Reseña bibliográfica de ‘Fecundidad Indígena’ · RESEÑA BIBLIOGRÁFICA DE ‘FECUNDIDAD...
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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA DE ‘FECUNDIDAD INDÍGENA’ Annie Fergusson * [email protected]
La Trobe University, Spanish School, Melbourne, Australia
Resumen
Publicado en 2010, este estudio etno-demográfico de Germán Vázquez Sandrin
afirma como propósito central el ‘describir las características del cambio del
comportamiento reproductivo de las mujeres indígenas e identificar las causas de
dicho cambio entre las explicaciones que brinda la teoría sociodemográfica’ (Sandrin
2010: 277). La población de la investigación está compuesto por los pueblos rurales
con mayor presencia indígena. Por el uso de datos de la EDER, la ENADID y el Censo
de 2000, Sandrin destaca puntos de vistas tanto ‘horizontales’ como ‘verticales’.
Aunque no hay evidencia de una extinción paulatina de la población indígena entera
del país, hay indicadores de un descenso de la fecundidad dentro de grupos indígenas
en la categoría de monolingüe, o sea, sólo hablantes de su idioma indígena. En
resumen, Sandrin combina una investigación cuantitiva con tendencias cualitativas
para acercarse al perfil socioeconómico y cultural, entrelazado con la identidad, y así
determinar los comportamientos subyacentes de los datos estadísticos.
Palabras clave: sociodemografía, comportamiento reproductivo A cierto nivel, la complicada dinámica de la identidad indígena – no sólo en México
sino en todo el continente América Latina – se convierte en sujeto central de este
estudio sociodemográfico. El mismísimo término ‘indígena’ mucho veces se veía
omitido tanto en nombre como en concepto de los censuses de los paises latinos desde
sus principios coloniales. Si las políticas dominantes tenían tanta dificultad en
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integrarlo no es de extrañar que los que se identifican o pertenecen a tal grupo hoy en
día tendrían una relacion oculta con los mismos conceptos1.
Por lo tanto, este estudio es el primero, que ha podido indagar sobre el uso de
estadisticas que revela datos sobre la estructura y comportamiento de los varios
grupos étnicos de México. A finales del siglo pasado, fueron creadas por primera vez
no sólo una pero tres fuentes de datos que presentaron estadísticas según los
principios de la pluriculturalidad de los pueblos o comunidades mexicanas. Estas tres
distintos fuentes fueron: La Encuensta Demográfica Retrospectiva (o EDER) de 1998
que fue resultado de la participación de varias instituciones afiliadas; La Encuensta
Nacional de la Dinámica Demográfica (o ENADID) del año anterior en 1997; y la
muestra del Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2000. Por lo tanto, que
fuese un paso adelante en tener por primera vez esta gama de datos de diferentes
fuentes que ofrecían una vista amplia hacía esta porción de la población Mexicana. El
hecho de que estas estadisticas ahora cuentan con más de una década hace que este
estudio sirva como un primer paso hacia más transparencia, y a un mirador histórico
para observar cambios sólo dentro de la población nacida entre 1936-682.
La pregunta más obvia en cuanto a la población indígena suele ser cuantitiva con la
respuesta simple que si, la población se ha reducido en sus tasas de crecimiento. Para
explicar los detalles de la constitución o del comportamiento de dicha reducción de
población hay que examinar esta ‘reducción’ de población también con cambios de
1 Fue el Convenio 179, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tanto como, entre otras
cosas, el ‘despertar indígena’ que resultó del levantamiento Zapatista que llamó a la atencíon la falta de
inclusion en respeto a la pluriculturalidad que forma parte de todo lo que consiste de los grupos étnicos
de Ámerica Latina.
2De tal medida que datos sobre la población de mujeres con menos de 43 años de edad no forman parte de este estudio.
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una población que ha dejado su lengua, o su ubicación, o su posición económica pero
que no necesariamente haya dejado de ser parte de lo que consiste la población
indígena de México.
La identidad indígena
Cúando Sandrin se refiere a la ‘cuestión étnica’, evita acercar a tal concepto a través
de las posiciones más ‘sustancialistas y primordialistas’, las cuales él dice que ‘no
harían más que evidenciar el carácter excluyente y racista de tal posición’ (Idem: 26)3.
Varios autores conocidos, sobre todo relacionados a la situación Mexicana, entran en
el estudio de Sandrin. Entre ellos caben mencionar Guillermo Bonfil Batalla (2010
(1987))4 y Enrique Florescano (1999)5, entre otros6. En cuanto a las ideas de
Florescano, Sandrin hace un punto muy interesante en cuanto a que nadie sabe sobre
la función de las madres en la formación de la memoria étnica (Idem: 16). Tanto
como explica Batalla en su México profundo, Sandrin enfatiza que, debido a la
dominación colonial que es parte de la historía de México, la población indígena
ocupa los estratos sociales y económicos más bajos del país, aunque eso no tiene que
ser traducido como que el ser indígena tiene que siginificar ser pobre. De hecho, ser
3Por lo contrario, el concepto de etnicidad en este libro está basado más en la ubicación de tal concepto substentado de Fredrik Barth, un antropólogo social de Noruega. Esta postura sitúa la identidad como una frontera interconectada que está en un constante estado de negociación, una negociación como la que se puede considerar inherente entre las generaciones. En este sentido, el culturalismo resulta de los procesos de socialización, educación e internalizacion de los valores que sean transmitidos por grupos sociales.4 Batalla intento contestar al como los pueblos indios no hayan sido destruidos por cinco siglos de dominación con la articulacion de los tres procesos que han hecho permanecer las culturas indias – a saber; la resistencia, la innovación y la apropiación 5 En su Memoria indígená Florescano sugirió que la memoria colectiva, la parte formativa de cualquier identidad indígena, fue el resultado de la transmission del rito, del calendario sólar y el religioso, de los mitos y de la tradición oral 6Entre ellos son las ideas sobre la distribución económica del marxismo, el estructuralismo que presenta la idea del colonialismo interno como ladrillo constructivo de la sociedad latina, el interaccionismo de Levi-Strauss, y el fenómeno de etnogénesis, una vertiente antropológica de la modernidad en América Latina que adopta el concepto dual de la identidad indígena de la cual se ha construido tanto de actores sociales abiertos y progresistas, como de dinamicás cerradas que tratan de procesos más tradicionales.
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indígena puede también significar ser urbano o rural, educado hasta a niveles altos de
escolaridad, tener un alto nivel de vida y hablar uno o varios idiomas.
Existen varios criterios de identificación a nivel internacional. En la historía más
reciente7, reformas que han sido aprobadas han puesto fin al mito monoétnico y sido
reemplazadas por el discurso de una nación pluriétnica y multicultural, un lugar donde
la comunidad indígena se encuentra a sí mismo como forma válida de organización y
de afiliación personal (Gros 2000). Es cierto que la teoría y la situación práctica
varian mucho, no sólo entre ellos, pero también por la manera en que están puestos en
uso por el mundo. Lengua, ubicación geográfica, orígen, autoidentificación y ‘sangre’
tienen relevancia hasta cierto grado en casi todos los paises del mundo que cuentan
con poblaciónes de sus habitantes oriundos. Sandrin afirma que hoy en día, el
indígena ‘invisible’ es un asunto que les preocupa a los importantes órganos
estadísticos demográficos del país8. Según un estudio llevado a cabo por CONAPO en
2001, datos correlacionados con el censo del año 2000 que combina preguntas sobre
la pertenencia étnica y la lengua hablada en el hogar, se contó unos 12’403 millones
de hogares que pertenecian a la población indígena en México en el año 20009. Asi
como los movimientos de migración desde México a los Estados Unidos sigue siendo
en gran parte un misterio en las estadísticas demográficas, también un sistema común
para definir y contar las poblaciones indígenas de América Latina queda aún por ser
uniforme. Si se tomasen como ciertos los datos de los censos de 2000, se podría decir
que los países que tienen mayor población indígena en América Latina son México
7 Por ejemplo en documentos tal cual como la Constitución de América Latina y en las leyes indígenas del continente 8A saber, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el antiguo Instituto Nacional Indígenista (INI)8 y el Consejo Nacional de Población (CONAPO9 En el caso del estudio de Sandrin, hay que tomar en cuenta que él desecho todos los datos formados por categorías de hogares, igual como no contó los datos notables de resultados ‘no especificadas’ del census (Ídem: 92)
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(6.044 millones), Guatemala (4.8 millones, aunque es sólo una estimación), Perú (3.8
millones) y Bolívia (3.142 millones).
Queda claro que los varios estudios y censos que el habla de lengua indígena (HLI), y
la medida de la integración del castellano, se encuentran en cada país latino para
formar cualquier base de los estudios etno-demográficos. Sandrin nota que en general
la fecundidad de las mujeres indígenas en América Latina es aún elevada, es
heterogénea entre países (Sandrin 2010: 75). De interés el dato de que en general la
tasa global de la fecundidad de las mujeres no indígenas son ligeramente menores que
las de las mujeres que residen en aréas urbanas. En este punto se encuentra un tema
recurriente por lo largo de Fecundidad Indígena – el de la brecha entre la fecundidad
urbana comparada con la fecundidad rural, la razón por lo cual no es fácil de
descifrar. Sandrin especula si esto puede ser una evidencia de una mejoría del nivel de
vida en el campo10, tanto como podría ser una reacción a una pobreza paralizante11.
También menciona que esto puede ser una nueva forma de comportamiento
reproductivo informado por los medios que alcanzan esta demografía, medios como el
sistema educativo tanto como la televisión. De hecho el tener una televisión en casa
está relacionado con los coeficientes más altos que reducen la fecundidad en hogares
indígenas (Ídem: 269). Frente a las presentes tendencias de la fecundidad, Sandrin
predice un graduo disminución de la población indígena.
La inclusión de la autoadscripcion en los censos recientes obviamente no resuelve la
falta de tales datos históricamente. Para enfrentar esta dificultad metodológica,
Sandrin agrega los indíces de lenguas a la autoadscripción, definiendo como indígena
10 John Caldwell es el proponente originario de esta teoría de los flujos intergeneracionales, que afirma que la morally las instituciones sociales, como la educación que prevale en sociedades industrials aumentan riqueza y reducen fecundidad 11Esta teoría, también nombrado ‘el maltusianismo de la pobreza’ es reinvindicado por María Eugena Cosó Zavala. Propugna que el aflicto de la crisis de pobreza levanta una reacción de sobrevivencia en lo cual se reduce el tamaño de dependents por fecundidad
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también los bilingües con fluidez en el castellano tanto como en su idioma indígena y
los monolingües que no hablen el español. Con el uso de los ‘recientes’ datos
mexicanos, Sandrin empieza su profundizaje en la distinción de las características
sociodemográficas que explican los cambios observados en el comportamiento de las
mujeres indígenas del país. Estas caracteristicas son la distribución territorial, la edad
y composición por sexo, la migración y las características socioeconómicas. Es sobre
todo la parte sur de México, los estados que formaron parte de mesoamérica que
tienen la mayor población (un 81%) de los hablantes de lenguas originarias12. Es sólo
en Yucatán donde esta concentración de hablantes de lenguas indígenas no
corresponde a una población que se identifica como indígena (Ídem: 95).
Los resultados del censo de 2000 verifican que la mayor parte de la población
indígena pertenece al mundo rural. En tanto a la composición del sexo y edad se
distingue dos puntos importantes – uno es la fuerte omisión de mujeres en el censo de
1970, el otro se trata de una baja presencia de valores de la masculinidad, lo cual se
puede explicar por la migración internacional y la gran movilidad de esta población
por razones laborales. En este sentido Sandrin nos recuerda que la población
monolingüe está principalmente constituida por mujeres, mientras que la población
bilingüe es más congruente con el perfil de hombres que tienen que trabajar fuera del
hogar. Hay una tendencia marcada de los hombres hacía el bilingüismo con el avance
de tiempo, mientras que las mujeres se quedan con el monolingüismo (Ídem: 103).
El pirámide indica que, a la edad de 15-19 años hay un empuje fuerte que les hace
dejar su apego a la lengua tradicional cuando entran al mundo no indígena como
adultos. Se nota que entre los bilingües se cuenta con un grupo que parece más joven
y también que entre los hombres bilingües existen más cantidades de no-adscritos, o
12Estos 81% de los hablantes de lenguas indígenas residen en los estados de Yucatán, Oaxaca, Quintana Roo, Chiapas, Hidalgo, Campeche, Puebla, Guerrero, San Luis Potosi y Veracruz
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Gráfica 1 – Pirámide de edades según categoriás de identifición indígena, 2000 (Sandrin 2010: 104)
sea, de habla española y de su propia lengua pero que no se identifican a si mismo
como indígenas. Sandrin explica estas estadísticas como otro de los efectos de
migración económica cuando estos jóvenes – que corresponden a una segunda o
tercera generación de indígenas - dejen sus hogares rurales. Por las mismas razones,
en esta categoría no hay niños y predominan ancianos13. Según sus anteriores
interpretaciones, en cuanto analiza a los porcentajes de migración interestatal, Sandrin
encuentra tasas altas (22.5%) de bilingües autoadscritos como no indígenas dentro de
los inmigrantes que nacieron en un local diferente al donde vivían en el año 2000.14
La pérdida de la lengua de individuos que se sienten indígenas es explicado como un
efecto de la marginación extensiva que afecta esta parte de la población.
Uno de los datos sorprendentes que Sandrin revela en su resumen de los estudios
empíricos relativos a la fecundidad indígena, es que entre los años sesenta hasta
mediados de los ochentas, el número de nacimientos en mujeres indígenas era menor 13Para verificar estas suposiciones habrá que incluir en los censos mexicanos lo que en Australia es parte de las preguntas pertenecentes al ‘ancestry’ de cada participante.14Migraciones en las estadísticas no siempre tiene que significar una pérdída de la cultura originaria. Sandrin hace mención de los mixtecos en Tijuana, un pueblo que conserva bien sus raíces e idioma aunque esté muy lejos de su comunidad de origen.
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comparados al número en mujeres mestizas. Un debate interdisciplinario a nivel
latinoamericano surgió, discutiendo si esto fue efecto de datos de baja calidad o de
otro fenómeno demográfico y/o de comportamiento reproductivo15. Este debate fue
abandonado pero es de apreciar que es uno de los pocos momentos en el libro que
Sandrin hace referencia a las interpretaciones de las estadisticas demográficas que no
sólo pertenecen a un análisis poblacional más tradicional. Cabe señalar que en ningún
momento en el estudio se mencionan, por ejemplo, tendencias asociadas al
movimiento feminista que han sido citada en cuanto a la fecundidad anglosajona, o
casos de violencia doméstica en áreas de interés demográfico para buscar indicadores
no sólo del comportamiento de la mujer pero también del hombre y de la dinámica de
la relación. Quizá son ideas como estas que pueden explicar de una manera u otra las
‘sorprendentes’ (Ídem: 118) relaciónes positivas de la fecundidad y la lengua
española16. Los datos censales indican un descenso de ‘fecundidad natural’ a una de
‘fecundidad controlada’, una tendencia que lleva unos 30 años de retraso en cuanto a
la población indígena. En otras palabras, la población indígena empezó a tener
transiciones al principio de este siglo en algo que antes fue reservado a las sociedades
desarrolladas (Ídem: 131)17.
15Entre los cuales: que mujeres indígenas están sometidas por menos tiempo al riesgo de tener un hijo por razones sociales15; que la fuerza laboral de que se encargan las mujeres crea un efecto anticonceptivo pero a la vez tradicional; que el efecto fisiológico de la elevada altitud en la que viven afecta al sistema reproductivo; y que hay una elevada mortalidad infantil16Los marcos teóricos en uso hacia los años ochenta encontraron dificultades, a pesar de sus varios experimentos manteniendo bajo control distintas variables, en explicar dinámicas demográficas. O sea que por divisiones por lo general socioeconomicas y culturales, poca consistencia llegó a crear un marco teórico que valía por el análisis de México. Los diferenciales étnicos de la fecundidad seguían requiriendo más detalles y datos más específicos, un asunto que tomó como iniciativa el INEGI en los años noventa.17Un modelo explicativo de la adopción de una fecundidad controlada viene de los demógrafos holandeses Lestheaghe y Vanderhoeft quienes propusieron unas précondiciones necesarias para la fecundidad: el modelo ‘RWA’ en donde el R significa readiness (‘disposición’), willingness (‘voluntad’) y ability (‘capacidad’). Con esto modelo se podría acercar a un modelo que muestra el grado de control de la fecundidad según el empleo de los tres précondiciones. Sandrin usa estos factores para investigar en qué grado influyen las criterios de una fecundidad moderna y controlada dentro de las poblaciones indígenas en México.
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Determinantes de comportamiento reproductivo de las mujeres indígenas rurales
La situación socioeconómica no es de negarse dentro de la población estudiada. El
imbalance de las propiedades de terrenos en areas rurales da mucho más peso a los
intereses corporativos y pone en extrema marginación a los campesinos que trabajan y
viven de su proprio terreno, lo cual subraya la dicotomía campo/ciudad a lo largo del
libro.
Entre los años 1960 y 1970 la fecundidad de las mujeres rurales que sólo hablaban
español era más elevada que la de las mujeres que hablaban alguna lengua indígena18.
Esto significará, en combinacion con los tasos de mortalidad que seguramente eran
mayores dentro de la población monolingüe, una disminución sistemática de
hablantes de lengua indígena19. En general, las tendencias predominantes en los años
1970-2000 han sido las siguientes: un acelerado descenso de la fecundidad en el total
de las mujeres rurales debido en su mayoria a mujeres que sólo hablan español y un
descenso moderado de mujeres bilingües que residen en zonas rurales. La proporción
de parejas infecundas en zonas rurales corresponde con los tasos de infecundidad
nacional. Indicaciones del uso de métodos de planificación familiar (unos 36.4% de
las mujeres rurales HLI en edades fértiles usan algún metodo anticonceptivo según
CONAPO) se encuentran verificados en el descenso de fecundidad entre las personas
más interesadas en evitar un embarazo, los cuales son las más jovenes y las más
mayores20. Sandrin afirma que las mujeres bilingües rurales que fueron nacidas entre
los años 1938-1962, tanto tzeltales como tsotsiles, mantenían una fecundidad natural.
18Para dibujar esta situación, en 1970 una mujer entre 40 y 49 años tenía un promedio de 7 niños si no hablase ninguna lengua indígena, 6.3 niños si fuese bilingüe y 5.5 niños si fuese monolingüe de lengua indígena.19 El porcentaje de hablantes de lengua indígena sobre el total de la población de 5 años y más redujo de 11.2% en 1950 hasta 7.2% en 2000. También existen evidencia de una fecundidad menor entre las mujeres hablantes de lenguas indígenas cuando John Holian comparó el numero promedio de hijos nacidos vivos en edades fértiles de mujeres en zonas rurales. 20No hay datos que indican cambios en la edad de la union de parejas.
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Indicadores de una fecundidad, como los que se ve en el mismo periodo en las
tendencias de la fecundidad de las mujeres que residen en localidades rurales en el
Yucatan son mucho menos visibles en las estadísticas de Chiapas. Los indicadores de
la probabilidad de agrandamiento de la familia también han sido divididos según la
identificación indígena de tres grupos chiapanecas que fueron incluidos en el estudio
por su tamaño demográfico. Los grupos eran Tzeltales (4% para bilingües, 3.4% para
los que no hablan ni se identifican como indígenas), Tsotsiles (4.9% para bilingües,
3.4% para los que no hablan ni se identifican como indígenas) y Choles (3.8% para
bilingües, 3.2% para los que no hablan ni se identifican como indígenas). Las tasas
globales de fecundidad (TGF) en cuanto a la ubicación Chiapaneca en los años 1995-
1999 eran las siguientes, con el tamaño de la población en parentesis después: Zoque
5.2% (51,464), Tsotsil 5.0% (297,561), Tseltal 4.4% (284, 826), Tojolabal 3.9%
(37,986) & Chol 3.9% (161,766).
Conclusión
Debido al retraso de información estadística, la población encuadrada en esta
investigación no ha sido en su mayoria afectada por la ‘fecundidad controlada’. Lo
paradójico es que, justo cuando México cuenta con más instrumentos estadísticos
coincide con la observación de que la fecundidad nacional ha disminuido en su
crecimiento desde los principios de los años setenta (un efecto atrasado en la
población indígena). Datos como estos indican que la planificación familiar, tanto
como los migraciones internacionales como las interestatales, cuentan entre las
variantes más influyentes de las tasas de fecundidad. Es de esperar que futuros
estudios etno-demográficos también tendrán en cuenta la diseminación de
información en un mundo cada año más saturado de nuevas tecnologías informáticas
que van cambiando la distribución de información a nível global.
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En el censo publicado en el 2010 (INEGI 2010), la población en localidades con
menos de 15 mil habitantes ascendía a 31 915.2 miles de personas, que equivale al
28.4% del total nacional. Otro fenómeno reciente es el despoblamiento de muchas
comunidades rurales, un cambio que no sólamente afecta a las categorías de
monolingües y tradicionales, (CONAP 2005) pero también significa que, dentro de las
80’421.300 personas que están viviendo en zonas urbanas en 2010 habrá nuevos
perfiles dentro de los identificados como indígenas. Entre ellos habrán datos
interesantes de las nuevas categorías indígenas que descubrió Sandrin – por ejemplo,
el grupo de no hablantes adscritos como indígenas, jóvenes, urbanas y con elevada
escolaridad.
Bibliografía citada Batalla, G. B. (2010 (1987)). México profundo - Una civilización negada. Mexico
D.F, Random House CONAP (2005). Proyecciones de la Población 2005-2050, Consejo Nacional de la
Población. Florescano, E. (1999). Memoria indígena. México D.F., Taurus. Gros, C. (2000). "La nation en question: identité ou métissage?" Hérodote 99(4
semestre). INEGI (2010). Censo de Población y Vivienda 2010. México D.F, Instituto Nacional
de Estadística y Geografía. Sandrin, G. V. (2010). Fecundidad Indígena. México D.F., Universidad Autónoma del
Estado de Hidalgo.