REVISTA RESONANCIAS 19 copia · Hemos de aceptar que una ola ... concepto y la fórmula, ... No...
-
Upload
duongkhuong -
Category
Documents
-
view
216 -
download
0
Transcript of REVISTA RESONANCIAS 19 copia · Hemos de aceptar que una ola ... concepto y la fórmula, ... No...
S
um
ari
o
� Editorial
� Artículo de interés “La pregunta por la música o cómo pensar a voces”, Javier Turnes
“Breve trayecto”, Elena Riaño
� Visión del profesional “Y con ella… llegó el escándalo. Historia de una tesina”, Ana Lidia García
� Rincón del Socio
“Andanzas de una musicoterapeuta novata en Uganda”, Ana Navarro “Un paseo por la música de la mano de Daniel”, Concepción González
� Eco y ReverB “Trombonismos” Victor Correa
Entrevista a Jordi A. Jausset
� Os recomiendo El artículo sobre la película “El árbol de la vida” de Ignacio Castro
� Agenda
� Tablón de anuncios � Buzón de asociados
� Ficha de inscripción
M I E M B R O S D E L A J U N T A D I R E C T I V A Montserrat López Merino (Presidenta) Jorge Cavia (Vicepresidente) Mª José Roda Martín (Tesorera) Ana Gobantes de Miguel (Vocal)
Ed
ito
ria
l Queridas/os socias y socios: Esperamos que sean de vuestro interés los artículos que hemos seleccionado para esta 19ª edición de Resonancias, primera del año 2012. Nos ha quedado una revista más extensa de lo habitual, pues hay secciones que se doblan. ¿No os parece buena señal que haya tantas colaboraciones…? Como “Artículo de Interés” contamos con Elena Riaño experta música que coordina el aula de música de la UC, hasta ahora presidenta de SEM-EE, ISME España y Javier Turnes, un músico-filósofo que organiza encuentros tan interesantes como el celebrado en septiembre de 2011 en A Costa da Morte, ofreciéndonos una reflexión sobre las vivencias de ese mes de encuentros. La “Visión del Profesional” a cargo de una socia, Ana Lidia García, que nos habla de como se siente antes de enfrentarse a la presentación de un caso. En el “Rincón del Socio” otras dos socias, Ana Navarro, nos escribe sobre su experiencia en Uganda. Y Ascensión González habla de la suya con Daniel. En la nueva sección “Echo y ReverB”, dos propuestas: Victor Correa escribe sobre su trayectoria personal y artística. Y entrevista a Jordi A. Jausset. Os proponemos también, una serie de libros, audios, videos y páginas web. Ignacio Castro filósofo, escritor y crítico de arte, nos regala el análisis de la película “El árbol de la vida”. Por cierto, ¡Nuestra web está en marcha! Ya queda menos…Esperamos vuestros artículos, comentarios sugerencias para colgar y difundir. Gracias y un abrazo sonoro Fdo. Montserrat López Merino
Art
ícu
lo d
e i
nte
rés
La pregunta por la música o cómo pensar a voces. Notas para una crónica de los III Encontros de Filosofía na Costa da Morte Por Javier Turnes.
Durante los fines de semana del mes de septiembre de 2011, tuvieron lugar en la
comarca de Fisterra los III Encontros de Filosofía da Costa da Morte. El tema era la música. La
pregunta por la música. Allí nos reunimos una partida de amigos: filósofos, escritores,
musicoterapeutas, músicos, psicólogos, profesores, &c.
A continuación ofrecemos algunas de las reflexiones que motivaron tal encuentro.
También algunas otras que se desprendieron de él, una vez acabado. En cualquier caso,
fueron
unas sesiones inolvidables.
1
Nos planteábamos desde hace tiempo la llamada que la música hace al pensamiento.
No tanto para profanar su modo de ser (aunque no descartábamos la profanación de una
determinada relación con ella a la que se nos induce), sino para explorar la posibilidad de
proyectar el extraño ser de la música en el mundo, en la cotidianidad de la clínica, la ética, la
ciencia, la cura, la ley, &c. Preguntarnos a qué suena el mundo antes de que se convierta en
signo y qué podemos aprender de ello. A eso queríamos jugar.
Desde ese principio reconocíamos la inminencia del fracaso al intentar extraer algo.
Alguna conclusión, algún saber útil, tematizable. Quizá por eso, y sin querer ser pretenciosos,
los encuentros tenían ya en su origen algo de trágico. Se trataba de lanzarse a nadar en un
mar
que no presentaba horizonte de sentido. Que tan sólo podía ser navegado. Gozado o sufrido,
nunca analizado en los términos de la razón estratégica o calculadora. Quizás tampoco de
aquella emancipadora, la que busca fines. Es decir, quizás no podamos pensar la música en
los
términos que el ser humano plantea su escudriñar y su habérselas con las cosas. ¿Acaso solo
podremos pensar a voces…?
2
Con este afán algo trémulo, algo suspendido, nos acercamos al sonar de la música:
entre los amigos. Desde los conceptos, los perceptos y los afectos. Es decir, hablamos de y en
la música y tocamos la música. Durante todo el día. De la mañana a la noche (hasta bien
entrada la noche). Por lo pronto, encontramos algo bueno: la música nos sirve para que surja
y
circule una comunidad. Una comunidad efímera, como todas ellas. Durante el mes de
septiembre, cuando el verano remata y el otoño está a punto de llegar. Ahí, suena la ROFCOM
(Real Orquesta Fortuita da Costa da Morte), probablemente lo mejor de los encuentros.
Todo ello redunda en aquella intuición: la llamada(salvaje) de la música, la llamada por
preguntarle, que no es una llamada cualquiera, sino que es la pregunta por lo que de música
hay en lo que hay. Lo que tiene su sonar (su tener lugar) de evento indivisible. Pero -al mismo
tiempo y depositando un gran esfuerzo en ello- sin endiosarla. Hemos de aceptar que una ola
o un atardecer, también son eventos indivisibles.
Mas no se trata ahora de preguntarle a ellos. Aunque también ejerzan su llamada sobre nuestro oído…
3
En esos días se trataba de no esconder ningún truco. Ninguna experiencia privilegiada que
tendría que ver con el poder, la apropiación, el trabajo y la representación. En definitiva, con
un trato objetivo de la cuestión música. O dicho de otra manera, no nos interesaba ninguna
propiedad esencial de la música, ninguno de sus predicados o atributos (que exprese, que sea
un lenguaje, que sea universal, que sea inefable, que sea la via regia hacia las emociones, &.c),
sino simplemente su tener lugar. De ahí la necesidad de mostrar el paradigma teórico desde el
que deseábamos hacer sonar lo que aquí se dijese, o lo que es lo mismo: nuestra filosofía del
lenguaje. Una filosofía del lenguaje a la que, como diría Baudrillard: “Todo lo malo que le
ocurra al mundo de la cultura le parece bien”.
En efecto, lo habitual en el mundo de la cultura ha sido la pretensión de liberar a los
hombres del miedo al destino y constituirlos en señores de su ser, como si ese “su ser” fuese
algo apropiable por uno mismo de una vez por todas. Desde esa seguridad se adopta el
concepto y la fórmula, el cálculo: en definitiva una técnica que pasa por tener el lenguaje. La
Ilustración en este sentido es inhumana porque fuerza al hombre a algo que no es posible en
su horizonte: lo fuerza a conquistar, a poseer, a apropiarse: a imponer la forma, a convertir
inmediatamente en signo lo que se supone que él es y lo que el mundo sea.
Podríamos decir que eso que es, antes de ser algo susceptible de un tratamiento racional o
conceptual ya es una forma, un ritmo, una inclinación, o una repetición. Pues bien, se trataría
más bien de pensar de esta manera: un pensamiento musical, no un pensamiento de la
música. ¿Qué es la música antes de llamarla ‘lenguaje’?
4
Ese paradigma al que nos enfrentamos se proyecta sobre la relación sujeto-objeto. El
vínculo de los individuos con su identidad y con lo otro adopta un carácter de verticalidad y
conquista y, consecuentemente, una sumisión de la subjetividad y del saber a una causalidad
final, a un progreso. Así se ha volcado siempre sobre la música, asignándole a ella diversos
usos o funciones de modo igualmente racional. Marcadamente, el espacio de todo lo inefable.
O lo que es peor: un tratamiento meramente estético. Y poco más. Creemos que las
consecuencias éticas de este paradigma tienen mucho que ver con todo aquello que
detestamos.
Frente a esta actitud, la nuestra, la de los encuentros, era la de hablar desde ese lugar que
concibe al ser humano, a su preguntar, a su saber y a sus usos como una existencia sin esencia,
como una vibración sin más o un ritmo variable. En el diferencial de la música encontramos
que se cifra algo fundamental para pensar lo que hay y su tiempo. En este sentido, la música
tendría la fuerza de ser indiferente a la representatividad, que es el movimiento cognoscitivo
que subyace a esa psicología y a esa filosofía de la historia a las que acabamos de aludir. Este
sería uno de sus diferenciales: que aúna el poder de lo material, de la tierra, de lo concreto, de
lo singular y al mismo tiempo lo abstracto, más abstracto que el concepto, pero libre de una
vez por todas de la representación. Creemos que las consecuencias éticas de este otro
paradigma son, por lo menos, deseables. Es decir, que en esa especie de “inoperatividad” de la
música, se cifra algo importante para la acción humana, es decir, para la ética, para la
existencia.
Quizá porque la música se diluye en el mismo instante en el que se intenta su aprehensión,
su fijación en concepto, su representación, su asignación de significado e incluso de forma
según el concepto tradicional de ésta. La música consiste más en el ritmo que en otra cosa, y el
ritmo es yuxtaposición de elementos de disimetría donde no hay una causalidad, donde no
hay, por tanto, una ley que asocie en base a la identidad. Además, la música no tiene que ser
representación de nada. Esa potencia de desmembramiento de la causalidad, hace de la
música un territorio posible para pensar o para adivinar. Más que para deducir y dominar.
Donde importa más la irrupción que la previsión. Un poco igual que ocurre en la existencia,
apenas hecha de instantes y sus entres.
5
No queríamos una filosofía de la música. Más bien la música de la filosofía. Nuestra
intención era que la música plantease cuestiones filosóficas en sus propios términos, antes de
que se convierta en signo, en significante o significado. Por eso no se trataba de implantar la
filosofía de uno en la música, sino escuchar cuál es la filosofía que emerge de la música:
filosofía de la música. Hablar de la música desde su plano de inmanencia, desde su lógica. No
buscar un papel histórico / universal / estético en la música, sino dejarse arrastrar por ella,
exponiéndose a ella sin tapujos, desde una singularidad cualsea.
6
Si algo teníamos claro, por tanto, era que el modo de tratar la tarea sería el acercamiento.
Esta actitud protegería el asunto de convertirlo en un mero objeto. La música no se agota en
su ser cosa sonora. No podemos abalanzarnos sobre ella para arrancarle respuestas, sino que
habíamos de permanecer, según se desprendió al final de los encuentros, en su “llamada
incolmable”. Explicarla sería cosificarla. Reprimir su vivencia como experiencia.
Cuando llamamos o cuando se llama, no hay mensaje o contenido que medie. La llamada,
en cuanto acto de habla o performance, es autorreferencial. Lo esencial no es la relación entre
palabra y cosa, sino el puro hecho performativo, donde la voz/llamada es lo único que ocurre.
Ahí, la proliferación de preguntas: ¿Cómo hacer? ¿Qué ocurre en relación al pensamiento
con la música? ¿En qué consiste esa llamada: en salir al encuentro? Esta detención del
pensamiento, ¿qué indica? ¿Qué ocurre en esa zona absolutamente indiscernible entre
inmanencia y trascendencia, entre este presente y el futuro? ¿Cuál es la relación de la música
con el tiempo? ¿O acaso no estamos siempre en una espera que se convierte en presente?
Escuchemos o interpretemos, lo que el ritmo hace, lo hace antes de la lógica, es decir, antes de
que un nombre sea asignado.
7
Apenas pudimos producir estos acercamientos que solo se pueden traducir por ahora en
una forma un poco difícil de escuchar, como la Rofcom. Es decir, parece que incluso con las
palabras, la música sólo puede ser ‘tocada’, ‘rozada’, ‘jugada’ (played), &c., A eso fue a lo que
nos dedicamos. Desde el candor que yace en el intento de restablecer un uso de la música que,
a nuestro juicio, nos está siendo vedado.
Costa da Morte,
Enero 2012
Javier Turnes Músico y filósofo Más información:
www.pensaravoces.com
http://escoriasdeunritmomuerto.tumblr.com/
Breve trayecto
Elena Riaño
Sonó el despertador tras el silencio de la noche, tras la calma de unas horas de descanso; el molesto
pequeño aparato que día a día se encarga de separarme de los brazos de Morfeo cumplió su tortuosa
función una mañana más. Sus cortos e intermitentes pitidos, sus rings continuados se insertaron en mi
pabellón auditivo a riesgo de provocarme un infarto matutino. En ese momento pensé en algunos mortales
que tienen el privilegio de despertar tranquila y silenciosamente de su dulce sueño, realizando un paso
natural entre la noche y el día, entre la inconsciencia y la consciencia. En cualquiera de los casos, con o sin
despertador, la apertura visual, cinética y auditiva nos prepara a todos para abordar un nuevo día.
Una vez consciente, los primeros sonidos que percibí comenzaron a describir la “cotidiana” obra musical
de aquella mañana. Preparé un desayuno orquestado con metales y percusión, timbres protagonistas que
iniciaron su baile circular únicamente interrumpido por la cadencia final de la campana del microondas. La
ducha interpretó el bajo continuo barroco y, en su caer, el sonido del agua también se tradujo en el reflejo
del llanto incesante de un niño, en la brisa tenue de un atardecer veraniego, en el murmullo nocturno de un
bosque, en el pensamiento duradero de una mente sin descanso, en las texturas superpuestas del fondo de
un cuadro… Di la bienvenida a aquel paisaje que se calaba hasta mis huesos lenta y profundamente. Poco a
poco fui rellenando mi córtex cerebral con todos estos archivos sonoros construidos de forma aleatoria y
doméstica.
Salí a la calle y mis oídos se sobrecargaron de motores, gritos, pisadas, pitidos… La orquesta
urbana comenzó su concierto. Al subir al coche y encender el motor, sonó un fado en la emisora de radio que estaba sintonizada. Todas mis conexiones neuronales se activaron súbitamente y, en pocos milisegundos, mi mente me llevó a esa noche de verano pasada, a aquel concierto de la cantante portuguesa Katia Guerreiro. Recuerdo su cálida y penetrante voz y el efecto que causó en el público asistente, entre quienes me encontraba yo. Realmente aquélla fue una noche inolvidable. Todos los sonidos regalados a nuestros oídos se vieron reforzados por el incomparable marco del lugar donde se había celebrado el concierto: un bellísimo escenario situado junto a un faro, al aire libre, con el mar de fondo…tan propio, tan adecuado… de manera que la propia Katia, al finalizar su actuación, expresó que había sentido el sol brillar dentro de ella y una profunda emoción en cada uno de los fados que había interpretado. Añadió también su idea sobre el significado de fadista: “es fadista no sólo quien canta o quien toca fado, sino todo aquél que siente esta música y hoy vosotros sois fadistas igual que yo”.
Tras ese instante compartido con el público, se desató un encendido aplauso por parte de éste, espontáneo,
corporativo, aplauso donde cada uno de los presentes se identificaba con las palabras de la artista y las
hacía propias. Pude observar cómo la música provocó este efecto, cómo todos los sonidos teñidos del mar
Cantábrico habían engañado a nuestro cerebro de una forma maravillosa y sublime durante un tiempo
revivido ahora a través de mi recuerdo. La música tiene ese poder, esa magia. Hay quien se deja engañar
más y quien menos pero siempre, en algún momento de la vida, los sonidos son capaces de provocar un
momento único, una emoción. Y toda persona ha sucumbido a dicho poder.
Me dispuse a iniciar mi trayecto en coche intentando, al tiempo, recordar cuál había sido mi primera
experiencia vital con el sonido, mi primer recuerdo musical. ¿Tendría quizás un año, dos?…Ay, flaca
memoria. Es todo tan difuso… En ese conato de búsqueda pensé o imaginé o recordé, tal vez, la voz de mi
madre, las canciones que a ella le gustaba tararear, su respiración y hasta la seca tos que a veces invadía su
tranquilidad. Su voz ya me habría resultado conocida desde que fui un embrión, justo cuando mi oído se
formó (alrededor de los cuatro meses y medio de gestación). Había leído hacía algún tiempo sobre el
desarrollo del oído humano, tema apasionante. En la evolución filogenética, la medusa obelia disponía de
una vesícula laberíntica rudimentaria mediante la cual el animal podía moverse en el medio acuático y
localizarse en el espacio horizontalmente. Posteriormente, ciertos peces tenían una línea lateral, una
especie de tubo, que contenía células sensibles (los ancestros de la célula corti de nuestro oído), que
recogían estímulos de contacto y de presión del agua que eran transformados en energía. Todo ello fue
evolucionando hacia una vesícula laberíntica más desarrollada. Luego, los reptiles disponían para sus
movimientos de utrículo y sáculo y podían levantar un poco la cabeza; más tarde, los pájaros desarrollaron
un trozo de cóclea (la laguena) y, por esta razón, podían levantar el pecho; por último, el hombre, en su
evolución, desarrolló la cóclea y llegó la verticalidad. Cuando estaba inmersa en todo esto, me vino a la
cabeza aquella canción del mítico grupo gallego Siniestro Total que decía: quiénes somos, de dónde
venimos, adónde vamos…
Pensé entonces en la máquina tan perfecta que somos, en nuestro cerebro, en el cuerpo que nos permite
movernos, desplazarnos, bailar…en los sentidos, tan valiosos que, si nos privaran de uno de ellos, tan sólo,
nos daríamos cuenta de lo poco que los utilizamos y cuán necesarios son. Casi había llegado a mi destino
cuando me vi obligada a parar en un semáforo y vi a una madre cruzando el paso de cebra con su niño de
unos tres años. Éste llevaba una divertida y diminuta mochila colgada a la espalda. Su trayecto,
probablemente hacia el colegio, se cruzaba con el mío y la situación me provocó nuevos pensamientos:
¿qué sería de aquél niño?, ¿sería feliz con sus compañeros de cole?, ¿cómo crecería?, ¿cómo aprendería? y
¿qué responsabilidad tenemos los adultos con las futuras generaciones? Se me ocurrieron más de una
veintena de preguntas en el tiempo en que ambos, madre e hijo, ocuparon mi campo visual.
Y, entonces, volví a recordar mis momentos de colegio, de campamento, de adolescencia…. Nuestro disco
duro está lleno de imágenes creadas y recreadas a través de metáforas que van y vienen al libre albedrío. Y
es que, como dice un buen amigo, no controlamos nada a pesar de nuestra creencia de todo lo contrario.
Aun así y a pesar de que el cerebro nos maneja a su antojo, los estímulos visuales y auditivos que
percibimos constantemente son procesados por nuestros sentidos, de forma que la información es enviada a
las correspondientes áreas cerebrales y así vamos conformando y desarrollando nuestro pensamiento,
nuestra identidad. Y el proceso se repite de forma que las sucesivas capas van sucediéndose en el tiempo,
quedando los sustratos, los posos, el valor neto, elementos necesarios para la toma de decisiones que
debemos tomar constantemente.
Mi último pensamiento se centró en la idea de que a mayores estímulos mayores beneficios y me propuse
intentar darme cuenta de todo cuanto me rodea, sin que nada me pase desapercibido o, al menos, nada de lo
que selectivamente sea de mi interés; tener la máxima consciencia de lo que escucho, de cómo lo hago y de
por qué puedo hacerlo; mirar en profundidad y dejar penetrar los colores, texturas y formas en mi interior;
prestar atención a mi cuerpo y a cada una de las partes implicadas en cualquier acción cotidiana; tener
tiempo cada día para meditar y hacerme preguntas que me llevan a otras preguntas; mantener el cerebro
activo al son del baile neuronal…
Sólo de esta forma estoy y me siento más viva, incluso en las horas de sueño, cuando los maravillosos
brazos de Morfeo me abrazan por la noche y son despojados por el terrible sonido de un despertador. Fin
del trayecto.
María Elena Riaño Didáctica de la Expresión Musical
Coordinadora del Aula de Música
Facultad de Educación UC
Vis
ión
de
l p
rofe
sio
na
l Y con ella… llegó el escándalo. Historia de una tesina.
Ana Lidia García Rodríguez
Aalborg University, tesina y bienvenida al folio en blanco forman un trío muy
compenetrado que se ha apoderado de mi espacio vital desde hace meses. Bien podría
ser la banda sonora original de mi proceso de redacción de la tesina fin de master.
¿Quién me lo iba a decir? Si parece que contar lo que uno hace es sencillo, cotidiano,
asequible y accesible, apto para todos los públicos. Además, la parte práctica está
hecha, trabajada, presentada y aprobada. Escribir es lo fácil ¿no?
Pues no, me temo que se impone el rigor, la exigencia académica, la coherencia, la
congruencia, la capacidad de síntesis, profundizar, extraer la esencia de todo un
proceso de intervención, de un proyecto de trabajo de manera entendible y válida para
todo aquel que lo lea. Así que compañer@s de fatigas ¿a qué os suena miedo, dudas,
soledad, oscuridad, caos, inseguridad, cambios, desafíos, retos, crisis, nuevas
direcciones? ¿Suena y resuena? ¿Forma parte de la historia sonora de alguien?
Es increíble cómo andar entre papeles, post-it y marca páginas de colores,
borradores, esquemas, cuadros conceptuales, sinopsis, capítulos, bibliografía, estudios,
investigaciones, libros, artículos, rotuladores, música, instrumentos, sesiones, vídeos y
registros te hace cuestionarte hasta el infinito, ilimitadamente.
Un reto académico en si mismo es un reto, pero sin experiencia, sin orientación clara,
sin marco ni encuadre y compatibilizándolo con la vida misma, es sin duda “el reto”.
Y en ese reto es donde te ves grande, mediana, pequeña, muy pequeña, transparente,
desplazada, desacompasada, desafinada, moviéndote contra corriente y/o sin dirección,
sin voz y con ganas de gritar a los cuatro vientos que estás sola y perdida en el caos
porque no importa cuánta gente nos rodee, cuántos apoyos tengamos. Cada una vamos
construyendo nuestro camino paso a paso y a fin de cuentas es en nuestro trabajo
personal donde tenemos que encontrarnos y vernos a nosotras mismas. Y allá que va y
viene el gran Fiorini (reconozco que he llegado a leer el Psiquismo Creador en busca
de respuestas), entrando y saliendo del gran proceso de crecer. Porque, aunque no lo
haya dicho abiertamente hasta ahora, se trata de eso mismo: CRECER.
La oportunidad que supone acceder al reconocimiento académico de la formación de musicoterapia a
nivel europeo a través de la Universidad de Aalborg (AAU), tiene una indudable proyección tanto
en los personal como en lo profesional. Pero no está exenta de una alta exigencia y rigor que hace que
se tambaleen nuestros pilares. Entran en juego el choque cultural, la tradición educativa y por lo tanto
numerosos conflictos y desajustes. Con lo que el camino hacia el “apto” en AAU se convierte en una
carrera de obstáculos diaria y, a la vez, una oportunidad de aprender que pasa por bucear en nosotras
mismas tanto si queremos como si no.
Como musicoterapeutas estamos familiarizadas con la escucha activa, con el saber esperar, con los
procesos de transferencia y contra-transferencia, con la tolerancia al silencio, con la improvisación,
con ser sensibles a las necesidades de nuestros clientes, con ser flexibles y adaptarnos a las
situaciones y a los cambios. Pero, con permiso se Carola Hernández, nos “engolosinamos” y nos
“emproblemamos” cuando hay que redactar un discurso.
Investigar es un proceso. Escribir es un proceso que ayuda a pensar, nos obliga a dar forma a lo que
estamos pensando. Y este proceso no es algo carente de emotividad. Poder ser flexible, creativa y
aportar tu granito de arena es parte del proceso y vamos haciendo criterio de esa manera. Pero es
fundamental que haya cohesión y dinámica de trabajo de grupo de investigación para ser productivas
y aquí hay que reconocer las limitaciones que existen y que pueden llevar a saturarse de angustia.
De todo esto y mucho más está llena la aventura de una master tesis y la experiencia tanto de mis
compañeras de viaje como la mía propia. Abierta dejo la puerta a cuantas personas quieran probar a
crecer, aceptar el reto conscientes de que no es un proceso fácil y poner en práctica que la acción
quita el miedo.
Bienvenid@s al folio en blanco que se transforma y mi más sincero reconocimiento a quienes han
hecho posible el acceso a este proceso de metamorfosis.
Ana Lidia García Rodríguez, 1 de febrero de 2012
Pedagoga y musicoterapeuta.
Servicio de Atención Temprana, Vitoria-Gasteiz
Rin
cón
del s
ocio
AAAAnnnnDDDDanzas De unaanzas De unaanzas De unaanzas De una
MUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVATATATATA
En En En En UUUUgandagandagandaganda
Ana Navarro Wagner
“¿Divertirse? No, se trataba de algo distinto; de algo más, algo mucho más
sublime e importante. Bastaba con fijarse en los rostros de los danzantes. Se
dibujaban en ellos atención y concentración sumas, y todos sus sentidos estaban
puestos en aquel ruidoso ritmo que los niños sacaban de las latas para que
armonizasen con él sus majestuosos “pas”, el balanceo de caderas y hombros y los
movimientos de cabeza. Pero también había en ellos una firme determinación y se
notaba que comprendían la importancia de un momento en el cual podían expresarse
a sí mismos y dar testimonio de su presencia y participación. Inactivos y superfluos
durante días enteros, de repente se volvían visibles, necesarios e importantes.
Existían. Creaban.”
Ébano, Ryszard Kapuscinski
Después de haber ESTADO 4 meses en Uganda, de haber
EJERCIDO como musicoterapeuta, de haber SIDO junto a personas que
digerían la vida desde otro lado, de haber VIVIDO situaciones en las que
no me podía comparar con nada anterior...encuentro difícil acomodar
tanta emoción por entre las palabras. Quizá si, poco a poco, diluyo a las
emociones con un poco de agua occidental, ese agua potable y corriente,
ese agua incolora, insabora y aséptica...quizá pueda usar a las palabras,
organizarlas de alguna manera para que puedan llegar a alguien y
significar algo...aunque, mucho me temo que, casi sin poder evitarlo, las
palabras, al ser pronunciadas, diluyen las entrañas.
Ana Navarro W
agner
Esas “diluyentes” palabras las quiero usar para hablar sobre dos temas
que abrazan una única contradicción: la certeza de que la música es una
indudable (y poderosa) arma terapéutica Y la duda de que lo que nosotros
entendemos por terapia pueda ser aplicado a un continente que respira a
un compás casi contrario al nuestro.
Empezaré por lo que todos los que leen esta revista ya sabemos:
La música es una indudable (y poderosa) arma terapéutica
La música en Uganda está -como tantas otras cosas- expuesta al
aire libre, afuera, cruda. No está reservada a unas horas concretas de
auditorio o a una clase de música. No está embotellada en un reproductor.
No, la música lo impregna todo. Está presente en el caminar de la gente,
en las flexiones melódicas de la voz al hablar, en el lenguaje corporal. Las
personas cantan por la calle, en el mercado, en las iglesias, en los
colegios, en los autobuses, haciendo las tareas domésticas. Las voces
surgen de todas partes. La música ESTÁ en el cuerpo. El cuerpo ES
música. A la mínima que se oye un ritmo verás a alguien transformando
su esbelta figura de una forma aletargada y entumecida por el sopor a una
predisposición coqueta y seductora en donde la pelvis adquiere un papel
protagonista. Si los Acholi (grupo étnico del Norte de Uganda) hablan
pausadamente, caminan con parsimonia, se sientan durante horas a
observar cómo transcurre el tiempo, son -como otros grupos ugandeses
los definen- "vagos"... cuando comienzan a bailar la emisión de energía es
tal que uno queda abrumado. La PRESENCIA en su música sobrecoje, te
deja sin aliento. Es la maravilla de la música: aviva, despierta, predispone
a una población adormecida por un exceso de sufrimiento:
http://www.youtube.com/watch?v=HNmCPCSij9M
Ana Navarro W
agner
Gulu Theatre Artists tocando y bailando en una boda en Gulu
El programa de MPM (Music for Peaceful Minds ) en el que
estuve participando como voluntaria está presentemente centrado en
cuatro colegios de la ciudad de Gulu:
1- La unidad de educación especial de Prison Primary School.
2- La unidad de sordos de Laroo Adra.
3- El colegio rural Cubu Primary School.
4- El colegio internado Laroo Boarding School.
Betty -la music councelor ugandesa de MPM- asiste dos veces por
semana a estos colegios y atiende a cuatro grupos de entre 4 y 6 niños. El
objetivo central de este programa ha sido siempre tratar a los niños
traumatizados por los 21 años de guerra civil (1985-2006) que vivió el
Norte de Uganda después de que Museveni (actual presidente) subiera al
poder. Esta guerra, que comenzó siendo un movimiento rebelde contra el
gobierno, adquirió un gran peso religioso-fundamentalista y acabó por
tener como víctimas principales a la gente de su propia tribu: los Acholi.
Los más afectados por esta guerra han sido los niños -secuestrados de sus
familias para ser usados como soldados- y las niñas -secuestradas de sus
familias para ser las esclavas sexuales (denominadas esposas) de los
soldados.
Ana Navarro W
agner
http://www.observatori.org/paises/pais_80/documentos/CIDOB.pdf
Aunque el contexto escolar quizá no era el más facilitador de un espacio
de expresión y creación (la educación es muy autoritaria, muy formal,
muy basada en la disciplina y la jerarquía...fruto de una sociedad bastante
militarizada), el nivel comunicativo que nos ofrecía la música, el cuerpo y
el sonido era de lo más profundo.
Aunque el color de mi piel (¡y todo lo que eso implica!) era
una barrera infranqueable, la música la ablandaba durante exquisitos
instantes.
A pesar de que yo no hablaba su idioma, no nos
hacía falta muchas palabras. De hecho, molestaban. Porque les devolvían
al contexto escolar y a la fragmentación de lo que eran a lo que debían
ser.
A pesar de la enterrada vulnerabilidad, la música les obsequiaba un mundo muy poco explorado en sus cortas vidas llenas de disparos y rumiantes estómagos: el juego. La música les permitía jugar. Y si hay algo que creo que puede ser igual de importante en TODAS las culturas es la de niños jugando, niños aprendiendo y relacionándose a través del juego.
Ana Navarro W
agner
“(…)trauma has profound effects on the part of the brain that controls language (…).
For young trauma survivors with limited language or who may be unable to put ideas
into speech, expression through art, music, movement, or play can be a way to convey
these ideas without words and may be the primary form of communication in
therapy.”
Creative Interventions with Traumatized Children, Cathy A. Malchiodi
Bien, poco tengo que decir ante la cantidad de literatura que existe
al respecto. Lo único que puedo hacer es confirmar, desde mi experiencia,
que esa comunicación existía, que era honda (aunque nunca podré saber
hasta dónde) y que provocaba la erupción de pequeños volcanes
emocionales.
Un continente que respira a un compás casi contrario al nuestro
“And only now, after working this same land for ten years, am I coming to
understand the lenght and breath of outsiders' failure to impose themselves on Africa.
This is not Brussels or Moscow or Macon, Georgia. This is famine or flood. You can't
teach a thing until you've learned that.”
The poisonwood Bible, Barbara Kingslover
Ana Navarro W
agner
Durante los meses previos a mi marcha a Uganda estuve leyendo
mucha literatura sobre musicoterapia y trauma, las intervenciones
creativas y el trauma, el poder de la expresión a través del arte...sin
embargo, durante los meses que estuve allí y ahora que he vuelto, leo
sobre África, su historia, sus gentes, su evolución, su cultura ... allí todo
es tan diferente que, hasta que no convives un poco junto a ellos, hasta
que no pasan por tus entrañas el calor, las lluvias torrenciales, la
ineficacia, la impotencia, la inaccesibilidad ... no puedes entender por qué
es que las gentes son como son. Incluso viviéndolo, es difícil de entender.
Porque yo tengo otro filtro, otro sistema digestivo, otro ritmo de
acomodación, otras metas. Porque la musicoterapia (tal y como la
concebía yo) está construida desde otro filtro, desde otra articulación. Por
eso es que me surgían tantas dudas sobre el trabajo que estaba intentando
llevar a cabo allí, porque, a través del espejo de Betty, siempre me llegaba
la misma imagen de mí misma: una blanca empuñando un gigantesco
calzador, intentando con desesperación encajar la palabra musicoterapia
por doquier. No era un problema de la música como terapia, era un
problema de la música en la terapia, del concepto de terapia, de todo lo
que rodeaba a las sesiones: el mantener la constancia periódica allá donde
el tiempo es concebido como un constante fluir, el utilizar términos de
psicología (occidental) allá donde el individuo prácticamente no tiene un
espacio personal, el querer darle importancia a la privacidad allá donde
todo es comunitario, el poder ofrecer algún tipo de seguridad allá donde
las fórmulas se evaporan con la primera gota de lluvia...La cantidad de
veces que me oía a mí misma preguntar:
Ana Navarro W
agner
-Entonces, ¿esto normalmente cómo lo hacéis? (Yo, intentando entender y
registrar para poder actuar).
Y como respuesta recibía:
-Ahhh, depende (Ellos, viviendo).
Y es que allá, todo depende, todo es líquido y va adquiriendo
diferentes formas, todos se adaptan a las circunstancias en vez de -tal y
como hacemos nosotros- intentar adaptar las circunstancias a ellos. Por
eso yo intentaba, con mi desesperación y perfeccionismo occidental,
CREAR y APLICAR el espacio/tiempo terapéutico...en vez de, con
sutileza africana, desgranarlo y exprimirlo desde ellos.
Acá en occidente creamos cosas para adaptarlas a nuestras necesidades.
Allá se postran ante las circunstancias y adaptan sus necesidades a ellas.
Es otra manera de entender la vida, más incierta, más flexible, más
oral...todo, por supuesto, fruto de la pobreza.
While culture-specific music therapy may be described as awareness about
music therapy in culture, cultured-centered music therapy may be understood as
awareness about music therapy as culture.
Culture-centered music therapy, Brynjulf Stige
Ana Navarro W
agner
Desde que he vuelto miles de preguntas se pasean por entre mis vísceras.
Me doy cuenta, además, de lo difícil que es formular preguntas. Porque
cada vez que me surge una me tengo que cuestionar todo de nuevo. Si,
por ejemplo, me pregunto "¿Cómo se puede desarrollar una intervención
musicoterapéutica que se centre en las necesidades, cultura y contexto de
una población?", intervención ya me resuena dominante,
musicoterapéutica ya define más el tipo de aferramiento que se quiero
profesar, centrar de repente se me antoja como una palabra
absolutamente pretenciosa, necesidades, cultura y contexto me imbuyen
en un mar de dudas epistemológicas, ontológicas y fenomenológicas...
Ana Navarro W
agner
palabros que, por supuesto, me quedan demasiado grandes. Claro, pienso,
por eso es que me quedo con la música, con el jugar con la música (play
music), con el musicking (Christopher Small, 1998), porque, aunque no la
pueda atrapar con las palabras, aunque no la pueda congelar en un
contexto, sé que remueve los entresijos.
"Mercédès Pavlicevic emphasizes that an unconventional situation for music
therapy shows up just how socially and culturally constructed are its conventions."
Community Music Therapy, Mercédès Pavlicevic and Gary Andsell
Pues sí, la musicoterapia ha nacido y ha crecido en el seno de una cultura
anglosajona. Una se da cuenta de eso cuando queda inmersa en OTRA
cultura, porque te faltan herramientas para salir a flote, las
contradicciones transculturales florecen discretas, acechan desde
tenebrosos engranajes que te dominan en silencio. Ahora se está
reproduciendo en otros lugares, desde otros sentires (¡¡a ver si
conseguimos darle un empujoncito ibérico!!) y hay mucho movimiento
entre disciplinas (antropología cultural, psicología social, filosofía,
psicología cultural, genética, biología...) que nos abren campos para poder
zarandear un poco a la palabra musicoterapia, marearla con unas vueltas
imprevistas, confundirla y mezclarla, hacerle cosquillas y
desencajarla...que deje de ser un palabro importante que ocupe toda la
boca...para, así, poco a poco, volverla blandita, transparente, corriente,
potable...para que, cuando pase cerca de nosotros, ni nos demos cuenta.
Ana Navarro Wagner
Músicoterapeuta
Rincón del Socio
UN PASEO POR LA
MÚSICA DE LA
MANO DE DANIEL
Asc
en
sió
n G
on
zále
z M
art
ín
UN PASEO POR LA MÚSICA DE LA MANO DE DANIEL
Ascensión González Martín
En un mundo de sonidos y de ritmos queda sumergida la sala de
Musicoterapia cuando Daniel está en ella.
Caminar de su mano me hace descubrir otras maneras de entender la
música.
Un torrente de sonidos emergen de un instrumento.., y de otro…, y de
otro… dando dirección y forma a la sesión. En cada rincón un ritmo, un
movimiento,..
Daniel tiene dos años y medio y padece síndrome de Willliams.
El síndrome de Williams o síndrome de Williams-Beuren es un trastorno
de origen genético producido por una pérdida de parte del material
genético en la banda 7q11.23. de uno de los dos cromosomas 7 del
ADN, procedente del padre o de la madre.
La pérdida de esos genes puede causar que las funciones que dirigen
no se realicen normalmente. Sin embargo, no todas las funciones de
los genes ausentes son anómalas dado que existe otro cromosoma
completo en el par 7.
Las personas con síndrome de Williams suelen tener una apariencia
facial denominada élfica, alargamiento de las facciones, caballete
nasal bajo y una muy acentuada distancia entre la nariz y la boca.
Toda esta cadena de ausencias y presencias en su cerebro, hace que
Daniel disfrute con, y de la música de una manera diferente.
Los sonidos se suceden envueltos en cambios dinámicos que van del
piano al forte haciendo equilibrios dentro de una constante
exploración.
Rincón del Socio
UN PASEO POR LA
MÚSICA DE LA
MANO DE DANIEL
Asc
en
sió
n G
on
zále
z M
art
ín
Con cada manifestación sonora una gran sonrisa se dibuja en su cara
y el deseo de imitarlo y de hacerlo suyo nos sumerge en un mundo
fantástico de formas y colores.
La canción que anuncia el final de la sesión nunca es recibida con
agrado, Daniel siempre tiene más música que ofrecer.
Valladolid 10 de Febrero de 2012
Ascensión González Martín
Musicoterapeuta
Ech
o y
Rev
erB
TROMBONISMOS
Victor Correa
Me pide mi amiga, que escriba “lo que quiera” para una revista de
musicoterapia…yo le digo que no creo que tenga nada imprescidible que aportar a
la humanidad pero ahí voy:
De lo único que creo ser capaz de escribir es: o de mi vida -y dudo que a nadie
excepto a mi y unos pocos concidos, amigos y familiares le interese- o de
pedagogía, que es con lo que gano el 90% de mi vida y además tengo la gran
suerte de que me gusta.
Para ello he decidido releer y reescribir algo que escribí para mi proyecto de fin de
carrera hace algunos años pero, aunque con algunas modificaciones –
indispensables después de algunos años de experiencia como profesor- sigue
vigente.
Lo que sigue son una serie de reflexiones que he llevado a cabo durante mis años de
estudiante y profesional de la música en vivo añadiendo algunos nuevos
pensamientos de mi vida pedagógica. (entre comillas)
Son lo que llamé en su día “conceptos primordiales del estudio de un instrumento”.
Y empezaba así:
-La voz y el canto, autopistas hacia el cerebro:
Si hay una manera de llevar una idea musical desde el exterior de nuestro
cuerpo hacia el interior de nuestro cerebro el mejor vehículo será la voz, el canto, el
silbido, la percusión corporal, etc.
Si hay una manera de expresar una idea musical que surge de nuestro cerebro hacia el exterior la más real será de nuevo la voz, el canto, el silbido, la percusión corporal, etc.
Creo que no dedicamos el tiempo suficiente a desarrollar nuestras
habilidades musicales lejos de nuestro instrumento. Hay muchísimos músicos que no
pueden cantar una melodía, que no pueden cantar lo que tocan y que,
lógicamente, no podrán tocar lo que canten. Esto nos hace desaprovechar una
autopista de la información que crea nuestro propio organismo.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Cuando cantamos o silbamos o lo que sea que hagamos estamos creando
un bucle musical con nuestro organismo: la idea se genera en el cerebro, nuestras
cuerdas vocales la reproducen, nuestros oídos la captan y nuestro cerebro la
analiza.
¡Y todo eso gratis y sin salir de casa! Imagina cuántas cosas se pueden estudiar,
componer, recrear, etc., sin necesidad de un instrumento.
De igual manera, podemos reforzar prácticamente todos los aspectos de
nuestra “vida musical” utilizando las herramientas de nuestro propio cuerpo, lo que
hace “prescindible” el instrumento, la sala insonorizada y todas esas cosas que en su
ausencia nos “invitan” a no practicar o estudiar, componer, etc.
En los siguientes capítulos insistiré sobre este tema adecuándolo a cada
situación.
“Añado a lo anterior que todo esto me lleva a pensar que para hacer o
disfrutar la música no es necesario estar formado de una manera “reglada” y que no
es necesario un instrumento, el ser humano en sus primeras manifestaciones artísticas
o místicas seguro que utilizó su propio cuerpo como medio de expresar a traves de
sonidos sus mas profundos sentimientos, es algo con lo que todos nacemos “de serie”
y no hace falta mucho más que eso, cantar, silbar, golpear, bailar…..”
-La memoria:
Una de las cosas que más me ha ayudado en estos últimos tiempos ha sido la
utilización de la memoria como herramienta. Me explico. El recuerdo, tras grabarse
en el cerebro, nos traslada a sitios antes vividos y experimentados, de ahí la tristeza
que nos produce el recuerdo de los seres queridos perdidos, o la alegría de una
situación alegre vivida con anterioridad.
“De hecho está bastante comprobado que nuestro cerebro no distingue de
manera inconsciente entre la realidad y la ficción, por eso cuando nos caemos en
un sueño nos movemos, o nos asustamos realmente con una película de terror.”
Hasta ahí todo claro, pero podemos utilizar la memoria también como instrumento externo que nos indique el camino. Supongamos que vamos a empezar nuestro día
con nuestro instrumento: si recuerdas el más hermoso sonido que jamás hayas oído con un instrumento como el tuyo y eres capaz de recordarlo, tu primera nota será mucho más placentera de lo habitual y más cercana a tu propio ideal.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
De igual manera, si recuerdas los movimientos, el lugar, el momento en el que
estuviste con tu maestro mientras éste te mostraba un ejercicio concreto, la
ejecución de ese ejercicio por tu parte será mucho más satisfactoria de lo que sería
sin este proceso.
“Estas técnicas, ya inventadas hace milenios por supuesto, son aplicables a
cualquier aspecto e nuestra vida, ¿quién no revive situaciones, personas,
sentimientos cuando escucha las canciones que escuchaba cuando era pequeño,
joven, adolescente, etc?”
Arnold Jacobs (tubista de entre otras la Chicago Symphony, reconocido
pedagogo e investigador del funcionamiento del cuerpo en la interpretación en los
instrumentos de metal) acostumbraba a decir que lo más importante es tener una
idea de “buen sonido”: no es tan importante el saber cómo conseguirlo, si es que
alguien lo sabe, sino el tener ese sonido en tu cabeza de manera que siempre
puedas observarlo.
“Para esto es necesario escuchar ese sonido y memorizarlo para después
poder recordarlo en cualquier momento”
Yo pienso que hay que tener una colección de sonidos, personalidades
(musicales), patrones interpretativos que te permitan “cambiar de personalidad” a tu
antojo.
De esta manera y al igual que con la voz, llega un momento en que la figura
del profesor o maestro puede desaparecer para dejar paso a nuestra propia
experiencia (que debe ser la meta de todo músico, desarrollar la propia voz y la
propia personalidad).
- El pensamiento musical:
Quizás la clave del éxito y la diferencia entre los que llamamos genios y el
común de los mortales sea el pensamiento musical.
La mayoría de los músicos a los que admiro por su capacidad “técnica” tienen algo en común: carecían de profesor de su propio instrumento pero en su casa había alguien que tocaba un instrumento de manera “amateur”1.
1 Palabra cuyo origen es amor, amante.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Sus primeros pasos con su instrumento fueron alejados de los conceptos “bien
o mal”, “correcto o incorrecto”, “practicar-estudiar”, simplemente intentaban imitar
la música que oían en la radio, televisión, conciertos o lo que quiera que fuera. No
tenían, al menos como yo la entiendo, una preocupación técnica, tocaban por
diversión, experimentaban con el sonido, trataban de hacer cosas imposibles -quizá
sin saberlo-. Es decir, eran niños que jugaban2 con la música y que su única
preocupación en cuanto a esta se refiere, era “hacer” música.
Yo, y seguramente casi todos nosotros, he sufrido -y recalco sufrido-, la
enseñanza de un instrumento y de la música, totalmente alejada de conceptos
musicales. Una enseñanza basada en lo físico antes que en lo espiritual y en la que la
instrucción era más parecida a lo militar que a lo artístico. Una enseñanza que basa
su validez en los conocimientos acerca de cómo funciona el cuerpo por parte del
profesor (y especialmente en cómo le funciona a él).
Desde hace un tiempo yo estoy experimentando con todo lo contrario, con
unos resultados, al menos para mí, espectaculares.
De nuevo Arnold Jacobs nos pone un buen ejemplo de esta cuestión:
compara la conducción de un automóvil con la interpretación de un instrumento; un
coche está compuesto por miles de piezas que en su conjunto hacen que funcione,
el pretender entender cómo funciona cada una de ellas sería una tarea titánica.
Uno puede conducir un coche sin necesidad de saber cómo funcionan esas piezas:
el coche ya tiene incorporado un sistema sencillo de manejo que controla todo los
procesos, este sistema está diseñado para un uso efectivo y fácil.
En la interpretación pasa lo mismo: preocupándonos de la cantidad de
músculos, movimientos y partes relajadas que son deseables para tocar un
instrumento, que es lo que la pedagogía tradicional enseña, no podrás nunca
preocuparte de la música, ni siquiera del sonido. Nuestro cuerpo está dotado de un
sistema de manejo igual de sencillo que el de un coche, o incluso más; el cerebro
responde a órdenes muy sencillas, siempre y cuando tengamos claras cuáles han de
ser estas órdenes. Dando las pertinentes directrices al cerebro, el cuerpo responde
de manera inmediata; obviamente no podemos ordenar al cerebro que mueva y
relaje una serie de músculos: simplemente -al igual que en un coche no controlas la
mezcla de gasolina y aire, simplemente aceleras- tendremos que ordenar conceptos
musicales, el cuerpo ya sabe cómo hacerlo, cuanto más claro es el concepto mejor
será la respuesta.
En los siguientes capítulos abundaré en este particular con ejemplos
concretos.
2 Tocar, en el sentido de hacer música con un instrumento, es, en muchas lenguas representado con la misma palabra que define al juego lúdico (to play, en inglés)
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
En los siguientes capítulos abundaré en este particular con ejemplos
concretos.
“En cuanto a esto añado que estas técnicas funcionan para casi todo, los
deportistas de élite lo llaman “visualización” es tratar de encontrar imágenes que
representen para nosotros el ideal de lo que queremos conseguir, el cerebro las
tomará como reales y al comenzar a realizar la actividad que sea en la realidad, el
cerebro ya sabrá lo que tiene que hacer y estará “entrenado”.
-Planificación:
Tan importante como todo lo anterior es saber qué estudiar y cuándo.
Llega un momento en tu vida como intérprete en que puedes echar la vista
atrás y ver todo lo que has aprendido y lo que necesitas hacer para mantener ese
estado de forma. De igual manera puedes mirar hacia delante y ver todo lo que aún
te falta por hacer.
Normalmente entre lo aprendido y lo que queda por aprender existe un
desequilibrio en el que lo menos pesado es lo ya conseguido, por eso es necesario
tener muy claro qué cosas necesitamos estudiar y hacer una planificación de éstas,
ya que sin un plan nuestro estudio se volverá caótico, lo cual no es necesariamente
malo, pero si ese caos es continuado se convertirá en contraproducente. Soy de la
opinión, al menos a mí me funciona, de que un buen plan siempre ayuda, aunque
obviamente no garantiza el éxito (entendamos por éxito la sana satisfacción con lo
hecho).
Un buen plan debe contener todos los aspectos relativos a la interpretación: todos, no debe obviar ninguno. Hacer una lista con todas las cosas que debes practicar y tratar de hacerla cada semana es una buena idea.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Algo en lo que debemos pensar más a menudo, y hacer nuestro plan también en función de ello, es que un porcentaje mínimo de trombonistas (o músicos en general) de primer nivel desarrollan su carrera como intérpretes solistas, ya sea como líderes o como sidemen: de hecho la mayoría dedica gran parte de su tiempo al trabajo de atril y no necesariamente de jazz. Por esto debemos trabajar al menos en un sesenta
por ciento como si fuéramos trombonistas “clásicos” (odio hacer esta distinción pero es la única manera de entender el concepto), de tal manera que gran parte de nuestro tiempo de estudio debe estar dedicado a los fundamentos, rudimentos, técnicas básicas o como se quiera llamar al dominio suficiente de las habilidades necesarias para realizar nuestro trabajo.
Esta práctica debe ser llevada al extremo en todos los sentidos, de manera
que no seamos sorprendidos ante ninguna circunstancia.
Un buen sistema es otorgar a cada materia un tiempo, más o menos
determinado, pero no más del tiempo máximo de concentración, no más de 45
minutos (y preferiblemente entre unos 20-25 minutos) y después de esta materia
pasar a otra: el éxito de este planteamiento es buscar metas sencillas -alcanzables
cada día-, no la perfección, y además conseguir el no aburrirse estudiando -y
mejorar la autoestima y la autoconfianza-. Por ejemplo: supongamos que estamos
estudiando cómo mejorar nuestro sonido en el registro grave. La meta no será
hacerlo bien durante el tiempo de estudio, sino mejorar. Esto puede parecer una
obviedad, pero ahorra mucha frustración y, como dice Bart Van Lier, “si mejoras un
uno por cien hoy, sólo te quedan noventa y nueve días para lograr la perfección”.
Creo que esta manera de pensar ayuda a llevar el estudio con felicidad en lugar de
con sacrificio, evita la obcecación, se tiene el sentimiento de aprovechar más el
tiempo y además cada día tienes más tiempo para hacer más cosas distintas.
Al menos yo, ahora disfruto estudiando.
- Autoestima (desarrollo sostenible).
Pienso que una de las cosas imprescindibles a la hora de hacer música es
tener una relación estrecha y sana contigo mismo, tener un equilibrio entre lo que
eres, lo que haces, lo que te gustaría ser y lo que te gustaría hacer. A veces este
equilibrio resulta difícil, frustrante o ambas cosas a la vez.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Tendemos a esperar más de nosotros mismos de lo que realmente estamos
dispuestos a hacer, hacemos premoniciones sobre nosotros mismos que sabemos
que no se cumplirán, creamos metas a las que nos asusta llegar, etc.
Básicamente lo que hacemos es pensar demasiado en nosotros mismos.
Bien, todo esto, y muchas más cosas que nos suceden, tiene que ver con la
autoestima (véase EGO), la confianza que tenemos en nosotros mismos, el valor que
le damos a nuestra propia experiencia y la manera en la que hemos decidido vivir
nuestras vidas.
Hace unos cuatro “ya hace bastante más en estos momentos” años empecé
a interesarme por este tema movido por mi incapacidad para disfrutar de la música
que tocaba. No diré que haya resuelto todos mis problemas, pero al menos sí que
puedo decir que soy más feliz que antes y que he vuelto a disfrutar en algunas
ocasiones de la música que toco (y escucho).
Comencé a interesarme por el Zen, y el pensamiento oriental en general, e
intenté buscarle aplicaciones al estudio de un instrumento y de la música; conseguí
entender algunos de mis temores pero no superarlos, no al menos en la medida en
que me hubiera gustado, pero pensaba -estaba convencido- que ése era el
camino.
Lo más importante que he podido aprender de esta filosofía es que hay que
respetar a la música, servir a la música, no “tocar” música: “ser” música, tocar cada
nota con el mejor sonido que tienes, cantar a través del instrumento, dejar que la
música salga de tu interior, no empujarla.
No es un reto, es una obligación con el mundo, no importa si te gusta lo que
tocas o no, tu responsabilidad como “chamán”, como privilegiado que puede
comunicarse a través de la música, es hacerla sonar lo mejor posible: es un regalo
que el mundo te da, tú debes corresponder con gratitud.
Tú no tocas, la música te toca, te hace vibrar y eso produce tu sonido.
Para ello tienes que divertirte estudiando, tienes que levantarte con ganas de
tocar, tienes que ayudarte, no culparte, tienes que dedicar tu estudio al
entrenamiento de tu ser para que deje salir la magia, cada nota que tocas es magia
y hay que tomarla como tal.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Todo esto tiene una conclusión, al menos eso creo yo: cuando un día la
música suena “bien” no has sido tú, cuando suena” mal” tampoco has sido tú, pero
si no te premias cuando suena bien y no te castigas cuando suena mal, la música
simplemente sonará, será magia y ésa es su condición primigenia. Si te preocupas
por cómo suena, pierde su magia y su condición, no quiere decir esto que no
“importa” como suena, quiere decir que el que te preocupes no hará que suene
mejor, hará que se corte el flujo de creatividad y vitalidad al preocuparte por no
fallar y hacer el ridículo: debemos permitirnos fallar, de hecho es “fallando” como
hemos aprendido todo en la vida, si nos fijamos en los niños, ellos no hacen más que
equivocarse, buscan maneras imposibles de hacer las cosas y a veces lo consiguen,
son unos maestros del error. Y sin embargo aprenden.
Creo que hemos de replantearnos, como alumnos, intérpretes, profesores y
personas el valor del error como herramienta de aprendizaje.
“Añado aquí algo que he escrito hace poco después de unos años de
experiencia como profesor de niños en un proyecto maravilloso:
Cómo enseñar a los niños.
-En primer lugar creo que hay que tratar a los niños con respeto, amor,
delicadeza pero también con disciplina y exigencia, los niños entienden casi
cualquier cosas si se les es explicada como lo que son, personas -obviamente
primero hemos de tener claro que es lo que se quiere explicar-.
-No hay mejor explicación que la demostración por parte del profesor de
aquello que queremos que entiendan, yo uso la visualización y el ejemplo como
herramientas que me dan fantásticos resultados por ejemplo:
-Trato de que siempre entiendan todo desde la voz,que asocien las cuerdas vocales a los labios, que toquen como si cantaran. El domino del aire, la articulación , el sonido, el ligado de armónicos, el fraseo, etc, se trabaja desde la voz.
Les hago imaginar que están cantando y de hecho casi todo lo que hago
con ellos es cantado antes de pasarlo al instrumento.
-Cuando trabajamos el control sobre el aire les hablo de globos, agua,
proyección espacial, ríos, grifos, cuerdas tensas, arcos y flechas, etc.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
-Trabajando la articulación les hago entender como cuando hablamos o
cantamos la lengua y la cavida bucal cambian sin necesidad de cortar el aire y de
hecho lo hacemos, hablamos, cantamos utilizando silabas que les ayudarán a
articular en el trombón.
-Siempre realizo yo primero los ejercicios de manera que ellos relaccionen la
explicación con el sonido.
-Nuevas tecnologias (no tan nuevas):
Una de las herramientas que más me ayudan a la hora de trabajr es el video,
yo grabo ejercicios, canciones, cualquier cosas que crea oportuna en una cámara
que después subo al youtube o algún sitio similar de manera que los alumnos
puedan verlo desde casa en su tiempo de estudio, de esta manera tienen un
profesor "virtual" siempre que lo necesitan, de igual manera tambien les grabo a
ellos, es algo que les divierte muchísimo y les incentiva (con permiso de sus padres
claro).
Por qué hago esto, para mi esta claro que la técnica del instrumento no
puede ser trabajada adecuadamente por un niño de esta edad sin supervisión por
lo tanto yo ocupo más de la mitad de la clase en conceptos y ejercicios técnicos así
como en la explicación y la aplicación de éstos. El repertorio es revisado solo al final
de cada clase ya que éste ha sido anteriormente grabado en video y los alumnos
han podido trabajarlo en casa -aprender las posiciones (incluso sin saber las notas
solo mirando y escuchando)- de ésta manera el alumno se divierte en casa y hace el
trabajo duro en clase con el profesor donde resulta más rápido, eficiente y
enriquecedor.
Limitaciones:
Encuentro que la mayoría de limitaciones que tienen los alumnos han sido
"provocadas" por algún profesor, o por mi mismo.
Los niños tienen una capacidad asombrosa de asimilación y con un trabajo
adecuado y desenfadado pueden llegar a niveles increíbles.
E
cho
y R
ever
B
“Tro
mbonis
mos”
Vic
tor
Corr
ea
Frases o pensamientos como "esto es demasiado complicado para ti" o " esto
ahora no lo entenderás" crean limitaciones y tabús en los alumnos, es cierto que hay
conceptos que requieren madurez, tiempo y practica pero siempre hay que intentar
ir hacia el máximo, con cuidado, pero yo me sorprendo cada día de lo que pueden
hacer mis alumnos.
No los limitemos dejemos que sean ellos los que encuentren sun máximo
Talento:
-Nunca he creido en el talento, pienso que todos podemos relizar cualquier
cosa siempre que nos guste y nos sea enseñada de manera adecuada, he visto
como alumnos que creía que no podrían con su tarea lo han conseguido después,
eso si, de un trabajo psicológico y pedagógico muy intenso, pero todos pueden.
Por supuesto los hay que tienen ciertas capacidades mas desarrolladas tanto
físicas como psiquicas, pero todos pueden llegar a disrutar de la música.”
Hemos de ser como niños, disfrutar como niños, sentir como niños, maximizar
todos esos procesos: piensa en cuando un niño te ve tocando, piensa en esos ojos,
en la expresión de sorpresa. Imagina que cada día que tocas es el primer día de tu
vida haciendo música (o el último), vive esos momentos como si fueran los más
importantes que nadie jamás haya vivido (esto se puede aplicar al resto de tu vida).
El camino que queda es largísimo, pero será un placer recorrerlo y, además,
no hay ninguna prisa.
Victor Correa Músico, pedagogo y compositor
E
cho
y R
ever
B
Entr
evis
ta a
Jord
i A
. Jausset
ENTREVISTA A JORDI A. JAUSSET ¿Quién es Jordi A. Jauset? ¿Cómo te definirías? Una buena pregunta para empezar… No es fácil definirse uno mismo aunque, en teoría, deberíamos ser quiénes mejor nos conocemos. Bien…me definiría como una persona curiosa, con muchas inquietudes (a veces demasiadas), y en función de las distintas etapas de mi vida he priorizado unas u otras. Podría resumir, como síntesis, que nací músico, me formé como ingeniero, y después de una larga trayectoria profesional en los medios de comunicación (desempeñando diversas tareas y responsabilidades directivas), actualmente compagino mi actividad universitaria docente con la divulgación, a través de mis libros y conferencias, de los efectos beneficiosos de las terapias musicales. ¿Cómo nace tu interés por la música? En los últimos años, por diversas razones, me he reencontrado con la música recordando mis intensas vivencias como intérprete durante ni niñez y adolescencia. Hoy día mi interés no es tanto a nivel de interpretación, pues no dispongo de tiempo para la práctica diaria, sino como estudioso de los efectos que nos produce. Como ingeniero me pregunto siempre el por qué y, me he dado cuenta, que hay un largo camino por investigar y recorrer. De hecho, es una búsqueda y a la vez divulgación, de todo lo positivo y beneficioso que puede ser la música para los seres vivos y, en particular, para las personas. ¿Qué te impulsó iniciarte en el campo de las terapias musicales? Entiendo que pueda parecer algo extraño y fuera de lugar el hecho de que un ingeniero de telecomunicación divulgue las propiedades terapéuticas del sonido y de la música. Sin embargo, no lo es, si tenemos en cuenta que es el resultado de lo que yo llamo un “coctel” con los siguientes ingredientes:
1. Mi intensa formación y actividad musical desde los 3-4 años hasta los 16.
2. Mi interés, desde la adolescencia, por las terapias naturales (no me gusta la palabra alterativas pues considero que son complementarias a las convencionales)
3. Mis conocimientos de sonido y acústica debido a mis estudios de ingeniería.
Si a estos ingredientes añadimos mi interés sobre el funcionamiento del cerebro y mis estudios actuales sobre psicobiología y neurociencia cognitiva, creo que ya puede resultar más comprensible. De alguna manera intento aunar y canalizar mis conocimientos en diversos campos hacia aquello que hoy día me resulta muy interesante y, creo, pendiente aún de mucha investigación.
E
cho
y R
ever
B
Entr
evis
ta a
Jord
i A
. Jausset
La música nuestra atmósfera vital que nos acompaña, ¿es un simple entretenimiento? No cabe duda de que la música puede servir como entretenimiento, es una de sus aplicaciones. Con ella bailamos, cantamos, sentimos placer,….Pero hay otras muchas funciones, como por ejemplo, la socializadora. En sus orígenes la música era una actividad “social” necesaria, entre otras cosas, para crear lazos de cohesión, de unión entre los distintos miembros o componentes de las tribus y, así, sentirse más fuertes. También, desde tiempos ancestrales, estuvo presente en rituales sanadores, chamánicos, religiosos,….La música siempre ha acompañado al ser humano en cualquier faceta de su actividad y puede decirse que nació con el hombre. ¿Qué es el sonido? El sonido, que yo defino como la materia prima de la música, en realidad es una percepción de nuestro cerebro, a partir de una información o energía acústica que procede de un movimiento o vibración. Hay quién lo define como “aquello que se oye”. Aunque parezca imposible, el sonido no existe físicamente, pues es una percepción que se “decodifica” en nuestro cerebro. Lo que, en realidad existe es una energía acústica que se origina a partir de un movimiento y según cuál sea el ritmo de variación, nuestro sistema auditivo podrá “traducirlo” en una sensación “sonora”…
¿Cómo podríamos definir la sonoterapia? De una forma simple, como una terapia que utiliza los sonidos como medio para mejorar nuestra salud. Dado que el sonido procede de una vibración, podemos utilizar los efectos derivados de la “percepción” del sonido a través del sistema auditivo (igual que la musicoterapia) o la propia vibración directa que impacta y se propaga por nuestro organismo, siempre y cuando se den las condiciones necesarias para ello (potencia, frecuencia, etc). En este último caso suele hablarse, según determinados autores, de vibroacústica en vez de sonoterapia. Personalmente no acabo de entender que no se profundice más en el estudio del sonido en los planes de estudio de los master de Musicoterapia en nuestro país. Es evidente que la principal herramienta del musicoterapeuta es la música y, por tanto, el sonido, y me he dado cuenta de que es un gran desconocido del profesional musicoterapeuta. Para mi, no tiene sentido la diferenciación entre musicoterapia y sonoterapia y ésta debería estar incluida, en los estudios oficiales de musicoterapia.
E
cho
y R
ever
B
Entr
evis
ta a
Jord
i A
. Jausset
Cuando se habla de sonoterapia, muchos creen que se trata de algo esotérico, cuando no un fraude… ¿Se ha acercado la ciencia a la sonoterapia?
En mis obras, dada mi formación como ingeniero, intento siempre exponer los distintos fenómenos en base a lo que la ciencia puede explicar, o mejor dicho, en base a lo que yo puedo explicar de acuerdo con mis limitados conocimientos. Está totalmente constatado que determinados sonidos pueden inducirnos a un estado de relajación y, por tanto, ser útiles como remedios temporales para la ansiedad, estrés,… Y que una determinada vibración (por ejemplo infrasonidos) puede perjudicarnos y producir sensaciones de náuseas y mareos. Quizás, en este último caso, haya carencia de estudios acerca de los beneficios de la exposición a determinadas vibraciones directamente en el cuerpo, ya sea mediante sofisticados equipos o con un simple diapasón o cuenco tibetano, por ejemplo. ¿Qué aplicaciones terapéuticas tiene la voz? ¿Puede servir la voz para reequilibrarnos? Con la voz, tal como se utiliza en sonoterapia, podemos recibir por ejemplo un baño de sonido. El terapeuta proyecta su voz, emitiendo distintos sonidos, directamente en distintas zonas de nuestro cuerpo. Produce efectos de relajación y es de gran eficacia según los terapeutas vocales para desbloqueos emocionales. Pero hay muchas otras aplicaciones: todos sabemos que si estamos asustados y cantamos nos ayuda a tranquilizarnos. Si cantamos en un coro, es habitual que al finalizar los ensayos nos encontremos rebosantes de energía. Es una buena opción para el tratamiento de la depresión, entre otros, por el efecto socializador y la generación de endorfinas. En musicoterapia, como sabes, también se utiliza mucho el canto, ya sea como medio de cohesión para un tratamiento grupal, para evocar recuerdos agradables y/o incluso para facilitar el proceso de determinados problemas de comunicación en distintas enfermedades. ¿Existe suficiente investigación en España?
Creo que sí existe investigación, pero no suficiente, y la poca que hay es más bien
aislada e individual. En los últimos años la musicoterapia se ha ido extendiendo
por nuestro país y empiezan a ser más habituales sus aplicaciones en centros
hospitalarios, pero falta aún más apertura social de manera que los
musicoterapeutas, con la titulación correspondiente, sean considerados y
aceptados como profesionales de la salud.
E
cho
y R
ever
B
Entr
evis
ta a
Jord
i A
. Jausset
Sería muy importante que existiera un centro o institución nacional
especializado en la investigación música-cerebro-bienestar, como existe en otros
países. Daría un gran impulso a la divulgación de los avances científicos en este
campo y a la implantación y desarrollo de las terapias musicales en los centros de
salud.
¿Qué se te ocurre, tal como está hoy la situación, para que podamos
dedicarnos en exclusividad las personas que desde años lo hacemos con tanto esfuerzo y en silencio? ¿Cómo podemos conseguir financiación? Quizás una opción sería contar con una Asociación potente. Desconozco la
situación particular de nuestro país, aunque creo que hay muchísimas
Asociaciones, quizás demasiadas. Con una buena Asociación posiblemente sería
menos difícil obtener recursos y mantener una presencia más visible y
consistente en la sociedad.
Dada la situación actual de crisis, es ya imposible la financiación pública. Habría
que dirigirse hacia las instituciones privadas y/o buscar patrocinadores o
mecenas. No olvidemos que el campo de actuación de los musicoterapeutas es la
salud, un bien muy preciado y cada vez más escaso.
¿Puedes darnos tu dirección web y los títulos de tus obras publicadas? Como no, ¡Encantado! Mi página web es www.jordijauset.es. En ella encontraréis
información de mis actividades, publicaciones, difusión en los medios, así como
otras informaciones interesantes (artículos, vídeos y noticias) relacionadas con la
musicoterapia, la neurociencia y el sonido.
En cuanto a las obras que he publicado, en el campo de las terapias musicales son
las siguientes:
• Música y neurociencia: la musicoterapia (UOC, 2008)
• La musicoteràpia (catalán, versión reducida de la anterior. UOC, 2009)
• El sonido, música y espiritualidad (Gaia, 2010)
• Terapia de sonido ¿Ciencia o dogma? (Luciérnaga, 2011)
Cualquier sugerencia, comentario y crítica constructiva será bien recibida. A
través del correo electrónico [email protected] las podéis hacer llegar.
E
cho
y R
ever
B
Entr
evis
ta a
Jord
i A
. Jausset
Jordi A. Jauset es doctor en Comunicación, ingeniero y músico. Profesor e investigador en la Universidad Ramón Llull (URL). Divulgador de las aplicaciones terapéuticas del sonido y de la música.
Os
reco
mie
nd
o
EL ÁRBOL DE LA VIDA*
(Terrence Malick, 2011) Por Ignacio Castro Una historia de vida familiar, música, religión, sueños y
frustraciones en la Texas de los años cincuenta. La cámara
vaga entre recién nacidos, árboles iluminados, ventanales,
humanos que oscilan entre el miedo y el amor, la cólera y la
piedad. La superficie del mundo enseguida parece la máscara de
un interior que está en todas partes y no cabe en ninguna. Incluso en sus posibles defectos, es difícil describir esta
película. Para empezar, cada momento de ella es tan complejo
que habría que verlo tres veces. A pesar de diez minutos
iniciales y diez finales que tal vez sobran (tampoco es
seguro, después de la conmoción que producen las dos horas del
medio), El árbol de la vida tiene algo de sobrecogedor.
También de insoportable, según algunos. La hierba y los
árboles son el modelo de una metafísica en la que los hombres
son sólo raíz oscura que sueña con cielos. Cada latido humano
compone un todo orgánico con las figuras caprichosas del suelo
y las nubes. El universo recomienza en cada segundo, un momento que tiene
siempre efectos incalculables en el devenir de lo real. Malick
rehace el mundo (una clase de música, una tarde, un año) desde
las astillas del tiempo muerto, con intervalos aparentemente
insignificantes. La piedra rechazada se convierte en angular.
A partir de una afluencia constante de jirones, mudos o de
expresión difícil, El árbol de la vida nos devuelve una
existencia casi irreconocible, con el temblor de un inicio en
cada instante. El impacto “religioso” del film (sin duda, incómodo para
nuestra ideología) proviene de
esta selección de lo insignificante, de una experiencia
mesiánica del tiempo que la cámara capta segundo a segundo.
Proviene más de esto que del discurso explícito, a veces
extremadamente poético… insoportablemente “lento” para el
público que a ver una película de grandes estrellas. Bajo su
envoltorio comercial, toda la cinta es como una inmensa
oración por lo que está en juego en cada tic-tac de nuestro
minutero.
OS RECOMIENDO
El árbol de la vida*
(Terrence Malick, 2011)
Po
r Ig
na
cio
Ca
str
o
El cansancio nos hace receptivos a la epopeya de cualquier ser
vivo, diría Handke. Insectos, agua, polen, hojas, hombres:
todo transita, entrelazado. Más que otra “teoría de la
evolución”, Malick ensaya una práctica de la revolución en
cada momento y cada acto, que aparecen encadenados al enorme
arrastre de la materia. Como una versión “bíblica”
de Americanbeauty, el último trabajo de Malick bebe más en una
metafísica norteamericana que hemos olvidado que en la
habitual sociología. De un lado, intercaladas con imágenes
familiares de la vida cotidiana, se muestran formas geológicas
torcidas por la erosión, el viento, la fuerza del agua, la
ebullición del material pululante del universo. De otro, lo
equivalente a los elementos es para los humanos “Dios”, a
quien apenas se nombra en vano. Sólo voces susurrantes, con
frecuencia femeninas, mantienen una continua plegaria
(Keep us) hacia esa fuerza oscura que anima el entorno
natural. Tanto el “orden” de la naturaleza como las figuras de
lo divino, dos reinos paralelos, son más cuánticos que
newtonianos, pues se mantienen en un espesor incalculable.
Las voces de los protagonistas susurran desde un alma humana
no menos volcánica que la naturaleza. Ambos, tierra y hombres,
viven profundamente alterados, sujetos a accidentes
imprevisibles. La vida humana es como una planta, parece
querer decirnos Malick. Naces, creces, temes, amas, aras,
mueres. Sea cual sea el orden de los actos, las raíces se
pierden en un rumor de fondo que impulsa esta
voluntad aérea en las ramas de los árboles y en la música de
los humanos. Brahms resuena en una sala de Texas no menos
secreto que las ramas que nadie mira.
Formas terrenales monstruosas, desiertos, viento. La pobreza,
el sufrimiento y la muerte. Y el amor, atravesando todo ese
magma en ebullición. Inolvidable, el joven Jack llora como un
animal herido. “¿Tú también morirás, madre?”. Si no amas, dice
una de las voces, tu vida transcurre como un destello.
No se trata en El árbol de la vida de un Dios antropomorfo. No
sólo porque el misterio de las formas exteriores aparece
continuamente como referente, sino porque los seres humanos
están atravesados por las mismas fuerzas anónimas que
retuercen el agua y las rocas.
OS RECOMIENDO
El árbol de la vida*
(Terrence Malick, 2011)
Po
r Ig
na
cio
Ca
str
o
En cada ojo de pez, todos los mares. En cada árbol, la
compleja maraña del mundo. Un
constante infinitoen acto elimina de raíz cualquier pretensión
de narración lineal o causalidad mecánica. El amor altera el curso de las vidas no menos que el agua, el
hambre y el viento. Hombres y bestias están enlazados por el
empuje de una energía fortuita y violenta, aunque abierta
también al sufrimiento del otro. Cada palabra tiene
consecuencias incalculables en un universo multiplicado,
cargado en cada instante de relaciones. La película no es
exactamente alegre, más bien lo contrario, pero trasmite un
rumor impresionante en cada instante. Rumor a la fuerza
ininteligible para esa parte del público que ha ido a ver una
superproducción donde aparecen dinosaurios e ídolos de
Hollywood; finalmente se encuentra ante un largo monólogo,
lento e incomprensible. Es normal también que los aficionados
al cine pop, aquellos que tienen a Tarantino o Almodóvar como
modelo, se sientan irritados y hablen de grandilocuencia
vacía.
“Hago lo contrario de lo que quiero, hago siempre lo que
odio”, dice un atormentado Jack adolescente. La trascendencia
no tendría entidad si hubiera una justicia visible en el
mundo, un sentido que se adaptase fácilmente a los intereses
del hombre: “Nunca he faltado a mi trabajo. Doy limosna todos
los domingos”, se queja el señor O’Brien, padre de Jack,
cuando le despiden. Malick ensaya una especie de ordalía para
el mismo Dios, pues le pide que confiese su fe hacia el mundo
en medio del tormento que es vivir. “¿Cuándo te perdí?”, dice
una de las voces. Son las grietas de la inmanencia las que
arraigan la trascendencia, como si Dios viviera de la crisis y
la perpetua metamorfosis de la materia.
Cuando Jack adulto recorre en ese “mal día” (¿el aniversario
de la muerte de su hermano?) su oficina acristalada, hablando
por el móvil con su padre, dando órdenes a sus empleados,
discutiendo con sus jefes o volviéndose al paso de una mujer,
el sentido humano está roto en frases cortadas. De manera que
incluso la radiante empresa es un templo de ecos, de los que
no tenemos una traducción tranquilizadora. Esta
discontinuidad, un inquietante misterio en el que puede
pasar cualquier cosa, es esencial a la película.
OS RECOMIENDO
El árbol de la vida*
(Terrence Malick, 2011)
Po
r Ig
na
cio
Ca
str
o
También los hermanos de Jack y sus amigos deambulan por los
alrededores sin que sea patente qué buscan, como si la vida
flotase en suspenso, en medio de un lenguaje roto de palabras
y miradas sueltas. Y no es que el enfoque sea nihilista
y falte sin más el sentido. Más bien se trata de que el
sentido resulta intrincado porque se agolpa en cada punto. El
resultado es este suspense existencial que mantiene a unos en
vilo y desespera a otros. Otros que tampoco se pueden ir de la
sala, pues comprenden que están ante una obra enorme. “Hermano. Madre. Padre. Estáis en mí”. Más que lo religioso,
lo incómodo de esta entrega de Malick es la relación íntima
con la muerte, con la vida secreta de lo muerto y lo
inanimado. En cada individuo, en cada fragmento del universo
físico, las voces de todos los muertos. Por eso las siluetas
de los hombres se intercalan con paisajes geológicos. Hay algo
de los trascendentalistas en Malick, una espiritualidad
terrenal que está en lo mejor de la tradición estadounidense,
de Emerson y Whitman a la Beat Generation. La poesía lacónica del guión, como un rezo entrecortado, hace
más impactante el paseo infinito de la cámara por el amor y la
muerte, por las raíces y las ramas, pues ese viaje (como el
debate entre el bien y el mal en la cabeza de Jack: “¿Para qué
ser bueno si nadie lo ve?”) carece del consuelo de un
discurso, de lo que llamaríamos simplemente una filosofía. Al
retirar la continuidad a la banda sonora y visual del guión,
Malick consigue crear tal clímax de concentración sensitiva
que una simple palabra (Brother!) genera un mundo de
sensaciones. No extraña que la película, que “triunfó” en
Europa después del premio en Cannes, sea un completo fracaso
en EEUU. Y esto no sólo por su complejidad formal e
intelectual. Es posible que precisamente lo que se entiende,
ese mensaje de amor paleocristiano entre los Hijos, el
misticismo de una comunión desde el fracaso, resulte
insoportable en la nación que practica el culto al éxito. Incluso las partes “sinfónicas”, que no gustan fácilmente,
pueden llegar a encajar. Desde el mensaje inicial de Job (38,
4, 7), esa queja de un hombre justo que cumple con el prójimo
y le pregunta a su Dios: “¿Dónde estabas mientras duraba mi
tormento?”, la película es un largo rodeo para recuperar la
Gracia en un mundo que Dios abandona, donde no está presente
para cambiar el curso de las cosas.
OS RECOMIENDO
El árbol de la vida*
(Terrence Malick, 2011)
Po
r Ig
na
cio
Ca
str
o
Por el contrario, ese Ser deja hacer a la naturaleza: “Envía
moscas a heridas que debería sanar”, dice la voz de ella.
También “Miente”. Pero se le hacen a lo divino continuos
reproches para recuperar un poder benéfico a través del amor
por la pobreza que nos rodea. El discurso inicial que las
monjas le decían a la señora O’Brien en su infancia era
aproximadamente: “Tenemos que elegir entre dos vías, la de la
Naturaleza y la de la Gracia. La una no quiere ser
contrariada, es egoísta, imperial, usa la fuerza, no soporta
la competencia. La otra vive de las injurias que se le
infligen, soporta el abandono, las ofensas…”. Pero esta
dicotomía es después deconstruída a lo largo de la cinta,
puesto que la Gracia no consigue arrancar al hombre de las
miserias, ni de la injusticia natural. Al contrario, sólo por
ese dolor tiene sentido la oración, la plegaria que consigue
convocar a lo divino entre nosotros.
Impresiona la constante atención de Malick a la pobreza:
lisiados, hombres que mueren en la hierba, niños ahogados o
marcados por el fuego, pobres alcohólicos que delinquen,
negros indigentes, perros que vagabundean. Ante un pordiosero
detenido, el joven Jack pregunta angustiado: “¿Le puede pasar
a cualquiera?”. Incluso para los que se aburren, la película
no deja ni un minuto de descanso, pues está cargada de una
misteriosa inminencia, tanto en los avatares geológicos como
en las contingencias humanas. Como si el accidente fuera la
manera en que se manifiesta una necesidad infinita que el
hombre no puede comprender, sólo aceptar o ignorar.
Y aceptar es amar esa riada imparable. Si aguantamos la
tensión (el tedio, según algunos) incluso el mandamiento final
puede sonar bien: “Ama lo que te rodea. Sin amor tu vida
transcurrirá como un destello”. Hay algo del amor también en
ese dinosaurio que retiene su pata y no aplasta la cabeza de
una cría enferma. “Antes no sabía cómo llamarte”, dicen las
voces dealguien. Es como si Malick intentase decirnos que lo
divino resucita simplemente si amamos lo terrestre: “Estaba
tan enfurecido con el mundo que no veía la gloria que me
rodea”.
OS RECOMIENDO
El árbol de la vida*
(Terrence Malick, 2011)
Po
r Ig
na
cio
Ca
str
o
Aunque lo peor para nuestro evangelio laico llega al final,
la subversión por aceptación que se produce en esa playa del
reencuentro, donde se bañan los pies todos los seres
desaparecidos: “Te entrego a mi hijo”.
Ignacio Castro Rey. Madrid, 29 de enero de 2012
Filósofo, escritor y crítico de arte
OS RECOMIENDO
PELÍCULAS: T. Malick (Waco, Texas, 1943) es autor de cinco films solamente. Además del que comentado por Ignacio Castro “El árbol de la vida”, Ignacio
nos recomienda:
Malas tierras (Bad lands,1974)
Días del cielo (Days of heaven,1978)
La delgada línea roja (The thin red line,1998)
El nuevo mundo (The newworld, 2005)
El cambio: http://www.youtube.com/watch?v=qa8rHDzlSsA Sobre enfermedad en la alimentación: “Alimentos transgénicos” http://www.youtube.com/watch?v=8yFCad3XOBQ&feature=related “ El mundo según Monsanto” http://www.youtube.com/watch?v=LdIkq6ecQGw Páginas web: http://www.nmtc2012.fi/ www.victorcorrea.info
www.ignaciocastrorey.com
http://www.musicoterapiagimvalencia.com/sitioweb/bienvenida.html http://danzasdelmundo.wordpress.com/ http://www.mamalisa.com/
http://www.luispescetti.com/
Ag
en
da
CONGRESOS, CURSOS, CONFERENCIAS…
MUSICOTERAPIA
http://www.nmtc2012.fi/ http://www.itgbilbao.org/cursos-verano-mt-2012/ http://moncayo.unizar.es/cv/cursosdeverano.nsf www.agruparte.com (Escuela de verano del 2 al 5 de julio 2012) www.agruparte.com/noticias/colonias-verano-2012-es.html (colonias de verano)
OTROS www.plandeciencia.com/servlet/s.Sl www.enfermedades-
raras.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1511%3Afeder-en-las-i-jornadas-sobre-er-en-la-universidad-complutense-de-madrid-&catid=1%3Alatest-news www.armoniafestival.org
Ta
bló
n d
e a
nu
nc
ios
¡COLABORA EN EL RESONANCIAS! Como sabéis el Resonancias está hecho POR y PARA los socios. Envíanos tus “Os Recomiendo”, eventos interesantes para la “Agenda” o danos tu “Visión de Profesional”. Escríbenos al correo de la asociación [email protected] TRÍPTICO Si creeis que el tríptico de APM puede ser de interés para vuestro entorno, contactadnos para que os los enviemos. NUESTRA WEB: FACEBOOK En la última Asamblea General, hemos decidido crear la página web en cuanto sea posible. Mientras, se nos ha ocurrido crear un espacio en facebook a través del cual podremos estar en contacto. Como tod@s sabeis, facebook es una red social gratuita que cuenta con un chat, en donde las socias y socios tendremos un lugar para nuestros comentarios, información, videos, etc. Esta información tendrá “cierta” privacidad. Os advertimos de esto pues, aunque la información que colguemos sólo la podemos ver las personas que pertenezcan a este grupo “APM, profesionales de Musicoterapia”, los dueños de facebook, por contrato, tienen algunos derechos sobre esta información que pueden utilizar si lo desean. IMPORTANTE: La Junta Directiva de la APM no se responsabiliza ni asume necesariamente las opiniones ni los criterios expuestos en los artículos enviados por los invitados y los socios para su publicación.
BU
ZÓ
N D
E A
SO
CIA
DO
S
NOMBRE APELLIDOS ÁREA DE ESPECIALIZACIÓN E-MAIL Jorge Apodaca Aisa ZARAGOZA [email protected] Aintzane Arana Oregi Clínica BERGARA (GIPUZKOA) [email protected] Lidia Ayllón Ramos Educación + GIM (BARCELONA) [email protected] Susana Ballesta Fdez-Galiano Educación SEVILLA [email protected] Camino Bengoechea Menéndez Clínica BOADILLA DEL MONTE
(MADRID) ICATA@telefónica.net
Rosa María Berjillos Luque Alzheimer LUCENA (CÓRDOBA) [email protected] Inés Blasco Martínez Parálisis cerebral TARRAGONA [email protected] Marta María Calvo Triana Educación GRANADA [email protected] Jorge Cavia Pérez Inmigración, VIH/sida,
drogodependencias+ GIM, EL MÉDANO jorge@fundacionhugo pomar.org
Carolina Cid Alfaro Educación BILBAO (VIZCAYA) [email protected] Miguel Angel Diví Castellón Maternidad, infancia, autismo ZARAGOZA [email protected] Marta Eslava Uruñuela Musicoterapeuta en el centro Valle del
Roncal PAMPLONA [email protected]
Arantza Etxebarria Educación, NEE, + GIM, LEIOA /BIZKAIA [email protected]
Montserrat Farré Morancho Educación Especial. Autismo. VALENCIA Sofía Fdez de Arróyabe Iza Geriatría VITORIA [email protected] Esther Gabiola Arzubieta 3ª edad, Alzheimer, enfermos terminales
LEKEITIO (BIZKAIA) [email protected]
Lorena García Caro 3ª edad y Salud Mental VITORIA-GASTEIZ
Ana Lidia García Rodríguez Atención temprana VITORIA [email protected] Sara Garín Luengo Educación ZARAGOZA [email protected] Anna Garí i Campos Clínica BARCELONA [email protected] Sandra Gerónimo Marmol ULLDECONA (TARRAGONA) [email protected] Ana Gobantes de Miguel BARAKALDO (BIZKAIA) [email protected] Mª Ángeles Godino Delgado Niños y adolescentes en riesgo social
BARCELONA [email protected]
Ascensión González Martín Educación VALLADOLID www.albeniz.org [email protected] Mariano Hurtado Bravo IRÚN (GIPUZKOA) [email protected] María del Mar Izquierdo Rosique CARTAGENA (MURCIA) [email protected] Xuxuna Juanes Ariznabarreta Neurosis, desarrollo personal URUÑA [email protected] Idoia Lekue Peña DONOSTIA (GIPUZKOA) [email protected] Arantxa Lizaso Pellejero Educación LASARTE-ORIA (GIPUZKOA) [email protected] Igor López Gómez Educación BURGOS Montserrat López Merino SANTIAGO de COMPOSTELA [email protected]
BU
ZÓ
N D
E A
SO
CIA
DO
S
NOMBRE APELLIDOS ÁREA DE ESPECIALIZACIÓN E-MAIL Miriam Lucas Arranz Clínica PORTUGALETE (BIZKAIA) [email protected] Alba Manyoses i Casso Escuela de música, BARCELONA [email protected] Elvira Martín Martín salud mental, discapacidad
intelectual, TEA, comunitaria, HUESCA
Jesús
Martínez Cánovas Educación secundaria y Alzheimer TOTANA (MURCIA)
Maite Martínez Pérez Educación VILANOVA I LA GELTRÚ (BARCELONA)
Anna Muntané i Triginer Educación BARCELONA [email protected]
Blanca Navalon de la Lama Epilepsia fotosensible degenerativa SANTANDER
Ana Navarro Wagner Musicoterapeuta, sensibilización musical, Método Dalcroze en el Institut Llongueres, BARCELONA
Neysa Navarro Fernández Enfermedades neurodegenerativas VALLADOLID
Laura Navarro Saridó CALTERTELLÇOL (BARCELONA) [email protected] Carme Nonell Burrull GIM, BARCELONA [email protected] Mª Montserrat Obeso Villaverde SANTANDER [email protected] Iratxe Ocerinjauregui
Aspiazu Educación+ GIM, ARRIGORRIAGA (BIZKAIA)
Isabel Ortega Oyarzabal MADRID [email protected] Silvia Pacheco Discapacidad: embarazo, niños (0 a
2), adultos L'ALCÙDIA (VALENCIA) [email protected]
Leire Pagalday García ESKORIATZA (GUIPUZCOA) [email protected] Dolores Pancorbo Moral Clínica, Oncología MAIRENA DEL
ALJARAFE (SEVILLA) [email protected]
Marta Pecourt TEA y TGD, VALENCIA [email protected] Elena Pérez Sáez de Buruaga Clínica, autismo
PORTUGALETE (BIZKAIA) [email protected]
Sheila Pereiro Martínez Esp autista, 3ª edad VITORIA [email protected] Gloria Pol Rotger POLLENÇA (MALLORCA) [email protected]
Karmele Prat Mendizabal DEBA (GIPUZKOA) [email protected] Elena Redero García- TDAH, Educación Especial, SEVILLA [email protected] Mª José Roda Martín Educación TARRAGONA [email protected] Elisabet Sánchez Caroz Psicosis y autismo infantil
BARCELONA [email protected]
Marta Santiago Garaikoetxea LOIU (BIZKAIA) Eva Sorolla i Lerma VALENCIA [email protected] Oihane Toledo Coetabarria URRETXU (GIPUZKOA) [email protected] Esperanza Torres Serna VITORIA [email protected] Ainhoa Torrijos Legareta Crecimiento personal y creativo, ed.
Musical creativa BILBAO [email protected]
Miriam Uriguen Arrizabalzaga GERNIKA-LUMO Belén Valero Zayas Comunicación - Relación MADRID [email protected] Yolanda Vicandi Romero AMOREBIETA (VIZCAYA) [email protected] Anna Vilella Balcells Niños riesgo social ALFORJA
(TARRAGONA) [email protected]
Aurora Zamarreño Tobaruela FUNDACIÓN ASPACE ZARAGOZA [email protected]
S O L I C I T U D D E I N G R E S O E N L A A S O C I A C I Ó N D E P R O F E S I O N A L E S D E L A M U S I C O T E R A P I A ( A P M ) .
DATOS PERSONALES: Nombre: ..................................................................................................... Apellidos:.................................................................................................... D.N.I:............................................ Dirección:...................................................................................................... Localidad:............................................................. C. Postal: ......................... Provincia:...................................................................................................... Teléfono/s:.................................................................................................... e-mail:......................................................................................................... FORMACIÓN: Titulación:................................................................................................... Formación en musicoterapia: ......................................................................... Area de especialización:............................................................................. Otros estudios a destacar:......................................................................... DATOS PROFESIONALES: Lugar y ámbito de trabajo: ....................................................................... Dirección:...................................................................................................... Localidad:..................................... C. Postal:.................................................. Provincia:..................................... Teléfono:................................................. e-mail:......................................................................................................... Los datos que están en negrita serán utilizados en el apartado “Buzón de asociados” del Boletín Revista de la Asociación. Si quieres que alguno de los datos no conste en este apartado, por favor señálalos con una cruz. Solicito mi admisión en la Asociación de Profesionales de la Musicoterapia (APM) en calidad de socio (señalar con una x): Profesional Estudiante Institución
En ........................, a............ de ............................... de .............
Firma
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - BOLETIN DE DOMICILIACIÓN BANCARIA
Nombre y apellidos del titular: Entidad.......................................................................................................... Oficina...............DC..........Cuenta................................................................... Nombre del socio/a: ……………………………………………………………………………........ Señores; les ruego atiendan, con cargo en mi cuenta/libreta y hasta nueva orden, los recibos que periódicamente les presentará la Asociación de Profesionales de la Musicoterapia para el pago de mis cuotas como socio.
En ........................, a............ de ............................... de .............
Firma
La asociación de Profesionales de la Musicoterapia (A.P.M.) es una asociación sin ánimo de lucro, fundada en noviembre de 1997. Fue constituida con el objetivo de representar, reconocer y regular la profesión del musicoterapeuta en España. La A. P. M. se ha preocupado, desde un principio, por el reconocimiento y la regulación jurídica y profesional del musicoterapeuta en nuestro país. Así como de la protección del correcto ejercicio de nuestra profesión. Existen tres formas de vincularse a la Asociación:
� Como miembro Profesional: Tendrá la calidad de socio/a profesional quienes posean una titulación universitaria y un mínimo de 600 horas de formación teórica y 200 horas de práctica en Musicoterapia
� Como miembro Estudiante: Tendrá calidad de socio/a estudiante todas aquellas
personas que se encuentren en período de formación en el área de Musicoterapia.
� Como Asociación o Socio Afiliado: Tendrán calidad de asociación o socio afiliado
aquellas entidades o personas que por su ámbito de trabajo estén interesadas en la musicoterapia.
CUOTAS DE LA ASOCIACIÓN DE PROFESIONALES DE LA MUSICOTERAPIA Para formalizar el ingreso en la asociación, además de enviarnos la ficha de inscripción con tus datos, es necesario completar el pago correspondiente a la calidad de socio en el que te incluyes y rellenar el boletín de domiciliación bancaria. Las cuotas son las siguientes:
A
sociació
n d
e pro
fesion
ales de
mu
sicoterap
ia
Socio Profesional Socio Estudiante-Afiliado Primer año Inscripción 18 є 12є Cuota Anual 45є 33є Total 63є 45є Años sucesivos 45є 33є