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Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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Tri@geRevista electrónica
CETPH
Editorial
Triage prehospitalario. Soporte vital
básico y Soporte Vital Avanzado en
traumatizados.Turégano Fuentes, Fernando J.
De Interés
Validation of the Simplified Motor Score
for the prediction of brain injury
outcomes after trauma.Wallis LA, Carley S. Emerg Med J.
2006;23(6):475-8.
Comparative analysis of multiple
casualty incident triage algorithms. Garner A, Lee A, Harrison K, Schultz CH. Ann
Emerg Med. 2001; 38: 541-548.
Actualizaciones
Triaging multiple victims in an avalanche
setting: the Avalanche Survival
Optimizing Rescue Triage algorithmic
approach.Bogle LB, Boyd JJ, McLaughlin KA. Wilderness
Environ Med. 2010 Mar;21(1):28-34. Epub 2009
Dec 22.
Definitive care for the critically ill during
a disaster: a framework for allocation of
scarce resources in mass critical care.Devereaux AV, Dichter JR, Christian MD et al.
Task Force for Mass Critical Care. Chest. 2008
May; 133(5 Suppl): 51S-66S.
Revisiones
Guidelines for prehospital fluid
resuscitation in the injured patient.Cotton BA, Jerome R, Collier BR, Khetarpal S,
Holevar M, Tucker B, Kurek S, Mowery NT, Shah
K, Bromberg W, Gunter OL, Riordan WP Jr;
Eastern Association for the Surgery of Trauma
Practice Parameter Workgroup for Prehospital. J
Trauma. 2009 Aug;67(2):389-402.
Lecciones aprendidas
Envolving need for alternative triage
management in public health
emergencies: a Hurricane Katrina case
study.Klein KR, Pepe PE, Burkle FM Jr, Nagel NE,
Swienton RE. Disaster Med Public Health Prep.
2008 Sep;2 Suppl 1:S40-4.
Cartas al director
Respuesta sanitaria a incidentes NRBQCique Moya, Alberto. Especialista en Defensa
NBQ
Volumen 1. Número 3. Sept. – Dic. 2010
Revista secundaria para el estudio e investigación del Triage en Incidentes con Múltiples Víctimas Prehospitalario y Hospitalario.
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Revista secundaria para el estudio e investigación del Triage en
Incidentes con Múltiples Víctimas Prehospitalario y Hospitalario.
COMITÉ EDITORIAL
Coordinadores
Rodriguez Soler, Alberto J. (Canarias)
Peláez Corres, Nieves (País Vasco)
Garijo Gonzalo, Gracia (País Vasco)
Consejo editorial
Turégano Fuentes, Fernando (Madrid)
León González, José S.(Canarias)
Álvarez López, Jorge (Madrid)
Castro Delgado, Rafael (Asturias)
Arcos González, Pedro (Asturias)
Cuartas Álvarez, Tatiana (Asturias)
Cique Moya, Alberto (Madrid)
Laroche, Marie Dominique (Francia)
Martínez Monzón, Carlos (Cataluña)
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Triage prehospitalario. Soporte Vital Básico y Soporte Vital
Avanzado en traumatizados.
Fernando J.Turégano Fuentes
Una de las mayores controversias existentes
en la atención prehospitalaria al paciente
politraumatizado en medio urbano es la que
concierne a la necesidad de un soporte vital básico
(SVB) o un soporte vital avanzado (SVA). Es
evidente que en incidentes con múltiples víctimas,
donde los recursos asistenciales van a ser
limitados, la controversia debería ser menor,
debiendo prevalecer un triage y traslados rápidos
con SVB.
En los pacientes traumatizados resulta
crítico mantener un equilibrio entre la necesidad de
atención prehospitalaria y la necesidad de un
transporte rápido al hospital para tratamiento
definitivo1. En general, y en una simplificación de
un problema que resulta mucho más complejo,
podríamos dividir a los pacientes traumatizados en
3 subgrupos: los que tienen lesiones mortales, sin
posibilidad de supervivencia; los que son salvables
con actuaciones precoces durante la “hora de oro”;
y los que tienen buen pronóstico,
independientemente de la atención
prehospitalaria2. La cuestión esencial radica en
intentar dilucidar, en el segundo grupo, aquellas
intervenciones prehospitalarias que serían más
importantes que el tiempo transcurrido hasta el
tratamiento definitivo en el hospital. Así, algunos
autores como Brill y Geiderman argumentan que, si
1 Liberman M, Mulder D, Sampalis J. Advanced or Basic
life support for trauma: meta-analysis and critical review of
the literature. J Trauma 2004;49:584-599.
2 Jonson JC. Prehospital care: the future of emergency
medical services. Ann Emerg Med 1991;20:426-430.
se pudiera identificar a aquellos pacientes que se
beneficiarían de un SVA y se pudiera dar un
tratamiento definitivo en la escena, la opción sería
tratar en la escena. En caso de que el SVA no
pudiera dar el tratamiento definitivo, es inútil
prolongar el tiempo de traslado al hospital3. Estos
autores demostraron que la supervivencia está
directamente relacionada con el tiempo
transcurrido hasta el tratamiento definitivo en
pacientes traumatizados críticos. En el
metaanálisis de Libermann y cols1 sobre 174
artículos que analizan SVB y SVA en trauma, se
concluye que el SVA contribuye significativamente
a un aumento del tiempo en la escena, comparado
con el SVB.
Desafortunadamente, no existe aún un
método útil aplicable en la escena para determinar
qué pacientes deben ser tratados allí con técnicas
de SVA, y qué pacientes deben ser trasladados
rápidamente al hospital o centro de trauma más
cercano. Sí existen, sin embargo, guías de triage
para traslado inmediato de los pacientes a un
centro de trauma, basadas principalmente en
parámetros fisiológicos, originariamente
establecidas por el Comité de Trauma del Colegio
Americano de Cirujanos, y que resisten el paso del
tiempo y los intentos de revisión4.
Una revisión extensa de la bibliografía
nos permitiría hoy día concluir que muchos
estudios sobre esta controversia entre SVB o SVA
prehospitalario en trauma urbano, con tiempos de
traslado cortos, adolecen de un cierto sesgo en
función del sistema de atención prehospitalaria al
uso en el lugar (por paramédicos, personal médico
o mixto). Esta controversia no existe en el medio
rural, con tiempos de traslado necesariamente
prolongados. En algunos países y regiones con
SME con personal médico y tiempos en la escena
prolongados, la experiencia hospitalaria evidencia
con cierta frecuencia y de manera clara la llegada
tardía de pacientes, especialmente con
traumatismos penetrantes, que podrían haberse
3 Brill JC, Geiderman JM. A rationale for scoop-and-run:
identifying a subset of time-critical patients. Topics Emerg
Med 1981;3:37 - 43.
4 Newgard CD, Rudser K, Hedges JR et al. A critical
assessment of the out-of-hospital trauma triage guidelines
for physiologic abnormality. J Trauma 2010;68:452-462.
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beneficiado de un SVB y un traslado más rápido,
en lugar de un SVA. De igual manera, el eslabón
hospitalario resulta a menudo el punto débil y no
reconocido de la cadena asistencial en países y
regiones con sistemas de trauma inmaduros, por
falta de organización y centralización de la
asistencia hospitalaria al traumatizado grave
El futuro de la investigación en cuidados
prehospitalarios en trauma depende de estudios
prospectivos que comparen SVB con SVA. Sería
interesante establecer categorías de traumatizados
para los que determinadas técnicas de SVB o SVA
fueran beneficiosas, con objeto de crear algoritmos
terapéuticos para grupos de pacientes.
Fernando Turégano
Jefe Servicio de Cirugía General 2 y Cirugía de Urgencias- HGU Gregorio Marañón. Madrid.
Coordinador de Politrauma de la Asociación Española de Cirujanos
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Validation of the simplified score motor for the prediction of
brain injury outcomes after trauma.
Título
VALIDATION OF THE SIMPLIFIED SCORE MOTOR FOR THE PREDICTION
OF BRAIN INJURY OUTCOMES AFTER TRAUMA.
VALIDACIÓN DE LA ESCALA MOTORA SIMPLIFICADA PARA LA PREDICCIÓN DE
RESULTADOS EN PACIENTES QUE HAN SUFRIDO LESIÓN CEREBRAL TRAS
TRAUMATISMO.
Autores Haukoos JS, Gill MR, Rabon RE, Gravitz CS, Green SM.
Fuente Ann Emerg Med. 2007 Jul;50(1):18-24.Epub 2006 Nov 16.
Resumen y
traducción
Raquel Suárez Coto (SAMU-Servicio de Salud de Asturias)
Introducción: La lesión cerebral traumática es
un problema de salud pública que afecta a millones
de personas anualmente provocando enormes
gastos. Es una causa importante de muerte e
incapacidad entre niños y adultos en EEUU, donde
se ha realizado este estudio. La Escala del Coma
de Glasgow (GCS) es una de las escalas más
usadas para la evaluación inicial de estos
pacientes y desde su introducción ha sido el criterio
estándar para la valoración de los mismos,
utilizándose comúnmente como escala pronóstica y
orientación para determinar diagnósticos y
estrategias terapéuticas. No obstante el GCS
siempre ha sido criticado como complejo, poco
discriminatorio (sobre todo para valores
intermedios de la escala) y de difícil aplicación en
algunos pacientes, como intubados ó con
imposibilidad para hablar.
A lo largo del tiempo se han propuesto
múltiples escalas similares, en un intento de
resolver muchas de las potenciales limitaciones del
GCS sin, por ello, perder su capacidad pronóstica.
Entre éstas se encuentra la Escala Motora
Simplificada de 3 puntos propuesta por Gill et al.
que resume los 6 puntos del componente motor del
GCS en los 3 más predictivos, quedando definida
de la siguiente manera: Obedecer órdenes (2
puntos), localizar el dolor (1 punto), retirar al dolor
ú otra respuesta más desfavorable (0 puntos).
Gilles et al. demostró en su estudio que esta escala
tenía la misma validez pronóstica que el GCS total
y que sus 3 componentes individualizados, tras
aplicarla a una población ingresada con lesión
cerebral traumática.
Resumen: Objetivos:El propósito de este estudio
es validar la Escala Motora Simplificada de 3
puntos en una extensa y heterogénea población
que haya sufrido trauma cerebral y determinar si su
valor predictivo de severidad es similar al del GCS.
Para ello se comparan los resultados de
aplicar el GCS, cada uno de sus componentes
individuales y la Escala Motora Simplificada a 4
variables clínicamente relevantes en la lesión
cerebral traumática (la necesidad de intubación
endotraqueal de emergencia, la presencia de
lesión cerebral clínicamente significativa, la
necesidad de intervención neuroquirúrgica y el
resultado de muerte).
Material y métodos: Se realizó un análisis
secundario y prospectivo de los pacientes con
trauma contuso incluidos en el registro del trauma
del hospital de Denver (Denver Health Medical
Center, centro de nivel I de trauma, con 350
camas, que cubre la atención sanitaria de la ciudad
y el condado de Denver, siendo centro de
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referencia para la región de las Montañas
Rocosas). El servicio de urgencias atiende unos
55.000 pacientes al año, de los cuales unos 2500
son traumatismos graves (el 86% son traumas no
penetrantes). Se incluyeron en el estudio todos los
pacientes adultos y niños que acudieron al servicio
de urgencias del hospital entre el 1 de enero de
1995 y el 31 de diciembre de 2004 y cumplían
criterios para ser incluidos en el registro del
trauma.
Se consideran criterios de inclusión en
este registro: todos los pacientes con trauma
admitidos en el hospital, los ingresados en el box
de observación de urgencias durante un tiempo
mayor ó igual a 12h, los derivados desde otro
hospital alejado y todos los que murieron. Los
niños son valorados con el mismo GCS que los
adultos, modificando éste para asignar escalas
verbales a niños que no hablan (preverbal).
En el registro se incluyen datos sobre el
tratamiento inicial, los diagnósticos (codificados
según el ICD-9-International Classification of
Diseases, Ninth Revision), los procedimientos
neuroquirúrgicos realizados (craneotomía,
monitorización de la presión intracraneal,
ventriculostomía…) y de la evolución del paciente
durante el ingreso. En el estudio se incluyen datos
del registro sobre edad, sexo, mecanismo del
trauma, componente individual (ocular, verbal y
motor) del GCS a su llegada a urgencias, estado
del paciente durante la atención inicial, si se realizó
intubación endotraqueal prehospitalaria ó en el
servicio de urgencias, los códigos de los
procedimientos y su descripción, la escala de
severidad de la lesión y si el paciente sobrevivió
hasta el alta hospitalaria.
Se comparan los resultados de aplicar el
GCS, sus componentes individuales y la Escala
Motora Simplificada en relación a 4 variables de
relevancia clínica en pacientes con lesión cerebral
traumática aguda: la necesidad de intubación
endotraqueal de emergencias (realizada por
personal paramédico en el ámbito prehospitalario ó
por médicos en el servicio de urgencias), la
necesidad de intervención neuroquirúrgica
(craneotomía, monitorización de la presión
intracraneal, ventriculostomía ú otros
procedimientos neuroquirúrgicos necesarios para
el tratamiento agudo del paciente. El halo de
tracción no fué considerado técnica quirúrgica), la
lesión cerebral clínicamente significativa (fractura
de cráneo ó de base de cráneo con evidencia de
laceración cerebral, hemorragia ó contusión;
presencia de hemorragia subaracnoidea,
hematoma subdural ó epidural ú otras hemorragias
cerebrales producto del trauma) y la mortalidad
(muerte durante el ingreso). La fractura de cráneo
sin lesión intracraneal, lesiones inespecíficas en la
cabeza y las concusiones no fueron consideradas
lesiones cerebrales clínicamente significativas para
el propósito del estudio.
Se sometieron todas las variables a
estudio a un análisis estadístico descriptivo. Los
datos continuos son expresados como mediana
con rangos intercuartilicos (IQRs) y los datos
categóricos como porcentajes con intervalos de
confianza del 95% (CIs).
A partir de los resultados obtenidos se
construyeron curvas ROC y se midieron las áreas
bajo la curva (AUCs). Dado que tanto la Escala
Motora Simplificada, como el GCS y sus
componentes individuales no siguen una
distribución normal se calcularon los AUCS usando
una aproximación estadística no paramétrica. Se
informaron intervalos de confianza del 95% por la
binomial exacta para cada una de estas áreas bajo
la curva. A su vez, debido al pequeño número de
valores de corte existentes para la escala
simplificada y para los componentes individuales
del GCS se procuró realizar una aproximación a la
máxima probabilidad, en un intento de generar
suaves curvas ROC y estimar sus AUCs. Todos los
datos fueron obtenidos del registro del trauma y
transferidos a un formato nativo SAS usando un
software traductor.
Resultados: Durante el período del 1 de Enero
de 1995 hasta el 31 de Diciembre de 2004
acudieron al hospital 21.753 adultos y niños con
trauma que reunían criterios para la inclusión en el
registro del trauma. En 583 casos (3%) se habían
perdido los datos del GCS y por tanto fueron
excluidos del análisis, resultando una población
total de estudio de 21.170 pacientes. No hubo
datos perdidos en las variables resultado y no
existieron diferencias estadísticamente
significativas entre pacientes incluidos y excluidos
con respecto a cada resultado.
La media de edad de los incluidos en el
estudio era de 32 años, un 71% varones y la media
de la escala de severidad de la lesión de 9. La
mayoría de los pacientes se lesionaron en un
accidente de tráfico, una agresión ó una caída. El
18% precisaron intubación de emergencia, 14%
tenían lesiones cerebrales clínicamente
significativas, un 7% precisaron intervención
neuroquirúrgica y un 5% murieron.
Analizados los resultados para cada una
de las cuatro variables medidas se vió que la AUC
para la Escala Motora Simplificada, se superpone a
la del componente ocular y motor del GCS y era
comparable a la del componente verbal y al GCS
total. El componente verbal y el GCS total tuvieron
los más altos niveles de rendimiento diagnostico,
aunque la diferencia absoluta mediana en el AUC
entre la Escala Motora Simplificada y el GCS total
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fue solo de 0.04 (IQR 0.03 a 0.05). La diferencia
relativa entre las AUCs de la Escala Motora
Simplificada y el GCS varió del 3 al 7% con una
diferencia promedio del 5%. Cuando se modela
con un algoritmo diferente, de curva ROC
suavizada (ej. Verosimilitud máxima), las AUCS
entre la Escala Motora Simplificada y el GCS
fueron equivalentes y variaron entre 0´89 (CI 95%
de 0.88 a 0.90) y 0.95 (CI 95% de 0.94 a 0.96) para
las 4 variables resultado medidas.
La idea de simplificar el GCS en uno de
sus componentes ya había sido sugerida
previamente. Ross et al. demostró que el
componente motor del GCS era casi tan exacto
como el GCS total para predecir la severidad de las
lesiones de cabeza. Healey et al. concluyó que el
componente motor tenía la misma capacidad
predictiva de supervivencia que el GCS total y Al-
Salamah et al. objetivó que el componente motor,
cuando se evaluaba en el servicio de urgencias,
servía como el mejor predictor de muerte en
pacientes con trauma no penetrante.
El componente verbal del GCS, y el GCS
total, parecen ser los más discriminatorios de
todos. Desafortunadamente, el componente verbal
es el menos fiable en su aplicación, al no poder
aplicarse a pacientes intubados ó que no puedan
hablar.
Aunque los límites estadísticos de los CIs
para la Escala Motora Simplificada y el GCS total
no se superponen una valoración cualitativa de las
curvas ROC sugiere que los AUCs son diferentes
solo a causa del número de valores de corte
existentes para cada escala. En efecto, cuando se
modela usando una aproximación a la máxima
probabilidad, lo cual genera suaves curvas ROC, el
AUCs y el CIs del 95% fueron equivalentes.
Todo ello indica que la Escala Motora
Simplificada de 3 puntos, tienen una capacidad
pronóstica similar a los 15 puntos del GCS y a
cada uno de sus componentes individuales a la
hora de predecir resultados de importancia clínica
(variables resultado medidas) en pacientes que
han sufrido una lesión cerebral traumática, cuando
esta escala se aplica a una extensa y heterogénea
población con trauma severo, provocado por
diferentes mecanismos. A su vez se concluye que
los resultados de este estudio son comparables a
los del estudio de Gilles et al.
Este estudio tiene importantes
limitaciones. Los datos fueron obtenidos del
registro de trauma de un único hospital, con el
riesgo de haber perdido pacientes que pudieron no
ser registrados. A su vez se contempla la
posibilidad de sesgos a la hora de codificar el GCS
ó las variables resultado medidas. Por otra parte,
estos sesgos potenciales pueden haber sido
minimizados por el gran número de pacientes
incluidos en el estudio, proporcionando, por lo
tanto, un alto nivel de precisión en el valor
discriminatorio de la Escala Motora Simplificada.
Artículos de interés.
Validation of the simplified score motor for the
prediction of brain injury outcomes after trauma.
Haukoos JS, Gill MR, Rabon RE, Gravitz CS, Green
SM.
Ann Emerg Med. 2007 Jul;50(1):18-24.Epub 2006 Nov
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Comparative Analysis of Multiple-Casualty Incident Triage
Algorithms.
Título COMPARATIVE ANALYSIS OF MULTIPLE-CASUALTY INCIDENT TRIAGE
ALGORITHMS.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE ALGORITMOS DE TRIAGE DE INCIDENTES CON
MÚLTIPLES VÍCTIMAS.
Autores Garner A, Lee A, Harrison K, Schultz CH.
Fuente Ann Emerg Med. 2001 Nov;38(5): 541-8
Resumen y
Traducción
Álvarez López, Jorge. (Urgencias. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid).
Introducción: Categorizar la gravedad de los
pacientes en una situación con múltiples heridos en
un entorno con recursos limitados mediante
métodos de triage cada día recobra más
importancia por la amenaza constante en la que la
población actual se ve sometida por distintas
causas (ataques terroristas, desastres naturales,
accidentes, etc.). Todas ellas provocan, en su
mayoría de casos, un gran número de heridos
entre los cuales cabe destacar la causa
traumatológica como principal motivo de lesión y
complicación del estado de salud. Los métodos de
triage utilizados en estos casos deben permitir una
identificación rápida del estado de gravedad del
paciente sin necesidad de hacer un examen
exhaustivo de todas las personas involucradas. Es
por ello, por lo que los métodos de clasificación
que usan variables fisiológicas han ganado terreno
en el marco de los incidentes con múltiples
víctimas (IMV) con respecto a otros métodos que
usan distintas variables (anatómicas, mixtos) ya
que los estudios realizados demuestran que
ofrecen una mayor fiabilidad en relación a otros
métodos que usan diferentes discriminadores de
gravedad.
Resumen: En este artículo se realiza un
análisis retrospectivo de la fiabilidad y exactitud de
los algoritmos de triage utilizados en IMV y
caracterizados por usar variables fisiológicas como
criterio de predicción de lesiones críticas en
personas adultas y relacionadas a incidentes
traumatológicos. Para ello se asoció los criterios de
lesiones graves (disminución en la escala de
Glasgow, ausencia del pulso radial, relleno capilar,
etc.) a los métodos de triage primario (Triage
Sieve, Triage Careflight, Simple Triage and Rapid
Treatment (START) y START modificado), con su
consiguiente análisis comparativo entre ellos.
Material y métodos: Se realizó una revisión
retrospectivas de los casos clínicos de 1.144
pacientes adultos que presentaban lesiones
traumatológicas elegidos de entre dos centros de
trauma de niveles I y II de Nueva Gales del Sur
(Australia). Los criterios de inclusión en el estudio
fueron tres: a. Pacientes transportados
directamente en ambulancia hasta el centro
hospitalario, b. Lesiones traumatológicas que
requieran más de cuatro horas en un servicio de
urgencias o en una unidad de hospitalización y c.
Pacientes adultos (14 años en adelante). Los
criterios de gravedad para el análisis nacen a partir
de una modificación de un método de puntuación
para pacientes con lesiones graves presentados
por Baxt y Upenieks, entre los que se destacan: 1.
Procedimiento quirúrgico (toracotomías,
craneotomías, laparatomías, etc.) 2. Reanimación
con líquidos para mantener una presión arterial
sistólica (PAS) > 89 mmHg. 3. Lesión significativa
del sistema nervioso central (SNC) 4.
Mantenimiento de la vía aérea con o sin necesidad
de ventilación mecánica (excluyéndose los que
necesitaron fármacos sedantes y anestésicos) 5.
Descompresión torácica de un neumotórax a
tensión.
Se usó un modelo de regresión logística para
determinar cuál de las variables fisiológicas
(Frecuencia respiratoria ≥ 30 frente a < 30
respiraciones/minuto, Escala de coma de Glasgow
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a nivel motor con puntuación de respuesta ≤ 5
frente a 6, PAS < 80 frente a ≥ 80 mmHg, relleno
capilar >2 frente ≤ 2 segundos y frecuencia
cardíaca > 120 frente ≤ 120 latidos/minuto) se
asoció con más lesiones críticas, y por otro lado se
usó un segundo modelo de regresión logística con
los mismos valores anteriores pero con cambiando
la frecuencia respiratoria de <10 o >29
respiraciones/minuto frente a una frecuencia
respiratoria de entre 10 y 29 respiraciones/minuto.
Los resultados obtenidos en los estudios
de estas variables se utilizaron para hacer una
comparativa con los métodos de triage utilizados
en IMV que poseen discriminadores fisiológicos
como base.
Resultados: Los resultados finales indicaron que
los predictores de gravedad de lesiones críticas
más fiables fueron los componentes del motor en la
Escala de Glasgow y la presión arterial sistólica.
Por otro lado, las variables fisiológicas de estos
estudios en relación con los métodos de triage en
IMV tuvieron una alta sensibilidad y especificidad.
El método Careflight parecía ser el mejor para
predecir lesiones críticas por su alta especificidad
(96%), pero tampoco se demostró una diferencia
significativa en comparación con los métodos
START y START modificado. El triage Sieve
estuvo por debajo en la predicción de lesiones
graves mostrando unos valores de sensibilidad y
especificidad menores que los otros métodos de
triage sometidos a estudio. Sobre el campo, se
pudo observar que el método Careflight es el más
rápido de llevar a cabo en relación con los demás
métodos incluidos en el análisis (10-15 segundos)
ya que usa variables fisiológicas cualitativas.
Todos estos algoritmos de triage utilizan la
capacidad de andar como primer discriminador
dentro de su método. En el estudio, este apartado
se vio anulado ya que todos los pacientes
trasladados a los centros de trauma, fueron
inmovilizados previamente por el equipo de
emergencias, ya que en principio, todos ellos eran
pacientes con un mecanismo de lesión de origen
traumatológico, por ende, susceptibles de haber
sufrido lesiones de alto riesgo. De igual modo hay
una alta probabilidad de que esta variable pudiese
llegar a alterar el resultado final de sensibilidad y
especificidad de los métodos, ya que se prevé que
mucho de los pacientes incluidos en el estudio
podrían llegar a caminar bajo petición expresa de
los miembros del servicio de emergencia.
En el estudio, sólo un 2,7% de los
pacientes presentaron heridas penetrantes y un
1,8% llegaron al hospital con quemaduras. En un
IMV estas causas pueden ser de las que más se
presenten en el momento del incidente, por tanto,
el mejor método de triage de este estudio puede
que no sea el más acorde para utilizar en un caso
real de incidente con múltiples víctimas. La
idoneidad de estos datos es que sean validados a
partir de un método de clasificación en IMV y
sometidos a estudio de una manera prospectiva.
Artículos de interés.
Comparative Analysis of Multiple-Casualty
Incident Triage Algorithms.
Garner A, Lee A, Harrison K, Schultz CH. Ann Emerg Med. 2001 Nov;38(5):541-8.
Tri@ge Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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Triaging multiple victims in a avalanche setting: the Avalanche
Survival Optimizing Rescue Triage algorithmic approach.
Título TRIAGING MULTIPLE VICTIMS IN A AVALANCHE SETTING: THE
AVALANCHE SURVIVAL OPTIMING RESCUE TRIAGE ALGORITHMIC
APPROACH.
TRIAGE DE MÚLTIPLES VÍCTIMAS EN UNA AVALANCHA: ENFOQUE DEL
ALGORITMO DE TRIAGE PARA LA OPTIMIZACIÓN DEL RESCATE
Autores Bogle LB, Boyd JJ, McLaughlin KA.
Fuente Wilderness Environ Med. 2010 Mar;21(1):28-34.Epub 2009 Dec 22.
Resumen y
traducción
Tatiana Cuartas Álvarez (SAMU. Servicio de Salud de Asturias).
Introducción: En Estados Unidos
mueren anualmente 41 personas por
avalanchas, debido sobre todo a asfixia,
traumatismos e hipotermia, y en la mitad de los
incidentes con fallecidos hay más de una
persona implicadas. En el año 2001 se publicó
un protocolo de asistencia al paciente atrapado
por una avalancha, pero no está diseñado para
el manejo de incidentes con múltiples víctimas
(IMVs). El objetivo de este artículo es diseñar un
método de triage para situaciones en las que los
equipos de rescate se vean sobrepasados por el
número de atrapados.
Resumen: Contextualización:
Distintos métodos de triage han sido
desarrollados en los últimos años, todos con el
objetivo de conseguir el mayor número de
supervivientes en caso de IMVs. Los parámetros
individuales más sensibles para predecir lesión
grave son un Glasgow motor menor de 6 y una
tensión arterial sistólica menor de 80, que
equivale a no obedecer órdenes y a no poder
palpar el pulso radial.
El protocolo asistencial publicado en 2001 ante
un paciente atrapado en una avalancha se
desarrolló para ser aplicado en caso de que los
equipos de respuesta estuviesen preparados
para proporcionar soporte vital avanzado (SVA)
en una zona con una buena organización
asistencial en cuanto a tiempos de respuesta.
Para desarrollar el presente algoritmo se
tuvieron en consideración varios aspectos, entre
los que destaca la identificación rápida de los
pacientes con posibilidades de sobrevivir con los
recursos disponibles, la presencia o no de una
bolsa de aire alrededor de la boca (la asfixia es
la principal causa de muerte) y el estar más de
35 minutos atrapado.
El algoritmo AvSORT: Aspectos importantes que
incluye el algoritmo AvSORT como novedosos
son la existencia de lesiones incompatibles con
la vida, el estar atrapado más de 35 minutos y la
presencia o no de una bolsa de aire alrededor
de la boca; el llevar enterrado más de 35
minutos sin evidencias de bolsa de aire y sin
respirar implicaría clasificar al paciente como
expectante sin tener que reposicionar la vía
aérea, y no tendrían la máxima prioridad.
Al igual que otros métodos de triage, incorpora
la capacidad de obedecer órdenes, la presencia
de pulso radial y la frecuencia cardiaca.
Evidentemente excluye el relleno capilar debido
a la hipotermia. Utiliza como gestos salvadores
la apertura de la vía aérea y el control de
hemorragias externas.
ACTUALIZACIONES
Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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Los autores insisten en que el método no
precisa equipos médicos y que es útil para ser
usado en situaciones de gran estrés para el
rescatador. Recuerdan asimismo la importancia
del tiempo de rescate, con una supervivencia de
hasta el 92% si éste es menor de 15 minutos,
bajando al 30% a los 35 minutos. También
consideran importante trasladar a los pacientes
graves a centros de trauma.
Limitaciones: Los autores señalan que este
método no se debe usar en situaciones en que
los recursos permiten prestar una asistencia
avanzada individualizada para todos los
pacientes. Se debe usar junto con un
entrenamiento en la asistencia ante avalanchas.
Por otro lado, al igual que la mayoría de los
métodos de triage, este método se basa en
conceptos asistenciales ante avalanchas y la
experiencia de los autores, pero no en estudios
científicos controlados casos-control o ensayos
clínicos, por lo que recomiendan más
investigación de este método para evaluar su
eficacia sobre el terreno.
Actualizaciones
Triaging multiple victims in a avalanche
setting: the Avalanche Survival Optimizing Rescue
Triage algorithmic approach. Bogle LB, Boyd JJ, McLaughlin KA.
Wilderness Environ Med. 2010 Mar;21(1):28-34.
Epub 2009 Dec 22.
Tri@ge Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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Definitive care for the critically ill during a disaster: a
framework for allocation of scarce resources in mass critical
care.
Título DEFINITE CARE FOR THE CRITICALLY ILL DURING A DISASTER: A
FRAMEWORK FOR ALLOCATION OF SCARCE RESOURCES IN MASS
CRITICAL CARE.
CUIDADOS DEFINITIVOS PARA EL ENFERMO CRÍTICO DURANTE UN DESASTRE: UN
MARCO PARA LA DISTRIBUCIÓN DE RECURSOS ESCASOS EN CUIDADOS
CRÍTICOS EN MASA.
Autores Devereaux AV, Dichter JR, Christian MD, Dubler NN, Sandrock CE, Hick JL, Powell T,
Geiling JA, Amundson DE, Baudendistel TE, Braner DA, Klein MA, Berkowitz KA, Curtis
JR, Rubinson L; Task Force for Mass Critical Care.
Fuente Chest. 2008 May; 133(5 Suppl): 51S-66S.
Resumen y
traducción
Jiménez Guadarrama, Luis R. (EPES 061- Servicio Provincial de Granada).
Introducción
En situaciones extremas de emergencia, con un
número brutal de víctimas, los Cuidados Críticos
Masivos de Emergencia (Emergency Mass Critical
Care) buscan aumentar la capacidad de atención
de víctimas graves. Es posible que ni así podamos
atender a las víctimas que necesiten cuidados
intensivos y que se requiera que los recursos sean
compartidos o reasignados a pacientes con unas
expectativas de supervivencia superiores. A la luz
de la ética que defiende los intereses de la mayoría
y que busca la supervivencia del mayor número de
pacientes utilizando unos recursos forzosamente
limitados, se hacen necesarias herramientas que
faciliten la toma de decisiones.
Resumen
El artículo comentado recoge las sugerencias que
deben cimentar el desarrollo de esos planes, su
redacción se fundamenta en una necesidad
detectada a raíz de la preparación para una
eventual pandemia de gripe de consecuencias
devastadoras.
1. Todos los hospitales deben actuar de manera coordinada y uniforme. Se requiere la participación de gobierno, comunidad, hospitales e individuos para que todo esté adecuadamente planificado y se asegure que instituciones y proveedores de cuidados, actuando en buena fe, no serán perseguidos ni penalizados y que la actuación será segura, transparente, supervisada y evaluada durante y tras el evento.
2. Cada punto de contacto del paciente con el sistema es una oportunidad para que sea
evaluado y triado. Entendiendo como triage primario el que realizan los sistemas de emergencia prehospitalaria (intrínsecamente sencillo). Secundario el que realizan en los servicios de urgencia y que, al contar con más datos y resultados pude ser más complejo, pero que no deja de ser una versión “expandida” del primario. El triage terciario, que lidiaría con decisiones como uso de quirófanos, o áreas de cuidados críticos es el objeto de este documento. Antes de un racionamiento drástico deben hacerse todos los esfuerzos de dispersión de víctimas y aumento de recursos y áreas provisionales de asistencia.
3. La Task Force procura unos criterios uniformes y objetivos de triage con unos principios:
- se aplica cuando se han hecho todos los esfuerzos por aumentar los recursos y el “gatillo” para su inicio puede ser escasez de equipo o medicación crítica (ventiladores mecánicos, oxígeno, cristaloides, etc.), escasez de infraestructuras (seguridad, aislamiento, equipos de protección individual, equipos de descontaminación, falta de soporte para el personal, etc.), falta de personal adecuado, imposibilidad de transferir pacientes a otros centros, escasez de cuidados especializados ( quemados, quirúrgicos, trauma, etc.).
- las limitaciones serán proporcionales a la escasez
- el racionamiento será transparente, uniforme y guiado por criterios médicos objetivos
- el racionamiento se aplicará de forma similar a la retirada o al mantenimiento de medidas de soporte vital
Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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- aquellos pacientes a los que se les nieguen los cuidado críticos deberán recibir cuidados médicos paliativos.
El algoritmo establece
Criterios de inclusión: Todo paciente que
requiera cuidados críticos
Criterios de exclusión: cuando tengan un riesgo
elevado de muerte, se prevea una supervivencia a
largo plazo reducida y se espere un beneficio
limitado de los cuidados intensivos. Se basa en :
La escala de SOFA (Sequential Organ Failure Assessment)1, escogida por su facilidad de aplicación con parámetros fisiológicos sencillos de obtener en el entorno hospitalario. Para reunir los criterios de exclusión deberá alcanzar un 80% de riesgo de muerte.
- SOFA 15 en cualquier momento
- SOFA medio 5 durante 5 días seguidos (con tendencia ascendente o plana)
- Cualquier paciente con 6 órganos fallando o más
Enfermedad grave como: trauma grave, quemaduras graves en pacientes que reunan 2 de 3 (>60 a, > 40% SCQ, quemadura inhalatoria), parada cardíaca y enfermedades crónicas que limiten las expectativas de vida del paciente: EPOC grave, insuficiencia cardíaca o hepática grave, enfermedad neuromuscular avanzada e intratable, daño cognitivo grave de base, edad > 85 a, etc. (ver artículo original para más detalle).
Si un paciente va a requerir cuidados críticos
durante un tiempo demasiado prolongado,
absorbiendo unos recursos que podrían salvar a
otros, esto debe ser tenido en cuenta.
Priorización de cuidados: tras pasar el filtro de
los criterios de inclusión y exclusión, se priorizarán
en un ranking en virtud de la última puntuación
SOFA obtenida (cálculo diario) y de su tendencia.
Oficiales de triage con experiencia clínica amplia
deben sopesar también la gravedad de
enfermedades agudas o crónicas, pronóstico, y el
tiempo que se espera que requiera los recursos.
El oficial de triage y el equipo de apoyo: se
sugiere que un oficial de triage (un clínico de gran
experiencia y con habilidades de liderazgo y
comunicación) con la colaboración de un equipo
de apoyo implemente y coordine la distribución de
los escasos recursos. Sus decisiones buscarán el
beneficio de la mayoría de los pacientes, aún
cuando puedan resultar perniciosas para un
paciente concreto. Para ello debería haber recibido
entrenamiento previo mediante simulacros o
simulaciones. No se espera de él o ella que evalúe
directamente a los pacientes, sino que sopese
diariamente los datos de todos los pacientes que
estén recibiendo cuidados críticos o que se
pretenda que los reciban y si fuera preciso, que lo
discuta con el equipo clínico que los atiende. Tiene
la última palabra y responsabilidad en la toma de
decisiones en cuanto a qué pacientes pueden
recibir o no atención con recursos de cuidados
críticos. Sus decisiones serán transmitidas a
pacientes y familiares.
El equipo de apoyo al triage tiene la función de
proveer al oficial de triage de toda la información
que le pueda permitir tomar sus decisiones y puede
incluir un miembro del personal administrativo del
hospital, un/una enfermero/a experimentado/a en
cuidados críticos, un terapeuta respiratorio y/o un
farmacéutico clínico (estos roles son propios del
sistema de salud del país de origen del artículo y
debería ser adaptado en otros países). Oficial y
equipo deben trabajar en turnos de no más de 12-
16 horas, por tanto debemos contar como mínimo
con 2 oficiales y 2 equipos.
En hospitales grandes puede ser necesario más de
un oficial y equipo por turno, y estarían integrados
en la cadena de mando, pero manteniendo su
autonomía.
Todas las decisiones y los motivos para tomarlas
deben ser anotados y conservados.
Se propone que exista un comité formado por no
más de 3 profesionales con experiencia, que no
presten atención directa a los pacientes y que
traten con el oficial de triage las desviaciones del
algoritmo. Aún así no tendría potestad para
modificar las decisiones del oficial, pues se estima
que esto podría convertir en inoperativo su trabajo
Cuidados paliativos: En condiciones normales, el
alivio de los síntomas puede ser más o menos
secundario. En situación de víctimas en masa con
escasez de recursos “salvadores” su importancia
se torna crucial, pues muchos pacientes
requerirían seguir un proceso centrado en el alivio
de sus molestias y cuidados paliativos.
Compromisos éticos:
Limitación de la autonomía individual: El
racionamiento de los recursos escasos debe ser
justo y basado en criterios objetivos. Todos los
pacientes deben recibir el máximo nivel de
cuidados posibles dadas las circunstancias, en
cada momento.
Transparencia: Se requiere que los planes de
redistribución de los recursos sean públicos y
transparentes.
Justicia: El algoritmo se apoya en el deseo de
producir el máximo beneficio al mayor número de
pacientes posible. Los criterios de triage se basan
en criterios objetivos fisiológicos y se dirigen a
Tri@ge Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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quienes requieran en el entorno hospitalario, de
forma aguda, recursos de cuidados críticos que
escaseen. Para asegurar la justicia procedimental
se deberá evaluar continuamente que el proceso
se sigue correctamente.
Implicaciones legales para los profesionales de
la salud: Los proveedores de cuidados deben
estar cubiertos por la ley al aplicar protocolos
aceptados para la redistribución de los recursos
que escaseen durante una situación de cuidados
críticos en masa.
Actualizaciones
Definitive care for the critically ill during a
disaster: a framework for allocation of scarce resources in
mass critical care. Devereaux AV, Dichter JR, Christian MD,
Dubler NN, Sandrock CE, Hick JL, Powell T, Geiling JA,
Amundson DE, Baudendistel TE, Braner DA, Klein MA,
Berkowitz KA, Curtis JR, Rubinson L; Task Force for Mass
Critical Care. Chest. 2008 May; 133(5 Suppl): 51S-66S.
Tri@ge
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Guidelines for Prehospital Fluid Resuscitation in the Injured
Patient
Título GUIDELINES FOR PREHOSPITAL FLUID RESUSCITATION IN THE INJURIED PATIENT.
GUÍA PREHOSPITALARIA DE RESUCITACIÓN CON FLUIDOTERAPIA EN EL
PACIENTE LESIONADO.
Autores Cotton BA, Jerome R, Collier BR, Khetarpal S, Holevar M, Tucker B, Kurek S, Mowery NT,
Shah K, Bromberg W, Gunter OL, Riordan WP Jr; Eastern Association for the Surgery of
Trauma Practice Parameter Workgroup for Prehospital
Fuente J Trauma. 2009 Aug;67(2):389-402.
Resumen y
traducción
Turégano Fuentes, Fernando J. (Hospital Gregorio Marañón-Servicio Madrileño de Salud).
Resumen
Debido a la controversia y falta de consenso
existente en muchos aspectos de la reanimación
prehospitalaria en el traumatizado, básicamente
entre los defensores del “scoop-and-run” y los del
“stay-and-play”, la EAST (Eastern Association for
the Surgery of Trauma) reunió un comité de
expertos para el establecimiento de una Guía
Práctica de Manejo que intentara responder a las
siguientes cuestiones:
(1) ¿se deben coger vías venosas en el medio prehospitalario?
(2) Si es así, ¿en qué localizaciones, preferentemente?
(3) ¿se deben administrar fluidos i.v.? (4) Si es así, ¿cuáles son los fluidos
preferidos? (5) Si se administran fluidos, ¿en qué
cantidad y ritmo de infusión?
Estado del problema
A pesar de que no existe evidencia científica que
demuestre beneficio en la reanimación
prehospitalaria con fluidos, especialmente en
pacientes con traumatismos penetrantes y tiempos
de traslados cortos, esta práctica está considerada
como el estándar desde hace años. Así, la
recomendación ATLS de administrar hasta 2 litros
de cristaloides a pacientes traumatizados
hipotensos en el cuarto de Urgencias ha sido
adoptada en el medio prehospitalario, sin un
beneficio claro. De igual manera, el tipo de fluidos y
el ritmo de infusión permanecen sin unas guías
claras.
Varios modelos de hemorragia prehospitalaria han
demostrado una reducción de la misma limitando la
reanimación inicial con volumen antes del
tratamiento definitivo, aunque la extrapolación
clínica de esa hipotensión permisiva se ha limitado,
fundamentalmente, al ensayo prospectivo de
Bickell y cols. Estos investigadores demostraron
una menor estancia hospitalaria y menor
mortalidad en el grupo con hipotensión permisiva.
Proceso
1. Identificación de referencias
Si hizo una búsqueda computerizada (National
Library of Medicine y MEDLINE) de todas las
referencias en idioma inglés entre 1982 y 2007 que
trataran sobre accesos vasculares prehospitalarios
y reanimación con fluidos en pacientes
traumatizados, encontrando 3.300 citaciones. Se
excluyeron artículos de revisión, cartas al editor,
REVISIONES
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casos clínicos y editoriales, así como otros
relativos a ciencia básica y estudios animales,
encontrando al final 79 artículos. Una segunda
búsqueda con la versión OVID de MEDLINE y una
posterior exclusión de otros artículos con
poblaciones mixtas de pacientes (no sólo de
trauma) o técnicos limitó a 42 el número de
estudios para esta revisión basada en la evidencia.
2. Calidad de las referencias
- Clase I: ensayos prospectivos, aleatorizados y
controlados (en número de 10)
- Clase II: estudios clínicos con datos recogidos de
manera prospectiva, y análisis retrospectivos (en
número de 14).
- Clase III: estudios basados en datos
retrospectivos, incluyendo series clínicas,
revisiones de registros, revisiones de series largas
de casos y opiniones de expertos (en número de
18).
- Cada uno de los artículos fue revisado y puntuado
por, al menos, dos miembros del comité de
expertos, y se hicieron recomendaciones basadas
en las siguientes definiciones:
- Nivel I: recomendaciones basadas de
manera convincente en la información
científica disponible (sólo una recomendación
aparecía claramente avalada por la
bibliografía)
- Nivel II: recomendaciones justificadas de
manera razonable en la evidencia científica
disponible, y fuertemente apoyada en la
opinión de expertos (8 recomendaciones de
nivel II).
- Nivel III: basadas en datos disponibles, pero
sin evidencia científica adecuada (7
recomendaciones).
Recomendaciones
¿se deben coger vías venosas en el medio
prehospitalario?
- Nivel I: la evidencia disponible no permite hacer esta recomendación de accesos vasculares en el medio prehospitalario.
- Nivel II: no se deben coger en el lugar pues retrasa el traslado del paciente y no hay evidencia sobre su beneficio
- Nivel III: se pueden coger durante el traslado, y no lo retrasan.
Si se obtienen accesos vasculares, ¿en
qué localizaciones, preferentemente, y con
qué técnica?
- Nivel I: no se pueden hacer recomendaciones de este nivel
- Nivel II: si se requiere una vía central, se debe hacer por vía percutánea en lugar de disección quirúrgica. Se recomienda la vía intraósea si no es posible la i.v. o se ha fallado en 2 intentos
- Nivel III: se deben hacer 2 intentos de coger vías periféricas durante el traslado prehospitalario, antes de intentar la vía intraósea o central si existe equipamiento y personal entrenado para ello.
Si se obtienen accesos vasculares, ¿se
deben administrar fluidos i.v.?
- Nivel I: no se pueden hacer recomendaciones de este nivel.
- Nivel II: no se deben administrar en pacientes con trauma penetrante del torso
- Nivel III: independientemente del mecanismo y tiempo de traslado, la administración se debe hacer hasta la presencia de pulso radial palpable, con pequeños bolos de 250cc más que con volúmenes fijos o infusión continua.
Si se administran fluidos, ¿cuáles son los
preferidos?
- Nivel I: hay datos insuficientes para recomendar ningún tipo como superior a otros. Pequeños bolos (250cc) de suero salino hipertónico (SSH) al 3% y 7.5% son equivalentes, en relación a expansión vascular y cambios hemodinámicos, a bolos grandes (1 litro) de soluciones estándar como Ringer Lactado (RL) o suero salino al 0.9%
- Nivel II: no hay datos para recomendaciones de este nivel
- Nivel III: la administración de sangre en el medio prehospitalario es segura y factible.
Si se administran fluidos, ¿en qué cantidad
y ritmo de infusión?
- Nivel I: no se pueden hacer recomendaciones de este nivel
- Nivel II: un ritmo de “mantenimiento de permeabilidad de la vena” resulta adecuado para el traslado de pacientes traumatizados
- Nivel III: los sistemas de infusión rápida y/o sistemas presurizados no deben ser usados en el medio prehospitalario
Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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Conclusiones
A pesar de la creencia generalizada de que la
obtención de vías venosas y reanimación con
fluidos es el estándar, hay poca evidencia que lo
respalde. Por el contrario, existe una evidencia
creciente de que puede ser muy perjudicial para un
número significativo de lesionados críticos. En esta
extensa revisión de la bibliografía, el panel de
expertos de la EAST encuentra que la colocación
de vías venosas en la escena retrasa el traslado,
debiéndose considerar, por el contrario, durante el
mismo.
Hay datos insuficientes para sugerir que los
pacientes con trauma cerrado o penetrante se
benefician de una reanimación con fluidos
prehospitalaria. En pacientes con trauma
penetrante y tiempos de traslado cortos (menos de
30 min.) no se deben administrar fluidos en
pacientes que estén alerta o con pulso radial
palpable. Se deben administrar bolos pequeños de
250cc hasta que recupere un estado mental
coherente o un pulso radial palpable. Sin embargo,
en el traumatismo craneoencefálico (TCE) se debe
ajustar el volumen de infusión para mantener una
TAS > 90 mm Hg (o TAM > 60 mm Hg). Hay
evidencia insuficiente que demuestre que el
traumatizado con tiempos de traslado cortos se
beneficie de transfusiones de sangre
prehospitalarias.
Revisiones
Fluid Resuscitation. Guidelines for
prehospital fluid resuscitation in the injured patient. •
Cotton BA, Jerome R, Collier BR, Khetarpal S, Holevar
M, Tucker B, Kurek S, Mowery NT, Shah K, Bromberg
W, Gunter OL, Riordan WP Jr; Eastern Association for
the Surgery of Trauma Practice Parameter Workgroup
for Prehospital J Trauma. 2009 Aug;67(2):389-402.
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Envolving need for alternative triage management in public
health emergencies: a Hurricane Katrina case study.
Título ENVOLVING NEED FOR ALTERNATIVE TRIAGE MANAGEMENT IN PUBLIC HEALTH EMERGENCIES: A HURRICANE KATRINA CASE STUDY.
LA NECESIDAD DE UN TRIAGE ALTERNATIVO EN LA GESTIÓN PÚBLICA DE
EMERGENCIAS: ESTUDIO DEL CASO HURACÁN KATRINA.
Autores Klein KR, Pepe PE, Burkle FM Jr, Nagel NE, Swienton RE.
Fuente Disaster Med Public Health Prep. 2008 Sep;2 Suppl 1:S40-4.
Resumen y
traducción
Illescas Fernández, Gerardo J. (Emergencias Extrahospitalarias-México).
Resumen
En muchos países, la planeación médica
tradicional para los desastres se ha desarrollado en
gran parte a la respuesta en campo de batalla e
incidentes múltiples, implicando generalmente
lesiones corporales. La evacuación total de una
población metropolitana como consecuencia del
huracán Katrina se desarrolló en un panorama del
triage que implicaban a millares de pacientes con
enfermedades no traumáticas y necesidades
médicas especiales. Aunque sin precedente en los
Estados Unidos, las necesidades del triage de este
desastre eran similares a otras emergencias de la
salud pública, naturales y generadas por el
hombre, que ocurrieron en la última mitad de siglo.
La necesidad de procesos alternativos de triage es
similar a las metodologías de otras emergencias
globales de la salud pública y se ilustran con la
experiencia de los equipos médicos de la ayuda del
desastre en el impacto de Katrina en los tres días
posteriores. El establecimiento inmediato del triage
relacionado a la las necesidades de salud
específica del desastre, el consenso basado en el
desarrollo de políticas públicas enfocadas en los
aspectos éticos y legales y enfocados en la toma
de decisión multidimensional y multifactorial se
recomienda fuertemente. (Disaster Med Public
Health Preparedness. 2008;2(Suppl 1):S40–S44).
Palabras clave: seguridad pública, victimas
múltiples, triage, capacidad de respuesta,
emergencias en salud pública
Discusión
Como una de las primeras pruebas verdaderas del
sistema médico del desastre nacional, la
experiencia de Katrina reflejó claramente la
necesidad de reevaluar el planeamiento y la
enseñanza clásicos del desastre. Particularmente,
este desafío sin precedente, que implica a millares
de pacientes con necesidades médicas
significativas, no traumáticas, con riesgo para la
vida, subrayó la necesidad de evaluar de nuevo la
conveniencia de las técnicas tradicionales de
triage, los métodos que se han desarrollado sobre
todo en tiempo de guerra y de experiencia civil con
incidentes con victimas múltiples y no emergencias
en salud pública como Katrina. Aunque muchos
acontecimientos internacionales de desastre y
cursos de aprendizaje nacionales recientemente
desarrollados han explorado los desafíos de las
emergencias en salud pública, las experiencias de
desastre en los Estados Unidos han sido
caracterizadas por victimas múltiple con lesiones.
En el incidente de Katrina, las condiciones del
desastre del “tercer mundo” fueron creadas por la
inhabilidad comprensible de proporcionar
evacuación y los recursos totales inmediatos para
millares de pacientes con condiciones médicas no
traumáticas. El uso inicial de fuentes médicas
limitadas para proporcionar el cuidado médico
estándar agotó rápidamente los recursos
disponibles. La carencia de personal y la
imposibilidad de relevo por varios días, desarrolló
una situación en que los equipos médicos se vieron
forzados a realizar triage basados más en los
LECCIONES APRENDIDAS
Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
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recursos que en la necesidad médica. Por otra
parte, los estándares del entrenamiento para estos
tipos de decisiones de triage no estaban
disponibles. La presencia de un número masivo de
gente vulnerable con enfermedad médica no
traumática, se convierte en una preocupación
importante por los planificadores, investigadores y
educadores en desastres; además, la amenaza de
la opinión pública, de situaciones tales como
pandemias o amenazas de bioterrorismo aumentan
la necesidad de planeamiento para este tipo de
desastre en específico. Con el aumento de la
densidad y el tamaño de las poblaciones en el
mundo, así como el aumento en la esperanza de
vida, se genera un nuevo grupo medicamente
vulnerable: el adulto viejo. Estas poblaciones no
son autosuficientes y generalmente dependen de
los sistemas de salud públicos y de la
infraestructura social, no sólo para la calidad de la
vida sino también para la sobrevida. El
planeamiento futuro del manejo de desastre en
emergencias de salud pública debe anticipar
requisitos de cuidado, para pacientes con
padecimientos médicos crónicos agudizados y no
solo para lesionados. Los algoritmos mundiales
para manejar el triage médico en estas condiciones
son inaceptables. La experiencia de Katrina
acentúa claramente que las herramientas del triage
deben ser convertidas y estratificadas para el
manejo de padecimientos crónico degenerativos,
derivados de eventos que afectan la salud pública.
También, debe ser entendido que el proceso de
triage es dinámico.
Conclusiones
El planeamiento médico tradicional y el
entrenamiento relacionado para la atención de los
desastres se han desarrollado en gran parte en
respuesta a la necesidad del priorización del
tratamiento y de la evacuación en campo de batalla
e incidentes múltiples relacionados con la
mortalidad del trauma. Es evidente notar que las
consecuencias del huracán Katrina por los millares
de pacientes con enfermedades no traumáticas y
necesidades especiales de asistencia médica
requirieron protocolos alternativos de triage. Por el
riesgo mundial cada vez mayor de acontecimientos
masivos donde se requiera triage de pacientes no
traumáticos, la experiencia de Katrina proporciona
la evidencia que obliga para el desarrollo de
protocolos de triage más sensibles y específicos
enfocados a desastres. Estos protocolos se deben
desarrollar con bases éticas y legales solidas
enfocadas en procedimientos de toma de
decisiones multidimensionales, con una matriz
multifactorial que los respondientes puedan utilizar
y adaptar apropiadamente a la complejidad
inevitable del triage que se presentan durante las
emergencias de salud pública.
Comentario.
En este artículo se presenta de una manera clara y
profesional el reto trascendente de replantear el
manejo de desastres en emergencias de salud
pública, donde la mayor parte de las víctimas no
son traumáticas, sino enfermos crónicos con
agudización de su patología como resultado
inmediato o mediato de las condiciones
subsecuentes al desastre. Se reconoce la
deficiencia actual para manejar a este importante
grupo poblacional, ante condiciones críticas
derivadas de situaciones catastróficas. Es un
hecho que la educación actual en el manejo
integral del desastre y particularmente del triage,
se ha desarrollado sobre la base de pacientes
traumáticos, por lo tanto la formación del personal
se ha enfocado casi exclusivamente al manejo y
estabilización del trauma, dejando un poco en el
olvido las patología médicas concurrentes que
pueden, en algunos casos convertirse en la
verdadera urgencia. Quizá uno de los aspectos
más destacados es que en este tipo de desastres,
las victimas se pueden presentar en el momento
del impacto, pero habrá un segundo momento de la
emergencia donde las condiciones medio
ambientales desencadenen la exacerbación de
padecimientos crónicos y generar una “segunda
emergencia” donde sea imperativo establecer un
esquema de triage. Se destaca la necesidad de
desarrollar nuevos esquemas y estrategias de
clasificación de pacientes que permitan obtener un
mejor manejo de los desastres que desencadenan
emergencias de salud pública
Lecciones aprendidas
Envolving need for alternative triage management in
public health emergencies: a Hurricane Katrina case
study. Klein KR, Pepe PE, Burkle FM Jr, Nagel NE,
Swienton RE. Disaster Med Public Health Prep. 2008
Sep;2 Suppl 1:S40-4.
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Respuesta sanitaria a incidentes NRBQ
Alberto Cique Moya
Especialista en Defensa NBQ
Señor director:
La atención sanitaria en incidentes no
convencionales como puedan ser los incidentes
NRBQ plantea múltiples interrogantes, y
lamentablemente no tienen una respuesta sencilla.
La primera cuestión que se nos plantea
es que la respuesta no sólo será de los servicios
de emergencia extrahospitalarios (por supuesto
que gran parte de la intervención será suya, de ahí
la importancia de la creación de unidades
sanitarias NRBQ), ya que el destino final de esas
víctimas será un centro sanitario. La atención
hospitalaria debe ser uno de los eslabones más
fuertes en nuestro sistema de respuesta ante un
incidente NRBQ con múltiples víctimas, ya que
gran parte de las víctimas precisarán atención
especializada por parte de profesionales
preparados de forma específica durante y después
del incidente. citar también a los profesionales de
atención primaria, que serán en la gran mayoría de
las ocasiones quienes den la voz de alarma ante
un incidente no convencional, desencadenando la
respuesta cuando aún no se conoce la verdadera
magnitud del incidente.
La respuesta multisectorial y
multidepartamental debe ser ante todo coordinada
e integrada, ya que son numerosos los actores que
participarán en este tipo de incidentes, sanitarios y
no sanitarios, profesionales y voluntarios,
organizaciones estatales, comunitarias y locales.
En definitiva, gran número de personas con
diferentes grados de capacitación, e incluso con
diferentes procedimientos de intervención, que la
mayor de las veces conformarán un grupo no
homogéneo.
Esa coordinación se conseguirá con el
establecimiento de una cadena de mando única
gracias a la activación de un Centro de
Coordinación Operativa junto con la participación
activa de un Centro Regulador para controlar los
flujos de afectados a los centros sanitarios.
Un problema añadido es que la respuesta
debe ser proporcionada en los medios y en los
recursos. No es lo mismo la atención sanitaria que
precisa un intento de autolisis con una sustancia
tóxica, como pueda ser un organofosforado, que la
liberación accidental o provocada con fines
criminales de un biocida ambiental. En el primer
caso, el número de afectados será, por lógica, muy
reducido; mientras que en el segundo caso podrían
resultar afectados mayor número de personas en
función de la intencionalidad y capacidad del
agresor. No es lo mismo un individuo que quiere
desinsectar un domicilio que uno que quiere
realizar un acto delictivo para provocar gran
número de afectados, la cantidad utilizada y la
forma de dispersión serán diferentes. Por esta
misma razón no tendrá las mismas consecuencias
una persona u organización que con una
pretendida finalidad “política” intenta provocar o
provoca un incidente con múltiples víctimas. El
problema es que el sistema instaurado debe ser
capaz de dar una respuesta proporcionada en
cualquiera de los casos, no pudiendo activar la
misma cantidad de recursos en uno u otro caso en
función de la economía de medios.
En definitiva, la respuesta a incidentes no
convencionales como los incidentes NRBQ, tiene
que ser integral, debiendo dar respuesta a todos y
en todas las fases del proceso, desde la
preparación hasta la intervención; desde la
atención in situ, hasta la atención hospitalaria,
pasando por un adecuado transporte sanitario sin
poner en peligro a otros individuos, a la cadena de
rescate y al medioambiente.
En el caso de los Centros Hospitalarios
en un incidente con múltiples víctimas (IMV)
CARTAS AL DIRECTOR
Tri@ge
Revista electrónica. 2010; 1: 3.
- 21 -
convencional puede que el área de urgencias no
sea suficiente para realizar la atención sanitaria, de
ahí que en los planes de emergencia se plantee la
necesidad de acuerdo a una filosofía de
proporcionalidad, anteriormente citada,
estableciendo áreas de expansión hacia el interior
del centro sanitario y activando los recursos
humanos y materiales en función de las
necesidades generadas en el incidente, desde la
potenciación de la atención in situ con el envío de
“Equipos SOS hospitalarios” al lugar del incidente,
hasta la derivación y alta de las personas que por
su estado lo permitan y que en ese momento
permanecían en el centro sanitario. Se deberá
modificar el área de urgencias sin olvidar que la
“vida sigue” y que seguirán llegando “urgencias
convencionales”, activándose entonces el
denominado área azul donde atenderlas.
Por el contrario, en un incidente no
convencional con liberación de agentes NRBQ, en
vez de que el área de expansión se organice hacia
el interior, deberá “abrirse” hacia el exterior, al
objeto de evitar la posible expansión de la
contaminación, que complicaría más si cabe la
atención sanitaria. Sirva de ejemplo el citado
intento de autolisis con organofosforados, que en
determinadas situaciones puede provocar incluso
que deba clausurarse de forma temporal el área de
urgencias ante una posible transferencia de
contaminación, debiéndose realizar procedimientos
de descontaminación de los afectados (y del
personal sanitario que haya participado en su
asistencia, recogida y contención de las posibles
excretas y administración de tratamientos
antidóticos específicos a quien lo requiera).
Una dificultad añadida a la que nos
enfrentamos es la falta de preparación y de
concienciación ante una amenaza que tristemente
nos ha tocado vivir, como es la amenaza NRBQ.
Este hecho genera que la preparación de la
cadena asistencial, salvo muy honrosas
excepciones, no esté preparada para dar respuesta
a un incidente NRBQ. Puede suceder, incluso, que
ante un accidente con una sustancia que generará
transferencia de contaminación, la capacidad de
respuesta del conjunto de la cadena de rescate
resultara anulada al haber quedado contaminada y,
por tanto, incapaz de cumplir con su misión; de ahí
que tengamos que “prepararnos frente a lo
improbable” para poder ser capaces de dar
respuesta a las siguientes preguntas: ¿Podemos?
¿Sabemos? ¿Queremos? y ¿Necesitamos?
Cada entidad, en función de sus
posibilidades, deberá preparar la respuesta ante la
posibilidad de intervención en incidentes NRBQ,
pero nadie puede olvidar que la amenaza NRBQ
existe y que, además, vivimos en un mundo
industrializado donde puede ser necesario aplicar
procedimientos similares a los de la intervención en
incidentes NRBQ en caso de producirse algún tipo
de accidente.
Cartas al Director
Respuesta sanitaria a incidentes NRBQ.
Cique Moya A. .