Raphael, D.D. - Problemas de filosofia politica Alianza Ed. 1983.pdf

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D. D. Raphael Problemas de filosofía política Versión española de M.a Dolores González Soler Alianza Editorial

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  • D. D. Raphael

    Problemas de filosofa poltica

    Versin espaola de M.a Dolores Gonzlez Soler

    Alianza Editorial

  • Ttulo original:Problems o f Politicai Philosophy (Revised edition) Esta obra ha sido publicada en el Reino Unido por The Macmillan Press.

    D. D. Raphael, 1970, 1976 Ed. casi. Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983

    Calle Miln, 38; V 200 00 45 I.S.B.N.: 84-206-8067-2 Depsito legal: M. 29.258-1983 Compuesto en Fernndez Ciudad, S. L.Impreso en Hijos de E. Minuesa, S. L.Ronda de Toledo, 24 - Madrid-5 Printed in Spain

  • Indice

    NOTA PR E LIM IN A R ............................................................................. 9

    1. QUE ES LA FILOSOFIA POLITICA? ............................. 11

    1. Teora cientfica y teora filosfica, 11. 2. Valoracin crtica de las creencias, 14. 3. Clasificacin de conceptos, 21.4. Filosofa e ideologa, 27. 5. Metodologa de las ciencias sociales, 30.

    2. LA POLITICA Y EL E ST A D O ................................................ 37

    1. El mbito de la poltica, 37. 2. Asociaciones y comunidades, 43. 3. Pautas de regulacin, 45. 4. Estado y Nacin, 49. 5. Rasgos distintivos del Estado, 52.

    3. SOBERANIA, PODER Y A U T O R ID A D ............................... 65

    1. Soberana del Estado, 65. 2. La teora del poder, 66.3. Objeciones a la teora del poder, 70. 4. Poder y autoridad, 77. 5. Autoridad soberana, 86.

    4. LOS FUNDAMENTOS DE LA OBLIGACION POLITICA ............................................................................................... 89

    1. Obligacin moral y obligacin prudencial, 89. 2. Fundamentos morales de la obligacin poltica, 93. 3. La teo

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  • ra del contrato social, 96. 4. La teora del consentimiento, 105. 5. La teora de la voluntad general, 108. 6. La teora de la justicia, 113. 7. La teora del inters general o bien comn, 118. 8. Obligacin y autoridad, 120.9. Al alcance de la obligacin poltica, 123.

    5. LIBERTAD Y A U T O R ID A D ................................................. 127

    1. La idea de libertad, 127. 2. La libertad y la ley, 135.3. Los lmites de la autoridad del Estado, 144.

    6. LA DEMOCRACIA .................................................................... 155

    1. Ideales democrticos, 155. 2. Gobierno democrtico,160. 3. La democracia en la sociedad internacional, 169.

    7. LA JU ST IC IA ............................................................................... 179

    1. Un concepto complejo, 179. 2. Equidad e imparcialidad, 186. 3. El derecho a la igualdad, 198. 4. Equidad y utilidad, 209.

    8 I ndice

  • NOTA PRELIM IN A R

    Este libro pretende introducir a los estudiantes en los problemas (no la historia) de la filosofa poltica sin presuponer ningn conocimiento previo de filosofa. En una introduccin relativamente corta es inevitable que muchas cosas se digan a medias y otras no se digan en absoluto. El primer captulo es visin personal del tema y no un programa de lo que viene despus. En lo que sigue hay una seleccin y unos lmites inevitables, que quizs se hagan ms evidentes en lo relativo a la discusin sobre la democracia, tema al que sera necesario dedicar un libro en su totalidad.

    Los captulos I-IV fueron escritos en el segundo de los cursos en los que estuve como profesor visitante en el colegio All Souls de Oxford y deseo expresar mi gratitud a su director y profesores por la oportunidad que me dieron para dedicarme de lleno al trabajo de la enseanza, en un ambiente tranquilo y hermoso.

    La diferencia de trabajar en estas circunstancias puede observarse a travs de esta comparacin: los captulos I-IV los complet en el colegio All Souls en el transcurso de seis semanas; la redaccin de los captulos V-VII, bajo la presin de mis responsabilidades administrativas y escolares usuales en Glasgow, sobrepas las diez semanas.

    Quiero expresar tambin mi agradecimiento al Sr. Michael Less- noff, quien ley el libro mecanografiado y sugiri valiosas crticas; al Sr. J . L. Rees, quien me sugiri algunos comentarios sobre el primer

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    captulo, y a la Sita. Anne J. Hutton, quien mecanografi el trabajo y reley las pruebas con su acostumbrada eficacia.

    Las secciones 1 y 3 del captulo VI, conjuntamente con una parte de la seccin 3 del captulo III, son una versin revisada de un artculo titulado Igualdad, democracia y derecho internacional, que ha sido publicado en NOMOS IX (Igualdad).

    La edicin revisada tiene en cuenta los cambios polticos y legales ocurridos entre 1970 y 1975, que afectan a determinadas partes de los captulos II, VI y VII. Tambin pone al da diversos aspectos informativos, corrige las erratas y otros pequeos errores, y aclara ciertas afirmaciones que pudiesen parecer ambiguas.

    D. D. R.Londres, 1975.

  • Captulo 1QUE ES LA FILOSOFIA POLITICA?

    1. Teora cientfica y teora filosfica

    A menudo los trminos teora poltica y filosofa poltica se util2an alternativamente y, sin embargo, existe una reconocida diferencia entre el trabajo terico de los cientficos de la poltica y el de los filsofos polticos. Del mismo modo, existe cierta diferencia entre la teora sociolgica, investigada por los tericos de la sociologa, y la filosofa social. Al examinar la diferencia entre estas dos formas de la teora, ser til considerar conjuntamente lo social y lo poltico. Existe por supuesto una diferencia entre lo social y lo poltico, pero mi propsito inicial es distinguir la especulacin filosfica sobre la sociedad y el Estado de aquella otra especulacin que llevan a cabo algunos cientficos polticos y socilogos.

    La definicin de poltica, o de lo que puede describirse como poltico, es objeto de controversia y se considerar en la seccin 1 del captulo II. Por el momento es ms importante destacar que la idea de estudios sociales puede utilizarse en un sentido amplio o en un sentido restringido. En sentido amplio, la investigacin social incluye el estudio de la poltica, abarcando todo aquello relacionado con las actividades de los hombres en la sociedad; gran parte de la teora sociolgica presenta esta caracterstica. En un sentido restringido, la investigacin social o sociolgica se circunscribe a aquellas

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    reas de actividad social que no constituyen el objeto principal de otras ciencias sociales, ms claramente delimitadas, como la ciencia poltica o la economa; en esta categora entra la investigacin sociolgica sobre la familia, o sobre la religin en tanto institucin social, o sobre las instituciones educacionales. Normalmente, al hablar de teora social o sociolgica, o incluso al hablar de filosofa social, utilizamos el trmino social en el sentido amplio y no en el restringido. La filosofa social tiene un alcance ms extenso que la filosofa poltica y puede decirse que la incluye, del mismo modo que la teora social o sociolgica posee un alcance ms vasto que la teora de la ciencia poltica.

    La teora social y poltica, desde el punto de vista de los socilogos y los cientficos de la poltica, es una teora en el sentido cientfico del trmino, y su objetivo es la explicacin. Las ciencias sociales, como las ciencias naturales (las ciencias fsicas y biolgicas, por ejemplo), no slo registran hechos individuales, sino que tratan de explicarlos como casos de leyes generales, y el intento de conseguir tales leyes generales explicativas constituye el aspecto terico de la ciencia. Hasta ahora la sociologa y la ciencia poltica no han conseguido los mismos resultados que la economa en este intento; pero muchas hiptesis interesantes han sido propuestas como candidatas al status de leyes explicativas, y estas hiptesis pueden analizarse del mismo modo que las de la ciencia natural.

    Algunos trabajos recientes de este estilo han presentado sofisticados modelos de conducta de grupo, pero, para el propsito de una ilustracin elemental, ser suficiente mencionar algunas generalizaciones menos novedosas aunque mejor conocidas. Un ejemplo es la teora de Karl Marx de que el paso de una forma de sociedad a otra es siempre resultado de la lucha de clases, debida a su vez a los cambios en las fuerzas de produccin, como, por ejemplo, los cambios en el material, herramientas o tipo de trabajo utilizados para producir bienes. Otro ejemplo es la ley de hierro de la oligarqua de Robert Michels, la tesis de que cualquier organizacin, incluyendo aquellas que comienzan de una forma democrtica, acaba sometida al control de un pequeo grupo. Un tercer ejemplo, extrado esta vez de la sociologa del derecho, es la generalizacin de Sir Henry Maine, segn la cual a medida que progresan las sociedades sus sistemas legales pasan de la idea de status a la de contrato. Una hiptesis an ms limitada,

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    tomada esta vez del rea de la ciencia poltica, es la sugerencia de que un sistema poltico multipartidista conduce a un gobierno inestable. Tal vez ninguna de estas hiptesis sea una ley explicativa genuina; pero ste es el objetivo que persiguen: ser generalizaciones basadas en hechos empricos que sirvan para explicar ms hechos de este tipo. Las generalizaciones se construyen y contrastan del mismo modo que las hiptesis en las ciencias naturales. Se basan en la evidencia de casos reales, y pueden refutarse apuntando otros casos que no concuerdan con stos.

    La filosofa social y poltica es diferente. Ahora bien, de qu modo? Se dice a menudo que la filosofa social y poltica, tal y como la practicaban en el pasado los filsofos tradicionales, difiere del tipo cientfico de teora en que es normativa en vez de positiva. Lo que quiere decirse con esto es que la teora cientfica se refiere a hechos positivos, a lo que ocurre en la realidad, mientras que la forma filosfica de la teora es en realidad una doctrina, o una ideologa, que establece normas o reglas ideales para la sociedad y su gobierno, dicindonos cmo deberan ser las cosas, o qu deberamos hacer.

    Un ejemplo de primer orden lo constituye la Repblica de Platn, que describe una utopa o sociedad ideal. A mi juicio, esta perspectiva de la filosofa poltica tradicional es cuestionable. Es verdad que algunos filsofos polticos clsicos han proyectado formas ideales de sociedad, pero en mi opinin esto no ha constituido su principal preocupacin. Incluso en Platn, la descripcin de una sociedad ideal tiene como propsito criticar la sociedad existente y promover la comprensin de conceptos sociales generales, como la justicia. La filosofa poltica y social puede considerarse normativa, aunque no de un modo tan evidente. No obstante, en primer lugar hemos de describir en qu consiste.

    La filosofa social y poltica es, desde luego, una rama de la filosofa; representa una aplicacin del modo de pensar filosfico a ideas acerca de la sociedad y el Estado. La filosofa ha adoptado muchas formas, pero estimo de utilidad interpretar la tradicin principal de la filosofa occidental como si tuviera dos objetivos interrelacionados: (a) la aclaracin de conceptos con el propsito de (b) hacer una valoracin crtica de creencias.

    Al explicar estos dos objetivos de la filosofa tradicional me referir en primer lugar a (b), ya que se ha sido, en mi opinin, el obje

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    tivo principal, independientemente de que, de hecho, pueda conseguirse o no. En la filosofa tradicional, el objetivo (a), la aclaracin de conceptos, ha sido subsidiario y se ha perseguido nicamente como auxilio necesario para el objetivo bsico de valorar creencias. Pero en la filosofa actual, el objetivo (a) es primario, y a menudo constituye un fin en s mismo.

    2. Valoracin crtica de las creencias

    Segn esta interpretacin de la filosofa tradicional, su objetivo fundamental ha sido la valoracin crtica de las creencias, el intento de ofrecer bases racionales para aceptar o rechazar ciertas creencias que normalmente damos por sentadas sin considerar ninguna razn que las justifique. La filosofa difiere de la ciencia en que la segunda busca la explicacin mientras que la primera busca la justificacin. Sin embargo, la palabra justificacin puede inducir a error si la interpretamos en el sentido de que se refiere nicamente a una justificacin positiva. De aqu cabra suponer que la filosofa tradicional ha de ser conservadora, intentando defender siempre las viejas ideas frente a las nuevas, que alteraran el orden existente. Esto, desde luego, no es verdad. La filosofa escptica ha sido como mnimo tan frecuente como la conservadora. Empleo la palabra justificacin en el sentido de ofrecer bases racionales o justificadoras para aceptar o rechazar una creencia.

    Este procedimiento ocupa tambin un lugar importante en la ciencia, como en cualquier otra actividad que pretenda ser racional. Cuando un cientfico aduce un argumento evidente y lgico a favor o en contra de una hiptesis, est ofreciendo bases racionales para aceptar la hiptesis como verdadera o rechazarla como falsa. Su trabajo difiere del del filsofo en el carcter de la hiptesis en s, que normalmente adopta la forma de una explicacin causal. El cientfico busca causas; y en esa bsqueda, dado que su empresa es racional, a diferencia de la suposicin irracional de causas que se da en la supersticin, tambin trata de hallar razones justificadoras. Al filsofo no le interesa especialmente la explicacin causal (excepto cuando estudia el modo de proceder de la propia ciencia con el fin de comprender sus caractersticas), y, al contrario de los versados en una ciencia con

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    creta, no est especialmente cualificado para ofrecer explicaciones causales. El filsofo est preparado para buscar las bases racionales que corroboran o desmienten no solamente las creencias sobre las causas, sino cualquier tipo de creencia.

    No quiere esto decir que los filsofos dirijan su atencin hacia todas y cada una de las creencias en todo momento. Los problemas filosficos acerca de determinados tipos de creencia derivan de circunstancias histricas. La necesidad de buscar bases racionales se produce normalmente cuando ocurre algo que nos hace dudar de la validez de una creencia que previamente se daba por supuesta, y este algo ha solido ser la aparicin de una nueva creencia incompatible con la anterior. Por ejemplo, el surgimiento de la ciencia moderna alter la validez de ciertas creencias religiosas tradicionales. La teora de Copr- nico sobre el sistema solar era incompatible con la idea, aparentemente confirmada por la observacin de sentido comn y por la cosmologa del Gnesis, de que la Tierra est fija y el Sol y la Luna giran a su alrededor. Asimismo, la teora darwiniana de la evolucin a travs de la seleccin natural no concordaba con la explicacin bblica de la creacin.

    Las nuevas teoras cientficas se basaban en mtodos racionales que exigan el respeto de aquellos que las comprendan. Como las nuevas teoras no concordaban con las creencias tradicionales, las exigencias que planteaba la coherencia hacan necesaria una de estas tres posibilidades:

    1. Las creencias tradicionales se podan calificar de mito basado en la imaginacin o en la evidencia limitada, y por tanto podan descartarse.

    2. Las nuevas creencias podan rechazarse, sobre la base de que los elementos de juicio en que se fundaban eran menos fiables que los de la Revelacin.

    3. Uno de los dos conjuntos de creencias poda modificarse hasta lograr que ambos fueran compatibles.

    La segunda alternativa fue la que apoyaron los reaccionarios. Pero no dur mucho, ya que las afirmaciones de las nuevas creencias eran racionalmente convincentes. En consecuencia, las posibilidades primera y tercera acabaron imponindose.

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    Es aqu donde la filosofa del conocimiento (comnmente llamada epistemologa y metafsica) ha desempeado su papel. En primer lugar, los filsofos han intentado sacar a la luz las implicaciones subyacentes en los dos conjuntos de creencias para mostrar donde reside la incompatibilidad. En segundo lugar, han recomendado determinados medios para resolver esta incompatibilidad, y stos han adoptado, bien la forma del mtodo 1, bien la forma del mtodo 3. El mtodo 1 lleva a la filosofa iconoclasta o escptica es decir, escptica en relacin con las creencias tradicionales o de sentido comn, dado que a pesar de que esta clase de escepticismo puede conducir a un escepticismo ms general, el escepticismo total ha sido de hecho algo poco frecuente y una especie de jeu d'esprit. Otros filsofos han aceptado el mtodo 3 y se han visto conducidos a sugerir nuevos modos de considerar los datos, nuevos esquemas conceptuales, esto es, nuevos marcos de ideas en los que encajar todos los hechos relevantes de tal modo que se consiga la compatibilidad; consecuencia de ello ha sido una versin modificada ya de las viejas creencias, ya de las nuevas, o de ambas.

    Un proceso paralelo tiene lugar en la filosofa de la prctica (la filosofa moral, social y poltica). Dicho proceso no se refiere a las creeencias acerca de lo que es verdad, sino a las creencias o principios acerca de lo que es justo o bueno para el hombre y la sociedad. Los principios tradicionales acerca de lo justo y de lo injusto, de lo bueno y lo malo, vienen a ser cuestionados a la luz del conocimiento nuevo, como, por ejemplo, el conocimiento de que las normas varan segn las sociedades, o los nuevos descubrimientos cientficos acerca de las causas y efectos de determinados modos de conducta. As, cuando los sofistas griegos viajaron a otras tierras y observaron diferentes costumbres y reglas morales en diferentes sociedades, se vieron abocados a cuestionar el carcter natural o absoluto de los principios morales; en consecuencia, se preguntaron qu reglas, en caso de que hubiese alguna, eran realmente justas, o si en realidad daba igual elegir unas u otras. Anlogamente, los avances en la psicologa han demostrado que determinados tipos de conducta socialmente daina, observados en ciertas personas, se hallan determinados por anormalidades patolgicas y han de considerarse como una enfermedad y no como un delito. Esto nos lleva a preguntarnos hasta qu extremos es lcito llevar la reinterpretacin de una conducta as, y si resulta necesario revisar nuestras ideas acerca del crimen y la responsabilidad, y de un

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    modo ms general, acerca de lo que constituye una conducta moral o inmoral. Cuando se plantea este interrogante, el filsofo trata de considerar hasta qu punto, y sobre qu bases, pueden justificarse racionalmente tanto las ideas tradicionales como las ms novedosas. Como en la filosofa del conocimiento, trata de extraer las implicaciones subyacentes en las ideas antiguas y en las nuevas, para situar los puntos exactos en donde se localiza la contradiccin, y resolverla, bien rechazando las viejas creencias, o proponiendo un esquema conceptual revisado que incorpore todos los datos pero modificando uno o ambos conjuntos conflictivos de ideas.

    Esta ha sido, desde mi punto de vista, la tarea primordial de la filosofa tradicional, ya sea en el campo del conocimiento o en el de la accin. Desde luego, una vez que se plantea un problema y se afronta su solucin a travs de la proposicin de un nuevo esquema conceptual o sistema filosfico, otros pensadores se ven obligados a dirigir su atencin hacia ese sistema. La filosofa pervive a travs de una crtica constante; tiene su origen en las dudas y crticas a las deas existentes, y permanece viva y saludable slo si ejerce adems la autocrtica. Por tanto, la creacin de un nuevo esquema filosfico, como respuesta a un problema que se plantea en un primer momento fuera de la filosofa, tiende a producir un crculo de discusin filosfica sobre el esquema mismo al igual que sobre el problema que lo produjo.

    Del mismo modo que ocurre con la ciencia, una indagacin originada en necesidades externas tendr despus continuacin sobre la base de sus propios mritos. El esquema filosfico de un pensador ser revisado por otros o sustituido por un esquema diferente que evite los defectos del primero. A veces, durante el desarrollo de la discusin filosfica, se olvida el problema original, o bien, cuando las dudas y dificultades de la vida real que lo produjeron han sido resueltas, se le sigue considerando como un problema intelectual. Es entonces cuando la indagacin filosfica se convierte para el hombre de la calle en una intil prdida de tiempo en asuntos carentes de importancia; es decir, la indagacin ha degenerado en un ejercicio intelectual que interesa nicamente a un pequeo crculo de iniciados. Pero con el tiempo puede suceder que surja algn problema nuevo que, como el original, contradice creencias muy arraigadas que compartimos y utilizamos en nuestra vida diaria; es entonces cuando aparece una nueva corriente filosfica.

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    Mi exposicin acerca del objeto primario de la filosofa tradicional es una interpretacin personal, pero creo que muchos filsofos estarn de acuerdo en que es una descripcin adecuada de una importante funcin que la filosofa desempe en el pasado. Actualmente se recela de este objetivo de la filosofa tradicional por la siguiente razn: si una creencia ha de justificarse racionalmente, ha de satisfacer para ello dos criterios. El primero es la coherencia, y el medio de prueba es la lgica, instrumento esencial para todo filsofo. Pero la coherencia, por s misma, no es suficiente para hacer racionalmente aceptable una creencia o un conjunto de creencias.

    Supongamos que tenemos dos o ms conjuntos de creencias, cada uno de los cuales tiene coherencia interna pero que son incongruentes entre s en determinados aspectos, como en el caso de sistemas geomtricos alternativos. Cmo sabremos qu conjunto debe ser aceptado? Necesitamos, por tanto, un segundo criterio. En el caso de creencias sobre problemas fcticos, necesitamos saber cul de las alternativas internamente coherentes es verdadera, esto es, cul es aplicable a los hechos que se producen en el mundo o concuerda con ellos. Aunque los filsofos estn bien cualificados para detectar la coherencia, no lo estn para decir cules son los hechos relevantes. Su especialidad es el pensamiento claro, no la investigacin fctica; la investigacin ordenada de los hechos es tarea de la ciencia. Por ello, muchos filsofos mantienen hoy en da que corresponde a la ciencia decidir si una creencia es verdadera o falsa; y si una determinada creencia resulta, por ahora o en principio, inasequible a la investigacin cientfica, entonces no debemos preguntarnos si es verdadera o falsa. En cualquiera de los dos casos, la filosofa del conocimiento no puede determinar si una creencia supera la segunda prueba, de concordancia con los hechos.

    La dificultad es an mayor en lo que respecta al objeto de la filosofa de la prctica (la filosofa moral, social y poltica). El filsofo puede utilizar de nuevo el primer criterio, el de la coherencia. Pero en este caso no est claro cmo ha de reemplazarse el segundo criterio, el de la concordancia con los hechos. No se trata de determinar qu es verdadero o falso, sino de establecer qu es correcto o incorrecto, bueno o malo. Los valores no son hechos en el sentido comn de la palabra; y si existe una perspectiva desde la cual los valores pueden ser tratados como hechos, no existe un procedimiento reconocido para decidir cul entre el conjunto de valores en conflicto ha de ser consi

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    derado objetivo o fctico. No existe ciencia que responda a esto, y resulta difcil decir qu otro tipo de investigacin podra hacerlo. Si, por ejemplo, diferentes personas tienen ideas distintas e incompatibles acerca de cul sera el orden ms justo para una sociedad, cmo podemos decidir cul es la idea correcta? Si determinados pases adoptan principios democrticos y otros adoptan principios comunistas, incompatibles en muchos aspectos con los primeros, cmo hemos de argumentar racionalmente en favor de unos y en contra de otros?

    Desde mi punto de vista, creo que s existe alguna solucin para este problema o, al menos, que s existen mtodos de investigacin valiosos. Dado que la dificultad se hace especialmente aguda en relacin con la filosofa de la prctica, y dado que mi meta principal en este libro es la filosofa poltica, me limitar a esto ltimo al exponer mi rplica a la crtica del objetivo tradicional. En mi opinin, la crtica subestima lo que puede hacerse negativamente para refutar un conjunto de principios; es decir, la valoracin crtica no ha de tomar la forma de justificar directamente una creencia, sino la de apoyarla indirectamente travs de la eliminacin de alternativas.

    En el primer caso, la crtica subestima el grado en que el criterio de coherencia puede ser concluyente como prueba negativa. A menudo, es posible descubrir la falta de coherencia de un conjunto de ideas polticas, demostrando que, al menos tal y como estn concebidas en ese momento, deberan rechazarse por irracionales. Tomemos como ejemplo el conflicto entre los principios democrticos y los principios nazis. En los aos treinta algunos filsofos afirmaron que no haba modo alguno de argumentar racionalmente en contra de las ideas nazis; era necesario elegir de acuerdo con los propios sentimientos y costumbres. Pero esto no puede aplicarse a todas las creencias nazis. Los nazis mantenan, por ejemplo, que un grupo de seres humanos, la raza aria, era superior a otros grupos humanos, las razas no arias. Esta es la clase de creencia ideolgica que se supone inmune a la refutacin racional. Pero la doctrina nazi lleg al extremo de calificar a los no arios de subhumanos para justificar la opinin de que eran inferiores. Al sugerir que eran inferiores debido a que eran menos humanos, quedaba implcito que todos los seres humanos estaban en un nivel de valor superior, y esto naturalmente no concordaba con la afirmacin de que un grupo de seres humanos tena un valor mayor que otros seres humanos. La implicacin subyacente en la utiliza

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    cin que los nazis hadan del trmino subhumano muestra que en el fondo compartan el punto de vista de los demcratas: que no es correcto situar a diferentes grupos de seres humanos en diferentes niveles de valor.

    No debe suponerse que la utilizacin de este criterio favorece siempre las creencias democrticasrTambin en el mbito de las ideas democrticas pueden encontrarse incoherencias. Algunos piensan, por ejemplo, que la bsqueda de la libertad y la bsqueda de la igualdad, cada una de las cuales constituye un principio del pensamiento democrtico, son incompatibles. Si estos dos fines son, de hecho, incompatibles, las exigencias de la razn hacen necesario que abandonemos o modifiquemos, al menos, uno de los dos.

    En segundo lugar, la crtica a la filosofa poltica tradicional menosprecia el papel que los hechos desempean en apoyo de los juicios de valor. A pesar de que los juicios de valor no pueden contrastarse directamente mediante el criterio de la concordancia con los hechos, s son susceptibles de una prueba indirecta de este tipo, dado que a menudo presuponen creencias sobre hechos que pueden ser sometidas a la prueba de concordancia. Es verdad que los filsofos no se hallan en una posicin especial para descubrir los hechos, pero pueden utilizar los que los cientficos han establecido, o que han sido confirmados mediante la observacin, para demostrar que un principio poltico depende de presupuestos fcticos falsos. Tomar de nuevo como ejemplo la doctrina nazi acerca de la superioridad de la raza aria. Esta presupone que existe una cosa llamada raza aria en el sentido biolgico del trmino, y podemos utilizar los datos que nos proporcionan la etnologa y la filologa para demostrar que este presupuesto fctico es falso, y que la nica distincin seria entre ario y no ario se refiere al lenguaje. Si no existe nada semejante a una raza aria, cualquier juicio sobre dicha raza, ya sea de hecho o de valor, carece de aplicacin posible.

    Es obvio que este tipo de argumento no prueba que diferentes grupos humanos tengan el mismo valor, pero hace desaparecer uno de los soportes de la doctrina nazi, favoreciendo, por tanto, su descrdito. Anlogamente, podemos refutar una doctrina poltica demostrando que se basa en presupuestos fcticos que la experiencia cotidiana de cualquier persona puede desmentir, sin necesidad de recurrir a la experiencia de los cientficos o de los filsofos. Algunas impor

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    tantes doctrinas polticas presuponen que la nica motivacin de los seres humanos es el inters egosta, pero si comparamos la autoridad poltica con la autoridad existente en cualquier otra forma de organizacin social, como la familia, la iglesia o el colegio, puede verse fcilmente que tal suposicin es errnea y que ha sido aceptada debido nicamente a que la atencin se ha limitado a determinadas formas de conducta y de autoridad.

    No es defecto de la filosofa el que el progreso de la valoracin crtica dependa de refutar creencias, y no de establecerlas. La ciencia tambin progresa refutando hiptesis falsas, ms que probando directamente aquellas consideradas vlidas. No obstante, no estoy tratando de sugerir que todos los problemas de la valoracin crtica en filosofa poltica puedan resolverse de este modo. A menudo, el conflicto entre dos conjuntos diferentes de principios polticos, por ejemplo, entre los principios de la democracia liberal y los del comunismo, o entre los principios de los partidos Conservador y Laborista en Inglaterra, depende de contrapesar dos o ms ideales y del valor comparativo que se atribuye a cada uno; el problema puede estribar en cmo valoremos la libertad por comparacin con la fraternidad o la igualdad. Al examinar las aseveraciones contrapuestas que se producen en un conflicto de este tipo, los mtodos filosficos consistentes en mostrar la incongruencia o la falsedad de los presupuestos fcticos dejan sin resolver el problema fundamental: la falta de acuerdo sobre los valores comparados. No obstante, tales mtodos pueden resultar eficaces para determinados problemas de la filosofa poltica.

    En cualquier caso, el concepto de valoracin crtica, suponiendo que sea viable, queda aclarado. Me referir ahora a la segunda funcin de la filosofa.

    3. Clasificacin de conceptos

    De acuerdo con la interpretacin que he ofrecido de la filosofa tradicional, la aclaracin de conceptos ha sido tradicionalmente considerada como una funcin subsidiaria que sirve al objeto primario de valorar creencias. Para demostrar si una creencia es defendible o si, por el contrario, padece alguna incoherencia, ya sea internamente o en relacin con otras creencias aceptadas, es necesario comprender en

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    qu consiste exactamente la creencia y qu implica. Necesitamos saber exactamente qu quieren decir los trminos utilizados en ella. En consecuencia, una buena parte de la filosofa se preocupa del significado de ideas o conceptos generales. Aquellos filsofos de hoy en da que consideran que la valoracin crtica de las creencias es una meta errnea o irrazonable para la filosofa, mantienen tambin que la aclaracin de conceptos es la nica tarea que la filosofa puede desempear con xito. As pues, para ellos no se trata de una funcin secundaria, sino del objetivo principal de la filosofa. Pero sea o no la nica tarea que la filosofa pueda cumplir eficazmente, el hecho es que buena parte de la investigacin filosfica y la mayor parte de lo que se dir en este libro se ocupa de ella.

    Un concepto es una nocin o una idea general que se refiere a un determinado nmero de cosas. A menudo, sirve de ayuda considerar los conceptos como usos de vocablos generales. En cualquier caso, los conceptos slo pueden ser examinados teniendo en cuenta las acepciones de las palabras. Cuando hablo de vocablos generales quiero decir trminos que aluden a un determinado nmero de cosas, al contrario que los nombres, que identifican cosas individuales. A veces los nombres no sirven para identificar. Una vez le pregunt a una estudiante americana, en un curso de filosofa, cmo se llamaba, y cre que se burlaba de m cuando respondi Scrates; de hecho era de origen griego y se llamaba Persephone Scrates. Pero sea como fuere, en ese grupo, el nombre Persephone Scrates se refera a una sola persona, mientras que el vocablo general alumno era aplicable a ella y a todos sus compaeros. No resulta difcil comprender lo que significa -alumno o la mayor parte de los vocablos generales. Los problemas filosficos se refieren normalmente a conceptos muy generales, como persona, entendimiento, materia, espacio, tiempo, etc. Muchas de las ideas empleadas en el pensamiento poltico y social sociedad, autoridad, clase social, justicia, libertad, democracia no son nicamente generales en exceso, sino tambin imprecisas.

    Al intentar aclarar las ideas generales, la filosofa busca tres objetivos conexos: el anlisis, la sntesis y el perfeccionamiento de conceptos. Por anlisis de conceptos entiendo la especificacin de sus elementos, a menudo a travs de su definicin; por ejemplo, podemos analizar o definir la soberana como la suprema autoridad legal, especificando los tres elementos esenciales que integran el concepto. Por

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    sntesis de conceptos entiendo las conexiones lgicas que presenta un concepto con otro u otros; por ejemplo, podemos mostrar una conexin lgica entre el concepto de derecho individual y el de obligacin sealando que siempre que A tiene un derecho frente a B, ello implica que B tiene una obligacin. Por perfeccionamiento de un concepto entiendo aconsejar una determinada acepcin o definicin que incorpore claridad y coherencia; por ejemplo, podemos recomendar (y en este caso lo considero adecuado) que el concepto de soberana se utilice nicamente referido a la autoridad legal de un Estado, y no a su poder coercitivo.

    Las tres tareas de anlisis, sntesis y perfeccionamiento son paralelas. A menudo, si no siempre, para analizar o definir un concepto, hemos de tener en cuenta las conexiones, las relaciones lgicas. Consideremos un sencillo ejemplo a modo de ilustracin. Si definimos al hombre como animal racional, no slo estamos distinguiendo dos elementos del concepto, ser racional y ser animal, sino que estamos adems clasificando una especie dentro de un gnero y diferencindola de otras especies. En consecuencia podemos hacer la siguiente deduccin: si hay algo que sea un hombre, ello ha de ser un animal. Estamos al comienzo de un pequeo esquema de sntesis o sistema lgico, que puede describirse como la inclusin de una clase de cosas, los hombres, en una clase ms amplia, los animales, o como la bifurcacin de la idea general, animal, en dos divisiones, racional y no racional; la primera divisin comprende a los hombres y la segunda a todos los dems animales. Estamos tambin perfeccionando, o al menos depurando, el concepto de hombre por comparacin con su acepcin o uso en la vida diaria, ya que cuando utilizamos el vocablo hombre en un contexto ordinario, no estamos pensando concretamente en la idea de animal racional, o en una clase de animales que excluye a los elefantes, los casuarios y los equinodermos.

    Muchos filsofos modernos rechazarn el perfeccionamiento de conceptos como objetivo adecuado para la filosofa, del mismo modo que rechazan la valoracin crtica de creencias, y por la misma razn, a saber, porque consideran que no incumbe a la filosofa decidir lo que es mejor o peor, o decir que el cambio en el uso de una idea supondra un adelanto. Esto se debe, a mi entender, a que estos filsofos estn ms interesados en la filosofa del conocimiento que en la filosofa de la prctica. Los conceptos estudiados en la primera tienden

  • 24 Problemas de filosofa poltica

    a variar lentamente, y quizs en algunos casos ni siquiera varan, y tales cambios, tal y como se producen, son normalmente el resultado del avance cientfico. Es, por tanto, bastante razonable, a primera vista, afirmar que un filsofo no est especialmente cualificado para recomendar el perfeccionamiento de un concepto; su tarea consiste en elucidar los sentidos en los que normalmente se utiliza o el significado de un cambio producido como resultado del avance cientfico. (Digo que es razonable a primera vista porque creo que, de hecho, esta visin de la funcin del filsofo debera cualificarse incluso con respecto a la filosofa del conocimiento.)

    Esta tesis, sin embargo, es menos plausible en relacin con determinados conceptos analizados en la filosofa de la prctica, y especialmente en relacin con la filosofa social y poltica. En muchas sociedades tribales y campesinas del pasado, tanto las instituciones sociales como las ideas concomitantes permanecan estables durante largos perodos de tiempo. Pero las sociedades que engendran una reflexin filosfica sobre su propia estructura y sobre las ideas concomitantes son sociedades sujetas a transformaciones claramente perceptibles, y ello conduce indefectiblemente a cambios en el significado de algunas de esas ideas. Por ejemplo, las ideas de justicia, mrito o valor no tienen el mismo significado en la literatura ateniense del siglo v que en los poemas homricos, los cuales hacen referencia a una forma de sociedad ms antigua, de carcter aristocrtico. Por otro lado, aunque la sociedad ateniense era en ciertos aspectos ms democrtica que las democracias modernas, el concepto ateniense de justicia no inclua una nocin explcita de los derechos de la persona, nocin que desempea un importante papel en el pensamiento social y poltico moderno. Actualmente podemos observar no slo cmo se ampla el mbito de aplicacin de esta idea, sino tambin cmo se modifica su significado.

    Un filsofo puede pensar que su tarea consiste slo en registrar los viejos significados y los nuevos, pero se me antoja que el proceso de aclaracin debe incorporar inevitablemente una matizacin, y por tanto un cambio sutil, en el significado del concepto tal y como se emplea habitualmente.

    La razn de ser del objetivo primario de la filosofa tradicional, la valoracin crtica de las creencias, estaba meridianamente clara suponiendo naturalmente que dicho objetivo fuera realizable. Si

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    el segundo objetivo, la aclaracin de conceptos, se persigue al servicio de la valoracin de creencias, su razn de ser se har igualmente evidente. As, por ejemplo, si deseamos considerar los mtodos posibles para justificar la preferencia por la democracia por encima de otras frmulas rivales, necesitamos saber exactamente qu significan los conceptos de democracia, de libertad y de igualdad, que comnmente se estiman parte esencial de la doctrina democrtica. Pero si, como piensan muchos filsofos de hoy en da, la valoracin de creencias es impracticable, qu sentido tiene insistir en la aclaracin de conceptos?

    He de dejar a otros la defensa de las extravagancias de la filosofa en general en lo que atae al anlisis de conceptos. En la filosofa poltica y social, por el contrario, no resulta difcil justificar un tratamiento puramente conceptual. Todos utilizamos trminos como democracia, libertad, justicia social y, en nuestros das, Estado del bienestar. Tenemos una idea aproximada de lo que queremos decir y la mayora de las veces no tenemos dificultad en comprender estos trminos cuando los utilizan los dems; por ejemplo, por democracia entendemos un Estado cuyo gobierno es elegido por sufragio popular. Pero, si hemos de contrastar un Estado democrtico con uno totalitario, tal vez nos desconcierte observar que los pases comunistas se autocalifican de democracias populares. Ello nos lleva a preguntar: N o es tambin nuestra democracia una democracia popular? Qu diablos quieren decir los comunistas cuando denominan a su forma de gobierno democracia popular? No parece que lo digan irnicamente. Supongamos de nuevo que omos, como yo he odo afirmar a los habitantes de Nueva Zelanda, que el sistema britnico de educacin universitaria es antidemocrtico. Bien, en cierto aspecto, podemos comprender lo que quieren decir, o al menos lo suponemos si nos resulta conocido el hecho de que la educacin universitaria en Nueva Zelanda es asequible a un sector de la poblacin ms amplio que el nuestro. Pero podemos reflexionar del modo siguiente: La democracia se refiere al gobierno, al hecho de que todo adulto puede votar, y no a la educacin. Por qu habla un neozelands de antidemocrtico cuando quiere decir 'no igualitario? Por otro lado, la democracia tiene, desde luego, algo que ver con la igualdad, pero de qu modo? De momento, ya hemos comenzado a intentar analizar el concepto de democracia, y a considerar su conexin lgica con el

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    concepto de igualdad. Hemos comenzado, superficialmente, a pensar filosficamente acerca de un concepto poltico.

    He aqu otro ejemplo. La historia de la filosofa poltica desde el siglo xvi contiene una gran cantidad de discusiones tediosas sobre el concepto de soberana. La mayora son en verdad bastante fastidiosas. Sin embargo, existieron importantes razones histricas para que los filsofos de los siglos xvi y xvn situaran la idea de soberana en un lugar destacado de su pensamiento; y el posterior desarrollo histrico ha convertido este concepto en una parte de nuestro bagaje intelectual y lingstico a la hora de discutir sobre determinados problemas polticos. A menudo nos encontramos con que en los debates polticos relativos a la posibilidad de integracin en una organizacin internacional o supranacional, como, por ejemplo, el Mercado Comn, las personas aluden al hecho de empear la propia soberana y discuten si ello debe hacerse o no. Correcta o incorrectamente, esto se consider un aspecto fundamental que haba de tenerse en cuenta, junto con otras cuestiones polticas o econmicas, a la hora de decidir si Inglaterra deba permanecer en el Mercado Comn. Ahora bien, si no tenemos una idea exacta acerca del significado del trmino soberana, no sabremos de qu estamos hablando; nuestra soberana nacional se convierte en un animal sagrado que no debe tocarse, y no sabemos por qu no debe ser tocado o qu clase de animal es.

    Esta es la clase de razones por las que la aclaracin de conceptos es valiosa en s misma, aun cuando pensemos que no puede utilizarse para el propsito de valorar creencias. Quizs sea necesario advertir que, a veces, los resultados de una investigacin conceptual parecen desalentadores. La aclaracin de conceptos se parece a la limpieza de una casa. Cuando la hemos limpiado, nuestro trabajo no resulta demasiado visible. No hemos adquirido nuevas pertenencias, aunque s nos hemos desprendido de aquellas que no desebamos y que constituan un estorbo. El resultado final es una casa ms limpia, en la cual nos podemos desenvolver con mayor facilidad y en donde podemos encontrar las cosas cuando las necesitamos.

    La analoga es tambin vlida en otro aspecto. La limpieza de una casa no es un trabajo que puede hacerse de una vez y para siempre. Hemos de hacerlo cada semana. El simple hecho de vivir produce desechos, que han de ser destruidos regularmente. La filosofa parece dar vueltas y ms vueltas sobre los mismos problemas de siempre, sin

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    lograr ningn progreso. De hecho, esto es una ilusin; el progreso se logra, aunque es gradual. Lo importante, sin embargo, es que la filosofa supone una clarificacin mental, y no la adquisicin de informacin nueva. Es necesario que cada generacin lleve a cabo la clarificacin con mejores medios, por as decirlo, utilizando el aspirador en vez del cepillo; y es necesario que se realice muy a menudo durante la vida de una persona.

    Si despus de leer una determinada obra de filosofa, sentimos que se han aclarado algunas cosas, no hemos de suponer por ello que est resuelto el problema. En un perodo de tiempo relativamente corto, observaremos que las primeras conclusiones necesitan ser reordenadas o incluso descartadas. Lo ms importante que debemos esperar conseguir con el estudio de la filosofa poltica no es la respuesta final a los problemas, sino el hbito de un pensamiento cauteloso. Las distinciones realizadas en la aclaracin de conceptos son a menudo bastante simples, una vez que se comprenden; pero la comprensin inicial requiere tiempo y esfuerzo. No obstante, merece la pena. Sin las sencillas distinciones que aporta la filosofa social y poltica, es probable que hablemos y actuemos de un modo confuso en los problemas sociales y polticos y nos veamos abocados a callejones sin salida en la ciencia social y poltica.

    4. Filosofa e ideologa

    Habiendo examinado lo que es la filosofa poltica, podemos volver ahora a un problema que se plante anteriormente: Es la filosofa poltica normativa? Y, si lo es, en qu sentido?

    He mencionado en la seccin 1 que, a menudo, se describe la filosofa poltica tradicional como una filosofa normativa o ideolgica, que establece normas o modelos ideales para la sociedad y el gobierno. Aqu parece radicar la principal diferencia entre la filosofa poltica y la ciencia poltica, cuyo carcter es positivo y explica cmo actan, de hecho, los gobiernos y cmo se conducen, de hecho, las personas en la bsqueda de objetivos polticos reales, en vez de prescribir lo que deberan hacer los gobiernos y cules deberan ser nuestros objetivos polticos. Tal como la he descrito, la filosofa poltica tiene tambin un carcter normativo, pero de un modo ligeramente distinto. Coete-

  • 28 Problemas de filosofa poltica

    tamente, mi explicacin no sugiere que sea ideolgica, si por ideologa se entiende, como suele hacerse, una doctrina prescriptiva no sustentada por un argumento racional.

    La valoracin crtica de creencias es, desde luego, normativa en tanto que impone una valoracin; pero por valoracin crtica, tal y como he explicado, entiendo la bsqueda de bases racionales para aceptar o rechazar creencias, y en este sentido la filosofa no es ni ms ni menos normativa que la teora explicativa, ya sea en las ciencias naturales o en las sociales. Cuando la teora explicativa ofrece elementos de juicio (con o sin el apoyo de argumentos lgicos) a favor o en contra de una hiptesis, nos brinda bases racionales para aceptar la hiptesis como verdadera o para rechazarla como falsa. La valoracin crtica en la filosofa del conocimiento hace lo mismo, aunque normalmente se emplea ms a fondo en el argumento lgico que en la presentacin de pruebas fcticas. El resultado de la valoracin crtica de una proposicin en la filosofa del conocimiento consiste en ofrecernos las bases para aceptarla como verdadera o para rechazarla como falsa. El resultado de la valoracin crtica en la filosofa de la prctica es bastante diferente. En vez de buscar las bases racionales que hacen que una proposicin sea merecedora de aprobacin (por ser verdadera) o que hacen que no lo sea (por ser falsa), la filosofa de la prctica busca las bases racionales que determinan que una proposicin merezca llevarse a la prctica (por ser justa y por indicarnos lo que debemos hacer) o que nos inducen a rechazarla porque no lo merece (por ser injusta y porque nos indica lo que no debemos hacer). No obstante, tanto en la filosofa de la prctica como en la filosofa del conocimiento y en la teora explicativa, la decisin de aceptar o rechazar una proposicin no depende de preferencias emotivas, sino de la presentacin de razones. Me he referido anteriormente a la importancia de la prueba lgica de la coherencia y de la prueba emprica de concordancia con los hechos para determinar qu doctrinas polticas han de desestimarse por irracionales.

    La argumentacin racional sobre los juicios de valor tiene un amplio alcance, como lo tiene el mismo tipo de argumentacin cuando se utiliza en el examen de los juicios de hecho. No pretendo sugerir que todas las controversias suscitadas en torno a valores puedan resolverse racionalmente, pero tampoco debe suponerse que el argumento racional est completamente fuera de lugar en la discusin sobre va

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    lores. De lo que se trata es de que la discusin filosfica de valores exige la utilizacin de un argumento racional, de un argumento racional como el que se utiliza en la filosofa del conocimiento y en la teora cientfica. Es normativo en el sentido de que trata de justificar (de ofrecer razones para) la aceptacin o el rechazo de determinadas doctrinas; pero tambin la filosofa del conocimiento y la teora cientfica tratan de justificar (de ofrecer razones para) la aceptacin o el rechazo de creencias sobre problemas fcticos.'En el primer caso, el objeto de la justificacin positiva o negativa es un juicio de valor, y si se elimina con xito una entre dos alternativas conflictivas, puede decirse que la investigacin filosfica ha respaldado el juicio de valor que queda en pie. Pero el hecho de que la alternativa que goza de mejor respaldo sea un juicio de valor no aade nada ni altera el carcter normativo del proceso filosfico. Tal proceso es normativo slo en el sentido de que ofrece razones para aceptar o rechazar una proposicin. El poceso de razonamiento llevado a cabo en la filosofa del conocimiento o en la teora cientfica hace exactamente lo mismo, y es normativo en idntico sentido. Tampoco es ideolgico. Un conjunto de juicios de valor que no se ha sometido a un escrutinio racional mediante las pruebas de coherencia y concordancia puede calificarse de ideolgico. Las conclusiones de la filosofa poltica, tal y como las he descrito, no pueden serlo.

    Qu ocurre con la aclaracin de conceptos? Aquellos que descartan la funcin primordial de la filosofa poltica tradicional, sobre la base de que es normativa o ideolgica, dirn lo mismo en relacin con el perfeccionamiento de conceptos, pero no en relacin con el anlisis o la sntesis; y, por tanto, practican los segundos, generalmente bajo el nombre de anlisis solamente, y aseguran que no sugieren ningn perfeccionamiento de los conceptos que analizan. Obviamente, el perfeccionamiento de conceptos es normativo dado que recomienda determinados usos o definiciones. El anlisis y la sntesis son positivos, en el sentido de que su objetivo consiste simplemente en poner en claro algo que ya est dado. Sin embargo, entiendo que es prcticamente imposible llevar a cabo anlisis y sntesis sin sugerir al mismo tiempo cierto perfeccionamiento de los conceptos. Hasta la clase ms simple de anlisis o de definicin, como el ejemplo trivial de definir al hombre como un animal racional, tiende a depurar un concepto, a delimitar algunas de sus conexiones y a iluminar cul

  • 30 Problemas de filosofa poltica

    se considera su significado fundamental. De ello resulta que, una vez analizado, el concepto, no tiene exactamente el mismo significado que en su uso ordinario. El hecho de que ahora sea ms claro, en aquellos aspectos en los que resultaba antes impreciso o confuso, significa que ha sido depurado. Concretamente, en el estudio de materias sociales y polticas, la aclaracin de conceptos comprende obligatoriamente su perfeccionamiento. Pues los conceptos generales del pensamiento social y poltico se transforman cuando cambia la sociedad, y el filsofo social, al analizar los conceptos y al revisar su historia, puede observar a menudo que los conceptos estn experimentando un cambio implcito que l desea hacer explcito. Por tanto, su aclaracin nos ofrece algo que no es exactamente lo mismo que el concepto que se utiliza en ese momento.

    Si no me equivoco, el segundo objetivo de la filosofa poltica, que an conservan aquellos que descartan el primero, abriga tambin en parte una pretensin normativa. Sin embargo, del mismo modo que la valoracin crtica de creencias, este objetivo no es necesariamente ideolgico, es decir, normativo en un sentido no racional. He sealado en la seccin 3 que el objeto del perfeccionamiento de conceptos es la consecucin de claridad y de coherencia, y la consecucin de estas dos cosas constituye una meta racional. Coherencia significa congruencia, o ms profundamente, conexin lgico-positiva, y la claridad representa una ayuda para la comprensin y para evitar la confusin intelectual. Ambas funciones tradicionales de la filosofa poltica son normativas, y ninguna es ideolgica. 5

    5. Metodologa de las ciencias sociales

    No se debe establecer una separacin rgida entre filosofa poltica y filosofa social. Algunos de los temas clsicos de la filosofa poltica, tales como la naturaleza del Estado, la soberana y los fundamentos de la obligacin poltica, pertenecen claramente a la esfera de lo poltico; pero otros, como la autoridad, la libertad, la igualdad y la justicia, tienen una aplicacin ms amplia, y lo mejor es considerarlos como pertenecientes a la esfera de lo social, en el sentido del trmino que incluye tambin el aspecto poltico. Una rama ms reciente de la investigacin filosfica, denominada a menudo metodolo-

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    ga de las ciencias sociales, forma tambin parte de la filosofa social en este sentido amplio. No me propongo examinar en este libro ninguno de los problemas que plantea, ya que su relacin con el objeto ms especfico de la filosofa poltica no es tan estrecha como el tratamiento filosfico de los conceptos de autoridad, libertad, igualdad y justicia. Conviene, sin embargo, decir algo aqu respecto a su relacin con las funciones tradicionales de la filosofa.

    La metodologa de las ciencias sociales es una rama de la filosofa de la ciencia. Muchas ciencias han surgido de la investigacin filosfica, y este es ciertamente el caso de las ciencias sociales. La psicologa tuvo su origen en la epistemologa (teora del conocimiento) y en la filosofa moral; la ciencia poltica, la economa, la sociologa y la antropologa social derivan directamente de la filosofa poltica, moral y social. Esta relacin histrica entre las ciencias y la filosofa ha llevado a sugerir que la ciencia est ocupando el lugar de la filosofa.

    Un claro exponente de este punto de vista fue Augusto Comte, considerado a menudo el padre de la sociologa. Comte 1 propuso una ley fundamental de desarrollo mental, con arreglo a la cual todas las ramas del entendimiento humano atraviesan tres etapas. En la primera, la etapa teolgica o ficticia, los hombres tratan de explicar las cosas por referencia a fuerzas sobrenaturales. Esta visin queda relegada cuando los filsofos cuestionan la validez de la explicacin por referencia a seres mticos; llegamos as a la segunda etapa, la metafsica o abstracta, cuando la explicacin se fundamenta en abstracciones cosificadas, es decir, supuestas entidades reales denominadas mediante trminos abstractos, tales como realidad absoluta, justicia absoluta o movimiento absoluto (Comte dira que la fsica newtoniana, que utilizaba el concepto de movimiento absoluto, no era plenamente cientfica). Una vez comprendido, sin embargo, que tales trminos son slo abstracciones del lenguaje utilizadas para describir nuestra propia experiencia de fenmenos concretos, y que no hay razn para suponer que los trminos abstractos denominen entidades reales, llegamos a la tercera y ltima etapa, la etapa cientfica o positiva. (Ha de tenerse en cuenta que el paso de la etapa metafsica a la cientfica, como el paso de la teolgica a la metafsica, se debe al trabajo crtico de los filsofos, siendo el responsable directo de la tran

    1 Curso de Filosofa Positiva, Primer Discurso.

  • 32 Problemas de filosofa poltica

    sicin a la ltima etapa David Hume.) En la tercera etapa, cientfica o positiva, la explicacin adopta la forma de mostrar correlaciones entre los fenmenos observados en s mismos; cesa todo intento de buscar, ms all de los propios fenmenos, entidades hipotticas inaccesibles a la observacin.

    Comte calific de positivo este tipo de explicacin porque se limita a los hechos empricos o positivos, a lo que se sabe que existe gracias a la observacin. (Esta utilizacin del trmino positivo est indudablemente relacionada, aunque no es idntica, con la utilizacin a la que he aludido anteriormente, cuando contrastbamos lo positivo o fctico con lo normativo o ideal.) De acuerdo con la interpretacin positivista de la ciencia, el objeto central de la teora de la gravedad de Newton no es explicar el movimiento causado por una fuerza que escapa a la observacin, sino correlacionar movimientos aparentemente diferentes (por ejemplo, el de los planetas y el de una manzana que cae), demostrando que siguen la misma frmula matemtica. En el campo de los fenmenos sociales, la explicacin adopta la forma de demostrar las conexiones mutuas entre distintas especies de conducta social (por ejemplo, entre el estilo de vida y la ocupacin) o con factores propios del medio ambiente (por ejemplo, entre ciertas clases de delitos y la pobreza). Carece de sentido tratar de demostrar que las normas de justicia constituyen un reflejo de una Justicia absoluta, o por lo menos no tiene ms sentido que explicarlas como rdenes provenientes de seres sobrenaturales. Estas presuntas explicaciones no nos dicen nada y presuponen, adems, entidades de cuya existencia no tenemos pruebas. Por el contrario, las normas de justicia de una determinada sociedad se explican demostrando cmo concuerdan con cualquier otro hecho social, como, por ejemplo, la supervivencia del grupo.

    A partir de esta consideracin de la teologa, de la metafsica (o filosofa tradicional) y de la ciencia como mtodos sucesivos de explicacin, se deduce que la teologa ha sido desbancada por la filosofa y que la filosofa tradicional ha sido desbancada a su vez por la ciencia. La filosofa ha sido til en su da, ayudando a crear la explicacin cientfica; pero una vez aparecida la ciencia, la filosofa debera desaparecer. Vestigios de este punto de vista sobre la relacin entre la filosofa y la ciencia pueden encontrarse en corrientes de pensamiento posteriores. Por ejemplo, la suposicin de que la filosofa ha de limitarse al anlisis conceptual y abandonar la valoracin crtica puede

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    considerarse como una variante de la posicin de Comte, que establece que el descubrimiento de la verdad es un problema a resolver por la ciencia y no por la filosofa; antes de que existiesen las ciencias, los filsofos intentaron, de un modo amateurstico, aislar los hechos pertinentes; pero ahora que existen los profesionales, la filosofa ha de dejarles el campo libre. La filosofa todava conserva la tarea de examinar el significado de las palabras, pero segn algunos de los partidarios del punto de vista que venimos examinando, ello se debe exclusivamente a que todava no existe una ciencia del lenguaje verdaderamente slida. La atencin filosfica a las diferentes dimensiones del significado posibilitar la aparicin de una ciencia del lenguaje propiamente dicha, y entonces la filosofa se quedar sin trabajo, o tendr que pensar en uno nuevo.

    En la medida en que, en el pasado, la teologa y la filosofa trataron de ofrecer explicaciones de los fenmenos observables (cosa que indudablemente hicieron), han sido reemplazadas, en este papel, por la ciencia. Sin embargo, el desarrollo de las ciencias ha provisto a la filosofa de un nuevo campo de investigacin. Las ciencias no son estticas; estn en continuo desarrollo. Y conforme una ciencia o un grupo de ciencias evoluciona, es muy posible que altere su utilizacin de conceptos generales, sin reconocer a veces de un modo explcito cmo o por qu se ha realizado el cambio. Esto puede inducir a una confusin, al menos en las mentes de los legos en la materia, y quizs tambin en las mentes de los propios cientficos, entre la nueva utilizacin de un concepto y la anterior, que sigue aplicndose en la vida cotidiana. La confusin, que a veces depende de una incongruencia aparente, hace necesaria la aclaracin del concepto. Y sta es una tarea filosfica, aunque ello no quiera decir que la vayan a realizar necesariamente mejor los filsofos que los cientficos. El lugar de la filosofa precientfica ha sido ocupado hoy en da por la filosofa de la ciencia.

    Si un filsofo, a diferencia de un cientfico interesado en la filosofa, ha de realizar un trabajo til para la filosofa de la ciencia, no hasta con que est preparado en lgica y versado en el anlisis conceptual; ha de saber algo de los conceptos que trata de aclarar y, por tanto, tener un conocimiento razonable de la ciencia o ciencias ms importantes. No tiene sentido acometer la crtica filosfica de las ciencias sociales a menos que se posea un conocimiento razonable de dos o tres de ellas.

  • 34 Problemas de filosofa poltica

    A pesar de que la filosofa de la ciencia exige un conocimiento especializado, no se trata de un nuevo tipo de filosofa sino de una aplicacin de las funciones vigentes de la filosofa a un campo nuevo. Por ahora me he referido a la aclaracin de conceptos en proceso de cambio; aadir que la filosofa de la ciencia incluye asimismo la valoracin crtica de creencias. Con esto no quiero decir que la filosofa de la ciencia pueda o deba intentar usurpar la funcin, que corresponde a la ciencia, de probar la verdad o falsedad de las hiptesis cientficas. Eso sera absurdo. Lo que la filosofa de la ciencia somete a valoracin crtica son ciertas presunciones que subyacen en el trabajo de los cientficos. La necesidad de efectuar esta valoracin surge del mismo modo en que se suscitan los problemas filosficos fundamentales. El desarrollo de una ciencia puede producir una aparente incongruencia, o una falta de coherencia, respecto a las creencias de sentido comn, o a los presupuestos de otra ciencia, o respecto a una determinada categora de ideas profundamente arraigada que no constituye una ciencia terica o explicativa. Por ejemplo, es compatible la presuncin cientfica de la necesidad causal con la presuncin, establecida por el sentido comn y por la disciplina del derecho, de que los hombres son responsables de la mayora de sus acciones? Y anlogamente, aceptan las ciencias biolgicas la misma nocin de causacin que las ciencias fsicas? La reflexin sobre este tipo de problemas trae a colacin lo descrito en la seccin 2. Es necesario sacar a la luz las implicaciones de puntos de vista aparentemente incongruentes para demostrar si existe o no realmente una incongruencia, y en caso de que exista, ver en qu grado; despus habr que revisar uno u otro o ambos puntos de vista conflictivos, para despejar la incongruencia.

    El hecho mismo de que la filosofa de la ciencia, o una parte de ella, se denomine metodologa, confirma que su objeto no es slo la aclaracin de conceptos. El trmino metodologa significa el estudio del mtodo (aunque algunas personas, bastante absurdamente, lo utilizan como sinnimo de la palabra mtodo). Los cientficos, incluidos los cientficos sociales, utilizan a menudo este trmino para referirse al estudio de determinados mtodos de indagacin adecuados para determinados tipos de investigacin. Los filsofos lo utilizan en un sentido ms amplio para referirse a los mtodos de investigacin comunes a todas las ciencias, es decir, a las clases de pruebas y de

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    razonamientos comnmente utilizados. Se consider esto un problema filosfico porque la idea de que el principal mtodo cientfico de razonamiento era la induccin, en vez de la deduccin, suscit la cuestin filosfica de la justificacin de la induccin.

    Creo que la expresin metodologa de las ciencias sociales es demasiado limitada para abarcar todos los problemas filosficos que se plantean en relacin con las ciencias sociles, y prefiero referirme por tanto al examen de los presupuestos y del mtodo. En las ciencias sociales el nmero de presupuestos capaces de plantear dificultades es mayor que en las ciencias naturales, y ello se debe a dos razones. En primer lugar, las ciencias sociales, en tanto ciencias, son disciplinas relativamente recientes y no estn tan bien asentadas como las ciencias naturales. Tratan todava de delimitar su campo de accin y necesitan un tipo de crtica filosfica que las ciencias naturales precisaron en su momento, aunque hoy en da ya no lo necesitan. En segundo lugar, dado que las ciencias sociales tienen como objeto la conducta humana, les resulta ms difcil ajustarse de un modo consecuente a los hechos positivos y evitar los juicios de valor implcitos. Adems de los problemas planteados por la aceptacin de las leyes causales, aceptacin que las ciencias sociales han deducido de las ciencias naturales, existe otro conjunto de problemas referentes a la cuestin de si las investigaciones sociales pueden o deberan estar libres de valores. Aun cuando un investigador crea estar evitando los juicios de valor, puede presuponerlos inconscientemente de modo que afectan a su trabajo; y esto es algo que puede ser comprobado por un extrao adiestrado en buscar presupuestos.

    Los filsofos que afirman que el objetivo tradicional de la valoracin crtica de creencias ha de abandonarse no slo aceptan la llamada metodologa de las ciencias sociales, sino que la consideran digna de todo respeto. Tambin se muestran de acuerdo en que la metodologa, desde este punto de vista, incluye la crtica tanto del mtodo como de los presupuestos. He tratado de demostrar que la crtica de presupuestos es sencillamente una forma de valoracin crtica de creencias. Por lo tanto, en este campo al menos, se est de acuerdo en que el objeto tradicional de la filosofa es a la vez deseable y factible.

    De hecho, lo que hace la filosofa en la valoracin crtica de creencias es en principio lo mismo que en la aclaracin de conceptos. Analiza d significado exacto y las implicaciones (incluidos los presupuestos) de

  • 36 Problemas de filosofa poltica

    una idea compleja; examina sus relaciones con otras ideas con el fin de llamar la atencin sobre las incongruencias, por un lado, y sobre las conexiones lgicas, por otro; y al objeto de desechar las incongruencias y de producir una sntesis coherente, es probable que sugiera la revisin o el perfeccionamiento de una o varias de las ideas.

    La metodologa de las ciencias sociales no es una parte de la filosofa poltica. Pertenece a un campo ms amplio, el de la filosofa social. La he considerado aqu en trminos generales para demostrar que lo que todos consideran una funcin estimable de la filosofa es, de hecho, una aplicacin de las funciones tradicionales. Esto, junto con la analoga que puede establecerse entre la valoracin crtica y la clarificacin conceptual, puede ayudar a desterrar el prejuicio que supone considerar que la valoracin crtica no es filosofa.

  • Captulo 2LA PO LITICA Y E L ESTADO

    1. El mbito de la poltica

    Los autores actuales sobre ciencia poltica tienden a distinguir entre gobierno y poltica. El gobierno se refiere al marco institucional de poder de un Estado, es decir, la estructura y el procedimiento del cuerpo legislativo (en Inglaterra, el Parlamento), los cuerpos ejecutivo y administrativo (en lneas generales el Gabinete, los dems cargos ministeriales y el funcionariado pblico), y las instituciones anlogas de gobierno local. La poltica se refiere a la conducta de grupos e individuos en asuntos que afectan a la accin de gobierno; por ejemplo: al votar, al crear y poner en funcionamiento partidos polticos, o al presionar de cualquier otra forma sobre los responsables de la direccin del gobierno. Utilizar el trmino poltica en un sentido ms amplio, que abarca tambin el campo del gobierno, y para ello incluyo en ste las instituciones que interpretan y hacen cumplir la ley, adems de aquellas que la crean y la aplican.

    Cmo hemos de configurar la esfera de lo poltico para distinguirla de lo social, es decir, de todas aquellas actividades que constituyen formas diferentes de relacin entre personas que no son polticas? El modo tradicional de hacerlo sera decir que lo poltico es todo lo que concierne al Estado, y en general este modo de delimitar

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  • 38 Problemas de filosofa poltica

    la esfera de lo poltico me sigue pareciendo el ms claro. Es obvio que se hace necesario, por tanto, especificar lo que se entiende por Estado, problema que discutir ms adelante en este mismo captulo. Puede pensarse, sin embargo, que esta descripcin de lo poltico es demasiado limitada. En primer lugar parece abarcar slo al gobierno (incluyendo los procedimientos para interpretar y hacer cumplir la ley), pero no la conducta poltica de las personas y grupos cuando votan, de los partidos polticos, etc. En segundo lugar existen sociedades que no son estados, pero que incorporan actividades que cabe considerar polticas. Pero veamos estas objeciones detenidamente.

    (1) La primera objecin consiste en que, incluso en aquellas sociedades organizadas como estados, no toda la actividad poltica tiene que ver con crear, aplicar, interpretar o hacer cumplir la ley. Creo que esta objecin es errnea. Cuando votamos en una eleccin, estamos decidiendo qu personas formarn parte de la legislatura. Cuando participamos en las actividades de un partido poltico, o creamos uno nuevo, estamos intentando dar poder poltico a ese partido y ello significa darle una voz predominante en la decisin referente a lo que las leyes han de ser. El programa de un partido poltico es un conjunto de propuestas para organizar los asuntos de Estado, y dicho programa slo puede ser llevado a la prctica si es adoptado por los poderes legislativo y ejecutivo. Del mismo modo, los grupos de presin, o aquellas personas que tratan de ejercer influencias sobre miembros del Parlamento, ministros, funcionarios pblicos, o sobre la opinin pblica, intentan que sus puntos de vista sean incorporados en la legislacin o en la aplicacin de la ley. Todo el proceso de la conducta poltica depende del hecho de que exista un conjunto de instituciones llamado gobierno para regular los problemas de la sociedad.

    (2) La segunda objecin se refiere a que existen sociedades que no son estados, pero que no obstante manifiestan una actividad poltica. El objetor puede estar pensando en las formas primitivas de sociedad, tales como las sociedades tribales, que no tienen la sofisticada estructura poltica que llamamos Estado. Tales sociedades poseen esquemas reguladores anlogos al derecho y al gobierno en las sociedades que son estados. Es verdad que, en sentido estricto, no podemos definir la poltica de tales sociedades como todo aquello que concierne al Estado. La nocin de Estado tiene implicaciones no slo respecto del carcter de la regulacin gubernamental en el seno de la sociedad,

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    sino tambin respecto de la relacin de dicha sociedad con otras. Como veremos, en el mundo moderno el concepto de Estado incluye la idea de soberana, que alude tanto a la relacin entre un Estado y otro como a la relacin de ste con grupos y personas que forman parte de l. No obstante, una sociedad tribal tiene una especie de gobierno, en la forma de un jefe o de un grupo de ancianos, a quienes se les reconoce la autoridad de establecer normas y ofrecer decisiones en caso de controversias. Por tanto, si queremos referirnos a la poltica de una sociedad as, deberamos hablar de gobierno (o, si ello sugiere una forma de organizacin ms compleja que la existente en realidad, podemos hablar simplemente de regulaciones [rule]) en vez de Estado. Incluso en sociedades as, existe un sistema de derecho, al menos en forma de normas consuetudinarias o decisiones autorizadas, respaldadas por el poder; y la poltica de tal sociedad, del mismo modo que la poltica del Estado, se compone de las actividades concernientes a crear, aplicar, interpretar y hacer cumplir el sistema de derecho o de regulaciones, as como de las actividades tendentes a presionar o influir sobre este sistema. En lo que respecta a la filosofa poltica, la poltica de tales sociedades puede ignorarse, ya que los problemas de filosofa poltica se plantean slo en sociedades en las que se da un conjunto de ideas sofisticadas sobre su propia poltica, y tales sociedades suelen adoptar la forma de organizacin que llamamos Estado, aunque es necesario recordar que no todos los rasgos del Estado moderno pueden aplicarse a los estados del pasado.

    Sin embargo, nuestro objetor puede estar pensando en un caso diferente. En la conversacin diaria podemos hablar de poltica para referirnos a ciertas clases de conducta observables en unidades sociales que forman parte de una sociedad ms amplia, organizada como Estado; y cuando hablamos, por ejemplo, de poltica universitaria o poltica eclesial no queremos decir que tales actividades afectan a la sociedad en su totalidad y a su organizacin estatal. Los miembros de una sociedad o de una iglesia pueden hacer una campaa contra una ley que afecte a sus actividades, o en contra de un programa poltico que el Gobierno o el Estado se propone aplicarles, y esto es una conducta poltica comn. Pero en el mbito de la universidad o de la iglesia existe un campo en el que surgen problemas que deben resolverse del modo que la sociedad menor (unidad social) decida, y como es lgico a veces se producen diferencias de opinin

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    entre sus miembros acerca de las decisiones que deben tomarse. En tales circunstancias, algunos miembros tienen ms influencia en la toma de decisiones que otros. Puede decirse de un profesor de universidad que es activo en la poltica universitaria, y de otro que permanece al margen. Lo que se denomina poltica, en este contexto, tiene relacin con la estructuracin de los programas polticos y la toma de decisiones, pero no con los programas polticos o las decisiones de esa sociedad ms amplia denominada Estado. Se la llama as porque, del mismo modo que las actividades polticas de la sociedad ms amplia, se refiere a aspectos o problemas sujetos a controversias.

    Creo que esta utilizacin del trmino poltica es metafrica, parasitaria de su uso ms comn. Dado que los asuntos polticos incluyen la bsqueda de poder y el ejercicio de influencia, la introduccin de estos rasgos en otras esferas de la vida recibe el nombre de poltica. Una evidencia del carcter metafrico de esta expresin puede encontrarse, creo, en el hecho de que se utiliza a menudo como insulto, sugiriendo que las decisiones concernientes a problemas de la universidad o de la iglesia han de lograrse de un modo ms racional y objetivo, emitiendo cada miembro su criterio sobre el asunto tal y como lo ve, sin recibir influencias extraas, y estando todos satisfechos de no encontrarse entre aquellos que tratan de hacerse con el poder. Sea o no razonable esta representacin ideal de lo que son decisiones racionales y objetivas, el uso peyorativo del trmino poltica en tales contextos implica que la bsqueda de poder y el trueque de votos son importaciones procedentes de la esfera de la poltica propiamente dicha, que es a donde realmente pertenecen. Aunque las personas estn, pues, predispuestas a hablar de poltica de universidad, de facultad o de iglesia, no encontraran adecuado aadir que la poltica de universidad, facultad o iglesia se refiere a asuntos propiamente polticos.

    Las personas influidas por las objeciones que acabo de considerar suelen definir la esfera de lo poltico en trminos de poder o en trminos de conflicto. Los polticos afirman a menudo, y no sin razn, que la poltica tiene que ver con el poder o que la poltica es la bsqueda y el ejercicio del poder. Tales afirmaciones son bastante claras cuando aparecen en los discursos de los polticos profesionales, y no se puede decir que induzcan a error. Pero s induce a error suge-

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    rir que pueden conformar una definicin de lo poltico que sirva para la discusin terica. Ya que es necesario que nos preguntemos: qu clase de poder es el que concierne a la poltica? No es un poder mecnico, como la potencia de una mquina de vapor; y si nos limitamos a los poderes de los seres humanos, no es su fuerza fsica, como, por ejemplo, correr una milla o ser capaz de retorcer los brazos a alguien. Tampoco es el poder de la voluntad, la fuerza de voluntad, como intentar dejar de fumar o trabajar media hora ms cada da. Hemos de distinguir la clase de poder a la que nos referimos, especificndolo como poder poltico; pero incurriramos en un argumento circular al tratar de definir lo poltico en trminos de algo distinto que a su vez es descrito como poltico. Si explicamos entonces que la clase de poder humano a la que nos referimos difiere del podero fsico o del poder de la voluntad en que consiste en la capacidad de hacer que otras personas hagan aquello que queremos que hagan, la definicin se hace demasiado amplia, dado que esta clase de poder se ejercita en muchos contextos diferentes al poltico. Puede aparecer no slo en la propia poltica y en la llamada poltica de sociedades no polticas, como la universidad o la iglesia, sino tambin en cualquier ejercicio efectivo de autoridad. Un oficial del ejrcito tiene normalmente la capacidad de hacer que sus subordinados cumplan sus rdenes, lo mismo que el director de una fbrica o que un capataz. Un padre es normalmente capaz de (o he de decir solamente a veces?) conseguir que sus hijos hagan lo que dice; lo mismo ocurre con un profesor y sus alumnos. Tampoco es necesario que nos limitemos a aquellos casos en los que podemos hablar de autoridad. Un atracador armado, o un chantajista, suelen lograr que sus vctimas les entreguen el dinero. Todos estos ejemplos pueden calificarse de casos de ejercicio del poder en el sentido que he explicado (aunque quizs para algunos de ellos la utilizacin de la palabra poder, con el sentido que le damos actualmente, parezca inadecuada por razones a las que aludir cuando haga referencia a las ideas de poder y autoridad en el captulo III, seccin 4); pero sera absurdo decir que son ejemplos de poder poltico. El poder poltico constituye ciertamente esta clase de poder cuando se ejercita en un contexto poltico. Si un poltico dice que la poltica tiene que ver con el poder, se refiere a esta clase de poder; pero da por supuesto que sabemos que se est refiriendo a su bsqueda o a su ejercicio en un contexto poltico. Lo que ocasiona que

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    el contexto sea poltico no puede ser explicado a travs de la propia idea de poder.

    Lo mismo ocurre con la sugerencia alternativa de definir lo poltico en trminos de conflicto. Existen conflictos polticos, y adems otras clases de conflictos: conflictos armados, que pueden tener relacin o no con una controversia poltica; conflictos fsicos sin armas, en los deportes o en las competiciones; conflictos de ideas, unas veces polticas y otras, no, etc. El conflicto poltico no adopta normalmente un carcter fsico, aunque a veces desemboque en ello. Es un conflicto de ideas acerca de lo que debe hacerse cuando es necesario tomar una decisin que afecta a una actividad colectiva. Ahora bien, un conflicto as es poltico nicamente si tiene lugar en un contexto poltico. He odo decir a un cientfico de la poltica que cualquier conflicto de la clase que he descrito es poltico, independientemente de su contexto; que, de hecho (el ejemplo es suyo y no mo), si dos amigos se proponen hacer una excursin por la tarde en un tndem, y no se ponen de acuerdo sobre si deben ir hada el norte o hacia el sur, estn inmersos en un conflicto poltico. Esto es absurdo. De ser cierto tendramos que calificar de poltico un desacuerdo entre marido y mujer acerca de si han de gastar sus ahorros en comprar una lavadora o una alfombra, o entre un grupo de nios que no saben si jugar a t la llevas o saltar a la pata coja.

    Si todo desacuerdo existente entre amigos y compaeros acerca de una actividad colectiva ha de ser considerado un conflicto poltico, se le est atribuyendo a la palabra poltico un contenido diferente al de su significado caracterstico. Las ideas de poder y de conflicto son claras para la comprensin de la actividad poltica, pero no pueden utilizarse como trminos definitorios con el fin de distinguir las relaciones polticas de otro tipo de relaciones sociales.

    As pues, considero preferible el mtodo tradicional de definir el mbito de lo poltico en funcin del Estado. Las objeciones que puedan plantearse aqu no afectan de un modo fundamental al propsito de la filosofa poltica, y en cualquier caso son menos consistentes que las objeciones que suscita una definicin en trminos de poder o de conflicto, que de hecho presupone el punto de vista tradicional. Hemos de considerar ahora el concepto de Estado en s mismo y para ello hemos de distinguir antes dos clases de grupos sociales.

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    2. Asociaciones y comunidades

    Ferdinand Tonnies estableci una distincin entre Gemeinschafi (comunidad) y Gesellschaft (sociedad o asociacin). La Gemein- schaft, forma primaria de grupo social, se caracteriza por una actitud de amistad natural; no est deliberadamente organizada, y se basa en la voluntad natural. La Gesellschaft aparece en un estadio de desarrollo posterior; implica una actitud de clculo o planificacin deliberada, y se basa en la voluntad racional. Al afirmar que la Gesellschaft aparece con posterioridad no quiere decirse que la Gemeinschaft cese de existir. Cuando planificamos algo y constituimos asociaciones deliberadamente, no dejamos por ello de tener amistades.

    El trmino Gesellschaft puede traducirse por sociedad o asociacin. En la lengua inglesa apenas existe diferencia entre estos dos trminos. Podemos hablar, por ejemplo, de la Sociedad Real y de la Sociedad Legal, pero tambin de la Asociacin de Profesores Universitarios y de la Asociacin de Estudios Polticos. Si deseo crear una organizacin que proteja a los conferenciantes de silbidos, rumores o lanzamientos de bolas de papel, la podra denominar indistintamente Sociedad para la Prevencin de la Crueldad contra los Conferenciantes o Asociacin Protectora de Conferenciantes. Sin embargo, para los propsitos tcnicos de la teora sociolgica, una gran parte de los socilogos utilizan hoy en da el trmino sociedad en un sentido amplio que abarca el objeto de estudio de la sociologa en su totalidad, y, por tanto, tienden a utilizar la palabra asociacin slo para referirse a la Gesellschaft de Tonnies. Me propongo hacer lo mismo y considerar el vocablo asociacin como un trmino tcnico con un significado perfectamente definido. No pretendo sugerir, sin embargo, que sea as como se utilice o deba utilizarse este trmino en la vida diaria.

    Defino una asociacin como un grupo de personas organizado para la consecucin de un objetivo comn determinado o de varios objetivos. Esta definicin exige dos condiciones para poder aplicar la etiqueta tcnica de asociacin a un grupo social. En primer lugar, los miembros del mismo han de tener un objetivo comn especfico o. un conjunto de objetivos comunes y, en segundo lugar, han de organizarse para alcanzarlo. Utilizo el trmino objetivo en vez del trmino

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    inters, dado que este ltimo significa comnmente algo que una persona desea o que produce satisfaccin, mientras que un objetivo puede ser adems el propsito o el fin de una decisin racional relativa a hacer algo que no depende necesariamente del deseo o de la obtencin de satisfaccin.

    No todos los grupos sociales tienen un objetivo comn, y no todos aquellos que lo tienen estn organizados para conseguirlo. Un grupo de personas que viajan juntas en un autobs, constituyen temporalmente un grupo, pero no una asociacin. Constituyen un grupo social, en el sentido que dan los socilogos a esta expresin, debido a que la conducta o disposicin de cada uno de los pasajeros puede resultar afectada hasta cierto punto por el hecho de ser conscientes de la presencia de los dems. Al subir o al bajarse del autobs, por ejemplo, tendrn cuidado de no tropezar con los tobillos de otros pasajeros; pero si alguno es de esa clase de personas que no se preocupa en absoluto de los sentimientos de los dems y va tropezando con todos los tobillos que encuentra en su camino, ha de estar preparado para recibir miradas hostiles y recriminaciones, por lo que su disposicin, si no su conducta efectiva, sufre los efectos de ser consciente de la presencia de los otros. Pero un grupo as no constituye una asociacin, ya que seguramente no todos los pasajeros tienen el mismo propsito: uno viaja en autobs para ir a su trabajo, otro para ver las bellezas de la ciudad. Si ocurre que todos tienen el mismo destino, se supone que su presencia en el autobs se debe a un propsito comn; pero no es necesario que hayan acordado deliberadamente viajar juntos para conseguir ese propsito. Si, como sucede a menudo, han acordado viajar juntos para ir a un concierto o a una excursin, constituyen una asociacin temporal.

    Normalmente hablamos de asociaciones cuando el grupo, deliberadamente organizado para conseguir un propsito comn, no tiene una duracin tan corta. La organizacin, y el objetivo comn, permanecen por un perodo de tiempo, no necesariamente largo. Un grupo de inquilinos puede formar una asociacin con el fin de obtener la reduccin de sus alquileres. Si tienen xito despus de un mes de campaa, pueden disolver la asociacin, ya que han logrado su propsito. Por otro lado, el propsito de una asociacin puede ser duradero. A los miembros de una asociacin protectora de animales les gustara pensar que llegar el da en que su asociacin no sea necesaria, pero de mo-

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    ment no lo consideran probable. Una universidad, que tiene como objetivos la educacin de la juventud y el progreso del conocimiento, no puede fijarse un plazo para la consecucin de los mismos, pues cada nueva generacin necesita ser educada y el lmite del conocimiento potencial se puede suponer infinito.

    Al contrario que una asociacin, una comunidad por ejemplo, una familia, un pueblo, una nacin no posee un conjunto especfico de propsitos y no necesita estar deliberadamente organizada. El Estado nacional est altamente organizado para la consecucin de objetivos bastante definidos; pero encontraremos una razn para distinguir la nacin del Estado. He mencionado que una comunidad no tiene por qu estar organizada deliberadamente, y con ello estoy cualificando la distincin de Tnnies entre las dos clases de grupo en trminos de voluntad natural y voluntad racional. Una comunidad religiosa, puede estar preparada para perseguir todo tipo de objetivos comunes y no slo aquellos que algunas personas calificaran de especficamente religiosos; y ciertamente estamos inclinados a denominarla comunidad en vez de asociacin, aunque a veces presente una organizacin deliberada. Lo mismo puede decirse de una organizacin comunal, como un kibbutz israel. Los estrechos vnculos que produce la vida compartida en un grupo de esta ndole, y la posesin comn de sentimientos idealistas, se manifiestan en una lealtad que Tnnies calificara de expresin de la voluntad natural, pero ello no excluye la existencia de la voluntad racional de organizacin. 3

    3. Pautas de regulacin

    Existen en los grupos sociales organizados diferentes modelos de regulacin. Nos resultan familiares los trminos democracia, monarqua, dictadura, aristocracia, oligarqua, que describen diferentes frmulas de regulacin poltica, segn se tomen las decisiones previa discusin general y de comn acuerdo, o por el fiat de una o ms personas que ocupan una posicin de autoridad. Sin embargo, estos diferentes modelos de regulacin no se limitan al Estado. Comprese la atmsfera de una familia victoriana, o la patria potestas de los romanos, con las familias de la moderna sociedad occidental, o el funcionamiento democrtico de una comunidad religiosa como los

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    cuqueros con la estructura jerrquica de la Iglesia catlica y con las situaciones intermedias entre estos dos extremos; o el esquema de autoridad que existe normalmente en una fbrica, donde los directores dan rdenes y los obreros las cumplen, con las propuestas de consulta entre directores y obreros, o con lo que a veces se denomina democracia industrial. Una escuela est estructurada de tal forma que las decisiones las toman el director y los profesores; pero ocasionalmente un reformista, como A. S. Neill, puede experimentar con el mtodo democrtico y otorgar a los alumnos la misma capacidad decisoria que a los maestros para regular la disciplina o elaborar el plan de estudios.

    Estos ejemplos muestran que el modelo democrtico de regulacin, que muchos aceptamos cuando pensamos en la poltica, no es necesariamente el mejor para organizar los asuntos de cualquier asociacin o comunidad. En una familia resulta natural que los padres se encuentren en una posicin de autoridad respecto de sus hijos, dado que stos no son todava capaces de decidir lo mejor para s mismos; y la mayora de nosotros dira lo mismo respecto de los profesores y los alumnos de un colegio. Puede argumentarse que este ejemplo tambin es vlido para los otros casos, aun cuando la mayora de los miembros de un grupo sean adultos. Algunos estn ms calificados que otros para conseguir los objetivos previstos; los asuntos espirituales exigen sabidura; incluso los asuntos polticos requieren un juicio educado y prudente. Por otra parte, cabe alegar que la sabidura colect