Relativismo Donald Demarco

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Dr. Donald DeMarco V VERITAS Hacer Frente al Relativismo y al Desafío de la

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Relativismo y verdad

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Dr. Donald DeMarco

VVERITAS

Hacer Frente al Relativismo y al Desafío de la

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Hacer frente al relativismoy al

desafío de la verdadPor

DR. DONALD DEMARCO

Caballeros de Colón presentaLa Serie Veritas

“Proclamando la fe en el tercer milenio”

Editor GeneralPadre Juan-Diego Brunetta, O.P.

Director of the Catholic Information ServiceKnights of Columbus Supreme Council

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Portada: Diseñado cerca Gail E. Williams © Caballeros de Colón Oficina Suprema 2011

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CONTENIDO

EL RELATIVISMO Y LA VERDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

EL RELATIVISMO Y LA EDUCACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

EL RELATIVISMO Y LA DEMOCRACIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

EL RELATIVISMO Y LA LEY NATURAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

EL RELATIVISMO Y LA CULTURA DE LA MUERTE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

La voluntad como absoluto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

La sociedad como perfectible. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

El placer como supremo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

La adversidad como insoportable. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

CONCLUSIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

LECTURAS RECOMENDADAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

ACERCA DEL AUTOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

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EL RELATIVISMO Y LA VERDAD

El libro del Cardenal Joseph Ratzinger, Verdad y tolerancia, secentra en un conflicto generalizado que existe en el mundo de hoy entredos valores que en la mente popular, ya no se considerancomplementarios. Este conflicto es sintomático de un conflicto másprofundo entre la filosofía y la política. La verdad corresponde al campode la filosofía, mientras que la tolerancia corresponde al campo de lapolítica. La primera pone de manifiesto lo que algo es, la segundadescribe cómo debe comportarse la gente entre sí en una sociedad civil.Sin embargo, hoy se atribuye tanta importancia a la tolerancia, que seha separado de la verdad, que a su vez, ha sido relegada exclusivamenteal dominio de la opinión. Para plantear la cuestión de manera muysimple: la tolerancia se ha vuelto absoluta, mientras que la verdad se havuelto relativa.

Sin embargo, esta separación de la tolerancia de la verdad (o de lapolítica de la filosofía), es prepóstera o absurda, en el sentido original deltérmino. Los vocablos latinos prae (antes) y posterius (después), se refierena la práctica absurda o “prepóstera” de colocar “antes” lo que deberíaestar “después”, como poner la carreta antes del caballo. Colocar primeroal hombre y después a Dios es tan absurdo como lo anterior. Pero sinembargo, la maniobra prepóstera tiene una consecuencia más siniestra:primero, eclipsa lo que debería ser primordial y, después, lo hace caer enel olvido. Por lo tanto, colocar primero al hombre y después a Dios,conduce rápidamente al ateísmo; colocar la política antes de la filosofía,lleva al agnosticismo o a la supresión de la filosofía.1

Etienne Gilson, el distinguido filósofo tomista, ha comentadoque una de las características esenciales del pensamiento de Tomás deAquino fue su capacidad de poner las cosas en su orden correcto. En lafilosofía esto es fundamental, porque, como explica Gilson, si una ideaestá fuera de su orden, “se pierde, no en el sentido habitual de que nose encuentra donde se esperaba, sino en el sentido mucho más radicalde que ya no se encuentra en ningún lugar”.2 Uno de los problemas másurgentes en el mundo moderno es recuperar la filosofía (y la búsqueda

1 El agnosticismo significa literalmente, “no saber nada”.2 Étienne Gilson, Reason and Revelation (New York: Charles Scribner’s Sons, 1938), 71.

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de la verdad junto con ésta) para que podamos entender la forma en quese relacionan entre sí realidades diferentes, ya sean Dios y el hombre, lafilosofía y la política, el estado y sus ciudadanos.

De acuerdo con Ratzinger, la razón de la exagerada importanciaotorgada a la tolerancia y a su promoción sobre la verdad se basa en elhecho de que ahora vivimos en un mundo pluralista que consiste en unaamplia diversidad de valores, costumbres y creencias religiosas.Entonces, ¿cómo es posible que las personas vivan en armonía unas conotras y sean tolerantes con las diferencias mutuas? Si se invoca laverdad, es de suponer que tenga el efecto insidioso de hacer que ungrupo parezca superior a otro y en consecuencia, intolerante. Larespuesta a este problema fue la adopción del relativismo y laconsecuente supresión de una filosofía que se basa en la verdad.

Ratzinger comprende plenamente las graves consecuenciasresultantes de suprimir la verdad de la política y de hacer soberano alrelativismo. Escribe que “en algunos aspectos, el relativismo se haconvertido en la verdadera religión del hombre moderno”.3 Y sigueescribiendo que “representa la dificultad más profunda de nuestrosdías”.4 Estas austeras palabras no pueden tomarse a la ligera, puesto queel Cardenal es un pensador cuidadoso y no propenso a la exageración.

El experimento de intentar ser tolerante en ausencia de una verdadreguladora ha demostrado ser un fracaso. Ha llevado inevitablemente auna intolerancia decisiva hacia la Iglesia Católica, y no porque se opongaa la tolerancia, sino porque se niega a otorgarle un carácter más elevadoque a la verdad. George Weigel ha observado que la alta culturapostmoderna europea que sólo es capaz de concebir “tu verdad” y “miverdad”, pero no “la verdad”, otorga tanta importancia a la toleranciaque de ser necesario, “será impuesta por la fuerza coercitiva del Estado”.5

3 Cardenal Joseph Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia: el cristianismo y las religiones del mundo, trad.Constantino Ruíz-Garrido Cortés (Ed. Sígueme, Salamanca, 2005), 84.

4 Ibid, 3.5 George Weigel, “Las dos guerras culturales de Europa”, Revista Criterio 2321-2322, Ed. Surgo,2006. (Documento en línea en http://www.sal-udos.com/sociedad_historia/Las%20dos%20guerras%20culturales%20de%20Europa.doc.

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En otras palabras, la Iglesia insiste en que todas las cosas se coloquen ensu orden correcto. Para el mundo, esto es suficiente para acusar a laIglesia de ser “intolerante”. Ratzinger plantea la pregunta pertinente:“¿Qué sentido tiene entonces la creencia, qué sentido positivo tiene lareligión, si no se puede conectar con la verdad?”.6

Un filósofo pagano planteó esta misma pregunta hace más de dosmilenios. Marco Tulio Cicerón en el año 44 B.C., concluyó que lareligión sin verdad es mera superstición. “Realizaríamos obra muy útilpara nosotros mismos y para los demás”, escribió en su tratado De laadivinación, “si arrancáramos de raíz estas creencias”. Sin embargo, elgran estadista y filósofo, consciente de la propensión humana a tirar elgrano con la paja, se apresuró a afirmar que “destruir la superstición noes destruir la religión”. Exhorta a abolir la superstición, pero a retenerla religión. No necesitamos la superstición, propuso, pero sínecesitamos la religión. Para Cicerón, el factor distintivo era la ciencianatural que revela la verdad de las cosas. “La belleza del universo y elorden de los cuerpos celestes nos obligan a confesar que existe unanaturaleza superior, excelente y eterna, digna de la admiración y respetodel género humano. Así, pues, debemos trabajar con igual ardor enpropagar la religión que va unida al conocimiento de la naturaleza, y enarrancar hasta las últimas raíces de la superstición”.7 Sencillamente,Cicerón exhortó a sus compatriotas a valerse de la verdad como formade distinguir la religión de lo que no considera digno de tolerar, a saber,la superstición.

El filósofo norteamericano del Siglo XX, Mortimer Adler, reiterala posición de Cicerón en su libro Truth in Religion: The Plurality ofReligions and the Unity of Truth. Reconoce que la verdad es necesaria paraapoyar a la religión en su exposición de motivos, pero también señalaque sin la verdad no pueden existir ni la unidad ni la paz: “Una granépoca en la historia de la humanidad está por delante de nosotros en elmilenio. No iniciará hasta que haya un reconocimiento universal de launidad de la verdad en todos los ámbitos de la cultura a la que se aplica

6 Ibid, 10.7 Marco Tulio Cicerón. De la adivinación, El Hado. Trad. Francisco Navarro y Calvo. Ed. Orbis,Barcelona, 1985.323-LXXII.

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la norma de la verdad, pues sólo entonces todos los hombres seráncapaces de vivir juntos en paz en un mundo de comunidad cultural bajoun solo gobierno. Sólo entonces darán inicio la civilización y la historiadel mundo”.8

En un trabajo anterior, Seis grandes ideas, Adler distingue entre lasideas por las que juzgamos (verdad, bondad y belleza) y las ideas por lasque vivimos (libertad, igualdad y justicia). El punto es que no podemosdisfrutar de la libertad, la igualdad y la justicia (las ideas queprácticamente todo el mundo apoya con entusiasmo) a menos quesepamos algo acerca de la verdad, la bondad y la belleza. Por ejemplo,no puede haber justicia sin verdad. En ausencia de verdad, no puedeentregarse ningún veredicto (verum + dicere = decir la verdad) que separela culpa de la inocencia o la justicia de la injusticia. Es una ironíaprofundamente triste que hoy las personas estén dispuestas a ignorar lospropios medios que son indispensables para la producción de lo quedesean más ardientemente. Rechazan la verdad y esperan que la justiciaflorezca en un desierto estéril.

Marcello Pera, un no creyente, describe la situación actual enOccidente, no como la tranquilidad que surge de la tolerancia mutua,sino como una “prisión de falta de sinceridad e hipocresía que seconocen como lo políticamente correcto”.9 La gente vive en constantetemor de que cualquier gesto o declaración que sugiera que una cosapodría ser mejor que otra no solo no fuera tolerada, sino recibida condesprecio, burla y a menudo con severas represalias. Como Pera dijo, “eladjetivo ‘mejor’ está prohibido”.10

Hay que destacar que la filosofía no es un lujo elitista o un juegoocioso con el que se entretienen en las universidades. Debido a que lafilosofía se interesa específicamente por la verdad, la bondad, la belleza

8 Mortimer J. Adler, Truth in Religion: The Plurality of Religions and the Unity of Truth, 128.9 Papa Benedicto XVI y Marcello Pera, Sin raíces: Europa, relativismo, Cristianismo, Islam, trad.Pablo Largo y Bernardo Moreno Carrillo, Ediciones Península, Colecc. Atalaya, Madrid, 2006.xxxxx Pera escribe: “El relativismo ha provocado estragos, y sigue actuando como un espejo yuna caja de resonancia para el mal humor que ha caído sobre el Occidente. Ha paralizado aOccidente, cuando ya está desorientado y en un punto muerto, lo volvió indefenso cuando yaestá renuente a aceptar el desafío”.

10 Ibid, 88.

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y otras verdades fundamentales, es indispensable para proporcionar labase para la civilización y todos los beneficios que se derivan de ella,incluyendo la unidad, la civilidad, la justicia, la paz, el arte y la ciencia.Al colocar la tolerancia por encima de la verdad, la tolerancia degeneraen intolerancia, mientras que la verdad queda abandonada porcompleto. El resultado es similar a lo que Platón describe en la aperturade séptimo capítulo de la República: habitantes de las cuevas que sonintolerantes a la educación, fascinados por las sombras y cerrados a laluz de la verdad que podría mejorar sus vidas. El rechazo de la verdadno hace tolerantes a las personas. Como el gran filósofo católico JacquesMaritain declaró: “El hombre que dice ‘¿Qué es la verdad?” comoPilatos, no es un hombre tolerante, sino un traidor a la raza humana”.11

La tolerancia difícilmente puede ser el primer principio de laconducta humana, y nunca ha sido el principio fundamental deninguna civilización. Los mandamientos del Dios judeocristiano nosordenan amar, no ser tolerantes. La tolerancia no es un primer paso,tampoco es una iniciativa; es consentimiento, una capitulación antealgo que ni se aprueba ni se desaprueba. Presupone neutralidad moral.Es una respuesta, no una iniciativa, que deja sin responder a lapregunta: “¿una respuesta a qué?”. Cuando se utiliza como un principiobásico, rápidamente se contradice. El gobierno español, con el interésde expresar la tolerancia a las parejas casadas del mismo sexo que hanadoptado niños, ha sustituido los términos “ofensivos” como “padre” y“madre” en las actas de nacimiento, por “Progenitor A” y “ProgenitorB”. Lo que en un principio es tolerancia hacia las parejas del mismosexo, se convierte rápidamente en intolerancia hacia las palabras“padre” y “madre”. Del mismo modo, la BBC ordenó a sus escritoresevitar los términos polémicos “marido” y “mujer”. Muchasuniversidades norteamericanas han proscrito los grupos estudiantilesprovida con el fin de demostrar su tolerancia hacia aquellos que son“proelección”.

No se puede tolerar al mismo tiempo lo contrario y locontradictorio. La oposición al matrimonio entre personas del mismosexo no es tolerada y rutinariamente se denuncia como “homofobia”.

11 Jacques Maritain, Utilidad de la filosofía: tres ensayos (Ediciones Morata, Madrid, 1962).

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Para citar sólo un ejemplo sobresaliente, en enero de 2006, elParlamento Europeo aprobó una resolución que condena como“homofóbicos” a los estados que no reconozcan a los matrimonios entrepersonas del mismo sexo. Aquí la consecuencia es que la expresión deuna opinión filosófica sobre esta cuestión, no sólo es discriminatoria,sino también indicativa de un trastorno psicológico. El relativismo, quees el sustento de una corrección política fuera de control, transmite elmensaje de que los seres humanos son fundamentalmente incapaces decaptar la verdad de las cosas, y que prefieren pelear antes que pensar.

Es más que ridículo preguntarle a un hombre al que están a puntode hervir en una olla y comérselo, en una fiesta puramente religiosa, porqué no mantiene un punto de vista relativista hacia todas las religiones.La mente, e incluso el corazón, pueden mantener absurdos, pero es muypoco probable que se pueda seguir negando la realidad cuando susistema nervioso pone en alerta su instinto de conservación.12 Unrelativista no puede permitirse el lujo de acercarse demasiado a larealidad.

El relativismo es una filosofía a falta de algo mejor que surgecomo resultado de una falta de voluntad para colocar la verdad y latolerancia en su orden correcto. Pero a nivel práctico no es viable y creaobstáculos inmensos e innecesarios en el camino de la educación, lademocracia y la aplicación de la ley natural. De hecho, contribuyesignificativamente a la cultura de la muerte.

EL RELATIVISMO Y LA EDUCACIÓN

El cierre de la mente moderna de Alan Bloom es una crítica de laeducación superior en Estados Unidos, específicamente, del relativismogeneralizado que suprime de manera efectiva la adecuada aperturanecesaria para distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero ylo falso, entre el bien y el mal. El autor inicia su libro diciendo que “hayalgo de lo que un profesor puede estar absolutamente seguro: casi todoslos estudiantes que ingresan a la universidad creen, o dicen creer, que la

12 Ver G. K. Chesterton, El hombre eterno (Ed. Cristiandad, Madrid, 2007), 231.

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verdad es relativa”.13 Para Bloom, estos estudiantes asumen que sucreencia en el relativismo es indiscutible y va más allá de todocuestionamiento. No están, por así decirlo, abiertos a su propiacerrazón. Como consecuencia, tiene lugar muy poco pensamiento oningún pensamiento acerca de sus principios fundamentales. “Son cosasen las que no se piensa”14, se lamenta el profesor de filosofía de laUniversidad de Chicago.

El relativismo destruye la necesidad de pensar. Después de todo,si la mente no puede conocer la verdad, y todas las opiniones merecenel mismo respeto, ¿por qué luchar por comprender lo incomprensible?No es necesaria ninguna justificación racional para defender unapostura relativista. Al igual que en la novela de Ray Bradbury de 1953,Fahrenheit 451, en la que los bomberos, en lugar de extinguir losincendios, los crean, hoy las universidades se valen del relativismo paraevitar el pensamiento en lugar de fomentarlo.

En marzo de 2006, el Consejo Pontificio para la Cultura se refirióa este peculiar fenómeno de las escuelas que no enseñan a losestudiantes a pensar en un estudio intitulado “La fe cristiana al alba delnuevo milenio y el desafío de la no creencia y la indiferencia religiosa”.Una de sus principales conclusiones es “la urgencia de aprender apensar, desde la escuela hasta la universidad”.15

Para algunos puede parecer sorprendente que la Iglesia Católica,conocida principalmente por su fundamento en la fe, asuma el papel deenseñar a la gente cómo pensar. Sin embargo, el fenómeno de no pensar,especialmente sobre asuntos cruciales, es pandémico, tanto dentro comofuera de la Iglesia, y con frecuencia se considera natural.

Lo que bien podríamos preguntar es, ¿qué usan como sustitutodel pensamiento esas personas que aún no han aprendido a pensar? Enuna palabra, están reaccionando. Reaccionan positivamente a lasopiniones establecidas del día que ellos mismos no han establecido en

13 Allan Bloom, El cierre de la mente moderna, Plaza & Janés, trad. Adolfo Martín, Barcelona, 1989.14 Ibid,15 Lectura relacionada de Luigi Giussani, Educar es un riesgo, apuntes para un método educativoverdadero, Ediciones Encuentro, trad. José Manuel Oriol, Madrid, 2006.

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su propia mente. Repiten ideas que están de moda, que son aprobadaspor los medios de comunicación y que son políticamente correctas. Nosólo eso, sino que combinan su colección de ideas sin examinar y lasenvuelven en un paquete que llaman “filosofía”.

Como hemos señalado, esta “filosofía”, es el relativismo, querequiere urgentemente un nuevo examen. De acuerdo con los principiosde esta “filosofía”, la verdad, o bien no existe o es inalcanzable. Comoresultado, ya que no existe un apoyo confiable que pueda fundamentarlas opiniones en la realidad, todas las opiniones tienen el mismo mérito.Lo que supone ser la democratización de la filosofía, es en realidad sudestrucción.

Los relativistas, a pesar de rechazar toda conexión segura con larealidad, con el fin de reforzar su posición, no son reacios a hacerreferencia a lo que creen que es la realidad. A menudo se recurre a la“Teoría de la Relatividad” de Einstein, para corroborar la idea de que“todo es relativo”. Si bien no podemos esperar que la gente en generalcomprenda las dificultades y complejidades de la teoría de Einstein,podemos saber lo suficiente de ella para estar seguros de que ni Einsteinni su célebre teoría son relativistas. Como dijo el gran físico, en unlenguaje que recuerda a Aristóteles y a Santo Tomás de Aquino, “lacreencia en un mundo externo, independiente del sujeto que percibe, esla base de toda la ciencia natural”.16 En lo que a su teoría se refiere,consideremos las palabras del padre benedictino Stanley Jaki: “La teoríade la relatividad de Einstein es la teoría más absolutista jamáspropuesta en la historia de la ciencia. De hecho, todo el éxito de lateoría de Einstein es que es absolutista. De acuerdo con esto, el valor dela velocidad de la luz es independiente de cualquier sistema dereferencia y por lo tanto tiene un valor que es absolutamente válido”.17

Al principio, Einstein pensó en llamar a su teoría, la teoría de lainvariancia, porque la velocidad de la luz, el “punto de amarre” deluniverso, es constante (o invariante). El tiempo y el movimiento son

16 Albert Einstein, Mi visión del mundo, Tusquets Editores, Barcelona, 1995.17 Ver Stanley L. Jaki, Lo absoluto bajo lo relativo: unas reflexiones sobre las teorías de Einstein (Anuariofilosófico, ISSN 0066-5215, Vol. 14, No 1, 1981. (En línea://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=28677).

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relativos, pero todo lo que significa para Einstein es que estánrelacionados con algo que no es relativo.

Durante los inicios de la filosofía, un pensador imaginativoexplicó cómo se sostenía la tierra en el espacio postulando que seapoyaba en la concha de una tortuga. La inevitable pregunta surgió:“¿qué sostiene a la tortuga?” “ Pues otra tortuga!”, respondió alguien.“¿Y qué sostiene a la segunda tortuga?, preguntó alguien más. “Bien”,dijo un experto, “¡hay tortugas hasta el fondo!” Una respuesta así no esfilosófica, sino graciosa. Se supone que la filosofía culmina en lasabiduría, no en tontería.

Los relativistas son afectos al aforismo atemporal, De gustibus nondisputandum est (en cuanto al sabor, no debe haber disputa alguna). Peroignoran el aforismo más importante, De veritate disputandum est (encuanto a la verdad, debemos participar en la disputa). Participar en ladisputa es evidencia de pensamiento. Debemos participar en la disputa,es decir, involucrarnos para intentar averiguar lo que es verdad y lo queno lo es, por el simple hecho de que la verdad importa. Evitar pensar, sinimportar cuán conveniente y ahorrador de tiempo pueda ser,intelectualmente negligente y moralmente irresponsable.

El Papa Benedicto XVI ha dado un poco de difusión popular a lafrase, “la dictadura del relativismo”. El verdadero relativista (si pudierahaber alguno), no debería tener nada que imponer a nadie. Seríatotalmente deferente y completamente respetuoso, incluso respecto aopiniones que estuvieran en contradicción con la suya. El hecho de quelos relativistas puedan aspirar al papel de dictadores es una buenaindicación de que es imposible que alguien se deshaga por completo desus conexiones con la realidad. Al antiguo sofista Pirrón de Elis, quetenía fama de no estar seguro de nada, se le vio una vez huyendo de unperro rabioso. Los transeúntes ridiculizaron su comportamiento que,obviamente, iba en contra de su filosofía. La humilde respuesta dePirrón transmitió una verdad ineludible: “Es difícil alejarse porcompleto de la naturaleza”.

Algo es relativo cuando corresponde a dos puntos fijos. Entre larealidad de una mujer y su hijo se encuentra la relación de madre e hijo.La mujer es la madre del niño, y él es su hijo. Están relacionados entre

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sí. Mortimer Adler, un filósofo tomista que ingresó a la iglesia a los 90años, habría respaldado sinceramente el compromiso de ayudar aaprender cómo pensar del Consejo Pontificio de la Cultura. Porquepensar correctamente conduce a la verdad, y la verdad es la única víapara la paz. En la que es quizás su obra más conocida, Cómo leer un libro,Adler reitera el punto validado por el tiempo de que las artes liberalesson verdaderamente liberadoras porque liberan al estudiante a través dela razón y no de ésta. “El liberal que se libera a sí mismo de la razón”,escribe, “en lugar de a través de ella, se rinde ante el único árbitro de losasuntos humanos, la fuerza, o como Chamberlain lo llamaría, ‘elabominable arbitraje de la guerra’”.18 El hecho de que Adler reconozcaque el relativismo conduce a la imposición de la fuerza, esperfectamente coherente con la repetida referencia del Papa BenedictoXVI respecto a la dictadura del relativismo. Si la gente no se muevevoluntariamente por la razón y la verdad, se moverá involuntariamentepor el poder y la fuerza.

EL RELATIVISMO Y LA DEMOCRACIA

El título original del éxito editorial de Allan Bloom no fue tanatractivo como “El cierre de la mente moderna”, pero no fue menospreciso al capturar la tesis central del libro: “Cómo la educaciónsuperior le ha fallado a la democracia y ha empobrecido las almas de losestudiantes de hoy”. Bloom entendió que en el eterno orden de lascosas, una buena educación debe ser tanto el fundamento como lasalvaguarda de la buena democracia. Por otra parte, una buenaeducación no descuida la importancia indispensable de la verdad y lavirtud. En la medida en que suprimamos el papel de la verdad y lavirtud en la educación, sufriremos como entidad política.

El Papa Benedicto XVI ha reiterado el punto de que elrelativismo ético no puede ser la base para la democracia, ni puedelograr la tolerancia y el respeto mutuos.19 A falta de personas virtuosas,

18 Mortimer J. Adler, Cómo leer un libro, Ed. Debate, Ex libris eltropical, trad. Flora Casas, Madrid,2001.

19 Benedicto XVI, “La ley natural como fundamento de la democracia”, 5 de octubre de 2007,(www.zenit.org/article-25031?l=spanish).

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afirma, la democracia sucumbe ante los intereses totalitarios. Ve conmucho recelo que de este modo, el “relativismo también aparezca comoel fundamento filosófico de la democracia”.20 El relativismo ético nopuede ser el fundamento para una buena democracia, porque esesencialmente incapaz de proporcionar un modelo para la unidad o unainspiración para la decencia. Tampoco puede servir como fundamento,ni para la tolerancia ni para respeto mutuo.

El célebre sociólogo de Harvard, Gordon Allport, trabajó en suestudio clásico, La naturaleza del prejuicio, después de la Segunda GuerraMundial. Fue un período de gran desempleo y hambre generalizada entodo el mundo civilizado, que se vio afectado aún más por el cinismodominante y la aprensiva inseguridad. No era un clima en el que lagente estuviera ansiosa por abrazar el ideal democrático. Por elcontrario, era una época en la que la gente cayó presa de los demagogosdemasiado deseosos de envolverla en el manto pseudoproteccionista deltotalitarismo.

En tiempos de incertidumbre, la gente suele elegir, no el idealmoral, sino la solución rápida a sus necesidades inmediatas. “Para elmundo occidental “, escribió Allport, un hombre que no emplea laspalabras de manera imprudente: “fue un error letárgico creer que laideología democrática, derivada de la ética judeocristiana y reforzadapor los credos políticos de muchas naciones, se extenderíagradualmente a todo el mundo”.21 “Ahora nos damos cuenta de que lademocracia”, continúa Allport algo melancólicamente, “representa unacarga para la personalidad a veces demasiado pesada de soportar”.¿Seguimos comprendiendo lo que Allport pensaba que la gentecomprendía mejor que hace medio siglo? ¿Y qué necesita una personapara soportar una carga tan pesada? Aparentemente es algo que hemosolvidado. En una palabra, para el sociólogo de Harvard, es “la virtud”.“La persona con madurez democrática”, escribió, “debe poseer virtudessutiles”.22

20 Pera y Ratzinger, op. cit., .21 Gordon W. Allport, La naturaleza del prejuicio Editorial Universitaria de Buenos Aires, trad.Ricardo Malfé, Argentina, 1971.

22 Ibid,

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Thomas Paine defendió el cultivo de la virtud en la época de laRevolución Americana. Recomendó a sus compatriotas que, “cuandoplaneamos para la posteridad, debemos recordar que la virtud no eshereditaria”.23 El ideal democrático ha demostrado ser menosexportable a países como Irak, Afganistán, e Irán, que las armas, el café,y las computadoras, ya que supone el cultivo de las muchas virtudes quese necesitan para hacer de la democracia una realidad práctica. No tienesentido exportar lámparas a una nación que no tiene electricidad.

Hace unos años, en un discurso ante las Naciones Unidas, el PapaJuan Pablo II reiteró que “la democracia requiere de sabiduría y virtud:se mantiene o se derrumba con las verdades que encarna y promueve”.En esta ocasión sin embargo (8 de octubre de 2002), el país queocupaba el primer plano en la mente del Santo Padre no era una naciónde Oriente Medio, sino el mismo Estados Unidos. En este sentido, elproblema de la exportación de la democracia se vuelve aún más difícil.El problema inicial radica en la falta de predisposición de una naciónpara recibirla; el segundo problema consiste principalmente en lapublicidad, y después en tratar de exportar un producto contaminado.Si Estados Unidos está perdiendo su afecto por la virtud, sobre todo lassutiles virtudes necesarias para la democracia, tales como el desinterés,el deseo de la verdad, la voluntad de trabajar, un agudo sentido de lajusticia y el juego limpio, el respeto por el matrimonio y la familia y elrespeto por Dios, significa que está perdiendo el control de su propioideal democrático. No se pueda dar lo que no se tiene.

Sin duda, la verdadera democracia es un logro digno. Nuncadebemos olvidar que innumerables almas han luchado y muerto paraevitar que perezca. Pero por el momento, subestimamos severamente lomucho que exige en la difusión de la virtud moral, y lo fácilmente quepuede disiparse cuando se da por sentada. El padre jesuita JohnCourtney Murray señaló que “los hombres [una vez] pensaron que lademocracia era inevitable, ahora saben que es un logro, siempreprecario”.24

23 Thomas Paine, El sentido común y otros escritos Ed. Tecnos.24 “La labor de la Iglesia Una,” discurso pronunciado en la cena de la Oficina Jesuita de Filipinasen la ciudad de Nueva York el 1º de diciembre de 1949.

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Exportar la democracia sólo puede tener éxito en la medida en quesus receptores hayan cultivado lo suficiente la virtud para que puedanasumir sus cargas y trabajen para verla prosperar. Estados Unidos puedehaber olvidado algo de su propia historia. James Madison una vezdeclaró: “Suponer que cualquier forma de gobierno asegurará la libertado la felicidad sin ninguna virtud en el pueblo, es una idea quimérica”.25

La democracia es algo viviente, y como tal, debe alimentarsecontinuamente y ejercerse vigorosamente. En el ámbito de la política,la primera preocupación de Estados Unidos debería ser su propiademocracia, y la virtud moral es el elemento vital de esta salud.

EL RELATIVISMO Y LA LEY NATURAL

En octubre de 2007 el Papa Benedicto XVI dijo a los miembrosde la Comisión Teológica Internacional que el derecho natural debe serel fundamento de la democracia, por lo que a aquellos que seencuentran en el poder no se les da la oportunidad de determinar lo quees bueno o malo. Por supuesto, nosotros, los seres humanos, nopodemos “determinar” lo que es bueno o malo en el sentido estricto deltérmino. Nuestro destino es el de “descubrir”, más que de determinar.Hay una vieja canción de la película La dama y el vagabundo, de WaltDisney, en la que dos gatos presentan sus respetos a la rigurosacontinuidad del orden natural de las cosas: “Somos siameses si te parecebien. Somos siameses si no te parece bien”. Ser un gato siamés es unarealidad que se establece de forma independiente de la opinión externa.Los felinos orientales de Disney no son relativistas en ningún sentido.Saben quiénes son realmente y no les importa lo que otras personaspuedan pensar o decir. Los gatos nunca dejan de ser quienes son.Ilustran la máxima de que el orden de nombrar siempre debe cumplircon el orden de ser.

Hay ciertos bienes que para la democracia son tan esenciales comopara un gato siamés es ser siamés. Incluyen, como enumera el PapaBenedicto, “la dignidad humana, la vida humana, la institución de la

25 Observación realizada en la Convención de Virginia para ratificar la Constitución de EstadosUnidos, 16 de junio de 1788.

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familia y la equidad del orden social”. Estos elementos esenciales, dice,han sido ensombrecidos, por lo que “el escepticismo y el relativismoético” amenazan con socavar los cimientos de la democracia y un ordensocial justo. Prevalece la creencia errónea de que el relativismo ofrecetolerancia.26 La verdad sin embargo, es que el relativismo deja a laspersonas vulnerables ante quienes tienen el poder para que determinenlo que quieren ser. De este modo, a los humanos no natos se lesdenomina simplemente “tejido”, mientras que de las personasincapacitadas, se dice que están en “estado vegetativo”.

Al apelar a la ley natural, el Papa afirma una rica tradiciónfilosófica. Al declarar que la ley natural es “la norma escrita por elCreador en el corazón del hombre”, no está siendo teológicamentelimitado, sino filosóficamente extenso. Es una tradición que abarca elpensamiento de Cicerón, los estoicos, los grandes moralistas de laantigüedad, así como los grandes dramaturgos. Antígona, la heroínaepónima de la obra de Sófocles, apela a su rey para que honre el “códigoinmutable no escrito del Cielo”. De acuerdo con Jacques Maritain,Antígona sigue siendo “la eterna heroína de la ley natural”.27

La ley natural puede ignorarse, omitirse, contradecirse omalinterpretarse, pero no puede cambiarse o romperse. Tiene sus raícesen lo que somos como seres humanos, teniendo en cuenta nuestrainclinación natural a actuar de acuerdo con lo que contribuye connuestra realización y felicidad. Tal vez es Jacques Maritain quien lo haexpresado con mayor precisión y de manera más concisa, cuando hablade “un orden o disposición que la razón humana puede discernir y deacuerdo al cual la voluntad humana debe actuar con el fin de adaptarsea los fines necesarios del ser humano. La ley no escrita, o la ley natural,no es más que esto”.28

Santo Tomás de Aquino señala en el Primer Libro de su SumaTeológica que hay dos sentidos en los que se dice que algo es natural. Elprimero es una cuestión de necesidad, como el movimiento ascendente

26 Benedicto XVI, op. cit.27 Jacques Maritain, Los derechos del hombre y la ley natural: Cristianismo y democracia, EdicionesPalabra, Madrid, 2001.

28 Ibid, 61.

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del fuego.29 El segundo es una inclinación que, con el objetivo decumplir con su fin, requiere del descubrimiento de la razón y de laafirmación de la voluntad. Aquino afirma a continuación que en estesentido, el matrimonio y la vida política ejemplifican la ley natural. Enconsecuencia, existe una diferencia importante entre las “leyes de lanaturaleza” que operan por necesidad, y la “ley natural” que requieredel uso de la razón y de la aprobación de la voluntad.

Se podría decir que todo el drama de la historia del hombre radicaen si prestará o no atención a la ley natural o intentará en vano vivir porsus propias prerrogativas. Por lo tanto, Benedicto XVI no exagera estepunto cuando dice: “El avance de los individuos y de la sociedad en elcamino del verdadero progreso depende del respeto a la ley moralnatural, de conformidad con la recta razón, que es la participación en larazón eterna de Dios”.30 Benedicto XVI, Papa y teólogo, hace,irónicamente, un llamado políticamente más democrático que lo que sedice democrático en la mayoría de las políticas de hoy. Aconseja a todosque es mucho mejor vivir de acuerdo con nuestras inclinacionesnaturales que relativizar con los valores reales, naturales, y delegando aalgunos el poder de gobernar, no con sabiduría, sino como lo deseen. Alafirmar este punto, reitera la doctrina del Concilio Vaticano II: “LaIglesia Católica es por la voluntad de Cristo, el maestro de la verdad, ysu misión consiste en anunciar y enseñar auténticamente la verdad, quees Cristo, y al mismo tiempo declarar y confirmar con su autoridad losprincipios de orden moral que fluyen de la misma naturalezahumana”.31

EL RELATIVISMO Y LA CULTURA DE LA MUERTE

En su encíclica, Evangelium Vitae (El Evangelio de la vida), ElPapa Juan Pablo II pregunta cómo se produjo lo que él llama la “culturade la muerte”. Un factor que contribuye a ésta y que menciona, es “laprofunda crisis de la cultura, que engendra escepticismo en los

29 Suma Teológica, I, Q. 41, 1.30 Benedicto XVI, op. cit.31 Dignitatis Humanae 14.

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fundamentos mismos del saber y de la ética”.32 El escepticismo es laactitud de incertidumbre que engendra el relativismo como su lógicaexpresión filosófica. Podría decirse que el escepticismo es el padre delrelativismo, la “mala semilla”.

En Jesús de Nazaret, el Cardenal Ratzinger lamenta una vez más“la relativización de los valores éticos”,33 pero también señala cómo“tomar placer sin restricciones en la vida...conduce directamente a lacultura de la muerte”.34 El escepticismo y el relativismo no son amigosde la verdad. Cuando la verdad se elimina de la ecuación, se da labienvenida y se otorga un lugar establecido a las ideas nocivas quecontribuyen directamente a la cultura de la muerte.

El relativista estricto, como hemos venido señalando, sostiene quelas ideas no están visiblemente arraigadas a la verdad. Un corolariológico de este principio es que todas las ideas son iguales. Por lo tanto,un igualitarismo radical de las ideas es un resultado directo de talrelativismo epistemológico. Podría decirse que todas las ideas soniguales en la medida en que son ideas. Pero no puede sostenerse quetodas son iguales en la medida en que son igualmente comparables conla verdad. Antes de que se conozcan los hechos, todas las apuestas en lapista no son más que conjeturas. Pero cuando se lleva a cabo la carreray se conocen los resultados, la verdad sustituye a las conjeturas. A unapostador nada les gustaría más que conseguir una copia del diario demañana para conocer al ganador antes de la carrera. Así también, a unfilósofo gustaría aprender cómo diversas ideas se relacionan con laverdad. La idea ganadora es la idea que se correlaciona con la verdad. Enla oscuridad, todas las conjeturas son iguales. Pero a la luz, elconocimiento nace, y las conjeturas, al igual que la misma oscuridad, sedisipan rápidamente.

Hay una llave diseñada para abrir una cerradura. Sabemos que lallave correcta abrirá la puerta, mientras que las llaves incorrectas no lo

32 Evangelium Vitae 11.33 Cardenal Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret, trad. Carmen Baz Álvarez, Ed. La esfera de loslibros, Madrid, 2007.

34 Ibid, 100.

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harán. No tenemos ningún reparo en diferenciar entre la llave correctay la incorrecta. Y al igual que una llave abre la cerradura mientras queotras no lo hacen, algunas ideas reflejan la verdad, mientras que otrosno tienen ninguna relación real con ella. Por lo tanto, respecto a susgrados de conmensurabilidad con la verdad, algunas ideas son correctas,mientras que otras son incorrectas. Los libros de Mortimer Adler, Seisgrandes ideas y Diez errores filosóficos, ilustran este punto. Hayrelativamente pocas grandes ideas; el número de ideas que no tangrandes es inestimable.

La filosofía, por supuesto, se inspira en el amor a la sabiduría, ycorresponde a la sabiduría distinguir entre las ideas que son correctas ylas que no lo son. Cuando hablamos de una mala idea, agregamos a unaidea incorrecta la noción de repercusión práctica negativa. Así, lanoción de que el hombre no es más que material es una mala idea,puesto que la aplicación de los resultados al tratar a un ser que, enverdad, posee espiritualidad y dignidad, como si fuera solo una cosa ypor lo tanto, fuera inadecuado, abusivo e injusto. Con el fin de lidiaradecuadamente con el hombre, es imprescindible comprenderlo en suverdad. El humanismo relativista se convierte inevitablemente en falsohumanismo. El verdadero humanismo debe basarse en la verdad delhombre.

La siguiente es la elaboración de cuatro malas ideas. Estas ideasfueron seleccionadas por el importante papel que han desempeñado enel establecimiento de la Cultura de la Muerte que invade al mundocontemporáneo. La realidad de la verdad, a veces difícilmente a nuestroalcance, anula cualquier base de relativismo. Las ideas no son iguales.Más aún, como lo explicó Richard Weaver de manera adecuada yelocuente en su libro, Las ideas tienen consecuencias, se paga un precio o seobtiene un beneficio como resultado directo de todas las ideas que seponen en práctica. La obra de Marion Montgomery, The Truth of Things:Liberal Arts and The Recovery of Reality, (La verdad de las cosas: las artesliberales y la recuperación de la verdad), reitera y refuerza el mismopunto.

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En Arquitectos de la cultura de la muerte,35 Benjamín Wiker y yopresentamos a una amplia variedad de pensadores, 23 en total, que hanrepresentado un papel importante en la construcción de la actualcultura de la muerte. Aquí, nos concentraremos más en los tabiques queen los constructores, en las ideas más que en los ideólogos, en las malasideas que descienden de un relativismo permisivo. Son,respectivamente: 1) La voluntad como absoluto 2) La sociedad comoperfectible 3) El placer como supremo y 4) La adversidad comoinsoportable.

La voluntad como absoluto

Cuando la voluntad se vuelve absoluta, la razón se vuelveimpotente. El mundo en el que reina la voluntad en ausencia de la razónes absolutamente terrorífico, porque no puede haber ninguna defensaracional contra la voluntad desatada.

El primer filósofo en describir la voluntad de manera tanterrorífica fue Arthur Schopenhauer (1788-1860). A lo largo de lahistoria de la filosofía, que se remonta a Platón y está reforzada por latradición judeocristiana, los filósofos veían la realidad como inteligiblea la razón humana. Por el contrario, Schopenhauer creía que el núcleode la realidad es la voluntad, “un incesante y ciego impulso”.36 “Lavoluntad es la cosa en sí, la esencia del mundo, el contenido interno, laesencia del mundo”.37 Es el “ser primordial” (Urwesen), la “fuenteprimordial” de lo que es (Urquelle des Seinden) principal motor de todaactividad. No tiene ningún objetivo fuera de sí misma y su acción esgratuita. Se encuentra en todas partes: en la fuerza de la gravitación, lacristalización de las rocas, los movimientos de las estrellas y losplanetas, los apetitos de los animales irracionales, y la voluntad de loshombres. Esta fuerza de Schopenhauer, tan difícil de manejar y tanpenetrante, se manifiesta en la naturaleza. Es inútil para un individuo

35 DeMarco Donald y Wiker Benjamín, Arquitectos de la cultura de la muerte Trad. Carlos FidalgoGallardo, Ed. Ciudadela.

36 Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación. Editorial Porrúa - México, 1987.37 Ibid,

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luchar contra esta fuerza, ya que no tiene ningún respeto por él y tiendea su destrucción final. La naturaleza, la encarnación de la voluntad, estádestinada a destruir el mismo ser que crea con su voluntad.

El impacto de Schopenhauer sobre la modernidad, especialmenteen lo que respecta a disociar la razón de la voluntad, es inestimable. Deacuerdo con Thomas Mann, “Schopenhauer, como psicólogo de lavoluntad, es el padre de toda la psicología moderna. A partir de él seejecuta la línea, pasando por el radicalismo psicológico de Nietzsche,directamente a Freud y a los hombres que construyeron la psicologíadel inconsciente y la aplicaron a la ciencia de la mente”.38 Karl Sternsostiene que, “se puede trazar una descendencia directa de lairremediable ‘Voluntad” sin razón de Schopenhauer a esaincomprensible fase de locura en este siglo que casi logró destruir elmundo”.39 Sin embargo, la “locura” parece que no disminuye.

Para Nietzsche, quien leyó con avidez a Schopenhauer, seconvierte en la voluntad de poder. Para Freud, se aloja en el poderinstintivo de la líbido. Wilhelm Reich la ubica en el “núcleo irracionaldel deseo sexual”. Sartre la encuentra en todas partes en la naturaleza yla experimenta en forma de “náusea”. A Madame de Beauvoir lerepugna la forma en que “la mujer es sofocada biológicamente”, y lahace su presa fácil. Elisabeth Badinter pretende huir de su “opresión”escapando hacia un “ego absolutizado”. Schopenhauer es el padre de unlegado de filosofía moderna conocida como “la irracionalidadvitalista”.40 Se trata de un legado, de esencia maniquea, que reaccionacon horror ante la presencia de la naturaleza, la herramienta irracionalde una despiadada voluntad.

Existe una línea directa a partir de Schopenhauer hacia la actitudde la voluntad sin razón que reside en el corazón del movimientoproelección. Judith Jarvis Thomson, cuyo ensayo, “Una defensa del

38 Rhomas Mann, El pensamiento vivo de Schopenhauer, Editorial Losada, Argentina, 1946.39 Karl Stern, The Flight From Woman (New York: Farrar, Straus & Giroux, 1965), 22.40 Cornelio Fabro, God in Exile: Modern Atheism, trans. Arthur Gibson (New York: Newman Press,1989), 872.

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aborto”,41 es el más reeditado, no solo acerca del tema del aborto, sinode toda la filosofía contemporánea, es descendiente directa deSchopenhauer. Compara el embarazo con una invasión de “semillas degente”, un niño que crece en proporciones gigantescas a un ritmoextraordinario, o con estar conectado en contra de su voluntad a losriñones de un violinista. El filósofo John T. Wilcox ve las nocionesaterradoras de Thomson sobre el embarazo como comparables con unconcepto de la naturaleza que es “demoníaco” y “malévolo”.42 ParaWilcox, Thomson se refiere a “la naturaleza como demoníaca, decididaa atraparte, que viola tus derechos cuando inocentemente te ocupas detus asuntos”.43

La noción de voluntad como absoluto tiene un corolarioigualmente preocupante en la forma de “libertad absoluta”. Esta últimanoción caracteriza el corazón de la filosofía de Sartre y ha tenido unainfluencia decisiva en muchos escritores, como Simone de Beauvoir yAyn Rand. Para Sartre, el hombre es tan libre que ni siquiera es unhombre. Por lo tanto, “la existencia precede a la esencia”, ya quecualquier esencia constituirá una limitación de su libertad. “No haynaturaleza humana,” escribió, “ya que no hay Dios para concebirla”.44

Sin duda, la libertad sin limitaciones, no es realista. Pero cuandose ejerce tanto como se puede, con esta ilusión en mente, resultadestructiva.

La sociedad como perfectible

De vez en cuando se extiende la creencia de que puede construirseuna sociedad perfecta, de que puede perfeccionarse al hombreimperfecto a través de medios imperfectos. El existencialista españolJosé Ortega y Gasset afirmó que “una idea formulada sin otro objetivo

41 Judith Jarvis Thomson, “Una defensa del aborto”, publicado en Debate sobre el aborto-cinco ensayosde filosofía moral, Ediciones Cátedra, SA, Madrid, 1992.

42 John Wilcox, “Nature As Demonic,” The New Scholasticism, Vol. LXIII, winter 1989, 475.43 Ibid,44 Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo, Ed. UNAM, México, 2006.

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que el de perfeccionarla como idea, aunque pueda entrar en conflictocon la realidad, es precisamente lo que se llama utopía”.

Existen en el mundo moderno dos pensadores utopistasenormemente influyentes que creyeron apasionadamente que el estadono existe para el hombre, sino que el hombre existe para el estado. Estosutopistas, Karl Marx (1818-1883) y Augusto Comte (1798-1857), eranradicalmente diferentes en su manera de ver los medios que debenemplearse con el fin de hacer realidad sus sueños utópicos.

Para Marx, la violencia es inevitable. “Cuando llegue nuestroturno”, escribió, “no vamos a ocultar nuestro terrorismo”.45 Comte, uningenuo sentimentalista, creía que podía explotar los sentimientos de lagente sobre el amor. “El amor es mi principio, el orden es mi base, elprogreso mi objetivo”, escribió.46

Ni Marx ni Comte creían en Dios ni en la dignidad de la personaindividual. Para Marx, los individuos son absorbidos por una clase. EnEl capital escribe, “sólo nos referimos a las personas en cuanto apersonificación de categorías económicas, como representantes dedeterminados intereses y relaciones de clase”. Una clase especial, la“clase dominante” estaba en guerra con otra clase especial, la “claseobrera”. Las clases eran homogéneas y estaban comprometidas en unalucha dialéctica necesaria con las clases contrarias. La lucha de clases, laviolencia y la revolución eran necesarias. Respecto a la democracia,Marx sostuvo que “el concepto democrático del hombre es falso, porquees cristiano”.47

Comte, que detestaba las religiones tradicionales, postuló unanueva religión del positivismo en la que los “esclavos de Dios” setransformarían en los “siervos de la humanidad”. “Que no se permitadisimular el hecho”, escribe Comte, “de que hoy los funcionarios de laHumanidad están expulsando a los siervos de Dios”.48 Comte trabajó

45 Citado en Robert Payne, El desconocido Karl Marx , trad. Pilar Giralt Gorina, Ed. Bruguera,Barcelona, 1975.

46 Augusto Comte, El catecismo positivista, Editora Nacional, Madrid, 1982.47 Karl Marx, El capital, FCE, México, 1959.48 Auguste Comte, Lettres inedites a C. de Blignieres (Paris: (1932, 735).

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incansablemente y durante mucho tiempo en el diseño de su “físicasocial”, según la cual sus seguidores se someterían a él ciegamente comosu dictador supremo. Tuvo la visión de las almas desinteresadas que notienen derechos personales y adoran a la Humanidad misma.

Ni Marx ni Comte comprendían la unidad de la persona humana.La veían como mero alimento para la colectividad, carente de alma,desprovista de todo significado individual. Como creían que el estadoera más importante que el alma individual, ambos emplearon, aunquea través de técnicas radicalmente distintas, un método procusteano enel vano intento de hacer que el hombre imperfecto encajara en el moldede lo que creían era una idea perfecta. Los resultados, como lo hademostrado la historia, han sido desastrosos. El hombre no puedeencontrar la felicidad y la realización al mismo tiempo que niega elcarácter único e integrado de su propia personalidad.

El placer como supremo

Wilhelm Reich (1897-1957) estudió medicina en la Universidadde Viena. En 1922, Freud lo eligió como primer médico asistente parasu recién creado Policlínico Psicoanalítico. También fue un ávidoestudiante del marxismo. En 1930, abandonó su Viena natal y setrasladó a Berlín, donde se convirtió en un activo miembro del PartidoComunista Alemán.

Su afecto hacia Freud y Marx no fue óbice para la crítica reflexiva.Sabía que Freud carecía de teoría política y que Marx carecía de teoríapsicológica. También estaba convencido de que la sociedad estabaenferma y era injusta. Quería, por eso, proporcionarle una gran terapiaque no sólo curaría a los individuos de sus aflicciones personales, sinoque también sanaría a la sociedad de sus propias patologías sociales.Para ello, entendió que era necesario combinar el freudismo con elmarxismo en una única teoría terapéutica, que le permitiría liberar alindividuo de sus represiones a la vez que a la sociedad de susinhibiciones culturales.

De este modo fue como Reich se convirtió en el primerfreudomarxista del mundo. Al darse cuenta de que ni Freud ni Marx

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podrían por sí mismos proporcionar la terapia omnicomprensiva que elmundo necesitaba, acabó siendo expulsado tanto de los círculosfreudianos como de los marxistas. Sin embargo, eso no impidió a Reichsentirse cautivado por la grandeza y el alcance de su propia revolucióny acusó a freudianos y marxistas de ser demasiado tímidos para ponerseen acción. “No cabe duda alguna”, exclamaba, “de que la revoluciónsexual está en marcha, y de que ningún poder en el mundo la detendrá”.La revolución que Reich concibió era mucho más radical que la decualquier marxista. Su guerra contra la represión fue más lejos que la decualquier freudiano. Su objetivo era derribar toda represión, toda marcacultural y social, toda forma de autoridad, de modo que pudiera llevarsea cabo una revolución total de la que surgiera el verdadero ser humano,pleno y limpio.

Para conseguirlo, debían eliminarse todos los rastros de lo queFreud llamaba el “superego”. Al respecto, Reich veía a la “conciencia”como la primera “tirana”. Con la disolución de la conciencia, tambiéndesaparecería la moral, así como toda voz persistente de autoridad. Aleliminar lo anterior, ¿qué podría permanecer en pie? Para Reich, eranlos “impulsos biológicos primarios” del hombre, la roca firme que yaceen su núcleo “profundo y natural”.

Jean-Jacques Rousseau sostenía que la fuente de todo mal era lacivilización. Rechazó toda noción cristiana del pecado original porconsiderarla una “blasfemia”. Para Rousseau, el hombre encontraría labienaventuranza en un estado primitivo de inocencia. Rousseau tuvouna profunda influencia, no sólo en los “flower children” de los añossesenta, sino también en Reich. Pero Reich fue más allá: para él, elpecado original no era sólo el miedo de sí mismo, era, además y sobretodo, el impulso erótico, un instinto que está en un nivel mucho másprofundo que la personalidad o la comunidad. El hombre comienza a“protegerse” frente a sí mismo en el momento en que comienza apensar. “Pienso, luego soy neurótico” se convirtió en el lemaantiintelectual con el que Reich se identificaba. Temía que el acto depensar pudiera dividir al individuo, separando el pensamiento delcuerpo a expensas de sus impulsos primarios. Pensar, por lo tanto, erauna enfermedad. El personaje ideal para Reich era el individuo sin

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miedo y sin conciencia, que ha “satisfecho sus más intensas necesidadeslibidinosas aún arriesgándose al ostracismo social”.

Reich, quien, en el intento por hacer supremo el placer tuvo queexorcizar al pensamiento, terminó como la caricatura de un hombrelibre. Murió en una prisión federal mientras cumplía una condena dedos años por estafar al público estadounidense, después de que elpsiquiatra de la prisión lo diagnosticara paranoico. El hombre queintentó liberar a las personas a través de una preocupación exclusiva porel placer, terminó su vida encarcelado y sufriendo de delirio depersecución.

La adversidad como insoportable

Tres figuras contemporáneas han estado a la vanguardia de lapromoción de la eutanasia. Se trata de Peter Singer (1946 -), DerekHumphry (1930 -), y Jack Kevorkian (1928 -). Singer es el pensador,Humphry el publicista, y Kevorkian el verdugo. Juntos, este tríorepresenta los tres flancos de un movimiento consagrado a la noción deque la muerte es una elección racional cuando la vida llega a serproblemática.

En su libro, Repensar la vida y la muerte: El derrumbe de nuestra éticatradicional, Singer señala que “después de regir nuestros pensamientosy nuestras decisiones sobre la vida y la muerte duranteaproximadamente un milenio, la ética tradicional occidental se haderrumbado”.49 La antigua y desaparecida ética se basa en la “santidadde la vida”. La nueva ética que Singer propone se basa en “la calidad devida”. Mientras que la “santidad de la vida” lleva consigo laprohibición, “no matarás”, la nueva ética, más flexible, establece,“quítate la vida si crees que se ha vuelto demasiado problemática”.

Defendiendo esta noción, el periodista y publicista Humphryafirma que “estamos tratando de revertir 2,000 años de tradición

49 Peter Singer, Repensar la vida y la muerte, El derrumbe de nuestra ética tradicional, Ed. PaidosIbérica, Barcelona, 1997.

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cristiana”.50 Poniendo en práctica estas ideas, Jack Kevorkian, conocidocomo el “Dr. Muerte”, admite haber asistido la muerte de 130 sereshumanos. La mayoría de sus víctimas no eran enfermos terminales. Dehecho, algunos sufrían de alteraciones no más mortales que la soledad yla baja autoestima. El 27 de noviembre de 1998, ante millones detelespectadores que sintonizaron 60 Minutes, de la cadena CBS,Kevorkian inyectó a Thomas Youk, de 52 años, cloruro de potasio,poniendo así fin a su vida. Kevorkian fue acusado y condenado porasesinato en segundo grado. Ahora, después de cumplir una largacondena en prisión, está en libertad. Por asistir a estas “muertesmisericordiosas”, Humphry elogió a Kevorkian como un “pionerovaliente y solitario”.51

Singer, Humphry y Kevorkian tienen poco que decir acerca decómo la gente puede hacer frente a la adversidad sin caer en ladesesperación. Para ellos, la dignidad de la persona no significa nada.Es el “estado preferido” de la vida lo que cuenta para todo. Así, Singerpuede declarar, con total naturalidad, “cuando la muerte del niñodiscapacitado da lugar al nacimiento de otro niño con mejoresperspectivas de una vida feliz, la cantidad total de felicidad será mayorsi se mata al niño discapacitado”.52 Por supuesto, es mejor ser feliz queser menos feliz. Sin embargo, este punto no constituye una base paraponer fin a la vida de una persona que tiene menos felicidad que lamayor felicidad hipotéticamente concebida de su posible sustitución.La ética debe centrarse en la persona, no en la cantidad de felicidad queuna persona puede o no disfrutar. El sujeto que existe es el que tiene elderecho a la vida, y ni Singer, ni ninguna otra persona que emplee una“calculadora de felicidad relativa” puede expropiar ese derecho.

Así como los utopistas pretenden que el individuo estásubordinado al estado, los eutanasistas pretenden que el individuo estásubordinado a un estado de bienestar. En ambos casos, rige laabstracción. La verdad del hombre como persona es que es a la vez

50 Derek Humphry, San Francisco Chronicle, 28 de agosto de 1972.51 Rita Marker, Deadly Compassion (New York: William Morrow, 1993), 166.52 Peter Singer, Ética práctica Ed. Akal, trad. Rafael Herrera Bonet, Madrid, 2009

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individuo y miembro de la sociedad, y es capaz de cultivar lapersonalidad que le permita mantenerse firme ante las dificultades dela vida.

CONCLUSIÓN

El hombre es un solo ser. Es una unificación de cuerpo y alma,materialidad y corporeidad, razón y voluntad. Su vida es un compuestode individualidad y comunidad, libertad y responsabilidad, placer yadversidad.

Cuando el hombre se fractura y se le pide que funcione sin el usode todos sus poderes orgánicos, se convierte en desvalido, herido yfinalmente en incapacitado. Los elementos fundamentales para lacultura de la muerte no son más que los fragmentos de su personalidad.El castillo de naipes que construyó pronto se derrumbará, ya queinevitable.

George Weigel, en su biografía de Juan Pablo II, Testigo deesperanza, estima el papado del Santo Padre como “un drama de un acto”que implica “la tensión entre diversos falsos humanismos que degradana la humanidad que dicen defender y exaltar, así como el verdaderohumanismo para el que la visión bíblica de la persona humana es unpoderoso testimonio”.53

Los falsos humanismos se basan en malas ideas, es decir, en ideasque truncan al hombre, que lo fraccionan en menos de lo que es. Elhombre es más que los fragmentos de su existencia, donde se aísla cadauno de los fragmentos. La voluntad no debe estar divorciada de la razón,la libertad no debe disociarse de la responsabilidad, la sociedad no debeignorar a la persona individual, el placer no debe disociarse de la conciencia,y la adversidad debe enfrentarse con la virtud. En resumen, ningunarealidad puede separarse de su consecuente verdad.

El relativismo, como hemos intentado dilucidar, representa el nosaber enfrentar la verdad, particularmente la verdad del ser humano

53 George Weigel, Testigo de esperanza,Plaza & Janés, trad. Patricia Antón, Jofre Homedes y ElviraHeredia, Barcelona, 1999.

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como persona. Deja de lado lo que, por naturaleza, es primario, es decir,el hombre como un buscador de la verdad y un constructor decivilización. Asimismo, omite el plano e intenta construir una casa queno puede sostenerse. El colapso de esta casa nos deja con una cultura dela muerte.

La cultura de la muerte que nos rodea plantea un enorme desafíopara los cristianos. Y, sin embargo, es el cristianismo el que posee laúnica solución al problema actual. Christopher Dawson nos ofrece elrayo de esperanza que necesitamos cuando nos recuerda nuestraherencia rica y redentora:

Sin importar cuán secularizada pueda llegar a ser nuestracivilización moderna, esta tradición sagrada sigue siendocomo un río en el desierto, y una educación religiosa genuinatodavía puede utilizarla para regar las tierras sedientas y paracambiar la faz del mundo con la promesa de una nueva vida.El gran obstáculo es el fracaso de los cristianos paracomprender la profundidad de esta tradición y las inagotablesposibilidades de la vida nueva que contiene.54

54 Christopher Dawson, Hacia la comprensión de Europa, trad. Esteban Pujals, Ediciones Rialp,Madrid, 1953.

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LECTURAS RECOMENDADAS

Paul Johnson, “Un mundo relativista” en Tiempos modernos, HomoLegens, Madrid, 2007.

Karol Wojtyla, Amor y responsabilidad: estudio de moral sexual, Ed.Caparrós, Madrid, 2002.

Henri De Lubac, The Splendor of the Church. trans. Michael Mason (SanFrancisco: Ignatius Press, 1986).

Jacques Maritain, Humanismo integral, trad. Alfredo Mendizábal,Ediciones Palabra SA, Madrid, 1999.

Joseph Cardinal Ratzinger, Europe Today and Tomorrow: Addressing theFundamental Issues, trans. Michael J. Miller (San Francisco: IgnatiusPress, 2002).

Donald DeMarco, The Integral Person in a Fractured World (Dallas:Catholics United for the Faith, 2001).

Christopher Dawson, La crisis de la educación occidental, trad. EstebanPujals, Ed. Arbor, Madrid, 1953.

G. K. Chesterton, Ortodoxia, Editorial Alta Fulla, Barcelona, 2000.

Etienne Gilson, El filósofo y la teología, trad. Gonzalo Torrente Ballester,Ed. Guadarrama, Madrid, 1962.

Thomas Langan, The Catholic Tradition (Columbia, MO: University ofMissouri Press, 1998).

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ACERCA DEL AUTOR

El Dr. Donald DeMarco es miembro de la Academia Pontificia para laVida, miembro fundador de American Bioethics Advisory Commissiony editorialista de diversas publicaciones. Actualmente es ProfesorAdjunto en la Universidad Holy Apostles College & Seminary enCromwell, Connecticut y Mater Ecclesiae College en Greenville, RhodeIsland.

Dr. DeMarco es autor de innumerables artículos tanto académicos comopara el público en general, y de 21 libros, incluyendo Arquitectos de lacultura de la muerte, que ha sido traducido al español, al croata y alestonio. Un libro anterior, The Heart of Virtue, fue traducido al coreanoy actualmente se traduce al italiano. Su último libro (en colaboracióncon el Padre Bill McCarthy) es How to be Virtuous in a Not-So-VirtuousWorld (diciembre de 2007). El Dr. DeMarco ha realizado presentacionesen todas las provincias canadienses y en la mayoría de los estados al surde la frontera. Regularmente escribe para diversas publicaciones. El Dr.DeMarco vive en Kitchener, Ontario, con Mary, su esposa. Tiene cincohijos y seis nietos.