Osvaldo Bayer

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 The Anarchist Encyclopedia: A Gallery of Saints & Sinners ... // -- Osvaldo Bayer Argentinian anarchist, writer, historian. Osvaldo Bayer was born in Santa Fé in 1927. He studied History in the University of Hamburg from 1952 to 1956. Returned to  Argentina, dedicating himself to the media, to hi storical investigation & cinematographic scripts. He worked in the daily Graphical News, the patagónico Esquel & Bugler, of which he was writing secretary , & in diverse magazines. He was Secretary General of the Union of Press from 1959 to 1962. His book the Rebellious Patagonia & the film of the same name were persecuted & had to leave the country in 1975. Bayer lived in exile, in Berlin, until his return to Buenos  Aires, in 1983.  At the moment Osvaldo Bayer collaborates on Página/12 & has published the following books:

Transcript of Osvaldo Bayer

The Anarchist Encyclopedia: A Gallery of Saints & Sinners ...

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Osvaldo BayerArgentinian anarchist, writer, historian. Osvaldo Bayer was born in Santa F in 1927. He studied History in the University of Hamburg from 1952 to 1956. Returned to Argentina, dedicating himself to the media, to historical investigation & cinematographic scripts. He worked in the daily Graphical News, the patagnico Esquel & Bugler, of which he was writing secretary, & in diverse magazines. He was Secretary General of the Union of Press from 1959 to 1962. His book the Rebellious Patagonia & the film of the same name were persecuted & had to leave the country in 1975. Bayer lived in exile, in Berlin, until his return to Buenos Aires, in 1983.

At the moment Osvaldo Bayer collaborates on Pgina/12 & has published the following books:

Severino Di Giovanni, the idealist of violencia(1970); The Rebellious Patagonia (the avengers of the tragic Patagonia, 1972-76 four volumes); The expropiating anarchists (1974); Radowitzky, martyr or assassin? (1974); The Rosales, an Argentine tragedy (1974); Exile (1984, in collaboration with Juan Gelman). The Maffia was the scriptwriter of films (1972); The Rebellious Patagonia (1974); Everything is absence (1983); Group of forty: exile and return (1984); Juan, as if nothing had happened (1986); The friend (1989); America Love (1989); Elizabeth (1990); The vindicador (1991) & Military Pantheon (1992); last the six in coproduction with Germany.

http://www.sportquest.com/revista/efd10/bayer.htm

"An Interview with Osvaldo Bayer, Argentinean Public Intellectual" by Fernando Lpez Trujillo, in Perspectives on Anarchist Theory http://perspectives.anarchist-studies.org/10bayer.htm and Social Historian In Spanish, see Osvaldo Bayer page, Osvaldo Bayer bayer.wav , the voice of Osvaldo Bayer. (18.4 Kb. ) Bayer's writings appear in the pages of Pagina 12 A collection of these articles available at http://members.xoom.com/veaylea/bayer.htm Discurso de Osvaldo Bayer ante la entrega del ttulo de Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional del Comahue Zersprungene Hoffnung Vor der Diktatur floh der argentinische Publizist und Drehbuchautor Osvaldo Bayer in die Bundesrepublik. Cited at l'phmride Anarchiste

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Argentina: 86 aos de democraciaOsvaldo BayerNOTAS RELACIONADAS

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Amrica Scarf | Compilacin de escritos | Historia de las utopas | La nica salida es la violencia | Polmica Bayer-Verbitsky | Simn Radowitzky Osvaldo Bayer naci en Santa Fe, Argentina, en el ao 1927. Pas su niez en Tucumn y luego en Bernal, Provincia de Buenos Aires y en Belgrano, Capital Federal. Realiz estudios de medicina y filosofa, en la UBA para luego estudiar Historia en la Universidad de Hamburgo, Alemania. Es historiador, escritor, periodista, guionista cinematogrfico, traductor y fue Profesor Honorario, titular de la Ctedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es docente de la Deutsche Stiftung fr Entwicklungspolitik (Fundacin Alemana para el Desarrollo), en Bad Honnef, Alemania. Entre 1959 y 1962 fue Secretario General del Sindicato de Prensa. En el periodismo trabaj como redactor en la revista "Continente", en el diario "Noticias Grficas"; fue jefe de redaccin del diario "Esquel" (Chubut), secretario de redaccin del diario "Clarn", director de la revista "Imagen", etc. Actualmente escribe notas para el diario "Pgina 12". Fue traductor del alemn de obras de Franz Kafka, Bertolt Brecht, Karl Jaspers, Thomas Mann y otros. Obras escritas: "La Patagonia Rebelde", (cuatro tomos); "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia"; "Los anarquistas expropiadores"; "Exilio", en colaboracin con Juan Gelman; "Simn Radowitzky, mrtir o asesino?"; "La masacre de Jacinto Aruz"; "La Rosales, una tragedia argentina"; "Rebelda y Esperanza"; "Los cantos de la sed", poesa. Este ao sern editados "A contrapelo" y "En camino al paraso", dos libros de ensayos y opinin. Ensayos en diversas publicaciones europeas, entre ellas "Armee Argentine: de lextermination des

aborignes la terreur blanche" ("Les Temps Modernes", Paris, 1981); "La amada tierra enemiga", en "Asyl bei den Deutschen" (Rohwolt, 1982, Hamburgo); "Cronista con opinin propia" (en "Lebenswege", Eisenbrger, 1995, Hamburgo); "La dictadura argentina y sus consecuencias", en "Stacheldraht und heile Welt", Edition Diskord, Dachau, 1996; "El recuerdo, la mejor arma del futuro", en "Frei und gleich geboren", Verlag Sauerlnder, 1997, etc. etc. En la Argentina, entre otros: "La sombra de Inacayal", en "El encubrimiento", Ed. Desde la Gente", 1992. Guiones de filmes, en la Argentina: "La Patagonia Rebelde"; "La Maffia"; "Ftbol Argentino"; en colaboracin: "Jaime de Nevares, ltimo viaje". En Alemania: "Curentena, exilio y regreso", "Juan, como si nada hubiera pasado", "El vindicador", "Elisabeth", "Panten Militar". En Espaa: "Todo es ausencia". En Holanda: "Si las plazas del mundo hablaran". En 1963, estuvo preso a disposicin del Poder Ejecutivo durante 63 das por orden del ministro del Interior, general Enrique Rauch. Entre 1975 y 1983, Osvaldo Bayer debi exiliarse, al prohibirse el film "La Patagonia Rebelde" y los libros de ese mismo nombre, adems del "Severino Di Giovanni". En Alemania, donde vivi todos esos aos form parte de diversos organismos de Derechos Humanos y habl en ms de cien actos en Europa denunciando los mtodos de la dictadura militar. En 1997 recibi el premio "Veinte aos de Madres de Plaza de Mayo", que en declaraciones pblicas lo ha denominado "el premio que ms valora". Osvaldo Bayer fue declarado doctor honoris causa por las universidades patagnicas del Comahue y de la Patagonia Austral. Su ltima obra es literaria, la novela "Rainer y Minou". editada en el ao 2002. Ilustracin: Andrs Cascioli

Argentina: 86 aos de democraciaPor Osvaldo Bayer La Argentina es una democracia, se oye decir y en las escuelas argentinas as se ensea. Nuestra democracia tiene 86 aos, desde que se aplic por primera vez el voto universal y directo. Universal, claro, pero para hombres solamente. Desde 1916, los argentinos tenemos democracia. Mientras tanto, en esa casi centuria, fuimos gobernados por slo dos partidos polticos y por 14 dictaduras militares. Ms todava, uno de esos dos partidos polticos que nos ha gobernado y nos gobierna, surgi de un golpe militar. En esos 86 aos, la Argentina de un pas rico, meta de millones de inmigrantes europeos, llamado el granero del mundo, se ha convertido en un pas donde hay nios y ancianos que se mueren por inanicin. Con millones de desocupados, con un 50% de habitantes en la lnea de pobreza. Un pas de violencia extrema en sus ciudades. Qu ha pasado en estos 86 aos de as llamada democracia argentina? Por qu cuando gobern alguno de los dos partidos elegidos por el pueblo, despus de una dictadura militar, no marcaron normas paa hacer imposible una nueva aventura uniformada. Por ejemplo, condenar de por vida a prisin a los dictadores, hacerles pagar las indemnizaciones correspondientes por los fusilamientos, los asesinatos, y el efecto de las leyes ilegales. No, al da siguiente de haber sido derrocados, los ex dictadores salan a la calle con sus uniformes, iban a misa y seguan cobrando sus sueldos como militares. Todo lo contrario de lo que hacan los dictadores con los presidentes depuestos, a los cuales se los encerraba en prisin o se los enviaba al exilio.

Pero hagamos un brevsimo prefacio a los 86 aos de democracia. En 1853, hace 60 aos, triunfaba -despus de una larga guerra civil- la lnea poltica liberal, quien triunfar sobre caudillos y gauchos, primero, en una sangrienta lucha y luego eliminar a los indios del sur del pas, en lo que fue llamada la Campaa del Desierto. Esto se realiz en los aos 80. Ya antes haba comenzado la matanza. En 1826, el gobierno liberal de Rivadavia haba contratado al coronel alemn Friedrich Rauch para eliminar a los indios ranqueles que ocupaban las llanuras pampeanas. Es increble el texto de los partes de este militar europeo. En uno de ellos dice, por ejemplo: para ahorrar balas hoy hemos degollado a 27 ranqueles. O este otro: Los ranqueles no tienen salvacin porque no poseen el sentido de la propiedad. Ms todava, por ejemplo, en ese ao de 1826 escribe que los indios ranqueles son anarquistas. (Ah bien, si son anarquistas entonces hay que eliminarlos.) Un indio ranquel antes de una batalla se aproxim al famoso coronel alemn, le vole el caballo y con absoluta rapidez le cort la cabeza al distinguido oficial eusopeo. (Qu falta de consideracin!) Pero el diario de la poca seala que el coronel europeo tuvo las exequias m lujosas de la historia argentina y toda la alta sociedad de Buenos Aires llor la muerte de ese noble militar europeo que haba venido a matar indios por una buena paga, fijada por un contrato ad hoc. Pero ya en 1870, la campaa contra los habitantes originales del sur argentino se hizo con toda la organizacin del ejrcito comandado por el general Roca. Los indios de las pampas y las regiones patagnicas sern eliminados. Pero llama la atencin que en un pas tan catlico se oyeran expresiones tan racistas. Ms todava, los libros con que estudian los apirantes a oficiales del ejrcito actualmente, tienen calificativos contra los habitantes naturales que tendran que ser inadmisibles en cualquier pas civilizado. Por ejemplo, un prrafo del libro del coronel Juan Carlos Walther, profesor del Colegio Militar. La conquista del desierto dice- no fue una accin discriminada ni despiadada contra el indio aborigen de nuestras pampas. A la inversa, la conquista del desierto se efectu contra el indio rebelde, reacio a los reiterados y generosos ofrecimientos de las autoridades deseosas de incorporarlos a la vida civilizada para que como tal conviviera junto a los dems pobladores pacificamente y as dejara de una vez de ser brbaro y salvaje asimilndose a los usos y costumbres de los dems argentinos. Luego, al describir la campaa dice el coronel Walther: Fue una lucha contra un indio rudo, altivo y salvaje que dominado por un atvico espritu de libertad propio del medio en que viva- tarde le hizo comprender que esa lucha del blanco no era un acto de guerra que buscaba su exterminio, sino, por el contrario, su objetivo era integrarlo al seno de la sociedad como un ser civilizado y que as tuviera una paz constructiva. Pero los indgenas se defendieron con todas sus fuerzas contra el argentino blanco que vena a quitarles la tierra. Fue una sangrienta puja entre la civilizacin y la barbarie nos dice el coronel Walther. El profesor de la escuela militar compara a la campaa contra el indio con la campaa por la independencia contra el dominio espaol. Es una perversa comparacin: la eliminacin del indio con la lucha de liberacin del poder colonial. Es que casi la totalidad de los historiadores argentinos describen la matanza exclusivamente desde el punto de vista del blanco. Dan por sentado que el blanco tiene razn y derecho; el indio es el invasor, el usurpador. Que se describa la historia de acuerdo a los intereses y el pensamiento de la poca, vaya y pase, pero que adems se le quieran dar valores morales al crimen, es inadmisible a 130 aos de los hechos: el aborigen es el salvaje que tuvo que ser liberado con la cruz y la espada, la culpa es de l por su atvico espritu de libertad. De paso, la tierra fue para el blanco, mejor dicho, para la burguesa de Buenos Aires, que financi la campaa para exterminar al indio del sur. Se llega al extremo del cinismo al denominar este historiador extranjero al indio que poblaba esas tierras desde haca siglos y que no reconoca fronteras. Es as como escribe Walther: Muchas de esas tribus salvajes no eran nativas de tierra argentina sino que provenan de la araucania chilena. Aqu queda al desnudo todo el cinismo de los civilizados: a los mapuches que habitaban territorio ms all de los Andes los denominaban chilenos, porque los blancos haban marcado all las artificiales fronteras entre Argentina y Chile que antes jams haban existido, era un invento de los blancos. La malicia y la ignorancia se dan la mano en este ltimo prrafo no eran nativos de estas tierra, escribe Walther. Para el blanco, para su mente aprovechada, el aborigen deba respetar las fronteras marcadas por la irracionalidad y el espritu mezquino de quienes ni siquiera aprendieron a atesorar el sueo de Bolvar de la gran nacin latinoamericana. Por su parte, el doctor Ricardo Caillet-Bois, profesor de la universidad de Buenos Aires y de la Escuela Superior de Guerra escribe: Olvidamos facilmente que hasta ayer el pas tuvo que cuidar dos fronteras, la internacional y la lnea siempre movediza y nunca respetada que separaba a la zona civilizada de aquella en la cual era rey y seor el brbaro del desierto. Es esclarecedora sin dudas, la frase escrita en 1975 por el coronel Walther donde este representante del ejrcito argentino de hoy seala que la exterminacin del indio es la continuacin de la lnea iniciada en la conquista del continente americano por los espaoles. Escribe Walther: Este secular proceso iniciado en los albores de la conquista hispnica finaliz hace un siglo, por 1885, en los lejanos confines patagnicos. Es decir, las burguesas criollas, para quedarse con la inmensidades patagnicas, haban proseguido la misma poltica espaola de exterminio del habitante natural y le haban puesto punto final. El indio dejaba de pertenecer a las que haban sido sus tierras. El gran genocida que comand las tropas para exterminar al indio del sur fue el general Roca, figura hoy

venerada en la Argentina. En todas las ciudades se encuentra un monumento a l y una de la principales calles con su nombre. l es el verdadero organizador de la Argentina liberal y civilizada a la europea soada por otros pensadores prositivistas que queran un pas blanco. Se propusieron hacer de la Argentina la Canad del Sur, la Australia del Occidente. Roca fue consecuente con sus principios y no le tembl la mano para eliminar con sus fusiles europeos lo que l y sus tericos liberales llamaban la barbarie. El ferrocarril que instalaron los ingleses y que llevaba a las antiguas pampas de los indios, inmolados en aras de la civilizacin, pas a llamarse General Roca. La consigna de Roca era: si queremos ser pas exportador de productos de campo debemos conquistar las miles de leguas cuadradas que poseen los salvajes. El propsito era colocar la carne argentina en las carniceras de Londres. Cuando Europa comenz a usar los buques frigorficos qued sellada la suerte de los tehuelches, mapuches, pehuenches y ranqueles. Ahora s, despus de la eliminacin del indio del sur, la Argentina poda alimentar a Europa con la carne de sus vacas. El genocidio indgena fue presentado ante Buenos Aires y Entrevista a Osvaldo Bayer el 17 Enero 2006 - Osvaldo Bayer el mundo como un hecho heroico del ejrcito argentino. El entrevistado en el programa "la nit al dia", por el canal cataln TV3, en ocasin de su paso por Barcelona para dictar una conferencia. general Olascoaga, eufrico escribe de que se trata del ms fecundo de los acontecimientos [ Download ] de nuestra historia. Por su parte, el militar prusiano Melchert, a su paso por Buenos Aires, propone al gobierno argentino el sometimiento definitivo del indio pero adems, aprovecharlo. Hacerlos soldados rasos de los propios ejrcitos blancos para as tenerlos vigilados da y noche. Hacer de ellos siervos castrenses. Y convertirlos en lo que l llama cosacos americanos, es decir, tropas autmatas de represin. Fue una batalla desigual. Los cristianos tenan el rmington a repeticin, el telgrafo, los militares y a Dios consigo. El indio slo tena la lanza, las boleadoras y el dominio del caballo. El habitante natural fue cazado como un animal salvaje. Estanislao Zeballos, uno de los ms importantes intelectuales liberales de la poca, escriba con orgullo poco despus del triunfo: El rmington les ha enseado a los salvajes que un batalln de la repblica puede pasear por la pampa entera dejando el campo sembrado de cadveres. El diario La Tribuna, de Buenos Aires, del 1 de junio de 1870 aconsejaba para acabar con el resto de las que fueron poderosas tribus, ladrones audaces, enjambre de lanzas, amenaza perpetua para la civilizacin, no se necesita ya otra tctica que la que los cazadores europeos emplean cotra el jabal. Mejor dicho contra el ciervo. Porque el indio es ya slo un ciervo disparador y jadeante. Es preciso no tenerle lstima. La crueldad sala a la superficie en una sociedad criolla europeizada, profundamente racista. El pensador argentino Juan Bautista Alberdi uno de los verdaderos padres de la Constitucin Nacional- escribi: No conozco persona distinguida de nuestras sociedades que lleve apellido pehuenche o araucano. Acaso alguien conoce a algn caballero que se enorgullezca de ser indio? Quin de nosotros acaso casara a su hermana o a su hija con un indio de la Araucana? Preferira mil veces a un zapatero ingls. Los indios que se salvaron de la matanza fueron enviados a trabajar a los caaverales del Norte para los dueos y seores del azcar, en condiciones de absoluta explotacin, o a servir durante seis aos en el ejrcito y la marina. Las mujeres indias fueron repartidas entre las familias aristocrticas como sirvientas y los nios dados en adopcin. El diario El Nacional informa: Llegan a Buenos Aires los indios prisioneros con sus familias. La desesperacin, el llanto no cesa. Se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos, a pesar de los gritos, los alaridos y las splicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra su seno al hijo de sus entraas, el padre se cruza por delante para defender a su familia. Es que la guerra contra el salvaje se hizo sin piedad. El comandante Prado, uno de los integrantes de la expedicin, inform que a los indios que se tomaban prisioneros se los estaqueaba y se los torturaba atrozmente, mutilndolos o desconyuntndolos para que diera datos. El comandante, general Roca escribir: La ola de brbaros que ha inundado por espacio de siglos las frtiles llanuras ha sido por fin destruda. Y finalmente informar al Congreso de la Nacin: El xito ms brillante acaba de coronar esta expedicin dejando as libres para siempre del dominio del indio esos vastsimos territorios que se presentan ahora llenos de deslumbradoras promesas al inmigrante y al capital extranjero. Los vencedores se quedarn con las tierras. El general Roca mismo recibi quince mil hectreas como botn de guerra. Hubo campos para los otros generales y oficiales y para los estancieros y comerciantes que haban

financiado la matanza. Tambin la iglesia catlica apoy en todo a la expedicin contra los indios. Por ejemplo, monseor Fagnano, dio a conocer un mensaje cuando las tropas militares vencieron. Dijo: Dios en su infinita misericordia ha proporcionado a estos indios un medio eficassimo para redimirse de la barbarie y salvar sus almas: el trabajo; y sobre todo la religin, que los saca del embrutecimiento en que se encontraban. Los nombres poticos que los habitantes originarios pusieron a montaas, lagos, valles, etc., fueron cambiados por nombres de generales y de burcratas del gobierno de Buenos Aires. Por ejemplo. Uno de los lagos ms hermosos de la Patagonia que llevaba el nombre en tehuelche que significaba el ojo de Dios fue reemplazado por el de Lago Gutirrez, apellido de un burcrata del ministerio del Interior que pagaba los sueldos a los militares. Y en Tierra del Fuego, un lago con nombre indgena ona llamado Descanso del horizonte, fue llamado Lago Monseor Fagnano, en honor del cura que acompa a las tropas con la cruz. En Londres se hizo un homenaje gigantesco al general Roca. La crnica dir: Jams los altos banqueros y comerciantes de Londres, en nmero tan grande y selecto, han ofreciedo a un hombre pblico extranjero iguales demostraciones de simpata ni tribut a un pas tan altos elogios como lo que han hecho a la Repblica Argentina. Todo el cinismo de la sociedad vencedora qued al desnudo con la muerte del cacique Inacayal, smbolo final de toda la tragedia. El cacique Inacayal haba sido tomado prisionero y llevado al Museo de Antropologa de La Plata para mostrarlo all, a la europea, para que los argentinos vieran cmo eran los indios. El escritor Cemente Onelli describe as su muerte: Un da, cuando el sol poniente tea de prpura el horizonte, apareci Inacayal sostenido por dos indios all arriba, en la escalera monumental del museo. Se arranc la ropa, las del invasor de su patria, desnud su rostro dorado como metal corintio, hizo un ademn al sol y otro largusimo hacia el sur, habl palabras desconocidas y, en el crepsculo, la sombra agobiada de este viejo seor de la tierra se desvaneci como la rpida evocacin de un mundo. Esa misma noche, Inacayal mora. Hoy, todo est igual que cuando el ejrcito realiz el genocidio patagnico. Por supuesto todo ms moderno. La Patagonia est toda vendida. Por ejemplo, los industriales del vestido, los Benetton, han comprado varias estancias, entre ellas la estancia Leleque, la ms hermosa en paisaje con cordillera, lagos y bosques. Es una estancia extenssima. Eso no obst para que el dueo europeo, quien descubri que en el amplio territorio de su estancia una familia mapuche integrada por un matrimonio y sus dos hijos, estaban viviendo en cuatro hectreas de su estancia. Esa familia ocupaba desde haca tiempo inmemorial esa tierra, de la cual no tenan ttulo de propiedad, por supuesto. El europeo, dueo de la estancia, los hizo expulsar del campo por la justicia argentina. La familia mapuche fue expulsada de sus propias tierras. Otros propietarios extranjeros, entre ellos norteamericanos e ingleses, y millonarios que viven en el Caribe, han comprado ya grandes extensiones de terreno en la Patagonia. Entran quienes utilizan las estancias para el placer y su propio turismo. Realidades de la globalizacin. Despus de la campaa del desierto que terminar en 1880, Roca ser presidente de la Nacin dos veces, elegido por normas en que no se respetaban los principios democrticos. En la Argentina comenzaba un nuevo perodo. El de la inmigracin. Los liberales con sus guerras haban dejado al pas vaco. Haba que poblarlo. La frase de ese tiempo, pronunciada por Alberdi, era: gobernar es poblar. Otro estadista argentino, Sarmiento, haba respondido: s, poblar s, pero con europeos. Y Sarmiento propuso que se trajeran nrdicos: holandeses, suecos, noruegos, alemanes, ingleses. Pero Sarmiento no haba tenido en cuenta que esos europeos nrdicos elegan emigrar a Amrica del Norte: Estados Unidos y Canad. Por eso, Sarmiento y los sucesivos gobiernos liberales tuvieron que conformarse con espaoles e italianos. Fue realmente un acontecimiento pico. En tres dcadas llegaron dos millones de espaoles y cuatro millones de italianos. Y con los trabajadores espaoles e italianos llegaron las ideologas que dominaban en los movimientos obreros de esos pases, que era esencialmente el anarquismo. El socialismo llegar con un grupo de emigrados alemanes a quienes se les haba aplicado la ley antisocialista de Bismarck. Eran docentes y dirigentes sindicales. Ellos fundaron en Buenos Aires el Club Vorwrts y fueron los primeros en ensear marxismo. La casa del Club Vorwrts fue facilitada a todos los obreros, no importar su origen ni tampoco su ideologa. La Casa del Vorwrts de la calle Rincn se hizo famosa porque all se llevaron a cabo las primeras discusiones sobre las leyes de trabajo y las exigencias de los obreros que eran explotados por las pocas empresas que existan en esa poca. Los alemanes del Club Vorwrts fueron los primeros en citar para el acto en recordacin de los Mrtires de Chicago, que significaba la reinvidicacin de las ocho horas de trabajo. Se hizo en el centro de Buenos Aires, en 1890, y cada representante obrero habl en su propio idioma: fueron oradores un italiano, un portugus, un espaol y un

alemn. Fue el punto de partida para que se iniciara un perodo de luchas reinvidicativas. Fue increble el espritu de lucha de esos obreros recin llegados. Y para el gobierno liberal comenz un nuevo perodo de represin. Si primero fue con los gauchos federales, despus fue con los indios y ahora, a principios del siglo veinte, fue con los obreros de ideologas anarquistas, que aplicaban el mtodo de la accin directa. Hay hechos inslitos, como es la gran marcha obrera de 1904, donde se reunieron 70.000 obreros para un Buenos Aires que contaba slo con 800.000 habitantes. Ese acto se hizo a pesar que estaba prohibido por la polica y como se trataba de un 1 de mayo, ese da los obreros deban trabajar y si faltaban a sus tareas eran dejados cesantes por la patronal. Como se presuma, el acto fue atacado por la polica y se produjo el primer mrtir de los obreros de Buenos Aires, el marinero Juan Ocampo, que fue muerto a balazos por la polica. El cadver del joven marinero fue llevado por sus propios compaeros al local del diario anarquista La Protesta y velado all. Comenzaba una lucha sangrienta entre el gobierno y los obreros, que iba a durar muchos aos y que iba a producir miles de vctimas. En los captulos principales de esa represin est la masacre del Plaza de Congreso, el 1 de mayo de 1909, cuando la polica atac sin aviso a los miles de obreros que manifestaban por las ocho horas de trabajo. El jefe de polica era un militar, el coronel Ramn Falcn quien orden sin previo aviso el ataque contra las columnas obreras. Se produjo una verdadera masacre de trabajadores. Meses despus, el joven anarquista Simn Radowitzki esper al coronel Ramn Falcn a la salida de un acto pblico y veng a sus compaeros matando al jefe de polica con una bomba. En los primeros aos del siglo veinte, el ejrcito argentino se iba a germanizar. Es que los gobernantes liberales argentinos queran lo mejor para su pas, y lo mejor era europeo, sin lugar a dudas. Por ejemplo, la marina de guerra mejor del mundo era la inglesa por eso la marina de guerra argentina se hizo a imagen y semejanza de la flota britnica. Hasta los marineros argentinos en sus uniformes copiaban el crespn negro que usaban los marineros britnicos al cuello en homenaje al almirante Nelson. Y para el ejrcito, el modelo era el prusiano. Prusia haba vencido fcilmente a Francia en 1870 y por sus armas, la artillera Krupp y los fusiles de Mauser pas a ser el ejrcito ms admirado. Ya en 1902, el general argentino Ricchieri adoptar los reglamentos del ejrcito alemn e invitar como profesores de la academia de Guerra a oficiales alemanes. Los mejores oficiales argentinos sern becados a Berln. Se usar el mismo uniforme y la misma msica marcial. Exactamente lo mismo har Chile. Se pudieron hacer as grandes negocios de venta y compra de armas. Cuando Krupp o Mauser necesitaban vender existencias de armas porque se aproximaba la fabricacin de nuevos modelos, se enviaban a Sudamrica a los denominados agentes de esas dos fbricas. A las pocas semanas de sus visitas, los diarios argentinos y chilenos comenzaban a hablar de posibles conflictos fronterizos entre los dos pases en la cordillera de los Andes. Se enviaban tropas, se movilizaba a la opinin pblica y al mismo tiempo se hacan grandes compras de armas, en las cuales todos cobraban sus comisiones. Hasta el comandante en jefe argentino, el general Ricchieri se vio involucrado en el cobro de una coima. Acusado, de inmediato don esa coima al ejrcito y entonces fue saludado por todos como un verdadero patriota. Desde la prusianizacin del ejrcito argentino ste pas a ser cuerpo directo de la represin antiobrera. Desde ese momento hasta el presente todas las acciones del ejrcito argentino fueron o para reprimir los movimientos obreros o para combatir a grupos de la propia poblacin.Con la excepcin de la guerra de Malvinas, guerra improvisada y slo declarada para salvar el prestigio militar, que al final termin en una total derrota y signific el fin de la dictadura militar de los generales. Hay un documento que lo demuestra todo. El libro del mariscal alemn Colmar conde de von der Goltz que se llama Impresiones de mi viaje por la Argentina. Fue en 1910 cuando los argentinos festejaban el centenario del fin de la dominacin espaola. En ese libro, von der Goltz describe con enorme gozo cmo se reprimen las acciones obreras. Dice textualmente: Argentina est administrada por un gobierno muy prctico y de orden. Realmente a m me hizo muy bien ver con qu vigor la emprende contra todo intento de crear disturbios en el desarrollo y en la vida pblica. En la drsena sur, en la desembocadura del Riachuelo, se hallaba anclado un barco bien grande que, como me relataron con sonrisas elocuentes, se iba poblando poco a poco con esa chusma carne de presidio que la polica iba cazando aqu y all. Me sealaban adems que, cuando el buque estaba lleno, comenzaba un viaje de turismo a Tierra del Fuego y all se los desembarcaba. Como es sabido, en Tierra del Fuego lo nico que haba era una crcel que estaba a la altura de las peores de la Siberia del zar. Prosigue von der Goltz: Entonces s que ah en Tierra del Fuego podan hacer todo el alboroto que quisieran. Se habl en esos das de una huelga general que iba a comenzar con perturbaciones de las numerosas lneas de tranvas elctricos, indispensables para el transporte en una ciudad extendida. Pero antes que comenzara la huelga, ya iban apostados soldados atrs y adelante de los vehculos, con fusil cargado y, de anteriores experiencias se saba demasiado bien que esos guardias no dudaban mucho en apretar el gatillo. De modo que las perturbaciones fueron dejadas para ms adelante y hasta hoy no se pusieron en prctica. Pero tal vez la medida ms adecuada del jefe de Polica de Buenos Aires fue que, antes del da clave, hizo detener a un importante nmero de agitadores

anarquistas y los encerr, ponindolos sobre aviso de que, ante la menor perturbacin de la fiesta del centenario abrira las puertas de la crcel y dejara todo lo dems en manos de la poblacin exasperada. Ya quisiera que nosotros, los alemanes, tambin imitramos de vez en cuando algo de este vigor original y edificante y no tuviramos siempre tantas contemplaciones. Y sobre la importancia que lo militar tiene en la sociedad argentina, escribe el mariscal conde von der Goltz en 1910, durante los festejos del centenario de la libertad argentina de Espaa. Dice: Todos los festejos argentinos tuvieron un carcter serio y solemne. En este sentido el poder armado ocup un papel protagnico con sus formaciones y guardias de honor, sus escoltas, bandas de msica militar, etc. Batallones de escolares desfilaban por las calles y daban expresin y quisiera designarlo expresamente as- al militarismo, que en la Argentina est muy latente, a que en el extraordinario progreso que la Repblica hace en el orden material, no ha perdido de vista la necesidad de fomentar y fortalecer el estilo militar, lo guerrero (...) Quisiera decir aqu una palabra acerca de la educacin militar de los soldados argentinos. Todo lo que sea marchas y desfiles es muy apreciado en Buenos Aires. Entre nosotros, los alemanes, se habla demasiado sobre lo severo de la instruccin militar, pues bien, antes de hablar tendran que ir a la Argentina y ver cmo se instruye a los soldados y se les hace ejercitar. En ese viaje a la Argentina, por supuesto, el representante del ejrcito alemn von der Goltz fue acompaado por von Restorff, representante de Krupp y dos de los oficiales alemanes contratados por la Argentina. Est todo dicho: instruccin militar, s, pero detrs de eso estaba el negocio de armas, sin disimulos. Ya en 1892, los alemanes del Vorwrts en Buenos Aires exlicaron a sus compaeros socialistas argentinos, espaoles e italianos los peligros del militarismo prusiano. En su peridico Vorwrts (rgano de los intereses del pueblo trabajador de Buenos Aires, llevaba como subttulo), escriben: Chile tiena la perspectiva poco alentadora de ser prusianizado. El oficial prusiano Krner quien desde hace tiempo se halla en ese pas, tiene gran influencia en el ejrcito chileno y quiere ahora imponer el servicio militar. Felicitamos a los chilenos. Si fuera por las botas prusianas, todo el mundo tendra que ser un gran cuartel. Pero los rboles no crecen hasta el cielo; antes que sea posible prusianizar a Chile, su modelo militar se va a caer a pedazos. En Alemania, algo se est moviendo. (24.1892) Esos trabajadores alemanes incansables hicieron los primeros estudios socilogicos sobre la vida de los trabajadores argentinos. Mientras el mariscal conde von de Goltz se ocupaba de los caballos de carrera (escriba: Si no fuera por las hermosas mujeres argentinas hubiera perdido mi viejo corazn en los caballos) los socialistas alemanes exiliados escriban sobre el trabajo de las mujeres y las nias en Buenos Aires. La Fbrica Argentina de Alpargatas emplea a 510 obreros, de los cuales 460 son mujeres y nias. El trabajo comienza a las seis de la maana y dura hasta las seis de la tarde, interrumpido por una hora y media al medioda. El trabajador aplicado puede ganar la enorme suma de diez pesos papel por semana, en cambio las chicas slo seis pesos. Por da se producen 12.000 pares de alpargatas. Es decir que en la Argentina no slo hay grandes establecimientos industriales, igual que en Europa, sino tambin tenemos aqu unido a ello las ms grande explotacin del trabajo de mujeres y nias. (Vorwrts, 2.6.1892) Hay un documento imprescindible que habla de la desvergonzada colaboracin entre el militarismo y los fabricantes de armas. En 1980, setenta aos despus de la visita del mariscal alemn von der Goltz, el representante de Krupp en la Argentina, prncipe von Lobkowitz, declara al diario argentino La Nacin cuando gobernaba la dictadura genocida del general Videla. Textual: En Europa se tiene la falsa interpretacin de que los gobiernos militares son dictaduras. No saben que aqu, en la Argentina, hay hombres, los militares, que tambin son gobierno, que aman a su patria y por eso la han protegido de que caiga en manos marxistas. En la Argentina son 25 millones de habitantes contra diez mil. Creo que cuando es necesario defender a una socidad de 25 millones de seres sanos contra diez mil, que desaparezcan los diez mil. (Es decir, que el representante de la firma alemana Krupp estaba a favor del sistema de la desaparicin de personas.) En 1916 comenz el gobierno elegido en elecciones generales. Antes, los representantes se elegan a dedo, en los atrios de las iglesias. El primer partido que triunf fue la Unin Cvica Radical, y el primer presidente Hiplito Yrigoyen. Tuvo caractersticas de un partido progresista, nacional, con defensa de la poltica latinoamericana. Pero mostr una cara absolutamente reaccionaria en la represin del movimiento obrero. Durante los seis aos de su gobierno se registraron las tres matanzas ms sanguinarias de la historia argentina, hasta 1976. Luego, ese triste honor lo ha heredado la dictadura militar de Videla, de 1976 a 1981, con la desaparcin de personas. La primera represin se hizo contra los obreros metalrgicos que en enero de 1919 salieron a la calle para luchar por las ocho horas de trabajo. Fueron miles de obreros que formaron una columna interminable que fue atacada por la polica librndose durante dos das una lucha sin cuartel. Como la polica no pudo frenar el mpetu de los obreros, el presidente Yrigoyen orden al ejrcito que tomara a su cargo la represin producindose la muerte de ms de 600 obreros en las calles de Buenos Aires. En documentos publicados ms de dos dcadas despus, la embajada de EEUU en Buenos Aires

sealaba que el nmero de obreros muertos se elevaba a ms de mil. Pero la transgresin ms grande contra las leyes y la constitucin del gobierno de Yrigoyen fue permitir que en la represin actuaran junto a la polica y el ejrcito grupos armados de extrema derecha denominados Liga Patritica Argentina. Estos grupos cometieron el primer progrom contra el barrio judo de Buenos Aires. A los judos en aquella poca, como venan de Rusia, se los acusaba de comunistas. Esta matanza obrera se conoce en la historia como la Semana Trgica. Pero lo deplorable para la nueva democracia es que no intervino la justicia, ni el parlamento Nacional ni el Poder Ejecutivo para que se iniciara una investigacin a fondo de los hechos. No, todo se ignor. Dos aos despus se producira un hecho de magnitudes todava ms trgicas. En 1921, los peones rurales patagnicos de las estancias del territorio de Santa Cruz inician una huelga para reclamar por mejoras de salarios y mejores condiciones de vida. Se firmar primero un convenio que los dueos de las estancias no cumplen y se iniciar as una segunda huelga en las estancias patagnicas. La reaccin del gobierno radical sera inslita, enviar al regimiento 10 de caballera a reprimir. Se volver as a cometer nuevamente una matanza obrera, de proporciones mayores a la de la Semana Trgica de Buenos Aires. Se calcula el nmero de peones fusilados en 1500. Tampoco aqu intervino la justicia, pero s el Congreso Nacional. La oposicin solicit se nombrara de inmediato una comisin investigadora que marchara a la Patagonia para detallar la verdad. Pero la bancada mayoritaria, el radicalismo, se neg. En el mismo ao, ocurrir la tercera matanza obrera cometida por el gobierno elegido por el pueblo. En el norte de Santa Fe comenzar la huelga de los trabajadores del quebracho, rbol cuya madera se utilizaba para producir el tanino empleado en las curtiembres- y para la fabricacin de durmientes para los ferrocarriles. All tambin, el gobierno de Santa Fe, que era radical como Yrigoyen orden una cruenta represin, primero con un cuerpo de gendarmera creado al efecto y luego con el ejrcito. Es decir, que la historia de la democracia argentina comenzaba en forma trgica y el ejrcito creado sobre races prusianas haba servido solamente para la represin del movimiento obrero. En 1922, Yrigoyen terminar su mandato y ser reemplazado por Alvear, un hombre de la aristocracia y del ala conservadora del radicalismo. Y har un gobierno con matices liberales. En 1928, al terminar los seis aos de mandato, nuevamente ser elegido Yrigoyen quien har un gobierno con muchas vacilaciones hasta que el 6 de setiembre de 1930 el ejrcito har un golpe militar. Yrigoyen ser derrocado por el general Uriburu, un militar muy alabado en su tiempo por el mariscal alemn von der Goltz. Se produce as el primer golpe militar contra la democracia. El dictador har fusilar a anarquistas y har un gobierno de extrema derecha, con persecucin a los polticos de los partidos centristas y de izquierda. Pero lo curioso es que Yrigoyen no defender su gobierno. Huir de la casa de gobierno iniciando as una costumbre desgraciada para la democracia argentina. Ninguno de sus presidentes elegidos por el pueblo se defendi contra los 14 golpes militares que ocurrieron en estos ltimos 86 aos. Todos huyeron. Ninguno hizo lo del presidente chileno Allende que muri en la casa de gobierno, suicidndose, pero no huy. La huda del presidente Yrigoyen fue pattica. Se hizo llevar por su chofer en el auto presidencial hasta la ciudad de La Plata y all fue hasta un cuartel militar de segunda categora y present la renuncia de presidente a un oficial de segunda categora. La democracia argentina haba comenzado mal con rasgos de tragicomedia. Uriburu a los dos aos de dictadura fue reemplazado por un presidente, otro general, elegido en elecciones fraudulentas. Comenzar lo que iba a llamarse el fraude patritico. Los hombres del poder manejaban las elecciones fraudulentas porque sealaban que el pueblo todava no tena educacin para saber elegir en democracia. Todo ese perodo luego fue denominado por los historiadores como la dcada infame. Fue una poca no slo de fraudes sino tambin de grandes negociados. Todo se escenific de manera que los que sucedieron al general Justo, pertenecan a fracciones de la antigua lnea liberal, conservadora y tambin a la derecha del radicalismo. Toda esa dcada infame, que dur trece aos, terminar con un nuevo golpe militar en 1943, en el que se destac el joven coronel Pern. El gobierno de Pern, que en 1945 ser elegido por la mayora del pueblo en elecciones democrticas ser una verdadera revulsin de la vida argentina. Ser un populismo que, con un pas rico en divisas ganadas durante la segunda guerra mundial, aprobar leyes sociales que favorecern al sector ms pobre. Crear un movimiento obrero que obedecer a sus rdenes y as destruir el antiguo movimiento obrero de socialistas, gremialistas puros, anarquistas y comunistas. La CGT pas a depender directamente del movimiento peronista, es decir, de Pern. Su lnea cultural ms bien se gui por el pensamiento de derecha, guardando muy buenas relaciones con la Espaa de Franco. Como todo pupulismo, mientras el pas se mantuvo en una situacin de riqueza pudo repercutir precisamente en las clases ms pobres. Pero despus de los primeros aos, cuando comenz en la Argentina una crisis econmica, comenz tambin la crisis del peronismo. La esposa de Pern, Evita, hizo una poltica activa de ayuda a los pobres y principalmente a las mujeres. Pero falleci en 1952, justo cuando se acentuaba la crisis. Pern entra en conflicto con dos grandes aliados de los principios: con el ejrcito y la iglesia catlica. Las dos fuerzas unidas logran, en setiembre de 1955 derrocar a Pern. ste con mucha capacidad de defensa por parte del apoyo de los obreros, no ofrece ninguna resistencia y huye del pas en forma tan pattica como Yrigoyen en 1930. Pern

huye a una caonera paraguaya de la marina de su amigo, el general Stroessner, un dictador de derecha. Ese pequeo buque de guerra estaba en reparaciones y no tena agua ni electricidad. Comenzarn en la Argentina entonces 18 aos de la negacin de toda democracia. Ser prohibido el partido peronista (oficialmente llamado justicialista) y Pern vivir en el exilio esos 18 aos en diversos pases con dictaduras de derecha: Venezuela de Prez Gimnez, Panam, Repblica Dominicana y por ltimo, la Espaa de Franco, dictador ste que protegi al poltico y militar argentino. Durante esos 18 aos, el ejrcito en la Argentina fue el verdadero dominador del poder. Se cometieron hechos criminales como el fusilamiento de peronistas sin juicio previo, en junio de 1956. Se hicieron intentos de regreso a la democracia y se dieron elecciones pero slo permitindose a los dos grandes partidos, los dos radicales. En esto estos partidos cometieron un enorme pecado al aceptar esas condiciones de la prohibicin del partido peronista. Hasta 1973 fue una sucesin de presidentes electos en minora y de golpes militares. Se vivi casi constantemente en estado de sitio siendo el poder militar absolutamente discriminatorio. Pero la presin de las masas peronistas hizo que este perodo nefasto se terminara y pudiera regresar Pern a la Argentina en 1973. Mientras tanto se haba iniciado el fenmeno de la lucha de la guerrilla en la Argentina, siguiendo el ejemplo de la Revolucin Cubana y el ejemplo del Che. Nace as el Movimiento Montonero y otros grupos menores de izquierda como el Ejrcito Revolucionario del Pueblo. Las acciones guerrilleras ayudarn a que los militares se alejen del poder. Por eso permitirn elecciones con la presencia esta vez s del Partido Justicialista. Los argentinos crean que por fin se iba a acabar el perodo nefasto de las contnuas dictaduras militares. En los comienzos de 1973 triunfa el candidato peronista Cmpora. Pero ya no era lo mismo. El peronismo estaba produndamente dividido en un ala izquierda y otro de derecha. Cuando regresa Pern de Espaa ordena inmedito la renuncia de Cmpora que perteneca a la izquierda y gozaba de la simpata de los Montoneros. Cmpora renuncia y Pern pone como presidente provisorio a un representante de la extrema derecha peronista, Lastiri, yerno de Lpez Rega, un hombre de extrema derecha que comienza a organizar los escuadrones de la muerte, las llamadas Tres A: Alianza Anticomunista Argentina, para eliminar mediante secuestros y asesinatos a la izquierda de su partido y de la sociedad argentina. Comienza poco a poco el clima de terror. En octubre es elegido presidente Pern por el 60 por ciento de los votos. Pero ya el peronismo estaba profundamente dividido y Pern seguir gobernando con la extrema derecha, nombrando ministro a Lpez Rega. Con dificultades econmicas y la oposicin de Montoneros se le har difcil gobernar a Pern. El 1 de julio de 1974 a diez meses de haber tomado el poder, muere Pern y para la Argentina comienza un perodo ms que dramtico. Pern es reemplazado por su viuda, Mara Estela Pern, alas Isabelita, y las calles de las ciudades argentinas son dominadas por las AAA de Lpez Rega y todos los das ocurren asesinatos de notables, opositores a ese gobierno de extrema derecha. En la Argentina se produce el fenmeno del exilio y centenares de intelectuales, lderes obreros y estudiantes abandonan el pas. Ante las dificultades profundas, Isabelita llama a elecciones para octubre de 1976 pero en marzo de ese ao las tres fuerzas armadas se apoderan del poder y es nombrado presidente el general Videla. Comienza una noche larga para los argentinos. Se aplicar el sistema de desaparicin de personas. Uno de los sistemas ms crueles de la historia de la represin en el mundo. Secuestro, tortura, robo de sus pertenencias, hasta los hijos desaparecen y luego la muerte y la desaparicin del cadver. Muchas veces se arrojaron vivos al mar a los prisioneros. Fueron autores de esa organizacin macabra los oficiales que haban estudiado en Estados Unidos. Al mismo tiempo se nombraba ministro de economa al ultraliberalconservador Marnez de Hoz. La deuda externa argentina se fue de ocho mil millones de dlares a 67 mil millones. Se comenzaron a privatizar empresas nacionales argentinas, no se cumplieron las leyes de trabajo y se elimin a los delegados obreros de las empresas. El ejemplo clsico es Mercedes Benz que de sus catorce delegados obreros fueron desaparecidos 13. En ese sentido hay un juicio tanto en Buenos Aires como en Alemania. Sin ninguna duda, es la poca ms trgica de toda la historia argentina. Fueron casi ocho aos de una dictadura que pas a la historia como la ms sangrienta desde la creacin de la Repblica. De esa poca qued como suprema accin de gobierno, la desaparicin de personas y el rapto de los nios de los que eran consideradas personas subversivas. Y se comenz el camino inexorable a la adhesin al liberalismo globalizador. La derrota de Malvinas quit estabilidad a los militares que se vieron obligados a convocar a elecciones para octubre de 1983. Como pocas veces, el pueblo argentino vivi momentos de alegra y euforia por la reconquista de la democracia. Y justamente aqu viene el porqu de este pequeo prlogo sobre nuestra democracia. Todos los argentinos democrticos creyeron, al ver caer la dictadura, que en la Argentina se iba a iniciar la verdadera democracia que el pas nunca tuvo pese a lo que estableca la constitucin. Despus del

totalitarismo ms cruel, comenzar desde cero y fundar una democracia que por lo menos en grandes lneas defendiera las libertades pblicas y los derechos constitucionales. Los tres gobiernos que tuvimos desde entonces: el de Alfonsn, la dcada de Menem y el fallido gobierno de de la Ra, no pudieron cumplir con ese deseo. Al contrario, no se fue a la democratizacin fundamental del pas sino todo lo contrario. Se volvi a los antiguos juegos polticos. En vez de democratizar se trat de transar con todos los verdaderos enemigos de una democracia republicana. Esto se nota claramente en lo militar. Se hizo todo lo posible para que se cambiara todo pero no se modificar nada. Su intento se bas en que haba habido en la Argentina una guerra civil en la que haban participado dos demonios. Y uno de los demonios haba terminado devorndose al otro. Un demonio, el militar en el poder, haba terminado con el demonio de la guerrilla aplicando los mtodos ms aberrantes: secuestro de las vctimas y sus familiarea, torturas, robos de sus pertenencias, robo hasta de sus hijos, y finalmente desaparicin de los secuestrados. No, el nuevo gobierno y la oposicin no consideraron el caso de vctimas y victimarios en cada hecho, sino simplemente, igual los crmenes de la guerrilla, que fue el atentado o el secuestro con aparicin del cadver o de la vctima, al ejercido por las fuerzas armadas desde el poder. Por ejemplo, Alfonsn mantuvo presos a los condenados a prisin por la dictadura, siendo que esos juicios no haban tenido ninguna seguridad jurdica. Slo cuando haban cumplido sus penas injustas, esos presos pudieron dejar las crceles. En cambio a los verdugos se los mantuvo en libertad y se les conmut de toda pena con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, aprobadas por los representantes de su partido en el congreso nacional. Aun los miembros de las fuerzas armadas y de las policas acusados de los peores crmenes, salieron en libertad. La presin de los organismos de derechos humanos y del exterior ya que muchos de los desaparecidos eran ciudadanos extranjeros- hizo que finalmente Alfonsn respaldara el juicio a los comandantes. Ellos y slo ellos, pero no a los subalternos del ejrcito, la marina y la aeronutica. Los juicios se hicieron s, con todas las garantas, pero desde el punto de vista jurdico hay mucho que discutir. Por ejemplo, que uno de los peores criminales durante la represin y culpable de la aventura de Malvinas, el general Galtieri, saliera absuelto de culpa y cargo. Lo mismo que se tomaran jueces y fiscales el caso del fiscal Strassera es patente- que haban ocupado cargos durante la dictadura y a veces con actuaciones poco claras. A este juicio, donde los condenados debieron cumplir prisin nada menos que en un establecimiento militar con piscina y visita diaria de los familiares, se lo complet con dos leyes que iban a demostrar toda la intencin del alfonsinismo y el radicalismo de hacer olvidar los crmenes del reciente pasado cometidos por las fuerzas armadas y los civiles que las acompaaron. Con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se perdonaban los crmenes de la represin. Slo como excepcin qued el robo de nios que aos despus comenzara a mover los estrados judiciales por reacciones de las familias que buscan a seres nacidos que fueron secuestrados por los militares en aquella poca y dados en adopcin a otros militares o civiles. Para justificar posteriormente esta indigna accin, se busc como pretexto que as, al alejarlos de familias marxistas, esos hijos podan ser educados de acuerdo a normas morales y dictadas por la iglesia catlica. Las leyes aprobadas por el gobierno de Alfonsn con respecto a la represin, no respetan los principios universales de los derechos humanos que de ninguna manera disculpan los crmenes de lesa humanidad. Ni siquiera se tuvieron en cuenta los principios defendidos en los grandes juicios de posguerra como el de Auschwitz, por ejemplo, donde el fiscal Fritz Bauer defini claramente lo que son los crmenes de lesa humanidad. Los casos donde no se puede aducir precisamente la obediencia debida para justificar hasta el fusilamiento de nios, por ejemplo. No, nada de eso, ms todava la ley argentina de los radicales se llama precisamente Obediencia Debida. Esa ley y la de Punto Final, por la cual se pona trmino a cualquier iniciacin de juicios por acciones contra los principios defensores de los derechos humanos, sumi a la sociedad argentina en un clima de cinismo. Un pas democrtico no puede aceptar jams el olvido ms absoluto de crmenes como las torturas, los secuestros, el robo de las pertenencias de los perseguidos polticos. Pero la bancada radical, s. La oposicin peronista vot en contra pero la oposicin en los recintos fue de muy poco valor. Fue ms bien el cumplir con la disciplina partidaria en contra del radicalismo pero no fue un repudio claro con esas dos leyes verdaderamente totalitarias. El episodio que hizo posible el perdn absoluto de los crmenes militares fue provocado por el golpe militar del teniente coronel Rico. El gobierno civil tuvo miedo. El militar Rico cometi delito de insubordinacin al levantarse con sus tropas pidiendo el olvido de los crmenes militares. Deseaban precisamente las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que seran aprobadas como consecuencia de la sumisin del poder civil a los dictados del militar levantado. La Plaza de Mayo estaba llena de pueblo que apoyaba al poder civil contra el militar levantado, autotitulado el carapintada". Y ocurri una de las traiciones ms grandes a la historia de nuestra democracia. El presidente argentino cedi a la presin de los militares levantados, a pesar del total apoyo del pueblo en la calle, cosa que no haba ocurrido ni con la cada de Yrigoyen ni de

ninguno de los presidentes derrocados por los militares. Ms, Alfonsn vol en un helicptero hasta el cuartel del militar golpista y all fue donde pact la aprobacin de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Fue un retroceso absoluto del poder democrtico ante la fuerza. Cuando Alfonsn regres a la Casa de Gobierno, anunci desde el balcn a la multitud: La casa est en orden, felices Pascuas. El pueblo abandon la plaza, humillados. Esas dos frases: felices Pascuas y la casa est en orden quedaron en el lxico popular como expresiones de la mxima cobarda. Comenz para la historia argentina un perodo en el que el pueblo perdi esperanzas y se aisl de los hechos polticos. En cambio, en el verano de 1989, se producira el ataque al cuartel de La Tablada por parte de un grupo de militantes de izquierda, quienes sealaron que llevaban a cabo ese ataque armado para adelantarse a otro golpe planeado por los militares. All Alfonsn procedi en forma absolutamente diferente a la que haba actuado contra los militares de extrema derecha. Desoy en primer trmino el consejo del propio jefe de la Polica Federal quien aconsej rodear el cuartel ocupado por los izquierdistas con una compaa de polica con gases lacrimgenos y que se aguardara a que, incomunicados varios das, se rindieran. Alfonsn actu de una manera completamente distinta. Llam al general Arrillaga, famoso por la crueldad con que haba actuado durante la dictadura militar en Mar del Plata, autor de la masacre de abogados de presos polticos, en el episodio conocido como La noche de las corbatas. Ese general ante la orden de Alfonsn- atac el cuartel ocupado por los jvenes izquierdistas con todas las armas imaginables: tanques, caones, gases, y un bombardeo incesante de artillera e infantera. Fue una verdadera masacre. Los guerrilleros se rindieron y muchos de ellos fueron fusilados despus de soportar toda clase de torturas. Hasta se produjo el fenmeno de la desaparicin de gente que se las ve ya prisioneros en las fotos, luego no fueron registradas ni como muertos ni como prisioneros. Posteriormente, los sobrevivientes fueron sometidos a un juicio degradante contra el cual protest la Comisin Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Casi todos fueron condenados a prisin perpetua o a veinte aos de prisin en una crcel degradante. Basta comparar el caso del cara pintada Rico con el de los atacantes izquierdistas para demostrar que Alfonsn no haca respetar el mismo derecho de igualdad en el trato para todos. Para los militares, leyes de amnista. Para los guerrilleros, la ms extrema y cruel represin y castigo. El gobierno de Pern, que en 1945 ser elegido por la mayora del pueblo en elecciones democrticas ser una verdadera revulsin de la vida argentina. Ser un populismo que, con un pas rico en divisas ganadas durante la segunda guerra mundial, aprobar leyes sociales que favorecern al sector ms pobre. Crear un movimiento obrero que obedecer a sus rdenes y as destruir el antiguo movimiento obrero de socialistas, gremialistas puros, anarquistas y comunistas. La CGT pas a depender directamente del movimiento peronista, es decir, de Pern. Su lnea cultural ms bien se gui por el pensamiento de derecha, guardando muy buenas relaciones con la Espaa de Franco. Como todo pupulismo, mientras el pas se mantuvo en una situacin de riqueza pudo repercutir precisamente en las clases ms pobres. Pero despus de los primeros aos, cuando comenz en la Argentina una crisis econmica, comenz tambin la crisis del peronismo. La esposa de Pern, Evita, hizo una poltica activa de ayuda a los pobres y principalmente a las mujeres. Pero falleci en 1952, justo cuando se acentuaba la crisis. Pern entra en conflicto con dos grandes aliados de los principios: con el ejrcito y la iglesia catlica. Las dos fuerzas unidas logran, en setiembre de 1955 derrocar a Pern. ste con mucha capacidad de defensa por parte del apoyo de los obreros, no ofrece ninguna resistencia y huye del pas en forma tan pattica como Yrigoyen en 1930. Pern huye a una caonera paraguaya de la marina de su amigo, el general Stroessner, un dictador de derecha. Ese pequeo buque de guerra estaba en reparaciones y no tena agua ni electricidad. Comenzarn en la Argentina entonces 18 aos de la negacin de toda democracia. Ser prohibido el partido peronista (oficialmente llamado justicialista) y Pern vivir en el exilio esos 18 aos en diversos pases con dictaduras de derecha: Venezuela de Prez Gimnez, Panam, Repblica Dominicana y por ltimo, la Espaa de Franco, dictador ste que protegi al poltico y militar argentino. Durante esos 18 aos, el ejrcito en la Argentina fue el verdadero dominador del poder. Se cometieron hechos criminales como el fusilamiento de peronistas sin juicio previo, en junio de 1956. Se hicieron intentos de regreso a la democracia y se dieron elecciones pero slo permitindose a los dos grandes partidos, los dos radicales. En esto estos partidos cometieron un enorme pecado al aceptar esas condiciones de la prohibicin del partido peronista. Hasta 1973 fue una sucesin de presidentes electos en minora y de golpes militares. Se vivi casi constantemente en estado de sitio siendo el poder militar absolutamente discriminatorio. Pero la presin de las masas peronistas hizo que este perodo nefasto se terminara y pudiera regresar Pern a la Argentina en 1973. Mientras tanto se haba iniciado el fenmeno de la lucha de la guerrilla en la Argentina, siguiendo el ejemplo de la Revolucin Cubana y el ejemplo del Che. Nace as el Movimiento Montonero y otros grupos menores de izquierda como el Ejrcito Revolucionario del Pueblo. Las acciones guerrilleras ayudarn a que los militares se alejen del poder. Por eso permitirn elecciones con la presencia esta vez s del Partido Justicialista. Los argentinos crean que por fin se iba a acabar el perodo nefasto de las contnuas dictaduras militares. En los comienzos de 1973 triunfa el candidato peronista Cmpora. Pero ya no era lo mismo. El peronismo estaba produndamente dividido en un ala izquierda y otro

de derecha. Cuando regresa Pern de Espaa ordena inmedito la renuncia de Cmpora que perteneca a la izquierda y gozaba de la simpata de los Montoneros. Cmpora renuncia y Pern pone como presidente provisorio a un representante de la extrema derecha peronista, Lastiri, yerno de Lpez Rega, un hombre de extrema derecha que comienza a organizar los escuadrones de la muerte, las llamadas Tres A: Alianza Anticomunista Argentina, para eliminar mediante secuestros y asesinatos a la izquierda de su partido y de la sociedad argentina. Comienza poco a poco el clima de terror. En octubre es elegido presidente Pern por el 60 por ciento de los votos. Pero ya el peronismo estaba profundamente dividido y Pern seguir gobernando con la extrema derecha, nombrando ministro a Lpez Rega. Con dificultades econmicas y la oposicin de Montoneros se le har difcil gobernar a Pern. El 1 de julio de 1974 a diez meses de haber tomado el poder, muere Pern y para la Argentina comienza un perodo ms que dramtico. Pern es reemplazado por su viuda, Mara Estela Pern, alas Isabelita, y las calles de las ciudades argentinas son dominadas por las AAA de Lpez Rega y todos los das ocurren asesinatos de notables, opositores a ese gobierno de extrema derecha. En la Argentina se produce el fenmeno del exilio y centenares de intelectuales, lderes obreros y estudiantes abandonan el pas. Ante las dificultades profundas, Isabelita llama a elecciones para octubre de 1976 pero en marzo de ese ao las tres fuerzas armadas se apoderan del poder y es nombrado presidente el general Videla. Comienza una noche larga para los argentinos. Se aplicar el sistema de desaparicin de personas. Uno de los sistemas ms crueles de la historia de la represin en el mundo. Secuestro, tortura, robo de sus pertenencias, hasta los hijos desaparecen y luego la muerte y la desaparicin del cadver. Muchas veces se arrojaron vivos al mar a los prisioneros. Fueron autores de esa organizacin macabra los oficiales que haban estudiado en Estados Unidos. Al mismo tiempo se nombraba ministro de economa al ultraliberalconservador Marnez de Hoz. La deuda externa argentina se fue de ocho mil millones de dlares a 67 mil millones. Se comenzaron a privatizar empresas nacionales argentinas, no se cumplieron las leyes de trabajo y se elimin a los delegados obreros de las empresas. El ejemplo clsico es Mercedes Benz que de sus catorce delegados obreros fueron desaparecidos 13. En ese sentido hay un juicio tanto en Buenos Aires como en Alemania. Sin ninguna duda, es la poca ms trgica de toda la historia argentina. Fueron casi ocho aos de una dictadura que pas a la historia como la ms sangrienta desde la creacin de la Repblica. De esa poca qued como suprema accin de gobierno, la desaparicin de personas y el rapto de los nios de los que eran consideradas personas subversivas. Y se comenz el camino inexorable a la adhesin al liberalismo globalizador. La derrota de Malvinas quit estabilidad a los militares que se vieron obligados a convocar a elecciones para octubre de 1983. Como pocas veces, el pueblo argentino vivi momentos de alegra y euforia por la reconquista de la democracia. Y justamente aqu viene el porqu de este pequeo prlogo sobre nuestra democracia. Todos los argentinos democrticos creyeron, al ver caer la dictadura, que en la Argentina se iba a iniciar la verdadera democracia que el pas nunca tuvo pese a lo que estableca la constitucin. Despus del totalitarismo ms cruel, comenzar desde cero y fundar una democracia que por lo menos en grandes lneas defendiera las libertades pblicas y los derechos constitucionales. Los tres gobiernos que tuvimos desde entonces: el de Alfonsn, la dcada de Menem y el fallido gobierno de de la Ra, no pudieron cumplir con ese deseo. Al contrario, no se fue a la democratizacin fundamental del pas sino todo lo contrario. Se volvi a los antiguos juegos polticos. En vez de democratizar se trat de transar con todos los verdaderos enemigos de una democracia republicana. Esto se nota claramente en lo militar. Se hizo todo lo posible para que se cambiara todo pero no se modificar nada. Su intento se bas en que haba habido en la Argentina una guerra civil en la que haban participado dos demonios. Y uno de los demonios haba terminado devorndose al otro. Un demonio, el militar en el poder, haba terminado con el demonio de la guerrilla aplicando los mtodos ms aberrantes: secuestro de las vctimas y sus familiarea, torturas, robos de sus pertenencias, robo hasta de sus hijos, y finalmente desaparicin de los secuestrados. No, el nuevo gobierno y la oposicin no consideraron el caso de vctimas y victimarios en cada hecho, sino simplemente, igual los crmenes de la guerrilla, que fue el atentado o el secuestro con aparicin del cadver o de la vctima, al ejercido por las fuerzas armadas desde el poder. Por ejemplo, Alfonsn mantuvo presos a los condenados a prisin por la dictadura, siendo que esos juicios no haban tenido ninguna seguridad jurdica. Slo cuando haban cumplido sus penas injustas, esos presos pudieron dejar las crceles. En cambio a los verdugos se los mantuvo en libertad y se les conmut de toda pena con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, aprobadas por los representantes de su partido en el congreso nacional.

Aun los miembros de las fuerzas armadas y de las policas acusados de los peores crmenes, salieron en libertad. La presin de los organismos de derechos humanos y del exterior ya que muchos de los desaparecidos eran ciudadanos extranjeros- hizo que finalmente Alfonsn respaldara el juicio a los comandantes. Ellos y slo ellos, pero no a los subalternos del ejrcito, la marina y la aeronutica. Los juicios se hicieron s, con todas las garantas, pero desde el punto de vista jurdico hay mucho que discutir. Por ejemplo, que uno de los peores criminales durante la represin y culpable de la aventura de Malvinas, el general Galtieri, saliera absuelto de culpa y cargo. Lo mismo que se tomaran jueces y fiscales el caso del fiscal Strassera es patente- que haban ocupado cargos durante la dictadura y a veces con actuaciones poco claras. A este juicio, donde los condenados debieron cumplir prisin nada menos que en un establecimiento militar con piscina y visita diaria de los familiares, se lo complet con dos leyes que iban a demostrar toda la intencin del alfonsinismo y el radicalismo de hacer olvidar los crmenes del reciente pasado cometidos por las fuerzas armadas y los civiles que las acompaaron. Con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se perdonaban los crmenes de la represin. Slo como excepcin qued el robo de nios que aos despus comenzara a mover los estrados judiciales por reacciones de las familias que buscan a seres nacidos que fueron secuestrados por los militares en aquella poca y dados en adopcin a otros militares o civiles. Para justificar posteriormente esta indigna accin, se busc como pretexto que as, al alejarlos de familias marxistas, esos hijos podan ser educados de acuerdo a normas morales y dictadas por la iglesia catlica. Las leyes aprobadas por el gobierno de Alfonsn con respecto a la represin, no respetan los principios universales de los derechos humanos que de ninguna manera disculpan los crmenes de lesa humanidad. Ni siquiera se tuvieron en cuenta los principios defendidos en los grandes juicios de posguerra como el de Auschwitz, por ejemplo, donde el fiscal Fritz Bauer defini claramente lo que son los crmenes de lesa humanidad. Los casos donde no se puede aducir precisamente la obediencia debida para justificar hasta el fusilamiento de nios, por ejemplo. No, nada de eso, ms todava la ley argentina de los radicales se llama precisamente Obediencia Debida. Esa ley y la de Punto Final, por la cual se pona trmino a cualquier iniciacin de juicios por acciones contra los principios defensores de los derechos humanos, sumi a la sociedad argentina en un clima de cinismo. Un pas democrtico no puede aceptar jams el olvido ms absoluto de crmenes como las torturas, los secuestros, el robo de las pertenencias de los perseguidos polticos. Pero la bancada radical, s. La oposicin peronista vot en contra pero la oposicin en los recintos fue de muy poco valor. Fue ms bien el cumplir con la disciplina partidaria en contra del radicalismo pero no fue un repudio claro con esas dos leyes verdaderamente totalitarias. El episodio que hizo posible el perdn absoluto de los crmenes militares fue provocado por el golpe militar del teniente coronel Rico. El gobierno civil tuvo miedo. El militar Rico cometi delito de insubordinacin al levantarse con sus tropas pidiendo el olvido de los crmenes militares. Deseaban precisamente las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que seran aprobadas como consecuencia de la sumisin del poder civil a los dictados del militar levantado. La Plaza de Mayo estaba llena de pueblo que apoyaba al poder civil contra el militar levantado, autotitulado el carapintada". Y ocurri una de las traiciones ms grandes a la historia de nuestra democracia. El presidente argentino cedi a la presin de los militares levantados, a pesar del total apoyo del pueblo en la calle, cosa que no haba ocurrido ni con la cada de Yrigoyen ni de ninguno de los presidentes derrocados por los militares. Ms, Alfonsn vol en un helicptero hasta el cuartel del militar golpista y all fue donde pact la aprobacin de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Fue un retroceso absoluto del poder democrtico ante la fuerza. Cuando Alfonsn regres a la Casa de Gobierno, anunci desde el balcn a la multitud: La casa est en orden, felices Pascuas. El pueblo abandon la plaza, humillados. Esas dos frases: felices Pascuas y la casa est en orden quedaron en el lxico popular como expresiones de la mxima cobarda. Comenz para la historia argentina un perodo en el que el pueblo perdi esperanzas y se aisl de los hechos polticos. En cambio, en el verano de 1989, se producira el ataque al cuartel de La Tablada por parte de un grupo de militantes de izquierda, quienes sealaron que llevaban a cabo ese ataque armado para adelantarse a otro golpe planeado por los militares. All Alfonsn procedi en forma absolutamente diferente a la que haba actuado contra los militares de extrema derecha. Desoy en primer trmino el consejo del propio jefe de la Polica Federal quien aconsej rodear el cuartel ocupado por los izquierdistas con una compaa de polica con gases lacrimgenos y que se aguardara a que, incomunicados varios das, se rindieran. Alfonsn actu de una manera completamente distinta. Llam al general Arrillaga, famoso por la crueldad con que haba actuado durante la dictadura militar en Mar del Plata, autor de la masacre de abogados de presos polticos, en el episodio conocido como La noche de las corbatas. Ese general ante la orden de Alfonsn- atac el cuartel ocupado por los jvenes izquierdistas con todas las armas imaginables: tanques, caones, gases, y un bombardeo incesante de artillera e infantera. Fue una verdadera masacre. Los guerrilleros se rindieron y muchos de ellos fueron fusilados despus de soportar toda clase de torturas. Hasta se produjo el fenmeno de la desaparicin de gente que se las ve ya prisioneros en las fotos, luego no fueron registradas ni como muertos ni como prisioneros. Posteriormente, los sobrevivientes fueron sometidos a un juicio degradante contra el cual protest la Comisin Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Casi todos fueron condenados a

prisin perpetua o a veinte aos de prisin en una crcel degradante. Basta comparar el caso del cara pintada Rico con el de los atacantes izquierdistas para demostrar que Alfonsn no haca respetar el mismo derecho de igualdad en el trato para todos. Para los militares, leyes de amnista. Para los guerrilleros, la ms extrema y cruel represin y castigo. El gobierno de Pern, que en 1945 ser elegido por la mayora del pueblo en elecciones democrticas ser una verdadera revulsin de la vida argentina. Ser un populismo que, con un pas rico en divisas ganadas durante la segunda guerra mundial, aprobar leyes sociales que favorecern al sector ms pobre. Crear un movimiento obrero que obedecer a sus rdenes y as destruir el antiguo movimiento obrero de socialistas, gremialistas puros, anarquistas y comunistas. La CGT pas a depender directamente del movimiento peronista, es decir, de Pern. Su lnea cultural ms bien se gui por el pensamiento de derecha, guardando muy buenas relaciones con la Espaa de Franco. Como todo pupulismo, mientras el pas se mantuvo en una situacin de riqueza pudo repercutir precisamente en las clases ms pobres. Pero despus de los primeros aos, cuando comenz en la Argentina una crisis econmica, comenz tambin la crisis del peronismo. La esposa de Pern, Evita, hizo una poltica activa de ayuda a los pobres y principalmente a las mujeres. Pero falleci en 1952, justo cuando se acentuaba la crisis. Pern entra en conflicto con dos grandes aliados de los principios: con el ejrcito y la iglesia catlica. Las dos fuerzas unidas logran, en setiembre de 1955 derrocar a Pern. ste con mucha capacidad de defensa por parte del apoyo de los obreros, no ofrece ninguna resistencia y huye del pas en forma tan pattica como Yrigoyen en 1930. Pern huye a una caonera paraguaya de la marina de su amigo, el general Stroessner, un dictador de derecha. Ese pequeo buque de guerra estaba en reparaciones y no tena agua ni electricidad. Comenzarn en la Argentina entonces 18 aos de la negacin de toda democracia. Ser prohibido el partido peronista (oficialmente llamado justicialista) y Pern vivir en el exilio esos 18 aos en diversos pases con dictaduras de derecha: Venezuela de Prez Gimnez, Panam, Repblica Dominicana y por ltimo, la Espaa de Franco, dictador ste que protegi al poltico y militar argentino. Durante esos 18 aos, el ejrcito en la Argentina fue el verdadero dominador del poder. Se cometieron hechos criminales como el fusilamiento de peronistas sin juicio previo, en junio de 1956. Se hicieron intentos de regreso a la democracia y se dieron elecciones pero slo permitindose a los dos grandes partidos, los dos radicales. En esto estos partidos cometieron un enorme pecado al aceptar esas condiciones de la prohibicin del partido peronista. Hasta 1973 fue una sucesin de presidentes electos en minora y de golpes militares. Se vivi casi constantemente en estado de sitio siendo el poder militar absolutamente discriminatorio. Pero la presin de las masas peronistas hizo que este perodo nefasto se terminara y pudiera regresar Pern a la Argentina en 1973. Mientras tanto se haba iniciado el fenmeno de la lucha de la guerrilla en la Argentina, siguiendo el ejemplo de la Revolucin Cubana y el ejemplo del Che. Nace as el Movimiento Montonero y otros grupos menores de izquierda como el Ejrcito Revolucionario del Pueblo. Las acciones guerrilleras ayudarn a que los militares se alejen del poder. Por eso permitirn elecciones con la presencia esta vez s del Partido Justicialista. Los argentinos crean que por fin se iba a acabar el perodo nefasto de las contnuas dictaduras militares. En los comienzos de 1973 triunfa el candidato peronista Cmpora. Pero ya no era lo mismo. El peronismo estaba produndamente dividido en un ala izquierda y otro de derecha. Cuando regresa Pern de Espaa ordena inmedito la renuncia de Cmpora que perteneca a la izquierda y gozaba de la simpata de los Montoneros. Cmpora renuncia y Pern pone como presidente provisorio a un representante de la extrema derecha peronista, Lastiri, yerno de Lpez Rega, un hombre de extrema derecha que comienza a organizar los escuadrones de la muerte, las llamadas Tres A: Alianza Anticomunista Argentina, para eliminar mediante secuestros y asesinatos a la izquierda de su partido y de la sociedad argentina. Comienza poco a poco el clima de terror. En octubre es elegido presidente Pern por el 60 por ciento de los votos. Pero ya el peronismo estaba profundamente dividido y Pern seguir gobernando con la extrema derecha, nombrando ministro a Lpez Rega. Con dificultades econmicas y la oposicin de Montoneros se le har difcil gobernar a Pern. El 1 de julio de 1974 a diez meses de haber tomado el poder, muere Pern y para la Argentina comienza un perodo ms que dramtico. Pern es reemplazado por su viuda, Mara Estela Pern, alas Isabelita, y las calles de las ciudades argentinas son dominadas por las AAA de Lpez Rega y todos los das ocurren asesinatos de notables, opositores a ese gobierno de extrema derecha. En la Argentina se produce el fenmeno del exilio y centenares de intelectuales, lderes obreros y estudiantes abandonan el pas. Ante las dificultades profundas, Isabelita llama a elecciones para octubre de 1976 pero en marzo de ese ao las tres fuerzas armadas se apoderan del poder y es nombrado presidente el general Videla. Comienza una noche larga para los argentinos. Se aplicar el sistema de desaparicin de personas. Uno de los sistemas ms crueles de la historia de la represin en el mundo. Secuestro, tortura, robo de sus pertenencias, hasta los hijos desaparecen y luego la muerte y la desaparicin del cadver. Muchas veces se arrojaron vivos al mar a los prisioneros. Fueron autores de esa organizacin macabra los oficiales que

haban estudiado en Estados Unidos. Al mismo tiempo se nombraba ministro de economa al ultraliberalconservador Marnez de Hoz. La deuda externa argentina se fue de ocho mil millones de dlares a 67 mil millones. Se comenzaron a privatizar empresas nacionales argentinas, no se cumplieron las leyes de trabajo y se elimin a los delegados obreros de las empresas. El ejemplo clsico es Mercedes Benz que de sus catorce delegados obreros fueron desaparecidos 13. En ese sentido hay un juicio tanto en Buenos Aires como en Alemania. Sin ninguna duda, es la poca ms trgica de toda la historia argentina. Fueron casi ocho aos de una dictadura que pas a la historia como la ms sangrienta desde la creacin de la Repblica. De esa poca qued como suprema accin de gobierno, la desaparicin de personas y el rapto de los nios de los que eran consideradas personas subversivas. Y se comenz el camino inexorable a la adhesin al liberalismo globalizador. La derrota de Malvinas quit estabilidad a los militares que se vieron obligados a convocar a elecciones para octubre de 1983. Como pocas veces, el pueblo argentino vivi momentos de alegra y euforia por la reconquista de la democracia. Y justamente aqu viene el porqu de este pequeo prlogo sobre nuestra democracia. Todos los argentinos democrticos creyeron, al ver caer la dictadura, que en la Argentina se iba a iniciar la verdadera democracia que el pas nunca tuvo pese a lo que estableca la constitucin. Despus del totalitarismo ms cruel, comenzar desde cero y fundar una democracia que por lo menos en grandes lneas defendiera las libertades pblicas y los derechos constitucionales. Los tres gobiernos que tuvimos desde entonces: el de Alfonsn, la dcada de Menem y el fallido gobierno de de la Ra, no pudieron cumplir con ese deseo. Al contrario, no se fue a la democratizacin fundamental del pas sino todo lo contrario. Se volvi a los antiguos juegos polticos. En vez de democratizar se trat de transar con todos los verdaderos enemigos de una democracia republicana. Esto se nota claramente en lo militar. Se hizo todo lo posible para que se cambiara todo pero no se modificar nada. Su intento se bas en que haba habido en la Argentina una guerra civil en la que haban participado dos demonios. Y uno de los demonios haba terminado devorndose al otro. Un demonio, el militar en el poder, haba terminado con el demonio de la guerrilla aplicando los mtodos ms aberrantes: secuestro de las vctimas y sus familiarea, torturas, robos de sus pertenencias, robo hasta de sus hijos, y finalmente desaparicin de los secuestrados. No, el nuevo gobierno y la oposicin no consideraron el caso de vctimas y victimarios en cada hecho, sino simplemente, igual los crmenes de la guerrilla, que fue el atentado o el secuestro con aparicin del cadver o de la vctima, al ejercido por las fuerzas armadas desde el poder. Por ejemplo, Alfonsn mantuvo presos a los condenados a prisin por la dictadura, siendo que esos juicios no haban tenido ninguna seguridad jurdica. Slo cuando haban cumplido sus penas injustas, esos presos pudieron dejar las crceles. En cambio a los verdugos se los mantuvo en libertad y se les conmut de toda pena con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, aprobadas por los representantes de su partido en el congreso nacional. Aun los miembros de las fuerzas armadas y de las policas acusados de los peores crmenes, salieron en libertad. La presin de los organismos de derechos humanos y del exterior ya que muchos de los desaparecidos eran ciudadanos extranjeros- hizo que finalmente Alfonsn respaldara el juicio a los comandantes. Ellos y slo ellos, pero no a los subalternos del ejrcito, la marina y la aeronutica. Los juicios se hicieron s, con todas las garantas, pero desde el punto de vista jurdico hay mucho que discutir. Por ejemplo, que uno de los peores criminales durante la represin y culpable de la aventura de Malvinas, el general Galtieri, saliera absuelto de culpa y cargo. Lo mismo que se tomaran jueces y fiscales el caso del fiscal Strassera es patente- que haban ocupado cargos durante la dictadura y a veces con actuaciones poco claras. A este juicio, donde los condenados debieron cumplir prisin nada menos que en un establecimiento militar con piscina y visita diaria de los familiares, se lo complet con dos leyes que iban a demostrar toda la intencin del alfonsinismo y el radicalismo de hacer olvidar los crmenes del reciente pasado cometidos por las fuerzas armadas y los civiles que las acompaaron. Con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se perdonaban los crmenes de la represin. Slo como excepcin qued el robo de nios que aos despus comenzara a mover los estrados judiciales por reacciones de las familias que buscan a seres nacidos que fueron secuestrados por los militares en aquella poca y dados en adopcin a otros militares o civiles. Para justificar posteriormente esta indigna accin, se busc como pretexto que as, al alejarlos de familias marxistas, esos hijos podan ser educados de acuerdo a normas morales y dictadas por la iglesia catlica. Las leyes aprobadas por el gobierno de Alfonsn con respecto a la represin, no respetan los principios universales de los derechos humanos que de ninguna manera disculpan los crmenes de lesa

humanidad. Ni siquiera se tuvieron en cuenta los principios defendidos en los grandes juicios de posguerra como el de Auschwitz, por ejemplo, donde el fiscal Fritz Bauer defini claramente lo que son los crmenes de lesa humanidad. Los casos donde no se puede aducir precisamente la obediencia debida para justificar hasta el fusilamiento de nios, por ejemplo. No, nada de eso, ms todava la ley argentina de los radicales se llama precisamente Obediencia Debida. Esa ley y la de Punto Final, por la cual se pona trmino a cualquier iniciacin de juicios por acciones contra los principios defensores de los derechos humanos, sumi a la sociedad argentina en un clima de cinismo. Un pas democrtico no puede aceptar jams el olvido ms absoluto de crmenes como las torturas, los secuestros, el robo de las pertenencias de los perseguidos polticos. Pero la bancada radical, s. La oposicin peronista vot en contra pero la oposicin en los recintos fue de muy poco valor. Fue ms bien el cumplir con la disciplina partidaria en contra del radicalismo pero no fue un repudio claro con esas dos leyes verdaderamente totalitarias. El episodio que hizo posible el perdn absoluto de los crmenes militares fue provocado por el golpe militar del teniente coronel Rico. El gobierno civil tuvo miedo. El militar Rico cometi delito de insubordinacin al levantarse con sus tropas pidiendo el olvido de los crmenes militares. Deseaban precisamente las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que seran aprobadas como consecuencia de la sumisin del poder civil a los dictados del militar levantado. La Plaza de Mayo estaba llena de pueblo que apoyaba al poder civil contra el militar levantado, autotitulado el carapintada". Y ocurri una de las traiciones ms grandes a la historia de nuestra democracia. El presidente argentino cedi a la presin de los militares levantados, a pesar del total apoyo del pueblo en la calle, cosa que no haba ocurrido ni con la cada de Yrigoyen ni de ninguno de los presidentes derrocados por los militares. Ms, Alfonsn vol en un helicptero hasta el cuartel del militar golpista y all fue donde pact la aprobacin de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Fue un retroceso absoluto del poder democrtico ante la fuerza. Cuando Alfonsn regres a la Casa de Gobierno, anunci desde el balcn a la multitud: La casa est en orden, felices Pascuas. El pueblo abandon la plaza, humillados. Esas dos frases: felices Pascuas y la casa est en orden quedaron en el lxico popular como expresiones de la mxima cobarda. Comenz para la historia argentina un perodo en el que el pueblo perdi esperanzas y se aisl de los hechos polticos. En cambio, en el verano de 1989, se producira el ataque al cuartel de La Tablada por parte de un grupo de militantes de izquierda, quienes sealaron que llevaban a cabo ese ataque armado para adelantarse a otro golpe planeado por los militares. All Alfonsn procedi en forma absolutamente diferente a la que haba actuado contra los militares de extrema derecha. Desoy en primer trmino el consejo del propio jefe de la Polica Federal quien aconsej rodear el cuartel ocupado por los izquierdistas con una compaa de polica con gases lacrimgenos y que se aguardara a que, incomunicados varios das, se rindieran. Alfonsn actu de una manera completamente distinta. Llam al general Arrillaga, famoso por la crueldad con que haba actuado durante la dictadura militar en Mar del Plata, autor de la masacre de abogados de presos polticos, en el episodio conocido como La noche de las corbatas. Ese general ante la orden de Alfonsn- atac el cuartel ocupado por los jvenes izquierdistas con todas las armas imaginables: tanques, caones, gases, y un bombardeo incesante de artillera e infantera. Fue una verdadera masacre. Los guerrilleros se rindieron y muchos de ellos fueron fusilados despus de soportar toda clase de torturas. Hasta se produjo el fenmeno de la desaparicin de gente que se las ve ya prisioneros en las fotos, luego no fueron registradas ni como muertos ni como prisioneros. Posteriormente, los sobrevivientes fueron sometidos a un juicio degradante contra el cual protest la Comisin Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Casi todos fueron condenados a prisin perpetua o a veinte aos de prisin en una crcel degradante. Basta comparar el caso del cara pintada Rico con el de los atacantes izquierdistas para demostrar que Alfonsn no haca respetar el mismo derecho de igualdad en el trato para todos. Para los militares, leyes de amnista. Para los guerrilleros, la ms extrema y cruel represin y castigo. La defensa que busc el radicalismo para explicar su conducta con respecto a los militares sublevados es que se tema un bao de sangre y corra peligro perder el poder democrtico y que volvieran los militares. Esto es absolutamente falso. El teniente coronel Rico ni siquiera sali del cuartel. Pero aunque hubiera sido as, la democracia habra tenido que demostrar que era capaz de enfrentar al poder militar y dar todo en la lucha por la Constitucin. De resistir la democracia y sin lugar a dudas hubiera triunfado dadas las condiciones en que la opinin pblica censuraba totalmente a los militares y, ms todava, a la ultraderecha denominada carapintadas- hubiera sido un triunfo para siempre de la civilidad. No, la falta de coraje civil del gobierno de Alfonsn llev a que los golpes militares argentinos se repitieran y siguieron causando inquietud en la sociedad. Por otra parte, el golpe de los carapintadas demostraba que el gobierno surgido del voto popular no haba tenido la suficiente fuerza de limpiar a las fuerzas armadas de todos aquellos que pertenecan a ideas totalitarias y haban intervenido en la represin. No, muchos altos mandos y la mayora de los subordinados, acusados de crmenes, prosiguieron su carrera militar. No era lo que la Repblica haba esperado en 1983 cuando todos creamos que por fin haba llegado el momento de terminar con todo rastro de militarismo en las instituciones argentinas. El andar indefinido del gobierno radical de Alfonsn, llev a lo que nadie hubiera

deseado: el abandono del gobierno por parte de ste antes de haber terminado su perodo. Todo fue indefinido y cuando tuvo que definirse, renunci. l echar la culpa al poder financiero. Lo dijo despus de haber renunciado. Cuando lo digno hubiera sido haber salido al balcn de la Casa Rosada como es costumbre ante los grandes acontecimientos, llamar al pueblo y denunciar esa supuesta presin del poder financiero. No lo hizo, renunci. Lo dijo despus, cuando ya estaba todo perdido para l. Otra de las grandes traiciones a la democracia sobrevendr poco despus, cuando ya consagrado el candidato peronista a la presidencia, Carlos Sal Menem, los dos titulares de los partidos Menem y Alfonsn- se renan y concluyan en definiciones que se llamarn El Pacto de Olivos, una especie de reparto del poder bajo las formas constitucionales. Uno de los arreglos peores fue el que se tom con respecto al nmero y nombramiento de los miembros de la Corte Suprema de Justicia. El supremo poder de la justicia quedaba as a disposicin de los dueos del poder poltico. Y el tiempo posterior lo iba a demostrar. Jams la Argentina, en perodos democrticos, vivi y vive una corrupcin tan grande en el Poder Judicial que debera ser esencialmente neutral y ajustado a Derecho. Los hechos de estos das lo demuestran: el gobierno de Duhalde y la Corte Suprema enfrentados por intereses polticos. Hay voces que todava se levantan para defender a Alfonsn, pero teniendo en cuenta la trascendencia que deba poseer ese poder civil inmediatamente despus de la feroz dictadura militar, el fracaso de Alfonsn iniciara un perodo inexplicable, inmoral, antirrepublicano con todos los males de la vieja poltica que haba dominado a la Argentina en tiempos en que todava no haba democracia. En lo econmico no es que Alfonsn hubiera intentado un sistema que le diera independencia de mercados al pas o se defendieran las conquistas de la industria nacional. No, de alguna manera, sin una definici clara, trat de llegar a soluciones indefinidas mientras por otra lado se segua la poltica econmica de Martnez de Hoz, de la dictadura militar. Ya las discusiones de la privatizacin de empresas comenz en su perodo, siendo la venta de Aerolneas Argentinas, un tema cuya reponsabilidad le toc a su gobierno. Su oposi