Nicaragua (1979-1990)

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    UNIVERSIDAD DEL PAS VASCO / EUSKAL HERRIKO UNIBERTSITATEA

    DEPARTAMENTO DE DERECHO INTERNACIONAL PBLICO, RELACIONES

    INTERNACIONALES E HISTORIA DEL DERECHO

    NICARAGUA (1979-1990), ACTOR SINGULAR

    DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

    EN EL FINAL DE LA GUERRA FRA

    Valor e insuficiencias del pragmatismo y protagonismode la revolucin sandinista en la escena internacional

    TESIS DOCTORAL

    Elaborada por V. SANTIAGO POZAS PARDO

    Dirigida por FRANCISCO ALDECOA LUZARRAGA

    LEIOA, NOVIEMBRE, 2000

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    Servicio Editorial de la Universidad del Pas VascoEuskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua

    ISBN: 978-84-694-6693-3

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    ndice general i

    NDICE GENERAL i

    ndice de anexo v

    Abreviaturas viPrembulo ix

    I. INTRODUCCIN 1

    I.1. Justificacin e hiptesis de trabajo 1I.2. Plan de la obra 5

    II. MARCO TERICO Y CONTEXTO INTERNACIONALDE LA POLTICA EXTERIOR DE LA REVOLUCIN SANDINISTA 7

    II.1. La poltica exterior de los estados revolucionarios 7

    II.2. La poltica exterior de la revolucin nicaragense:mayor pragmatismo y moderacin que en revoluciones precedentes 16

    II.3. Contexto del protagonismo internacional de la revolucin sandinista 21II.3.1. Papel fundamental de la intervencin de Estados Unidos

    en la evolucin y derrota de la revolucin sandinista 22II.3.2. La Guerra Fra mediatiza el desarrollo y el finalde la revolucin sandinista. 27

    II.3.3. Creciente afirmacin de Amrica Latinafrente a una menor hegemona de Estados Unidos. 30

    III. ESTRATEGIA, OBJETIVOS, PRINCIPIOS Y ORGANIZACINDE LA POLTICA EXTERIOR SANDINISTA 35

    III.1. Antecedentes: Relaciones internacionales del FSLN antes del triunfo 35

    III.2. Estrategia y objetivos de la poltica exterior sandinista en el gobierno 44

    III.3. Fundamentos de la poltica exterior sandinista: nacionalismo,antiimperialismo, latinoamericanismo y marxismo 51

    III.4. Organizacin de la poltica exterior sandinista 63

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    ndice generalii

    IV. INFLUENCIA DE LAS POLTICAS INTERNAS

    SOBRE LA POLTICA EXTERIOR SANDINISTA 69

    IV.1. La importancia de los factores geogrficos 70

    IV.2. Las caractersticas del triunfo 72

    IV.3. Las polticas internas 76IV.3.1. El pluralismo poltico 77IV.3.2. El problema tnico 86IV.3.3. La cuestin religiosa 89IV.3.4. La visin unilateral sobre la contra 94IV.3.5. El fracaso de las polticas econmicas 98

    IV.4. Pragmatismo y radicalidad: cara y cruz de las polticas internas 105

    V. LA INTERVENCIN DE EEUU EN NICARAGUA:

    FACTOR DECISIVO EN EL DESARROLLO Y DESENLACE

    DEL PROCESO REVOLUCIONARIO 109

    V.1. Antecedentes: siglos XIX y XX 109V.1.1. El intervencionismo norteamericano en Amrica Latina 109V.1.2. Nicaragua, paradigma de pas intervenido 116

    V.2. La administracin Carter: una extraordinaria oportunidad perdida 124

    V.2.1. Carter: Ni Somoza, ni triunfo revolucionario 126V.2.2. El desencuentro entre el gobierno sandinista y la administracin Carter 135

    V.3. Destruir la revolucin sandinista: las polticas de la administracinReagan 146

    V.3.1. Introduccin; victoria incompleta de EEUU? 146V.3.2. El universo conservador de Ronald Reagan 148V.3.3. La derrota total de la revolucin, objetivo de la administracin

    Reagan 151V.3.4. Una guerra de muy alta intensidad contra Nicaragua 157

    V.3.4.1. La doctrina Reagan 159V.3.4.2. El ejrcito contrarrevolucionario de la Resistencia Nicaragense 161V.3.4.3. Public Diplomacy o cmo desacreditar a una revolucin 167V.3.4.4. El peso de las sanciones econmicas 174V.3.4.5. Cerco centroamericano a Nicaragua 179V.3.4.6. Oposicin a Contadora y Esquipulas 185

    V.4. Cambio y continuidad de la administracin Bush :una poltica ms pragmtica y eficaz 189

    V.5. Resultado de la estrategia de Washington:

    restauracin "limitada" de la hegemona norteamericana en Nicaragua 194

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    ndice general iii

    VI. NICARAGUA, ACTOR DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES:

    MULTILATERALIDAD Y PRESENCIA SANDINISTA EN LA ESCENA

    INTERNACIONAL 197

    VI.1. La multilateralidad en las relaciones internacionales de Nicaragua:alcance y limitaciones 197

    VI.2. Presencia en organizaciones internacionales: Las Naciones Unidas,principal base de defensa ante la comunidad internacional 198

    VI.3. La sentencia de la Corte Internacional de Justiciaen contra de Estados Unidos, un hito histrico 203

    VI.4. La relacin con la Organizacin de Estados de Amrica:de la desconfianza al acercamiento 209

    VI.5. Fortaleza y debilidad de la poltica de no alineamiento:Nicaragua en el Movimiento de Pases no Alineados 211

    VI.6. El recurso a los organismos internacionales, signo de la moderacinde la poltica exterior sandinista, y ocasin para la notoriedady el respeto a la revolucin 216

    VII. LAS LIMITACIONES DEL "NATURAL" APOYODEL BLOQUE SOCIALISTA 219

    VII.1. La pertenencia del FSLN a una cultura socialista 219

    VII.2. La singular colaboracin de Cuba 221VII.2.1. Papel notable antes del triunfo 221VII.2.2. Intereses mutuos de las dos revoluciones 223VII.2.3. Cuba, extraordinaria fuente de apoyo para la revolucin

    nicaragense 224VII.2.4. Influencia contradictoria 227VII.2.5. Matizaciones 231

    VII.3. Decisivo apoyo de la Unin Sovitica, teido de cautelay oportunismo 232

    VII.3.1. Ausencia de relaciones antes del triunfo 232VII.3.2. Prosovietismo interesado de los sandinistas 233VII.3.3. Oportunismo de la URSS y comprensin sandinista 236

    VII.4. La cooperacin del resto de los pases socialistas 242

    VII.5. La influencia de los pases socialistas no radicaliz a la revolucinsandinista 244

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    ndice generaliv

    VIII. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS CON EUROPA

    OCCIDENTAL-COMUNIDAD EUROPEA,

    CON LA INTERNACIONAL SOCIALISTA Y CON ESPAA.

    EL PAPEL DEL MOVIMIENTO INTERNACIONAL DE SOLIDARIDAD 247VIII.1. Contradicciones con los gobiernos de Europa Occidental

    frente a una posicin ms positiva de la Comunidad Europea 248VIII.1.1. Esperanzas sandinistas 248VIII.1.2. Coincidencias y diferencias entre Europa Occidental y Estados

    Unidos sobre el conflicto de Nicaragua 249VIII.1.3. Relaciones econmicas y comerciales 254VIII.1.4. Lmites y contradicciones 257

    VIII.2. Las complejas relaciones entre la Internacional Socialista y

    la revolucin nicaragense 259

    VIII.3. Nicaragua y el gobierno socialista espaol: una colaboracinvaliosa y vacilante 273

    VIII.4. Complementariedad, entusiasmo y limitaciones del movimientointernacional de solidaridad 278

    VIII.5. El pragmatismo de las relaciones con los gobiernos de EuropaOccidental frente al caracter "revolucionario" de los vnculoscon el movimiento internacional de solidaridad 287

    IX. AMRICA LATINA: DE CONTADORA A ESQUIPULAS,

    LA VA DEL DILOGO COMO MECANISMO DE

    NORMALIZACIN DE NICARAGUA 289

    IX.1. De la doctrina de seguridad nacional a la victoria sandinista:proceso de autonoma creciente de la regin latinoamericana 290

    IX.2. Nicaragua-Amrica Latina: relaciones bilaterales 294

    IX.3. La diplomacia de Contadora, centrada en Nicaragua, se estrella enWashington y en sus propias limitaciones 299

    IX.4. Esquipulas: del enfrentamiento a la "solucin" del conflicto nicaragense 311IX.4.1. La revolucin sandinista, motivo real de desestabilizacin

    de Centroamrica 311IX.4.2. El proceso de Esquipulas, va de normalizacin

    de la revolucin nicaragense 318

    IX.5. Contadora y Esquipulas: reintegracin de Nicaragua a la homogeneidadinternacional 327

    X. CONCLUSIONES 329

    ANEXO 343FUENTES Y REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS 353

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    ndice de anexo v

    NDICE DE ANEXO

    Anexo 343

    Cuadro n 1Relaciones diplomticas de Nicaragua (1987) 344-345

    Cuadro n 2Vctimas directas de la guerra (1980-1989) 346

    Cuadro n 3Poblacin afectada por la guerra (1980-1990) 346

    Cuadro n 4Ejercicios militares de EEUU en Centroamrica y el Caribe(1981-1988) 347-348

    Cuadro n 5Ayuda oficial aprobada por el Congreso de EEUUpara la Resistencia contrarrevolucionaria Nicaragense 349

    Cuadro n6Financiamiento ilegal de la Resistencia Nicaragense,promovido por el National Securiy Council (NSC) 349

    Cuadro n 7Cooperacin de los pases socialistas con Nicaragua (1979-1989)(en millones de dlares) 350

    Cuadro n 8Cooperacin de la Comunidad Europea y los pases nrdicos

    con Nicaragua (1979-1989) (en millones de dlares) 351

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    Abreviaturasvi

    ABREVIATURAS

    AID Agencia para el Desarrollo Internacional (EEUU)

    ANC African National Congress (Sudfrica)APRA Alianza Popular Revolucionaria Americana (Per)ARDE Alianza Revolucionaria Democrtica (Nicaragua)BID Banco Interamericano de DesarrolloCAME Consejo de Ayuda Mutua EconmicaCDN Coordinadora Democrtica NicaragenseCE Comunidad EuropeaCEPAL Comisin Econmica para Amrica Latina y el CaribeCIA Central de Inteligencia de EEUU

    CIJ Corte Internacional de JusticiaCONDECA Consejo de Defensa CentroamericanoCOSEP Consejo Superior de la Empresa Privada (Nicaragua)DIA Agencia de Inteligencia de Defensa (EEUU)DRI Departamento de Relaciones Internacionales del FSLNEPS Ejrcito Popular SandinistaEEUU Estados UnidosFAR Fuerzas Armadas Revolucionarias (Guatemala)FDN Fuerza Democrtica Nicaragense

    FDR Frente Democrtico Revolucionario (El Salvador)FMLN Frente Farabundo Mart de Liberacin Nacional (ElSalvador)

    FPLP Frente Popular para la Liberacin de PalestinaFSLN Frente Sandinista de Liberacin NacionalIHCA Instituto Histrico CentroamericanoINEC Instituto Nacional de Estadsticas y Censos de NicaraguaINICAE Instituto Nicaragense de Capacitacin y Asesora

    EconmicaINNSBI Instituto Nicaragense de Seguridad Social y Bienestar

    IS Internacional SocialistaJGRN Junta de Gobierno de Reconstruccin Nacional (Nicaragua)MINEX Ministerio del Exterior de NicaraguaMINT Ministerio del Interior (Nicaragua)MISURASATA Organizacin de Miskitos, Sumos, Ramas y Sandinistas

    UnidosNOAL Movimiento de Pases No AlineadosNSA Archivo de Seguridad Nacional (EEUU)NSC Consejo de Seguridad Nacional ( EEUU)

    OEA Organizacin de Estados AmericanosOLP Organizacin para la Liberacin de PalestinaONU Organizacin de Naciones Unidas

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    Abreviaturas vii

    ONUCA Observadores de las Naciones Unidas en CentroamricaOPD Oficina de Diplomacia Pblica (EEUU)OTAN Organizacin del Tratado del Atlntico Norte

    PCUS Partido Comunista de la Unin SoviticaPLN Partido Liberacin Nacional (Costa Rica)PRI Partido Revolucionario Institucional (Mxico)PSOE Partido Socialista Obrero EspaolRDA Repblica Democrtica AlemanaRFA Repblica Federal AlemanaRN Resistencia NicaragenseUNO Unin Nacional Opositora (Nicaragua)UNITA Unin Nacional para la Independencia Total de Angola

    URNG Unidad Revolucionaria Nacional GuatemaltecaURSS Unin de Repblicas Socialistas SoviticasYATAMA Organizacin de Miskitos del Atlntico Norte (Nicaragua)

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    Prembulo ix

    PREMBULO

    El origen de mi decisin de profundizar, a travs de este estudio, en la polticaexterior de la revolucin sandinista, se encuentra en los siete aos, desde 1980 a1987, en que tuve la extraordinaria fortuna de vivir en Nicaragua uno de losacontecimientos ms estimulantes poltica y humanamente del ltimo cuarto del sigloXX. Mi trabajo primero en el Ministerio de Educacin, ms tarde en la Direccin deInformacin y Prensa de la Presidencia de la Repblica, y por ltimo en la

    Universidad Centroamericana de Managua me permiti ser testigo del desarrollo dela revolucin nicaragense desde distintas y enriquecedoras perspectivas, todas ellasmarcadas por la terrible experiencia del conflicto armado, social y poltico que sufriel pueblo nicaragense durante esos aos.

    Tras haber publicado en 1988 unas reflexiones iniciales sobre ese momentohistrico en una obra titulada La Revolucin Sandinista, 1979-1988 (Madrid:Editorial Revolucin), me propuse posteriormente estudiar con mayor detalle laincidencia de la poltica exterior en la evolucin y derrota de la revolucin, influido,sin duda, por el hecho de haber vivido las presiones de todo tipo que lasadministraciones Reagan y Bush desplegaron contra Nicaragua.

    Con ese fin he estado en Nicaragua en varias ocasiones, en julio- agosto de 1990,en julio de 1992, en junio de 1994, en agosto de 1995 y en agosto de 1999. All meentrevist con algunos de los protagonistas directos de la poltica exterior sandinista:con Miguel DEscoto, ministro del Exterior, con Vctor Hugo Tinoco, viceministrodel Exterior, con Alejandro Bendaa, director general de Poltica Exterior, con HenryRuiz, ministro de Cooperacin Externa, y con Antonio Jarqun, embajador enWashington. En El Salvador me entrevist con Facundo Guardado, comandante y

    posteriormente secretario general del FMLN. Debo agradecer la colaboracin que meprestaron Fernando Cardenal, S.J., ex ministro de Educacin, Manuel Espinoza, exministro de Informacin, Silvio Prado, responsable de las relaciones con Espaa enel Departamento de Relaciones Internacionales (DRI) del FSLN, y William Gribsby,director de Radio la Primersima, con quienes tuve la suerte de compartir largasdiscusiones sobre las polticas de la revolucin.

    Paralelamente durante esas estancias en Nicaragua fui recogiendo abundanteinformacin bibliogrfica y documentacin en el Ministerio del Exterior, en la

    Universidad Centroamericana (UCA), en el Centro de Documentacin (CEDOC) dela Coordinadora Regional de Investigaciones Econmicas y Sociales, vinculado a la

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    x Prembulo

    UCA, y en los archivos del diario Barricada, perteneciente al FSLN, donde pudeexaminar la coleccin de este peridico, y la del mensual Barricada Internacional. En

    este trabajo encontr la inestimable ayuda y asesora de Xabier Gorostiaga, rector dela Universidad Centroamericana, y de Guillermo Fernndez, editor de Barricada

    Internacional. En la UCA y en el CEDOC acced a las colecciones de Envo yPensamiento Propio, revistas que hicieron un seguimiento detallado y analtico de larevolucin sandinista durante la dcada de los 80.

    No puedo menos que agradecer el apoyo que en todo ese tiempo recib para mitrabajo en Managua de Lola Ocn, Mertxe Brosa, Enrique Ortego, Angel Barrajn yotras personas, cuyos nombres, pese a no citarles, no he olvidado.

    Para recoger documentacin referida a las relaciones de Nicaragua con Amrica

    Latina y Estados Unidos, estuve durante una semana en julio de 1990 en el Centro deInvestigacin y Docencia Econmica (CIDE) de Mxico D.F. All cont con la ayuday consejos de Gabriel Aguilera.

    Durante quince das de marzo de 1992 realic trabajo de investigacin ydocumentacin sobre las relaciones Nicaragua-Amrica en Madrid, en la bibliotecade la Universidad Complutense y en los centros de investigacin sobre AmricaLatina y Europa, IRELA y AIETI, y en IEPALA. Agradezco la colaboracin recibidadel profesor Marcos Roitman, y de Carmelo Garca, director de IEPALA.

    Ese mismo ao me desplac durante el mes de octubre al Center for LatinAmerican Studies de la Universidad de Stanford, California. Su directora, Terry Karl,me facilit el uso de las instalaciones del centro y el acceso a las colecciones del

    National Security Archive de Washington de varios miles de microfilms dedocumentos desclasificados sobre las relaciones entre los gobiernos de EstadosUnidos y Nicaragua. En la misma universidad de Stanford tuve la oportunidad deconsultar la documentacin existente en la Hoover Institution On War, Revolutionand Peace gracias a la amable colaboracin del profesor William E. Ratliff.

    En julio de 1994 pude hacer la revisin de la coleccin microfilmada de The NewYork Times en la biblioteca de la Universidad de Navarra, para lo que recib unagran ayuda de Juana Lajos.

    En la hemeroteca de la Universidad del Pas Vasco he utilizado principalmente lacoleccin del diario El Pas para hacer, un seguimiento de las informaciones sobrelas relaciones entre Nicaragua y Espaa en los aos 80.

    Para la realizacin de este trabajo me he basado ampliamente en discursos,

    entrevistas y declaraciones de los protagonistas directos e indirectos de las relaciones

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    Prembulo xi

    internacionales de la revolucin nicaragense, as como en documentos del gobiernonicaragense, del gobierno norteamericano y de instituciones y organismosinternacionales relacionados con la revolucin sandinista.

    En algunos casos he empleado fuentes directas de personas nicaragenses sin citarsus nombres por respeto a la confidencialidad con la que me proporcionaron en sumomento la informacin.

    En cuanto a la bibliografa usada la mayor parte procede del mbito anglosajn, yms especficamente de Estados Unidos. La razn es obvia y tiene que ver con elhecho de que es precisamente en este pas, donde la revolucin nicaragense se haestudiado ms y con ms detalle, en contra y a favor, con pasin, con parcialidad y

    tambin con objetividad.

    Las traducciones de las citas de los textos en ingls han sido realizadas por m.Espero no haber traicionado ni el contenido ni el espritu de los originales.

    Quiero por ltimo reconocer que no hubiera realizado de la misma manera estainvestigacin sin los nimos de mi familia y de mis amigos Luis, Idoye, Koldo, JuanLuis, Sarah, Contxa, Mariv, Ioseba, Irene, Lula, y sobre todo sin la insistencia deZubi.

    Asimismo debo agradecer la paciencia y el apoyo prestado por mi director detesis, Francisco Aldecoa. Sus sugerencias, correcciones y aportes han sido claves

    para este trabajo.

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    Captulo primero 1

    I. INTRODUCCION

    I.1. Justificacin e hiptesis de trabajo

    La revolucin que se desarroll en Nicaragua entre 1979 y 1990 -la revolucinsandinista- fue la ltima experiencia revolucionaria triunfante del siglo XX en elTercer Mundo con un contenido antiimperialista, utpico y socializante reivindicadodesde una perspectiva racionalista y laica.

    Fue la ltima revolucin que se vio envuelta en el esquema de enfrentamientosentre las dos superpotencias de la Guerra Fra, Estados Unidos y la Unin Sovitica.Su devenir y su ocaso estn estrechamente ligados al auge y final de la Guerra Fraen los aos 80.

    La sandinista fue al mismo tiempo la primera revolucin que se mostrmagnnima con los enemigos derrotados. La sangre de los vencidos no aneg lascalles y los campos del pas centroamericano.

    Fue la primera revolucin radical de tradicin socialista en que los creyentes

    desempearon un papel destacado tanto en las filas de combatientes, como en lospuestos de gobierno.

    Y fue asimismo la primera revolucin que se someti en elecciones libres, aunquecon fuertes presiones internas y externas, a la voluntad popular que se habamanifestado contraria a la continuacin del gobierno revolucionario en el poder. El

    poder conquistado con las armas fue entregado en las urnas de acuerdo a la votacinmayoritaria del pueblo.

    Los aspectos citados son alicientes importantes para reflexionar sobre esteepisodio revolucionario que convulsion la historia centroamericana durante los aos80, evoc los enfrentamientos entre Estados Unidos y Nicaragua ocurridos amediados del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, y alcanz un ecoextraordinario en la opinin pblica mundial.

    La revolucin sandinista, sorprendente tanto en su victoria, como en su derrota,pese a su fugacidad suscit durante la dcada de los 80 un inters y un seguimientomuy por encima del peso real de Nicaragua en la sociedad internacional. Se pueden

    apuntar varias explicaciones para intentar comprender este fenmeno.

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    2 Captulo primero

    Era la primera revolucin importante en Amrica Latina despus de la experienciacubana1. Su xito cogi por sorpresa a casi todo el mundo, incluidos sus propios

    protagonistas. El mismo Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN) no

    esperaba un triunfo tan rpido y aplastante. Estados Unidos no se percat de lasposibilidades de la victoria sandinista hasta el ltimo momento. La colaboracin deCuba slo fue importante en los ltimos meses, en parte porque el gobierno cubanotampoco confiaba en el triunfo. Para la URSS de Breznev fue una sorpresa anmayor: sus anlisis de Amrica Latina descartaban la posibilidad de una victoriarevolucionaria armada, y en concreto el Partido Comunista de la Unin Sovitica nomantena ninguna relacin con el FSLN.

    La revolucin sandinista provoc una gran aceptacin internacional de gobiernos

    y pueblos de todo el mundo por la forma en que se produjo: fue el resultado de unavasta insurreccin popular frente a una de las dictaduras ms antiguas y odiadas deAmrica Latina.

    En el levantamiento dirigido por el FSLN participaron miles de jvenes, vecinosde los barrios marginales de las ciudades, campesinos, grupos de la burguesaopositora, cristianos de diferentes confesiones, religiosos... Algunos de losacontecimientos blicos tuvieron una cobertura destacada en los medios decomunicacin internacionales, sobre todo a partir del asesinato del periodistanorteamericano Bill Steward por parte de la Guardia Nacional somocista ante las

    cmaras de televisin. Esos mismos medios informaron con simpata sobre lasprimeras medidas del gobierno revolucionario y sobre su generosidad inicial: sedescart la pena de muerte como castigo a los criminales somocistas; no hubo

    paredones ni fusilamientos planificados, como en la revolucin cubana; enseguida seinstaur el orden; se realizo una campaa masiva de alfabetizacin...

    El carcter humano, abierto y plural de la revolucin nicaragense -alejado de laatmsfera de ultrarradicalismo de experiencias revolucionarias anteriores- y lasexpectativas e ilusiones de diferentes sectores sociales y polticos de que pudiera

    convertirse en un modelo viable en Amrica Latina y en otros lugares del TercerMundo, propiciaron el amplio apoyo inicial sealado.

    Incluso el propio gobierno norteamericano de Jimmy Carter -en contraste, porejemplo, con el comportamiento de Washington con respecto a la revolucin cubana-acept el hecho de la revolucin sandinista en los primeros momentos, y se mostrdispuesto a colaborar econmicamente en la reconstruccin de Nicaragua.

    1 La revolucin de Grenada ocurri unos meses antes que la revolucin sandinista, pero dadas las minsculasdimensiones del pas, su ubicacin geogrfica y las mismas caractersticas del triunfo sin enfrentamientos armados,este hecho apenas tuvo repercusin internacional.

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    Captulo primero 3

    Pero lo que en los aos siguientes lleg a concitar ms la atencin internacionalde gobiernos, organizaciones polticas y sectores populares fueron las polticas deacoso que la administracin Reagan, durante sus dos mandatos (1981-1989),

    despleg contra la revolucin sandinista, y la forma en que se defendi Nicaragua.

    Este pas, pequeo y con recursos escasos, hizo frente durante esos aos a lasnumerosas iniciativas de Washington para destruir la revolucin: a las presioneseconmicas y al embargo comercial, al cerco poltico y diplomtico, y a lasacusaciones de ser una amenaza para Estados Unidos, de apoyar militarmente a lainsurgencia en Centroamrica, de acoger a terroristas internacionales, de violarsistemticamente los derechos humanos de la poblacin nicaragense, y de ser unsatlite de Mosc y un estado totalitario...

    Nicaragua hizo frente tambin a una guerra mal llamada de baja intensidad, que,provocada y sostenida por Washington al dirigir y financiar un ejrcitocontrarrevolucionario, caus miles de vctimas, todas nicaragenses, y destruyimportantes recursos econmicos del pas.

    Para defender la revolucin el gobierno sandinista desarroll una estrategiainternacional mltiple. Defendi su causa en las principales organizacionesinternacionales, encontr apoyo poltico, econmico y militar en los pasessocialistas, busc tambin la colaboracin poltica y econmica en Europa

    Occidental, en el Tercer Mundo y muy en especial en Amrica Latina, y acudi a laCorte Internacional de Justicia de La Haya, solicitando el amparo de la legalidadinternacional frente al acoso de Estados Unidos.

    Esta estrategia internacional, fundamentada en una defensa militar bsicamenteexitosa, impidi el aniquilamiento de la revolucin, pero no la derrota electoral. Elrgimen revolucionario, derrotado en las urnas, acept el dictamen popular y dio

    paso a la normalizacin y homogeneizacin poltica de Nicaragua con el resto deAmrica Latina.

    Habiendo conocido directamente algunos de estos hechos durante mi estancia enNicaragua, dos son los motivos principales que me empujan a estudiar la polticaexterior sandinista: Primero, arrojar luz sobre cmo este pas, pobre e insignificanteen los escenarios internacionales, resisti el asedio de la primera superpotenciamundial durante casi una dcada. Segundo, averiguar si la conducta internacional de

    Nicaragua durante esos aos sigue las pautas de revoluciones anteriores, o ms biendiscurre por caminos nuevos y menos radicales, como es mi hiptesis, los cuales

    podran llegar a ser una referencia interesante en el futuro para otros pequeos

    estados que atraviesen por circunstancias revolucionarias, si stas llegan aproducirse.

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    4 Captulo primero

    Estos presupuestos me hacen plantear varios interrogantes, a los que intentar darrespuesta a lo largo de la investigacin, sobre el contexto internacional de larevolucin, sobre el contenido y las caractersticas de la poltica exterior sandinista,

    sobre los factores que influyen en su desarrollo, sobre sus resultados y sobre lasderivaciones que se desprenden de todo ello.

    Qu importancia para la revolucin nicaragense tiene el intervencionismo deEstados Unidos?. Cmo afecta la existencia de la revolucin a la propia polticaexterior norteamericana?. Cmo influye el final de la Guerra Fra en la experienciasandinista?

    Cmo disea y ejecuta el gobierno sandinista su poltica exterior?. Qu errores

    comete y qu trascendencia tienen?. Cules son las caractersticas claves de lapoltica exterior sandinista?, representan un modelo alternativo al comportamientointernacional de otras revoluciones?, aportan alguna novedad al estudio de lasrelaciones internacionales de los estados revolucionarios?.

    Qu implicaciones tiene la poltica exterior para la propia revolucin?. Qurelacin existe entre la poltica exterior y las polticas internas revolucionarias?. Elfinal de la revolucin significa el fracaso de la poltica exterior seguida?.

    Las hiptesis sobre las que voy a trabajar para dar respuesta a los interrogantes

    anteriores son las siguientes:

    1.- La intervencin de Estados Unidos es decisiva en el desarrollo de larevolucin en el contexto del resurgimiento y final de la Guerra Fra.

    2.- Para hacer frente a la intervencin norteamericana, el gobierno sandinistaformula por primera vez en la historia de Nicaragua una poltica exterior que est

    basada en una estrategia de relaciones mltiples en todo el mundo, que pretende serno alineada y que se apoya en la legalidad internacional.

    3.- Son caractersticas fundamentales de la poltica exterior sandinista elprotagonismo en la sociedad internacional, el pragmatismo y la moderacin. Estasdos ltimas se dan en un grado superior al habido en revoluciones anteriores.

    4.- La poltica exterior sandinista, pragmtica, moderada y activa no consigueimpedir la derrota electoral de la revolucin, pero obstaculiza su destruccin total.

    5.- Hay una fuerte interrelacin entre la poltica exterior y las polticas internas:

    stas condicionan en parte la orientacin de la poltica exterior, pero el manejo deesta ltima interfiere a su vez en las decisiones sobre poltica interna.

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    Captulo primero 5

    Para comprobar si estos supuestos se ajustan o no a la realidad voy a seguir elsiguiente plan de trabajo:

    I.2. Plan de la obra.

    Presentadas las motivaciones e hiptesis de la investigacin en esta introduccin,en el captulo II examino el modelo de poltica exterior de los estadosrevolucionarios expuesto en estudios de relaciones internacionales al respecto y

    planteo la hiptesis de que la poltica exterior sandinista no se ajusta exactamente alpatrn descrito en esa literatura por su mayor moderacin y pragmatismo. Examinoasimismo el contexto internacional -y la literatura ad hoc- en que la revolucin

    sandinista despliega un cierto protagonismo propiciado primero por la intervencinnorteamericana en Nicaragua en el marco contradictorio del final de la Guerra Fra, ysegundo por la mayor presencia de Amrica Latina frente a Estados Unidos.

    En el captulo III describo el comportamiento internacional del FSLN comofuerza guerrillera antes de tomar el poder, para seguidamente plantear la estrategia ylas metas de su poltica exterior ya en el gobierno, los principios ideolgicos en losque se fundamenta dicha poltica, y cmo el gobierno revolucionario organiza laejecucin de la misma.

    En el captulo IV doy respuesta a la hiptesis de cmo las polticas internas delgobierno sandinista influyen sobremanera en la poltica exterior, aparte de sealar laimportancia que en el mismo sentido tienen factores como la ubicacin geogrficade Nicaragua y la forma en que se produjo el triunfo revolucionario.

    En el captulo V planteo cmo la estrategia de agresin de Estados Unidos fue elfactor ms importante en la evolucin y en la derrota de la revolucin, obligando algobierno sandinista a disear una poltica exterior centrada en hacer frente a dichaestrategia.

    En los cuatro captulos siguientes analizo cmo el gobierno revolucionariodesarrolla esa poltica exterior en base a un planteamiento multiforme: presenciaactiva en las organizaciones internacionales y confianza en el Derecho Internacionaly en el crdito de su poltica de no alineamiento (cap. VI), estrechas relaciones conlos pases socialistas, a los que considera aliados estratgicos (cap. VII), bsqueda decolaboracin poltica y econmica en Europa Occidental, Comunidad Europea yEspaa, y de apoyo poltico en la Internacional Socialista (cap. VIII), y aceptacinde Amrica Latina como actor de intermediacin que contribuye a encontrar una

    salida poltica al conflicto que vive Nicaragua en su enfrentamiento con EstadosUnidos (cap. IX).

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    6 Captulo primero

    En estos captulos muestro en segundo lugar el comportamiento protagonista,moderado y pragmtico de la revolucin nicaragense en cada uno de los espaciossealados, con contadas y matizadas excepciones como su colaboracin temporal

    con la insurgencia salvadorea (cap. IX) y su impulso a prcticas no normalizadas decolaboracin internacional como fue el apoyo de la red de solidaridad popular enEstados Unidos y Europa Occidental principalmente (cap. VIII). En tercer lugarsealo tanto los aspectos positivos como las insuficiencias de la estrategia sandinista,y cmo influyen en el desenlace de la revolucin.

    Finalmente en el captulo X abordo las conclusiones que considero se desprendendel estudio realizado sobre la poltica exterior de la revolucin nicaragense.Conclusiones que al mismo tiempo que sealan errores sandinistas, presentan los

    logros y las aportaciones que la revolucin nicaragense ofrece no slo a lacomprensin de la poltica exterior de un pequeo estado en revolucin, sinotambin a un manejo diferente y ms maduro de dicha poltica.

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    Captulo segundo 7

    II. MARCO TERICO Y CONTEXTO INTERNACIONALDE LA POLTICA EXTERIOR DE LA REVOLUCINSANDINISTA

    II.1. La poltica exterior de los estados revolucionarios

    La Revolucin Nicaragense entronca sus races en las ansias socializantes de laRevolucin de Octubre, bebe directamente de las fuentes de la Revolucin Cubana,forma parte de la ltima oleada revolucionaria del siglo XX, y su desarrollo coincide

    y est influido por la reactivacin y el final de la Guerra Fra, escenario internacionalbajo el que encontraron cobijo la mayor parte de las revoluciones acaecidas desde laSegunda Guerra Mundial hasta la dcada de los 90.

    Como fenmeno revolucionario que en ese contexto incide, de manera patente yms all de la voluntad de sus protagonistas, en la sociedad internacional de los aos80, la experiencia nicaragense en su dimensin exterior participa de varias de lascaractersticas que autores como Wight, Armstrong, Halliday, principalmente, handescrito como propias de los procesos revolucionarios, incluyendo tanto las tres

    grandes revoluciones (la francesa, la rusa y la china), como las ms recientes que hantenido lugar en la segunda mitad del siglo XX, bien como revolucionesantidictatoriales (Cuba, Irn, Etiopa, y Libia), o como procesos anticoloniales(Indonesia, Vietnam, Angola y Mozambique)1.

    1 Vanse David Armstrong, Revolution and World Order: The Revolutionary State in International Society,Oxford: Clarendon Press, 1993; Fred Halliday,Revolution and Foreign Policy: The Case of South Yemen 1967-1987, Cambridge: Cambridge University Press, 1990; el captulo VI " The Sixth Great Power`: Revolutions andthe International System" de la obra del mismo autor, Rethinking International Relations, London: TheMacMillan Press, 1994, y su reciente y ms completo estudio sobre la poltica exterior de los estadosrevolucionarios,Revolution and World Politics, London: MacMillan Press, 1999; y Martin Wight,Power Politics(especficamente el captulo VII titulado "International Revolutions"), London: Leicester University Press/Royal

    Institute of International Affairs, 1995. Otros autores que analizan asimismo aspectos globales de la polticaexterior de los estados revolucionarios son Peter Calvert, Revolution and International Politics, London: Pinter,2 edic., 1996; Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, tsis doctoral, Universitde Rennes I, Facult de Droit et de Science Politique, 1995; y Odd Arne Westad, "Rethinking Revolutions: TheCold War in the Third World", Journal of Peace Research, vol. 29, n. 4, 1992, pp. 455-464. Estudiosparticulares sobre la poltica exterior de varias revoluciones se encuentran en Stephen Chan, y Andrew J.Williams (eds.), Renegade States:The Evolution of Revolutionary Foreign Policy, Manchester: ManchesterUniversity Press, 1994 (se estudian las revoluciones de Francia, Rusia, China, Corea del Norte, Irn, Nicaragua,Angola, Etiopa e Irak); en Jorge I. Domnguez, To Make a World Safe for Revolution: Cubas Foreign Policy,Cambridge, Ma.:Harvard University Press, 1989;y en Anthony Payne, The Foreign Policy of the PeoplesRevolutionary Government, en Jorge Heine (ed.), A Revolution Aborted: The Lessons of Grenada, Pittsburgh:University of Pittsburgh Press, 1991, pp. 123-151. Se abordan algunos rasgos de la poltica exterior de lasrevoluciones de Vietnam, Nicaragua, Irn, Afganistn, Camboya, Zimbabwe, y Palestina en Jack A. Goldstone,Ted Robert Gurr, y Farrokh Moshiri (eds.), Revolutions of the Late Twentieth Century, Boulder: Westview Press,

    1991; de la revolucin de Irn en Nikki R. Keddie, y Eric Hooglund (eds.), The Iranian Revolution & the IslamicRepublic, Syracuse: Syracuse University Press, 1986; y de la revolucin libia en Lillian Craig Harris, Libya:Qadhafis Revolution and the Modern State, Boulder:Westview Press, 1986. La poltica exterior de la revolucinnicaragense es examinada de manera especfica por Mary B. Vanderlaan, Revolution and Foreign Policy inNicaragua, Boulder:Westview Press, 1986; por Hazel Smith, "Revolutionary diplomacy Sandinista style: lessons

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    Captulo segundo8

    La diversa perspectiva desde la que estos autores examinan la poltica exterior delas revoluciones - Wight y Armstrong desde los matizados postulados realistas de la"escuela inglesa", mientras Halliday se sita en la tradicin marxista - no les impidecoincidir en sus apreciaciones. Y aunque no pretenden trazar una teora general sobre

    el comportamiento exterior de las revoluciones - Armstrong lo seala expresamente2-, lo cierto es que las analogas, que ellos plantean con un nfasis excesivamenteuniversalizador, se producen en un contexto histrico concreto y en unascircunstancias difcilmente repetibles, lo cual debera implicar que su proyeccin aotras experiencias revolucionarias haya de hacerse con el mximo cuidado, en lamedida que son rasgos y caractersticas de un tipo de comportamiento que setransforma a travs del devenir histrico y de la conciencia potencialmente renovadaen cada proceso revolucionario, y que por tanto es susceptible de desarrollar nuevas

    posibilidades, como planteo que ocurre en el caso nicaragense.

    El comportamiento internacional de la revolucin nicaragense no se ajusta demanera exacta a los rasgos que dichos autores sealan como propios de los estadosrevolucionarios. Antes bien en aspectos importantes que sealar, y en coherenciacon la conducta flexible y el rostro humano que la revolucin muestra internamente,sus polticas internacionales intentan nuevos caminos menos radicales que, pese aldesplazamiento sandinista del poder, marcan una pauta difcilmente eludible paraexperiencias revolucionarias futuras. Sin duda en el comportamiento ms pragmticode la revolucin nicaragense influye el propio aprendizaje de los sandinistasaprehendido de experiencias revolucionarias anteriores y de la necesidad de hacer

    frente a las presiones exteriores.

    Armstrong, Halliday y Wight3 consideran que en la poltica exterior de losestados revolucionarios se repite un comportamiento que estara definido por lassiguientes

    and limits", Race &Class, vol. 33, n 1, julio-septiembre 1991, pp. 57-70 y "The conservative approach:Sandinista Nicaraguas foreign policy", en S.Chan, y A.J.Williams, Renegade States, op. cit., pp.138-169; porBoris Yopo, "Nicaragua: diez aos de poltica exterior", en Heraldo Muoz (ed.). El desafo de los 90: Anuariode polticas exteriores latinoamericanas 1989-1990, Caracas: Editorial Nueva Sociedad / PROSPEL, 1990, pp.263-278; por Tom Barry, "Foreign Influence", en Kent Norsworthy, y Tom Barry, Nicaragua: A Country Guide,Albuquerque, New Mexico: The Inter- Hemispheric Education Resource Center, 1990, pp. 149-182; y por HarryE. Vanden, "Foreign Policy", en Thomas W. Walker (ed.), Revolution & Counterrevolution, in Nicaragua,Boulder: Westview Press, 1991, pp. 295-320. Desde el lado sandinista una visin global de la poltica exterior dela revolucin est recogida en MINEX (Ministerio del Exterior). Diez aos de poltica exterior (elementos paraun balance), documento interno, mimeografiado, Managua, 1988; en Alejandro Bendaa,. "David resisti aGoliath: 10 aos de poltica exterior", entrevista en Envo, n 95, julio 1989, pp. 28-51; en Denis Torres Prez,"La poltica exterior de la Revolucin Popular Sandinista", en Cuadernos de Sociologa, n 9-10, enero-agosto1989, p.153-165; y en Augusto Zamora,"4000 das de soberana: la poltica exterior sandinista", Envo, n 110,diciembre 1990, pp. 32-44.2 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p. 8.3 Armstrong analiza las revoluciones de Estados Unidos, Francia y Rusia, y varias de las ocurridas despus de laSegunda Guerra Mundial: Indonesia, Cuba, China, Libia e Irn: vase David Armstrong, Revolution and World

    Order, op.cit. . Halliday extrae sus conclusiones de la experiencias revolucionarias acaecidas en Francia, Rusia ydurante la Guerra Fra (China, Corea, Cuba, Vietnam, Yemen, Camboya, Angola, Etiopia, Irn, Nicaragua yAfganistn): vase Fred Halliday, Revolution and Foreign Policy: The Case of South Yemen 1967-1987, op. cit. ;Rethinking International Relations, op. cit., pp. 124-146y Revolution and World Politics , op. cit.Wight se centrabsicamente en las revoluciones de Francia y Rusia: vase Martin Wight,Power Politics , op. cit., pp. 81-94. El

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    Captulo segundo 9

    pautas, que a continuacin describir: importancia de la ideologa (secundaria paraHalliday), una conducta radical real o percibida, el quebrantamiento de la legalidadinternacional, la exportacin de la revolucin al exterior, el uso de la diplomaciacomo instrumento revolucionario, la poltica exterior empleada para subsanar los

    problemas y errores de la poltica interior, la generacin de guerra y de conflictoscomo consecuencia de la revolucin, y, por ltimo, la acomodacin final del procesorevolucionario y su aceptacin en la escena internacional.

    Importancia de la ideologa

    Para algunos de los autores citados la ideologa juega un papel sustancial en laimplementacin de la poltica exterior de los estados revolucionarios4.

    Wight considera que el poder revolucionario en cuanto tal pretende "alterar los

    fundamentos de la sociedad internacional"5. Y Armstrong, al examinar varias de lasrevoluciones de la segunda mitad del siglo XX, concluye que stas ven la polticamundial como "un enfrentamiento entre ricos y pobres, entre oprimidos yopresores"6.

    Halliday, aun planteando que "el reto ideolgico (de las revoluciones) a laconducta internacional es en general un tema secundario", mantiene como una desus tesis centrales que "todos los estados revolucionarios, casi sin excepcin, hanbuscado promover la revolucin en otros estados", que consideran este objetivo

    como "una parte fundamental de su poltica exterior, como un derecho y como unaobligacin"7, y que quieren "cambiar el mundo"8.

    Akhavan se manifiesta en trminos similares: "De una manera general losrevolucionarios consideran que no solo tienen el derecho, sino tambin el deber detransformar el orden sociopoltico existente en otros pases, as como el sistemadominante en la escena internacional, al cual ellos consideran injusto"9. Akhavan

    estudio comparativo de Calvert es el ms amplio, abarcando las revoluciones de Inglaterra, Estados Unidos,Francia, Rusia, Mxico, China, Bolivia, Indonesia, Vietnam, Cuba, Irn y Nicaragua: vase Peter Calvert,Revolution and International Politics, op. cit. . Akhavan con una mirada realista extrae sus conclusiones del anlisisde las que l considera "grandes revoluciones" (Francia, Rusia, China e Irn): vase Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op. cit.

    4 Vase tambin el anlisis de Cassels sobre la importancia de la ideologa en las relaciones internacionales de lasrevoluciones francesa, rusa e iran en sus primeros momentos, a los que seguira un comportamiento mspragmtico y convencional: (Alan Cassels, Ideology and International Relations in the Modern World, London:Routledge, 1996, pp. 21-34, 139-146, y 237-238).

    5 Martin Wight,Power Politics, op. cit., p. 88.

    6 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p. 197.

    7 Fred Halliday,Rethinking International Relations, op. cit., p. 136.

    8 Fred Halliday,Revolution and World Politics , op. cit., p. 132.9 Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op. cit., p. 435.

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    Captulo segundo10

    reconoce , no obstante , que los regmenes revolucionarios combinan en su polticaexterior momentos de exaltacin ideolgica con posiciones ms pragmticas10.

    Una conducta radical real o percibida

    Como una forma de ganar legitimidad moral dentro y fuera del pas, lasrevoluciones manifiestan su radicalismo apoyando pblica y abiertamente las causasrevolucionarias en el mundo11. Durante la Guerra Fra en numerosas ocasiones losgobiernos revolucionarios, aunque en sus polticas internas no rompan ni transformende una manera rotunda las estructuras sociales y econmicas heredadas, emplean unaretrica radical y marxista con el fin de conseguir el apoyo poltico, econmico ymilitar de las grandes potencias del mundo socialista, en especial de la URSS12.

    Ahora bien, en general y ms all de sus convicciones y objetivos reales o

    retricos, los estados revolucionarios, por el hecho de existir, quiebran el orden y elconsenso internacional establecido en su regin durante decenios y provocan

    posiciones enfrentadas con los estados vecinos y con la potencia dominante en elrea. Todos ellos perciben el estallido revolucionario como una amenaza para suestabilidad o para sus intereses, por miedo a que el ejemplo de la revolucin seextienda, o porque el rgimen revolucionario proporciona ayuda a los elementosopositores en los pases colindantes13.

    El radicalismo de los estados revolucionarios se manifiesta asimismo en el cambio

    de sus relaciones internacionales, concretado en la ruptura con los aliados del rgimenderrocado y en el estrechamiento de vnculos con los enemigos del mismo.Armstrong cita como ejemplos de este proceder a las revoluciones de Francia, Rusia,China, Irn y Cuba14.

    El quebrantamiento de la legalidad internacional

    Los estados revolucionarios no respetan "nuestras normas y prcticas", sostienenWilliams y Chan, entendiendo por "nuestras" las del mundo occidental15. La legalidadinternacional no es aceptada y su violacin se produce con frecuencia, bien porque se

    10Ibd., p. 437

    11 Fred Halliday, Revolution and Foreign Policy, op. cit., p. 229; y David Armstrong, Revolution and WorldOrder, op. cit., p.171.

    12 Odd Arne Westad, "Rethinking Revolutions: The Cold War in the Third World", Journal of Peace Research,op. cit., p. 460.

    13 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., pp.301-302; y Fred Halliday, Revolution and Foreign

    Policy, op. cit., p. 229.14 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p.294. Un juicio similar se encuentra en Peter Calvert,Revolution and International Politics, op. cit., p. 130.15 Stephen Chan, y Andrew J. Williams (eds.),Renegade States, op. cit., p. 12.

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    Captulo segundo 11

    niegan su validez y aplicabilidad en el mbito revolucionario16, bien porque seconsidera justificada su inobservancia debido a las agresiones exteriores que sufre larevolucin, como argumentaba Fidel Castro en 1975: "Vivimos en un mundo, dondeel respeto de las normas internacionales es una obligacin. Nosotros hemos estado

    siempre dispuestos a respetarlas. Pero quienes han tratado de exportar lacontrarrevolucin, nunca tendrn elderecho de exigir que respetemos las normasinternacionales". En esa situacin, conclua Castro, Cuba demuestra "nuestra

    solidaridad con los movimientos revolucionarios en la medida que no estamosatados por ninguna norma "17.

    De acuerdo a Armstrong para los estados revolucionarios de la Guerra Fra lasleyes internacionales no son de fiar, "porque reflejan los intereses de los poderosos

    frente a los dbiles y la preservacin del status quo y no la consecucin de cambios

    radicales"18. Las propias instituciones internacionales como las Naciones Unidas y laCorte Internacional de Justicia de la Haya, de las que emana dicha legalidad, sontambin consideradas sospechosas de parcialidad y en consecuencia menospreciadas,y a veces denunciadas por los gobiernos revolucionarios19.

    La exportacin de la revolucin

    Entre los gobiernos mantenedores del status quo internacional la exportacin de larevolucin es, sin duda, la caracterstica ms citada y publicitada de la polticaexterior de los estados revolucionarios, y a la que aquellos otorgan la mayor atencin

    (reaccin militar incluida).

    De forma paralela la afirmacin de que los estados revolucionarios promueven larevolucin internacional de manera activa, es uno de los argumentos centrales de laliteratura acadmica, bien se examinen las revoluciones francesa, rusa y china o lasms prximas de Cuba, Libia, Irn y Nicaragua:

    Los gobiernos revolucionarios se apoyan entre si en un encadenamiento lgico ycoherente. Es parte de su propia naturaleza. Quieren impulsar la revolucin no soloen su propio pas, sino en todo el mundo. Y lo hacen por distintas razones. Porcompromiso internacionalista-idealista, como un componente bsico de su polticaexterior , y tambin por razones mucho ms pragmticas. Por causas internas, para

    16 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., pp.242-243.

    17 Gramma Weekly Review, 31 agosto 1975, p.7, citado en Jorge I. Dominguez, To Make a World Safe forRevolution: Cubas Foreign Policy, op. cit., p. 121.

    18 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p. 240.19 Philip G. Philip, "The Islamic Revolution in Iran: its impact on foreign policy", en Stephen Chan, y Andrew J.Williams (eds.),Renegade States, op. cit.,pp. 129-130, y David Armstrong, Revolution and World Order, op. cit.,pp. 238-239.

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    Captulo segundo12

    superar dificultades y divisiones dentro de la propia revolucin. Y por un clculointernacional interesado: se colabora con las fuerzas radicales de otros pases paraestablecer un frente comn y desestabilizar a los poderes enemigos. Es decir, seexporta la revolucin, como un mecanismo de autodefensa del propio poder

    revolucionario20.

    El uso de la diplomacia como instrumento revolucionario

    Para Armstrong la diplomacia convencional representa algunos de los antivaloresms denostados por los revolucionarios. Estos en un primer momento ven ladiplomacia como negociaciones y pactos realizados a espaldas del pueblo poraristcratas o miembros selectos de las clases dominantes, que mediante esas

    prcticas y con un lenguaje falto de principios contribuyen a mantener el injustoorden internacional21.

    Un juicio similar emite Calvert al sealar que "una de las caractersticas delestado revolucionario es con frecuencia el rechazo de las tcnicas y mtodosdiplomticos tradicionales, con los argumentos de que estn viciados y representanlos rasgos de un orden internacional al que l se opone "22.

    Halliday tambien comparte estas tesis, planteando que "las revolucionesproclaman una nueva forma de diplomacia a la expectativa de insurrecciones casisimultneas en otros pases", al mismo tiempo que desprecian las viejas y elitistas

    prcticas diplomticas, y confian en las ventajas que pueden derivarse de un tipo dediplomacia "entre los pueblos"23.

    Pasados los primeros momentos de enfebrecimiento radical, los mismos estadosrevolucionarios llegan a comprender las ventajas que un uso inteligente de losresortes diplomticos puede representar para su causa. Y en consecuencia se sirvende los mismos, bien como un soporte para el espionaje, bien como un instrumento

    para la promocin de la revolucin internacional y para la propaganda de sus ideas24.

    20 Martin Wight,Power Politics, op. cit., p. 88; David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit, p. 301;Fred Halliday,Rethinking International Relations, op. cit., p. 136;Revolution and Foreign Policy, op. cit., pp. 229-230, yRevolution and World Politics , op. cit., pp. 94-132; Philip G. Philip, "The Islamic Revolution in Iran: itsimpact on foreign policy", op.cit., p. 121; Jorge I. Dominguez, To Make a World Safe for Revolution: CubasForeign Policy, op. cit., pp.113-183; y Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op.cit., p. 439.

    21 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p. 270.

    22 Peter Calvert,Revolution and International Politics, op. cit., p. 121.

    23 Fred Halliday,Revolution and World Politics, op. cit., p. 95.24 Martin Wight,Power Politics, op. cit., p. 89.

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    Captulo segundo 13

    En este ltimo caso estamos ante la que Der Derian denomina comoantidiplomacia25 y Wight califica de diplomacia abierta, la cual pasa de lanegociacin a la propaganda para apelar directamente a la opinin pblica y, ms enconcreto, a aquellos sectores populares a los que se pretende ganar en los pases,

    cuyos gobiernos se oponen de forma activa a la revolucin26.

    La poltica exterior, medio para apuntalar las polticas internas

    Las revoluciones sufren el acoso y el cerco de los estados vecinos o de la potenciahegemnica, quienes pretenden evitar que "el mal ejemplo" se extienda, y promoveral mismo tiempo una reaccin que limite o revierta el proceso revolucionario encurso.

    Los gobiernos revolucionarios responden a estas iniciativas agresoras con la

    movilizacin popular, motivando para ello en muchos casos los sentimientosnacionalistas del pueblo27. El poder revolucionario aprovecha as la coyuntura de laintervencin exterior para galvanizar al pueblo, achacando a la misma tanto losdesastres econmicos y sociales producidos en el conflicto, como los fallos en laimplementacin de su propio programa, derivados de su incapacidad paraejecutarlo28.

    Guerras y conflictos, consecuencia inevitable de la revolucin

    Con las revoluciones estalla la estabilidad, se multiplican los conflictos blicos ycrece el desorden internacional. A ello contribuyen tanto el comportamiento de losgobiernos revolucionarios encaminado a transformar la sociedad internacional, comola reaccin de los gobiernos que se oponen a la revolucin desde el exterior29.

    El resultado es guerra y provocacin de graves conflictos internacionales, cuyaimportancia se incrementa por la percepcin negativa que la potencia hegemnicatiene sobre la revolucin. Como ejemplo de ello, limitado a la segunda mitad delsiglo XX, se puede constatar cmo Estados Unidos se ha opuesto a la mayor parte delas revoluciones sucedidas en el Tercer Mundo durante ese tiempo.

    La guerra es la compaera inseparable de la revolucin. Dentro y fuera del pas.Es la situacin permanente en las relaciones de los estados revolucionarios con sus

    25 James Der Derian, On Diplomacy, Oxford:Blasil Blackwell, 1987, pp. 135-136.

    26 Martin Wight,Power Politics, op. cit., p. 89.

    27 Odd Arne Westad, "Rethinking Revolutions: The Cold War in the Third World", Journal of Peace Research,op. cit., p. 457.

    28 Andrew Williams,"The Russian Revolution", en Stephen Chan, y Andrew J. Williams (eds.),Renegade States,

    op. cit., p. 63; Fred Halliday, Revolution and Foreign Policy, op. cit., p.229; y Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op. cit., pp. 439-440.

    29 David Armstrong, Revolution and World Order, op. cit., pp.197-198; Fred Halliday, Rethinking InternationalRelations, op. cit., p. 143; y Martin Wight,Power Politics, op. cit., pp. 91-92.

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    Captulo segundo14

    vecinos, "incluso aunque jurdicamente se est en paz", como plantea Wight, porqueambas partes se sienten obligadas a defender su sistema y a alterar el del contrario30.

    El enfrentamiento se traduce asimismo en guerra civil, que librada por los

    residuos del rgimen derrotado y alimentada desde el exterior, rompe al pas donde larevolucin se ha puesto en marcha, hasta que sta se consolida y modera o esderrotada31. Halliday sostendr que en la mayor parte de los casos lacontrarrevolucin no triunfa32. Akhavan mantiene esta misma posicin, refirindose ala contrarrevolucin exterior33.

    La moderacin del proceso revolucionario

    La actitud de los estados revolucionarios en relacin al orden internacionalestablecido sufre una transformacin que va del rechazo inicial a los elementos

    claves del mismo (derecho internacional, diplomacia y equilibrio de poder) a unaaceptacin renuente, limitada e incompleta.

    Es lo que Armstrong define como "proceso de socializacin" de lasrevoluciones34, o expresado en otros trminos, el proceso de acomodamiento de lasmismas. La moderacin de los regmenes revolucionarios se concreta en suaceptacin final de las leyes internacionales, en la vuelta a la diplomaciaconvencional, en su comprensin de la necesidad e inevitabilidad del equilibrio de

    poder como gozne de la estabilidad, y en la conclusin de su apoyo a las fuerzas

    revolucionarias en el exterior35. Como sostiene Wight, los intereses nacionalesterminan imponindose sobre las consideraciones acerca de la revolucininternacional36.

    Halliday, sin embargo, an admitiendo el proceso de acomodamiento de losestados revolucionarios, matiza que sta no es la ltima etapa de su evolucin, ya queen todo momento persisten las tensiones y enfrentamientos entre las revoluciones yel sistema internacional, y cita los ejemplos de las revoluciones en Francia, Rusia,Irn y Cuba37.

    30 Martin Wight,Ibid., p.90; y Fred Halliday,Revolution and Foreign Policy, op. cit.,p. 230.31 Martin Wight,Power Politics, op. cit.., p.91.

    32 Fred Halliday, Rethinking International Relations, op. cit., p. 138. Sobre la interrelacin entre revolucin,contrarrevolucin y guerra vase asimismo Fred Halliday,Revolution and World Politics, op. cit., pp. 207-260.

    33 Masood Akhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op. cit., p. 443.34 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., p. 302.

    35Ibid., pp. 243 y 271; Fred Halliday, Rethinking International Relations, op. cit., pp. 230-231; y MasoodAkhavan Kazemi,Dimensions Internationales des Revolutions, op. cit., pp. 444-446.

    36 Martin Wight,Power Politics, op. cit.., pp. 92-93.37 Fred Halliday,Revolution and World Politics, op. cit., pp. 137-138

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    Las razones de este proceso de acomodamiento de los estados revolucionarios hayque encontrarlas en la disminucin del optimismo revolucionario ante las dificultades

    para el triunfo de otras revoluciones, en la autorrestriccin a implicarse de unamanera ms directa en favor de aquellas por miedo a las represalias y a poner en

    peligro su propia existencia, y en la necesidad sentida de ser ms eficaces en susprogramas de gobierno, lo que conlleva conseguir ayuda y aliados exteriores, ascomo recuperar el acceso a los mercados internacionales38.

    En sntesis lo que planteo como uno de los temas claves a investigar en estetrabajo es que en la poltica exterior sandinista, mientras ciertamente se encuentranalgunas de las pautas que los autores citados - y en particular Armstrong, Wight yHalliday - consideran comunes a las experiencias revolucionarias precedentes, seobserva, sin embargo, una conducta exterior ms pragmtica, producto tanto de la

    propia conciencia y voluntad de los sandinistas, como de las presiones yposibilidades del contexto internacional.

    La voluntad revolucionaria del sandinismo, convertida en praxis, no solo tieneefectos dentro de Nicaragua, sino que incide tambin - incluso ms all de suintencionalidad expresada - en la estructura del sistema internacional. Pero a su vezla realidad de dicho sistema plantea dificultades y ofrece oportunidades que a su vezmodelan el desarrollo de la revolucin.

    En esta interaccin el final del proceso revolucionario en 1990 confirma que son

    las limitaciones impuestas por la estructura del sistema internacional y en concretopor la presin de Estados Unidos las que prevalecen en esa relacin dialctica deenfrentamiento, pero no lo hacen de forma absoluta, sino que a su vez el accionar dela revolucin no solo impacta en las estructuras internas de Nicaragua, sino tambinen el marco regional, e incluso en aspectos sustantivos del sistema internacional,como es el uso del Derecho Internacional en defensa de un pequeo pas an enmedio de una revolucin39.

    Ambos aspectos -mayor pragmatismo del proceso revolucionario y contexto

    internacional como estructura constrictora y a la vez como espacio con pequeasoportunidades para influir en dicha estructura- sern abordados a continuacin.

    38 David Armstrong,Revolution and World Order, op. cit., pp. 302-303. Fred Halliday, Revolution and ForeignPolicy, op. cit., p. 230.39 En el debate sobre la relacin entre capacidad de accin y estructura (agency-structure), la experienciasandinista plantea as la preponderancia final de las limitaciones estructurales exteriores, pero paralelamenteapunta algunas de las potencialidades abiertas a la voluntad y a la actuacin de un pequeo estado. Sobre el

    debate capacidad de accin-estructura vanse Alexander E. Wendt, "The agent-structure problem ininternational theory", International Organization, vol. 41, n 3, Summer 1987, pp. 335-370; David Dessler,"Whats at stake in the agent-structure debate?", International Organization, vol. 43, n 3, Summer 1989, pp.441-473; y Walter Carlsnaes, "The Agency-Structure Problem in Foreign Policy Analysis", International StudiesQuarterly, vol. 36, n 3, septiembre 1992, pp. 245-270.

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    II.2. La poltica exterior de la revolucin nicaragense: mayorpragmatismo y moderacin que en revoluciones precedentes

    Al igual que en experiencias revolucionarias anteriores, la revolucin

    nicaragense, ms all de sus intenciones e incluso de sus actos, es contemplada porEstados Unidos y por sus aliados centroamericanos, como una amenaza para susintereses, y en consecuencia se arbitra desde Washington un programa para frenarla,subvertirla y derrotarla.

    Como resultado de esta reaccin a la existencia del proceso revolucionario, y sinolvidar tampoco la importancia de la inicial actitud sandinista proclive acompromisos internacionalistas en la regin centroamericana, la revolucinnicaragense se vio inmersa en un serio conflicto que no guardaba proporcin con

    los intereses que all estaban en juego, y con la importancia de un actor internacionalcomo Nicaragua, pas pequeo y con unos recursos materiales y humanos muyescasos.

    En ese contexto el gobierno sandinista utilizar la amenaza exterior -convertida enintervencin durante nueve aos- para fortalecer la conciencia nacional, y como unatrinchera efectiva en defensa de la revolucin, pero tambin para justificar sus

    propios errores en numerosas ocasiones.

    La moderacin de las polticas exteriores del proceso revolucionario nicaragense,

    manifestada con contadas excepciones desde el primer momento, se acentuar de unamanera acusada en la segunda mitad de los 80, cuando el inicial entusiasmorevolucionario ha desaparecido, la ayuda exterior se ha reducido, y las dificultadeseconmicas se han convertido en un obstculo insalvable para la revolucin. Y aqula socializacin planteada por Armstrong y Akhavan llega a un punto no alcanzadohasta ese momento por ninguna experiencia anterior, al dar paso la propia revolucinderrotada a un modelo poltico diferente de manera consciente y pacfica.

    El reconocimiento de que la revolucin sandinista comparte varias de las

    caractersticas del modelo de conducta internacional de las revoluciones que laprecedieron, no me impide desarrollar la hiptesis de que Nicaragua durante elsandinismo despliega una poltica exterior con caractersticas propias de mayormoderacin y normalizacin que aquellas.

    Pese a la ayuda proporcionada a la guerrilla salvadorea antes de la ofensiva deenero de 1981, y pese a la retrica internacionalista presente en una buena parte delos discursos oficiales de los dirigentes del FSLN, y principal espacio donde laideologa antiimperialista y radical de los sandinistas brill con fuerza, el apoyo a la

    revolucin en Amrica Latina y en otras partes del mundo no es ni una prioridad, ni

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    un objetivo real de la poltica exterior de la Nicaragua revolucionaria, como lo fue,por ejemplo, para las revoluciones de Cuba, Irn o Libia.

    Esto no me hace olvidar, sin embargo, que en los albores de la revolucin los

    sandinistas en el gobierno colaboraron con el Frente Farabundo Mart para laLiberacin Nacional (FMLN) de El Salvador por varias razones. En cierto modo

    pagaban as la solidaridad que ellos mismos haban recibido del movimientoinsurgente salvadoreo durante la guerra contra Somoza. Pero adems tenanmotivaciones ms pragmticas e interesadas, pues consideraban que una rpidavictoria del FMLN ayudara a fortalecer su propia revolucin ante las polticas deacoso contra ella, programadas claramente en la plataforma electoral del candidato ala presidencia de Estados Unidos, Ronald Reagan.

    Ahora bien, en contraste con las afirmaciones de Halliday cuando seala que "elreto que (los estados revolucionarios) representan para el sistema internacional noes tanto que propongan una nueva forma de diplomacia, o que desarrollenrelaciones internacionales de una forma distinta, sino que hagan de la alteracin delas relaciones sociales y polticas en otros estados casi el centro de su polticaexterior, y que se contemplen a si mismos no solo con el derecho, sino tambin conla obligacin de dirigir su poltica exterior de acuerdo a dicha base"40, losrevolucionarios nicaragenses ni siquiera en aquellos momentos iniciales pusieron enel centro de su poltica exterior la subversin de las relaciones sociales y polticas enotros estados y mucho menos an por motivos ideolgicos.

    Fue en la diplomacia abierta y multilateral y en la heterodoxia -para un rgimenrevolucionario- de sus relaciones internacionales amplias y contradictorias donde elgobierno sandinista busc la fuerza y el fundamento para su poltica exterior.

    No lo entendieron as ni el gobierno Reagan ni la plyade de autores y acadmicosnorteamericanos cuyos estudios a lo largo de la dcada de los 80 cimentaron la

    poltica intervencionista de las administraciones republicanas contra la revolucinsandinista. Para ellos Nicaragua no era ms que un nuevo satlite comunista, y por

    tanto expansionista, y la cabeza de puente del expansionismo sovitico en elcontinente americano41.

    40 Fred Halliday,Rethinking International Relations, op. cit., p. 136.41 El grupo de autores conocido como Comit de Santa Fe elabor la obra fundacional de esta poltica: vaseComit de Santa Fe (L. F.Bouchey, R.W.Fontaine, D.C.Jordan, G.Summer, L.Tabs), "Las relacionesinteramericanas: escudo de la seguridad del nuevo mundo y espada de la proyeccin del poder global de EstadosUnidos", Cuadernos Semestrales, n 9, 1 semestre 1981, pp.181-214. Adems del grupo de autores del citadoComit de Santa Fe, vase Walter F. Hahn (ed.), Central America and the Reagan Doctrine, Boston: The Center forInternational Relations at Boston University/United States Strategic Institute Washington D.C., 1987. Una buenaparte de los numerosos trabajos recopilados en esta obra sobresalen, a la hora de analizar el conflictocentroamericano y nicaragense, por su visin dogmtica y simplista, en ocasiones por una llamativa ausencia de

    rigor, y por su parecido a "encargos de propaganda". Entre ellos se pueden destacar los siguientes: la breve pero"insuperable" introduccin de Jeanne J. Kirkpatrick, pp. xiii; "Central America: The Larger Regional Scenario" deR. Bruce McColm, pp. 1-27; "The Mantos` of the Sandinistas" de Douglas W. Payne, pp. 55-78; "RevolutionaryChange and the Nicaraguan People" de Nestor D. Sanchez, pp. 105-118; "U.S. Options -and Illusions- in CentralAmerica" de David C. Jordan, pp. 227-246, y "Covert Action: A Substitute for Clear U.S. Policy" de Malcom

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    La teora del efecto-domin fue sacada a relucir para explicar la revolucinsandinista, como una de las olas revolucionarias que, subiendo por Centroamrica,anegara los campos de petrleo mexicanos y terminara alcanzando las propiasorillas del ro Grande. "Los soviticos -sostiene en esa direccin Rothenberg-

    consideraron que la victoria sandinista tena la capacidad para provocar un efectodomin en Centroamrica. Operando bsicamente a travs de Cuba y de loscomunistas locales, Mosc pretendi repetir la experiencia de Nicaragua en ElSalvador"42.

    Nicaragua como trampoln para exportar la revolucin, fue uno de los argumentosms queridos de estos autores."Hoy Nicaragua -en palabras de Bruce McColm- se haconvertido en una slida base para las insurgencias de los pases vecinos. Unaelaborada red logstica se extiende desde Nicaragua a las guerrillas salvadorea y

    guatemalteca"43

    .

    Y no faltaron quienes llegaron a describir un escenario apocalptico, provocadopor los sandinistas en la regin."La guerra secreta en Centroamrica ilustra -segnJohn Norton Moore- el peligro para el orden mundial que se origina en el asalto

    protagonizado por un rgimen radical. En Nicaragua los nueve lderes comandantesse han unido a Cuba en una guerra secreta contra sus vecinos"44.

    El orwelliano argumento sobre el peligro del expansionismo sandinista tambinfue esgrimido con fuerza y hasta sus ltimas consecuencias por los gobiernos de

    Estados Unidos con el fin de minar el efecto ejemplar de la revolucin nicaragenseen Amrica Central, como experiencia atractiva por su propia existencia victoriosa y

    por sus caractersticas de pluralidad, apertura y moderacin.

    En lneas generales, sin embargo, el apoyo sandinista a los movimientosrevolucionarios de Amrica Latina tuvo un carcter poltico, humanitario, retrico ylimitado. En el caso nicaragense los intereses nacionales de la revolucin estuvieronhabitualmente por delante de la colaboracin efectiva con la revolucininternacional. Y la coincidencia ideolgica dej paso al pragmatismo de estado.

    Wallop, pp.265-279. De unas caractersticas muy similares, vanse John Norton Moore, The Secret War In CentralAmerica: Sandinista assault on World Order, Frederick, Maryland: University Publications of America, 1987;Timothy Ashby, The Bear in the Backyard: Moscows Caribbean Strategy, Lexington: Lexington Books, 1987;Richard H. Schultz, "Recent Regional Patterns", en Uri Raanan, Robert L. Pfaltzgraff, Richard H. Schultz, ErnstHalperin, Igor Lukes, Hydra of Carnage: The International Linkages of Terrorism and Other Low-IntensityOperations, Lexington: Lexington Books,1986, pp. 95-124; y Morris Rothenberg, "The Soviets and CentralAmerica", en Robert S. Leiken (ed.), Central America. Anatomy of Conflict, New York: Pergamon Press, 1984, pp.131-149.

    42Ibid., p. 136.43 Bruce R. McColm, "Central America: The Larger Regional Scenario", en Walter F. Hahn (ed.), Central

    America and the Reagan Doctrine, op. cit., p. 17.44 Norton Moore John, The Secret War in Central America: Sandinista Assault on World Order, op. cit., p. 151.

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    Esto, sin embargo, fue mucho ms patente a final de la dcada de los 80, cuandoel gobierno sandinista se sum a la peticin del resto de los gobiernoscentroamericanos de que los revolucionarios del FMLN salvadoreo abandonaran suactividad armada. La urgente necesidad de acabar con el conflicto interno que

    amenazaba la sobrevivencia de la revolucin nicaragense, y de hacerlo a travs dela normalizacin de sus relaciones con los pases vecinos, explica esta posicinsandinista, tan poco radical, como coherente con su trayectoria anterior demoderacin.

    La revolucin nicaragense no se sita al margen de las leyes internacionales,como lo hicieron las de Cuba, Libia e Irn45. Ms bien lo contrario. Pretendeencontrar en el derecho internacional proteccin frente a las polticasintervencionistas fomentadas por Estados Unidos y secundadas por algunos de los

    gobiernos de la regin. Muestra de ello -y como una de las piezas centrales de sudefensa- es el recurso nicaragense a la Corte Internacional de Justicia de La Hayaen contra de Estados Unidos, Honduras y Costa Rica.

    Para la revolucin sandinista las organizaciones internacionales -en especial lasNaciones Unidas y la propia OEA- no se sitan del lado de quienes se oponen a suproceso. El gobierno nicaragense intentar estar presente en ellas y utilizarlas comoforos para denunciar la agresin norteamericana, e incluso desplegar una fuerteactividad diplomtica, en ocasiones, para ocupar puestos de responsabilidad en lasmismas.

    Frente al habitual comportamiento de las revoluciones del siglo XX de considerarla legalidad y las instituciones internacionales como parte del orden capitalistaestablecido y diseado para aplastar los procesos revolucionarios, el sandinismoapelar a los principios universales que dichas instituciones representan, paralevantarlos como un baluarte contra la fuerza de la superpotencia norteamericana,consiguiendo que aparezca en el mbito internacional como transgresora de las leyesque ella misma contribuy a dictar.

    La diplomacia sandinista no puede calificarse de revolucionaria en el sentidocitado por Wight46. El gobierno nicaragense no utiliza los canales diplomticoscomo recursos para el espionaje, ni menos para el terrorismo, ni tampoco para

    promover la revolucin internacional. Los sandinistas harn uso de mecanismosdiplomticos habituales y convencionales: presencia en las institucionesinternacionales, ampliacin de sus relaciones diplomticas, apertura de nuevas

    45 Vanse Jorge I. Domnguez, To Make a World Safe for Revolution: Cubas Foreign Policy, op. cit. , pp. 113-146; Lilian Craig Harris, Libya. Qadhafis Revolution and the Modern State, op. cit., pp.89-91; Philip G. Philip,

    "The Islamic Revolution in Iran: its impact on foreign policy", en Stephen Chan, y Andrew J. Williams (eds.),Renegade States, op. cit.,pp. 117-137; Peter Calvert, The Foreign Policy of New States, New York:St. Martin Press,1986, p. 41; y Fred Halliday,Revolution and World Politics , op. cit., pp. 127-128.46 Martin Wight,Power Politics, op. cit., p. 89.

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    embajadas, cultivo de contactos con congresistas y medios de comunicacin demasas de manera muy especial en Estados Unidos (y utilizacin de los servicios deagencias de Relaciones Pblicas para ello), celebracin de conferenciasinternacionales en Managua, realizacin de numerosos viajes por parte de los

    dirigentes sandinistas a pases de diferente signo ideolgico, y visitas a Nicaragua delderes polticos de Occidente, de los pases socialistas y del Tercer Mundo...

    Pueden encontrarse, sin embargo, rasgos originales y revolucionarios en lasformas con las que los sandinistas desplegaron su actividad, tanto en la intensidad ymilitancia con que la realizaron, como sobre todo en el empleo de vas decomunicacin -paralelas a las convencionales- para llegar directamente a aquellossectores de Estados Unidos que se oponan a la poltica de la Casa Blanca: comitsde apoyo, giras y conferencias de dirigentes sandinistas por ciudades y universidades

    norteamericanas, encuentros con lderes polticos y religiosos...

    Un significado similar tuvo el impulso a la creacin de redes de solidaridadpopular en otras partes del mundo y muy en particular en Europa Occidental con elobjetivo prioritario de que desde esas instancias se presionara a los gobiernosrespectivos en contra de la poltica intervencionista de Estados Unidos, y en segundotrmino como plataformas de soporte material para la revolucin.

    En la construccin global de su poltica exterior la revolucin sandinista difiere

    igualmente de las pautas de experiencias revolucionarias anteriores, por propiaconviccin y tambin porque el contexto internacional haba sufrido importantestransformaciones, que permitieron al gobierno sandinista desarrollar una polticaexterior ms abierta y multilateral.

    Nicaragua en revolucin no se reubica en el otro campo -el de los pasessocialistas- en el escenario internacional (aunque s crea una vinculacin preferencialy estrecha con ellos); no rompe las relaciones que sostena el gobierno anterior -pesea ser ste una dictadura ligada a Washington, enemigo ideolgico de los sandinistas;es ms, desde el primer momento -aunque con contradicciones- la revolucinnicaragense intenta mejorar sus vnculos con Estados Unidos; mantiene sus lazos

    polticos con el resto de pases latinoamericanos, incluso con los gobiernos vecinos,cuando stos se oponen activamente a la revolucin; mejora sus relaciones polticas yeconmicas con Europa Occidental y Canad; y las establece por primera vez connumerosos pases del Tercer Mundo de frica, Asia y Amrica.

    La Nicaragua sandinista pretendi hacer, en su poltica exterior, aquello que otrospases del Tercer Mundo, y especialmente de Amrica Latina haban intentadoconseguir anteriormente: ampliar sus relaciones internacionales, tener una presencia

    adecuada en los escenarios internacionales, y en definitiva, comenzar a crear unapoltica exterior propia. Como Vanderlaan seala, esos objetivos se concretaban en

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    "incrementar la interaccin con los pases vecinos, jugar algn papel en losorganismos internacionales, escapar del conflicto entre las dos superpotencias,buscar nuevos socios comerciales y ampliar el control del estado sobre la economa

    propia"47

    Pero lo que relativa y ocasionalmente poda ser vlido para otros paseslatinoamericanos como Per y Argentina, no lo iba a ser en absoluto para un pas en

    pleno proceso revolucionario y en un momento en que Washington haba decididodemostrar de nuevo su hegemona mundial debilitada tras la derrota de Vietnam.

    Sin duda uno de los motivos principales de la oposicin frontal de EEUU a larevolucin de Nicaragua estuvo en la voluntad de este pas de desligarse de laobediencia norteamericana y de tener poltica exterior por primera vez en muchos

    aos, pues durante casi todo el siglo XX la poltica exterior de Nicaragua haba sidola de EEUU, como enfatiza Miguel DEscoto, ministro del Exterior sandinista:"Durante toda esa pesadilla de 70 aos, que comienza con la intervencinnorteamericana en 1909, Nicaragua no tuvo su propia poltica exterior..., todas lasdecisiones fundamentales eran tomadas en el departamento de Estado o en laembajada norteamericana en Managua"48.

    Esta pretensin absolutamente legtima -una poltica exterior propia- tena,contemplada desde el Washington republicano, unas implicaciones muy distintas alas de iniciativas concretas y parciales de otros pases latinoamericanos: era la

    poltica de un gobierno revolucionario, poda tener una dimensin ejemplificadorainconveniente para los intereses norteamericanos en Amrica Latina, recordaba laexperiencia de Cuba, y, sobre todo , era interpretada no como una polticaindependiente, sino como un nuevo alineamiento de un pas del continente americanocon la superpotencia rival, la URSS. Por tanto, tal poltica no iba a ser tolerada y nolo fue.

    II.3.Contexto del protagonismo internacional de la revolucinsandinista

    La revolucin sandinista y su poltica exterior se desarrollan en un contextointernacional que impacta decisivamente en el devenir de las mismas49. Ahora bien,como analizar en el captulo IV, la inadecuada conduccin de las polticas internases la otra referencia en la que tambin se encuentran explicaciones acerca de dicho

    47 Mary B. Vanderlaan,Revolution and Foreign Policy in Nicaragua, op. cit., p. 20.

    48 Miguel DEscoto, conferencia de prensa, Managua, 21 diciembre 1982. Citado en Instituto Histrico

    Centroamericano (IHCA), "Poltica exterior de Nicaragua: No Alineamiento",Envo, n 19, enero 1983, p. 7.49 En este sentido el caso nicaragense se ajusta al anlisis de Skocpol sobre la importancia crucial del contextointernacional para las revoluciones del Tercer Mundo: vase Theda Skocpol, Social Revolutions in the ModernWorld, Cambridge: Cambridge University Press, 1994, pp. 287-295.

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    devenir. La interrelacin de ambos fenmenos, aunque con un peso desigual por ladisparidad de fuerzas presentes en el conflicto nicaragense, conduce al resultadofinal del proceso revolucionario50.

    Con la revolucin sandinista Nicaragua por primera vez en su historia comienza atener una poltica exterior altamente activa y, despus de muchos aos, independientede la marcada por Washington. Esta ltima caracterstica parece lgica, en la medidaque el sandinismo, al romper la vinculacin con Estados Unidos, pone un grannfasis en fortalecer la conciencia nacional nicaragense, y en construir un pas quehaga respetar su soberana.

    Lo que se presenta como extraordinario es el alto grado de notoriedad yprotagonismo que esta pequea nacin centroamericana alcanza en los escenarios

    internacionales durante la dcada de los 80. Fenmeno cuya causa principal seencuentra en la propia existencia del hecho revolucionario nicaragense. Larevolucin, sobredimensionada como amenaza por el gobierno de Ronald Reagan,catapulta a Nicaragua al primer plano de la atencin internacional. Cuando larevolucin sea derrotada a principios de los 90, Nicaragua volver a la oscuridad enla que haba permanecido desde su independencia en el siglo XIX.

    El protagonismo internacional de Nicaragua en los aos 80 se ve propiciado pordos factores contradictorios y de muy distinto peso: uno, negativo y determinantetanto de la notoriedad internacional como del truncamiento del proceso

    revolucionario: la intervencin de los gobiernos estadounidenses en el marco de laagudizacin y final de la Guerra Fra; y otro, favorable a la revolucin nicaragense:la pequea pero creciente autonoma de Amrica Latina frente al relativodebilitamiento de la hegemona de Estados Unidos ofrece a la revolucin un espacioy una oportunidad para no ser aniquilada.

    II.3.1. Papel fundamental de la intervencin de Estados Unidosen la evolucin y derrota de la revolucin sandinista

    No puede analizarse la poltica exterior nicaragense sin valorar el peso decisivoque en ella tuvo la intervencin de Estados Unidos. La revolucin sandinista surge enun momento en que el establishment republicano liderado por Ronald Reagan hadecidido pasar a la contraofensiva de lo que considera intolerable expansionismosovitico en el Tercer Mundo, producindose, como consecuencia de ello, unreavivamiento de la Guerra Fra. Y la revolucin es derrotada en Nicaragua, cuandoel enfrentamiento entre el Este y el Oeste termina con "la rendicin incondicional"

    50 Se observa aqu lo que Wilhelmy denomina "interpenetracin o condicionamiento mutuo" al analizar la relacinentre polticas internas y polticas exteriores: vase Manfred Wilhelmy (ed.), Poltica Internacional: Enfoques yrealidades, Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1988, pp. 149-150.

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    de aquel51. Ambos momentos -y sobre todo el primero- impactan decisivamente en laexperiencia revolucionaria sandinista, en la medida que la principal potencia delsistema internacional pugna -hasta conseguirlo - por la recomposicin de lahomogeneidad de Centroamrica alterada con la victoria revolucionaria de 1979.

    La revolucin nicaragense es contemplada por los sectores republicanosconservadores, predominantes en la administracin Reagan, como una ms de lasvictorias comunistas en la arena internacional durante la segunda mitad de los 70. Enla Plataforma Republicana de 1980 se resalta que "las tiranas marxistas se expandenms rpidamente en todo el Tercer Mundo y en Amrica Latina", y que "a pesar delas claras seales de peligro que indicaban que la Unin Sovitica estaba utilizandoa Cuba, a Alemania Oriental y ahora a Nicaragua, tanto como a sus propias fuerzasmilitares para extender su poder en Africa, Asia y el hemisferio occidental, la

    Administracin (Carter) a menudo debilit a los gobiernos que estaban siendoatacados"52.

    Los conflictos a los que alude la Plataforma Republicana (Afganistn, Camboya,Etiopa)53, y otros como Mozambique, Angola, Grenada y Zimbabwe, adems de

    Nicaragua, se encuadran en lo que Halliday llam la Segunda Guerra Fra -y quedesde la perspectiva actual se pueden describir como las ltimas batallas de la GuerraFra en el Tercer Mundo-, en la que se enfrentan las dos superpotencias en la segundamitad de los 70 y en la primera de los ochenta."Desde mediados de los 70 -afirmaHalliday- el mundo presenci el inicio de una Segunda Guerra Fra, un periodo de

    hostilidad Este-Oeste y de atencin concentrada en este conflicto que fuecomparable en sus aspectos esenciales a la Primera Guerra Fra de 1946-1953"54.

    Los procesos revolucionarios desatados en Centroamerica y el Caribe provocan laalarma en Estados Unidos y resucitan el miedo al expansionismo sovietico-comunista en toda la regin, considerada histricamente el "patio trasero" y "lacuarta frontera" norteamericana. Los republicanos consideran que su Mare Nostrum -el Caribe- se ha convertido en un "mar rojo". Y ya en el gobierno con RonaldReagan, protagonizan una serie de sistemticos esfuerzos con el objetivo de revertir,

    ejemplarmente, la situacin.

    51 Es el concepto desarrollado por Halliday para explicar el fin de la Guerra Fra: vase Fred Halliday, "The End ofthe Cold War and International Relations: Some Analytic and Theoretical Conclusions", en Ken Booth, y SteveSmith (eds.), International Relations Theory Today, Cambridge, UK: Polity Press, 1995, p. 49. Un planteamientosimilar es el realizado por Jochen Hippler,Pax Americana?: Hegemony o Decline, London: Pluto Press, 1994, p.45.

    52P. Republicano,"Seleccin de la Plataforma del Partido Republicano", Cuadernos Semestrales, n 9, op. cit., pp.273 y 277.

    53Ibid., p.27854 Fred Halliday, Gnesis de la Segunda Guerra Fra, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1989, p. 21.

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    Sustentando esta poltica de reaccin se encuentran los tericosultraconservadores de la derecha norteamericana, que terminarn copando algunos delos principales puestos en la poltica exterior de Estados Unidos."Las polticasnorteamericanas, afirma Jeanne Kirkpatrick, no slo han resultado ineptas para

    encarar la expansin sovietico-cubana en el rea, sino que han contribuido a surecrudecimiento,.a la desestabilizacin de gobiernos amigos, a la difusin de lainfluencia cubana y al declive del poder norteamericano en la regin. De ah queuna de nuestras tareas ms urgentes sea criticar y revisar el enfoquenorteamericano hacia Amrica Latina y el Caribe"55.

    Es la misma tesis central sostenida por Roger W. Fontaine, Gordon Summer yotros autores en el primer informe del Comit de Santa Fe, que influy enormementeen la poltica exterior del presidente Reagan: "El continente americano se encuentra

    bajo ataque. Amrica Latina, la compaera y aliada tradicional de Estados Unidos,est siendo penetrada por el poder sovitico. La Cuenca del Caribe est pobladapor satlites soviticos y delimitada por estados socialistas"56. La conclusin obviade tales premisas no poda ser otra que la puesta en marcha de una polticaintervencionista: pasar a la contraofensiva para recuperar las posiciones perdidas57.

    As lo recoge la Plataforma Republicana citada: "Los republicanos reconocemosla importancia de nuestras relaciones en este hemisferio y nos comprometemos auna nueva y vigorosa poltica por parte de Estados Unidos en el continenteamericano. Mantendremos firme nuestra posicin junto a aquellos pases que buscan

    desarrollar sus sociedades, al tiempo que combaten la subversin y la violenciaexportadas por Cuba y Mosc. Retornarenos al principio fundamental de tratar a unamigo como tal y a los autoproclamados enemigos como tales, sin disculpas.

    Dejaremos claro a la Unin Sovitica y a Cuba que la subversin y el incremento enlas fuerzas militares ofensivas son inaceptables "58.

    La intervencin norteamericana influye en los ritmos y rumbos de la polticaexterior del gobierno sandinista, y lo que es ms importante, consigue paralizar

    primero y revertir ms tarde la revolucin nicaragense. Es el factor decisivo que

    conduce a la derrota sandinista.

    55 Jeanne J. Kirkpatrick, Dictatorships and Double Standards, New York: The American InterpriseInstitute/Simon & Schuster,1982, pp. 54-55 .

    56 Comit de Santa Fe (L. F.Bouchey, R.W.Fontaine, D.C.Jordan,G.Summer, L.Tabs), "Las relacionesinteramericanas: escudo de la seguridad del nuevo mundo y espada de la proyeccin del poder global de EstadosUnidos", Cuadernos Semestrales, n 9, op. cit., p. 181. Durante la administracin Reagan, Roger W. Fontaine fuenombrado asesor del National Security Council (NSC), y Gordon Summer, general retirado, fue designado comoasesor del vicesecretario para Asuntos Interamericanos, Thomas Enders.

    57 G. Pope Atkins,Latin America in the International Political System, Boulder: Westview Press, 3 edicin, 1995,