Polita Va a La Escuela - Alicia Morel

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    Polita va a la escuela

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    ALICIA MOREL

    Polita va a la escuela

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    Jfl EDITORIAL UNIVERSITARIA

    Ilustraciones de

    ELENA POIRIER

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    Polita va a la escuela

    La Hormiguit a Cantora estaba muy preocupadapor darle

    educacin a su sobrina Polita. La pequea saba comer sin dar vuelta el plato,

    saba jugar y cantar; y tambin saba saludar diciendo "buenos das" o "buenas tardes", como lo hacen todas las hormigas al toparse con las antenas.

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    Pero como una educacin debe ser completa, la Hormiguita Cantora decidi mandar a su sobrina a la escuela del Duende Meloda.

    La ta cosi un delantal azul para su sobrina y cort unas cintas rojas que le amarr a las antenas. Y luego le aconsej con dulce voz:

    Si estudias, si aprendes, muy sabia, sers, y pronto en la clase primera estars.

    Polita se fue muy contenta a la escuela y a todo el que la vea, le contaba:

    Primera ser! Al llegar cerca de la laguna del bosque, un Sapo

    asom la cabeza y le pregunt: Dnde sers primera, Polita? En la escuela, porque aprender magia. Magia? Y qu es eso? Es algo que est escrito en los viejos libros de

    los duendes.

    Y para qu sirve la magia? insisti el Sapo lleno de curiosidad.

    Sirve para poner las cosas al revs y ver los pies de las flores y lo que hay debajo de las

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    piedras y todos los tesoros ocultos explic la muy inventora.

    Qu interesante! Yo tambin quiero aprender magia grit el Sapo dando un salto de felicidad.

    Y tambin sirve para poner al revs a los tontos agreg Polita echando a caminar con el Sapo de atrs.

    Cuntame ms pidi el nuevo alumno.

    No s ms, por eso voy a la escuela contest Polita. Ms all se encontraron con la Abeja, que

    escarbaba furiosamente una flor para sacarle polen.

    Dnde van tan apurados? exclam con un zumbido al ver a Polita y al Sapo.

    Vamos a la escuela a aprender magia explic la pequea hormiga, detenindose a la vista de las patitas de la Abeja, que estaban cargadas de dulce polen.

    Y para qu sirve la magia? pregunt la trabajadora cada vez ms interesada.

    Sirve para transformar la tierra en miel contest Polita, triunfante.

    Y para poner todo al revs agreg el Sapo, pero Polita lo hizo callar con un empujn.

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    Cmo se puede convertir la tierra en miel? averigu la Abeja cada vez ms interesada.

    Eso es lo que vamos a aprender ri Polita. T nos puedes regalar ahora mismo el polen y

    el nctar que has juntado, porque cuando aprendas magia, con slo soplar, la tierra se cambiar en miel.

    De veras? pregunt la crdula Abeja. De veras contestaron al mismo tiempo

    Polita y el Sapo. La Abeja ya no dud y, agradecida, regal a la

    picara hormi ga la miel que haba juntado durante la maana. Polita se apresur a comrsela, ensucindose el delantal. El Sapo abri la boca de oreja a oreja por si le convidaba algo; pero Polita engull an ms ligero, pensando con cierta razn que si le daba miel al Sapo, a ella le iba a quedar muy poco.

    Los tres continuaron viaje. Polita corra, el Sapo saltaba y la Abeja volaba.

    Apenas el Duende Meloda divis a sus aplicados alumnos, corri a tocar la campana que anunciaba el comienzo de las clases primaverales. Sin embargo, Polita, cuando se vio cerca de la escuela, empez a quedarse atrs. El gusanillo de

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    la mala conciencia empez a morderle la cabecita por dentro.

    Hacindose la lesa, se escondi detrs de unas flores, mientras restregaba sus patas contra el pegajoso delantal.

    La Abeja se adelant con las alas palpitantes de curiosidad, mientras el Sapo, de puro nervioso, daba saltos sin ton ni son.

    Por qu estn tan movedizos? les pregunt el Duende.

    Cmo no voy a estar nerviosa, si usted va a ensearme a convertir la tierra en miel! zumb la Abeja.

    Y a poner todas las cosas al revs para descubrir los tesoros ocultos grit el Sapo, atorndose de felicidad.

    De qu estn hablando? Estn chiflados? exclam el Duende.

    Hablamos de la magia contestaron los dos a coro.

    Ustedes creen que yo les voy a ensear magia, esa ciencia nefasta que arruin a los duendes y a las hadas? Quin les dijo tal cosa? pregunt el profesor, alarmado.

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    Polita, ella nos lo dijo contestaron los alumnos, algo asustados.

    Dnde est esa hormiga diabla? Este embrollo lo arm ella.

    Pero Polita haba desaparecido. Para qu decir la cara de sorpresa y disgusto que pusieron la Abeja y el Sapo.

    Yo abandon mis verdes musgos y mi laguna por aprender magia llorique el sapo.

    Y yo perd la miel de toda una maana de trabajo zumb la Abeja, plaideramente.

    Cmo es eso de la miel? indag el Duende arrugando el entrecejo.

    Como Polita dijo que podra convertir la tierra en miel, le regal mi cosecha matinal...

    Polita ser castigada severamente por su escandalosa conducta; pero t, Abeja, ya lo has sido por caer en la tentacin de la pereza.

    A m tambin me castig Polita porque me qued sin tesoros se quej el Sapo.

    Muy desilusionados, Abeja y Sapito regresaron, una a su flor, el otro a su laguna.

    Cuando la ta Hormiguita Cantora vino a buscar a su sobrina, el Duende Meloda le explic

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    todas las maldades que haba hecho la pequea y tambin que no haba aparecido por la escuela.

    Se pusieron a buscarla por los alrededores y la encontraron durmiendo en el hueco de una hoja, mecida por el aire. Al ver su negra carita de ngel, la ta cant:

    Mecida por dulce brisa Polita qued dormida,

    columpio de verde hoja, cuna en que todo se olvida.

    Quien hizo tantas maldades, ahora suea tranquila, mecida por dulce brisa,

    todas las culpas olvida. El Duende y la Hormiguita dudaron en castigarla; pero al tocar el delantal pegajoso de miel, decidieron que haba que poner las cosas al derecho. As, cuando Polita abri los ojos, la ta, tirndola de una antena, se la llev al hormiguero, dicin dole:

    A la ta Abeja pedirs perdn, tambin al Sapito verde corazn. Has sido burlona, muy

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    cruel y engaosa y no probars el dulce de rosas.

    Lo que ms le doli a la pequea hormiga, no fue el dulce de rosas, sino pedir perdn a la Abeja y al Sapo. Volvi al hormi guero detrs de su ta con la cabeza tan gacha, que ni siquiera vio las flores que le hacan seas a la orilla del camino.

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    Uno, dos y tres

    Cuntas preocupaciones cuesta educar a una pequea hormiga! pensaba la Hormiguita Cantora mientras vesta a su sobrina para que no llegara tarde a la escuela.

    Hoy da, Polita, irs a aprender cunto es dos ms uno, cunto es tres ms tres. Y ser sabia, ta?

    pregunt la muy consentida. Sabrs muchas cosas,

    pequea Polita, si pones tus ganas y tu cabecita.

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    Claro que las pongo grit entusiasmada. Y tambin pongo mis seis patas, mis dos

    antenas y mi guatita. Luego de comer un plato de harina tostada con

    azcar y leche, la pequea hormiga se dirigi alegremente a la escuela.

    A su paso, las flores la saludaban y las mariposas le hacan seas con sus alas. Ella se senta muy importante porque iba a aprender los nmeros. Al encontrar a su amigo, el Grillo Vaga-bundo, no pudo menos que contarle:

    El Duende me va a ensear una cosa muy sabia.

    .Qu cosa, Polita? Los Nmeros. Uy! se espant el Grillo, que adems de

    flojo, era supersticioso los nmeros enloquecen a los bichos. Son peligrosos, no caben dentro de nuestras pequeas cabezas.

    Eso lo dices por ignorancia, Grillo. Adems, t sabes contar.

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    Crees t? pregunt el Grillo dando un saltito nervioso.

    Qu otra cosa haces cuando te pones a cantar en la noche mirando al cielo, sino contar las estrellas con tu cri cri que no termina?

    Tienes razn, yo s contar y nq me haba dado cuenta. En ese momento, son la campaa te la escuela

    del Duende Meloda; Polita, luego de despedirse del asombrado Grillo, corri para no llegar tarde a la clase de nmeros.

    El Duende estaba contando los segundos en su reloj de arena.

    No deca no debe llegar atrasada, porque los nmeros son una ciencia exacta y no admiten equivocaciones.

    Aqu estoy! grit en ese momento Polita entrando por la puerta del hongo.

    jOh, jo jo! Buenos das, pequea.

    Buenos das, Duende contest ella, sentndose en un piso de paja.

    Has llegado justo a tiempo. Si te atrasas un segundo, no hubiramos podido aprender el nmero Uno y sin el Uno no se puede hacer nada.

    Cmo es el Uno, Duende?

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    Lo voy a llamar para que lo conozcas. l ordenar este montn de semillas que tengo aqu explic el Duende, sealando un cerrito de negras semillas que haba puesto sobre la mesa.

    Poniendo las manos en forma de bocina, llam:

    El Uno, el Uno, el Uno, que venga para ac,

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    parece un palillo, tan delgadito est.

    Ji ji, tan delgadito est repiti Polita. El Uno entr saltando en su nica pata, con tan

    mala suerte que tropez con la mesa echando abajo las semillas y produ ciendo un gran desparramo. Al ver esto, el Duende se enoj:

    Mira qu desorden has hecho. Es un mal ejemplo para mi pupila.

    e

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    No importa, Duende, ya me aprend el Uno dijo Polita. Puedes decirle que se vaya. El Uno'no se hizo repetir la orden, pues era muy

    inquieto y sali dando un portazo. Uf, est visto que es su da malo gru el

    Duende disgustado. A cul vas a llamar ahora? pregunt Polita

    con curiosidad, pues aunque lo disimulaba, goz mucho con el desorden del nmero Uno.

    Toca llamar al Dos. El Duende llam con voz fuerte:

    El Dos es un patito que todo lo* ve doble, dos cielos, dos montaas, dos lunas y dos soles.

    El nmero Dos entr balancendose como un pato o un bailarn, con gran alegra de Polita, que se puso a imitar sus movimientos. El Dos empez a picotear las semillas, separndolas de dos en dos, peico como se tragara algunas, Polita dijo:

    Parece que tiene hambre. Vaya goloso! exclam el Duende as no

    van a salir bien las cuentas.

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    Y despidi al nmero Dos que se alej de dos rpidos balanceos, moviendo la cola.

    Entonces el Duende llam al Tres.

    El Tres est muy gordo de tanto que ha comido. Tres unos se ha tragado enteros el bandido.

    De veras ri Polita tiene dos guatitas al revs. El nmero Tres se acerc al montn de semillas

    y como no poda agacharse por el peso que llevaba a la espalda, empez a multiplicar y a dividir en tal forma, que las semillas quedaron reducidas a la tercera parte. Al ver este fracaso, Polita sentenci:

    Parece que tambin el Tres tendr que irse para su casa. El Tres mir a Polita con disgusto y trat de

    pegarle, pero el Duende lo hizo salir derechito. No hubo ms remedio que llamar al Cuatro.

    El Cuatro hace equilibrios slo en una patita, de nada se marea y hace figuritas.

    Polita coment:

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    Si ste se marea, nos va a servir de poco, creo yo. El Duende se dio cuenta de que el Cuatro vena borracho.

    Apuesto a que vienes de donde la Chicharra, esa loca dijo el Duende. Te emborrach con su canto.

    El Cuatro se afirm en la pared para no caerse y el Duende lo hizo salir con delicadeza.

    Entonces entr el Cinco: Sobre su cola, el Cinco, se

    sienta como un gato

    que acecha a los ratones por no ponerse flaco.

    Cierto grit Polita el Cinco parece que ;e hubiera comido cinco ratones.

    Oh, Oh exclam el Duende viene muy sooliento, est bien alimentado.

    Entre profesor y alumna hicieron rodar al Cinco a un rincn y el Duende llam al Seis:

    El Seis est enroscado igual que un caracol que saca su cabeza cuando lo mira el sol.

    Polita ri entusiasmada:

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    El Seis cuenta seis semillas y yo tengo seis patas. Los dos juntos podemos contar hasta doce.

    Pero el Seis se asust con una suma tan grande y escondi su

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    cabeza siendo intil que el Duende le suplicara y que Polita insistiera que doce era un nmero fcil.

    Es un Uno con un Dos aseguraba la pequea. Viendo que todo era intil, el Duende llam al Siete:

    El siete es ms serio que un carabinero, se aprieta la cintura y siempre usa sombrero.

    Pero el Siete, en vez de sacar cuentas, se llev presos al Cinco y al Seis por dormir en la clase. El Duende llam al Ocho:

    El Ocho es muy porfiado y su cabeza es dura; y siempre est sentado como fruta madura.

    El Ocho entr girando y balancendose como un mono porfiado, con lo que Polita, olvidando que estaba en clase de matemticas, se puso a bailar.

    Eh! Qu hacen? grit el Duende, enojado. Polita cay sentada del susto y el Ocho se alej

    girando antes de que lo inmovili zaran.

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    Uf hizo el Duende llamar al Nueve, y ser el ltimo porque me cans.

    Yo tambin dijo Polita.

    El Nueve cuando llueve camina en una pata, y por no resfriarse se aprieta la corbata.

    El Nueve lanz cinco estornudos antes de que el Duende le apretara la nariz y lo mandara a acostarse.

    Si estornuda nueve veces, nos pega la gripe dijo Poli ta. Con lo que la clase termin. Duende y hormiga

    decidieron irse cada uno a sus camas, pues con tanto nmero se les haba puesto muy pesada la cabeza.

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    Polita aprende la O

    J unto con salir el sol, la Hormiguita Cantora mand a su I sobrina a la escuela, no sin antes haberle estirado las antenas con harina y agua.

    Anda derechito, no te perders, vers que muy luego un genio sers.

    le cant para animarla. El Duende Meloda esperaba a su alumna con

    un gran libro que pareca guardar magias y conjuros.

    Al abrirlo, Polita grit: Mira, Duende, aqu hay puras cucarachas. Esas son las letras vocales y no tienen nada

    que ver con las cucarachas explic el Duende. Te las voy a nombrar para que las aprendas.

    Esta es la A. Es una casa con ventana descubri ella. Y sta es la E. Bah, yo cre que era un rastrillo exclam

    Polita. Djate de bromas, atiende: sta es la I.

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    Huy, Duende, si parece un gusanito tieso. Y sta redonda es la O. Esa es la que ms me gusta porque es igual a

    una lunita vaca. Viendo que era intil poner cara de profesor, el

    Duende decidi seguir la corriente a Polita.

    Esta es la U dijo y se parece a un canasto.

    No, Duende, te equivocaste corrigi ella es un colum-pi. Tambin me gusta, pero el otro da me ca y ya no me gusta tanto.

    El Duende suspir y con paciencia continu su clase. Ahora, te voy a ensear las vocales que hay en tu nombre. En mi nombre hay vocales? pregunt Polita sorpren dida.

    La primera vocal que encontramos en PO-LI-TA es la O dijo el Duende poniendo la boca redonda.

    Qu bueno que mi nombre tiene la O! Eso quiere decir que en mi nombre hay una lunita vaca que yo voy a rellenar... con un color naranja.

    Entonces la luna vaca se parecer al sol ri el Duende.

    De veras. El sol es una O rellena de color naranja grit Polita entusiasmada con su descubrimiento.

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    Pero el Duende no quera que su alumna confundiera el sol con una O rellena y le advirti:

    El sol nos alumbra y calienta, y est en el cielo. El sol es redondo como una naranja y con sus rayos hace crecer las hierbas y las flores, y nos da vida y calorcito.

    Ah, s, la vida dijo Polita pensativa. Ahora, que es primavera, la vida despierta de

    su sueo sigui explicando el Duende. El sol derrite las nieves y se abren todos los ojos.

    Claro dijo ella el sol nos despert a nosotras, las hormigas chicas y la Mayordoma abri las puertas del hormiguero para que saliramos a corretear.

    A ver, Polita, si has entendido... Qu es el sol?

    El sol es una naranja redonda que est en el cielo y en mi nombre.

    Jo jo jo, ri el Duende. No, Polita, el sol parece una naranja, pero en realidad es un astro muy grande, ms grande que la tierra.

    Ms que toda la tierra? dijo ella, imaginndose el hormiguero, que para Polita era como la tierra.

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    Por supuesto. La tierra es hija del sol y tambin es redonda y da vueltas alrededor de su padre junto con varios hermanos que se llaman planetas.

    Debe parecer remolino, dijo Polita, admirada.

    Has visto una gallina con pollos? pregunt el Duende.

    S, las he visto de lejos, porque me comen. Bueno, el sol, con la tierra y los dems

    planetas, se parece a una gallina amarilla rodeada de sus pollos, a los que alumbra y alimenta.

    Polita ri: Entonces, Duende, el sol es una gallina con

    pollos. Y qu es la luna? La luna es como una hija de la tierra y por lo

    tanto, nieta del sol. As que el sol es abuelo de la luna... Yo he

    visto que la luna se rompe. A veces le queda un pedacito y se tambin se le cae.

    No, Polita, la luna no se rompe. Lo que pasa, es que la luna se esconde de a poco.

    Yo tambin me escondo de mi ta, pero de una sola vez dijo la pequea hormiga, haciendo una morisqueta.

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    Muy bien, Polita, ya conoces la O. Y ahora te ensear la A anunci el Duende con satisfaccin.

    Parece que me cans contest la alumna dando un bostezo.

    Entonces el Duende, que era muy sabio, cerr el libro y Polita esper que su ta viniera a buscarla.

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    Con lo que haba aprendido su sobrina, la Hormiguita Can tora le invent una cancin mientras volvan lentamente a casa:

    La O se parece al sol y la luna. Me gusta esta letra que es como ninguna.

    Lunita vaca, y sol de naranja, se esconde la luna y el sol no la alcanza.

    Mas yo siempre tengo la O muy cerquita, la tengo en mi nombre, Polita, Polita.

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    La tejedora

    Viva en el bosque una Araa famosa por sus telas delicadas, que sola tejer no slo a dos, sino tambin a ocho patas.

    Oyendo hablar de ella, la Hormiguita Cantora decidi que su sobrina aprendiera a tejer para completar su educacin. Para endulzarle la noticia, se la dio cantando:

    Maana tempranito irs donde la Araa, y ella va a ensearte tejidos y maraas. A Polita n o le

    cay bien el canto.

    No, ta, no me gusta ir donde la Araa porque tiene una cara horrible.

    No es con su cara que vas a aprender. Maana temprano irs a tejer.

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    Polita frunci la boca, porque no slo le pareca mal ir donde la Araa, sino lo de "maana temprano".

    Pero la ta no le hizo caso y se puso a preparar lanas y palillos que la pequea hormiga iba a necesitar. El seor Gusano De Seda haba tenido la gentileza de regalarle unos ovillos y slo faltaba elegir entre los tallos de hierba seca los palillos adecuados. Y mientras los pula, la Hormiguita cantaba:

    Palillitos de marfil, cabecita de aserrn.

    Delgaditos como alambre, si se doblan dan calambres.

    Palillitos tejedores con mil lanas de colores.

    Sin lanita y sin colores, porque no voy a ir donde la Araa fea insisti Polita.

    Pero la ta se hizo la lesa.

    Al da siguiente Polita amaneci quejumbrosa.

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    Me duele aqu, aqu, y ac, dijo sealando sus males. A lo que su ta observ:

    Te duele la frente, te duele la oreja, te duelen los ojos, te duelen las cejas. Son muchos dolores, Polita, Polita, para que te quepan en la cabecita.

    Sin hacer ms comentarios, visti a su sobrina y la puso en la puerta del hormiguero para que fuera donde la Araa. Entonces Polita abri una inmensa boca y se puso a llorar.

    No quiero ir, no quiero ir chillaba entre pataleos. Afligida, la Hormiguita Cantora decidi llevar a

    la pequea donde el Duende Meloda, a ver si l poda convencerla de ir donde la Araa.

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