REVISTA RESONANCIAS 19 copia · Hemos de aceptar que una ola ... concepto y la fórmula, ... No...

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R R e e s s o o n n a a n n c c i i a a s s nº 19 ENERO 2012 B OLETÍN R EVISTA

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RReessoonnaanncciiaass nº 19 ENERO 2012

B O L E T Í N – R E V I S T A

S

um

ari

o

� Editorial

� Artículo de interés “La pregunta por la música o cómo pensar a voces”, Javier Turnes

“Breve trayecto”, Elena Riaño

� Visión del profesional “Y con ella… llegó el escándalo. Historia de una tesina”, Ana Lidia García

� Rincón del Socio

“Andanzas de una musicoterapeuta novata en Uganda”, Ana Navarro “Un paseo por la música de la mano de Daniel”, Concepción González

� Eco y ReverB “Trombonismos” Victor Correa

Entrevista a Jordi A. Jausset

� Os recomiendo El artículo sobre la película “El árbol de la vida” de Ignacio Castro

� Agenda

� Tablón de anuncios � Buzón de asociados

� Ficha de inscripción

M I E M B R O S D E L A J U N T A D I R E C T I V A Montserrat López Merino (Presidenta) Jorge Cavia (Vicepresidente) Mª José Roda Martín (Tesorera) Ana Gobantes de Miguel (Vocal)

Ed

ito

ria

l Queridas/os socias y socios: Esperamos que sean de vuestro interés los artículos que hemos seleccionado para esta 19ª edición de Resonancias, primera del año 2012. Nos ha quedado una revista más extensa de lo habitual, pues hay secciones que se doblan. ¿No os parece buena señal que haya tantas colaboraciones…? Como “Artículo de Interés” contamos con Elena Riaño experta música que coordina el aula de música de la UC, hasta ahora presidenta de SEM-EE, ISME España y Javier Turnes, un músico-filósofo que organiza encuentros tan interesantes como el celebrado en septiembre de 2011 en A Costa da Morte, ofreciéndonos una reflexión sobre las vivencias de ese mes de encuentros. La “Visión del Profesional” a cargo de una socia, Ana Lidia García, que nos habla de como se siente antes de enfrentarse a la presentación de un caso. En el “Rincón del Socio” otras dos socias, Ana Navarro, nos escribe sobre su experiencia en Uganda. Y Ascensión González habla de la suya con Daniel. En la nueva sección “Echo y ReverB”, dos propuestas: Victor Correa escribe sobre su trayectoria personal y artística. Y entrevista a Jordi A. Jausset. Os proponemos también, una serie de libros, audios, videos y páginas web. Ignacio Castro filósofo, escritor y crítico de arte, nos regala el análisis de la película “El árbol de la vida”. Por cierto, ¡Nuestra web está en marcha! Ya queda menos…Esperamos vuestros artículos, comentarios sugerencias para colgar y difundir. Gracias y un abrazo sonoro Fdo. Montserrat López Merino

Art

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rés

La pregunta por la música o cómo pensar a voces. Notas para una crónica de los III Encontros de Filosofía na Costa da Morte Por Javier Turnes.

Durante los fines de semana del mes de septiembre de 2011, tuvieron lugar en la

comarca de Fisterra los III Encontros de Filosofía da Costa da Morte. El tema era la música. La

pregunta por la música. Allí nos reunimos una partida de amigos: filósofos, escritores,

musicoterapeutas, músicos, psicólogos, profesores, &c.

A continuación ofrecemos algunas de las reflexiones que motivaron tal encuentro.

También algunas otras que se desprendieron de él, una vez acabado. En cualquier caso,

fueron

unas sesiones inolvidables.

1

Nos planteábamos desde hace tiempo la llamada que la música hace al pensamiento.

No tanto para profanar su modo de ser (aunque no descartábamos la profanación de una

determinada relación con ella a la que se nos induce), sino para explorar la posibilidad de

proyectar el extraño ser de la música en el mundo, en la cotidianidad de la clínica, la ética, la

ciencia, la cura, la ley, &c. Preguntarnos a qué suena el mundo antes de que se convierta en

signo y qué podemos aprender de ello. A eso queríamos jugar.

Desde ese principio reconocíamos la inminencia del fracaso al intentar extraer algo.

Alguna conclusión, algún saber útil, tematizable. Quizá por eso, y sin querer ser pretenciosos,

los encuentros tenían ya en su origen algo de trágico. Se trataba de lanzarse a nadar en un

mar

que no presentaba horizonte de sentido. Que tan sólo podía ser navegado. Gozado o sufrido,

nunca analizado en los términos de la razón estratégica o calculadora. Quizás tampoco de

aquella emancipadora, la que busca fines. Es decir, quizás no podamos pensar la música en

los

términos que el ser humano plantea su escudriñar y su habérselas con las cosas. ¿Acaso solo

podremos pensar a voces…?

2

Con este afán algo trémulo, algo suspendido, nos acercamos al sonar de la música:

entre los amigos. Desde los conceptos, los perceptos y los afectos. Es decir, hablamos de y en

la música y tocamos la música. Durante todo el día. De la mañana a la noche (hasta bien

entrada la noche). Por lo pronto, encontramos algo bueno: la música nos sirve para que surja

y

circule una comunidad. Una comunidad efímera, como todas ellas. Durante el mes de

septiembre, cuando el verano remata y el otoño está a punto de llegar. Ahí, suena la ROFCOM

(Real Orquesta Fortuita da Costa da Morte), probablemente lo mejor de los encuentros.

Todo ello redunda en aquella intuición: la llamada(salvaje) de la música, la llamada por

preguntarle, que no es una llamada cualquiera, sino que es la pregunta por lo que de música

hay en lo que hay. Lo que tiene su sonar (su tener lugar) de evento indivisible. Pero -al mismo

tiempo y depositando un gran esfuerzo en ello- sin endiosarla. Hemos de aceptar que una ola

o un atardecer, también son eventos indivisibles.

Mas no se trata ahora de preguntarle a ellos. Aunque también ejerzan su llamada sobre nuestro oído…

3

En esos días se trataba de no esconder ningún truco. Ninguna experiencia privilegiada que

tendría que ver con el poder, la apropiación, el trabajo y la representación. En definitiva, con

un trato objetivo de la cuestión música. O dicho de otra manera, no nos interesaba ninguna

propiedad esencial de la música, ninguno de sus predicados o atributos (que exprese, que sea

un lenguaje, que sea universal, que sea inefable, que sea la via regia hacia las emociones, &.c),

sino simplemente su tener lugar. De ahí la necesidad de mostrar el paradigma teórico desde el

que deseábamos hacer sonar lo que aquí se dijese, o lo que es lo mismo: nuestra filosofía del

lenguaje. Una filosofía del lenguaje a la que, como diría Baudrillard: “Todo lo malo que le

ocurra al mundo de la cultura le parece bien”.

En efecto, lo habitual en el mundo de la cultura ha sido la pretensión de liberar a los

hombres del miedo al destino y constituirlos en señores de su ser, como si ese “su ser” fuese

algo apropiable por uno mismo de una vez por todas. Desde esa seguridad se adopta el

concepto y la fórmula, el cálculo: en definitiva una técnica que pasa por tener el lenguaje. La

Ilustración en este sentido es inhumana porque fuerza al hombre a algo que no es posible en

su horizonte: lo fuerza a conquistar, a poseer, a apropiarse: a imponer la forma, a convertir

inmediatamente en signo lo que se supone que él es y lo que el mundo sea.

Podríamos decir que eso que es, antes de ser algo susceptible de un tratamiento racional o

conceptual ya es una forma, un ritmo, una inclinación, o una repetición. Pues bien, se trataría

más bien de pensar de esta manera: un pensamiento musical, no un pensamiento de la

música. ¿Qué es la música antes de llamarla ‘lenguaje’?

4

Ese paradigma al que nos enfrentamos se proyecta sobre la relación sujeto-objeto. El

vínculo de los individuos con su identidad y con lo otro adopta un carácter de verticalidad y

conquista y, consecuentemente, una sumisión de la subjetividad y del saber a una causalidad

final, a un progreso. Así se ha volcado siempre sobre la música, asignándole a ella diversos

usos o funciones de modo igualmente racional. Marcadamente, el espacio de todo lo inefable.

O lo que es peor: un tratamiento meramente estético. Y poco más. Creemos que las

consecuencias éticas de este paradigma tienen mucho que ver con todo aquello que

detestamos.

Frente a esta actitud, la nuestra, la de los encuentros, era la de hablar desde ese lugar que

concibe al ser humano, a su preguntar, a su saber y a sus usos como una existencia sin esencia,

como una vibración sin más o un ritmo variable. En el diferencial de la música encontramos

que se cifra algo fundamental para pensar lo que hay y su tiempo. En este sentido, la música

tendría la fuerza de ser indiferente a la representatividad, que es el movimiento cognoscitivo

que subyace a esa psicología y a esa filosofía de la historia a las que acabamos de aludir. Este

sería uno de sus diferenciales: que aúna el poder de lo material, de la tierra, de lo concreto, de

lo singular y al mismo tiempo lo abstracto, más abstracto que el concepto, pero libre de una

vez por todas de la representación. Creemos que las consecuencias éticas de este otro

paradigma son, por lo menos, deseables. Es decir, que en esa especie de “inoperatividad” de la

música, se cifra algo importante para la acción humana, es decir, para la ética, para la

existencia.

Quizá porque la música se diluye en el mismo instante en el que se intenta su aprehensión,

su fijación en concepto, su representación, su asignación de significado e incluso de forma

según el concepto tradicional de ésta. La música consiste más en el ritmo que en otra cosa, y el

ritmo es yuxtaposición de elementos de disimetría donde no hay una causalidad, donde no

hay, por tanto, una ley que asocie en base a la identidad. Además, la música no tiene que ser

representación de nada. Esa potencia de desmembramiento de la causalidad, hace de la

música un territorio posible para pensar o para adivinar. Más que para deducir y dominar.

Donde importa más la irrupción que la previsión. Un poco igual que ocurre en la existencia,

apenas hecha de instantes y sus entres.

5

No queríamos una filosofía de la música. Más bien la música de la filosofía. Nuestra

intención era que la música plantease cuestiones filosóficas en sus propios términos, antes de

que se convierta en signo, en significante o significado. Por eso no se trataba de implantar la

filosofía de uno en la música, sino escuchar cuál es la filosofía que emerge de la música:

filosofía de la música. Hablar de la música desde su plano de inmanencia, desde su lógica. No

buscar un papel histórico / universal / estético en la música, sino dejarse arrastrar por ella,

exponiéndose a ella sin tapujos, desde una singularidad cualsea.

6

Si algo teníamos claro, por tanto, era que el modo de tratar la tarea sería el acercamiento.

Esta actitud protegería el asunto de convertirlo en un mero objeto. La música no se agota en

su ser cosa sonora. No podemos abalanzarnos sobre ella para arrancarle respuestas, sino que

habíamos de permanecer, según se desprendió al final de los encuentros, en su “llamada

incolmable”. Explicarla sería cosificarla. Reprimir su vivencia como experiencia.

Cuando llamamos o cuando se llama, no hay mensaje o contenido que medie. La llamada,

en cuanto acto de habla o performance, es autorreferencial. Lo esencial no es la relación entre

palabra y cosa, sino el puro hecho performativo, donde la voz/llamada es lo único que ocurre.

Ahí, la proliferación de preguntas: ¿Cómo hacer? ¿Qué ocurre en relación al pensamiento

con la música? ¿En qué consiste esa llamada: en salir al encuentro? Esta detención del

pensamiento, ¿qué indica? ¿Qué ocurre en esa zona absolutamente indiscernible entre

inmanencia y trascendencia, entre este presente y el futuro? ¿Cuál es la relación de la música

con el tiempo? ¿O acaso no estamos siempre en una espera que se convierte en presente?

Escuchemos o interpretemos, lo que el ritmo hace, lo hace antes de la lógica, es decir, antes de

que un nombre sea asignado.

7

Apenas pudimos producir estos acercamientos que solo se pueden traducir por ahora en

una forma un poco difícil de escuchar, como la Rofcom. Es decir, parece que incluso con las

palabras, la música sólo puede ser ‘tocada’, ‘rozada’, ‘jugada’ (played), &c., A eso fue a lo que

nos dedicamos. Desde el candor que yace en el intento de restablecer un uso de la música que,

a nuestro juicio, nos está siendo vedado.

Costa da Morte,

Enero 2012

Javier Turnes Músico y filósofo Más información:

www.pensaravoces.com

http://escoriasdeunritmomuerto.tumblr.com/

Breve trayecto

Elena Riaño

Sonó el despertador tras el silencio de la noche, tras la calma de unas horas de descanso; el molesto

pequeño aparato que día a día se encarga de separarme de los brazos de Morfeo cumplió su tortuosa

función una mañana más. Sus cortos e intermitentes pitidos, sus rings continuados se insertaron en mi

pabellón auditivo a riesgo de provocarme un infarto matutino. En ese momento pensé en algunos mortales

que tienen el privilegio de despertar tranquila y silenciosamente de su dulce sueño, realizando un paso

natural entre la noche y el día, entre la inconsciencia y la consciencia. En cualquiera de los casos, con o sin

despertador, la apertura visual, cinética y auditiva nos prepara a todos para abordar un nuevo día.

Una vez consciente, los primeros sonidos que percibí comenzaron a describir la “cotidiana” obra musical

de aquella mañana. Preparé un desayuno orquestado con metales y percusión, timbres protagonistas que

iniciaron su baile circular únicamente interrumpido por la cadencia final de la campana del microondas. La

ducha interpretó el bajo continuo barroco y, en su caer, el sonido del agua también se tradujo en el reflejo

del llanto incesante de un niño, en la brisa tenue de un atardecer veraniego, en el murmullo nocturno de un

bosque, en el pensamiento duradero de una mente sin descanso, en las texturas superpuestas del fondo de

un cuadro… Di la bienvenida a aquel paisaje que se calaba hasta mis huesos lenta y profundamente. Poco a

poco fui rellenando mi córtex cerebral con todos estos archivos sonoros construidos de forma aleatoria y

doméstica.

Salí a la calle y mis oídos se sobrecargaron de motores, gritos, pisadas, pitidos… La orquesta

urbana comenzó su concierto. Al subir al coche y encender el motor, sonó un fado en la emisora de radio que estaba sintonizada. Todas mis conexiones neuronales se activaron súbitamente y, en pocos milisegundos, mi mente me llevó a esa noche de verano pasada, a aquel concierto de la cantante portuguesa Katia Guerreiro. Recuerdo su cálida y penetrante voz y el efecto que causó en el público asistente, entre quienes me encontraba yo. Realmente aquélla fue una noche inolvidable. Todos los sonidos regalados a nuestros oídos se vieron reforzados por el incomparable marco del lugar donde se había celebrado el concierto: un bellísimo escenario situado junto a un faro, al aire libre, con el mar de fondo…tan propio, tan adecuado… de manera que la propia Katia, al finalizar su actuación, expresó que había sentido el sol brillar dentro de ella y una profunda emoción en cada uno de los fados que había interpretado. Añadió también su idea sobre el significado de fadista: “es fadista no sólo quien canta o quien toca fado, sino todo aquél que siente esta música y hoy vosotros sois fadistas igual que yo”.

Tras ese instante compartido con el público, se desató un encendido aplauso por parte de éste, espontáneo,

corporativo, aplauso donde cada uno de los presentes se identificaba con las palabras de la artista y las

hacía propias. Pude observar cómo la música provocó este efecto, cómo todos los sonidos teñidos del mar

Cantábrico habían engañado a nuestro cerebro de una forma maravillosa y sublime durante un tiempo

revivido ahora a través de mi recuerdo. La música tiene ese poder, esa magia. Hay quien se deja engañar

más y quien menos pero siempre, en algún momento de la vida, los sonidos son capaces de provocar un

momento único, una emoción. Y toda persona ha sucumbido a dicho poder.

Me dispuse a iniciar mi trayecto en coche intentando, al tiempo, recordar cuál había sido mi primera

experiencia vital con el sonido, mi primer recuerdo musical. ¿Tendría quizás un año, dos?…Ay, flaca

memoria. Es todo tan difuso… En ese conato de búsqueda pensé o imaginé o recordé, tal vez, la voz de mi

madre, las canciones que a ella le gustaba tararear, su respiración y hasta la seca tos que a veces invadía su

tranquilidad. Su voz ya me habría resultado conocida desde que fui un embrión, justo cuando mi oído se

formó (alrededor de los cuatro meses y medio de gestación). Había leído hacía algún tiempo sobre el

desarrollo del oído humano, tema apasionante. En la evolución filogenética, la medusa obelia disponía de

una vesícula laberíntica rudimentaria mediante la cual el animal podía moverse en el medio acuático y

localizarse en el espacio horizontalmente. Posteriormente, ciertos peces tenían una línea lateral, una

especie de tubo, que contenía células sensibles (los ancestros de la célula corti de nuestro oído), que

recogían estímulos de contacto y de presión del agua que eran transformados en energía. Todo ello fue

evolucionando hacia una vesícula laberíntica más desarrollada. Luego, los reptiles disponían para sus

movimientos de utrículo y sáculo y podían levantar un poco la cabeza; más tarde, los pájaros desarrollaron

un trozo de cóclea (la laguena) y, por esta razón, podían levantar el pecho; por último, el hombre, en su

evolución, desarrolló la cóclea y llegó la verticalidad. Cuando estaba inmersa en todo esto, me vino a la

cabeza aquella canción del mítico grupo gallego Siniestro Total que decía: quiénes somos, de dónde

venimos, adónde vamos…

Pensé entonces en la máquina tan perfecta que somos, en nuestro cerebro, en el cuerpo que nos permite

movernos, desplazarnos, bailar…en los sentidos, tan valiosos que, si nos privaran de uno de ellos, tan sólo,

nos daríamos cuenta de lo poco que los utilizamos y cuán necesarios son. Casi había llegado a mi destino

cuando me vi obligada a parar en un semáforo y vi a una madre cruzando el paso de cebra con su niño de

unos tres años. Éste llevaba una divertida y diminuta mochila colgada a la espalda. Su trayecto,

probablemente hacia el colegio, se cruzaba con el mío y la situación me provocó nuevos pensamientos:

¿qué sería de aquél niño?, ¿sería feliz con sus compañeros de cole?, ¿cómo crecería?, ¿cómo aprendería? y

¿qué responsabilidad tenemos los adultos con las futuras generaciones? Se me ocurrieron más de una

veintena de preguntas en el tiempo en que ambos, madre e hijo, ocuparon mi campo visual.

Y, entonces, volví a recordar mis momentos de colegio, de campamento, de adolescencia…. Nuestro disco

duro está lleno de imágenes creadas y recreadas a través de metáforas que van y vienen al libre albedrío. Y

es que, como dice un buen amigo, no controlamos nada a pesar de nuestra creencia de todo lo contrario.

Aun así y a pesar de que el cerebro nos maneja a su antojo, los estímulos visuales y auditivos que

percibimos constantemente son procesados por nuestros sentidos, de forma que la información es enviada a

las correspondientes áreas cerebrales y así vamos conformando y desarrollando nuestro pensamiento,

nuestra identidad. Y el proceso se repite de forma que las sucesivas capas van sucediéndose en el tiempo,

quedando los sustratos, los posos, el valor neto, elementos necesarios para la toma de decisiones que

debemos tomar constantemente.

Mi último pensamiento se centró en la idea de que a mayores estímulos mayores beneficios y me propuse

intentar darme cuenta de todo cuanto me rodea, sin que nada me pase desapercibido o, al menos, nada de lo

que selectivamente sea de mi interés; tener la máxima consciencia de lo que escucho, de cómo lo hago y de

por qué puedo hacerlo; mirar en profundidad y dejar penetrar los colores, texturas y formas en mi interior;

prestar atención a mi cuerpo y a cada una de las partes implicadas en cualquier acción cotidiana; tener

tiempo cada día para meditar y hacerme preguntas que me llevan a otras preguntas; mantener el cerebro

activo al son del baile neuronal…

Sólo de esta forma estoy y me siento más viva, incluso en las horas de sueño, cuando los maravillosos

brazos de Morfeo me abrazan por la noche y son despojados por el terrible sonido de un despertador. Fin

del trayecto.

María Elena Riaño Didáctica de la Expresión Musical

Coordinadora del Aula de Música

Facultad de Educación UC

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l Y con ella… llegó el escándalo. Historia de una tesina.

Ana Lidia García Rodríguez

Aalborg University, tesina y bienvenida al folio en blanco forman un trío muy

compenetrado que se ha apoderado de mi espacio vital desde hace meses. Bien podría

ser la banda sonora original de mi proceso de redacción de la tesina fin de master.

¿Quién me lo iba a decir? Si parece que contar lo que uno hace es sencillo, cotidiano,

asequible y accesible, apto para todos los públicos. Además, la parte práctica está

hecha, trabajada, presentada y aprobada. Escribir es lo fácil ¿no?

Pues no, me temo que se impone el rigor, la exigencia académica, la coherencia, la

congruencia, la capacidad de síntesis, profundizar, extraer la esencia de todo un

proceso de intervención, de un proyecto de trabajo de manera entendible y válida para

todo aquel que lo lea. Así que compañer@s de fatigas ¿a qué os suena miedo, dudas,

soledad, oscuridad, caos, inseguridad, cambios, desafíos, retos, crisis, nuevas

direcciones? ¿Suena y resuena? ¿Forma parte de la historia sonora de alguien?

Es increíble cómo andar entre papeles, post-it y marca páginas de colores,

borradores, esquemas, cuadros conceptuales, sinopsis, capítulos, bibliografía, estudios,

investigaciones, libros, artículos, rotuladores, música, instrumentos, sesiones, vídeos y

registros te hace cuestionarte hasta el infinito, ilimitadamente.

Un reto académico en si mismo es un reto, pero sin experiencia, sin orientación clara,

sin marco ni encuadre y compatibilizándolo con la vida misma, es sin duda “el reto”.

Y en ese reto es donde te ves grande, mediana, pequeña, muy pequeña, transparente,

desplazada, desacompasada, desafinada, moviéndote contra corriente y/o sin dirección,

sin voz y con ganas de gritar a los cuatro vientos que estás sola y perdida en el caos

porque no importa cuánta gente nos rodee, cuántos apoyos tengamos. Cada una vamos

construyendo nuestro camino paso a paso y a fin de cuentas es en nuestro trabajo

personal donde tenemos que encontrarnos y vernos a nosotras mismas. Y allá que va y

viene el gran Fiorini (reconozco que he llegado a leer el Psiquismo Creador en busca

de respuestas), entrando y saliendo del gran proceso de crecer. Porque, aunque no lo

haya dicho abiertamente hasta ahora, se trata de eso mismo: CRECER.

La oportunidad que supone acceder al reconocimiento académico de la formación de musicoterapia a

nivel europeo a través de la Universidad de Aalborg (AAU), tiene una indudable proyección tanto

en los personal como en lo profesional. Pero no está exenta de una alta exigencia y rigor que hace que

se tambaleen nuestros pilares. Entran en juego el choque cultural, la tradición educativa y por lo tanto

numerosos conflictos y desajustes. Con lo que el camino hacia el “apto” en AAU se convierte en una

carrera de obstáculos diaria y, a la vez, una oportunidad de aprender que pasa por bucear en nosotras

mismas tanto si queremos como si no.

Como musicoterapeutas estamos familiarizadas con la escucha activa, con el saber esperar, con los

procesos de transferencia y contra-transferencia, con la tolerancia al silencio, con la improvisación,

con ser sensibles a las necesidades de nuestros clientes, con ser flexibles y adaptarnos a las

situaciones y a los cambios. Pero, con permiso se Carola Hernández, nos “engolosinamos” y nos

“emproblemamos” cuando hay que redactar un discurso.

Investigar es un proceso. Escribir es un proceso que ayuda a pensar, nos obliga a dar forma a lo que

estamos pensando. Y este proceso no es algo carente de emotividad. Poder ser flexible, creativa y

aportar tu granito de arena es parte del proceso y vamos haciendo criterio de esa manera. Pero es

fundamental que haya cohesión y dinámica de trabajo de grupo de investigación para ser productivas

y aquí hay que reconocer las limitaciones que existen y que pueden llevar a saturarse de angustia.

De todo esto y mucho más está llena la aventura de una master tesis y la experiencia tanto de mis

compañeras de viaje como la mía propia. Abierta dejo la puerta a cuantas personas quieran probar a

crecer, aceptar el reto conscientes de que no es un proceso fácil y poner en práctica que la acción

quita el miedo.

Bienvenid@s al folio en blanco que se transforma y mi más sincero reconocimiento a quienes han

hecho posible el acceso a este proceso de metamorfosis.

Ana Lidia García Rodríguez, 1 de febrero de 2012

Pedagoga y musicoterapeuta.

Servicio de Atención Temprana, Vitoria-Gasteiz

Rin

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MUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVAMUSICOTERAPEUTA NOVATATATATA

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Ana Navarro Wagner

“¿Divertirse? No, se trataba de algo distinto; de algo más, algo mucho más

sublime e importante. Bastaba con fijarse en los rostros de los danzantes. Se

dibujaban en ellos atención y concentración sumas, y todos sus sentidos estaban

puestos en aquel ruidoso ritmo que los niños sacaban de las latas para que

armonizasen con él sus majestuosos “pas”, el balanceo de caderas y hombros y los

movimientos de cabeza. Pero también había en ellos una firme determinación y se

notaba que comprendían la importancia de un momento en el cual podían expresarse

a sí mismos y dar testimonio de su presencia y participación. Inactivos y superfluos

durante días enteros, de repente se volvían visibles, necesarios e importantes.

Existían. Creaban.”

Ébano, Ryszard Kapuscinski

Después de haber ESTADO 4 meses en Uganda, de haber

EJERCIDO como musicoterapeuta, de haber SIDO junto a personas que

digerían la vida desde otro lado, de haber VIVIDO situaciones en las que

no me podía comparar con nada anterior...encuentro difícil acomodar

tanta emoción por entre las palabras. Quizá si, poco a poco, diluyo a las

emociones con un poco de agua occidental, ese agua potable y corriente,

ese agua incolora, insabora y aséptica...quizá pueda usar a las palabras,

organizarlas de alguna manera para que puedan llegar a alguien y

significar algo...aunque, mucho me temo que, casi sin poder evitarlo, las

palabras, al ser pronunciadas, diluyen las entrañas.

Ana Navarro W

agner

Esas “diluyentes” palabras las quiero usar para hablar sobre dos temas

que abrazan una única contradicción: la certeza de que la música es una

indudable (y poderosa) arma terapéutica Y la duda de que lo que nosotros

entendemos por terapia pueda ser aplicado a un continente que respira a

un compás casi contrario al nuestro.

Empezaré por lo que todos los que leen esta revista ya sabemos:

La música es una indudable (y poderosa) arma terapéutica

La música en Uganda está -como tantas otras cosas- expuesta al

aire libre, afuera, cruda. No está reservada a unas horas concretas de

auditorio o a una clase de música. No está embotellada en un reproductor.

No, la música lo impregna todo. Está presente en el caminar de la gente,

en las flexiones melódicas de la voz al hablar, en el lenguaje corporal. Las

personas cantan por la calle, en el mercado, en las iglesias, en los

colegios, en los autobuses, haciendo las tareas domésticas. Las voces

surgen de todas partes. La música ESTÁ en el cuerpo. El cuerpo ES

música. A la mínima que se oye un ritmo verás a alguien transformando

su esbelta figura de una forma aletargada y entumecida por el sopor a una

predisposición coqueta y seductora en donde la pelvis adquiere un papel

protagonista. Si los Acholi (grupo étnico del Norte de Uganda) hablan

pausadamente, caminan con parsimonia, se sientan durante horas a

observar cómo transcurre el tiempo, son -como otros grupos ugandeses

los definen- "vagos"... cuando comienzan a bailar la emisión de energía es

tal que uno queda abrumado. La PRESENCIA en su música sobrecoje, te

deja sin aliento. Es la maravilla de la música: aviva, despierta, predispone

a una población adormecida por un exceso de sufrimiento:

http://www.youtube.com/watch?v=HNmCPCSij9M

Ana Navarro W

agner

Gulu Theatre Artists tocando y bailando en una boda en Gulu

El programa de MPM (Music for Peaceful Minds ) en el que

estuve participando como voluntaria está presentemente centrado en

cuatro colegios de la ciudad de Gulu:

1- La unidad de educación especial de Prison Primary School.

2- La unidad de sordos de Laroo Adra.

3- El colegio rural Cubu Primary School.

4- El colegio internado Laroo Boarding School.

Betty -la music councelor ugandesa de MPM- asiste dos veces por

semana a estos colegios y atiende a cuatro grupos de entre 4 y 6 niños. El

objetivo central de este programa ha sido siempre tratar a los niños

traumatizados por los 21 años de guerra civil (1985-2006) que vivió el

Norte de Uganda después de que Museveni (actual presidente) subiera al

poder. Esta guerra, que comenzó siendo un movimiento rebelde contra el

gobierno, adquirió un gran peso religioso-fundamentalista y acabó por

tener como víctimas principales a la gente de su propia tribu: los Acholi.

Los más afectados por esta guerra han sido los niños -secuestrados de sus

familias para ser usados como soldados- y las niñas -secuestradas de sus

familias para ser las esclavas sexuales (denominadas esposas) de los

soldados.

Ana Navarro W

agner

http://www.observatori.org/paises/pais_80/documentos/CIDOB.pdf

Aunque el contexto escolar quizá no era el más facilitador de un espacio

de expresión y creación (la educación es muy autoritaria, muy formal,

muy basada en la disciplina y la jerarquía...fruto de una sociedad bastante

militarizada), el nivel comunicativo que nos ofrecía la música, el cuerpo y

el sonido era de lo más profundo.

Aunque el color de mi piel (¡y todo lo que eso implica!) era

una barrera infranqueable, la música la ablandaba durante exquisitos

instantes.

A pesar de que yo no hablaba su idioma, no nos

hacía falta muchas palabras. De hecho, molestaban. Porque les devolvían

al contexto escolar y a la fragmentación de lo que eran a lo que debían

ser.

A pesar de la enterrada vulnerabilidad, la música les obsequiaba un mundo muy poco explorado en sus cortas vidas llenas de disparos y rumiantes estómagos: el juego. La música les permitía jugar. Y si hay algo que creo que puede ser igual de importante en TODAS las culturas es la de niños jugando, niños aprendiendo y relacionándose a través del juego.

Ana Navarro W

agner

“(…)trauma has profound effects on the part of the brain that controls language (…).

For young trauma survivors with limited language or who may be unable to put ideas

into speech, expression through art, music, movement, or play can be a way to convey

these ideas without words and may be the primary form of communication in

therapy.”

Creative Interventions with Traumatized Children, Cathy A. Malchiodi

Bien, poco tengo que decir ante la cantidad de literatura que existe

al respecto. Lo único que puedo hacer es confirmar, desde mi experiencia,

que esa comunicación existía, que era honda (aunque nunca podré saber

hasta dónde) y que provocaba la erupción de pequeños volcanes

emocionales.

Un continente que respira a un compás casi contrario al nuestro

“And only now, after working this same land for ten years, am I coming to

understand the lenght and breath of outsiders' failure to impose themselves on Africa.

This is not Brussels or Moscow or Macon, Georgia. This is famine or flood. You can't

teach a thing until you've learned that.”

The poisonwood Bible, Barbara Kingslover

Ana Navarro W

agner

Durante los meses previos a mi marcha a Uganda estuve leyendo

mucha literatura sobre musicoterapia y trauma, las intervenciones

creativas y el trauma, el poder de la expresión a través del arte...sin

embargo, durante los meses que estuve allí y ahora que he vuelto, leo

sobre África, su historia, sus gentes, su evolución, su cultura ... allí todo

es tan diferente que, hasta que no convives un poco junto a ellos, hasta

que no pasan por tus entrañas el calor, las lluvias torrenciales, la

ineficacia, la impotencia, la inaccesibilidad ... no puedes entender por qué

es que las gentes son como son. Incluso viviéndolo, es difícil de entender.

Porque yo tengo otro filtro, otro sistema digestivo, otro ritmo de

acomodación, otras metas. Porque la musicoterapia (tal y como la

concebía yo) está construida desde otro filtro, desde otra articulación. Por

eso es que me surgían tantas dudas sobre el trabajo que estaba intentando

llevar a cabo allí, porque, a través del espejo de Betty, siempre me llegaba

la misma imagen de mí misma: una blanca empuñando un gigantesco

calzador, intentando con desesperación encajar la palabra musicoterapia

por doquier. No era un problema de la música como terapia, era un

problema de la música en la terapia, del concepto de terapia, de todo lo

que rodeaba a las sesiones: el mantener la constancia periódica allá donde

el tiempo es concebido como un constante fluir, el utilizar términos de

psicología (occidental) allá donde el individuo prácticamente no tiene un

espacio personal, el querer darle importancia a la privacidad allá donde

todo es comunitario, el poder ofrecer algún tipo de seguridad allá donde

las fórmulas se evaporan con la primera gota de lluvia...La cantidad de

veces que me oía a mí misma preguntar:

Ana Navarro W

agner

-Entonces, ¿esto normalmente cómo lo hacéis? (Yo, intentando entender y

registrar para poder actuar).

Y como respuesta recibía:

-Ahhh, depende (Ellos, viviendo).

Y es que allá, todo depende, todo es líquido y va adquiriendo

diferentes formas, todos se adaptan a las circunstancias en vez de -tal y

como hacemos nosotros- intentar adaptar las circunstancias a ellos. Por

eso yo intentaba, con mi desesperación y perfeccionismo occidental,

CREAR y APLICAR el espacio/tiempo terapéutico...en vez de, con

sutileza africana, desgranarlo y exprimirlo desde ellos.

Acá en occidente creamos cosas para adaptarlas a nuestras necesidades.

Allá se postran ante las circunstancias y adaptan sus necesidades a ellas.

Es otra manera de entender la vida, más incierta, más flexible, más

oral...todo, por supuesto, fruto de la pobreza.

While culture-specific music therapy may be described as awareness about

music therapy in culture, cultured-centered music therapy may be understood as

awareness about music therapy as culture.

Culture-centered music therapy, Brynjulf Stige

Ana Navarro W

agner

Desde que he vuelto miles de preguntas se pasean por entre mis vísceras.

Me doy cuenta, además, de lo difícil que es formular preguntas. Porque

cada vez que me surge una me tengo que cuestionar todo de nuevo. Si,

por ejemplo, me pregunto "¿Cómo se puede desarrollar una intervención

musicoterapéutica que se centre en las necesidades, cultura y contexto de

una población?", intervención ya me resuena dominante,

musicoterapéutica ya define más el tipo de aferramiento que se quiero

profesar, centrar de repente se me antoja como una palabra

absolutamente pretenciosa, necesidades, cultura y contexto me imbuyen

en un mar de dudas epistemológicas, ontológicas y fenomenológicas...

Ana Navarro W

agner

palabros que, por supuesto, me quedan demasiado grandes. Claro, pienso,

por eso es que me quedo con la música, con el jugar con la música (play

music), con el musicking (Christopher Small, 1998), porque, aunque no la

pueda atrapar con las palabras, aunque no la pueda congelar en un

contexto, sé que remueve los entresijos.

"Mercédès Pavlicevic emphasizes that an unconventional situation for music

therapy shows up just how socially and culturally constructed are its conventions."

Community Music Therapy, Mercédès Pavlicevic and Gary Andsell

Pues sí, la musicoterapia ha nacido y ha crecido en el seno de una cultura

anglosajona. Una se da cuenta de eso cuando queda inmersa en OTRA

cultura, porque te faltan herramientas para salir a flote, las

contradicciones transculturales florecen discretas, acechan desde

tenebrosos engranajes que te dominan en silencio. Ahora se está

reproduciendo en otros lugares, desde otros sentires (¡¡a ver si

conseguimos darle un empujoncito ibérico!!) y hay mucho movimiento

entre disciplinas (antropología cultural, psicología social, filosofía,

psicología cultural, genética, biología...) que nos abren campos para poder

zarandear un poco a la palabra musicoterapia, marearla con unas vueltas

imprevistas, confundirla y mezclarla, hacerle cosquillas y

desencajarla...que deje de ser un palabro importante que ocupe toda la

boca...para, así, poco a poco, volverla blandita, transparente, corriente,

potable...para que, cuando pase cerca de nosotros, ni nos demos cuenta.

Ana Navarro Wagner

Músicoterapeuta

Rincón del Socio

UN PASEO POR LA

MÚSICA DE LA

MANO DE DANIEL

Asc

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UN PASEO POR LA MÚSICA DE LA MANO DE DANIEL

Ascensión González Martín

En un mundo de sonidos y de ritmos queda sumergida la sala de

Musicoterapia cuando Daniel está en ella.

Caminar de su mano me hace descubrir otras maneras de entender la

música.

Un torrente de sonidos emergen de un instrumento.., y de otro…, y de

otro… dando dirección y forma a la sesión. En cada rincón un ritmo, un

movimiento,..

Daniel tiene dos años y medio y padece síndrome de Willliams.

El síndrome de Williams o síndrome de Williams-Beuren es un trastorno

de origen genético producido por una pérdida de parte del material

genético en la banda 7q11.23. de uno de los dos cromosomas 7 del

ADN, procedente del padre o de la madre.

La pérdida de esos genes puede causar que las funciones que dirigen

no se realicen normalmente. Sin embargo, no todas las funciones de

los genes ausentes son anómalas dado que existe otro cromosoma

completo en el par 7.

Las personas con síndrome de Williams suelen tener una apariencia

facial denominada élfica, alargamiento de las facciones, caballete

nasal bajo y una muy acentuada distancia entre la nariz y la boca.

Toda esta cadena de ausencias y presencias en su cerebro, hace que

Daniel disfrute con, y de la música de una manera diferente.

Los sonidos se suceden envueltos en cambios dinámicos que van del

piano al forte haciendo equilibrios dentro de una constante

exploración.

Rincón del Socio

UN PASEO POR LA

MÚSICA DE LA

MANO DE DANIEL

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Con cada manifestación sonora una gran sonrisa se dibuja en su cara

y el deseo de imitarlo y de hacerlo suyo nos sumerge en un mundo

fantástico de formas y colores.

La canción que anuncia el final de la sesión nunca es recibida con

agrado, Daniel siempre tiene más música que ofrecer.

Valladolid 10 de Febrero de 2012

Ascensión González Martín

Musicoterapeuta

Ech

o y

Rev

erB

TROMBONISMOS

Victor Correa

Me pide mi amiga, que escriba “lo que quiera” para una revista de

musicoterapia…yo le digo que no creo que tenga nada imprescidible que aportar a

la humanidad pero ahí voy:

De lo único que creo ser capaz de escribir es: o de mi vida -y dudo que a nadie

excepto a mi y unos pocos concidos, amigos y familiares le interese- o de

pedagogía, que es con lo que gano el 90% de mi vida y además tengo la gran

suerte de que me gusta.

Para ello he decidido releer y reescribir algo que escribí para mi proyecto de fin de

carrera hace algunos años pero, aunque con algunas modificaciones –

indispensables después de algunos años de experiencia como profesor- sigue

vigente.

Lo que sigue son una serie de reflexiones que he llevado a cabo durante mis años de

estudiante y profesional de la música en vivo añadiendo algunos nuevos

pensamientos de mi vida pedagógica. (entre comillas)

Son lo que llamé en su día “conceptos primordiales del estudio de un instrumento”.

Y empezaba así:

-La voz y el canto, autopistas hacia el cerebro:

Si hay una manera de llevar una idea musical desde el exterior de nuestro

cuerpo hacia el interior de nuestro cerebro el mejor vehículo será la voz, el canto, el

silbido, la percusión corporal, etc.

Si hay una manera de expresar una idea musical que surge de nuestro cerebro hacia el exterior la más real será de nuevo la voz, el canto, el silbido, la percusión corporal, etc.

Creo que no dedicamos el tiempo suficiente a desarrollar nuestras

habilidades musicales lejos de nuestro instrumento. Hay muchísimos músicos que no

pueden cantar una melodía, que no pueden cantar lo que tocan y que,

lógicamente, no podrán tocar lo que canten. Esto nos hace desaprovechar una

autopista de la información que crea nuestro propio organismo.

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Cuando cantamos o silbamos o lo que sea que hagamos estamos creando

un bucle musical con nuestro organismo: la idea se genera en el cerebro, nuestras

cuerdas vocales la reproducen, nuestros oídos la captan y nuestro cerebro la

analiza.

¡Y todo eso gratis y sin salir de casa! Imagina cuántas cosas se pueden estudiar,

componer, recrear, etc., sin necesidad de un instrumento.

De igual manera, podemos reforzar prácticamente todos los aspectos de

nuestra “vida musical” utilizando las herramientas de nuestro propio cuerpo, lo que

hace “prescindible” el instrumento, la sala insonorizada y todas esas cosas que en su

ausencia nos “invitan” a no practicar o estudiar, componer, etc.

En los siguientes capítulos insistiré sobre este tema adecuándolo a cada

situación.

“Añado a lo anterior que todo esto me lleva a pensar que para hacer o

disfrutar la música no es necesario estar formado de una manera “reglada” y que no

es necesario un instrumento, el ser humano en sus primeras manifestaciones artísticas

o místicas seguro que utilizó su propio cuerpo como medio de expresar a traves de

sonidos sus mas profundos sentimientos, es algo con lo que todos nacemos “de serie”

y no hace falta mucho más que eso, cantar, silbar, golpear, bailar…..”

-La memoria:

Una de las cosas que más me ha ayudado en estos últimos tiempos ha sido la

utilización de la memoria como herramienta. Me explico. El recuerdo, tras grabarse

en el cerebro, nos traslada a sitios antes vividos y experimentados, de ahí la tristeza

que nos produce el recuerdo de los seres queridos perdidos, o la alegría de una

situación alegre vivida con anterioridad.

“De hecho está bastante comprobado que nuestro cerebro no distingue de

manera inconsciente entre la realidad y la ficción, por eso cuando nos caemos en

un sueño nos movemos, o nos asustamos realmente con una película de terror.”

Hasta ahí todo claro, pero podemos utilizar la memoria también como instrumento externo que nos indique el camino. Supongamos que vamos a empezar nuestro día

con nuestro instrumento: si recuerdas el más hermoso sonido que jamás hayas oído con un instrumento como el tuyo y eres capaz de recordarlo, tu primera nota será mucho más placentera de lo habitual y más cercana a tu propio ideal.

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De igual manera, si recuerdas los movimientos, el lugar, el momento en el que

estuviste con tu maestro mientras éste te mostraba un ejercicio concreto, la

ejecución de ese ejercicio por tu parte será mucho más satisfactoria de lo que sería

sin este proceso.

“Estas técnicas, ya inventadas hace milenios por supuesto, son aplicables a

cualquier aspecto e nuestra vida, ¿quién no revive situaciones, personas,

sentimientos cuando escucha las canciones que escuchaba cuando era pequeño,

joven, adolescente, etc?”

Arnold Jacobs (tubista de entre otras la Chicago Symphony, reconocido

pedagogo e investigador del funcionamiento del cuerpo en la interpretación en los

instrumentos de metal) acostumbraba a decir que lo más importante es tener una

idea de “buen sonido”: no es tan importante el saber cómo conseguirlo, si es que

alguien lo sabe, sino el tener ese sonido en tu cabeza de manera que siempre

puedas observarlo.

“Para esto es necesario escuchar ese sonido y memorizarlo para después

poder recordarlo en cualquier momento”

Yo pienso que hay que tener una colección de sonidos, personalidades

(musicales), patrones interpretativos que te permitan “cambiar de personalidad” a tu

antojo.

De esta manera y al igual que con la voz, llega un momento en que la figura

del profesor o maestro puede desaparecer para dejar paso a nuestra propia

experiencia (que debe ser la meta de todo músico, desarrollar la propia voz y la

propia personalidad).

- El pensamiento musical:

Quizás la clave del éxito y la diferencia entre los que llamamos genios y el

común de los mortales sea el pensamiento musical.

La mayoría de los músicos a los que admiro por su capacidad “técnica” tienen algo en común: carecían de profesor de su propio instrumento pero en su casa había alguien que tocaba un instrumento de manera “amateur”1.

1 Palabra cuyo origen es amor, amante.

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Sus primeros pasos con su instrumento fueron alejados de los conceptos “bien

o mal”, “correcto o incorrecto”, “practicar-estudiar”, simplemente intentaban imitar

la música que oían en la radio, televisión, conciertos o lo que quiera que fuera. No

tenían, al menos como yo la entiendo, una preocupación técnica, tocaban por

diversión, experimentaban con el sonido, trataban de hacer cosas imposibles -quizá

sin saberlo-. Es decir, eran niños que jugaban2 con la música y que su única

preocupación en cuanto a esta se refiere, era “hacer” música.

Yo, y seguramente casi todos nosotros, he sufrido -y recalco sufrido-, la

enseñanza de un instrumento y de la música, totalmente alejada de conceptos

musicales. Una enseñanza basada en lo físico antes que en lo espiritual y en la que la

instrucción era más parecida a lo militar que a lo artístico. Una enseñanza que basa

su validez en los conocimientos acerca de cómo funciona el cuerpo por parte del

profesor (y especialmente en cómo le funciona a él).

Desde hace un tiempo yo estoy experimentando con todo lo contrario, con

unos resultados, al menos para mí, espectaculares.

De nuevo Arnold Jacobs nos pone un buen ejemplo de esta cuestión:

compara la conducción de un automóvil con la interpretación de un instrumento; un

coche está compuesto por miles de piezas que en su conjunto hacen que funcione,

el pretender entender cómo funciona cada una de ellas sería una tarea titánica.

Uno puede conducir un coche sin necesidad de saber cómo funcionan esas piezas:

el coche ya tiene incorporado un sistema sencillo de manejo que controla todo los

procesos, este sistema está diseñado para un uso efectivo y fácil.

En la interpretación pasa lo mismo: preocupándonos de la cantidad de

músculos, movimientos y partes relajadas que son deseables para tocar un

instrumento, que es lo que la pedagogía tradicional enseña, no podrás nunca

preocuparte de la música, ni siquiera del sonido. Nuestro cuerpo está dotado de un

sistema de manejo igual de sencillo que el de un coche, o incluso más; el cerebro

responde a órdenes muy sencillas, siempre y cuando tengamos claras cuáles han de

ser estas órdenes. Dando las pertinentes directrices al cerebro, el cuerpo responde

de manera inmediata; obviamente no podemos ordenar al cerebro que mueva y

relaje una serie de músculos: simplemente -al igual que en un coche no controlas la

mezcla de gasolina y aire, simplemente aceleras- tendremos que ordenar conceptos

musicales, el cuerpo ya sabe cómo hacerlo, cuanto más claro es el concepto mejor

será la respuesta.

En los siguientes capítulos abundaré en este particular con ejemplos

concretos.

2 Tocar, en el sentido de hacer música con un instrumento, es, en muchas lenguas representado con la misma palabra que define al juego lúdico (to play, en inglés)

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En los siguientes capítulos abundaré en este particular con ejemplos

concretos.

“En cuanto a esto añado que estas técnicas funcionan para casi todo, los

deportistas de élite lo llaman “visualización” es tratar de encontrar imágenes que

representen para nosotros el ideal de lo que queremos conseguir, el cerebro las

tomará como reales y al comenzar a realizar la actividad que sea en la realidad, el

cerebro ya sabrá lo que tiene que hacer y estará “entrenado”.

-Planificación:

Tan importante como todo lo anterior es saber qué estudiar y cuándo.

Llega un momento en tu vida como intérprete en que puedes echar la vista

atrás y ver todo lo que has aprendido y lo que necesitas hacer para mantener ese

estado de forma. De igual manera puedes mirar hacia delante y ver todo lo que aún

te falta por hacer.

Normalmente entre lo aprendido y lo que queda por aprender existe un

desequilibrio en el que lo menos pesado es lo ya conseguido, por eso es necesario

tener muy claro qué cosas necesitamos estudiar y hacer una planificación de éstas,

ya que sin un plan nuestro estudio se volverá caótico, lo cual no es necesariamente

malo, pero si ese caos es continuado se convertirá en contraproducente. Soy de la

opinión, al menos a mí me funciona, de que un buen plan siempre ayuda, aunque

obviamente no garantiza el éxito (entendamos por éxito la sana satisfacción con lo

hecho).

Un buen plan debe contener todos los aspectos relativos a la interpretación: todos, no debe obviar ninguno. Hacer una lista con todas las cosas que debes practicar y tratar de hacerla cada semana es una buena idea.

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Algo en lo que debemos pensar más a menudo, y hacer nuestro plan también en función de ello, es que un porcentaje mínimo de trombonistas (o músicos en general) de primer nivel desarrollan su carrera como intérpretes solistas, ya sea como líderes o como sidemen: de hecho la mayoría dedica gran parte de su tiempo al trabajo de atril y no necesariamente de jazz. Por esto debemos trabajar al menos en un sesenta

por ciento como si fuéramos trombonistas “clásicos” (odio hacer esta distinción pero es la única manera de entender el concepto), de tal manera que gran parte de nuestro tiempo de estudio debe estar dedicado a los fundamentos, rudimentos, técnicas básicas o como se quiera llamar al dominio suficiente de las habilidades necesarias para realizar nuestro trabajo.

Esta práctica debe ser llevada al extremo en todos los sentidos, de manera

que no seamos sorprendidos ante ninguna circunstancia.

Un buen sistema es otorgar a cada materia un tiempo, más o menos

determinado, pero no más del tiempo máximo de concentración, no más de 45

minutos (y preferiblemente entre unos 20-25 minutos) y después de esta materia

pasar a otra: el éxito de este planteamiento es buscar metas sencillas -alcanzables

cada día-, no la perfección, y además conseguir el no aburrirse estudiando -y

mejorar la autoestima y la autoconfianza-. Por ejemplo: supongamos que estamos

estudiando cómo mejorar nuestro sonido en el registro grave. La meta no será

hacerlo bien durante el tiempo de estudio, sino mejorar. Esto puede parecer una

obviedad, pero ahorra mucha frustración y, como dice Bart Van Lier, “si mejoras un

uno por cien hoy, sólo te quedan noventa y nueve días para lograr la perfección”.

Creo que esta manera de pensar ayuda a llevar el estudio con felicidad en lugar de

con sacrificio, evita la obcecación, se tiene el sentimiento de aprovechar más el

tiempo y además cada día tienes más tiempo para hacer más cosas distintas.

Al menos yo, ahora disfruto estudiando.

- Autoestima (desarrollo sostenible).

Pienso que una de las cosas imprescindibles a la hora de hacer música es

tener una relación estrecha y sana contigo mismo, tener un equilibrio entre lo que

eres, lo que haces, lo que te gustaría ser y lo que te gustaría hacer. A veces este

equilibrio resulta difícil, frustrante o ambas cosas a la vez.

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Tendemos a esperar más de nosotros mismos de lo que realmente estamos

dispuestos a hacer, hacemos premoniciones sobre nosotros mismos que sabemos

que no se cumplirán, creamos metas a las que nos asusta llegar, etc.

Básicamente lo que hacemos es pensar demasiado en nosotros mismos.

Bien, todo esto, y muchas más cosas que nos suceden, tiene que ver con la

autoestima (véase EGO), la confianza que tenemos en nosotros mismos, el valor que

le damos a nuestra propia experiencia y la manera en la que hemos decidido vivir

nuestras vidas.

Hace unos cuatro “ya hace bastante más en estos momentos” años empecé

a interesarme por este tema movido por mi incapacidad para disfrutar de la música

que tocaba. No diré que haya resuelto todos mis problemas, pero al menos sí que

puedo decir que soy más feliz que antes y que he vuelto a disfrutar en algunas

ocasiones de la música que toco (y escucho).

Comencé a interesarme por el Zen, y el pensamiento oriental en general, e

intenté buscarle aplicaciones al estudio de un instrumento y de la música; conseguí

entender algunos de mis temores pero no superarlos, no al menos en la medida en

que me hubiera gustado, pero pensaba -estaba convencido- que ése era el

camino.

Lo más importante que he podido aprender de esta filosofía es que hay que

respetar a la música, servir a la música, no “tocar” música: “ser” música, tocar cada

nota con el mejor sonido que tienes, cantar a través del instrumento, dejar que la

música salga de tu interior, no empujarla.

No es un reto, es una obligación con el mundo, no importa si te gusta lo que

tocas o no, tu responsabilidad como “chamán”, como privilegiado que puede

comunicarse a través de la música, es hacerla sonar lo mejor posible: es un regalo

que el mundo te da, tú debes corresponder con gratitud.

Tú no tocas, la música te toca, te hace vibrar y eso produce tu sonido.

Para ello tienes que divertirte estudiando, tienes que levantarte con ganas de

tocar, tienes que ayudarte, no culparte, tienes que dedicar tu estudio al

entrenamiento de tu ser para que deje salir la magia, cada nota que tocas es magia

y hay que tomarla como tal.

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Todo esto tiene una conclusión, al menos eso creo yo: cuando un día la

música suena “bien” no has sido tú, cuando suena” mal” tampoco has sido tú, pero

si no te premias cuando suena bien y no te castigas cuando suena mal, la música

simplemente sonará, será magia y ésa es su condición primigenia. Si te preocupas

por cómo suena, pierde su magia y su condición, no quiere decir esto que no

“importa” como suena, quiere decir que el que te preocupes no hará que suene

mejor, hará que se corte el flujo de creatividad y vitalidad al preocuparte por no

fallar y hacer el ridículo: debemos permitirnos fallar, de hecho es “fallando” como

hemos aprendido todo en la vida, si nos fijamos en los niños, ellos no hacen más que

equivocarse, buscan maneras imposibles de hacer las cosas y a veces lo consiguen,

son unos maestros del error. Y sin embargo aprenden.

Creo que hemos de replantearnos, como alumnos, intérpretes, profesores y

personas el valor del error como herramienta de aprendizaje.

“Añado aquí algo que he escrito hace poco después de unos años de

experiencia como profesor de niños en un proyecto maravilloso:

Cómo enseñar a los niños.

-En primer lugar creo que hay que tratar a los niños con respeto, amor,

delicadeza pero también con disciplina y exigencia, los niños entienden casi

cualquier cosas si se les es explicada como lo que son, personas -obviamente

primero hemos de tener claro que es lo que se quiere explicar-.

-No hay mejor explicación que la demostración por parte del profesor de

aquello que queremos que entiendan, yo uso la visualización y el ejemplo como

herramientas que me dan fantásticos resultados por ejemplo:

-Trato de que siempre entiendan todo desde la voz,que asocien las cuerdas vocales a los labios, que toquen como si cantaran. El domino del aire, la articulación , el sonido, el ligado de armónicos, el fraseo, etc, se trabaja desde la voz.

Les hago imaginar que están cantando y de hecho casi todo lo que hago

con ellos es cantado antes de pasarlo al instrumento.

-Cuando trabajamos el control sobre el aire les hablo de globos, agua,

proyección espacial, ríos, grifos, cuerdas tensas, arcos y flechas, etc.

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-Trabajando la articulación les hago entender como cuando hablamos o

cantamos la lengua y la cavida bucal cambian sin necesidad de cortar el aire y de

hecho lo hacemos, hablamos, cantamos utilizando silabas que les ayudarán a

articular en el trombón.

-Siempre realizo yo primero los ejercicios de manera que ellos relaccionen la

explicación con el sonido.

-Nuevas tecnologias (no tan nuevas):

Una de las herramientas que más me ayudan a la hora de trabajr es el video,

yo grabo ejercicios, canciones, cualquier cosas que crea oportuna en una cámara

que después subo al youtube o algún sitio similar de manera que los alumnos

puedan verlo desde casa en su tiempo de estudio, de esta manera tienen un

profesor "virtual" siempre que lo necesitan, de igual manera tambien les grabo a

ellos, es algo que les divierte muchísimo y les incentiva (con permiso de sus padres

claro).

Por qué hago esto, para mi esta claro que la técnica del instrumento no

puede ser trabajada adecuadamente por un niño de esta edad sin supervisión por

lo tanto yo ocupo más de la mitad de la clase en conceptos y ejercicios técnicos así

como en la explicación y la aplicación de éstos. El repertorio es revisado solo al final

de cada clase ya que éste ha sido anteriormente grabado en video y los alumnos

han podido trabajarlo en casa -aprender las posiciones (incluso sin saber las notas

solo mirando y escuchando)- de ésta manera el alumno se divierte en casa y hace el

trabajo duro en clase con el profesor donde resulta más rápido, eficiente y

enriquecedor.

Limitaciones:

Encuentro que la mayoría de limitaciones que tienen los alumnos han sido

"provocadas" por algún profesor, o por mi mismo.

Los niños tienen una capacidad asombrosa de asimilación y con un trabajo

adecuado y desenfadado pueden llegar a niveles increíbles.

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Frases o pensamientos como "esto es demasiado complicado para ti" o " esto

ahora no lo entenderás" crean limitaciones y tabús en los alumnos, es cierto que hay

conceptos que requieren madurez, tiempo y practica pero siempre hay que intentar

ir hacia el máximo, con cuidado, pero yo me sorprendo cada día de lo que pueden

hacer mis alumnos.

No los limitemos dejemos que sean ellos los que encuentren sun máximo

Talento:

-Nunca he creido en el talento, pienso que todos podemos relizar cualquier

cosa siempre que nos guste y nos sea enseñada de manera adecuada, he visto

como alumnos que creía que no podrían con su tarea lo han conseguido después,

eso si, de un trabajo psicológico y pedagógico muy intenso, pero todos pueden.

Por supuesto los hay que tienen ciertas capacidades mas desarrolladas tanto

físicas como psiquicas, pero todos pueden llegar a disrutar de la música.”

Hemos de ser como niños, disfrutar como niños, sentir como niños, maximizar

todos esos procesos: piensa en cuando un niño te ve tocando, piensa en esos ojos,

en la expresión de sorpresa. Imagina que cada día que tocas es el primer día de tu

vida haciendo música (o el último), vive esos momentos como si fueran los más

importantes que nadie jamás haya vivido (esto se puede aplicar al resto de tu vida).

El camino que queda es largísimo, pero será un placer recorrerlo y, además,

no hay ninguna prisa.

Victor Correa Músico, pedagogo y compositor

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ENTREVISTA A JORDI A. JAUSSET ¿Quién es Jordi A. Jauset? ¿Cómo te definirías? Una buena pregunta para empezar… No es fácil definirse uno mismo aunque, en teoría, deberíamos ser quiénes mejor nos conocemos. Bien…me definiría como una persona curiosa, con muchas inquietudes (a veces demasiadas), y en función de las distintas etapas de mi vida he priorizado unas u otras. Podría resumir, como síntesis, que nací músico, me formé como ingeniero, y después de una larga trayectoria profesional en los medios de comunicación (desempeñando diversas tareas y responsabilidades directivas), actualmente compagino mi actividad universitaria docente con la divulgación, a través de mis libros y conferencias, de los efectos beneficiosos de las terapias musicales. ¿Cómo nace tu interés por la música? En los últimos años, por diversas razones, me he reencontrado con la música recordando mis intensas vivencias como intérprete durante ni niñez y adolescencia. Hoy día mi interés no es tanto a nivel de interpretación, pues no dispongo de tiempo para la práctica diaria, sino como estudioso de los efectos que nos produce. Como ingeniero me pregunto siempre el por qué y, me he dado cuenta, que hay un largo camino por investigar y recorrer. De hecho, es una búsqueda y a la vez divulgación, de todo lo positivo y beneficioso que puede ser la música para los seres vivos y, en particular, para las personas. ¿Qué te impulsó iniciarte en el campo de las terapias musicales? Entiendo que pueda parecer algo extraño y fuera de lugar el hecho de que un ingeniero de telecomunicación divulgue las propiedades terapéuticas del sonido y de la música. Sin embargo, no lo es, si tenemos en cuenta que es el resultado de lo que yo llamo un “coctel” con los siguientes ingredientes:

1. Mi intensa formación y actividad musical desde los 3-4 años hasta los 16.

2. Mi interés, desde la adolescencia, por las terapias naturales (no me gusta la palabra alterativas pues considero que son complementarias a las convencionales)

3. Mis conocimientos de sonido y acústica debido a mis estudios de ingeniería.

Si a estos ingredientes añadimos mi interés sobre el funcionamiento del cerebro y mis estudios actuales sobre psicobiología y neurociencia cognitiva, creo que ya puede resultar más comprensible. De alguna manera intento aunar y canalizar mis conocimientos en diversos campos hacia aquello que hoy día me resulta muy interesante y, creo, pendiente aún de mucha investigación.

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. Jausset

La música nuestra atmósfera vital que nos acompaña, ¿es un simple entretenimiento? No cabe duda de que la música puede servir como entretenimiento, es una de sus aplicaciones. Con ella bailamos, cantamos, sentimos placer,….Pero hay otras muchas funciones, como por ejemplo, la socializadora. En sus orígenes la música era una actividad “social” necesaria, entre otras cosas, para crear lazos de cohesión, de unión entre los distintos miembros o componentes de las tribus y, así, sentirse más fuertes. También, desde tiempos ancestrales, estuvo presente en rituales sanadores, chamánicos, religiosos,….La música siempre ha acompañado al ser humano en cualquier faceta de su actividad y puede decirse que nació con el hombre. ¿Qué es el sonido? El sonido, que yo defino como la materia prima de la música, en realidad es una percepción de nuestro cerebro, a partir de una información o energía acústica que procede de un movimiento o vibración. Hay quién lo define como “aquello que se oye”. Aunque parezca imposible, el sonido no existe físicamente, pues es una percepción que se “decodifica” en nuestro cerebro. Lo que, en realidad existe es una energía acústica que se origina a partir de un movimiento y según cuál sea el ritmo de variación, nuestro sistema auditivo podrá “traducirlo” en una sensación “sonora”…

¿Cómo podríamos definir la sonoterapia? De una forma simple, como una terapia que utiliza los sonidos como medio para mejorar nuestra salud. Dado que el sonido procede de una vibración, podemos utilizar los efectos derivados de la “percepción” del sonido a través del sistema auditivo (igual que la musicoterapia) o la propia vibración directa que impacta y se propaga por nuestro organismo, siempre y cuando se den las condiciones necesarias para ello (potencia, frecuencia, etc). En este último caso suele hablarse, según determinados autores, de vibroacústica en vez de sonoterapia. Personalmente no acabo de entender que no se profundice más en el estudio del sonido en los planes de estudio de los master de Musicoterapia en nuestro país. Es evidente que la principal herramienta del musicoterapeuta es la música y, por tanto, el sonido, y me he dado cuenta de que es un gran desconocido del profesional musicoterapeuta. Para mi, no tiene sentido la diferenciación entre musicoterapia y sonoterapia y ésta debería estar incluida, en los estudios oficiales de musicoterapia.

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Cuando se habla de sonoterapia, muchos creen que se trata de algo esotérico, cuando no un fraude… ¿Se ha acercado la ciencia a la sonoterapia?

En mis obras, dada mi formación como ingeniero, intento siempre exponer los distintos fenómenos en base a lo que la ciencia puede explicar, o mejor dicho, en base a lo que yo puedo explicar de acuerdo con mis limitados conocimientos. Está totalmente constatado que determinados sonidos pueden inducirnos a un estado de relajación y, por tanto, ser útiles como remedios temporales para la ansiedad, estrés,… Y que una determinada vibración (por ejemplo infrasonidos) puede perjudicarnos y producir sensaciones de náuseas y mareos. Quizás, en este último caso, haya carencia de estudios acerca de los beneficios de la exposición a determinadas vibraciones directamente en el cuerpo, ya sea mediante sofisticados equipos o con un simple diapasón o cuenco tibetano, por ejemplo. ¿Qué aplicaciones terapéuticas tiene la voz? ¿Puede servir la voz para reequilibrarnos? Con la voz, tal como se utiliza en sonoterapia, podemos recibir por ejemplo un baño de sonido. El terapeuta proyecta su voz, emitiendo distintos sonidos, directamente en distintas zonas de nuestro cuerpo. Produce efectos de relajación y es de gran eficacia según los terapeutas vocales para desbloqueos emocionales. Pero hay muchas otras aplicaciones: todos sabemos que si estamos asustados y cantamos nos ayuda a tranquilizarnos. Si cantamos en un coro, es habitual que al finalizar los ensayos nos encontremos rebosantes de energía. Es una buena opción para el tratamiento de la depresión, entre otros, por el efecto socializador y la generación de endorfinas. En musicoterapia, como sabes, también se utiliza mucho el canto, ya sea como medio de cohesión para un tratamiento grupal, para evocar recuerdos agradables y/o incluso para facilitar el proceso de determinados problemas de comunicación en distintas enfermedades. ¿Existe suficiente investigación en España?

Creo que sí existe investigación, pero no suficiente, y la poca que hay es más bien

aislada e individual. En los últimos años la musicoterapia se ha ido extendiendo

por nuestro país y empiezan a ser más habituales sus aplicaciones en centros

hospitalarios, pero falta aún más apertura social de manera que los

musicoterapeutas, con la titulación correspondiente, sean considerados y

aceptados como profesionales de la salud.

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Sería muy importante que existiera un centro o institución nacional

especializado en la investigación música-cerebro-bienestar, como existe en otros

países. Daría un gran impulso a la divulgación de los avances científicos en este

campo y a la implantación y desarrollo de las terapias musicales en los centros de

salud.

¿Qué se te ocurre, tal como está hoy la situación, para que podamos

dedicarnos en exclusividad las personas que desde años lo hacemos con tanto esfuerzo y en silencio? ¿Cómo podemos conseguir financiación? Quizás una opción sería contar con una Asociación potente. Desconozco la

situación particular de nuestro país, aunque creo que hay muchísimas

Asociaciones, quizás demasiadas. Con una buena Asociación posiblemente sería

menos difícil obtener recursos y mantener una presencia más visible y

consistente en la sociedad.

Dada la situación actual de crisis, es ya imposible la financiación pública. Habría

que dirigirse hacia las instituciones privadas y/o buscar patrocinadores o

mecenas. No olvidemos que el campo de actuación de los musicoterapeutas es la

salud, un bien muy preciado y cada vez más escaso.

¿Puedes darnos tu dirección web y los títulos de tus obras publicadas? Como no, ¡Encantado! Mi página web es www.jordijauset.es. En ella encontraréis

información de mis actividades, publicaciones, difusión en los medios, así como

otras informaciones interesantes (artículos, vídeos y noticias) relacionadas con la

musicoterapia, la neurociencia y el sonido.

En cuanto a las obras que he publicado, en el campo de las terapias musicales son

las siguientes:

• Música y neurociencia: la musicoterapia (UOC, 2008)

• La musicoteràpia (catalán, versión reducida de la anterior. UOC, 2009)

• El sonido, música y espiritualidad (Gaia, 2010)

• Terapia de sonido ¿Ciencia o dogma? (Luciérnaga, 2011)

Cualquier sugerencia, comentario y crítica constructiva será bien recibida. A

través del correo electrónico [email protected] las podéis hacer llegar.

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Jordi A. Jauset es doctor en Comunicación, ingeniero y músico. Profesor e investigador en la Universidad Ramón Llull (URL). Divulgador de las aplicaciones terapéuticas del sonido y de la música.

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EL ÁRBOL DE LA VIDA*

(Terrence Malick, 2011) Por Ignacio Castro Una historia de vida familiar, música, religión, sueños y

frustraciones en la Texas de los años cincuenta. La cámara

vaga entre recién nacidos, árboles iluminados, ventanales,

humanos que oscilan entre el miedo y el amor, la cólera y la

piedad. La superficie del mundo enseguida parece la máscara de

un interior que está en todas partes y no cabe en ninguna. Incluso en sus posibles defectos, es difícil describir esta

película. Para empezar, cada momento de ella es tan complejo

que habría que verlo tres veces. A pesar de diez minutos

iniciales y diez finales que tal vez sobran (tampoco es

seguro, después de la conmoción que producen las dos horas del

medio), El árbol de la vida tiene algo de sobrecogedor.

También de insoportable, según algunos. La hierba y los

árboles son el modelo de una metafísica en la que los hombres

son sólo raíz oscura que sueña con cielos. Cada latido humano

compone un todo orgánico con las figuras caprichosas del suelo

y las nubes. El universo recomienza en cada segundo, un momento que tiene

siempre efectos incalculables en el devenir de lo real. Malick

rehace el mundo (una clase de música, una tarde, un año) desde

las astillas del tiempo muerto, con intervalos aparentemente

insignificantes. La piedra rechazada se convierte en angular.

A partir de una afluencia constante de jirones, mudos o de

expresión difícil, El árbol de la vida nos devuelve una

existencia casi irreconocible, con el temblor de un inicio en

cada instante. El impacto “religioso” del film (sin duda, incómodo para

nuestra ideología) proviene de

esta selección de lo insignificante, de una experiencia

mesiánica del tiempo que la cámara capta segundo a segundo.

Proviene más de esto que del discurso explícito, a veces

extremadamente poético… insoportablemente “lento” para el

público que a ver una película de grandes estrellas. Bajo su

envoltorio comercial, toda la cinta es como una inmensa

oración por lo que está en juego en cada tic-tac de nuestro

minutero.

OS RECOMIENDO

El árbol de la vida*

(Terrence Malick, 2011)

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El cansancio nos hace receptivos a la epopeya de cualquier ser

vivo, diría Handke. Insectos, agua, polen, hojas, hombres:

todo transita, entrelazado. Más que otra “teoría de la

evolución”, Malick ensaya una práctica de la revolución en

cada momento y cada acto, que aparecen encadenados al enorme

arrastre de la materia. Como una versión “bíblica”

de Americanbeauty, el último trabajo de Malick bebe más en una

metafísica norteamericana que hemos olvidado que en la

habitual sociología. De un lado, intercaladas con imágenes

familiares de la vida cotidiana, se muestran formas geológicas

torcidas por la erosión, el viento, la fuerza del agua, la

ebullición del material pululante del universo. De otro, lo

equivalente a los elementos es para los humanos “Dios”, a

quien apenas se nombra en vano. Sólo voces susurrantes, con

frecuencia femeninas, mantienen una continua plegaria

(Keep us) hacia esa fuerza oscura que anima el entorno

natural. Tanto el “orden” de la naturaleza como las figuras de

lo divino, dos reinos paralelos, son más cuánticos que

newtonianos, pues se mantienen en un espesor incalculable.

Las voces de los protagonistas susurran desde un alma humana

no menos volcánica que la naturaleza. Ambos, tierra y hombres,

viven profundamente alterados, sujetos a accidentes

imprevisibles. La vida humana es como una planta, parece

querer decirnos Malick. Naces, creces, temes, amas, aras,

mueres. Sea cual sea el orden de los actos, las raíces se

pierden en un rumor de fondo que impulsa esta

voluntad aérea en las ramas de los árboles y en la música de

los humanos. Brahms resuena en una sala de Texas no menos

secreto que las ramas que nadie mira.

Formas terrenales monstruosas, desiertos, viento. La pobreza,

el sufrimiento y la muerte. Y el amor, atravesando todo ese

magma en ebullición. Inolvidable, el joven Jack llora como un

animal herido. “¿Tú también morirás, madre?”. Si no amas, dice

una de las voces, tu vida transcurre como un destello.

No se trata en El árbol de la vida de un Dios antropomorfo. No

sólo porque el misterio de las formas exteriores aparece

continuamente como referente, sino porque los seres humanos

están atravesados por las mismas fuerzas anónimas que

retuercen el agua y las rocas.

OS RECOMIENDO

El árbol de la vida*

(Terrence Malick, 2011)

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En cada ojo de pez, todos los mares. En cada árbol, la

compleja maraña del mundo. Un

constante infinitoen acto elimina de raíz cualquier pretensión

de narración lineal o causalidad mecánica. El amor altera el curso de las vidas no menos que el agua, el

hambre y el viento. Hombres y bestias están enlazados por el

empuje de una energía fortuita y violenta, aunque abierta

también al sufrimiento del otro. Cada palabra tiene

consecuencias incalculables en un universo multiplicado,

cargado en cada instante de relaciones. La película no es

exactamente alegre, más bien lo contrario, pero trasmite un

rumor impresionante en cada instante. Rumor a la fuerza

ininteligible para esa parte del público que ha ido a ver una

superproducción donde aparecen dinosaurios e ídolos de

Hollywood; finalmente se encuentra ante un largo monólogo,

lento e incomprensible. Es normal también que los aficionados

al cine pop, aquellos que tienen a Tarantino o Almodóvar como

modelo, se sientan irritados y hablen de grandilocuencia

vacía.

“Hago lo contrario de lo que quiero, hago siempre lo que

odio”, dice un atormentado Jack adolescente. La trascendencia

no tendría entidad si hubiera una justicia visible en el

mundo, un sentido que se adaptase fácilmente a los intereses

del hombre: “Nunca he faltado a mi trabajo. Doy limosna todos

los domingos”, se queja el señor O’Brien, padre de Jack,

cuando le despiden. Malick ensaya una especie de ordalía para

el mismo Dios, pues le pide que confiese su fe hacia el mundo

en medio del tormento que es vivir. “¿Cuándo te perdí?”, dice

una de las voces. Son las grietas de la inmanencia las que

arraigan la trascendencia, como si Dios viviera de la crisis y

la perpetua metamorfosis de la materia.

Cuando Jack adulto recorre en ese “mal día” (¿el aniversario

de la muerte de su hermano?) su oficina acristalada, hablando

por el móvil con su padre, dando órdenes a sus empleados,

discutiendo con sus jefes o volviéndose al paso de una mujer,

el sentido humano está roto en frases cortadas. De manera que

incluso la radiante empresa es un templo de ecos, de los que

no tenemos una traducción tranquilizadora. Esta

discontinuidad, un inquietante misterio en el que puede

pasar cualquier cosa, es esencial a la película.

OS RECOMIENDO

El árbol de la vida*

(Terrence Malick, 2011)

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También los hermanos de Jack y sus amigos deambulan por los

alrededores sin que sea patente qué buscan, como si la vida

flotase en suspenso, en medio de un lenguaje roto de palabras

y miradas sueltas. Y no es que el enfoque sea nihilista

y falte sin más el sentido. Más bien se trata de que el

sentido resulta intrincado porque se agolpa en cada punto. El

resultado es este suspense existencial que mantiene a unos en

vilo y desespera a otros. Otros que tampoco se pueden ir de la

sala, pues comprenden que están ante una obra enorme. “Hermano. Madre. Padre. Estáis en mí”. Más que lo religioso,

lo incómodo de esta entrega de Malick es la relación íntima

con la muerte, con la vida secreta de lo muerto y lo

inanimado. En cada individuo, en cada fragmento del universo

físico, las voces de todos los muertos. Por eso las siluetas

de los hombres se intercalan con paisajes geológicos. Hay algo

de los trascendentalistas en Malick, una espiritualidad

terrenal que está en lo mejor de la tradición estadounidense,

de Emerson y Whitman a la Beat Generation. La poesía lacónica del guión, como un rezo entrecortado, hace

más impactante el paseo infinito de la cámara por el amor y la

muerte, por las raíces y las ramas, pues ese viaje (como el

debate entre el bien y el mal en la cabeza de Jack: “¿Para qué

ser bueno si nadie lo ve?”) carece del consuelo de un

discurso, de lo que llamaríamos simplemente una filosofía. Al

retirar la continuidad a la banda sonora y visual del guión,

Malick consigue crear tal clímax de concentración sensitiva

que una simple palabra (Brother!) genera un mundo de

sensaciones. No extraña que la película, que “triunfó” en

Europa después del premio en Cannes, sea un completo fracaso

en EEUU. Y esto no sólo por su complejidad formal e

intelectual. Es posible que precisamente lo que se entiende,

ese mensaje de amor paleocristiano entre los Hijos, el

misticismo de una comunión desde el fracaso, resulte

insoportable en la nación que practica el culto al éxito. Incluso las partes “sinfónicas”, que no gustan fácilmente,

pueden llegar a encajar. Desde el mensaje inicial de Job (38,

4, 7), esa queja de un hombre justo que cumple con el prójimo

y le pregunta a su Dios: “¿Dónde estabas mientras duraba mi

tormento?”, la película es un largo rodeo para recuperar la

Gracia en un mundo que Dios abandona, donde no está presente

para cambiar el curso de las cosas.

OS RECOMIENDO

El árbol de la vida*

(Terrence Malick, 2011)

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Por el contrario, ese Ser deja hacer a la naturaleza: “Envía

moscas a heridas que debería sanar”, dice la voz de ella.

También “Miente”. Pero se le hacen a lo divino continuos

reproches para recuperar un poder benéfico a través del amor

por la pobreza que nos rodea. El discurso inicial que las

monjas le decían a la señora O’Brien en su infancia era

aproximadamente: “Tenemos que elegir entre dos vías, la de la

Naturaleza y la de la Gracia. La una no quiere ser

contrariada, es egoísta, imperial, usa la fuerza, no soporta

la competencia. La otra vive de las injurias que se le

infligen, soporta el abandono, las ofensas…”. Pero esta

dicotomía es después deconstruída a lo largo de la cinta,

puesto que la Gracia no consigue arrancar al hombre de las

miserias, ni de la injusticia natural. Al contrario, sólo por

ese dolor tiene sentido la oración, la plegaria que consigue

convocar a lo divino entre nosotros.

Impresiona la constante atención de Malick a la pobreza:

lisiados, hombres que mueren en la hierba, niños ahogados o

marcados por el fuego, pobres alcohólicos que delinquen,

negros indigentes, perros que vagabundean. Ante un pordiosero

detenido, el joven Jack pregunta angustiado: “¿Le puede pasar

a cualquiera?”. Incluso para los que se aburren, la película

no deja ni un minuto de descanso, pues está cargada de una

misteriosa inminencia, tanto en los avatares geológicos como

en las contingencias humanas. Como si el accidente fuera la

manera en que se manifiesta una necesidad infinita que el

hombre no puede comprender, sólo aceptar o ignorar.

Y aceptar es amar esa riada imparable. Si aguantamos la

tensión (el tedio, según algunos) incluso el mandamiento final

puede sonar bien: “Ama lo que te rodea. Sin amor tu vida

transcurrirá como un destello”. Hay algo del amor también en

ese dinosaurio que retiene su pata y no aplasta la cabeza de

una cría enferma. “Antes no sabía cómo llamarte”, dicen las

voces dealguien. Es como si Malick intentase decirnos que lo

divino resucita simplemente si amamos lo terrestre: “Estaba

tan enfurecido con el mundo que no veía la gloria que me

rodea”.

OS RECOMIENDO

El árbol de la vida*

(Terrence Malick, 2011)

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Aunque lo peor para nuestro evangelio laico llega al final,

la subversión por aceptación que se produce en esa playa del

reencuentro, donde se bañan los pies todos los seres

desaparecidos: “Te entrego a mi hijo”.

Ignacio Castro Rey. Madrid, 29 de enero de 2012

Filósofo, escritor y crítico de arte

OS RECOMIENDO

PELÍCULAS: T. Malick (Waco, Texas, 1943) es autor de cinco films solamente. Además del que comentado por Ignacio Castro “El árbol de la vida”, Ignacio

nos recomienda:

Malas tierras (Bad lands,1974)

Días del cielo (Days of heaven,1978)

La delgada línea roja (The thin red line,1998)

El nuevo mundo (The newworld, 2005)

El cambio: http://www.youtube.com/watch?v=qa8rHDzlSsA Sobre enfermedad en la alimentación: “Alimentos transgénicos” http://www.youtube.com/watch?v=8yFCad3XOBQ&feature=related “ El mundo según Monsanto” http://www.youtube.com/watch?v=LdIkq6ecQGw Páginas web: http://www.nmtc2012.fi/ www.victorcorrea.info

www.ignaciocastrorey.com

http://www.musicoterapiagimvalencia.com/sitioweb/bienvenida.html http://danzasdelmundo.wordpress.com/ http://www.mamalisa.com/

http://www.luispescetti.com/

Ag

en

da

CONGRESOS, CURSOS, CONFERENCIAS…

MUSICOTERAPIA

http://www.nmtc2012.fi/ http://www.itgbilbao.org/cursos-verano-mt-2012/ http://moncayo.unizar.es/cv/cursosdeverano.nsf www.agruparte.com (Escuela de verano del 2 al 5 de julio 2012) www.agruparte.com/noticias/colonias-verano-2012-es.html (colonias de verano)

OTROS www.plandeciencia.com/servlet/s.Sl www.enfermedades-

raras.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1511%3Afeder-en-las-i-jornadas-sobre-er-en-la-universidad-complutense-de-madrid-&catid=1%3Alatest-news www.armoniafestival.org

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¡COLABORA EN EL RESONANCIAS! Como sabéis el Resonancias está hecho POR y PARA los socios. Envíanos tus “Os Recomiendo”, eventos interesantes para la “Agenda” o danos tu “Visión de Profesional”. Escríbenos al correo de la asociación [email protected] TRÍPTICO Si creeis que el tríptico de APM puede ser de interés para vuestro entorno, contactadnos para que os los enviemos. NUESTRA WEB: FACEBOOK En la última Asamblea General, hemos decidido crear la página web en cuanto sea posible. Mientras, se nos ha ocurrido crear un espacio en facebook a través del cual podremos estar en contacto. Como tod@s sabeis, facebook es una red social gratuita que cuenta con un chat, en donde las socias y socios tendremos un lugar para nuestros comentarios, información, videos, etc. Esta información tendrá “cierta” privacidad. Os advertimos de esto pues, aunque la información que colguemos sólo la podemos ver las personas que pertenezcan a este grupo “APM, profesionales de Musicoterapia”, los dueños de facebook, por contrato, tienen algunos derechos sobre esta información que pueden utilizar si lo desean. IMPORTANTE: La Junta Directiva de la APM no se responsabiliza ni asume necesariamente las opiniones ni los criterios expuestos en los artículos enviados por los invitados y los socios para su publicación.

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NOMBRE APELLIDOS ÁREA DE ESPECIALIZACIÓN E-MAIL Jorge Apodaca Aisa ZARAGOZA [email protected] Aintzane Arana Oregi Clínica BERGARA (GIPUZKOA) [email protected] Lidia Ayllón Ramos Educación + GIM (BARCELONA) [email protected] Susana Ballesta Fdez-Galiano Educación SEVILLA [email protected] Camino Bengoechea Menéndez Clínica BOADILLA DEL MONTE

(MADRID) ICATA@telefónica.net

Rosa María Berjillos Luque Alzheimer LUCENA (CÓRDOBA) [email protected] Inés Blasco Martínez Parálisis cerebral TARRAGONA [email protected] Marta María Calvo Triana Educación GRANADA [email protected] Jorge Cavia Pérez Inmigración, VIH/sida,

drogodependencias+ GIM, EL MÉDANO jorge@fundacionhugo pomar.org

Carolina Cid Alfaro Educación BILBAO (VIZCAYA) [email protected] Miguel Angel Diví Castellón Maternidad, infancia, autismo ZARAGOZA [email protected] Marta Eslava Uruñuela Musicoterapeuta en el centro Valle del

Roncal PAMPLONA [email protected]

Arantza Etxebarria Educación, NEE, + GIM, LEIOA /BIZKAIA [email protected]

Montserrat Farré Morancho Educación Especial. Autismo. VALENCIA Sofía Fdez de Arróyabe Iza Geriatría VITORIA [email protected] Esther Gabiola Arzubieta 3ª edad, Alzheimer, enfermos terminales

LEKEITIO (BIZKAIA) [email protected]

Lorena García Caro 3ª edad y Salud Mental VITORIA-GASTEIZ

[email protected]

Ana Lidia García Rodríguez Atención temprana VITORIA [email protected] Sara Garín Luengo Educación ZARAGOZA [email protected] Anna Garí i Campos Clínica BARCELONA [email protected] Sandra Gerónimo Marmol ULLDECONA (TARRAGONA) [email protected] Ana Gobantes de Miguel BARAKALDO (BIZKAIA) [email protected] Mª Ángeles Godino Delgado Niños y adolescentes en riesgo social

BARCELONA [email protected]

Ascensión González Martín Educación VALLADOLID www.albeniz.org [email protected] Mariano Hurtado Bravo IRÚN (GIPUZKOA) [email protected] María del Mar Izquierdo Rosique CARTAGENA (MURCIA) [email protected] Xuxuna Juanes Ariznabarreta Neurosis, desarrollo personal URUÑA [email protected] Idoia Lekue Peña DONOSTIA (GIPUZKOA) [email protected] Arantxa Lizaso Pellejero Educación LASARTE-ORIA (GIPUZKOA) [email protected] Igor López Gómez Educación BURGOS Montserrat López Merino SANTIAGO de COMPOSTELA [email protected]

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NOMBRE APELLIDOS ÁREA DE ESPECIALIZACIÓN E-MAIL Miriam Lucas Arranz Clínica PORTUGALETE (BIZKAIA) [email protected] Alba Manyoses i Casso Escuela de música, BARCELONA [email protected] Elvira Martín Martín salud mental, discapacidad

intelectual, TEA, comunitaria, HUESCA

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Maite Martínez Pérez Educación VILANOVA I LA GELTRÚ (BARCELONA)

Anna Muntané i Triginer Educación BARCELONA [email protected]

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Ana Navarro Wagner Musicoterapeuta, sensibilización musical, Método Dalcroze en el Institut Llongueres, BARCELONA

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Laura Navarro Saridó CALTERTELLÇOL (BARCELONA) [email protected] Carme Nonell Burrull GIM, BARCELONA [email protected] Mª Montserrat Obeso Villaverde SANTANDER [email protected] Iratxe Ocerinjauregui

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Isabel Ortega Oyarzabal MADRID [email protected] Silvia Pacheco Discapacidad: embarazo, niños (0 a

2), adultos L'ALCÙDIA (VALENCIA) [email protected]

Leire Pagalday García ESKORIATZA (GUIPUZCOA) [email protected] Dolores Pancorbo Moral Clínica, Oncología MAIRENA DEL

ALJARAFE (SEVILLA) [email protected]

Marta Pecourt TEA y TGD, VALENCIA [email protected] Elena Pérez Sáez de Buruaga Clínica, autismo

PORTUGALETE (BIZKAIA) [email protected]

Sheila Pereiro Martínez Esp autista, 3ª edad VITORIA [email protected] Gloria Pol Rotger POLLENÇA (MALLORCA) [email protected]

Karmele Prat Mendizabal DEBA (GIPUZKOA) [email protected] Elena Redero García- TDAH, Educación Especial, SEVILLA [email protected] Mª José Roda Martín Educación TARRAGONA [email protected] Elisabet Sánchez Caroz Psicosis y autismo infantil

BARCELONA [email protected]

Marta Santiago Garaikoetxea LOIU (BIZKAIA) Eva Sorolla i Lerma VALENCIA [email protected] Oihane Toledo Coetabarria URRETXU (GIPUZKOA) [email protected] Esperanza Torres Serna VITORIA [email protected] Ainhoa Torrijos Legareta Crecimiento personal y creativo, ed.

Musical creativa BILBAO [email protected]

Miriam Uriguen Arrizabalzaga GERNIKA-LUMO Belén Valero Zayas Comunicación - Relación MADRID [email protected] Yolanda Vicandi Romero AMOREBIETA (VIZCAYA) [email protected] Anna Vilella Balcells Niños riesgo social ALFORJA

(TARRAGONA) [email protected]

Aurora Zamarreño Tobaruela FUNDACIÓN ASPACE ZARAGOZA [email protected]

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DATOS PERSONALES: Nombre: ..................................................................................................... Apellidos:.................................................................................................... D.N.I:............................................ Dirección:...................................................................................................... Localidad:............................................................. C. Postal: ......................... Provincia:...................................................................................................... Teléfono/s:.................................................................................................... e-mail:......................................................................................................... FORMACIÓN: Titulación:................................................................................................... Formación en musicoterapia: ......................................................................... Area de especialización:............................................................................. Otros estudios a destacar:......................................................................... DATOS PROFESIONALES: Lugar y ámbito de trabajo: ....................................................................... Dirección:...................................................................................................... Localidad:..................................... C. Postal:.................................................. Provincia:..................................... Teléfono:................................................. e-mail:......................................................................................................... Los datos que están en negrita serán utilizados en el apartado “Buzón de asociados” del Boletín Revista de la Asociación. Si quieres que alguno de los datos no conste en este apartado, por favor señálalos con una cruz. Solicito mi admisión en la Asociación de Profesionales de la Musicoterapia (APM) en calidad de socio (señalar con una x): Profesional Estudiante Institución

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Nombre y apellidos del titular: Entidad.......................................................................................................... Oficina...............DC..........Cuenta................................................................... Nombre del socio/a: ……………………………………………………………………………........ Señores; les ruego atiendan, con cargo en mi cuenta/libreta y hasta nueva orden, los recibos que periódicamente les presentará la Asociación de Profesionales de la Musicoterapia para el pago de mis cuotas como socio.

En ........................, a............ de ............................... de .............

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La asociación de Profesionales de la Musicoterapia (A.P.M.) es una asociación sin ánimo de lucro, fundada en noviembre de 1997. Fue constituida con el objetivo de representar, reconocer y regular la profesión del musicoterapeuta en España. La A. P. M. se ha preocupado, desde un principio, por el reconocimiento y la regulación jurídica y profesional del musicoterapeuta en nuestro país. Así como de la protección del correcto ejercicio de nuestra profesión. Existen tres formas de vincularse a la Asociación:

� Como miembro Profesional: Tendrá la calidad de socio/a profesional quienes posean una titulación universitaria y un mínimo de 600 horas de formación teórica y 200 horas de práctica en Musicoterapia

� Como miembro Estudiante: Tendrá calidad de socio/a estudiante todas aquellas

personas que se encuentren en período de formación en el área de Musicoterapia.

� Como Asociación o Socio Afiliado: Tendrán calidad de asociación o socio afiliado

aquellas entidades o personas que por su ámbito de trabajo estén interesadas en la musicoterapia.

CUOTAS DE LA ASOCIACIÓN DE PROFESIONALES DE LA MUSICOTERAPIA Para formalizar el ingreso en la asociación, además de enviarnos la ficha de inscripción con tus datos, es necesario completar el pago correspondiente a la calidad de socio en el que te incluyes y rellenar el boletín de domiciliación bancaria. Las cuotas son las siguientes:

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Socio Profesional Socio Estudiante-Afiliado Primer año Inscripción 18 є 12є Cuota Anual 45є 33є Total 63є 45є Años sucesivos 45є 33є