerebeloso.

LOS POSTULADOS DE LA CIBERNETICA ANTELALOGICA

Empero, creer ciegamente en los modelos que ofrece la cibernetica seria tan grave como despreciarlos. Los mo­delos mecanicos o, generalizando, los modelos esquemati- cos, instruyen con la condicion de que los utilicemos sin dogmatismo y sin plantear en principio que todo, en la fi- siologia y la psicologia del sistema nervioso, debe ser explicado por los modelos de ese genero. Nos ensenan, con la condicion de esperar tanta claridad de sus fracasos como de sus exitos y la de no establecer con antelacion que todo fracaso es provisorio y aparente.

Los “razonamientos confusos” frecuentemente son arriesgados, pero, dadas las circunstancias, es diflcil no dar la razon a aquellos que, mas prudentes que los ciberneticos mecanicistas, se aferran al hecho de que el cerebro mecanico mas perfeccionado, por definicion, siempre sera menos perfecto que el cerebro del ser vivo y, relativamente, siempre sera una copia de este. En efec- to, por una parte, el cerebro se forma a si mismo, y por otra, es el el que construye los automatas que lo imitan. Mientras mas maravillas realiza, mas se patentiza su na- turaleza supramaravillosa. Por definicion, el hombre se mantiene constantemente a la vanguardia de sus obras;

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jamas podra ser atrapado por sus maquinas porque es el quien las lanza hacia adelante.

Comprendamonos. El adelanto que conserva no es cuantitativo; es una diferencia de orden, no de pruebas. Las maquinas de calcular facilmente superan a los mejo- res calculistas, las torres de tiratron funcionan mejor que los mejores obreros; el ojo electrico o la camara fotografi- ca operan mejor que el ojo del ser vivo. Dubreuil,5 ante las maquinas mas perfeccionadas de la industria norte- americana, experimenta una satisfaccion mas conmove- dora que inteligente, al constatar que la prueba final de la pieza fabricada se hace todavia con la mano. Pero el libro de Dubreuil es antiguo, y es probable que hoy dla, en la planta industrial que visito, la mano este rempla- zada por un palpador o verificador electrico. Nada se opone a qUe las maquinas superen bieri pronto a los orga- nos en los dominios donde estos tienen, ahora todavia, la.ventaja. Empero, lo incontestable es que el organismo vivo es primordial respecto de las maquinas. Estas se fabrican comunmente por medio de otras maquinas y se autocontrolan, pero el organismo principia la cadena y la sostiene.

Digamos mejor, el organismo contiene todo un con- junto de maquinas organicas, pero algo en el organismo, o mas alia del organismo visible, debe ser primordial a las maquinas organicas, pues ese algo las forma. La palabra organismo es profundamente equivoca: designa a la vez el conjunto de los organos y la armonia preestablecida que forma y utiliza esos organos. La fabricacion de las ma­quinas de calcular y razonar es secundaria con respecto a la formacion embriogenica del cerebro del ser vivo. Si ad- mitimos que el funcionamiento de los circuitos y los entronques nerviosos es de la misma naturaleza que

5 Standards (B. Grasset):

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el funcionamiento de los circuitos electricos, simple- mente conflrmariamos, una vez mas, como se sabe desde hace tiempo, que hay maquinas en el organismo, pero no que el ser organizado es una maquina. Elio demostra- ria que el ser inobservable que se manifiesta en la primera c6lula humana es capaz de formar, sin maquinas, las ma­quinas organicas capaces a su vez de fabricar las maquinas automaticas inorganicas, que pueden contro- lar las no automaticas. Elio probaria que lo que Jlama- mos organismo es a la vez lo observable en el espacio y una X inobservable, que sostiene toda la cadena de auto- matismos internos y externos.

Una vez iniciada la cadena, podemos constatar que un eslabon se parece mucjio a otro: los circuitos electricos autocontrolados se parecen mucho a los circuitos ner- viosos de fibras recurrentes, las camaras fotograficas al ojo, los cristales de los anteojos al cristalino. Empero, el primer eslabon necesariamente debe ser de un orden muy diferente. Nada en la celula inicial se asemeja a un circuito nervioso o al cristalino. La information activa, aqui, solo considera el espacio y el tiempo. Es original en todos los sentidos de la palabra.

Este razonamiento oscuro es incontestable, aun cuan- do tiene el grave inconveniente de coaccionar al espiritu sin iluminarlo y no logra instruirnos sobre lo que no es mecanico en el organismo vivo. Es inatacable asi como los oscuros argumentos contra el movimiento perpetuo, que nos eximen de examinar las seudosoluciones propuestas. De hecho, la fe inquebrantable de los ciberneticos en sus modelos no deja de parecerse un poco, psicologicamente, a la fe de los que buscan el movimiento perpetuo o la cuadratura del drculo. Quizas sea util de momento, por el entusiasmo que despierta, pero pronto puede volverse perjudicial. En la ciencia los renunciamientos racionales rinden mejores servicios que los entusiasmos excesivos.

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Reconocer la imposibilidad del movimiento perpetuo ha sido un gran progreso, al igual que renunciar a la cuadra- tura del circulo. La fe ciega en los modelos ciberneticos puede ser util a los tecnicos. Los alienta a intentarlo todo. Tambien puede ser util en ciertos campos de la teorta. Durante mucho tiempo, los fisiologos principalmente, lograron cierta preeminencia al postular que todo se rea- liza por montaje y funcionamiento y exigir a los tecnicos que imitaran integralmente los funcionamientos fisiologi- cos. Ernpero, actualmente la fe ciega es perjudicial en al- gunos dominios cientificos, en psicologia y fisiologia, por ejemplo. Sobre todo, filosoflcamente, nubia la vision e impide distinguir claramente los caminos que se nos ofrecen para lograr importantes progresos en nuestras concepciones de la naturaleza. Es tiempo ya de buscar di­rectrices del pensamiento y postulados mas acordes con la reaiidad psico-organica, pues, como se vera, descubri- remos que esas directrices concuerdan perfectamente con las nuevas trayectorias de las ciencias fisicas. La ciberne- tica, a pesar de su esptritu incontestablemente “moder- no”, se inspira casi exclusivamente en la flsica clasica y no en la micro-fisica. Sus postulados espacio-temporales ya fueron abandonados por los fisicos contemporaneos. Crear la cibernetica menos mecanicista no nos aleja de la vision cientifica del mundo, al contrario.

Parece sorprendente — e inveroslmil — que los eminen- tes matematicos y fisicos, fundadores de la cibernetica, admitieran postulados tan manifiestamente falsos y tan palmariamente enlazados a los que estan en la base del error del movimien,to perpetuo. Nos sorprende hasta el punto de sospechar que la critica es la superficial. El error, si lo hay, es tanto mas sospechoso cuanto que precede de los mismos que han subrayado la estrecha relacion de la entropia y la informacion. Todo el mundo sabe que el descubrimiento de la degradacion de la ener-

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gfa planted de inmediato los problemas del origen, pro­lb lemas hasta entonces extranos a la fisica. Si la entropta y la informacion son expresables por formulas opuestas pero encadenadas, lo que es valido para una lo es para la otra, y los problemas del origen se plantean para ambas. Es curioso que no se haya advertido esta consecuencia.

Empero, hay que entender que, fundamentalmente, tanto los teoricos como los tecnicos de la cibernetica se interesan por todo lo que no es un problema teenico afm. Ademas, la critica de los postulados les afectaria menos, porque en realidad se trata de una negligencia semivo- luntaria mas que de un error. En el fondo, toda la ciencia determinista anterior a Planck y Heisenberg, siempre ha sido indiferente a las criticas puramente filosoficas o logi- cas. Subsiste tambien un algo contradictorio en el postu- lado de un funcionamiento determinado, cuyo encadena- miento esta por doquier, y el origen en ninguna parte, que reduce a todos los seres a no ser sino simples lugares de paso de una causalidad “infinita” . El determinismo — valdria mas decir “la teoria del estricto funcionamiento espacio-temporal — solo cedio ante una notoria imposibi- lidad tecnica. En psicologia experimental, y en fisiologla, aun hoy dia, de hecho los investigadores siguen admitien- do el postulado del determinismo en sus estudios sobre el comportamiento. Incluso cuando, bajo la presion del re- sultado de las experiencias, sus descripciones rindan mas y mas justicia al caracter inventivo del comportamiento, el determinismo siempre esta oculto detras de una dis- creta clausula de estilo. Los ciberneticos estiman que no tienen por que ser mas filosofos que los behavioristas.

La termodinamica, si bien determinista en sus postu­lados, ha sido forzada a dar credito a los problemas del origen, por razones tecnicas, no por razones filosoficas. Los ingenieros estan interesados en el principio de Carnot y el aumento espontaneo de la entropta, porque ese prin-

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cipio fija un limite enojoso al rendimiento de las ma- quinas, y el combustible es raro y costoso, no porque plantee el problema del origen de la energla en el uni- verso. La cibernetica, desde este punto de vista, es quiza mas negligente que la termodinamica, porque la in­formacion, “alimento” de las maquinas de informacion, no parece ser tan costosa y tan amenazada por la crecien- te escasez, como el carbon o el petroleo. Al director artlstico de una estacion emisora de radio le preocupa en- contrar grandes creadores de informaciones — cantantes famosos, magnificos autores - y conoce el elevado costo de su presentation. Los criticos de arte podran lamentar la pobreza de las emisiones, y tambien, si son particular- mente pesimistas o exigentes, preguntarse si encontraran siempre alimentos para esa voragine de invenciones, de hallazgos y de talentos que son las emisoras radiofonicas. Pero el director tecnico o el ingeniero, solo se preocupan por efectuar una modulation perfecta. Aquilatar la “can- terq” de los valores artisticos de un pais no les incumbe, y su posible agotamiento acaso les inquiete bastante menos que al ingeniero que se encuentra especializado en moto- res de explosion.

La cibernetica fabrica automatas y maquinas de in­formacion mas y mas perfeccionadas; por otra parte, descubre mas y mas automatismos del mismo genero en la fisiologia y la psicologia de los informadores vivientes. Tiene los dos extremes de la cadena y lleva adelante sus dos categorias de trabajo, sin preocuparse mucho por saber como se enlazan y sin columbrar que de todos mo- dos es demasiado increible admitir, aun implicitamente, a titulo de postulado, que llegara el dia en que las ma­quinas automaticas no solo podran asegurar la emision de la informacion, sino elaborar todos sus elementos; que, en suma, llegara el dia en que el director artistico per- manecera por algun tiempo ejerciendo sus funciones, en

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espera del momento en que sea remplazado por un direc­tor automation

Mas estas son apenas la mitad de las extranas conse- cuencias contenidas en los postulados. A “informador” automadco, “informado” automadco. Se considera que el sistema nervioso es reductible a maquinas, tanto en sus funciones receptoras como en sus funciones ejecutoras. Los auditorios mecanicos siempre tendran la ventaja de no aburrirse si las emisiones se vuelven monotonas y repe- titivas. A1 principio, los ingenieros, podemos suponerlo, diligentes en la resolution de reproducir exactamente la vida, encontraran la forma de imitar el aburrimiento, y lo demas. Tal como lo sugieren ciertas experiencias de Pavlov, el aburrimiento probablemente es, en gran parte, un fenomeno de inhibition interna, engendrado por la ineficaz repetition del mismo estimulo, y este fenomeno es perfectamente imitable por un mecanismo. Basta uti- lizar una fuerza electromotriz equilibrada, progresi- vamente acumulada, que actue a partir de un umbral determinado. Una vez que el umbral se extralimite, los auditorios automaticos se declararan en huelga o quiza enviaran cartas de protesta al director automadco de la emisora.

Sin embargo, bien pronto se juzgara mas convenien- te suprimir los “mecanismos del aburrimiento” y, por consiguiente, eximirse de renovar la existencia de in- formaciones de la emisora. La maquina de informacion, lo hemos visto, utiliza efectivamente la informacion como alimento, del mismo modo que las maquinas termicas utilizan el carbon, pero a diferencia de estas, no degrada necesariamente la informacion como tal. Si las estaciones radioemisoras devoran excesivamente la informacion, se debe a razones muy diferentes de las que hacen de ellas grandes derrochadoras de energia difundida. No es por- que derrochen la informacion transmitida, sino porque

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los auditorios se cansan de lo ya visto o lo ya dicho, y tienen necesidad de una “nutricion psiquica” siempre renovada. Una vez remplazados los auditorios de seres vivientes por maquinas sin “organos de aburrimiento” , nada impedira la realizacion del movimiento perpetuo del tercer orden, admitido impllcitamente en los postu- lados de la cibernetica. Los emisores y receptores consu- miran perennemente la electricidad, no contravendran el principio de Carnot y no realizaran el movimiento perpe­tuo del tercer orden, pero haran circular el mismo stock de informaciones en un circuito que podra cerrarse me- diante un “recambio” de los automatas informados a los automatas informantes. Todo esto que hemos descrito se­ra muy semejante a las memorias automaticas que poseen las maquinas de calcular y a sus ondas contenidas en tu- bos de mercurio.

Vemos as! que, despues de todo, el movimiento perpe­tuo del tercer orden no es resultado de un error o de un desaciei to de la cibernetica, sino que esta impbcito en la definicion misma de la informacion, tal como la entienden los ciberneticos. Reconocemos tambien que el conjunto todo de la interpretacion mecanicista de la teoria, ha sido reducido al absurdo y que demanda vehe- mentemente una revision; al menos as! lo esperamos. La circulacion de ondas en circuito cerrado de maquina a maquina, sin origen ni salida, entregada a una concien- cia individual, no puede ser llamada informacion. De otra manera, podrtamos decir que las olas del mar se in- forman una a la otra ya que nacen indefinidamente una de la otra.

La informacion lejanamente analoga a la informacion consciente esta quizas en lo fundamental de los fenome- nos de interaccion de la mecanica ondulatoria. Empero, un ciclo de funcionamientos conjugados seguramente no es una informacion.

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LOS MITOS DE LA CIBERNETICA

Los relatos periodisticos y populares de la cibernetiea revelan, con la afectacion de una confesion psicoanaliti- ca, cierto numero de temas mlticos, por lo demas confu- sos y contradictories.

En todas las epocas los automatas han sido rodeados de una especie de aura', desde los dioses articulados de los egipcios hasta Eniac, pasando por los juguetes de Ar- chytas, los relojes con figuras del Renacimiento, los obje- tos mecanicamente animados de Vaucanson y de Jaquet- Droz. Asi lo testimonia el sombrio esplendor de los cuentos de Hoffmann, Edgar Allan Poe, de Villier de l’lsle Adam. Los automatas despiertan en el hombre el te- mor y el orgullo a la vez.

El temor sobre todo. La maquina creada por el hombre, cuando es muy perfecta, cuando maniobra sola, llega a serle extrana y hostil, puede avanzar hacia el o contra el y tomar su mano de carne entre sus manos de hierro. Un obrero puede quedar atrapado en el funcio- namiento ciego de una maquina ordinaria: simple acci- dente. Pero el automata puede apuntar y matar a un ingeniero, si es capaz de buscar y seguir un bianco pero incapaz de reconoeer a su propio creador: y esto es mas que un accidente, es algo parecido a la tragedia de Ne­mesis. La imitacion mecanica del encuentro de Frankens­tein y su monstruo entrana el mismo horror. El horror se agrava si la criatura mecanica puede calcular y razonar con rigor implacable, sin desviaciones sentimentales. Y se agrava mas todavia si el ingeniero no se deja matar pero permite que el inmoderado amor a su obra mecanica mancille su alma. Los tiranos de antano tenlan sus astro- logos. Imaginamos que los futuros tiranos consultaran a su “cerebro electronico”, capaz de operar infaliblemente lodos los calculos de la estrategia. El jefe todopoderoso de

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un Estado que calcula los riesgos de una guerra, sabe, afortunadamente, que puede equivocarse. Empero, si una maquina logistica concluye infaliblemente que la guerra es ventajosa, le sera mas dificil al tirano resistir la tentacion. La logica mecanica devendra fatalidad.

No obstante, tambien despiertan orgullo. El hombre suena, a pesar de los peligros de la accion, ser un verda- dero demiurgo, crear seres que marchen solos y se le esca- pen. Las maquinas de informacion no lo fascinan como tales, sino porque parecen senalar un progreso decisivo hacia el viejo sueno demiurgico. La utopia de la criatura mecanica renueva, invirtiendolo, el tema de la creacion del hombre por Dios. El mito de una posible y nueva caida de su propia criatura en el pecado original, lo ator- menta tanto como lo fascina y complace, porque seria el quien representaria el papel del Dios al que se desobede- ce. En realidad se desengana cuando se le vuelve a la ra- zon y le senalamos lo que, con todo, es la evidencia misma — que una calculadora electronica no es un cerebro sobrehumano, como no lo es una maquina de engranes, y que un avion sin piloto o un proyectil autodirigido no tienen en si mismos nada de mils particularmente malefi- co que el regulador de calefaccion de un apartamento. Se desengana cuando es apremiado a advertir la imposi- bilidad de cortar los lazos que atan sus criaturas a su propia vida, cuando es obligado a constatar que su tecni- ca fracasa si pretende en verdad crear, del mismo modo que su ciencia si aspira de veras a comprender.

El buen sentido le dice que si su propia vida no tuviera un algo de misterioso e imponderable, no seria un ser viviente, pero el pensamiento o el ser unico, y por si, la razon, como fe mistica, se obstina en postular una ciencia y una tecnica absolutas. Como demostro Frankfort a pro- posito de los fisiologos ionianos,6 es mucho mas dificil de

6 Before philosophy (Penguin).

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lo que comunmente imaginamos escapar al pensamiento mStico. El hombre y la naturaleza estan ligados, y es toda- via mas imposible racionalizar absolutamente la natura­leza, que levantar el mundo con una palanca sin un pun- to de apoyo. En el racionalismo absoluto hay tantos mitos como en las quimeras religiosas.

La idea de una razon humana autonoma, asi especula- tiva como tecnicamente, capaz de determinar el origen absoluto de las cosas y crear una vida independiente, es una concepcion mitica, tanto como la idea de un dios constructor. Entrana la creencia en una suerte de movi- miento perpetuo como ultima palabra del Todo del Ser. Durante los siglos XVII y XVIII, en los que, como en la antigua Grecia, la razon fue laicizada progresivamente en el ejercicio de las matematicas, particularmente en el de la geometria, se suponia que el hombre era parti- cipe de la razon divina. En el siglo XVIII solo era participe de la razon natural. Finalmente, hoy dia, no actua sino como simple coherencia convencional. Las maquinas de ( aleular y de pensar parecen representar el ultimo termi- no, el extremo de esta evolucion. Aristoteles atribuia al hombre un alma racional, sobre todo porque es capaz de elaborar silogismos y contar. Es verdad, como observa Russell, que el sistema de numeracion de los griegos era Ian malo que hacia del calculo una hazana. Hoy, cuando las maquinas logisticas y aritmeticas son mucho mas ra- pidas que el hombre mas inteligente, es dificil creer que rsas maquinas sean inmortales o participen del espiritu divino. Empero, todo el “nummeux” latente en lo i acional absoluto, seles atribuye subconscientemente.

Todavia podemos afirmar que las maquinas de pensar, o las maquinas de comportamiento mecanicamente fina- li/.ado, parecen confirmar la utopia filosofica del hombre puro, como “ser racional” , y no ya como “animal ra­tional” . La primera palabra, “animal” , desaparece de la

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d e fin ic io n c lasica de l h o m b re . O . S ta p le d o n , e n L a s t a n d f i r s t m e n , n o v e la d e ficc io n , d esc rib e al h o m b re de l fu tu -

ro y las especies e n tro n c a d a s con e l, d e n tro d e c e n te n a re s d e m illo n es d e anos. U n o d e los te m a s es el d e los g ra n d e s ce reb ro s . P o r m ed io d e sap ien tis im o s p rocesos d e cu ltivos in v itro , de d e sa rro llo e m b r io n a r io d ir ig id o , el h o m b re de la te rc e ra especie p u g n a p o r c re a r c e reb ro s g igan - tes, d e se m b a ra z a d o s d e to d o s los a p a ra to s o rg a n ic o s y ser- v idos p o r u n a m u l t i tu d d e in s tru m e n to s a u x ilia re s . N o m a s d e esas v isceras q u e , en el ser h u m a n o a c tu a l , solo s irven p a ra p e r tu r b a r las o p e ra c io n e s in te le c tu a le s del ce- re b ro con to d a clase d e im p u lso s in s tin d v o s y em ociones a b u r r id a s . “D eb em o s c re a r u n h o m b re q u e solo sea h o m b re y n o o rg a n ism o h u m a n o , es d ec ir , u n a m a sa de o rg a n o s ru d im e n ta r io s h e re d a d o s d e a n te p a sa d o s p r im it i ­ves y p re c a r ia m e n te g o b e rn a d o s p o r deste llo s d e la in te li- g e n c ia .” 7 Si es c ie r to q u e la p e r fe c t io n in h e re n te a la na- tu ra le z a h u m a n a es te n e r ideas c o n g ru e n te s , <mo es el h o m b re s im p le m e n te u n a m a q u in a d e p en sa r? Poco im - p o r ta re a liz a r este o b je tivo p o r te cn ica s b io log icas o

q u iru rg ic a s p a r t ie n d o de l h o m b re de c a rn e y hueso , o fa b r ic a n d o d ire c ta y m e c a n ic a m e n te u n c e re b ro con c irc u ito s e lec trico s. Si es v e rd a d q u e “ser h o m b re ” es esen- c ia l y ex c lu s iv am en te “ser r a c io n a l” , re a lm e n te la m a q u in a d e p e n sa r es m as h u m a n a q u e u n s ib a r ita o un

p a s io n a l.

7 Last and first men, c a p i tu lo v i i .

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I. LO S P R IN C IP A L E S M O D ELO S DE M AQLJINAS DE IN FO R M A C IO N

CUANDO de modo somero pasamos revista a los princi- pales modelos de maquinas de informacion, lo hicimos desde un doble punto de vista. ^Cual es su valor como modelos de las funciones psico-biologicas? ^Cual es su papel en la utilization o eventual extension de la informa­cion? Los dos principals modelos son, por una parte, las maquinas electronicas de calcular y de razonar, y, por otra parte, las maquinas de retroaction y de autorregu- lacion. Las maquinas del primer modelo, que tratan la informacion, pertenecen mas bien al dominio de la in- formatica que al de la cibernetica.

M a q u in a s d e c a l c u l a r

Las calculadoras empleadas en las oficinas estan cons- truidas a base de ruedas dentadas que engranan segun las relaciones determinadas por el sistema decimal. Las maquinas analogicas son los modelos mecanicos del feno- meno que vamos a estudiar y proporcion.an las informa- ciones: largo, angulo de rotacion, etc., facilmente trasla- dables al medir el fenomeno. La maquina para resolver ecuaciones diferenciales comprende un integrador que consta de un disco horizontal, una rodaja que gira sobre la superficie del disco y un tornillo que desplaza el centra del disco con respecto a la rodaja. La rotacion de la roda­ja depende a la vez de su distancia con relacion al centro del disco y de la rotacion de 6ste. Si, por ejemplo, el

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desplazamiento del centra del disco mide la velocidad de un vehlculo y su rotation mide el tiempo, la rodaja me- dira la distancia recorrida. Como notoriamente no hay en el cerebro nada parecido a las ruedas dentadas, a los tor- nillos o a los discos, nadie intenta descubrir, en esta clase de maquinas, una clave para comprender el funciona- miento cerebral. Por eso las calculadoras jamas han inte- resado a fisiologos o psicologos como los automatas. En el siglo XVIII, Descartes, patrono de la cibernetica, operan- do los automatas de accionamiento hidraulico mas simples, dedujo el modelo del acto reflejo y todo lo esen- cial de sus concepciones fisiologicas. Empero, hubo que esperar hasta el siglo XX para que las maquinas de calcu- lar y las analogicas interesaran a los filosofos posteriores a Pascal y Leibniz, por aspectos diferentes al loglstico.

Las calculadoras electronicas (Eniac, Binac, Edvac, Mark, etc.) estan proyectadas con base en un principio diferente, el de los circuitos electricos controlados, es de- cir, que se mantienen abiertos o cerrados por medio de valvulas electronicas analogas a los bulbos de radio. La maquina funciona por la apertura o el cierre de los circuitos, no por movimientos mecanicos. La alternativa corriente-fuera de corriente, representa la information elemental, el si-no de una respuesta informante. Con los si-no elementales, multiplicados, podemos expresar o aprender todo lo que se quiera, dar o recibir cualquier in­formacion. En juegos de salon, valiendonos del si-no es factible que alguno de los asistentes acierte a encontrar un objeto escondido, o un nombre, una cifra, una no- cion. La fotografia o la imagen televisada, son un con- junto de si-no luminosos perfectamente coordinados. La intensidad luminosa sobre cada punto puede conducirse a los si-no acumulados en el tiempo.

Para los calculos numericos podemos utilizar este prin­cipio y omitir totalmente las ruedas dentadas y los engra-

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najes. Esto es particularmente sencillo si remplazamos el sistema decimal por el binario, sobre el cual Leibniz, atormentado por la idea del calculo universal, ya habla meditado. En el sistema binario la diada remplaza a la decada y todos los numeros se pueden escribir con solo dos signos: 1 y 0, si o no. Dos se escribe: “Una diada ninguna unidad” o 10. Tres: “Una diada, una unidad” u 11. Cuatro: “Una diada de diadas” o 100. Ocho se escri­be: “1 000” ; diez y seis, 10 000. Con cuatro unidades de informacion podemos escribir los quince primeros nume­ros. En notacion binaria, los numeros son tres veces mas largos, por termino medio, que en notacion decimal, pero, para maquinas que efectuan millares de sumas por segundo, esto tiene poca importancia. Las tablas de adi­cion y multiplication son, pues, de una simplicidad sen- cillamente admirable.

1 + 0 = 1 1 X 0 = 01 + 1 = 10 1 X 1 = 1

Para la adicion y las operaciones que se derivan, las maquinas electronicas emplean un montaje llamado flip- flop, que utiliza dos valvulas en bascula: cerrar el circuito de una es abrir el de la otra.

Las celulas flip-flop que llevan cada una dos valvulas en bascula, estan escalonadas, y cada escala, por juego de bascula, deja pasar una impulsion de cada dos, lo que corresponde, consecuentemente, al sistema de escritu- ra de la numeracion binaria, en la cual la cifra de las unidades cambia despues de cada numero que sigue, la cifra de las diadas despues de dos numeros, la cifra de las diadas de diadas despues de cuatro numeros, etc. Las otras operaciones derivan sin gran dificultad de la adicion. Igualmente es muy simple transponer los resulta- dos en numeracion decimal.

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M a q u in a s d e r a z o n a r

Montajes analogos pueden servir para los calculos logicos.A mediados del siglo XIX el matematico ingles Boole

demostro que el razonamiento logico se puede reducir a un calculo algebraico. 1

En 1931 C. E. Shannon confirmo que el algebra de Boole podia expresarse en combinaciones de circuitos abiertos o cerrados.

Basandose en esta correspondencia, Kalin y Burc- khardt construyeron en 1941 una maquina de calculos logicos.

No se trata, evidentemente, de que las maquinas de calcular, aritmeticas o logicas, logren aumentar la in- formacion. Pero, indiscutiblemente, estas maquinas parecen analogas al cerebro. Efectivamente, en el hay circuitos y valvulas o conmutadores. Aparentemente el cerebro esta constituido por un conjunto de conmutado­res y circuitos por los cuales se desplaza, siempre en el mismo sentido, una corriente electroquimica, no elec- trica. Los conmutadores nerviosos, las sinapsis, entre las neuronas, funcionan como las valvulas electronicas, se- gun una ley de todo o nada. Por supuesto, es de dudarse que los circuitos cerebrales que trabajan en una ope- racion dada, esten montados como los circuitos elfictri- cos de una maquina que efectua la misma operacion. Cuando sumamos no empleamos el sistema binario, y nuestras memorias no adoptan una disposicion en escalas d e flip-flop.

Cuando replicamos con “y” , “o”, “si” . . “en- tonces” . . . , “pero” . . . es muy probable que no combi- nemos simplemente los circuitos nerviosos en serie o en paralelo. Como afirma James, tenemos el “amor al pero”

1 The laws of thought.

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o el “amor al por que”. Permanece invariable, solo que las dos operaciones, flsica o fisiologica, pueden ser entroncadas, si la atmosfera de sentido que envuelve las operaciones cerebrales es tan poco esencial como la atmosfera emotiva que frecuentemente envuelve los refle- jos. Si freno bruscamente ante un obstaculo, mi miedo, que comunmente llega tarde, nada tiene que ver con el montaje que permitio que la respuesta se produjera de manera pronta y adecuada.

El conductor de un autobus, en una parada situada an­te un crucero, oye el timbre del receptor que le permite partir. Pero el semaforo esta en rojo. El conductor no pone en marcha su vehiculo sino cuando la luz cambia a verde. Lo favorece que en su corteza cerebral hay una especie de puesta en serie, equivalente al “y” de las ma- quinas logicas. Asimismo, cuando el autobus esta en marcha, el conductor se prepara para detenerse en la proxima estacion, ya sea que escuche el timbre que un pasajero toco solicitando la parada o bien que, con o sin aviso, advierta que hay pasajeros en la acera. Esto es equivalente al “o bien” de las maquinas logicas. El con­ductor experimentado no tiene ninguna necesidad de una “atmosfera de sentido” alrededor de esas dos operaciones y, por lo demas, un montaje automatico podria rempla- zarlo.

Las maquinas de calcular y de razonar imitan tambien las operaciones auxiliares del calculo logico o aritmetico. Cuando una persona efectua una multiplication, aplica las reglas aprendidas, consulta en su memoria la tabla de Pitagoras, y a ella le confia, igualmente, los resultados parciales obtenidos. Por otra parte, es necesario que sea capaz de leer o escribir los datos del problema y expresar los resultados obtenidos. Perception, memoria, consul- tar la memoria, utilization de las reglas, expresion, todo eso puede entregarse a las maquinas. Registran los pro-

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b lem as a reso lver y sus d a to s , tra n sc r ito s so b re b a n d a s p e rfo ra d a s ; t ie n e n m e m o ria s (c in ta s m a g n e tic a s , tu b o s

d e o n d a s so sten idas), q u e sa b e n c o n su lta r p ro n ta y o p o r- tu n a m e n te .

N o so la m e n te o b e d e c e n las in s tru cc io n es , sino q u e

ta m b ie n p u e d e n escoger u n a p a r te de las reg la s q u e ap li- c a n , g ra c ia s a o rg a n o s se lec to res q u e se d e c id e n a u to m a - t ic a m e n te p o r e s ta o a q u e lla serie d e o p e ra c io n e s auxi- lia re s seg u n las ex ig en c ias d e u n a o p e ra c io n m as a m p lia o rd e n a d a d ire c ta m e n te a la m a q u in a . F in a lm e n te , d a n los re su lta d o s im p reso s y verificados.

F a c ilm e n te p o d r ia m o s c o n fe r ir c o h e re n c ia a la au to - m a tiz a c io n d e u n a m a q u in a d e c a lc u la r o d e ra z o n a r , h a - c ie n d o la le e r v e rd a d e ra m e n te las in s tru c c io n e s p o r m e d io d e u n ojo fo to e lec trico e in fo rm a r los re su lta d o s m e d ia n te u n V oder. L a “m e n ta l id a d ” o el “p e n sa m ie n to ” d e la m a q u in a no d e ja r ia n d e ser u n a s im p le m e ta fo ra . L a m a ­q u in a solo p u e d e fu n c io n a r ; ja m a s d e te rm in a r p o r si m is- m a la to ta l id a d d e las reg la s q u e ap lic a , sino u n ic a m e n te

u n a p a r te , e s tr ic ta m e n te p re v is ta e n el c o n ju n to d e sus m o n ta je s y n o e leg idos re a lm e n te .

C . E . B e rk e le y 2 o frece el e sq u e m a d e l m o n ta je d e u n a m a q u in a d e c a lc u la r e le m e n ta l q u e d e n o m in a “S im o n ” , y p ro m e te ta m b ie n e n v ia r las in s tru cc io n es c o m p le m e n ta - r ia s a los a fic io n ad o s . Esa m a q u in a solo u tiliz a a lg u n as d e c e n a s d e va lvu las y d e m e tro s d e a la m b re . Es cap az de en se n a rn o s g ra n d e s v e rd ad es , ta le s com o : 2 + 1 = 3, y 2 — 1 = 1. Es c a p a z ta m b ie n d e s e n a la r q u e el p r im e ro d e los re su lta d o s es el m a y o r o escoger d e te rm in a d a ope- ra c io n , seg u n q u e el p r im e ro d e los dos re su lta d o s sea m a y o r o m e n o r q u e el seg u n d o . P a ra te n e r u n a id e a razo- n a b le d e la E n ia c o d e la E dvac , co n v ien e p e n s a r q u e no

son s in o S im o n m a s g ra n d e s .

2 Giant brains. . p. 22 y ss.

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M a q u in a s d e in d u c ir

Desafortunadamente, en gran parte estan todavla en la etapa de proyectos, y esto es lamentable porque la in­duccion, a diferencia de la deduccion, parece ser una operacion que aumenta la informacion, y, por conse- cuencia, concierne muy de cerca al problema del origen de la informacion. Puesto que los ciberneticos trabajan tesoneramente en el problema del aprendizaje o del lear­ning, y, como veremos, en el learning es necesaria cierta induccion basada en estadlstica, estamos autorizados a pensar que las maquinas para obtener leyes generales a partir de datos estadisticos, pronto seran realidad. El behaviorista norteamericano C. L. Hull invento en 1925 una maquina para realizar calculos de correlacion.3 Se trata de un calculo, y, por consiguiente, no es extraordi- nario que una maquina lo efectue. Pero, por otra parte, el calculo de correlacion es muy afm a la induccion. ; Los hombres altos tienen tambien un gran alcance de brazos? Para responder a esta pregunta es necesario medir con una cinta metrica la estatura de un gran numero de suje- tos y su alcance. Comparando los datos y aplicando las formulas bien conocidas, encontramos que la correlacion es + 0.82. La maquina puede elaborar el calculo cuando se le entregan los datos, y eso es, en suma, obtener una ley general de datos especificos, participando la ley de un grado cuantitativo de probabilidad.

La interpolacion o la extrapolacion son otras opera- ciones afines a la induccion, y muchos dialecticos han re- ducido la induccion a la interpolacidn. Una maquina puede facilmente interpolar o extrapolar: la interpola- ci6n entre dos numeros de una tabla es una de las ope-

3 C. L. Hull, An automatic correlation calculating machine (J. Amer. Statist.), 1925, 20, pp. 522-531.

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raciones corrientes de las calculadoras electronicas. El ejemplo rjias simple posible de “maquina” de interpola- cion lo proporciona una regia comun, con la que se traza o prolonga una llnea recta a partir de dos puntos dados. Un compas, un compas de reduction, un curvlgrafo, una pistoleta de dibujante, son ejemplos igualmente simples. Utilizando esos instrumentos sencillos, una maquina puede prolongar la serie de numeros que obedecen a una regia, o llenar una laguna de la misma.

5 7 9 11 13 15 (. ...)100 90 81 73 66 (. . .) 55

Tambien senala automaticamente la regia de la serie. Y, asimismo, corrige un numero “falso” en una serie de numeros. El numero “falso” en las series 4, 11, 13, 19, 20, 19, 16 o en 0, 0, 5, 9, 12, 14, 15, 14, no salta a la vista, pero una maquina que las trasladara a graficas y detecta- ra las anomaltas de las curvas por presion sobre una membrana, facilmente lo descubriria. Ahora bien, todas esas operaciones pasan por operaciones inteligentes que exigen cierto esfuerzo de inventiva, a tal pun to, que cons- tituyen una prueba clasica del nivel intelectual. Las ma- quinas pueden realizar gran numero de “educciones de relacion” , a partir de correlaciones dadas, o de “educ­ciones de correlaciones” , segun una relacion dada —para emplear la terminologia de Spearmen—, acciones que este considera caracterlsticas de la inteligencia y “no ge- neticas” , es decir, que implican la creacion de conoci- mientos. La tarea que consiste en terminar una figura segun un modelo de proporciones diferentes, es el ejemplo que presenta Spearman de “educacion de corre­lates” . 4

4 The nature of intelligence and the principles of cognition, capitu- lo VII.

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F ig . 1

Podemos concebir una maquina amplificadora que no solo representara, aumentandola, la parte ab, sino que, inversamente, cuando se le impusiera el trayecto a ’b’, re- conociera, por una suerte de aprendizaje automatico, el grado de amplificacion, y continuara la curva segun ese grado, hasta c’. Combinando los aparatos de los ocu- listas con los que determinan el numero de dioptrias de las lentes de anteojos, con el aparato para tallarlas, tendriamos una maquina inteligente, al menos si toma- mos al pie de la letra la definicion de Spearman. Una maquina interpoladora habrla ayudado a Kepler, y, extralimitandonos, remplazarlo, en la tarea de deducir, de las observaciones de Tycho Brahe, las leyes que rigen las trayectorias planetarias. De hecho, hoy dla los radares con calculador automatico detectan las trayectorias de los obuses de mortero de gran calibre y determinan por extrapolation su punto de origen.5

Completar o restablecer una informacion es una opera- cion muy afln, casi indiscernible de la que crea una in­formacion, casi indiscernible de la inventiva. Podemos considerar toda inventiva, aun la mas espontanea en apa- riencia, como restablecimiento de informacion. Cuando los psicologos han tratado de sorprender la inventiva

5 P. David, Le Radar (?.v.F ), p. 98.

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en su fuente, recurren mas bien a las pruebas de restable- cimiento de una informacion incompleta o confusa: completar frases o palabras, poner en orden series de di- bujos, etc. En la ciencia o en la tecnica, generalmente la inventiva tambien es la integracion o el restablecimiento de una informacion. Los ciberneticos pueden, pues, abri- gar la esperanza de fabricar maquinas de inventar. Por otra parte, no es inverosimil que el cerebro del inven­tor funcione con frecuencia a la manera de una maquina interpoladora, por la integracion armoniosa, por la clari- dad de los datos, por la busqueda dinamica de la simpli- cidad, la simetria, el equilibrio.

En esta materia, como en muchas otras, la cibernetica puede valerse del behaviorismo mas sutil, que es la teoria de la Gestalt. Sabemos que para esta teoria, la inventiva inteligente no representa una accion trascendente o una mera exploration no dirigida, sino una reorganization espontanea del campo perceptivo, isomorfa al campo di- namico cortical. Esta reorganization se opera segun el principio de la menor accion o de la tension menor.

Es muy interesante verificar que la cibernetica, funda- da en la teoria de la Gestalt, aqui tambien desemboca, si llega al cabo de sus hipotesis fundamentales, en el movimiento perpetuo del tercer orden. El principio de la menor accion en la fisica macroscopica esta, como sa­bemos, estrechamente entroncado con el principio de la evolution hacia la maxima entropia. Someter la inventi­va, la creation o el restablecimiento de la informacion al principio de la menor accion, es pues, de hecho, someter la informacion a lo que, segun la cibernetica, es precisa- mente su opuesto, la entropia. El aumento de entropia, el progreso a la simetria, la claridad, el equilibrio, explica- rian finalmente el aumento de informacion, cuando que la informacion es la entropia con signo contrario. La contradiction es flagrante.

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Por otra parte, la experiencia ensena que la “economia de pensamiento”, como decla Mach anticipandose a la teoria de la Gestalt—, la busqueda de una teorla armo- niosa, perfectamente redondeada, conduce con mucha frecuencia, en la historia de las concepciones, a un malhadado estancamiento, mas que al progreso. Las in- formaciones y las teorias muy “bellas” , muy simples, casi siempre son falsas. En cuanto a la inventiva propiamente dicha, en el orden de la tecnica, por ejemplo, es dema- siado contradictorio interpretar la complicacion cada vez mayor de los aparatos industriales como un progreso ha- cia las “buenas formas” . Perfeccionarse, tanto para una maquina como para un organismo, casi siempre es com- plicarse. Lo que puede enganarnos es que despues de ha- ber inventado un disposltivo nuevo, mas perfeccionado y mas complejo, el inventor — esto forma parte de los refle- jos intelectuales del ingeniero— trata de eliminar las complicaciones inutiles, logrando que, en caso de necesi- dad, un organo sirva para un doble fin. En los automovi- les, hoy dia, los accionadores de la bocina y de la luz estan instalados en la misma barra, al igual que en el orga­nismo de los vertebrados el aparato genito-urinario es mixto. Las maquinas perfectas, como los organismos per- fectos, tienen por lo mismo un aspecto exterior simpli- ficado, redondeado, liso, sin anadiduras. Los aviones modernos, tan complejos, parecen mas sencillos que los antiguos biplanos de los tiempos de Farman. Un delfin parece mas sencillo que una holoturia, mas rudimentaria en realidad. La economia en la inventiva no es sino un ul­timo y tardio perfeccionamiento, lejos de ser la esencia misma.

Podemos conjeturar, pues, que si una maquina de in- terpolar o de inducir parece imitar, segun la definicion de Spearman, ciertos actos inteligentes, no es porque la maquina sea inteligente, sino porque la definicion es

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desacertada. Spearman no adopta el mecanicismo en psi- cologia, todo lo contrario, y comprende perfectamente que la “noegenesis” trasciende el piano del funcionamien- to mecanico, pero en su definicion comete el error de no distinguir suficientemente entre lo que es aprehension del scntido de una relacion, y lo que es imitable y represen­table como regia inscrita en una maquina. Las pruebas que estriban en integrar una frase con las palabras fal- tantes, solo aparentemente se asemejan a la integracion de numeros o a la prolongacion de una curva. La ma­quina que revela los errores en una serie numerica, en realidad solo descubre los puntos singulares, el seudo- error, es decir, el punto singular, que puede o no tener el caracter de error, de acuerdo con el sentido que le conce- da un observador consciente. Por lo contrario, puede ser un “residuo” interesante, en el sentido que los logicos de la induction confieren a la palabra. Ademas, las ma- quinas de inducir unicamente sirven como auxiliares de la conciencia, jamas la remplazan. Cuando los astrono- mos se valen de un estereoscopio para detectar, por me­dio de dos fotografias tornadas con algun intervalo de tiempo, el pequeno planeta que se desplaza en el campo estelar y que, por consiguiente, parece desaparecer de la fotografia, utilizan un efecto semimecanico, pero consi- derando un fin totalmente diferente a la busqueda de un error. Una maquina que corrigiera todas las anomalias, indubitablemente no lo seria para descubrir o inventar. Si en vez del esptritu de Kepler y su confianza en las ob- servaciones de Tycho Brahe, confianza mas firme que su fe mistica en Pitagoras, hubieramos tenido una maquina de interpolar y de regularizar los Gestalten, la maqui­na estaria muy expuesta a convertir los datos de Tycho en puntos sobre un circulo en lugar de hacer emerger la for­ma eliptica de las trayectorias planetarias. Es necesario que el espiritu interprete, segun un sentido, para que po-

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damos hablar de verdadera induccion y de invencion. Uno de los graves inconvenientes de los artefactos auto- maticos con “cabeza buscadora” para la lucha antiaerea, es la posibilidad siempre presente de equivocarse en la identification de los objetivos y confundir amigo y enemi- go. Senales apropiadas pueden guiarlos, pero son fre- cuentes los accidentes.Los radares que defendian Anvers de las bombas vola- doras que llegaban a escasa altura, tendian a equivocar el objetivo y a fijar el tiro sobre los campanarios de los alrededores.6

M a q u in a s d e a u t o r r e g u l a c io n

En las maquinas de autorregulacion la informacion no pasa simplemente de la entrada a la salida de la ma- quina, con transformaciones de sentido unico, como en las maquinas de calcular; se utiliza en circuito recurren- te, retornando de la salida a la entrada, por retroaction, para controlar el funcionamiento mismo de la maquina.

Consideremos primero el caso intermedio de un meca- nismo llamado freno. Asi, la rueda de mando del timon de un gran navio no actua directamente sobre el ti­mon, su movimiento desencadena el funcionamiento de servo-motores que hacen dar vueltas al timon hasta que alcanza la position ordenada; despues de lo cual los ser­vo-motores se detienen automaticamente. La informa­cion dada por el timonel es utilizada por la maquina que se encarga de funcionar segun la informacion. El meca- nismo de transmision de un ascensor es poco mas o menos igual. Si oprimo el boton del “quinto piso” , doy determi- nada “informacion” al aparato que la sabe utilizar.

f) P. David, Le Radar, p. 98.

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Supongamos ahora que el timonel del barco es rem- plazado por un “sustentador de proa” giroscopico. El timonel o el comandante de a bordo confiara la informa- cion en forma de un “ideal” general y no tendra que leer a cada instante la desviacion con respecto a la proa sena- lada; el giroscopio dara todas las informaciones inter- mediarias y tecnicas para llegar al objetivo. Si el barco se desvia de su ruta, la informacion pasa al giroscopio, o mas exactamente, a un aparato que “lee” la diferencia entre la proa senalada y la direccion efectiva del barco e informa a los servo-motores.

Aparentemente, la maquina de autorregulacion no se limita a funcionar; realiza, aparentemente tambien, las acciones finalizadas, en la acepcion etimologica de la palabra. Todo ocurre como si cierta finalidad ideal controlara y corrigiera su funcionamiento hasta que este llegara a su termino, por autorregulacion.

“ F e e d b a c k ” y a u t o r r e g u l a c io n

Maxwell, en 1868, realizo el primer estudio teorico de un feed back industrial, analizando el funcionamiento del regulador de bolas que asegura una velocidad constante a la maquina de vapor, a pesar de las diferencias de carga. Basicamente, el regulador es un pendulo solidarizado con la admision del vapor. Si la maquina se embala, la fuerza centrifuga eleva las bolas que, por conexiones interme- diarias, disminuyen la admision. Si la maquina, cargada o frenada, detiene su marcha, la fuerza centrifuga dismi- nuye y las bolas, descendiendo por su propio peso o por la accion de un resorte, aumentan la admision. El regula­dor, “informado” por la velocidad de rotacion, transmite la “informacion” a la maquina, que, en consecuencia, disminuye o aumenta su velocidad. La nueva velocidad

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“informa” de nuevo al regulador, y asi sucesivamente. El regulador actua en sentido opuesto al del funcionamiento de la maquina, corrige sus desviaciones y tiende a amor- tiguar sus oscilaciones. La retroaccion es negativa. El ter- mostato es del mismo tipo, regula la temperatura de la caldera. Del mismo tipo tambifin son los aparatos de un avion de piloto automatico. Si el avion se balancea, el ba- lanceo informa al horizonte artificial del giroscopio verti­cal, que hace funcionar la valvula de accionamiento de los alerones y endereza el avion. Si la rectification es exce- siva, se inicia una segunda accion que amortigua la osci- lacion. El estudio de los diferentes tipos de oscilaciones del feed back negativo plantea dificiles problemas mate- maticos y fisicos, que no vamos a tratar.

En el feed back positivo, el montaje esta invertido. La energia recurrente actua en el mismo sentido que el del funcionamiento de la maquina que se embala o regresa a cero {runaway). En los dos casos, el funcionamiento no es el resultado de una simple presion a tergo: una causa A (el funcionamiento primario de la maquina) produce un efecto B, y otro efecto b, proporcional a B. El efecto se- cundario b esta ligado con A, sobre el cual produce una accion recurrente. Mas exactamente, la maquina compa- ra automaticamente a b con un “ideal” bl, inscrito en el aparato por el ingeniero o el usuario, y la diferencia de bl-b produce una accion recurrente sobre A. Por conse- cuencia, A viene a ser Al y produce el efecto B ’ + b

As! pues, el automata es motivado mecanicamente; parece buscar por tanteos una disposition ideal.

En todo feed back se admite que la corriente recurren­te bi — b — A es informadora de A. Por ejemplo, en el campo de tiro de una pieza de artilleria, el oficial situado en un puesto avanzado de observation, telefonea al jefe de la bateria: “muy largo” o “muy corto” . Un radar que registre la imagen del bianco y la del choque, puede tam-

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bien corregir el aparato de apuntar, por un feed back bi — b — A. La corriente recurrente es una informacion automatica que desempena exactamente el mismo papel que la informacion dada por un observador consciente.

Si consideramos por separado cada articulacion en el ciclo del feed back, encontramos causalidad pura, es decir, presiones a tergo. Empero, como se trata de un ciclo, lo que esta detras de cada articulacion esta tambien delante de ella: el ideal director se combina con la pre- sion a tergo y la motivation de hecho parece emerger de la causalidad mecanica. Sin embargo, el caracter ciclico por si solo no es suficiente para caracterizar el feed back. Es necesario que en la serie se inserte una informacion no contenida en la estructura de la maquina. En efecto, es- tamos autorizados a afirmar que el funcionamiento de cualquier maquina es ciclico, puesto que puede volver a su punto de partida. Nos referimos tambien al ciclo de un motor de explosion o al de una maquina de vapor, aun desprovista de regulador. Pero en una maquina ordinaria las diferentes piezas estan dispuestas simplemente para accionar una sobre la otra, de manera y en tiempo deter- minado. Por ejemplo, cuando la leva montada en el eje de una rueda levanta a cada vuelta el brazo de la palan- ca, no podemos decir que la leva “informa” a la palanca. La leva sencillamente impulsa la palanca de manera este- reotipada y conforme a la estructura de la maquina. En el motor de explosion, la chispa que produce la explosion que hace girar el motor, que acciona el magneto, es pro- ducida por este, y asi de continuo, indefinidamente. En una maquina de feed back la corriente recurrente de informacion tambien actua por propulsion a tergo, pero en este caso la informacion no esta incluida en la estruc­tura de la maquina. El regulador de bolas soporta una propulsion y el registro de admision la experimenta tam­bien. Reconocemos aqui, nuevamente, que la informa-

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cion-propulsion que da el regulador no esta inscrita con antelacion en la estructura de la maquina y tiene en cuenta diversos imprevistos, internos o externos, que pueden modificar el sistema de marcha del motor. As! pues, la maquina de feed back se define: Un funciona- miento ciclico con derivacion reguladora donde pasa una corriente de information que automaticamente se coteja con un “ideal”. En una maquina sin feed back, el vigilan­te consciente desempena el papel de la derivacion regula­dora; observa el funcionamiento invariable, lo compara con el ideal que debe conservar e interviene para hacer que concuerden. El feed back ejerce tres funciones: 1) observa, 2) compara, 3) interviene para regularizar.

t— “Ideal"

I

iI / \ >

/ \ '

^ 3 « __Desviacionreguladora

i\

*L. Ciclo de

/ funcionamiento S primario

F ig. 2

Es necesario, pues, no confundir el progreso llevado al cabo en el ciclo del funcionamiento primario, cuando el perfeccionamiento de la disposicion estructural de la maquina permite prescindir de los musculos del obrero, con el que se realiza luego que la derivacion reguladora, hasta ahi representada por el vigilante, es ejercida por retroaccion, que consiente descartar al vigilante.

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“ F e e d b a c k ” o r g a n ic o s

El organismo viviente esta repleto de autorregulaciones de ese genero y los fisiologos bien pronto adoptaron la nocion del feed back que les ofrecia la tecnica industrial, generalmente con la esperanza de explicar mecanicamen- te la motivation de hecho de los organismos. Por lo de- mas, desde hace largo tiempo habian definido bajo otros nombres los sistemas de retroaction. H. J. Jordan senalo la diferencia entre una accion causal aislada y la “pluri- causalidad” acoplada o el “caneva de causas” con “ambo- ception". Una manzana cae del arbol y mata a una rata que se encontraba ahi: accion causal. Una piedra esta sostenida por tres maderos; de estos cuelga un trozo de tocino: llega una rata a roer el tocino, la piedra cae y la mata. En la trampa hay un “caneva de causas” y “ambo- cepcion”; el tocino tiene de un lado los maderos y del otro la rata.7 Como ejemplo, en el organismo la secretina del duodeno desempena el papel de “amboceptor” entre la acidez del jugo gastrico que al pasar al intestino dificulta la digestion a ese nivel, y el jugo pancreatico, que neutra- liza la acidez gastrica.

En terminos generales, los equilibrios en el organismo no son estaticos, son homeostaticos, es decir, se man- tienen a pesar de condiciones externas variables. Si el equilibrio organico fuera estatico y simplemente constitu- yera el termino medio dimanado de las fuerzas internas y externas, la vida seria muy precaria. De hecho, general mente el equilibrio organico no es una resultante. Man- tiene integralmente cierto valor optimo. Nuestra sangre conserva exactamente la misma acidez, aun si bebemos vinagre. Tampoco se vuelve mas fluida si bebemos un litro de agua. Los homeostatos conservan siempre la

7 Recherchesphilosophiques, I, p. 191.

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misma temperatura en el Ecuador o en las regiones pola- res. Todos los procesos homeostaticos,8 operados gene- ralmente por los sistemas — simpatico y parasimpatico, glandulas y musculos lisos, conductores qulmicos y solu- ciones oclusoras, tienen accion lenta.

Los actos voluntarios, por su parte, que representan los feed back rapidos, hacen intervenir los musculos estriados y los circuitos del sistema nervioso central. La teorla de la Gestalt, cuya relacion con la cibernetica ya hemos senala- do y senalaremos mas de una vez todavla, describio estos feed back bajo el rubro “procesos circulatorios”. Estoy en la obscuridad, y la luz que aparece en la periferia de mi campo visual, determina que vuelva la cabeza y los ojos; me estimula luego a caminar hacia ella. El funciona- miento de los centros oculogiro y cefalogiro y el de los musculos locomotores, esta controlado por el resultado obtenido y por la tension residual entre dicho resultado y la finalidad. Los gestaltistas rechazan las explicaciones por medio de arcos nerviosos preformados, que obliga- rian, piensan, a suponer un numero increiblemente gran­de de montajes preparados. Los centros corticales no son un conjunto de vias aisladas y yuxtapuestas; hay interac- ciones dinamicas libres entre todas, analogas a las de un campo magnetico entre las espiras de una bobina de induccion.

La cibernetica ortodoxa se iguala a la teorla clasica de la circulacion nerviosa supeditada a los conductores. Si deseo asir un vaso que esta en la mesa, las celulas pirami- dales del area motriz deben estar en disposicion de enviar los influjos a los musculos de mi brazo. Empero, esto es insuficiente, sin importar que yo no este paralizado y ten- ga buenos reflejos. Es necesario que el sistema nervioso central sea informado a cada instante del resultado obte-

8 Cf. W. Cannon, La sagesse du corps.

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nido por los primeros influjos y que este se combine con la que procede de otros erganos sensoriales, para que los influjos posteriores terminen correctamente la accion. Obviamente, si los circuitos recurrentes de la informacion estuvieran lesionados, mis movimientos serlan torpes y es- tereotipados, como la marcha en la tabes, donde no hay paralisis, sino ausencia de informacion recurrente.

Cualquier automovilista puede conducir correctamen­te, casi sin error, un automovil mas complicado de ma- niobrar que aquel al cual esta habituado. Es que se guia por el resultado acometido y no por el habito motivador de sentido unico. De hecho, un conductor de automovil es incapaz de precisar, aun aproximadamente, hasta que angulo debe girar el volante de su vehiculo privado para invadir sobre su derecha una carretera en angulo recto. Indice impresionante del caracter imprevisto de los movi mientos reflejos. El animal al que despues de haberle en- senado a salir de un laberinto, lo mutilamos para privarlo de algunos movimientos aprendidos, improvisa movi­mientos compensadores y alcanza de otra manera el mis- mo resultado, siempre que esten intactos determinados circuitos recurrentes.

Sin embargo, no es muy grande la diferencia entre el proceso circular de los gestaltistas y el feed, back de cir­cuitos conductores de los ciberneticos. El feed back no es, despues de todo, sino un proceso circular “sobre rieles” , un dinamismo canalizado. El Giro-Sperry de pilotaje automatico responde perfectamente al esquema circular, tan bien como al del feed back. Los dos esquemas tie- nen en comun lo esencial: explican las regulaciones de aspecto finalista, los comportamientos “molares” , previ­sibles por su proposito, independientemente de los fun- cionamientos moleculares circunstanciales, sin recurrir, por lo tanto, a nada mas que a la causalidad eficiente. Podemos afirmar de uno y otro, del sistema del feed back

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como del sistema del proceso circular, que pueden ser automaticos y finalizados a la vez.

Sin embargo, es absoluta la oposicion entre la ciberne- tica o la teoria de la Gestalt y las interpretaciones de la psicologia introspectiva, que ve en la motivacion de hecho de los comportamientos, la manifestacion de un principio trascendente, irreductible a explicaciones o montajes conformes a las leyes fisicas, mecanicas o dina- micas. Clark L. Hull,9 entre otros, enuncio con particu­lar claridad, con el estilo de los psicologos, el principio que podriamos llamar “principio del robot factible”: “No debemos suponer que en el organismo se origine algo que no se pueda reproducir en un robot totalmente auto- matico.”

S e n s ib iu d a d in t e r e s a d a y p e r c e p c io n

La sensibilidad “interesada” de un termostato concierne a la temperatura: su organo de “percepcion” es un simple termometro. El regulador de Watt es sensible a la veloci- dad y “siente” la fuerza centrifuga. Estas metaforas poco nos impresionan porque no hay en estos aparatos ninguna puesta en escena que recuerde aquella de la percepcion de un objeto exterior por un ser viviente. Si una celula fo- toelectrica provee de informacion al automata y este ha sido dotado por su constructor de un fototropismo, el efecto es mucho mas sorprendente. La tortuga artificial de Grey Walter, aparato de tres ruedas accionadas por motores electricos y un acumulador, esta coronada por una celula fotoelectrica que impulsa los motores mediante relevadores, de manera que dirige al automata hacia la luz. Ademas, la tortuga esta dotada de un “tac-

9 Cf L. Hull, Principles of behavior, p. 27.

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tismo”: cuando el caparazon choca con un obstaculo, se cierra un circuito que neutraliza el fototropismo y acelera en un instante la rueda directriz: el aparato parece en- tonces vacilar, festoneando alrededor del obstaculo, antes de reemprender su camino hacia la luz. Por otra parte, la celula fotoelectrica es sensible a la intensidad de la luz. Si la fuente es muy intensa, actua como un obstaculo y la tortuga la rodea. Pero cuando su acumulador esta casi totalmente descargado, la luz intensa no actua como “efecto-obstaculo” y la tortuga se dirige hacia ella. Cuando una luz intensa supera al aparato de sobrecarga de su bateria, la tortuga parece estar buscando el alimen- to electrico, hasta que la celula fotoelectrica puede ac- tuar de nuevo para alejarla de la luz. El automata parece asi imitar tanto la sensibilidad interna como la externa de los seres vivientes, y a esto es a lo que Tolman llama la “demanda variable” psico-organica, tal como el hambre. 10

A pesar de su Indole muy espectacular, los “animales” de Grey Walter son aparatos por demas ordinarios. Sus reacciones tienen un caracter de “todo o nada”, no obs­tante la sensibilidad en dos niveles de la celula. El objeto percibido, luz u obstaculo, no es sino un desencadenador; no tiene ninguno de los caractcres de una serial o de un signo, actuando por su forma, es decir, en el sentido pro- pio, aportando una informacion. Del mismo orden son la mayor parte de los servomecanismos industriales que uti- lizan la delicadeza de “percepcion” de las celulas foto- electricas, ya sea para proteger una instalacion —el aparato desencadena un dispositivo de alarma cuando alguien se acerca a una placa-capacidad o corta un rayo infrarrojo—, o bien — lo que es de un orden mas ele- vado— para dirigir automaticamente maniobras deli-

10 w. Grey Walter, The living brain, capitulo v.[Hay ed. en espanol del F.C.E., E l cerebro viviente.]

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cadas o peligrosas y para guiar el trabajo de una maquina segun un galibo cuya propia forma es explorada progresi- vamente por la celula.

Aun en este ultimo, notable caso, en el que la maquina parece capaz de ver una forma, es claro que no percibe, que no “reconoce” la forma como forma, puesto que se limita a seguir el contorno progresivamente. Los ciberne- ticos percibieron de inmediato la importancia del proble- ma de la percepcion y el del reconocimiento de las formas como universales, es decir, como esquemas de conjunto que conservan psico-fisiologicamente su identidad, a pe- sar de las diferentes transformaciones de su apariencia geometrica, en el sentido restringido de la palabra. 11 Re- conocemos un objeto familiar, ya sea que lo veamos de le- jos o de cerca, de cara o de lado. Reconocemos un circulo como circulo y un plato como circular, este lejos o cerca, y, por consecuencia, ya sea que proyecte en la retina un circulo grande o pequeno, que este de frente, de perfil o de tres cuartos, es decir, que proyecte sobre la retina un circulo, una elipse o un trapecio alargado. Segun los pos- tulados de la cibernetica esta prueba debe hacerse por montajes nerviosos, y debe ser imitable por montajes me- canicos. La maquina de lectura de Pitts y Mac Culloch realiza, con la ayuda de relevadores apropiados, un barri- do 12 independiente de la dimension de las letras que haya de percibir. Pero es mucho mas dificil imaginar una maquina que reconozca un plato, colocado de frente, de perfil o de tres cuartos; en resumen, una maquina que funcione ante la semejanza y que fuera capaz, para emplear las palabras con las que Kant define el papel del esquema, y que repite Russell Brain, de “subsumir un objeto bajo un concepto” . La tortuga de Gray Walter se

11 Cf. N. Wiener, Cybernetics, capitulo VI, y R. Brain, La notion de scheme, p. 33.

12 Ou scanning.

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dirige hacia su “nicho” cuando esta descargada su bate- ria, porque este nicho tiene una luz intensa que desenca- dena el aparato motor, pero no reconoce la forma de su nicho cualquiera que sea la perspectiva.

N. Wiener ha intentado mejorar la conclusion del problema, remarcando:

1 ° Que el aparato motor del ojo y de los centres cerebrales asociados esta montado, no solamente para atraer a la fovea un objeto cuya imagen es en principio periferica, sino, cuando se trata de objetos de los que co- nocemos mejor una orientacion que otra, para colocar su imagen en esa orientacion privilegiada. Es desagradable y dificil leer una pagina puesta de traves, y la enderezamos inmediata e instintivamente.

2° Que reconocemos un objeto sobre todo por sus con- tornos, donde se opera el contraste entre dos regiones de color o de intensidad luminosa diferente.

3° Finalmente, y sobre todo, que las diferentes trans- formaciones de una forma segun la perspectiva, constitu- yen un “grupo” , en el sentido matematico de la palabra, grupo que comprende varios subgrupos: agrandamiento homogeneo, grupo afinado, rotacion segun diversos ejes, translacion, etc. Por consiguiente, asi como la maquina de Pitts, o el “lector” de la television, exploran y barren una superficie ordinaria en dos dimensiones, podemos concebir maquinas para explorar los diversos subgrupos de transformacion que implican las diversas perspecti- vas de un objeto dado. Tal vez existan mecanismos como estos en el cerebro, combinados con el centre de fijacion foveal. A1 funcionar, estos mecanismos de “grupos de barrido” necesariamente deben caer sobre una de las transformaciones posibles de un modelo estandar, alma- cenado en nuestra memoria (fisiologica), o al menos caer en los llmites de cierto margen de tolerancia para en- trar en resonancia con el “modelo”. Esto nos permitira

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entonces reconocer un objeto como semejante, y actuar en consecuencia. El automata de Grey Walter, dotado de tales “grupos” montados en relevadores, podria asi reco­nocer su nicho, cualquiera que sea el punto de vista.

Supongamos tambien que uno de esos “grupos” se dete- riora. El automata parece entonces sufrir una “agnosis” especializada, de hecho analoga a las diversas agnosis que estan en la base, notablemente, de las diferentes formas de afasia sensorial. Sabemos cuan dificil es clasificar las afasias utilizando terminos psicologicos o clasificaciones propiamente linguisticas. Las variedades de afasias descritas por Head (verbal, nominal, sintactica, semanti- ca) no se sostienen ante los hechos. Pero tal vez porque el comportamiento linguistico, que supone un manejo de esquemas generales, descansa en “grupos” de reconoci- miento y en mecanismos neuronales que no estan organi- zados de manera que correspondan a las impresiones conscientes o al analisis conceptual del lenguaje. 13 Head 14 lamentaba no tener la audacia de hablar, a pro- posito de la afasia, del grupo de funciones x, que se sub- dividiria en “grupos a, b, c, d". La cibernetica, al tratar de reproducir en los automatas los diferentes “grupos” de que habla Wiener, para el reconocimiento y manejo del lenguaje, permitiria quizas un analisis mecanico que se revelaria mas profundo que cualquier analisis psico- Iogico.

Sin ir tan lejos, en todo caso seria posible fabricar animales mecanicos que imitaran de muy cerca el com­portamiento instintivo segun los tres factores que las experiencias de psicologia animal han puesto en eviden- cia: umbral de sensibilizacion, accion segun una melodla tematica, y, finalmente — lo que aqui nos interesa espe-

13 W. Russel Brain, La notion de scheme, p. 39.H Brain, 43, 449.

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cialmente—, gula por percepcion de generalidades es- peclficas. Seria dificil desde luego imitar mecanicamente la percepcion conceptualizada del hombre, y fabricar una maquina que, construida para huir ante las serpien- tes, no huyera ante un lucion, o que, construida para ca- zar pajaros, no cazara murcielagos. Pero no seria dificil alcanzar el grado de delicadeza perceptiva de la mayor parte de los instintos animales, que se desencadenan o despiertan por gnosis de caracter a menudo muy grosero, como lo demuestra la eficacia de los cebos, carnadas y senuelos.

No obstante, hay que decir que la cibernetica se equivocarla si cantara victoria demasiado pronto y creye- ra resuelto el problema de la percepcion de las formas. La percepcion de un objeto como “universal” supone de todas maneras que el “grupo de barrido” hipotetico es ca- paz de activar, en determinado momento, un modelo mnemico, modelo que la cibernetica no puede concebir sino como materialmente existente, ya sea en cierto nu- mero de c61ulas determinadas, ya sea, segun la Con­cepcion de Lashley, 15 en el conjunto de la corteza, de donde seria difundida como sistema de ondas. Ahora bien, no podemos decir que, a su vez, esta activacion se opere cuando el “esplritu” reconoce la semejanza del mo­delo mn6mico y del perceptor actual, una vez debida- mente transformado, pues nada ganarlamos al diferir as! el problema. El “esplritu” no es aqul sino una palabra o un deus ex machina, que esta en la esencia misma de la cibernetica rechazar. Habra que admitir, pues, una reso- nancia analoga a las resonancias flsicas, para explicar a la vez la formation del esquema de lo universal y su reac­tivation. Por ejemplo, para que yo reconozca la triangu- laridad en un triangulo particular, es menester, primero,

15 Brain mechanisms and intelligence, Chicago Press, 1929.

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que se haya formado un modelo a partir de triangulos percibidos anteriormente, por eliminacion de elementos que no se refuerzan: el valor de los angulos, las dimen- siones de los lados. Despues, es necesario que el nuevo triangulo reactive el modelo “triangularidad”.

Semejante hipotesis es sumamente insatisfactoria. Sin hablar de la dificultad de aplicarla a esquemas tempo- rales (una danza o una melodla) o la imposibilidad de re- ducirla a un esquema estructurado (por ejemplo una “ac- titud amistosa”), esta de hecho al margen de la realidad psicologica. Cuando reconozco un plato, incluso si lo veo de lado, el plato permanece como una elipse alargada o como un trapecio, aun cuando se que es redondo. Segun la hipotesis, la conciencia final, despues de la interven- cion de los mecanismos de “grupo de barrido” y la reso- nancia con el modelo cerebral, debiera ser la de un plato redondo. La experiencia inmediata revela una especie de combinacion de un caracter muy particular, en la cual la imagen sensorial esta como transfigurada por un saber, pero no transformada, propiamente hablando. Es grave que la cibernetica llegue a descalificar de este modo y a tal grado el testimonio de la conciencia. Que la atmosfera emotiva, o incluso la atmosfera de sentido, no sea siempre esertcial en el comportamiento, puede admitirse. Que, igualmente, las interpretaciones psicologicas de las gnosis o de las agnosis a veces sean superficiales, tambien puede admitirse. Pero en la percepcion del plato, del triangulo o del nicho, es diflcil recusar la intuicion inmediata. Ve- mos determinado triangulo particular, a la vez e indiso- lublemente, como triangulo y como particular. Ninguna resonancia hace emerger los “tres angulos” , desordenan- do el resto. Vemos el plato como circulo visto obli- cuamente y no como circulo o elipse enderezada. El estu- dio de lo que los psicologos llaman las constancias de la percepcion, revela que la atmosfera de sentido, al menos

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en este caso particular, no es un epifenomeno vago, sino una componente eficaz de la percepcion, y que obedece a leyes precisas.

Lo menos que podemos decir es que, en verdad, es de- masiado pronto para declarar, con Northrop, 18 que las maquinas de percibir los universales tienen “una signifi- cacion revolucionaria para las ciencias naturales, para la moral tanto como para la fisica, y para las teorias sobre el factor normativo de la ley, la politica, la religion y las ciencias sociales” , que permiten “superar el dualismo del esptritu y de la materia” , del hecho y del valor. Los ges- taltistas ya se habian apresurado a anunciar que hablan resuelto el mismo problema. 17

B a l a n c e d e l.o s in t e r e s e s y a c c io n e s

COMPENSADORAS

Cuando un perro pretende atrapar un trozo de carne, pero tiene miedo al baston de su amo, el bastdn actua co­mo un obstaculo, que el rodea. O, tambien, el animal puede escoger una manera menos peligrosa de llegar a su meta. Un obstaculo interno juega un papel analogo al de un obstaculo externo. Si tiene una pata paralizada, o dolorida, puede caminar sobre las otras tres, o no apoyar sino ligeramente en el suelo la pata sensible. La tortuga de Grey Walter realmente no tiene en cuenta el obstacu­lo, no hace realmente un balance entre el obstaculo y la “meta”. El contacto del obstaculo cierra un circuito cuya accion sustituye momentaneamente la del circuito fo- totropico. Para imitar verdaderamente el balance entre

16 Science, 107, 411.17 Cf. W. Kohler, The place of values in a world offacts, y R. Ruyer,

Philosophie de la valeur{A. Colin).

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dos acciones posibles, no solo es necesario un feed back, sino un sistema de feed back compuesto. El homeostato del doctor Ashby 18 es un aparato constituido por cuatro elementos identicos, cada uno de los cuales reacciona sobre los otros tres. Un elemento contiene un galva- nometro de iman movil que ordena la inmersion de un hilo metalico en un deposito en forma de caja conductor de gradiente de potencial. Como cada galvanometro reci- be la corriente de salida de los otros (sin contar, natural- mente, su propia corriente de salida), el equilibrio de cada uno esta en funcion del equilibrio del conjunto. Si el experimentador perturba uno de los elementos, blo- queando por ejemplo la aguja de su galvanometro, el res- to del homeostato se adapta a esta nueva situacion, busca y encuentra el medio de alcanzar la posicion de equilibrio “prescrita” . Ademas, las corrientes de salida, antes de lie- gar a los embobinados de un elemento, pasan por selecto- res que representan los feed back, montados segun fun- ciones “en gradas”, y que modifican bruscamente el feed back principal, cuando, a consecuencia de un obstaculo mecanico introducido por el experimentador, tiende a tomar una posicion extrema en lugar de buscar el equi­librio optimo. El selector busca los feed back secundarios que convienen para que el feed back principal pueda cumplir su “mision” y para que el aparato pueda buscar y alcanzar de nuevo el equilibrio prescrito.

El aparato de Ashby es capaz de hazanas verdadera- mente extraordinarias. Supongamos que el experimenta­dor invierte los conductores de uno de los feed back, de manera que lo vuelve positivo, de negativo que era, y lo

18 Cf. W. R. Ashby, Les mecanismes cerebraux de Vactivite intelli- gente, y A. Ducrocq, Appareils et cerveaux electroniques, pp. 144 y ss. Una exposicion general puede verse en W. R. Ashby, Design for a brain (Chapman et Hall, 1952).

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hace funcionar corno un regulador de balas que funcio- nara a la inversa, y que embalaria o detendria la maquina de vapor, en lugar de regular su velocidad. En- torlces el selector interviene por si solo para buscar a los feed back que corrigen o ponen fuera de circuito al feed back invertido y hacen que vuelva a hallar el equilibrio. Si el experimentador solidariza las agujas de dos galvano- metros, mediante una cafia rigida, el aparato tambien es capaz de volver a encontrar el equilibrio estable, ai grado de que cuando se quita la cafia solidarizante, el apa­rato dcbe tentalear de nuevo para volver a encontrar el montaje precedente, un poco a la manera de un hombre que ha recobrado la salud pero que esta desorientado porque se ha habituado a su enfermedad.

Existen las operaciones correspondientes en el orden fi- siologico. Si con una cafia rigida se unen las dos patas iz- quierdas de un perro, es capaz de caminar, aunque con dificultad. Si, como en la ya antigua experiencia de Mari­na, invertimos quirurgicamente los musculos rectos in- terno y externo del globo ocular de un mono, o si inverti­mos, como ensena Sperry, el flexor y el extensor del brazo del animal, los movimientos normales se restablecen; los del ojo muy rapidamente, mas lentamente los del bra­zo, despues de un periodo de incoordinacion. Koffka 19 veia, en la experiencia de Marina, la prueba de que existe un campo dinamico regulador, independiente de los “rieles” nerviosos. Goldstein considera los casos analogos de compensacion despues de una lesion o de deficiencia, como prueba de su organicismo y de la independencia. de las actuaciones respecto a la actividad de las partes. 20 Es necesario reconocer que el homeostato de Ashby aporta un elemento verdaderamente sensacional en el debate.

19 The growth of the mind, pp. 78 y ss.20 Die Aufbau der Organismus, passim, en particular las pp. 140 y

siguientes.

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Su homeostato funciona por medio de un conjunto de conductores y no por un carnpo dinamico “iibre” ; y, sin embargo, reaiiza exactamente la regulacion organica que se produce despues de la experiencia de Marina. Asi pues, de aqui en adelante podemos interprecar esta regu­lacion como un cambio, en si mismo automatico, de los feed back nerviosos, y no como el efecto de un re- equilibrio de una Gestalt cortical. Si el conflicto entre la interpretation de Koffka y la de Ashby no parece muy grave — porque, despues de todo, las acciones e interac- ciones de los feed back son fenomenos dinamicos— la hazana del homeostato parece aportar un argumento de­cisive contra el organicismo y el holismo de Goldstein. Evidenternente el homeostato no es sino una maquina y, no obstante, actua como un todo que iuera independien- te de sus partes, de sus lesiones o servidurnbres accidenta- les. Facilmente imaginamos el discurrir filosofico de un organicista, discipulo de Goldstein, a proposito de las actuaciones de la maquina de Ashby, si le hicieramos la mala jugada de darselas a interpretar, ocultandole que se trata de una maquina. Veria en ellas, evidenternente, una Tendanz zum geordneten Verhalten, con Auschal- tung von Defekten. Haria notar como “cada cambio en un lugar implica un cambio simultaneo en otro lugar” y como die verschiedenen Veranderungen sind ein Einheit. No pretendemos ciertamente que la teoria mecanicista de Ashby sea verdadera en el fondo, pero reconocemos que la cibernetica se anota aqui un punto contra las teorias antimecanicistas.

Ashby considera que su aparato es analogo a la" conca- tenacion que forrnan el cerebro y el medio, y en la que el cerebro debe adaptarse a las variaciones accidentales e imprevisibles del medio.21 Empero, tarnbien podemos

21 W. R. Ashby, Design for a brain, capitulo in

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considerar que es capaz de buscar un equilibrio de intere- ses. Parece que el automata calcula su comportarrsiento a la manera de un hedonista o segun las formulas de la teoria marginalista. Sin duda, por ahora, los automatas homeostaticos no hacen verdaderos calculos utilitarios. Su adaptacion a las circunstancias, a pesar de sus va- cilaciones, es instantanea, o al menos “presentista” ; queremos decir que no preven el resultado de su action eventual antes de cumplirla. Solo tienen experiencias fisi- cas, no “mentales” . Pero no hay que excluir que se pue- den construir automatas de doble composition, cuyo ho- meostato no representaria sino una parte, equivalente a la corteza “especulante”, la otra parte utilizarla a conti­nuation los resultados ensayados en el homeostato. Las operaciones de busqueda del equilibrio y de conciliation de los intereses, se operaria primero en pequeno antes de efectuarse en grande. Algunos procedimientos, ya indus- trializados, pueden darnos una idea de lo que seria esta “experiencia mental mecanica”, si se nos permite asociar as! las palabras; las esclusas Vauban en Estrasburgo son gobernadas por cajeros hidroelectricos y las presiones de los dos lados de las compuertas se reproducen en una membrana metalica; el Network analyser es un modelo reducido del conjunto de las conexiones de una red de distribution electrica, que permite estudiar los diferentes problemas de equilibrio que plantean los accidentes o las exigencias intfpinadas en el sector.22

CONDICIONAMIENTO Y APRENDIZAJE

dPuede un automata ser condicionado, aprender a tener en cuenta la experiencia, de manera que se comporte no

22 Cf. H. L. Hazen, The M. I. T., Network Analyser (Cambridge, Mass.).

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solamente segun los resultados instantaneos obtenidos, sino, a la manera de los perros de Pavlov, segun los resul­tados obtenidos anteriorme itel Por ejemplo, £podria aprender a reaccionar al sonido, despues de haber sido montado para reaccionar a la luz, si el sonido se sustituye- ra por la luz como senal relacionada con la meta que se persigue? Todos los ciberneticos se dedican confiada- mente a este importante problema. Para comprender bien toda la dificultad del problema que quieren resol­ver, hay que entender que aprender no consiste en com- portarse, as! sea sutilmente, segun un feed back bien montado. Aprender es esencialmente montar un nuevo feed back. iQue es aprender a conducir un automovil? Es, sustancialmente, montar un feed back cerebral op- tico motor (para manejar el volante) y auditivo motor (para utilizar el acelerador y la palanca de velocidades). Los conductores novatos embalan el motor o lo dejan pa- rar, porque quieren utilizar un feed back mas “natural” , a base de sensaciones kinestesicas, sensaciones insuficien- temente precisas para informar sutilmente, por circuito recurrente, la posicion del pie. Cuando las informaciones auditivas sobre la velocidad del motor ordenan directa- mente la posicion del pie en el acelerador, el aprendizaje ha terminado en principio. Ahora bien, como hemos vis- to, podria montarse un automata para conducir un auto­movil. Un radar o unas celulas fotoelectricas podrian in­formar a los efectores de direccion; un aparato acustico podria informar a los efectores de aceleracion, o a los efectores de gradas para los cambios de velocidades. Mas todavia, el automata, igual que un buen conductor, podria pasar de un automovil a otro, de direccion mas o menos complicada, o con un acelerador mas o menos sen­sible, ya que se guiaria por el resultado obtenido. Empe- ro, es necesario guardarnos de un equivoco. La “transfe- rencia” de un automovil a otro no seria una verdadera

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transferencia de aprendizaje. El autdmata no aprenderia a conducir, se habria armado para esta actuacidn, pero no se armaria a si mismo, no constituirla 61 mismo los feed hack apropiados como el aprendiz humano; no transpondria el feed back kinest6sico-motor en un feed back auditivo-motor mas eficaz. La modificacidn o la improvisacidn de un montaje mediante el ejercicio, y no el funcionamiento de un montaje, aun permitiendo efec- ciones improvisadas, es lo que constituye el aprendizaje.

El homeostato de Ashby, es cierto, parece responder verdaderamente al problema. Modifica el montaje de sus propios feed back, cuando busca su meta a pesar de un montaje defectuoso en su origen. Ashby considera que su maquina puede explicar por qu6 los feed back en las especies vivient.es estdn montados correctamente y no a la inversa: la seleccion natural, por ejemplo, ha debido eliminar una especie en la cual el descenso de la tempera- tura en el cuerpo, en lugar de desencadenar una ola de calor, desencadenara una transpiracion que lo enfriara mas todavla. Puede explicar tambifin como la experien- cia individual logra corregir un feed back que no con- viene en determinado contexto de la experiencia, cam- biando sobre todo su signo, positivo o negativo. Puede obligarse a un nino a aprender a buscar una cobertura roja, pero para evitar una brasa al rojo vivo. Los detalles de esta regulacion no pueden depender de la accion de la seleccion natural, por la razon de que a diferentes ninos, en diferentes circunstancias, pueden convenir diferentes arreglos de retroaccion. El homeostato puede corregir, precisamente, un feed back montado a la inversa.

Pero lo que olvida el doctor Ashby es que los uniselec- tores de su maquina escogen solamente entre los montajes inherentes a los circuitos. Improvisan desde luego un comportamiento y un equilibrio nuevos, pero no improvi­san un montaje nuevo. Si el experimentador invierte un

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feed back, “el uniselector cambia entonces ese feed back por otro, buscando uno tras otro, entre los feed back dis- puestos al azar, hasta que encuentra uno que conviene. Una vez descubierto, se conserva esc feed back. 28

Sabemos que, al contrario, en las experiencias de con- dicionamiento, cualquier cosa puede servir de estlmulo condicionante. Cuando al golpear del metrdnomo o al aplicarle una corriente el&ctrica en la pata, el perro aprende a salivar, es dificil creer que un selector cerebral haya podido limitarse sencillamente a escoger entre “feed back nerviosos dispuestos al azar”. En la corteza, podria- mos responder a esta objecion, hay un numero bastante grande de neuronas y de conductores para que la selec- cion pueda parecer siempre una improvisacidn. Pero en­tonces todo el peso de la dificultad se transfiere a la orga- nizacion biologica, la cual no ha tenido simplemente que cambiar entre dos montajes ya hechos.

Podemos concebir — y ya se ha ensayado desde hace mucho tiempo— otras imagenes mecanicas del condi - cionamiento, fuera del arsenal ordinario de la ciberneti- ca. Admitamos, a pesar de las objeciones cada vez mas fuertes, y basadas en la experiencia de la mayoria de los psicologos, que la neurologla del condicionamiento puede esquematizarse asi:

Estimulo condicional------------ 4 ------------

Estlmulo absolute Sinapsis Respuesta

Entrevemos, en opinion de N. Wiener,24 un modelo mecanico del aprendizaje. Lo importante en el memento de establecerse la salivacion condicional, es que el animal tiene hambre, estado que ciertamente tiene una corres-

23 Design for a brain, capitulo VIII, “ the ultrastable system” .

24 Human Use of human beings, capitulo ill.

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pondencia fisiologica, por ejemplo, una mayor permeabi- lidad de los entronques nerviosos. El hambre es una espe- cie de estado interno de alerta generalizada que cambia los umbrales fisiologicos, segun un tipo de mensaje o de informacion, cuyo equivalente social esta dado por el so- nido de unas campanas o de una sirena de alarma: “Aviso a todos aquellos a quienes concierne la alarma.” De este modo, si un estimulo cualquiera se produce al mismo tiempo que el estimulp absoluto, puede aprovechar a la vez la permeabilidad mayor de los entronques nerviosos y confirmarla acentuandola, por efecto de irrupcion. Esta modificacion equivale, pues, a un cambio de montaje en la maquina.

No insistiremos de momento en esta concepcion de Wiener, que, por otro lado, solo vuelve a tomar algunas hipotesis muy antiguas. Desgraciadamente para ella, la psicologia experimental ha demostrado que el verdadero esquema del reflejo condicionado es muy diferente. Los dos estimulos no son simultaneos y, sobre todo, el estimu­lo condicional no provoca la misma respuesta que el es­timulo absoluto, sino una respuesta preparatoria de base cortical, mientras que el reflejo absoluto es un proceso subcortical. El reflejo condicionado se parece a una ac- cion voluntaria. B. F. Skinner demostro que el aprendiza- je por ensayos y errores y la accion de lo que Thorndike llama “Ley del efecto”, es decir, el stamping in del acto que culmina en la satisfaccion, era exactamente el equivalente al condicionamiento de Pavlov. En la “caja de Skinner” , la rata aprende pronto a acercarse al ali- mento cuando escucha el sonido de la albondiguilla que el experimentador deja caer en el plato de estano. La se- cuencia es exactamente similar en ambos casos:

Pavlov : metronomo — salivar — comerSkinner : sonido del plato — acercarse — comer

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La unica diferencia es que “acercarse” es mas directa- mente instrumental que “salivar” . Si la rata presiona por azar la barra que hace caer la albondiguilla, la secuencia viene a ser:

Barra — Presion — Sonido — Acercarse — Comer

Es muy claro que un automata de autorregulacion simple solo en apariencia imita la “Ley del efecto” . El ter- mostato parece buscar una temperatura dada. Una vez alcanzada esta temperatura, parece “satisfecho” , ya que se conserva ahi. Un canon de D.C.A., con radar, tambien busca su objetivo en tanto no obtiene el efecto “satisfacto- rio”. Pero para poder hablar de aprendizaje o de con- dicionamiento, es necesario que esta “satisfaccion” des- canse sobre los medios y no solamente sobre el fin. El ser viviente sabe encontrar los medios mas expeditos. “Pre- sionar la barra”, para la rata, es un acto valorizado por el exito.

Asi pues, para que la maquina imite al ser viviente, al automatismo primario debe superponerse un automatis- mo secundario. Este automatismo secundario funcionaria a base de informacion, pero sobre informacion estadis- tica de los golpes exitosos, brevemente, seria capaz de in­duccion. Ahora bien, las maquinas de induccion, sin ser inconcebibles, lo hemos visto, son muy dificiles de reali- zar. Ademas, es extremadamente dudoso que se trate de autentica induccion y, por consecuencia, de verdadero aprendizaje.

El problema podria ser un poco menos dificil si no se tratara de “satisfaccion” y de induccion, sino de una sencilla aplicacion de lo que Thorndike llama la “Ley del ejercicio” (influencia de la repeticion, del “contraste” y de la “frecuencia”), ley que, a decir verdad, esta lejos de ser admitida hoy sin discusion. Tambien N. Wiener, sin

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duda poco satisfecho con la hipotesis precitada. y apo- yandose en investigaciones recientes de los Laboratories Eindhoven, de la Sociedad Phillips, 25 nos da una idea general de lo que podria ser un aprendizaje automatico fundado en esta ley. Si por el telefono automatico llamo veinte veces al dia a un colaborador o a un amigo Intimo, el camino a seguir para la llamada es tan complicado como para llamar a un corresponsal ocasional. En una si- tuacion de este mismo orden, un ser viviente no tardaria en encontrar, por la accion frecuentemente repetida, vlas particularmente expeditas. Seria menester entonces que el dispositivo del telefono automatico registrara la fre- cuencia relativa de los numeros llamados, y modificara por sx solo, mediante un feed back de segundo grado, su propio montaje para llevar a cabo las “llamadas mas frecuentes” .

Conocemos la extrema dificultad de hacer mecanica- mente un aparato que se modifique a si mismo en el senti- do apropiado, de otro modo que no sea el simple exceso mecanico. El simple exceso a veces puede equivaler a un perfeccionamiento, pero ni el rodaje de un motor, ni el ablandamiento del calzado nuevo, ni el aumento de capacidad de un acumulador despues de servicio, pueden pasar por casos autenticos de aprendizaje.

Sin embargo, la cibernetica no deja de atacar tambien los casos donde es necesaria una induction. Sea una vez mas el canon de D C.A. de punterla automatica. Para escapar de los proyectiles, un aviador que es el bianco, modifica su llnea de vuelo, pero no puede modificarla ad libitum: la fuerza centrlfuga y las caracterlsticas del avion le impiden virajes demasiado cerrados. Un tirador huma- no se acostumbra a los movimientos de evasion y, en con- secuencia, apunta a los virajes siguientes. Ahora bien, un

25 Human Use of human beings, capitulo hi, p. 69.

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aparato puede hacerlo tambien,26 mediante unfeed back de segundo grado, superpuesto al funcionamiento auto- mitico del de primer grado, y funcionando a base de information estadistica de las maniobras para esquivar los mas comunes de los aviones.

26 Human-Use. . p. 80.

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II. ACTIVIDADES ENCUADRANTES Y MECANISMOS ENCUADRADOS

Es NECESARIO renunciar a la pretension de remplazar el sistema nervioso consciente por maquinas; hay que consi- derar que las maquinas estan subordinadas a los sistemas nerviosos vivientes, encuadradas por ellos. Es necesario admitir primero y ante todo que el montaje (en el sentido activo de la palabra) de un mecanismo cualquiera es algo muy diferente al montaje (en el sentido pasivo) de ese me­canismo ya constituido y funcionando. El montaje activo es obra de la conciencia, creadora de enlaces conforme a un sentido. El montaje pasivo es el conjunto de enlaces una vez que se han restablecido, y el montaje automatico puede sustituir a los enlaces improvisados por la con­ciencia.

,:Cual es, en efecto, el elemento comun de todos los montajes automaticos? ;Quc busca espontaneamente el constructor, cuando desea imitar mecanicamente un comportamiento consciente? La respuesta esta en esta pa­labra: enlace. El constructor se pregunta siempre: <;“Que clase de enlace ha de establecerse para obtener el efecto deseado”? Para la maquina de calcular, esto es evidente. Para un perito de la radio que desea fabricar un Simon, como para los profesionales que construyen un nuevo Mark, el problema de construction es un problema de enlace.

El constructor se procura cientos de tubos electronicos y cientos de metros de hilo, y se dispone a hacer las sol- daduras segun el esquema del montaje. La maquina de Kalin y Burckhard existio, en principio, el dla en que

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Shannon se percato de que el algebra de la logica era tra- ducible en circuitos electricos. En los automatas de autorregulacion esto no es menos evidente. Solo hay que recordar que puede haber enlaces de otro orden distintos a los enlaces por ranuras o hilos electricos. Un campo electrico o magnetico, una sujecion dinamica cualquiera, pueden servir tan bien como un enlace cinematico. El funcionamiento del regulador de Watt, por ejemplo, de- pende del establecimiento de un enlace que es por una parte cinematico (el regulador se deforma y actua meca- nicamente sobre la admision), y por otra dinamico (la de- formacion se opera mediante la fuerza centrifuga).

Pero antes de realizar el montaje, antes de la com- pra del hilo y del material para soldar, los enlaces deben existir ya en la conciencia del constructor. Un vigilante debe conducir una maquina de r.egulacion imperfecta, y la conciencia de ese vigilante “cierra” de alguna manera el circuito de un feed back semi-mecanico, semi-psiqui- co. La maquina todavia no construida existe como es- quema semi-diferenciado, cuyas partes estan ligadas por el sentido .general del resultado a obtener. Antes de este esquema, existe, en el pensamiento inventivo, un pre- sentimiento todavia mas tematico. De la conciencia que presiente a la conciencia esquematizadora survolante, y despues a la conciencia vigilante y que completa la ma­quina, se llega, por fin, por automatizacion integral, al remplazo total de la conciencia por un juego de “enlaces sustituidos”. 1 Estos reproducen, por presiones o trac- ciones, o por conducciones progresivas, los enlaces primi­tives inherentes a la “percepcion de conjunto” que carac- teriza la conciencia. La conciencia, el sentido, no es una atmosfera ineficaz; es, si podemos oponer una metafora a otra, una “nebulosa creadora”, de la cual el automata no

1 Cf R. Ruyer, Elements de psycho-biOlogie (p .u .f .), capitulo vln.

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es sino el residuo. El sentimiento del “y” y del “o bien” se transforma, por ejemplo, en un esquema de “dos caminos que se jantan”, o de “dos caminos equivalentes” . Este esquema se transforma a su vez en circuitos electricos reales. El sentimiento: “la maquina va demasiado aprisa, es necesario disminuir la admision” , se transforma en “la velocidad debera ordenar la admision” , despuds, en “es­quema de orden automatico” , y despues en: “orden real por feed back negative”.

La metafora de la “conciencia nebulosa” no es todavla sino una metafora. Pero la cibernetica misma sugiere una definicion mas precisa. La conciencia sin mdquinas auxi- liares es una especie de puesta en circuito del centro x, inasible, de la individualidad, con el mundo de los senti- dos y de los valores. La conciencia implica una especie de retroaccion no mecanica, “axiologica”, es decir, sensible a los sentidos y a los valores, irrepresentable en su tota- lidad en el mundo espacio-temporal, por la cual los sen- tidos y los valores trans-espaciales informan, por recurrencia, a la parte espacial de los circuitos nervio- sos. La conciencia que presiente esta en contacto con un sentido o un ideal invisible e inobservable, aunque no sobrenatural, que controla sus gestiones realizadoras. El “ideal” , materializable en la maquina automatica, es evi- dentemente secundario respecto al ideal no materializado del ser consciente. Del mismo modo, los “enlaces susti- tuidos” son secundarios respecto de los enlaces improvisa- dos por la conciencia, o del montaje real respecto del montaje concebido. Porque quiero sentir mas calor es por lo que acciono el termostato. La automatizacion de las maquinas es una especie de proyeccion espacial de lo que es hiper-espacial.

El campo visual, con sus detalles multiples, se vigila y se examina a si mismo, en una unidad que no implica, sin embargo, la existencia de un punto exterior de vigilancia.

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A partir de determinado campo, por definicion, toda cla- se de enlaces puede improvisarse y realizarse, pues estan virtualmente presentes ya en su unitas multiplex. Asimis- mo, el paso de la conciencia a la maquina siempre es po- sible. No hay mas en la maquina, sino menos. La ma­quina es un extracto. Hay menos en el lazo automatico, o en el ideal materializado, que en la conciencia del hombre que asegura el enlace de una manera sutil e improvisada, de acuerdo a un ideal invisible. La mano y el ojo, los conductores nerviosos que los dirigen, las partes observables de la corteza que controlan su funcionamien- to por medio de feed back nerviosos, son ya en si mismos maquinas auxiliares para la accion directamente dinami- ca de la conciencia significante. El montaje del autorna- tismo mecanico esta precedido por montajes cerebrales, ellos mismos dirigidos por la accion enlazadora de la intencion que busca un sentido hiper-espacial, y que in­forma al campo perceptivo o al campo de comportamien- to segun ese sentido. Si tengo mucha prisa, un valor esen- cial esta en juego, primero mi psiquismo, y despues mi sistema nervioso, reaccionan de acuerdo con el lema: “ve- locidad maxima de acuerdo con las circunstancias” . Eventualmente, una maquina auxiliar, bicicleta o auto- mo vil, es arreglada de tal manera que funcione a esa velocidad maxima. La conciencia envuelve los montajes cerebrales tan bien como los montajes mecanicos auxi­liares que completan o remplazan los montajes cerebra­les, lista a corregir a unos y otros. Entre las retroacciones de enlaces conscientes y los feed back mecanicos, el ce- rebro es el dominio de los feed back mixtos, el lugar en el cual los montajes activos se transforman en montajes pa- sivos. Es una maquina sutil y no terminada, que se cierra facil y provisionalmente de acuerdo con intenciones cam- biantes.

Respecto de una maquina cuyo automatismo es imper-

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fecto, la conciencia del usuario o del obrero desempena el papel de un mero auxiliar, encuadrado por el conjunto del mecanismo, y que recupera, mediante enlaces impro- visados, lo que el montaje de la maquina deja mal enlaza- do. En este nivel, el hombre “complementa todas las fun- ciones que faltan a la maquina”. 2 Si, por ejemplo, en el tablero de mando de un automovil aparece, en luces ro- jas, la indication: “agua muy caliente” , me veo obligado a detenerme y a quitar el protector del radiador, que habia olvidado. Un perfeccionamiento, que regula auto- maticamente la obturation del radiador segun la tempe- ratura, permite eliminar mi zozobra consciente. Se comprende entonces la creencia de los ciberneticos. El automatismo perfeccionado remplaza perfectamente los enlaces conscientes que subsistian intercalados en el ciclo de los enlaces mecanicos mal ajustados. Asi pues, conclu- ye, el automatismo representa el todo de los enlaces cons­cientes. Pero descubrimos tambien su error. La concien­cia “intercalada”, lejos de representar la conciencia en general, no representa sino un papel accesorio y acciden­tal. Lo esencial es la conciencia encuadrante, envolvente, que ha debido inventar y combinar el conjunto de los me- canismos del automovil como medio de transporte. Las zonas enclavadas de intervention necesaria de la concien­cia, que subsisten en los funcionamientos mecanicos im- perfectos, estan destinadas a ser eliminadas. Pero no hay que concluir de esto que las zonas encuadrantes tambien pueden ser eliminadas. Un aparato perfectamente auto- matizado puede conducirse sin preocupacion consciente, pero debe construirse con tanta mas preocupacidn cons­ciente. Porque los lagos son un fenomeno geograficamen- te transitorio, no hay que inferir que los oceanos estan destinados a desaparecer de la misma manera.

2 Cf. H. Marot, The creative impulse in industry, p. 4.

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E l “s e t ”

Vamos a examinar mas de cerca las relaciones de la ac- tividad encuadrante y de los mecanismos encuadrados. Supongamos que:

Yo (trato de alcanzar) un estado organico de como- didad.

Fuera de los ganchos esta la parte encuadrante: la indi- vidualidad actuante de una parte, su ideal de la otra. Entre ganchos esta la parte encuadrada, que podra ser mas o menos mecanizada. El estado organico de comodi- dad no es un ideal puro en el sentido de que no tiene que ser el objeto de una pura invencion. Ya lo he experimen- tado; esta pues “mnemificado”, y depende tambi6n de lo que es mi organismo actual. Pero, puro o impuro, no por ello tiene menos el caracter esencial del ideal autentico, de no inscribirse materialmente en un aparato. Interpon- gamos ahora un aparato.

En invierno, sentado en mi oficina, siento que la tem- peratura es un poco baja. Me dirijo al generador de vapor del departamento, y acciono la escala graduada, que esta interpuesta en el termostato, de 50 a 60 grados. El ter- mostato funciona, la temperatura se eleva y experimento una sensacion de comodidad. Otro ejemplo: voy a casa de un amigo que habita en el quin to piso. Al llegar a su casa me propongo subir por la escalera. Si hay ascensor oprimo el boton “quinto piso”, espero que el ascen­sor cumpla la “orden”, y entro en casa de mi amigo. Cuando un aviador advierte que se ha desviado de su rata o que el avion “se balancea”, consulta el horizonte artifi­cial o el estabilizador de ruta, despu6s maniobra los co- mandos y corrige su aparato. Si el avion esta dotado de aparatos de pilotaje automatico, el piloto no advierte siquiera la desviacion, los giroscopios, de ejes vertical y horizontal, ordenan las maniobras necesarias para corre-

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gir las desviaciones, mediante servo-motores pneumati- cos. El aviador no interviene sino cuando los automatas no funcionan, del mismo modo que subo por la escalera si el ascensor esta descompuesto, o ejecuto movimientos para calentarme si el aparato de calefaccion no funciona (vease la pagina 78).

Podriarnos multiplicar indefinidamente los ejemplos y extenderlos bien a un esfuerzo mnemico que utilice medios mnemotecnicos auxiliares, bien a un esfuerzo de imitacion, de economia, de expresion, etc. Vemos que en la fase 2 puede haber, o la puesta en funcionamiento de una maquina bien armada, o el montaje que los psicolo­gos Hainan un set. El uso ha establecido la palabra inglesa set para designar todo montaje psico-fisiologico, todo ajuste neuromuscular que favorezca una accion, ya sea preparandola (por ejemplo: “tomar la actitud fisica y mental de partir para una carrera”)r, ya sea propiciandola por control mientras la operacion sigue su curso (por ejemplo: “sacrificar todo a la velocidad maxima durante la carrera”). El set actua como factor selectivo que facili- ta algunas respuestas e inhibe algunas otras. El set actua y pone en relacion el aparato neuro-pslquico con una signi- ficacion o con un valor, mas alia de la sensacion bruta. Sin el set, la sensacion permanecerla en el estado de impresion ineficaz, e incluso, en un caso extremo, dejaria de ser una sensacion consciente. Conduciendo un auto- movil, no puedo dejar de correr peligro en la condicion de un pin tor impresionista. Descubro los vehiculos que desembocan por las calles laterales, y cualquier sombra que aparece, valorizada anticipadainente por el montaje pslquico: “Atencion a los vehiculos que cruzan mi cami- n,o”, desencadena muy pronto los movimientos apro- piados. Del mismo modo, “girar a la derecha” se valoriza respecto a “girar a la izquierda”. Lo que esta represen- tado por el montaje material de un aparato es siem-

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pre una valorization de este genero. IJn termometro que en una habitation no ordena ninguna regulation de la temperatura es pues el equivalente del estado “impre- sionista” . Si esta insertado en un termostato para regular un aparato de calefaccion, la temperatura inditada es va- lorizada efitazmente, y traduce la temperatura optima. En tanto que el montaje de una maquina no esta valoriza- do sino por la intention humana, esta, ordenando al set

psiquieo que le corresponde, evidentemente debe estar en relation directa con un sentido o un valor. L a corteza cerebral, sitio de las manifestaciones primarias de los set

pslquicos, esta en relation con dos inundos, el mundo de los sentidos y el de los valores, cuya apercepcion es un constituyente del se t, y el mundo de nuestro espacio, donde realiza la efeccion segun el s e t .

En la mayoria de nuestras acciones tenemos a la vez un “montaje-meta” (nuestro aparato psico-fisiologico esta montado segun la meta buscada) y un “montaje-situa- cion” (esta montado segun la situation actual). Por ejemplo, si no hay ascensor disponible, y la escalera es larga y empinada, tomo aliento y adopto un ritmo que no sera el de la carrera de “ 100 metros” . Si sopeso dos objetos para comparar su peso, es el se t psico-fisiologico, que se conserva del primero al segundo objeto, antes que el recuerdo del primero, lo que me permite hater la com- parac ion .3 Si hago ejercicios para recalentarme, el se t es muy diferente de lo que serf a si tuviera coino fin el ren- dimiento economico de mis movimientos.

El montaje preparado de un aparato, o mas exacta- mente, el ultimo montaje, que se opera mediante la ma- niobra de un boton o de la palanca de comando, es el equivalente del s e t.

En el caso del se t, son maquinas organicas las que se

3 Cf. Woodworth, Psychology, p. 55.

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utilizan en lugar de maquinas externas. Pero siempre, incluso para los seres vivientes mas simples y los menos diferentes de una macro-molecula, hay interposicion de maquinas en la efeccion del acto que se busca. Si quiero ir mas rapido en automovil, acciono el paso de la gaso- lina, acelero el motor y mi deseo de rapidez se satisface. En una carrera a pie, si el corredor, cerca de la meta, se siente amenazado por un rival, su voluntad de ganar, o su temor de ser vencido, desencadenan una emocion, es decir, fisiologicamente, una hiper-secrecion de adrena- lina que acelera los gastos musculares. La voluntad de ganar actua sobre el sistema nervioso central, el cual ac- tua sobre el sistema simpatico-suprarrenal, que a su vez, acumulando adrenalina en la sangre, anula los efectos de la fatiga muscular. La emocion puede considerarse como un set muy general, que facilita el paso de la voluntad (o de la aprehension espiritual de un valor), al set psicofi- siologico mas particular, que, al modo de una maniobra en una maquina auxiliar, permite alcanzar la meta.

El set psico-fisiologico, naturalmente, es imposible de reducir a un mero montaje mecanico, a pesar de la posi- bilidad frecuente de una sustitucion.

El automovilista que a si mismo se situa en el set: “velo- cidad maxima” , ejecuta las mas diversas maniobras segun las pendientes, las curvas, los obstaculos. Dificilmente se concibe — aunque el progreso de la tecnica pueda al- canzarla (asimptodcamente)— una automatizacion de la conduccion de un vehiculo tal, que el conductor s61o tenga que oprimir un boton que ordene: “velocidad ma­xima segun las circunstancias” , para que la maquina la obtenga mecanicamente, y que entre la voluntad pura del conductor y la realizacion no haya ningun inter- mediario psico-fisiologico. Pero si el set es psiquico res- pecto del mecanismo subordinado, es ya semi-mecanico respecto a la voluntad o a la intencibn pura. Funciona te-

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maticamente pero de una manera semi-ciega. La prueba esta en las perseverjiciones absurdas a que a menudo da lugar. Una vez montada una “tarea” pslquica, continua obrando, incluso cuando no corresponde mas a una in- tencion, tal como una maquina cuyo funcionamiento he- mos olvidado detener despues de usarla. En la mayoria de los casos, en vez de considerar al set, por un lado, y la maquina por el otro, susdtuibles entre si, conviene mas considerarlas encuadradas una en la otra. As! tendremos:

1Quiero

llegar pronto

4Llego

rapidamente

1 bis«Set» psiquico:

velocidad maxima

3 bisSe alcanza

la velocidad maxima

2Maniobra

del acelerador

3El motor acelera

En el caso del desarrollo organico, no tenemos el derecho de proyectarnos por empatia al sitio de la x orga- nica, o decir que el estado final era el fin que esa x bus- caba, pero el esquema general no es menos exactamente semejante al de una accion psicologica consciente, en el sentido de que encontramos ahl tambi£n mecanismos, generalrnente quimicos, interpuestos entre el principio y el fin del desarrollo. Determinada region, ella misma desencadenada, vierte una bormona o una sustancia or- ganizadora, que produce efectos en otra region: efectos que parecen responder a un ideal buscado. En la meta- morfosis de los anfibios, o en la pubertad de los mamlfe- ros, la tiroxina, o las hormonas sexuales, obran sobre

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el desarrollo, exactamente como la adrenalina obra en la emocion sobre el comportamiento. El esquema:

1 2 3 4La x organica Secrecion de Accipn sobre Estadotiende hacia el tiroxina los organos es- adultoestado adulto bozados

Evidentemente, este esquema es metaforico en tantohabla de “tendencia” o de “voluntad” del estadio 1, pero se conforma con los hechos en tanto que encuadra los es- tadios 2 y 3 por los estadios 1 y 4. Porque es un hecho que la transformacion “significante”, si no deseada, del joven adulto, tiene los desencadenamientos qulmicos como “medios” . Prueba de ello es que los organismos afines a menudo emplean medios muy diferentes para llegar al mismo fin.

Pueden existir acciones que podriamos llamar direc- tas, es decir, sin medios. Yo puedo juzgar o razonar intui- tivamente, sin emplear maquinas o reglas de calculo, o incluso, tal vez, sin emplear un set psico-fisiologico. De hecho, es dificil afirmar que no este interpuesto un set psico-fisiologico. El calculo llamado “mental” muy pro- bablemente utiliza montajes cerebrales como instrumen- tos, de otro modo no se comprenderia que nos fatigue. El caso practicamente universal es aquel en el cual no sola- mente uno sino varios funcionamientos mecanicos o psi- co-fisiologicos estan encajonados unos en los otros en cofres chinos.

L a c ie n c ia y e l e n c u a d r a m ie n t o

La ciencia explica con mas facilidad la parte central, mecanica o semi-mecanica, de las acciones que precisa

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para comprender sus origenes y su fin. Dificilmente acoge doctrinas como el existencialismo o las concepciones psi- cologicas que hacen un sortilegio del “Yo”, como las de W. Stern o M. W. Colkins, o las teorias vitalistas, biologi- cas o psicologicas. Igual sucede con las filosofias de la esencia, platonicas o husserlianas, o con la axiologia, o con la teoria de los tipos organicos. La ciencia, en suma, descuida todo lo que es “encuadrante”, ya se trate del “agente” o del “ideal” . Cuando hay encajonados muchos “medios” , por ejemplo, cuando el funcionamiento de un aparato auxiliar esta encajonado en la accion, en semi- funcionamiento, del set psicologico, esta “ley de descuido” es mas patente todavia. Mientras mas “centra­les” son los medios, son mas claros y abordables cientifi- camente. Nada mas claro que el funcionamiento de un termostato, de un ascensor, o de un direccional Gyro Sperry, de una regia de calculo. El funcionamiento de un set fisiologico es ya mas dificil de aprehender. Mas dificil todavia es la accion de una “tarea” psiquica. Los psicolo- gos de la escuela de Wurtzbourg, al igual que los psico- analistas, han sido acusados de realizar pseudociencia. Finalmente, la accion o la naturaleza de la voluntad, del “yo” o de la x organica, la relacion intencional del “yo” con un ideal, son de hecho misteriosas. Se comprende, pues, que la ciencia siempre haya tratado de interpretar a los elementos encuadrantes, 1 y 4, a partir de los elemen- tos encuadrados 2 y 3; la accion englobante a partir del funcionamiento auxiliar englobado. La cibernetica solo es la ultima tentativa, la mas precisa y la mas interesante, para reducir todo lo “encuadrante” a funcionamientos auxiliares.

Y, sin embargo, las motivaciones instintivas o volun- tarias solas dan sentido y posibilidad a los montajes auxiliares. Los montajes aislados no tienen ningun sen­tido, y, en realidad, no son nada. Los automatas de la ci-

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bernedca, como no tienen motivacion, no son seres. Los automatas de Grey Walter son simples lugares de paso del estimulo a la respuesta, mientras que los seres reales van a su meta a traves de medios y obstaculos. Los automatas, a decir verdad, funcionan segun una voluntad encua- drante: la de su constructor. Son maquinas auxiliares para el constructor, como todas las maquinas construidas por el hombre, y es absurdo servirse del auxiliar como de un modelo para comprender al ser autonomo.

El encadenamiento causal mecanico de 2 a 3, el enca- denamiento psiquico a la vez causal y tematico, a la vez “llevado a tergo” y “orientacion hacia un optimo”, del set psicologico, de 1 bis a 3 bis, suponen la accion finalista 1-4. El encadenamiento mecanico no dene conciencia; la accion del set psicologico es subconsciente, pero el todo esta montado por la conciencia intencional.

E l e n c u a d r a m ie n t o a x io l o g ic o

Ensayemos adoptar la hipotesis de la cibernetica, y consi- deremos al hombre actuando como una simple maquina automatica. iQue ganamos con esta hipotesis? Simple- mente aplazar el problema, haciendolo mas agudo. Si el hombre, que desea sentir mas calor, acciona el termo- metro de la caldera, 61 mismo es, despues de todo, seme- jante a un aparato mecanico; si el deseo “de sentir calor” esta materialmente inscrito en su cerebro, como la tem- peratura que el desea esta inscrita materialmente en el aparato, y si ese deseo no es nada mas que esta inscripcion material, <;por quien ha sido inscrita?, ^por que super- ingeniero o super-usuario? Si el ingeniero, en principio, es semejante a sus automatas, ^quien es el ingeniero que ha fabricado al ingeniero? No pretendemos que en el ce­rebro no haya, en el momento en que cumple una tarea

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definida, un montaje material que regule la accion de sus feed back nerviosos. Pero el establecimiento activo del set es necesariamente el propio del ser real cuyo cerebro vi­sible es la apariencia o el organo. Si la accion propiamen- te dicha 1-4 no es en realidad sino un funcionamiento mecanico, habra que recurrir a un Dios, o mas bien a un Demiurgo imaginado puerilmente como Ingeniero y Fabricador. Si, al contrario, admitimos, conforme a los hechos, que cada uno de los sistemas encajonantes difiere cualitativamente de los sistemas encajonados, que el set psicologico es diferente del montaje mecanico, y que la intencion consciente difiere a su vez del .set psicologico, tendremos aqui un medio para entrever, por una especie de extrapolacion cualitativa, la naturaleza de lo que encuadra la actividad del hombre y de todos los seres vi- vientes.

Porque es necesario, de todas maneras, un encuadra- miento, 0-5, que puede ser complejo, en el conjunto del sistema de la actividad humana u organica. El animal o el hombre no son un principiar absoluto. Las tendencias o las voluntades, orientadas por valencias o valores, que contienen los funcionamientos subordinados, son ellas mismas los contenidos envueltos. Los seres vivientes no son hechuras de un Demiurgo o de un Gran Ingeniero que los hubiera dotado de cierto numero de sensibilida- des o de “demandas variables” , de la misma manera que el ingeniero otorga arbitrariamente a su automata la “sensibilidad” a la luz o al nivel de carga de su acumula- dor, sino que son, en un senddo m&s sutil, “criaturas” , “automatas axiologicos” , creados y “encuadrados” por un Trascendente que fija su naturaleza, y los valores a los cuales son sensibles. Esos valores o valencias controlan sus acciones por una especie de retroaccion axiologica analo- ga, pero no reductible, a los feed back mecanicos de los automatas. Algo, en los instintos animales, es imitable

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por las maquinas. Se pueden construir animates artifi- ciales que huyan a la vista de un baston, como el perro; que se dirijan a una fuente de calor, como la pulga; que naden a contracorriente, como los peces migratorios; que caminen en fila, como las orugas en procesion. Pero, evidentemente, algo tambien, en el arte divino, es mas sutil que el arte del ingeniero. Las valencias que accionan los instintos, y sobre todo los valores que accionan las con- ductas humanas, no son reductibles a los montajes meca- nicos fisiologicos, o incluso psicologicos, de los que son un acunamiento. Cuando un hombre se fija un fin elevado, un ideal diflcil de alcanzar en el arte, la moral o la tecni- ca, sus acciones estan controladas tambien a cada instan- te segun los resultados ya alcanzados, por confrontacion con el ideal anhelado. Esquematicamente, la situation es la misma que cuando Elmer y Elsie, las tortugas automa- ticas de Grey Walter, se dirigen hacia una luz moderada. Pero seria demasiado paradojico reducir los feed back axiologicos a los feed back mecanicos. Los seres vivientes estan a la vez en el espacio fisico y en un espacio axiologi- co. Los montajes psico-fisiologicos, e incluso los cerebros, en tanto que aparatos observables, no son sino proyec- ciones, en el espacio geometrico, de una realidad que los desborda. Los feed back visibles solo son un estado “dege- nerado” — en el sentido en que los fisicos emplean esta palabra — de los feed back axiologicos. Un hombre que desobedece el ideal que normalmente lo controla (como un animal que desobedece su instinto) esta inquieto, tur- bado, insatisfecho. Esta insatisfaccion dificilmente puede pasar por el epifenomeno de los movimientos oscilatorios que conducen los efectores de comportamiento hacia el equilibrio normal. El malestar que experimenta al aban- donar su propia llnea axiologica, dificilmente puede pa­sar por el equivalente del martilleo que se siente en la planta de los pies cuando uno ha abandonado su geodesi-

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ca de espacio y tiempo y se siente “pesado” . La fuerza de un ideal no es reductible a la fuerza en su acepcion fisica. Mas exactamente, es lo contrario: la fuerza, en el sentido flsico, no es sino una apariencia estatistica de las fuerzas axiologicas elementales.4 Como sucede frecuentemen- te en el orden psicologico, la accion de orden superior es la que debe dar la clase de explication de la accion ele­mental, y no a la inversa. Un artista al que le faltara discernimiento para juzgarse y juzgar sus propias produc- ciones, no podria progresar hacia su ideal estetico. El discernimiento, o el juicio de valor en general, tiene exac­tamente la misma funcion, en los actos elevados, que las informaciones sensoriales en los actos elementales. Un “daltoniano moral” , un hombre atacado de ceguera axiologica, no sabe como regular sus acciones, lo mismo que un ciego o un enfermo de tabes no saben como regu­lar sus movimientos.

Es en otro mundo, transespacial, donde el hombre, y ei animal tambien, buscan informaciones reguladoras. No podemos concebir una maquina capaz de regularse o informarse a si misma por juicios de valor. Con una meta­fora, o por recreacion del ingenio, podemos represen- tarnos todos los esfuerzos de la humanidad, en todos los ordenes, en el curso de toda su historia, como un vasto conjunto de acciones en feed back, en las cuales, ideales invisibles (y por otro lado, mal definidos y cambiantes) controlan a cada instante los resultados ya alcanzados. Esta metafora no deja de tener valor, pero evidentemente no es sino una metafora. La “regulacion por valor” es algo mas que una regulacion mecanica. La gente que te- me la mecanizacion de la humanidad mediante la tecni- ca, parece creer que, por ejemplo, los automoviles, a fuerza de perfeccionarse, tendran primero un piloto

4 Cf. R. Ruyer, Neo-finalisme, pp. 219 y ss.

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automatico; despues, seran capaces de seguir por si solos una ruta de acuerdo a un programa, lo que permitira al propietario permanecer dentro mientras su auto se pasea; luego, seran capaces de escoger su itinerario siguiendo las rutas senaladas como pintorescas por un gula; final- mente, podran explorar las carreteras y determinar cuales son las pintorescas. Esos temores son totalmente pueriles, precisamente porque, si los feed back axiologi- cos son analogos a los feed back mecanicos, tambien son esencialmente diferentes, y sobre todo, envolventes de estos ultimos. Algo de transmecanico en el hombre, y mas alia del hombre, encuadrara siempre sus maquinas in- dustriales o fisiologicas.

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III. EL ESPACIO DE COM PORTAM IENTO Y EL “ESPACIO” AXIOLO GICO

Lo m a s enojoso de los postulados no mecanicistas es la invocacion de un “transespacial” . Por un prejuicio invete- rado, “trans-espacial” parece equivaler a “sobrenatural” . Este prejuicio es tanto mas injustificable cuanto que en la fisica misma los teoricos emplean mas y mas los “espacios de configuracion” que estan mas alia del espacio ordina- rio. Es muy posible que algunas regiones de lo transespa­cial se fundan imperceptiblemente en lo trans-natural. Pero, en la region que nos interesa, lo trans-espacial debe ser considerado como una hipotesis perfectamente po- sitiva.

Como esta cuestion es de importancia capital, hay que insistir en ella y tratar de clarificarla por medio de es- quemas. Para los ciberneticos ortodoxos, al igual que para los gestaltistas, debe ser posible figurar no importa que retroaccion y no importa que proceso circular, o re­gulation dinamica de una Gestalt, o regulation homeos- tatica — hemos observado ya el estrecho parentesco de todas estas nociones— sin salir del espacio-tiempo de los fisicos, o al menos permaneciendo en un “campo de com- portamiento” (Koffka) o en un life space (Lewin) que, po- seyendo algunos caracteres particulares que lo oponen al “espacio geografico” y al espacio tiempo de los fisicos, al menos tiene en cornun con este ultimo que no apela a nada trascendente, y que el tiempo no figura ahi sino co­mo una dimension banal, ya que los cortes instantaneos del life space se bastan siempre a si mismos dinamica- mente. El campo de comportamiento, el “espacio de vi-

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da”, en esta concepcion, posee propiedades dinamicas in- mediatas. La “historia” solo interviene mediatamente, por sus efectos dinamicos actuales. Lo mismo sucede con las intenciones sostenidas sobre el porvenir. Los instintos animales, como los ideales humanos, no son innatos, ni trascendentes. Los cambios que se producen continua- mente en el campo del comportamiento se deben exclusi- vamente — abstraction hecha, entiendase bien, de los factores externos y de sus efectos perturbadores — a las in- teracciones dinamicas instantaneas de esas partes. Cuan- do la organizacion de esas partes presenta desequilibrios, el campo es inestable y se producen tensiones. Las ten- siones, a su vez, proporcionan energia potencial para el trabajo de reajuste. En suma, las regulaciones, por feed back o por Gestalt y auto-distribucion, no son esencial- mente diferentes en el campo del comportamiento, o en el espacio de los fenomenos fisicos. En uno como en otro caso, las acciones se producen segun las fuerzas presentes en el campo. Si A, en el campo del comportamiento, representa al “yo”, o mas precisamente mi mano, y B un objeto lejano que dene un “caracter de llamado” , el ale- jamiento de B respecto de A crea una tension. Esta ten­sion disminuye si A y B se acercan y aumenta en el caso contrario. A y B tienden, pues, a acercarse, de una u otra manera, segun el principio de la menor accion. Bien en- tendido, la manera por la cual se efectua esta disminu- cion de tension se complica por el hecho de que se trata del espacio de comportamiento y no del espacio geografi- co. No hay atraccion entre A y B como objetos fisicos. Ningun objeto atrae directamente mi mano (no la atrae un poderoso iman, a menos que sostenga una barra de hierro). Es entre A y B como imagenes o realidades psico- logicas.

Empero, esta complicacion es de la misma especie que la de los aparatos industrials que contienen un tnecanis-

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mo-guia, al cual el funcionamiento general del sistema esta “subyugado” . La atraccion psiquica o el “caracter de llamado” , segun la hipotesis, produce efectos directa- mente en el campo de comportamiento, e indirectamente en el campo geografico, por medio de los organos de efec- cion subyugados precisamente porque la tension solo puede disminuir en el campo de comportamiento si la distancia disminuye en el campo geografico. 1 Para los gestaltistas, como para los ciberneticos, la atraccidn en el campo de comportamiento es, no obstante, un hecho totalmente analogo al fenomeno fisico, y son tam- bien enlaces fisicos los que solidarizan ambos campos, y hacen de los movimientos fisicos un conjunto de sistemas subyugados. El cerebro es una especie de maquina para poner enjuego el principio de menor accion en un domi- nio, en el que naturalmente no se realizaria.

Cuando los ojos de un bebe se posan en un objeto y luego se apodera de el para llevarselo a la boca, no habria ahi, segun la hipotesis, sino un efecto dinamico instanta- neo. No hay que invocar un instinto no actual, una libido trascendente y proteiforme, un “sentido” del ademan, irreductible a su actualidad fisica. La fuerza motriz del ademan proviene de las reservas de energia fisiologica; su direccion, de los mecanismos o dinamismos nerviosos, cu- yo funcionamiento esta asegurado por una derivacion energetica analoga a la que acciona el servomecanismo de direccion montado en una maquina mas potente.

Basta exponer cuidadosa y fielmente la tesis para que

1 Por ejemplo, W. Kohler escribe (Gestalt psychology, p. 390): “A medida que la distancia aumenta objetivamente, se produce exacta- mente la misma cosa en el campo cerebral. . . fisiologicamente, el aumento de la distancia en el campo cerebral corresponde exactamente a la tension que, en un campo de fuerza, produce un efecto dinamico en la misma direccion.” “As the distance is enlarged objectively, exactly the same occurs in the brain field. ”

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aparezca su inverosimilitud y, sobre todo, lo que es mas interesante, para que aparezca el punto en el que debe aplicarse la correccion indispensable. El espacio de com- portamiento no puede desempenar su papel si no se le re- conoce una “dimension” hipergeometrica e hiperfisica. A diferencia de los feed back o de las auto-distribuciones fi- sicas, las retroacciones y autorregulaciones psicologicas y axiologicas no pueden concebirse si no se las sumerge en una “dimension” no geometrica, cuyas propiedades son irreductibles a las propiedades del espacio fisico. Un “ob- jeto visto” , solo puede atraer la “mano organo” , cuando tiene un sentido vinculado a una necesidad consciente o inconsciente, a una intencion o a un instinto que busca una finalidad no actual. Y, por otra parte, y paralela- mente, la “distancia” , en el campo psicologico, de la “mano imagen”, al “objeto imagen”, no puede regulaf, por retroaccion psicologica, el desarrollo de la accion, si- no cuando es una “distancia vista”, por percepcion abso- luta, y no una “distancia progresiva”, pues solo los efectos dinamicos diferenciales regularian, por retorno, el meca- nismo nervioso, a la manera de un radar que dirige un canon de D C.A. Tanto la dinamica como la cinematica de las retroacciones psicologicas implican una hiperdi- mension, un espacio axiologico, combinado con el espa­cio y las dimensiones fisicas. El campo de comportamien- to — y eventualmente su contraparte objetiva, que nos aparece como la corteza — no es simplemente una especie de “maquina analogica”, que funcione de acuerdo con el principio de la menor accion, un tablero-gula, un servo- mecanismo que dirige la mecanica del cuerpo; es un “convertidor”, entre el espacio axiologico y el espacio fisi­co. Lo que llamamos la conciencia es el acto mismo de conversion.

Asimismo, no podemos esquematizar un feed back psi­cologico, donde intervienen sentido y valor, sobre un so-

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lo piano espacio-temporal, incluso si se considera que ese piano representa las cuatro dirnensiones del espacio-tiem- po. Es necesario que en el figure la hiperdimension, cuya convergencia con el espacio proporciona a la vez el dina- mismo de signification ordenando los gastos de energxa recibidos de la fisiologia, y la regulation cinematica de la action, por “informacion” , en el sentido no metaforico de la palabra.

Es contradictorio imaginar que los procesos cerebrales tambien obedecen a un dinamisrno banal, “molar” y cie- go, o que el campo de la conciencia es simplernente un lu- gar de atraccion o de repulsion. Yo veo a la vez mi mano A y el objeto B, cuando dirijo mi mano hacia el objeto; no experimento solamente sensation dinamica de disparo “masiva”, cuando mi mano se acerca al objeto. Ademas, la direction (Richtung) del acto, bajo su aspecto de mo- vimiento geometrico, esta envuelta por su sentido (meaning), al menos implicitamente. Privada de esta sig­nification envolvente, su dinamisrno solo serla una “fun- cion monotona” de la distancia entre la mano y el objeto, y todo rodeo seria imposible. Falta de signification, per- deria incluso todo dinamisrno. Si ya no se por que hago un movimiento, el movimiento se detiene pronto, a me­nos que un tematismo subconsciente, tambien cargado de “sentido”, refuerce mi intention consciente. Es muy nece­sario que intervengan finalmente, mas alia de los meca- nisrnos auxiliares efectores, una perception absoluta de la situacion y una apercepcion conjugada de la situacion geometrica y del sentido, o del valor realizable a partir de esta situacion geometrica. Es necesario que un ideal trans-actual entre en el circuito del feed back nervioso para que este funcione. En otras paiabras, es preciso que la informacion directriz sea algo mas que un impulso. Es forzoso que el sistema organico rio solo este “sujeto” a sus aparatos nerviosos, sino tambien a un ideal trans-espa-

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cial, cuyos feed back cerebrales no son sino los auxiliares. Finalmente, es indispensable que ese ideal trans-espacial sea diiectamente dinamico, por mfimo que sea cuantita- tivamente este dinamismo respecto de los dinamismos su- bordinados que amplifican sus efectos en el mundo fisico.

E l r e l i e v e a x i o l o g i c o

En la mayor parte de las acciones y las percepciones, los valores gula, mas o menos encarnados en los temas psico- logicos, las significaciones que trascienden al espacio, mas o menos encarnadas en “saberes”, y conectadas al aqut y al ahora, subtienden el dinamismo que se crela fi- gurable, en el solo piano de lo actual. Si observe de lejos a un nino que juega sin vigilancia al borde de uri abrupto acantilado, siento el impulso, cada vez mas violento, de abalanzarme para detenerlo, a medida que se acerca mas peligrosamente al borde. Si hay un pretii, no experimen- to nada semejante, a condicion de saber que el pretii es solido. El efecto dinamico del borde del acantilado, el efecto inhibiaor sobre mis reacciones de la imagen del pretii, evidentemente son incomprensibles, si se hace abs­traction de los “saberes” significantes que transfiguran su imagen. Esas significaciones y valores no llegan a modifi- car el equilibrio de los elernentos de la perception actual, del modo como las mernorias mecanicas modifican los feed back mecanicos, cuando el programa del automata ordena su puesta en circuito, o a la manera como la atraccion de un cuerpo celeste se combina con la atrac- cion de los otros cuerpos. Son ellas una especie de pre- sencia permanente, tras la escena espacio-temporal; por combination, les dan una especie de relieve axiologico analogo a la impresion de profundidad que produce la combinacion de aos imagenes en la vision estereoscopica.

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El “relieve axiologico” traduce el efecto psicologico de la dimension hiper-geometrica. Esta relacionado con lo “importante” o “lo valido” , como el relieve ordinario esta relacionado con la profundidad. Se traduce por los senti- mientos o las emociones organizadas, por una impresion de “intensidad de importancia”, como el relieve ordinario se traduce por una impresion de distancia escalonada. Eventualmente produce sensaciones de vertigo emotivo analogas al vertigo de la profundidad, cuando un desni­vel demasiado brusco en el relieve de lo importante o de lo valido llega a sorprendernos, y cuando sentimos que una mfima diferencia de nuestro comportamiento espa- cio-temporal producira una diferencia vital en nuestro equilibrio axiologico. Un solo paso en sentido horizon­tal, sobre el borde de un acantilado, puede producir una calda vertical mortal. Asimismo, a veces una sola pala- bra, un solo gesto, puede perdernos o salvarnos en la “di­mension” de los sentidos y los valores.

Tomemos un ejemplo de Stendhal, que discute K. Le- win.2 Julian ha decidido tomar la mano de la senora Re­nal. Cuando llega el momento en que debe separarse de ella, todavia no ha tenido el valor de realizar su proposi to. A las diez menos cuarto, angustiado y a punto de per- der la razon, se dice: “Cuando en el reloj suenen las diez, hare lo que he decidido, si no, me volare la tapa de los se- sos.” Parece que este ejemplo demuestra que un aconteci- miento futuro puede ejercer una influencia muy fuerte sobre el comportamiento; empero, contesta K. Lewin, <ise trata verdaderamente del futuro? Si un nino intenta atra- par un juguete visible pero dificil de alcanzar, la finali- dad, ciertamente, esta psicologicamente en el presente. Es evidente que para Julian la finalidad “tomar la mano

2 Principles of topological psychology, p. 82, Mac Graw Hill, Nueva York.

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de la senora Renal” , es tambien parte de su “espacio de vida” presente. Solo el contenido-objeto de la finalidad psicologica presente es lo que esta en el futuro, como hecho fisico o social. La realidad psicologica actual de sentimientos como el temor, la esperanza, la duda, no depende del problema de saber si el contenido-objeto de tales sentimientos existe en un sentido fisico o social.

Estas observaciones son irrefutables. Pero lo que para Julian esta “detras” de la situacion actual, perturbandolo hasta la angustia y la locura, no es el futuro, es un ideal significante. La resolucion de Julian esta en relacion con su ideal de vida: solo tiene sentido para el. El vertigo mental del heroe es un caso, como pocos, de vertigo ante un “relieve axiologico” . Un gesto minusculo lo pierde o lo salva, como un paso del nino sobre el acantilado puede precipitarlo. El “espacio de vida”, no es lo que es sino por el “ideal de vida” que lo cine. La mano de la senora Re­nal no es por si misma, como imagen en la conciencia de Julian, ni atractiva ni repulsiva. No es atractiva sino por- que tomarla significa, para Julian, “una conquista he- roica”. No es repulsiva sino porque tomarla significa “gesto inconveniente y peligroso” . La ambivalencia an- gustiante de la accion proyectada solo es concebible por su relacion con dos significaciones antagonicas, situadas a distancias diferentes en el espacio axiologico, y cada una de ellas, tomada aisladamente, da lugar a un dinamismo axiologico particular. El hecho de la ambivalencia, por si solo, puede servir de objecion decisiva a los esquemas geo- metricos “pianos” en psicologia. En el espacio de vida, lo admitimos, el futuro no actua verdaderamente, y todo es “actual” , es decir, presente. Pero el presente no es dina- mico sino porque esta en tension con un ideal-guia que es trans-actual. La resolucion de Julian: “tomar la mano de la senora Renal a las diez” , solo es una proyeccion en el espacio y el tiempo de su ideal, entre millares de otros

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ideales posibles. Las propiedades de la proyeccion no se explican sino por las propiedades de la realidad total, as! como las sombras, en el dibujo piano de una esfera, solo tienen sentido por la esfera real con tres dimensiones.

L O S IDEALES IN D E T E R M IN A D O S

Privadas de la dimension axiologica, mal comprendemos que la mayor parte de nuestras finalidades puedan tener indeterminacion. No vemos, en verdad, como es posible hacer figurar esas metas indeterminadas en un “espacio de comportamiento” , topoiogico, o en el esquema de un

f e e d b u ck exclusivamente nervioso. Invocar la distincion entre la indeterminacion de c o n te n id o de la meta ideal, y la determinacion concreta del h e c h o p sic o lo g ic o mismo, no resuelve esta dificultad. Supongamos el caso de un ar- tista o de un inventor atormentado hasta la angustia por un ideal estetico o cientlfico que presiente, pero que no llega a realizar. Diremos que la tension o la angustia es- tan, no obstante, perfectamente determinadas como hecho psicologico. Pero eso es jugar con las palabras. Na- die niega que en cada una de las fases de su desarrollo el embrion no sea algo concreto y bien determinado. Pero ese “concreto” no es menos abstracto e indeterminado, con respecto al tipo adulto o a una fase mas avanzada de la diferenciacion. Es exactamente lo mismo en el caso del artista o del inventor. Sus presentimientos son hechos psicologicos precisos; son lo que son. Pero hay que anadir inmediatamente: solo son lo que son porque estan en el camino de un ideal todavla no realizado. Esta transitivi- dad hiper-geometrica, o, si se quiere, hiper-concreta, for­ma parte de su ser mismo, y explica por si sola su caracter dinamico. No es el p r e s e n tim ie n to d e la m e ta : es la m e ta

d e la q u e se tie n e e l p r e s e n tim ie n to lo que atrae al artista.

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Los matematicos que antes de Lobatchevski trataban de demostrar el postulado de las paralelas, se orienta- ban por un ideal que estaba burdamente determinado: “encontrar una demostracion inatacable”. Ademas, circunstancialmente, ese ideal, expresado en terminos ordinarios, no era el ideal autentico: “la geometria no euclidiana” . Lejos de poder esquematizarse, el ideal no proyectaba sino un reflejo enganoso sobre la realidad psicologica de los investigadores. Y, sin embargo, un ideal inobservable de ese genero es el que polariza la vida de innumerables artistas e inventores; un ideal moral o social inobservable, u oculto bajo disfraces utopicos, es lo que polariza la vida de innumerables militantes y los compele a luchar contra vientos y mareas. Vientos y ma- reas, es decir las fuerzas u obstaculos actuales, que son representables sin demasiado artificio en el espacio del comportamiento, pero no sucede lo mismo con el ideal que los contrabalancea, pues no es situable en ninguna parte, sin ser, con todo, un nowhere utopico.

Desde cualquier punto de vista, el problema de la ac- cion psicobiologica es insoluble si no hacemos intervenir la dimension hiper-geometrica. Consideremos, por ejem- plo, la idea de posibilidad. “Los conceptos fundamenta- les que utilizamos para representar una situacion deben ser conceptos de los que podamos derivar sin ambigiiedad ciertos acontecimientos como posibles; otros, como impo- sibles.” 3 Empero, el hombre que busca realizar un ideal no siempre sabe si su realizacion es posible o no. Si solo trata de tomar de una mesa un vaso lleno sin volcarlo, en ausencia visible de obstaculos, la posibilidad esta como inscrita en el campo visual. Ese posible en el fondo es ya trans-fisico, porque no se define sino por “percepcion” y “saber”, pero, en fin, es facilmente calculable. El resulta-

3 K. Lewin, Principles of topological psychology, p. 16.

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do del feed back es previsible sin ambiguedades. Pero, por definicion, un inventor jamas puede saber con toda certeza, en su “espacio de vida”, si lo que busca es po- sible. En el momento en que advierte esa posibilidad, su problema esta virtualmente resuelto. La posibilidad no es una nocion simple. Comprende etapas que correspon- den a “distancias” diferentes a lo largo de la dimension hiper-geometrica. Si los posibles estuvieran inscritos en el campo, y si la situacion dinamica fuera integralmente representable, la actividad se detendria en cuanto se al- canzara la posicion de equilibrio. Los “actualistas” estan obligados a reconocer que, sobre todo para el hombre, es­ta consecuencia esta impugnada por los hechos. Krech y Crutchfield, al sostener con Lewin, hecho que los llena de orgullo, que “el campo psicologico tiene una tendencia constante a orientarse en el sentido de la reduccion de la tension”, se obligan a anadir que “eso no implica de nin- gun modo que la realizacion de un estado de equilibrio sea la meta de la actividad individual” . 4 Pero no vemos bien como ese hecho innegable puede conciliarse de manera apropiada con la hipotesis.

L a s b a r r e r a s id e a l e s

Las barreras que impiden al escolar llegar a la solucion de un problema de matematicas, aunque “avance” hacia la solucion, no pueden colocarse en el mismo piano que las barreras fisicas, o, incluso, las sociales (aun cuan- do estas admiten siempre un componente ideal) que le vedan salir a jugar. Entre el mundo espacio-temporal y el mundo de la hiper-dimension existen barreras. Noto- riamente, la humanidad debe franquear barreras para

4 Theorie et problernes de psychologie sociale, p. 88.

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conquistar el mundo todavla inactual de la tecnica futu- ra. Los descubrimientos de la electronica, de los plasti- cos, de la energla nuclear, del plutonio, no chocan con el mismo genero de dificultades que las que impedlan a los europeos, antes de Colon, dirigirse a America.

Tambien para nosotros existen, en el estado actual de la tecnica, caminos faciles o dificiles hacia lo trans-es- pacial, regiones libres y barreras mas o menos insu- perables, con comunicaciones y acercamientos. La evo­lucion biologica esta hecha de conquistas sucesivas y superacion de barreras en el campo trans-espacial. Se ha logrado mas todavla por las conquistas tecnicas, de la ciencia occidental de los ultimos siglos, que por la con- quista geografica del descubrimiento de America por Cristobal Colon. Casi siempre la anexion de un dominio tecnico permite enseguida la anexion geografica, tanto en la evolucion biologica como en la evolucion cultural del hombre. La locomocion ideal precede y permite la locomocion flsica. Los organismos marinos invadieron la tierra firme solo despues de haber aprendido a respi- rar el oxlgeno aereo. El hombre se desplazo a la atmos- fera solo despues de haber inventado el motor de explo­sion, y el motor de reaccion le abre la posibilidad de los viajes interplanetarios. La cibernetica misma representa un campo de posibles que habra que conquistar por la lo­comocion ideal en lo trans-espacial, que es la invencion. La “cefalizacion” de la industria humana continua la ce- falizacion de los vertebrados y de los simios, y asegura el dominio del hombre sobre el medio geografico. El exito mismo de la cibernetica le oculta la nobleza de ese triun- fo, por las mismas razones generales que hacen que la tecnica industrial, triunfo del esplritu inventivo, y con- quistadora de lo trans-espacial, aparezca a los esplritus superficiales como el triunfo del materialismo, y por la misma ilusion, todavla mas general, que hace que el

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hombre crea que su inteligencia y su razon son autono­mas, completamente separadas del instinto animal, de ese instinto que, sin embargo, es la manifestacion prima- ria de los enlaces del espacio-tiempo y de lo trans- espacial.

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IV. LA COMUNICACION

La COMUNICACION entre dos hombres A y B, es decir, la transmision de informaciones de uno a otro, se opera se- gun un esquema de hecho analogo a la accion de un inai- viduo A, que persigue un fin y se sirve de un funciona- miento subordinado. Si A quiere comunicarle a B una idea que acaba de concebir, la expresa con una frase, sal-

Identidad espiritual

1Idea de A

4Idea deA en B

Sugestion

1 bis Temas

expresivos

Correspondencia

2Telefono emisor

analogica

3 bis Temas

comprendidos

mecanica

3Telefono receptor

vo si es mudo o afasico, frase que se manifiesta fisicamen- te a trav6s de ondas aereas moduladas, y por el paso de las ondas electricas, si usa el telefono. B retransforma en te­mas significantes el paso de las ondas, si no es sordo ni ag-

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nosico y, finalmente, esos temas significantes devienen en B la idea de^4.

Como se trata de dos centros consciences, y no de un centro conscience y de un ideal, la simetria entre 1 y 4, 1 bis y 3 bis, 2 y 3, es todavla mas perfecta que en el es- quema de una actividad simple, y el todo es facilmente reversible. Las maquinas de comunicacion son mecanica- mente reversibles: el telefono, la lampara de tres electro- dos, el aparato de grabacion fonografica pueden, a cos­ta de ligeras modificaciones, emitir senales tanto como recibirlas. El aparato bio-psicologico de la cabeza del hombre es igualmente reversible, segun un modo que es dificil concebir como mecanico: puede transformar una idea en temas expresivos y en palabras; y puede transfor­mar palabras o temas en ideas, comprender. La via de la comprension no es exactamente la via de la expresion. Pasa por el oldo y las areas sensoriales, no por la laringe y las areas motrices. Pero los “temas significantes” y los “te­mas comprendidos” , como realidades pslquicas, son iso- morfos, y se modelan a veces directamente unos a otros por sugestion analogica.

Finalmente, en cuanto a la idea comprendida, no es so- lamente “la misma”, analogicamente, que la idea expre- sada; es absolutamente la misma, salvo perturbaciones pslquicas de esta idea, espiritual. A proposito de esto, se- rla absurdo hablar de reversibilidad mecanica. La indivi- dualizacion de la idea en los psiquismos de A y de B no debe orillarnos a desconocer que sigue siendo esencial- mente la misma idea. Si los “yo” espirituales de A y de B no son, por oposicion a sus “egos” pslquicos, como la idea, absolutamente uno, tienden al menos a la unidad, y la esperarlan sin duda si fueran puramente espirituales. Por lo menos ese es el sueno de todos los mlsticos, mas alia de toda tecnica. Y la mlstica tiene razon en cuanto a que, sin la identidad ideal de los “yo” y de las ideas, ninguna

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tecnica de comunicacion seria posible, as! como en la “percepcion temporal” y la eternidad relativa del “yo", ninguna tecnica de accion seria concebible.

En el caso de la comunicacidn, como en el de la accion, todo el sistema tiene por eje de simetrla el funciona- miento actual , aqui y ahora, de una maquina encuadra- da. Si las palabras de A se graban en un disco, en este “actual” puede intercalarse un tiempo mas o menos lar­go. La inercia estructural del disco, como probablemente la inercia en general, implica desde luego una relacion con el espacio-tiempo muy compleja, y no muy simple, como se ha creldo durante mucho tiempo. Pero esta com- plejidad no cambia nada el fondo del fenomeno. Existe una circunstancia intermediaria entre la accion indivi­dual y la comunicacion interindividual, la auto-con- sultacion mnemica. Si tengo una idea, “la conflo” a mi memoria, y a veces tomo algunas breves notas para ayu- darme a encontrarla. Luego me consulto a ml mismo, ayudandome, si hay necesidad, de las notas tomadas, y si todo va bien, encuentro la “misma idea”. La inercia de las notas manuscritas o de las grabaciones mecanicas o magneticas, la conservacion, innegablemente, de una na- turaleza muy diferente a la inercia mecanica de los set pslquicos que constituyen la parte psicobiologica de la memoria, establecen el puente entre la idea inventada y la idea recobrada, entre “yo” y “yo”. Naturalmente, la psicologla positivista o mecanicista, particularmente la psicologla que se inspira en la cibernetica, trata el problema de la comunicacion exactamente igual que el problema de la accion. Considera exclusivamente la parte intercalada, encuadrada, de la comunicacion, y pretende tratar la parte encuadrante como si fuera de la misma naturaleza. As! como reduce la accion al fun- cionamiento de los feed back, reduce la comunicacion entre conciencias a una transmision estructurada, que va

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de un elemento A, transmisor, a un elemento B, recep­tor. En el ultimo de los casos, podemos considerar el transporte material como una forma de comunicacion, aunque en general la comunicacion es un transporte de information, no un transporte material. Segun la ciber- netica, no existe mayor razon para hacer intervenir la conciencia en la teoria de la comunicacion que en la teo- ria de la informacion. La comunicacion no se establece necesariamente de persona a persona. Puede efectuarse de maquina a maquina, o de una parte de una maquina a otra parte. Supongainos que una estacion meteorologi- ca A registra, hora por hora, la temperatura, la presion barometrica, la velocidad del viento, y que un guardia te- lefonea los datos asl registrados a una estacion B. Si la si­tuation del guardia en A se vuelve demasiado incomoda, podemos remplazarlo por un automata que se comuni- cara mediante transmision electrica con la estacion B. Supongamos que esta tiene a su cargo utilizar las in- formaciones recibidas para guiar por radio a los aviones. En este caso, tambien un automata, puede remplazar al personal. Los aviones misrnos, eventualmente pueden vo­lar sin piloto. Si hablamos de informacion y de comunica­cion cuando hay obreros en las estaciones o pilotos en los aviones, no vemos por que es ilegitirno hablar tambien de informacion cuando los obreros han sido remplazados por automatas. Lo que es remplazable con ventajas en un sistema, no puede ser la parte esencial del mismo.

La tests es tan inaceptable en el caso de la comunica­cion como en el de la action. Por lo contrario, es bien evi- dente que los unicos irremplazables son los sujetos que actuan, intercambian mensajes y dominan diferentes tec- nicas. La mera transformation de estructura informante no se vuelve informacion y comunicacion sino cuando el “soporte” es expresion de un sentido concebido por una conciencia y da lugar a que otra conciencia aprehenda el

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significado. La parte espacio-temporal de la comunica­cion informante puede reducirse casi hasta el punto de la evanescencia. Dos conciencias espirituales casi identifica- das, incluso un “yo” y un “tu” psiquicamente concor- dantes, se comprcnden casi sin intercambiar palabras o signos. Por una exageracion contraria a la de los mecani- cistas — lo que no impide que sus descripciones de la co­municacion de las conciencias sean muy superiores a las de los ciberneticos — los fenomenologos y existencialistas pasan por ser los rnisticos a ultranza y creen que podemos suprimir cualquier intermediario material, o incluso fisi- co, en la comunicacion de las conciencias. La verdad es que, de un “yo” a un “tu” , la intencion de comunicar es en efecto mas esencial que la tecnica de la comunicacion. Las innumerables teorias, por demas vanas, sobre el ori- gen del lenguaje generalmente conceden excesiva impor- tancia a las causas, presumibles, que propician la crea- cion de tal o cual tecnica de expresion. La verdad es que el lenguaje existe virtualmente en el momento mismo en que dos hombres, o dos hominidos, uno frente a otro, to­man conciencia de ser un “tu” y un “yo” personal, o, me- jor aun, segun la ingeniosa teoria de G. H. Mead, de ser unos “tu” intercambiables. El hombre se las ha arreglado pronto para hablar en cuanto quiso “significar”. Quiso “significar” tan luego vio en uno de sus comparieros un ser consciente. Por lo demas, las inter-comunicaciones de dos animales sobrepasan, tambien, las puras transmisio- nes fisicas de las senates. Permanecen en la zona de lo psi- cobiologico y del instinto; suponen gnosis y praxis instin- tivas mas que tomas de conciencia de significacion, pero tambien suponen un paso en el mundo trans-espacial, y no se limitan a la “parte mediana” mecanica.

Toda percepcion, hurnana o animal, es ya un mixto. En sus origenes fisiologicos comprende una parte de rnera comunicacion mecanica o fisica, que siempre puede con-

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ducir, probablemente, a cierto orden de impactos de fo- tones, y, por otra parte, es conocimiento, o, si se prefiere, aprehension de sentidos o aprehension de seres en su sig- nificacion.

Si la percepcion instintiva o inteligente es ya imposible de representar integramente en el espacio, con mas razon la percepcion y la comprension de un lenguaje. Ahora bien, toda comunicacion autentica es un lenguaje. Un lenguaje implica siempre un conjunto de medios mecani- cos y fisiologicos de comunicacion, que funcionan en el piano espacio-temporal, en un trayecto “horizontal” . Por otra parte, implica dos centros conscientes: el emisor y el receptor, capaces de expresion y comprension, es decir, capaces de participacion “vertical” , trans-fisica, con un mundo de ideas, y capaces de convertir las ideas en es- tructuras y las estructuras en ideas. Implica tambien un codigo mas o menos encarnado en habitos o memorias, y acercamientos psicologicos o canalizaciones convenciona- les que guian la participacion vertical y facilitan la in- vencion inherente a los actos de la expresion o de la comprension.

La cibernetica, que niega esta dimension vertical trans-fisica, niega tambien, por supuesto, el caracter especificamente psicologico de la memoria y de los codi- gos. Cree que toda memoria, simple almacenamiento de estructuras, puede ser imitada por un modelo mecanico, y que no tiene que interpretarse como sustentada sobre sentidos. Cree que los modelos mecanicos de la memoria permiten precisamente rechazar, como una hipotesis mis- tica e inutil, la idea misma de un dominio trans-fisico del sentido. Asimismo, considera la comunicacion mecanica de las estructuras no como auxiliar sino como el todo de la informacion, considera la memoria psicologica, no como el auxiliar de la circulacion vertical a lo largo de la dimension trans-fisica que hemos definido, sino como

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el todo de lo que, en la informacion, parece agregado por el receptor a las estructuras comunicadas. El sentido de una informacion es el funcionamiento que ordena. El sentido de una informacion segun un codigo, es el con- junto de estructuras almacenadas que “descuelga”. La ci- bernetica confunde un simple descolgar de informaciones materialmente grabadas y almacenadas, con la evocacion de un potencial mnemico, ligado a un sentido y que no puede estar en el espacio.

Las calculadoras electronicas tienen “memorias” capa- ces de conservar una gran cantidad de informacion: siste- mas de valvulas electricas abiertas y cerradas, cintas mag- neticas, tubos de mercurio de oscilaciones sostenidas, entre otros sistemas.

Esas registradoras mecanicas serian los modelos verda- deros de la memoria psico-biologica, y los diferentes pro- cedimientos utilizados, de acuerdo con el montaje de la maquina para poner en circuito su memoria, serian el equivalente de nuestros codigos. De este modo, las ma- quinas de “memoria mecanica”, serian capaces de corre- gir las faltas de impresion o las de ortografla, siempre y cuando contaran con una provision suficiente de modelos de palabras correctamente escritas y a condicion de que las palabras a corregir no estuvieran excesivamente mal escritas.

La confusion de un descolgamiento, o de un desenca- denamiento, con una evocacion mnemica es burda. Las evocaciones mnemicas provocadas por la recepcion de un mensaje nada tienen de comun con la utilizacion de informaciones almacenadas por una maquina; son indi­sociables de una recreacion de sentido, segun la capaci- dad intelectual del receptor, es decir, segun si esta en circuito con un mundo mas o menos rico en ideas y signi- ficaciones y no con “casillas tipograficas” mas o menos bien provistas.

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L a u t o p i a d e W e l l s

En su utopia Barnstaple con los hombres-dioses (The Man with the Gods), Wells irnagina que los terrlcolas ingleses y franceses, al arribar al planeta desconocido, es- cuchan el discurso de uno de sus habitantes que les expli­ca, primero, cual es su funcion. Para su sorpresa, los terricolas le cornprenden, como si el utopiano hablara su lengua vernacula. Pero tada uno de ellos ha entendido de acuerdo al nivel de su inceligencia y su cultura. Uno ha entendido: “Yo estudio la accion de los campos nucleares sobre los electrones”, y el otro: “Yo peso los cuerpos soli- dos.” La utopia de Wells expone una filosofia del len- guaje y de la inforrnacion superior a la teoria de Wiener. Y no esta tan alejada de los hechos. El lenguaje entre los hombres es a rnenudo seinejante a una “induccion” biolo- gica: la misma sustancia quimica determina diferen- ciaciones muy disimiles segun las zonas embrionarias o los tejidos tocados. Se parece a una especie de invitacion muy general a la comprension. Siempre tratamos de encontrar un sentido a los mensajes que recibimos cuando nos pare- cen oscuros o contradictorios. Los codigos linguisticos nunca son procedimientos de correspondencia automati- ca en estado puro, y la invencion de los codigos seria in- cortcebible si cierta inforrnacion primaria no pudiera operar, sin codigo, con un miniino de transmision espa- cial, en una comunion espiritual casi inmediata. Del mis- mo modo, los auxiliares mecanicos de la memoria serian inconcebibles si la mernoria fuera puramente mecanica. Cuando se consulta, como decimos, la propia memoria, el “yo” actual no es semejante a un hombre que se dirije a un registro colocado en su biblioteca para abrirlo y des- cifrarlo; se consulta a si mismo, sin un medio interpuesto de comunicacion o, mas probablemente, con medios ex- clusivamente psiquicos. No tiene que aprender a leer en si

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mismo. Su memoria le proporciona casi directamente un sentido, transportado a veces por los temas psiquicos auxiliares, pero independiente de todo codigo y de todo desciframiento. Del “yo” actual al “yo” mnemico, no hay dialogo. Porque, incluso, cuando el esfuerzo mnemico se acompana del lenguaje interior, no es el “yo” mnemico el que habla como “otro” y nosotros los que escuchamos; es el “yo” actual que se interroga para ayudar al esfuerzo te- lepatico de reunion del “yo” actual y del “yo” mnemico provisionalmente separados. En el esfuerzo mnemico, como en el esfuerzo de invencion — donde el “yo” partici- pa en una especie de “yo universal” — , el dialogo interior no es ciertamente esencial, y con frecuencia esta ausente, como lo ha demostrado la experiencia.

Ahora bien, la comunicacion y la informacion entre dos personas, o entre dos individuos psico-biologicos, no son tan diferentes como podria creerse luego de una con- sulta mnemica. Dos individuos vivientes que participan de la misma memoria especifica no son dos individuos ab- solutamente distintos; de otro modo la reproduccion cru- zada o la herencia doble, paterna y materna, seria impo- sible. Sobre todo, dos personas que participan del mismo mundo de ideas, y que se conocen entre si, dialogan como un hombre que delibera consigo mismo o consulta su pro- pia memoria. Uno es para el otro algo asi como un “yo” mnemico. Los mecanismos intercalados apenas cuentan.

E l m i t o d e N . W i e n e r

Sin embargo, asi como hay alienaciones momentaneas del ser consciente, aferrado por el mecanismo que no domina, ^no puede haber en la comunicacion una aliena- cion o una inversion del mismo genero? Esto es lo que pretende N . Wiener 1 en un curioso relato de ficcion. En

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lugar de que dos individuos se telefoneen mensajes a tra­ves del Atlantico, podemos imaginar, ya que el transporte material no es sino un caso particular de la comunica­cion, que el individuo “se hace telefonear” a si mismo a traves de una maquina. Gracias a las comunicaciones por radio-television y Ultrafax, bien puede un arquitecto que esta en Europa dirigir la construccion de una casa en America, enviando sus instrucciones y pianos a un con- tratista que en todo momento le rinda cuenta del estado de los trabajos. De esta suerte, actua en otra parte de ma- nera diferente a aquellos casos en los que esta material- mente. En esta operacion, el contratista representa el papel indispensable de centro receptor. Mediante la co­municacion, el arquitecto transporta sus propias ideas al cercbro del contratista. Hasta ahora es necesario este ce- rebro, y que sea consciente. Pero si todo es mecanico en la comunicacion, incluso sus dos “extremos” , jno podemos concebir la posibilidad de un transporte mediante la co­municacion, no solamente de las instrucciones o de los pianos del arquitecto, sino del arquitecto mismo? En- viamos nuestra voz a traves del telefono, dpor que no podrlamos enviar nuestra laringe por un telefono per- feccionado? La laringe, y todo el organismo, segun la hi- potesis mecanicista, no son sino un pattern como la voz. El arquitecto, en vez de tomar el barco o el avion, se harla telegrafiar a America, si podemos decirlo asi. Un lector automatico desmembraria su organismo en Europa, destruyendolo poco a poco, y un aparato receptor, no menos automatico, lo haria aparecer en el Nuevo Mun- do. De este modo ya no serian indispensables dos concien- cias como punto de amarre de la comunicacion. Habria comunicacion pura; ya no habria seres comunicantes. El mito de Wiener es exactamente lo contrario del ideal mis-

1 T h e h u m a n u se o f h u m a n b e in g s , p. 110.

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tico. Contrario y simetrico: la dualidad de los comuni- cantes es resorbida en la mecanica, en vez de hacerlo en el espiritu.

Este mito es menos extravagarite de lo que parece a pri- mera vista. La fisica contemporanea, sobre todo desde la era de la mecanica ondulatoria, tiende efectivamente a borrar las diferencias entre transporte material y comuni- cacion. Gran parte de las comunicaciones modernas se hace por ondas; ahora bien, las particulas llamadas ma- teriales, como los corpusculos de luz, los electrones como los fotones, son indisociables del curso de las ondas. El mito de la informacion-transporte, tal como el sueno de los alquimistas que buscaban la piedra filosofal, quizas sea realidad a escala microscopica. Sin embargo, es muy dudoso que L. de Broglie manifieste mucho entusiasmo por esta “consecuencia” fantastica de la mecanica ondu­latoria.

Sin ir tan lejos como en el mito de Wiener, es necesario reconocer que en algunos casos, de hecho comunes y corrientes, se produce una semi-alienacion en la comuni- cacion o en el transporte. En lugar de que el hombre, por medio de su conciencia, encuadre los mecanismos de transmision subordinados, es el quien se transforma en una especie de fardo inconsciente. Cuando viajo en el va- gon dormitorio y me duermo, casi no soy otra cosa. Es verdad que mi propia voluntad ha decidido que me trans­porte, antes de adormecerse durante el viaje: en cierta forma, me recibo a mi mismo en la estacion de llegada. Un caso analogo, pero mas sorprendente, es cuando me anestesian para una operacion quirurgica. Obviamente, el cirujano solicita el consentimiento del enfermo antes de la operacion, pero en seguida trata al enfermo como a un cuerpo inerte. Si el paciente sufre un paro cardiaco, y el cirujano lo reanima con masajes, al restablecerse despier- ta como si se encontrara mas alia del Atlantico, despues

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de haberlo atravesado transformado en olas. En estos ul- timos casos, en realidad, el principio de encuadramiento no se viola. La conciencia encuadra la supresion volunta- ria de la conciencia durante el transporte espacial o tem­poral del organismo.

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V. EL ORIGEN DE LA INFORMACION

S h a n n o n y N . W i e n e r lograron definir con precision la nocion de cantidad de informacion. La informacion ele­mental, como hemos visto, es la alternativa “sl-no” o cualquier otra decision “binaria”: 1 o 0, derecha o iz- quierda, etc. Es la unidad de informacion o “hartley” :

0-«—A

a b i P

1

B

Si tuvieramos que localizar un punto sobre una llnea, o describir una figura dada con una precision perfecta, la cantidad de informacion deberia ser infinita. Practica- mente, una descripcion, una localization, una medida, jamas son perfectas. Sea un punto P, del que simplemen- te sabemos que esta situado en alguna parte de una llnea entre A y B. A continuation se nos informa, gracias a 0, que significa la mitad izquierda, o por 1, que significa la mitad derecha, que esta en la mitad izquierda; despues en la mitad derecha de esta mitad izquierda, etc. El nu- mero, en numeration binaria, de forma 0, 010101. . ., que expresa nuestra informacion, nunca puede ser una serie indefinida de 1 y 0. La informacion tiene una preci­sion limitada. Finalmente, nunca da mas que una zona de probabilidad ab, entre A y B. En este caso, por ejemplo, la quinta cifra despues de la coma es indetermi- nada. La cantidad de informacion esta limitada a cuatro

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cifras despues de la coma. La cantidad de informacion que se gana por el paso de AB a ab es pues el logaritmo de una probabilidad. La formula que la expresa es exac- tamente la formula de la entropla, logaritmo de una pro babilidad igualmente, pero de signo contrario. La informacion es una entropla negativa.

Este resultado causa sorpresa; incluso parece “sensa cional” . Sin embargo, es muy natural y se comprendc fa- cilmente. Supongamos en efecto que la llnea AB repre- senta una barra de metal con determinada temperatura uniforme. Sometamos la zona ab a una temperatura su perior. La segunda ley de la termodinamica implica que, bien pronto, las temperaturas se igualan y se vuelven uni­formes: la entropla del sistema aumenta. Mientras que, en el ejemplo anterior, la informacion, en el lugar del punto P entre A y B, aumentaba a medida que se restrin- gla la zona ab, en el caso de la barra caliente, al contra­rio, la entropla aumenta a medida que las temperaturas se igualan, y la zona ab se funde en el conjunto AB. El aumento de la entropla equivale, pues, a una disminu- cion de la informacion, y viceversa. Repetimos que no hay nada de extraordinario en esto, ya que la informa­cion es sinonimo de estructuracion o de organizacion, y la entropla sinonimo de desorganizacion. En tanto que la zona ab registra una temperatura superior a la del res- to de la barra, la barra en su conjunto tiene un cierto gra- do de estructuracion; es “informada”, en el sentido eti- mologico de la palabra, y, por consiguiente, como ob- servador, estoy informado (en el sentido ordinario de la palabra) que en un ab se produce un hecho particular. Cuando la entropla llega a ser maxima, la agitacion ter- mica es homogenea en toda la barra, y la informacion es minima; las zonas de probabilidad, antes distintas, se fu- sionan. Si escribo con un gis de mala calidad en una pi- zarra de mala calidad, la rapida homogeneizacion del

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polvo de gis sobre toda la superficie de la pizarra es un fe- nomeno analogo a un aumento de la entropla, y es al mis- mo tiempo una perdida de information: las palabras escritas se vuelven ilegibles. Si el “barullo” del telefono o de la radio alcanza cierta intensidad, o si las modula- ciones demasiado debiles bajan al nivel de fluctuaciones que provocan el barullo, las palabras se vuelven indistin- guibles.

Postulado lo anterior, ya que toda maquina, por per- feccionada que sea (comprendidas las maquinas de calcu- lar o los automatas 'porfeed back)', en tanto que funciona segun los principios de la termodinamica, solo puede aumentar la entropia, es evidente que, correlativamente, no puede sino disminuir la informacion. El ruido de fondo del telefono o de la radio puede embrollar un men- saje, pero es imposible suponer que el mero azar de las fluctuaciones reconstituya un mensaje en principio embrollado, o que constituya todas las partes de una in­formacion; imposible o tan improbable como que el agua en una tetera puesta al fuego se congele. La entropia va en el sentido de los estados mas probables; la informa­tion, de signo contrario, es pues una “antiprobabilidad” o, para repetir una antigua expresion de Eddington, un "anti-azar”. El azar no puede dar razon del anti-azar. La comunicacion mecanica de informacion por maquinas no puede dar razon de la informacion misma, ya que la ma­quina solo puede degradarla, o, a lo sumo, conservarla. La cibernetica no puede escapar a la contradiccion. Si “ninguna operacion por maquina puede ganar informa cion en un mensaje” y si, por otro lado, “no hay mas razon para considerar que el modo esencial de funciona- miento del organismo vivo sea diferente al de un automa­ta”, 1 ^de donde viene pues la informacion?

1 N. Wiener, C y b e r n e t i c s , p. 56.

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Una cuestion analoga se planted a fines del siglo X I X ,

precisamente en el momento de la divulgacion del princi- pio de degradacion de la energia. jDe donde provienen — se preguntaba— , las formas “superiores” de la energia? Inmediatamente se encontraron respuestas, metafisicas o teologicas, que se suponlan validas para todo el universo. Incluso se encontro una nueva prueba de la existencia de Dios. Ya que el universo es semejante a un reloj cuyo re- sorte se afloja, hace falta desde luego que en su origen al- guicn le haya dado cuerda al reloj. El “Dios relojero” del siglo X V I J I , ya pasado de moda, regresaba bajo la forma del “dador de cuerda del reloj” . Dios ya no era el Watch­maker de Voltaire y de Paley, era el Winder up.

Pero los problemas que conciernen al universo, en su conjunto, despiertan muy facilmente —sin duda con todo derecho— la sospecha de estar mal planteados. Existen hoy pocos filosofos, y todavia menos sabios, que se in- quieten demasiado a proposito de! dador de “cuerda inicial” de la energia.

El problema del origen y de la creacion de la informa- cion es, al contrario, preciso, limitado y apremiante. Si A habla con B por telefono, si A le deja a B un mensaje en una pizarra, aparentemente el origen de la informacion tiene alguna relacion con el organismo de A . Sin duda. el mensaje enviado no se ha creado ex nihilo. Su emisor consciente ha sido informado, instruido y educado en un medio social donde existen innumerables instrumentos de informacion. En este caso particular, no por ello deja de representar el papel de una fuente de invencion o de creacion. El que dicta un mensaje lo inventa mas que aquel que lo escribe cuando se le dicta. Es un “dador de cuerda” de la entropia en la medida exacta en que es un informador activo. Es absurdo suponer que no existan en el mundo sino meros transmisores. Antes de la in­formacion comunicada existia la informacion creada.

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Casi estamos tentados, aqul, a no discutir mas y a conde- nar la cibernetica sin mayor examen, como se condenan de oficio los proyectos del movimiento perpetuo.

Los ciberneticos y los mecanicistas, sin embargo, han tratado de salvar su tesis utilizando los conceptos de auto- catalisis, de fluctuacion y de sistemas acoplados. Exa minemos su “solucion” .

En primer lugar, hacen observar, y a este respecto, como hemos visto, tienen razon, que si la formula mate- matica de la cantidad de informacion y la de la entropla son las mismas con signo contrario, aparece, no obstante, una disimetrla entre informacion y entropia: una ma- quina no puede aumentar la precision de la informacion que transmite, pero puede “extenderla” ; las rotativas de un diario no pueden corregir las erratas de las galeras, pero imprimen el articulo en millares de ejemplares.

Si consideramos no la cantidad, sino la extension de la informacion, no hay incompatibilidad entre el aumento — normal— de la entropla, y la extension de la informa­cion. Las rotativas de un periodico, cuando funcionan e imprimen millares de ejemplares, consumen energla electrica, que degradan normalmente en calor. El resul- tado de su funcionamiento es pues, a la vez, extension de la informacion y aumento de la entropla. El fenomeno qulmico de la autocatalisis, tan importante en las estruc- turaciones organicas, debe ser una extension de informa­cion de ese genero: la molecula del auto-catalizador imprime, en cierto modo, su forma sobre millares de mo- leculas vecinas.

Por otro lado, no es de ningun modo contrario a los principios de la termodinamica, que localmente, en un sistema no aislado y en intercambio energetico con el res- to del mundo o con un sistema mas vasto, la entropla pueda disminuir y no aumentar, con tal de que al final el aumento sea superior a la disminucion. Ahora bien, los

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seres vivientes son, evidentemente, sistemas no aislados. Decir que pueden derogar el principio de Carnot, dejan- do entrever que tienen una propiedad de hecho especial y extraordinaria, es, subrayan los ciberneticos y los mecani- cistas, jugar con las palabras. Representan siempre siste­mas acoplados. Lo que seria extraordinario, si fueran aislados, no lo es del todo si se considerara el conjunto “organismo-alimento” u “organismo-luz solar” . El hielo en una hielera no tiene nada de sorprendente, como lo se­ria — algo definitivamente improbable— el hielo en una caldera encendida, porque la nevera consume electriei- dad, como las rotativas de un diario. Como todas las ma- quinas termicas, la nevera crea un “orden” local a costa de un “desorden” general mayor.

La fotoslntesis de los vegetales es una reaccion que pa- rece remontar milagrosamente una pendiente, en lugar de descenderla. Pero no hay que olvidar que las molecu- las del vegetal capturan los quanta de la luz que les pro- porcionan directamente la energla necesaria para esta ascension.2 El sistema “vegetal-luz” baja la pendiente aunque el vegetal considerado aisladamente la suba y pa- rezca aumentar la cantidad de energla libre al disminuir la entropla. Sea una escalera que termina en un piso for- mado de fina grava. Si no hay ni viento ni lluvia, la grava no puede llegar a los escalones. Sin embargo, un agua- cero puede hacer que muchos guijarros menudos salten hasta los escalones inferiores, y que en pequeno numero de ellos, por azar, lleguen a una altura “extraordinaria”, improbable.

Estas nociones de sistemas acoplados, de fluctuaciones y de autocatalisis, serlan as! el medio para comprender como los organismos vivientes, al mismo tiempo que obe-

2 Harold P. Blum. Time’s arrow and evolution, pp. 15 y 32 (Prince- ton, 1951).

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decen las leyes ordinarias de la fisica, pueden, no solo ex­tender la informacion, sino aumentarla en cantidad, al aumentar la complejidad de sus estructuras. 3 En efecto, podemos considerar a los genes como moleculas auto- cataliticas que imprimen su “orden” en todo el organismo visible. Por ejemplo, las moleculas de clorofila pueden tener su “molde” o su “tipo” en el germen del vegetal. Y, por otra parte, lo que es mas importante, las estructuras de las moleculas-tipo mismas pueden resultar de una acu- mulacion de mutaciones provocadas por rayos ultraviole- ta, rayos gama y rayos cosmicos, que las “encumbran” progresivamente.

En suma, el fenomeno de la fotosintesis proporciona los elementos principales de la tentativa por conciliar Io irre- conciliable. La construccion de los organismos vivientes es una especie de fotosintesis gigantesca. Las estructuras organicas se construyen por acumulacion de las muta­ciones provocadas por los fotones mas energicos; y, por otra parte, el flujo de energia con el cual se “acoplan" los organismos, explica facilmente las ascensiones locales de pendientes en el funcionamiento de esas estructuras. Es como si el agua modelara primero el molino, y en se- guida hiciera girar la rueda. Incluso la invencion psicolo- gica solo es concebible como una especie de movimiento browniano, sin relacion con los movimientos de las mo­leculas, sino con determinados estadios cerebrales, en los cuales se captan y conservan algunas fluctuaciones pro- picias. 1 El hombre que telefonea a otro no es, en reali­dad, creador de informacion. Se parece a un molino que esta en una “corriente de orden” o de “entropia negativa”

3 Cf. E. Schorodinger, What is life? (Cambridge, 1948) y Pierre Auger, L ’homme microscopique {Flammarion, 1959).

4 P. Auger, L ’homme microscopique (Flammarion), p. 46. Esta obra esta llena de ideas muy ingeniosas.

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que degrada, como cualquier otro sistema real, pero ca- nalizando la corriente de tal modo que momentaneamen- te sean posibles las aseensiones locales. La energla nece- saria para telefonear se recibe de los alimentos ingeridos los dxas anteriores y la estructura misma del mensaje, es decir, las canalizaciones complejas que transforman la energla alimenticia en “energla de discurso” , resulta de las estructuras organicas y sociales construidas progresi- vamente desde las mas primitivas de las especies vivientes hasta el hombre civilizado, por mutaciones seleccionadas y conservadas.

As! pues, tuvieron razon los flsicos que no se inrnutaron frente al problema teologico de la ascension entropica y el origen del orden homogeneo. Pero cometerlan un gran error si imaginaran que el problema del origen de la informacion y del orden estructural tambien es poco in- quietante. Ninguna curvatura o torcion en el universo puede reedificar automaticamente el molino, o resucitar al molinero.

Un hombre cuyo oficio consiste en redactar cartas puede ayudarse efectivamente en su trabajo por un secre- tario, o con un directorio de correspondencia comercial, pero no se ayuda sensiblemente aumentando la ingestion de alimentos o del flujo “de energla libre” que pasa por su organismo. Esta corriente de “entropla negativa” en nada lo ayuda a ordenar sus ideas o sus frases: incluso ocurre lo contrario cuando come excesivamente y sufre digestiones diflciles. Desde luego, si se le priva de alimento, si su ra- cion alimenticia no le proporciona suficientes calorlas, no puede trabajar, igual que se detiene un molino si la corriente se agota. Pero no hay que confundir dinamica y cinematica, flujo de fuerza y perfeccionamiento estructu­ral. El cese de la corriente detiene el molino, pero no hace que caiga en ruinas. Al regresar la corriente vuelve a fun- cionar, pero no lo repara si se descompone. El organismo

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viviente constituido en gran parte por maquinas subordi- nadas, obedece las leyes generates de la energetica. Si ten- go un caballo para transportar fardos, es menester que lo alimente, as! como es necesario que le ponga gasolina a un automovil si quiero que suba las pendientes. Un ca­ballo, y tambien un hombre, que sube una pendiente, no contraviene, solo si se mira superficialmente, el segundo principio de la termodinamica, ya que esta “acoplado” con el flujo de energia de sus alimentos: concedemos esto de buen grado. Pero un hombre que elabora un mensaje telefonico, y que aparentemente es la fuente de informa- cion, plantea un problema muy diferente. No se explica la informacion contenida en el mensaje por “la informa- cion” (en el sentido de “orden homogeneo”), de la energia quimica ordenada contenida en sus alimentos. Si conec- tamos un motor electrico suplementario a un telefo- no, podemos modificar el ruido de fondo; por ejemplo, volverlo mas agudo, pero no por ello se logra que hable inteligentemente. El cambio de ruido de fondo, como el calentamiento local de la barra metalica de nuestro pri­mer ejemplo, puede proporcionarme cierta informacion: la informacion de que un nuevo motor ha sido conectado. Asimismo, el efecto Doppler informa a los astronomos la velocidad radial de las estrellas o de las nebulosas. Pero para explicar la informacion, infinitamente mas comple- ja, del mensaje, es necesario recurrir a un orden del mis- mo grado, o de un grado inmediato de complejidad; es necesario recurrir a un orden estructurado y no a un or­den homogeneo. El acoplamiento: “campo de fluctua- ciones + orden homogeneo” , no da sino un “campo de fluctuaciones a un nivel diferente” . Este acoplamiento no proporciona el equivalente de una modulacion compleja. Sucede lo mismo que con el principio de la relatividad. Su alcance es muy restringido, y las invariantes que deja intactas son todo lo esencial del universo. Segun los movi-

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mientos de los observadores, uno ve en el ultimo vagon de un tren un cuadrado rojo all! donde otro ve un rombo verde, pero el orden y la disposition estructural del tren y de sus viajcros es el mismo para todos los observadores. La diferencia de sus movimientos no le hace posible transformar un Mountain en un Pacific, o un viajero en una viajera.

La invention psicologica, como el desarrollo y la dife- rcnciacion biologica, va de temas significantes a temas significantes. El hombre que improvisa un mensaje en el telefono, primero tiene la idea general de lo que quiere comunicar; ese tema general evoca habitos lingiiisticos, abstractos, que dorninan los efectores foneticos y las me- morias especializadas del vocabulario, asi como los ritmos locomotores cmbrionarios envuelven, al precederlos, los reflejos mas particulares de los miembros. Han fracasado los esfucrzos de los psicologos que pretenden sorpren- der la invencion en su fuente, por ejemplo, sorprender el nacimiento de la hipotesis. Pero podemos sorprender mas facilmente la invencion menor constituida por el restable- cimiento que hace un ser corisciente de una informacion alterada o degradada. Si un disco tiene un defecto mate­rial, el defecto se acentua a cada audicion. Pero el es- cucha, atento al sentido, corrige mentalmente el defecto. Cuando un manuscrito antiguo ha sido copiado muchas veces por copistas poco inteligentes o que trabajan ma- quinalmente, las faltas tienden a aumentar, igual que los defectos de un disco, pero un filologo ingenioso a veces restablece el texto original. Esta regulacion psicologica, al igual que la regulacion biologica, esta ligada al carac- ter tematico de la verdadera informacion. La aprehen- sion del sentido que envuelve y domina los materiales subordinados, es independiente de su imperfeccion: la re- lacion envuelve los “correlates” y puede reconstituirlos. El ser informado, como el ser informante, participan en

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el dominio de los sentidos, como el organismo en el domi- nio de los temas especlficos, y es por ello que pueden corregir los terminos de un mensaje. La comunicacion mecanica, como las herramientas en la actividad huma-na, no dene otro papel que el de ayudar al receptor a encontrar por si mismo el sentido. Sucede con la informa- cion lo mismo que con la imitacion. B no puede comprender un mensaje de A, como tampoco puede imi- tar a A si no es capaz, o casi, de inventar o de elaborar un mensaje analogo. Ese “casi” es el secreto, no solo de la comunicacion, sino del progreso indefinido de la in- formacion en el mundo real. El mundo trans-espacial de las esencias y de los temas “dispensa” al sistema espacial incompleto, y aparece para completarlo. Lo que esta im- plicado en el sentido, pero no actualizado, se actualiza gratuitamente.

A partir de las informaciones incompletas — a veces en- ganosas — en un crucigrama, yo lleno los cuadros vaclos, y logro reconstruir sin faltas el modelo desconocido para

Hierba Sangreml. Estos tres terminos: -------------------------verde . . .evocan inmediatamente el cuarto termino.

Facilmente podemos concebir una maquina capaz de resolver problemas de medicion, aritmeticos o geometri- cos, porque el “sentido” esta materializado por la cons- truccion humana de sus enlaces mecanicos. Es diflcil ima- ginar una maquina que resuelva crucigramas. Ahora bien, la invencion en general puede considerarse como un restablecimiento de informacion segun una “medicion” de sentido. La invencion, como en los problemas de un crucigrama, consiste en completar un sistema entrevisto en su sentido general, a partir de datos fragmentarios. Si de alguna manera el sistema no subsistiera mas alia del espacio y del tiempo, la invencion, el aumento de in-

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formacion, seria una imposibilidad. Si, mas alia de los visibilia, no hubiera invisibilia, esencias analogas a lo que es la clave del crucigrama, la invencion no solo seria ina- sible psiquicamente (lo que es), sino inconcebible. Si es inasible psiquicamente, es que el “yo” consciente no es verdaderamente creador de la informacion inventada, que, y en un sentido, la recibe como una gracia de otro mundo. No obstante, si es concebible y efectiva; si el hombre ha realizado compuestos organicos nuevos, e incluso nuevos atomos, si ha fabricado innumerables ma- quinas originales, si ha encontrado caminos hacia el nuevo mundo de la tecnica y de las obras de la cultura, es que ese nuevo mundo estaba por ser explorado.

El papel del azar no es menospreciable en la invencion, pero ha sido exagerado. Aun en el empleo espontaneo del procedimiento de ensayo y error, en el hombre y en los animales el azar desempena un papel menor del que se creyo en un principio. El azar solo cuenta cuando es cap- tado. Las fluctuaciones de nivel de las arenillas de grava fina por la accion de un aguacero, solo producen un efec- to durable cuando hay escalones que reciben las areni­llas. Lo que ocupa el lugar de los “escalones” en la invencion, no puede ser sino una “pre-estructuracion” entrevista por la conciencia en el mundo de los posibles. Sin la captura de las fluctuaciones, estas no solamente no hacen nada, sino que literalmente no son nada. Contar con las fluctuaciones puras para crear el ser conscien­te del sentido es pues una contradiccion, ya que la fluctuacion no crea nada sino respecto de una intencion consciente preexistente.

Si no hay que confundir fluctuaciones puras y fluc­tuaciones captadas, tampoco hay que valerse de la oca- sion para volver al idealismo banal. No es la conciencia humana la que crea los temas artisticos o tecnicos, como tampoco crea verdaderamente la obra. La conciencia es

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el medium entre el mundo de los posibles y el mundo de las cosas. El azar de las combinaciones caleidoscopicas no ayuda a mi inventiva sino porque yo participo de los posibles esteticos, porque me muestro violento hacia ellos. Una especie de resonancia me advierte que puedo imprimir una fluctuacion valida. Desde entonces, vivira como tema estetico, de esta vida que Focillon y j. Bayet han descrito tan bien, llevada de conciencia en concien- cia en la historia de la cultura.

Unos cachorrillos que juegan con trozos de madera de diversos largos, pueden, por un azar extraordinario, for- mar el dibujp de la greca, como un alfarero ateniense; pero puesto que su conciencia no esta en relacion sino con los temas organicos de su especie, no se produce ninguna resonancia. Para ellos no hay ninguna diferencia entre

y xiiyysF ig . 3

Posiblemente solo sean sensibles a la constitution for- tuita de una forma que se encuentre en correspondencia a la “gnosis” de un insdnto. Lo esencial, para una con­ciencia, es el campo de posibles que “cubre” . Tarde o temprano las obras correspondientes seran hechas: el campo de los posibles entrevistos sera convertido en in- formaciones nuevas. N. Wiener5 subraya que era inutil mantener en secreto la bomba atomica norteamericana ante sus rivales sovieticos, porque ya existia el conoci- miento general de que la bomba era posible; porque, ya realizada, representaba en esta circunstancia la informa- cion decisiva. Esta observation tan justa puede utilizarse

5 The human use of human beings, p. 140.

M l

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contra la concepcion cibernetica de la informacion. Un inventor que explora un campo nuevo no posee, por defi- nicion, una informacion decisiva de ese gbnero: no sabe en un principio si sus esfuerzos culminaran en algo. Pero el posible que entreve en el mundo real, representa, mas o menos, el mismo papel que representaba para los sabios sovieticos el conocimiento del hecho de que la bomba ato- mica ciertamente era realizable, ya que se habia realiza- do. Lo posible entrevisto desempena el mismo papel, simplernente con mas riesgos de error.

La desaprobada psicologia de las teorias mecanicistas de la informacion y de la invencion se acentua, pues, con una filosofia desacertada. Los fisicos no tienen el derecho de hablar de “conformidad con los posibles”, y si se toman ese derecho1' no son mecanicistas. La intuicion de los posibles es la clave del problema del origen de la in­formacion. Pero esta intuicion es caracteristica de la con- ciencia y de su relacion con un "trans-espacial” . Admi- tirlo es, pues, renunciar a las “explicaciones” mediante el mecanismo y el azar.

Contrariamente a una creencia todavia muy extendi- da, la hipotesis de fluctuaciones fortuitas “impresas” , como origen de las estructuras y de la informacion, es una hipotesis inconsistente.

f1 Por ejcmplo. tal como lo hacc A. Auger, L ’homme microscopique (Flammarion), passim.

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VI. A N TI-A ZA R N EG A T IV O Y A N TI-A ZA R P O SITIV O

Hay UNA relacion estrecha entre el aumento de la in- formacion y la presencia de un dominio de la conciencia. La conciencia, es decir, la aprehension de las esencias y su conversion en formas actuates bien enlazadas, es anti- azar positivo por excelencia, aunque todos los enlaces pueden jugar el papel de and-azar. Pero describamos pri- mero, pardendo del analisis de la irreversibilidad, lo que seria un and-azar negativo o “puro”.

Los fenomenos mecanicos son reversibles. Si el rectan- gulo R, formado por los cuadrados ay b, representa una mesa de billar de bandas perfectamente elasdcas, una bo- la que vaya de a a b puede regresar de b a a e inversa- mente. Lo mismo sucede si el rectangulo representa un recipiente que contenga un numero muy pequeno de mo- leculas, primero concentradas en a. Pueden ir y regresar. Pero si las moleculas son muy numerosas, la ley de los grandes numeros hace el retorno general muy impro­bable. A las presiones habituales, y con un numero de

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moleculas cercano al numero de Avogadro, la fluc­tuacion en el numero de moleculas enayenftes insignifi- cante con respecto al numero total de moleculas. Para alcanzar una fluctuacion al cienmilesimo (extremada- mente debil y dificilmente observable), la probafcfilidad es del orden de uno sobre un denominador que contenga un millon de millones de ceros.

En el movimiento browniano, la reversibilidad se efec- tua porque las particulas cuya agitacion se observa son pequenisimas, y reciben por consiguiente a cada instante un numero limitado de choques moleculares repartidos desigualmente sobre sus diferentes caras. Las particulas empujan a las moleculas y son empujadas por estas inde- finidamente. Su energia cinetica se transforma en agita­cion molecular y a la inversa. Las particulas del movi­miento browniano son, en un sentido, moleculas gruesas que participan directamente en la agitacion molecular, y tienen la misma energia cinetica media que las moleculas en medio de las cuales se encuentran. Podemos conside- rar que un globo sin motor en el aire es semejante a una particula enorme. Teoricamente, puede suceder que re- ciba sobre una de sus caras, durante un tiempo apre- ciable, mas choques moleculares que sobre la otra, de manera que comience a avanzar sin motor. En ese caso obtendria su velocidad directamente de la energia cineti­ca de las moleculas que lo golpean. Pero ese fenomeno es imposible segun el calculo de las probabilidades: la va- riacion probable necesaria para que se realice no tiene sino una oportunidad sobre un numero tan asombrosa- mente grande de probabilidades contrarias, que queda completamente excluido. En el cilindro de una locomoto- ra, las moleculas rapidisimas que golpean una cara del piston no estan equilibradas por las moleculas igualmente rapidas del otro lado; en consecuencia, no hay necesidad de contar con una fluctuacion improbable de las pre-

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siones para hacer funcionar el piston. La presion del vapor es el resultado de un orden homogeneo, que la cal­dera obtiene con gran esfuerzo mediante un gasto de energia qulmica cuyo origen lejano es la irradiation or- denada del sol.

A n t i -a z a r y p e l i 'c u l a s i n v e r t i d a s

Un fenomeno mecanico reversible se vuelve pues irrever­sible en cuanto interviene la ley de los grandes numeros. Supongamos dos bolas: a y b, y que la bola a llega a gol- pear a la bola b que esta inmovil. Si hacemos abstraction del efecto de rotation, despues del choque, a permanece-

ao bo. \ /

ra inmovil y b se pondra en movimiento con la misma velocidad que a antes del choque. Pero podemos escoger arbitrariamente los ejes de referencia, y nada impide des- cribir el mismo fenomeno considerando que a esta prime- ro inmovil y b en movimiento. Por consiguiente, tambien tengo el derecho de imaginar que en un momento dado hago descorrer cada bola, imprimiendole una velocidad exactamente opuesta a su velocidad actual. Todo pasarla como si el movimiento hubiera sido filmado, y se proyec- tara la pellcula invertida. La proyeccion de la pelicula in- vertida sera simplemente el equivalente del cambio de

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ejes de referencia: “« que choca con b” viene a ser “b que choca con a". Las leyes del choque se respetarian en la pellcula invertida tanto como en la pelicula directa. La inversion del tiempo equivaldria pura y simplemente a un cambio de ejes de referencia espacial. Por otro lado, la pelicula reinvertida no confundirfa nuestra razon: nos presentaria un fenomeno a la vez familiar y natural, y, por otra parte, no haria nada que pareciera milagroso.

Supongamos ahora que en una mesa de billar hay un gran numero de bolas blancas inmoviles en el sitio b. Lanzamos a toda velocidad contra ellas una bola roja que viene de a, y filmamos la operacion. Las bolas blancas golpeadas primero, van a su vez a golpear a las otras; se establece entonces una agitacion general en la cual la bo­la roja no tiene ningun papel privilegiado. Si los choques no fueran amortiguados y las bandas y las bolas fueran perfectamente elasticas, la agitacion, repartida sobre toda la mesa de billar, duraria indefinidamente. Proyec- temos ahora la pelicula en sentido contrario. Veremos primero la agitacion de las bolas; aunque invertida por la proyeccion de la pelicula, nos parecera completamente normal. Pero en cierto momento, veremos que todos los movimientos se concentran en la bola roja, mientras que, por el efecto de los choques eomunicados, las bolas blan­cas quedan inmoviles. A1 final, la bola roja correra a toda

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velocidad hacia la banda a. El caso de la bola roja sera de hecho analogo al del globo. Ademas, al final de la pelicu- la las blancas se concentraran en el sitio b.

La pelicula invertida, aunque conforme a la ley de la conservacion de la energia, no parece natural ni racional esta vez. Nos parecera que produce alguna cosa ex nihilo. El cambio del sentido del dempo — operado por la in­version de la pelicula — esta vez no podra ser considerado como el equivalente de un cambio del eje de referencia espacial. Cada una de las bolas blancas que convergen hacia un punto rigurosamente determinado, parece exi- gir un sistema de referencia muy apropiado. La con- vergencia misma de los movimientos sera un fenomeno gratuito, analogo al milagro de la aparicion fortuita de la Eneida. Contra lo que sostendria un discipulo de Hume, no solo nuestros habitos mentales se perturbarian. Nuestra razon se escandalizaria si ignorara el artificio de la pelicula. Ya que, ante el fenomeno, se veria obligada a suponer la realizacion de un hecho extremadamente improbable, contrario a la ley de Bernouilli, y analogo a la salida de un numero enorme de seises en un juego de dados, o de caras, en un juego de cara o cruz. Esta suposi- cion, por poco que se prolongue el hecho extremadamen­te improbable, es decir, la caida indefinida de seises o de caras, de inmediato equivale a una violacion del princi­ple de la no contradiction. En efecto, la ley fundamen­tal del calculo de probabilidades, es decir, la ley de los grandes numeros, descansa en una mera combinatoria abstracta y es confirmada por los hechos, pero no sur­ge de los hechos contrariamente a una creencia asaz extendida.

Admitir, sin mas razon, el anti-azar en el origen de la caida continua de caras despues de establecer por un calculo tan sencillo como dos y dos son cuatro, la propor­tion matematica de las diversas combinaciones posibles,

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equivale a afirmar, y a negar al mismo tiempo: “Las com- binaciones mixtas predominan de modo abrumador.”

Cuando un dado cae indefinidamente sobre la misma cara, buscamos la razon en una disimetria, o en el fun- cionamiento oculto de un mecanismo invisible. En la pe- licula invertida, por hipotesis, no podriamos encontrar la razon de la disimetria en los movimientos de las bolas de billar. Estariamos en presencia del anti-azar puro, en el sentido negativo del termino. El anti-azar puro imita- ria el efecto de un sistema de enlaces sin aportar real y positivamente ese sistema de enlaces entre los diversos movimientos de las bolas.

En efecto, si encontramos el medio de conservar, por enlaces, el orden y la colocacion primitivos de un fenome- no, su reversibilidad ya no tiene nada de racionalmente escandaloso. Si dejo caer una piedra no tiene ninguna oportunidad de volver a subir sin un nuevo gasto de ener- gia, porque el movimiento de conjunto de sus moleculas se ha transformado en movimientos desordenados. Pero si la piedra estuviera atada a una cuerda y bajara con un movimiento pendular, volverla a subir naturalmente, porque, gracias a la cuerda, el orden de conjunto de los movimientos de sus moleculas se conservaria. Lo mismo sucederia si la piedra estuviera atada a una cinta elastica, o si pudiera girar enrollada a un hilo, como un yoyo. Si la bola roja de nuestro ejemplo estuviera atada por una cinta elastica a la banda a, regresaria a ella, evidente- mente, sin que esto fuera milagroso. Los enlaces guardan la organizacion. Los enlaces son el unico anti-azar ra- cional, el unico al que tenemos derecho de hablar. Pero tambien es necesario distinguir dos casos:

a) El anti-azar es simplemente conservador: impide al orden homogeneo transformarse en desorden y en mesco- lanza.

b) El anti-azar es verdaderamente positivo: crea or-

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den. No solo detiene el aumento de cntropia: aumenta la informacion. En estos dos casos siempre hay enlaces, pero enlaces de especies diferentes.

Evidentemente, es muy importante ver en qu£ con- sisten estas dos especies.

a) Los sistemas de enlaces conservadores. La mayor parte de las maquinas conservan cinematicamente la in­formacion, la exdenden (sin aumentarla), o la transfor- man de manera estereotipada segun sus articulaciones, mediante efectos de rieles, ranuras, levas, etc. Las ma­quinas que utilizan resonancias diversas no difieren esen- cialmente de las maquinas cinematicas. Las maquinas pueden, tambien, conservar dinamicamente la informa­cion o el orden homogeneo, por ejemplo, mediante nexos elasticos o campos de fuerza. Los sistemas de autodistri- bucion, capaces de autorregulacion despues de un acci- dente perturbador, y en los cuales se ha querido ver la clave de la aparicion natural de un orden a partir del de- sorden, son, sin embargo, maquinas puras y simples des- de ese punto de vista, y no crean ni orden homogeneo, ni informacion propiamente dicha. Recuperan dinamica­mente el orden primitivo, o el orden que les es inherente, pero no lo aumentan. Si mezclamos y agitamos agua y aceite, se restablece espontaneamente un orden homoge­neo; el aceite se encuentra encima del agua. Pero no hay aqul nada de mas extraordinario que el regreso de la bola roja unida a un hilo elastico. El peso y la diferencia de densidad desempenan el papel de un enlace dinamico. En un ascensor de calda libre, el agua y el aceite no se re- ordenarlan. Los intentos de sesgo erudito para explicar la inventiva, en psicologla o en biologia, por las regula- ciones dinamicas, retornan al monstruoso error de creer que el aumento de la entropia puede ser, al mismo tiem- po, y en si mismo, un aumento de la informacion. Este error no es diferente del que estriba en creer que podemos

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realizar un sistema de movimiento perpetuo mediante ne- xos elasticos y de retornos indefinidos al equilibrio.

Un caso interesante de maquina que conserva un orden o una informacion es la de conductos. Seguramente no es por azar que la maquinaria organica haga gran uso de el. Un mamlfero contiene centenares'de kilometres de con­ductos, y Lichtenberg pudo decir que todas las funciones vitales esenciales utilizaban conductos. Podemos agregar que el conducto tiene una importancia capital en la civili- zacion. En efecto, el conducto, entre otras facultades, puede combinar cinematica y dinamica, articulaciones y elasticidad, el efecto de rieles o de ranuras, y el efecto de Gestalt.

b) Los sistemas de enlaces que aumentan la iiiforma- cion. Estos crean orden estructurado, y es evidente que deben ser de otra naturaleza y hacer intervenir algo dife- rente de cuanto interviene en los sistemas de enlace con- servadores que funcionan en el espacio-tiempo. Examine- mos primero un caso intermedio y muy discutido, el de la memoria y la conciencia mnemica. Me dan un paquete de cartas bien ordenadas por colores, y las barajo deteni- damente. En seguida las reordeno conforme su orden pri­mitive. Me proporcionan unos rimeros de monedas, todas cuidadosamente ordenadas con la cara hacia arriba. Juego con estas monedas a cara o cruz. Al cabo de algun tiempo, caras y cruces se igualan. Pero coloco de inme- diato todas las monedas con la cara hacia arriba y formo los rimeros tal como estaban ordenados en un princi- pio. En tanto que hubiera sido necesario esperar mucho tiempo para que por un azar extremadamente impro­bable, las monedas quedaran acomodadas en el orden inicial, gracias a la conciencia mnemica, por lo contra- rio, la restauracion del orden primitivo es casi instanta- nea. Es precisamente ese papel, el de economizador de tiempo, atributo de la conciencia mnemica, como de la

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conciencia en general, el que pone de manifiesto mas cla- ramente, si no mas profundamente, su caracter de anti- azar. 1 Reordenando las cartas o monedas, no refluyo la evolucion de la entropta propiamente hablando; gasto tantas calorias realizando esas operaciones de reordena- miento, como jugando a cara o cruz, dejando hacer al azar, o barajando el paquete de cartas. Gasto las mismas calorias, pero no hay ninguna razdn para suponer que gasto mas. La energetica del fenomeno es aqui inesencial. Si tratamos de comprender sin abandonar los principios mecanicistas y los enlaces examinados bajo los rubros pre- cedentes, sera necesario recurrir a una teoria de la con­ciencia mnemica, que emparente con una especie de elas- ticidad cerebral. Las cartas que se dispersan y las piezas que caen al azar serian analogas a la bola roja atada a un hilo elastico, que regresa a la banda de la cual partio. El recuerdo del orden primitivo, materializado en mi cere- bro, explicaria el retorno del orden primitivo, como guiado por hilos invisibles.

Esta concepcion grosera e inverosimil puede encerrar una pequena parte de verdad, porque un organismo es tambien maquina, y contiene los feed back nerviosos o Gestalten fisiologicos que efectivamente pueden de- sempenar cierto papel en las regulaciones mnemicas par- ticularmente simples. Pero no va muy lejos. En efecto, la conciencia mnemica se funde imperceptiblemente en la conciencia inventiva.

Ahora bien, <;en el caso de la invencion propiamente dicha, los supuestos lazos elasticos pueden engancharse a una fisiologia cerebral o a un dinamismo de tipo clasico? La tension que experimenta el inventor, su orientacion

1 Cf. P. Valery, Eupalinos, p. 102. “ . . . Como si los actos aciarados por el pensamiento abreviaran el curso de la Naturaleza: y podemos de- cir, con toda seguridad, que un artista vale mil siglos, o cien mil, o mas todavia.”

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dinamica, es muy real, pero no necesariamente tiene lugar entre elementos en el espacio, por definicion no da­dos, ya que se trata de invencion, sino entre una estructu- ra espacial incompleta y un “estructurante” activo hiper- geometrico, e informante a partir de otro “mundo”. El anti-azar creador y positivo implica desde luego un sistema de enlaces, pero entre dos mundos, y lo propio de la conciencia no es tanto, negativamente, el de economi- zar el tiempo de interminables fluctuaciones fortuitas, cuanto el de ser intermediaria dinamica entre los dos mundos, el mundo de los sentidos, esencias y temas, y el mundo espacial de las estructuras incompletas. Aun si jamas hubiera visto cartas ordenadas o rimeros de rnone- das, todas con la cruz hacia arriba, como mi conciencia es “transvolar de conjuntoi’, y encuadra de los posibles lo actual, aprehende las semejanzas de los colores y de las fi- guras, y “se le ocurre” la idea (se le ocurriria infalible- mente a un nino que jugara) de reunir las figuras seme- jantes y ordenar las monedas.

a+ O / / o

<3□IIo

+ □ + ( ? +o = O l i o□ + o - 11

r o + o + v - ii

+□ O o

F ig. 6

En esta figura, en la que los dos “corazones” estan mezclados con figuras distintas, descubro inmediatamen- te su semejanza, a pesar de su separacion. Su distancia fl- sica no se anula flsicamente por el “transvuelo” conscien- te, no es superada por la anticipacion de influencias, o por la resonancia, o por un hilo elastico. La figura de la

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derecha no se aplica automaticamente sobre la figura de la izquierda. Las dos figuras permanecen donde estan, y sin embargo, se ve su semejanza; estan “enlazadas” en el mismo esquema significante espacial. Y por consiguiente, se vuelven virtualmente asociables en un ordenamiento fl- sico. La invention que consiste en imaginar el ordena­miento de figuras segun su semejanza no pertenece a un nivel muy importante; se parece a un funcionamiento. Asimismo, podemos concebir una maquina de “percep­tion” capaz de ordenar las cartas de acuerdo con su figura o su color, o incluso una maquina que pueda reproducir a distancia una figura elegante. Pero el fun­cionamiento de esta maquina se efectuaria de un modo muy distinto del que es propio de la modesta accion psi- cologica que imitaria.

Las torres industrials modernas, equipadas con celdas fotoelectricas y tiratron, solo reproducen una figura ele­gante, registrandola punto a punto. La conciencia apresa una semejanza, y por consiguiente actua de acuerdo con esta semejanza, independientemente de toda anticipa­tion espacial. Incluso si uno de los corazones estuviera in­complete, a la conciencia “vigilante”, al ponerlo en re­lation con el esquema espacial que es su sentido, le seria posible completarlo.

E n l a c e s y c o n c i e n c i a

Queda una dificultad. Si los enlaces, cualesquiera que sean, aportan el elemento positivo del anti-azar, deben tener caracteres comunes, y no comprendemos bien que relation, distinta de la metaforica, puede haber entre los enlaces mecanicos y los enlaces conscientes. En tanto que esas relaciones no se aclaren, siempre estaremos tentados a otorgar prioridad a los enlaces mecanicos, y a reducir

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los enlaces conscientes a los mecanicos. Pero podemos de- raostrar que los enlaces de conciencia son primitives.

E l r e t o r n o m n e m i c o

La prioridad de los enlaces conscientes se ve ya en el caso intermediario de la memoria. Aun cuando ni la memoria organica o psicologica aumenta la information, si recons- tituye una forma segun modos que no pueden reducirse a la accion de los enlaces mecanicos o dinamicos, a la ac­cion de hilos elasticos o de conductos de cualquier forma que sean. La reversion en el espacio de la forma adulta especlfica, a partir de una celula germinal, no puede explicarse por la manera como regresa la bola roja unida a un hilo elastico. Ningim “hilo” (representado por un calcador fisico o por la accion de una substancia quimica especial para cada detalle estructural) puede unir uno a uno los detalles estructurales de una celula y los del orga- nismo adulto compuesto de millones de celulas parecidas, en cuanto a sus cromosomas, a esa celula germinal. A pe- sar del rechazo de los biologos, cada vez es mas evidente que el retorno mnemico no se opera en nuestro espacio, sino que se opera de un mundo de tipos hacia nuestro es­pacio, a lo largo de una dimension hipergeometrica. Las regulaciones embriologicas, tan extensas e impresionan- tes, puesto que logran construir una forma normal, aun despues de recortarla, trastornarla, disminuirla, aumen- tarla o transplantarla, son el indice que, en el desarrollo, participan informaciones reguladoras. Ahora bien, es ab- solutamente cierto que no puede tratarse de feed back mecanicos, que comprenden circuitos recurrentes y con- ductores situables en el espacio, ya que, por definicion, tales circuitos no existen todavia en un organismo que precisamente esta en curso de fabricar los montajes

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que mas tarde serviran para su comportamiento adapta- do, y que todavia no tiene sistema nervioso. No es menos cierto que no se trata tampoco de feed back dinamicos, que utilicen campos de fuerza y no de circuitos, porque las experiencias han condenado la hipotesis de Vogt y de Goertler, asl como las interpretaciones gestaltistas de la regulacion organica. Queda, pues, que se trata de regula- ciones analogas a las regulaciones por feed back axiologi- co, controladas por un ideal trans-espacial. En la repro­duction biologica, el ideal regulador es sobre todo mnemico: el organismo nuevo no inventa, propiamente hablando, su forma, que es la de la especie. No es capaz de esas invenciones de detalles que son las armonizaciones reguladoras, Pero desde luego se trata de un ideal trans- espacial, y la aparicion de la forma en el espacio-tiempo es una epigenesis, como la invention propiamente dicha.

Algo parecido a ese retorno del tipo, del mundo trans- espacial al espacio, se produce tambien en la memoria psicologica, ya que la reintegration a partir del frag- mento evocador no se opera como en un “juego de domi­no” , como se creia antano, sino por la apercepcion de un sentido o de una expresividad.

R e t o r n o d e l t i p o y e n l a c e m i c r o fi's i c o

Mientras que es imposible comprender el retorno del tipo mnemico o del tipo normal,1 invocando un guiador meca- nico, lo contrario no solo es posible, sino que se impone segun los resultados irrefutables de la ciencia contempo- ranea. Todo enlace o toda flexibilidad deben interpretar- se, en ultimo analisis, como un “retorno del tipo”.

En las teorias contemporaneas de los enlaces, hemos llegado al llmite de la explicacion estructural. La explica- cion por la estructura supone todo un arte gramaticalres-’1'

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pacio, distancia, proximidad, corpusculos individuales, continuidad, desplazamiento cinematico, que es inapli- cable a la explicacion de la estructura. El atomo es una accion estructurante, no una estructura funcionante. La explicacion por medio de la estructura no adquiere, progresivamente, cierto valor sino cuando se llega a la es- cala cristalina y, parcialmente, a la escala molecular. Por ejemplo, es muy cierto que los dos atomos de hidrogeno forman, con el atomo de oxlgeno en la molecula de agua, un angulo algo superior a 90 grados, y que este angulo, hecho geometrico, explica algunas propiedades de la mo- lGcula de agua. Perd la accibn estructurante del atomo mismo no puede, evidentemente, comprenderse por otra estructura espacial, porque caeriamos en un clrculo vi- cioso. Esta accion supone una reintegracion del tipo. Un organismo tambien funGiona parcialmente segun su estructura. Pero su estructuracion misma evidentemente no es un funcionamiento segun una estructura. El “dife- renciarse” no puede reducirse a un “funcionamiento se­gun las diferencias” , que, hipoteticarncnte, no estan pre- sentes todavla en el espacio. Los seres fundamentales de la microfisica se parecen en ello a los organismos. El ato­mo no se parece ni a un sistema de auto-distribucion, ni a un mecanismo a nuestra escala, hecho o no por la mano del hombre. Bajo la influencia de la teoria de la Gestalt todavla se piensa que no hay termino medio entre un me­canismo cinematico de ranuras y una Gestalt. Se cree que toda estructura es necesariamente lo uno o la otra. Esta clasificacion deja escapar precisamente la cuestion medu- lar y mas importante, la de la estructura que se forma se­gun un tipo trans-espacial, y segftn los enlaces hipergeo- metricos, cuyo modelo solo puede encontrarse en la accion de un tema consciente y significante. La estructu­ra del atomo “llega” al espacio de acuerdo a compatibili-

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dades o incompatibilidades afastxactas, irreductibles a los funcionamientos progresivos.

E l r o d e o

En todo dominio individualizado de la microfisica, en to- do dominio de enlaces primarios, en los cuales la indi- vidualidad de los constituyentes se pierde en parte en la individualidad del sistema, la experiencia revela com- portamientos analogos a los que, en las individualidades psico-organicas, permiten la existencia de campos de conciencia de transvuelo absolute. Un caso particular- mente claro es el del rodeo.2 Consideremos tres casos:

a) En el lecho seco de un torrente, cae una roca que forma una barrera. Las lluvias vuelven a llenar el lecho. Las aguas se desvian y rodean la roca. Visiblemente no se trata sino de un seudo-rodeo. Las miriadas de moleculas de agua se derraman cieganiente y cavan un lecho des- viado por el efecto de las leyes fisicas comunes.

Un caso muy diferente en apariencia es el de un rodeo dinamico. En un campo magnetico o gravitante, las tra- yectorias se curvan como si un centro atractivo o repulsivo ejerciera una action a distancia. Pero la situation es de hecho la misma que para el agua del torrente. Los cuer- pos que describen las trayectorias no van a ninguna par­te; obedecen paso a paso la dinamica “molar” del campo. De hecho, por otro lado, las moleculas de agua no entran en contacto con las moleculas de silice de la roca; son rechazadas dinamicamente.

b) En una region montanosa, un conducto de aduc- cion de agua puede utilizar las leyes de la hidrostatica pa­ra franquear los desniveles, con tal que, al final, el punto

2 Cf. R. Ruyer, Le psychologique et le vital, Bull. Soc. franc, de philos., noviembre de 1938.

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de llegada se encuentre al mismo nivel que el punto de partida. Cada sifon o cada parte tn U constituye un ro­deo, que no son sino seudo-rodeos que combinan rodeo cinematico y rodeo dinamioo. Tambien en este caso la masa de agua obedece ciegamente, y progresivamente, las leyes del equilibrio.

c) Un animal que encuentra un obstaculo en su cami- no no choca contra el; antes se desvia para evitarlo y des­pues reemprende el camino hacia su meta. Evidentemen- te este es el unico rodeo autentico. Pero veamos lo que esto supone. El comportamiento del animal esta dirigido conforme a un campo o posicion actual; la direccion y el obstaculo son dados a la vez en un transvuelo absoluto. Es decir, se trata de un campo de conciencia. Explicar las propiedades del campo de conciencia por las de un cam­po cortical hipotetico, regido exclusivarnente por las leyes de un dinamismo molar, evidentemente es una solucion falsa. El animal que por accidente entra en un callejon sin salida, puede dar marcha atras y volver momentanea- mente la espalda a su meta, en tanto que el efecto de un dinamismo molar solo lograria retenerlo prisionero inde- finidamente en el callejon. El agua en el ramal ascenden- te de un tubo en forma de sifon, tambien puede ir en una direccion opuesta a su punto de llegada final, pero es as! porque las dos columnas de agua estan en equilibrio in- mediato. El animal, al contrario, no pone en la balanza meras fuerzas, sino acciones-recursos de acuerdo con el sentido que tiene respecto de la meta. El sentido, la signi- ficacion de una accion respecto de su fin, puede entonces dominar el sentido vectorial del movimiento momenta- neo. El “montaje hacia la meta” no esta materializado in- teeralmente en el cerebro.Q

Incluso cuando el animal se encuentra en una trampa, de la que materialmente no puede salir, el “montaje ha­cia la meta” no deja de manifestarse, objetivamente, por

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\a ) <b> ' (C)Fig. 7

los esfuerzos repetidos, y subjetivamente, por la in- quietud. El homeostato compuesto del doctor Ashby, que vacila para corregir un montaje defectuoso, no puede, sin embargo, salir de un atolladero dinamico; no evita los puntos muertos.

Si el rodeo, operado anticipadamente por el animal, en su c-ampo de comportarniento consciente, antes de efec- tuarlo en su campo geografico, no fuera mas que la pro- yeccion de un equilibrio homeostatico cerebral, el animal estaria tan tranquilo cuando cae en una trampa como cuando alcanza la meta: tranquilo como el homeostato en punto muerto.

d) Ahora bien, en microfisica hay un fenomeno que constituye una cuarta clase de rodeo. El caso mas conoci- do es el efecto-tunel o efecto Gamow, pero es muy gene­ral. A pesar de una “barrera de potencial” analoga al brocal que rodea los pozos, y situada a una “altura” tal que impediria indefinidamente la salida de una particu- la, si esta se pareciera a las partlculas de la fisica clasi-

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ca, la “particula” microflsica tiene determinado numero de oportunidades de salir y, efectivamente, se realiza una cierta proporcion de salidas. Para explicar el franquea- miento del brocal, no es posible recurrir aqul a una espe- cie de sifon, o de ranura, o de lazo elastico que actue con- forme a un guiador cualquiera. La particula no sigue una trayectoria representable paso a paso como la de las mo- leculas de agua en un tubo. La accion de forzar el brocal esta excluida por la situacion dinamica “molar”. Pero los modelos ondulatorios permiten comprender el efecto- tunel, porque las ondas de probabilidad (de presencia de la particula) pueden contornear o atravesar una barrera de potencial.

El rodeo microfisico, aunque no es similar al rodeo consciente, al menos en el estado actual de las con- cepciones cientlficas, no esta, por lo menos, mucho mas cerca de este que de los otros. Es caracterlstico que los fl- sicos no puedan evitar el empleo de terminos propios de la psicologla para caracterizar el rodeo microfisico. La particula, por las ondas de probabilidad que la constitu- yen, “explora el espacio”, en lugar de describir simple- mente una trayectoria; esta “presente potencialmente” en todo un dominio de probabilidades.3 A cambio de que la particula clasica no va a ninguna parte y que el fin de su movimiento es simplemente el resultado de los movi- mientos elementales precedentes, la particula microflsica “tiene en cuenta” la “legitimidad energetica intrlnseca” del estado final, e integra los “medios” de llegar en una accion unitaria, en la cual el tiempo, tanto como el espa­cio, parece transvolado, como en un rodeo operado cons- cientemente y segun los calculos. La accion microflsica, como la accion psicologica, parece estar sobre el fondo de la utopia y de la ucronla, sobre el fondo de: “Pues de otro

3 L. de Broglie, Continu et discontinu, pp. 30 y 36, y P. Auger, L ’hornme microscopique, pp. 97-98.

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modo. . Su actual esta rodeado de posibles “entre- vistos” .

En todo caso, el rodeo microfisico y el rodeo consciente estan visiblemente emparentados. A uno y otro concier- nen acciones verdaderas e individualizadas. Los retornos de otro tipo son casos degradados, que no aparecen sino por la multiplicidad de las acciones individuales, ya se trate de individuos conscientes o de individuos microflsi- cos. Una multitud canalizada en los pasillos del metro o en las ealles de una ciudad no difiere mucho, en cuanto a su capacidad de rodeo, de una miriada de mol6culas de agua canalizadas en un tubo. Aqufilla tambien va a cho- car estupidamente contra un obstaculo que obstruye acci- dentalmente su camino. Cada uno de los individuos que la componen calcula su paso, mediante transvuelo cons­ciente, respecto de los individuos inmediatamente vecinos a el, pero la ausencia de un transvuelo general degrada el comportamiento de la multitud como tal.

En todos los casos, el enlace de canalizacion y la estruc- turacion que aplica a las multitudes amorfas, no puede servir para explicar, sin contradiccion, los enlaces ele- mentales y las estructuraciones que se actualizan de novo. Las ondas estacionarias, que constituyen las capas electronicas del atomo, tampoco pueden ser equivalentes a las ondas en un tubo sonoro. Los electrones o las ondas asociadas no circulan entre paredes solidas. Un tubo o un sistema de ranuras conductoras conservan la informa- ci6n; retardan la degradacion o, tambien, materializan la informacion creada antes por un campo de concien- cia, al estiio de una multitud ciega. La canalizacion en si- foil y en U ha sido construida por un ingeniero. Del mis- mo modo, la carretera o la via ferrea que bordean los obstaculos, son sinuosas conforme la pendiente, o pasan por puentes y tuneles. Las pocas canalizaciones natura- les que podemos citar (pozos artesianos, fuentes inter-

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mitentes, puentes naturales, etc.) no tienen rpucha importancia y en verdad son lusus naturae. Es claro, evi- dentemente, que cierta “linearization” 4 primaria de la casualidad, o mas bien de la acdvidad individual, se pro- duzca directamente por perception y calculo de los po- sibles, para que las linearizaciones secundarias, por tubos o ranuras, se conciban sin contradiction o regresion al in- finito. Si todo el dominio de la microfisica es precisamen- te la zona en la cual “hay que detenerse”, y en donde “podemos detenernos”, es porque las individualidades microfisicas son fuentes de information y de estructura- cion tan primarias como un campo de conciencia. Los enlaces estructurantes no pueden explicarse todavia por canalizaciones o paredes. De otro modo, se necesitaria tambien una pared o un riel para “linearizar” la pared o el riel, y asi sucesiva e indefimdamente.

Lo que nos impide entender esta evidencia es que, a nuestra escala, los movimientos de los cuerpos o de los corpusculos nos parecen canalizados muy naturalmente por la consistencia material de los moviles. Pero el movi- miento, segun la mecanica ondulatoria, siempre es pro­pagacion, y no transporte material. El movimiento de un movil, supuestamente sustancial, solo es la apariencia segunda de una propagacion electrica, luminosa, y, mas profundamente, de un sistema de ondas de probabilidad. El comportamiento ondulatorio debe definirse antes que sepamos lo que se propaga y lo que se mueve. La manera de propagarse es mas fundamental que “el cuerpo que se desplaza en el espacio”. 5 Por lo tanto, es muy necesario que esta propagacion de information que es, en el fondo, el movimiento, se canalice por si misma, invente sus enla-

4 Segun la expresion de G. Bachelard.5 Cf. G. Bachelard, L ’activite rationaliste de la physique contempo-

raine, capUulos n y I X .

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ces en su propio campo. Sin esta autocanalizacion por in­vention, es decir, por participation en un tipo o en una posible eleccion entre los posibles y los no-actuales, nada podria existir en nuestro espacio; todo se perderia en la homogeneidad absoluta, o en la informacion cero. Es muy necesario que, en los dominios microfisicos, aparez- ca la informacion enlazante; no puede ser simplemente conducto. Esta informacion aparece por epigenesis, como aparecen las diferenciaciones organicas o psicologicas.

Si Descartes, por sus concepciones en fisiologla, es el antecesor de los ciberneticos, por las que tocan a la embriologia es el padre de todos los que pretenden crear la morfologia sintetica, es decir, de los que intentan explicar la aparicion de las formas unicamente mediante el juego de las leyes fisicas ordinarias. Es caracteristico que toda la embriologia cartesiana descansa en el recurso a enlaces de tipo a), ya sean dinamicos o cinematicos. Los esbozos de los organos fundamentales, y sobre todo del organo fundamental por excelencia, el corazon, se de- ben, segun Descartes, a una especie de equilibrio dinami- co (la Gestalt mas precoz), a una “efervescencia” que se produce por el encuentro de dos germenes. Despues, la circulation modela el aparato circulatorio, del mismo modo como las aguas crecidas cavan su lecho. Y, final- mente, los otros organos son el subproducto de los canales o de los tubos asi formados; el rinon, la vejiga y los urete- res son los excrementa cerebrales; son aportados por los canales, como los sedimentos por un rio.6 Como esos enlaces del tipo a) a lo sumo pueden guardar la informa­cion y no aumentarla, la tentativa cartesiana, muy bur- da, estaba destinada al fracaso. Pero podemos decir que

6 Cf. Dreyfus Le Foyer, Le medecine cartesienne, Rev. de Metaph., enero de 1937, p. 251.

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las tentativas mas modernas, en la medida en que tam- bien apelan a enlaces del mismo tipo, no son mas validas.

De hecho, las diferenciaciones organicas aparecen a partir de formas mas simples, y no pueden relaeionarse con las regulaciones dinamicas. Los esbozos que se con- vertiran en el aparato circulatorio, por ejemplo, apare­cen aqui y alia antes del flujo de la circulation, y luego se fusionan para formar la red vascular. A tal punto, como lo demostraron las recientes experiencias de Jolly, que la destruction del presunto esbozo cardlaco no tmpide el de- sarrollo correspondiente de la aorta. Es el propio organis- mo el que forma activamente sus conductos, sus canales y sus conductores: por'definition, sin conductos, sin cana­les y sin conductores previos. Asimismo, en el orden psi- cologico, si me desplazo en un terreno donde no existen rutas, o caminos trazados, en mi carnpo de comporta- miento aparecen trayectos e itineraries improvisados, ins- pirados sin duda por la forma del terreno, que nunca es completamente homogenea, pero que no esta rigurosa- mente determinada por ella. El ingeniero que traza las rutas busca la mayor econo mi a y el rnejor rendimiento, pero, en su esfuerzo creador, no obedece pasivamente al principio de la menor action, a la manera de una gota de agua en un piano inclinado. Se inspira en un tipo ideal, que, con riesgo de error, trata de realizar. Buscando los medios apropiados y estableciendo las diferentes etapas de la ruta, toma en cuenta el punto de llegada al mismo tiempo que el punto de partida. Lo mismo sucede con los conductos y enlaces auxiliares en el organismo vivo. Nun­ca son meros efectos, sumas de funcionamientos o de equilibrio paso a paso, o lechos cavados por efecto de un dinamismo ciego. Los vasos que sirven para la respiration pulmonar, antes de servir plenamente, se forman en el embrion, oxigenado por la sangre materna, y, de manera inversa, los vasos que, a la bora del nacimiento, ya no

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funcionan, no desaparecen como el antiguo lecho de un rio seco.

F ig. 8

A1 nacer, el canal arterial que en el embrion vierte la circulation menor en la mayor, improvisa una. oblitera- cion fisiologica por contraction de la pared; despu6s se cierra anatomicamente. El agujero de Botal que comu- nica el corazon derecho con el izquierdo, sufre una oclu- sion fisiologica; luego se cierra, ties o cuatro meses despues, mediante anastomosis. Las presencias o las ausencias de vasos estan visiblemente subordinadas a algo mas que a meras causas a tergo. Es cierto que la oblitera­tion fisiologica del agujero de Botal parece efectuarse de manera puramente mecanica — o al menos “causalis- ta” — gracias al efecto del aumento de la presion san- guinea en la auricula izquierda.

Los septa que constituyen sus paredes, sobre todo el septum primum, funcionan como valvulas y se unen. Pe- ro ahora todavla falta explicar por que los septa se han formado precisamente con anterioridad, de manera tal que en el momento deseado, un efecto puramente rneca- nico puede hacer que funcionen segun las necesidades del organismo.

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La memoria organica, lo hemos visto, no puede ser re- sultado del funcionamiento del organismo. Una vez cons- tituidos, los canales y los conductos, instrumentos auxi- liares de los enlaces y de la circulation, los usuarios que se sirven de ellos, ya sea hombres, animales, globules, hu- mores, ondas o pardculas, pueden reducirse al estado de una multitud ciega que obedece a impulsos o a fuerzas to- tales, pero es tergiversar las cosas tratar de explicar su constitution misina por lo que no esta permiddo precisa- mente sino por esta constitucion primaria.

Ast pues, aqui volvemos a encontrar, en la accion estructurante, en la accion del anti-azar positivo, el mis- mo esquema de encuadramiento que en la accion en ge­neral o en la comunicacion. La improvisation directa de enlaces informantes en un campo necesariamente analo- go a un cainpo de conciencia, es fundamental, primaria e irreductible. Toda informacion nueva es una invencion analoga a la invencion consciente: es el efecto de un tema unificante. Enseguida, el anti-azar positivo y creador en- cuadra los aparatos auxiliares que ha constituido y que representan un anti-azar conservador o canalizante: enla­ces materiales, conductores, gulas, etc., que funcionan en encadenamientos de auxilio y que, a veces, sustituyen completamente los enlaces conscientes primitivos. Todas las maquinas organicas podrian servir de ejemplo.7 El anti-azar conservador canaliza y envuelve a su vez a las multitudes amorfas, compuestas de individualidades que no reaccionan unas sobre otras sino codo con codo y paso a paso. Si los aparatos auxiliares de conservation se degradan, el azar puro lo transporta sobre el anti-azar, y la informacion disminuye irremediablemente si el anti- azar positivo no llega a reconstituirlos o remplazarlos.

7 Cf. R . Ruyer, E le m e n ts d e p s y c h o b io lo g te , capituio VII: “Les enchainem ents substitues” ( p .u .f., 1946).

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Anti-azarinformante(intencion)

Anti-azarinformante(resultado)

Anti-azar canalizante

Azar puro canalizado ----;- M ultitudes.........

Anti-azar canalizante

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V II. E L A N TES-D ESP U ES Y LA C IB E R N E T IC A

Sr LOGRARAMOS aislar las diferentes clases de enlaces, el tiempo tendrla un paso muy diferente de acuerdo con la clase considerada en su estado puro. Los enlaces meca- nicos por ranuras, que permiten un funcionamiento inde- finido y reversible, estarlan en un tiempo igualmente indefinido y reversible; los enlaces dinamicos macroscbpi- cos, se encontrarfan en un tiempo reversible e indefinida- mente oscilante.

Los enlaces codo con codo en una multitud — es decir, la ausencia de enlaces generales en la multitud considera­da como un todo— culminan en un desorden mbximo, y estan en un tiempo irreversible, cuyo “techo” es una ho- mogeneidad maxima, en ausencia indefinida de tiempo. Los enlaces informantes de la accibn consciente estin en un tiempo irreversible y que culmina —si se conside- ra una accibn consciente individual y aislada — igual- mente en un “techo” y en ausencia indefinida de tiempo, una vez que la accibn llega a su tbrmino bptimo. Son no­tables dos puntos.

El primero especifica que ninguna clase de enlace en su estado puro proporciona el tiempo de la experiencia ordinaria, que es irreversible, continuo y sin “techo” . Este tiempo ordinario es necesariamente un “compuesto”. El segundo punto alude a la curiosa semejanza entre el tiem­po de las multitudes y el tiempo de la accibn consciente. Uno y otro son irreversibles y con “techo”, extreme en un caso y bptimo en el otro. Uno y otro, segtin la expresibn de Eddington, tienen una “flecha”. Respecto a la in-

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formation, estas flechas tienen siempre una orientation determinada, ya que la information es minima en el techo del tiempo de las multitudes, y maxima en el techo del tiempo de la action consciente. Su relation es la que debemos estudiar ahora, pues la semejanza de estos dos tiempos ha enganado a los ciberneticos.

Segun la tesis de N. Wiener, 1 las maquinas de in­formation, a diferencia de las maquinas del modelo mo- vimiento de relojeria, estarian en un tiempo autentico, al igual que los seres vivos, con antes-despues irreversible. Estarian en el tiempo de la mecanica estatistica de Gibbs y no en el tiempo de la mecanica clasica. Segun Wiener, incluso llegarian a estar en el tiempo bergsoniano.

Es curioso que esta.tesis se oponga diametralmente a la de Schrodinger.2 Segun este ultimo, la conservation de information por los organismos obliga a compararlos a una molecula de cero absolute, cuya entropla es nula, o con un clock work que funcionara sin ningun frotamiento y conserva asi integralmente su orden.

Finalmente, N. Wiener no es del todo claro acerca de )a relation que establece entre el tiempo de las maquinas termicas y el de los automatas de informacion. Los com- para, para oponerlos al tiempo reversible de la maquina newtoniana, y, al mismo tiempo, los opone entre si. Los compara con bastante naturalidad, ya que, como hemos visto, entropia e informacion son ideas contrarias y si- metricas. Los opone porque una maquina termica fun- ciona degradando la energia, mientras que un automata de feed back utiliza la informacion en su propio fun- cionamiento, de la “entrada” a la “salida” , sin “consu- mirla” .

1 C y b e r n e t ic s , capitulo 1.2 W h a t is life? , capitulos vi y vn.

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L a u t o p i a d e l o s t i e m p o s i n v e r t i d o s

Primero observa, muy ingeniosamente, que no podemos observar un sistema diferente del nuestro, que no pode­mos comunicarnos con el, a menos que la direccion del tiempo sea la misma en el sistema observado y en el siste­ma observador. El hecho mismo de que veamos una estre- 11a significa que su termodinamica es semejante a la nuestra. En efecto, percibimos la luz que llega a nosotros y termina en nuestros ojos o en una placa fotografica, po­demos ver las estrellas que emiten luz, pero no podriamos ver las estrellas que eventualmente la “irradiaran a la in- versa” , es decir, que absorbieran la luz. Conocemos nues­tro pasado, pero no nuestro futuro. La retina o las placas fotograficas no pueden desempenar su papel a menos que reciban informaciones emanadas de la estrella, en un ins- tante presente, cuyo pasado no este contaminado por un desorden del antes-despues. Si tuvieramos imagenes anti- cipadoras, pre-imdgenes, del mismo modo que tenemos imagenes residuales, after images, tanto la vision como la fotografia serian muy diflciles. Si quisieramos comunicar­nos con un ser cuyo tiempo fuera contrario al nuestro, nos seria imposible percibir sus mensajes informantes como mensajes. Supongamos que ese ser B quiera enviarnos a nosotros, que somos A, como mensaje o serial, un cuadra- do que trazara en la arena. Como nuestro tiempo en esta hipotesis iria al contrario del suyo, veriamos primero en el momento a para nosotros y b para el, debiles huellas indistintas, que se precisarian enseguida volviendose un cuadrado en el momento a para nosotros, y b ’ para el. El cuadrado desapareceria repentinamente para nosotros en nuestro instante a ’, que corresponderla al instante b, en el que B lo dibuja. Pero, como de acuerdo con nuestro antes-despues habriamos visto formarse el cuadrado progresivamente y por si solo, atribuiriamos su formacion

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a causas naturales, y por ello no nos parecerla una serial. Su brusca desaparicion nos parecerla una catastrofe igualmente natural.3

La utopia de Wiener no prueba exactamente lo que quiere probar. Supongamos que en lugar de un simple cuadrado — cuya formacion progresiva podrla pasar, en rigor por una cristalizacion o un lusus naturae—, B envla un mensaje muy complejo, que comprende nume- rosos caracteres de imprenta. Nos harla falta mucha mala voluntad, incluso en esas condiciones, para no comprender el mensaje como mensaje.

O bservador Emisor

O L - < £

antes despuis

despues--- 2Z7

antes

A BF ig . 9

3 Cybernetics, p.45.

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La utopia de los tiempos invertidos es menos utopica de Io que Wiener imagina, pues, de hecho, la conciencia, sin invertir el tiempo termodinamico, lo percibe al menos, y, durante largos lapsos, no queda restringida a instante por instante. Dejemos de lado la hipotesis de la inversion, y consideremos que B es un ser ordinario, consciente, al que estamos observando. Ocurre muy frecuentemente que de a a a ’ adivinamos progresivamente las intenciones de B, comenzando por un presentimiento vago, y termi- nando por una percepcion precisa. Si B nos es hostil, po- demos presentir su hostilidad por medio de efectos-sig- nos, muy ligeros, s, s ’, s ”, descifrables, no obstante, por un psicoanalista. Estos efectos-signos, que emanan de in­tenciones o complejos de B, remontan de alguna manera el curso del tiempo, para nosotros, y ocasionalmente para B, si es inconsciente de su hostilidad latente. Los remon­tan o, al menos, emanan de una fuente, S, intemporal o trans-temporal, respecto del lapso considerado.

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Fig. 10

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Asimismo, en la invencion a menudo sucede que el in­ventor presiente, por los efectos-signos, una idea todavia oculta de la que, en cierto modo, tiene “pre-imageries” y no after images.

Los primeros esbozos, imperfectos, llegan antes de la realizacion clara, exactamente como en la utopia de Wie­ner el cuadrado semiborrado es percibido por A antes del cuadrado trazado con claridad.

IJn metafisico tendria incluso el derecho de utilizar el esquema de los dos tiempos invertidos — o de los dos tiem- pos, de los cuales uno es mas “percibido por la concien- cia” que el otro— para interpretar, de acuerdo con una finalidad cosmica o teologica, la evolucion de las espe- cies vivientes. Nos parece que esta evolucion tiene causas naturales: mutaciones, seleccion, adaptacion, etc. En cortsecuencia, los espiritus positivos se rehusan a ver un sentido, una idea, detras de las formas organicas y su evolucion. Pero se trata, quizas, de la misma ilusion, de- bida a la misma interversion, o al mismo desplazamiento de nuestro tiempo, respecto al del Demiurgo o al del Im- pulso Vital, que hace que A interprete el cuadrado que traza B como una cristalizacion natural, o un lusus natu­rae, cuando que es “significante”.

En todo caso, es irrefutable que un simple cambio de ritmo temporal, en un mensaje significante, es suficiente, a menudo, para hacer dificil la comprension, o, incluso, el reconocimiento. Por lo contrario, podemos encontrar un significado perdido cambiando un ritmo inapropiado. Con la camara cinematografica rapida, los movimientos de titubeo de los zarcillos de las plantas y la eclosion de las flores parecen asombrosamente intencionales. Y nada prueba que ese ritmo de la camara no sea el ritmo “bueno”. Si pudieramos ver una secuencia cinematografi­ca hecha de acuerdo con documentos precisos, que repre- sentara en algunos minutos la evolucion del hombre a

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partir de sus antepasados los simios, la cefalizacion progresiva, la posicion vertical a partir de la marcha del cuadrupedo, el cambio de aspecto del rostro y de la mira- da, es muy probable que las interpretaciones “significan- tes” de la evolucion ganarian muchos adeptos, y que, aun los positivistas, quiza concederian menos importancia al hecho — que las mutaciones acumuladas parecen expli- car— de la aparicion del hombre de hito en hito. Las mu­taciones, insertadas en la aparicion de conjunto, ya no nos parecerian sino medios subordinados.

Durante el siglo X I X se crela que se borraban las dife- rencias de genero entre las cosas, o que se explicaba sufi- cientemente su especificidad, al “ahogarlas” en una evo­lucion muy lenta. Se ha necesitado todo el arsenal de la fenomenologia para escapar a este prejuicio. Los sentidos y los fines no aparecen a menudo sino a costa de una ina- tencion sistematica a los detalles y a los medios subordi­nados. Asi como los caminantes ignoran las ruinas se- miocultas bajo la arena, que solamente la fotografta aerea revela, asi como.no hay belleza en un cuadro para quien lo mira al microscopio, o como no hay belleza hu- mana para Gulliver en Brodbignac, tampoco hay in- formacion significante para un Gulliver del tiempo que adopte un ritmo inapropiado.

L a s M A Q U I N A S Y EL. P R E S E N T E

Pero volvamos a la tesis de Wiener sobre el tiempo de las maquinas de informacion. La fisiologia del siglo xix se inspiraba en las maquinas termicas y consideraba a los automatas naturales, los organismos, como maquinas pa­ra quemar azucares y grasas. Lo que sobre todo atraia su atencion era el balance energetico o el equilibrio del me- tabolismo. Pero hoy la fisiologia se interesa ante todo por

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las operaciones que se efectuan a un bajo nivel energeti- co, como en los tubos electronicos, donde lo que cuenta no es el balance energetico, sino la fidelidad con la cual se reproducen o utilizan los mensajes. La fisiologla no se ins- pira mas en la termodinamica, sino en la teorla fisica de las comunicaciones.4 Considera a los organismos como automatas acoplados con el mundo exterior, no solo por su flujo de energia, su metabolismo, sino por el flujo de las impresiones, de los mensajes que llegan y parten. Los organos de recepcion de los automatas son el equivalente de los organos sensoriales, sus organos de efectuacion son el equivalente del sistema muscular. Entre estas dos clases de organos, entre la “entrada” y la “salida” de las ma- quinas, otros tienen por funcion, como el sistema ner- vioso central, almacenar las informaciones, las reglas de accion, y controlar la efectuacion segun la percepcion de los resultados ya obtenidos. En los automatas, ya sean naturales o fabricados, el tiempo, concluye N. Wiener, tiene un sentido mucho mas evidente que en las maquinas termicas. No podemos invertir los mensajes que began y los que salen, y es igualmente imposible imaginar el fun- cionamiento de un automata que tuviera pre-imagenes o cuya memoria precediera los mensajes de llegada, como imaginar un ser viviente que conociera su future y no su pasado. Asi pues, es claro que la relacion “entrada- salida” esta en un tiempo de sentido unico, e implica un orden definido pasado-futuro. “De este modo, los moder- nos automatas existen en la misma clase de tiempo berg- soniano que los organismos vivientes, y no encontramos ninguna razon en las consideraciones de Bergson para creer que el modo esencial de funcionamiento de los organismos vivientes sea diferente al de los automatas de este tipo.”

4 C y b e r n e t ic s , p. 55.

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Hemos reconocido que efectivamente la linea del pre­sente pasa entre la “entrada” y la “salida” de las maquinas de information, y, mas generalmente, que esta fijada por el funcionamiento en curso de cualquier ma- quina auxiliar de una accion. Solamente una maquina que esta funcionando puede fijar el presente con preci­sion. A primera vista parece extrano hacer pasar una li- nea divisoria metafisica entre la “entrada” y la “salida” de las maquinas. Pero para convenccrse basta mirar sin pre- juicio alrededor de nosotros. En este momento preciso, la punta de mi pluma deposita tinta sobre una hoja; dirigi- da por mi mano, escribe una frase de acuerdo con un montaje fisico, que responde al sentido que quiero expre- sar, y apunta a una verdad. La verdad, el sentido, y hasta la frase que quiere expresarlo, se “despliegan” temporal- mente — incluso, la verdad sale completamente del tiem- po — , pero la punta de mi pluma funciona en un presente muy preciso. Por la calle pasan los automoviles a cada fraction de segundo, una chispa, que se enciende auto- maticamente, hace que explote la gasolina y empuje el piston de modo que el conductor del automovil llegue a un lugar preciso, respondiendo a una intention psicologi- ca envuelta por un “ideal” mas amplio. Unos pajaros can- tan en los arboles de la plaza; su laringe funciona en el presente riguroso de las vibraciones sonoras de acuerdo con una compulsion instintiva mucho mas liberada del tiempo y del presente, y que responde a no se sabe que in­tencion vital, tan antigua como el mundo. Ni siquiera los peatones caminan sin una maquina intercalada. Su in­tencion de ir a cualquier lugar, para realizar cualquier cosa, envuelve la accion con una “tarea” subconsciente, que cubre ella misma los funcionamientos fisiologicos y la mecanica cronologicamente rigurosa de una serie de cai- das detenidas. Una linea ideal del presente no corta pun- tualmente la actividad sino mediante las maquinas. Sin

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ellas, lo actual seria una specious present de amplitud variable segun el grado en que fuese posible dar forma material a la acdvidad.

E l a n t e s d e s p u e s y l a e n t r o p i 'a

Pero queda por saber si las maquinas solas, ya sean clock work, maquinas termicas o maquinas de informacion, podrian dar, independientemente de su envolvimiento por la conciencia, no solo el presente, sino el tiempo flechado, del pasado al futuro. Debemos plantear este problema de una manera mas precisa.

(jExiste verdaderamente un criterio puramente fisico, al estilo de los fisicos, del antes y del despues? A esta cues- tion los fisicos responden, en general, con un confortable sentimiento de seguridad: “si, ese criterio objetivo existe”. Para saber si el instante t ’ esta despues del instante t, bas- ta, por ejemplo, registrar la temperatura de un cuerpo caliente colocado al lado de un cuerpo mas frio: si la tem­peratura es mas baja en el instante t ’ que en el instante t, es que t’ esta despues de t. El aumento de la entropia da la “flecha del tiempo”. Pero esta respuesta, como observa incidentalmente Eddington,5 y explicitamente Watana- b e ,6 encierra un circulo vicioso. Para saber si la entropia va en aumento o en disminucion, es necesario que yo ten- ga, directa y psicologicamente, la intuicion del sentido del tiempo. Imaginemos un fisico que no tuviera esta in­tuicion y solo fuera capaz de medir las temperaturas y el valor de la entropia. Encontraria entonces numeros dife- rentes en t y en t’. Pero entonces, <;'por que, entre estas tres hipotesis: 1° “hay diversas entropias” ; 2° “la entropia

5 La nature du monde phisique, p. 106.6 Revue de metaphisique, octubre de 1951.

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d ism in u y e ” , 3 ° : “ la e n tro p ia a u m e n ta ” , escoger a u to m a - t ic a m e n te la te rce ra? P a ra q u e sus d ife re n te s observa- c io n es te n g a n u n n u m e ro d e o rd e n , se n ece s ita q u e el te n g a el sen tid o de l tie m p o . N o p o d r ia sa b e r si la o b se rv a ­t io n b, d e la e n tro p ia b, e s ta desp u es d e la o b se rv a tio n a d e la e n tro p ia a, y d e b e , p o r co n secu en c ia , c o n s id e ra r la co m o se g u n d a o b se rv a tio n , si no tu v ie ra el se n tid o del tie m p o . P o r lo ta n to , b )a n o fija el se n tid o d e l tie m p o . Si el flsico , g u ia d o p o r u n a im p re s io n psico log ica a n o rm a l — q u e re m o s d ec ir , d ife re n te d e la n u e s tra — c rey e ra q u e b e s ta a n te s q u e a, c re e rla p o r lo m ism o q u e la e n tro p ia h a d ism in u id o . C a m b ia r la el e n u n c ia d o d e la ley, y no te n d r la n in g u n a ra z o n p a ra c o n tra d e c ir su in tu ic io n .

U n a p r im e ra razo n p a ra p e n sa r q u e la ev o lu c io n d e la e n tro p ia , ta l co m o a p a re c e a n te n oso tro s, su p o n e u n a d i ­r e c t io n in tu itiv a de l tie m p o , y n o f i ja o b je tiv a m e n te esta d ire c c io n , es q u e la in tu ic io n subsiste , a u n c u a n d o ob- se rvam os fen o m en o s m ecan ico s reversib les. G rac ia s a esa so la in tu ic io n , p u e d o h a b la r d e u n sen tid o d a d o p a ra u n fe n o m e n o reversib le d ire c ta m e n te . L as leyes n e w to n ia n a s o e in s te in ia n a s , c o m b in a d a s co n los d a to s cosm olog icos, f ija n , com o se a d m ite g e n e ra lm e n te , el se n tid o d e ro ta -

c io n d e la tie r ra , y, p o r co n secu en c ia , el se n tid o d e ro- ta c io n a p a re n te d e los cu e rp o s celestes. D e a c u e rd o , p e ro ta m b ie n hace fa lta q u e yo, el o b se rv ad o r, n o c re a q u e

“las o ch o h o ra s ” e s ta n a n te s d e “las s ie te ” . P ues e n este ca- so e n c o n tra r la , sin a so m b ra rm e , q u e las leyes a s tro n o m i- cas s e n a la n q u e el sol sa le p o r el oeste , y n o p o r el este . De h ech o , p o r la c o m b in a t io n d e las leyes a s tro n o m ic a s y d e m i in tu ic io n psico log ica de l tie m p o , el sol sale p o r el este y n o p o r el oeste . D ec ir q u e el fe n o m e n o es reversib le es d e c ir q u e a m i ra z o n n o le im p re s io n a r ia q u e el sol sa- lie ra p o r el oeste . P e ro p o n g o la fra se en c o n d ic io n a l c o ­m o p ru e b a d e q u e , a p e sa r d e l c o n se n tim ie n to d e m i ra -

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zon, mi sensibilidad, o no se que, siente directamente cual es el antes y cual es el despues.

Para saber en que sentido van las agujas de un reloj, y si las ocho son despues o antes de las siete, necesito de esta intuicion. Poco importa que ei reloj sea un clock work ideal, sin frotamiento, o un mecanismo imperfecto, que hace justicia a la mecanica estatistica de Boltzman o de Gibbs gracias a frotamientos internos,

Porque, una vez mas, nadie me aseguraria que “entro- pia aumentada” significa “instante ulterior” , si no lo su- piera ya. El segundo principio de la termodinamica es, indisolublemente, como subraya Watanabe, a la vez psi- cologico y fisico; si no serla una mera tautologia: “La entropla aumenta con el tiempo.” Si la definimos segun eso, sentido del tiempo por aumento de la entropia, el principio devendria entonces; “La entropia aumenta con el aumento de entropia.” Para que este principio signifi- que algo, necesita convertirse en: “dada nuestra intuicion del antes-despues, la entropia aumenta segun el sentido psicologico del antes-despues”.

No hay que imaginar que el caracter hibrido, psicolo­gico y fisico, del segundo principio de la termodinamica, sea un caso unico y excepcional. Todas las nociones ver- daderamente fundamentales empleadas por los fisicos, estari necesariamente ligadas a la intuicion consciente, en virtud de! mismo principio que hemos llamado el “princi­pio de encuadramiento” de las maquinas por la concien- cia. La observacion cientifica se realiza frecuentemente por maquina interpuesta. Pero hay que llegar a una toma de conocimientos de lo que ella indica, es decir, a la sen- sacion y a la percepcion consciente.

El concepto fundamental de simultaneidad es asi un “mixto” psicofisico como el concepto del antes-despues. A pesar de que generalmente desconocemos este aspecto de la teoria de la relatividad restringida, es, no obstante, in-

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discutible. El razonamiento de Einstein reconoce que la simultaneidad es un concepto vaclo si solamente se conci- be o imagina en abstracto, y si no es realizable en una ob- servacion concreta. Decir que dos centellas son simulta- neas para un sistema de referencia, equivale a decir que si estoy ligado a ese sistema y las observo a favor de dos espe- jos inclinados, las veria conjuntamente en mi campo de conciencia. Puedo, por supuesto, hacer que me rempla- ce ventajosamente una maquina de gran precision capaz de medir la simultaneidad al millonesimo de segundo, pero es necesario, indefectiblemente, que yo lea el resul- tado para darle un sentido, y en no importa que caso, la simultaneidad no se “realiza” sino por el transvuelo abso­lute de un campo de conciencia en el cual los detalles multiples son a la vez distintos y presentes, sin estar real- mente “a distancia” unos de los otros, como los cuerpos en el espacio. Eso no equivale a que en mi campo de con­ciencia pueda yo mirar dos relojes a la vez y constatar su sincronismo, sin que su distancia, en la sensacion unica, deba ser vencida por los medios flsicos de propagacion e informacion, como la distancia fisica. Si fuera asl, la difi- cultad de definir la simultaneidad se proyectaria al infini­te sin resolverse jamas.

El universo tetradimensional de Minkowski, como lo demostro Eddington, esta construido enteramente sobre la base psicologica del aquf y el ahora, sobre el “visto- aqui-ahora”. Toda la teoria de la relatividad ha consistido en abandonar la creencia en un “ahora” uni­versal y abstracto para no creer sino en el “visto-aqui- aflora” concrete y psico-fisico, limitando la zona del pasado absolute y del futuro absolute, y separando el an­tes y el despues por una zona “en otra parte”, en la que se alojan acontecimientos cuya simultaneidad, siendo inob­servable, no tiene ni significacion ni realidad.

El error que se cometla antes de Einstein se basaba en

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una confusion de orden tanto psicologico como fisico. Si se creia en la simultaneidad absoluta independientemen- te de toda posibilidad de interaccion y de serialization, es que se confundia la conception abstracta de una simulta­neidad con una observacion. La simultaneidad absoluta anterior a Einstein tambien se relacionaba con la psicolo- gia, pero con la psicologia mltica del pensamiento puro, no con la psicologia concreta de Ja sensacion, con ese mixto psico-flsico que es la sensacion o la observacion. El error consistla, sin duda, como se ha subrayado, en sepa- rar radicalmente el tiempo y el espacio, pero este error mismo era el efecto inevitable de un error previo y mas fundamental, que consistla en separar radicalmente lo psicologico y lo fisico. El concepto de simultaneidad abso­luta descansaba en una ilusion psicologica, del mismo orden que aquella que hace que los incautos o los neuroti- cos crean en la ubicuidad y la omnipotencia del pensa­miento. La conciencia desde luego tiene ubicuidad e incluso omnipotencia en un sentido, pero en el campo li- mitado de transvuelo absoluto que es su ser, donde no hay necesidad de propagation progresiva, donde puede haber simultaneidad, accion e interaccion, en un “aqul y aho- ra” concreto, no exacto, y, por tanto, unitario. No debe- mos interpretar el caracter psico-flsico del segundo prin- cipio de la termodinamica, como parece hacerlo Wata- nabe, encerrado en la acepcion de un idealismo del todo infantil, que consistirla en decir: “La observacion es la que crea el sentido del tiempo del universe fisico.” Esta interpretation serla tan falsa en ese dominio como en los otros, tan falsa como, por ejemplo, la formula conocida: “La escala de observacion es la que crea el fenomeno”, o cualquier otra adaptation moderna del “Esse est percipi”. El hecho de que la interaccion real sea psicoflsi- ca y opere en un aqul-ahora “patrimonial” , en una mo- nada de accion, no es una confirmation de la tesis idealis-

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ta segun la cual el Esplritu y el Conocimiento crearon el mundo. Leibniz se adapta facilmente a la ciencia moder- na, pero no Berkeley. Supongamos que A, un ser cons- ciente, observa no un fenomeno flsico dependiente de la mecanica de Gibbs, sino a otro organismo consciente B. No sera entonces el sentido intuitivo del tiempo de A lo que creara el sentido del tiempo de B, ya que tambien B posee un sentido intuitivo del tiempo, y que, segun la hi- potesis, tendrla el mismo derecho de crear el sentido del tiempo de A. Si A observa a B todavia en el estado embrionario, no podremos decir que el crea el sentido del desarrollo organico. Seria una paradoja demasiado bur- da disociar el desarrollo organico o la embriologta, del comportamiento y de la actividad psicologica. For razon de continuidad, es muy necesario admitir que todo de­sarrollo organico, animal, vegetal o microbiano, se encuentra en un tiempo cuya “flecha” no depende de la observacion.

Si ahora A observa a lie n estado de cadaver y “desor- denandosc” segun las leyes fisicas del aumento de la entropla, tambien por razon de continuidad habra que admitir que su observacion no crea mas el sentido de la desorganizacion que el de la organizacion vital.

E l a n t e s -d e s p u e s y l a a c t iv id a d

Positivamente el sentido del tiempo de A es el sentido mismo de su actividad informante y de su trabajo crea- dor. El trabajo psicoorganico es el que crea el sentido del tiempo o, al menos, lo que constituye la materia prima del antes y el despues. Si no hubiera en el universo seres vivientes, o en un sentido amplio, organismos, no habrla un sentido del tiempo. Esto no equivale, con mucho, a decir que la observacion de los fenomenos por un ser vivo

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y consciente es la que fija el sentido del tiempo. Es el hecho mismo del trabajo y de la accion informante lo que produce o contribuye a producir el antes y el despues, y como, segun la fisica moderna y la biologia, es imposible establecer una division absoluta entre las individualida- des organicas mas primitivas y las moleculas de todos los verdaderos individuos del universo — tanto aquellos que tradicionalmente todavia. pasan por seres fisicos, como los que pasan por organicos —, podemos decir que ellos son los activados y, en consecuencia, contribuyen directa- mente a la produccion del antes y e! despues. La paradoja esta en que, cuando llegamos a esos atomos de actividad que son las acciones e interacciones cuanticas, la dis- tincion antes-despues probablemente no tiene sentido. 7

Por eso es futil pretender seguir con nuestro pensa- miento, dot.ado de memoria y de un antes-despues psico- logico, el curso, que se cree progresivo, de un electron, sobre lo que metaforicarnente llamamos su trayectoria, o pretender seguir su rotation propia. Esta operation es tan vana como pensar la simultaneidad absoluta en ausencia de interaction. El electron no recorre su trayectoria en un “paso a paso” espacial y en un “instante a instante”, o en un “antes-despues” temporal, calcado del antes-des­pues de nuestras acciones a escala mayor. El paso a paso temporal del antes-despues, como el paso a paso espacial, no pueden aplicarse a los individuos primigenios, que no “dominan” “subindividualidades”.

Pero si consideramos a los individuos complejos y, en sentido amplio, “organicos” , el sentido del tiempo resulta de la relacion de su actividad intencional, en transvuelo “absolute” y los mecanismos subordinados que realizan progresivamente la intencion temporal. El tiempo “fie-

7 Cf. H. Reichenbach, Les fondernents logiques de la mecanique des quanta {Conf. H. Poincare, junio, 1952).

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chado” tal como reina en la evolucion organica y en la vi- da psicologica, es un mixto de dos elementos, en si mis- mos no temporales: el pensamiento puro, sin maquinas fisiologicas o mecanicas, que nos es inaccesible, pero al que nos acercamos, y que esta fuera de la diuturnidad; y el funcionamiento puro, por empujones a tergo entre ele­mentos multiples, que solo esta en la diuturnidad a traves de una conciencia vigilante. Solo porque nuestra concien- cia intcncional utiliza los set psiquicos y las maquinas, es­ta ternporalizada, y, podemos agregar, es por eso verda- dera conciencia psicologica, pensamiento que se percibe a si mismo en lugar de perderse en la transparencia supra-consciente, de la esencia. La conciencia esta en el tiempo “flechado” porque es vigilia y esfuerzo, trabajo y no acto puro, trabajo siempre tendido hacia una in- tencion intemporal, pero frenado y empujado a la vez por el juego de los medios multiples subordinados. Spinoza se sentia eterno cuando pensaba, pero seguramente no se sentia asi cuando redactaba sus pensamientos con una pluma de ganso de mala calidad. El terron de azucar que se deshace en el agua, que Bergson toma como ejemplo, indudablemente no experimenta la fusion como una diuturnidad. Tal vez la experimenta cada uno de sus enlaces rnoleculares en el momento en que se desatan, pe­ro no el terron como tal, que no tiene ninguna indivi- dualidad. Mi deseo de tener agua azucarada tambien es relativamente intemporal, aunque en un sentido muy diferente. La fusion del azucar, envuelta-por-mi-deseo- de-agua-azucarada, la espera de su realizacion automa- tica, es lo que esta verdaderamente temporalizado. El tiempo es producto de dos factores: un “eterno relativo” y una “maquina envolvente” .

Los set psiquicos deben clasificarse, en cierto sentido, en la categoria de las maquinas envolventes. Lo propio de la accion psicologica es transformarse en estado mnemi-

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co. La accion psicologica es una informaci6n original por abocamiento del individuo al mundo de las esencias y de los valores; el estado psico-mnemico representa una espe- cie de capitalization del trabajo informante. El estado psicomnemico es una accion vuelta ser, semi-sustan- tivado, y que facilita el trabajo ulterior, asi como el capi­tal industrial y social facilitan el trabajo social. Si tuvi£ra- mos una “memoria del futuro”, es decir, una a prehension directa por contemplacion pura de la forma, no habria necesidad de conversion activa ni de trabajo: no ha­bria sentido del tiempo.

En cuanto al sentido de la evolucion de la entropia, no constituye un problema distinto al del sentido de la ac­cion y del trabajo informante, ya que la entropia es una “desinformacion” , una negacion de la actividad indivi­dual sistematizada. Hay aumento de la entropia, degra­dation hacia la mezcla homogenea, en cuanto un sistema individualizado se deshace y se transforma en una multi- tud, en cuanto los elementos incordinados ya no son sino interacciones no sistematicas, y obedecen a la ley de los grandes numeros. El sentido del tiempo, de acuerdo con el segundo principio de la termodinamica, se fija, pues, a contrario: — objetivamente, y no por la virtud magica de la observation—, por el sentido del tiempo en el trabajo individual. Dejar de trabajar como individuo, si los enla­ces conservadores no mantienen el capital de informacion acumulado, es dejar que la informacion se degrade auto- maticamente. Un organismo muerto solo es una multitud de moleculas, y automaticamente esta en el tiempo de la termodinamica. El tiempo de la desorganizacion conti- nua naturalmente el tiempo de la organization, asi como la exposition de una mancha de color en un papel ab- sorbente continua naturalmente su aparicion, producida por la gota de tinta que cae de mi pluma. El tiempo de la termodinamica, cuyo curso es observable por el aumento

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de la entropla, no es, pues, un tiempo distinto del tiem- po de la accion psico-biologica, aceptando que estos dos tiempos tuvieran un origen distinto, y fuera necesario in- vestigar como pueden empalmarse a pesar de la diferen- cia de origen. La disipacion de las formas, en cuanto cesa la accion informante, es correlativa de la informacion ac- tiva misma. Porque soy capaz de ver aparecer el color es por lo que puedo observar su desaparicion, y serla ab- surdo interpretar e) hecho diciendo que la decoloracion exige un tiempo diferente de! tiempo de la coloration. Porque soy un constituyente activo de las formas es por lo que tengo el sentido de la “informacion” y, por consi- guiente, tambien el sentido de la “desmformacion”.

Solamente la actividad psico-biologica, que de inme- diato percibe su propio sentido (meaning), puede tener a la vez la intuition del sentido (richtung) de la infor­macion que crea y de la desinformacion. Solamente la ac­tividad puede experimentar a un tiempo sus exitos y sus fracasos.

La cibernetica se engana cuando cree que sus automa- tas estan en el tiempo bergsoniano. Percibimos la desor- ganizacion tan solo porque somos actividades organizado- ras. La conciencia siempre es actividad ordenadora, trabajo de organization y de informacion, anti-azar. Al- gunos fenomenos pslquicos se parecen a los aumentos de entropla (por ejemplo, e! olvido trivial, por oposicion al olvido freudiano, debido a un acto positivo de inhibicion y de rechazo, aun cuando la existencia misma del olvido banal se impugna), pero esos fenomenos no son precisa- mente actos de conciencia. El acto de conciencia pro- piamente dicho es siempre creacion o recreacion de la informacion; el acto de conciencia no da, pues, por defi- nicion, un antes despues. Todo trabajo consciente esta “flechado”, y esta flecha da, por oposicion, la flecha de la desorganizacidn falta de trabajo.

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Las pellculas proyectadas en sentido inverse dan un es- pectaculo contrario a la razon, entendida a la vez como principio de calculo matematico y como costumbre e impresion de racionalidad. Son contrarias a la razon rna- tematica porque presentan fenomenos que no se con- forman con la ley de los grandes numeros. Son seguida- mente contrarias a la impresion de racionalidad, porque presentan resultados gratuitos obtenidos sin actividad in- formante, o, al contrario, porque presentan actividades que culminan en una desinformacion. En una pelleuia proyectada en sentido inverso, los trozos de un tazon roto rehacen el tazon entero sin esfuerzo y sin trabajo, cuando sabemos, por experiencia, que es dificil reparar la vajilla. Un pintor filrnado a la inversa parece borrar de la tela los colores y termina con el aire confundido de un amnesico, como si hubiera trabajado para volverse arnorfo y vago, cuando sabemos, tambien por experiencia, que el trabajo precisa las ideas. Si de hecho vemos la pelleuia invertida como tal, y si el artificio de la proyeccion no basta, ob- viamente, para invertir en nosotros el sentido del tiempo, es porque tambien trabajamos psicologicamente como coadyuvantes atentos a su proyeccion.

La eficacia causal no puede aprehenderse directamen- te en el cheque mecanico de dos bolas de biliar que se co- munican movimiento. En este punto la crltica de Hume es valida. Pero es muy diferente para una actividad sensa- ta, ya sea en ml, ya sea fuera de ml. Yo “soy” mi propia actividad sensata. Decir que cengo la intuition de ella se- ria insuficiente, pues mi actividad consciente no es otra que “yo” . En cuanto a mi actividad instintiva e incons- ciente, sucede que asisto a elia como desde afuera, des- cubriendo sentidos demasiado tarde, como si se tratara de la actividad de otro. Iricluso en este caso aprehendo el sentido, rriucho menos por induccion que por intuicion, salvo en los casos, a pesar de todo excepcionales, de los

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que se ocupa el psicoanalisis. La actividad instintiva, y sobre todo la actividad plenamente consciente de los otros, puede ser para mi objeto de intuicion, tanto como mi propia actividad, cuando no es actividad espiritual pura. No es ciertamente por induccion que interpreto co­mo “esfuerzo para no resbalar” , los ademanes de un hombre que se afianza en una pendiente peligrosa. En- tonces habria que admitir que es tambidn por induccidn como comprendo mis propios ademanes. semi-instintivos para no caer, como si tuvieran el sentido de “tratar de no caer” . La torpeza inevitable de la frase manifiesta la tor- peza de la interpretacion. El antes-despuds, en mi activi­dad- trabajo, como en la actividad-trabajo observada en los otros, es, pues, una intuicion primaria. La critica de Hume es valida, pero tiene un alcance extremadamente? limitado. No se aplica sino a los casos teoricos en los que, como hemos visto, la inversion del tiempo, realizada gra- cias a un filme proyectado en sentido inverso, equivale a un simple cambio de ejes de referencia espacial, y la ra- zon no se escandaliza al ver que la bola de billar A esta in- movil y luego se pone en movimiento gracias a la bola B, como se escandalizaria al ver que la bola B esta inmovil y despuds se pone en movimiento gracias a la bola A . No se inquieta mas, en cuanto hay accion organizadora o desor- ganizacidn. El sentido de la actualizacidn, la intuicion de su eficacia, el antes-despuds, todo no es sino uno.

T ie m p o e n v u e Lt o v t ie m p o e n v o l v e n t e

Con todo, antes de obtener el balance de esta discu- sion, queda un ultimo punto por precisar. La accion psicologica organizadora e informante es la fuente del antes-despues. Pero una accion psicologica, considerada aislada e individualmente, daria desde luego el antes-

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despu6s, pero no el antes-despues continuo, y, al parecer, impersonal, del tiempo de la experiencia corriente. Una vez cumplida la accion, hay un antes, y a continuation un despues, pero un despues que no tiene ninguna razon de ser seguido regularmente de otro despues. El tiempo de la accion no es sino una compulsion aislada. El antes- despues de una accion es una especie de calidad pura, materia prima indispensable y fundamental del antes- despues del tiempo cotidiano, pero que, por si sola, esta- ria tan lejos del tiempo cotidiano como la fisica cuantica de la ordinaria y, ademas, por razone^ analogas.

Asi, comprendemos bien por que cuando un psicologo, celoso por encontrar los antecedentes inmediatos de la conciencia, o por qu6 un fenomenologo, animado por la voluntad de poner de lado las explicaciones y las teo- rias, para tornar a las cosas mismas, se coloca de cara al tiempo vivido, aquel psicologo y este fenomenologo no encuentran el tiempo lineal, el tiempo-dimension. No mas flujo continuo, no mas tiempo vacio con un an­tes- despu6s completamente preparado en el cual tomaria su lugar, como en el espacio, la accion consciente. El psi­cologo o el fenomenologo tienen toda la razon: lo actual vivido coincide con el presente, pero no hay que con- fundirlo con la notion abstracta del instante presente. La actualization no es un antes-ahora-despues lineal. La ac­tualization es la existencia real, en tanto que la linea pa- sado-presente-futuro solo es una esquematizacion. El fe­nomenologo va muy lejos si cree poder eliminar de sus descripciones todo antes-despues. Los encuentra bajo otros sinonimos. La “retention” y la “protension” de Hus­serl, son los sinonimos mas concretos, y, en efecto, los me- jores, pero, con todo, sinonimos del antes-despues. Asi como la fisica de las acciones elementales debe encontrar los medios para incorporarse a la fisica macroscopica, es indispensable que el tiempo de la accion psicologica

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pueda asociarse al tiempo cotidiano. Se incorpora por el procedimiento general de encuadramiento de los meca- nismos auxiliares, o de las multitudes canalizadas, que hemos estudiado detenidamente.

1Emprendo un

trabajo en un tiempo limitado

Acto psicoiogico

Marcha del presente mecanico

2Pongo en marcha el

segundero de mi reloj

Term ine mi trabajo y

se el tiempo empleado

Miro la hora en mi reloj

Ell f uncionamiento del movimiento de relojeria, o el paso de la arena en el reloj de arena, desempenan el papel del automatismo auxiliar de todas las actividades. La activi- dad psicologica envuelve el todo, pero su actual, acompa- nado por el actual f'isico y estadlstico del deslizamiento de la arena o de la expansion del resorte regularizada por el escape, deviene un presente que se desplaza sobre una linea simbolica. Su antes-despues, cualitativo y primario, deviene un antes-despues lineal. En el caso del tiempo, con todo rigor podriamos tambien eliminar los rnecanis- mos auxiliares y sus montajes, por un montaje o un set psico-fisiologico: por ejemplo, el mismo que permite los “reflejos rastreados”, y que sirve para la estimation psico­logica aproximativa del tiempo transcurrido. El automa­ta interpuesto, o incluso el juego semi-independiente del set psico-fisiologico, no pueden sino reflejar, precisando-

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lo, el tiempo del acto psicologico, asl como la balanza refleja la voluntad de elegir, de acuerdo con el peso, y lo precisa, sin tener, empero, por si misma, la facultad de elegir. En el fondo de los funcionamientos mecanicos auxiliares encontrariamos sin duda acciones autenticas, fundamentalmente de la misma especie que la actividad psicologica. Hay interacciones cuanticas en todo gasto de energta.

Pero estas acciones elementales no intervienen en los mecanismos para indicar el tiempo sino estadisticamente, y por un juego ciego de empujones progresivos, en tanto que la actividad psicologica englobante y trasvolante es unitaria y finalizada. Aprovecha la linearizacion del tiempo mecanico, la utiliza como medio de precision, pero no le debe el antes-despues inherente a toda actua- lizacion.

Los fisicos siempre se han burlado, y no poco, de las su- tilezas filosoficas sobre la naturaleza del tiempo, porque saben muy bien que el filosofo mismo esta obligado a con- sultar su reloj. Eddington, por ejemplo, 8 imagina una discusion entre Bergson y el astronomo oficial: “Yo creo que el filosofo hubiera sido el mejor, por lo menos al expresarse. Despues de demostrar que la idea del tiempo del astronomo es absolutamente un contrasentido, el pro- fesor Bergson terminada la discusion consultando su re­loj, y correria a tomar el tren que parte a la hora senalada por el astronomo.” Del mismo modo, el Boletin de la So- ciedad Francesa de Filosofia que publica el comunicado de G. Berger acerca del caracter mitico del tiempo, co- mienza con esta frase: “La sesion se abrio a las 16.30, y el conferenciante9 se excusa, por cierto, con ironia absolu-

8 L a n a tu r e d u m o n d e p h y s iq u e , p. 53.

■' A p p r o c h c p h e n o m e n o lo g iq u e d u p r o b le m e d u te m p s (Bulletin de la Societe frang. de phil. julio-septiembre de 1950), p. 93.

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tamente consciente, “de tener que permanecer dentro de los llmites del tiempo que se le ha destinado”, para pro­bar a su auditorio que el tiempo es un mito.

Sin embargo, en e! fondo los analisis filosoficos son correctos. El tiempo del astronomo oficial, o el tiempo del fisico de la termodinamica, no es sino un tiempo auxi- liar, y es tan ilegltimo considerarlo fundamental como considerar que los automatas proporcionan el verdadero modelo dc los seres vivientes. El hornbre que consulta su reloj parece reconocer la prioridad del tiempo mecanico, pero no es asi. EH hombre solo ha fabricado guarda-tiem- pos y relojes para que le sirvan de auxiliares a su tiempo intuitivo. Los relojes, como todas las maquinas, solo son la prolongation de los organos o de los set psicofisiologi- cos, y no sort nada sin el organisrno vivo. La actualization psicobiologica, el antes-despues primario, no es un sim­ple funcionamiento en el tiempo, hace el tienrpo. Im- plica una formacion creadora, que el presente del fun­cionamiento solo puede imitar. Por ello hay un sentido absolute del tiempo, incluso cuando los mecanismos en- cuadrados son reversibles mecanicamente. Dos hombres que cortversan por telefono no invierten el sentido del tiempo cada vez que uno de ellos escucha despues de ha- ber hablado y deviene pasivo despues de haber sido acti­ve. Mas alia de la comunicacion fisica operada a lo largo de la llnea, hay actualizacion creadora, tanto cuando un interlocutor escucha como cuando habla, porque el debe realizar el sentido. El hombre que consulta su reloj es como el hombre que aborda un tren nocturno en el que dormira hasta su destino: consciente y voluntariamente se subordina provisionalmente a un mecanismo que ha creado. Si el despertador me despierta por la rnanana es que por la noche decidt ser despertado a una hora deter- minada, y en consecuencia, di cuerda al mecanismo y ajuste la manecilla del timbre.

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El tiempo en general — por oposicion a los mecanismos que lo miden—, no esta, empero, a la disposition del hombre. Mi conciencia encuadra el tiempo de mi reloj, que compre para consultar la hora, y que otros hombres fabricaron. Pero mi organismo psico-biologico, capaz de dominar unitariamente una multitud de funcionamien- tos auxiliares y “hacer el tiempo” en su dominio, a su vez tambien esta dominado por los centros de actividad de mayor alcance que el suyo, y por los cuales la vida de los individuos debe representar una especie de derrame esta- dlstico analogo a lo que, para el “yo dominante” , es el metabolismo celular. El conferenciante que elige subor­dinate al tiempo de los relojes para dictar una conferen- cia acerca del caracter mltico del tiempo, el hombre que acciona su despertador para despertar al dla siguiente a las siete, no pueden elegir no envejecer y no morir, y no estar, ellos mismos, en su vida organica y psicologica, en- cuadrados por las generaciones que los han precedido y que los seguiran. Nada hay aqul de nuevo ni de inespera- do, ya que, como hemos indicado, el esquema del en- cuadramiento puede ser de etapas multiples, hasta el Encuadrante absoluto, pasando por las Especies vivien- tes, cuyos individuos no son, en un sentido, sino organos o celulas subordinadas. Estas multiples etapas de Agentes o de centros de actividad son naturalmente constituyentes de tiempos concretos, de actuales, y de antes-despues cualitativos mas o menos amplios. Sobrevivimos a nues- tras celulas, asi como la especie humana nos sobrevive. Finalmente, el Encuadrante absoluto no esta en el tiem­po, aunque el sea la fuente ultima de toda actualizacion.

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VIII. EL ORIGEN M IXTO DE LA INFORMACION

E l E S T U D I O de las maquinas de informacion comunica la certidumbre positiva de que la informacion provicne de una fuente transmecanica y, en el sentido etimolo- gico de la palabra, metafisica. Pero en esta obra no he- mos podido dejar de interpolar la metafisica, no solo en el sentido etimologico, sino en el sentido ordinario de la palabra. La tesis de la informacion transmecanica, por su parte, choca con una objecion muy grave, la misma que podemos aplicar a todo platonismo, a toda explica- cion que recurra a un mundo de esencias, de valores, de potenciales, que no seria sino una seudo-explicacion mediante una esteril mentira. Si la informacion del mun­do actual, si la alimentation de las maquinas de infor­macion, se explican por la participation de los individuos con las ideas o con las formas de un mundo transactual, ^que es lo que informa a ese mundo transactual?, ,-que ganamos con desplazar asi el problema?

E l DI L E M a

Sabemos con que energia subrayo Meyerson este dilema: o comprender un fenomeno, reduciendo a una identidad pura, por deduction a partir de otros fenomenos los ele- mentos novedosos que parece contener; o bien, admitir la novedad como absoluta, y renunciar a la comprension. Sabemos tambien de que modo Meyerson rehusa dejarse impresionar por los disfraces que tratan de disimular el

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dilema con una seudo “tercera solucion”. Recurriendo al “estado de potestad” construimos algo que aparenta ser una explicacion, ahi donde la identidad falta evidente- mente. 1 La concepcion de la informacion y del origen de la informacion que hemos opuesto a la de la cibernetica, parece, a primera vista, una seudo solucion de este genero. El hombre que compone un mensaje o improvisa una accion, el organismo que se desarrolla estructuran- dose, los seres que se forman a si mismos, no pueden explicarse por el funcionamiento de los montajes o de los feed, back mecanicos. Pero no pretendemos que esten re- gulados por medio de feed back axiologicos que pasan por un mundo trans-espacial. Un inflexible discipulo de Meyerson podria plantear la siguiente objecion: ,;cual es la diferencia entre la preformacion y la epigenesis, si la epigenesis se concibe como una preformacion en la cual la forma existe de antemano, no en el espacio, sino en un mundo trans-espacial?

L a s s o l u c io n e s d e l d il e m a

A pesar de las apariencias, las teorias filosoficas del ori­gen de la informacion son poco numerosas, porque e! espiritu humano, ante este problema, gira siempre en el mismo circulo. Se pueden distinguir:

1. Las teorias idealistas de tipo platonico, segun las cuales la informacion en el mundo sensible se debe a for­mas ideales que descienden en cierto modo a nuestro mundo, donde se manifiestan de una u otra manera. A pesar del aspecto diferente de su filosofia, Platon, Aristo- teles y Leibniz adoptan ese esquema;

1 L 'explication dans les sciences, capltulo x

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2. Las teorias mecanicistas que rechazan la idea de un reservorio de formas trascendentes y hacen surgir la informacion de meras combinaciones fortuitas de ele- mentos que existen en nuestro espacio, o las teorias “geo- metricas” , segiin las cuales, los sistemas derivan de una necesidad geometrica inherente a la naturaleza de las co- sas, como en las filosoflas de Descartes y de Spinoza;

3. Las teorias dialecticas, para las cuales las formas nuevas aparecen segun una necesidad logic a inmanente a la Realidad unica que situa por si misma sus diferentes momentos.

No es muy diflcil descubrir que las tres teorias, tan opuestas en apariencia, se asemejan. Estas teorias sacrifi- can la novedad a la racionalidad y recurren a la nocion de potestad. Esto es evidente en las teorias de las formas sustanciales derivadas de Platon. No es menos evidente en las teorias dialecticas, y Meyerson no ha dejado de subra- yarlo. Hegel, en su Filosofia de la historia habla del Espl- ritu del rnundo que “desarrolla su naturaleza unica” , que “permanece siempre el mismo”. Es menos aparente, pero no menos cierto, en las teorias de ralz democristiana, como lo senalo atinadamente Hamelin. Como decla Des­cartes, la materia adopta “todas las formas posibles” . Lo posible sirve, pues, de gula para la informacion del mun- do. Los sistemas spinozistas estan virtualmente conte- nidos en la realidad.

Estas tres teorias adoptan la primera disyuntiva del dilema meyersoniano. Quieren explicarlo todo, incluso a costa de una “reduccion de la novedad” . Otras teorias, en general mas recientes que las primeras, adoptan la segunda disyuntiva del dilema, renuncian a explicar, y admiten la novedad absoluta a costa de la racionalidad. Se pueden distinguir: 1. Las teorias de la experiencia pura, con el pluralismo, el “tychismo” de James o de Peir­ce, y, en general, el empirismo absolute, que acepta la

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experiencia de la novedad como todas las otras experien- cias; 2. Las teorias de la emergencia (Lloyd Morgan, Ale­xander), de la contingencia (Boutroux), de la evolution creadora (Bergson), de la libertad pura (Sartre), es decir, sin normas, sin valores o esencias controladoras, de la li­bertad tal como la entiende el existencialismo.

Descubrimos todavia con mayor facilidad el parentesco estrecho de estos dos ultimos generos de teorias: rechazan el concepto de potestad; desconfian de los conceptos y de la logica, de la necesidad o del determinismo. En tanto las tres teorias del primer genero son teorias de lo “pleno metafisico”, las dos ultimas creen en el “vacio metafisi- co” , que permite las aventuras individuales e imprevi- sibles, los azares en el sentido rigido de la palabra, cuan- do que el azar en las teorias democristiana y mecanicista parece no estar encargado sino de llenar los casos cotnple- tamente preparados por los posibles.

Nuestro propio estudio, a partir de la cibernetica, del origen de la informacion, nos ha conducido claramente a las teorias del primer genero, y mas precisamente a las teorias del modelo platonico. ^Como evitar las graves ob- jeciones que es tan facil hacer a este genero de teorias — sobre todo a la objecion de la “esteril mentira”— que los contemporaneos, mucho mas tentados en general por la novedad a costa de la racionalidad que por la raciona- lidad a costa de la novedad, no cesan de senalar?

Cuando se .trata de una informacion mnemica, de la repeticion de un recuerdo o de una forma organica, la objecion antiplatonica no es grave. Ya que los millones de individuos que nacen reproducen una forma espectfi- ca, es muy necesario que la informacion de cada indivi- duo no sea realmente improvisada ni creada en cada oca- sion ex nihilo. Porque si la experiencia muestra que no hay preformacion en nuestro espacio, es necesario concluir en una preforma directriz mas alia de nuestro es-

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pacio. Un discipulo de Meyerson no dejara de alardear ante lo que le parece un simple desplazamiento ingenuo del problema. Pero es e! quien se equivoca. Una re­production no tiene que explicarse como una produc­tion. Como la forma no es original, es natural buscar su origen en otro lado. Es cierto, la idea de un tipo trans- espacial es cuando menos tan obscura como la forma es- pacial. Pero ^que hacer? Si los hechos biologicos de information reproductora indica que mas alia de la na- turaleza espacio-temporal hay una supernaturaleza, que por otro lado no tiene nada de sobrenatural en el sentido teologico de la palabra, no vemos por que no se seguirian estas indicaciones por el futil pretexto de que la hipotesis de esc mundo trans-espacial no es una explication total y “ahipotetica”. Es interesante ampliar la esfera de lo que es conocido, aun si no se alcanza el confin donde lo cono- cido deviene lo intelegible. Es interesante descubrir ese mundo de tipos mnemicos mas alia de nuestro espacio fi- sico, descubrir que hay muchos continentes en la “natu- raleza”, admitida en un sentido mas amplio que el de la naturaleza espacio-temporal. En lugar de discutir, en lo absolute, sobre la legitimidad, y el sentido de una me- taflsica mas alia de la ciencia, convendria definir una es- pecie de metafisica mas modesta, que seria una cosmolo- gta de lo conocible, mas alia de lo observable.

El problema cambia de aspecto cuando se trata, no de una information mnemica, sino de una information ver- daderamente nueva, de una invencion. No que este per- mitido, como hemos podido comprobar frecuentemente, forzar una ruptura franca entre la memoria y la in­vencion. Por una parte, una reproduction psico organica nunca es estereotipada, siempre es capaz de regulation; por otra parte, una invencion nunca es libre, se parece a una reproduction tipica en la que esta como guiada por la filigrana de un posible. Hay generos y especies en las

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invenciones tecnicas, como en los organismos, y muy a menudo sucede que las mismas ideas nacen en muchos cerebros a la vez, como los multiples ejemplares indivi- duales de la misma especie pueden desarrolarse a miles de leguas de distancia. Sin embargo, la diferencia sigue siendo grande, y una teoria de la reminiscencia para la informacion inventiva, tiene algo de ingenuo y de chocante. Consideremos por ejemplo las maquinas mas recientes creadas por la tecnica. Seria ridiculo decir que el inventor de la bicicleta, como el joven esclavo de Menon, fue guiado por la intuicion-recuerdo de un Tipo ideal, controlando sus esfuerzos, igual que el radar controla un canon de D C,A. de punteria automatica. Seria ridiculo decir que mientras la bicicleta tenia dos ruedas desiguales y ninguna rueda libre, el espiritu de los inventores no estaba del todo satisfecho, al igual que un hombre que trata de recordar el nombre Warburton no esta satisfecho cuando solo logra aprehender el nombre deformado: Walliston, pero una vez que se alcanza el tipo mnemico ideal la coincidencia satisfactoria se manifiesta en que todo mundo esta contento y el modelo de la bi­cicleta ya no evoluciona mas.

No basta despojar de su ropaje mitico la teoria platoni- ca para hacerla viable. Parece que es menester despojarla todavia de much'o mas; de hecho, de casi todo. Los pro- pios organismos son semejantes, desde muchos puntos de vista, a “artefactos” y, si.es ridiculo imaginar que la idea de la bicicleta o de la camara fotografica imperaba desde la eternidad en el mundo ideal, en espera de inspirar a los inventores, es casi igualmente absurdo imaginar que el ojo o el sistema de palancas musculares de los vertebrados preexistia idealmente a los organismos reales. Que un mundo transespacial sea “conservador” mnemico de los tipos organicos o de las ideas psicologicas una vez inventa- das, es una hipotesis casi inevitable. Pero que sea el lugar

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de los Tipos que explican la inventiva misma de las for­mas organicas en el curso de la evolution, o el lugar de las esencias que explican la inventiva de las ideas en las con- ciencias individuales, es una hipotesis que inevitablemen- te parece fantastica e ingenua a la vez.

Pero cuando hemos abandonado “casi todo” del plato- nismo, cuando hemos renunciado a la creencia de ex- plicar la informacion de nuest.ro mundo por medio de formas realizadas todas en un mundo trascendente, ad- vertimos, sin embargo, que algo esencial debe conservar- se, a saber, cierto dualismo entre los valores o los sentidos entrevistos por e! agente y las leyes del mundo fisico que ese agente canaliza en direccidn de este valor o de ese sen- tido, Incluso Bergson, tan pronto a denunciar el “todo hecho” en las explicaciones de la novedad, conserva un dualismo en el fondo platonizante, cuando, en una meta­fora, por cierto poco feliz, habla de una “corriente de conciencia lanzacla a traves de la materia” . La materia solo representa un concepto vago, y la conciencia no es una corriente. Ella es la que transvuela y encuadra los mecanismos auxiliares que arma y arregla, forzandolos a funcionar segun su propia direction axiologica. Pero, en efecto, en toda informacion hay una especie de reen- cuentro entre un tema consciente y las leyes fisicas dome- nadas. Para salir de las abstracciones expondremos dos ejemplos: uno muy simple, el otro muy complieado.

a) La cafetera. La cafetera no nacio, en el espiritu de su inventor, de un tema ideal completamente formado, sino que nacio de una intencion sensata: conservar calien- te un liquido, y poder servirlo con comodidad. Esta in­tencion, en parte es funcion de conocimientos adquiridos al contacto de las leyes fisicas. Sin embargo, es un tema relativamente informe. La forma determinada de la cafe­tera real nace del encuentro entre la intencion v las leyes geometricas, mecanicas y fisicas. Primero se necesita un

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F i g . 11

cuerpo central, abierto en la parte superior, porque un li- quido sometido a la gravedad tiende a extenderse. La ba­se defoe ser suficientemente amplia para dark estabilj- dad. Ademas, es necesario un pico o un canal para verier el llquido. La altura del canal debe estar a la misma altu- ra del cuerpo, de acuerdo con la ley de los vasos comuni- cantes. Si un fabricante encontrara bueno disenar una cafetera segun ese modelo — que se daria a criticar en las pruebas de inteligencia- advertiria pronto la protesta eficaz de las leyes fisicas. Sin esperarlo, por una experien- cia mental que descansa en el conocimiento de las leyes fi­sicas, tanto como en un acto inteligente propiamente dicho, hace que el conducto vertidor “se conforme” a las exigencias de la hidrostatica. En los modelos mas refina- dos, el asa debe ser poco conductora del calor para que la mano que la tome no se queme; la tapadera debe quedar detenida por un reborde interior, etc. La forma y las di- mensiones de la cafetera tambien deben conformarse a la forma y a las dimensiones de la mano y del organismo del hombre. Pero este mismo organismo, como hemos visto, ha nacido del encuentro de las “intenciones” vitales pri- mitivas con las leyes fisicas, y, en consecuencia, en nuestro analisis no hay ningun circulo vicioso. Por otra parte, finalmente, la forma de la cafetera, como la de to- dos los utensilios caseros, esta estereotipada en una cultu-

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ra artesanal o industrial; y conservada en una tradicion o en una memoria social, como estan estereotipadas las for­mas organicas en la memoria biologica. La historia de las tecnicas puede seguir los avatares de sus formas en las di- versas culturas.

b) La astronautica. La astronautica es un ejemplo muy apropiado precisamente porque supone la acumula- cion de las tecnicas mas refinadas y porque incluso exige tecnicas que todavia no estan perfeccionadas. La astro­nautica todavia esta en gran parte en estado de experien- cia mental. Permite, pues, sorprender el “devenir” de la invencion y de la informacion, ya que tambien esta en curso de “realizacion”. Ya se han construido cohetes rea­les. Los efectos de la sobregravedad y de la ingravedad han sido experimentados en los animales. Por otra parte, la mecanica celeste puede describir con antelacion y pre­cision, las trayectorias convenientes para una rneta dada, entre las trayectorias posibles. Pero es una fe, una in- tencion de orden espiritual y transfisica, la que unifica todas estas tecnicas parciales para dirigirlas hacia la reali­zacion. El hombre sabe de antemano en que son insufi- cientes estas tecnicas. Marca de antemano las zonas que todavia no se han llenado y que lo obligan a trabajar y a seguir inventando. Antes de viajar al espacio interplane- tario, debe progresar todavia en el “espacio” de los posibles tecnicos.

Considerarnos con mas precision la forma que tendra la astronave. Desde muchos puntos de vista, esta forma todavia no es sino un posible bastante vago, tan vago co­mo la forma del avion para el joven Bleriot. Un dibujante que ilustra una novela de ficcion, no se sentiria des- concertado para “pasar del esquema a la irnagen”, y para representar un cohete interplanetario, utilizando, sin rigor, detalles inspirados en las V2 y en los aviones estra- tosfericos. Pero un ingeniero es ya capaz de precisar mas

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formalmente el posible tematico del aparato, por ejem- plo, tomando en cuenta la “relation de masa” entre el carburante y el resto del aparato, y calculando la forma general del equipo interior. Con la regia de calculo en la mano puede eliminar por adelantado las formas “falsas” sugeridas por meras asociaciones de ideas. Lo que lo diri- ge en el modelado de la forma de una maquina nueva es evidentemente el conocimiento de las leyes fisicas, y no solo de las leyes “teoricas” , sino tambien, en el sentido cournotiano de la palabra, las situaciones “cosmologi- cas” , tal y como reinan en las regiones que conciernen a la intention humana.

En la tierra, el globo estratosferico de Piccard tenia la forma, sorprendente para ojos acostumbrados a las esfe- ras ordinarias, de una pera alargada, con la parte mas grande de la cubierta colgando hasta una barquilla her- metica, tambien muy diferente del cesto normal. Esta forma inusitada era impuesta justamente por el conoci- fniento del hecho de que, a 20 Kms. de altitud, el gas se dilata mucho a causa de la disminucion de la presion. Asimismo, el ala deltoide de los aviones modernos esta determinada por la aerodinamica especial de las veloci- dades supersonicas. Igualmente, en fin, imaginamos fa- cilmente como todo en la astronave debe fundamentarse en el conocimiento de las leyes fisicas. En la astronave se- ria inutil una cafetera, al menos si el viaje no se realiza bajo una aceleracion constante. En la ingravidez se nece- sitaria una cantimplora de piel, porque el liquido no caeria.

Discernimos al mismo tiempo el doble papel indispen­sable de la conciencia. Por una parte es una intencion y una fe que prolonga la intencion y la fe que animan a to- dos los organismos vivos. Los hombres invadiran los pla- netas del sistema solar empujados por la misma fe que anima al liquen que invade un viejo muro. Por otra par-

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te, es transvuelo absoluto: es decir, conocimiento unitario de los dominios donde reinan las leyes fisicas estadlsticas. Por consiguiente, es capaz de aprehender por adelantado los efectos inevitables de estas leyes, para canalizarlos, en lugar de someterse a ellos. Un “posible de intencion” no se realiza por si mismo como un “posible de funciona- miento” . En la fabricacion de una herramienta elemen­tal, el metodo de ensayo y error puede suplir, en poca me- dida, a la conciencia capaz de experiencia mental. Pero este metodo es impracticable en la tecnica avanzada. La invencion de la forma debe operarse por prevision, y por medio de protecciones o canalizaciones preventivas.

Mas todavla, podemos decir que la forma inventada no es, en principio, sino el conjunto de las protecciones y ca­nalizaciones preventivas que expresan directamente la di- ferencia entre un dominio no transvolado, donde se desempenan las leyes fisicas por interaccion progresiva, y ese dominio transvolado. Membranas protectoras y con- ductos de canalizacion, las maquinas rudimentarias — organicas o tecnicas— no son mas que eso. Un organis- mo elemental esta hecho de membranas y de conductos o vacuolas. “Informar” un dominio, es cercarlo primero, canalizando las fuerzas exteriores peligrosas. Un paso mas consiste en utilizar las leyes fisicas canalizadas haciendo- las trabajar segun la intencion directriz. Un motor de explosion o un motor muscular canalizan el trabajo de la energla qulmica. El cohete interplanetario, teoricamen- te, no es sino un tubo abierto por un extremo y acelerado mediante la energla de las fuerzas que canaliza. Su reali- zacion es extremadamente compleja. El cohete V2, cuyo principio es tan sencillo, tenia una tuberla tal, que se le bautizo como la “pesadilla del plomero” . En verdad, la complicacion de la astronave es de vertigo. La ma- quina comparada con la V2, sera lo que el organismo de un mamlfero es a una lombriz de tierra. Pero el principio

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fundamental de la informacion de un campo flsico sigue siendo el mismo: una canalization de las fuerzas fisicas. El axioma de Bacon: “natura non nisi parendo vincitur” no es solo un pensamiento profundo; es uno de los pensa- mientos mas profundos y fundamentales que jamas se ha- yan expresado; subraya el dualismo inevitable en el origen de toda informacion, y da el secreto, que han ma- logrado las diferentes teorias que hemos enumerado, de la production de una forma nueva.

Frente al caso de la astronautica y de la astronave, cada una de estas teorias se revela insuficiente, hasta lo comico. La idea eterna de la astronave es todavia mas ri­sible que la idea eterna de la bicicleta. Tambien es risible como la interpretation mecanicista que explicara la fabrication de la astronave, ya sea por escrutinio ma- quinal y selection natural, ya sea por una especie de de­duction pura, cuando que el papel de la fe es tan eviden- te como el de la experiencia mental. En cuanto a las explicaciones dialecticas, por adelantado nos mareamos con solo imaginar las frases que un Hegel contemporaneo escribiria a este respecto. Pasemos a las tesis irracionalis- tas. Estas harian encogerse de hombros a los ingenieros que luchan contra las leyes fisicas obstinadas e inflexibles, y que buscan penosamente un camino estrecho entre los imposibles tecnicos, mas duros y escarpados que las rocas. La aventura astronautica nada tiene de “aventura” en el sentido existencialista y literario de la palabra. La liber- tad humana, la que hara que un dla el hombre pueda pa- searse por el sistema solar, explotando a voluntad todos sus recursos, poco tiene que ver con el “surgimiento meta- flsico” de una libertad absoluta y sin normas. La fabrica­tion penosa y lenta de las maquinas necesarias nada tiene de una emergencia gratuita, ni de una especie de con­version espontanea de lo intensivo a lo extensivo o del es- quema a la imagen, por puro esfuerzo mental.

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C IB E R N E T IC A A M B IC IO S A Y C IB E R N E T IC A E FIC A Z

Respecto al dilema meyersoniano, la cibernetica que llamaremos ambiciosa, la que adopta los postulados mecanicistas totalitarios, debe clasificarse en el primer grupo, el racionalista, entre las teorias monistas mecani­cistas, pues tiene todas sus irritantes insuficiencias. Pero la cibernetica, como tecnica pura, y despojada de sus pre- tensiones, es, al contrario, una admirable ilustracion para comprender el origen mixto de la informacion. Regresemos al caso privilegiado de la astronautica. A. Ducrocq2 subrayo el papel particularmente importante que representan aqul los problemas de escala. Una astro- nave, en virtud de la ley de la relacion de masa, es in- concebible por debajo de cierta dimension minima que representa, muy probablemente, varios millares de to- neladas. Esta enormidad necesaria creara graves difi- cultades de realization. Supongamos que la evolution organica hubiera culminado, no en un vertebrado inteli- gente, el hombre, sino en hormigas inteligentes, que hu- bieran edificado una civilization en un rincon limitado de la tierra, por ejemplo, en Cornouailles. Estas hor­migas, con la ayuda de maquinas de su tamano, o del mismo orden de magnitud, habrlan explorado toda In- glaterra. Luego, con ayuda de telescopios, habrlan podi- do descubrir, a lo lejos, las islas vecinas, e incluso las costas del continente. Pero, para atravesar el mar, nece- sariamente habrlan tenido que construir barcos de tama­no suficiente para resistir las olas — tamano gigantesco en relacion a su propia dimension— y dotados de motores igualmente gigantescos. La conduction y construccion de esos barcos y motores no hubiera sido posible para las hormigas sino mediante relevos y servo-motores en eta-

2 L'humanite devant la navigation interplanetaire, pp. 185 y ss.

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pas. Un tablero de mando minusculo no podrla ordenar directamente sino a automatas, los unicos capaces entonces de maniobrar los motores gigantescos. Esta ima- gen es superior a una simple imagen, pues el hombre, ante la energia atomica y el plan para poner en orbita un cohete interplanetario, esta exactamente en la misma si­tuation que una hormiga ante el motor de explosion o el barco que debe atravesar los mares. En ambos casos, el desarrollo de la cibernetica y de los automatas es una condition esencial del exito. Las maquinas de calcular, los servomecanismos y los automatas por feed back son indispensables para permitir al hombre continuar la con- quista del mundo.

Los propios organismos, al menos los que sobrepasan el tamano de los virus, no han sido posibles sino mediante automatismos por relevos. Un hombre adulto, respecto de la celula inicial, es mucho mas gigantesco que una astronave de diez mil toneladas respecto de un hombre adulto. Toda la fisiologla macroscopica de los organismos multicelulares representa un conjunto de maquinas de potencia ordenadas por intermedio de maquinas de in­formation. Las formas organicas son el resultado de un compuesto de fe o de intenciones axiologicas, conjugadas con una canalization tecnica de las leyes flsicas macrosco- picas. No es pues sorprendente que los fisiologos hayan tenido que recurrir a la cibernetica mecanicista. Pero no es menos evidente que se equivocan si creen que pueden pasar a los extremos y dogmatizar acerca de estos relevos mecanicos. Si las teorias mecanicistas de la invention de las formas son absurdas respecto de la astronautica, tam- bien son absurdas, y exactamente por la misma razon, respecto de la fisiologia de los organismos. La cibernetica eficaz, separada de la ciberntiica ambiciosa, aparece en­tonces como lo que es verdaderamente: un auxiliar de la

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vida y de la intencion consciente, indisociable de la vida y de la conciencia.

P r o b l e m a s s u b s i s t e n t e s

Veamos los tres principales:1 ° La objecion meyersoniana no esta resuelta filosofi-

camente. Parece que no hemos llegado a “poner espalda contra espalda los dos ordenes de teorias de la novedad”. De hecho, al relacionar la informacion inventiva con una combinacion de conciencia intencional y ordenamiento de las leyes fisicas, caemos en el primer orden: la novedad estaba virtualmente contenida en la conciencia, las leyes fisicas, los sentidos y los valores dirigidos por la concien­cia. Hemos subrayado que los enlaces de los montajes pa- sivos estaban dados por adelantado como enlaces cons- cientes del montaje activo; que, en cierto sentido, habia mas en la conciencia que en el automatismo sustituido; y que la maquina no era sino un extracto del campo de conciencia, unitas multiplex, donde todos los enlaces posibles estan virtualmente presentes.

2° Todo dualismo o todo pluralismo filosofico es poco satisfactorio. Dejar subsistir numerosos principios o do- minios distintos, es comprender a medias las cosas. Ahora bien, hemos dejado subsistir la oposicion entre el mundo de los sentidos y de los valores, y el mundo espacio- temporal; hemos dejado subsistir tambien la oposicion entre la individualidad psicobiologica y su ideal director.

3° Finalmente, la informacion inventiva en el domi- nio atomico y microflsico, como hemos visto, es necesa- riamente de un genero muy diferente al de la informa­cion a nivel de las leyes “secundarias” y de los fenomenos macroscopicos. El “natura non nisi parendo irincitur" no puede aplicarse de igual forma a la manera como una

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mol6cula virus encuentra el medio de mejorar y reprodu- cirse captando moleculas mas simples, o al modo como un animal utiliza el agua o el aire para respirar y lo cana- liza en branquias o pulmones, o a la manera como el hombre utiliza una corriente de agua par.a hacer trabajar un molino, o una inyeccion de particulas para hacer fun- cionar un cohete. En un virus que solo es una molecula, no hay ni conductos ni membranas verdaderos.

Sin la pretension de escapar a estas dificultades, que es- tan estrechamente vinculadas, podemos observar que se neutralizan en gran parte una a la otra. El mundo es- pacio-temporal, donde reinan las leyes de la fisica macroscopica, no es una especie de materia, analoga a la Materia primordial y enemiga, del viejo dualismo gnosti- co; resulta solamente de la multiplicidad de los indivi- duos, que son los unicos verdaderamente primarios. El mundo espacial no es materia sino en tanto es colonizado o colonizable por aqnellos individuos que son mas em- prendedores que los otros. Los enlaces y los dispositivos encadenados, las canalizaciones y las maquinas solo apa- recen cuando un colonizador emprendedor, y cuyo domi- nio directamente gobernado ya ha alcanzado un orden de magnitud importante, trata en conjunto a la multitud de los individuos subordinados, en lugar de anexarlos en detalle como se limita a hacerlo a nivel de la microfisica. La respiracion o la asimilacion, en un vegetal o en un ani­mal grandes, para los que el aire y el agua aparecen como una materia, una corriente continua que deben utilizar, prolongan naturalmente la respiracion o la asimilacion moleculares, en las cuales el aire y el agua desempenan un papel como moleculas anexas de un sistema entera- mente estructurado.

La materia, como obstaculo o auxiliar tratado en ma- sa, unicamente aparece con el progreso de la coloniza- cion, y solo subsiste como problema filosofico, la duali-

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dad agente-ideal. Pero esta dualidad tambien es creada por la multiplicidad de los individuos. Si no hubiera sino un solo y simple Agente frente al mundo ideal, no podria haber conciencia psicologica propiamente dicha, y esta- ria como resorbida en ese mundo ideal, del modo como la voluntad divina, al decir de los teologos, solo es una con la mente divina. La conciencia psicologica como campo de conciepcia — y no como intencion actualizante pura — no se concibe sino como fenomeno secundario. El campo de conciencia tipo es el campo visual que, cuando elaboro una informacion —cuando escribo una carta o cuando dibujo— me parece primero como una pagina en bianco. Para tener a mi disposition ese campo, es necesario que tenga ojos formados por numerosas celulas sensoriales. La extension psicologica “sobre” la cual trazare las li- neas de mi invencion, controlandome a mi mismo segun el ideal entrevisto, esta en correspondencia con el espacio fisico, que supone una multiplicidad de individuos.

Ahora bien, es en la conciencia como campo de con­ciencia donde los posibles y los enlaces posibles parecen inscritos con antelacion. Es respecto a esta conciencia- campo que los enlaces sustituidos de la maquina no pa­recen ser sino un simple extracto de la unitas multiplex. La conciencia no es “multiplex ” sino secundariamente a la colonization operada por la conciencia intencion "uni­tas" de tipo primitivo. La conciencia visual, como pagina en bianco para la invencion y la informacion, es ya un mixto trans-espacial y espacial. El campo de conciencia, como extension psicologica, que corresponde al espacio del dominio fisico “transvolado”, es el resultado del cru- zamiento de la “dimension no fisica” —donde el “yo” apunta al ideal— con la parte del mundo de las multitu­des y las muchedumbres, que hay que informar y ligar de acuerdo con ese ideal, pero tambien segun su funciona- miento propio. Es por ello que la invencion parece vir-

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tual, y, por consiguiente, la objecion meyersoniana pare- ce conservar su fuerza. Pero hay que senalar que esta “virtualidad” es muy diferente de la “virtualidad inge­nua” que ocultaria, como en una caja, formas que sal- drian en seguida para aparecer en el espacio. El “trans- vuelo absoluto” de la pagina en bianco da todo y no da nada. Permite la invencion, pero deja todo por inventar. Los sentidos o temas que entreveo, como en una extrana “ninguna parte”, como en una dimension imaginaria mas alia de la pagina en bianco, no guian mi pluma sino en un “mas o menos” que me parece desolador, pero que es el lugar mismo dejado a mi existencia real. La concien- cia-campo solo esta dotada de una “creatividad”, de una. virtualidad de invencion de formas, y no de una virtuali­dad de forma. Ante la pagina en bianco, si busco la du- plicacion del cuadrado, como el esclavo de Platon, no tengo ninguna reminiscencia en filigrana que pueda guiarme. Solo por transvuelo absoluto, puedo prolongar una recta, trazar lineas auxiliares, comprobar igualdades o desigualdades, juzgar la evidencia del fracaso o del exi- to segun mi intencion. En resumen, puedo tomar iniciati- vas que son a la vez libres y sin embargo conformes con el mundo de posibilidades en el que se desenvuelven esas iniciativas.

<:La objecion meyersoniana se aplica a la “creatividad misma”? ^No es sino una palabra que disimula la falta de solution? Llega en el momento en que la razon debe dete- nerse forzosamente para dar lugar a la teologia o a la me- tafisica. Digamos pues que esta “creatividad” de la con- ciencia no puede ser concebida sino como una parcela de la Creatividad cosmica, de lo que, gracias a la ciberneti- ca, hemos definido como el Encuadrante absoluto, como el hilo que atraviesa todas las actividades conscientes in- dividuales, ellas mismas encuadrantes de los montajes psico-fisiologicos y de los mecanismos auxiliares.

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IX. PROBLEM AS DE LA CIBERNETICA EN 1967

C IB E R N E T IC A E “ IN F O R M A T IC A "

C O M P R O B A M O S que la palabra cibernetica se empleaba rnenos hace un decenio. Desde luego no porque el objeti- vo de la cibernetica: la tecnica y la teoria de la informa- cion, se consideraran temas ilusorios o sin verdadera uni- dad. La fisica, la biologfa, la psicologia y la sociologia de la informacion, las tecnicas relativas, el estudio general de las comunicaciones y de los lenguajes, se desarrollan sin cesar. Pero este desarrollo es tal, que los especialistas sienten menos la necesidad de referirse al tltulo en gene­ral. La palabra “informatica” quizas convendria mejor, pero tambien esta desintegrada por exceso de desarrollo. Designa, a veces exclusivamente, las tecnicas de trata- miento de los grandes volumenes de informacion por computadoras. Y, junto con la palabra cibernetica, de­signa tambien la teoria general de la informacion.

Las grandes computadoras no son maquinas ciberneti- cas en el sentido exacto de la palabra: no son maquinas finalizadas, de retroaccion. Al gerente deseoso de recibir informacion le presentan informaciones “digeridas” . De- sempenan el papel del secretario a quien la direccion le solicita: “Presenteme una relacion de los empleados se- gun sus salaries o su antigiiedad.” Permiten tomar una decision con conocimiento de causa, que tiene en cuenta multiples factores, dificiles de considerar mentalmente todos a la vez. La computadora tambien puede rempla- zar la experiencia mental: el administrador puede experi-

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mentar en la computadora cual seria el resultado de tal o cual decision — sobre todo si las computadoras estan acopladas a calculadoras analogicas, para la investiga- cioi>operacional o “la optimizacion en general” .

Un inconveniente de las computadoras esta en el hecho de que la direction de la firma que decide su costosa compra debe reorganizar todos sus negocios en funcion de la computadora. Tambien descubre, a veces, que los circuitos montados de la computadora (hardware), en parte son inutiles, y aun nocivos para la reorganizacion. Igualmente, llega a descubrir que si hubiera realizado la reorganizacion en un principio, hubiera podido dis- pensarse de la compra de la maquina. 1

Las actuaciones modestas de las grandes computado­ras, aun las integradas a calculadoras analogicas, persua- den, desde luego, a considerar extravagante la persistente creencia del publico, incluso del culto, que se obstina en atribuirles un papel en las grandes decisiones politicas. De este modo, en los encuentros de Ginebra en 1965, hombres muy instruidos interrogaban avidamente al ma- tematico polaco-norteamericano Ulam, que se suponia estaba en el secreto, acerca del papel atribuido a las ma- quinas en las decisiones sobre la guerra de Vietnam.

Reflexionando, esta creencia, aunque evidentemente falsa, no es absurda. Si un jefe de Estado pudiera estar perfectamente bien informado, tomaria mejores deci­siones, con o sin “informatica”. Pero ninguna maquina ira a buscar por si sola las informaciones verdaderamente esenciales, si no se las proporcionamos a su “entrada”. Una computadora, responderia como lo hizo el ministro de Guerra frances en la Camara, en 1870, que en el ejer- cito, “no faltaba ni el boton de un botirt” , si solo se le hu­biera dado a “digerir” la relation del equipo.

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Cf Goodman, Man and automation (Pelican, 1957), p. 59

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L o s ju g u e t e s

Parecen un poco pasados de moda los juguetes ciberneti- cos, cuyo prototipo sigue siendo la “tortuga” de Grey Walter y el homeostato de Ashby, perfeccionado por el doctor Sauvan y que ahora es el “multistat". Preferimos a ellos los rnontajes para un fin preciso: perception, lectu- ra, aprendizaje, etc. Los ciberneticos al fin advirtieron que, en las maquinas industriales finalizadas por retroac­tion, la finalidad es doble, o de doble etapa.2 Primero esta la “produccion” de la maquina misma, que es su fi­nalidad primaria, su linea principal de flujo de mate- riales. Por otra parte, esta el flujo de information al servi- cio de la linea de produccion, y que se realiza a la inversa de esta. Una caldera esta hecha para calentar, con o sin termostato. La retroaccion, hablando juiciosamente, no “finaliza” la maquina, como repetian los ciberneticos. Toda maquina industrial ya esta finalizada - por la con- ciencia humana que la fabrico — en cuanto a su linea principal de produccion y de rendimiento. La retroac­cion sobreagregada guia, mejora el rendimiento de la fi­nalidad primaria. Pero, sin esta finalidad primaria, no habria nada que guiar, mejorar o controlar.

Ahora bien, un juguete mecanico, a diferencia de una maquina industrial, no tiene finalidad primaria; es decir, no prolonga, sirviendola, la finalidad primaria del hombre. El juguete no sirve para nada: solo sirve para di- vertir, con sus movimientos y sus cabriolas, independien- tentente de un rendimiento cualquiera de sus movimien-

2 Como lo subraya F. H. Allport; al criticar la teoria cibernetica de la percepcion (Theories of perception, Wiley, Nueva York), 1955, en el organismo, como en la maquina finalizada, la finalidad esta en dos ni- veles: a) mi vista guia mi mano, buscando un vaso de agua (finalidad se­cundaria, en retroaccion), b) pero primero yo tengo sed y deseo beber (finalidad primaria).

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tos. Por ejemplo, la industria japonesa ha fabricado una caja que es una especie de “juguete puro” : se abre, sale una mano articulada que cierra la tapa: es todo. Asl, podemos tambien fabricar juguetes que solo sean meca- nismos de retroaccion. Su motor unicamente sirve para alimentar la retroaccion misma. Una maquina de vapor - juguete acciona nada mas la valvula de seguridad y el re- gulador. Las “tortugas” de Grey Walter, en sus formas simplificadas, tuvieron de inmediato un gran exito como juguetes. No hacen nada, pero lo hacen con “diligencia” y, segun parece, “inteligentemente”. El homeostato del doctor Ashby y el multistat del doctor Sauvan tampoco hacen nada: solo son sistemas de retroaccion conjugados, que se controlan uno al otro. Su finalidad secundaria, sin finalidad primaria, no significa nada.

L a s-m a q u in a s d e e n s e n a r

En los ultimos anos, la pedagogla se ha interesado mas di- rectamente por la cibernetica; la pedagogla cibernetica ha sido objeto de verdadera admiracion, sobre todo en los medios progresistas.3 Las previsiones a proposito de la futura “industria del saber” en ocasiones son delirantes.

La ensenanza que utiliza maquinas, o la ensenanza programada, surgio totalmente de la “caja de Skinner”. Pero si Skinner es el padre, Pavlov es el abuelo. En la caja de Skinner, destinada al condicionamiento instrumental, la rata aprende por si misma que, oprimiendo un pedal, hara caer una albondiguilla de alimento. Las ratas se beneficiaron de la pedagogla cientlfica antes que los hornbres.

3 Vease el Bulletin de l’Association de Pedagogie Cybernetique (Gauthier-Villars), y el numero especial de Europe, mayo-junio de 1965.

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Observemos:1. Que la rata en la caja es muy exigente (esta ham-

brienta).2. Que esta viva y consciente: debe encontrar por si so­

la el pedal, que es el medio de alimentacion.3. Que “el instructor” (Skinner) ha desaparecido; que

su papel esta materializado en la disposicion de la caja, y que ese papel consistio en presentar a la rata, bien delimi- tado, un problema bien definido: encontrar el pedal y su funcion.

4. Que, despues de su exito, la rata no solo esta “in- formada de que. . . ” hay un pedal. La rata esta dotada de un saber, mas permanente, que corresponde verosi- milmente a un montaje en su sistema nervioso: “hay que oprimir el pedal” para obtener el alimento.

Basta reemplazar la rata por un alumno deseoso de aprender ortografia, una lengua extranjera, el algebra elemental, y remplazar la caja de Skinner por una ma- quina que presente un problema programado y progresi- vo, y que aporte la posibilidad de asimilar una secuencia de saberes elementales, y tenemos lo esencial de la peda- gogia cibernetica. Por ejemplo, el alumno que aprende ingles es “informado” (sensorialmente) mediante una se- rie de dibujos, y por una serie de palabras, vistas y en- tendidas; debe entonces completar una frase con lagunas: “A. . . (dog, man, cat, book). . . on a rug”, con la elec- cion correcta de palabras-pedales, y no puede continuar si no las encuentra. La recompensa, aqui, es el exito mismo.

La pedagogia cibernetica invierte el esquema de la pe- dagogia llamada tradicional, en el cual el maestro es acti- vo, y el alumno pasivo; en el cual el maestro transmite las informaciones, habla, mientras el alumno escucha. Del mismo modo se imparten la ensenanza del Coran, los cur- sos profesionales en las universidades, y tambien la ense-

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nanza por radio: lo que, entre parentesis, prueba que no basta con tener una maquina, aun con informaciones “audiovisuales” , para entrar en el terreno de la pedagogia cibernetica.

En la pedagogia cibernetica, al contrario, el alumno es el que desempena el papel activo. Busca el medio correc- to, y el instrumento adecuado; el maestro, o mas bien, su maquina programada, solo sanciona su trabajo: informa al alumno de su buen exito (retroactivamente) y, como consecuencia (segun las leyes psicologicas del aprendiza- je), este memoriza el medio correcto y puede montar asl, en el, progresivamente, una “cadena” informativa in­terna. El maestro es a tal grado pasivo, que despues de haber pasado mucho tiempo programando su ensenanza, una vez en clase puede tener la impresion de perder el tiempo, porque no hace mas que vigilar la actividad de los alumnos.

El alumno debe estar muy motivado, pero no por un instinto, como el animal, sino por un “ideal” . Es esta con- dicion sine qua non la que lo opone totalmente a los ju- guetes mecanicos de “aprendizaje” . Debe inventar a cada instante la solucion correcta, en una especie de circulo vi- cioso siempre superado, en el cual llena un “bianco” in- formandose a si mismo. 4 Incluso en el nivel elemental del aprendizaje de una lengua o de un oficio manual no hay adiestramiento, sino auto-adiestramiento, lo que es muy diferente. (Aunque todo adiestramiento supone un minimo de auto-adiestramiento, es decir, de pequenas iniciativas del alumno.) Hay auto-didactismo controlado, creacion mental, embriologia mental controlada, pero espontanea.

La pedagogia cibernetica, a pesar de su caracter apa-

4 Cf. R. Ruyer, Paradoxes de la conscience et limite de I'automatis- me, Albin Michel, 1966, pp. 34yss.

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rentemente mecanicista, es la antlpoda del adiestramien- to. Pero si reprime demasiado la tarea del alumno, de hecho viene a ser casi un adiestramiento, tan mecanico como recitar el Coran o el Catecismo, al estilo antiguo. En la educacion de los jovenes y de los adultos, llega un momento en el que hay que darles tiempo de salir airosos, no de una serie de pruebas coordinadas por el instructor, sino de una “pequena obra”.

E l APRENDIZAJE

Para la teoria, el principio mas importante a retener de la pedagogla cibernetica es la diferencia entre la recepcion de informaciones ocasionales, funcionales, que gulan o desvlan e! comportamiento, y la recepcion de informa­ciones estructurantes que no estan destinadas a modificar el comportamiento inmediato del receptor, sino a modifi­car al receptor mismo, transformandose en el en saber y conocimiento.5 Podemos escuchar una frase en ingl6s 1) para obedecer y responder, y 2) para aprender ingles. Gracias a un circulo vicioso, deseado, analogo al procedi- miento: “supongamos resuelto el problema. . el parti- dario de la pedagogla cibernetica espera que el aprendiz, por invencion o azar, conteste la informacion ocasional, como si ya poseyera el codigo o el montaje interno corres- pondiente. La experiencia muestra, en efecto, que este es un medio rapido de aprender. Cuando el aprendizaje es un exito, el aprendiz no se distingue de un organismo que reacciona, digamos, “instintivamente”, es decir, se- gun su naturaleza —entendemos por esto su estructura espacial, o su estructura espacial combinada con los ele-

r> Cf. Cahier du Centre international de Synthese {Zurich, 1956, III, 10-32).

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/meiitos transespaciales— cuando hay informaciones que deben utilizarse inmediatamente. Hablamos su lengua materna, sin embargo, aprendida; respondemos a una frase con otra, sin necesidad de “consultar” su memoria o su gramatica. El saber “integrado” no es una especie de fuente interna de informaciones, “observable”, o con- sultable como un diccionario. El saber es “participado”.

Si las teorias ciberneticas del aprendizaje quieten per- manecer en el plan del mecanismo deben entonces expli- car como un flujo de informaciones recibido por la ma- quina M puede volverse una nueva estructura en la maquina transformada M ’; deben explicar como una ma- quina de retroaccion o bien programada, puede, despues de las informaciones recibidas y segun Ios resultados obte- nidos, no solo responder segun su montaje o programa, sino modificar sus montajes o su programa. De este mo- do, las versiones modificadas de IBM 704 y 709, tienen, segun la expresion de Wiener, un programa de segundo orden (higher programing); estan programadas para mo­dificar por si mismas su comportamiento basico, de tal manera que depende de los resultados obtenidos en sus primeros ensayos. La maquina que es capaz de jugar al ajedrez del MIT no posee, en principio, sino los organos que le permiten desplazar una pieza en el tablero, una memoria temporal, una memoria permanente, de los combinadores de informacion y de los organos de trans- mision. Cuando mueve una pieza, el desplazamiento se registra en la memoria temporal. Si no se conforma a las reglas del juego, un “companero humano” lo senala a la maquina con una tecla, y la maquina transfiere a su me­moria permanente el “recuerdo” del movimiento hecho, acompanado de la indication: “prohibido” . A conti­nuation, compara antes de ejecutar el movimiento deci- dido primero, con los movimientos prohibidos, y obra en consecuencia. Aprende pues el codigo de la action; lo

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incluye en su estructura, sin que ese modo haya estado colocado ahl con anterioridad. De la misma manera, no solo aprende los movimientos permitidos, sino los efi- caces.

Aparentemente se trata aqui de un model© acorde con el aprendizaje y no de un “simulador”. Por ejemplo, la doble memoria, temporal y permanente, con toda proba- bilidad tiene correspondencias reales. W. Grey Walter ya habla utilizado la doble memoria en el planteamiento de Cora (simulador de condicionamiento), que, adjunto a su automata, lo transforma asi en Machina docilis: el cabal- gamiento temporal del esthnulo i con el estimulo u se graba y acumula en la memoria II, y se conserva en una tercera memoria, bajo la forma de oscilaciones electricas de baja frecuencia.

En la maquina de jugar ajedrez, ella es la que desem- pena el papel del alumno activo. El companero humano solo desempena el papel del maestro que vigila que el alumno asimile la ensenanza programada. Teoricamen- te, el hombre podria ser remplazado por una segunda maquina II, ya “ensenada”, y que comunicara su “saber” integrado a la primera maquina I.

Si se ven las cosas de mas cerca, surgen las dudas. La maquina I es activa solo en apariencia; sus intentos se corrigen desde fuera. El buen comportamiento le es in- culcado progresivamente en lugar de estar inscrito de antemano en su estructura. Esta es toda la diferencia con una maquina que no aprende. Solo es capaz6 de apren­dizaje externo “forzado” , en tanto que un “nino puede deducir”, de lo que ha aprendido mediante el aprendiza­je externo al que lo somete su medio, su regia de con-

6 Cf. A. Deweze, Traitement de /’information linguistique (dunod, 1966), p. 69.

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ducta frente a una situation inedita: aprende a aprender: practica el autoaprendizaje”.

El analisis del juego de ajedrez simplificado a nueve ca- sillas (el Hexapion de Martin Gardner) en el cual los mo- vimientos estan representados por la selection de una “ca- ja tipo” dada una situation, y donde el automata, segun su propia estructura, se vuelve invencible despues de per- der once partidas, muestra que serxa itnposible construir un automata, jugador de ajedrez, segun el mismo princi- pio, pues necesitaria mas “cajas-tipos” que atomos hay en la Via Lactea, y un tiempo igualmen :e astronomico para calcular las combinaciones validas; 1 ademas, pro- piamente hablando, no jugarla ajedrez: el resultado del juego estarla enteramente predeteiminado, ya que se prohibirla a priori cualquier decision que pudiera llevar al adversario del automata a la victoria.8

Un verdadero modelo de aprendizaje que no condujera a una simple M a c h in a la b y rin th e a , con un numero gi gantesco de combinaciones, implicaria realizaciones mucho mas diflciles, particularmente modelos de per­ception de las formas, de reconocimiento y estableci- miento de categorlas de formas analogas, de estable- cimiento de un “vocabulario” que correspondiera a las categorlas, y de una sintaxis de empleo. Como observa Michael Scriven, es mucho mas diflcil ef°ctuar una imprecision controlada que una precision controlada, en tanto que lo contrario es verdad para el hombre.

7 En efecto, contrariamente a un prejuicio tenaz, no por el hecho de que un calculador electronico realiza millares de multiplicaciones por segundo, puede efectuar un calculo — no importa cual— , en el tiempo que dura un relampago. La luz, que viaja a velocidades fantasticas (a nuestra escala humana), tarda mas de un millon de anos para llegarnos desde la nebulosa espiral mas cercana.

8 A. Deweze, op. cit., p. 74.

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L a p e r c e p c io n d e l a s f o r m a s y l a l e c t u r a

Asi sucede con las “maquinas de aprendizaje” y con la “conquista del cosmos” . Los progresos realizados, por su modestia respecto a una escala verdaderamente cosmica, han demostrado, sobre todo, que la meta era poco acce- sible. Un viaje al sistema de Sirio, o a la nebulosa de Andromeda, de hecho esta tambien completamente des- cartado. La sola “percepcion” o “reconocimiento de for­mas” (por barrido perfeccionado mediante procedimien- tos simplificadores que utilizan los efectos de Have), sin ser imposible, a condicion de que las formas a percibir es- ten suficientemente uniformadas, ya es dificil. El que la maquina reconozca la letra A como A, depende de algo mas que la busqueda de una coincidencia de la forma con un ejemplar grabado en la “memoria”. Debe formarse al- gun concepto de “A-idad”, si puede llamarsele asi.9 Este

Fig. 12 Minimization de las funciones de identification (segdn Deweze).

a) Caracter original y su envoltura;b) Trama tipo (caracter-envuelto cuantificado en tres niveles);c) Trama tipo reducida.

9 Cf. Donald Michie. Machine intelligence (Penguin Science Survey B, 1965), p. 61.

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cuasi-concepto, por ser mecanico, no puede estar fundado sino sobre los trazos comunes a las diferentes for­mas que puede tomar la misma letra, y, sin embargo, sus- ceptibles de distinguirse de las formas de las otras letras.

Para hacerlo, podemos proceder enfocando primero la letra segun un cuadro constante, y grabando los grupos de puntos de reencuentro caracteristicos de la letra como secuencia de signos. Despues, buscamos la simplification maxima; o el rninimo de las funciones de identification, analizando estos grupos de puntos desde un solo punto de vista, por ejemplo, el de su homogeneidad, o heteroge- neidad interna. Para esta investigation se utiliza la ma- quina misma: se prueban todas las “mascaras” posibles, y se seleccionan las secuencias suficientemente discrimi- nantes, con un error probable aceptable.

Puede aplicarse un procedimiento analogo a otras discriminaciones perceptivas, en el hombre como en una maquina. Por ejemplo, R. N. Shepard demostro que las discriminaciones auditivas o visuales de los signos Morse se basan esencialmente en dos caracteres de estos signos: 1) su longitud, 2) su grado de heterogeneidad interna. El lector humano emplea espontaneamente procedimientos analogos a los de la maquina. Por ejemplo, sobre todo en la escritura manuscrita, reconocemos una m, una n, una doble nn y una doble mm por la diferente longitud de la misma homogeneidad interna.

Desde luego, la lectura mediante una cabeza magneti- ca o un sistema optico, es facil cuando la escritura esta completamente estandarizada. la maquina puede utilizar entonces cualquier criterio externo codificado; por ejem­plo, la maquina de lectura automatica de los caracteres magneticos normalizados de la American Bankers Asso­ciation. Pero, evidentemente, el verdadero problema es la lectura de cartas y escritos no estandarizados sobre los cuales la maquina no posee ninguna information a

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priori, geometrica o topologica; deberia estar programa- da de tal manera que ella misma elaborara los criterios de identificacion. 10

Una maquina de leer teoricamente siempre puede te- ner exito en la elaboracion de un criterio de identifica­cion, en el curso de un “aprendizaje forzado”, si podemos hablar de aprendizaje en esta circunstancia. Pues la ma­quina — o sus diferentes montajes— no es diferente de una serie de herramientas que el hombre pone a prueba para quedarse con la mejor.

L a m a q u in a d e t r a d u c i r

Es notorio el desaliento de los investigadores de la traduc- cion automatica. Los trabajos continuan, porque los lin- giiistas y los profesores de lenguas han advertido que, de todas maneras, es un buen metodo proceder como si bus- caran la realizacion de una maquina de traducir. Esta meta, realizable o no, es una buena guia para el analisis de una lengua o del lenguaje en general. En esto sucede exactamente lo mismo que con la pedagogia cibernetica o la investigation operacional: pronto choca con imposibi- lidades y con el dilema de ser, o simplista, o infinitamente embarazosa (si se descomponen los problemas para ago- tar su complejidad). Pero es util, porque obliga a quien prepara el programa a ser preciso en la expresion de su pensamiento, y a detallar los problemas en lugar de fiarse en la intuition. Como muy justamente dice Deweze — por cierto, una verdad para la historia de todas las tecni- cas—, en todos estos casos se trata de una autentica “ensenanza mutua” hombre-maquina.

10 Braver man, Essais pour apprendre a une machine a reconnaitre desformes visuelles (1962), citado por A. Deweze, op. cit., p. 132.

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Una traduccion no es una simple descodificacidn. Una maquina codifica y descodifica facilmente, porque la transformacion no descansa en significados, sino en sim­ples soportes, equivalences de un significado. Sustituir b por c, c por b, a por c, etc., y luego restablecer el texto primitivo, no ofrece, evidentemente, ninguna dificultad. Pero sustituir una frase francesa por una frase inglesa de significado equivalente es otro asunto, porque, en gene­ral, la correspondencia no se da de una palabra a otra, sino de una unidad de sentido a otra, mediante soportes foneticos o graficos sin correspondencia unfvoca. Por consiguiente, es imposible materializar un cddigo de transformacion que conserve el significado. De un texto a otro, todo sucede como si el traductor tuviera que pasar obligatoriamente por la region, no espacial, del sentido. Y, de hecho, el traductor humano “realiza” siempre (mentalmente) el sentido de la palabra, de la frase y del texto a traducir. El punto importante, senalado por L. Couffignal, es que, hasta ahora, las unicas informaciones mecanizables (en su conservacion, transmision, trans­formacion) son las informaciones univocas, es decir, aquellas cuyo soporte corresponde a una sola semantica. Cuando no es este el caso, no se puede operar el corto circuito de una traduccion-descodificacion.

Otro punto mas importante todavia, es la dificultad de la traduccion automatica, la cual confirma que es impo­sible definir la informacion por la simple medida del or- den o del anti-desorden (neguentropia). Este orden solo es el soporte flsico de una semantica (es decir, de un signi­ficado, de una expresividad, de un resultado psicologico en general). El conjunto “soporte-semantica”, es lo que constituye la informacion. Ahora bien, los resultados psi- cologicos de un soporte son caprichosos desde el punto de vista del determinismo ortodoxo: no dejan de tener leyes, pero estas leyes no son expresables en terminos de estruc-

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tura espacio-temporal unicamente. Las estructuras del soporte solo son aislables por su tratamiento fisico (enviar un despacho, registrarlo, etc.). Pero los resultados psico- logicos dependen de una combinacion sui generis, que se puede comparar a la percepcion del relieve a partir de un dibujo de dos dimensiones sobre una superficie. Podemos calcar o televisar ese dibujo, y con ello provocar a distancia la percepcion del relieve en el esplritu del espectador-. Pero esta provocacion o este conductor no es infalible, como lo prueba el estudio de las ilusiones per- ceptivas, en las cuales el contexto psicologico, incluso el cultural, desempena un papel tan importante. 11 Para ob- tener o conservar el efecto psicologico de relieve, o, mas generalmente, de significado, es necesario, con frecuen- cia, retocar el soporte.

En las maquinas de traducir, la exploracion del con­texto en el soporte es la unica posibilidad de “conductor”, el unico equivalente posible, imperfecto, del “ascender” a la region del sentido que efectua el traductor humano. Esta exploracion, es eficaz las mas de las veces, igual que para la percepcion del relieve lo es la exploracion, por el ojo, del contexto observable del objeto dibujado. 12 Falto de contexto, el traductor humano vacilaria tanto como la maquina.

Pero es evidente que el contexto del solo soporte, como espacio temporal observable, no es el equivalente del “contexto” psicologico del emisor. Para traducir al ingles la vieja cancion francesa:

Orleans, Beaugency,Notre Dame de Clery,Vendome, Vendome.

de manera que se obtenga un efecto psicologico analogo, de nada serviria la exploracion del contexto. Habria que

11 Cf. R. L. Gregory, L ’oeil et le cerveau (Hachette, 1966).

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encontrar nombres de ciudades inglesas cuyo poder de evocacion fuera similar para un ingles (asi como Wa­terloo, nombre de derrota curiosamente dado a un sitio, decia Alfonso Allais, es para un ingles el equivalente de Austerlitz). En todos estos casos, el soporte esta de tal mo- do aglutinado con el efecto psicologico que no puede ser separado de el. La analogia en el empleo de indices de contexto que efectuan la maquina y el hombre, animan mucho a los defensores de la traduccion automatica, pues se hacen este razonamiento: el hombre no interpreta un soporte de informacion sin indice; de lo contrario, corre el riesgo de equivocarse. Ahora bien, un indice, si es fisi- co, tambien puede guiar una maquina. Pero la analogia es parcial y falaz, porque en toda emision y recepcion de informacion hay un “contexto psicologico” y no solamen- te un contexto soporte, 13 en el sentido estricto de la palabra.

L a ''m e n t a l id a d ”

Esta palabra es una especie de eufemismo para rempla- zar las palabras “espiritu” , “conciencia” , “psiquismo”. Segun el doctor Sauvan, “aproximarse a las funciones de la mentalidad es aterrador, por un severisimo tabu de ins- piracion metafisica”. El tabu es muy poco eficaz, pues desde Grey Walter, Ducrocq y Ashby, se han hecho tan- tos esfuerzos en este sentido que seria demasiado largo examinarlos, aun sucintamente. Estos esfuerzos, con o sin 6xito, no han llevado a sus autores al patibulo o a la hoguera como sacrileges.

12 R. L. Gregory, op cit., p. 172: L’ellipse vue comme cerceau, la courbe vue comme flaque, etc.

13 Cf. R. Ruyer, Paradoxes de la conscience et limite de Vautomatis- me (Albin Michel, 1966), capitulo xi.

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El multistat, combinado con el modelo S4 y S5 del doc­tor Sauvan, segun el, es capaz no solo de escoger sus medios, como el homeostato de Ashby, sino sus fines, cambiando de “zona de satisfaccion”, si, por ejemplo, sufre un flujo excesivo de informaciones. El S4 es capaz de lo que el doctor Sauvan llama una “homeostasis informativa”. Se protege contra las informaciones per- turbadoras y acoge por vlas privilegiadas las informa­ciones “significantes” .

Se trataria dc un modelo del instinto,o, mas general- mente, de un “mecanismo epigenetico” . De este modo, las ratas de Richter, o los ninos que sufren de un tras- torno suprarrenal, escogerian “instintivamente” su ali- mentacion, de acuerdo con la cantidad de sal optima: en eso no tienen ningun instinto innato; la eleccion esta guiada por una homeostasis organica, y no existe prefor- macion.

Pero es necesario que alslen cierto tipo de infor- maciones-estimulo. La embriogenesis misma, que parece programada estrictamente como un desarrollo automa- tico, no es sino una autoadaptacion a informaciones rigu- rosamente filtradas. S5 es un modelo de memoria. Su me- moria forma una red de mallas, donde todo esta inter- conectado (a pesar de subconjuntos con ciertas inhi- biciones reclprocas). Por consiguiente, segun su autor, posee poder de creatividad, de imaginacion, de intuicion, de asociacion de ideas, de abstraccion, al elegir un enca- minamiento optimo en la red de mallas explorada en pa- ralelo.

Lo cual, observa bien el doctor Sauvan, conduce al automata a la “creencia”, casi paranoica, de que su com- portamiento o sus ideas no solo son las mejores, sino las unicas posibles. Precisamente por ello, termina el doctor Sauvan, apretando asl el nudo, nuestro propio cerebro, que funciona segun este principio, no puede admitir que

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el funcionamiento de la maquina sea del mismo tipo que el suyo. 14

Entonces ,tde que no seria capaz la slntesis del S4 y el S5? El sistema resultante seria auto-finalizado, auto- determinado, y enteramente autonomo. Seria capaz de una verdadera reflexion.

En vez de entrar en una discusion de los pormenores, es interesante subrayar que, fuera de la ciberntiica, hay dos grandes responsables de esas tentativas de modelos de la “mentalidad” . Primero, todo el movimiento de la psicolo- gia behaviorista, despues, la tesis de G. Ryle que define “al esplritu”, no como una especie de sustancia o de reali­dad espedfica, sino como un simple nombre dado a cier- tas disposiciones y funciones de elementos que nadie pen- saria en calificar de “espirituales” o “mentales” . He aqui ejemplos de la especie de adjetivo o de nombre a que per- tenece la palabra “mental” o "mentalidad”. La Constitu­tion britanica no es algo que se encuentra al lado de Downing Street o del Parlamento, sino algo de un orden logicamente superior. Cuando hemos visitado el Parla­mento, Downing Street y Bukingham, no nos queda por ver en algun otro lugar la Constitution. El adjetivo “men­tal” no designa un modo de ser o un estatuto tal como po- demos razonablemente exigir de una cosa o de un aconte- cimiento dados, si son mentales o flsicos, en el esplritu o en el mundo exterior. “Hablar del esplritu de una perso­na. . . es hablar de las capacidades, las posibilidades, las inclinaciones que esa persona posee, de hacer y deshacer cierta clase de cosas en el mundo ordinario” . En este sen- tido se es inteligente o perezoso, exactamente como el vidrio es “fragil” , un reloj “exacto” o un auto “rapido”.

Constatamos la satisfaction que causa una conception como esta a los ciberneticos que buscaban “modelos de

14 Cf. La Pedagogie cybernetique, 4 de diciembre de 1964.

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mentalidad” . Apliquemosla a las diferentes maquinas fi- nalizadas o a las maquinas electronicas de calculo logico o matematico. Se comportan como animales condiciona- bles o incluso instintivos; en donde obtienen buenos resul- tados operacionales. No es ni mas ni menos legltimo hablar de su “mentalidad” (de un orden logicamente su­perior al de los fenomenos fisicos, al de las corrientes electricas que pasan por sus valvulas o sus conductores, pero no distintos, como una sustancia aparte en un mun- do aparte), que hablar de la mentalidad, la inteligencia o la pereza de un hombre vivo (de un orden superior tam- bien al piano de las celulas nerviosas o de los flujos ner- viosos, pero no distintos. En este sentido, una maquina tiene un cuerpo —sus organos visibles— y un “espiritu” , que no es otro sino su rendimiento funcional, as! como la Constitucion britanica, o un reloj, o un auto, o el vidrio, es “eficaz”, o “exacto”, o "rapido” o “quebradizo” . Com- prender un mensaje es reaccionar de cierta manera eficaz al mensaje, o ponerlo en relacion correcta con “memo- rias” ; no es experimentar, comprendiendolo, una especie de “sensacion mental” .

Turing15 sostenla que si pudiera construirse un robot de manera que contestara una pregunta como un ser hu- mano, habriamos de conceder que “experimenta algo”, o al menos no tendriamos ni mas ni menos razones para creerle que a un ser humano. Desde entonces los sabios se han interesado mucho menos en este problema que los fi- losofos, los teologos y los artistas, quiza porque ven mejor la dificultad de construir una maquina que de respuestas, asi sean elementales.

He aqui, por ejemplo, un dialogo entre un hombre y una maquina “Raphael” (Memo 59, centro de compu- tacion R.L.W. y M .I.T.). ,h

15 Computing Machinery and Intelligence, Mind., 1950.16 Citado por Donald Michie, Penguin Science Survey B, 1965.

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El hombre: ^Cuantos dedos tiene Juan?La maquina: No se si un dedo es parte de Juan.El hombre: Hay una mano en cada brazo.La maquina: Entiendo.El hombre: Hay dos brazos en una persona.La maquina: Entiendo.El hombre: ^Cuantos dedos tienejuan?La maquina: ([Cuantos dedos hay en una mano?El hombre: La mano tiene cinco dedos.La maquina: Entiendo.El hombre: ^Cuantos dedos tienejuan?La maquina: La respuesta es “diez”.

El dialogo no es de muy altos vuelos. (Sin embargo, podemos admirar el buen sentido de la maquina, que, a diferencia de muchos humanos, espera enterarse antes de afirmar.)

Sin embargo, el lector comprende que el “entiendo” de la maquina no tiene mas alcance del que tendria una pantalla, fijada por el vendedor en una toma de corriente para probar las lamparas eltictricas, en la cual hiciera aparecer, cuando la lampara se enciende, las palabras: “Querido cliente, estoy en buen estado” , o algunas otras mas o menos del mismo estilo.

Ante este genero de actuaciones, no se siente todavia la necesidad de fundar, como sugeria Calogero, 17 una so- ciedad para reprimir la crueldad contra los robotes, o de preguntarse, como Michael Scriven, si seria posible cons- truir un robot mentiroso, ya que la mentira es la prueba de un desplazamiento de fases, por lo tanto, de una dua- lidad entre lo experimentado y lo expresado, ergo de la existencia de lo “experimentado”.

17 Aux Rencotres internationales de Geneve, 1965.

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L a “m e n t a l id a d ” y l a f u n c i6 n d e a s im il a c io n

L. Couffignal ha comparado la “funcion de mentalidad” con la funcion biologica de asimilacion de la energla qulmica extraida de los alimentos: “Podemos decir que los organos (el tubo digestivo, el aparato respiratorio y el circulatorio) tienen como ‘materia de trabajo’ la ener­gla, que extraen de los elementos constituidos por el aire y los alimentos, la cual proporcionan a otros organos. . estos a su vez dan a la energla qulmica las formas que contienen a cada celula.” 18

Senalemos una observacion critical F. Bonsack19 subrayo que convenla corregir el lenguaje empleado corrientemente. No es la energla de los alimentos lo que consumimos, sino solo la energla utilizable, la neguentro- pla. No solo no consumimos la energla, sino que debemos decir que la energla no desempena ningun papel, que no tiene ningun valor por si misma; no es consumida (lo que serla incompatible con el principio de conservacion de la energla), se la encuentra cuantitativamente intacta des- pu6s de haberla utilizado. Lo que se ha consumido, destruido y aniquilado despues de la asimilacion, es la neguentropla, es decir, el orden o el no-desorden de la energla.

Ahora bien, continua L. Couffignal, es otra “materia de trabajo” la que el organismo recibe del medio, al mis- mo tltulo que la energla: la informacion. Todas las ope- raciones informativas: transmision, conservacion y com- binaciones de informacion, el hombre puede realizarlas.

Esta concepcion puede criticarse. Recordemos, en efecto, que la informacidn esta constituida: 1) de un so-

18 La cybernetique, P.U.F., 1963, p. 55.19 Information, thermodynamique, vie et pensee(Gauthier-Villars,

1961>), p. 87.

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porte; 2) de una semantica — de un conjunto de significa- dos—, su elemento esencial; y que la signification psico- logica no es siempre, lejos de ello, una simple faceta del soporte, como lo prueban las dificultades de la traduc- cion automatica, sino que tiene cierta autonomla. El soporte es esencialmente el lenguaje, en tanto que es transmisible como sucesion de senates (en general por modulacion de una onda portadora).

Asi, pues, los soportes de la informacion, como de- mostraron Shannon y Wiener, representan neguentropia, energia “ordenada”. A nivel de los soportes, la funcion de mentalidad es pues muy analoga a la funcion biologica de asimilacion de la alimentacion. Una onda portadora modulada, recibida por el oido y “asimilada” por la zo­na auditiva, es muy parecida a la carne o al azucar, cuya energia quimica estructurada se asimila. Pero ;quc suce- de a nivel de la signification cuyos elementos, repetimos una vez mas, no siempre estan en correspondencia univo- ca con las estructuras del soporte?

Los ciberneticos no han concedido suficiente impor- tancia a una paradoja, senalada por Schaffroth y comen- tada por Costa de Beauregard, paradoja sobre la cual, en el capitulo VI de esta obra, hemos llamado la atencion. Supongamos que el soporte de informacion sea un con- junto de formas en el sentido fisico, abarcable de una sola mirada: unas cartas de la baraja desplegadas, libros en un anaquel de la biblioteca, letras del teclado de una ma- quina de escribir, etc. En cuanto la estructura del con- junto es “percibida”, es decir, tomada por soporte la conciencia visual (y no el campo electro-magnetico, o la fotografia o la pantalla de television), no importa que los elementos del conjunto esten en orden o desorden objetivo, y representen mas o menos neguentropia. “Yo” reconozco tal carta o tal libro, aunque las cartas y los libros esten dispuestos al azar: y esto, sin un barrido op'.i-

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co progresivo, o sin una maniobra de traspaso, de perfo- raciones o de indices magneticos. La informacion psicolo- gica mediante el campo visual es independiente del orden o desorden de los objetos que ese campo presente; veo mi tintero sobre la mesa, en cualquier lugar que se en- cuentre.

La asimilacion semantica de la informacion, a diferen- cia de la asimilacion del alimento, es, al menos en parte, independiente de la neguentropia de su soporte. Se donde esta el as de trebol, el diccionario de ingles, la letra n del teclado, aunque los elementos del conjunto del que for- man parte estan mat colocados o colocados al azar: mientras que mi organismo no obtiene ningun provecho si no asimila como alimento una proteina ya “desorde- nada”.

Los MODELOS O ■ PATTERNS”

La mecanografa experta improvisa esquemas de golpe en “conjuntos” coordinados sobre su teclado (en el cual las letras no estan en orden alfabetico). Pero si mecanografia bajo dictado informante, es necesario que transforme la informacion auditiva en esquemas motores en el espacio, sin un barrido visual del teclado. Por otro lado, tambien puede crearlos directamente sobre el teclado y, en este ca- so, improvisa los esquemas de las palabras de sus frases, antes del esquema motor de las letras, para mecanogra- fiar cada palabra. Los ciberneticos Grey Walter y Couf- fignal y los lingiiistas advirtieron desde hace mucho la importancia de los esquemas espaciales o temporales: ca­tenas y encadenamientos de catenas como medio de acce- so al analisis de la parte semantica de la informacion.

La palabra inglesa pattern se emplea frecuentemente para designar estos esquemas. Se deriva de la palabra

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francesa patron, “patron”, y tiene mas o nienos el signifi- cado de “patrdn de costurera” (modelo-tipo para un ves- tido). Desgraciadamente, para los puristas la palabra “patron” frecuentemente conduce a equivocos. El pattern es “anti-azar”: el nino golpea al azar las teclas del tecla- do, la mecanografa las golpea segun el “patron motor” de las palabras. Cuando el nino pasa el dedo sobre las hileras de letras ordenadas del teclado no produce nada con sig- nificado, a pesar de este orden flsico. Es necesario romper dicho orden para producir un pattern y con ello, un signi- ficado.

El efecto psicologico producido por una accion fisica generalmente se percibe segun patterns, a veces arbitra- riamente, como cuando introducimos un ritmo en una sucesion regular de sonidos, o figuras imaginarias en un conjunto de puntos repartidos al azar. El pattern esta individualizado en la conciencia, se fija en la memoria, puede transponerse a diferentes materiales (como el patron de un vestido), puede reconocerse en un conjunto confuso, descifrado, designado, imitado, modificado glo- balmente. Un jugador de billar no se equivoca de bola — aunque las dos blancas scan indistinguibles fisicamen- te— porque hace, o ve, el pattern de su jugada, o de la jugada de su adversario.

El pattern significativo puede estar superpuesto al pat­tern sensorial. Se une tan mtimamente con el, como lo muestran las ilusiones perceptivas, en las que es artificial separar los dos patterns. Pero queda el hecho de que la significacion es la activa, y activante, del pattern unico resultante. Esto es particularmente evidente cuando, por ejemplo, en una plancha de la prueba de Rorschach, o en una falsa obra de arte: poema, musica o pintura produci- da por maquinacion aleatoria, percibimos figuras signifi- cantes: nos creemos lectores o escuchas pasivos, cuando somos activos.

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L a a u t o n o m ia d e l o s “s e m a n t e m a s ”Y LOS T R E S T IR O S DE C O N T IN U ID A D

De este modo, la cibernetica ha contribuido, muy a su pe- sar, y de sus tendencias mecanicistas, a introducir el con- cepto, muy revolucionario respecto de la ciencia clasica — pero que hoy dia se ha impuesto en diversos campos— , de la autonomia de los significados, de los patterns-en- tanto-producidos-por significaciones, los “semantemas”, o, mas bien, las “genidentidades” semanticas.20

Aqul es oportuna una comparacion para explicarnos: la fisica ingenua (la de los atomistas antiguos, o la de los mecanicistas del siglo X V I l ) solo admitia la realidad y

continuidad temporal de la materia. Despues, la fisica energetica definio otro tipo de realidad y de continuidad temporal: la energia. Cuando la bola A golpea a la bola B, no solo las bolas materiales se conservan, tambien el movimiento y la energia cinetica, que cambia de “sopor- te” material en el momento del choque. Una onda es una realidad tanto como un trozo de materia: tiene una conti­nuidad temporal, una genidentidad formal, tanto como su “soporte” : la cuerda o las moleculas de agua. Luego advertimos que la energia — o las genidentidades forma- les— podia ser primaria y autonoma, y prescindir del soporte material. Un campo de energia electromagnetico o gravifico no tiene necesidad del eter; es una especie de energia-materia en el espacio-tiempo. Se parece, dice Ga- mow, a una serpiente que transporta su movimiento de ondulacion. Un atomo designado material es un sistema de ondas, y seria vano buscar una submateria como so­porte de estas ondas.

Ahora bien, los patterns y los semantemas representan

Cf. R. Ruyer Paradoxes de la conscience et limites de Vautomalis- me (Albin Michel, 1966), capitulo VI.

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una tercera especie de continuidad. La palabra de un idioma, por ejemplo, no debe su consistencia temporal a su materia o a su forma. Si se transmite de boca en boca y de diccionario en diccionario, no es en forma de onda. Debe su consistencia a su sentido, del cual es simbolo por- tador, soporte formal, por otra parte, bastante libre, ya que las palabras cambian de sentido, y los sentidos de pa- labras. Asi como la energia ondulatoria esta frecuente- mente ligada a un soporte material, pero puede tambien separarse de este, asi un semantema esta ligado a la for­ma de una informacion-soporte, y tambien puede sepa­rarse de el. En la traduccion, el traductor (no mecanico) remonta el sentido para hacerio pasar de un soporte a otro. En la comunicacion, a la inversa, el emisor pasa del sentido a un soporte, mientras que el receptor pasa de ese soporte y de su informacion-neguentropia, al sentido. Buscamos palabras para expresar nuestro pensamiento. En la historia de las culturas, lo que interesa al histo- riador son las ideas, los temas, los esquemas o los p a t te r n s

de las instituciones o de las tecnicas, etc.Las continuidades temanticas y semanticas, al mismo

tiempo que se parecen a las continuidades materiales y formales, tienen un caracter muy particular, al menos a primera vista: parecen independientes del espacio y del tiempo, parecen poder entrar y salir. Una idea puede perderse, encontrarse, y volver a perderse, ya sea porque su soporte subsiste incomprendido, luego de nuevo comprendido, ya sea, tambien, porque al perderse todo soporte, la idea se reinvente. Podemos estudiar un problema, luego olvidarlo o dejarlo de lado, y estudiarlo de nuevo. Podemos proseguir un aprendizaje en curso, despues de haber hecho una cosa muy diferente en el in­tervale.

Esta independencia respecto del espacio, ^es mera apa- riencia? Probablemente tocamos aqui la profunda brecha

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entre dos interpretaciones rivales e irreductibles, no solo de la cibernetica, sino de la filosofia y de la ciencia.

1. Podemos negarnos a admitir que los sentidos y los semantemas sean realmente separables del espacio- tiempo, y considerar mitologica dicha concepcion. Entonces es necesario admitir que la idea, el sentido, cuando parecen “perdidos” , estan grabados en los ce- rebros (materiales), o en soportes mecanicos auxiliares de la memoria cerebral. En el fondo esto equivale a conside­rar ilusorias las condnuidades semanticas, sometiendolas a las condnuidades materiales o formates.

2. Podemos admitir francamente esta autonomia res- pecto del espacio-tiempo. Es lo que hemos hecho al consi­derar que las retroacciones mecanicas y los “controles” materializados no eran sino una forma limitada y degene- rada de las retroacciones y controles de ideal. L. Couf- fignal que, no obstante, sigue siendo “espacialista” , al considerar la “mentalidad” como una especie de funcion de asimilacion de las informaciones, no esta muy lejos de esta concepcion, ya que la comparacion sugiere que los semantemas son autonomos y pueden separarse de su so- porte.

Nos parece que, desde 1954, la ciencia misma ha dado numerosos pasos en esta direccion: no solo las ciencias hu- manistas, que siempre han postulado la autonomia de las ideas, aunque sin confesar siempre este postulado, sino tambien las ciencias fisicas. Estas se aferran hoy mucho menos a los principios conservadores en el espacio- tiempo, aun respecto de la materia-energia (lo que autoriza el mismo desprendimiento a fortiori para los se­mantemas). Si la energia se conserva, la neguentropia no se conserva. Esto se sabe desde Carnot y Bolzmann, y Bonsack lo subrayo tambien vigorosamente: el principio de Carnot implica que algo abandona el mundo. Por otra parte, segun Hoyle, debemos admitir una creacion con-

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tinua de materia, la cual aparece en el espacio (o creada en el espacio suplementario, de tal suerte que si la densi- dad media del cosmos es constante, la expansion compen- saria la creacion).

No vemos pues que hay de mitologico en admitir para los semantemas lo que todos los fisicos admiten para la neguentropia y algunos para la materia-energia. Si hay mitologia, es mas bien en el postulado arbitrario que su- pone, sin prueba, que la subsistencia de significacion se basa siempre en una memoria material. Postulado tanto mas inadmisible cuanto que, para la fisica contempora- nea, la subsistencia material de una memoria mecanica es ella misma, como todo lo que es materia, subsistencia de sistema ondulatorio. Si nuestras ideas, inconscientes, subsis'ten “grabadas” en las protemas cerebrales, esas proteinas son, como todas las moleculas, sistemas ondula- torios.

L a nocion de “grabado” no tiene sentido sino para los fenomenos a nuestra escala. Asi pues, ^hay que admitir que esos sistemas ondulatorios estan “grabados” a su vez sobre una sub-materia? La fisica ha abandonado la vieja teoria del eter. La teoria de la subsistencia de las ideas “grabadas” sobre una materia no se justifica mas que la teoria del eter, considerado como indispensable soporte material de las ondas luminosas.

L a d o b l e c o h e r e n c i a d e l a s m a q u i n a s

Y DE LOS O R G ANISM OS

L a autonomia de los semantemas aparece claramente en lo que podemos llamar la doble coherencia de las ma- quinas. Una m aquina 1) es solida materialmente si esta bien construida; sin embargo, despues de descomponer- se, se abandona a la herrumbre, y finalmente al cemente-

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rio de los fierros viejos (saho que, por azar, pase al Museo de Artes y Oficios). 2) Pero una maquina, como modelo tecnico, tiene tambien otra coherencia: surge en la histo- ria de la cultura; se deriva de otra maquina, es imitada y perfeccionada. A veces decimos de una conception tecni- ca que es “solida” . La historia de las maquinas no es la historia de millones de trozos ensamblados de madera o de metal, es la historia de las ideas tecnicas. Un ser del mundo fisico (macroscopico) solo tiene coherencia de una manera: la degradacion de un sistema montanoso, de un rio o de una roca es irremediable, en tanto que una ma­quina, usada, puede repararse o remplazarse por otra del mismo tipo.

La “segunda coherencia” de la maquina la recibe evi- dentemente del organismo humano: es el hombre quien la inventa, la mantiene, la repara, la imita o la per- fecciona progresivamente segun sus ideas.

Pero todo organismo, en general, posee por si mismo una “doble coherencia”. Todo individuo, por “solido” que sea, esta destinado a la muerte: hay cementerios para los hombres, como para los automoviles. Pero el animal o el hombre, como especie, subsiste mucho mas tiempo, pasando de soporte en soporte individual. El hombre le otorga, le presta a la maquina su propia coherencia, su inmortalidad “tipica” o “ideal”. Sin el hombre, evidente- mente la maquina, aun considerada materialmente soli­da, se degradaria como una roca.

Vemos claramente el absurdo, no solo de comprender al hombre por la maquina, sino de recurrir a la solidez material de su cerebro o de las protelnas cerebrales para explicar la solidez tipica del hombre y sus ideas — fuente de la solidez “tipica” de la maquina. Y, por otro lado, la embriogenesis muestra palmariamente que ese cerebro se rehace en cada individuo.

As! pues, a la interpretation materialista no le queda

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mas recurso que incluir la continuidad de los organismos en la materia-forma de las proteinas geneticas, que en cada embriogenesis reconstruirian, como las microma- quinas con programa y retroaccion, un organismo indi­vidual, con su cerebro y sus memorias cerebrales ya dispuestas. La doble coherencia del organismo, extrana- mente, se apoyaria as! en la coherencia simple de su reali­dad material. En verdad es mas racional explicar la doble coherencia del organismo viviente, por el hecho de que es un mixto de los tres modos de continuidad: las conti- nuidades materiales y formales, por una parte, y las con- tinuidades semanticas, por la otra, la autononha de los semantemas asegurando la continuidad tlpica del hom- bre primero, e indirectamente, la de las maquinas que construye, participando el organismo visible con los se­mantemas inobservables.

E l p r o b l e m a d e l a s c o p ia s

La autononha de los semantemas respecto al espacio- tiempo es la clave de la subsistencia indefinida de las for­mas vivientes, que, a diferencia de las estructuras del mundo fisico, no se pierden — al menos en su tipo— en el “ruido de fondo” que inunda todas las cosas. Antes que nada, tambien es la que asegura la multiplicacion misma de las formas, contrariamente a las apariencias.

Para L. Brillouin,21 la information (o, en general, la forma) por una parte se degrada, segun el principio gene- ralizado de Carnot, y, por otra, puede multiplicarse por copiado, transmision “pedagogica”, etc. Un cuerpo ca- liente pierde su calor si lo pasa a un cuerpo mas frio (con perdida de neguentropla). Pedro, un hombre informado,

21 Vie, mati&re et observation (Albin Michel, 1959), pp. 117 y ss.

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pasa su information a Pablo, que recibe al menos una parte, por lo general degradandola algun tanto. La dife- rencia con el primer caso es que Pedro no ha perdido na- da al comunicar su saber. Un profesor ensena la tabla de Pitagoras a sus treinta alumnos; cada alumno recuerda, digamos, la mitad de la tabla. La information se ha mul- tiplicado por dieciseis (uno para el profesor, que siempre se sabe la tabla, y quince para los alumnos).

Hay alii multiplication de la information, bien que los principios de la fisica se cumplen por la degradation en el decurso. Mas todavia, segun L. Brillouin, los dos fenome- nos, degradation y multiplication, estan ligados. Hay una especie de compensation: la multiplication, la crea­tion de orden en los receptores, debe pagarse con un consume de neguentropia. Cuando se tiran diez mil ejemplares de un libro, cada ejemplar representa la mis- m a information que el manuscrito, pero fue necesario antes proporcionar neguentropia a las prensas, y cada lectura exige algun gasto en luz o en metabolismo ce­rebral.

F. Bonsack22 ve las cosas de otra manera. En oposicion a L. Brillouin, sostiene que el aumento de la information solo es aparente. Las informaciones del maestro y de los alumnos no son independientes; todas provienen de la misma fuente: estan ligadas. Incluso si se suma la in­formation del maestro y la de los alumnos, la informa­tion total no supera la del maestro. En todos los casos de un mensaje retransmitido, segun la fisica, el original se degrada. Asimismo, en todos los casos en que una forma se propaga, repercute en eco, o se multiplica en los espe- jos. Entre dos espejos paralelos, un objeto aparece multiplicado al infinito, pero la information ^se ha mul-

22 Information, thermodynamique, vie et pensee (Gauthier-Villars), p. 103. ,

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tiplicado o aumentado? Siempre es posible destacar el “camino de transmision” de una forma o de una informa­tion, en tantos segmentos, como se quiera, y podemos decir que cada segmento multiplica la informacion. Po­demos colocar un receptor de radio o de television en ca­da metro cubico alrededor de la estacion emisora; teori- camente, puedo dirigir la mirada a cualquier punto del espacio y obtener una copia del paisaje. Las imagenes (fl- sicas) de un objeto no son sino la forma de ese objeto desplazandose y degradandose. El estancamiento, es ar- bitrario. Desde el punto de vista de la realidad flsica, solo hay un fenomeno global de extension-degradacion. Divi- dir en secciones, por espejos receptores o por detectores, no multiplica nada.

Justamente porque ni los discipulos ni los lectores cons- cientes se parecen a los espejos o a los aparatos receptores colocados en el camino de un flujo de informacion que se degrada, es por lo que hay verdadera multiplicacion de las informaciones. De hecho, los discipulos no solo pue- den perder mucho menos del 50% de la ensenanza del maestro, pueden no perder nada de ella, y, si son mas in- teligentes que el, mejoraran y perfeccionaran sus ideas.

L a c o n c ie n c ia COMO s o p o r t e d e l a s in f o r m a c io n e s

Las sensaciones de los seres vivientes, como fenomenos desde luego, fisiologicos, pueden ser imagenes degrada - das. Pero cuando se transforman en percepciones, es de­cir, en informacion psicologica cuyo soporte es el campo de la conciencia, la significacion se reafirma en su auto- nomla. Esto es lo que los fisiologos, y despues los psicolo- gos, descubren hoy dla, naturalmente a su manera, y oponiendo el ojo o el oldo, no a la conciencia activa que

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comprende sus senales, sino al cerebro.23 Segun sus pos- tulados, continuan hablando del cerebro como de un aparato material que efectua el desciframiento de las se­nales; de hecho presumen que interviene como si fuera un esplritu que estableciera hipotesis, ensayara y se equivo- cara, razonara por implicaciones, y dudara cuando no hubiera suficientes premisas para inferir una conclusion. No es la primera vez en la historia de las ciencias que, por un afan de positivismo, se cae en una concepcion magica peor que la que se desea evitar. Examinemos mas bien di- rectamente, y sin atribuir al cerebro poderes magicos, las propiedades particulares de la conciencia como soporte de la informacion.

A. Antes que la “conciencia”, que entrana el riesgo de conducir a personificaciones miticas, consideremos un campo de conciencia, por ejemplo, un campo visual que deviene “imagen subjetiva” cuando la sensacion ha deja- do de ser una imagen fisica en el espacio fisico de las ondas y los fotones, pero aun no es percepcion.

Segun R. L. Gregory,24 el ojo proporciona al cerebro “una informacion codificada”. . . “Podemos comparar el fenomeno al del lenguaje escrito; las letras y las palabras en la pagina tienen cierto significado para quienes cono- cen el idioma. Afectan de manera adecuada al cerebro, pero no son imagenes. . . ninguna imagen interna esta implicada en ese proceso.”

Esta tesis mezcla lo verdadero y lo falso. Lo verdadero es que el campo visual consciente, ya sea que se obtenga a nivel de la retina, o solo en la zona occipital, o a un nivel intermedio, no ha sido observado. Como lo hemos senala- do frecuentemente, 25 es “superficie absoluta”, es decir,

23 R. L. Gregory, L'oeil et le cerveau (Hachette, 1966), p. 7.24 I b id e m .

25 R. Ruyer, La Conscience et le Corps {P.U.F., 1936); Neo-finalisme (P.U.F., 1952).

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“superficie” no geometrica, “superficie-sujeto”, que no necesita de un punto de perspectiva en una tercera di­mension. Pero es falso que el cerebro (o la conciencia) trabaje de alguna manera en la perception, sobre in- formaciones codificadas, 26 y se forme la idea del objeto- sensacion. Esto equivale a regresar a la conception de la conciencia, ante la sensacion-objeto. El campo de con­ciencia visual es una presencia absoluta e informada, antes de ser, secundariamente, interpretado segun todos los temas y semantemas del organismo psiquico.

Gregory27 ve un principio de prueba de su teorla de la codification en los recientes descubrimientos de los fi- siologos Hubei y Wiesel. A1 presentar a un gato “prepara- do” unas barras luminosas bajo diferentes angulos, los fisiologos registran en su cerebro descargas de determina- das celulas cuando la barra esta en cierta orientacion, y de otras celulas cuando la orientacion es diferente. Otras celulas mas entran en action cuando hay movi- miento de estimulos en algunas direcciones. Gregory concluye que no hay imagen cerebral, sino solo combi- naciones codificadas de las actividades celulares. Es probable que en efecto existan analizadores celulares selectivos de este genero: la vision de los colores los impli- ca, al igual que la sensacion de movimiento en la perife- ria del campo visual sin conciencia de un mbvil definido. Lo mismo sucede en la audition, en la cual las notas graves y agudas son analizadas mas sutilmente que los mejores receptores flsicos. Pero no vemos en que contra- dice esto a la intuition, dificilmente rechazable del cam­po de conjunto de la sensacion, con patterns y cate­nas, formas y melodlas, inmediatamente expresivos, si no

26 Colette Vendrely, traductora de Gregory, naturalmente sugiere, segun las directrices actuales, que el codigo es del tipo A. R. N. de la ge- netica.

27 Op. cit., p. 69.

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significantes y utilizables, campo de conjunto a partir del cual se seleccionan especialmente ciertos elementos, se- gtin analizadores particulares subordinados.

B. Ser una “superficie-sujeto”, caracter del campo de conciencia, es lo que hace de el un soporte de informa- cion sin parangon en el mundo fisico.

1. En una forma o en una informacion, el paso de un soporte fisico a un soporte de conciencia, produce efectos muy particulares. En un caso extremo, el soporte cons- ciente puede dar significacion o expresividad, es decir, una semantica, en sentido amplio, a una forma fisica que no tiene ninguna. La conciencia transforma toda forma e incluso toda apariencia de forma, en informacion; “lee” como un texto aun lo que no lo es. Este hecho ha sido de importancia capital en la historia de la humanidad, y tambien en la historia de la vida. Los animales “leen” tambien: crean falsas significaciones, pero solo segun sus instintos. El hombre ve en todo “sentidos” , aun en el mundo fisico, en las constelaciones, en las montanas y los oceanos, en los cataclismos y las estaciones, en la sequla y la inundacion, tanto como en los episodios de su vida y en la de los otros seres vivientes.

Por otro lado, esto no es pura ilusion: los fenomenos fi- sicos tienen un sentido para el, son amenazadores o favo- rables. Comprendemos que este al acecho de los signos precursores. El error esta solamente en confundir el frun- cimiento de cejas de la naturaleza con el fruncimiento de cejas de otro ser humano.

La lectura de los fenomenos fisicos tambien puede devenir cientifica cuando el fenomeno se canaliza en re- sultados, para inscribirse a si mismo en instrumentos registradores (barometro, sismografo, contadores diver- sos). L. Couffignal ha propuesto considerar dichos instru­mentos como creadores de informacion; empero, la in­formacion solo se crea en el momento en que se leen. Las

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bajas de los barometros, en si mismas, forman parte de la tormenta fisica, al igual que las imageries fisicas del sol, no percibidas, forman parte del sol. Los registradores y contadores solo significan comodidad para la perception.

2. El campo de conciencia como “superficie-sujeto” permite el condicionamiento o el aprendizaje verdadero, y no simulado. Contrariamente a las tesis de G. Walter y del doctor Sauvan, no es suficiente un cabalgamiento es- pacial o temporal de dos estimulos, el absoluto y el condi- cional; para producir el verdadero condicionamiento, es necesario que el animal “advierta”, como se dice, ese ca­balgamiento, y que asi se cree en el un verdadero pattern, hecho de signification, donde la configuration esta indi- solublemente ligada a la motivation tematica. Es necesa- ria una verdadera conceptualization, y, asimismo, una verdadera valorization. G. Walter, por otra parte, reco- nocio despues que el condicionamiento y el aprendizaje exigen un patterning activo, atento y selectivo (que, natu- ralmente, atribuye al cerebro, segun su postulado): “Se- ria facil fabricar un vehiculo con una maquina auto- piloto de manera que evitara los obstaculos y mantuviera una velocidad constante, aun en un transito intenso. Pero dotarla de un sistema de reconocimiento visual que dis- tinguiera las senales rojas de todas las otras luces rojas, senales que clasificaria en la misma categoria que las pa- labras alto o pare, o el brazo extendido del agente de policia, serla un problema de un orden muy diferente.” 28

3. La superficie-sujeto que es el campo de conciencia permite la invencion, porque es una especie de caneva para “matrices a completar”, como en las pruebas de in- teligencia. Si veo una coleccion o una serie de formas, puedo distinguir inmediatamente su tipo, su categoria,

28 G. Walter, Physics of the brain (Penguin Science Survey A, 1965), p. 89.

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eliminar la forma dispar, poner en orden las formas desplazadas, completar la serie incompleta, llenar un bianco, inventar el termino que falta de la relation que se entreve. El impreso material de una prueba psicologica, como registro original, evidentemente no tiene mas ten- dencia a completarse que una hoja blanca para cubrirse por si misma de escritura. Una vez transferido por per­ception sobre el campo de conciencia como caneva uni­versal, el registro original tiene al menos una oportuni- dad de completarse por si misino.

Cierto, la conciencia frecuentemente es estolida. La creacion inteligente a nivel de la perception consciente — secundaria en relacion a la creacion inteligente prima- ria de los organismos— se mantiene durante an os para los individuos, y millones de anos park las especies, como un proceso dificil, y la palabra “inmediato” no se justifica. Sin embargo, el termino es legitimo porque la inteligen- cia de los seres vivientes surge directamente de su con­ciencia. Todos los animales, incluyendo los inferiores, generalizan y conceptualizan espontaneamente. Las ma- quinas se comportan “inteligentemente” por solo su mon- taje, sin ser conscientes, en tanto que la inteligencia de los vivientes es inherente a su conciencia: sus “montajes” in- teligentes (para una desviacion, por ejemplo) surgen de su conciencia “optica” .

L a s m a t r ic e s d e S t e in b u c h

Esta diferencia aparece muy claramente despues de las interesantes tentativas de Steinbuch y Piske29 para utili- zar las matrices llamadas de aprendizaje. Estas matrices

?9 Learning matrices and their applications. Expuesto en A. Deweze, Traiiement de Vinformation linguistique (Dunod, 1966), pp. 187 y ss.

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est&n destinadas a la perception mecanica de las formas, y a la categorizacidn. Pero Deweze ha mostrado que podrian ser consideradas como modelos del mecanismo de la invention.30 Las matrices de Steinbuch son verda- deras matrices, en el sentido matematico de la palabra, es decir, son tableros (construidos fisicamente) de hileras y columnas conexas. Las columnas corresponden a los criterios caracteristicos de la estructura de los objetos a percibir; las hileras corresponden a las categorias (o “sig- nificaciones”) a las cuales pertenece el objeto. Durante la fase de aprendizaje, se aplica una serial a las columnas ca- racteristicas de la estructura, y al mismo tiempo a las hi­leras de “signification” correspondientes, lo que crea un enlace condicional. Despues, la matriz puede pasar a la fase activa o “sabia”: si le presentamos una forma (una carta, el esquema de un arbol, de una casa, o de un apa- rato) libera la categorla (o signification). Si por lo contra- rio se le senala una categorla, libera los caracteres estruc- turales.

Estas matrices se pueden armar para que funcionen con senales no binarias, sino analogicas, de manera que se vuelvan insensibles a cierto numero de variaciones. “Reconocen” entonces una forma, aun desplazada, vol- teada o distorsionada. Para elaborar los mecanismos de invencion, basta combinar varias matrices que corres- pondan a objetos o conceptos diferentes, y hacer que busquen sistematicamente las compatibilidades o in- compatibilidades de esos objetos, ya sea con un fin prede- terminado, o sin premeditacion: como en la invencion, donde es importante no tener una idea preconcebida, que siempre corre el riesgo de obstruir una combination posible.

Vemos claramente — en este orden de problemas la in-

30 Op. cit., p. 197.

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tuicion es irrecusable— que la inteligencia humana o ani­mal no funcionan segun las matrices de Steinbuch, es decir, por una especie de barrido conjugado de doble entrada. A1 menos, la inteligencia bajo su forma elemen­tal de intuicion consciente o de inteligencia “optica” en el sentido que le da Kohler. Cuando un animal hace un ro­deo facil, o reconoce su refugio; cuando un bebe reco- noce a su madre bajo otros ropajes; cuando un hombre distingue las tuercas y los tornillos en su caja de herra- mientas, utiliza el caracter de “superficie absoluta” del campo visual. La forma y la signification no estan diso- ciadas, y no desaparecen, una y otra, en- la respuesta- comportamiento. En cambio, es perfectamente cierto que la inteligencia optica pronto se rebasa. La conciencia no siempre puede pasar directamente del desorden al or- den. El sabio, y tambien el hombre en la vida ordinaria, proceden entonces por examenes, primero ciegos, des­pues sistematicos, de las combinaciones posibles, como en un laberinto no espacial. Arman, de manera secundaria, especie de “matrices de Steinbuch”.

Esto es cierto, por ejemplo, en los problemas de rompe- cabezas o de “bloques deslizantes”, en todas esas pruebas que tambien tienen un caracter de matriz, pero en las cuales es dificil visualizar las combinaciones intermedias que constituyen los rodeos indispensables hacia la solu- cion. Asi sucede en el Passalong test, o en la prueba de ocho, en la cual ocho cifras, colocadas en una superficie de nueve casillas, con una casilla vacla, deben deslizar- se de manera que cambie su orden. El sujeto que se some- te a la prueba con este tipo de rompecabezas, despues de alguna practica, empieza a entrever y a formular una idea de lo que es adecuado o inadecuado, como posicion intermedia. Siente que posiciones son favorables. Parece que una maquina tambien podria desprender, quiza de manera mas clara y mas rapida que el hombre, los princi-

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pios estrategicos del empleo de las posiciones inter medias. 96

1 2 38 my //// 47 6 5

8 3 41 i 52 7 6

F ig. 13

L a s c o r r e c c io n e s t l a in v e n c io n

Una operacion emparentada y casi indiscernible de la in­vencion es la correccion, el restablecimiento de una informacion alterada segun su sentido. Llenar el bianco de una matriz-prueba puede considerarse como una co­rreccion, mas que como una invencion. La correccion permite la verdadera multiplicacion de la informacion por restitutio ad integrum del texto espontaneamente degradado. La tesis oficial de la cibernetica senala que la correccion no es una verdadera invencion, porque utiliza necesariamente una redundancia del “mensaje” la cual, por lo general, da la misma informacion dos o mas ve- ces, por una parte bajo forma directa, por otra, bajo for­ma sintactica. Los lenguajes obedecen a reglas (de or- tografla, de sintaxis), a construcciones de toda clase, que representan una informacion a priori para el recep­tor. Cuando leo: “los caballos galopan”, la informacibn:

31 Cf D. Michie, Machine intelligence (Penguin Sc Survey B, 1965), p. 75.

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“plural” , me es dada dos veces gracias al articulo y al nombre, en lugar de tres veces, como debier a ser segun la gramatica. Pero no tengo ninguna dificultad para restablecer en el texto el plural del verbo. Teoricamen- te, una maquina, tan bien como una conciencia, puede restablecer el texto si tiene en su programa las reglas gra- maticales.

Pero aqul encontramos el mismo dilema que en la tra- duccion automatica. O bien no hay indices de contexto, y entonces tanto el hombre como la maquina deben dudar, o bien los hay, y entonces una maquina puede utilizarlos tan bien como el hombre. De este modo, el aumento de informacion solo es aparente. Cuando lleno el bianco de una matriz, dibujando o colocando en ella la figura adecuada o la palabra correcta, simplemente utilizo la sintaxis, a falta del vocabulario. El poder de la concien­cia, en este caso, parece pues “descansar en un malen- tendido”. 33

Los “poderes” aparentemente milagrosos del cerebro descansarian asimismo en la enorme “redundancia” que constituyen las innumerables interconexiones de las neuronas. La reintegracion que hace la memoria de un recuerdo complete) a partir de datos muy fragmentarios, o a pesar de extensas destrucciones cerebrales, asi como la conceptualizacion, se explicarian gracias a esta enorme redundancia. Y Deweze reconoce, con Forster, que nos seria imposible retener de manera permanente un mensa- je que no presentara ninguna redundancia.34

Creemos que en este caso el “malentendido” se en- cuentra m&s bien del lado de los ciberneticos mecanicis- tas. Como en la traduccion, Confunden dos conceptos: el

32 F. Bonsack, Information, thermodynamique, vie et pensee,p. 111.

33 A. Deweze, Traitement de Vinformation linguistique, p. 63.

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del soporte y el del soporte en tanto “portador” de una se- mantica. Podemos materializar las reglas de la ortografla y de la sintaxis, y una maquina puede restablecer el plu­ral del adjetivo o del verbo despues del plural del nombre; tambien puede completar una matriz-prueba aparentemente segun el sentido, si trabaja sobre una matriz de Steinbuch, luego de un “aprendizaje forzado”, o si tiene categorias completamente hechas. Por ejemplo, puede completar, extrayendolo de su vocabulario clasifi- cado: “lo contrario de pequeno es. .

Pero consideremos, por ejemplo, una falta de impre- sion, como la que encontramos en el libro de Bonsack, que hemos citado frecuentemente, pagina 84, primera 11- nea. En la frase iinpresa en italicas: “un sistema abando- nado a si mismo no puede perder valor” , para el lector es evidente que la palabra “sino” falta entre “puede” y “per­der”. El impresor hace decir a Bonsack lo contrario de lo que piensa. Sin embargo, la sintaxis de la frase impresa es perfectamente correcta. El lector restablece segun el con- texto, particularmente segun la frase precedente: “la causa, al menos, tiene tanto valor como sus efectos”, por- que el lector piensa en la sucesion temporal implicada en “la causa y sus efectos” , y en la expresion “abandonado a si mismo” (sobreentendido “en el tiempo”). En resumen, el utiliza bien el contexto, pero el contexto en su significa- cion. ,iPodria una maquina realizar este genero de utili- zacion? Pero, sobre todo, <jc s esclarecedor aqul? ,iEs en verdad la unica actitud autenticamente cientlfica, invo- car, con los mecanicistas, “las ricas arborescencias y las interconexiones neuronales del cerebro?” En materia de ciencia, este genero de explicacion hace pensar en Empe­docles antes que en Newton.

La tesis de Spearman, que explica la correccion, la tra- duccion y el llenar pruebas remontandose a la relacion — o al tema^ por “educcion” , en “neogenesis”, primero

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de la relacion, a partir de terminos incompletos, y luego del correlato faltante, a partir de la relacion y del correla­te presente, parece realmente mas cientifica. La ciencia aprueba rechazar un prejuicio — en este caso, el prejuicio especialista. Tanto mas, cuanto que la concepcion de la “neogenesis” esta de acuerdo con un importante hecho biologico, la morfogenesis, a partir de una sola celula, del organismo y del cerebro mismo, y de sus interconexiones, que los mecanicistas dan por aprobada, o que creen que sus colegas geneticistas pueden explicar cientificamen- te, por la microcibernetica, basandose solamente en los acidos nucleicos.

De mitologia a mitologia, preferimos rechazar la que postula que todo lo real es sinonimo de “observable” (o de “emisor de fotones”) en el espacio, adoptando el postula- do de que lo “observable” esta conjugado con un dominio “participable” de temas y de sentidos. En esta perspecti- va, los cerebros-conciencia son conversores de doble senti- do entre el espacio fisico y el sobreespacio de los temas, as! como los organismos en desarrollo, los embriones, son el sitio de una conversion de sentido unico, de los temas especificos a su realizacion espacial: la conciencia ce­rebral perceptiva surge naturalmente de la conciencia or- ganica que crea, y la continua.

La tesis de Deweze Forster mencionada antes: “seria imposible retener de modo permanente un mensaje que no presentara ninguna redundancia”, si bien facilita la explicacion de la memoria psicologica como atributo del cerebro material, hace todavia mas dificil la explicacion de la formacion del cerebro, con sus “ricas intercone­xiones” . (iDonde esta la memoria biologica de redun­dancia que dirige la formacion de ese cerebro? Deberia entonces tener interconexiones de redundancia todavia mas ricas. La conclusion de Deweze s61o es el disfraz me- canicista de la tesis, mas conforme con la psicologia expe-

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rimental de la memoria: “Ninguna memoria es posible sin ascension al contexto semantico, a los sentidos, o a los temas, y sin redundancia psicologica”.

L a in f o r m a c io n y l a o r g a n iz a c io n

La cibernetica parece vacilar a veces entre las palabras “informacion” y “forma” . Esto es normal, puesto que una de sus tesis fundamentales es el paralelismo, si no la iden- tificacion, de la informacion y la neguentropia. Toda for­ma espedfica, por oposicion al desorden fortuito o a un campo de variabilidad, representa neguentropia, y todo mensaje-informacion es una forma espedfica en transmi- sion, y, si puede decirse, en mision. Todo mundo parece estar de acuerdo sobre este punto, Couffignal, Bonsack, Brillouin y Costa de Beauregard. “Nada nos obliga a li- mitarnos a los mensajes. . . Podemos ampliar estos con- ceptos (variabilidad de un sistema y especificidad de una cierta forma) a no importa que sistema que presente no importa que forma. . . De este modo, un mosaico o un bordado pueden describirse (numerando las casillas) co- mo una especie de mensaje Cuyo alfabeto seria la gama de colores y la forma espedfica." 35 Asimismo, Brillouin afir- ma: “Si la informacion representa neguentropia, lo mismo sucede en la organizacion. . . Principiamos a ver ahora la relacion con la vida. Un sistema viviente esta or- ganizado.” 36 Igualmente, Costa de Beauregard conside- ra la organizacion como una informacion en el sentido aristotelico de informacion activa, y pide que aceptemos “en un sentido tambien realista” el proceso de la accion

34 L. Bonsack, op. cit., p. 57.35 L. Brillouin, Vie, matiere et observation, p. 1'54.

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libre: informacion-neguentropia, como el proceso de la observation: neguentropia-informacion.37

Sin embargo, hay que tener cuidado porque es arries- gado hablar de “no importa qu6 forma” , o de “neguen- tropia” en general. Es preferible usar la palabra “organi­zation”. Positivamente, el mosaico, si no el bordado, podrian haberse producido por el juego de fuerzas flsicas (hoy, como se sabe, los artistas utilizan mucho el azar). Aparentemente, su forma no seria menos especifica. Se han gastado millones para obtener fotografias de la superficie lunar, como si los agujeros de los meteoritos formaran un cuadro precioso. Pero la verdadera especifi- cidad, la verdadera forma, implican una organization. Para una estatua, como para un mensaje, es necesario que un tercero, que “algo trascendente en relacion al sis- tema” intervenga, para disponerlo en cierto estado bien definido. Solo entonces “hay una verdadera especificidad en relacion a todos los estados posibles” .

Un cristal bien coordenado no es “especifico” en ese sentido, 38 no mas que una burbuja de jabon o que un sis- tema liquido-vapor a determinada presion. Es el resulta- do de un equilibrio fisico. Conocemos los abuses que se han cometido con el concepto de feed back, o retroac­tion, que se confunde con un simple equilibrio fisico y que ha terminado por absorber en la cibernetica todos los feno menos fisicos de equilibrio. Una estrella cintilante no tiene oscilaciones controladas, autorreguladas, como una maquina de vapor dotada de un regulador de Watt; una cueva no regula realmente la temperatura, como un aparato de aire acondicionado. La verdadera organiza­tion cibernetica o biologica exige una verdadera regu-

36 Costa de Beauregard, Le second principe de la science du temps (Editions du Seuil, 1963), p. 129.

37 Bonsack, op. cit., p. 146.

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Iaci6n — al nivel de la demanda, activa. Solo entonces la forma resultante de esta demanda puede ponerse en el mismo piano que una informacion-mensaje: resulta de ella.

Una vez mas, repetimos, la cibern6tica es inseparable de la finalidad. En un termostato, por ejemplo, la regula- cion activa opera segun un verdadero “mensaje” con una semantica. Si el organo de control del termostato esta re- gulado a 18 grades, no esta forzosamente en 18 grados; representa esta temperatura, y, por consiguiente, contri- buye a producirla, a “realizarla” , como un fin que deter- mina sus medios. La organization no puede confundirse con la pura y simple neguentropla.

Pero entonces, sin exception, todas las organizaciones, como todos los mensajes, directa o indirectamente son obra de los seres vivientes. Los dispositivos ciberneticos mecanicos son materiales, actuales; funcionan mecanica- mente, pero emanan de un ser viviente; el hombre es el que, por control interpuesto, actua como “el tercero” in­dispensable, “trascendente en relation al sistema”.

Y, sin embargo, la ambition de los ciberneticos es comprender al ser viviente y consciente por los modelos ciberneticos. El circulo vicioso es evidente. El organismo viviente explica, en la realidad, los aparatos ciberneticos. Luego, los aparatos ciberneticos son presentados en la ciencia para explicar el organismo viviente.

Si nos empenamos absolutamente en aplicar los esque- mas ciberneticos a los seres vivientes y al hombre mismo, se nos exigira retornar al sentido abusivamente extendido del concepto de feed back o retroaction: el ser viviente se­ra una forma autorregulada, pero como una burbuja de jabon o como una estrella cintilante, no como un ter­mostato, o como una maquina con regulador. En suma, una cibernetica inautentica sera la fuente indispensable de la cibernetica autentica. El hombre da un sentido, pe-

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ro no tiene sentido; organza, pero no es un organismo verdaderamente; elige un modelo eficaz de maquina comparando pianos, pero el mismo es el resultado, no de una eleccion, sino de dna seleccion natural, mecanica y ciega; inventa, pero el mismo no es inventado.

L a c ib e r n e t ic a y l a m o r f o g e n e s is b io l o g ic a

La interpretation mecanicista, y su pretension de reducir todas las regulaciones a regulaciones mecanicas, es ab- surda, puesto que son resumenes de regulaciones con “ideal” o con “valor” . La cibernetica, la finalidad de las maquinas, no esta sujeta a la cibernetica inautentica de los puros equilibrios fisicos, sino a una cibernetica mas profunda, que engloba el espacio de los mecanismos y el dominio trans-espacial de los valores y de los sentidos, uno controlando en retroaccion al otro, que, a su vez, lo “realiza” en el espacio.

Para comprender la morfogenesis y la subsistencia de los organismos es indispensable considerar que todo ser viviente es doble, que esta situado entre dos mundos, y que participa del espacio y del trans-espacio, de tal ma- nera que puede desempenar el doble papel de “montan- te” y “montaje”. Hay retroacciones fisiologicas que solo funcionan mecanica o quimicamente; y hay maquinas in- ternas reguladas, como han demostrado Cannon, Wie­ner, Stanley Jones y los fisiologos, en todos los organismos superiores a los virus y unicelulares. Pero la fisiologia no es toda la biologia. Es el resultado de montajes secunda- rios. ,iCual es el agente de esos montajes? <;Cua] es el prin- cipio activo de la morfogenesis o de la organogenesis?

En la medida en que la cibernetica siempre ha casado bien con la fisiologia (de hecho, nacio del ayuntamiento de la fisiologia con la mecanica), hasta ahora las tentati-

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vas para explicar por la cibernetica mecanicista la morfo­genesis del individuo,39 o la morfogenesis de las especies, parecen conducir a callejones sin salida.

L a m o r f o g e n e s is d e l in d iv id u o

En este punto es muy ilustrativa la idea de F. Gonseth.40 Subraya dos sentidos de la palabra “esbozo” : uno debil y otro fuerte. Un sentido debil cuando el esbozo es un pri­mer estadio hacia la realization, cuya forma final se co- noce anticipadamente (o de ella existe ya alguna parte); se trata, en suma, de un esbozo de reproduction de un modelo preexistente. Un sentido fuerte cuando quien es- boza, consciente de que lo obsesiona una idea vaga, no tiene modelo ni externo ni interno, y no sabe lo que surgi- ra de sus primeras realizaciones-etapas, pero dirigidas a algo todavia no definido.

Ahora bien, la formation embriogenica de un ser vi- viente tiene esto de paradojico: en terminos generales y vista desde afuera, exige ser clasificada en el orden de “esbozo en el sentido debil” de F. Gonseth; la estructura final, el adulto, existe en alguna parte; la formacion, co- mo decimos, es un hecho de reproduction. Y, sin em­bargo, examinando de cerca el proceso epigenetico del desarrollo, las fases embrionarias mas bien parecen una secuencia de “esbozos en el sentido fuerte” ; indubitable- mente, la formacion no copia nada; la embriologia expe­rimental lo confirma. Hay regulaciones, necesariamente improvisadas, orientaciones exclusivamente tematicas

38 R. Ruyer, La genise desformes vivantes(Flammarion, 1956).39 Por otra parte empleada por F. Gonseth con otros fines en su pre-

ciosa obra Le probleme du temps (Ed. du Griffon, Naufchatei, 1964), p. 38.

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(hacia un organo primero disenado sin precision como ce- falico, o dorsal, o caudal), “determinaciones”, pero de contenido indeterminado.

En tanto esbozo en sentido debil, el desarrollo parece sujetarse a las leyes de la cibernetica, y de sus modelos mecanicistas de control material y de programa. Los re- cientes descubrimientos del papel de los acidos nucleicos y de sus “mensajes”, codificados en secuencias de bases del papel de sus “mensajeros”, los acidos ribonucleicos, que en el protoplasma celular construyen las proteinas es- pecificas, han hecho pasar a la categoria de dogma la idea de que todo el organismo se construye sobre un “or- ganigrama” genetico, que sus formas adultas estan inscri- tas, en forma codificada, en la informacion contenida en los genes de la celula inicial, y que los mecanismos de tipo cibernetico, con diversas sujeciones, y retroacciones, posi- tivas o represivas, aseguran el paso de la informacion ge- netica a la forma adulta, del programa a su realizacion.

Es asombroso que los embriologos, por lo contrario, aun admitiendo los descubrimientos de los genetistas, manifiesten su contrariedad. Porque sus experiencias no dejan de imponerles la idea de esbozo en el sentido fuerte, inconciliable con la nocion de un programa totalmente inscrito. Una de las ultimas tentativas para conciliar lo inconciliable (sin hablar de la del doctor Sauvan, que permanece en las generalidades) y para concebir la “ci- bern£tica del desarrollo” (este es el titulo del capitulo II de su obra), es la de C. H. Waddington. 41 Consiste esen- cialmente en la metafora del “paisaje epigenetico” . Puede representarse como se muestra en la figura 14. La esfera que representa el estado del esbozo, no se conduce a Craves de rieles, sino por valles mas o menos abiertos, con umbrales, encrucijadas y planicies, que hacen dudo-

40 The strategy of the genes(§. Allen, Londres, 1957).

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Segun C . H . W addington (figuras 4 y 5 com binadas).

F ig . 14

so su camino, el que es determinado entonces por la ac- cion de un gene que la hace franquear un umbral.

Accidentalmente (o con la intervencion del embriolo- go) puede abandonar el fondo de un valle; regresa a 61 por “homeorhesis” (mas bien que por “homeostasis” , ya que esta en movimiento). <;Cual es entonces el papel del programa genetico? El programa esta representado por los hilos que, enganchados a los genes G, jalan la superfi- cie al separarse, determinando sus prominencias y valles, y pueden tambien deformarla durante el transcurso en intervencion retardada. Vemos que se trata mas bien de

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preformacion embozada que de epigenesis. El programa lo es todo, y la esfera no tiene ninguna iniciativa.

Los genetistas genuinos son partidarios de la prefor­macion, y de la programacion estricta y sin intervention de un equilibrio cualquiera. Pero entonces ^podemos hablar tod avia de cibernetica? Las reacciones entre las voluminosas moleculas de enzimas son de hecho distintas de las reacciones quimicas ordinarias que mantieijen su equilibrio a favor de la agitation termica. Los acidos nucleicos controlan punto por punto el encadenamiento de los acidos aminados. “Se trata alii de un mecanismo tan estricto como un movimiento de relojeria.” 42 Monod habla incluso, de “neocartesianismo” de la genetica, y por el entiende que actualmente el organismo no se consi- dera un equilibrio dinamico que solo tuviera la clase de estabilidad de una flam a en s te a d y s ta te , con un flujo constante de materiales, sino como una especie de juego de domino, en un estructuralismo espacial estricto. L a ci­bernetica solo surge de manera completamente residual, por la existencia, al lado de los genes de la estructura, de genes o partes de genes impropiamente llamados “de re­gulation” , que actuarian como represores, bloqueando la actividad de los genes operadores.

Es dificil pensar que esto equivale a introducir el con- cepto cibernetico de retroaction a nivel molecular. El “represor” o “el operador” , es puramente estructural, identico al tapon de una botella: se adapta a determina- dos “parajes” de la estructura molecular, que tapa o des- tapa. Ahora bien, una coaptation jam as ha pasado por un equilibrio por retroaction.

Nos queda, es cierto, la idea de codigo, que evoca la ci­bernetica. Pero despues del gran entusiasmo que provo-

41 Cf. R. Mouton, Biologie moleculaire et information (Cahier in­tern, du symbolisme 7), p. 39.

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co, los biologos advierten que la election de esta palabra no ha sido particularmente feliz.43 La correspondencia (entre los tripletes de bases y los veinte acidos aminados) es imprecisa. Sobre todo, no vemos donde y quien seria el descodificador. Finalmente, las estructuras moleculares no sig n ifie d n , actuan directamente, como llaves o tapo- nes, o actuan mediante su campo.

Los investigadores ingleses (Pelc y Weiton) asestaron, indudablemente, el ultimo golpe a la metafora del “ codi- go” , al descubrir que la correspondencia entre los triple­tes y los acidos aminados no es arbitraria (como la de un signo al significado). Las tres bases del triplete, reunidas en el espacio, se ajustan o corresponden espacialmente a distancia con el acido que el triplete determina.

Pero entonces descubrimos mas y mas desacertado el acoplamiento de ese juego de domino (en el cual las piezas se ensamblan segun su conformation fisica y no por “lectura” de un jugador), y los desarrollos, de curso epigenetico, de la embriogenesis, donde, al contrario, las “causas” parecen ser mas bien las “senales” . En un libro reciente, 44 W addington expresa sus inquietudes. La ge- netica molecular no puede pretender explicar por si sola las macroestructuras del adulto: “Las estructuras, esen- ciales para el desarrollo celular (reveladas por el micros- copio electronico) ya no aparecen como el producto di- recto de los sisternas gene-enzima, sino mas bien como elaboraciones secundarias.” Podemos decir la misma co- sa, con mayor razon, de las macroestructuras, por las cuales las explicaciones quimicas (por los “inductores”) no explican nada, porque es la respuesta de los tejidos, que reaccionan a las “senales” del inductor, su “compe- tencia” , como dicen los embriologos — lo que cuenta —;

42 Cf. A. Ducrocq, Le roman de la vie, p. 203, Julliard, 1966.4S New patterns in Genetics and Development, 1962.

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nosotros dirlamos sus propios semantemas, sencillamente estimulados por las senales. Waddington protesta contra la pasion exclusiva por la genetica molecular; y exige que se dediquen mas esfuerzos a la embriologia fundamental.

En resumen, la cibernetica mecanicista fracasa de cualquier manera en biologia (exceptuando la fisiologia, naturalmente).

a) No hay feed back mecanico-quimico en el de- sarrollo.

El desarrollo, paradojicamente, es una epigenesis reproductora; no es concebible sino mediante una in- vencion regulada; desde luego exige la hipotesis de un control y de una retroaccion de alguna especie, pero de un control transversal en el espacio y de caracter temati- co. Las sustancias quimicas de los “inductores” parecen ser los “soportes” de una semantica.

b) Por otra parte, fracasa tambien cuando considera el desarrollo estrictamente programado, segun un cbdigo genetico. El flsico norteamericano Elsasser, 45 siguiendo las sugerencias de N. Bohr, de Jordan, y de Brillouin — y contrariamente a las tesis de Schrodinger— demostro lo que habia de arbitrario al postular un paso, determinista en el sentido de la fisica clasica, de las “informaciones” almacenadas en los genes, a la estructuracibn del adulto.

Queda en el terreno de la mera teoria inverificable la idea de un observador “laplaciano” que comprobara ese nuevo preformacionismo “informlndose” sobre la mane­ra como la informacibn contenida en las moleculas de dna, y posteriormente en las de rna, determina, me­diante diversos intermediarios, la organizacibn a gran es- cala. Tan absolutamente inverificable, lo ha demostrado Brillouin, corno la idea de “telegrafiar” a distanciar a un

44 The physical foundation of biology (Pergamon, Nueva York, 1958).

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hombre, explorando sus estructuras moleculares, y codi- flcando el mensaje, que un receptor descodificarla, re- constituyendo al hombre. Igual ocurre con el autbmata que juega ajedrez; en la mejor de las hipbtesis, dicha ope- racibn, incluso a la velocidad fantbstica de los calcula- dores y lectores electrbnicos, se llevaria mis de cien siglos. 46

El programa “almacenado” en la genbtica es como un libro del que todo el mundo jura que es extraordina- riamente interesante, pero que nadie ha podido leer, y que, es demostrable, nadie podrl leer jamls.

No es, haglmoslo notar, la estructura de las cadenas o de las hblices de DNA la “inobservable”, o el hecho de su duplicacion o de su modelado: es la dependencia deter- minista de la estructuracion organica del adulto, y de las estructuras de DNA, que se considera la ordenan, o la con- tienen in nuce.

Sin embargo, numerosos indicios muestran que los or- ganismos masivamente observables, con su conciencia primaria y secundaria (es decir, a pesar del hecho de que son superficies o dominios “absolutes” , que poseen su ptopia forma, sin tener necesidad de observarse mediante > un barrido y a partir de un punto exterior) descienden en continuidad temporal, en genidentidad, por los virus u otras moieculas vivientes, de las realidades microfisicas. Los dominios microscopicos, como los organismos, son dominios de deslocalizacion o destemporalizacion in­terna; son los que forman por su multiplicidad el espacio- tiempo clasico, con las leyes estatisticas secundarias. Pero en ellos mismos estan mas aca de estas leyes: lo que expli­ca que los organismos pesados parezean mas alia de estas leyes.

Comprendemos entonces perfectamente el fracaso de

45 L. Brillouin, Vie, matiere et observation, p. 25.

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la cibernetica ante la vida y la conciencia. Todos los mo- delos cibemeticos se ban copiado de la flsica clasica, macroscopica. Y estos son tan incapaces de explicar al in- dividuo viviente mas pequeno como el modelo “bola de billar y choque entre bolas de billar” , es incapaz de expli­car el electron, el neutrbn, las partlculas elementales y las interacciones de partlculas elementales.

La cibernetica logra exito en la fisiologla, es decir, al nivel en el que, precisamente, el individuo viviente utiliza secundariamente los fendmenos estatisticos masivos, en sus maquinas organicas, que arma como auxiliares inter- nos. Que los modelos cibemeticos, y en general las ma­quinas externas, correspondan a esto, es muy natural. Las maquinas intemas o externas utilizan materiales inorganicos, o provenientes del campo organico, canali- zan los flujos de otros materiales, o los flujos de energla, y utilizan a veces corrientes derivadas como retroaccibn guiadora.

Comprendemos tamhien perfectamente por que el concepto de retroaction mecanica, que utiliza la ne- guentropla para crear el orden informativo, pierde su sentido habitual en el dominio de lo microscopico. Pode- mos guiar un canon de DCA por medio de un radar que observa el bianco y gula o corrige la punterla, deteniend© el canon en la posicion correcta. La detencion47 exige una “microscopizacion” del “desorden”. Pero el demonio de Maxwell, que se supone observa las moleculas para es- coger las mas rapidas, y hacerlas pasar por su trampa — igual al demonio de Szilard, que utiliza una molecula unica en un cilindro con un piston sin frotamiento, que la molecula levanta—, no puede detenerlas, “microscopi- zando”, una vez que el desorden es microscopico. Sin que su autor parezca advertirlo claramente, este excelente

46 Tal como lo demostro perfectamente L. Bonsack, op. cit., p. 96.

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analisis condena toda cibernetica microscopica: por en- de, toda explication cibernetica mecanicista de la vida. Los demonios maxwellnianos o szilardianos —si demo- nios son— que funcionan en los organism os elemen tales para escoger las moleculas y asociarlas, seguramente no trabajan segun las leyes de la fisica clasica.

L a m o r f o g e n e s i s d e l a s e s p e c i e s

De manera asaz curiosa, en tanto que nos hemos apresu- rado — excesivamente— a hacer intervenir los modelos ciberneticos en la morfogenesis del individuo, nos hemos abstenido de hacerlo en la morfogenesis de las especies. Segun el neodarwinismo y la genetica, la morfogenesis es obra, en sentido unico, de las mutaciones, sin ninguna guia recurrente segun los resultados de las llamadas mu­taciones, pues no hay herencia de los caracteres adquiri- dos, gracias a los cuales las necesidades de adaptation al medio podrian guiar, en rodeo, las mutaciones. Las espe­cies vivientes no se adaptan — en esto son inferiores a la Machina docilis o al homeostato, o al can6n con radar —: se transforman al azar de las mutaciones geneticas. Estas ordenan estructuras adultas cuclesquiera respecto del medio, y las especies se adaptan a costa de enormes elimi- naciones de la selection natural, sin una verdadera regu­lation. Las especies son inferiores tambien a la mdquina labyrinthea, porque en 6sta el buen recorrido esta graba- do, segun las tentativas acertadas, en las memorias y los organosque ordenan.

La tesis es perfectamente inverosimil, y esta inverosi- militud turba mas y mas a los biologos. No mencionemos si no un hecho, bien establecido. Con frecuencia observa- mos que un medio particular determina, en una especie, modificaciones fenotipicas (es decir, no hereditarias)

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adaptativas, exactamente semejantes a las formas abe- rrantes de la misma especie, provocadas y fijadas geneti- camente. Pero, por lo general, al lado de los caracteres hereditarios de los que no vernos como podrlan ser el re- sultado de una" adaptation activa y auto-regulada (por ejemplo, la transparencia de la cornea), hay otros que, de hecho, se parecen a los resultados de ese genero de adap­tation (como, por ejemplo, las callosidades del vientre del avestruz, en las partes en que el animal se acurruca).

En consecuencia, despufe de haber criticado a Lyssen- ko y la escuela sovietica, muchos bidlogos occidentales se ocupan hoy en reintroducir la idea de una retroaction de control, emanada de las adaptaciones individuales, y que modifica los genes, los cuales no trabajarian mas a ciegas y en sentido unico. Pero, hasta aqul, los modelos pro- puestos segun los postulados mecanicistas, son muy pqco convincentes. 48 Aqui tambifen parece: 1) que, en efecto, son indispensables las retroacciones o los acoplamientos de alguna clase, 2) que esas retroacciones no pueden ser exclusivamente mecanicas.

CONCLUSIONES

Los logros y los fracases parciales de la cibernbtica — aparte de su interds general como movilizadora de ideas— son paradojicos. Sobre todo, a proposito de ella no se aplica el axioma-proverbio: “quien puede lo m is, puede lo menos” . O, en todo caso, es necesario revisar el

For ejem plo, G. Som m erhoff, A nalytical biology (com pendiada por W addington, T he strategy o f the genes, p. 141; A. D ucrocq, L e ro­m an de la vie, pp. 208 y ss; (afirm a que hay “acopiam iento”, pero no explica bien cdmo), y W addington, que trata de im aginar el posibie es- quem a de una m uiacion gen£tica adaptativa, e inducida por el medio. (T h e strategy o f the genes, p . 181).

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concepto que tenemos de lo mas y de lo menos, de lo facil y de lo dificil. Las maquinas, o los esquernas cibemeticos, imitan facilmente el razonarniento logico, y el calculo. Mejor todavia, mas que imitarlos o simularlos, les dan forma material de una manera mas perfecta de lo que puede hacerlo el cerebro humano. Pero imitan dificil- mente el condicionamiento, la asociacion y la percepcion (no logran sino simularlos). Y no simulan la sensacion.

Pueden servir corno auxiliares en las decisiones dificiles de los administradores, mediante el calculo operacional y estrategico para la dificil maniobra de una nave espacial; pero no pueden elegir entre dos colores para el mobi- liario.

Las maquinas de traducir todavia estan en la etapa de iniciacion, o mas bien, en el limbo. Una maquina puede traducir del ruso al ingles frases de por si mecanicas; por ejemplo: “Worker fraternal socialist country express una­nimous support position Soviet government expounded Kroutchev in Paris. ” Pero hace esto de un poema ruso:

No, not in reception room, no, not house Day, and Two. And five.Where it, predrayispokoma It in way again.

jComo comprender que se trata de las quejas de una novia, cuyo enamorado se ocupa demasiado de la politi- ca, para estar mucho en casa? 49

Pero, paradojicamente, si la maquina no puede tra­ducir poemas, puede componerlos facilmente, y son di- ficilmente discernibles de los poemas de autores rnuy admirados. La “Calliope” de Albert Ducrocq (que, es

48 P. Bertaux, L e s e tu d e s p h i lo s o p h iq u e s , abril-junio de 1961.

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cierto, tiene un vocabulario estrictamente seleccionado) produce bellos p asa jes:50

Un rideau de plantes rouges meuble I’eternite. . .

Le herisson avance peniblemenl, le corail reve. . .Tous aiment peindre la terre. . .

[Una cortina de plantas rojas adorna la eternidad. . .El erizo m archa penosamente; el coral suena. . .Todos am an describir la tierra. . .]

Las maquinas para componer musica, para pintar, para esculpir, y sobre todo, para inventar formas de arte inedi- tas en las cuales el tiempo interviene de una manera mas puramente estetica que en el cine, como en el “ lumi- no dinamismo” , o en el “crono-cinetismo” de Schoffer, que utiliza rotores, placas perforadas, espejos que giran, etc ., atraen mas y mas la atencion del publico, y de los ar- tistas sobre todo. Evidentemente, podemos observar que:1) el caleidoscopio se conoce desde hace mucho tiempo;2) los poemas o los espectaculos, que parecen producidos por la maquina, en realidad estan elaborados por la con- ciencia del lector o del espectador, igual que los castillos y las islas magicas que vemos en las nubes; 3) en el siglo X V I I , la maquina habrla podido muy bien ser inventada por un Pascal (Raymond Lulle habla inventado, en el siglo XI I I , una maquina de filosofar), pero habrla faltado un publico que consintiera llamar “poema” o “cuadro” a la produccion de dicha maquina. Hoy, el publico, gracias a los poetas y a los pintores, antes de cualquier ciberneti- ca, esta preparado para llamar “poemas” a secuencias de

IM L. Couffignal se divertla im primiendo ese poema al lado de una obra de Eluard y hacer que adivinaran cual de los dos poemas era obra de una m aquina. Cerca del treinta por ciento de los sometidos a prueba se equivocaban.

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palabras cuyo poder de evocacion es indeterminado, y “cuadros” a manchas sobre una tela.

No seria dificil, si emplearamos, no las maquinas mas modernas, sino la Ars magna de Lulle, o la maquina del profesor de Laputa (de los “Viajes de Gulliver”), com- puesta de pequenos cubos a los que se da vuelta con una manivela, y sobre cuyas caras imprimieramos expresiones tales como: “opcion valida”, “entablar el dialogo”, “confrontaciones” , “mutaciones indispensables” , “desem- bocar en . . “reconsiderar”, “abierto al futuro”, “de- cantar”, “reformas de estructura” , “tener vocacion de. . no seria dificil, repetimos, producir un discur- so de muy hermosa apariencia. Pero, bien entendido, so- lamente para un publico abierto al futuro, que tuviera vocacion para comprender un mensaje tal, que desembo- ca en tales opc'ones.

Otro punto grave de las realizaciones ciberneticas es que las maquinas de informacion, igual que las de poten- cia, superan en resultado los poderes del hombre. De- weze51 nos da un ejemplo impresionante, obtenido del “perceptron” . Durante el aprendizaje corregido se supone que el monitor humano comete un 30% de errores en sus correcciones; las actuaciones del “perceptron” terminan siendo mejores que las del monitor. L. Couffignal de- muestra que las maquinas logicas pueden elaborar opera- ciones mas complicadas que las que realiza el hombre. Combinando los soportes de informacion, la maquina puede lograr una semantica, valida si las informaciones son unlvocas, y que el hombre es incapaz de interpretar. Las cascadas de silogismos de Lewis Carroll, cuya conclu­sion facilmente obtiene una maquina, periurban ya el es- plritu. Los medios que emplea el homeostato para llegar al equilibrio pueden ser muy dificiles de identificar y de

50 Deweze, o p . c i t . , p. 179.

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prever. Una maquina armada para realizar un fin dado por el hombre, puede emplear medios imprevistos, aun- que acordes, en terminos generales, con su montaje. Imprevistos y ocasionalmente catastroficos, como en el cuento “La mano del mono”, en el cual la promesa de disfrutar tres mil libras de renta, muy pronto se realiza: pero en forma de una pension, pagadera si el hijo de la familia muere en un accidente. Del mismo modo, un aparato de calefaccion que se arme para proporcionarme cierta temperatura, puede obedecer mi deseo de sentir calor, pero asfixiandome.

Pero entendamonos bien. La superioridad de las ma- quinas no significa que la maquina pueda prescindir del hombre, o, mas exactamente, de una conciencia encua- drante de alguna especie. Este punto es capital. Descono- cerlo conduce a los peores errores biologicos y psicologi- cos. Aurel David, al enumerar lo que considera una serie de afirmaciones erroneas sobre la cibernetica, al lado de: “una maquina nunca sabra mas de lo que sabe su cons­tructor” , y “nunca habra una maquina capaz de realizar tal o cual accion” , agrega esta otra afirmacion, que consi­dera igualmente falsa: “es necesario un hombre para construir, conducir, vigilar y reparar la maquina” , y re- cuerda: 1) que las intervenciones de un mecanico se clasi- fican facilmente y forman parte de los actos mas facil- mente mecanizables; 2) que la vigilancia humana se remplaza ventajosamente —esta es la esencia misma de la cibernetica — por la vigilancia automatical 3) que exis- ten fabricas textiles automatizadas que trabajan dia y noche en la oscuridad mas completa (no se ilumina la sala de las maquinas sino para mostrarla a los visitantes); 4) que una maquina puede construir otra maquina, inven- tando tambien “los medios de construccion”, con tal que le sea dada una meta. P.or ejemplo, una maquina (arma­da con auto-aprendizaje) para fabricar tornillos, que en

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principio no tuviera ningun aparato destinado a esta pro­duction, y a la cual nos limitaramos a dar una finalidad, presentandole un tornillo como modelo, y obligandola (gracias a su montaje primario) a “castigarse” cuando sus diligencias fueran ineficaces.52 Aunque reprobemos el concepto de “auto-aprendizaje” , acerca del cual Deweze es menos optimista que A. David, esta claro que el hombre (o la conciencia) “es siempre indirectamente, ac­tive y encuadrante, como dador de finalidad”. Podemos superponer las maquinas reguladoras o reparadoras a las maquinas; no cambiamos su modo de mantenimiento material, como el de los minerales, o formal, como el de los equilibrios flsicos. Solo una conciencia puede darle su “segundo modo de mantenimiento” como idea tecnica.

Una maquina se comprende por implicacion, segun el proposito de su constructor, no por mera descripcion de sus piezas como realidades fisicas.

Si pretendemos describir en un motor de automovil cierto ensamble de metal, de mica y de porcelana, sin sa­ber que se trata de un aparato (la bujla), destinado a pro- ducir las chispas,53 este positivismo absurdo no conduci- ria a nada.

La tesis de Aurel David no es seria. Lo importante no es que un hombre este presente, en carne y hueso, al lado de la maquina a reparar. Si no conoce su mecanica, su presencia sera inutil. Lo importante es que el hombre exista como soporte vivo de la idea tecnica gracias a la cual la maquina ha sido construida, y que este dispuesto a intervenir y a repararla segun esta idea. El “Surveyor”, en la luna, estaba a 400 000 Kms. del hombre, pero, no obs­tante, dependla del hombre.

Las maquinas, con o sin sistema de regulacion y repa-

51 A. David, L a c y b e r n e t iq u e e t I 'h u m a in , Galiim ard, p. 132.52 R em arq u eC . H. W addington, T h e s tr a te g y o f th e g e n e s , p. 4.

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racion adjunto, no tienen subsistencia propia. Es caracte- ristico que las maquinas internas mismas, los organos, solo subsisten gracias a la conciencia primaria organica que los encuadra. Un animal superior es mortal porque no puede reparar las lesiones de sus organos, muy masi- vos. El corazon no esta a salvo de las enfermedades del corazon, aunque haya mecanismos de regulacion que in- crementen sus palpitaciones autonomas. Por lo contrario, un ser unicelular es virtualmente inmortal, sin maquina, porque su “cuerpo” no es sino la parte observable de su dominio de superficie absoluta, y los organismos masivos deben volver a pasar por la fase unicelular, abandonando toda su maquinaria, para reproducirse y conservar la ge- nidentidad especifica.

Si en una epidemia desapareciera casi toda la humani- dad, con excepcion de algunos hombres en una isla de- sierta, y millones de an os mas tarde repoblaran la tierra, las fabricas textiles automatizadas habrian vuelto al polvo mucho tiempo antes, mientras que la nueva humanidad reharia d e n o v o los nuevos linajes tecnocratas, al igual que una sola celula germinal rehace las maquinas de un cuerpo adulto.

La controversia entre ciberneticos mecanicistas (o dog- maticos) y ciberneticos criticos, asume formas estereoti- padas. Puede esquematizarse en este dialogo entre D

(el dogmatico) y C (el critico).D . Demuestran ustedes lo evidente al recordar que las

maquinas y los mecanismos no son ni conscientes ni vi- vientes. Lo sabemos tan bien como ustedes, y todo el mundo lo sabe. Solo los autores de ciencia ficcion fingen no saberlo para divertir a sus lectores. Quiza sea necesario agregar a algunos filosofos excentricos, de los que no se sabe bien si ellos mismos quieren divertirse.

C. Muy bien, pero entonces, ;por que presentar sus “modelos” mecanicos como descubrimientos biologicos y

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psicologicos? Y, sobre todo, <:por que acusar a los escepti- cos y a los criticos de no tener espiritu cientifico, y de aferrarse al mito y a la supersticion?

D. Nosostros no presentamos esos modelos como des- cubrimientos, sino como instrumentos de trabajo. Incluso hemos propuesto agregar siempre una cedula de discri- minacion y distinguir la memoria M de la memoria H, y el aprendizaje M del aprendizaje H. Siempre estamos dis- puestos a abandonar nuestros modelos en cuanto los hechos los condenan.

C. Usted conoce la frase que se atribuye a una senora que vivia sola con su anciano marido: “Si uno de nosotros dos muere, ire a vivir a Paris.” Ustedes no consideran otra solucion, ni otra supervivencia, que la suya. Ustedes “siempre estan dispuestos” a abandonar los modelos me- canicistas. Pero cuando se sugiere que ese momento pare- ce llegado, protestan por la falta de espiritu cientifico.

D. En efecto, no es razonable desanimarse. Debemos perfeccionar infatigablemente nuestros modelos; esperar a tener cercado un residuo verdaderamente incompren- sible, y solo entonces veremos que se reintroduzca ese resi­duo en la ciencia.

C. Si tal es su metodo, es malo. Ese “residuo” puede ser un elemento fundamental, que obligue a refundir completamente los conceptos. De hecho, hoy la fisica no es la que ustedes emplean. Actuan como si la microfisica no existiera. Tratan a los organismos como maquinas hechas de materiales homogeneos, y cuando descienden a la escala microscopica, introducen conceptos tornados de los fenomenos a gran escala.

D. Nuestros modelos de aprendizaje, de condiciona- miento y de conceptualizacion, funcionan. Es todo lo que se necesita.

C. Son simuladores, no modelos. No se parecen a los hechos biologicos y psicologicos. No se parecen sino a la

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falsa idea que tienen ustedes de los hechos biologicos y psicologicos, porque ustedes aplican una fSsica caduca a una biologia y a una psicologia que muchos biologos (y casi todos los psicologos) ya no quieren.

Con demasiada frecuencia, la cibernetica no ha sido mas que un pretexto para resucitar las formas mas inde- fendibles del dogmatismo y aun del totalitarismo cientifi- cista. El mecanismo asi disfrazado, ha vuelto a tomar conciencia. Hoy, A. Ducrocq, como un nuevo Descartes, lo explica todo en nombre de la cibernetica, la vida, el hombre, el universo (y tambien algo mas, ya que preten- de explicar el origen necesario del universo). El, o su edi tor, presentan “la suma de los conocimientos humanos que han permitido descubrir que la tierra y la vida no po- dian dejar de nacer”.

D. La comparacion es halagadora para A. Ducrocq.C. Es que, a decir verdad, no tengo una idea tan alta

de Descartes, como autor del Mundo, como fisico “para todo”, cuyo lugar estaria antes bien entre Empedocles y Democrito, que entre Galileo y Newton.

Ese totalitarismo jamas ha tenido exito, pues consiste en aplicar forzosamente a todos los capitulos de la ciencia lo que solo ha tenido exito, aproximadamente, en uno solo. Sobre todo, su psicologia no solamente es pesima, si- no inexistente. Solo ha contribuido a proporcionar a los psicologos que quieren tener a toda costa un aire de sa- bios, un vocabulario presuntuosamente matematico y fal- samente precise. Muy felizmente, la autonomia de la lingiiistica esta solidamente establecida. De otro modo, la habrian reducido a algo como la mera ley de Zipf y a investigaciones sobre “la temperatura del vocabulario”.

D. Eso es mejor que entregar la lingiiistica a los feno- menologos y a los existencialistas, la biologia a los vitalis- tas, f la psicologia a los neo-animistas, que ponen “un ghost en la mecanica”. Pero hablemos en serio. Lo que

2 6 6 ' ’ . v . V

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me inspira confianza es que nuestros modelos, evidente- mente muy imperfectos, se perfeccionan sin cesar. Es- trechan mas y mas la realidad; la esposan asintoticamen- te; al hacerlo, obligan a los diferentes especialistas a analizar con mas detenimiento los hechos de que se ocupan.

C. El asinptotismo esta en mis principios tanto como en los de ustedes. Si, como creo, y como todo lo sugiere, los organismos y su conciencia, primaria y perceptiva, surgen en Ixnea directa de los dominios microfisicos, que han logrado encuadrar y utilizar los fenomenos de la mul- titud, montando relevo tras relevo, es cierto que, en el ba­lance de las fuerzas y de los materiales, su accidn casi es imperceptible, como la del piloto, o mas bien como las de las celulas neviosas del piloto, en las maniobras de un trasatlantico o del cohete Apolo.

Las descripciones de ustedes, por asinptoticas que sean cuantitativamente, no son menos falsas y enganosas.

Una vez que se abandonan los postulados mecanicistas, no nos encontramos en presencia de la cibernetica, menos algo. Al contrario, tenemos a la cibernetica, mas un pro- cedimiento poderoso para explorar los problemas de la vida y de la conciencia.

D. Nunca podran demostrarme ustedes que una ma- quina no puede repetir una actuation biologica y psicolo- gica.

C. Pero nunca podran demostrarme ustedes que una maquina puede hacerlo. Estamos iguales.

Ya que estamos de acuerdo en admitir que un robot ja ­mas sera un ser viviente y consciente, debieramos estar de acuerdo en admitir que nunca explicaremos la vida y la conciencia mediante la cibernetica mecanicista.

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X . LA LI'NEA DE FR A C T U R A DE LA C IB E R N E T IC A EN 1979

En A P A R I E N C I A , hoy dia, en el ano de 1979, la ciberneti- ca se “porta bien” , es decir, conserva su virtud como teo- ria unificadora de las ciencias biologicas, de las ciencias humanas y de las tecnicas humanas. Sigue siendo una teoria cientlfica y no mitologica del orden, de la creacion del orden, de la organizacion en general en la naturaleza y en las creaciones humanas.

La cibernetica solamente ha cambiado de nombre. Mas bien hablamos hoy dia de “teoria de los sistemas” , o, tambifin, de “enfoque sistemico” (cf. L. Von Bertalanffy, Edicion F.C.E. en espanol General system theory, Nueva York, 1968).

La nocion central, unificadora, invariable, es la in­formacion y la comunicacion de la informacion. Toda accion es interaccion, y la interaccion es siempre comuni­cacion de informacion. La interaccion informativa se an- ticipa a la nocion de sustancia material o espiritual, de cuerpos, de particulas (en fisica), de cuerpo viviente, descriptible como estructura realizada (en biologia). Asi- mismo se anticipa a la nocion de institucion economica o politica. La empresa, por ejemplo, o la organizacion poli- tica, estan consideradas como un sistema de comunica­cion, de interaccion y cambio de informaciones. Po^otra parte, la sociedad humana es vista como en comunica­cion permanente con el medio natural englobante, en ecosistema.

Los mal intencionados y las “malas lenguas” dicen que la teoria de los sistemas es el nuevo capricho de los inte-

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lectuales, siempre sedientos de un nuevo vocabulario, que les permita hacer que lo viejo parezca nuevo, ador- nandolo con palabras nuevas. La teoria de los sistemas, avatar de la cibernetica, combinada con la aceptacion de la ecologia, es decir, la toma en consideracion de las interdependencias del hombre y el medio natural, es una encrucijada de metaforas y de analogias, de “modelos” aproximativos, transpuestos de un dominio a otro, a mas y mejor con la esperanza de desprender invariantes en el mejor de los casos, o, en el peor, con la ambicion vulgar de elaborar exposiciones brillantes, pluridisciplinarias (otra palabra de moda) donde la fisica, la cosmologia, la biologia, la politica, son capitulos de la nueva supercien- cia de los sistemas.

Los malintencionados no se equivocan del todo. Aun en las obras de los “sistemistas” serios abundan la confu­sion y la broza. Hay en el mundo, dice Edgar Morin, una “dimension shakesperiana”. En el se representan trage- dias y bufonadas. Hay periodos que buscan reencerrarse segun la cibernetica, pero que se mueven en espirales abiertas “segun una dialectica heracliana, en antagonis- mo turbulento” . Una maquina cibernetica es “ondulan- te”. Por retroaccion, culmina en una estabilizacion circular. El mundo es esto, pero tambien algo mas. Con- tiene un principio transcibernetico, de complejidad cre- ciente, por integracion del desorden, de la agresion, de la turbulencia.

De hecho, las teorias de los sistemas que pretenden per- feccionar la unificacion de la fisica, de la biologia, de la sociologia, mas bien hacen que aparezca una nueva frac- tura en lo que la cibernetica queria unificar y creia que lograria unificar.

Si consideramos con mas detenimiento los analisis re- cientes del concepto central de informacion, advertimos que, por lo contrario, esta disociado o redisociado, como

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ei aceite y el agua. La cibernetica primitiva queria utili zar el concepto de informacion por su ambition unifica- dora: la informacion es materializable, representable en una maquina, artificial o biologica, al mismo tiempo que conserva algo de su sentido usual, que es ser significante a la manera de una informacion en un periodico o en la ra­dio. Por una parte, la informacion es un orden, cifrable como anti-azar anti-desorden; y por otra parte, puede pasar por el sinonimo cientifico de los viejos conceptos, reputados anti-cientificos, de finalidad, de sentido, de vi- da, de conciencia, de espiritu, de vaior, de bien y de mal, ya sea en la vida biologica o en la vida social.

Ahora bien, de hecho, en estos ultimos diez anos, por una parte la biologla, inspirandose en la teoria de la in­formacion, se ha vuelto “reduccionista” , materialista, iriteresada por lo molecular. Tom a la palabra informa­cion en el sentido de “forma figurada” . Habla de “codi- go” , pero en un sentido muy especial y discutible. Por otra parte, la sociologia y las ciencias humanas, inspiran­dose tarnbien en la teoria de la informacion, pero en su aspecto usual de conocimiento consciente aportado por la palabra, el impreso o la imagen, se han dedicado a bus- car rnodelos de sociedades ultrademocraticas donde reine no el orden segun los controles de un poder tradicional, sino las informaciones puestas a la disposition de todos y que dan a todos poder de control, de discusidn perma- nente, de la permisividad, y donde el orden no es sino la expresion de un “concivilismo” , y que, sobre todo, no debe materializarse en instituciones-organos.

L a contradiction es flagrante; la libre circulation de las informaciones (como signification consciente, en la li- bertad de expresion) impide toda informacion (como or­ganization estructural-material de ia sociedad). Aqui, la conciliation solo puede ser retorica.

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Pero veamos, sin enganarnos, los dos lados de la frac- tura.

A) La biologia, gracias a la cibernetica y a la teoria de la information, parece haberse vuelto “mecanicista” .

Sabemos que desde el descubrimiento de la genetica molecular, el organismo se compara a una maquina pro- gramada. En la embriogenesis, el programa esta total- mente realizado ei} los genes, constituidos por las molecu- las de A D N . Las A D N son polinucleotidos, que difieren por la disposition en las secuencias de cuatro bases nitro- genadas A , T , G y C . Se trata, pues, de un mensaje escrito con un alfabeto de cuatro letras. Las A D N ordenan la for­mation de las proteinas que constituyen la celula vivien- te. Estas proteinas estan hechas de la compaginacion de millares de acidos aminados, que son de veinte clases di- ferentes. Pero es suficiente un “triplete” de las bases A , T ,

G , C , para tener: cuatro a la tercera potencia, igual a sesenta y cuatro “palabras” , mas de las que se necesitan para elegir y disponer los veinte acidos aminados en la traduccion del gene en proteina. Hay tambien redundan- cia: un acido aminado puede ser “codificado” por muchos tripletes.

No hay nada de cibernetico en este asunto, que evoque un juego de domino o un rompecabezas. Sin embargo, es cibernbtica el ordenamiento de la actividad o de la inacti- vidad de los genes, para producir o no las proteinas correspondientes, segun las “demandas” de la celula, por los “operadores” o los “represores” . Pero este ordena­miento mismo no se hace por feed back, en flujo in- formante, como en una maquina autorregulada a gran escala; se hace todavia en juego de domino con los tapo- nes de los captures y de los destapadores. Estamos lejos del regulador de bolas de una maquina de vapor. Esta­mos mas lejos todavia de los “antagonisinos” turbulentos “heraclianos” de Edgar Morin.

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Sin embargo, jcomo explicar el origen mismo de los programas geneticos? /I)e donde viene su orden? La transferencia de informacion — mejor convendria decir aqul, la “transferencia de forma”, de los A D N a las pro- teinas y enzimas celulares— es facilmente concebible. Pe- ro el paso de las enzimas celulares a las formas masivas del organismo multicelular es menos facil de concebir, porque esas formas casi siempre son significances: son uti­les, e indispensables; son “organicas” eri el sentido etimo- logico de la palabra, es decir, son instrumentales. Son aparatos de c.utorregulacion las mas de las veces, como las maquinas ciberneticas artificiales. Son conductos, o filtros, o bombas, o retortas; frecuentemente tambien son significances esteticamente, como organos para ser vistos.

/Como concebir el paso de un juego de domino mo­lecular, de un programa figurado, de un seudo-codigo, que no es sino la correspondencia de un utensilio quimico elemental y de sus productos, con la aparicion inexplica- da de esos aparatos organicos? Una vez constituidos, esos aparatos son ciberneticos. Pero precisamente entonces, la cibernetica no es la que puede explicar su aparicion. Y antes que nada, una vez mas, /como explicar, por otra parte, la aparicion misma del programa genetico, si ya hay programa?

No obstante, los geneticistas contemporaneos lo han intentado. Citemos solamente a H. J. Morowitz, Energy flow in biology (Nueva York, 1968); Jacques Monod, Le hasard et la necessity (Paris, 1970); F. Jacob, La logique du vivant (Paris, 1971); Atlan, La organisation biologi- que et la theorie de Vinformation (Paris, 1972).

Citemos tambien a Rothstein, Polonsky, J. Cowan, Von Foerster, R. Thom.

Segun la observation muy pertinente de R. Schafroth, puede haber aqui neguentropia, es decir, un no-desorden potencial: Schafroth toma como ejemplo los documentos

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y libros de un hombre de ciencia, apilados no importa co- mo, en desorden, en los estantes, pero que el cientifico puede localizar facilmente, mientras que, si alguien resti- tuye el orden, el infortunado tal vez no pueda encontrar nada.

Costa de Beauregard ( L e s e c o n d p r in c ip e d e la sie n ce

d u te m p s , Seuil, Paris, 1963, pp. 66-69) considera que la palabra “potencial” no puede designar en este caso sino el psiquismo del observador que sabe donde esta el libro que busca y encuentra en el desorden aparente.

Pero los otros autores antecitados no comparten esta opinion. Para pasar de un no-desorden potencial o, tam- bien, de un desorden real a una informacion — de- bieramos decir, a una “formacion real” — basta que un dispositivo pueda captar el orden y el desorden subyacen- te. El dispositivo no necesita, pues, concebirse como psi- quico, o imaginado como e! demonio de Maxwell, que elige las moleculas adecuadas, o como el cientifico de Schafroth, que elige el libro requerido en la confusion. Puede haber aqui auto-ensamblaje por “azar organiza- dor” , y luego captura del desorden subsistente.

Los escasos seguidores de Von Foerster (S e lf-o rg a n iz in g

system s, Pergamon Press) citado por Allan (o p . c i t . , p. 245) nos dan e! modelo. Sea una caja que contiene un gran numero de pequefios cubos que tienen en cada cara un iman pequeno. Para cada cara el polo norte esta ya sea afuera, ya sea en el interior del cubo; y el polo sur en la cara opuesta. La caja se cierra despues de Henarla de pequenas bolas de cristal en los intersticios de los cubos, de tal manera que estos puedan flotar, y se sacude. Si todos los cubos tienen las caras magnetizadas hacia el norte, o todas hacia el sur, se rechazan y no se establece ningun orden. Pero si los cubos tienen tres de sus caras magnetizadas hacia el norte, y las tres opuestas al sur, al sacudir la caja y m irar de tiempo en tiempo, se asiste a

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transformaciones de formas de conjunto sucesivos, que a un observador superficial le sugeririan la existencia de una organizacion programada y de pequenos “demonios” dentro de la caja.

De hecho, no hay sino sacudidas al azar, “ruidos” de- sordenados, que se vuelven orden, porque las primeras estructuras fortuitas, entre los cubos magneticos, captan en seguida los cubos todavia libres, como si siguieran un programa, y actuan como “estructura de acogida” , que se sirve de cualesquiera estimulaciones del medio cir- cundante como de un alimento asimilable.

Del mismo modo, los movimientos desordenados de la muneca, sirven para accionar el resorte de un reloj de cuerda automatica, aumentando su neguentropla.

En suma, el azar, un “ruido cualquiera”, puede crear el orden, a condicion de que sea captado por una “estruc­tura de acogida”.

Ademas, y sobre todo, la estructura de acogida misma puede producirse por simples fluctuaciones en un sistema enteramente aleatorio, con la condicion unica de que en ese sistema haya una sobreabundancia —una redun- dancia— de microordenes (definidos por la naturaleza misma de los elementos, como las caras norte y sur de los cubos). La formacion de los planetas de nuestro sistema solar se efectuo de esta manera, a partir de un polvo cos- mico que, por su mayor densidad, en algunos lugares, atrajo a otros polvos. Luego, los preplanetas se agranda- ron por la agresion condnua de los meteoritos que capta- ban. Los cristales, por otra parte, se forman de soluciones sobresaturadas como las estructuras de Von Foersjer.

La unica diferencia entre los organismos llamados vi- vientes y los cristales, es que los enlaces quimicos respecti- vos en las moleculas previtales son mas debiles (enlace hidrogeno, fuerzas de Van der Waals), que los enlaces cristalinos. Solamente el esqueleto, de moleculas gruesas,

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esta en la base de los enlaces co-valent.es de tipo cristali- no. Pero los enlaces mas debiles no co-valentes, “arro- pan” ese esqueleto con estructuras mas fragiles, labiles, en desequilibrio constante, con reordenamientos incesan- tes, y un grado de complejidad mas elevado, admitiendo las jerarqulas de estructuras que F. Jacob (La logique du vivant) llama “integrons”. Entre esos niveles jerarquicos, la informacion organica, el no-desorden organico, puede circular por transferencia de orden, lo mismo que, segun la quimica cuantica, los electrones perifericos de los ato- mos son delocalizados, puestos en comun en la molecula, que gana en complejidad ordenada lo que pierden los atomos constituyentes por esta delocalization que es una desinformacion, utilizable por el nivel superior (Po­lonsky).

Los niveles superiores de orden pueden utilizar asi el desorden de los niveles inferiores; nutrirse por captura, ser estables relativamente y seguros, aun cuando los nive­les inferiores son fluctuantes y llenos de errores (respecto de las “demandas” del nivel superior), con tal de que sean redundantes. En suma, los niveles superiores no s61o pueden utilizar el orden, sino el desorden, el “ruido” de los niveles inferiores. Los planetas, en la acumulacion de polvos cosmicos, se nutren de no importa que. Un ce- rebro paranoico percibe, en el ruido confuse de las con- versaciones, lo que nutre sus obsesiones.

En suma, no hay “proyectos” de seres vivientes, o de los sistemas organicos, ni aun el “proyecto” de reproducirse. A proposito de esta cuestion, los modernos sistemistas abandonan el punto de vista de Monod y de Jacob, segun los cuales todo pasa como si la propiedad de reproduc­tion, y el “proyecto” de reproduction, fueran la unica finalidad, o mas bien, la unica “teleonomia” de la orga- nizacion viviente. Para ellos, el unico “proyecto” del or- ganismo es morir. Pero el camino hacia la muerte se pro-

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longa por si solo. Como un rio en una planicie casi sin pendiente, se torna sinuoso como si retardara volunta- riamente el momento de lanzarse al mar.

La reproduction misma depende de una “memoria” (en el sentido no psicologico de la palabra) agregada me- canicamente a un sistema en estado de no equilibrio, por la propiedad de autoorganizacion y autoensamblado.

No hay “proyecto” , y, por consiguiente, no hay “programa”. El “Codigo genetico” se constituye a si mis- mo por el efecto de factores aleatorios. En este estadio, la interpretation cibernetica esta liquidada. Es logico, en efecto. Una maquina de autorregulacion no puede cons- tituirse a si misma, con sus programas dados realizables por feed back, gracias a un super sistema que tenga como “proyecto” fabricar una maquina de proyectos (mate- rializados en programas geneticos). Los propios progra- mas-controles se derivan del azar, del “ruido” nutriente, de las agresiones del medio, que mantienen y per- feccionan el organismo, antes de hacer que finalmente muera.

Al principio era el Ruido (desordenado), y el Orden, con o sin memoria-programa agregado, en salida. La moraleja de la historia es que si desbrozamos la informa- cion de todo significado, no podemos sino retroceder a Democrito y a su filosofia simplista.

B. Veamos ahora el otro lado de la fractura: la teoria de los sistemas al servicio de una sociologia esencialmente informativa. La escena cambia. A pesar de los temas fre- cuentemente incoherentes, la teoria de los sistemas, hija de la cibernetica, emplea a nivel de la sociologia, la pa­labra “information”, con mas frecuencia en el sentido tradicional y psicologico de la palabra. El analisis sistemi- co, la “modelizacion”, donde los elementos del sistema estan representados en interaccion y ya no en casualidad lineal, se aplica a los dominios sociales mas variados: ad-

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ministracion de empresas, ecologia, urbanismo, obras publicas, educacion e investigaciones operacionales.

G. de Rosnay, inspirandose en los trabajos del MIT, en los que participo, enuncia los mandamientos practicos del enfoque sistemico (Le macroscope, Paris, 1975. Cf. asimismo J. Attali y Guillaume: L ’anti-economique, P.U.F., 1954. H. Laborit: La nouvelle grille, 1974. Edgar Morin: La methode I: La nature de la nature (1977). B. D. Singer: Feed back in society, Lexington, 1973, Gre­gory Bateson: Steps to an ecology of man, Nueva York, 1972. A. Koestler:Janus, Londres, 1979).

Estos son los “mandamientos” mas importantes:1. Conservar la “variedad” para evitar los desequilibrios a los que nos exponemos por elecciones unilaterales e irre- versibles. Asi, el monocultivo es peligroso, porque des- cansa en una sola especie, animal o vegetal. Es peligrosa tambien la eliminacion de las especies momentaneamen- te nocivas, los depredadores, las hierbas nocivas, que pueden revelarse indispensables. De ahl las rehabilita- ciones ecologicas de animales reputados nocivos, como el lobo o el aguila, que desempenan un papel en los ciclos naturales y en los lazos de regulacion.

2. Descentralizar, dejando desempenarse las regula- ciones “locales” sin imponer un programa “voluntarista” unico. Esta disposicidn parece contradecir el enfoque sis­temico. Pero lo sistemico no es lo sistematico. En el orga- nismo viviente, una multitud de regulaciones se produce fuera del control del sistema nervioso central (regula­ciones enzimaticas, respiracion, esfuerzos cardiacos).

3. Elegir, no obstante las coacciones contra los apa- sionamientos, y retocar los feed back positivos, que am- plifican las reacciones (por ejemplo, en una carrera ten- diente al incremento economico y a la produccidn a toda costa, que devora los recursos naturales y la energla) por

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los feed hack negativos, conduciendo el sistema a los “steady states" mas orgardcos.

4. Dejarse agredir para permitir el cambio progresivo. Porque admitir cierto desorden, incluso cierta anarqula, es tambien escapar a las estructuras rigidas, esclerosadas, incapaces de evolucionar.

Hasta aqui, percibimos todavla cierto paralelismo con el sistemismo de base aleatoria en biologla, particular- mente en el empleo o en el elogio de las “agresiones crea- doras”. Los otros mandamientos practicos rompen, de hecho, ese paralelismo. Toman la informacion en un sen- tido puramente psicologico.

5. Fijar “metas” por alcanzar, sin programacion de- tallada.

Los que operan las computadoras saben que tan nece- sario es prepararles el trabajo, programando con gran cuidado lo que deben realizar segun sus circuitos y memo- rias, que deben consultar; despues de lo cual, la compu- tadora funciona sin poder cambiar nada de su funciona- miento.

Un servo-mecanismo, es cierto, se adapta por si solo segun una meta-control fijada materialmente, pero no hace sino funcionar, aun cuando xinfeed back corrija sus desviaciones.

En la situation humana-social, al contrario, la meta debe ser comprendida, participada psiquicamente. Una programacion minuciosa impuesta a los participantes corre el riesgo de ser paralizante. Por otro lado, los retor- nos de informacion sobre lo “ya realizado” no pueden me- canizarse. La informacion de retorno tambien debe ser comprendida por los ejecutantes responsables.

6. Respetar el tempo espontaneo de los ejecutantes, y no programar con poco margen el tiempo de “realiza­tion”, en todos los sentidos de esta palabra, incluido el

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tiempo de comprender bien la orden recibida, y la in­formation direccional.

Todavla estamos muy lejos de la biologia reduccionis- ta, cuando el enfoque sistemico deviene un alegato, a me- nudo abusivo y extremista a la vez, de la autogestion, la “democracia transparente” , la informacion libre en todos los niveles y en todos los sentidos, el control de todos por todos y el debate permanente de las restricciones aproba- das no solo por el poder, sino por una Constitucion de- mocratica: en suma, por una sociedad interactiva con re­des de comunicacion perfeccionadas; el telefono, la radio no solamente del Estado, sino de aficionados, la utili- zacion de la television como terminal de acceso a los “bancos de datos” , la interpelacion permanente del poder por los ciudadanos, en retroaccion social, y referendum permanente, no solo nacional, sino planetaria, en ecoso- cialismo universal.

Es facil descubrir que esta valorizacion de la informa­cion “psicologica” universal, desembocara en resultados totalmente opuestos a los de la teorla de la informacion- orden; conducira a una anarquia muy pronto intole­rable, y no a un steady state social, con una parte solida o consolidada, y una parte mas labil, que acoja los azares y las novedades integrables. En efecto, hay apasionamien- tos peligrosos en el campo de la informacion psicologica intemperante: panicos, cruzadas intempestivas, entusias- mos incontrolados, progroms, olas de exigencias ab- surdas; sin hablar de los apasionarriientos por pugnas en el arte y la cultura, que buscan lo sensacional y lo extra- vagante. En suma, hay feed back positives peligrosos, tanto, y mas, en el orden psicologico, que en la economia industrial de mercado, sin control. El intercontrol univer­sal se transforma en falta de control global.

Ademas, aun en la interpretacion mas razonable del enfoque sistemico y ecologico, la investigacion de los

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equilibrios en el “tiempo largo” y la de los reciclajes para prevenir el agotamiento de los recursos naturales, esta in- vestigacion, en la teoria de los sistemas, tiene frecuente- mente limitaciones muy “materialistas” , a pesar de la preocupacion que exhibe pregonando virtud. Descuida la ecologxa de las poblaciones y de los pueblos, o no la percibe sino bajo el aspecto de demografla cuantitativa. Olvida los “ideales” , que las tradiciones religiosas de los pueblos mantienen espontaneamente, sin analisis sistemi- co —con veneracion por los antepasados, inquietud por la posteridad, preocupacion por la perennidad del pue­blo y por la preservacion “higienica” de las costumbres, gracias a sacralizaciones aparentemente supersticiosas y realmente indispensables— que con frecuencia los “siste- mistas” denuncian, al contrario, como “tabues” irra- cionales.

En efecto, en la sucesion de las generaciones humanas no hay retorno posible de la informacion (defeed back) que vaya del futuro hacia el presente. No podemos estar informados, hoy, de cual sera el rendimiento humano dentro de uno o dos siglos, de una institucion establecida hoy sobre bases que, sin embargo, pareceri conformes con la racionalidad sistemica del presente, o del “tiempo cor- to”. Podemos prever — lo que por otra parte ya es dificil de “realizar” con todas sus consecuencias— el agotamien­to del petroleo, y economizarlo, en consecuencia, pero no puede preverse el agotamiento de las “creencias vitales”, despues de una racionalizacion sistemica del “tiempo corto”. 1

Finalmente ^debemos decir que han fracasado la ciber- netica, y su avatar, la teoria de los sistemas? Debemos contestar: “si” , si continuamos separando radicalmente la

1 Cf. Raymond Ruyer, L e s c e n t p r o c h a in s s iec les , Paris, Fayard, 1977. .

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informacion, como simple cantidad fisica, como neguen- tropia, de la informacion como sentido consciente, si nos obstinamos en no ver que todo f e e d b a c k material no es sino la materializacion secundaria de un f e e d b a c k psico- material, de control trans-material.

Pero debemos responder “no” , si los ciberneticos y los sistemistas verdaderamente toman en consideracion su propia regia numero 5, que equivale a aceptar el caracter tematico —y, por ende, verdaderamente organico y psl- quico— de la realidad viviente y de los programas de ac- cion posibles.

Hoy, desgraciadamente, hay un verdadero “hoyo ne­gro” en el sistema de las ciencias, resultado paradojico de los programas mismos de la biologla. La genetica mo­lecular y reduccionista ha detenido, o desviado, la comprension de la embriogenesis, donde todo se hace por temas formadores, por interinformacion jerarquica re- gulada, que despierta “competencias potenciales” en las zonas receptoras, no en una especie de democracia celular anarquica, sino en una organizacion dominada por las memorias inteligentes y los instintos formadores transracionales. Esos instintos formadores son capaces de un verdadero aprendizaje, segun una conciencia y una in- teligencia primaria, que no se limita a informar acerca del medio, sino que instala organos-respuesta apro- piados. Sobre este punto, Piaget, que a veces es citado por los biologos reduccionistas, y sobre todo Gregory B a­teson, a quien su padre, el biologo darwiniano, dio como nombre de pila el de Gregory, en honor de Gregor Men­del, pero que ya no cree mucho en la genetica, le dan un mentis de hecho.

Para G. Bateson, la informacion no es un mensaje cuyo contenido puede numerarse en informaciones elementa- les, en “b its ”. En ingles, la palabra k n o w es ambigua,

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porque significa a la vez conocer, reconocer, o saber (en el espiritu), o saber (por habito organico).

“7 k n o w th e w ay to C a m b r id g e ” puede significar: 1) he estudiado el m apa y puedo darle indicaciones; 2) recuer- do pormenores del trayecto, y si recorro la carretera, re- conozco numerosos parajes; 3) puedo fiarme en la cos- tumbre para encontrar los entronques debidos sin tener que pensar a donde voy.

La embriogenesis y los comportamientos vitales son comunmente de este tercer tipo: se trata de una ad ap ­tation informada mas bien que de una information basa- da en un mensaje o codigo quimico (G. Bateson, S tep s

to a n ecology o f m in d , p. 146): “El tiburon esta mara- villosamente preparado para moverse en el agua, y, sin embargo, sus genes ciertamente no contienen ninguna in­dication directa relativa a la hidrodinamica. . . las informaciorfes organicas son mas bien el c o m p le m e n to de la hidrodinamica y de sus exigencias. El pajaro migrato- rio no conoce el trayecto de su destine en el sentido 1 (como si tuviera un m apa de su itinerario): posee las ins- trucciones coinplementarias necesarias para volar en la direction cdrrecta.”

Por otra parte, G. Bateson esboza una teoria ciberneti- ca del alcoholismo, considerando el psiquismo del al- coholico — en su circulo— como un “sistema” en el que tienen un papel: 1. El orgullo si mismo, el sentido de po- der, segun su voluntad, beber, o abstenerse de beber. 2. El desafio — dirigido a una especie de “otro-el mismo” — del riesgo de volver a caer. 3. El desafio de la “escalada si- metrica” con tentadores que pertenecen al “grupo de amigos” . 4. El desafio a la esposa, o al terapeuta, o a la autoridad, al poder en general, o a Dios.

Regresemos a la biologia. Todo mundo reconoce, en suma, que en la evolution en general hay una analogia fundamental entre “aprendizaje” y “proceso evolutive” .

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Pero algunos, como Samuel Butler, y G. Bateson, que ci- ta expresamente Butler en “La vida y el habito” , afirman que el proceso evolutivo es una especie de aprendizaje, de caracter psiquico. Mientras que otros, como Ashby, Atlan y los reduccionistas que hemos citado mas arriba, afirman, al contrario, que el aprendizaje no es sino un cambio evolutivo, a base de azares y de mutaciones debi- das al azar, por procesos previstos, captados automatica- mente: lo que contradicen la embriologia sin prevencion y el estudio directo, en zoologia y paleontologia, de los cambios de las especies (cf„ Pierre Grasse, L 'e v o lu tio n d u

v iv a n t, Paris, 1973).El “hoyo negro” de la embriologia-limitada-a-la-

genetica-molecular ha impedido el perfecto acuerdo de la biologia y la psicologia normal o patologica, y la sociolo- gia. Ha prohibido el paso de la embriologia a la etologia (estudio de los comportamientos animales), y a la etnolo- gia (estudio de las costumbres de los diferentes pueblos). L a lingiiistica historica y estructural Henan, bien que mal, ese “hoyo negro” o esa fractura catastrofica, parale- la a la fractura cibernetica.

Corresponde a la verdadera cibernetica recuperar, gra- cias a la embriologia mejor comprendida, el verdadero sentido de la informacion, clave de todo el sistema orga- nico.

L a experiencia en la evolucion del conjunto de las cien- cias parece probar muy bien, como pensamos, que la ci- bemetica no puede ser mecanicista, o que la ciberndtica mecanicista no es sino la sombra de una cibernetica supe­rior, a base de sentidos, en la cual las “respuestas” son respuestas inventivas de formas.

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i'NDICE

D atos b io g r a f ic o s ....................................................... 7

In tr o d u c t io n ......................................................................... 9

L a i n f o r m a c i o n ......................................................................... 11

E sta d e f in it io n es p a r a d o j ic a 13El o rig en d e la in fo rm a c io n y los p o s tu la d o s de

la c ib e r n e t ic a .................................................... 15El m o v im ien to p e rp e tu o d e la te rc e ra c lase . . . 1 7In te re s p ra c tic o d e la c ib e rn e t ic a ................... 20In te re s t e o r i c o ....................................................... 24Los p o stu lad o s de la c ib e rn e tic a a n te la lo g ica . 2 5Los m ito s d e la c i b e r n e t i c a .............................. 33

I. L o s p r in c ip a le s m o d e lo s de m a q u in a s de in ­f o r m a t io n .................................................................................... 37

M a q u in a s d e c a l c u l a r .................................................. 37M a q u in a s d e r a z o n a r ................................. 40M a q u in a s d e in d u c i r ..................................................... 43M a q u in a s d e a u to r r e g u la c io n ................................. 49F eed b ack y a u to r r e g u la c io n .................................... 50F eed b ack o r g a n ic o s ..................................................... 54S en s ib ilid ad in te re s a d a y p e rc e p c io n . . . . . . . . 57

B a la n c e d e los in te reses y acc iones co m p en sa -d o r a s ..................................................................... 64

C o n d ic io n a m ie n to y a p re n d iz a je ................... 68

II . A c tiv id a d e s e n c u a d ra n te s y m eca n ism o s en-

c u a d r a d o s .................................................................................... 76

285

Page 284: Ruyer - La Cibernetica y El Origen de La Informacion

El se t ............................................................ 81La ciencia y el encuadramiento................ 87El encuadramiento axiologico.................. 89

III. El espacio de comportamiento y el “espa-cio" axiologico........................................ 94

El relieve axiologico.................................... 99Los ideales indeterminados........................ 102Las barreras ideales.................................... 104

IV. La comunicacion . . .................................... 107

La utopia de Wells...................................... 114El mito de N. Wiener................................. 115

V. El origen de la informacion...................... 119

VI. Anti-azar negativo y anti-azar positivo . . . 133

Anti- azar y peliculas invertidas.................. 135Enlaces y conciencia.................................... 143El retorno mnemico.................................... 144Retorno del tipo y enlace micro-fisico . . . . 145El rodeo........................................................ 147

VII. El antes-despues y la cibernetica . . . . . . . . 158

La utopia de los tiempos invertidos........... 160Las maquinas y el presente......................... 164El antes-despues y la entropia.................... 167El antes-despues y la actividad..................% 172Tiempo envuelto y tiempo envolvente . . . . 178

VIII. El origen mixto de la informacion............. 184

El dilema..................................................... 184

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Page 285: Ruyer - La Cibernetica y El Origen de La Informacion

Las soluciones del dilem a........................... 185Cibernetica ambiciosa y cibernetica eficaz 196 Problem as subsistentes............................... 198

IX. Problemas de la cibernetica en 1967........ 202

Cibernetica e “informatica” ...................... 202Los juguetes................................................. 204Las maquinas de ensenar........................... 205El aprendizaje............................................ 208La perception de las formas y la lectura . . 212La maquina de traducir............................. 214La “mentalidad” ........................................ 217La “mentalidad” y la funcion de asimi-

lacion........................................................ 222Los modelos o patterns. ............................. 224La autonomia de los “semantemas” y los

tres tipos de continuidad......................... 226La doble coherencia de las maquinas y de

los organismos ........................... 229El problema de las copias...................... .'. 231La conciencia como soporte de las in-

formaciones............................................ 233Las matrices de Steinbuch........................ 238Las correcciones y la invencion.................. 241La information y la organization.............. 245La cibernetica y la morfogenesis biologica. 248La morfogenesis del individuo.................. 249La morfogenesis de las especies.................. 257Conclusiones............................................... 258

X. La Unea de fractura de la cibernetica en1979.......................................................... 268

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