Price, Vincent. La opinión pública

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    Paidos Comunicaci6n163'l." Ultimos tftulos publicados:

    10. P. Pavis - Diccionario del !eatroII.L.Vilches - La Iectura de la imagen12 . A. Kornbl it - Semiotica de las relaciones fami/iares13. G. Durandin - La mentira en la propaganda politica y en [a pub/icidad14. C.Morr is - F und am en to s d e L a teoria de los signosIS. R Pierantoni - El ojo y la idea16 . G. De leuze _La imagen-movimiento . Estudios sobre cine 117. J. Allmon! y ot ros . E st et ic a d el c in e18. D. McQuail-Introducciol1 ala teoria de la comullicaciolt de masast 9. V. Mosco - F'antasias electronicas20. P.DUbois - EI acto fotognifico21. R. Barthes - Lo obvio y 10 ob tus o22. G. Kani zsa - Grarndtica de 10 visi6n23 . P .-O. Cos ta - La crisis de la television publica24. O. Duerot - El decir y 10dlcho. Polijonia de /a ellL lHeiacion25. L. Vilches - Teor[a de la imagen periodfstica26, G, Del euze - La imagM-riempo. Estudios sobre c ine 227. Grupo 11- Retorica general28, R,Barthes - El susurro dellenguaje29, N. Chomsky - La nueva sintaxis30 , T. A. Sebeok y 1.Umiker-Sebeok - Sherlock Holmes y Charles S. Peirce31. J, Martinez Abadfa - Introduccion a la tecnoiogia audiovisual32, A, B,Sohn,COgan y 1.Pol ich - La direeeion de la empresa periodistica33 , 1.L Rodr iguez I Il er a - Educacion y camunicocion@ M,Rodrigo Alsina - L(} COllstruccioll de la naticia35. L Vilches - Mnnipulacion de la informacion tetevisiva36, J, Tuson - El lujo deilcllguaje37, D, Ca ssany - Describir el escribir38, N. Chomsky - Barreras39, K , Krippendorff -Metodologio de analisis de eOlltellido40. R. Barthes - La aventura semiologic a41 . T. A. van Dijk - L a n ot ic ia c om o d is cu rso42, J, Aument y M, Marie - Andlisis del film43. R, Barthes - La camara lucida44. L Gomis - Teoria del periodismoi f S j ) A.Mattelar t - La publieidad4 ' 1 r . E, Go ffman - Los momelltos y sus hombresr , p J r.-c. C31Tiere y p , Boni tzcr - Proeliea d e l g u io rl ciliemalOgrajicO4t . r. Aumont - La imagen49, M. DiMaggio - Escnbir para relel'ision50, P. IvI. Lewis y 1. Booth - Ei medio invisibletD P. Wei l - La eomuniraeio" global5 2 . J. tilt P\och - Sen ti u ii c (( , ma r ker ing y comcolicacion53, M, Chion - La audiovision56, L Vilches - La television57 , W. Li tt lewood - La e n se ii an za d e 1 0 c o l ll u ni ca c i6 n oral58, R, Debray - Vida y muerte de la imagen59, C. Bayloll YP, Fabre - La semalltica60. T H,Qualter - Publicidad Ydemocraeia ell la sociedad de masas61, A, Pratkanis y E, Aronson - La era de la propagandafj)11 E, Noelle-Neumann - La e,lpiral del silencio~ V , Price - La opinion pribliC(l

    Vincent PriceLa opinionpublicaEsfera publicaY comunicacion

    ~ Ediciones PaidosBarcelona- Buenos Aires-Mexico

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    Tftulo original: Public opinion . .Publicado en Ingles par Sage Publications, Newbury Park, CallformaTraducci6n de Pi la r Vazquez MotaCuhicrta de Malia Eskenazi

    }."edicion, 1994

    Qucdan rlgurosamenre prohibidas. sin 13 autorizaci~~ cscrita de los,titui8J~~$fdd (~COpy:i~lt),.ajola~sanciones ~s.tableddas en laeIeyes, Ia rcproduccion total o p a r . ~ l a l d~csta o _ b , r i : . 1por cua.qu.~er ,~m~todo 0 p r oc e di nu emo . c omp r en d id o s l a r c pr c gr af fa Y,d trutanucntn informauco, y 11 1l!s.tr!b~lc:~onde ejemplarcs de ella mediante alquiler D prestamo publicos.

    1992 by Sage Publ icat ions, Inc. de todas las ediciones en cas tel lano ,

    Ediciones Paid6s Iberica, S .A.,Mariano Cubf, 92 - 08021 Barcelonay Editorial Paidos, S./\.ICF,Defensa, 599 - Buenos Aires

    ISBN: 84-493-0067-3Deposito legal: B-25.121/1994lmpreso en Hurope, S. L.,Recuredo, 2 - 08005 BarcelonaIrupre so en Espana - Pr inted in Spain

    Sumario

    Prefacio ..............,....,Ellen Wartella y Steve H. ChafeeAgradecimientos1. InrroduccionEsquema del libra2 0 Problemas respecto a la o pi ni on p u bl ic aOrigenes de la idea ...."...El nacimiento de la opinion publicaLa opinion publica como objeto de estudioPrincipales problemas relat ives a la opinion publica3. El concepto de publicoMultitud, publico y masasLas cuestiones y los publicosLa observaci6n del publico4. Conceptualizacion de opinionesOpiniones y actitudes ,.,'La inferencia de bases psicologicas para las opiniones

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    LA OPINION PUBLICA

    Observacion de opiniones .5. Conceptualizaci6n del proceso de la opinion publicaAspectos colectivo e individual . . . . . .La nocion de debate publico . . . . . .Actores de la politica, periodistas y publico atentoObservacion de la opinion publica .Observacion del proceso de debate publico .Conclusion: la opinion publica como concepto comunr-cativo

    Bibliograffaindice analitico

    839798100105110117120123139

    Prefacio

    A traves del analisis y la interpretacion de las publicacionesuniversitarias, especialistas de cada area investigan hastadonde::'se ha l legado en eI uso de un determinado concepto y sefialanprometedoras direcciones para trabajos posteriores.En este volumen dedicado a la opinion publica, Vincent Pri-ce analiza uno de los temas principales de nuestro campo. Lacornunicacion, en muchos aspectos, ha estado inextricablemen-te unida al anal isis de la opinion publica durante generaciones,pero gran parte de los vinculos no sehan explicado hasta ahora.Price aclara las muchas formas en que la opinion publ ica es, en

    10 esencial, un concepto relacionado can el proceso y los efectosde la comunicacion, Para los estudiantes de la comunicacion,esto realza la relevancia del libro; para los que se acercan altema procedentes de otros campos, esta caracteristica les pro-porciona un facil acceso a las publicaciones sobre comunica-cion. El analisis de Price ocupa una posicion destacada entre lostratamientos tipicos de la opinion publica porparte de los es-

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    10 LA OPINION P0BUCApecialistas en ciencias politicas, sociologos y socio-psicologos.El texto empieza con una vision historica del concepto deopinion publica tal como surgio en lafilosofia de la IIustraci6n.Esto implica tener en consideracion las variadas concepcionesde 10 que significaba publico en la teoria democratica clasica.Este primer estudio va seguido de una cuidada expl icacion delos diversos usos, en e 1 siglo XX, de opinion y otros conceptosrelacionados. Queda claro que la aparicion de la industria deencuestas de opinion y la conexion, investigada por los psicolo-gos, entre opinion y actitud han removido 1~opinion publica d.esus raices intelectuales al tiempo que han abierto nuevas y fasci-nantes lmeas de investigacion,El libro integra estas nociones divergentes en un modelo dis-cursivo de opinion publica, enfocandolo a lasinteracciones en-tre (y dentro de) las agrupaciones sociales , 10 que anticipa ladiscusion sobre cuestiones publicas, Price presenta una inter-pretacion con vincente de model osreunidos basados en datos denivel individual y modela un publico que sedefine respecto auna situacion. Su modelo revisa 10 publicado actualmente y se-fiala el camino a futuras investigaciones que quisieran incorpo-rar elpapel de periodistas, politicos y encuestadores en elmode-lado del discurso publico.Ellibro yuxtapone el trabajo de historiadores, filosofos, psi-cologos, especialistas en ciencias politicas y so~i6~og.osde vari~stendencias y ofrece a los estudiosos en tales disciplinas una Vi-sion de la opinion publica tal y como se utiliza en los estudiossobre comunicacion. Para el estudiante que aun desconoce lamateria , proporciona una concisa introducci6n a un vasto temay, ademas, tambien considera intrincados problemas coucep-tuales que continuan ocupando las mejores mentes de este cam-po.

    ELLEN WARTELLA, editor asociadoSTEVEN H. CHAFFEE,director de la serie

    Agradecimientos

    He disfrutado de la ayuda de varios colegas y amigos durantela preparacion de este libra. Las sugerencias editoriales deStevenChaffee yEllen Wart ella han sido de gran ayuda, como tambien10 fueron los comentarios sabre borradores previos hechos porJon Cowan, Susan Herbst, Hayg Oshagan, Diana Owen, JohnPeters , David Ritchie, Caroline Schooler, Howard Schuman,Eleanor Singer, Michael Traugott y John Zaller. A t raves de suparticipacion en mis publicaciones prcvias sobre el concepto deopinion publica, Richard Carter y Donald Roberts han realizadoigualmente valiosas contribuciones. Estas y otras personas, espe-cialmente Annette Price, merecen gran parte del credito del libro;yo iinicamente soy responsable de su contenido. EItrabajo.sobre . .el manuscrito conto con el apoyo parcial del Marsh Center parael Study of Journalis tic Performance del Departamento de Co-municacion y del Media and Politics Program del Center forPolitical Studies de la Universidad de Michigan.

    VINCENT PRICE

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    '; :-1. Introduccirin

    El concepto de opinion publica es uno de los mas importan-tes y vitales de las ciencias sociales, Se aplica extensamente en.psicologia, sociologia, historia, ciencias politicas y comunica-cion, tanto en investigaciones universitarias como en el entornode su aplicacion. Pocos conceptos han creado un interes social ypolitico y un debate intelectual tan extensos. Pocos tienen, cier-tamente, unas raices tan profundas en el pensamiento occiden-tal. Pueden encontrarse ideas respecto a la opinion pUblica en lafilosofia del siglo XVIII, en la literatura del Renacimiento, eincluso en trabajos de Platon y Aristoteles. Las publicacionessobre opinion publica abarcan el paisaje complete de la infor-macion social, desde los argumentos de influyentes teoricos.ds-la democracia y criticos sociaIes (par ejernplo, Rousseau, 176211968; Bentham, 1838/1962; Bryce, 1888; Lowell , 1913; Lipp-mann, 1922) hasta destacados trabajos de sociologia y psicolo-gia social (par ejemplo, Tarde, 1890/1903; McDougall, 1920;Allport, 1924) y los estudios ernpfricos seminales sobre los efec-

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    14 LAOPINI6N PUBLICAtos de los medios de cornunicaciou de masas (Lazarsfeld, BereI-son y Gaudet, 1944; Hovland, Lumsdaine y Sheffield, 1949).

    A pesar de su uso, el concepto de opinion publica continuasiendo controvertido. Desde eladvenimiento de las tecnicas deencuestas y su aplicacion a la opinion publica, a principios delsiglo XX, los analistas se han visto continuamente forzados arefinar, adaptar y ampliar viejos conceptos y nociones teoricas ala luz de esfuerzos empiricos de investigacion. A 10 largo delcamino, los investigadores se han enfrentado frecuentementepor sus aproxirnaciones conceptuales, e incluso en sus propiasdefiniciones de opinion publica. (,Es la simple suma de puntasde vista individuales (Childs, t 939)? (,0 es, par el contrario, unnivel colectivo, producto emergente del debate y la discusionque no puede reducirse a individualidades (Cooley, 1902;Blumer, 1948)? La dificultad de definir la opinion publica comoun objeto empirico de estudio quedo mejor expresada, tal vez,por Key, en 1961. Hablar con precision de opinion publica,escribio, es un empefio no rnuy diferente de verselas can elEspiritu Santo (pag.S).Las publicaciones sobre investigacion en torno a la opinionpublica son ya much as, van en continuo aumento, y dependendel debate teorico, Incluso para los investigadores actives deeste campo, el trabajo de clasificacion de los escritos dedicadosa la opinion publica puede ser bastante desalentador. Por talrazon, eI presente libro esta pensado como un plano para esteextenso terreno de investigacion, disefiado para servir como in-troduccion a los principales caminos conceptuales y los puentesque unen la investigacion sobre opinion publica a traves de di-versas disciplinas.

    Esquema del libroBaker (1990) sugirio que la idea de opinion publica, como se

    concebia d ur an te e l sigloX\TIII, er a irnplicitamente paradojica.Al otorgar elt itulo de publica a la opinion, los pensadores de1a Ilustracion implicaban universalidad, objetividad y raciona-lidad. Por otra parte, elpropio concepto de opinion sugiere unaconsiderable fluctuacion y una gran incertidumbre (Baker, 1990,pag, 168). Unir los conceptos de publica y de opinion representoun intento fi losofico-liberal de unir el uno y los much os,unir el bienestar colectivo a las ideas y preferencias individua-

    INTRODuccrON

    Ies, No es extrafio, pues, que los esfuerzos para definir el con-cepto vacilen entre puntos de vista opuestos que localizan laopinion publica en el reino de la colectividad, y definicionesreduccionistas que la encuentran en los individuos,En vista de s11cornpleja, incluso paradojica naturaleza, laopinion publica4fe analiza en este libra mayoritariamente enforma dialectica. Este metoda es evidente en eJesquema generaldel libro, que primero trata separadamente y despues intentaunir los aspectos colectivo e individual del concepto. La discu-sion intenta asimismo aclarar otras dialecticas importantes-entre estabilidad social y cambio social, entre pensamiento yaccion, entre eli te y masa- que encuentran su expresion, sino suresolucion, en el concepto de opinion publica. Se previene a loslectores que el Iibro no propane una sencilJa y comprensibledefinicion de opinion publica. Se propane, en cambio, identifi-car los temas principales que circulan a traves de las diversaspublicaciones que invocan el concepto.

    El libro sigue asimismo una trayectoria cronologica. Empie-za presentando algunos de los conceptos mas afianzados, cues-tiones filosoficas y problemas politicos que han modelado elpensamiento sobre la opinion publica. El capitulo segundo in-vestiga la historia que hay tras el desarrollo del concepto, espe-cialmente sus origenes en la filosofia polit ico-democratica delos siglos XVIII y XIX, e identifica algunas de las principalescuestiones e intereses normativos sabre la opinion publica quehan motivado la investigacion cientif ica social .EI capitulo tercero t rata aproximaciones conceptuales para ..el entendimiento de publico como una entidad colectiva. En 'else investigan concepciones sociologicas -desarrolladas princi-palrnente en 1a primera parte del siglo XX-que definen al pu-blico como un grupo social transitorio e imprecisarnente orga-nizado que emerge de la discusion y debate sabre un.asunto.Esta formulacion de publico, considerandolo esencialmentecomo un ejernplo de conducta colectiva, que do eclipsada por lainvestigacion de la opinion en el nivel individual tras el adveni-miento de las tecnicas de encuesta y los avances en la medicionde la actitud. Sin embargo, una revision de los agrupamientoscolectivos, que se invocan de forma diversa en la investigacioncontemporanea sobre opinion publica, sugiere que los modelossociologicos tradicionales, al menos implicitamente, aun no noshan abandonado.El capitulo cuarto trata sobre aproximaciones conceptuales

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    LA OPINION PUBLICA

    para el entendimiento de opiniones. EI refinamiento de las tee-nicas de investigacion y medicion de la actitud llev6 la investi-gacion sobre opinion publica a la vanguardia de las cienciassod ales, en America, en los afios treinta y cuarenta, y, can esteflorecer de la investigacion llego un aumento de la atencionconceptual y teorica hacia la opinion de los individuos y susdeterrninantes. Los temas tratados en el capitulo cuarto inclu-yen las principales propiedades de las opiniones tal como seconceptualizan y miden en la mayorfa de las investigaciones; elorigen y desarrollo de las opiniones a traves de la comunicacion;y las relaciones entre opiniones y otros conceptos intimamenterelacionados tales como actitudes, creencias y valores.Las principales secciones dellibro abordan la opinion publi-ca en terminos de conducta colectiva (capitulo 3) 0 como unfenomeno individual (capitulo 4). El capitulo final se dirige ha-cia un punto de vista integrador de la opinion publica que im-plique los dos aspectos, colectivo e individual, Se atie~, espe-cificamente, a los procesos comunicativos que permiten a laspersonas organizarse como publico y ejercer su influencia. Elcapitulo 5 seenfoca hacia una explicacion del concepto de deba-te, acabando con una revisi6n sabre las formas en que los inves-tigadores de la opini6n publica intentan observar este procesotal como se despliega en el tiempo.

    2, Problemas respecto a la op in ion publ ica

    Muchos escritores sobre el tema de la opinion publica co-mienzan, con bastante razon, por hacerse la pregunta-basiea.-:lQue entendemos exactamente por opinion publica? Cualquierbusqueda de una definicion clara y simple del concepto se de-mostrara, sin embargo, infructuosa. En un articulo sabre inves-tigacion de la opinion publica preparado para la InternationalEncyclopedia of the Social Sciences, Davison (1968),,~anotabaque no hay una definicion generalmente aceptada del termi-no (pag, 188). La ausencia no se debe, ciertamente, a una faltade j ,e interes. NoeHe-Neumann (1984) sefiala qU e gcncraciones~e fi.losofos"juri~tas~ historiadores, teoricos de la politica, y pe-riodistas umversitanos sehan estrujado elcerebro en un.intento .de p:op?,rcion~r una definici6n clara (pag. 58). Childs (1965)consiguio reumr cuatro docenas de definiciones diferentes delsignificado de opinion publica, y observ6 que 10 publicado eneste can~p? esta plagado de intentos entusiastas (pag. 14).Adrnitir que una definici6n general aceptable del concepto

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    18 LA OPINION PUBLICAqueda fuera de nuestro alcance, no significa, sin embargo, queopinion publica sea alga, en ningun sentido, carente de signi-ficado. El concepto continua uti lizandose en investigacion, enarticulos sobre el gobierno, y en explicaciones de la conductasocial humana, tanto desde el punto de vista cientifico comodesde cualquier otro. Y el propio hecho de su usa continuadopuede considerarse como firme testimonio de la existencia d~lsignificado. Mas que llegar a una definicion simple de la Opi-nion publica, nuestro objetivo es entender sus diferentes. usos.Como indica Kaplan (1964): E1 significado de un terrnino esun asunto de familia entre sus varios sentidos (pag, 48).Los problemas que originariamente dieron vida al conceptode opinion publica no son necesariamente los mismos proble-mas que afectan a su uso hoy en cia. Aun as!hay muchos temascomunes que aparecen en articulos sabre la opinion publica,extendiendose a 10 largo de varies siglos. El propos ito de estecapitulo es, en consecuencia, doble. Primero, serevisan los ori-genes historicos de la opinion publica como concepto, obser-vando las varias formas en que se aplico tal idea al forrnularsemodelos dernocraticos de sociedad en los siglos XVIII YXIX. Acontinuacion, avanzando en el tiempo, se comenta la intensarelacion entre el interes por la nueva fuerza de la opinion publi-ca en la sociedad, y el crecimiento expansive de los medios decornunicacion de masas a finales del siglo XIX y principios delXX, prestando especial atencion a algunas preocupaciones ymiedos recurrentes sobre el status de la opinion publica moder-na. Como veremos en los capitulos subsiguientes, muchas apli-caciones de la investigacion conternporanea no solo compartenel legado conceptual de la opinion publica en su evolucion h.is-torica, sino que contimian reflejando las mismas preocupacio-nes fundamentales sobre su solidez,

    Origenes de Ia ideaEl concepto de opinion publica es claramente un producto de laIlustracion. La idea esta intimamente ligada a las filosoflas poll-ticas de finales del siglo XVII y del siglo XVIII (por ejernplo,Locke, 1690/1963; Rousseau, 1762/1968) y especialmente a lateoria democratica del siglo XIX (pOIejemplo, Bentham, 183811962). Aunque no es mi intencion realizar una revision del de-sarrollo historico del concepto de opinion publica -y, cierta-

    PROBLEMAS RESPECTO A LA OPINION PUBLICA

    men.te, menos a~n. revi~ar la evolucion de la filosoffa politica-es, SIll embargo, util revisar las formas origin arias de uso de este~nino.l/nrl'\AnticipaCi,o~es y aproximacio~es. Aunque el concepto no se. propuso cxphcnamenre hasta el siglo XVIII muchos escritores

    anteriores incluyeron anticipaciones y a~roximaciones a lateoria moderna sobre la opinion publica (Palmer, 1936, pag.231). La filosofia politica de la antigua Grecia, por ejemplo,trataba de los peligros y beneficios potencia1es del gobierno po-pular. Platen menosprecia pronto a los politicos democraticosconsiderando la filosofia como la legitim a rectora de los asuntoshurnanos, y poniendo en cuesti6n la competencia de cualquiergrupo numeroso de personas para deliberar asuntos filos6ficos.Arist6teles, par otra parte, creia que los sentimientos colectivosde la demos podian contribuir, con una especie de sentido co-mun, a los asuntos polit icos (Minar, 1960, pags. 38-39). A pesarde las. referencias, en las obras clasicas, a fen6menos que seasemejan a la opinion publica, sin embargo, la distincion mo-derna entre Estado y sociedad en general y entre funcionariosespecializados y el publico cornun, no formaban parte, cierta-mente, de la filosofia politica de Atenas (Held, 1987, pags, 17-J 8). La combinacion de los terrninos opinion y publica en unconce~to compuesto, COnsignificado politico, aparece muchodespues, en las filosofias democraticag y liberates del sigloXVII.

    Concepciones primiuvas sobre fa opinion. Bastante antes desu definicion en terminos liberales y dernocraticos existian engeneral, dos sentidos discernibles de la palabra opi~ion, que ~unpersisten (Habermas, 196211989, pags, 89-90). El primer senti-d? ~s esencialmente epistemo16gico y proviene de su uso para?lS~IllgUlruna cuestion de juicio de un asunto de hecho, 0 algomcierto de algo que sesabe ser cierto, sea por demostracion 0 fe.Esta nocion -iomada de In expresion latina opinio y f a Y vez clI . ~~ ~isenaci~n doctoral de Palmer de i934 (resumida por Palmer, 1936) esun ana .hS1Smuy ~Jt .adode la his toria del interes por la opinion publica. Otros

    tratamientos hlstoncos de utilidad incluyen Speier (1950), Minar (1969) , Gunn(l983), Ozouf (1988) YBaker (1990). Tra tamientos de la longi tud de 'un libraaparecen en ~oelle-Neumann (1984) y Habermas (1962/1989) . Aunque menosdlfectan.l~nte mteresados par la propia opinion publica, trabajos sabre la teorfademocratios. tale~ como los de Schumpeter (1943 ), Paternan (1970), Dahl(1956.1971, 198)} Y Held (1987, especialmente pags, 13-143), SOil tarnbienvaliosos para cruender el desarrollo del concepto,

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    20 LA OPINION POBLICA

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    sentido primitive del termino-: se refleja all~l,hoy en s~ usageneral, cuando alguien se refiere a una aserClOnen partlc~larcomo una cuesti6n de opinion mas que a un hecho .(veaseHume 1777/1975 para Iadist incion entre relaciones de Ideas yasunt~s de heche). Cuando se une a la sodedad en gener~l, eltermino toma a veces un sentido peyorativo que se refleja enexpresiones tales como opinion com~n., opini?n general yopinion vulgar (incorporando este Ult1t~lOllattn vulgus, conel significado de gente corriente, la multxtud). A pesar de susconnotaciones, a veces negativas, opinion, usado en esta formaepistemo16gica, se relaciona esencialmente con un estado cog-noscit ivo, una forma menor de conoClmlento.Un segundo sentido de opinion, que aparece en algunas con-sideraciones contemponineas ma~~cstrechamente rel~clOnadascon sus connotadones modernas, la considera equivalentc amaneras morales y costumbres (Noelle-Neumann, 1979,1984).En estos casos se destaca el papel de la opinion popular com?una clase informal de presion y control social. Opinion es eqUl-valente a reputacion, a consideraci6n y a visi~n general de losdemas, de interes principalmente porque restnnge la conductahumana (Speier, 1950, pag. 378). Esta [orma de entender laopinion quedo cristalizada en los escntos de ~ocke (169011975), que identifica tres leyes generales que goblernan .la.~on-ducta humana: la ley divina, la ley civil y la

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    22 LA OPINION PUBLICApueblo (al referirse a acceso cormin) y para el pueblo (alreferirse al bien cornun). S6lo lleg6 a significar por el pueblo(es decir , realizado por la gente corriente, en el sentido en que, at:menudo, pens amos en el terrnino hoy dia) mucho mas tarde.El nacimiento de la opinion publicaLa combinacion de publico y opinion en una expresion unica,util izada para referirse a juicios colectivos fuera de la esfera delgobierno que afecten a la toma de decisiones polit icas, apareciosiguiendo varias tendencias politicas, eoonomicas y socialeseuropeas (Speier, 1950; Lazarsfeld, 1957; Ginsberg, 1986).Aunque al menos un historiador acredita que los ingleses usa-ban frases tales como opinion del pueblo y opinion del pu-blico, en epoca tan temprana como 1741 (Gunn, 1983), se con-sidera a los franceses, la mayoria de las veces, como inventoresy popularizadores del concepto (Habermas, 1962/1989; Noelle-Neumann, 1984; Ozouf, 1988). Noelle-Neumann (1984) acredi-ta a Rousseau como primer usuario de la frase l'opinion publi-que, hacia 1744, uti lizandola en el segundo sentido de opinionanteriormente definido, como referencia a las costumbres y mo-dos de la sociedad (vease tambien Baker, 1990). De cualquierforma, hacia 1780 los escritores franceses hacian usa extensivode la opinion publica para referirse a un fenomeno mas politicoque social, a menudo en union can bien publico (b ien public) ,espiritu publico (espr i t public) , conciencia publica (cons-cience publique i , y otros terminos relacionados (Ozouf, 1988,pag. S3).Los hechos historicos involucrados comienzan en epocatemprana, en el siglo XV, con el advenimiento de 1aimprentade tipos moviles (Childs, 1965). Este desarrollo tecnologico per-mitio una amplia difusion de las publicaciones, que se reforza-ron en el siglo XVI can el incremento de comerciantes y clasesdirigentes y una expansion de la alfabetizaci6n. La ultima ten-dencia fue impulsada por 1a Reforma protestante, que creo unamplio publico lector, sin mediaci6n formal de la iglesia, conrespecto a la li teratura religiosa escrita en lenguas vernaculas(Speier, 1950, pag. 381). La profesionalizacion de las artes, es-pecialmente la l iteratura, reemplazo elprimitive sistema de me-cenazgo par otro en elcual autores y art istas dependian, para susustento, del apoyo popular (Habermas, 1962/1989) . Socieda-

    PROBLEMAS RESPECTO A L A OPINJ6N PUBLICA ' 23des de lec~ores y l ibreri~s de segunda mana empezaron a flore-cer, y hacia finales del siglo XVII la l iteratura moral y politicaera bastante popular entre las clases cultas (Speier 1950 Ha-bermas, 196211989; Damton, 1982). "La Reforma fue importante par varias razones mas alla desus e~ectos en la circulacion de la literatura, Las e~sefianzas de~alvlllo y ~u~er? cuestionaron elorden sociopolitico de la auto-

    ridad Y la jurisdiccion papal, de tan Iarga permanencia. Tal vezde form~ mas crit ica, las ensefianzas protestantes contenian ensu es~ncla una nueva concepcion individualista de Ia persona.S~ncI~naron la autoridad seglar en todo, excepto en los domi-?lOS dlfectame~te .m?raIes a religiosos de la vida, y apoyaron laIdea de que los ;ndl viduos son duefirrs de sus propios destin os(Held, 1987, pag. 40). A finales del siglo XVII, las ideas desen-~adenadas ~or la Reforma habian evolucionado hacia filosofiasliberales mas profu.nd~s .(por ejemplo, Locke, 169011963), queafirn:aban que 10~individuos deberian ser Iibres de seguir susprop~as preferencias en todos los aspectos de 1avida: religiosos,economicos ypohticos (Held, 1987, pags. 51-54).. Emergencia de una esfera tniblica. Habermas (1962/1989)llldI~a~a que estas tendencias historicas, intimamente unidas alcrecmnento del capitalismo y el dominio de una burguesiaeuropea, Conel t iempo dieron como resultado una esfera p~lbli-ca.de .ra.zonamiento cri~ico. ~ 10 la.rgode finales del siglo XVII yPfl~ClplOS del XVIII, una diversidad de nuevas institucionessociales ,emp,ezaron a destacar: los cafes de IngIaterra (se decia 'que habia mas de ~OOO en Lon.dres a principios del siglo XVIII), . /"los.salones de fans,yJ3:~: sociedades detertulias de Alemania(Tlstchgesellschafien)(Speier, 1950). Estos sitiosde reunion e n '!os_fllle.la..:4woei~na+a literatura y elarte de Iaconversacio~ seternan en gran estima, l legaron a convertirse -especialmente lossal?nes frances,es- en luga,resdonde ia autoridad de la argumen. 'ta?l~n st;tplanto a la a~tondad de un titulo. Segun Habefri ias, elpublico ~lustrad? del siglo XVIII gano fuerza publica al consoli,darse la burguesia y empezar a art icularse una cntica liberal delEstado absolutista existente al princinio o traves rlA Ia n:~~ .. ln

    f , -- . t - " .& . . . . . . . . . . " . , . . . . , t - ' " ,w . ' 1' . 0 u...... ......J . .~ . . . . . .ula-CIOn?e pub.lica~iones poIiticas y su amplia discusion en salones,y ca~es. El hb~e Intercambi? ~e informacion y cntica, y efrl'zo~namIent~ abierto se convirtieron en los instrumentos de la~firmac16n publica en cuestiones polit icas (Nathans, 1990,pag, 625~. ~on e~lll.cremento de una esfera publica politica acti-va, la OpInIOnpublica emergio Como una nueva forma de auto-

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    .. \ -,I'\ 2 .4 LA OPINION PUBLICA

    -,ridad polit ica, con la cualla burguesia podia desafiar al gobier-no absoluta.Habermas ( 1962 /1989 ) destaca las caracteristicas de iguali-tarismo y raciocinio de la opinion publica durante la Ilustracion(pags. 36-37). Primero, sela considera como procedente del dIS-curso razonada, la conversaci6n activa y el debate. El debate espublico en el sentido de intentar determinar la vOlu.ntad co-mun, el bien comun, no es un simple encuentro de interesesindividuales. Eldebate es, asimismo, abierto; elproceso es PU-blico en el sentido de que la participacion abierta, si no total-mente asegurada, es 10que se desea. Es soberano e iguali tario;opera independientemente del status econ6mico y SOCial,ab,~en-do camino al merito de las ideas mas que al poder POlItICO.Finalmente, el debate, si persigue opiniones correctas,. debeilustrarse a traves de una publicidad de los asuntos politicos Ysus consecuencias. Como veremos, estas nociones tendran mu-cho que ver con los ult imos intentos sistematicos de los soci6lo-gos (por ejemplo, Park, 1904 /1972 ; Blumer, 1946; ~il.ls, 1956)POl'definir de forma mas precisa la naturaleza de.]publico co~oun colectivo social (capitulo 4). Estas caracteristicas proporcio-naron el esquema de 10' que se Hamada mas tarde el modeloclasicox de opinion publica (Berelson, 1950; Lazarsfeld, 1957),as! como un conjunto de estandares can los cuales, incluso enlas sociedades modernas, se juzga a veces a la opinion publica(vease Carey, 1978; Peters, 1989).Ambigiiedades en cuanto alsignificado de opinion publica. Elestudio de Habermas ( 1962 /1989 ) ha tenido muchainfluencia,aunque los historiadores se han preguntado respecto a la exacti-tud de su interpretaci6n, especialmente su lectura marxista dela esfera publica comO un aspecto del dominio burgues-capitalista (Nathans, 1990, pag. 626). Es igualmente d~batible silas caracteristicas de iguali tarismo, cri tica y racionalidad, ads-critas a la opinion publica del sigto XVIII, casan bien can lospuntos de vista sabre la opinion publica que pr~valecfan (espe-cialmente en Francia) en aquel momenta. Por ejernplo, elanali-sisde Darnton sobre elperiodismo frances del siglo XVIII cues-tiona la imagen racional del discurso publico. Darnton indicaque gran parte de las publicaciones poli ticas que circulab~n enla Francia prerrevolucionaria no eran de una filosofia liberalimparcial, sino bastante sensacionalistas y de un cri ticismo mo-ral orientado hacia las celebridades (

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    26 LA OPINION PUBLICAde hacer circular sus protestas contra el rey en un esfuerzo parganarse el entusiasmo publico en su favor (pag, S7). Tal comoOzouf (1988) y Baker (I990) sefialan, sin embargo, la opinionpublica no se invoco unicamente en el contexto de lacritica a Jamonarquia. Baker indica que el concepto arraigo como conse-cuencia de una disipacion gradual de la autoridad absoluta. Enmedia de una crisis del absolutismo, la corona francesa asicomo sus oponentes, inventaron y apelaron a un principio delegitimidad mas alla del sistema (existente) para presionar sobrelas demandas de sus competidores (Baker, 1990, pag, 171). Elpublico era principalmente una creacion politica 0 ideologicasin un referente sociologico clare; proporciono un nuevo siste-ma implicito de autoridad en el que el gobierno y sus criticosternan que pedir e]juicio de la opinion publica para asegurarsesus respectivos objetivos. Ciertamente uno puede entender losconflictos de la prerrevolucion como una serie de luchas parafijar eI referente sociologico del concepto en favor de uno u otrogrupo competidor (Baker, 1990, pag. 186). A pesar de Haber-mas, la opinion publica era mas que un simple instrumento dela naciente burguesia.Necker, Ia persona a la que normalmente se atribuye la po-pularizacion de la frase l'opinion publique durante la decada de1780/1790, sirvio a la corona francesa como Ministro de Ha-cienda (Palmer, 1936, Baker, 1990). De alguna forma, la aplica-cion que Necker hace de la frase es bastante moderna en suespfritu. Utilizaba el termino para referirse a una creciente de-pendencia del status financiero del gobierno con respecto a laopinion de sus acreedores. Necker reconocia que era necesarioel apoyo de la elite francesa para el exito de la politica del go-bierno. Can este fin, abogaba par la publicidad total de las acti-vidades estatales. Publico un infonne de las cuentas del gobier-no (Compte Rendu de 1781) principalmente para calmar a losacreedores publicos y reafirmarles en la seguridad del tesoronacional (Speier, 1950; Baker, 1990). Necker puede, en conse-cuencia, haber sido de los primeros en proponer relaciones 313-tematicas entre publico y gobierno. Solo los locos, los teoricospuros, 0 los aprendices, observe en 1792, dejan de tener encuenta a la opinion publica (citado en Palmer, 1936).Opinion publica y dominio mayoritario. Aunque los cafes ysalones de la Ilustracion dieron lugar a la idea original de opi-nion publica, los escritos del siglo XVIII dejaron el conceptoindefinido en muchos aspectos. La opinion publica iba unida a

    PROBLEMAS RESPECTO A LAOPINION PUBLICA

    ~adiscusi.on y allibre flujo de informacion, se suponia que refle-Ja?a el bien cormin, y se modele como un nuevo y poderosotnbunal para revisar las acciones del Estado. Pero otros aspec-t~~ cla~e ?e n~estra concepcion contemponinea sobre la opi-ruon publica tienen sus origenes en escritos posteriores de lademocracia r~presentativa, tales como los de Madison (1788/1966) Yespecialmente los del teorico utilitarista Ingles Bent-ham (1838/1962) y Mill (182411937) .Escritos del siglo XVIII, que emplean generalmente eltermi-no opinion publica referi~o ala conducta social, generalmente,a cuando se.refieren ~ su impacto politico, no son claros respec-to al mecanismo preCISOpor medio del cual habria de influir enlo~ as.u~tos del gobierno. A 10 largo de finales del siglo XVIII ypnncipios del XIX, sin embargo, los trabajos deMill y Benthamat:lb.uyeron un papel politico mucho mas formal a la opinionpublica en elgobierno, basado en terminos legislativos y electo-rales. En ~ont~aste .con Rousseau, estos escritores opinan que lagente actua pnrnanamente para satisfacer sus deseos individua-

    les " '! pars evi~ar el dolor (Schumpeter, 1943; Held, 1987). Lasoc.Iedad consl~t~, pues, en un.as~rie de individuos que intent ansatisfacer al maximo sus propios mtereses y servicios. Se necesi-taba un mecanismo que armonizase estos intereses dispares. Larespuesta .al problema de resolver intereses distintos y opuestosfue el gobierno de la mayoria, establecido por medio de eleccio-nes regulares y plebiscito. La opinion publica en esta visionmayoritaria, quedo mejor expresada como la reunion de inte-reses de los hombres de una comunidad (Minar, 1960,. pag,~6): E1Estad~ h~b~a de desempeiiar esencialmente el papeldear~l~ro sobre m.dlvlduos y grupos que rivalizan en conseguir elmaximo de sus mtereses por media de la cornpetencia econorni-c.ay el libre intercambio, De ahi que el voto libre y el mercadolibre ~ueran el sine qua nons (Held, 1987, pag. 67).Mmar (1960) indica que el modele democratico utilftaristaes,l~vision moderna mas caracteristica de la opinion publica, ybaslca~ente subyace en los esfuerzos de! siglo XX POl' medirlay cuantificarla regularmente a traves de la institucion del son-de.o.de _opinion. Los puntas de divergencia entre la concepcionutilitaria de la opinion publica y las primeras nocionesde laIlustracion r~siden principalmente en las diferentes propuestaspara determmar el bien cormin. El prirnitivo pensamiento libe-ral (por ejemplo Rousseau) vio la opinion publica como unaforma de realizar la voluntad com un, bien discernida por medio

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    ~8 LA OPINI6N PUBLICA1 \ de la implicacion popular continua en forma de debate igualita-rio y razonado. En la nueva formulacion, la opinion publica seresuelve, en cambia, extremando la funcion de las voluntadesde individuos diversos, esto es, a traves del gobierno de la rna-yoria, La idea mas fiel a la voluntad general deja p~so en laestructura util itaria a la idea mas corminmente sostenida. Estono quiere decir, ni mucho men as, que el debate publico ac~ivono forme ya parte del conjunto. La libertad de prensa fue vigo-rosamente apoyada por Bentham YMill. Siguiendo el punto devista de Necker, Bentham considero ala prensa com.oun organoespecialmente importante de 10 que elllam6 el t~l~~nal de ,laopinion publica. Volviendo a las nociones de opmion comuncomo presion social, pidio la publicidad regular de todas lasactividades del gobierno, como una salvaguarda contra los abu-sos del poder (Palmer, 1936, pag. 245). Tal vision de la prensaanticipo en forma significativa nuestra noci6n contemponineade libertad de informacion y la moderna condicion de los me-dias de comunicad6n como vigilantes publicos (Comisi6n parala Libertad de Prensa, 1947; vease tambien Macaulay, 1898,sobre la prensa como cuarto poder) ..Pero la,iIll:plicacion popu~lar continua en el debate de las cuestlOnes publicas no fue, en Slmisma, propuesta como el mejor 0el mas practice ~~canismopara determinar el bien cormin; es mas, la resolucion de losdeseos populares estriba en la eleccion de la mayoria, expresada

    a traves de elecciones regulares.Un segundo cambio en la conceptu~liz~cion acompafio t~m-bien a Ia fi losofia democratica mayontana. El propio publico,definido vagamente en las primeras publicaciones como aqu~-110smiembros de las clases iIustradas que frecuentaban los cafesy salones se identif ica en las nuevas estructuras can elelectora-do deseable. Bentham abogaba en sus iiltirnos escritos por elsufragio universal y las elecciones parlamentarias anuales paramantener una vigilancia publica cercana sobre los representan-tes, los diputados del pueblo (Pateman, 1970). El resul~adofue una considerable expansion en eltamafio y heterogeneidaddel publico. Algunos sugieren que el modelo de democraciade Bentham -como el de Rousseau- asume que todo ciudadanodebeda ser competente para formarse opiniones polit icas en losasuntos urgentes de cada dia (por ejemplo, S~hur,npe~er, 1943).Sin embargo, Pateman (1970) concluye que illMIll m Benthamabrigaban expectati vas especialmente ele~adas respecto ala ha-bilidad de este amplio electorado para dehberar actlvamente en

    PROBLEMAS RESPECTO A LA OPINION PUBLICA 29~polit ica, Estos teoricos estaban mas preocupados, insiste Pate-man (1970), por la habilidad publica para seleccionar 0 recha-zar representantes que par su capacidad de sostener opinionespolit icas informadas en cuanto tales (pags. 18-19).

    La opinion publica como objeto de estudioHacia mediados del siglo XIX, la mayor parte de las publica-ciones que trataban sobre opinion publica eran normativas yfi losoficas en su naturaleza, al ser estudios de poli tica teoricamas que estudios de la propia opinion publica. (Los escri tos deNecker son una notable excepcion.) Aunque la teoria democra-tiea representativa gano apoyo creciente a 10 largo del sigloXIX, las publicaciones de esta epoca no eran, en absoluto, fir-mes, resueltas, a] evaluar la competencia de la opinion publica.Los partidarios de las reformas liberales democraticas la veiancomo Ia voz de la c1asemedia ilustrada, como una salvaguarda

    contra el desgobierno, y como un agente de progreso, mientras.que criticos mas conservadores, la entendian antiteticamente,como potencialmente peligrosa, superficial y transitoria; engran medida desinformada.e necesitada de Iirnitaciones practi-cas como fuerza polit ica (Palmer, 1936, pag. 247).Hacia e]final del siglo XIX, la opinion publica se encontroenfrentada a crecientes analisis sistematicos a la manera empi-rica caracteristica de las cieneias sociales en desarrollo (Lazars-feld, 1957). Los escritores estaban intrigados por lawnuevafuerza de Ia opinion publica en la sociedad, que pareciairganando poder y expandiendose hacia practicamente todas lasclases sociales, can muchos logros en educacion yean la apari-cion de medias de cornunicacion de masas mas eficientes(Bryce, 1888; Tarde, 1890/1903 ; Cooley, 1902; Lowell, 1913).Al aproximarse 1900, hubo un cambio de enfoque y metodo enel analisis de la opinion publica. A consecuencia del crecimien-to de las ciencias sociales en Iauniversidad, los trabajos del sigloXX sobre opinion publica reflejan can mas claridad preocupa-ciones sociologicas y psicologicas, mas que politicas ofilosofi-cas. Mientras que muchas de las primeras disquisiciones sobreopinion publica habian tratado principalmente sobre el proble-ma filosofico de transmutar deseos individuales e independien-tes en la voluntad del Estado, ahara los analistas vuelven, conmayor frecuencia, su atencion al problema de comprension de

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    30 LA OPINI6N P(JBLICAaspectos sociales y de conducta de la opinion publica. El interesse ha vuelto hacia la cuesti6n de la funcion y los poderes de laopinion publica en la sociedad, los medias con los que puedemodificarse 0 controlarse, y la relativa importancia de los facto-res emocional e intelectual en su formulacion (Binkley, 1928,pag, 393). Esta linea de investigaci6nllev6 al estudio de la opi-nion publ ica en nuevos campos academicos: conducta colectivay psicologia social, investigacion sabre la actitud y la opinion,analisis de la propaganda, conducta pol itica e investigacion sa-bre los medios de comunicacion de masas.

    Principales problemas relatives a l a op in ion publicaA comienzos del siglo XX, muchos de los conceptos subya-

    centes y distinciones conceptuales que aparecerian en las ulti-mas publicaciones teoricas e investigaciones empiricas sobre laopinion publica habian, de una u otra forma, salido ya a la luz(Lasswell, 1957). Aunque basada principalmente en terminosde debate informado y gobierno mayoritario (como un legadode la Ilustracion y de la teoria dernocratica representativa, res-pectivamente), la expresion opinion publica llevaba consigo,tambien, otros sentidos importantes. Los escritores de la Ilus-tracion, a pesar de su enfasis en la razon humana y el progresode la sociedad a traves de la educacion, no dejaron de compren-der los aspectos no racionales y emocionales de la opinion pu-blica. Por ejemplo, Speier (1950) refiere el esfuerzo de algunosnensadores de la Ilustracion para establecer espectaculos publi-co s y celebraciones nacionales deliberadamente dirigidos a con-seguir sentimientos patrioticos mas que apoyo razonado. A lolargo del siglo XVIII y XIX, el papel de la opinion general comovaledora de tradiciones y costumbres sociales, cumpliendo conla ley del uso de Locke, no escape a la atencion critica (Noe-lle-Neumann, 1984). Ciertamente, las huelgas generales y los

    ,..1',..1 1 ", ,motmes del siglo XIX dieron a los estuuiOSOS ce ia opinion quepensar sobre el asunto de la supuesta naturaleza racional de laopinion publica, Los aspectos no racionales de la conducta pu-blica fueron cuidadosamente estudiados en la ultima parte delsiglo XIX por escritores que dedicaron especial atencion a laconducta imitativa y al contagio emocional en las multi tudes(por ejemplo, Tarde, 1890/1903; LeBon, 1895/1960; vease tam-bien Mackay, 184111956; capitulo 3).

    PROBLEMAS RESPECTO A LA OPINI6N PUBLICA 31Aunque, en cierta medida, la investigacion cientffica social y

    el analisis filosofico normativo de la opinion publica han segui-do caminos separados desde principios del siglo XX, aun hayuna importante y animada conexion entre ambos. Los descubri-mientos empiricos que tratan sobre como se desarrolla y operala opinion publica en la sociedad no pueden por menos queinterpretarse a la luz de como consideramos que deberia funcio-nar la opinion publica (Berelson, 1950). Serias consideracionesde las cuestiones normati vas subyacentes que conciernen a laopinion publica, han continuado apareciendo a 1 0 largo del sigloXX: Lowell (1913), Lippmann (1922), Dewey (1927), Lasswell(1941), Mi lls (1956), Schattschneider (1960) y Ginsberg (1986),son solo unos pocos ejemplos de tales pensadores.

    Para cerrar este capitulo -y fijar una estructura alrededor delos conceptos cientif ico-socia les y las investigaciones aplicadasde los pr6ximos capitulos- consideraremos brevemente algu-nos de los principales miedos y preocupaciones que han moti-vado y sostenido la investigacion sobre la opinion publica. Pormar de la simplicidad, podemos organizar esta discusion alre-dedor de cinco problemas basicos que acosan al publico moder-no: dos relativos a su potencial superficialidad -falta de compe-tencia y falta de recursos- y tres relativos a su potencialsusceptibilidad, hacia la tirania de la mayoria, hacia la propa-ganda 0 la persuasion de masas, y hacia una sutil dominacionpar parte de elites minoritarias,Falta de competencia. Las reservas respecto a la capacidaddel publico en general para dirigir los asuntos publicos datan deantiguo, como hemos visto, al menos desde Platon, y fueron Yimportantes durante la Ilustracion. Pero tal vez las criticas masfuertes al gobierno de la opinion popular sean producto del sigloXX: Public Opinion, de Lippmann (1922), Y su secuela ThePhantom Public (1925). El principal argumento de Lippmann esque Ia teo ria democratica pide demasiado a los ciudadanos or-dinarios. No puede esperarse de ellos que actuen como legisla-dares, que sean activos y se irnpliquen en todos los asuntosimportantes del rnomento. Parte del problema, en la estimacionde Lippmann, es la desatencion general del publico y su falta deinteres por las cuestiones politicas. Tal como Bryce (l888)ha-bfa observado, las cuestiones publicas ocupan el tercer 0cuar-to Iugar entre los intereses de la vida (pag, 8). Las personasin vierten poco tiempo y poca energia en aprender los necesarioshechos no vis iblesx del mundo politico. Complicando el pro-

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    \ '~,32 LA OPINION PUBLICAbleina aparece la forma en que las opiniones -basadas en lasimageries que tenemos en Ia cabeza, como dijo Lippmann(1922, pag, 3)- se desarrollan. El conocimiento exacto de losasuntos publicos, en los que deben basarse las opiniones s6lidas,es sencillamente inalcanzable para el ciudadano ordinario. Elmundo politico queda fuera de su alcance, de suvista y de sumente (Lippmann, 1922, pag, 29). Los ciudadanos forman susideas a partir de informaciones gravemente incompletas, man-teniendo poco 0ningun contacto con los hechos reales; filtran 1 0que ven y oyen a traves de sus propios prejuicios y temores.Aunque en sociedades mas simples el gobierno dirigido por laopinion publica pueda tener exito, el mundo industrial moder-no se ha convertido en demasiado grande y cornplicado. Elciudadano privado de hoy dia, observo ir6nicamente Lipp-mann, Ilega a sentirse como un espectador sardo de la ultimafila, que debiera mantener su atenci6n fija en la trama general,pero apenas puede conseguir mantenerse despierto (1925, pag,13).La prensa, considerada pOl 'los democratas progresistas uninstrumento para educar y formal' alpublico (por ejemplo, Coo-ley, 1909), 5610contribuye a los males de la opinion publica,segtin el punto de vista de Lippmann. No es factible, indicoterminantemente, y cuando consideras la naturaleza de las no-ticias, no es ni siquiera pensable ... Si se ha de confiar a losperiodicos el deber de interpretar toda la vida publica de lahumanidad, seguro que fracasaran, pues estan condenados alfracaso, y en cualquier futuro continuaran fracasando (1922,pag, 362).Lippmann no fue el prirnero en sefialar ladiscrepancia entrela imagen de la participacion publica en la democracia -Iiereda-da de los salones y cafes de la epoca anterior- y los trabajossobre la opinion publica en una nacion legislati va moderna(vease Tocqueville 18351l945; Bryce, 1888), pero sus escri tosfueron notables par su vigor y penetracion Y, especial mente, porsu recomendacion de una radical remodelacion de lagobernabi-lidad democratica, Abandonando ia esperanza de una opinionpopular competente, Lippmann cree que la opinion publica mo-de rna no puede mejorar a menos que una organizacion inde-pendiente y experta, con personal de ciencias politicas, puedahacer inteligibles los hechos invisibles para quienes hubierende tomar decisiones, y organizar la opinion publica para laprensa (1922, pag, 32), Sofiaba con una red de agencias de reco-

    PROBLEMAS RESPECTO A LA OPINION PUBLICA 33 ,jI1eccion de informacion (una para cada gabinete federal) confuentes de fondos independientes, ocupacion garantizada, y unacceso a los hechos sin restricciones, para cumplir tales tareas(1922, pag 386).Falta de recursos. Crfticos posteriores, aunque no en desa-cuerdo con el retrato general de Lippmann sobre la opinionpublica moderna, sin embargo, consideran una excepcion suvaloraci6n de Ia capacidad del publico para el gobierno demo-cratico, Can mayor insistencia, Dewey (1927) consideraba que

    el problema no era la incompetencia por parte del publico, sinomas bien una falta de metodos suficientes para la comunicacionpublica, Los rnedios fisicos y externos de recoger informa-cion, observo, han sobrepasado con mucho la fase intelectualde investigacion y organizacion de los resultados (pag. 180). Alconteario que Lippmann, que consideraba que la Gran Socie-dad nunca podria convertirse en la Gran Comunidad que serequena para una autentica democracia nacionaI, Dewey(1927) erda que ello era realmente concebible, aunque nuncapudiera poseer todas las cualidades de una comunidad local(pag, 211). La respuesta, en parte, esla educacion. No esnecesa-rio que la gente tenga el conocimiento y la habil idad necesariospara llevar a cabo investigaciones sistematicas para cada asuntogeneral , sugeria Dewey, unicamente debian tener la habil idadde juzgar el conocimiento proporcionado por expertos en talesasuntos (pag, 209). Estaba de acuerdo con Lippmann sobre quelas ciencias sociales desempefiarfan un papel central en la co-rrecci6n del Estado democratico, pero Dewey pensaba en untipo de papel muy diferente. No proponia un sistema deinfor-macion de alto nivel sino, en su lugar, un tipo de ciencia socialbasada en la comunidad que difundiera sus interpretaciones atpublico por medio de ingeniosas presentaciones en la prensapopular. La necesidad esencial, en otras palabras, es lamejorage los metodos y condiciones de debate, discusion y perstiasion,Este es el problema del publico (Dewey, 1927, pag, 208). Enuna linea similar, el titulo de un capitulo del libro de Lasswell(i941) Democracy Through Public Opinion presenta el asuntode forma sucinta: La democracia necesita una nueva forma dehablar. .

    Otros han considerado tambien un objetivo principal elpro-porcionar recursos adecuados aI publico. Schattschneider(I960), por ejernplo, proclamaba que S 1 en realidad hay un pro-blema con la opinion publica, reside en las asunciones pretendi-

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    34 LA OPINION PUBLICAdas por la teorfa democratica clasica (por ejernplo, la necesidadde ciudadanos omnicompetentes), no en elpropio publico. Lagente escapaz de sobrevi vir en elmundo modern? a~rendien?o10 que necesita saber y 10que no necesita saber, indicaba (pag.137). Los ciudadanos no necesitan implicarse en todos los deta-lles diarios de gobierno. Cuando es necesario, quedan envueltosde forma natural en el conflicto, a1 correr riesgo sus asuntos eintereses. La que los ciudadanos necesitan, sugiere Schattsch-neider es un sistema politico competiti vo can un 1iderazgofuerte,' controversia y alternativas claras (pag. 129). Otros criti-cos han establecido argumentos similares, culpando, de una uotra forma no al publico sino a la carnara de representantes 0 ala oficina del editor (por ejemplo, Entman, 1989). La solucion,se ha sugerido, radica en ofrecer mejores recursos -especial-mente a traves de los medios de comunicaciori- para que losutilice el publico (Commission, 1947). . .Tirania de fa mayoria. Un tercer problema de irnportanciaque concierne a los analistas de la opinion publica es el peligrode que prevalezca una mediocridad en. la opinion -~1,menordenominador comun- creada y rnantenida por la presion de lamayoria. Desde otro punta de vista, el peligro es que frente aamplias mayorias, los puntos de vista de minorfas importantes,aun siendo validos, no puedan hacerse valer can fuerza. Estetemor 10 expreso pronto, en el siglo XIX, Tocqueville (18.3511945), quien advirti6 que en una sociedad de iguales, los indivi-duos de una minoria quedarian solos y desprotegidos frente ala mayoria dominante (pag, 138). A 10 largo ~~l siglo X.X, ~lproblema de la conformaciou respecto a la opmIOll may~nta:laha sido un tema persistente, en la critica social y en las cienciassociales (White, '1961; Allen, 1975). Noelle-Neumann (198~)reafirrno estas preocupaciones en la investigacion sobre la OpI-nion publica, refiriendose al retraimiento de la minoria frente a1apresion de la mayoria como una espiral de silencio.Muchos analistas han advertido que el poder de la mayoriapodria resultar crecientemente problematico con el tiempo.Cuanto mas tiempo haya gobernado la opinion publica, suge-ria Bryce (1888), mas absoluta sera la autoridad de la mayoria,menos probabil idades tendran las minorias activas de rebelar-se, y mas dispuestos estaran los politicos a preocuparse, no deformar la opinion, sino de descubrirla y apresurarse a obedecer-I a (pag, 23). La respuesta al problema, proponen Bryce y otroscriticos, es la apropiada socializacion dernocratica y la educa-

    PROBLEMAS RESPECTO A LAOPINION PUBLICA 35

    ci6n (vease Lowell, 1913). Una democracia debe cultivar unaindividualidad vigorosa en sus ciudadanos para asegurar quelos asuntos minoritarios sean apoyados adecuadamente.?Susceptibilidad a fa persuasion. Una cuarta preocupacion secentra en la susceptibilidad del publico a la persuasion y, enparticular, a llamamientos altamente emocionales y no raciona-

    les. Esta preocupacion parece justificada. Hasta que punta lasapelaciones emocionales forman parte de la poli tica es algo quepuede observarse bastante comunmente (Kornhauser, 1959;Edelman, 1964). Lippmann (1925), para hablar de un modelotemprano, observo que la consecuci6n de una voluntad gene-ral de entre una multitud de deseos diferentes no es un misteriohegeliano, como muchos filosofos politicos han imaginado, sinoun arte bien conocido par los lideres, politicos y comites diri-gent#s. Consiste esencialmente en el usa de simbolos que unanemociones tras haber sido separados de sus ideas (pag. 47).E1exito de los regimenes fascistas en Europa entre las dosguerras, a la par que su intenso uso de los medios de cornunica-cion, alento un tremendo interes entre los cientificos sociales deAmerica POl' el analisis de la propaganday la persuasion. Elpanico causado por la transmision de Orson Welles de La gue-rra de los rnundos, de H.G. Wells, en 1938 (Cantril, Gaudet yHerzog, 1940) sugirio que la capacidad de los medios de cornu-nicacion para precipitar la conducta irracional de las masas eraconsiderable. No es de extraiiar que, a 10 largo de este siglo, lainvestigacion sabre opinion publica y el interes sobre Ia persua-si6n de masas hayan ido de la mano. Desde 1927, en que Lass= ;well public6 su influyente Propaganda Technique in the WorldWar, hasta bien entrados los aiios cincuenta, eI estudio de laopinion publica y la propaganda estuvieron muy estrechamenteconectados. Muchas de las primeras obras sobre este campo,par ejemplo, lIevan la palabra propaganda en sus titulqs (porejernplo, Smith, Lasswell y Casey, 1946; Doob, 1948; Katz,Cartwright, Eldersveld y Lee, 1954).Dominio de las eli tes. AUi1que algunos habian ternido una2. El cultivo de la individualidad puede presentar sus propias dificultades.Una de ell as , comentada por Lowell (1913), sucede cuando, tras un debaterazonable, una irreconciliable minoria rechaza totalmente la opinion de la rna-yor ia . Una democracia requiere , segun estima Lowell, un equil ibria ent re latolerancia para los puntos de vista de las minorias y la aceptacion de [avoluntadde[a mayoria (vease sudiscusion de ladoctrina de laarmonia de intereses, pags,28-29).

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    36 LA OPINION PUBLICAsobreabundancia de poder en manos del publico, a muchosOtIOSles preocupa que sea demasiado pOCO.Una quinta causade interes respecto a la opinion publica se enfoca hacia 10 queGinsberg (1986) ha llamado la domesticacion de las creenciasde la masa. Se considera el problema desde el punta de vista dela creciente pasividad par parte del publico, que 10 conduce,de varias maneras, a su dominio por parte del gobierno y laselites agrupadas, Mills (I956), por ejernplo, via la sociedadamericana compuesta de tres estratos jerarquicos: el primero,una fina capa de eli tes poderosas; el segundo, un grupo estanca-do de fuerzas politicas contrapuestas; yel tercero, una amplia, ycada vez con menos poder, masa de ciudadanos. Lejos de dis-frutar de la idealizada y libre discusion del debate democratico,Mills indicaba que la poblacion americana habia sido transfor-mada por los medios de comunicacion en un mercado que con-sume, mas que en un publico que produce, ideas y opiniones(vease tambien Habermas, 1962/1989; Gitlin, 1978).Otros criticos conternporaneos, que yen mecanismos dife-rentes de control de la elite (por ejemplo, Herman y Chomsky,1988), han descrito mas formas de dominio. Ginsberg (1986)indica que con el advenirniento de Ia dernocraciaelectora l, Iarelacion tradicionalmente adversa entre el pueblo y el gobiernose ha suplantado por una relacion de dependencia. Ahara laspersonas apoyan voluntariamente al Estado, pues se han con-vertido en crecientemente dependientes de sus servicios. Talcomo 10 indica el, con el desarrollo de las insti tuciones electo-rales, la expresion de la opinion de la masa se ha hecho menossubversiva; cuando los ciudadanos empezaron a vel' al gobiernocomo una fuente de beneficios, la opinion sehizo fundamental-mente menos hosti l hacia la autoridad central . . .En resumen, losregimenes occidentales convirtieron la opinion de la masa, deuna fuerza hosti l, impredecible y, con frecuencia, destructi va enun fenomeno menos peligroso y mas tratable (pag, 58). Gins-berg vela propia industria de sondeos de opinion, a pesar de susintenciones establecidas de aumentar !a voz democratica de!pueblo (Gallup y Rae, 1940), como parte central de este procesode domesticacion. En Iineas similares, Habermas (1962/1989)indica que los mecanismos de formacion del consenso poli ticoen las naciones dernocraticas, tales como las elecciones regula-res y las campafias electorales populares -aunque ciertamenteaseguren una presion periodica sabre elgobiemo para satisfacerlas necesidades basicas de la poblaciori- no fornentan, y pueden

    PROBLEMAS RESPECTO A LA OPINION PUBLICA 37incluso supri~ir , la argumentacion racional 0 la discusion po-pular de amplia extension, caracterfst ica de una verdadera esfe-ra publica (pags, 211-222; pero vease tambien Crespi 1989pags, 93-130). ' ,Hay otros asuntos importantes, pero estos cinco han atraidode fa~~a mas cont~nuada la atenci6n. En un nivel general, la

    cuesh~~ clave es SI los procesos de la opinion publica en suactuacion natural son, de hecho, real mente democniticos en elsentido implici to en las primeras nociones de la Ilustracion: enotras palabras, si la verdadera opinion publica, 0 la que influ-ye en la elecci6n politica (Key, 1961), esta en realidad forrnadapor u~a .comunic~cion igualitaria, de arriba abajo, de los intere-ses publicos y las Ideas a los poli ticos. Cuando volvamos a nues-tr~ d!scusi6n sabre el tratamiento cientffico social de la opinionp~bhca, veremo~ no 5610 como los investigadores en opinion pu-blica han aproximadn sus trabajos conceptualmente sino tam-1 ,~ ~Olen~omo han derramado, de distintas formas, nueva luz sobreestas importantes cuestiones,

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    3. EI c on ce pt o d e pu bl ic o

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    Tal vez la concepcion mas comun de opinion publica) hoy en I idia la equipare a una union mas 0 menos sencilla de opiniones . .'1( "npdivCiduales, (l

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    \\ ~o LA OPINION PUBLICAEsta tendencia a concebir la opinion publica en terminossupraindividuales era parte integrante de la epoca. Los estudio-sos de la vida psicologica y social humana a comienzos del sigloXX, tanto en Europa como en America (por ejemplo, Tarde,

    18901l903; James, 1890; Baldwin, 1893; LeBon, 1895/19_60;Cooley, 1902 /1909) , estaban claramente intrigados por las rm-portantes manifestaciones de conducta colectiva tipificadas enese periodo: multitudes espontaneas, huelgas, manifestacioncsmasivas y disturbios. Los analistas estaban igualmente fascina-dos por el papel que los modernos medios de comunicacion=especialmente la prensa- parecfan desempefiar a la hora deconfigurar y guiar la psicologia de las masas. Los primerosintentos de proporcionar un tratamiento cientifico social a laopinion publica sepresentaron sabre un tel6n de interes intelec-tual general en fen6menas tales como la conducta de las mas as ylas multitudes.El objetivo de este capitulo es revisar estos primeros e influ-yentes tratamientos del publico: concepciones que identificabanla opinion publica como bastante pr6xima a laconducta colecti-va, y la enfocaban basicamente explicando la naturaleza socio-logica del publico como un grupo estructurado imprecisa y tran-sitoriamente (vease Park, 1904 /1972 ; Blumer, 1946; Davison,1958; Foote y Hart, 1953). Es esencial en estos tratamientos lanocion de que la opinion publica podia observarse como partede un proceso socio16gico mas amplio, como un mecanisme atraves del cuallas sociedades estables se adaptan a las circuns-tancias cambiantes par medio de la discus ion y el debate. Sepresta igualmente una especial atenci6n al concepto de asuntopublico, singularmente a la forma en que el publico, comouna entidad social en desarrollo, se forma, teoricamente, a tra-ves del tiempo, por medio de argumentos espontaneos, la discu-sion y la oposicion colectiva respecto a un asunto. Por estasrazones, escritos posteriores se han referido a veces a esta con-ceptualizacion del publico como un modelo discursivo (Young,1948; Bogardus, 195 I; Price y Roberts, 1987; Price, 1988).Aunque la estructura conceptual tiene ya casi un afio, continuacanformando, a veees de forma indirecta, elpensamiento actualsobre la opinion publica en una variedad de disciplinas (en cien-cias politicas, por ejemplo, vease Nimmo, 1978, pags, 238-240;Cobb y Elder, 1983, caps. 5 y 6).Con su fuerte enfasis en la opinion publica como procedentedel debate, esta formulacion sociologica es, en muchos aspectos,

    EL CONCEPTO DE "PUBLICO" 41descendiente directa de las ideas de la Ilustracion del sigloXVIII, previamente comentadas. Pero la estructura analiticapropuesta par Park (1904/1972) y reelaborada por Blumer (1946)represent6 un avance en varios aspectos impartantes. Se desa-rrollaba a partir de un interes cientifico general par comprenderlas relaciones sociales humanas, tratando de entender la opi-nion publica a la luz de su significado sociologico mas amplio. 1Mas importante aun, fusiono ideas filosofico-politicas previassobre la opinion publica (par ejemplo, la nod on de que la opi-nion publica expresa la voluntad general) con modernaspreocupaciones psicologico-sociales, formando, en consecuen-cia, un puente de union can los tiltimos estudios cientffico-sociales de las actitudes y las opiniones (capitulo 4). El modelodiscursivo de orientacion sociologica continua vertiendo Iuzconceptual sobre las formas en que la opinion publica es funda-mentalmente comunicativa por naturaleza (Price, 1988) y nosproporciona una posicion ventajosa para supervisar las diferen-tes entidades que, en la investigacion contemporanea sabre laopinion publica, se equiparan de formas distintas con el publi-co. El objetivo de laultima parte de este capitulo es revisar, alaluz de estas concepciones sociologicas del publico, el ampliocampo de agrupaciones colectivas -tales como elites, publicohostil, publico atento y publico general- que seinvocan general-mente en la investigacion empirica de la opinion. La intencionno es argumentar a favor 0 en contra de ninguna concepcionconcreta del publico (vease Key, 1961), sino simplemente seiia-lar las fonnas en que investigadores y analistas continuan em-pleando una variedad de conceptos de nivel colectivo y defini-ciones operacionales al describir y analizar al publico."

    1. Esfuerzos anali ticos como los de Park y Blumer f iguran de una maneradestacada en el estab lecirnien to de la conducta colectiva como un subcampovital en la sociologfa americana, campo que se ha desarrollado independiente-mente de la investigacion sabre la opinion publica (vease Turnerkill ian,i957; Elsner, 1972).2.Key (1961), de forma similar, resiste [atentacion de argumentar sobre unadefinicion de conjunto de ei publico, contentandose con decir que, en una cues-tion dada, el publico operativo puede consi sti r en una asociacion altamenteestructurada, mientras en otro asunto las opiniones pueden difundirse atravesde un amplio publico sin una organizacion especial (pag. !1).Pero eshi valora-cion de las primeras eoncepciones socio logicas del publico es mucho menosoptirnista que laofrecida aqui, Key rechazo algunas de las principales nocionesdel modelo discurs ive (por ejemplo, que el publico se forma y organiza pormedia de la discusion que rodea a un asunto concreto, citando a Davison(1958)) como organico par naturaleza y de util idad mas poetica que practica-

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    42 LA OPINION PUBLICAMultitud, publico y masas

    Es util tener en mente que las concepciones sociologicas depublico, originalmente, se desarrollaron junto con Ia nuevaciencia psicologica de la multitud, a finales del siglo XIX y prin-cipios del XX. Moscovici (1985) indica que la totalidad de lapsicologia social moderna puede seguirse a traves de los intere-ses surgidos en este periodo sobre la masificacion de la soc ie-dad y sus males eoncomi tantes: estal lidos violentos, panico rna-sivo y otras vividas indicaciones de las transformacionesradicales que las personas pueden experirnentar en entornoscolecti vos (pag. 347). EI rompecabezas que habia de resolverseconsi st ia en el hecho de como individuos par 1 0 demas eiviliza-dos podian transformarse en multitudes colericas 0 manifestan-tes entusiastas. Esta cuestion fue analizada par LeBon (1895/1960) en su influyente libro La Psychologie de s Foules, en elcual buscaba sen tar las bases para una ciencia de la psicologiade la multitud. Aunque el concepto de multitud se invoca rara-mente hoy en dia, aclara y refleja algunas de las caracteristicasesenciales de dos conceptos colectivos contemporaneos: las ma-sas y el publico.La multitud. A l argumentar sabre el estudio cientifico de lasmultitudes, LeBon (1895/1960) observ6 que el ascenso de las cla-ses populares en la vida politica era, tal vez, el desarrollo massignificativo de la sociedad moderna (pag, 9). Vio a la multitudcomo uno de los principales mecanismos con los que estas cla-ses, de forma creciente, presionaban para conseguir sus deman-das, con intensificacion de la destruccion y la violencia. Elderecho divino de las masas, observe, est a a punta de reem-plazar al derecho divino de los reyes (pag, 10). Una compren-sion cienufica de estas multi tudes, y su forma de conducta, ha-bna de oeupar, por esta razon, un lugar primordial en el estudiode la sociedad mode rna.

    La ley de Ia unidad mental de las multitudes de LeBon, sebasaba ampliamente en los descubrimientos psico16gicos de!momento, especialmente en las ideas de hipnosis y sugesti6nineonsciente. Identifico tres causas basicas de la conducta de la

    (pags. 8-9). Generalmeutc, ruenosprecia los esfuerzos para conceptualizar alpublico como una especie de asociacion irnprecisamente organizada U otrafantasmal entidad sociologies (pag. 15).

    EL CONCEPTO DE "PUBLICO" 43multitud. Primera, el anonimato consistente en formar parte deuna mul titud relaja las limitaciones civi lizadas sobre los instin-tos basicos de las personas. Segunda, las emociones y las aceio-nes se extienden rapidarnente par imitacion espontanea ycontagio (vease tambien Tarde, 1890/1903) . Tercera, y masimportante, Ia personalidad consciente se desvanece bajo lainf1uencia de una multitud, y el individuo queda sujeto a Iapersuasion y la sugestion inconsciente, es decir, queda esencial-mente hipnotizado par la voluntad colectiva de la multitud (Le-Bon, 189511960, pag. 27; Park, 1904/1972, pag, SO) . Es esteestado hipnotico el que permite ala rnultitud actuar al unisono,a menudo con efectos terrorfficos.

    Los analisis posteriores de la conducta colectiva no com par-tieron neeesariamente las terribles caracterizaciones de la vidaen la era de las multitudes, y fa mayoria abandono su marcoconceptual hipnotico. Sin embargo, continuaron no menos inte-resados por las asociaciones multitudinarias, imprecisamenteestructuradas, y las diversas funciones sociales a las que servian(par ejemplo Blumer, 1946). Al desarrollarse el campo de estu-dio de la conducta colectiva, se torno en consideracion, no soloa las multitudes sino tam bien muchas formas semejantes, talescomo las modas, las manias y los movimientos sociales. Foote yHart (1953) indicaron que diversos tipos de conducta colectiva,incluyendo fenomenos multitudinarios, podian estar implica-dos en la formacion de la opinion publica, especialmente en susprimeros estadios. Sugirieron que los analistas sacarian prove-cho de Ia atenci6n a estos procesos colectivos relativamente in"definidos, preparatorios 0 provisionales , de los cuales emergen;finalmente, los modos de accion social mas organizados y racio-nales, tales como el debate publico (pag, 309). Sin embargo,muchos conceptos del campo de la conducta colectiva, tal comola propia idea de multitud, no se han utilizado nunca demasia-do en estudios de la opinion publica. Al contrario, mtiltitudha servido principalrnente como concepto contrario al que se

    El publico. El logro conceptual de Park (1904/1972) es queconsidero a la multitud y al publico como fundamentalmentesimi lares en un aspecto clave: ambos son mecanismos deadap-tacion social y cambio, formas sociales transitorias utilizadaspor grupos sociales para transforrnarse en nuevas organiza-ciones. Por otra parte, el publico y la multitud pueden servir,ambos, como caminos iniciales para la creacion de entidades

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    LA OPINION PUBLICA

    sociales totalmente nuevas; en otras palabras, metodos por losque personas de diferentes grupos establecidos pueden organi-zarse en grupos nuevos (pag, 79). Tanto la multitud como elgrupo son dominados por una especie de fuerza colectiva, 0voluntad general, propuso Park, pero se trata de una fuerza queattn no ha asumido el status de norma social clara. No pueden,en consecuencia, considerarse una sociedad. La multitud y elpublico no son grupos formalmente organizados, sino un esta-do preliminar empiricos en el proceso de formaci6n de un gru-po (pag. 80).Por otro lado, hay diferencias conceptuales import antes en-tre la multitud y eI publico. Park (1904/1972) sugirio que lamultitud esta marcada por la unidad de experiencia emocional(segiin LeBon), mientras que el publico esta marcado por laoposicion y el discurso racional. La multitud se desarrolla comorespuesta a emociones compartidas; el publico se organizaen respuesta a un asunto. Entrar en la multitud requiere iinica-mente la capacidad de sentir y empatizar, mientras que unir-se al publico requiere tambien la capacidad de pensar y razo-nar con otros. La conducta del publico puede, al menospareialmente, guiarse por una campafia emocional eompartida,pero cuando el publico deja de ser critico, se disuelve 0 setransforma en rnultitud (pag. 80).EI concepto de publico como una entidad colectiva elemen-tal recibio, tal vez, el t ratamiento conceptual mas completo porparte de Blumer (1946), quien arnplio y aclar6 los primiti vasanalisis de Park. Blumer propuso que el terrnino publico seutilice para referirse a un grupo de gente que a) estan enfrenta-dos por un asunto, b) se encuentran divididos en su idea decomo enfocar ei asunto, Y c) abordan la discusion del asunto(pag 189; vease tambien Mills, 1956, pags, 303-304, para unadefinicion similar). El desacuerdo y la discusion alrededor deun asunto concreto hacen existir a un publico. Un problemafuerza ala gente a actuar colectivamente para dar una respues-ta, pero les faltan tradiciones, normas 0 reglas que indiquenclaramente que tipo de accion ha de llevarse a cabo. Como lamultitud, el publico carece de los rasgos caracterist icos de unasociedad (Blumer, 1946, pag. 189) y sus miembros no tienenpapeles de status fijos (recuerdense las nociones igualitarias pre-dominantes en el pensamiento del siglo XVIII). Como indicoBlumer, el publico es una especie de grupo amorfo cuyo tama-n o y mimero de miembros varia segun el asunto; en vez de tener

    EL CONCEPTO DE "PUBLICO 45una actividad prescrita, se empefia en un esfuerzo para llegara una acci6n, y en consecuencia se ve forzado a crear su accion(pag, 190).

    En consecuencia, segun Blumer, argumentacion y contra-argumentacion se convierten en los medios por los cuales semodela la opinion publica (pag, 191). Para que esta discusi6nse realice, es necesario un lenguaje comun de terminos funda-mentales, un universo de discurso. Las personas y grupos In-volucrados necesitan ser capaces de tener en cuenta las posicio-nes de los otros y deben tener la voluntad de comprometersepara determinar un transcurso de la accion colectiva aceptable(pag. 191). Sin embargo, Blumer sedio cuenta enseguida de queel debate publico podia darse en un marco desde altarnenteemocional y lIeno de prejuiciosx hasta altamente inteligente yserio (pag, 192). Siguiendo a Lippmann (1925), sugirio que eIpublico se forma generalmente, por una parte, a traves de gru-pas de interes que tienen un interes inmediato por la forma enque se resuelve un asunto y que participan bastante activamen-te para eonseguir sus peticiones, y por otra parte, un grupo masindependiente y con acti tud de espectador. La alineacion finalde los miembros del publico menos interesados (que no desinte-resados) determina, finalmente, cual de los puntos de vista quecornpiten sera eI que predomine. En sus esfuerzos por conseguirapoyo, los grupos interesados pueden subvert ir parcialmente eldiscurso racional intentando despertar emociones y proporcio-nando mala informacion. A pesar de ello, en la vision de Blumer(1946), el autentico proceso de discusion fuerza a una ciertacantidad de consideracion racional que ayuda a asegurar unaconclusion mas 0menos racional, Asi pues, la opinion publicaes racional, pew no necesariamente inteligente- (pag, 192).La masa. Tal como Park anterionnente, Blumer (1946) ob-servo que bajo condiciones de excitacion emocional cornun, elpublico podria transformarse en una multi tud, dando-lugar, enconsecuencia, a un sentimiento publico mas que a una opi-nion publica. Sin embargo, indica que en los tiempos rnoder-nos, el peligro de que el publico se convierta en multitud esmenos inquietante que el peligro de que pueda verse despla-zado par las masas (Blumer, 1946, pag, 196). Un terceragru-pamiento colectivo elemental, la masa, se distingue en variasformas importantes de la multi tud y el publico, La masa secom-pone de individuos an6nimos y se distingue por tener una inte-raccion y cornunicacion entre sus miernbros realmente muy pe-

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    46 LA OPINION PUBLlCAqueiia. Es extremadamente heterogenea, e incluye personas detodos los estratos de la sociedad y de todas las profesiones(Blumer, 1946, pag, 185). La mas a es muy dispersa geografica-mente. Esta mas imprecisamente organizada que la multitud 0el publico, y sus miembros son incapaces de actuar concertada-mente.

    La que une a las masas no es la emocion compartida (comoen Ia multitud) ni el desaeuerdo 0 la discusion (como en el pu-blico), sino un foco de interes cornun 0 atenci6n, algo que at raea la gente fuera de los limites de su experiencia restringida. Elobjeto del interes de las masas, sugiere Blume (1946), consis-te en atraer la atenci6n de la gente fuera de su cultura local y suesfera vital, dirigiendola hacia un universo mas amplio, haciaareas que no estan definidas 0 cubiertas par reglas, regulacioneso expectati vas (pag. 186). La atencion compartida es un vinculounico entre los miembros de Ia masa; no actuan bajo la guia deningun tipo de voluntad colectiva. Dado que son incapaces (0 notienen intencion) de eomuniearse entre ellos, excepto en la formamas limitada, se ven conducidos a actuar separadamente. Larnasa consiste meramente en un conjunto de individuos que sondiferentes, independientes, anonirnos y que actuan en respuestaa sus propias necesidades (pags, 186-187). Blumer presento va-rios ejemplos de masas en la vida contemporanea: aquellos quese excitan ante cualquier acontecimiento nacional, los que se in-teresan POI' un juicio criminal que aparece en la prensa, 0 los queparticipan en grandes migraciones (pag. 185).

    Blumer sugiere tam bien que Ia conducta de las masas devie-ne crccientemente significativa en la vida industrial y modernaurbana al haber impulsado a los individuos a alejarse de lasrakes costurnbristas y haberlos ernpujado a un mundo mas am-plio, junto con 1a creciente movilidad, los medios de cornuni-cacion de masas y la educacion (pag, 187; Kornhauser, 1959;Escarpit, 1977). Peor aun, considero al publico como gradual-mente sobrepasado por la masa: El creciente desarraigo de lagente con respecto a la vida local, la multiplicidad de asuntospublicos, la expansion de las agencias de cornunicacion juntocon otros factores, ha conducido a las personas a actuar cad avez mas par seleccion individual, mas que participando en unadiscusion publica (pag. 196). Como resultado, sospecha Blu-mer, el publico y Ia masa estaran cada vez mas entremezclados yseran mas difici les de diferenciar.

    EL CONCEPTO DE "PUBLICO" 47

    La preocupaci6n de Blumer fue elaborada por Mills (1956),que indico que la masa habia suplantado al publico en la vidapolitica americana. Haciendose eeo de la visi6n discursivadel publico, Mills observo que los canales de comunicaci6n en-tre un verdadero publico eran abierios y estaban dispuestos aresponder, permitiendo a muchas personas tanto expresar opi-niones como recibirlas. Basandose en la nocion de soberania enla formaci6n del publico, propia de la Ilustracion (capitulo 2),indico que las institueiones autoritarias de la sociedad no pene-tran en el publico, que es en consecuencia, mas 0menos auto-nomo en su funcionamiento- (pag. 304). Lamentablemente, enla estimaci6n de Mills, las condiciones modernas aparecen mu-cho mas favorables a la masa que a la opinion publica, parcuatro razones basicas:

    En una masa, a) son muchas menos las personas que expre-san opiniones que las que las reciben, pues el conjunto de publi-eos se convierte en una eolecei6n abstracts de individuos querecibe impresiones de los medios de comunicacion. b) Las co-munieaeiones que prevalecen estan tan organizadas que es din-eilo imposible para un individuo responder de forma inmediatao can algun efeeto. c) La realizacion de la opinion en acci6n estaeontrolada par las autoridades, que organizan y controlan loscanales de tal accion. d) La rnasa no tiene autorizacion de lasinstituciones; par el contrario, agentes de las instituciones auto-rizadas se incorporan a esta masa, redueiendo eualquier autono-mia que pudiera haber en la formacion de opini6n por medio dela discusi6n (pag, 304). 't:

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    48 LA OPINI6N PUBLICALas cuestiones y los ptibllcos

    La concepcion sociologica del publico contempla a estecomo una colectividad imprecisamente organizada que surgedel transcurso de la discusion en torno a una cuestion, En con-traste con la masa, que se basa unicamente en una atencioncomun hacia algun asunto y que esta formada por respuestasidiosincraticas formadas lejos de cualquier debate 0 discusion,el publico se distingue por una resolucion colectiva de algunproblema par medio de argumentos y replicas. Una inferenciamayor de esta concepcion, ya evidente en las observaciones deBlumer (1946) y Mills (1956), es que elpublico discursivo repre-senta solo .una pequefia pardon del electorado moderno (Al-mand, 1950; Berelson, Lazarsfeld y McPhee, 1954; Rosenau,1961; Key, 1961; Devine, 1970; Neuman, 1986). Otra impor-tante inferencia es que un publico no es una entidad fija. Cam-bia en cuanto a su tamafio y su cornposicion al tiernpo queprirnero se identifica un asunto, se varia con la discusion, yfinalmentese resuelve (Blumer, 1946,1948; Price y Roberts,1987).Fases del desarrollo. El modele discursivo formulado parPark y Blumer es esencialmente desarrollista por naturaleza, yrnantiene que la opinion publica se forma a traves de una se-cuencia deestadios (Bryce, 1888, Foote y Hart, 1953; Davison1958).3 Segun estas lineas, Foote yHart (1953) identifican cincofases colectivas en la formaci6n de la opinion publica. La pri-mera es lafase del problema, en la que alguna situacion es consi-derada problematica por una persona 0 grupo determinado ycon el t iempo se considera generalmente como taL En este pri-mer estadio, una falta de definicion rodea tanto al problemacomo a sus consecuencias, y por esta razon el publica pertinentees indeterminado. Tal como sugieren Foote y Hart, publico yproblema surgen juntos en el transcurso de una interaccion(pig, 3 I 2), TaJ interaccion es rudimentaria y provisional en este

    3, Incluso antes de comienzos de siglo, Bryce (1888, pags, 2-5) describio laformaci6n de la opin ion publica como procedente de una secuencia de etapasnotablemente s imi lar a aquellas mas tarde ident if icadas par socio lcgos talescomo Foote y Hart (1953) y Davison (1958) , Mas recientemente. analis tas deuna gran var iedad de campos han propuesto etapas dedesarrollo dela opinionpublica que son aproximadamente comparables can las de Foote y Hart (1953)descri tas anter iormente. Vease, par ejernplo, Downs (1972), Nimmo (1978,pags, 238-240) y VanLeuven y Slater I 199 I).

    EL CONCEPTO DE "PlJBLlCO" 49punta, porque la gente a menudo no sabe 10 que quiere en unasituacion (pag. 317). Haeia el final de la prim era fase, sin em-bargo, el problema ha cristalizado en un asunto reconocido y Iagente implicada, el publico de este asunto, tiene alguna idea de10 que quiere. Pero pueden no saber aun suficientemente bienemil es la mejor forma de conseguirlo . Entonces tenemos el se-gundo estadio, lafase de propuesta, en el que se formulan una mas lineas potenciales de accion como respuesta al problema.De nuevo, una considerable ambigtiedad rodea elproceso, puessurgen y se descartan muehas ideas. Aunque mas claramentediscursiva que elprimer estadio, la fase de propuesta aiin impli-ca algunas de las caracteristicas de la conducta colectiva: mo-vimientos a tientas, emociones eflmeras, ondas esporadicas derumores y presiones, clamor desorganizado (pag, 313). En estepunto del proceso, segun Foote y Hart , los miembros del publi-co tantean colectivamente las dimensiones del problema y de-terminan una 0 varias formas de resolverlo.A continuacion viene lafase politica, estadio durante el cuallos meritos y debilidades de las propuestas alternativas, que yahan sido determinadas, se debaten activamente . Es la fase masclaramente identificable como discurso publico, en la que losmiembros mas activos del publico buscan el apoyo de aquellosmenos involucrados, intentando conseguir un consenso parasus propuestas. Los encuestadorescontrolan activamente lasopiniones sobre el asunto durante esta fase, y. en los medias decornunicacion aparecen editoriales y cartas de apoyo 0 de oposi-cion a propuestas especificas. La fase polit ica, finalmente, cul-mina con una decision para acometer un plan especifico de ac- 'cion, iniciando, en consecuencia, lafase programatica, durantecuyo transcurso se realiza la accion aprobada. Finalmente, hayun quinto estadio, fa fase de valoracion, en el que se realizanevaluaciones periodicas de la efecti vidad de la politica llevada a .cabo, especialmente par parte de las minorias de no converici-dos que se formaron durante el debate publico, Incluso S1 lapolitica es generalmente un exito, sugieren Foote y Hart (1953),la gente puede encontrar que 10 que buscaba no era 10 que sequeria, despues de todo, 0 que el exito a la hora de satisfacer;deseos previos ha dado lugar a problemas imprevistossIj iag.318).Actores y espectadores. A 10 largo de estas fases de desarrollo,el publico cambia de tamafio, aumentando desde los pocos queprimero se dieron cuenta del problema hasta los muchos que

    .: . . . . f . ' . I ' . '

    t.ii),~

    EL CONCEPTO DE PUBLICO

  • 5/14/2018 Price, Vincent. La opinin pblica

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    50 LA OPINION PUBLICAfinalmente participaron de alguna forma en su resoluci6n (Da-vison, 1958). El publico cambia tarnbien en su composicion,ampliandose desde aquellos mas directarnente implicados en ladefinicion del asunto, los que formulan propuestas y debatensus meritos, hasta otros much as que simplernente siguen la es-cena segun se desarrolla. Lippmann (1925) Y Blumer (1946)consideran al publico, par naturaleza, formado esencialmentepar dos niveles: los elementos activos y los elementos relativa-mente mas pasivos. Lippmann habla generalmente de actores yespectadores. Los actores son aquellos que -tanto si son funcio-narios como si son ciudadaoos interesados- iotentan influir di-rectamente en eI curso de los asuntos politicos. Se dan cuenta delos problemas, proponen soluciones, e intentan persuadir a losdemas de su punto de vista. Los espectadores, por otra parte,componen la audiencia de los actores, siguiendo sus accionescon diversos grados de interes y actividad (Dewey, 1927; Al-mond, 1950; Schattschneider, 1960). Pero la distiucion entreactores y espectadores en el publico no es defioitiva, y hay, confrecuencia, una mezcla de los dos tipos de conducta (Lipp-mann, 1925, pag. 110).4 Ademas, los miembros de estos dosestratos, no claramente delimitados, cambian can cada asunto.Tal como indica Lippmann, los actores de un determinadoasunto son espectadores en otro, y los hombres pasan continua-mente de uno a otro Iado (pag. 110).Aunque dificil de definir con limites precisos, la distincionentre acto res y espectadores es, sin embargo, importante paralos analistas de Ia opinion publica. Los asuntos publicos surgen,en gran parte, de las acciones reciprocas de estas dos elementos.Cuando hablamos de asuntos publicos, nos referimos general-mente a cuestiones en pugna entre los actores (grupos 0 indivi-duos, dentro 0 fuera del gobierno) que han conseguido obteneruna audiencia mas arnplia entre los espectadores, Los asuntospueden originarse en pequefios grupos de personas que estan endesacuerdo sobre alguna cuestion 0 que presionan para conse-guir un cambia; perc un problema a un desacuerdo no se con-vierte en una preocupaci6n extendida -un asunto publico- has-ta que no consigue el interes y la atencion de un grupo masamplio (Davison, 1958; Lang y Lang, 1983; Taylor, 1986).

    4.Siguiendo latenninologia de Blumer, podriamos decir que laconducta delpublico es, en elextrema mas activo del espectro, verdaderarnente publica (en elsentido discursive) y, en el otro extreme del espectro, mas comparable con lacond